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Sobre las bases bíblicas del


aniquilacionismo
Por Juan Paulo Martínez Menchaca

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Contenido
Introducción ...................................................................................................................................... 1
I. El uso arbitrario de las palabras ............................................................................................. 2
A. Los versículos en Juan ......................................................................................................... 2
B. Génesis 3 ................................................................................................................................ 3
C. Lo eterno no es eterno ......................................................................................................... 3
D. Romanos 2.7...................................................................................................................... 4
E. Apocalipsis 20:10-14 ........................................................................................................... 4
F. Romanos 8:21; 2 Co.5.17 .................................................................................................... 5
G. 2 Tesalonicenses 1. 9 ............................................................................................................ 5
H. Rico y Lázaro ..................................................................................................................... 6
II. Literalismo aniquilacionista ............................................................................................... 6
Destrucción es aniquilación ........................................................................................................ 6
Conclusión: El aniquilacionismo como bendición de los pesimistas y suicidas. ................. 7

Introducción

La última ocasión, en el artículo Aniquilacionistas: los nuevos legisladores


de moralidad universal, tratamos el tema del aniquilacionismo desde las
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objeciones sentimentales y derecho-humanistas que este erige contra el testimonio


bíblico del castigo eterno.

En esta ocasión vamos a abordar el fundamento bíblico que dice tener la


doctrina de la inmortalidad condicional y aniquilacionista.

Pero antes debo indicar que si me he detenido a escribir y hablar sobre el


tema es porque hay aniquilacionistas y condicionalistas (en adelante AyC) que
están enseñando a la iglesia latinoamericana por medio de las redes sociales una
especie de escatología y antropología neorusseliana peligrosa para la fe cristiana,
como expliqué en el artículo pasado.

Al parecer ha ocurrido lo que ya es casi una ley en los medios cristianos: una
persona ve crecer su audiencia cristiana exponencialmente mientras enseña dentro
de la ortodoxia en general, para después ir renunciando a los postulados
fundamentales o tradicionales (como también les dicen), poco a poco, afectando
con ello la mentalidad de cientos o miles de cristianos incautos.

Para elaborar este tema me he detenido a escuchar el caso del condicionalismo


que hace Miguel Rodriguez Rivera (persona dedicada al movimiento Rethinking
Hell que busca propagar estas doctrinas entre el pueblo de habla hispana) que a
decir del molinista y aniquilacionista neorusseliano de Edgar Pacheco presenta la
mejor exégesis y análisis adecuado y suficiente para comprobar bíblicamente que
estas teorías son buenas y correctas.

I. El uso arbitrario de las palabras

Los AyC leen las palabras muerte, destrucción y perecer arbitrariamente. Esto
significa que en los casos que lo consideran necesario la entienden y enseñan como
sinónimo de aniquilación (que algo deja de existir por completo).

A. Los versículos en Juan

En seguida ilustraré el cómo ocurre esta lectura con algunos ejemplos:

 Juan 3.16: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, [NO SEA ANIQUILADO],
mas tenga vida eternal
 Juan 3.36: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer
en el Hijo [SERÁ ANIQUILADO], sino que la ira de Dios está sobre él.
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 Juan 5.24: De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que
me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de
[ANIQUILACIÓN FUTURA] a vida.
 Juan 5.29: y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas
los que hicieron lo malo, a resurrección de [ANIQUILACIÓN].
 Juan 6.40: Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que
ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eternal [Y NO SEA ANIQUILADO]; y yo
le resucitaré en el día postrero.

No obstante, como anota Berkhof: “la idea bíblica de la muerte no tiene nada
en común con la aniquilación” (véase su Teología Sistemática). La única forma de
que las palabras bíblicas que omití arriba signifiquen aniquilación es hacer una
lectura parecida a la que realizó Elena G. White y compañía, así como los
arnobianos y socinianos, todos ellos considerados herejes en la historia de la
Iglesia.

B. Génesis 3

Cuando los AyC leen pasajes como Génesis 3 donde se habla de los efectos
de la sentencia de muerte de parte de Dios (cfr. Gn.2:16-17) a Adán y Eva por su
desobediencia, consideran que “muerte” no se refiere a muerte espiritual sino a
“muerte ordinaria”. Pero esta es la mitad de la verdad. Afirmar que Adán y Eva no
sufrieron una separación o muerte espiritual es leer el texto, insistimos, de forma
arbitraria. No se comprenderían bien pasajes como Ro.6.23 que dicen que “la paga
del pecado es muerte” o Efesios 2.1 que revela que estábamos “muertos en vuestros
delitos y pecados”. Leer aquí que “la paga del pecado es la ANIQUILACIÓN” y que
“estábamos ANIQUILADOS en nuestros delitos y pecados” no tiene sentido.

Mucho menos tendría sentido la declaración del apóstol Pablo que indicó en
Romanos 5 que por el pecado de un solo hombre “entró la muerte” pero por Cristo
“reinó la vida”. Porque un ser aniquilado no existe más y no puede en él reinar la
vida postreramente. Tiene que significar muerte espiritual y también física.

C. Lo eterno no es eterno

Los AyC también leen la Biblia confundiendo los términos inmortalidad y


vida eterna. Por eso dicen que la inmortalidad es condicional a que tengamos fe en
Cristo, porque de otro modo seremos aniquilados. Pero esta elección sinónima
también es arbitraria. La vida eterna ciertamente está asociada con la inmortalidad
(Ro.2.7) pero la vida eterna como un don de Dios en Cristo no significa que los
malvados dejarán de existir. Esa es una especulación que no considera otros
pasajes como Eclesiastés 12.7 que dice que “el espíritu vuelve a Dios”, Mateo 25.46
que afirma que los malvados irán “al castigo eterno” o Romanos 2:8-10 que habla
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de “angustia y tribulación” en el tiempo y el espacio para los malvados que desde


luego, una aniquilación no lograría conseguir.

Pasajes como Mateo 25.26 que hablan de eternidad tanto del castigo como
de la vida con Dios tienen que ser arbitrariamente manejados por los AyC. Porque
deben afirmar por lado que “castigo eterno” en realidad no es eterno sino
aniquilación, mientras que “vida eterna” sí es algo que implica la inmortalidad
bienaventurada. Y aquí no hay contexto que se pueda invocar lícitamente.

D. Romanos 2.7

Pero los AyC se preguntan el porqué si el ser humano es ya inmortal ha de


buscar inmortalidad como dice el apóstol Pablo en Romanos 2.7. Empero, se puede
hacer la misma pregunta respecto de “la gloria y la honra”. Porque 2 Corintios 3.18
dice que “somos transformados de gloria en gloria”, y en 1 Samuel 2.30 Dios dice:
“Yo honraré a los que me honran…”. El cristiano ya camina de alguna manera en la
gloria de Dios y recibe su honra en el camino de la santidad. La búsqueda de la
realización plena de la inmortalidad, honra y gloria, de cualquier manera, sigue
siendo unos de nuestros más profundos anhelos como hijos de Dios.

E. Apocalipsis 20:10-14

Otro pasaje que enseña claramente la doctrina del castigo eterno está en
Apocalipsis 20:10-14. Dice la Sagrada Escritura que el diablo, la bestia y el falso
profeta “serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”. Los AyC
deben leer aquí otra cosa para no ver lo evidente. Pero se concentran en el versículo
14 que dice que “la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego” para tratar
de probar 1) que es lenguaje simbólico y 2) que si el Hades es el infierno (según se
hila tradicionalmente con la parábola del rico y Lázaro, en Lc.16:19 y ss.) entonces
el infierno es destruido en el lago de fuego.

Pero en primer lugar, el que sea lenguaje simbólico solo aumenta la


gravedad de su realidad, como ya expuse en el podcast El castigo eterno sí existe. Y
en segundo lugar, aquí las palabras “muerte y Hades” se refieren a lo mismo: por
un lado a la muerte física y por otro al lugar a donde van a los muertos según el
contexto del pasaje.

Hay que comprender que las palabras sheol y hades no significan lo mismo
en cada parte donde aparecen: A) Unas veces significa el estado de separación del
cuerpo y el alma. En este sentido se lee Mateo 16.18 y Apocalipsis 1.8. Es la idea de
la tumba o del reino de la muerte (cfr. el paralelismo en 1 Sam.2.6). B) Otras veces
se refieren al infierno como se lee en el Salmo 9.17 donde dice que “los malvados
serán trasladados al Seol”, y el Salmo 49:14 que indica que “son conducidos al
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Seol”. Proverbios 15.24 también dice que “El camino de la vida es hacia arriba al
entendido, Para apartarse de Seol abajo”. El versículo 11 dice que “el Abadón” está
delante de Jehová, o sea, el castigo eterno.

Entonces Apocalipsis 20.14 debe entenderse no como la aniquilación del


infierno sino como la terminación de cualquier proceso de corrupción y de muerte,
de todas aquellas cosas que se hayan opuesto a la vida de los redimidos. La
presencia de la descripción “lago de fuego”, que obra como símbolo de juicio
eterno, solo constata este punto.

F. Romanos 8:21; 2 Co.5.17

La Biblia dice que “la creación misma será libertada de la esclavitud de la


corrupción” (Ro.8.21) y que en Cristo “todas las cosas son hechas nuevas” (2
Co.5.17). Estos y otros pasajes similares, dicen los AyC que implican la
imposibilidad de que exista una “dualidad cielo-infierno” cuando todo sea hecho
nuevo. Porque de otra manera, piensan, entonces no sería todo nuevo sino cosas
viejas también.

Pero la expresión “todo nuevo” o “nueva creación” debe leerse en relación a


la esperanza de aquellos que han confiado en Cristo. Esto es ordinariamente cierto
aún en la vida cotidiana en donde una persona es “hecha nueva” por virtud de la
regeneración y sin embargo coexiste en un mundo caído. Desde luego, “en los
nuevos cielos y la nueva tierra” (Is.65.17) los redimidos no tendrán ningún ápice de
pecaminosidad sino que vivirán con Cristo en la eterna gloria, en la “Nueva
Jerusalén” libres de todo pecado, llanto, sufrimiento y corruptibilidad. Pero esas
cosas maravillosas y nuevas que Dios hará, ese “todo”, no está de ninguna manera
peleado con la existencia del tormento eterno en el infierno. En este punto, los AyC
necesariamente tienen que apelar al literalismo más craso para encerrar en una
palabra –“todo o toda”- el germen de su descalificación de la doctrina bíblica del
infierno.

G. 2 Tesalonicenses 1. 9

Otro pasaje que con absoluta contundencia habla del tormento eterno es 2 Tes.
1.9 en donde el apóstol Pablo afirma que los impíos “sufrirán pena de eterna
perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder”. Pero los
AyC inventaron que la expresión revelada “eterna perdición” no significa estar
perdido eternamente. Quiere decir, en su lugar, que el resultado final será la
aniquilación. Que “no se trata de un proceso”. Pero aquí nadie habla de un proceso.
El infierno de tormento eterno no es ningún proceso. La perdición eterna es el
juicio final sobre los que no se arrepintieron de sus pecados y por ello serán
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“excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder”. Forzar la lectura de


un pasaje tan perspicuo no hace sino enrarecer la lectura natural de la Biblia.

H. Rico y Lázaro

Los AyC señalan que “no se puede hacer una doctrina de las parábolas y de
Apocalipsis por la naturaleza de dichos escritos”. Esta conclusión es inexplicable
viniendo de personas que se han detenido a estudiar la Biblia por años. Porque no
existe en ninguna parte de las reglas de la sana hermenéutica y exégesis ninguna
clase de principio que prohíba o desanime a los exegetas a obtener conclusiones
doctrinales de parábolas y escritos apocalípticos. De hecho, cualquier comentario
bíblico de los evangelios ofrece una amplia gama de interpretaciones doctrinales de
esta clase textos.

Por si quedara duda, los mismos AyC obtienen su doctrina aniquilacionista


de la parábola del trigo y de la cizaña (Mt.13:24-30), según explica Rodríguez
Rivera en su exposición. Ellos insisten en que esta enseñanza fue crucial porque el
mismo Jesús expuso la enseñanza condicionalista neorusseliana. Afirman que
Mt.13.42 dice expresamente que los malvados (la cizaña) se “echarán en el horno
de fuego”. Leen aquí, arbitrariamente, que serán “ANIQUILADOS”; asumo que
porque la cizaña cuando es encendida por la lumbre se consume totalmente casi al
instante para dejar de existir (v.40). De nuevo el literalismo se deja ver en este
análisis de la Biblia.

La expresión “ser echado al horno de fuego” no significa ser aniquilado, esto


a la luz del tormento eterno que ya hemos visto que Jesús anuncia para los impíos
(Mt.25.26). También dice la Biblia que serán “echados a las tinieblas de afuera”
(Mt.8.12) y de una lectura literalista también se pudiera colegir que ese lugar
implica el estar sentado junto a una puerta ¡esperando que salga el sol!

II. Literalismo aniquilacionista

Destrucción es aniquilación

Los AyC, por otro lado, dicen que destrucción es aniquilación. Que “las
palabras significan lo que significan”. Pero aunque ya vimos que no operan de la
misma forma con los conceptos como “eternidad” “eterno” “para siempre” sin
mayor explicación, de todos modos servirá ilustrar el cómo en los pasajes bíblicos
no se puede entender la palabra como “aniquilación”.
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Oseas 4.6 dice: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento”. Esto
no significa que fue ANIQUILADO. Israel no dejó de existir. Que fue “destruido”
(RV60, LBLA, NVI, entre otras) significa que el juicio de Dios cayó sobre ellos por
haber rechazado la instrucción del Señor.

2 Pedro 3.6 dice: “por el cual el mundo de entonces pereció anegado en


agua”. Aquí “perecer” o “ser destruido”(LBLA) tampoco significa que el mundo fue
ANIQUILADO. Una vez que las aguas del diluvio (Gn.7:11 y ss.) bajaron la tierra
estaba allí con todos sus procesos en potencia listos para reanudar sus ciclos.

Esdras 4.15 indica que Jerusalén “fue destruida”. Aquí se refiere a la


destrucción llevada a cabo por Babilonia bajo las órdenes de Nabucodonosor en el
586 a.C. Sin embargo, para ese entonces la ciudad estaba siendo reedificada. El
concepto de ANIQUILACIÓN es totalmente inapropiado como sinónimo de
destrucción en este caso, porque algo que deja completamente de existir no puede
ser reedificado. Porque aniquilación no es que quedaron unos cimientos, unas
piedras, paredes o muros. Algunas memorias. Aniquilación es desaparición total.

Jeremías 4.20 dice: “Quebrantamiento sobre quebrantamiento es


anunciado; porque toda la tierra es destruida…” lo cual tampoco significa
ANIQUILACIÓN y que la tierra haya dejado de existir. El versículo 23 dice: “Miré
la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz”.
La tierra siguió en su lugar. Lo que ocurrió es que el juicio de Dios hizo que la
población mermara y fueran derribadas las edificaciones. Había incendios y caos.

Los ejemplos pudieran continuar. La Biblia no enseña por ninguna parte que
la creación de Dios será aniquilada. Cuando habla de destrucción es eso:
destrucción, juicio, ruina, asolamiento, llanto, sufrimiento y pena, y hasta odio,
entre otras cosas. Pero no aniquilación. Destrucción y eternidad, en esta tesitura,
no es algo incompatible.

Conclusión: El aniquilacionismo como bendición de los pesimistas y


suicidas.

En México hay una canción que dice: “No vale nada la vida. La vida no vale
nada. Comienza siempre llorando y así llorando se acaba. Allá en mi León
Guanajuato, La vida no vale nada”. Si por alguna razón en un mundo paralelo el
aniquilacionismo fuera verdad, esta doctrina sería toda una bendición por los
guanajuatenses. Porque al fin y al cabo, “la vida no vale nada”.

Espero que este aporte ayude al pueblo latinoamericano a no caer en los


errores de la lectura literalista de los AyC, por muy interesante e inteligente que
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suene lo que algunos enseñan por ahí. La comezón de oír es una mala señal.
Estemos atentos.

La Teología no es un mero ejercicio para elaborar pensamientos que le


parezcan lógicos al cristiano. La Teología es la ciencia más alta a la que puede
acceder el hombre porque es el estudio de Dios de acuerdo con su divina revelación
especial. No hay que confundir por tanto a la Teología con la Filosofía. Porque esta
se puede prestar para toda clase de razonamientos se integren o no con la
revelación. La Teología cristiana no es herramienta de “librepensadores” para
matar el tiempo. La Teología no te da una licencia para especular por sobre la
claridad de la Biblia y quedar impune delante de la Iglesia con un ensayo o tesis
bajo el brazo, atiborrados de frases, latinismos y adjetivos de poco uso popular, y
hacer como si nada hubiera pasado. Es instrumento para que las mentes
santificadas glorifiquen a Dios tal y como él ha querido ser conocido y glorificado
en su infalible, suficiente e inerrante Palabra.

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