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JULIO ROLDAN

LOS POETAS LATINOAMERICANOS


Y LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA

Editorial Chankas

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ÍNDICE

Introducción ............................................................................................ 5

Capítulo I

América Latina y España ...................................................................... 7


El español de España y el español de América Latina ................... 10
El modernismo latinoamericano y la generación
española del 98 ..................................................................................... 14

Capítulo II

Los poetas latinoamericanos de la generación del 20


del siglo XX............................................................................................ 19
La II República Española y sus reformas .......................................... 20
Los poetas latinoamericanos y los congresos anti-fascistas........... 23

Capítulo III

Poemas en homenaje a La II República y a la Guerra Civil ........... 27


Gabriela Mistral .................................................................................... 24
Recado para la residencia Pedralbes de Cataluña........................... 28
César Vallejo.......................................................................................... 31
España, aparta de mí este cáliz........................................................... 31
Nicolás Guillén ..................................................................................... 33
Cantos para soldados ........................................................................... 33
Vicente Huidobro ................................................................................. 35
España .................................................................................................... 35
Pablo Neruda ............................................................................................
España 1936 ...............................................................................................
Octavio Paz................................................................................................
Elegía a un joven muerto en el frente de Aragón ................................

Bibliografía ............................................................................................ 37

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4
INTRODUCCIÓN

En la presente investigación centraremos nuestra atención en la


actitud de América Latina para con España y no de España para con
América Latina, en la medida que uno de los objetivos de este estu-
dio es analizar esta relación desde la perspectiva de la ex-colonia. En
medio de esta contradictoria relación, el rol del idioma, antes el cas-
tellano y hoy el español como parte de la cultura, es de primera im-
portancia. Lo dicho está plasmado en los capítulos I y II de esta in-
vestigación.
Además de otros acápites, el tema central es la actitud de la inteli-
gencia, en este caso los poetas latinoamericanos, con un hecho polí-
tico de trascendencia mundial como fue La Guerra Civil en tiempos
de La II República Española. Aquí comprobamos, una vez más, que,
muchas veces, lo que no pueden hacer los políticos por intereses
bastardos lo hacen los intelectuales. Son éstos quienes, libres de
compromisos con el orden y sin tener que rendir cuentas a superio-
res, expresan sus opiniones, a favor o en contra, abierta y libremen-
te.
En este análisis deseamos mencionar que, de los siete grandes
poetas de la Generación del 20 de siglo XX en América Latina, seis
se identificaron abiertamente con la causa de La II República. Ellos
escribieron poemarios, poemas y a la vez participaron en acciones
concretas en contra del fascismo. Una manifestación de lo último fue
la asistencia al II Congreso Internacional de escritores contra el fas-
cismo y por la defensa de la cultura, celebrada en plena Guerra Civil
en Madrid en 1937. Allí estuvieron presentes el peruano César Valle-
jo, los chilenos Vicente Huidobro y Pablo Neruda y el mexicano Oc-
tavio Paz.
Un tema discutido al interior de la intelectualidad es la relación
del arte y la política. Por ser un tópico conocido, nos limitaremos a
decir lo siguiente. Con su producción estética, tomando como refe-
rencia La Guerra Civil, los poetas latinoamericanos demostraron
que es posible hermanar, con pocos sacrificios mutuos, estas dos ex-
presiones humanas. La razón para este feliz encuentro estribó en
que ellos, cuando hacían literatura, no se olvidaron de la política y
cuando hacían política no se olvidaron de la literatura. Estas dos
fuerzas convivían, en lucha y unidad, al interior del alma de los poe-
tas mencionados. El resultado lo podemos apreciar en los poemas
transcritos en el III capítulo de esta investigación.
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Los seis poemas elegidos son: Recado para la residencia Pedralbes
de Cataluña, de Gabriela Mistral; España, aparta de mí este cáliz, de
César Vallejo; España, de Vicente Huidobro; Cantos para soldados,
de Nicolás Guillén; España 1936, de Pablo Neruda; y, Elegía a un
joven muerto en el frente de Aragón, de Octavio Paz.

Hamburgo, octubre de 2006


Julio Roldán

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CAPÍTULO I

AMÉRICA LATINA Y ESPAÑA

La relación de la hoy América Latina y España se inició en los


tiempos del descubrimiento del denominado Nuevo Mundo. Conti-
nuó con la empresa de la conquista y se afianzó, definitivamente,
con la dominación colonial. Este proceso duró desde 1492 hasta las
dos primeras décadas del siglo XIX. Con la excepción de Cuba, que
fue la última colonia española en América Latina en lograr su inde-
pendencia en 1898. Por ser relativamente conocida esta etapa de la
historia, sólo nos limitamos a lo ya mencionado.
En una segunda etapa, desde que el continente dejó de ser una co-
lonia de la península, la relación de estas dos partes del mundo ha
sido y es relativamente problemática. Si la relación de país a país en
términos generales es contradictoria, ésta se vuelve mucho más
compleja cuando se da entre una ex-colonia con el otrora país o paí-
ses colonizadores. Esta relación contradictoria entre América Latina
y España se expresó y expresa en la actitud, especialmente político-
cultural, de los diferentes sectores, segmentos y clases sociales.
A grosso modo se pueden distinguir tres actitudes. Un sector está
conformado por los que se identifican abiertamente con lo que ellos
llaman la Madre Patria. Éstos son normalmente conservadores y ra-
cistas. Son los denominados pan o pro hispanistas, que creen que la
actitud de España-Europa en el Nuevo Mundo fue una acción to-
talmente positiva.
Sostienen que España, con el mestizaje, ha mejorado la raza cobri-
za. España, con el sincretismo-resematización religiosa, ha dotado a
estos pueblos de una religión universal. Finalmente España, con el
castellano, ha dotado de un idioma culto y moderno a la hoy Améri-
ca Latina.
En resumidas cuentas, España ha integrado a esta parte del mun-
do atrasado y primitivo a la civilización cristiana, romana y occiden-
tal. Los componentes de este sector creen que la solución de los pro-
blemas de la actual América Latina pasa necesariamente por inte-
grarse sin condiciones al mundo, ya no español, sino más bien al sis-
tema capitalista hoy predominante y encarnado en Estados Unidos
de Norteamérica.
Los que sostienen este punto de vista, conservador y racista, no
necesariamente son personas provenientes de las clases dominantes.

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Hay amplios sectores populares que se identifican con esta concep-
ción. Lo mencionado se puede ver y sentir en diversos escritos de
diferentes épocas, en la abundante producción artística, en un sin-
número de actitudes y, naturalmente, de sentimientos.
Un segundo sector se coloca en el otro extremo del anterior. Lo
conforman los denominados nacionalistas, indianistas o autoctonis-
tas, éstos creen que las culturas nativas, especialmente las cuatro
mayores (Quechuas, Chibchas, Mayas y Aztecas) habían logrado un
alto nivel de desarrollo económico, político, tecnológico y cultural
que en muchos aspectos fue superior a los logros obtenidos en el
Viejo Mundo.
Como consecuencia, sostienen que el descubrimiento, la conquista
y la colonización fue un genocidio étnico-cultural de grandes pro-
porciones de los blancos europeos en contra de la gran civilización
nativa. Creen que la solución de todos los problemas actuales, de los
pueblos de esta parte del mundo, está en volver a reconstruir estas
sociedades que fueron destruidas brutalmente por los forasteros ha-
ce más de 500 años.
De igual modo, a través de escritos, mitos, cuentos, música, gestos
y actitudes, se puede encontrar a lo largo del Continente esta forma
de pensar y de sentir. Asimismo, como en el caso anterior, no son
necesariamente las poblaciones indígenas y populares quienes le-
vantan estas banderas, la mayoría son mestizos de clase media inte-
lectualizados y hasta sectores blancos o blanqueados provenientes
de las clases dominantes.
Desde nuestro punto de vista, las dos posiciones expuestas sólo
en parte tienen razón. Cuando los primeros dicen que la hoy Améri-
ca Latina fue integrada a la denominada cultura occidental, que se le
impuso una religión universal y un idioma moderno, es cierto. Lo
que no dicen es que eso se hizo a través de un costo muy alto, el ge-
nocidio más grande de la historia de la humanidad que costó la vida
a 90 millones de seres humanos. Genocidio que corrió a manos del
Estado español en alianza con la Iglesia Católica. De tamaño genoci-
dio pocos reclaman y hasta hoy nadie ha rendido cuentas.
Mientras que los segundos se olvidan de que las culturas nativas
más desarrolladas fueron Imperios, que la dominación y explotación
de clases ya comenzaba con mucha fuerza a evidenciarse, que el
control y el dominio militar de estos Imperios sobre las demás cultu-
ras o pueblos dominados fueron poco menos que brutales.

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Por último, hay un tercer sector, creemos los más objetivos, que
entiende esta problemática como una acción histórica, económica,
política y cultural. En principio sostienen que fue un proceso histó-
rico que se extendía, teniendo como punto central Europa y toda su
racionalización, al resto del mundo. Fueron los tiempos del Renaci-
miento. De allí que se descubrieron casi simultáneamente las Indias
Orientales y las Indias Occidentales y con ese hecho se conoció por
primera vez, en su totalidad, el planeta Tierra.
Esta empresa histórico-geográfica estuvo acompañada e impulsa-
da por un hecho de carácter económico. El antiguo sistema feudal se
hundía y desde sus entrañas emergía el sistema capitalista convir-
tiendo, a su paso, todo en mercancía. Este sistema, para su realiza-
ción, generó el mercado, multiplicando la masa de capital que tiene
su base en la acumulación originara y dio una nueva función al di-
nero dentro del sistema en su conjunto.
La nueva clase en ascenso en Europa, la burguesía, para gobernar
mejor y así tener mayor control sobre el resto de la población, nece-
sitaba la formación de los Estados modernos y eso pasaba por inten-
tar unificar los pequeños Estados, construir el denominado Estado
Nación y sus organismos, que sus teóricos, con alguna antelación,
habían ideado.
Por último, como parte de ese gran proceso, aparecieron y se sis-
tematizaron (escribiendo sus gramáticas) en Europa los idiomas na-
cionales; algunos de ellos provenían directamente del idioma Latín.
Entre los siglos XIII y XVI aparecen los grandes escritores de las de-
nominadas lenguas vernáculas o romances.
A la par la fantasía, utilizando estos nuevos idiomas, echaba sus
alas al viento. La esperanza en un mundo mejor, para muchos el pa-
raíso anunciando en los evangelios, fue un tema recurrente en las
discusiones de los círculos intelectuales y hasta en la vida doméstica
de la Europa renacentista. Es el tiempo en que nacen los grandes
utópicos que anuncian mundos nuevos, hombres nuevos, espíritus
nuevos.
Por lo tanto, es en este momento histórico, bajo estas condiciones
económicas, en este ambiente político y respirando esta atmósfera
cultural, que se describió el hoy Continente americano. Descubri-
miento, seguido por la conquista y rematado por la colonia que, en
su largo dominio, cuatro siglos en la América Latina, generó la men-
talidad colonial que hasta hoy perdura en el común de los latinoa-
mericanos.
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Las armas ideológicas de la colonización fueron principalmente dos:
La religión católica y el idioma castellano hoy español. Algunos tó-
picos relacionados con el idioma pasamos a desarrollar en la si-
guiente parte de esta investigación.

EL ESPAÑOL DE ESPAÑA Y EL
ESPAÑOL DE AMÉRICA LATINA

Hasta las cuatro primeras décadas del siglo XIX, el tema de las
semejanzas y las diferencias entre el español de España y el español
de América Latina no fue tema de discusión en el seno de los inte-
lectuales y menos al interior del común de la población de la ex-
colonia. Naturalmente la preocupación mayor de ellos, junto a los
políticos, fue cómo organizar las nuevas repúblicas nacidas al calor
de las guerras de la independencia.
La polémica sobre el punto se inició en la ex-colonia al interior de
la élite intelectual con los puntos de vista del argentino Domingo
Faustino Sarmiento (1881-1888) a mediados del siglo XIX y conti-
nuada con los del peruano Manuel González Prada (1848-1918) a
fines del mismo siglo.
Estos dos personajes sostenían que América Latina debe comple-
tar su independencia de España prescindiendo también de la lengua
castellana. Es por ello que escribieron algunos artículos contravi-
niendo, conscientemente, algunas reglas ortográficas oficializadas
por la Real Académica de la Lengua Española que había sido fun-
dada en 1713. No hay que olvidar que los dos escritores aquí men-
cionados tenían una fuerte influencia y admiración por la historia y
la cultura francesa.
A la par de lo anterior, por estos mismos tiempos comenzó una
preocupación en torno a la unidad del idioma, en la medida que
ciertos especialistas veían que el español que se hablaba en América
(y entre los países que lo conformaban) tendía a diferenciarse acele-
radamente del español que se hablaba en España. El filólogo vene-
zolano Andrés Bello (1781-1865) fue uno de los primeros en hacer
pública esta preocupación.
Una especialista en el tema, la checa Anna Mistinová, sostiene:
“En la primera edición de su Gramática, que apareció en 1847, de-
claraba que la avenida de neologismos de construcción altera la es-
tructura del idioma.”

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Y luego citando directamente a Bello, agrega que ello: “`…tiende a
convertirlo en una multitud de dialectos irregulares, licenciosos,
bárbaros; embriones de idiomas futuros, que durante una larga evo-
lución reproducirían en América lo que fue la Europa en el tenebro-
so período de la corrupción del latín´.” (Mistinová 2002: 1 y 2).
En 1899 fue el filólogo colombiano Rufino José Cuervo (1844-1911)
quien retomó las preocupaciones de Bello; él argumenta sus puntos
de vista así: “La influencia de lo que fue la metrópoli va debilitándo-
se cada día y fuera de cuatro o cinco autores cuyas obras leemos con
gusto y provecho, nuestra vida intelectual se deriva de otras fuentes,
y carecemos pues casi por completo de un regulador que garantice
la antigua uniformidad.” (Cuervo 2004: 35).
Y finalmente: “Hoy sin dificultad y con deleite leemos las obras de
los escritores americanos, pero en llegando a lo familiar o local, ne-
cesitamos glosarios. Estamos pues en vísperas (que en la vida de los
pueblos pueden ser muy largas) de quedar separados, como lo que-
daron las hijas del Imperio Romano.” (Cuervo 2004: 36).
Los dos autores aquí citados creen que las causas para la separa-
ción y más aún para la futura división en lenguas diferentes del es-
pañol estriban en las siguientes. Comparan la caída del Imperio Es-
pañol con la caída del Imperio Romano. Consecuencia de ello, el
idioma latín desapareció y dio origen a otras lenguas. Lo mismo
puede suceder en América Latina con el idioma español. Segundo,
la inexistencia de un centro y como consecuencia la carencia de una
norma común para todas las personas de habla castellana. Tercero,
la notoria influencia de los denominados extranjerismos (galicismos,
anglicismo) y los nativismos o “americanismos” en el habla de los
pobladores del Nuevo Mundo. Y cuatro, en la poca comunicación
entre España y las ex-colonias y, a su vez, entre las diversas repúbli-
cas latinoamericanas entre sí.
La respuesta a estos argumentos vino de España a través de tres
intelectuales. Primero, el escritor Juan Valera (1824-1905) en 1901 y
1903 respondió a Cuervo, e indirectamente a Bello, diciendo que las
condiciones históricas que generaron la caída del Imperio Romano
en el siglo V son muy diferentes a las actuales, como consecuencia:
“La corrupción del latín y el nacimiento y desarrollo ulterior de len-
guas romances no puede ni debe servirnos de guía para pronosticar
en América la corrupción del castellano y el nacimiento y desarrollo
ulterior de nuevos idiomas. (…) No hay motivo para recelar la

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desaparición en el nuevo continente de la lengua castellana.” (Valera
2004: 42)
Segundo, por esos mismos años, concretamente en 1903, Miguel
de Unamuno (1864-1936) aceptaba las diferencias lingüísticas, pero a
pesar de ello, creía que la tendencia a la unidad de la lengua caste-
llana es mucho más fuerte que la tendencia a la diversidad. Leamos:
“Por mucho que se cumpla la diferenciación lingüística o dialectal
de hoy en adelante, la integración irá de par. No están hoy los pue-
blos de lengua española tan apartados unos de otros, que quepa en
alguno de ellos diferenciación lingüística que no refluya inmediata-
mente en los demás. Por fuerte que puede llegar a ser la tendencia a
la diferenciación, la tendencia a la integración será mayor. Siempre
predominará el interés supremo: el de que nos entendemos todos.”
(Unamuno 1958: 831 y 832).
Y tercero, Ramón Menéndez Pidal (1869-1968), en 1918, con su
principio de que el español de los dos continentes tiende más a la
unificación antes que a la bifurcación, en la medida que las condi-
ciones que determinaron la desaparición del latín no tiene compara-
ción con las condiciones actuales. Leamos lo que escribe: “Sucede
que no hay un letargo de la civilización antigua, sino una extinción o
muerte y un profundísimo, un increíble aislamiento de varias partes
del Imperio Romano, que nada tiene que ver con lo que sucedió en
América ni con lo que puede suceder (…) cuando la intercomunica-
ción de las Repúblicas americanas llegue a hacerse tan difícil que
para los negocios importantes se practique con intervalos de un año,
cuando en ellas la producción literaria enmudezca por especio de un
siglo o más, entonces podremos entristecernos sobre una suerte de
la lengua, semejante a la del latín, y pensar como Cuervo que la hora
trágica de la fragmentación del idioma sobreviene inevitablemente
(…) Pero estamos tan lejos de esto, que no es sensato el pensar en
ello más que en el enfriamiento del Sol y el apocamiento de la vitali-
dad en la especie humana.” (Menéndez 1957: 187 y 191)
Algunas décadas después, retomando los puntos de vista de Bello
y Cuervo, los españoles Amado Alonso (1896-1952) y Américo Cas-
tro (1885-1972), centrando en el español de Argentina y en especial
de Buenos Aires, sostienen que la tendencia a la fragmentación del
idioma español no está totalmente conjurada, que la posibilidad pa-
ra que ello suceda está aún abierta.
Los años y las décadas han pasado, después de más de un siglo de
la ya legendaria polémica: la realidad concreta ha demostrado que
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los tres primeros estudiosos españoles tuvieron razón. Las condicio-
nes histórico-sociales y político-culturales fueron diferentes en los
tiempos del fin del Imperio Romano y en los tiempos del fin del Im-
perio Español y, como consecuencia, también para el futuro del
idioma latín y del idioma español.
Entre el fin del sistema esclavista y el tránsito del sistema capita-
lista al imperialista median quince siglos y ello, naturalmente, tiene
su juego. En función de sus ganancias y su seguridad, el sistema ca-
pitalista busca la unidad, normaliza, unifica y hasta estandariza to-
do. En esa tendencia, un idioma nacional, continental y hasta mun-
dial coincide perfectamente con sus intereses. La mejor prueba es el
impulso y desarrollo del sistema del mercadeo y la gran industria de
la comunicación que se han impuesto en el mundo.
Ya es idea común decir que la comunicación hablada, escrita y vi-
sual es un gran vendedor de mercancías y también de ilusiones; y si
todo ello es posible hacerlo a través de un idioma continental o
mundial es mucho más fácil, rápido y rentable. De allí la importan-
cia de los libros, de los periódicos, de la radio, del cine, de la TV, del
satélite y de la Internet. A ello agréguese las políticas educativas y
culturales implementadas, en el mismo idioma, en los respectivos
países y el resultado es que la unidad del idioma sobrepasa larga-
mente a la diversidad.
La unidad del idioma español, gracias a lo anterior, ha logrado un
alto nivel de cohesión y hasta de uniformalización. Pero hay que
advertir, en primer lugar, que ello no implica armonía total o caren-
cia de problemas al interior de los hispanohablantes. En segundo
lugar, no significa asimismo, que este idioma será eterno, nada es
eterno, en algún momento tendrá que desaparecer o transformarse
en otro, pero para que ello suceda tendrá que pasar un buen tiempo,
no pensamos en milenios, pero sí en algunos siglos.
En consecuencia, en el siglo XX, el español en su conjunto se desa-
rrolló mucho más de lo imaginado, con la diferencia de que el espa-
ñol que se habla en Latinoamérica es mucho más ágil, rico, amplio y
profundo que el español que se habla en España. La razón es que en
América Latina se sigue hablando aún el español antiguo llevado
por los conquistadores y colonizadores, el mismo que en España ya
fue olvidado hace tiempo. De igual manera, se habla el español mo-
derno tal como se habla en la actual España. Luego, el español de
América es mucho más abierto a la influencia de otros idiomas
(francés e inglés principalmente). Y por último es un español que ha
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sido enriquecido con voces, términos y palabras de los idiomas pre-
colombinos que aún tienen mucha vitalidad en extensas zonas de la
región.
La mejor prueba de la agilidad, de la riqueza, de la profundidad y
la amplitud del español de América Latina está plasmada en la es-
cuela literaria nacida en esta parte del mundo a fines del siglo XIX y
comienzos del XX. Escuela conocida oficialmente con el nombre de
Modernismo. La susodicha escuela tiene como jefe y fundador al
poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916).
Dos décadas después, el idioma español logra un gran impulso
con la producción de los poetas de la denominada generación del 20
del siglo XX, nos referimos particularmente a Gabriela Mistral, Cé-
sar Vallejo, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Ni-
colás Guillen y Octavio Paz.
Posteriormente, a partir de la década del 60 del siglo XX, el idio-
ma español se universaliza gracias a la producción y a los aportes
literarios, principalmente, de los cuatro grandes del Boom de la no-
vela latinoamericana. Ellos son Julio Cortázar, Gabriel García Már-
quez, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa.
Finalmente hay que decir que a partir de las últimas cuatro déca-
das del siglo pasado, el idioma español es el segundo idioma, des-
pués del inglés, más importante en el mundo. Es el idioma de moda,
más que por su capacidad de racionalización o síntesis, por su capa-
cidad expresiva, evidenciada en la música y la literatura.

EL MODERNISMO LATINOAMERICANO Y LA GENERACIÓN


ESPAÑOLA DEL 98

El español de España, expresado en la literatura, en las últimas


décadas del siglo XIX, por muchas razones, había entrado en un le-
targo. Se había vuelto repetitivo y por ese camino terminó siendo
notoriamente aburrido. Es en este momento cuando aparece en La-
tinoamérica un movimiento literario que vino a refrescar, avivar y
agilizar el habla y la poesía castellana. Nos referimos al ya mencio-
nado Modernismo.
El estudioso español Pedro Correa, refiriéndose a dicha escuela,
escribe: “Es un movimiento literario nacido en América y traído a
España por el poeta nicaragüense Rubén Darío. La intención de los
modernistas fue la de renovar la poesía española, que en el último
tercio del siglo XIX se encontraba en un callejón sin salida. Ni el rea-

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lismo de Ramón de Campoamor ni el parnasismo de Gaspar Núñez
de Arce tenía el empuje suficiente. Algún poeta intentaba la renova-
ción con escasa visión del futuro, como Salvador Rueda. La salva-
ción vino de América.” (Correa 1985: 66 y 67).
Darío comenzó su vida literaria y periodística siendo aún adoles-
cente. Además de memorizar poemas para luego recitarlos en fies-
tas, matrimonios, cumpleaños y entierros, en una edad bastante
temprana comenzó a publicar los suyos. Leamos lo que él nos in-
forma, en su Autobiografía, al respecto: “Ya iba a cumplir los trece
años y habían aparecido mis primeros versos en un diario titulado
El Termómetro, que publicaba en la ciudad de Rivas el historiador y
hombre político José Dolores Gómez.” (Darío 1990: 14).
El caso de Darío, igual que algunos otros “poetas niños prodi-
gios”, es una experiencia poco común en el mundo de la literatura.
La vieja discusión de que el artista-poeta se hace o que el artista-
poeta nace, una vez más, cobra actualidad. Nosotros podríamos
afirmar que en estos casos se da un encuentro, en contradictoria ar-
monía, entre el que nace y el que se hace o entre el que se hace y na-
ce si se prefiere. Darío, en la línea de los románticos, cree que él ha
nacido con ese don natural para escribir versos. En el libro antes ci-
tado claramente lo confiesa: “Yo nunca aprendí hacer versos. Ello
fue en mí orgánico, natural, nacido.” (Darío 1990: 9)
En 1888, cuando a la sazón tenía 21 años de edad, publicó su pri-
mer poemario, el después famoso libro Azul. En 1896 apareció Pro-
sas profanas, luego viene en 1905 Cantos de vida y esperanza, para
terminar con dos libros publicados en 1910, Poema de otoño y Canto
a Argentina. Para la mayoría de especialistas, Prosas profanas es el
poemario con el cual Darío y su escuela llegan a su cima más alta. El
estudioso español, párrafos antes citado, afirma: “Prosas profanas
significa la consagración. La poesía española adquiere caracteres bri-
llantes por la variedad de sus temas y la extraordinaria calidad rít-
mica y musical de los poemas.” (Correa 1984: 68).
Mientras que el autor, contradiciendo en parte su punto de vista
anterior referente a la creación, sostiene que escribió este libro muy
consciente de lo que hacía, que no fue nada natural, ni nacido, ni es-
pontáneo. En torno a lo publicado posteriormente a la aparición del
poemario Azul, dice: “Ha sido deliberadamente después cuando he
empleado maneras y construcciones de otras lenguas, giros y voca-
blos exóticos y no puramente españoles.” (Darío 1990: 21)

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El profesor Pere Gimferrer, generalizando la producción del nica-
ragüense, piensa que: “… la heroica gesta de aceleración rubeniana
permitió a la poesía hispánica recobrar de golpe varias décadas
malversadas.” (Gimferrer 1987: 21).
Y luego, a un nivel más universal, cree encontrar en varios pasajes
de la poética de Darío mucho de la poesía de Dante y de Shakespea-
re. Leamos: “… tiene con ellos en común no sólo la grandeza expre-
siva de sus mejores pasajes, sino también este don a la vez de abar-
camiento universal y de síntesis suprema -enciclopedia y microcos-
mos- que, en algún verso memorable, podrá cifrar todo lo visible y
lo invisible.” (Gimferrer 1987: 21).
Pero como en todo movimiento de esta naturaleza, Rubén Darío
no fue producto de la nada, tampoco estuvo sólo. Por el contrario,
tuvo ilustres predecesores y contemporáneos que ya habían dado
los primeros pasos en la forja de esta escuela. De este grupo de bue-
nos poetas y escritores destacan, entre otros, el cubano José Martí, el
mexicano Manuel Gutiérrez Nájera, el colombiano José Asunción
Silva, los peruanos Manuel González Prada y José Santos Chocano,
el argentino Leopoldo Lugones y el uruguayo José Enrique Rodó.
Luego de haber hecho estas anotaciones en torno a Darío y el Mo-
dernismo, pasemos a definir en qué consiste esta escuela y sus apor-
tes. Para ello cedemos la palabra a Mario Benedetti (1920-) quien,
desde nuestro particular punto de vista, es el que mejor ha sinteti-
zado la historia y la estética del fenómeno. El crítico y escritor uru-
guayo, en torno al contexto en el cual nació la escuela, escribe: “En
una sola oportunidad América Latina se adelantó a los avances cul-
turales del Viejo Mundo, pero ese adelanto fue provocado, paradóji-
camente, por la acumulación de muchos atrasos. Sobrevino un pe-
ríodo (tres últimas décadas del siglo XIX) en que los escritores lati-
noamericanos se encontraron con que tenían en las manos un clasi-
cismo que habían imitando copiosamente pero no re-creado; un ro-
manticismo, no menos imitado, que ya empezaba a resultarles in-
cómodo y campanudo; además, un indigenismo balbuciente, cuyo
atraso tenía poco que ver con lo europeo, y sí con la exigencia, pos-
tergada realidad.” (Benedetti 1995: 25).
Y a renglón seguido, en alusión a la escuela, propiamente dicho,
afirma: “De esos tres atrasos surgió un sólo adelanto: el Modernis-
mo. El Modernismo tiene adelantos clásicos, románticos, y autócto-
nos; tiene resonancias españolas, francesas, inglesas, y otras algo
más exóticas. Pero al no ser nada de ello en particular, resulta por
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eso mismo típicamente latinoamericano, ya que fueron los moder-
nistas los primeros acaso en vislumbrar que uno de los posibles mo-
dos de arriesgar en este cruce de rumbos encontrados, consistía en
fijar el desarraigo.” (Benedetti 1995: 26)
Algunos críticos, los conservadores españoles, se propusieron res-
tar importancia y valor a la nueva escuela nacida en la ex-colonia.
Para ello intentaron contraponer al Modernismo la denominada Ge-
neración del 98 que apareció en España a fines del siglo XIX.
Estos últimos fueron un grupo de buenos poetas y escritores que
combinaban, a un buen nivel, la literatura con la política. En este úl-
timo plano, la mencionada Generación del 98 tuvo su origen en el
descontento nacido a causa de la guerra contra EE. UU. (1898). En
ella España perdió las últimas colonias que le quedaban (Cuba,
Puerto Rico y Filipinas). Los miembros de este grupo ahondaron en
las causas, consecuencias de la derrota y más en la decadencia moral
y cultural del país.
Lo aquí dicho es confirmado por el estudioso español José Manuel
Roldán cuando escribe: “La Generación del 98 es un grupo de pen-
sadores y literatos nacidos entre 1865 y 1875, que crecen durante la
pérdida del imperio colonial español. Estos escritores se plantean el
problema de España con una actitud crítica y pesimista. Entre ellos
se encuentra Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Ramón del Valle-
Inclán, Ángel Gavinet, Azorin y los poetas Antonio Machado, y Juan
Ramón Jiménez. Casi todos pertenecen al movimiento estético mo-
dernista y utilizan la lengua castellana con una extraordinaria fuerza
de expresión y belleza.” (Roldán 1894: 119 y 120).
Además de su Modernismo confeso, algunas otras características
político-estéticas de La Generación del 98 pueden ser sintetizadas de
la siguiente manera. En el plano histórico-político, el punto central
de su interés fue España, sea para abrir la península a Europa o, de
lo contrario, para volver a repensar el pasado histórico. En un plano
más íntimo fue considerada Castilla como el ser y el alma de Espa-
ña.
Además de estas coincidencias generales se dio un acentuado in-
dividualismo, un interés por la reflexión sobre los problemas del pa-
sado, presente y futuro. A nivel ideológico se dio una combinación
del liberalismo con el socialismo, muchos de ellos provenían de las
canteras anarquistas. En el plano literario fueron acérrimos defenso-
res de Cervantes y, en menor medida, de Quevedo. Su estilo litera-

17
rio fue sencillo, elegante no exento de sobriedad y de fuerza expre-
siva.
En otro nivel se puede afirmar que con La Generación del 98 se
cumple aquel principio de que los ricos momentos de producción
literaria son pobres momentos en producción política y viceversa.
En este momento que analizamos, España dejaba de ser el gran Im-
perio en el mundo que duró algo más de cuatro siglos y devino uno
de los países más atrasados de Europa. La respuesta positiva a esa
decadencia está plasmada en la producción estético-literaria de La
Generación del 98.
Con el Modernismo y su influencia sobre La Generación del 98,
terminamos con lo afirmado por un miembro de la Academia de la
Lengua Española párrafos antes citado. Nos referimos a Pere Gimfe-
rrer que sobre el punto afirma: “Tampoco debe creerse que lo que a
tantos ha cautivado sea simplemente una destreza técnica -
deslumbrante, sí- o un repertorio de imágenes y motivos (…). No:
aunque algo, y mucho, puede contar todo ello, no bastaría para que
el joven Juan Ramón Jiménez, el joven Dámaso Alonso, el joven Vi-
cente Alexandre, el joven Pedro Salinas, el joven Octavio Paz, y así
sucesivamente hasta por lo menos mi propia generación y la que si-
gue se haya visto magnetizada por Rubén,…” (Gimferrer 1987: 16)

18
CAPITULO II

LOS POETAS LATINOAMERICANOS


DE LA GENERACIÓN DEL 20 DEL SIGLO XX

El modernismo y los poetas modernistas serán continuados, desa-


rrollados y superados por los poetas de la denominada Generación
del 20 del siglo XX en América Latina. Comúnmente son considera-
dos, como miembros de este grupo, los chilenos Gabriela Mistral
(1889-1957), Vicente Huidobro (1893-1948) y Pablo Neruda (1904-
1973); el peruano César Vallejo (1892-1938), el argentino Jorge Luis
Borges (1899-1986), el mexicano Octavio Paz (1914-1998) y el cubano
Nicolás Guillén (1902-1989).
Los estilos, los temas y hasta las edades; a pesar de ser considera-
dos de la misma generación, difieren sustancialmente entre los men-
cionados. Allí encontramos el estilo de Neruda que es notoriamente
contrapuesto al estilo de Borges. A su vez el estilo de éste es muy
distinto al estilo de Huidobro que nada tiene en común con el estilo
de Vallejo. De igual manera los temas son diversos. Los infantes en
Mistral y el mundo de la negritud en Guillén. La naturaleza y la
geografía en Neruda, el alma y sus expresiones en Vallejo. Asimis-
mo la diferencia de edades, entre la mayor de todos ellos Gabriela
Mistral y el benjamín Octavio Paz, es notoria.
De los siete mencionados, tres fueron Premio Nóbel de literatura.
La calidad de Mistral, Neruda y Paz nadie la discute y el Nóbel es
objetivamente merecido. Lo que sí se discute es el no haber recono-
cido con dicho premio a Rubén Darío, César Vallejo y Jorge Luís
Borges. La verdad es que no siempre el premio se le otorga a quien
se lo merece. Decimos esto en la medida que hay muchos escritores
que fueron premiados con el Nóbel y que ya nadie los recuerda y
menos los leen. Mientras que los tres aquí nombrados, incluso sin
premio, siguen siendo recordados, leídos y admirados en muchas
partes del mundo.
Por último, y esto es muy importante, hubo dos puntos de en-
cuentro entre este grupo de poetas. En el plano ideológico, con ex-
cepción de Borges, todos pueden ser catalogados entre los años 30 y
60 como progresistas, izquierdistas, comunistas. Y en el plano políti-
co, de igual modo con la excepción de Borges, todos estuvieron en
contra del fascismo en cualquiera de sus variantes. Una demostra-

19
ción de ello fue su declarado y militante compromiso en defensa de
La II República Española.
Todos los nombrados, una vez más con excepción de Borges, es-
tuvieron por lo menos una vez en los duros tiempos de la Guerra
Civil en España. Además de haber hecho propaganda abierta contra
el fascismo y en defensa de La República escribieron artículos, pu-
blicaron poemarios y poemas tomando como referencia este aconte-
cimiento histórico-político-militar.
A pesar de la lógica, el objetivo, la sensibilidad y el tratamiento de
los temas diferentes entre estas dos expresiones humanas, la política
y la literatura, cuando se tiene la claridad y la sensibilidad suficien-
te, se puede llegar a conjugar la dureza de la realidad política con la
suavidad de la belleza literaria. Éste es otro punto de encuentro en-
tre los poetas de La Generación del 20 y al mismo tiempo es lo que
han dejado como herencia a las generaciones posteriores.
Los poetas latinoamericanos se jugaron el todo por el todo a favor
de la España republicana, especialmente en los trágicos momentos
de la Guerra Civil que tuvo, entre otras consecuencias, un millón de
muertos y un millón de exiliados.

LA II REPÚBLICA Y SUS REFORMAS

Por ser de dominio público, con el interés de ubicar mejor al lec-


tor, nos limitaremos a mencionar sumariamente algunas acciones
realizadas por La II República Española. En las tres primeras déca-
das del siglo XX la situación político-social en España evidenció un
deterioro muy notorio. La monarquía era insostenible y la dictadura
encabezada por el general José Primo de Rivera (1923-1930) terminó
ahondando más esta crisis.
Estando a la cabeza del gobierno el Almirante Aznar, se celebra-
ron elecciones municipales en toda España con el propósito de ini-
ciar una nueva etapa de legalidad constitucional. Ellas se llevaron a
cabo el 12 de abril de 1931 y fueron ganadas, particularmente en las
grandes ciudades, por las fuerzas republicanas. Con este aval electo-
ral, el 14 del mismo mes y año, fue proclamada La II República y se
formó un gobierno provisional encabezado por Niceto Alcalá Zamo-
ra. El mismo día el Rey Alfonso XIII (1886-1941) se marchó al exilio.
En el mes de junio de 1931 se celebraron elecciones generales en
todo el país y triunfó la coalición de socialistas y republicanos. Ellos
elaboraron un proyecto de Constitución que fue aprobado en di-
20
ciembre del mismo año. Este gobierno estuvo presidido por el repu-
blicano Manuel Azaña. EL gobierno intentó llevar a cabo algunas
reformas, las principales fueron las siguientes. A nivel económico, la
reforma agraria; a nivel político, la reforma del ejército; a nivel or-
ganizativo, el problema de las autonomías; y, por último, a nivel
ideológico, las medidas de carácter confesional.
Este programa era reformista, de ninguna manera revolucionario,
apuntaba a terminar con la feudalidad y la semi-feudalidad; hacer
evolucionar el país y poner las bases para el desarrollo del sistema
capitalista en la península.
Las fuerzas conservadoras y contrarrevolucionarias (llamadas
también derechas) que habían perdido el gobierno pero aún mante-
nían el Poder, conspiraron permanentemente en contra del gobierno
y se opusieron sistemáticamente a las reformas. A la par de ello, el
movimiento popular y de avanzada (las izquierdas) no sabían cla-
ramente qué hacer para transformar las reformas en revolución y así
instaurar un sistema que vaya más allá del sistema capitalista en Es-
paña.
A fines del año 1933 se celebraron las segundas elecciones genera-
les de la República. Las fuerzas abiertamente conservadoras y las
del centro (Partido Radical) fueron quienes lograron mayoría en el
parlamento. Ellas eligieron como presidente al miembro del PR Ale-
jandro Lerroux. Este gobierno inició un proceso de contrarreformas
que denominó el programa de rectificación.
El ambiente de cambio, transformación, la violencia y represión
era lo que copaba la escena política en el país. En esas condiciones,
en octubre de 1934, hubo dos levantamientos revolucionarios dirigi-
dos por las fuerzas de izquierda (socialistas, comunistas, anarquis-
tas, separatistas), que tuvieron su centro en Asturias y Cataluña.
En Barcelona se proclamó el Estado Catalán Independiente. En
Asturias la situación fue diferente. Las masas obreras tomaron las
fábricas y los cuarteles y así, armados, controlaron la región. La pos-
terior represión a cargo de las fuerzas gubernamentales, encabezada
por la Legión de Marruecos, fue dura y brutal. Lo último fue un sín-
toma de que las fuerzas reaccionarias y conservadoras habían fraca-
sado en el gobierno.
En estas condiciones, en enero de 1936, se disolvieron las Cortes y
se convocaron a nuevas elecciones generales. Mientras las fuerzas
gobernantes se presentaron desmoralizadas y desunidas, en contra-
posición, las fuerzas de oposición (las izquierdas) concurrieron a las
21
mismas unidas y muy optimistas. Estas últimas se agruparon en el
Frente Popular y triunfaron en las elecciones generales. El gobierno
fue presidido por un ex-gobernante, el socialista Manuel Azaña, que
intentó llevar a cabo un programa de reformas parecidas a las esti-
puladas en el programa de 1931, pero las condiciones, sobre todo
políticas, en el país habían cambiado.
Recordando estos momentos, el historiador francés Pierre Vilar,
escribe: “Disturbios esporádicos respondieron a esta empresa. En los
pueblos se pensó `los curas han perdido´, hay que desarmar a los
enemigos y vengar sus atropellos; de ahí vinieron los numerosos
asaltos contra iglesias, conventos y centros de Acción Popular. La
agitación agraria se reanudó también: los arrendatarios expulsados
volvieron a las tierras y la reforma agraria fue reemprendida espon-
táneamente; en dos provincias (Toledo y Badajoz) se repartieron así
250,000 hectáreas de tierra, en el espacio de tres meses, más de lo
que se había repartido en toda España desde 1900. Poblaciones de
menos de tres mil almas entraron en conflicto con la guardia civil.”
Y a continuación, agrega: “En las ciudades, la agitación tenía otros
objetivos: libertad de los presos (había treinta mil; los dirigentes sa-
len pronto, pero las mujeres de los suburbios encuentran lento el
movimiento), indemnización por las represalias sufridas.” (Vilar
1995: 140 y 141)
El presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, fue destitui-
do y es reemplazado por el jefe de gobierno Manuel Azaña, el pues-
to de Azaña fue ocupado por Casares Quiroga. En esa atmósfera, el
13 de julio, fue muerto por las fuerzas del orden el dirigente nacio-
nalista José Calvo Sotelo. Éste fue el gran pretexto para el alzamien-
to militar, que comenzó en el Protectorado de Marruecos el 17 de
julio, con el cual se inició La Guerra Civil Española.
En todo este proceso que va del 14 de abril de 1931 hasta el 17 de
julio de 1936, la mayoría de intelectuales considerados de la Genera-
ción del 98 se afiliaron a la República. De igual manera fue la actitud
de la mayoría de los miembros de la generación siguiente, es decir
de la Generación del 27, que había desarrollado y hasta superado,
literariamente, a la generación precedente.
Un especialista en el tema, al respecto de esta última generación,
escribe: “Formada a partir de 1920, significa la depuración de todas
las tendencias y actitudes manifestadas en la década anterior. Todos
sus integrantes eligieron la poesía como medio de expresión; secun-
dariamente el teatro y el ensayo. (…) Pertenecen a esta generación
22
Pedro Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Federico García Lorca,
Gerardo Diego, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y
quizá Miguel Hernández.” (Correa 1985: 78).
La producción estético-política de este grupo es de primer nivel.
Luego de haber sido derrotada la República, la mayoría vivieron en
el exilio y desde allí siguieron luchando y produciendo literatura.
Dos de ellos murieron en España en los tiempos de la Guerra Civil.
Federico García Lorca, asesinado en Granada por las fuerzas fascis-
tas en julio de 1936, y Miguel Hernández murió en la cárcel de Ali-
cante en 1942, como consecuencia de haber participado, como mili-
ciano, en el ejército republicano. De ahí que, sin menospreciar a los
demás grandes poetas, García Lorca y Hernández se han convertido
en los símbolos político-literarios de La II República y de la Guerra
Civil.

LOS POETAS LATINOAMERICANOS Y LOS


CONGRESOS ANTIFASCISTAS

La atmósfera social en Europa, y en gran parte del mundo, a co-


mienzos de la década del 30 del siglo XX anunciaba rayos y truenos
político-militares. En muchos niveles de la sociedad se veía venir
algo nunca antes visto. Uno de estos anuncios fue la proclamación
de La II República Española y su consecuencia mayor, la Guerra Ci-
vil, que duró desde el 36 hasta el 39.
La España de aquel entonces se convirtió en el campo de pruebas
donde se intentaron plasmar los proyectos político-culturales de las
tres grandes fuerzas sociales que por entonces competían en Europa.
La reacción feudal-burguesa imperialista, expresada en el fascismo-
falangismo. La burguesía reformista, expresada en la democracia
liberal. Las fuerzas populares-revolucionarias, expresada en los so-
cialistas, comunistas y anarquistas.
En realidad lo que pasó en España fue un anticipo de lo que suce-
dió posteriormente en toda Europa. Todas las fuerzas político-
sociales del Continente se pusieron en actividad y guardia. Los nazi-
fascistas participaron directamente en la Guerra Civil. En el otro ex-
tremo, los izquierdistas (socialistas y comunistas) lo hicieron a tra-
vés de las Brigadas Internacionales principalmente y secundaria-
mente a través de la ayuda de la Unión Soviética. Por último, las
democracias occidentales (Francia e Inglaterra principalmente), que
por principios deberían de haber defendido la República, declararon

23
su neutralidad y así allanaron el camino para el triunfo del fascismo-
falangista.
Demostrando una vez más que la inteligencia no puede estar al
margen de la sociedad y por ende de la vida política, los intelectua-
les progresistas y de izquierda fueron muy activos en estos aconte-
cimientos. Fueron ellos quienes organizaron Los Congresos Antifas-
cistas por la defensa de la cultura, que celebraron sus sesiones suce-
sivamente en París, Madrid, Barcelona y Valencia.
La mayoría de poetas latinoamericanos, párrafos antes menciona-
dos, estuvieron presentes en algunos de estos congresos. Un testi-
monio de primera mano, recordando el congreso en Madrid llevado
a cabo en 1937, nos lo da Pablo Neruda en su libro Confieso que he
vivido. Leamos lo que el poeta chileno escribe: “La guerra de Espa-
ña iba de mal en peor, pero el espíritu de resistencia del pueblo es-
pañol había contagiado al mundo entero. Ya combatían en España
las brigadas de voluntarios internacionales. Yo los vi llegar a Ma-
drid, todavía en 1936, ya uniformados. Era un gran grupo de gentes
de diferentes edades, pelos y colores.
Ahora estábamos en París en 1937 y lo principal era preparar un
congreso de escritores antifascistas de todas partes del mundo. Un
congreso que se celebraría en Madrid.” (Neruda 2003: 162)
Párrafos después agrega: “De todas partes llegaban valiosas res-
puestas. Una de Yeats, poeta nacional de Irlanda. Otra de Selma La-
gerlöf, la gran escritora sueca. Los dos eran demasiado ancianos pa-
ra viajar a una ciudad asediada y bombardeada como Madrid, pero
ambos se adhirieron a la defensa de la República española.” (Neru-
da 2003: 163).
Y finalmente recuerda: “Nunca había salido de París un tren tan
lleno de escritores como aquél. Por los pasillos nos reconocíamos o
nos desconocíamos. Algunos se fueron a dormir; otros fumaban in-
terminablemente. Para muchos, España era el enigma y la revelación
de aquella época de la historia.” (Neruda 2003: 164).
Otro testimonio de importancia es el discurso pronunciado por el
poeta peruano César Vallejo en dicho congreso. Leamos algunos pá-
rrafos de la mencionada intervención: “Traigo el saludo de mis
compañeros al pueblo español que lucha con un interés sobrehu-
mano, con una vocación sin precedentes en la historia y que está
asombrando al universo. (…) Con este saludo de los escritores de
nuestro país os traigo el saludo de las masas trabajadoras del Perú.
Esas masas, contrariamente a lo que podáis imaginaros, tratándose
24
de un país que arrastra una vieja cadena de ignorancia y de obscuri-
dad, ha podido desde el primer momento apercibirse de que la cau-
sa de la República española es la causa del Perú, es la causa del
mundo entero.” (Vallejo 1987: 445)
Un tema central en el discurso de Vallejo es el papel de la inteli-
gencia. Él lo denomina la responsabilidad de los intelectuales, lea-
mos: “Hablemos un poco de esta responsabilidad, porque creo que
en este momento, más que nunca, los escritores libres están obliga-
dos a consustanciarse con el pueblo, a hacer llegar su inteligencia a
la inteligencia del pueblo y romper esa barrera secular que existe
entre la inteligencia y el pueblo, entre el espíritu y la materia. Estas
barreras, sabemos muy bien, han sido creadas por las clases domi-
nantes anteriores al dominio de la monarquía. Creo, pues, necesario
llamar la atención de los escritores del II Congreso Internacional An-
tifascista, diciéndoles que es necesario, no que el espíritu vaya a la
materia, como diría cualquier escritor de las clases dominantes, sino
que es necesario que la materia se acerque al espíritu de la inteligen-
cia, se acerque a ella horizontalmente, no verticalmente; esto es,
hombro a hombro.” (1987: 446 y 447)
En el plano más íntimo, a pesar de los horrores de la guerra, Oc-
tavio Paz recuerda que también hubo lugar y tiempo para la alegría
y la diversión. Su testimonio de parte es elocuente: “Caían bombas y
estallaban obuses, había poco que comer y mucho que padecer pero
en la Alianza de Intelectuales las reuniones eran frecuentes. Concu-
rrían poetas, escritores, pintores, actores, músicos y una población
flotante de amigos de Rafael Alberti y de María Teresa, así como los
extranjeros que estábamos de paso. Se hablaba, se cantaba y, a veces,
se bailaba.” (Paz 1992: 36)
Luego Paz continúa: “Recuerdo una fiesta de disfraces y a Rafael
Alberti vestido de domador de un circo quimérico. Travesuras y al-
gazaras con las que los hombres, en situaciones semejantes, se han
burlado siempre de la muerte, desafíos y juegos al borde del abismo
que Rafael Alberti dirigía con una suerte de soltura geométrica.”
(Paz 1992: 36)
Y finalmente hay que mencionar, hablando de la producción lite-
raria, propiamente dicho, los homenajes perennizados por los poe-
tas latinoamericanos de la Generación del 20 del siglo XX a la II Re-
pública en general y la Guerra Civil en particular
Comencemos con Gabriela Mistral. Ella, en su poemario Tala, que
fue publicado en 1938 en Buenos Aires, da a conocer un poema que
25
lleva por título Recado para la residencia Pedralbes en Cataluña. Por
su parte, Pablo Neruda escribió el poemario España en el corazón.
De igual manera, César Vallejo sacó a luz su libro España, aparta de
mí este cáliz. Del mismo modo, Vicente Huidobro escribirá sus
poemas España y Pasionaria. Nicolás Guillén, por su lado, escribió
los poemas Cantos para soldados y Poema en cuatro angustias y una
esperanza. Por último, Octavio Paz escribió Elegía a un joven muer-
to en el frente de Aragón y Los viejos.
De cada uno de los seis escritores-poetas, aquí nombrados, hemos
tomado un poema como símbolo de su homenaje a La II República y
a la Guerra Civil y como referencia para nuestro comentario. A la
par de ello, en los casos de Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Octavio
Paz, transcribimos algunas aclaraciones en alusión a las circunstan-
cias en las cuales fueron escritos sus libros y poemas aquí seleccio-
nados.

26
CAPÍTULO III

POEMAS EN HOMENAJE A LA II REPÚBLICA Y A LA


GUERRA CIVIL

Deseamos decir sintéticamente que comenzamos esta parte del


capítulo sin tomar en cuenta la fecha en que los poemas fueron escri-
tos, tampoco cuándo fueron publicados. De la misma forma, no nos
hemos guiado por el valor estético-político de los mismos, la razón
fundamental es que la investigación que realizamos es de carácter
eminentemente político. Sólo hemos tomado como referencia, para
dar orden a nuestra disertación, la edad cronológica de los autores.
En la exposición, luego de alguna explicación del mismo autor,
cuando hemos encontrado dicha explicación sobre su creación,
transcribimos el poema seleccionado y concluimos haciendo algunos
comentarios al contenido del mismo. En esta última parte centramos
en el contenido político antes que en el formal estético, como ya lí-
neas arriba hemos advertido.
Por estos tiempos existieron algunas publicaciones que se identifi-
caron, en plena Guerra Civil, con la cusa de la República. De los seis
poetas en este estudio tratados, cinco publicaron sus poemas, por
primera vez, en dos de ellas. En un ensayo titulado La literatura en
la Guerra Civil al respecto se dice: “De todas ellas destacan por su
importancia en el bando republicano El mono azul y Hora de Espa-
ña (…) Se trata de dos revistas harto diferentes, más popular directa
e inmediata la primera y más elitista y con mayores filtros y ambi-
ciones de alcance la segunda. En realidad Hora de España tiene una
calidad material y de contenido que asombra, especialmente tenien-
do en cuenta las circunstancia en que se hacía.” (Autores varios
1985: 754)

GABRIELA MISTRAL

TALA

En el libro Tala (juegos de niños con un pequeño trozo de made-


ra), Mistral incluye un poema que lleva por título Recado para la re-
sidencia Pedralbes en Cataluña. La autora, en una nota al final del
poemario, hace la siguiente aclaración. “… ahora entrego Tala por
no tener otra cosa que dar a los niños españoles dispersados a cuatro

27
vientos. Tomen ellos el pobre libro de mano de su Gabriela, que es
una mestiza de vasco, y se lave Tala de su miseria esencial por este
ademán de servir, de ser únicamente el criado de mi amor hacia la
sangre inocente de España, que va y viene por la Península y por
Europa entera.”
En el párrafo siguiente, continúa: “Es mi mayor asombro, podía
decir también que mi más aguda vergüenza, ver a mi América Es-
pañola cruzada de brazos delante de la tragedia de los niños vascos.
En la anchura física y en la generosidad natural de nuestro Conti-
nente, había lugar de sobra para haberlos recibido a todos, evitándo-
les los países de lengua imposible, los climas agrios y las razas ex-
trañas. El océano esta vez no ha servido para nuestra caridad, y
nuestras playas, acogedoras de las más dudosas emigraciones, no ha
tenido un desembarcadero para los pies de los niños errantes de la
desgraciada Vasconia.”
Luego añade: “`La Residencia de Pedralbes´, a la cual dediqué el
último poema de Tala, alberga un grupo numeroso de niños y a mí
me conmueve saber que ellos viven cobijados por un techo que tam-
bién me dio amparo en un invierno duro. Es imposible en este mo-
mento rastrear desde América la ruta y los campamentos de aque-
llas criaturas desmigadas por el suelo europeo. Destino, pues, el
producto de Tala a las instituciones catalanas que los han recogido
dentro del territorio, de donde ojalá nunca hubiesen salido, a menos
de venir a la América de su derecho natural.”
Finalmente hace otro llamado: “Ruego que no despojen a los ni-
ños vascos las ediciones siguientes, que me han pirateado los dere-
chos de autor de Desolación y de Ternura, invoco el nombre de estos
huérfanos: la Editorial catalana Bauzá y la Editorial Claudio García,
del Uruguay, son las autoras de aquella mala acción.” (Mistral 1946:
149, 150 y 151).

RECADO PARA LA RESIDENCIA PEDRALBES EN CATALUÑA

“La casa blanca de cien puertas


brilla como ascua a mediodía.
Me lo topé como a la Grecia,
me saltó al cuello como niña.
La patria no me preguntaron,
la cara no me la sabían.
Me señalaron con la mano
28
lecho tendido, mesa tendida,
y la fiebre me conocieron
en la cabeza de ceniza.

La palma entra por las ventanas,


el pinar viene de las colinas,
el mar llega de todas partes,
regalándole Epifanía.
La tierra es fuerte como Ulises,
el mar es fiel como Nausica.

Me miran blando las que miran;


blando hablan, recto caminan.
No pesa el techo a mis espaldas,
no cae el muro a las rodillas.
El umbral fresco como el agua
y cada sala como madrina;
la hora quiere, el muro fiel,
la loza blanca, la cama pía.
Y en silla dulce descansado
las Noemíes y las Marías.

De Cataluña es la aceituna
y el frenesí del malvasía;
de Mallorca son las naranjas;
de las Provenzas, el habla fina.
Unas manos que no se ven
traen el pan de gruesa miga
y esto pasa donde se acaba
Francia y es Francia todavía…

Los días son fieles y francos


y más prieta la noche fija.
Por los patios corre, en espejos
y en regatos, la mocería.
El silencio después de raya
de unos ángeles sin mejillas,
y en el lecho la medianoche,
como un guijarro, mi cuerpo afila.

29
Hacía años que no paraba,
y hacia más que no dormía.
Casa en valles y en mesetas
no se llamaron casas mías.
El sueño era como las fábulas,
la posada como el Escita;
no sosiego la presa de agua
y mis gozos la dura mina.

Pulpa de sombra de la casa


tome mi máscara en carne viva.
La pasión mía me recuerden,
la espalda mía me la sigan.
Pene en los largos corredores
un caminar de cierva herida,
y la oración, que es la Verónica,
tenga mi faz cuando la digan.

¡Volteo el ámbito que dejo,


miento el techo que me tenía,
marco escalera, beso puerta
y doy la cara a mi agonía!”

(Mistral 1946: 141, 142 y 143)

Hay que hacer notar algunos hechos para comprender mejor la


temática de este poema escrito en tiempos de la Guerra Civil Espa-
ñola.
En primer lugar, la explicación dada líneas arriba por la propia
autora nos ayuda a comprender mejor el contexto en el cual fue es-
crito el mencionado poema. En segundo lugar, las referencias tradi-
cionales o clásicas con las cuales está tejida la poética de Gabriela
Mistral se repite en este poema, ahí está la fuerza de la naturaleza, el
calor del hogar, la inocencia de la niñez y el dolor humano herma-
nado a la tristeza. La verdad es que en otro contexto y lejano al co-
nocido, las referencias clásicas de Mistral están presentes dando
tono y color al poema en su conjunto. En tercer lugar, la realidad
concreta, sus figuras, giros y voces (muy españoles) marcan la parti-
cularidad de la inspiración.

30
Por último, en toda la creación poética de la Premio Nóbel, la pre-
sencia del dolor derivado directamente de la violencia política es in-
frecuente. En este poema está ahí y esto sería lo nuevo. El poema es-
tá inspirado en una de las consecuencias de la violencia política, de
la Guerra Civil; el sufrimiento y dolor de los niños huérfanos que
perdieron a sus padres y familiares queda como un desgarrador tes-
timonio del dolor humano.

CÉSAR VALLEJO

ESPAÑA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ

“Niños del mundo,


si cae España -digo, es un decir-
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!

¡Niños del mundo, está


la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra maestra con sus férulas,
esta madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!

Si cae -digo es un decir- si cae


España de la tierra para abajo,
niños, ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra que nació la pena!
31
Niños,
hijos de los guerreros, entretanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que está
con su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera hablando y habla y habla,
la calavera, aquélla de la trenza,
la calavera, aquélla de la vida!

¡Bajad la voz, os digo;


bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor de las pirámides, y aún
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta, si la madre
España cae -digo, es un decir-
salid, niños del mundo; id a buscarla! …”

(Vallejo 1995: 304)

Este poema de César Vallejo fue publicado por primeras vez en


Hora de España, que se publicaba en Barcelona, en 1938. A la vez es
quien da título a un poemario que está formado por muchos otros
poemas, la mayoría inspirados en la Guerra Civil, que apareció al-
gún tiempo después.
Comenzando por el título, el poeta toma partido abiertamente por
la España Republicana. Y como no podía ser de otra manera, él se
aleja de la religión católica, que dicho sea de paso fue la principal
aliada y sostén del fascismo falangista. Esta España, “la madre y
maestra”, que se está desangrando, que se está cayendo, que se está
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muriendo, era la realidad concreta en la España de aquel entonces.
A pesar de ello, el poeta es aún optimista y ese optimismo lo expresa
a través de una duda, el conocido “-digo, es un decir-”.
Vallejo fue muy consciente que, de lo que sucediera en España iba
a depender la suerte de las fuerzas de izquierda, de la revolución en
Europa. Ello marcaría la historia futura; de allí que hace un llamado
al futuro, encarnado en los niños que después serán jóvenes y luego
mayores, para que salgan a defenderla. En otras palabras había que
defender la revolución.
Este poema de Vallejo y toda su producción es una de las mejores
muestras de cómo sobre la dura roca puede crecer la tierna flor. El
arte y la política se encuentran, se acometen y se hermanan. La for-
ma y el contenido se retocan, se traspasan y su lectura, a la vez que
aviva la razón, alegra el espíritu.

NICOLÁS GUILLÉN

CANTOS PARA SOLDADOS

NO SÉ POR QUÉ PIENSAS TÚ…

No sé por qué piensas tú,


soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa,
yo,
tú.

tú eres pobre, lo soy yo;


soy de abajo, lo eres tú,
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?

Me duele que a veces tú


te olvides de quién soy yo;
¡caramba!, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.

Pero no por eso yo


he de malquererte, tú:
si somos la misma cosa
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yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.

¡Ya nos veremos yo y tú,


juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo!
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo
adónde vamos yo y tú…

¡No sé por qué piensas tú,


soldado, que odio yo!

SOLDADO; APRENDE A TIRAR…

Soldado, aprende a disparar:


tú no me vayas a herir,
que hay mucho que caminar.
¡Desde abajo has de tirar,
si no me quieres herir!

Abajo estoy yo contigo,


soldado amigo;
abajo, codo con codo,
sobre el lodo.
¡Para abajo, no,
que allí estoy yo!

¡Soldado, aprende a tirar;


tú no me vayas a herir,
que hay mucho que caminar!”

(Colomer 1980: 290)

Este poema fue publicado por primera vez en 1937 en El mono


azul que aparecía en Madrid. El tema central es la manipulación y la
instrumentalización de los pobres, los de abajo, en términos de Gui-

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llén para enfrentarse a los de su misma condición en beneficio de los
ricos, de los de arriba.
Esta problemática viene desde los orígenes mismos del Estado, sin
ello, los Estados y como consecuencia las clases dominantes no po-
drían mantenerse como tales. De ahí que la conocida frase de que el
mejor aliado de los explotadores es la mente del oprimido, sigue
siendo una gran verdad.
Pero cuando este control ideológico falla o en determinados mo-
mentos ya no es eficaz, entran a tallar los destacamentos especiales,
ya sea la policía o las fuerzas armadas. El poeta Guillén comprendía
cabalmente esta problemática de ahí que llamaba a los soldados, que
en su gran mayoría provienen del pueblo, de abajo, que no odien a
la gente de su condición por un lado y por otro lado que aprendan a
disparar, no a los de sus costados sino a los de arriba.
Con el optimismo ya conocido, el poeta les recuerda a los soldados,
en la última parte del poema, que tienen muchas tareas en común y
mucho camino juntos por recorrer; es por ello que les invoca a que
no lo odien y que aprendan a disparar hacia arriba.

VICENTE HUIDOBRO

ESPAÑA

“Traidores nocturnos con alma pantanosa


Hermanos de la víbora y de las ropas de luto

Apuñalaron tu hermosa estrella esperanzada


Entre algas y tinieblas entre ríos difuntos

Sopla el mar fabricando pirámides de lágrimas


Fatales escaleras y música con sangre
Bajo nubes que pasan como carros de heridos
Por un cielo color turbio de cañones distantes

La epopeya del pueblo que exige su destino


Levanta al cielo frentes y rompe grandes pechos
Y lanzan los fantasmas entre barcos enfermos
En la noche del hombre que nutre cementerios

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Pasan soldados pasan olas pasan vientos
Como notas de un canto que asusta a las edades
La inmensa sinfonía con su lluvia y sus hombres
Se pierde en una tumba debajo de la tarde

Ejército de luces al borde de la muerte


Se alza la selva y los soldados pasan en un canto
Es el gran viaje ciego de las velas y el viento
Ya no veréis más esos soldados

Una fila tras otra asaltan horizontes


Y vienen a morir en las olas en la playa
Tanta sonrisa tanta sangre tantos héroes que pasan
Ya nunca...

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BIBLIOGRAFÍA
Autores varios Literatura

Autores varios Literatura en la Guerra Civil, Madrid 1985.


Benedetti, Mario El ejercicio del criterio, Madrid 1995.
Cuervo, José Rufino El castellano de América. Polémica con Juan
Valera, Bogotá 2004.
Correa, Pedro Historia de la literatura española, Madrid 1985.
Colomer, Josette et Georges Les poetes ibero-americains et la guerre
civile espagnole, Villemomble 1980.
Darío, Rubén Autobiografía, Valencia 1990.
Gimferrer, Pere Introducción a Rubén Darío. Poesía, Barcelona 1987.
Menéndez Pidal, Ramón

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