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Guía

Colección Aula de Literatura

Alicia en el País
de las Maravillas
Lewis Carroll

ATENCIÓN:
Esta muestra está realizada con las primeras pruebas, por lo tanto, es posible que en ellas
aparezcan errores que siempre se corrigen en una segundas pruebas, y que normalmente, no
aparecen en la guía editada.

18 de noviembre de 2011
Esta guía didáctica está pendiente
de revisión y corrección

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Alicia en el País
de las Maravillas

Guía Didáctica

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ANÁLISIS LITERARIO

1 GUÍA DE LECTURA

1.1 Hacia el jardín (capítulos I-V)

Alicia en el País de las Maravillas empieza con un poema en el que


Lewis Carroll describe las circunstancias en que concibió su obra. El
autor paseaba en barca con tres niñas, las hermanas Liddell, quienes
le pidieron que les explicase un cuento.

a ¿Cuál de las tres niñas determinó el tono de la historia? ¿Cómo


deseaba dicha niña que fuese el cuento?
© La segunda de las hermanas Liddell, Alice, pide que el cuento sea un
«sinsentido», como era conocido (en inglés, nonsense) un tipo de literatura
infantil en Inglaterra basada en el disparate y el absurdo.

La historia en sí comienza una tarde de calor. La pequeña Alicia está


sentada con su hermana a la orilla de un río cuando ve aparecer a un
Conejo Blanco y decide seguirlo.

b ¿Cuál es el estado de ánimo inicial de Alicia? (p. 8) ¿Qué tiene


de especial el Conejo? ¿Qué sentimiento impulsa a Alicia cuando
decide seguir al animal?
© Un gran sopor se ha apoderado de Alicia, que no sabe cómo entretener-
se. Su adormecimiento es tan intenso que la aparición de un conejo, que va
vestido con elegancia y se lamenta de que llega tarde a un sitio, no la extra-
ña en absoluto. La curiosidad por saber a dónde va el animal hace a Alicia
seguirlo hasta una madriguera.

c Una vez bajo tierra, ¿adónde quiere llegar Alicia? (pp. 13-14)
¿Qué le pasa cuando bebe del frasco? (p. 15) ¿Por qué se come
luego el pastelillo y qué le sucede entonces? (pp. 17-21)
© Alicia abre una diminuta puerta y ve que conduce a un oscuro pasadizo
que, a su vez, da a un bellísimo jardín. Desea acceder a él con toda su alma,
pero hay un problema: no cabe por el hueco de la puerta. La solución la ha-
llará en el frasco que descubre en la sala y que dice “Bébeme”: su cuerpo se
empequeñece hasta convertirse en un ser de un palmo de altura. Ya puede
entrar en el jardín, aunque para ello necesita la llavecita de oro que estaba
sobre la mesa. Otro problema: ahora no tiene el tamaño suficiente para al-
canzarla. Enseguida encuentra una caja de cristal con un pastelillo que dice
“Cómeme”, y le da un bocado con la esperanza de que le devuelva su altu-
ra. Pero nada sucede, y Alicia se queda con su aspecto liliputiense.

Como fracasa en sus propósitos, Alicia rompe a llorar de impotencia.


No entiende lo que le está pasando, y se pregunta si no habrá perdi-
do su identidad.

d ¿Qué pruebas hace para asegurarse de que sigue siendo la mis-


ma de siempre? (p. 22) ¿Por qué se queda Alicia tan insatisfecha
tras recitar el poema? (p. 23) ¿Y por qué la aterra la posibilidad
de haberse convertido en su amiga Mabel? (p. 23)
© Alicia ha crecido hasta llegar a los dos metros y medio, y está confundi-
da: “Pero si no soy la misma, la pregunta es: ¿quién diablos soy? ¡Ah, ese es
el gran enigma!”. De modo que piensa en sus amigas, por si se ha transfor-
mado en una de ellas; repasa las tablas de multiplicar, aunque erróneamen-
te; intenta recordar algunas capitales, también cometiendo equivocaciones,
y hasta recita un famoso poema de la época, pero se le saltan las lágrimas
por la frustración de no acordarse bien de él. Justamente el errático recitado
sería más propio, según ella, de su amiga Mabel, que vive en una “casucha,

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y para colmo casi sin juguetes”; por eso, Alicia prefiere quedarse a vivir de-
bajo de la tierra con la identidad de esa niña en la que teme haberse conver-
tido.

Tras sufrir un brusco cambio físico, Alicia se hunde en una especie de


mar de agua salada, donde coincide con varios animales.

e ¿De dónde procede el agua? (p. 24) ¿Qué torpezas comete Alicia
con el Ratón? (pp. 27-28)
© El agua son las propias lágrimas de Alicia, que ahora forman para ella
todo un mar al volver a hacerse diminuta. Cuando intenta hablar con el Ra-
tón, comete varias torpezas: pronuncia en francés la palabra “chatte” (gata),
habla elogiosamente de su gata Dina como cazadora de ratones y, para re-
matar su desafortunada intervención, le habla del terrier de un vecino suyo
“que mata todas las ratas”, lo cual pone muy nervioso al Ratón, que empie-
za a nadar para alejarse de Alicia.

f Ya en la orilla, ¿qué curioso método se le ocurre al Ratón para


«secar» a los otros animales? (p. 33) ¿Por qué es absurda la ca-
rrera que propone el Dodo? (p. 35) ¿Y el reparto de premios?
(pp. 35-37)
© Carroll propone un juego de palabras dentro de la acción: para secar al
resto de animales, al Ratón se le ocurre absurdamente hablarles “del asunto
más seco y árido” que conoce, esto es, cierto episodio de la historia de In-
glaterra ocurrido en el siglo XI. Por su parte, el Dodo pone en práctica lo que
da en llamar “una carrera electoral”. Carroll vuelve a bromear, pues así es
como se le llama al evento de concurrir a unas elecciones políticas; en todo
caso, el Dodo ni siquiera organiza una carrera de verdad, sino que hace que
todos corran en círculo hasta que se secan. Al final, como no había ninguna
meta a la que llegar, según él todos han ganado y merecen un premio. Este
sinsentido se completa con el hecho de que no hay tales premios, así que
Alicia reparte frutas confitadas de una caja que lleva en el vestido; entonces
el ratón cae en cuenta de que la niña también ha de tener su regalo, y es ella
misma la que aporta un dedal que vuelve a sus manos después de haber pa-
sado por las patas del Dodo.

Alicia vuelve a ver al Conejo Blanco, que parece aún más preocupa-
do que antes.

g ¿Por qué entra la niña en casa del Conejo? (pp. 44-45) Una vez
allí, ¿qué le pasa al beber de la botella? (p. 47) ¿Cómo se defien-
de Alicia de la amenaza que representa la lagartija Bill? (p. 53) ¿Y
cómo escapa finalmente de la casa? (p. 54)
© Alicia deduce que el Conejo Blanco va detrás del abanico y de los guan-
tes que ella había tenido en su poder antes, por lo que lo sigue hasta su casa
para colaborar en la busca. Una vez dentro, tras beber de una botella, vuel-
ve a notar cómo su cuerpo se agiganta súbitamente, hasta el punto de que
apenas cabe dentro de la casa. Al sentir al tal Bill pasar por la chimenea, Ali-
cia suelta una patada, que aturde en grado sumo al animalito. Luego, recibe
en la cara los impactos de las piedrecillas que le tiran los animales, las cuales
se convierten en pastelillos cuando tocan el suelo. A Alicia se le ocurre comer
uno de ellos por si contienen la magia de hacerla encoger, y en efecto, se
hace de nuevo pequeña y escapa enseguida de la casa.

Al inspeccionar una seta, Alicia se encuentra con una curiosa Oruga


que habla y se comporta al modo de un ser humano.

h ¿Por qué Alicia lo pasa tan mal con la primera pregunta que le
hace la Oruga? (p. 60) En general, ¿qué sentimientos provoca en
la niña la peculiar manera de expresarse del insecto? (pp. 60-61)
Con todo, ¿qué útil consejo recibe de dicho personaje? (p. 66)
© Justamente la Oruga le pregunta sobre lo que tiene angustiada a Alicia:
“¿Quién eres tú?”, es decir, sobre su verdadera identidad tras tantas cosas

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asombrosas alrededor y sus diversos cambios de tamaño. El insecto, con su
aspecto adormilado pero con un tono de voz exigente y maneras despecti-
vas, desconcierta a la niña, que va reaccionando cada vez más a la defensiva
y con clara acritud al final de la conversación. La Oruga, tras preguntarle qué
altura quiere tener, le insinúa comerse la seta para crecer o decrecer.

i Poco después, ¿por qué ataca la Paloma a Alicia? (pp. 67-68)


© La paloma cree que Alicia es una serpiente y la ataca con virulencia. Co-
mo le explica, siempre está pendiente de proteger sus huevos de esos repti-
les y lleva tres semanas sin dormir por culpa de ello.

Los capítulos I a V forman un bloque, cuya unidad nace de los dos


objetivos que Alicia persigue en ese tramo de la historia.

j ¿De qué objetivos se trata? (p. 55) ¿Cuál de ellos se realiza al fi-
nal del capítulo V? (p. 71)
© Crecer hasta recuperar su tamaño normal y hallar la forma de alcanzar el
jardín que ha descubierto son los dos propósitos que Alicia se impone mien-
tras camina por el bosque. Y ciertamente, ella misma reconoce que ha lleva-
do a término la mitad de su plan: recobrar su estatura gracias a la seta.

1.2 Dos encuentros delirantes (capítulos VI-VII)

A partir del capítulo VI, Alicia entra en contacto con los habitantes
humanos del País de las Maravillas, y se acentúa la atmósfera dispa-
ratada del libro. En concreto, en el capítulo VI, conoce a la Duquesa,
quien vive con un gato, una cocinera y un bebé.

a ¿Qué tiene de singular el Gato? (p. 80) ¿Qué extraño comporta-


miento adopta la cocinera? (pp. 80-81) ¿Cómo trata la Duquesa
al bebé y qué propone la nana que le canta? (pp. 80-82)
© El gato tiene la facultad de sonreír, y ante la pregunta de por qué lo ha-
ce, la Duquesa se limita a responder algo igual de extraño: que se trata de
un Gato de Cheshire, una localidad inglesa esta productora de quesos con
forma de gato sonriente. Por su parte, la cocinera, que es inmune a la pi-
mienta y, como le ocurre al Gato, no le provoca estornudos, de repente co-
mienza a tirar contra la Duquesa y el bebé todo lo que se le pone al alcan-
ce: los atizadores de la chimenea, platos y ollas. Lo cual es menos sorpren-
dente si cabe que la reacción de la Duquesa, que ni se inmuta y sigue
hablando con Alicia e incluso le canta una nana al bebé, a quien zarandea al
final de cada verso. Le canta un poema que le da la vuelta a una composi-
ción popular sobre educar a los niños con amor y no mediante el miedo. Así,
el poema proclama que hay que ser violento con los más pequeños, dándo-
les golpes y obsequiándoles con pimienta, como si tal cosa fuera un gesto
afectuoso.

b ¿Con qué problema se encuentra Alicia cuando intenta sostener


al bebé entre sus brazos? (pp. 82-83) ¿Qué sorprendente trans-
formación sufre el niño? (p. 84)
© El bebé se mueve enérgicamente, además de resoplar “como una loco-
motora”, y Alicia tiene problemas para sostenerlo. Sus sollozos en realidad
son gruñidos, lo que precede a su transformación como cerdo y explica que
así le llamara la Duquesa cuando lo tenía en brazos.

Fuera de la casa, Alicia se reencuentra con el Gato de Cheshire, con


quien mantiene una frustrante conversación. Cuando le pregunta
qué camino debe tomar,

c ¿Qué responde el Gato? (p. 85) ¿Es una respuesta lógica?


© “Depende mucho del punto adonde quieras ir”, responde el Gato, que
sigue contestando con frases inconcretas. Su forma de razonar es rigurosa-
mente lógica, como cuando Alicia afirma que no le importa dónde ir y en-
tonces él le dice que da igual qué camino tome; pero a la vez, en la lógica de

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las relaciones sociales, esta conversación resulta absurda, pues el interlocutor,
en este caso, lejos de ayudar a encaminarse a Alicia a algún sitio, se desen-
tiende y solo responde vaguedades.

d ¿En qué argumento se apoya el Gato para declararse loco? (p.


86) ¿Crees que ese argumento demuestra de veras su locura, o
prueba más bien lo contrario? Razona tu respuesta.
© Para el Gato, el simple hecho de hallarse en ese lugar ya es indicativo
de que se está loco. Por lo tanto, sostiene, él mismo lo está y, por supuesto,
también Alicia. El modo de plantearse su locura —planteamiento que rebela
más bien su inteligencia, pues el cuestionamiento de las cosas constituye se-
ñal de astucia— es la siguiente: como él hace lo contrario de lo normal en
comparación con un perro, esto es, gruñir cuando está alegre y mover la cola
cuando está enfadado, su demencia es evidente. Tal vez Carroll sugiere aquí
que el que es ajeno a las costumbres generales es tildado de loco, lo cual so-
lamente demuestra una mirada muy limitada y partidista de la vida por parte
de los que, atesorando la superioridad de la mayoría, marginan al individuo
distinto.

La presión que ejercen los huertanos sobre Batiste también perjudica


a los niños de la familia. El capítulo VI ilustra el modo en que la vio-
lencia se adueña de la escuela dirigida por don Joaquín.

e ¿De qué extraña manera desaparece el Gato de Cheshire por úl-


tima vez? (pp. 88-89)
© Alicia, harta de que el Gato aparezca y desaparezca de súbito, le pide
que no lo vuelva a hacer. La respuesta del felino está muy bien concebida,
pues se va a esfumar de forma progresiva: primero, su cola se difumina, lue-
go el cuerpo, hasta que únicamente queda de él su característica sonrisa, que
flota en el aire durante unos minutos.

Alicia acude a la casa de la Liebre de Marzo, quien merienda con el


Sombrerero y el Lirón. El encuentro es una sarta de sucesos ilógicos.

f ¿Por qué sorprende que le digan a Alicia que no hay sitio en la


mesa? (p. 92) ¿Y que la Liebre la invite a servirse vino? (pp. 92-
93) ¿Tiene sentido la adivinanza del Sombrerero? (p. 96)
© La sorpresa de Alicia viene por el hecho de que la mesa es grande, los
comensales se concentran en un rincón y hay sillas libres y cubiertos de so-
bra. Estúpidamente, la Liebre de Marzo ofrece vino a Alicia aun sabiendo
que no hay tal bebida, lo cual supone para la niña un gesto de mala educa-
ción. La locura del Sombrerero se pone de manifiesto cuando, al rato de ha-
ber formulado una adivinanza ya de por sí absurda, dice que no tiene ni idea
de su solución.

El Sombrerero está obsesionado con el tiempo, sobre el que discute


con Alicia. Los dos personajes no logran entenderse porque les dan
sentidos muy diferentes a unas mismas expresiones. En concreto,

g ¿Qué significa para cada uno de ellos “perder el tiempo”? (p.


96) ¿Y “marcar el tiempo”? (p. 97) ¿A qué se debe que el Som-
brerero y la Liebre se pasen la vida merendando? (pp. 98-99)
© Para Alicia, formular acertijos que ni siquiera tienen respuesta es perder
el tiempo, pues no se saca nada de provecho con ello, mientras que para el
Sombrerero el tiempo no se aprovecha ni se desaprovecha, sino que “es un
ser” al que uno puede dirigirse, e incluso se jacta de conocerlo muy bien, co-
mo si hablara de una persona. Por otro lado, Alicia alude a cómo en la es-
cuela ha aprendido a “marcar el tiempo”, es decir, a seguir la pulsación de
la música. Al oír esto, el Sombrerero, siguiendo con la personificación, dice:
“El tiempo no soporta que lo marquen”, en el sentido de que no aguanta re-
cibir órdenes. Al considerar el paso del tiempo en función de las propias ape-
tencias (parar el reloj a una determinada hora durante el rato que se prefie-
ra), el Sombrerero y la Liebre de Marzo podían elegir la hora de comer que
se les antojara. Pero un día, la Reina, al oír cantar al Sombrerero la famosa
canción “La estrella”, acusó a este de matar el tiempo, es decir (de nuevo se

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establece la confusión verbal), de no seguir el compás, y dictaminó cortarle
la cabeza. Desde ese momento, el Tiempo no obedece, y son siempre las
seis de la tarde, es decir, perpetuamente la hora de merendar.

1.3 En el jardín (capítulos VIII-XII)

Tras abandonar la merienda de locos, Alicia accede finalmente al de-


licioso jardín que tanto deseaba visitar. Comienza así el bloque final
del libro, que abarca los capítulos VIII a XII y presenta los conflictos
que ha de afrontar Alicia al incorporarse a la vida social del País de
las Maravillas. El eje de esa vida social es la Reina de Corazones, cu-
yo autoritarismo sale a relucir en seguida.

a ¿Qué están haciendo los jardineros por miedo a la Reina? (p.


109) ¿Cómo reacciona dicho personaje cuando Alicia le lleva la
contraria? (pp. 111-112) ¿Qué frase repite la Reina de continuo?
© Los tres jardineros están pintando las rosas de color rojo porque se equi-
vocaron y plantaron un rosal de flores blancas. La Reina, en cuanto oye de-
cir a Alicia que no es asunto suyo quiénes son los que están tendidos en el
suelo, se pone “roja de ira” y lanza “una mirada feroz”. Es el prolegómeno
histérico a su habitual frase: “¡Que le corten la cabeza!”.

Durante el juego de croquet, en el que participa Alicia, reaparecen el


Gato de Cheshire y la Duquesa.

b ¿Qué tienen de particular las bolas, los mazos y los arcos que se
usan en el croquet de la Reina? (p. 114)
© En realidad, los erizos hacen de bolas, los mazos son los flamencos, que
se empuñan por las patas, y los arcos están formados por las cartas de la ba-
raja, las cuales se doblan sobre manos y pies para crear esa figura.

c ¿Qué disparatada discusión se genera cuando la Reina decide


ejecutar al Gato de Cheshire? (pp. 122-123)
© El verdugo se queja de que no tiene cabeza que cortar, pues para cortar
una ha de ir acompañada de un cuerpo, lo que no ocurre en el caso del gato.
El Rey asegura que todo aquel que tenga cabeza puede ser decapitado. Y la
Reina, empeñada en su único recurso para solucionar todas las situaciones,
amenaza con hacer que corten la cabeza a todo el mundo si no se llega a
una conclusión rápida.

d ¿Qué obsesión manifiesta la Duquesa en la conversación que Ali-


cia mantiene con ella? (pp. 127-130) Cuando la niña advierte las
contradicciones de la Duquesa, ¿qué insólita recomendación hace
dicho personaje? (p. 127)
© Para la Duquesa, de cualquier cosa hay que extraer una moraleja: de ver
a Alicia pensativa, de la evolución del juego del croquet, de sus propias ideas
(como la de que “el mundo marcharía mejor si cada cual se ocupara de sus
asuntos”), de la posibilidad de que el flamenco le picotee o de que la mosta-
za sea un mineral o un vegetal. La recomendación que hace la Duquesa a
Alicia, cuando esta le demuestra que su forma de pensar es contradictoria,
también buscará alcanzar una moraleja y, de paso, justificar la poca relación
coherente entre el significado y el significante de lo que dice: “Tú cuida del
sentido, y los sonidos ya cuidarán de sí mismos”.

e ¿Por qué la Reina se ve forzada a dar por concluida la partida de


croquet? (p. 131)
© Como la Reina no para de condenar a todos sus soldados para que los
decapiten, estos van abandonando su función como arcos, por lo que aca-
ban quedando solamente en el campo la Reina, el Rey y Alicia.

La Reina quiere que Alicia conozca a la Falsa Tortuga. Cuando la ni-


ña confiesa que no sabe lo que es una tortuga falsa,

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f ¿Qué responde la Reina? (p. 131) Aunque la contestación parece
impecablemente lógica, ¿por qué es completamente absurda?
© “Es con lo que se hace la sopa de tortuga falsa”, afirma la Reina. Puede
encontrarse una lógica correspondencia entre tortuga y sopa de tortuga, por
un lado, y tortuga falsa y sopa de tortuga falsa por el otro, pero a la vez, al
presentar como rasgo característico tanto del animal como de la comida ese
falseamiento, surge el absurdo: no puede existir una sopa de tortuga falsa
precisamente por su falsedad, por su no existencia.

g ¿De dónde le viene a la Tortuga su tristeza? (p. 134) ¿Por qué re-
sulta chistosa la relación de las asignaturas que estudió en su in-
fancia? (pp. 136-138)
© El patetismo que expresa la Tortuga procede de que, en un tiempo ante-
rior, no fue “falsa” sino “real”, como dice ella misma. La Tortuga estudiaba
en una escuela submarina asignaturas que son citadas a partir de los malen-
tendidos del animal y de los juegos de palabras de Carroll: Lavado, confun-
diendo el suplemento extra que se solía cobrar en los colegios ingleses por
lavar la ropa del alumno; “a la legua” en vez de lengua; “con o sin taxis”, en
lugar de sintaxis; “gramática parda” (“habilidad de ciertas personas para es-
capar de situaciones comprometidas”), que confunde con la simple gramáti-
ca; y las partes de la aritmética que ella llama Ambición, Distracción, Multi-
complicación y Diversión (la penúltima asignatura, aclara, viene de “compli-
cación”, pero como “las complicaciones nunca llegan solas”, se multiplican.
Por otro lado, ante una nueva pregunta de Alicia, la Tortuga dice que estudió
Histeria (por historia), Mareografía (deformación de geografía) y Bellas Tar-
des (por bellas artes).

La desconcertante aventura de Alicia alcanza su punto culminante


en el disparatado juicio que se recrea en los dos capítulos finales del
libro.

h ¿De qué se acusa a la Sota de Corazones? (p. 161) ¿Por qué dis-
cute Alicia con el Lirón? (pp. 163-166) ¿A qué se debe el nervio-
sismo del Sombrerero? (p. 166) ¿Con qué sorpresa acaba el capí-
tulo XI? (p. 171)
© Se acusa a la Sota de Corazones de haber robado las tartas que había
preparado la Reina. En pleno juicio, cuando el Sombrerero dialoga con los re-
yes, Alicia siente que su cuerpo vuelve a engrandecerse; sin querer empuja al
Lirón, que está sentado a su lado, y este se queja de tal crecimiento, a lo
que responde la niña que él también crece; aunque “a un ritmo razonable, y
no de esa manera tan escandalosa”, contesta a su vez el Lirón, que deja su
sitio para colocarse en el otro lado de la sala. Por su parte, el Sombrerero se
pone muy nervioso cuando la Reina le pide la lista de los cantantes del últi-
mo concierto, pues recuerda cómo, en su día, entonó mal la canción elegida
en el verso “Titila, luce…”, que repitió hasta la saciedad, y entonces, la Rei-
na lo acusó de matar el Tiempo. Al final, viene la sorpresa de que Alicia es
llamada como testigo por medio de la chillona voz del Conejo Blanco.

En el juicio, se aporta como prueba una carta anónima. La Sota con-


sidera que el hecho de que el documento no esté firmado resulta be-
neficioso para ella. Sin embargo,

i ¿Qué opina el Rey al respecto? (p. 178) ¿Es válida su argumenta-


ción? ¿Cómo reacciona el público al oír al Rey? ¿Y Alicia? ¿Se sa-
ca algo en claro con la lectura de la carta? (pp. 179-180)
© Para el Rey, el hecho de que los versos sean anónimos indica que el pri-
sionero ha obrado con perversidad, dado que de lo contrario habría firmado
el texto, “que es lo que hacen las personas honradas”. El argumento es insu-
ficiente, puesto que la existencia de un texto sin firmar no representa de en-
trada ningún delito; además, se está acusando a alguien en concreto por un
sobre en blanco y unos versos cuyo autor y contenido se desconocen. Sin
embargo, enseguida todo el público rompe a aplaudir, como si hubieran es-
cuchado una gran verdad en boca del Rey, y Alicia, ante la afirmación de la
Reina según la cual el carácter anónimo del texto supone culpabilidad, reac-
ciona diciendo que eso no prueba nada al no saber qué dice el poema. El

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cual, tras ser leído, no aclara nada, pues se trata de un escrito sin sentido al-
guno, como apunta Alicia; y pese a todo, el Rey insiste en tergiversar los ver-
sos para relacionarlos con el contexto e inculpar a la Sota.

j Cuando el Rey pide el veredicto, ¿qué propone la Reina? (p. 182)


¿Cómo reacciona Alicia entonces y qué hace la baraja? Finalmen-
te, ¿qué descubre la niña? (pp. 183-187)
© La Reina dice que primero ha de venir la sentencia y luego el veredicto,
es decir, justo al revés de lo lógico, pues en un juicio se ha de emitir un vere-
dicto de inocencia o culpabilidad ante el acusado y después dictar sentencia
(la resolución condenatoria o absolutoria del juez). Alicia considera todo eso
una “insensatez”, y en cuanto oye la orden de la Reina de que le corten la
cabeza, totalmente indignada alude al hecho de que los encargados de obe-
decerla son un simple mazo de cartas. Estas, acto seguido, se elevan por el
aire y se tiran encima de la niña, que tras sentir el golpe se ve de nuevo en
la orilla del río, junto a su hermana, quien le aparta unas hojas que le habían
caído en la cara.

Alicia regresa a la orilla del río, donde su hermana se duerme breve-


mente. Su sueño nos revela cuáles son los estímulos reales que han
propiciado las imaginaciones de Alicia.

k ¿Qué sonidos de la realidad asocia la hermana de Alicia con el


País de las Maravillas? (pp. 189-190) ¿Cómo se imagina ella a la
Alicia del futuro?
© El sonido de la hierba movida por el viento representaría al Conejo Blan-
co, caminando con prisa; el movimiento del estanque obedecería a que los
juncos se mecen, y no al Ratón que chapoteaba en el charco; las campani-
llas de las ovejas podrían ser el tintineo de las tazas de té; la voz insoporta-
ble de la Reina, en la realidad, sería la voz del pastor que rondaba por allí; y
el resto de ruidos (los estornudos del niño-cerdo, los graznidos del Grifo,
etc.) corresponderían al corral de la granja, donde los mugidos del ganado
serían los “sollozos escandalosos de la Falsa Tortuga”. Todo este curioso sue-
ño lleva a reflexionar a la hermana de Alicia sobre el hecho de que esta,
cuando se haga mayor, mantendrá su alma infantil y contará a otros niños
las alucinaciones del País de las Maravillas, recordando así esos momentos
felices y tranquilos pasados en el campo junto a su familia.

2 PERSONAJES

2.1 Alicia

La protagonista de Alicia en el País de las Maravillas es una niña


que vive en la Inglaterra victoriana. El autor apenas nos ofrece infor-
mación acerca de su aspecto físico, pero perfila muy bien su forma
de ser a través de lo que Alicia hace y dice.

a ¿Qué rasgo de Alicia sale a relucir cuando el personaje decide se-


guir al Conejo? (p. 9) ¿Qué otras características morales le atri-
buye Carroll al personaje de Alicia en el texto auxiliar 2.2?
© El afán por conocer cosas nuevas, un carácter curioso por lo misterioso o
singular caracteriza a Alicia. Es tal su deseo de vivir aventuras que no repara
en las consecuencias negativas que pueden tener, como cuando sigue al
Conejo Blanco a la madriguera sin plantearse si podrá salir luego de allí. Ca-
rroll, en el texto “Alicia en la escena”, realiza una oda a las virtudes de la in-
fancia observando a su querida niña: la citada curiosidad, la confianza en los
demás, la credulidad ante las historias más fantásticas, la pasión por vivir
cada instante con plena intensidad, la ensoñación… “Todo es nuevo y lim-
pio” para los más pequeños, pues “Pecado y Dolor no son más que nom-
bres, palabras vacías que nada significan”; en particular, Alicia es tremenda-
mente cariñosa, amable y cortés con todas las personas sin importar su clase
social.

galerada 9
b Cuando Alicia da su primer estirón, ¿cómo se evidencia que es, al
mismo tiempo, una niña imaginativa y razonable? (p. 20) ¿Suele
tener Alicia la razón cuando choca con otros personajes?
© Al verse tan crecida, Alicia compara sus piernas con un telescopio, de
tan largas y lejanas como las siente. Por tanto, decide, tendrá que cuidar de
sus pies a distancia, enviándoles por Navidad unas botas nuevas de regalo.
Tales ocurrencias reflejan una Alicia harto imaginativa, pero esa mirada bro-
mista de las cosas no está exenta de sentido común, pues no en balde acaba
diciéndose, como regresando a la vida común y corriente: “¡qué disparates
digo!”. Dicho sentido común se pone en práctica cuando dialoga con los ex-
traños personajes con los que se va encontrando: siempre tiene razón cuan-
do discute algo con la Duquesa, el Sombrerero o el Conejo, ya que evidencia
su punto de vista lógico; y sin embargo, esa misma sensatez se difumina por-
que no se trata de un elemento sostenible en un mundo donde todo es ab-
surdo, con lo que su lógica nada tiene que ver con la que impera en el País
de las Maravillas.

Alicia muestra de continuo su ingenio y su capacidad de aprendizaje,


dos características que le permiten madurar paulatinamente.

c ¿Cómo reacciona al principio cuando no logra lo que se propo-


ne? (p. 16) En cambio, ¿cómo se demuestra, hacia la mitad del
relato, que Alicia ha aprendido a controlar las situaciones proble-
máticas? (p. 105)
© Una vez ha disminuido de tamaño, y al ver inaccesible la llavecita de oro,
que se ha quedado encima de la mesa, Alicia se pone a llorar. Pero esa reac-
ción de debilidad, normal para su edad, no dura mucho: ella misma se acon-
seja recobrar la entereza y dejar de lamentarse para decidir una salida a su
problema. Más tarde, cuando ya se ha ido acostumbrando a las insólitas cos-
tumbres del País de las Maravillas, ya no se muestra tan confiada o ingenua,
e incluso paciente, y es más contundente ante los asuntos absurdos o que
destilan mala educación, como el diálogo de besugos que origina la historia
que cuenta el Lirón y en el que el Sombrerero acaba insultando a Alicia. Esta
no admite más groserías y abandona la merienda, en contraste con escenas
anteriores en las que ella era condescendiente ante los extraños.

d Ya en el jardín, ¿cómo reacciona Alicia cuando la Reina trata de


intimidarla? (pp. 111-112) ¿Cómo se siente la niña ante su pro-
pia reacción? Finalmente, ¿qué prueba definitiva de confianza en
sí misma da Alicia durante el juicio? (p. 182)
© Alicia es suficientemente astuta para analizar bien el espacio en el que se
encuentra: saluda a la Reina de manera reverencial, como corresponde, pero
por dentro se dice que no hay nada que temer, pues está frente a una baraja
de cartas. Esto le da la seguridad necesaria para contestar con firmeza las
impertinentes preguntas de la Reina. E incluso, cuando la mandamás del rei-
no grita que le corten la cabeza, Alicia ni se inmuta, y exclama: “¡Qué dispa-
rate!”. Esto desarma a la Reina, que ladra mucho pero no muerde, por decir-
lo con el clásico refrán. Claramente, Alicia se siente capaz de todo, pues les
dice con valentía a los jardineros que no permitirá que les decapiten. Esta
muestra pública de sensatez se extiende al capítulo del juicio, en el que Alicia
denuncia el absurdo de juzgar al prisionero por un poema, apuntando que
nadie hará caso a la Reina, pues sus súbditos son simples cartas de una bara-
ja.

El viaje por el País de las Maravillas es un sueño, lo que parece res-


tarle toda importancia a la aventura vivida por Alicia. Sin embargo, la
psicología moderna asegura que los sueños no son fantasías intras-
cendentes, sino reveladoras proyecciones de nuestros miedos, trau-
mas, preocupaciones y anhelos.

e En general, ¿se halla Alicia a gusto en el País de las Maravillas?


¿Se siente comprendida por sus habitantes? ¿Podríamos decir
que su sueño es una pesadilla? ¿Por qué? En todo caso, ¿qué de-
seos o temores parecen reflejar las imaginaciones de Alicia?

galerada 10
© Pese a la extrañeza por estar en un lugar mágico e imprevisible, Alicia
controla bien sus emociones habida cuenta las rarezas que ve o vive en carne
propia. Obviamente, sufre una gran incertidumbre por lo que está descu-
briendo, pero a la vez su asombro y curiosidad la mantienen entretenida y
vigilante, con lo que sí se podría decir que disfruta de la visita al País de las
Maravillas. Otra cosa muy distinta sucederá cuando se vaya relacionando
con sus habitantes; cada conversación es una sarta de excentricidades y pa-
radojas que no llevan a ninguna parte. De hecho, en verdad no hay ningún
personaje que se interese por Alicia; son seres de presencia esporádica, a
menudo histérica, que pueden resultar pesadillescos, como el caso del in-
quietante Gato invisible. Nada dramático cabe lamentar del ensueño de Ali-
cia, pero a la vez la sensación de caer en el vacío al comienzo, el hecho de
verse diminuta o gigante, o escuchar la amenaza de ser decapitada, podrían
ser factores que le hicieran sufrir y vivir el sueño, en realidad, como una pe-
sadilla. Precisamente, el hecho de crecer en altura podría representar el te-
mor de la niña a hacerse grande, y la forma de enfrentarse a los reyes o a
otras criaturas reflejaría, tal vez, el instinto de rebelarse frente a los que dic-
tan las normas en la sociedad o dan órdenes de forma impulsiva o injusta.
Por otra parte, querer conocer el bello jardín y quedarse a merendar podría
hacer pensar que el ideal de vida de Alicia tendría que ver con la naturaleza
y con compartir una mesa en buena compañía. No en vano, Alicia exhibe
unas grandes ganas de hacer amigos en todas partes, de experimentar cami-
nos nuevos, pues, siempre que ve una puerta que da a algún lugar atrayen-
te, siente el irreprimible deseo de cruzarla. Todo lo cual es la plasmación de
un carácter vivo, activo, emprendedor, rasgos que tal vez de mayor se verían
reflejados en el empleo elegido o en modus vivendi particular.

2.2 Animales y personas

Los habitantes del enigmático País de las Maravillas pueden dividirse


en dos grupos: animales y seres humanos. Siguiendo la tradición de
las fábulas y de los cuentos de hadas, Lewis Carroll humaniza a los
animales.

a ¿Qué características humanas presentan personajes como el Co-


nejo o el Gato de Cheshire? ¿A qué actividad, propia de los hom-
bres, se entrega la Oruga?
© El recurso literario de la humanización de los animales lleva a estos, des-
de luego, a adquirir la capacidad del habla y del razonamiento. Tanto el Co-
nejo como el Gato dialogan como seres racionales e incluso tienen actitudes
puramente asociadas a la existencia del hombre moderno, como la prisa en
el caso del Conejo, que, siempre atento a su reloj, está obsesionado por no
llegar tarde. Asimismo, el animalito camina a dos patas y va vestido con ro-
pa, además de vivir en una casa como la que podrían habitar los vecinos de
Carroll, y hasta cuenta con una criada. El Gato, por su parte, presenta algo
imposible en su condición animal pero que caracteriza al ser humano desde
que es un bebé: la sonrisa. Pero, fundamentalmente, nuestro escritor huma-
niza al felino mediante un pensamiento cínico y enrevesado: uno de esos se-
res que habla y responde tan rectamente que una charla con ellos resulta in-
soportable, dado que no tiene sentido tomar cada cosa de forma literal. Por
último, la Oruga tiene la costumbre de fumar, y de forma bien llamativa,
pues no consume cigarrillos, puros o pipas, sino que fuma un narguile, típico
en Oriente, y que se usaba en Inglaterra para consumir opio entre las clases
adineradas. El efecto de dicha droga explica el ensimismamiento de la Oru-
ga, que habla y se mueve relajadamente.

En las fábulas clásicas, los animales constituyen un modelo moral pa-


ra los lectores, pues encarnan virtudes como la paciencia o la labo-
riosidad. Por el contrario, los animales del País de las Maravillas incu-
rren en defectos como la pedantería, la susceptibilidad y la mala cos-
tumbre de tratar a los demás como si fueran inferiores.

b ¿Son virtuosos los animales del País de las Maravillas? ¿Ayudan a


Alicia? ¿Tratan de comprender sus problemas? ¿Qué predomina
en ellos: el egoísmo o la solidaridad? ¿Le dan ánimos a Alicia o

galerada 11
tienden más bien a hacerle reproches? Para responder razonada-
mente, recuerda, por ejemplo, los diálogos que Alicia mantiene
con la Oruga, la Paloma o la Tortuga y el Grifo.
© La torpeza y la necedad son los rasgos más frecuentes entre los animales
del País de las Maravillas, como se aprecia en la merienda del Lirón, el Som-
brerero y la Liebre de Marzo. Todos los animales que aparecen no tienen
ninguna virtud elogiable, y se desentienden de Alicia, a la que no ayudan en
ninguna ocasión y por la que no sienten la más mínima solidaridad, pues ni
siquiera se plantean los problemas de la niña por estar absortos en los suyos.
Por lo tanto, son eminentemente egoístas y no le insuflan ánimos para
comprender su entorno sino que le recriminan que no entiende cosas. La
Oruga le habla con suficiencia y se indigna cuando no recibe las explicacio-
nes que desea de Alicia; la Paloma ni se molesta en escuchar a Alicia cuando
esta le dice que no es una serpiente, y la trata con desprecio y absoluta des-
confianza, e incluso la echa de las inmediaciones de su nido. La Tortuga y el
Grifo forman un dúo de sentimientos contrarios: el Grifo es insensible a las
penas de la Tortuga, que tilda de “imaginaciones suyas”, y la Tortuga, pese a
su aspecto patético, es bien mal educada cuando le cuenta su historia a Ali-
cia.

Mientras que los animales de Alicia se parecen a los hombres, las


personas del País de las Maravillas adoptan a menudo comporta-
mientos bestiales.

c ¿Cómo trata la Duquesa a Alicia? (pp. 80-82) ¿Qué concepto


tiene de la educación? En su opinión, ¿de qué modo tendrían
que comportarse las personas?
© La Duquesa trata con desdén a Alicia, y le suelta un par de frases que
demuestran su falta de modales: “Hay muchas cosas que no sabes, la ver-
dad”, y “¡déjame en paz!”. Su comportamiento es de una persona absoluta-
mente loca: le grita al bebé, lo mece violentamente, ni se inmuta cuando la
cocinera le lanza los utensilios de la cocina que podrían lastimar al niño…
Sus valores educativos brillan por su ausencia, y es que ni los animales se
comportan así con sus crías. La frase que pronuncia, desafortunada pero
muy reveladora (“Si cada cual se ocupara de sus propios asuntos, el mundo
giraría mucho más deprisa que ahora”), y que Alicia toma en su sentido as-
tronómico y no metafórico, ejemplifica el profundo individualismo de todos
los personajes del País de las Maravillas. Por eso, estamos ante una sociedad
llena de miembros ensimismados, vacía de fraternidad y entendimiento mu-
tuo.

d ¿Qué opinas de la actitud de la cocinera? (p. 81) ¿Tiene alguna


explicación la violencia que ejerce sobre los demás?
© [propuesta] Pese a su corta aparición, tal vez la cocinera sea el personaje
más enigmático de todo el libro. Se limita, calladamente, a remover el calde-
ro pero, de súbito, tira los atizadores y las ollas a la Duquesa, y a tenor de la
impasibilidad de esta, se diría que es costumbre en la casa este tipo de agre-
siones tan brutales. La única cosa que explicaría tal actitud es que a la coci-
nera la enloqueciera el espantoso llanto del niño-cerdo de tal modo que,
por decirlo coloquialmente, se le cruzaran los cables. Por otro lado, resulta
inquietante que esa ira no se ponga de manifiesto de otras maneras aparte
de la que entraña violencia: así, tras su agresivo arranque, la cocinera sigue
removiendo la sopa como si tal cosa, sin decir una palabra, para al cabo de
un rato volver a lanzar una sartén y quedarse tranquila.

e ¿Cómo se porta el Sombrerero con Alicia? (pp. 93-104) ¿Es un


hombre tolerante? ¿Y complaciente? ¿Dirías que está loco?
© El Sombrerero podría ser un enfermo mental ingresado en un psiquiátri-
co. Por ejemplo, lo primero que le dice a Alicia después de observarla duran-
te un rato es: “Necesitas un buen corte de pelo”, y enseguida le propone
una especie de adivinanza sin sentido: “¿En qué se parece un cuervo a un
escritorio?”. Pero la demente actitud del Sombrerero no es tan inofensiva
desde el punto de vista dialéctico, porque se enzarza en una discusión con
Alicia con demasiada vehemencia acerca del Tiempo, y llega a decirle, grose-
ramente, antes de que la niña abandone el lugar: “Pues si no piensas, no ha-

galerada 12
bles”. La tolerancia no constituye, pues, una de sus virtudes, porque no
acepta otra opinión que no sea la suya; ni tampoco se muestra complaciente
con Alicia, ya que no hace el menor intento por comprenderla o tratarla con
la mínima delicadeza. Su hiriente forma de hablar (llama a Alicia “estúpida”),
los comentarios absurdos sobre la mantequilla en el reloj o el pozo de melaza
del cuento del Lirón confirman que el Sombrerero está completamente loco.

Uno de los personajes más memorables del País de las Maravillas es


la Reina de Corazones, con la que, según algunos críticos, Carroll se
proponía satirizar a una figura histórica: la omnipotente reina Victo-
ria de Inglaterra.

f Define con tres adjetivos el carácter de la Reina (pp. 111-113).


¿Qué comentario del Grifo revela que, a pesar de su edad, la Rei-
na se porta como una niña? (p. 132)
© Despreciativa (insulta a su gente, pregunta de forma despectiva sobre
quién es Alicia o los jardineros que están tendidos alrededor del rosal), capri-
chosa (de repente quiere jugar al croquet y todo el mundo tiene que obede-
cer sus órdenes, sin rechistar, de forma presurosa) y airada (exhibe constan-
temente reacciones furibundas que la llevan a emitir su conocida frase:
“¡Que le corten la cabeza!”). Y sin embargo, parece que a su alrededor na-
die la toma en serio pese a que le siguen la corriente. Se diría que todo es un
gran juego en el que los adultos permiten las ocurrencias de una mocosa; no
en vano, el Grifo reconoce en voz alta que el espectáculo de la Reina man-
dando decapitar a todos es “divertido”; como en el caso de la Tortuga Falsa,
lo que la Reina tiene es solo “pura imaginación suya: aquí, ya sabes, nunca
se ejecuta a nadie”.

g ¿Cómo contrasta el carácter del Rey con el de su esposa? (pp.


112, 119 y 131)
© El rey es una persona más tratable que al menos ve lo que tiene delante:
por ejemplo, advierte a la Reina de que Alicia es solo una niña cuando man-
da que la decapiten. Por otra parte, y a pesar de su presencia altanera como
monarca, carece de la prepotencia de la Reina, quien se atreve a menospre-
ciar a cualquiera, porque él mismo se esconde detrás de Alicia cuando ve al
Gato de Cheshire; y es que es tanto su miedo, que le pide a su esposa que
quite de en medio al minino. Finalmente, cuando ya no quedan súbditos en
el campo de croquet, pues todos han sido condenados, el Rey tiene el senti-
do común de librarles de la pena mortal, con lo que presumiblemente el ci-
clo volverá a empezar: las cartas, tarde o temprano, serán declaradas culpa-
bles de algo para luego ser puestas en libertad y a disposición de la Reina.

3 TEMAS

3.1 El cuento de hadas

Por su atmósfera y sus personajes, Alicia en el País de las Maravillas


remite al universo de los cuentos de hadas, relatos de origen oral
que narran historias maravillosas. Carroll relata, ciertamente, sucesos
admirables que contradicen nuestra noción de la realidad.

a ¿Qué asombrosas propiedades tienen los alimentos en el País de


las Maravillas? (pp. 14-15, 54, 66…) ¿Recuerdas qué personaje
es capaz de leer el pensamiento de los demás y cuál posee el don
de hacerse invisible a voluntad?
© El líquido del frasco que pone “bébeme”, y que sabe a “tarta de cerezas,
natillas, piña, pavo asado, caramelo y crujientes tostadas de pan con mante-
quilla” hace que Alicia no mida más que veinticinco centímetros. Un efecto
similar al de los pastelillos en los que se convierten las piedras que los ani-
males le tiran a Alicia cuando está encajada en la casa del Conejo. O al de la
seta donde encuentra a la Oruga, que produce algo aun más complicado:
que el cuerpo desaparezca y la cabeza choque directamente con los pies.
Tanto esta seta, pero comida por el otro lado, como el pastelillo que halla

galerada 13
en una cajita de cristal después de encoger gracias al frasco citado, produ-
cen lo contrario: que su altura se dispare como la de un gigante. Además de
estos comestibles maravillosos, se insinúa que la Duquesa capta lo que otro
está pensando. Por último, es el Gato quien recurre a su invisibilidad para
aparecer o desaparecer según le place.

En los cuentos de hadas, el espacio y el tiempo en los que acontece


la acción suelen estar muy poco definidos. Por lo general, los cuen-
tos tradicionales comienzan con la fórmula «Érase una vez», que es
un indicio claro de imprecisión.

b ¿Es posible adscribir a Alicia a unas coordenadas geográficas y


temporales concretas?
© Se apunta, en el episodio “Una merienda de locos”, que es cuatro de
mayo, como dice Alicia (Carroll quiso así citar el cumpleaños de la propia Ali-
ce Liddell). Pero reconocer una ubicación geográfica es más arduo; única-
mente se puede deducir que la naturaleza del País de las Maravillas remite
a la campiña inglesa que Alicia y sus hermanas disfrutan en sus paseos y
juegos, como se lee en las páginas finales, cuando se hace una comparación
entre lo que la hermana mayor observa en torno y la descripción de lo que
acaba de contarle Alicia.

En los cuentos de hadas, lo maravilloso se presenta con plena nor-


malidad, como si fuese posible volar a bordo de una alfombra mági-
ca, permanecer vivo más de novecientos años o salir con vida del es-
tómago de un lobo. En cambio,

c ¿Cómo racionaliza Carroll las aventuras maravillosas de Alicia?


¿De qué personaje se vale para conseguir esa racionalización?
© Dentro de la portentosa fantasía del libro, Carroll introduce asuntos y
personajes que aluden a la sociedad de su época, e incluso a detalles que
pueden ser de esta: la costumbre de tomar el té, la vestimenta, el habla, las
clases sociales (la baraja como la población y los monarcas), el estamento ju-
dicial, el interior de las casas o la existencia de determinados animales y plan-
tas del mundo real. Todo ello dota al relato de verosimilitud dentro del argu-
mento fantástico. Alicia racionaliza todo lo que ve, y su mirada llena de sen-
tido común sirve de contraste entre lo que se considera cuerdo y lo que está
preñado de insensateces y chifladuras.

Carroll declaró que la principal novedad de su peculiar cuento de ha-


das estribaba en que carecía de intención moral, ya que Alicia era
una obra de puro entretenimiento. De hecho,

d ¿Qué imagen se ofrece en el libro de quienes se empeñan en


moralizar cualquier historia? (p. 127) ¿Cómo se burla Carroll de
los poemas aleccionadores que los niños de su época aprendían
en la escuela? (pp. 22-23, 62-64, 82…)
© Ante la insistencia de la Duquesa por ver moralejas en todas partes, Ali-
cia responde que puede que no halla ninguna en lo que aquella acaba de de-
cir. Así pues, se presenta como algo absurdo el hecho de sacar de todo un
ejemplo moral. La imagen de la Duquesa, lejos de representar la reflexión
que supondría sacar conclusiones de algo, muestra una actitud limitada y
encorsetada por culpa de esa costumbre de la que no saca provecho alguno
pese a emitirla con solemnidad. La época era fértil para todo tipo de compo-
siciones de tono ético, y Carroll las ridiculiza cambiándoles la letra, para que
acaben siendo una caricatura de la versión original. Por ejemplo, Alicia reci-
ta mal el poema didáctico de Isaac Watts sobre una abeja que hace miel y
que vendría a decir que no hay que ser vago; en otra ocasión, el autor paro-
dia un poema de Robert Southey cuyo contenido aludía a la necesidad de ser
un joven cuidadoso si se deseaba llegar sano a la vejez; más tarde, se burla
de una pieza moral atribuida a David Bates y llamada “¡Háblale con dulzura
al niño!”, que recomendaba la ternura como instrumento educativo en vez
de recurrir a la intimidación. Luego, ridiculiza “La arana y la mosca”, de
Mary Howitt, en la que se sugiere que no hay que hacer caso del que nos
elogia mucho, pues puede llevar malas intenciones. Y un poco más adelante,

galerada 14
otro poema de Isacc Watts sobre el hecho de evitar la pereza es también ob-
jeto de parodia.

Alicia se distingue de las heroínas típicas de los cuentos de hadas por


sus características personales, por la evolución que experimenta a lo
largo del libro y por el desenlace de su historia. Tal y como señala el
texto auxiliar 2.3,

e ¿Qué final habría tenido Alicia en un cuento de hadas conven-


cional?
© El estudioso de la vida de Carroll, Morton N. Cohen, sugiere que en un
relato de hadas convencional Alicia hubiera encontrado un príncipe azul que
la hubiera sacado de sus problemas y facilitado una vida placentera y di-
chosa. Sin embargo, la protagonista evoluciona por sí misma sin necesidad
de ningún apoyo externo y, como dice el biógrafo, “en lugar de felicidad
meliflua, obtiene confianza, una forma de enfrentarse al mundo”.

3.2 Niños y adultos

Uno de los temas centrales de Alicia en el País de las Maravillas es


el paso de la infancia al mundo adulto. La obra parece reflejar el
desconcierto que producen en los niños los cambios físicos que trae
consigo el paso del tiempo, y puede leerse como una alegoría de lo
que significa hacerse mayor.

a ¿Cómo se siente Alicia ante los cambios que experimenta su


cuerpo? ¿Qué dudas le generan esos cambios? (pp. 22, 60 y 68)
© Alicia se siente desconcertada ante sus cambios de tamaño, pero a la vez
le saca partido a la hora de experimentarlos, pues luego irá comiendo trozos
de seta para variar su altura. Eso sí, al comienzo se ve tan distinta que ni se
reconoce. “Pero si no soy la misma, la pregunta es: ¿quién diablos soy? ¡Ah,
ese es el gran enigma!”, afirma. Y es que esa sensación tan rara hasta la lle-
va a creer que en realidad es otra persona —una de sus amigas—, en una
suerte de delirio. Este pasaje en el que ella habla consigo misma sobre su
identidad tendrá continuidad cuando converse con la Oruga, quien, a la pre-
gunta “¿quién eres tú?”, Alicia responde llena de dudas, pues sabe quién era
por la mañana, pero tras tantas transformaciones ya lo cuestiona todo y, lo
que es peor, se siente incapaz de expresar tal cuestionamiento. Una sensa-
ción que llega al colmo del absurdo cuando, ante la agresiva Paloma que
quiere picotearla, trata de defenderse diciendo que, habida cuenta su largo
cuello, no es una serpiente sino —y aquí tiene un instante de duda— una ni-
ña.

b ¿Qué vendría a simbolizar el jardín en el que Alicia desea aden-


trarse? ¿Por qué crees que le apetece tanto visitarlo? ¿Cómo in-
terpretas el hecho de que, cuando llega por fin al jardín, se sienta
tan a disgusto?
© La belleza y la novedad son dos elementos de atracción inmediata para
todo el mundo, y más cuando ejemplifican los rasgos característicos de un
edén, del paraíso terrenal prototípico. El jardín ofrece tales cosas a Alicia, y
además, está deseando salir de la oscura sala a la que ha llegado siguiendo al
Conejo Blanco. Alicia es una chica vitalista y ávida de vivencias nuevas, por
lo que resulta comprensible que le apetezca conocer los encantadores “le-
chos de coloridas flores y fuentes de agua fresca” que ve desde la puerta.
Luego vendrá la decepción, pues el ambiente que se respira es tan raro, por
culpa de los estrambóticos personajes con los que hablará, y además sus
cambios físicos la trastornan tanto, que la hermosura del jardín quedará en
un segundo plano; el País de las Maravillas dejará de ser al instante un lugar
en el que pasear a gusto para devenir un sitio con demasiadas incertidum-
bres.

c Al final de la historia, ¿qué frase de la hermana de Alicia sugiere


que la protagonista ya está ingresando en el mundo convencio-
nal de los adultos?

galerada 15
© La hermana imagina a Alicia de mayor, compartiendo “las penas de los
pequeñuelos” y gozando “de sus sencillas alegrías, al recordar su propia in-
fancia y los felices días del verano”. Con esto se indica que al hacernos ma-
yores, pasamos a activar el recuerdo y a sentir nostalgia del pasado, así como
a convertirnos en contadores de historias.

Carroll nos da a entender, por otro lado, lo problemáticas y tensas


que suelen resultar las relaciones entre niños y adultos.

d ¿Se entiende bien Alicia con los adultos? ¿Qué siente cuando los
mayores le dan órdenes? ¿Son educados y razonables los adultos
que aparecen en Alicia en el País de las Maravillas? Recuerda, al
respecto, el comportamiento de personajes como el Sombrerero,
la Duquesa y la Reina.
© El atolondramiento, las prisas y desmanes de los adultos chocan con el
natural educado y paciente de Alicia. Esta vive un continuo desentendimien-
to con los personajes que solo están pendientes de sus asuntos y no tienen la
mínima madurez que se les supone cuando han de bregar con niños. Ella es-
tá harta, además, de tener que atender las pautas de los adultos o de los ani-
males mandones; por eso, cuando el Grifo le dice: “¡Ven!” para ir en busca
de la Falsa Tortuga, Alicia piensa: “¡Nunca en mi vida había recibido tantas
órdenes, nunca!”. La grosería, sobre todo en el tono y énfasis de enfado en
la voz, se une al hecho de que, como dice la propia Alicia, “el modo de razo-
nar de estas criaturas es verdaderamente horrible” (capítulo “Cerdo y pi-
mienta”); solo hay que ver las impertinencias del Sombrerero, que insulta a
Alicia sin el menor escrúpulo y se muestra quisquilloso con cualquier detalle,
como cuando le reprocha que es ella la que hace observaciones personales
(en venganza por haber recibido ese comentario de ella antes); la Duquesa,
por su parte, también es distante y malencarada; se aprecia enseguida, en el
momento en que Alicia le pregunta por qué sonríe el Gato y la mujer respon-
de: “Hay muchas cosas que no sabes”. Es una muestra gratuita de mala
educación; algo que lleva al extremo la Reina, quien no tiene reparos en ex-
hibir su histrionismo con el pretexto más insignificante, un gesto inmoral que
además es alimentado por su propio marido, que llega a decir: “Que yo se-
pa, querida, tú nunca has tenido accesos de ira”.

e ¿Con qué palabras parece denunciar Carroll la mala costumbre


que tienen algunos adultos de fundar sus afirmaciones en argu-
mentos arbitrarios o irracionales? (p. 32)
© “Soy mayor que tú y, por tanto, tengo razón”, es el pobre argumento
que el Loro esgrime para acabar la discusión que ha mantenido con Alicia.
Tradicionalmente, en todas las sociedades ha sido o es norma general esa
prepotencia de los adultos frente a los niños, lo cual les hace ahorrarse expli-
caciones o esgrimir una postura pedagógica y, a la vez, les conduce a impo-
ner su punto de vista con una autoridad no exenta de intimidación. Por su-
puesto, la edad no siempre indica inteligencia o sabiduría; muy al contrario,
un niño puede razonar y ver con mayor claridad o sensatez una situación o
problema que un adulto, para el que actúan todo tipo de prejuicios, temores
o costumbres enquistadas a la hora de enfrentarse a una opinión o un análi-
sis.

f Según se explica en el texto auxiliar 1.2, ¿a qué podría deberse el


despego que Carroll sentía por el mundo de los adultos?
© El biógrafo de Carroll apunta al hecho de que el escritor tuvo en su in-
fancia malas experiencias, lo que ya cimentó su desapego a los adultos, que
conservó de mayor. De ahí que sus ácidos libros pudieran servirle para des-
quitarse de “los sobresaltos que le dieron sus padres y profesores”. Asimis-
mo, cabe considerar que “la mala educación y la violencia eran corrientes en
la época victoriana”, y suponer que Carroll “debió de haber acumulado bas-
tante hostilidad al hacerse mayor, en el hogar, en el colegio y en Oxford”.
Cohen nos recuerda también el viejo dicho de “la letra con sangre entra”,
pues era habitual que los maestros agredieran a los alumnos como forma de
castigo o para obligarles a que se aplicaran u obedecieran.

La penetrante descripción que Carroll ofrece de las difíciles relaciones

galerada 16
que mantienen los niños con sus mayores explica en buena medida
el éxito que Alicia en el País de las Maravillas ha tenido siempre en-
tre el público infantil. En el texto auxiliar 2.4 se recoge un comenta-
rio que una alumna de diecisiete años realizó sobre los dos libros de
Alicia, y en el que explica por qué le gustaron.

g ¿Por qué sintonizó esa joven con el mundo de Alicia? ¿Piensas tú


como ella? ¿Te has identificado tú con Alicia en algún momento?
¿Qué es, en general, lo que más te ha gustado del libro?
© La muchacha vio, en el autor de Alicia, a un hombre que apreciaba la
manera en que los niños interpretaban la realidad, que entendía sus angus-
tias y su difícil proceso de crecer, lleno de inesperados cambios, en torno a
un mundo adulto ya firmemente establecido. Gracias al libro, esta lectora ya
no se sintió tan sola ante el desconcierto que sentía junto a los mayores,
pues Alicia la ayudó a cobrar conciencia de su identidad infantil y a pensar
que los adultos debían ser más sensibles frente a la visión del mundo de los
niños para, de este modo, atenderlos mejor en lo afectivo e intelectual.
[propuesta] Tal vez sea exagerado afirmar que los libros de Carroll “ayu-
dan al niño a desarrollar su propia conciencia”, pues no hay que olvidar que
el autor inventó un cuento humorístico, en el que la demencia es el tema
principal. Lo interesante es que captó el grado de absurdo en el que se mue-
ven los niños, capaces de sacarles el jugo al mundo que llamamos real y de
sentirse a gusto y felices en las ficciones más fantásticas. El sinsentido, el he-
cho de que se manipulen las cosas lógicas o las reglas más conocidas, es algo
que divierte en grado sumo a los más pequeños. Pero de ahí a identificarse
con la protagonista va un gran trecho: sobre todo, tal identificación proce-
derá del ansia de aventuras por parte de un chaval, o de descubrir ambientes
extraordinarios en los que los animales tienen un comportamiento excéntri-
co, pero es improbable que un chiquillo realice un paralelismo entre la mala
educación de los personajes y los adultos que tiene alrededor.
Lo que más me ha gustado es la capacidad de Carroll para hacer juegos
de palabras e incluir ideas desternillantes en los diálogos de los personajes.
Darle la vuelta a la sartén en forma de argumentos contradictorios o impre-
vistos da unos resultados bien cómicos cuando tal cosa se hace con talento y
sentido del humor.

3.3 Lógica y sinsentido

Alicia en el País de las Maravillas guarda relación con la tradición li-


teraria del nonsense (‘sinsentido’), cuyo mejor exponente son los
limericks de Edward Lear (1812-1888). Los limericks son sencillos po-
emas de tan solo cinco versos que riman de acuerdo con el siguiente
esquema: aabba. Puedes leer varios limericks, ilustrados por el pro-
pio Edward Lear, en el texto auxiliar 2.1.

a ¿Son los limericks composiciones serias? ¿Cuentan historias rea-


listas o imaginativas? ¿Qué tienen en común con Alicia? ¿Qué
pasaje del libro parece inspirado en los limericks?
© Los limericks presentan ocurrencias chistosas, desenfadadas y absurdas,
que cuentan historias fantásticas. Estos rasgos —fantasía desenfrenada,
personajes increíbles, vocabulario y estilo irónicos— sintonizan directamen-
te con el espíritu con el que dotó Carroll a Alicia en el País de las Maravillas,
pues perfectamente en esta obra podrían haber aparecido un anciano con un
peluquín que le cubre todo el cuerpo, un viejo con un adorno en la cabeza
compuesto de mariscos, otro hombre que traga cien conejos y un último vie-
jo que se corta las uñas con un cuchillo hasta hacerse pedazos los dedos. Se
podría pensar en la Duquesa meciendo a un niño-cerdo como una escena tí-
pica del sinsentido propio del limerick.

b ¿Por qué no celebráis un concurso de limericks en clase? La pro-


puesta es que cada alumno escriba e ilustre uno, tomando como
modelo los que habéis leído, y que luego decidáis por votación
cuál es el mejor. Otra opción es que el concurso lo ganéis todos,
como sucede con la carrera electoral de Alicia.

galerada 17
© [concurso de limericks entre los alumnos]
Había una vez un borracho
que solo bebía gazpacho.
Una vez le dieron cerveza,
mas beberla le dio pereza
porque dijo que era gabacho.

El narrador de Alicia nos facilita una definición del sinsentido cuan-


do describe lo que siente la protagonista ante las cosas que dice el
Sombrerero (p. 96).

c ¿Qué es lo que desconcierta a Alicia? ¿Por qué a la niña le mo-


lesta que la Liebre le diga «toma un poquitín más de té»? (p.
101) ¿Es que le parece una frase mal construida?
© Alicia asume que el Sombrerero no ha incurrido en una equivocación al
decir que a su reloj le pasa lo mismo que al de ella, es decir, que no marca el
año en que se encuentran, pero le sorprende que marque el día del mes y
no la hora. Además, a Alicia le molesta que la Liebre de Marzo le ofrezca
más té, porque tiene la taza vacía, con lo que ese “más” resulta innecesario.
Asimismo, el Sombrerero aprovecha la contestación de la niña para inventar
un juego de palabras cuando ella le dice que aún no ha probado el té y, por
tanto, no puede tomar más. El Sombrerero entonces le advierte que en vez
de no poder tomar más, debería decir que no puede “tomar menos”, pues
“es bien fácil tomar más que nada”. A Alicia no le molesta el juego de pala-
bras —parece ya acostumbrada a las peculiares construcciones lingüísticas
del País de las Maravillas—, sino la desconsideración de que le hayan ofreci-
do algo una segunda vez cuando no había habido una primera.

d ¿Por qué el acertijo que propone el Sombrerero es un ejemplo de


nonsense? (pp. 93-96) Por otro lado, ¿qué declaraciones de la
Duquesa demuestran que el personaje no es coherente en su for-
ma de pensar? (pp. 81 y 127)
© “¿En qué se parece un cuervo a un escritorio?” es el absurdo acertijo
que plantea el Sombrerero, y sobre el cual él mismo no tiene la solución, co-
mo confiesa a Alicia. El nonsense estriba precisamente en eso, en formular
algo azaroso, una mera ocurrencia carente de ninguna lógica, sin que le co-
rresponda una meditación ingeniosa sino el mero objetivo de asombrar, de
decir lo primero que a uno se le pasa por la cabeza. Un desconcierto similar
al que abandera la Duquesa, que primero pronuncia el agrio comentario de
“si cada cual se ocupara de sus propios asuntos, el mundo giraría mucho
más deprisa que ahora” (lo que puede interpretarse de forma literal, astro-
nómica, o figurada, es decir, el individualismo propicia que todo se solucione
mejor) para después proponer que es “el amor lo que hace girar el mundo”,
lo que equivale a declarar justo lo contrario de lo que había sugerido antes,
pues el amor implica compartir o entregarse.

e Según la interpretación biográfica que ofrece el texto auxiliar 1.1,


¿a qué se debería el interés de Carroll por el nonsense?
© El nonsense, con su propuesta de pensamiento absurdo y humorístico, es
todo lo opuesto a la seriedad, convencionalismo y monotonía de la socie-
dad victoriana y burguesa en la que vivió Carroll. El biógrafo alude al hecho
de que el escritor encontró en esa literatura de comicidad desconcertante
una manera de alejarse de ese entorno formal y lleno de buenas costum-
bres anquilosadas: “Por eso buscó descargar su tensión en el mundo de los
sueños”.

De Alicia en el País de las Maravillas parece deducirse que el carác-


ter lógico o ilógico de una aseveración puede depender del contexto
en que se realice. Por ejemplo, cuando Alicia cae por la madriguera y
agarra al vuelo un tarro de mermelada, el narrador apunta: «No qui-
so soltarlo por miedo a matar a alguien». En apariencia, es una ob-
servación razonable, pero

f ¿Por qué carece de sentido?

galerada 18
© Alicia sigue pensando con la lógica del mundo real, pero está insertada
en un ámbito donde la magia y lo imprevisible se adueñan de todo, y eso
obedece a otro tipo de comportamiento: en el pozo uno puede bajar sin peli-
gro o con la sensación de que va despacio —en la realidad, el pánico por la
velocidad de la caída y el horror ante un golpe mortal serían cosas normales
de sentir—, y de hecho Alicia supone incluso que atraviesa muchos kilóme-
tros y que se dirige al centro de la Tierra. En una situación tan extraordina-
riamente surrealista, resulta ridículo preguntarse si soltar un tarro puede
dañar a alguien. Eso requiere el descarte de la lógica ordinaria y una visión
en la que los temores y miedos se circunscriban al sueño, sin mayores conse-
cuencias.

Los habitantes del País de las Maravillas celebran concursos en el


que todos los participantes ganan e intentan arreglar los relojes con
mantequilla.

g ¿Qué teoría propone el Gato para explicar esa sucesión de absur-


dos? (p. 86) Ahora bien, ¿es lógica la deducción del Gato? Si su
teoría es acertada, ¿por qué no deberíamos hacerle caso?
© El Gato es un personaje que dice algo verdaderamente obvio: el Sombre-
rero y la Liebre de Marzo están locos. Y añade: “Aquí estamos todos locos.
Yo estoy loco. Tú estás loca”. Viendo cómo es el País de las Maravillas, se
trataría de una deducción más que razonable, pero no deberíamos hacerle
caso porque esa teoría es tan evidente como engañosa: si todos están chi-
flados, incluida la cuerda Alicia, nadie lo está, podría pensarse. Además,
como explicación resulta pobre, pues el Gato afirma que el mero hecho de
estar allí ya indica demencia, a lo cual responde Alicia, con buen criterio, que
tal cosa no prueba nada: un lugar no marca necesariamente el carácter o la
actitud de quien lo pisa.

h ¿Se ajustan a la lógica las respuestas que el Lacayo Rana y el Ga-


to de Cheshire le dan a Alicia? (pp. 75-76 y 85-86) En todo caso,
¿son respuestas útiles? ¿Crees que puede ser contraproducente
razonar demasiado? ¿Qué pasaría si razonáramos a fondo antes
de dar cada paso, de decir cada palabra, de mover un dedo?
© Cuando Alicia le pregunta al Lacayo Rana cómo entrar en la casa, este
dice que si la puerta estuviera entre él y ella, sería posible cruzarla. Esa supo-
sición resulta lógica como frase independiente, pero es una invención que se
aleja de la realidad que tienen delante: una casa con una puerta. Por su par-
te, el Gato también manifiesta una gran capacidad lógica dentro del diálogo
absurdo que establece con Alicia: así, es perfectamente normal la frase “no
importa qué camino sigas” cuando la niña le dice que no prefiere ningún
camino concreto; asimismo, frente a su deseo de llegar a “alguna parte”, el
Gato contesta que tal cosa seguro que lo conseguirá “si andas lo suficiente”,
argumento que Alicia considera irrefutable. Todo lo cual lleva a pensar que,
por muy lógicas que sean las respuestas, son absolutamente inútiles, pues
no especifican ninguna información ni buscan ayudar a la niña perdida.
[propuesta] Verdaderamente, a veces afinar tanto el lenguaje puede ser
algo tan ingenioso como estéril. En la comunicación oral se dan por sabidos
ciertos recursos léxicos que no hay que tomar al pie de la letra, sino de forma
que se establezca entre los interlocutores un modo de entenderse a partir del
sentido común. Si razonáramos todo de forma precisa antes de hablar o mo-
vernos, sería bastante complicado llevar a cabo nuestras tareas o hábitos
cotidianos, puesto que nos plantearíamos el sentido de todo y la pertinencia
o no de palabras o frases exactas a la hora de comunicarnos. Eso nos blo-
quearía nuestra capacidad de improvisación y de tomar las cosas de forma
natural. Sería para volverse loco.

En algunos pasajes de Alicia tenemos la inquietante impresión de


que la distinción entre lo lógico y lo ilógico depende de la opinión
de la gente en un contexto determinado. Por ejemplo, Alicia consi-
dera que la carrera electoral es totalmente absurda, pero:

i ¿Qué parecen opinar los animales que la acompañan? (p. 40) Si


de repente todo el mundo se pusiera a caminar a cuatro patas,

galerada 19
¿nos parecería lógico andar erguidos? Dicho de otro modo, ¿crees
que las cosas absurdas lo son siempre y en todo lugar o, por el
contrario, consideramos lógico o absurdo lo que la mayoría de la
gente considera lógico o absurdo? Estableced un debate oral so-
bre esta cuestión.
© [No serán las pp. 34-35?] El significado de carrera es para Alicia muy di-
ferente al de los animales, a quienes les parece del todo natural correr en
círculos y acabar cada uno por su cuenta. Al contrario de lo que ocurre en
una carrera normal, aseguran que todos han ganado y han de recibir un pre-
mio por ello. La normalidad en el País de las Maravillas nada tiene que ver
con la que está acostumbrada Alicia.
[propuesta] En el caso de que todos caminaran a cuatro patas, lo extraño
sería ir erguido: siempre lo diferente, lo que se aleja de lo mayoritario o
sensato, resulta chocante; en el caso del libro, es Alicia la distinta. En propie-
dad, absolutamente todo lo que ocurre o vemos en la vida podría calificarse
de absurdo, empezando por nuestra propia existencia y los deberes y obliga-
ciones a los que nos vemos sometidos cada día y que responden a costum-
bres adquiridas en una sociedad concreta. Pero como sería demasiado des-
concertante vivir con esa sensación de que nada tiene sentido, el ser humano
trata de darle valor a su quehacer para que todo guarde un significado, por
lo que al final las personas vamos asumiendo, de forma común y general,
que ciertas cosas son lógicas y ciertas cosas son absurdas, y en ese enten-
dimiento resulta posible la convivencia.
[le seguiría un debate]

4 LENGUAJE

4.1 Una reflexión sobre el lenguaje

Carroll era un apasionado del lenguaje, lo que se percibe muy bien


en Alicia en el País de las Maravillas, pues los personajes del libro
convierten el lenguaje en motivo constante de conversación, refle-
xión, exploración y juego.

a ¿Cuál es la primera palabra que se deforma en el libro? (p. 11)


¿Se trata de una distorsión voluntaria?
© Alicia piensa que atravesará la Tierra hasta llegar a los Antípodas, es de-
cir, la región “diametralmente opuesta al lugar en que uno vive”, pero como
resulta una palabra algo difícil no la recuerda bien, y le viene a la mente
“Antipáticas”. Se trata de una distorsión involuntaria, pues ella misma pre-
siente que “la palabra no era del todo correcta”.

El lenguaje es un instrumento tan cotidiano que lo usamos sin refle-


xionar sobre sus mecanismos. Lewis Carroll, sin embargo, nos invita
a reparar en su funcionamiento. De entrada, nos hace ver que toda
palabra es la asociación de un significante (‘sonido o grupo de soni-
dos’) con un significado.

b ¿Qué singular teoría sustenta la Duquesa sobre la relación entre


el significado y el significante de las palabras? (p. 127) ¿Qué pa-
saría si usáramos el lenguaje de acuerdo con la propuesta de la
Duquesa? ¿Por qué es necesario que las palabras signifiquen las
mismas cosas para todo el mundo?
© “Tú cuida del sentido, y los sonidos ya cuidarán de sí mismos”, afirma
la Duquesa en forma de moraleja cuando Alicia le recuerda una afirmación
que resulta contradictoria con otra expuesta en un capítulo anterior. La Du-
quesa propone una desvinculación entre el significante y el significado, que
cada uno vaya por libre, por así decirlo, como si no importara la manera en
que se trasladan los pensamientos al lenguaje mientras uno se entienda con-
sigo mismo. Si todos hiciéramos tal cosa, sería muy complicado hacernos
entender, porque cada cual pronunciaría las palabras bajo su personal signifi-
cación. Es preciso, pues, elegir los términos y el tono adecuados para que el

galerada 20
interlocutor capte bien el mensaje. De ahí que sea imprescindible que las
palabras signifiquen lo mismo para todo el mundo, lo cual nunca acaba de
garantizar la comunicación, pues de una u otra forma el lenguaje es manipu-
lable y las palabras pueden tergiversarse en función de los intereses de cada
uno, como se advierte con claridad en el mundo de la política.

Solemos pensar que cada término lleva su sentido en el interior, co-


mo una especie de semilla, pero Carroll nos hace ver que ciertas pa-
labras carecen de sentido en sí mismas, pues reciben su significado
del contexto en que aparecen. Así lo refleja el rifirrafe que mantie-
nen el Pato y el Ratón.

c ¿Qué palabra motiva la discusión entre los dos personajes? (pp.


33-34) ¿Tiene ese término un significado fijo? ¿A qué grupo gra-
matical pertenece? ¿Con qué finalidad recurrimos a ese tipo de
palabras?
© La palabra “lo” es objeto de ambivalencia entre el Ratón y el Pato. Se
caracteriza por no tener significado en sí misma, sino que actúa, como en la
frase del Ratón “lo encontró aconsejable”, como partícula sustitutiva de “se
declararon partidarios de Guillermo…”. Se trata de un artículo determinado
neutro singular que tiene una función referencial. Recurrimos a este tipo de
términos para evitar repeticiones a la hora de hablar, pues con palabras co-
mo “lo”, “ello”, “tal cosa” sustituimos la proposición anterior por un artícu-
lo, y el discurso gana en brevedad, eludiendo así las redundancias.

Carroll nos hace reparar en la importancia de la sintaxis, es decir, el


conjunto de reglas que determina cómo deben ordenarse las pala-
bras dentro de una oración.

d ¿Cómo se nos indica lo importante que es el orden de las pala-


bras? (pp. 11 y 93-95) ¿Qué pasa, de hecho, cuando varía el or-
den de los elementos de una oración? ¿Se da, pues, en el len-
guaje la propiedad conmutativa propia de ciertas operaciones
matemáticas, como las sumas y las multiplicaciones?
© La relevancia del orden de las palabras es perceptible en los diálogos en-
tre los personajes, dado que intercambiar la posición del sujeto y del predica-
do conduce a una interpretación contraria a lo que se está diciendo. No en
balde, es del todo diferente decir “comen murciélagos los gatos” que “co-
men los murciélagos gatos”, así como decir “veo lo que como” o, al revés,
“como lo que veo”. Muchas veces, el orden dictamina el significado de la
oración. En el primer ejemplo, al variar la ordenación, se entendería que son
los murciélagos los que comen gatos, y en el segundo, se entendería que
uno come todo lo que ven sus ojos a discreción, mientras que es muy distin-
to limitarse a decir que se observa aquello que uno come. Carroll, eminente
matemático y, por consiguiente, ducho en lógica, es consciente de la conmu-
tabilidad del lenguaje precisamente porque los números solo presentan la
certeza de la exactitud y carecen de toda ambigüedad; el orden de los facto-
res no altera el producto, como se suele decir, pues no en vano 2 + 3 y 3 + 2
siempre dará 5, y el resultado de 2 x 3 y 3 x 2 siempre será 6.

A veces, se generan malentendidos lingüísticos porque se produce


una partición errónea del discurso. Cuando hablamos, no aislamos
cada una de las palabras situándolas entre dos silencios, sino que
pronunciamos una retahíla continuada de sílabas que el oyente debe
segmentar. Eso significa que algunas frases pueden variar de sentido
dependiendo de cómo agrupemos sus sílabas. Así, cuando oímos
“Elconejoestabarriendo”, podemos interpretar al menos dos cosas
distintas: “El conejo estaba riendo” o “El conejo está barriendo”.

e ¿Qué frase de Alicia malinterpreta la Tortuga al agrupar errónea-


mente sus sílabas? (p. 147) ¿Por qué podemos decir que, en este
caso, el equívoco es beneficioso para la protagonista?
© Alicia está hablando con la Falsa Tortuga, y a la pregunta de esta de si la
niña ha visto alguna vez pescadillas, Alicia responde: “Sí, las he visto a me-

galerada 21
nudo en la comi…”. La Falsa Tortuga no advierte que a la última palabra le
falta una sílaba: “da”, y cree oír Lacomí (supone que se trata de un lugar).
Tal cosa beneficia a Alicia, pues hubiera confesado que en el sitio donde vive
esos animales se comen, lo que hubiera consternado a sus nuevos amigos y
ella se hubiera visto obligada a dar explicaciones.

4.2 Jugando con el lenguaje

El profundo conocimiento que Carroll tiene del lenguaje le permite


usarlo como un poderoso estímulo creativo. En muchas ocasiones, el
autor juega con el sentido literal y el sentido figurado de las pala-
bras. Alicia procede de un mundo en que se distingue con facilidad
entre esos dos usos del lenguaje, algo que no sucede en el País de
las Maravillas.

a ¿Por qué cree el Ratón que su disertación sobre Guillermo el


Conquistador puede secar a un animal mojado? (p. 33) ¿Y por
qué el Sombrerero se pasa la vida merendando? (pp. 98-99)
© El Ratón asocia la palabra secar con algo “seco y árido”, lo que equiva-
le a “aburrido” según como sea el contexto, por lo que piensa en una histo-
ria pesada para “secar” a sus compañeros, la de Guillermo el Conquistador.
El Sombrerero entona mal la canción “La estrella”, y la Reina le da por acu-
sarlo de “matar el tiempo”, es decir, de cantar sin seguir bien el ritmo musi-
cal. El Sombrerero asume de forma literal la acusación, por lo que cree que el
tiempo ha muerto, parándose perpetuamente a las 6 de la tarde, la hora de
merendar.

b ¿Cómo interpretaría el Sombrerero la frase «Mi madre ha perdi-


do su belleza»? ¿Y la expresión «Mary Ann tiene muchos amigos
porque va sembrando amor por todas partes»?
© Sin duda, el Sombrerero tomaría estas frases literalmente. Por un lado,
pensaría que la madre ha perdido la belleza en algún lugar, como si fuera un
objeto que hubiera extraviado; por el otro, supondría que Mary Ann siem-
bra en la tierra el amor como si fueran semillas, y de allí se asomarían las
cabezas de los amigos cual lechugas tras su germinación.

Carroll utiliza a menudo el sentido literal de las palabras para crear


situaciones disparatadas de gran eficacia cómica.

c Explica cómo crea el autor una situación divertida al atribuirle a la


palabra sofocar un sentido literal en un contexto en que el verbo
suele emplearse en sentido figurado (p. 168).
© Un conejillo de Indias fue sofocado por los ujieres del juzgado; lo cual
significa para los habitantes del País de las Maravillas que han de aplastar al
animal, como si de sofocar un fuego (apagarlo, extinguirlo) se tratara; por
eso lo meten en una bolsa, la cierran y se sientan en ella. Alicia, dice el au-
tor, siempre se ha preguntado qué es la expresión “sofocar los aplausos”, la
cual da a entender, en sentido figurado y en el contexto de un juicio en este
caso, que se intenta aplacar el ruido de los aplausos para devolver el silencio
a la sala.

d Crea un cuento absurdo de diez líneas a partir del sentido literal


de la siguiente frase: «Mauricio siempre ha sido un calavera, pero
acaba de sentar la cabeza».
© [propuesta] Mauricio tenía un amigo peludo, un gran danés llamado
Hamlet. A este le encantaba morder a Mauricio hasta que sus dientes llega-
ban al hueso, y a él le entraban tantas cosquillas que no podía hacer nada:
no trabajaba, no estudiaba, ni siquiera estornudaba ni bostezaba. Sus papás,
preocupados por esta situación, le consiguieron varios empleos cuando ya
Hamlet le había dejado hecho un puro esqueleto: su calavera fue modelo
para un sastre que hacía banderas piratas y también fue usada por un actor
en una obra de teatro en la que decía: “Roer o no roer, ¡es la decisión!”. Es-
tuvo así tanto tiempo que sus amigos pensaban que Mauricio iba a ser un
calavera para siempre, pero cuando acabó la función definitivamente, el ac-

galerada 22
tor se lo llevó y lo colocó encima de una silla para que estuviera cómoda-
mente sentado a la mesa durante su jubilación.

Carroll explota con fines cómicos ciertos fenómenos lingüísticos que


a menudo generan malentendidos, tales como la homofonía, la ho-
monimia o la polisemia. La homofonía se da cuando dos palabras
que no tienen nada que ver entre sí suenan igual, como sucede en
castellano con vello y bello. En inglés, los términos tale (‘cuento’) y
tail (‘cola’), que usa el Ratón de Alicia, se pronuncian igual, lo que
provoca una interpretación errónea del discurso. En la versión origi-
nal del libro, el Ratón afirma que su historia es a long and a sad tale
(‘un cuento largo y triste’), pero Alicia entiende a long and sad tail
(‘una cola larga y triste’). La confusión es aprovechada genialmente
por Carroll al reproducir la historia que narra el Ratón.

e ¿Por qué esa narración es al mismo tiempo a tale y a tail? (p. 39)
¿Qué tiene en común este pasaje con los poemas de Apollinaire
o Larrea reproducidos en el texto auxiliar 3.1?
© El Ratón dice que su historia es “triste, larga y trae cola”, expresión esta
última que se emplea para decir que algo tiene consecuencias importantes. El
roedor se refiere a que contará una historia (tale), pero Alicia cree oír que
alude a una cola (tail). Carroll convierte el lío en la genialidad de enfatizar la
confusión, pues por un lado hace contar un cuento al Ratón, y por el otro,
de cara al lector, lleva dicho cuento, gráficamente, a una forma de cola. El
argumento, además, trae cola o tiene consecuencias, pues en él el protago-
nista es descubierto por un perro, que odia al Ratón por alguna razón, y le
condena a muerte por malvado. Así, el poema-cuento tiene una disposición
tipográfica similar a los textos auxiliares de Apollinaire o Larrea, pues tam-
bién su forma semeja el dibujo de lo que está contando; en el primer caso, se
trata de un caligrama titulado “La corbata” cuyo texto tiene la clásica forma
triangular de la prenda; en el otro, “Estanque”, los versos tienen su reflejo,
como si se tratara de un remanso de agua, con las palabras proyectadas bo-
cabajo.

f Compón un caligrama al estilo de Carroll, Apollinaire o Larrea so-


bre el Gato de Cheshire o la Duquesa.
© [propuesta]
El Gato aparecía y desaparecía
y en la oscuridad solo se veía
su sonrisa como de sandía.
Un día, por tanto cambiar
Se hizo un lío y empezó
a maullar y ronronear.
Un remolino le buscó
y entonces el viento
entero se lo tragó.
Su sandía perdió
el brillo y cierto
que se olvidó
de lo que rió
contento y
solo dijo
¡miau!,
mia,
mi,
m

Carroll basa a menudo sus juegos verbales en la polisemia. Llama-


mos polisémicas a las palabras que poseen varios significados, como
sucede en español con banco, que puede referirse al menos a dos
cosas distintas: el asiento de un parque o el establecimiento en el
que uno deposita su dinero. A veces, la polisemia genera equívocos
e incertidumbres, pues puede darse el caso, por ejemplo, de que un
adjetivo sea aplicable a una persona en una de sus acepciones pero

galerada 23
no en otra.

g ¿Qué dos sentidos de la palabra nudo provocan que Alicia no


entienda al Ratón? (p. 40) ¿Por qué podemos decir que Alicia es
mayor pero no es mayor? (p. 48) ¿Pican del mismo modo el fla-
menco y la mostaza? (p. 129) ¿Qué dos sentidos algo distintos
recibe la palabra crecer en la discusión que Alicia mantiene con el
Lirón? (pp. 163-166)
© El Ratón, en un momento dado, dice que no ha llegado al nudo de su
historia, es decir, a su parte central, mientras que Alicia entiende que se re-
fiere a un nudo de los que se hacen para atar algo. La incomunicación llega
a tal grado de absurdo por el efecto polisémico de la palabra, que el Ratón
se siente indignado al ver que Alicia le dice cosas raras. Asimismo, la palabra
mayor puede entenderse como grande en edad o en tamaño; Alicia, apurada
por el efecto de la botellita que ha bebido —provocando que volviera a cre-
cer mucho—, piensa en lo bien que estaría en casa y en que su aventura es
digna de ser escrita por alguien; por ella misma, añade, cuando sea mayor
(de edad, se entiende, obviamente). Pero entonces se da cuenta de su altura
y exclama: “¡Pero si ya soy mayor!”. En resumen, se puede decir que es ma-
yor pero no es mayor, pues lo es de altura aunque no de edad. Tenemos,
también, la palabra picar, que tiene dos acepciones: la propia de un animal,
que hiere con su pico, boca o aguijón, y la que corresponde a la comida, que
remite a alimentos o especias que excitan el paladar. Por eso la Duquesa dice
que “pica el flamenco y pica la mostaza”. Por último, el término crecer ge-
nera una discusión, esta vez entre el Lirón y Alicia; esta siente que está cre-
ciendo en pleno juzgado, y el Lirón se lo reprocha porque le deja menos es-
pacio para sentarse. El diálogo de besugos radica en que el Lirón se queja de
que Alicia se haga grande de forma automática, mientras que ella se refiere
al proceso de crecimiento de cualquier persona en edad infantil o adoles-
cente; crecimiento progresivo este que no es apreciable sino imperceptible y
gradual.

Otro recurso cómico que Carroll usa de continuo es la paronomasia,


que consiste en combinar palabras que suenan parecidas pero que
no tienen nada que ver en su significado. Así sucede, por ejemplo,
con cerdo y lerdo, laca y loca o tonta y tinta. De la maestra de su in-
fancia, la Falsa Tortuga dice: «La llamábamos Tortura porque nos
torturaba; mas que ensenar, se ensanaba con nosotras» (p. 134).

h ¿Qué paronomasias detectas en esas dos frases?


© La palabra tortuga tiene un parecido grande con la palabra tortura, así
que el juego de palabras para denunciar la actitud del animal está servido de
modo muy claro; enseñar y ensañarse también son similares, pero sus signi-
ficados no pueden ser más distintos, dado que el primer verbo tiene que ver
con el ejercicio de la enseñanza o con mostrar algo, mientras que el segundo
tiene connotaciones violentas, pues ensañarse es maltratar a alguien disfru-
tando de ello.

En ciertas paronomasias, uno de los dos términos confrontados no se


llega a pronunciar, así que se le deja al lector la misión de adivinarlo.
Es lo que sucede una y otra vez en el divertido pasaje en que la Falsa
Tortuga recuerda sus asignaturas escolares. En el llamativo currículo
del personaje, cada materia se relaciona por paronomasia con otra
asignatura que no se cita pero que el lector adivina.

i ¿Qué asignaturas evocan los términos Histeria, Bellas Tardes, La-


ta sin Fin y Riego? (p. 138)
© Historia, Bellas Artes, Latín y Griego.

j Imagínate que la Tortuga hubiera estudiado Corte y confección,


Introducción a la guitarra y Dibujo técnico. ¿Cómo deformarías
los nombres de esas materias para que el resultado fuese una lis-
ta tan disparatada como divertida?

galerada 24
© [propuesta] Coste y confusión, Incorporación a la cigarra y Difunto tísi-
co.

El espíritu cómico que preside Alicia alcanza cimas magistrales cuan-


do Carroll se dedica a la parodia. Como sabes, parodiar un texto
consiste en imitarlo en tono de broma, bien sea para ridiculizar el
original, o bien por simple voluntad de juego. En concreto, Carroll
parodia los poemas que los niños solían aprender en la escuela en la
Inglaterra victoriana.

k En la parodia del poema sobre la abeja laboriosa (pp. 22-23),


¿por qué resultan cómicos los adjetivos pobre e inofensivo?
© Un cocodrilo es cualquier cosa menos “pobre, inofensivo” pues, como se
sabe, es un animal extremadamente peligroso y sanguinario. El poema le da
la vuelta al comportamiento del cocodrilo, y lo presenta como un animal
“alegre” cuando, en realidad, tiene un rictus estático, con lo que el elemento
paródico se hace completo al decir que los peces, simplemente, “se cuelan
por tus fauces sonrientes” para, así, evitar describir la poderosa manera de
cazar de estas criaturas.

l ¿Por qué sorprende el comportamiento del anciano protagonista


de «Eres muy viejo, padre»? (pp. 62-64)
© El niño que, a modo de sujeto poético, describe a su padre en el poema,
habla de este como de un hombre que hace la vertical como un payaso o da
saltos mortales pese a estar muy gordo, que tiene una dentadura débil pero
es capaz de zamparse un ganso entero y que fue estudiante de leyes en su
juventud, lo que para él sirvió de preparación a la hora de discutir con su
mujer. En suma, se trata de un personaje excéntrico que hace cosas impro-
pias de su edad avanzada y, que además, siguiendo con la tónica del non-
sense, relaciona asuntos que nada tienen que ver (tener mandíbulas fuertes
por haber hablado mucho, ponerse bocabajo por considerar que apenas tie-
ne cerebro que atrofiar…) y encima se muestra grosero con su hijo al final
del poema, como hacen otros personajes del País de las Maravillas con Alicia.

m ¿Cómo varía el mensaje del poema «¡Háblale con dulzura al ni-


ño!» cuando pasa por las manos de Carroll? (p. 82) ¿Se conserva
la moraleja del poema del haragán en la versión paródica que
ofrece Alicia en el País de las Maravillas? (p. 152)
© Carroll da inicio a su burla con el verso “Al niño dale un buen palo” y, en
la segunda estrofa, mediante la frase “Con dureza hablo a mi niño”, parodia
el título del poema: “¡Háblale con dulzura al niño!”. De resultas de ello, el
mensaje es absolutamente contrario al expuesto en la pieza original, tan
tierna como edulcorada. Asimismo, la moraleja del poema del haragán, sobre
lo pernicioso que resulta ser vago, se pierde en el poema paródico de Carroll,
pues este no tiene ninguna intención moralizante; se limita a exponer una
escena absurda protagonizada por una Langosta, la cual se muestra chulesca
o prudente frente a los tiburones en función de cómo esté de alta la marea.

Imagínate que viajas por casualidad al País de las Maravillas y que, al


recitar un poema, te sale distorsionado.

n ¿Por qué no creas una versión paródica de la estrofa inicial de la


célebre «Sonatina» de Rubén Darío, que puedes leer en el texto
auxiliar 3.2?
© [propuesta]
La jirafa está gorda… ¿Qué tendrá la jirafa?
Sus grititos de hambre se oyen en la sabana,
pues se ha acabado la hierba y no tiene sabor.
La jirafa es oronda y las aves son su coro,
que cantan sobre su grasa, sobre todo el loro,
y solo tiene agua y en la barriga dolor.

En el texto auxiliar 3.3 encontraréis la partitura de «Twinkle, twinkle,


little bat», poema que aparece recogido en el capítulo VII de Alicia y

galerada 25
que constituye una parodia de la conocida canción «The Star», de
Jane Taylor.

o Buscad la letra original de «The Star» y comparadla con la de


«Twinkle, twinkle, little bat». Luego, cantad las dos canciones
con la ayuda de la partitura. ¿Qué tono debéis utilizar en cada
caso para que el sentimentalismo del original contraste con el to-
no subversivo de la parodia?
© Esta es la versión inglesa de “Twinkle, twinkle, little star”, a la izquierda,
mientras que a la derecha disponemos de la parodia que incluye Carroll de
su primera estrofa:
Twinkle, twinkle, little star, Twinkle, twinkle, little bat!
How I wonder what you are. How I wonder what you’re at!
Up above the world so high, Up above the world you fly
Like a diamond in the sky. Like a teatray in the sky.

When the blazing sun is gone,


When he nothing shines upon,
Then you show your little light,
Twinkle, twinkle, all the night.

Then the traveller in the dark,


Thanks you for your tiny spark,
He could not see which way to go,
If you did not twinkle so.

In the dark blue sky you keep,


And often through my curtains peep,
For you never shut your eye,
Till the sun is in the sky.

As your bright and tiny spark,


Lights the traveller in the dark.
Though I know not what you are,
Twinkle, twinkle, little star.

Twinkle, twinkle, little star.


How I wonder what you are.
Up above the world so high,
Like a diamond in the sky.

Twinkle, twinkle, little star.


How I wonder what you are.
How I wonder what you are.

Como vemos, la pieza que parodió Carroll tiene un gusto edulcorado, de


una considerable cursilería propia de las nanas que se cantan a los bebés. La
tierna estrellita del texto original, ejemplo de luz, belleza e inocencia, con-
trasta con el vampiro, ser nocturno, ávido de sangre humana y personaje
que, justamente, ofrecería lo contrario de lo que pretendía la canción: miedo
y pesadillas. “¡Titila, luce, vampiro! / ¡Cuál será su alado giro! / Vas volando
por el cielo / como una bandeja en vuelo. / Titila, luce, titila…”, dice la tra-
ducción, dándonos la imagen de un vampiro que tiembla, pues la palabra ti-
tilar tiene dos acepciones en castellano: “agitarse con ligero temblor”, en el
caso de un animal, y “centellear con ligero temblor” en el de un cuerpo lu-
minoso (según el Diccionario de la Lengua Española). Además, su forma de
“bandeja” puede conectar con dos cosas: la mesa en la que toman la me-
rienda el Sombrerero, el Lirón y la Liebre de Marzo, y la figura de un hombre
con capa que, tiempo después, cobrará notoriedad con la moda de la litera-
tura vampírica.
[cantar las dos canciones con partitura]
Desde luego, el tono de la versión de Carroll debería ser intenso, alto, rá-
pido, en clave rockera prácticamente, y las voces tendrían que ser graves y
fuertes. Asimismo, el original habría de ser melodioso, lento, con una pulsa-
ción muy marcada para acentuar la suavidad y sencillez de las notas, y con
los cantantes prestando una voz aguda y dulce.

galerada 26
4.3 Jugando en dos lenguas

Puesto que es un libro generoso en juegos de palabras, Alicia en el


País de las Maravillas constituye todo un reto para los traductores.
Hay que tener en cuenta, entre otras cosas, que dos palabras que
suenan casi iguales en inglés no siempre suenan parecidas en caste-
llano. Así, tail y tale son homófonos en inglés, pero no sucede lo
mismo con cola y cuento en castellano. Los traductores de Alicia,
por tanto, han de invertir grandes dosis de ingenio y perspicacia para
reproducir en castellano los juegos de palabras del original. En la ver-
sión inglesa del libro, por ejemplo, la Duquesa, que es mujer de es-
casa cultura, confunde la palabra axis, que significa ‘eje’, con otra
más común, axes, que quiere decir ‘hachas’. Al pensar en el hacha,
que es la herramienta del verdugo, la Duquesa exclama, casi instinti-
vamente: «¡Que le corten la cabeza!». El pasaje es problemático pa-
ra el traductor porque, en castellano, eje y hacha son dos palabras
tan distintas que nadie las confundiría.

a ¿A qué táctica se ha recurrido en la versión española para que la


palabra eje le recuerde a la Duquesa la pena de muerte? (p. 81)
© Alicia alude a cómo “la Tierra tarda veinticuatro horas en dar la vuelta al-
rededor de su eje”, y entonces, la Duquesa, continúa el diálogo con la si-
guiente frase: “Pues hablando de ejecución, ¡que le corten la cabeza!”. Así,
el traductor ha encontrado una fórmula que le permite transmitir al lector
una situación creíble de confusión: eje por ejecución (de ejecutar: dar muer-
te al reo), pues al tener ambas palabras la misma raíz, se permite cierta ho-
mofonía.

Un equívoco semejante se produce cuando el Ratón explica por qué


detesta a los perros. El animal interrumpe su historia porque advierte
que Alicia no le presta atención, y la niña le ayuda a reanudar el rela-
to recordándole dónde se ha detenido: «Creo que ibas ya por la
quinta curva». En la versión inglesa, el Ratón responde: «I had not!»,
que puede traducirse por «¡No!» o «¡Nada de eso!». Alicia confunde
entonces la palabra not (‘no’) con el sustantivo knot (‘nudo’), error
que produce el enojo del Ratón. El pasaje supone un nuevo desafío,
porque, en español, es casi imposible confundir no con nudo. En es-
te caso, el traductor ha optado por alargar la respuesta del Ratón.

b ¿Qué contesta el personaje en la versión española? (p. 40) ¿Có-


mo aprovecha el traductor la polisemia de la palabra nudo?
© “¡Ni siquiera había llegado al nudo de la historia!”, sigue diciendo el
Ratón; de esta manera, el traductor puede usar la palabra nudo para explo-
tar la polisemia de la palabra y crear una escena cómica, pues si el roedor ha-
ce referencia al nudo de un relato, o sea, a su parte central, Alicia se queda
con la idea de que está hablando de un nudo que hay que deshacer, y se
apresta a ello para ayudar al Ratón.

Para los traductores, uno de los pasajes más estimulantes de Alicia


es la conversación en que la Falsa Tortuga hace memoria de las asig-
naturas que estudió en su infancia. El personaje dice que el profesor
de Bellas Tardes les enseñaba el arte del stretching, palabra que en
realidad quiere decir ‘estirar’ o ’estirarse’. Carroll elige ese término
porque suena muy parecido a sketching, nombre de un ejercicio muy
usual en Bellas Artes que nosotros llamamos bosquejar o esbozar, y
que consiste en preparar un dibujo poco detallado de algo. El objeti-
vo del traductor, pues, consiste en encontrar una palabra que suene
parecida a bosquejar pero que tenga un significado semejante al de
estirar o estirarse, o que al menos sea divertido.

c ¿Qué opción se ha elegido? (p. 138)


© El traductor ha elegido la palabra “bostezar”, bien parecida a “bosque-

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jar” o “bostezar”, para así también conservar cierto parecido con la palabra
que en castellano sería estirar, pues uno, cuando bosteza, suele desperezarse
o estirar el cuello o los brazos.

En ese mismo pasaje, la Tortuga dice que aprendió Laughing and


Grief, palabras que significan ‘risas y penas’, pero que suenan pare-
cidas a Latin and Greek, es decir, ‘latín y griego’. Una buena traduc-
ción sería Patín y Riego, aunque en el presente volumen se ha opta-
do por Lata sin fin y rudimentos de Riego. La transformación de La-
tín en Lata sin fin es particularmente graciosa porque añade una
connotación sobre el contenido de las clases de latín.

d ¿De qué connotación se trata?


© Se trata de una connotación peyorativa, pues la palabra lata se emplea a
menudo como sinónimo de algo pesado o aburrido.

A menudo, los traductores añaden a pie de página una nota en la


que explican que el original trae un juego de palabras intraducible.
Es algo que, en el caso de Alicia, se podría haber hecho cuando el
Lirón cuenta la historia de las tres hermanitas que vivían hundidas en
el pozo de melaza. «They were learning to draw», dice el Lirón acer-
ca de las niñas.

e Averigua qué dos sentidos tiene esa frase en inglés. Ante la im-
posibilidad de dar con una oración en español que posea esos
mismos dos significados, ¿qué es lo que ha hecho el traductor?
(p. 104)
© La frase problemática es: “Y al mismo tiempo que extraían, dibujaban”.
El verbo to draw tiene muchos significados, el más habitual, “dibujar”, pero
también “sacar, arrastrar, extraer”. El traductor, partiendo del original “They
were learning to draw” (“Ellas estaban aprendiendo a dibujar”), hace coinci-
dir dos verbos en la misma frase en castellano para afirmar que las herma-
nas sacaban la melaza y, al mismo tiempo, dibujaban con ella ciertas cosas,
en concreto aquellas que empiezan con la letra M.

Lejos de recluirse en su obra literaria, el espíritu lúdico de Carroll en-


contró un medio de expresión adecuado en los escritos cotidianos
del autor. Carroll solía enviarles a sus amiguitos cartas rebosantes de
ingenio: escritas con letra temblorosa, con las líneas dispuestas en
espiral, con caligrafía invertida para que solo pudieran leerse ante un
espejo… En concreto, a la pequeña Georgina Watson, le mandó una
carta jeroglífico que hemos reproducido en el texto auxiliar 3.4.

f Intenta descifrar la carta al completo o en parte. En los casos más


sencillos, tendrás que sustituir el objeto dibujado por la palabra
con que se denomina: así, donde aparece una carta, deberás po-
ner la palabra letter. En otras ocasiones, en cambio, el dibujo re-
presenta una palabra que suena igual o muy parecida a la pala-
bra que realmente se ha omitido: así, donde ves el ciervo, no has
de poner deer sino una palabra homófona: dear (‘querida’).
© My DEAR Ina,
Though I don’t give birthday presents, still X april write a birthday LET-
TER. June came TO your DOOR TO wish YOU many happy returns of the
day, BARREL the CAT met me HAND took me for a MOUSE, X haunted meX
andX till X could hardly X. However somehow X got into the X, X there a X
met meX, took me for X a X, and pelted me with X, X, X. Of course, X ran
into the street again, X a X met me X took me for a X, X dragged me all the
way X the X, X the worst of all was when a X met me X took me for a X. I
was harnessed X it, X had X draw it miles and miles, all the way X Merrow.
So XXX couldn’t get X the room where.
However I was glad to hear X were hard at work learning the X for a
birthday treat.

galerada 28
I had just time X look into the kitchen, and X your birthday feast getting
ready, a nice X of crusts, bones, pills, cotton-bobbins, and rhubarb and mag-
nesian –“Now”, I thought, “She will be happy!” and with a X I went on my
way.
Your XXX friend

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