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“AÑO DE LA CONSOLIDACION DEL MAR DE GRAU”

Moquegua – Perú
2016
I. INTRODUCCION

El presente trabajo fue realizado a modo de complemento, refuerzo y como


herramienta de estudio y afianzamiento en torno al tema de Los documentos
como medio de prueba típica en el Proceso Civil, con la finalidad de facilitar
la comprensión y entendimiento de los conceptos y lineamientos generales
del tema, para así poder relacionarlas con los demás conceptos que forman
los requisitos, el objeto, valor probatorio de los documentos, el cotejo en la
prueba documental entre otros y así poder constituir los conocimientos
básicos, esenciales e imprescindibles de la misma, que se aplican a la carrera
de derecho.
CAPÍTULO PRIMERO: MARCO TEÓRICO

I. CONCEPTO:
En palabras de Devis Echandía, documento es toda cosa que sirve de
prueba histórica indirecta y representativa de un hecho cualquiera, que
puede ser declarativo-representativo cuando contenga una declaración
de quien lo crea u otorga o simplemente lo suscribe, como es el caso de
los escritos públicos o privados y de los discos y cintas de grabaciones
magnetofónicas; puede ser únicamente representativo (no declarativo),
cuando no contenga ninguna declaración, como ocurre en los planos,
cuadros, radiografías, y dibujos fotografías. Pero siempre es
representativo y esto lo distingue de las cosas u objetos que sin ser
documentos pueden servir de prueba indiciaria, como una huella, un
arma, una herida, etcétera (DEVIS ECHANDIA, 1984, Compendio de
Pruebas Judiciales, Tomo II: 197).

El artículo 233 del Código Procesal Civil refiere que “Documento es todo
escrito que sirve para acreditar un hecho”.

II. OBJETO:

Es objeto de la prueba documental todos aquellos hechos representados,


presentes, pasados e, inclusive, futuros, así como los elementos que
pueden ser incorporados como tales.

III. REQUISITOS:

a. DE VALIDEZ:

Son requisitos para la validez de la prueba documental los


siguientes:

a) Que se trate de un objeto elaborado por la mano del hombre,


que tenga aptitud representativa;
b) Que represente algún acto o hecho;
c) Que tenga significación probatoria;
d) Que, en caso de ser solemne hayan observado las
formalidades que la ley exige bajo la sanción de nulidad;
e) Que las personas que lo otorgan o suscriben tengan capacidad
o facultades de representación para realizar el acto encerrado
en el documento;
f) Que el acto que contiene no sea nulo;

g) Que se haya ofrecido oportunarnente y cumplido con los


requisitos legales del caso.

b. DE EFICACIA:

Son requisitos para la eficacia de la prueba documental los que a


continuación se indican:

a) Que sean contundente y pertinente para acreditar el hecho


batería de debate judicial;
b) Que se haya determinado su autenticidad o que esta sea objeto
de presunción;
c) Que no existan otros medios probatorios que las desvirtúen,
d) Que no se haya obtenido ilícitamente; y
e) Que el contenido del documento, por sí solo o en concurrencia
con otros medios de prueba, formen convicción en el juzgador.

IV. OFRECIMIENTO DE LA PRUEBA DOCUMENTAL:

La prueba documental -al igual que los demás medios probatorio, puede
ser ofrecida por la parte interesada en la etapa postulatoria (quedan a
salvo aquellos casos en que el ordenamiento procesal permite su
incorporación extemporánea al proceso), ya sea en los escritos de
demanda, contestación, excepciones, defensas previas, etc. También es
susceptible de ser decretada de oficio, en atención a las facultades
inquisitivas del órgano jurisdiccional. Asimismo, puede ordenarse su
exhibición, ha pedido de parte u oficiosamente.
El aporte de esta prueba puede tener lugar, tratándose de documentos
escritos (instrumentos), adjuntando o bien el original o sino su copia
(aunque ésta merma considerablemente el valor probatorio del
documento en sí).

En relación al ofrecimiento de este medio de prueba, el Código Procesal


Civil regula lo concerniente a los informes, expedientes y documentos en
otro idioma, en los artículos 239, 240 y 241 respectivamente: Tales
artículos establecen lo siguiente:

«Artículo 239: Informes.- Se puede pedir a los funcionarios públicos que


informen sobre documentos o hechos. Los informes se presumen
auténticos.

En los casos previstos por la ley se pueden pedir a particulares informe


sobre los documentos o hechos. Los informes tendrán la calidad de
declaración jurada».

Sobre el particular, cabe señalar que, si bien el Código Procesal Civil


incluye a la prueba de informes dentro del Capítulo correspondiente a los
documentos (Capítulo V del Título VIII de la Sección Tercera del C.PC.),
representa en esencia un medio de suministrar a la Litis datos referidos a
actos, documentos, o hechos, que no configura una especie de la prueba
documental (siendo, entonces, un medio autónomo y supletorio), pues
esta supone el ofrecimiento directo del documento al proceso, mientras
que la prueba de informes no es sino la transmisión al órgano
jurisdiccional del conocimiento que se tenga derivado de los documentos
que se encuentren en poder del informante. Si éste aporta tales
documentos ya no se estaría ante la prueba de informes sino ante la
exhibición de aquéllos. Puntualizamos, además, que la presunción de
autenticidad a que hace alusión el primer párrafo del artículo 239 del
Código Procesal Civil, es de naturaleza iuris tantum, porque admite
prueba en contrario.
«Artículo 240º.- Expedientes.- Es improcedente el ofrecimiento de
expedientes administrativos o judiciales en trámite. En este caso la parte
interesada puede presentar copias certificadas de éste.

Si se ofrece como medio probatorio de un expediente fenecido, debe


acreditarse su existencia con documento. »

«Artículo 241: Documentos en otro idioma.- Los documentos en idioma


distinto del castellano serán acompañados de su traducción oficial o de
perito comprendido en el Artículo 268º del C.P.C., sin cuyo requisito no
serán admitidos.

Si la traducción es impugnada, el impugnante debe declarar en que


consiste el presunto defecto en la traducción.

En tal caso el juez debe designar otro traductor, cuyos honorarios los
pagara el impugnante. Si la observación resulte maliciosa se impondrá
una multa.

V. CLASES DE DOCUMENTOS:

El artículo 234 del Código Procesal Civil está referido a las clases de
documentos. Dicho precepto establece que:

«Son documentos los escritos públicos o privados, los impresos,


fotocopias, facsímil o fax, planos, cuadros, dibujos, fotografías,
radiografías cintas cinematográficas, tanto en la modalidad de microfilm
como en la modalidad se soportes informáticos, y otras reproducciones de
audio o video, la telemática en general y demás objetos que recojan,
contengan o representen algún hecho, o una actividad humana o su
resultado».

Es de anotar que la microforma es una imagen reducida y condensada,


o compactada, o digitalizada de un documento, que se encuentra grabado
en un medio físico técnicamente idóneo, que le sirve de soporte material
portador, mediante un proceso fotoquímico , informático, electrónico,
electromagnético, o que emplee alguna tecnología de efectos
equivalentes, de modo que tal imagen se conserve y pueda ser vista y
leída con la ayuda de equipos visores o métodos análogos; y pueda ser
reproducida en copias impresas, esencialmente iguales al documento
original ( art. 1 de la Ley Nro. 26612, que sustituyó el texto del art. 1 del
D. Leg. Nro. 681, mediante el cual se regula el uso de tecnología en
materia de archivo de documentos e información).

Sin embargo, no cabe duda que la clasificación más importante de los


documentos es aquella que los distingue en públicos y privados en razón
de su fuente.

a. DOCUMENTOS PÚBLICOS:

Los documentos públicos son los otorgados o autorizados por


funcionario público o quien tiene la facultad de depositario de la fe
pública, en el ejercicio de su cargo.

El documento público no debe ser equiparado al instrumento de


igual carácter. Este último representa una especie del primero (la
más importante) y es aquel que consta por escrito.

Además de la escritura pública son documentos públicos los


planos, grabaciones, expedientes judiciales, ya administrativos así
como las certificaciones de los actuados respectivos, copias de
documentos públicos expedidos formalmente, en fin, todos
aquellos documentos que se hubieren otorgado con autorización
del correspondiente funcionario público facultado expresamente
por la ley para ello:

El documento público es regulado por el artículo 235 del Código


Procesal Civil en estos términos:

Es documento público:

1. El otorgado por funcionario público en ejercicio de sus


atribuciones; y
2. La escritura pública y demás documentos otorgados ante notario
público, según la ley de materia (Decreto Legislativo del Notariado:
Decreto legislativo Nro. 1049).

La copia del documento público tiene el mismo valor que el original,


si está certificada por el Auxiliar respectivo, notario público,
fedatario, según corresponda.

b. DOCUMENTOS PRIVADOS:

Son documentos privados todos aquellos que no tiene el carácter


de públicos, o sea, los producidos por las partes o terceros que no
tengan calidad de funcionarios públicos o que, teniéndolas no lo
expiden o autorizan en el uso de atribuciones que les concede la
ley.

Precisamente, el artículo 236 del Código Procesal Civil establece


que el documento privado “es aquel que no tiene las características
del documento público. La legalización o certificación de un
documento privado no lo convierte en público”.

Puede tener la forma de instrumentos (escritos) y estar firmados o


no, así como ser redactados a mano o empleando un medio
mecánico. Por ejemplo, tenemos las cartas, contratos, libros,
títulos, valores, testamentos, ológrafos, entradas para algún
espectáculo, comprobantes de pago, etc.

También constituyen documentos privados aquellos objetos que no


tienen la forma escrita y que no son declarativos o interpretativos,
según el caso, planos, dibujos, microfilms, mapas, fotografías,
cuadros, cintas cinematográficas, videocintas, discos compactos,
etc.

En los instrumentos privados no requiere observar ninguna


formalidad en su elaboración, excepto si por ley o costumbre se ha
establecido una. La firma de ellos es requisito indispensable para
su eficacia. No es posible que sea sustituida por iniciales o signos,
si el sujeto no los acostumbra como firma. En ciertos casos se
permite la huella digital en reemplazo de la firma (como cuando uno
de los intervinientes es analfabeto).

Es necesario que previamente se acredite la autenticidad del


documento privado para que sea oponible al adversario. Esta
comprobación puede realizarse mediante reconocimiento expreso
o tácito de la parte frente al cual se quiere valer, o de lo contrario,
puede actuarse otro medio probatorio con dicha finalidad.

VI. DISPONIBILIDAD Y EXHIBICIÓN DE UN DOCUMENTO:

Todo documento se encuentra a disposición de las partes y del órgano


jurisdiccional, como medio de prueba, en atención al derecho abstracto de
probar que tienen aquéllas y a las facultades inquisitivas del último.
(Quedan a salvo todos los casos en que el ordenamiento legal limita su
ofrecimiento).

La disponibilidad de un documento supone la posibilidad jurídica de


aportarlo al proceso como medio probatorio, ya sea acompañándolo en el
escrito respectivo en original o en copia o afirmando (describiendo su
contenido) o acreditando su existencia, solicitando, por consiguiente, su
exhibición (indicando con precisión el lugar donde se encuentra) o la
prueba de informes sobre él.

No existe inconveniente alguno si el documento lo tiene consigo la parte


interesada en aducirlo como prueba. Si el documento se encontrase en
poder de un tercero o del adversario y pertenezca o incumba a quien
desee suministrarlo como medio probatorio, su disponibilidad también es
absoluta, estando obligados aquéllos a su exhibición, si es solicitada o
decretada de oficio. De no corresponder el documento al litigante que
pretende ofrecerlo como prueba, no será posible su exhibición, aunque
esto es relativo, pues ello dependerá del criterio del juzgador y de su
utilidad para esclarecer la materia controvertida.
Destacamos que la obligación de la parte contraria de exhibir un
determinado documento obedece a que el proceso es de interés público
y no privado, excluyéndose así del derecho moderno el aforismo clásico
nemo tenetur eder contra se («nadie puede ser obligado a suministrar
pruebas contra sí mismo».

La exhibición se materializa con la entrega del documento respectivo o de


las copias certificadas del mismo. Tratándose de documentos públicos, se
tiene por cumplido el mandato de exhibición con la sola indicación del
obligado de la dependencia en que se encuentra el original.

El Código Procesal Civil regula lo concerniente a la exhibición de


documentos en sus artículos 259, 260 y 261, los mismos que citamos a
continuación:

Artículo 259°.- Exhibición por terceros.- Los terceros sólo están


obligados a exhibir los documentos que pertenezcan o manifiestamente
incumban o se refieran a alguna de las partes.

Artículo 260.- Exhibición de documentos de personas jurídicas y


comerciantes.- Puede ordenarse la exhibición de los documentos de una
persona jurídica o de un comerciante, dando el solicitante la idea más
exacta que sea posible de su interés y del contenido. La actuación se
limitará a los documentos que tengan relación necesaria con el proceso.

La exhibición se tiene por cumplida si se acompañan copias completas


debidamente certificadas de los documentos ordenados.

Si la exhibición está referida a documentos públicos se cumple con ella


dando razón de la dependencia en que esta el original.

A pedido de parte y atención al volumen del material ofrecido, el Juez


puede ordenar que la exhibición se actué fuera del local del Juzgado.

Artículo 261° Incumplimiento de exhibición.- El incumplimiento de la


parte obligada a la exhibición, será apreciado por el Juez al momento de
resolver, sin perjuicio de aplicar una multa no menor de tres ni mayor de
cinco Unidad de Referencia Procesal.

Si el que incumple es un tercero, se le aplicará una multa no menor de


tres ni mayor de cinco Unidades de Referencia Procesal, la que podrá der
doblada si vuelve a incumplir en la nueva fecha fijada por el Juez.

En ambos casos, la multa se aplicará sin perjuicio de la responsabilidad


penal a que hubiere lugar.

VII. RECONOCIMIENTO DE DOCUMENTOS:

Sostiene acertadamente Devis Echandía que el reconocimiento es el acto


expreso o implícito, en virtud del cual el autor jurídico del documento o sus
causahabientes, le otorgan autenticidad, sea espontáneamente o por
citación judicial a solicitud de parte interesada o por no tacharlo de falso,
en el término señalado por la ley procesal (DEIS ECHANDIA, 1984,
Compendio de Pruebas Judiciales, Tomo II: 243).

El reconocimiento de un documento es expreso si hay una declaración de


voluntad en ese sentido. Será tácito o implícito, si se guarda silencio
respecto de la prueba documental aportada por el adversario en el escrito
de demanda o de contestación o en el que se ofrecen medios probatorios
extemporáneos o si no se formula tacha.

El reconocimiento recae sólo sobre documentos privados escritos


(firmados o sin firma) o no escritos. No opera en caso de documentos
públicos, porque el funcionario público da fe de ellos, por lo que se tienen
por ciertos. (Quedan dan a salvo los casos de falsedad o inexistencia de
la matriz y de nulidad que, pese a invalidar ella un documento público, no
impide que este salga como privado, de estar referido al vicio de
cuestiones de forma).

En relación al reconocimiento de documentos hay que tener en cuenta lo


siguiente:
 No es necesario el reconocimiento si no hay tacha (segundo
Párrafo del art. 246 del C.PC.).

 El citado a reconocer un documento escrito debe expresar si la


firma que se le muestra es suya y si el documento es el mismo que
suscribió u otorgó, o si tiene alteraciones, indicará en qué consisten
éstas (primer párrafo del art. 249 del C.P.C.).

 Si el documento carece de firma, se interrogará al otorgante sobre


la autenticidad de su contenido y, si hay alteraciones, indicará en
qué consisten éstas (segundo párrafo del art. 249 del C.PC.).

 Por muerte o incapacidad del otorgante, serán llamados a realizar


el reconocimiento, su heredero o su representante legal, quienes
declararán sobre la autenticidad de la firma (último párrafo del art.
249 del C.P.C.).

 Si el documento está firmado por un tercero a ruego del otorgante,


se practicará el reconocimiento por ambos; debiendo el otorgante
manifestar si la persona que firmó es la misma a quien rogó con tal
objeto, y si nota alteraciones, las señalará (art. 248 del C.P.C.). El
llamamiento ex officio (...) de un testigo para reconocer un
documento privado obrante en autos, no es estrictamente prueba
testifical...» (VALCARCE, 1949: 1 17).

 Los documentos otorgados, extendidos o suscritos por quienes al


tiempo de hacerlo tenían representante legal, serán reconocidos
por éstos o por sus actuales representantes. La misma regla se
aplica para el reconocimiento de documento:: otorgados por
personas jurídicas (art. 250 del C.PC.)

 Las publicaciones en diarios, revistas, libros y demás impresos


cualquiera sea el medio técnico utilizado, serán reconocidos por
sus autores o responsables (art. 251 del C.P.C.).
 Los documentos no escritos (planos, cuadros, dibujos, fotografías,
cintas cinematográficas, microformas, tanto en la modalidad de
microfilm como en la modalidad de soportes informáticos, y otras
reproducciones de audio y video, etc.) serán reconocidos por sus
autores o responsables (primer párrafo del art. 252 del C.P.C.

 Tratándose de los documentos no escritos del Juez dejará


constancias de los hechos que observe y de los que indiquen los
intervinientes (el último párrafo del art. 252 del C.P.C

 En caso del documento no escrito, por muerte del otorgante o autor


serán llamados a reconocer el heredero o en su defecto la persona
que, a pedido de parte, pueda pronunciarse sobre la autenticidad
del documento (art. 253 del C.P.C.

 El documento privado reconocido tiene para las partes y en relación


al tercero, si éste es otorgante, el valor que el Juez le asigne (primer
párrafo del art. 246 del C.P.C.

 Si el obligado desconoce el documento o su contenido, se puede


proceder a establecer su autenticidad a través del cotejo.

 Acreditada la autenticidad del documento, el Juez apreciará la


conducta del falsario al momento de resolver, sin perjuicio de
aplicarle una multa no menor de cinco ni mayor de veinte Unidades
de Referencia Procesal (art. 247 del C.P.C.)

 La ausencia o incumplimiento al reconocimiento por terceros, será


sancionada en la forma prevista para los testigos (arts. 232 y 254
del C.P.C)
VIII. EL COTEJO EN LA PRUEBA DOCUMENTAL:

El cotejo es aquel procedimiento dirigido a acreditar la autenticidad de la


firma y contenido de un documento y, a efecto de darle una mayor certeza,
es practicado por peritos, aunque bien puede ser efectuado por el juez.

El cotejo procede cuando algún documento o su contenido es


desconocido por el obligado a practicar su reconocimiento.

De conformidad con el artículo 256 del Código Procesal Civil, «si se tacha
o no se reconoce una copia o un documento privado original, puede
procederse al cotejo de la copia con el original o la del documento privado,
en la forma prevista para la actuación de la prueba pericial en lo que
corresponda».

No sólo se puede solicitar -o decretar de oficio- el cotejo para demostrar


la autenticidad de documentos privados, sino que con la misma finalidad
también se puede ofrecer el cotejo de la copia de un documento público
con su original (art. 255 del C.P.C.).

El artículo 257 del Código Procesal Civil contempla lo relativo al cotejo de


documentos escritos, de esta manera:

Cuando se trate de documentos escritos, el cotejo de la firma o letra se


efectúa con los siguientes documentos atribuidos al otorgante:

1. Documentos de identidad;
2. Escrituras públicas
3. Documentos privados reconocidos judicialmente;
4. Actuaciones judiciales;
5. Partidas de los Registros del Estado Civil,
6. Testamentos protocolizados,
7. Títulos valores no observados y;
8. Otros documentos idóneos.
El cotejo se hará prefiriendo el documento en atención al orden antes
indicado.

El Juez puede disponer además que, en su presencia, quien se le atribuye


un documento tachado escriba y firme lo que le dicte.

Las normas de la prueba pericial son aplicables a los documentos, en lo


que sea pertinente, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 258 del
Código Procesal Civil.

IX. VALOR PROBATORIO DE LOS DOCUMENTOS:

El valor probatorio de un documento está por el mérito de las razones


que en él halle el órgano jurisdiccional para formarse convicción.

Naturalmente, variará el valor probatorio en atención al tipo de documento


de que se trate, pues, como es obvio, tendrán distinto valor un documento
público en relación a uno privado, un instrumento firmado y otro que no lo
está, un documento reconocido y otro tachado, etc.

Los documentos públicos gozan de un gran valor o especialmente si se


tiene en cuenta que los funcionarios que los expiden o autorizan en el
ejercicio de su cargo dan fe de su contenido por lo que se tienen por
auténticos. Esto no significa que tengan un valor probatorio pleno, porque,
en los ordenamientos procesales que acogen el sistema de la libre
apreciación (como el nuestro) y aun en los que incorporan el sistema de
la prueba tasada, es permisible que sean desvirtuados con otros medios
probatorios idóneos, ya que no es imposible concebir que pueden
adolecer de nulidad o falsedad Es de resaltar que hasta que no sean
impugnados y se demuestre tales vicios y se declare su invalidez, el
contenido de los documentos públicos se tiene por cierto. Se presume,
entonces su autenticidad, estando liberada la parte que los aporta al
proceso de demostrarla, compitiéndole al adversario la prueba de su a
falsedad o nulidad.
Es tal la fuerza probatoria de los documentos públicos, que no sólo
prueban en relación a las partes intervinientes en ellos, sino que pueden
ser oponibles a terceros en los casos que el legislador lea haya previsto
su calidad erga omnes.

El documento privado del cual se ha demostrado su falta de autenticidad


no tiene valor probatorio alguno, ni en contra de los litigantes, ni respecto
a los terceros así también carece de fuerza obligatoria entre ellos. Si
fuese parcialmente autentico, supuesto que se da en el caso de haber
sido alterado, quedará a criterio del juzgador el valor que asigne a la parte
del documento que es fidedigna.

El documento privado auténtico sí tiene valor probatorio, debiendo el


magistrado apreciar sus alcances para así formar su convencimiento de
los hechos o actos que se desprenden de él. Puntualizando que la
autenticidad de un documento no es razón suficiente para fundar un
derecho o una pretensión, porque puede ser cierto o acorde con la
realidad, pero ello no lo convierte en obligatorio.

Al valorar un documento privado hay que apreciar si es preconstituido o


elaborado adrede con fines estrictamente procesales (que puede ser
auténtico pero extemporáneo o realizado de mala fe), porque el primero
goza de mayor fuerza probatoria que el segundo, pudiendo resultar éste,
inclusive, ineficaz. Para ello es importante tener certeza de la fecha en
que fue redactado, preparado o producido. El artículo 245 hace referencia
a la fecha cierta de un documento privado, estableciendo lo siguiente:

«Un documento privado adquiere fecha cierta y produce eficacia jurídica


como tal en el proceso desde:

1. La muerte del otorgante;

2. La presentación del documento ante funcionario público;

3. La presentación del documento ante notario público, para que


certifique la fecha o legalice las firmas;

4. La difusión a través de un medio público de fecha determinada o


determinable; y
5. Otros casos análogos.

Excepcionalmente, el juez puede considerar como fecha incierta la que


haya sido determinada por medios técnicos que le produzcan convicción»

En suma el valor probatorio emergente de un documento privado y


asumido por el Juez dependerá de su autenticidad (determinada
mediante el reconocimiento, el cotejo u otros medios probatorios que
corroboren), carácter preconstitutivo y de su idoneidad esclarecer para el
asunto litigioso u objeto de debate judicial.

Los documentos consistentes en objetos representativos de hecho de


declaraciones de voluntad como las fotografías, cintas magnetofón: o
cinematográficas, microformas, radiografías, etc., deben ser apreciados'
libremente por el Juez, pero, para evitar montajes o alteraciones en ellos
la base de éstas es que el magistrado le otorgará -mayor o expertos en la
materia a fin de demostrar su autenticidad o falsedad. Sobre debe
complementarlos con otros medios de prueba así como orne re que estén
en formato digital o no), si las declaraciones en ella probada la
autenticidad de las cintas magnetofónicas o videocintas (ya sea probatorio
o se lo negará. Además, debe tener presente el Juez, una vez probada
la autenticidad de las cintas cinematográficas o videocintas (ya sea que
estén en formato digital o no), si las declaraciones en ellas contenidas
son serias u obedecen a un comportamiento bromista o a normas de
cortesía o son producto de la coacción ejercida sobre quien aparece con
su voz, o imagen en dichos documentos.

Las copias de los documentos pueden suplir los originales (sobre todo en
caso de pérdida o destrucción) aunque por lo general se exige aquéllos
o su complemento con otros medios probatorios. El valor de probanza es
naturalmente, menor al conferido a un contenido original, salvo cuando
se trata de la copia de un documento público, pues tiene el mismo valor
que el documento primigenio, siempre y cuando este certificada por el
auxiliar jurisdiccional respectivo, Notario público o fedatario, según
corresponda (art. 235 –último párrafo- del C.P.C. Se explica su escasa
fuerza probatoria pueden ser adulterados con relativa facilidad, debiendo
ser apreciada inclusive con el auxilio de peritos. El problema se agrava
cuando la copia objeto de alteraciones o agregados se encuentra firmada
con posterioridad a su expedición, debiendo demostrarse si quien la
suscribió estuvo conforme con las innovaciones producidas. Por otro lado,
dejamos en claro que la autenticidad de la copia de un documento no
supone la de este, pudiendo ser falso y aquélla su fiel reproducción.

El valor probatorio que se le asigne a los documentos en los observan


enmendaduras, alteraciones o interpolaciones, irá en función de la
existencia o no de las anotaciones al margen que se refieran a tales
situaciones y de la correspondiente firma. Si no fuesen salvados los
agregados o alteraciones, le competerá al juzgador fijar el valor
probatorio, negándole eficacia a todo el documento o sólo a la parte en
pro a encuentran las correcciones o añadidos.

Si el documento se encontrase roto, manchado o destruido en el Juez lo


valorará en forma libre usando su apreciación forma parcial, y razonada,
debiendo tener en cuenta si lo faltante o manchado constituye parte
esencial del documento o solamente accesoria, si es posible distinguir o
inferir su texto o su mensaje del propio documento o en concurrencia con
otros medios probatorios (declaración de parte, pericia, etc.). De estar
afectado el documento sustancialmente, el órgano jurisdiccional podrá
optar por negarle valor probatorio o reconocerlo como principio de prueba
escrita, esto último siempre que pueda observarse como posible el acto
documentado.

El artículo 238 del Código Procesal Civil regula el principio de prueba


escrita de esta manera: Cuando un escrito no produce en el Juez
convicción por sí mismo, requiriendo ser complementado por otros medios
probatorios, es un principio de prueba escrita, siempre que reúna los
siguientes requisitos:

1. Que el escrito emane de la persona a quien se opone, o a quien


representa o haya representado; y

2. Que el hecho alegado sea verosímil.


Las partes sólo pueden ofrecer como medios probatorios aquellos
documentos en los que intervienen o que les incumban directamente.
Tratándose de documentos pertenecientes a terceros, no es posible su
aportación al proceso sin la orden del Juez, debiéndose solicitar su
exhibición. Se acepta, por lo general, la prueba documental referida a la
existencia o inexistencia del derecho que se pretende hacer valer en juicio,
pero, cabe señalar que su eficacia dependerá de su obtención y de la
ausencia de algún impedimento legal sobre ella. Todo esto lo debe
considerar el Juez en el momento de decidir su admisión o rechazo y en
el de su valoración. Hemos traído a colación lo expresado, porque la
Constitución Política consagra como derecho fundamental de la persona
el secreto e inviolabilidad de sus comunicaciones y documentos privados,
lo que implica un límite a la libre disponibilidad del medio probatorio en
estudio. En efecto, el inciso 10) del artículo 2 de la Carta Marga establece
lo siguiente:

Toda persona tiene derecho:

10. Al secreto y a la inviolabilidad de sus comunicaciones y


documentos privados. Las comunicaciones, telecomunicaciones o
sus instrumentos sólo pueden ser abiertos, incautados,
interceptados o intervenidos por mandamiento motivado del juez,
con las garantías previstas en la ley. Se guarda secreto de los
asuntos ajenos al hecho que motiva su examen.

Los documentos privados obtenidos con violación de este precepto no


tienen efecto legal.

Los libros, comprobantes y documentos contables y administrativos


están sujetos a inspección o fiscalización de la autoridad competente, de
conformidad con la ley. Las acciones que al respecto se tomen no pueden
incluir su sustracción o incautación, salvo por orden judicial.
X. INEFICACIA PROBATORIA DEL DOCUMENTO:

Un documento es ineficaz:

 Cuando es falso.
 Si es nulo.
 Al obtenerse en forma ilícita.

Un documento falso es aquel no auténtico, por no corresponder su


contenido o la firma en él impresa a la realidad del acto o hecho
producidos (máximo si son inexistentes) o a la persona a quien se le
atribuye. La falsedad comprende la elaboración íntegra del documento
contrario a la verdad o su adulteración.

Al ser falsa la prueba documental, no es dable encontrar en ella


declaración de voluntad alguna o la representación de un acto o situación
susceptibles de generar efectos jurídicos, por lo que un medio probatorio
afectado de falsedad no tiene eficacia probatoria.

El artículo 242 del Código Procesal Civil versa sobre la ineficacia por
falsedad de documento, preceptuando que:

«Si se declara fundada la tacha de un documento por haberse probado


su falsedad, no tendrá eficacia probatoria.

Si en proceso penal se establece la falsedad de un documento, éste


carece de eficacia probatoria en cualquier proceso civil».

Cabe señalar que la ineficacia probatoria de un documento falso no está


supeditada a que se declare fundada la respectiva tacha, pues bien puede
no haberse planteado ésta y determinar el Juez la falsedad del medio de
prueba, sobre todo cuando resulta manifiesta.

Tratándose de documentos públicos, el artículo 244 del Código Procesal


Civil está referido a su ineficacia en caso de falsedad o inexistencia de la
matriz. Dicho numeral dispone así que «la copia de un documento público
declarado o corra roba falso o inexistente, no tiene eficacia probatoria. La
misma se aplica a las copias certificadas de expedientes falsos o
inexistentes».
Un documento nulo es aquel no apto para sufrir efectos jurídicos por no
reunir los requisitos exigidos por la ley bajo sanción de nulidad.

Al no tener ningún valor legal, no tendrá por consiguiente la eficacia


probatoria.

El artículo 243 del Código Procesal Civil trata de la de la ineficacia por


nulidad del documento y establece que «cuando un documento resulte
manifiesta la ausencia de una formalidad esencial que la ley prescribe
bajo sanción de nulidad, aquél carece de eficacia probatoria. Esta
declaración de ineficacia podrá ser de oficio o como consecuencia una
tacha fundada».

Es de anotar que el acto o hecho representados en el documento pueden


subsistir si este es declarado nulo, ay que son distintos el documento y
su contenido (art. 237 del C.P.C.). Si el acto adoleciera de nulidad y esta
fuera declarada, el documento que lo contiene sirve para dejar
constancia de aquel, pero, a e se le hará extensiva la nulidad, estando
privado, por lo tanto de ineficacia probatoria.

La prueba documental, al igual que los demás medios probatorios,


carecerán de eficacia probatoria si fue obtenida en forma ilícita, vale decir,
por simulación, dolo, intimidación, violencia o soborno. Así lo ordena el
artículo 199 del Código Procesal Civil.
CAPÍTULO SEGUNDO: CONCLUSIONES

 Mediante los documentos se pueden representar hechos de distinta


índole percibibles mediante los sentidos, los materiales que se pueden
utilizar para constituir un documento son el papel, el cartón, la madera, el
plástico, el cuero, las telas, etc; También se consideran materiales los
artefactos informáticos, fotográficos, fílmicos, etc.

 También se toman por documentos las declaraciones de voluntad, el


estado en que se hayan las cosas, la forma como se han desarrollado los
acontecimientos. Por lo cual el juez podrá apreciarlos utilizando sus
sentidos, en caso de que las pruebas documentales sean de contenido
técnico o científico, el juez podrá requerir la ayuda de los peritos.
BIBLIOGRAFÍA

 CARRION LUGO, Jorge (2000): Tratado de Derecho Procesal Civil II.


Editora Jurídica Grijley, Lima, Perú.

 DEVIS ECHANDIA, Hernando (1984): Teoría general del proceso. Tomo


I. Editorial Universidad S.R.L., Buenos Aires.

 HINOSTROZA MINGUEZ, Alberto (2011): Manual de Consulta Rápida


del Proceso Civil. Tomo III. Editora y Librería Grijley E.I.R.L., Lima, Perú.

 MONROY GALVEZ, Juan (1996): Temas de proceso civil. Librería


Studium, Lima, Perú.

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