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Huellas

Imagen de Oriente en la
poesía de Raúl Gómez Jattin
Por David Andrés Martínez Houghton

R
aúl Gómez Jattin (1945-1997) es probablemente
A pesar de ser uno de los poetas más uno de los poetas colombianos de mayor recono-
cimiento en las últimas décadas, debido en parte
importantes de la literatura colombiana a su carácter polémico y a su estilo poético inusual en
de los últimos treinta años, muchos el panorama cultural colombiano. Nacido en Cartage-
na al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Gómez Jat-
aspectos de la obra de Raúl Gómez Jattin tin pasó buena parte de su vida en la población de Ce-
reté, con excepción del periodo de formación universi-
siguen sin explorarse a fondo. En este taria en Bogotá. Son estas tres ciudades las que sirven
sentido, este artículo propone trazar de escenario para el desarrollo de una obra poética
que abarca casi una decena de libros, casi todos ellos
algunas posibles líneas de análisis que exponentes de una visión del mundo compleja en la
que se expresan la búsqueda y afirmación constantes
permitan dar cuenta de un aspecto de una identidad que por momentos parece disolverse
central en la obra del poeta: la presencia por el camino de la locura, la muerte o la soledad.

de la herencia sirio-libanesa y cómo esta Poeta escandaloso como pocos en la historia de la lite-
ratura colombiana, Gómez Jattin resume en su figura
hace parte de una búsqueda incesante y en su obra las contradicciones de una sociedad mo-
de identidad personal y literaria. ralista e ignorante que le negó siempre un lugar, con-
virtiéndolo en una especie de exiliado que encontró
en la muerte su distanciamiento final. Desde muchos
puntos de vista podría afirmarse que Gómez Jattin es
ante todo un poeta marginal que llega a esta posición
existencial y estética tanto por presión social como
por su constante extrañamiento respecto de los otros.
Su vida caótica y desenfrenada, así como su disciplina
inquebrantable (factor que ya de por sí significa una
especie de aislamiento en un país como Colombia) ha-
cen de él un artista que va convirtiendo la búsqueda

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de identidad en un problema fundamental de su obra.
En este sentido, se inscribe por fuerza en la tradición
inaugurada por Silva y continuada a mediados de si-
glo XX por Barba Jacob.
“Gómez Jattin resume en su figura
y en su obra las contradicciones de
Sin embargo, más allá de su figura excesiva y su com-
portamiento fácilmente asociado al decadentismo una sociedad moralista e ignorante
del siglo XIX, Gómez Jattin también pudo crear una que le negó siempre un lugar”
poesía vital en la que el paisaje y la cultura del Caribe
se mezclan con situaciones cotidianas de su vida, refe-
rencias librescas y toda clase de delirios, dando lugar
a una obra original y al tiempo representativa de ese
territorio al que dedicó sus más profundas visiones. parcela heredada a la fuerza por su padre. El poema
Se trata de un autor cuya obra consiste en buscarse a titulado “De lo que soy”, perteneciente a su libro Del
sí mismo en sus recuerdos, en el paisaje, en su acervo amor (1982-1987)1, permite rastrear esta actitud de exi-
cultural. Este rasgo lo expresa el poema “El Dios que lio interior, al tiempo que concluye con una afirma-
adora”, en el que nos da otras claves de interpretación ción de la poesía como único lugar posible:
de su obra, entre ellas el paisaje del Sinú, sus amigos,
su vida en la calle y en las clínicas: En este cuerpo
en el cual la vida ya anochece
Porque dormí siete meses en una mecedora vivo yo
y cinco en las aceras de una ciudad (…) Vientre blando y cabeza calva
Porque sé cultivar naranjos y vegetales Pocos dientes
aún en la canícula Y yo adentro
Porque tengo un compadre como un condenado
a quien le bauticé todos los hijos Estoy adentro y estoy enamorado
y el matrimonio y estoy viejo
Porque no soy bueno Descifro mi dolor con la poesía
de una manera conocida y el resultado es especialmente doloroso
Porque amo los pájaros y la lluvia voces que anuncian:
y su intemperie ahí vienen tus angustias
que me lava el alma. (2012, p. 3) voces quebradas: pasaron ya tus días

La poesía es la única compañera


Es evidente aquí la intención de definirse a partir de acostúmbrate a sus cuchillos
sus experiencias y recuerdos, como si solo plasmán- que es la única. (2012, p. 99)
dolos en un poema pudiera concretar su ser, que de
otro modo se le escapa. Al vivir experiencias como el Es difícil evadir una aproximación biográfica a su
fracaso de su vocación teatral, la muerte de su padre, poesía; no tanto por la extraña atracción que ejerce su
el rechazo de los habitantes de Cereté, las clínicas, el vida accidentada y oscura, más bien porque hizo de
infierno del bazuco, Gómez Jattin va depositando cada su obra un escenario para confrontarse y descubrirse
vez más de su ser en sus poemas, casi al punto de que como individuo y como artista. Siguiendo la afirma-
muchos lo toleran tan solo por esa supuesta geniali- ción de Carlos Mosiváis en el prólogo a la antología
dad que va revelando a medida que se aleja, pues su publicada por el Fondo de Cultura Económica en 2012:
comportamiento errático es cada vez más incontro- “En primera y última instancia su obra es el espacio
lable. Tal y como sucede con el personaje de El Perse- autobiográfico donde se unifican el personaje poético
guidor (Julio Cortázar, 1959), ese Johnny/Charlie inso- y la persona (…) no hay distancias significativas entre
portable y genial, desaforado y visionario, en Gómez el Yo de los poemas y el Yo de la realidad, enfrentado
Jattin se da también esa tensión en la que el artista se al acoso y la tragedia” (p. XV).
escinde con la persona, disolviéndola y alejándola de
la realidad. El único hogar posible para el poeta de Ce- Las circunstancias biográficas dan cuenta del largo
reté será su escritura, que empezará a componer en proceso que le llevó finalmente a descubrir la poesía
esa especie de exilio llamado Mozambique, pequeña como medio de expresión. A partir de algunos de sus

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testimonios, recogidos en la emisión especial que la Hay quien confía para la vida en el arte
emisora HJCK realizó para conmemorar diez años en la frialdad inteligente
de su muerte, es posible ver cómo Gómez Jattin, liga- de sus razonamientos
do inicialmente al teatro, supo desde muy temprano Yo voy de lágrima en lágrima prosternado
que el arte sería un catalizador para su temperamento acumulando sílabas dolorosas
extremadamente sensible, el mismo que lo haría sen- que no nieguen la risa
tirse distante de los otros, como si cargara un dolor que la reafirmen en su cierta posibilidad de
que se acrecentaba con el paso del tiempo. Luego de la descanso del alma
decepción que le causara el ambiente politizado de Bo- No de su letargo
gotá, el poeta regresa a Cereté para seguir afianzando Voy de hospital en cárcel
en conocidos inhóspitos como ellos
un proceso que, según él, venía gestando desde los 21
Almas con cara de hipodérmica
años, con el teatro como actividad subsidiaria (Jarami-
y lecho de caridad
llo Agudelo, 1997). En el poema “Ellos y mi ser anóni- Entregándole mi compañía
mo”, perteneciente a su libro Retratos, podemos ver de a cambio de un hueso infame de alimento.
nuevo este afán de definición: (2012, p. 68)
Es Raúl Gómez Jattin todos sus amigos
Y es Raúl Gómez ninguno cuando pasa
Su obra está lejos de ser el simple mostrador de sus
Cuando pasa todos son todos
Nadie soy yo Nadie soy yo angustias. En muchos de sus poemas, sobre todo en los
Por qué querrá esa gente mi persona que compuso en los primeros ochentas, es posible ver
Si Raúl no es nadie pienso yo un estilo elaborado, directo, breve pero contundente,
Si es mi vida una reunión de ellos especialmente en los versos finales de sus poemas.
que pasan por su centro y se llevan mi dolor Pese a las difíciles condiciones en las que escribió al-
Será porque los amo gunos de sus versos, es posible tener la imagen de un
Porque está repartido en ellos mi corazón poeta consciente de su labor, disciplinado e incluso
Así vive en ellos Raúl Gómez arrogante con su talento. A pesar de las frecuentes lec-
Llorando riendo y en veces sonriendo turas críticas que vinculan lo mejor de su obra a los
Siendo ellos y siendo a veces también yo. estados de locura, sus mejores versos expresan siem-
(2012, p. 40) pre la lucidez y exaltación vital que le permitieron
descifrar poéticamente la vida del Valle del Sinú, la
presencia del río, los atardeceres desde su hamaca de
Es importante mencionar aquí que, si bien Gómez Mozambique y la vida provinciana de Cereté. En pala-
Jattin buscaba su identidad a través de la poesía, su bras de Monsiváis (2012):
extrañeza respecto del mundo y, por ende, su descen-
tramiento se daba también por esa esquizofrenia cre- No obstante su fuerza, la leyenda de Gómez Jattin
ciente que nunca pudo superar y que tanto complicó no oscurece su poesía; en todo caso, se incorpora a
su consumo de drogas. la obra como emanación amarga y trágica, pero no,
nunca es más persuasiva que la belleza trágica de sus
Así mismo, la muerte de su padre y la definitiva rup- poemas, y esto es así porque si Raúl va al fondo de sus
tura con su madre a comienzos de los ochentas son emociones y jamás cede en la provocación, en la lite-
eventos que acrecientan el distanciamiento y que lo ratura no oculta nada, siempre mantiene el control
sumen definitivamente en esos dos lugares que serían expresivo, y al verterse va más allá de la confesión en
su morada por los siguientes quince años: sus poemas público. (p. XVIII)
y las clínicas psiquiátricas.
Contrario a otro prejuicio común, muchos comenta-
En el poema “Elogio de los alucinógenos”, el mismo ristas y críticos de su obra coinciden en que la poesía
Gómez Jattin expresa esta situación que marcaría esta de Gómez Jattin no es transgresora en el estricto sen-
época de su vida: tido de la palabra. Salvo algunos de sus poemas eró-
ticos, influidos sobre todo por Cavafis, el resto de su
obra mantiene un tono cercano a lo popular. En este
punto la influencia de Luis Carlos “El tuerto” López,
así como de las líricas del vallenato, fueron decisivas
para moldear su estilo cuidado pero comprensible. En

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leza. No le interesa tanto la elaboración formal sino la
contundencia de la expresión: “para mí, lo más impor-
tante en el poema es el sentido: lo que se quiere decir”,
afirmaría en cierta ocasión” (citado por Fiorillo, 2003,
p. 50). En este sentido, retomamos las palabras de Ja-
ramillo Escobar cuando afirma que “Gómez Jattin es
un juglar, un poeta popular. A mí me dice mucho. Nos
habla de cosas de aquí. Él no se aparta de las fuentes
populares” (citado por Fiorillo, 2003, p. 17).

Ahora bien, esa búsqueda incesante de identidad que


puede evidenciarse en los poemas de Gómez Jattin no
se expresa tan solo en las diversas manifestaciones
de extrañeza que el yo poético va dejando ver. En las
eventuales evocaciones del pasado sirio-libanés de su
madre hay un intento por definir una identidad que,
aunque elusiva, podría dar fin a esa alienación que
se percibe en su temperamento esquizofrénico. Este
último aspecto, el de esa ascendencia que comparte
con otros poetas y escritores como Giovanni Quessep
y Luis Fayad, se torna decisivo en su obra, ya que se
trata de uno de los tantos caminos mediante los cuales
Gómez Jattin intenta buscar un lugar dentro de una
tradición o una historia, al tiempo que es consciente
de que esos rumores de Oriente no son garantías para
la definición de su lugar en el mundo.

El pasado árabe de Gómez Jattin sirve como punto de


partida para la construcción de una identidad poética
Retrato de Raúl Gómez Jattin 2, tinta sobre que trata de encontrar qué tanto hay de sí mismo en
papel, de Elisa Estévez Chacín, 2017 un pasado imaginado, mas no por ello irreal. En los
poemas cuya temática oriental es evidente encontra-
mos claros indicios del lugar que Gómez Jattin daba
a su ascendencia sirio-libanesa en su identidad poéti-
ca, al tiempo que se relacionan con otros dos aspectos
“El pasado árabe de Gómez Jattin centrales de su obra: la imagen del Caribe (del Valle
del Sinú, específicamente) y el conflicto edípico con su
sirve como punto de partida para la madre. En primer lugar, y de forma general, estos poe-
mas, entre los que se destacan “Un fuego ebrio de las
construcción de una identidad poética montañas del Líbano”, “Abuela Oriental” y “Príncipe
que trata de encontrar qué tanto hay del Valle del Sinú”2, constituyen una elaboración poé-
tica que alude al proceso mediante el cual la colonia
de sí mismo en un pasado imaginado” sirio-libanesa y palestina se integra en la cultura y el
paisaje colombianos, introduciendo prácticas y for-
mas de vida que luego van a enriquecer la dinámica
cultural, social y económica del país. En suma, estas
los versos ya citados de “El Dios que adora” (“Porque alusiones poéticas de Gómez Jattin son manifestacio-
tengo un compadre / al que le bauticé todos los hijos y nes de un proceso transatlántico concreto que hoy en
el matrimonio”), así como otros poemas, como “Cereté día puede ser considerado de gran relevancia en la li-
de Córdoba” o “Qué te vas a acordar Isabel”, se revela teratura colombiana.
un autor que nutre su escritura con el habla común de
su pueblo. La ausencia total de puntuación nos sugiere
un poeta que corta el verso con el ritmo de la natura-

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Casi cien años después de haber iniciado el éxodo de
miles de árabes de origen sirio, libanés y palestino ha-
cia América, la presencia cultural de esta población en
los diferentes países del continente resulta innegable.
“Obligado por la madre a salir del
Desde la vida política, pasando por la industria y el co- lecho cereteano, el poeta busca su
mercio, hasta llegar a las diversas formas de creación
artística, los descendientes de estas colonias árabes reemplazo sin éxito, regresando a
que venían huyendo de la persecución del Imperio
otomano se han convertido en su mayoría en figuras
casa y entregándose a la escritura”
de primer orden en cada uno de sus lugares de llegada.

Colombia no era el principal destino de estos migran-


tes que preferían lugares más prometedores como
Argentina, Brasil o Estados Unidos. De esta forma, y
según lo menciona la investigadora Louise Fawcett Sus maneras la presencia de los antepasados
(1991), la visibilidad de los inmigrantes fue mayor en orientales fumando el hachís
un país poco acostumbrado a este tipo de fenómenos. Batiendo el aire con las pestañas negrísimas
Estos supuestos “turcos”, llamados así por sus pasa- con un fondo morado de ojeras de adicto
portes firmados por el Gobierno de ese país a pesar de ancestral
sus diversas procedencias, se fueron asimilando luego Tendido sobre un cojín
de una inicial resistencia, para convertirse en una de de seda verde pistacho
las comunidades más relevantes a nivel nacional, es- Sus alimentos las almendras,
pecialmente en la región del Caribe, puerta de entra- las aceitunas, el arroz
da de la migración en Colombia. Los versos finales de la carne cruda con cebolla y trigo
“Abuela Oriental” muestran esta asimilación: el pan ácimo
las uvas pasas, el ajonjolí, el coco,
con sus “mierda” en árabe y en español el yogur ácido. (2012, p. 98)
Con su soledad en esos dos idiomas
Y ese vago destello en su espalda
de alta espiga de Siria. (2012, p. 29) En una entrevista concedida a Harold Alvarado Teno-
rio en 1987 el poeta afirma que su abuelo Miguel Jattin
desembarcó en Cartagena el 14 de noviembre de 1900
Las primeras migraciones de estas poblaciones se re- procedente de Beirut, para ubicarse luego en la pobla-
gistran a partir de 1880, aunque el periodo de mayor ción de Lorica (Valle del río Sinú, hoy departamento de
movimiento se produce entre 1900 y 1920. Para 1945, Córdoba) con su esposa de origen sirio Catalina Safar.
año de nacimiento de Gómez Jattin, este proceso lleva Lola Jattin, su madre, nacería de este matrimonio en
dos o tres generaciones en la región, siendo aún muy 1908. Más adelante, en la misma entrevista, el poeta
visibles rasgos distintivos de los lugares de origen. precisa que una fuente importante de su educación
Es comprensible entonces que elementos culturales fue la comida de su madre y la historia que esta conta-
como la gastronomía, la indumentaria y el léxico de ba respecto a su pasado oriental:
sus ancestros hayan estado muy presentes en un poeta
que afirmaba de sí mismo: “Soy un poeta árabe como Desde muy niño me enseñó a comer y pulió en mí
Omar Khayam y el autor de las mil y una noches” (ci- una fuerte tendencia al placer. Era una gran cocinera
tado por Fiorillo, 2003, p. 35). En su poema “Príncipe de los alimentos de su raza y de su cultura. Se había
del Valle del Sinú”, Gómez Jattin evoca su ascendencia traído una cocina de las cercanías de Beirut. Así que
oriental a través de los elementos culinarios, tratando en casa los domingos había quibbe, pan ácimo, acei-
al tiempo de describir su yo en tercera persona: tunas, coco… (citado por Fiorillo, 2003, p. 37).

Como sus ojos tiene la noche de Damasco en Soad Louis Lakah, amiga personal del poeta, en su es-
ellos tudio titulado Los inmigrantes árabes en los Valles del
Su voz la del trueno diluida en el susurro de Sinú, San Jorge y otros destinos precisa algunos datos y
la brisa ubica la llegada del abuelo paterno, Miguel Jattin, al-
Su elegancia la del caballero del desierto rededor de 1912, atraído por la buena fortuna que su

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hermano Moisés estaba teniendo en la población de En ti circula un fuego ebrio de las montañas
Lorica con la venta de paños y otras telas importadas. del Líbano
Allí se casa y tienen sus primeros hijos, entre ellas a En mí vapores densos de tu delirio nublan
Lola, madre de Raúl. mi mediocre razón española.
(2012, p.4)
Desconociendo por entonces trabajos historiográficos
sobre el tema, el pasado árabe reconstruido por Raúl Producto de cierto episodio en el que fue enviado a vi-
está hecho de la materia de los relatos de su madre y su vir junto a su abuela, Gómez Jattin desarrolló una rela-
abuela, ambientados en parte por la gastronomía que ción compleja con su madre, moviéndose generalmen-
pobló su infancia, en parte por las tempranas lecturas te entre el reproche y la nostalgia teñida de admira-
de Las mil y una noches. Estas lecturas inspirarían el ción. Esta complejidad, sin embargo, no expresa más
poema “Sherezade” de su libro Hijos del Tiempo (1989). que la condición doble de su origen, al que rechaza y
Respecto a la influencia de este libro, el propio Gómez acoge como elemento de su identidad. Es claro que la
Jattin manifestaría “Cuando leí el primero [de los vo- época que vivió junto a su abuela en Cartagena, así
lúmenes de Las mil y una noches] pensé en ser escritor. como el abandono que el autor le endilga a su madre
Después, mi padre me sorprendió leyendo el segundo en “El Dios que adora” (“Porque mi madre me abando-
debajo de la cama y, por casualidad, pensó lo mismo” nó cuando precisamente / más la necesitaba”), son fac-
(citado por Fiorillo, 2003, p. 34). Con un trasfondo fa- tores que inciden en esta visión de lo árabe como fuen-
miliar que le hizo siempre consciente del pasado de su te de la rudeza que vivió en su crianza. “A esa mujer la
madre, Gómez Jattin estuvo rodeado de referencias cu- quise como a ninguna, pero a la hora del mal, también
linarias y simbólicas que, sumadas a las experiencias me abandonó (…) tener un hijo poeta fue demasiado
de crianza, le ayudaron a construir su propia visión de para la pobre Lola Jattin” (citado por Fiorillo, 2003,
ese Oriente que nunca conoció de primera mano pero p. 38). Más allá de estos recuerdos tormentosos están
que trató de inmortalizar en su obra. sus estimulantes experiencias con el tomo de Las mil
y una noches heredado por su padre o su infancia cere-
Un elemento definitivo en este asunto es el carácter teana junto a una madre que tanto amor le prodigó. Si
problemático de esa herencia, pues si bien era cons- bien fue su padre quien lo inició en el mundo de la lite-
ciente de su pasado, Gómez Jattin se consideraba a sí ratura y el arte, en el poema “Un fuego ebrio…” el autor
mismo como un árabe bastardo, tal y como lo refiere deja claro que la vitalidad de sus versos se la debe, al
Juan Gustavo Cobo Borda (2009) en su ensayo sobre menos en su imaginación, al “fuego” de su madre. Esa
la “Presencia árabe en las culturas latinoamericana y dualidad entre el rechazo y la afirmación se expresa
colombiana”. Al ser hijo del segundo matrimonio de en el poema “Abuela oriental”, donde el resentimiento
su madre, y presionado por los prejuicios sociales de se ve atenuado por la melancolía del recuerdo:
la época, el autor asume una posición de paria. Es esta
condición “bastarda” la que determina su visión doble A esa abuela ensoñada
de Oriente, pues evoca estos motivos con una alegría venida de Constantinopla
que emerge de un manto de tristezas y experiencias A esa mujer malvada
traumáticas. que me esquilmaba el pan
A ese monstruo mitológico
En palabras de Monsiváis (2012), de nuevo “lo vivido con un vientre crecido
y lo escrito se van integrando; la madre –acusada de como una calabaza gigante
adúltera– auspicia su sensibilidad ‘árabe’, otro espacio Yo la odié en mi niñez
de la otredad” (p. XIX). En el poema “Un fuego ebrio…”, Y sin embargo vuelve
el poeta atribuye las causas de su “fervor y su melan- en esta noche aciaga
colía” a la herencia de su madre, pero al tiempo expre- con algo de hermosura
sa un hondo conflicto edípico que será constante en Por algo se dice
que con el tiempo uno perdona casi todo
su obra:
Vuelve con sus cicatrices en el alma
Yo te sé de memoria Dama enlutada de fugada de un harén. (2012, p. 29)
Señora de mi noche Verdugo de mi día
En ti están las fuentes de mi melancolía
y del fervor de estos versos Se trata de una presencia contradictoria, conflictiva
pero que al final, en su síntesis, da como resultado un

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Obligado por la madre a salir del lecho cereteano, el
poeta sale a buscar su reemplazo sin éxito, regresan-
do a casa y entregándose a la escritura. Los rumores
“El poeta atribuye a su herencia árabe de Oriente se convierten en la atmósfera de su niñez
el fuego y la trasparencia, dos imágenes conflictiva y dividida. El pasado árabe de Raúl Gómez
no solo está relacionado con las figuras de su madre,
opuestas que se resuelven en su obra” su abuela y su conflicto edípico irresuelto, sin embar-
go, manifiesto en sus poemas. Otro de los aspectos que
el poeta vincula a su ascendencia árabe tiene que ver
con un rasgo de su estilo. Identificada también por
Monsiváis y Jaramillo Agudelo, cierta transparencia
motivo central y definitivo. Por medio de sus alusio- en la expresión se evidencia en la brevedad y contun-
nes a Oriente el autor trata de definirse poéticamente dencia de sus versos, que pocas veces dejan lugar a la
por cuenta de volver a su niñez, para regresar luego ambigüedad. En el poema “Salamandra para Octavio
impregnado de sus recuerdos y experiencias a hacerle Paz”, Gómez Jattin atribuye, tanto al poeta mexicano
frente a un mundo en el que no encaja. No es gratuito como a su madre, la transparencia de algunos de sus
que para Gómez Jattin la contradicción sea “una for- versos, dejando ver una perspectiva más serena res-
ma de movimiento dentro de la realidad. La manera pecto de su pasado:
en que la realidad se impulsa sobre sí misma. En un La transparencia oriental que asimismo mi
gesto que luce como negación (…) dos, tres, cuatro de madre y su vientre de Arabia habrían sem-
una misma realidad se contraponen, pero no se anu- brado en el hijo que se lanzó al vacío de la
lan sino que producen un fenómeno distinto” (Fiorillo, muerte apenas defendido por el amor de las
2003, p. 75). palabras. (2012, p. 48)

Según concepto del psiquiatra Óscar Ayola3, “El con-


flicto de Raúl nace de (…) la sobreprotección de sus pa- Es posible entender esta transparencia como la senci-
dres que (…) lo incapacitaron para materializar su áni- llez en la expresión, en la que el significado se muestra
mo y desarrollar habilidades con las que pudiese supe- de forma explícita. Cuando el poeta afirma que puede
rar el complejo de Edipo”. Los cuidados que requería “mendigar una camisa y se la dan” (2012, p. 3) o que
una enfermedad como el asma, sumados a ese conflic- tiene para su amigo “un corazón de mango del Sinú”,
to permanente del “adulterio” de su madre, marcaron su forma concisa y desenvuelta de decirlo no encubre
su niñez de forma radical. La presencia de lo familiar otra intención ni significado entre líneas. Sus fuertes
en su obra, especialmente de la figura de su madre, vínculos con el habla popular explican en parte que
da cuenta de la persistencia de este motivo. Un largo Raúl Gómez haya mantenido casi siempre esa fran-
poema, que apareció por primera vez publicado en la queza expresiva que lo llevó a hablar, de forma directa
investigación de Heriberto Fiorillo Arde Raúl, y que se y sencilla, de temas controversiales. Frente a este ras-
titula precisamente “Acerca de Edipo”, nos muestra go expresivo Monsiváis (2012) traza una relación con
hasta qué punto el propio autor era consciente de su el estilo de Luis Carlos “El Tuerto” López, una de las
paralelo con el mito griego. A continuación, los versos grandes influencias del autor: “A Gómez Jattin le se-
iniciales del poema: duce el poder de trasparencia del ideograma, y de allí
por ejemplo su gusto por la poesía de Luis Carlos Ló-
Su cuerpo bajo las sábanas blancas entreveo pez” (p. XXIV). De igual forma, Darío Jaramillo Agudelo
(2007) se refiere a este elemento cuando lo compara
Necesita quien lo ame y lo lleve con otros poetas de su tiempo:
Lejos de mí – tal vez –
Necesita unos brazos en torno de él De modo que Raúl ya era un señor de treinta y cinco
y unos labios amorosos y tiernos años cuando publicó su primer libro Poemas en 1980.
Lo mejor es que se vaya a estudiar Para ese momento, sus coetáneos todos ya habían
a otra ciudad y ame publicado al menos un libro de versos. Pero Poemas
aunque sea eso echarlo lejos de mi vientre alcanza a tener un toque de identidad, con un rase-
Yocasta ro común a su generación, y que lo incluye: un estilo
cuidado, unos poemas breves, irisados de imágenes

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transparentes, sin ninguna transgresión. (Especial Fiorillo, H. Arde Raúl. La terrible y asombrosa historia del poeta
emisora HJCK) Raúl Gómez Jattin. Bogotá, D.C.: Editorial Heriberto
Fiorillo, 2003.
Es posible que el conocimiento de los poemas de Li Po,
así como de los trabajos que Octavio Paz compuso du- Louis Lakah, S. Los inmigrantes Árabes en los Valles del Sinú,
rante su periplo por Oriente (Ladera Este, 1962-1968) le San Jorge y otros destinos. Bogotá, D.C.: Plaza & Janes /
hayan mostrado al poeta colombiano un camino en el Universidad de Córdoba, 2007.
que esa trasparencia era definitiva. Decir lo que se tie-
ne que decir, con franqueza y sencillez, es una actitud Gómez Jattin, R. Amanecer en el valle del Sinú, Antología poé-
artística que en el poema “Salamandra…” se vincula tica. Bogotá, D.C.: Fondo de Cultura Económica, 2012.
de inmediato a Oriente y por vía directa a la madre
del poeta. De forma paradójica, el poeta atribuye a su Gómez Jattin, R. Poesía 1980-1989. Bogotá, D.C.: Norma, 1995.
herencia árabe el fuego y la trasparencia, dos imáge-
nes opuestas que se resuelven en su obra, que se revela Jaramillo Agudelo, D. Raúl Gómez Jattin: El Transgresor Ino-
efervescente y contenida a un tiempo, rebelde y deli- cente. Revista Casa de Poesía Silva n° 11. Bogotá, D.C.:
cada, expresiva pero sencilla. 1997. Tomado de http://casadepoesiasilva.com/revis-
ta/revista-11/

Referencias
Notas
Alvarado Tenorio, Á. Conversando con Raúl Gómez Jattin,
1987. En: revista Arquitrave. Tomado de http://www. 1 Aun cuando se mencionan los libros de forma indepen-
arquitrave.com/poetas/Raul_Gomez_Jattin/Jattin_ diente, todos los poemas citados pertenecen a la antología
harold_alvarado_entrevista.htm poética publicada en 2012 por el Fondo de Cultura Econó-
mica, titulada Amanecer en el Valle del Sinú. De cualquier
Cobo Borda, G. Presencia árabe en las culturas latinoameri- modo, la publicación de los libros Retratos, Amanecer en
cana y colombiana. Texto leído en Beirut por el autor el Valle del Sinú y Del amor, sin duda lo mejor de su obra,
con motivo de la capital mundial del libro en 2009. se ha hecho siempre de manera simultánea, ya sea bajo el
Tomado de http://journal.poligran.edu.co/index. nombre Tríptico cereteano (Fundación Simón y Lola Gu-
php/poliantea/article/viewFile/234/214. berek, 1988), ya sea en el volumen Poesía (1980-1989),
publicado por Norma (1995).
Cobo Borda, G. Historia de la Poesía Colombiana, Siglo XX: De
José Asunción Silva a Raúl Gómez Jattin. Bogotá, D.C.: 2 Los dos primeros poemas correspondientes al libro Retra-
Villegas Editores, 2003. tos (1980-1986) y el tercero a Del Amor (1982-1987).

Especial radial de la emisora HJCK: 10 años del falle- 3 Psiquiatra del Hospital San Pablo de Cartagena en 1994.
cimiento de Raúl Gómez Jattin. Emitido el 5 de Testimonio recopilado en Arde Raúl de Heriberto Fiorillo
mayo de 2007. Tomado de http://www.hjck.com/ (2003, pp. 320-325).
personajes/10-anos-del-fallecimiento-de-raul-go-
mez-jattin/20070530/nota/433797.aspx

Fawcett de Posada, L. Libaneses, palestinos y sirios en Colom-


bia. Barranquilla (Colombia): CERES, Universidad
del Norte, 1991.

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