Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
INTRODUCCIÓN:
La doctrina de la salvación del alma abarca todo el evangelio y es precisamente la satisfacción del amor y la
justicia de Dios. En esta primera parte del estudio analizaremos las palabras técnicas de la doctrina de la
salvación eterna del alma.
I. LA PREDESTINACIÓN
Introducción:
La palabra predestinación es la elección que Dios hizo de cada ser humano para salvarlo desde antes de la
fundación del mundo.
D. Dios nos predestinó para adoptarnos sus hijos legítimos (Efesios 1:5b)
Conclusión y aplicación:
Existe una pregunta que se hace con mucha frecuencia: ¿Por qué, si Dios es amor, escogió a unos y a otros no?
Respuesta. Porque Dios es omnisapiente (Job 11:7; Isaías 46:9-10, 1 Juan 3:20) y por su presciencia (1
Pedro 1:2) Dios sabía de antemano quienes lo aceptarían y quienes “no”.
II. EL LLAMAMIENTO
Introducción:
“Invitar”, “clamar”, “gritar”; es la misma voz de Dios, invitando al hombre que todavía no ha recibido el don de
la salvación segura y eterna.
Conclusión:
El Señor dice en (Ap. 3:20), He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenare con él, y él conmigo.
III. LA REGENERACIÓN
Introducción:
La regeneración es la obra del Espíritu Santo por medio de la cual el ser humano nace otra vez: (Juan 1:12-13;
3:5; Efesios 2:8-10; 2 Corintios 5:17).
1. En (Tito 3:5) se refiere al nuevo nacimiento y obra purificadora del Espíritu Santo en el niño en
Cristo.
Conclusión:
IV. LA ADOPCIÓN
Introducción:
La adopción es el acto por el cual se recibe a un extranjero como miembro de la familia. Es decir, lo hace hijo
legítimo: la palabra de la raíz griega juithesia = colocar como a un hijo tiene que ver más con posición y no
con relación.
B. En el Nuevo Testamento: La adopción es el acto por el cual Dios nos hizo sus hijos legítimos y herederos
del reino celestial.
1. Gálatas 4:4-7
2. Romanos 8:14-16
3. Efesios 1:4-5
Conclusión: No hay gozo más grande que ser hecho hijo espiritual del Dios único y verdadero.
V. LA REDENCIÓN
Introducción:
La palabra redención significa = redimir: rescatar a un esclavo o una propiedad que había sido vendida o
empeñado o empeñada.
Goel es el nombre hebreo para el pariente más cercano que podía redimir o rescatar.
1. Éxodo 6:6
2. Job 19:25; 33: 27, 28
3. Salmo 103:4
4. Isaías 41:14; 43:1; 14:6, 22; 48:17, 20; 49:7.
1. Mateo 20:28
2. Gálatas 3:13; 4:5-6
3. Efesios 1:7
4. 1 Timoteo 2:6
5. Tito 2:14
6. 1 Pedro 1:18-19
VI. LA JUSTIFICACIÓN
Introducción:
La justificación es la obra del Espíritu Santo mediante la cual ha declarado al creyente verdadero inocente o sin
pecado. Es el acto opuesto a la condenación; y significa absolución y vindicación. (Dt. 25:1; Salmo 143:2;
Proverbios 17:15).
C. En el Nuevo Testamento Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, usó también esta frase: Romanos
3:20-30; 5:1, 8-9; 10:4-10; Gálatas 2:16-21.
Conclusión:
Esta palabra se usa para indicar la renovación de la amistad que se había perdido….
A. La necesidad de la reconciliación del hombre para con Dios (Romanos 5:10; Col. 1:20-22).
B. La provisión de Dios para la reconciliación del hombre (Romanos 5:10-11; 2 Corintios 5:18).
Las Sagradas Escrituras nunca dicen que Dios es reconciliado; solo los hombres necesitan de ésta
reconciliación…. En la cruz del calvario, los dos atributos de Dios sí fueron reconciliados su santidad y su
amor. Su santidad condena el pecado pero su amor perdona el pecado.
VIII. LA EXPIACIÓN
Introducción:
La palabra expiar quiere decir “cubrir”: viene de la raíz hebrea kafar y tiene tres distintos sentidos.
A. Indica la ofrenda por el pecado (Éxodo 29:14; Levítico 4:3, 14, 21, 24, 29).
B. Indica el resultado de la ofrenda por el pecado (Levítico 4:31, 35; Hebreos 10:6, 8).
Conclusión:
Cuando Cristo murió, no sólo cubrió, sino quitó el pecado de en medio (Hebreos 9:26).
IX. LA PROPIACIÓN
Introducción:
La palabra PROPICIAR = Quiere decir “ABLANDAR” la ira de la Deidad o de Dios mismo; y en el NUEVO
PACTO, Cristo es la PROPICIACION (1 Juan 2:2; 4:10 – Griego “Jilasterion” = El lugar de la propiciación
“Jilasmos” = Lo que propicia.
B. Cristo Jesús es el cumplimiento del tipo jilasmos (Jeremías 31:34; Hebreos 8:12).
Conclusión y aplicación:
(Lucas 18:13-14); jilaskomai (del Griego) sé para mí como tú eres cuando miras la sangre de la expiación
(Mateo 26:28).
X. LA SUBSTITUCIÓN
Introducción:
La palabra substitución no se encuentra en la Santa Biblia. En cuanto a la obra de Cristo, sin embargo, Cristo
tomó nuestro lugar en la cruz cuando murió allí y sufrió lo que nosotros debiéramos haber sufrido (Génesis 22:
1-14).
A. Cristo Jesús cargó el pecado de todos nosotros (Isaías 53:5-6; 2 Corintios 5:21).
B. Cristo Jesús dio su vida por sus ovejas (Juan 10:11; Ezequiel 34:22a; Hebreos 13:20)
Se cuenta que una vez un soldado fue sentenciado a muerte, pero un amigo suyo se ofreció para morir en su
lugar. También se cuenta que un padre sacrificó su propio hijo (este padre era celador de línea ferroviaria),
cuando el ferrocarril se aproximaba a pasar por un puente, su pequeño venía caminando sobre el puente; este
celador de línea bien pudo haber desviado el pesado transporte para salvar la vida de su hijo; pero, al hacerlo,
tenía que sacrificar a muchos que viajaban en ese tren. El padre decidió rápidamente sacrificar a su propio hijo
antes que a los pasajeros que viajaban. El Señor Jesucristo vino a esta tierra para salvar; pero muriendo en la
cruz para ello (1 Timoteo 1:15-16).
XI. LA SATISFACCIÓN
Introducción:
La palabra satisfacción no se encuentra en la Santa Biblia: Pero la idea sí: ver cuidadosamente (Isaías 53:11)
C. Dios el Padre queda satisfecho al demostrar que sus dos atributos santidad y Amor fueron
reconciliados. (Juan 3:14-21)
Conclusión:
La Justicia y el amor de Dios se fundieron en la cruz cuando el Señor murió por nosotros (Isaías 53:4-6)).
Introducción:
Perdón o remisión tienen la misma idea en los originales: Perdonar es igual a “despachar” o “despedir”. Hay
tres palabras del “hebreo”, kafar = cubrir; nasa = quitar; salach = alejar o echar fuera (Levítico 16:21-22;
Salmo 103:12). La voz perdón se encuentra solamente en (Hechos 2:38); pero el verbo perdonar se usa unas 66
veces. La palabra de Dios también usa otras figuras de lo que Dios hace cuando perdona nuestros pecados.
Conclusión y aplicación.
La justificación es más que el perdón. El perdón quita el pecado del que recibe al Señor, remueve la base de la
condenación, pero nos deja desnudos de la justicia.
En cambio, la justificación reviste de la justicia de Dios. De manera que el perdón es el aspecto negativo y la
justificación el positivo.
XIII. LA IMPUTACIÓN
Introducción:
El significado del término imputar = Atribuir a otro un delito o acción, culpa o inocencia, pecado o justicia
(Romanos 5:13) ponlo a mi cuenta…. O, impútamelo a mí…. (Filemón 18); tres imputaciones se mencionan en
el Nuevo Testamento.
B. La imputación de nuestros pecados a Cristo (Isaías 53:5-6, 11; 2 Corintios 5:21; 1 Pedro 2:24; Levítico
16:21-22).
C. la imputación de la justicia de Cristo a nosotros los creyentes (Romanos 3:21-22; 4:1-8; 9:30; 10:3-4;
Filipenses 3:9; 1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:21).
CONCLUSION:
XIV. LA SANTIFICACIÓN
Introducción:
El término santificación y sus variantes, santidad, santificar y santo, se encuentra muchas veces en la Santa
Biblia….En el Antiguo Testamento, tanto cosas, como personas fueron santificadas o santificados (Génesis 2:3;
Éxodo 29:43-44). En el Nuevo Testamento a los creyentes se nos llama santos (1 Corintios 1:2; Romanos 1:7;
Efesios 1:1) y santificar (Hechos 20:32; 1 Corintios 6:11; 2 Corintios 1:1). Hay 3 aspectos de la santificación
que se pueden llamar “tiempos”, así como son 3 los tiempos de la salvación: pasado, presente y futuro.
A. La santificación posicional (Hebreos 10:10, 14; Hechos 20:32; 1 Corintios 6:11; Romanos 12:1;
Col. 3.1).
C. La santificación final (1 Ts. 5:23; 1 Juan 3:1-3; Romanos 8:29; Efesios 5:25-27).
Conclusión y aplicación:
Bendito y glorificado sea el Señor que aun nuestro mismo cuerpo será redimido, es decir, será transformado
(Romanos 8:11, 23; Filipenses 3:21, Efesios 1:14; 4:30; 1 Corintios 15:51-57; 1 Juan 3:1-2).
IV. LA GLORIFICACIÓN.
Introducción:
Cuando el Señor nos dio la salvación segura y eterna, nos hizo participantes de todo lo de él.
B. Si padecemos con Cristo, juntamente con él seremos glorificados (Romanos 8:17- 18).
Conclusión:
En la mente y corazón del Señor todos los verdaderos creyentes en él ya estamos glorificados.
Introducción:
La salvación del alma del ser humano es segura y eterna porque la hizo Dios, no el hombre (Isaías 12:2; 25:9;
45:17; 51:6; 52:10; 53:1).
A. El creyente ha sido ya salvo de la culpa y la pena del pecado (Lucas 7:50; 1 Corintios 1:18; 2 Corintios
2:15; Efesios 2:5, 8; 2 Timoteo 1:9).
B. El creyente está siendo salvo del hábito y dominio del pecado (Romanos 6:14; Fil. 2:12-13; 2 Ts. 2:13;
Romanos 8:2, Gálatas 2:19-20; 2 Corintios 3:18).
C. El creyente será salvo en el sentido de ser conformado completamente a la imagen de Cristo (Romanos
13:11; Hebreos 10:36; 1 Pedro 1:5; 1 Juan 3:2).
Conclusión:
El día glorioso de la resurrección de la iglesia cuando el Señor venga por ella, cada uno de nosotros seremos
semejantes al Señor, porque le veremos tal como él es (1 Juan 3:1-3; Romanos 8:29; 1 Corintios 15:49;
Filipenses 3:20-21).
Conclusión:
La salvación del alma del ser humano es segura y eterna; pues es obra del hijo de Dios principiada en la
cruz y finalizada en la resurrección y ascensión. (1 Corintios 15:1-28; Hechos 1:8-11).
Los niños que mueren antes de llegar a la edad de responsabilidad solo Dios puede salvarlos, sin nuestra
ayuda.
1) IDEAS ERRÓNEAS:
a) Muchos creen que son salvos por ser inocentes, pero esto no concuerda con la palabra de Dios,
(Salmo 51:5; Romanos 5:12-14).
b) Tampoco son salvos por el bautismo. El bautismo no tiene poder salvador: compare Hechos
8:13 con Hechos 8:21-23. La única condición para ser salvo es creer verdaderamente en Cristo,
(Juan 3:16, 36; 5:24; Hechos 16:31).
c) Algunos en la iglesia han creído que todos los infantes que mueren son condenados al infierno,
por causa del pecado de Adán, heredando así la naturaleza pecaminosa. Pero somos muchos
que no creemos así.
2) INDICACIÓN EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS que nos hacen creer que los infantes que
mueren van al tercer cielo a esperar la primera resurrección.
a) El Señor habla de los infantes como ejemplo de los que entran en el reino (Lucas 18:15-17),
este pasaje no enseña que son salvos (en esta vida), inocentes o sin pecado sino solamente que
tienen ciertas cualidades necesarias para el que entra en el reino, es decir: su impotencia para
salvarse a sí mismos y su confianza tan sencilla pero: sí muestra el interés del Salvador de los
niños y su amor por ellos. También en el amor de Dios al mundo (Juan 3:16) incluye a los
infantes.
b) Las expresiones acerca del efecto general de la caída de Adán y la provisión de gracia en la
obra de Cristo, indican que la gracia alcanza a los infantes, lo mismo que el efecto de la caída:
“Reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la
rebelión de Adán (es decir, los infantes que no han pecado voluntariamente ), el cual es figura
del que había de venir (es decir Cristo)” (Romanos 5:14).
Hay una aplicación de la vida de Cristo a los infantes, de la muerte en Adán. Véase todos los
vs. de Romanos 5:12-21.
c) La condición que se exige a los adultos es la fe personal. Los infantes son incapaces de llenar
esta condición. Por cuanto Cristo murió por todos, tenemos razón para creer que hay otra
manera como ellos puedan recibir a Cristo, por cuanto “Por todos murió” (2 Corintios. 5:15;
Juan 1:29; 1 Juan 2:2).
d) En el juicio final, los hombres serán juzgados por sus obras (Ap. 20:12-13). Pero: los infantes
no pueden tener obras, ni transgresión personal. Por lo tanto, tenemos razón para creer que
aparecerán entre los salvos, puesto que esta base del juicio no puede aplicarse a ellos. Véase
también (Romanos 2:5-6).
e) Aunque las Sagradas Escrituras no dicen nada explícitamente acerca de la condición futura de
los que mueren en la infancia, sin duda no podemos equivocarnos al sacar de este silencio una
conclusión favorable. El hecho de que ningún profeta o apóstol, ningún padre o madre, haya
expresado solicitud alguna respecto a los que mueren antes de poder discernir entre lo bueno y
lo malo (Dt. 1:39), es sorprendente, a menos que tal solicitud haya sido impedida por el
Espíritu de Dios. El Salvador nunca enseña que están fiadamente que son redimidos por la
sangre de Cristo y santificados por su Espíritu, para que cuando entren en el mundo invisible
sean hallados con los santos. David dijo cuando murió su niño: “Yo voy a él, mas él no volverá
a mí” (2 Samuel 12:23). Pero: Contrástese su actitud cuando murió su hijo adulto Absalón
(2 S. 18:33).
Todos están bajo la condenación, como hemos visto. Es evidente que no son salvos mientras viven en esta
tierra porque de otra manera, al crecer, no les sería necesario recibir a Cristo.
El que es salvo, lo es eternamente. Si son condenados en la tierra y van al cielo, han de ser salvados al
morir. Cuando muere un infante, se le aplica el valor de la muerte de Cristo (Juan 1:29; 1 Juan 2:2), y es
llevado al cielo.
b) ¿Es mejor que un infante muera y no que crezca para correr el peligro de ser perdido
eternamente?
Sólo podemos contestar que todo está dentro de la santa voluntad soberana de Dios. Cuando él hace la
decisión, es justa.
No hay indicaciones específicas en la Santa Biblia. Pero: El Señor Jesucristo dice en (Mateo 19:14), Dejad
a los niños venir a mí y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. Esto nos indica que
cuando el Señor venga los inocentes también serán transformados y llevados en el mismo momento
glorioso.
Por ejemplo, toda la gente que murió en Centro América antes que Cristóbal Colón explorara las costas de
Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá (Eso fue en su cuarto viaje de España a C. América en 1502
D.C….) Años después vinieron frailes o sacerdotes españoles…
Los primeros misioneros que trajeron el evangelio de la gracia a Centro América, llegaron navegando a
Honduras el año de 1896 y comenzaron la evangelización en el Paraíso de Copán y en Dulce Nombre de
Copán… Cada uno que no acepta a Cristo es condenado porque ya está la condenación sobre cada hombre
(Juan 3:18) y todos son hijos de ira (Efesios 2:3). Cornelio de Cesarea era un hombre ejemplar, haciendo lo
mejor que sabía, pero: no fue salvo, sino hasta que Pedro le predicó el evangelio y él lo aceptó o recibió,
(Hechos 11:14-15).
Dios es justo en esto porque siempre que un hombre vive según la luz que tiene, Dios le da más luz y el
evangelio, para que se salve. Hombres como estos son muy raros, Pero: Cornelio es un ejemplo, y Dios le
dio dos visiones sobrenaturales para llevarle el evangelio. Dios siempre usa hombres para predicar estas
buenas nuevas, y nunca a otra criatura. Hay otros casos bien verificados en la historia moderna semejante
al de Cornelio, en que Dios manda a un misionero a un lugar para predicar el evangelio a personas que
están buscando más luz. En una ocasión en la China dos hombres tuvieron una visión de una capilla blanca
y oyeron una voz que dijo” Id y buscad esa capilla blanca”. Tuvieron que caminar muchas leguas, pero: Al
llegar, oyeron el evangelio, recibieron a Cristo y fueron salvados. Todos los hombres son inexcusables.
Todos saben que son culpables de pecado.
Hay bastante evidencia en la naturaleza de que existe Dios, quien creó y sostiene su creación, y los
hombres, por lo tanto deben buscarle (Ro. 1:18-20). Por esto Dios nos ha mandado a los que ya somos
salvos. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio y toda criatura” (Marcos 16:15).
Terminamos con los ejemplos de Cristóbal Colón y los primeros misioneros a Centroamérica. Hagamos una
pregunta. ¿Hubo salvos de los aborígenes aquí en Centroamérica antes de Colón? Respuesta: Dios en su
presencia eligió a todos los salvos. (1 Pedro 1:2). Y lo hizo antes de la fundación del mundo (Ro. 8:29-30).
Dios sabía aun antes de la fundación del mundo o la creación de Adán, quiénes lo aceptarían y quienes no,
y por supuesto, estos son de todos los muchos millones descendientes del hombre primitivo. Cuando el ser
humano acepta al Señor, es porque el Espíritu ya lo preparó para ello (Juan 16:8). En Efesios 2:8 dice que la
salvación es por la gracia por medio de la fe, pero: Que esto no es del creyente sino que es don de Dios. Y
también debemos leer imprescindiblemente (Juan 13:18; 15:16, 19; Santiago 2:.5); Romanos 11:5; 1
Corintios 1:27; Efesios 1:4; 2 Tesalonicenses 2:13; 2 Timoteo 2:10; Tito 1:1; 1 Pedro 2:9; Romanos 9:14-
24).