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Dicen que el poder envilece a las personas. Ese no fue un caso distinto para los
conquistadores del Imperio Incaico. La desigual repartición de las gobernaciones generó
entre los principales líderes un descontento que los llevó a enfrentarse hasta morir. A
continuación un video corto donde nos exponen las principales causas que promovieron
estos enfrentamientos y la caída de la primera forma de gobierno en el Perú Dependiente.
El trabajo de Ustedes consistirá en identificar las principales causas que promovieron la
guerra civil entre pizarristas y almagristas, describiéndolas en este blog; además, deberán
elaborar una línea de tiempo con datos relevantes que presentarán en su cuaderno entre la
semana del 14 al 16 de octubre.
Resistencia Incaica Y Guerras Civiles Entre Españoles
RESISTENCIA INCAICA
MARCO INTRODUCTORIO
La reacción inicial de la masa indígena frente a la llegada de los invasores
hispanos fue de sorpresa y desconcierto. Tanto la élite inca, como las masas
indígenas quedaron sorprendidas ante la irrupción repentina de Pizarro y
compañía. Embaucados luego por el discurso providencialista de Pizarro, una gran
cantidad de pueblos anexados por los Incas vieron en éstos a emisarios
celestiales y/o divinos llegados de las aguas con el propósito de devolverles su
libertad y restaurar su antigua autonomía preincaica.
Pizarro, astuto político, supo sacar provecho de esta coyuntura, pactando alianzas
con los Curacas de estas naciones, abiertamente enemigas de los Incas,
prometiendo liberarlas del yugo quechua y restituirles sus antiguos privilegios
perdidos por la invasión incaica. Entre las más conspicuas colaboradoras de
Pizarro, tendríamos que mencionar sin lugar a dudas, a los Huancas en primer
lugar, Chachapoyas, Cañaris, Yungas, entre otras.
Simultáneamente, la política maquiavélica de Pizarro lo impulsó a intervenir
abiertamente en las pugnas intestinas que socavaban a la élite incaica, tomando
partido por la facción huascarista, prometiendo restituir en el poder a la legítima
dinastía cusqueña, ganándose de este modo la plena adhesión de estos en su
lucha fraticida contra los partidarios de Atawalpa, que poco después de la muerte
de éste enarbolarán las banderas de la resistencia en contra del invasor.
Por desgracia, la denodada resistencia de los más notables generales
atawalpistas: Rumiñahui, Challcochimac y el Apo Quizquis, sucumbieron en una
brava y tenaz, aunque inútil y vana resistencia, debido, entre otros, a dos factores
gravitantes que, fueron aprovechadas magistralmente por Pizarro: 1. El
colaboracionismo de las naciones sometidas al Imperio y, 2. La decidida
adhesión de la nobleza cuzqueña personificada en la notable figura de Manco
Inca, quien, en un principio fue aliado incondicional de Pizarro, hasta el punto que
el caudillo español lo llega a designar inca, en un gesto de aparente justicia a la
causa cusqueña, pero que, en el fondo, no era sino la estrategia política de Pizarro
para tomar posesión de la capital Imperial y posesionarse definitivamente de los
territorios del destrozado Imperio de los Incas.
Una vez en el Cusco, liquidados los últimos remanentes de la resistencia
antiespañola, y eliminado todo rastro de oposición atawalpista, Pizarro y sus
huestes desenmascarán su verdadera naturaleza pérfida e inmoral, al saquear y
profanar el templo sagrado del Sol, al ultrajar a las nustas y acllas cusqueñas, al
entregarse sin rubor a lo más despiadado del pillaje y el vilipendio.
Frente a esta situación, Manco, el otrora dócil y leal Inca, se sublevará y se pondrá
al frente de una rebelión que pondrá en jaque a los hispanos y que constituye una
de las epopeyas más gloriosas de resistencia que nuestro pueblo le opuso al
invasor español. Resistencia que, a pesar de la repentina muerte del joven caudillo
en sus dominios de Vilcacamba, será proseguida por sus descendientes, los
célebres Incas de Vilcabamba, quienes mantendrán prendida la llama de la
resistencia hasta 1572, en que será apagada por causa de la traición y la salvaje
represión del Virrey Francisco de Toledo, “ajusticiando” vilmente al último Inca de
la gloriosa dinastía rebelde, Túpac Amaru I.
ANTECEDENTES
Las guerras civiles entre los invasores, estallaron a los pocos años de la caída del
tahuantinsuyo. Estas guerras se pueden dividir en dos etapas: la primera, en la cual se
enfrentan pizarristas contra almagristas por la disputa del poder y la posesión de las tierras
recién invadidas. La segunda etapa está marcada por las rebeliones de los invasores
españoles contra los intentos de la corona española por imponer su autoridad en América.
PRIMERA ETAPA
El Rey de España Carlos I estableció las gobernaciones como sistema de gobierno para las
colonias, entregándolas a los propios conquistadores, así los principales líderes de la
conquista recibieron del Rey: La Gobernación de Nueva Castilla; la cual se ubicó en el Perú
y fue concedida a Francisco Pizarro por la Capitulación de Toledo 1529 y La Gobernación
de Nueva Toledo; se ubicó en chile y fue concedida a Diego de Almagro por Ordenanza
Real 1534, luego que éste reclamó por los escasos beneficios obtenidos en la Capitulación
de Toledo. Sin embargo el Rey no había definido a quien correspondería el Cuzco, pues
esta ciudad se ubicaba justo en el límite de ambas gobernaciones. Esta fue la causa
fundamental de la guerra, cuyo antecedente remoto lo encontramos en el resentimiento de
Almagro hacia Pizarro generado después de la inequidad en el reparto de honores y metales
que tuvo lugar con la Capitulación de Toledo (1529).
GUERRA DE LAS FRONTERAS (1537-1538):
Almagro luego de haber realizado una expedición hacia su gobernación en 1535 se percató
que el territorio era muy escaso en riquezas y que la población indígena, liderada por
caciques como Lautaro o Colo Colo, era extremadamente belicosa frente a la presencia de
los europeos. Ante una situación adversa, el viejo manchego sintió que nuevamente había
sido objeto de un engaño por Pizarro; es así, que tras el fracaso de Chile, Almagro intentó
resarcirse capturando el Cuzco. Las fuerzas pizarristas ubicadas en el sur andino, dirigidas
por Alonso de Alvarado, intentaron reaccionar a la agresión almagrista, pero terminaron
siendo derrotados en la Batalla de Abancay (12 de Julio de 1537) por el almagrista Rodrigo
de Ordoñez. Francisco Pizarro que se encontraba en Lima, al enterarse de lo que sucedía en
el sur de su gobernación decidió buscar una solución pacífica al conflicto. Así se van a
producir las conversaciones de Mala y Lunahuana entre Francisco Pizarro y Diego de
Almagro . Los dos más importantes líderes de la invasión española acordaron designar al
abogado Francisco de Bobadilla como árbitro para que decidiera sobre la suerte del Cuzco.
El fallo de Bobadilla resultó favorecer a los Pizarro, fue entonces que Francisco, en muestra
de buena voluntad, decidió que Almagro mantuviese el Cuzco hasta que el Rey decidiese lo
definitivo. Mientras esto sucedía, Hernando Pizarro lograba escapar de su prisión en el
Cuzco y agrupó a las fuerzas pizarristas en el sur andino para enfrentarse a las fuerzas de
Diego de Almagro. Los pizarristas derrotaron al almagrista Rodrigo de Ordoñez en la
Batalla de Huaytará y luego de algunos días nuevamente vencen a las fuerzas almagristas
en la Batalla de las Salinas (6 de abril de 1538); luego de la batalla Almagro fue apresado
por Hernando Pizarro y llevado al Cuzco en donde fue sometido a juicio sumario y
condenado a muerte, sentencia que se cumplió el día 8 de julio de 1538. Luego de la
ejecución, el cuerpo de Almagro fue sepultado en la iglesia La Merced del Cuzco.
SEGUNDA ETAPA
LA REBELION DE GONZALO PIZARRO (1546-1548)
Se rebeló contra el intento del Virrey Blasco Núñez de Vela por querer aplicar en el Perú la
Leyes Nuevas de 1542. El Virrey llegó al Perú en 1544 buscando someter a los
encomenderos bajo las leyes del Rey de España, sin embargo la actitud de los
encomenderos, dirigidos por Gonzalo Pizarro, fue de total rechazo a Núñez de Vela.
Finalmente en 1545, la Audiencia de Lima, ante la presión de los pizarristas, decidió
expulsar al Virrey y deportarlo a Panamá para que de ahí regrese a España. Pero ya estando
en pleno viaje rumbo a Panamá, Núñez de Vela decidió desembarcar en Guayaquil y desde
ahí avanzar hacia Quito, en donde procedió a armar un ejército para regresar al Perú. Al
enterarse de las acciones del Virrey, los encomenderos avanzaron hacia el norte a cerrarle
el paso, derrotándolo en la Batalla de Iñaquito el 18 de noviembre de 1546; luego del
enfrentamiento el Virrey fue capturado y decapitado.
Así, Gonzalo Pizarro fue proclamado gobernador del Perú y se declaró en franca rebeldía
contra la corona. Algunos de los más allegados colaboradores de Gonzalo Pizarro, como
Francisco de Carvajal, le Propusieron desposarse con una princesa incaica y así
proclamarse rey del Perú, de esta manera conseguirá ganarse el apoyo de las élites
indígenas y así poder enfrentar la contraofensiva de la Corona Española.
El Príncipe Felipe de España se hizo cargo de la situación en el Perú y decidió enviar al
Pacificador Pedro de la Gasca, el cual llegó previamente a Panamá en 1547 con la misión
de ofrecer indultos reales y premios para aquellos encomenderos que decidiesen traicionar a
Gonzalo Pizarro. El primero en levantarse contra Gonzalo Pizarro fue Diego Centeno,
quien cayó derrotado por Francisco de Carbajal en la Batalla de Huarina(1548).
La Gasca, con poderosos refuerzos y muchas deserciones de pizarristas desembarcó en
Tumbes, siguió el camino de Jauja y en Jaquijahuana (cerca del Cusco) en 1548, sorprendió
a Gonzalo Pîzarro. La acción no fue propiamente una batalla sino un desbande ante el cual
Carvajal se puso a cantar “estos mis caballicos maire, uno a uno se los lleva el aire”. Luego
Gonzalo Pizarro y Francisco de Carbajal fueron decapitados en el Cusco.
Derrotado Gonzalo Pizarro el pacificador Gonzalo Pizarro procedió a realizar el llamado
“reparto de huaynarima”, mediante el cual reparte premios entre todos aquellos que lo
habían apoyado a derrotar a los rebeldes pizarristas. Sin embargo, hubo muchos que no
llegaron a recibir ninguna recompensa por haber defendido la causa real.
CAUSA GENERAL: Discordancia entre los dos bandos por mayores riquezas y
poder.
1. Rivalidad entre Pizarro y Almagro, debido a que Pizarro había obtenido mayores
beneficios que Almagro en la capitulación de Toledo.
2. Entrega de las encomiendas más ricas por parte de Pizarro a sus hermanos:
Hernando, Juan, Gonzalo y Francisco Martín Alcántara (hermano uterino),
parientes, amigos y paisanos, marginando a Diego de Almagro y sus hombres.
3. Imprecisión entre los límites de ambas gobernaciones y disputa por la posesión del
Cuzco. Pizarro decía que ésta pertenecía a Nueva Castilla y Almagro a Nueva
Toledo. Esta disputa fue la causa inmediata del enfrentamiento entre los dos
conquistadores españoles.
LOS HECHOS:
jueves, agosto 18, 2011 Guerra de las encomiendas 1544 – 1548 No comments
Guerra de las encomiendas: 1544 – 1548
CAUSAS
Promulgación de las Nuevas Leyes de Indias de 1542 por el que se estipulaba entre
sus disposiciones más importantes:
Creación del Virreinato del Perú y fin de las antiguas gobernaciones de Nueva
Castilla y Nueva Toledo
PRINCIPALES HECHOS:
Estas suprimían la perpetuidad de las encomiendas, como mecanismo de defensa del indio,
las cuales quedaron reducidas por una sola vida, es decir, iban a estar en propiedad del
encomendero solo hasta su muerte, luego de lo cual pasaría a manos del Estado. Esto causó
el malestar de los conquistadores encomenderos, provocando una reacción hostil a las
medidas decretadas, lo que conllevará más tarde a una de las guerras civiles más terribles
producidas en tierras coloniales. La guerra de las encomiendas fue de carácter
sudamericano. La corona quería centralizar y robustecer su poder, en tanto los
conquistadores que querían mantener la perpetuidad de sus encomiendas, lo cual se
constituía en una peligrosa amenaza para los proyectos centralistas de la monarquía.
Al frente del movimiento rebelde se puso Gonzalo Pizarro, el cual era un poderoso y rico
encomendero del Cusco y Charcas. EL Cabildo del Cusco lo proclamó Capitán General y
Justicia Mayor del Perú. Apoyado por Pedro de Hinojosa, almirante de su flota recién
creada y de Francisco de Carvajal, el “demonio de los andes”, organizó uno de los ejércitos
más poderosos que tenía como propósito evitar la aplicación de las nuevas leyes de indias.
En Mayo de 1544 llegó a Lima el primer Virrey del Perú Blasco Núñez de Vela. Hombre
violento e intransigente, vino a aplicar inflexiblemente las “Leyes nuevas”. La Real
Audiencia en tanto, buscaba negociar con los encomenderos la aplicación gradual de dichas
leyes; por ello, ante la intransigencia del Virrey opta por destituirlo el 16 de Octubre de
1544, en lo que se considera el primer golpe de estado virreinal, deportándolo
inmediatamente a Panamá.
Ante esta situación, la Corona envía al Pacificador Fray Pedro de la Gasca en calidad de
Presidente de la Real Audiencia de Lima. Hombre sereno y prudente, trató de debilitar la
unidad de los encomenderos proclamando desde Panamá un decreto de Amnistía para todos
aquellos que desearán volver al bando real. Además señaló su decisión de dejar sin efecto la
aplicación de las nuevas leyes, proponiendo en cambio la repartición de nuevas
encomiendas a aquellos que desistiesen de seguir apoyando al rebelde Gonzalo. La
habilidad política de La Gasca rompió la unidad de los encomenderos, y, su estrategia
política no tardó en dar resultados, cuando la escuadra Pizarrista dirigida por Pedro de
Hinojosa se acogió al perdón real. Ya en Lima, consiguió el apoyo del jefe de los
Dominicos Fray Tomás de San Martín (fundador de San Marcos). Gonzalo Pizarro cada vez
se iba quedando solo.
Luego, el encomendero y Capitán Diego Centeno haría lo mismo a la vez que se levantaba
en el sur contra el que había sido su líder. El encargado de reprimir el levantamiento de
Centeno fue el lugarteniente de Pizarro, Francisco de Carvajal, famoso por su crueldad,
conocido como “el demonio de los andes”. El enfrentamiento se produjo en Huarina, el 20
de octubre de 1547, resultando vencedor Carvajal, pero sin lograr capturar a Centeno, que
consiguió escapar.
A fines de 1547 La Gasca reune un poderoso ejército en Jauja y con el apoyo de Sebastián
de Benalcázar y Pedro de Valdivia marcharon en busca de Gonzalo Pizarro que se hallaba
en el sur. El 9 de abril de 1548 las fuerzas de ambos bandos se reunieron en Jaquijahuana
(Cusco). Lejos de ser una batalla, en Jaquijahuana se produjo una vergonzosa y cobarde
deserción de los soldados pizarristas a favor de La Gasca. Capturado Pizarro, fue sometido
a un juicio sumario por un Consejo de Guerra que lo sentenció a morir decapitado. El
demonio de los andes, uno de los pocos que permaneció leales a Pizarro también fue
ajusticiado en el campo de batalla, terminando sus días descuartizado.
En mayo de 1544. Llegó al Perú en su remplazo, el virrey Blasco Núñez de Vela, quien a
toda costa se propuso hacer cumplir las Nuevas Leyes; entonces se desencadenó la mayor
rebelión de los encomenderos, bajo la dirección de Gonzalo Pizarro y del captan Francisco
de Carbajal, llamados el Demonio de los Andes.
Hechos
4. Ante esta rebelión feudal de los encomenderos, el rey Carlos I ó V envío al cura
Pedro de la Gasa, con el título de Pacificador y Gobernador.
La gasca inicio, en Panamá, los planes para arrebatar a Gonzalo Pizarro todo apoyo,
Empezó con la flota del Mar del Sur a la cual incorporó al bando real, bajo el mando
de Pedro de Hinojosa. Luego envío a Lima un comisionado, Aldana, para proclamar
la ordenanza de conciliación y arrepentimiento. El propósito era lograr la deserción
de los allegados de Gonzalo Pizarro, y unirse al Pacificador La Gasca.
El virreinato del Perú estaba dividido en varias circunscripciones y contaba, en una primera época,
con cinco audiencias (Lima, Charcas, Cuzco, Quito y Santafé) y dos capitanías (Venezuela y Chile).
De esta forma, la audiencia de Quito cubría aproximadamente los territorios que hoy
corresponden a Ecuador; las de Lima y Cuzco al Perú; y la Audiencia de Charcas a Bolivia.
Durante el siglo XVIII, las reformas ilustradas seccionaron el virreinato del Perú en tres: Virreinato
de la Nueva Granada (1717 y 1739), que comprendía a los actuales territorios de Venezuela,
Colombia y Panamá; Virreinato del Rio de la Plata (1776), que comprendía los actuales territorios
de Chile, Argentina y Bolivia, y Virreinato del Perú que fundamentalmente ocupaba los actuales
territorios del Perú y Ecuador.
Desde finales del siglo XVII y hasta el momento de la independencia, el centro político económico
y demográfico del gobierno español se trasladó a Nueva España pero, a pesar del fraccionamiento
del antiguo virreinato del Perú, estos territorios fueron siempre objeto de atención prioritaria por
parte de la Corona española, que encontró en ellos los más firmes apoyos durante el proceso de
independencia.
l Virreinato de Nueva España fue una entidad territorial, integrante del Imperio
español en América. Fue creado tras la conquista de los pueblos indígenas que ocupaban el
territorio; La Nueva España fue el primer virreinato erigido, y por lo tanto, donde se puso en
práctica el modelo español de gobernación.
El virrey, únicamente obedecía las órdenes del rey de España. Ejecutaba las leyes promulgadas en
la metrópoli y se encargaba de vigilar los negocios del Estado.
Era nombrado y removido libremente por el rey, cuando el soberano quisiera podría destituir al
virrey, como una medida preventiva, el gobierno de España estableció un complicado sistema de
burocratismo para hacer engorroso cualquier trámite que pusiera en peligro los intereses de la
Corona,
Desde principios del siglo XIX, el virreinato cayó en crisis, agravada por la Guerra de la
independencia española, y su consecuencia directa en el virreinato, la crisis política de 1808, que
acabó con el gobierno de José de Iturrigaray y más adelante dio pie a la Conjura de Valladolid, y
la conspiración de Querétaro. Esta última, fue el antecedente directo de la guerra de
independencia mexicana, la que, al concluir en 1821, desintegró el virreinato y generó el Imperio
Mexicano a la coronación deAgustín de Iturbide.
Indice
1. Introducción
2. Conquista y creación del virreinato
3. Organización del virreinato
4. Aculturación y resistencia indígena
5. Economía
6. Arte y arquitectura
1. Introducción
Virreinato del Perú, entidad político-administrativa establecida por España en 1542, durante
su periodo colonial de dominio americano, que, en su máxima extensión, incluyó los
actuales territorios de Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú, así como los de Chile y
Argentina, pero que, a lo largo del siglo XVIII, y hasta la independencia de esas zonas
respecto del poder español, apenas comprendía poco más de lo que hoy en día es Perú.
El reparto de las tierras y de los indios llevado a cabo entre los conquistadores por el
sistema de las encomiendas, y la supresión legal de éstas con la promulgación de las Leyes
Nuevas en 1542, mantuvo abierto el enfrentamiento con el poder real, representado por el
segundo gobernador Cristóbal Vaca de Castro y por el primer virrey Blasco Núñez Vela, el
cual murió en 1546, en lucha con los partidarios de la encomienda, quienes se hallaban
dirigidos por Gonzalo Pizarro, que se consideraba heredero de su hermano Francisco. El
presidente de la audiencia de Lima y tercer gobernador Pedro de La Gasca consiguió la
pacificación del territorio peruano, atrayendo al bando oficial a la mayor parte de los
insurrectos y apresando, en 1548, al hermano de Pizarro, en la batalla de Xaquixahuana.
Virreinato del Perú, entidad político-administrativa establecida por España en 1542, durante su
periodo colonial de dominio americano, que, en su máxima extensión, incluyó los actuales
territorios de Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú, así como los de Chile y Argentina, pero que, a lo
largo del siglo XVIII, y hasta la independencia de esas zonas respecto del poder español, apenas
comprendía poco más de lo que hoy en día es Perú.
2. Conquista y creación del virreinato
Con la entrada de los españoles en la ciudad de Cuzco en 1534, concluyó la conquista militar del
Perú, llevada a cabo por Francisco Pizarro, y dio comienzo el desarrollo del asentamiento colonial
en el área dominada hasta ese momento por el Imperio inca o Tahuantinsuyo que, a partir de
1542, entró a formar parte del virreinato de la Nueva Castilla, conocido más tarde como virreinato
del Perú, y que estableció su capital en Lima, fundada en 1535. Su demarcación incluyó con
el tiempo el espacio comprendido entre Panamá y Chile, de norte a sur, a excepción de la
actual Venezuela, y, hacia el este, hasta Argentina, con la excepción de Brasil, que pertenecía al
dominio portugués. El periodo transcurrido desde 1534 hasta 1544 estuvo presidido por los
enfrentamientos entre los partidarios de Francisco Pizarro y Diego de Almagro, los dos socios que
se habían unido en 1524, junto a Hernando de Luque, para llevar a cabo una expedición en busca
de las tierras del Virú o Birú (Perú), de las que llegaban noticias que hablaban de la existencia de
grandes riquezas. El nombramiento de Pizarro como primer gobernador y el desigual reparto de
los beneficios en la concesión de tierras y títulos entre ambos socios fue una fuente permanente
de luchas, conocidas como ‘guerras civiles’, que continuaron tras la... [continua]