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Acción Psicológica

ISSN: 1578-908X
accionpsicologica@psi.uned.es
Universidad Nacional de Educación a
Distancia
España

Rodríguez Moya, Laura; Peláez, José Carlos


Terapia familiar en los trastornos de personalidad
Acción Psicológica, vol. 10, núm. 1, junio, 2013, pp. 75-84
Universidad Nacional de Educación a Distancia
Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=344030771008

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acción psicológica, junio 2013, vol. 10, n.o 1, 75-84. ISSN: 1578-908X 75

Terapia familiar en los trastornos de personalidad


Family therapy in personality disorders
Laura Rodríguez Moyaa y José Carlos Peláezb
Psicóloga Clínica. Centro de Atención Integral a Drogodependientes CAID Sur, de la Comunidad
a

de Madrid. laura_moya@hotmail.com
b
Médico Psiquiatra. Hospital de Día de Trastornos de la Personalidad. Hospital Clínico San Carlos. Madrid

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Rodríguez-Moya, L. y Peláez, J. C. (2013). Terapia familiar en los trastornos de personalidad. [Family the-
rapy in personality disorders]. Acción Psicológica, 10(1), 75-84. http://dx.doi.org/10.5944/ap.10.1.7035

Resumen Abstract
La enfermedad mental afecta no solo al pacien- Mental illness affects not only the patient but
te sino también a su familia, dificulta la comu- also their families, it can difficult interpersonal
nicación intrafamiliar, puede generar patologías communication, can cause additional patholo-
adicionales en los familiares y todo ello empeo- gies inside the family and all this can worsen
rar la evolución del trastorno. Las terapias fa- the evolution of the disorder. Psychoeducation-
miliares de tipo psicoeducativo mejoran el pro- al therapies with families improve the progno-
nóstico de la enfermedad y además previenen la sis of the disease and furthermore prevent the
aparición de otros trastornos en los familiares. occurrence of other disorders in relatives. The
Los elementos más importantes de estas inter- most important elements of these therapies
venciones son la psicoeducación sobre el tras-
are: psychoeducation of the disorder, re estab-
torno, el re-establecimiento de una relación
lishment of a healthy relationship between pa-
«sana» entre paciente-familia, el establecimien-
tient and family, establishment of limits, im-
to de límites, la mejora de la comunicación fa-
miliar y el establecimiento de relaciones con la provement of family communication, and the
red social extensa, para evitar el aislamiento establishment of relations with extensive social
tanto de la familia como del paciente. Las inter- network to avoid the isolation both family and
venciones mixtas, individuales y familiares, han patient. Mixed therapeutic interventions, indi-
demostrado ser muy útiles en el caso de los vidual and family, have shown to be very use-
trastornos de personalidad, en concreto en el ful in personality disorders, especially in bor-
Trastorno Límite de Personalidad (TLP). derline personality disorder.
Palabras clave: Terapia familiar; Psicoedu- Keywords: Family Therapy; Psychoeduca-
cación; Trastorno de Personalidad; Trastorno tion; Personality disorder; Borderline persona-
límite de la personalidad. lity disorder.

Recibido: 04/01/2013
Aceptado: 28/01/2013
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Impacto de la patología en el entorno vias que presenten otros miembros del sistema
familiar familiar y la historia de traumas previos.

El proceso de enfermar no es algo indivi-


dual, sino que incluye y afecta al contexto fa- Breve revisión histórica de la
miliar del paciente. intervención familiar en los trastornos
de personalidad
Ante la aparición del trastorno, la familia
puede reaccionar de diversas formas: resistirse
a aceptar que algo no va bien y negar el tras- Las primeras investigaciones en el marco de
torno, o bien desarrollar conductas de hipervi- la terapia familiar y la enfermedad mental tie-
gilancia, sobreprotección y/o codependencia nen su origen en los años 50 en EEUU, con los
sobre el paciente. Además, el trastorno puede descubrimientos de G. Bateson y el Grupo de
generar otro tipo de patologías en la familia: Palo Alto, dentro del ámbito de la esquizofrenia.
desgaste emocional, cuadros depresivos, pro- Estos autores defienden la importancia de des-
blemas de pareja, violencia doméstica, etc., centralizar el foco de tratamiento de los sínto-
que interfieran en el diagnóstico inicial. Por mas individuales y desplazarlo hacia el contexto
otro lado, diversos estudios también destacan inmediato con el que el sujeto se desarrolla e in-
la relación entre el contexto familiar y expe- teractúa. Para G. Bateson (1984) la mente hu-
riencias tempranas de la infancia (traumas, ne- mana es eminentemente relacional, y la identi-
gligencia en cuidados o patología previa de los dad se desarrolla a través de las interacciones
progenitores) y el desarrollo posterior de una que los individuos establecen con su entorno.
enfermedad mental (Linares, 2007). De la mano de estos primeros estudios en
Desde una perspectiva sistémica se entien- el marco de la esquizofrenia, nacen las prime-
de que la familia juega un importante papel no ras intervenciones con familiares de pacientes
solo en el proceso generador de la enfermedad, con trastorno de personalidad, en los años 70
sino también en el proceso de rehabilitación también en EEUU. Éstas se centraron, sobre
(Olabarría, 2009). todo, en el Trastorno Límite de Personalidad
(TLP). Un grupo de terapeutas de orientación
Se ha constatado que el trabajo terapéutico analítica comenzó a estudiar la conexión entre
con las familias influye en un mejor pronóstico los acontecimientos de los primeros años de la
de la enfermedad mental y además previene la vida y el desarrollo de la personalidad poste-
aparición de trastornos adicionales en los fa- rior, bajo la hipótesis de que las experiencias
miliares (Gunderson, 2002). Las intervencio- de la infancia y la niñez podían determinar
nes mixtas, individuales y familiares, han de- que un individuo se desarrollase o no con pre-
mostrado ser muy útiles en el caso de los disposición a padecer una enfermedad mental
trastornos de personalidad, en concreto en el en la vida adulta (E. R. Shapiro, Zinner, R. L.
Trastorno Límite de Personalidad (TLP) (Díaz Shapiro y Berkowitz. 1974; Shapiro, 1978a,
Curiel, 2001). 1978b, 1982).
El trabajo psicoterapéutico con estas fami- El estudio de Masterson y Rinsley (1975)
lias debe ir orientado a proporcionar informa- marcó un antes y un después en este línea de
ción sobre la enfermedad, modificar ciertas trabajo. Estos autores plantearon que la fami-
respuestas familiares, proporcionar apoyo en lia podía estar en la génesis y/o el manteni-
situaciones de crisis o de dificultad especial, miento de la patología, de manera que, para
competencias para mejorar la comunicación corregir la psicopatología límite había que co-
con el familiar afectado, y aprendizaje de habi- rregir a la familia de estos pacientes. A partir
lidades de resolución de problemas y afronta- de estas primeras publicaciones se desarrollan
miento de conflictos, que la continuada convi- diversas líneas de investigación centradas en el
vencia con la enfermedad puede generar. Así estudio de la personalidad y su relación con el
como trabajar con las posibles patologías pre- contexto familiar (E. R. Shapiro, Zinner, R. L.
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Shapiro y Berkowitz. 1974; Shapiro, 1978a, mostraron partidarias de colaborar en los tra-
1978b, 1982). Se empezó a hablar de la «so- tamientos.
breimplicación parental», referido a un estilo
Otras investigaciones realizadas de forma
educativo parental sobreprotector y sobreim-
paralela con pacientes con esquizofrenia arro-
plicado que podía generar dependencia y mie-
jaron algo de luz sobre estos planteamientos.
do al abandono en los hijos, e influir así mis-
Algunos autores observaron que aquellos pa-
mo en el desarrollo de psicopatología a lo
largo de su vida adulta. cientes que, después de ser dados de alta, vol-
vían a sus domicilios, recaían más que aquellos
En la década de los 80, algunos investigado- que se separaban de sus padres y convivían con
res observaron que las familias de este tipo de otras personas ajenas a sus familias. En con-
pacientes podían presentar otro tipo de disfun- creto presentaban índices de recaída mucho
ciones de la comunicación. (Gunderson y Zana- más elevados (50 frente a 14%) en un periodo
rini, 1989). Se empezó a hablar de «negligencia de 9 a 12 meses (Goldstein, 1995; Leff, 1989;
familiar» para referirse a familias que habían McFarlane y Dunne, 1991). Se utilizó el térmi-
prestado muy poca atención y ayuda a los pa- no «emoción expresada» (Leff, y Vaughn, 1981)
cientes en las primeras etapas de su vida para referirse a un estilo de comunicación en el
(Frank, y Paris, 1981; Gunderson, Kerr, y que los familiares mostraban una elevada so-
Englund, 1980; Soloff y Millward, 1983); y se breimplicación y un elevado número de comen-
observó además una relación significativa entre tarios hostiles y críticas hacia los enfermos. Se
este tipo de relación y la presencia de experien- diseñaron modelos de intervención basados en
cias traumáticas en la infancia de estos pacien- enseñar a las familias en qué consistía la enfer-
tes (Gunderson y Sabo, 1993; Links y van medad y en dar pautas para su manejo en el
Reenkum, 1993, Millon, 1987; Paris, Zweig- contexto familiar. Se observó que este tipo de
Frank, y Guzder, 1994a, 1994b). A partir de este intervenciones «psicoeducativas» con estas fa-
momento, el tema central del estudio con fami- milias podían reducir la emoción expresada y
lias fue «el trauma» y «la negligencia» y su rela-
en consecuencia disminuir la tasa de recaída de
ción con el desarrollo de trastornos de persona-
los pacientes de forma significativa (Leff y
lidad en la vida adulta (Gunderson, y Zanarini,
Vaughn, 1981)
1989). Así mismo, se empezó a investigar la his-
toria vital de estos progenitores y se observó A partir de este momento, las terapias fami-
que un número importante presentaban a su liares «psicoeducativas» cobraron un especial
vez problemas psiquiátricos como abuso de sus- protagonismo, no solo en el ámbito de la esqui-
tancias, depresión y TLP (Goldman, D´Angelo y zofrenia, sino también con otros trastornos, en
DeMaso, 1993; Silverman et al., 1991). A partir concreto con los trastornos de personalidad.
de este momento, la investigación se centró en Estudios de eficacia demostraron una superio-
el estudio de «la psicopatología de las figuras pa- ridad de este modelo frente a las primeras tera-
rentales» y cómo ésta podía influir en el estable- pias familiares de orientación psicoanalítica
cimiento de vínculos de apego disfuncionales (Gabbard, Lazar, Hornberger y Spiegel, 1997).
con los hijos y en el desarrollo de trastornos de Se planteó que la «emoción expresada» podía
personalidad en la vida adulta. constituir un factor de recaída o empeoramien-
Inicialmente se pensó que la terapia fami- to y que el tratamiento debía de ir dirigido a
liar intensiva con estas familias podía provocar modificar las dinámicas de comunicación dis-
cambios curativos a largo plazo. Pero la com- funcionales dentro de la familia.
plejidad de estas familias hacía cada vez más
difícil la intervención sobre ellas por lo que,
durante un tiempo, se llegó a pensar que no se La intervención familiar
podía hacer nada por ellas. Así mismo, las fa- psicoeducativa
milias se sintieron muy juzgadas por estos últi-
mos planteamientos en los que se les hacía res- En la actualidad, las intervenciones fami-
ponsables de la enfermedad y tampoco se liares de perspectiva «psicoeducativa» son un
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tratamiento complementario al individual y se bre el paciente y se planifican las


ha demostrado que favorecen el pronóstico de intervenciones familiares. Si la tensión emo-
la enfermedad. (Gunderson, 2002). cional o los conflictos entre paciente y familia
son importantes, es aconsejable comenzar
viendo a la familia por un lado y al paciente
Objetivos por otro, es decir por separado, hasta que se
pueda disminuir el nivel de emoción expresada
Los objetivos de la terapia familiar psi- (Gunderson, 2002).
coeducativa son: 1) psicoeducación sobre el
Más adelante, si se ha conseguido una bue-
trastorno, de modo que la familia adquiera
na alianza tanto con la familia como con el pa-
una adecuada comprensión del mismo; 2) re-
ciente y se han trabajado estas tensiones, se
establecimiento de una relación «sana» entre
planifican las reuniones conjuntas, con una
paciente-familia (que los familiares puedan
frecuencia quincenal. Los objetivos de las se-
verle como persona no solo como enfermo); c)
siones conjuntas serán reforzar los logros que
establecimiento de límites y mejora de la co-
el paciente ha ido adquiriendo y el apoyo que
municación familiar (reducir el nivel de críti-
la familia le está dando. A partir de este mo-
ca, hostilidad o el manejo disfuncionales de
mento, también se empiezan a abordar conflic-
emociones negativas); d) establecimiento de
tos específicos que puedan estar surgiendo,
relaciones con la red social extensa, para evitar
asociados a la enfermedad o no, así como pa-
el aislamiento tanto de la familia como del pa-
tologías previas (Gunderson, 2002).
ciente. (Mosquera, 2007; Mosquera y Ageitos,
2005).
Alianza terapéutica
Encuadre El establecimiento de la alianza terapéutica
en la terapia de familia representa un reto no
Si bien la graduación temporal puede va-
solo por el número de personas involucradas,
riar en función de las características de cada
sino también por la complejidad y diversidad
caso individual, podemos establecer algunas
(a veces contradicción) de las motivaciones y
directrices generales respecto al encuadre y las
expectativas sobre la terapia que tienen los di-
fases del tratamiento.
versos miembros de la familia. El terapeuta
Es frecuente que el primer contacto de es- debe ser capaz de mostrar receptividad ante
tos pacientes y sus familias con profesionales las diferentes preocupaciones de todos los
de la salud mental se produzca bien en los ser- miembros de la familia, y crear un contexto se-
vicios de urgencias psiquiátricas, a raíz de una guro y de confianza para todos ellos (Shapiro,
crisis aguda, o bien a través de los centros am- 1974), de forma que la terapia sea experimen-
bulatorios de salud mental. En este momento, tada por cada miembro de la familia como
habrá que decidir si el paciente requiere hospi- «nuestra terapia» y no como «tenemos que ve-
talización de urgencia para estabilizar sus sín- nir a la terapia de nuestro hijo». (Escudero,
tomas a nivel clínico o si puede beneficiarse de 2009)
un tratamiento ambulatorio. En cualquier a de
En las primeras fases, es aconsejable que el
los dos casos, y una vez que el paciente esté es-
rol del terapeuta sea más psicoeducativo y di-
table, la opción más recomendable sería una
rectivo. A medida que avanza el tratamiento,
intervención intensiva en formato de hospital
su función cambiará y pasará a ser más un «fa-
de día.
cilitador» de la comunicación entre la familia
Inicialmente, las sesiones se establecen con y el paciente, que un director de la misma. El
una frecuencia semanal y un encuadre muy es- objetivo es que la familia gane autonomía para
tructurado. En estos primeros contactos, se or- que puedan seguir haciendo cambios por sí
ganiza la intervención individual y/o grupal so- mismos (Gunderson, 2002).
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Primeros momentos con la familia propia implicación en el mismo, la fami-


lia también puede negar la enfermedad y
El objetivo principal en estos primeros con- actuar «como si» no pasase nada, inten-
tactos es explicar a paciente y familiares qué es tando llevar una vida normalizada; sin
lo que está pasando, estabilizar al paciente a tener en cuenta que el paciente no puede
nivel sintomatológico (decidir si puede hacerse hacerlo.
a nivel ambulatorio o bien requiere hospitali-
zación), y emplazarles a iniciar un tratamien-
to, preferiblemente en hospital de día (Gunder- Familia: ¿qué le pasa a nuestro hijo/a?
son, 2002).
La familia en estos primeros momentos
está sumida en la confusión y el miedo. Nece-
Terapeuta: ¿Qué le está pasando a esta sita información para comprender lo que le
familia? pasa al paciente. En su explicación, el terapeu-
ta debe adaptarse al nivel socio-cultural de la
En estos primeros contactos el terapeuta familia y adoptar un estilo de comunicación
evalúa qué le está pasando a la familia. Los cercano que facilite a la familia la compren-
problemas que más frecuentemente encontra- sión de lo que sucede. Normalmente, se acon-
mos son: problemas de comunicación, dificul- seja utilizar un lenguaje claro y sencillo, hu-
tades para manejar sentimientos negativos yendo de tecnicismos, evitando la
como la ira o la hostilidad ante determinados culpabilización y devolviéndoles que se hace
comportamientos del paciente (ej: autolesio- cargo de la sobrecarga que está situación debe
nes, consumo de drogas, promiscuidad, etc.), o estar generándoles.
dificultades para manejar el temor ante la posi- Así mismo, el terapeuta ayuda a la familia
bilidad de un suicidio (Gunderson, y Lyoo, a comprender cómo su manera de afrontar la
1997). El terapeuta rastrea desde cuándo se es- enfermedad y de relacionarse con el paciente
tán produciendo estos problemas, cómo se (ej.: sobreimplicación, negación, etc.) afecta al
sienten todos los miembros y qué soluciones curso del tratamiento y que el objetivo de la te-
ha intentado utilizar la familia hasta ese mo- rapia familiar es cambiar estos aspectos para
mento. Este segundo aspecto es especialmente establecer una relación más «sana» con él. Es-
relevante, porque en no pocas ocasiones las so- tos aspectos se abordarán más adelante.
luciones fallidas que la familia ha intentado
implementar pueden llegar a convertirse en
nuevos problemas añadidos. Terapeuta y Familia: ¿Cómo vamos a
En general, los familiares suelen actuar de afrontar esto
dos formas (ambas negativas):
a) Sobreprotección al paciente. La familia El diagnóstico de un trastorno mental en
se desborda ante la problemática del un miembro de la familia suele desencadenar
paciente y como forma de manejar, o una «crisis familiar» y una explosión de senti-
«evitar», su temor a que algo malo pue- mientos como culpa, miedo, negación etc.
da suceder, reaccionan sobreprotegiendo (Mosquera, 2007; Mosquera y Ageitos, 2005).
al paciente y estando muy pendientes Para que la familia se involucre en el trata-
de él. Controlan de forma estricta so- miento y establezca una alianza fuerte con no-
bre todo lo que hace, de manera que el sotros, necesita sentirse apoyada y comprendi-
paciente no tiene intimidad ni puede da, no juzgada. El terapeuta les transmite que
asumir ningún tipo de responsabilidad les acompañará en todo el proceso y que será
o autonomía. su apoyo.
b) Negación la enfermedad. Ante el temor Pero a la vez, hace hincapié en que como
al carácter crónico del trastorno o a su terapeuta él también «necesita su ayuda», tera-
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peuta y familia deben de actuar como un equi- miedo al rechazo, a la soledad, o a la


po, «para favorecer el pronóstico ellos también existencia de hechos traumáticos previos
deben hacer cambios». El terapeuta les explica relacionados con algún miembro de la
que no está ahí para juzgarles sino para ayu- familia. El terapeuta puede trabajar es-
darles a desarrollar estrategias de afronta- tos temores previamente y analizar junto
miento más adaptativas frente al problema. con el paciente los pros y contras de la
intervención familiar. (Gunderson, 2002).

Establecimiento de una alianza:


«Somos un equipo» Terapia familiar a largo plazo
El establecimiento de una alianza fuerte y
Una vez evaluados y delimitados los proble-
sólida con la familia es requisito indispensable
mas que presenta la familia, ofrecida la psi-
para cualquier intervención familiar. El esta-
coeducación inicial sobre el trastorno y esta-
blecimiento de esta alianza tanto con el pa-
blecida la alianza terapéutica, se comienza el
ciente como con la familia evitará abandonos
trabajo familiar propiamente dicho:
prematuros y permitirá manejar las resisten-
cias que puedan influir en el desarrollo de la Mejorar la comunicación familiar
terapia (Gunderson, 2002). «Aprendiendo a hablar el mismo idioma»
Podemos encontrarnos con tres tipos de re- Como hemos comentado anteriormente, en
sistencias en la familia: estas familias suele existir una «alta emoción ex-
a) Resistencia al diagnóstico. Enfrentarse presada». Los «comentarios críticos» (valoracio-
a un diagnóstico de enfermedad mental nes negativas sobre pensamientos, sentimientos
no es fácil, es frecuente que en los pri- o acciones del paciente) y los «comentarios hos-
meros momentos las familias se resistan tiles» (definiciones negativas sobre el paciente,
a aceptar la etiqueta de trastorno. Para etc.) son frecuentes. Este tipo de comentarios di-
trabajar la resistencia al diagnóstico, el ficultan el proceso de recuperación del paciente
terapeuta puede utilizar como recursos e influyen en posibles recaídas. El terapeuta
la bibliografía y la psicoeducación. ayuda a la familia a sustituir esta forma de co-
municarse por otra que refuerce las cualidades
b) Resistencia a implicarse en el tratamien- positivas del paciente así como los logros que
to. No es infrecuente encontrarnos que progresivamente éste vaya alcanzando. (Mos-
los miembros de la familia se involucran
quera, 2007; Mosquera y Ageitos, 2005).
en diferente grado (ej: mayor implica-
ción de la madre y menor del padre…). En otras ocasiones, estas familias presen-
Si uno de los padres se involucra más tan una elevada «sobreimplicación emocional»
que el otro en el tratamiento pueden sur- y «comportamientos intrusivos». La familia, se
gir conflictos importantes, lo más idóneo siente insegura y necesita proteger al paciente,
es lograr que ambos tomen partido en de modo que intenta controlar todo lo que éste
el tratamiento pero, si no es posible, es hace. Esto resta autonomía y responsabilidad
aconsejable trabajar con el miembro in- al paciente en su proceso de cambio. Se pue-
teresado por separado. den llegar a establecer dinámicas muy ambiva-
c) Resistencia del paciente a que la familia lentes e inconstantes en las que se alternen pe-
se involucre. En ocasiones es el propio riodos en los que al paciente se le trate como
paciente quien puede negarse o mostrar un niño y éste se comporte como tal y periodos
desconfianza ante la intervención fami- en los que el paciente reivindique su libertad
liar. Si el paciente se muestra reacio a como adulto y la familia reaccione ante ello
que su familia participe en el tratamien- con crítica u hostilidad. El terapeuta ayuda a
to, debemos explorar los motivos de esta la familia a manejar su inseguridad y a confiar
negativa, ya que a menudo tiene que más en la capacidad del paciente para buscar
ver con el miedo a no ser comprendido, soluciones por sí mismo.
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El terapeuta también asesora a los familia- nos familiares, que como hemos dicho ante-
res para que modifiquen la atribución del «rol riormente, suelen sobreimplicarse y sobrepro-
de enfermo», de modo que puedan comunicar- teger al paciente.
se con «la parte sana» del paciente y hablen
El terapeuta ayuda a la familia a establecer
con normalidad de otros temas ajenos al tras-
límites claros, disminuyendo las posibilidades
torno. Según García Badaracco (2006), mirar a
de ambigüedad. Todos los miembros deben sa-
un enfermo como «enfermo» es «potencial-
ber cuál va a ser la función de cada uno de
mente enfermante» y este hecho impide ver
ellos en las nuevas dinámicas familiares, todos
una «virtualidad sana» que existe siempre por
deben saber qué rol van a desempeñar, cómo
más enferma que esté una persona. Cuando a
van a actuar, hasta dónde pueden intervenir,
un individuo se le diagnostica un trastorno, se
etc. Esto da coherencia y estabilidad a las inte-
genera en la familia «un círculo vicioso enfer-
racciones y reduce la posibilidad de malos en-
mante» y toda conducta o pensamiento del su-
tendidos, tanto en las pautas de comunicación
jeto se interpreta en función de la enfermedad.
como en los comportamientos de cada miem-
El terapeuta ayuda a la familia a ver al pacien-
bro. Si esto no es así, los miembros no sabrán
te con «otra mirada», una mirada de esperanza
muchas veces qué se espera de ellos, cómo
que le permita al paciente sentirse comprendi-
reaccionar, qué puede pasar, etc. Paciente y fa-
do y aceptado. El paciente se siente compren-
miliares tendrán que estar dispuestos a escu-
dido cuando «siente» que el otro ha captado
char la opinión y los sentimientos de la otra
que él tiene un «potencial sano» que puede de-
persona y aprender a respetarlos (Mosquera,
sarrollar (García Badaracco, 2006)
2007; Mosquera y Ageitos, 2005).
El terapeuta también instruye a los familia-
¿Qué hacer ante situaciones de crisis?
res sobre cómo actuar ante la inestabilidad del
paciente (cambios bruscos de humor, dicoto- El terapeuta también instruye a la familia
mía relacional idealización vs. devaluación del sobre cómo actuar ante las amenazas de suici-
otro, etc.). Ante este tipo de situaciones, lejos dio, probablemente el grado más extremo de
de asustarse o reaccionar ante las provocacio- inestabilidad emocional.
nes del paciente, es aconsejable que la familia
Este tipo de amenazas son frecuentes en
mantenga la calma y aprenda a validar los sen-
estos pacientes. Pueden oscilar entre las «lla-
timientos que el paciente está verbalizando.
madas de atención» o «intentos de manipula-
Que puedan transmitirle el mensaje de «lo que
ción» que no tienen una finalidad autolítica y
tú sientes me importa…y estoy aquí».
el «deseo real de quitarse la vida». En la mayo-
El terapeuta ayuda a ambos, a familia ya ría de las ocasiones es difícil determinar cuál
paciente, a crear un entorno estable y seguro es la intencionalidad que se esconde tras la
que les permita alcanzar una cierta estabilidad amenaza, por lo que no es aconsejable que la
emocional a todos. También les enseña a cui- familia cuestione los sentimientos del paciente
dar de sí mismos y protegerse de las emocio- en ese momento ni juzgue los motivos por lo
nes de los demás. De esta forma todos son ca- que quiere suicidarse (o por los que ya lo ha
paces de alcanzar una comunicación más intentado). En esos momentos, es preferible
auténtica y más cercana entre ellos (Mosquera, que intente proporcionarle apoyo y compren-
2007; Mosquera y Ageitos, 2005). sión, de nuevo validando su sufrimiento, y le
ayude a valorar otras formas alternativas de
Establecimiento de límites «¿qué puedo
resolver lo que le está creando ese malestar
esperar y qué no?»
(Mosquera, 2007; Mosquera y Ageitos, 2005).
El terapeuta también instruye a la familia a
¿Por qué cuando el paciente mejora algu-
cuidar la congruencia y la coherencia en sus
nos familiares empeoran?
relaciones y en los mensajes que transmiten.
Las personas con TLP tienen muchas dificulta- Todos los cambios, aunque sean positivos,
des para respetar los límites propios y los de requieren de un tiempo de asimilación y de
los demás. Pero esto también les pasa a algu- adaptación. Como hemos dicho anteriormente,
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algunos familiares tienen dificultades para ver en el ámbito de los trastornos de personalidad y
«la parte sana» del paciente, se han acostum- los datos han sido poco concluyentes. A día de
brado a relacionarse con la «parte enferma» y hoy no existe ninguna terapia psicológica que
no son capaces de adaptarse a la mejoría del pa- haya mostrado su eficacia y superioridad frente
ciente, siguen comportándose de forma sobre- a otras, ni para los trastornos de personalidad
protectora o crítica con él. Esto puede obstacu- en general, ni para los trastornos de personali-
lizar el progreso terapéutico. El terapeuta dad en particular. (Quiroga y Errasti, 2001).
señala a los familiares estas dificultades y les
No obstante, algunos elementos que nos per-
ayuda a adaptarse a los cambios que el paciente
miten constatar la utilidad de las intervenciones
va experimentando. El proceso de cambio es en
familiares son: la mejorar en la capacidad para
paralelo «cambias tú...y cambiamos nosotros».
controlar los impulsos de los pacientes, la dis-
«Sólo importa el trastorno…la familia se minución de las conductas autoagresivas y sui-
aísla de la sociedad» cidas y el descenso en el número de hospitali-
Las familias en las que existe una elevada zaciones.
sobreimplicación y sobreprotección tienden a
aislarse del entorno social próximo, abando-
nan actividades que antes realizaban, evitan Conclusiones
relaciones previas, etc y solo se centran en el
cuidado del enfermo. Esto suele conducir a un El objetivo final de la intervención, es que
incremento del estrés y de la sobrecarga de to- el paciente pueda llevar una vida estable, utili-
dos los miembros. zando sus propios recursos personales y el
apoyo de la familia. El tratamiento debe ser lo
El terapeuta les explica las consecuencias de más individualizado posible, no debemos olvi-
este tipo de funcionamiento y les anima a que dar que aunque existen una serie de caracterís-
mantengan sus rutinas habituales y no pierdan ticas comunes en todos los que padecen la en-
sus redes sociales extensas. El mantenimiento fermedad, estamos trabajando con «personas»
de vínculo con el exterior fomentará el bienestar y «familias» con características diferentes.
de los miembros proporcionando espacios para
hablar de temas al margen de la enfermedad. La intervención familiar es un elemento in-
(Mosquera, 2007; Mosquera y Ageitos, 2005). dispensable en el proceso de recuperación del
paciente. Permite aliviar la tensión de la fami-
Manejo de los problemas específicos lia y ayudar al paciente de la forma que nece-
El terapeuta asesora a la familia en la reso- sita. Los familiares son capaces de empezar a
lución de los problemas específicos que pue- comunicarse con él como persona, no como
dan ir surgiendo a lo largo del proceso de cam- enfermo y le ayudan, sin sobreimplicarse, per-
bio. Les ayuda a identificar los problemas mitiéndole ganar progresivamente autonomía.
específicos, identificar posibles soluciones, to-
mar decisiones, ponerlas en marcha, analizar
las consecuencias e introducir modificaciones, Referencias
etc. También explorar la existencia de patolo-
gías previas en los progenitores o la presencia Bateson, G. y Ruesch, J. (1984). Comunicación. La
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