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7 TROMPETAS

La última propuesta

Leroy E. Beskow

2005
2

CONTENIDO

Introducción............................................................................... 3
Seis posiciones y la verdad Bíblica.............................................. 3
La séptima trompeta................................................................... 8
Se abre el templo....................................................................... 9
Conclusión................................................................................ 10

Resumen de la ponencia

Destaco aquí seis propuestas con problemas de exégesis y una séptima que el autor
cree que se ajusta más a la Revelación. Las siete trompetas se inician cuando el Señor
entrega las trompetas a los siete ángeles, en el momento cuando ordena que el incienso de
las oraciones de los santos sea arrojado o devuelto a la tierra. Como entonces se inician las
plagas de Apocalipsis 16:1-21, la obra de estos siete ángeles también son “plagas”. Y como
las descripciones que se dan se complementan perfectamente, las siete trompetas llegan a
ser las mismas siete plagas; tres de las cuales —las últimas— son las mayores, causando la
destrucción final de los enemigos de Dios. Elena G. de White es bien clara para señalar el
momento de inicio de la séptima trompeta. Su revelación va contra todas las posiciones que
hasta ahora se han dado, salvo la que señalo en este estudio como tercera posición.

INTRODUCCIÓN
3

Con este estudio nos introducimos a uno de los pocos temas bíblicos que nuestra
iglesia muestra todavía gran inseguridad. Se lo ve por el número de interpretaciones con
conclusiones muy dispares, donde algunas veces las reglas exegéticas más elementales
son violadas, sin dar en algunos casos ninguna explicación del por qué se cambia el
significado bíblico de los símbolos.
Creo que esta inseguridad se debe, en parte, al desconocimiento que por un tiempo
mostró Elena G. de White por falta de una revelación especial, como la había recibido con
respecto a las siete plagas, al ubicarlas después del fin del tiempo de gracia. Sin embargo,
cuando llegó la revelación de Dios, nuestros estudiosos ya se habían afirmado en una
posición y ya la habían divulgado. Al desconfiar del don profético y al buscar la ayuda en la
teología humana, quedamos a la altura de las demás iglesias y con la misma inseguridad
que las caracteriza. Pero la Hna. White no nos dejó a la deriva teológica. Y aquí trataré de
probarlo.
El autor.

SEIS POSICIONES Y LA VERDAD BÍBLICA

Presento primero las seis posiciones más divulgadas:


La primera, es la que se sostiene desde Josías Litch, cumpliéndose durante el
tiempo de las siete iglesias con la invasión de los turcos, como creían H. Bullinger, Martín
Lutero y muchos otros comentadores. Parte desde fines del siglo IV, cuando los poderes
anticristianos se levantaron contra Roma, hasta que en la quinta trompeta se detiene en los
cinco meses, interpretando 150 años. Este período comienza con la batalla de Bafeo, el 27
de julio de 1299, hasta que el turco Murad II es coronado el 6 de enero de 1449. Para la
sexta trompeta, parte desde esta última fecha y le suma el “día, mes y año” como 391 años,
llegando al 27 de julio de 1840. Entonces suma la “hora” como 15 días hasta el 11 de agosto
de 1840, profetizando aquí el fin del imperio otomano.
Como en esta fecha un emisario turco aceptó tratar con la Convención de Londres,
Litch dijo que este debilitamiento de la posición turca estaba cumpliendo la profecía. Elena
G. de White registró este hecho en el Conflicto de los Siglos, sin haber recibido una
confirmación de Dios mediante una visión, por eso no dijo si la posición tenía o no apoyo de
la Revelación.1

La segunda posición surge por causa de los errores y los problemas que enfrenta la
primera. El imperio otomano no llegó a su fin en 1840, ni poco después, sino en 1917. En
1919 los turcos nacionalistas se rebelaron en Angora con el fin de establecer un gobierno
republicano. Finalmente en 1923 Mustafá Kemal llegó a ser el presidente de la República de
Turquía.
En su cómputo profético, Litch trata de hacer cumplir la profecía con hechos
históricos poco trascendentes y deja a un lado los acontecimientos mayores del imperio
otomano, como ser el establecimiento de la capital del reino en Constantinopla con Selim II
y la extensión mayor de su imperio entre los años 1566 a 1574. También que en 1683, con
la victoria de la “Liga santa”, se inició la expulsión de los otomanos del territorio europeo.
Desde entonces nunca más pudieron recuperar sus antiguos dominios. Litch tampoco tomó
en cuenta en su cómputo profético, los cambios de calendario en 1582 y 1766.

1
Elena G. de White, El Conflicto de los Siglos, (Mountain View, California, Publicaciones Intereamericanas, 1968),
p. 382. (En adelante será CS).
4

Años más tarde” de la fecha anunciada en 1840, el mismo Litch “admitió que había
estado equivocado.1 Y contrariamente a lo que creía Lutero, Elena G. de White escribió que
el poder más opresor del pueblo de Dios no vino de Turquía sino de Roma; y que “la
providencia de Dios había contenido las fuerzas que se oponían a la verdad” gracias a la
invasión musulmana de sus días.2 Tampoco encontramos un período histórico que
corresponda con exactitud a 391 años y 15 días. Por eso otros intérpretes separan “la hora”
de “día, mes y año” en su tiempo profético.
Además de estos errores históricos, Juan escribió que las trompetas se inician
después de ser arrojado a la tierra el “incienso con las oraciones de los santos” (Apoc.
8:4,5). Para el apóstol esto significa el fin del tiempo de gracia (15:8); y no hay otra
declaración bíblica que anule este significado.
A consecuencia de estos problemas, esta segunda posición sostiene que la
profecía de las siete trompetas tiene un doble cumplimiento: Uno, durante la era cristiana,
de acuerdo a la posición de Litch, y el otro después del tiempo de gracia como siete plagas.
Y para hacernos ver cómo las siete trompetas se complementan perfectamente con las siete
plagas, nos hace la siguiente comparación:

NÚM. 7 TROMPETAS 7 PLAGAS


1ª Granizo, fuego y sangre* en Úlceras pestilentes en los hombres.
vegetales y hombres.
2ª Mar hecho sangre. Mar hecho sangre.
3ª Sangre en ríos y fuentes de aguas. Sangre en ríos y fuentes de aguas.
Se tornan amargas.
4ª Oscuridad y tinieblas en una parte El sol quema a hombres y animales en otra
del planeta (nublado persistente). parte del planeta.
5ª Un tormento que sale del “abismo” El trono de la bestia en tinieblas. Se
por 5 meses, cuyo rey es el muerden las lenguas de dolor por
“destructor”. ulceraciones.
6ª Los 4 ángeles liberan los “vientos” de Se seca el río Éufrates para el Armagedón,
guerra junto al Éufrates. Gran y se rompe la triple alianza babilónica.
matanza con 200 millones de
combatientes.
7ª Voces en el cielo. Cristo se viste de “Hecho está”. Voces, granizo y un
Rey para “venir” a juzgar. Se ve el terremoto, que pone fin a Babilonia y a las
arca de la ley. Un terremoto con naciones.
granizo.

El profeta Ezequiel nos indica por qué la primera trompeta y la primera plaga hablan
de lo mismo: “Y yo litigaré contra él con pestilencia y con sangre; y haré llover… piedras
de granizo, fuego y azufre” (Eze. 38:22). Él une la “sangre”* de la primera trompeta con la
pestilencia ulcerosa de la primera plaga. En cuanto al granizo con fuego y azufre,
corresponde a la descripción de Salmos 18:13 (ver Éxo. 9:24). Las otras seis plagas se
complementan claramente.

Los investigadores de la tercera posición la que se acerca más a la


Revelación no aceptan que una profecía bíblica esté basada en errores históricos, y
contenga varias interpretaciones que estén en disonancia con el significado que da el resto
de la Biblia. Por eso dicen que la parte histórica de esta doble interpretación no puede ser
admitida ni siquiera en forma parcial. En verdad, un profeta no puede estar basado en un
porcentaje de aciertos. O lo que dice se cumple plenamente, o no es profeta (Deut. 18:22).

1
Robert Olson, 101 Preguntas Acerca del Santuario y Elena G. de White, (Buenos Aires, ACES, 1982, p. 56.
2
White, CS, p. 209.
5

Por lo tanto, si queremos saber la verdad, debemos permitir que la Biblia sea nuestro propio
intérprete. Y ella nos dice:
1º Las trompetas son “plagas” (Apoc. 9:18,20). Pero no nos dice si son las mismas
plagas que las de las siete copas de la ira de Dios (15:1,6; 16:9,21).
2º Las siete copas y las siete trompetas se inician después que el humo del altar
deja de llegar al santísimo “con las oraciones de los santos”, y vuelven a la tierra (8:2,4,5;
15:8). Es decir que si no son las mismas plagas, se cumplen simultáneamente, no antes.
Cuando en Apocalipsis 9:20,21 se habla de arrepentimiento, no prueba que la profecía se
cumple antes del fin de tiempo de gracia, sino que, al contrario, dice que ya no hay
arrepentimiento porque la gracia llegó a su fin.
3º Monte o “montaña”, en los símbolos proféticos significa reino universal de Cristo
o de Satanás.1 Aquí es el reino de Dios, por eso en la segunda trompeta se “precipita en el
mar”, es decir sobre “muchedumbre” de gente impía (Sal.69:14,15; 144:7; Isa. 17:12,13; Jer.
51:55; Apoc. 16:12; 17:15). Los vándalos no formaron un imperio, y por lo tanto no eran
“montaña”; ni tuvieron el propósito de combatir contra gente impía con el fin de que se
arrepintieran de sus pecados.
4º La “estrella” (comparar 9:1 con 8:10) que cae en la quinta trompeta y abre el
abismo, no es un poder mahometano sino divino, pues se cumple por orden de Cristo —el
único que conoce los sellos (8:13; 9:12)— con la figura de un “águila” ( ajetov" aetós)
(8:13. Ver 12:14); y es ejecutada por sus ángeles o “estrellas” del cielo (8:2; 9:1;12:4)
después que Satanás fue arrojado definitivamente el año 31 d.C. (12:10). Y su misión es
destruir (jAbaddwvn Abaddón- jApolluvwn Apolíon) (9:11) a los hombres que no tengan
el sello de Dios en sus frentes, que es el objetivo de las plagas (8:13; 9:4,6,10,15, 18,20,21).
5º Aquí los árboles y toda “cosa verde” tienen un sentido literal, por eso se los
separa de “los hombres” (9:4).
6º No es cierto que desde 1299 o cualquier otra fecha histórica la gente buscó la
muerte por 150 años y no la halló (9:6).
7º La Biblia nos dice que los 4 ángeles liberarán los vientos de las grandes guerras
finales y las plagas después del tiempo de gracia (7:1-3), no en el siglo XV (9:14,15).
8º El “río Éufrates” (9:14) se relaciona con el poder babilónico y religioso apóstata
(16:12), no con los turcos.
9º Nunca hubo una guerra donde el número de combatientes fue de “doscientos
millones” (9:16).
10º Además, la segunda posición tiene problemas mayores que la primera, pues
tiene que explicar por qué para un mismo símbolo profético, le da significados tan dispares;
como por ejemplo, que la “montaña” de la segunda trompeta simbolice al reino de los
vándalos y al reino de Dios; que la “estrella” de la tercera trompeta simbolice a Atila, rey de
los hunos, y a un ángel de cielo con la tercera plaga; y que el “sol”, cuando es un símbolo,
representa a los emperadores y senadores romanos, y a Cristo (Sal. 84:11; Mal. 4:2; Apoc.
12:1).
Por lo tanto, las trompetas de Apocalipsis 8:2-9:21 y 11:15-19, corresponden con las
siete plagas de Apocalipsis 16:1-21, cumpliéndose solamente a partir del fin del tiempo de
gracia.
Una cuarta posición, que tiene dificultad para respetar las normas de la exégesis
bíblica, sostiene que las siete trompetas se cumplen en tiempos de los sellos de Dios. La
primera es la desolación de Israel por parte de Roma hasta el año 135 d.C. Entonces
anuncia que el granizo con sangre que quema la vegetación, son los juicios de Dios contra
las autoridades hebreas. Cree que el “fuego” representa la maldición sobre Judá en el año
70 d.C. Pero Jesús habla aquí del “fuego” de la oposición que “ya se ha encendido” cuatro

1
En sentido figurado significa rey con su reino mundial. Cristo en su trono con su reino universal, es el “monte”
verdadero (Sal. 2:6; 3:4; 15:1; Isa. 2:2; Jer., 31:23; Eze. 17:22,23; 20:40; Dan. 2:35,44; 9:20; 11:45; Joel 2:1; 3:17;
Abdías 1:17; Sof. 3:11; Zac. 6:1; 8:3; Heb. 12:22; Apoc. 14:1). Satanás es el “monte” usurpador, con su trono en
Babilonia y los reyes de la tierra (Jer. 51:25; Zac. 4:7; 6:1; Isa. 2:2; Apoc. 16:16; 17: 9,10).
6

décadas antes (Luc. 12:49). Para la segunda trompeta se vale de textos que hablan de la
caída de Babilonia —que sabemos que es un poder religioso apóstata— para aplicarla a
Roma imperial; e interpreta que el mar en sangre es la caída del imperio romano. Dice que
la tercera trompeta predice la apostasía de la iglesia. Pero no explica por qué esa apostasía
viene del cielo (Apoc. 8:10), y convierte las fuentes de agua dulce en amargas que
sabemos que se trata de sangre como de muertos que mata a todo ser vivo (16:3,4) .
Sostiene que la cuarta trompeta representa la oscuridad evangélica de la Edad Media. La
quinta la hace cumplir con la obra del ateísmo y el iluminismo que reina por “cinco meses”,
aunque no explica por qué, ni determina este período de tiempo. Dice que la “plaga” es
producida por el “abismo”, cuando en realidad cae del “cielo” mucho después que Satanás
fue arrojado definitivamente de ese lugar, para abrir el abismo (9:1,2). Y tampoco explica
cuándo hubo un tiempo del iluminismo fundado el 1º de mayo de 1776 por Adan
Weishanpt cuando los europeos y la tercera parte de los hombres de la tierra, buscaron la
muerte sin poder hallarla (9:5,6).
Continuando con esta interpretación, dice que la quinta trompeta habla del
“sellamiento de Apocalipsis 7” Pero el texto no habla de los que están siendo sellados, sino
de los que reciben el “ay” o las “plagas” (9:12,20) porque ya forman parte de los
condenados. Es decir que ya fueron sellados (9:4). La sexta trompeta la hace cumplir hasta
el fin del tiempo de gracia, y la séptima abarcaría las siete plagas hasta la segunda venida.
Aquí se contradice diciendo que “la séptima trompeta no incluye ningún ay” (¿Apoc.
9:12,13?), pero que “las 7 últimas plagas constituyen los ayes de la séptima trompeta”.
Para sustentar la hipótesis de que las trompetas son paralelas a los sellos, la
posición niega que en Apocalipsis 8:5 se concluya la obra del lugar santo, cuando se arrojan
las oraciones perfumadas del altar a la tierra, de donde venían. Sostiene que Apocalipsis 8:2
no pertenece a las siete trompetas (¿?), sino desde el verso 6; pues dice que en Apocalipsis
9:13 Jesús da órdenes desde “los cuatro cuernos del altar de oro”, evidenciando que
continúa en el lugar santo. Pero aquí no se hace referencia al mueble del altar con el
incienso oraciones de los santos, sino a sus cuernos. Esto significa que habla de la
persona de Cristo, que es el “Cuerno” ( ÷r,q, keren) de la protección del altar (Sal. 18:2;
112:9; 132:17, etc.), y el kevra" (keras: cuerno, poder) de los santos (Luc. 1:69; Apoc.
9:13). Por esa causa Pablo nos indica que durante el pacto eterno, el altar también
pertenece al lugar santísimo (Heb. 9:3,4) o “trono” (8:1,2), donde el “Cuerno” obra “la gracia”
(4:16), y donde ahora obra el “juicio” (Prov. 20:8).
La posición también dice que la sexta trompeta está unida a la terminación de la
obra del evangelio. Pero el texto y el contexto hablan del fin de Babilonia, mediante los
hechos relacionados con el río Éufrates en la batalla del Armagedón, después del fin del
tiempo de gracia (Apoc. 9:14;16:12,16). Por eso la inspiración dice que “el sexto ángel que
tenía la trompeta” cumple el segundo “ay” de las últimas “tres plagas” de las trompetas
(9:12, 18,20). “La hora, día, mes y año, a fin de matar”, es la divulgación sólo escrita para
que no llegue al conocimiento de los justos y la ejecución del decreto babilónico contra la
vida de los santos en el Armagedón.1
La quinta posición es semejante a la anterior. Parte con las guerras romanas
contra Judea. Interpreta que la “gran montaña ardiendo” que cae al mar, son las tribus
invasoras del imperio romano. La “estrella” que cae del cielo de la tercera trompeta, dice
que es Satanás con los cristianos apóstatas, transformando los ríos en ajenjo. Pero
sabemos que él fue arrojado del cielo definitivamente en la cruz, es decir mucho tiempo
antes. En la cuarta trompeta, Roma papal oscurece las lumbreras. En la quinta, la estrella
que cae del cielo es el islamismo (¿viene del cielo?). Según esta posición, el “abismo” deja
de ser el símbolo que da la Biblia, y llega a ser Arabia con su desierto. Tampoco aquí se
separa “a los hombres” de los vegetales, como lo hace Juan (Apoc.9:4); sella a los santos
en vida antes del sellamiento del tiempo del fin, y asegura que los “cinco meses” son 150
años, es decir del 674 al 823d.C., cuando “la muerte” huye durante todos esos años (¿?). En
1
————,Primeros Escritos (PE), (Pub. Inter., 1962), p. 282.
7

la sexta trompeta, los “cuatro ángeles” tampoco son los ángeles de Dios, como interpretan
Jesús y Juan (Mat. 24:31; Mar. 13:27; Apoc. 7:1,2; 9:14,15), sino los dirigentes islámicos,
que aparecen con “doscientos millones” de combatientes otomanos. Sabemos que eso
nunca ocurrió. “La hora, día, mes y año” se cumplen en 391 años desde 1453, cuando el
Imperio Bizantino llega a su fin, y llega a 1844 ─lo interpreta separando “la hora” de “día,
mes y año”─. Pero aquí no se explica qué relación tiene el Imperio Bizantino con la
profecía.
Esta posición no acepta que las trompetas sean las siete plagas, porque argumenta
que las plagas se cumplen en “un día”. En cambio, sólo en la quinta trompeta hay “cinco
meses”. Pero sabemos que las plagas no se cumplirán en un día literal, sino en el cómputo
día por año.
Con un argumento en círculo vicioso, asegura que no pueden ser las plagas porque
las trompetas se encuentran en la primera parte del Apocalipsis, que es sólo histórica. Pero
la estructura quiástico-apocalíptica de Kenneth Strand, que divide el Apocalipsis en dos
partes entre los capítulos 14 y 15, se cumple solo parcialmente. H. B. Swete le llama “La
gran división” y la hace cumplir entre los capítulos 11 y 12; y Roy Naden entre 12:10 y 12:11.
Esta inseguridad se debe a que no hay apoyo inspirado y las exégesis de estos eruditos son
diferentes.1 Pero en primer lugar, deben probar que el sellamiento de los 144.000 y la gran
multitud frente al trono del capítulo 8 es historia; y que el séptimo sello y las 7 trompetas,
que se inician cuando el incienso con las oraciones de los santos es devuelto
definitivamente a la tierra, en los capítulos 8 y 9, también es historia. Y en segundo lugar,
deben probar que el tiempo presente que divide el Apocalipsis en esas dos partes, se
cumple en nuestros días y no en los días de la primera de las siete iglesias, cuando el
profeta escribió la visión (Apoc. 1:19).
Otro intérprete que defiende esta posición, asegura que las seis primeras trompetas
tienen que cumplirse durante el tiempo de gracia, no sólo porque está a favor de la división
del Apocalipsis que hace K. Strand, sino también porque dice que el “misterio de Dios” del
interludio que aparece en el capítulo 10, no es el anuncio de “el tiempo” o la fecha de la
segunda venida que se dará al comienzo de la séptima trompeta (vers. 6,7), sino que es la
predicación del misterio del evangelio que el mundo desconoce y debe conocer antes del fin
del tiempo de gracia.
En primer lugar, olvida que en el Apocalipsis hay 35 interrupciones cronológicas. Por
eso él mismo sostiene que la primera trompeta no se inicia después que los santos lleguen
al cielo y alaben a Dios frente al trono, como dice en el capítulo anterior. Y por eso el
capítulo 10, que él le llama “interludio”, no necesariamente tiene que cumplirse entre la
sexta y la séptima trompetas.
En segundo lugar, si bien todo el Apocalipsis es el evangelio de Cristo, en 10:6 se
especifica claramente que se trata de “el tiempo” de lo anunciado en el evangelio. Éste fue
el misterio que llevó a Daniel a la angustia y a una profunda depresión, que obligó al
cariñoso Salvador a repetirle con paciencia que este misterio quedaba reservado hasta “el
tiempo del fin” (Dan. 8: 17,26; 10:14; 12:4,9). Ninguno de los profetas y apóstoles
comprendieron bien la profecía de los 2.300 días-años de Daniel. Esto se entendió pocos
años antes de 1844. Y como todavía no se ha anunciado el evangelio “a toda criatura” de
las naciones del mundo (Mat. 24:14; Mar. 16:15), todavía no es “el fin” (Mat. 24:14).
Por lo tanto, “el tiempo del fin” de Apocalipsis 10:6,7, cuando “el misterio de Dios se
consumará”, será cuando la séptima trompeta comience a tocarse después del fin del
tiempo de gracia, “un número de días” antes de la parousía.2 Entonces los ángeles podrán
cantar alegres: “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor” (11:15), porque
Elena G. de White revela que será en el momento que Cristo inicie su viaje a este mundo, y

1
Edwin Reynolds, “Diez claves para interpretar el libro de Apocalpsis”, Entender la Palabra. Hermenéutica
adventista para el nuevo siglo, (Cochabamba, Bolivia, Editorial U.A.B., 2000), pp. 107,108.
2
Elena G. de White, ¡Maranata: el Señor viene! (MSV), (Bs. As., ACES, 1976), p. 285.
8

“proclame el día y la hora de la venida de Jesús”, escuchándose su voz como “los más
estrepitosos truenos”.1 Por eso los ángeles se expresarán con esas palabras.
Y en tercer lugar, sumándose a los problemas que enfrenta con la Palabra de Dios,
quien sostiene esta hipótesis debe explicar por qué el evangelio tendrá que ser un ”misterio”
después del fin del tiempo de gracia, hasta una semana antes de la venida de Cristo cuando
todos ya estén sellados.

Por último, una sexta posición interpreta las trompetas como “Roma Imperial,
herida hasta su caída en las cuatro primeras trompetas; Roma Medieval, afectada hasta su
caída en las trompetas quinta y sexta; y Roma Escatológica junto a sus aliados que caerán
para siempre con la séptima trompeta”. Sin embargo, por lo que vimos, tampoco se puede
ajustar a la Revelación,
Vemos, entonces, que sólo la tercera posición respeta toda la Palabra de Dios. Y
esto se confirma al considerar la última trompeta.

LA SÉPTIMA TROMPETA
(Apoc. 11:15-18)

Litch y Miller tenían en mente el concepto protestante de que si Cristo ascendió al


trono, desde entonces inició la obra de juez; y por lo tanto sólo restaba que Cristo viniera
como rey en 1844 para ejecutar su sentencia. Nosotros creemos que subió al trono para
obrar como “mediador” en el “trono de la gracia” (Heb. 4:16; 8:1,2,6); como juez desde
1844, y como rey en un tiempo posterior.
La séptima trompeta se cumple cuando Cristo comienza a reinar. Y es aquí cuando
Elena G. de White se levanta claramente en contra de la interpretación de Josías Litch y sus
seguidores, y contra los que sostienen que se inicia con el fin del tiempo de gracia. En 1895
ella escribió esta advertencia: “Los reinos de este mundo no han llegado a ser todavía los
reinos de nuestro Señor y de su Cristo (Apoc. 11:15). No os engañéis”. 2
Esta declaración la escribió cinco años después que presentara a las trompetas y a
las plagas en un cumplimiento futuro: “Una trompeta tras otra resonará, copa tras copa se
derramará sobre los habitantes de la tierra. Escenas asombrosas están por sobrevenir
sobre nosotros”.3
Ella revela cuándo se inicia la séptima trompeta, señalando estos acontecimientos:
“Estaba completo el número de los súbditos del reino, y consumado el matrimonio
del Cordero. El reino y el poder fueron dados a Jesús y a los herederos de la salvación, y
Jesús iba a reinar como Rey de reyes y Señor de señores (Apoc. 19:16). Al salir Jesús del
lugar santísimo… Ya no había mediador entre el hombre culpable y un Dios ofendido…
Entonces vi que Jesús se despojaba de sus vestiduras sacerdotales y se revestía de sus
más regias galas. Llevaba en la cabeza muchas coronas, una corona dentro de otra.
Rodeado de la hueste angélica, dejó el cielo. Las plagas estaban cayendo sobre los
moradores de la tierra”. 4
“Vi venir una nube encendida donde Jesús estaba. Entonces se sacó las ropas
sacerdotales, se puso las de Rey, y tomó su lugar en la nube, la que lo llevó hacia el
este”.5

1
CS, p. 698.
2
————, Consejos para los Maestros, (Bs. As., CES, 1948, p. 317.
3
————, Carta 112, 1890; Francis Nichol, ed., Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día (CBA), v. 7,
(Pub. Inter.., 1990), p. 993.
4
PE, pp. 280,281.
5
————, To the Remmant Scattered Abroad, 1846.
9

Así que la séptima trompeta se inicia cuando se cumplen las últimas plagas, y
cuando Cristo anuncia el día y la hora de su llegada e inicia su viaje sobre la nube de
ángeles a la tierra. No en 1844 ni al fin del tiempo de gracia.
Como ocurrió cuando Cristo se encarnó y luego fue bautizado, al ascender al cielo
fue adorado por orden del Padre y confirmado en su trono como Rey eterno (Heb. 1:6, 8,9).
Pero el Señor no aceptó que lo coronaran “hasta que sus enemigos sean puestos por
estrado de sus pies” (10:13). Así que detuvo a los ángeles que querían hacerlo, diciendo:
“Todavía no; no puede ahora recibir la corona de gloria y el manto real”. 1 ¿Por qué? Porque
“todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas”, aclaró Pablo tres décadas después
de la ascensión de Cristo (Heb. 2:8).
¿Cuándo será Rey con corona? En Apocalipsis 11:15,18, Cristo dice que será
cuando venga a “dar el galardón” a “los santos” y “destruir a los que destruyen la tierra”. Es
decir que será desde la segunda venida, cuando ponga “en su cabeza muchas diademas”;
“una corona dentro de otra”, y reciba el nombre: “REY DE REYES Y SEÑOR DE
SEÑORES” (19: 12,16). Su “coronación final” será al fin del milenio, poco antes de recrear
toda la tierra. 2 Y en cuanto a la corona que recibió Cristo “a causa del padecimiento de la
muerte” —según Hebreos 2:9—, es la corona “de gloria y de honra” simbólica que viene
hablando el verso 7, cuando Adán la recibió al ser creado (Heb. 2:6,7,9) según Salmos 8:4-
6. Aquí, ser coronado significa ser honrado con una gloriosa imagen (µl,x, tselem) y como
señor sobre todos los seres terrestres (8:6). Desde la resurrección, Cristo tiene “potestad”
sobre todos (Mat. 28:18) por su probada vida de “santidad” (Rom. 1:4), y recibió “el cuerpo
de la gloria suya” como “Señor de señores”(Fil. 3:21; Apoc. 19:16).

SE ABRE EL TEMPLO
(Apoc. 11:19)

Como ocurre en muchas otras ocasiones, Elena G. de White le da aquí una


aplicación homilética o figurada, para una aplicación individual, y otra universal más literal.
Los que siguen la posición de Litch creen que es sólo literal y que ocurrió el 22 de octubre
de 1844. Por supuesto, tienen dificultades para explicar por qué hasta ahora no se cumplió
ese “terremoto y grande granizo” de un talento —unos 35 kg.— (Apoc. 16: 21; 11:19) que
menciona la profecía.
En la aplicación figurada que ella presenta, la puerta se abre principalmente desde
1844, cuando se llega a conocer mejor el cuarto mandamiento. Como es una puerta
simbólica que ya se abrió y se cerró 1813 años antes de 1844; se cerró para muchos en los
tiempos de la iglesia de Filadelfia; 3 permaneció abierta en 1889,4 pero para muchos todavía
no se ha abierto hasta que concluya “la obra del tercer ángel”, 5 en esta descripción ella no
relaciona la puerta con lo que dice en Apocalipsis 11:15-18, ni con la última parte del verso
19, porque sabemos que todavía no se cumplió.
En su aplicación literal y para toda la iglesia, Apocalipsis 11: 19 se cumple cuando
Cristo inicia su viaje por “un número de días”; 6 la tierra tiembla; cae “pedrisco grande”; “los
sepulcros se abren”; se ven “las puertas entreabiertas” de la santa ciudad; “entonces
aparece en el cielo una mano que sostiene dos tablas de piedra puestas una sobre otra”, y
se “proclama el día y la hora de la venida de Jesús”. 7 Así se cumple lo predicho en
1
————, El Deseado de Todas las Gentes, (M. V., Pub. Inter.., 1966), p. 773.
2
CS, pp. 723,724.
3
Ibíd., p. 483.
4
CBA, 7: 972.
5
Ibíd., 7:990.
6
MSV, p. 285.
7
CS, pp. 694-698.
10

Apocalipsis 10:7, al iniciarse la obra “del séptimo ángel”; que no se refiere a los
acontecimientos de 1844 ni al “misterio” del evangelio, sino al anuncio del día y la hora de la
segunda venida.1
Aunque en esta aplicación futura y universal la pluma inspirada le da un sentido más
literal, no lo hace plenamente, pues Juan describe la profecía con los símbolos del santuario
terrenal. Los hombres podrán ver el terremoto y el granizo, pero será imposible ver desde la
tierra el templo abierto del cielo con “el arca de su pacto” adentro. 2 En la última visión Juan
no ve el arca del pacto, porque en realidad no existe, ya que en el cielo no se necesita una
protección contra los impíos; y Jeremías dice claramente que allá no está; no se hará otra ni
nos acordaremos más de ella (Jer. 3:16,17).

CONCLUSIÓN

Las siete trompetas se inician cuando el Señor entrega las trompetas a los siete
ángeles (Apoc. 8:2), en el momento cuando ordena que el incienso de las oraciones de los
santos sea arrojado o devuelto a la tierra (8:3-5). Como entonces se inician las plagas de
Apocalipsis 16:1-21, la obra de estos siete ángeles también son “plagas” (Apoc. 9:18,20;
15:8). Y como las descripciones que se dan se complementan perfectamente, las siete
trompetas llegan a ser las mismas siete plagas; tres de las cuales —las últimas— son las
mayores, causando la destrucción final de los enemigos de Dios (Apoc. 8:13).
Elena G. de White es bien clara y directa cuando señala el momento de inicio de la
séptima trompeta, y da su detallada descripción. Esta revelación inspirada va contra todas
las posiciones que hasta ahora se han dado, salvo la que he señalado en este estudio como
tercera posición. Lamento, pues, que los estudiosos no se hayan detenido para examinar
sus declaraciones, a fin de evitar tantas interpretaciones particulares que le quitan seguridad
al mensaje del remanente de Dios. No de balde el Señor nos advirtió: “Creed a su profetas,
y seréis prosperados” (2 Cron. 20:20).

B. Houssay 283,
3103, Libertador San Martín,
Entre Ríos, Argentina.
Tel. (0343) 4911237,
Email: lebeskow@yahoo.com.ar

1
CBA, 7:982.
2

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