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La reflexión crítica valida o no, las teorías, las creencias y los valores de la
identidad docente; permite cuestionar el sentido y significado de la acción
educativa y permite evaluar las acciones y emociones en la actuación docente. La
autonomía, basada en el análisis crítico y en la responsabilidad ética, beneficia la
elección de procesos educativos equitativos, justos, pertinentes y valiosos.
¿Qué investigar? Una pronta respuesta sería investigar cada evento educativo
de profesores y estudiantes que realizan en una situación específica. En los
momentos de formación y desarrollo profesional docente, el acompañamiento de
profesores expertos o investigadores resulta favorable para que el docente novato
vaya incorporando la investigación a su práctica educativa. Es una propuesta
metodológica que considera la práctica de la enseñanza como una actividad
reflexiva que se orienta a hacer mejor las cosas, en vez de poner siempre en
práctica teorías e investigaciones hechas por otros. Desde la metodología de la
investigación acción, se concibe al profesor como investigador de su actuación.
No es favorable reducir la acción docente a una actividad mecánica; es
fundamental la reflexión del profesional sobre la práctica, es decir, el profesor es
un investigador que intenta comprender la entraña de los fenómenos que se
desarrollan en el aula. Asimismo, el profesor aprende a conocer el ritmo de
desarrollo de los alumnos, las exigencias del aprendizaje, los métodos de
intervención didáctica, a través de su reflexión rigurosa y sistemática en y sobre la
práctica (Stenhouse, 1985). Cuando se reflexiona de manera crítica sobre la
práctica, es posible descubrir la estructura y los amarres teóricos u operativos de
la misma y es posible producir un saber pedagógico nuevo para el docente
(Restrepo, 2003).
En este mundo globalizado, las naciones que detentan mejores recursos para
generar y aplicar el conocimiento científico y tecnológico, son conocidas como
sociedades del conocimiento. Es probable que en estos países haya espacio no
sólo para transmitir el conocimiento sino para discutirlo y para participar en la
elaboración del mismo. En países como el nuestro, la función del docente como
intelectual es débil, no siempre se les reconoce protagonismo en tomar decisiones
relevantes en torno a su labor o contar con tiempo y espacio para discutir y
contribuir a mejores significados y sentidos del conocimiento que se les pide
enseñar. A pesar de que los profesores tienen la enorme responsabilidad de
formar profesionales con habilidades intelectuales para que entren al mundo del
mercado laboral en esta sociedad cada vez más competitiva. No es posible tal
formación, si los docentes no han sido formados a su vez, en habilidades
intelectuales.
Para Gramsci (1972) todos los hombres son intelectuales, todos tienen la
alternativa para crear productos ideológicos y culturales; todos pueden elegir entre
la alternativa de crear productos con fines de explotación o con los ideales de
liberación. Los intelectuales, señala Gramsci, se rigen por valores cualitativos, por
su comportamiento moral, por la creación de espacios de reflexión y diálogo, de
un espíritu transformador, para construir un nuevo proyecto educativo. Giroux
enriquece su propuesta educativa con ideas de Gramsci al considerar que en la
formación docente se habrá de repensar y reestructurar la naturaleza del trabajo
docente para contemplarlos como intelectuales transformativos.
En síntesis, Giroux propone una formación docente para que actúen en prácticas
inteligentes de enseñanza para promover el desarrollo humano de los estudiantes
para una sociedad democrática; para promover aprendizajes creativos y críticos
no sólo del aprendizaje escolar, sino para la mejora de relaciones sociales, en
actuaciones políticas justas y equitativas, así como la comprensión y la promoción
de cambios en la concentración del poder económico y sus derivaciones funestas
para la mayoría de la población. La preparación o formación de profesores implica
la educación de una clase de intelectuales vital para el desarrollo de una sociedad
libre y por lo tanto democrática. ¿La escuela y el profesor habrán de ser neutrales
ante la exclusión de la diversidad y de la disparidad entre los que tienen
condiciones sociales y económicas injustas e inequitativas? ¿A quién conviene
que los estudiantes no sean formados como personas críticas, reflexivas y
autónomas?
Si los profesores han de educar a los estudiantes para ser ciudadanos activos y
críticos, ellos mismos son responsables de convertirse en intelectuales
transformativos. Dentro de la perspectiva de Giruox, la reflexión y la acción
críticas se convierten en parte de un proyecto social fundamental para ayudar a
los estudiantes a desarrollar una fe profunda y duradera en la lucha para superar
las injusticias económicas, políticas y sociales, para apoyar la lucha por un mundo
cualitativamente mejor para todas las personas y por tanto, para humanizarse
ellos mismos.
La escuela cambia cuando cambian los profesores que en ella trabajan y cuando
cambian los alumnos que ahí aprenden. Cuando esos profesores investigan,
reflexionan y proponen acciones y decisiones informadas, menciona Kemmis
(1985) no están sino expresando su poder para reconstruir la vida social, para
participar en la comunicación, en la toma de decisiones y en la acción social; Dino
(1993) añadiría, no están sino expresando, en suma, su capacidad de ser y pensar
como intelectuales.
El docente como mediador
Hegel resaltó el papel del sujeto mediador y del proceso de mediación para
conocer el mundo que nos rodea (Ferreiro, 2001). En la filosofía idealista de
Hegel, comenta Muñoz (2000) la mediación es la forma de conocer, es el paso de
la subjetividad a la objetividad, es la fuerza de la razón que une el concepto con la
realidad. En el proceso educativo la mediación ocurre desde la subjetividad, esto
es, a partir de las representaciones psicopedagógicas, el profesor intenta
vincularlas con la objetividad, es decir, cuando la enseñanza se manifieste en el
aprendizaje de los alumnos. Es un proceso que no ocurre de manera lineal, es
dialectico. La subjetividad de los profesores es diversa y contrapuesta, pueden
representarse que van a favorecer el progreso de la autonomía, como la
dependencia; asumen reconocer la diversidad o la uniformidad; pretenden
impulsar el pensamiento crítico o el pensamiento dogmático, o bien, procurarán
promover que los estudiantes tomen decisiones fundamentadas o automatizadas.
Desde mediación la objetividad o la realidad se contempla como contradictoria. El
aprendizaje no ocurre de manera automática, la mediación habrá de considerar
que los estudiantes viven en crisis social, económica y cultural, como en
condiciones favorables; tienen desajustes o equilibrios emocionales; habilidades o
deficiencias intelectuales; intereses y preocupaciones opuestas, o bien, pueden
tener representaciones contradictorias a los que sostiene el profesor. Muñoz
(2000), retomando a Hegel, estima que la mediación entre el pensar, y la realidad
ocurre entre subjetividades y objetividades no petrificadas, sino opuestas o
antagónicas, y añade que ésta es la estructura fundamental de la dialéctica. La
mediación, intentará unir lo antagónico y en vez de la contrariedad buscará la
complementariedad. El profesor como mediador intentará unificar su subjetividad
con la objetividad de los estudiantes, a través de una mediación que contemple los
avatares entre enseñar y aprender.
La mediación social. Martín Serrano (2007, 2008)) desde los años setenta del
siglo anterior, postuló la mediación social, la cual ocurre en la diversidad de
medios sociales, en la familia, en los medios de comunicación e información, en
los medios políticos y por supuesto en la escuela. Este autor ofrece un valioso
análisis del modelo globalizador de la economía, al cual considera como el imperio
de la barbarie globalizada; un modelo de las políticas depredadoras que se
identifican con la imposición de la fuerza en la destrucción de los bienes
materiales y culturales, o un modelo del espolio de los recursos económicos, con
base en la especulación financiera de las empresas multinacionales. Puntualiza
que el problema no es la globalización, sino la marginación de la reflexión para
explicitar desde dónde y cómo se utiliza la noción de globalización, como si
hubiera un acuerdo tácito de que por sí misma fuera portadora del desarrollo
humano y volviera innecesario cualquier tipo de análisis y discusión. En esta
época de globalización de mercado, las derivaciones en las relaciones humanas
se caracterizan por los conflictos interpersonales. Las señales son evidentes en
los diferentes medios sociales por la presencia de la violencia, la corrupción, el
narcotráfico, desempleo, salarios poco dignos, la globalización de la pobreza. A
nivel individual, los miedos y la inseguridad están presentes en los estudiantes las
señales. en los ciudadanos y por tanto en los estudiantes. Ferreiro y Vizoso
(2008) cometan que la mediación es un modo de interacción educativa deliberada,
significativa y trascendente. Una interacción recíproca en la experiencia del
aprendizaje, en donde el profesor como mediador acompaña y apoya a los
estudiantes a encontrar sentido y significado a lo que hacen y a lo que harán en su
vida ciudadana y profesional.
Feuerstein, desde la segunda parte del siglo anterior, aplicó su teoría del
aprendizaje mediado tomando en cuenta la propuesta de Vigotsky del sujeto
mediador. Feuerstein postula que la modificabilidad de los estudiantes es posible
si el profesor se convierte en mediador pertinente. Fuentes (2008) reitera que el
mismo profesor, es una persona que puede y tiene que ser modificada. Es
indispensable que el mediador, el profesor, construya representaciones en el
sentido de que los estudiantes están abiertos y receptivos al cambio y que son
capaces de modificar sus condiciones de desarrollo humano. Feuerstein sugiere
que cuando el profesor se asuma como capaz de cambiar a sus alumnos y cuando
acepte la responsabilidad de hacerlo posible, se ocupe de dirigir y optimizar el
desarrollo de la capacidad intelectual y afectiva de sus alumnos, a pesar de
obstáculos que parecen insuperables ya sea por su origen social, económico o
cultural3. Además, habrá de hacer explícito a sus estudiantes, que se posesionen
del compromiso a cambiar.
2 Pérez Gómez (1999) estima que la objetividad de la información en realidad es subjetiva, que la
información es un mito a medida que es manipulada. La televisión induce la asimilación acrítica e
irreflexiva de los contenidos. Las imágenes que ofrece son construcciones subjetivas, pues se
eligen intencionalmente fragmentos de la realidad como se secuencia, en función de sus intereses.
3 Feuerstein, confirmó su propuesta educativa, en el trabajo que realizó con niños en condiciones
4En la construcción de viviendas para personas con menos recursos, suelen emplearse materiales
de bajo costo y calidad pobre. La analogía con el profesor mediador, es que ofrezca apoyos
valiosos y equitativos.
necesidades de los estudiantes; la promoción de prácticos reflexivos sobre cómo
enseñan, cómo es posible ayudar a los estudiantes a avanzar hacia niveles más
complejos de desarrollo humano, cómo evalúan a los estudiantes y cómo evalúan
su propia práctica; impulsar la calidad de investigadores críticos sobre los
resultados de su actuación y por favorecer actuaciones responsables y éticas.
Referencias documentales