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voces de piedra
LOS MAYAS: VOCES DE PIEDRA
los mayas
Edición:
Ámbar Diseño, S.C.
Coordinación editorial:
Alejandra Martínez de Velasco
y María Elena Vega
voces de piedra
Dictaminadores:
María del Carmen Valverde
Ana Luisa Izquierdo
Martha Ília Nájera
Erik Velásquez
Lynneth Lowe
Maricela Ayala
Gustavo Gutiérrez
Roberto Romero
Cuidado de la edición:
-RVHÀQD/XVDUGL
Traducción de prólogo y capítulos
XII, XXVIII y XXXII:
Dona Donatti
COORDINACIÓN
E DITORIAL
Fotografía:
Jorge Pérez de Lara y Justin Kerr Alejandra
Martínez
de
Velasco
&RODERUDFLyQIRWRJUiÀFD
Arturo Godoy y Michel Zabé María
Elena
Vega
Ilustraciones:
Moisés Aguirre y Linda Schele
Diseño:
Adriana Sánchez-Mejorada
y Daniela Gutiérrez Cortina
Impresión:
Foli, S.A. de C.V.
ISBN:
ambardiseño
Impreso en México en octubre de 2011.
contenido
DE
LAS
EDITORAS 9
PRÓLOGO 11
David
Stuart
INTRODUCCIÓN 17
La
identidad
maya
Ana
Luisa
Izquierdo
y
de
la
Cueva
ĎĎǤƤ
51
Alejandra
Martínez
de
Velasco
Cortina
ĎĎĎǤ×
63
Lynneth
S.
Lowe
ěǤ
ÀƤ
83
Erik
Velásquez
García
4
TIEMPO
SAGRADO
Y
TIEMPO
PROFANO 109 ĝĝĎ.
Reinas,
madres
y
esposas
317
ěĎĎǤ
111 Rocío
García
Valgañón
Maricela
Ayala
Falcón
ĝĝĎĎǤ
Ƥ
ǣ
ͣ͟͞
ěĎĎĎǤÀ ͣ͝͞ Takeshi
Inomata
Erik
Velásquez
García,
Jesús
Galindo
Trejo
y
Stanislaw
Iwaniszewski EL
ENTORNO
CONSTRUIDO 335
ĝĝĎĎĎǤǡ
ǣ
337
ĎĝǤ 151 María
Elena
Vega
Villalobos
Nikolai
Grube
ĝĝĎěǤ
ǣǬ×
×À 353
ĝǤ
ÀǣǬÓ͜͞͝͞ǫ 167 los
grupos
de
poder?
María
Elena
Vega
Villalobos,
Erik
Velásquez
García
Verónica
Amellali
Vázquez
López
y
Jesús
Galindo
Trejo
ĝĝěǤ
ǣ 365
EL
MUNDO
DE
LO
SAGRADO
179 Elizabeth
Marroquín
Álvarez
y
José
Crasborn
Chavarría
ĝĎǤ
ǡ 181
Ana
García
Barrios ĝĝěĎǤ
ǣ
ǯ 377
Jorge
Pérez
de
Lara
Elías
ĝĎĎǤǣ
195
Ramzy
Barrois ĝĝěĎĎǤ
À 393
Octavio
Q.
Esparza
Olguín
y
Kenichiro
Tsukamoto
ĝĎĎĎǤ ͥ͜͞
Roberto
Romero
Sandoval LA
GUERRA 401
ĝĝěĎĎĎǤǣ±
ǡ
403
LOS
SERES
HUMANOS
ANTE
LOS
DIOSES ͞͞͝ Harri
Kettunen
ĝĎěǤ
ǣ ͟͞͞
Rogelio
Valencia
Rivera ĝĝĎĝǤǣ
417
Hugo
García
Capistrán
ĝěǤÀ
× ͟͞͡
EL
PAISAJE
POLÍTICO 431
Erik
Velásquez
García ĝĝĝ.
De
la
selva
al
mar:
los
mayas
de
Quintana
Roo 433
Adriana
Velázquez
Morlet
ĝěĎǤ×Ǥ
͞͡͡
Markus
Eberl ĝĝĝĎǤ
×À
ƪ
449
ĝěĎĎǤǣ ͢͞͡ Carlos
Pallán
Gayol
Oswaldo
Chinchilla
Mazariegos
ĝĝĝĎĎǤǦ
ǣƤ
×
471
REYES,
REINAS
Y
CORTESANOS ͣͣ͞
ĝěĎĎĎǤ
×
À
ͣͥ͞ Arthur
A.
Demarest
Ana
Luisa
Izquierdo
y
de
la
Cueva
EPÍLOGO 487
ĝĎĝǤÓǣ ͥ͞͝ Mercedes
de
la
Garza
Asier
Rodríguez
Manjavacas
FUENTES
S UGERIDAS 491
ĝĝǤ
305
Asier
Rodríguez
Manjavacas CRÉDITOS
F OTOGRÁFICOS
Y
D E
I LUSTRACIONES 497
DE
L AS
E DITORAS
La
civilización
maya
prehispánica
presenta
un
abanico
de
aspectos
culturales
que
han
cautivado
al
mundo.
Los
diversos
vestigios
que
encontramos
en
el
sur-‐
este
de
México,
Guatemala,
Belice
y
Honduras
no
sólo
son
objeto
de
inves-‐
ÀƤ
ǡ±
Ǧ
ral
del
público
general
a
quien
está
dedicada
esta
obra.
ÀƤ
ǡ
pre
sentamos
un
volumen
dedicado
a
los
mayas
del
periodo
Clásico
con
una
recons
trucción
guiada
por
su
propia
voz,
la
cual
quedó
inmortalizada
en
mi
les
de
soportes
que
hoy
nos
permiten
escuchar
los
ecos
de
un
pasado
glorioso.
À
±
×ǢÀ
dedican
su
vida
a
desentrañar
sus
enigmas.
Agradecemos
la
colaboración
de
los
autores
y
los
dictaminadores,
quie-‐
nes
estudian
y
trabajan
en
diversos
centros
de
investigación
de
México
y
el
mundo.
El
apoyo
que
hemos
obtenido
de
la
Universidad
Nacional
Autónoma
de
México,
del
Instituto
de
Investigaciones
Filológicas
y
de
los
investigado-‐
res
del
Centro
de
Estudios
Mayas
es
invaluable;
y
en
especial
el
de
Ana
Luisa
ǡ
ÀǤ
Nuestro
agradecimiento
al
Instituto
Nacional
de
Antropología
e
Histo-‐
ria
de
México;
a
la
Dirección
General
del
Patrimonio
Cultural
y
Natural
del
Ministe
rio
de
Cultura
y
Deportes,
y
al
Museo
Nacional
de
Arqueología
y
Etno-‐
logía,
ambos
de
Guatemala,
así
como
a
Erick
Ponciano,
Juan
Carlos
Meléndez,
José
Crasborn,
Jorge
Pérez
de
Lara,
Elaine
Schele,
Harri
Kettunen
y
Ana
Luisa
Kalb.
Reconocemos
de
igual
manera
a
quienes
patrocinaron
este
proyecto.
Sin
todos
ellos
esta
obra
no
sería
una
realidad,
tan
necesaria
en
estos
momentos
en
que
todo
el
mundo
habla
de
los
mayas,
sus
conocimientos
y
su
civilización,
que
trasciende
el
pasado
y
llega
a
este
presente
lleno
de
inquie-‐
Dz
ÀdzǤÀǡ
ï
ǡ
ǡ
ǡ
ǡ
-‐
tidiana
de
esos
antiguos
mayas
y
su
legado
inmortal.
8 9
PRÓLOGO
Ƥ±
ͥͣ͜͝ǡ
ǡ
que
se
originó
la
que
sería
la
pasión
de
mi
vida
por
todas
aquellas
cosas
que
Ǥ Ó
±
ǡ
ÓÀ
×ǤǦ
cuer
do
claramente
las
conversaciones
de
mis
padres,
ambos
arqueólogos,
sobre
descubrimientos
que
permitían
entender
mejor
tanto
a
las
ruinas
como
a
sus
antiguos
constructores,
y
parecía
que
el
mundo
oculto
de
los
antiguos
ǣ±ǡÀƤ
ƤÀǡ
olvidados
y,
tras
un
larguísimo
silencio,
los
antiguos
mitos
volvían
a
revelar-‐
ǤÀ
×ƪ
ǡ
hace
ya
cuatro
décadas,
cuando
todo
cuanto
ocurría
tenía
el
aire
de
un
gran
descubrimiento.
ǡǦ
-‐
cepción
y
comprensión
de
los
antiguos
mayas.
Tengo
un
claro
recuerdo
del
ͥͣͤ͝ǡ
±
×
Ǧ
ǤÀ
ǡ
con
un
entusiasmo
desbordado,
quería
compartir
con
los
demás.
Para
aquel
jo-‐
ǡ
×ƤǦ
ta,
ese
mundo
pletórico
de
descubrimientos
parecía
estar
pasando
demasia
do
ǡǤǬ±À
ǫǡǦ
guntaba.
Sentados
en
el
porche
de
la
casa
de
Merle
Greene
Robertson
en
Palenque,
recuerdo
haberle
hecho
esta
pregunta:
“Linda,
¿queda
algo
más
ǫǩ
ÀǨdzǤ
À
±
ÀǤ
Ǧ
ÀƤ
×
±
ͥͤͥͥ͜͜͝͝ǡ
×ǡ
ǡ
10 11
ǡǡ
ǡǡ
otros.
Logramos
grandes
avances
en
la
lectura
de
las
inscripciones
talladas
en
monumentos
de
piedra
ǡ×
Ó
ǣ
-‐
riormente.
Pero
ésta
es
la
manera
en
que
se
avanza.
ǡ
ǡ
del
mundo
de
los
antiguos
mayas.
Por
citar
sólo
algunos
ejemplos,
en
la
actualidad
podemos
leer
deta-‐
lladas
narraciones
míticas
de
Palenque,
registros
de
las
actividades
rituales
en
Copán,
la
historia
de
las
guerras
y
alianzas
de
Dos
Pilas,
y
el
registro
de
inauguraciones
de
templos
en
Chichén
Itzá.
Encontra-‐
×
que
los
presentaron
por
escrito
en
sus
monumentos.
Así,
la
variedad
y
la
riqueza
de
la
antigua
cultura
±ǡ
que
componen
este
volumen
de
Los
mayas:
voces
de
piedra.
A
veces
me
pregunto
si
la
época
que
se
vive
actualmente
en
los
estudios
mayas
es
similar
en
algu-‐
nos
aspectos
a
los
primeros
días
de
la
egiptología
de
principios
del
siglo
ĝĎĝǡ
Ǧ ÀƤ
ǡDzdzǡ×
×Ǥ
ǡ×
ÀƤ
ǡ
ǤÀǡ
para
los
de
hoy
en
día,
muchos
de
los
cuales
son
autores
de
los
ensayos
que
ustedes
están
por
leer,
recién
comienza
gran
parte
de
una
ardua
y
emocionante
tarea.
David
Stuart
Austin,
Texas
2011
12 13
13
Komchén
Dzibilchaltún
Ek’ Balam
Chichén Itzá
Cobá
Oxkintok Mayapán Xelhá
Uxmal Yaxuná Tancah
Kabah Tulum
Jaina Sayil
Muyil
Santa Rosa Xtampak
Chacchoben
Dzibanché
MÉXICO
Becán Xpuhil
Comalcalco
Río Bec Kohunlich
Tortuguero Calakmul
El Palmar Altun - Ha
Lamanai
El Mirador
Rí
Xultún
oU
Uaxactún MAR
CARIBE
Palenque Pomoná San Bartolo
su
Jimbal Holmul
ma
La Corona
cin
Tikal
El Perú
ta
Yaxhá Naranjo
Piedras Negras
La Mar Xunantunich
Ucanal Caracol
Toniná Yaxchilán
La Amelia
Rí
Sacul
oG
Bonampak Ceibal BELICE
rij
Lacanhá Dos Pilas
alv
Nim Li Punit
a
Aguateca Pusilhá
La Esperanza Río de la Pasión Machaquila
Chinkultic
Cancuén
Zaculeu GUATEMALA
Quiriguá
ua
otag
Río M
Utatlan HONDURAS
Izapa Mixco Viejo Copán
N Iximché
Tak’alik Ab’aj Kaminaljuyú
O E
El Baúl
S
OCÉANO
PACÍFICO EL SALVADOR
14 15
INTRODUCCIÓN
LA
I DENTIDAD
M AYA
Ana
Luisa
Izquierdo
y
de
la
Cueva
En
1950,
el
arqueólogo
Alberto
Ruz
Lhuillier
señaló
que
los
antiguos
mayas
habían
creado
un
arte
universal,
singular
y
plural,
colocando
las
creaciones
culturales
mayas
en
el
contexto
mundial
y
entre
los
más
altos
logros
alcanza-‐
dos
por
las
comunidades
humanas
en
Oriente
y
Occidente;
pero
al
mismo
×ǡǡ
de
todas.
(Figura
1)
Y
con
esta
misma
conceptualización
hizo
relevante
el
hecho
de
que
en
su
desarrollo
temporal,
desde
que
adquiere
su
ser
propio
en
el
Ď
milenio
a.C.
y
hasta
nuestros
días,
es
posible
visualizar
una
amplia
mul-‐
tiplicidad
de
expresiones
con
matices
distintos,
de
tal
manera
que
se
abre
la
posibilidad
de
varias
culturas
mayas,
como
la
prehispánica,
la
colonial
y
la
con
temporánea,
así
como
también
la
cultura
maya
de
las
Tierras
Bajas
o
de
las
Tierras
Altas.
EL MEDIO AMBIENTE
El
área
maya
es
el
territorio
continuo
donde
habitaron
y
habitan
pueblos
que
hablan
idiomas
mayas.
Se
acentúa
la
unidad
espacial
porque,
aunque
no
es
co
no
cido
por
muchos,
el
huasteco
es
una
lengua
mayance,
pero
se
distribu-‐
ye
en
el
norte
de
Veracruz
y
el
sur
de
Tamaulipas.
Sin
embargo,
los
huastecos
se
separaron
del
tronco
lingüístico
mayance
algunos
siglos
antes
de
Cristo
y
×
Ǥ
͝Ǥ
ǡ El
territorio
maya
comprende
la
parte
oriental
de
los
estados
de
Tabas-‐
Palenque,
Chiapas.
co
y
Chiapas,
los
estados
de
Campeche,
Yucatán
y
Quintana
Roo,
en
México,
ͣ͝
cas
como
la
andesita
para
herramientas,
y
la
jadeíta
y
la
serpentina
curso
superior
recibe
el
nombre
de
Chixoy
o
Negro,
y
el
de
la
Pa-‐
para
atavíos
de
lujo.
Asimismo,
en
esta
área
se
encuentra
el
nicho
×ǡÀ
À
ïǤǡ
×
ǡ
Ǧ límite
con
el
país
vecino,
une
la
altiplanicie
con
la
planicie
y
desagua
mente
apreciadas
por
los
mayas.
Todos
ellos
constituyeron
materias
±
ǤÀ±
primas
que
pusieron
en
sus
manos
elementos
valiosos
para
su
desa-‐ guatemaltecos
y
desemboca
en
el
límite
costero
con
Honduras,
en
el
rrollo
tecnológico
y
para
el
comercio.
ǤÀÓ
×± práctico
hacia
el
mar
Caribe.
Por
todo
ello,
tanto
las
co
municaciones
de
la
civilización
maya,
como
el
destacado
Kaminaljuyú,
en
el
valle
de
humanas
como
las
comerciales
contaron
con
los
medios
para
hacer
Guatemala;
El
Portón,
en
el
valle
de
Salamá;
y
Chalchuapa,
en
El
Sal-‐ ƪ
À
ǤÀ
Ǥ±
ƪ
ǡ Àǡ±
Ǥƪ-‐
de
Chiapas;
y
Asunción
Mita,
en
Jutiapa,
Guatemala.
En
el
mo
men
-‐ À
ǡ
-‐
to
de
la
conquista
española
había
gran
vitalidad
en
las
Tierras
Altas,
en
palmente
en
los
Altos
de
Chiapas,
en
los
ríos
Mexcalapa
y
Sierra,
y
se
los
estados
de
Utatlán,
Iximché
y
Mixco
Viejo,
Guatemala. une
al
Usumacinta
antes
de
su
desembocadura.
Al
pie
de
las
grandes
serranías
comienza
a
descender
el
terre-‐ Otros
cuerpos
de
agua
básicos
para
la
subsistencia
de
los
mayas
no,
con
suelos
sobre
todo
cársticos
o
de
calizas,
donde
la
agricultura
Ǥ
À
Ǥǡ
± ǡ
±
brindaron
a
los
mayas
la
materia
prima
para
la
construcción
de
las
ǡ
ǡǡ-‐
ǡ
Ǧ ƪǡÀǤï
ȋ±Dzǡ
ǣ
dz-‐ uno
de
los
primeros
estados
integrados
en
el
área
maya:
Kaminaljuyú.
men).
Asimismo,
proporcionó
el
material
pétreo
para
la
decoración
La
condición
caliza
de
los
suelos
de
la
Península
de
Yucatán
de
las
ciudades
mayas.
Esta
área,
donde
predomina
el
bosque
sub-‐
Ƥǡ
tropical
lluvioso,
las
sabanas
y
el
bosque
bajo
de
matorral
y
arbustos,
pero
va
desgastando
sus
capas
y
en
algunas
partes
las
cúpulas
de
las
es,
aunque
parezca
paradójico,
la
zona
que
en
tiempos
prehispáni-‐
ȋdz’onot),
Figura
2.
Valle
de
Ocosingo,
Chiapas,
México. cos
estuvo
más
densamente
poblada.
Ello
se
debió
a
la
biodiversidad
×
Ƥ
ǡ
del
bosque
subtropical
lluvioso,
la
cual
es
una
de
las
más
altas
del
ǡ±
-‐
ǡ
×À
ǣ menticios
acuáticos.
así
como
Guatemala,
Belice,
la
parte
occidental
de
Honduras
y
de
À
ÓǤ
ȋ
Ȍǡ
-‐
×
ƪ—comestibles
y
Debido
a
que
se
ha
partido
de
la
conceptualización
de
que
las
ma-‐
El
Salvador.
Es
un
área
de
aproximadamente
325
000
km².
taciones,
llamadas
comúnmente
de
secas
y
de
lluvias.
medicinales—
yores
civilizaciones
de
la
Antigüedad
se
desarrollaron
a
orillas
de
gran-‐
En
general,
los
conocimientos
populares
asocian
a
los
mayas
para
practicar
la
crianza
de
animales
domésticos,
ejercitar
la
caza,
la
Àǡ±ǡ
pre
hispánicos
con
selvas
cerradas
y
oscuras.
Pero
el
hecho
real
es
en
recursos
alimenticios,
y
de
producción
de
bienes
comerciales
pesca
y
la
apicultura.
que
desarrollaron
una
unidad
cultural
en
medios
múltiples
y
con
como
el
cacao
y
el
algodón,
brindó
las
posibilidades
de
rutas
de
Àǡ
×À
-‐
di
versas
características,
las
cuales
no
sólo
son
distintas
sino
hasta
pa
so
para
el
comercio
desde
tiempos
de
los
olmecas
(en
el
periodo
Ƥ
Àǡ
opues
tas:
pues
existen
regiones
con
grandes
precipitaciones
pluviales
Preclásico),
que
perduraron
y
se
agilizaron
hasta
la
época
de
los
que
se
deja
atrás
la
idea
de
que
los
mayas
sólo
se
alimentaban
de
maíz,
(como
Chiapas)
y
zonas
con
poca
precipitación
(como
la
Penín
sula
mexicas
(en
el
Posclásico). ǡ
Ǥ
ÀÀ-‐
de
Yucatán).
Asimismo,
el
relieve
es
otro
ejemplo
de
esta
variación:
En
el
aspecto
cultural,
es
un
territorio
que
tuvo
gran
relevan-‐ nas,
pues
de
las
selvas
tropicales
aprovecharon
el
árbol
del
ramón
en
los
altiplanos
de
Chiapas
y
Guatemala
hay
cadenas
montañosas
de
cia
en
las
raíces
de
la
identidad
maya,
en
sitios
como
Tak’alik
Ab’aj,
—ÀÀ±
—,
origen
volcánico
que
alcanzan
hasta
4
000
m
de
altura,
mientras
que
Chocolá
y
El
Baúl,
Guatemala,
en
el
periodo
Preclásico.
Ǥ
ǡ
ǡ
gran
parte
de
la
Península
de
Yucatán
es
plana
y
está
al
nivel
del
mar,
Las
Tierras
Altas
se
integran
a
una
altiplanicie
con
cadenas
mon-‐ ve
nado,
la
zorra,
el
conejo,
el
pavo,
el
pecarí,
la
danta
o
tapir,
el
manatí
incluso
algunas
porciones
están
por
debajo
de
dicho
nivel.
tañosas
de
origen
volcánico
que
generan
valles
elevados.
Des
ta
can
la
À
ǡǤ
×
À
Sierra
Madre
de
Chiapas,
la
Sierra
de
los
Cuchumatanes,
la
Sierra
de
También
se
valieron
de
todos
los
animales
acuáticos,
aéreos
y
rastreros
ǣ
ÀƤ
ǡ Chamá,
la
Sierra
de
Chuacús
y
la
Sierra
de
las
Minas
o
Montañas
del
asociados
a
ambientes
de
ríos,
lagunas,
bajos,
pantanos
y
cenotes.
Ǥ
×
Ƥ
Mico,
en
Chiapas
y
Guatemala.
(Figura
2)
Es
tierra
templada,
donde
ƪ
por
una
porción
costera
de
Chiapas
y
Guatemala
y
la
parcelación
del
las
temperaturas
oscilan
entre
los
15o
y
los
25o
±-‐ ȋƤ͟͠Ȍ
ǡ
×
territorio
de
acuerdo
con
la
altura,
teniendo
como
límite
los
800
m
À
ǡÀ
ȋ
Ƥ
ǡ
sobre
el
nivel
del
mar,
en
Tierras
Altas
contando
hacia
arriba
de
esta
ƪ
ǣǡ utilizaron
la
rueda
ni
los
animales
de
tiro),
sino
también
las
comu-‐
elevación
y,
en
Tierras
Bajas,
tomando
hacia
abajo
de
esta
cota.
y
los
tributarios
que
integran
los
ríos
Usumacin
ta
y
Grijalva.
nicaciones
humanas,
que
permitieron
la
continua
transmisión
de
Las
llanuras
costeras
de
Chiapas
y
Guatemala
se
caracterizan
Las
Tierras
Altas
brindaron
a
los
mayas
recursos
pétreos
vita
les
elementos
culturales
de
los
litorales
a
zonas
interiores,
y
entre
Tie-‐
por
ser
un
territorio
cubierto
de
mangle,
lagunas
y
esteros,
con
de-‐ para
su
subsistencia,
como
obsidiana
—una
roca
volcánica
vítrea
que
rras
Bajas
y
Altas.
Dos
ríos
son
los
más
largos
del
área
y
hoy
sirven
sembocaduras
de
ríos
procedentes
de
las
montañas,
razón
por
la
ǡƪ
de
límites
entre
países:
el
Usumacinta
y
el
Motagua.
El
primer
río
ƪ Montagua,
y
en
Ixtepeque,
a
85
km
hacia
el
sureste—,
rocas
volcáni-‐ nace
en
los
Altos
de
Guatemala,
alimentado
por
el
Salinas,
cuyo
Figura
3.
Baño
de
la
Reina,
Palenque,
Chiapas,
México.
18 19
͠ǤÀ×ǡ
±ǡ
Ǥ
20 21
Ƥǡ
ï ǡǡǡ-‐ Buena
Vista
y
Balberta,
en
la
costa,
y
Kaminaljuyú,
en
las
Tierras
Altas;
así
como
Chalchuapa
en
El
Sal-‐
medios
hostiles
y
extraordinarios
retos
para
el
pueblo
maya.
Sin
em-‐ mante
a
una
semi
sedentaria,
de
la
cual
se
han
encontrado
restos
vador;
y,
Pijijiapan,
San
Isidro
y
Chiapa
de
Corzo,
en
los
Altos
de
Chiapas,
México.
bargo,
ahora
que
se
conocen
sus
recursos
alimenticios,
médicos
y
À
ǡƤǤ
Ƥ
Ó͜͜͜͝ǤǤǡÀ
de
materias
primas,
es
posible
destacar
su
enorme
riqueza
y
cam-‐ Un
±
Ǥǡ
×ǡ
×Óͣ͜͜ǤǤǡ
Ǥ
×À
en
este
avance
hubo
pueblos
vecinos
de
extracción
mixe-‐zoqueana
que
Ƥ
×
ǡ
×-‐
proporcionó
todos
los
medios
para
su
manutención. preceden
a
los
mayas.
Hacia
el
año
1500
a.C.
los
pueblos
de
esa
región
quización
de
asentamientos,
al
mismo
tiempo
que
se
ejercieron
relaciones
de
dominio
y
obediencia
entre
×ǡ
ÀƤ
las
distintas
clases
de
poblados;
es
decir,
se
integraron
entidades
políticas.
Aparecieron
los
líderes
os-‐
de
Chiapas
y
Guatemala,
y
en
las
tierras
altas
de
Chiapas,
quizá
con
in-‐ ǡ
ǡ
ǡ
À
LA
HISTORIA
MAYA ƪ
±
Ǥǡǡ clase
de
tributo
de
la
población,
pero
parece
que
todavía
no
había
una
herencia
sistemática
del
poder.
ȋ͜͝͡͡Ǧ͜͜͝͠ǤǤȌ
Ƥ
××
Ǧ
Ƥǡ ar
queólogos
llaman
Barra,
primero
con
la
realización
sobre
todo
de
cas
agrícolas
más
productivas,
lo
que
generó
la
realización
de
grandes
obras
hidráulicas,
con
la
cons-‐
que
se
han
dividido
para
su
estudio
en
varios
periodos:
el
Preclásico,
Ǣ±ǡ
ȋ͜͜͝͠Ǧ͜͝͞͡ǤǤȌ
Ǧ
×
ǡÀ
Ƥ
Ƥ
Ǥ±×
de
2000
a.C.
a
300
d.C.;
el
Clásico,
de
300
a
900;
el
Clásico
Termi-‐
×
Ǥ
Ƥ
×ǡ×
×Ǧ
Dzdzǡͥ͜͜͜͜͜͝Ǣ
ǡ͜͜͜͝͝͡͠͞Ǥ Pero
hay
tradiciones
locales
que
comprueban
la
variedad
de
si
tios
nal,
debido
a
la
especialización
en
el
trabajo
y
la
multiplicación
de
objetos
para
la
vida
diaria
y
para
el
embargo,
en
toda
el
área
las
comunidades
no
tuvieron
las
mismas
donde
se
comenzó
a
hacer
cerámica
en
el
área
maya.
Los
ob
je
tos
más
consumo
suntuario
de
las
élites.
ǡǡ-‐ tempranos
de
barro,
llamados
pre-‐Mamón,
se
nombran
de
acuerdo
Estos
mismos
grupos
de
poder
institucionalizaron
una
religión
de
Estado
con
presencia
de
las
ÀƤ
×
× ǡ
À
ǡ
-‐
ǡ
ǡǡÀǡ
propuso
el
arqueólogo
Sylvanus
G.
Morley
en
su
teoría
de
1946,
aún
±ǡ
Ƥ
ǡȀ eran
comunidades
que
dependían
directamente
de
los
recursos
del
medio
ambiente.
Estos
elementos
muy
popular,
del
Antiguo
Imperio
para
las
Tierras
Bajas
del
sur
y
del
ǡ
Ǥ
×-‐ À
×ǡ±À
Nuevo
Imperio
para
la
Península
de
Yucatán.
ra
comparte
muchos
rasgos
que
permiten
vislumbrar
un
sistema
directo
para
el
incremento
de
las
construcciones
monumentales
de
carácter
religioso.
Esto
originó
el
ur-‐
ƪ
Ǧ común
de
creencias
gestado
a
través
de
una
continua
interacción
Ǣ
×
ǡǡÀ
×Ƥ
to
de
sitios;
unos
con
ocupaciones
muy
prolongadas,
como
Dzibil-‐ de
la
población
nativa. junto
a
las
plazas
en
los
grandes
asentamientos.
ïǡ
ǡ±
ǡ
Ó͜͜͠ No
se
trata
de
villas
de
agricultores
de
tiempo
completo
que
ha-‐ La
idea
en
auge
en
los
años
cincuenta
del
siglo
ĝĝǡÀ
Ǧ
a.C.
hasta
la
llegada
de
los
españoles.
De
Kaminaljuyú,
en
la
alti-‐ bían
comenzado
a
practicar
desde
el
año
3000
a.C.,
sino
de
comuni-‐
ÀƤ
ǡ
ǡ
planicie
guatemalteca,
puede
decirse
que
tuvo
un
asentamiento
dades
que
se
alimentaban
de
productos
hortícolas
y
de
animales,
Ó±
ȋ±
͜͜͝͞ǤǤǡ
Ó͜͜͜͝ǤǤ
Àǡ
-‐ Dzǣ±
ǡ
dzDzǣ
dz
ǡ
ǡ
ǡ
nes
en
Cahal
Pech,
Cuello
y
Colha,
en
Belice.
Asimismo,
para
prin-‐ ȌǤǡ±ǡ
Ƥ
San
Bartolo,
en
Guatemala,
entre
500
a.C.
y
200
d.C.,
o
Dos
Pilas,
cipios
del
I
milenio
a.C.
se
explotaban
depósitos
minerales
locales,
ǡ
ÓÀ
Ǥ
±
ǡÓ͢͟͠-‐ como
el
granito
y
el
sílex,
pues
se
encuentran
artículos
importados,
×
ÀƤ
Ǥ
ƤěĎĎĎ.
tales
como
obsidiana
para
cortar,
rocas
volcánicas
para
moler
y
jadeíta
ÀƤ
͝
Àǡ
ǡ ǡƤ
Portón,
en
el
valle
de
Salamá,
en
la
Baja
Verapaz
(400
a.C.),
los
murales
recientemente
encontrados
en
San
ǡƪ
ǡ-‐ comerciales
regionales
y
del
comercio
exterior. Bartolo,
en
el
Petén
central
(300
a.C.)
y
la
Estela
10
de
Kaminaljuyú,
todos
ellos
en
Guatemala,
por
mencio-‐
gada
de
los
españoles,
como
Acalán,
en
la
cuenca
del
río
Candelaria,
ǡ
×
×Ƥ
À nar
algunos.
que
Hernán
Cortés
visitó
en
su
viaje
a
Las
Hibueras,
en
el
siglo
ĝěĎ.
Ƥ
ǡ
À -‐ Dos
estados
con
estas
características,
conocidas
a
través
de
los
numerosos
estudios
arqueológi-‐
sión;
Nakbé,
en
el
Petén
central,
ambos
en
Guatemala;
y
Cuello,
en
cos,
son
Kaminaljuyú,
en
los
Altos
de
Guatemala,
y
Nakbé,
en
el
Petén
central.
Kaminaljuyú,
quizá
ǣ
ȋ͜͜͜͞ǤǤǦ͟͜͜ǤǤȌ
Ǥǡ±
Óǡ
×-‐
Al
parecer,
alrededor
del
año
10000
a.C.,
el
área
maya
comenzó
a
Ǥ blación,
como
se
observa
en
los
restos
de
sus
residencias,
cocinas,
pirámides,
entierros
y
monumen-‐
ǡ ǡ×
ǡ
tos.
Ello
obligó
a
sus
pobladores
a
buscar
alternativas
para
una
agricultura
más
productiva,
por
lo
que
si
no
recolectores
de
plantas
silvestres,
peces,
moluscos
y
animales
ǡ
ǡƤ
Ƥ
ƪ
ÓǡÀǤ
À
ȋ± Dz aledaños
con
una
serie
de
obras
de
ingeniería
hidráulica.
También
desarrollaron
la
producción
de
obje-‐
homogeneidad
cultural
con
el
resto
de
los
pueblos
mesoamerica-‐ ×Ǥ
dzȌǤ
Ƥ
ǡ
ǡï
Ǥ
×
ï-‐ Ƥ
de
partida
y
de
llegada
de
la
ruta
a
Teotihuacan,
México.
×
ǡ
ǡ
×
À
ǡ
×Ƥ
±ǡǦ
Ǥ
-‐ son
reconocibles
en
el
contexto
arqueológico.
Ƥ
͢͠ǡ
ǡ
ï
De
ese
tiempo,
se
registran,
en
los
restos
materiales,
algunos
ǦǤ±Ƥ
À
À
-‐
a
la
cultura
olmeca
como
madre
de
las
culturas
mesoamericanas,
rasgos
culturales
olmecas.
Hay
sitios
donde
el
impacto
del
sistema
ǣƤ
Ǥ
como
señalan
los
libros
escolares.
Hoy
en
día,
los
arqueólogos
han
Ƥ
×ǡǦ Al
mismo
tiempo,
otras
capitales
comenzaron
a
descollar,
como
El
Mirador,
Uaxactún
y
San
Bar-‐
encontrado
las
raíces
ancestrales
de
la
cultura
maya. nas
se
encuentra
alguna
pieza
escultórica
o
cerámica.
Entre
los
si-‐ tolo,
en
Guatemala;
Cerros,
Lamanai,
Cuello,
Nohmul,
en
Belice;
Calakmul,
en
Campeche,
México;
y
Alrededor
del
año
1000
a.C.
pueden
ubicarse
los
orígenes
de
la
tios
donde
la
presencia
olmeca
es
más
ostensible,
están,
en
Gua-‐
±
ïǡ
ǡ±±
Ǥ
Ƥ
construcción
de
la
identidad
maya:
desde
esos
tiempos
hay
un
cam-‐ temala,
centros
como
Tak’
alik
Ab’aj,
Monte
Alto,
La
Blanca,
Ujuxté,
Ǥ
22 23
En
esa
época,
se
hizo
común,
en
el
área
maya,
la
erección
de
ǡ
ǡ
ǡƤ
ǡ
Ƥ
Ó ͜͜͠ǤǤ
una
reli
gión
de
Estado
usada
con
claros
objetivos
de
control
social.
Al
término
del
periodo
Preclásico,
los
mayas
estaban
totalmente
ǡÀ
Ƥ
económica,
política
y
cultural.
Los
mayas
ya
eran
una
civilización
Ƥ
ȋ͜͜͜͜͝Ǧ
tan
tes),
desarrollo
de
capitales,
una
organización
político-‐esta
tal
con
inclusión
de
asentamientos
de
varios
niveles,
interdependientes
entre
sí,
una
religión
estatal
con
creencias
y
rituales
permanentes,
y
un
Ƥ
ǡ
omnipresente.
ǡǡ
××
ǡ-‐
ǡ
×
-‐
ceso
propio
de
adaptación
al
medio
ambiente
y
al
entorno
social
en
Ǥǡƪ
ï
las
culturas
que
le
precedieron,
todas
de
estirpe
mixe-‐zoqueana;
después,
de
sus
contemporáneas
pre-‐zapotecas
y
teotihuacanas,
pues
los
mayas
no
estuvieron
al
margen
del
contexto
cultural
me-‐
soamericano
en
el
que
se
desarrollaron
y
asimilaron.
Figura
5.
Mono
saraguato,
también
llamado
aullador.
ͣǤ
ÀǤ
±
ȋ͟͜͜Ǧͥ͜͜Ȍ
Comúnmente,
la
época
Clásica
de
la
historia
maya
se
ha
visto
como
ƪ
Ǥǡ
-‐ trouser
Swamp
y
Acalán),
rejolladas
(en
Uxmal),
arriates
o
bancales
produjo
miel
y
cera
muy
apreciadas
entre
la
población.
Asimismo,
do-‐
do
anteriormente,
los
mayas
ya
habían
creado
una
civilización,
por
(en
Punta
de
Chimino),
huertos
domésticos
(en
Punta
de
Chimino
y
mesticaron
animales,
como
el
perro,
el
guajolote,
el
venado,
los
mo
nos
lo
que
los
siglos
del
Clásico
pueden
considerarse
de
prosperidad,
Calica),
y
agricultura
de
humedad
residual
(en
Copán),
entre
otros. ȋƤ͡ȌÀǤ
×Ƥ
×
Hay
que
recalcar
que
su
auge
cultural
tampoco
se
basó
en
una
±
ǡ
-‐ agricultura
acentuadamente
intensiva,
aunque
el
maíz
tuvo
su
par-‐ de
acuerdo
con
el
entorno
en
el
que
estaban
asentados.
La
ingesta
de
lación
de
la
cultura
maya. Ǥ
±
Ƥ
ǡ× y
ritos,
por
lo
que
se
opacaron
todas
las
actividades
de
explotación
de
proteínas:
jaguares,
ocelotes,
venados,
zorros,
conejos,
agutíes,
ta-‐
ocupación
continua
del
territorio
con
una
amplia
jerarquización
de
del
vasto
potencial
en
recursos
alimenticios
de
los
bosques
tropica-‐ pires,
pecaríes,
tortugas,
peces
y
moluscos
bivalvos.
Los
mayas
no
sólo
ǣǡǡ
ǡ
Ǧ ǡ±-‐ aprovecharon
de
estos
animales
su
carne,
sino
también
sus
huesos,
Ƥ
Àǡ mentación,
medicina
y
rituales.
A
este
respecto,
basta
ver
la
gran
pieles
y
conchas.
La
imagen
de
éstos,
y
otros
muchos,
como
serpien-‐
como
pirámides
con
templos,
palacios,
acrópolis,
juegos
de
pelota,
cantidad
y
variedad
de
representaciones
de
animales
y
plantas
en
ǡ
ȋƤͣ͢Ȍǡ
baños
de
vapor
y
residencias
de
distintos
tamaños
y
características
ÀǤÀǡ
ÀǤ
(véase
“La
arquitectura
residencial:
¿dónde
y
cómo
vivían
los
grupos
papaya,
la
chirimoya,
las
guayas
y
los
mameyes;
tubérculos,
como
Lejos
de
considerar
a
los
mayas
con
una
estructura
social
simple
ǫdzȌǤ
la
yuca
y
la
mandioca;
así
como
la
savia
del
chicozapote
o
árbol
del
de
dos
grupos,
los
dirigentes
y
los
sometidos,
debe
verse
una
organi-‐
ÀƤ
×
ǡ chicle;
maderas
como
la
caoba,
el
cedro
y
la
ceiba;
esta
última
con-‐ zación
compleja:
por
un
lado,
multiestamentaria
y,
por
otro,
basada
algu
nos
para
la
mayoría
de
la
población
y
otros
para
una
élite
restrin-‐ siderada
un
árbol
sagrado
desde
tiempos
inmemorables.
ǤÀ
-‐
gida
de
sacerdotes,
cortesanos
y
gobernantes
(véase
“La
escritura
je-‐ Asimismo,
como
en
los
tiempos
arcaicos
y
preclásicos,
los
ma-‐ históricas
contienen
amplios
testimonios
de
que
la
población
maya
ÀƤ
dzȌǤ yas
practicaron
la
arboricultura,
plantando
y
cuidando
árboles
de
vivía
organizada
en
niveles
sociales
de
muy
diversa
índole,
con
recur-‐
Lógicamente,
estas
grandes
concentraciones
de
población
no
cacao,
ramón,
aguacate
y
balché,
entre
otros;
y
protegiendo
los
árbo-‐ sos,
obligaciones
y
derechos,
más
en
las
capitales
y
poblados
de
alta
podían
ser
mantenidas
con
una
agricultura
elemental
de
roza,
tum-‐ les
que
servían
de
soporte
a
la
orquídea
de
la
vainilla.
Detrás
de
las
×Ƥ
ǡ-‐
ba
y
quema,
como
se
pensó
durante
mucho
tiempo,
sino
que,
de
À
ǡ
ǡ
ǡ tinciones
se
atenuaron.
La
ubicación
social
de
los
individuos
dependía
acuerdo
con
el
medio
ambiente,
desarrollaron
diversos
sistemas
entre
otras
plantas,
que
se
han
encontrado
en
sitios
como
Sayil,
en
de
la
herencia,
del
matrimonio
y
del
prestigio.
El
estatus
de
los
padres
de
riego
(como
en
Kaminaljuyú
y
Edzná),
represas
(en
Calakmul
y
Yucatán,
México,
y
Tamarindito,
en
el
Río
de
la
Pasión,
Guatemala.
generalmente
era
heredado
por
los
hijos,
pero
en
el
Preclásico
y
en
el
Figura
6.
Pericos
macao. Tikal),
terrazas
(en
Caracol
y
Río
Bec),
campos
levantados
(en
Pull-‐
ǡ Clásico
Temprano
parece
haber
tenido
más
peso
la
situación
ganada
24 25
±
Ǣ
Àǡ
ǡ-‐ ƪ
ǡ ǯǯ ȋͣ͞͠Ǧͣͤ͡Ȍ ǡ
Ǣ
plos
de
personajes
relevantes,
no
provenientes
de
las
capas
más
altas
de
la
sociedad,
que
tuvieron
papeles
diplomáticas,
de
negociación
y
de
guerra
(véase
“Rasgos
de
la
orga-‐ ǯǯǯȋͥ͢͡Ǧͣͤ͟ȌǡǦ
Ƥ
Ǥ
ǡ
×
À
dzȌǤ
diosos
programas
constructivos,
adornaron
sus
ciudades
con
un
À
ȋ±Dz Pero
también
en
el
aspecto
de
las
hegemonías
los
mayas
pre-‐ gran
número
de
estelas
y
altares,
donde
registraron
sus
imágenes
×
À
dzȌǤ sentaron
diversos
niveles,
tanto
en
su
extensión
como
en
su
do-‐ e
historia;
construyeron
suntuosas
tumbas
e
impulsaron
todas
las
En
la
cumbre
de
la
pirámide
social
estaba
la
ǡ ï
minio.
De
acuerdo
con
las
inscripciones
y
la
arqueología,
en
sitios
ǤƤǡ
k’uhul
ajaw,
‘señor
sagrado’
—máxima
autoridad
de
los
señoríos
mayas—,
padres
e
hijos,
y
quizá
abue-‐ ±
ǡÀ
-‐ ope
ró
dispositivos
adecuados
para
mover
grandes
contingentes
Àȋ±DzÓǣdzȌǤ-‐ tencias
mayas:
Calakmul,
en
Campeche,
México,
y
Tikal,
en
el
Petén
de
ma
no
de
obra.
ǡ
ǡ
ǡ guatemalteco.
Con
trayectorias
históricas
más
cortas,
pero
en
la
lu
cha
×
comúnmente
la
,
a
la
que
más
bien
debe
llamarse
.
Ésta,
de
acuerdo
con
las
constante
por
ampliar
sus
ámbitos
de
dominio,
estaban
los
centros
las
ciudades
y
de
sus
asentamientos
aledaños,
sino
que
empren
die-‐
ǡ×À
ï
×ǣ de
Caracol,
en
Belice,
y
Naranjo,
en
Guatemala;
Yaxchilán,
en
Chia
pas,
Ǥ
los
ajk’uhu’n,
‘veneradores
o
adoradores’,
líderes
de
los
grupos
sacerdotales;
los
yajawk’ahk’,
quienes
México,
y
Piedras
Negras,
en
Guatemala,
junto
al
río
Usumacinta;
±
ǡÓͣͤ͟ǡ
Ó
±
Ǣsajalǡ Dos
Pilas
y
Cancuén,
en
Guatemala.
ïǢ
un
k’uhul
ajaw;
y
los
lakam,
recaudadores
de
tributos,
entre
otros
cargos
más.
Ellos
debieron
de
haber
Ƥ
±
ͣͣͥ͢͢͡Ǣ
constituido
las
cortes
mayas
que
tanto
se
representaron
en
la
cerámica
(véase
“Los
miembros
de
la
cor-‐
ǣǡ
ǡ ͟Óͣ͟͡Ǥ
-‐
dzȌǤ asimilación
cultural
de
elementos
teotihuacanos;
el
segundo,
más
tables
estuvieron
la
derrota
de
Tikal
por
Caracol
en
el
año
562,
la
En
seguida
estaban
los
comerciantes,
como
los
de
la
ciudad
de
Cancuén,
Guatemala,
que
maneja-‐ ǡ
×
-‐ de
Palenque
por
Toniná,
ambas
en
Chiapas,
México,
en
el
año
692;
ban
los
productos
de
lujo
y
las
rutas
a
larga
distancia.
Algunos
investigadores
han
propuesto
que
esta
ac-‐ Ǣï
Ǥ Óͣͤ͟ǡ
ǡ
Hacia
principios
de
la
época
Clásica,
algunos
asentamientos
consecuencia
la
inmolación
del
gobernante
copaneco.
cortes
mayas,
aunque
también
pudieron
haber
sido
un
grupo
en
ascenso,
que
vivía
con
privilegios
ƪ
ǡ
Ǧ Otro
hecho
trascendente
de
la
época
Clásica
se
encuentra
en
al
servicio
de
la
aristocracia.
Pero
los
comerciantes
como
grupo
social
privilegiado
ya
debieron
existir
mo
Nakbé
y
El
Mirador.
Varios
centros
redujeron
su
población
y
se
las
crisis
políticas
que
suspendieron
las
obras
públicas
suntuarias
y
en
tiempos
del
Preclásico,
pues
se
conoce
del
manejo
de
estos
bienes,
como
la
jadeíta
y
las
plumas
de
empobrecieron,
como
Ceibal,
en
Guatemala;
Komchén,
en
el
norte
×
Ǥ
ǣǡ
ǡƪ
±ǡ
Ǥ de
Yucatán;
y
Cerros,
en
Belice.
Pero
mientras
esto
sucedía,
otros
implicaron,
principalmente,
el
resquebrajamiento
de
la
dinastía
en
ǡ
Ǧ sitios
tenían
su
ascenso,
como
Tikal,
Uaxactún
y
Copán
—este
úl-‐ el
poder,
pero
que
no
detuvieron
la
vida
de
las
entidades
políti-‐
×
ǡ
ÀǡÀ
À
×
Ǥ timo
en
Honduras—ǡ
ÀƤ
cas,
sino
que
sólo
suspendieron
lo
relativo
al
culto
a
la
persona
del
Hubo
especialistas
de
tiempo
completo,
pero
entre
ellos
también
existieron
jerarquías:
desde
los
ostentando
sus
lazos
sanguíneos
con
la
gran
metrópoli
del
Alti-‐ ǢƤǡ
-‐
ǡ
ǡ
ǡ
×ƪ plano
de
México:
Teotihuacan.
Aún
suscita
debate
el
tema
de
si
los
dades
políticas
completas.
ǡ
ǡǡ±
ï
ÀǦ habitantes
del
Centro
de
México
llegaron
realmente
al
área
maya
Entre
las
crisis
pasajeras
pueden
verse
como
casos
ejemplares
rramientas
de
trabajo
más
sencillas,
pasando
por
los
modistos,
bordadores
y
peinadores-‐maquillistas
ǡ
ǡ
los
de
Tikal
y
Yaxchilán.
En
Tikal,
la
crisis
se
inició
con
un
impor-‐
ȋ±Dz
Ƥ
ǣ
dzȌǤ o
como
guerreros.
Lo
que
sí
está
probado
es
que
hubo
tratos
co-‐ tante
revés
político:
la
pérdida
de
su
tutoría
sobre
Caracol,
seguido
Los
investigadores
han
encontrado
grandes
talleres
de
personas
acomodadas
y
progresistas,
así
merciales
entre
estas
ciudades,
vehículo
de
intercambio
de
rasgos
ǡïǡ
Ƥ
±
ǡ
×Ǧ culturales
que
comenzaron
a
denotar
prestigio
a
través
del
uso
de
Wak
Chan
K’awiil,
el
gobernante
tikaleño
en
turno,
lo
cual
dio
pie
a
Ǥǡ
À
À
Ǥ
ǡ un
periodo
de
130
años
de
silencio
y
ambigüedad
en
las
inscripcio-‐
×Ǥ
la
escultura
surgieron
algunas
imágenes
del
dios
Tláloc;
en
la
arqui-‐ Ǥ
Ƥ-‐
baja
estarían
los
agricultores,
apicultores,
arboricultores
y
criadores
de
animales,
que
también
pudie-‐
Ƥ
-‐ man
interregno,
el
cual
ocurrió
a
la
muerte
del
gobernante
Kokaaj
ron
haber
alternado
su
trabajo
básico
—generar
comida—
con
la
participación
en
las
grandes
obras
ros
en
talud-‐tablero;
y
en
cerámica
se
elaboró
una
gran
cantidad
B’ahlam
ĎĎ
—también
conocido
como
Escudo
Jaguar
el
Grande—,
públicas
de
urbanismo,
arquitectura
y
escultura. de
vasos
cilíndricos
trípodes
con
decoración
pintada
e
incensarios
Óͣ͠͞ǡ
×ǯĎě,
diez
años
Pero
los
mayas
no
sólo
vivieron
en
una
sociedad
estamentaria,
también
estuvieron
organizados
en
Ǥ
ǡǦ ±Ǥǡ
ǡ
ǡ
ǡ
À pas,
México;
así
como
en
Caracol,
Belice;
y
en
Tikal,
Río
Azul,
Tres
interna
por
la
sucesión
que
mantuvo
a
la
ciudad
sin
una
cabeza
de
Ƥȋ±
Ȍǡ
ajaw
o
‘señor’.
Puede
Islas
y
Kaminaljuyú,
Guatemala;
por
citar
algunos
de
los
sitios
más
Estado
visible
registrada
en
los
monumentos.
×
ǡ
-‐
ȋ±Dz
×À
ƪ
-‐
ǡ
À
×
Ǥ
dzȌǤ
ȋͥ͜͜Ǧ͜͜͜͝Ȍ
cercanos
descendientes
de
estos
antepasados
divinizados
eran
los
integrantes
de
la
realeza,
seguidos
de
la
El
auge
del
poder
dinástico
maya
más
importante,
así
como
la
aristocracia,
una
relación
genealógica
que
se
contaba
y
promocionaba.
El
resto
de
la
población,
reuni
da
mayor
producción
material
y
cultural,
se
dio
en
los
siglos
ě
a
ěĎĎĎ.
colapso
maya,
entre
los
siglos
Ďĝ
y
ĝȋ±DzǦ
ǣƤ
en
linajes,
además
de
reconocer
y
venerar
a
sus
antepasados
conocidos
por
toda
la
entidad
política
como
Los
k’uhul
ajaw
o
gobernantes
más
destacados,
como
Siyaj
Chan
×
dzȌǤǦ
tales,
también
se
consideraban
lejanos
descendientes
de
los
padres
co
munitarios
originales.
ǯȋ͠͝͝Ǧ͢͠͡Ȍ
ǯȋͤ͢͞Ǧͣ͟͠ȌǡǢ ǡ
ǡ
Ǧ
À
ajawlel
o
ajawilǡïǡ B’ajlaj
Chan
K’awiil
(645-‐ca.
692)
de
Dos
Pilas;
la
Señora
Seis
Cie-‐ ïǡ
ǡ
-‐
ͣ͜ǡ
Àǣ
ǡ ȋͤ͢͞Ǧͣ͠͝ȌǢǯǯ
ȋ͟͡͡Ǧͥ͟͡Ȍ
Ǣ
×ǡ
ǡ
villas
y
aldeas
que
reconocían
un
centro
hegemónico,
pero
que
guardaban
cierta
autonomía,
la
que
era
Yuhkno’m
Ch’e’n
(636-‐686)
de
Calakmul;
Kokaaj
B’ahlam
ĎĎ
(681-‐ como
en
algunos
centros
del
Usumacinta;
en
otros
sitios,
aunque
se
ǡǡǤÀ
ǡ ͣ͠͞Ȍ
Ǣ ǯ
ǯ ȋ͢͝͡Ǧͤ͢͟Ȍ Ǣ vivió
una
crisis,
la
ciudad
o
toda
la
entidad
política
completa
perma-‐
26 ͣ͞
necieron
con
pocos
cambios,
como
en
ciertos
asentamientos
de
Yucatán;
mientras
que
algunos
presen-‐
ƪ
ǡ
ǡ
ǡ±
Ǥ
La
crisis
consistió
básicamente
en
una
pérdida
sustantiva
de
po
blación,
el
abandono
de
las
capitales
regionales
más
importan
tes,
así
como
el
traslado
de
sus
habitantes
al
campo,
para
cambiar
su
vida,
de
citadina
a
rural.
Con
ello,
toda
la
subcultura
de
élite
quedó
suspendida
pero
latente,
pues,
siglos
más
ǡ
×
×
ÀǤ
ǡ
ǡ
×
ǡ
À
ǡǢ
estuvieron
vinculados
a
la
estructura
sociopolítica
que
encabezaba
el
k’uhul
ajawǡ
À
Ǥ
À
ǡ
se
encuentra
en
su
sistema
de
gobierno,
donde
las
autoridades
—el
aparato
central
de
mando—
depen-‐
À
Ǥï
mantenimiento
suntuario
del
Estado,
al
mismo
tiempo
que
se
les
exigía
una
producción
alimentaria
—sobre
la
que
ellos
tenían
un
control
mayor
que
el
k’uhul
ajaw—,
lo
que
dio
como
resul-‐
×Ǥ
×Ǥ
En
algunos
lugares,
la
población
pronto
abandonó
las
capitales,
como
en
la
región
del
Petexbatún
y
en
el
oeste
del
Petén,
Guatemala.
Una
vez
exentos
de
trabajar
para
el
Estado,
los
pobladores
se
dedica-‐
ron
de
tiempo
completo
a
la
producción
alimentaria
y
de
bienes
domésticos,
viviendo
dispersos
en
el
ǡ±ǡ
Ǥ-‐
tentos,
no
del
todo
exitosos,
de
sustituir
el
gobierno
del
k’uhul
ajaw
con
otras
instituciones
de
gobierno
incluyentes,
como
pudieron
haber
sido
los
recursos
políticos
de
Yax
Pasaj
Chan
Yopaat,
gobernante
de
ȋƤͤȌǡ
Àǡ
ǡmultepal
en
el
Posclásico.
Pero
también
en
otras
áreas
de
la
zona
ma-‐
×±
ƪ
ǡÀ
Ǥ
ǡÀ
À
±ǡ
Ǥ-‐
brecimiento
de
los
suelos
por
la
sobreexplotación
y
cambios
climáticos,
como
sequías;
y
otros
estudiosos
±
ǡ
putunes,
mayas
chontales
nahuatizados.
La
región
del
Petexbatún
quedó
sin
ningún
centro
de
poder
desde
muy
temprano,
ya
en
el
año
850,
de-‐
bido
a
su
abandono,
con
excepción
del
pequeño
sitio
de
Punta
de
Chimino.
Las
capitales
regiona
les
del
Usu-‐
macinta
le
siguieron,
primero
Palenque,
después
Piedras
Negras
y,
por
último,
Yaxchilán,
así
como
Toniná,
Ǥǡ
Ƥ
ǡƤ
×
ƤǤ
ǡǡǡ
Ó͜͜͜͝ǡǤ
En
Calakmul
el
proceso
debió
de
haber
sido
lento
y
la
actividad
se
concentró
más
en
los
palacios,
±
ǡ
Ǥ
×
-‐
ticular.
Por
ejemplo,
mientras
ocurría
la
declinación
de
Tikal,
en
el
sureste
del
Petén
y
Belice,
en
el
valle
del
río
Mopán
y
en
las
Montañas
Mayas,
varios
sitios
menores
vivían
un
auge
inusitado,
como
Ixtonton,
ͣͥͥ͜͡͡ǡ
Ǥ
parte,
el
gran
sitio
de
Caracol,
en
Belice,
prolongó
su
actividad
hasta
el
siglo
ĝĎ,
en
plena
época
Posclásica.
ȋ͜͜͜͝Ǧ͝͡͠͞Ȍ
Al
término
de
la
época
Clásica
y
en
el
arranque
de
la
etapa
llamada
por
los
arqueólogos
Posclásico,
de
͜͜͜͝͝͡͠͞ǡƪ
À
ǡ
Figura
8.
Detalle
del
Altar
Ė ǡǡǤǤǤǣ
notablemente
su
población
y
su
actividad
cultural.
Los
eventos
más
importantes
de
la
primera
etapa
del
de
la
dinastía
y
Yax
Pasaj
Chan
Yopaat,
último
gobernante
de
Copán.
28 29
ǣƪ
Ƥ
×ǡ
Yucatán,
el
auge
de
Cobá
en
la
tra
dición
del
Clásico
maya
del
Petén
y
ǡ
×
ǡǡ
ǡ
el
empoderamiento
de
Chichén
Itzá. jamba
y
bajorrelieve;
así
como
guerreros
y
jaguares
en
procesión,
De
los
sitios
Puuc
—llamados
así
por
una
pequeña
sierra
que
atlan
tes,
esculturas
de
Chacmool,
Tláloc,
etcétera.
corre
en
el
oeste
de
la
Península
de
Yucatán—ƪ
Ǧ
±
ǡȋƤͥͥͣ͞͠Ȍǡǡȋ±Ǧ ǡ±×
ǣ×
Dzǡ
ǣ
dz ȌǤ bastante
extensa,
tanto
por
la
declinación
de
otras
capitales
regio-‐
×À
ǡƤ
nales
y
su
dedicación
al
comercio,
como
por
haberse
erigido
en
un
Ƥ
ǡ
ǡ
Ǧ
ǡ
ÀƤ
Ǥ
ǡÀ
Los
chontales
o
putunes
irradiaron,
por
la
Península
de
Yuca-‐
la
arquitectura
maya:
la
bóveda
de
piedras
saledizas
y
la
crestería;
tán,
los
elementos
culturales
extranjeros,
como
la
cerámica
Anaran-‐
además,
añadiéndoles
rasgos
del
Altiplano
de
México,
de
Oaxaca
y
de
±
ǡ
ǤǡƤ
de
la
costa
de
Guatemala,
pequeñas
cantidades
de
oro
de
Panamá,
k’uhul
ajaw
ǡ×
-‐ turquesa
del
norte
de
Estados
Unidos
y
jadeíta
de
las
tierras
altas
de
Ǥǡ±À
Guatemala.
ǡÀÀǡ
×
La
hegemonía
de
Chichén
Itzá
no
perduró.
En
el
año
1221,
de
declinación
de
Uxmal,
a
comienzos
del
año
950. acuerdo
con
las
crónicas
coloniales,
la
ciudad
declinó
y
el
poder
Por
otro
lado,
la
ciudad
de
Cobá,
en
Quintana
Roo,
México,
que
ǡ±
ǡ
seguía
las
corrientes
culturales
del
Petén
y
que
se
distinguía
por
la
ǡ
±Ǥ
-‐
red
de
caminos
construidos
para
el
dominio
de
su
entidad
política,
×Ǣ
entró
en
competencia,
a
partir
del
ascenso
del
poder
de
Chichén
Itzá
±ǡ
y
la
hegemonía
de
Uxmal,
de
las
rivalidades
propias
de
la
Penínsu-‐
ÀƤ
Ǥ
la
de
Yucatán,
en
las
que
también
participaron
otros
de
sus
sitios:
ȋƤ͝͞Ȍ
ǡǦ
Ek’
Balam,
Cuca,
Dzonot,
Aké
y
Chac
Chob,
entre
otros.
ǡƤ
×
-‐
El
investigador
Eric
Thompson,
en
los
años
sesenta
del
siglo
dado,
con
piedra
mal
cortada
y
grandes
plastas
de
estuco.
ĝĝ,
consideró
la
última
etapa
de
la
cultura
maya
como
decadente,
ƪ
ǡ
una
concepción
que
se
arraigó
en
los
conocimientos
populares
so-‐ gran
auge
los
sitios
de
la
costa
oriental
de
Yucatán;
y
las
islas
de
la
costa
Ǥ±
ǡ aledaña
se
convirtieron
en
estaciones
de
suministro
para
el
constan-‐
×
ǡ
-‐ te
comercio
en
el
Caribe,
así
como
en
lugares
de
peregrinación.
El
sitio
Ƥ
À
ǡ
ǡ-‐
×ǡ
Ƥ
±ǡ
-‐
y
con
intensa
actividad
comercial.
tura
rudimentaria
y
gruesas
masas
de
estuco.
Varios
de
estos
sitios,
Ƥ±
como
Tulum,
Tancah
y
Santa
Rita,
desarrollaron
una
decoración
de
ƪ
±ȋƤͥȌǤ
Ǧ pintura
mural
al
estilo
Mixteca-‐Puebla,
por
lo
que
muestran
acen-‐
À
tuados
vínculos
con
el
resto
de
Mesoamérica.
de
los
toltecas
en
la
Península
de
Yucatán,
pero
su
trayectoria
es
muy
Al
llegar
los
españoles
a
Yucatán,
esta
región,
junto
con
Tabas-‐
Ǥǡ
À co
y
lo
que
hoy
es
Belice,
estaba
dividida
en
alrededor
de
25
enti-‐
a
Uxmal,
inserto
culturalmente
en
la
más
añeja
tradición
maya,
al
que
dades
políticas
llamadas
cuchcabalob,
con
distintos
niveles
de
inte-‐
llegaron
pueblos
portadores
de
elementos
culturales
ajenos,
principal-‐
×
ǡ
mente
del
Centro
de
México,
como
los
itzá
—también
llamados
putu-‐ algunos
con
un
halach
uinic
a
la
cabeza,
como
el
señorío
de
Acalán,
nes—,
mayas
chontales
nahuatizados
que
pudieron
haber
llegado
ha-‐ junto
al
río
Candelaria,
y
otros
con
autoridades
menos
centraliza-‐
cia
el
año
850
cuando
se
inició
su
expansión.
Ellos
posiblemen
te
doras,
como
el
señorío
de
Maní.
×ǡ
×
la
primera
etapa
del
Castillo
sobre
una
cueva
natural.
Emprendieron
la
de
Yucatán,
pues
ahí
también
se
dio
una
mesoamericaniza
ción
de
Ƥ
Ƥ
Ǥ
ïǦ
de
las
técnicas
Puuc,
pero
con
rasgos
semejantes
a
los
del
Centro
de
ron
conquistados
por
los
toltecas
y
que
tuvieron
al
Alti
plano
de
Méxi-‐
±
ǡ
ȋƤ͜͝Ȍǡ
× co
co
mo
paradigma
de
prestigio,
desde
el
punto
de
vista
arqueológi
co
del
Castillo,
uno
de
los
13
juegos
de
pelota
con
sus
templos
anexos
y
no
hay
señales
de
esa
conquista.
Pero
sí
las
hay
de
una
presencia
de
ǡ
ǡÀ
rasgos
del
Altiplano
de
México,
muy
posiblemente
también
traídos
Figura
9.
El
Castillo
de
Chichén
Itzá,
Yucatán,
México.
ǡ
ȋƤ͝͝ȌǤ
±
ǡ
30 31
͜͝Ǥ
ǡ
±ǡ
ǡ±
Ǥ
32 33
llega
do
vía
Usumacinta
o
vía
el
Caribe
por
la
Península
de
Yucatán.
La
evidencia
más
temprana
de
la
mesoamericanización
cultural
es
el
desarrollo
del
estilo
de
Cotzumalhuapa,
con
rasgos
del
Altiplano
de
±
ǡ
Ǥ
En
las
Tierras
Altas
hubo
una
reubicación
de
los
sitios.
Aqué-‐
À-‐
Ƥ
ǡ
À
Ǥ
ǡǦ
nera,
los
mismos
rasgos
arquitectónicos
de
Chichén
Itzá,
como
los
ǡǡ
tzompantli
de
Chalchitán,
Guatemala.
De
la
misma
manera
que
en
Yucatán,
a
la
llegada
de
los
espa-‐
ñoles,
en
los
Altos
de
Guatemala
había
varios
reinos
que,
al
pare
cer,
Ǧ
riales,
como
Mixco
Viejo
y
Chinautla
Viejo,
habitado
por
los
mayas
pokomam;
Atitlán,
ocupado
por
los
mayas
tzutuhiles;
Utatlán,
po-‐
blado
por
los
mayas
quichés;
e
Iximché,
morada
de
los
mayas
cak-‐
chiqueles.
Parece
que
entre
ellos
seguía
vigente
la
tradición
del
go-‐
bierno
por
un
señor
sagrado,
como
la
dinastía
a
la
cual
alude
el
libro
llamado
Popol
Vuh.
También,
al
igual
que
en
Yucatán,
se
generaron
Àǣ
±ǡ
Ó
͟͜͝͡ǡͣ͜͝͠
Ǥ
***
Como
podrán
apreciar
los
lectores
de
este
libro,
la
identidad
maya
no
se
queda
sólo
en
las
características
de
su
territorio,
sus
idiomas
y
sus
múltiples
historias
paralelas,
sino
que
va
más
allá
y
engloba
a
ǤÀǡ±Ƥ
×±
-‐
ǡ
×ǡƤ
ÀƤ
ǡ
×
prestigio
y
que
dio
unidad
cultural
a
todos
los
señoríos;
sus
cono-‐
ÀƤ
ǡ
ÀǢǡ
manera
sobresaliente,
su
pensamiento
religioso,
que
los
unía
y
sus-‐
tentaba
su
cosmovisión.
Pero
este
último
rasgo,
si
bien
tuvo
sus
peculiaridades
en
el
área
maya,
también
lo
compartió
con
el
resto
Figura
11.
Muro
de
cráneos
o
Tzompantli,
Chichén
Itzá,
Yucatán,
México.
de
las
culturas
mesoamericanas
de
los
tiempos
prehispánicos.
34 35
EL
A RTE
D E
U NA
C ULTURA
ANCESTRAL
À
EXPRESANDO
L O
I DEAL
A
T RAVÉS
D E
L O
M ATERIAL:
EL
A RTE
Sanja
Savkic
Óǡ
×±
Ǥï
×
×
ǡ
×
×ǡ
×
×
À
ǡ
segunda
mitad
del
siglo
ĝěĎǤ±ǡ×
×
±
Ǧ
×
Ǣ
se
enviaron
al
emperador
Carlos
ě Ó
Ǥǡ
ǡÀ
Ǥ
ĝĎĝǡǡ×-‐
±
ȋƤ
͟͝ȌǤ
×
ǡ
Ǥ
×
ǡÀ
ÀÀ
Ǥ
±
ǡ
ǡ
Ó ǡ
Detalle
de
la
×
±
Ǥ
John
ǡ
ȋƤͣͤ͟͟ȌǤ
ǡǡ±
Ǥ
ǡ
ǡ
Honduras,
Pa
lenque
y
39
39
Recientemente
han
destacado
muchos
investigadores
con
aportaciones
notables
para
el
cono-‐
±
Ǥ ǡ -‐
ǡ±
ǡ
rentes
estilos
de
la
representación
y
su
evolución,
concluyó
que
es
±À
Ƥ
ǡ
ǡ-‐
posible
ubicarlos
en
una
secuencia. len
Miller,
Karl
A.
Taube,
Dorie
J.
Reents-‐Budet
y
Erik
Velásquez
García,
para
mencionar
sólo
algunos.
A
partir
de
los
años
cuarenta
del
siglo
ĝĝ aparecieron
varios
ǡ
ơȋȌǡ
Ǧ ELEMENTOS
DEL
LENGUAJE
PLÁSTICO
logías
novedosas
y
propositivas.
En
palabras
de
Kubler,
la
historia
del
arte
entiende
este
tipo
de
producciones
como
su
unidad
de
estudio
y
no
meramente
como
ilustraciones
de
las
civilizaciones.
Este
au-‐ plásticas
son
línea,
color
y
volumen.
En
muchas
ocasiones
éstos
se
combinan
de
manera
inesperada,
tor
poseía
un
conocimiento
vasto
del
arte
europeo,
así
como
de
la
permeando
la
sensibilidad
y
el
conocimiento
de
sus
creadores.
A
través
de
su
manejo
se
accede
al
sig-‐
América
antigua
y
colonial,
acerca
de
los
cuales
publicó
relevantes
Ƥ
ǡ
Ǥ
trabajos.
En
la
introducción
a
su
libro
The
art
and
architecture
of
an-‐ El
artista
maya
situó
la
arquitectura,
la
pintura
mural
y
ciertos
tipos
de
escultura
en
una
íntima
cient
America:
the
Mexican,
Maya,
and
Andean
peoples
expresó
ideas
×Ǥ
ǡ
×—otro
rasgo
importante
de
una
producción—
es
relevante
para
aclarar
muy
sugerentes
en
cuanto
al
modo
de
estudiar
objetos
producidos
Ƥ
Ǥ
ǡ
en
tiempos
distantes
y
en
las
culturas
sin
escritura
(o
escritura
to-‐ Ƥ
ǡƤ
Ǥ
-‐
À
ȌǢ
Ƥ
×
ǡ
ǡǡǤÀǡÀ cornisas
o
cresterías.
planteamientos
metodológicos
están
vigentes. Siguiendo
con
el
tema
del
espacio,
ahora
en
relación
con
el
urbanismo
y
la
arquitectura,
se
observa
ͥ͜͝͡ǡơ
×
±
-‐ que
la
planeación
de
las
ciudades
se
sometió
a
las
particularidades
del
terreno
y
del
medio
ambiente
Ƥ À en
general.
Es
decir,
el
espacio
natural
se
aprovechó
para
la
construcción
del
paisaje
urbano,
donde
las
objetiva
para
el
estudio
del
arte
maya,
en
respuesta
al
libro
que
×ǡ
Sylvanus
G.
Morley
había
dado
a
conocer
unos
años
antes,
en
el
las
cuales
se
acoplaron
a
espacios
abiertos
como
plazas.
Los
conjuntos
arquitectónicos
estuvieron
co-‐
cual
incluyó
50
obras
maestras
del
mundo
maya
escogidas
según
nectados
por
medio
de
calzadas
llamadas
sakb’ih
o
‘caminos
blancos’,
que,
en
ocasiones,
también
unían
±
ǡ
ơ
×
ȋ±Dzǡ
ǣ
dzȌǤǡ
adecuado.
Esta
investigadora
se
basó
en
alrededor
de
400
estelas
excavaciones
arqueológicas
se
han
descubierto
huertos
al
lado
de
distintas
estructuras.
Ƥ
ǡǡǡǡǦ
×Ƥ
×
×Ƥ
-‐
ǡ
Ǥ
ǣ
͟͝ǤÀ
±±
ǡĝĎĝ.
À
ǡƤ ±ǡ±Ƥ
una
mejor
validación
del
arte
y
de
la
cultura
maya
(la
pintura
en
espacios
no
ocupados.
De
esta
manera,
las
ciudades
crecían
tanto
en
sentido
vertical
como
horizontal.
ǡÀ
ƤȌǤǡ
×
Ƥ
×
±ǡ±
ǡ×
À-‐
Ƥǡ-‐ ǤÀǡ
×
cas
que
tuvo
oportunidad
de
conocer;
percibió
la
existencia
de
una
ǡ
Ǥ ±ǡ
ǣǦ
Ƥ
×
×
Ƥ
À
Ƥǡ
ǡ
ǡ
ǡ
como
templos
y
palacios,
una
terminología
que
se
si
gue
usando.
òǡ
Ƥ
×
Ǥ
ÀƤ
ȋ±
ǡÓ×
Ǧ
ǡÀǡǦ Dz×
dzDz×Ǥ
tían
en
la
producción
plástica,
al
comparar
las
esculturas
de
Copán
posición
y
la
composición.
Dos
características
principales
que
con-‐
dzȌǤ
con
las
de
Palenque. ×Ƥ
ȋȌ Parece
que,
para
crear
el
espacio
de
la
representación,
el
soporte
con
sus
características
naturales
Empezó
otra
etapa
cuando
a
estas
producciones
se
las
comen-‐ ÓȋƤ͝͠ȌǤ-‐ ×ǡǡ
ǡƤ
zó
a
estudiar
con
distintos
grados
de
objetividad,
y
a
considerarse
ơ
×ǡÀ
ǡ textura
y
coloración
naturales.
Primero
se
encalaba
para
que
quedara
lustroso
y
se
alisaba
para
que
sir-‐
ǡ±ǡ
-‐ Ƥ
ï
Ǣ
͝͠Ǥͣǡ
ǡ
Ǥ
tenido
y
la
intención
de
sus
creadores,
es
decir,
como
obras
de
arte
Ƥ
×
ÀƤ
Ƥǡ
×±Ƥ
Ǥ
ǤÀǡƤĝĎĝe
inicios
del
ĝĝ,
el
ex-‐ Ǥ
ǡ
Ƥ
×
En
el
periodo
Clásico,
las
bandas
pintadas
usualmente
son
de
color
rojo
en
el
caso
de
la
pintura
mu-‐
± Ǥ
×
À
ǣǡǡ
Ǥ ral
o
la
cerámica
del
llamado
estilo
códice
(aunque
los
vasos
de
la
entidad
política
de
Ik’
suelen
tener
el
Ƥ
ǡ×
En
el
mismo
periodo,
en
México
trabajaron
varios
autores
y
se
borde
negro).
Por
su
parte,
las
estelas
tienen
por
lo
general
los
bordes
planos,
pero
existen
asimismo
los
ÀǤ ͥͤ͜͝ǡ -‐
À
×
ȋ
vestigador
Herbert
Spinden
publicó
un
análisis
del
arte
maya
que
se
de
Mé
xico
y
Centroamérica,
como
las
de
Salvador
Toscano
y
Miguel
×ǯ
ǯǡȌǤ
ÀǤ
-‐ Ǥ
ƤƤ
Ó
×Ǥ
Ƥ
Ƥ-‐ y
la
cultura,
mientras
que
el
segundo
estructuró
su
estudio
según
los
Ǥǡ
×
×
Ǥ
periodos
y
las
culturas. estela
es
vertical,
mientras
que
las
pinturas
murales
tienden
a
registros
horizontales.
La
ubicación
de
40 41
Ƥ
ïǡǡ que
——Ƥ
tema
y
la
intención
misma
del
creador
de
la
obra. ×
ǡ
El
investigador
David
Stuart
indica
acertadamente
que
las
ce
re-‐ ÓƤǤ
monias
reales
también
estuvieron
centradas
en
la
colocación
y
de
di-‐ Igualmente,
la
escultura
arquitectónica
del
Templo
35
de
la
cación
de
los
mismos
monumentos,
contrastando
con
la
idea
de
que
Acrópolis
1
de
Ek’
Balam,
Yucatán,
parece
salirse
de
la
estructura,
éstos
servían
sólo
de
vehículos
para
la
conmemoración
de
los
hechos
Ǥ Ƥ
ȋ±Dz
ÀƤ
dz ǡǡ
volumen).
Así,
las
estelas
jugaron
un
papel
importante
en
la
vida
Ǥ
—con
los
ri
tual
de
los
antiguos
mayas.
Stuart
corrobora
esta
idea
con
la
presen-‐
-‐
ǡ
ǡ±
×Ƥ ceso
al
recinto—Ƥ
presentes
en
múltiples
sitios
desde
el
Preclásico. ǡ
Ǧ
×
ǣ
Ƥ-‐ racterísticas
de
muchos
sitios
de
la
Península
de
Yucatán.
cado
en
relación
con
otros
elementos
de
la
representación,
depen-‐ ǡ
ȋƤ
diendo
así
de
un
contexto
concreto.
Hoy
en
día
se
cuenta
con
la
ͣ͝Ȍ
ȋǡȌǤ-‐
presencia
del
cromatismo
en
las
pinturas
murales,
cerámica
y
po-‐ ticularidad
de
estas
últimas
—que
estuvieron
ubicadas
en
lo
alto
de
cos
relieves
de
estuco,
pero
se
sabe
que
tanto
otros
tipos
de
escul-‐
À—
es
que
tienen
las
piernas
más
cortas
en
Ƥ
À
Ǥ
proporción
con
el
cuerpo
entero,
pero
al
contemplarlas
desde
abajo
producto
de
las
inclemencias
y
del
paso
del
tiempo.
Algunos
ma-‐ dan
la
impresión
de
guardar
proporciones
naturales.
te
riales,
como
la
jadeíta,
la
obsidiana,
la
turquesa
y
las
plumas
±ÓƤ
ǡǡ±
ǣ
ǡ
ǡ±
ȋƤͤ͝Ȍǡ
inherentes,
además
de
relacionarlos
con
el
prestigio
y
el
poder. recién
halladas
en
los
sitios
de
El
Perú-‐Waka’
y
Cancuén,
en
Guate-‐
ǡ
mala,
además
de
muchas
otras
procedentes
de
sitios
arqueo
lógicos
ȋȌǡ del
sur
de
Belice,
como
Lamanai
y
Cahal
Pech,
entre
otros.
de
pinturas
murales
o
el
uso
del
cinabrio
en
polvo
con
el
que
se
cu-‐ Otra
característica
importante
de
las
creaciones
plásticas
ma-‐
ÀǤ
ÀƤ
ÀƤ
Ǥ
pintados
de
este
color.
Tal
es
el
caso,
por
ejemplo,
del
templo
llamado
ǡ
×
-‐
Rosalila,
en
Copán,
que
se
encuentra
en
excelente
estado
de
conserva-‐
×Ǥ
ǡǡ
ción,
puesto
que
quedó
enterrado
por
completo
debajo
del
Templo
16.
Figura
15.
Soporte
de
trono,
Palenque,
Chiapas,
México.
nombres
de
los
actores,
entre
otras
peculiaridades
que
pueden
ser
de
ǡƤǡ ±Ǥǡǡ
×
incorporaron
sus
colores
originales
—verde,
rojo,
amarillo
y
blanco—,
compleja,
expresándose
a
través
del
lenguaje
visual.
todavía
lucen
casi
como
antaño,
en
la
época
de
su
auge. ȋǡ
ǡ
ǡ
-‐
Manejar
los
colores
suponía
dos
actividades
complementa-‐ siones)—Ǥǡ
rias:
la
técnica
y
la
plástica.
La
primera
es
anterior
a
la
ejecución
de
ÀǣǡƤǡ
ǡ LOS
TEMAS
Y
CONTENIDOS
la
obra
e
implica
conocer
las
materias
primas
de
las
que
se
extraen
Ƥ
Ǥǡ
ȋ
ȋ
ǡȀȌ altos)
realizados
en
piedra,
en
estuco
o
en
madera,
dominaba
el
diseño
Ǥ
tintes
(de
procedencia
orgánica,
adquiridos
de
los
vegetales
o
ciertas
ǤǡƤ En
las
estelas
se
muestra
usualmente
al
gobernante,
solo
o
acom-‐
Ȁ
Ȍǡ
Ǧ ȋƤ͝͡ȌǤ pañado
con
algún
miembro
de
la
élite
o
cautivo(s).
En
la
pintura
ran
tes,
como
el
llamado
azul
maya.
Otros
materiales
importantes
Empero,
hay
ciertos
tipos
de
esculturas
que
combinan
trata-‐
×ǡ
son
los
aglutinantes,
los
cuales
se
elaboraban
a
partir
de
la
savia
miento
en
dos
y
tres
dimensiones:
mascarones
presentes
entre
los
la
relación
de
éste
con
las
deidades
y
los
ancestros,
asuntos
bélicos
y
de
determinados
árboles,
así
como
de
ciertas
plantas
gomosas
que
mayas
desde
el
periodo
Preclásico
Medio
y
cuyo
uso
disminuye
Ǧ
Ƥ
ǡǤǡ
-‐
ÀƤ
Ƥ
con
la
llegada
del
Clásico;
estelas
de
Copán,
Honduras,
escul-‐
ȋ±DzƤ
dz ǡ Ƥ -‐ ǤǡǦ
ȌǤ
Ƥ
×
ǡ
ble
encontrar
muchas
combinaciones.
ǡ
ǡ-‐
ǡ
Ƥ ǡ
dolos
en
medios
expresivos.
ǣ
ǡ
gobernantes,
miembros
de
la
clase
dirigente
o
deidades.
El
sobera-‐
Ƥ
×ï-‐
ÀƤ
ǡǡ
Ǧ
—trátese
de
la
pintura
(mural
o
Ƥ
Ǣ raba
el
mediador
entre
los
hombres
y
los
dioses.
A
través
de
las
Ȍǡ
ȋǡǡȌ-‐ ǡ
Ƥ
-‐ imágenes
plasmadas
en
distintos
medios
legitimaba
su
poder
y
su
ȋǡǡ
Ȍ ǡƤ
pertenencia
dinástica,
muchas
veces
relacionada
con
un
antepasa-‐
±
ȋǡǡǡƤǡ
±Ȍǡ
ÓȋƤ͢͝ȌǢǡ Figura
16.
Estela
6,
Piedras
Negras,
Guatemala. Ƥ
À
Ǥ
42 43
Uno
de
los
rasgos
distintivos
del
estatus
social
de
los
individuos
Ǥ
À
-‐
ción;
muchos
se
conseguían
vía
comercio
a
larga
distancia.
Así,
sólo
À
de
un
jaguar,
estar
sentados
en
taburetes
hechos
de
este
mismo
ma-‐
ȋƤͥ͝ȌǤ
À
ǡ
Àǡ
Ǥ
común
encontrar
éstos
en
los
contextos
arqueológicos,
pero
existen
evidencias
en
la
pintura
y
la
escultura,
en
las
cuales
los
altos
digna-‐
tarios
lucen
sus
atavíos
de
una
exquisita
hechura,
como
se
observa
en
las
pinturas
murales,
en
la
Estela
2
de
Bonampak
y
en
los
dinteles
͞͠͞͡
ȋƤ͢͝͡ȌȋƤ͜͞Ȍǡ
mencionar
sólo
algunos
ejemplos.
También
se
atestigua
una
manera
peculiar
de
pintar
el
cuerpo
humano
en
muchas
imágenes
plasmadas
en
las
pinturas
murales
y
ȋƤ͞͝ȌǤ
À Ó
ǡï
ÀƤ
lucimiento
o
exaltación
de
la
belleza.
Los
colores
más
usados
eran
el
rojo
y
el
negro,
pero
también
utilizaban
el
amarillo,
el
blanco
y
el
ͣ͝Ǥ͝͡͞ǡǡǡ±
Ǥ azul;
igualmente,
éstos
se
combinaban
en
muy
diversos
diseños.
A
×ǡ
ȋƤ
ͣ͟͞ȌǤÀǦ
Ƥ
×Ǥ
Ƥ
Ǥ
Una
de
las
producciones
más
logradas
en
la
historia
de
la
civiliza-‐
×
× ǯ
ǯ ǡ
ȋƤ͞͞ȌǤ
tumba
está
en
una
subestructura
del
Templo
de
las
Inscripciones,
que
el
mismo
soberano
mandó
construir
como
su
mausoleo.
Sus
À
Ƥ
líneas
onduladas
y
libres,
como
si
hubieran
sido
elaboradas
con
un
pincel
delgado.
En
dicho
soporte
rectangular,
hecho
de
piedra
caliza,
se
pre-‐
senta
una
compleja
escena
delimitada
con
la
banda
celeste,
recono-‐
ÀƤ
Àǡ
ǡ
ǡǡǡÀ
Ƥ
de
los
antepasados
del
gobernante
en
dos
de
sus
lados.
Se
considera
×
ǡ
ǡ
ubica
la
escena
que
encierra
el
ámbito,
en
este
caso
preciso,
el
lugar
que
habitan
las
almas
después
de
la
muerte.
ï Ƥ
ÀƤ
Figura
18.
Figurilla
de
la
isla
de
Jaina,
Campeche,
México.
los
niveles
cósmicos
del
universo
maya:
abajo
está
el
monstruo
te-‐ Figura
19.
Detalle
del
Cuarto
1,
Bonampak,
Chiapas,
México.
44 45
Figura
20.
Vasija
polícroma
de
procedencia
desconocida,
Đͣ͢͠Ǥ Figura
21.
Vasija
polícroma
de
procedencia
desconocida,
Đ559.
À
con
línea
negra
sobre
marcos
rojos,
mientras
que
en
el
resto
de
los
amplio
que
hay
entre
ellos.
Tomando
en
cuenta
las
posturas,
como
así
como
el
espacio
que
hay
entre
ellas,
sugiera
su
rango
e
impor-‐
Ǣ
Ƥ
ǡƤ
ǡ
ǡ
ƤǡƤ tancia.
La
línea
de
contorno
se
hizo
en
color
rojo,
mientras
que
las
el
representante
del
mundo
medio,
es
decir,
el
mundo
de
los
huma-‐ en
su
propio
marco
hecho
con
línea
roja
gruesa.
Es
decir,
para
cada
movimiento:
aparecen
caminando
y
gesticulando
con
las
manos
Ƥ
ǡ
Ǣ
±Ƥ
Ƥ
ǡ
-‐
Ǥǡ-‐ Ǥ
entendida
como
el
árbol
del
centro
del
mundo,
en
cuya
copa
se
braba
su
sentido
preciso
y
no
se
mezclaba
con
otros.
Los
dibujos
pretado
como
jugadores
de
pelota.
Este
basamento
pintado,
junto
histórico;
según
la
investigadora
Maricela
Ayala,
se
trata
del
some-‐
posa
un
ave
interpretada
como
el
dios
Itzamnaaj,
deidad
del
cielo,
À ͥ͝
Ǧ͞͠ǡ
timiento
de
un
personaje
maya
a
otro
con
atributos
teotihuacanos.
de
la
sabiduría
e
inventor
de
la
escritura,
entre
otras
atribuciones.
ǡ
-‐
ǡ
Ƥ-‐
ǡ
ǡǦ
×
Ƥ
-‐
Ǣ
ría
que
se
trata
de
este
tipo
de
personajes.
±
ǡ
-‐
tical
del
universo
tal
y
como
la
concebían
los
antiguos
mayas.
La
podrían
ser
los
más
antiguos
del
sitio.
El
tema
principal
es
el
espa-‐ Ƥ
×ǡͥͣ͟͝ǡ À
×
-‐
Ƥ
± cio
habitado
por
los
dioses,
así
como
el
ordenamiento
del
mundo
la
Estructura
ć-‐ĝĎĎĎ
de
Uaxactún,
Guatemala,
se
encontró
una
pintura
sentación.
En
el
Mural
Oeste,
primero
se
dibujó
el
marco
con
líneas
ƪǢ
ǡï
ǡ-‐ en
cuatro
rumbos. mural
polícroma,
ahora
desaparecida,
debido
a
que
los
saqueadores
gruesas
en
dos
tonos
de
rojo;
en
su
interior
se
hallan
numerosos
dica
los
rumbos
del
Sol. Ƥ
ǡ
Ǥǡ
Ƥ
ïƤǦ está
la
de
la
Estructura
Sub-‐39
del
Grupo
6Ĉ-‐ĝěĎde
Tikal,
Guatemala,
el
arqueólogo
Ledyard
Smith
la
publicó
en
blanco
y
negro
con
una
varios
de
ellos.
Esta
manera
de
dividir
el
espacio
pictórico
evoca
los
Ǥ
Óͣ͟͜Ǥ
minuciosa
descripción,
mientras
que
Antonio
Tejeda
hizo
una
co-‐ códices
del
periodo
Posclásico,
sobre
todo
a
aquéllos
que
provie-‐
Ƥǡ
ǡ
ǡǦ Ƥ
ǡ ƪ
pia
en
color. nen
del
Centro
de
México.
Se
sospecha
que
el
tema
de
esta
pintura
dican
la
abundancia.
ÀƤ
Ǥ
× alude
a
la
relación
que
los
mayas
de
esta
entidad
tuvieron
con
la
Ƥǣ
Àǡ lejana
ciudad
de
Teotihuacan.
personajes,
mientras
que
a
la
derecha
son
pro
bablemente
cinco,
pues-‐ las
cuales
se
desarrollan
varias
escenas
que
se
pueden
segmentar
Las
primeras
escenas
de
las
pinturas
murales
de
Calakmul,
en
to
que
esta
parte
de
la
pintura
se
encuentra
bastante
dañada.
La
pa-‐ ï
×ƤǡÓ
×Ǥ Campeche,
México,
se
descubrieron
en
el
año
2004.
Están
ubicadas
DE
LAS
PINTURAS
MURALES leta
usada
consta
de
dos
tonos
de
rojo,
ocre,
blanco
y
negro.
La
línea
izquierdo
hay
dos
personajes
que
ocupan
toda
la
altura
del
regis-‐ en
la
tercera
etapa
de
construcción
de
la
Estructura
1
de
la
Acrópolis
negra
de
contorno
es
gruesa,
segura
y
sinuo
sa.
Se
considera
que
esta
ǡ
ÀƤ
Ǣ
-‐ ȋƤ͟͞ȌǤ
Algunas
de
las
pinturas
plasmadas
en
muros
y
relacionadas
con
pintura
anteriormente
debía
de
tener
el
marco
que
encerraba
la
esce-‐
Ƥ
Sub
Ď-‐4,
totalmente
cubierto
con
pinturas.
Por
varias
razones,
no
se
Àǡ
ǡ Ǧ
À
construcción;
después
de
ésta
el
registro
se
divide
horizontalmente
Ƥ
͝ǡ ͝͞ǡ ͥ͝ ͟͞ǡ
ƤǤ mediante
una
línea
roja
delgada,
por
medio
de
la
cual
se
señalan
o
del
inicio
del
Clásico
Tardío.
El
registro
de
las
pinturas
horizonta-‐
Temprano.
La
Tumba
1
cuenta
con
dibujos
hechos
en
dos
tonos
de
Los
personajes
concurren
hacia
la
escalinata,
uno
detrás
de
dos
escenas. les
coincide
con
el
espacio
arquitectónico,
es
decir,
cada
basamento
ǡÓƤ
Ƥ otro,
como
si
se
tratara
de
una
procesión.
Parece
que
los
del
lado
×Ƥǡƪǡ
Ǥ͝͞ÀƤ
izquierdo
tienen
mayor
importancia,
si
se
considera
el
espacio
más
lo
cual
se
indican
distintas
acciones.
Es
probable
que
su
tamaño,
delimitada
con
una
línea
roja
que
sirve
de
marco.
La
paleta
cromáti-‐
46 ͣ͠
ca
consta
de
15
colores,
incluyendo
varias
tonalidades
de
azul,
que
ǡÀÀ±ǣ-‐
probablemente
coincidan
con
el
azul
maya.
Como
es
el
caso
de
casi
À
todas
las
pinturas
murales
mayas,
primero
se
hizo
un
boceto
de
las
o
de
otro
tipo.
Ƥ
ÀǡƤ
ƤÀ
×
Ǥ primer
cuerpo
del
basamento,
por
la
presencia
de
una
mujer
con
un
Ǧ ǡ
ÀƤ
lizando
distintas
actividades.
No
se
ha
podido
dilucidar
si
el
tema
ǡÀï
±
Ƥ
—como
un
pintura
maya.
En
total,
son
cuatro
individuos
(todos
descalzos):
dos
día
en
el
mercado—
o
si
se
trata
de
la
preparación
de
alguna
cere-‐ mujeres
unidas
por
el
acto
de
dar
y
recibir
una
olla,
y
dos
hombres
monia,
pues
se
representaron
productos
como
atole,
maíz
y
taba
co.
Ǥ
azul,
pues
es
la
única
que
está
de
pie,
además
de
portar
ricas
joyas
y
tatuajes,
dirigiéndose
hacia
otra
mujer
de
la
que
parece
tomar
una
Ǥ ÀƤ
otros
detalles
importantes
relacionados
con
los
personajes.
En
el
muro
occidental
de
la
Casa
Ċ
del
Palacio
de
Palenque,
en
Chiapas,
México,
han
pervivido,
desde
el
Clásico
Tardío,
los
dibujos
ƪ
Ǥ
Ƥǡ
Ǥ
Este
registro
está
delimitado
en
el
lado
superior
por
una
banda
he-‐
cha
con
elementos
angulosos
y
ondulados,
unidos
entre
sí
median-‐
te
círculos.
Los
colores
que
predominan
en
esta
banda
son
dos
tonos
Ǣ
×ƪǦ
ǡǡǡ
͟͞Ǥ
Ď-‐4,
Calakmul,
Campeche,
México.
tonos,
así
como
blanco
y
negro.
En
el
año
1946
se
descubrió
inesperadamente
la
Estructura
1
ǡ±
ǡ
Óͣͥ͜ǡ
-‐
×
Ƥ
ȋǬÀ
ǫȌǡ
ǤƤ
-‐ y
las
paredes
interiores
se
pintaron
en
su
totalidad.
Los
muros
se
Àǡ
ȋƤ͟͞ȌǢ
tado
también
en
su
exterior,
pero
hoy
día
se
conservan
solamente
dividieron
horizontalmente,
mediante
líneas
rojas
lisas,
en
cuatro
ocasiones,
cuando
está
hecho
con
línea
negra,
no
tiene
granos,
y
por
ÀƤ
Ǥ ÓǤ
ello
se
le
asocia
con
los
gobernantes
y
su
poder.
-‐
ÀƤ
ǤǦ
jor
preservadas.
La
excelencia
e
importancia
de
las
pinturas
llevó
a
Ǥ
que
el
arqueólogo
Sylvanus
G.
Morley
pusiera
a
este
sitio
el
nombre
rojo
ocurren
en
los
espacios
cerrados,
mientras
que
las
hechas
so-‐ PARA
CERRAR:
LOS
GRAFFITI
de
Bonampak,
es
decir,
‘muros
pintados’
en
maya
yucateco. bre
el
azul
se
desarrollan
al
aire
libre.
Se
detectaron
varias
manos
Las
tres
cámaras
comprenden
una
secuencia
de
imágenes
de
pintores,
algo
común
para
las
sociedades
prehispánicas
meso-‐ Finalmente,
es
importante
considerar
los
llamados
ƥ,
ubica-‐
concernientes
a
distintos
momentos
y
actividades
de
la
vida
del
americanas.
El
rango
de
los
personajes
se
distingue
por
su
postura,
dos
en
lugares
muy
variados,
en
muchos
sitios,
y
realizados
desde
gobernante
Yajaw
Chan
Muwaan,
lo
que
constituye
un
testimonio
sus
gestos
y
su
indumentaria.
Las
escenas
de
distintos
rituales
se
el
Preclásico.
Durante
mucho
tiempo
han
sido
valorados
como
arte
coherente
narrado
en
un
lenguaje
visual.
Este
gobernante
llegó
al
po-‐ presentan
con
los
personajes
situados
linealmente,
mientras
que
la
ǤÀ
Ƥ
ǡǦ
Óͣͣ͢ǡ
Ó͝ǡ
batalla
tiende
a
la
diagonal,
indicando
así
el
movimiento,
la
rapidez
ÀÀ-‐
Ƥ
ǡ
-‐
Ǥ dos.
La
técnica
principal
de
su
elaboración
es
la
incisión.
Usualmente
tura
se
erigió
posiblemente
para
atestiguar
su
autoridad. observador,
al
entrar
en
estas
recámaras,
por
el
vigor
del
lenguaje
se
los
encuentra
en
los
muros
(lugar
donde
predominan),
pero
los
En
el
Cuarto
1
se
representa
la
investidura
del
soberano,
para
plástico,
tiene
la
sensación
de
participar
en
todos
los
hechos
allí
ǡ
×Ǣ
-‐
posteriormente
realizar
una
ceremonia;
están
presentes
la
nobleza
y
representados.
ÀǢ
los
músicos.
En
el
Cuarto
2
se
presenta
una
sola
escena
de
la
batalla
En
varios
sitios
de
la
Península
de
Yucatán,
como
Xkichmook,
Ǥ
ǡ
ȋƤͤ͞͞ȌǤ Dzibilnocac,
Santa
Rosa
Xtampak
y
Ek’
Balam,
se
han
encontrado
Ǥ
el
mural
del
lado
norte
se
pintó
una
escalera,
y
el
gobernante,
acom-‐ pinturas
en
tapas
de
bóveda.
De
más
de
un
centenar
que
se
conocen
Tikal,
en
Guatemala.
pañado
con
sus
súbditos,
está
en
la
cima
de
los
peldaños,
al
salir
ǡÀ
À-‐ Merece
la
pena
seguir
estudiándolos
a
partir
de
las
meto
do-‐
victorioso
de
la
batalla,
teniendo
múltiples
cautivos
a
sus
pies.
En
el
Ǣ×ǯƤ
ÀǤ logías
propias
de
la
historia
del
arte
y
darles
su
lugar
adecuado
re
gistro
superior
se
plasman
las
imágenes
de
varias
constelaciones.
único
personaje
representado,
con
algunas
excepciones,
es
el
dios
ǡ-‐
͞͞Ǥ
×
ǡ En
el
Cuarto
3
aparecen
los
soberanos
de
Bonampak
participando
en
K’awiil.
Cuando
aparece
pintado
de
rojo,
se
le
presenta
esparciendo
monios
que
nos
dejaron
los
antiguos
mayas.
Palenque,
Chiapas,
México.
Ǧ
Ƥ
Ǥ
48 49
II
SUPERFICIES
INMORTALIZADAS
P OR
EL
C INCEL
Y
E L
P INCEL
Alejandra
Martínez
de
Velasco
Cortina
Ǧ
Ǥ
×
Ǥǡ
À
×
ǤƤ
-‐
ǡ
ǡÀǡǡ
ǡ
ǡǤǡ
Ǥ
×Ǧ
ǡ±-‐
ï
Ǥ
ǡ
Ǧ
—
ǡ
—
͞͠Ǥ Ǥ
ǡǡ
Ǧ
ĝĎĝǡ
Àǡǡ
ǡǡ±
Ǥ Ǥ
51
51
×
ǡ
permanencia
en
el
tiempo,
por
su
portabilidad
y
por
la
extensa
gama
de
temas
descritos
en
ella,
así
ÀƤ
Ǥ±
ǡ
tipo
códice,
que
han
sobrevivido
mitos,
rituales,
ceremonias,
escenas
de
la
corte
y
representaciones
de
ǡȋƤͤ͢͞͞ȌǤ×
ǡÀ
medio
invaluable
para
el
conocimiento
de
la
cultura
maya.
Los
contextos
arqueológicos
en
los
que
se
ha
encontrado
—entierros,
palacios
y
viviendas,
cuevas
y
cenotes—±
Ǥ
Aunque
existen
diversos
estilos
de
cerámica
pintada
en
el
área
maya,
sin
lugar
a
dudas,
puede
hablarse
de
una
tradición
cerámica
única.
El
barro
utilizado
se
extraía
de
cada
región
y
de
su
calidad
À
À
Ǥǡ
-‐
×
Ƥ
±
×ǡ×
×
alta
con
la
humedad.
Sin
embargo,
de
manera
general,
puede
decirse
que
la
cerámica
maya
es
compacta
y
ǡ
Ƥ
degradación.
Incluso
ha
sobrevivido
a
la
humedad
y
a
la
abrasión
por
parte
de
las
rai
ci
llas
de
los
árboles
cuando
se
la
halló
enterrada,
quedando
exclusivamente
las
marcas
decoloradas
de
las
mismas.
En
términos
generales,
el
proceso
de
producción
consistía
en
la
selección
del
barro,
al
cual,
en
al-‐
gunas
ocasiones,
se
agregaron
minerales,
como
la
mica,
que
proporcionaron
mayor
plasticidad
y
mejo-‐
À
×Ǥ
la
pieza.
En
la
mayoría
de
los
casos
se
utilizaron
engobes,
principalmente
de
color
naranja,
rojizo
o
Figura
26.
Vasija
estilo
códice,
Calakmul,
Figura
25.
Cuenta
de
jadeíta,
Templo
ĝĎĎĎ-‐sub,
Palenque,
Chiapas,
México.
Ǣ
Ƥ
-‐ Campeche,
México.
ǤƤ
±ǡ—en
tono
±—,
para
después
rellenar
los
espacios
con
una
reducida
paleta
cromática,
con
la
excepción
À Ƥǡ
-‐ de
tonos
más
vivos,
como
el
llamado
azul
maya,
que
se
encuentran
en
la
cerámica
decorada
poscocción,
la
ǡǡ ǡ -‐ zas
de
calidad
única.
×
±
ȋƤͣ͞ȌǤ
dad,
piedra
del
último
aliento
y
piedra
del
aliento
precioso
son
algu-‐ Hasta
hace
poco
tiempo
se
pensaba
que
los
mayas
antiguos
Los
artistas
mostraron
gran
destreza
y
habilidad
en
la
realización
de
sus
vasijas,
pues
las
variadas
À obtenían
esta
piedra
exclusivamente
de
ríos
de
la
región
del
Mota-‐ técnicas
de
decoración
que
utilizaron
son
prueba
del
avanzado
conocimiento
metodológico
que
poseían.
ǤǡÀǦ gua,
Guatemala.
Sin
embargo,
recientes
investigaciones
han
locali-‐ Llama
la
atención
el
complejo
método
empleado
para
lograr
los
motivos
de
la
cerámica
conocida
como
Ǥǡ
ǡ
×ǡ
×
±ǡ óxido-‐reducción
o
decoración
en
negativo,
el
cual
consistía
en
colocar
una
resina
sobre
las
zonas
del
ajorcas,
pulseras,
collares,
diademas,
pectorales
y
anillos
embelle
cie-‐ ±
Ǥǡ-‐ engobe
que
querían
oscurecer.
Durante
la
quema,
y
antes
de
que
se
evaporara
la
resina,
estas
áreas
se
re-‐
ron
el
atuen
do
de
los
gobernantes
y
altos
dignatarios
de
la
corte;
cia
de
otros
componentes
utilizados
dentro
de
la
plástica
maya,
los
ÀÀ
Àǡ
ǡ
de
uso
suntuario
—entre
ellos
la
jadeíta—,
procedían
por
lo
gene-‐ como
resultado
dos
tonos,
uno
claro
—el
tono
del
engobe—
y
uno
oscuro
pero
con
cierta
transparencia.
ȋƤ͢͢͞͡͝ȌǤ ral
de
lugares
lejanos,
tema
que
habla
del
comercio
a
larga
distan-‐ ×
×ǡǡǡƤ-‐
El
nombre
proviene
de
la
época
colonial,
pues
los
conquista-‐ cia
y
del
aprecio
por
estos
materiales.
Ǥ ͣ͞ǤÀ
ǡ
DzdzDzÓdzǡ-‐ Una
de
las
características
de
la
jadeíta,
además
de
su
bello
color
Copán,
Honduras.
Ǥ
verde,
es
su
excesiva
dureza.
Es
un
material
tan
duro
que
no
es
posible
Papel
lo
tradujeron
como
pierre
ejade
o
simplemente
jade.
La
mineralo-‐ trabajarlo
más
que
con
herramientas
de
metal
—no
usadas
práctica-‐ ±
×-‐
Àǡǡ
Ƥ
mente
en
ningún
área
de
Mesoamérica—,
o
con
una
piedra
de
consis-‐
Ǥ
ï
×
ǡ
cuenta
su
composición,
esto
es,
jade
para
aquel
mineral
principal-‐
±Ǥ
ǡ
sólo
sobreviven
el
Códice
de
Dresde,
el
Códice
de
París
y
el
Códice
de
Madrid,
los
cuales
se
encuentran
mente
de
origen
asiático
compuesto
por
silicato
de
calcio
y
magne-‐ comunes,
es
la
única
roca
que
se
encuentra
en
América
con
estas
ca-‐
ȋ±DzdzȌǤ-‐
sio,
y
jadeíta
para
el
silicato
de
sodio
y
aluminio
que
se
encuentra
racterísticas,
razón
por
la
cual
se
ha
sugerido
que
las
herramientas
para
ticidad
del
llamado
Códice
Grolier,
único
manuscrito
resguardado
en
México,
aún
sigue
en
debate.
en
América.
Cabe
destacar
que
los
minerales
que
componen
tanto
À
ÀǤ-‐ Las
razones
de
que
se
conserven
tan
pocos
ejemplares
se
deben
principalmente
al
rápido
proceso
de
al
jade
como
a
la
jadeíta
son
de
color
blanco,
y
es
más
bien
la
inclu-‐ dios
en
tecnología
lítica
describen
la
percusión,
la
presión
y
el
desgaste
×ǡ
±
Ǧ
sión
de
ciertos
metales
la
que
le
da
su
característico
tono
verde.
El
como
los
métodos
de
trabajo
de
los
artistas
mayas.
Para
eliminar
ma-‐ lonial,
debido
a
que
los
consideraron
compendios
de
idolatrías.
contenido
de
cromo,
por
ejemplo,
da
un
verde
claro;
y
el
cobre
y
terial
del
bloque
total,
se
golpeaba
con
un
percutor
hasta
llegar
al
nú-‐ ÀƤ
ÀƤ
hierro,
el
muy
apreciado
color
verde
intenso.
La
jadeíta
en
bruto
es
ǡƤ
ÀƤ
Ǣ
×À
×
Ǥ ǡ
parecida
a
cualquier
otra
piedra
de
río;
es
el
núcleo
el
que
muestra
lascas
de
piedra
más
pequeñas;
y,
por
medio
del
desgaste
con
polvo
través
de
datos
conocidos
para
la
producción
de
papel,
tales
como
las
crónicas
coloniales;
los
resulta-‐
su
color,
tema
que
sorprende,
pues
desde
tiempos
muy
antiguos
los
de
cuarzo
se
lograba
el
aserrado
y
pulido;
los
ahuecados
se
hacían
con
dos
de
los
análisis
microscópicos
hechos
a
códices
por
Rudolph
Schwede,
a
principios
del
siglo
ĝĝ;
y
la
olmecas
del
periodo
Preclásico
la
seleccionaron
entre
otras
piedras
piedras
cilíndricas
girándolas
con
el
abrasivo. recopilación
de
las
técnicas
actualmente
utilizadas
en
comunidades
mexicanas.
52 53
ǡ
×
ǡ
Ƥ
Ǧ
Ƥ
ǡ
ǡ
Ƥ
-‐
×
Ƥ
el
suceso
o
la
ceremonia.
ǡ
Ǧ
tradas
en
un
basurero,
junto
con
muchos
ornamentos
de
concha
ma-‐
ǡ͢͝ǡ±
este
material.
Hueso
-‐
Ǥ
existen
dudas
sobre
la
procedencia
inicial
de
algunos
de
los
hue-‐
ǡ
×
Ƥ
À
ǡ
×-‐
bre
de
la
víctima
y
el
lugar
donde
había
sido
capturado
en
textos
±ȋƤ͟͜ȌǤ±
la
posibilidad
de
que,
en
ocasiones,
los
huesos
hayan
sido
retirados
Ƥ
×
de
un
personaje
importante,
para
darle
así
un
carácter
de
reliquia.
Ƥ
Ficus
cotinifolia,
Ǥ Esta
propuesta
surge
de
la
ausencia
en
entierros
de
determinadas
Códice
de
Dresde
×ǡ±
×-‐ partes
de
la
osamenta
de
gobernantes.
Sin
embargo,
esta
carencia
po-‐
ǡƤǤ À
ǡƤ
×
ǡ
ǡƤÀ tomarse
con
cierta
cautela.
ser
sometida
a
varias
etapas
de
un
proceso
antes
de
poder
utilizarse
para
hacer
papel.
Al
parecer,
se
cor-‐ El
entierro
de
Jasaw
Chan
K’awiil,
gobernante
de
Tikal,
Guate-‐
taban
las
ramas
del
Ficus
ï
ǢƤ ǡ
Ƥ
remover
las
resinas
solubles
—látex—;
se
calentaba
en
agua
con
cal
y,
por
último,
se
enjuagaba
en
agua
Ǥͣ͟Ǧ
Ǥ±
ǡƤ
Ƥ
dos
encontrados
en
su
tumba,
destacan
aquéllos
que
representan
al
eran
golpeadas
con
unas
piedras
estriadas
llamadas
machacadores,
para
unirlas
entre
sí.
Finalmente,
se
À
ǡƤ-‐
dejaba
secar
el
papel
para
luego
alisarlo
con
piedras
pulidas
—herramientas
encontradas
en
contextos
ȋƤ͠͡ȌǤ
×
Ǥƪǡ
ǡ
Àǡ
con
el
nombre
náhuatl
de
amatl
o
papel
amate.
ǡ
ȋƤǦ
×
×
À
Ƥ
ǡ
ǡ-‐ ͟͝ȌǡȋƤ͟͝͡Ȍǡ
Superior:
ǡ
ÀƤȋƤͤ͞ȌǤ
-‐
Figura
28.
Vasija
estilo
códice
de
procedencia
ǡ
×
-‐ ǡ
×
Ǥ
desconocida,
Đ1185. gaba
a
manera
de
biombo,
lo
que
daba
como
resultado
un
libro
de
dimensiones
accesibles
para
su
manejo
ǣ cuando
estaba
doblado,
y
que,
al
desplegarse,
permitía
observar
toda
la
secuencia
temática
plasmada
entre
Figura
29.
Concha
tallada
procedente
de
Piedras
hoja
y
hoja.
Se
sabe,
por
representaciones
principalmente
en
objetos
de
cerámica,
que
las
cubiertas
—se-‐ SUPERFICIES
ESCRITAS
EN
TEMPLOS
Y
PALACIOS
Negras,
Guatemala. guramente
de
madera—
Ǥ
Ƥ
ï
Ǧ
ron
utilizados
como
soporte
de
bellos
ejemplos
de
la
plástica
ma
ya
y
ǡƤ
Ǧ Ǥ
×
ǣ Figura
30.
Hueso
tallado,
Entierro
116,
Tikal,
Guatemala.
±ȋƤͥ͞Ȍǡ
pintura
en
un
plano
y
el
estuco
en
alto
relieve.
El
alto
relieve
requiere
para
los
escribas
y
artistas,
y
elaborar
instrumentos
musicales
de
viento
utilizados
en
diversas
ceremo-‐ Ƥ
Ǥ
Ǧ
Ƥ
color,
así
como
la
del
escultor
para
modelar
en
volumen.
Sin
embargo,
ȀǤ
×ǡÀ
Ƥ
La
música
jugó
un
papel
sumamente
importante
dentro
de
la
cultura
maya,
pues
siempre
acom-‐ que
lo
soporta,
son
los
mismos
que
se
utilizaron
en
la
tradición
pictó-‐
pañó
a
los
rituales
y
las
ceremonias.
Los
textos
y
las
imágenes
en
vasos
mayas
muestran
que
las
trompe-‐ rica
maya,
razón
por
la
cual
se
incluyen
en
este
apartado.
54 55
Muros sobre
el
enlucido
pictórico
antes
de
comenzar
a
trabajar;
preparaban
los
pigmentos
con
arena
de
sílice,
En
los
muros
de
piedra
estucada
de
los
templos
mayas
se
plasmaron
escenas
de
diversa
índole,
algunas
ǡ
×
Ó ÀƤ
Ǥ
ǡ
muy
saturados.
À
ǡ×À
±
×Ǧ
Ǥ
una
práctica
común
entre
los
antiguos
mayas.
Por
el
estilo
naturalista
y
belleza
en
el
lenguaje
plástico,
y
ǡǡ
ǡ
×
×
ÀƤ
ǡǡ lo
que
hace
más
complejo
el
trabajo.
Si
bien
su
ejecución
involucra
los
mismos
materiales
que
los
de
la
en
Guatemala,
de
Bonampak,
en
Chiapas,
y
de
Calakmul,
en
Campeche,
son
los
ejemplos
más
comple-‐ pintura
mural,
la
técnica
tuvo
ciertas
variaciones.
Para
lograr
el
panel
del
Templo
ĝĎĝde
Palenque,
×
ȋƤͥ͟͝͞ȌǤ Chia
pas,
México,
los
artistas
prepararon
el
muro
con
un
enlucido,
donde
la
porción
perdida
de
la
nariz
××Àǡ ǯ
-‐
lograr
una
creación
exitosa
se
necesitaba
una
preparación
cuidadosa
de
cada
uno
de
los
sustratos.
Un
ȋƤ͞͠ȌǤ
×
ǡǡ
À
×±
-‐
ǡ
ción
de
la
capa
pictórica,
y
la
paleta
mal
preparada
o
aplicada
no
permitiría
la
permanencia
de
los
colo-‐ modelo
en
un
área
delimitada
del
muro
preparado.
La
disciplina
artística
requirió
habilidades
tanto
res.
Aparentemente,
en
la
elaboración
de
la
pintura
mural
intervino
más
de
una
disciplina:
en
primera
ǡ
ƤÀƤ
Ǧ
ǡÀƤ
-‐ ±ǢƤǡ
ǡƤ
Ƥ
ǡ
ǡ
Ǧ
iba
co
brando
vida
poco
a
poco.
La
pérdida
parcial
de
elementos
decorativos
en
la
ajorca
del
brazo
y
la
diseñaba
y
trazaba
las
imágenes
y
los
textos
para
luego
aplicar
el
color.
pechera,
así
como
en
otras
áreas
del
cuerpo
de
Upakal
K’ihnich,
indica
que
varios
de
los
elementos
±ǡ
Ƥǡ
±
-‐
caliza
y
arena
de
cal
(sascab’),
o
arena
de
sílice
(jiȌǤ±Ƥ
ǤƤǡ
ǡ
adición
de
una
sustancia
orgánica
aglutinante,
que
se
piensa
provendría
de
la
corteza
de
ciertos
árbo-‐ ǡ
×
les.
La
capa
pictórica
que
cubriría
el
enlucido,
de
acuerdo
con
los
análisis
realizados
por
María
Luisa
del
Sol
y
de
nuestros
ojos
durante
siglos.
Vázquez
de
Ágredos
en
pinturas
murales
de
algunos
sitios
de
las
Tierras
Bajas,
se
aplicaría
sobre
un
±
ǡ
×
ÓǤ
×
necesaria
utilización
de
un
elemento
aglutinante
para
los
pigmentos,
que
aparentemente
se
obtuvo
del
Como
parte
de
esta
tradición
pictórica,
por
involucrar
los
mismos
procesos
técnicos
y
artísticos,
están
exudado
de
algunas
especies
de
árboles
(gomas
vegetales)
y
de
ciertas
orquídeas
(mucílagos).
×ǡ
ǡ
ǡ
Para
la
extensa
paleta
cromática
que
se
ha
observado
en
los
murales,
se
utilizaron
pigmentos,
algu-‐
Dz×dzǤ
ǡ Figura
32.
Tapa
de
bóveda
3,
Dzibilnocac,
nos
colorantes
de
origen
vegetal
o
la
combinación
de
ambos.
El
complejo
orgánico-‐inorgánico
más
cono-‐
ǡ×
ǯǤ Campeche,
México.
ǡ
À
ï
ǡǡ
Ƥ
× ÀƤ
×͢ǯǡ
ǡÀ
colorante
índigo
o
añil
en
minerales
arcillosos
(atapulgita
para
azul,
sepiolita
para
verdes).
Al
reproducir
ǡ
×-‐
el
azul
maya
en
laboratorio,
a
través
de
diversos
experimentos,
se
pudo
observar
que
para
lograr
una
pasta
ǯǡ×
×±
homogénea
no
basta
con
incorporar
los
componentes,
pues
la
integración
de
los
materiales
sólo
se
logra
×Ǥ
ǡ
al
elevar
la
temperatura
y
el
tiempo,
y
es
hasta
entonces
cuando
las
arcillas
permiten
la
penetración
del
Ƥ
ȋƤ͟͞ȌǤ
colorante
en
sus
poros,
lo
que
da
como
resultado
un
nuevo
compuesto
sumamente
estable.
Al
exceder
la
temperatura
de
250°Cǡǡ
ǡÀƤ
Ǥ
SUPERFICIES
ESCRITAS
EN
ESPACIOS
NATURALES
Ǥ
Ƥ
±
cocción.
ÀƤ
×
ǡ
ǡ
Àǡ
ǡ×
muestran
que
la
tradición
de
la
pintura
mural
existió
desde
tiempos
muy
tempranos
entre
los
mayas,
antiguos
concibieron
al
universo.
Dentro
de
este
paisaje,
la
cueva
juega
un
papel
muy
importante,
pues
Ǧ
Ƥ
ȋƤͥ͟͝ȌǤ
À
Ƥ
×ï
±
Ƥǡ ǡ
ǡ-‐
los
resultados
de
investigaciones
recientes
muestran
una
constante
en
las
Tierras
Bajas
con
variantes
brenaturales,
cuyas
actividades
—se
pensaba—
Ǥ
subregionales.
Por
ejemplo,
en
los
murales
de
Bonampak
se
utilizó
lo
que
la
investigadora
Diana
Maga-‐ ello
que
la
cueva
se
convirtió
en
un
sitio
de
gran
actividad
ritual,
donde
los
antiguos
mayas
dejaron
imá-‐
±
Dz
Ǧ
dzǡ ÀƤ
Ƥ
Ǥ
ǡǡǡ
artistas
complementaban,
tanto
en
la
preparación
de
los
enlucidos
como
de
la
paleta
cromática,
las
pro-‐
×
piedades
aglutinantes
de
la
cal
con
las
características
adhesiva
y
plástica
de
gomas
y
mucílagos
vege-‐ ȋƤ͟͟ȌǤ
ǡ
ͥajaw,
que
aparece
a
ma-‐
tales.
Es
decir,
agregaban
mucílagos
vegetales
al
enlucido
de
cal
y
arena,
y
mezclaban
los
pigmentos
con
ǡÀ
×ÓÀ
cal
y
estos
aglutinantes
vegetales.
Esta
técnica
mixta
dio
como
resultado
una
mayor
permanencia
del
ǯǯǡ
ͤǤ͟͝Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜Ǥͥajaw
3
sakȋ͝͠
ͥͣ͞Ȍǡ±
ǡ
×
ǡ
À
××
Ǥ
Ǥǡ ͣͣͣ͠ǡ
͢
ǡ
Figura
31.
Espina
de
raya
tallada.
ǡ
ǡǡÀ
À
Ƥ
×
Ǥ
56 ͣ͡
De
manera
general,
tanto
las
imágenes
como
los
textos
que
se
En
las
canteras
de
las
ciudades
de
Toniná,
Chiapas,
México
y
Quiriguá,
Guatemala,
se
encontraron
han
encontrado
en
cuevas
son
monocromos,
trazados
sobre
todo
con
Ǥǡï
línea
negra
—posiblemente
carbón—
directamente
sobre
la
roca. una
roca
ígnea
llamada
riolita.
Por
su
parte,
los
artistas
de
la
ciudad
de
Copán,
Honduras,
tuvieron
ac-‐
ceso
a
un
excelente
material
para
el
trabajo
escultórico,
esto
es,
una
toba,
o
basalto
de
origen
volcá
ni
co;
no
obstante,
el
basalto
presenta
nódulos
de
pedernal
que
los
escribas
bordearon
hábilmente
o
integraron
SUPERFICIES
ESCRITAS
EN
PIEDRA
MONUMENTAL
a
sus
composiciones.
Dentro
de
los
espacios
arquitectónicos,
colocados
en
lugares
estra-‐
×
À
tégicos
—principalmente
en
las
grandes
plazas
o
adosados
a
los
mo-‐
×
×
Ǥǡ
numentos—
destaca
el
representativo
legado
de
escultura
en
piedra
dinteles
y
las
jambas
que
adosaron
a
los
muros
de
templos
y
palacios,
así
como
las
bancas
que
decoraron
creado
por
los
mayas.
Sus
artistas
esculpieron
la
piedra
para
relatar,
aposentos
reales,
son
muestra
de
una
producción
privada
destinada
exclusivamente
a
gobernantes
y
representar
y
calendarizar
su
historia
—tanto
en
tiempo
real
como
Ǥ Ó
×
ǡǡ
mítico—ǡ
ǡ
±
ï
Ǥ
hombres
y
dioses
o
destacar
las
acciones
del
hombre-‐dios
encarnado
À
ǡǦ
ǡ
ǡ
tacaron
por
la
predilección
en
el
uso
y
la
destreza
en
la
realización
de
alguna
de
ellas.
La
ciudad
de
Toniná,
ǡ
Ƥ
Ǥ ǡ
×
ÀƤ
ajaw,
erigidos
al
Si
bien
puede
hablarse
de
una
tradición
escultórica
única,
que
Ƥ
k’atuun
o
periodo
de
20
años,
razón
por
la
cual
son
llamados
altares
ajaw.
Otra
de
las
obras
ǡ
±-‐
ȋƤͣ͝ȌǤ
rencias
que
existieron
en
las
calidades
de
la
obra,
así
como
en
la
pre-‐ Los
escultores
de
la
ciudad
de
Quiriguá
desarrollaron
un
estilo
único
de
altares.
El
ejemplo
más
ǤÀ
À
ǡ-‐
×ǡ
ǡǤ
lograron
que
sus
realizaciones
plásticas
trascendieran
en
el
tiempo.
À
Ǥ
×
×Ǣǡ-‐
riguá
se
destacaron
del
resto
de
los
núcleos
urbanos
por
los
retratos
de
cuerpo
completo
de
sus
gober-‐
±
—como
es
el
caso
de
ǤƤǡ
los
olmecas,
que
transportaron
enormes
rocas
a
lo
largo
de
grandes
×
×
ǡƤ
Ǥǡǡ×
distancias
para
retratar
a
sus
gobernantes—,
los
mayas
tuvieron
la
un
ingrediente
personal:
colocar
en
sus
plazas
el
grupo
de
estelas
más
altas
del
Clásico,
entre
las
que
predilección,
con
pocas
excepciones,
de
utilizar
materiales
locales
destaca
la
Estela
Ċǡ͜͝ȋƤ͢͞͝ȌǤ
para
su
producción
artística.
Calakmul,
la
ciudad
con
mayor
número
de
estelas
conocidas,
utilizó
este
tipo
de
monumentos
para
Las
características
que
los
artistas
mayas
buscaron
para
la
talla
×ǡ
ǡÀ
ǡ-‐
×±
Ǧ bres
y
mujeres
representados
de
manera
individual,
pero
colocados
uno
al
lado
del
otro
en
sus
plazas.
En
rramientas
a
las
que
tenían
acceso,
cualidades
que
encontraron
en
tres
ǡ
Ǧ
×
Ǥ
tipos
de
piedra
principales:
caliza,
arenisca
y
toba
volcánica.
La
piedra
En
algunas
ciudades
mayas,
el
escriba-‐artista
dejó
un
compendio
documental
único
sobre
los
×
×
ǡǡ Ƥ
Ǥ
ÀƤ
ǡ
À
ǡ
Ƥ
largo
dentro
del
área
maya.
±ÀÀ
ǡ La
creación
plástica
de
Piedras
Negras,
Guatemala,
se
destaca
por
la
decoración
de
los
muros
de
que
endurecía
con
el
tiempo
y
al
contacto
con
el
aire.
Las
característi-‐ Ƥ
Ó
Ƥ
ǡ
À
À
×±ǡ
estelas-‐nicho,
donde
retratan
al
gobernante
en
postura
sedente,
en
el
momento
de
su
entronización.
determinó
también
la
permanencia
y
la
calidad
de
la
obra.
Las
cante-‐ Tanto
las
estelas
como
los
tableros
son
singulares
por
combinar
la
talla
tridimensional,
en
la
escena
ras
utilizadas
para
la
producción
artística
de
la
ciudad
de
Calakmul,
ǡ
ȋƤ͢͝ȌǤ
por
ejemplo,
dieron
acceso
a
una
piedra
porosa
sujeta
a
un
alto
grado
En
la
ciudad
de
Yaxchilán,
en
Chiapas,
México,
los
escribas-‐artistas
concordaron
textos
con
imágenes
×ǤÀ
en
los
dinteles
de
vanos
de
templos
y
aposentos
residenciales.
La
constante
representación
del
conocido
en
los
bloques
de
caliza
de
Cobá,
Quintana
Roo,
provocaron
la
rápida
Kokaaj
B’ahlam
ĎĎ
ȋƤ͢͝͡ȌǤ
pérdida
de
los
textos
y
las
imágenes
tallados.
Tikal,
en
cambio,
tuvo
ǡ
×
acceso
a
una
gran
variedad
de
piedras
de
origen
calcáreo,
desde
una
de
ǡ
Àǡǡ
Ƥǡ×
co
mo
los
del
Grupo
de
las
Cruces,
localizado
en
la
parte
alta
de
este
centro.
Los
ejemplos
más
complejos
y
×ÀƤ
Ǥ-‐ Ƥ
ǡ
tistas
palencanos,
por
su
parte,
utilizaron
una
piedra
caliza
densa
y
de
×
ƤȋƤͣ͟͝ȌǤ
ƤǡÀ
ǡ×
±
Óǡ
Figura
33.
Pintura
2
del
Grupo
2
de
la
cueva
de
Joljá,
Chiapas,
México.
Ƥ
×Ǥ
ƤǤǡ
58 59
de
cortar
y
transportar
la
piedra
no
tuvieron
nada
que
ver
con
la
talla
de
los
personajes
y
textos.
Por
evidencias
arqueológicas,
donde
Ƥǡ-‐
ÀƤ
ǡ
puede
suponerse
que
el
artista-‐escriba
era
el
último
en
participar
ȋƤ͟͠ȌǤ
±
-‐
ǡǡ
-‐
ǡ
ǡ
±
ǡ
el
alto
grado
de
deterioro
de
la
madera,
provocado
por
las
elevadas
temperaturas
y
la
humedad
selvática
del
área
maya,
no
ha
permitido
la
sobrevivencia
de
muchos
ejemplos.
Los
vestigios
arqueológicos
muestran
la
utilización
de
made-‐
ras
tropicales,
tales
como
el
chicozapote
y
la
caoba,
maderas
duras
y
resistentes
al
clima,
pero
no
al
paso
del
tiempo.
El
investigador
Mi-‐
chael
D.
Coe
propone
que
la
talla
de
estas
duras
maderas
se
hacía
ǢƤ
ÀǦ
cesaria
utilización
de
gubias,
o
cinceles
metálicos,
que
hasta
ahora
no
se
han
encontrado
en
el
área
maya,
por
lo
que
esta
sugerencia
pare-‐
ce
ser
la
más
acertada.
El
ejemplo
que
destaca
dentro
de
esta
categoría
es,
sin
lugar
a
duda,
el
Dintel
3
del
Templo
Ďě
de
Tikal,
que
muestra
al
gobernante
ǯǯ
Ƥ
ȋƤ͟͡ȌǤ
ïÓͣ͟͠ǡ-‐
-‐
ǡ
es
la
de
su
traslado
a
Basilea,
Suiza,
en
el
siglo
ĝĎĝ.
Figura 34. Estela inconclusa de origen desconocido. Figura 35. Dintel 3 de la Estructura 5Ĉ del Templo Ďě, Tikal, Guatemala.
60 61
III
CONTEXTOS
ARQUEOLÓGICOS
DE
L AS
I NSCRIPCIONES
CLÁSICAS
Lynneth
S.
Lowe
ï±
ǡ
×
×ÀƤ
-‐
Ǥ
-‐
la
región
en
los
siglos
ĝěĎĎĎ
y
ĝĎĝǡ
Ǧ
ǡ
À
ÀƤ
× -‐
ÀƤ
ȋƤ͟͢Ȍ
-‐
×
ÀƤ
ǡ ×
×
À
ǡ
×
ǡ
À
ÀƤ
Ǥ
ǡ
ǡǡ ǡ-‐
À
ǡǡ
±ǤǦ
͟͢Ǥ͜͞͞͝ǡ
×
ǡ
Ǥ Ǥ
63
63
À
×ȋƤͤ͟ȌǤͤ͝͠͝ǡ
Stephens,
en
su
obra
Incidentes
de
viaje
a
Centroamérica,
Chiapas
y
Yucatán,
lo
expresó
así:
ǤÀƤ
ȑȒ
Ǥ×
Àïǡ
otras;
pero
existe
la
posibilidad
de
creer
que
toda
esta
región
estuvo
alguna
vez
ocupada
por
la
misma
ra-‐
za,
que
hablaba
la
misma
lengua,
o,
al
menos,
que
tenían
los
mismos
caracteres
escritos.
Palenque
y
Yaxchilán,
en
Chiapas,
México,
Tikal
y
Quiriguá,
en
Guatemala,
y
Copán,
en
Honduras,
re-‐
presentaron
en
aquel
momento
ejemplos
extraordinarios
de
la
preservación
de
la
traza
arquitectónica
y
la
×
×
À
Ƥ
Ǥ
aún
estaban
delimitadas
por
las
imponentes
imágenes
de
los
gobernantes
inmortalizados
en
estelas
y
al-‐
ȋƤ͟͢͠͝ȌǢ
ǡǡ
ǡ
×
ÀƤ
ǤÀƤ
Ƥǡǡ
ǡ
Ǧ
ciones,
danzas
y
rituales
religiosos,
alianzas
matrimoniales,
conquistas
bélicas
y
toma
de
cautivos,
ǡ
ǡǡ
ǡƤǡ
×
ȋƤͥ͟ȌǤ
±×
×
de
carácter
mitológico,
relacionada
con
la
creación
del
mundo
y
el
nacimiento
de
los
dioses.
ǡ
ȋ
ͣ͟Ǥċ,
Copán,
Honduras,
Figura
38.
Casa
Ć
del
Palacio,
Palenque,
Chiapas,
ǡǡ
×ƪȌǡ
À
según
Frederick
Catherwood
(1841).
según
Frederick
Catherwood
(1841).
ȋ±DzƤ
dzȌȋƤ͠͝ȌǤǡĝĝ,
la
tala
y
colonización
de
la
selva,
À
×
òǡ
×
MONUMENTOS
Y
CIUDADES
ANTIGUAS
ǤÀÀ
ÀƤ
×
-‐
×
ǡ
ͣͤ͝͠ǡ
dido
su
ubicación
original.
teniente
José
Antonio
Calderón
llevadas
a
cabo
en
Palenque
por
instrucciones
de
la
Corona
española,
la
Gracias
a
los
resultados
de
numerosos
proyectos
de
investiga
ción
arqueológica
que
se
han
desarro-‐
ÀƤ
Ƥ
llado
en
la
región,
hoy
se
sabe
que
las
estelas
y
otros
monumentos
esculpidos
constituyeron
un
rasgo
ǡ
ï distin
ti
vo
del
periodo
Clásico,
aunque
su
uso
se
inició
desde
épocas
anteriores.
Por
lo
general,
las
estelas
más
ƤǤ Ƥǡ
××
Más
adelante,
el
siglo
ĝĎĝ
representó
de
manera
destacada
la
época
del
descubrimiento
de
los
an-‐ durante
el
periodo
Clásico
Tardío.
Algunas
de
ellas
conservan
todavía
restos
de
pigmento
de
color
rojo
y,
ti
guos
mayas
para
la
cultura
occidental.
Viajeros,
exploradores
y
arqueólogos
pioneros
dieron
inicio
a
en
el
caso
de
las
estelas
lisas,
resulta
posible
que
originalmente
estuviesen
decoradas
con
dise
ños
pintados.
investigaciones
ulteriores
que
revelaron
los
alcances
de
esta
compleja
civilización
a
lo
largo
del
sur
de
De
acuerdo
con
los
investigadores
Stephen
Houston
y
Takeshi
Inomata,
las
estelas
que
estaban
ubica-‐
México,
Guatemala,
Belice
y
Honduras.
Así,
personajes
como
Juan
Galindo,
Frédéric
de
Waldeck,
John
das
en
las
grandes
plazas
no
sólo
eran
apreciadas
por
la
élite,
sino
por
gran
parte
de
la
población
local;
ǡ
ǡ±±ǡ pero
en
el
caso
de
los
dinteles
y
las
lápidas,
que
decoraban
templos
y
palacios,
resulta
evidente
que
estaban
ǡ
×ǡ
ǡ
Ǥ
ƪ±
del
escenario
cívico
y
ritual
de
las
grandes
urbes
abandonadas
durante
siglos
en
el
corazón
de
la
densa
Ǥ
À
ȋƤͣͤ͟͟ȌǤ
ǡ
ï
ȋ±Dz
ǣdz-‐
en
arduas
condiciones
por
estos
pioneros,
el
mundo
pudo
apreciar
la
importancia
y
complejidad
de
una
men).
En
cambio,
muchos
de
los
dinteles
y
lápidas
incluyen
a
los
gobernantes
y
a
otros
miembros
de
la
élite
×Dz
dzǡ
×À
ǡ
participando
en
rituales
íntimos
y
reuniones
de
la
corte,
la
mayoría
de
las
veces
con
atavíos
menos
ostento-‐
lo
demostraba
su
elaborada
arquitectura,
escultura
y
cerámica.
ȋƤ͠͞ȌǤ
ïǡ
À
ǡ
ÀƤ
×ǡǦ del
gobernante
llamado
K’ihnich
Janaab’
Pakal
(615-‐683),
en
el
Templo
de
las
Inscripciones
de
Palenque,
chas
ocasiones
optaron
por
interpretarlos
como
evidencia
del
contacto
con
civilizaciones
del
Viejo
×ǡǡ
±
Ǧ
ǣ
ǡ
ǡ
ǡǡ
Ǧ ǡ
×
ȋƤͣ͜͝ȌǤ
Ǥ
ǡ
—prácticamente
idénticas
en
sitios
tan
lejanos
Óǡ
Ƥ
como
Palenque,
en
Chiapas,
México,
y
Copán,
en
Honduras—×
ǡ
××
Dz
dz
ȋ±DzǦ Figura
39.
Estela
35,
Yaxchilán,
Chiapas,
México.
×ǡ-‐
ǣƤ
×
dzȌǡǦ
64 65
necieron
in
situ,
conservando
su
ubicación
y
disposición
originales
ȋƤ͟͠ȌǤǡ
À
también
ha
recuperado
evidencias
de
destrucción
o
mutilación
inten-‐
cional
de
esculturas
en
sitios
como
Toniná,
en
Chiapas,
y
Calak
mul,
en
Campeche,
México,
Nakum,
Piedras
Negras,
Quiriguá
o
Tikal,
en
Guatemala,
que
podrían
representar
un
testimonio
de
los
procesos
violentos
dirigidos
contra
las
dinastías
gobernantes
en
aquella
época
ȋƤ͠͠ȌǤ
×
ǡǡ
ï
À
ǡ
Ƥ-‐
dos
intencionalmente.
Otro
tipo
de
contexto
arqueológico
de
gran
importancia,
que
ha
per-‐
×ÀƤ
ǡ
los
entierros
de
los
gobernantes
y
miembros
de
la
realeza.
En
tales
ǡ
ÀƤ
Ǧ
Ǥ
ǡ-‐
catorios,
que
incluyen
lo
que
originalmente
se
denominó
Secuencia
Primaria
Estándar,
y
que
actualmente
se
conoce
como
Fórmula
Dedi-‐
Ǣ
À Ƥ
al
poseedor
o
al
personaje
que
había
realizado
la
dedicación
o
consa-‐
×ȋƤ͜͠ȌǤ
ǡ
͜͠Ǥ
Ƥ
đ5-‐1,
±
×ǡ
Dos
Pilas,
Guatemala. (vaso,
plato,
etcétera)
y
su
contenido,
además
del
nombre
de
su
pro-‐
pietario.
Gracias
a
estas
inscripciones,
ahora
se
sabe
que
el
contenido
de
estas
vasijas
podía
ser
cacao,
atole
o
tamales,
entre
otros
alimentos
y
bebidas
destinados
a
acompañar
a
los
grandes
señores
en
su
viaje
Ǥ
Ǧ
laciona
por
lo
general
con
exploraciones
arqueológicas
intensivas
llevadas
a
cabo
penetrando
en
el
núcleo
de
los
grandes
basamentos
piramidales,
muchas
veces
a
través
de
una
cuidadosa
excavación,
por
medio
de
túneles
o
pozos
de
sondeo.
En
la
actualidad,
se
cono-‐
Ǧ
pitales
de
mayor
importancia
o
a
sus
parientes
cercanos,
los
cuales
han
contribuido
en
gran
medida
a
nuestro
conocimiento
de
las
di-‐
nastías
gobernantes
y
sus
prácticas
mortuorias,
por
lo
que
vale
la
pena
mencionar
algunos
ejemplos
representativos
(véase
“Su
alien-‐
×Ǥ
dzǡȌǤ
Ƥ
×
inscripciones
estuvo
asociado
al
ha
llaz
go
de
la
Tumba
Ć͝Ȁ͝
Ha,
Belice,
la
cual
contenía
los
restos
de
un
importante
dignatario
de-‐
positado
dentro
de
un
gran
templo
en
el
centro
de
la
ciudad.
El
ajuar
ǡ
À
de
400
objetos:
ornamentos
de
jadeíta
y
concha,
perlas,
una
espina
Figura
41.
Conjunto
de
estelas,
Calakmul,
Campeche,
México.
66 ͣ͢
ǡ
±
ȋ
Ȍǡ
ǡÀ
×Ǧ
dice
casi
desintegrado.
En
este
contexto
apareció
también
un
par
de
ǡ
ÀƤ
Ƥ-‐
Ǥ-‐
Ƥ
ÀƤ
u
tup,
‘su
orejera’,
así
como
su
pertenencia
a
un
personaje,
y
representó
el
Dzdz
-‐
Ǥ
ǡ
orejeras
de
Altun
Ha
co
rresponde
la
siguiente
lectura,
propuesta
por
Harri
Kettunen
y
Christophe
Helmke:
‘Ésta
es
la
orejera
de
la
Señora
ȋǫȌȋǫȌǡǯǯǯǤ
ǡ
ǡÀ
×
las
orejeras
y
el
personaje
enterrado
en
la
tumba,
cuyos
restos
óseos
Ƥ
ǡÀ
otras
inscripciones
complementarias
que
corroborasen
tal
identi-‐
dad.
Los
ornamentos
podrían
representar,
entonces,
una
reliquia
o
×
×
Ǥ
embargo,
en
otras
ocasiones
sí
ha
re
sultado
posible
establecer
con
certeza
la
relación
entre
los
objetos
y
sus
propietarios.
ÀƤ
-‐
tes
basamentos
piramidales
del
centro
de
Tikal,
Guatemala,
destaca
el
Entierro
116,
hallado
en
1962
por
los
investigadores
de
la
Univer-‐
sidad
de
Pennsylvania
a
partir
de
una
serie
de
túneles
excavados
en
el
núcleo
del
Templo
ĎȋƤͤ͞͞ȌǤ
Ƥ
ǯǡ-‐
nantes
más
destacados
y
poderosos
de
toda
el
área
central
durante
Figura
43.
Dintel
de
madera,
Dzibanché,
Quintana
Roo,
México.
ÀǤƤ
×
ubicación
y
cronología,
así
como
por
las
inscripciones
registradas
Ǥ-‐ imagen
de
un
cautivo
atado,
así
como
una
mano
sosteniendo
un
taba
colocado
sobre
una
banqueta
cubierta
con
una
piel
de
jaguar
pincel,
entre
otros.
En
uno
de
ellos
se
muestra
la
escena
en
la
cual
el
y
una
estera,
con
un
suntuoso
atavío
que
incluía
abundantes
mate-‐ propio
Jasaw
es
transportado
en
una
canoa
por
los
dioses
Remeros
riales
importados,
como
jadeíta,
perlas
y
conchas.
Estos
elementos
ȋƤ͠͡ȌǤ
Ǧ
×
ǡ
de
varias
vueltas,
así
como
de
los
brazaletes,
ajorcas
y
orejeras.
La
como
un
evento
celeste
que
conmemoraba
el
día
de
la
creación
en-‐
˱
×À
tre
los
antiguos
mayas.
Dado
que
no
hay
evidencia
de
que
el
dignatario
de
alabastro,
varios
espejos
de
pirita
y
una
espina
de
raya.
De
es-‐
ǡ
×
-‐ probable
la
segunda
interpretación.
mentos
de
mosaico
de
jadeíta,
cuya
tapa
representaba
un
retrato
ǡ
±
ǡ
ÀÀƤ
es
el
de
la
tumba
del
gobernante
Yuhkno’m
Yihch’aak
K’ahk’,
tam-‐
Ƥ
±
ÀÓ
Ǧ bién
conocido
como
Gran
Garra
de
Jaguar
(686-‐695),
de
Cala
k
mul.
tro
k’atuunes. ĎĎ.
El
gobernan
te
Como
caso
único,
puede
destacarse
también
la
presencia
de
ï
un
conjunto
de
89
huesos
trabajados,
agrupados
en
una
de
las
esqui-‐ momento
de
su
entierro,
ataviado
con
un
tocado
completo
y
nume-‐
ǡͣ͟
ȀÀǦ À
Ǥ
-‐
Ƥ
Ǥ
nectaba
con
otra
cámara
secundaria,
donde
se
hallaron
los
restos
××
óseos
de
una
mujer,
probablemente
una
de
sus
esposas.
Como
par-‐
ǯǤ
ÀƤ
ǡ
-‐ vasijas
con
decoración
polícroma,
algunas
de
las
cuales
registra-‐
Figura
42.
Dintel
14
in
situ,
Yaxchilán,
Chiapas,
México.
meros,
del
dios
del
Maíz
y
del
dios
K’awiil
como
cetro
maniquí,
la
ban
el
nombre
de
su
propietario.
Entre
ellas
se
puede
mencionar
un
68 69
͠͡ǤƤ͢͝͝ǡǡ
Ǥ
±
À
ͣ͞
IV
LOS
I DIOMAS:
HISTORIA
Y
D IVERSIDAD
Tomás
Pérez
Suárez
Ǧ
ǡ
òÀ
ǡ
ïǡ
À
Ǥ ǡ ïǦ
me
ro
ayuda
a
desterrar
la
idea
popular
de
que
los
mayas,
después
del
À
ȋ±DzǦ
ǣƤ
×
dzȌǤ
òÀ
ǡ×
ǡ
Ǥ
-‐
×ǡ
×
ǡÀ
À
Ǧ
Ǥï
×
ǡǡ
-‐
Ƥǡ
Ǥǡ±ǡ
ǡ
͟͝ ǡ
ǡ
ÀǤ
ǡÓ
͢͠Ǥ
de
piedra
del
Templo
ĝĎĝ,
òÀ
×ǡ±
ǡǡ±
Ǥ
Ǥ
ͣ͡
75
Ǭǫ
Las
primeras
evidencias
de
ocupación
humana
en
el
territorio
maya
se
remontan
a
más
de
10000
años
a.C.
Bandas
nómadas
de
cazadores-‐recolectores
deambularon,
a
lo
largo
y
ancho
de
este
espacio,
por
más
de
8
000
años
antes
de
que
se
hicieran
agricultores
y
sedentarios.
À
±ǡ
-‐
×
ǡ
ǡ
ǡǡǡ
ǡƤ
×
lingüística
de
quienes
los
hicieron.
Puede
suponerse,
por
la
continuidad
de
algunos
patrones
tecnológi-‐
×ǡ
-‐
×ǡ±
lingüístico
mesoamericano.
Los
lingüistas,
basados
en
métodos
glotocronológicos
(medición
del
cambio
que
una
lengua
ex-‐
perimenta
a
través
del
tiempo),
proponen
que
todas
las
lenguas
mayas
actuales
derivaron,
a
través
de
un
largo
proceso
histórico
y
cultural,
de
una
lengua
común
hoy
extinta,
denominada
protomaya.
Ésta,
Ó͜͜͜͜͜͠͞͡ǤǤǡ
×
-‐
renciación
interna
que
dio
como
resultado
las
31
lenguas
que
actualmente
se
reconocen
como
mayas.
De
ellas,
solamente
dos,
el
chicomucelteco
y
el
choltí,
son
lenguas
muertas;
las
otras
29
continúan
siendo
la
principal
vía
de
comunicación
entre
los
pueblos
mayas
contemporáneos.
Cabe
señalar
que
estas
lenguas
no
se
encuentran
en
igual
situación
respecto
al
número
de
hablantes.
Algunas
están
a
punto
de
desaparecer
o
sólo
cuentan
con
pocos
cientos
de
hablantes,
como
el
itzá
y
el
lacandón;
otras,
ͣ͠Ǥǡ
ǡ
ǡ±
Ǥ como
el
yucateco,
el
cakchiquel,
el
mam
y
el
kekchí,
tienen
varios
cientos
de
miles,
o
el
quiché,
que
rebasa
el
millón
de
hablantes.
Durante
el
ĎĎ
milenio
a.C.,
en
gran
parte
del
territorio
mesoamericano
surgieron
los
primeros
asen-‐
tamientos
humanos
permanentes,
producto
de
una
economía
basada
en
la
agricultura,
sobre
todo
en
el
cultivo
del
maíz.
Fue
entonces
cuando
las
comunidades
aldeanas
iniciaron
la
producción
de
vasi-‐
ǡƤ
Ǥ×
ǡ
ǡ
-‐
Àǡ
ǡ
ÀƤ
ǡ
ǡƤ
òÀ
×
Ǥ
Entre
1200
y
500
a.C.,
la
producción
de
vasijas
y
otros
objetos
de
cerámica
se
volvió
una
tradición
cultural
común
a
todos
los
grupos
que
habitaban
el
área
maya.
Es
a
partir
de
ese
momento
que
se
tiene
Ƥ
×òÀ
Ǥ
ǡ
ǦǡÀ
Chiapas
y
Tabasco,
México.
ǡ
ÀƤ
—×
×À
objetos—
×
Ƥ
de
hablantes
mayas.
La
escritura
maya,
enriquecida
en
sus
orígenes
por
la
tradición
mixe-‐zoque
—como
puede
observarse
en
los
ejemplos
tempranos
de
San
Bartolo,
Guatemala,
y
en
varios
sitios
de
Belice—
se
×Ƥ
ǡ
Ǥ
Después
del
colapso
del
Clásico,
aunque
no
con
la
misma
exuberancia
e
intensidad,
la
tradición
se
mantuvo
hasta
el
momento
del
contacto
con
los
conquistadores
y
colonizadores
españoles.
Muestra
de
ello
son
los
×
±
×
Ǧ
cumentos,
en
tiempos
coloniales,
por
los
portadores
de
la
nueva
religión.
±
ǡ
ǡï
-‐
ǡǤ
ǡ
de
la
segunda
mitad
del
siglo
ĝěĎǡ×ǡǡDz
dz
ÀƤ
ȋ±
Dz
ÀƤ
dzȌǤ Figura
48.
Tzotziles,
Chamula,
Chiapas,
México.
ͣ͢ ͣͣ
DISTRIBUCIÓN
GEOGRÁFICA
DE
LAS
LENGUAS
MAYAS
Ƥ
ǡǦ
sión,
cubría
un
territorio
aproximado
de
325
000
km².
Abarcaba
los
estados
mexicanos
de
Yucatán,
Campeche,
Quintana
Roo
y
la
par-‐
te
este
de
Chiapas
y
Tabasco,
así
como
todo
Belice,
Guatemala
y
la
porción
occidental
de
Honduras
y
de
El
Salvador
(véase
“Introduc-‐
×ǣdzȌǤ
Cuando
se
observa
un
mapa
de
lenguas
de
esta
área
cultural,
la
a
sur.
Lo
primero
que
salta
a
la
vista
es
la
gran
extensión
que
ocupan
los
hablantes
del
maya
peninsular
o
yucateco.
Éstos
habitan
práctica-‐
mente
toda
la
Península
de
Yucatán,
terrenos
llanos,
sin
ríos
y
carentes
Ƥ
Ƥ
Ǧ
ción.
Esta
homogeneidad
lingüística
acaso
también
tiene
que
ver
con
×Ƥ
Àǡ
ǡ
ÀƤ
òÀ
ǡ×ǡǡòÀ
Ǥ
Las
Tierras
Bajas
centrales,
donde
ocurrió
la
gran
eclosión
cul-‐
ǡ
ǡ
ǡǡ
-‐
ras.
Limitan,
al
norte,
con
la
base
de
la
Península
de
Yucatán
y,
al
sur,
con
las
primeras
estribaciones
de
las
tierras
altas
de
Chiapas
y
Gua-‐
Ǥ
ǡ
que
se
da
al
ancestro
del
chol,
chontal,
chortí
y
choltí,
grupo
de
len-‐
guas
que
se
originaron
en
esa
porción
central
del
área
maya
después
Dz
dzǤ ï Ƥǡ
ǡ ±
ÀƤ
—un
idioma
ahora
extinto—ǡ
la
lengua
utilizada
en
las
inscripciones
del
periodo
Clásico
y,
por
lo
Figura
50.
Tzeltal,
San
Cristóbal
de
las
Casas,
Chiapas,
México.
tanto,
una
reconstrucción
de
ésta
es
la
que
se
utiliza
para
las
actua-‐
Ǥ
inclusive
que,
desde
el
Clásico
Tardío,
en
los
textos
puede
observarse
variantes
dialectales
(un
dialecto
es
la
variante
regional
de
una
len-‐
ȋ
À
ÀȌ ǡ
-‐
occidental
(chol
y
chontal).
nicación)
y,
en
otros
casos,
algunas
variantes
dialectales
sumamente
Por
su
parte,
las
tierras
altas
de
Chiapas
—y
en
especial
las
de
Gua-‐
ǤǦ
temala—
muestran
una
gran
diversidad
lingüística,
producto
en
parte
cien
tes
se
ha
optado
por
reconocer
la
existencia
de
31
lenguas
agru-‐
del
accidentado
paisaje,
surcado
de
cañadas
y
altas
estribaciones,
así
padas
en
cuatro
grandes
ramas,
un
criterio
adoptado
en
este
trabajo.
ǡǦ
y
otomangues
(chiapaneca)
en
el
occidente
y
en
el
sur,
como
de
hablan-‐
tes
lenca,
xinca,
jicaque
y
pipil
que
habitaban
en
Honduras,
El
Salva
dor
La
primera
rama
que
se
separó
del
tronco
ancestral
denominado
pro-‐
y
el
sur
de
Guatemala.
Aquí
existe
la
mayor
diversidad
lingüística
de
ǡ
Ǧ
toda
el
área
maya;
muchas
de
las
lenguas,
que
ahora
se
conocen,
se
Ǥ±
×
localizan
en
este
accidentado
territorio
de
Chiapas
y
Guatemala. hace
más
de
4
000
años.
Una
hipótesis
postula
que
la
separación
ocu-‐
rrió
cuando
grupos
hablantes
de
mixe-‐zoque
se
asentaron
en
la
costa
±
ǡ
las
lenguas
mayas.
Sin
embargo,
no
se
sabe
cómo
se
originó
el
chico-‐
mucelteco,
lengua
muerta
de
esta
misma
rama,
que
se
hablaba
en
Hoy
en
día
se
reconoce
la
existencia
de
26
a
31
lenguas
mayas,
pero
el
el
mu
nicipio
chiapaneco
de
Chicomucelo,
pero
muy
distante
del
terri-‐
ïƤ±ïǤƤǦ torio
huasteco.
Algunos
trabajos
señalan
que
éstos
migraron,
en
el
ción
se
debe
a
que
algunos
autores
consideran
lenguas
lo
que
sólo
son
perio
do
Posclásico,
de
la
región
Huasteca
hacia
el
territorio
que
ocu-‐
ͥ͠Ǥǡ
ǡǡ±
Ǥ
ͣͤ ͣͥ
×
×-‐ À
ǡ
rante
el
periodo
Posclásico
Temprano,
cuando
grupos
de
yucatecos
ǡ
Ǥ
migraron
al
sur,
hacia
la
región
del
Petén
guatemalteco.
Éstos,
esta-‐ kanjobalano,
el
cual
se
inserta
como
una
cuña
entre
las
lenguas
de
las
tierras
altas
de
Chiapas
y
las
de
blecidos
en
territorios
que
antes
ocuparon
hablantes
de
la
rama
Ǥ
×
×
-‐
cholana,
dieron
origen
a
las
lenguas
itzá
y
mopán.
Los
primeros
se
jeano
se
separó
y
dio
origen
al
chuj,
que
se
habla
en
la
región
montañosa
de
los
Altos
Cuchumatanes,
y
asentaron
en
torno
a
los
grandes
lagos
de
Petén,
donde
estaban
al
tojolabal,
cuyo
mayor
número
de
hablantes
se
localiza
en
el
municipio
chiapaneco
de
Las
Margaritas
ƪ
Óǡ y
en
otras
regiones
vecinas.
Las
otras
cinco
lenguas
del
grupo
kanjobalano
se
ubican
al
sur
de
los
chu-‐
quienes
no
los
pudieron
someter
hasta
el
siglo
ĝěĎĎ.
Los
hablan-‐ jeanos.
El
kanjobal,
jacalteco
y
acateco
se
hablan
principalmente
del
lado
guatemalteco;
mientras
que
ǡǡ
× el
tuzanteco
y
el
motozintleco
(también
llamado
mocho’)
se
localizan
en
el
lado
de
Chiapas.
que
comparten
Guatemala
y
Belice,
donde
se
localizan
actualmente.
Finalmente,
los
lacandones,
que
ahora
habitan
en
las
selvas
chiapa-‐ Rama
oriental
necas
del
mismo
nombre,
son
grupos
hablantes
de
yucateco
que
lle-‐ ï
ǡ
×Ƥ
ǡ
garon
a
este
territorio
durante
los
siglos
ĝěĎĎ
y
ĝěĎĎĎ,
huyendo
de
la
oriental
y
aglutina
a
13
lenguas
habladas
por
numerosos
pueblos
del
altiplano
guatemalteco.
Están
divi-‐
región
peninsular
debido
a
la
expansión
colonial
española. didas
en
dos
grandes
grupos:
cuatro
en
el
mameano
y
nueve
en
el
quicheano.
Muchos
de
estos
pueblos
estaban
en
pleno
apogeo
en
el
momento
del
contacto
con
los
españoles;
algunos
de
ellos,
inclusive,
tenían
populosas
ciudades
donde
residía
el
poder
político,
religioso
y
económico
de
estos
estados
en
Otra
importante
división
del
tronco
lingüístico
ocurrió
entre
los
años
expansión.
Gracias
a
la
arqueología
y
a
que
se
poseen
varios
documentos
coloniales,
escritos
con
carac-‐
͜͜͜͜͜͝͡͝ǤǤǡ
ǣ
-‐ teres
latinos
pero
en
lengua
maya,
se
conocen
algunos
datos
sobre
la
historia
prehispánica
de
estos
tal
y
la
oriental.
La
occidental
comprende
a
las
lenguas
cholanas
de
Ǥ±
À
××
À
±ǡ
las
Tierras
Bajas
centrales,
así
como
a
las
tzeltalanas
de
las
tierras
altas
con
su
historia,
quedó
registrada
en
el
Popol
Vuh.
ǡ
× ǡǡ
ǡ
ǡÀ
-‐
Chiapas
y
Guatemala.
Por
su
parte,
la
rama
oriental
agrupa
a
las
len-‐ ción
occidental
del
altiplano
de
Guatemala
y
una
pequeña
parte
de
Chiapas.
Éste
se
separó
del
quicheano
guas
mameanas
y
quicheanas,
habladas
principalmente
en
las
tierras
hace
más
de
3
000
años,
pero
su
división
interna
inició
hacia
el
año
500
a.C.
y
dio
origen,
desde
tiempos
del
altas
de
Guatemala. periodo
Clásico,
a
las
cuatros
lenguas
que
lo
integran.
Los
hablantes
de
mam,
con
más
de
500
000
miem-‐
Se
tienen
evidencias
lingüísticas
y
arqueológicas
para
suponer
bros
en
la
actualidad,
tuvieron
su
capital
prehispánica
en
Zaculeu,
importante
sitio
en
el
departamento
que
los
constructores
de
los
muchos
e
importantes
centros
arquitec-‐ de
Huehuetenango.
Cabe
señalar
que
en
maya
y
náhuatl,
mam
y
huehuetlǡ
ǡƤ
Fugura
51.
Tsutujil,
Santiago
Atitlán,
Guatemala.
tónicos
localizados
en
las
Tierras
Bajas
centrales,
desde
Comal
calco,
abuelo,
viejo
o
anciano.
ǡǡ
El
grupo
quicheano,
uno
de
los
más
numerosos,
ocupa
gran
parte
de
las
tierras
altas
de
Guatema-‐
Honduras,
durante
el
periodo
Clásico
hablaban
una
lengua
cholana.
Ǥ
±Ǥǡ
-‐
paban
en
Chiapas.
Otros
consideran
que
se
trata
de
un
grupo
que
ÀƤ
òÀ
ǡ
Àǡ
ǡ
quedó
en
el
área
maya
antes
de
la
separación
del
huasteco.
×
ǡ
ͣ͡τǦ pokomchi.
Los
tres
últimos
han
visto
disminuir
su
territorio
y
el
número
de
hablantes,
pero
el
kekchí
tos
mayas
conocidos.
En
este
espacio,
se
habla
actualmente
chontal
ha
crecido
y
se
ha
expandido
considerablemente
hacia
las
Tierras
Bajas
localizadas
en
el
sur
de
Petén,
ǡ
À incluso
hasta
Belice.
ǡ de
Guatemala
y
Honduras.
El
choltí
o
lacandón
histórico,
que
se
El
otro
bloque
está
integrado
por
las
lenguas
quiché,
cakchiquel,
tzutuhil,
sacapulteco
y
sipacapa.
La
cua
tro
lenguas:
yucateco
o
peninsular,
itzá,
mopán
y
lacandón.
La
extinguió
en
tiempos
coloniales,
se
hablaba
en
la
zona
selvática
de
×Àǡ
×
-‐
extensión
del
yucateco
por
toda
la
península
es
prueba
de
su
arrai-‐ Chiapas
y
en
el
sur
del
Petén
guatemalteco.
El
origen
de
estas
cuatro
Ǥ
×
ƪ
-‐
go
y
antigüedad
en
este
espacio.
Puede
suponerse,
entonces,
que
Dz
dzǡ ÀÀǡÀ
Ǥ±-‐ Figura
52.
Quiché,
Santo
Tomás
Chichicastenango,
los
constructores
de
los
innumerables
centros
arquitectónicos
de
es-‐ que
se
rompió
la
unidad
cultural
y
la
comunicación
entre
los
hablan-‐
ǡ
ǡǡ
×Ǥ
Guatemala.
ta
región
del
área
maya
hablaban
yucateco.
Algunos
investigado-‐ tes
de
cholano
que
ocupaban
las
Tierras
Bajas
centrales.
Esta
ruptura
±ȋȌȋ
±Ȍǡ
ǡ
ǡÀƤ
ǡÀ por
los
soldados
del
conquistador
Pedro
de
Alvarado,
en
el
siglo
ĝěĎ;
los
tzutuhiles
establecieron
su
centro
va
rios
sitios
localizados
en
la
Península
de
Yucatán
estaban
escritos
ǡ
de
poder
en
la
ribera
sur
del
lago
Atitlán,
mientras
que
los
cakchiqueles
gobernaron
desde
Iximché,
lugar
ǡ
ǡ
Ƥ len
guas
distintas. donde
habría
de
establecerse
la
primera
sede
del
poder
español
en
Guatemala.
periodo
(en
Ek’
Balam),
y
al
inicio
del
Posclásico
(en
Chichén
Itzá),
ǡǡ
se
empezó
a
escribir
en
lengua
yucateca.
Sin
embargo,
cabe
se
ñalar
en
las
tierras
altas
de
Chiapas
y
sus
miembros
comparten,
en
gene-‐ ***
que
de
tiempos
coloniales
existen
numerosos
documentos,
escritos
ral,
la
misma
cultura.
Sin
embargo,
a
pesar
de
las
semejanzas,
no
con
caracteres
latinos
pero
en
lengua
yucateca,
que
registran
la
con-‐ pueden
considerarse
dialectos,
sino
lenguas
distintas.
Este
grupo
se
Este
breve
panorama
de
la
diversidad
lingüística
maya
apenas
deja
ver
la
riqueza
y
la
complejidad
de
ÀǤ El
ritual
de
los
×
Ǥ estas
lenguas.
Sin
duda,
esta
pluralidad
es
un
importante
patrimonio
cultural
de
la
humanidad,
digna
Bacabes,
los
Cantares
de
Dzitbalché,
la
Crónica
Yaxkukul,
el
Códice
ÀƤ
ǡ×
Ǧ de
respetar,
preservar,
conocer
y
valorar.
Su
tenacidad
les
ha
permitido
transitar
y
mantener
parte
de
su
Calkiní,
los
libros
llamados
Chilam
Balam
y
muchos
otros
testimonios
ǡ
identidad
en
este
mundo
actualmente
globalizado,
por
no
decir
homogeneizado.
son
prueba
de
ello. Bajas,
que
evidencian
la
lengua
vernácula
de
la
región.
80 81
V
LA
E SCRITURA
JEROGLÍFICA
Erik
Velásquez
García
×-‐
À
×
ǡ
±ǡƤ
ǡǡ
Ǧ
ǤƤ
×
-‐
ǡ
ǡ
ǡ±
ǡ
À
Ǥ ±
ǡ-‐
ǡ
ǤǦ
ò
×-‐
Ó
Ó
ȋ ͣ͝͡͠Ȍǡ ȋͣͤͣ͝Ȍ
ÀƤ
ȋͤ͝͞͞Ȍǡ
ȋͥ͝͡͞Ȍǡ
ȋͥͣ͝͡Ȍȋͤ͜͜͞ȌǤ
ǡ
-‐
Ƥ
ǡ
ÀƤ
ǡ
×
Ǣ
ǡ
ǡ
ǡ
ǡǡÀƤ
ǡǢ-‐
ǡ
ǡ±ǡ
Ǣ
±
ǡ
À
ǡ
ǡÀ
Ǣ±
ǡ
ǡ
ǡǢ
Ǧ±
ǡ
±
Ǥ
Ƥ
×
͟͡Ǥ
× ǡ
ǡǡ
À
Panel
1,
La
Corona,
Guatemala.
Ǥǡ
-‐
83
83
ÀƤ
Ǥ
Ó×±
del
Clásico
los
escribas
mayas
produjeron
escasos
textos,
situación
que
no
puede
estar
más
lejos
de
la
rea-‐
lidad
y
que
obedece
mayormente
a
la
descomposición
de
los
manuscritos
hechos
de
papel
o
de
madera,
así
como
posiblemente
piel
o
tela.
Prueba
de
ello
son
los
numerosos
testimonios
escritos
en
la
época
colonial
por
los
exploradores,
conquistadores,
evangelizadores
y
cronistas
españoles,
así
como
documen-‐
ǡƤ
×
ǡ
ÀÀǡ±
À
ͥͣ͢͝Ǥ
Ó͜͜͜͞ǡǤ×
ÀƤ
͜͜͜͝͡ǡ͜͜͞͝
͜͜͜͡Ǥ
ǡï
ǡ×
Ǧ
namente
más
ejemplos.
Muchas
personas
tienen
la
idea
equivocada
de
que
los
mayas
antiguos
únicamente
escribieron
en
estelas
(lápidas
exentas
colocadas
en
posición
vertical),
pero
en
realidad
lo
hicieron
en
una
gran
varie-‐
dad
de
elementos
arquitectónicos
y
escultóricos
(altares,
dinteles,
escaleras,
jambas,
lápidas,
paneles,
×ǡǡǡ
±ǤȌǡȋ
ǡ
ǡ
ǡ
ǡǡȌǡƤ
ǡ
ǡǡ
×
papel
amate
y
demás
soportes
que,
como
ya
se
dijo,
no
han
sobrevivido
por
ser
de
material
orgánico.
ÀƤ
××
ǡ-‐
͡͠ǤÀƤ
ǡǡǡ±
Ǥ tán
en
los
estados
mexicanos
de
Campeche,
Quintana
Roo
y
Yucatán,
el
oriente
de
Tabasco
y
la
porción
noreste
de
Chiapas,
la
república
de
Belice,
los
departamentos
guatemaltecos
de
Petén
e
Izabal,
quizá
porciones
muy
limitadas
y
septentrionales
de
los
de
Alta
Verapaz
y
El
Quiché,
como
también
el
ex-‐
À
×
×
ǡ
ÀƤ
ǡǡǡǦ tremo
poniente
de
Honduras,
en
especial
en
el
departamento
de
Copán.
Del
periodo
Protoclásico
tam-‐
Ƥ
Ǣ
ÀƤ
ǡ
À
Ƥ
Ǥ ±
ÀƤ
ÀƤ
ǡ
ÀƤ
ǡǡ
Àǡ Un
lugar
común
entre
los
estudiosos
es
considerar
que
el
origen
sobre
todo
en
Kaminaljuyú.
Asimismo,
hubo
en
esa
época
una
importante
tradición
de
inscripciones
la
maya
y
la
náhuatl.
En
Mesopotamia,
Asiria
y
regiones
contiguas
de
la
escritura
maya
se
encuentra
en
la
pintura
o
el
dibujo,
opi
nión
que
ÀƤ
ǡ
×Ƥ
ǡ
ǡ surge
al
considerar
el
tipo
de
trazos
estilizados
y
de
contornos
re-‐
ǦǤ
en
globó
varias
escrituras,
llamadas
así
por
el
aspecto
de
las
marcas
ÀƤ
ȋƤ͡͠ȌǡÀ
la
cantidad
de
signos
que
tenía
la
escritura
maya.
L os
especialistas
tienden
a
considerar
alrededor
producidas
con
punzones
sobre
tablillas
de
barro
crudo.
Por
lo
gene-‐ de
que
los
verbos
para
‘dibujar’
y
‘escribir’
eran
el
mismo:
tz’ihb’a.
No
de
800,
pero
se
han
dado
cuenta
que
no
todos
se
utilizaban
en
el
mismo
momento
histórico.
Los
escri-‐
ǡÀƤ
ǡ
×
×͜͜͜͞͡͠Àǡ
ǡƪƤ
ǡ
Ǧ de
la
Estructura
Sub-‐ěǡ
ǡÀ
±
Ǥ
nea
les,
como
el
abecedario
latino,
cuyo
ancestro
más
remoto
es
un
con
torno
rectangular
y
esquinas
angulosas,
característica
que
podría
Cuando
los
conquistadores
españoles
llegaron
a
Mesoamérica,
en
el
siglo
ĝěĎ,
existían
alrededor
de
±
ÀƤ
ǡ
esperarse
de
una
tradición
de
escribas
acostumbrados
a
grabar
en
͟͟͝͞
ǡ
À
ǣǬ
À
Ǣ
madera.
Puesto
que
hay
razones
para
pensar
que
los
vecinos
occiden-‐ ÀƤ
ǫÓ͜͜͜͞ǡƤȋ
ǡǡǡǡǡǡ
ǡ ǡǦǡ-‐
ÀƤ
Ȍ
el
coreano,
el
japonés,
el
sánscrito
o
el
tibetano.
cribieron
la
mayoría
de
sus
textos
en
madera
—y
exis
ten
pruebas
de
Ƥ
ǡ
À
Ǣ
la
interacción
entre
la
escritura
maya
más
temprana
y
la
de
estos
pue-‐
Ƥ
×
ǡ
ǡ
˱
blos
que
habitaban
en
el
Istmo
de
Tehuantepec—,
no
es
de
extrañar
Àȋ±DzǣdzȌǤ
NATURALEZA,
TEMPORALIDAD,
SOPORTES
À
Ǧ Aunque
mucha
gente
cree
que
el
tema
principal
que
abordan
las
inscripciones
es
la
historia
di
nástica
Y
TEMAS
DE
LA
ESCRITURA
MAYA
À
Ƥ
×
Ǥ
ǡ ǡǤ
Ƥ
idioma
protomixe-‐zoqueano
—según
la
recons
trucción
realizada
por
los
gobernantes
mayas
son
un
tópico
secundario
en
esos
textos,
pues
su
clímax
narrativo
se
concentra
En
virtud
de
lo
anterior,
la
escritura
maya
puede
caracterizarse
como
la
lingüística
histórica—
los
términos
para
‘escribir’
(*haay)
y
‘pintar’
×Ȁ
×
Ƥ
ǡ
ǡ
À ÀƤ
(*koy)
no
eran
los
mismos.
Ƥ
Ǥ
ǡ
Ƥ
ȋƤ͟͡ȌǤ ǡ±
Ƥ
×
Ƥ
-‐
Ƥ-‐
Ǧ cos.
Las
menciones
sobre
el
nacimiento,
los
ritos
de
pubertad,
la
entronización,
las
guerras,
las
muertes
y
cio
que
data
del
siglo
ĎĎĎ
a.C.,
conocido
como
Estructura
Sub-‐ě
de
diante
pinceles
o
cañutos
de
plumas,
que
solía
ejecutarse
en
muchas
demás
pasajes
en
la
vida
de
los
mandatarios
mayas,
casi
nunca
eran
los
acontecimientos
principales
de
la
San
Bartolo,
en
el
Petén
guatemalteco,
mientras
que
los
más
tardíos
ocasiones
sobre
materiales
orgánicos
y
poco
resistentes
al
clima
ÀÀƤ
ǡ
À
×
proceden
de
las
páginas
del
Códice
Pérez
y
el
Chilam
Balam
de
Chu-‐ húmedo
y
tropical
de
las
Tierras
Bajas
de
Centroamérica
(véase
antecedentes
o
preámbulo
a
la
consagración
de
los
objetos.
mayelǡ
ƤĝěĎĎĎ
DzƤ
dz -‐ ï
Ƥ
×
ǡ
ǡ men).
Durante
el
periodo
Clásico,
los
señoríos
mayas
auspiciaron
la
Ǥ
À
ǡǦ
que
se
está
hablando
de
un
sistema
de
escritura
que
pervivió
durante
elaboración
de
miles
de
esculturas
de
piedra
y
estuco,
en
las
cuales
bablemente
los
mayas
las
concebían
de
algún
modo
como
históricas,
debido
a
que
la
separación
entre
las
84 85
acciones
de
las
deidades
y
las
de
sus
gobernantes,
entre
el
mito
y
la
altamente
especializado
en
astronomía,
al
grado
de
que
algunos
ƪ×
historia,
no
parece
estar
nítida
mente
marcada.
Antes
bien,
las
pri-‐ autores
creen
que
en
esos
pasajes
los
mayas
comenzaron
a
instru-‐ ±
ǡ
À
meras
servían
como
mo
de
lo
ejemplar
de
conducta
para
los
señores,
±
ȋ±DzÀdz ǡǤ
por
lo
que,
cuando
eran
mencionadas
en
los
textos,
ayudaban
a
le-‐ este
volumen).
en
realidad
combinando
dos
o
más
de
estas
categorías
de
caracteres,
gitimar
el
proceder
de
los
dignatarios.
En
las
inscripciones
mayas
no
por
lo
que
son
de
naturaleza
mixta. logograma
ęĔĐ,
‘chispa’
Aquellos
sistemas
que
utilizan
una
cantidad
considerable
de
lo-‐
ǡï× ǬV ǫ go
gramas
suelen
emplear
un
par
de
recursos
escriturarios,
conocidos
ǡ
Ƥ
como
rebus
y
×±
.
El
recurso
de
rebus
se
Ǥ
se
basa
en
el
principio
de
que
existen
algunos
logogramas
que
represen-‐
logograma
ĐĆćǯ,
‘tierra’
ǡ
×
ÀÓƤ comprende
tienen
un
repertorio
de
signos
o
signario,
una
serie
×ȋ-‐
la
existencia
premundana
y
el
inicio
del
mundo
tal
y
como
lo
con-‐ de
y
determinadas
×.
Ƥ
Ȍ
×Ǣ
cebían
los
mayas
del
Clásico,
pero
éste
es
un
tema
que
todavía
apenas
La
conclusión
que
puede
extraerse
de
la
experiencia
acumulada
circunstancia,
al
usar
uno
de
esos
logogramas
dentro
de
un
contexto
logograma
ďĆęğǯ,
‘pegar’
se
comprende.
por
la
teoría
de
la
escritura,
desde
los
tiempos
en
que
el
abate
Jean
×
××Ǥ-‐
Ƥ
×Ǧ
±
×
±
-‐ ma
de
escritura
hay
algunos
rebus
empleados
en
el
lenguaje
coloquial
ǡ
À ×
ǡ ǡͣ͝͡͠ǡǡ
À
×
±
entre
otras
cosas,
menciona
el
nombre
del
poseedor
o
de
quien
en-‐
móviles,
tal
es
el
caso
de
los
logogramas
<2>
y
<5>,
no
debido
a
su
silabogramas
Ǧǯ,
kab’,
‘tierra’
cargaba
la
obra,
ya
sea
humano
o
sobrenatural.
Se
han
detectado
de
signos
son
únicamente
logogramas,
,
determina-‐ acepción
como
números,
sino
para
escribir
las
palabras
<salu2>
y
×
ǡǡƤ
ǡ
,
À
y
signos
auxiliares.
Puede
ώ͡ϏǤǡ
×±
-‐
incluso
en
objetos
de
ornato
portátiles,
como
orejeras
y
hachuelas
haber
sistemas
de
escritura
que
contengan
estas
cinco
tipologías
Ƥ logograma
ĞĆĝ,
‘azul,
verde’
ÀȋƤ͞͡ȌǤ de
signos,
así
como
otros
que
sólo
usen
dos,
tres
o
cuatro. valor
correcto
de
un
logograma,
en
especial
cuando
dicho
logograma
Las
pinturas
murales,
vasijas
y
algunos
otros
objetos
portátiles
Los
logogramas
±
À puede
tener
más
de
un
valor
de
lectura
posible;
dicha
pista
es
siempre
contienen
temáticas
de
carácter
mítico
o
cosmogónico,
así
como
palabras
completas,
como
en
el
caso
de
nuestros
números
arábigos
ǡ
±
ri
tual,
en
especial
danzas
en
las
cuales
los
humanos
se
automorti-‐ o
romanos,
así
como
el
signo
de
‘grado’
(°),
‘tanto
por
ciento’
(%)
o
termina
el
logograma;
en
nuestro
sistema
de
escritura
son
ejemplos
logograma
ĕĆĐĆđ,
‘escudo’
Ƥ
ǡ±À-‐ ‘arro
ba’
(@ȌǢ
±
Ǥ típicos
de
esto
los
casos
de
3er,
‘tercer’,
3º,
‘tercero’,
o
3ª,
‘tercera’,
valores
ȋ±Dz
ǣdz Los
ÀƤ
ǡ Ƥ
À3.
volumen).
Uno
de
los
tópicos
más
conocidos
que
se
abordan
en
como
pueden
ser
vocales
(ě),
consonantes
(Ĉ)
y
sílabas
(Ĉě,
ěĈ
o
ĈěĈ),
Finalmente,
entre
las
reglas
de
composición
se
encuentra
el
las
vasijas
es
el
de
la
hechicería
o
nagualismo,
practicado
mediante
que
por
lo
mismo
se
llaman
Ǣ
ȋ
Ǧ logograma
ĔĈč,
‘entrar,
comenzar’
unos
espíritus
que
estaban
al
servicio
de
los
soberanos
y
recibían
el
±
ȋě)
y
consonantes
(Ĉ)
del
to
latino
se
realiza
de
izquierda
a
derecha,
de
arriba
hacia
abajo
y
nombre
de
wahyisȋ±DzÀ
Ǥǡ
ƤȌǡ
variantes
de
signos
o
empleo
de
silabogramas
ǦǦ,
pakal,
‘escudo’
×
dzȌǤ
Ƥ
Ƥ
ǡ ×ȋ
ÀA,
que
es
una
variante
de
a),
ȋƤ͜͞ȌǡÀ
-‐ Ƥ
Ƥ
×
Ƥ
ǡǡ±
ǡ escritas
mediante
las
otras
categorías
de
signos;
en
nuestro
propio
ȋ
×
Ƥ
prueban
que
ese
tipo
de
soportes
también
proporcionan
datos
sobre
sistema
de
escritura
no
existen
determinativos
semánticos
propia-‐
×Ƥ
Ǧ)
y
las
reglas
logograma
ęğĚęğ,
‘terminar,
acabar’
la
vida
política
de
los
gobernantes,
que
podrían
consi
derarse
co
mo
ǡ
×ȋǩǨȌ
×
×ǡ
Ƥ
-‐
××
ȋƤͥ͝ȌǤ ȋǬǫȌ
×Ó ȋǡ ώǤϏ ώϏǡ ώǤϏ ώ-‐
ÀÀƤǦ ese
tipo
de
signos
en
tradiciones
escriturarias
que
sí
los
contienen.
Las
ϏȌǤ
×ǡ
×
logograma
ĜĎęğ,
‘montaña’
cos
están
redactados
en
tercera
persona
del
singular,
lo
que
los
con-‐
À
ÓÀ
ÀƤ
Ǥ
ǡ±ǡ ±
ǡ
ǡ
Ǧ
en
las
vasijas
y
conchas
grabadas,
escritos
excepcionales
de
carácter
tivos
semánticos,
pues
al
igual
que
éstos
carecen
por
sí
solos
de
lectura
cuentístico,
donde
los
personajes
se
involucran
en
sabrosos
y
ame-‐ Ƥ
Ƥ
ǡ
Ƥ
REPERTORIO
DE
SIGNOS
O
SIGNARIO
logograma
ęğĚęğ,
‘terminar,
acabar’
nos
relatos
que
seguramente
eran
transmitidos
de
manera
oral,
por
lo
sentido
de
los
otros
signos,
sino
su
pronunciación;
en
nuestro
sistema
cual
pueden
encontrarse
en
ellos
discursos
más
directos,
en
pri
mera
de
escritura
las
marcas
diacríticas
principales
son
los
acentos
ortográ-‐ Los
logogramas
o
segunda
personas
del
singular.
También
debe
mencionarse
un
gé-‐ Ƥ
±Ǣ
À
ÓȋÓ),
o
la
À silabogramas
Ǧ,
witz,
‘montaña’
Ƥ ×
k’atuunes
virgulilla
de
la
cedilla
(çȌǡ que
representaban
palabras,
esto
es,
sustantivos,
adjetivos
o
verbos
en
ȋͣ͜͜͞ÀȌ͢͜͞ sonidos
respectivamente
de
la
ene
(n)
y
de
la
ce
(
),
convirtiendo
tanto
ǡÀ
×ǡ
×ǡǦ
días,
el
cual
se
encuentra
abundantemente
en
los
códices
mayas,
si
a
la
Ó
como
a
la
ç
en
À
o
.
Finalmente,
los
×ƪ×
Ǥ
ęĔĐ,
tok,
bien
hay
algunos
ejemplos
en
las
inscripciones.
En
las
tablas
que
se
signos
auxiliares
À
±
-‐ ‘chispa’,
ďĆęğǯ,
jatz’,
‘pegar’,
o
ĞĆĝ,
ya’xǡǮǯǮǯȋƤ͡͡ȌǤ
logograma
Ěǯ,
Ěč
o
ĚĜ,
‘Luna’
Ƥ
×
ǡCó-‐
ǡ
Nótese
que
primero
se
escribe
el
logograma
con
letras
mayúscu-‐
dice
de
Dresde
(pp.
24,
46-‐58),
así
como
posiblemente
a
las
estrellas
ǡ
Ƥ
ǡ las
y
negritas,
y
después
con
minúsculas
y
en
cursivas.
Se
trata
de
un
de
la
banda
zodiacal
del
Códice
de
París
(pp.
23-‐24),
existe
un
género
de
puntuación,
los
guiones,
los
paréntesis,
los
corchetes,
etcétera.
De
sistema
internacional
de
convenciones
para
analizar
los
sistemas
de
͡͡Ǥ
ÀƤ
Ǥ
86 ͤͣ
escritura.
El
paso
de
las
negritas
se
llama
×y
tiene
como
propósito
representar
con
los
ca-‐
racteres
de
otro
sistema
de
escritura
—en
este
caso,
letras
latinas
o
romanas—
cada
signo
que
realmente
—
ǡÀƤ
—,
distinguiendo
los
logogramas
con
mayúsculas
de
los
silabogramas
con
minúsculas.
Por
su
parte,
el
segundo
paso,
el
de
las
cursivas
o
itáli-‐
cas,
recibe
el
nombre
de
×
Ƥ
escriba
maya
antiguo
realmente
leía,
pues
como
sucede
con
las
palabras
‘etcétera’
(escrita
como
<etc.>)
o
silabograma
ǯ silabograma
ǯ silabograma
ǯ silabograma
hu silabograma
ha silabograma
ǯ
’a ‘kilogramo’
(escrita
<kg.>),
lo
que
se
escribía
no
era
siempre
exactamente
lo
que
se
leía.
Mientras
que
la
×ǡ
ǡ
×ǡ
×
×
À
Ǥǡ
ÀƤ
×ǡ
a
partir
de
la
transcripción.
Según
los
investigadores
Andrea
J.
Stone
y
Marc
U.
Zender,
el
origen
de
los
logogramas
mayas
se
en-‐ silabograma
pi silabograma
hi silabograma
ǯ silabograma
mu
ǤƤ
×
es
aplicable
en
el
caso
del
logograma
ęĔĐ,
‘chispa’,
que
contiene
tres
emanaciones
en
la
parte
supe
rior
en
’e
ÓǢďĆęğǯ,
‘pegar’,
que
representa
una
mano
agarrando
una
piedra,
instrumento
ideal
para
golpear;
o
el
de
ĞĆĝ,
‘azul’
o
‘verde’,
que
aparen-‐
ta
ser
una
concha
cortada,
símbolo
del
mar.
No
obstante,
muchos
logogramas
son
arbitrarios,
convencio-‐
ǡ
×Ƥ
×ǡ
ĔĈč,
silabograma
xi silabograma
ǯ silabograma
ma silabograma
silabograma
ho silabograma
ǯ
‘entrar’
o
‘comenzar’,
que
representa
un
cascabel
de
serpiente
que
no
se
dice
och
en
ninguna
lengua
ma-‐
ǡǡ
a
una
cavidad.
Del
mismo
modo,
los
elementos
icónicos
del
logograma
ęğĚęğ,
‘acabar’
o
‘terminar’,
ͣ͡ǤǤ
ȋ×Ȍ
ǡ
-‐
’i
±ȋƤ͡͡ȌǤ
Lo
mismo
pasa
con
los
caracteres
Ěǯ,
Ěč
o
ĚĜǡ
ǡ
͞͝
͡
ȋƤ͢͡Ȍǡ
-‐ Ǣ
Àǡ
uuwǡǮǯȋȀȀDzdzȌǡ
ǡu’h,
‘collar’,
bogramas
era
superior,
en
virtud
de
que
cada
una
de
estas
combi-‐ ha,
construido
a
partir
de
un
nudo
más
un
cráneo;
el
por
mencionar
algunos.
Por
ello
es
preciso
tener
presente
lo
que
Stuart
dice: naciones
debió
de
haber
estado
representada
por
lo
menos
por
dos
signo
silábico
ǯǡ
ÀƤ
Àimix
×ȋȌǤ más
el
silábico
ǢÀ
pi,
que
consiste
en
la
dupli-‐
Hoy
en
día
sabemos
que
no
hay
razón
para
asumir
que
la
representación
de
un
signo
tiene
algo
que
ver
Lacadena
sugirió
que
los
mayas
instrumentaron
su
sistema
de
cación
del
silabograma
Ǣ
±
hi,
donde
el
signo
Ƥ
±
Ǥǡ
±Ƥ
ƪ
×
Ƥ
×
Ǥ
‘murciélago’
en
algunos
contextos,
pero
también
puede
actuar
como
una
sílaba,
cambiando
así
su
papel
Dzdzǡ
À À
Ƥ
-‐
ȑǥȒǤ±
ȑǥȒ
× simplemente
adoptaron
el
repertorio
de
signos
de
un
sistema
ya
tir
de
otras,
entre
las
cuales
puede
citarse
el
signo
ǯ,
que
pro
viene
la
imaginería
de
un
signo
desconocido,
concentrándose
en
lugar
de
eso
en
pistas
posibles
proporcionadas
Ǥïǡ
de
muǢÀƤ
xi,
que
derivó
de
un
cráneo
más
una
serie
de
pun-‐
por
los
signos
con
los
cuales
interactúa.
ÀǣȌÀƤ-‐ tos
alrededor
de
la
cavidad
ocular;
cierta
variante
de
ǯǡ
’o
±
,
b)
Ƥ
,
c)
À
o
Ƥ
ma;
o
el
hecho
mismo
ǡï
×
ǡ
y
d)
×
.
Estos
últimos
tienen
de
que
los
signos
y
ho
Ƥ
Ǥ
˱
-‐
×
ǡ À
×
ǯȋƤͣ͡ȌǤ
porciona
algún
otro
ejemplo
donde
la
misma
palabra
esté
escrita
con
silabogramas
en
contextos
iguales
de
las
palabras
mayances
que
les
sirvieron
como
modelo;
por
ejem-‐
×
×
Ǧ
o
semejantes,
de
tal
modo
que
se
pueda
estar
seguro
de
que
esos
signos
silábicos
están
sustituyendo
a
un
ǡǯ(que
representa
un
ponedero)
procede
origi-‐ bieron
de
ser
creados
en
un
contexto
lingüístico
mayance,
pero
los
determinado
logograma,
como
ĐĆćǯ,
‘tierra’,
pero
escrita
en
otro
ejemplo
como
Ǧǯ;
ĕĆĐĆđ,
‘escudo’,
nalmente
del
sustantivo
k’u’,
‘nido’;
el
silabograma
ǯ
(que
sim-‐ Ƥ
ȋÀȌ
pero
atestiguado
como
ǦǦ;
y
ĜĎęğ,
‘montaña’,
hallada
en
otro
lugar
como
ǦȋƤ͡͡ȌǤ boliza
una
cabeza
de
roedor)
proviene
del
vocablo
b’aah,
‘tuza’;
el
Ƥ
ȋě)
se
encuentran
precedidas
signo
ǯȋƤȌ±ch’oh,
ȀǯǦǡ
Ǧǡ
ǯǦǡǦǡǯǦǦǡǯǦȀȀǦȀǤǡ
Ǯ×ǯǢÀ
hu
(que
personaliza
la
cabeza
de
un
sau-‐ sistema
de
escritura
más
antiguo
en
el
cual
se
inspiraron
los
mayas
Los
silabogramas,
como
ya
se
vio,
se
transliteran
con
negritas
y
con
minúsculas.
Los
escribas
mayas
usa-‐ rio),
desciende
de
la
voz
hujǡǮǯȋƤͣ͡ȌǤ ×
ͤ
ǡï
òÀǦ
DzdzǡÀ
Ǥ No
obstante,
hay
otros
signos
que
no
obedecen
a
motivacio-‐ ca
de
Mesoamérica
que
cumple
con
esta
característica
es
la
mixe-‐zo-‐
’u ±
Ƥ
ǡ
ȋĈ)
más
una
vo
cal
×
ǡ
Ǧ Ǥ
Ƥ
ÀƤ
±
(ě):
ĈěǤ
ƤƤ
À
À
±
ǡ±
ǡÀǡƤ
ǡ
×
ǡ
-‐
vocálico
(ě),
pero
en
sentido
estricto
cada
una
de
estas
vocales
estaba
precedida
por
una
consonante
débil
Ƥ
Ǥ
×
Ƥ
ȋě)
va
precedida
͢͡Ǥ
ÀƤ
ȀǯȀǡ±
ȋĈě).
El
idioma
Àǡ
ȀǦȀǡȀǦȀȀǦȀǤ
vocales
a,
e,
i,
o
y
u.
de
las
inscripciones
tiene
105
combinaciones
posibles
de
una
consonante
más
una
vocal,
pues
contaba
la
Ó
y
de
la
ç,
a
los
que
podrían
añadirse
la
,
la
ll
o
la
rr
-‐ Ƥ
Ƥ
×Ǧ
88 89
tante
comunes
e
importantes
en
otras
grandes
tradiciones
escriturarias
del
mundo,
como
la
egipcia
y
la
Hasta
hace
poco
tiempo
la
existencia
de
esta
categoría
de
signos
china.
En
esta
última
reciben
el
nombre
de
.
Ǥ
Ƥ
DzdzǦ
À
mántico
el
cartucho
o
cuadrete
que
encierra
a
ciertos
logogramas
Hasta
el
momento,
el
único
caso
de
este
tipo
de
signos
en
la
escritura
maya
son
un
par
de
puntitos
que
día
áakb’al logograma
ĐǯĆĐǯ,
‘lumbre’ o
silabogramas,
usado
supuestamente
para
indicar
que
en
esos
ǡ
˱
logograma
ęğĆĐ logograma
ćǯĆč
À
ȋƤͤ͡ȌǤǦ estuvieran
escritas
dos
veces.
En
la
palabra
‘cacao’,
por
ejemplo,
un
signo
diacrítico
puede
estar
junto
‘agarrar’ ‘tuza’
tan
te,
otros
especialistas
han
puesto
en
duda
semejante
inter-‐ ,
indicando
que
no
debe
leerse
kaw,
sino
kakaw
(2Ǧ);
del
mismo
modo,
puede
pretación
y
en
la
actualidad
todavía
no
se
conoce
a
ciencia
cierta
estar
adjunto
al
silabograma
le,
señalando
que
la
secuencia
ĆďĆĜ-‐2le
debe
leerse
ajawlel;
otro
ejemplo
la
naturaleza
exac
ta
de
ese
signo. célebre
es
el
de
tz’ununǡǮ
Àǯǡ
À
Ƥ
nu
En
el
año
2010,
Lacadena
propuso
que
el
signo
que
represen-‐ (ǯǦ2nuȌȋƤͥ͡ȌǤ
ƪǡƤ
Como
puede
apreciarse,
los
diacríticos
se
expresan
en
la
transliteración
mediante
un
número
arábi-‐
logograma
ęĎđ,
‘danta’ logograma
ęĎđ,
‘quemar’ ĐǯĆĐǯǡǮǯǡÀ
ώ͞Ϗ
À
ǡ
Ƥ
Ǥ
que
indicaba
contextos
de
quemar.
Por
eso
lo
añadían
a
la
cabeza
de
Ƥ
×
À
Ǥ-‐ logograma
ćǯĆĐ logograma
ĈčĆē
‘hueso,
esqueleto’ ‘serpiente’
un
tapir
(ęĎđ,
tilȌǡ
ÀƤ
ǡǮ-‐ nan
que
las
marcas
diacríticas
deben
considerarse
como
una
clase
de
signos
auxiliares.
Es
preciso
agregar
mar’
(ęĎđ,
tihlȌǢǡÀ
Ó Ƥ
À
ÀƤ
ĕǯĚđ,
últimas
tipologías. Figura
60.
Logogramas
que
pueden
usarse
como
rebus.
‘verter’,
sino
ĕǯĚđǡǮǯǮǯȋƤͤ͡ȌǢǡ-‐
gaban
al
logograma
ęĆĐ,
tak,
‘secar’
o
‘agostar’,
cuan
do
no
deseaban
logograma
ĕǯĚđ,
‘sahumar’ logograma
ĕĚđ,
‘arder’
Ƥȋ-‐taak);
o
a
una
cabeza
que
se
RECURSOS
ESCRITURARIOS
leía
ĕĚđ
cuando
pretendían
que
se
entendiera
como
‘arder’
y
no
como
‘tirar’
o
‘arrojar’;
por
ello
quizá
también
se
encuentra
acompañando
al
rebus
logograma
Ċđ,
‘quemar’. Los
escribas
mayas
utilizaban
una
gran
cantidad
de
logogramas,
muchos
de
los
cuales
representan
palabras
Otro
ejemplo
de
posible
determinativo
semántico
propuesto
Ǣ
ǡ
×
×-‐
ǡ Ǥ
×ęĆĐ,
takǡǮ
ǡǯǮ
ǯǡ
Ƥ
representa
al
logograma
ęĎǯ,
‘boca’.
En
los
códices
puede
acompa-‐ plural
–taakǢ
ÀƤ
ęğĆĐ,
‘agarrar’,
que
era
posible
usar
para
escribir
el
verbo
tzak,
logograma
ęĎǯ,
‘boca’ logograma
ĕĆǯ,
‘alimento’ ñar
al
logograma
ĕĆǯ,
‘alimento’
(representado
por
una
hendidura
Ǯ
ǯǮ
ǯǢ
ćǯĆčǡǮǯǡ
Ȍǡ
Ƥ
Ǥ empleaba
para
escribir
las
palabras
b’aahǡǮǡǡǯǮǯǢ±À
Ǧ
Figura
58.
Ejemplos
de
logogramas,
algunos
de
los
cuales
están
Además,
Lacadena
ha
sugerido
que
el
color
con
el
que
están
se
el
carácter
ćǯĆĐ,
‘hueso’
o
‘esqueleto’,
que
en
algunos
contextos
debe
entenderse
como
b’aak,
‘cautivo’;
o
acompañados
de
posibles
determinativos
semánticos.
pintados
los
números
en
los
almanaques
de
los
códices
también
el
de
ĈčĆē,
chanǡǮǯǡ
Ƥ
chan,
‘cielo’
o
‘cuatro’,
como
también
cha’n,
podría
ser
un
determinativo
semántico,
pues
aquéllos
que
indican
ǮǯǮ×ǯȋƤ͢͜ȌǤ
rebus
suele
imperar
la
tendencia
de
que
los
signos
ǡƤÀ-‐ Ƥ
×
ǡ
Ǧ
ȋï
ȌǤ
×Ǥ
mayances.
Lo
único
que
indica
es
que
la
sociedad
de
donde
los
ma-‐
Ƥ Ƥ
yas
tempranos
copiaron
su
sistema
de
escritura
usaba
en
su
lengua
más
ejemplos
de
determinativos
semánticos,
que
durante
la
trans-‐
ȀǡȀȀȀǢ literación
deben
escribirse
en
castellano
con
mayúsculas
blancas
ǡ
Ǧ y
a
manera
de
superíndices
adjuntos
a
la
izquierda
de
los
logogramas
do
de
orientación
o
dirección,
mientras
que
unos
más
pudieron
a
los
que
se
aplican,
por
ejemplo
en
los
casos
de
FUEGOęĎđ,
de
CONSU-‐
±
MO
ĕĆǯ,
de
FECHA10
o
de
NÚMERO·∙DE·∙DISTANCIA13.
Aunque
los
determinativos
o
léxicos.
Una
prueba
adicional
de
esto
es
que,
según
John
Juste-‐ parecen
haber
sido
de
uso
limitado
en
la
escritura
maya,
son
bas-‐ logograma
Ĕđ
logograma
ęĚē logograma
ĜĎēĎĐ
logograma
ĘĎďĔĒ ĔđǦla,
o’hl[is] wa-‐ĜĆďǦ,
waaj ęĚēǦni,
tuun
ǡ
Ǧ o
ĜĆď o
silabograma
o
ĜĎēĆđ o
silabograma
hi ‘corazón’ ‘tamal’ ‘piedra’
haber
inventado
un
silabario
abierto,
en
el
cual
los
signos
represen-‐
taban
combinaciones
de
una
consonante
más
una
vocal
(Ĉě),
debi-‐
do
a
que
en
sus
idiomas
tienen
consonantes
iniciales.
Los
mayas,
como
ya
se
vio,
adoptaron
un
silabario
de
esa
naturaleza.
Es
preciso
aclarar
que
el
origen
o
tipología
de
cada
silabograma
no
tiene
ninguna
implicación
especial
durante
el
proceso
de
lecto-‐ ΚǦ,
kakaw ǯǦΚ,
tz’unun ĘĎďĔĒǦma,
sijo’m
wiǦĜĎēĎĐǦ,
winik
ĜĎēĆđǦla,
winal
wi-‐ĜĎēĎĐčĆćǯ
ǯǦĐǯĆĐǯ,
k’ahk’
wa-‐ĜĆĞǦya,
wahy[is]
escritura,
pues
en
la
práctica
todos
eran
usados
de
la
misma
manera,
‘cacao’ ‘colibrí’ ‘tornamilpa’ ‘veintena’ ‘veintena’ winikhaab’,
periodo
‘lumbre’ ‘nagual’
ͣ͜͜͞À
de
acuerdo
con
las
reglas
de
composición
de
palabras
que
imperaban
en
la
escritura
maya
(véase
más
adelante). Figura
59.
Silabogramas
acompañados
por
marcas
diacríticas. ͢͝Ǥ
Ƥ
×±
Ǥ
90 91
×±
B’aaku’l’,
o
en
ĈčĆēǦēĆđ,
chanalǡǮǡ
ǯǮ
ǯǤ
À
Ƥ
×
,
es
decir,
de
la
escritura
maya
también
se
pueden
agrupar
en
planos
superpuestos,
situación
que
requiere
leerlos
del
ǤǡÀƤ
Ĕđ,
primer
plano
al
último.
Por
ello,
lo
que
se
ve
es
que
el
logograma
ćǯĆĐ
se
sobrepone
al
de
ĆďĆĜ
y
el
de
ĈčĆē
‘corazón’,
puede
leerse
también
como
ĜĆď,
‘tamal’;
lo
mismo
pasa
con
al
de
ēĆđ,
lo
cual
permite
ver
sólo
la
parte
superior
de
los
signos
ĆďĆĜ
y
ēĆđȋƤ͢͟ȌǤ
ęĚē,
‘piedra’,
que
puede
ser
un
simple
silabograma
;
otro
ejem-‐ En
otro
nivel
de
análisis
debe
decirse
que
los
enunciados
o
cláusulas
se
componen
normalmente
de
dos
˱
ĜĎēĎĐ,
‘veintena’,
que
en
alguna
regiones
se
ÀƤ
Ǥ2±
ǡ
leía
ĜĎēĆđ;
también
está
ĘĎďĔĒ,
‘tornamilpa’,
que
puede
ser
un
Ǥͣͤͣ͝ǡ±
´
×
ÀƤ
hi.
Para
aclarar
cualquier
ambigüedad
en
la
lectura,
los
À
ĐǯĚčǦćǯĆĐǦĆďĆĜ,
k’uh[ul]
B’aak[u’l]
ajaw
× ±-‐ líneas,
es
decir,
que
si
miran
hacia
la
izquierda,
el
texto
se
lee
de
izquierda
a
derecha
y
viceversa.
También
ǮÓȑÀȒǯǯǯ
ǡ
ÀÓǡƤ
×
ÀƤ
indicar
con
qué
consonante
terminaba
la
lectura
correcta
del
sig-‐ ƤÀǡ
×
×
no
en
cuestión.
De
esta
manera
‘corazón’
se
podía
escribir
Ĕđ-‐la,
continúa
la
sucesión
de
los
bloques.
Con
el
paso
de
los
años,
los
especialistas
en
el
tema
de
las
escrituras
o’hl[is];
‘tamal’,
ĜĆďǦ,
waaj;
‘piedra’,
ęĚē-‐ni,
tuun;
‘tornamilpa’,
´
×ǡ
ĘĎďĔĒ-‐ma,
sijo’m;
mientras
que
‘veintena’
podría
ser
ĜĎēĎĐǦ,
ÀƤ
ǡ
×Ǥ
winik,
o
ĜĎēĆđ-‐la,
winalȋƤ͢͝ȌǤ
ÀȋƤ
±
-‐ 156),
es
decir,
para
que
sus
textos
se
leyeran
de
derecha
a
izquierda.
En
esos
casos
también
se
aplican
nante
con
la
que
terminaba
un
logograma,
sino
que
algunas
veces
´ǡ
-‐
señalaban
con
qué
sílaba
comenzaba
su
lectura
correcta,
como
en
Ǥ
×
ÀƤ
Ƥ
los
casos
de
wi-‐ĜĎēĎĐčĆćǯ,
winikhaab’ǡ ͣ ͜͜͞ À simples,
pues
además
de
acomodar
sus
enunciados
en
pares
de
columnas,
los
mayas
podían
hacerlo
k’atuun; ǯǦĐǯĆĐǯ,
k’ahk’ǡ ǮǯǢ ǦĐĆē,
kan,
‘serpiente’.
En
Ƥ ǡ
ǡ
× ±ǡ
À
ĈčĆēǦēĆđ,
chanal
ï
×
±
Ǧ
es
seña-‐
Ǥï
× ‘alto’,
‘celeste’
o
‘del
cielo’
Ƥ
×
ïǡ
leerse
kan
y
no
chanǡ×
Ǥ Figura
62.
Monumento
141,
Toniná,
Chiapas,
México.
ǦǦ
ǦǦǦǡ
±
±
×±
-‐ número-‐objeto-‐contado.
ta
o
redundante,
como
sucede
en
los
casos
de
wa-‐ĜĆĞ-‐ya,
wahy[is],
Figura
63.
Ejemplos
que
ilustran
el
orden
de
lectura
ǮǯȋƤ͢͝ȌǡĕĆĐĆđǦǦǦ,
pakalǡǮ
ǯǤ×-‐ co
no
cen
como
o
ÀƤ
,
así
como
Ǧ El
uso
de
variantes
de
signos ǡ
Ǥ
±
ÀƤ
ǡ ÀƤ
ȋƤ͢͞ȌǤÀ ǡǡ×
pero
los
investigadores
que
se
dedican
a
ese
sistema
de
escritura
Ƥ
ǡ
Ó
ǡ
ǡ ǡ ǡ
opinan
que
se
trata
de
un
determinativo
semántico
seguido
por
una
Ǥ±
mismo
valor
de
lectura.
Lo
mismo
pasa
con
los
logogramas,
que
suelen
tener
variantes
abstractas
o
À
±
Ǥ
carácter
más
grande
es
,
mientras
que
los
pequeños
±
ǡ
ȋƤ͢͠ȌǤ
Ǧ
evidencia
que
autorice
a
interpretarlo
de
esa
misma
manera.
Pero
se
llaman
Ƥ.
Si
los
Ƥ
van
a
la
izquierda
del
signo
principal
rística
recibe
el
nombre
técnico
de
À,
es
decir,
una
misma
lectura
para
dos
o
más
signos
que
×±
reciben
el
nombre
de
Ƥ;
si
están
arriba
son
Ƥ;
si
se
Ǥ
ǡ
encuentran
a
la
derecha
son
Ƥ;
si
lo
hacen
abajo
son
Ƥ;
únicos
signos
que
pueden
recibir
complementación,
mientras
que
e
incluso
pueden
aparecer
dentro
del
signo
principal,
circunstancia
los
silabogramas
sólo
pueden
operar
a
manera
de
complementos,
la
que
recibe
el
nombre
de
Ƥ.
atenta
observación
de
esto
aclara
cuáles
caracteres
son
logogramas
En
los
años
sesenta
del
siglo
ĝĝƤ
À
y
cuáles
son
silabogramas.
Esta
aclaración
es
importante
porque,
Ǧ
ǡ
ï
ƤǦ ǡ ƤÀ
À
co
para
señalar
esa
distinción,
tal
como
sucede,
por
ejemplo,
en
la
×ǡ
×ǡ
×ƪ×
Ǥ
Variantes
geométrica,
de
cabeza
y
de
ÀƤ
ǡ
Ǧ ÀÀǡÀ
cuerpo
completo
del
signo
k’in,
‘día’
pecial,
conocido
como
<|>,
servía
para
un
ȋ×ȌƤǡ
propósito
semejante,
si
bien
su
uso
no
parece
haber
sido
cons
tante
ni
±
Ǥ
muy
sistemático. ǡƤ
Ó
orden
habitual
de
lectura
dentro
de
cada
cartucho
es
de
izquierda
a
Ǥ
ǡƤ
REGLAS
DE
COMPOSICIÓN
ǢƤǡƤƤ-‐
ǢƤǡƤǡ
Variantes
de
la
expresión
uhti
ïƤǢ
±Ǥ
‘ello
aconteció,
ocurrió,
pasó,
sucedió’
Los
signos
de
la
escritura
maya
se
encuentran
ordenados
dentro
Ƥǡ
ĐǯĚčǦ
de
composiciones
semicuadradas
de
esquinas
curvilíneas,
que
se
ćǯĆĐǦĆďĆĜ,
k’uh[ul]
B’aak[u’l]
ajawǡ ǮÓ ȑÀȒ Figura
64.
Ejemplos
que
ilustran
el
uso
de
variantes
de
signos
en
la
escritura
maya.
92 93
en
los
casos
de
ĜĎēĆđ-‐la,
winal,
‘veintena’,
de
Ǧ,
witz,
‘montaña’
o
de
ĐǯĆē-‐na,
k’an,
‘amarillo’.
Según
Knórozov,
lo
esperado
en
esos
casos
es
que
la
vocal
muda
coincida
a
manera
de
eco
con
la
que
la
precede
inmediatamente
y
que
sí
se
leía,
como
en
ĜĎēĆđ-‐laǡȀȀǡǦ,
donde
se
ȀȀǡǯǦǡȀȀǤ
×
ÀoÀ
.
No
obstante,
existían
muchos
casos,
como
ǦǦ,
usiij,
‘zopilote’,
ćǯĆč-‐hi,
b’aah,
‘tuza’
o
yo-‐to-‐ti,
ǦǦ,
usiij,
‘zopilote’ ćǯĆčǦhi,
b’aah,
‘tuza’ yo-‐to-‐ti,
yotoot,
‘su
casa’ ǯǦ,
b’u’lǡǮǯ yotootǡǮ
ǯǡ
×
ȋƤ͢͡ȌǤ
En
1998,
Houston,
Stuart
y
John
Robertson
propusieron
que
estos
ejemplos
disarmónicos,
cuando
se
comparaban
con
los
datos
léxicos
atestiguados
en
los
diccionarios
o
reconstruidos
por
métodos
lingüís-‐
ticos,
coincidían
estadísticamente
con
palabras
cuya
última
vocal
era
larga
(ěě)
o
implicaba
cierto
tipo
de
complejidad,
mientras
que
en
los
casos
sinarmónicos
planteados
por
Knórozov
(la
última
vocal
de
los
voca-‐
blos
era
corta,
simple
o
sencilla
(ě).
Þ
×ǡÓ±Ƥ
la
propuesta,
pues
hallaron
evidencia
de
que
otras
palabras
escritas
de
manera
disarmónica
coincidían
en
ĈčĆēǦna,
chan,
‘cielo’ el
aspecto
estadístico
con
vocablos
cuya
última
vocal
era
rearticulada
(ěǯě)
o
glotalizada
(ě’).
Las
vocales
čĚē-‐na,
hu’n,
hu’un,
‘papel’
ĈčĆēǦna,
chan,
‘serpiente’ ĐǯĎēǦni,
k’in,
‘día,
Sol’ glotalizadas
parecen
ser
contracciones
de
las
rearticuladas,
como
ocurre
en
los
casos
de
ǯǦǯ,
b’a’tz’
o
b’a’atz’,
‘mono
aullador’,
ǯǦ,
b’u’l
o
b’u’ulǡǮǯǡčĚē-‐na,
hu’n
o
hu’unǡǮǯǮǯȋƤ͢͡ȌǤ
En
términos
generales,
Lacadena
y
Wichmann
proponían
que
la
sinarmonía
servía
como
un
re-‐
Ƥ
ï
Ǣ
ȀȀ
×
ǡ
ï
ȋǡǡǡȌǡ
ȀȀǡ
ÀȀȀ
±
ï-‐
bograma.
En
el
caso
de
las
palabras
con
vocal
glotalizada
o
rearticulada,
la
disarmonía
se
daba
cuando
ï
ȀǯȋȌǡǯȋȌȀǡȀǯȋȌȀǡȀȀǡÀ
ĔĈčǦǯ,
ochb’ih ĔĈčǦǯǦ,
ochb’iij ï
ÀÀȀǯȋȌȀȀǯȋȌȀȀȀǤ
ĈčĆĒǦmi,
chami,
‘él
murió’ čĚđ-‐li,
huli,
‘él
llegó’
‘entrada
al
camino’
‘él
entró
al
camino’
Como
los
mismos
Lacadena
y
Wichmann
reconocieron,
su
modelo
—lo
mismo
que
el
inicialmente
propuesto
por
Houston,
Stuart
y
Robertson—
tenía
algunos
problemas,
pues
los
lingüistas
consideran
͢͡Ǥ×
×Ǥ que
las
palabras
protomayas
*kaan,
‘serpiente’,
*ka’ng,
‘cielo’,
y
*q’iing,
‘Sol’,
contienen
algún
tipo
de
com-‐
ǡ
ÀÀƤ
×
ǣĈčĆē-‐na
o
Ǧ
ĐĆē-‐na,
ĈčĆē-‐na
y
ĐǯĎē-‐niȋƤ͢͡ȌǤ
ǮÓǯǡ*ha’b’,
cuya
vocal
Un
caso
ejemplar
para
ilustrar
esto
son
las
diversas
maneras
Ǭ±
ǫǦ
ÀÀčĆćǯǦǯ,
haab’.
Por
otra
parte,
los
que
existieron
para
escribir
la
palabra
uhti,
‘ello
aconteció,
ocurrió,
puesta
más
plausible
es
que
así
como
en
la
actualidad
se
tratan
de
ò
×ǡ
ͣ͜͜͞
pasó,
sucedió’
o
‘él
lo
hizo’.
Los
mayas
podían
escribirlo
a)
usando
dos
À
motivaron
a
Robertson,
Houston,
Zender
y
Stuart
a
proponer
otro
modelo
explicativo,
donde
la
armonía
variantes
geométricas
de
los
silabogramas
u-‐ti;
b)
intercambiando
la
propiedad,
los
escribas
mayas
tenían
a
su
disposición
dos
o
más
aló-‐ À
×
ÀƤ
ǡ
×
×ǣu-‐ti;
Ƥ
Ƥ
Ǥ pues
mientras
la
sinarmonía
indicaba
tanto
vocal
corta
como
compleja,
la
disarmonía
señalaba
cualquier
Ȍ
ÓÀƤ
u
también
debe
considerarse
que
algunas
de
estas
variantes
son
enga-‐ tipo
de
vocal,
menos
corta.
Actualmente
no
existe
un
acuerdo
general
sobre
este
problema
que
atañe
a
las
variante
de
ti
con
aspecto
de
cabeza
de
zopilote:
u-‐ti;
d)
usando
un
ñosas,
pues
no
todas
se
utilizaron
en
el
mismo
momento
histórico.
×Ǥ
×
-‐
×u,
pero
con
el
ti
en
variante
geométrica:
Ƥǡǡǡ
u-‐tiǢȌ×uǡƤǡ
× los
especialistas
estadounidenses.
mientras
que
el
ti
se
encuentra
en
su
variante
de
testa
de
zopilote:
En
los
años
cincuenta
del
siglo
ĝĝ×Ƥ×±-‐
±
ï
u-‐tiǢȌ×u tico
Yuri
V.
Knórozov
descubrió
los
principios
básicos
que
usaban
no
siempre
debe
omitirse
en
la
lectura
de
los
signos
mayas,
como
en
el
caso
ya
aludido
de
la
palabra
cabeza
de
mono
araña,
más
la
variante
geométrica
de
ti:
u-‐ti;
g)
o
los
escribas
mayas
para
representar
palabras.
Su
método
consistió
en
u-‐ti,
uhti,
‘ello
ocurrió’,
en
el
de
ĈčĆĒ-‐mi,
chami,
‘él
murió’,
o
en
el
de
čĚđ-‐li,
huli,
‘él
llegó’.
En
estas
×
ǣ
ƤȀȀÀ
ǡÀ
u-‐tiȋƤ͢͠ȌǤ
ïÀ
ǡ
ÀƤ
ǡ
±
Ǣ
×
Ƥ
realidad,
lo
que
demuestra
la
versatilidad
y
el
virtuosismo
que
lle-‐ o
el
chipriota,
por
mencionar
algunos
de
los
que
guardan
mayor
pare-‐ ×ȋƤ͢͡ȌǤ
garon
a
alcanzar
algunos
escribas
mayas.
Tan
sólo
en
estos
ejemplos
Ǥ ï
Ƥ
͢× u
y
3
de
ti,
pero
el
resultado
era
Knórozov
descubrió
que
como
en
los
idiomas
mayances
la
in-‐ mayas,
las
cuales
se
conocen
con
el
nombre
de
±
.
Por
ejemplo,
se
sabe
que
exac
tamente
el
mismo:
se
leía
uhti.
También
puede
comprobarse
que
mensa
mayoría
de
las
palabras
terminan
en
consonante
(ǦĈ),
pero
sus
ÀÀ
ȀȀȋǦěj)
después
de
palabras
que
termi-‐
los
signos
no
siempre
se
leen
según
lo
que
parecen,
pues
ya
se
vio
silabogramas
acababan
en
vocal
(Ĉě),
los
escribas
determinaron,
ȀȀǡï
ÀǢǡochb’ihǡƤ
que
las
cabezas
de
tiburón
(u),
zopilote
(ti),
hombre
(u)
y
mono
ara-‐
×ǡ
±
ï-‐ Ǯ
ǯǡǡ
ǡÓÀƤȂěj,
por
lo
cual
lo
que
se
encuentra
ña
(uȌ×ïƤ
Ǥ mo
enlace
silábico
debía
ignorarse
durante
la
lectura;
por
ejemplo,
ÀĔĈčǦǯǦ,
ochb’iijǡǮ±×
ǯȋƤ͢͡ȌǤ-‐
94 95
±
À
×
de
haber
perdido
la
longitud
vocálica
y
por
ello
lo
transliterarían
cautivar-‐ĕĆĘ-‐ęĊĒ-‐3sĆćĘ
×À
Ǯ±
-‐
Ƥ
ȋǦěĈ);
por
ejemplo,
la
voz
pasiva
del
verbo
tzutz,
ćǯĆĐ;
así
como
con
ēĆč,
‘primero’,
o
ēĆĆč,
‘casa’.
Coincido
con
tivado’;
en
este
caso
ĕĆĘƤ
Ƥ
ǡęĊĒ
‘acabar’
o
‘terminar’,
era
tzuhtzajǡǮ
ǯǡ
ÓƤ
La
cadena
en
que
ejemplos
como
estos
constituyen
un
argumento
Ƥ
Ȃo’m,
como
en
ęğĚęğǦǦ,
cuya
transcripción
correcta
no
debería
ser
tzuhtzajo’m,
sino
tzuhtzjo’m,
Àǡ intransitivo,
y
3sĆćĘ
quiere
decir
pronombre
absolutivo
de
la
ter-‐
ǮǯǤǡ
Ƥ
es
decir,
que
por
sí
mismos
no
contienen
vocal
larga,
glotalizada
ȋƤͤ͢ȌǤ
que
no
podían
escribir
tres
consonantes
juntas
—
ȀȀǡȀȀȀȀ—,
la
primera
con-‐ o
rearticulada,
característica
prosódica
que
proporcionaba
el
lector
××
-‐
xo-‐ęĊǯ,
xo[l]te’,
‘cetro’
sonante
se
convertía
en
un
alto
glotal,
lo
que
da
como
resultado
tzu’tzjo’m.
ǡ
×ÀƤ
ǡ
amplias
o
no
condicionadas,
como
por
ejemplo
ęĆĐ,
cuyas
trans-‐
Ǥ
× cripciones
serían
takǡǮ
ǯǡȂtaakǡ
ƤǢĈčĆē,
que
El
pasaje
en
maya
que
se
desea
trasladar
al
castellano
recibe
el
nom-‐
Como
casi
todas
las
palabras
mayas
terminaban
en
consonante
(-‐Ĉ),
pero
usaban
un
silabario
abierto
lo
mismo
se
utilizó
para
chan,
‘serpiente’,
que
para
cha’n,
‘mirada’;
bre
de
texto
de
llegadaǡ
Ƥ
×
Ƥ
ȋǦěȌǡ ćǯĆĐǡ
b’aak
como
b’ak,
‘hueso’;
o
ēĆč,
que
se
usó
pa-‐ es
el
texto
de
salidaǤ
Ƥ
tenían
dos
consonantes
juntas;
por
ejemplo,
jawa[n]te’Ƥ
Ǯǯǡ
ra
nah,
‘primero’,
como
para
naah,
‘casa’.
Hacerlo
de
otro
modo
que
no
suelen
cambiar
la
sintaxis
maya
a
la
castellana,
razón
por
como
ǦǦęĊǯǤ±
ÀƤ
ǡ
À
×Ƥ
ǡ
ÀęĆĐ
es
la
cual
sus
traducciones
están
incompletas.
Recuérdese
que
la
sin-‐
ēĆčǦǦ,
nahwaj
reconstrucciones
de
palabras
antiguas
que
realizan
los
lingüistas,
se
sabe
que
se
necesita
reconstruir
ęĆĆĐ,
que
ĈčĆēÀ
Ǥ
Ǯ±ǯ
ȀǦȀȀǦȀǤ
xo[l]te’
o
xo[h]te’,
‘bastón’
o
‘vara’,
ĈčĆǯē,
que
ćǯĆĐ
y
ćǯĆĆĐÀƤ
ēĆč
ejemplo,
se
sabe
que
en
la
sintaxis
de
las
lenguas
mayances
el
adje-‐
que
normalmente
se
escribía
como
xo-‐ęĊǯȋƤ͢͢ȌǤ
-‐ y
ēĆĆč
son
desemejantes,
cuan
do
en
todos
estos
casos
se
trata
res-‐ tivo
debe
ir
antes
del
sustantivo,
situación
opuesta
a
lo
que
ocurre
ȀǦǡǦǡǦǡǦǡǦȀȀǯǦȀ
ǡ
pectivamente
del
mismo
signo. en
castellano,
de
tal
manera
que
la
traducción
adecuada
de
la
ex-‐
À
×Ƥ
ǡ
ǡǡÀ-‐ Del
mismo
modo,
concuerdo
con
Lacadena
en
que
los
logo-‐ presión
k’uhul
ajaw
no
es
‘sagrado
señor’,
sino
‘señor
sagrado’.
nunciaban
cuando
las
leían.
Se
trata
de
una
regla
de
abreviación
conocida
como
síncopa.
ȀǦȀ
Ǥ
×
Prueba
de
ello
es
que
el
mismo
signo,
ĐǯĆē,
es
usado
para
escribir
escribían
procede
de
datos
lingüísticos
externos
a
las
inscripciones.
Zender
descubrió
un
caso
donde
tanto
k’an,
‘amarillo’,
como
k’ahn,
‘escalera,
silla’
o
‘banco’;
ĐǯĎē
es
la
palabra
nahwajǡǮ±ȑ±Ȓǯǡ
empleado
tanto
para
k’in
o
k’iin,
‘Sol’,
como
para
k’ihn,
‘calor’
o
‘ira’;
ĚčǦti,
uhti,
‘ocurrió’
rebus
del
logograma
ēĆč,
‘primero’:
ēĆčǦǦ,
nahwaj.
Otro
caso
probable
es
el
del
mencionado
mientras
que
ĞĆĝ
vale
tanto
para
ya’x,
‘azul’
o
‘verde’,
como
para
yahx,
Los
estudiosos
de
la
escritura
a
nivel
mundial
están
relativamen
te
de
verbo
uhti,
‘ello
ocurrió’,
que
puede
estar
redactado
en
rebus
mediante
el
logograma
Ěč,
‘Luna’:
Ěč-‐ti,
‘prime
ro’,
lo
mismo
que
ĜĆĞǡÀ
-‐
uhtiȋƤ͢͢ȌǤ wayib’,
‘dormitorio’,
como
en
wahy[is],
‘nagual’.
Por
tal
motivo,
sos-‐
ǣ
Ƥ
ǡ
À
ƤǦ tengo
que
en
la
escritura
maya
todos
los
logogramas
tenían
vocales
aproximada
sobre
el
idioma
que
está
representado
y
un
bi-‐escrito,
es
labras,
como
señaló
Lacadena,
situación
que
recibe
el
nombre
de
apócope
o
suspensión.
Ejemplos
de
ǡ
ȀǦȀ
Ǥ decir,
un
documento
que
sirva
como
clave,
que
contenga
un
mismo
ello
sonǯ,
b’i[h],
‘camino’,
ǯǦ,
ch’aho[’m],
‘incensador’
o
‘varón’
y
,
chi[j]ǡǮǯȋƤ͢͢ȌǤ pocos
casos
problemáticos,
como
por
ejemplo
ĈčĆĐ,
chak,
‘grande’
ǡ
No
está
del
todo
claro
qué
los
motivaba
a
abreviar
por
suspensión,
pero
probablemente
se
debía
a
ra
zo-‐ Ǯǯǡ
ĈčĆĐ,
Chaahk,
dios
de
la
lluvia
Ǥ
ǯ,
b’i[h],
‘camino’ ±
ǡ
ÀǤ
ȋƤ ͣ͢Ȍǡ
Àǡ Ǧ
ǡ×
-‐
dicha
situación
se
puede
solucionar
si
se
distinguen
ambos
signos
Ǧ -‐
con
un
número
en
subíndice
o
superíndice,
tal
como
lo
hacen
por
pollion,
pues
contenía
un
decreto
del
año
196
a.C.
promulgado
por
TÉCNICAS
DE
ANÁLISIS ÀƤ
ǡ
ǣĈčĆĐ1
y
ĈčĆĐ2. el
rey
Ptolomeo
ěÀƤ
×
ǡÀ
-‐
También
conviene
mencionar
que
la
transliteración,
la
trans-‐ Ǥ
Ƥ
±
×
× cripción
y
la
traducción
no
son
los
únicos
pasos
de
análisis
que
rea-‐ Ǧ
ÀƤ
ǡ
±Ǥ
ƤǤ
×
×Ǧ DzdzȋƤͥ͢Ȍǡ
Ǧ
ǯǦ,
ch’aho[’m]
Ƥ
±±trans
cription
y
ten
dos
pasos
más,
de
naturaleza
técnica,
que
reciben
el
nombre
‘incensador’ al
segundo
transliteration.
No
obstante,
es
necesario
decir
que
dicha
costumbre
es
opuesta
a
la
práctica
de
××
y
de×
.
Para
mundial
establecida
por
la
teoría
de
la
escritura,
pues
los
especialistas
en
los
otros
sistemas,
incluyendo
el
poder
aplicar
correctamente
estos
dos
pasos
es
preciso
tener
un
ǡ
ǡ
ǡǡÀƤ
ǡ
Ƥ
Ǧ
paso
transliteration
y
al
segundo
transcription.
Como
esta
última
nomenclatura
es
la
que
se
considera
Ǥ×
××
-‐
×
ǡ
×±
À
À
±
reciente
(1988),
he
adoptado
en
este
texto
el
uso
de
los
términos
que
la
teoría
de
la
escritura
acepta
uni-‐ ǡ
ƤÀ
×ƪ×
versalmente
y
no
el
de
mis
colegas
mayistas
angloparlantes. gramatical;
cada
elemento
de
éstos
debe
separarse
del
anterior
ǡ
Ƥ
×
,
que
ya
×
Ǥ ǡ ×
,
chi[j],
‘venado’ ĈčĆĐǡchak
ĈčĆĐǡChaahk
desde
ese
paso
predetermina
si
el
logograma
se
debe
leer
con
vocal
larga,
corta
o
glotalizada.
Por
ejem-‐
À
±
ƤǢǦ
‘grande,
rojo’ ‘dios
de
la
lluvia’
plo,
transliterarían
ęĆĐƤ
Ǯ
ǯǡęĆĆĐǡƤǡ ras
deben
escribirse
en
castellano
y
con
minúsculas,
mientras
que
Figura
66.
Ejemplos
que
ilustran
ÀÀƤ
Ǥ±ÀĈčĆē
Ƥ
las
partículas
van
abreviadas
y
con
mayúsculas.
Por
ejemplo,
si
la
las
reglas
de
abreviación
o
subre-‐ ‘serpiente’,
pero
ĈčĆǯē
si
quiere
decir
‘mirada’
o
‘supervisión’,
a
pesar
de
que
en
ambos
casos
se
trate
× ćǯĆĐǦǦ,
la
transcripción
sería
b’aakwaj,
ͣ͢Ǥ
presentación
en
la
escritura
maya. del
mismo
signo;
y
lo
mismo
pasaría
con
ćǯĆĆĐ,
‘hueso’,
que
en
épocas
tardías
probablemente
debió
××
b’aak-‐w-‐aj-‐øǡ×
una
transliteración
amplia.
96 ͥͣ
pescuezo.
Thomas
encontró
que
en
los
diccionarios
mayas
había
un
ȀȀǣkutz,
‘pavo
silvestre’,
de
lo
que
de-‐
À
À
ȀǦȀǤ
×À
ȀǦȀ
ÀȀȀǤ
combinación
aparecía
cuando
en
la
escena
se
encontraba
la
repre-‐
×À
ǡ
al
buscar
en
los
diccionarios
alguna
palabra
que
le
diera
sentido
a
Ć Ć Ć ć ć Ĉ ę
ǡ
ȀǦȀ
ȀǦȀǡ
Ǧ,
tzul,
‘perro’.
En
los
años
cincuenta
del
siglo
ĝĝ,
Knórozov
sistematizó
estos
hallazgos
de
Thomas,
quien
había
trabajado
de
manera
intuitiva.
ćǯĆĐǦǦ ±Ƥ
b’aakwaj Ƥǡ
b’aak-‐w-‐aj-‐ø
Ǥ
cautivar-‐ĕĆĘǦęĊĒ-‐3ĘĆćĘ como
,
y
es
en
esencia
un
método
compara-‐ Ċ č Ď ĈĆ Đ đ đ
‘±
ǯ ǡ
Ƥ
À
ÀǢ
ǡ
Ǧ
nes
más
o
menos
repetitivas
de
signos,
donde
pueden
detectar
ͤ͢Ǥ
×ÀƤ
±×
b’aakwaajǡǮ±
ǯǤ ya
pueden
leer.
El
primer
análisis
estructural
en
la
historia
de
la
À × Ē ē Ĕ Ĕ ĕĕ ĈĚ ĐĚ
ͥͣ͟͝ǡ
ÀƤ
to
en
1862
en
la
biblioteca
de
la
Real
Academia
de
la
Historia
de
las
inscripciones
de
Chichén
Itzá
que,
lamentablemente,
nunca
Madrid,
pero
entendido
90
años
después,
cuando
Knórozov
se
dio
pudo
leer.
Tres
décadas
después
el
arqueólogo
albanés
David
H.
cuenta
de
que
no
se
trataba
de
un
abecedario,
sino
de
un
silaba
rio
in-‐ Kelley
retomó
el
análisis
de
esta
cláusula,
pero
aprovechando
las
ǡ
ȀȀÀ
ǡǦ ×DzdzǤ
no
como
silabograma
ǯǢȀȀ
À
ǡ Ƥ
À ǯǦǯǦǦ
ǡ
ώǯϏ,
etcétera.
En
1982,
Ǧ,
K’a[h]k’
Upakal,
nombre
de
un
personaje
histórico
muy
im-‐
los
investigadores
Nicholas
Hopkins
y
Kathryn
Josserand
lograron
portante
que
mencionan
las
Ƥ
en
Ó
× ͣͣ͝͡Ǥ×
×ǡ
Ǥ×-‐ Ƥ
×ȋȀ
Ȁǡ ĝ ĝ Ě ĕ Ě ğ
À×Ǥ×À
más
su
variante
de
cabeza)
y
dos
del
silabograma
la.
No
obstante,
la
palabra
‘agua’
(ha’
en
maya
yucateco),
por
lo
que
el
amanuense
×
Àǡ
le
puso
un
silabogramaǡǤ Ƥ
×ǡ
× ×
×
palabra
ha’
ȀȀǡ
Ǧ
Ǥ
ció
poniendo
la
secuencia
de
signos
silábicos
Ǧ
antes
de
la
que
-‐
À
ǡ
±ȋƤͥ͢ȌǤ miento
de
signos
contiguos,
de
manera
que
la
determinación
del
ƤĝĎĝ,
Cyrus
Thomas
utilizó
este
manuscrito
para
ÀƤ
×
×
Ǥ algún
otro.
Finalmente,
este
método
también
ayuda
a
reconstruir
±
×ǡǦ
ƤÓǡǡǦ
tar
correctamente
algunas
palabras
aisladas,
usando
un
método
nados
o
desgastados,
pues
con
sólo
observar
los
rasgos
básicos
de
de
trabajo
que
hoy
se
conoce
como
Ƥ.
ÀǡƤ
Ǧ La
Ǧ
de
Landa
×Ȁ
ȀDzdz nocer
la
secuencia
que
ha
visto
en
otras
inscripciones.
A
este
re
s-‐ a-‐che-‐ja
Landa,
que
hoy
se
translitera
como.
Observó
que
en
ocasiones
pecto,
es
preciso
rendir
tributo
al
ya
mencionado
David
S.
Stuart,
À
Ó
-‐ cuya
mirada
experta
lo
ha
convertido
en
el
exponente
de
este
método
do,
en
pasajes
donde
aparece
un
ave
de
plumaje
pardo
asida
por
el
ÀƤ
Ǥ
ͥ͢ǤǤ
98 99
VI
BAJO
L OS
A USPICIOS
D E
ITZAMNAAJ:
L OS
E SCRIBAS
EN
L OS
PALACIOS
R EALES
Nikolai
Grube
101
101
EL
ORIGEN
DE
LA
ESCRITURA Ƥ
ǣ
texto
en
voz
alta
y
también
sabrían
interpretar
los
mensajes,
mientras
que
otros
podrían
reconocer
los
À
ǡ -‐ signos,
pero
no
serían
capaces
de
extraer
el
sentido
semántico
de
un
texto,
y
mucho
menos
estarían
en
×
À ȋƤ ͣ͝ȌǢ condición
de
leer
en
voz
alta.
decir,
al
soberano
de
los
dioses
y
al
creador
de
la
cultura
humana
Hasta
ahora
existe
un
debate
entre
los
investigadores
de
la
escritura
maya
sobre
el
grado
de
cono-‐
ȋ±Dz
ǡdzȌǤï
ÀƤ
±Ǥ
ǡ
el
cro
nista
Diego
López
Cogolludo,
Itzamnaaj
era
el
hijo
del
dios
om-‐ ×
ÀƤ
ǡ
ǯǡǡǡ×
Ǥ
ǡǡǡ
ÀƤ
Ǥ
ǡǡ
ǡ
ǡ
también
relata
que
los
sacerdotes
tenían
que
invocar
a
Itzamnaaj
que
no
implicaba
que
sus
dueños
supieran
leer.
cuan
do
querían
abrir
los
libros
para
la
adivinación.
Además,
en
una
Considerando
que
muchos
de
los
signos
en
la
escritura
maya
eran
logogramas
que
conservaban
su
×
ÀƤ
Àǡ
ǡ±
ǡ
×
ǡ
ǡǡ
-‐ ͣ͞Ǥ
ÀƤ
ÀƤ
Àaj
k’in,
aj
no
de
los
signos
más
importantes;
por
ejemplo,
los
relativos
a
los
nombres
de
los
gobernantes,
pues
en
Pájaro
Jaguar
Ďě,
Yaxchilán,
Chiapas,
México.
tz’iib’,
‘el
sacerdote,
el
escriba’,
con
lo
cual
es
obvio
que
Itzamnaaj
era
À
À
ǡ
Ǥ
À
Àǡ
Ƥ
ǡ
À
Ƥ
Ǥ miembros
de
la
élite
estuvieran
en
condiciones
de
reconocer
estos
nombres,
y
tal
vez
hasta
unos
térmi-‐
ÀƤ
Ǥ
ǡǡ±
ǡǡǦ
un
medio
sagrado
de
comunicación.
Ello
explica
por
qué
la
escritu-‐ Ǯ
ǯǡÀƤ
×
ÀƤ
× ȋƤͣ͞ȌǤ
Ƥ
×Ƥ
×Ƥ
Ǥ
Ƥ
À
an
tiguas
se
desarrollaron
hacia
escrituras
silábicas,
dejando
atrás
×
ÀƤ
Ǥ
mu
chos
de
sus
logogramas;
en
el
caso
de
la
maya,
el
número
de
lo-‐ lectura
no
requería
un
mayor
entrenamiento.
Recuérdese
que
go
gramas
nunca
se
redujo.
Esto
se
debe,
tal
vez,
al
carácter
icónico
ÀƤ
ǡ
Ƥ
×-‐
ÀǦ
ÀǤ
×ǡ
À
-‐ les
públicos,
a
los
que
asistían
personas
de
los
más
diversos
Ƥ
ǡǡ
niveles
sociales.
escribieran
con
signos
que
representan
las
cabezas
de
las
divinidades.
Otros
aspectos
de
la
escritura
que
serían
accesibles
al
co-‐ aj
tz’iib’,
‘el
de
la
escritura’,
‘escriba’ miyatz,
‘letrado’ itz’aat,
‘sabio’
Así,
pue
de
decirse
que
los
dioses
estaban
presentes
en
los
textos.
Aun-‐ ïÀǡǦ
que
hubiera
sido
posible
escribir
sus
nombres
con
signos
silábi-‐
À
ȋƤǦ
ǡ
×
Ǥ gura
80),
y
los
verbos,
que
en
muchos
casos
consisten
en
manos
estilizadas.
Por
todo
ello,
exis
tía
un
ͣ͟ǤÀ
Ǥ
Otro
impacto
de
la
sacralidad
de
la
escritura
es
su
enorme
con-‐ abanico
de
grados
de
conocimiento
de
los
textos,
desde
la
capacidad
de
redactar
un
mensaje
hasta
el
òÀ
ǣ-‐
Ǥ
tiguas
y
auténticas
de
las
palabras,
aunque
el
idioma
hablado
ya
hubiera
cambiado.
UN
MEDIO
DE
EXPRESIÓN
PARA
LA
ÉLITE
MAYA Los
escribas
mayas
se
llamaban
aj
tz’iib’ǡ
ÀƤ
Clásico
Temprano,
y
que
todavía
se
usa
entre
los
mayas
contemporáneos.
La
palabra
aj
tz’iib’
está
com-‐
Por
su
carácter
sagrado,
el
acceso
a
este
sistema
de
comunicación
Ƥaj,
‘el
que’,
y
la
raíz
tz’iib’,
‘escritura’.
Además
de
este
nombre,
los
escribas
estaba,
en
gran
medida,
reservado
a
los
altos
segmentos
de
la
po-‐ ïÀƤ
Ǯǯǡ
itz’aat,
‘letrados’,
mi-‐
blación.
Cuando
los
españoles
llegaron
a
Yucatán
en
el
siglo
ĝěĎ,
ͣ͝Ǥ
×Ǥ yatz,
y
‘sacerdotes’,
aj
k’in.
Para
escribir
el
titulo
itz’aat,
‘sabio’,
los
escribas
usaban
muchas
veces
un
signo
entre
la
población
maya
sólo
había
unos
pocos
especialistas
que
ȋƤͣ͟ȌǤ
Ǧ
conocían
la
escritura.
Antonio
de
Ciudad
Real
dice:
“solamente
ǡƤ
Ó
Ǥǡ
los
sacerdotes
de
los
ídolos,
llamados
ah
k’ins
en
esa
lengua,
y
en
como
en
muchas
civilizaciones
preindustriales;
pero
cuando
se
re-‐ dei
dades
patronas
de
los
letrados
con
Junb’atz
y
Junchuwen,
los
medio
hermanos
del
Popol
Vuh,
el
libro
ïǡÀƤdzǡ ƪ
ǡ-‐ sagrado
de
los
mayas
quiché.
Según
este
relato,
los
héroes
gemelos
tenían
dos
medio
hermanos
mayores
×
-‐ ciar
entre
la
capacidad
de
leer
y
recitar
un
texto
y
la
capacidad
de
que
competían
con
ellos
cazando
animales
en
la
selva.
Un
día
mandaron
a
sus
hermanos
a
buscar
pájaros
presión
esotérica,
empleada
exclusivamente
por
los
sacerdotes.
Sin
escribir
un
texto.
Un
individuo
no
necesariamente
conocía
a
la
per-‐ en
la
corona
de
un
árbol.
Cuando
estaban
en
la
copa,
ya
no
podían
bajar,
y
en
ese
momento
Junb’atz’
y
Jun-‐
ǡ×
Ƥ
±
×
ǢÀ
±ǤïPopol
Vuh,
Junb’atz’
y
Junchuwen
Ǥ
ÀÀƤ
ǡÀ
ǤǡÀce
ozomatli,
o
parecen
haber
sido
conocimientos
exclusivos
de
la
nobleza
maya,
los
que
habrían
aprendido
a
escribir.
Tampoco
debe
pensarse
que
ǮǯǡÀ
±
Ǥ
102 103
Con
tal
motivo,
muchas
representaciones
de
escribas
en
la
ico-‐ anó
nimos,
porque
el
objetivo
principal
de
las
inscripciones
era
ex-‐
À
ǡ
×
ȋƤ los
elaborados
rituales
que
celebraban.
Asimismo,
los
redactores
no
ͣ͠ȌǤ
ǡ
Ǧ
se
consideraban
los
autores
de
los
textos
que
trazaban,
porque
su
ȋƤͣ͡ȌǤÀ
origen
eran
revelaciones
divinas
o
comunicados
del
gobernante
que
banda
de
papel
de
amate
con
escritura
o
con
números. Ǣï
consideradas
palabras
de
autoría
personal
e
individual,
sino
inspi-‐
ración
divina.
EL
TRABAJO
DE
LOS
ESCRIBAS No
obstante,
en
varios
monumentos
de
Copán,
Honduras,
y
de
otros
sitios
mayas
se
encuentran
textos
escritos
en
primera
perso-‐
Se
sabe
muy
poco
sobre
la
identidad
de
los
escribas,
porque
en
ge-‐ na.
Quien
comunica
estos
mensajes
obviamente
es
el
gobernante,
×ǡ×
y
su
voz
está
preservada
en
piedra
para
la
eternidad.
En
otras
oca-‐
de
las
Tierras
Bajas
de
la
época
Clásica
dejaron
sus
nombres,
aunque
siones,
toda
la
narrativa
histórica
de
un
texto
largo
está
redactada
-‐
ǡƤ
×ÀƤ
dos
mayas.
Como
en
muchas
civilizaciones
antiguas,
entre
los
mayas
chehenǡǮÀǯǡ
±Dzdzǡ
existen
también
textos
largos
y
elaborados
poéticamente,
aunque
de
que
el
que
hablaba
era
el
gobernante,
quien
tenía
el
poder
de
la
gran
mayoría
de
los
preservados
son
nada
más
que
comunicados
ȋƤͣ͢ȌǤǡÀ-‐
Ƥ
×Àï-‐ ƪajaw,
de
la
persona
que
más
lo
europeo.
Sin
embargo,
los
redactores
de
estos
textos
permanecen
legitimidad
ostentaba
para
hablar
de
los
dioses.
En
este
contexto
ͣ͡Ǥ
Ǥ
es
importante
recordar
que
la
palabra
ajaw
deriva
de
la
raíz
aw
‘lla-‐
ǯƤaj,
‘el
que’;
entonces,
así
como
el
tlatoani
entre
los
mexicas,
el
gobernante
maya
es
‘el
que
llama’
o
‘el
que
Ǥǡǡǡ±
ǡ
Ƥ
ǯǤ
ǡ
ǡ
ÀƤ
pa’
chan
ajaw,
‘señor
de
Yaxchilán’.
En
otros
casos
parece
que
los
letrados
Ǥ
-‐ podían
ser
el
botín
de
guerra
de
los
señoríos,
como
en
Piedras
Negras,
Guatemala,
donde
en
la
Estela
12,
tos
de
los
grandes
monumentos,
las
palabras
que
usaban
corres-‐ entre
los
varios
prisioneros
hay
uno
que
lleva
el
título
de
b’aah
cheeb’,
‘el
primero
de
los
pinceles’.
À×
Ǥ Parece
que
cada
señorío
trataba
de
mantener
un
taller
de
cinceladores,
pintores
y
escribas.
El
gran
×DzÀdz
ǡ
Ǧ ïDzƤdzïǡ
ǡ
ƤǤ2
À
ǡ
ǡ±
ǡ
×u-‐tz’iib’,
‘es
la
escritura
de’,
y
lo
que
sigue
es
el
nom-‐ grupo
de
artesanos,
y
que
ellos
estaban
organizados
en
talleres.
Por
eso,
en
varios
monumentos
se
en-‐
bre
del
escriba
a
quien
se
atribuye
el
texto.
Más
comunes
son
las
cuentran
también
indicaciones
de
un
orden
jerárquico
entre
los
artistas,
en
el
cual
el
maestro
lleva
el
tí-‐
Ƥ
Ǧ tulo
de
b’aahǡǮǯǤƤÀ
ǡ
numentos
de
este
material
en
muchos
sitios
mayas;
empiezan,
Ƥ
ÀƤ
Ǥ
ǡ
y-‐uxulul
‘es
el
grabado
de’.
alto
grado
de
especialización
entre
los
miembros
de
un
taller,
hay
también
evidencia
de
que
los
mismos
Ƥ
ÀƤǡ-‐ artistas
se
dedicaban
a
escribir
tanto
en
cerámica
como
en
piedra.
Existe
un
vaso
de
cerámica
de
estilo
tinguirlas
del
cuerpo
principal.
De
esto
resulta
que
la
elaboración
ǡ
ǡ±
ǡ
ƤǤ×Ƥ
À
ǡ
Ƥ
Àǡ
ǡ±
Ǥ
era
más
importante
que
la
identidad
de
los
redactores
de
las
pala-‐
bras
de
los
pasajes.
Ǧ LAS
RESIDENCIAS
DE
LOS
ESCRIBAS ͣ͢Ǥͥ͜͝
tas,
sólo
trabajadores
manuales
que
tenían
la
tarea
de
realizar
en
ͣċ-‐30,
Tikal,
Guatemala.
ǡ
ǡ Los
escribas
vivían
en
la
cercanía
de
los
gobernantes,
en
casas
grandes,
como
es
el
caso
de
la
Estructu-‐
redactado
por
otro,
el
que
manejaba
el
idioma
propio
de
los
tex-‐ ra
9ēǦͤ͞
ǡǤƤ
ǡ
ǡ
À ×Ǥ -‐
ÀƤ
Ǥï±ǡÓ
bargo,
quizá
tanto
los
escribas
como
los
artistas
que
delineaban
el
ǡ
ǯǤ
Ǥ
ǡ
ȋƤͣ͠ȌǤ-‐
cinceladores
que
labraron
su
nombre
en
monumentos
llevan
el
tí-‐ ǡ
ǡ
ǡ
×Ƥ
ȋ
Ē8-‐10),
tulo
de
ajaw,
‘noble’.
Los
escribas
ocupaban
una
posición
social
ǤƤ
ǡ
-‐
muy
elevada,
y
los
mejores
acumularon
riquezas
y
vivían
en
casas
mente
tuvieron
que
huir
del
sitio,
los
arqueólogos
hallaron
los
restos
del
taller
de
un
escriba.
Además
ͣ͠Ǥ
ǡ
de
piedra
de
enormes
dimensiones,
que
apenas
se
distinguen
de
los
de
cuatro
conchas
de
Spondylus,
que
tenían
tinta,
se
encontraron
también
pequeñas
manos
y
meta
tes
Ƥ
ē9-‐82,
Copán,
Honduras.
Ǥ
Ƥ
×ǡ
para
la
preparación
de
los
pigmentos
para
las
pinturas,
y
otras
herramientas
usadas
por
un
escriba
104 105
ȋ±Dz
Ƥ
ǣ
dzȌǤ
-‐
cha
servía
como
tintero,
que
se
llamaba
sab’ak,
una
palabra
que
deriva
de
las
palabras
mayas
para
‘tizne’
y
‘hollín’.
En
la
Tumba
116
del
gran
gobernante
Jasaw
Chan
K’awiil
ǡ
ǡ×
concha
de
SpondylusǢ
ÀƤ
sab’akǡǮǯȋƤͣͣȌǤ-‐
bién
se
conoce
la
palabra
para
pincel,
cheeb’,
la
cual
está
escrita
en
un
plato
pequeño
que
servía
para
limpiarlo,
pero
también
aparece
como
uno
de
los
títulos
que
llevaban
los
escribas
más
importantes.
ͣͤǤ ǦÀƤ ǡĐͤͣ͞͠Ǥ
±Ƥ
ǡ
ǡ
ȋƤͣͤȌǢǡ
À
ǤǦÀƤ
ǡǦ
va
un
aumento
de
ellos
en
el
Clásico
Terminal,
cuando
la
cultura
de
las
élites
estaba
declinando
y
con
ello
también
la
práctica
de
la
escritura.
Durante
los
últimos
cien
años
de
la
época
Clásica
escasearon
los
letra-‐
Ǥǡ
Ǧǡ
À
×
Ǥ
***
Los
mensajes
con
escritura
maya
tenían
un
enorme
valor
político,
social,
sagrado
y
ritual.
Por
eso,
el
tra-‐
ǤƤǡ
ellos
que
los
mayas
del
pasado
siguen
comunicándose
con
nosotros.
ͣͣǤ
ǡ͢͝͝ǡǡ
Ǥ
106 ͣ͜͝
TIEMPO
S AGRADO
Y
T IEMPO
P ROFANO
×
Àǡ
ï
Àǡ
À
ï
VII
EL
C ALENDARIO
Maricela
Ayala
Falcón
Dz
±Ǣ×-‐
Ǥdz
×
Ó
ǡ
×Ǥ
×
ǡ
Ǥ
×À
ǡ
ǡ
-‐
ǡǡ
ǡ
×Ǧ
×ǡ
-‐
ǡ
Ǥ
×
ǡ ǡ ×
ǡ-‐
Ǥ
ǡÀ±
ȋ±Dz
ÀƤ
dzȌǤ-‐
×
ǡ
×Ǥ
×
À
Ǥǡ
×
ǡ
×
Ǧ
ǣǡ
±
×ǡÓ
ͤ͠ǡ
ǡ
ǡ±
Ǥ
Ǥ
111
111
ǡ
-‐ Ó͢͠ǤǤÀ͠͠͡ÀǤ
͟͢͡Ȁ͟͢͢Àǡ
drían
indicar
sistemas
de
registros
temporales,
como
Stonehenge,
ǡ
pero
su
presencia
no
necesariamente
implica
la
creación
de
un
Ǣ
À
ͤ͝͞Ó
sistema
calendárico,
pues
estos
registros
conllevan
un
largo
perio-‐ en
1582
por
el
papa
Gregorio
ĝĎĎĎ,
quien
ordenó
que
al
año
de
1582
se
× ××-‐ le
restaran
10
días
y
que
cada
cuatro
siglos
se
omitieran
tres
bisiestos.
cos
(en
su
mayoría),
como
de
las
actividades
humanas
del
propio
Fue
así
como
quedó
establecido
el
Año
Gregoriano,
que
es,
con
va
rias
grupo
y
las
de
aquellos
otros
con
los
cuales
se
tiene
algún
tipo
de
salvedades,
el
que
rige
actualmente
en
la
Tierra,
es
decir,
básicamente
intercambio. entre
los
herederos
de
la
tradición
europeo-‐católica.
El
calendario
más
antiguo
conocido,
del
cual
se
tiene
noticia,
Pero,
así
como
China,
India
y
los
países
árabes
produjeron
sus
se
dio,
aproximadamente,
en
el
año
3000
a.C.
en
Mesopotamia,
re-‐ propios
sistemas
calendáricos,
en
Mesoamérica
también
se
inven
ta-‐
×
À 2Ǥ
ron
varios,
algunos
asociados
a
movimientos
astronómicos,
y
otro,
el
tenía
especialistas
dedicados
a
grabar,
primero
en
piedra
y
después
más
duradero
y
generalizado,
es
tan
particular
a
Mesoamé
rica
que,
en
tabletas
de
arcilla,
largas
listas
donde
se
consignaban
los
bienes
de
a
pesar
de
todas
las
hipótesis
generadas
sobre
su
posible
origen,
los
gobernantes,
sacerdotes
y
comerciantes.
Es
decir,
la
escritura,
éste,
el
de
260
días,
sigue
siendo
de
origen
desconocido.
ǡ
×
contable
de
objetos,
pero
también
sirvió
para
llevar
la
cuenta
del
tiempo;
ya
que,
además
del
conocimiento
acerca
de
cuándo
debían
ǬVV
llevarse
a
cabo
las
actividades
agrícolas,
los
sacerdotes
poseedores
Dzdzǫ
±
-‐ Las
primeras
anotaciones,
de
acuerdo
con
conocimiento
de
origen
ǣ
ǡ
Ƥ
Ǧ arqueológico,
que
conllevan
un
sistema
de
escritura
asociado
a
un
na
voluntad
de
los
dioses
hacia
ellos,
y
dichas
ceremonias
debían
±
ǡ ǡ
llevarse
a
cabo
al
mismo
tiempo
en
todas
las
ciudades.
ï
ǡǦ
Su
calendario
original
se
basó
en
la
Luna,
y
dividieron
su
año
en
×
ȋ
Ȍǡ
12
meses
de
30
días
cada
uno
—posiblemente
de
aquí
derivó
su
siste-‐ verbos
(acciones),
nombres
(sujetos)
y
el
lugar
(topónimos)
donde
ma
numérico,
que
era
duodecimal
y
sexagesimal,
siendo
los
prime
ros
ocurrie
ron,
son
las
Estelas
12
y
13
de
Monte
Albán,
Oaxaca.
Éstas
es-‐
que
inventaron
el
cero.
El
problema
con
este
calendario
radicó
en
que
Ƥ
Ďǡ
ǡ
ǡÀǡ
duración
un
poco
mayor
de
29
días
y
medio,
y
después
de
un
tiempo
͜͜͡Ǧ͜͜͞ǤǤȋƤͣͥȌǤ
empezaron
a
tener
desajustes.
Sin
embargo,
sus
sucesores,
los
babi-‐ Ǭ±
ǫ2-‐
lonios,
conservaron
este
sistema
alternando
meses
de
29
y
30
días
y
do
por
dos
ciclos,
o
años,
uno
que
corresponde
al
año
solar,
es
decir,
añadiendo
cada
cierto
tiempo
un
mes
de
30
días,
todo
esto
para
tratar
tiene
365
días,
pero
está
subdividido
en
18
periodos
de
20
días
cada
de
ajustar
su
calendario
lunar
con
el
solar.
uno,
más
5
días
adicionales
(18
x
20
+
5
=
365),
y
en
él
cada
mes,
o
ǡÀ
Ǧ ǡ
Ó͜͞ïǣ͜͝͞ȋƤͤͤ͜͝ȌǤ
nocimiento
quedara
en
manos
de
una
élite
reducida
y
poderosa;
pero
le
ha
llamado
el
año
religioso,
porque
cada
veintena
estaba
regida
×ǣ
-‐ por
una
deidad,
y
era
el
que
servía
para
llevar
a
cabo
las
ceremonias
Ǥ±×
ȋĝĎ
a.C.),
el
cual,
ƪÀ
ǡ±
-‐ las
distintas
actividades
grupales
de
la
sociedad.
ǡ
͜͞Àǡ
-‐
y,
de
ella
(vía
Etruria),
la
romana.
pañaban
por
13
números,
es
decir,
el
primer
día
hacía
su
recorrido
ǡ
ǡ
Ǧ con
el
número
1,
el
segundo
día
iba
con
el
número
2,
el
tercero
con
el
lendario
de
Egipto,
es
decir,
utilizaron
un
año
solar
de
365
días.
3,
y
así
sucesivamente
hasta
el
13,
pero
con
el
día
siguiente,
el
dé
cimo
Los
egipcios
sustentaron
su
calendario
en
dos
acontecimientos:
el
cuarto,
se
reiniciaba
la
cuenta
del
1
al
13,
sólo
que
como
los
días
eran
desbordamiento
anual
del
río
Nilo,
que
ocurría
a
mediados
de
ju-‐ únicamente
20,
al
comenzar
de
nuevo
el
peregrinar
de
los
dio-‐
lio,
y
la
aparición
de
Sirio,
en
el
oriente,
antes
de
la
salida
del
Sol
en
ses-‐día,
al
primero
le
correspondía
el
dios-‐número
8,
y
así
se
conti-‐ ͣͥǤ͟͝͞͝ǡǡ
ǡ±
Ǥ
Ǥ
±
nuaba
la
se
cuencia
de
los
20
dioses-‐días
y
los
13
dioses-‐número.
͟͜Àǡǡ
ǡï
Para
que
volvie
ran
a
coincidir
el
primer
día
con
el
numeral
1
debían
͡À
Óǡ
ͤ͟͞ǤǤ transcurrir
260
días
(20
x
13
=
260).
Este
ciclo
discurría,
sin
inte-‐
añadir
un
sexto
día
cada
cuatro
años,
lo
que
se
llevó
a
cabo
en
la
rrupción,
al
mismo
tiempo
que
el
de
365,
y
al
terminar
reiniciaba
épo
ca
de
Julio
César,
quien,
por
consejo
de
Sosígenes,
decretó
que
su
camino
con
la
veinte
na
correspondiente.
112 113
À
Maya
× À
Maya
×
nueva siglo
ĝěĎ
de
los
signos nueva siglo
ĝěĎ
de
los
signos
ak’bal akbal ak’ab? À
Maya
× À
Maya
×
nueva siglo
ĝěĎ
de
los
signos sip zip chakat nueva siglo
ĝěĎ
de
los
signos
xul xul ?
manik’ manik chij? ix ix hix?
k’ank’in kankin uniw
yaxk’in yaxkin yaxk’in
lamat lamat ek’? men men tz’ikin?
muwan muan muwaan
mol, muwan
muluk muluc ? kib cib ? mol mol molol,
molow pax pax pax
Figura 80. Días del calendario tzolk’in de 260 días. Figura 81. Meses del calendario haab’.
114 115
Ó͟͢͡ÀǡǡƤÀ͜͝͡À±-‐
pezaría
de
nuevo
con
el
primer
dios
patrono
o
regente
de
dicha
vein-‐
tena,
acompañado
por
cada
uno
de
los
dioses
número.
Así,
ambos
ciclos
continuaban
su
camino,
terminaban
y
volvían
a
comenzar
sin
que
hubiera
ninguna
interrupción
y
sin
que
se
repitiera
la
misma
combinación
de
numeral-‐día
numeral-‐veintena,
hasta
que,
pasados
͡͞Ó͟͢͡Àͣ͟͢͜͞ǡ͝À͝ǡ͜-‐
͝À
ȋͣ͢͜͟͞ϋͤͥͤ͜͝ǡ͟͢͡͞͡ϋͤͥͤ͜͝ȌǤ
A
esta
combinación
de
los
dos
ciclos
se
le
conoce
como
el
sis-‐
ǡ
culturas
pobladoras
de
Mesoamérica.
Pero,
dado
que
el
ciclo
so-‐
lar
no
tiene
una
duración
de
365
días
exactos,
a
los
mesoamerica-‐
nos
les
pasó
lo
mismo
que
a
las
otras
sociedades
que
lo
utilizaron
como
base
para
su
registro
calendárico:
el
tiempo
comenzó
a
des-‐
ǡ
ǡ
posición
del
Sol.
Ǭ±
ǫǡ-‐
tir
de
Monte
Albán
ĎĎĎ
dejaron
de
escribir
las
veintenas.
No
es
que
abandonaran
el
sistema,
no;
simplemente,
ya
no
volvieron
a
repre-‐
sentar
las
veintenas
en
las
inscripciones,
pero
el
calendario
continuó
igual.
Es
decir,
permaneció
con
sus
20
dioses
días
acompañados
con
los
numerales
correspondientes,
y
lo
mismo
ocurrió
con
las
18
vein-‐
͡ÀDzǡÀdzǤ͡
días
los
que
permiten
saber
que
el
calendario
se
mantuvo
sin
ma-‐
yores
cambios.
Ǭ×ǫ͡À—nemontemi
en-‐
tre
los
mexicas,
wayeb’
entre
los
mayas—
provocan
que
sólo
cuatro
de
los
20
días
puedan
iniciar
el
año
solar;
a
éstos
se
les
conoce
como
ÀÀǡ
ÓÀƤ
Figura
83.
Estela
Ĉ,
Tres
Zapotes,
Veracruz,
México.
representa
al
año.
Lo
único
que
cambió,
en
algunas
partes
y
en
di-‐
ǡ
ǡÓ
se
desplazaron
al
día
siguiente.
De
ello
se
hablará
más
adelante,
al
±
-‐
explicar
el
sistema
maya. dad
son
relativas
al
calendario.
͞
×
-‐
ǡǡǡ
V
ǡƤǤ
ǡ
×ǡ
×ǡ
Ǥ
Ambos
ciclos,
el
de
260
y
el
de
365,
permanecieron
en
todo
el
terri-‐ ǡ
×ǡ
ǡ
torio
mesoamericano
y
se
mantuvieron
a
pesar
de
la
llegada
del
ǡÓ͟͢ǤǤ
Ǥ
ca
len
dario
juliano
traído
por
los
españoles.
De
hecho,
en
muchas
ǡ
͡͞Óǡ
ÓǤ
comu
nidades
indígenas
aún
pervive
el
de
260
días. Ƥǡ
Ǧ
Sin
embargo,
algunos
grupos,
posiblemente
de
origen
mixe-‐ rios,
al
que
se
le
llama
la
Fecha
Era
y
se
lee
13.0.0.0.0
4
ajaw
8
kumk’u,
que
corresponde
al
13
de
agosto
de
zoqueano,
habitantes
de
lo
que
ahora
se
conoce
como
Chiapa
de
3114
a.C.
en
el
calendario
cristiano,
usando
la
correlación
Goodman-‐Martínez-‐Thompson
(ČĒę)
584
285
ǡ
ȋƤͤ͞ȌǬ±Ƥ
ǫ
±
ǡ
×
ǡ
-‐ Àǡ
Ǥ
×
Ǥǡ
ǡ
ǡ
×ǡ
ǡ
ǡǡ
escribe
en
líneas
horizontales,
este
otro
sistema
lo
hace
vertical-‐
À
ǡÓ͟͝͝͠ǤǤ
À-‐
ǡ
ǡ͜͞Ǥ ban
migrando,
y,
por
supuesto,
no
existía
la
escritura.
Pero
es
a
partir
de
ella
que
se
comienza
a
contar
el
No
se
sabe
si
en
su
creación
estuvo
implicado
el
comercio
al
cual
se
ǡ×
À
ȋ±Dz
À
Figura
82.
Detalle
del
lado
este
de
la
Estela
Ĉ,
Quiriguá,
Guatemala. dedicaban
estos
grupos,
como
ocurrió
en
Sumer,
porque
práctica-‐ ǣǬÓ͜͞͝͞ǫdzȌǤ
116 ͣ͝͝
ral
veintena—
se
le
llama
Fecha
de
Rueda
de
Calendario
y
su
im-‐
Núm.
maya
Núm.
maya
portancia
radica
en
el
registro
del
día
al
cual
se
llegaba,
pues
el
͢͜͞Àǡ
ǡ
Ǥ
calendario
de
260
días,
pues
gobernaba
los
días,
y
cualquier
evento
0
mih?/
a
realizarse,
o
realizado,
debía
llevar
esta
notación.
minan? 10
lajun
La
primera
inscripción
maya
conocida
que
presenta
el
regis-‐
ͥ͞ǡ
ȋƤͤ͠Ȍǡ
-‐
pranas:
en
éstas
sólo
se
escribían
los
ciclos
transcurridos
con
los
1
jun 11
buluch/
ï
ǡ
ǡ
ȋ
buluk
͝Ȍ ȋ
͡Ȍ ȋƤ ͤ͡ȌǢ ͥ͞
ÀƤ
Dz
dzǡ
ǡ
ca
beza
de
la
deidad
co
rrespondiente,
para
designar
los
periodos
o
2
cha’
Ǥǡ
12
lajunchan?
Serie
Inicial
(ČĎĘĎȌǡ
ǡ
Àǡ
tres
elementos
constantes
ǦǦčĆćǯ,
tziikhaab’,
y
uno
variable;
este
último
es
el
dios
patrono
de
la
veintena
correspondiente
a
la
3
ux/
Ǥ
ÀǣČĎĘĎğĎĕǡͤǤ͝͞Ǥ͝͠ǤͤǤ͝͡ǡ
ox 13
uxlajun/
13
ĒĊē
[3
ğĎĕ],
que
se
transcribe
así:
oxlajun
118 119
impor
tancia
para
cuando
decidieron
acortar
el
sistema
de
escri-‐
Ǥ
Č
correspondiente
a
una
Fecha
ÀƤ
×
b’aktunǡ
ǡ ͝͠͠ ͜͜͜ÓǤ Ǭ±ǫ
À
Ǥ À
-‐
G1
͞ G3
ƤǤ
±
ǡ
ǡ
G4 G5 G6
someter
a
dichas
culturas;
su
argumento,
después
de
muchas
pregun-‐
ǡ ǣ Ǭ
ǫǡ
textos
escritos
en
escritura
latina,
y
escribían
en
quién
sabe
qué,
deci-‐
Dz
dzǤÀ×Àǡ
À
de
redimir
dicho
error.
Fue
en
el
siglo
ĝĎĝ,
a
raíz
de
las
publicaciones
de
los
códices
ma-‐
ȋ±DzdzȌǣ G7 G8 G9
páginas
del
Dresde
por
Alexander
von
Humboldt
y
posteriormente
el
códice
completo,
primero
por
E.
Kingsborough
y
después
por
E.
Förstemann,
el
Troano
por
B.
de
Bourbourg,
el
Cortesiano
por
Rada
y
ͤͣǤÀƤ
Ó
Ǥ
Delgado,
y
el
de
París
por
L.
de
Rosny,
después
de
la
publicación
de
la
llamada
Relación
de
la
cosas
de
Yucatán,
de
Diego
de
Landa
con
DzdzȋƤͥ͢Ȍ
× Y,
al
seguirse
documentando
los
ciclos
astronómicos,
se
pensó
que
los
cómputos
mayas
sólo
esta-‐
ǡ
ÀƤ
Ǧ
×
Ǣ
×Ƥ
vaban
los
viajeros
que
habían
estado
en
el
área
maya,
los
estudiosos
Ǥǡͥ͢͝͞ǡơǡ
de
las
escrituras
antiguas
comenzaron
a
abocarse
al
estudio
de
esta
ǡ
ǡƤ
×
×
-‐
escritura
maya.
plicaciones
astronómicas.
Ella
demostró
que
los
llamados
números
de
distancia
registraban
el
tiempo
Algunos
se
interesaron
en
los
textos
e
intentaron
leerlos.
En
el
ǡ±
Ǥ
caso
de
Förstemann,
le
interesó
primero
el
calendario,
con
lo
que
Ǣǡ
×Dzk’atunesdz
logró
precisar
el
valor
de
los
números
que,
como
ya
se
dijo,
están
es-‐ Ƥ
k’atúnicas,
o
registros
de
dicho
ciclo.
ǡ
Óơ
À
×ǡ
Dz
dzǡ
Ǥǡ
ǡǡǡ
ǡÀƤ
ȋȌ
trabajando
con
el
Códice
de
DresdeǡƤ
×ǡ en
los
códices.
L a
base
para
su
descubrimiento
se
sustentó,
precisamente,
cuando
se
dio
cuenta
de
lo
que
seguía,
en
el
mismo
documento,
que
son
las
de
los
eclipses.
ïǡ
Ǧ
ÀƤ
ǡƤǦ Ǥ×ǡǡ
×
ǡ
×-‐ ×Dzdzȋ
Ȍǡï
ȋȌǤ×
Figura
86.
Dintel
48,
Yaxchilán,
Chiapas,
México. ces
y
los
monumentos,
para
buscar
en
ellas
una
explicación
astro-‐
Ƥ
ǡÀ-‐
×
ȋ±DzdzDzÀdz tintos
grupos.
es
te
volumen). Si
se
toma
como
ejemplo
la
cara
posterior
de
la
Estela
3
de
Piedras
Negras,
comienza
con
el
ČĎĘĎ
ȋ que
presenta
al
dios
solar
como
patrono
de
la
veintena,
o
sea,
el
mes
yaxk’in;
continúa
con
la
ĘĎ
que
se
Cuen
ta
Larga),
y
su
asociación
con
el
tzolk’in
y
el
haab’,
al
arqueólo-‐ lee
9.12.2.0.16,
es
decir,
habían
transcurrido
9
b’aktunes,
12
k’atunes,
2
tunes,
0
winales
y
16
k’ines
desde
la
go
Sylnavus
ČǤ
×
-‐
ȋƤͤͤȌǤÀ͡kib’,
ČͣǮ×ǯǡÀͣ͞ÀȋĉȀĊ),
habían
transcurrido
2
ǣČ
y
ċ
(‘se
ata
la
diadema
el
Señor
Č’)
y
la
Cuenta
lu
naciones
(2Ĉ),
ĝ
era
su
nombre
(ĝȀć),
y
ese
mes
iba
a
tener
29
días
(9ĆȌǡ͝͠yaxk’in.
En
ǡĊȀĉȋ
ÀÀ
Ȍǡ
×ÓǯǡÓǤ
Ĉȋ
À
Ȍǡĝ
ǡ
ǡǡ
y
ćȋ
×Ȍ
Ć
(que
registra
si
esa
lunación
ǡ
Ǣï
sería
de
29
o
de
30
días).
ǡ
Ǥ
ǡ͟
ï
120 121
±ÀǣǮȑÀ
Ȓ͜k’ines,
10
winales,
12
tunes
͝kib’
14
kank’in
cuan-‐ A B C D E F
Ó
ǡÓǯ
ǯǡǯǤ
ï
en
que
nació
su
hija,
Hunah
Ahk,
le
sigue
otro
Número
de
Distancia
que
registra
cuando
el
soberano
×͞͡Óǡǡ
ǡ
1
ȋ×Ȍ
͙͝͠k’atun,
en
un
día
6
ajaw
13
kank’in.
± ï
Ǣ
ǡ
donde
acostumbraron
escribir
en
los
dinteles
de
los
vanos,
se
valieron
de
la
llamada
Cuenta
Corta
o
Fechas
de
Rueda
de
Calendario
que,
como
ya
se
dijo,
sólo
registran
el
numeral-‐día
numeral-‐mes
y
se
re-‐
͡͞ÓǤ
Ƥ
×
͞
ǡÀ
×Ǥ
ǡ
ǡǡ±
ǡ±
Ǧ
dario
cuando
el
gobernante
tenía
muchas
cosas
que
contar,
pero
ellos
hicieron
algo
muy
interesante,
Č
(Señor
de
la
Noche)
y
esas
combinaciones
únicamente
se
daban
una
vez
cada
b’aktun.
3
Si
se
considera
que
casi
todo
el
periodo
Clásico
se
dio
en
el
b’aktunͥǡ
-‐
Ǥ
ͥ͢ǡ
ȋƤͤͥȌǤ
×
ȋĆǡćǡĈ)
con
el
día
8
chikchan,
Č3,
18
sakǡ
ͥǤ͝͠Ǥ͝͝Ǥͣ͝Ǥ͡ȋͣ͟͝͠͞ȌǤ
ȋĉǡĊǡċ)
la
muerte
del
señor
6
Cielo.
Después
(čǡĎȌ
Ƥho’tun
(5
4
tunesȌȑ
ͥǤ͝͠Ǥ͝͞Ǥ͡Ǥ͜Ȓ
6
ajaw
13
kayab’,
seguida
por
un
Número
de
Distancia
que
lleva
al
8
chik-‐
chan
13
kank’inȑͥǤ͝͠Ǥ͝͞Ǥ͝͞Ǥ͡Ȓ͟͝sakȑͥǤ͝͠Ǥ͟͝ǤͣǤ͡Ȓǡ
Ǥï
sistema
propio
de
Toniná:
el
día
es
el
mismo
pero
entre
las
veintenas
hay
260
días.
Así
como
el
registro
anterior
parece
ser
propio
de
Toniná,
en
Palenque,
Chiapas,
México,
también
×
Ǥǯ
ǯǡǡ
5
Ciclo
de
819
días.
Éste
registra
el
movimiento
que
el
dios
K’awiil
(ČĎĎ)
llevaba
a
cabo
en
el
cielo;
pero
se
trata
de
un
movimiento
en
contra
de
la
manecillas
del
reloj,
y
pasa
por
los
4
rumbos:
Este,
Norte,
Oeste,
ǤÓǡǤ
Pero
todos
estos
sistemas
de
registro
de
las
actividades
de
los
señores
y
los
dioses,
algunas
expuestas
6
ǡƤ
ǡ
ǡǡǡ
objetos
de
adorno,
todo
esto
cesó
cuando
las
ciudades
comenzaron
a
ser
abandonadas.
El
último
regis-‐
͜͝͝ǡ
͜͝Ǥ͠Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜ǡ͝͞ajaw
3
woǡͥͥ͜͝͡ȋƤͥ͜ȌǤ
Hay
que
destacar
lo
que
implica,
dentro
de
la
historia
de
la
humanidad,
el
que
los
mayas
llevaran
un
7
registro
tan
preciso
de
sus
actividades.
Ello
ha
permitido
empezar
a
recuperar
su
historia
con
una
exacti-‐
tud
única.
Debe
considerarse
que,
así
como
se
sabe
que
aunque
el
nacimiento
de
Cristo
marca
el
principio
ǡ
Ƥ
Ǣ
À
ǡ
ǡǡ
ǡǡ
ǡ
Àǡ 8
ǡ
ǡƤǡ
ïÀǡ
×Ǥǡ
los
libros
escritos
durante
el
Clásico
ha
sobrevivido
debido
al
clima;
algunos,
localizados
en
tumbas
ǡȋ±DzƤ
dzȌǤ 9
Ƥ
±
Ǥ
Así,
los
códices
prehispánicos
que
se
conocen
—mexicas,
grupo
Borgia,
mixtecos,
mayas—,
todos
son
del
Posclásico,
y
en
ellos
el
principal
sistema
de
registro
calendárico
es
el
tzolk’in,
aunque
los
de
contenido
×
±ÀƤ
Ó
ǡÀ
× 10
hecho
registrado,
no
hay
veintenas.
Los
únicos
que
se
salen
de
este
patrón
son
los
códices
Dresde
y
París.
ǡ
×
ǡ
×
llamadas
Ruedas
K’atúnicas.
Es
cierto
que
el
registro
de
los
k’atunesǡƤ
͡ǡ͜͝ǡ͜͝͡͞ȋ͜Ȍ
tunesǡ
ȋ
en
la
Estela
31
de
Tikal,
Gua-‐ Figura
88.
Parte
posterior
de
la
Estela
3,
Piedras
Negras,
Guatemala.
122 123
temala,
de
9.0.0.0.0),
pero
durante
las
últimas
épocas
se
apoyaron
más
en
este
sistema,
como
se
observa
en
los
libros
del
Chilam
Ba-‐
lam,
cuando
hablan
de
los
k’atunes
13
ajaw,
11
ajaw,
9
ajawǡͣajaw,
5
ajaw,
3
ajaw,
1
ajaw,
12
ajaw,
10
ajaw,
8
ajaw,
6
ajaw,
4
ajaw,
2
ajaw,
13
ajaw,
para
cerrarse
la
Rueda
de
k’atunes.
Esta
Rueda
es
la
regis-‐
trada
en
el
Códice
de
París,
en
el
cual
también
están
lo
que
se
ha
Ƥ
Ǥ
En
el
Códice
de
Dresdeǡǡ
en
el
sistema
de
Cuenta
Larga,
algunas
escritas
en
estilo
temprano,
es
decir,
con
puntos
y
barras,
y
otras
más
con
variantes
de
cabeza
para
los
numerales
y
los
ciclos.
Pero
lo
más
constante
es
el
ciclo
de
260
días,
Ǥ ÀƤ
del
lado
izquierdo
y
llevan
un
numeral
rojo,
al
que
sigue
uno
negro
À
Ǥ
entre
5
(5
x
52=
260),
o
entre
4
(65
x
4
=
260),
aunque
hay
algunos
dobles.
En
este
mismo
códice
se
encuentran
las
Tablas
de
Venus
(ciclo
sinódico
de
584
días),
las
Tablas
de
Eclipses
y,
posiblemente,
pero
ǡïͣͤǡÀ
×
ȋͣͤ͜ÀȌǤ
En
los
tres
códices
hay
textos
paralelos,
y
otros
que,
aunque
lo
que
dicen
es
distinto
en
cada
uno,
todos
tienen
las
llamadas
pági-‐
nas
de
Portadores;
pero
mientras
en
el
Códice
de
Dresde
éstos
son
Akb’al,
Lamat,
B’en
y
Etznab’,
en
el
de
Madrid
son
Kan,
Muluk,
Ix
y
Kawak,
que
eran
los
días
regentes
cuando
llegaron
los
españoles,
tal
como
lo
relata
Landa
y
se
puede
comprobar
en
el
Códice
de
Madrid.
Y
de
todo
el
sistema
calendárico
maya
lo
que
sobrevivió,
y
ha
permanecido
a
lo
largo
del
tiempo,
es,
precisamente,
el
ciclo
de
260
días,
el
cual
continúa
siendo
utilizado
por
los
h-‐men,
o
sacerdotes
actuales,
quienes
lo
emplean
cuando
tienen
que
hacer
las
curacio-‐
nes
o
llevar
a
cabo
algún
ritual.
Figura 89. Monumento 69, Toniná, Chiapas, México. Figura 90. Monumento 101, Toniná, Chiapas, México.
124 125
VIII
LA
A STRONOMÍA
Erik
Velásquez
García,
Jesús
Galindo
Trejo
y
Stanislaw
Iwaniszewski
À
-‐
ȋȌǤÀǡ
Àǡ±ǡÀ
ÀÀ
Ǥ
Fray
Diego
de
Landa,
siglo
ĝěĎ.
ͣ͝͞
127
Ƥ
×ǡ
×
Ǧ
ras
arquitectónicas,
como
de
la
disposición
de
trazas
urbanas
(véa-‐
Dzǡ
ǣ
dzȌǤ
EL CIELO
ǡǡ
como
una
sucesión
de
estratos
superpuestos.
Por
lo
general,
el
número
de
cielos
es
13.
En
cada
uno
de
ellos
solían
habitar
ciertos
ĈčĆē-‐na,
chan,
‘cielo’ ĈčĆē-‐na,
chan,
‘cielo’ ĐǯĎē-‐ni,
k’in,
‘tiempo,
día’
ïƤȋƤͥ͝ȌǤ
variante
geométrica ǮƤǯ
Unos
estudiosos
daneses
han
opinado
que
tal
idea
pudo
haber
sido
adoptada
por
los
mayas
a
la
llegada
de
los
misioneros
españoles
±Àƪ
como
Dante
Alighieri
(1265-‐1321).
No
obstante,
esto
hubiera
sido
demasiado
peligroso,
debido
a
que
los
libros
de
ese
tipo
de
escrito-‐
res
ya
habían
sido
prohibidos
por
la
Inquisición
desde
1318.
Por
otra
ǡ
ÀƤ
-‐
tidades
y
lugares
sobrenaturales
cuyos
nombres
contienen
la
raíz
±
chan,
‘cielo’,
acompañada
por
un
número
que
nunca
era
mayor
de
‘trece’.
Por
ejemplo,
Nah
Ho’
Chan,
‘Primer
Cinco
Cielo’,
era
el
nombre
de
una
montaña
sagrada
ubicada
en
el
norte;
Wak
Chan
Ajaw,
‘Señor
del
Seis
Cielo’,
era
probablemente
un
epíteto
o
logogramas
que
pueden
leerse
Ěǯ,
Ěč
o
ĚĜ,
‘Luna’
×ÀǢǥǡǮǥǯǡ-‐
bre
antiguo
del
Templo
de
la
Cruz
de
Palenque,
Chiapas,
México,
que
aparentemente
reproducía
un
templo
mítico
y
arquetípico
ubicado
en
el
norte;
B’alun
Chan,
‘Nueve
Cielo’,
era
parte
del
nom-‐
±
Ƥ
ǢǯǡǮ
Búhos
de
lo
Alto’,
y
Uhxlaju’n
Chanal
Kuy,
‘Trece
Búhos
de
lo
Alto’,
eran
nombres
asociados
con
distintos
aspectos
del
dios
L;
Laju’n
Chan,
‘Diez
Cielo’,
era
uno
de
los
númenes
patronos
del
planeta
Ve-‐
nus,
etcétera.
Se
podría
objetar
—
Ǧ
gadores
daneses
antes
aludidos—
que
no
hay
evidencia
para
pen-‐
sar
que
se
trata
de
cielos
yuxtapuestos,
puesto
que
pudieran
estar
ǢƤ
×
Ĉ,
variante
Ĉ,
cabeza
Ĉ,
cabeza
del
dios
Jaguar
ǡ
de
cráneo
diversas
de
Mesoamérica,
en
el
siglo
ĝěĎ,
apoyan
la
idea
de
que
se
trataba
de
estratos
ordenados
verticalmente,
y
es
imposible
que
ƪ
de
origen
europeo.
Los
mayas
representaban
la
palabra
‘cielo’
mediante
un
logo-‐
grama
geométrico
dividido
por
una
línea
horizontal.
Dicho
logogra-‐
ma
por
lo
regular
tenía
la
lectura
de
ĈčĆē,
‘cielo’.
En
la
parte
superior
Ó
-‐
zadas,
el
cual
se
ha
asumido
tradicionalmente
que
simboliza
al
cielo,
aunque
en
realidad
no
existe
evidencia
sólida
para
pensar
que
dichas
Ƥ logograma
ēĆĒ,
‘ocultarse,
logograma
ĊĐǯ,
‘estrella’ logogramas
ĐĚĐĆĞǫǦǫǦĊĐǯ
ȋƤͥ͞ȌǤĈčĆē,
‘cielo’,
contaba
con
una
variante
perderse
de
vista’ Ǯ
±ȑǫȒǯ
À
ƪǡ
Figura
91.
Estela
10,
Piedras
Negras,
Guatemala.
tenían
manchas
oscuras. ͥ͞ǤÀƤ
×
Ǥ
128 129
En
el
arte
maya,
el
cielo
se
podía
representar
mediante
una
piezas
de
cerámica
y
monumentos
pétreos.
El
grupo
social
domi-‐ ͥͣͣ͝Ǥ la
diosa
Ixchel,
‘La
del
Horizonte’,
protectora
de
los
embarazos
y
Ǥ
Ó-‐
×ǡ
-‐ nacimientos
y,
por
lo
tanto,
patrona
de
las
parteras,
que
tenía
un
segmento,
a
su
vez,
contenía
la
representación
de
un
símbolo
aso-‐ no,
debido
a
que
k’ihnǡǮ
ǯǡ
À
ǡ ï
ǡ
san
tuario
importante
en
la
isla
de
Cozumel,
en
el
Mar
Caribe
(véase
Ƥǡ
ǡǡǡ
ǡ
-‐ tzolk’iin
ya
había
cambiado,
pero
antes
de
que
lo
hiciera
la
del
ha’ab’.
Dz
ǡdzȌǤ
ǡ
ǡ
Ƥ
ȋ±DzÀ
× En
2004,
Stuart
estudió
la
inscripción
grabada
en
un
dintel
que
se
ǡ±
Ǥ
×
Ƥ
ï
-‐
dzȌǤ exhibe
en
el
museo
de
Hecelchakan,
encontrando
que
dice
literal-‐ y
la
diosa
de
la
muerte,
la
diosa
húmeda
que
trae
las
lluvias
para
lo
durante
el
periodo
Clásico
era
el
llamado
Monstruo
Celeste
o
Clásico
muchas
veces
añadían
a
sus
nombres
el
apelativo
de
K’ihnich,
mente:
chan…
k’in
ochiiy
tuwaklaju’n
mak,
‘el
día
4
muluk
ya
entró
en
regar
los
campos
y
la
diosa
seca
que
destruye
los
cultivos.
La
diosa
ǦǦǡ
‘el
que
es
caliente’.
Uno
de
los
nombres
comunes
del
sacerdote
maya
ȑȒmaak’,
con
lo
que
se
sugiere
que
ese
tipo
de
joven
es
la
imagen
de
la
Luna
creciente
y
la
diosa
senil
correspon-‐
Ǥ
yucateco
era
precisamente
ajk’iin,
‘el
del
Sol’,
lo
que
muestra
que
el
registros
subrayan
que
los
rituales
se
celebraban
en
la
oscuridad
o
Ǥ
×
ÀƤ
Ǯǯǡ-‐ astro
rey
era
considerado
entre
los
mayas
también
como
sinónimo
medianoche,
porque,
según
este
investigador,
el
tzolk’iin
pudo
haber
ade
cuados
para
sembrar
y
cosechar.
En
varias
ocasiones
se
la
re-‐
tras
que
en
el
extremo
de
su
cuerpo
—su
ano
o
vagina—
tenía
un
Ǥ
Ƥ
ha’ab’,
al
amanecer.
Ƥ
ǡÀ
complejo
tazón
en
cuyo
interior
se
encuentra
el
signo
del
‘Sol’.
De
mayas
yucatecos
con
K’íinich
K’áak’
Mo’,
‘Guacamaya
de
Fuego
que
En
2010,
Alexandre
Tokovinine
se
percató
de
que
en
las
Tie
rras
ǣ
acuerdo
con
David
S.
Stuart,
el
Cocodrilo-‐Venado-‐Estelar
era
una
es
Caliente’,
y
se
le
relacionaba
con
sequías
y
con
el
calor
excesivo;
en
Bajas
centrales
también
había
registros
donde
el
numeral
del
ha’ab’
ƤǢ
À
× À
ǡ el
Códice
de
Dresde
aparece
esta
deidad
con
cabeza
de
guacamaya
y
Ǣǡͤajaw
14
kéej
en
que
cada
atardecer
se
tragaba
al
Sol.
Éste
transitaba
a
lo
largo
de
antorchas
en
las
manos. lugar
de
8
ajaw
13
kéej,
de
lo
que
dedujo
que
en
esos
casos
el
ha’ab’
cielo
en
relación
con
el
día
anterior.
Algunos
grupos
mayances
pa-‐
En
el
arte
del
periodo
Clásico
existen
representaciones
don
de
×
À
tzolk’iin,
ya
sea
a
recen
haber
considerado
que
la
Luna
llena
era
una
especie
de
Sol
del
monstruo
todas
las
mañanas.
En
algunas
representaciones,
el
los
gobernantes
encarnaban
en
danzas
a
una
entidad
híbrida
de
con
-‐ ÀǤ
Dzdzǡ
À
ǡ
Cocodrilo-‐Venado-‐Estelar
sirve
como
apoyo
para
el
ave
Yahx
Ko-‐ notaciones
solares,
que
en
parte
era
ciempiés,
en
parte
serpien-‐ del
siglo
ĝěĎ
se
sugiere
que
entre
los
mexicas
el
día
comenzaba
al
À
Ƥ
ȋƤ͜͝͝ȌǤǦ
ǡ
×
te,
en
parte
jaguar
y
en
parte
ave
de
presa:
Huk
Chapaht
Tz’ikiin
mediodía,
este
autor
especula
que
cuando
el
numeral
del
ha’ab’
se
gún
el
investigador
Ruud
van
Akkeren,
eso
era
precisamente
lo
que
ǯǡ
ǡ ǯ
ǡǮ±ǯǤ
Ǧ
ǡ creían
los
kekchís
de
Verapaz,
Guatemala,
quienes
llamaban
a
la
al
parecer,
servían
para
comunicar
a
los
sacerdotes
y
gobernantes
ǡ cómputo
del
tiempo
de
origen
teotihuacano.
Más
recientemente,
ǯǯǡǮ
ǯǡ×
mayas
con
los
dioses.
Hay
algunas
representaciones
del
Cocodri-‐ ±±
ǡ ͜͞͝͝ǡ
Ǥ
× por
los
quichés
en
la
narrativa
del
Popol
Vuh.
lo-‐Venado-‐Estelar
en
Copán,
Honduras,
en
las
cuales,
en
lugar
de
ï
ǡǡÀ
Ƥ
ǤǦ
×
ǡ paht
Tz’ikiin
K’ihnich
parece
haber
sido
una
deidad,
nagual
o
del
Centro
de
México,
pues
estos
últimos
acostumbraban
a
contar
ceremonial
y
cotidiana
maya.
Aunque
los
mayas
carecieron
de
un
ca-‐
cuerda
o
de
una
hilera
de
nubes.
Esta
última
recuerda
el
hecho
de
que
À
À
Ǥ el
tiempo
corriente,
mientras
que
el
sistema
tradicional
maya
com-‐ ǡȋwinal)
y
la
×
ȋ͢͟͟͝Ȍǯ
ÀÀ
ǡ-‐
Ǥǡ
Luna
(u’)
no
son
las
mismas,
en
las
páginas
46c
y
48c
a
50c
del
Códice
mismo:
iitzen
ka’an,
iitzen
múuyal,
‘yo
soy
el
rocío
o
sustancia
del
cielo
das
den
tro
de
cartuchos
solares
que
se
ubican
en
la
parte
superior
de
el
calendario
maya
sería
11
éeb’
15
maak
(11
ehb’
15
mak
en
la
lengua
de
Dresde
±
ǡ
ǡ
ǯǡ
Ǧ algunos
monumentos.
La
característica
distintiva
de
este
tipo
de
car-‐
Ȍǡ ÀƤ
×
Ƥ
Ǧ
dieran
evocar
la
creencia
de
una
cuerda
viviente
(kuxa’an
suum)
que
tuchos
o
medallones
es
que
de
cada
una
de
sus
esquinas
brotan
las
ƪ
À ͝͝ éeb’
16
maak,
lo
Ƥ
ǡ
ƪÀǡ
× tenazas
ponzoñosas
de
un
ciempiés,
animal
que
simboliza
la
puerta
que
debe
interpretarse
en
el
sentido
de
que
11
éeb’
(el
día
en
el
ca-‐ veían
algún
tipo
de
relación
semántica
entre
ellos.
Otra
prueba
de
À×
Ǥ lendario
tzolk’iin)
constituye
tiempo
completado
o
transcurrido,
que
en
la
mentalidad
maya
los
periodos
de
20
días
se
relacionaban
del
siglo
ĝĝ. Un
problema
que
está
estrechamente
relacionado
con
el
Sol
es
mientras
que
16
maak
(el
mismo
día,
pero
en
el
calendario
ha’ab’)
de
algún
modo,
aunque
no
se
comprende
bien,
con
la
Luna,
está
en
justamente
el
momento
en
que
los
mayas
iniciaban
el
día,
aspecto
que
es
tiempo
corriente
o
en
curso.
ÀƤ
ï
Ǥ
-‐ se
leen
Ěǯ,
‘Luna’,
sino
ĜĎēĎĐ,
ĜĎēĆĐ
o
ĐǯĆđ,
‘veinte’.
Por
extraño
EL
SOL to,
e
igual
que
otros
investigadores,
Linton
Satterthwaite
estudió
los
que
parezca,
para
escribir
la
palabra
‘Luna’
no
sólo
contaban
con
una
Ƥ
ǡ
×ǡͥͣ͝͠ǡÀ LA
LUNA À ȋĚǯ,
Ěč
o
Como
en
toda
Mesoamérica,
entre
los
mayas
el
culto
solar
alcanzó
ciclo
de
260
(tzolk’iin)
se
iniciaban
con
el
momento
de
la
puesta
ĚĜȌǡ
uno
de
los
más
altos
rangos
de
veneración.
El
nombre
del
‘Sol’
entre
del
Sol,
mientras
que
los
días
pertenecientes
al
ciclo
de
365
(ha’ab’)
-‐
Ƥ
ǡǡ
ǯǡƤ
ǮǡÀǯ
Ǥ
-‐ menino
del
Universo.
La
diosa
lunar
Ixik
Kaab’,
‘Señora
de
la
Tierra’,
que
se
leen
Ěǯ,
Ěč
o
ĚĜǡǮǯȋƤͥ͞ȌǤ±
ǮƤǯǤÀƤ
cia
en
las
anotaciones
de
ambas
cuentas
de
días
se
nota
en
ciertas
±Ǥ el
mes
lunar
—que
no
tenía
20
días—ƪ
×
ƪ±
±ǡ
ĐǯĎē.
inscripciones
provenientes
sobre
todo
de
la
región
septentrional
de
×
Ƥ
ǡ
Ƥ
Ď
plasmada
en
las
inscripciones
y
en
los
libros
de
pliegues
de
amate
Algunos
estudiosos
creen
que
la
disposición
de
sus
cuatro
pétalos
ǡ±
ǡ
ȋǯǡǮǯȌǡ
denominados
códices.
À
monumentos
exhiben
combinaciones
de
los
días
de
ambos
ciclos
una
anciana,
patrona
de
la
apicultura
y
del
tejido.
La
segunda
diosa
Las
observaciones
astronómicas
permitieron
a
los
mayas
de-‐
ǡ
×
nahui
ollin
en
el
Alti-‐
ǡ
Ƥ
lunar,
conocida
como
Chak
Chel,
‘Horizonte
Grande’
u
‘Horizonte
×
plano
Central
de
México.
Al
dios
solar
se
le
llamó
en
idioma
yucateco
veintena
es
uno
menos
de
lo
esperado,
por
ejemplo
4
muluk
16
maak,
Rojo’,
o
la
diosa
O,
era
también
la
patrona
del
tejido,
la
adivinación
lunares
o
lunaciones.
Por
lo
general,
las
inscripciones
mayas
ini-‐
K’íinich
Ajaw,
‘Señor
Caliente’
o
quizá
‘Señor
de
Rostro
Ca
liente’,
y
en
cuando
lo
normal
sería
4
muluk
ͣ͝maak.
ȋƤ͝͞͡ȌǤ
ǣ cian
con
la
cuenta
de
días
que
indica
el
lapso
de
tiempo
ocurrido
cholano
del
periodo
Clásico,
K’ihnich
Ajaw,
‘Señor
que
es
Calien
te’.
Ǥơ
Ǥ
ǤǦ
À-‐
ǡ-‐
Ƥ
ǡ
ǡǦ ǡͥͣ͝͠ǡ
Dzdz± dad
al
suelo;
por
otro,
siendo
la
esposa
del
dios
creador
Itzamna’,
Ƥtzolk’iin
y
el
ha’ab’.
Entre
el
tzolk’iin
y
el
ha’ab’
× apa
recían
de
vez
en
cuando
en
los
monumentos
de
las
Tierras
Bajas
provocó
el
diluvio
durante
la
destrucción
del
mundo
de
la
Tercera
Era.
ÀƤ
ǡ
DzdzǤÀ
×
ǡ
ǡ
À×Ǥ Es
posible
que,
durante
el
Posclásico,
Chak
Chel
se
convirtie
ra
en
ĊǡĉǡĈǡĝǡć
y
Ć,
los
cuales
componen
la
llamada
Serie
Lunar
(véan
se
130 131
ÀƤ
Dz
dzć5-‐Ćͣǡ
ƤͤͤȌǤ
×Ċ
y
ĉ
describe
la
edad
de
la
Luna.
El
ĉ
se
lee
huli,
traducido
como
‘ella
llegó’,
por
lo
tanto
ambos
jero-‐
ÀƤ
ïÀ
-‐
×
Ǥ×Ƥ
aparición
de
la
Luna
creciente
en
el
cielo
vespertino,
aunque
a
ve-‐
ces
puede
usarse
para
el
momento
de
la
Luna
nueva
astronómica.
Ĉ
Ƥ
±
À
͢͝ǡ
À
Ǧ
ǡ
ǣǡ
hombre
joven
y
un
cráneo.
El
orden
de
los
meses
lunares
sigue
la
secuencia
de
estas
variantes
de
cabeza,
cada
una
asociada
con
los
ï͢͝ǡ
ͤ͝
-‐
Ǥǡ
ĝ
representa
el
nombre
propio
de
cada
lunación.
Aunque
no
se
encontraron
las
18
variantes
ĝǡÀƤ
Ƥ
-‐
cia
de
las
18
lunaciones
y
cada
una
de
ellas
era
conocida
con
su
propio
ǤÀ
ǡ
al
ĝ,
y
que
se
lee
como
uch’ok
k’ab’a’,
‘es
su
nombre
joven’.
ǡ
Ć,
el
cual
siempre
se
encuentra
acompa-‐
Ó
Ƥ
ͥ͜͝ǡ
×
×
ͥ͟͜͞Àǡ
ï
-‐
cionarios
y
no
pudieron
escribir
29.53
días,
la
duración
de
un
mes
×
Ǥ
ï-‐
ma
lunación
que
se
había
completado,
en
virtud
de
que
los
mayas
contaban
tiempo
transcurrido
y
no
tiempo
en
curso.
No
obstante,
hoy
existen
muchas
pruebas
de
que
se
trata
de
una
estimación
de
la
duración
que
tendría
la
lunación
corriente,
es
decir,
de
un
pronósti-‐
co,
en
virtud
de
que
se
conoce
mucho
mejor
el
mecanismo
de
cálculo
previo,
que
consistía
en
intercalar
lunaciones
de
29
y
30
días,
pero
de
͟͜Àͥ͞ǡƤ
de
mantener
la
aproximación
a
29.53
días.
Resumiendo,
el
sistema
de
la
notación
lunar
maya
decía:
“tantos
À
ȑȒ×ȑ
Ȓǡ±
×ïǮǯȑͤ͝
Ȓǡ
Ǯ
ĝǯǡ
×
ͥ͟͜͞ÀdzǤ
LOS ECLIPSES
132 133
medades,
muerte
y
malos
agüeros,
también
recibió
el
nombre
de
ǯǡ Ǯ
× ǯǤ
En
el
cielo
nocturno
el
planeta
Venus
es
el
objeto
celeste
más
bri
llan-‐ nombre
era
Nohoch
Ich,
‘Ojo
Grande’;
aquí
podría
estarse
ante
la
si-‐
te
después
de
la
Luna;
su
aspecto
estelar,
con
variaciones
periódicas
militud
de
representación
de
una
estrella
como
un
ojo,
siendo
ésta
ǡǡ-‐
×
Ƥ
Ǣ
ron
poderosamente
la
atención
de
los
astrónomos
mayas.
La
mayoría
iichȋ
×Ȍ±
×ǮǯǤ
de
las
culturas
prehispánicas
reconocieron
en
Venus
a
una
deidad
ǡ
ǡ
Ǣ×
×
Ǥ ƤǯǡǮ
Venus,
al
igual
que
Mercurio,
posee
una
órbita
alrededor
del
Sol,
in-‐ Cielo’.
Otros
apelativos
como
Chak
Eek’,
‘Estrella
Grande’
o
‘Roja’,
terior
respecto
a
la
de
la
Tierra;
esto
hace
que
el
movimiento
aparente
Ahsaj
Kaab’
Eek’,
‘Estrella
que
Despierta
a
la
Tierra’,
Ajooksaj
K’iin,
ǡǡ±
Ƥ
× ‘El
Sembrador
del
Sol’,
y
Ajp’iis
Áak’ab’,
‘El
Medidor
de
la
Noche’,
estrecha
de
cielo
por
encima
de
los
horizontes
oriente
y
poniente.
corresponden
a
diversos
aspectos
observacionales
de
Venus.
Con
Venus
nunca
se
observará
en
el
cenit
y
presentará
periodos
alter-‐ seguridad,
la
coloración
rojiza
de
éste
en
ciertas
circunstancias
nados
de
aparición
y
desaparición
en
el
cielo.
Se
podrá
obser
var
˱
Ǥtzolk’iin,
el
calendario
sólo
antes
del
amanecer
y
poco
después
de
la
puesta
del
Sol;
por
esta
adi
vinatorio,
el
día
laamat
estaba
asociado
con
Venus,
lo
mismo
razón
se
le
conoce
en
general
como
estrella
o
lucero
de
la
mañana
y
que
la
veintena
ya’ax
en
el
ha’ab’.
Varias
deidades
mayas
se
vinculan
de
la
tarde.
Por
supuesto
que
en
ocasiones,
al
alcanzar
su
máximo
con
este
planeta;
ejemplo
de
ellas
es
el
llamado
dios
L,
deidad
del
ȋ
Ȍǡ
±
ǡ
estando
el
Sol
sobre
el
horizonte.
nom
bre
en
los
códices
al
parecer
incluye
la
palabra
ha’,
‘agua’.
Otra
ǡ-‐ deidad
venusiana
es
Kukulcan,
equivalente
maya
de
Quetzalcóatl.
ǢÀǡƤ-‐ Por
supuesto,
también
se
tiene
una
designación
calendárica
para
do
sinódico
como
el
intervalo
de
tiempo,
medido
por
un
observador
Venus,
la
cual
corresponde
al
día
de
su
nacimiento,
Ju’n
Ajaw
o
1
en
la
Tierra,
en
el
cual
las
posiciones
aparentes
del
planeta
relativas
Ajaw;
por
esta
razón,
el
ciclo
venusino
tendría
que
comenzar
a
ser
Figura
94.
Pirámide
de
los
Cinco
Pisos,
Edzná,
Campeche,
México.
al
Sol
se
repiten
periódicamente.
Venus
posee
un
periodo
sinódico
registrado
en
este
día
del
tzolk’iin.
medio
de
583.92
días;
sin
embargo,
en
el
transcurso
de
5
periodos
ÀƤ
Ē
redon-‐
×
Àͤͤͣ͜͡͡ÀǤ
deada
con
la
incrustación
de
un
par
de
círculos
concéntricos
en
los
grupos
de
las
lunaciones
sugieren
que
los
mayas
usaron
las
su-‐ ses
pueden
suceder
cuando
ambos
astros
se
encuentran
cerca
de
periodo
con
el
año
venusino,
que
dura
sólo
224
días.
Considerando
los
dos
espacios
cóncavos
de
la
Ē;
quizá
podría
uno
entender
esos
mas
de
5
o
6
lunaciones
para
predecir
los
eclipses.
Dichas
imágenes
los
nodos,
lo
que
implica
que
pueden
ocu
rrir
en
intervalos
de
14-‐16,
un
periodo
sinódico
promedio
de
584
días,
es
posible
describir
la
círculos
como
indicación
de
los
dos
aspectos
de
aparición
de
Venus
representan
a
una
serpiente
que
devora
al
Sol
o
a
la
Luna
o
especies
ͣ͝͠Ǧͥ͝͠ǡ ͢͝͞Ǧ͢͟͝ ͣ͢͝Ǧͣͤ͝Àǡǡ ςǡ ͡ǡ ͡ς ͢ Ǥ situación
por
medio
de
los
intervalos
en
los
que
el
planeta,
como
ȋƤͥ͞ȌǤ
À
ǡƪ
de
alas
de
mariposa
que
cuelgan
de
la
banda
celeste.
En
las
inscrip-‐ ajk’iino’ob’
utilizaron
sólo
los
ciclos
de
5
y
6
meses
lunares
para
pre-‐ lucero
de
la
mañana
y
de
la
tarde,
aparece
y
desaparece.
De
esta
ma-‐ respecto
a
la
parte
alta
de
la
Ē;
su
apariencia
es
la
de
una
cruz
con
×
À decir
los
eclipses.
nera,
expresado
en
valores
promedio,
a
partir
de
su
primera
apari-‐ cuatro
círculos
en
los
vértices
de
los
ángulos
rectos.
En
este
caso
Ƥ
ēĆĒ,
‘ocultarse’
o
‘perderse
de
vista’,
El
conocimiento
de
la
tabla
de
eclipses
del
Códice
de
Dresde
ción
en
el
oriente,
Venus
como
lucero
de
la
mañana
es
visible
du-‐
Ƥ
À
de
tal
manera
que
el
eclipse
de
Sol
y
de
Luna
se
decían
probable-‐ ǡ͟ ͢͟͞ÀǤ
Dz
dz laamat,
pero
que
en
realidad
se
leía
ĊĐ’,
‘estrella’.
Hay
que
hacer
no-‐
mente
namk’in,
‘ocultamiento
del
Sol’,
y
namu’,
namuh
o
namuuw,
Elena
Poco
Uinic,
en
Chiapas,
México.
El
texto
describe
que
en
la
50
días,
el
planeta
estará
en
la
llamada
conjunción
superior,
en
ÀƤ
Ǯǯ
Ǯ
ǯȋƤͥ͞ȌǤ±
ͥǤͣ͝Ǥͥ͝Ǥ͟͝Ǥ͢͝ǡ͡kib’
14
ch’e’enȋͣͥ͜͝͡ȌǮ
-‐ dirección
del
Sol,
atrás
de
él
con
respecto
a
la
Tierra.
Después
de
ǡ
Dzdz
ǡǦ miento
del
Sol’
(namk’in),
aunque
en
realidad
el
eclipse
sucedió
un
ȋͣ͜ÀȌǡ por
excelencia.
ron
que
el
Sol
o
la
Luna
iban
a
ser
devorados,
creencia
motivada
día
después.
Dz
dz
ǡ-‐ Resulta
notable
que
el
periodo
sinódico
de
Venus,
redondea-‐
ǡ
El
tiempo
que
la
Luna
tarda
en
completar
una
revolución
al-‐ rante
otros
263
días
continuará
siendo
visible.
Al
término
de
este
do
a
584
días,
esté
relacionado
con
el
año
vago
de
365
días.
Así
se
una
mordida.
Por
ejemplo,
en
el
libro
del
Chilam
Balam
de
Chumayel
× ïǡ
×ǡ tiene
que
5
periodos
sinódicos
venusinos
son
iguales
a
8
años
de
365
el
eclipse
se
describe
como
uchi’b’al
k’iin,
uchi’ib’al
uh,
‘se
traga’
o
ͣ͞Ǥ͟͞ÀǤ
ǡǢ±-‐ días,
es
decir,
5
x
584
=
8
x
365
=
2
920.
Además
se
tiene
que
un
‘muerde
al
Sol’,
‘se
traga’
o
‘muerde
a
la
Luna’.
Los
eclipses
sólo
ocu-‐ durante
su
tránsito
por
la
bóveda
celeste
la
joven
diosa
lunar
en-‐ nus
durante
8
días
en
promedio.
Después
de
estos
días,
el
planeta
huehuetiliztli,
es
decir,
104
años,
son
iguales
a
13
x
5
=
65
periodos
rren
cuando
la
posición
del
Sol,
la
Luna
y
la
Tierra
se
encuentran
contraba
las
mismas
estrellas
o
los
mismos
asterismos,
es
decir,
po-‐ Dz
dz
Ó
sinódicos
venusinos.
Nótese
igualmente
que
146
ciclos
rituales
de
en
la
misma
línea
y
las
órbitas
del
Sol
y
de
la
Luna
están
casi
alinea-‐ siblemente
las
constelaciones
mayas
antiguas.
Varios
almanaques
el
periodo
considerado
para
iniciarse
otro.
Nótese
que
el
punto
de
260
días
abarcan
este
mismo
intervalo
de
tiempo.
Estas
relaciones
das
(tal
como
se
ven
desde
la
Tierra),
es
decir,
se
en
cuentran
cerca
de
del
Códice
de
Dresde
representan
a
la
diosa
lunar
con
las
imágenes
de
inicio
en
este
conteo
de
intervalos
temporales
es
arbitrario. parecen
haber
sido
reconocidas
por
los
astrónomos
mayas.
Así
lo
ȋ
±ǡ×Ƥ estrellas
o
constelaciones
separadas
por
los
múltiplos
del
ciclo
si-‐ Los
mayas
antiguos
de
Yucatán
nombraron
de
varias
maneras
sugiere,
por
ejemplo,
una
representación
labrada
en
piedra
prove-‐
puntos
opuestos
donde
se
cruzan
las
órbitas
de
ambos
astros).
Es-‐ deral.
Los
estudios
sobre
el
periodo
sideral
lunar
ayudan
a
recons-‐ a
Venus.
La
designación
Xuux
Eek’,
‘Estrella
Avispa’,
podría
indicar
± ǡ
Ǥ À
ͣ͟͝Ǥ͟͝Àȋ
truir
las
constelaciones
zodiacales
mayas.
También
se
aprecian
las
la
creencia
de
que
las
irradiaciones
del
planeta
en
determinados
aparece
junto
al
signo
de
Venus
una
barra
indicando
el
numeral
5;
al
año
de
eclipses).
En
las
tablas
aparecen
69
grupos
de
5
o
6
lunacio-‐ imágenes
de
varias
constelaciones
en
el
Códice
de
París
(pp.
23
y
momentos
eran
perjudiciales,
como
los
ataques
de
avispas.
Debido
Ó
À
À
Ó-‐
nes
cada
uno.
Si
se
divide
11
959
días
entre
69
grupos
se
obtiene
el
24),
así
como
en
Bonampak,
Chiapas,
en
Chichén
Itzá
y
Uxmal,
a
que
se
pensaba
que
cuando
salía
por
primera
vez
en
la
madrugada
ma
de
una
A
entrelazada,
la
rodean
precisamente
8
círculos
indi-‐
ïͣ͟͝Ǥ͟͞Àǡ
Ó
Ǥ
Ǧ Yucatán,
México;
y
en
Copán,
Honduras.
ÀÀ
-‐ cando
el
número
de
años
de
365
días
que
igualan
a
los
5
periodos
134 135
venusinos.
Esta
coincidencia
en
periodos
hace
que
prácticamente
castrense
con
posiciones
del
planeta
no
parece
ser
tan
importante
y
constante,
como
el
hecho
de
que
las
batallas
debían
practicarse
en
una
periodicidad
de
8
años. época
de
secas,
cuando
los
campesinos
no
estaban
al
pendiente
del
También
pueden
encontrarse
testimonios
de
la
observación
de
proceso
agrícola.
Venus
en
varios
códices.
En
las
páginas
46
a
50
del
códice
maya
que
ÀǦ
se
encuentra
en
Dresde,
se
registran
65
periodos
sinódicos,
cada
uno
que
en
el
siglo
Ďĝ
el
interés
de
los
mayas
dejó
de
estar
en
la
estrella
×ͤ͡͠Àȋͤ͢͡͡͠ϋͣͥ͟͢͜ȌǤ de
la
tarde
y
se
concentró
en
la
de
la
mañana.
Durante
esa
época
la
duración
de
584
días
excedía
al
promedio
real
astronómico,
que
es
parece
haber
surgido
en
Mesoamérica
la
idea
de
que
Venus
era
el
ͤ͟͡Ǥͥ͞Àǡ×
×
ǡ
largo
plazo,
usando
sólo
números
enteros
y
respetando
la
coincidencia
sociales
según
los
días
del
tzolk’iin
en
los
que
tenía
lugar
su
orto
he-‐
͢͜͞ liaco,
es
decir,
primera
aparición
de
Venus
luego
de
su
periodo
de
in-‐
días.
En
la
página
24
del
Códice
de
Dresde
se
autoriza
la
resta
de
visibilidad.
A
partir
de
esa
época,
los
cinco
días
canónicos
en
los
que
8
días
al
cabo
de
122
ruedas
de
Venus
de
584
días
cada
una,
y
ello
se
creía
que
Venus
podía
aparecer
por
el
oriente
eran
b’en,
kaab’an,
ͥǤͣ͢À×͝Ǥͣ͢Ǥ
-‐ imix,
chikchan
y
muluk,
que
en
el
Códice
de
Dresde
se
adelan
tan
un
Ó día,
siendo
respectivamente
éeb’,
kib’,
ajaw,
k’an
y
laamat.
La
“ Tabla
ͤÀ
ͣͤ͡͡͠À dz
×
±
ǡ
cada
una,
lo
que
reduce
el
error
de
4.56
a
sólo
3.44
días
sin
alterar
cual
indica
el
interés
de
los
mayas
por
conocer
los
augurios
relacio-‐
ï
ǡ nados
con
la
visibilidad
del
planeta
como
estrella
de
la
mañana.
una
sustracción
de
4
días
al
cabo
de
61
ruedas
de
Ve
nus
de
584
días
cada
una,
que
minimiza
el
error
de
4.88
a
tan
sólo
0.88
días.
A
la
trayectorias
en
el
cielo,
nombraron
cinco
divinidades
patronas
de
vez,
cada
periodo
de
584
días
está
dividido
en
cuatro
subperiodos
esos
cinco
ciclos
(el
dios
L,
Laju’n
Chan,
Tawiskal,
Chak
Xiwtee’
y
que
abarcan
236
días
(estrella
de
la
mañana),
90
días
(conjunción
Kaktunal)
y
otros
cinco
dioses
de
las
salidas
heliacas
del
planeta
Ȍǡ͜͞͡ÀȋȌͤÀȋ
×-‐ (Itzam
Ahiin,
el
dios
de
la
Muerte,
Chan
Itzam
Haab’,
la
diosa
de
la
rior).
Además,
los
días
del
tzolk’iin
con
los
que
empieza
cada
uno
ǯȌǤ
-‐
de
los
subperiodos
aparecen
enlistados
para
el
intervalo
de
los
104
ǡ
años.
También
están
representadas
varias
deidades
celestes
y
otras
en
actitud
de
ataque
con
lanzas,
además
de
animales
y
diversos
los
cómputos
astronómicos.
Entre
los
dioses
armados
con
dardos,
personajes
como
víctimas
de
la
acometida
venusina
en
el
momento
ǡ
de
su
salida
helíaca.
Àǡ
-‐
El
investigador
Floyd
G.
Lounsbury
sugirió
que
los
subperiodos
junto
de
ideas
que
pudo
haber
procedido
del
Centro
de
México
o
de
reportados
en
el
Códice
de
Dresde±-‐
ǣȋ
Ȍǡǯ
nos
de
meses
lunares.
Así
8
meses
lunares
corresponderían
a
236
(Xiutecuhtli)
y
Kaktunal
(advocación
de
Itztlacoliuqui).
Àǡͤ͝Ȁ͜͞͞͡ÀƤͥ͟͜ÀǤ
Es
preciso
decir
que
los
mayas
relacionaban
a
Venus
con
otras
× cosas,
como
el
ciclo
de
la
lluvia
y
del
maíz,
la
cacería,
los
mitos
de
de
un
eclipse
de
Luna
con
las
estaciones
de
observación
y
de
invisibi-‐ creación,
los
rituales
para
conseguir
esposo
y
el
alcoholismo,
entre
Ǥ
Ƥ
ǡ
otras
vinculaciones
que
no
es
posible
explicar
en
este
texto.
aparece
en
la
página
58
del
Códice
de
Dresde,
muestran,
junto
a
los
ÀƤ
ǡǤ-‐
vas
de
los
periodos
colonial
y
moderno,
en
las
cuales
los
campesinos
LOS
OTROS
PLANETAS
mayas
conciben
a
Venus
como
una
hormiga,
iguana,
jaguar
o
ser-‐
piente
que
trata
de
comerse
al
Sol
o
a
la
Luna
durante
los
eclipses,
ǡ Ƥ
ǡ
×ǡǡ sinódicos
de
Mercurio,
Marte,
Júpiter
y
Saturno
en
otras
tablas
de
semejante
a
la
marca
producida
por
una
mordida.
los
códices
mayas.
Sin
embargo,
Thompson
opinaba
que
esas
cuen-‐
Una
muestra
de
la
importancia
de
Venus
en
la
sociedad
maya
es
tas,
que
incluyen
múltiplos
y
casi-‐múltiplos
de
los
periodos,
al
con-‐
el
hecho
de
que
algunos
acontecimientos
bélicos
del
periodo
Clásico
siderar
intervalos
grandes
de
tiempo,
como
los
registrados
por
los
parecen
coincidir
con
posiciones
estratégicas
de
la
estrella
de
la
tar-‐ mayas,
acumulan
enormes
errores
aun
cuando
la
aproximación
al
de,
en
especial
las
máximas
elongaciones
o
distancias
angulares
al
×
Ǥǡ
×ǤÀƤ
ǡ no
existen
tablas
de
correcciones,
como
sí
hubo
en
el
caso
de
Venus,
ï
ǡ
Ƥ
la
probabilidad
de
que
tales
cuentas
representen
el
registro
de
ciclos
signo
de
estrella
o
Venus.
No
obstante,
esta
asociación
de
la
actividad
planetarios
es
baja.
Figura
95.
El
Caracol,
Chichén
Itzá,
Yucatán,
México.
136 ͣ͟͝
Analizando
las
páginas
43
a
45
del
Códice
de
Dresdeǡ
ͣͤ͜
Ǥ
ǡ
pla
netas
se
encontraban
dentro
de
un
ángulo
de
apenas
5°
41’.
Debió
Àȋ͟͢͜͞Ȍ͜͝
ͣͤÀ
ǡ
Ƥǡ
Ǥ
Ǥ
ͥ͝͞͝ÀǤǡïͣͤ͜ÀǤ
×
ͣͣ͟Ǥͣ͡ÀǤǤ-‐ la
Estela
23
de
Naranjo,
en
el
noreste
de
Guatemala,
pero
habrá
que
×
ͣͣͥǤͥ͟͢ÀÀ
Ó ǣǬ
×ÀƤ
ǫ
ǤÀƤ
Ƥ
ǡ DzïdzCódice
de
Dresde
es
pre-‐ Donald
W.
Olson
y
Brian
D.
White
señalaron
que
en
la
estela
mencio-‐
×
ÓǡÀ
Ó-‐
ͣͣ͟ÀǡÀ
ͥͣ͜͝͝Ǥ
cico
retorcido
hacia
arriba.
Este
monstruo
desciende
de
una
banda
celeste.
Como
Thompson
hizo
notar,
Ǥïǡ
En
el
mismo
texto
de
la
estela
se
indica
un
Número
de
Distancia
de
las
40
estaciones,
que
resultarían
al
aceptar
que
la
tabla
describe
el
movimiento
aparente
de
Marte,
aparecen,
al
mismo
tiempo,
cuentas
calendáricas
que
involucran
a
ͥͣÀ
ǡ
ǡ
Ǧ
no
corresponderían
a
la
realidad
astronómica,
pues
el
planeta
exhibe
obviamente
sólo
4
estaciones.
Júpiter
y
a
Saturno;
así
plantean
que
el
primero
puede
estar
asociado
ǡ
Ernst
Förstemann
consideró
que
un
signo,
que
contiene
a
la
vez
dos
bandas
cruzadas
y
la
indicación,
con
el
dios
de
la
lluvia
Chaahk
y
el
segundo
con
el
llamado
dios
Ĉ,
por
Meeus.
Los
mayas
observaron
la
alineación
poco
después
de
la
a
través
de
tres
pequeñas
rayas,
de
que
el
periodo
sinódico
es
igualado
a
tres
periodos
del
tzolk’iin,
po-‐
Ƥ
ǡ puesta
solar,
sobre
el
horizonte
poniente.
Por
desgracia,
la
estela
sólo
ÀǤÀ
ǡ
Ó Ƥ
ǮǯǮǯǣ
ͥ͝
Ƥ
ǡ
ahk’ab’,
‘noche’,
la
de
la
Luna,
la
de
Venus
y
la
del
Sol.
En
k’uhǤƤ
ǡ
e
incendió
la
ciudad
de
Yaxha’,
mientras
que
el
25
de
junio
los
huesos
ǡ
ïÀƤ
Ǣ ésta,
son
relativamente
comunes
en
la
literatura
académica
de
déca-‐
Óǯ
Ǧ
el
que
propuso
Förstemann
es
considerado
como
el
logograma
ĈčĆē,
‘cielo’,
aunque
algunos
mayistas
ǡ
Ƥǡ senterrados
y
aparentemente
tirados
en
una
isla.
sospechan
que
el
de
Marte
puede
ser
otro
signo
que
está
presente
en
las
bandas
celestes
y
que
tiene
la
los
nombres
de
dioses
o
contextos
narrativos
donde
aparecen
estas
Lounsbury,
Dieter
Dütting
y
Anthony
F.
Aveni
han
notado
Ǥ deidades
casi
nunca
dicen
nada
sobre
temas
astronómicos.
Vincular
Ƥ
ǡ
×
͝͝͡ǤͤͣͣÀǡ
-‐
ͥǤ͝͞Ǥͤ͝Ǥ͡Ǥ͢͝ǡ͞kib’
14
mool,
20
encontrar
una
tabla
en
las
páginas
30
a
33
del
Códice
de
Dresdeǡ
ͣ͝͝
ǡƤ
ÀƤ
-‐ de
julio
de
690,
seguida
por
los
días
siguientes:
3
kaab’an
15
mool
y
días.
Nótese
que
el
periodo
sinódico
puede
aproximarse
a
4
meses
lunares
de
29
días
cada
uno;
además,
jeturas,
es
un
abuso
interpretativo
que
debe
evitarse.
4
etz’nab’
16
moolǤ
×
͡
À×
Ǥ ÚƤ
× espectacular
conjunción
en
el
cielo
vespertino
de
los
planetas
su-‐
Ǣ±Àǡ
periores
(Marte,
Júpiter
y
Saturno)
con
la
Luna
en
la
constelación
À
±
ÀǤ CONJUNCIONES
DE
PLANETAS
×Ǥǡ
×
Ƥ
× Ú
ǡÀ
À
espectacular
un
día
antes,
el
19
de
julio
de
ese
año,
cuando
los
tres
ÀǤ ÚÀƤ
Ǧ Algunos
autores
consideran
que
los
astrónomos
mayas
no
sólo
ano-‐
À
Ƥǡ
ǡ±
Ǧ cua
drángulo
de
casi
4°
de
lado.
Los
estudiosos
especularon
que
pa-‐
ǤƤ
×
tzolk’iin
y
ron
conjunciones
planetarias.
Bricker
y
su
esposo,
Harvey
M.
Brick-‐
Ƥ
×
del
calenda
rio
solar
de
365
días.
Aunque
ningún
mayista
de
la
actualidad
parece
avalar
las
interpreta-‐ er,
analizando
la
página
68
del
Códice
de
Dresdeǡ Ƥ
Ƥ
×
ȋÀȌÀ
À
Úǡ
Ƥ
ï
Ǥ una
supuesta
conjunción
de
Marte
y
Venus,
poco
antes
de
la
salida
de
los
dioses
de
Palenque
reunidos
con
su
madre,
cuyo
nombre
Figura
96.
Gran
Mascarón
del
Sol
Nocturno,
El
mayor
planeta
del
Sistema
Solar,
Júpiter,
no
parece
haber
alcanzado
la
importancia
de
Venus.
del
Sol,
el
16
de
diciembre
del
año
949
(10.6.1.9.2.),
cuando
ambos
DzÓ
dzǤͥͤͥ͝
-‐
Copán,
Honduras. La
tabla
de
las
páginas
61
y
62
del
Códice
de
Dresdeǡ
planetas
surgieron
cercanos
entre
sí.
Dichos
autores
piensan
que
so
que
los
planetas
eran
los
naguales
de
esos
dioses.
Pero,
contrario
periodo
sinódico
de
Júpiter,
no
posee
los
múltiplos
introductorios
en
la
escena
aludida
de
la
página
68,
del
signo
de
Venus
dentro
ÀǡÀƤ
con
las
correcciones
necesarias,
como
sucede
con
la
tabla
venusina.
de
una
banda
celeste
aparece
suspendido
el
monstruo
de
Marte,
ï
Ǥ
Förstemann
interpretó
incorrectamente
el
logograma
de
ĆĐǯĆćǯ,
À
ǡ×
͞kib’
14
mool
las
‘noche’,
como
el
característico
de
Júpiter;
además,
concluye
que
los
esa
banda,
solamente
un
quincunce
(una
disposición
semejante
a
Ƥǡ
ǡ
mayas
debieron
de
haber
aproximado
el
periodo
sinódico
de
Júpiter,
Ƥ
ǡ
-‐ ǡ À
ͥͤ͟Ǥͤͣ͢Àǡͥͤ͟Ǥ tángulo
o
cuadrado
y
otro
punto
en
el
centro),
cuya
relación
con
B’ahlam
ĎĎ
ascendió
a
una
casa
llamada
K’ihnich
K’uk’
Naah,
donde
Ƥ
-‐ Venus
no
está
comprobada.
Este
ejemplo
ilustra
bien
lo
que
ocurre
aparentemente
participó
de
un
rito
en
el
que
uno
de
sus
sacerdotes
clo
sinódico
de
este
planeta
para
marcar
acontecimientos
políticos.
al
aplicar
una
interpretación
astronómica
excesiva
a
un
texto
o
es-‐
×ǡƤ-‐
ǡ
× cena
artística,
sin
preguntarse
si
existen
otros
datos
que,
además
de
gies
de
cerámica.
En
ninguna
parte
se
insinúa
que
los
dioses
sean
de
Kan
B’ahlam
ĎĎȋͤ͢͠Ǧͣ͜͞Ȍ
los
puramente
numéricos,
apoyen
esas
conjeturas.
Dzdz±
ǤÀǡ
retrógrado
del
planeta,
lo
que
demostró
magistralmente
Lounsbury,
Como
se
sabe,
los
planetas
giran
alrededor
del
Sol
sobre
un
plano
las
inscripciones
coincidan
con
algunas
alineaciones
planeta
rias,
el
Ó
imaginario
llamado
eclíptica.
Vistos
desde
la
Tierra,
todos
los
planetas
Ǧ
de
Júpiter.
se
notarán
también
sobre
una
línea,
pues
la
eclíptica
se
ve
de
canto.
ran
dignos
de
registro
para
los
mayas.
Pese
a
la
brillantez
de
Saturno,
parecería
que
los
astrónomos
ma-‐ Lo
llamativo
de
una
alineación
es
cuando
dos,
tres
o
todos
los
plane-‐
yas
no
dedicaron
demasiado
interés
a
este
planeta.
Förstemann
iden-‐ tas
visibles
a
simple
vista
pueden
observarse
cercanos
entre
sí,
sobre
Ƥ
×ǡïÀ
todo
cuando
la
Luna
no
está
en
la
cercanía
y
es
de
noche.
Jean
Meeus
ESTRELLAS
Y
CONSTELACIONES
Códice
de
DresdeǡÀƤ
ǡ
calcu
ló
los
agrupamientos
de
los
cinco
planetas
visibles
de
noche
con
también
aparece
en
las
bandas
celestes.
Normalmente
este
signo
está
una
separación
máxima
de
10°,
entre
los
años
1
a
5000,
y
encontró
que
El
libro
del
Chilam
Balam
de
Chumayel
sugiere
claramente
la
impor-‐
constituido
por
dos
volutas
alargadas
y
opuestas
que
unen
dos
vértices
×
×ͣ͜͞͡͝ǡ
tancia
que
tuvo
el
cielo
en
la
mitología
maya:
138 139
ȑǥȒÀ
ǡÓ-‐ Weldon
Lamb
hace
notar
que
el
juego
de
pelota
estelar
del
Altiplano
trellas
celestiales,
en
Zuyua,
asiento
del
reinado
de
este
3
Ahau.
Central
de
México,
Citlallachtli
u
Osa
Mayor,
podría
haber
tenido
su
Yax
Coc
Ah
Mut,
El
del
anuncio
tortuga
verde,
es
el
rostro
que
versión
maya,
pues
asombrosamente
una
variante
maya
para
nom-‐
tiene
el
reinado
del
3
Ahau
Katun...
Esplenderá
Ah
Chicum
Ek,
brar
al
juego
de
pelota
es
Éek’el
Eek’,
‘Obscuridad
Estrella’.
Otra
al-‐
el
Estrella
Guiadora
en
el
cielo,
Yax
Aclam,
Verde
Tortuga,
Yax
ternativa
podría
considerar
el
hecho
de
que
éek’el±Ƥ
Ah
Coc
Mut,
el
del
anuncio
tortuga
verde,
Ah
Ahsah,
el
des-‐ Ǯ
ǯǡ
ǡǢÀDzdz±À
pertador
estrella
de
la
mañana.
Pero
nadie
se
dará
cuenta
de
las
corresponder
preponderadamente
a
la
constelación
de
la
Osa
Mayor.
señales
porque
sordos
estarán
a
todas
las
cosas.
ǯǡDzǡ
dzǡ
el
Calepino
de
Motul,
sugeriría
que
también
se
habría
observado
la
Según
el
traductor
de
esta
obra,
se
está
ante
la
enumeración
de
va
rios
constelación
de
La
Cruz
en
el
cielo
sureño.
objetos
celestes,
Ya’ax
Áaklam
—
À —
͞Ƥ
-‐
correspondería
a:
“tres
estrellas
que
están
en
el
signo
de
Géminis,
pak
se
tiene
la
representación
de
cuatro
cuadrados
conteniendo
obje-‐
dzǤ±
tos
celestes.
Una
tortuga
con
tres
signos
de
estrella
en
su
caparazón
constelación
como
Áak
Eek’,
‘Estrellas
Tortuga’.
Resulta
sumamente
À×Ǣ
À
À
interesante
notar
que
en
un
medallón,
pintado
en
la
parte
alta
del
Ƥ
±Ǥ
Ƥ
ǡ ȋɄǡȌ
aparece
representada
esta
constelación:
una
tortuga
con
el
signo
Mar
te;
ambos
astros
se
pueden
asociar
con
dos
personajes
pintados
maya
de
estrella
dibujado
tres
veces
sobre
su
caparazón.
Éste
y
ÀƤ
Ǥ
otros
medallones
están
en
una
larga
banda
celeste.
Debido
a
las
tres
ǡ
Ƥ
ǡ
Ƥ
××Ǥ
Àǯǡ LA
BANDA
ZODIACAL
‘La
Estrella
Guiadora’,
podría
ser
la
Estrella
Polar,
ya
que
al
perma-‐
necer
casi
inmóvil
durante
la
noche
señalaría
el
norte
del
cie
lo;
des-‐ En
las
páginas
23
y
24
del
Códice
de
París
aparecen
dos
bandas
ce-‐
Ǥ
͟͝Ƥǡǡ
Kaab’,
‘El
Despertador
del
Mundo’,
lo
registra
el
Calepino
de
Motul
en
actitud
de
devorar
el
signo
solar
(ĐǯĎē,
‘Sol’)
con
la
especie
de
ͥͣǤǡ
±ǡ
ǡ±
Ǥ
(un
diccionario
de
yucateco
del
siglo
ĝěĎ)
como
“lucero
de
la
ma-‐ alas
de
mariposa
(ēĆĒ,
‘ocultar’)
que
se
usan
para
representar
a
los
Ódzǡ
ǡǤ
Ǥ
Ƥ
×ǡǡ
El
Popol
Vuh
describe
un
pasaje
en
el
que
el
héroe
mítico
Sipak-‐ una
serpiente
de
cascabel,
un
par
de
aves
(una
de
ellas
tal
vez
un
Ǥ
À
ǯǤòÀ
±
ǯ͜͜͠×ǣDzÀ
-‐ zopilote
o
aura)
y
otra
segunda
serpiente.
No
muy
claramente
pue-‐ ĝǡƤ
ǡ términos
para
la
Vía
Láctea:
Saq
B’ey,
‘Camino
Blanco’,
durante
el
tos
muchachos
y
se
cuenta
que
entraron
en
el
grupo
de
las
estrellas
den
verse
un
pecarí,
un
esqueleto,
un
venado
(o
un
murciélago)
y
ƤǤ
verano,
y
Xib’al
Bey,
‘Camino
Espantoso’,
durante
el
invierno,
cuan
do
ǡdzǤÀ ǢƤ ǡ
ǡÀƤ
ǡÀimix
À
ǡ
el
número
400
podría
indicar,
como
en
la
región
de
habla
náhuatl,
Ƥ
Ǥ
͟͝ ƤǡÀ (čĆǯǡǮǯȌ
Ƥ
-‐ Ƥ
ǢÀÀ
-‐
Dz
dzǢǡ motzǡƤ
-‐ por
cuentas
de
28
días,
lo
que
sumaría
un
total
de
364
días,
ha
suge-‐ pañante;
además,
hay
dos
imágenes
que,
por
estar
casi
borradas
por
mas
por
donde
transitarían
en
su
viaje
al
reino
de
los
muertos.
Cierto
Ó×ǡ
Ƥ
±
Ǥ rido
que
posiblemente
se
trate
de
un
zodíaco.
Después
de
todo,
ǡƤ
ǤÀ
ÀƤ
-‐
Sin
embargo,
el
Calepino
de
Motul
llama
a
este
cúmulo
estelar
Tzáab’,
Ƥ
×
×
que
puede
representar
simultáneamente
a
Venus
o
a
una
estrella
ha
ochb’ih,
‘es
la
entrada
al
camino’,
u
‘Cascabel
de
Serpiente’.
Un
conjuro
médico
del
Ritual
de
los
Bacabes,
ƤǤÀǡ hecho
pensar
que
se
podría
tratar
de
una
serie
de
conjunciones
de
ochbiij,
‘él
entró
al
camino’.
Usando
la
analogía
cultural
con
los
qui-‐
manuscrito
yucateco
del
siglo
ĝěĎĎ,
menciona
que
una
diosa
llamada
ƤÀ
×À
Ǥ este
planeta
con
diversas
constelaciones.
Sin
embargo,
Kelley
señala
chés,
algunos
mayistas
piensan
que
ese
camino
era
la
Vía
Láctea.
Ix
Ho’
Tzáab’,
‘La
de
los
Cinco
Cascabeles’,
también
llamada
Ix
Ho’
otra
parte,
los
28
días
podrían
señalar
una
relación
precisamente
ÀDzdz Curiosamente,
el
término
Ix
Ko’
Taankas
Eek’,
‘Señora
Horqueta
Chan
Eek’,
‘La
de
las
Estrellas
del
Cinco
Cielo’,
se
asocia
con
las
estre-‐
ǡ
ͣ͞Ǥ͟͞ÀǤ
Ǧ como
objeto
celeste
y
que
probablemente,
debido
al
intervalo
de
28
de
las
Estrellas
de
la
Vía
Láctea’,
que
aparece
en
el
Ritual
de
los
Ba-‐
llas
Tzáab’,
que
habitan
en
la
quinta
capa
del
cielo,
donde
se
cree
que
do
con
Aveni,
los
astrónomos
tal
vez
trazaban
el
curso
de
la
Luna
días
registrado
en
el
Códice
de
París,
el
dintel
puede
representar
la
cabes,
podría
designar
a
la
estrella
más
brillante
de
la
cons
telación
Ǥ
entre
las
estrellas,
dividiendo
el
cómputo
lunar
en
13
meses
de
28
sucesión
de
constelaciones
del
zodíaco.
En
todo
caso,
la
Luna
tam-‐ del
Cisne,
Deneb,
pues
ella
se
encuentra
precisamente
donde
la
Vía
Chimal
Eek’,
‘Estrella
Escudo’,
y
Xaman
Eek’,
‘Estrella
del
Norte’.
En
días
cada
uno;
de
esta
manera
se
completaría
un
año
lunar
de
364
días.
bién
tiende
a
moverse
en
la
cercanía
de
la
eclíptica.
Ǥ
ǡ Ƥ
× Calepino
de
Motul
dice:
“las
guardas
del
ǡÓÀ
-‐ Itzamna’,
la
deidad
principal
del
panteón
maya,
era
el
señor
de
ǡǤ
À
dzǤ-‐ to
real
de
la
Luna;
sin
embargo,
Aveni
opina
que
la
correspondiente
los
cielos,
de
la
noche
y
del
día.
Algunos
autores
han
querido
ver
en
to,
pue
de
considerarse
que
aquí
se
toma
en
cuenta
a
la
Osa
Menor.
Así,
×À±
ͤǤͤȋͤ-‐ A Itzamna’
la
deidad
que
representa
al
Universo
en
su
conjunto,
a
la
el
Diccionario
de
Viena
enlista
algunas
expresiones
para
la
Osa
Menor:
ͤÀȌϋͤ͢͝ϋͤ͢͞ǡ
À
ǡ
×Ƥ
×
Yaah
Baak’ul
(paach)
Xaman,
‘Los
que
Cercan
Rodeando
en
el
Lado
ǡ
Ƥ
Ǥ El
mayor
conglomerado
de
estrellas
visible
a
simple
vista,
la
Vía
Lác-‐ con
el
ya
mencionado
Cocodrilo-‐Venado-‐Estelar.
Mas
no
existen
Lejano
del
Norte’;
Yaah
Suutil
(paach)
Xaman,
‘Los
que
dan
Vueltas
ǡ
ǡǮ-‐ argumentos
sólidos
para
asociar
directamente
a
ese
ser
de
la
icono-‐
en
el
Lado
Lejano
del
Norte’.
El
Calepino
de
Motul
llama
directamente
±ǡ
ǡ
Ƥ-‐
ǯǮÀǯǡïCalepino
de
Motul.
Otro
nombre,
À
À
Ǣǡ
ǡ
a
la
constelación
sureña
del
Escorpión
Síina’an
Eek’,
‘Estrella
Alacrán’.
culpidas,
las
cuales
aparecen
acompañadas
por
el
signo
maya
de
estre-‐ también
usado
en
el
siglo
ĝěĎ,
era
Ajpo’o’
Uuh,
‘El
Collar
de
Cuente-‐
×À
Ǥ
140 141
COMETAS
Debido
a
que
un
cometa
parece
romper
con
la
regularidad
registrada
×
ǡ
×
Ǥ-‐
yas
quichés
los
cometas
reciben
el
nombre
de
uje’
ch’umil,
‘cola
de
es
tre
lla’,
y
son
considerados
augurios
de
pestilencia.
Además
de
la
expresión
maya
yucateca
de
‘estrella
humeante’,
b’uutz’
eek’,
varios
diccionarios
de
los
siglos
ĝěĎ
y
ĝěĎĎ
citan
otras
maneras
para
nom-‐
brar
a
un
cometa:
k’áak’
tamay
eek’ǡǮǦ
lla’,
jalal
eek’,
‘dardo
de
estrella’
(“cometa
que
corre;
tal
vez
estrella
dzȌǡ k’áak’
noh
eek’ǡ Ǯǯ ȋDz
dzȌǢ
ujalal
tz’utan,
‘dardo
del
brujo’,
y
chamal
tz’utan,
‘cigarro
del
brujo’
ȋDz
ÓdzȌǤï
ï
-‐
Dz
dzǤ
esta
manera,
los
meteoritos
serían
los
restos
de
los
cigarros
que
los
dioses
arrojaban
al
espacio.
En
los
pronósticos
del
Chilam
Balam
de
Tizimín,
escritos
quizá
poco
después
de
la
Conquista,
se
establece:
“pero
gene
raciones
escasas
vendrán
de
mujer,
generaciones
esca-‐
sas
vendrán
de
hombre
cuando
aparezca
la
cabeza
del
cometa
que
ÓdzǤ×
͜͞À
del
calendario
adivinato
rio
o
tzolk’iin,
proveniente
de
Maní,
Yuca-‐
tán,
se
alude
al
cometa
como
un
acompañante
de
los
peores
atribu-‐
tos
de
algunos
signos.
Respecto
al
día
imix
se
dice:
“el
cometa
es
su
anuncio.
Pecador
libidinoso.
Deshonesto.
El
más
bellaco
hombre.
ǡdzǤÀiik’
se
señala:
“los
vientos
son
su
anun-‐
Ǥ
Ǥ
Ǥ
±ǡƪǡ
ǤǤ
ǤdzǤ
ǡ
ǡ
×
un
cometa
no
sea
un
evento
puntual
en
el
tiempo,
pues
la
observa-‐
ción
posible
varía
desde
algunos
días
hasta
varios
meses,
reduce
la
Ƥ
×
×Ǥ
esta
problemática
puede
encontrarse
en
el
Dintel
29
de
Yaxchilán,
ǡ
ǣ
ͥǤ͟͝Ǥͣ͝Ǥ͝͞Ǥ͜͝ǡͤook
13
ya’axǡͣͥ͟͜͞Ǥ
precisamente
por
el
logograma
de
estrella.
Se
sabe
en
general
que
el
signo
en
esta
posición
corresponde
a
una
deidad
asociada
con
cada
veintena;
en
este
caso,
la
estrella
representa
al
señor
del
mes
ya’ax.
ǡ
×
lunar,
y
después
el
registro
de
una
ceremonia
ígnea:
joch’jiiy
uk’ahk’
ItzamǥǡǮȑȒǯǤ
de
rituales
de
lumbre
se
encuentran
mencionados
en
las
inscrip-‐
ǡ
que
tienen
algo
que
ver
con
el
cielo
y
con
los
cometas,
aunque
él
mismo
reconoce
que
su
coincidencia
calendárica
con
ese
tipo
de
ͥͤǤ×
ǡ
±ǡ
ǡ±
Ǥ Ǥ×
ͥ͞
ǡ
142 143
METEORITOS
ǡ
Ǥ
Ƥ
El
recuerdo
de
la
caída
de
un
meteorito
originó
seguramente
el
que
serpientes
emplumadas
entrelazadas
alrededor
de
discos,
que
a
su
los
mayas
en
Yucatán
llamaran
a
un
lugar
Yocajeque
(Yokaj
Eek’,
Ƥ
Ǧ
‘Estre
lla
que
Horada’).
La
Relación
de
la
Villa
de
Valladolid,
manus-‐ ÓǤ
crito
del
siglo
ĝěĎ,
da
cuenta
de
esto:
“llámose
Yocajeque
porque
ha-‐ del
templo
posee
un
dintel
de
madera
de
zapote
bellamente
labrado
biendo
en
él
un
gran
lago
de
agua
muy
hondable,
dicen
los
naturales
con
personajes
con
un
disco
solar
y
una
serpiente
de
cascabel
emplu-‐
que
cayó
en
él
una
estrella
con
grandes
pluvias
y
así
se
deja
entender,
mada;
también
aparece
un
signo
de
Venus.
dzȋ
ǯȌǤ El
interior
de
este
templo
estuvo
decorado
con
pintura
mural
espléndida.
Los
murales
se
dividen
en
ocho
partes;
el
tema
princi-‐
pal
parece
ser
bélico,
pues
se
advierten
sobre
todo
escenas
de
bata-‐
±
ǡǡ
y
Ruth
J.
Krochock,
serían
los
guerreros
de
Chichén
Itzá
atacando
Jon
Agar
ha
sugerido
que
las
Táuridas,
lluvia
de
estrellas
asociada
a
la
amurallada
Ek
Balam.
En
el
panel
central
del
muro
oriente,
ǡǤ-‐ ǡ
tos
objetos
meteoríticos
parecen
provenir
de
un
punto
situado
en
ǤƤ
×ǡƤ
Capitán
Disco
Solar
y
otro
de
aspecto
toltecoide
asociado
con
la
±ǤÀ
serpiente
emplumada,
a
quien
se
le
nombró
Capitán
Serpiente.
En
con
símbolos
estelares;
el
panel
contiguo
contiene
una
serpiente
de
total,
aparecen
cuatro
discos
solares
en
los
murales,
además
de
va-‐
cascabel,
lo
que
podría
indicar
precisamente
a
Tzáab’,
las
Pléyades
Ǣǡ
en
la
constelación
del
Toro.
No
obstante,
se
trata
sólo
de
una
pro-‐ aparecen
juntos.
puesta
especulativa.
La
orientación
de
este
recinto
pintado
señala
hacia
la
puesta
Figura
99.
Palacio
del
Gobernador,
Uxmal,
Yucatán,
México.
Considerando
el
periodo
de
la
máxima
vistosidad
de
las
Leóni-‐
ǣͥ͟͞͝Ǥ
-‐
das,
cada
33
años,
Carlos
Trenary
propuso
que
la
tabla
de
eclipses
del
À
Àǡ
Códice
de
Dresde,
que
abarca
también
una
duración
igual,
pudo
ǡ
Ǥ
×
ǡ ͢͝ Ó ͣͥ͜
×
×
À
×Ǥǡ
Ƥ
esta
lluvia
de
estrellas.
Trenary
apoya
su
propuesta
a
partir
de
que
el
el
año
solar
de
365
días
en
cuentas
de
días
expresables
por
medio
de
tierra
maya
y
el
momento
del
avistamiento
de
un
cometa
no
se
restringe
a
un
solo
día,
sino
que
puede
per
sonaje
des
cendente
con
el
signo
de
estrella
en
la
cabeza,
que
ïƤ
Ǥ
extenderse
por
semanas
o
incluso
meses. aparece
en
la
página
58b,
muestra
en
su
parte
posterior
no
un
abdo-‐
ǡ
×ǡ
Otro
caso
enigmático
es
el
que
aparece
en
la
inscripción
de
la
Estela
5
de
Tikal,
texto
que
contie-‐ men
de
insecto,
sino
más
bien
un
objeto
similar
a
un
cuchillo
que
desde
el
vano
del
templo,
contando
los
días
a
partir
de
la
primera
ali-‐
Ǥ
× usualmente
era
hecho
de
obsidiana.
De
esta
manera,
se
tendría
la
neación,
el
29
de
abril,
cada
día
posterior
a
éste
el
disco
solar
se
irá
Ǯ
ȋǫȌ
±ȋǫȌǥǯǣta-‐yo-‐ĔęĔę?
ĐĚĐĆĞ?-‐?-‐ĊĐǯǡ
ta
yotootȋǫȌ
×
Ƥ
À-‐ poniendo
cada
vez
más
hacia
el
norte
(derecha
del
observador),
kuhkayȋǫȌǥeekǯȋƤͥ͞ȌǤ
ͥǤ͝͡Ǥ͟Ǥ͢Ǥͤǡ͟laamat
6
pa’ax,
8
de
diciembre
À
ǤÀƤ
Ó
hasta
que
después
de
52
días
llegará
el
día
del
solsticio
de
verano.
ͣ͟͠Ǥ
Óǡ con
el
predicado
no
verbal
ehmeek’,
‘es
el
descenso
de
estrella’
o
‘de
A
partir
de
este
suceso
astronómico,
después
de
transcurrir
otras
×
Ǥǡ×Ƥ ǯǤ
Ƥ
52
jornadas,
llegará
el
día
de
la
segunda
alineación
en
el
año,
el
13
ͣ͟͠
ǡ
Ƥ
±Ǥ que
son
todavía
los
conocimientos
que
se
tienen
sobre
la
lluvia
de
de
agosto.
Prosiguiendo
la
cuenta
de
los
días,
los
ocasos
poste-‐
Ƥ
-‐ estrellas
entre
los
mayas
antiguos.
Ó
͜͝ǡ
ȋƤͥ͝ȌǤ cada
vez
más
meridionales
(izquierda
del
observador).
De
esta
À
ǡ
ǡ
-‐ manera,
el
Sol,
día
tras
día,
se
trasladará
lentamente
hacia
su
ex-‐
ǡȋǬǫȌǡ
ǡ tremo
sur,
alcanzándolo
el
día
del
solsticio
de
invierno.
Entonces,
À
Ǥ
ALINEACIONES
SOLARES-‐CALENDÁRICAS gradualmente,
los
ocasos
subsecuentes
señalarán
posiciones
hacia
consagración
de
este
monumento,
que
probablemente
corresponde
a
su
escena
principal
donde
está
la
el
norte,
hasta
que
la
puesta
número
260
ocurrirá
el
29
de
abril
orla
celeste
mencionada,
es
9.15.10.0.0,
3
ajaw
3
moolǡͣ͢͞͠͝ǤǦ Un
aspecto
que
muestra
de
manera
evidente
la
importancia
de
las
ÓǤ
×
×
×
ǡ cosas
del
cielo
para
la
cultura
maya
es,
sin
duda,
la
existencia
de
es-‐ ×Ó
×͢͜͞Ȁ͜͝͠ǡ-‐
junio
de
ese
mismo
año.
Si
bien
se
ignora
cuál
era
la
palabra
usada
para
‘cometa’
en
la
lengua
cholana
tructuras
arquitectónicas
orientadas
hacia
ciertas
direcciones
rela-‐ zando
el
día
solsticial
como
pivote
en
el
conteo
de
los
días.
ǡ
Ƥ
cionadas
con
sucesos
celestes.
Un
notable
ejemplo
de
una
orien
-‐
×Ƥ
y
no
escrituraria,
los
elementos
que
lo
componen
sugieren
que
pudieron
haberle
llamado
buutz’
eek’,
ta
ción
común
en
la
región
maya
se
encuentra
en
el
Templo
Superior
Mesoamérica
y
representa
una
elección
cultural
de
gran
trascen-‐
‘estrella
humeante’.
Otro
ejemplo
aún
más
claro
se
encuentra
en
la
banda
celeste
grabada
en
la
Estela
de
los
Jaguares
de
la
cancha
del
juego
de
pelota
en
Chichén
Itzá.
Este
dencia.
Se
trataba
de
señalar
que
un
templo
importante
estaba
eri-‐
͝͝ǡ
Ó͜͝Ǥ Ƥ
ǡ
ǡ gido
acorde
con
los
cánones
sagrados,
pues
el
calendario
era
con-‐
ò
Ǥ
Ǥ
siderado
obra
de
los
dioses.
Esta
práctica
redundaría
en
un
gran
144 145
Ƥ
Ƥ
ǤÀÀ
-‐
͡ÀÀ
À
×ǢÀƤ
ÀƤ
Ǥ del
solsticio
de
invierno.
En
ese
día,
pocos
minutos
después
de
sur-‐ 1998
por
los
arqueólogos
Ricardo
Armijo
y
Miriam
Judith
Gallegos
×À
Ǥ×-‐ el
día
del
solsticio
de
invierno
el
disco
solar
aparece
en
el
extremo
gir
el
Sol
del
horizonte
marino,
rayos
solares
penetran
por
la
peque-‐ en
la
urna
26
del
Templo
ĎĎ
de
Comalcalco,
Tabasco,
México,
que
chas
antes
mencionadas,
el
13
de
agosto,
coincide
con
la
asignada
por
ǡ
±
Ƥ
ǤÀ Óǡ resguardaba
los
restos
de
un
sacerdote
llamado
Ajpakal
Tahn.
De
muchos
autores
para
el
arranque
de
la
Cuenta
Larga
maya.
Por
otra
solsticio
de
verano,
el
observador
registrará
el
disco
solar
saliendo
Ǣ ǡ
acuerdo
con
Grube,
Simon
Martin
y
Marc
U.
Zender
esas
inscripcio-‐
parte,
la
orientación
señalada
anteriormente,
hacia
la
puesta
solar
Ƥ
Ǥ
Ǥ Ƥ
prolongada
en
dirección
opuesta,
corresponde
a
una
salida
del
disco
Ċ
de
la
ciudad
maya
de
ǡ±ǡ Ajpakal
Tahn
en
honor
de
sus
dioses
titulares,
a
lo
largo
de
12
años
in-‐
-‐ Uaxactún,
Guatemala.
Un
conjunto
arquitectónico
como
el
des
crito
manos
del
personaje
descendente.
Aunque
Arthur
G.
Miller
lo
ha
ȋͣͣͣͣ͢͡Ȍ
Ǥ±ǡ
× Ƥ
interpretado
como
una
representación
de
Xuux
Eek’,
‘Estrella
Avis-‐ equinoccios
de
primavera.
Puesto
que
todos
esos
ritos
tuvieron
lugar
ǣͥ͝͞͞
Ǥ pue
de
utilizarse
para
calibrar
la
duración
del
año
solar.
pa’,
es
decir,
de
Venus,
Iwaniszewski
reitera
la
posibilidad
de
que
͜͝si’ip
(10
chakat,
en
la
lengua
cholana
de
×Óǡ Otra
técnica
utilizada
por
los
sacerdotes-‐astrónomos
mayas
ǡ
las
inscripciones)
del
calendario
de
365
días
(ha’ab’),
que
cae
50
días
como
pivote
de
las
cuentas
el
solsticio
de
invierno.
Àǡ-‐
ǤÀ
después
de
año
nuevo,
justo
al
término
del
periodo
que
los
mayas
des-‐
Algunas
estructuras
arquitectónicas
mayas
que
muestran
una
portantes
desde
el
punto
de
vista
astronómico,
se
dieran
juegos
podría
apoyar
esta
interpretación
solar.
Por
otra
parte,
la
dirección
tinan
para
los
trabajos
preparatorios
de
la
milpa
(tala
y
roza),
Ana
Gar-‐
×
Ǧ×
ǣ ǡÀǡƤ
hacia
el
poniente
del
eje
de
simetría
del
santuario
de
la
Estructura
cía
Barrios
y
Juan
Ignacio
Cases
Martín
sospechan
que
la
elección
de
Ċ
y
la
cámara
superior
cerrada
de
la
torre
del
Palacio,
en
Palenque
religioso
de
la
estructura
en
cuestión.
Un
ejemplo
grandioso
es
la
5
no
indica
ningún
acontecimiento
singular
de
Venus.
Algo
similar
͜͝
si’ip
obedece
más
al
cómputo
de
los
ritos
de
año
nuevo
ȋƤͥ͟Ȍǡ
ǡ
ȋƤǦ pirámide
de
El
Castillo
en
Chichén
Itzá;
estructura
monumental
sucede,
en
el
oriente,
con
la
ventana
para
la
observación
de
Venus. que
a
su
asociación
con
equinoccios.
gura
94),
la
ventana
central
del
llamado
observatorio
de
El
Caracol,
con
nueve
cuerpos
y
cuatro
escalinatas
con
91
escalones
cada
una,
Aunque
se
está
lejos
de
haber
analizado
toda
Mesoamérica,
± ȋƤ ͥ͡Ȍǡ Ƥ
ǡ
ïǡ
ï Ƥ
-‐
Ė152
de
Mayapán,
Yucatán,
todas
ellas
en
México,
así
como
la
Es-‐ À Óǡ ͟͢͡ ȋƤ ͥͣȌǤ À
ǡ
tectónicas
en
épocas
tempranas
tendieron
a
orientarse
hacia
las
po-‐ EL
CARACOL
DE
CHICHÉN
ITZÁ
tructura
3ĉ3-‐3
o
El
Tigre
del
sitio
preclásico
El
Mirador,
en
Guate-‐ antes
de
que
el
disco
solar
se
ponga
en
el
horizonte,
los
cuerpos
de
Ǣǡ
×
mala,
entre
otras.
ǡ
×-‐ Uno
de
los
observatorios
más
completos
en
Mesoamérica
es
el
lla-‐
ǡͣ͟ǡï
×
nada
por
los
números
del
sistema
calendárico. mado
observatorio
de
El
Caracol,
en
Chichén
Itzá.
Se
trata
de
un
necesita
el
tzolk’iin
para
alcanzar
los
52
ciclos
de
365
del
ha’ab’,
el
cuerpo
de
una
serpiente
cuya
cabeza
pétrea
está
al
pie
de
la
es-‐ Es
preciso
decir
que
en
las
inscripciones
mayas
no
existen
regis-‐ Ƥ
ǡ
ÀǦ
±Ƥ
×
calinata.
Es
el
descenso
de
Kukulcan.
A
medida
que
va
entrando
el
tros
concluyentes
de
solsticios
o
equinoccios,
pues
si
bien
algunas
co;
posee
cuatro
vanos
de
acceso,
tres
ventanas
superiores
y
está
Ǥ
Sol
al
horizonte,
el
triángulo
de
luz
solar
más
bajo
va
desaparecien-‐
Ǧ ǡ
-‐
ǡ
ïǡ͠Ȁͥ
do
y
así
sucesivamente
uno
a
uno
hasta
que
el
más
alto
se
desvanece
mientos
solares,
al
no
estar
explícitamente
mencionados
en
el
resto
ȋƤͥͥͤ͡ȌǤƤ
ͥȀ͞ǡ
Ǥ
por
último.
Este
espectáculo
también
sucede
en
la
mañana
de
los
ÀƤ
ǡ
×
ǡ
ǡ
Óïͣ͟ÀǤ días
de
equinoccio
en
la
escalinata
sur;
sin
embargo,
por
desgracia,
× -‐ para
subir
a
la
cámara
superior,
donde,
por
desgracia,
debido
a
un
de-‐
notables
de
esta
alineación
son:
el
Gran
Mascarón
Solar
de
la
Plaza
esa
parte
de
la
pirámide
ha
sido
restaurada
sólo
parcialmente
y
la
tronómicos,
si
se
trata
de
meras
coincidencias
o
si
llegaron
a
esas
rrumbe,
sólo
se
conservan
tres
ventanas
de
observación.
Tomando
ǡȋƤͥ͢ȌǢ cabeza
de
serpiente
ya
no
se
encuentra
al
pie
de
dicha
escalinata.
×
Ǥ en
cuenta
la
época
de
su
construcción,
en
el
año
1000,
Aveni
y
sus
Frescos
de
Mayapán
en
iluminación
rasante,
la
Estructura
38
de
Dzi-‐ La
pirámide
de
El
Castillo
de
Mayapán
también
muestra
un
juego
colaboradores
encontraron
una
serie
de
notables
corres
pondencias
bilchaltún,
y
el
Gran
Arco
conocido
como
la
Estructura
ĈĆ-‐9a
de
de
luz
y
sombra
en
la
tarde
del
día
del
solsticio
de
invierno
en
su
de
direcciones,
señaladas
por
los
vanos,
las
ventanas,
las
escalina-‐
Oxkintok,
todos
ellos
en
Yucatán,
entre
otros.
Resulta
sugerente
no
tar
ǡ
×
Ǧ ±
ǡ
Ǧ
que
esta
orientación
aparece
ya
en
la
Pirámide
Principal
del
sitio
te
hecha
de
estuco.
lares
del
Sol,
Venus
y
de
algunas
estrellas
brillantes,
en
el
momento
olmeca
de
La
Venta,
Tabasco. ǡ×
Ǧ de
sus
salidas
y
puestas
en
el
horizonte
local.
Así,
por
ejemplo,
la
ǡ
escalinata
principal
está
orientada
hacia
la
puesta
solar
en
el
día
del
permite
incrustar
equilibradamente
el
tzolk’iin,
a
través
de
4
perio-‐ mesoamericanos;
es
cuando
el
Sol
no
hace
sombra
a
mediodía,
ya
ǡ±
dos
de
65
días,
en
el
ha’ab’Ǥ
× que
sus
rayos
verticales
coinciden
con
la
base
de
los
objetos.
En
superior
apunta
hacia
la
salida
solar
en
ese
mismo
día
tan
impor-‐
puesta
solar
están
precisamente
a
65
días
antes
y
después
de
cada
varias
ciudades
se
erigieron
pirámides
orientadas
hacia
las
salidas
Ǥ
ï
Ǥ
y
puestas
del
astro
rey
en
los
días
del
paso
cenital.
Un
ejemplo
no-‐ la
puesta
solar
en
los
días
del
paso
cenital.
El
vértice
suroeste
de
esta
en
la
región
zapoteca,
el
Templo
Ď
de
Tikal,
Guatemala,
muestra
esa
table
de
la
época
Posclásica
es
el
de
la
Estructura
5
de
Tulum,
en
Ó
À
×ǡ
Àͤ͝ Quintana
Roo,
México,
en
el
Caribe
maya;
posee
en
su
interior
un
de
invierno.
Las
paredes
de
un
nicho
pin
tado
que
hay
en
la
escali-‐
͞͡ǡ
±
͢͡À hermoso
mural
de
color
azul,
blanco
y
negro
con
escenas
en
las
nata
superior
están
apuntando
hacia
la
posición
extrema
norteña
de
±
ȋƤͤ͞͞ȌǤ que
intervienen
el
dios
solar
K’íinich
Ajaw
y
la
diosa
lunar
Ixchel.
ǡ×
e
Otro
admirable
ejemplo
de
orientación
astronómica
es
un
tipo
ǡ
ǡ
ǡ
×
Ǧ el
inicio
de
la
estación
lluviosa
y
con
la
ideología
sobre
el
maíz.
particular
de
conjunto
arquitectónico,
abundante
en
la
región
maya,
presentando
a
un
personaje
descendiendo.
Esa
pequeña
pirámi-‐
ƤÀ
ǡ
aunque
también
existente
en
el
Centro
de
México.
Se
trata
de
un
con-‐
ǡ
Ƥ× jambas
de
vanos
contiguos
en
El
Caracol,
señalan
la
posición
donde
Ƥ
ǡǡ por
un
día
del
paso
cenital
en
Tulum,
21
de
mayo
y
22
de
julio.
Lo
an-‐ surgían
las
estrellas
más
brillantes
de
la
constelación
de
Géminis:
Cas-‐
largo
que
el
otro.
Desde
éste
un
observador
podrá
registrar
durante
À
Ǧ Figura
100.
Uno
de
los
mascarones
narigudos
del
Palacio
del
Gobernador, Ǥ±
ǡ±
todo
el
año
la
salida
del
Sol
en
algún
elemento
arquitectónico
del
mar
car
la
llegada
de
tan
importante
acontecimiento
solar.
Stanislaw
Uxmal,
Yucatán,
México. superior
indicaba
la
dirección
de
la
puesta
de
Canopus,
estre
lla
muy
146 ͣ͝͠
brillante
de
la
constelación
de
Carina.
Dos
líneas
oblicuas,
una
que
une
ambas
jambas
de
la
ventana
deterioradas,
no
muestran
una
única
orientación;
sin
embargo,
la
cen
tral,
y
otra
que
une
las
de
la
contigua,
señalan
las
dos
posiciones
extremas
de
Venus
en
su
puesta
en
mayoría
de
las
mediciones
indica
que
esta
pirámide
está
orientada
el
poniente.
La
otra
línea
oblicua
de
la
ventana
central
está
indicando
la
posición
del
ocaso
solar
en
los
básicamente
a
la
puesta
de
la
Luna
en
su
parada
mayor
norte
(cuan-‐
días
de
equinoccio.
Una
línea
oblicua
en
la
tercera
ventana
señala
hacia
el
punto
sur
del
cielo.
Como
do
la
Luna
está
muy
alta
en
el
horizonte
norte),
que
es
análoga
a
la
se
di
jo
anteriormente,
la
línea
directa
a
lo
largo
de
la
ventana
central
de
El
Caracol
está
orientada
hacia
posición
del
Sol
en
el
ocaso
del
solsticio
de
verano,
pero
en
el
caso
el
ocaso
solar,
justamente
a
la
posición
donde
el
disco
toca
el
horizonte
el
29
de
abril
y
el
13
de
agosto,
lunar
tal
posición
extrema
está
desplazada
aproximadamente
diez
×Ó͟͢͡À
×͜͝͠Ȁ͢͜͞Ǥ
diámetros
solares
más
hacia
el
norte.
Por
la
complejidad
del
movi-‐
a
los
principios
calendáricos
vigentes
a
lo
largo
de
varios
milenios,
no
sólo
en
la
región
maya,
sino
en
to
da
miento
aparente
de
la
Luna,
la
parada
mayor
se
alcanza
sólo
cada
Mesoamérica. 18.6
años.
En
el
año
2006
hubo
un
momento
en
que
la
Luna,
durante
varios
meses,
pasó
por
tal
lugar
extremo.
En
esas
ocasiones
se
ten-‐
dría
la
iluminación
directa
de
la
representación
de
Ixchel
en
la
Tierra
ǡ
×
Ǥe
Ƥ
Ƥ
ȋ
ȋƤͥͥȌǤƤ
ǡ
Ǧ Nah,
Los
Murales
y
la
Acrópolis
de
El
Ramonal)
y
los
de
Buena
Vista
À
±
Ó±
ǡ (Estructura
Ĉͤ͝Ǧ͝ǦȌ
ƤȋƤ͜͜͝ȌǤ
× orientaciones
solsticiales.
Como
la
posición
extrema
de
la
Luna
llena
ÀǡǦ
×
ǡ
-‐
×
Ƥ
×Ǥ
bién
el
Sol
alcanza
su
posición
extrema,
la
presencia
de
los
comple-‐
ǡ
×Ǥ
×Ƥ
jos
ceremoniales
en
los
cuales
cada
18
o
19
años
la
puesta
del
Sol
en
×
ǡ
ǡ el
solsticio
de
verano
pudo
verse
asociada
con
la
salida
extrema
de
la
más
allá
de
la
posición
solsticial. ǡ
×
Aveni
ha
estudiado
la
orientación
venusina
del
Palacio
del
Gobernador.
De
acuerdo
con
sus
medi-‐ en
el
ámbito
religioso.
ciones,
hay
una
intersección
de
la
línea
perpendicular
al
vano
de
la
entrada
principal
con
el
horizonte
plano
precisamente
en
un
montículo
piramidal
a
unos
4.5
km
de
distancia.
En
un
principio,
Aveni
***
×Ǣǡe
×-‐
ñalado
es
más
bien
Cehtzuc;
su
pirámide
principal
de
unos
8
m
de
altura
está
orientada
al
poniente,
en
A
través
de
un
recorrido
por
la
región
maya,
se
han
presentado
di-‐
ǡ
Ǥ
×À
Ƥ×͞ǯ versos
testimonios
culturales
que
sugieren
claramente
la
gran
im-‐
×
Óͣ͜͡Ǥ portancia
que
tuvo
la
observación
del
cielo
en
la
civilización
meso-‐
e
ǡÀ
× americana.
El
desarrollo
de
un
sistema
calendárico
a
partir
de
un
se
realizaba
desde
la
pirámide
de
Cehtzuc
hacia
el
poniente.
Al
alcanzar
Venus
su
posición
extrema
en
ejercicio
meticuloso
de
observación
de
la
bóveda
celeste
permitió
el
norte,
cuando
este
planeta
se
ponía,
podía
observarse
descender
sobre
el
costado
norte
del
Palacio
del
Ǥǡ
Ǥ
Ǣ calendario
sirvió
como
vehículo
de
cohesión
social.
Así,
el
sacerdote-‐
éste
es
el
número
de
periodos
sinódicos
en
un
ciclo
de
8
años.
Ocho
serpientes
estilizadas
con
dos
cabezas
×Ƥ×
adornan
la
parte
alta
de
la
entrada
al
palacio.
Los
supuestos
mascarones
de
Chaahk
colocados
en
las
dos
contribuyó
a
que
se
mantuviera
el
statu
quo
político.
Ante
todo,
el
esquinas
del
norte
del
palacio
tienen
esculpidos
sobre
los
ojos
el
numeral
8
con
el
sistema
de
puntos
y
observador
maya
de
la
naturaleza
tomó
al
tiempo
como
una
dádiva
Ǥï
×
Dz
×dz de
los
dioses;
el
entender
su
comportamiento
se
expresó
en
una
clase
×ǡ
±
ÓǢǡ
e
ǡ
×
-‐
se
relaciona,
en
la
cosmovisión
indígena,
con
el
ciclo
de
las
lluvias,
así
como
con
el
dios
del
Maíz,
que
en
quitectura.
Admirar
hoy
en
día
esas
obras
permite
evocar
a
aquellos
los
códices
se
llama
Waxak
Nal,
‘Ocho
Mazorca
Tierna’,
y
en
los
textos
coloniales,
Waxak
Yóol
K’awiil,
hombres
que
utilizaron
el
ingenio
para
extraer
conocimiento
de
la
‘Ocho
Corazón
de
Alimento’.
À
Ǥ-‐
te,
es
preciso
que
en
estudios
de
este
tipo
se
proceda
con
cautela
y
no
con
demasiado
entusiasmo,
ya
que
los
números
del
calendario
ALINEACIONES
LUNARES y
del
cielo,
por
sí
solos,
pueden
conducir
a
excesos
interpretativos.
Para
evitar
este
error,
es
necesario
preguntarse
si
existen
otro
tipo
de
Un
caso
de
alineación
lunar
se
encuentra
en
la
isla
de
Cozumel,
perteneciente
a
Quintana
Roo,
México.
datos
culturales
que
apoyen
estas
primeras
conjeturas.
ǡ
Ǥ
Ahí
se
encuentra
su
santuario,
una
pequeña
pirámide
cuyo
recinto
superior
constaba
de
dos
cuartos
Ǥ
ÀƤÀ
-‐
guntas
de
los
creyentes.
El
estado
de
conservación
del
santuario
superior
es
tal
que
las
jambas,
hoy
muy
Figura
101.
Pirámide
de
El
Adivino,
Uxmal,
Yucatán,
México.
148 149
IX
LOS
L IBROS
DE
PAPEL
P LEGADO
Nikolai
Grube
Ó
À
À-‐
ǡ
ǡ
×
Ǥ±
×ÓǡÀ
Ǧ
ǤÀ
Ǧ
ǣ
±
-‐
À
ǡ
Ƥ-‐
ÓǡÀ
ÓǤï
ǡÀ
×
ǡǡ
Ǥ
×͢͢͝͡ǡRelación
de
las
cosas
de
YucatánǤÓǦ
×
ǡ
À-‐
ƤïÀÀǤ͢͝͡͞ǡ×
×
Àǡ
Ǥ-‐
ǡ×À
ï
ǡÀ
À
ï
ȋ± DzƤ
dz
Detalle
del
Códice
de
ParísǡǤ͞͠Ǥ ȌǤ
151
151
Se
supone
que
esos
tres
códices
llegaron
a
Europa
durante
la
Con
quista.
López
de
Gómara,
el
secretario
privado
de
Hernán
Cortés,
escribe,
por
ejemplo,
que
había
libros
entre
los
objetos
que
los
espa-‐
ñoles
mandaron
en
1519
del
puerto
de
Veracruz
al
emperador
Carlos
ěǣDzȑǥȒ
Óǡ
À
ȑǥȒdzǤ
de
los
Habsburgo.
Es
probable
que
compartieran
la
misma
suerte
que
ǣ
meses
llamarían
la
atención
de
la
nobleza
y
los
miembros
de
la
corte
ǡƤǤ
×
llegaron
los
códices
a
sus
actuales
destinos.
Hoy
existen
tres
códices
mayas
cuyos
nombres
indican
las
ciudades
donde
se
encuentran,
y
de
los
cuales
se
hizo
pública
su
existencia
en
Europa
durante
el
siglo
ĝĎĝ.
El
Códice
de
Dresde
ÀƤ
del
que
se
tiene
noticia.
Se
sabe
que
el
director
de
la
Biblioteca
Real
de
×ǡ
Dzdzǡͣͥ͟͝ǡ
ͣ͜͝͠
Ǥ
1810,
el
gran
explorador
de
las
Américas,
Alejandro
von
Humboldt
publicó
unas
páginas
en
su
obra
Vues
des
cordillères
et
monuments
des
peuples
indigènes
de
l’Amérique.
Para
Humboldt,
el
códice
era
ǡͤͤ͝͞
Ƥ
ƤǦ
ǡ
×
ÀƤ
Ǥ
El
Códice
de
Dresde
consiste
en
una
tira
de
papel
de
3.4
m
de
ǡ
×
ǡǤ
El
papel
de
los
códices
está
hecho
de
la
corteza
de
amate,
revestido
Ƥ
×
ƤǦ
Ƥ
Ǥ
×
mayas
conservados
y
tiene
39
hojas
con
escritura
y
pintura
por
am-‐
ȋƤ͜͝͞ȌǤ
El
más
largo
es
el
Códice
de
MadridȋƤ͜͟͝Ȍǡ-‐
te
del
acervo
del
Museo
de
América
en
la
capital
de
España.
Este
manuscrito
consiste
en
una
tira
de
papel
de
6.82
m
de
largo
y
22.6
cm
ǡǡ
×
ǡǤ
El
códice
está
plegado
así
en
56
hojas
pintadas
por
ambos
lados,
cada
una
de
las
cuales
es
de
aproximadamente
12
cm
de
ancho.
Cuando
el
Códice
de
Madrid
Óǡͤ͢͢͝ǡ-‐
ǡ
ÀƤ
trataba
de
dos
manuscritos
independientes.
Sólo
en
1881,
el
inves
ti-‐
Figura
103.
Códice
de
Madrid,
p.
110.
±×Ó×
ǡTroa-‐
no
y
el
Cortesianus,
pertenecían
a
un
mismo
códice.
Finalmente,
el
Códice
de
París
es
el
más
corto
con
1.45
m
de
longi-‐
͞͞ȋƤ͜͝͠ȌǤ
À
el
códice
está
incompleto.
Además,
este
manuscrito
es
el
más
deterio-‐
rado,
porque
la
capa
blanca
que
cubría
el
papel
se
ha
desprendido
en
×
Ǥ
Por
mucho
tiempo,
el
Códice
Grolier,
denominado
así
por
la
Àǡ
Figura
102.
Códice
de
Dresde,
pp.
4
y
5.
×
ǤǦ
Óĝĝen
una
cueva
seca
152 153
en
Tabasco,
México.
Sin
embargo,
durante
los
últimos
años
ha
re-‐
Ƥ
×Ǥ
×
Ó-‐
mentos
apilados
de
escamas
de
cal
con
pintura.
Aunque
el
material
orgánico
desapareció,
se
conservó
parte
del
mineral,
lo
que
indica
que
hubo
una
larga
tira
de
papel
de
amate
cubierta
con
una
capa
ǡǤ
ÀƤ
-‐
×±Óǡ
en
1696
visitó
a
los
mayas
itzaes
en
su
capital
de
Tayasal,
Guatemala.
ÀÀ
ÀƤ
ǣ
ȑǤǤǤȒ
ǡ
cinco
dedos
de
ancho,
de
cortezas
de
árboles
hechos,
doblados
a
una
banda
y
a
otra,
a
manera
de
biombos
con
el
grosor
cada
hoja
del
canto
de
un
real
de
ocho
mexicanos.
Estos
están
pinta-‐
Ƥǡ
ȑǤǤǤȒ
×
ǡ
Àǡ
Óǡǡ
ÀǡÀǡ-‐
ǡ
ȑǤǤǤȒǤ
×
͜͝͡Ǥ
ÀƤ
huun,
‘libro’.
×
Ǧ de
las
ciencias
que
los
sacerdotes
enseñaban
a
sus
discípulos:
“Que
las
ciencias
que
enseñaban
eran
la
critos
y
la
región
de
donde
proceden;
sin
embargo,
todavía
estaban
ÓǡÀǡƤ
ǡ
×
ǡÀ
en
uso
en
el
momento
del
contacto
entre
mayas
y
españoles,
lo
que
ǡǡǡòȑǤǤǤȒdzǤ
Ƥ
ÀǤ
Ó±
×
×
ÀǤ
de
los
códices
entonces
es
considerablemente
más
tardía
que
las
ǡ
±
ǡ
-‐
muchas
inscripciones
monumentales
de
piedra
que
caracterizan
ÀƤ
Ǥ±
×-‐
al
Clásico.
Durante
este
periodo,
ya
existían
manuscritos
jeroglí-‐ cos;
por
ejemplo,
listas
de
tributos.
Muchas
pinturas
en
vasos
de
cerámica
muestran
escenas
de
la
entrega
de
Ƥ
ǡ
-‐ tributos
en
la
corte
real,
donde
un
escriba
revisa
cuidadosamente
la
cantidad
de
los
tributos
amontonados,
trados
en
contextos
arqueológicos,
pero
la
mayor
evidencia
sobre
comparándolos
con
sus
notas
escritas.
Además,
deben
de
haber
existido,
por
lo
menos
si
uno
cree
en
lo
que
×
À
Ǧ
Óǡ
±
Ǥǡǡ
sico.
Numerosas
pinturas
en
cerámica
muestran
escribas
palacie-‐ se
han
perdido,
y
la
esperanza
de
encontrar
otro
códice
en
una
cueva
seca
o
en
una
excavación
arqueo-‐
ȋƤͤ͞ȌǤ lógica
es
muy
remota,
tomando
en
cuenta
el
clima
cálido
y
húmedo
existente
en
la
región.
el
Preclá
sico
Me
dio
existen
indicaciones
de
la
producción
de
papel
Los
tres
códices
mayas
preservados,
por
la
naturaleza
de
su
contenido,
han
de
haber
sido
manua
les
por
el
hallaz
go
de
batidores
típicos
que
se
usaban
para
aplastar
las
de
consulta
para
los
sacerdotes
mayas.
No
puede
decirse
si
estaban
en
las
bibliotecas
de
los
templos
o
si
Ƥ
Ǥ
ÀǤ
Los
mayas
llamaban
huun
al
árbol
de
amate
(Ficus
glabrata),
y
Ƥ
×
ǡ
ǡ
usaban
ese
mismo
nombre
para
el
papel
producido
con
su
corte
za
±
Ǥ
×
ǤÀƤ
± Figura
104.
Códice
de
París,
p.
24.
͢͜͞Àǡ
ǡƤ
Àȋ±Dz
dzȌǤ
ȋƤ͜͝͡ȌǤ
×
ǡ Los
interesados
llegarían
ante
los
sacerdotes
con
asuntos
muy
concretos.
Entonces
éstos
podían
ave
-‐
museos
europeos,
antiguamente
tenían
también
cubier
tas
hechas
de
cultura
y
los
seres
divinos
asociados
con
las
abejas,
acerca
de
la
caza,
riguar
los
días
buenos
o
malos
para
ciertas
actividades
cotidianas
o
rituales,
o
investigar
las
intencio
nes
piel,
que
se
han
extraviado. así
como
tablas
astronómicas
para
el
cálculo
del
ciclo
del
planeta
±
ǡ
À
Venus,
y
para
el
cálculo
de
eclipses
solares
y
lunares
(véase
“La
astro-‐ los
días
en
el
calendario
ritual.
Hasta
hoy
en
día,
en
el
Altiplano
guatemalteco
se
consultan
los
“contado-‐
ÀdzȌǤǡ
×
Àdzǡ
ǡ
±
EL
CONTENIDO
DE
LOS
CÓDICES
ǡ
×Ƥǡ
-‐
Ǥ
ÀƤ
×Ó ǡ
À
antepasados,
el
uso
del
calendario
sagrado
y
la
práctica
adivinatoria
corresponde
en
muchos
aspectos
al
Los
tres
códices
prehispánicos
preservados
se
ocupan
exclusivamen-‐ los
k’atuno’ob
(ciclos
de
20
años),
capítulos
sobre
la
adivinación,
así
uso
del
calendario
en
los
almanaques
de
los
tres
códices.
te
de
temas
religiosos
y
astronómicos.
Contienen
capítulos
acerca
±
ǡ
ǡǦ En
muchos
casos,
los
sacerdotes
que
se
ocupan
del
calendario
averiguan
dónde
hay
tensiones
ƪ
ǡ-‐ bre
los
dioses
que
uno
podía
llamar
para
pedir
protección. ×
Ǥ-‐
154 155
chas
secciones
en
los
manuscritos
dedicadas
a
éstas,
las
cuales
en
Ƥ
˱
-‐
su
mayoría
consistían
en
alimentos
que
debían
entregar
a
los
dioses
Ǥ
×ï
Ǥ
À
ÀƤ
Ǥ otra
vez
un
Número
de
Distancia
en
negro,
que
lleva
la
cuenta
a
la
Los
tres
manuscritos
mayas
preservados
no
sólo
se
parecen
en
su
×
t’ol
con
su
imagen
y
texto
contenido,
sino
también
en
su
estructura.
Los
códices
están
organi-‐ explicativo.
Muchas
veces
la
suma
de
todos
los
números
de
dis
tancia
zados
en
grandes
capítulos
temáticos.
Cada
capítulo
ocupa
normal-‐ en
una
línea
de
un
almanaque
es
52.
Entonces
la
columna
inicial
con
mente
varias
páginas
y
está
dividido
en
múltiples
secciones
(alma-‐ los
días
tiene
cinco
días,
indicando
al
lector
que
este
almanaque
naques).
Estos
almanaques
a
veces
son
de
una
sola
página
u
ocupan
consiste
en
cinco
líneas
de
52
días,
o
sea,
un
total
de
260
días.
Otros
una
parte
de
la
misma,
pero
también
pueden
empezar
en
una
pá-‐
À ͢͡ À ȋƤ
gina
y
continuar
en
la
próxima.
Por
eso
las
páginas
muchas
veces
106).
De
esta
manera,
un
sacerdote
podía
averiguar
cuándo
y
cómo
están
divididas
por
líneas
horizontales
rojas;
así,
hay
tres
o
cuatro
À
Àƪ
divisiones
en
una
página
que
delimitan
las
imágenes
y
los
textos
je-‐ su
mundo.
ÀƤ
Ǥ Junto
al
calendario
ritual,
el
año
solar
haab’
de
365
días
tam-‐
página
y
continuar
en
la
parte
superior
de
la
siguiente,
y
también
bién
jugaba
un
papel
importante.
Consistía
en
18
meses
de
20
días
ȋƤ͜͢͝ȌǤ
ǡ
À ͡À
×Ó
que
abrir
de
una
vez
varias
páginas
para
poder
leer
un
almanaque
el
comienzo
del
año
nuevo.
Cada
mes
tenía
un
nombre
escrito
en
Ǥ
ÀƤ
ǤÀ
͜͞
ÀƤ
Ǣǡ
× ±
×ȋƤͤ͝ȌǤƤ-‐
ͣ
Ƥ
ͣǤ cha
con
la
mayor
precisión
posible,
los
mayas
combinaron
el
calen-‐
ǡǡ
dario
ritual
y
el
año
haabǯǤ
tzolk’in
y
haab’
imágenes
y
los
textos
explicativos
que
les
acompañan.
Cada
alma-‐
Ǥ
ǡ
naque
tiene
una
introducción,
la
cual
consta
de
una
columna
ade-‐ de
la
Rueda
Calendárica
volvía
a
ocurrir
cada
52
años.
lantada
con
los
signos
de
los
días
del
calendario
ritual
de
260
días.
Para
el
cálculo
con
unidades
de
tiempo
mayores,
y
también
Ƥ
×
Àǡ
hasta
20.
La
unidad
constituida
por
la
imagen
y
el
texto
que
le
acom-‐ usaban,
además
de
los
ciclos
mencionados,
la
Cuenta
Larga.
De
los
paña
se
llama
t’ol
en
maya.
Los
textos
cortos
explicativos
consisten
tres
códices
preservados,
la
Cuenta
Larga
aparece
solamente
en
el
ÀƤ
ǡòÀ
-‐ de
Dresde,
en
el
contexto
de
las
tablas
astronómicas.
Es
una
cuenta
de
ǤÀƤ
±
todos
los
días
transcurridos
desde
la
última
creación
del
universo,
Ƥ
× que
según
la
tradición
maya
clásica
tuvo
lugar
en
el
año
3114
a.C.
tema
de
todo
el
almanaque.
ǡ
de
tiempo:
días
(k’in),
periodos
de
20
días
(winal),
un
ciclo
de
18
winales
(tun),
un
ciclo
de
360
winales
o
20
tunes
(winikhaab’)
y
un
El
calendario
ritual
de
260
días
(tzolk’in)
es
de
suma
importancia
ͣ͜͜͞winales
o
20
k’atunes
(pik).
para
la
estructura
de
todos
los
almanaques
en
los
tres
códices.
El
tzol
k’in
×͜͞À
͟͝ïȋƤ
80).
Después
de
que
cada
día
se
asociaba
una
vez
con
cada
número,
ESCRITURA
E
IDIOMA
DE
LOS
CÓDICES
el
ciclo
empezaba
de
nuevo.
Este
calendario
era
la
base
para
la
adivi-‐
nación
realizada
por
los
sacerdotes,
porque
cada
día
estaba
bajo
el
×
ǡ
×ÀƤ
Ǥï grandes
cortes
había
desaparecido
desde
hacía
mucho
tiempo
(véa-‐
también
podían
cambiar
la
interpretación
de
los
días:
cada
combi-‐ Dz
dzȌǤ
×ï
ÀÀ
ƪ
ǡ-‐
×ǡ
Ǥ el
centro
sagrado
de
la
comunidad,
dominaron
las
estructuras
À
ȋ± Dz
×ǣ dz
columna
de
los
signos
de
los
días
con
un
número
en
color
rojo
es-‐ en
este
volumen).
En
ese
ambiente,
la
escritura
ya
no
era
sobre
todo
ǢƤ
Ƥ
×
×
número
cinco,
mientras
que
un
punto
corresponde
al
uno.
El
pri
mer
carismáticos
y
de
su
origen
divino
(véase
“Representaciones
del
po-‐
día
en
una
columna
es
el
punto
de
partida
de
una
cuenta
calendári-‐ ǣdzȌǡ
×
Figura
106.
Códice
de
Dresde,
almanaque,
pp.
13
y
14. ca.
En
el
primer
t’ol
después
de
la
columna
inicial
hay
un
número
ï
ǤǡƤǦ
escrito
en
negro;
éste
es
el
Número
de
Distancia,
que
conecta
la
tías,
en
los
siglos
Ďĝ
y
ĝǡƤ
×±
ǤǦ
Ǥ
ǡǡ-‐
ÀƤ
×
Ǧ
156 ͣ͝͡
ción
de
textos
sagrados,
que
circulaban
principalmente
entre
los
sacerdotes.
Mientras
que
la
mayoría
ǤÀƤ
ǡ×
de
la
población
de
la
Península
de
Yucatán,
la
región
más
probable
de
origen
de
los
tres
códices
con-‐ ǤÀƤ
ï
×Ƥ
servados,
hablaría
un
idioma
que
sería
una
variante
temprana
del
maya
yucateco
actual,
los
sacerdotes
ǤÀƤ
×
ï
empleaban
todavía
un
idioma
muy
anticuado,
apropiado
para
el
lenguaje
de
textos
sagrados
antiguos,
ǡ
ǡÀ
ǡ
ǤÀ
ǡ en
un
almanaque
del
Códice
de
DresdeǡǡǮ±
ǡǯȑ
ǯȋ±DzǣdzȌǤ
À ȒǡƤȑ
ȒǯǤ
mundo
bilingüe,
hablando
el
idioma
del
pueblo
y
de
los
campesinos,
pero
al
mismo
tiempo
manejaban
el
lenguaje
culto
de
muchos
siglos
antes,
que
en
ese
tiempo
sólo
entendía
un
pequeño
círculo
de
espe-‐
cialistas.
No
obstante,
en
el
lenguaje
culto
de
los
textos
de
los
códices
entran
muchas
veces
vocablos
LOS
DIOSES
EN
LOS
CÓDICES
ȋ±Dz
ÀƤ
dzȌǤ
ÀƤ
×
Ǥ
×
ïǤ
En
contra
de
la
opinión
común,
de
que
todos
los
sistemas
de
escritura
se
vuelven
más
sencillos
con
el
siglo
ĝĝ
×ƤǡǦ
ǡ
ǡ ï
×
brenaturales,
deben
de
corresponder
a
dioses.
Además,
él
pudo
mostrar
que
los
mismos
seres
están
corresponde
básicamente
al
número
de
signos
del
Clásico.
Tampoco
se
observa
una
reducción
en
el
×
ÀƤ
ÓǤ
ïǤ
×
ǡ
ÀÀ
ÀƤ
ǡ-‐
corresponde
así
con
el
conservadurismo
en
la
escritura.
No
debe
olvidarse
que
los
códices
eran
en
rea-‐
×ǡ±×
ȋƤͤ͜͝Ȍ
ǡ
À×
ǡ ȋ±Dz
ǡdzȌǤǡ
ÀƤ
×
Ǥ
ǡ
À
×
ǡ
ȋƤͣ͜͝ȌǦ periodo
Clásico.
Hay
que
destacar
que
muchos
de
los
dioses
continúan
vivos
en
el
día
de
hoy,
a
pesar
de
ǡ±
Ǥ
×
×
ǡ
-‐ la
misión
católica
y
de
la
opresión
de
la
época
colonial.
has,
reconoció
que
los
textos
cortos
explicativos,
que
hay
encima
de
las
imágenes,
mantienen
una
es-‐ En
los
códices,
los
dioses
pueden
ser
distribuidos
en
dos
grupos
—uno
positivo
y
otro
negativo—
Ǥ À
ǡ
según
los
atributos
que
tengan.
El
más
importante
en
el
grupo
positivo
es
el
de
la
lluvia,
Chaak,
quien
ÀƤ
À
ǡ
Ǥ
ȋƤͤ͜͝ȌǤ
À
×
-‐
ÀƤ
ǤDz
ǡ
±Ǥ
dzǡƤ
Ǥ-‐
À
±
ÀƤ
ǡ
×Ǥ para
proporcionar
el
agua.
Como
la
gran
mayoría
de
los
dioses,
el
de
la
lluvia
también
pudo
aparecer
en
di-‐
ǡ
ǡ
—rojo,
amarillo,
negro
y
blanco—ǡ
Ǥ
ÀƤ
ǣǡǡǤ±À
-‐
DzdzǤÀƤ
Ƥ
× cializadas
del
dios
de
la
lluvia;
por
ejemplo,
un
Chaak
de
nubes
de
lluvia,
el
Chaak
‘con
el
pie
de
agua’,
el
Chaak
‘de
la
tinta
negra’
(los
mayas
pensaban
que
Chaak
iba
a
pintar
los
nubes
con
tinta
o
tizne
para
ͣ͜͝Ǥ
×
Ǥ ȌǢǡ
Ǥ
Otro
dios
de
importancia
comparable
con
Chaak
es
el
del
Maíz,
cuyo
nombre
tal
vez
incluía
la
pa-‐
p s t ǯ ǯ w x y
la
bra
ixiim,
‘maíz’.
Su
aspecto
más
evidente
es
un
brote
de
una
planta
joven
de
maíz
que
está
saliendo
de
ȋƤ͢͝͞ȌǤÀƤ
ï
Ǯ
ǯǡ
Ǥ
a
×
ǡ±ƪ
tiene
colgada
del
adorno
de
su
cabeza.
Itzamnaaj
era
un
dios
creador,
a
quien
atribuían
la
invención
de
la
escritura
y
del
calendario.
Para
los
mayas,
Itzamnaaj
también
era
el
primer
sacerdote
y
el
patrón
de
todos
e los
dioses,
que
en
las
imágenes
del
tiempo
Clásico
se
representa
como
un
gobernante
terrestre,
sentado
ïȋƤ͢͝͝ȌǤ
ǡ
se
desconoce,
que
siempre
aparece
con
todo
su
cuerpo
pintado
de
negro
y
que
lleva
un
sombrero
en
el
i
ǡ ȋƤ ͤ͝͞ȌǤ
habría
sido
el
señor
de
la
creación
presente,
mientras
que
el
dios
L
sería
considerado
el
patrono
de
×ȋ±Dz
ÀǣǬÓ͜͞͝͞ǫdzǡȌǤ
Ǧ
×
ǡđ
aparece
en
los
códices
entre
los
dioses
o
ǤÀƤ
ǮǯǡÀƤ
atributivo
lo
caracteriza
como
‘el
señor
del
trono
del
jaguar’.
La
asociación
con
este
último
tiene
que
ver
con
las
muchas
imágenes
pintadas
en
vasijas
del
tiempo
Clásico
que
muestran
a
este
dios
sentado
en
un
u
Ǥǡ
ǡ
aunque
no
son
tan
comunes
ni
presentes.
158 159
Los
dioses
positivos
están
equilibrados
por
dioses
con
atributos
almanaques
de
este
capítulo
seguramente
servían
a
los
sacerdotes
claramente
negativos.
Entre
ellos
el
más
prominente,
sin
duda,
es
el
À
Ǧ
ǡ
±
ȋƤ À
ǡÀ
±Ƥ
×Ǧ
͟͝͠ȌǤÀƤ
ï
ǡƤ
Ǥ
‘noticias
malas’,
o
simplemente
‘maldad’.
El
dios
K’in
Ajaw,
‘señor
del
Es
realmente
sorprendente
la
gran
coincidencia
entre
los
dioses
ǯǡ
×
Ƥǡ en
los
tres
códices;
no
sólo
su
representación,
su
vestimenta
y
sus
ele-‐
porque
podía
quemar
la
tierra
con
sus
rayos
calientes.
El
dios
del
À
ǡ±ÀƤ
Sol
per
tenece
también
a
los
dioses
ancianos,
como
puede
observarse
atributos
son
casi
idénticos
en
los
tres
códices,
lo
que
indica
que
la
por
la
barba
enmarcando
la
boca
carente
de
dientes.
Muchas
veces
×
Ƥ
±
Ǥ
de
su
nariz
sale
una
voluta
abierta;
ésta
representa
un
rayo
solar.
correspondencias
entre
los
manuscritos
no
se
limitan
a
los
dioses,
sino
El
dios
Akan,
que
aparece
algunas
veces
en
los
códices
de
Dresde
que
se
observan
también
en
almanaques
y
capítulos
idénticos.
Àǡ
Ǧ A
pesar
de
que
los
tres
códices
comparten
muchos
temas,
cada
mo
excesivo
de
alcohol
y
la
administración
de
enemas.
Sus
elemen-‐ Ǥ
Ǧ
tos
característicos
son
huesos
cruzados,
pero
también
un
símbolo
tronómicas;
el
de
Madrid,
por
su
atención
a
los
rituales
asociados
ǡ
ǢÀǡ
Àk’atuno’ob.
×Ǥ±
a
los
únicos
dioses
con
aspectos
negativos,
pues
existen
muchos
más.
La
mayoría
de
los
dioses
son
de
género
masculino;
sin
embar-‐ CÓDICE
DE
DRESDE
ǡ
×
Ǥ
Exis
tía
una
joven
diosa
de
la
Luna,
cuyo
nombre
era
tal
vez
Ixik
Uh,
Las
páginas
46
a
50
del
Códice
de
Dresde
‘Señora
Luna’.
Ella
representa
el
ideal
de
una
mujer
joven
y
bella,
con
ǡ
ÀȋƤ
cabello
largo.
Su
contraparte
generacional
es
la
anciana
Chak
Chel,
ͥ͜͝ȌǤ
Ó×
ǡ
la
diosa
de
la
medicina
y
del
arte
de
curar,
que
en
la
época
colonial
que
los
mayas
calculaban
con
una
duración
de
584
días,
y
que
esta-‐
Ǥ ba
bastante
cercano
al
año
venusiano
correcto
de
583.92
días.
Las
anciana
siempre
carga
una
serpiente
amarrada
en
su
cabello.
Ésta
es
Ƥ
Ǧ
×
ǡƤ
Ǯ
ǯǤ
Ǥ
-‐
diosa
se
ve
con
una
olla
invertida
en
sus
manos,
regando
torrentes
chas
del
tzolk’in
para
el
comienzo
de
la
conjunción
superior,
cuando
de
agua.
Por
esto
parece
que
a
Chak
Chel
se
le
asocia
con
los
diluvios
el
planeta
era
invisible
para
un
observador
terrestre.
En
es
ta
posición
d e Ƥ Ǥǡ Venus
estuvo
—según
los
cálculos
de
los
astrónomos
mayas—
du-‐
tejido
y
en
varias
ocasiones
lleva
el
huso
con
estambre
en
su
cabello. ͥ͜ÀǤ±Dz×dz
-‐
Muchos
dioses
combinan
cuerpos
humanos
con
atributos
zoo-‐ Ǥ
×-‐
Ǥ
ban
este
momento
de
la
primera
visibilidad
de
Venus
en
el
oeste
está
con
los
cuernos
de
un
venado.
Existen
cuatro
dioses,
los
cuatro
escrita
en
la
segunda
columna.
Según
los
conceptos
mayas,
Venus
Bakab,
que
cargan
caparazones
de
tortugas,
telas
de
araña
o
con-‐
×
×͜͞͡À
Ǥ Ƥ
ǡ ± -‐
×ǡ
-‐
sentaciones
de
animales
sin
aspectos
humanos.
Estos
animales
se
Ǥ
×ǡ-‐
consideraban
iguales
a
los
demás
dioses,
porque
aparecen
con
los
visible
por
su
cercanía
al
Sol.
Para
los
mayas,
esta
invisibilidad
duró
ÀƤ
Ǥǡ
×Ǧ
Àǡ±ǡ
Ó
dices
están
el
perro
(tzul),
el
zopilote
(k’uch),
el
tecolote
(kuy),
la
Ǥ
guacamaya
(mo’),
el
jaguar
(chak
b’alam),
el
pavo
silvestre
(kutz),
mañana
está
anotada
en
la
cuarta
columna
de
cada
página.
Según
la
Cotinga
amabilis
(yaxun)
y
el
quetzal
(k’uk’).
En
los
códices,
para
los
cálculos
mayas,
Venus
perma
neció
236
días
en
el
este,
antes
de
muutȋǮǡǡǯȌǡ
×ǡ
ǡ
ǡ
×Ǥ
g h i considerados
embajadores
de
los
dioses.
Por
otro
lado,
el
perro
se
ve
la
Tabla
de
Venus
cubre
entonces
un
ciclo
venusiano
completo
de
en
muchas
ocasiones
bajando
del
cielo
con
una
antorcha
en
su
584
días.
Un
astrónomo
maya
leyó
las
cinco
páginas
de
izquierda
a
pata.
Los
mayas
pensaban
que
el
perro
era
el
acompañante
del
dios
derecha
y
tuvo
en
total
cinco
ciclos
de
Venus,
o
sea,
2
920
días.
Este
ǡǡ
Ǥ×
±
ǡͥ͜͞͞
ͤ͜͝Ǥ
ÀƤ
ǡï
Ǥ el
Códice
de
Madrid,
manuscrito
en
el
cual
se
dedica
un
capítulo
días
también
corresponden
a
ocho
años
solares
de
365
días.
Esto
im-‐
en
tero
a
la
apicultura,
se
encuentra
la
representación
de
abejas.
Los
plica
que
un
observador
en
la
Tierra
después
de
ocho
años
pudo
ver
160 161
Figura
109.
Códice
de
Dresde,
Tabla
de
Venus,
pp.
46-‐50.
162 163
ǡ
×
ǡÀ
calendario
haab’.
La
Tabla
de
Venus
no
sólo
cubre
un
ciclo
de
2
920
días,
sino
que
incluye
13
de
estos
ciclos,
tal
vez
porque
los
astrónomos
mayas
trataban
de
establecer
una
correlación
también
entre
el
ciclo
venusiano
y
el
calendario
͢͜͞ÀǤ±͟͝
ͥ͜͞͞Àǡ
ǡ͜͝͠Óǡ×
en
el
mismo
lugar
en
el
cielo,
sino
también
estaba
conectado
con
los
mismos
días
en
los
dos
calendarios,
el
tzolk’in
y
el
haab’Ǥ2À
Ǥ
×
ƤÀǣ
×ƪ
ǤÀ
ǡ
ǡ-‐
ǡ
Ǥ
Àƪ
ǡǡǡ
suerte
en
las
guerras.
Para
los
mayas,
igual
que
para
muchas
otras
culturas
de
Mesoamérica,
Venus,
en
su
×ǡǡ
ƪ
Ǥ
LAS PROFECÍAS DE LOS K’ATUNO’OB EN EL CÓDICE DE PARÍS
×
××ǡ-‐
ÀǤÀ
×
Ǧ
À
×
Ǥ
×
ÀƤ
ÀƤ
ǡÀ±
la
literatura
maya.
Figura
110.
Códice
de
París,
pp.
3
y
4.
164 165
X
María Elena Vega Villalobos, Erik Velásquez García y Jesús Galindo Trejo
±
ǡDz
À
dzDzƤdzǡ×
ǣ
ÀÓ͜͞͝͞Ǥǡ
ǡǡ
-‐
ǡǡï
Ƥǡï
ǡ
͜͜͜͝Óǡ
ǡ±
Ǧ
ǡ
ǡÀ
Ƥ
Dz
dzǤ
Ǧ
Àǡ
-‐
×ǡƪǡǡ
×
-‐
Ǣǡ
×
ǡ
×
×Ǧ
͜͜͝͠ÓǤ
ÀÓƤ-‐
ǡ
À
Ó͜͞͝͞
ǡ×
ǡ±
Ǥǡ
-‐
-‐
ǡǡ×ǡǤ
Detalle
del
Monumento
6,
±
ǡ
ǡ±
Ǥ ×Ǥ
ͣ͢͝
167
ǡ
͝ȋce
×Ǥ
×ȑȒǡ
ácatl
en
el
calendario
nahua
o
Jun
B’en
en
el
de
los
mayas
yucatecos),
el
21
de
abril
de
1519,
su
civiliza-‐ Ǥ
×ȑȒ
ǡ×Ǥ
b’aak’tuunes
se
terminaron.
×Àǡ
͝͝Ó ×ȋƤ͝͝͝ȌǤ
±ǤǡDz
dzǡ
͜͜͜͞Óǡ
͞͝
͜͞͝͞ȋ͞͝Ȁ͝͞Ȁ͝͞ȌÀDz±dzǤ Este
texto
describe
la
acción
de
las
deidades
creadoras
en
la
ordenación
de
la
Tierra
y
del
cosmos,
Esto
probablemente
deriva
del
hecho
de
que
los
mayas,
desde
principios
del
siglo
ĝĝǡ
-‐
ǡǤ
ǡï-‐
ceptualizados
como
una
civilización
dedicada
exclusivamente
a
la
medición
del
tiempo,
en
la
cual
sus
Ƥ
Àǡ
À×
Ǥ en
2010,
surgió
a
partir
del
derrocamiento
del
anciano
dios
đǡ
ha
sido
desechada
a
partir
de
las
investigaciones
modernas,
pues
diversos
estudios
arqueológicos,
existió
antes
del
año
3114
a.C.,
como
puede
observarse
en
la
vasija
denominada
Vaso
de
los
Siete
Dioses
Ƥ
ǡ×
×
ÀǤǡ
× ȋƤͤ͝͞ȌǤ
Àǡ
đ
le
este
pueblo
absorto
en
la
contemplación
de
las
estrellas
continúa
viviendo
en
la
mente
del
público
entregaron
tributos
de
guerra
que
sirvieron
para
derrocarlo,
terminando
así
con
su
reinado
de
oscu-‐
no
especializado. ridad
y
propiciando
un
nuevo
orden
del
cosmos
realizado
por
los
dioses
mencionados
en
la
Estela
Ĉ
En
las
siguientes
páginas
se
hará
un
breve
recorrido
por
estas
especulaciones
apocalípticas,
esca-‐ de
Quiriguá.
×
ǡ
Dz
Àdzǡ
ǡÀƤ
ǡ
Ǧ
textos
antiguos
legados
por
esa
cultura.
Para
entender
la
concepción
maya
del
tiempo
y
su
previsión
del
͟͝Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜ǡÀ
ǡ
ǡ
××
Ǥ varios
monumentos
de
las
ciudades
de
Palenque,
en
Chiapas,
México,
y
Quiriguá,
en
Guatemala,
cuyos
textos,
además
de
mencionar
la
Fecha
Era,
relatan
el
nacimiento,
los
ritos
y
las
entronizaciones
de
sus
deidades
patronas.
LAS
CONCEPCIONES
DEL
TIEMPO
168 169
Estos
dos
textos,
escritos
en
épocas
tardías,
muestran
que
el
regis-‐
Ǥ
Ǧ
sados
sólo
se
encuentran
en
los
códices,
pero
comparando
textos
prehispánicos
con
otros
producidos
en
la
época
colonial
se
hallan
similitudes
que
muestran
que
la
sociedad
maya
tuvo
una
religión
basada
en
la
escritura
y
los
registros
calendáricos.
Los
libros
del
Chilam
Balam
—también
conocidos
como
chi-‐
lames—
son
una
serie
de
textos
que
proceden
de
distintos
pobla-‐
dos,
escritos
en
lengua
maya
yucateca
pero
con
caracteres
latinos.
Como
ha
señalado
la
investigadora
Mercedes
de
la
Garza
Camino,
los
chila
mes
no
son
una
obra
unitaria,
pues
cada
uno
de
ellos
es
una
recopilación
de
escritos
diversos
creados
en
épocas
distintas.
En
ellos
Ƥk’atuun,
en
un
ciclo
calendárico
que
se
denomina
Cuenta
Corta
o
Rueda
de
ǯǡ
Diego
de
Landa,
segundo
obispo
de
Yucatán,
en
la
segunda
mitad
del
siglo
ĝěĎǤ
ǡïǡDzȑǥȒÀǡ
ǡ
ȑǥȒdzǤ
ǯȋƤ͝͝͞Ȍ
Ƥ
de
la
Cuenta
Larga,
basado
en
la
repetición
del
periodo
winikhaab’
o
k’atuunǡ
ͣ͜͜͞Àǡ
͜͞ÓǤ
de
13
k’atuunes,
cada
uno
con
un
numeral,
el
cual
se
repetía
cada
256
años.
Cada
uno
de
estos
k’atuunes,
por
ejemplo
el
k’atuun
11
Ajaw,
tenía
una
carga
particular
que,
según
los
antiguos
mayas,
se
À
Ǥ
un
registro
preciso
de
ellos.
En
el
área
maya
existía
este
registro
del
paso
de
los
k’atuunes
desde
la
época
Clásica
en
los
denominados
“altares
ajawdzDzajaw
dzǡ
À ×
À
completado
dicho
periodo.
En
la
antigua
ciudad
de
Palenque,
Chia
pas,
México,
durante
el
reinado
del
gobernante
K’ihnich
Ja-‐
naab’
Pakal
(615-‐683),
se
registraron
en
los
textos
del
Templo
de
las
Inscripciones
varios
acontecimientos
augurales
relacionados
con
Ƥǡ
ÀƤ
Ƥ k’atuun.
Por
ejemplo,
el
texto
para
el
k’atuun
12
ajaw
(que
se
consumó
en
la
ͥǤ͝͝Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜ǡ͝͠
͢͡͞Ȍǣ
ǥ
ÓǢǥǡ
ǯǥǢȑȒ
ǡȑȒǢ
ǯǥǯǡǯǥǯǡǯǯǯ
se
adorna
con
collares,
se
adorna
con
orejeras;
entonces
ocu-‐
rrió
el
k’atuun
12
Ajaw;
el
varón
del
k’atuun,
K’inich
Janaab’
ǡÓǡȋƤ͟͝͝ȌǤ
ƤÓ
ÀǦ
que
un
augurio
semejante
se
preservó
mil
años
después
en
el
Chi-‐
lam
Balam
de
Chumayel,
donde
hay
un
pronóstico
para
el
k’atuun
12
Ajaw.
Respetando
la
escritura
de
las
palabras
mayas
usada
en
ǡ
Ƥ
±
ǡ Figura
113.
Detalle
del
Panel
Central
del
Templo
de
͝͝͞ǤǯǡǤ el
pronóstico
dice
lo
siguiente:
las
Inscripciones,
Ć2-‐ć4,
Palenque,
Chiapas,
México.
ͣ͜͝ ͣ͝͝
el
katun
12
Ahau
es
el
octavo
katun.
Se
cuenta
en
Saclahtun,
antiguos,
que
se
pueden
documentar
por
lo
menos
desde
el
siglo
Es
preciso
decir
que
los
mayas
de
Verapaz
y
Yucatán
del
siglo
que
es
el
asiento
del
katun.
Azul
y
quemado
es
el
semblante
del
ěĎĎǤ
ï
Àǡ
ĝěĎ
Ƥ
ǤǤȂ
hecho
una
útil
distinción
entre
×
y
À
propiamen-‐ À
ǡ
×
À
ǤȂ te
dicha.
Mientras
que
la
adivinación
consiste
en
la
“aplicación
de
ÀƤ
ǡ ǡ
y
gran
sabio.
Habrá
muy
buenos
halach
uinices,
muy
buenos
ÀƤ
ǡdzǡ Ó ͣͣ͠͞ǡ
batabes
y
habrá
muy
buena
voluntad
en
las
opiniones
de
todo
Àǡ
ǡ Dz
Ó ͜͞͝͞ À Ƥ
el
mundo.
Se
enriquecerán
los
hombres
pobres.
Cosechas
y
co-‐
×dzǤǡk’a-‐ tiempos.
sechas
son
el
hablar
del
katun,
y
años
ricos
y
mucha
hacienda.
tuunes
×
Àǡ
En
este
buen
katunǡ
ǤǦ que
su
capacidad
predictiva
se
basaba
en
el
registro
de
los
aconteci-‐
drán
como
piedras
de
la
tierra.
Los
cristianos
andarán
junto
a
mientos
del
pasado,
de
acuerdo
con
la
creencia
de
que
lo
que
sucedió
Ǭ2 Aǫ
Dios.
Entonces
se
pedirá
la
doctrina
a
los
regidores
de
los
pue-‐ en
un
k’atuun
determinado
se
repetiría
en
términos
generales
cuan-‐
Dzdzǡ
Ǥ do
acaeciera
otro
k’atuun
ǡ
-‐ ǡ
casa
de
los
cuatro
pisos
pediremos
nuestros
zapatos
y
a
la
vez
midad
con
una
suerte
de
principio
cíclico
de
origen
divino.
×
-‐
será
donde
nos
darán
cristianismo.
Y
ahora
diréis
que
este
es
el
±
×Ǧ
Ƥ
ǡ
que
despertó
la
tierra.
He
aquí
que
va
a
acabar
este
katun
de
la
±
ǡƪ
× de
ser
hostil,
mediante
diversos
ritos
y
dádivas.
Ahora
se
revi
sará
ƪǤ
ǤǤ cristiana,
aunque
se
trataba
de
interpretaciones
retrospectivas
de
su
À-‐
a
llegar
siete
buenas
estrellas
de
color
encarnado.
Y
tendrá
ajor-‐ propio
pasado
histórico.
Se
trata
de
las
llamadas
jaculatorias
de
ǡ
Ƥ
Ǥ
cas
el
cielo.
Y
habrá
recios
aguaceros
en
el
año
decimoséptimo.
los
ajk’iines,
nombre
genérico
que
recibían
los
sacerdotes
mayas.
no
se
trata
de
creencias
de
la
Antigüedad,
sino
tan
sólo
de
elucu-‐
Ƥ
-‐ braciones
generadas
en
el
mundo
actual,
algunas
de
ellas
abier
ta-‐
En
el
panel
central
del
Templo
de
las
Inscripciones
de
Palenque
les
sobre
la
conquista
española,
que
tuvieron
lugar
en
el
pueblo
de
ƪ
À
±
exis
te
otro
registro
augural,
pero
esta
vez
para
el
k’atuun
10
ajaw
Maní,
Yucatán,
México,
pocos
años
antes
de
la
llegada
de
los
prime-‐ la
Nueva
Era
(New
Age),
cada
día
se
les
adjudican
a
los
antiguos
ȋ
×
ͥǤ͝͞Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜ǡͣ͢͝͞Ȍǣ Ǥ
À
À
Conquista
se
encuentran
principalmente
en
el
Chilam
Balam
de
×
ǡ×
10
Ajaw
8
Yahxk’in
es
el
duodécimo
k’atuun;
K’ihnich
Janaab’
Tizimín
y
en
el
Códice
Pérez,
textos
escritos
en
idioma
maya,
pero
las
siete
más
populares.
Pakal,
señor
divino
de
Palenque,
lo
ha
visto;
el
Señor
de
la
ǡÀ
×
Muert
e
se
convierte
en
gobernante;
es
tiempo
de
sequía;
se
seca
ȋ͢͟͟͝Ȍ×ȋͤͤ͢͝ȌǤ
À
ǥǢǡ-‐ ǡ
À
DzƤdzǡ
Ǣ ǯ ǥ ǯ ǯ ǥǯǡ ǯ ǯǯ ×
-‐ actualmente
se
vive
terminará
el
sábado
22
de
diciembre
de
2012.
En
ǥȑȒȋƤ͝͝͠ȌǤ dos
chi’ila’nesǡƤ
ǮǯǮ
ǡ
ǯǡÀ
×ǡ
o
evolucionar
hacia
una
integración
armónica
con
todo
el
universo
El
propio
Lacadena
ha
notado
que
este
texto
guarda
notables
semejan-‐ De
la
Garza
Camino,
en
un
estado
de
trance
extático,
echados
en
ǤïƤ
Àǡ
zas
con
un
pronóstico
para
el
k’atuun͜͝ǡ
el
suelo
y
probablemente
ayudados
por
alguna
droga
y
por
sus
pro-‐
ǡ
la
época
virreinal
en
el
mismo
libro
del
Chilam
Balam
de
Chumayel:
pias
prácticas
ascéticas. la
galaxia,
que
cambiará
su
polaridad
y
producirá
una
gigantesca
ÀDzƤ llamarada
radiante.
Los
líderes
de
los
ámbitos
esotéricos
—quienes
el
katun
10
Ahau,
Chablé
es
el
asiento
del
katun.
Allí
llegarán
sus
dzÓ͜͞͝͞ǡ
ÀǦ sostienen
que
el
Sol
es
un
ser
vivo
y
que
cada
5
125
años
le
ocu-‐
pobladores.
Y
los
árboles
del
bosque
se
doblarán
sobre
ellos,
que
de
ser
cuestionado
en
el
caso
de
los
mayas
prehispánicos,
no
signi-‐ rren
grandes
cambios—ǡ
serán
los
reyes
de
la
tierra.
Se
quemarán
las
pezuñas
de
los
ani-‐ Ƥ
À Dzǡ
males;
arderán
las
arenas
del
mar;
se
incendiarán
los
nidos
de
los
ÀǤ
ǡ
ͥ͝͡͡-‐ a
la
civilización
de
miedo
en
una
vibración
de
armonía,
que
impe
di-‐
pájaros.
Reventarán
las
cisternas.
Grandes
sequías
son
la
carga
del
tolomé
de
las
Casas
dice
que
entre
los
mayas
kekchíes
de
Verapaz,
katun.
Es
la
palabra
de
Nuestro
Padre
Dios
y
de
la
Se
ñora
del
Cie-‐
ǡDzÀȑǥȒ
Ƥǡ ǡ
dzǤ
Ǥ
Ƥ
Ǥ y
llámanle
Buticǡ Ƥ
À
Ǧ
Nuestro
Padre
Dios,
Dios
Hijo,
Señor
del
Cielo
y
de
la
Tierra.
No
ǡǡǡ
Dzdzǡ
ha
pasado.
Va
a
suceder
con
todo
rigor
sobre
nosotros.
Llega
rá
el
ƤdzǤ ǯ
ǡ
ǡ
Dzdz
-‐
À destruidos
por
enormes
desastres
naturales.
También
se
menciona
berbios
de
su
mal
camino.
Y
nadie
podrá
evitar
que
en
los
días
de
ƤÓ±
ǡ ǡ ͜͞
los
grandes
soles,
se
deje
ir
sobre
ellos
la
palabra
de
los
sacerdotes
tal
como
lo
muestran
las
×
ǦƤ
-‐ años
y
que
es
llamado
por
los
mayas
k’atuun,
el
cual
inició
en
1992
mayas.
Es
la
palabra
de
Dios. catánǡ
ͣ͝͡͠ǣDz-‐ y
terminará
en
el
año
2012.
Además,
basados
en
pasajes
mal
tradu-‐
±
À
ǡ cidos,
y
realizando
una
interpretación
descontextualizada
y
errónea
Figura
114.
Detalle
del
Panel
Central
del
Templo
de
Lo
que
estos
pasajes
demuestran
es
que
los
augurios
de
los
libros
À
ȑǥȒ de
los
libros
del
Chilam
Balam,
se
argumenta
que
los
sacerdotes
las
Inscripciones,
Č͝Ǧď͝ǡPalenque,
Chiapas,
México. co
lo
niales
del
Chilam
Balam
derivan
de
un
núcleo
de
conceptos
muy
À
dzǤ DzÀdzǤ
ͣ͝͞ ͣ͟͝
Comentario
cada
11
años—ǡ×
Ǧ
À
×ǡ
Ǧ
Nuestra
galaxia,
o
Vía
Láctea,
es
de
un
tipo
que
no
corresponde
a
las
que
se
conocen
como
galaxias
activas,
tensidad.
Para
el
año
2012
no
se
tendrá
aún
el
máximo
de
actividad
À Ǥ Ǧ
Ǥ del
presente
ciclo
solar.
Por
lo
anterior,
es
poco
probable
que
sucedan
ra
das
solares
están
produciendo
altas
dosis
de
rayos
ultravioleta
ǡ
ǡ
ï
× ×ÓÓǤ que
disminuyen
la
presión
existente
sobre
los
satélites,
lo
que
cau-‐
ca
da
225
millones
de
años.
Por
otra
parte,
la
polaridad
del
campo
magnético
del
Sol
cambia
en
un
periodo
El
incremento
de
la
temperatura
terrestre
puede
deberse
a
sará
problemas
en
los
sistemas
de
comunicación
que
son
básicos
͞͞ÓǤ͝͝Ó
ǡ
ƤïǦ
±
Ǥ en
nuestra
civilización.
Por
consecuencia,
el
dinero
dejará
de
ser
××ǡ
ǡ
×
ǡ-‐
À
ǡǦ usado
como
medio
de
intercambio.
Esto
llevará
a
un
periodo
de
ǡ
À
±
-‐ ción
de
la
intensidad
de
la
actividad
solar,
produce
un
cambio
ǡ×
ƪ×
ǡ
±
ǡ
ĝ
y
ondas
de
radio.
ÀƤ
Ǥ
Ǥ
±
×ǡǦ
×ǤǡǡÀ
À Comentario
cuya
evolución
cumple
con
las
leyes
que
describen
la
materia
y
la
energía.
Se
ha
observado
la
actividad
El
aumento
de
la
temperatura
coincidirá
con
una
mayor
actividad
del
La
radiación
ultravioleta
del
Sol
a
nivel
del
espacio
interplanetario
no
ǡ
ÀƤ
Sol,
que
provocará
el
derretimiento
de
los
polos;
habrá
más
produc-‐ ha
variado
en
los
años
recientes
como
para
alterar
gravemente
la
pre-‐
de
actividad
solar
suceden
precisamente
cada
5
125
años.
La
supuesta
rara
alineación
Sol-‐centro
de
la
ción
de
viento
solar,
erupciones
masivas
desde
la
corona
del
Sol
y
un
×
±Ǥ-‐
galaxia
en
el
día
del
solsticio
de
invierno
de
2012
no
se
trata
de
una
alineación
real.
En
sus
proyecciones
en
aumento
de
la
radiación.
Aquí
se
señala
que
los
mayas
observaron
el
sas
y
esporádicas
llegan
a
perturbar
brevemente
los
sistemas
de
comu-‐
ǡ
×Ƥ
͢ϓ͟͟ǯǡ
͟͝ ciclo
de
584
días
del
planeta
Venus
para
medir
sus
cálculos
solares
×ǢǡƤ
Ǥ
Óǡ
Ǥ y
que,
a
partir
de
estas
notaciones,
registraron
en
el
Códice
de
Dresde
comunicaciones
mundiales.
La
idea
de
una
humanidad
en
armonía,
ͣ͝͝ Dzdz À
ǡ ǡ×ƪ×
-‐
À cuales
se
evidenciaban
a
través
de
enormes
manchas
o
erupciones
de
tradice,
por
desgracia,
la
historia
del
mundo
vivida
hasta
ahora.
Señala
que
un
eclipse
de
Sol,
ocurrido
el
11
de
agosto
de
1999,
cambió
el
comportamiento
humano,
pues
Ǥï
Àǡ
×
×
×
ͤͣ͜͜͜͝͞Àǡ͡͝͞͡Óǡ
ǡ
À
cósmica
de
casi
todos
los
planetas,
los
cuales
se
ubicaron
en
los
cuatro
signos
del
zodíaco,
“los
cuatro
los
cuales
son
presagios
de
destrucción.
Igualmente,
en
el
Códice
de
Se
dice
que
en
los
próximos
años
aparecerá
un
cometa
cuya
trayec-‐
ǡ
ï
dzǤǡ Dresde
͟͢͢͜͜͝͡Àǡ
toria
pondrá
en
peligro
la
existencia
humana,
razón
por
la
cual
los
×ÀǡÀ
ƪ
Ǥ de
un
k’atuun
o
periodo
de
20
años
con
respecto
a
lo
registrado
en
el
mayas
estudiaron
y
registraron
los
eventos
del
cielo,
para
prevenir
Ƥ
À Ó
Àǡ
ǡ Tablero
del
Templo
de
la
Cruz
de
Palenque,
Chiapas,
un
periodo
que
al
hombre
de
los
peligros
de
no
conocer
las
órbitas
y
los
periodos
À
ƤÀ-‐
ǡïƤ
Àǡ de
grandes
residuos
que
se
cruzan
con
la
trayectoria
conocida
de
ƪ
Ǥï
ÀǡDzͥͥͥ͝
À DzdzǤ la
Tierra.
Ellos
sabían
que,
para
el
hombre
moderno,
descubrir
con
la
era
del
tiempo
del
no
tiempo,
una
etapa
de
cambios
rápidos
necesarios
para
renovar
los
procesos
anticipación
un
asteroide
tan
grande
que
pudiera
causar
su
extin-‐
×
ǡ
dzǤ Comentario ción,
y
luego
desviarlo,
sería
uno
de
los
mayores
logros
de
la
histo
ria
×
Ǥ
-‐ humana
y
un
hecho
crucial
que
nos
uniría
como
especie.
Se
su
pone
Comentario
ción,
a
mediano
y
largo
plazo,
muestra
un
alto
grado
de
incertidum-‐ À
DzÀ
dz
Ǥ
ͥͥͥ͝͝͝×±
ǡ bre.
A
lo
largo
de
la
historia
geológica
se
han
registrado
cambios
pro-‐ inminente
nos
obligaría
a
construir
un
nivel
de
coopera
ción
inter-‐
ǤÀ
ǡÀ
nacional,
a
establecer
un
sistema
de
comando
y
control
por
encima
×
±Ǥ-‐ extremas.
Sin
embargo,
un
enunciado
tan
general
de
que
“el
clima
de
los
países;
una
estructura
de
comunicación
mundial
sería
la
úni-‐
ǡ
Ƥ
ǡ
dzÀƪ
×ǡ
Ǧ ca
manera
en
que
los
países
declinarían
su
soberanía
a
una
entidad
apenas
una
entre
millones
de
otras
galaxias
en
el
Universo. do
muchas
veces
desde
que
el
hombre
registra
el
clima.
Por
lo
tanto,
ǡƤ
Ƥ
ÀƤ
para
el
bien
común,
un
cambio
para
aprender
a
trascender
el
indi-‐
À
Ó͜͞͝͞ǤDzdz vidualismo,
que
es
la
base
de
nuestra
sociedad.
Una
ola
de
calor
aumentará
la
temperatura
del
planeta
y
producirá
cambios
climáticos
y
sociales
sin
×
ͤ͡͠ÀǤ
ͣ͝͝
precedentes.
Todo
esto
se
combinará
con
la
constante
destrucción
de
la
Tierra
por
parte
de
los
seres
±ǡͤͤ͢͟͞Àǡͤͣ͝Ǥͣͥ͜͢ÓǤ Comentario
ǡ
ǡǡÀǡ
ǡ
±Ǥ À
Cada
año
se
detectan
en
el
Sistema
Solar
numerosos
objetos,
como
periodicidad.
Menos
aún
para
largos
periodos,
como
5
125
años.
En
el
co
metas,
asteroides
y
meteoritos,
que
se
consideran
potenciales
peli-‐
Comentario
Códice
de
Dresde
ǡ gros
para
la
Tierra.
Sin
embargo,
en
todos
los
casos,
una
vez
deter-‐
Se
dice
que
el
Sol
mostrará
un
aumento
en
cantidad
e
intensidad
de
sus
explosiones,
que
contribuirá
a
pro-‐ menos
predicha
para
esos
largos
periodos.
En
los
últimos
años
no
se
minada
con
mayor
exactitud
la
órbita
de
cada
objeto,
se
descartan
ducir
un
incremento
en
la
temperatura
de
la
Tierra.
Sin
embargo,
la
actividad
del
Sol
es
el
resultado
de
la
ï
× como
peligrosos
o
se
les
asigna
una
mínima
probabilidad
de
que
cho-‐
×
×
ǡ
ǡ
ǡ
sugiere
que
seguirá
así
en
los
próximos
años.
quen
con
la
Tierra.
Ciertamente,
en
caso
de
una
colisión
segura,
los
±
ǤÀ
× À
ǡ
À
Àǡ
×
±
ǡ-‐
À
Ǥï
DzÀ
dzÀǦ
ǡǡǡǡĝ,
etcétera.
Además,
emite
grandes
cantidades
de
×
Ǧ ïǤ
ǡï
plasma
al
espacio
interplanetario.
En
general,
al
alcanzarse
el
máximo
de
actividad
—aproximadamente
ta
y
el
ser
humano
para
dar
paso
a
una
realidad
de
armonía,
a
través
Ƥ
Ó͜͞͝͞Ǥ
ͣ͝͠ ͣ͝͡
la
actualidad,
en
ausencia
de
una
amenaza
espacial,
ya
existen
de
facto
EL
B’AAKTUUN
13
DEL
AÑO
͜͞͝͞
gobiernos
mundiales.
Se
trata
de
países
poderosos
en
tecnología
bé-‐
lica
avanzada
que
imponen
sus
designios
a
naciones
débiles.
ÀÓÀ͞͝ǡ͟͞͞͞Ǧ
Ó͜͞͝͞ȋ×
±
À
Ȍ
Nos
habla
del
momento
en
que
el
Sistema
Solar,
en
su
giro
cíclico,
Ƥǡ
ǡ
sale
de
la
noche
para
entrar
al
amanecer
de
la
galaxia.
Dice
que
du-‐ capaz
de
trascender
al
supuesto
nuevo
ciclo.
rante
los
13
años
que
van
desde
1999
hasta
2012,
la
luz
emitida
desde
Por
más
interesantes
y
seductoras
que
parezcan
estas
elucubra-‐
el
centro
de
la
galaxia
supuestamente
sincroniza
a
todos
los
seres
ǡ
ǡïǡÀƤ
±-‐
Ǧ
ǡ
À
À
Ó͜͞͝͞Ǥï
ción
interna
que
produce
nuevas
realidades.
Señala
que
todos
los
esta
completitud
de
los
13
pik
o
13
b’aaktuunes
está
en
una
escultura
seres
humanos
tienen
la
oportunidad
de
cambiar
y
romper
sus
limi-‐ del
periodo
Clásico
Tardío,
conocida
como
Monumento
6
de
Tortu-‐
taciones
recibiendo
un
nuevo
sentido,
una
comunicación
a
través
ǡ
ǡ±
ȋƤ͝͝͡ȌǤƤ
-‐
del
pensamiento.
Así,
los
humanos
que
voluntariamente
encuen-‐ ción
se
registró
un
número
de
distancia
que
conecta
el
año
669
con
el
tren
su
estado
de
paz
interior,
al
elevar
su
energía
vital
y
llevar
su
͜͞͝͞ǡǡ
Ƥ
ǡ
×
ǡ se
comprende
mejor.
Así,
el
gobernante
del
sitio,
llamado
B’ahlam
±
±ƪ
ǡ
×
×
ǡ
͠ǡ
nuevo
sentido.
La
energía
adicional
del
rayo
transmitido
presun-‐
×Ƥk’atuun
4
ajaw.
Aunque
había
varias
posi-‐
tamente
por
el
dios
Junab’
K’uh
activa
el
código
genético
de
origen
ǡ
×
Ó͜͞͝͞
±
× debido
a
la
importancia
de
la
completitud
de
los
13
b’aaktuunes.
alta.
Este
sentido
ampliará
la
conciencia
de
todos
los
humanos,
lo
En
1996,
Stephen
D.
Houston
y
David
S.
Stuart
mencionaron
que
generará
una
realidad
individual,
colectiva
y
universal
nuevas.
que
en
este
monumento
la
repetición
de
ese
ciclo
marcará
la
‘ba
ja
da’
ǡǡ (ehma[l]Ȍ
ǯǯǤǦ
a
nivel
planetario,
pues
todos
los
hombres
conectados
entre
sí
co-‐ te
el
cartucho
siguiente
es
ilegible,
y
se
desconocen
las
razo
nes
que
mo
un
solo
todo
darán
nacimiento
a
un
ser
en
el
orden
galáctico.
tendría
esta
deidad
para
visitar
el
ámbito
terrestre.
No
obs
tante,
su
personalidad
belicosa
ha
sido
mal
interpretada,
al
asumirse
que
esa
Comentario
deidad
ejercería
cambios
violentos
en
el
orden
del
cosmos.
Una
vez
×
Ǧ
Ƥk’atuun
en
2012
en
el
Monumento
6
de
Tor-‐
pacto
psicológico
en
el
ser
humano
por
su
belleza
y
el
ambiente
que
tuguero,
el
texto
regresa
a
los
acontecimientos
contemporáneos
Ǥǡï
À
del
siglo
ěĎĎ.
hombre
ni
señala
el
principio
de
alguna
etapa
de
desarrollo
o
evolu-‐ Aunque
en
años
recientes
ciertos
investigadores
han
sugerido
ción
en
una
sociedad.
El
que
sucedió
en
1999,
no
observado
desde
la
interpretaciones
distintas
de
este
mensaje
del
Monumento
6
de
Tor-‐
región
maya,
no
representó
ningún
hito
en
la
historia
mesoameri-‐ tuguero,
algunas
de
las
cuales
incluyen
dibujos
interpretativos
nue-‐
cana
que
pudiera
haber
sido
señalado
desde
muchos
siglos
atrás.
El
ÀƤ
ǡǦ
22
de
diciembre
del
año
2012,
además
de
poseer
una
incertidumbre
vletshin
debe
decirse
que
la
exégesis
más
probable
continúa
siendo
técnica
como
indicador
del
momento
en
el
que
los
mayas
marcaron
la
de
la
‘bajada’
(ehma[l]),
pues
la
raíz
cholana
ehm
o
yucateca
éem,
Ƥ
ǡ
‘descender,
bajar,
declinar’
o
‘disminuir’,
también
se
encuentra
en
aspecto
astronómico
ningún
momento
trascendente.
La
luz
emi
tida
el
núcleo
de
los
pronósticos
para
varios
k’atuunes
registrados
en
los
desde
el
centro
de
la
galaxia
no
podría
ser
visible
porque
precisa-‐ libros
del
Chilam
Balam.
mente
esa
región
se
encuentra
oscurecida
por
polvo
cósmico.
Por
À
ÀƤ
otra
parte,
una
alteración
del
código
genético
sucede
cuando
una
ÀÀƤ
±
Ǥ
partícula
de
los
llamados
rayos
cósmicos,
partícula
cargada
de
alta
pueblo
maya,
ni
en
la
antigüedad
ni
actualmente,
se
ha
dejado
lle-‐
À
ǡ
± ǡƪ×
vivas,
con
la
consiguiente
alteración
de
su
estructura,
lo
que
pro-‐ entorno,
la
cual
no
lo
determina.
±Ƥ
Ǥ
ǡÀ
×
Ƥ
ǡ
ÀÀǦ ǣ Dz ǣ
das,
son
más
bien
buenos
deseos
para
un
mundo
sumergido
en
À
ǡ
ǡ
Figura
115.
Monumento
6,
Tortuguero,
Tabasco,
México. grandes
problemas
sociales
y
económicos.
À
À
ÀdzǤ
ͣ͢͝ ͣͣ͝
EL MUNDO DE LO SAGRADO
À
XI
DIOSES
D EL
C IELO,
DIOSES
D E
L A
T IERRA
Ana
García
Barrios
ǡÀ
ǡÀ
×
ǡ
À-‐
ǡ±ƪ
Ǥ-‐
ǡ
Àǡ-‐
×
× Ǥ Ƥ
×
ǡ
-‐
ǤÀǡ
ǡ±
Ǣ
À
Ǥ
ǡ
À
Ǣ
ǡ
Ǥ
ǡ
ǡ
ǡǢ-‐
ǡ
ǡǯǢ×
ǣ
ÀǤ
ïǡ
×
ǡƤÀ
Ǧ
À
À
ǣ
Ǧ
×
ǡ -‐
͢͝͝ǤÀ
ÀǤ
ͥ͢͝ǡǡ
×
ïǡÀÀ-‐
Guatemala,
Đ8008.
˱
Ǥ
181
181
soportes,
pero
desde
el
principio
debieron
de
ser
los
libros
los
que
Ó
En
la
primera
carta
de
Relación
que
escribió
Hernán
Cortés
al
rey
Carlos
ě
de
España,
el
10
de
julio
de
como
se
plasmó
en
la
narrativa
de
las
pinturas
murales
preclásicas
1519,
señala
brevemente
que
en
el
envío
de
objetos
curiosos
a
la
Corona
de
Castilla
se
encontraban
“dos
de
San
Bartolo,
sitio
ubicado
al
norte
de
Tikal,
en
el
Petén
guatemal-‐
dzǤ
×ǡ
teco.
El
investigador
Karl
Taube
reconoce
en
estos
murales
por
lo
de
lo
que
supondría
este
hecho,
Cortés
envió
a
España
dos
partes
de
un
mismo
libro
conocido
en
la
menos
la
presencia
de
dos
de
las
deidades
más
representadas
en
actua
lidad
como
Códice
de
Madrid.
Tres
son
los
libros
mayas
prehispánicos
que
se
han
conservado
hasta
las
vasijas
clásicas:
Chaahk
y
el
dios
del
Maíz.
A
esa
misma
época
nuestros
días;
además
del
ya
mencionado,
están
el
Códice
de
Dresde
y
el
Códice
de
París,
manuscritos
también
se
atribuye
una
imagen
de
bulto
de
Chaahk
localizada
en
ǡ
À
ǡ×ȋ±DzǦ la
cueva
de
La
Pailita,
Petén,
Guatemala,
de
tamaño
humano,
y
rea-‐
dzȌǤ
ïÓ
ǡÓĝĝ
ÀƤ
ǡ
por
George
Stuart.
Es
esta
deidad
de
la
lluvia
la
que
ocupa
el
cen
tro
ȋ±Dz
ÀƤ
dzȌǤ
ǡƤǦ ×
Ƥ
ƤĝĎĝ.
Schellhas
con
mampostería
y
estuco
durante
el
periodo
Preclásico
en
la
ciudad
con
sideró
que
todos
los
seres
representados
en
los
manuscritos
eran
dioses
y
asignó
correlativamente
una
de
Calakmul,
Campeche.
Durante
el
periodo
Clásico
Temprano,
letra
de
la
A
a
la
P
a
cada
uno
de
ellos.
los
artesanos
mayas
elaboraron
unas
vasijas
negras
bruñidas
que
El
concepto
de
deidad
comenzó
a
ser
cuestionado
en
los
años
cincuenta
del
siglo
ĝĝ,
mas
esta
estaban
modeladas
o
tenían
incisiones
con
representaciones
de
al-‐
idea
se
retomó
en
la
primera
década
del
siglo
ĝĝĎǤ Ƥ
À
mayas
surgieron
durante
el
periodo
Posclásico
y
niegan
su
existencia
en
el
Clásico,
entendiendo
que
panteón
maya
elegido
por
los
gobernantes
durante
el
Clásico
Tar-‐
ï
-‐ dío;
entre
ellos,
Chaahk,
Itzamnaah
y
el
dios
Viejo.
raleza.
Sin
embargo,
y
gracias
a
los
textos,
se
sabe
que
en
las
grandes
ciudades
del
Clásico,
tales
como
En
el
Clásico,
se
multiplicaron
las
menciones
a
las
dei
dades
en
Palenque,
Yaxchilán,
ambas
en
Chiapas,
México;
Copán,
en
Hondu-‐ textos
de
contenido
mitológico,
reproducidas
en
piedra,
estuco,
hue-‐
ras;
Quiri
guá,
Tikal,
La
Corona,
Piedras
Negras,
en
Guatemala;
y
Cala-‐ ǡ
Àǡ
kmul,
en
Campeche,
México,
entre
otras;
se
mencionaron
la
construc-‐ modelados
en
barro,
como
los
de
Palenque,
en
Chia
pas;
en
estelas,
Figura
118.
Chaahk,
dios
del
rayo,
la
lluvia
y
las
tormentas.
×
ÀƤ
ǡ
como
las
de
Oxpemul,
en
Quintana
Roo;
en
tapas
de
bóvedas,
como
de
los
pane
les
de
La
Corona,
cuya
glosa
alude
a
la
construcción
de
tres
las
de
Dzibilnocac,
en
Campeche,
o
las
de
Ek’
Balam,
en
Yucatán,
to-‐
Ǥǡ-‐ dos
ellos
en
México;
pero
sobre
todo
en
las
vasijas
pintadas.
ǡÀǡ-‐
×
Dz
dzǡ
À
Ǥ no
hacía
suyos
al
portarlos.
un
aconteci
mien
to
que
quedó
registrado
en
un
ƥ
de
la
ciudad
de
gobernante
se
esmeró
por
crear
ricos
programas
escultóricos,
arqui-‐ Entre
las
estrategias
políticas
utilizadas
en
ese
periodo,
los
dig-‐
k’uh,
‘dios’ ajaw,
‘señor’ ajaw,
‘señor’
Comalcalco,
Tabasco,
México.
También
en
este
sitio
se
hallaron
escritos
tectónicos
y
pictóricos,
pues
los
dioses
jugaron
un
papel
relevante
-‐
Ƥ
ǡ
ȋ±DzÓǣdz-‐ dadores
y,
en
otras
ocasiones,
emplearon
a
estas
deidades
en
bailes
los
textos
tallados
en
placas
y
espinas
de
raya,
un
objeto
punzante
con
men).
Desde
ese
momento
los
dignatarios
se
representaron
con
el
ȋ±
×ǡ
ǯȋƤ͜͝͞Ȍǡ
Ǧ Dz
ǣdzȌǤ
ȋƤ͟͝ȌǤ lámpago,
y
probablemente
eligieron
a
esta
deidad
como
emblema
±
±
±
Ƥ
±k’uh,
que,
de
poder
político,
pues
K’awiil,
a
quien
se
conjuraba
y
se
invocaba,
ǤÀǡ
ǡ era
quien
a
través
de
su
pierna
serpentina
permitía
que
se
produjera
como
tema
principal
escenas
de
corte,
y,
a
la
vez,
complejos
episodios
Ǥ × ǡ Historia
de
la
visión
del
ser
conjurado.
De
esta
manera,
los
soberanos
mayas
de
mitos
religiosos
y
sobrenaturales.
Gran
parte
de
estas
narrativas
se
Yucatán,
cuya
primera
edición
es
de
1688,
señala
la
manera
en
que
los
se
mostraban
ante
su
pueblo
como
seres
todopoderosos,
contro-‐ conocen
hoy
en
día
gracias
al
estilo
pictórico
reproducido
en
vasijas
ajaw,
‘señor’ k’uhul
ajaw,
‘señor
k’uhul
ajaw,
‘señor
À
±ku
y
comenta:
ladores
de
los
mundos
mágicos.
Igualmente,
durante
esa
etapa
los
×
ǡ
ƤÀ
sagrado’
o
‘divino’ sagrado’
o
‘divino’
“en
su
lengua
ku
dzǤ
ǡ gobernantes
se
representaron
ataviados
y
vestidos
con
los
atribu-‐ ͥͣͤ͝ǡ
×
-‐
À
ǡ
-‐ tos
de
las
deidades
más
distinguidas.
En
las
representaciones
de
las
ron
enmarcadas
con
bandas
rojas
y
eran
diseños
esencialmente
bi-‐
ͣ͝͝Ǥ
ÀƤ
ǡÓÓ
Ƥ
À
ǣǮǯ na
rrativas
bélicas,
los
señores
solían
portar
el
tocado
de
Chaahk
cromos,
en
los
cuales
se
utilizó
una
técnica
cursiva,
lo
que
le
recordó
sagrado. ǡǮǡǯǤƤ
±k’uh
nunca
acompaña
a
nombres
persona-‐
Ƥǡ en
gran
medida
el
diseño
de
los
códices
posclásicos.
Ǥ2
Ƥ
k’uhul
ajaw,
‘sagrado’
o
‘divino
se-‐ Ƥ—expresada
a
través
del
rayo
o
del
relámpago—
era
el
em-‐
ñor’,
nunca
con
la
expresión
k’uh
ajaw;
por
eso,
no
hay
duda
de
que
el
término
k’uhǡǮǯǡÀƤ
blema
usado
en
la
guerra
(véanse
“La
guerra:
técnicas,
tácticas
y
es-‐
ÀƤ
×ȋƤͣ͝͝ȌǤ dzDzǣ
dz V
ǡ Ƥ
À
ȌǤǡ
À
DE
LOS
DIOSES
Ƥ
Ƥ
Ǥ
×ǡ
Posclásico,
etapa
en
que
la
mayoría
de
los
registros
proceden
de
Yucatán,
las
deidades
vuelven
a
presen-‐ los
de
Chaahk,
K’awiil
o
Itzamnaah.
Muchos
de
estos
epítetos
—ora-‐ El
pueblo
maya,
igual
que
cualquier
sociedad
del
mundo,
cons-‐
tar
ciertos
cambios,
en
muchos
casos
retomando
características
arcaicas,
y
el
número
de
divinidades
es
ma-‐
Ƥ
— tru
yó
una
serie
de
creencias,
en
las
cuales
se
apoyaron
para
expli-‐
Ǥǡ
por
los
gobernantes
mayas
como
nombres
personales,
pues
esta-‐ car
el
origen
y
el
ordenamiento
del
cosmos.
Para
ello,
elaboraron
182 183
ǡǡ comprender
tanto
las
actividades
de
los
dioses
como
sus
lugares
de
××Ƥ
Ǧ actuación.
Además,
en
estas
narrativas
las
deidades
principales
se
tencia
de
la
humanidad.
Así,
cada
deidad
se
caracterizaba
por
ras-‐ dis
tinguen
por
sus
atributos,
de
manera
semejante
a
la
imaginería
À
ǡÓ
×
Ǥ
la
bóveda
craneana
uno
de
los
atributos
que
les
distinguía
del
resto
de
los
dioses,
siguiendo
los
modelos
reproducidos
por
los
antiguos
ǤǡƤǡ DIOSES
DEL
CIELO
pues
de
esta
manera
resaltaban
sus
características
indivi
duales.
ǡï
ǡ
× ×
-‐
se
caracterizaba
y
distinguía
por
tener
a
su
cargo
una
acti
vidad
con-‐ pre
portan
emblemas
que
les
vinculan
con
el
cielo,
elementos
que
Ǥǡ
× concuerdan
con
lo
que
expresan
sus
nombres,
entre
ellos,
Chaahk,
naturales
que
derivan
del
espacio
celeste
y
otros
de
los
acaecidos
en
K’ihnich,
K’awiil,
Itzamnaah
y
la
diosa
de
la
Luna.
el
entorno
terrestre
y
su
interior.
Como
se
verá,
y
aunque
parezca
contradictorio
o
ambiguo,
la
mayoría
de
estas
deidades
extralimi-‐ ǡć
ǤǦ El
dios
ć
×
ȋƤͤ͝͝Ȍǡ
Ǧ
plo,
el
dios
de
la
lluvia,
el
rayo
y
las
tormentas
aparece
estrecha-‐ Ƥ
Ǯǯǡ
mente
asociado
con
el
ámbito
terrestre
y
los
árboles
de
los
rumbos.
××
ǡ
ǡ
-‐
Estas
divinidades
eran
tan
polivalentes
que
llegaban
a
ocupar
los
ǡ
cuatro
sectores
del
mundo
y
todos
los
niveles
del
cosmos:
13
ca-‐ rayo,
tal
y
como
describen
sus
nombres;
por
ejemplo,
Yax
Ha’al
Chaahk,
Ǥ
ǡ
‘Chaahk
es
la
primera
lluvia’;
K’ahk
Tiliw
Chan
Chaahk,
‘Chaahk
es
el
dzǢǯǡǮ
×
×-‐
ǯǢǡǮ
dades.
También,
las
vasijas
estilo
códice
son
un
buen
ejemplo
para
ǯǤ±
×
para
el
entorno
humano,
como
son
las
inundaciones
o
la
sequía,
tal
y
como
se
reconoce
en
el
nombre
Yax
B’ul
Chaahk,
‘Chaahk
es
la
pri
me-‐
×ǯǢǯǯǮ
ǯǤ2×Àͣ͜
conocidos
del
dios
Chaahk.
Algunos
de
ellos,
como
Yax
Ha’al
Chaahk,
se
conservan
todavía
en
las
oraciones
de
los
mayas
yucatecos
actuales.
Ǧ
ron
sus
atributos
distintivos.
Chaahk
se
distingue
por
portar
el
ha-‐
cha-‐rayo
con
que
abre
los
cielos
para
generar
la
lluvia,
el
rayo
o
el
relámpago.
El
pecho
lo
lleva
adornado
con
un
collar
de
nudos,
dise-‐
ño
que
también
se
emplea
en
el
cinturón
o
braguero.
Su
cabe
llo
ǡ±ǡ
rizado
y
muy
voluminoso.
Cubre
su
cabeza
con
un
tocado
que
sujeta
Ó
de
cruz
en
la
parte
central,
tal
vez
como
signo
indicativo
de
cielo.
Su
oreja
está
cubierta
por
una
valva
de
ostra,
pues
las
conchas
y
caraco-‐
las
están
relacionadas
con
los
espacios
acuáticos
y
con
el
agua
en
general.
Su
cuerpo
siempre
es
humano,
pero
circunstancialmente
ǡ
K’awiil,
otro
de
los
dioses
más
prestigiosos
del
periodo
Clásico.
Su
rostro,
en
determinadas
circunstancias,
podía
ser
humano,
cuali-‐
Ǥ
más
representadas
durante
el
periodo
Clásico,
siendo
el
primer
per-‐
sonaje
que
se
muestra
blandiendo
su
hacha
con
el
cuerpo
de
K’awiil.
Es
muy
probable
que
el
poder
que
ostenta
Chaahk
con
su
hacha-‐
ǯ
Figura
119.
Colgante
tallado
en
jadeíta,
que
representa
el
rostro
de
K’awiil. ese
mismo
cetro.
También
es
uno
de
los
protagonistas
de
las
narra-‐ Figura
120.
Cetros
reales,
también
llamados
cetros
maniquí,
que
representan
al
dios
K’awiil.
184 185
ǡ
sobrenaturales,
como
el
conejo
o
el
dios
đ,
el
dios
anciano
del
comercio.
La
contraparte
nocturna
del
sol
diurno
sería
el
dios
ČĎĎĎǡÀ
ǡ
ǡ
Ƥ
Ǧ
ǤǡČĎĎĎ
Ƥ
ǡ
de
Palenque,
donde
se
han
recuperado
de
los
cuerpos
piramidales
de
los
templos
del
Grupo
de
la
Cruz
un
À
Ƥ
ȋƤ͝͞͞ȌǤ
ÀƤ
ǯ Siyaj
Chan
K’awiil,
‘K’awiil
nacido
del
cielo’ Waxaklaju’n
Ub’aah
K’awiil,
‘Dieciocho
son
Esta
deidad
está
también
relacionada
con
los
venados,
animal
asociado
a
la
temporada
de
máximo
las
imágenes
de
K’awiil’ calor
en
Yucatán.
Cuenta
la
leyenda
que
el
Sol,
para
poder
acceder
a
la
mujer,
se
convirtió
en
venado,
͝͞͝Ǥ
ÀƤ
ǯǤ ǡ
À
ǡ
×
×ÓǤ
tivas
pictóricas
de
las
vasijas
estilo
códice.
En
ellas
se
menciona
su
quiere
K’awiil
a
través
de
los
seres
que
surgen
de
su
pierna
serpentina.
ǡĉ
À
Ǣ K’awiil
es
uno
de
los
actores
principales
de
las
narrativas
pintadas
en
Según
los
estudios
realizados
por
Simon
Martin
y
por
Erik
Boot,
Itzamnaah
Yax
Kokaaj
Muut
sería
el
epí
teto
Àǯ
×Ǣ las
vasijas
estilo
códice.
Uno
de
los
temas
más
reprodu
cidos
en
éstas
completo
del
dios
ĉ
×
ȋƤ͟͝͞ȌǤ
Àǡ
es
el
encargado
de
abrir
con
su
hacha-‐rayo
la
tierra,
la
cual
es
repre-‐ es
el
que
muestra
a
K’awiil
atrapando
y
reteniendo
con
los
ani
llos
de
su
×
ǤÀƤ
×ƪÀǤ pierna
de
serpiente
a
una
mujer
conocida
en
la
li
teratura
como
Señora
los
españoles.
Algunas
comunidades
mayas
actuales
dicen
que
es
“el
señor
grande
del
cielo,
que
está
puesto
Además,
en
determinadas
escenas
rituales
del
periodo
Clásico,
Dragón.
Durante
el
Clásico,
K’awiil
también
aparece
representado
en
dzÀǡ
ǡ
se
le
muestra
bajo
la
advocación
de
Yax
Ha’al
Chaahk,
‘Chaahk
es
la
las
tapas
de
bóveda
que
cerraban
cuartos
especiales
dentro
de
los
pala-‐ y
posclásicas.
ǯǡ
ȋƤ͟͞ȌǤǯƪǡ
ǡǡ
-‐
es
lanzado
un
bebé
con
rasgos
humanos
y
cola
de
jaguar,
conocido
pero
también
puede
aparecer
de
pie
con
su
cuerpo
serpentino
y
con
ƪ
ȋƤ͝͞͠ȌǤ±
ÀƤ
ǯǡǮ±ǯǤ-‐ plumas
en
los
antebrazos,
y
generalmente
está
acompañado
de
sacos
espejo
estaba
ligado
al
poder
de
adivinación.
El
término
itzǡï
ǡƤ
tos
posclásicos
y
coloniales
aparece
asociado
a
los
cuatro
colores
y
de
maíz
o
cacao,
asociación
que
se
ha
interpretado
como
abundan-‐ ‘adivino’
o
‘brujo’,
relacionado
con
la
capacidad
de
realizar
hechicería.
Como
propusieron
Linda
Schele
direcciones
de
los
sectores
cardinales,
lo
que
denota
su
naturaleza
cia
de
alimento.
Durante
el
Clásico
Terminal,
en
Yucatán,
México,
se
y
Mary
Miller
en
1986,
tal
vez
se
conjugan
estos
dos
elementos,
día
y
noche,
porque
representan
los
Ǥ
±Ƥ ha
ce
más
evidente
la
pre
sencia
de
alas
en
K’awiil,
tal
vez
aludiendo
a
contrarios:
la
oscuridad
y
la
luz,
ambos
símbolos
del
cielo,
al
igual
que
el
ave
que
representa.
su
nombre
clásico
Chan
Xob’te’
Chaahk,
‘Chaahk
de
cuatro
árboles’,
su
aspecto
celeste.
Durante
el
Posclá
sico,
K’awiil
sigue
asociado
a
ali-‐
-‐
que
lo
vincula
a
los
cuatro
árboles
sobre
los
que
aparece
represen-‐ mentos
y,
por
tanto,
en
relación
con
la
abundancia
de
bienes.
Su
ros-‐ ǡ
ǯǡǮǯǯǤ
tado
en
los
códices
posclásicos.
Chaahk,
a
pesar
de
ser
un
dios
ce-‐
Ǥ
ǡ
leste,
actúa
e
interviene
en
mitos
que
ocurren
en
espacios
interiores,
nariz,
la
cual
se
vuelve
rizada
hacia
arriba
y
humeante.
×
ǡ
À
como
cuevas,
y
en
otras
actividades
de
carácter
más
mundano,
como
de
ave,
aunque
también
suele
aparecer
como
anciano,
un
símbolo
de
sabiduría
entre
las
culturas
antiguas.
la
pesca.
La
acción
de
la
captura
de
peces
realizada
por
Chaahk
se
ǯ
ǡČ
También
Itzamnaah
es
un
ser
cuatripartito,
vinculado
a
los
árboles
de
los
rumbos.
Es
el
ave
que
suele
reconoce
desde
el
Preclásico
en
la
Estela
1
de
Izapa,
Chiapas,
México,
El
dios
Č
de
los
códices
se
corresponde
con
el
dios
del
Sol,
K’in
en
los
aparecer
asociado
al
árbol
sagrado
que
brota
del
cuerpo
del
caimán
terrestre.
Esta
relación
se
mantuvo
y
se
mantiene
hasta
el
Posclásico,
tal
y
como
la
muestran
los
códices. textos
clásicos
y
coloniales,
de
donde
deriva
k’ihnich,
‘solar,
airado,
hasta
el
Posclásico,
tal
y
como
se
aprecia
en
la
página
4
del
Códice
de
Dresde,
donde
el
dios
aparece
sur-‐
ǯǡ±-‐
ȋƤ͜͝͞ȌǤ
ǯǡĐ
nantes
del
periodo
Clásico.
Está
asociado
con
la
luz
y
el
tránsito
dia-‐ Durante
el
Posclásico
el
dios
D
no
tiene
aspecto
de
ave,
sino
de
anciano,
pero
siempre
porta
ese
to-‐ Figura
122.
Incensario
del
periodo
Clásico
que
reproduce
El
dios
Đ
×
ǯȋƤͥ͝͝͝͞͝Ȍ
rio
del
Sol;
por
eso
k’in
±Ƥ
ǮÀǯǤ
cado
que
lo
distingue
y
lo
relaciona
con
las
capas
del
cielo,
con
el
aspecto
diurno
y
el
nocturno.
En
estos
el
rostro
de
K’inich,
Palenque,
Chiapas,
México.
y
su
nombre
por
el
momento
no
tiene
traducción.
Es
otra
de
las
dei-‐ el
Posclásico
se
le
representaba
con
una
ligera
barba,
que
se
ha
iden-‐ manuscritos
suele
mostrarse
con
una
capa
y
un
tocado
que
recuerda
a
los
arzobispos.
Es
muy
proba
ble
dades
relacionada
con
el
ámbito
celeste,
pues
está
estrechamente
Ƥ
Ǣ
ǡ
ǡ ±
Ƥ
×Ǥ
ǡ
los
rayos
solares
se
emplea
la
expresión
u
mex
kin,
‘barba
del
sol’.
Éste
ǯǡǮǯ
ǯȋƤ͝͞͝ȌǤ es
un
dios
de
semblante
maduro,
de
nariz
roma,
diente
triangular
La
diosa
lunar
ǯ
ƪÀ
ǡ
Ǣ
ǡƤ
×
-‐
ȋƤ͜͝͞ȌǤ
Ǧ suele
llevar
el
signo
k’inǡ
ƪ
±ǡ ciente,
y
la
diosa
O
en
su
aspecto
maduro
de
Luna
menguante.
Éste
es
el
único
caso
en
que
una
deidad
×
×ǡ
ȋƤ͝͞͞ȌǤ
Ƥ
×
±ǡ±
olmeca.
El
cuerpo
de
K’awiil
es
humano
pero
una
de
sus
piernas
ad-‐
-‐
ǡ
ǡ
ǡǡ
ǡ
-‐ tre
los
gobernantes
mayas,
pero
siempre
están
asociados
al
adjetivo
×
Ǥ
ǡ
mite
las
visiones
de
antepasados
invocados
y
de
seres
sobrenaturales
k’inich
derivado
de
k’in. de
red
característica
del
dios
del
Maíz,
y
suele
representarse
en
el
interior
del
signo
lunar
u’
o
uh
o
con
ȋƤ͜͝͞ȌǤ
ǯ Como
es
habitual
en
los
nombres
de
las
divinidades
celestes,
±ȋ±DzÀdzȌǤǡ
el
apelativo
Waxaklaju’n
Ub’aah
K’awiil,
‘Dieciocho
son
las
imágenes
la
expresión
chan,
‘cielo’,
ubica
la
acción
en
este
ámbito
y
sus
imá-‐ con
el
conejo,
el
símbolo
por
excelencia
de
la
Luna
en
muchas
sociedades
del
mundo.
Como
se
verá
ǯǯȋƤ͝͞͝Ȍǡ
ǮǯÀ genes
suelen
reproducirse
en
la
banda
celeste.
Hay
que
advertir
que
más
adelante,
el
conejo
está
vinculado
también
a
acontecimientos
mitológicos
relacionados
con
el
dios
advocación
o
aspecto,
pudiendo
hacer
alusión
a
los
aspectos
que
ad-‐ ǯ solar
y
con
otras
deidades
del
ámbito
terrestre,
como
es
el
dios
đ.
186 ͤͣ͝
ancianos
suelen
ser
cuatripartitos
y
por
lo
general
siempre
se
repre-‐
Ó×ǤÀ
-‐
lares,
pues
los
mayas
tenían
ciertos
cánones
estéticos
establecidos.
Àǡ
Ƥ
Ƥ
arrugas,
nariz
aguileña
y
barbilla
prognata
indicativa
de
la
pérdida
de
dientes,
aunque
cada
uno
de
ellos
es
reconocible
por
sus
atributos
par-‐
ticulares.
Como
dato
curioso,
debe
señalarse
que
los
ancianos
lucen
ǡ
es
tuviese
modelado,
dato
relevante
puesto
que
la
estética
maya
del
Clásico
representaba
a
todos
los
personajes
con
el
cráneo
modelado.
ÀǡĊ
ÀȋƤ͢͝͞Ȍ
×
principales,
no
sólo
del
área
maya
sino
de
toda
Mesoamérica.
Sus
imágenes
se
reconocen
desde
el
Preclásico
en
las
pinturas
mura-‐
les
de
San
Bartolo,
Guatemala,
en
las
vasijas
del
Clásico
y
en
los
códices
posclásicos.
Siempre
se
le
muestra
como
un
varón
joven,
de
ǡ
Ǥ
pintaron
las
vasijas
estilo
códice
en
el
periodo
Clásico
resaltan
su
mirada
con
una
larga
y
ondulante
pestaña,
al
igual
que
muestran
sus
uñas
largas
y
cuidadas
en
extremo.
͟͝͞Ǥ
ÀƤ
ǡï
×Ǥ En
ocasiones,
el
dios
del
Maíz
aparece
realizando
labores
de
es-‐
criba,
pero
por
lo
general
se
le
muestra
brotando
de
la
tierra,
re
pre-‐
sentada
por
el
caparazón
de
una
tortuga
o
bien
siendo
vestido
por
Pero
los
datos
del
Clásico
sobre
la
diosa
lunar
no
son
muy
abun-‐ Ǥ
×
dantes,
por
lo
que
no
se
conocen
apelativos
concernientes
a
esta
di-‐ la
divinidad
que
vive
varios
episodios
de
muerte
y
renacimiento.
En
Ǥ
×
×Ǧ uno
de
ellos
se
dice
que
lucha
contra
un
tiburón,
al
que
vence
y
da
ǡ
ǯǡ Ǥ×
ǮÓ
ǯǡ
del
Maíz
como
señal
de
victoria
y
con
esta
intención
se
empleó
como
ǡǮ
ǯǡǡǮÓ
ǯȋƤ͝͞͡ȌǤ
cinturón
por
las
más
poderosas
reinas
del
periodo
Clásico,
co
mo
las
de
los
nombres
de
otros
dioses
celestes,
el
de
la
Luna
no
aparece
nom-‐ señoras
de
Calakmul
o
la
madre
del
gobernante
K’ihnich
Janaab’
Pa-‐
ǡ
×
kal
de
Palenque.
Por
todo
lo
anterior,
el
dios
del
Maíz
presenta
una
ǡ
Ó
ǡDzdz po
derosa
dualidad
que
debió
de
tenerse
siempre
presente
en
la
so-‐
Ǣ
chan,
‘cielo’,
para
ǣ ǡ
ǡ
ubicar
sus
acciones.
±ǡǡ
lucha
y
derrota
del
tiburón.
Esto
lo
convierte
en
una
deidad
de
carac-‐
terísticas
plenas.
Pero
si
hay
un
rasgo
por
el
que
se
distingue
el
dios
DIOSES
DE
LA
TIERRA À
ǤǦ
vinidades,
aparece
modelada,
pero
en
este
caso
concreto
su
cráneo
Ǧ parece
reproducir
el
más
preciado
alimento
de
Mesoamérica:
el
maíz.
Ƥ
Según
la
antropóloga
Vera
Tiesler,
la
cara
de
la
deidad
se
corona
con
en
el
cielo,
las
divinidades
que
habitan
los
espacios
terres
tres
son
iden-‐
ǡ
Ƥ
ǡ
-‐
ǡ
riores
de
la
tierra
o
con
la
misma
tierra.
Esto
se
debe
a
que
sus
nombres
donde
se
le
muestra
sin
cabello
o
peinado
hacia
atrás.
ÀƤ
Durante
mucho
tiempo
se
ha
pensado
que
Ju’n
Ixiim,
‘Primer
de
ellas,
teniendo
que
ser
llamadas
por
las
letras
que
Schellhas
otorgó
ÀǯǡÀǡ±
ƤĝĎĝ
a
los
dioses
ē
y
đde
los
manuscritos
posclásicos. mellizos
del
Popol
Vuh,
pero
según
estudios
recientes,
realizados
Los
dioses
relacionados
con
la
tierra
y
su
interior
tienen
aspecto
por
los
investigadores
Erik
Velásquez
y
Michela
Craveri,
no
existe
humano
y
apariencia
de
ancianos,
salvo
el
del
Maíz,
que,
como
ya
ÀƤ
Ó
se
ha
comentado,
es
un
dios
muy
joven.
Curiosamente,
estos
dio
ses
estos
hermanos. Figura
124.
Representación
de
Itzamnaah
del
periodo
Clásico,
Toniná,
Chiapas,
México.
188 189
Aunque
los
gobernantes
clásicos
no
se
nombraban
con
apelativos
del
dios
del
Maíz,
encontraron
do
que
el
moan
estrategias
para
vincularse
con
él.
Los
dignatarios,
y
más
concretamente
las
mujeres
de
linaje
real,
se
repre-‐ tierra,
pues
en
el
Posclásico
aparece
asociado
al
icono
del
maíz
y
sentaron
vistiendo
un
traje
de
red
rea
lizado
con
cuentas
tubulares
de
jade.
Con
esta
vestimenta
emulaban
estrechamente
vinculado
a
Chaahk.
El
dios
L
suele
representarse
À
×ǡ
Ǧ
neración
cíclica
de
la
tierra
que
poseía
esta
divinidad.
Es
probable
que
esta
vestimenta
aludiera
también
a
Ǥ±
ï
ǡ
uno
de
los
episodios
míticos
de
la
deidad;
en
concreto,
al
pasaje
de
lucha
y
victo
ria
contra
el
tiburón
mítico,
ha
llevado
a
los
investigadores
a
considerar
que
está
relacionado
emblema
con
el
que
las
mujeres
solían
adornar
la
cintura
al
portar
el
traje
de
red.
con
el
comercio.
ǡÀ
×
ǡ
×
ǡ
ǡ
Ƥ
Ǥ
Ǥ
Princeton,
el
anciano
está
sentado
en
un
trono
rodeado
de
mujeres
El
dios
ē ±
ȋƤ͜͞͠ȌǤ
El
dios
ēȋƤͣ͝͞Ȍ
Ǣ
aparece
un
conejo
escribiendo
un
códice,
tal
vez
des
cribiendo
la
cubierta
con
una
redecilla,
y
suele
representarse
emergiendo
de
espacios
relacionados
con
el
mundo
escena
que
ocurre
de
manera
concomitante.
En
ella
se
muestra
a
un
interior
de
la
tierra,
como
las
caracolas
o
las
tortugas,
que
la
simbolizan.
Uno
de
sus
elementos
dis-‐
Ƥ
ǡ
±
ĝ.
Este
collar,
que
varía
según
las
máscaras,
quienes
han
sido
interpretados
como
Hu’n
Ajaw
y
Yax
regiones
y
el
tiempo,
se
reconoce
desde
el
Clásico
Temprano
y
hasta
el
Posclásico.
Esta
divinidad
B’ahlam,
los
héroes
gemelos
del
Popol
Vuh.
ÀƤ
mamǡƤ
Tanto
en
el
vaso
Princeton
como
en
otras
secuencias
de
las
va-‐
Ǣ
ï
ǡƤ-‐ sijas
del
Clásico,
el
conejo,
personaje
estrechamente
relacionado
mente
Itzam.
El
dios
ē
también
aparece
relacionado
ǡ×
o
interactuan
do
con
otras
deida
des
y
seres
sobrena-‐ del
dios
đ.
En
el
vaso
Đͥͤ͟͝ȋƤͥ͝͞Ȍ
-‐
turales,
como
K’awiil
y
Chaahk.
jando
al
dios
đ
de
sus
ropas
y
atributos.
En
este
caso
el
conejo
se
alía
En
narrativas
concretas
del
periodo
Clásico
sue-‐ con
K’inich,
dios
del
Sol.
El
dios
đ
implora
al
Sol
para
que
le
ayude
le
representarse
emergiendo
de
la
pierna
serpentina
a
recuperar
su
dignidad,
pero
éste,
que
encubre
al
animal
y
lo
escon-‐
ǯǡ
±
Ǥ de
detrás
de
sí,
responde
que
desconoce
el
paradero
del
conejo.
Son
En
estas
circunstancias
aparece
habitualmente
aco-‐ Figura
126.
Dios
del
Maíz,
plato
trípode
estilo
códice
de
procedencia
varias
las
escenas
en
que
se
reconoce
el
robo
de
la
vestimenta
del
sando
a
una
mujer
joven
y
voluptuosa
atrapada
por
desconocida,
Đ1892. dios
đ;
incluso
en
la
página
43c
del
Códice
de
Dresde
se
muestra
a
la
pierna
serpentina
de
K’awiil.
Es
como
si
este
dios
Chaahk
en
una
canoa
llevando,
tal
vez
robando,
el
bulto
del
dios
đ
pusiese
a
la
mu
jer
a
disposición
del
dios
ē.
El
texto
y
el
pájaro
moan.
asociado
a
esta
narrativa
describe
el
nacimiento
de
Pero
además
de
ser
representado
como
un
dios
relacionado
Chaahk
y
de
Pax,
quienes
suelen
ser
representados
a
con
el
comercio
y
un
personaje
vejado
y
humillado,
las
imágenes
ǡ del
Clásico
también
lo
muestran
como
un
dios
creador,
que
pre-‐
sobre
un
trono.
En
otras
ocasiones,
el
dios
ē
aparece
side
el
encuentro
con
otras
deidades
en
el
Vaso
de
los
Siete
dioses,
Sak
U’Ixik,
‘Señora
Luna
blanca’
Chak
Chel,
‘Arco
iris’ en
una
misma
escena
cuatro
veces,
lo
que
describe
su
À
͠
naturaleza
cuatripartita.
Algunos
investigadores
lo
de-‐ ajaw
8
kumku,
que
en
el
calendario
occidental
corresponde
al
13
de
Figura
125.
Nombres
de
la
diosa
lunar. Ƥ
pahuatun,
una
variedad
de
los
bacabes,
cuatro
personajes
que,
para
nivelar
la
Tierra
tras
el
agosto
de
3114
a.C.
ǡ
Ǥē
aparece
El
dios
đ
es
uno
de
los
más
representados
en
las
Tierras
Bajas
representado
sosteniendo
la
Tierra,
su
apariencia
es
más
joven
y
su
cuerpo
está
marcado
con
signos
tuun,
del
norte,
en
especial
en
las
vasijas
estilo
Chocholá
y
en
estelas
de
‘piedra’,
lo
que
semánticamente
lo
relaciona
con
la
tierra
y
su
acción
de
soportarla
y,
por
tanto,
con
el
po-‐ algunas
ciudades
de
la
región
Puuc,
en
Yucatán,
México.
En
tex-‐
sible
nombre
de
pahuatun.
tos
clásicos
se
le
menciona
como
Uhxlaju’n
Chanal
Kuy,
‘Búho
de
los
Durante
el
Posclásico,
se
aprecian
las
relaciones
entre
estos
dioses
cuatripartitos
—K’awiil,
Chaahk
Tre
ce
Cielos’
o
como
Itzamnaah.
A
este
respecto,
se
observa
que,
y
el
dios
ēȄ,
en
las
imágenes
de
los
códices
donde
aparecen
actuando
juntos.
Como
explica
Karl
Taube,
en
el
norte
de
Yucatán,
el
pájaro
moan
aparece
en
ocasiones
asociado
la
asociación
que
debió
de
existir
entre
Chaahk
y
el
dios
N
se
mantiene
entre
algunos
grupos
mayas
ac-‐ al
numeral
13,
tal
vez
en
relación
con
los
13
niveles
del
cielo;
por
tuales
de
Belice
y
de
los
Altos
de
Guatemala,
donde
se
considera
que
el
dios
anciano
está
relacionado
con
esto
mismo
se
lo
vincula
con
la
niebla
y
las
nubes,
pues
en
Yucatán
Óǡǡ
ƪ
××
͟͝Ǥ
dios
ē
y
el
rayo.
En
los
códices
del
Posclásico,
más
concretamente
en
el
Códice
ͣ͝͞ǤǤǡē
representado
como
un
anciano;
de
Dresde,
es
donde
aparece
más
veces
el
dios
đ
asociado
a
Chaahk
El
dios
đ
der.,
cabeza
del
anciano
dios
ē.
Ǥ
ǡÓ
El
dios
đȋƤͤ͝͞ǡ
Ȍ
×
đ,
que
se
caracteriza
por
su
sombrero
de
ala
ancha
rea
lizado
con
plumas
de
moanǡƤ
ǡ
otros,
con
un
búho.
En
ocasiones,
el
gavilán
aparece
posado
encima
de
su
sombrero.
Se
ha
considera-‐
À
ÓÓǤ
190 191
Figura
129.
Vasija
estilo
códice,
Naranjo,
Guatemala,
Đ1398.
su
giere
Vera
Tiesler,
esta
similitud
permite
especular
sobre
la
posible
vinculación
de
esta
divinidad
con
ǡ±
que
se
modelaban
la
cabeza
a
imagen
y
semejanza
de
su
deidad
tutelar.
***
×ǡ
ƪ
-‐
mente
patrilineal.
Pese
a
ser
entidades
celestes
o
terrestres,
suelen
actuar
en
todos
los
ámbitos
y
niveles
Ǥ
ǡ
ǡ
đ,
ē
e
It-‐
Ǥǡ
ǡ
ǣǡ
ǡđ
y
dios
ē,
tal
y
como
ha
propuesto
recientemente
el
investigador
Simon
Martin.
Figura 128. Vaso de los Siete dioses, Naranjo, Guatemala, Đͣͥ͢͞Ǥ
192 193
XII
EL
J UEGO
D E
P ELOTA:
EL
D EPORTE
D E
LAS
L UCHAS
D IVINAS
Ramzy
Barrois
×
ǡǤ
-‐
ï±
Ó͜͜͝͡ǤǤ-‐
ÀǤ
ǡ
-‐
ȋƤ͟͝͝ȌǤ
ÀDzĎdzǦ
ï
Ǥ
ǡǡ
× Ǥ
ǡ
ǤǡǦ
ǡ
Ǥ
×ǡ
±
ͥ͟͜͝ǡ
ǡǦ
ǡ Ǥ ͥ͢͝͝ǡ×
×
Ƥ
×
×
ÀƤ
ǤǦ
×
ǡ±
ï
×ÀïƤ
Ǥ
͟͜͝ǤÀ
À×
×
À
ǡĐ5937.
Ǥ
195
195
Ƥ±
ͥͣ͜͝ǡ
×
Ƥ
×ǡ
en
el
trabajo
de
Smith.
Taladoire
tomó
en
consideración
todas
las
canchas
conocidas
en
Mesoamérica
×ÀǤ
͝͞
ǡƤǦ
ǡǡÀ
ÀƤ
Ǥ
±
Ƥ
Ǧ
vaciones
nuevas.
La
presencia
de
una
cancha
para
el
juego
de
pelota
indica
que
un
sitio
tuvo
un
cierto
nivel
de
impor-‐
tancia.
Así,
las
ciudades
precolombinas
más
importantes,
como
Kaminaljuyú,
en
Guatemala;
El
Tajín,
en
Veracruz;
o
Chichén
Itzá,
en
Yucatán;
las
dos
últimas
en
México;
tenían
más
de
diez
canchas
cada
una.
ÀǡǬ±
ǫ
ǡ
ǣ×
ǡ
ǡ
×
±
ǡƤǡƤ
±
Ǥ
V
ïǡ
ǡ
ǤǦ
×
×Ǥ
ǡ
ÀƤ
Ǥ
À
Los
vestigios
más
antiguos
que
se
conocen
de
una
cancha
para
el
juego
de
pelota
se
localizaron
en
el
sitio
de
Paso
de
la
Amada,
en
Chiapas,
México,
y
datan
aproximadamente
de
1500
a.C.
Sin
embargo,
es
posible
que
el
verdadero
origen
de
esta
actividad
provenga
de
la
región
olmeca,
aunque
no
se
ha
halla-‐ Figura
131.
Cancha
del
juego
de
pelota,
Palenque,
Chiapas,
México.
Ƥ×Ǥ
Ƥ
Ǧ
llo.
Los
muros
laterales
se
hallaron
bastante
dañados
y
son
muy
poco
elevados.
Parece
ser
que
durante
En
el
periodo
Posclásico,
el
juego
se
encuentra
principalmen
te
En
ciertas
esculturas
y
en
diversos
vasos
pueden
verse
inclusive
el
periodo
Preclásico
el
juego
se
exportó
más
allá
de
Chiapas.
Por
una
parte,
es
posible
hallar
en
el
cen-‐ en
tres
regiones:
el
norte
de
Yucatán,
las
tierras
altas
de
Guatemala
los
escalones
de
lo
que
parece
ser
una
escalinata.
Es
muy
probable
tro
de
la
región
maya
e
incluso
en
la
costa
del
Caribe
(en
el
sitio
de
Cerros,
en
el
norte
de
Belice)
canchas
y
el
Altiplano
de
México,
donde
se
desarrolló
la
civilización
me
xica.
±××
-‐
À
À
Ǥǡ
Ǧ Después
de
la
conquista
española,
no
se
construyó
ninguna
otra
can-‐ Ƥ
Ƥ
ǡ
±
ǡ
×
Ƥ
ǡ cha
para
el
juego
de
pelota.
Sin
embargo,
en
el
occi
dente
de
México
por
un
espectador
sentado
en
una
de
las
dos
estructuras
parale-‐
una
mayor
longitud
y
taludes
con
menor
inclinación,
como
puede
verse
en
el
sitio
de
Guachi
montones,
À
Ǥ
ǡ-‐ las.
Así,
la
escalinata
con
unos
pocos
escalones
que
se
representa
en
Jalisco,
México. ca
desapareció
por
completo
en
esta
región.
Hay
jugadores
que
se
ǡƪ
ǡ
reúnen
cada
semana
para
la
práctica
de
este
deporte.
Los
límites
À
de
México,
coincide
con
una
desaparición
casi
total
de
las
canchas
para
el
juego
de
pelota
en
el
occidente
de
de
la
cancha,
incluso
improvisada,
se
marcan
con
cal.
ȋƤ͟͝͞ȌǤ
-‐
±
Ǥ±
ǡ
Ǥ nes,
se
aprecian
líneas
horizontales
detrás
de
los
protagonistas.
Con
la
caída
de
Teotihuacan
es
posible
constatar
una
especie
de
edad
de
oro
de
las
canchas
para
el
ǡ ± À
×Ƥ
juego
de
pelota.
Aparecieron
de
manera
simultánea
en
todas
las
regiones
de
Mesoamérica,
con
marca-‐ ICONOGRAFÍA
DEL
JUEGO
DE
PELOTA estilizada
de
una
de
las
estructuras
paralelas,
vista
desde
la
es-‐
das
variantes
locales:
abiertas
y
con
muros
casi
verticales
en
el
noroeste
(Amapa,
en
Nayarit,
México),
Ǥ
abiertas
o
medio
cerradas
y
con
paredes
inclinadas
en
la
región
maya
(Calakmul,
en
Campeche,
Méxi-‐
À
co,
o
Copán,
en
Honduras),
abiertas
con
muros
de
poca
elevación
en
el
norte
de
la
Península
de
Yucatán
permiten
comprender
mejor
este
juego
con
todos
sus
componen-‐
(Edzná,
en
Campeche,
o
Uxmal,
en
Yucatán,
ambas
en
México),
e
incluso
parcialmente
abiertas
y
con
tes.
Existen
tres
tipos
de
datos:
el
contexto
general
del
juego
de
Ǥ
un
altar
asociado
en
las
tierras
altas
de
Guatemala,
como
en
la
región
Quiché. ǡÀǡƤǡ
de
un
gran
cinturón
y
de
protecciones
para
los
codos
y
las
rodillas.
En
Hacia
el
periodo
Clásico
Terminal,
el
juego
de
pelota
parece
que
se
extendió
en
el
territorio
del
elementos
ligados
de
manera
muy
estrecha
con
la
comprensión
de
Àǡ
×
×
±
ǡÀ
ȋ
±Ȍ
los
ritos
asociados
con
este
deporte
precolombino. éste
era
muy
grueso
y
ancho.
Ciertos
investigadores
han
propuesto
la
±
ȋ
Àǡ
ǡǡȌǤ
ÀƤ
ǡ
À-‐ hipótesis
de
que
este
elemento
del
traje
de
los
jugadores
de
pelota
co-‐
cas
de
la
cancha
de
pelota
evolucionaron
sensiblemente
en
Chiapas
(Chinkultic),
desarrollándose
a
lo
×
ÀDzdz
-‐
largo
de
toda
la
costa,
hasta
Guerrero.
De
manera
paralela,
el
tipo
de
cancha
para
el
juego
de
pelota
que
En
diversos
tableros,
estelas,
piezas
de
cerámica,
e
incluso
en
una
bas.
Sin
embargo,
parece
poco
verosímil
que
los
ju
gadores
hubieran
se
encuentra
en
Amapa,
Nayarit,
parece
haberse
extendido
hacia
el
norte
de
México,
hasta
el
suroeste
de
página
del
Códice
de
Dresdeǡ
Ƥ-‐ podido
practicar
actividad
deportiva
alguna
llevando
en
la
cadera
una
Estados
Unidos. mado
por
las
dos
estructuras
paralelas,
con
sus
muros
en
talud.
͝͡ȋƤ͟͜͟͟͝͝ȌǤ
196 ͥͣ͝
Figura
132.
Vasija
polícroma
de
procedencia
desconocida,
Đ1209. Figura
133.
Vasija
polícroma
de
procedencia
desconocida,
Đ2803.
Las
rodilleras
parecen
haberse
usado
casi
exclusivamente
en
chas,
los
yugos
y
las
palmas
de
piedra
se
han
hallado
en
contexto
la
importancia
de
quien
lo
lleva,
como
un
emblema
que
simbolizara
la
una
sola
de
las
piernas.
En
general,
si
se
observa
una
escena
en
la
que
arqueológico,
en
tumbas,
lo
que
permite
suponer
el
valor
de
estos
Los
jugadores,
además
de
los
elementos
esenciales
para
la
práctica
ÀȋƤ͟͟͝ȌǤ
ǡ±
× Ǥ
del
deporte,
llevaban
también
elementos
decorativos
asociados
con
pierna.
Ciertamente,
no
debe
llegarse
a
la
conclusión
de
que
equi-‐ jugadores
prestigiosos
o
con
gran
número
de
victorias.
ȋƤ͟͜͝ǡ͟͟͟͝͞͝ȌǤ
Ǥǡǡ En
el
caso
de
las
manoplas,
es
posible
que
los
jugadores
las
ǡ EL
JUEGO
DE
PELOTA
EN
Ƥ
×Ƥ
×Ǥ ha
yan
utilizado
para
el
servicio,
como
en
las
primeras
versiones
del
Ǧ LAS
FUENTES
PRECOLOMBINAS
En
ese
caso,
este
detalle
es
especialmente
importante,
pues,
desde
el
juego
de
ulama,
antes
de
que
los
practicantes
de
este
deporte
aban-‐
Ǣ±
Ǥ
Ƥ
ǡƤ
donaran
el
uso
de
pequeños
bastones
como
raquetas
para
hacer
autores,
como
Nicholas
Hellmuth,
relacionan
este
animal
con
la
re-‐
de
un
mismo
equipo.
Así,
dos
jugadores
que
lleven
la
rodillera
en
el
el
servicio. presentación
simbólica
del
cautiverio.
Otro
elemento
decorativo
ani-‐ ÀƤ
ǢÀ
-‐
ǡ
ÓȋƤ El
tocado
es
el
elemento
que
más
evolucionó
si
se
comparan
mal
es
el
jaguar,
el
cual
está
presente
en
las
estelas
de
La
Amelia,
vivido
hasta
nuestros
días.
132
y
133). las
representaciones
de
jugadores
de
pelota
precolombinos
con
la
Guatemala,
donde
acompaña
a
un
jugador,
quizás
en
calidad
de
way
En
el
momento
de
la
Conquista,
en
las
Tierras
Altas,
los
ma-‐
Muchos
investigadores
han
buscado
establecer
un
paralelo
en-‐ vestimenta
de
los
jugadores
contemporáneos.
Así
pues,
cuando
o
nahualȋ±DzÀ
-‐ yas
quichés
tenían
un
libro
que
recopilaba
sus
mitos
ancestrales:
tre
las
esculturas
llamadas
hachas,
los
yugos
y
las
palmas
como
acce-‐ se
ob
serva
hoy
en
día
un
partido
del
juego
moderno,
es
posible
dar
se
×
dz ȌǤ ± -‐ el
Popol
Vuh.
Esta
obra,
escrita
a
mediados
del
siglo
ĝěĎ
por
un
sa-‐
sorios
para
el
juego
de
pelota.
Se
trata
de
esculturas
por
lo
general
Ǧ taciones
de
serpientes
y
de
perros
en
los
trajes
de
los
jugadores,
en
cerdote
maya,
tiene
dos
capítulos
completos
que
mencionan
en
muy
trabajadas,
que
parecen
incompatibles
con
la
práctica
de
un
sico,
con
personajes
que
ostentan
tocados
exageradamente
ri
cos,
al
gunas
piezas
de
cerámica
y
en
esculturas.
Hay,
asimismo,
numero-‐ detalle
el
juego
de
pelota.
Los
europeos
descubrieron
el
manuscri-‐
de
porte
en
el
que
el
jugador
debe
a
menudo
lanzarse
por
tierra
pa
ra
Ƥ
ÀƤ
sas
representaciones
de
aves,
como
loros,
colibríes
y
quetzales,
entre
to
a
principios
del
siglo
ĝěĎĎĎ
±
recuperar
una
pelota
baja
o
incluso
golpearla
después
de
un
rebote
per
sonajes
representados
sin
que
las
personas
tuvieran
ne
cesidad
otras,
las
cuales
se
asocian
claramente
con
el
cielo
y
el
supra
mundo. al
español.
Ǥ
de
leer
las
inscripciones
que
generalmente
no
habrían
podido
desci-‐ En
las
representaciones
de
partidos
de
juego
de
pelota,
los
ju-‐
que
pudieran
asociarse
con
golpes
repetidos
en
estas
esculturas.
ǤÀ
gadores
que
juegan
unos
contra
otros
ostentan
motivos
con
ani-‐ Los
antiguos
textos
mayas
Además,
como
ya
se
dijo,
parece
poco
verosímil
que
los
jugadores
tocados
muy
elaborados,
complejos
e
imponentes.
Al
igual
que
en
ǣ No
existe
ningún
texto
precolombino
totalmente
consagrado
al
jue-‐
hubieran
podido
jugar
partidos
enteros
llevando
esculturas
que
×ǡ
Ƥ
Ǧ contra
animales
del
supra
mundo. go
de
pelota.
Evidentemente,
es
imposible
saber
algo
del
conte
ni-‐
pesan
alrededor
de
15
kilogramos.
Es
mucho
más
probable
que
hu-‐
×
Ƥ
Ǥ A
veces
puede
verse
una
especie
de
junco
que
parece
emerger
do
de
los
miles
de
códices
quemados
por
los
españoles
durante
el
bieran
utilizado
protecciones
hechas
con
materiales
vegetales
o
de
de
un
tocado
muestra
con
claridad
el
estatus
social
de
quien
lo
lle
va
Ǥ-‐ siglo
ĝěĎ,
pero
puede
suponerse
que
ciertos
escritos
bien
podrían
cuero
de
ciervo,
de
las
que
no
quedan
huellas
hoy
en
día.
Las
ha-‐ ȋƤ͟͜͝ǡ͟͟͟͝͞͝ȌǤ
ǤÀ haberse
ocupado
del
tema.
198 199
͟͝͠Ǥͣ͝͞ǡǡǡ±
Ǥ
200 201
pelota
contra
el
dirigente
K’inich
Ich’aak
Chapaat.
Ahora
bien,
el
Ǧ
À
À͝͞Ó
rráneo
y
el
supra
mundo.
×Dzdzǡ
Al
mismo
tiempo,
aunque
la
presencia
de
los
gemelos
del
Po-‐
un
encuentro
en
una
dimensión
sobrenatural,
por
medio
del
cual
pol
Vuh
Ƥ
ǯ
×Ƥk’atuun
(40
años)
más
antiguos,
conviene
ser
prudentes
en
la
interpretación
y
en
los
in-‐
ȋƤ͟͝͠ȌǤ tentos
de
extrapolación.
De
hecho,
esta
historia
es
muy
tardía
y
ƪǡǡ×
±À
El
Popol
Vuh esta
parte
de
los
mitos
precolombinos.
El
Popol
Vuh
es
el
texto
sagrado
de
los
mayas
quichés
de
Guate-‐
mala,
transcrito
al
castellano
durante
el
dominio
español.
Se
divide
principalmente
en
dos
grandes
partes:
la
primera
es
el
relato
de
los
EL
JUEGO
DE
PELOTA
EN
LAS
FUENTES
××
Ǥ POSTERIORES
A
LA
CONQUISTA
por
crear
a
los
hombres;
acto
seguido,
está
la
narración
de
las
accio-‐ El
juego
de
pelota
es
un
deporte
sumamente
espectacular,
que
des-‐
nes
de
los
héroes
divinos
Hunahpu
y
Xbalanqué
contra
el
ave
ce-‐ pertó
rápidamente
el
vivo
interés
de
los
europeos.
Algunos
testi-‐
leste
Vuqub
Caquix
y
contra
el
monstruo
terrestre
Zipacná;
y
con-‐ gos
describieron
este
juego,
intentando
vincularlo
con
los
deportes
cluye
con
la
aventura
de
los
gemelos,
de
su
padre
y
de
su
tío
en
el
conocidos
en
el
Viejo
Mundo.
ȋ±DzdzȌǤ Sin
embargo,
aun
cuando
el
juego
precolombino
parece
haber
Esta
última
parte
es
la
única
historia
que
describe
numerosos
desaparecido
poco
después
de
la
Conquista,
hay
una
serie
de
de-‐
episodios
del
juego
de
pelota
en
un
contexto
mítico.
Resumiendo:
ÀƤ
À
±-‐
dos
hermanos
gemelos,
Hun
Hunahpu
y
Vucub
Hunahpu
juegan
co
y
cuyos
orígenes
parecen
ser
precolombinos.
a
la
pelota
cerca
de
la
casa
de
su
madre.
Los
rebotes
de
la
pelota
mo-‐
͟͝͡Ǥ
×͞ǡ
ÀƤ
ĎĎǡ
Yaxchilán,
Chiapas,
México.
ÓǡǤǦ
×
tan
entonces
a
los
gemelos
a
jugar
un
partido
contra
ellos.
Antes
Durante
la
época
colonial
algunos
cronistas
del
Altiplano
mexica-‐
Los
textos
del
periodo
Clásico
que
han
llegado
hasta
ahora
describen
el
juego
de
pelota
como
una
de
que
el
partido
pueda
llevarse
a
cabo,
valiéndose
de
una
trampa,
ǡ
ïȋ͜͜͝͡Ǧͥ͜͝͡ȌǡǦ
±
Ǥ
±-‐
Ƥ
Ǥ ȋͣ͟͝͡Ǧͤͤ͝͡Ȍǡ
ȋ͢͝͡͞Ǧ͢͝͞͠Ȍ
taran
el
título
de
pitziil,
‘jugador
de
pelota’. decapitado
y
su
cabeza
colocada
en
un
árbol.
Una
princesa
del
in-‐ de
Benavente,
conocido
como
Motolinía
(1482-‐1568),
describieron
de
En
los
monumentos
y
en
las
vasijas
de
cerámica,
los
cuales
muestran
a
jugadores
equipados
y
en
ǡǯǡ
± Ǥǡ
×ǡ
Ƥ
ï
Ǥ
ǡ con
la
cabeza.
Hun
Hunahpu
escupe
en
la
mano
de
la
princesa,
ȋ͝͡͞͠Ǧͣͥ͝͡Ȍ
×Relación
de
las
cosas
de
Yuca-‐
ÀƤ
Àpitziil,
‘jugador
de
pelota’,
así
como
el
verbo
quien
queda
por
ello
encinta.
Debido
a
su
estado,
Xkik’
es
expul-‐ tán ǣ DzȑǥȒ
Ǯǯǡ
ï
ȋÀƤ
cada
pueblo
una
casa
grande
y
encalada,
abierta
por
todas
partes,
±
Ȃna
Ȃni,
lo
que
Hunahpu
y
Vucub
Hunahpu.
Es
así
como
nace
la
segunda
pareja
de
ȑsicȒǣ-‐
ȑǦȒȌǤ
-‐ gemelos:
Hunahpu
y
Xbalanqué. ban
a
la
pelota,
y
a
un
juego
con
unas
habas
como
a
los
dados,
y
a
nes
una
expresión
inscrita
en
la
pelota
que
separa
a
los
jugadores
y
que
está
compuesta
por
un
número
Una
vez
que
llegan
a
ser
adultos,
estos
nuevos
gemelos
descu-‐
dzǤ
ȋ͝͠ȌÀƤ
nahb’ǡƤ
ǮǯǤ
× bren
la
indumentaria
para
jugar
a
la
pelota
de
su
padre
y
de
su
tío
y
Así
pues,
para
comprender
cómo
se
practicaba
el
juego
de
pe
-‐
que
describía
la
pelota
utilizada
en
el
juego.
Se
sigue
discutiendo
sobre
la
naturaleza
de
esta
medida.
Hay
Ǥǡ lo
ta
maya,
se
hizo
un
análisis
comparativo
con
el
juego
mexica,
el
ǡ ×Ǥ
-‐ úni
co
que
describieron
los
cronistas.
Evidentemente,
estos
testimo-‐
consideran
que
se
trata
de
la
cantidad
de
caucho
natural
utilizado
para
su
elaboración. siguen
evitar
las
trampas
que
les
tienden
los
señores
de
Xibalbá
y
×
ǡǦ
Ǥ
pasan
las
pruebas
de
las
casas
de
la
oscuridad,
de
los
cuchillos,
del
tizaron
los
aspectos
más
espectaculares
de
este
deporte,
que
era
com-‐
À
±
ǤÀǡ Àǡ
±Ǥ ǡ pletamente
desconocido
para
los
europeos.
La
pelota
de
caucho
creó
extranjero
podía
dar
lugar
a
un
partido
de
juego
de
pelota,
como
puede
verse
en
el
tablero
de
Calakmul
Ƥ
ǡ
Ƥ
-‐
×ǡ
À-‐
que
muestra
uno
entre
el
gobernante
de
Motul
de
San
José,
de
visita
en
la
ciudad,
y
un
dignatario
im-‐ Ǥ-‐ rial
en
esa
época.
Del
mismo
modo,
la
destreza
y
las
acrobacias
de
los
portante
de
la
misma.
Ƥ
ǡ
Ǥ jugadores
impresionaron
a
los
espectadores
europeos.
Las
canchas
de
juego
de
pelota,
como
la
mayor
parte
de
las
construcciones
de
una
ciudad,
tenían
El
juego
de
pelota
se
describe
brevemente
en
el
curso
de
las
ǡ×
Ǥ
su
propio
nombre.
Algunas
veces
se
hallan
rastros
de
este
nombre
arquitectónico,
como
se
lee
en
el
Cada
equipo
tenía
entre
uno
y
ocho
jugadores,
y
la
práctica
del
juego
Monumento
141
de
Toniná
(cancha
de
juego
de
pelota),
Chiapas,
México:
i
elnaahaj
huk
ik’
k’annal
casas.
En
esta
descripción
puede
constatarse
que
los
adversa
rios
parece
que
estuvo
reservada
a
la
élite
social
y
política
de
la
ciudad.
hux
aha[al]
uǡǮ
ͣ
ǡ
͟ deben
mantener
la
pelota
en
movimiento
todo
el
tiempo,
gol-‐
-‐
ǯȋƤ͢͞ȌǤ peándo
la
con
la
cadera.
El
hecho
de
que
cada
equipo
tenga
un
traño
para
los
cronistas.
Estaba
construida
de
piedra
y
su
único
uso
Pero
el
juego
de
pelota
era
también
el
momento
en
el
que
el
mundo
real
entraba
en
contacto
con
ï
-‐ era
la
práctica
de
este
deporte.
Solía
ocupar
una
posición
pri
vi
legia
da
ǤÀǡͣ͝͞ǡǯ guno.
En
el
Popol
Vuh
se
subraya,
sobre
todo,
el
hecho
de
que
el
en
las
ciudades
precolombinas.
Sin
embargo,
a
pesar
de
que
Sahagún
202 203
no
hace
muchos
comentarios
sobre
la
cancha,
Durán
menciona
las
El
servicio
se
lleva
a
cabo
con
la
mano;
la
devolución
del
equipo
sino
a
través
de
los
errores
del
oponente.
Esto
tiene
como
consecuencia
principal
que
no
existiría
una
zonas
terminales
y
agrega
que
la
pelota
no
podía
caer
en
ellas
sin
contrario
debe
hacerse
mediante
un
golpe
con
el
brazo.
Cada
par-‐ Dz
×dz
Ǥ
Ǥ
Ǧ tido
se
juega
a
nueve
puntos.
Cuando
un
equipo
marca
cinco
puntos
A
nivel
arquitectónico,
la
cancha
moderna
de
ulama
mide
unos
100
m
de
largo,
similar
a
las
can-‐
Ǥ
ǡ
consecutivos,
reduce
a
cero
los
tantos
de
su
adversario,
sin
impor-‐ chas
halladas
en
Tula,
Hidalgo,
y
en
Chichén
Itzá,
Yucatán;
ambos
sitios
en
México.
No
obstante,
en
equipo
no
tenía
que
marcar
puntos
en
una
zona
de
contabili
za
ción
tar
cuántos
puntos
pudiera
tener
éste
en
ese
momento
y
los
equipos
las
Tierras
Bajas
centrales
mayas,
las
canchas
presentan
dimensiones
mucho
más
ÀƤ
ǡ
ǤïǦ cambian
de
lado
de
la
cancha. Ǥ
Dz
dzȋǡ
Ȍǡ
ciona
una
línea
transversal
que
pasaba
por
el
centro
de
la
cancha,
El
ulama
de
cadera
es
muy
parecido
al
de
brazo.
Lo
juegan
Dz
dzǤ
llamada
técatl. dos
equipos
de
cinco
jugadores
cada
uno;
la
cancha
es
más
corta
El
juego
de
pelota
pasó
por
todo
un
proceso
de
evolución
en
la
época
preco-‐
La
presencia
de
dos
anillos
empotrados
en
las
estructuras
pa-‐ (65
m
de
largo),
pero
más
ancha
(4
m).
Cada
partido
se
juega
a
lombina,
en
el
cual
hubo
cambios,
adaptaciones
y
desapariciones.
Tomando
esto
en
ralelas
del
terreno
ha
dado
lugar
a
algunas
interpretaciones
contro-‐ ocho
puntos.
Un
equipo
puede
hacer
perder
la
totalidad
de
tantos
cuenta,
es
posible
que
el
juego
practicado
en
las
Tierras
Bajas
centrales
haya
desapa-‐
vertidas
sobre
el
desarrollo
de
un
partido
de
juego
de
pelota.
Todos
de
su
adversario
cuando
marca
de
manera
consecutiva
cuatro
pun-‐ recido
mucho
antes
de
la
llegada
de
los
españoles.
No
obstante,
su
origen
de
be
ser
el
los
cronistas
hablan
del
hecho
excepcional
de
que
una
pelota
pu-‐ tos.
El
sistema
de
conteo
de
tantos
es
muy
similar. mismo
que
el
del
juego
de
ulama,
si
bien
estos
dos
juegos
no
eran
sino
primos
lejanos.
die
ra
pasar
a
través
del
anillo.
No
obstante,
insisten
en
las
líneas
El
ulama
de
bate
constituye
la
tercera
modalidad
que
existe
de
trazadas
en
la
cancha
entre
ambos
anillos;
es
decir,
que
marcaban
es
te
juego.
Se
juega
con
un
pequeño
pedazo
de
madera
tallada
que
el
eje
transversal
del
pasillo
central.
Durán
describe
de
la
manera
±Ƥ REFLEXIONES
SOBRE
EL
JUEGO
DE
PELOTA
siguiente
el
momento
en
el
que
un
jugador
lograba
que
la
pelota
pa-‐ El
Opeño,
en
Michoacán,
México,
(y
que
datan
aproximadamente
del
sara
a
través
del
anillo:
“al
que
metía
la
pelota
por
aquel
agugero
año
1500
a.C.).
La
pelota
pesa
600
gramos
y
la
cancha
tiene
las
mis-‐
×
ǡ
Ƥ
Ƥ
ǡ-‐
ȑsicȒ
À
mas
características
que
la
que
se
utiliza
para
el
ulama
de
brazo.
El
Ƥ
×
ǡ×
cantares
de
alabanza
y
bailaban
con
él
un
rato
y
le
daban
cierto
sistema
de
marcado
de
puntos
es
idéntico. ǤƤ
ǡÀ
dzǤ
Ǥ
ǡ
-‐
Esta
descripción
se
encuentra
en
completa
contradicción
con
giosa,
dos
aspectos
estrechamente
ligados
en
el
caso
de
los
mayas.
×
Ǧ Este
otro
juego,
que
se
practica
esencialmente
en
los
estados
de
Mi-‐
chas
para
el
juego
de
pelota.
Según
estas
interpretaciones,
se
trata-‐ choacán
y
Jalisco,
se
juega
en
una
cancha
de
120
m
de
largo
y
10
m
ba
de
una
especie
de
goles
para
marcar
puntos,
un
poco
a
la
manera
de
ancho.
Los
60
m
que
corresponden
a
cada
equipo
se
reparten
de
Ƥ
×
ǡ
Ƥ
×
ǡÀ
-‐
del
moderno
juego
de
basquetbol. manera
simétrica
como
sigue:
20
m
para
la
zona
de
servicio,
5
de
zo
-‐ Ƥ
×
Ǥ
ǡ
Ƥ
-‐ Dzdzǡïǡ͟͡ǡ probable
que
hayan
existido
variantes
del
juego
en
las
distintas
regiones
y
en
los
Ǥǡ
Dz
a
cabo
el
juego
en
sí.
La
pelota
pesa
de
dos
a
tres
kilogramos
y
ǡ
Ǥ
×dz
×
ǡ
ǡ
Ǥ debe
golpearse
durante
el
juego
con
un
pequeño
bastón
(llamado
Antes
que
nada,
el
juego
de
pelota
era
un
deporte
de
equipo.
Este
concepto
ÓȌǡ
Ƥ
ĝěĎǤ
ǡ
gol
pe.
El
conteo
de
puntos
es
muy
similar
al
del
ulama.
Existe
asi-‐ la
Europa
del
momento
de
la
Conquista,
todos
los
juegos
eran
esencialmente
in-‐
JUEGOS
ACTUALES mismo
una
piedra
plana
que
se
coloca
en
las
zonas
de
servicio
para
dividuales.
El
soule,
ancestro
del
rugby
moderno,
reunía
a
varios
individuos
con
Dz
dzǤ un
objetivo
común;
es
decir,
cada
participante
obraba
de
manera
individual,
en
el
Hoy
en
día,
en
México
quedan
algunos
juegos
que
son
descendien-‐
×
Ǥ
-‐
tes
directos
del
juego
de
pelota
prehispánico.
El
estudio
de
éstos
ayu-‐ ±
ǡ
ÀƤ
ǤÀǡ Figura
136.
Figurilla
de
la
isla
de
Jaina,
da
de
manera
importante
a
la
comprensión
del
juego
practicado
Este
juego
de
pelota
tiene
tres
variantes;
las
tres
se
juegan
en
la
mis-‐
×ǡ
ÀǢ
Campeche,
México.
antes
de
la
conquista
española
en
el
Altiplano
central,
así
como
tam-‐ ma
cancha
de
160
a
200
m
de
largo
y
de
6
a
8
m
de
ancho.
La
pelota
elemento
distintivo.
bién
del
deporte
practicado
por
los
antiguos
mayas. está
hecha
por
lo
general
de
materiales
de
origen
vegetal
(maguey,
El
juego
de
pelota
era
un
deporte,
como
en
el
voleibol
o
en
el
tenis,
en
el
que
los
puntos
se
descon-‐
algodón,
tejido,
etcétera).
Este
deporte
se
juega
con
un
bate
muy
pa-‐ ǣ
ǤÀ
Ulama
recido
al
utilizado
en
el
hockey.
Las
tres
variantes
son:
un
juego
sen-‐
×ǡ
Ǥ
Este
juego
se
subdivide
en
tres
variantes:
el
ulama
de
brazo,
el
de
Ǣ
À
ca
dera
y
el
de
bate.
El
ulama
de
brazo
se
juega,
como
su
nombre
lo
Ǣ transversal,
a
veces
marcada
por
discos
tallados
(en
el
centro
de
la
zona
maya),
por
esculturas
con
vásta-‐
indica,
con
los
brazos.
La
cancha
o
taste
(palabra
que
probablemente
y,
por
último,
una
modalidad
en
la
que
se
utiliza
un
bate,
evidente-‐ gos
(en
el
sur
de
la
región
maya)
o
por
anillos
(en
el
norte
de
la
Península
de
Yucatán).
Estos
últimos
no
proviene
del
vocablo
náhuatl
tlachtli)
mide
100
m
de
largo
y
1.45
m
mente,
y
una
pelota
hecha
de
piedra
volcánica,
por
lo
ge
neral
basalto. se
utilizaron
como
zona
de
marcación;
sin
embargo,
como
ya
se
vio,
algunos
cronistas
indicaron
que,
de
ancho.
Los
equipos
tienen
entre
uno
y
tres
jugadores.
La
pelota
ǡÀ
Ǥ
ÀƤ
ǡ
pesa
500
gramos.
Puede
constatarse
que
los
jugadores
usan
protec-‐
ƤǡÀ
Ǥ
Ȁ Ǥ ǡ Al
analizar
los
tres
juegos
actuales,
pueden
hacerse
ciertas
observa-‐ La
pelota
debía
enviarse
de
un
lado
al
otro,
sin
detenerse
jamás.
Podía
volar
alto
por
los
aires,
si
un
ȋDzdzȌ-‐ ciones:
el
juego
no
se
propone
marcar
puntos
por
medio
de
accio-‐
Ƥ
ǡ
-‐
glo
ĝĝ:
es
necesario
servir
para
marcar
puntos.
Además,
cuando
un
ǡ
Ǥ
equipo
obtiene
un
punto,
el
otro
pierde
uno,
a
menos
de
que
no
haya
basquetbol
u
otros.
Es
necesario
obligar
al
adversario
a
per
der,
como
Un
partido
se
ganaba
al
marcar
una
decena
de
puntos.
Cuando
un
equipo
obtenía
un
tanto,
su
ad-‐
marcado,
lo
que
no
entraña
cambio
alguno
en
su
contabilidad. en
el
tenis
o
en
el
voleibol;
es
decir,
uno
no
puede
marcar
puntos
versario
perdía
otro,
a
menos
de
que
no
tuviera
ninguno.
Tras
marcar
cinco
puntos,
los
equipos
debían
204 205
cambiar
de
lado
de
la
cancha.
Si
un
equipo
conseguía
cinco
tan-‐ mente
ataviados,
lo
que
resulta
imposible
en
el
caso
de
los
cautivos
tos
consecutivos,
su
adversario
perdía
todos
sus
puntos.
Dado
este
que
estaban
desnudos,
deshumanizados
(véase
“De
armas
y
atadu-‐
sistema
dinámico
de
marcar
puntos,
los
mexicas
recordaban
algu-‐ ǣ
dzȌǤ
-‐
Dz×
dz
×
×
ǡǡ
Ƥ
ǡ
común:
hasta
tres
días. cautivos
reemplazaban
a
sus
propietarios.
Encarnaban
de
manera
simbólica
los
cuerpos
de
sus
propietarios,
al
llevar
sus
vestimentas.
Los
jugadores
de
pelota
eran
miembros
de
la
élite
social
de
las
El
juego
de
pelota
era,
antes
que
nada,
el
lugar
de
oposición
entre
ȋƤ͟͢͝ȌǤǡ±À
Ǥ
À
Ǧ llevar
a
cabo
guerras
en
las
que
uno
de
los
objetivos
principales
era
ta
dualidad
omnipresente
en
el
juego. hacerse
de
prisioneros.
El
título
maya
aj
winak
baakƤ
Ǯ
×
-‐
ǯȋƤͥ͞͞ȌǢ
×
nes
animales,
se
ven
también
a
jugadores
encarnando
a
algunas
dirigentes,
sino
también
con
otros
miembros
de
la
élite.
Los
prisione-‐
divinidades.
En
Copán
pueden
apreciarse,
en
los
discos
de
la
can-‐ ros
mayas
no
se
utilizaban
como
esclavos,
no
se
les
ponía
a
trabajar,
cha
del
juego
de
pelota,
a
los
héroes
principales
del
mito
del
Popol
À
Ƥ
Ǥ
Vuhǣ ± Así,
los
jugadores
que
perdían,
aportarían
los
prisioneros
que
gemelos
del
supra
mundo.
Asimismo,
en
los
tableros
de
La
Corona,
À
Ƥ
ǡ
×
Ǧ
Guatemala,
se
observa
a
Chaahk,
dios
de
la
lluvia,
opuesto
al
dios
Ǥ
Ƥ
Ǧ
Ǥ
×ǡ
×
×Ǥ
Ƥ
Esta
oposición
no
debe
entenderse
como
una
lucha
entre
el
del
periodo
Clásico,
en
el
norte
de
Yucatán,
los
cráneos
de
las
víctimas
bien
y
el
mal,
como
podría
concebirse
en
las
civilizaciones
judeo-‐ se
exponían
en
una
estructura
próxima
a
la
cancha
del
juego
de
pelota:
Ǥ±
ǡǡ el
tzompantliȋƤ͝͝Ȍ
mundo,
eran
a
la
vez
opuestos
y
complementarios;
ambos
tenían
aspectos
positivos
y
negativos.
En
consecuencia,
un
dirigente
podía
***
encarnar
a
un
personaje
de
cualquiera
de
los
dos
campos
sin
que
esto
alterara
el
resultado
del
juego. El
juego
de
pelota
estuvo
intrínsecamente
ligado
a
la
sociedad
ma-‐
Así,
en
Copán,
en
el
marcador
central,
el
dirigente
Waxaklaju’n
ya.
Se
practicaba
en
el
cuadro
de
las
actividades
políticas,
tales
como
ǯƤ
ǤǦ
×
ȋƤͣ͟͝ȌǤ
ne
claramente
a
Hunahpu,
uno
de
los
dos
gemelos
celestiales
del
ǡ
ÀƤ
Popol
Vuh.
No
obstante,
como
a
los
gobernantes
nunca
se
les
re
pre-‐
Ǥ
ǡDz
Ǧ
sentó
perdiendo,
puede
suponerse
que
esta
representación
in
dica
dz
ǡÀ
ǡ
×Ǧ À
ǤƤ
Ƥ
± tenía
consecuencias
trágicas
para
los
perdedores:
estaban
obligados
el
Popol
Vuh.
Es
posible
que
este
mito
haya
tenido
diversas
lecturas
×
Ƥ
À
y
alternativas,
según
las
regiones
y
las
épocas.
Ƥ
Ǥ
Ƥ
Ǥ-‐ La
Conquista,
al
igual
que
en
todos
los
aspectos
de
la
activi-‐
merosos
investigadores
consideran
que
el
capitán
del
equipo
perde-‐ dad
humana
en
el
continente
americano,
jugó
un
papel
importante
dor
era
decapitado.
Sin
embargo,
la
abundancia
de
representaciones
en
la
extinción
de
las
características
culturales
indígenas.
Los
con-‐
de
cautivos,
pone
de
relieve
la
importancia
del
papel
que
cumplían
quistadores
rápidamente
prohibieron
el
juego,
dada
su
importancia
los
prisioneros
en
relación
con
el
juego,
como
lo
muestra
la
imagen
a
la
vez
ritual
y
religiosa.
Los
conquistados
debieron
abandonar
el
ÀƤ
ĎĎ
de
Yaxchilán,
Chiapas,
donde
se
repre-‐ juego
o,
en
el
caso
de
las
regiones
más
alejadas
y
menos
accesibles
a
ȋƤ ǡǤ
ǡ
×
135).
¿Cómo
explicar
la
presencia
de
éstos
en
el
contexto
del
juego
completo
la
cancha
del
juego
de
pelota
construida
y
reconocible,
en
ǫǡ
-‐
À
Ǥ
ͣ͟͝Ǥ ǡ ǡǡ± Ǥ
206 ͣ͜͞
XIII
MIRADAS
AL
I NFRAMUNDO
Roberto
Romero
Sandoval
ǡ—
ǡǡ
-‐
ĝěĎ
y
ĝěĎĎȄ
hasta
las
propias,
Ǧ
ǡ
ÓǤ À -‐
Ǥ
MIRADAS
AJENAS
×
ǡRelación
de
las
cosas
de
Yuca-‐
tánǡ
͢͢͝͡ǡ
ǣ
ÀÀǡ
mitnal,
que
Ƥǡ±ǡ
À
Ǥ
209
209
se
denomina
Xibalbá.
Por
ejemplo,
el
Diccionario
de
Motul,
escrito
tor
en
la
segunda
parte
de
la
obra,
donde
se
relata
el
descenso
de
ͣͣ͝͡ǡ
ǡ dos
parejas
míticas
al
Xibalbá:
Hun-‐Hunahpú
y
Vucub-‐Hunahpú,
y
ǡ×
ǡƤ
-‐ Hunahpú
e
Ixbalanqué.
tasma.
En
esto,
el
diccionario
coincide
con
el
oidor
Pedro
Sánchez
de
Aguilar
(1639),
quien
señala
que
Xibilba
quiere
decir:
“el
que
de-‐ estando
vivos.
Este
trayecto,
en
varias
religiones
del
mundo,
se
conoce
dzǤ como
×ǡ
ï
ǡ ǡ
±
ǢǡǦ
de
ma
nera
similar;
por
ejemplo,
el
vocabulario
del
padre
Thomas
de
nacen
en
una
nueva
condición,
en
este
caso,
el
Sol
y
la
Luna.
Cuando
ǡ
ȋͣ͢͝͠Ǧ͢͢͝͡Ȍǡ± los
in
tegrantes
de
la
primera
pareja
(Hun-‐Hunahpú
y
Vucub-‐Hunah-‐
ǡ
Ƥ
Dzdzǡ Dzdz pú)
iban
a
iniciar
su
viaje,
se
despiden
de
su
madre
diciéndole:
“—No
que
se
les
aparecían
a
los
indígenas,
y
se
localizaba
“en
el
centro
o
ƪǡǡÀdzǢ-‐
×dzǤ
À
±ǡǡƤ
-‐ vida,
pues
los
muertos
eran
los
únicos
que
realizaban
este
tipo
de
via-‐
temala,
a
donde
llegó
en
1536,
a
ese
sitio
se
le
llamaba
Chixibalba,
“el
jes.
De
hecho,
en
otros
pueblos
del
mundo
esta
región
es
considerada
dzǤ±
DzdzǡDzÀdzǡDz
encontraba
en
Carcha,
pueblo
cercano
a
Cobán,
en
el
departamento
de
dzǤ
ǡ
Ǥǡǣ
ǡ±-‐
DzǥÀ
Ƥ-‐ chés
no
conocía
el
camino
a
ese
lugar,
por
lo
que
requirieron
de
cuatro
ǡdzǤǡǡ
ï
ÀǣǦ
ǡǮïƪ
ǯǢ
Ǧ
ǡǮï
À
Ƥ
Ǥ
×Ǧ de
una
pierna’;
Coquix-‐Tucur,
‘Búho
guacamaya’;
y
Holom-‐Tucur,
‘Ca-‐
tualmente
por
Jerónimo
Román
y
Zamora,
lo
que,
a
decir
de
la
inves-‐ beza
de
búho’.
Es
evidente
—dice
Sotelo—
que
por
el
hecho
de
ser
es-‐
tigadora
Laura
Elena
Sotelo,
demuestra
que
“los
quichés
tenían
ideas
tas
aves
de
hábitos
nocturnos
y
que
en
distintas
religiones
se
les
asocie
×Ƥ
dzǤ
Àǡ
ǡ
2ï
Ǥ ǡ
ǡ
Ó×±
Ǧ esa
región,
además
de
actuar
como
psicopompos,
es
decir,
conducto-‐
to
lomé
de
las
Casas,
registró
en
su
vocabulario
de
lengua
tzeltal
del
res
de
las
almas
al
Xibalbá.
ȋͣ͝͡͡Ȍǡǡ±
ǡ Ahora
bien,
de
acuerdo
con
la
cuadruplicidad
del
cosmos
pre
-‐
Ƥǣ
Ǥï
ǡǦ
la
actualidad
entre
las
comunidades
tzotziles
y
tzeltales
de
Chiapas,
ba
dividido
en
cuatro
regiones,
las
cuales
son
mencionadas
en
el
no
así
la
primera.
Los
tzeltales
de
Cancuc,
por
ejemplo,
llaman
al
Popol
Vuh;
en
particular,
en
el
pasaje
donde
Hun-‐Hunahpú
y
Vu-‐
ǯǡǮ
ǯǡ
Ǧï
la
tierra,
un
lugar
donde
no
llega
la
luz
del
Sol.
Además,
es
un
sitio
del
Xibalbá:
“De
estos
cuatro
caminos,
uno
era
rojo,
otro
negro,
otro
Àǡȋch’ulel)
se
ilumi-‐ blanco
y
otro
amarillo.
Y
el
camino
negro
les
habló
de
es
ta
manera:
nan
queman
do
huesos
sustraídos
de
los
entierros.
—Yo
soy
el
que
debéis
tomar
porque
yo
soy
el
camino
del
Señor.
À×
dzǤǡ
×
ǡ o
centro
del
mundo:
“llegaron
a
donde
se
juntaban
cuatro
caminos
×Ƥ
Ǥ À
ǡ
dzǤ
los
mayas
actuales
retomaron
y
reinterpretaron,
y,
como
bien
se
ñala
ǡ
el
investigador
Mario
Humberto
Ruz,
la
visión
que
tienen
ac
tual-‐
ǡ
×
Ǧ
ta,
Carcha,
pueblo
cercano
a
Cobán,
en
el
departamento
de
la
Alta
ǡ
ǡ ǡ
ȋƤͥ͟͝ȌǤ
ubicaron
en
el
centro
de
la
tierra,
lo
amueblaron
con
toda
de
clase
de
ǡ
×
Popol
Vuh
sobre
instrumen
tos
de
tortura
y
lo
alquilaron
a
otros
locatarios. el
descenso
a
ese
sitio
muestra
un
camino
que
presenta
diversas
prue
bas
que
se
deben
sortear.
Para
llegar
a
él,
se
necesita
bajar
por
unas
escaleras
muy
inclinadas,
atravesar
un
río
que
corre
muy
rápi-‐
MIRADAS
PROPIAS do
entre
dos
barrancos,
pasar
por
unos
jícaros
espinosos,
por
otro
río
de
podre
(cuyo
contenido
no
se
debe
tocar),
otro
más
de
sangre
Uno
de
los
textos
que
recoge
las
ideas
sobre
la
cosmogonía
de
los
ma-‐ ȋȌǡƤǡǤ
yas
antiguos
es
el
Popol
Vuh,
el
libro
sagrado
de
los
mayas
quichés.
×
À
±Ƥ
ǡ
×
Ǧ ǡPopol
Vuh
dice
que
los
señores
del
Xibal-‐ Figura
139.
Cueva
de
Loltún,
Yucatán,
México.
210 211
Figura
140.
Vasija
procedente
de
la
región
de
Chamá,
Guatemala,
Đ5224.
212 213
×±Ƥǣ
y
cocodrilos,
habitantes
naturales
de
esta
región
oscura
y
húmeda
Ǥ
varios
personajes
sentados
entre
cojines;
es
probable
que
se
trate
de
la
representación
de
los
gobernantes
de
Balamkú.
Otro
ejemplo
de
la
montaña
sagrada
está
en
un
detalle
del
ǡȋƤ
141).
En
él
se
observan
varios
elementos
que
permiten
caracteri-‐
ǣ
×
ve
getal
sobre
el
que
está
parado
el
gobernante
Kan
B’ahlam;
el
jero-‐
ÀƤ
akb’al,
‘oscuridad’,
dibujado
en
la
parte
superior,
indica
que
es
un
lugar
oscuro,
o
bien,
como
señalan
los
choles
actuales,
sugie
re
un
ǡ
-‐
Ǥǡ±ïǡ
ÀƤ
kawak,
el
cual,
como
se
dijo
antes,
alude
a
las
corrientes
internas
de
las
cue-‐
Ǥ
À
×Ǥ
×ÀƤ
de
Palenque
esculpieron
en
sus
ojos;
de
acuerdo
con
David
Stuart,
se
Figura
141.
Detalle
del
mascarón
de
la
montaña
sagrada,
Tablero
del
Templo
de
la
Cruz
Foliada,
Palenque,
Chiapas,
México. leen
como
Yaxhaal
Witznal,
‘la
montaña
del
sustento’,
una
propuesta
×-‐
taña
sagrada.
barrancos,
ríos,
serpientes,
perros,
navajas,
vientos
gélidos
y
tinie-‐ códice
y
las
imágenes
esculpidas
en
estuco.
De
hecho,
las
esce
nas
Desde
mi
punto
de
vista,
este
lugar
puede
equipararse
con
el
blas
aparecen
como
constantes
dentro
de
los
dominios
de
Mictlan-‐ pintadas
en
las
vasijas
constituyen
pequeñas
ventanas
que
permi
ten
Tlalocan
de
los
antiguos
nahuas;
pues,
de
acuerdo
con
el
investi
gador
tecuhtli
y
Mictecacihuatl,
dioses
nahuas
de
la
muerte,
quienes
se
un
acercamiento
a
la
vida
cotidiana
de
los
antiguos
mayas,
e
incluso
× ǡ ± Dz Ó
ali
mentan
de
pies
y
manos
humanos,
además
de
pus
y
escarabajos
observar
escenas
tan
íntimas
como
la
agonía
y
el
duelo
(véase
“Su
×
dzǡÓ
hediondos.
Luego
del
arduo
camino
por
los
senderos
del
Xibal-‐ ×Ǥ
dzȌǤ guarda
en
su
interior
todo
género
de
riquezas;
concebida
como
una
ǡ
ǡ
Ƥ
ǡǡÀȋDz
dzȌ
adquirían
una
nueva
condición.
La
investigadora
Mercedes
de
la
presentes
en
los
mascarones
del
monstruo
de
la
tie
rra,
se
observan
las
plantas
esperaban
su
periódica
liberación;
se
vislumbraba
como
À ǡ
×
±ǡ DzÀ
ǡ
dzǤ
À
acuático,
lleno
de
riquezas
ve
getales
y
minerales,
habitado
por
diver-‐
Histoire
du
Mexique
sobre
la
mal
en
general.
Pero,
a
la
vez,
considero
que
esta
energía
de
muerte
sas
deidades,
como
el
dios
de
la
Muerte,
Chaahk
y
el
del
Maíz
(véase
diosa
de
la
Tierra:
Àǡ Dz
ǡdzȌǤ
te
soros
vegetales
y
minerales,
se
generan
los
manantiales
y
en
su
Ǧ ȑȒ
interior
se
guardan
las
semillas
que
darán
nueva
vida. mo
una
reproducción
de
las
montañas,
y
sus
templos
interiores,
como
Ǣ
ǡ
En
esta
lucha
de
opuestos
y
complementarios
se
combina
el
ȋƤ ͝͠͞ȌǤ
Ǧ
ǡƪǡ
Ǣ
ǡïÀǦ rra
reproducen
esta
idea,
en
especial
el
llamado
witz,
la
montaña
ƪ
ǡÓ
ǡ
ǡ±
ïǤ Ǥ
Ď
de
Balamkú,
en
bo
ca
ríos
y
cavernas
grandes,
de
su
nariz
valles
de
montañas,
ǡ
ǡ Campeche,
México,
que
pertenece
al
Clásico
Temprano,
por
ejem-‐ de
sus
hombros
montañas.
porque
se
encuentra
ligado
a
la
descomposición
y
a
la
reproduc-‐ plo,
se
observa
que
las
pestañas
del
monstruo
están
trazadas
como
ción.
Algo
similar
a
lo
que
encontró
Alain
Ichon
entre
los
totonacos
corrientes
de
agua,
lo
que
alude
simbólicamente
a
los
ríos
y
co-‐ Por
otro
lado,
hay
que
destacar
que
el
mascarón
Tablero
del
Templo
de
la
sierra,
pues
dice
el
investigador:
“cada
una
de
las
mitades
del
rrientes
subterráneos
existentes
en
las
cuevas.
Además,
en
la
parte
Ƥǡ
ǡ
dzǤ ÀƤ
kawak,
‘oscuridad’,
lo
que
sugiere
la
no
se
ve,
en
clara
asociación
con
los
rumbos
del
cosmos,
presentes
Ǥ± ǡ
Popol
Vuh.
Una
quin-‐
aparece
el
dios
de
la
Lluvia,
pues
en
el
análisis
lingüístico
de
la
pala-‐ ta
dirección
es
la
hendidura
donde
está
parado
el
gobernante,
que
se
UNA
MIRADA
RESCATADA bra
kawakǡ
erige
como
árbol-‐eje
del
mundo.
El
soberano
desempeñaba
tanto
el
alude
a
la
lluvia
o
a
la
deidad
de
la
lluvia.
De
acuerdo
con
el
inves-‐ papel
del
hombre
que
mantenía
el
orden
terreno,
como
el
del
dios
±
tigador
Claude
Baudez,
la
serpiente
que
surge
de
la
comisura
de
la
que
mantenía
el
orden
cósmico;
a
través
de
los
rituales
controlaba
Ǣ
ǡ
Ǥ × ×
ǡ×
-‐ Figura
142.
Templo
Ď,
Tikal,
Guatemala.
214 215
Figura
144.
Vasija
polícroma
de
procedencia
desconocida,
Đͣͤͣ͞Ǥ
À
À
ȋ±Dz
dz ǡ
ƪ
×Ǥ
en
este
volumen). ǡÓƪǤ
Otra
muestra
de
la
montaña
sagrada
es
la
Estela
1
de
Bonampak,
acuática
es
simbolizada
por
una
enorme
estalactita
que
pende
de
lo
Chiapas,
en
cuyo
interior
moraba
el
dios
del
Maíz.
Por
analogía,
el
in-‐
Ǣ
ǡ
-‐
±
ǡ cáreas
“eran
consideradas
los
colmillos
de
las
bocas
de
cuevas
en
el
lugar
donde
la
vegetación
se
renovaba
periódicamente
y
se
resguarda-‐ dzǤ
ban
los
granos
del
maíz
que,
al
entrar
en
contacto
con
el
exterior
—el
En
esta
imagen
también
se
distingue
un
jaguar,
habitante
na-‐
ǡÀȄǡÀǤ ǡǤǦ
Tomando
en
cuenta
estas
ideas,
puede
asociarse
la
imagen
del
te,
el
ave
aquí
representada
es
aquella
conocida
como
zacua
(Psaro-‐
gobernante
parado
sobre
el
mascarón
del
witz,
con
el
tiempo
ama-‐ colius
montezuma),
que
suele
tejer
su
nido
en
lo
alto
del
Palo
Mulato,
rillo
caracterizado
por
López
Austin,
es
decir,
el
dominio
de
la
tem-‐
ǡǡ
Ƥ
Ǥ
porada
seca,
y
el
gobernante,
encarnación
del
Sol,
enviaba
sus
rayos
Ahora
bien,
la
cerámica
pintada
del
Clásico
Tardío
alcanzó
un
sobre
la
tierra
para
hacer
germinar
las
plantas.
Ǥ
À
×
Por
otro
lado,
vale
la
pena
mencionar
que
Palenque
no
es
el
único
representar
escenas
complejas.
Las
imágenes
suelen
estar
acompa-‐
lugar
donde
se
encuentra
la
asociación
oscuridad-‐cueva.
En
las
pintu-‐ ÓÓǡ
ƤǦ
ras
murales
de
la
Estructura
Sub-‐1
de
San
Bartolo,
en
el
Petén
guate-‐
ǡ
×
ǡ
Àǡ ± ÀƤ
posible
conocer
el
nombre
de
sus
dueños
o
de
los
artistas.
akb’al
ÓǡǤ Si
bien
en
los
vasos
predominan
escenas
palaciegas,
también
ǡ-‐ existe
un
número
importante
de
ellos
con
temas
mitológicos
y
cos-‐
Figura
143.
Vasija
polícroma
de
procedencia
desconocida,
Đ8962.
±ǡ
Ǥ mológicos.
Sobre
este
punto,
quiero
destacar
que
uno
de
los
prime-‐
216 ͣ͞͝
×
×
Ǥ
Las
escenas
revelan
una
región
donde
hay
corrientes
de
agua,
habitada
por
los
más
alucinantes
seres
de
la
noche:
personajes
an-‐
ǡ
descarnadas.
Pero,
sin
duda
alguna,
el
personaje
más
reprodu
cido
en
ȋƤ
143,
144
y
145),
a
quien
se
le
representó
como
un
esqueleto
o
un
cuer
po
×Ǥ
ǡ
de
los
muertos,
tiene
ojos,
por
lo
cual
puede
ver,
y
aparece
danzando
junto
a
otros
seres
de
la
noche.
ͣͤͣ͞ȋƤ͝͠͠Ȍ
cadáver
humano,
parcialmente
esquelético,
entre
lirios
(los
cuales
simbolizan
las
aguas
del
mundo
subterráneo),
cargando
un
gran
Ǥ
Ƥ
bebé
jaguar,
en
que
esta
deidad
aparece
con
los
brazos
extendidos
recibiendo
como
dádiva
al
bebé.
Las
escenas
de
los
vasos
muestran
al
dios
de
la
Muerte
como
morador
perpetuo
y
gobernante
del
in-‐
Ǣǡǡ
À
vida,
complemento
necesario
de
la
muerte.
La
imagen
de
esta
divinidad,
que
aparece
en
las
vasijas,
se
ra-‐
Ƥ
ǡ ǡ
ȋƤͤ͟͝ȌǤ±
calavera.
Con
su
mano
izquierda
sujeta
por
los
cabellos
la
cabeza
de
ǡ
ǡï
de
agonía.
En
la
otra
mano
lleva
un
recipiente
invertido
con
el
je-‐
ÀƤ
akb’al
grabado;
de
éste
surge
una
serpiente
que
simboliza
la
energía
vital:
la
sangre.
La
representación
de
la
vasija
invertida
Ƥ
el
interior
de
la
tierra,
permitiendo
con
ello
la
renovación
del
cosmos.
ǡ
ǣǡǡ
Ǧ
llo
y
un
vientre
hinchado,
rasgo
característico
de
los
cadáveres.
Ƥ
ǡ
Ǧ
rresponde
a
un
señor
de
la
subregión
de
Pomoná,
entre
Palenque
y
el
río
Usumacinta,
en
México.
Además
de
esta
deidad,
en
las
imágenes
también
sobresalen
cier
tos
animales
de
hábitos
nocturnos,
como
perros,
jaguares,
mur
cié
-‐
lagos,
monos,
venados
y
sapos,
todos
ellos
asociados
con
cabezas
de
decapitados,
miembros
cercenados
y
ojos
arrancados,
coloca
dos
Ǥ
218 219
LOS
S ERES
H UMANOS
ANTE
L OS
D IOSES
À
XIV
LA DANZA
-‐
±
ǡ -‐
ǡ
×-‐
ȋ±Dz
À
dzȌǤ
ï
ǡ
×
×
ǡ
Ǥ
×
×-‐
Àǡï
ǡ
-‐
Àǡ
ǡ
×
ǡ
×ǡ
ǡƪǤ
×Ǧ
Ó
±
ǡ±Ǥ
×
-‐
ǡ
ǡ±ï
Ǥ
×
ï
ǡ
-‐
ĝĎě,
ÓǡÀ
ǡ
ǡǡ±
Ǥ
Ǥ
223
223
tradiciones
mitológicas
sean
los
dioses
quienes,
mediante
la
danza,
Esta
importancia
social
se
aprecia
en
la
cantidad
de
danzas
reali-‐
ponen
en
marcha
el
universo,
como
es
el
caso
de
Shiva
en
la
cul-‐ zadas
por
los
gobernantes
mayas,
las
cuales
incluían
ritos
de
inicia-‐
tura
hindú.
Es
por
ello
que
la
utilización
de
la
música
en
el
baile
es
ción,
celebración
del
comienzo
de
la
guerra,
conmemoración
de
la
ǡÀ
×±
ǡǡ
×
-‐
lugares
sagrados
o
que
poseen
una
alta
carga
mitológica
o
ritual
dáricas,
ritos
cosmogónicos
y
rituales
relacionados
con
la
muerte.
ȋƤ͢͝͠ȌǤ La
danza
era
una
actividad
ritual
destacada
para
los
pueblos
mesoa-‐
La
danza,
como
ritual,
no
sólo
permitía
la
interrelación
del
hom-‐ mericanos
en
general
y
para
el
maya
en
particular.
ǡ±
de
los
principales
mecanismos
de
cohesión
social
de
los
pueblos
mesoamericanos.
Como
en
1615
Juan
de
Torquemada
decía:
LA
ICONOGRAFÍA
DEL
BAILE
224 225
Figura
148.
Vasija
polícroma,
Naranjo,
Guatemala,
Đͤͣ͟͝Ǥ Figura
149.
Vasija
polícroma,
Dos
Pilas,
Guatemala,
Đ3463.
en
el
que
se
exponen
dichos
preparativos
se
ve
en
el
mural
de
la
pared
Fray
Domingo
de
Ara,
en
su
Diccionario
de
Tzeltal
de
Copana-‐ apreciar
el
baile
en
su
estado
original.
En
éste,
un
guerrero
de
Rabi-‐ nombre
de
la
persona
que
danza
y
todo
lo
que
necesita
para
ejecutar-‐
norte
del
Cuarto
1
de
Bonampak,
donde
se
observa
a
un
conjunto
guastlaǡƤÀ
-‐
Ó
±ǡǡ la;
lo
que
solían
ser
cetros,
o
elementos
de
su
vestuario.
Asimismo,
es
de
danzantes
portando
plumas
de
quetzal,
asistidos
por
un
grupo
de
nadas
caynob
akot
y
nopob
acot.
Landa,
a
su
vez,
registra
que
había
después
de
dar
al
prisionero
la
oportunidad
de
visitar
sus
dominios
común
indicar
el
lugar
en
el
que
se
lleva
a
cabo.
ayu
dantes,
uno
de
los
cuales,
arrodillado
al
pie
de
los
bailarines,
sos-‐ personas
dedicadas
al
canto,
los
kayom,
título
también
utilizado
ǡ
Ƥ
Ǥ Como
ejemplo
de
los
elementos
utilizados
para
la
realización
tiene
también
un
espejo
donde
los
intérpretes
contemplan
su
imagen.
durante
el
Clásico,
así
como
los
holpop,
de
quienes
Pedro
Sánchez
Ƥ
ǡ
Ǧ de
los
bailes,
puede
apreciarse
en
el
Dintel
4
del
Sitio
ėȋƤ͝͡͞Ȍǡ
Como
ya
se
ha
mencionado,
en
muchos
bailes
se
utilizaban
trajes,
dis-‐ de
Aguilar,
en
1639,
cuenta: tación
de
ceremonias
públicas
en
las
que
probablemente
la
danza
y
la
un
lugar
del
Usumacinta
cercano
a
Yaxchilán,
Chiapas,
México,
a
un
ǡ
Ó música
estuvieron
implicadas,
son
los
ƥ
que
representan
peregri-‐ sacerdote
local
con
el
cargo
de
ajk’uhu’n
danzando
junto
a
Yaxun
B’ah-‐
llamado
sitio
Ik’,
señorío
ubicado
posiblemente
cerca
de
Motul
de
San
ȑǥȒ
naciones
o
procesiones
de
un
gran
número
de
personas
que
acudían
lam
Ďěǡ
Ǥ Ƥ
José,
en
el
Petén
central,
Guatemala.
Aquí
se
puede
apreciar
lo
que
se
me
xicanos,
y
tenían
y
tienen
su
cantor
principal,
que
entona
y
ǡï
ÀƤ
Ǥ manos,
el
cual
en
la
inscripción
se
denomina
chan
chan,
‘serpien
te
ha
denominado
“máscara
de
rayos
ĝdzǡ
Ƥ
enseña
lo
que
se
ha
de
cantar
y
le
veneran
y
reverencian
y
le
dan
ǯǤ
×
ȋƤ͜͝͡ȌǤ asiento
en
la
iglesia
y
en
sus
juntas
y
bodas
y
le
llaman
holpop;
a
gran
variedad
de
elementos,
como
las
plumas
que
adornan
a
los
dan-‐
cuyo
cargo
están
los
atabales
e
instrumentos
de
música,
como
EL
BAILE
Y
LA
EPIGRAFÍA zantes,
sus
cetros,
máscaras,
bastones
y
demás
elementos
visuales
ǡ
×
ƪǡǡ
teponaguaz-‐ que
le
ataviaban
durante
la
ejecución
de
la
ceremonia.
±
ǡ-‐ tli,
que
es
de
madera
hueco,
cuyo
sonido
se
oye
de
dos
y
tres
Aunque
varios
especialistas
intuían
la
ilustración
de
danzas
en
el
cor-‐
ȋƤ͜͝͡Ȍǡ
ǡ leguas,
según
el
viento
que
corre.
Ƥ
ǡ
que
en
el
Popol
Vuh
×ǡ ͥͥ͝͞ǡ
Como
ya
se
dijo,
además
de
los
complementos
utilizados
en
la
dan-‐
Ǥ
Ǧ El
problema
con
la
danza
y
con
otras
tradiciones
religiosas
mayas
baile,
en
las
inscripciones
mayas,
que
se
tuvo
la
certeza
de
que
lo
za,
en
ocasiones
se
menciona
el
lugar
en
donde
ésta
se
realizaba.
presentado
por
dos
o
tres
personas
enmascaradas,
con
plumas
de
À
ǡ À
Por
ejemplo,
en
el
Panel
1
de
Dumbarton
Oaks,
un
personaje
de
guacamaya
en
el
tocado,
quienes,
al
son
de
la
música,
se
golpea
ban
ver
que
estaban
impregnadas
de
sus
antiguas
creencias.
Muy
pocos
Ǥ-‐ rango
sajal,
llamado
Ahk
Chamiiy,
procedente
de
un
poblado
tribu-‐
el
pecho
con
palos.
El
Ix
tzul
parece
estar
relacionado
con
una
danza
bailes
han
sobrevivido
en
su
estado
ancestral
hasta
nuestros
días,
tos
asociados
a
las
imágenes
ha
permitido
determinar
que
la
danza
ǡ
ǡ
Ƥ-‐
que
todavía
se
realiza
en
Momostenango,
Guatemala,
y
que
se
deno-‐ pero
existen
aún
ejemplos,
como
el
del
Tun,
también
llamado
Ra-‐ ×
cio
denominado
Sak
Yek
Naj,
‘la
casa
blanca’,
lugar
que
también
mina
Aj
Tz’ul.
En
cuanto
a
esta
danza,
es
interesante
notar
la
gran
binal
Achi,
que
se
sigue
realizando
en
Rabinal,
Guatemala.
Debido
la
élite
maya.
La
palabra
para
designar
el
baile
en
cholano
clásico
era
es
mencionado
en
la
inscripción
de
la
Estela
8
de
Piedras
Negras.
continuidad
que
muestran
estas
prácticas
del
periodo
Clásico
con
lo
××ǡ ahk’ot
ahk’otajȋƤ Existe
otro
ejemplo
en
que
la
inscripción
asociada
a
la
representa-‐
Ƥ
Ǥ 2ǡͤ͝͡͡ǡ 151).
Por
lo
regular,
en
los
textos
se
indica,
junto
a
dicho
verbo,
el
×
×
ÀƤ
Ǥ
226 ͣ͞͞
ǡ
×
los
dioses
habían
sido
entronizados,
y
otros
más
(véase
“El
ÓǣdzȌǤ
Ƥ
×
Durante
muchos
de
los
rituales
de
danza
llevados
a
cabo
por
los
gobernantes
mayas
se
puede
apreciar
que
no
sólo
se
ve
re-‐
presentado
al
gobernante,
sino
que
éste
actúa
como
un
medio
a
través
del
cual
se
logra
la
materialización
de
alguna
deidad,
a
ahk’ot,
‘baile’ Ƥ±
Ǥ×-‐
Ƥ
Ƥ
×ub’aahil
a’n,
‘es
la
pre
sencia
corporal
de’.
Un
paradigma
de
este
tipo
de
inter-‐
×Ƥ
×
͟͟͡
ȋƤ͜͝͡Ȍǡ
ǡ
ǡ
lee
ub’aah
ti
ahk’ot
ub’aahil
a’n
Huk
Chapaht
Tz’ikin
K’ihnich
Yajawte
K’ihnich,
lo
cual
se
traduce:
‘es
la
imagen
durante
el
baile
de
Yajawte’
K’ihnich,
quien
es
la
presencia
corporal
de
la
deidad
Huk
Chapaht
Tz’ikin
K’ihnich’.
Esta
interacción
entre
Ƥ
×ǡ
-‐
rante
su
realización
el
cuerpo
del
gobernante,
o
del
bai
larín,
ac-‐
ï
À
ǡÀ Figura
152.
Dintel
4,
Sitio
ė,
cercano
a
Yaxchilán,
ahk’otaj,
‘bailar,
danzar’
±ȋ±DzÀ
Chiapas,
México.
×
dzȌǤ
Este
mismo
tipo
de
interacción
con
la
divinidad
se
aprecia
en
otra
acción
ritual,
la
conjura
o
invo-‐
Figura
150.
Vasija
polícroma
estilo
Ik’,
Đ533.
cación
de
una
deidad,
la
cual
se
designa
en
cholano
clásico
mediante
el
verbo
tzak,
‘conjurar
o
agarrar’.
±
Ƥ
×ïǡ
Ó
Ƥ
ǡ
͞͡
ȋƤ͟͝͡Ȍ
ȋƤ͝͡͡ȌǤ͟͟͞͡
ǡ ȋƤ͢͝͡ȌǤ±
ǡǯĎĎ,
conjuró
el
pedernal
y
gobernante
Yax
Pasaj
Chan
Yopaat
bailando
ataviado
con
máscara
y
hablará
un
poco
más
adelante,
se
muestra
ese
sitio
como
el
lugar
en
el
escudo
de
Ajk’ahk’
O’
Chaahk
y
que,
durante
el
ritual,
su
esposa,
la
Señora
K’ab’al
Xook,
es
la
per-‐
plumas.
La
inscripción
en
el
vaso
dice:
ahk’otaj
ti
pitz
Yax
Pasaj
Chan
el
que
se
llevaba
a
cabo
la
danza.
Como
puede
verse,
las
expresiones
Ƥ
×ǯȋ±Dzǡ
Yopaat,
‘Yax
Pasaj
Chan
Yopaat
baila
en
el
juego
de
pelota’.
La
danza
que
indican
la
realización
de
un
baile
son
muy
importantes
para
deter-‐ dzȌǤ
ǯĎĎ
como
señor
de
se
realizaba
en
un
lugar
con
una
gran
carga
simbólica
implí
cita:
la
minar
en
qué
momento
se
hacía
este
ritual
y
cuándo
se
consideraba
Ǧ
Ƥ
ǡ
×
cancha
del
juego
de
pelota,
sitio
en
donde
los
gobernantes
se
mostra-‐ trascendente
dejar
constancia
de
ello
en
las
inscripciones
del
periodo
baile
solamente
un
día
después
de
esa
ceremonia.
Este
baile
se
registró
en
el
Dintel
32,
en
el
cual
está
ban
en
muchas
ocasiones,
y
que
simbolizaba
el
canal
de
co
municación
Clásico.
Este
tipo
de
expre
siones,
en
las
cuales
se
menciona
que
un
per-‐ ahk’otaj,
‘bailar,
danzar’ Kokaaj
B’ahlam
ĎĎ
junto
a
otra
de
sus
esposas,
la
cual
porta
un
bulto
sagrado
en
sus
manos,
símbolo
del
ȋ±Dzǣ sonaje
realizó
una
danza,
aparecen
en
muchos
sitios
del
área
maya,
lo
±
Ǥï
ǡ
dzȌǤ que
da
claves
para
la
determinación
de
las
costumbres
rituales
com-‐ B’ahlam
ĎĎĎ,
en
el
Dintel
53,
un
monumento
que
muestra
la
misma
escena,
pero
80
años
después.
Otra
expresión
toponímica
relacionada
con
el
baile
es
una
que
ÓǡǤ Un
documento
importante
que
ayuda
a
comprender
la
interacción
entre
estos
dos
tipos
de
ritua-‐
ïǡ
les
lo
constituye
el
Dintel
42
de
Yaxchilán,
en
el
cual
Yaxun
B’ahlam
Ďě,
hijo
de
Kokaaj
B’ahlam
ĎĎ
y
de
±
quien
se
hablará
más
adelante
en
detalle,
aparece
danzando
junto
a
uno
de
sus
sajales.
Lo
interesante
Ȃnalǡ
ǡÓǡƤ
Ǯ Una
de
las
posibilidades
más
interesantes
surgidas
a
partir
del
de
s-‐ de
este
dintel
está
en
su
texto:
el
baile
es
denominado
ch’am
ahk’ot.
La
expresión
ch’am
en
cholano
ǯȋƤ͝͡͠ȌǤ2
-‐
Ǧ
Ƥ
Ǯǡ
ǡǯǢ
tro
de
la
ciudad
donde
se
realizaban
las
danzas,
o
a
un
espacio
míti-‐ nocer
sus
implicaciones
políticas
y
sociales
en
el
Clásico.
El
baile
la
toma
de
poder
de
los
ajawǤ±×Ǥ
co
dedicado
al
baile.
Un
ejemplo
de
ello
se
encuentra
en
la
Escalera
-‐ ǡ
×
ǣǥaj
k’ahk’
o’
chaahk
u
k’uhul
tzak
Yaxun
B’ahlam
...,
lo
ÀƤ
͠ǡ
ǡ
ǡǡ
×ǡ
Ƥ
ǡǮǯǯǯ
ǯǯǤ
ǡ
ejecutó
una
danza,
la
cual
aparece
registrada
de
la
manera
siguiente:
i
ceremonia
para
establecer
nexos
directos
entre
los
dioses
y
los
toma
de
posesión
se
conjura
una
de
las
deidades
patronas
de
la
dinastía
reinante
en
Yaxchilán,
la
misma
ahk’otaj
ti
uhx
ajenȑÀƤ
ȒǦnal
ch’e’n,
‘y
danzó
en
el
gobernantes
mayas,
dotándolos
de
un
carácter
divino.
Éstos,
como
ahk’otaj,
‘bailar,
danzar’
×
×ȋƤͣ͝͡ȌǤ
lugar
del
baile
de
los
3
despertares’.
ǡ
Ƥ
Existen
más
ejemplos
de
la
relación
de
esta
expresión
toponímica
ïǤï
À
ǡ ǡ
Ƥ
con
el
baile,
no
sólo
en
Dos
Pilas,
sino
en
Aguateca
y
Naran
jo,
en
terri-‐ ×
± ͝͡͝ǤÀƤ
±
ÓƤ
torio
guatemalteco;
así
como
en
Yaxchilán
y
Palenque,
en
México,
en-‐
Àǡ
ǡ
Ƥ
del
verbo
danzar. carácter
penitencial
y
rogatorio,
porque
en
el
diccionario
de
Motul
se
menciona
que
el
verbo
okot
ba
228 229
La
representación
pública
de
la
subordinación
de
gobernantes
parecía
seguir
una
jerarquía,
ya
que
el
soberano
de
Piedras
Negras,
a
su
vez,
supervisaba
los
bailes
llevados
a
cabo
por
los
señores
de
las
en-‐
tidades
políticas
asociadas
a
él.
Tal
es
el
caso
del
Panel
1
de
Dumbarton
Oaks,
en
el
cual
Ahk
Chamiiy
indica
cómo
durante
su
mandato
como
sajal
de
Yo’onal
Ahk,
señor
de
Piedras
Negras,
ejecuta
una
danza
supervisado
por
su
ajaw.
Yo’onal
Ahk
jamás
la
menciona
en
las
inscripciones
de
su
reino,
pero
para
el
sajal
±
ǡ
À
ƤǤ
También
los
señores
del
Sitio
ė
y
de
La
Pasadita,
entidades
localizadas
en
la
vecindad
de
Yaxchilán,
demostraban
su
cercanía
al
gobernante
mediante
la
representación
de
bailes
ejecutados
por
personajes
que
ostentaban
altos
cargos.
Un
caso
interesante
es
el
del
joven
sajal
llamado
Ajkamo,
del
Sitio
ė,
quien
aparece
junto
al
gobernante
Kokaaj
B’ahlam
ĎĎ
en
el
Dintel
1
de
este
sitio,
y
que
posteriormente
volvería
a
representarse
ya
como
Aj
K’uhu’n
de
Yaxun
B’ahlam
Ďě
en
el
Dintel
4,
realizando
juntos
una
danza.
Este
tipo
de
bailes,
en
el
que
el
danzante
llevaba
a
cabo
el
ritual
en
presencia
de
un
señor
de
mayor
categoría,
posiblemente
sirvió
para
representar,
mediante
una
acción
de
gran
carga
ritual,
esta
subordi-‐
nación
ante
una
gran
parte
de
la
población
del
sitio
subyugado.
En
las
Ƥ
-‐
tánͤ͝͡͝ǡ
ǡ
ǣDz
ȑǥȒÀǡ
±
ÀÀ
dzǤ Figura
154.
Expresión
toponímica
relacionada
En
los
ƥ,
como
ya
se
mencionó,
se
aprecian
procesiones
acompañadas
de
músicos.
Este
tipo
con
el
baile.
ǡ
ÀƤ
ǣ-‐
Figura
153.
Vaso
de
alabastro,
Copán,
Honduras,
Đ3296. sonajes
desconocidos
y
representan
muy
probablemente
situaciones
de
las
que
habían
sido
testigos;
lo
que
implica,
por
una
parte,
la
participación
de
grupos
amplios
en
estas
ceremonias
y,
por
otra,
la
clara
±
ǤÀ
Ƥ
Dzǡ
ǡ
× pertenecen
a
un
periodo
de
alrededor
de
150
años
(650-‐800),
el
cual
pa
ra
indicar
quién
dominaba
la
situación
política
en
una
región
y
en
un
momento
determinados,
sobre
ÀdzǢ
ǡ
Àǡ-‐ se
corresponde
con
una
atomización
del
poder
en
el
área
maya
y
todo
tomando
en
cuenta
la
carga
mitológica
y
ritual
que
el
baile
contenía.
Ƥ
Ǥ con
el
ascenso
de
las
noblezas
locales
(véase
“Los
miembros
de
la
Esta
situación
de
control
político
se
puede
apreciar
en
las
pinturas
de
Bonampak,
en
las
cuales
se
nota
ÓƤ
×ǡ
dzȌǤ
± ƪ
ǯĎĎĎ
sobre
Yajaw
Chan
Muwan,
señor
de
Bonampak.
Por
sus
caracte-‐
baile
o
la
invocación
de
deidades,
incluían
la
ingesta
de
sustancias
de
esa
época
no
se
ejecutaran
danzas,
sino
que
durante
dichos
lap-‐ rísticas,
puede
decirse
que
las
escenas
representadas
en
el
Cuarto
1
muestran
una
ceremonia
en
la
que
se
alucinógenas,
que
provocaban
en
el
ejecutor
un
estado
alterado
de
sos
los
gobernantes
no
consideraban
necesario
dejar
constancia
de
ï
ǡ
Ƥ
ǡ
ǡÀ
Ǧ
Ƥ
Ǥ ello,
pero
que,
para
un
periodo
de
cambios,
se
requería
estable
cer
ǡ
Ǥ
tipo
de
procedimientos
se
tiene
constancia
en
el
Centro
de
México.
Ƥ
×
±
ǡ
ͣ͜͝͡ǡ
Ƥ
Ǥ Los
sajales
ǡDzǥÓ-‐ Las
danzas
no
siempre
estuvieron
reservadas
para
indicar
relaciones
de
respeto
a
una
entidad
política
ǡƤ
ǡƤ
ǡÀ
monteses
que
dicen
que
hacen
perder
el
sentido,
y
así
salieron
to-‐ EL
BAILE
COMO
ESTRATEGIA
POLÍTICA ÓÀ
×
ǡ
-‐
dzǤ ciones
de
inestabilidad
política
que
la
nobleza
posiblemente
ayudó
a
mitigar.
Tal
es
el
caso
de
Yaxchi-‐ Figura
155.
Texto
procedente
de
Yaxchilán,
ǡǡǦ
Ƥ
-‐ Es
así
como,
en
distintos
señoríos,
las
danzas
ya
no
sólo
eran
super-‐ ǡ
×ï
Ǥ Chiapas,
México.
nicación
con
las
deidades
sirvió
como
mecanismo
de
legitimación
visadas
por
los
dioses,
sino
que
otros
señores
pasaron
a
sancionar
los
Kokaaj
B’ahlam
ĎĎ
para
sancionar
la
autoridad
de
su
hijo,
Yaxuun
B’ahlam
Ďě,
como
heredero
al
trono.
Ó
Ǥ rituales
de
gobernantes
subordinados.
Tal
es
el
caso
del
baile
repre-‐ Después
de
la
desaparición
de
Sak
Jukuub’
Kokan
B’ahlam,
y
debido
sobre
todo
a
la
larga
vida
de
Kokaaj
sancionar
acciones
de
carácter
marcadamente
político.
El
baile
era
sentado
en
la
Estela
9
de
Dos
Pilas,
llevado
a
cabo
por
su
gobernante
B’ahlam
ĎĎȋͣ͜ÓȌǡ
×
×À
empleado
por
los
gobernantes
mayas
en
momentos
importantes
de
B’ajlaj
Chan
K’awiil
en
presencia
de
Yuknom
Ch’e’n,
señor
de
Calak-‐
ǡ
×
su
vida
pública,
tales
como
las
ceremonias
de
su
ascenso
como
ajaw,
ǡƤǡ
×
ǡ Ǥǡ
×
la
celebración
de
cierto
número
de
tuunes
o
k’atuunes
en
el
po
der
y
la
alianza
política
entre
ambas
entidades,
dejando
bien
claro
que
Ca-‐ ÓÀǤ
×Ƥ
Ǥ lakmul,
una
superpotencia
del
Clásico,
tenía
control
sobre
Dos
Pilas.
B’ahlam
Ďěǡ
×
Ƥǡ
que
la
danza
se
realizara
en
muchas
más
ocasiones,
como
parte
de
las
Otro
caso
similar
es
el
del
Panel
3
de
Piedras
Negras,
en
el
que
±
ǡȋ±
×
el
Gobernante
4,
dos
días
después
de
completar
su
primer
k’atuun
Dz
×
À
dzȌǤ À
×
llevaban
a
cabo,
junto
al
resto
de
sus
responsabilidades,
como
ca-‐ (periodo
de
veinte
años)
como
ajaw,
realiza
una
danza
en
presencia
su
esposa,
su
cuñado,
sus
generales
y
los
sajales
de
los
pequeños
señoríos
subordinados
a
él,
como
se
bezas
sacerdotales
de
sus
respectivos
pueblos,
pero
que
éstas
no
ǯǯǡÓ
ǡ
Ǧ observa
en
los
monumentos
de
La
Pasadita
y
el
Sitio
ė.
ï
×
-‐ Un
detalle
muy
interesante,
acerca
de
las
representaciones
públicas
de
las
actividades
rituales
Ǥ
tado.
Yaxchilán
actuaba
en
este
caso
como
entidad
supervisora
de
±
À
Ƥ
ǡǡ
ǡ las
actividades
rituales
y
políticas
de
Piedras
Negras.
ǡ
Ó
-‐
230 231
ciones
que,
con
anterioridad,
sólo
podían
ejecutar
los
gobernantes.
De
ahí
que
se
empiecen
a
observar
a
diversos
sajales
que
inmorta-‐
lizan
rituales
de
baile,
realizados
sin
la
supervisión
directa
de
sus
señores.
Tal
es
el
caso
representado
en
el
Dintel
4
de
La
Pasadita,
en
el
cual
el
sajal
Tilo’t
está
danzando
solo,
cuando
con
anteriori-‐
dad
se
había
representado
llevando
a
cabo
diversos
rituales
junto
con
Yaxun
B’ahlam
Ďě
y
también
junto
con
el
sucesor
de
éste,
su
hijo
Cheleht
Chan
K’inich
o
Kokaaj
B’ahlam
ĎĎĎ.
Otra
ocasión
para
utilizar
la
danza
lo
constituía
la
guerra.
Landa
À
ǡǦ
mi
nados
Holkan
Ok’ot
y
Batel
Ok’ot,
y
de
otro
menciona:
periodo
Clásico,
como
en
el
Dintel
3
de
la
Estructura
5Ĉ
del
Templo
Ďěde
Tikal,
donde,
como
parte
de
las
celebraciones
de
la
victoria
de
ïǡͣ͟͠×
ǯǯȋƤ͟͡ȌǤ
*** ͣ͝͡Ǥ͠͞ǡ ǡǡ± Ǥ
ǡ
Ƥ
la
realización
de
bailes
dentro
de
todo
su
corpus
artístico
e
históri-‐ el
baile,
lo
cual
indica
la
importancia
de
su
realización
como
mar-‐
co,
en
los
cuales
las
danzas
no
sólo
estuvieron
relacionadas
con
la
cador
de
subordinación
directa
(véase
“Interacción
geopolítica
e
vida
pública,
sino
que
enriquecieron
a
su
vez
parte
del
contexto
ƪ
dzȌǤ
mitológico
de
los
pueblos
mayas.
Dada
la
abundancia
y
relevancia
Ƥ
de
las
representaciones
y
las
citas
a
este
tipo
de
actividad
ritual,
Ƥǡ
ƤǦ participar
incluso
cortesanos,
lo
cual
constituye
una
clara
muestra
bilidades
religiosas
de
los
gobernantes
mayas.
À
Aprovechando
este
nexo
mitológico
y
ritual
de
la
danza,
los
durante
dicho
periodo.
go
bernantes
mayas
la
utilizaron
como
un
mecanismo
de
legitima-‐
ción
divina
de
sus
acciones,
pues
durante
su
ejecución
se
llevaban
Cabe
destacar
que
cada
vez
son
menos
los
bailes
que
se
realizan
en
la
Ƥ
-‐ actualidad,
así
como
los
lugares
en
donde
pueden
adquirirse
los
trajes
nias
de
invocación.
En
algunas
ocasiones,
dichas
ceremonias
eran
para
las
danzas,
pues
los
antiguos
pueblos
mayas
se
encuentran
en
un
su
pervisadas
por
gobernantes
de
otros
reinos
mayas,
en
especial
proceso
en
el
cual
pierden
a
gran
velocidad
sus
tradiciones
bajo
la
±À
ƪ
Ó
ƪ
Ǥ
232 233
XV
LAS
E NTIDADES
Y
L AS
FUERZAS
A NÍMICAS
E N
L A
COSMOVISIÓN
M AYA
C LÁSICA
Erik
Velásquez
García
DzÀ
ǣǩǡǥǨdz
Salmo
đĝĝĝĎĎ:
6.
Dz
ǣdzǤ
San
Juan
ĝ:
34.
À
Ǧ
ƤǦ
±
ǡ
±ǡ×
ǡǦ
×ȋ
ȌȋÀ-‐
ǡ±DzdzDzÀdzȌǤǡï-‐
ǡ
ǡ
Ǥǡ
À×
Ǧ
×
À
×Ǥ
CUERPO-‐CARNE Y CUERPO-‐PRESENCIA
À
ÀƤ
ǡĐ7447. maahk
o
winikǡƤ
ǮǯǮǦ
235
235
una
línea
imaginaria
que
pasa
inmediatamente
al
oeste
de
la
región
ǡǡ
Ǧ
del
río
de
la
Pasión,
centro
y
norte
del
Petén,
quedando
Calakmul,
ÀƤ
ǡǡǡ
Palenque,
los
sitios
de
la
cuenca
del
Usumacin
ta
y
Tabasco
al
po-‐ o
inseparables
del
organismo
humano,
perecederas
o
inmor
ta-‐
ǡ
ƤȂis
ǡ
ƤǦ
Ȃal:
b’aahis
o
b’aahal,
k’ab’is
o
k’ab’al,
o’hlis
u
o’hlal,
etcéte
ra.
da
de
éste,
y
aun
poseedoras
de
una
conciencia
distinta
e
inde-‐
No
obstante,
cuando
estas
mismas
partes
del
cuer
po
están
precedi-‐ pendiente
del
ser
humano
al
que
pertenecen.
ǡ
Ƥ
–is
o
–al,
por
lo
que
quedan
simplemente
como
ub’aahǡǮǯǡ Según
Jill
Leslie
McKeever
Furst,
se
trata
de
un
continuum
Ǧ
uk’ab’,
‘su
brazo’,
‘su
mano’,
yo’hl,
‘su
alma-‐co
razón’,
uti’,
‘su
boca’,
yut,
nó
menos
internos
y
externos
cuya
asociación
se
disuelve
tras
la
‘sus
ojos’,
‘su
rostro’,
uwahy,
‘su
nagual’;
así
como
uk’ahk’,
Ǯǯǡ muerte.
y
probablemente
uch’ahb’-‐yahk’ab’(aal),
literalmente
‘su
generación-‐ No
obstante,
este
concepto
carece
de
sentido
si
no
se
le
conci-‐
Ȁ
ǯǤ be
ligado
al
de
los
À
,
que
—de
acuerdo
con
López
El
concepto
de
Ǧ
,
descubierto
por
Pitarch
Ra-‐ Austin—
son
món
entre
los
tzeltales
contemporáneos,
podría
ayudar
a
tener
una
aproximación
limitada
a
la
comprensión
de
esta
segunda
categoría
de
la
parte
del
organismo
humano
en
la
que
supone
existe
una
con-‐
ÀƤ
Ǥ
×À
ǡ
ǡ
±
-‐ se
generan
los
impulsos
básicos
de
dirección
de
los
procesos
nos,
es
de
naturaleza
personal,
en
él
residen
los
sentidos,
otorga
a
que
dan
vida
y
movimiento
al
organismo
y
permiten
la
reali-‐
su
poseedor
individualidad
y
reconocimiento
social,
y
por
esa
razón
×
À
ȑǥȒ
ȑǥȒ
está
hecho
para
ser
visto
y
percibido
por
los
demás,
inter
viniendo
en
corres
ponder
o
no
a
un
órgano
particular,
pueden
ser
singula-‐
ǡ
Dzǡǡ res
o
plurales
dentro
de
cada
organismo;
en
este
último
caso,
ǡdzǡ
±Ǥǡ
À
ǡǤ
de
partes
del
cuerpo
también
incluye
el
cabello,
las
uñas,
la
ropa
y
algunos
objetos
de
uso
personal.
Otra
noción
que
es
de
gran
utilidad
para
acercarse
a
estos
proble-‐
mas
es
la
de
À
,
acuñada
por
Roberto
Martínez
Gon-‐
zález
durante
la
primera
década
del
siglo
ĝĝĎ.
Según
este
autor,
se
Figura
158.
Vasija
estilo
códice
de
procedencia
desconocida,
Đͤͣ͠͡Ǥ CENTROS
Y
ENTIDADES
ANÍMICAS trata
de
236 ͣ͟͞
Lo
que
había
antes
de
la
primera
salida
del
Sol
era
un
mundo
ǡƤ
Ǯǡ
Óǡ
ǡÀǡǡ
oscuro
semejante
al
sueño,
donde
los
dioses
se
encontraban
vivien-‐ suerte’
o
‘ventura’,
pero
procede
del
sustantivo
ch’uh,
‘dios’
o
‘cosa
san-‐
ǡ
×
×
ǡ ǯǤ
ƤȂlel,
que
sirve
para
derivar
un
estar
hechos
de
sustancias
espiritosas
o
blandas,
y
toda
la
existencia
ǤƤ-‐
ǡǡ
man
los
investigadores
Stephen
D.
Houston
y
Takeshi
Inomata,
si
ǤÀ-‐
ƤÓ±ch’uh
o
k’uh,
‘dios’,
su
senti-‐
×
Ƥǡ Ƥ
ǡǡ
Ƥ
×ǡ
× ƪ±Ǥ±ch’uhlel,
‘alma’
o
‘espíritu’,
es
Dz
dzÀ
grama
ticalmente
análogo
al
de
ajawlel,
‘reino’
o
‘señorío’,
que
deriva
sus
creaciones.
A
partir
de
esta
primera
salida
del
Sol
dio
comienzo
del
sustantivo
ajaw,
‘rey’
o
‘señor’.
Podría
pensarse,
quizá,
que
los
dio
-‐
Dz
dzǡÀ
-‐ ses
(ch’uh)
eran
para
el
‘alma’
(ch’uhlel)
lo
que
los
señores
(ajaw)
eran
×ǡǤƤ
para
el
‘señorío’
(ajawlel),
es
decir,
que
los
mayas
concebían
al
alma
los
creadores
de
cada
hombre,
animal,
vegetal
u
objeto
que
habita
humana
como
un
conglomerado
de
dioses
interiores.
Aunque
en
hoy
sobre
la
tierra,
pero
al
mismo
tiempo
se
cree
que
viven
en
el
in-‐
ÀƤ
±
À
ch’uhlel
o
k’uhlelǡ
a
la
especie
que
crearon,
sometiéndose
al
proceso
de
desgaste,
en-‐ la
manera
en
que
los
mayas
concebían
al
alma
o
al
espíritu.
vejecimiento
y
muerte.
De
este
modo,
todas
las
criaturas
guardan
a
Dz
dz
ǡǡ
tejido
vegetal
que
es
su
cuerpo
perceptible
en
condiciones
normales
LA
ENTIDAD
ANÍMICA
O’HLIS
U
O’HLAL
de
vigilia,
o,
dicho
de
otro
modo,
todo
habitante
del
mundo
es
una
conjunción
simultánea
de
creador
y
criatura.
Los
elementos
vento-‐ Entre
las
partes
del
organismo
humano
sobre
las
que
se
tiene
con-‐
sos,
o
cuerpos
alternativos
de
materia
ligera
o
espiritosa
que
hemos
trol
y
que
se
asemejan
a
los
atributos
del
cuerpo-‐presencia,
destaca
denominado
À
son,
desde
esta
perspectiva,
dioses
con
mucho
el
o’hlis,
‘corazón,
centro’
o
‘ánimo’.
No
parece
tratarse
del
con
voluntades
y
conciencias
in
dependientes,
que
en
ocasiones
pue-‐ múscu
lo
cardiaco,
que
en
las
inscripciones
se
denomina
tum,
sino
den
ser
muy
ajenas
a
la
de
su
dueño
mundano.
Pero
estos
dioses,
de
un
complejo
elemento
de
materia
ligera
semejante
al
alma-‐corazón
además
de
estar
sometidos
al
desgaste
y
a
la
muerte,
tienen
capaci-‐ o
semilla-‐corazón
de
diversos
pueblos
mesoamericanos
modernos. Figura
159.
Vasija
polícroma
de
procedencia
desconocida,
Đͣͣ͠͠Ǥ
dades
sensoriales
y
expresivas
limitadas,
pues
no
son
libres,
sino
que
De
acuerdo
con
López
Austin,
esta
entidad
anímica
es
el
alma
Dz
dz×
-‐ del
dios
creador
de
cada
especie
y
le
otorga
su
naturaleza
a
cada
cria-‐
Ƥ
ǣ tura,
por
lo
se
trata
del
alma
esencial.
Todas
las
piedras,
plantas,
ár-‐ waajȋƤ͢͝ȌǤÀÀ
Àǡ
el
sueño,
el
trance
extático,
el
orgasmo,
el
susto,
la
embriaguez,
la
in-‐ boles,
montañas
y
animales
llevan
a
su
supremo
hacedor
dentro
del
ǤÓ͜͜͜͞ǡ
×ĜĊǯ,
consciencia,
la
muerte,
etcétera,
para
retornar
momentáneamen
te
al
cuerpo.
La
muerte
no
es
más
que
la
disolución
de
todos
los
compo-‐ ‘comer’,
el
cual
consta
de
una
cabeza
humana
con
un
tamal
en
la
boca,
representado
me
diante
el
mismo
estado
que
tenían
antes
del
primer
orto
solar.
Al
estar
dotadas
de
po-‐ nentes
del
organismo,
tanto
los
de
materia
pesada
como
los
de
sus-‐ signo
que
se
usaba
para
escribir
Ĕđ.
der,
voluntad
y
personalidad
propios,
las
entidades
anímicas
pueden
±Ǥ
ǡ Ǧ
×
Si
a
estos
datos
se
aúna
la
circunstancia
de
que
en
las
mitologías
mayas
el
hombre
está
hecho
de
ser
consi
deradas
como
dioses,
y,
por
ende,
eran
inmortales,
ya
que
se
camino
arquetípico
del
maíz,
un
proceso
de
lustración
en
el
que
ÀƤ
ǡǡ
creía
que
retornaban
temporalmente
a
depósitos
subte
rráneos,
cuan-‐ pierde
su
memoria
individual
y
queda
sólo
como
semilla
prístina
×ǡ
À
-‐ que
se
deposita
en
el
vientre
del
Monte
Sagrado,
antes
de
ser
injer-‐
ria
dura
era
destruido. tada
en
un
individuo
de
la
misma
especie
que
está
a
punto
de
nacer.
ǡ
ÀƤ
×ǡ ÀǤ
×
Ƥ
À
ya
que
la
parte
que
renace
es
el
espíritu
en
estado
puro
de
un
dios
ǡ
ͤͣͣͣ͠͡͠͠ȋƤͤͥ͝͡͝͡Ȍǡǡ
ǡƤ
Ǧ creador,
no
de
la
criatura.
ÓÀ
ǡwak
yahx
winik
o
‘seis
te
desde
aquella
época,
debido
a
que
sólo
se
ha
comprendido
un
ÀƤ
ǯǡ
-‐
número
limitado
de
narraciones
cosmogónicas
en
las
inscripcio-‐ evidencia
de
que
esta
alma-‐corazón,
o’hlis,
era
la
esencia
del
dios
cas.
En
1983
Taube
mostró
que
en
el
arte
maya
del
Clásico
existía
cierto
tipo
de
relación
entre
el
dios
nes,
murales
y
vasijas
mayas.
Por
otro
lado,
el
concepto
de
dioses
del
Maíz.
La
más
obvia
reside
en
el
hecho
de
que,
según
los
inves-‐ tonsurado
del
Maíz,
la
sangre
y
la
descendencia
dinástica,
de
lo
que
dedujo
que
ese
dios
habría
sido
ǡDz
dz
Ǧ tigadores
Andrea
J.
Stone
y
Zender,
el
logograma
Ĕđ
representa
una
À
±Ǥ
×Àǡ
± o’hlis,
bola
de
maíz
envuelta
en
una
hoja
grande
y
verde,
mientras
que
la
alimento
y
el
corazón,
conviene
recordar
que
uno
de
los
nombres
del
dios
de
esta
planta
en
los
textos
b’aahis
y
wahyis. palabra
ohl
ÀƤ
Ƥ
ǮÀǯǤ
×ǯǡǮ
×ǯǤ
Un
indicio
de
que
las
ideas
más
recientes
de
López
Austin
son
lado,
Bruce
Love
y
Karl
A.
Taube
mostraron,
en
1989,
que
este
logo-‐ En
diversas
lenguas
mayances
existe
una
abrumadora
cantidad
de
términos
que
derivan
de
la
raíz
aplicables
al
estudio
de
las
entidades
anímicas
mayas
se
encuen-‐ ×
ǡ±ÀĜĆď,
‘tamal’
o
‘tor-‐ ±
o’hl,
ohl,
óol,
ool
u
ol,
según
el
idioma
de
que
se
trate.
En
términos
generales,
tienen
que
tra
en
el
término
ch’uhlel,
que
en
los
idiomas
mayas
proto-‐tzel
ta-‐ tilla’.
Los
escribas
distinguían
ambos
valores
de
lectura
median
te
el
ver
con
los
campos
semánticos
de
aceptación,
alma,
amabilidad,
ánimo,
apetito,
carácter,
conciencia,
lano,
chol,
tzeltal
colonial
y
moderno,
así
como
tzotzil
colonial
y
×±
ǣĔđ-‐la,
o’hl,
versus
ĜĆďǦ,
×ǡ
Ƥǡ
ǡ
ǡ
×ǡǡǡǡÀǡ-‐
238 239
ÓǡǡÀǡǡ
ǡ
×ǡǡǦ Yo’hl
K’ihnich,
‘Miocardio
del
Ánimo
del
Dios
Solar’,
mientras
que
diversos
gobernantes
mayas
vestidos
como
dioses.
Dichas
escenas
Finalmente,
en
la
página
42c
del
mismo
códice,
el
dios
de
la
Lluvia
cidad,
gana,
genio,
gusto,
hipocresía,
iniciativa,
intención,
inten
to,
en
los
códices
del
periodo
Posclásico,
tum
se
convirtió
en
un
ver
bo
representan
ritos
en
los
cuales
los
mandatarios
eran
poseídos
por
está
asesinando
al
del
Maíz,
quien
de
la
parte
superior
del
estómago
interés,
interior,
juicio,
memoria,
mente,
moral,
pasión,
pensamien-‐ Ƥ
Ǯ
ǯǮ
ǯǡǦ deidades
o
ancestros,
externos
a
sus
cuerpos,
y
posiblemente
entra-‐ ex
hala
el
signo
ę533,
ćǯĔĐǫǡ
ȋĜĆď)
o
to
impulsivo
que
impele
a
la
acción,
pereza,
preocupación,
propó
sito,
pie
dad
del
o’hlis
durante
el
Clásico,
por
lo
que
tum
y
o’hlis
están
ban
en
éxtasis,
trance
o
estados
alterados
de
conciencia.
Cuando
alma-‐corazón
(Ĕđ),
sobre
el
cual
se
aprecian
hojas
tiernas
de
maíz.
ǡ
×ǡ Àǡ
×ǡ ǡ Ǧ es
trechamente
asociados.
pa
saban
por
semejante
situación,
los
señores
mayas
se
ubicaban
en
Ello
recuerda
que
los
chortíes
y
tojolabales
contemporáneos,
como
ción,
sentir,
tristeza,
vida,
vigor,
voluntad,
voz
interior,
etcétera.
Era
el
umbral
que
separaba
lo
natural
de
lo
sobrenatural,
por
lo
que
es
también
posiblemente
los
mayas
yucatecos,
creen
que
el
corazón
se
la
base
del
movimiento
y
de
las
motivaciones
humanas,
ence
rra
ba
À
probable
que
uno
o
más
de
sus
componentes
anímicos
se
externara
encuentra
en
un
lugar
impreciso
de
la
parte
media
del
cuerpo,
sitio
ǡ
ǡ
ǡ-‐
o’hlis de
manera
voluntaria
o
involuntaria.
Entre
algunos
grupos
mayan-‐ donde
realmente
se
ubica
el
epigastrio.
ǡÀ
-‐
Ƥ
para
mantener
la
vida.
También
parece
haber
concentrado
la
indivi-‐ zas
anímicas
entre
los
mayas
del
periodo
Clásico
se
encuentra
en
las
À
À
Ǥ À
sak
iik’aal
dualidad,
esencia
o
personalidad
de
cada
hombre.
Es
preciso
advertir
ÀƤ
ǡ-‐ no
es
de
extrañar
que
la
parte
superior
de
la
cabeza
sea
uno
de
los
El
segundo
tipo
de
hálito
que,
de
acuerdo
con
las
inscripciones,
se
que,
de
acuerdo
con
el
historiador
John
F.
Chuchiak,
los
documentos
±ͥ͢͟͝Ƥ
×ƤǤ lugares
donde
pueda
encontrarse
el
signo
ę533
con
volutas
de
aliento
perdía
durante
la
muerte,
recibe
el
nombre
de
sak
iik’aal,
‘espíritu
de
la
época
colonial
indican
que
los
mayas
atribuían
sus
transgresio-‐ ơ
DzÀdzǤ-‐ en
el
arte
maya
del
Clásico.
Los
dioses
también
podían
externar
esa
blanco’.
Dicho
concepto
deriva
del
sustantivo
iik’,
‘aire’
o
‘viento’,
que
ƪ
Àǡ
k’a’aay
usak
±
ǡ
Ƥ–aal
se
convierte
en
otro
sustantivo
con
sentido
el
óol
(cognada
yucateca
del
término
clásico
o’hlis)
no
se
alojaba
ni
el
b’ook(?),
usak
iik’aal,
‘el
vaho
blanco,
la
respiración
blanca
se
perdió’
los
gobernantes
y
emergían
del
umbral
representado
a
través
de
las
de
instanciación,
es
decir,
un
término
concreto
dentro
del
amplio
es-‐
li
bre
albedrío
ni
el
sentido
de
culpa,
al
estilo
cristiano.
ȋƤͣ͢͝ȌǤb’ook(?)
e
iik’aal
À
±Ǥ pectro
que
tiene
la
palabra
‘aire’
o
‘viento’.
ÀƤ
ǡo’hlis
se
encuentra
que
se
disipan
del
cuerpo
humano
tras
la
muerte.
Ninguna
de
las
dos
Una
clara
imagen
del
signo
ę533
con
volutas
de
aliento
salien-‐ ÀƤ
×Đ4692
aso
ciada
con
los
verbos
timǡǮ
ǯǡaj,
‘despertarse’.
Por
ejemplo,
Ƥ–is
o
–al
cuando
no
están
precedidas
por
pronombres
Ǣ Ƥsak
b’ookȋǫȌ
sak
iik’aal
pertenecen
al
rostro
en
el
Tablero
Central
del
Templo
de
las
Inscripciones
de
Palenque,
el
posesivos,
de
manera
que,
al
parecer,
los
mayas
las
consideraban
en
ella
puede
apreciarse
el
cráneo
de
un
cánido
exhalando
tal
vez
el
(utis)
de
un
gobernante.
El
rasgo
diagnóstico
que
sirve
para
reconocer
gobernante
K’ihnich
Janaab’
Pakal
I
expresa
su
deseo
de
haber
satis-‐ como
partes
del
cuerpo
sobre
las
que
no
se
tenía
control.
ïǡÀ
b’ookȋǫȌ
-‐ el
logograma
ĎĐǯ,
iik’ǡȀęȀï
ȋtim)
el
corazón
(yo’hl,
‘su
ánimo’)
de
los
dioses
mediante
una
laba
también
en
el
cuerpo
de
los
animales.
En
el
vaso
de
ónix
K4692
Ǥ
ĎĐǯ
-‐ À
sak
b’ook(?) ÀƤ
Ǯsak
b’ookȋǫȌȑȒsak
iik’aal
puede
aparecer
en
la
boca
o
en
la
punta
de
la
nariz
de
algunos
perso-‐
rios
asociados
con
el
k’atuun͜͝ȋ͢͡͞Ǧͣ͢͞ȌǤ
× ÀƤ
ćǯĔĐǫǡb’ookȋǫȌǡǦ del
rostro
de
Chan
Ahk,
señor
de
Hix
Witz,
se
perdieron’,
lo
que
su-‐ ǡ
ÓǦ
un
pasaje
en
el
Monumento
6
de
Tortuguero,
Tabasco,
México,
en
el
×
-‐ ±
rantes
y
divergentes,
cuentas
pequeñas
de
piedra
verde
o
pequeñas
cual
la
entidad
o’hlis
también
es
un
atributo
de
las
deidades.
Según
À
ƤǤ Ǥ ÀƤǡȄïȄ
Ǧ
×
ǡǮ×ȑajȒ Prager
propuso
dicha
lectura
en
el
año
2006,
que
en
mi
opinión
es
Ƥ
ę533
con
volutas
de
aliento
bolismo
del
viento
y
del
maíz.
En
al
gunos
casos
puede
apreciarse
×ȑyo’hlǡǮǯȒ
ȑȒȋǫȌǯǯȋǫȌ la
que
tiene
mayores
probabilidades
de
ser
correcta.
Como
él
mismo
una
cabeza
de
serpiente
provista
de
espirales,
volutas
o
remolinos
ȑȒ
ǯǤ
Ƥǡb’ookƤ
ǮǡǡǡǯǮǯǤ hacia
arriba.
En
ocasiones
puede
llevar
sobrepuesta
la
cabeza
del
ǡǤ
literalmente,
podría
pensarse
que
el
o’hlis
estaba
sujeto
a
los
mismos
En
tér
minos
generales
el
b’ookȋǫȌÀ
logograma
ĐǯĚčǡƤ
ǮǯǡÀ
-‐
Ƥ
estados
de
sueño
y
de
vigilia
que
su
poseedor
humano.
Es
preciso
decir
±ǡ pirales
divergentes
que
simbolizan
sangre
o
resuello.
En
varios
con-‐ ÀƤ
Ǥ
que
hay
algunos
indicios
para
pensar
que,
puesto
que
el
o’hlis
era
un
ǡ
Ǣ
Ƥ
À͟͟͡
En
diversas
lenguas
mayances
de
las
Tierras
Bajas,
la
palabra
ik’,
ǡ
-‐ parece
haberse
concentrado
en
el
pecho,
transitado
por
la
sangre,
hálito
se
intercambia
libremente
por
el
logograma
ĐǯĚč,
‘dios’,
lo
iik’,
ik’al
o
yik’al
Ƥ
Ǯǡǡ±ǡǡÀǡǦ
rior,
sólo
podía
acrecentar
su
saber
durante
el
sueño.
externado
momentáneamente
a
través
de
la
coronilla
de
la
cabeza
en
que
sugiere
que
se
trata
de
una
sustancia
divina.
En
otras
ocasio-‐ za,
hálito,
huelgo
de
la
nariz,
respiración,
resuello,
soplo
que
uno
echa
ÀƤ
ÓǡƤ nes,
una
cabeza
de
ave
pequeña
ocupaba
el
lugar
del
signo
T533
por
la
boca,
vaho,
vida’
o
‘viento’.
Como
sugieren
María
Cris
tina
Ál-‐
el
sentido
de
que
la
entidad
espiritosa
o’hlis
también
era
un
atribu-‐ boca
o
rostro
en
el
momento
de
la
muerte.
Es
preciso
decir
que
el
jero-‐ con
espirales
de
aire,
lo
cual
recuerda
que
los
tzeltales,
tzotziles
y
varez
Lomelí
y
Ruz
Sosa,
dicho
concepto
no
constituye
una
entidad
to
de
los
seres
humanos,
pues
en
el
propio
Tablero
Central
del
Tem-‐ ÀƤ
ćǯĔĐǫ
huastecos
contemporáneos,
así
como
probablemente
los
chortíes,
anímica
como
tal,
sino
solamente
alude
al
proceso
respiratorio
en
plo
de
las
Inscripciones
de
Palenque,
cuando
el
escriba
habla
de
los
Ƥ
ǡ
ǡ sí
mismo,
de
tal
modo
que
se
trata
de
un
elemento
que
proporciona
ritos
propiciatorios
para
el
k’atuun ͤ ȋͣ͢͞Ǧͥ͢͞ȌǡƤ escribir
el
día
ajawǤ
ÀƤ
Ǥ
Ǥ que
habita
en
el
miocardio
y
puede
salir
del
cuerpo
de
manera
tem-‐ vida,
se
mueve
sin
que
su
poseedor
humano
tenga
control
sobre
él,
se
Ǯ
×ȑuyo’hlǡǮǯȒ×ȑǯ
ǯĎȒ
À
ę533. poral
o
permanente
a
través
de
la
boca
o
de
la
coronilla.
ǡ
Ó×
×ȑtimȒǯǤ
Ƥo’hlis
era
En
el
arte
maya
del
Clásico
existen
representaciones
de
seres
À
b’ookȋǫȌǡ llamada
iik’,
‘aire’
o
‘viento’.
una
entidad
exclusiva
de
los
dioses
y
de
los
humanos,
tal
como
ya
sobrenaturales
que
exhalan
el
signo
ę533
de
la
coronilla,
de
la
cola
o
través
del
signo
ę533,
se
asociaba
con
el
corazón
y
con
el
espíritu
del
Ƥ
±-‐
ha
bía
sido
advertido
en
los
textos
coloniales
por
los
investigadores
Ǥǡ
×Ǧ maíz,
se
encuentran
en
el
hecho
de
que
las
espirales
o
volutas
de
alien-‐ ǡsak
iik’aal
podría
haber
tenido
su
asiento
principal
en
el
Martha
Ilia
Nájera
Coronado
y
Mario
Humberto
Ruz
Sosa.
Ello
no
ǡ
ǡ to
que
acompañan
al
propio
ę533
pueden
estar
provistas
por
una
miocardio,
debido
a
que
dicho
órgano
es
el
centro
del
sistema
circu-‐
Ƥ
±
-‐ ćǯĔĐǫƪ ƤÓ
Ƥǡ
latorio.
Aunque
no
existen
indicios
claros
que
apoyen
esta
conjetura,
pias
almas-‐corazones,
sino
quizá
tan
sólo
que
el
o’hlis
era
la
única
a
diversas
partes
del
universo.
En
muchas
ocasiones
el
ę533
cuenta
con
el
investigador
Herbert
J.
Spinden,
en
el
arte
maya
del
Clásico
son
es
preciso
señalar
que
algunos
gobernantes
mayas
usaban
sobre
el
entidad
de
este
tipo
que
encarnaba
la
esencia
del
maíz.
con
una
serie
de
emanaciones
semejantes
a
volutas
divergentes,
que
ele
mentos
distintivos
de
las
hojas
tiernas
de
maíz.
En
la
página
16a
pecho
ciertos
pendientes
de
jadeíta
que
contienen
en
su
parte
cen-‐
Existen
ciertos
indicios
de
que,
a
pesar
de
que
el
o’hlis
se
encon-‐ según
Taube
representaban
sustancias
etéreas,
como
aliento,
aire
o
del
Códice
de
Dresde
la
diosa
lunar
joven
carga
sobre
su
espalda
un
ȀęȀï
ǡĎĐǯ,
lo
que
pudiera
indicar
en
cuál
tra
ba
disperso
por
todo
el
cuerpo,
ya
que
era
un
atributo
vital,
su
Ǥ
Ƥ
-‐ bulto
que
contiene
agua
(ha’)
y
tamales
(waajȌǢǡ
ȋƤ͢͜͝ȌǤ
centro
anímico
principal
era
el
músculo
cardiaco
tum.
Cuatro
gober-‐
b’ook(?),
representada
a
través
del
signo
ę533
con
sobre
el
bulto
se
encuentra
el
signo
T533,
pero
en
este
caso
sus
volu-‐ Taube
ha
propuesto
que
las
piedras
verdes
de
jadeíta
eran
símbo-‐
nantes
de
la
ciudad
maya
de
Caracol
se
llamaron
justamente
Tum
volutas
de
aliento,
son
las
coronillas
o
parte
superior
del
tocado
de
ÀǤ lo
del
maíz,
del
viento
y
de
la
vida.
Quizá
por
ello
en
algunas
ciudades
240 241
LA
ENTIDAD
ANÍMICA
B’AAHIS
O
B’AAHAL
ǯǮǯǡ
ǡ×ǡǮǡȑ-‐ nantes
y
otras
personas.
Dichos
contextos
suelen
acompañar
a
los
re-‐
ȒǯǮ
ǯǡ
Ǧ tratos
de
hombres
o
mujeres,
por
lo
que
se
trata
de
una
especie
de
La
raíz
léxica
de
b’aahis
o
b’aahal
es
b’aahǡ
Ƥ
dualidad.
No
es
una
contradicción
el
hecho
de
que
b’aahis
aluda
a
ƤǤǡ
Ǯǯǡ×±
Ǧ una
entidad
anímica
y
a
la
vez
a
partes
visibles
del
cuerpo,
debido
a
que
el
retrato
del
llamado
Gobernante
ĎĎ
de
Naranjo
esculpido
en
la
Estela
Ǯ
ǡǡǡ
ǡ
ǡȑȒǡ-‐
Dzdz
À
-‐ 22
de
ese
sitio
arqueológico,
está
acompañado
por
una
glosa
que
dice:
ǡƪǡǯǢǡǮǯ
ǮÀǯǮǯǡ pal,
b’aahisǡǮǯǡ××Ƥ
ub’aah
K’ahk’
Til[i]w
Chan
Chaahk,
k’uh[ul]
Sa’[aal]
ajaw,
‘es
la
ima-‐
acepciones
estas
últimas
que
se
encuentran
atestiguadas
en
los
idio
-‐ ‘ca
ra,
cabeza’
y
aun
‘cuerpo’,
en
el
sentido
de
cuerpo-‐presencia.
Pero
a
gen
de
K’ahk’
Tiliw
Chan
Chaahk,
señor
sagrado
de
Sa’aal’.
Houston
mas
mayas
cakchiquel
colonial
y
chortí
moderno.
En
idioma
chor-‐
o’hlis,
que
comprende
la
personalidad
interna
derivada
y
Stuart
han
sugerido
que,
además
de
‘es
la
imagen
de’
o
‘es
el
retrato
tí,
el
sustantivo
b’ahnƤ
Ǯ
ǯǡb’ahna
ǡƤb’aahis
es
una
especie
de
de’,
ese
tipo
de
contextos
también
admiten
la
tra
ducción
de
‘es
el
cuer-‐
y
b’ahnan
quieren
decir
respectivamente
‘calentar’
y
‘calentarlo’.
Es
individualidad
social,
que
sirve
para
ser
reconocido
por
los
semejantes.
ǯ Ǯ ȑȒǯǡ ×
preci
so
señalar
que
las
lenguas
cholanas
modernas
han
perdido
las
En
estrecha
vinculación
con
lo
anterior
está
el
hecho
de
que
re
presentaciones
pictóricas,
escultóricas
o
talladas
de
los
personajes
ǡÀ±
Ǧ el
antropónimo
o
nombre
personal
era
un
importante
vehículo
del
Ƥǡ
la
bras
debió
de
haber
sido
b’aah. b’aahisǤ
±ub’aah
suele
introducir
las
cláusulas
×ǡƪ
×
ǡ
Ƥ nominales
de
los
personajes
en
el
arte
maya,
así
como
el
hecho
de
que
o,
como
se
diría
usando
los
conceptos
de
Pitarch
Ramón,
una
prolon-‐
primeros
investigadores
que
propusieron
que
b’aahis
podría
ser
una
ÀƤ
×-‐ gación
plástica
de
su
cuer
po-‐presencia.
Como
estos
retratos
tienen
entidad
anímica
semejante
al
tonalli
(‘calor
del
Sol’)
de
los
nahuas,
dos
en
el
tocado
de
los
gobernantes.
Quizá
por
ello
la
palabra
jo’l
o
la
intención
expresa
de
como
tal
o
cual
personaje
ub’aah,
‘es
la
imagen,
es
el
cuerpo
de’,
suelen
intro-‐ jol,
‘cabeza’,
se
encuentra
asociada
en
yucateco
(jo’ol
k’aab’a’)
y
tzotzil
concreto,
yo
añadiría
que
en
ellos
se
encuentra
de
algún
modo
la
en-‐
ducir
en
las
inscripciones
los
nombres
de
pila
de
los
gobernantes
(jol
b’i)
con
los
conceptos
de
‘sobrenombre’
o
‘apellido’,
mientras
que
tidad
anímica
b’aahis
ƤǤ
mayas;
por
otra
parte,
sobre
la
cabeza
(jo’l
o
jol)
de
los
retratados
en
kekchí
el
sustantivo
ba:
(b’aaȌ±Ƥ
ǮǯǤ
ͣ
ǡ
ǡ
À
ÀƤ
ǡǡ
ub’aah
uch’ahb’,
literalmente
‘su
imagen,
ǡ
ǡ
al
parecer,
ahí
se
concentraba
algún
centro
de
conciencia
que
con-‐ su
generación’,
quiere
decir
que
una
persona
es
hijo
de
un
hombre,
colocado,
tardó
35
días
en
ser
grabado
con
la
imagen
del
mandatario;
llevaba
el
nombre
y
la
reputación
de
los
individuos.
Semejantes
atri-‐ mientras
que
ub’aah
ujuntanǡǮǡȑ
ȒǯǡƤ
por
ello
al
término
de
esos
días
la
inscripción
dice
que
el
gobernante
butos
tiene
el
tonalli
en
el
mundo
nahua,
ya
que
entre
otras
muchas
que
alguien
es
hijo
de
una
mujer.
Ello
sugiere
para
los
mayas
que
los
‘se
vio
a
sí
mismo’
(ĎđǦćǯĆčȌȋƤ͝͠ȌǤ
cosas
tiene
que
ver
con
la
personalidad
y
el
nombre
del
individuo,
descendientes
conllevaban
de
algún
modo
el
b’aahis
de
sus
ascendien-‐ La
investigadora
Mercedes
de
la
Garza
Camino
ha
notado
una
mientras
que
su
asiento
principal
es
la
cabeza.
Aunque
en
los
trata-‐ tes.
Quizá
por
ello
en
diversas
dinastías
del
perio
do
Clásico
existió
la
situación
relativamente
semejante
que
ocurría
con
las
esculturas
o
À
À costumbre
de
repetir
el
antropónimo
de
los
gobernantes;
por
citar
un
Ƥǡ
À
-‐
una
entidad
anímica
asociada
con
el
corazón,
Ruz
Sosa
ha
demos-‐ ejemplo,
en
Tikal,
Guatemala,
hubo
por
lo
menos
dos
mandatarios
DzÀdzƤǡï
trado
que
entre
los
tzeltales
coloniales
la
cabeza
era
considerada
que
se
llamaron
Sihyaj
Chan
K’awiil
ȋƤ͝͞͝Ȍǡ
Dz
dzǤ
-‐
el
centro
anímico
donde
se
concentraba
la
autoridad,
el
coraje,
el
nombre
de
Chak
Tok
Ihch’aak,
otros
dos
que
usaron
el
antropónimo
genes
pintadas
o
talladas
de
los
personajes
humanos
en
el
arte
maya
valor
y
la
nobleza.
Del
mismo
modo,
los
tzotziles
modernos
pien-‐ Jasaw
Chan
K’awiil,
etcétera.
Quizá
se
pensaba
que
el
b’aahis
contenía
ǡ Ó
DzdzǡÀ ǡ
À
-‐ mutiladas
intencionalmente
durante
la
misma
época
prehispánica,
y
a
la
vida.
Los
mismos
tzotziles
y
tzeltales
contemporáneos
creen
dientes
a
través
del
nombre
propio.
De
igual
modo
operaba
el
tonalli
sobre
todo
en
el
rostro,
los
ojos
o
la
nariz,
aparentemente
porque
Figura
160.
Pendiente
de
jadeíta,
Cenote
Sagrado,
Chichén
Itzá,
-‐ entre
los
nahuas,
que
se
heredaba
de
los
abuelos
a
los
nietos
a
través
se
creía
que
estaban
vivas,
ya
que
el
cuerpo
presencia
(b’aahis)
de
Yucatán,
México. ciencia
asociado
con
la
identidad
cultural
y
social,
que
matiza
los
del
antropónimo.
De
hecho
el
logograma
ĒĆĒ
en
las
inscripciones
ƤDz
dzǡ
impulsos
originados
en
el
corazón,
por
lo
cual
también
tiene
que
Ƥ
Ǯǯ
ǮǯǮǯȋƤ͜͢͞ȌǤ muchos
años
desde
la
muerte
biológica
de
los
hombres
o
las
mu-‐
ver
con
el
dominio
propio. Se
trata
de
la
cabeza
de
un
anciano
que,
entre
sus
rasgos
diagnósti-‐ ȋƤ͠͠ȌǤ
de
México,
como
Calakmul,
en
Campeche,
Dzibanché,
en
Quintana
ǡȋb’aahis)
era
ǡ
×
Ǥ sospechan
que,
mediante
esa
mutilación,
los
interesados
en
acabar
Roo,
y
Palenque,
en
Chiapas,
los
mayas
trataban
de
capturar
los
alien-‐ el
lugar
elegido
para
portar
el
símbolo
máximo
de
poder
político:
A
este
respecto
conviene
decir
que
entre
los
tzotziles
moder
nos
ƤÀ
tos
vitales
de
sus
gobernantes
por
medio
de
máscaras
de
jadeíta,
ƤDz×dzǡǦ
DzdzǤ
Ǧ tenían
con
respecto
a
sus
modelos,
mientras
que
Ha
rri
Kettunen
sos-‐
aspiración
que
entre
los
kekchíes
de
Verapaz,
en
la
Guatemala
del
ción
estilizada
de
una
mazorca
con
hojas
de
maíz.
Del
mismo
modo,
zada
de
sujetar
por
el
cabello
a
los
cautivos
de
guerra
ha
sido
inter-‐ pecha
que
lo
que
lograban,
al
destruir
el
área
de
la
nariz,
era
acabar
o
siglo
ĝěĎ,
se
expresaba
por
medio
de
una
cuenta
de
piedra
verde
que
˱
b’aah±Ƥ
Ǯǯǡ pretada
entre
los
nahuas
como
un
indicio
de
que
ahí
se
concentra
la
liberar
su
aliento
o
hálito
vital.
Ó
ÀȋƤ͢͢͝ȌǤ tér
mino
asociado
con
la
jerarquía
y
exaltación
de
ciertos
personajes,
ÀƤ
ȋtonalli)
de
bravía.
A
la
luz
de
lo
an
terior,
me
parece
ǡ
ǡǡ
Fray
Diego
de
Landa
dice
que
entre
los
mayas
yucatecos
esas
pie-‐ llamados
b’aah
ajaw,
‘primer
señor’,
b’aah
ch’ok,
‘primer
joven’,
b’aah
×
los
símbolos
de
jerarquía,
del
cabello,
de
los
hijos
o
nietos,
y
de
los
dras
iban
acompañadas
de
maíz
molido,
lo
que
nuevamente
podría
kab’,
‘primero
de
la
tierra’,
b’aah
uxul,
‘primer
escultor’,
etcétera.
Ello
ȋƤͥ͟͞Ȍǡ retratos
pintados
o
grabados,
otros
elementos
del
mundo
natural
asociar
los
alientos
vitales
con
el
espíritu
del
cereal
y,
por
lo
tanto,
b’aah
se
asocia
con
la
idea
de
autoridad. por
ello
los
varones
mayas
del
periodo
Clásico
usaban
el
pelo
largo,
o
cultural
que
se
asociaban
con
la
identidad
social
del
individuo
con
la
entidad
anímica
o’hlis.
Finalmente,
en
las
inscripciones
de
En
consonancia
con
el
concepto
de
cuerpo-‐presencia
acuñado
aunque
casi
siempre
recogido.
también
parecen
ser
portadores
de
b’aahis.
Un
indicio
de
ello
se
en-‐
Ƥsak
por
Pitarch
Ramón,
el
b’aahis
Ǧ
À ±
Đ1398,
también
conocido
como
Vaso
Re-‐
b’ookȋǫȌsak
iik’aal
de
sus
padres,
lo
que
pudiera
indicar
que
los
tación
—el
rostro—
estaba
destinada
a
ser
vista,
ya
que
conlle
vaba
b’aahǮǡ
ǡƤǡ
ǡƤǡ gio
del
Conejo,
donde
este
animal
sostiene
la
indumentaria
y
los
descendientes
eran
la
perpetuación
de
los
alientos
vitales
de
los
as-‐ el
reconocimiento
de
la
identidad
personal
por
parte
de
los
otros
se-‐ ǡƪǯǮǯǡƤ
À
objetos
personales
que
había
robado
al
anciano
dios
đ,
al
tiempo
cendientes,
tal
vez
el
espíritu
mismo
del
maíz.
res
humanos.
Por
ello
b’aahis×Ƥ
ǮǯǡǮ
ǡ ub’aah
cuando
introduce
las
cláusulas
nominales
de
los
gober-‐ ïȂȄnib’u[h]k…
nib’aah,
242 243
ǮǥǯȋƤͥ͝͞ȌǤ
ǡ
× Quizá
por
ello
diversos
gobernantes
mayas
del
periodo
Clási-‐ El
problema
con
el
término
tona,
tonal,
tonalli,
coesencia
y
ǡƤ
tonalli
es
el
de
‘cosa
co
anteponían
a
sus
nombres
el
adjetivo
k’ihnich,
‘airado,
bravo,
ca-‐ otros
semejantes,
como
animal
compañero,
animal
del
destino,
que
está
destinada
o
es
propiedad
de
determinada
persona’,
quizá
ǡ
±
ǯǮǯǡ
alma
animal,
alter
ego,
etcétera,
es
que
alude
a
un
animal
que
gene-‐
ǡ ǡ k’ihnǡǮ
ǯǮǯǡƤȂich,
que
lo
convierte
en
adjetivo.
Ƥ
ǡ
elementos
vinculados
con
el
reconocimiento
social.
La
investiga-‐ Se
trata
de
una
cualidad
que
en
las
inscripciones
es
exclusiva
y
dis-‐ pero
que
comparte
su
destino
con
el
de
un
ser
humano,
al
haber
dora
Christina
T.
Halperin
ha
observado
que
los
artistas
mayas
re-‐ tintiva
de
los
soberanos
mayas,
y
que,
como
ha
demostrado
Taube,
nacido
en
el
mismo
día
del
almanaque
adivinatorio,
a
tal
grado
que
presentaban
sobre
el
tocado
de
los
personajes
diversos
instrumen-‐
À
lo
que
le
suceda
a
uno
le
pasará
al
otro
y
viceversa.
Las
coesencias
Ƥ
ǡ
Ƥ
À
Óǡ-‐
en
el
caso
de
las
tejedoras,
o
los
pinceles,
códices
o
tinteros
en
el
de
ǤƤ
Ó
À
ƪ
ǡ ǡ
ȋƤ͢͝͝ȌǤ donde
viven
sus
contrapartes
humanas,
ya
que
entre
ellas
existen
identidades
personales.
Otra
idea
que
subyace
en
el
concepto
de
×
ȋǡtonas
de
los
gober-‐
tonalli,
y
que
parece
haber
sido
compartida
por
los
tzotziles
y
otros
y
de
los
cargos
que
se
iban
ocupando,
los
gobernantes
mayas
tam-‐ nantes,
generalmente
jaguares,
águilas
o
pumas,
distan
mucho
de
grupos
mayas
modernos,
es
que
las
uñas
—aun
separadas
del
cuer-‐ bién
añadieron
a
sus
nombres
la
cuenta
de
los
k’atuunes
que
habían
las
de
los
campesinos
comunes).
Por
otra
parte,
los
animales
que
ȄÀ
×
ÀƤ
Ǥ ǡǡͣ͜͜͞À
ello
el
gobernante
maya
pintado
en
el
vaso
Đ1453
luce
con
orgullo
de
sus
vidas.
Como
Houston
ha
señalado,
este
tipo
de
anotaciones
de
el
momento
en
el
que
muere
su
poseedor
humano.
Quizá
podría
ÓȋƤ͜͟͞ȌǤÀ la
edad,
integradas
en
el
nombre
propio,
son
elemen
tos
de
presti-‐ decirse
que
la
entidad
anímica
que
tiene
su
asiento
en
la
cabeza
dejarse
crecer
el
cabello
y
las
uñas
responde
a
la
necesidad
de
robus-‐ gio
y
distinción
exclusivos
de
la
más
alta
jerarquía. (tonalli)
se
encuentra
proyectada
en
la
coesencia
o
tona,
o,
dicho
de
b’aahis,
pues
al
tratarse
de
hombres
encum-‐ Teniendo
en
cuenta
que
el
promedio
de
vida
que
alcanzaban
los
otro
modo,
esa
entidad
anímica
habita
simultáneamente
dentro
ÀǤ mayas
del
periodo
Clásico
—aun
entre
los
miembros
de
la
nobleza—
±ǡǤ
Es
preciso
agregar
que,
al
estar
ubicados
en
el
rostro
la
ma-‐ rara
vez
excedía
los
49
años
de
edad,
y
que
los
mandatarios
mayas
Otra
característica
de
las
tonas
es
que
se
trata
de
un
atributo
yor
parte
de
los
sentidos,
la
entidad
anímica
b’aahis
representa
llegaron
a
llamarse
a
sí
mismos
k’uhul
ajawtaak,
‘señores
sagrados’,
inherente
a
la
naturaleza
de
todo
ser
humano,
ya
que
se
encontra-‐
la
con
ciencia
diurna,
la
cual
adquiere
conocimientos
a
través
de
la
resulta
obvio
que
el
aliento
del
dios
solar
representado
en
el
rostro
ban
ligadas
con
el
destino
de
cada
persona,
desde
su
nacimiento
per
c
epción
sensorial.
Ya
se
vio
que
el
o’hlis
era
otro
centro
de
dis-‐ o
sobre
la
coronilla
de
los
soberanos,
la
cuenta
de
los
k’atuunes
y
el
hasta
su
muerte,
con
independencia
de
su
jerarquía
social.
Otro
cernimiento,
aun
que
parece
tratarse
de
una
conciencia
nocturna,
adjetivo
k’ihnich
integrados
en
el
antropónimo,
eran
parte
inheren-‐ rasgo
de
las
coesencias
es
que
los
hombres
y
las
mujeres
comunes
ǡÀ
ǡ te
de
sus
atributos
de
distinción
y
reconocimiento
social.
Por
otra
no
tenían
control
alguno
sobre
ellas,
pues
ni
siquiera
sabían
a
cuál
Maíz
se
asociaba
con
la
vegetación,
la
milpa
y
el
monte.
La
salud
parte,
no
debe
olvidarse
que
en
chortí
el
sustantivo
b’ahnȂ± especie
zoológica
pertenecía
su
tona.
Es
más,
salvo
contadas
men-‐
del
individuo
dependía
de
que
todos
sus
centros
de
entendimien-‐
b’aahȄƤ
Ǯ
ǯǡ-‐
ǡ
À
ǡ
Ǧ
Àǡ
À
-‐ dad
anímica
b’aahis
guarda
muchas
semejanzas
con
el
tonalli
de
los
sua
lidad
lo
hacían,
era
sólo
durante
el
sueño;
no
obstante,
era
posi-‐
rentes.
Esta
desarticulación
o
dispersión
de
la
conciencia
en
dis-‐ Ǥ
Dz
dz ble
entablar
relación
con
la
coesencia
a
través
de
ciertas
prácticas
tintas
entidades
y
centros
anímicos
era
una
característica
común
implícita
en
el
término
b’aahis
de
los
gobernantes
varones
era
proba-‐ rituales.
Todas
estas
características
de
las
tonas
Ƥ
en
la
cosmovisión
mesoamericana.
blemente
el
dios
solar,
cuya
potencia
se
incrementaba
gracias
a
×
ǡ
ǡ
À
k’ihn.
En
última
instancia,
el
propio
Sol
(K’in)
era
la
mucho
de
lo
que
se
encuentra
atestiguado
en
las
inscripciones
y
en
El
k’ihnǣÀ
k’ihn.
À
Ǥǡ
À
b’aahis
Dz
dzÀ
quienes
dudan
si
semejante
creencia
es
de
origen
prehispánico,
o
se
El
tonalli
de
los
nahuas
era
considerado
una
entidad
anímica
calo-‐ el
b’aahis
de
las
mujeres
era
la
diosa
lunar,
como
lo
sugiere
el
hecho
trata
de
la
degeneración
de
un
concepto
original,
debido
a
que
varios
Figura
161.
Detalle
del
Tablero
de
piedra
del
Templo
ĝĎĝǡ
Palenque,
Chiapas,
México.
ÀƤ
ǡǡǦ de
que
ellas
no
exhalaban
el
aliento
del
dios
solar,
sino
el
de
la
se-‐ de
los
días
del
calendario
adivinatorio,
que
determinaban
el
destino
de
ǤƤ
ñora
de
la
Luna.
cada
niño
que
nacía,
tenían
nombres
de
animales.
-‐ Para
tratar
de
aclarar
un
poco
lo
que
era
el
wahyis,
debe
decirse
con
sonancia
con
esta
posibilidad,
Fede
rico
Navarrete
Linares
ha
su-‐
dad
que
procede
del
Sol,
y
aunque
todos
los
humanos
nacen
con
ella,
que
el
logograma
ĜĆĞ Ƥ
gerido
que
el
logograma
ĜĆĞ
Ƥ
À
Ƥ
× LA
ENTIDAD
ANÍMICA
WAHYIS
O
WAHYAL
(semejante
al
signo
ę533
que
se
vio
antes),
cuya
mitad
está
cubierta
ǡDzdzǡ-‐
de
cargos
públicos.
Cada
individuo
absorbe
durante
su
vida
la
can
ti-‐ Ǣ
ǡÀƤ
ǡDzdzǡÓ
ǡ
ǡǡ-‐ La
tercera
y
última
parte
del
cuerpo
recibe
el
nombre
de
wahyis
y
wa-‐ ĜĆĞ
ÀÀę533
a
manera
los
señores
y
nobles.
ridad,
vi
gor
e
incluso
salud.
Algunos
datos
indican
que
se
mejante
hyalǤƤ–isȂal
lo
indica,
pertenece
a
una
cate-‐ ȋƤ͢͝ȌǤ
×ÀƤ
En
el
mismo
texto
de
1989,
en
el
cual
dieron
a
conocer
el
desci-‐
ÀƤ
À ± ǡ goría
de
partes
del
cuerpo
sobre
las
que
se
tiene
control
a
voluntad.
ǡÀ ĜĆĞ,
Houston
y
Stuart
aceptaron
que
las
Àƪ
ÀƤ
ï
y
nocturnos
del
mundo
salvaje,
que
evocan
la
experien
cia
misteriosa
supuestas
coesencias
algunas
veces
podían
adoptar
comportamien-‐
daño
a
los
demás.
Conceptos
parecidos
se
encuentran
en
maya
yu-‐ Ƥ
ĜĆĞ,
way
o
wahyǡǮǯǮÓǯǤ
ÓǤÀę533
en
la
composición
de
ǡ
×
×
cateco
colonial
y
moderno,
tzeltal
colonial
y
jacalteco
mo
derno,
en
ͥͤͥ͝ǡ-‐ este
logograma
alude
a
que
el
wahyis
era
concebido
también
como
con
el
nagualismo.
En
términos
generales,
el
nagualismo
alude
a
la
palabras
como
k’íinam,
k’in
o
k’inalǡƤ
Ǯǡǡ lai
Grube.
Dichos
autores
decidieron
traducir
este
término
como
un
tipo
de
vaho,
hálito
o
aliento.
Es
pre
ciso
decir
que
el
signo
ę533
À
-‐
ǡǡǡ
Ǧ ‘coesencia’,
admitiendo
que
se
trata
de
un
concepto
“relativamente
parece
haber
sido
polivalente,
ya
que
en
el
contexto
de
los
días
del
ïǡ×
ble,
reciedumbre,
vigor,
suerte’
y
‘vida’.
cercano
al
sentido
de
tonaldzǡ
×tonalli. calendario
aparentemente
se
leía
ĆďĆĜ,
‘señor’
o
‘gobernante’.
En
natural,
o
bien,
al
poder
que
tenían
algunas
personas
de
proyectar
244 245
ȄȄÀ
ǤǦ nipuladas
por
los
gobernantes
mayas
del
Clásico
en
sus
intentos
por
dañar
a
otras
personas,
enviándoles
×
ǡǡ
ƪ
Ǥ
simple
tonalismo. ƪ
ǡ
Con
el
paso
de
los
años
se
han
ido
acumulando
nuevos
datos
en
el
sentido
de
que
el
término
coesen-‐ Dz
ǤÀ
Ƥ
wahyis.
Por
ejemplo,
en
1993
los
el
nagual
permanece
‘en
el
corazón’
de
su
señor,
pero
en
la
noche
pue
de
moverse
solo,
bastante
indepen-‐
investigadores
David
Freidel,
Linda
Schele
y
Joy
Parker
observaron
que
en
las
vasijas
mayas
los
nombres
dzǤ×ǡ
Dz
dz
ǡ × ±
ǡï×
Ǥ cu
ltural
asociado
con
la
élite
que
ejercía
el
poder,
pertenecer
al
cuerpo
de
los
magos
y
poseer
una
conciencia
mediante
el
logograma
ĜĆĞ
no
eran
atributos
de
individuos,
sino
de
linajes
dinásticos
o
inclusive
de
loca-‐ independiente,
que
no
siempre
coin
cide
con
la
de
su
poseedor
humano.
Por
otra
parte,
agrega
que
el
centro
lidades
políticas,
opinión
que
ha
sido
repetida
por
otros
autores.
No
obstante,
para
mí
es
una
prueba
de
À
À
ǡ
Ƥ
ǡ
×
way
o
wahy
no
tiene
que
ver
con
el
tonalismo,
sino
con
ÀƤ
Ǥ
ǡ͜͜͢͞
ǡ
ǡ Houston,
Stuart
y
Taube
llegaron
a
la
conclusión
de
que
el
wahyis
DzdzÀ
À
ÀƤ
ǡ
ǮÓǯÀ
Ǣ abandonar
el
cuerpo
humano
durante
la
noche.
mientras
que
uno
de
los
atributos
característicos
del
nagualismo
era
precisamente
que
los
poseedores
de
Reconozco
que
es
posible
que,
como
señala
De
la
Garza
Camino,
esta
visión
del
nagualismo
pre-‐
ese
poder
trataban
a
toda
costa
de
mantener
el
anonimato,
ocultando
su
nombre
personal
o
poniéndose
Dz
dzDzdz±Ó
-‐
ǡƤÓÀǤǦ dena
de
parte
de
los
evangelizadores
y
sacerdotes
católicos,
pues
en
los
documentos
mayas
de
la
época
tución
de
sus
antropónimos
por
sus
títulos,
o
aun
mejor,
por
el
topónimo
don
de
tenían
la
sede
de
su
virreinal
el
nagualismo
ejercido
por
los
gobernantes
no
es
visto
siempre
como
un
poder
para
causar
ǡ
À
Ǥ Óǡ
Ƥ
ǡ
Ǥ
ǡ
Ƥ
posesión
íntima
–isǡ
×͜͜͞͠Ǥ
-‐
ǡ×Ǧ
Àway
o
wahy
entre
los
mayas
del
Clásico,
puesto
ǡ
Ǥ
que
es
exclusivo
de
partes
del
cuer
po
sobre
las
que
se
tiene
control,
y
entre
ellas
justamente
se
encuen-‐ En
un
trabajo
presentado
en
2009,
Christophe
Helmke
y
Jesper
Nielsen
argumentan
que
los
wa-‐
tra
el
sustantivo
wahyisǤ
±
Ƥ
ǡ hyis
Ƥ
sabe
que
sólo
los
dioses,
los
seres
humanos,
los
muertos
y,
de
vez
en
cuando,
algunos
animales
podían
Ǥ ǡ
ejercer
el
nagualismo;
de
ningún
modo
los
linajes
en
sentido
impersonal,
ni
mucho
menos
los
topóni-‐ mencio
nadas
en
textos
coloniales,
como
el
Chilam
Balam
de
Kaua
y
el
Ritual
de
los
Bacabes,
sostienen
ǡ
À
Ǥǡ que
los
wahyis
eran
entidades
airosas
o
espiritosas
dotadas
de
entendimiento
propio,
que
eran
suscep-‐
×
ǡ×-‐ ×ï
À
ÀƤ
Ǥǡ
Ƥǡ
×Ǥ ǡ Ƥ
À
Ǣ
±ǡ
como
el
nagualismo
hayan
derivado
de
una
misma
concepción
cultural,
y
que
en
algunas
ocasiones
el
Ƥ
Àï
Ǣǡ
Ǥ
de
sus
entidades
anímicas
haya
sido
su
misma
tona
ǤÀǡ× wahyis
del
periodo
Clásico,
es
que
estos
últimos
eran
partes
del
cuerpo
sobre
las
que
se
tenía
control.
Dzdzǡ
ǡ
tal,
ya
que
normalmente
no
se
tiene
control
sobre
las
coesencias,
situación
opuesta
a
lo
que
ocurre
con
ÓǤDz
dz
À
Ƥ–is
o
–al.
Aun
aceptando
que
el
nagual
ǡ
×Ǥ
de
los
gobernantes
pudo
ser
su
misma
tona
o
coesencia,
al
ser
usado
a
voluntad,
su
relación
con
el
hu-‐ Se
trataba
de
seres
semejantes
a
los
lab’
de
los
huastecos,
choltí
y
tzeltales,
a
los
swayojel
de
los
tzel-‐
mano
pasaba
de
ser
analógica
a
instrumental,
dejaba
de
ser
un
simple
wahy
para
convertirse
en
wahyis.
tales,
a
los
wayjel
de
los
tojolabales
y
a
los
wáay
de
los
mayas
yucatecos.
El
Calepino
de
Motul,
un
diccio-‐
ǡ
Ƥ–is
dice
que
wahyis
es
una
parte
del
cuerpo,
situación
que
×ͣͣ͢͝͡͝͝͝ǡƤwáay
Dz
À
tonas
ǡÀ
los
nigrománticos,
brujos
o
hechiceros,
que
es
algún
animal,
que
por
pacto
que
hacen
con
el
demonio
organis
mo
humano,
si
bien
en
ellas
habita
una
entidad
anímica
que
sí
se
encuentra
tanto
en
la
cabe
za
±Ǣ
ǡ
±ǡ
Ǥ dzǤ
×±Ǯǯ
ͥͥͣ͝
×wahyis
hayan
sido
meras
tonas
vo
cablo
wáay,
por
considerar
que
no
corresponde
a
un
concepto
mesoamericano,
sino
a
la
magia
negra
ǣ
Ƥ
ǡ
-‐
×
ǡǡ
ǡ
×À
ǡ
ǡ
Ǧǡ
Ƥ
ÀǤǡ
À
Ƥ
ǤÀÓ±ǡ el
año
2011
Daniel
Moreno
Zaragoza
propuso
traducir
wáay
o
wahyis
como
‘espíritu
auxiliar’,
aunque
͜͜͞͡×ǡǡ
± probablemente
sea
mejor
utilizar
otro
término
de
origen
mesoamericano
que
se
conoce
desde
hace
mu-‐
ǡ
×Dzdz cho
tiempo:
naawalli
o
nagual.
De
hecho,
el
sustantivo
wayjelƤ
Ǯǯǡ
Ǥ
Ƥ
××Dz
dzDzdzǡ DzdzǤ
lab’,
puede
decirse
que
Dz
Ó
ǡƤ
se
trata
de
un
vocablo
muy
antiguo,
que
pertenece
al
mismo
campo
semántico
del
anterior,
y
que
ha
sido
×
dzǢ reconstruido
en
protomaya
(*laab’),
protocholano
(*lab’)
y
prototzeltalano
(*lab’).
Mientras
que
en
ǡÀ
ÀǡDz±Ƥ
dz-‐ tzel
tal
colonial
lab’
Ƥ
Ǯ×ǯǮin
natura’;
en
cholti’,
ajlab’
quería
decir
‘hechicero’.
246 ͣ͞͠
Figura
162.
Vasija
polícroma
de
procedencia
desconocida,
Đ3395.
òò
˱
Ƥ ria,
compartiendo
su
banquete
con
los
naguales
de
otros
magos
aliados.
Por
ello
propongo
interpretar
en
el
vaso
ĒĘͣͥ͜͟ǡwahyis
de
un
señor
de
Uhxte’
se
llama
justamente
Lab’te’
Hix,
‘Jaguar
del
À
Hechizo
de
Árbol’.
Este
ejemplo
es
el
único
que
conozco
del
periodo
Clásico,
en
el
cual
ambos
términos
compañía
de
sus
aliados.
Mientras
que
sus
wahyisDzdz
están
asociados:
lab’
y
wahyis. del
sueño,
los
mandatarios
las
degustaban
dormidos
dentro
de
sus
casas.
Si
bien
es
posible
que
algunas
veces
el
wahyis
de
los
gobernantes
mayas
del
periodo
Clásico
haya
ambigüedad
intencional
sobre
la
manera
precisa
en
la
que
los
hombres
se
relacionaban
con
sus
nagua
les,
sido
su
propia
coesencia,
autores
como
Navarrete
Linares
reconocen
que
los
poseedores
de
ese
poder
×ǡ no
necesariamente
utilizaban
a
sus
tonas
o
animales
compañeros.
A
este
respecto,
es
preciso
aclarar
Ǥ
que
no
se
sabe
realmente
si
el
tonalismo
existió
entre
los
mayas
del
Clásico;
como
era
probablemente
habitaba
durante
el
día
en
el
corazón,
mientras
que
por
la
noche
abandonaba
de
manera
momentánea
Àǡ
ǤƤ
×
× ÀƤ
Ǥ
×À
del
término
wahyis
ǡ
Ǧ la
distinción
jerárquica
de
la
élite,
de
lo
cual
deduzco
que
los
wahyis
Ƥ
À
exclusivas
de
los
gobernantes
y
los
nobles
más
encumbrados.
También
es
posible
que
ya
durante
el
externaban
de
su
cuerpo
por
la
noche,
luego
de
realizar
nueve
saltos,
acrobacias
o
piruetas
que
tenían
À
Ƥ
-‐
Ƥ
Ó
ǡ
Ǣ
ǡ cia
de
los
wahyis,
pues
la
mayor
parte
de
estos
seres
que
aparecen
en
el
estilo
códice
(caǤͣ͢͞Ǧͣ͟͝Ȍ
way
jel
salían
del
organismo
a
través
de
la
cavidad
bucal
y
realizaban
su
trabajo
por
la
noche,
mientras
animales
provistos
con
pocos
accesorios
que
no
les
eran
propios
en
estado
silvestre,
mientras
que
en
los
su
poseedor
humano
dormía
y
vivía
las
mismas
experiencias
soñando.
Al
amanecer,
estas
en
tidades
aní-‐ vasos
de
los
llamados
estilos
ik’
(caǤͣ͜͠Ǧͤ͜͜Ȍwahyis
adquieren
una
gran
complejidad
de
elementos
ico-‐
micas
reingresaban
al
cuerpo
humano
a
través
de
la
boca,
no
sin
antes
realizar
las
mismas
acrobacias,
Ƥ
ǡ
ǡ±
ǤÀ
saltos
o
piruetas
ejecutadas
antes
por
sus
dueños.
Desde
mi
punto
de
vista,
dicha
creencia
se
encuentra
especularse
si
los
wahyis
del
primer
estilo
eran
también
coesencias
de
los
mandatarios,
mientras
que
atestiguada
en
diversas
vasijas
en
las
que
pueden
verse
los
seres
wahyis
bailando,
saltando
o
girando
en
los
de
la
región
Ik’
representan
a
la
tercera
entidad
anímica
que,
además
del
o’hlis
y
del
b’aahis,
era
ex-‐
el
vacío,
que
aparentemente
representa
el
ambiente
del
sueño.
Una
variante
conceptual
de
estas
acro-‐ clusiva
de
los
dignatarios
mayas.
En
lo
particular,
me
inclino
a
pensar
que
el
tonalismo
y
las
coesencias
bacias
puede
tal
vez
encontrarse
en
diversas
representaciones
de
jaguares
contorsionistas,
como
la
no
existieron
durante
el
Clásico,
sino
que
en
alguna
época
posterior
derivaron
del
nagualismo
y
de
la
del
vaso
Đ3395,
en
el
cual
se
ve
al
wahyis
À
b’ookȋǫȌ creencia
en
los
wahyis.
ȋƤ͢͝͞ȌǤ Los
datos
que
se
disponen
actualmente
hacen
pensar
que
durante
el
Clásico
los
wahyis
eran
enti
da-‐
En
algunas
vasijas
del
llamado
estilo
códice
los
wahyis
pueden
sostener
platos
hondos
o
escudillas
des
anímicas
especiales
que
sólo
poseían
los
seres
humanos
más
encumbrados.
Es
posible
que
los
gober-‐
llenas
de
restos
humanos:
manos,
huesos,
cráneos
y
globos
oculares,
que
yo
interpreto
como
símbolo
ǡǡ
͟͝Dzdz
ǡ
DzdzǡƤ
Ƥ
Ǥ
À
DzÀdzǡ
entidades
anímicas
que
estaban
asociadas
con
el
ejercicio
del
poder.
Moreno
Zaragoza
ha
encontrado
en
ȋƤ͢͟͢͝͝͠ȌǤ
× Ƥ
À
DzdzǡÀ
de
Oxchuc
y
de
Pinola,
en
Chiapas,
México,
se
tenía
la
creencia
de
que
cuando
un
nagual
por
la
noche
Ƥ
Ǥ
ǡ
DzdzÓǦ ǡ
ǡǡ
248 249
Figura
163.
Vasija
estilo
códice
de
procedencia
desconocida,
Đ1080. Figura
164.
Vasija
estilo
códice
de
procedencia
desconocida,
Đ531.
tercera
entidad
anímica
era
mediante
ritos
y
pactos
complejos
y
peli-‐
×ÀƤ
wa-‐ de
una
manera
u
otra
por
los
seres
humanos.
Pero
estas
caracterís-‐
grosos.
En
raras
ocasiones
los
magos
podían
trasplantar
una
de
esas
hyis
eran
k’uh.
No
obstante,
dicha
interpretación
está
solamente
ticas
hasta
aquí
mencionadas
no
son
propias
sólo
de
los
dioses,
sino
Dzdzǡ
wahyjeles
muy
Ƥ
ǡ
Ƥ
Dzdz×
ï͟͝ǡ y
de
cualquier
otro
tipo,
además
de
ser
excesivamente
nominalista,
DzdzǤ
ÀƤ
Ǧ
corazón
de
los
receptores
no
existían
otros
naguales
que
pudieran
pues
es
ampliamente
conocido
que
dioses
como
Ahkan
(en
los
va-‐ guen
a
estas
últimas
de
las
deidades,
es
que
los
dioses
cuentan
con
una
ƪ
ǡ sos
Đͣͥ͝ǡĐͣͥ͞ǡĐͣͥ͟͝ǡ
ǤȌǡȋĐͤͤ͢͜ȌȋƤ͢͝͡Ȍ Dzdz
-‐
vida
del
aspirante.
Finalmente,
una
que
otra
persona
podía
adquirir,
es
probable
que
varios
aspectos
de
la
deidad
de
la
Muerte
pudiesen
nos
como
para
comprender
las
expresio
nes
de
los
hombres,
po
seen
ǡǡ
actuar
como
wahyis
de
algunos
gobernantes,
sin
contar
casos
como
Dzdz
×
anímica.
De
acuerdo
con
Villa
Rojas
y
la
etnóloga
M.
Esther
Hermitte,
ǡ±
Ƥ-‐ DzdzƤ
×Ǧ
cuan
do
el
mago
perecía,
su
nagual
pasaba
a
vivir
en
alguna
cueva,
en
ÓÓȋƤ bre
el
mundo
perceptible.
No
importa
si
se
trata
de
dioses
supremos,
espera
de
poder
habitar
en
el
corazón
de
un
dueño
nuevo,
otro
rasgo
ͤ͟͝ȌǡƤ
ïǦ
ǡǡ
×ǡ
que
distingue
a
esta
creencia
del
tonalismo,
ya
que
las
coesencias
menes
o
naguales,
en
especial
la
del
dios
S
o
Ju’n
Ajaw.
Tal
como
À
ǡ××ǡƤǦ
À
À
Ǥ ha
planteado
Charles
Wisdom
entre
los
chortí
modernos,
en
algu-‐ cientes
para
dividirlos
conceptualmente.
Resta
por
aclarar
si
los
wahyis
eran
dioses
o
no.
Ya
se
vio
que,
se-‐
À
ǡ
Ƥ
×ǡ
Ǧ
gún
López
Austin,
todas
las
en
ti
dades
anímicas,
incluido
el
nagual,
en
lo
que
tal
vez
coincidiría
con
De
la
Garza
Camino,
quien
opina
ti
dades
anímicas
wahyis
eran
dioses,
en
virtud
de
que
su
ámbito
de
eran
deidades
encapsuladas
dentro
del
organismo
humano,
aunque
que
si
bien
coesencia,
dios
y
nagual
no
son
sinónimos,
tampoco
ac
ción
era
el
mundo
onírico
o
numinoso,
el
cual
no
se
capta
en
condi-‐
Ǥ -‐ se
trata
de
categorías
excluyentes
entre
sí.
Los
datos
con
los
que
se
ciones
habituales
de
vigilia;
poseían
personalidades
propias,
poder
de
dría
coin
cidir
parcialmente
con
Grube,
quien
observa
que,
dado
que
acción
sobre
el
mundo
perceptible
y
una
voluntad
independiente,
que
los
wahyis
ǡ tajante
entre
k’uh
y
wahyis.
Pero
más
allá
de
que
durante
el
periodo
no
siempre
coincidía
con
la
de
su
poseedor
humano,
a
pesar
de
ser
par-‐
ƪ
ÀƤ
À Clásico
los
dioses
podían
ser
wahyis
de
otros
dioses
y
hasta
de
algu-‐ tes
del
cuerpo
sobre
las
que
normalmente
se
tenía
control.
En
síntesis,
mismos.
Por
su
parte,
Navarrete
Linares
argumenta
que
el
na
gua
lismo
nos
gobernantes
también,
es
preciso
reconocer
que
hasta
ahora
no
Dzdzǡ
existe
en
la
terminología
antropológica
una
explicación
precisa
del
habitaban
en
el
interior
del
organismo
de
los
gobernantes
mayas.
planos
cósmicos,
tales
como
los
dioses,
los
hombres
y
los
ances-‐ sustantivo
‘dios’.
tros
muertos,
siempre
y
cuando
tengan
entre
ellos
alguna
re
lación
ǡ×
Ƥ
×
Ƥǡ
ǡ-‐
À±Ǧ
Ƥ
ǡ
ǡ
ǤDzdzǡ
vestido
igual.
En
contraparte,
autores
como
Houston,
Stuart
e
Ino-‐ una
sustancia
que
es
imperceptible
para
los
humanos
en
es
ta
do
de
mata
son
partidarios
de
una
distinción
nítida
entre
los
conceptos
ǡ
×ǡ
×Ƥ
de
dios
(k’uh)
y
de
nagual
(wahyis),
debido
a
que
en
ninguna
ins-‐
ǡ
250 251
Figura
165.
Vasija
estilo
códice
de
procedencia
desconocida,
Đ8608.
252 253
XVI
SU
A LIENTO
S E
S EPARÓ
LA
M UERTE
E N
E L
P ERIODO
CLÁSICO
Markus
Eberl
ÀƤ
×
Ǥ
×
ÀƤ
ǡ-‐
×ǡ
ÀƤ
Ǥ
Ǧ
ÀƤ
×
Ǥ
Ƥ
-‐
ǡ ±
ǤǡÀƤ
ƪ
×±
ï×-‐
Ǥ
Siguiendo
las
propuestas
del
investigador
Arnold
van
Gennep,
la
muer
-‐
±Ǥ
primera
de
ellas
es
llamada
preliminar
o
de
×
Ǧ
do
el
ser
humano
muere
y
se
separa
del
mundo
de
los
vivos.
En
la
visión
ǯ
ǡ
Dzdzǡ
ǯǡǡǡ
Dz
dz
±
Ǥ
×
Ǥ
255
255
Àǡ
ǡ tos
materiales
(que
para
nosotros
pertenecen
al
cuerpo)
y
no
corporales
(el
alma
para
nosotros).
El
sak
ik’il
ÀƤ
ǡ
ȋƤͣ͢͝ȌǤ
À×
ǤÀ ’och
b’ihǡƤ
Ǯ
ȑȒǯǡ×Ƥ
À ± ȋƤͣ͢͝ȌǤ±
×
ǡ
×
ÀƤ
ǡ de
la
lengua
escrita
durante
el
Clásico
Temprano.
Debido
a
que
en
los
diccionarios
coloniales
no
se
en-‐
pues
éstos
enaltecen
el
nacimiento,
la
ascensión
al
trono,
el
matri-‐ cuentra
ningún
equivalente
a
la
expresión
’och
b’ih
ǡDz
dz
monio
e,
inclusive,
la
muerte
y
el
entierro
de
un
gobernante
como
ÀƤ
±Ǥ
ȋƤ͞͞ǡͣ͢͢͜͝͝ȌǤ
ǡ
Ǧ
Ƥ
Ƥ
Ǥ
Àǡ
Ƥ
Ƥ
cham,
‘morir’
MUERTE ȋ±DzdzȌǤ
××ƪ
±
-‐
Ǥ
tes
del
deceso,
la
transmisión
de
poderes
y
las
reglas
que
debían
ǡ
Óǡǡ
seguir
los
sucesores.
En
ocasiones,
estos
preparativos
se
hacían
con
ǡ
Ǥ
ǡƪ
Ǧ
tiempo,
a
veces
de
manera
apresurada
debido
a
la
muerte
repentina
tituyen
un
elemento
esencial
para
la
comunicación
entre
los
vivos
y
los
muertos,
una
práctica
que
la
de
un
gobernante,
o
para
evitar
un
vacío
de
poder
en
los
señoríos
arqueología
ha
demostrado
para
el
Clásico,
al
encontrar,
en
numerosas
tumbas
y
entierros,
vasijas
de
mayas.
Algunas
veces,
los
gobernantes
transmitían
el
poder
desig-‐ cerámica
donde
se
depositaron
diversos
alimentos.
DzÀ
dzǡ
eran
elevados
a
ese
rango
desde
su
juventud
y
muchos
años
antes
de
k’a’ay
’usak…
ik’il,
Ǯǥ
blanco
aliento
se
extinguió’
la
muerte
del
dignatario
en
turno.
La
base
social
del
individuo
se
en-‐ ïÀƤ
ǡÀǣǡ
carnaba
totalmente
en
la
vasta
autoridad
del
gobernante
maya,
de
cu-‐ ±ȋ±Dz
ǣdzȌ±
ÀȋȌ
-‐ en
el
agua.
Por
ejemplo,
el
gobernante
K’inich
Kan
B’ahlam
de
Palenque,
Chiapas,
México,
entró,
en
un
ȋ±DzÓǣdzȌǤ ǡ±ǡDz
dzǡ
ǡ
Ǧ
××
te
del
gobernante
cuando
ésta
se
acercaba,
pues
en
ella
se
cristali
za-‐ ǯȋ±Dz
ǡdzȌǤÀǡǯ×
ba
la
imponderabilidad
propia
de
la
continuidad
en
el
poder. ×Dz
dzȋƤ͢͝͠ȌǤ
Otro
ejemplo
interesante
lo
constituyen
los
huesos
tallados
de
la
tumba
del
gobernante
de
Tikal
Frases
mortuorias
ǯȋ±Dz×
dz-‐
Àǡ
ÀƤ
ȌǤ
ǡ±ǡ
͢͢͝Ǥ
ǯ
ǯǡǡǡ±
Ǥ mencionan
las
causas
por
las
que
morían
los
individuos.
En
vez
ǡ
ÓÀ
ǡ
×
Ǧ Ǥ
Ǯȑ±Ȓ
’och
b’ihǡǮ
ȑȒǯ
× òÀ
Ƥ
ǣ Chan
K’awiil,
quien
en
su
cuarto
k’atuunȑ×Ȓ
ǯȋƤ͠͡ȌǤ
liminal
o
de
×,
en
la
que
el
muerto
no
es
conside
rado
ǡ
ƤǤ
ǡ
ǡƪ ͣ͢͝ǤÀƤ
tanto
que
su
cuerpo
es
enterrado,
su
alma
vaga
y
se
torna
peligro-‐ características
propias
de
cada
muerte. ENTIERRO mortuorias.
ȋ±DzÀ
La
expresión
más
común
de
muerte
es
cham,
‘morir’,
la
cual
×
dzȌǤ
Ƥ
×Ǧ
llama
posliminar
o
de
×,
la
cual
representa
la
ascensión
ȋƤͣ͢͝ȌǤ
Ǧ
Ǥ
ƤƤǢ plementa
con
otras
inscripciones
relacionadas
con
la
muerte
que
Ƥ±Ǥǡ
×
DzdzǤ ïƤ
Ǥ
ǡǤ
Este
modelo
puede
aplicarse
a
los
mayas
del
periodo
Clásico,
×
ï
En
la
zona
maya
se
conocen
sepulturas
individuales,
donde
predominan
entierros
en
templos-‐pi-‐
con
base
en
los
vestigios
arqueológicos
y
en
los
datos
proporciona-‐ presentadas
aquí. ȋƤ͢͢͞Ȍ
ǡ±
Ǥ
ÀƤ
Ǥ
×
ïk’a’ay
’u-‐
͜͜͜͜͝
ǡï
Ƥ
-‐ s
ak?...
ik’il,
‘su
ǥ
×ǯǡƤ
maya
tuvo
en
la
época
prehispánica
más
de
2
millones
de
habitantes.
munidades
mayas
contemporáneas
para
conocer
las
concepciones
una
persona
con
la
extinción
o
expiración
de
su
sak
ik’il,
es
decir,
Los
entierros
mejor
documentados
pertenecen
a
tumbas
de
gobernantes.
En
la
ciudad
de
Altar
de
la
muerte
en
tiempos
prehispánicos,
hoy
en
día
deben
utilizarse
Ǥ
Dzdz
Ƥ
ǡ
ǡƤ
×Ƥ
ǡƤ
-‐ que
más
se
acerca
a
sak
ik’ilǡ
Ǧ partir
de
algunas
estelas.
En
la
escalinata
principal
de
la
Estructura
A-‐1
se
descubrieron
cinco
inscrip-‐
Ƥ
ǤÀǡ
À
saria.
El
individuo
maya
tuvo
varias
esencias
que
combinaban
aspec-‐
Ó͢͜͠ǡ
Ó
256 ͣ͞͡
×
À
realizados
en
los
rellenos
constructivos.
ǤǦ
cripciones
de
Palenque,
Chiapas,
se
dice
que
‘la
casa
de
las
Nueve
Figuras
es
el
nombre
sagrado
del
se-‐
ǯ
ǯǡǡÓǯȋƤͥ͢͝ȌǤ×
ǡ
×ǡ-‐
bién
distinguían
nombres
propios
que
caracterizaban
a
las
tumbas.
ǡ
ïͥÀ
Ǥ
×ÀǡǦ
rrados
en
un
sitio
llamado
‘5
Flor
Montaña’,
una
localidad
que
se
repite
en
muchas
inscripciones
mayas
ȋƤͥ͢͝ȌǤǡǮ͡ ÓǯÓ
directa
a
una
tumba.
De
manera
similar,
el
nombre
de
la
tumba
de
Pakal
se
asocia
a
tumbas
reales,
a
su-‐
ǡ
ǡǤ muk[nal]ǡǮ
ǯ
À
ǡ
Ƥ±-‐
×
Ǥ ± ǯ
ǡ Ó
ǡ
ͤͤ͢͟͞ǡ
ǡǯ
ǯǡ
Ǥ
×ǡͣ͝Óͤ͢͠ǡǯï
ǣ
ǡ
Ó
Ƥ
×ȋƤͣ͜͝ȌǤ
Figura
168.
Vaso
de
la
Muerte,
vasija
incisa
de
procedencia
desconocida,
Đͣ͢͡͠Ǥ
Ritos
mortuorios
Las
inscripciones
del
Clásico
documentan
una
variedad
de
rituales
mortuorios,
pero
sólo
se
mencionarán
±
Ǥǯǡ y
dolor.
Uno
de
los
gestos
más
recurrentes
es
la
mano
derecha
con
algunos
de
ellos.
En
el
Altar
5
de
Tikal,
Guatemala,
hay
una
escena
de
enterramiento
labrada
en
piedra,
la
͝͠
͢͟͢ǡǡ͜͟͝À± ǤÀǡ
ï
ȋƤͣ͝͝ȌǤ
ǡǮ×ǯǤƤ-‐ cada
gesto
y
postura
representada
parece
ser
una
expresión
per-‐ portan
instrumentos
rituales:
uno
tiene
un
enorme
cuchillo
de
pedernal
en
su
mano
derecha
y
el
otro,
un
mente
empotrado
en
la
Estructura
A-‐1;
de
36
tumbas
se
señaló
así
sonal
de
duelo.
excéntrico
de
pedernal
de
tres
puntas
en
la
mano
izquierda.
Entre
ellos
hay
una
pila
de
huesos
largos
y
que
ésa
era
la
entrada
a
su
tumba.
Durante
400
años,
no
menos
Sin
embargo,
las
imágenes
de
la
cultura
maya
del
Clásico
para
ǤÀƤ
ǡ
×
de
36
tumbas
se
hicieron
en
la
estructura,
lo
que
indica
que
esta
la
muerte
y
el
duelo
no
sólo
deben
considerarse
como
expresiones
de
una
mujer
del
sitio
de
Topoxté,
Guatemala,
un
lugar
cercano
a
Tikal,
y
es
muy
probable
que
los
restos
‘la
casa
de
las
Nueve
Figuras
es
el
nombre
sagrado
Ǥ personalizadas,
sino
también
como
motivos
plásticos
estandariza-‐ óseos
entre
los
hombres
correspondan
a
los
de
esta
señora.
La
mujer,
llamada
Tuun
Kay
Wak,
murió
en
el
ǯ
ǯǡȑǥȒ
dos
que
se
deben
estudiar
desde
la
perspectiva
de
la
sociedad
y
su
Óͣ͜͟Ǯ
ǯǮ
Óǯǡ señor
sagrado
de
Palenque’
trato
ritual
con
la
muerte. señor
de
la
región
de
Calakmul,
Campeche,
México.
Ocho
años
después
de
ser
enterrada,
la
tumba
de
esta
Ó
ǡ
ǡ×
Ǥ
ǤÀǡ-‐ ±ǡ
-‐
ǡ
ǯ La
palabra
muhkaj
es
una
expresión
que
se
encuentra
unida
a
la
muer-‐
Àǡ
ï
ÀǤǦ
como
el
joven
dios
del
Maíz.
De
igual
manera,
K’inich
Janaab’
Pakal,
te
de
un
gobernante;
la
estructura
del
discurso
sugiere
la
uni
dad
de
×
ǡ
ͤ͝Óǡ
× muer
te
y
entierro,
y
permite
suponer
que
los
mayas
del
Clásico
per-‐ que
percibía
la
muerte
de
un
gobernante
y
la
toma
de
poder
de
su
sucesor
como
una
relación
de
intercam-‐
Templo
de
las
Inscripciones
también
como
el
joven
dios
del
Maíz
cibían
al
ritual
y
a
las
concepciones
que
rodeaban
a
la
muerte
y
al
bio.
Los
excéntricos
de
pedernal,
en
especial,
tenían
un
papel
importante
en
los
ritos
relacionados
con
la
ȋ±DzǣdzȌǤ en
tierro
como
dos
momentos
de
un
mismo
suceso.
Muk,
‘ente
rrar’,
es
ǡ
Las
escenas
de
muerte
y
enterramiento
combinan
imágenes
una
palabra
que
aparece
desde
el
Clásico
Tempra
no
y
que
perma-‐ de
la
Muerte. ‘5
Flor
Montaña’
ǤȋƤǦ
ÀǣÓ͜͠͡ǡ La
relación
con
el
cadáver
propiamente
dicho
sigue
siendo
hasta
ahora
un
tema
reservado
casi
ͤ͢͝Ȍ
en
el
Códice
de
Madrid
del
periodo
Posclásico
y
es
registrado
en
Ƥ
ǡ
Ǧ
para
su
entierro.
Lleva
perlas
de
jadeíta,
orejeras
y
una
diadema
co-‐ ±
ȋ±Dzdz cuetas.
No
obstante,
la
descripción
de
la
muerte
y
el
entierro
del
Gobernante
3
de
Dos
Pilas,
Guate-‐ ͥ͢͝Ǥ
ÀƤ
ǡ
ÀƤ
mo
insignias
de
su
alta
dignidad.
Su
cuerpo
amortajado
exhibe
nueve
volumen). mala,
presenta
un
hermoso
ejemplo
registrado
en
la
Estela
1
de
Aguateca,
también
en
territorio
gua-‐
Ǥ
ǡ
ǡƤ
ǡ
× El
origen
de
ciertas
derivaciones
de
muk
de
principios
de
la
Co-‐
ȋƤͣ͝͞ȌǤ
ǤÓǡ
ǡ lonia
como
muk[nal]ǡ Ǯ
ǯǡ Ǧ
͟ǡ
ͤ͞Óͣ͠͝ǤÀ
muestra
que
la
tumba
se
encuentra
en
una
pirámide.
A
la
de
recha
y
Ǥ ÀƤǦ ±×
ǤÀǡͣ͝͠͝ǡ
a
la
izquierda
están
los
dolientes
casi
desnudos,
quienes
muestran
co
muestra
un
corte
transversal
estilizado
a
través
de
un
templo
ǡǡǡ
ǡ
×Ǥ
ÓȋƤͥ͢͝ȌǤ K’awiil
Chan
K’inich.
La
envoltura
y
el
amortajamiento
de
los
cadáveres
se
ha
documentado
arqueo-‐
la
cara
y
las
lágrimas
que
corren
por
las
mejillas
no
necesitan
expli-‐ du
da,
esta
reproducción
plástica
caracterizaba
exclusivamente
a
las
×
͠ǡ
ǡ
ǡ-‐
cación,
pues
son
gestos
de
duelo
que
en
sí
mismos
expresan
respeto
tumbas
de
los
gobernantes
y
miembros
de
la
élite;
el
pueblo
común
ǯǯǯǡǤ
258 259
ǡ
ÀƤ
×
ǤƤǤǡ
un
periodo
de
diez
días.
En
vista
de
todos
los
preparativos
que
eran
necesarios
para
el
entierro,
la
simul-‐
taneidad
parece
ser
más
bien
un
recurso
estilístico.
Con
ello
se
ponía
de
relieve
la
correspondencia
en
tre
la
muerte
y
el
entierro,
dos
hechos
que
se
sucedían
temporalmente.
Ǥ
Ȃ
ǡ
Ȃǡ
×À
Ǧ
to
de
las
necesidades
del
momento,
sino
que
asumían
el
carácter
de
conmemoraciones.
El
intervalo
de
260
días,
una
vuelta
completa
del
calendario
tzolk’inȋ±Dz
dzȌǡÀ
Ƥ
Ǥ
×
Ƥ
ǡǡ
-‐
ǣ
±
͢͜͞À
Ǥǡ×
×Ƥ
×
Ǥ ͣ͝͝Ǥ͡ǡǡ
Ǥ
ÀÓ±
y
se
concentraban
en
la
quema
de
copal.
Asimismo,
aún
está
en
discusión
la
reapertura
de
la
tumba,
la
Ó
Ǥ
ÀƤ
ǡ
aparecen
como
uno
de
los
ritos
centrales;
pero
estos
ritos
no
se
limitaban
de
ninguna
manera
a
los
seres
hu-‐
manos.
Hay
deidades
pintadas
en
objetos
de
cerámica,
así
como
esculturas
de
dioses
que
aparecen
envueltos
ǤǡƤȋ
Ƥk’atuun)
aparece
ÀƤ
k’alǡǮǯǮǯǡƤï-‐
dados
y
atados.
Los
monumentos
de
piedra
muestran
bultos
anudados
como
una
parte
importante
de
las
danzas,
Ƥk’atuun
y
otras
ceremonias.
Mientras
que
el
contenido
de
muchos
bultos
representados
en
las
imágenes
sigue
siendo
desconocido,
los
bultos
de
barro
procedentes
de
Jaina,
Campeche,
México,
denotan
el
hecho
de
que
los
muertos
en
la
sociedad
maya
podían
extender
su
pre-‐
sencia
mucho
más
allá
de
su
entierro.
Un
ejemplo
claro
de
lo
anterior
está
en
el
Tablero
del
Templo
ĝĝĎ
ǡǯ
ǯǡǡ
ǡ
ȋƤͣ͟͝ȌǤ
260 261
ͣ͟͝ǤĝĝĎ,
Palenque,
Chiapas,
México.
ǤÀǡï
Por
otro
lado,
la
abstracción
no
se
basaba
entre
los
mayas
del
ȋ±DzÓǣdzȌǤ-‐
À
Ǥ
Ƥ
×
× ÀDz
dzǡ
±
Ǥ
DzdzǤ
×ǡ-‐ o
cultura
puede
desempeñar
una
multitud
de
papeles.
La
variedad
de
Ďě
con
yas
destacaban
las
cualidades
y
las
aptitudes
del
ser
humano
y
las
puestos
y
roles
sociales
que
ocupaba
un
gobernante
en
la
cultura
Ƥ
Ǥ colocaban
en
relación
directa
con
el
entorno.
La
equivalencia
del
del
pe
riodo
Clásico
se
reduce,
en
las
inscripciones
y
en
el
arte,
a
unos
× sak
ik’il
ǡ
-‐
ǣÓǡǦ
ȋ±Dz neraria,
rebasa
la
asociación
meramente
simbólica,
y
vincula
vida
Ƥ
Ǥ
ǡǦ
dzȌǤǡÀ Ó ȋ± Dz do
de
vida
y
las
características
individuales
se
omiten
en
gran
parte.
±
× À
×
dzȌǤ
×-‐
precisa
del
camino
lleno
de
obstáculos
que
lleva
al
mismo.
La
muer-‐ sonalidad
de
un
gobernante
maya.
Inclusive
en
la
muerte,
las
circuns-‐
± ǡ *** tancias
personales
permanecen
en
segundo
plano.
Las
ins
crip
cio
nes
ǡ×
ǣƤ
le
roban
a
los
gobernantes
su
individualidad
y
destacan
su
inalienable
ȋƤͥ͟͝ȌǤǡ
Lo
que
se
ha
visto
en
estas
páginas
se
concentra
en
el
gobernante
ÀDzdzǤ
ǡDzdzǤ
×±ÀƤ
262 263
XVII
LOS
S OBERANOS:
LA
A POTEOSIS
S OLAR
Oswaldo
Chinchilla
Mazariegos
ǡ
ǡÀ
ǡ
ǡ
Ǥ
Cristóbal
Esquina
Yataz
×—Ƥ
À
À
ͥͣͥ͝—
×
×
ǡ
ÀǤ
××
×
×
Ǥ±
del
siglo
ĝěĎ
ǡ×
×
Ǥǡ
-‐
ǡ±
Ǥ×ǯ
×Àƪ
ǡ-‐
ƪ
ǡ
ǡ
-‐
ǡ
Ǥ
ǡÀ
Ǧ
ǡ
Ǥ
Ǧ
ͣ͝͠Ǥ
×
ǡ Ƥ
ǡ
ǡ
ǡĐ1398. Àk’inichǡǡ
-‐
265
265
ȋ±Dz
ǡdzȌǤ
ǡï ǡ
ǣ
Ƥ
×
Esquina
Yataz,
se
convierten
en
el
Sol
y
la
Luna,
su
destino
glorioso
tras
la
muerte
era
la
apoteosis
solar.
se
les
provee
de
ropa,
huaraches
y
otros
objetos
que
pueden
servirles
proporcionan
evidencia
sobre
la
antigüedad
de
estas
creencias
en
durante
el
viaje.
En
Olontic
hay
una
cárcel,
llamada
Katimbak,
para
el
área
maya.
Cabe
suponer
que,
durante
el
periodo
Clásico,
hubo
los
brujos
y
los
asesinos.
Finalmente,
“los
que
mueren
asesinados
un
rango
de
variabilidad
relativamente
amplio
en
los
detalles
rela-‐
LOS
DESTINOS
DE
LOS
MUERTOS
ǡ
ȑȒdzǤ cionados
con
la
identidad
de
las
personas
que
llegaban
a
convertir-‐
Entre
los
tzeltales
de
Cancuc,
Chiapas,
el
investigador
Pedro
se
en
compañeros
del
Sol.
Los
testimonios
que
se
han
conservado
se
Varios
autores
han
expresado
dudas
acerca
del
testimonio
del
obispo
Diego
de
Landa,
quien
contem-‐
××ǯǡ
re
lacionan
principalmente
con
los
gobernantes
y
sus
allegados
más
pló,
en
el
siglo
ĝěĎ,
dos
posibles
destinos
para
las
almas
de
los
muertos:
para
los
viciosos
había
un
lugar
ÀǡǤ cercanos;
destacan
la
apoteosis
solar
como
el
destino
de
los
sobe-‐
ǡ
DzƤdzǡ À se
quedan
en
un
lugar
nutricio,
situado
entre
la
tierra
y
el
cielo.
Otro
±ǡ
-‐
ȋ±DzdzȌǤÀÀ destino
posible
es
la
residencia
subterránea
del
señor
de
la
monta
ña,
mación
de
las
almas
de
otros
individuos
prominentes
en
estrellas,
lugar
deleitoso
“donde
hubiese
abundancia
de
comidas
y
bebidas
de
mucha
dulzura,
y
un
árbol
que
allá
ǡǦ
ÓƤǤ
llaman
yaxchéȑ
Ȓ
dzǡ
ÀǤ tes
reportaron
que
las
almas
de
los
asesinados,
los
suicidas
y
los
de
ser
temprano,
este
testimonio
debió
de
incorporar
elementos
de
origen
cristiano.
Como
observó
el
in-‐ muertos
en
guerra
suben
al
cielo,
donde
caminan
con
el
Sol
y
con
vestigador
Michael
D.
Coe,
es
probable
que
los
mayas
yucatecos
del
siglo
ĝěĎ
hayan
compartido
las
creen-‐
× LA
MUERTE
COMO
SACRIFICIO
cias
de
otros
pueblos
mesoamericanos:
el
destino
de
los
muertos
no
dependía
de
su
compor
tamiento
Mexicana.
Es
posible
que
sean
las
estrellas.
en
vida,
sino
de
las
circunstancias
de
su
muerte.
Para
apoyar
esta
hipótesis,
Coe
citó
la
creencia,
tam-‐ El
destino
estelar
se
ha
documentado
reiteradamente
en
el
en-‐ En
varios
trabajos,
que
son
básicos
para
el
estudio
de
la
religión
ma-‐
bién
reportada
por
Landa,
de
que
los
suicidas
estaban
destinados
a
la
gloria. ǡ
ǡ
× ya
clásica,
Coe
propuso
que
la
saga
de
los
Héroes
Gemelos
en
el
×Ƥ
Ǥ
ǡ
×
Ǥ× libro
llamado
Popol
Vuh
podría
representar
un
paradigma
para
de
abundancia,
a
la
sombra
de
una
ceiba,
evoca
creencias
arraigadas
en
Mesoamérica.
Entre
los
mexicas,
×
ǡ
ǡ la
muerte
y
la
apoteosis
de
los
soberanos
mayas.
Según
este
texto
el
Tlalocan
era
un
lugar
de
abundancia
y
regocijo,
al
que
se
destinaban
las
almas
de
los
ahogados,
los
“hay
una
clara
noción
de
que,
cuando
una
persona
muere,
se
con-‐ maya
quiché
del
siglo
ĝěĎ,
los
héroes
viajaron
al
reino
de
la
muerte
ǡ
Ǥ vierte
en
estrella.
Mientras
mejor
sea
la
persona,
más
gran
de
se
rá
Ǥ
Tamoanchan,
donde
había
un
árbol
poblado
por
aves
de
plumas
brillantes
que,
según
las
descripciones
dzǤ
ǡ
Ǧ ǡ
±
×ǡÀ-‐ cribió
el
destino
de
los
nawal
winaq,
hombres
y
mujeres
principa-‐ Ǥ
ǡ
tos.
Los
mexicas
también
creían
que
las
almas
de
los
niños
muertos
a
tierna
edad
se
destinaban
a
un
lugar
les,
que
han
alcanzado
el
ápice
de
la
jerarquía
cívico
religiosa
tras
sus
héroes
debieron
morir
quemados
en
un
horno
ardiente
que
los
se-‐
especial,
donde
se
nutrían
de
los
senos
abundantes
de
un
gran
árbol. servicios
a
lo
largo
de
la
vida.
“Estos
seres,
a
su
muerte,
ascienden
ñores
de
la
muerte
prepararon
para
ellos,
en
el
cual
se
arrojaron
Ƥ
ǡ la
montaña
más
gran
de
de
todas,
y
entran
en
el
camino
blanco
del
voluntariamente.
ǤïǡĝěĎ,
describieron
vívidamente
cielo,
como
estrellas
en
la
Vía
Láctea,
compañeros
del
sol
nocturno
En
los
mitos
mesoamericanos,
la
muerte
de
un
héroe
por
medio
cómo
esperaban
la
salida
del
astro
armados
para
la
guerra,
y
lo
saludaban
gritando,
alegrándolo
y
hacien-‐ ±Ǥdz
Ƥ
Ǥ×Ƥ
Ǧ ǡ
-‐
×Ǥ
Ó±ǡ
llas,
y
los
relacionó
con
los
guerreros
estelares
protagonistas
de
los
mitos
sobre
el
origen
de
la
guerra:
los
×
Àǡï
Ǧ Ǥ
-‐
cuatrocientos
mimixcoa
o
los
cuatrocientos
chichimecas,
cuya
muerte
sirvió
para
alimentar
al
Sol.
Por
su
les,
“el
espíritu
de
los
muertos
se
va
a
las
estrellas,
agregándose
al
cas
del
siglo
ĝěĎ,
registradas
en
el
Códice
Florentino
y
la
Leyenda
de
parte,
las
mujeres
muertas
durante
el
parto
compartían
el
papel
de
acompañantes
del
Sol,
tras
su
paso
dzǤǡ
À
-‐ los
Soles,
pero
también
se
conocen
versiones
contemporáneas
re-‐
por
el
cenit.
En
cuanto
a
las
almas
de
los
gobernantes,
los
mexicas
también
les
asignaban
un
destino
solar.
sideran
la
muerte
como
un
viaje
en
el
que
se
deben
pasar
múltiples
copiladas
en
comunidades
nahuas
de
Puebla
y
Veracruz,
entre
los
A
este
respecto,
Sahagún
dice:
“Y
creían
los
antiguos,
engañándose,
que
los
señores
cuando
morían
se
pruebas,
para
el
cual
proveen
al
cadáver
con
los
implementos
nece-‐
ǡÀǡ
Ǥǡ
Ƥ-‐
ÀȑǥȒÀǡdzǤ sarios.
Se
le
entierra
con
la
cabeza
hacia
el
oriente
y
los
pies
hacia
el
±
Las
creencias
mexicas
del
siglo
ĝěĎ
Ƥ
poniente,
pues
es
por
allí
donde
ha
de
iniciar
su
camino.
El
viaje
mitos
recopilados
en
el
siglo
ĝĝentre
los
mayas
tzotziles,
kekchíes
y
área
maya,
recopilados
en
el
siglo
ĝĝ.
La
creencia
de
que
las
almas
de
los
muertos
siguen
el
camino
ÀǡƤ
±Ǥ×Ƥ
del
Sol
se
ha
documentado
entre
los
mayas
yucatecos
contemporáneos
y
en
algunas
comunidades
ma-‐
Ǥ Ǧ derivan
de
mitos
muy
antiguos,
conocidos
desde
tiempos
remotos
yas
de
Chiapas,
México,
donde
el
destino
solar
corresponde
especialmente
a
las
almas
de
los
muertos
por
pués
“sube
‘a
la
Gloria’,
por
medio
de
una
escalera
que
le
condu
ce
a
en
toda
Mesoamérica.
causas
violentas.
Entre
los
mayas
tzotziles
de
San
Pedro
Chenalhó,
Chiapas,
la
investigadora
Calixta
Gui-‐
dzǤ
ǡ
×
À×
Ƥ
ǡ
ǡ
×
Ǥ±ǡ que
el
cadáver
se
coloca
al
revés
de
lo
indicado
por
Girard,
con
la
Ǥ
sus
senos
pletóricos.
Las
almas
de
las
mujeres
muertas
durante
el
parto,
los
que
mueren
por
un
rayo,
los
cabeza
hacia
el
poniente
y
los
pies
hacia
el
oriente.
La
explicación,
Ƥ
ǡǡǡ-‐
ahogados
y
los
asesinados
van
a
Winajel,
un
lugar
situado
en
el
Sol,
que
viaja
con
éste
a
través
del
cielo
y
ǡǣ
×
ǤƤ
-‐
debajo
de
la
tierra.
Los
demás
muertos
van
a
Katibak,
un
lugar
paradisíaco
donde
pueden
reunirse
con
nacimiento
del
Sol,
para
lo
cual
debe
emprender
un
camino
penoso
lizado
entre
los
años
520
y
655,
Rosalila
se
alza
sobre
la
tumba
de
ǤǡÀǡ que
dura
ocho
días.
Pero
los
asesinados
no
son
enterrados,
pues
se
les
la
es
tructura
Hunal,
que
resguarda
los
restos
del
gobernante
lla-‐
Ǥ considera
malos
espíritus;
su
destino
no
está
claro,
pero
al
parecer
no
ǯ
ǯǯǯǡÀǤ
En
San
Juan
Chamula,
Chiapas,
Ricardo
Pozas
Arciniegas
documentó
creencias
semejantes.
Las
pueden
entrar
en
la
Gloria,
donde
nace
el
Sol.
Esto
parece
contradecir
Ƥ
almas
de
los
niños
que
mueren
tiernos
son
arropadas
y
colocadas
en
un
gran
árbol
que
está
en
el
cielo,
el
la
creencia
generalizada
en
Mesoamérica
sobre
el
destino
de
tales
víc-‐ pro
gresivamente
mayores,
que
se
construyeron
sobre
la
tumba
a
lo
cual
tiene
muchos
pechos
como
de
mujer,
que
los
amamantan
constantemente.
Los
muertos
van
a
Olon-‐ timas,
pero,
aun
así,
se
reitera
la
idea
de
que
las
circunstancias
de
la
largo
del
periodo
Clásico.
Estos
templos
parecen
haberse
dedica-‐
ǡǡï
×ǤÀǡ
muerte
determinan
el
destino
de
los
muertos.
Ǥ
ǡƤ
-‐
266 ͣ͢͞
El
brasero
de
Rosalila
se
inscribe
en
un
amplio
conjunto
de
ob-‐ Pilas,
Guatemala.
En
el
soporte
sur
del
trono
hay
un
personaje
con
pico
de
pato
—probablemente
un
dios
ǡ
Ǥ -‐ del
Viento—
que
eleva
las
manos,
como
sosteniendo
el
trono,
a
la
vez
que
impulsa
hacia
arri
ba
el
cartucho
gador
Karl
Taube
los
ha
relacionado
con
el
culto
solar,
indicado
en
Ǥ
Ƥ
muchos
ejemplos
por
el
signo
k’in
que
marca
la
pared
del
plato.
En
un
nor
te,
del
que
sólo
se
conserva
un
bloque.
En
contraste
con
su
compañero,
éste
inclina
la
cabeza
hacia
trabajo
del
año
2009,
este
autor
compara
los
braseros
mayas
con
los
abajo,
y
su
actitud
parece
denotar
cansancio
y
extenuación,
quizá
relacionados
con
el
atardecer
y
el
Sol
cuauhxicalli
ǡ
Ƥ-‐ ȋƤͣ͝͡ȌǤ
cios
des
tinados
a
alimentar
al
Sol.
Tanto
Taube
como
David
Stuart
Ƥǯ
ǯǯǯ
ïÀ
-‐
han
destacado
la
presencia
de
este
tipo
de
brasero
en
el
vientre
de
los
lelos
en
el
Clásico
maya
de
otros
lugares.
El
plano
superior
de
la
Estela
31
de
Tikal,
Guatemala,
presenta
al
monstruos
cósmicos
—el
Cocodrilo-‐Venado-‐Estelar
y
el
Cocodrilo
ǡǡ
×
Terrestre—,
posición
que
corresponde
al
ano
o
útero.
Ambos
lo
inter-‐ ±
ǡ
pretan
como
alusión
al
nacimiento
diario
del
Sol,
que
nace
de
la
por
su
hijo.
Por
otra
parte,
en
territorio
mexicano,
en
Yaxchilán,
Chiapas,
y
Ek’
Balam,
Yucatán,
los
textos
tierra
por
medio
del
brasero,
para
emprender
su
curso
diario.
Desde
ÀƤ
ǡ
ǡ
esta
perspectiva,
el
brasero
representa
el
lugar
del
nacimiento
del
ǡ
ǡȋƤͣͣͣ͢͝͝ȌǤ
ǡ
Óǡ
Sol,
el
conducto
mediante
el
cual
emerge
al
amanecer. representada
como
la
diosa
lunar.
En
los
muros
de
la
Casa
Ć
del
Palacio
de
Palenque,
Chiapas,
hay
una
Àǡ×-‐ galería
de
trece
cartuchos
solares,
muy
destruidos,
que
probablemente
contenían
retratos
de
los
ancestros
cardo
Agurcia
Fasquelle
y
Barbara
Fash
interpretan
el
templo
como
ÀȋƤͣͤ͝ȌǤ
ǡǡǦ
ǡ
× sis
solar
de
los
soberanos
mayas
del
Clásico.
La
representación
de
los
antepasados
dentro
de
los
cartuchos
del
ancestro
en
el
Sol,
tras
la
muerte.
No
se
trata,
sin
embargo,
de
una
ÓƤ
×
Ǥ
ǡ
Ƥ
ǤÀ-‐ ǡ
ǡ
Ƥ
×±
ǡȋƤͣͥ͝ȌǤ
ǡ
ǯ
ǯǯ representa
el
tránsito
a
la
muerte
de
un
señor,
cuyo
cadáver
amortajado
yace
sobre
una
banca.
Encima,
ǯ
Ƥ
Ǥ-‐ se
alza
glorioso
un
cartucho
solar,
en
cuyo
interior,
el
rostro
del
dios
solar
se
combina
con
un
signo
lunar.
Ó
Ƥ
±×ǡ ǡ
con
lo
que
el
mismo
templo
adquiere
las
dimensiones
del
lugar
mítico
Ǥ
×Óƪǡ
×ǡ
Ƥ
Ǥ-‐ prodigioso
de
abundancia
y
belleza,
poblado
por
animales
silvestres.
Según
los
trabajos
de
Taube,
este
la
como
“un
enorme
incensario
simbólico,
en
el
que
la
tumba
Hunal
lugar
mítico
se
relaciona
estrechamente
con
el
destino
de
los
muertos.
Ƥ
dzǤ
×ǡ En
su
tránsito
hacia
la
muerte,
el
señor
conmemorado
en
este
vaso
presenta
los
atributos
del
dios
del
ǯ
ǯǯǯÀ
ǡ
Ƥ
Àǡȋ±Dz
ǡ-‐
permitió
el
nacimiento
de
un
sol
y
el
inicio
de
una
era. dzȌǤï
Àǡ
Ǥ
ǡ
El
nuevo
Sol en
la
escena
un
grupo
de
mujeres
jóvenes
y
hermosas
que,
en
el
Vaso
de
la
Muerte,
están
representadas
El
tema
se
reitera
en
el
Templo
16,
el
último
en
la
secuencia
de
edi-‐
ÓǤƤÀ×À
Ƥ
ǯ
ǯǯǯǤǦ ǡ
×
ͣ͝͡Ǥ
ē5-‐21,
Dos
Pilas,
Guatemala.
li
zó
los
tres
bloques
esculpidos
que
se
proyectaban
en
la
escalinata
ƤǤǡÀ
×
×
Ǧ ǡƤ
ǡ
Ǥ
ǡ y
una
nueva
Luna.
—construi-‐ di
nastía
dentro
de
un
cartucho
solar,
como
el
propio
sol
naciente.
El
mito
que
sirvió
de
base
para
esta
escena
encuentra
un
paralelo
importante
en
el
Popol
Vuh.
Al
tiem-‐
da
directamente
sobre
Hunal—ǡ× Los
cartuchos
solares
son
versiones
elaboradas
del
signo
del
mes
ǡ±ǡǡƤ
Àǡ
base
para
la
construcción
de
Rosalila. ǯǡ Ƥ
Ǯ ǯǤ mis
ma
naturaleza
que
las
cañas
de
maíz
que
dejaron
sembradas
en
la
casa
de
su
abuela,
que
se
secarían
si
ellos
À
Ǧ yax
—Ƥ
ǮǯǮǯ—-‐ morían,
pero
renacerían
si
vivían.
Antes
de
arrojarse
voluntariamente
en
el
horno
ardiente,
dejaron
indi-‐ ͣ͢͝Ǥ͝ǡǯǡ
ǡ±
Ǥ
ǡǡǦ tosa
que
enmarca
al
signo
k’in,
‘sol’
o
‘día’,
muchas
veces
sustituido
caciones
para
que
se
molieran
sus
huesos
en
una
piedra
de
moler,
como
harina
de
maíz,
que
luego
debería
sis
solar.
En
los
muros,
las
representaciones
del
dios
solar
se
tras-‐ Ƥ
Ǥ
-‐ arrojarse
al
agua.
El
tránsito
acuático
de
los
héroes
muertos
es
análogo
al
del
dios
del
Maíz
maya
del
Clási
co,
lapan
con
versiones
gigantescas
del
nombre
de
K’inich
Yax
K’uk’
Mo’,
nas
del
cartucho
se
proyectan
cabezas
de
ciempiés,
un
animal
que
se
ǡ
ǤPopol
Vuh
como
Ǯ ǡ
Ǧ Ȁ aso
cia
con
el
mundo
de
los
muertos.
En
este
contexto,
el
ciempiés
en
otros
mitos
mesoamericanos,
el
héroe
del
maíz
alcanza
su
destino
solar
y
lunar
después
de
haber
de
rro-‐
Nuevo’.
El
techo
del
templo
presenta
al
dios
solar
como
un
ave,
cuyas
quizás
alude
al
nacimiento
del
Sol,
que
emerge
glorioso
del
mundo
tado
a
los
enemigos
que
antes
habían
asesinado
a
su
padre.
Este
tránsito
mortuorio
es
análogo
al
viaje
que
alas
—desplegadas
a
lo
largo
de
la
cornisa—
contienen
medallones
de
los
muertos.
En
algunos
casos,
en
vez
de
ciempiés
hay
serpientes
Àǡï
±
Ǥ
con
sendos
rostros
del
propio
dios.
La
crestería
es
una
montaña
ǡïǡǦ
sobre
la
cual
está
colocado
un
brasero,
que
consiste
en
una
cabeza
presentan
el
cálido
aliento
del
Sol. El
destino
de
los
huesos
monstruosa
con
hueso
maxilar,
sobre
la
cual
descansa
un
plato
re-‐ Sirva
como
ejemplo
el
dios
solar,
representado
en
lo
que
debió
de
La
apoteosis
solar
y
lunar
es
sólo
una
parte
del
destino
del
señor
conmemorado
en
el
Vaso
de
la
Muer-‐
ƤǤ ser
originalmente
un
respaldo
del
trono
de
la
Estructura
ē5-‐21
de
Dos
te.
La
banda
acuática
que
recorre
la
base
de
la
escena
se
extiende
hasta
tocar
la
pirámide
escalonada
268 269
ͣͤ͝Ǥ
ǡĆ
del
Palacio
de
Palenque,
Chiapas,
México.
ǡ
Óƪ
ǤÀƤ
ȋƤͣͥ͝ȌǤ
×
Ǧ Ƥ
ǯ
ÓƪǤ Pakal,
miembros
de
la
dinastía
gobernante
de
Palenque.
En
los
lados
En
la
base
de
la
pirámide
escalonada
yace
tendido
un
esqueleto,
×ǡƤ
Ó
sus
nombres;
como
árboles,
emergen
de
hendiduras
en
la
tierra,
en
la
montaña.
Sobre
los
restos
óseos
crecen
tres
árboles
con
grandes
ho-‐ misma
posición
en
la
que
nacen
como
árboles
los
tres
personajes
del
ǡ
ǡ
posición
acrobática,
con
el
torso
sobre
la
tierra,
la
cabeza
alzada
y
los
ǡ
Ǥ
ǡ
×ǡǯ
Ǥ
× una
semilla,
de
la
que
germina
un
árbol
prodigioso.
Como
destaca
Ƥ
ǡ Ó ǡ
×
hacen
las
veces
de
raíces.
El
árbol
del
centro,
con
el
rostro
del
dios
del
se
relacionan
directamente
con
los
restos
mortales
del
señor
—espe-‐
Maíz,
que
se
corresponde
con
el
cadáver
amortajado
en
el
lado
opues-‐
ÀƤ
ǡ—
contenidos
en
su
interior.
to
de
la
montaña,
ha
renacido
como
un
árbol
de
cacao,
a
partir
de
los
ï
×Ǧ
huesos
que
yacen
enterrados
directamente
debajo.
Por
analogía
con
tizado
el
renacimiento
vegetal
de
los
gobernantes
muertos,
como
ár-‐
ǡ
boles
y
plantas
útiles
para
el
hombre.
La
comparación
con
el
Vaso
de
sientan
a
los
lados
de
un
personaje
central,
parece
probable
que
los
la
Muerte
permite
distinguir
la
germinación
como
árboles
—el
destino
otros
dos
árboles
representen
a
su
padre
y
a
su
madre,
renacidos
en
de
los
huesos
enterrados—
y
la
apoteosis
solar,
el
destino
del
espíritu.
Ǥ ǡ
×
El
Vaso
de
la
Muerte
condensa
dos
conceptos
inseparables
y
a
la
ambos
destinos
en
una
sola
imagen,
y,
a
la
vez,
aporta
claves
que
vez
contrastantes
en
la
escatología
maya:
el
destino
del
espíritu
y
el
per
miten
entender
el
destino
del
soberano
como
un
nuevo
Sol
en
el
Ǥ Ƥ
Ǥ
Ǣǡ
Ǧ
na
como
un
árbol.
Este
contraste
es
consistente
con
las
creencias,
El
nuevo
Sol
y
las
estrellas
±
ǡ-‐ Según
el
Popol
Vuhǡ±
sos
la
capacidad
de
originar
una
progenie.
Es
en
los
huesos
donde
se
subieron
solos
al
cielo:
los
acompañaron
los
cuatrocientos
mucha-‐
concentra
el
poder
de
la
reproducción
del
ser
humano;
en
el
Altipla-‐ chos
—muertos
en
una
contienda
desigual
contra
un
monstruo
pri-‐
no
de
Guatemala
se
les
compara
con
semillas.
Con
gran
perspicacia,
migenio—ǤǦ
Girard
relacionó
tempranamente
este
concepto
con
los
personajes
riodo
Clásico,
las
estrellas
se
asocian
cercanamente
con
el
Sol
y
con
los
×Ǥ ancestros
en
su
apoteosis
solar
y
lunar.
Las
constelaciones
que
ocupan
× el
plano
celestial
en
la
Cámara
2
de
Bonampak,
Chia
pas,
México,
se
ȋƤ͞͞ǡͣͤ͜͝͝͝ȌǤ
À corresponden,
en
el
lado
opuesto
de
la
bóveda,
con
tres
cartuchos
ͣͣ͝Ǥ ͜͝ǡ
ǡǡ±
Ǥ está
en
relación
con
el
tránsito
mortuorio
y
la
apoteosis
de
los
so-‐
ÀƤǤ
ͣ͜͞ ͣ͞͝
ͣͥ͝Ǥ
Ǥ
su
perior
de
la
Estela
10
de
Yaxchilán,
los
padres
del
rey
aparecen
del
Maíz,
en
lo
cual
se
asemeja
al
personaje
del
Vaso
de
la
Muerte;
×
±ǡ
Ƥ
Ǥ
ǡǦ
Ƥ
ǡ
ǡ ǡ±Ƥǡ
suponer
que
K’inich
Janahb
Pakal
ha
de
bajar
por
esta
vía
a
luchar
ÀǤ
penden
dos
cabezas
del
dios
Jaguar
marcadas
con
grandes
signos
alcanzar
su
apoteosis.
El
soberano
comparte
el
destino
de
los
héroes
ǡ±ƤǤ se
encuentran
los
signos
k’in,
‘sol,
día’,
ak’ab,
‘noche’,
ek’,
‘estrella’,
ekǯǡ Ǯǯ ȋƤ ͣͣ͝ȌǤ ǡ
ǡ del
maíz
en
los
mitos
mesoamericanos
—entre
ellos
el
Popol
Vuh—,
Ƥ
ǡ
chan,
‘cielo’,
así
como
el
signo
lunar
y
otros
de
lectura
incierta.
En
ǡ
Ǧ un
nuevo
Sol. ǡ×
ǡ
del
panteón
maya
del
Clásico.
La
apoteosis
solar
y
lunar
de
los
an-‐ sis
como
el
Sol
y
la
Luna.
En
los
mitos,
el
héroe
del
maíz
suele
ser
Éste
era
el
destino
de
los
gobernantes
de
Palenque,
como
lo
su-‐
Ƥ
Ǥ
͝ǡ͢͝͝ un
bebé
o
un
niño
pequeño
que,
según
múltiples
versiones,
muere
a
gieren
los
cartuchos
solares
de
la
Casa
A
y
del
Patio
Oeste
del
Pala-‐ ǡƤ-‐
sitio.
Un
ejemplo
más
se
encuentra
en
los
cartuchos,
en
su
mayoría
ǡǡ
Ǥ
ǤÀ
±ǡ
Ƥ
nar
o
de
un
conejo,
animal
estrechamente
asociado
con
las
deidades
ǡ
ȋƤͤ͜͝ȌǤ Taube
y
Martin
han
señalado
que
la
posición
corporal
de
K’inich
×ǡ±
lunares.
Un
segmento
de
la
banda
celeste
que
enmarca
el
Pilar
ć
del
juzgar
por
los
ejemplos
mejor
conservados,
contenían
retratos
del
×±ǤǡÀ
Ǥ
×ǡ-‐ propio
Templo
de
las
Inscripciones
contiene
un
venado
que
saca
la
ǡƪƤƤǡ-‐
Ƥ
ǡ
Dz
dzǡ tino
de
K’inich
Janahb
Pakal
también
está
indicado
por
la
lluvia
de
cabeza
del
centro
de
un
signo
ek’.
De
estos
casos
puede
colegirse
que
pasados
de
la
dinastía
gobernante.
A
los
lados
de
estos
cartuchos
cuyo
plato,
marcado
con
el
signo
k’in,
contiene
una
concha,
una
es-‐
ǡ
À
los
cuerpos
celestes
representados
en
los
segmentos
de
las
bandas
había
seres
estelares,
como
haciendo
guardia
a
los
ancestros
y
dio-‐ pina
de
raya
y
un
elemento
marcado
con
bandas
cruzadas
que,
en
de
los
lugares
portentosos
que
se
consideraban
el
destino
de
los
espí-‐
ǡ
Ƥ
Ǥ Ƥ
ritus
de
los
soberanos
muertos,
según
los
estudios
de
Taube.
Más
clara
sólo
en
los
ejemplos
más
elaborados.
×
Ǥ
À ǡ
Ƥ
aún
es
la
banda
celeste
que
enmarca
la
escena,
la
cual
sitúa
el
tránsito
×Ǧ
×ǤǦ ǡ mortuorio
del
gobernante
en
un
plano
celestial.
que
es
reveladora
en
cuanto
al
destino
de
K’inich
Janahb
Pakal.
Esta
numento,
la
apoteosis
solar
de
K’inich
Janahb
Pakal
no
es
evidente
nuevo
Sol.
El
tránsito
de
K’inich
Janahb
Pakal
a
la
muerte
se
presenta
En
el
arte
maya,
las
bandas
celestes
suelen
sustituir
al
cuerpo
del
banda
circunda
por
completo
la
lápida,
pero
en
sus
lados
superior
e
a
primera
vista.
Su
descubridor,
el
arqueólogo
Alberto
Ruz
Lhuillier,
À
Ƥ
ǡ
À
ǦǦǡƤ
×
ǡǦ
×
-‐
×
Ƥ destino
solar.
El
brasero
se
sitúa
en
medio
de
las
enormes
mandíbu-‐ ǡ À
ȋ± DzÀdzȌǤ tos
de
tres
personajes,
cuyas
cabezas
se
asoman
de
entre
sendas
aber-‐
ͣ͞͞ ͣ͟͞
ͤ͜͝Ǥ
×
ǡ
ǡǡ±
Ǥ
turas
cuatrilobulares,
cortadas
a
la
mitad
para
ajustarse
al
espacio.
En
en
detalle
por
el
investigador
Marc
Zender,
revelan
su
participación
el
arte
maya,
estas
aberturas
se
suelen
asociar
con
cuevas,
pero
tam-‐ desta
cada
en
la
vida
política
de
la
ciudad
durante
el
largo
gobier-‐
bién
hay
ejemplos
claros
de
personajes
celestes
que
emergen
de
ellas,
no
de
K’inich
Janahb
Pakal
(véase
“Los
espacios
cortesanos:
voces
de
como
el
dios
lunar
representado
en
el
Altar
ė
de
Quiriguá,
Guatemala.
ǯdzȌǤya-‐
Al
igual
que
otros
tantos
cuerpos
celestes,
los
tres
personajes
del
sar-‐ jawk’ahk’
Ó͢͜͝ǡǡï
ǡ
×Ǥǡ-‐ ͢͡͞Ǥ
±
À
ǡ
ǯǦ
Ǣǡ
ǡƪ-‐ nich
Janahb
Pakal.
A
juzgar
por
la
notoria
longevidad
de
su
señor,
queados
por
otros
que
contienen
los
símbolos
del
Sol
y
de
la
noche.
lo
más
probable
es
que
hubieran
muerto
antes
que
éste.
En
su
ensayo
pionero,
titulado
Glifos
nominales
en
el
sarcófago
×—los
ancestros
reales,
el
pro
pio
de
Palenque,
Heinrich
Berlin
demostró
que
estos
personajes
—iden-‐ gobernante
y
sus
cortesanos—Ƥ
Ƥ
ÀƤ
—Ƥ ×±ǤÀƤ
×
-‐
×ȋƤͤ͝͝ȌǤÀǡ cedieron
un
lugar
especial
a
estos
cortesanos.
En
la
lápida,
participan
ek’ǡǮǯǤ de
la
apoteosis
solar
de
K’inich
Janaab’
Pakal,
elevados
ellos
mismos
asimétrica
de
estos
signos
se
explica
porque
están
labrados
de
tama-‐
ÀǤ
×
ño
desigual
en
los
dos
lados
de
cada
soporte.
Estas
representaciones
Ǥ
×Ǧ
aclaran
la
naturaleza
de
los
personajes
de
la
banda
celeste:
son
es-‐ ƤǤ
-‐
trellas
que,
como
otros
tantos
cuerpos
celestes,
se
asoman
desde
lo
ǡǡ-‐
alto
para
presenciar
el
tránsito
mortuorio
del
soberano.
perar
la
salida
del
Sol
y
acompañarlo
en
su
tránsito
celeste.
Como
los
Ǭ±± espíritus
de
los
muertos
en
las
creencias
mayas
contemporáneas,
×ǫÀ-‐ son
seres
escogidos
que
acompañarán
al
Sol.
Estos
nobles,
que
sir-‐
tulos
de
ajk’uhu’n
y
sajal ȋ± Dz
dz ǯ
ǡ
volumen),
que
corresponden
a
nobles
de
rango
elevado
en
la
jerar-‐
×
Ó
quía
política
de
Palenque.
Otras
inscripciones
del
sitio,
analizadas
cuando
se
alce
glorioso
como
un
nuevo
Sol.
ͤ͝͝Ǥ ×ǡǡ± Ǥ
ͣ͞͠ ͣ͞͡
REYES,
R EINAS
Y
CORTESANOS
À
À
ÀÓ×
XVIII
RASGOS
D E
LA
O RGANIZACIÓN
SOCIOPOLÍTICA
Ana
Luisa
Izquierdo
y
de
la
Cueva
Desde
el
siglo
ĝěĎ ǡ
Ó
ÀDz
Àdz
Dzï
dzǡǡ
× À
ǡ
-‐
Dz
dzǤDz
Àdzpoliteia
y,
de
×±
ǡÀ
±ǡ
ǡ
×ǡ-‐
±
×
ǦǤ-‐
ǡ
À
±Dzï-‐
dzǡǡÀǤ
ǡ
Àǡ
×Àǡ±
×
ÀƤ
ǡ
ï
-‐
ǡǤ
ǡǡ-‐
Ƥ
ǡ
Óͤ͜͜ǤǤǡÀ
-‐
ǡ-‐
ǡ
Ǥ
À
ǡǦ
ǡ
ǡ
ͤ͝͞Ǥǡ
Àǡ
ǡǡ
ƪ
Estela
ĉǡǡ
Ǥ
Ǥǡ
esta
ͣͥ͞
279
cultura
distintas
historias,
con
variados
ritmos
en
su
devenir,
así
co-‐ gras,
en
Guatemala;
Palenque,
Bonampak
y
Yaxchilán,
en
México;
y
mo
con
estructuras
de
poder
con
distintos
cambios
en
cada
sitio,
Caracol,
en
Belice;
que
constituían
unidades
estatales,
entre
varias
dentro
de
un
patrón
básico. más.
Cada
entidad
política
puede
considerarse
como
un
sistema
ǡ
-‐
bano
o
rural
que
gozaban
de
una
razonable
autonomía,
enlazados
CARACTERIZACIÓN
DE
LOS
ESTADOS
MAYAS
entre
sí
por
intereses
y
metas
comunes,
entre
los
que
destacaban
cuestiones
económicas
y
políticas.
Puede
probarse
que
los
mayas
tuvieron
estados
porque
en
su
orga-‐ ǡ
Ǧ
nización
están
presentes
todas
las
características
que
la
Antropo-‐ Ǥï
À
Ǧ asentamientos
que
resguardaban
las
minas
de
El
Chayal;
y
Bonampak
ción
política.
Estos
estados
recibieron
el
nombre
de
ajawlel
o
ajawil,
con
Lacanhá
para
la
coordinación
del
comercio
por
el
río
Lacanjá.
La
en
el
periodo
Clásico,
y
de
cuchcabal
en
el
Posclásico.
El
primero
Ƥ
ÀÓÀajaw;
el
segundo
sería
asentamientos
poderosos:
uno
de
sus
primeros
gobernantes,
Yajaw
la
jurisdicción
gobernada
por
un
gran
señor,
quien
ejercía
su
poder
Te’
K’ihnich,
tomó
el
mando
bajo
el
auspicio
del
soberano
Wak
Chan
desde
donde
residía,
sobre
un
cierto
número
de
comunidades
y
de
K’awiil
de
Tikal,
lo
que
implicaba
un
respaldo
mutuo,
que
se
rompió
Ǥ con
el
ataque
de
Tikal,
pero
años
más
tarde
Caracol
derrotó
a
Tikal
y
Estos
estados
incluían
altas
densidades
de
población,
y
se
ca
rac-‐ le
ocasionó
una
crisis
política.
Posteriormente,
el
que
hizo
presencia
terizaban
por
tener
sociedades
en
las
que
existía
la
desigualdad,
más
×
×
ǯǡ
allá
de
gobernantes
y
gobernados,
mostrada
en
un
acceso
gra
dual
a
en
Calakmul.
Con
el
apoyo
de
este
señorío,
emprendió
guerras
contra
ǡ
ÀƤ
ǡ Ǥ±
ǡ
×Ƥ
À
Ǥ ěĎĎ
y
se
prolongó
durante
el
ěĎĎĎ,
no
hay
más
noticias
de
relaciones
ejemplo
representativo
es
Tikal,
Guatemala,
que
en
su
centro
tenía
políticas
con
otros
ejes
de
poder.
͟͜͜͝͝ǡͣ͜͜͜͡Ǣ Esta
inestabilidad
de
los
vínculos
entre
entidades
demuestra
contar
los
asentamientos
rurales
que
incluía.
Copán,
Honduras,
que
nunca
hubo
imperios
ni
grandes
estados,
aunque
no
hay
que
por
su
parte,
debió
de
tener
en
su
núcleo
religioso-‐administrativo
desdeñar
el
hecho
de
que
en
momentos
determinados
las
ciudades
×ͥ͢͜͜͜͜͜͜ǡ Ǥ-‐
entre
9
000
y
12
000
personas,
y
en
el
área
rural
unos
3
000
a
4
000,
ǯȋͤ͢͞Ǧͣ͟͠Ȍ
o
sea,
en
el
valle
de
Copán
había
entre
18
000
y
25
000
habitantes. ǯ ǯǯ ȋ͢͟͢Ǧͤ͢͢Ȍǡ
La
composición
de
los
estados
mayas
incluía
una
amplia
varia-‐ Dzdzǡ±
×
-‐
bilidad
de
patrones
de
asentamiento.
Un
Estado
podía
comprender
× ȋ± Dz
× À
ƪ
algunas
ciudades
importantes,
o
una
ciudad
capital
y
varios
pobla-‐
dzȌǤ
dos
grandes.
Alrededor
de
unos
y
otros
se
aglutinaban
villas,
aldeas
y
ǡ
×
Ǧ
rancherías,
es
decir,
hubo
ejes
mayores
y
menores
de
integración
so-‐ ǡ
ǡ
×
ciopolítica
que,
a
su
vez,
pudieron
estar
enlazados
con
vínculos
de
dis-‐ gradual
era
visible
para
todos,
por
el
tipo
de
vivienda
que
habitaban,
ǡ
ÀǤ desde
palacios
de
múltiples
cuartos
hasta
chozas
que
se
levantaban,
ya
En
la
época
de
mayor
esplendor
de
Tikal
o
Calakmul,
este
últi-‐ Àǡǡ
-‐
mo
en
Campeche,
México,
ciertos
asentamientos
hacían
explícita
la
mente
sobre
el
suelo,
pasando
por
residencias
amplias
o
reducidas,
sujeción
jerárquica
a
través
de
la
expresión
ukab’jiiy,
‘por
mandato
con
techo
de
bóveda
o
sin
ella
(véase
“Templos,
palacios
y
tronos:
ǯǡǤǦ
dzȌǤ×
±ǡ
ǡǡÓͣͣ͢ǡ
× han
hecho
estudios
sistemáticos
del
patrón
de
asentamiento
y
se
han
amparado
por
otro
señor,
quizá
Yuhkno’m
Ch’e’n
de
Calakmul.
puesto
al
descubierto
los
niveles
sociales
en
que
sus
habitantes
esta-‐
Puede
observarse
asimismo
el
caso
de
dos
ejes
de
poder
impor-‐ ban
organizados;
uno
de
los
casos
bastante
documentado
desde
el
tantes
integrando
un
solo
Estado,
como
Copán,
que
durante
va
rios
punto
de
vista
arqueológico
es
Tikal,
otro
es
Piedras
Negras.
×
×
ǡ
Ǣ
-‐ Palenque
puede
ser
una
de
las
mejores
representantes
de
cons-‐
ǡǡ±
ǡǡ trucciones
habitacionales
de
distintos
niveles
sociales.
Primero,
co
mo
aunque
cada
uno
con
su
gobierno
autónomo,
pero
compartien
do
un
ȋƤ
mismo
ámbito
de
dominio.
Incluso
hoy
en
día
hay
mapas
de
los
238);
después
se
ubicaría
el
Grupo
Ďě,
espacio
habitacional
de
un
ajaw
es
pacios
involucrados
en
una
misma
unidad
con
capitales,
pobla-‐ ǡ
ǯǡ
dos,
villas
y
aldeas,
es
decir,
con
la
distribución
jerárquica
de
los
posiblemente
en
ascenso
y
acomodada.
Es
de
destacar
que
las
prin-‐
antiguos
asentamientos,
como
Kaminaljuyú,
Tikal
y
Piedras
Ne-‐
Ó ±
Figura
183.
Tablero
de
los
Esclavos,
Palenque,
Chiapas,
México.
280 281
mo
numento
encontrado
en
el
Grupo
ĎěȋƤͤ͟͝ȌǤ determinado
por
el
territorio,
ni
siquiera
por
compartir
una
misma
una
escala
de
clase
media,
más
bien
baja,
estaría
el
Gru
po
Xaman,
religión,
aunque
debió
de
tener
su
parte,
sino
por
el
vínculo
con
la
× Ƥ
Ǥ ǡ estirpe
que
detentaba
el
poder
y
por
los
lazos
que
su
lugar
de
asenta-‐
ǡ miento
les
daban
por
yacer
ahí
los
despojos
de
sus
antecesores.
asentamientos
más
pequeños
la
población
pudo
ser
más
homogénea,
Ƥ
-‐
como
en
Tamarindito
en
el
Río
de
la
Pasión,
Guatemala;
La
Blanca,
kaleños
era
el
Templo
Ďě,
construido
en
el
siglo
ěĎĎĎ
por
Yihk’in
Chan
en
el
Petén
guatemalteco;
y
K’axob,
en
Río
Hondo,
Belice. K’awiil.
Con
una
altura
de
64
m,
su
volumen
lo
hace
ser
una
de
Hoy
en
día
se
considera
Estado
a
la
entidad
política
que
gobier-‐ las
construcciones
mayores
del
mundo
antiguo;
ahí
se
recordaba
la
na
a
una
población
en
un
territorio
determinado.
Sin
embargo,
en
±
Ǥǡ-‐
los
estados
llamados
tradicionales,
como
entre
los
mayas,
donde
los
teles
se
representó
al
soberano
encuadrado
en
una
gran
serpiente,
À ƪǡ
ǡ À -‐ que
es
el
wahyis
o
nahual
del
dios
K’awiil,
es
decir,
se
mostraba
la
mo
en
el
ámbito
de
dominio,
que
se
construía
y
destruía
cotidia-‐ unción
divina
del
gobernante
y,
por
tanto,
sus
capacidades
sobre-‐
namente
por
medio
de
vínculos
entre
señores,
la
territorialidad
ȋƤ͟͡ȌǤÀǡ-‐
À
teractuaban
con
las
demás
entidades
políticas,
así
como
con
pobla-‐
ǡ
Àǡ
ǡ×ǡ
ǡ
las
dinastías.
Así,
los
mayas
tenían
como
sentido
de
pertenencia
ÀƤ
ǡ
À×
×
su
vínculo
con
un
eje
de
poder
en
el
cual
se
concentraba
lo
más
sus
territorios.
sagrado
de
su
pensamiento
religioso.
Pero
el
elemento
esencial
de
Uno
de
los
soberanos
que
usó
todas
estas
estrategias
políti-‐
ǡǡ
×
Ƥǡ
de
ser
descendientes
de
los
antepasados
a
los
que
ahí
se
les
rendía
B’ajlaj
Chan
K’awiil
de
Dos
Pilas,
Guatemala.
Una
vez
que
organizó
el
culto,
y
que
estaban
presentes
en
la
dinastía
reinante,
es
decir,
era
el
nuevo
Estado,
ya
que
él
procedía
de
Tikal,
mandó
a
su
hija,
la
Seño-‐
centro
de
los
orígenes
de
cada
individuo,
y
lugar
de
convivencia
ǡ
ǡÀǡ×
con
ellos.
Un
ejemplo
destacado
puede
ser
Tikal,
donde
las
grandes
otra
hija
o
a
su
hermana
a
Arroyo
de
Piedra,
para
lograr
la
aceptación
pirámides
con
sus
templos
representaban
a
las
más
importantes
po-‐ de
poblados
cercanos;
asimismo,
atrajo
a
su
ámbito
de
poder
al
si-‐
tencias
sagradas
de
la
religión
maya
a
la
que
los
individuos
de
esa
tio
de
Itzán,
cerca
de
Tikal,
casándose
con
una
hija
de
su
gobernante.
À
ȋƤͤ͝͠ȌǤǡ-‐ ±×
ǡƤ
×
terializaciones
del
culto
a
los
antepasados
inmediatos
y
míticos.
ǡ
×Ƥ
ǡ×
À
ƤÀ declaraciones
de
sumisión.
Después
de
que
el
soberano
de
Calakmul
ÀǢÀ-‐ atacó
Dos
Pilas
y
derrotó
a
Tikal,
B’ajlaj
Chan
K’awiil
se
declaró
ya-‐
tales
de
los
gobernantes
en
los
mausoleos
de
grandes
pirámides,
y
jaw,
‘vasallo’,
de
Yuhkno’m
Ch’e’n,
gobernante
de
Calakmul,
al
que
los
de
sus
antepasados
muertos
debajo
de
las
residencias
o
de
las
ca-‐ asistió
en
dos
ocasiones
para
dar
testimonio
de
su
alianza.
sas
humildes
(véase
“Su
aliento
se
separó.
La
muerte
en
el
periodo
ÀƤ
ǡ
dzȌǤ
ȋ±Dzǣ±
ǡ
Ǧ
ͥ͞͡ǡ
ͤ͜τ
dzDzǣ
-‐
de
los
grupos
residenciales
mapeados,
y
en
todos
ellos,
además
de
dzȌǤÀǡǡ-‐
los
restos
óseos
humanos,
hay
una
construcción
en
el
este,
la
cual
ǡ
es
un
adoratorio
en
honor
de
los
ascendientes
muertos. a
manos
de
Calakmul,
o
la
de
Palenque
a
manos
de
Toniná.
Por
otro
×ǡ
Ǧ ǡ±ǡ
grados,
como
con
los
antepasados
y
los
principios
de
la
huma
nidad
menores
sometiendo
a
otros
más
importantes,
como
el
éxito
de
Ca-‐
vigentes,
se
producía
y
renovaba
principalmente
en
rituales
públi-‐
Óǡ
cos,
aunque
también
en
privados;
así
tenía
momentos
cons
tantes
de
Copán,
así
como
el
de
Dos
Pilas
sobre
Tikal.
revitalización
de
los
dos
niveles
de
identidad.
Es
decir,
lo
que
daba
co
hesión
a
las
comunidades
que
vivían
en
un
mismo
asentamien-‐
to
con
las
instituciones
estatales
era
el
parentesco
con
el
k’uhul
ajaw,
LA
ESTRUCTURA
DE
GOBIERNO
ƤǦ Como
en
todos
los
estados,
en
los
mayas
se
reconoce
un
aparato
de
lítica:
era
la
unidad
o
el
eje
del
Estado
en
sentido
estricto
(véase
“El
gobierno
con
la
capacidad
de
generar
leyes
y
decisiones,
así
como
ÓǣdzȌǤ
Ǥǡ
De
esta
manera,
en
términos
modernos,
la
ciudadanía,
o
sea,
Tabasco,
México,
a
los
miembros
del
grupo
gobernante
se
les
lla-‐
el
sentido
de
identidad
y
pertenencia,
entre
los
mayas
no
estaba
×
pahuatunob;
parece
que,
con
esta
palabra,
ͤ͝͠Ǥ
ǡ
Ǥ
282 283
×À
ǡ±
los
sajales
más
representados
de
Yaxchilán
es
Chak
Joloom,
cuñado
de
Yaxuun
B’ahlam
y
tío
materno
ǤƤ
ÀǦ ǣǯǯ
ȋƤͤͤ͝ȌǤ
Ƥǡ
ÀƤ
-‐
×ǡǡ
-‐
Àǡ
ȋ±Dz bierno
como
el
de
ajk’uhu’nǡǮǯǮǯǡÓ
ǡ
dzȌǤÀ×
×
ǡ
ȋƤͤ͢͝ȌǤ
por
decisiones
políticas
de
líderes
supremos
y
con
autonomía
del
resto
de
la
comunidad.
×
Ǧ
En
la
cumbre
más
alta
del
poder
político
estaba
el
k’uhul
ajaw,
‘señor
sagrado’,
o
la
ix
k’uhul
ajaw,
jes
con
el
cargo
de
ajk’uhu’nǡǡ
Ó
sajal,
un
lugarteniente
ǮÓǯǡÀ
ǡ
sa
cerdotales,
después
del
k’uhul
ajaw,
pero
también
pudieron
ser
su
apoyo
en
sus
decisiones
de
gobier-‐
ǡ
ï
ȋƤͤ͝͝ǡȌǤ
ÀƤ
ƤÓ
ȋ±DzÓǣdzȌǤ
× de
la
casa
o
a
quien
mandó
construir
la
estructura
como
ajk’uhu’n.
halach
uinic,
‘hombre
verdadero’;
era
el
líder
religioso,
político
y
guerrero;
asimismo,
participaba
de
la
Las
más
elevadas
posiciones
de
gobierno,
administrativas
y
religiosas
estaban
unidas,
pero
hubo
sacralidad
y
había
llegado
a
ese
puesto
principalmente
por
pertenecer
a
una
dinastía
de
raíces
ances-‐ car
gos
menores
más
especializados
y
con
un
ámbito
de
autoridad
relegada
sólo
a
un
aspecto
de
la
trales
divinas,
aunque
se
percibe
cierta
selección
entre
los
descendientes
de
una
misma
rama.
vi
da
pública,
como
quien
encabezaba
el
grupo
de
los
sacerdotes
especializados,
el
ajaw
nahb’at:
un
À
ǡ ǡ ǡ Ƥ
ȋƤ ͤͣ͝ȌǤ
À Pero
además
tuvo
sus
subalternos
como
el
nahb’at
ch’ok,
quien
quizá
sustituía
al
primero
en
caso
de
ǤÀƤ
Ƥǣ
ǡ muerte;
incluso,
había
sacerdotes
de
tercera
categoría
llamados
simplemente
nahb’atȋƤͤ͢͝ȌǤ ajk’uhu’n,
‘adorador,
venerador’
de
un
gobernante
y
el
ascenso
de
otro
había
distancias
de
años
y
décadas.
Por
ejemplo,
entre
la
muerte
de
À
ǡ
ajk’in,
‘sacerdote
adivinador’,
quien
es
mencionado
tanto
Ko
kaaj
B’ahlam
ĎĎ
ǡ
Óͣ͠͞
ǯͣ͡͞ǡ ÀƤ
ǤÀ
Ó
À
ǡ
±Ǥ
Palenque
en
el
Grupo
ĝěĎ,
unidad
habitacional
junto
al
sector
donde
se
rendía
culto
a
algunas
de
las
dei-‐
pe
riodos
breves
sin
mando
visible,
como
entre
Yajaw
Te’
K’ihnich
Ď
(514)
y
K’an
Ď,
quien
subió
al
trono
15
dades
patronas
del
sitio.
años
después;
o
el
larguísimo
periodo
en
el
mismo
sitio
donde
parece
que
entre
el
séptimo
señor
sagra-‐ Otro
puesto
de
gobierno
era
el
de
k’uhul,
comandante
supremo
del
ejército;
aunque
en
el
aspecto
do
(ca.ͣ͜͞Ȍ
ǡǯ
ȋca.ͣͥ͟Ȍǡ
ǡ
yajawk’ahk’ǡǮǯǡ
ǡ
cuan
do
Tikal
estaba
en
su
etapa
de
escalada
de
poder
y
Naranjo,
en
su
plenitud. aparece
mencionado
en
Palenque,
Comalcalco
y
Chichén
Itzá,
en
el
actual
territorio
mexicano.
Asimis-‐
El
investigador
Peter
Mathews
ha
hecho
una
lista
del
parentesco
entre
los
gobernantes
de
Palenque,
mo,
había
otros
puestos
militares,
como
el
yajawte’,
‘señor
de
lanzas’;
el
b’aahte’ǡǮǯȋƤ
por
medio
de
la
cual
demuestra
que,
además
del
principio
de
descendencia
patrilineal,
hubo
casos
con-‐ 186),
el
b’aah
pakal,
‘primer
escudo’,
y
el
b’aah
tok’,
‘primer
pedernal’.
También
había
burócratas
en
la
ad-‐ nahb’at,
sacerdote
de
tercera
categoría
cretos
y
situaciones
políticas
que,
en
términos
reales,
mi
nistración
pública,
como
el
eb’et,
‘mensajero,
embajador’;
el
ajtz’ihb’,
‘escriba’;
y
el
k’ayo’m,
‘anunciador’
deter
minaban
quién
sería
el
sucesor,
en
las
cuales
la
ȋ±Dz
dzDzǣ
dzȌǤ
mujer
también
tuvo
su
lugar
(véase
“Reinas,
madres
y
Otro
título
era
el
de
ajaw,
‘señor’,
pero
éste
más
bien
pertenecía
a
la
rama
del
mando
ligado
con
el
dzȌǤÀǡ
parentesco;
pudo
haber
sido
el
de
los
cabezas
de
linaje.
Entonces
debió
de
haber
varias
categorías
de
conocen
hasta
ahora,
hubo
seis
procesos
de
transmisión
‘señores’:
si
era
el
ajaw
de
la
realeza,
sería
el
k’uhul;
si
era
un
ajaw
de
prestigio,
podía
ser
b’aah
ajaw
o
del
po
der
de
padre
a
hijo,
cinco
de
hermano
mayor
a
×
ïǤïÀǮÓǯ-‐
hermano
menor,
uno
de
abuelo
a
nieto,
uno
de
tío
a
so-‐
ǡ
Ǣ
brino,
uno
de
padre
a
hija,
dos
de
madre
a
hijo,
uno
de
coloniales
llamado
ah
k’ulob
o
mediador.
El
liderazgo
del
primero
no
sólo
abarcaba
la
realeza,
sino
tam-‐
hermano
a
hermana,
uno
de
madre
a
hija,
uno
de
tío
±
ǡ
À
Ǥ
yajawk’ahk’ǡǮǯ
a
sobrina,
y
uno
de
la
hermana
mayor
a
la
hermana
ǡ
ǡǡ
ǡ
Ǥƪ
en
los
más
altos
estratos
de
la
sociedad;
y
por
otro,
la
autogestión.
Esta
última
era
resultado
de
la
propia
ajaw
k’uhul
ajaw
kalo’mte’,
título
de
más
alto
Ǥ dinámica
política
del
linaje,
en
la
cual
se
incluían
negociaciones
de
alianza,
anexiones,
disensiones
con
‘señor’ ‘señor
sagrado’ rango
aún
sin
traducir Al
parecer,
en
determinados
momentos
se
sobre-‐ otros
individuos
y
con
otros
linajes,
así
como
carisma
y
trabajo,
al
igual
que
los
logros
de
ascenso
social
por
puso
al
k’uhul
ajaw
una
autoridad
con
mayor
poder
y
méritos
propios
y
de
grupo,
como
es
el
caso
de
Chak
Suutz’
de
Palenque,
personaje
procedente
del
común,
ͤ͝͡ǤÀƤ
À más
notable,
aunque
aparece
pocas
veces
mencionada:
el
llamado
kalo’mte’.
Reclaman
haber
ostentado
pero
que
gozó
de
gran
prestigio.
por
los
gobernantes
y
cabezas
de
linaje
mayas. este
cargo
ciertos
señores
de
Tikal,
Copán,
Quiriguá,
Machaquila,
Yaxchilán,
Cobá
y
Toniná,
entre
otros
La
jerarquía
de
mando
encabezada
por
el
k’uhul
ajaw
es
típica
del
periodo
Clásico
Tardío,
pero
en
la
ȋƤͤ͝͡ȌǤ
À
ǡ±
ǡǡ
Ƥ
±k’uhul
ajaw
y
encon-‐
×
ï
ï
±
ǡsajal,
interpretada
por
algunos
como
un
±
ǡ
ͥ͞ȋƤͤ͠Ȍǡ
b’aahte’,
‘primera
lanza’
ȋƤͤ͢͝ȌǤ
ǡ
ï
ǡƤ
o
de
barrios
o
sectores
de
un
centro
de
poder
importante,
y
se
han
equiparado
al
batab ÓǤ
coloniales.
Uno
de
los
sajales
ǯǯǡÓ×
o
tan
antiguos
cuya
existencia
es
imaginaria,
es
decir,
mítica,
porque
de
acuerdo
con
la
arqueología
el
sitio
el
reinado
de
Yaxuun
B’ahlam
Ďě,
y
que
es
representado
como
señor
poderoso
y
el
primero
entre
los
no
existía
aún,
como
en
Piedras
Negras,
donde
al
predecesor
de
la
dinastía
se
le
ubica
en
el
año
4691
a.C.
Figura
186.
Diversos
cargos
sacerdo-‐
sajales.
Algunos
titulares
de
este
puesto
eran
gobernantes
locales,
incluso
con
su
propia
genealogía
En
monumentos
del
Preclásico,
como
el
65
de
Kaminaljuyú,
la
Estela
2
y
5
de
Tak’alik
Ab’aj,
y
la
tales
y
militares
registrados
en
las
escrita;
ejemplo
de
ello
es
Tiloot,
de
La
Pasadita,
en
Guatemala,
sitio
dominado
por
Yaxchilán.
Uno
de
͝±ȋƤͤͥ͝Ȍǡ
ǡ
Àï-‐ inscripciones
del
periodo
Clásico.
284 285
nos
encabezados
por
varios
miembros.
En
la
primera
se
observa
a
tres
personajes
entronizados
haciendo
señales
de
mando
a
prisioneros
hincados
con
las
muñecas
amarradas,
sugiriendo
que
representan
a
varias
autoridades
de
distinto
nivel;
cada
ÀƤ
ǤÀƤ
chan,
‘cielo’;
sin
embargo,
no
se
le
ve
ningún
rasgo
asociado,
más
bien
pudiera
ser
b’aah,
Ǯ
ǯǡǤ
k’in,
‘Sol’,
cuyo
nombre
posiblemente
marca
su
primacía
con
respecto
a
los
demás
señores,
en
tanto
sacerdote
o
gobernante,
pues
a
ellos
se
les
consideraba
seres
solares.
Ello
×Óǡ
antes
de
que
se
erigiera
y
consolidara
la
institución
del
k’uhul
ajaw.
ǡ
±ǡÀ
dos
personajes
que,
al
parecer,
ostentaban
el
mismo
rango
y
portaban
las
mismas
±
×ǣ
llevaban
bandas
con
rostros
de
dioses
y
complejos
tocados
de
plumas,
tenían
unos
Ó À
ǡ
Àǡ
que
legitimaban
al
gobernante
(véase
“El
juego
de
pelota:
el
deporte
de
las
luchas
dzȌǤ
De
acuerdo
con
estudios
arqueológicos,
etnohistóricos
y
etnológicos,
se
ha
con-‐
×
À
existencia
de
grupos
de
descendencia
que
habitaban
en
conjuntos
residencia
les
alre-‐
ǡǡ-‐
tos
completos
de
parientes
asociados,
como
en
Tikal
o
Palenque,
o
en
otros
viviendo
×ǡ
Ǥ
con
el
término
maya
ch’ibalǡƤ
DzÀ
-‐
siste
en
varias
ramas,
cuyos
miembros
comparten
la
misma
identidad
por
provenir
ïdzǤ
ǡ×ǡ
un
patrimonio
material
comunitario,
el
cual
comprendía
la
tierra
donde
estaban
ǢÀ
±
ǡ ǡ ×
À
ritos,
sino
la
inhumación
de
sus
antecesores;
y
su
existencia
tenía
una
historia
tejida
con
la
de
los
parientes
muertos
con
los
que
convivían,
pero
también
—y
quizá
esto
ͤͣ͝Ǥǡǡ es
lo
más
importante—ÀÀ
ÀǤǡ
Chiapas,
México. descendientes
no
estaba
aislado
del
resto
de
la
comunidad
con
la
que
convivían,
o
con
el
asentamiento
ǡ±ǡ
×
ǡ
de
la
estirpe
en
el
poder,
como
se
apuntó
anteriormente.
Comúnmente,
cuando
se
piensa
que
las
sociedades
han
llegado
al
nivel
de
Estado
y
cuentan
con
una
ǡ
-‐
À
Ǥǡ
×À
k’uhul
ajaw
como
las
de
las
autoridades
delegadas
estaban
acopladas,
es
decir,
la
línea
de
mando
vertical
À
Ǥï±
ǡ
À
×
de
identidad
propia,
de
vida
semiautónoma,
de
auto
organización,
de
toma
de
decisiones
y
de
generación
de
sus
propios
líderes,
los
ajawtaak
Ǥ
niveles
sociales,
por
el
principio
de
la
distancia
genealógica,
o
sea,
la
cercanía
o
lejanía
de
un
antepasado
di-‐
ǡǢǡ
×
ȋƤͥ͜͝ȌǤ
Así,
en
la
cumbre
de
la
pi
rá
mide
social
estaba
el
descendiente
más
directo
de
los
dioses
o
de
al-‐
ïÀ
Ǣ
ǡ
dinásticos
otorgaba
los
principios
de
legitimidad
al
máximo
gobernante
en
turno.
Junto
a
él
estaba
la
ǡǡ
ÀǡÀ Figura
188.
Dintel
58,
Yaxchilán,
Chiapas,
México.
Izq.,
Chak
Joloom;
der.,
Yaxuun
B’ahlam
Ďě.
286 ͤͣ͞
×
arenas políticas
Figura 190. Esquema del modelo de Estado segmentario de clan cónico.
primer
cono.
Había
un
segundo
nivel
con
varios
conos,
que
era
las
ramas
de
la
des
cen
dencia
extendida
ǡ
Àǡ
ǤǦ
ǯÀ
Ǣ Machaquila Naranjo
eran
ellos
los
que
detentaban
algunos
puestos
públicos
y
cada
rama
debió
de
tener
su
propio
líder.
Le
À
ïǡÀ
×-‐
bién
tenían
sus
líderes
particulares,
ajawtaak
menores
o
ah
k’ulobǡ
Ǥ
ǡ
-‐
ridad
de
los
diversos
componentes
de
la
sociedad,
dos
instancias
del
orden,
las
autoridades
políticas
y
las
ǡ
Ǥ
ȋƤͥ͝͝Ȍ
×
À-‐
×
ǡƤ
ǮÓǯ
ÀƤ
Ǥ
Piedras
Negras Quiriguá
ramas,
todo
el
conglomerado
humano
que
incluía
su
poder,
es
decir,
aludía
al
grupo
de
individuos
que
À
À
Ǥ
͜͡Ǧ
Ƥïǡ
con
una
misma
raíz
ancestral.
ǡÀ
Ǧ
ǣÀ
À
ǤÀǡ
descendencia
y
se
acoplaban
mediante
arduas
negociaciones
para
dirigir
la
vida
pública.
Estos
dos
À
×ï
ǡ Yaxchilán Tikal
y
Dos
Pilas
una
de
las
cuales
el
Estado
no
marcharía.
El
Chilam
Balam
de
ChumayelǡDzdzǡ
À×
ǣDz
×
Señores
y
se
comenzó
a
construir
la
escalera
de
piedra.
Y
entonces
él
se
sentó
en
la
Casa
de
Arriba
entre
ͥ͝͝ǤƤ
Figura
189.
Estela
1,
Nakbé,
Guatemala.
ǡdzǤ a
ciertos
linajes
de
algunas
ciudades
mayas.
288 289
XIX
EL
S EÑOR
S AGRADO:
LOS
G OBERNANTES
Asier
Rodríguez
Manjavacas
À
ǡ
±
ǡ
ǡ
Àǡ
ǡÀ-‐
ǡ
ȋ±Dz
×
À
dzȌǤ-‐
Àǡ
-‐
ǡÀ
×
ǡ
ǡ
×
ȋǡǡ
ǡ
ǡÀǡǡ
±Ȍ
ȋǡȌǤ
×-‐
ǡǡƤ
ǡǦ
Ǥ
ǡ
Àǡ×Àïǡ
±
Ƥ Ǥ
-‐
ͥ͝͞Ǥ ÀÀ
ǡ
ǡ
ǡǡ À
-‐
ǡ±
Ǥ Ǥ
291
291
×
-‐
ǡ
ƪ
ÀÀȋƤͥ͝͞ȌǤ
19
de
la
ciudad
de
Dos
Pilas,
en
Guatemala.
Este
ritual
seguramente
×ǡ
-‐
×
ǡǦ
×ÀƤ
ǡ
À
nino,
en
donde
hasta
entonces
se
había
criado,
al
mundo
masculi-‐
del
Clásico.
Sin
embargo,
como
se
verá,
éstas
ya
son
rastreables
en
ǡǮ
ǯǤÀǡ
el
periodo
precedente:
el
Preclásico. junto
con
sus
hermanos,
primos
y
otros
jóvenes
del
linaje
(todos
con
el
apelativo
de
ch’ok,
‘joven’),
sería
instruido
en
los
rituales,
en
el
juego
de
pelota,
la
guerra,
el
arte
de
la
escritura
y
toda
la
prepara-‐
ORÍGENES:
EL
PRECLÁSICO
Y
LAS
PINTURAS
×
Ǥ
DE
SAN
BARTOLO ǡ
encomendaban,
marcaban
su
crecimiento
y
su
ascenso
de
un
rango
-‐ ǡ
ƪÀ-‐
±
ǡ
ǡǡǡÀ
poder
y
prestigio
con
respecto
a
otras,
hasta
controlar
directa
o
in-‐ de
pelota.
directamente
amplios
territorios,
sometiendo
a
su
autoridad
a
más
En
algún
momento,
de
entre
estos
ch’ok
(‘jóvenes’)
se
elegía
al
población
para
llegar
a
constituir
los
reinos
históricos.
Pero
un
ha-‐ b’aah
ch’okȋDzÀ
dzȌǤÀ
llazgo
en
la
selva
del
Petén,
en
Guatemala,
durante
2001,
ha
cam-‐ del
primogénito
del
gobernante,
es
posible
que
hubiera
muerto
pre-‐
biado
la
idea
que
se
tenía
sobre
la
ideología
política
del
Preclásico:
maturamente
y
que
cualquiera
de
los
hermanos
del
gobernan
te
o
las
pinturas
de
San
Bartolo,
encontradas
en
la
Subestructura
Ď.
És-‐ ±
Ǧ
tas
datan
de
alrededor
del
año
100
a.C.,
y
muestran
una
de
las
más
ci
bir
ese
título.
Cuando
ninguno
de
éstos
sobrevivía,
era
cuan
do
se
espectaculares
representaciones
del
mito
de
la
creación;
pero
en
el
-‐
muro
oeste
hay
una
escena
típica
de
coronación
de
un
gobernante
brada
heredera,
lo
que,
como
se
verá,
ocurrió
en
contadas
ocasiones
maya,
como
se
la
conoce
a
través
del
arte
del
Clásico,
350
años
antes
ȋ±DzǡdzȌǤb’aah
ch’ok
ȋƤͥ͟͝ȌǤ era
consentido
y
educado
especialmente.
Realizaba
rituales
impor-‐
͜͜͞͡ǡïƤ
ǡ×
ǡ
ÀƤ
Figura
193.
Mural
de
la
SubestructuraĎ,
San
Bartolo,
Guatemala. Sub
estructura
ě,
datada
en
torno
a
los
años
300
a
200
a.C.
y
asociada
destinados
a
su
cargo
de
heredero,
relacionados
con
sangrías
y
la
ǤǡÀ
toma
de
cuerdas
o
atados.
Asimismo,
podía
desempeñar
labores
ǡ
ÀƤ
ǣ di
plomáticas
en
cortes
extranjeras
e
incluso
realizar
prolongadas
Posclásico,
pasada
la
crisis
del
sistema
político
del
periodo
Clásico,
ajawǡ ǮǯǤ
ǡ Ƥ estancias
entre
los
ch’ok
de
estas
cortes,
como
aprendiz,
portavoz
hubo
en
algunas
regiones
una
reestructuración
de
la
socie
dad,
para
del
ajaw
a
comienzos
del
Preclásico
Tardío,
y
un
siglo
más
tarde
la
Dz±dzÀ
Ǥ
× ±-‐
tener
una
menos
compleja
y
jerarquizada.
Pero
aun
allí
donde
la
×ǡ
× ǡƤ
civilización
urbana
se
mantuvo,
e
incluso
progresó,
el
modo
que
exclusivo
del
Clásico
y
sus
orígenes
hay
que
buscarlos
en
épocas
tenían
los
grupos
dirigentes
de
expresar
su
poder
cambió.
Ya
no
Ǥ
Ƥ como
en
el
exterior
del
reino.
Incluso,
en
algunas
cortes,
parece
que
hubo
una
exhibición
pública
de
textos
históricos
y
propagandísti-‐
era
indispensable
la
captura
de
algún
enemigo
como
condición
pa
ra
ǡƤ
×
ǡ
Ƥ
×ǡ
ǡ-‐ acceder
al
trono.
Esta
captura
la
llevaría
como
uno
de
sus
títulos
reales
el
arte,
el
cual
volvió
a
concentrarse
en
temas
mitológicos,
alegóri-‐ tronización,
rituales,
actividades
bélicas
y
muerte,
entre
otros. una
vez
entronizado
(por
ejemplo,
ucha’n
Aj
Ukul,
‘el
guardián
de
cos
o
simbólicos.
Con
mucho,
se
ven
representaciones
de
grupos
Aj
Ukul’,
siendo
Aj
Ukul
el
prisionero
capturado
unos
meses
antes
anónimos
de
guerreros,
de
jugadores
de
pelota,
o
de
aldeas
que
es-‐ de
la
coronación).
tán
siendo
atacadas.
Hay
indicios
de
una
militarización
de
la
socie-‐ INFANCIA,
ADOLESCENCIA
Y
NOMBRAMIENTO
dad
y
del
poder,
ya
perceptible
en
el
Clásico
Tardío,
y
quizá
también
DEL
GOBERNANTE
de
una
creciente
especialización
de
la
élite
en
las
tareas
rituales,
por
ENTRONIZACIÓN
un
lado,
y
militares,
por
otro
(véase
“La
guerra:
técnicas,
tácticas
y
Àǡ
ǡ
dzȌǤ
resto
de
los
hijos
de
un
gobernante.
El
sexo
de
éstos
marcaba
ya
la
Poco
tiempo
después
de
la
muerte
del
gobernante,
y
transcurridas
sistema
de
valores
grupales
la
exaltación
monumental
y
pública
del
ǡ
À
×Ǥ ï ȋ
Ȍǡ b’aah
ch’ok
era
Cuando
nacía
el
primero
de
ellos,
debía
ser
atendido
con
todo
tipo
entronizado
y
se
convertía
en
un
ajawȋȌǡǦ
ǡ
ǡ de
cuidados
dada
la
importancia
que
se
daba
a
la
primogenitura
y
cuente
que
ya
portara
este
título
con
anterioridad
(ch’ok
ajaw),
a
detentar
el
poder
(véase
“De
armas
y
ataduras:
guerreros
y
cauti-‐
ÀǤǡ
según
edad,
posición
social
y
relación
con
el
soberano
preceden-‐
dzȌǤ era
tan
alta,
hasta
que
un
niño
no
superaba
los
4
a
5
años
de
edad,
te.
Dependiendo
del
rango
del
reino,
podía
pasar
a
convertirse
en
Así
pues,
el
gobernante
del
periodo
Clásico
concentró
como
À
Ƥ
Ǥ
k’uhul
ajaw
(‘gobernante
divino’).
Éste
era
un
momento
al
cual
los
ǡǡƤǦ cuando
al
posible
heredero,
con
unos
6
años
de
edad,
se
le
practi-‐ textos
le
daban
especial
importancia,
con
multitud
de
expresiones
Figura
194.
Estela
11,
Piedras
Negras,
Guatemala.
292 293
dando
al
cetro
el
aspecto
de
un
hacha,
lo
que
es
en
realidad.
Este
ce
tro-‐ objetivo
último
del
ser
huma
no
según
los
mitos
de
la
crea
ción
maya.
hacha,
del
que
se
tienen
restos
arqueológicos,
es
el
rayo
que
porta
Además,
el
ciclo
agrario
parecía
estar
dominado
por
el
monarca.
Con
ǡǡ
ǡ
Ƥ motivo
de
solsticios
o
equinoccios,
inicio
de
épo
cas
de
lluvias
o
de
se-‐
al
k’uhul
ajaw
un
carácter
guerrero,
a
la
vez
que
sagrado. cas,
siembra
o
recolección,
se
realizaban
diversos
rituales,
a
menudo
Una
vez
que
el
monarca
había
sido
investido
con
todos
los
atri-‐ ǡ
butos
reales,
y
sin
abandonar
su
nombre
de
nacimiento,
adquiría
un
objetos,
a
veces
encarnando
a
diversos
seres
sobrenaturales.
Estos
ob-‐
nombre
real,
por
lo
general
tomado
de
alguno
de
los
antepasados
À Ƥ ǡ
À
-‐
Àǡ
ǤǦ miento
del
maíz,
la
llegada
o
la
retirada
de
las
lluvias,
garantizando
criben
cómo
este
nuevo
nombre
le
era
‘atado’,
como
si
se
tratara
de
la
así
la
supervivencia
de
la
comunidad
(véase
“Danzando
con
los
dio-‐
misma
corona
que
le
otorgaba
el
carácter
divino.
Los
nombres
reales
ǣdzȌǤ
À
ȋǡǡǡ
±Ȍ Ya
se
vio
las
implicaciones
militares
del
rito
de
acceso
al
trono.
nombres
de
divinidades
(sobre
todo
el
dios
solar
o
alguno
de
los
dio-‐ Como
máximo
líder
militar,
el
gobernante
dirigía
a
los
guerreros,
cap
-‐
ses
de
las
tormentas),
entre
otros.
Muchos
de
ellos
aluden
al
po
der
turaba
prisioneros
y
se
presentaba
ante
el
público,
que
veía
los
monu-‐
destructor
o
creador
de
estos
seres
sobrenaturales. ǡ
ƤǤ
À
el
momento
de
vestirse
y
armarse
como
guerrero
(véase
“La
guerra:
±
ǡ
dzȌǤǦ
ATRIBUCIONES
RELIGIOSAS,
MILITARES
sa
era
la
encargada
de
entregarle
el
escudo
y
otros
elementos
pro-‐
ȋƤͥ͢͝Ȍǡ
±Ǧ
mo
con
el
dios
del
Maíz
renacido,
que
era
recibido
y
enga
lanado
El
k’uhul
ajaw
À
ǡǦ por
mu
jeres.
Algunas
de
estas
escenas
de
atavío
del
gobernante
co
mo
tivas.
Como
máximo
líder
espiritual,
era
un
mediador
entre
el
mun-‐ guerrero
por
su
esposa
precedieron
no
sólo
a
batallas
verdaderas,
ȋ
ǡ-‐ sino
a
danzas
guerreras
rituales,
en
las
cuales,
a
modo
de
simulacro,
plo)
y
el
mundo
de
los
vivos.
Según
los
textos,
mandaba
construir
ÀǡƤ-‐
las
‘casas
de
sus
dioses’,
es
decir,
los
templos,
para
albergarlos
allí,
dadera
batalla
o
para
revivir
una
contienda
victoriosa
en
su
posterior
adorarlos
y
alimentarlos
(véase
“Templos,
palacios
y
tronos:
las
ciu-‐ celebración.
En
estas
danzas,
como
seguramente
también
en
la
pro-‐
dzȌǤǡǡ
Figura
195.
Detalle
del
Tablero
del
Palacio,
Palenque,
Chiapas,
México. Ƥȋtuunes,
k’atuunes,
b’aktuunes,
etcétera),
sin
los
cuales
la
comunidad
se
vería
desprotegida,
pues
dichos
lapsos
temporales
habían
de
ser
cerrados
y
abiertos
por
él.
Los
textos
de
±
ƪ símbolo
de
la
realeza.
Mas
no
es
el
único
tocado
que
se
le
colocaría;
ǡ ǡ
À
ǡ
Ǥ tanto
en
las
pinturas
de
San
Bartolo,
como
en
el
lado
sur
del
banco
histórico
adverso,
cuando
ningún
gobernante
pudo
realizar
dicha
menos
una
parte
de
la
ceremonia
solía
llevarse
a
cabo
en
una
especie
del
Templo
ĝĎĝǡǡ±
ȋƤ͞͝͝Ȍǡ
× ȋƤ ͥ͟͝ȌǤ
de
baldaquino
con
cortinas
replegadas,
construido
mediante
anda-‐ personaje
de
alto
rango
que
se
dispone
a
colocarle
una
corona
más
Ƥk’atuun
(periodo
de
unos
20
años),
por
lo
general
mediante
miajes
de
materiales
perecederos,
adornado
de
modo
exuberante,
al
elaborada,
adornada,
emplumada
y
recubierta
de
placas,
a
modo
un
ritual
de
sangrado
de
pene
por
medio
del
cual
se
inauguraba
y
que
se
accedía
por
una
escalera,
como
se
aprecia
en
las
pinturas
de
de
casco
guerrero
(ko’haw).
De
hecho,
en
Palenque
era
costumbre
se
daba
vida
a
una
estela
o
algún
otro
monumento.
Éste
recoge
en
ȋƤͥ͟͝Ȍ
-‐ representar
el
momento
de
la
entronización
mediante
una
escena
sus
imágenes
y
su
texto
las
actividades
memorables
del
gobernante
ǡ
ȋƤͥ͝͠ȌǤ
À
tripartita,
en
la
que
el
gobernante
recibía
del
padre
(a
su
derecha)
desde
su
nacimiento
y
entronización
hasta
el
momento
de
la
inau-‐
Ƥ
ǡȋǬ-‐ este
casco,
y,
de
la
madre
(a
su
izquierda),
el
escudo
y
la
punta
de
×
ǤƤk’atuun
que
ǫȌ
× pedernal
(para
engastarla
en
el
mango
de
la
lanza),
símbolos
de
la
haya
podido
celebrar
un
gobernante
no
sólo
evidencian
su
longevi-‐
ǡ
ǡ
ȋƤͥ͝͡ȌǤ
ƤǤ
de
abultado
cojín,
recubierto
con
piel
de
jaguar.
Esto
queda
expre-‐ En
seguida,
los
textos
cuentan
que
el
gobernante
uch’amaw
En
este
tipo
de
celebraciones,
aunque
no
sólo
en
ellas,
el
go
ber-‐
sado
en
el
texto
del
modo
siguiente:
el
gobernante
chumlaj
ta
ajawil,
K’awiilǮ
ǯǯǡ
ǡ
À
ǡ
ǡǤ
‘se
sienta
en
el
señorío’.
En
la
pintura
de
San
Bartolo
se
aprecia
al
ǯȋƤ͜͝͞ȌǤǡ
-‐ los
braseros
utilizados
en
este
tipo
de
ceremonias
también
se
que
maba
monarca
sosteniendo
un
bulto
atado,
que
seguramente
contiene
ob-‐ nada
con
el
rayo,
el
crecimiento
del
maíz
y
la
abundancia,
aparece
un
masa
hecha
a
base
de
maíz
e
incienso.
Asimismo,
se
quema-‐
ȋƤͥ͟͝ȌǤ en
el
periodo
Clásico
íntimamente
vinculada
al
poder,
al
principio
ban
en
él
las
tiras
de
papel
que
habían
recogido
la
sangre
de
rramada
Otro
momento
importante
era:
k’ahlaj
sak
hu’nal
tub’aah,
‘es
ǡ
-‐ Ǧ
Ƥ
ȋƤ
atada
la
diadema
blanca
a
la
cabeza
del’
gobernante.
El
sak
hu’n
ciones
o
invocaciones
de
seres
sobrenaturales
que
realizaban
los
͢͝͡ȌǤǡÀ
o
sak
hu’nal
era
la
diadema
o
banda
hecha
de
papel
(hu’n)
y
ador-‐ ȋ±Dz
ǡdzǦ divinidades.
El
hecho
de
quemar
estos
ele
mentos
vitales
demues
tra
×ȋ
À lumen).
El
dios
aparece
representado
llevando
una
especie
de
laja
el
papel
del
gobernante
no
sólo
como
má
ximo
interlocutor,
sino
tam-‐
Ȍǡ ƪÀȋǬǫȌ
ǡ ±
ǡƤ
Figura
196.
Dintel
26,
Yaxchilán,
Chiapas,
México.
294 295
pia
guerra,
el
gobernante
podía
encarnar
a
divinidades
patronas
de
Dos
ejemplos
ilustran
este
carácter
consanguíneo
del
térmi-‐ especial
oeste
y
este,
es
decir,
‘el
kalo’mte’
del
oeste’,
‘el
kalo’mte’
del
es
-‐
ǡ
Ǥ
no.
Por
un
lado,
las
hijas
de
los
gobernantes,
al
ser
enviadas
a
otros
te’,
dependiendo
de
la
posición
relativa
que
ocupaba
la
ciudad
del
atributos
del
dios,
y
los
cautivos,
a
su
regreso,
eran
des
critos
a
veces
rei
nos
como
esposas,
llevaban
siempre
consigo
ese
título
(por
ejemplo,
k’u
hul
ajaw
con
respecto
al
resto.
Incluso
hay
una
inscripción
tardía
como
víctimas
de
esa
misma
divinidad.
Un
texto
de
Yaxchilán,
Chia-‐ Ix
Hix
Witz
ajaw,
‘Señora
de
Hix
Witz’,
aunque,
como
se
verá,
la
vincu-‐ de
la
ciudad
de
Copán,
Honduras,
que
sugiere
que
el
área
maya
del
ǡ±
ǡ
Ǯ
ǯ
×
Ǧ perio
do
Clásico
se
organizaba
de
modo
simbólico-‐político
entre
cua-‐
ǡ
Ƥ-‐ ridades).
Por
otro,
si
una
dinastía
se
dividía
en
dos
reinos,
es
decir,
si
tro
grandes
señoríos,
correspondiendo
a
los
cuatro
puntos
cardinales:
cio.
Pero
no
siempre
el
gobernante
dirigía
la
campaña
militar,
la
cual
Àȋ Palenque,
Calakmul,
Tikal
y
Copán.
Aunque
muchos
gobernantes
×ȋch’ok)
o
en
sus
vasallos
o
ejemplo,
la
de
Tortuguero,
en
Tabasco,
procedente
seguramente
de
usa
ron
este
título
(compartido
a
veces
con
sus
esposas),
ese
uso
no
señores
subalternos,
radicados
en
ciertas
regiones
estratégicas.
És-‐ Palenque,
y
la
de
Dos
Pilas,
originaria
de
Tikal,
en
el
actual
territorio
dejó
de
estar
restringido
a
los
más
poderosos.
tos,
a
su
vuelta
a
la
corte,
presentaban
los
cautivos
al
k’uhul
ajaw
en
de
Guatemala),
los
gobernantes
de
ambos
lugares
portarían
el
mismo
Por
último,
ya
se
mencionaron
los
títulos
relativos
a
la
captura
su
trono,
y
éste
podía
aceptarlos
como
su
nueva
propiedad,
aunque
ǡ
À
ȋǯǯǯǡ de
enemigos;
por
ejemplo,
ucha’n
Tajal
Mo’,
‘el
guardián
de
Tajal
Mo’
seguramente
los
verdaderos
captores
podían
ser
reconocidos
como
ȌǤ ÀȀ À (un
cautivo)’;
aj
20
b’aak,Ǯ͜͞
ǯǡ
±ȋƤͥ͞͞ȌǤ
propietarios
de
parte
de
este
botín. te
ner
origen,
a
su
vez,
en
algún
topónimo
(mítico
o
real)
del
que
pro-‐ Algunos
de
estos
títulos
pueden
ir
acompañados
del
número
de
El
gobernante
también
presidía
la
presentación
de
tributos.
ǡ
ǡ k’atuunes
que
había
vivido
el
gobernante,
habiendo
así
ajaw,
ajpit-‐
Igualmente
desde
su
trono,
recibía
embajadas
de
nobles
autócto-‐ o
los
Borbones
europeos.
Y,
salvo
en
contadas
ocasiones,
el
nombre
ziil
o
kalo’mte’
de
tres,
cuatro
o
incluso
cinco
k’atuunes.
À
ÀǤ ÀȀÀ
À
tributos
enviados
por
señores
sometidos
o
vasallos,
aunque
en
al-‐
ǡǤ
gunos
casos
podría
tratarse
de
regalos
o
botín
de
señoríos
indepen-‐ Los
k’uhul
ajaw
podían
supervisar
el
acceso
al
trono
de
otros
AXIS
MUNDI:
CEIBA,
SOL,
ǡ
Ǥ ajaw,
e
incluso
de
k’uhul
ajaw
menos
poderosos,
estableciéndose
una
Aǡ
ȋČĎȌ ͥͣ͝Ǥ
Ǥ
relación
de
supervisión
moral,
control
o
semidependencia
de
uno
ha
-‐
ȋ±Dz
×À
ƪ
El
k’uhul
ajaw
se
mostraba
como
un
axis
mundi,
‘eje
del
mundo’,
an-‐
LOS
TÍTULOS
Y
SUS
IMPLICACIONES dzȌǤ
-‐ te
la
comunidad,
en
especial
en
los
monumentos
públicos
más
acce-‐ animales
nocivos
de
la
milpa)
y
muere
decapitado
durante
la
cose-‐
nantes,
que
son
descritos
como
k’uhul
ajaw
en
sus
reinos,
son
men-‐ ǡ
Ƥ
Ǥ
ǡ cha
(el
elote
es
su
cabeza)
para
garantizar
el
sustento
de
la
comunidad
Al
acceder
al
trono,
o
durante
su
mandato,
el
gobernante
iba
acu-‐ cionados
como
simples
ajaw
en
otros
señoríos
extranjeros
(donde
el
centro
del
cosmos,
como
un
elemento
clave
del
mismo,
pues
conec-‐ ȋ± Dz
ǡ dzȌǤ
Àǡ aparecen
como
visitantes,
cautivos,
etcétera).
Quizá
se
deba
al
inte-‐
ǡ
ǡ
ǡǡ±
su
autoridad.
Éstos
denotaban
su
rango
político
dentro
del
comple-‐ rés
de
reservar
el
caracter
de
‘sagrado’
para
el
gobernante
local
y
vida
y
muerte. avatares
y
peligros,
renace
tras
la
siembra
volviendo
al
mundo
de
los
jo
sistema
clásico
de
alianzas
y
vasallajes,
sus
habilidades
bélicas,
también
al
interés
por
rebajar
el
estatus
del
extranjero.
Por
ejemplo,
À
×
ǡ-‐ vivos.
Como
se
verá
más
adelante,
este
aspecto
tierno,
andrógino
o
ǡǡÀǡ K’an
Joy
Chitam
ĎĎ,
gobernante
de
Palenque,
aparece
como
cautivo
mundo
es
la
ceiba,
el
árbol
más
alto
de
la
selva
maya,
que
hunde
sus
ǡ
ǡ
o
su
juventud. en
Toniná;
en
el
texto
es
descrito
simplemente
como
ajawȀ raíces
en
el
mundo
subterráneo,
crece
en
el
mundo
de
los
vivos
y
utilizado
por
los
gobernantes
para
mostrarse
ante
la
comunidad
Ante
todo,
el
monarca
era
un
ajaw,
‘señor’,
gobernante.
Aun
que
Àǡ
À-‐ despliega
sus
ramas
por
los
niveles
celestes
hasta
alcanzar
las
nu
-‐ como
dadores
de
vida
y
sustento.
±
ǡ À ± Ƥ
À Ǯ ȋ±×Ȍǡ
Ƥ ǡƤǤ
Por
último,
la
garza
con
el
pez
en
su
pico,
imagen
del
llamado
que
ha
bla’,
es
decir,
el
que
tiene
derecho
a
hablar
en
la
asamblea
de
ȋƤ͟͜͝ȌǤ Sol
utiliza
el
tronco
de
una
ceiba
situada
en
el
este
para
salir
de
la
dios
ČĎ,
es
otro
símbolo
del
movimiento
vertical
cíclico
que
supera
el
notables,
el
elegido
para
tomar
decisiones.
Esta
etimología
lo
acerca
a
Muchos
gobernantes
añadían
a
sus
títulos
el
término
ch’aho’m,
tie
rra
y
ascender
al
cielo.
Se
ha
visto
al
gobernante
representado
destino
humano:
la
garza
cruza
el
cielo,
se
posa
sobre
la
tierra
y
baja
otros
térmimos
para
gobernante
en
Mesoamérica,
como
el
tlatoani
de
de
discutida
traducción.
La
raíz,
quizá
ch’aajǡƤ
ÀǮ
×ǡ en
las
estelas
del
periodo
Clásico
emulando
a
una
ceiba
y
simboli-‐
ȋȌ
×ǤǡÀ-‐ gotas’
e
‘incienso’
(ya
que
éste
procede
de
la
resina
que
se
grega
el
tron-‐
ǡ
ÀƪǦ sustento,
retomando
el
vuelo
hacia
el
nivel
celeste.
Muchos
gober-‐
ȌǤ
ÀƤ
les,
aviares
y
solares.
También
el
ajaw
se
presenta
como
el
Sol,
que
Ƥ
el
Clásico
Tardío
por
gobernantes
locales
menores.
À
Ǯǡ
ǯǡǮǡ ǡǡ
garza
pescadora.
ǡƤ
ǡǦ
Àǯ
Ǥǡ el
este
y
re
corre
los
niveles
celestes.
En
su
aspecto
de
Sol
nocturno,
zándose
durante
todo
el
Clásico
Tardío,
surgió
la
novedad
entre
los
Ƥ
Ǯ×ǯǡÓ
-‐ Ƥǡ
-‐
grandes
gobernantes
de
anteponer
al
título
ajaw
el
adjetivo
k’uhul,
‘di-‐ lán
aparece
acompañada
del
título
ix
ch’aho’m.
ǡ
Ǥ MODELOS
SOBRENATURALES
vino,
sagrado’
(k’uh,
‘dios’).
Así,
se
estableció
una
jerarquía
entre
un
La
mayoría
de
los
gobernantes
se
presentan
como
jugadores
ǡǡ
PARA
EL
GOBERNANTE
k’uhul
ajaw
y
un
simple
ajaw.
Esta
expresión
siempre
está
acompaña-‐ de
pelota,
ajpitziilǡƤ
× al
gobernante
como
el
Sol
en
el
cielo,
a
veces
acompañado
de
su
es-‐
da
del
nombre
del
reino
o
dinastía
de
la
que
era
gobernante
y
queda
re-‐ ajpitzil
ohl
como
‘el
de
corazón
hermoso’.
Los
grandes
monarcas
del
ǡǤ
-‐ Varias
divinidades
parecen
constituir
un
modelo
de
gobernante
pa-‐
ǣk’uhul
Mutu’l
área
maya
también
se
dieron
el
título
de
b’aahkab’,
‘el
primero
de
la
Ó ra
el
k’uhul
ajaw.
En
primer
lugar,
hay
que
hablar
del
dios
del
cielo,
ajaw,
‘divino
señor
de
Mutu’l’
(señorío
de
Tikal);
k’u
hul
Ik’a’
ajaw,
‘di-‐ tierra’,
que
compartieron
a
veces
con
sus
esposas,
y
parece
que
po-‐ ȋȌǡǡ
ǡ Itza
m
naaj,
que
es
representado
como
un
anciano
gobernante
del
mun-‐
vino
señor
de
Ik’a’’
(señorío
de
Motul
de
San
José);
k’uhul
Yokib’
ajaw,
cos
de
ellos
pudieron
acceder
a
denominarse
además
kalo’mte’.
El
la
conexión
entre
los
niveles
del
cosmos
y
la
resurrección.
do
celeste,
sentado
en
el
trono,
a
veces
compartido
con
su
esposa,
la
jo-‐
‘divino
señor
de
Yokib’’
(señorío
de
Piedras
Negras).
Este
elemento
Ƥ
ïÀÀ
×
À
±Ƥ
ven
diosa
de
la
Luna,
y
recibiendo
cortesanos
sobrenaturales.
Aunque
central
(Mutu’l,
Ik’a’,
Yokib’),
más
que
un
topó
nimo
concreto,
puede
maya
kalǡDzǡdzǡ renacer
es
su
representación
como
dios
del
Maíz.
Es
un
ser
joven
ǡ
entenderse
como
la
expresión
territorial
de
una
dinastía,
que
gober-‐ por
lo
que
se
trataría
de
un
título
con
connotaciones
guerreras
o
des-‐
Ó ǡ
ǡ±Ǧ
ȋƤ͟͝͡ȌǤ tructoras.
Este
título
puede
ir
acompañado
de
un
punto
cardinal,
en
tierra,
superando
todo
tipo
de
obstáculos
(sequías,
inundaciones,
sele
adornado
con
el
tocado
de
este
dios
anciano,
e
incluso
reci-‐
296 ͥͣ͞
biendo
a
cortesanos-‐pájaro
sobrenaturales,
como
lo
hace
Itzamnaaj
À
ǡ
ǡ
ǡ
ȋƤͥͣ͢͝͝͝ȌǤ
ǡƤǡ
Ǥ
los
atributos
de
experiencia,
autoridad,
sabiduría,
poder
creador
y
De
muchas
regiones
se
tienen
datos,
tanto
arqueológicos
como
ǡǡ
Ƥ
ǡ
Ƥ-‐
ancianidad
que
va
ligada
a
estos
conceptos
y
es
inherente
al
dios.
das
por
los
sucesores
al
trono.
Los
textos
explican
la
cere
monia
de
Ƥ
×
Ǧ reapertura
como
un
och
k’ahk’,Ǯǯǡ
ven
dios
del
Maíz.
Esta
divinidad
es
símbolo
del
sustento
vital,
el
eter-‐ que
es
la
misma
expresión
utilizada
en
general
para
la
inauguración
no
renacimiento
y
la
belleza
y
delicadeza
propias
de
una
juventud
Ƥ
ǤÀǦ
casi
asexuada,
que
lo
acerca
a
la
androginia.
Se
ha
supuesto
que
el
Ǧ
dios
del
Maíz,
en
cuanto
joven,
constituía
el
canon
de
belleza
para
je,
aunque
esta
costumbre
parece
corresponder
a
capas
más
bajas
de
los
antiguos
mayas.
El
gobernante
se
presentaba
a
la
comunidad
con
la
sociedad.
Quizá
esta
reapertura
coincidía
con
el
momento
de
lim-‐
ǡ
À pieza
de
los
huesos,
años
más
tarde,
una
costumbre
extendida
que
vegetales
que
lo
asimilaban
al
dios
del
Maíz
que
renacía
tras
cada
ȋƤͣ͝͝ȌǤ
siembra.
Quizá
emulando
el
aspecto
danzante
del
dios,
llevaba
a
ca-‐ veces,
estas
visitas
se
realizaban
luego
de
mucho
tiempo
y
coincidían
ÀǤ con
aniversarios
de
enterramiento
reivindicados
por
gobernantes
Por
último,
ya
se
ha
mencionado
la
vinculación
del
gobernante
tardíos
(quizá
ni
siquiera
del
mismo
li
naje)
para
reclamar
su
dere-‐
con
la
deidad
solar
(K’inich
Ajaw),
y
se
verá
después
cómo
era
re-‐ cho
al
trono,
en
momentos
políticos
convulsos.
Lo
cierto
es
que
los
presentado
así
tras
su
muerte.
Muchos
ajaw
adquirieron
en
su
nom-‐
Dzdz
-‐
Ƥǯ
ȋǮǯǡǮǯǮ
ǯȌǡ
ƪǣ
À
ƤǤǡǡ aliento
vital
que
bajaba
desde
el
cielo
hasta
el
mundo
de
los
vivos
y
Chia
pas,
existe
también
algún
curioso
ejemplo
de
un
monarca
repre-‐ ǡǤ
ǡ
ǡ Figura
198.
Piedra
Labrada
2,
Bonampak,
Chiapas,
México. La
imagen
semidivina
del
gobernante
en
vida
apela
al
renacer
ǡȋƤͥͤ͝ȌǤ
×ǤÀǡÀ
ǡǡÀ
Ǧ ×ÀƤ
×
sanos
de
alto
rango,
durante
ceremonias
y
acontecimientos
ritua-‐ este
volumen).
Esta
costumbre
permitía
que
los
vivos
estuvieran
en
cósmico,
como
el
Sol,
o
algún
elemento
vegetal,
como
la
planta
del
ǡÀ
ǡÀ
ƤǦ continuo
contacto
con
los
antepasados
y
realizar
las
ceremonias
del
maíz,
la
ceiba
u
otros
árboles
(véase
“Los
soberanos:
la
apoteosis
dad
de
divinidades
y
otros
seres
sobrenaturales
relacionados
con
la
linaje
con
ellos
como
testigos.
En
el
caso
del
linaje
gobernante,
no
es
dzȌǤ
ǡ
ǡ
ǡ
À
±-‐ a
los
antepasados
del
linaje
circunscritos
en
un
disco
solar.
En
el
Ǥǡ co,
el
palacio,
sino
más
bien
a
templos,
estelas,
plazas
y
otros
lugares
Palacio
de
Palenque,
Chiapas,
por
ejemplo,
la
galería
oriental
se
de-‐
ǡƤǦ ceremoniales
ligados
con
ellos.
Esto
podría
explicarse
por
el
hecho
coró
con
representaciones
de
cabezas
de
los
gobernantes
de
la
di-‐
ȋƤ ͥͥ͝Ȍǡ
de
que,
al
ser
los
templos
las
moradas
de
los
divinidades,
y
conver-‐ Àǡ
ƪ
con
otros
gobernantes
y
vasallos
de
visita
en
la
corte
(en
danzas
tirse
el
gobernante
semidivino
en
una
de
ellas,
el
templo
y
sus
aleda-‐ con
símbolos
astrales,
animales
y
vegetales,
del
que
salen
cuatro
y
banquetes),
así
como
para
invocar
a
los
antepasados
e
incluso
ños
resultaban
un
lugar
idóndeo
para
localizar
la
tumba
y
rendirle
cabezas
de
ciempiés,
simbolizando
los
rayos
solares.
En
estelas
de
ǡ
Ƥ
ǡ
ȋ±Dz×
-‐ la
ciudad
de
Yaxchilán,
también
en
Chiapas,
pueden
verse
a
los
an-‐
ȋƤ͜͜͞ȌǤ
dzȌǤ
ǡ
-‐ tepasados
en
la
banda
celeste,
a
izquierda
y
derecha
del
dios
solar,
artísticas,
pueden
aparecer
vestidos
con
sus
atributos
y
su
máscara,
Ƥ
ǡ convertidos
en
el
Sol
(el
padre,
sentado
en
el
interior
del
escudo
so-‐
aunque
ésta
siempre
deja
entrever
la
cara
humana
del
gobernante
se
han
conservado
los
nombres
propios
dados
a
algunas
tumbas,
y
lar)
y
la
Luna
(la
madre,
sentada
en
el
interior
del
creciente
lunar),
ȋƤ͜͝͡ȌǤ éstos
pueden
aludir
a
lugares
míticos,
como
montañas
relacionadas
presidiendo
la
ceremonia
realizada
por
su
hijo
vivo,
el
gobernante
ǡÓǡÀ
Yaxuun
B’ahlam
ĎěȋƤͣͣ͝ȌǤ
À
ƪȋƤͥ͢͝ȌǤ
×ǡǡ
MUERTE
Y
APOTEOSIS
DEL
GOBERNANTE Según
los
textos,
el
lapso
de
tiempo
transcurrido
entre
la
muer-‐ ǡ
Ƥ
te
y
el
enterramiento
variaba,
pero
a
veces
podía
ser
de
varios
meses.
ǡ
ȋƤ
ǡ
Se
supone
que
esto
quedaría
explicado
por
los
complejos
ritua
les
que
͜͞͝ȌǤ
×ǡÀǦ
ǡǤÀÀ habría
que
llevar
a
cabo
antes
del
entierro.
La
preparación
del
cuerpo
pica
postura
de
neonato,
sentado
en
la
cabeza
trasera
del
monstruo
los
50
y
60
años
de
edad,
aunque
los
hubo
más
longevos,
superan-‐ del
gobernante
también
variaba
mucho,
pero
solía
ser
amortajado
en
×
±ǡ±
ȋƤ
do
los
80
años
de
vida.
En
general,
en
el
área
maya,
las
costumbres
un
sudario,
en
el
cual
se
introducían
joyas
de
jadeíta
y
otros
elemen-‐ 22).
El
monstruo
tira
diariamente
del
Sol,
arrastrándolo
desde
el
in-‐
×±
ǡ
À
ȋƤ͢͢͝ȌǤ ǡ
Ǧ
otra.
Sin
embargo,
en
el
periodo
Clásico
parece
que
se
extendió
bas-‐ Era
habitual
acompañarlo
de
platos
y
vasos
con
comida
y
bebida,
así
Figura
199.
Estela
8,
Naranjo,
Guatemala.
ǤÀǡ
×
tante
la
tradición
de
inhumar
el
cuerpo
debajo
del
espacio
domésti-‐
ƤǤ
ǡ
ȋ±Dz×Ǥ
dz À
×
ǡ
Ǧ
ǡÀǡ
298 299
el
centro
del
cosmos.
Esta
última,
como
ya
se
dijo,
es
el
canal
que
el
×À
ǡÀï͞͡Ó×
mismo
Sol
utiliza
para
subir
al
cielo.
Sobre
esta
ceiba
se
posa
la
Dei-‐ de
ser
un
apoyo
importante
en
su
gobierno.
Tomó
por
esposa,
segu-‐
dad
Ave
Principal,
relacionada
con
el
dios
Itzamnaaj
y
símbolo
del
ramente
en
626,
a
Ix
Tz’akb’u’
Ajaw,
procedente
de
Toktan
(antigua
cielo,
y,
alrededor
de
ambas,
se
aprecian
las
joyas
de
jadeíta
que
sim-‐ sede
del
poder
de
la
dinastía
palencana),
aunque
también
aparece
bolizan
las
estrellas,
las
cuales
recibirían
al
monarca
en
su
apoteosis. vinculada
a
Oxte’
K’uh,
lugar
del
que
procederían
varios
personajes
de
la
corte
de
Palenque
en
lo
sucesivo.
Éstos
habrán
sido
de
gran
À
×
-‐
miento
del
señorío.
Con
ella,
el
monarca
tendría
tres
hijos,
de
los
cuales,
los
dos
primeros
nacieron
en
635
y
644,
respectivamente,
y
ǯ
ǯ le
sucederían
en
el
trono.
En
las
guerras
llevadas
a
cabo
para
restau-‐
Este
gobernante
de
Palenque
nació
en
603
y
estuvo
en
el
poder
du-‐ ƪ
ǡ
×
Óͤ͢͢͟͝͡Ǥǡ-‐ potencia
del
medio-‐bajo
Usumacinta:
Piedras
Negras,
Guatemala.
×
ǡ Allí
un
ajk’uhu’n
ͤ͢͞Ǥͥ͢͡
ͥ͝͡͞ȋƤͣ͜͝ȌǤ
×
͢͢͟ǡ
±
ÓÀ
Palenque:
poco
antes
de
su
nacimiento,
en
599,
la
ciudad
había
de
Wak’aab’
(Santa
Elena,
México)
y
Pipa’
(cerca
de
Pomoná,
Méxi-‐ ͜͞͝Ǥ
×
ǡǡǡ±
Ǥ
sido
atacada
por
el
reino
de
Kanu’l
y,
poco
después,
en
611,
volvería
co),
entre
otros
lugares
menores,
cuyos
prisioneros
aparecen
todos
a
ser
atacada.
Era
hijo
de
K’an
Mo’
Hix,
un
ajaw
de
un
lugar
llamado
representados
en
el
palacio
de
la
ciudad,
en
patios
idóneos
para
re-‐
Choh,
pero
recibió
el
poder
real
de
su
madre,
Ix
Sak
K’uk’,
segu-‐
Ƥ
Ǥ ͙͟͝b’aktuun
desde
la
llegada
a
la
ciudad
de
Búho
Lanzadardos,
el
supuesto
líder
teotihuacano
que
ha-‐
ȋƤ͟͜͞ȌǤ Una
de
las
grandes
obras
arquitectónicas
de
Pakal
sería
la
com
-‐ bría
reordenado
políticamente
toda
la
región
del
Petén.
Cuando
accedió
al
poder,
en
615,
con
12
años
de
edad,
encontró
una
pleta
remodelación
y
ampliación
del
Palacio,
donde
dejaría
magní-‐ Jasaw
Chan
K’awiil
consiguió
someter
al
reino
de
Motul
de
San
José
(en
el
lago
Petén
Itzá,
Guate-‐
Ƥ
ȋƤͤ͟͞ȌǤÀ
Ǧ ȌÀ
ǡͣ͝͝ǡï×ǡ
menzado
la
construcción
del
Templo
de
las
Inscripciones
antes
de
chocando
con
el
reino
de
El
Perú,
y,
al
este,
con
el
de
Naranjo,
los
dos
últimos
en
territorio
guatemal-‐
su
muerte,
en
683,
cumpliendo
68
años
en
el
trono.
Allí
sería
en-‐ teco,
ambos
leales
a
Calakmul.
Hacia
el
norte,
hay
evidencias
de
alianza
o
sometimiento
de
Maasal
(¿ac-‐
ǡ
×
Ǧ
ïǫǡ
ȌǡÓÀ Ǥ ͣ͝͝ǡ
Ó×
ȋƤͣ͜͝ȌǤ
ǡÀ±Ǧ Jasaw
Chan
K’awiil
en
la
ceremonia
de
reapertura
de
la
tumba
de
una
mujer
y
limpieza
de
sus
huesos,
nito,
Kan
B’ahlam
ĎĎ,
quien
concluiría
la
obra
y
heredaría
el
trono
ȋƤͣ͝͝ȌǤ
para
proseguir
la
ampliación
y
el
embellecimiento
del
centro
cere-‐
ǡ
×À
ǡ
×
monial,
así
como
la
expansión
militar
del
señorío
hacia
horizontes
ǡ
Ƥk’atuun
que
aún
más
lejanos. llegó
a
presidir.
El
hijo
que
tuvo
con
Ix
Lahchan
Une’
Mo’,
llamado
Yik’in
Chan
K’awiil,
culminaría
el
ÓÀƤÀ
Ǥ
ǯ
ǡ
ǡ Ó ͤ͢͞ ͣ͟͠Ǥ
ǡ
ǡ± MUJERES
GOBERNANTES:
GÉNERO
Y
PODER
×À
Ǥǡǯ
ȋͣ͢͡Ǧͣͥ͢Ȍǡ×Ǥ× Hasta
aquí
se
ha
hablado
de
gobernantes
en
masculino,
aunque
ya
se
ha
apuntado
la
existencia
de
algu-‐
erigir
algún
monumento,
no
ha
sobrevivido,
y
se
sabe
de
él
más
por
ȋ±Dzǡdz
ǤÀǡ en
este
volumen).
Sólo
ante
el
peligro
de
extinción
del
linaje
dirigente,
por
ausencia
o
desaparición
de
ǡ ±
ǡÓÀǤ herederos
masculinos,
el
poder
podía
pasar
a
una
hija
o
nieta
del
gobernante,
y
hubo
casos
registrados
que
Nu’n
Ujol
Chaahk
pudiera
volver
a
Tikal,
pasaron
largos
años
de
ello
al
menos
en
Tikal,
Palenque
y
Naranjo.
ǡ ǡÓͣ͟͝ǡƤk’atuun
ǯǤ
ǡÀǡ En
511,
subió
al
poder
una
gobernante
de
tan
sólo
seis
años,
conocida
como
Señora
de
Tikal,
parte
de
ÀǡÀ
Ǧ cuyo
apelativo
la
describe
como
Ix
kalo’mte’.
Seguramente
hubo
de
ser
hija
del
gobernante
anterior,
Ǥ
À Chak
To’k’
Ihch’aak
ĎĎ
(486-‐508).
Entre
la
muerte
de
éste
y
el
acceso
de
la
niña
se
sabe
que
uno
de
sus
ǯǤ
ǡ
ǡ
À-‐
Jasaw
Chan
K’awiil
conseguiría
lo
que
su
padre
nunca
pudo:
vencer
ǤÓ
DzÀ
dzǤ
Ƥ ǡ ͥ͢͡ǡ embargo,
esta
gobernante
no
tiene
un
lugar
propio
en
la
secuencia
dinástica
y,
al
parecer,
no
gobernó
Yihch’aak
K’ahk’,
y
trayendo
a
Tikal
su
estandarte.
La
celebración
por
sí
misma,
sino
junto
a
uno
o
más
hombres,
uno
de
los
cuales,
quizá
consorte,
aparece
descrito
como
×ǡ ͙ͥ͝
Ǥ
se
recupera
cierto
estilo
teotihuacano
para
apelar
a
la
antigua
gran-‐ En
Palenque,
otras
dos
mujeres
llegaron
a
dirigir
los
destinos
del
reino.
En
583,
Ix
Yohl
Ik’nal
(583-‐
Figura
200.
Monumento
155,
Toniná,
Chiapas,
México. deza
del
reino.
De
hecho,
esta
celebración
se
hizo
coincidir
con
el
604)
subió
al
trono,
manteniéndose
20
años
en
el
poder.
Pudo
ser
hermana
o,
más
probablemente,
hija
300 301
de
su
predecesor,
Kan
B’ahlam
Ďȋͣ͡͞Ǧͤ͟͡Ȍǡ×
LOS
ÚLTIMOS
GOBERNANTES
títulos
reales
completos.
A
partir
de
su
reinado,
los
datos
históricos
que
se
conservan
son
más
ricos,
DEL
PERIODO
CLÁSICO
ǣͥͥ͡ǡ
vasallo
del
reino
de
Kanu’l
(con
capital
en
Dzibanché
y,
después,
en
Calakmul,
ambas
en
México).
Es
Ƥ
Àǡ
×
-‐
ǡȋ͢͜͡Ǧ͢͝͞Ȍǡǡ
À minal.
En
este
periodo,
muchas
ciudades
dejarían
de
realizar
ins-‐
ǯ͢͝͝Ǥǡ
Ƥǡ
ǯ
ï
ƤǤ
ǡ
ǯȋǡǡȌǤ que
se
tienen
sobre
los
gobernantes
de
esa
época
transmiten
un
ǡ×
DzdzÓÀ-‐ clima
bélico
creciente:
las
capturas
de
enemigos
se
sucedieron
sin
rante
tres
años.
Su
nombre,
Muwaan
Mat
(612-‐615),
coincide
en
lo
esencial
con
el
de
la
deidad
aviar,
na-‐ tregua,
y
muchos
vasallos
y
cargos
menores
adquirieron
prestigio
y
͟͝͞͝ǤǤǡ×À
Ǥǡƪ
ÀǤ
Ǧ
Ǥǡ
ǡǡǡÀǡ ra
tenido
que
delegar
cada
vez
más
en
ellos
y
el
poder
se
compar-‐
con
independencia
de
ello,
es
cierto
que
tras
ella
pudo
esconderse
una
segunda
gobernante
palencana,
tiera,
se
resquebrajara.
Los
gobernantes,
a
la
vez
que
ensalzaban
quizá
hija
del
Janaab’
Pakal
antes
mencionado.
Se
trata
de
Ix
Sak
K’uk’,
madre
del
siguiente
gobernante,
su
carácter
militar,
iban
abandonando
las
grandes
obras
públicas
K’inich
Janaab’
Pakal
Ď
(615-‐683),
quien
podría
haber
tomado
el
nombre
de
ese
supuesto
abuelo
ma-‐ y
sus
objetivos
políticos
eran
cada
vez
más
modestos.
La
tónica
era
terno,
que
nunca
llegó
a
reinar.
Accedió
al
trono
a
la
edad
de
12
años
y,
en
el
Tablero
Oval
del
Palacio
entonces
la
supervivencia
dentro
de
los
límites
del
propio
señorío
y
de
Palenque,
se
ve
su
coronación.
En
ella,
no
recibe,
como
de
costumbre,
el
casco
de
su
padre
y
las
surgían
nuevas
estrategias
de
expresión
del
poder.
armas
de
su
madre,
sino
que
el
casco
se
lo
entrega
directamente
su
madre,
demostrando
que
es
ella
la
Los
últimos
ajaw
conocidos
de
la
ciudad
de
Ceibal,
Guatema-‐
ǡ
ÀȋƤ͟͜͞ȌǤ ǡǡ
Ƥ
×ǡ
Por
último,
en
Naranjo,
Guatemala,
hubo
un
caso
algo
similar.
Tras
un
hiato
en
el
poder
local,
en
À
À
Ǥ×
ͤ͢͞×
ǡÓȋͤ͢͞Ǧͣ͠͝Ȍǡ
se
centra
en
su
carácter
guerrero,
en
su
papel
como
jugadores
de
Dos
Pilas,
con
el
título
de
k’uhul
Mutu’l
ajawȋǮȀÓȀǯǡ
ǡȀ
Ƥ
Ǧ
dinastía
de
Dos
Pilas).
Seis
años
después
de
su
llegada,
nació
el
siguiente
gobernante
de
Naranjo,
K’ahk’
×ƤǤ
×±
ǡ
ȋͥ͢͟Ǧͣͤ͞ȌǡÀȋ-‐ o
conceptos
intelectuales
y
religiosos,
en
principio
no
mayas,
que
Ȍǡ
ȋƤ͜͞͞ȌǤ À
Ǧ
El
nuevo
monarca
gobernó
como
un
k’uhul
Sa’aal
ajaw,
‘divino
señor
de
Sa’aal,
es
decir,
gober-‐ cruz,
creció
en
aquellos
reinos
que
subsistían
activos.
Esta
nueva
ȀÀǡǡ
±ǡÀ À
À
À-‐
local
de
menor
rango
casado
con
la
princesa
extranjera.
Accedió
al
trono
a
los
cinco
años
de
vida,
en
tuosos
programas
constructivos
de
los
exitosos
reinos
del
Clásico
ͥ͢͟ǡÀǤ͞͠ Terminal
situados
en
la
Península
de
Yucatán
(en
Chichén
Itzá,
ȋÓͣ͜͞Ȍǡ
Ƥ
zona
Puuc,
Chenes
y
Río
Bec,
por
ejemplo),
donde,
sin
embargo,
desnudo,
lo
que
la
asemeja
a
la
diosa
de
la
Luna,
a
quien
encarna,
según
el
texto,
como
muchas
esposas
ƤÀ
ȋƤ͜͞͞ȌǤ
×ǡ
ǡ
ǡ piedra
se
reducían
a
su
mínima
expresión.
Ó
×
Ǥ
ǡ
-‐
tos.
O
bien
se
les
titula
simples
ajaw
(por
ejemplo:
Ix
Mutu’l
ajaw,
‘Señora
de
Mutu’l’),
o
bien
se
les
reconoce
el
rango
de
k’uhul
ajawǡ
ȋ
ǯǡ
por
ejemplo,
k’uhul
B’aaku’l
ajawǡǮÓǯǯǯȌǤǡ-‐
renciaría
de
otras
mujeres
del
linaje
gobernante,
como
las
esposas
reales;
con
el
segundo,
no
se
las
di-‐
ÀǤÀ
×
que
tomaba
el
poder
supremo,
han
de
tenerse
en
cuenta
dos
cuestiones
importantes.
Por
un
lado,
la
Ƥǡ
ǡ
±ȋ
ǡ
À
ȀȌ
lenguas
mayas,
para
las
que,
en
principio,
la
palabra
ajaw
Ǥ
Ƥixǡ
Dz
dzǤ
ǡ
como
podría
ser
la
postura
guerrera
de
Ix
Wak
Chan
Ajaw
de
Naranjo
al
pisotear
al
cautivo,
tienen
ǡ
ǡ
ǡ
À
Àǡ
À
ǡ
la
diosa
de
la
Luna
y,
en
parte,
del
dios
del
Maíz.
El
monarca
se
apropiaba
así
del
principio
creador
y
ali-‐
ǡÀ
ǡ
Ǥ Figura
202.
Estela
24,
Naranjo,
Guatemala.
302 303
XX
LOS
M IEMBROS
DE
L A
CORTE
Asier
Rodríguez
Manjavacas
ǡ
×
Ǣ
Ǧ
ïÓǡ
À
ÓÀ
ǡ
ǡ
Ǥ
×
punta
de
iceberg
×
Ǥ
Ǧ
×
ǡ
Ƥ
Ƥ
Ǥ
À
ïǢ
ǡǡ
ǡ-‐
±×ÀǤ
×
ǣ
-‐
ȋ±Dz
ÀdzDzǡ-‐
ǣ
dzȌǡ
ȋ±
Dz
ǣ
ǯdzǡDz
-‐
ǣǬ×
×ÀǫdzDz
Ƥ
ǣ
dzȌ
ȋ±Dz×Ǥ
dz
Ȍǡ À
×
Ǧ
del
Templo
ĝĎĝ,
Palenque,
ÀÀ
ǡ
ǡǡ-‐
ǡ±
Ǥ
Ǥ
305
305
LA
CORTE
EN
LOS
TEXTOS
JEROGLÍFICOS
×ǡǡÀ
ǡÀ
Ǧ
Ƥ
×ǣǡǡǡǡ
Ǥǡ
de
miembros
de
la
corte
y
la
nobleza
recibió
una
atención
modesta
o
nula
en
los
textos
que
aún
se
con-‐
servan.
La
escritura
en
soportes
monumentales
aparece
casi
monopolizada
por
la
realeza.
Así,
al
dedicarles
a
los
nobles
menos
espacio
en
los
textos,
se
reducía
el
número
de
apelativos
que
se
Àǡ
ÀǡǡÀ
ǡ
ï
×Ƥ
el
periodo
Clásico,
otros
tuvieron
sólo
valor
local
o
regional,
siendo
hoy
mal
comprendidos,
cuando
no
simplemente
desapercibidos.
Además,
por
ese
mismo
monopolio
real,
es
raro
que
se
conserve
la
propia
Ƥ
×ǡƤ
ǡÀ
-‐
raleza
de
sus
privilegios.
Muchos
cortesanos
pueden
aparecer
citados
sólo
por
su
nombre
propio:
Sak
Suutz’,
Ix
Kinuuw
ǢȀïǣDz
dzǡDz
ȑȒ͜͠ÓdzǡDz
ƪ
dzǢȀï
ǡ×
ǣDzÀdzǡDz
ÓdzǤ
ǡǤ
ǡÀ
ǡÓ
À
ǣDz
dzǡDz
dzǡDz
dzǡ
Figura
203.Vasija
polícroma
estilo
Ik’,
Đ1453.
DzdzǡDzÓdzǡDz
Ó dzǡ Dz dzǡ
Dzdzǡ DzǦ
LA
CORTE
EN
EL
ARTE
ǡÓǡ dzȋȌ
tronco
y
por
la
complejidad
de
sus
atuendos,
que
incluyen
tocado
y
DzÀ
dzǡǤ
ï
ǡ
ǡ
ǡÀ
Ƥ
ȋƤ͜͞͡ȌǤ Incluso,
no
es
raro
que
estos
car-‐
×ǡǡǦ Éstos
denotan
su
cargo,
o
incluso
su
origen;
señalan
si
pertenecen
Àï
-‐
ǤǡƤ
ǡ a
la
corte
local
o
proceden
de
otra.
Al
pie
del
trono
suelen
hallarse
mación
de
que
se
disponga,
ante
ǡ
-‐
ǡǡ
ǡǡÀ
casos
de
ausencia
total
de
nom-‐
Ǥǡǡ espejo,
un
aba
nico
y
otros
elementos
típicos
del
ritual
cortesano. bres
propios,
pues
los
lectores
×ǣ Ƥ ǡǡ
ǡ de
la
corte
local
reconocerían
al
hueso
o
madera
y,
sobre
todo,
cerámicas
decoradas
con
escenas
muchas
de
ellas
de
carácter
histórico,
son
audiencias,
visitas
o
emba-‐ À Ǥ
cortesanas
(véanse
“Expresando
lo
ideal
a
través
de
lo
material:
el
Ǣ
ƪǡ
ǡ es
raro
que
se
lo
mencione
exclu-‐
dzǡDzƤ
dzDz-‐ bebida,
tabaco
e
ingesta
de
sustancias
alucinógenas;
recepción
de
sivamente
por
su
gentilicio
(o
por
ǣdzȌǤ guerreros
y
entrega
de
cautivos,
en
algún
caso
también
de
posibles
algún
sobrenombre
o
título)
y
es
Hay
escenas
en
que
dos
elementos
aseguran
que
se
está
ante
un
esposas;
entrega
de
regalos
y
registro
de
tributos,
sobre
todo
mantas
interesante
que
esto
suela
ocurrir
palacio:
las
cortinas
replegadas
y
anudadas
en
el
borde
superior,
in-‐ ×
Ǣ
Ƥ
ǡǡ
×Ǧ cuando
el
personaje
es
extranje-‐
dicando
espacio
doméstico,
y
el
asiento
o
trono,
donde
el
gobernante
ǡ
×
×ǡǤ ro,
posiblemente
apodado
y
reconocido
así
sólo
en
la
corte
que
lo
acoge.
Esto
sucedía
con
los
elementos
Figura
204.
Vasija
estilo
códice
de
procedencia
ȋƤ͜͟͞ȌǤ
× menudo,
estas
escenas
van
acompañadas
de
pequeños
textos
que
in-‐ más
móviles
del
palacio,
como
eran
los
cautivos
de
guerra,
los
embajadores,
los
visitantes,
los
escribas
desconocida,
Đ511.
vaso
cilíndrico,
el
mismo
muro
sobre
el
que
se
apo
ya
el
trono
cierra
a
Ǧ y
los
artistas.
También
pasaba
con
las
esposas
extranjeras
y
su
séquito,
aunque
su
eventual
rango
de
su
vez
la
escena
por
el
lado
opuesto,
sugiriendo
el
vano
por
el
que
los
×ȋƤͥ͝͞ȌǤ
À
À
Ǥ
personajes
han
accedido
a
esta
cámara
del
trono.
sus
divinidades
a
imagen
y
semejanza
de
las
de
sus
gobernantes.
Así,
Algunas
veces,
esta
perspectiva
en
corte
transversal
de
la
ga-‐ hay
una
corte
celestial
presidida
por
Itzamnaaj,
dios
del
cielo,
a
veces
À
ÀƤ
ǡ
acompañado
en
su
trono
por
la
diosa
de
la
Luna,
y
recibiendo
a
otros
Ƥ
ǡÀȀ
ǡ
Ǥ
ȋƤ͜͞͠ȌǤ
ǡ dioses
o
a
cortesanos
sobrenaturales,
sobre
todo
a
hombres-‐pájaro,
À,
utilizado
aquí
como
término
general,
es
cualquier
sobrenombre
que
denota
estatus;
pero,
en
prin-‐
Ƥ
ǡǡ
que
parecen
actuar
como
sus
mensajeros.
De
igual
modo,
en
el
in-‐ cipio,
no
tenía
por
qué
estar
vinculado
a
ningún
cargo
en
el
seno
de
la
corte.
Mientras
algunos
eran
la
esca
linata
y
los
vanos
que
dan
acceso
a
esa
cámara
del
trono.
En
su
ǡđ
preside
una
corte
visitada
por
un
séquito
de
seres
Ȁǡ×ǡ
interior,
los
cortesanos
adoptan
las
típicas
posturas
y
gestos
de
res-‐ ǡ
ǡ niños.
Los
adquirían
por
nacimiento
o
por
méritos,
podían
ser
o
no
vitalicios,
y
ser
o
no
hereditarios.
Sin
peto
y
reverencia
ante
el
monarca,
sentado
solo
o
con
su
esposa.
Sus
×
ȋ±Dz
ǡdz embargo,
con
el
tiempo,
al
título
se
podía
asociar
una
serie
de
privilegios,
como
participación
en
consejos
Ƥ
×
Ǧ este
volumen). y
ceremonias,
que
lo
terminaban
equiparando
a
un
cargo
en
la
práctica.
306 ͣ͟͜
ajaw,
era
el
máximo
líder
político,
religioso
y
militar.
Igualmente,
como
se
verá,
varios
miembros
de
la
corte
obtuvieron
títulos
y
car-‐
gos
con
implicaciones
a
la
vez
políticas,
religiosas
y
militares.
Entiéndase
por
el
grupo
de
personas
de
cierto
estatus
relacio-‐
ÀǢ
de
tipo
político,
religioso
y
militar;
por
asistirle
en
su
consejo,
en
sus
ceremonias
y
en
sus
quehaceres
cotidianos;
por
depender
de
él
en
algún
grado;
y
por
vivir
en,
o
visitar
periódicamente,
su
lugar
ĆďĆĜ,
ajaw yaǦĆęǦna,
y-‐atan ya-‐?,
y-‐axu’n? yaǦĆđǦla,
y-‐al ĒĎčĎēǫ,
u-‐mihiin?
de
residencia:
el
Ǥ
ǣ
‘señor’
‘esposa
de’
‘madre
de’
‘hijo
de
madre’
‘hijo
de
padre’
¿quién
habitaba
realmente
esos
palacios
y
qué
nobles
tenían
su
propia
residencia
palaciega
en
la
ciudad
y
visitaban
asiduamente
al
ǫǦ
ǡ Ǣ
Palenque,
en
México;
Tikal
y
Cancuén,
en
Guatemala;
o
en
los
más
pequeños
y
modestos
de
Yaxchilán
o
Bonampak,
ambos
en
México.
Ó
×-‐
ǦǦĜĎēĎĐǦ
ǦǯǦǦĜĎēĎĐǦ
ȋȌ,
ch’ok ĒĆĒ,
u-‐mam Ǧ
Ǧ,
y-‐ichaan
sus
espacios,
con
el
número
de
sus
habitantes
y
con
las
relaciones
suku’n
winik ihtz’iin
winik
‘joven’
‘su
abuelo’
‘tío
materno’
establecidas
entre
éstos.
‘hermano
mayor’
‘hermano
menor’ ‘su
nieto’
En
algunos
palacios,
el
gobernante
podía
vivir
con
gran
parte
de
su
ǡǡ×
Ǥ
Figura
205.
Vasija
polícroma
de
procedencia
desconocida,
Đ3412.
Ƥ
construyeron
otros.
En
los
más
complejos,
el
matrimonio
de
miem-‐ a-‐ęğǯĎć,
ajtz’ihb’ a-‐u-‐xu?-‐lu,
ajuxul ęĎǯǦĘĆĐǦčĚēǦna
ĆǦĐǯĚēǦna yaǦĆďĆĜǦĐǯĆĐǯ
bros
masculinos
del
linaje
gobernante
no
implicaría
necesariamente
‘escriba,
pintor’
‘escultor,
grabador’ ti’
sak
hu’n,
‘boca
de
ajk’uhu’n yajaw
k’ahk’
Y,
a
su
vez,
podía
ocurrir
lo
contrario.
Un
ǡ
ǡ
×
el
abandono
del
palacio,
sino
sólo
su
reestructuración
o
ampliación.
la
diadema
blanca’
‘adorador’ ǮÓǯ
administración
del
Estado,
aunque
solía
ser
adjudicado
a
personas
de
cierto
rango,
era
ganado
normal-‐ ×
Ǥ
±ǡ
ǡǡ±ǡÀ-‐ lado,
como
se
verá,
hay
indicios
de
que
los
muchachos
serían
reuni-‐
ÀÀƤ
ǡ
×
dos
y
apartados
durante
su
periodo
de
aprendizaje
e
iniciación,
quizá
Ǥ
ǡÀ
hasta
su
boda.
Por
otro,
al
menos
dos
esposas
de
un
gobernante
de
ïǤ×
ǡ
×ǡ
ǡ
cargos
y
títulos
de
condes,
duques
o
marqueses
del
mundo
europeo
desde
la
Antigüedad
Tardía
y
la
Edad
acre
ditan
como
propietarias
de
las
mismas.
Pero,
puede
suponerse
?-‐ta,
? ĜĆĞȋǯȌ,
wayaab’ ǯǦǦǦ
ǯǦǦǯ,
b’aah
to’k’ ǯǦęĊǯ,
b’aah
te’
Media
hasta
hoy.
En
consecuencia,
se
utilizará
la
palabra
genérica
À
y,
en
la
medida
de
lo
posible,
se
que
en
un
gran
palacio,
o
repartidos
entre
varios
más
modestos,
ha
bi-‐ ǫǦ
Ǧ
‘invocador’ b’aah
pakal,
‘primer
pedernal’
‘primera
lanza’
distinguirán
al
analizar
la
composición
de
la
corte. Àǡajaw
o
k’uhul
ajaw,
a
la
que
éste,
‘primer
escudo’
ï
ǡǡÀÀajaw
ï
ǡ (ix
ajawǡȌȋƤ͜͢͞ȌǤ
Si
se
quiere
entender
la
corte
maya
es
necesario
desechar
la
separación
existente
hoy
entre
lo
público
y
lo
La
esposa
(atan)
o
esposas
en
los
pocos
casos
conocidos,
quizá
Ǥ
ǡï
ǣ excepcionales,
de
poligamia.
Muy
raras
veces
mencionadas
en
vida
del
gobernante
ocupó
muchos
de
los
puestos
importantes.
Por
lo
tanto,
el
ámbito
privado
que
supondrían
por
sus
maridos,
a
las
esposas
reales
se
las
conoce
sólo
cuando
llega-‐
ï
ǡ
ǡ
×Ǥ ron
a
ser
madres
de
gobernantes,
por
inscripciones
retrospectivas
Todo
ello
se
relaciona
con
un
tema
aún
no
resuelto
entre
los
investigadores:
¿qué
nivel
de
burocratización
y
±ǡÀÀ
ÀƤ
ǡ
ǯǦęğǯĆĒ-‐ma ǦǦǯ,
anaab’? đĆĐĆĒ,
lakam ȋȌǦǦĆďĆĜ-‐wa
ǦǦ,
sajal
À
ǫ
×À k’uhul
ixik,
‘mujer
sagrada’.
Locales
o
extranjeras,
desempeñaban
una
b’aah
tz’am ǫ
‘gran
estandarte’ u-‐yajaw Ǯǡ
À
ȋ±Dz
×
À
dzȌǤ
×ǡǡ
ǮǬ
ǫǯ
‘vasallo
de’ principal’
Por
último,
también
es
necesario
desechar
la
separación
que
hoy
se
establece
entre
religión
y
po-‐
×ȋƤͣ͜͞Ȍǡ
lítica,
en
absoluto
aplicable
a
las
sociedades
antiguas
como
la
maya,
en
la
que
el
gobernante,
k’uhul
todo
en
algunas
regiones,
y
entre
los
siglos
ěĎĎ
y
ěĎĎĎ.
Su
importancia
͜͢͞ǤÀ
ÀƤ
Ǥ
308 309
avanzado
puesto
en
la
línea
sucesoria.
Éstos
aparecen
a
menudo
como
propietarios
de
los
lujosos
vasos
para
beber
cacao
que
se
uti-‐ Los
Ǯ ×ǯ (ucha’n
ch’ok).
Durante
los
años
lizaban
en
ciertas
ceremonias.
Elegido
el
heredero
de
entre
ellos,
era
de
preparación,
los
‘jóvenes’
irían
adquiriendo
sucesivos
rangos.
nombrado
b’aah
ch’ok,
‘joven
principal’.
En
cuan
to
a
las
mujeres,
Quizá,
de
entre
los
mayores
o
de
entre
otros
nobles
o
sacerdotes
ya
en
cambio,
sólo
se
conocen
dos
ch’ok
(ambas
madres
de
gober-‐ adultos,
se
elegían
a
varios
‘guardianes’
o
preceptores
encargados
nantes),
pues
apenas
hubo
interés
en
marcar
la
edad
de
las
mucha-‐ de
supervisarlos.
chas,
al
estar
más
alejadas
de
la
línea
sucesoria.
El
momento
de
su
Los
.
En
las
escenas
cortesanas,
en
un
ban-‐
boda,
en
torno
a
los
12
años,
sí
sería
importante,
aunque
los
textos
ǡǡ
Ƥ
Ǧǡ
no
suelan
registrarlo.
Además,
cuando
la
sucesión
mas
culi
na
es-‐ ajtz’ihb’,
que
parece
anotar
con
su
pincel
lo
que
está
ocurriendo
en
taba
ya
asegurada,
eran
completamente
silenciadas
por
los
tex
tos,
la
escena:
las
negociaciones
o
las
cantidades
de
tributos
o
de
re
ga
los
a
menos
que
se
desposaran
con
gobernantes
de
seño
ríos
ex
tran-‐
ǤǦ
ǡ
ǦǡƤ
Ǧ
esa
dinastía. jeres
de
la
corte
no
tuvieran
conocimientos
básicos
de
lectura.
Pero,
Los
hermanos
y
las
hermanas.
Igualmente
tratados
como
Àǡ
ǡ
Ƥ
×
Óǡ
ch’ok,
‘jóvenes’,
están
registrados
en
lugares
como
Palenque,
don
de,
sabe
que
estos
escribas-‐pintores,
aun
más
que
los
escultores-‐graba-‐
por
cuestiones
sucesorias,
parecía
importante
marcar
el
ran
go
de
edad
entre
hermanos
varones:
suku’n,
los
mayores,
e
ihtz’iin,
los
menores.
Puede
suponerse
que
los
menores
y
todas
las
her-‐
manas,
aún
casaderos,
habrán
habitado
el
palacio,
e
incluso
los
ya
casados,
si
no
habían
sido
alojados
en
otra
unidad
palaciega
de
la
capital
o
no
habían
sido
destinados
a
desempeñar
puestos
“pro-‐
dzï
ÓÀǤ-‐
lacio,
en
la
capital
o
en
algún
centro
menor,
seguían
estando
en
la
línea
sucesoria.
De
igual
modo,
habría
que
contar
también
con
sus
posibles
hijos
e
hijas,
es
decir,
los
sobrinos
y
las
sobrinas
del
gober-‐
ͣ͜͞ǤÀ
ǡǡ
ǡĐ2695.
Ǥ
ǡDzdz
À
ǡ
ǡ
pues
aseguraba
la
continuidad
de
la
dinastía.
Estos
‘jóvenes’,
her-‐
×ǡ La
,
si
llegaba
a
ser
tan
longeva
como
Ix
Pakal
ǡ
ǡ
de
mayor,
igual
o
menor
rango,
o
incluso
entre
la
capital
y
al
gún
cen-‐ de
Yaxchilán
(quien
vivió
más
de
100
años),
podía
estar
más
que
y
guerreros
de
la
corte.
tro
secundario.
Sin
embargo,
y
como
era
común
en
Mesoamérica,
presente
en
la
corte.
Ella,
en
concreto,
habrá
conocido
a
varios
Por
último,
desde
el
linaje
materno,
podían
participar
en
la
vi-‐
ÀƤ
ǣ ǡ Ƥ ǡ
Ƥ
ÓÀ
ǡ
Ǥ B’ah
lam
Ďě.
Sin
embargo,
éste
dedicaría
a
su
abuela
paterna
una
sucesión
y
parentesco:
el
mam
y
el
ichaan.
La
madre
(na’).
Aunque
no
todas
las
esposas
procedieran
de
×
ǡ
͜͡ El
(mam).
Lejos
o
no
de
la
corte,
según
el
ori-‐
un
linaje
importante,
quienquiera
que
diera
un
heredero
varón
apa-‐ años
antes.
DzdzǡÀïǤ
À
ǡ
Ƥ
ǡ Los
y
las
.
Los
niños
de
la
corte
habitarían
en
el
pa-‐ caso,
podría
visitar
la
corte
de
su
nieto
(también
llamado
mam),
ÀÀǤƪ
ǡ-‐ lacio,
por
lo
menos,
hasta
la
llegada
de
la
pubertad,
cuando
era
pro-‐ donde
sería
honrado
por
éste
y
sus
descendientes
como
un
impor-‐
À
×ǡÀǤ
Ǯ
×ǯ ȋ tante
antepasado,
al
entroncar
con
él
en
línea
sucesoria
materna.
de
Bonampak,
por
ejemplo,
se
ve
a
la
madre
del
gobernante
acompa-‐ del
palacio),
donde
pasarían
la
adolescencia,
siendo
educados
e
El
À
(ichaanȌǤ
Ƥ-‐
ñando
a
su
nuera,
la
esposa
real,
procedente
de
Yaxchilán.
Siem
pre
iniciados
hasta
el
momento
quizá
del
matrimonio
o
su
nombra
mien
to
portante
en
la
vida
del
monarca
como
representante
masculino
de
trás
de
la
esposa,
en
ese
orden
de
rango,
ambas
presidían
las
cere-‐ como
herederos.
Se
desconoce
si
las
muchachas
eran
tra
tadas
de
ȋȌȋƤͤ͜͞ȌǤ
yichaan
monias
y
los
actos
públicos
allí
representados. igual
modo,
aunque
hay
datos
etnohistóricos
que
así
lo
apuntan.
ajawȋǮÀÓǯȌǡƤ±Àajaw
normalmente
El
padre
(yum).
En
realidad
sólo
se
conoce
un
ejemplo
de
un
En
cuanto
a
los
varones,
recibían
el
tratamiento
de
ch’ok
(‘joven’)
y
ǡ
ƤǤ
ǡ
À
-‐ Y
es
que,
a
su
vez,
estas
relaciones
maternas
se
repetían
al
contraer
vivir
en
la
corte
sin
reinar
por
algún
tiempo.
Pero
no
siempre
el
go-‐ dad.
Pero,
en
este
contexto
cortesano,
más
allá
de
indicar
un
es-‐ matrimonio
el
propio
gobernante:
la
unión
con
su
esposa,
sobre
bernante
recibía
el
trono
por
línea
paterna
directa,
sino
también
por
tado
premarital,
ch’ok
DzÀ
ȀǦ to
do
si
ésta
le
proporcionaba
un
hijo
varón,
le
llevaba
a
entroncar
la
materna
(del
abuelo).
Por
ello,
hay
testimonios
de
padres
sin
tí-‐
dzDzȀdzǤ
ǡǡ con
su
suegro
y
su
cuñado
(hermano
de
su
esposa).
Ellos
serían
res-‐
tulo
real,
que
bien
pudieron
estar
presentes,
siendo
ancianos,
en
la
podían
adquirir
títulos
y
cargos
importantes
al
que
añadían
ese
mam
e
ichaanDzÀ
dzǤ
corte
junto
a
sus
hijos,
e
incluso,
si
aún
vivía,
no
es
descartable
algún
tratamiento,
‘joven’,
con
independencia
de
la
edad
que
tuvie
ran.
hecho,
habría
varios
ichaan
instalados
en
la
corte,
como
tuto
res
abuelo
paterno.
Así,
existe
la
expresión
ch’ok
ajawȋǮÓȀǯȌǡ
del
heredero
y
ocupando
cargos
importantes. Figura
208.
Dintel
9,
Yaxchilán,
Chiapas,
México.
310 311
dores
y
artistas
en
general,
gozaban
de
un
alto
rango
dentro
de
la
res
situadas
en
la
misma
ciudad,
cercanas
al
centro
cívico
cere-‐ tante
de
los
relacionados
con
el
sacerdocio.
A
menudo
asociado
a
ȋƤ ͤ͞ȌǤ À ± monial
donde
se
hallaba
la
residencia
real.
Funcionarían
como
hombres
(nunca
a
mujeres)
que
ya
son
ajk’uhu’n,
pero
nunca
al
ya-‐
rangos,
destacando
el
b’aah
ch’e’b’,
‘pincel
principal’,
una
especie
consejeros,
militares
o
sacerdotes
y
algunos
podrían
estar
empa-‐ jaw
k’ahk’.
Su
vestimenta
parece
sacerdotal,
pero
no
hay
consenso
en
de
escriba
mayor
de
la
corte,
del
mismo
modo
que
existía
un
b’aah
rentados
con
el
gobernante.
Los
tres
puestos
más
importantes
cuanto
a
sus
atribuciones.
El
personaje
que
ostentó
el
título
de
‘boca
uxul,
un
escultor
mayor,
por
encima
del
resto
de
los
escultores,
los
que
se
conocen,
todos
con
connotaciones
religiosas,
son
ti’
sak
ǯǡ±ǡǡ
ajuxul
(véase
“Bajos
los
auspicios
de
Itzamnaaj:
los
escribas
en
hu’n,
ajk’uhu’n
y
yajaw
k’ahk’,
que
pueden
aparecer
combinados
×
Ƥǡ
À-‐
dzȌǤ
ǡ ȋƤ͜͢͞ȌǤ
±
×-‐ ǢÀÀ
ǡ Ǥ
pecial,
no
por
un
estatus
social
adquirido;
esto
se
sabe
porque
los
los
augurios
para
el
siguiente
ciclo.
Pero
también
podría
ser
‘boca
de
Ƥ
textos
registran
de
manera
periódica
el
acceso
a
dichos
puestos,
ǯ
×
de
autoría
es
prácticamente
único
en
el
mundo
y
evidencia
que
los
×±
el
pueblo
llano,
como
portavoz
del
gobernante.
Parece
que
eran
los
propios
cortesanos
eran
productores,
consumidores
y
exportadores
ǡ
Ƥ
de
arte
y
objetos
suntuarios.
La
arqueología
ha
demostrado
esta
manera
simultánea
o
consecutiva. y
de
agasajar
a
los
vasallos
que
visitaban
la
corte.
×
ȋ±Dz
Ƥ
El
ti’
sak
hu’n,
traducido
literalmente
como
‘boca
de
la
diade-‐ El
ajk’uhu’n
se
traduce
literalmente
como
‘el
que
venera
o
cui
da
ǣ
dzȌǤ ma
blanca’.
Ha
sido
entendido
como
‘portavoz
de
la
corona’
o
como
algo’.
Es
traducido
como
‘adorador,
sacerdote’
e
ix
ajk’uhu’n,
‘adoratriz,
El
enano
(chaat).
En
las
escenas
cortesanas
aparece
a
menu-‐ ǮǯǤÀ
ǡ
-‐ sacerdotisa’,
puesto
desempeñado
por
alguna
esposa
real.
Apare
cen
do
un
enano
sentado
cerca
del
gobernante,
cuando
no
en
su
mismo
mencionados
también
como
yajaw
k’ahk’,
lo
que
indica
que
ambos
trono,
lo
que
denota
su
gran
estatus.
Y,
aunque
pudiera
tratarse
de
À
Ǥ
-‐
×ǡǦ
caciones
mágico-‐religiosas
en
el
seno
del
ritual
cortesano. (y
algunas
de
las)
nobles
más
importantes
del
Clásico.
En
Copán,
Los
(b’aak).
Los
textos
del
periodo
Clásico
Tardío
ha-‐ poseían
su
propio
palacio
lejos
del
centro,
cuyo
dueño
aparece
re
gis-‐
blan
de
una
creciente
actividad
bélica,
una
de
cuyas
muchas
conse-‐ trado
como
ajk’uhu’n
del
gobernante
y,
en
Toniná,
incluso,
un
ajk’u-‐
×ÀǤ hu’n
encomendó
una
estela
en
la
cual
aparece
él
mismo
como
único
ǣ
ȋ±Dzǣ
dz personaje,
llevando
la
diadema
real
(sak
hu’nȌ
Ƥ
en
este
volumen).
Como
casos
excepcionales,
hay
un
par
de
imá
ge-‐ de
periodo.
Seguramente
lo
pudo
hacer
en
calidad
de
regente,
ante
la
nes
de
cautivas.
Ya
se
mencionó
la
posibilidad
de
que
algunas
espo
sas
minoría
de
edad
del
heredero.
reales
pudieran
tener
su
origen
en
este
tipo
de
derrotas
y
“captu-‐ El
yajaw
k’ahk’ǡ
ǮÓȀǦ
dzǡƤ
Ǥ
-‐ ǯ ǮÓ
ǯǤ
Ƥ
ǡ
ǡ
× rango
que
los
ajk’uhu’n,
los
yajaw
k’ahk’
no
encargaban
monumen-‐
real,
sobrevivieran
largos
años
al
momento
de
su
captura,
vi
vien
do
en
tos,
o
sólo
cuando
alcanzaban
el
cargo
de
ajk’uhu’n,
por
lo
que
se
esta-‐
las
cortes
como
rehenes
y
regresando
en
algunos
casos
a
sus
señoríos
blecía
una
jerarquía
en
la
que
era
necesario
desempeñar
un
puesto
de
origen
mediante
algún
pacto.
Otros,
en
cambio,
pudieron
con-‐
ȋƤͥ͜͜͞͞͝ȌǤǮÓ
tinuar
conviviendo
con
el
gobernante,
su
captor
o
‘guardián’
(cha’n),
ǯ
À
-‐
×ǡ
À-‐ Ǥ
ÀǤ-‐ o
incensarios,
pero
su
actividad
bélica
lo
asemeja
a
las
descripciones
dientes
del
gobernante:
esposa
o
esposas,
hijos
e
hijas,
hermanos
y
coloniales
de
sacerdotes
mayas
del
Posclásico,
que
acudían
a
la
bata-‐
ǡǥ
ǡÀ DzÀǦdz
Ƥ
in
situ.
se
decidiera
inmolarlos
en
algún
tipo
de
celebración. ǡ
Ǥǯ
El
.
Las
escenas
palaciegas
muestran
toda
una
serie
ǮÓǯ
ǡÀ
de
personajes
que
asistían
a
la
corte:
servían
bebida
y
comida
(en
una
estructura
palaciega
adornada
con
un
gran
relieve
(el
Tablero
ȌǡÀǡƪǡ
Ǧ
Ȍ ȋƤ ͤ͟͝Ȍǡ
À
Ó-‐ mi
litares
y
sus
otros
cargos
o
títulos:
sajal
(subalterno
provincial)
y
Ǥ
×± b’aah
ajaw
(‘señor
principal’).
En
cualquier
caso,
su
posible
sucesor
condiciones
vivía
este
heterogéneo
personal
de
servicio.
Es
posible
×
×
ĝĎĝ
de
que
llegaran
al
palacio
como
siervos
o
esclavos,
pero
un
análisis
mi-‐ la
ciudad,
en
cuyas
inscripciones
aparece
mencionado
además
como
nucioso
de
los
atuendos
de
algunos
de
ellos
permite
suponer
una
ajk’uhu’n
del
rey.
En
el
arte,
se
reconoce
a
los
yajaw
k’ahk’
por
su
ca-‐
extracción
social
elevada. racterístico
tocado
de
pequeñas
plumas
con
dos
grandes
anteojeras,
relacionadas
con
el
atuendo
de
guerreros.
El
“Ǧ
Ǧdz ǡ
El
palacio
era
visitado
periódicamente
por
los
grandes
personajes
×Ƥ
Ǥ
de
la
administración,
que
habitarían
residencias
palaciegas
meno-‐ Figura
209.
Tablero
de
piedra
del
Templo
ĝĎĝ,
Palenque,
Chiapas,
México.
Figura
210.
Porta-‐incensario
de
piedra
del
Grupo
Ďěǡ
Palenque,
Chiapas,
México.
llegó
a
ocuparlo.
Excepcionalmente,
en
algunos
lugares
este
título
312 313
͞͝͝ǤĝĎĝǡPalenque,
Chiapas,
México.
es
precedido
de
la
palabra
k’uhul
(‘divino,
sagrado’),
al
igual
que
los
tributos
y
organizar
las
levas
militares
por
distritos,
es
probable
nantes,
sólo
registraban
su
acceso
al
puesto
(no
su
nacimiento),
re-‐ Las
visitas
reales
k’uhul
ajaw ȋǮÓ ǯȌ Ǥ -‐ ǡ
presentándose
incluso
con
esposa
y
cautivos.
En
la
región
del
río
La
corte
recibía
asimismo
visitas
esporádicas
de
gobernantes
de
otros
cuentes
en
Palenque,
pero
sólo
uno
de
ellos
tuvo
el
rango
de
ajaw
Ǥ
Lacanjá
(área
de
Bonampak,
México)
tuvieron
tal
preeminencia,
reinos
de
menor,
igual
o
mayor
rango.
Éstos
acudían
personalmente,
ȋǮÓǯȌǤDzǦ
Ǧdzajaw,
como
algo
excepcional,
regis-‐ ÀƤ
ǡïÀÀǦ que
actuaron
de
facto
como
señores:
en
un
dintel
de
la
región
(siglo
o
bien
enviaban
a
algún
subalterno;
por
ejemplo,
a
su
propio
prín-‐
traron
una
lista
de
todos
sus
sucesivos
accesos
al
cargo,
de
manera
Ǥ ěĎĎĎ),
un
sajal
Ƥ
×ǣǦ
ǡï
semejante
a
las
dinastías.
En
la
escena
del
banco
del
Templo
ĝĎĝde
dre
y
padre
son
sajal
también.
Padre
e
hijo
eran
ǦǦǯ
y
vasa
llos
del
ǤDzÀ
dzDzdz
DzǦ
dzǤ
Ó reino
de
Bonampak. (ch’ok)
se
integraban
con
sus
colegas
locales,
iniciando
o
continuando
el
de
rango
ajaw,
y
parece
el
responsable
de
entregar
la
corona
a
su
ǡ
À
Ó
Tanto
vasallos
como
sajal
habitaban
residencias
de
cierto
esta-‐ À
×Ǥ
À
ǡ
ǡȋƤ͞͝͝ȌǤ otros
centros
urbanos
secundarios,
situados
dentro
de
los
límites
tus.
Acudían
a
la
capital,
a
veces
con
su
propio
séquito,
para
entregar
DzdzÀ
ǡ
El
wayaab’,
‘el
invocador,
hechicero’,
o
la,
ix
wayaab’,
‘invocado-‐ del
reino,
como
los
yajaw
y
sajal.
regalos,
tributos
o
cautivos
de
guerra
a
su
señor
y
para
celebrar
ri
tua-‐ hasta
no
ser
entronizados,
si
llegaba
la
ocasión.
La
intención,
al
igual
ǡ
ǯǡ
ǡ El
yajaw.
No
era
más
que
un
ajaw,
‘señor’,
que
pertenecía
a
otro
ȋƤͤͥ͜͟͞͞ȌǤǡǡƤǦ que
la
del
intercambio
de
regalos
y
los
matrimonios
políticos,
era
es-‐
Ȁ
À
ǤÀ ajaw:
un
vasallo.
Si
bien
se
desconocen
muchos
aspectos
de
la
rela-‐ timiento
y
lealtad
al
gobernante
superior;
pero,
por
otro,
y
ca
da
vez
trechar
lazos
entre
potencias
aliadas
o
ligeramente
subordinadas.
la
posibilidad
de
acceder
a
un
rango
superior:
el
b’aah
wayaab’,
‘invo-‐ ción
establecida
entre
ambos,
su
origen
pudo
ser
un
reino
sometido
ï
ÀǡƤ
Tanto
estos
gobernantes
de
rango
semejante
como
los
menores
cador
principal’.
por
otro,
que
perdió
parcialmente
su
independencia.
Los
gobernan-‐
Ƥ
ǡ
Ǧ (vasallos
y
sajal)
llegaban
a
la
corte
para
testimoniar
ceremonias
de
Muchos
otros
títulos
son
eminentemente
militares
(y
exclusi-‐ tes
locales,
a
partir
de
entonces
gobernantes
vasallos,
combatían
a
±
ǤƤ
Ƥǡ
ǡÀ
vamente
masculinos),
como
b’aah
pakal,
‘primer
escudo’,
y
b’aah
Óǡ
las
decisiones
y
los
acontecimientos
políticos
que
tenían
lugar
en
la
como
para
participar
en
banquetes
rituales
de
bebida
y
consumo
de
to’k’,
‘primer
pedernal’,
material
con
el
que
se
hacían
las
puntas
de
cautivos
de
los
enemigos
de
éste. sede
del
poder
central.
No
es
tampoco
extraño,
pues,
que
los
propios
sustancias
enteógenas,
danzas,
practicar
el
juego
de
pelota,
etcétera.
las
armas.
Y
también,
quizá,
el
b’aah
te’ǡǮȀǯǡ-‐ El
sajal
Àǡ
ȋǡ
Ȍ Especialmente
en
estas
dos
últimas,
el
gobernante
local
y
su
huésped
tentado
tanto
por
gobernantes
como
por
otros
guerreros,
como
los
de
los
señoríos
mayas
occidentales.
Acompañaban
a
sus
señores
en
-‐ Àǡ
Ǯ×ǯ
campañas
militares
o
las
dirigían
ellos
mismos
y,
en
el
área
del
Usu-‐ milias
reales
empezaran
a
emparentarse
con
sajal
e
ix
sajal,
quizá
rituales
o
a
las
co-‐esencias
de
sus
linajes
correspondientes
(véase
ȋƤ͜͢͞ȌǤÀï
Ǥ
ǡÓ
Ƥ
±-‐
À
±
Dzǣ
dzȌǤ
el
caso
de
b’aah
tz’amȋǬ
ǫȌǡ
ǡÀ±
presagiaba
la
inestabilidad
del
Clásico
Terminal
(véase
“Apogeo-‐ Los
gobernantes
de
mayor
rango
(k’uhul
ajaw)
se
vanagloriaban
en
sus
con
un
característico
tocado
de
red,
o
el
ǦǦ,
abundantísimo
reino.
Llegó
a
constituir
un
título
hereditario,
y
sus
esposas
e
hijas
ǣƤ
×
dz ins
cripciones
del
número
de
gobernantes
(ajaw),
vasallos
(yajaw)
o
entre
los
personajes
que
visten
a
los
danzantes
de
Bonampak,
y
aparecen
como
ix
sajal.
Muchos
acumularon
títulos
y
cargos
de
ma-‐ volumen). sa
jal
que
habían
acudido
para
testimoniar
esas
ceremonias.
que
puede
ser
aplicado
desde
niños
y
sajal
hasta
los
ajk’uhu’n.
Los
yor
prestigio:
ǦǦǯ,
yajaw
k’ahk’,
ajk’uhu’n,
ajaw.
Es
de
destacar
lakamǡ
Ƥ
que
los
ajk’uhu’n,
al
igual
que
los
sajalǡ
-‐
314 315
XXI
À-‐
ǡ
-‐
Ǥ
ǡǡ
ƪǤǡ
Àǡ×
-‐
Ǥ2Ǥ
ǤƤǦ
nales
del
siglo
ĝĎĝ
ĝĝǡ
ǤǦ
ǡƤ
Ƥ
Ǥǡ
Ǧ
ǡ
ǡ
Ǧ
×
Ǥ
À
-‐
Ƥ
×
Ǥ-‐
dos
del
siglo
ĝĝ×
ǡ
Ǧ
ǡǡ±
ǡͥ͢͝͠Ǥ
×
Ǧ
×Àǡ
À-‐
Ƥ
ǡ
ȋƤͤ͞͞ȌǤ
±
×
×
À
ǡ
Ǥ
±ǡͥͥ͝͡ǡ
×À-‐
͞͝͞Ǥ
Ƥ
Ƥ
ǢǡÓ±ǡǦ
ǡ
ǡ±
Ǥ ơ
×
ͣ͟͝
317
×ǡ±ï entrenamiento
para
el
matrimonio
en
la
casa
paterna
y
se
les
ense-‐
ȋ±DzÓǣdzȌǤ ñaba
a
ser
recatadas,
trabajadoras
y
serviciales.
De
las
que
no
acata-‐
ǡ
ban
estas
normas
se
decía
que
parecían
criadas
sin
madre.
secundario
en
los
centros
de
poder,
pero
desempeñando
un
papel
Llegado
el
momento,
entre
los
12
y
los
20
años,
los
padres
del
complementario
al
masculino.
varón
le
buscaban
una
esposa
adecuada,
para
lo
que
se
contrataba
a
La
mentalidad
maya
se
basaba
en
la
complementariedad
de
especialistas.
Éstos
gestionaban
la
petición
a
los
padres
de
la
novia,
los
opuestos,
que
tenían
idéntica
importancia
para
lograr
el
equili-‐
ǡƤ
Ǧ
brio.
Así,
mientras
al
varón
se
le
relacionaba
con
el
Sol,
la
luz,
la
dían
y
acordaban
la
dote.
Lo
habitual
era
la
monogamia,
pero
hubo
energía,
lo
superior,
el
calor
y
la
vida;
a
la
mujer
se
la
vinculaba
con
casos
de
poligamia
entre
la
élite.
Al
principio
del
matrimonio,
la
ǡ
ǡǡǡÀǤ Àǡ
Esta
oposición
regía
la
asignación
de
roles
de
género
de
mujeres
y
debía
trabajar.
Durante
este
tiempo,
la
madre
cuidaba
de
que
su
hi-‐
hombres,
comunes
a
todas
las
clases
sociales;
sin
embargo,
parecía
ja
alimentara
bien
a
su
esposo
como
prueba
de
reconocimiento
del
existir
una
mayor
desigualdad
entre
los
miembros
de
la
élite
que
en-‐ ma
trimonio.
Finalmente,
iban
a
residir
a
una
casa
nueva
junto
a
la
tre
las
clases
más
bajas;
en
periodos
de
mayor
jerarquización
social
×Ǥ
×ǡ
ǡǢ
Ƥ
grandes
urbes,
como
Tikal,
en
Guatemala,
o
Calakmul,
en
Campeche,
maridos;
pero,
en
caso
de
adulterio,
su
castigo
era
más
ligero
que
el
±
ǡ
×ǡ
×
×ǣ
×ǡï
ǡ-‐
social
era
menor. dono
o
su
venta
como
esclava,
en
lugar
de
la
muerte
del
adúltero.
±
ïǡ
ï
ǡÀǦ
estudios
actuales,
en
diversas
comunidades
mayas
y
periodos,
como
ver
a
casarse
transcurrido
un
año
de
la
muerte
de
su
cónyuge,
bas-‐
Figura
213.
Vasija
polícroma
de
procedencia
desconocida,
Đ530.
ǡ
-‐ tando
con
que
la
mujer
diese
algo
de
comer
al
varón.
tre
un
sexo
y
otro
también
variaron
a
lo
largo
del
ciclo
vital,
siendo
En
la
vejez
adquirían
nuevos
roles
por
la
sabiduría
y
poderes
À
ǡ
Ǥ ÀǤ
en
el
arte,
con
lo
que
quedaba
demostrada
su
presencia
en
la
his-‐ a
la
escritura,
Oswaldo
Chinchilla,
Erika
A.
Hewitt,
David
Freidel
y
ǡ
Àǡ
À
Ǥ las
jóvenes,
pues
habían
cumplido
con
todas
sus
obligaciones
y
de-‐
ȋ±Dz±ǣdz
À ǡ
ejemplo,
el
cordón
umbilical
de
las
niñas
era
enterrado
debajo
del
jado
atrás
su
periodo
reproductivo,
por
lo
que
podían
ejercer
otros
este
volumen).
ǡ Ó
×-‐ ×ǡÀǡ-‐ roles,
como
el
de
partera,
curandera
y
casamentera,
y
participar
en
En
los
años
setenta
tuvieron
su
auge
los
estudios
sobre
paren-‐
À
Ƥ
Ǥ tras
que
el
de
los
niños
se
enterraba
en
la
milpa
o
campo
de
cultivo.
ciertos
rituales
que
les
estaban
vedados
al
resto
de
las
mujeres.
Un
tesco,
organización
sociopolítica
y
el
papel
de
las
mujeres
ma-‐ Finalmente,
en
el
siglo
ĝĝĎse
editaron
varias
obras
colectivas
so-‐ Más
tarde,
cuando
las
niñas
tenían
tres
meses
(por
las
tres
piedras
ejemplo
de
esto
son
los
bailes
rituales
yucatecos
mencionados
por
yas
en
estos
ámbitos.
Así,
los
investigadores
Linda
Schele
y
Peter
ǡ
ǡ
del
hogar)
y
los
niños
cuatro
(por
las
cuatro
esquinas
de
la
milpa)
se
Landa,
en
los
que
sólo
podían
participar
ciertas
ancianas.
±
Ǣ ǡ
Ǥ
Ǥ
ǡ realizaba
el
ritual
de
hetzmek,
cuando
se
les
cargaba
por
primera
Así
pues,
las
mujeres
desempeñaron
un
amplio
abanico
de
ro
les
Joyce
Marcus
mostró
la
relevancia
del
intercambio
de
mujeres
para
Ƥ
×±
Ǥ y
trabajos.
Eran
amas
de
casa,
cocineras,
educadoras
y
cuidado
ras
del
estable
cer
alianzas
entre
linajes,
así
como
el
protagonismo
que
algu-‐ sino
que
varió
a
lo
largo
del
tiempo
y
de
las
circunstancias,
así
como
de
asignación
de
roles
del
bebé,
pues
consistía
en
presentarle
los
uten-‐ ǡǡǤ-‐
nas
al
canzaron
en
sus
destinos.
ǡ
Ǥ ǡ
À
×ǣ mésticos,
cuidaban
el
huerto,
elaboraban
textiles,
iban
al
mercado
En
los
ochenta,
Schele
y
Mary
Ellen
Miller
mostraron
la
diver-‐ obra
de
Simon
Martin
y
Nikolai
Grube
sobre
reyes
y
reinas
mayas
puso
de
tejido
y
cocina
a
las
niñas,
e
instrumentos
de
labranza,
armas
y
para
vender
sus
productos
y
al
monte
por
agua,
leña
y
otros
recur-‐
sidad
de
roles
que
jugaron
las
señoras
en
las
cortes.
En
cuanto
a
su
Ƥ
×Ǧ objetos
rituales
a
los
niños.
sos
silvestres.
Como
ejemplo
de
complementariedad,
las
mujeres,
atuendo,
Dicey
Taylor
y
Karen
O.
Bruhns
supieron
ver
cómo
éste
in-‐ ron
las
mujeres
en
la
política
maya
(véase
“Rasgos
de
la
organización
Las
madres
se
ocupaban
de
la
educación
de
ambos
durante
ǡ
Ǣ
À
dzȌǤ los
primeros
tres
o
cuatro
años,
hasta
que
se
celebraba
lo
que
Die
go
los
códices,
y
los
varones
los
convertían
en
las
obras
de
arte
que
más
allá,
al
percatarse
de
que
los
gobernantes
varones
se
apropia
ban
de
Landa,
obispo
de
Yucatán
durante
el
siglo
ĝěĎ,
denominó
“bau-‐
ȋ±DzƤ
ǡ
ǡ-‐ dzǤÀ
×
-‐
dzȌǤǡ
sentarse
como
dadores
de
vida.
LAS
MUJERES
EN
LA
CULTURA
MAYA
PREHISPÁNICA ñas,
del
que
colgaba
una
concha
roja,
mientras
que
a
los
niños
les
oraciones
en
los
rituales
públicos
y
privados
de
la
comunidad
y
del
Los
años
noventa
dieron
lugar
a
multitud
de
publicaciones
y
colocaban
una
pequeña
cuenta
blanca
en
el
cabello
de
la
coronilla.
linaje.
Además
de
todo
esto,
cuando
era
necesario,
ayudaban
a
los
congresos
en
los
que
se
habló
de
ellas.
Por
lo
general,
coincidían
en
varones
en
el
trabajo
de
la
milpa.
señalar
que,
pese
a
que
su
situación
empeoró
con
la
creciente
estra-‐ ǡ
ǤƤ
Ǧ recatada,
y
los
padres
se
ocupaban
de
educar
a
los
varones,
mien-‐ La
arqueología
ha
demostrado
que
los
palacios
de
la
élite,
co
mo
Ƥ
×ǡ
×
À Ǣ tras
que
las
niñas
seguían
bajo
la
dirección
de
sus
madres. los
de
Copán,
en
Honduras,
eran
centros
de
producción
de
elabo-‐
ǡ
× derechos
sucesorios
descendían
por
su
línea
de
parentesco;
y
que
Siguiendo
con
las
noticias
de
Landa
sobre
Yucatán,
cuando
rados
textiles,
preciados
objetos
de
comercio
y
tributo;
el
resultado
sus
comunidades,
por
ser
complementaria
a
la
masculina.
En
este
×Ǥ tenían
entre
12
y
14
años
eran
reunidos
para
la
ceremonia
de
la
pu-‐ del
trabajo
especializado
e
intensivo
de
las
mujeres
de
la
corte
(véa-‐
sentido,
los
estudios
de
los
hallazgos
arqueológicos
sacaron
a
la
luz
Así
pues,
al
gobernante
solía
sucederle
su
hijo
mayor
o
el
más
apto;
bertad
o
caputzihil,
en
la
cual
se
les
retiraba
la
cuerda
con
la
concha
Dz
Ƥ
ǣ
dz-‐
ÀǤ aunque
también
podía
ser
su
hermano
u
otros
parientes
varones.
y
la
cuenta
blanca,
considerando
así
que
había
llegado
la
edad
de
ca-‐ ȌǤÀÀ
Ƥ
×ǡ±
En
el
ámbito
del
arte,
Rosemary
Joyce
habló
largo
y
tendido
sarse.
A
partir
de
entonces,
los
varones
iban
a
vivir
juntos
a
una
ca
sa
ha
demostrado
que
estas
mujeres
no
llevaron
a
cabo
los
pesados
tra-‐
×±
Ǥ
gobernaron
se
debieron
a
que
peligraba
la
continuidad
dinástica,
en
el
centro
del
poblado,
mientras
que
las
jóvenes
comenzaban
su
bajos
domésticos
del
resto
de
la
población,
para
lo
que
seguramente
318 319
contaban
con
servicio
que
lo
hiciese
por
ellas;
desgraciadamente,
es-‐ tinguir
entre
el
peinado
y
el
tocado,
pues
podían
estar
entretejidos.
tas
mujeres
del
servicio
no
suelen
aparecer
en
el
arte.
Las
que
están
ƪƤǡ
-‐
ÀƤ
±
×
representadas
en
las
imágenes
y
en
los
textos
son
señoras
de
alto
À
ǡƤ
portaba,
como
en
el
caso
de
las
tejedoras,
que
llevaban
ahí
la
madeja
esta
tus,
relacionadas
con
el
poder
como
madres,
esposas,
hijas
o
ǡ
×À y
el
huso
de
hilar.
regentes
de
gobernantes
e,
incluso,
como
dirigentes.
Hay
que
tener
coloniales
y
de
las
representaciones
plásticas
de
diverso
tipo
y
época. En
cuanto
al
resto
del
atuendo,
como
se
vio,
era
tarea
de
las
mu-‐
en
cuenta
que
el
arte
es
una
herramienta
propagandística,
por
lo
En
el
siglo
ĝěĎ,
Diego
de
Landa
describió
a
las
mujeres
mayas
jeres
realizarlo;
y
lo
hacían
en
telares
de
cintura,
donde
tejían
pa
ños
de
general
en
manos
de
los
varones
dirigentes,
mecenas
y
artistas,
por
de
la
provincia
como
“de
mejor
disposición
que
las
españolas
y
más
un
ancho
limitado,
que
combinaban
de
diversa
manera.
El
atuendo
ƪ
Ǥǡ
dzǡ
ǡ
À
×
À
ǡǡ Sol.
Mujeres
y
hombres
se
cubrían
con
un
ungüento
rojizo
pe
cho,
bra-‐ enredo
y
el
huipil;
que
podían
llevar
juntos
o
por
separado
El
enredo
de
legitimación
y
de
acaparamiento
de
poder,
como
ocurrió
espe-‐ ǡǡ
ǡ o
pik
es
un
lienzo
de
tela
rectangular
unido
por
los
bordes
más
cortos,
cialmente
durante
el
Clásico
Tardío
en
el
área
del
Usumacinta
y
ȋƤ͞͝͞ȌǤ
iztah-‐he,
un
bálsa
mo
que
se
enrolla
en
torno
a
la
cintura
y
tiene
un
largo
variable,
habiendo
±ǡǤ oloroso
y
pegajoso
con
el
que
podían
dibujar
diseños
en
su
piel.
En
las
incluso
de
cuerpo
entero.
En
cuanto
al
huipil,
es
una
túnica
amplia,
Sin
embargo,
cuando
las
necesidades
y
las
circunstancias
cambia-‐ vasijas
de
cerámica
aparecen
a
menudo
con
los
labios
pintados
de
rojo
consistente
en
dos
o
más
lienzos
unidos,
con
los
lados
abiertos
para
los
ron,
como
ocurrió
en
el
periodo
Posclásico
en
Yucatán,
con
el
cre-‐ (también
los
hombres),
un
signo
similar
al
de
interrogación
hecho
en
Ƥ
ǡ
±
ǡ la
mejilla
y
arriba
del
ojo,
que
las
relaciona
con
la
diosa
lunar,
y
otros
ǡ
×ȋƤ͞͝͡ȌǤ
por
las
de
ejércitos
anónimos.
motivos,
como
en
el
vaso
Đ͟͜͡ȋƤ͟͞͝ȌǤ
À-‐ Ƥ
ǡÀ
×
-‐
tivo
que
semeja
las
letras
ĎđǡǡƤ
Ǣ
mujeres;
pero
se
ha
encontrado
también
en
varones,
por
lo
que
podría
cuerpo
masculino,
que
se
mostraba
más
descubierto,
llamando
la
Ǥ aten
ción
sobre
su
virilidad.
Sin
embargo,
en
otros
soportes
más
priva-‐
El
rostro
también
podía
decorarse
con
adornos
de
diversos
ma-‐ ǡ
Ƥ
ǡ
teriales,
como
ámbar
que
se
colocaban
atravesado
en
el
septum
o
cartí-‐ más
descubierto
el
cuerpo
de
la
mujer,
en
especial
el
de
las
diosas
o
el
Ƥ
ǡ de
las
mujeres
no
ligadas
directamente
con
el
gobierno.
Ǥ
Ƥ
× Aunque
las
personas
de
todas
las
clases
sociales
usaban
el
mismo
ǡǤƤ
×
tipo
de
prendas,
la
mayoría
de
la
población
vistió
atuendos
sencillos,
±
ǡƤ
Ƥ
ǡ
Ǥ
-‐
de
darle
al
cráneo
un
aspecto
alargado,
como
el
del
idealizado
dios
del
ǡ±×Ƥǡ
×ǡ
ÀǤƤ
×
×Ƥ materiales,
como
la
piel
de
jaguar
(exclusivo
de
los
varones),
el
pelo
de
y
podía
ser
de
dos
tipos:
por
incrustación
o
limado.
La
primera
consis-‐ conejo,
las
plumas
y
las
placas
de
concha,
etcétera.
En
las
prendas
tía
en
incrustar
pequeños
discos
de
piedras
preciosas
o
hueso
en
la
de
la
élite
se
combinaron
diversos
tintes
(cochinilla,
púrpura
y
añil,
Ƥ
ǡ
ïǢ entre
otros)
y
técnicas
de
tejido,
como
el
brocado,
el
bordado,
la
ga
sa,
ǡ
Àǡbatik
(o
pintura
en
negativo
ǡ
ïǤ
Ǧ sobre
el
tejido),
lo
que
daba
lugar
a
modelos
tan
variados
como
los
Ƥ
×ǡ±
À
ob
servados
en
las
pinturas
de
Bonampak.
En
otras
pinturas,
por
ejem-‐
diseños
de
tinta
que
se
pintaban
en
la
piel;
algo
únicamente
permitido
ǡȋƤ͟͞Ȍǡ
Ǥǡ
ǡ atuendo
de
una
mujer
de
servicio,
a
la
derecha,
quien
viste
una
sencilla
sólo
se
adornaban
el
cuerpo
de
la
cintura
para
arriba,
exceptuando
los
ǡÓ±ǡǡƤ
pechos,
con
motivos
más
delica
dos
que
los
masculinos. vestido
de
gasa
hecho
con
la
técnica
del
batik.
Esta
imagen
se
completaba
con
el
peinado
y
el
atuendo.
El
cabe-‐ Un
atuendo
ritual
común
entre
los
gobernantes
de
ambos
se
xos
llo
alborotado
era
sinónimo
de
sexualidad
y
humillación,
como
en
el
Àǡ
caso
de
los
cautivos,
por
lo
que
convenía
lucirlo
bien
cuidado.
Su
lon-‐ poder
simbólico
al
relacionarles
con
el
sustento
de
la
comunidad.
ǡ À
À
Figura
215.
Figurilla
de
mujer
con
abanico
procedente
de
la
isla
de
Jaina,
ǡƪ
caso
de
los
varones
y
larga,
en
el
de
las
mujeres;
y
sobre
la
pelvis,
Campeche,
México.
×
ƪǤǦ la
ca
beza
de
un
pez
xook×ǡ
ǤǡÀƤ
Ƥ
ǡǤ
×
ȀǤ Como
complementos
al
atuendo
usaban
narigueras,
orejeras,
co-‐
ƪ
Ǧ llares,
pulseras,
anillos,
rodilleras
y
broches
para
sujetar
las
prendas;
na,
pues
no
se
peinaban
igual
las
mujeres
solteras
que
las
casadas.
hechos
de
plumas,
cuentas
de
jadeíta
y
otras
piedras,
madera,
concha,
ǡǦ
ǡ
ǡ
×-‐
ȋƤ͞͝͠Ȍǡ tus
social
de
cada
uno,
como
puede
verse
en
los
murales
de
Bonampak
Figura
214.
Detalle
de
incensario
de
Palenque,
Chiapas,
México.
ǤÀ
-‐ o
en
los
de
Calakmul.
320 321
sucesores.
Igualmente,
era
común
que
los
nobles
menores
se
casaran
con
las
hijas
o
hermanas
de
varones
de
alto
estatus
para
medrar
o
bien
para
restablecer
una
línea
dinástica
que
corría
el
peligro
de
de
saparecer.
ǡ
×ÀƤ
Ƥ
ǣ
-‐ Las
mujeres,
como
transmisoras
de
la
sangre
real,
tenían
la
capacidad
de
renovar
o
crear
linajes
gober-‐
Ƥ
ȋƤ͢͞͝Ȍǡ
ix
o
ixikǡƤ
ǮǡÓǯ
nantes.
Un
ejemplo,
en
territorio
guatemalteco,
es
el
de
la
Señora
Wak
Chan
Ajaw,
hija
del
gobernante
delante
de
sus
nombres
y
títulos.
Esto
es
relevante,
pues
se
sobreentendía
que
los
protagonistas
de
los
textos
ǡ
ƤǤ×À
ǡ
×
Ǣǡ
ǡÀÓÀƤ
Ǥ
ǡ
ǡǡǯǯǡ
ÀƤ
Ƥǡ
jun,
el
número
1
y
na’,
‘ma-‐ entronizado
a
los
cinco
años
de
edad.
Posiblemente
siguió
dirigiendo
el
destino
de
Naranjo
hasta
que
el
ǯǡ
ǤÀƤ
Ǧ ǡǡ±
×
ǡ
ǡ
±
ǡ obvió
a
su
padre,
un
noble
local
menor.
Ǥǡ
Ƥ
ǡ
El
caso
contrario
se
dio
en
Tikal,
donde
una
niña,
seguramente
única
descendiente
del
gobernan-‐
±
ǣatan,
‘esposa’;
na’,
‘madre’;
mim,
ǡ
×
×ÓǤƤ×
‘abuela’;
al,
‘niño
de
madre’;
e
ichaan,
‘tío
materno’
o
‘hermano
de
la
madre’.
En
estos
casos
solía
men-‐ ǯǯǡ
Ó
×Ǥ
×
ǡ
ǡ
Ƥ
ǡÓǯǡ
×͙͝͞
política:
destacar
la
posición
o
el
parentesco
elevado
de
la
señora
para
mejorar
el
estatus
del
varón.
La
en
la
línea
sucesoria,
pero
de
la
que
poco
más
se
sabe.
ǡ
ǯĎĎĎ
de
Yaxchilán.
ǡƪǡǡ
-‐ Des
ta
ca
entre
todas
la
Señora
K’ab’al
Xook,
a
la
que
se
reconoce
excepcionalmente
la
propiedad
de
un
binas,
pues
en
algunos
casos
se
dio
la
poligamia
para
aumentar
los
apoyos
políticos
al
linaje. Ƥ
ǡȋƤͥ͢͝ȌǤ
À
×
ǡ
Ǧ
Ƥ
-‐
× Dz dz ȋƤ ͢͝͡ȌǤ
Ǥ
ǡ madre
de
un
heredero
varón.
Sin
embargo,
este
descendiente
desaparece
de
escena
por
causas
descono-‐
pasaban
a
pertenecer
al
linaje
paterno.
Pero
cuando
el
parentesco
materno
era
destacable,
sus
sucesores
cidas
y,
tras
diez
años
de
silencio,
apareció
un
nuevo
heredero,
Yaxuun
B’ahlam
Ďě,
hijo
de
una
esposa
lo
mencionaban
en
términos
de
igualdad
e
incluso
de
su-‐ secundaria
de
Itzamnaaj
B’ahlam
ĎĎĎ
a
la
que
nunca
mencionó
en
vida,
la
Señora
Ik’
Cráneo
de
Calakmul.
ǡƤǦ Ƥ
×
ǡǯ-‐
mo
prestigio
posible.
sentar
junto
a
su
padre
en
escenas
similares
a
las
protagonizadas
por
la
Señora
K’ab’al
Xook,
la
esposa
Aparte
del
rol
de
madre
y
esposa,
ostentaron
otros
ȋƤͥ͟ȌǤ
títulos
junto
a
su
nombre,
que
podían
indicar
su
participa-‐ En
Caracol,
Belice,
algo
similar
hizo
K’an
ĎĎ
con
su
madre,
la
Señora
Batz’
Ek’,
una
joven
esposa
se-‐
ción
en
la
vida
política
y
ritual
de
la
corte,
o
bien
su
paren-‐ cundaria
de
su
padre.
El
poder
había
pasado
de
éste
a
su
medio
hermano,
Ajaw
Nudo;
por
lo
que
el
gobierno
tesco
con
el
participante.
Se
trata
de
los
títulos
de
ix
ajaw
de
K’an
ĎĎ
supuso
una
desviación
en
la
línea
sucesoria
que
complicaba
la
reivindicación
de
su
legitimidad.
(‘gobernante’),
ix
sajal
(‘noble
subordinada’),
ix
ch’ok
(‘jo-‐ Por
ello,
K’an
ĎĎ
construyó
monumentos
en
los
que
su
madre
aparece
como
testigo
de
su
ascensión
al
trono,
ǡǯȌǡk’uhul
ixik
(‘mujer
sagrada’),
ix
cha’n
ch’ok
y
hasta
una
gran
tumba
para
enaltecerla.
(‘guardiana
del
joven’),
ix
ajk’uhu’n
(‘adoratriz,
sacerdoti-‐ En
Palenque
también
se
desvió
la
línea
sucesoria
masculina,
cuando,
en
dos
ocasiones,
la
única
des-‐
sa’),
ix
wayaab’
(‘invocadora,
hechicera’)
e,
incluso,
María
Ǥǡ
ǡÓǯ
ix,
‘mujer,
señora’ ixik,
‘mujer,
señora’ na’,
‘madre’ Elena
Vega
señala
la
existencia
de
una
ix
tz’ihb’
(‘escriba’)
ǯǯǡÀƤ
ȋ±Dz
dzȌǤ ï
ȋƤ͜͟͜͞͝͞ȌǤ
ǡ
͢͞͝Ǥ
ÀƤ
Ǥ más
importante
ser
descendiente
directo
del
dirigente
anterior
que
ser
varón;
así
como
ser
madre
de
un
±
heredero
varón
aún
demasiado
joven
para
gobernar.
Ó À
ǡ Como
en
el
caso
de
K’an
ĎĎ
ǡǯ
ǯǡǡ
ǡǡ
ǡ
×ǡ
×
ƤƤ
-‐
transmi
sión
de
estatus,
riqueza
y
legitimidad,
y
por
el
respaldo
militar
que
su
linaje
podía
prestar
al
de
su
±ǡ
-‐
Ǥ2
ǯĎě
de
Yaxchilán
y
la
Señora
Chak
Joloom,
ȋƤ͢͢͞ǡͣͣ͞͝͞͞ȌǤ
que
le
supuso
al
primero
el
apoyo
del
linaje
de
su
mujer,
en
especial,
del
hermano
de
ésta,
quien
recibió
a
Otro
caso
de
descendencia
problemática
ocurrió
en
Piedras
Negras,
Guatemala.
La
única
descen-‐ ͣ͞͝Ǥ͜͠ǡǡ
Ǥ
cambio
diversas
mercedes.
͟ÓǯÓǡÓ
ǯǡ
Éstas
eran
las
principales
ventajas
de
las
alianzas
matrimoniales
interdinásticas,
las
cuales
podían
se
representó
junto
a
su
madre
a
la
edad
de
tres
años
en
una
tierna
escena.
Este
monumento
es
excep-‐
À
ǡƤÀ
× cional
por
su
belleza
y
rareza,
y
pretendía
garantizar
la
continuidad
del
linaje.
Esto
se
logró
mediante
el
sobre
linajes
más
débiles.
Algunas
esposas
podían
servir
de
rehenes
en
la
corte
dominante
para
evitar
Ó
ǯ
À
͠ǡ
ataques
enemigos.
O
bien,
los
usurpadores
del
poder
se
casaban
con
ellas
para
sancionar
su
derecho
a
detentó
el
poder.
gobernar,
como
ocurrió
con
los
itzaes
llegados
a
Chichén
Itzá,
en
Yucatán,
México,
que
emparentaron
con
͠
×ȋƤͣ͞͝Ȍǡǡ
ÓǤ±
ǡǯǯǯ a
quien
presenta
como
un
ancestro
importante,
y
a
quien
alimenta
en
su
sepulcro
mediante
granos
de
y
Yax
Nuun
Ayiin
Ď,
respectivamente,
que
proclamaban
su
relación
con
Teotihuacan
pero
se
casaron
con
incienso
o
gotas
de
sangre.
Al
igual
que
ésta,
otras
madres
de
herederos
varones
se
convirtieron
en
im-‐
ǡÓǯ
ǡƤ ǡ
Ƥ
ǤÀǡ͜͝
ǡ
322 323
se
muestra
a
los
ancestros
de
Yaxuun
B’ahlam
Ďě,
observando
la
escena
desde
la
parte
superior.
Otro
ejemplo
claro
es
el
de
la
Rei-‐
ǡ
ǡ×
la
cu
brió
de
joyas
y
cinabrio,
lo
que
le
valió
el
sobrenombre
de
Ǥ
y
su
importancia
en
la
línea
sucesoria.
Así
pues,
las
señoras
de
la
cor
te
desempeñaron
también
un
importante
papel
ritual,
como
ǡ
Ƥ
ǡǦ
Ƥ
ǡ
Dz-‐
dzǡ
×
de
sus
hijos
y
haciéndoles
entrega
de
los
símbolos
de
la
realeza,
como
puede
verse
en
el
Tablero
Oval
de
Palenque.
ï
vincula
con
la
guerra,
un
ámbito
generalmente
masculino.
Sin
em-‐
bargo,
en
ocasiones
las
mujeres
aparecen
ayudando
a
sus
esposos
a
prepararse
para
el
combate,
como
la
Señora
K’ab’al
Xook
en
el
Din-‐
͢͞
ȋƤͥ͢͝Ȍǡ
atuen
do,
mientras
pisotean
a
cautivos,
como
la
Señora
Wak
Chan
͞͠ȋƤͤ͞͝ȌǤ
los
de
las
mujeres
de
Toniná,
en
Chiapas,
México,
que
a
parecen
una
Ƥ
Ǧ
×ȋƤͥ͞͝Ȍǡ
Ƥ
las
columnas
del
Templo
de
los
Guerreros
de
Chichén
Itzá.
Esto
ven-‐
Àǡ
×
ǡ
ǡ
participación
se
adaptó
a
las
necesidades
de
cada
momento,
incluso
al
carácter
bélico
de
ciudades
como
Toniná
y
Chichén
Itzá.
***
A
lo
largo
de
estas
líneas
se
ha
visto
a
grandes
rasgos
los
estudios
ǡ
situación
en
su
sociedad
a
lo
largo
de
su
ciclo
vital
y
de
su
esta-‐
tus
social,
y
los
roles
que
desempeñaron,
en
especial
las
señoras
de
la
corte.
Si
bien
las
imágenes
y
los
textos
muestran
que
ocuparon
una
posición
secundaria
en
relación
con
los
varones,
los
papeles
Ó
-‐
rios.
Esta
complementariedad
respondía
a
la
mentalidad
maya
y
deja
traslucir
una
desigualdad
cuyo
grado
no
sólo
dependía
de
la
clase
social
y
del
periodo
histórico,
sino
también
del
nivel
de
jerar-‐
quización
y
militarización
de
la
sociedad.
Finalmente,
si
bien
los
Ó-‐
posa,
desarrollaron
otros
muchos
relacionados
con
la
producción,
el
ritual
y
el
gobierno,
lo
cual
demuestra
la
relevancia
de
su
partici-‐
pación,
por
lo
general
silenciosa,
en
la
historia
maya.
Sin
embargo,
ǡ-‐
ñoras
han
permanecido
para
la
posteridad.
Figura 218. Detalle de la Estela 24, Naranjo, Guatemala. Figura 219. Monumento 148, Toniná, Chiapas, México.
324 325
XXII
ESCENIFICANDO
LA
V IDA
M AYA:
U NA
I MAGEN
CONGELADA
Takeshi
Inomata
Óͤ͜͝ȋͥǤͥ͝Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜Ȍ
ǤÀ-‐
À
ǡǡ
ǡ
Ǥ
ǡǡÀ
ǤǦ
±
ǡÀ-‐
Ǥ
×ǡ
-‐
Ǥ
×
Àǡ-‐
ǤƤ×ǡ
ǡÀ
ǡ
ǡ-‐
Ƥ
Ǥ
Ƥ
ǡ
× -‐
×Ǥ
͜͞͞ǤÀ
×ǡ
ǡ
ǡĐͣͤ͞͠Ǥ
Ǥ
ͣ͟͞
327
te
maya
esta
separación
era
vaga,
pues
las
casas
de
los
cortesanos
±
actos
políticos
y
rituales.
Àǡǡ
ǡ ÀÀ
sacerdote
principal.
Los
otros
miembros
de
la
corte
asistían
al
gober-‐
Ǥ ǡ
Àǣ
×
principalmente
simbólicos,
pues
en
muchas
ocasiones
quienes
pudie-‐
Ǥ
ï
ÀƤ
ǡ
-‐
ƪǡ
ȋ±Dz
×
À
dzȌǤ
Los
resultados
de
las
excavaciones
en
Aguateca
indican
que
una
par-‐
Figura
221.
Reconstrucción
de
la
Casa
de
los
Espejos,
Aguateca,
Guatemala. Ƥ
maya
ocurrieron
en
las
casas
de
sus
miembros.
Las
residencias
de
los
À
Ƥ
ǣ
LA
CORTE
REAL
MAYA
DEL
CLÁSICO habitaciones
laterales,
por
lo
general
divididas
por
muros
de
piedra
ȋƤ͞͞͝ȌǤ
La
ciudad
de
Aguateca
está
en
la
selva
de
Guatemala,
en
la
región
del
×
-‐
Petexbatún.
Después
de
tener
ocupaciones
dispersas
durante
el
pe-‐
ǡÓ
Ǧ
riodo
Preclásico
y
la
primera
parte
del
Clásico
Tardío,
Aguateca
creció
tructiva,
pues
el
palacio
estaba
construido
de
mampostería
y
los
y
llegó
a
ser
un
centro
de
tamaño
mediano
a
princi
pios
del
siglo
ěĎĎĎ.
domicilios
pequeños
de
los
cortesanos
de
bajo
rango
se
hicieron
En
la
segunda
parte
del
Clásico
Tardío
se
convir
tió
en
la
capital
se-‐ de
bajareque
(véase
“La
arquitectura
residencial:
¿dónde
y
cómo
cundaria
de
la
dinastía
de
Dos
Pilas,
la
cual
tuvo
sus
orígenes
en
Tikal,
ÀǫdzȌǤ
ambas
en
territorio
guatemalteco.
Las
investigaciones
arqueológicas
Ǧ
en
Aguateca,
que
se
iniciaron
en
1990
y
duraron
hasta
el
año
2005,
vi
dades
domésticas,
incluyendo
el
descanso,
el
almacén,
la
prepa-‐
× ración
y
el
consumo
de
alimentos.
En
Aguateca,
cada
una
de
las
resi-‐
corte
real
a
través
de
excavaciones
extensivas
en
las
diversas
estructu-‐ dencias
de
los
cortesanos
de
alto
rango
—llamadas
Casa
del
Nicho,
ras
quemadas. Casa
de
los
Espejos,
Casa
de
las
Hachas
y
Casa
del
Escribano—
tuvo
una
habitación
con
numerosas
vasijas
de
cerámica
utilizadas
para
ȋƤ͜͞͞Ȍǡ almacenar
comida
y
bebida.
Es
interesante
notar
que
la
mayoría
de
ǡ
estas
piezas
utilitarias
eran
casi
idénticas
a
las
que
se
usaban
en
las
pa
yasos.
Estos
individuos
se
encargaban
de
la
administración
de
casas
de
los
campesinos.
Tinajas
de
tamaños
medianos,
en
general
À
ȋ±Dz
dz-‐ ǡ
-‐
ȌǤ
×
× pos
de
bebida.
Cántaros
grandes
sin
pintura
sirvieron
comúnmen-‐
×
±
ǡ
ÀǡÀ
los
cortesanos,
la
diplomacia
con
otras
cortes,
las
ceremonias,
así
×ȋƤ͞͞͞ȌǤ
como
la
producción
de
objetos
valiosos.
En
la
sociedad
moderna,
Ǧ
estas
categorías
están
claramente
separadas
en
el
aspecto
concep-‐ À
tual
y
en
las
actividades
realizadas:
los
trabajos
desempeñados
en
la
para
los
alimentos.
Estas
habitaciones
y
sus
áreas
adyacentes
tam-‐
Ƥ
±
bién
sirvieron
para
la
elaboración
de
comida.
Las
mujeres,
inclu
yen-‐
y
las
actividades
rituales
llevadas
a
cabo
en
los
templos.
En
la
cor-‐ do
a
las
esposas
de
los
cortesanos
nobles,
se
encargaron
principal-‐ Figura
222.
Cántaro
hallado
en
el
cuarto
norte
de
la
Casa
de
las
Hachas,
Aguateca,
Guatemala.
328 329
Algunos
de
los
cuartos
laterales
también
pudieron
haber
sido
las
ÓǤǦ
so
del
cuarto
lateral
sur
de
la
Casa
del
Escribano
se
encontró
el
entierro
Ǥ±
×
×
ǤƤÓ
ma
dre
que
se
halló
cerca
del
cuarto
representa
una
relación
cariñosa
ȋƤ͟͞͞ȌǤÓ
-‐
Ƥ
±
ǡǤ
Además
de
estas
casas
grandes
de
cortesanos
de
alto
rango,
la
parte
central
de
Aguateca
presenta
estructuras
pequeñas,
algunas
de
las
cuales
podrían
haber
sido
ocupadas
por
sirvientes
y
otros
cortesanos
de
menor
rango.
Estos
individuos
también
eran
miem-‐
bros
de
la
corte;
ellos
se
encargaban
de
las
tareas
necesarias
para
el
mantenimiento
de
su
organización,
como
la
preparación
de
comi-‐
da
y
la
limpieza
del
palacio.
Diversas
pinturas
y
esculturas
indican
que
las
cortes
mayas
también
incluyeron
enanos
y
jorobados,
pero
À
±Ǧ
×
Ǥ
Ǧ
Ǥ
À×
ǡ±
Figura
223.
Figurilla
de
niño
y
madre
hallada
en
el
anexo
sur
de
contextos
simbólicos,
que
caracterizaban
la
corte
como
una
entidad
la
Casa
del
Escribano,
Aguateca,
Guatemala.
Ǥ
encontrados
en
la
Casa
de
los
Espejos,
lo
cual
sugiere
que
su
residen
te
×ǡ± Ó
ȋƤ͞͞͠ȌǤ-‐
organización
política
y
simbólica
que
comprendió
a
diversos
perso-‐ mentos
de
hueso
que
estaban
en
el
cuarto
central
presentan
textos
con
ȋ±Dzǡdz
À
Ǥ
ǡ
ȌǤǡ
Ƥ
×
ȋƤ͞͞͡ȌǤ
Ǥ
cuarto
sur
se
hallaron
numerosos
pedazos
de
espejos
de
mosaico
de
área
de
ocupación
de
ésta,
y
los
sirvientes
probablemente
se
dedi-‐ EL
TRABAJO
DE
LOS
ESCRIBAS
pirita.
Algunas
piezas
eran
vestigios
del
proceso
de
reciclaje.
Junto
ca
ron
a
cocinar
para
el
grupo
gobernante.
Y
LAS
PRODUCCIONES
ARTÍSTICAS con
estas
piezas
de
pirita,
se
encontró
un
adorno
de
alabastro,
que
Es
común
encontrar
basureros
cerca
de
las
cocinas
de
las
resi-‐
ïDz×dzǦ
Ǥ
À
-‐ ta
el
símbolo
de
la
posición
del
gobernante.
Aparentemente,
el
es-‐
huesos
de
animales
y
otros
restos,
junto
a
objetos
de
cerámica
y
de
ducción
de
objetos
valiosos.
En
Aguateca,
las
residencias
de
los
cor-‐
-‐
piedra
quebrados.
Seguramente
la
basura
se
descomponía
con
el
tesanos
de
alto
rango
contenían
clara
evidencia
de
esta
labor.
La
Casa
dos
del
soberano.
La
excavación
de
esta
estructura,
realizada
por
calor
de
las
tierras
bajas
tropicales,
lo
que
señala
que,
a
pesar
de
la
del
Escribano
tenía
varios
platos
de
piedra
que
parecen
haber
sido
× ǡ × Ƥ Superior
elegancia
de
la
corte,
representada
en
muchas
pinturas
en
cerámi-‐ usados
para
la
preparación
de
pigmentos.
También
se
encontraron
per
sonaje
de
alto
rango
que
probablemente
representa
al
mismo
Figura
224.
Platos
de
piedra
encontrados
en
la
Casa
de
ca,
la
vida
en
las
casas
de
los
cortesanos
no
parece
haber
sido
del
conchas
grandes
cortadas
que
sirvieron
como
tinteros
(véase
“Su-‐
ȋƤ͢͞͞ȌǤ los
Espejos,
Aguateca,
Guatemala.
todo
higiénica.
Ƥ
dzȌǤ En
la
Casa
de
las
Hachas
se
encontraron,
en
dos
concentracio-‐ ǣ
En
los
cuartos
centrales
se
desarrollaron
las
escenas
princi-‐ Un
ornamento
de
concha
que
proviene
de
esta
estructura
presenta
×
ǡͤ͝
Figura
225.
Utensilios
de
hueso
hallados
en
la
Casa
de
los
pales
de
reuniones
políticas
y
diplomáticas
con
otros
cortesanos
ÀƤ
ÓǤ
×
ǡ
Espejos,
Aguateca,
Guatemala.
o
visitantes
de
diversos
lugares,
y
algunas
de
esas
reuniones
com-‐ su
nombre
con
el
título
de
escriba.
El
otro
objeto
importante
que
se
por
el
arqueólogo
Kazuo
Aoyama,
detectó
huellas
de
uso
creadas
por
prendieron
banquetes.
Los
cuartos
centrales
de
las
residencias
cor-‐
×Ƥ
la
talla
de
piedra.
Es
probable
que
un
habitante
de
esta
estructura
tesanas
de
Aguateca
tenían
platos
y
cuencos
para
servir
comida
y
ÀƤ
ǡ
×Ǥ
bebida,
así
como
tinajas
que
probablemente
contuvieron
bebidas
asistió
el
gobernante
de
Aguateca.
Está
claro
que
uno
de
los
resi-‐ Mientras
que
muchos
de
estos
cortesanos
que
se
desempeña-‐
×
Ǥ
-‐
×
ǡǦ
rencias
entre
los
hogares
de
la
nobleza
y
los
del
pueblo
común;
en
gobernante,
posiblemente
pintando
códices
y
otros
materiales.
El
× Ǥ
particular,
esto
se
observa
en
algunos
de
los
vasos
cilíndricos,
que
basurero
que
se
encontró
al
lado
de
esta
estructura
contenía
varios
Ƥ
por
lo
general
se
usaban
para
servir
bebidas
hechas
con
cacao,
los
huesos
de
animales
cortados
y
ornamentos
de
hueso
y
concha
no
×ƤǡÀ
-‐ terminados.
El
mismo
escriba
parece
haber
trabajado,
también,
en
Ǥ
ÀƤ
ȋƤ͢͞ȌǤ la
producción
de
diversos
objetos.
Ƥ
330 331
de
los
cortesanos
con
sus
cuartos
abiertos
hacia
el
patio;
sus
entradas
ȋƤͣ͝͡͞͝͡ȌǤ
política,
así
como
la
autoridad
del
gobernante
y
sus
cortesanos.
A
ǡ×
documentan
las
ceremonias
que
ocurrieron
en
las
mismas
plazas,
la
vez,
la
alta
visibilidad
de
los
gobernantes
y
la
nobleza
señala
que
cuando
era
necesario.
en
las
cuales
los
gobernantes
y
cortesanos
tuvieron
un
papel
cen-‐
Los
cuartos
centrales
de
los
palacios
reales
y
casas
de
los
corte-‐ ȋ± Dzǡ
ǣ
dzǦ el
pueblo
común.
Las
ocasiones
teatrales
involucraron
la
tensión
ǣ lu
men).
El
cuarto
correspondiente
al
almacén
del
palacio
real
À
ǡ
como
habitaciones
del
trono,
donde
los
gobernantes
daban
audien-‐ de
Aguateca
tenía
máscaras
hechas
de
textiles
y
arcilla,
por
las
À
Ǥ
cia
a
diversos
personajes
y
los
cortesanos
recibían
a
sus
visitantes.
cuales
se
le
denominó
Cuarto
de
las
Máscaras,
que
seguramente
Ǥ
Ǥ
ǡ
-‐ casas
de
los
cortesanos
de
Aguateca
se
hallaron
varios
instrumen-‐
mente
ocupa
el
trono
y
otras
personas
se
sientan
en
el
piso
o
se
ubi-‐
ǡ
ǡ ƪ
Ǥ
ǡ
ȋƤͣ͞͞ȌǤ
±-‐
±
Ǥ ticiparon
en
estas
ceremonias
como
músicos
y
danzantes.
Si
bien
ï
ǡ
ǡ los
hombres
constituían
por
lo
general
las
escenas
centrales
de
dando
el
ritmo
a
la
vida
de
la
corte
y
de
la
comunidad,
tanto
en
Ƥ
ǡ
À
ÀǦ
ǡƤ el
ciclo
anual
como
en
periodos
más
largos
de
cinco
o
20
años.
Su
senciados
por
el
público.
Los
actores
expresaban
las
ideas
y
los
vistiendo
atuendos
elaborados,
lo
cual
sugiere
que
algunas
seño-‐ preparación
y
ejecución
debieron
de
haber
sido
el
interés
principal
simbolismos
de
la
corte
y
la
sociedad,
y
los
espectadores
los
per
ci-‐ ras
poderosas
jugaron
un
papel
destacado
en
ciertas
ceremonias
de
la
corte.
Numerosos
ornamentos,
esculturas
y
pinturas
produ-‐
bían
a
través
de
estas
experiencias.
Los
actos
político-‐administra-‐ ï
ȋƤͥ͝͠ȌǤ cidos
por
cortesanos
estuvieron
ligados
a
dichos
acontecimientos,
Las
calzadas
también
debieron
de
ser
escenarios
importantes
Ƥ
ǡ
Ǧ dentro
de
las
ceremonias
públicas.
En
Aguateca
hay
una
que
conec-‐
×
×
×
À
ȋ±Dz
Àdz ta
el
palacio
real
con
la
Plaza
Principal;
probablemente
por
esta
cal-‐ de
objetos
y
materiales
necesarios
para
esas
ceremonias,
así
como
a
en
este
volumen).
ǡ practicar
y
ensayar
actos,
danzas
y
música.
También
es
importante
En
este
sentido,
es
interesante
notar
que
el
palacio
real
de
Agua-‐ cortesanos
en
los
días
de
ceremonia.
En
las
ciudades
grandes,
como
×
Figura
226.
Figurilla
de
un
noble
encontrada
en
el
cuarto
norte
Ó
ǡ
trabajo
administrativo
y
político
de
los
cortesanos.
de
la
Casa
de
los
Espejos,
Aguateca,
Guatemala.
À
ǣ importantes,
pues
en
ellas
era
casi
imposible
que
cupiese
toda
la
po-‐
Ƥ
-‐
×
-‐ blación
en
una
plaza,
pero
cuando
los
espectadores
se
ubicaban
a
ticiparon
en
esas
ocasiones
teatrales.
Cada
residencia
de
cortesa-‐
mente
visibles
hasta
para
las
personas
que
se
quedaban
en
la
calzada.
los
lados
de
sus
largos
caminos,
las
procesiones
del
gobernante
y
su
ïƤ
ǡ Mientras
que
algunos
centros
grandes,
como
Tikal,
tuvieron
palacios
corte
eran
visibles
para
la
mayoría
del
pueblo.
Para
esas
procesiones,
este
tipo.
Algunos
de
estos
objetos
quizá
se
usaron
en
los
juegos
trabajo
de
las
mujeres
en
la
producción
de
estos
valiosos
materiales
ǡ
Ƥ
×
Ƥ
×Ǧ de
niños.
Es
decir,
el
recuerdo
de
ceremonias
pasadas
y
la
planea-‐
Ǥ
ï
Ó-‐ tral,
en
la
cual
el
gobernante
que
la
ocupaba
era
muy
visible
para
×À
Ǧ
La
labor
de
los
escribas
y
su
producción,
como
piezas
de
cerá-‐ diano
y
pequeño.
todo
el
público.
nes
en
la
vida
cotidiana,
tanto
entre
los
niños
como
entre
los
cor-‐
mica
pintadas
y
ornamentos
de
concha,
estuvo
ligada
estrecha
men
-‐ Naturalmente,
el
aspecto
teatral
se
expresó
más
directamente
Estas
ceremonias
eran
las
ocasiones
en
las
que
se
expresaban
tesanos
adultos.
te
al
poder
y
prestigio
de
los
hombres
y
mujeres
de
la
corte.
Algunos
en
ceremonias
y
ritos
realizados
en
los
palacios
reales
y
grupos
resi-‐ los
símbolos
y
las
ideas
compartidas
por
la
comunidad
política.
En
contraste
con
la
sociedad
moderna,
en
la
cual
hay
divisiones
ǤǦ denciales
de
los
cortesanos.
Así,
en
las
residencias
de
los
nobles
de
Tanto
los
actores
como
los
espectadores
podían
percibir
y
entender
relativamente
claras
entre
administración,
ritual,
producciones
eco-‐
ro
también
hubo
soberanos
que
realizaron
ellos
mismos
estos
ob-‐ Aguateca
se
hallaron
numerosos
implementos
rituales,
por
lo
gene-‐ estas
ideas
a
través
de
la
experiencia
compartida
de
las
ceremonias.
nómicas
y
actividades
domésticas;
en
la
sociedad
maya
del
periodo
je
tos
artesanales.
Estos
trabajos
requerían
capacidades
y
conoci-‐ ral
en
sus
cuartos
centrales,
como
incensarios
de
cerámica
e
instru-‐ En
este
sentido,
los
sucesos
comunales
constituyeron
un
mecanis-‐
mien
tos
que
se
podían
adquirir
solamente
a
través
del
aprendi
za-‐ mentos
de
hueso
con
puntas
o
navajas
largas
de
obsidiana,
que
qui-‐ mo
principal
para
crear
y
mantener
la
integración
de
la
entidad
de
los
cortesanos
a
través
de
su
vida
cotidiana.
je
y
el
entrenamiento
prolongados,
pues
los
conocimientos
y
la
Ǧ
Ƥ
Ǥ
pro
ducción
de
artículos
preciosos
simbolizaban
la
sabiduría
de
los
El
palacio
real
de
Aguateca
incluyó
en
su
esquina
noroeste
una
dio
ses.
En
un
sentido,
estas
capacidades
privilegiadas
distinguie-‐
Ǥ
ron
a
los
cortesanos
del
resto
de
la
sociedad.
En
otro,
la
produc-‐
×ǡÀ
×ǡ
-‐ Ƥ
Ǥ
×
-‐
À
nario
para
bailar.
Es
probable
que
el
gobernante
y
otros
miembros
ca
racterizó
a
la
corte
real. de
la
realeza
se
sentaran
en
las
bancas
al
aire
libre
para
ver
la
danza,
y
en
algunas
ocasiones
ellos
mismos
pudieron
haber
realizado
los
bailes;
asimismo,
más
cortesanos
estarían
en
el
patio
del
palacio
EL
MUNDO
TEATRAL ȋ±Dz
ǣdzȌǤ
Ǧ
Muchas
actividades
realizadas
en
la
corte
real
tuvieron
como
carac-‐ zas
públicas.
En
Aguateca
y
otros
centros,
se
colocaron
estelas
y
terística
la
teatralidad;
es
decir,
se
realizaban
para
ser
mostradas
y
demás
monumentos
esculpidos
en
dichas
plazas.
La
mayoría
de
Ǥ
À
ƪ
Ƥ
las
esculturas
representan
a
los
gobernantes
en
algún
baile
o
en
ͣ͞͞Ǥ
ǡ
ǡ
Ǥ
332 333
EL
E NTORNO
CONSTRUIDO
À
× ×
À ±À
±À
ǤÀ
334
XXIII
TEMPLOS,
PALACIOS
Y
T RONOS:
L AS
C IUDADES
María
Elena
Vega
Villalobos
Ǧ
ǡ
×
Ǧ
×Ǧ
Ǥ
ǡ
ǡ
×Ǥ
Ǧ
ǡ
ï
ǡ×
×
ǡ±
×
-‐
Ǥ
ǡǦ
ǡ
ÀƤ
×
Ǥ±
Ǧ
ǡ
ï
Ǥ
×Ó
ï
ǡ
×-‐
×
ÀƤ
Ǥï
À
ï
ǡ
-‐
Ǥ2
À
ǣ ǡ
±
ǡ
ǡ-‐
ǡÀ
À
ͤ͞͞ǤĎǡǡ
Ǥ
×
ǣ
Ǥ
ͣ͟͟
337
El
es
el
que
se
ve
en
Yaxchilán,
Bonampak
y
tuvo
una
población
que
oscilaría
entre
20
000
y
50
000
habitantes,
y
Palenque,
México;
así
como
en
Piedras
Negras,
Guatemala;
donde
±
Ǥ
los
habitantes
utilizaron
hábilmente
los
accidentes
del
terreno
para
tuvieron
trazas
urbanas
de
esas
magnitudes;
por
ejemplo,
Palenque,
construir
conjuntos
elevados,
terrazas
destacadas,
tramos
de
esca-‐ Yaxchilán,
ambas
en
México,
Piedras
Negras
y
Yaxhá,
en
Guatemala,
ȋƤ͞͠͞ȌǤ presentan
una
extensión
urbana
mucho
menor
que
las
de
Tikal
y
El
estilo
Petén
está
presente
en
Tikal,
Uaxactún,
Yaxhá,
Na-‐ Ca
lakmul;
y
ciudades
como
Dos
Pilas,
Aguateca
y
Tamarindito,
en
kum,
Holmul,
Xultún
y
Naranjo,
en
Guatemala;
así
como
Balakbal
Guatemala,
no
excedieron
los
2
km².
y
Calakmul,
en
Campeche,
México.
Se
caracteriza
por
templos
altos
de
gran
verticalidad,
coronados
por
cresterías
de
alturas
sorprenden-‐
tes
y
conjuntos
arquitectónicos
comunicados
por
grandes
calzadas,
DISEÑO
COSMOLÓGICO
DE
LAS
CIUDADES
Ǥï
excepción
es
Calakmul,
la
cual
no
estuvo
conectada
por
calzadas
De
manera
general,
las
distintas
ciudades
mayas
se
construyeron
a
ȋƤͤͥ͞͞͞͞ȌǤ partir
de
unidades
sociopolíticas
con
un
centro
ceremonial
y
admi-‐
Por
otra
parte,
las
ciudades
mayas
importantes
de
Belice
mues-‐ nistrativo
donde
había
plazas
con
templos,
núcleos
habitacionales
tran
un
patrón
disperso,
como
Lamanai,
Caracol,
Labaantún
y
Xu-‐ de
la
élite
y
calzadas.
Diversos
estudios
de
urbanismo
revelan
una
nantunich.
base
ideológica
que
se
cristalizó
en
cosmogramas
arquitectónicos
À
Ǥ
À
ǡ
ǡ
×
ellos
es
el
Chenesǡ
ǡ
ȋƤ͟͜͞ȌǡÓ paisaje
urbano
de
todas
las
ciudades
mayas.
Como
han
señalado
y
Santa
Rosa
Xtampak,
donde
hay
disposiciones
arquitectónicas
ar-‐ María
Teresa
Uriarte
y
Antonio
Toca,
debido
a
que
las
ciudades
y
los
Ƥ
-‐ Ƥ
ǡ-‐
Ǥ
ǤÀǡÓ
ǡ
Figura
229.
Templo
ĎĎ,
Tikal,
Guatemala.
El
estilo
À
,
de
Río
Bec,
Becán,
Chicanná
y
Xpuhil,
presen-‐
ǡ×-‐
Ƥ
×
Ǥ-‐ ǡ
ÀǡÀǡ-‐
ƪ
À
Ǥ
×
Figura
230.
Estructura
2,
Hochob,
Campeche,
México.
ǡï
basamentos
redondeados
y
cuerpos
escalonados;
las
escalina
tas
puntos
cardinales,
pero,
debido
a
los
accidentes
del
terreno,
como
cen
tros
ceremoniales,
pues
se
desconocía
que
los
asentamientos
tu-‐ adosadas
a
estas
torres
son
impracticables,
y
los
santuarios
ubicados
serranías
y
barrancas,
muchos
asentamientos
mayas
supeditaron
ò
À-‐
Ǥ las
ideas
cosmológicas
a
estas
irregularidades.
×ǤÀǡƤ
×
× Y
el
estilo
,
con
Chichén
Itzá,
Oxkintok,
Uxmal,
Kabah,
Ƥ
×ƪ
ciudades
mayas
se
habían
concebido
sólo
como
espacios
ceremonia-‐ ȋƤ͟͞͝ȌȋƤ͟͞͠ȌǡÓ-‐ observaciones
astronómicas,
y
los
movimientos
del
Sol
se
utilizaron
les.
Para
que
un
núcleo
arquitectónico
sea
considerado
ciudad
debe
tectónicos
y
ornamentales
más
geométricos,
columnas,
molduras
de
para
delimitar
el
perímetro
de
los
centros:
las
ciudades
están
orien-‐
presentar
(o
haber
presentado)
una
residencia
permanente
de
un
nú-‐ corte
biselado,
mascarones
de
nariz
larga
y
ondulada,
así
como
cres-‐ tadas
de
manera
ortogonal
siguiendo
un
eje
este-‐oeste
y
la
observa-‐
mero
considerable
de
habitantes
bien
organizados
y
con
activida
des
ÀDzdzǡ
Ƥ-‐
×
Ǥ-‐
múltiples,
que
vivan
cerca
unos
de
otros,
una
monumentalidad
en
cios.
La
escultura
en
los
sitios
Puuc
se
presenta
principalmente
en
la
quitectónica
de
la
montaña
(witzȌȋƤ͝͠͞Ȍǡ
Ƥ
ï
ǡ×
ǡ
Ǧ
ȋƤ͜͜͝ȌǤ
ï
ƤƤȋ±Dz
ǡ×
ǡÀ
-‐ ÀdzȌǤ
bana
interna,
con
drenaje
y
acueductos.
Debido
a
que
los
estudios
los
muros.
En
Chichén
Itzá
hay
varios
templos
con
columnas
de
ser-‐
×
ƪÓ
mayas
actuales
han
demostrado
la
existencia
de
todas
estas
caracte-‐ pientes
emplumadas,
como
el
Castillo
de
Kukulcán
y
el
Templo
de
en
la
ciudad
de
Dos
Pilas,
Guatemala;
es
el
denominado
Complejo
rísticas
esenciales
en
las
trazas
urbanas
prehispánicas,
hoy
pueden
los
Guerreros.
Muchos
investigadores
han
señalado
que
este
tipo
Murciélagos,
el
cual
se
ubica
entre
la
Plaza
Central
y
el
conjunto
de
denominarse
ciudades
a
sus
cientos
de
núcleos
urbanos.
×±
ȋ× El
Duende.
Este
Complejo
se
construyó
sobre
una
colina
natural,
con
DzǦ
dzȌ un
manantial
que
emana
del
extenso
sistema
de
cuevas
que
hay
de-‐
±
ȋƤ͟͞͞ȌǤ Ǥ
Óǡ
±×
-‐ palacios,
cuartos
del
trono
y
monumentos.
La
colina
se
encuentra
portantes,
razón
por
la
cual
se
habla
de
sitios
primarios
y
sitios
sobre
el
eje
este-‐oeste
del
universo
subterráneo
de
la
ciudad
y
en-‐
Basándose
en
la
gran
variedad
constructiva
que
hay
en
la
zona
ma-‐
.
La
colosal
Calakmul,
en
Campeche,
tiene
en
su
área
tre
la
ruta
de
procesión
de
oriente
a
occidente
de
los
dos
áreas
mayo-‐
ya,
los
investigadores
han
dividido
el
estudio
de
su
arquitectura
central
20
km²
y
un
centro
de
2
km²
con
una
gran
concentración
ar-‐ res
del
sitio.
El
Complejo
Murciélagos
sólo
estuvo
destinado
a
ocupa-‐
en
estilos
regionales.
Así,
existe
el
estilo
Motagua
de
Quiriguá,
en
quitectónica:
diversos
estudios
arqueológicos
señalan
que
tiene
más
ción
residencial,
y
sus
estructuras
principales
se
construyeron
sobre
Guatemala,
y
Copán,
en
Honduras,
ciudades
en
las
que
hay
ex-‐ de
1
000
construcciones.
La
gran
urbe
de
Tikal,
Guatemala,
abarcó
Ƥ
Ǥ
-‐ ͢͝Κ gru
po
habitacional
estuvo
cerrado
y
tiene
únicamente
dos
entradas
ǡǡ una
población
de
más
de
100
000
habitantes.
La
ciudad
de
Caracol,
en
ǢÀ
ï
ȋƤ͟͞͡ȌǤ
ǡͥΚƤ
͜͜͜͝Ƥ
ǡ abajo
y
hacia
el
oeste,
debajo
del
santuario
llamado
ē͠Ǧ͢ǡ Figura
231.
Palacio
de
Tres
Pisos,
Sayil,
Yucatán,
México.
338 339
ȋ±Dzdz
volumen).
Además
de
estas
características
sagradas
de
las
ciudades
mayas,
ǡ
ǡ
ÀƤ
ǣÀ
×Ǥ
Ƥ
×
ȋ
×ȌȋƤͤͥ͞͞͞͞Ȍǡ-‐ chan
ch’e’n,
‘ciudad’ Tahnha’
Pa’chan,
‘Cielo
K’inich
Pa’witz,
‘Montaña
terrados
debajo
de
las
casas
y
conjuntos
habitados
(véase
“Su
aliento
hendido
en
medio
del
agua’ hendida
de
rostro
solar’
×Ǥ
dzȌǤ
ǬVǫ
El
nombre
con
que
hoy
en
día
se
conocen
a
los
diversos
centros,
en
ǡ
Ǥ2
per
sonajes
que
visitaron
las
ciudades
mayas
en
el
siglo
ĝĎĝ,
como
por
diversos
arqueólogos
e
investigadores
del
ĝĝ (véase
“Contex-‐ ǯǡǮȑȒ Chi’ik’
Nahb’,
‘Lago
de
K’anwitznal,
‘Lugar
de
la
×
dzȌǤ grandes
aguas’
ÀȑǫȒǯ montaña
amarilla
o
preciosa’
Algunos
nombres
proceden
de
tradiciones
coloniales
y
otros,
en
menor
número,
son
topónimos,
es
decir,
nombres
propios
de
luga-‐
res,
otorgados
por
los
habitantes
antiguos
de
esos
sitios,
como
Ek’
ǡ
ȋ
ÀƤ
como
Ek’
B’ahlam,
‘Jaguar
Estrella’),
y
Cobá
(Kob’a’),
en
Quintana
Roo,
México.
ǡǡ
llamada
así
desde
el
siglo
ĝěĎ,
cuando
el
oidor
de
la
Real
Audiencia
de
Guatemala,
Diego
García
de
Palacio,
visitó
la
zona
arqueológi-‐
ͣ͢͝͡Ǥ
ǡ±
ǡ Yax
Mutu’l,
nombre
Nombre
antiguo
de
Dos
K’ihnha’nal,
‘Lugar
del
Dz
dz
±ǡ antiguo
de
Tikal ǡï
agua
caliente’
ͤ͟͝͡Ǥ ±ǡ
±Ƥ
Ǥ
otro
lado,
en
la
margen
izquierda
del
río
Usumacinta,
en
Chiapas,
está
Yaxchilán,
‘Piedras
verdes’,
el
cual
debe
su
nombre
moderno
al
extraordinario
explorador
alemán
Teobert
Maler,
quien
también
dio
a
conocer
el
nombre
colonial
del
sitio
que
se
conoce
como
Ceibal,
lugar
de
ceibas.
El
arqueólogo
Sylvanus
G.
Morley,
un
investigador
ǡ×-‐
nas
ciudades:
en
Chiapas,
a
un
sitio
que
aún
conserva
extraordinarias
pinturas
murales
lo
llamó
Bonampak,
‘Muros
bruñidos’
o
‘pintados’;
Yemal
K’uk’
Lakamwitz,
‘Gran
montaña
del
quetzal
descendente’
y
en
Guatemala,
a
un
centro
que
tiene
algunas
inscripciones
muy
tempranas
lo
denominó
Uaxactún,
‘Piedra
ocho’.
Otras
ciudades,
por
ǡ
À
À
ǡ
͟͟͞ǤÀƤ
ÀƤ
Ǥ
ǡ
À
se
ubican
en
la
moderna
entrada
del
sitio.
Si
bien
los
núcleos
urbanos
de
los
asentamientos
mayas
han
sido
Ƥǡï
ÀƤǦ
Ƥ
±
Ǥǡ
se
ha
aceptado
que
las
expresiones
kab’
ch’e’n,
‘pozo,
tierra’,
y
chan
Figura
232.
El
Castillo,
también
llamado
Templo
de
Kukulcán,
Chichén
Itzá,
Yucatán,
México. ch’e’nǡǮǡ
ǯȋƤ͟͟͞Ȍ
ǡ
ǡ×
340 341
bóvedas
y
travesaños,
así
como
en
andamios,
escaleras
y
rodillos
usa-‐ tigios
que
puedan
ser
investigados
sistemáticamente,
razón
por
la
dos
por
los
trabajadores
durante
la
construcción
para
transportar
la
×ï
Ǥ
Ǥ-‐ Los
centros
tenían
extensos
caminos
de
piedra,
llamados
sakb’ih,
dos
de
tierra,
barro,
arena
blanca,
cascajo
y
lajas
de
piedra.
‘caminos
blancos’,
que
conectaron
diversos
conjuntos
arquitectó-‐
La
argamasa
o
adhesivo
para
pegar
las
piedras
se
obtenía
de
la
nicos
entre
sí.
Las
grandes
plazas
se
construyeron
sobre
extensas
ex-‐
piedra
caliza
por
medio
de
la
calcinación:
sobre
madera
amontona-‐ ǡƤ
ǡÀ
ǡ
de
color
rojo
oscuro,
se
alzaban
decorados
con
diversos
relieves
de
ǡ estuco.
Como
ya
se
comentó,
algunos
diseños
urbanos
siguieron
las
Ƥǡ
ÓÀ
À
ǡ
ǡ Ƥ
y
arena.
El
estuco,
una
especie
de
yeso,
utilizado
en
elementos
deco-‐ conjuntos
denominados
por
los
investigadores
acrópolis
y
grupos
À
Ƥ
Ǥ habitacionales.
el
estuco
se
endurecía
después
de
su
preparación,
el
medio
tropical
Entre
las
características
más
destacadas
de
la
arquitectura
maya
lo
deterioró
a
tal
extremo,
que
hoy
en
día
muchos
ornamentos
de
×
ÀǤ
-‐
estuco
han
desaparecido. sosȋƤ͟͞͠Ȍǡ±
Dz×dzǡ
Àïǡ
basaron
en
presiones
exclusivamente
verticales;
se
realizaron
a
partir
ǡ
Ǥ-‐ de
hileras
de
piedra
que
se
acercaban
de
manera
progresiva
hacia
ca,
una
roca
sedimentaria,
se
usó
en
la
construcción
en
sitios
como
el
centro
del
claro,
hasta
quedar
selladas
en
su
parte
superior
por
Toniná,
en
Chiapas,
México;
Quiriguá
(que
también
utilizó
la
riolita)
una
hilera
de
losas
de
piedra.
La
similitud
entre
las
casas
con
techo
Ƥ
ǡ
Ǥǡǡ-‐ de
palma
(que
aún
se
advierten
en
las
comunidades
mayas
contem-‐
Ƥ
ǡ Ȍ Ƥ
Ó
× origen
a
las
bóvedas
saledizas.
Debe
notarse
que
el
arco
maya
no
Figura
234.
Arco
de
Labná,
Yucatán,
México.
imposibles
de
eliminar. ï
ǡ±Ǧ ͟͞͡ǤƤ
͟͟ǡ
ǡǡ±
Ǥ
ǡ
ǡǦ tió
uno
plano.
cillas
capas
de
tierra
apisonada.
Con
el
paso
del
tiempo,
y
a
medida
Las
À
son
muros
de
piedra
levantados
sobre
los
techos
Ƥ
que
los
centros
urbanos
se
desarrollaron,
los
cimientos
incorporaron
de
los
templos,
a
los
cuales
se
adosaron
relieves
y
estatuas.
Por
lo
ge-‐ menciona,
según
el
investigador
David
Stuart,
al
cerro
de
El
Mirador
Ƥ
ǡ
Ǯ
ǯǤ
À
ǤƤ-‐ neral,
las
cresterías
se
construyeron
sobre
la
pared
trasera
de
los
san-‐ como
Yemal
K’uk’
Lakam
Witz,
‘Gran
montaña
del
quetzal
descen-‐
ha
permitido
conocer
cómo
los
mayas
llamaron
a
sus
propios
centros
cios
se
hicie
ron
con
materiales
muy
diversos:
en
las
ciudades
de
Tikal
tuarios,
un
sitio
más
resistente
por
no
presentar
vanos
de
acceso
(como
dente’,
un
cerro
importante
en
la
narrativa
palencana,
que
estuvo
co-‐
urbanos.
Así,
por
ejemplo,
Yaxchilán
se
llamaba
Tahnha’
Pa’chan,
y
Yaxchilán
se
utilizaron
sillares
irregulares;
en
Palenque
y
Toniná,
en
Tikal);
pero
también
hubo
cresterías
ubicadas
en
medio
(como
en
××
ȋƤ͟͟͞ȌǤ
‘Cielo
hendido
en
medio
del
agua’;
Aguateca,
en
la
región
del
Pe-‐ los
muros
se
cons
truyeron
con
lajas
o
piedras
planas.
En
el
centro
de
Ƥ
ȌƤ
ȋ
Las
evidencias
actuales
señalan
que
los
grupos
dominantes,
texbatún,
Guatemala,
se
llamó
K’inich
Pa’witz,
‘Montaña
hendida
de
ǡ
ǡ±
ǡ
Ǥ Conjunto
de
la
Cruz
de
Palenque
y
Río
Bec).
La
crestería
podía
ser
sim-‐
±
ǡÀ-‐
ǯǢ ǡ± ǡ ±
ǡ
Muchos
de
los
techos,
tanto
de
viviendas
sencillas
como
residenciales,
±
ǡ
cia
cerca
de
los
núcleos
urbanos
y
dentro
de
complejos
palaciegos,
ǯǡǮȑȒ
ȋSabal
spp.),
la
manaca
logró
oponer
menor
resistencia
al
viento.
Fueron
elementos
decorati-‐
À
×À
aguas’;
Calakmul
se
llamaba
Chi’ik’
Nahb’,
quizá
‘Lago
de
pizotes
o
y
la
de
corozo. Ƥ
ǡ
alejadas
del
centro
de
las
ciudades,
en
habitaciones
construidas
de
ÀǯǢ
ǡ
ǡ
ǯǡ Ƥ
× ƤǡǤ
À material
perecedero,
lo
cual
evidencia
una
marcada
jerarquización
y
ǮÓ
ǯǢƤ
×
un
control
estatal
de
los
recursos;
las
enormes
cantidades
de
material
Àǡ
ȋƤͤ͝͠ȌǡǦ
×
ȋ±Dz
Ƥ
ǣ-‐
Yax
Mutu’l.
Muchos
de
estos
nombres
estaban
relacionados
con
las
cons
tructivo
y
mano
de
obra
necesarios
para
realizar
tales
diseños
ǡ
ȋƤ͟͞͡ȌǤ
dzȌǤ
-‐
À
À
Ƥ
ǡ
-‐ arquitectónicos
muestra
que
la
sociedad
maya
se
encontraba
muy
peso
de
las
cresterías,
los
arquitectos
mayas
se
vieron
obligados
a
ha-‐ ciales
estaban
cerca
de
los
espacios
rituales
y
ceremoniales,
es
decir,
ǡ
Ǥ
ǡǦ cer
más
anchos
los
muros
de
los
templos,
lo
cual
redujo
considerable-‐ cercanos
a
templos
y
juegos
de
pelota.
Como
señala
el
investigador
ǡ Ƥ
×
-‐ mente
su
espacio
interior. Simon
Martin,
esta
disposición
urbana
varía
según
los
sitios:
en
los
nombres
antiguos. Ƥ
ǣÓǡ
ÓǤ Así
como
los
núcleos
urbanos
en
conjunto
tuvieron
nombres
centros
medianos
y
pequeños,
como
Dos
Pilas
o
Aguateca,
los
con-‐
pro
pios,
también
numerosas
unidades
dentro
de
las
ciudades
los
te-‐
ǡ
ÀǤ×Ƥ
de
las
ciudades
de
mayor
tamaño,
como
Tikal
o
Calakmul,
donde
exis-‐
LA
CONSTRUCCIÓN:
TÉCNICAS
Y
MATERIALES
LAS
CIUDADES
EN
EL
CLÁSICO
ǡÀƤ
ï
-‐ tían
complejos
palaciegos
con
unidades
múltiples
que
cobijaron
a
ǡ
× una
élite
más
numerosa
(véase
“La
arquitectura
residencial:
¿dónde
La
selva
tro
pical
lluviosa,
el
medio
donde
los
mayas
construyeron
sus
Los
núcleos
urbanos
del
periodo
Clásico
se
caracterizaron
por
tener
Ǥ
×ÀǫdzǡȌǤ
ciudades,
es
bastante
agreste.
Sin
embargo,
esto
no
limitó
la
genia
li-‐ diversos
complejos
arquitectónicos
con
templos,
plazas,
juegos
de
arqueólogos,
el
cual
en
el
periodo
Clásico
se
designaba
K’ihnha’nal,
dad
de
sus
arquitectos
y
albañiles,
quienes
trabajaron
con
dos
materia-‐ pelota
y
palacios.
Aunque
en
la
antigüedad
estas
ciudades
estuvie-‐ ‘Lugar
del
agua
caliente’,
un
nombre
que
al
parecer
se
derivó
de
un
les
básicos:
piedra
y
madera. ron
circundadas
por
numerosas
viviendas
de
material
perecedero,
arroyo
cercano
a
este
conjunto
político-‐religioso.
En
Palenque
tam-‐ Dentro
de
las
trazas
urbanas,
los
espacios
que
más
llaman
la
aten-‐
ǡ
donde
residía
la
población
común
—en
habitaciones
muy
pareci-‐ bién
existen
espacios,
tanto
naturales
como
construidos,
que
tuvie-‐
×ǡ
Ǧ
ǡ
ǡ
das
a
las
de
los
mayas
actuales—,
de
éstas
han
quedado
pocos
ves-‐ ǤÀƤ
ra
zón
de
las
ciudades
del
Clásico,
pues
en
ellas
se
realizaron
diver-‐
342 343
sos
actos
políticos
y
religiosos
del
gobernante
y
su
corte.
De
manera
general,
las
plazas
son
espacios
ǡƪƤ
Ǥǡ
ǡǡƤ
Ǧ
ban,
a
las
de
los
cortesanos
y
a
la
de
los
estratos
sociales
menos
privilegiados.
Estos
monumentos
ÓÀ
ǡ±
ǡ
Ǥ
ȋƤ
236),
donde,
según
William
Coe,
aún
los
trabajadores
de
la
zona
“se
sienten
deslumbrados
por
su
in-‐
mensidad
arquitectónica
y
por
la
envergadura
de
sus
masas
escalonadas
concentradas
en
la
increíble
ex-‐
×
dzǤ
Ď,
que
mira
hacia
el
occidente,
y
por
el
Templo
ĎĎǡ
±Ǥ
ǡ
60
m
de
longitud,
y
detrás
de
ella
está
la
Acrópolis
Norte,
un
conjunto
que
comprende
varios
templos.
Las
×
Ó
Ƥ
ǡ
Ó͜͝͡ǤǤͣ͜͜ǤǤͣ͜
-‐
tral,
entre
estelas
y
altares,
son
un
verdadero
recuento
dinástico
de
Tikal,
a
partir
de
sus
gobernantes
más
tempranos
hasta
los
del
Clásico
Tardío.
×
Las
acrópolis
son
complejos
arquitectónicos
con
pirámides,
terrazas,
templos
y
unidades
residenciales,
construidos
sobre
un
enorme
basamento.
Para
algunos
investigadores,
las
acrópolis
son
los
mejores
ejem-‐
plos
arquitectónicos
que
muestran
la
unidad
de
la
traza
urbana
maya.
En
las
acrópolis
hay
patios
internos
—al
igual
que
en
los
conjuntos
palaciegos—,
donde
se
desarrollaron
diversas
actividades,
tanto
económi-‐
À
Ǥ
Ƥ
×Ǥ
ǡ
por
los
arquitectos
mayas
para
construir
la
llamada
Pequeña
Acrópolis,
la
cual
se
eleva
sobre
los
conjuntos
ubicados
en
la
Plaza
Central
creando
un
espacio
cívico-‐administrativo
muy
bien
delimitado
En
la
ciudad
de
Piedras
Negras
existe
también
una
acrópolis
destacada
que
se
construyó
en
lo
alto
de
Ǥ
×ȋƤ͞͠͠Ȍ
-‐
ǡƤ
ǣ
y
occidental.
En
éstos
se
colocaron
diversos
monumentos,
como
altares
y
estelas.
Por
su
parte,
la
acrópolis
×À
Ǣ
ͤ͟
m
de
altura
y
presenta
tres
de
los
templos
más
destacados
de
la
ciudad:
el
Templo
10đ-‐26,
en
cuya
escali-‐
͜͜͞ÀƤ
ǡ
de
toda
el
área
maya;
así
como
el
Templo
ĎĎ
y
el
Templo
22.
Templos
Los
templos
son
una
de
las
construcciones
arquitectónicas
más
conocidas
de
los
mayas
y
de
las
cultu
ras
Ǥ±
ǡƤ
Ǧ
ǡ
Ƥ
ï
Ǥ
À
Ǣǡ
×ǡ
Ƥ
Ƥ
Ǥ
ǡƤ
ku’n
o
ku’nuul,
y
los
santuarios
se
denominaban
yotoot
k’uhu’nǡǮ
×ǯǡ
-‐
ǡÀ
ÀƤ
ǡ
Ó
ǡ
ȋƤͥ͟͞ȌǤ
×Ƥ
-‐
ǤƤ
͜͝
ǯ
ǡ
‘Isla
o
laguna
del
cocodrilo
del
dios
solar’
y
sus
ornamentos
estuvieron
vinculados
con
el
cocodrilo.
Figura
236.
Plaza
Central
de
Tikal,
Guatemala.
344 345
encontradas
en
la
ciudad.
Entre
una
gran
cantidad
de
objetos
cerámi-‐
ƤǡÀǡ
ǡ
Àǡ
ǯǡ×Óͣ͟͠ȋ±Dz-‐
×
dzȌǤ
al
Templo
Ď
de
Tikal.
Otro
ejemplo
muy
conocido
es
el
llamado
Templo
de
las
Inscripciones
de
Palenque,
donde
una
escalinata
in-‐
ȋƤ ͣ͜͝ ͜͞͡ȌǤ
ǡ
×
ǡ
-‐
ǯ
ǯǡ
Óͤ͢͟ȋ±Dz
×Ǥ
dzDz
ǣ
ǯdzȌǤ
Debe
señalarse
que
no
todos
los
templos
o
estructuras
indivi-‐
ƤǦ
el
Templo
Ďǡ
±-‐
Ǥ
Los
palacios,
denominados
en
los
estudios
mayas
como
“conjun-‐
dzǡ
×
±
Ǥ±
Ǧ
les,
administrativos
y
religiosos
dentro
de
las
distintas
ciudades
ǡDzdzǤ
Ƥ
Ǧ
ǡ
ǡ-‐
no,
por
el
cual
se
tenía
acceso,
por
lo
tanto,
éste
era
restringido.
Se
Ƥ
(muy
comunes),
dos
(como
El
Palacio
de
Palenque)
o
hasta
de
tres
pisos
(como
el
Palacio
de
Sayil);
tuvieron
varios
cuartos
aboveda-‐
ǡ
ǤǦ
posición
de
los
cuartos
es
muy
diversa:
independientes
y
abiertos
al
ǡǡÀ
ͣ͟͞ǤÀ
ǡǡ
ǡĐ1599.
Ǥ
-‐
Ó
×
Ƥǡ
canteadas,
aplanados
de
estuco
y
pintura
mural.
Las
grandes
pla-‐
ȋƤͤ͞͞ȌǤ
Ƥ
À
Óͥ͢͞ durante
las
primeras
décadas
del
siglo
ěĎĎĎ
por
orden
del
gobernante
las
inundaciones,
como
puede
observarse
en
Quiriguá
y
Cancuén,
K’ihnich
Kan
B’ahlam.
Los
palencanos
denominaron
a
los
recin
tos
Jasaw
Chan
K’awiil,
este
templo,
que
mide
52
m
de
altura,
presenta
Ǥǡ
de
estos
templos
pib’
naahǡǮÓǯȋƤͥ͟͞Ȍǡ
los
restos
de
una
crestería
que
aún
muestra
una
escultura
de
una
como
almacenes
de
diversos
productos
y
como
talleres
artesanales.
Ǯ
ǯǡ
-‐ Ƥ
Ǥ-‐ ×
tudios
mayas
como
ČĎ,
ČĎĎ
y
ČĎĎĎ
(véase
“Los
espacios
cortesanos:
vo-‐ rior,
que
tiene
tres
cuartos
estrechos,
descansa
sobre
un
basamento
ȋ± Dz
Ƥ
ǣ
ǯdzȌǤ
×
piramidal
de
nueve
cuerpos
o
terrazas,
al
cual
se
le
adosó,
en
su
parte
dzȌǡ
-‐
de
las
Cruces
se
reprodujo
décadas
después
en
la
Acrópolis
Sur
por
el
ǡ
Ǥ bre
las
actividades
y
la
decoración
interna
de
las
residencias
de
la
gobernante
K’ihnich
Ahkul
Mo’
Nahb’,
quien
también
ordenó
la
cons-‐ ±
Ǥͥ͢͝͞ élite
se
obtiene
de
pinturas
murales
y
escenas
representadas
en
pie-‐
trucción
de
tres
templos
dedicados
a
los
dioses
patronos
de
Palenque.
se
encontró,
en
uno
de
los
cuartos
del
santuario,
un
pozo
que
condu
cía
ȋƤͣ͟͞ȌǤ
ǡ a
la
tumba
de
un
importante
dignatario
tikaleño.
La
tumba
en
cuestión
tributo,
la
recepción
de
personajes
importantes
de
otras
ciudades
y
como
el
denominado
Templo
I
o
Templo
del
Gran
Jaguar,
el
cual
es
Ƥ
͢͝͝ǡ
demás
actividades
cortesanas
se
realizaban
en
habitaciones
residen-‐
346 ͣ͟͠
ciales,
donde
el
k’uhul
ajaw,
‘señor
divino’
o
gobernante,
en
actitud
regia,
recibía
a
sus
súbditos
y
emisarios
sentado
en
un
trono,
llamado
te’m
entre
los
mayas
del
Clásico.
Detrás
del
gobernante
se
ubican
individuos
pertenecientes
a
su
corte,
como
sacerdotes,
escribas
o
cria-‐
ǡ±ǡ-‐
cia
por
diversos
motivos,
ya
sea
la
entrega
de
regalos
o
el
tributo
de
ǡ
ȋ±Dz
dz
este
volumen).
ku’n,
‘templo’ ku’nuul,
‘templo’
Un
ejemplo
del
lujo
arquitectónico
de
los
conjuntos
residencia-‐
ȋƤͤ͟͞Ȍǡ
varias
generaciones
de
gobernantes
palencanos
que
aún
conserva
muchos
de
sus
ornamentos
originales.
Sus
largos
pasillos,
cuartos,
ǡǡƤ
ǡǡ
ÀƤ
recintos
de
la
élite.
En
ocasiones,
las
escaleras
de
los
palacios
donde
residían
el
yotoot
k’uhu’n,
‘casa
de
pib’naah,
‘baños
de
vapor’
ÀƤ
Ǧ adoración’
rran
las
hazañas
bélicas
del
k’uhul
ajaw.
En
Dos
Pilas,
la
unidad
residencial
del
gobernante
B’ajlaj
Chan
K’awiil,
quien
reinó
entre
los
años
648
y
692,
aproximadamente,
es
un
conjunto
elevado
cons-‐
ǡƤ
dispues
tos
alrededor
de
un
patio
interno.
Una
de
las
estructuras
de
este
gru
po,
denominada
đ͡Ǧ͟͡ǡò
ǡ
-‐
tran
los
hechos
más
destacados
de
la
vida
política,
ritual
y
bélica
te’m,
‘trono,
banca’ naahǡǮ
ǡ
ǡƤ
ǯ
ǯǯǤ
ͣͤ͢͞Ǯ
ǯȋpahtlaj
k’antuun
ehb’),
es
decir,
Ó×
ÀƤ
ǯǯ
×Ó
ǡ
Ƥ
-‐
resados
lectores.
×
ÀƤ
ÀƤ
ǡǦ yotootǡǮ
Ȁ
ǯ k’aal,
‘habitación,
recinto,
cuarto’
ï Ƥ
ǡ
construcciones,
las
cuales
señalan
su
nombre
propio,
el
día
en
que
Ȁ
ǡÀ
Ǧ
pietario,
tanto
humano
como
divino.
Aunque
por
lo
general
estas
re-‐
ǡƤ
Ǧ
cer
los
ritos
realizados
dentro
de
estas
estructuras.
ǡǡ
ǡ
Ƥ
×
variados.
Entre
éstos
está
el
logograma
naahǡ
Ǯ
ǡ
ǡƤ
ǯǡ
pasil,
‘puerta’ wahyib’,
‘dormitorio’
ȋƤͥ͟͞ȌǤ±otoot,
‘casa,
morada,
vi-‐
vienda’,
el
cual
aparece
por
lo
general
como
poseído,
yotootǡǮ
Ȁ
ǯǡ±
Ǧ ͥ͟͞ǤÀƤ
Figura
238.
Palacio
de
Palenque,
Chiapas,
México.
ca,
otooch. arquitectónicos.
348 349
La
palabra
k’aal
Ƥ
ÀƤ
ǡ
Ǣ
Ƥ
ti’,
‘boca,
borde’,
y
pasilǡǮǯǤwahyab’
y
wahyib’Ǥǡ
ǡku’n
y
ku’nuul;
las
columnas
se
lla-‐
maron
b’ub’.
Los
paneles,
según
el
investigador
Erik
Boot,
pudieron
ser
designados
heklib’.
Las
escalinatas
Ƥ
ǡ
ÀƤ
ǡehb’,
y
las
canchas
del
juego
de
pelota,
b’ituun.
Los
verbos
asociados
a
estas
estructuras
varían.
Entre
los
que
se
encuentran
en
las
casas
está
ta’b’,
que
Ƥ
Ǯ
ǯǮǯǤǡƤ
͟͞
ǡï
-‐
͞͡ǡ͝Óͣ͟͞ǤƤ
Óǯǯǡ
principal
del
gobernante
Kokaaj
B’ahlam
ĎĎȋͤ͢͞Ǧͣ͠͞Ȍǡ
-‐
och
k’ahk’ och
naah el
naah
ǡ
Ƥ
ȋƤ͜͞͠ȌǤ
‘ǯ ‘entrada
a
la
casa’ ‘quemadura
de
la
casa’
×
×
ǡǦ
cias.
Uno
de
los
rituales
más
comunes
registrados
en
las
inscripciones
es
el
de
och
k’ahk’ǡǮǯǡ
×
À
×Ƥ
Ǥoch
naahǡǮ
ǯǡ
×
Ǣ
ǡ
ǡ
ǡǤ
el
naah,
‘que-‐
madura
de
la
casa’,
es
muy
similar
al
och
naah.
La
actividad
ritual
que
involucraba
actos
de
renovación
de
Ƥ
Ƥ×
×
joch
k’ahk’ǡǮǯȋƤ͜͞͠ȌǤ
Además
de
estos
ritos,
dentro
de
las
estructuras,
en
los
pisos,
se
han
encontrado
escondrijos
ǡ
-‐
Ǥ
Ƥ
-‐
Ǥ
maab’
por
los
mayas,
y
se
han
encontra
do
en
todas
las
ciudades
mayas.
ÀƤ
joch
k’ahk’ maab’ ƪ
ǡÀ×
-‐
‘ǯ escondites
rituales
ǡÀƤ
Ǥǡ
las
construcciones,
quienes,
sin
duda,
debieron
existir.
ÓǡƤ
Óǡ
Ƥ
ǡ
×ǡ
ƤƤ
ǡ
pues
el
investigador
Erik
Velásquez
García
proporciona
un
dato
valiosísimo
a
este
respecto.
Al
trabajar
algunas
inscripciones
de
los
subterráneos
del
Palacio
de
Palenque,
Velásquez
García
señala
que
la
casa
ǯǡǯ
ǯǡͥ͢͡͠ǡ
×
À±ǤƤ
Ǯ
ȑȒǯǡ
ajk’uhu’n
À
-‐
ȋ±Dz
dzȌǤ
ï
ƪ×
-‐
ǡ
×
ǡïÀ
ǡǡ
×
ÀǤ
t’ab’aay
yuxulil
yotoot
...lx
k’uhul
lx...
Xook
lx
K’ab’al
Xook
‘ȑͣ͟͝͞ȒȑȒ
Óǯǯǯ
͜͞͠ǤÀƤ × Ǥ
350 351
XXIV
LA
A RQUITECTURA
ǣǭV
Y
CÓMO
V IVÍAN
L OS
G RUPOS
ǫ
Verónica
Amellali
Vázquez
López
×
À
×
×Ǧ
×
ǡ ƪ
×
Ǥ
͞͠͝Ǥ
ȋ± Dz
×ǣ
ĎĎǡ
ǡ dzȌǤ
ǡ±
Ǥ
ǡ
×
À
×ǡ-‐
353
353
×
ǡ
Ƥ-‐
ǡ
×
cativa
la
visión
que
se
tenía
de
la
sociedad
maya.
Sin
embargo,
cabe
los
matrimonios
entre
miembros
de
distintas
casas
reales,
a
tra
vés
ï
Ǥ de
los
cuales
se
generó
una
expansión
de
su
poder.
Por
estos
textos
se
Uno
de
los
rasgos
que
distingue
a
los
conjuntos
palaciegos
es
sabe
que
existieron
matrimonios
en
los
cuales
las
mujeres
pertene-‐
su
monumentalidad,
la
calidad
de
sus
construcciones
y
la
decora-‐ cientes
a
una
casa
de
mayor
rango
se
casaron
con
hombres
de
casas
×
ȋƤͥ͟ȌǤ
ǡǦ de
menor
rango
(hipogamia)
o
del
mismo
rango
(isogamia).
Ƥ
Ó
× Las
alianzas
matrimoniales
constituyeron
una
estrategia
polí-‐
ǡ
ǣ±
mayor
calidad,
con
techos
de
bóvedas
de
piedra,
y
decorados
con
se
entrelazaron
linajes
reales.
Estos
matrimonios
ligaron
dinastías
ǡ
Ǥǡ de
centros
regionales
con
otros
secundarios,
lo
que
se
expresó
en
una
ǡǡÀ-‐
ǡƪǦ sinónimo
de
poder
sociopolítico
(véase
“Rasgos
de
la
organización
×
Ǥ
ǡ
À
dz ȌǤ -‐
Ƥ
ÀǦ
Àǯǡǡ
Ƥ
ǡ
ǡ Campeche,
México,
que
establecieron
alianzas
matrimoniales
con
ǤƤ
À-‐ ǡ
ǡ
×
ǡ
×
-‐ ȋƤ͟͞͠ȌǤ±-‐
ȋƤ͝͠͞͞͠͞ȌǤ temalteco,
se
dio
el
matrimonio
de
Ix
Wuk
Chan,
llamada
Señora
Ƥ
×
-‐ Seis
Cielo,
procedente
de
Dos
Pilas,
con
un
hombre
de
Naranjo,
con
×
ǡǦ ƤÀ
ȋ±Dz
ción
básica
será
la
proporcionada
por
la
evidencia
arqueológica:
ÓǣdzȌǤ
los
elementos
materiales
que
se
encuentran
en
las
excavaciones
y
los
estudios
del
arreglo
del
espacio
y
del
asentamiento.
Asimismo,
se
to-‐
marán
en
cuenta
las
representaciones
plásticas
analizadas
por
la
UBICACIÓN
DE
LOS
CONJUNTOS
PALACIEGOS
À
× ÀƤ
Ǣ
±
×Ƥ
×
ǡ Pueden
reconocerse
ciertos
patrones
de
ubicación
de
los
conjun-‐
por
medio
de
analogías,
ha
ampliado
nuestro
conocimiento
de
las
tos
palaciegos
reales
y
aquéllos
habitados
por
la
nobleza
dentro
de
Figura
242.
Estructura
33,
Yaxchilán,
Chiapas,
México.
sociedades
mayas
del
periodo
Clásico.
354 355
las
ciudades
mayas.
Por
lo
general,
los
conjuntos
palaciegos
reales
se
situaron
en
el
epicentro
de
los
asentamientos,
para
albergar
el
centro
político,
administrativo
y
ceremonial.
La
ubicación
del
palacio
real
en
el
centro
se
interpreta
como
una
proyección
del
lugar
que
ocupó
el
gobernante
en
la
sociedad.
En
los
alrededores
del
área
nuclear
de
la
ciudad
también
se
localizaron
otros
conjuntos
residenciales
que
bien
pudieron
ser
habitados
por
dirigentes
de
otros
centros
menores
incorporados
en
la
dinámica
À
ǡǤ
La
cercanía
de
estos
espacios
arquitectónicos
al
epicentro
del
asentamiento
se
interpreta
como
in-‐
×
ȋ±Dzǡ
ǣ
dzȌǤ
ǡ
gobernante
y
de
la
élite
y,
cuanto
más
se
alejaban
las
áreas
residenciales
del
epicentro,
se
acentuaba
la
distancia
entre
los
grupos
de
poder.
Ejemplos
de
esta
distribución
espacial
se
observan
en
Calakmul,
con
la
ubicación
de
la
Gran
Acró-‐
polis
—el
conjunto
palaciego
real
de
la
ciudad
para
el
Clásico
Tardío—
inmediatamente
al
oeste
de
la
ǡ±
ȋƤ͞͡͝ȌǤ
Alrededor
de
la
plaza
principal
se
erigieron
otros
grupos
palaciegos
que
debieron
de
ser
habitados
por
ǡ
Ǥǡ
Ǧ
ǡǡ×Ǧǡǡ
Ƥ
ï
ȋƤ͞͠͠ȌǢǡsakb’ih,
‘camino
blanco’,
se
conectaba
a
otros
conjuntos
residenciales,
como
las
Sepulturas,
localizado
al
noreste;
y
más
allá
estaban
las
viviendas
de
los
habitantes
que
no
pertenecían
a
la
élite.
En
particular,
en
las
Tierras
Bajas
del
Sur,
durante
el
Clásico,
estos
conjuntos
se
construyeron
apro-‐
Àǡ
×Ǣ
los
constructores
adecuaron
dichas
elevaciones,
o
bien
en
el
caso
de
los
asentamientos
en
terre
nos
planos,
Ƥ
Ǥ
±
Àǡ
×À
ǡ±
ǡǦ
de
la
plaza
o
de
los
patios.
El
nombre
de
acrópolis,
otorgado
por
los
in
-‐
vestigadores,
se
debe
al
aprovechamiento
de
una
elevación
natural
del
terreno,
por
lo
general
acen-‐
Ƥ
ǡ
-‐
×Ƥ
Ƥ
ǡ
Gran
Acrópolis
de
Calakmul,
la
Acrópolis
Cen-‐
ǡ
ȋƤ͟͢͞Ȍǡǡ
en
Hon
duras,
y
Caracol,
en
Belice.
Cabe
aclarar
que
la
ausencia
de
este
término
en
el
nombre
de
al-‐
Ƥ
±
Ǧ
Figura
244.
Mapa
del
Grupo
Principal,
Copán,
Honduras.
Ƥ
Ƥ
ǡ
±ǡ
ǡ
ǡǤ
×Ƥ
-‐
mentos
individuales
dieron
mayor
intimidad
al
interior
de
los
conjuntos,
al
mismo
tiempo
que
propor-‐
ǡǡǡ
×Ƥ
más
elevado
en
el
centro
del
conjunto,
lo
que
permitió
una
mejor
visibilidad
hacia
la
plaza.
×
ǡÀ
ǡ
económico
y
recreacional
de
los
conjuntos
domésticos
de
la
élite
y
sus
individuos,
pueden
dividirse
los
tipos
espaciales
en
tres
grupos: Figura
245.
Conjunto
de
Patio,
Becán,
Campeche,
México.
356 ͣ͟͡
ǡ
Àǡ Gran
Acrópolis
de
Calakmul,
como
la
Estructura
ĝĎĎĎ
con
su
anexo,
en
las
salas
del
trono,
en
patios
interiores
o
en
plazas. entre
otros.
Es
muy
probable
que
muchas
de
las
actividades,
inclu-‐
Otro
tipo
de
actividad
sumamente
importante
asociada
al
pa-‐ so
reuniones
o
algunas
ceremonias,
se
realizaran
en
espacios
al
aire
×±-‐ ǡ
ȋ±Dz
À
×ǡÀ
Ƥ dzȌǤ
ȋ±Dz
ÀƤ
dzȌǤ
Ǧ Ƥ
-‐
À
bleas
o
reuniones
de
consejo
son
el
Popol
Nah,
o
‘Casa
de
Concilio’,
espacios
interiores
como
en
plazas,
e
incluso
comprender
una
serie
de
y
la
Estructura
10đ-‐22a,
ambas
en
Copán;
la
Casa
ć
en
el
Patio
Nor-‐
sucesos
que
tuvieron
lugar
en
distintos
lugares.
También
se
contem-‐ este
de
El
Palacio,
en
Palenque,
Chiapas,
México;
o
la
Estructura
ǡ ć-‐ĝěĎĎen
el
este
de
Caana,
Caracol,
Belice.
de
los
cuales
podrían
haberse
realizado
en
plazas
o
en
salas
amplias,
Otros
espacios
comunes
que
se
esperaría
encontrar
en
los
con
-‐
dependiendo
del
tamaño
y
del
tipo
de
celebración. juntos
palaciegos
son
aquéllos
destinados
al
almacenamiento
de
×-‐ ǡ
Ǧ
bre
la
vida
palaciega
mostrando
la
distribución
de
los
personajes
en
el
cia,
los
relacionados
con
actividades
de
redistribución,
los
dedica
dos
espacio,
donde
el
k’uhul
ajaw
o
ajaw
se
encuentra
en
el
centro
de
la
es-‐ a
la
manutención
de
los
habitantes
del
palacio,
al
manteni
miento
cena
y
en
un
nivel
más
alto
con
respecto
a
los
otros
personajes,
al
estar
del
palacio
en
sí
mismo,
etcétera.
Para
esto,
se
considera
la
exis-‐
ȋƤ͜͟͞͞͝͝ȌǤ
ǡ tencia
de
áreas
relativamente
amplias.
Lamentablemente,
no
suele
corresponde
a
lo
que
se
conoce
como
bancas
o
banquetas;
pero
en
el
encontrarse
evidencia
de
almacenamiento
debido
a
que
los
aban-‐
Figura
246.
Trono
1,
Piedras
Negras,
Guatemala. ×
ǡÀǡǤ ͣ͞͠Ǥ͝ǡǡ
Ǥ
conjuntos
palaciegos
de
la
élite
y
otros
grupos
sociales,
por
lo
que
no
se
pueden
considerar
como
elementos
propios
de
los
espacios
reales.
Para
±
Ȉ
À
ȋ×ǡ
Ǧ
× Los
espacios
domésticos
corresponden
a
aquéllos
en
los
que
un
gru-‐ Siendo
el
patio
de
planta
rectangular,
a
cada
uno
de
sus
lados
se
ción,
de
visita,
de
juicios,
de
almacenamiento,
de
asambleas
pú-‐ cuenta
más
elementos,
como
su
ubicación
con
respecto
a
otros
cuartos.
po
de
individuos
habita
en
un
espacio
compartido,
realizando
acti-‐
××Ƥ
ȋƤ
blicas,
etcétera). La
sala
del
trono
solía
ubicarse
en
un
área
privilegiada
y
de
mejor
acceso
vidades
como
dormir,
descansar,
procrearse
y
alimentarse,
las
cua-‐ 245).
Las
escalinatas
conectaron
esta
estructura
con
el
patio,
lo
cual,
Ȉ
±
ȋǡ
ǡǡ
Ǧ con
respecto
a
los
espacios
domésticos
que
eran
más
privados,
pues
por
les
implican
actividades
de
higiene
y
convivencia,
entre
otras.
Los
en
la
arqueología,
se
denomina
conjuntos
de
patio.
Dependiendo
de
sumo
de
alimentos,
de
almacenamiento,
de
esparcimiento,
de
ente-‐
×
×Ǥ ±
ÀƤ
À-‐ la
complejidad
de
los
conjuntos
residenciales
y
del
número
de
sus
rramientos,
para
rituales
y
ceremonias
domésticas,
etcétera). bancas
asociadas
a
los
gobernantes
u
otras
autoridades
en
general
es-‐ ȋ
À
ƤȌǡ ǡ
ǡÓǡ
-‐
Ȉ
ȋ
ï
ȌǤ taban
decoradas
y,
en
algunos
casos,
se
les
tallaron
o
pintaron
textos
je-‐ aunque
también
es
posible
que
los
sirvientes
habitasen
en
el
mis-‐
ÀƤ
×
×Óǡ mo
conjunto,
y,
en
el
caso
de
los
palacios
reales,
otros
miembros
de
serie
de
pasillos
y
entradas
angostas
que
comunicaban
los
espacios,
À
otras
cosas.
Lamentablemente,
estos
elementos
no
siempre
se
encuen-‐ la
corte.
Hay
investigadores
que
consideran
la
posibilidad
de
que
À
Ǥ
El
gobierno
comprende
el
sistema
y
el
aparato
administrativo
de
la
or-‐ tran
en
un
estado
de
conservación
óptimo.
todos
los
individuos
que
habitaron
un
mismo
conjunto
doméstico,
ǡ
Àǡ
×À
ǡÀ
-‐ Un
excelente
ejemplo
de
este
tipo
de
bancas
corresponde
a
la
incluyendo
a
los
sirvientes
y
a
otros
miembros
que
no
compartían
×
ǡ
-‐
nes.
Así,
si
se
considera
que
lo
político
comprende
las
actividades
encontrada
en
el
Grupo
de
la
Gran
Acrópolis
de
Calakmul,
debajo
de
ǡ
ǡ sidad
de
tener
que
atravesar
el
patio.
Esta
solución
en
el
manejo
del
vinculadas
a
la
toma
de
decisiones
de
gobierno,
y
que
lo
adminis-‐ la
Estructura
ĝĝ.
Se
trata
de
una
subestructura
(Sub
ĝĝb-‐1)
del
perio-‐ lo
que
recibe
el
nombre
de
casa
dentro
de
una
sociedad
de
casas,
espacio
puede
indicar
lazos
más
cercanos
entre
las
personas
que
habi-‐
trativo
ejecuta
y
organiza
dichas
decisiones,
el
palacio
real
requiere
do
Clásico
Temprano,
en
cuyo
interior
hay
una
banca
decorada
con
como
ya
se
mencionó.
ǡ
Ǥ
À
À
À
±ǡƤ
Ǧ
actividades.
En
la
sociedad
maya,
estos
espacios,
por
lo
general,
un
k’uhul
chatan(?)
winik
como
posible
dueño,
además
de
otro
títu-‐ incluyeron
cocinas,
y
áreas
de
almacenamiento
y
consumo
de
alimen-‐ temente
una
bóveda
de
piedra
como
techo,
con
un
revestimiento
de
ǡ
ǡ lo
de
gran
importancia
en
la
jerarquía
política
del
Clásico:
kalo’mte’
tos,
áreas
de
descanso
y
dormitorios,
retretes,
temazcales
(pib’naah
en
estuco
en
sus
muros,
los
cuales
podían
estar
pintados
o
decorados.
realizado
una
asamblea
o
bien
la
recepción
de
tributos
o
de
visitan-‐ ȋƤͤ͝͡ȌǤ
-‐ maya
clásico),
áreas
de
convivencia,
basureros,
al
igual
que
áreas
para
A
las
áreas
de
preparación
y
consumo
de
alimentos
se
asociaron
tes
importantes. À
×
ǡ
± el
culto
doméstico,
como
adoratorios,
altares
y
enterramientos.
ǡ
ǡǡ
ǡ
El
espacio
más
emblemático
y
de
mayor
importancia
dentro
corres
pondiera
a
una
sala
del
trono
de
un
conjunto
palaciego
del
La
distribución
de
estos
cuartos
en
el
espacio
arquitectónico
comales,
cajetes,
platos
y
vasos.
Este
tipo
de
actividades
pudieron
de
un
palacio
real
como
sede
de
gobierno
correspondería
a
la
sala
del
Ǥ
ǡ solía
ser
alrededor
de
un
patio
de
planta
rectangular.
Los
patios
ubi-‐ ǡ
Ƥ
-‐
trono,
donde,
como
su
nombre
lo
implica,
estaba
el
trono
del
gober-‐ aun
que
con
construcciones
posteriores
cubriéndolo,
continuaron
ǡ
ÀƤ
-‐
ȋƤͣ͢͞͠͞͠ȌǤ
À
siendo
de
tipo
palaciego.
Además,
es
la
Estructura
ĝĝ la
que
daba
que
se
utilizaron
para
diversas
actividades,
las
cuales
incluían
desde
tro
del
espacio
residencial
destinadas
a
dichas
actividades.
À
ǡ acceso,
durante
el
Clásico
Tardío,
al
área
residencial. la
preparación
de
alimentos,
producción
de
objetos
determinados,
Las
áreas
utilizadas
como
dormitorio
o
para
el
descanso
solían
×ȋƤ͜͞͡Ȍ Aparte
de
la
sala
del
trono,
también
existieron
espacios
am-‐ posibles
actividades
para
elaborar
textiles
por
parte
de
las
mujeres,
ser
cuartos
que
a
veces
tuvieron
bancas
que
se
usaron
como
camas,
otras
a
lo
que
parece
corresponder
a
reuniones
con
otros
dignata-‐ plios
para
la
realización
de
asambleas
o
reuniones,
para
lo
que
el
×
-‐ ȋƤͤ͞͠ȌǤ-‐
rios
o,
bien,
visitas
de
miembros
de
la
nobleza.
La
presentación
de
re
gistro
arqueológico
cuenta
con
cuartos
que
en
algunos
casos
son
bros
de
la
unidad
doméstica.
En
el
Clásico,
los
patios
solían
estar
en
rios
de
los
conjuntos
palaciegos
parecen
haber
sido
más
comunes
×Ǧ alargados
y
con
accesos
directos
a
las
plazas,
como
ocurre
en
la
mis-‐
Ƥ
ǡ
ǡ
±
ǡ
×À
Ǥ ma
Estructura
ĝĝǡƤ
±
×òǤ utilizaran
hamacas
o
petates
para
dormir,
de
los
cuales
no
queda
358 359
huella
en
el
registro
arqueológico
por
haber
sido
elaborados
de
ma-‐ Honduras.
Un
importante
componente
del
espacio
doméstico,
tanto
teriales
perecederos.
El
uso
de
las
bancas
para
sentarse
o
acostarse
±
×ǡ
Ǧ
±ǡƤ-‐ rario
de
los
individuos
elegidos
como
ancestros
(véase
“Su
aliento
ras
de
barro
o
esculturas
de
piedra,
donde
se
observan
a
personas,
×Ǥ
dzȌǤ
deidades,
seres
sobrenaturales
y
animales
sentados
o
acostados
en
Gran
parte
de
la
vida
cotidiana
se
llevó
a
cabo
en
las
áreas
re
si
-‐
ȋƤͥ͞͠ȌǤ
ï den
ciales,
en
los
patios,
las
terrazas
y
sus
extensiones.
Algunos
inves-‐
repisa
que
pudieron
servir
para
guardar
o
colocar
objetos.
Además,
ǡ
estos
espacios,
en
algunas
ocasiones,
tuvieron
travesaños
en
las
entra-‐ particular
de
los
patios,
para
la
realización
de
diversas
acti
vi
dades
das
para
la
colocación
de
telas
que
sirvieron
como
cortinas
o
puertas,
±
ǡ
Ƥǡ-‐ pe
riodos
Posclásico
y
Colonial,
por
lo
que
no
debe
perderse
de
vista
el
porcionaban
ventilación.
ǡÓ
×
ǡǦ
Ǧ Ƥ
Ǥ
Ǧ
ǡ
ron
des
de
las
relacionadas
con
la
preparación
de
alimentos,
producción
de
elementos
como
adoratorios
o
altares
dentro
de
los
grupos
de
al
gunos
bienes
de
uso
doméstico,
como
cuchillos
de
pedernal
o
de
do
mésticos
debieron
de
ser
comunes.
En
grupos
domésticos
de
la
obsi
diana,
hasta
actividades
de
recreación,
convivencia
e
incluso
cere-‐
gente
del
pueblo
también
se
ha
detectado
la
realización
de
activi-‐ monias
rituales
de
culto
doméstico.
dades
rituales,
evidenciada
a
través
de
la
presencia
de
incensarios
y
otros
objetos.
Es
posible
que
este
tipo
de
ceremonias
se
realizaran
ǡ
ǡ
Ƥ A
grandes
rasgos,
las
áreas
dedicadas
a
rituales
comprendieron
al-‐
ǡƤ
-‐ ǡǡ
Ǧ
Ƥ
ǡ-‐ Figura
249.
Vasija
estilo
códice
de
procedencia
desconocida,
Đͣͥ͞͠Ǥ
dos
alrede
dor
del
Grupo
Principal
de
Copán
o
de
Cerro
Palenque,
en
das
dedicatorias
y
tumbas.
En
los
conjuntos
palaciegos
existieron
espacios
semi-‐públicos
en
los
que
pudieron
llevarse
a
cabo
sucesos
À
ǡǡ
Ǥ À
±ƤÀ
ǡ
Ǧï
Ƥ
×Ǧ Ǧ
Ƥ
Dz×dz
chok
ch’aajǡǮ
ǯȋƤ
quitec
tónica
evidencia
mayor
restricción
y
control
de
acceso,
en
com-‐ ͣ͝͞ȌǤ×
ǡ±
-‐
paración
con
otras
áreas
de
la
ciudad,
como
las
plazas
centrales.
En
×
ǡ±-‐
Ƥ
milia
real.
En
particular,
hay
elementos
escultóricos
representando
a
la
madre
del
gobernante
realizando
mayores
dimensiones,
con
una
decoración
más
ostentosa
con
res-‐ un
rito
de
este
tipo,
como
es
el
caso
de
la
Estela
116
y
del
Dintel
2
de
la
Estructura
ěĎĎ
de
Calakmul,
o
los
pec
to
a
los
conjuntos
residenciales. ͞͠ǡ͢͟͞͡͞͞
ǡǡ±
ǡ
×
Un
importante
componente
ritual
de
los
conjuntos
residen-‐ a
la
Señora
K’ab’al
Xook,
esposa
de
Kokaaj
B’ahlam
ĎĎǡ
ȋƤ͢͝͡
ǡ -‐ ͥ͢͝ȌǣǦ
Ƥ
ǡ
×
Ǥ
×ǡ
ǡ
ǡ
y
el
culto
a
los
ancestros
no
se
restringió
a
los
grupos
de
la
élite
Ǥ
Ƥ
×ǡ
ȋƤͣ͜͝ȌǤ
ǡƤ
ÀȋƤͤ͝͠ȌǤ
antepasados,
por
lo
que
la
presencia
de
sus
tumbas
poseía
una
gran
×
ǡ
×
À
ǡǤǦ LA
ARQUITECTURA
Y
LA
DIFERENCIACIÓN
SOCIAL
vés
del
culto
a
los
antepasados
se
aseguró
la
permanencia
de
un
gru
po
y
se
legitimó
su
poder
(véase
“Rasgos
de
la
organización
socio-‐
×
À
dzȌǤ nucleares
de
sitios
mayores
con
respecto
a
aquéllas
localizadas
en
los
sitios
menores
o
en
las
zonas
rura-‐
En
el
caso
de
los
gobernantes,
sus
tumbas
podían
localizarse
tan
-‐ ǡ
±
×
Ǥ
ȋƤ͜͞͡ȌǤǦ en
el
tamaño
de
las
construcciones,
el
área
construida
y,
en
algunos
casos,
en
los
elementos
decorativos.
mul
se
han
encontrado
algunas
tumbas
de
gobernantes
y
posibles
ǡ
×
××
ǡ
ĎĎ,
la
más
importante
del
sitio,
además
±ǡÀƪ
Ƥ
en
la
variabilidad
de
las
construcciones
en
un
mismo
conjunto
residencial,
así
como
en
sus
costumbres
ǡǡ
-‐
Ǥ
ciegos,
como
la
Gran
Acrópolis
y
el
Grupo
Noreste
(véase
“Contextos
ǡ
×
Ƥ
×
dzȌǤ social
intermedio
con
ciertos
privilegios,
como
se
observa
en
Caracol,
y
en
la
aparición
de
cargos
que
Por
otro
lado,
algunas
de
las
ceremonias
rituales
más
impor-‐ ÀƤ
×
ǡ
lakam,
en
el
Clásico
Tardío
(véase
“Los
miembros
de
la
Figura
248.
Banca
en
el
interior
de
una
estructura,
Becán,
Campeche,
México.
×ǡ
dzȌǤ
360 361
La
variabilidad
de
estos
elementos,
presente
en
los
conjuntos
pa-‐ Ƥ
ǣ
ǡƪ
± Plaza
Sur.
En
la
parte
este
de
la
Plaza
Norte
se
ubicó
el
único
juego
de
ǡǤǡ
ǡƤ
×±
entre
los
distintos
grupos
sugieren
una
competencia
entre
la
élite
e,
con
el
gobernante.
Hacia
el
lado
suroeste
de
esta
plaza
se
labró
la
La-‐
ǡ
Ǥ ǡ
ƪ
de
6.50
x
5.20
m,
en
la
cual
se
tallaron
de
seis
a
siete
indivi
duos
con
los
brazos
atados
a
la
espalda,
lo
que
sugiere
la
realización
de
ce
remonias
Dzdz rituales
con
cautivos
de
guerra
en
esta
área.
En
otras
ciu
dades
mayas,
el
juego
de
pelota
no
se
construyó
necesariamente
dentro
del
conjun-‐
En
las
inscripciones
mayas
del
periodo
Clásico
se
han
encontrado
to
palaciego
pero
sí
en
estrecha
relación
con
él,
como
en
el
caso
de
±
Ǣ±
naah
o
naa’
ȋ±Dzǣ
dz
y
otootȋƤͥ͟͞ȌǤ
ǡ es
te
volumen).
partes
de
la
casa
tienen
nombres
asociados
a
las
partes
del
cuer
po
hu-‐ El
área
residencial
de
la
Gran
Acrópolis
tiene
unos
350
x
400
m,
mano,
como
en
tzotzil,
ti’naah,
‘boca
de
la
casa’,
es
entrada,
puerta;
o
Ƥ
ͣ͜
ǡ
holol
es
techumbre
de
paja
entretejida
o
‘cabello
de
cabeza’;
en
maya
ͣ͝Ǥ
yucateco,
chi’
naj
es
‘puerta’
y
pol
naj,
‘techumbre’.
Esta
proyección
través
de
pasillos
angostos,
lo
cual
generaba
una
circulación
contro-‐
del
cuerpo
humano
en
la
casa
maya,
así
como
los
rituales
asociados
lada
y
restringida.
a
ella,
de
los
que
se
han
encontrado
testimonios
en
las
inscripciones
Un
diseño
arquitectónico
similar
se
presenta
en
el
conjunto
de
ǡƪ
ǡ± la
Acrópolis
Central
de
Tikal,
en
donde
se
registraron
seis
peque-‐
ceremonias
de
dedicación
y
rituales
asociados
a
su
construcción
por
ños
patios
rodeados
por
46
estructuras;
en
el
Grupo
Principal
y
Las
ǡǡ
ȋ±Dzǡ Sepulturas,
ambas
de
Copán;
y
en
el
Palacio
Real
de
Cancuén.
ǣ
dzȌǤ
El
sector
residencial
de
la
Gran
Acrópolis
de
Calakmul
está
al
±
Ƥ
oeste
de
la
Plaza
Norte,
al
cual
se
accedía
por
una
angosta
entrada
comunidades
tzeltales
en
los
Altos
de
Chiapas
y
en
otras
regiones
que
atravesaba
la
Estructura
ĝĝ,
siguiendo
el
patrón
establecido
de
ǡ
Ǧ entrada
al
área
semi-‐pública
a
través
de
la
Estructura
ĝĎě.
Una
vez
les,
como
la
Relación
de
las
cosas
de
Yucatán más,
se
reitera
el
carácter
privado
y
restrictivo
que
tuvieron
estos
del
siglo
ĝěĎ.
En
este
contexto,
es
interesante
recordar
las
portadas
ǡï
Ǥ
Ƥ
×
À
ǡ
-‐
México,
cuya
entrada
corresponde
literalmente
a
la
boca
del
mons-‐
ǡÀǡ
ȋƤ͞͠͝ȌǤ
Ƥ
Ǧ
Ƥ
Ǣǡ
Ǧ
ǡ
ǡ
Ǧ
CASO
ESPECÍFICO
la,
y
Yaxchilán.
También
se
construyeron
murallas
rodeando
estos
recin
tos,
como
en
Calakmul,
que
delimitó
el
lado
norte
del
área
re-‐
× sidencial
de
la
Gran
Acrópolis.
Algunos
autores
estiman
que
estos
Este
grupo
arquitectónico
se
considera
el
conjunto
palaciego
real
del
Clásico
Tardío
que
presenta
ocupaciones
más
tempranas.
Se
con-‐ delimitarlos
del
resto
de
la
población,
mientras
otros
consideran
que
×
ǣ
Ǧï
ǡ
Ǥ
-‐
Figura
250.
Templo
de
las
Inscripciones,
Palenque,
Chiapas,
México.
Ƥǡ
ǡ
ǣ
ǡ
ƪ
×
ȋƤ͞͡͝ȌǤ ±
ǡ
À
Ǥ
La
Gran
Acrópolis
tenía
un
solo
acceso
a
través
de
la
Estructu-‐
ra
ĝĎěǡ
ǣ
Plaza
del
Jaguar,
la
cual
conecta
con
la
Plaza
Central,
y
otra
da
al
inte-‐
rior
de
la
Gran
Acrópolis.
Por
su
ubicación
y
características
arquitec-‐
×
ǡ
×
Figura
251.
Plano
de
Calakmul
y
detalle
de
su
Gran
Acrópolis,
Campeche,
México.
Gran
Acrópolis,
pues
se
trata
de
un
basamento
piramidal
coronado
Ƥ
Ó
ÀǤ
El
área
semi-‐pública
de
la
Gran
Acrópolis
consta
de
alrededor
Ƥ
-‐
362 363
XXV
REPRESENTACIONES
DEL
P ODER:
LOS
M ONUMENTOS
Elizabeth
Marroquín
Álvarez
y
José
Crasborn
Chavarría
×
Ǧ
ǡ
-‐
×
ǡ
-‐
ǡÀǡ
Ǥ
ǡ±
-‐
±ǡ±
ǡ
À
ǡ×-‐
ǡÀ
Ǥ
Àǡ
×
×
Ǥ
Ǧ
-‐
ǡ
Ǥ
-‐
ǡÀ
Ǥ
ǡ
Ƥ
Ǣ±ǡǡǡ-‐
À
ǡ
Ǥ
ï
ǡ
ǡ
Ƥ
ǡ
ǡÀ
ÀƤ
ǡ
͞͡͞Ǥ͢͝ǡ
ǡ
Ǧ
ǡ±
Ǥ
Ǥ
365
365
Ǭ2ǫ
366 ͣ͟͢
versos
detalles,
tanto
de
la
indumentaria
como
de
los
objetos
que
ǡ
Ƥ-‐ res
de
juego
de
pelota,
escalinatas
y
mosaicos.
Sin
embargo,
los
mayas
ȋƤ͞͝͝ǡ ras
rígidas
y
solemnes.
La
Estela
11
de
Kaminaljuyú,
Guatemala,
es
un
tenían
nombres
propios
para
cada
tipo
de
monumento.
Así,
los
pa-‐
ÀƤ
ǡƤȌǤïǡ
se
ca-‐
ÀȋƤ͢͞͡Ȍǣ neles
se
denominaron,
según
el
investigador
Erik
Boot,
heklib’;
los
racteriza
por
sus
motivos
esculpidos
en
todo
el
contorno
del
monu-‐ Ƥǡ
dinteles
de
piedra
eran
llamados
pakab’
tuun,
y
las
estelas,
lakamtuun,
ǡ
Ƥǡ vestido,
portando
en
su
mano
derecha
lo
que
parece
ser
una
vara
y,
‘piedra
grande’.
Además
de
estas
designaciones,
los
ma
yas
otorgaron
ǡȋƤ͟͞͡ȌǤ en
la
izquierda,
un
hacha.
Su
rostro
está
cubierto
con
una
máscara
de
nombres
propios
a
los
monumentos,
así
como
el
del
propietario,
ya
±
deidad
y,
a
sus
pies,
hay
dos
elementos
que
parecen
ser
incensarios.
ǤǡĆ
de
Copán,
escena
pudieron
ser
utilizadas
de
manera
independiente
o
combina-‐ Ƥ±
ǡ
Óͣ͟͝ǯǯ
Ǥ
ÀƤ
ǡ
K’awiil
(también
conocido
como
18
Conejo),
se
dice:
huk
chahpaat
este
sentido,
uno
de
los
aspectos
más
importantes
de
las
represen-‐ dinamismo
armonioso
en
la
composición
de
las
imágenes.
tz’ihkin
k’in
ajaw
uk’uh
lakamtuun,
‘la
estela
del
dios
Huk
Chahpaat
taciones
del
arte
maya
es
su
carácter
bidimensional,
en
el
cual
podía
Ejemplos
muy
bellos
en
la
ejecución
de
relieves
se
hallan
en
la
ǯǯǯǤǡƤ-‐
À
ǡ zona
del
Usumacinta,
en
sitios
como
Palenque
y
Yaxchilán,
en
Méxi-‐ tistas,
como
las
que
hay
en
la
Estela
51
de
Calakmul,
Campeche,
Méxi-‐
en
otras
representaciones
no
se
tomaba
en
cuenta
el
volumen
de
los
ǡǡ
ȋƤͣ͞͡ȌǤ
ȋƤ͢͜͞ȌǤƤǡ±×yuxul,
ǤǡƤ sitios
del
Río
de
la
Pasión,
Guatemala,
como
las
existentes
en
Dos
Pi-‐ ǮȀǯǡƤ
ƤǡÀ
-‐ las
y
Machaquila,
son
bellos
ejemplos
de
la
diversidad
escultórica
del
ȋ±Dz
dzDz
-‐
samente
los
dos
ángulos.
ÀȋƤͤ͝͠͞͡ȌǤƤǦ ǣ
dzȌǤ
En
uno
de
los
tableros
adosado
a
la
pilastra
del
Templo
ĝĎĝde
ǡ
±Ƥǡ ÀƤ
Palenque,
Chiapas,
México,
hay
un
claro
ejemplo
de
este
tipo
de
re-‐ y
se
realzaron
los
diseños
de
textiles,
la
elaboración
de
ornamentos
de
dedicación
o
consagración
de
las
estelas,
los
ritos
denominados
presentaciones,
donde
los
artistas
mostraron
al
gobernante
K’ihnich
en
las
joyas,
el
vestuario
y
la
riqueza
de
los
tocados.
En
las
estelas
se
k’altuun,
‘atadura
de
piedra’,
una
ceremonia
que
podría
suponer
el
uso
Ahkul
Mo’
Nahb’
de
pie,
ricamente
ataviado
y,
a
sus
lados,
dos
perso-‐ ±
ÀƤ
de
sogas
para
poner
en
pie
el
monumento
o,
como
sugiere
el
investi-‐
najes
hincados.
Los
detalles
y
rasgos
de
cada
uno
de
los
personajes
contenido
histórico,
y
en
todas
las
ciudades
mayas
importantes
la
ǡDzdzǤƤ
Ǧ escultura
suele
encontrarse
directamente
asociada
a
la
arquitectura
David
Stuart,
el
periodo
k’atuun
de
los
documentos
yuca
tecos
colo-‐
ƤȋƤͥ͜͞ȌǤ monumental. niales
pudo
ser
una
adaptación
del
ritual
k’altuun
del
periodo
Clásico
En
las
piezas
más
tempranas
del
periodo
Preclásico
Tardío,
la
Por
otro
lado,
la
escultura
maya,
dependiendo
del
lugar
en
realizado
cada
20
años.
ǡ
ǡ
ǡ
Àǣ-‐ Por
último,
es
importante
mencionar
que
las
estelas
no
sólo
tos
de
carácter
público
y
monumentos
de
carácter
privado.
Aunque
con
memoraron
la
historia
y
los
logros
de
cada
gobernante,
sino
que
ambos
tipos
compartieron
las
mismas
técnicas,
estilos
o
motivos,
también
registraron
eventos
míticos,
astronómicos
y
la
dedicación
de
las
esculturas
públicas
estuvieron
a
la
vista
del
pueblo,
ya
sea
en
pla-‐
Ǥï
×
Ƥ
ǡ
ǡ
ÀƤ
ǡ
sólo
pudieron
ser
contempladas
por
los
cortesanos
que
ingresaban
À
Ǧ
a
ciertas
estructuras,
como
los
palacios
y
las
residencias
de
la
élite.
ƪǡïÓ
× ȋ±Dz
ÀƤ
dzȌǤ
ǡÀ
tronos
o
paneles
de
templos
y
santuarios.
ï
Ƥ
ǡ
Ǧ REPRESENTACIONES
DEL
PODER
ǡ͝͝
-‐ EN
LOS
MONUMENTOS
za,
denominada
así
por
ser
el
espacio
público
más
amplio
de
toda
el
área
maya
(tiene
150
m
de
ancho
por
300
m
de
largo),
el
cual
exhibe
×ǡÀ
los
monumentos
más
altos
y
ricamente
decorados
del
área
maya,
ǡƪ
Ǥ
como
la
Estela
Ċǡ͜͝Ǥ͢͜
embargo,
en
una
misma
clase
social
también
existieron
diversas
Óͣͣ͝Ǥ
ȋ Ǥ
Ȍǡ
ǡ
Ǧ
de
200
años
de
historia
y
tradición
escultórica.
La
dureza
de
la
pie-‐
×ǢƤ
Ǧ
dra
utilizada
en
las
esculturas
de
Quiriguá
ha
preservado
de
manera
ǤÀƤ
Ǧ
extraordinaria
el
tallado,
en
el
cual
puede
observarse
el
juego
de
di-‐ Ƥ
mensiones
que
los
escultores
aplicaron
a
los
monumentos. o
aspectos
a
través
de
los
cuales
el
k’uhul
ajaw
evidenciaba
su
poder.
Ƥ
×
-‐
Àǡ
ǡ
×
×Ǣ ±
que
es
común
escuchar
dentro
de
la
literatura
arqueológica
nombres
-‐
Figura
255.
Panel
4,
Pomoná,
Tabasco,
México.
ǡǡǡ
ǡǡǡ
Ǧ
±Ǧ Figura
256.
Estela
11,
Kaminaljuyú,
Guatemala.
368 369
tesco,
pues
de
esta
manera
podían
reclamar
el
derecho
al
trono
por
medio
de
la
remembranza
histórica
de
sus
antepasados.
Un
ejemplo
se
encuentra
en
el
Altar
ĖǡȋƤǦ
ͥ͞͡Ȍǡ
16
personajes
sentados,
15
de
ellos,
gobernantes
anteriores
del
sitio,
que,
en
conjunto,
ocuparon
el
trono
en
un
periodo
de
unos
350
años.
Àǡǯ
ǯǯǯǡ
el
úl
timo
gobernante
en
turno,
Yax
Pasaj
Chan
Yopaat,
quien
mira
de
Ǥǡ
Óͣͣ͢ǡ-‐
ǡ
×
la
mención
de
cada
uno
de
sus
antecesores.
×
ǡƤ-‐
cipal,
pues
cuando
está
rodeado
de
otros
personajes
tiene
un
tamaño
mayor
que
el
resto
u
ocupa
el
lugar
dominante
de
la
escena,
demos-‐
trando
el
sitio
que
ocupaba
dentro
de
la
sociedad
y
el
cargo
que
re-‐
presentaba.
Los
monumentos
lo
presentan
ostentando
su
estatus
social
y
poder
económico,
a
través
de
vestimentas
lujosas,
bellos
y
elaborados
tocados,
así
como
otros
adornos
personales
hechos
origi-‐
ǡÀȋƤͥ͝ȌǤ
En
el
Panel
3
de
Piedras
Negras
se
observa
al
gobernante
de
es
te
sitio,
quien
preside
desde
su
bello
y
elaborado
trono
una
escena
pa-‐
ȋƤͣ͟͞ȌǤ
tocado;
a
su
derecha
hay
tres
personas,
dos
de
ellos
son
jóvenes
(hijos
del
gobernante);
a
su
izquierda
están
otros
tres
personajes
de
pie,
quienes
parecen
ser
el
gobernante
de
Yaxchilán
y
sus
acompa
ñantes;
±ǡǡ
ǡ
llevan
diversos
presentes.
×
Para
los
antiguos
mayas,
el
gobernante
no
sólo
era
un
líder
político,
±ƤÀ
con
los
dioses.
Era
un
intermediario
entre
los
seres
sobrenaturales
y
ȋ±DzÓǣdz
volumen).
ÀǤǦ
À
Figura
258.
Estela
3,
Machaquila,
Guatemala.
del
cosmos.
Las
élites
mayas
en
general
tuvieron
como
dios
patro-‐
ǯǢǡ
Ƥ
que
cada
ciudad
contaba
con
su
dios
patrono
y
que
la
mayoría
de
los
gobernantes,
al
llegar
al
trono,
tomaban
el
nombre
de
su
dios
(teóni-‐
mo).
En
Quiriguá,
dos
gobernantes
llevaron
teónimos
del
dios
Yopaat:
K’ahk’
Tiliw
Chan
Yopaat,
que
se
traduce
como
‘el
dios
Yopaat
es
el
ǯȋƤ͢͞͝Ȍǡǯǯ
ǫǡ
ǮȑȒ
ǯǤ
ͣ͞͡Ǥ͠ǡǡ
Ǥ Ambos
teónimos
proporcionan
datos
valiosos
que
permiten
Ǥ×Ǧ
ͣ͟͜ ͣ͟͝
Figura
259.
Altar
Ė,
Copán,
Honduras.
ƪ
ǡ
za
do
como
teónimo
de
los
gobernantes
de
Quiriguá,
sino
también
en
la
cercana
ciudad
de
Copán,
uno
À
×
ǡ
×-‐
ǡ
ǡ×ǡǮȑȒ ǡ
ǡ
Ƥ
Ǥ
el
primer
amanecer
del
cielo’.
Àǡ
±
Esta
relación
entre
los
dioses
y
sus
representantes
terrenales,
los
gobernantes,
está
muy
presente
ǡ
ǯ
ǯ
ǯǯǡǡ
en
los
monumentos
mayas,
donde
se
observa
una
serie
de
elementos
que
unen
a
los
gobernantes
con
sus
±
ǡǡ
ǡ
ȋƤ͟͜͝ȌǤ
ǡ
ǦǤ
Un
ejemplo
que
muestra
el
poder
que
los
gobernantes
ostentaron
para
equiparar
sus
acciones
con
las
de
los
dioses
está
en
la
Estela
ĈǡÓͣͣ͡ ǡǡ
ǯǯǤ
͟͟͝͝͝͠ǤǤȋ
-‐
Ǣ±Dz
dzȌǡ
×ȋƤ Ǥ
ǡ
͝͝͝ȌǤ
×
ǯǯǡ-‐
ƪ
±
ȋ±Dzǡ
nante
del
siglo
ě
llamado
Tutuum
Yo’hl
K’ihnich,
quien,
alrededor
del
año
450,
mandó
erigir
una
estela.
dzȌǤǡ
ïǦ
Ƥ
±
×ǯǯǡ
ǡ
ǡ
ǡ
algún
momento.
Por
ejemplo,
a
la
muerte
de
un
gobernante,
su
sucesor
podía
reclamar
el
trono
indicando
humanas,
las
cuales
estaban
a
cargo
del
gobernante. que
era
hijo
de
alguien
importante.
Pero
para
llevar
a
cabo
esta
comunicación,
el
gobernante
debía
realizar
una
serie
de
ritos,
los
cua-‐ Un
ejemplo
de
este
tipo
de
relaciones
matrimoniales
puede
verse
en
la
ciudad
de
Naranjo,
Guate-‐
mala:
el
gobernante
de
Dos
Pilas
envió
a
su
hija,
la
Señora
Uh
Chan
Wut
(también
conocida
como
Se
ñora
acuerdo
con
la
deidad
con
la
que
éste
quería
comunicarse.
Algunas
ceremonias
eran
de
carácter
privado
Seis
Cielo),
a
Naranjo
para
contraer
matrimonio
con
un
noble
de
este
lugar.
Aunque
se
conoce
poco
de
y
otras
públicas,
y
en
ellas
entraba
en
contacto
con
los
dioses.
Los
ritos
podían
incluir
ingesta
de
sus-‐ este
noble,
se
sabe
que
la
Señora
Seis
Cielo
estuvo
en
el
poder
por
mucho
tiempo
y
que
después
su
hijo,
×
ǡǡ
ǡǡ
Ƥ
ǡ al
alcanzar
la
edad
adecuada,
se
convirtió
en
el
gobernante
de
Naranjo.
La
Señora
Seis
Cielo
aparece
en
la
Ǧ
Ƥ
ǡǤ ͞͠
ȋƤ
218).
Este
ejemplo
muestra
la
importancia
de
la
mujer
maya,
quien
podía
llegar
a
ocupar
puestos
altos
Poder
militar
o
de
poder
dentro
de
su
sociedad,
aunque
es
necesario
aclarar
que
hasta
el
momento
se
conocen
pocas
×
ÀƤ
À-‐
Ǥ
monía
con
la
naturaleza,
donde
la
clase
dominante
se
dedicó
exclusivamente
a
la
realización
de
ritos,
así
como
a
la
observación
del
cielo
y
las
estrellas
para
hacer
registros
calendáricos
y
astronómicos.
Sin
em-‐
bargo,
con
el
avance
de
las
investigaciones
y
los
hallazgos
realizados,
se
ha
establecido
que
los
mayas
no
Está
claro
que
los
títulos
del
gobernante
sirvieron
para
exaltar
su
poder
terrenal,
mientras
que
los
de
los
ƪ
±
Ǣ
À
ǡ
ǡ
Ǥ
comunes
entre
los
señoríos
mayas
del
Clásico
y
muchos
monumentos,
así
como
hallazgos
arqueológicos,
ǡ
±Ƥ
Ǥ
±
ȋ±Dzǣ En
Copán
hubo
un
cortesano,
conocido
como
el
escriba,
que
mandó
tallar
sus
propios
mosaicos
pa
ra
de-‐
±
ǡ
dzȌǤ corar
su
casa.
En
otros
casos,
los
escultores,
quienes
debieron
pertenecer
a
la
élite,
también
tenían
de
re
cho
ǡ
×
ǡ
Ƥ
ÀǤ
ǡ±
ǡ Como
ya
se
vio,
el
poder
está
presente
dentro
de
cualquier
sociedad,
y
entre
los
mayas
surgió
como
×ȋ±Dzǣ
dzȌǤ resultado
de
la
división
social
de
clases,
pues
en
un
momento
el
líder
de
la
comunidad
era
una
per-‐
ͣ͟͞ ͣ͟͟
sona
común
dentro
del
grupo
social,
con
ciertas
responsabilidades.
Ƥ
ǡ
-‐
sos
la
categoría
de
dioses
o
semi-‐dioses.
Esto
motivó
a
los
gobernantes
a
conservar
su
estatus
dentro
de
su
grupo,
por
lo
que
se
hicieron
necesarios
ciertos
mecanismos
para
mantener
su
derecho
al
trono.
Por
eso
se
elaboraron
y
desa-‐
ǡ
ǡ
las
artes,
los
rituales,
la
astronomía
y,
en
numerosos
casos,
el
uso
del
poder
militar.
±×
ǡƤ
Ƥ
de
los
monumentos
mayas,
hoy
se
sabe
que
en
épocas
tan
tempranas
como
el
periodo
Preclásico
Medio
se
inició
la
tradición
de
registrar
hechos
históricos
con
dataciones
absolutas,
así
como
los
con
ceptos
re-‐
ligiosos
de
esta
antigua
civilización.
Los
monumen
tos
transmiten
en
À
±
×-‐
nantes,
quienes
se
valieron
de
sus
antepasados,
del
contacto
con
los
ǡ
Ƥ
ǡÀ
lo
gros
militares
y
políticos,
para
legitimar
su
estancia
en
el
trono.
Como
se
observó,
los
antiguos
gobernantes
mayas
tenían
múl-‐
±ǡÀ
como
los
distintos
niveles
y
tipos
de
poder
que
existían
dentro
de
su
Ǥǡ±ï
-‐
ma
de
representar
el
poder,
pues
también
utilizaron
sus
conocimien-‐
ÀƤ
ǡ±
ǡ
pintura
mural,
las
vasijas
polícromas
y
los
bienes
de
lujo,
entre
otros,
para
desplegar
estatus
social,
el
cual
sigue
impresionando
a
estudio-‐
sos
y
público
en
general
hasta
el
día
de
hoy.
͢͞͝ǤǡĊǡǡ
Ǥ
ͣ͟͠ ͣ͟͡
XXVI
LOS
E SPACIOS
CORTESANOS:
VOCES
DE
L AKAMHA’
Jorge
Pérez
de
Lara
Elías
ÀÀ
ǡǦ
ǡÀ
À
ǢÀ
Ǧ
À
ǡǦ
ǥ
Ǣ
ÀǢ
À
ǡ
ǡǤ
John
Lloyd
Stephens,
Palenque,
1840.
ǡ×
×Ǥ-‐
×
ǡ
ǣ
Ǭ±ǫǡǬ±±ǫ
×
×Ǥ
À
ǡ
ǡ
͢͞͞Ǥ
ǡ
-‐
de
la
Casa
Ĉǡ
ǡǡ
×
×
ǡ±
Ǥ
Ǥ
ͣͣ͟
377
À
-‐ y
ĝĎĝǡ
Ǥ
cos:
no
importa
que
sea
la
primera
vez
que
se
visita
o
que
sea
uno
×
Ó
Dzdzǡ ǡ ǡ Ƥ
Ƥǡ
Ǥ lu
char
contra
el
denso
crecimiento
tropical
tan
sólo
para
pasar
Entre
los
objetos
que
no
pierden
su
poder
de
asombrar
a
los
visi-‐ de
un
montículo
a
otro,
subir
por
traicioneras
pendientes
cubier-‐
tantes
están
los
monumentos
que
se
han
encontrado
en
gran
pro-‐ tas
de
piedras
sueltas
y
resbaladizas,
andar
a
tientas
en
interiores
×
Ǥ
oscuros,
llenos
de
humedad,
de
restos
de
derrumbe
y,
sin
duda,
desde
el
inicio
que
estos
monumentos
contienen
textos.
De
hecho,
de
toda
suerte
de
animales
salvajes.
A
los
visitantes
contemporá-‐
hay
monumentos
que
no
constan
sino
de
palabras
(véase
“La
escri-‐ neos
les
espera
un
paseo
aseado,
con
espacios
abiertos
y
luminosos,
ÀƤ
dzȌǤÀ céspedes
podados,
veredas
señaladas
y
textos
descriptivos
conve-‐
Ƥ
nientemente
ubicados;
subir
y
bajar
escalinatas
consolidadas,
y
ǡ
Ƥ
ï caminar
por
pasillos
libres
de
todo
escombro
y
barridos
a
diario.
siendo
inaccesible,
los
avances
de
las
últimas
décadas
en
el
estudio
de
ǡ
Àȋ
ÀȌ
× los
visitantes
de
hace
dos
siglos:
contemplar
los
restos
de
algo
que
ȋÀȌ
apenas
existe,
los
pálidos
vestigios
de
lo
que
alguna
vez
hubo;
ser
objetos
hayan
acabado
por
revelar
buena
parte
de
su
contenido. testigos
de
—como
se
dice
popularmente—
ruinas.
ͣͤ͟ ͣͥ͟
×ǡ±×Ƥ
ǡ acceso
al
Palacio
desde
las
planicies
del
norte,
y
puede
pensarse
que
quién
los
utilizó,
a
qué
deidades
se
dedicaron
y
a
veces
incluso
el
debió
de
ser
una
importante
vía
de
acceso
al
lugar
más
relevante
de
nombre
que
llevaron.
la
ciudad
(el
Palacio)
y,
por
extensión
y
consideración
de
sus
textos,
Partiendo
de
esto,
se
hará
un
breve
recorrido
por
algunas
de
las
que
la
Casa
ĆǦĉ
no
sólo
era
un
destacado
espacio
de
recepción
de
construcciones
que
alguna
vez
constituyeron
la
corte
de
esta
antigua
visitantes,
sino
quizás
incluso
el
lugar
en
donde
se
llevaban
a
cabo
ciudad,
intentando
quitarles
por
un
instante
su
naturaleza
un
tanto
DzƤ
dz
y
aliados
del
reino.
y
la
vida
a
sus
espacios
vacíos,
buscando
escuchar
por
un
instante
el
tenue
eco
de
las
voces
que
alguna
vez
se
oyeron
en
Lakamha’. Casa
Ċ
En
el
mismo
corazón
del
laberíntico
complejo
conocido
como
el
Pa
-‐
Templo
ĝěĎĎ lacio
se
halla
una
estructura
que
hoy
en
día
se
llama
secamente
Ƥ
ǡ Casa
Ċ.
Los
restos
que
aún
pueden
apreciarse,
de
una
gran
cantidad
Ǥ
×
de
relieves
de
estuco
que
adornan
la
parte
superior
de
las
cámaras
cons
trucción
ni
sobre
su
nombre
original,
y
se
tiene
apenas
un
texto
que
componen
la
Casa
Ċ
ǡǤ Dz
×
dzǤ
×
obstante,
resulta
importante
porque
alude
a
un
hecho
histórico
del
hecho
de
que
esta
construcción
debió
de
ser
especialmente
rele
van
-‐
siglo
ěǡ
×ǯǤ-‐ te.
Además
de
su
posición
central
en
el
Palacio,
el
visitante
pue-‐
ciona
un
acontecimiento
ocurrido
en
el
año
490,
y,
aunque
el
jeroglí-‐ de
distinguir
la
Casa
Ċ
por
el
hecho
de
que
su
muro
central
está
Ƥ
ǡÀ adornado
con
una
especie
de
medallón
de
piedra,
conocido
como
ï
×
Ǥ2À
Ǧ
claramente
el
nombre
de
Lakamha’.
Las
crónicas
de
hechos
históri-‐ do
de
una
especie
de
mesa
de
piedra
tallada,
adosada
a
la
pared,
cos
anteriores
al
año
490,
las
cuales
mencionan
la
ca
pital
del
señorío,
À
×
Ǥ
Figura
265.
Patio
Oeste
del
Palacio,
Palenque,
Chiapas,
México. ±
ǤÓǡ Por
desgracia,
el
capitán
Antonio
del
Río,
quien
visitó
Lakamha’
en
este
nombre
es
cada
vez
menos
mencionado
en
las
inscripciones,
ͣͤͣ͝
Óǡ×
Figura
266.
Templo
de
las
Inscripciones,
Palenque,
Chiapas,
México.
hasta
ser
prácticamente
sustituido
por
el
de
Lakam
ha’.
No
hay
certe-‐ hacerse
de
uno
de
los
dos
soportes
sobre
los
que
descansaba
la
parte
Ǥǡ
×
-‐ za
sobre
si
se
trata
de
un
cambio
de
sede
de
la
antigua
capital
o
bien
ǡ
Ƥ Ó
Ǧ
mente
orquestado
de
personas
que
aseguraban
el
mantenimiento
y
×±
Ǥ llazgos
en
la
antigua
ciudad
que
se
le
había
ordenado
explorar.
Del
ǯǤ
×
Ƥ
×
la
prosperidad
de
un
complejo
statu
quo.
×ǡÀ
×
Río
dejó
el
Tablero
Oval
empotrado
en
la
pared,
desprovisto
para
el
hecho
de
que
se
trata
de
la
única
de
todas
las
construcciones
del
ǡǡ
± más
antiguas
que
se
encuentren
en
el
sitio
actual
de
la
ciudad,
per-‐ siempre
de
contexto. Palacio
que
no
estaba
pintada
de
rojo:
su
exterior
era
todo
blanco,
a
los
espacios
en
donde
se
movían
todos
estos
altos
dignatarios
y
sus
mitirán
determinar
la
edad
de
la
misma. En
la
década
de
1930,
trabajadores
que
retiraban
escombro
de
ƪǤ
auxiliares,
que
comprendían
desde
la
sala
del
trono
hasta
los
lugares
la
base
de
la
torre
del
Palacio
(a
unos
cuantos
metros
de
la
Casa
Ċ)
×ǡ
ǡ± Casa
ĆǦĉ
encontraron
(y
dañaron
accidentalmente
con
sus
picos)
una
gran
no
pudo
ser
el
lugar
en
el
cual
Pakal
subió
al
trono.
Pero
sí
se
sabe
donde
se
recibía
a
dignatarios
y
representantes
de
otros
reinos
y
se-‐ El
corredor
que
se
halla
más
al
norte
en
el
Palacio
lleva
la
denomina-‐ piedra
cuyo
anverso
guarda
lo
que
es
sin
duda
uno
de
los
textos
más
×
ñoríos,
pasando
por
las
residencias
de
la
alta
nobleza,
los
lugares
en
ción
moderna
de
Casa
ĆǦĉ.
Poco
queda
de
ella,
más
allá
de
los
arran-‐ hermosos
de
toda
el
área
maya:
el
llamado
Tablero
de
los
96
Gli-‐ para
que
‘se
sentaran
como
señores’
(una
expresión
muy
común
pa-‐
los
que
se
celebraban
los
banquetes,
donde
se
educaba
a
los
jóvenes
ques
de
algunas
pilastras
y
algo
de
construcción
en
sus
extremos.
ȋƤ͢͞͠ȌǤ
Ƥ
ǡ± ra
aludir
a
una
parte
de
los
ritos
de
asunción
del
poder)
los
gober-‐
nobles,
se
recibía
y
contabilizaba
el
tributo,
e
incluso
en
los
que
se
exhi-‐ Cuesta
trabajo
imaginar
que
en
algún
momento
haya
sido
éste
uno
sin
paralelo,
representativo
del
más
alto
punto
de
desarrollo
de
la
nantes
de
Baakal,
y
así
lo
hicieron
por
lo
menos
tres
de
ellos:
K’an
bía
y
humillaba
a
los
prisioneros
de
guerra
(véanse
“El
señor
sagrado:
de
los
espacios
importantes
de
la
ciudad
y
aquí
donde
se
hallara
en
talla
de
monumentos
en
Lakamha’.
No
deja
de
ser
una
cruel
para-‐ Joy
Chitam
ĎĎ,
K’inich
Ahkal
Mo’
Nahb
ĎĎĎ
y
el
hijo
de
éste,
K’inich
dzDz
Ƥ
ǣ
Ǧ ͥͥ͝͠Ƥ
ǣ ǡ
Óǡ
K’uk’
Balam
ĎĎ.
dzȌǤ
ǯǡ
ȋƤͥ͝͡ȌǤ ǡ
×
ȋƤ͟͜͞Ȍ
se
sabe,
una
inusual
abundancia
de
textos
que
aluden
y
nombran
Por
el
texto
de
este
tablero
se
sabe
que
aquí
se
cumplió
un
im-‐
Dz
dzȋ±DzǦ
ǣ
×ÀƤ
mu
chos
de
estos
lugares
y
las
actividades
que
se
llevaban
a
cabo
en
portante
rito
de
toma
de
poder
del
decimotercer
gobernante
de
Ba
a-‐ Ƥ
×
dzȌǤ muro.
Aunque
el
deterioro
hace
prácticamente
imposible
su
lectura
ellos.
Los
textos
de
Lakamha’
se
ocupan
de
una
gran
cantidad
de
te-‐ k
al,
K’inich
K’an
Joy
Chitam
ĎĎǡÓͣ͜͞ǣk’alhuun
Además
de
su
gran
belleza,
el
texto
del
tablero
resulta
crucial
Àǡ
À
mas
(historia,
religión,
ritos,
mitología,
genealogía),
lo
que
rara
vez
(‘atado
del
tocado
de
papel’),
equivalente
entre
los
antiguos
mayas
a
para
conocer
la
historia
de
la
Casa
Ċ,
pues
revela
el
importante
papel
de
la
creación
del
mundo
actual.
Dado
que
existen
ejemplos
de
este
Dzï
dzȋ± Dz
dzǤ ǯ
ǯ
que
jugó
en
la
historia
de
la
ciudad
y
del
reino
de
Baakal.
Comienza
tipo
de
textos
en
otras
partes
de
la
ciudad,
cuyo
propósito
suele
ser
el
Dz
ǣdzȌǤ ĎĎ
(segundo
hijo
del
gobernante
Pakal)
tuvo
su
ceremonia
de
‘atado
consignando
que
en
el
mes
de
octubre
del
año
654,
el
gobernante
de
establecer
paralelos
entre
las
acciones
humanas
y
las
divinas,
no
Como
en
Lakamha’
muchos
de
estos
textos
se
hallaron
en
los
del
tocado
de
papel’
y
el
texto
del
Tablero
del
Palacio
consigna
el
K’inich
Janahb
Pakal
hizo
sahumar
la
Casa
Ċ
(siendo
ésta
una
ac-‐ es
descabellado
especular
que
el
gran
texto
pintado
de
la
Casa
Ċ
re-‐
ǡ nom
bre
que
por
ello
recibió
esta
galería
del
Palacio:
K’alhuun
Naah
o
×
× Ƥ
Ƥ
×ȋ
Ǧ
×
-‐ ‘Casa
del
Atado
del
Tocado
de
Papel’.
En
términos
que
resulten
más
ochi
k’ahk’
Ǯǯȑ±Dzǡ
ǣ Dz
ÓdzȌ
cios.
Puede
saberse
para
qué
servían
muchas
de
las
cámaras,
pasi-‐ comprensibles,
este
título
podría
entenderse
como
“Casa
de
la
Inves-‐
dzȒȌǡ Dzdz
gobernantes
humanos
tomaron
como
modelo
de
sus
acciones
en
el
llos
y
salas
de
palacios,
templos
y
otras
construcciones.
En
muchos
dzǤ ĆǦĉ
remataba
una
anchísima
escalinata
que
daba
Sak
Nuhk
Naah,
expresión
que
puede
interpretarse
como
‘Casa
de
la
espacio
consagrado
de
la
Casa
Ċ.
380 381
ͣ͢͞ǤĝĎĝǡǡǡ±
Ǥ
382 383
Casa
Ĉ
ǡƤ
La
importancia
de
la
Casa
Ĉ
×ǡƤ
×
estructura
que
separa
dos
de
las
áreas
abiertas
más
importantes
su
reino
el
gran
K’inich
Janaab
Pakal,
de
las
circunstancias
que
lo
ǣ Ǥ
llevaron
al
poder
y
de
cómo
logró
sobreponerse
a
grandes
adversi-‐
está
ador
nada
a
nivel
de
piso
con
las
esculturas
de
seis
personajes
dades
internas
y
externas,
para
salir
de
este
mundo
tras
una
larga
ǡƤ
ȋƤ͢͞͞ȌǤ
ǡ
de
los
alia
dos
más
importantes
del
gobernante
de
un
sitio
cono-‐ que
podría
decirse
que
su
vida
es
un
modelo,
un
prototipo
de
lo
que
cido
en
la
actualidad
como
Santa
Elena
Balancán,
en
la
planicie
debía
ser
un
gobernante
maya.
La
vida
de
este
personaje
histórico
tabasqueña
al
oriente
de
Baakal,
quien
había
sido
derrotado
en
adquiere
tintes
de
mitología.
lo
que
el
gobernante
K’inich
Janaab
Pakal
parece
haber
juzgado
ǡ
×
×
ÀƤ-‐
como
una
victoria
simbólica
y
es
tratégica
de
importancia
crucial.
camente
para
albergar
el
sepulcro
mencionado,
anticipándose
varios
Puede
decirse
que
la
Casa
Ĉ
es
una
especie
de
monumento
de
gue-‐ años
al
deceso
de
quien
habría
de
ocuparlo.
Se
cuidó
hasta
el
más
ni-‐
Ǥ
ǡ
À
ǡ
la
poniente,
no
hay
retratos,
pero
sí
los
nombres
de
varios
jóvenes
la
relación
espacial
de
cada
elemento,
la
correcta,
los
textos
precisos
ȋƤ
Àch’ok
o
‘brotes’)
que,
para
relatar
todos
los
pormenores
de
las
acciones
cruciales
de
un
dig-‐
Óǡ
Ƥ
Ǧ natario
que
se
sabía
grande
y
a
quien,
por
así
decirlo,
la
historia
juzgó
ȋƤ͢͞͡ȌǤ y
premió
en
vida.
Ĉ
debió
de
ser
la
principal,
pues
Cuestiones
de
espacio
obligan
a
echarle
una
mirada
a
vuelo
de
presenta
una
corta
pero
majestuosa
escalinata
de
seis
peldaños,
pá
jaro
a
esta
importantísima
construcción,
a
sabiendas
de
que
inten-‐
en
cuyos
peraltes
y
huellas
se
grabó
una
notable
inscripción
que
re-‐ Ƥ
Ǥ
cuenta
poco
más
de
seis
décadas
de
la
historia
del
reino,
partiendo
original,
registrado
en
los
últimos
bloques
del
enorme
texto
inte
rior,
×Ƥ
ǡ ǯǡ
Ƥ
ǡ
el
año
599,
y
concluyendo
en
la
victoria
última
de
Baakal
sobre
el
ǣǮǦ
citado
gobernante
de
Santa
Elena.
Todo
hace
suponer
que
este
de-‐ ǯǮÓǯǤ
×
-‐
ǡ
cluida
(‘cuidada’,
según
el
propio
texto)
por
su
hijo
mayor
y
sucesor,
Ƥ
ǯ
À K’inich
Kan
Balam,
en
el
año
690.
el
destino
de
su
reino.
El
gran
texto
que
da
su
nombre
al
Templo
de
las
Inscripciones
Bajo
los
aleros
de
la
Casa
Ĉ,
seis
tableros
pequeños,
de
cuatro
±
ǡƤ
-‐
ÀƤ
ǡ
-‐ nias
que
los
gobernantes
de
Baakal
debían
llevar
a
cabo
para
sus
Ǥ2ï
-‐ ƤǤ
ÀƤ
ǤǡƤ
×ǡ
‘la
casa
de’
una
serie
de
deidades
y
de
K’inich
Janaab
Pakal,
el
señor
una
idea
muy
clara
de
cuáles
eran
las
obligaciones
rituales
de
los
ǡ
±
-‐ gobernantes
de
otros
sitios
y
de
la
importancia
de
éstas.
Después,
el
ción
en
el
año
661.
×
×Ƥ
ȋ
caso,
un
ataque
y
saqueo
por
parte
del
reino
de
Kaan
contra
la
capital
de
Baakal)
puede
alterar
esta
compleja
vida
ritual,
llegando
incluso
a
ȋƤ͢͢͞Ȍ
Ǧ interrumpirla
y
dejando
al
reino
y
a
su
población
literalmente
sin
la
te
el
emblema
de
la
zona
arqueológica
de
Lakamha’
y
la
espec
tacu
lar
protección
divina.
Finalmente,
en
algo
que
es
casi
una
alegoría
de
tumba
que
alberga
es
la
representación
por
excelencia
de
la
cultura
la
importancia
vital
de
restablecer
el
orden
del
cosmos
(parte
esen-‐
de
los
antiguos
mayas.
Hay
una
razón
para
que
esta
construcción
se
cial
de
todo
buen
gobierno),
los
textos
concluyen
ilustrando
cómo
±
À
-‐ un
hombre,
K’inich
Janaab
Pakal,
gobernante
virtuoso
por
antono-‐
ǤȋÀ×Ƥ ǡ
del
siglo
ěĎĎ
×Ȍ
todo
su
pueblo.
El
Templo
de
las
Inscripciones
es
el
home
naje
de
su
para
todo
lo
construido
después
de
él
en
Lakamha’
y
el
que
da
sen-‐ pueblo
a
ese
héroe
de
características
casi
sobrehumanas.
tido
a
todo
lo
que
se
hizo
antes.
Más
allá
del
gran
pasaje
que
lleva
a
×
ǯ
su
interior,
desde
el
piso
del
templo
que
lo
corona
hasta
las
entrañas
Ó
de
la
tierra
por
debajo
de
la
gran
plaza,
más
allá
del
minucioso
detalle
ïǤ
×
ÀƤ
-‐ imagen
del
gobernante
que
lo
muestra
de
nuevo
joven
(Pakal
te-‐
nantes
reales
llevaban
a
cabo
para
honra
y
cuidado
de
sus
deidades
nía
80
años
cuando
murió)
y
ostentando
todos
los
atributos
del
dios
tutelares,
y
más
allá
de
la
historia
de
los
avatares
de
un
Estado
del
pe-‐ del
Maíz,
que
debe
morir
pero
en
última
instancia
renace
de
la
tie-‐ Figura
268.
Detalle
del
Tablero
de
piedra
del
Templo
ĝĎĝ,
Palenque,
Chiapas,
México.
384 385
Baakal,
que
también
llevaba
el
nombre
de
K’uk’
Balam.
La
segunda
es
que
se
trata
de
un
texto
cuyo
tema
ǡÀǡǡ
ÀÀǡ
el
hallazgo
del
tablero,
no
se
conocía
ni
en
Baakal
ni
en
ningún
otro
centro:
ajaw-‐¿?-‐wal
k’an
tok
wawe’el.
-‐
nación
de
los
soberanos
de
toda
el
área
maya:
k’alhuun
tubahȋǮ×
ȑȒ
ǯȌǤ
El
uso
de
este
término
en
un
contexto
de
investiduras
no
reales
apoya
la
conclusión
de
que
la
Casa
ĆǦĉ
(llamada
en
el
Tablero
del
Palacio
K’alhuun
Naah
o
‘Casa
del
Atado
del
Tocado
de
Papel’)
se
entiende
mejor
como
‘Casa
de
la
Investidura’
y
no
necesariamente
como
‘Casa
de
la
Coronación’,
en
virtud
de
que
‘el
atado
del
tocado
de
papel’
debió
de
ser
un
término
general
que
se
aplicaba
a
varios
tipos
de
investidura
×ǤÀ
ǡ
Ǥ
Ǧ
À
ǡ
ƤÀǤ
Templo
ĝĎĝ
A
pesar
de
que
hasta
hace
poco
estaba
sepultada
por
la
selva,
los
hallazgos
que
se
han
hecho
en
los
últimos
Ó
×
×
-‐
nado
de
uno
y
quizás
dos
de
los
gobernantes
tardíos
de
Baakal.
En
la
estructura
conocida
como
Templo
ĝĎĝ,
ǡ
×
À
Ǥ
ƪ
×ǡ
Ǥ
Dz
dzȋ
k’alhuun
ya
relatada
en
relación
con
los
textos
de
la
Casa
ĆǦĉȌǣDz
×dzǡ
À
ǡ
la
segunda
es
la
del
gobernante
K’inich
Ahkal
Mo’
Nahb
ĎĎĎȋƤͣ͢͞ȌǤ
ǡ
Ǥ
Figura
269.
Detalle
de
la
Lápida
del
Templo
ĝĝĎ,
Palenque,
Chiapas,
México.
×
-‐
ǡƤ
ȋ
ǡ
carece
del
santuario
y
de
una
gran
lápida
tallada
y
adosada
en
el
muro
posterior,
típica
de
otros
templos
de
À
Ǥ
×
± ǯȌǡ
ǤȋƤ
un
tubo
de
piedra
que
sube
por
la
escalinata
interior
y
desemboca
junto
a
una
de
las
pilastras
del
templo
Dz
dzǡ
Ǣ
Ƥ
Ǥ
×ǡ
ǡ merecen
veneración
y
respeto,
y
requieren
de
un
trato
cuidadoso,
pues
manipular
con
descuido
el
poder
que
×
Dzdzǡ
reside
en
ellos
es
muy
peligroso.)
ȋƤͣ͜͞͞͝ȌǤ
± ǡƤ
À
orientado
hacia
el
norte.
Todos
estos
elementos
son
una
declaración
explícita
de
que
K’inich
Janaab
uno
de
estuco.
El
primero
es
de
una
calidad
extraordinaria,
aun
para
Lakamha’.
Muestra
a
K’inich
Ahkal
Pakal,
renacido
al
igual
que
el
dios
del
Maíz,
regresaba
a
la
tierra
a
través
del
tubo-‐serpiente
para
seguir
Mo’
NahbĎĎĎ
preparándose
para
participar
en
un
rito
que
comportaba
el
uso
de
un
enorme
traje,
que
parece
reinando
sobre
sus
dominios
de
la
rica
planicie
tabasqueña. À
ȋƤͤ͢͞ȌǤ
tablero
es
un
relieve
esculpido
en
estuco
que
muestra
al
sucesor
del
gobernante
(y
posible
hermano),
Grupo
ĝěĎ Upakal
K’inich
Janab
Pakal,
en
acto
de
caminar
con
un
traje
muy
similar
al
labrado
en
el
tablero
de
Pocos
son
los
que,
al
visitar
Lakamha’
hoy
en
día,
reparan
siquiera
en
la
existencia
de
los
restos
del
conjun-‐ ȋƤ͞͠ȌǤǬĝĎĝ
ǡ
to
de
construcciones
que
se
alzaba
en
la
parte
trasera
de
la
gran
mole
del
Templo
de
la
Cruz.
Sin
embargo,
×ǫƤ
×
si
se
pone
un
poco
de
atención
pueden
realizarse
algunas
deducciones
interesantes.
A
pesar
de
no
estar
y
poco
comprendido
rito,
cumplido
aproximadamente
cada
cinco
años
por
los
herederos
designados
ǡ
±
×
Ƥ
para
ocupar
el
trono.
El
verbo
que
alude
a
este
rito
no
puede
leerse
aún,
pero
es
interesante
subrayar
ï
Ȁ
Ǥ×
ÀƤ
Ǥ
Ǥ
ǡ
×Ǧ
ǡƤ
ȋ× ochi
k’ahk’,
usada
para
×
ǡǡǡ
Ǧ Óͣ͟͠ǢÀǯ
ǬǫǯǯǬǫ
ǯǤÓǡ
× Ǯ
Ǭǫǥǡ ǬǫǯǬǫǮ
notoriedad
estética,
resulta
uno
de
los
más
interesantes
textos
hallados
hasta
ahora
en
Lakamha’.
ȋȌǬÀǫǯǡ
ǡČĎ.
Hay
dos
cosas
en
especial
que
llaman
mucho
la
atención:
la
primera
es
su
extensión
cronológica,
ya
que
cubre
prácticamente
la
totalidad
de
la
historia
de
los
gobernantes
de
Baakal:
desde
el
año
435,
du-‐ Templo
ĝĝĎ
ǯǯǯǡÀǡͣͤ͢ȋ
Excavado
pocos
años
después
del
Templo
ĝĎĝ,
el
ĝĝϱȋƤ
ï
Ȍǡï ͥ͢͞ȌǡĝĎĝy
que,
por
su
estilo,
muy
probablemente
386 ͤͣ͟
Ǧ
ron
los
monumentos
del
ĝĎĝ.
Una
vez
más,
los
protagonistas
de
esta
escena
son
el
gobernante
K’inich
Ahkal
Mo’
Nahb
ĎĎĎ
y
su
sucesor
Upakal
K’inich
Janaab
Pakal;
aunque
sorprende
que
aparezcan
en
presencia
del
gran
ancestro
K’inich
Janaab
Pakal,
quien
cierta-‐
Ó
primeros
habían
alcanzado
la
edad
adulta,
que
es
como
aparecen
en
este
monumento.
À
ǡƤ
estrecha
relación
con
el
Templo
ĝĎĝ,
y
sus
textos
parecen
sugerir
que
ȋ ǡ × ochi
k’ahk’
o
‘sahu-‐
ǯȌÓͣ͟͢Ǥ
Ǭǫǡ
ǡǡǦ
Ƥ
À
ȋ×
ȌǢ
ǬǫǮ
ǬÀǫǯǡ
deidades
patronas
de
Baakal,
conocidas
como
ČĎĎ
y
ČĎĎĎ.
Ƥ
torno
a
un
espacio
abierto
o
plaza.
Estas
tres
construcciones
es-‐
Àǡ
escasos
tres
meses
del
término
del
tan
importante
decimotercer
winikhaab
(grupo
de
20
años,
también
conocido
por
el
nombre
de
k’atuun).
Los
tres
templos
que
coronan
los
respectivos
cuerpos
pi-‐
ÀǡÀ
ƪ
ï
ǡ-‐
×
×Ǣ
accesos
(si
bien
hoy
en
día
esto
sólo
puede
verse
claramente
en
el
Templo
del
Sol);
y
el
interior
de
estos
tres
templos
se
dividía
en
dos
galerías:
una
anterior
y
otra
posterior.
En
esta
última,
los
tres
tem-‐
plos
alojan
una
construcción
techada
más
pequeña,
que
albergaba
un
gran
tablero
labrado
y
adosado
a
su
muro
posterior.
Cada
uno
de
À
que
tienen
que
ver
con
la
religión
y
la
historia
del
señorío.
A
pesar
Ƥ
×ǡ
mucho
de
lo
que
se
sabe
de
la
religión
maya
del
periodo
Clásico
y
de
la
historia
de
Baakal
en
lo
particular.
Ƥ
el
contenido
de
esos
textos,
puede
decirse
a
grandes
rasgos
que
la
À
-‐
menta
con
los
de
los
otros
dos
y
que
en
su
totalidad
representan
el
re
gistro
más
detallado
que
se
tenga
de
la
historia
de
las
deidades
más
importantes
de
Lakamha’,
así
como
de
la
sucesión
dinástica
de
los
gobernantes
más
tempranos
del
reino.
Hay
muchos
aspectos
de
la
ÀǡÀ
-‐
tos
cuyo
sentido
sigue
siendo
opaco
o
comprendido
de
manera
muy
parcial.
A
pesar
de
esto,
no
resulta
una
exageración
decir
que
no
hay
nada
en
toda
el
área
maya
que
se
acerque
a
ser
una
versión
tan
ͣ͜͞Ǥ ǡǡǡ±
Ǥ
completa
de
la
manera
en
que
los
gobernantes
del
Clásico
conce-‐
bían
la
relación
entre
sus
propias
historias
y
las
de
sus
dioses.
388 389
ǬǫȋǮ
Ƥ
ǡ ǬǫǯȌÓ
ͥ͢͞ǤǡƤ-‐
esculpido
que
alguna
vez
estuvo
en
su
santuario
interior
y
que
es,
en
cio
señalan
que
su
santuario
interior
era
un
pibnaahil
(‘casa-‐hor-‐
rea
lidad,
la
representación
estilizada
de
un
árbol
cósmico.
Tras
no’
o
‘baño
de
vapor’)
para
el
dios
del
gobernante
K’inich
Kan
Balam
×
ČĎ
en
los
(hijo
primogénito
y
sucesor
de
K’inich
Janaab
Pakal).
inicios
de
la
actual
creación,
el
texto
de
este
tablero
liga
esta
acción
—
×
Ǧ
—
con
el
inicio
del
gobier-‐ Templo
del
Sol
no
dinástico
en
el
reino
de
Baakal,
y
procede
a
proporcionar
una
El
templo
menos
elevado
de
este
trío
de
construcciones
es
el
llama-‐
× ȋƤͣ͞͞Ȍ
ǡ
Àǡ
sus
primeros
ocho
gobernantes,
la
mayoría
de
las
cuales
no
apa-‐ miembro
restante
de
la
Tríada:
ČĎĎĎ,
aspecto
nocturno
de
K’inich
recen
en
ninguna
otra
parte.
En
este
tenor,
no
es
coincidencia
que
ǡǡ
ǤǦ
este
templo
delimite
al
norte
la
plaza
del
Grupo
de
las
Cruces,
pues
se
concibió
como
una
materialización
en
la
Tierra
de
la
‘Casa
de
los
dos
tableros
de
los
otros
templos
del
conjunto,
el
elemento
del
Norte’,
a
donde
la
deidad
denominada
ČĎ
bajó
desde
el
cielo,
central
del
Tablero
del
Sol
es
un
escudo
de
guerra
con
el
rostro
del
××
×ǡ
Ǧ aspecto
guerrero
del
dios
solar,
con
dos
lanzas
cruzadas
por
encima
gua
religión
maya.
El
lugar
mítico
al
que
descendió
desde
el
cielo
de
éste.
ČĎ,
según
dice
el
texto,
tenía
por
nombre
Wak
Chan
Ajaw
Naah
ǬǫȋǮÓǡ Tem
plo
de
la
Cruz
Foliada,
los
de
este
templo
mencionan
la
misma
ǬǫǯȌ
± -‐
×
Ǯ
ba
el
pequeño
santuario
que
alberga
el
Templo
de
la
Cruz.
Por
×ǯȋǬ
×ǫȌwaybil
(‘dormitorio’)
de
ČĎĎĎ.
razones
aún
no
del
todo
comprendidas,
los
textos
aluden
a
este
El
Templo
del
Sol
era
conocido
con
el
nombre
de
K’inich
Pas-‐
santuario
interior
como
u
pibnaahil
ČĎǮ
Ǧȑ Ǯ
ǯȋ
ǡ
Ȍǡ ͣ͞͞Ǥǡǡǡ±
Ǥ
×ÓȒČĎ’. al
igual
que
en
el
caso
de
los
otros
dos
templos,
su
santuario
interior
también
se
describe
como
pibnaahil
(‘casa-‐horno’
o
‘baño
de
va
por’)
de
una
deidad:
en
este
caso,
ČĎĎĎ.
Quizá
una
de
las
estructuras
que
en
la
actualidad
resultan
más
lla-‐ incluso
idénticas.
Del
mismo
modo,
no
resulta
del
todo
imposible
mativas
y
pintorescas
en
Lakamha’,
debido
a
su
dramática
ubicación
*** pensar
en
una
homogeneidad
cultural
general
dentro
de
la
zona
ma-‐
contra
un
telón
de
selva
impenetrable,
sea
el
llamado
Templo
de
la
ǡ
ÀƤ
ȋƤͣ͞͝ȌǤDz
dzǦ Si
hay
algo
que
se
nota
al
recorrer
la
zona
maya
es
que,
más
allá
de
Ǥ
sentación
estilizada
de
una
planta
de
maíz
sobrenatural,
que
los
ciertas
similitudes
de
estilo,
que
parecen
estar
más
relacionadas
con
ǡ×
×
mayas
conocían
como
‘Árbol
del
collar
brillante’
y
que
simboliza
la
×
ǡ-‐ ǯ
Ƥ
-‐
riqueza
que
proviene
del
cultivo
de
la
tierra.
El
hecho
de
que
este
ǤǬ±ï
Ƥ
-‐
×ǯǡ antiguas
ciudades
mayas.
Quizás
nunca
se
sepa
los
nombres
de
mu-‐
sual,
pues
toda
la
temática
del
templo
se
enmarca
en
una
alusión
ǫ chas
de
las
construcciones
de
Yaxchilán,
en
México,
Piedras
Ne
gras
o
a
la
Montaña
del
Sustento,
lugar
primordial
de
abundancia.
Y
así
À
-‐ Tikal,
en
Guatemala,
pero
la
prolijidad
de
datos
de
usos,
costumbres
co
mo
el
Templo
de
la
Cruz
está
dedicado
a
ČĎ,
el
de
la
Cruz
Foliada
prender
demasiado,
pues
algo
similar
ocurre
con
las
ciudades
con-‐
×
ǯ
À
temporáneas
de
una
misma
zona
cultural
(Europa
occidental,
por
contribuye
mucho
a
una
mejor
comprensión
de
las
construcciones
de
la
deidad
conocida
como
ČĎĎ,
cuyo
antiguo
nombre
era
Unen
Ȍǡ
Ƥ
×ǡ
que
en
ellas
quedan
como
testigos
del
alto
desarrollo
alcanzado
por
ǯǡ
Àǡ
×ǡǦ la
cultura
maya
durante
el
periodo
Clásico.
ǡǤ
de
la
creación,
que
tuvo
lugar
en
Yax
Haal
Witznal,
una
montaña
mítica
de
la
cual
la
colina
de
Lakamha’,
sin
duda,
era
una
reproduc-‐
×ǢÓƤ
ȋƤͣ͜͞ȌǤ×
ǡ
Ǯ×ǯȋǬ
×ǫȌchitinil
(posi-‐
blemente
un
incensario)
de
ČĎĎ
y
que
muy
probablemente
sea
la
ͣ͞͝Ǥ ǡǡǡ±
Ǥ
×Ƥ
Ǥ
390 391
XXVII
ESPACIOS
D E
LA
E SCENOGRAFÍA
R ITUAL
Octavio
Q.
Esparza
Olguín
y
Kenichiro
Tsukamoto
ï±
ǡ
Ǧ
×
ǡƤ
×
À
ǡ
ǡǡ
Ǥǡ
±
-‐
×ǡÀ
ǦÀ
×
ǡ-‐
×
Ƥ-‐
Ǥ
À
À
ǡ
Ǧ
ǡ
ǡ
Ǥǡ±
ǡ
la
Relación
de
las
cosas
de
Yucatán
y
otros
textos,
los
estudios
etnohis-‐
×
×
-‐
×À
±
Ǥ
ï
ǡ± -‐
×À
ȋ±Dz
×ǣdzȌǤ
ǡ
×
À
Ǧ
rrollaron
en
los
estados
mayas.
ǡ
ǡ±
ǡ
ͣ͟͞Ǥ͟ǡ
±
Ǥ
Ǧ
Piedras
Negras,
Guatemala.
ǡ
ǡ
393
393
Xcalumkín,
El
Tigre,
Becán,
Xpujil,
Chicanná,
Río
Bec,
Hormiguero,
Balamkú
y
Calakmul,
los
cuales
mantuvieron
intrincadas
redes
de
contacto
con
otros
sitios
de
la
región.
De
todos
estos
asentamientos,
Calakmul
resulta
uno
de
los
más
emblemáticos
no
sólo
por
su
colosal
tamaño,
sino
también
por
haber
albergado
a
una
de
las
dinastías
más
ƪ Ǧ
ǣȋƤͣͣ͞ȌǤ
×
ǡ
que
esta
dinastía
incorporó
a
una
gran
cantidad
de
sitios
adyacentes
À
ȋ±Dz
×À
ƪ
dzȌǤ
Uno
de
estos
asentamientos,
de
los
más
sobresalientes
en
el
sur
de
Campeche
por
sus
dimensiones,
resulta
de
vital
importancia
para
ÀÀ
×ǣ
Ǥ
ͥ͟͢͝-‐
queólogo
Eric
Thompson,
quien
además
recalcó
su
importancia
de-‐
Ƥ
de
monumentos
que
albergaba,
durante
varias
décadas
no
se
desa
rro-‐
×ï
×
vestigios
de
este
centro.
Óͣ͜͜͞ǡ
Ǧ
lógico
El
Palmar:
Urbanización
del
espacio
social
en
las
Tierras
Bajas
Mayas,
dirigido
por
Kenichiro
Tsukamoto
y
Javier
López
Camacho,
×
Ǥ-‐
ǡ
-‐
Ƥ
ǡ
Ƥ
ǡ
×Ƥ
Ǥ
ǡ
obtenido
un
considerable
cúmulo
de
datos
que
ha
ayudado
a
entender
ciertos
aspectos
de
su
organización
política,
así
como
su
relación
con
otros
centros
de
la
región.
ͣ͞͡Ǥǡ
ǡ
ǡ±
Ǥ
RECURSOS
PARA
EL
MANTENIMIENTO
DEL
ORDEN
POLÍTICO
Como
David
Stuart
ya
lo
ha
dicho,
los
estudios
de
Tatiana
Proskou-‐
ơ±
ĝĝrepresentaron
un
avance
revolucionario
que,
sin
duda,
acrecentó
el
conocimiento
de
la
organización
política
de
los
mayas
prehispánicos.
Proskouria-‐
ơƤ
×
× ± ǣ
joy,
‘estreno,
debut’
y
sihǡǮ
ǯȋ±Dz
ÀƤ
dzǡ
este
volumen).
Desde
entonces,
se
sabe
que
las
estelas
y
los
otros
ÀƤ
×
À
×-‐
×
ǡ±
À
ȋ±Dz
dzȌǤ
En
las
últimas
dos
décadas,
los
estudios
arqueológicos
y
epigrá-‐
Ƥ
ǡ
Ó
militares,
las
alianzas
y
los
matrimonios,
así
como
la
construcción
de
ͣ͞͠Ǥǡǡ
ǡ±
Ǥ Ƥ
ï
ǡÀ
×
394 395
dades
mayas
del
Clásico
los
rituales
públicos
y
las
danzas
estuvieron
representativas
los
Templos
Ď
y
ĎĎ,
con
alturas
de
30
y
29
m,
respec-‐
estrechamente
vinculados.
tivamente.
Entre
dichos
templos
piramidales,
se
ubica
una
aguada
Las
danzas
eran
representaciones
tanto
culturales
como
políti-‐ (Aguada
Central)
con
un
pequeño
promontorio
en
la
parte
central,
cas,
por
medio
de
las
cuales
se
expresaban
aspectos
religiosos,
sociales,
Ǥ
À
×
ǡ
o
sacbe
conecta
la
Aguada
Central
con
la
Plaza
K’awiil
ubicada
en
la
guerra
y
hechos
históricos.
Las
élites
gobernantes
hacían
uso
de
una
parte
sur
del
Grupo
Principal.
Este
último
grupo
también
alberga
cerca
de
diez
plazas,
donde
se
congregaba
un
gran
número
de
perso-‐
ȋƤͣ͢͞ȌǤ
Ǥ
so
ciedades
mayas
del
periodo
Clásico
las
escenas
de
danzas
se
re-‐
Ƥ
-‐
presentaron
en
estelas,
dinteles
y
pinturas
murales,
así
como
en
tiguas
son
la
Central
y
la
Plaza
č,
que
se
remontan
al
Preclásico
Tardío.
À
Ǥ Ƥ
Ƥ
× La
Plaza
Central,
al
noreste
de
la
Aguada
Central,
se
caracteri
za
por
ser
en
los
textos
la
presencia
de
la
danza
ritual
en
dicho
periodo,
desci-‐ un
complejo
arquitectónico
del
tipo
Grupo
Ċǡ
Ƥ
ahk’otǮǡǯȋƤ͝͡͝ȌǤ
×
ǡ
ǡ×
las
Tierras
Bajas
mayas
y
los
centros
tempranos
de
Chiapas.
Aunque
ǡ
ǡDz
Àdz
Ƥ
×
Ċ
ƤǯǤ
ÀƤ
±
Àǡ
-‐
cuales
aparece
el
verbo
ahk’ot
ǡ ×
ï
±
Ǥ a
lo
largo
de
la
historia
maya
prehispánica.
En
el
caso
de
El
Palmar,
el
Por
otra
parte,
Ana
García
Barrios
y
Rogelio
Valencia
Rivera
carácter
del
espacio
ceremonial
resulta
obvio,
dada
la
presencia
de
À
ǡƤ±-‐ cinco
estelas
y
tres
altares.
tancia
en
sitios
como
Copán,
en
Honduras;
Yaxchilán,
Bonampak
y
La
plaza
que
contiene
el
mayor
número
de
monumentos
talla-‐
Pa
len
que,
en
México;
y
Quiriguá
y
Piedras
Negras,
en
Guatemala,
dos
en
el
Grupo
Principal
es
la
Gran
Plaza,
que
se
ubica
al
norte
del
entre
otros.
Con
este
tipo
de
rituales,
en
los
cuales
los
dignatarios
se
Templo
Ď
y
está
rodeada
de
varias
estructuras
abovedadas.
Las
exca-‐
ǡ±Ǧ
-‐
ǡ
co
Medio
o
principios
del
Clásico
Tardío,
cuando
los
estados
adya-‐
ͣ͢͞Ǥ͠͡ǡǡ
ǡ±
Ǥ la
comunidad.
ƪ
À
À
×
-‐ de
Mutu’l
(Tikal,
Guatemala)
y
Kanu’l
(Calakmul,
México).
tica
de
este
tipo
de
ceremonias.
Numerosos
monumentos
grabados
y
±
± las
grandes
plazas
construidas
en
el
sitio
evidencian
que
los
rituales
Tar
dío,
la
Gran
Plaza
obtuvo
una
mayor
dimensión,
abarcando
un
área
población
(véanse
“La
guerra:
técnicas,
tácticas
y
estrategias
milita-‐ ï
Ƥ
de
14
135
m2,
que
pudo
haber
albergado
a
más
de
30
000
personas
dzDz
×
À
dzȌǤ en
buen
balance
la
organización
política
interna
y
externa.
A
pesar
—calculando
un
área
de
ocupación
de
0.46m2
por
individuo—
duran-‐
En
este
aspecto,
el
arqueólogo
Takeshi
Inomata
ha
sugerido
que
de
que
en
la
actualidad
varias
estelas
y
altares
están
sumamente
te
espectáculos
o
rituales
públicos.
Aunque
en
el
presente
todavía
no
los
grandes
espectáculos
que
se
realizaban
en
las
plazas
comunicaban
erosionados,
todavía
existen
monumentos
que
guardan
espléndidas
ha
podido
estimarse
la
población
total
de
El
Palmar,
cabe
conside
rar
realidades
políticas
a
la
comunidad
maya
y
contrarrestaban
la
tenden-‐
ï
Ǥ que
las
30
000
personas
pudieron
ser
gran
parte
de
los
habitantes,
si
se
À
×
À±ȋ± compara
con
las
poblaciones
de
otras
ciudades
mayores,
como
Tikal
y
Dz
Ƥ
ǣ
dzȌǤ Ceibal,
en
Guatemala;
Caracol,
en
Belice;
y
Copán,
en
Honduras,
entre
De
hecho,
la
mayoría
de
las
antiguas
ciudades
mayas
tienen,
dentro
de
EL
PALMAR otras.
Este
tipo
de
datos
sugiere
que
los
grandes
espectáculos,
junto
Ƥ
×ǡ
ǤǦ con
la
erección
de
monumentos
conmemorativos,
jugaron
un
papel
ron
planeadas
para
dar
cabida
a
un
gran
número
de
personas,
mientras
×ǡ preponderante
en
el
mantenimiento
del
orden
político
de
El
Palmar.
que
las
anchas
escaleras
pudieron
ser
útiles
para
presenciar
el
escena-‐ en
el
sureste
de
Campeche,
México.
Hasta
hace
poco
tiempo,
sólo
Por
otra
parte,
durante
el
mismo
periodo
se
construyó,
10
m
por
ȋƤͣͣ͞͠͞͡ȌǤǡ se
conocía
el
mapa
elaborado
por
el
equipo
de
Thompson
en
1936,
Ƥ
ǡ
ǣ
planas
adosadas
a
las
estructuras
monumentales
probablemente
eran
donde
únicamente
se
muestra
la
zona
núcleo
del
asentamiento,
con
Čȋͤͣͣ͝2),
donde
se
daban
cita
grupos
más
pequeños.
Debido
a
que
utilizadas
para
las
ceremonias
de
baile
o
danza
(véase
“Danzando
con
una
dimensión
de
900
m
por
600
m,
que
nosotros
denominamos
±Ƥ
×
ǡ
Superior:
ǣdzȌǤ Grupo
Principal.
Thompson
creía
que
el
Grupo
Principal
contem-‐ los
rituales
llevados
a
cabo
ahí
eran
probablemente
de
alto
rango.
ͣͣ͞Ǥ×ǡǡ
Acontecimientos
de
este
tipo
se
realizaban
en
coyunturas
calen-‐ plaba
el
área
total
de
El
Palmar;
sin
embargo,
hemos
detectado
que
En
contraste
con
la
Plaza
Č,
la
Plaza
Ċ
es
el
segundo
espacio
Campeche,
México.
ǡ
Ƥk’atuun
(periodo
de
existen,
por
lo
menos,
otros
ocho
grupos
arquitectónicos
ubicados
abier
to
más
grande
del
Grupo
Principal,
conteniendo
un
área
total
de
ǣ
20
años)
o
laju’ntuun
ȋ
͜͝ÓȌǤƤ
dentro
de
un
radio
máximo
de
2.5
km
a
partir
del
Grupo
Principal. 9
096
m2ǡ
ͣͤ͞Ǥ͝͠ǡǡ
ǡ±
Ǥ
ǡ
À
À
-‐
ï
-‐ pudie
ron
ser
utilizadas
como
escenario
en
las
ceremonias
de
danza.
mentales,
tallaban
los
monumentos
esculpidos
y
ensayaban
las
dan-‐ man
el
paisaje
urbano
de
El
Palmar,
las
estructuras
monumentales
Ƥ-‐
zas
dramáticas.
Al
igual
que
en
otros
lugares
del
mundo,
en
las
socie-‐ del
asentamiento
se
concentran
en
el
Grupo
Principal,
siendo
las
más
do
en
es
te
espacio
tres
estelas
y
cinco
altares.
Los
monumentos
que
396 ͥͣ͟
Los
monumentos parte
legible
del
texto
resulta
reveladora,
al
contener
un
nombre
aso-‐
Al
igual
que
en
otros
sitios
del
área
maya,
la
mayoría
de
los
monu-‐ ciado
al
linaje
Cabeza
de
Serpiente
de
Calakmul:
Yuhkno’m
Ch’e’n.
mentos
de
El
Palmar
están
asociados
a
las
grandes
plazas
abiertas,
Por
medio
de
la
secuencia
dinástica
del
linaje,
se
sabe
que
existieron
recreando
ceremonias
o
acontecimientos
públicos
que
debieron
de
-‐
ser
presenciados
por
un
gran
número
de
espectadores.
Dichos
acon-‐ tes
épocas;
uno
es
Yuhkno’m
Ch’e’n
Ď,
quien
reinó
alrededor
del
siglo
ǡ
Ǧ ěĎ,
y
otro
es
Yuhkno’m
Ch’e’nĎĎ,
cuyo
periodo
de
gobierno
abarcó
los
les
de
baile,
esparcimiento
de
incienso
y
conmemoración
de
estruc-‐ años
636
a
686.
turas,
teniendo
a
los
gobernantes
locales
como
protagonistas.
͝͞
ï
Como
ejemplo
de
esto
están
las
estelas
14
y
16,
ubicadas
en
los
×ǡ-‐
espacios
públicos
de
mayor
tamaño
de
El
Palmar:
la
Plaza
Ċ
y
la
Gran
dicios
que
permiten
proponer
un
marco
cronológico
para
este
monu-‐
ȋƤͣͤͣͥ͞͞ȌǤ-‐ mento.
En
este
sentido,
resulta
importante
el
estudio
de
la
escultura
×
Ƥǡ͝͠
ơͥ͜͝͡ǡ
motivo
del
laju’ntuun
ͥǤͥ͝Ǥ͜͝Ǥ͜Ǥ͜ǡͤajaw
8
xul
͝͞Ǥǡơ
ȋͤ͜͞͞Ȍǡ͢͜͝͞Ó ubicó
esta
estela
dentro
de
la
Fase
Formativa
(593
a
692),
periodo
que
antes,
en
9.18.10.0.0,
10
ajaw
8
sak
(15
de
agosto
de
800).
Las
dos
es-‐ coincide
con
el
reinado
de
Yuhkno’m
Ch’e’n
ĎĎ.
±
Cabe
señalar
que
durante
el
gobierno
de
este
último
personaje,
×
Ǧ × ƪ
do:
chokch’aaj,
‘esparcimiento
de
gotas,
esparcimiento
de
incienso’. actual
estado
de
Campeche
sino
en
todo
el
mundo
maya,
donde
con-‐
Por
otra
parte,
el
grado
de
erosión
en
los
textos
de
ambos
mo
nu
-‐ servó
el
poder
hegemónico
desde
la
caída
de
Tikal,
ocurrida
en
el
año
562.
Tomando
en
cuenta
estos
antecedentes,
puede
situarse
a
El
Pal-‐
un
mismo
dignatario.
Mientras
que
en
la
Estela
14
todavía
es
posible
À
±
ǡ
reconocer
parte
de
la
cláusula
nominal,
que
incluye
el
teónimo
Chan
todavía
se
desconoce
si
hubo
contactos
previos
entre
estos
dos
grandes
ǡ͢͝
-‐ sitios,
así
como
la
naturaleza
de
los
mismos.
mente
dañada.
Esta
interrogante
sólo
puede
develarse
mediante
La
visita
o
presencia
de
soberanos
de
este
tipo,
asociados
al
po-‐ Figura
280.
Estela
12,
El
Palmar,
Campeche,
México.
un
estudio
integral
de
la
totalidad
de
los
monumentos
ubicados
en
ǡƤ
-‐
ambas
plazas,
para
determinar
si
los
conjuntos
de
estelas
y
altares
to
de
gran
envergadura,
que
debía
preservarse
para
la
posteridad,
ï
Ǥ sirviendo
para
legitimar
el
poder
y
derecho
de
las
élites
gobernantes
***
Ƥ
ǡ͝͠
ante
la
población
que
podía
acceder
a
los
grandes
sucesos
desarro-‐
sumamente
erosionada,
sólo
se
ve
el
rostro
de
un
personaje
y
algu-‐ llados
en
las
plazas.
×
Ƥ
-‐
nos
adornos
de
plumas;
en
cuanto
a
la
Estela
16,
se
encuentra
mucho
En
cuanto
a
Yuhkno’m
Ch’e’n
ĎĎ,
resulta
importante
mencionar
mienza
a
arrojar
sus
primeros
resultados,
se
han
podido
obtener
da-‐
me
jor
conservada,
mostrando
a
un
dignatario
sosteniendo
el
cetro
tos
que
ayudan
a
tener
una
visión
más
amplia
de
los
aconteci
mientos
À
ƤǯÓ en
Uxul.
En
las
estelas
12
y
13
de
este
sitio
se
reporta
la
presencia
del
históricos
desarrollados
en
el
sitio.
En
este
aspecto,
los
monumen-‐
al
gobernante.
Cabe
señalar
que
este
tipo
de
personajes
eran
muy
soberano
de
Calakmul
atestiguando
una
ceremonia
de
esparcimien-‐ tos
erigidos
en
los
grandes
espacios
públicos
tenían
el
cometido
de
apreciados
dentro
de
las
cortes
mayas,
donde
desarrollaban
diversas
Ƥlaju’ntuun
mostrar
y
preservar
dichos
acontecimientos,
exhibiendo
a
los
gober-‐
actividades
vinculadas
con
los
soberanos
(véase
“El
señor
sagrado:
ͥǤ͝͝Ǥ͜͝Ǥ͜Ǥ͜ȋ͜͢͢͞͞ȌǤ×
ǡǦ nantes
como
los
vínculos
entre
lo
humano
y
el
mundo
sobrenatu-‐
dzȌǤ rencia
a
este
importante
jerarca
denota
que
×Ǥ
Ambos
monumentos,
asociados
a
coyunturas
calendáricas
im-‐ ǡ
Ƥ
ǡ la
presencia
del
nombre
Yuknoom
el
Grande
como
participan
te
élites
gobernantes
interactuaran
con
el
resto
de
la
población,
dejan-‐
ͣͥ͞Ǥ͢͝ǡǡ
ǡ±
Ǥ importancia
de
preservar
los
hechos
históricos
simultáneamente
-‐ do
como
constancia
los
altares
y
las
estelas
erigidos
en
los
grandes
ǡ
Ƥ-‐ espacios
públicos.
pueblo
y
así
generar
una
identidad
compartida.
ǫǦǡ××
Finalmente,
si
bien
es
cierto
que
la
mayoría
de
los
monumen-‐
tienen
imágenes
de
los
gobernantes
miran
hacia
la
posible
escalera
de
Si
bien
es
cierto
que
la
mayoría
de
los
monumentos
estudiados
ÀȑȒǡ
À
×
ǡ
la
Plaza
Čǡ
Ǥ
ǡ
sede
en
Calakmul.
Ƥ
ǡ
el
contexto
espacial
con
la
Plaza
Č,
la
Plaza
Ċ
pudo
haberse
construido
×
-‐
-‐
ÀǤ tos
políticos
que
mantuvo
El
Palmar
con
una
de
las
grandes
urbes
del
Por
último,
debe
resaltarse
el
hecho
de
que,
al
igual
que
en
El
Pal-‐ tan
articular
un
discurso
global,
que
privilegie
los
procesos
históricos
×
À
ǣǤ
-‐ ǡ͟͝
×
ÀƤ
ǡ Ƥ
Ǧ
Ƥ
ï
tela
12,
ubicada
en
la
Plaza
Ċǡ
ĕĒ͠͡ȋƤͤ͜͞ȌǤ
ǫǦ
×
×
ǡ
Ƥ
Ƥ
Aunque
muy
erosionado
en
la
actualidad,
el
texto
de
esta
estela
hace
Ƥ
ͥǤ͝͝Ǥ͜͝Ǥ͜Ǥ͜ȋ͜͢͢͞͞ȌǤ arqueológico.
×Ǧ
ȋahk’tajȌ
Ó
tro
arqueológico.
local
cuya
cláusula
nominal
se
encuentra
muy
dañada.
La
siguiente
398 399
LA
G UERRA
À
XXVIII
LA
G UERRA:
TÉCNICAS,
TÁCTICAS
Y
ESTRATEGIAS
M ILITARES
Harri
Kettunen
Ƥ
ǡ
Ǧ
À
-‐
±
ȑǥȒ
×
×
Ǥ
Eric
Thompson,
The
rise
and
fall
of
Maya
civilization.
ǡ
ƪ
Ǥ-‐
ǡ
ǡ
ÀǡÀǡ
À
ǡ-‐
±
ǣ
Ǥ
À
ǡ
Ǧ
-‐
Ǥ
À
×
ǡ×-‐
ͤ͞͝Ǥͣ͞ǡ
Ǣǡ
ǡǡ±
Ǥ ±
ïǤ
403
403
EL
CAMBIANTE
PASADO
DE
LOS
ANTIGUOS
MAYAS
ǡ
ÀƤ
ǡ
tomaba
parte
en
guerras
y
no
escribía
sobre
asuntos
terrenales.
En
la
actualidad,
esas
ideas
parecen
ab-‐
surdas
y
sin
base
alguna.
El
extraordinario
desarrollo
que
los
estudios
mayas
han
experimentado
en
los
últimos
cincuenta
años
ha
cambiado
de
manera
drástica
la
concepción
que
se
tenía
de
esta
antigua
cul-‐
Ǥ×
Àǡ±
×
Ǥ
±
ͥ͢͜͝ǡ
ÀƤ
××Ǧ
×Ƥǡ
unieron
al
resto
de
las
sociedades
de
la
historia
humana,
con
todo
y
sus
gobernantes,
historias
dinásti-‐
ǡÀ
ƪ
Ǥ
À
Ó
ƪ
±
Óǡ
×
Thompson
y
Sylvanus
G.
Morley.
Tras
el
descubrimiento
de
los
murales
de
Bonampak,
en
Chiapas,
México,
en
1946,
los
investigadores
ya
no
pudieron
seguir
ignorando
las
representaciones
evidentes
de
la
existencia
ȋƤͤ͞͞ȌǤǡ
×
ǡ
su
relevancia
para
la
interpretación
de
la
historia
maya
en
general
se
diluyó
en
explicaciones
tales
como
que
Dz
dzǤǡ
×Dz-‐
ȑǥȒ
×
×dzǤ×
maya
aún
su
bsiste
en
la
idea
popular
que
se
tiene
de
ella,
así
como
en
varios
libros
escolares
de
Historia.
Cuando
se
consideran
los
registros
escritos,
los
mayas
parecen
haber
tenido
guerras
a
lo
largo
de
to
da
su
historia.
Sin
embargo,
la
naturaleza
de
ésta
sigue
sin
comprenderse
cabalmente,
debido
a
la
ca-‐
ǡÀ
ƪ
Ǥǡǡ-‐
dos
por
una
discusión
de
las
posibles
motivaciones
subyacentes
en
la
guerra
entre
los
mayas.
En
lo
tocante
a
los
registros
arqueológicos
del
área
maya,
existen
varios
problemas.
Entre
éstos
se
cuentan:
×
ǢDz
×dz Figura
282:
Detalle
del
muro
sur,
Cuarto
2
de
la
Estructura
1,
Bonampak,
Chiapas,
México.
ȋ
×
ȌǢƤ
×ȋǡ
×
ȌǢ
Ƥ
×
Ǣ
-‐ (chuhkaj);
evento
de
‘guerra-‐estrella’
(?...y);
atacar
con
un
hacha,
dzDzǣ
dz
ȋǡ
×
× ch’ak-‐
(ch’ahkaj);
quemar:
pul-‐
(puluy);
arrojar:
jub-‐
(jubuy);
y
pre-‐ ȌǤ
±
de
ritos
de
terminación
de
periodos;
las
causas
de
la
destrucción
no
son
siempre
sencillas
de
detectar).
sentar
prisioneros,
na’-‐
/
naw-‐
(na’waj
/
nahwajȌȋƤͤ͟͞ȌǤ
ÀƤ
À
ucha’nǥǡǮǯǡaj
Ƥ
À
Además
de
los
verbos
anteriores,
se
tiene
evidencia
explícita
[ĝ]
baak,ǮȑĝïȒ
ǯȋƤͥ͞͞ȌǤ
de
los
estudios
de
los
antiguos
mayas
si
no
se
contara
con
investigaciones
multidisciplinarias
e
interdis-‐
ƪ
ciplinarias
desde
la
década
de
1960.
Basándose
únicamente
en
la
evidencia
de
tipo
arqueológico,
aún
se
empleadas
en
textos
de
Dos
Pilas,
en
Guatemala,
y
de
Comalcalco,
tendría
una
visión
distorsionada
de
la
guerra
entre
los
antiguos
mayas.
En
la
actualidad,
no
obstante,
cada
en
Tabasco,
México,
donde
los
huesos
y
los
cráneos
se
apilaron
o
LA
GUERRA
EN
LA
ICONOGRAFÍA
MAYA
Ƥ
ǡ× ‘hicieron
una
montaña’,
witzaj;
y
se
derramó
la
sangre
o
‘se
hizo
es-‐
ïǡ
ǡ±ȋ±DzǦ
ǣƤ tanque’,
nahbaj.
Los
antiguos
textos
mayas
también
aluden
al
ejér-‐
-‐
×
dzȌǤ
ǡ
ǡ× nas,
implementos
y
vestimenta
de
guerra.
En
el
arte
maya
es
posible
Ƥ
detectar
armas
personales,
tales
como
lanzas,
cuchillos,
hachas,
nava-‐
Ƥ
ǡ Ǯ
ǯǡ
uto’k
jas,
garrotes,
piedras
y
atlatls;
corazas
y
otros
elementos
de
protección;
LA
EPIGRAFÍA
Y
LA
GUERRA upakalȋƤͤ͟͞ȌǤǡ
-‐ objetos
de
combate;
posturas
de
lucha;
pintura
y
tatuajes
corporales;
cionan
varios
posibles
puestos
militares,
como
baah
te’,
baah
to’k’,
À
Ǣ
ƪ
Ƥ
ǡ
ÀƤ
ǡ baah
pakal,
ch’ahom
ajaw,
lakam,
yajaw
k’ahk’
y
yajaw
te’,
según
destino
de
los
prisioneros.
Lo
que
no
puede
detectarse
en
el
arte
maya
ǡÀǤ
ǡ Ƥ
ǡ
son
las
tácticas
y
las
estrategias
subyacentes
en
las
batallas,
como
tam-‐
ȋ
ï
±Ȍǣ
ǡchuk-‐
ȋƤͤ͞͠Ȍȋ±Dz poco
los
movimientos
ejecutados
durante
el
combate.
404 405
Los
guerreros
En
lo
que
hace
a
la
representación
de
guerreros
en
el
arte
maya,
exis
ten
Ǧǡ
ǡ
ȋƤ ͤ͞͡ ͤ͢͞ȌǤ
ǦǦ,
chuhkaj,Ǯ
ǯ ?-‐yi,
…y,
evento
de
“guerra-‐ estas
escenas
van
desde
personajes
sencillos,
modestamente
vestidos,
dzï
hasta
soldados
de
la
élite,
que
llevan
complejos
trajes
de
batalla
con
llamativos
tocados.
En
lo
tocante
a
la
correla
ción
entre
estas
escenas
y
las
vestimentas,
los
aditamentos
y
las
armas
usados
en
la
guerra
real,
ǡ
À
×
los
españoles
de
la
época
del
Contacto.
La
primera
puede
utilizarse
para
establecer
correlaciones
entre
armas
y
aditamentos
hechos
con
materiales
no
perecederos.
Los
segundos
resultan
útiles,
usándolos
ǡ
ĈčǯĆĐǦ,
ch’ahkaj,
‘atacar
ĕĚđ,
puluy
ǦǦ,
na’waj
o
nahwaj
militar.
No
obstante,
estas
crónicas
no
necesariamente
arro
jan
mu-‐
con
un
hacha’ ‘quemar’ ǮȑȒǯ cha
luz
sobre
las
vestimentas
guerreras
del
periodo
Clásico. Figura
285:
Vasija
cerámica
de
estilo
Nebaj,
Đ2206.
ǣ
En
lo
que
respecta
a
las
armas
utilizadas
por
el
ejército
de
los
antiguos
armas
personales
Ƥ
ǡ
ǡǡÓǡ
×Ǥ
ǡƤ
Ƥ
×ǡ
×ǡ
han
sobrevivido;
también
es
posible
especular
que
ciertos
tipos
de
de
acción,
a
saber:
de
(lanzas);
Ó
(cuchillos
y
los
llamados
bastones
‘de
boxeo’);
armas
(y
tácticas)
debieron
o
pudieron
ser
empleadas
por
los
anti-‐
(hachas,
cuchillos
y
navajas);
de
golpeo
(garrotes
y
otras
armas
contundentes);
(lan-‐
ǡ
ï
×
ƪ
Ǧ zas,
dardos,
piedras
y
atlatls);
de
disparo
(arcos
y
cerbatanas);
(combate
cuerpo
a
cuerpo);
de
tos
armados
a
lo
largo
de
la
historia
de
la
humanidad.
ǡ
(guerra
biológica);
(guerra
psicológica);
ǦǦǯǦǦǦ,
uto’k
upakal
La
presencia
de
armas
y
protecciones,
así
como
técnicas
de
ba-‐ y
de
ǡÓ
×
ȀÀ
ǡ
×ȋ
‘su
pedernal
y
su
escudo’,
‘ejército’ ta
lla
que
pueden
detectarse
a
través
de
la
arqueología,
que
se
re
co
-‐ psicológica).
Las
ȋ
Ȍȋ±
Ȍ
À
Ƥ
Ƥ
Ǥ
ͤ͟͞ǣ
ÀƤ
Ǥ
ǡ
À-‐ ȋÀ
ȌǣǢǢƤ
×ȋ
Ƥǡ
Àǡ
ǡ
×ǡ Dz
dzȌǢ×
×Ǥ
ȋȌ
×Ǥ
-‐ En
lo
tocante
al
objetivo
de
las
armas,
es
posible
hacer
una
distinción
entre
armas
antipersona-‐
ción
de
las
armas
usadas
por
los
mayas,
es
posible
hallar
por
lo
me-‐ les
(de
objetivo
individual
o
de
múltiples
objetivos);
ǦƤ
(usadas
en
contra
de
nos
seis
categorías
potenciales,
a
saber:
ȋƪ
ǡǡ
Ǣ ǡ ȌǢ ǦÀ
dardos,
piedras
y
otros
objetos
que
se
arrojaban
contra
el
enemigo
(para
hundir,
dañar
o
destruir
embarcaciones).
Una
subcategoría
adicional
que
podría
agregarse
aquí
de
manera
directa
o
mediante
implementos
para
ello,
como
atlatls,
serían
las
Àǡ
ÀƤ
ȋȌ
hondas,
cerbatanas
o
arcos);
del
arma
en
cuestión
(con
independencia
de
su
uso
en
la
guerra).
Asimismo,
tratándose
de
armas
y
ȋ
Ƥ
Ǣ
ǡǡ
ǡ-‐ Ƥ
ǡ
zas,
garrotes
y
piedras);
armas
improvisadas
(armas
disponibles
ǡÀ
×
×Ǥ
espontáneamente,
como
piedras,
palos
u
otros
objetos
que
pudieran
Además
de
armas,
los
mayas
se
valieron
de
varios
tipos
de
corazas
corporales
y
objetos
de
protec-‐
servir
para
atacar
al
enemigo);
(armas
o
técni-‐ ción.
Entre
éstos
estaban
las
corazas
de
algodón,
los
escudos,
los
cascos,
las
hombreras,
las
pulseras
y
ǡ—como
en
ȋƤͤͣ͞ȌǤ
el
caso
de
las
lanzas
de
punta
encendida—
o
que
lo
provocan,
como
Lo
que
no
existía
en
el
armamento
—y
entre
los
instrumentos
bélicos—
de
los
antiguos
mayas
(en
incendios
en
llanuras,
bosques
o
estructuras
y
vehículos
hechos
por
comparación
con
el
armamento
contemporáneo
y
de
principios
de
la
época
colonial
en
el
Viejo
Mundo)
el
hombre,
como
casas
de
madera
o
canoas);
×
ǡ
ǡ
ÀÀ
(in
sectos
que
pican
o
muerden,
arañas,
serpientes
u
otros
anima-‐
Ƥȋ
ȌǤ
les,
así
como
el
uso
de
sus
venenos);
y
×
(tambores,
×
trompetas
de
concha
de
caracol,
carapachos
de
tortuga,
voces
hu-‐ ǡ
×
ǡ
Ƥ
×
manas
y
otros
instrumentos
capaces
de
emitir
sonidos
o
ruidos
de
ǡ
ȋ
ƤȌǢȋ
ȌǢ
gran
volumen,
que
resulten
intimidatorios). (para
lanzas
y
escudos);
cuero
(para
escudos
y
elementos
de
protección);
y
algodón
(para
vestimentas
En
cuanto
a
los
usuarios
de
las
armas
mayas,
es
posible
hacer
una
de
protección).
Muy
probablemente,
también
emplearon
huesos,
garras
y
colmillos
de
animales
para
Figura
284:
Fragmento
de
una
estela
de
Chinkultic,
Chiapas,
México. ×
ȀǤ la
elaboración
de
armas.
406 ͣ͜͠
Existen
algunos
retratos
de
individuos
con
altos
puestos
milita-‐ ƤǤ
ƪ
ǡ
ȋƤͥ͢͞Ȍǡ
ǡ
ǡ tz’a,
usaban
una
lanza,
llamada
achcayupil
y
especialmente
×
ǡÀ
la
cerbatana,
pub,
que
es
un
arma
poderosa
en
manos
de
un
simbólico,
similar
al
de
los
bastones
de
mando
de
los
jerarcas
militares
exper
to,
de
los
cuales
había
muchos
en
toda
la
América
tropical.
de
otras
partes
del
mundo,
incluyendo
los
de
la
ĎĎ
Guerra
Mundial. ƪ
ǡ
Ǧ
mente
obsidiana,
así
como
hueso
y
metal.
Entre
otras
armas
se
contaban
el
garrote
de
guerra,
hecho
de
madera,
tz’aibalche;
EL
COMBATE
EN
EL
PERIODO
DE
CONTACTO:
ǡ
Ǣ
ǡǡ
Ǥǡ
LA
GUERRA
EN
LOS
DOCUMENTOS
COLONIALES tenían
un
tipo
de
broquel,
el
pocob
y
un
escudo
redondo
lla-‐
ǡDzdzǤ
-‐
Tanto
los
documentos
españoles
como
los
indígenas
del
periodo
de
Dzdzǡ
Contacto
(1511-‐1582)
y
de
la
era
colonial
(siglos
ĝěĎy
ĝěĎĎ)
brindan
Ǥǡ
×
À Àǡ
ǡ
Ǥ ƪ
ǡ
Ǥ
±
ǡ±
ȑǥȒ
Ǥ
de
las
prácticas
de
guerra
entre
los
mayas
del
periodo
Posclásico
Tar-‐
dío,
y,
usándolos
con
precaución,
aun
de
periodos
anteriores.
De
la
protección
que
empleaban
los
mayas
durante
el
periodo
de
En
relación
con
las
armas
utilizadas
por
los
mayas,
es
necesa
rio
Contacto,
Landa
señala
lo
siguiente:
tomar
en
consideración
que
Mesoamérica
se
hallaba
en
un
cons
tante
cambio
en
cuanto
a
innovaciones,
entre
las
cuales
deben
contarse
ȑǥȒ
×
ǡ
los
implementos
bélicos.
Por
ejemplo,
en
los
documentos
coloniales
×-‐
exis
ten
alusiones
a
ciertas
armas
que
están
ausentes
en
el
arte
maya
ran,
se
trataba
de
mantas
torcidas
en
rollos,
usadas
alrededor
del
del
Clásico.
Es
posible
que
algunas
de
éstas
pudieran
existir
en
tiem-‐
Ǣ±ÀǦ
ǡǤǡ
ƪ
ƪ
Ǥ
pa
rece
ser
tardío
en
el
área
maya. mantas,
utiliza
ban
otros
implementos
de
manta,
hecha
también
Cuando
se
trata
del
armamento
utilizado
durante
el
periodo
de
algodón
en
el
interior
con
costuras
invertidas,
a
las
que
lla-‐
de
Contacto,
la
Relación
de
las
cosas
de
Yucatán,
del
obispo
Diego
de
ǡ±À
-‐
ǡ
ǣDz
ȑǥȒ ȑǥȒ
À
ƪ
ǡ
Ǣ
À también
chaquetas
cortas
de
algodón
acolchado
y
sal
gruesa,
ǡƪ
ǡ que
se
elaboraba
en
dos
capas
y
que
éstas
eran
muy
resistentes.
ǡ
ȑǥȒdzǤ
×ǡƤ Es
probable
que
estas
corazas
corporales
se
asemejaran
a
los
ichca-‐
ǣDzȑǥȒÀǡ
huipilli
de
los
mexicas.
Las
corazas
de
algodón
demostraron
ser
muy
prácticas
en
el
húmedo
clima
tropical;
de
ahí
que
los
españoles
oca-‐
À
dzǤ sionalmente
reemplazaran
sus
armaduras
metálicas
por
las
corazas
de
embargo,
en
la
Relación
de
Mérida
se
sostiene
lo
contrario:
algodón
locales.
En
lo
que
hace
al
uso
de
escudos
y
cascos,
Landa
dice:
Las
armas
con
las
que
los
indios
peleaban
en
la
guerra
eran
arcos
ǡ À
ǡ
ƪ
ǡ
-‐ que
cortaban
y
tejían
con
cuidado.
Eran
redondos
y
estaban
tas
de
pedernal.
Otros
peleaban
con
escudos
y
lanzas
del
tamaño
ǤȑȒǡ
ǡ
ǡ
usaban
los
señores
y
los
capitanes,
tenían
cascos
de
madera,
si
o
quemadas
o
hechas
de
pedernal.
Otros
disparaban
con
hondas.
bien
eran
éstos
muy
pocos.
El
uso
de
hondas
(entre
otras
armas)
también
lo
menciona
Daniel
G.
±
À
Brinton,
en
alusión
a
las
prácticas
bélicas
de
los
kaqchikeles
del
perio-‐ Clásico,
aunque
en
muchos
casos,
los
escudos,
más
que
rígidos,
eran
do
de
Contacto
en
las
tierras
altas
de
Guatemala:
ƪǡ
×
ȋƤͥͣ͞͡͞͞ȌǤ
Es
probable
que
los
escudos
estuvieran
también
pintados
o
decora-‐
Estas
naciones
eran
aguerridas
y
contaban
con
gran
variedad
dos
con
plumas,
como
en
las
órdenes
militares
de
los
mexicas.
ǤÓǦ
±
-‐
ͤ͢͞ǣ
ǡ
Ǥ criben
como
hábiles
arqueros
y
duros
antagonistas
pero
no
re-‐ nos
elementos
bélicos
que
o
están
ausentes
o
son
más
bien
escasos
408 409
ƪ
-‐ À
ÀǤ
ǡ
ǡ
dos
entre
los
mayas
precolombinos.
Entre
éstos
se
cuentan
la
pre-‐ avispones.
Eran
como
nubes
de
humo
cuando
salieron
de
cada
duración
y
el
tamaño
de
las
campañas
militares
emprendidas
por
los
antiguos
mayas.
paración
para
ir
a
la
guerra
(como
la
música
y
las
danzas
de
guerra),
guaje.
Los
guerreros
perecieron
así
por
causa
de
los
insectos.
Se
Además,
se
conoce
poco
de
las
mismas
batallas
y
de
los
combatientes
que
en
ellas
participaban:
los
objetos
llevados
a
los
campos
de
batalla
(como
las
banderas
de
lanzaron
contra
sus
ojos
y
narices,
contra
sus
bocas,
sus
piernas
dónde
tuvieron
lugar
(en
asentamientos,
a
campo
abierto
o
en
los
bosques
o
en
todos
los
anteriores);
Ƥ Ȍǡ
×
ȋ
y
sus
brazos.
Sin
importar
en
donde
estuvieran,
los
avispones
y
±
ȋ
-‐
emisión
de
gritos
y
el
tocar
de
tambores)
y
las
responsabilidades
Ǥǡ ȌǢÀ-‐
que
tenían
las
personas
que
detentaban
puestos
militares
de
man-‐ persi
guieron.
En
todas
partes
había
avispones
y
avispas.
Hacían
tégicos
a
las
guerras
en
gran
escala.
do.
Landa
brinda
el
recuento
siguiente: nubes
a
su
alrededor,
picándoles
los
ojos.
Había
grandes
canti-‐ ¿La
guerra
entre
los
mayas
era
sobre
todo
de
índole
no
territorial
o
también
tenían
guerras
terri-‐
dades
de
insectos
alrededor
de
cada
persona. ǫǡ
ïǡǬ
×
Siempre
había
dos
capitanes;
uno
tenía
el
cargo
a
perpetuidad,
ȋ
Ƥ
×
además
de
que
el
mismo
era
hereditario,
en
tanto
que
el
otro
era
ïǡ
Ȍǫ
elegido,
con
mucha
ceremonia,
por
espacio
de
tres
años;
además
ESTRATEGIAS
Y
TÁCTICAS
À
ǡ
Ǧ
ǡ
ǡ
À
Ǥ
À
ǡÀ
Ǧ
ƪ
Ǧ Otro
problema
que
debe
resolverse
es
la
longitud
(en
distancia)
de
las
campañas
militares.
El
tan
sión
en
caso
de
guerra.
A
este
último
lo
llamaban
Nacom.
Du-‐ dos
entre
los
antiguos
mayas,
es
poco
lo
que
en
verdad
se
sabe.
Sin
citado
ejemplo
de
Calakmul,
Campeche,
atacando
a
Palenque,
Chiapas,
ambos
en
México,
en
los
años
rante
estos
tres
años
no
podía
tener
relaciones
con
ninguna
mu-‐ embargo,
ciertos
aspectos
de
la
guerra
entre
los
mayas
pueden
de-‐ ͥͥ͢͡͝͝ǡ
À
͜͜͞ǡ
ǤǬ±
jer,
ni
siquiera
su
propia
esposa,
ni
comer
carne.
Lo
tenían
en
±
ǦǤ tropas
de
la
ciudad
de
Calakmul
llegaron
hasta
la
ciudad
de
Palenque
o
es
posible
que
el
ejército
del
linaje
gran
veneración
y
le
daban
pescado
e
iguanas,
que
son
un
tipo
ǡ
×
Àȋ
Ó×ǫ
de
lagartija,
para
que
comiera.
Durante
este
tiempo,
no
podía
crucial
en
cualquier
práctica
bélica)
puede
leerse
directamente
en
ȋ±Dz
×À
ƪ
dzȌǤ
emborracharse
y
mantenía
separados
en
su
casa
los
utensilios
los
testimonios
escritos
de
los
antiguos
mayas;
había
una
distin-‐ ǡ
±ǡ
ǡ
y
otros
objetos
que
usaba
y
ninguna
mujer
le
servía
y
tenía
poca
ción
transparente
entre
la
temporada
seca
y
la
de
lluvia.
Desde
el
±
ȋ
ȌǤ͞-‐
comunicación
con
la
gente. À
ǡ-‐ plo
Ďě
(Estructura
5ĈǦ͠Ȍ
±
ǡ×ǡ±
ƪ
±
Tubal,
hasta
Naranjo
(unos
40
km
en
línea
recta)
en
un
solo
día.
Asimismo,
no
pudo
ser
coincidencia
En
lo
tocante
a
la
dimensión
psicológica
de
la
guerra,
Landa
da
la
encuentros
que
se
dieron
en
la
temporada
de
lluvia.
No
obstante,
lo
que
el
ataque
tuviera
lugar
en
mitad
de
las
celebraciones
de
Año
Nuevo
en
Naranjo,
lo
que
resulta
ser
siguiente
versión
del
uso
de
las
banderas
de
guerra,
la
costumbre
de
ƪ
-‐ una
clara
indicación
de
planeación
estratégica
militar
entre
los
antiguos
mayas.
±
Dz
dzǣ
Ƥ
Ǥ Con
respecto
al
clima
en
el
área
maya,
resulta
interesante
especular
si
los
antiguos
códices
ma
yas
Esto
incluye
contrastar
exactamente
en
qué
momento
de
la
histo-‐ ȋ
Ȍ±Ƥȋ±Dz
Guiados
por
una
alta
bandera,
salían
del
poblado
en
gran
silen-‐
ƪ
±
dzȌǡ
À
Ǥï
cio
y
marchaban
así
a
atacar
a
sus
enemigos,
con
grandes
gritos
las
Tierras
Bajas,
alrededor
de
terrenos
bajos
o
elevados
o
en
áreas
y
grandes
crueldades,
cuando
caían
sobre
ellos
sin
que
se
lo
es-‐ adyacentes
a
un
río.
Citando
a
John
M.
Collins:
“la
existencia
de
una
ȑǥȒÀ
Ǥ
ǡ-‐
×
ǡ
ǡ
sas
con
arqueros
y
otras
cosas
hechas
de
palos
y
madera
y
gene-‐
ÓȑȒ
ralmente
de
piedra.
Tras
la
victoria,
arrancaban
las
quijadas
de
dzǤǡ
À ×
ǡ
los
cuerpos
y,
habiéndoles
quitado
la
carne,
se
las
ponían
en
los
habrían
sido
demasiado
bajos
para
navegar
durante
la
temporada
que
vayan
más
allá
de
unos
cuantos
días.
Ǥǡ
À
À de
secas,
en
tanto
que
los
extendidos
campos
de
cultivo
casi
segu-‐
ǡ
Ƥ
ǡ ramente
resultaron
rápidos
de
atravesar. En
relación
con
la
naturaleza
universal
de
la
guerra,
existen
requisitos
cruciales
para
un
ejército
real,
más
allá
no
queriendo
dejar
a
nadie
vivo
que
pudiera
dañarlos
después.
de
las
consideraciones
de
tiempo
y
espacio.
Entre
éstos
se
cuentan,
por
lo
menos,
las
unidades
de
combate
El
resto
de
la
gente
quedaba
prisionera,
bajo
el
poder
de
quie-‐ mayas,
debe
tenerse
cuidado
con
las
interpretaciones.
El
hecho
de
ȋ
ȌǡȋȀ
Ȁ
±
Ȍǡ
ǡ
nes
los
hubieren
capturado.
logística
(por
ejemplo,
las
provisiones)
y
la
comunicación.
Asimismo,
por
lo
general
se
necesita
algún
tipo
Temprano
y
que
éstas
aumenten
durante
el
Clásico
Tardío
y
el
Clási-‐ de
educación
militar
y
de
cooperación
cívico-‐militar,
tanto
antes,
como
durante
y
después
de
una
campaña
Es
posible
que
en
la
guerra
se
robaran
tanto
las
banderas
como
las
×Ƥ
ǡ militar
exitosa.
Es
muy
probable
que
los
mayas
hubieran
incorporado
todos
estos
componentes
en
su
doc-‐
ƤǤÀÀ
Ǥ
Ƥ ǡ
Ƥ
Ǥ
estas
incursiones,
como
puede
observarse
en
los
teatros
de
guerra
×
À-‐ Al
estudiar
la
guerra,
también
es
importante
hacer
una
distinción
entre
los
diversos
niveles
de
análisis
de
otras
partes
del
mundo. nal
o
que
hubo
más
guerras
durante
el
Clásico
Temprano
que
du-‐
Ǥ2±
ǡ
ǡǦ
Finalmente,
el
Popol
Vuh
brinda
un
atisbo
único
a
la
guerra
bio-‐ ǡƤ
×
vos
y
de
niveles
estratégicos.
±
tiene
que
ver
con
la
producción
y
el
uso
de
armas
y
otros
lógica
entre
los
mayas: evidencia
no
puede
utilizarse
como
evidencia
de
la
ausencia
de
algo.
instrumentos
de
guerra
(por
ejemplo,
lanzas).
Ƥ±
ǡ
Ƥ
ǡǦ así
como
a
la
planeación
y
la
puesta
en
práctica
de
usos
a
corto
plazo
y
pequeña
escala
de
unidades
militares
Entonces,
los
guerreros
subieron
un
poco
por
la
ladera
de
la
cían
guerras
predominantemente
durante
la
estación
seca;
y
por
lo
(como
el
movimiento
de
tropas,
el
reconocimiento
y
las
emboscadas);
en
tanto
que
el
nivel
operativo
montaña.
Pero
sólo
un
poco,
pues
no
llegaron
a
la
entrada
general
no
durante
las
temporadas
de
siembra
y
cosecha.
Sin
em-‐ (también
conocido
como
estrategia
militar
o
estrategia
operativa)
está
relacionado
con
la
planeación
y
el
de
la
ciudadela.
Y
entonces
abrieron
los
cuatro
guajes
que
bargo,
lo
que
no
se
sabe
es
si
los
antiguos
mayas
la
hacían
en
la
control
de
las
unidades
militares
(por
ejemplo,
el
movimiento
de
contingentes
numerosos
a
través
de
exten-‐
410 411
sas
áreas
en
la
zona
maya).
±
(también
conocido
Asimismo,
en
lo
tocante
a
la
inteligencia,
hay
que
agregar
que
tegia,
dirigidas
en
contra
de
los
órganos
vitales
de
la
sociedad
y
de
como
de
gran
estrategia),
por
otra
parte,
es
a
largo
plazo,
en
gran
escala
×
×Ǥ Ǥ±
y
de
trascendencia
social;
incluye
la
planeación
y
el
control
de
grandes
Según
Collins antiguos
mayas.
unidades
militares
y
sus
objetivos
son
a
nivel
estatal,
por
lo
que
no
Finalmente,
postulo
que
las
motivaciones
básicas
de
la
guerra
se
restringen
únicamente
al
nivel
militar.
En
el
caso
de
los
antiguos
los
comandantes
y
los
consejos
de
planeación
que
estén
en
bus-‐ À
ȋ-‐
mayas,
el
nivel
estratégico
podía
incluir,
por
ejemplo,
el
control
de
las
Dz
dzÀ
sión
del
poder
político)
y
económicas
(por
ejemplo,
garantizar
el
rutas
comerciales
mediante
alianzas;
así
como
también
contemplar
especialistas
en
áreas
extranjeras
con
habilidades
interculturales
ƪÀ
ȌǤ
ǡ
×
-‐
el
uso
de
la
diplomacia
y
el
de
la
paz
posterior
a
la
guerra
como
parte
que
resulten
estratégica
y
tácticamente
valiosos
tanto
en
tiempo
merciales,
la
competencia
por
obtener
ciertos
artículos,
incluyendo
de
una
estrategia
de
largo
alcance. de
paz
como
en
tiempo
de
guerra
abierta.
ǡ
y
convertirse
en
la
razón
misma
de
las
guerras.
ǡǡ
-‐ Debe
notarse
también
que
las
motivaciones
para
ir
a
la
guerra
GEOGRAFÍA
MILITAR gencia
las
llevaban
a
cabo
por
lo
menos
los
habitantes
del
Altiplano.
élite
que
entre
los
ciudadanos
comunes.
En
tanto
que
los
primeros
À
pudieron
haber
peleado
por
razones
económicas,
ideológicas,
o
de
cabo
una
campaña
militar,
existen
ciertos
principios
univer
sales.
Es
un
A
ambición
política,
yendo
tras
la
obtención
de
prestigio,
poder
u
otros
Ǧ Ǣ
litar
individual.
Asimismo,
dependiendo
de
si
la
mayoría
del
área
maya
En
cuanto
a
las
motivaciones
y
la
política
de
la
guerra,
hay
que
apo-‐ sus
hogares.
ǡǡ—como
los
textos
jero-‐
se
hallaba
cubierta
de
selva,
el
panorama
y
la
lógica
de
la
actividad
ÀƤ
—,
y
en
los
patrones
universales
del
comportamiento
huma-‐
±
À
ǤÀ Ǥ
ǡ
×
REPERCUSIONES
DE
LA
GUERRA
área
en
donde
los
mayas
lucharon
estaba
cubierta
de
cultivos
de
maíz,
las
razones
reales
subyacentes
en
las
actividades
bélicas
mayas.
En
-‐
ǡÀ
Las
consecuencias
de
la
guerra
son
siempre
destructivas,
más
allá
de
portado
tener
que
hacerlo
a
tra
vés
de
un
denso
bosque
tropical.
Según
económicos
por
encima
de
los
ideológicos,
así
como
las
motiva-‐ Ƥ
Collins,
en
un
entorno
selvático
predominarían
las
acciones
empren-‐ ciones
rituales
por
encima
de
las
políticas
y
económicas.
Como
se-‐ de
las
partes
involucradas
en
ella
(ya
sea
de
manera
directa
o
indirec-‐
didas
por
unidades
pequeñas;
los
movimientos
terrestres
invariable-‐ ñalan
los
investigadores
Prudence
Rice
y
Don
Rice:
ȌǤƪ
À
ǡ
ǡ político
de
los
antiguos
mayas;
lo
que
no
se
sabe
es
hasta
qué
grado.
las
áreas
de
mando,
control,
comunicación
y
logística;
asimismo,
las
ȑǥȒ
Dzdz Asimismo,
el
papel
que
pudo
haber
tenido
la
guerra
en
el
colapso
de
DzǦdz la
cultura
maya
del
periodo
Clásico
sigue
siendo
una
pregunta
sin
res-‐
Ǥ son
episodios
de
combate
ritualizado,
cuyo
propósito
era
el
de
ǡ
ƪ
-‐ obtener
los
cautivos
que
los
gobernantes
pisotean
de
manera
e
inestabilidad
durante
el
proceso
de
colapso
de
las
sociedades
ma-‐
sulta
de
analizar
qué
atributos
deben
tomarse
en
cuenta
al
evaluar
y
ƤȑǥȒǤ yas
de
ese
periodo.
No
obstante
lo
anterior,
se
continúa
sin
saber
si
la
±
-‐
Ǥ
ǡ
Ǥ
ȋȌ—
×
—
tam-‐ También
sostienen
que
×
±
ǡ
±
×ȋ
necesario
abandonar
las
explicaciones
que
postulan
una
sola
causa
Ƥ
À ȑǥȒ
Dzdz
×
ǡ
-‐
en
ausencia
de
dicho
juego
de
atributos).
Entre
los
multiplicadores
en
realidad
juegos
de
pelota
y
que
los
prisioneros
—los
perde-‐
Ǧ
×
ȋ±DzǦ
ǣ
ƪ
dores
del
juego—À
Ƥ
ǡ Ƥ
×
dzǡȌǤ
guerra
y
en
el
pensamiento
militar
mayas
se
cuentan:
la
tecnología,
ǡ
ÀƤ
À
Ƥ
ǡ
ǡ
-‐ ͞
͟͟
ȑǥȒǤ ***
miento,
el
entrenamiento
y
la
experiencia,
la
moral,
la
reputación
ǡ
Óǡ
ȋ
Estoy
de
acuerdo
con
la
importancia
que
tenía
tomar
prisioneros
en
Lo
que
se
sabe
de
la
guerra
entre
los
antiguos
mayas
es
que
hubo
ƪȌȋ
la
sociedad
de
los
antiguos
mayas,
ya
que
existe
una
buena
docu-‐
ƪ
Ǣ
de
desgaste). mentación
de
esto
en
los
registros
escritos
y
en
el
arte
mayas,
pero
À
ÀƤ
Ǣ
Debe
hacerse
notar
que
muchos
de
estos
atributos
podrían
coin-‐
À
ǡ
ƪǤǡ meramente
ritual,
con
motivaciones
ideológicas
(véase
“De
armas
y
económico.
un
entrenamiento
y
una
tecnología
superiores,
al
igual
que
una
mayor
ǣ
dzȌǤ Lo
que
no
se
sabe
es
quiénes
participaron
en
las
guerras
(¿ejérci-‐
experiencia,
podrían
contribuir
a
lograr
mejores
maniobras
tácticas
y
ǫȌǢ
Ǧ
hacer
subir
la
moral.
Además,
las
características
climáticas
y
geográ-‐
ȀDz
dzȀ
Ǣ
Ƥ
À
×Óǡ-‐ ÀȋƤͤ͞͝ǡͤͤͤͥ͞͞ȌǤ
Ǧ (desde
ataques
a
pequeña
escala
y
batallas
aisladas
hasta
grandes
bras
tácticas
tales
como
las
emboscadas. ǡǦ campañas
militares
y
guerras
a
largo
plazo
y
en
gran
escala);
qué
tipo
ͤͣ͞ǣͤ͝ǡ
ǡǡ±
Ǥ
412 413
ǡǫǢǬ±À
ȋȌ
×
ǫǢǬ
×
×
agresiva
deliberada,
vestigios
de
rituales
de
terminación
de
periodos
y
ǫǢǬ
ÀǫǢǬ
ǫǢǬ±
tan
grande
e
importante
era
el
papel
que
jugaba
la
inteligencia
en
las
estrategias
militares
de
los
mayas
(por
ejemplo,
¿tenían
espías
que
À
×ȀǫȌǫǢǬ
Ǧ
ȀǫǢǬ
ƪ
ǫǢ Ǭ
distintas
las
motivaciones
para
la
guerra
entre
políticos,
gene
ra
les,
ǡ
ǫǢǬ
×Ǧ
ras
naturales,
tales
como
ríos,
pantanos
y
barrancas,
en
las
campa-‐
ÓǫǢǬ
×
ǫǢ Ǭ
Àȋ
ȌǫǢǡÀǡǬ
±
ǫǢǬǫǢ
y,
de
ser
así,
¿de
qué
modo
se
representó
ésta
en
el
arte
y
en
los
re
gis-‐
tros
escritos
(a
quién
se
ilustró,
en
dónde
y
por
qué);
¿cuándo
comen-‐
ƪ
ǫǢǬ
×-‐
gimiento
y
resurgimiento
del
atlatl
en
el
arte
maya
y
si
corresponde
al
ǫǢǬÀ
ǫǢǬ
À
×
ǫǢǬ±
(o
grandes
ejércitos)
todas
las
ciudades
mayas
o
contaron
con
la
ayuda
ǫǢǬ
ͤͤ͞ǣͣ͝͞ǡǡǡ±
Ǥ
˱
ǫǢǬǦ
-‐
ǫǢǬ
ƪǫǢǬ
de
organización
militar
y
educación
marcial
tenían
los
mayas;
cuánta
Ǧ
actividad
bélica
no
documentada
hubo
en
la
época
precolombina;
en
ǫǢǬ±
Ǧ
±
Ǣ
-‐
ǫǢ Ǭ ±
ÀƤ
-‐
ǫǢǬ
×ÀǦ
Ǣ
×
×
ǫǢǡ
ǡ
Ǥ ƤǡǬ
Todas
estas
interrogantes
conducen
a
temas
y
preguntas
de
in-‐
ǫ
vestigación
potencial:
ver
si
es
posible
detectar
más
puestos
mili
tares
Como
puede
verse,
existen
muchas
más
preguntas
que
respues-‐
ÀƤ
Ǣ
-‐ tas
con
respecto
a
la
guerra
entre
los
antiguos
mayas.
Sin
embargo,
signias
y
vestimentas
militares
en
escenas
de
batalla
en
el
arte
maya;
lo
que
continúa
siendo
un
hecho
es
que
la
guerra
era
una
parte
inte-‐
y
comprender
la
manera
en
que
las
tropas
militares
se
movían
de
grante
de
la
antigua
sociedad
maya
y
un
elemento
decisivo
en
las
ac-‐
un
área
a
otra,
a
través
y
alrededor
de
diversos
tipos
de
vegetación
y
tividades
políticas
entre
reinos
rivales.
Para
comprender
en
verdad
la
Ƥ
Ǥ
ƪ
ǡ
Ǧ
Entre
otras
preguntas
de
investigación,
están
las
siguientes:
¿qué
sario
reunir
todas
las
disciplinas
potencialmente
relevantes
para
el
relación
existe
entre
la
guerra
maya
y
la
que
llevaban
a
cabo
otras
cul-‐ estudio
de
la
guerra
entre
los
mayas.
Esto
sólo
puede
lograrse
me-‐
ǫǢ Ǭ
×
×
ƤǫǢǬ±ƤǦ ǡ
ÀǡÀǡ
Àǡ
×ǫǢǬ
×ǡ historia
colonial
y
las
ciencias
militares.
Figura
289:
Tablero
de
procedencia
desconocida,
región
de
Yaxchilán,
Chiapas,
México.
414 415
XXIX
DE
A RMAS
Y
ATADURAS:
GUERREROS
Y
C AUTIVOS
Hugo
García
Capistrán
×
Ǧ
ÀƤ
×××-‐
ǡ Ǥ
×ǡ
Àǡǡ
Ǥ
ǡǡ±
ǡͥ͢͝͠ǡ
ÀǤ
×
ǡ
Ǧ
×
ÀƤ
ǡǡ
Àǡ
ǡ
ǡ
ǡ
À
±ȋ±Dz
dzȌǤ
Àǡ×
ǡǦ
Àȋ±Dzǣ±
ǡ
-‐
dzȌǤ-‐
ǣ
ǤÀ
×
-‐
À
ǡ±À
ǡ
ͥ͜͞Ǥ
ǡ
ÀǤǡ
Templo
ĝěĎĎ,
Palenque,
Chiapas,
×
ǡÀ
±
Ǥ
×ȋƤͥ͜͞ȌǤ
ͣ͠͝
417
LOS
GUERREROS
EN
EL
MUNDO
MAYA
DEL
CLÁSICO
dzȌǤ
À
ǡ
posible
deidad
que
el
investigador
Karl
Taube
ha
llamado
la
Ser-‐ no
lo
es,
pero
hay
que
resaltar
la
presteza
que
tenían
los
grupos
mayas
ǡ piente
de
la
Guerra,
que
estuvo
ligada
estrechamente
al
dios
de
las
ÓǤ
El
k’uhul
ajawïǡ±
ƪÀ
Ǧ tormentas,
Tláloc.
En
Yaxchilán
y
Bonampak,
ambos
sitios
en
Chia-‐ podría
indicar
que,
por
lo
menos
durante
el
Pos
clásico,
existían
perso-‐
dote,
el
dirigente
y,
también,
el
guerrero
(véase
“El
señor
sagrado:
los
pas,
México;
y
en
Piedras
Negras,
Tikal
y
Dos
Pilas,
en
Guatemala;
Ǥ
dzȌǤ
así
como
en
otros
más,
se
observan
monumentos
con
gobernantes
Sin
embargo,
no
hay
duda
de
que
los
líderes
guerreros
debie
ron
maya,
el
soberano
acaparó
la
mayor
cantidad
de
las
representaciones
portando
estos
atributos
extranjeros,
quizá
con
la
intención
de
aso-‐
Ǥ
-‐
artísticas.
Desde
épocas
muy
tempranas,
el
k’uhul
ajaw-‐
ǡ
ǡ
×
±ǡ
ÓǤ
ǡ
ȋƤͣͤ͟͟͝͝ȌǤ
la
cual
se
realizaban
distintos
tipos
de
actividades:
administra
tivas
y
Ó͟͜͞ȋƤͥ͞͝ȌǡÓ
ǡÀ
ǡ
ǡ de
la
casa
real,
diplomáticas,
ceremoniales,
artísticas,
escri
turarias
atributos
del
poder
de
pie
sobre
un
cautivo.
Lo
anterior
puede
indi-‐ yelmo
o
un
casco
llamado
en
maya
ko’haw.
Además
de
estos
ele-‐ y
militares,
entre
otras.
El
arqueólogo
Takeshi
Inomata
men
ciona
que,
car
que,
desde
un
inicio,
los
gobernantes
tuvieron
la
intención
de
mentos,
los
gobernantes-‐guerreros
llevan
un
tocado
globular,
el
si
bien
la
mayoría
de
los
miembros
de
las
cortes
eran
nobles,
habría
mostrarse
a
sí
mismos
como
grandes
guerreros. signo
del
año
y
máscaras
del
dios
Tláloc.
Ǥ
Las
imágenes
bélicas
se
hicieron
cada
vez
más
constantes
y
al-‐ ×ÀƤ
ǡ
ÀƤ
ǡ-‐
canzaron
su
auge
hacia
el
siglo
ěĎĎĎ.
En
todo
el
territorio
maya
se
los
gobernantes,
pues
existen
evidencias
de
que
imágenes
de
dio-‐
×Ƥ
×
ȋ±Dz
Ƥ-‐
encuentran
retratos
de
los
ajawo’ob’,
‘señores’,
vestidos
de
guerreros
ses,
quizá
de
madera,
eran
llevadas
por
medio
de
palanquines
al
ǣ
dzȌǤ
Ǣǡ
ƪǡ campo
de
batalla.
Dichas
imágenes
simbolizaban
la
participación
ÀƤ
À
Ǥ
en
la
guerra
de
las
deidades
patronas
de
cada
reino. la
actividad
castrense.
Ya
se
mencionó
que
el
ajaw
pudo
participar
juga
ron
en
el
campo
de
batalla,
es
muy
posible
que
asistie
ran
como
Ǣǡ
ge
nerales
de
los
ejércitos
y
que
dirigieran
a
los
distintos
cuerpos
el
título
ajaw
no
indica
un
cargo
militar.
Lo
mismo
sucede
con
los
armados
desde
algún
punto.
Ellos
recibirían
a
los
cautivos
y
se
re-‐ EL
PAPEL
DE
LOS
GUERREROS
EN
LA
SOCIEDAD títulos
de
sajal,
lakam
o
yajawk’ahk’Ǥ±Ƥ
presentarían
en
los
distintos
monumentos
como
los
captores.
En
este
mi
licia,
simplemente
quienes
los
ostentaban
tenían
que
cumplir
ǡ
ï
×ÀÀ
×
ǡÀ
Dz
dzǡaj
[ĝ]
b’aak,
que
puede
traducirse
como:
‘el
de
Centro
de
México
durante
el
Posclásico,
hay
muy
pocos
datos
para
aparecen
sajales
con
cautivos.
El
lakam,
por
su
parte,
como
ha
pro-‐
ȑĝïȒ
ǯȋƤͥ͞͞ȌǤÀǡ-‐
Ǥ
À
ǡ
nante
incrementaría
su
importancia
por
el
número
de
prisioneros
y
del
gran
número
de
investigaciones
en
torno
a
la
sociedad
maya,
en
la
leva.
El
yajawk’ahk’ǡÀ
que
obtuviera
en
una
o
varias
batallas.
Es
posible
también
que
el
so-‐ siguen
sin
respuesta
diversas
preguntas:
¿existieron
sólo
guerreros
sacerdocio,
parece
haber
tenido
importantes
implicaciones
en
ac-‐
berano
tuviera
que
capturar
guerreros
antes
de
llegar
al
poder,
como
±ǡ
ǫǢǬÀ-‐ ±
Ǥ Ƥ
×ȋƤͥ͟͞ȌǤ
Ó
×
ǫǢǬ
×Ǧ Ƥ
yajawk’ahk’:ǡǦ
ǡǦƤ
ǫǡ Ǭ
× ±
ǫǡ Ǭ± ron
guerreros
y
líderes
militares;
por
otro,
la
evidencia
lingüística
deidades
asociadas
con
la
guerra
(véase
“Dioses
del
cielo,
dioses
de
la
ǫ apunta
hacia
individuos
que
tenían
el
encargo,
durante
el
ritual,
dzȌȋƤ͜͜͞ȌǤ
ǡï
Ǥ
ǡÀ
Ǥ
ČĎĎĎ,
uno
de
los
miembros
de
la
tríada
de
dioses
Ǧ ya
la
importancia
que
tuvieron
los
dioses
durante
la
guerra
y
cómo
patronos
de
Palenque,
Chiapas,
México.
Dicha
deidad
aparece,
sobre
titución
de
los
ejércitos
en
el
periodo
Clásico.
Empero,
puede
asumirse
eran
llevados,
como
participantes,
al
campo
de
batalla.
Lo
anterior
todo,
en
los
escudos
que
portan
los
guerreros
a
manera
de
protec-‐ que
el
número
de
participantes
debió
de
variar
según
la
intensidad
y
podría
indicar,
con
base
en
lo
dicho
por
Zender,
la
necesidad
de
un
×ǡ±
Ƥ
Ǥ el
tamaño
de
la
empresa
bélica.
Guerras
como
las
que
llevó
a
cabo
la
sacerdote
guerrero
encargado
de
llevar
dichas
imágenes
divinas.
El
-‐ dinastía
Kaanu’l
—con
sede
primero
en
Dzibanché,
Quintana
Roo,
y
Ƥ
×yajawk’ahk’
y
el
tí-‐
nada
con
la
guerra,
como
puede
verse
en
el
panel
del
Templo
del
Sol
después
en
Calakmul,
Campeche—
en
contra
de
Palenque,
Chiapas
tulo
tlenamácacǡǮ
ǯǡ
en
Palenque.
Su
carácter
solar
y
bélico
recuerda
a
Huitzilopochtli,
—ambas
en
México—,
debieron
requerir
a
un
gran
número
de
milita-‐ en
el
Posclásico,
y
propone
que
dicho
cargo
maya
podía
obtenerse
a
ǡ±
ǡ
ǡ
×
Ǥ partir
de
la
captura
de
tres
o
cuatro
enemigos.
los
atributos
de
un
guerrero,
en
especial
la
Xiuhcóatl,
la
Serpien-‐ ÓÀ
Ǧ ±À
Ǥ
te
de
Fuego
que
utiliza
para
dar
muerte
a
sus
medios
hermanos.
-‐ Dos
de
ellos,
b’aah
pakal,
‘primer
escudo’,
y
b’aah
tok’,
‘primer
pe-‐
Ƥ
±
ǤÀǡ dernal’,
son
títulos
de
rango
menor
y
casi
no
aparecen
en
el
corpus
ǡ
Ƥ
su
texto,
dice:
ÀƤ
ȋƤͥ͞͞ȌǤ
ǡ
de
cautivos. el
segundo
asociado
con
un
guerrero
apresando
a
un
cautivo.
En
×-‐ ÀȑsicȒ ǡǡ±
ǡ
b’aah
tok’:
el
mental
en
la
imaginería
bélica
en
el
Clásico
maya.
Con
la
supuesta
todo
lleno
de
indios
guerreros,
de
lo
cual
nos
maravillamos
los
Monumento
154
muestra
al
cautivo
Xooy,
quien
lleva
el
título
de
×ǡÓͣͤ͟ǡ que
habíamos
venido
con
Grijalba,
y
demás
desto,
estaban
jun-‐ ǮǯȋƤͥ͞͠ȌǤ
Ƥ
tos
en
el
pueblo
más
de
doce
mil
guerreros
aparejados
para
dar-‐ Figura
291.
Placa
de
Leiden. Àǡ
ȋ±Dz
×À
ƪ
-‐ ȑǥȒǤ y
Stephen
Houston,
es
el
de
b’aahte’.
Aunque
algunos
autores
han
418 419
de
choque
o,
simplemente,
como
insignia
que
marcaba
un
cargo;
en
este
caso,
el
de
capitán
de
guerra.
El
hecho
de
que
lo
utilicen
los
ajaw
hace
pensar
que
podrían
exis-‐
ǡ
Ƥ
Àb’aahte’
ajaw
que
aparece
en
Toniná.
Es
un
cargo,
no
heredado,
obtenido
quizá
por
méritos
per-‐
ǡ
Ƥ
×ǡ
‘bastón
principal’,
y
que
podría
interpretarse
como
capitán
de
guerra.
Ǯͣ
ǯ ‘el
de
los
14
cautivos’ ‘el
de
los
16
cautivos’ ‘el
de
los
20
cautivos’ yajawk’ahk’ Un
elemento
importante
relacionado
con
este
título
es
la
posi-‐
bilidad
de
que
aparezca
poseído.
Houston
presenta
el
ejemplo
de
la
Estela
1
de
Chinaja,
en
Guatemala,
donde
se
registra
la
cláusula
ub’aahte’
entre
los
nombres
de
un
cautivo
y
un
gobernante
local.
Esto
podría
implicar
que
el
cautivo
era
el
b’aahte’
de
algún
señor
o
b’aahte’
del
ajaw
representado
en
la
estela.
Un
ejemplo
más
de
posesión
del
título
se
encuentra
en
el
llamado
Europe
Lintel
del
área
de
Yaxchilán.
El
texto
menciona
la
‘presenta-‐
b’aah
pakal b’aah
tok’
b’aahte’ yajawte’
ch’aho’m
ajaw,
‘señor
de
ción’,
na[h]waj,
del
b’aahte’
de
Yaxuun
B’ahlam
Ďě.
‘primer
escudo’ ‘primer
pedernal’ ‘señor
de
lanzas’ hombres,
señor
de
varones’ Otro
título,
asociado
con
el
anterior,
es
el
de
yajawte’,
el
cual
ÀƤ
ȋƤͥ͞͞ȌǤ
ͥ͞͞ǤÀƤ
Dz
dzÀƤ
Ǥ muy
parecido
al
de
b’aahte’
y
podía
intercambiarse
con
él.
Los
pro-‐
×Ƥte’.
Por
un
tiem
po,
los
especialistas
propusieron
la
traducción
‘señor
del
linaje’,
pues
te’
ǡ
×
puede
ser
árbol
o
madera
y,
de
ahí,
derivarlo
como
línea
a
mane
ra
de
militar.
En
la
vasija
Đͣ͢͢͠ȋƤͥ͞͡Ȍ
ǣ-‐ árbol
genealógico;
empero,
los
contextos
en
que
aparece
no
concuer-‐
cansa
un
señor
que
observa
a
los
dos
prisioneros
que
se
le
están
entregando;
a
la
izquierda
puede
verse
dan
con
esta
interpretación.
Así,
la
partícula
te’
a
un
personaje
de
pie,
quien
lleva
en
su
mano
izquierda
un
bastón
o
báculo
que
se
dobla
en
la
punta
vara,
bastón
u
objeto
enmangado
en
madera,
por
lo
que
Lacadena
pro-‐
Ǣ
ÀƤ
× pone
la
traducción
‘señor
de
lanzas’.
Al
igual
que
el
título
de
b’aahte’,
el
personaje
como
t’ub’
ajaw
winik
b’a[ah]te’.
cargo
de
yajawte’
pudo
ser
ostentado
tanto
por
personajes
subordi-‐
Es
importante
notar
que
el
título
de
b’aahte’×ǡ nados
como
por
gobernantes.
también
por
los
ajawǤ ͝͠͡
ǯ
ǯ ǡ Ƥ
yajawte’
en
los
dinteles
poderoso
de
los
gobernantes
de
aquella
ciudad,
con
el
título
de
b’aahte’
ajaw,
lo
que
indicaría
una
escala
1
y
3
del
Sitio
ė,
del
área
de
Yaxchilán.
El
Dintel
1
muestra
a
Ko-‐
mayor
dentro
del
cargo
de
b’aahte’.
La
Estela
18
de
Yaxchilán
menciona
que
el
gobernante
Kokaaj
B’ahlam
kaaj
B’ahlam
ĎĎ
acompañado
de
su
sajal,
llamado
Ajkamo’.
Ambos
ĎĎ
era
el
b’aahte’
de
cinco
k’atuunes
ȋƤͤͣ͞ȌǤǡǯǯ personajes
están
ataviados
como
guerreros,
el
gobernante,
quien
Figura
293.
Dintel
3,
Bonampak,
Chiapas,
México,
Đͣͥ͡͡Ǥ
también
utilizó
el
título
de
b’aahte’,
pero
en
este
caso
asociado
con
el
título
de
pitziil,
‘jugador
de
pelota’. aparece
a
la
derecha,
lleva
un
tocado
elaborado,
cota,
lanza
y
es-‐
Lacadena
ha
propuesto
que
en
varias
imágenes
aparecen
personajes
que
debieron
ostentar
el
cargo
ƪǢǡ-‐ ǡ
ÀƤ
͟yajawte’
de
de
b’aahte’Ǥͣ
ǡ±
ǡ
ǡ
ƪ
ǢÀǣ cinco
k’atuunes.
Estos
títulos
nunca
aparecen
juntos;
es
más,
ya-‐
teotihuacano,
con
una
vara
que
se
curva
en
su
extremo
superior.
La
Estela
1
de
Ixkun,
Guatemala,
repre-‐ ajchanb’aak,
‘El
de
los
cuatro
cautivos’;
ch’ok
sajal,
‘sajal
noble’;
y
jawte’
es
anterior
temporalmente.
La
mención
más
temprana
del
senta
a
dos
personajes
con
atributos
guerreros
que
portan
bastones
decorados
con
una
especie
de
atado
yajawte’,
‘señor
de
lanzas’.
La
escena
del
Dintel
3
es,
quizá,
aún
más
título
está
en
la
Estela
31
de
Tikal.
En
el
lado
derecho
la
cláusula
de
papel.
El
mismo
caso
se
tiene
en
la
Estela
2
de
Sacul,
también
en
territorio
guatemalteco,
donde
la
reveladora:
de
pie,
y
vestido
como
guerrero,
se
ve
a
Kokaaj
B’ahlam
ÀƤ
Ƥ ǯ yajawte’
del
kalo’mte’
±
±
×
ĎĎǢ±ǯǢǡǡ ǯǡȋƤͣ͟͝ȌǤ
ǡ
portan
el
bastón.
El
Panel
15
de
Piedras
Negras
muestra
una
escena
de
entrega
de
cautivos:
en
el
centro
el
título
yajawte’.
El
personaje
arrodillado
lleva
en
sus
manos
una
Lacadena
considera
que
el
título
podría
provenir
del
Centro
de
ǡƪ
-‐ vara,
oculta
en
parte
por
el
estandarte
del
gobernante. México
y
evolucionar
en
lo
que
más
tarde,
durante
el
Posclásico,
sioneros;
el
de
la
derecha
lleva
un
bastón.
En
la
Estela
13
de
Yaxchilán,
Chiapas,
México,
se
ve
a
Kokaaj
El
Dintel
45
de
Yaxchilán
celebra
la
importante
captura
del
per-‐
tlacochcálcatl
o
tlacochtecuhtli,
‘señor
de
las
lanzas’.
B’ahlam
ĎĎ
sosteniendo
una
vara,
en
este
caso
sin
la
curvatura
ni
decoración
en
la
punta.
Variantes
de
tal
ǯǡ
×
ǡ
ȋͣ͜͝͝Ȍǡ
Histo-‐
Ǥ͝͞ȋƤͥ͢͞Ȍǡ-‐ de
Kokaaj
B’ahlam
ĎĎ
y
cuyo
nombre
siempre
aparece
dentro
de
los
ria
de
la
conquista
de
la
Provincia
de
el
Iztá,
menciona
lo
siguiente:
bién
representa
la
entrega
de
prisioneros
de
guerra,
puede
observarse
a
uno
de
los
guerreros
que
lle
va
ÀǤ
yajawte’
de
un
×
Ǥͣͤǡǡ señor
de
Namaan,
sitio
secundario
del
área
del
Usumacinta,
cono-‐ Dioles
en
qué
pensar
el
Caso
tan
nuevo,
y
en
que
sospechar
de
ǡ×
ǡ
ȋƤͥͣ͞ȌǤ los
Indios
de
aquel
Pueblo,
assi
por
esto,
como
porque
tambien
Ǥ
×±
Como
ya
se
mencionó,
los
títulos
de
b’aahte’
y
yajawte’
eran
hallaron
en
medio
de
la
Poblacion
vna
Casa
grande,
llena
de
de
cautivos
a
los
pies
del
gobernante.
Ninguno
de
estos
bastones
o
varas
tiene
punta
de
pedernal
u
intercambiables.
En
la
Estela
18
de
Yaxchilán,
el
gobernante
Kokaaj
Lan
ças,
Arcos,
Flechas,
Macanas,
y
otras
Armas,
de
que
vsavan
ǡƤ
ǡ×
B’ahlam
ĎĎ
lleva
el
título
de
b’aahte’
de
cinco
k’atuunesȋƤͤͣ͞ȌǢ en
sus
Guerras
aquellos
Indios.
420 421
Figura
295.
Vasija
polícroma
estilo
Ik’,
Đͣ͢͢͠Ǥ
Así,
el
yajawte’
pudo
ser
el
encargado
de
esta
casa
de
armas.
El
último
título
conocido
por
las
inscripciones
es
el
de
ch’aho’m
ajaw ȋƤ ͥ͞͞ȌǤ
Ǯ
ǯǡǮ
ǯǤǡ
palabra
ch’aho’m
ƤǮ×ǯǤÀǡÀÀ
ǮÓǯǮÓ-‐
rones’,
similar
al
título
de
tlacatécatl
en
el
Posclásico
del
Centro
de
México.
En
ciertos
contextos
el
título
está
asociado
con
cuenta
de
k’atuunes;
por
ejemplo,
en
la
estela
ĉ
de
Pusilhá,
Belice.
En
el
Altar
10
de
Caracol,
también
en
territorio
beliceño,
uno
de
los
personajes
lleva
el
título
de
ch’aho’m
ajaw.
Tal
cargo
ï
Ǥ
El
investigador
Erik
Boot
ha
descubierto
hace
poco,
en
la
Estela
15
de
Nim
Li
Punit,
Belice,
el
título
de
b’aahtoxǡ
ǮǯǤ
Àǡ
-‐
×Àǡ
Ǣǡ
×Ǥ
ǡ
À
Ǧ
À
ÀǤ2
ǡ
ǡÀǡ
que
se
obtenían
por
méritos
personales,
quizá
en
el
mismo
campo
de
batalla.
Los
cautivos
de
guerra
tuvieron
gran
importancia
en
la
sociedad
maya,
no
sólo
a
nivel
ritual,
es
decir,
×
Ƥ
ǡ±
ǡÀ
ǡǡ
×
Ǥ
ÀƤ
ǤÓ
sesenta
del
siglo
ĝĝǡơƤ
×ÀƤ
chu[h]
Figura
294.
Monumento
154,
Toniná,
Chiapas,
México. kajǡ
ȋƤ ͤ͟͞ȌǤ
Ó×
ǡƤ
Ƥ-‐
422 423
cio;
sin
embargo,
ya
se
ha
dicho
que
la
guerra
tuvo
un
papel
mucho
más
sobresaliente
en
la
sociedad
maya.
Ƥ
Ǧ
dan,
tanto
en
monumentos
pétreos
como
en
objetos
cerámicos
ȋƤ͜͞͡͞͡͞Ȍǡǡ
-‐
gras
se
encuentran
entre
los
que
más
imágenes
de
cautivos
presen-‐
Ǥ
×
Ǥ
ǣ
Ǥ
sólo
portan
el
braguero
o
paño
de
cadera,
y
se
les
han
quitado
sus
collares
y
orejeras;
estas
últimas
sustituidas
por
tiras
de
papel
que
atraviesan
los
lóbulos.
Los
cautivos
están
representados
en
posi-‐
ciones
poco
o
nada
naturales,
solos
o
en
compañía
de
su
captor,
y
ȋƤ ͥ͟͞ǡ ͥ͞͠ ͥͤ͞ȌǢ
-‐
ǡȋƤͥ͜͞͞͞͝ȌǤ
excepciones,
pues
los
gobernantes
representados
como
cautivos
conservan
ciertos
atributos
de
poder,
como
la
diadema
real
con
la
×ǯȋƤ͟͜͝ȌǤ
También
es
importante
mencionar
que
en
los
monumentos
de
piedra
hay
nombres
y
títulos
de
los
cautivos.
Lo
anterior
gene
ra
cierta
contradicción,
pues,
por
un
lado,
se
les
muestra
humilla
dos,
pero
por
otro
se
les
permite
conservar
ciertos
elementos
de
dignidad.
En
va
rias
imágenes
se
ve
cómo
el
guerrero
toma
por
el
cabello
al
prisionero,
lo
×Ǥ
representaciones
muestran
los
genita
les
de
los
pri
sioneros,
acto
por
ȋƤͥͥ͞ȌǤǡ
Ƥ
Ǥǡ
totalmente
deshumanizado
y
convertido
en
simple
alimento
para
la
élite
y
los
dioses.
El
Dintel
35
de
Yaxchilán
narra
la
suerte
que
corrieron
algunos
cautivos
importantes,
entre
ellos
un
señor
de
Ak’e,
linaje
de
Bonampak,
y
uno
de
la
dinastía
Kaanu’l.
El
texto
dice:
uwe’jiiyǡǮ
ǯǡ
Đͣͣ͟͝ȋƤ͟͜͜ȌǤ
En
escenas
pintadas
en
vasijas
hay
representaciones
de
cautivos
des-‐
cuartizados
por
guerreros
y
de
personajes
que
están
siendo
sometidos
a
tortura.
En
los
murales
de
Bonampak,
los
cautivos
colocados
ante
el
gobernante
miran
sus
manos
con
expresión
de
dolor,
pues
sus
uñas
habían
sido
arrancadas
o
sus
dedos
cortados
en
las
puntas,
y
puede
ȋƤͤ͞͞ȌǤ
ǡ
ǡ×
Ƥ
ǡ
artistas
de
la
ciudad
derrotada.
Ejemplo
de
lo
anterior
es
el
Monumen-‐
to
122
de
Toniná,
en
el
cual
se
muestra
la
captura
del
gobernante
de
ǯ
ȋƤ͟͜͝ȌǤï
Merle
Green
Robertson,
el
estilo
del
monumento
es
propio
de
los
es-‐
cultores
de
Palenque,
pues
no
sigue
los
patrones
tridimensiona
les
locales.
Un
caso
similar
ocurre
en
Piedras
Negras:
la
Estela
12
muestra
la
captura
de
algunos
señores
de
Pomoná;
el
estilo
tampoco
sigue
los
ͥͣ͞Ǥ͠͡ǡ
ǡǡ±
Ǥ
Figura
296.
Frente
de
la
Estela
12,
Piedras
Negras,
Guatemala.
ǡ
realizado
por
artistas
capturados
en
el
sitio
tabasqueño.
424 425
Por
otro
lado,
el
Altar
9
de
Tikal
muestra
la
imagen
de
un
k’uhul
Kaanu’l
ajaw
recostado
boca
abajo
y
con
las
manos
atadas
a
la
espal-‐
da.
Por
desgracia,
el
nombre
del
personaje
está
erosionado,
pero
po-‐
dría
tratarse
de
Yihch’aak
K’ahk’
de
Calakmul.
Aquí
se
tiene
un
nuevo
ǡǡ
la
capital
del
reino
ganador
para
ser
humillado.
El
hallazgo
de
la
tum-‐
ǯǯǯǡ
±
el
que
aparece
en
el
altar
de
Tikal,
que
tras
la
derrota
y
presen
tación,
ǯǤ
muestran
que
la
captura
de
gobernantes
no
implicaba
siempre
su
ani
quilación,
pues
podían
volver
a
sus
respectivas
ciudades
a
seguir
gobernando,
pero
bajo
el
control
de
la
entidad
política
vencedora
en
la
guerra.
Un
caso
distinto
a
los
antes
mencionados
es
el
del
gobernante
ǯǯǯǡǡǡ
capturado
y
decapitado
por
su
vasallo,
K’ahk’
Tiliiw
Chan
Yopaat
de
Quiriguá,
Guatemala
(véase
“Representaciones
del
poder:
los
monu-‐
dzȌǤ
Junto
con
el
gobernante,
también
los
dioses
patronos
po
dían
Ǥ
À
×Ǥ
ÀƤ
maya
existe
la
evidencia
de
que
las
imágenes
de
los
dioses
eran
cap-‐
turadas
y
llevadas
a
la
ciudad
vencedora,
donde
se
mostraban
en
sus
diversas
plazas.
La
captura
de
dioses
patronos
pudo
tener
el
mismo
resultado
que
la
de
un
gobernante
o
un
capitán
de
guerra;
pues
la
Àǡ
Figura
298.
Monumento
12,
Dzibanché,
Quintana
Roo,
México. quienes
quedarían
subyugados
a
las
divinidades
locales,
que
ha-‐
brían
demostrado
ser
más
poderosas.
Ƥ
×
Ǥ
ǡ
Ǧ maya.
Los
cada
vez
más
abundantes
títulos
militares,
que
se
cono-‐
numentos
de
piedra,
hay
escenas
de
prisioneros
colocados
al
pie
del
trono
del
gobernante.
En
las
ins-‐
Ƥ
ǡ
ǡ
na[h]waj,
el
cual
ha
sido
traducido
por
algunos
la
institucionalización
de
los
cuerpos
castrenses.
Los
líderes
mili-‐
Ƥ
ǮǯǢǡǡǮǯǡ
À
±ǡ
ǡ
ȋƤͤ͟͞ȌǤ los
artistas,
los
escribas
y
los
sacerdotes,
constituían
el
grupo
de
La
captura
de
ciertos
personajes
podía
dar
por
terminada
la
batalla;
lo
cual
puede
deducirse
a
es
pecialistas
sostenidos
por
una
amplia
sociedad
de
agricultores.
partir
de
ciertas
menciones
en
los
documentos
coloniales.
En
la
Historia
verdadera
de
la
conquista
de
Ellos
estaban
a
cargo
de
dirigir
los
cuerpos
armados.
la
Nueva
EspañaǡÀȋͣ͝͡͝Ǧ͝͡͞͝ȌǣDz
Los
cautivos,
por
su
parte,
tuvieron
gran
relevancia
ritual
y
ȑsicȒǡ
ÀǣǼ
Ǥ
ǽǡ práctica
para
los
mayas
del
Clásico.
El
número
de
cautivos
y
el
grado
Figura
299.
Adolescente
de
Kumpich,
Yucatán,
México.
Ǣƪ
ȑǥȒdzǤ
À
las
maneras
de
terminar
la
batalla
pudo
ser
la
muerte
o
captura
de
alguno
de
los
líderes
militares.
No
parte
de
sus
títulos.
Abundan
los
monumentos
con
su
representa-‐
es
gratuito,
entonces,
que
Kokaaj
B’ahlam
ĎĎ
utilizara,
entre
uno
de
sus
títulos,
el
del
ucha’n
Aj
‘Nik’,
‘el
ción,
siempre
en
posiciones
humillantes
y
de
sujeción.
Los
cautivos
ǯǡǡ
ǡ
yajawte’
o
capitán
de
guerra
del
señor
de
la
ciudad
de
×
Ƥ
ǡǡ-‐
Ǥ×
ǡ±Ǥ recer,
también
eran
capturados
artistas
y
escribas,
quienes
pasa
ban
Ǥ
Entre
los
botines
más
importantes
durante
la
guerra
debieron
de
estar
los
gobernantes
y
los
dioses
***
patronos
de
cada
ciudad.
En
diversos
monumentos
se
relata
la
captura
y,
en
algunos
casos,
muerte
de
los
gobernantes
mayas.
Ya
se
ha
mencionado
la
captura
de
K’an
Joy
Chitam
de
Palenque
por
parte
de
los
En
este
capítulo
y
en
el
anterior
se
ha
visto
la
importancia
que
tuvo
±
ȋƤ͟͜͝ȌǤ
×
À
×À
Ǥǡ
ÀƤ
Ǥ
ÀƤ
ǡǦ
×
Ǥ res
de
los
astros
y
creadores
de
obras
artísticas,
se
han
diluido
a
la
luz
426 ͣ͠͞
Figura
300.
Vasija
polícroma
de
procedencia
desconocida,
Đͣͣ͟͝Ǥ
À
×
ǡƤ
Ƥ
Ǥ
El
gobernante
maya
tenía
la
preocupación
por
mostrar,
de
manera
persistente,
su
poder
sobre
otras
personas
y
otros
estados.
±
×Ƥ
Ǥ
hizo
cada
vez
más
continua
y
ello
debió
promover
la
multiplicación
ȋ±DzǦ
ǣƤ
Ǧ
×
dzȌǤǦ
ǡ
×
ǡ
Ƥ
×
×
Figura
301.
Monumento
122,
Toniná,
Chiapas,
México.
guerra
para
convertirlos
en
esclavos
comenzó
a
ser
práctica
común,
sobre
todo
en
la
Península
de
Yucatán,
México.
Los
españoles
tu-‐
vieron
contacto
con
una
sociedad
en
la
cual
la
guerra
debió
de
ser
una
constante.
Varias
interrogantes
quedan
por
resolver.
Sin
embargo,
el
avan-‐
ǡ×ǡ
mucho
más
sobre
la
sociedad
maya
del
periodo
Clásico.
428 429
EL
PAISAJE
P OLÍTICO
DE
L A
S ELVA
A L
M AR:
LOS
M AYAS
D E
QUINTANA
ROO
Adriana
Velázquez
Morlet
PRIMEROS POBLADORES
ǡ±
ǡ-‐
Ƥ
×
Ǥǡ-‐
Ƥ
ǡǡ
Ƥ
Ǥ
͟͝ ͜͜͜Óǡ
͢͡
ǡÀ
À
-‐
×Ǣ
ǡ
ǡ
À-‐
Ǥï×
×ǡ
ǡ
±
ÀƤ
ǡ ±
±
ǡ
-‐
×ǡ
À
À
͟͜͞Ǥǡǡ
ǡ
±
Ǥ ƤȋƤ͟͜͞ȌǤ
433
433
No
hay
evidencia
de
que
estos
primeros
pobladores
de
Quintana
La
evidencia
cerámica
indica
que
a
partir
de
800
a.C.
hubo
im-‐
×
ǡ
× portantes
movimientos
poblacionales
en
todo
el
territorio,
en
espe-‐
resultado
de
la
mezcla
de
migrantes
de
diversas
regiones.
Los
habitan-‐ cial
de
sur
a
norte,
lo
que
sugiere
una
interacción
entre
los
pueblos
ÀÀ
À
À
-‐ de
la
península
desde
épocas
muy
tempranas.
Por
otro
lado,
aunque
jaban
más
a
los
pobladores
del
centro
y
sur
de
Asia,
lo
cual
sugiere
que
la
mayor
parte
de
las
construcciones
realizadas
entre
1000
y
300
a.C.
la
vieja
teoría
que
señalaba
que
los
pobladores
de
América
llegaron
Ƥ
ǡ
únicamente
por
el
Estrecho
de
Bering
no
es
del
todo
correcta,
sino
que
-‐
habría
resultado
de
diversas
migraciones
hacia
el
continente.
Hasta
portantes
proyectos
constructivos.
Un
ejemplo
de
ello
es
Chaccho-‐
×-‐ ben,
donde,
de
acuerdo
con
la
arqueóloga
María
Eugenia
Romero,
toceno,
que
parecen
corresponder
a
individuos
de
distintas
edades,
Ó͟͜͜ǤǤ
×-‐
ǡ
siblemente
se
usó
para
la
realización
de
actos
públicos,
lo
que
habla
ǡ
͜͜͜͜͜͜͜͝͝͠Ó ya
de
una
sociedad
compleja,
constituida
por
un
agregado
de
uni-‐
de
antigüedad. ±
ÓǤ
×
Ƥ-‐ En
esa
época,
los
mayas
de
Quintana
Roo
desarrollaron
los
ciente
para
asegurar
que
había
gente
viviendo
en
todas
las
regiones
del
conceptos
esenciales
de
su
visión
del
Universo
y
del
carácter
divino
área
maya
unos
10
000
años
antes
de
la
emergencia
de
esta
civilización.
de
sus
gobernantes,
que
se
convirtieron
en
la
razón
de
ser
de
sus
Es
probable
que
el
proceso
de
calentamiento
de
la
Tierra,
que
habría
mayores
proyectos
constructivos.
A
partir
de
600
a.C.,
Dzibanché,
sucedido
hace
10
000
u
11
000
años,
y
la
consecuente
extinción
de
la
ïƤ
-‐
±
ǡ
tantes,
que
para
200
o
100
a.C.
ya
estaban
construyendo
estructuras
regiones,
o
bien
ocasionó
su
extinción.
No
existen
datos
consistentes
de
cierta
importancia,
quizás
similares
a
las
de
Chacchoben.
Los
para
el
periodo
que
va
del
año
10000
al
2000
a.C.,
tiempo
durante
el
cual
ocurrieron
seguramente
diversas
migraciones,
apareciendo
y
de-‐ agua,
como
las
lagunas
de
Cobá,
las
aguadas
de
Dzibanché
e
Ichka-‐
sapareciendo
innumerables
asentamientos
temporales. bal
o
los
humedales
de
Vista
Alegre.
Se
trataba
de
garantizar
la
sub-‐
sistencia
de
una
población
en
crecimiento
y
crear
las
condiciones
para
construir
la
cosmovisión
maya,
basada
en
el
reclamo
de
una
V genealogía
mitológica
que
otorgaba
a
sus
gobernantes
el
derecho
EN
QUINTANA
ROO sagrado
de
ejercer
el
poder.
Ƥ
×
Figura
303.
Plato
Blom,
procedente
de
Chetumal,
Quintana
Roo,
México.
En
algunos
lugares
del
vecino
Belice
se
han
encontrado
elementos
temprano
se
encuentra
en
el
norte
de
Quintana
Roo,
donde
los
ar-‐
que
permiten
suponer
que
entre
el
año
2500
y
1400
a.C.
ya
exis-‐ ×Ƥ
tía,
según
Hammond,
una
colonización
y
un
incipiente
aprovecha-‐
ïǡ
ǡ
poblaciones
importantes
y
una
complejidad
interna
considerable,
lo
Sol
como
Yax-‐Balam,
el
más
joven
de
los
Gemelos
Divinos.
Teniendo
miento
agrícola
del
terreno
asociable
a
los
mayas.
El
año
1000
a.C.
×
cual
permitió
a
sus
gobernantes
consolidar
un
gran
poder
mediante
la
ǡ
Ƥ
×
-‐ Ó͜͜͞ǤǤƤ
creación
de
espacios
rituales
que
incluían
verdaderas
montañas
sagra-‐ Chakanbakán,
cuando
celebraba
en
el
templo
el
ritual
como
señor
mente
establecida
en
Quintana
Roo;
es
la
misma
época
en
la
que,
en
y
ceremonial,
así
como
una
gran
concentración
de
unidades
domésti-‐ das
(witzȌȋƤ͝͠͞ȌǤ2
ǡ
×ǡƤ
Ǧǡ
Ǧ
diversos
puntos
de
Mesoamérica,
los
olmecas
ya
tenían
una
cultu
ra
cas,
distribuidas
a
partir
de
un
diseño
urbano
bien
estableci
do,
que
según
la
cual
el
gobernante
era
el
centro
del
Universo,
basándo
se
en
re
Freidel
para
los
masca
rones
del
cercano
sitio
de
Cerros,
en
Belice.
compleja,
con
importantes
ciudades
en
diversos
territorios.
A
pesar
incluía
muros
para
la
delimitación
de
unidades
residenciales,
así
como
el
concepto
de
que
la
primera
montaña
emergió
de
las
aguas
primor-‐ En
cambio,
el
único
mascarón
registrado
hasta
ahora
en
Ichka-‐
Ó
andadores
para
la
circulación
de
personas
y
el
transporte
de
produc-‐ diales
en
el
momento
de
la
creación
del
cosmos.
Por
ejemplo,
la
es-‐ ǡ
č
de
Uaxactún,
madre
de
Mesoamérica,
las
investigaciones
de
los
últimos
años,
Ǥǡ
ÀÓ
tructura
principal
de
Ichkabal
es
un
enorme
basamento
de
200
m
de
en
Guatemala,
muestra
un
rostro
divino
con
bigotes
que
asemejan
según
los
arqueólogos
Kent
Flannery
y
Joyce
Marcus,
muestran
Ƥ
×Ǥ ba
se
y
46
m
de
altura,
una
montaña
divina
que
emerge
del
mar
pri-‐ plantas
acuáticas
y
una
enorme
nariguera.
Sus
atributos,
en
particu-‐
que
el
desarrollo
de
las
sociedades
tempranas
no
dependió
exclusi-‐ mordial,
representado
por
la
plaza.
lar
sus
enormes
ojos,
corresponden
a
otra
manera
de
representar
al
×
ǡ Muchas
de
las
pirámides-‐montaña
tempranas
tuvieron
gran-‐ Sol
divinizado:
una
presentación
más
humana.
Este
gran
mascarón
co
rrespondió
a
la
interacción
de
diversos
cacicazgos
emergentes,
CIUDADES
Y
DINASTÍAS
TODOPODEROSAS
Ǣ
entre
los
que
se
encontraban
los
de
las
culturas
del
Altiplano
mexi-‐ Quintana
Roo
se
conocen
hermosos
ejemplos
de
estas
decoracio-‐ ǡǡhu’un
con
el
elemento
cano,
mixe-‐zoque,
maya
y,
por
supuesto,
olmeca. Después
de
300
a.C.,
las
nacientes
dinastías
divinas
se
convirtieron
en
nes
en
Chakanbakán,
explorado
por
el
arqueólogo
Fernando
Cor-‐ cruzado
popǡ
ǡ
Desde
este
punto
de
vista,
no
puede
verse
a
los
mayas
de
las
todopoderosas,
estableciendo
cada
una
sus
propios
territorios
políti-‐ tés,
e
Ich
kabal,
explorado
por
el
arqueólogo
Enrique
Nalda,
donde
tanto,
su
parentesco
con
el
gobernante
que
reclamaba
sus
derechos
±
ȋ͟͜͜͜Ǧ͟͜͜ǤǤȌ
Dzdz cos.
En
adelante,
la
guerra
y
las
alianzas
al
más
alto
nivel
serían
la
cons-‐ se
aprecian
los
rostros
de
las
entidades
divinas
rodeadas
de
atribu-‐
Ƥ
ǦÓǤ
de
los
olmecas.
Como
ha
señalado
Hammond,
los
mayas
crearon
y
tante
en
la
política
maya.
En
este
escenario,
los
mayas
de
Quintana
tos
simbólicos.
En
Chakanbakán,
los
mascarones
tienen
como
ele-‐ Para
los
inicios
del
siglo
Ď
ƤǦ
produjeron
su
propia
historia
y
visión
del
mundo;
los
elementos
ol-‐
mento
central
a
una
divinidad
Jaguar
con
atributos
solares;
según
tamientos
de
las
que
serían
las
grandes
ciudades
del
Clásico
maya
×
Ƥ×ǡ
-‐ los
investigadores
Linda
Schele
y
David
Freidel,
el
Sol-‐Jaguar
es
Ǥ
Ǧ
del
cosmos
maya.
glos
triádicos.
Las
comunidades
del
periodo
300
a
100
a.C.
tuvieron
ǡƤ
× ra
dor,
donde
las
excavaciones
del
arqueólogo
Richard
Hansen
han
434 435
importancia.
Cobá
tenía
una
ubicación
privilegiada
en
una
zona
asentamientos
de
pescadores
y
recolectores
que
quizás
tributaban
lacustre
con
buenas
tierras
de
cultivo,
apenas
50
km
al
oeste
de
la
o
comerciaban
sus
productos
a
través
de
un
sistema
de
intercam-‐
costa,
donde
Muyil,
Xelhá
y
Tancah
comenzaban
a
emerger
como
bios
controlado
por
Cobá.
También
parece
probable
que
el
reino
de
centros
de
cierta
relevancia
regional.
Ek’hab’ho,
cuya
capital
era
Cobá,
haya
sostenido
algún
tipo
de
rela-‐
La
cerámica
y
la
arquitectura
de
estos
sitios
muestran
que
la
zo-‐ ción
con
otros
grandes
reinos,
como
Dzibanché,
en
Quintana
Roo,
-‐ Calakmul,
en
Campeche,
y
Tikal,
en
Guatemala,
con
cuyos
gober-‐
tana
Roo
y
Belice,
lo
que
en
el
pasado
llevó
a
pensar
en
la
existencia
de
nantes
habría
establecido
alianzas
de
alto
nivel.
Sus
vínculos
podrían
Dz
dz
±ǡ
haber
llegado
hasta
la
lejana
Teotihuacan,
si
se
tienen
en
cuenta
cier-‐
derivado
del
escaso
conocimiento
que
se
tenía
de
esta
región
en
los
tos
elementos
arquitectónicos
encontrados
en
Cobá,
que
se
relacio-‐
años
setenta,
que
de
una
situación
real.
La
amplia
distribución
de
si-‐ nan
con
el
estilo
constructivo
del
Altiplano
mexicano.
tios
con
arquitectura
estilo
Petén
a
lo
largo
de
toda
la
península,
El
panorama
sociopolítico
del
sur
de
Quintana
Roo
para
el
pe-‐
indica
que
el
estilo
era
bien
conocido
en
toda
el
área
maya
norte,
des-‐ ͜͢͜͜͝͡±
Ǥ-‐
de
antes
del
inicio
de
la
Era
Cristiana.
±ȋƤ͟͜͢Ȍǡ
ǡ×
ï
ǡ
×
sistema
de
asentamientos
que
ocupó
todas
las
regiones
del
actual
DEL
SIGLO
III
A
LA
CAÍDA
DE
territorio
quintanarroense.
Algunos
de
los
sitios
importantes
de
ese
LAS
GRANDES
CIUDADES ǡǡǡ
±Ǣ
ǡ
Nicolás
Bravo,
Chacchoben
y
El
Resbalón.
Hacia
el
centro,
destacan
Es
evidente
que
hacia
250
la
mayor
parte
de
las
ciudades
mayas
de
el
enorme
sitio
de
Lagartera
y
los
no
menos
importantes
de
Marga-‐
Àǡ rita,
Chichmuul
y
Uomuul.
En
la
ribera
del
río
Hondo,
el
arqueólogo
Alan
Maciel
está
comenzando
a
investigar
un
conjunto
de
grandes
inicio
del
periodo
al
cual
los
arqueólogos
han
denominado
por
casi
sitios
en
el
área
de
Rovirosa.
cien
años
como
Clásico.
En
todo
caso,
si
se
quiere
seguir
em
plean-‐ Ƥ
Figura
304.
Estructura
conocida
como
La
Iglesia,
Cobá,
Quintana
Roo,
México.
±
×
ǡ À
Àǡ××ÀƤ
por
lo
me
nos
hacia
el
año
100
o
150,
como
ya
se
ha
sugerido
para
la
tempranos
contenidos
en
un
conjunto
de
bloques
pétreos
apareci-‐
cercana
región
de
Naachtún.
Sin
embargo,
parece
que
ha
llegado
el
Ƥ
ĝĎĎĎ
de
Dzibanché,
hallados
por
los
arqueólogos
mostrado
evidencias
del
abandono
de
algunos
de
sus
enormes
edi-‐ momento
de
que
la
arqueología
maya
se
deshaga
del
esquema
Pre-‐ Ó
×
ͥͥ͝͡ȋƤͣ͟͜ȌǤ
Ƥ
ǡǡǡ clásico-‐Clásico-‐Posclásico,
como
sinónimos
de
un
desarrollo
que
-‐
no
se
tiene
ninguna
evidencia
de
ello. implica
una
secuencia
de
Evolución-‐Apogeo-‐Caída. pañas
de
conquista
dirigidas
por
el
gobernante
Yuhkno’m
Ch’e’n
Ď,
En
esa
época,
Dzibanché,
Ichkabal
y
Chakanbakán,
en
el
sur,
ǡ
±
a
quien
se
menciona
como
‘el
señor
divino
de
Kaanu’l’
(la
entidad
y
Cobá,
en
el
norte,
eran
algunas
de
las
ciudades
cuyos
gobernantes
siglo
ĎĎĎ
las
construcciones
de
estilo
Petén
se
produjeron
en
práctica-‐ política
a
la
que
hasta
hace
unos
años
se
denominaba
como
de
la
Ca-‐
habían
consolidado
un
enorme
poder
político
y
controlaban
im-‐ mente
todas
las
ciudades
quintanarroenses
que
tenían
importancia
beza
de
Serpiente,
o
Kaanu’l),
lo
cual
parece
apoyar
la
idea,
ya
ex-‐
portantes
territorios.
Es
evidente
que
Dzibanché
e
Ichkabal,
ape-‐ Ǥ
×
Ǧ presada
por
Martin
y
Nikolai
Grube,
de
que
por
lo
menos
entre
los
nas
separados
por
11
km,
mantuvieron
una
cercana
relación
desde
namiento
de
las
técnicas
arquitectónicas,
que
incluyó
el
abandono
siglos
Ďě
y
ěĎ
el
linaje
de
la
Cabeza
de
Serpiente
estuvo
asentado
en
×Ǥ
À
±
-‐ de
variantes
estilísticas
de
distribución
limitada,
como
el
denomi-‐ Dzibanché.
Es
decir,
al
comparar
la
cronología
de
las
menciones
a
tada
a
lo
largo
de
muchos
años
de
investigación
arqueológica,
que
nado
Megalítico
por
Raymond
Sidrys,
del
cual
se
cono
cen
diversos
Yuhkno’m
Ch’e’n
Ď
y
a
su
linaje,
resulta
que
todas
las
de
Calakmul
muestran
que
estuvo
habitada
de
manera
ininterrumpida
desde
300
ejemplos
en
el
noreste
de
Quintana
Roo,
en
sitios
como
El
Naranjal,
son
posteriores
a
650
y
las
de
Dzibanché
anteriores
a
550,
lo
que
a.C.
hasta
1200.
En
cambio,
la
exploración
de
Ichkabal
es
aún
inci-‐ Yo’okop,
la
región
de
Yalahau
y
Tres
Lagunas. À×
À
ǡ
×Ǣ-‐ ±
Ǧ originado
en
Dzibanché
y
trasladado
posteriormente
a
Calakmul
ras
exploraciones
dirán
si
hubo
una
ruptura
sociopolítica
al
mismo
ción
de
la
población.
Atraídos
por
la
riqueza
y
el
poder
de
las
urbes,
ǯDzdzǤ
À×
ǡ Ƥ
pe
ro
puede
adelantarse
que
no. hacia
zonas
urbanas,
y
quizás
abandonar
la
actividad
agrícola
para
Ƥ
ĎĎ
de
Dzibanché,
se
recuperó
un
punzón
sangrador
con
un
Mientras
en
el
sur
las
ciudades
crecían,
peleaban
y
su
pobla
ción
convertirse
en
artesanos,
albañiles
o
asistentes
de
las
cortes
reales.
ƤǦ
se
incrementaba;
en
el
norte,
Cobá
emergía
como
una
enorme
urbe,
Es
probable
también
que
estos
desplazamientos
no
hayan
sido
vo-‐ guo,
cuyo
nombre
no
se
ha
leído
con
certeza,
debido
al
carácter
ȋƤ͟͜͟͜͠͡ȌǤ lun
tarios,
sino
resultado
de
las
campañas
de
conquista
y
expansión
ÀƤ
ǡƤ
sido
exploradas
las
posibles
subestructuras
tempranas
que
pudiera
territorial
de
los
grandes
señoríos.
ÓǤ
Ƥ
±
Cobá
estableció
un
enorme
dominio
territorial,
que
incluyó
el
este
personaje,
pero,
según
Velásquez
García,
todas
corresponden
Mul
y
La
Iglesia,
la
secuencia
cerámica
que
se
ha
recons
truido
a
par-‐ control
de
numerosos
poblados
y
grandes
espacios
agrícolas;
tam-‐ a
sitios
ubicados
en
las
cercanías
del
dominio
de
Dzibanché:
El
Res-‐
tir
de
los
muchos
años
de
trabajo
de
la
arqueóloga
María
José
Con
bién
dominó
algunos
puertos
costeros
como
Xelhá,
Polé
(Xcaret)
y
balón,
Pol
Box,
Yo’okop
e,
incluso,
algunos
sitios
ubicados
en
la
zona
ƤÓ͜͝͡ǤǤ posiblemente
Muyil.
A
lo
largo
de
la
costa
oriental
había
pequeños
À
ǤƤ-‐ Figura
305.
Estela
20,
Cobá,
Quintana
Roo,
México.
436 ͣ͟͠
͟͜͢Ǥ±
±ǡǡ±
Ǥ
438 439
probable
que
haya
sido
el
señor
de
Dzibanché.
Velásquez
García
también
revisó
el
texto
del
Altar
21
de
ǡ
ǡ
Ó͢͡͞ǡ
ǡÀ
±
×Ƥ
ǡ
À
giro
a
la
historia
política
maya
de
esa
época
y
tendría
que
reescribirse
uno
de
los
capítulos
importantes
de
la
historia
prehispánica
maya:
el
de
la
conquista
de
Tikal.
Los
aparentes
cambios
de
sede
de
la
ciudad
en
donde
se
asentó
el
linaje
de
la
Cabeza
de
Serpiente,
empezando
en
El
Mirador
y
terminando
en
Calakmul,
parecerían
indicar
que
el
periodo
de
400
a
600
en
ǡÀ
ǡ-‐
sas
luchas
por
el
poder
político,
de
guerras
y
de
alianzas.
Esta
dinámica
también
inspiró
la
crea
ción
de
ex-‐
×
×
À
×
À
ȋƤͤ͟͜͟͟͜ȌǤ
À
±
Óǡ
tornaron
más
estilizadas
y,
aunque
siguieron
ornamentándose
con
mascarones
arquitectónicos,
éstos
À
ȋƤͥ͟͜ȌǤ
ǡ
una
entidad
divina
la
que
se
presentaba
en
el
mascarón,
era
el
gobernante,
el
propio
k’uhul
ajaw,
quien
aparecía
como
elemento
principal
de
la
pieza
arquitectónica,
presentado
como
el
centro
del
Univer-‐
so.
En
Quintana
Roo,
los
mascarones
de
Kohunlich
son
una
de
las
más
acabadas
expresiones
de
esta
Ǥ
Es
imposible
estudiar
este
periodo
sin
abordar
el
impacto
de
la
presencia
teotihuacana
en
el
área.
En
±
Ƥ
×
Ǧ
ǡ
Ǣ
ǡ
±
×
ǡ
Ƥ
-‐
tihuacanos.
También,
en
mu
chos
de
los
sitios
explorados
en
Quintana
Roo
se
han
hallado
numerosos
ejemplos
de
cerámica
trípode
a
la
usanza
teotihuacana.
Sin
embargo,
Ƥ
Ǧ
Dzdz
Ǣ
ma
teriales
resultantes
de
un
contacto
más
paritario,
de
la
consecuencia
obvia
del
trato
con
una
enorme
potencia,
que
seguramente
tuvo
un
gran
interés
en
establecer
a
lian-‐
zas
políticas
e
inter
cambios
comerciales
con
las
pode
ro
sas
ur
bes
mayas
de
su
tiempo.
Como
ha
señalado
el
ar
que
ó
lo-‐
ͣ͟͜Ǥ͝͞ǡ
±ǡ go
George
L.
Cowgill,
los
elementos
teotihuacanos
en
la
mayor
parte
de
las
ciudades
mayas
(y
es
el
ca
so
en
Quintana
Roo,
México. Quintana
Roo)
apare
cen
en
contextos
que
son
básicamente
mayas
en
estilo
y
contenido
simbólico.
A
pesar
de
ello,
la
caída
de
Teotihuacan
hacia
el
año
600,
tuvo
necesariamente
un
impacto
económico
y
político
en
el
área
maya
y
en
la
totalidad
del
territorio
mesoamericano:
las
metrópolis
mayas
y
sus
gober-‐
À
×
ǡƤ
×
alianzas
políticas
y
las
redes
de
intercambio
a
larga
distancia.
±
ǡ
×
-‐
yas
de
Quintana
Roo
evolucionaron
hacia
nuevos
conceptos.
Se
abandonó
el
uso
de
los
mascarones,
que
Ƥ
À
ǡ
ǡ×
Ǥ
ǡÓǡ
Ǧ
ǡǡ
×-‐
ÀǤ
±ǡ±
×Dz
dzǡ
×
los
muros,
que
por
ese
tiempo
construían
en
la
vecina
región
del
Río
Bec.
Figura
308.
Concha
grabada,
Dzibanché,
Quintana
Roo,
México.
440 441
A
partir
del
siglo
ěĎĎǡ××
Ƥ
Ǣ
-‐
mente
todos
los
rincones
del
actual
Quintana
Roo
quedaron
ocupados
por
ciudades,
aldeas,
poblados,
caseríos
y
zonas
de
cultivo
que
aprovecharon
al
máximo
los
ricos
recursos
de
esta
tierra
tan
diversa.
±
Dz
dz
ƤǦ
×
ÀǢDzÀdz
×
×
×ǡ
×
ǡǡƤ
×
de
enormes
complejos
palaciegos,
que
dan
cuenta
de
la
actividad
política
y
económica
de
las
cortes
re
a
les
de
esos
tiempos.
Los
cambios
en
los
diseños
arquitectónicos
mayas
del
año
600
en
adelante
tienen,
al
mismo
tiempo,
ǤǡDzdzǡ
entre
100
a.C.
y
500,
evolucionaron
hacia
el
uso
de
paramentos
más
geométricos
y
lineales,
pero
con
ser-‐
×
Ƥ
-‐
les,
como
puede
apreciarse
en
la
etapa
más
tardía
del
Tem
plo
de
los
Mascarones
de
Kohunlich.
Sin
embargo,
otros
elementos
sí
marcan
una
clara
intención
de
olvidar
el
pasado;
por
ejemplo,
en
Dzibanché
se
desmanteló
la
es-‐
ÀƤ
Yuh
kno’m
Ch’e’n
Ď
simplemente
utilizados
como
material
de
construcción
del
ba
samento
de
un
palacio,
degradando
la
importancia
simbólica
que
pudo
haber
tenido
un
ancestro
tan
notable.
Es
proba
ble
que
el
cambio
del
linaje
Kaanu’l
a
Calakmul
ha
ya
marcado
el
ascenso
de
otro
linaje
gobernante
en
Dzibanché,
el
cual
no
habría
tenido
interés
en
perpetuar
Ǥ Figura
310.
Tulum,
Quintana
Roo,
México.
El
panorama
de
esa
época
en
Quintana
Roo
evidencia
diversas
entidades
políticas
en
competencia.
Es
probable
que
Dzibanché
haya
sido
una
de
las
más
grandes
y
pode-‐ En
el
norte,
Cobá
continuó
siendo
la
entidad
hegemónica
de
Ƥ
Ƥ
ǡ
rosas,
controlando
un
área
que
comprendía
Ichkabal,
Pol
ese
periodo,
durante
el
cual
se
construyó
una
enorme
red
de
sacbeob,
como
Muyil
y
Tulum,
así
como
en
El
Meco,
en
el
norte.
De
acuer-‐
Box
y
quizás
El
Resbalón.
Con
una
organización
interna
di-‐ ‘caminos
blancos’,
que
comunicaban
tanto
a
los
conjuntos
arqui-‐ do
con
Andrews
y
Robles,
la
intención
de
Chichén
Itzá
habría
sido
la
ǡ
ÀǦ tectónicos
de
la
ciudad
como
a
los
poblados
que
le
tributaban
y
de
estrangular
a
Cobá
y
bloquear
sus
rutas
de
intercambio
marítimo.
te
necido
a
otro
complejo
político,
quizás
relacionado
con
pertenecían
a
su
sistema
político;
entre
ellos,
Kucicán,
Kitamná,
Ixil,
×Ƥ
el
área
de
Nicolás
Bravo
y
la
ribera
del
río
Hondo.
Hacia
el
San
Pedro,
Telcox,
Mulucbaoob
y,
muy
especialmente,
Yaxuná,
hacia
Ǣ
ͥ͜͜͜͜͜͝ǡ
×
ƪ
±ǡ
centro
del
Estado,
Lagartera,
un
sitio
ceremonial,
y
La
Mar-‐ donde
se
construyó
un
sacbé
de
100
km
para
comunicar
a
la
metró-‐ que
resultaría
en
la
pérdida
de
sus
enclaves
más
importantes
y,
a
la
garita,
un
asentamiento
residencial,
habrían
sido
posi
ble-‐ poli
con
esta
ciudad,
cercana
a
su
acérrimo
enemigo:
Chichén
Itzá. ǡƤ
Ǥ
mente
otras
capitales
regionales,
junto
con
Chichmul
ǡÀ
Ǧ Ó
Figura
309.
Mascarón
arquitectónico
de
Kohunlich,
y
Uomul;
la
Bahía
de
Chetumal
también
pudo
haber
alber
gado
a
otra
entidad
política,
incluyendo
a
Ox-‐ ción
de
Chichén
Itzá
en
el
panorama
sociopolítico,
generaron
cam-‐ ƤÀ
Quintana
Roo,
México. tankah
y
otros
sitios
menos
conocidos,
como
Nohichmul. bios
en
la
relación
del
reino
de
Ek’hab’ho
(Cobá)
con
otras
ciudades,
en
Quintana
Roo.
Las
investigaciones
en
numerosos
sitios
indican
±Óͣ͜͜ǡ
×Ƥ
Ǧ recomponiendo
sus
dominios.
Fue
un
momento
de
esplendor
para
que
no
hubo
un
colapso,
sino
muchos
colapsos,
que
no
coinciden
moniales
y
palaciegas
en
las
ciudades
del
sur
de
Quintana
Roo;
sin
embargo,
según
Nalda,
la
población
ǡ ͢͟͝ ͣͤ͜ ͟͠ ni
en
cronología,
ni
en
circunstancias.
Ya
se
mencionó
que
para
ha
bría
continuado
creciendo.
No
se
sabe
si
ello
habría
res
pondido
a
un
proceso
de
ruralización
de
los
ahora
registradas
en
el
sitio,
que
narran
momentos
importantes
Dzibanché,
Nalda
argumenta
el
rompimiento
de
un
sistema
alta-‐
asentamientos
derivado
de
una
crisis
política
en
lugares
como
Dzibanché,
o
si
se
trataría
sólo
de
un
pe-‐ en
las
vidas
de
los
miembros
de
la
dinastía
gobernante.
mente
centralizado
y
resistente
al
cambio,
que
habría
originado
riodo
de
reajuste
de
los
límites
de
las
entidades
políticas.
La
reacción
de
las
ciudades
del
sur
de
Quinta
na
Por
otra
parte,
en
la
costa
oriental
comenzó
a
consolidarse
un
ͣͣ͜͜͜͡Ǥï
×
×
Ǣ
±ǡ
sistema
de
intercambios
portuarios
que
alcanzaría
su
máximo
creci-‐
±
k’atuun
inscrita
ȋǬ
ǫȌƪ
Ǧ ±Ǥ
ͤ͜͜
Ƥ
-‐
Àǡ
͜͝Ǥ͠Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜ȋͥͥ͜Ȍǡ
lizado,
lo
que
a
la
larga
habría
ocasionado
su
caída.
En
cambio,
la
situación
de
Kohunlich
es
interpre-‐ tilo
emparentado
con
la
arquitectura
del
actual
estado
de
Yucatán,
±
ÀƤ
ǡ
À
aunque
con
elementos
más
simples.
Posiblemente
Chichén
Itzá,
palacios
suntuosos,
aunque
en
el
área
continuaba
viviendo
una
ǡÀ
×ǡ importante
población,
que
se
apropió
de
los
antiguos
espacios
cor-‐
importante
ocupación
poblacional,
quizás
hasta
bien
entrado
el
siglo
ĝĎ,
cuando
los
grandes
templos
tesanos
para
convertirlos
en
viviendas
más
simples
y
reutilizar
sus
de
Dzibanché
ya
estaban
en
ruinas. de
Cozumel,
como
San
Gervasio,
Castillo
Real
y
El
Cedral.
También
materiales
de
construcción.
442 443
En
Kohunlich,
la
construcción
de
residencias
de
élite
posible-‐ tensa
interacción
que
se
dio
en
Mesoamérica
en
ese
tiempo
(véase
ciudades
continuaron
estando
habitadas
por
poblaciones
rurales,
y
mente
se
extendió
hasta
el
año
1100,
cuando
inició
un
cuidadoso
y
Dz
×ǣdzȌǤ sus
templos
en
ruinas
siguieron
siendo
vistos
como
lugares
de
culto.
ǣ-‐ ÀÀǡǦ
Ǣ±
ǤDz
dz tema
político
de
la
costa
oriental,
organizado
a
partir
de
una
suerte
del
abandono
parcial
de
las
grandes
ciudades,
hacia
el
siglo
ĝĎěo
ĝě
no
se
percibe
violencia,
que
pareciera
indicar
que
los
habitantes
de
de
provincias
denominadas
kuchakabaloobǡǤ-‐ hubo
una
reocupación
de
algunos
sectores
de
Dzibanché,
Chakan-‐
Ǥ ǡ tán
aún
claras
las
características
de
estas
entidades
políticas;
Ralph
bakán,
Chacchoben
y
Oxtankah,
que
dio
paso
a
la
construcción
de
posible
que
en
Oxtankah,
en
la
bahía
de
Chetumal,
ocurriera
un
Roys
calculó
16,
de
las
cuales,
tres
de
ellas
habrían
ocupado
la
mayor
casas
sencillas
en
anteriores
espacios
sagrados
o
residenciales
de
la
×ǡ
À
Ƥ-‐ parte
del
territorio
del
actual
Quintana
Roo:
Ekab,
en
el
área
cen-‐ élite.
En
ocasiones,
estas
habitaciones
se
adosaron
a
las
viejas
cons-‐
cios
construidos
entre
los
años
800
y
1000.
tral
y
norte;
Uaymil,
posiblemente
desde
la
Bahía
del
Espíritu
Santo
trucciones;
en
otras,
se
desmantelaron
para
reutilizar
sus
materia-‐
×±
ǡ
hasta
Mahahual
y
el
norte
de
la
Bahía
de
Chetumal;
y
Chakte’mal,
les,
en
un
movimiento
al
que
Robert
Fry
llamó
de
Revitalización
ǡͣ͜͜͜͜͜͝ en
la
Bahía
de
Chetumal
y
el
norte
del
actual
Belice.
Cuzamil
habría
××Ǥ
×
ƪ
ǡ
sido
una
entidad
independiente. Para
Harrison,
estos
asentamientos
responden
a
un
sistema
tribal
±-‐ Diversos
autores
han
cuestionado
si
estas
provincias
realmen-‐ ǡ
-‐
ÀǦ te
existieron
como
tales
y
si
tuvieron
las
extensiones
propuestas
ori-‐ dos
Cehaches
en
el
siglo
ĝěĎ.
Estas
aldeas
habrían
complementado
Ǥ
×ǡ
À
ginal
mente
por
Roys.
Andrews
cree
que
el
actual
Quintana
Roo
era
una
economía
de
subsistencia
intercambiando
productos
con
las
Dz
dz
ǡ
más
bien
un
mosaico
de
pequeñas
ciudades-‐Estado
costeras
que,
prósperas
comunidades
de
la
Bahía
de
Chetumal.
y
diverso,
en
un
escenario
donde
es
incuestionable
que
el
crecimien-‐ simul
tá
neamente,
competían
y
colaboraban
entre
sí;
en
tanto
que
Tsu-‐ El
panorama
sociopolítico
del
hoy
territorio
quintanarroense
to
de
Chichén
Itzá
tuvo
un
impacto
decisivo.
El
dominio
itzá,
que
se
basa
Ok
oshi
considera
que
había
un
sistema
de
lugares
centra
les,
era
ciertamente
complejo
al
inicio
del
siglo
ĝěĎ;
la
considerable
po-‐
ha
interpretado
más
como
un
poderío
religioso
e
ideológico,
que
como
o
batabilǡ
ƪ
× blación
y
la
intensa
actividad
económica,
que
evidencian
los
nu-‐
±
ǡ×
ƤÀ Ǥ
ǡ
Ǧ Es
incuestionable
que
la
costa
de
Quintana
Roo
albergaba
una
ȋƤ͟͝͝Ȍǣ
quitectura
y
en
la
reorientación
de
la
economía
de
la
costa
oriental
a
población
enorme
entre
los
siglos
ĝĎěy
ĝěĎ:
se
conocen
más
de
cien
dinámica,
en
permanente
recomposición
y
con
intensos
contactos
partir
de
ese
tiempo. sitios
arqueológicos
a
lo
largo
del
litoral,
unidos
por
un
sistema
de
con
el
Altiplano
mexicano
y
otras
regiones
de
Mesoamérica.
Fue-‐
Investigaciones
recientes
parecen
mostrar
que
el
periodo
de
má-‐ construcciones
habitacionales
ininterrumpido,
desde
el
actual
Can-‐ ron
éstos
los
poblados
que
avistaron
los
viajeros
españoles
al
arri-‐
xi
mo
crecimiento
y
expansión
de
Chichén
Itzá
habría
sido
algo
cún
hasta
Punta
Allen,
así
como
a
lo
largo
de
la
Bahía
de
Chetumal.
ͣ͝͡͝ǡ
-‐
más
tem
prano
de
lo
que
se
creía,
pudiendo
ubicarse
entre
los
años
800
Si
se
considera
que
entre
800
y
1000
existía
una
gran
población
en
el
dez
de
Córdoba
escribió
haber
visto
una
ciudad
“tan
grande
como
y
1000,
según
el
arqueólogo
Anthony
Andrews,
con
lo
que
se
acercarían
sur
de
Quintana
Roo
y
en
el
área
de
Cobá,
es
razonable
que,
estando
dzǡȋȌǡ
ǡ
temporalmente
los
periodos
de
crisis
y
eventual
caída
de
las
diversas
À
ǡ Xaman
Zama
(Tancah),
en
aquellos
tiempos
estaba
densamente
entidades
políticas
de
la
Península
de
Yucatán.
En
esas
circunstancias,
×À
Ƥ-‐ habitada
y
sería
la
cabecera
de
una
batabil
independiente.
El
inicio
la
historia
de
competencia
entre
Cobá
y
Chichén
Itzá
parece
corres-‐ ciarse
de
sus
recursos
y
del
creciente
comercio
costero. de
la
cam
paña
de
conquista
y
colonización
españolas
de
la
región
ponder
a
un
panorama
de
crisis
contemporáneas.
Después
de
1000,
no
ǡ
sólo
Cobá,
sino
también
Chichén
Itzá,
habrían
perdido
gran
parte
×Ƥ
ǡͣͥ͝͡ǡ
de
su
poder
político,
conservando
sólo
una
importancia
simbólica
À
ȋƤ͟͜͝ȌǤ
y
una
población
menor.
×Ƥ
-‐ ȋƤ͟͜͞ǡ͟͜͟͝͝͞ȌǤ
À
parten
un
estilo
al
que
Samuel
Lothrop
denominó
Costa
Oriental,
En
los
años
posteriores,
casi
toda
la
población
de
la
costa
cen-‐
una
redistribución
de
la
población,
parte
de
la
cual
se
trasladó
gra-‐ el
cual
incluye,
como
rasgo
sobresaliente,
palacios
con
innovadores
Ǣï
dual
mente
hacia
la
costa
de
Quintana
Roo,
por
lo
cual
se
convirtió
en
À
ȋ±Ƥ-‐ militares
españoles.
En
el
sur,
las
ciudades
se
volvieron
ruinas
y
el
el
área
más
poblada
de
la
península.
Fue
también
la
época
de
la
con-‐
Ȍǡ
×
olvido
envolvió
a
los
viejos
templos,
palacios
y
casas
de
los
mayas
de
las
solidación
de
nuevos
puertos
de
intercambio,
como
el
de
Chac
Mool,
un
pórtico
abierto
y
con
una
banqueta
interior,
interrumpida
por
el
ǯǤͤ͢͝͝ǡ
-‐
así
como
El
Meco,
Xcaret,
Xelhá,
Tancah,
Oxtankah
y
diversos
sitios
vano
que
conduce
a
un
cuarto
posterior.
Con
el
mismo
estilo
tam-‐ nos
Bartolomé
de
Fuensalida
y
Juan
de
Orbita
pasaron
por
la
región
ǡ
Ƥ×
±
ǦǡƤ
en
su
camino
hacia
el
Petén,
ya
no
había
noticia
de
esas
ciudades
y
Figura
311.
Reconstrucción
de
un
mercado
en
la
costa
oriental
asentamientos
que,
para
los
siglos
ĝĎ
o
ĝĎĎ,
ocuparía
casi
la
totalidad
navegación,
santuarios
en
miniatura,
e
incluso
templos
en
el
inte-‐ el
panorama
era
de
total
despoblamiento;
sólo
quedaban
reductos
de
Quintana
Roo,
México,
entre
los
siglos
ĝĎě
y
ĝěĎ.
de
los
terrenos
no
inundables
de
la
costa
oriental. rior
de
cuevas. ×Óǡ
-‐
Es
muy
probable
que
este
emergente
sistema
costero
haya
man-‐
×Ǧ quistables
que
todavía
hoy
viven
en
Quintana
Roo
perpetuando
la
tenido
vínculos
cercanos
con
Mayapán,
el
gran
centro
político
do
el
interior
del
territorio;
durante
esa
época,
se
construyeron
di
ver-‐ memoria
de
sus
ancestros.
±
À
± Ǥ Ó Ƥ
Ƥ
-‐
residen
ciales
es
muy
similar
en
ambas
regiones,
que
parecen
com-‐ jas
estelas
en
espacios
acondicionados
para
un
ritual
a
los
an
cestros,
partir
igualmente
muchos
elementos
y
conceptos
simbólicos
con
a
pesar
de
que
Cobá
sólo
subsistió
como
un
lugar
de
segundo
orden.
À ǡ
Ó × ǡ
Ƥ
ǡ
Dz
dz
-‐ el
norte,
y
Yo’okop,
en
la
zona
centro,
lo
que
evidencia
que
las
viejas
444 445
͟͝͞Ǥǡǡ±
Ǥ
446 ͣ͠͠
XXXI
INTERACCIÓN
GEOPOLÍTICA
E
I NFLUENCIA
A
L ARGA
D ISTANCIA
E N
LAS
T IERRAS
B AJAS
Carlos
Pallán
Gayol
ï
À
ï
ÀǡǦ
±ǡ
ǡ
Mirador
—±—ǢǡǦ
ǡ
ǢÀ
ïǡ
Ǧ
Ǥ
ǡ
ǡ
Ǧ
Ǣ-‐
Ǣǡ
ï
ïǡ
Ǥ
-‐
Àǣǡ
-‐
ǡǡ
ǡ±
ǡ
×
Ǥ
Ǧ
×ǡï
Àǡ
×
ÀÀ
À
ǡï
Ƥ
Ǥ
ǣ
͟͟͝Ǥ͢͞ǡ
Piedras
Negras,
Guatemala. ƪ
ǣǦ
449
449
×
ȋƤ͟͝͠ȌǤ
ƤÀ
ǣ
un
nuevo
orden
político
—emanado
de
Teotihuacan,
en
el
México
central—
al
Petén
central
durante
el
ȋ±Dz
×ǣdzȌǢ
Ǣǯǡ
Calakmul,
Campeche,
México,
lograron
entretejer
su
vasta
red
hegemónica
durante
el
Clásico
Tardío
×
×À
ÓÓ
Dz
dz
ȋ±DzǦ
ǣƤ
×
dzȌǤ
Entre
los
medios
y
las
estratagemas
políticas,
de
que
se
valieron
las
dinastías
gobernantes
para
in-‐
ƪ
ǡ
À
ǡǡǦ ǯǯǡ
Ȁ Sa’al,
Naranjo Yokib’,
Piedras
Negras ǯ
ǡǯȀ
dinación;
el
establecimiento
premeditado
de
matrimonios
y
vínculos
dinásticos
de
parentesco
(véase
San
José
DzǡdzȌǢ
—que
incluyeron
la
celebración
—;
y
el
otorgamiento
de
bienes
de
prestigio
y
símbolos
de
poder
ȋ±Dz
ÀdzȌǤ
Uno
de
los
primeros
pasos
en
este
tipo
de
estudios
es
establecer
dónde
terminan
los
ámbitos
local
ǡ×
×ƪ
Ǥǡ
-‐
dida
que
se
emplee
variará
de
manera
considerable
a
través
de
las
distintas
regiones
y
momentos
históri-‐
cos.
No
obstante,
cálculos
preliminares
sugieren
que
utilizar
un
promedio
de
60
km
resulta
útil
—en
principio—
para
separar
los
procesos
históricos
locales
de
aquéllos
que
implicaron
el
contacto
en
tre
dis-‐
Ƥ
ȋƤ͟͝͠ȌǤ
±
×
À
ǡ
±×Ó
—igualmente
necesarios—
sobre
problemáticas
particulares
de
orden
regional,
como
los
víncu
los
de
Po’,
Toniná ȑǫȒǡ K’antumaak,
Caracol ǯǯȑǫȒǡ
parentesco
establecidos
entre
Piedras
Negras
y
La
Florida
(51
km
al
Ċ),
o
Dos
Pilas
y
Cancuén
(54
km
al
Ę),
en
el
actual
territorio
guatemalteco;
la
interacción
entre
Copán,
en
Honduras,
y
Quiriguá,
en
Guate-‐ ͟͝͡ǤǤ
Ǧ
Piedras
Negras
continuación
se
analizan
no
pretende
ser
exhaustiva,
sino
representativa.
Santa Elena
Tortuguero
±
El
Mirador
Palenque
Dos
Pilas
±
ĐĒ
EL
UMBRAL
DE
LA
HISTORIA
͜ ͤ͠ ͣ͢ ͣ͞ ͣ͟ ͜͜͝ ͤ͜͝ ͟͝͝ ͜͝͠ ͣ͝͠ ͢͟͝ ͢͟͝ ͣ͜͝ ͣ͢͝ ͤͤ͝ ͢͞͡ ͤ͞͡ ͢͞͡ ͣ͜͞ ͟͞͝ ͥ͟͢ ͠͝͝
ͤ͠ ͜ ͜͢͝ ͢͝͝ ͤ͟ ͥ͝͞ ͟͢͝ ͤ͝͠ ͝͡͝ ͥ͝͝ ͜͞͡ ͞͝͞ ͢͝͠ ͟͞͞ ͟͢͞ ͟͜͝ ͣ͟͜ ͞͠͞ ͥͣ͞ ͣ͟͜ ͠͠͡ ͜͠͞
El
M
irador ͣ͢ ͜͢͝ ͜ ͥ͜ ͥ͟͝ ͜͠ ͤ͝͠ ͝͠͞ ͥ͟͝ ͢͝͠ ͤ͢͝ ͥ͝͞ ͢͝͠ ͣ͝͡ ͢͝͠ ͞͠͝ ͣ͞͞ ͟͟͝ ͜͢͞ ͤ͞͡ ͟͡͝ ͣͤ͟ Muchas
de
las
características
distintivas
que
se
asocian
con
la
civilización
maya
tuvieron
su
génesis
ͣ͞ ͢͝͝ ͥ͜ ͜ ͢͝͞ ͟͜͝ ͢͞ ͡͞ ͝͝͠ ͣ͠ ͥ͜ ͤ͜͝ ͥ͞͞ ͤ͜͝ ͟͢͝ ͤ͝͡ ͥ͝͡ ͣ͞͡ ͤ͞͡ ͥ͞͡ ͟͜͠ ͢͢͠
Àǣ
À
Ƥ
ǡ
ͣ͟ ͤ͟ ͥ͟͝ ͢͝͞ ͜ ͢͝͡ ͣ͝͞ ͝͠͠ ͤ͝͞ ͥͣ͝ ͣ͜͞ ͟͜͞ ͥͥ͝ ͟͞͠ ͣ͞͡ ͤ͟͜ ͟͞͝ ͜͟͞ ͟͟͠ ͤ͟͡ ͢͠͠ ͟͠͡
͜͜͝ ͥ͝͞ ͜͠ ͟͜͝ ͢͝͡ ͜ ͤͥ͝ ͤ͝͞ ͟͞͞ ͤ͝͝ ͜͞͠ ͝͡͝ ͢͝͝ ͤ͢͝ ͢͝͞ ͤ͢͞ ͢͞͠ ͟͢͠ ͣ͜͝ ͥͥ͞ ͤ͟͡ ͟͠͝
ÀƤ
ǡ
××
ǡ
À
Dos
Pilas ͤ͜͝ ͟͢͝ ͤ͝͠ ͢͞ ͣ͝͞ ͤͥ͝ ͜ ͞͡ ͡͠ ͤͥ ͤͥ ͝͡͞ ͣͤ͞ ͟͝͠ ͤ͝͞ ͥ͝͞ ͜͞͞ ͞͞͡ ͣ͟͠ ͤ͞͡ ͣ͟͝ ͥ͡͝
×
Ǥ
À
ÀƤ
ǡ
͟͝͝ ͤ͝͠ ͝͠͞ ͡͞ ͝͠͠ ͤ͝͞ ͞͡ ͜ ͣͣ ͢͠ ͢͡ ͥ͝͞ ͣͥ͞ ͥ͜͝ ͤ͝͡ ͤ͢͝ ͥ͢͝ ͥ͞͠ ͟͟͠ ͢͜͞ ͟͢͠ ͤ͡͝
en
el
valle
de
Salama,
el
valle
del
río
Chixoy
y
el
mismo
Petén
—tales
como
El
Portón,
El
Baúl
y
Nak-‐
±
± ͜͝͠ ͝͡͝ ͥ͟͝ ͝͝͠ ͤ͝͞ ͟͞͞ ͡͠ ͣͣ ͜ ͥ͟͝ ͟͟͝ ͜͢͞ ͥ͟͜ ͤ͝͠ ͟͞͡ ͟͞͞ ͤ͢͞ ͣ͟͝ ͥ͟͢ ͟͟͞ ͥ͠͝ ͜͡͡
ͣ͝͠ ͥ͝͝ ͢͝͠ ͣ͠ ͥͣ͝ ͤ͝͝ ͤͥ ͢͠ ͥ͟͝ ͜ ͟͞ ͣ͡ ͥ͞͞ ͠͡ ͜͝͞ ͝͝͝ ͟͝͝ ͟͝͞ ͤ͟͜ ͥ͢͝ ͤ͞͝ ͡͞͞ bé—,
todas
en
el
actual
territorio
guatemalteco,
desde
el
año
400
a.C.
hasta
el
siglo
Ď
d.C.,
aunque
sería
͢͟͝ ͜͞͡ ͤ͢͝ ͥ͜ ͣ͜͞ ͜͞͠ ͤͥ ͢͡ ͟͟͝ ͟͞ ͜ ͥ͡ ͟͝͠ ͣ͡ ͥ͝͝ ͜͟͝ ͟͝͡ ͟͜͢ ͟͟͝ ͥͤ͝ ͤ͞͡ ͡͠͡
˱
Ǥ
Santa
Elena
͢͟͝ ͞͝͞ ͥ͝͞ ͤ͜͝ ͟͜͞ ͝͡͝ ͝͡͞ ͥ͝͞ ͜͢͞ ͣ͡ ͥ͡ ͜ ͤ͢͞ ͠͡ ͥ͞ ͥ͝͝ ͥͤ ͣͣ͟ ͟͞͠ ͤ͝͡ ͟͟͞ ͤ͜͠
±
± ͣ͜͝ ͢͝͠ ͢͝͠ ͥ͞͞ ͥͥ͝ ͢͝͝ ͣͤ͞ ͣͥ͞ ͥ͟͜ ͥ͞͞ ͟͝͠ ͤ͢͞ ͜ ͟͜͞ ͣͣ͞ ͤ͟͡ ͟͢͞ ͥͤ͟ ͥ͜͝ ͠͝͞ ͢͠͡ ͞͠͝
gobierno
de
muchas
ciudades
comenzó
entonces
a
ser
ejercido
por
las
élites
pertenecientes
a
una
rama
Piedras
Negras
ͣ͢͝ ͟͞͞ ͣ͝͡ ͤ͜͝ ͟͞͠ ͤ͢͝ ͟͝͠ ͥ͜͝ ͤ͝͠ ͠͡ ͣ͡ ͠͡ ͟͜͞ ͜ ͢͠ ͤ͟ ͤͤ ͤ͟͡ ͤͥ͞ ͟͝͡ ͣ͟͞ ͡͞͝ particular
del
tronco
maya:
la
ch’olano
oriental,
cuyo
origen
revela
vínculos
con
las
tierras
altas
de
Gua-‐
Ǧ
Ǧ ͤͤ͝ ͟͢͞ ͢͝͠ ͟͢͝ ͣ͞͡ ͢͝͞ ͤ͝͞ ͤ͝͡ ͟͞͡ ͜͝͞ ͥ͝͝ ͥ͞ ͣͣ͞ ͢͠ ͜ ͝͞͝ ͤ͠ ͜͢͠ ͟͞͝ ͤ͟͝ ͤ͜͞ ͤ͜͠
temala
y
El
Salvador.
En
esa
época
Tikal
tenía
contactos
importantes
con
Kaminaljuyú
(302
km
al
ĘĔ),
͢͞͡ ͟͜͝ ͞͠͝ ͤ͝͡ ͤ͟͜ ͤ͢͞ ͥ͝͞ ͤ͢͝ ͟͞͞ ͝͝͝ ͜͟͝ ͥ͝͝ ͤ͟͡ ͤ͟ ͝͞͝ ͜ ͢͠ ͜͜͠ ͟͡͞ ͜͝͝ ͥͣ͝ ͜͜͠
Palenque
ͤ͞͡ ͣ͟͜ ͣ͞͞ ͥ͝͡ ͟͞͝ ͢͞͠ ͜͞͞ ͥ͢͝ ͤ͢͞ ͟͝͝ ͟͝͡ ͥͤ ͟͢͞ ͤͤ ͤ͠ ͢͠ ͜ ͠͠͝ ͟͜͞ ͢͡ ͜͝͡ ͢͡͝ ambas
en
Guatemala,
mientras
que
sitios
como
Nohmul
y
Barton
Ramie,
en
Belice,
y
Tikal
muestran
la
͢͞͡ ͞͠͞ ͟͟͝ ͣ͞͡ ͜͟͞ ͟͢͠ ͞͞͡ ͥ͞͠ ͣ͟͝ ͟͝͞ ͟͜͢ ͣͣ͟ ͥͤ͟ ͤ͟͡ ͜͢͠ ͜͜͠ ͠͠͝ ͜ ͟͡͡ ͜͡͠ ͥ͡͝ ͢͞͠ llegada
de
grupos
portadores
de
una
distintiva
tradición
cerámica,
llamada
Usulután.
ͣ͜͞ ͥͣ͞ ͜͢͞ ͤ͞͡ ͟͟͠ ͣ͜͝ ͣ͟͠ ͟͟͠ ͥ͟͢ ͤ͟͜ ͟͟͝ ͟͞͠ ͥ͜͝ ͤͥ͞ ͟͞͝ ͟͡͞ ͟͜͞ ͟͡͡ ͜ ͟͢͞ ͟͠͠ ͣͤ͞
Tortuguero
͟͞͝ ͣ͟͜ ͤ͞͡ ͥ͞͡ ͤ͟͡ ͥͥ͞ ͤ͞͡ ͢͜͞ ͟͟͞ ͥ͢͝ ͥͤ͝ ͤ͝͡ ͠͝͞ ͟͝͡ ͤ͟͝ ͜͝͝ ͢͡ ͜͡͠ ͟͢͞ ͜ ͤͤ ͥ͢͡
A
grandes
rasgos,
durante
el
Protoclásico
y
el
Clásico
Temprano,
muchas
de
las
principales
ciudades
ͥ͟͢ ͠͠͡ ͟͡͝ ͟͜͠ ͢͠͠ ͤ͟͡ ͣ͟͝ ͟͢͠ ͥ͠͝ ͤ͞͝ ͤ͞͡ ͟͟͞ ͢͠͡ ͣ͟͞ ͤ͜͞ ͥͣ͝ ͜͝͡ ͥ͡͝ ͟͠͠ ͤͤ ͜ ͤͣ͟ ǡ
͠͝͝ ͜͠͞ ͣͤ͟ ͢͢͠ ͟͠͡ ͟͠͝ ͥ͡͝ ͤ͡͝ ͜͡͡ ͡͞͞ ͡͠͡ ͤ͜͠ ͞͠͝ ͡͞͝ ͤ͜͠ ͜͜͠ ͢͡͝ ͢͞͠ ͣͤ͞ ͥ͢͡ ͤͣ͟ ͜
±
×Ƥ
Ǥ
450 451
À
Ǥ
ÀƤ
hegemonía
política—ȋƤͣ͟͝Ȍ
×
Ǯǯ
-‐
ǣǡ
±
ǡ
raleza
de
la
interacción
que
sostuvieron
las
principales
ciudades
ȋƤͥ͞͝ȌǤ
ǡ
À
±
-‐
po
lítica
del
periodo
Clásico.
dacionales
emanados
de
las
mismas
tradiciones,
dado
que,
casi
con
certeza,
las
dinastías
de
sitios
como
Ƥǡ
ÓÀǦ Palenque
y
Yaxchilán,
ambos
en
Chiapas,
México,
así
como
la
de
Piedras
Negras,
tuvieron
sus
orígenes
en
taron
vincularse
con
los
grandes
mitos
de
origen
de
su
tradición
com-‐ ±ǤÀǡÓͥͣ͢ǤǤǡ
ƪ
À
ǤǮǦ San
Lorenzo
y
La
Venta,
en
Tabasco,
México,
un
gobernante
mítico
de
Palenque
llamado
Ukokan
Kaan
ǯǡ
ÀƤ
× Dz×dzǤ
ǡ
×
parcialmente,
aunque
podría
contener
la
raíz
chih,
‘agave’.
Varias
de
las
simultánea
en
el
Altar
1
de
Piedras
Negras
y
en
Pomoná,
este
último
en
territorio
tabasqueño
(45
km
al
dinastías
que
gobernaron
las
mayores
ciudades
mayas
clamaron
te
ner
ēĔȌǡ
ǤƤ
sus
orígenes
en
‘Maguey-‐Trono’,
aunque
ninguna
con
tanta
in
sis
ten
cia
vínculos
del
sitio
de
El
Zotz’
—en
el
Petén,
Guatemala—
con
el
linaje
de
‘Cielo
Partido’,
Pa’
Chan,
que
como
Kaanu’ul.
Nikolai
Grube
ha
mostrado
de
manera
con
vincen
-‐ después
gobernaría
Yaxchilán
(125
km
al
ĘĔȌǤÀǡ͞͝Ƥ
ǯ
×
359
como
un
gobernante
del
linaje
de
‘Maguey
Trono’
llamado
Yopaat
B’ahlam.
Finalmente,
un
extraor-‐
esti
lo
códice
aluden
al
mismo
tiempo
a
los
orígenes
de
la
di
nastía
dinario
cráneo
de
pecarí
descubierto
en
la
Tumba
1
de
Copán
muestra
a
Ajaw
Foliado
supervisando
un
Kaanu’ul,
al
lugar
de
origen
‘Maguey-‐Trono’
y
al
legendario
héroe
cul-‐ Ǯǯ
ͤǤͣ͝Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜ȋͣ͟͢Ȍǡ
ÓÀǯȋ
-‐
tural
Ajaw-‐Foliado.
Inclusive
Yuhkno’m
el
Grande
—el
más
poderoso
ȌǤǮǯǡ
de
los
soberanos
de
Kaanu’ul—
buscó
vincularse
con
tales
narrativas,
nuevo
con
la
cuenca
de
El
Mirador
(330
km
al
ēĔ
de
Copán).
ïÀƤ
ÀƤ
ȋƤ͟͢͝ȌǤ
ǡ
—entre
ellos
e
—
han
discutido
sugerentes
indicios
que
abren
la
posibi-‐ EL
CLÁSICO
TEMPRANO
lidad
de
que
los
gobernantes
de
Kaanu’ul
hayan
vinculado
de
alguna
À
ǡ
ǡ
×À
ƪ
×
Figura
316.
Retrato
del
gobernante
Yuhkno’m
el
Grande
de
Calakmul,
Campeche,
México. Guatemala
(40
km
al
Ę). Teotihuacan
en
el
mundo
maya.
Poco
se
sabe
en
realidad
sobre
la
historia
de
esta
megalópolis,
aunque
En
Copán,
Honduras
(288
km
al
ĘĊ
de
El
Mirador),
una
ins
crip
-‐ su
momento
de
máximo
esplendor
pudo
darse
entre
el
350
y
450.
De
acuerdo
con
Stanley
Guenter,
ha-‐
×Ƥk’atuun
(periodo
de
20
x
360
días)
celebrado
ƤĎĎĎ,
Teotihuacan
buscó
establecer
un
imperio
de
carácter
×
y
basó
su
À
×
ǮǦǯǡ
ͤǤ͢Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜ǡ ͜͝ ͟͝ vertiginoso
crecimiento
económico
en
el
control
indirecto
de
territorios,
áreas
de
producción
y
rutas
Ƥ
k’uhul
ajaw,
‘señor’
o
‘señor
divino’,
como
gobernante
su-‐ Ch’en,
18
de
diciembre
de
159;
la
dinastía
de
Uun
en
Pusilhá,
Belice
×ǡ
ǡ
premo
—suma
de
la
concentración
del
poder
a
nivel
personal—
y
su
(133
km
al
ēĔȌǡ×
±
Ǣ que
obligó
a
pagar
tributo.
À
ajawlel,
‘señorío’
(véase
“Rasgos
en
ambos
interviene
Ajaw-‐Foliado,
aunque
resulta
problemático
en-‐ En
el
área
maya,
la
implantación
de
gobiernos
de
este
tipo
comenzó
con
la
llegada
de
Teotihuacan.
×
À
dzȌǤ
×
Ǥ ÀƤ
ǡ×ƪ
×
×
Ƥ
±Ǧ es
mejor
hablar
del
:
un
dominio
donde
los
kalo’mte’el
—que
engloba
múltiples
ajawlelo’ob’
o
señoríos—,
la
cual
surgió
primero
en
Tikal
(1
010
km
mino
ajaw
y
parece
razonable
suponer
que
originalmente
tuvo
la
mitos
originados
en
la
tradición
oral
y
los
hechos
objetivos
y
veri-‐ al
ĊȌǤ
À
× À
Ǯ ǯ ȋƤ Ƥ
ÀǤ entablaron
contactos
comerciales
desde
el
siglo
ĎĎĎǡƪ
À-‐
ͤ͝͡ȌǤǡ
×À
para
legitimarse,
cada
una
de
estas
dinastías
se
vinculó
con
ta
les
͟͞Ćȋ͟͜͜Ǧ͜͜͠Ȍǡ
hubo
de
ser
contrarrestada
en
ciertos
casos
por
ciudades
que
insta-‐ ǤÀǡ
ǡ
ǡƤ-‐ ï
ïǤ
laron
‘consejos
de
gobierno’,
nikte’il
naah,
o
experimentaron
con
di-‐ dación
de
su
dinastía
(Sa’al)
hacia
el
año
200
a.C.,
mientras
que
ͣͤ͟͢͜͟×
ǣ
×
ǡ
-‐ las
de
Tikal
se
remontan
al
siglo
Ď
de
la
Era
Cristiana
y
narran
que
el
Tok
Ich’aak
Ď,
‘Garra
de
Jaguar’
Ď,
a
quien
el
arqueólogo
Juan
Pedro
Laporte
ha
relacionado
con
la
construc-‐
dos
de
inestabilidad
política
o
ante
crisis
de
legitimidad
(véase
“El
ǯ ǡ ±
×
×
ǡ
±
Ǥ
ÓǣdzȌǤ mencionado
en
la
Estela
18
de
Copán
(254
km
al
ĘĊ)
y
ciertos
in-‐ A
juzgar
por
la
ostensible
prosperidad
que
alcanzó
Tikal
entonces,
las
relaciones
comerciales
entabladas
Quizá
la
primera
escena
en
mostrar
la
entronización
de
un
go-‐ dicios
sugieren
que
una
rama
del
linaje
de
Yax
Ehb’
Xook
pudo
por
Chak
Tok
Ich’aak
Ď
con
Teotihuacan
—y
por
añadidura
con
Kaminaljuyú
(302
km
al
ĘĔ)—
parecen
bernante
supremo
es
la
que
aparece
en
los
extraordinarios
murales
××
ǡǦ ±Ƥ
Ǥ
×
ÀÓͣ͟͠ǡ
de
San
Bartolo,
Guatemala,
que
datan
aproximadamente
del
año
100
ǦÀ
×ƤǦ
×
ǯ ǯǯǡ Ǯï ǯǡ
ǤǤȋƤͥ͟͝ȌǤƤ
k’uhul
ajaw
en
el
año
160.
hegemónico
del
‘occidente’,
ochk’in
kalo’mte’,
en
un
enigmático
lugar,
Ho’no’m
Witz,
‘Cinco
Montañas’,
ÀƤ
ǡ -‐
que
investigadores
como
Stuart
han
relacionado
con
Teotihuacan.
Además
de
‘Búho
Lanzadardos’,
inter-‐
ȋƤ ͟͝͡Ȍǡ
ǡ
-‐ ͥ͞ǡ ͤǤ͝͞Ǥ͝͠Ǥ͟͝Ǥ͝͡ ȋͥ͞͞Ȍ ȋƤ ͤ͠ȌǤÀ vinieron
en
este
episodio
histórico
su
lugarteniente
y
operador
político-‐militar
—Sihajiiy
K’ahk’,
‘Nacido
rias
para
representar
la
pertenencia
de
un
gobernante
supremo
a
aparece
por
primera
vez
el
emblema
de
Mutu’ul,
y
parece
contener
el
del
Fuego’—ǡǯǡ×
un
determinado
linaje
o
dinastía.
Heinrich
Berlin
los
descubrió
en
retrato
de
Ajaw-‐Foliado
Jaguar,
una
versión
alterna
del
héroe
o
bien
llamada
Unen
K’awiil,
según
narra
la
Estela
1
de
Tikal.
ͥͤ͝͡ǡ×
×
À ƤǤǡ͟͝-‐
ͤǤͣ͝Ǥ͝Ǥ͠Ǥ͝͞ǡ͝͝eb’
15
makǡͣͤ͢͟͝ǡ
per
sonales
de
los
señores
mayas,
usados
para
denotar
su
soberanía
sonaje,
atribuyéndole
el
título
de
kal
o’mte’
—que
implica
la
máxima
ǯǯ×ǡ
ǡ-‐
452 453
ȋ
͟͝Ȍǡ
ïȋ͡͞͞Ȍ
des
cubierta
en
el
Templo
16
(Hunal)
y
análisis
de
estroncio
practicados
a
sus
restos
óseos
demuestran
(Mural
6),
en
Guatemala.
Todo
indica
que
Chak
Tok
Ich’aak
Ďmurió
±Ǥǯȋ
ǡ
ǡ͜͞͠ē),
a
manos
de
los
invasores
ese
mismo
día.
Siguiendo
a
Guenter,
diez
aun
que
algunos
investigadores
sugieren
que
la
escultura
conocida
como
el
Hombre
de
Tikal
podría
regis-‐
días
antes,
Sihajiiy
K’ahk’
habría
hecho
una
escala
en
el
sitio
de
El
trar
su
presencia
en
Tikal
(265
km
al
ēĔ)
antes
de
su
entronización.
Pese
a
su
origen
maya,
el
conjunto
de
Perú-‐Waka’,
también
en
territorio
guatemalteco
(82
km
al
Ĕ
de
Ti
kal),
Ǥ
donde
parece
haberse
procurado
la
lealtad
del
gobernante
local
de
sus
atavíos
—
±
—
el
texto
del
Altar
ĖƤǦ
K’inich
B’ahlam
Ď,
tras
celebrar
un
ritual
conjunto
en
una
estructu-‐ tes
de
asumir
el
trono
de
Copán
debió
emprender
un
largo
viaje
a
alguna
región
distante
—de
donde
tardó
ǯǡǮ
ǯǤͣͥ͟ǡ 156
días
en
regresar—ǡƤ
ǯǤ
K’ahk’
instaló
en
el
trono
de
Tikal
al
joven
Yax
Nu’un
Ahiin,
quien
Ƥ
ǡǯ
ǯǯǯ
ÀÀ
hubo
de
prepararse
previamente
en
alguna
otra
—o
en
la
misma—
ȋƤͤ͟͝Ȍǡ
—probablemente
ori-‐
Wite’naah.
Retratos
póstumos
de
Yax
Nu’un
Ahiin
en
los
lados
de
la
ginarios
de
Teotihuacan—
descubiertos
en
Tikal
(265
km
al
ēĔ)
y
Kaminaljuyú
(184
km
al
Ĕ).
͟͝ȋƤͣ͟͝Ȍ
À
À
±ÀƪǦ
de
las
órdenes
militares
de
Teotihuacan,
insólitos
en
el
área
maya
±
À
ƪ
±
hasta
entonces.
En
el
texto
asociado
con
una
de
sus
imágenes,
Stu-‐ À
ǡ±
ǡ
×
Ƥ
×±—escrito
mediante
una
se-‐
±
ǢǦƤ
˱
—
y
los
vínculos
del
linaje
de
su
talud-‐tablero
en
Cobá,
sitios
del
actual
Quintana
Roo
(véase
“De
la
selva
al
mar:
la
historia
prehispá
nica
ȋȌǡÀƤ
dzȌǤ±—
—
la
À×
͞ ƪ
À
ǡï-‐
de
Tepantitla,
Teotihuacan,
México
(1
010
km
al
Ĕ).
tios
como
Chunchucmil,
Yaxcopoil,
Uayalceh,
Ti
Ho’,
Chac
ĎĎ,
Sayil,
Oxkintok,
Dzibilchaltún,
Ikil
y
Edzná.
±ǡ
À
-‐
ǡ
ǡ
ǡ
pandir
la
hegemonía
de
Teotihuacan
a
través
del
Petén.
Monumentos
×
Ó
ÀƤ
de
Uaxactún
(20
km
al
ē
de
Tikal)
muestran
imágenes
de
Sihajiiy
K’ahk’
À
ǡÀ-‐
y
otros
guerreros
con
atavíos
y
armas
del
México
central
—inclu
yendo
camente
la
noción
de
Tulan.
la
macana
con
navajas
de
obsidiana
o
makwawitl—
mientras
el
mural
Ǧ
de
la
Estructura
ćǦĝĎĎĎ
—hoy
perdido—
registró
la
visita
de
un
posible
gión
clave
para
que
Teotihuacan
se
asegurase
el
con-‐
embajador
o
guerrero
de
Teotihuacan,
recibido
por
un
dignatario
local
trol
de
la
producción
y
la
distribución
de
las
materias
con
un
gesto
de
sumisión.
En
381,
Sihajiiy
K’ahk’
instaló
en
el
poder
a
primas
y
de
los
productos
que
revestían
mayor
valor
un
señor
de
Bejucal,
Guatemala
(20
km
al
ēĔȌǤ
ȋ͞͞
×
Ǥƪ
Ǧ
al
ĊȌǡ
ǯǯͣͣͤͣ͟͟Ǥ juyú
(1
043
km
al
ĘĊ)
se
tornó
particularmente
in-‐
ͣ͝
ȋ͜͜͠Ǧ͜͡͡Ȍǡ
teotihuacana,
y
en
otra
escena
se
ve
una
procesión
de
individuos
ma-‐ asociada
con
arquitectura
de
tipo
talud-‐tablero
que
ÀǤ —al
igual
que
en
Teotihuacan—
empleó
relle
nos
avance
hacia
el
oriente
del
actual
territorio
guatemalteco
quedaron
de
tepetate
(piedra
volcánica
porosa).
La
hegemo-‐
documentadas
también
en
el
guerrero
teotihuacano
esculpido
en
la
nía
de
Teotihuacan
alcanzó
también
al
sitio
de
Es-‐
Estela
11
de
Yaxhá,
así
como
en
una
estela
y
un
par
de
orejeras
de
jade
cuin
tla
(1
041
km
al
ĘĊȌ
ÀƤ
ǡ
de
Río
Azul,
hacia
396.
Bajo
la
red
hegemónica
de
Teotihuacan,
Tikal
según
indica
la
producción
local
de
un
asombroso
×ǡƤ
-‐ ï
-‐
tos
urbanísticos,
arquitectónicos
y
escultóricos
que
emprendieron
Yax
Ǧ
Ǧ
ǯȋͣͥ͟Ǧ͜͠͠Ȍǯȋ͠͝͝Ǧ͢͠͡ȌǤ diana
verdosa,
procedentes
de
las
distantes
minas
de
±×ƪ
×
ǡǡ±
Ǥ
×
ǣ
×±ƪ
Figura
318.
Izq.,
Espejo
de
la
Tumba
ćǦě,
Kaminaljuyú,
ïÀ×ǡ
ǤÀƤ
Ǧ de
la
cultura
maya.
Después
de
todo,
esta
gran
capital
cosmopolita
tuvo
barrios
donde
vivieron
élites
y
ar-‐ Guatemala;
der.,
Espejo
2
de
la
tumba
Margarita,
Ƥ
ǯǤ
ǤǮïǯÀƪ
Ǥ Copán,
Honduras.
más
a
la
Wite’naah
aparecen
en
Tres
Islas
y
aluden
a
hechos
ocurri-‐
dos
entre
los
años
400
y
416,
lo
cual
implica
que
tras
20
años
de
ser
implementado
en
Tikal,
el
nuevo
orden
político
ya
alcanzaba
regio-‐
nes
120
km
al
sur
y
pronto
llegaría
a
centros
más
distantes,
como
Copán,
en
Honduras,
Quiriguá,
en
Guatemala,
y
Pusilhá,
en
Belice.
ǡ×
Ǥ
×À
× con
la
dinastía
Kaanu’ul,
sin
embargo,
Kaanu’ul
no
parece
haber
controlado
la
región
durante
el
Clásico
Ǥǡ±×
Temprano,
sino
otro
linaje
poco
entendido,
representado
por
un
emblema
de
murciélago.
Uno
de
sus
Ƥǯ
ǯǯǯȋ͢͠͞ǦcaǤͣ͟͠ȌȋƤͤȌǤ ͣ͟͝Ǥ͟͝ǡǡ
Ǥ soberanos
—Chan
Yopaat—
se
entronizó
en
alguna
otra
ciudad
en
el
año
411,
desde
donde
pudo
haber
su-‐
454 455
pervisado
al
gobernante
que
ascendió
al
poder
de
Calakmul
en
431.
co
conocido
de
la
dinastía
Kaanu’ul,
ocupó
el
trono
de
Dzibanché
y
por
primera
vez
en
el
Petén
central,
al
enviar
a
una
princesa
de
su
casa
dinástica
—llamada
Naah
Ek’—
Hallazgos
recientes
de
Grube
muestran
a
Uxul
(33
km
al
ĘĔ)
como
parece
haber
intentado
llevar
a
la
práctica
un
sistema
hegemónico
hacia
el
sitio
Sak
Nikte’,
actual
La
Corona,
en
Guatemala,
para
desposarse
con
el
gobernante
local
en
un
Ǥ
ÀƤ
ǡ DzÀ
dzǤ
del
linaje
de
Murciélago
durante
el
Clásico
Temprano.
el
investigador
Erik
Velásquez
García,
probablemente
brindan
testi-‐
À
ƪ
ͣ͟͡ǡ
ǯ
ǯǯ
ǯĎĎ
emprendió
una
nue-‐
En
la
región
occidental,
Palenque
tuvo
su
primer
gobernante
monio
de
sus
múltiples
conquistas
sobre
otros
señoríos
regionales. va
campaña,
en
la
cual
no
sólo
derrotó
a
señores
de
Bonampak
y
Lakamtuun
en
su
propia
región,
sino
×
͟͠͝ǡ
ǯǯǯ
ǮÓ
logró
capturar
a
un
vasallo
del
gobernante
K’altuun
Hix,
quien
pudo
gobernar
en
Dzibanché
(292
km
divino
de
Toktahn’
(véase
“Los
espacios
cortesanos:
voces
de
Lakam-‐
al
ēĊȌǤ±ǡǯ
Àƪ
±ǡ
ǯdzȌǤ
ǯ En
el
Altiplano
Central
mexicano,
la
hegemonía
de
Teotihuacan
pa-‐ en
el
año
546
la
entronización
de
Aj
Wosal
en
Naranjo
(164
km
al
Ę),
un
sitio
tradicionalmente
aliado
Ahiin
en
Tikal:
Sihajiiy
Chan
K’awiil
ĎĎ.
Para
entonces,
Palenque
di-‐
×
ͥ͜͜͠͡͡Ǥ
a
Tikal.
Ello
escalaría
la
contienda
por
el
control
del
Petén
oriental.
A
continuación,
en
553,
el
señor
de
À
×Ǧ la
evidencia
de
destrucción
en
el
Templo
de
Quetzalcóatl
podría
Tikal
instaló
a
un
nuevo
gobernante
—Yajawte’
K’inich
ĎĎ—
ȋͣ͟ĘĊ).
Sin
nico
que
se
implementaba
en
el
Petén
central
(ca.
258
km
al
ĘĊ),
ya
ƪ
× embargo,
la
dinastía
Kaanu’ul
parece
haber
maniobrado
desde
Dzibanché
para
atraer
a
Caracol
bajo
su
que
la
región
donde
se
ubica
debió
de
ser
una
vía
de
paso
natural
‘Búho
Lanzadardos’
y
el
ascenso
de
un
grupo
nuevo
al
poder.
Un
su-‐ órbita,
lo
que
explicaría
el
posterior
ataque
de
Tikal
sobre
su
propio
aliado,
Yajawte’
K’inich
ĎĎ,
en
556,
para
acceder
del
Centro
de
México
a
las
Tierras
Bajas
centrales.
De
À
-‐
Ǥǯǯ
ĎĎ
logró
sobrevivir
a
la
batalla,
tras
lo
ser
así,
se
esperaría
encontrar
evidencia
de
su
paso
allí
y
en
otros
si-‐ soamérica.
Diversos
señoríos
del
área
maya
mostraban
entonces
un
À
Àǯ
Ǥ
tios
occidentales.
Al
respecto,
George
y
David
Stuart
han
llamado
la
±
Ǥ×
ǡ Para
561,
un
nuevo
gobernante
hegemónico
llamado
Yuhkno’m
Uhut
Chan,
Testigo
del
Cielo,
ad-‐
×
ǡ
Ǧ ×À
ǡǡï
quirió
el
control
de
la
dinastía
Kaanu’ul.
Hallazgos
del
arqueólogo
Enrique
Nalda
y
su
equipo
demues-‐
ě,
en
el
Grupo
Norte
—la
la
cerámica
en
Tikal,
cuyo
complejo
Manik
3
deja
de
exhibir
las
in-‐ tran
que
tuvo
su
capital
en
Dzibanché.
Como
primer
paso
supervisó
la
entronización
del
líder
local
Sak
representación
de
un
guerrero
ataviado
en
el
más
acusado
estilo
ƪ
ǤÀ
ǡǡ ǯ
ȋͣ͟ĘĔ).
Este
nuevo
enclave
pudo
servirle
de
avanzada
teotihuacano—,
y
Martin
ha
analizado
la
mención
retrospectiva
al
los
mayores
centros
mayas
buscarían
reproducir
a
menor
escala
͢͡͞Ǥǡ
ÀƤ
±ǡÓͣͤ͟ǡǯǯǡǮ
el
modelo
hegemónico
de
Teotihuacan,
y,
a
partir
del
año
500,
los
Chan
K’awiil
parece
haber
muerto
y
Tikal
se
hundió
en
un
periodo
de
inactividad
(hiato)
del
que
tar-‐
del
Fuego’,
registrada
en
un
tablero
de
El
Palacio.
principales
gobernantes
mayas
adoptarían
para
sí
mismos
el
título
À͟͜͝ÓǤ
±
ïǡ
ǯǯǯǡÀ
de
kalo’mte’ǡǡ
ͣͣ͜͡͡͞Ǥ
el
Gobernante
2,
Ch’a...
ĎĎ,
quien
conmemora
un
hecho
calendári-‐ como
hicieron
durante
el
Clásico
Temprano. ͣͥ͡
× ǯǡ
ǡ
Ƥ
ǣ
b’aktún
Con
la
llegada
al
poder
del
gobernante
Cabeza
de
Reptil
(quizá
mantuvo
vigente
la
alianza
entablada
por
Testigo
del
Cielo
con
Yajawte’
K’inich
ĎĎ
de
Caracol
(200
km
9.0.0.0.0,
11
de
diciembre
de
435.
Hizo
patente
su
control
sobre
Kohkaaj
Witz’),
Toniná,
en
Chiapas,
comenzaría
a
ser
un
contendien
te
al
Ę).
Por
su
parte,
en
584
una
joven
princesa
de
18
años
—Batz’
Ek’—×
ǡƤ
las
instituciones
religiosas,
al
instalar
a
dos
sacerdotes
en
sus
car-‐ importante
en
el
nuevo
esquema
político
de
la
región
occiden
tal.
convertirse
en
la
segunda
esposa
de
Yajawte’
K’inich
ĎĎ.
Es
posible
que
haya
sido
enviada
por
Serpiente
ǡ͢͜͠͠͡͠ǤǡȋͤͣĘĊ
Sorprendentemente,
en
julio
de
508,
un
altar
que
él
dedicó
parece
ƪ
×Ǥͤͤ͡ǡǯǯ
ĎĎ
tuvo
un
segundo
hijo,
de
Palenque)
muestra
que
la
hegemonía
política
de
Teotihuacan
regis
trar
la
muerte
del
gobernante
Chak
Tok
Ich’aak
ĎĎ
de
Tikal
(256
llamado
K’an
ĎĎ,
—×
ǯǯ—,
quien
pudo
tener
vínculos
sanguíneos
×±×
Ǥ
km
al
Ċ).
Pocos
días
después,
uno
de
los
primeros
gobernantes
ÀǯǤƤͥǤͤǤ͜Ǥ͜Ǥ͜ǡͥ͟͞͠͡ǡ-‐
ǡƤ
ǡ
-‐ de
Yaxchilán
—Jaguar
Ojo
de
Nudo—
lograría
capturar
a
vasallos
de
táneamente
por
Serpiente
Enrollada
y
su
aliado
Yajawte’
K’inich
ĎĎ,
quien
para
entonces
otorgó
gran
ǡ
×
ǡ Chak
Tok
Ich’aak
ĎĎ
y
del
gobernante
de
Piedras
Negras,
Yat
Ahk
preeminencia
a
su
hijo
y
heredero
K’an
ĎĎ.
À
À ĎĎǤ
ǡĎĎ
decidió
trasladar
la
lucha
al
En
abril
de
599,
un
ejército
bajo
el
mando
de
Serpiente
Enrollada
invadió
Palenque,
posiblemente
Yat
Ahk
Ď
—alrededor
de
450—
seguramente
procedente
de
algún
À
ǣ
͝͡͡À desde
Dzibanché
(362
km
al
ĘĔ)
o
alguno
de
sus
enclaves.
Valiéndose
de
antiguos
vasallos
de
Testigo
del
lugar
de
las
Tierras
Bajas
centrales,
al
igual
que
la
dinastía
de
Pa’
Chan,
—tal
y
como
había
hecho
antes
K’inich
Yax
K’uk’
Mo’—ǡƤǦ Cielo
—incluyendo
a
K’ox
Luka’
del
linaje
de
‘Maguey-‐Trono’—ǡ×
ǡƤ-‐
‘Cielo
Partido’,
que
en
ese
tiempo
controlaba
Yaxchilán,
donde
algunos
cibir
las
insignias
de
mando
del
Wite’naah
(incluyendo
yelmos
tipo
gies
de
las
deidades
patronas.
La
derrota
de
Palenque
alteraría
radicalmente
el
equilibrio
de
poderes
en
años
antes
se
había
entronizado
Jatz’om
Jo’l.
Desde
entonces,
comen-‐ ko’haw),
de
manos
de
Tajo’m
Uk’ab’
Tuun,
quien,
al
igual
que
‘Búho
la
región.
En
Caracol,
Yajawte’
K’inich
ĎĎ
murió,
y
en
junio
de
599
heredó
el
trono
su
hijo
mayor,
Ajaw
À
Lanzadardos’,
ostentó
también
el
título
de
máxima
hegemonía:
Nudo,
bajo
la
supervisión
de
Serpiente
Enrollada.
del
control
del
Usumacinta.
ochk’in
kalo’mte’,
y
ha
sido
vinculado
con
Teotihuacan
(845
km
al
͢͜͟
×ǯ
ǯ—hijo
de
la
Señora
Sak
K’uk’
y
Hacia
el
año
458
surgiría
un
nuevo
gobernante
en
Tikal:
K’an
ēĔȌǤ
×ĎĎ
clamar
de
K’an
Mo’
Hix—,
cuando
Palenque
aún
intentaba
recuperarse
de
la
invasión
de
Serpiente
Enrollada.
Chitam
(hijo
de
Sihajiiy
Chan
K’awiil
ĎĎ).
Durante
su
largo
gobier-‐ su
superioridad
sobre
otros
señoríos
a
nivel
regional,
como
Yaxchi-‐ En
mayo
de
ese
año,
Yajaw
Chan
Muwaan,
gobernante
de
Bonampak,
aprovechó
la
vulnerabilidad
de
ǡ×ƪ
Ǥͤ͢͠ǡ
lán,
Bonampak,
Lacanhá
y
Wak’aab’
(probablemente
Santa
Elena),
Palenque
para
derrotar
a
uno
de
sus
capitanes
militares.
Según
Dmitri
Beliaev,
en
octubre
del
mismo
Ƥ
×
ǡ
×ǯȋ-‐ en
México,
aunque
tal
proceso
se
concretaría
durante
el
reinado
año,
otro
personaje
de
alto
rango
de
Palenque
(portador
del
título
de
b’aakel
wahywalȌ
mente
Naachtún,
68
km
al
ē).
Tras
su
muerte,
K’an
Chitam
sería
suce-‐ de
su
sucesor
—el
Gobernante
Ĉ—,
quien
ascendió
al
poder
en
ju-‐ el
príncipe
heredero
de
Piedras
Negras
—K’inich
Yo’nal
Ahk
Ď—
un
mes
antes
de
su
entronización.
dido
en
el
año
488
por
su
hijo
Chak
Tok
Ich’aak
ĎĎ,
‘Garra
de
Jaguar’
ĎĎ,
͡͝͠ǡ
Ó±ÀƤ Ambas
derrotas
pudieron
provocar
que
la
corte
de
Palenque
se
exiliara
temporalmente
en
Ta’
Us,
un
À de
Yaxchilán,
Jaguar
Ojo
de
Nudo,
junto
con
otros
dos
señores
de
si
tio
probablemente
ubicado
en
la
región
chontal
de
Tabasco.
(48
km
al
Ċ)
llamado
Tzik’in
B’ahlam.
Este
gobernante
mandó
erigir
Lakamtuun
y
Wak’aab’,
bajo
la
supervisión
del
kalo’mte’
͢͜͠
×ÓǯȋƤ͜͞͝ȌǤ͢͜͡ǡǦ
varios
monumentos
que
rompen
con
la
tradición
previa,
bus
cando
Tajo’m
Uk’ab’
Tuun.
que
quedaría
en
manos
de
Ajen
Yohl
Mat.
De
acuerdo
con
Grube,
Ajen
Yohl
Mat
supervisó
en
609
la
Ƥ
Al
mismo
tiempo,
el
linaje
de
Kaanu’ul
incrementaba
su
po-‐ Figura
319.
Detalle
del
Tablero
×ǯ
ǥȋͥͤĊ),
aunque
este
intento
de
Palenque
por
ex-‐
capital
independiente,
ajena
a
la
órbita
de
Teotihuacan.
En
torno
der
hegemónico,
posiblemente
desde
Dzibanché,
bajo
la
égida
del
del
Templo
de
las
Inscripciones,
À
À
×ǡ
a
este
mismo
periodo,
Yuhkno’m
Ch’e’n
Ď,
primer
gobernante
históri-‐ gobernante
K’altuun
Hix,
y,
de
acuerdo
con
Martin,
en
520
intervino
Palenque,
Chiapas,
México. de
611.
Las
consecuencias
de
esta
guerra
son
descritas
en
el
Tablero
del
Templo
de
las
Inscripciones
mediante
456 ͣ͠͡
la
expresión
satay
k’uhul
ixik
satay
ajaw,
‘se
perdieron
las
señoras
divinas
y
se
perdieron
los
gobernantes’
ȋƤͥ͟͝ȌǤ͢͝͝×
ǡƤ
×
ǡ
À
À
Ǥ
͢͝͡
×ǯ
ǯǤ
×Ǧ
ȋƤ͟͜͞ȌǤ±
À
en
618:
K’an
ĎĎǡǯǯ
ǯǯǤ
ͥ͢͝ǡǯǯ
ocupó
el
trono
de
la
dinastía
Kaanu’ul
por
un
breve
lapso,
durante
el
cual
K’an
ĎĎ
se
declaró
vasallo
suyo,
Ƥ
ǤǯǯÀ
ǯǯǯǯǯ͢͞͞ǡ
según
registran
textos
de
Caracol,
aunque
no
se
sabe
con
certeza
dónde
tuvo
su
sede
Kaanu’ul
para
en-‐
tonces.
Como
recurso
diplomático
para
mantener
su
alianza
con
Caracol,
Tajo’m
Uk’ab’
K’ahk’
otorgó
un
obsequio
a
K’an
ĎĎ.
En
el
año
625,
el
soberano
de
Piedras
Negras,
Yo’nal
Ahk
ĎȋƤ͟͟͝Ȍǡ×
-‐
dote
súbdito
de
K’inich
Janaahb’
Pakal
y
al
gobernante
de
Sak
Tz’i’:
K’ab’
Chante’
ĎĎ.
Hacia
626
se
ce
le-‐
bró
el
matrimonio
de
K’inich
Janaahb’
Pakal
con
la
Señora
Tz’akb’u’
Ajaw,
al
parecer
vinculada
con
el
sitio
de
Uxte’k’uh
—de
donde
procedían
otros
miembros
de
la
nobleza
palencana—,
que
tal
vez
pudo
ubicarse
en
alguna
región
cercana
a
Tortuguero,
Tabasco
(65
km
al
ēĔ
de
Palenque).
Para
entonces,
ǯ
ǯ
×
ƪ
ǡ
ǯǯ
—ubicado
en
algún
lugar
desconocido
de
la
Selva
Lacandona.
La
extremada
inestabilidad
política
imperante
en
el
Petén
oriental
provocó
que
en
el
año
626
es-‐
ƪ
ǡ
À
͢͟͝ǡ
cuando,
gracias
al
apoyo
otorgado
por
la
dinastía
Kaanu’ul,
Caracol
pudo
obtener
una
victoria
deter-‐
minante
sobre
el
disidente
líder
de
Naranjo
—llamado
K’uhxaj
Sak
Chuwen,
según
Alexandre
Toko-‐
vinine—,
quien
había
desconocido
los
acuerdos
políticos
previos
establecidos
por
su
predecesor
Aj
ÀǯǤÀƤ
Kaanu’ul,
llamado
Yuhkno’m,
Cabeza,
primero
de
los
gobernantes
de
Kaanu’ul
que
puede
ubicarse
con
ǯǦǯȋȌǤǡǯǡ
×ƤͥǤ͜͝Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜ǡ
Ó͢͟͟ǡǤ
×ǯ
ͣ͝͝ǡ
×
±ǡ
À
±-‐
lago,
que
todavía
en
632
mantenía
su
presencia
en
el
cercano
sitio
de
Uxul.
En
636,
la
entronización
de
Yuhkno’m
el
Grande
—Yuhno’m
Ch’e’n
ĎĎ—
en
Uxte’tuun-‐Chihknaahb’
no
sólo
trastocaría
de
manera
irreversible
el
equilibrio
geopolítico
de
su
región,
sino
de
todas
las
Tierras
ǤǡƤk’uhul
ajaw
—
Ƥ
××
militar—
alcanzó
un
desarrollo
superlativo,
al
tiempo
que
el
área
urbana
de
Calakmul
se
expandió
has-‐
ͣ͜2,
con
una
población
estimada
en
alrededor
de
60
000
personas.
ͣ͢͠ǡ
—Yaxuun
B’ahlam
ĎĎĎ—
logró
capturar
a
un
ajaw
procedente
de
ȋǡ
ǡͣ͠Ċ).
En
la
región
occidental,
Tortuguero
lanzaría
un
ataque,
en
649,
que
destruiría
el
sitio
de
Yomoop
o
Mo’poy
—relacionado
por
Guillermo
Bernal
y
Gabriel
Laló
con
El
Palma,
en
el
sureste
de
Chiapas,
junto
al
río
Lacantún.
Poco
antes
del
año
650,
Jut
Chanek’,
una
mujer
procedente
de
un
sitio
que
podría
corresponder
a
Itzán,
en
Guatemala
(334
km
al
Ę),
llegó
a
Edzná,
actual
Campeche,
México,
para
desposarse
con
el
ǡǯǤÀ
ǯ
À
—y,
con
ello,
asegurar
su
sujeción
y
vasallaje—,
ya
que
poco
después
aparecen
emblemas
de
Kaanu’ul
en
escali-‐
ÀƤ
Ǥ
Entretanto,
se
sabe
muy
poco
respecto
a
lo
que
ocurría
en
Tikal,
que
aún
permanecía
sumido
en
la
×
Ǥǡ
͙͙͟͞͞͠×
por
nombre
K’inich
Muwaan
Jo’l,
y
tuvo
al
parecer
dos
hijos:
Nu’un
Ujo’l
Chaahk
y
B’ajlaj
Chan
K’awiil.
ǡ
À
Ǧ
ƪ
Óͤ͢͠ǡ
ǯǯ͞͞ÓÀ
Figura
320.
Tablero
Oval
de
la
Casa
Ċ,
El
Palacio,
Palenque,
Chiapas,
México.
458 459
Hacia
650
parecen
haber
comenzado
a
incrementarse
de
manera
paulatina
la
presencia
y
la
actividad
de
grupos
étnicos
chontales
en
la
región
noroccidental
del
área
maya,
en
torno
a
sitios
como
Comalcalco
y
Tortuguero,
ambos
en
Tabasco,
y
Uxte’k’uh,
desde
donde
pudieron
haber
entablado
contacto
con
élites
de
ǡ
ǯ
ǯǤ
×òÀ
ÀƤ
ǡ±
À×ǡ
×
—como
el
Ȁ
—
±
×Ǥ
En
diciembre
de
650,
aprovechando
la
guerra
civil
que
mantenía
dividido
a
su
rival
de
Mutu’ul,
ǯ
ȋƤ͟͢͝Ȍ×
ȋͥ͜͝ĘȌ×ǯ
ǯ
Ƥ
ȋ±Dz
Ƥ
ǣ-‐
dzȌǤǡÀ
ï
hasta
el
límite
de
las
Tierras
Altas,
al
supervisar
en
656
la
entronización
de
K’iib’
Ajaw
en
Cancuén
(232
km
al
ĘȌǤͣ͢͡ǡǯ
×ȋ͜͜͝ĘĊ).
La
ÀǡǯǯǤ
ǡ
se
consolidó
como
la
potencia
dominante
del
mundo
maya,
e
hizo
de
los
gobernantes
de
Dos
Pilas
y
Ti-‐
Ǥǯ
×
ceremonia
en
Yaxhá
(126
km
al
ĘĊȌǡƤǯǣ
Yuhkno’m
Yihch’aak
K’ahk’,
‘Garra
de
Jaguar’.
±ïǡǯ
×
××
ǡ±Àǡ
Ǥ
ͤ͢͡
entabló
una
alianza
para
hacerse
del
control
de
esta
región
con
el
gobernante
Itzam
K’an
Ahk
ĎĎĎ
de
Piedras
Negras
(186
km
al
ĘĔ),
a
quien
pudo
otorgar
yelmos
de
guerra,
ko’haw,
símbolos
que
Piedras
Ne-‐
gras
utilizaría
después
para
imponer
su
autoridad
sobre
sitios
como
Lacanhá,
Yaxchilán
y
Bonampak.
Ante
la
amenaza
que
suponía
este
bloque
enemigo
para
sus
intereses,
la
reacción
de
Palenque
×
ÓÀǤͥ͢͡×
Ǧ
ȋͥͤĊ).
Pocos
días
después,
consiguió
derrotar
a
una
Figura
321.
Altar
3
del
Altar
de
los
Reyes,
Campeche,
México.
×
ȋǯȌǡǡ
ǯ
ǯ
×ǡ
Ó
-‐
ñores
de
sitios
subsidiarios.
Tal
campaña
tal
vez
permitió
que
Palenque
instalara
en
mayo
de
661
a
llamado
Lam
Nah
K’awiil.
Ello
suscitó
una
encarnizada
lucha
en
pos
También
hacia
649,
el
gobernante
K’inich
B’ahlam
de
El
Perú-‐
ǯǦǡ
ǡ±
ȋͤ͠ēĊ).
ǡ
À
Àǯǣ Waka’
(108
km
al
ĘĔȌǦ
ƪ
Àï͢͢͞ǡ
—según
expertos
como
Martin—
el
pro-‐
ǯǯ
×͙͞͡ǡ ǯ
Ǥ
Dz pio
Yuhkno’m
el
Grande
pudo
haber
visitado
Piedras
Negras
(186
km
al
ĘĔȌǡƤ
B’ajlaj
Chan
K’awiil
tuvo
que
salir
exiliado
hacia
el
Petexbatún,
Gua-‐ À
dz
ǯ —Ix
ǯĎĎĎ.
Durante
los
seis
días
siguientes,
Piedras
Negras
atacó
a
Santa
temala,
donde
eventualmente
lograría
establecer
una
nueva
capital
K’ab’el—,
quien
pudo
haber
sido
hija
del
gobernante
de
Cala
kmul.
Elena
y
otro
sitio
cercano,
arrebatando
a
Palenque
el
control
de
la
región.
Como
resultado,
en
abril
de
en
Dos
Pilas
(110
km
al
Ę).
Su
llegada
alteraría
el
equilibrio
político
re-‐ ÀƤ
͢͢͞ǡǯ
×
ǯǦȋ͢͝͞Ĕ
de
Calakmul),
gional,
al
imponerse
sobre
las
ciudades
de
Tamarindito
y
Arroyo
ǯÀÀ
esta
vez
como
vasallo
suyo.
de
Piedra
que
controlaban
previamente
la
región. ǡƤ
ǯǡƤ×
Ǥ
La
contienda
entre
Dos
Pilas
y
Tikal
era
observada
atentamen
te
y
asegurar
con
ello
su
lealtad
y
vasallaje,
que
en
al
gunos
ca
sos
pudo
665,
incluso
un
señorío
distante
como
Hix
Witz
(108
km
al
Ċ)
le
enviaba
tributo
—acompañado
de
una
por
Yuhkno’m
el
Grande,
dentro
de
su
vasta
red
política.
El
go
ber-‐ prolongarse
a
las
generaciones
siguientes
median
te
la
descen
den-‐ princesa
de
su
corte—ǡï
ͣǤ
×ƤͥǤ͝͞Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜ǡͤ͞
nante
más
importante
de
Edzná
—Kal
Chan
Chaahk—ǡ ͣ͜͝ cia
matrilineal.
ͣ͢͞ǡǯ
ǡ
al
norte,
parece
haberse
convertido
en
su
aliado
o
subordinado
ha-‐ Janaahb’
Yook
K’inich
—hijo
del
matrimonio
entre
Sihajiiy
Chan
K’awiil
y
la
Señora
Jut
Chanek’—
erigía
ͥ͢͠ǡïÀ
ÀƤ
À ȋͣ͜͝ē)
y
su
vasallo
Muyal
Chaahk
hacía
lo
propio
en
Uxul
(33
km
al
ĘĔ).
Edzná,
que
registran
el
emblema
de
Kanu’ul
en
dos
ocasiones.
Po-‐
ǡƪ
×
×
×±Ǥ
ͣ͢͞ǡǡǯ
siblemente
bajo
la
sombra
de
Calakmul,
Edzná
se
convertiría
en
el
maya
durante
el
Clásico
Tardío
es
entendido
en
cierta
medida
como
Ujo’l
Chaahk,
dejó
de
honrar
la
alianza
con
Calakmul
y
atacó
Dos
Pilas
(108
km
al
ĘĔ),
con
lo
que
B’ajlaj
centro
político
más
importante
del
occidente
de
Campeche
durante
la
resultado
de
procesos
de
mayor
envergadura,
suscitados
dentro
de
ǯ
Ǥ×±
ǡ
segunda
mitad
del
siglo
ěĎĎ,
lo
cual
explica
su
inclusión
en
un
listado
la
vasta
área
cultural
de
Mesoamérica.
Entre
éstos,
quizá
ninguno
×Ǥ
Ó
Àͣ͢͟ǡ
ǯ
Dz
dzȋƤͥ͟͠͞͝Ȍ
Ƥ
ǯ
×ȋͣ͟Ĕ
de
Tikal).
los
Reyes
(208
km
al
ĘĊ),
junto
a
otras,
como
Calakmul
y
Palenque,
como
la
caída
de
Teotihuacan,
que
daría
paso
a
una
nueva
situación
B’ajlaj
Chan
K’awiil
tuvo
dos
esposas.
De
su
unión
con
la
pri
mera
(la
Señora
B’ulu)
nacería
Wak
Chak
en
México,
Tikal
y
Motul
de
San
José,
en
Guatemala,
k’uhul
Chatahn
À
Le’m,
la
Señora
Seis
Cielo,
quien
después
cambiaría
la
historia
de
Naranjo
(136
km
al
ēĊȌȋƤ͜͞͞ȌǤ
winikǡǯȀǡï
Ǥ
Ǥ ǡ
ǣǯǤ
460 461
ǡǯ
ƪ
-‐ ×ͤͣ͢ǡ—según
Marc
Zender—
para
parti-‐
cuén,
donde
supervisó
la
ascensión
al
trono
de
un
nuevo
gobernante,
ci
par
en
un
torneo
amistoso
de
juego
de
pelota
contra
un
sacerdote
ͣ͢͢ǡǫǫǤÓ±ǡ
×
ǯ
ǯǯǯȋƤ͟͟͞ȌǤ
Ǧ
la
insurrección
de
Nu’un
Ujol
Chaahk,
atacándole
en
una
localidad
ǡ
Ƥ
-‐
desconocida:
Pulil.
El
gobernante
de
Tikal
logró
escapar,
aunque
la
biera
prosperado
tras
la
muerte
de
Yuhkno’m
el
Grande.
derrota
colo
có
a
su
ciudad
en
una
situación
vulnerable,
que
B’ajlaj
ͤͣ͢ǡ —K’inich
Chan
K’awiil
apro
vechó
para
lanzar
un
ataque
demoledor
sobre
ella
Kaan
B’ahlam
ĎĎ—
obtuvo
su
victoria
más
importante,
tras
la
invasión
—con
el
respaldo
de
Calakmul—Ƥ
ƪ
de
Toniná
(64
km
al
ĘȌȋƤͥ͜͞ȌǤ
ǯǯǡ
Ǥ enemigo
—Yuhkno’m
Wahywal—
habría
muerto
como
consecuen-‐
La
siguiente
maniobra
política
de
Yuhkno’m
el
Grande
con-‐
ǡ
sistió
en
cimentar
su
alianza
con
el
linaje
de
Saknikte’
(La
Corona,
provisional
con
miembros
de
la
casta
sacerdotal
durante
los
siguien-‐
94
km
al
ĘĔ),
mediante
el
envío
de
su
propia
hija
al
gobernante
lo-‐ tes
nueve
meses,
hasta
junio
de
688,
cuando
subió
al
poder
K’inich
ǯ
ǡƤDzÀ
dzǤ B’aaknal
Chaahk;
sin
duda,
el
más
importante
gobernante
del
sitio.
ïǡ×
À-‐ ǡͥ͢͜ǡǯ
ǯĎĎ
recibió
la
visita
ǯǣ
ǯǥǯ
ǡ ƤÀ
ǯǦȋͤ͠ēĊ),
quien
después
su
condición
de
nieto
de
Yuhkno’m
el
Grande. —según
Martin—
×ǡ
Inscripciones
procedentes
de
Hix
Witz
—la
región
de
Zapote
Bo-‐ con
lo
cual
canceló
en
la
práctica
su
sujeción
previa
a
la
órbita
de
×ȋͣ͟͝ĘĔ
de
Calakmul)—
que
da
tan
Yuhkno’m
el
Grande.
Palenque
arrebató
entonces
a
Piedras
Negras
el
de
680
mencionan
a
Yuhkno’m
el
Grande
cuando
contaba
80
años
de
ǡ
ǯǡ
edad
—lo
cual
le
valió
el
apelativo
de
‘señor
de
cinco
k’atunes’—Ǧ en
Chiapas,
México
(La
Mar,
85
km
al
ĘĊ),
y
Anaayte’
(posiblemente
el
ron
encargadas
por
el
gobernante
local
Janaahb’
Ti’
O’
(Ď),
vasallo
del
actual
Anaité,
ubicado
entre
Piedras
Negras
y
Yaxchilán).
primero
desde
tiempo
atrás.
En
octubre
de
692,
tras
preparar
a
su
ejército
durante
cuatro
ͥǤ͝͞Ǥ͜͝Ǥ͡Ǥ͝͞ǡͤ͟͜͢͞ǡ× Óǡǯ
ǯ×ǯ
hi
ja
de
B’ajlaj
Chan
K’awiil,
la
princesa
Wak
Chak
Le’m,
Señora
Seis
Kaan
B’ahlam
ĎĎ
y
logró
capturar
a
sus
vasallos
K’awiil
Mo’
y
K’uy
Cielo,
procedente
de
Dos
Pilas
(136
km
al
ĘĔ).
De
inmediato
asumió
DzdzȋƤͤͤͤ͞͝͞ȌǤͥ͢͟ǡ×
el
poder
como
gobernante
local
y
comenzó
a
servir
a
los
intereses
de
ǯȋͣ͞ēĊ
de
Toniná),
al
lanzar
un
ataque
con-‐
Ǥ
ǡ tra
el
gobernante
local
Nikte’
Mo’,
durante
el
cual
tomó
como
prisio-‐
Quintana
Roo
(402
km
al
ē),
implicando
con
ello
una
interconexión
nero
a
Chan
Ma’s
—vasallo
de
este
último—
y
logró
derrotar
a
Yax
política
en
el
mundo
maya
mayor
de
lo
que
normalmente
se
cree.
Ahk,
señor
de
Anaayte’.
×Ƥ
×
Por
otro
lado,
en
Naranjo,
K’ahk’
Tiliw
Chan
Chaahk
ascendía
Chan
K’awiil
en
682.
La
rapidez
con
que
restableció
el
orden
se
explica
al
trono
con
cinco
años
de
edad,
seguramente
hijo
de
la
gobernante
debido
a
que
la
línea
de
sucesión
logró
mantenerse,
a
pesar
de
la
de-‐ Wak
Chan
Le’m,
quien
pronto
se
declararía
vasallo
incondicional
del
Ǥ×-‐ gobernante
de
Calakmul,
Yuhkno’m
Yihch’aak
K’ahk’,
con
lo
que
se
ƪ
Ǥ consumó
la
estrategia
urdida
por
Yuhkno’m
el
Grande
y
B’ajlaj
Chan
ͤ͢͟
×ǯ
ǯǡ
ͤ͜ÓȋƤǦ K’awiil
años
atrás.
ͣ͢͢͜͝͝ȌǤÀǦ Sin
embargo,
los
intentos
de
Yuhkno’m
Yihch’aak
K’ahk’
por
yor
K’inich
Kaan
B’ahlam
ĎĎǡ
×
man
tener
la
vasta
red
política
de
su
predecesor
llegarían
a
un
abrupto
ȋ
ȌǤ Ƥͥ͢͡ǡ
±-‐
Después
emprendió
la
construcción
del
Grupo
de
las
Cruces,
con
sus
cito
de
Jasaw
Chan
K’awiil,
su
rival
de
Tikal
(100
km
al
ĘĊȌǤ
tres
templos
dedicados
a
las
deidades
tutelares
de
la
ciudad
(véase
×ǡÓǯǡ
Dz
ǣ
ǯdzȌǤ Ƥ
ǡÀƤ
En
julio
de
685,
en
uno
de
sus
últimos
actos,
Yuhkno’m
el
Gran-‐ Ǯ
ȑ±
Ȓǯ
de
buscó
renovar
su
alianza
con
Piedras
Negras,
mediante
el
otor-‐
ǯǯǯǯȋƤ͟͞͠ȌǤ
ǯ
gamiento
de
nuevos
símbolos
de
poder
—un
yelmo,
ko’haw,
y
una
ca-‐ ×À
ǡƤ×
pa—
a
su
vasallo
Itzam
K’an
Ahk
ĎĎĎ,
por
conducto
de
uno
de
sus
Calakmul.
El
palanquín-‐litera
con
el
que
acudió
Yuhkno’m
Yihch’aak
capitanes.
Tras
la
muerte
de
Yuhkno’m
el
Grande,
hacia
686,
el
trono
ǯǯ
ǡ-‐
de
Calakmul
quedó
en
manos
de
Yuhkno’m
Yihch’aak
K’ahk’,
‘Garra
de
ǡ
Jaguar’
—probablemente
su
hijo—,
quien
intentó
preservar
la
amplia
entierro
(la
Tumba
4)
en
la
Estructura
2
de
Calakmul.
red
política
de
su
predecesor.
Fue
reconocido
por
sitios
como
Dos
Pi-‐ Ƥ ǡ
ͥǤ͟͝Ǥ͜͝Ǥ͜Ǥ͜ǡ ͢͞
las,
El
Perú-‐Waka’,
Uxul
y
La
Corona,
cuyo
líder
Chak
Ak’aach
Yuhk
ͣ͜͞ǡ
ǣ Figura
322.
Vista
del
Templo
Ď,
Tikal,
Guatemala.
462 463
En
la
región
noroccidental,
la
rivalidad
entre
Palenque
y
Toniná
Dzdzǡ
Ó
ǯ
À
ͣ͝͝ǡ
K’in
B’ahlam;
su
madre
—una
princesa
de
la
corte
de
Cancuén
(54
bajo
el
mando
de
K’inich
Chuwaaj
K’ahk’
—el
joven
rey
del
linaje
de
km
al
ĘĊ)—
y
su
tutor
o
guardián,
de
la
dinastía
Kaanu’ul,
posible
Po’—
invadieron
Palenque
y
lograron
capturar
al
rey
K’inich
K’an
Joy
representante
de
los
intereses
de
Yuhkno’m
Took’
K’awiil
de
Calak-‐
Chitam
ĎĎȋƤ͟͜͝ȌǤǡ
-‐ mul
(190
km
al
ē).
tonces
controlaba
Toniná
decidió
dejar
con
vida
a
su
enemigo,
segu-‐ Según
Zender,
la
Estela
Ć
de
Copán,
Honduras,
registra
que
en
ramente
a
cambio
de
amplias
concesiones
territoriales
y
tributarias.
ͣ͟͝
À×
Àǡ
Ello
explicaría
la
bonanza
que
se
aprecia
en
Toniná
durante
los
años
ǯǯǯ
Ƥ×Ǥ
ǡ
Ƥ así,
habría
incluido
a
Yuhkno’m
Took’
K’awiil
de
Calakmul
(364
km
al
ǡͣ͝͠-‐ ēĔ),
Jasaw
Chan
K’awiil
de
Tikal
(264
km
al
ēĔ)
y
K’inich
Ahkul
Mo’
ȋͤͣĘĊ)
Naahb’
ĎĎĎ
de
Palenque
(441
km
al
ēĔ),
quienes
por
un
momento
ha-‐
pudieron
entablar
relaciones
políticas
y
diplomáticas
de
naturaleza
À
Ǥ
aún
por
precisar.
En
Yaxchilán,
el
gobernante
Kohkaj
B’ahlam
ĎĎĎ,
Escudo
Jaguar
ÀƤ
× ĎĎĎ,
se
atribuyó
la
captura
de
un
señor
de
Hix
Witz
(Zapote
Bobal
o
ǡ ͣ͝͡ǡÀ ǡͣ͠ĊȌ±Óͣ͟͞—seguramente
obra
de
sus
ǯǯ Àǡ
ǯ
capitanes
más
que
suya—,
cuando
ya
rebasaba
los
51
años
en
el
poder.
ǯ Ǥ ǡ ͣͣ͝ǡ
ǯǯ —de
Como
resultado
de
sus
campañas
militares
y
avances
políticos,
esta-‐
ubicación
desconocida—
arrebató
el
control
de
esta
región
a
Toniná,
bleció
una
red
de
gobernantes
subsidiarios
(sajalo’ob’)
en
torno
suyo.
al
entro
nizar
a
un
nuevo
gobernante
en
el
sitio
de
Xukalnaah
(Lacan-‐ ǡ
ǯǡ
×
Ó
ȌǤ ï
ͣͤ͜ ͣ͟͞ǡ ǯ
ͣ͟͠ȋ±Dz×
dz
K’ahk’
capturó
a
un
guerrero
de
Calakmul
(268
km
al
ēĊ). este
volumen).
Las
riquezas
halladas
en
su
tumba
—el
Entierro
116—
Una
nueva
princesa
de
Kaanu’ul
—la
Señora
Ti’—
hizo
su
arri-‐ ȋƤͤ͞͞ǡ͟͢͟͞͞͞Ȍ
ͣ͟
ȋǯȌͣ͞͝ǡǦ
ÀƤ
ȋƤ͠͡Ȍǡ
ǮÓ
no’m
Took’
K’awiil
para
entablar
una
alianza
con
el
gobernante
local
divinos’
de
capitales
distantes:
Copán
(265
km
al
ĘĊ),
Palenque
(258
Yajawte’
K’inich.
El
rango
que
se
le
adjudica
(‘señora
kalo’mte’’)
indi-‐ km
al
ĔȌǡǯȋͣ͝͠ēĊȌȋͣ͜͞
ca
que
pudo
ejercer
cierta
hegemonía
más
allá
del
entorno
inmediato
al
ēĔ)
o
bien
Río
Azul
(42
km
al
ēĊȌǤ
ͣ͟͠ǡ
ȋƤ͟͞͠ȌǤ trono
quedó
en
manos
de
su
hijo
Yihk’in
Chan
K’awiil
—͙ͣ͞—
Tras
la
muerte
de
K’inich
K’an
Joy
Chitam
ĎĎǡ ͣ͞͞ ȋƤ ͟͡ȌǤ
asume
el
trono
de
Palenque
K’inich
Ahkul
Mo’
Naahb’
ĎĎĎȋƤ͞͝͝ȌǤ Ƥ
ǯǤͣͣ͟͟͢͠Ǧ
ǯǯǤͣ͟͞ǡ-‐
×
±
ǡ
nante
designó
como
su
líder
militar
a
Chak
Suutz’,
quien
emprendió
de
Yuhkno’m
Took’
K’awiil.
La
victoria
sería
para
Mutu’ul,
y
el
rey
Figura
323.
Panel
del
Juego
de
Pelota
1,
Yuhkno’m
Took’
K’awiil,
tercero
en
la
línea
de
sucesión
de
Yuhkno’m
el
Grande.
Pese
a
la
derrota
pre-‐ una
amplia
campaña
de
conquistas,
que
le
llevó
dos
años
después
a
ene
migo
no
parece
haber
sobrevivido,
a
juzgar
por
el
Altar
9
de
Tikal,
La
Corona,
Guatemala. via
ante
Tikal,
parece
que
logró
conservar
las
alianzas
estratégicas
con
Dos
Pilas
y
Naranjo,
e
instaló
al
ǯǯȋǡͤͣĘĊ)
que
le
retrata
atado
y
humillado.
La
derrota
parece
haber
trunca-‐
sucesor
de
K’inich
B’ahlam
en
El
Perú-‐Waka’
(104
km
al
ĘĔ).
y
cap
turar
a
un
vasallo
del
soberano
Yo’nal
Ahk
ĎĎ,
llamado
Ni
Sak
Ƥ
Ǧ
ǡǯ
ǯ×ƪ
À
× Kamay,
y
a
otro
noble
de
K’ihna’.
tes
de
Kaanu’ul
por
erigirse
como
la
mayor
potencia
hegemónica
del
de
Bonampak
(102
km
al
Ċ),
donde
un
gobernante
del
linaje
de
Ak’e’
—Etz’nab’
Mandíbula—
se
declaró
En
Comalcalco,
la
rama
occidental
del
linaje
de
B’aakal
(esta-‐ Ǥ±
ǡǦ
ͣ͜͞Ǥǯ
ǯȋ±ͣ͜͠Ȍ
-‐ blecida
previamente
por
el
gobernante
B’ahlam
Ajaw
de
Tortugue-‐ lak
mul
menciones
directas
al
emblema
de
Kaanu’ul
en
ninguno
de
perada,
y
el
gobierno
interino
sacerdotal
de
Toniná
—quizá
en
busca
de
legitimidad—
hizo
gobernante
a
ro,
88
km
al
ĘĊȌǡͣ͢͞ǡ×
×Ǧ los
monumentos
posteriores.
ǣǯ
ǯǯǡÓǤÓͣͥ͜ǡǦ cripción
de
ladrillo
en
el
Templo
1
encomendada
por
el
jerarca
local
À×
Ó
te
el
reinado
de
Yuhkno’m
Took’
K’awiil,
una
princesa
de
Kaanu’ul
—llamada
quizá
Uh
Chan
Le’m— K’inich
Ohl.
En
Toniná,
según
una
interpretación
de
Stuart,
un
tor-‐ del
linaje
de
Murciélago
para
retomar
el
control
de
la
región,
quizá
a
en
viada
a
Yaxchilán
(180
km
al
Ę),
para
ser
esposa
de
Kohkaaj
B’ahlam
ĎĎĎ,
Escudo
Jaguar
ĎĎĎ,
y
así
tal
vez
neo
de
juego
de
pelota
organizado
por
el
gobernante
local
K’inich
partir
de
otra
ciudad
cercana,
como
Oxpemul
o
Uxul,
en
Campeche,
ƪ
À
×ǤÀǯĎě,
Pájaro
Jaguar
ǯ ͣͣ͞
ǯ México,
o
Naachtún,
en
Guatemala.
Aunque
de
manera
indirecta,
ĎěȋƤͤ͜͞ȌǤ Took’
K’awiil,
gobernante
de
Calakmul
(268
km
al
ēĊ)
(véase
“El
jue
go
por
lo
menos
un
señor
de
Kaanu’ul
pudo
seguir
gobernando
en
Ca-‐
Con
el
apoyo
de
Yuhkno’m
Took’
K’awiil,
el
gobernante
de
Naranjo
—K’ahk’
Tiliw
Chan
Chaahk—
ǣ
dzȌǤǡ lakmul
—disimulando
su
condición
bajo
el
título
de
‘señor
de
Chihk
×
Ó
ÓÀ ǯ ͣ͜͢ǡ ǡ Tras
la
agresión
de
Chak
Suutz’
contra
Piedras
Negras,
uno
de
ǯǯǤǯͣ͟͢
ǡͣ͜͝Ǥǡ
los
últimos
actos
del
gobernante
Yo’nal
Ahk
ĎĎ
parece
mostrar
la
in-‐ la
lejana
Quiriguá
(324
km
al
ĘĊ),
quizá
vinculándole
de
algún
modo
ÀǤ
ǯ
×
ÓÀÓǯ—un
×
À
ȋͤͣ
ƪ
×
centro
que
según
Nikolai
Grube
podría
corresponder
a
Naachtún
(68
km
al
ēǡ al
ēĔ),
al
tomar
como
su
segunda
esposa
—aparentemente—
a
una
de
Copán
en
pos
de
obtener
su
independencia
(véase
“Representacio-‐
regional
de
Calakmul)—,
el
cual
consistió
en
exhumar
los
huesos
de
la
Señora
Tuun
Kaywak,
posible-‐
ǯǡÓͣͥ͞Ǥǡͥ͝ȋcaǤͣ͟͜Ȍ ǣdzȌǤï
ǯǡ
ȋƤͣ͝͝ȌǤ muestra
al
joven
heredero
al
trono,
K’awiil
Chan
K’inich,
durante
ǡ
ǯ
×
464 465
en
un
torneo
de
juego
de
pelota
con
el
gobernante
Janaahb’
Ti’
O’
ĎĎȋͣ͟͝ĘĔ).
Cinco
grandes
monumentos
erigi-‐
Ƥk’atuunÓͣ͠͝
podrían
ser
obra
de
Wamaaw
K’awiil,
aunque
pudo
haberlo
hecho
como
vasallo
de
un
‘señor
divino’
del
linaje
de
Murciélago,
según
indica
el
emblema
plasmado
en
la
Estela
59.
En
Palenque,
el
nuevo
gobernante
Upakal
K’inich
Janaahb’
Pakal
ĎĎ
supervisó
la
ascensión
de
un
dignatario
local
en
enero
de
ͣ͠͞ǡÀ
ȋƤ͞͠ȌǤ
±
ǡ À ±
ƪǯ
ȋ͢͠Ę),
quien
logró
capturar
a
un
personaje
vinculado
con
el
emblema
de
Palenque
(B’aakal).
ǡǯǯȋƤ͟͞͡Ȍ
×-‐
ǯǣͣ͟͠×ïǡ
Ǣ ͣ͠͠ ×
ǡ
como
prisionero
al
jerarca
local
Yax
Mayuy
Chan
Chaahk.
Ambas
victorias
quedaron
registradas
en
los
dinteles
de
madera
del
Templo
Ďěȋ͢͡ȌǤͣ͠͡ǡǯ
Chan
K’inich
de
Dos
Pilas
registró
victorias
militares
contra
Motul
de
San
José
(69
km
al
ēĊ)
y
Yaxchilán
(89
km
al
ēĔ).
Posteriormente,
el
gobernante
Ahkul
Te’
Chaahk
de
Comalcalco
exaltó
sus
vínculos
con
la
rama
dinástica
de
B’aakal
establecida
en
Tortuguero
(88
km
al
ĘĊȌǡ
×͝
ǡͣ͡͞Ǥ
Óǡ
ƪ
por
hacerse
del
trono
en
Yaxchilán
culminaron
con
la
entronización
de
Yaxuun
B’ahlam
Ďě,
Pájaro
Jaguar
Ďě,
hijo
de
Kohkaaj
B’ahlam
ĎĎĎ
y
de
Uh
Chan
Le’m,
su
tercera
esposa,
de
la
dinastía
Kaanu’ul.
Poco
hy.
Detalle
del
Dintel
3,
TemploĎě,
Tikal,
Guatemala.
más
tarde,
Yaxuun
B’ahlam
Ďě
emprendió
una
campaña
militar
por
medio
de
la
cual
se
impuso
sobre
un
sajal
(señor
subordinado)
del
ȋͣ͡ēȌȋƤ͞͡͞ȌǤǡ
Ǥǡ
Yaxuun
B’ahlam
Ďě
tomó
como
esposas
a
princesas
de
sitios
distan-‐ comenzaron
a
desaparecer
las
condiciones
previas
que
permitie-‐
ǡ
ǯȋͣ͠Ċ)
o
bien
Wak
Tuun
×À
ǡ
y
Wak
Jalam,
ambas
de
Motul
de
San
José
(112
km
al
Ċ).
Antes
del
ÀƤ
Óͣ͡͠ǡ
ǥǯǡ
À regional.
Los
epicentros
políticos
parecen
haberse
desplazado
pro-‐
ǯȋȌǡȋ͜͠͠ĘĊ).
Allí
dio
a
luz
±
±-‐
ǡͣ͢͟
À cas,
como
Comalcalco,
Ceibal
en
Guatemala,
y
Chichén
Itzá
en
el
͙͢͝Ǥ×ǡÀÀǦ
ǡ±
ȋ±DzǦ
ǣƤ
×ȋƤͤȌǤ
×
dzȌǤ
ͣ͢͝ǡïǡǯǯ
ǡ
tuvo
que
huir
de
su
ciudad
tras
un
ataque
devastador
perpetrado
por
Ǯ
ȑ±
Ȓǯ
ǯǯǯǯ EL
CLÁSICO
TERMINAL
Ƥ
ǤÀ±ǡ
±
Durante
el
Clásico
Terminal,
el
modelo
de
los
gobernantes
divinos
ser
mencionado.
Tras
ello,
parece
que
las
últimas
élites
de
Dos
Pilas
͟͞͠ǤÀƤ
͟ǡĎ,
Tikal,
Guatemala. —inspirado,
como
ya
se
vio,
en
la
hegemonía
traída
desde
Teoti-‐
ǡ
Ƥ
huacan—
ȋ±Dz
Ƥ
ǣ
dz
prevalecían
en
Mesoamérica.
A
ello
siguió
un
periodo
de
crecien
te
Ȍǡͣͣ͜
Àǯǯ
ǡ
À
ǡ
×Ǧ un
exiliado
del
linaje
de
Mutu’ul
de
Dos
Pilas,
al
igual
que
Ajaw
B’ot,
des
entidades
hegemónicas
de
antaño
en
pequeños
señoríos
rivales,
ͣͣ͝Ǥ
466 ͣ͢͠
Demarest
muestran
que,
a
principios
del
siglo
Ďĝ,
poblaciones
trashumantes
del
Petexbatún
se
estab-‐ da,
a
considerable
distancia,
por
la
de
Mutu’ul
en
Tikal
(caǤͣ͝τȌǡ
lecieron
brevemente
en
Dos
Pilas,
abandonada
desde
tiempo
atrás. des
pués
por
las
de
otros
sitios
importantes
—aunque
menores
en
ͣͣ͜ǡƤ
×ǡ
-‐ en
vergadura—
como
Palenque
(caǤͥτȌǡ
ȋcaǤͣτȌǡ
ǯǡÀǯǡ
ǡ-‐ (caǤ͡τȌȋcaǤ͠τȌǤ
ǯǯǤͣͥ͜ǡÀǯ× Los
datos
examinados
indican
que
las
modalidades
dominan-‐
Ǥ
—incluyendo
su
nombre—
sugie
ren
víncu-‐
×
×
ǡǡ
los
con
la
región
de
Nonohualco,
en
México
(más
de
345
km
al
ĔȌǤͣͥͥ
×
ǯ la
guerra
(caǤ ͟͞τȌǡ
-‐
ǡ
ȋǮǯȌƪ
nación
(caǤͤ͞τȌǡǡǡÀ
de
la
región
chontal
pudieron
ampliarse
después
del
reinado
de
Upakal
K’inich
Janaahb’
Pakal
ĎĎ.
A
(caǤ ͟͝ τȌǡ
principios
del
siglo
Ďĝ
Palenque
habría
caído
en
el
abandono,
y
quizá
miembros
de
la
élite
de
B’aakal
ritua
les
con
juntos
(caǤ͝͞τȌǤƤ
À
Ǧ
Ƥǡ
ȋ͜͝͡Ĕ).
Poco
antes
del
año
800,
parece
que
milit
ares
establecidas
por
otros
medios
(caǤ͢τȌǢÀ
Ǧ
se
incrementó
el
militarismo
en
el
Usumacinta.
En
Yaxchilán,
Kohkaaj
B’ahlam
Chelte’
Chan
K’inich,
rentesco
y
lazos
dinásticos
que
no
involucraban
matrimonio
(ca.
Escudo
Jaguar
Ďě,
emprendió
una
campaña
militar
que
le
valió
capturar
a
16
enemigos,
incluyendo
a
͠τȌǡȋcaǤ͟τȌǤ
señores
de
La
Florida
(40
km
al
ēĊȌǡȋͣ͠Ċ)
y
Motul
de
San
José
(112
km
al
Ċ). ƪ
Ǧ
ǡ
× Ƥ Ó ͤ͜͝ǡ
ǡ ǯǡ
ÀƪǦ
ǯÓ na
adopción
del
régimen
hegemónico
instaurado
por
Teotihuacan.
±
ǡ
±
ǡ
Ǥ±ͤ͜͝ǡï
ƪÀƤ
-‐
gobernante
del
linaje
de
Murciélago
dedicó
un
monumento
en
Oxpemul.
Poco
más
tarde,
las
élites
de
zados
es
que
la
inmensa
mayoría
de
las
intervenciones
a
distancia
de
Calakmul
parecen
dejar
el
sitio
en
manos
de
pequeños
grupos
bajo
el
mando
de
Aj
Took’.
En
la
región
ƪ±
ǡ
ǡ
ÀƤ
ͤͤ͡À
-‐ cual
supera
incluso
a
Kaanu’ul
(caǤ͞͡τcaǤͥ͝τȌǤ
bir
batallas
generalizadas
en
contra
de
señoríos
ubicados
hacia
los
cuatro
rumbos
cardinales.
×
ȋcaǤ͝͠τ
Ƥ͜͝Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜ǡÓͤ͟͜ǡ
ȋƤ͟͢͞ȌÀ uno),
seguidos
de
Palenque
(caǤ͝͝τȌǡȋcaǤͤτȌ
Aj
B’alun
Haab’tal
Wat’ul
K’atel
—quizá
procedente
de
Nonohualco
(más
de
386
km
al
ēĔ).
Boot
identi-‐ Negras
(caǤͤτȌǤ
ǡ
À
Ƥ
×
±ȋͤ͢͠ē).
En
el
política
que
alcanzó
Kaanu’ul
involucró
la
utilización
de
un
abanico
ritual,
le
acompañaron
como
testigos
tres
gobernantes
—muy
posiblemente
exiliados— de
recursos
más
amplio
y
variado,
como
muestra
su
dominio
casi
ab-‐
ȋͣͣ͝ē),
Tikal
(90
km
al
ēĊ)
y
soluto
en
los
ámbitos
de
la
subordinación
y
el
vasallaje
(caǤ͢͞τ
el
señorío
de
Motul
de
San
José
(53
km
al
ēĊ),
posiblemente
controlado
entonces
por
grupos
itzaes. los
casos)
y
otros
medios
diplomáticos
más
sutiles,
como
los
matri-‐
Para
culminar,
entre
890
y
910
Uxmal
se
convertiría
en
la
capital
de
la
región
Puuc,
bajo
el
reinado
monios
políticos
(caǤ͢͜τȌǡȋcaǤͣͣτȌǡ
×
ǯǯǡǡï
ơǡ
×ǡ visitas
y
rituales
conjuntos
(caǤ͢͠τȌǤ
originario
de
Nonohualco
(más
de
425
km
al
ĘĔ)
o
bien
del
México
central
(999
km
al
Ĕ).
Pudo
estable-‐
cer
una
alianza
con
grupos
itzaes,
como
los
que
gobernaban
entonces
Chichén
Itzá
(130
km
al
ēĊ),
cuyo
principal
gobernante
—K’ahk’upakal
K’awiil—
ejerció
el
poder
entre
869
y
889.
El
relativo
aislamiento
de
Toniná
—rodeada
de
las
montañas
de
Ocosingo—
quizá
retrasó
por
algún
tiempo
el
declive
del
sistema
basado
en
los
gobernantes
divinos,
aunque
tras
el
reinado
de
K’inich
Uh
Chapaht,
parece
que
la
dinastía
de
Po’
abandonó
el
sitio,
cuyo
control
quedaría
en
manos
del
desconocido
linaje
que
dedicó
el
último
ï
×͜͝Ǥ͠Ǥ͜Ǥ͜Ǥ͜ȋͥͥ͜ȌȋƤͥ͜ȌǤ
***
Aunque
los
hechos
presentados
no
constituyan
un
compendio
exhaustivo,
se
buscó
seleccionar
un
Ƥ
—y
protagonistas—
en
los
cuales
operó
ƪ
Ǥǡ
aunque
los
porcentajes
que
se
mencionan
a
continuación
sólo
son
aproximaciones.
La
inmensa
mayoría
Figura
326.
Estela
10,
Ceibal,
Guatemala.
de
los
hechos
que
involucraron
interacción
transregional
ocurrieron
durante
el
Clásico
Tardío
(caǤͣ͟τȌǢ
×Ƥ
ȋcaǤ͢͝τȌ
ȋca.
͜͝τȌǤ
×ƪ
ǣÀ
ƪ-‐
×
ǯȋ
±Ȍǡ
͠͡τǡ-‐
468 469
XXXII
ǧǣ
EL
F IN
D E
L A
CIVILIZACIÓN
C LÁSICA
DE
L AS
T IERRAS
B AJAS
Arthur
A.
Demarest
×
ïǦ
ÀǤ×
ǡ-‐
ÀƤ
ǡ
ǡ
ÀȋƤͣ͟ǡͤ͟ǡ
͠͝ǡͣͤ͟͟͞͞ȌǤ
×
×
×
×
×
ï
ǡ
-‐
ǡǡÀǡ
×ǡǡ
ǡ
×Ǥ
±
ǡ
×Ǧ
ĝĝǤƤ
×
Ǧ
ÀƤ
Ǧ
ǡ
×ǡ
ǡ
ͣ͟͞Ǥǡǡ
Ǥ
±
ǡï
Ǥ
ǣ
ͣ͠͝
471
¿a
qué
se
debe
que
todas
las
civilizaciones
siguen
una
trayectoria
Habiendo
señalado
la
continuidad
de
la
tradición
cultural
ma
ya,
ciertamente
hubo
una
gran
crisis
ǫ
À
×Óͣ͜͜
ÀǡǡÀ
Àǡ ͜͜͝͡ǡ
×Ǥ
todas
estas
disciplinas
se
ha
considerado
lo
que
su
posible
respues-‐ ×Ƥ
Dz
×
dz
ta
revela
acerca
de
la
naturaleza
de
las
sociedades
humanas.
La
ma-‐ ȋ±Dz
×ǣdzȌǤ
×
ÀƤ
ǡ
×××ǡ×±ǡ
ǡ
que
se
integró
originalmente.
Así
pues,
el
estudio
arqueológico
e
en
la
Península
de
Yucatán,
en
México.
En
el
curso
de
un
poco
más
de
tres
siglos,
una
por
una
todas
las
his
tórico
del
colapso
de
las
civilizaciones
podría
marcar
el
inicio
ǦÓ
Ǧ
de
la
comprensión
de
las
instituciones
y
adaptaciones
hechas
por
naron
dramáticamente.
ǡ
× Fue
en
la
región
de
las
Tierras
Bajas
del
sur,
en
las
selvas
del
sur
de
Campeche
y
Quintana
Roo,
en
cuerpo
humano
y
la
medicina
moderna
comenzaron
en
los
siglos
el
oriente
de
Chiapas
y
en
la
región
del
Petén
del
norte
de
Guatemala
que
el
proceso
de
cambio
repre-‐
ĝěĎĎĎy
ĝĎĝcon
las
primeras
autopsias. ×
ǤÀǡ
×Óͣ͜͜
ͣ͟͜ǡ
ǡ
desplazamientos
de
población.
Para
el
año
800,
la
población
en
muchas
ciudades-‐Estado
de
las
Tie-‐
Ǭ2ǫ rras
Bajas
se
había
reducido
drásticamente;
algunas
de
ellas
tenían
apenas
unas
cuantas
chozas
y
otras
ÀȋƤ͟͟͜ȌǤǡ
A
pesar
de
la
abundancia
de
estudios
arqueológicos
recientes,
aún
ȋ±Dz
×À
ƪ
ÀƤ
dzȌǤ
las
causas
de
la
desaparición
de
los
reinos
mayas
de
las
Tierras
Bajas
del
periodo
Clásico,
del
mismo
modo
en
que
existen
desacuerdos
sobre
el
colapso
o
el
declive
de
otras
civilizaciones,
estados
o
cacicaz-‐ Ǭ2VǫA
gos,
como
en
el
caso
de
los
mochicas,
en
Perú,
los
habitantes
del
valle
V
del
Indo,
los
de
la
Isla
de
Pascua,
los
del
Cañón
del
Chaco,
en
Nue-‐
vo
México,
Estados
Unidos,
y
los
jemeres
de
Camboya,
entre
mu-‐ Ǭ±ǡ
ǡ
×ǡ
××Ƥ
ǫ-‐
Ǥ
ǡǡ
ÀƤ
À
ǣ
À
vacíos
en
el
registro
arqueológico.
Sin
embargo,
también
se
debe
a
la
ȋǡÀ
Ȍ
k’uhul
ajawtaak,
los
‘señores
sagrados’
existencia
de
preconcepciones
sobre
lo
que
constituye
el
colapso
ȋƤͥ͟͞Ȍȋ±DzÓǣdzȌǤ-‐
de
una
civilización;
en
otras
palabras,
sobre
lo
que
es
un
colapso. pendía
en
gran
medida
de
la
celebración
de
espectaculares
ceremonias
religiosas
y
rituales
que
tenían
Ƥ
ƤǦ lugar
en
grandes
plazas
rodeadas
de
una
extraordinaria
arquitectura
y
escultura,
entre
las
que
se
conta-‐
des
tradiciones,
como
su
cultura,
cosmovisión,
ética,
literatura
y
ǡ
ǡ
ÀƤ
ǡ
À
ǢƤ
×
ȋ±Dzǡ
ǣ
dzȌǤ Figura
329.
Recreación
de
un
k’uhul
ajaw,
‘señor
sagrado’,
o
desintegración
del
complejo
sistema
político
y
económico
especí-‐ los
patios
y
salones
del
trono
de
los
palacios
se
desarro
llaban
ritos
aún
más
complejos
para
un
público
del
periodo
Clásico.
Ƥ
Ǥ×
Ƥ-‐ más
reducido
y
exclusivo,
compuesto
de
personajes
de
la
nobleza
y
la
rea
leza
(véase
“Los
miembros
×
ÀƤ
ÀÀ
dzȌǤ
radicalmente,
o
incluso
desaparece.
Este
tipo
de
cambios
rápidos
al
eran
como
los
estados-‐teatro
desarrollados
por
las
civilizaciones
del
su
reste
de
Asia.
En
dichos
esta-‐
Ƥ
×
Óǡ dos,
como
los
de
los
jemeres,
solían
com
binarse
el
poder
religioso
y
el
político,
y
la
celebración
de
prolon-‐
×
× Ƥ
Ǥ ǡ
gadas
y
espectaculares
ceremonias
era
decisiva
para
mantener
el
apoyo
de
la
población,
y
dar
co
hesión
a
casos
no
comporta
acontecimientos
tan
traumáticos.
ȋ±Dz
ǣdz
En
cuanto
a
los
mayas
del
periodo
Clásico,
el
término
“colap-‐ volumen).
dzƤ
×ǡÓͣ͜͜͜͡͝͡ Las
grandes
ciudades
mayas,
y
aun
los
pequeños
estados
de
las
Tierras
Bajas,
tenían
centros
cere-‐
(de
manera
rápida
en
algunas
regiones
y
más
gradual
en
otras)
del
Ó
ǡ
sistema
de
los
estados-‐teatro
de
las
Tierras
Bajas
mayas
del
oriente
Angkor
Wat
en
Camboya.
Al
igual
que
en
esos
centros,
además
de
otras
correlaciones
simbólicas,
cada
de
Mesoamérica,
llevándose
con
ella
el
espectacular
arte,
la
arqui-‐
À
×
ȋ±Dz-‐
ǡ
ÀdzȌǤ
ǡ
×ǡ
×Ǧ
de
la
vida
política
durante
el
periodo
Clásico
(véase
“Expresando
×
ǡ
±ǣdzȌǤ
ǡ
ǡ-‐
tradición
cultural
maya
en
sí
no
desapareció
jamás;
ha
pasado
por
nantes
se
alineaban
con
los
de
sus
ancestros.
Todo
este
esplendor,
que
requería
de
mucha
mano
de
ǡ
ǡ
ƪ-‐ ǡÓ×
ǡƤ
cimiento.
En
la
actualidad,
tras
la
guerra
civil,
en
Guatemala
ha
ȋ±Dz
Ƥ
ǣ
Figura
328.
Templo
ĎěDzdz±ǡ
Ǥ comenzado
una
época
más
de
resurgimiento
de
la
cultura
maya.
dzȌǤ
ͣ͠͞ ͣ͟͠
la
mayoría
de
las
subregiones
de
las
Tierras
Bajas,
el
papel
de
los
religión,
los
ritos
y
las
enormes
ceremonias
en
las
que
sustenta-‐
À
ÀǤ Ǥ
××
Si
bien
hubo
notables
excepciones,
en
especial
en
los
centros
de
duran
te
el
Clásico
Tardío,
dado
el
crecimiento
de
la
clase
noble
y
mayor
tamaño,
en
términos
generales
las
decisiones
sobre
agricul-‐ la
realeza,
debido
a
la
poligamia
y
al
aumento
de
la
burocracia
y
las
tura
y
uso
de
tierras
las
tomaban
los
agricultores
locales,
quienes
re
laciones
de
patronazgo
características
de
las
sociedades
comple-‐
À
À Ǥ
±ƪ×
×
de
suelos
y
pendientes,
así
como
las
condiciones
de
retención
de
ïěĎĎ
y
agua
del
paisaje
cárstico
dominante
en
el
Petén
y
el
sur
de
la
Penín-‐ ěĎĎĎǡ
ï
ȋƤͥ͝͝
ȋ± Dz
×
À
dz ͟͝͡ȌǤ
×
Óǡ
-‐
en
este
volumen).
Más
que
el
control
del
Estado,
la
acumulación
cimiento
de
las
grandes
y
más
antiguas
ciudades,
trajo
como
con-‐
de
conocimientos
locales
durante
generaciones
hizo
posible
una
secuencia
una
élite
cada
vez
más
numerosa,
que
requería
más
pala-‐
adaptación
exitosa
al
entorno
del
bosque
tropical
lluvioso.
Estu-‐ cios
y
de
mayor
tamaño,
templos,
canchas
para
el
juego
de
pelota,
dios
paleo-‐ecológicos,
así
como
excavaciones
llevadas
a
cabo
en
monumentos,
murales,
esculturas
de
estuco
y
tumbas
lujosamente
campos
de
cultivo,
han
revelado
que,
entre
los
siglos
Ďě
y
ěĎĎĎ,
los
decoradas;
todo
lo
cual
hacía
necesario
un
mayor
número
de
obras
de
agricultores
mayas
ajustaron
sus
campos
a
las
condiciones
locales
arte,
hechas
con
materiales
raros
que
tenían
que
importarse
y
pro-‐
valiéndose
de
una
amplia
gama
de
técnicas,
entre
las
que
se
incluía
ducirse
por
una
casta
creciente
de
artesanos
que,
a
su
vez,
debían
la
construcción
de
terrazas,
campos
hundidos,
represas,
estanques,
ser
mantenidos.
uso
estacional
de
tierras
bajas
inundables,
y
una
mezcla
de
bar-‐ Toda
esta
belleza,
incluyendo
el
espléndido
arte
y
la
arquitec-‐
becho
y
aprovechamiento
de
suelos
selváticos.
En
algunas
áreas
y
tura
que
puede
apreciarse
en
este
volumen,
tenía
un
creciente
costo
en
grandes
sitios
ciertamente
se
practicó
la
agricultura
intensiva
en
mano
de
obra
ocupada
en
todos
los
aspectos
de
la
construcción,
Figura
330.
Reconstrucción
de
la
ciudad
de
Dos
Pilas,
Guatemala
en
sus
últimos
años. de
subsistencia,
lo
que
probablemente
involucró
al
Estado
en
la
la
elaboración
de
obras
de
arte
y
la
conducción
de
ritos,
así
como
creación
de
grandes
aguadas,
canales
o
zonas
de
chinampas
en
te-‐ Ƥ
×
Ǥǡ
miembros
de
la
élite,
sin
olvidar
a
cortesanos
y
especialistas,
cuya
Las
ceremonias
y
los
ritos
resultaron
en
la
creación
de
una
her-‐ políticas
de
los
gobernantes
sagrados
y
sus
cortes
lo
que
brindaba
intervención
en
actividades
de
subsistencia
se
había
reducido
o
eli-‐
mosa
arquitectura,
monumentos,
arte,
escritura
y
ciencia,
pero
tam-‐
×
ǡ±ǡ minado.
Dentro
de
esta
clase
debe
incluirse
tanto
a
los
parientes
del
bién
exigían
mucho
trabajo,
y
la
importación
de
artículos
exóticos,
ritos,
la
guerra
y
las
relaciones
de
vasallaje. gobernante
como
a
los
miembros
nobles
de
su
corte,
a
los
artesanos
como
la
jadeíta,
las
plumas
de
quetzal
y
la
pirita
de
las
Tierras
Altas,
de
tiempo
completo,
a
los
sacerdotes,
a
los
líderes
militares,
a
los
arqui-‐
ȋƤ tectos
y
a
todo
el
personal
de
la
corte,
desde
cocineros
y
operado
res
31
y
331).
Las
exigencias
ceremoniales
hicieron
también
surgir
riva-‐ ǣ
Ǥ
lidades
de
estatus
entre
los
señores
sagrados
de
la
ciudades-‐Estado
LAS
CAUSAS
DE
RAÍZ
SUBYACENTES
sigloěĎĎĎ
indican
que
muchos
de
los
que
participaban
en
la
produc-‐
mayas,
las
cuales
se
expresaron
en
la
competencia
por
llevar
a
cabo
ri
-‐ AL
COLAPSO
MAYA ción,
el
comercio
y
el
transporte
de
objetos
de
arte
también
habían
tos
cada
vez
más
complejos
y
por
construir
una
arquitectura
ca
da
vez
pasado
a
ser
especialistas
de
tiempo
completo
que
no
se
dedicaban
a
más
grandiosa,
además
de
realizar
guerras
para
obtener
más
poder,
Las
características
estructurales
que
llevaron
al
éxito
y
a
la
grande-‐ las
actividades
de
subsistencia
agrícola.
×ǡ
-‐
×±
merciales
de
los
materiales
sagrados
provenientes
de
regio
nes
dis-‐
ȋƤ͟͟͞ȌǤ
-‐
ȋ±DzƤ
dz dencia
de
las
civilizaciones
suele
presentarse
esta
paradoja:
con
el
número
mayor
de
centros
rivales,
así
como
la
desestabilización
de
este
volumen).
Esos
bienes
preciosos
no
sólo
eran
necesarios
para
correr
del
tiempo,
el
mismo
éxito
producido
por
las
características
las
alianzas
y
la
aparición
de
pugnas
intradinásticas
y
usurpación
las
vestimentas
rituales
y
las
tumbas
de
los
k’uhul
ajawtaak,
los
‘se-‐ de
una
sociedad
puede
llevar
al
surgimiento
de
tensiones
y
aun
a
ȋ±DzǣǦ
ñores
sagrados’,
sino
también
para
alimentar
sus
redes
de
distribu-‐ la
desintegración.
Otra
tendencia
es
que,
al
tiempo
que
las
socie-‐
dzȌǤï
-‐
ción
de
dichos
materiales
a
nobles
y
gobernantes
subordinados,
dades
adquieren
una
mayor
complejidad
e
integración,
también
±
×Ǥ
ǡ×
Ǧ-‐ estados
creó
un
número
mayor
de
candidatos
a
ocupar
los
muchos
dinástica
de
estatus
entre
los
mayas
del
periodo
Clásico
era,
en
el
gración.
La
creciente
red
de
estados
mayas
y
sus
alianzas,
sistemas
tronos.
Como
en
toda
actividad
guerrera,
había
un
alto
costo
en
aspecto
estructural,
similar
a
la
competencia
en
arte,
arquitectura
y
religiosos
compartidos,
relaciones
comerciales
y
de
intercambio,
se
términos
de
los
apoyos
de
subsistencia
y
transporte
que
eran
nece-‐
guerra
que
se
dio
entre
las
ciudades
italianas
de
los
siglos
ĝěy
ĝěĎ.
ǡǡǡ sarios
para
la
movilización
de
tropas
y
armas,
la
construcción
de
×
ǡ
ǡǡǡÀ-‐ Ƥ
×ÓǤǡ
×Ƥ
-‐ terna
de
gobernantes
y
nobles
dentro
de
estos
estados
seguía
la
mismo
tiempo,
el
número
de
agricultores
disminuyó
y
se
presentó
do
Clásico
entre
los
mayas
de
las
Tierras
Bajas. misma
tendencia. una
perturbación
de
la
actividad
agrícola
que
sostenía
a
todas
las
El
sistema
del
k’uhul
ajaw
entre
los
mayas
del
Clásico
estaba
actividades
anteriores.
La
evidencia
derivada
de
textos,
objetos
de
À
Ǧ del
periodo
Clásico
era
responsable
en
gran
medida
de
la
belleza
de
ǡ
ǡ
×
no
selvático
subtropical.
Esto
pudo
deberse
al
hecho
de
que,
en
su
cultura
material:
la
dependencia
de
los
‘señores
sagrados’
de
la
±
Figura
331.
Excéntrico
de
obsidiana,
Copán,
Honduras.
ͣ͠͠ ͣ͠͡
ěĎ
y
ěĎĎĎȋƤͤ͞͞ȌǤ
vez
más
destructiva,
a
daños
en
los
sistemas
de
subsistencia
y
a
una
depende
de
la
ideo-‐ À
Rivalidad
por
competencia
y
rivalidad
bélica
entre
estados,
los
líderes
À
×
el
poder
À de
todos
los
niveles,
desde
el
gobernante
hasta
los
pa-‐ de
la
sociedad
maya
del
periodo
Clásico
(véase
“La
guerra:
técnicas,
ǡÀ
dzȌǤ
población,
dada
la
necesidad
de
mano
de
obra
y
sustento
La
síntesis
anterior
constituye
una
caracterización
muy
gene
ral
Inversión
en
arte
y
Guerra
entre
élites
Sistemas
de
inter-‐
Poligamia
de
la
élite
arquitectura
como
dinásticas cambio
y
agricultura
para
los
involucrados
en
esas
actividades. de
los
cambios
históricos
que
tuvieron
lugar
en
el
curso
de
un
poco
propaganda
política
regional
controlados
y
personal localmente,
pero
no
En
varias
regiones,
la
evidencia
arqueológica
co
rres
-‐ más
de
tres
siglos
y
en
un
área
de
varios
miles
de
kilómetros
cuadra-‐
por
la
élite pondiente
al
periodo
Clásico
Tardío
indica
un
cre
ci
mien
-‐ dos.
Por
esta
razón,
no
aborda
los
detalles
de
variaciones
regionales
Presiones
creadas
Crecimiento
demográ-‐ por
el
incremento
Ƥ
×
ïǡƤ
Ǧ ni
de
diversas
cuestiones
y
asuntos
relativos
a
la
evidencia.
Como
se
Ƥ
± Ƥ
ción
de
la
agricultura
y,
en
algunas
zonas,
claras
evi
dencias
×ǡ
ÀƤ-‐
Presiones
sobre
la
población
común
para
×Ƥ
ǡ de
una
sobreutilización
de
suelos,
de
erosión
y
de
dete-‐
×
×
dicha
inversión deterioro
ecológico
Competencia
y
o
pérdida
del
rioro
ambiental
antropogénico.
Aunque
hay
quien
ha
Tierras
Bajas
mayas,
y
la
cronología
y
la
calidad
de
la
evidencia
es
intercambio
reclamos
para
obtener
Ƥ
×
guerra
por
el
creci-‐
visto
en
estas
prácticas
agronómicas
no
sustentables
una
aún
más
variable.
Sin
embargo,
habiendo
hecho
estas
advertencias,
mejor
estatus
miento
de
las
élites causa
del
colapso,
los
componentes
reales
de
causa
lidad
y
reconociendo
que
la
anterior
no
es
sino
una
aproximación
prelimi-‐
Coacción
para
incre-‐
mentar
la
población
Ǧ nar,
ésos
pudieron
haber
sido
los
procesos
que
llevaron
a
las
crisis
de
común Incapacidad
de
líticos
que
llevaron
a
los
líderes
y
a
sus
seguidores
en
al-‐
Ƥ
Ǥ
Incremento
de
los
en-‐ los
líderes
para
±
Sobrepoblación responder
e n
términos
gunas
regiones
a
tomar
una
ruta
de
autodestrucción
entre
las
élites económicos
×
Ǥ
À
-‐
Sobrepoblación
mente
su
dependencia
del
bosque
húmedo
tropical
y
su
Ǭ2Vǫ
geología
de
piedra
caliza,
y
habían
conseguido
ajustarse
a
Población
común
em-‐ Urgencia
por
crear
Respuesta
elitista
no
pleada
en
la
guerra Ƥ
-‐
productiva
(más
À
Ǥ Existe,
desde
luego,
otro
componente
importante
al
considerar
las
blaciones
agrupadas
guerras
o
rituales) Sin
embargo,
una
visión
de
corto
plazo,
impulsada
por
la
crisis
históricas
por
las
que
pasa
cualquier
sociedad:
el
impacto
de
Deterioro
ecológico competencia
política
y
económica,
la
guerra
y
la
rivalidad
otras
sociedades
sobre
la
capacidad
de
recuperación
de
una
civiliza-‐
Presión
por
el
incre-‐ entre
estados,
había
llevado
a
menudo
a
los
líderes
de
las
ción.
Muchos
estados
se
recuperan
cuando
los
líderes
y
las
poblacio-‐
mento
de
la
produc-‐
ción
no
elitista
Deterioro
ecológico
Agravamiento
de
comunidades
a
ignorar
los
crecientes
daños
al
entorno. Ƥ
Ƥ
la
crisis
ǡ± su
sociedad,
sin
perder
sus
características
estructurales
básicas.
en
muchas
civilizaciones,
la
cual
comienza
con
el
éxito
Por
ejemplo,
las
evidencias
arqueológicas
y
paleoecológicas
Sobrepoblación
Incremento
de
la
ex-‐ de
sus
elementos
estructurales
básicos
y
el
de
sus
prin-‐ para
un
gran
número
de
regiones
de
las
Tierras
Bajas
mayas
pare
cen
plotación
de
sistemas
general agrícolas
cercanos
a
cipales
características,
y
termina
por
lle
var
a
la
intensi-‐
Ƥ
Ǥ
Ƥ
×
ÀǡïǦ un
periodo
entre
el
año
100
y
el
250,
la
expansión
y
el
crecimiento
de
tan
cia,
dañan
al
mismo
sistema
que
originalmente
ha
bía
las
poblaciones
mayas
y
sus
campos
agrícolas
en
to
das
las
Tierras
Figura
333.
Santa
Rosa
Xtampak,
Campeche,
México.
Deterioro
ecológico
±ǤƤǡ
×
Ǥ
-‐ erosión
del
suelo,
lo
que
comportó
un
deterio
ro
ecológico
general
y
tados
complejos,
líderes
o
poblaciones
han
respondido
un
notable
declive
en
la
población.
Los
estudios
de
los
cambios
am-‐ inundables
de
los
bajos
en
temporadas
de
cultivo
cortas
y
para
apro-‐
Figura
332.
Características
básicas
de
la
civilización
a
este
tipo
de
crisis
con
ajustes
en
sus
sistemas,
pero
otras
civilizaciones
sencillamente
se
colapsaron
bientales
ocurridos
en
la
antigüedad,
así
como
los
análisis
de
sue
los
y
vechar
los
componentes
de
la
tierra
de
éstas.
Cuando
la
población
maya
de
la
época
Clásica.
ǣ de
sistemas
agrícolas
en
algunas
regiones,
sugie
ren
que
en
los
dos
comenzó
de
nuevo
a
crecer
en
el
periodo
Clásico
Temprano,
se
tuvo
Babilonia,
la
civilización
jemer,
Roma,
la
civilización
del
Cañón
del
Chaco
y
otras
civilizaciones
siguieron
si
glos
subsiguientes,
ya
dentro
del
Clásico
Temprano,
los
habitan-‐
×Ǥ
-‐
un
curso
similar
hacia
su
desaparición.
tes
de
las
Tierras
Bajas
habían
apren
dido
de
estos
problemas
y
se
cuencia
de
estos
ajustes,
la
mayoría
de
las
regiones
que
habían
ex-‐
Sintetizando
esta
reconstrucción
de
las
causas
subyacentes
al
colapso
maya
en
las
Tierras
Bajas
habían
ajustado
de
mejor
manera
al
entorno
del
bosque
tropical
perimentado
un
declive
se
recuperaron
y
para
mediados
del
siglo
ě
durante
el
periodo
Clásico:
las
características
estructurales
básicas
de
la
civilización
maya
llevaron,
con
lluvioso.
En
el
periodo
Clásico
comenzaron
a
apli
car
la
amplia
gama
À
ƪ
Ǥ
ǡ
ȋƤ͟͟͞ȌǡěĎĎ
y
ěĎĎĎ,
condujeron
a
las
de
adaptaciones
ecológicas
y
sistemas
agro
nómicos
descritos
ante-‐ En
contraste
con
esta
situación,
en
los
siglos
ěĎĎĎ
y
ĎĝǡƤ
ciudades-‐Estado
mayas
de
las
Tierras
Bajas
a
tener
centros
de
mayor
tamaño;
mayor
complejidad
bu-‐ ǡ
Ƥ
ǡ del
Clásico,
no
hubo
recuperación
de
las
crisis
que
se
presentaron
rocrática;
más
abundancia
de
centros
y
de
sedes
dinásticas;
élites
crecientes;
mayor
rivalidad
de
estatus
retener
la
humedad
y
evitar
la
erosión.
Ade
más
de
técnicas
especí-‐ en
mu
chas
áreas
de
las
Tierras
Bajas
del
sur.
En
lugar
de
ello,
hubo
ǡ
Ƥ
×
ǡ
×Ǧ
ÀǦ
ǢƤ
×
-‐ zas
y
de
obras
para
el
control
del
agua,
tras
la
crisis
que
se
presentó
Óͣͥ͜͜͜͡ǡ
×-‐
×
ǡ
Ƥ
×
Ƥ
ǡÀ
×Ǥ
-‐
para
alimentar
redes
de
distribución
de
patronazgo;
creación
de
una
competencia
violenta
más
directa
a
mayor
conciencia
de
la
necesidad
de
con
siderar
terre
nos
de
barbecho,
ticamente
abandonadas.
En
aquellas
áreas
de
las
Tierras
Bajas
donde
través
de
guerras,
con
la
consiguiente
mayor
presión
para
las
clases
de
élite,
así
como
una
mayor
presión
ǡ hubo
una
continuidad
importante
o
incluso
una
recuperación
(como
×
ïȋȀ
ȌǤƤǡ mayor
medida
los
huertos
domésticos,
usando
los
desechos
huma-‐ es
el
caso
notorio
de
las
Tierras
Bajas
del
norte,
la
costa
de
Belice
y
ǡƤ
×
×
ǡÀ
±
Ȍǡ
ͣ͢͠ ͣͣ͠
Siglos
antes,
los
estados
del
centro
y
del
poniente
de
Mesoa-‐
À À -‐
mérica
ya
habían
desarrollado
economías
basadas
en
gran
medi-‐ ǤÀÀ
À
da
en
el
intercambio
comercial
de
larga
distancia
de
artículos
ta-‐ À
À
les
como
algodón,
textiles,
cacao,
sal
y
productos
de
cerámica
y
ma
yas
del
sur,
en
donde
la
selva
es
rica
y
diversa,
pero
muy
com-‐
piedra.
Desde
hacía
ya
algún
tiempo,
los
grandes
mercados,
las
Ǣ
ǡ±Ǥ
castas
de
comerciantes
y
la
probable
coordinación
estatal
de
acti-‐ Como
se
ha
descrito
para
el
periodo
Clásico,
debe
manejarse
con
vidades
económicas
habían
cobrado
una
importancia
muchísimo
Ƥ
más
relevante
en
los
es
tados
del
Centro
de
México
y
Veracruz.
El
Ǥ Ƥ
À hubo
ciudades
mucho
más
grandes
que
lo
que
alguna
vez
se
creyó.
ǡ
ǡ
ǡ No
obstante,
estas
ciudades
estaban
más
dispersas
que
las
que
de-‐
comerciantes,
castas
gue
rreras,
etcétera.
Grandes
mercados,
algo
Ƥ
×
ǡ
×
de
intercambio
comercial
de
larga
distancia
y
quizás
élites
inci-‐ urbanas
y
rurales.
pientes
de
comerciantes
existían
también
en
los
estados
mayas
del
La
adaptación
maya
del
Clásico
era
capaz
de
sostener
grandes
Clásico
Tardío,
en
especial
hacia
el
siglo
ěĎĎĎ,
pero
su
tamaño,
ciudades
y
grandes
poblaciones,
pero
sus
regímenes
agronómicos
Àï no
estaban
adaptados
a
algunos
de
los
aspectos
más
importantes
de
limitados. la
organización
estatal
que
se
estaba
desarrollando
en
otras
par
tes
Lo
que
es
más,
en
el
periodo
Clásico
el
poder
parece
haberse
de
Mesoamérica.
En
el
periodo
Posclásico,
en
las
Tierras
Altas
ma-‐
concentrado
más
en
el
gobernante
y
su
dinastía
—y,
como
ya
se
di
-‐ ǡ
Ǧ
jo
anteriormente,
ese
poder
se
basaba
en
gran
medida
en
la
ideo-‐
Ȁ
Ǥ
logía,
en
la
política
y
en
la
actividad
ritual—
que
en
la
dirección
de
Estos
patrones
de
asentamiento
podían
mantenerse
gracias
a
los
Àǡ
Ǧ sue
los
volcánicos
más
gruesos
y
ricos
de
las
Tierras
Altas.
También
tructura.
La
dependencia
política
e
ideológica
de
los
estados
mayas
podían
depender
en
mayor
medida
de
la
sobreproducción
regional
Ó de
ciertos
tipos
de
cultivos
o
productos
en
áreas
mayores,
lo
que
ǡ creaba
excedentes
para
el
intercambio
comercial.
Entre
tanto,
en
ƪ
×-‐ las
Tierras
Bajas
del
norte
de
la
Península
de
Yucatán
y
en
la
costa
zas,
seguidos
de
otros
de
declive.
Estos
últimos
a
menudo
eran
una
de
Belice
los
centros
tenían
un
mayor
acceso
a
la
costa
o
un
acceso
Figura
334.
Plan
de
Ayutla,
Chiapas,
México. consecuencia
de
la
derrota
militar,
de
pugnas
políticas
internas
o
ǡÀ
eran
meramente
el
resultado
del
ascenso
al
trono
de
un
gobernante
gran
importancia
en
el
intercambio
comercial
de
larga
distancia.
menos
capaz.
Estos
retrocesos
a
menudo
resultaban
de
poca
im-‐ Estas
características
cambiantes
en
ambas
regiones
les
permitieron
×À
×
-‐
ǡ
ǫ portancia
en
términos
de
la
economía
y
la
población
general,
pero
un
mayor
éxito
en
las
economías
de
mercado
de
exportación
y
en
el
rentes
del
modelo
de
ciudades-‐Estado
gobernadas
por
los
‘señores
a
esta
pregunta
debe
considerarse
lo
que
estaba
ocurriendo
en
el
res-‐
Ƥ
transporte
de
larga
distancia
de
tributos
o
de
productos
para
el
in-‐
sagrados’
del
periodo
Clásico.
Muchas
características
culturales
con-‐ to
de
Mesoamérica
durante
el
periodo
Clásico,
en
especial
entre
los
Ƥ
×Àǡ
Ǥ
ǡǡ
tinuaron,
pero
la
estructura
política
y
la
económica
habían
cambiado.
si
glos
ěĎ
y
ĝ. religión,
la
jerarquía
y
el
pueblo
con
los
señores
sagrados. Petén
no
eran
adecuados
para
la
producción
de
grandes
excedentes.
En
el
Posclásico,
se
redujo
la
cantidad
de
energía
dedicada
a
la
ideo-‐ Al
igual
que
en
todos
los
colapsos,
la
crisis
del
siglo
ěĎĎĎ
entre
No
obstante,
el
orden
político
de
las
tierras
altas
del
Centro
de
Tampoco
había
muchos
ríos
navegables,
y
la
mayoría
de
los
exis-‐
logía
de
aumentar
el
estatus,
así
como
la
compleja
cultura
material
×Ǧ ±
ǡƪǡǦ tentes
tenían
numerosas
áreas
de
rápidos
o
de
bajos,
lo
que
hacía
que
la
acompañaba;
el
poder
se
distribuyó
más
entre
los
líderes
de
los
ǡ×
×À
-‐ necesario
transportar
la
mercancía
por
tierra.
Las
Tierras
Bajas
de
Ǣ las
culturas
de
Mesoamérica,
y
que
llevó
a
un
sistema
económico
y
temala,
cubriendo
toda
Mesoamérica.
Los
resplandecientes
pero
±ǡ
-‐
À
±
À
ǤDzdzÀǦ arcaicos
estados
mayas
del
periodo
Clásico
no
resultaron
compe-‐ vorables
para
los
sistemas
mayas
del
periodo
Clásico
de
grandes
distancia.
Así
pues,
a
través
de
colapsos,
declives
o,
en
algunos
casos,
rrollado
en
el
México
central
y
en
Veracruz.
Durante
el
periodo
× Ǥ À Ǧǡ
×
ǡ×
×
×
Àǡ
pues,
para
reto
mar
la
pregunta
inicial
de
este
apartado,
los
crecien-‐ dominantes
en
el
periodo
Posclásico,
ni
para
sus
exigencias
de
sis-‐
en
las
Tierras
Bajas
durante
el
periodo
Clásico
no
se
recuperó. en
la
economía
ya
se
había
desarrollado
entre
los
estados
mayas
de
Ƥ temas
de
transporte.
la
región
costera
de
la
Chontalpa,
en
el
actual
estado
de
Tabasco.
las
Tierras
Bajas
también
recibieron
el
impacto
de
la
competencia
Àǡ
ƪ
ǡ
ǡ
ǡƤǡÀ
×
-‐
ǡ-‐
EL
SEGUNDO
CONJUNTO
DE
CAUSAS
DE
RAÍZ:
sitios
mayas
del
poniente
de
la
Península
de
Yucatán,
sobre
todo
lización
maya
del
periodo
Clásico,
al
menos
no
con
la
estructura
ni
tas
comerciales
y
de
transporte
de
larga
distancia
se
desplazaban
CAMBIOS
EN
LA
POLÍTICA
Y
LA
ECONOMÍA
en
la
zona
Puuc
de
Yucatán
y
Campeche,
entre
los
siglos
ěĎĎĎ
y
ĝ
À
ÀƤ
À
hacia
las
vías
menos
interrumpidas
y
menos
exigentes
de
la
costa
DE
TODA
MESOAMÉRICA
ȋ±Dz
×ǣdzȌǤ ideológico
de
los
k’uhul
ajawtaak.
Este
cambio
también
redujo
en
ǡ
ÀïÀ
ƪ-‐ gran
medida
el
alto
grado
de
inversión
de
energía
social
en
la
pro-‐ ȋƤ͟͟͡ȌǤǡǦ
Sin
embargo,
¿por
qué
en
la
mayoría
de
las
áreas
no
se
recuperó
cias
similares
en
el
sur,
en
el
puerto
ribereño
comercial
de
las
tie-‐ ducción
de
arte,
arquitectura
e
inscripciones
espectaculares.
ǡ
nunca
la
civilización
maya
que
imperó
en
las
Tierras
Bajas
de
la
ma
-‐
±ǡ Otro
elemento
de
las
causas
de
raíz
de
la
desaparición
de
la
ci
-‐ más
concentradas,
apoyándose
en
sus
suelos
más
gruesos
y
ricos,
y
nera
en
que
ocurrió
seis
siglos
antes,
y
su
población
se
mantuvo
muy
mayas,
en
Guatemala. vilización
maya
del
periodo
Clásico
tiene
que
ver
con
las
condicio-‐ en
un
entorno
ecológico
menos
delicado.
ͣͤ͠ ͣͥ͠
OTRAS
CAUSAS
DE
RAÍZ
QUE
SE
PROPONEN
DIFERENTES
CAUSAS
FINALES
O
INMEDIATAS
con
los
cambios
poblacionales
y
de
poder.
Sin
embargo,
y
aún
conside-‐
DEL
COLAPSO
EN
LAS
DISTINTAS
REGIONES
ǡ
MAYAS
DE
LAS
TIERRAS
BAJAS:
SEQUÍA
Y/O
Komchén
regiones
experimentaron
un
descenso
global
dramático
en
los
niveles
DESTRUCCIÓN
DEL
ENTORNO Estas
consideraciones
devuelven
a
la
importancia
de
comparar
la
evi-‐ Dzibilchaltún
de
población
y
en
la
producción
de
arquitectura,
en
algunos
casos
en
ÀƤ
×ǡ
×ǡ
Ƥ Cobá menos
de
100
años
después
del
apogeo
aparente
de
la
región.
ǡ Ƥ
Ƥ
×Ǥ Uxmal
Una
tendencia
amplia
y
muy
general
de
los
cambios
radicales
que
se
han
propuesto
en
estudios
anteriores,
se
cuentan
las
epidemias,
±Dz×dzDz
dz-‐ ȋ
ǡ
ǡ
×ǡǡ
×ǡǦ
los
terremotos
y
las
invasiones
extranjeras.
La
evidencia
arrojada
por
×ǤÀǡ GOLFO
DE
MÉXICO cé
tera)
apunta
a
que
se
dieron
primeramente
en
el
Petén
occidental,
±
×
-‐ Àǡ
ǡ MÉXICO
especialmente
a
lo
largo
de
la
gran
ruta
comercial
occidental
de
los
×
×
Ǣ
Ƥ
ǡ-‐ ríos
de
la
Pasión
y
Usumacinta.
No
resulta
sorprendente
que
las
crisis
invasión
extranjera
directa
parece
cada
vez
más
improbable. Ǥǡ
Becán
se
dieran
por
primera
vez
en
esa
región,
pues
el
corredor
occidental
No
obstante,
las
teorías
de
cambio
climático
y
sequía
siguen
las
causas
del
cambio
que
detectan
en
su
propia
área
de
investigación
era
una
zona
de
intensa
competencia
por
controlar
la
ruta
comercial,
estando
entre
las
interpretaciones
con
mayor
aceptación.
La
evi-‐ como
la
causa
general
del
colapso
en
todas
las
Tierras
Bajas.
además
de
ser
una
región
con
una
interacción
estrecha
con
los
estados
El Mirador
dencia
paleo-‐ecológica
del
periodo
comprendido
entre
los
años
Durante
más
de
un
siglo,
los
proyectos
arqueológicos
se
han
ocu-‐ Palenque ï
Ǥ
Rí
o
MAR
CARIBE
Us
BELICE
800
y
1200
ciertamente
arroja
periodos
severos
de
sequía.
Por
este
pado
de
los
últimos
días
de
los
estados
mayas
del
periodo
Clási
co
en
Tikal
um
ac
in
t
a
ǡÀ
×Dzdz
±
±
ȋƤͤ͟͞ǡ͟͟͟ Yaxchilán
colapso
de
la
civilización
maya
del
periodo
Clásico. y
334).
Sin
embargo,
todos
estos
proyectos
han
arrojado
conclusio-‐ Río
Petexbatún
LOS
COLAPSOS
REGIONALES
MÁS
TEMPRANOS:
El
problema,
sin
embargo,
radica
en
que
las
sequías
no
corres-‐ nes
contradictorias
entre
sí
sobre
las
causas
del
colapso,
a
menudo
Gr
ija
lva Río de la Pasión
Cancuén
pon
den
bien
con
la
evidencia
arqueológica,
cronológica
o
incluso
con
en
la
misma
región.
Estos
desacuerdos
regionales
involucran
una
DEL
SUROESTE
la
evidencia
ambiental
general
para
el
colapso
observado
en
muchas
di
versidad
de
interpretaciones
de
los
datos
o
incluso
datos
con-‐ GUATEMALA
Quiriguá
áreas,
en
especial
en
las
regiones
en
donde
los
estados
mayas
del
pe-‐ tradic
torios
entre
sí.
Sin
embargo,
una
vez
más,
estos
desacuerdos
se
Río
Motag
ua
ǡï±
HONDURAS
riodo
Clásico
comenzaron
a
experimentar
cambios
radicales
y
aun
N San
Martín
Jilotepeque
El
Chayal
Copán suroccidental,
a
lo
largo
del
valle
del
Río
de
la
Pasión,
que
solía
ser
la
desintegración.
Una
cuidadosa
consideración
de
la
evidencia
de
la
Ƥ
O E
Kaminaljuyú
Ixtepeque
Dz
dz
Ǥ
-‐
Àǡ
ěĎĎĎ,
las
Tierras
Bajas
y
con
los
crecientes
problemas
estructurales
que
ya
nes
para
que
se
diera
este
colapso
bien
pudieron
quedar
establecidas
S
À
À he
descrito
como
causas
de
raíz
o
subyacentes.
Esos
procesos
gene-‐ EL
SALVADOR
desde
la
época
de
las
grandes
guerras
entre
las
alianzas
de
las
ciudades-‐
OCÉANO
PACÍFICO
regiones,
aunque
no
una
causa
general
que
explique
el
colapso
en
ra
les
condujeron
a
los
cambios,
crisis
o
colapsos
regionales,
variables
Estado
de
Tikal
y
Calakmul,
en
los
siglos
ěĎ
y
ěĎĎ
(véase
“Interacción
las
Tierras
Bajas
del
sur. Ƥ
ěĎĎĎ
a
ĝ.
Una
razón
por
la
que
estas
À
ƪ
dzǦ
Otra
de
las
teorías
más
importantes
para
explicar
el
colapso
ÀƤ
ȋǡ
×ǡǡ te
vo
lumen).
Entre
los
blancos
más
importantes
que
se
atacaron
propone
la
destrucción
del
entorno
a
consecuencia
de
las
activi-‐ Àǡ
±Ȍ
-‐ Figura
335.
Rutas
de
intercambio
y
transporte
del
mundo
maya
en
esas
guerras
se
encontraban
las
rutas
comerciales
por
las
que
se
ǡ
Ǥ
× taron
a
todas
las
Tierras
Bajas
se
explica
por
la
gran
variación
en
en
el
periodo
Clásico
Tardío. distribuían
bienes
sagrados
como
jadeíta,
plumas
de
quetzal,
pirita
y
las
crono
logías,
además
de
que
la
mayoría
de
las
regiones
cuentan
otros
artículos
no
exóticos,
como
la
obsidiana
y
la
sal.
muchos
problemas
de
sobrepoblación
en
los
siglos
ěĎĎĎ
y
Ďĝ
en
va-‐ con
cronologías
ine
xactas,
y
a
menudo
cuando
se
presentan
ciertos
Óͣͤ͟͜͜͜ǡ
À
rias
regiones
y
esto
a
menudo
pudo
correlacionarse
con
la
erosión
y
ÀƤ
Ǥ
Dz
×dzƤ
-‐ ×ǡ
ǡ
ǡ
±ǡ
el
empobrecimiento
de
los
suelos. Ha
habido
tan
sólo
un
puñado
de
intentos
colectivos
para
com-‐ te
del
orden
cronológico
general
en
que
se
presentaron
los
cambios
y
destruidas
por
súbitos
ataques
militares.
En
la
ciudad
capital
del
ǡǬ±
Àǫ
ǡ
-‐
Ƥ
Ǥ Río
de
la
Pasión,
Dos
Pilas,
la
población
sitiada
desmanteló
buena
es
necesario
explicar
las
razones
del
crecimiento
irrestricto
de
la
ǡ
Ƥ
qué
ocurrió
Ƥ
× parte
de
sus
propios
templos
y
palacios,
en
un
desesperado
intento
población
y
la
ausencia
de
respuesta
ante
el
problema.
Uno
de
los
región
y
exactamente
ocurrió.
Una
importante
y
temprana
ï
Ǧ
ǡ±
tentativa
de
establecer
esto
la
representa
un
volumen
sobre
el
colapso
bían
creído.
Más
bien,
en
algunas
regiones
se
registraron
crisis
y
des-‐
ȋƤ͟͟͜ȌǤ
Àǡ
una
creciente
rivalidad
y
actividad
bélica
entre
ciudades-‐Estado,
y
maya
que
se
publicó
hace
casi
cuarenta
años
por
Patrick
Culbert,
en
Óͣͣ͜͜͜͡ǡ-‐ se
había
establecido
en
un
alto
risco,
prácticamente
imposible
de
in-‐
entre
una
casta
de
gobernantes
y
nobles
cada
vez
más
numerosos,
el
cual
se
reunió
la
labor
de
diversos
investigadores
que
trabajaban
ceso
se
dio
entre
los
años
800
y
900.
En
la
parte
norte
de
la
Península
vadir,
rodeado
por
acantilados
y
un
abismo,
además
de
kilómetros
de
con
sus
exigencias
de
mano
de
obra
en
construcción
y
actividades
ǡ
Ƥ
ǡ
ȋƤ͟͟͢ȌǤ
×
ǡ
guerreras.
Por
estas
y
otras
razones,
la
sobrepoblación,
la
sobreuti-‐ de
cada
uno.
Sin
embargo,
en
esos
momentos
se
tenían
datos
es
casos
ï Óͤ͜͜Ƥ
×-‐
lización
de
suelos,
la
sedimentación
en
áreas
pantanosas
produc-‐
ÀÀƤ ǡ
ǡ
ǤÀǡDz
dz ȋ±Dz
Ƥ
ǣ
dz
ǡ×Ó
muy
incompleta
como
para
permitir
llegar
a
conclusiones
claras.
En
×͟͜͜ÓǤ ȌǤÓǡï
Ǥ ǡ
ǡ͡͞
Ǧ ±
-‐ ǡǡ
À
ǡ
±
×
ǡ
Ƥ
ïǡ
×
que
acusan
cambios
importantes
desde
épocas
tempranas.
En
todo
ǡÀ
Ƥ -‐ violento
hasta
un
declive
o
transición
muy
graduales.
Incluso
den-‐ muros.
Fue
capaz
de
proteger
a
su
población
y
a
su
pequeño
centro
ǡ
cuencia
de
los
cambios
detectados
en
cada
área
de
las
Tierras
Bajas,
×ǡ×
ceremonial
por
un
siglo
más.
À
× en
el
curso
de
los
últimos
siglos
de
la
civilización
maya
del
periodo
ǡ
±
no
consiguieron
restringirla. Clásico.
Y
aunque
sigue
habiendo
desacuerdo
en
cuanto
a
las
causas,
ǡƪ
ǡ
À
480 481
Sin
embargo,
por
las
mismas
razones
y
limitaciones
subyacen-‐
× ȋƤ ͞͡͞ǡ
tes
presentes
en
otros
estados
de
las
Tierras
Bajas
del
sur,
el
experi-‐ ͣ͞͡ǡͤͣ͞ǡͤͥͥ͞͞͠ȌǤ
×
mento
de
Cancuén
con
el
nuevo
orden
político
y
económico
de
las
ÓǡÀ
Ƥ
×ǤǦ À
ÓǡƤ
do
alrededor
del
año
800
y
su
gobernante,
consorte
y
más
de
40
no-‐
Ó Ƥ
ǡÀ
sus
cuerpos
con
todo
y
su
rica
vestimenta
en
una
cisterna
sagrada.
siglo
ěĎĎĎ
por
controlar
pequeñas
desviaciones
y
sitios
de
transporte
No
resulta
sorprendente
que
el
colapso
de
centros,
y
que
el
pro-‐ terrestre,
dado
que
las
rutas
y
los
sitios
de
transporte
terrestre
prin-‐
ceso
aún
más
temprano
de
despoblamiento
de
aldeas
y
entornos
cipales
estaban
bloqueados
por
la
prevalencia
de
la
guerra.
rurales
haya
ocurrido
primero
en
la
región
del
Río
de
la
Pasión
y
Siguiendo
una
amplia
e
irregular
tendencia
que
iba
del
ponien
te
en
sus
importantes
centros
comerciales.
La
creciente
rivalidad
de
al
oriente,
los
estados
del
Petén
central,
como
Tikal
y
Uaxactún,
ya
esta
tus
entre
la
casta
de
la
élite
en
aumento
resultó
en
una
presión
Àǡ
aún
mayor
sobre
las
rutas
occidentales
en
las
que
se
transportaba
tanto
a
sus
reinos
como
a
sus
bases
agrícolas,
derivados
probable-‐
jadeíta,
concha,
pirita,
plumas
de
quetzal
y
otros
artículos
sagrados
mente
de
la
sobrepoblación
y
del
consiguiente
deterioro
ambiental.
necesarios
para
los
ritos
y
las
relaciones
de
patronazgo
de
gober-‐ Una
vez
más,
sin
embargo,
debe
señalarse
que
las
espirales
demo-‐
nantes
y
nobles.
Sin
embargo,
en
el
ambiente
generalizado
de
una
Ƥ
ǡ±
×ǡ
Ƥ
ǡÓ
-‐ desperdicio
energético
del
siglo
ěĎĎĎǡ
×ǡ
ÓÀ-‐ subyacente
de
las
características
estructurales
del
periodo
Clásico,
Ƥ
ǡ
Ó
×Ƥ
×ǡ
Ǥ
estilos
locales
de
la
cuenca
del
Río
de
la
Pasión
y
estilos
extranjeros,
El
esplendor
de
Tikal
del
siglo
ěĎĎĎ
y
el
de
sus
vecinos
del
Petén
cen-‐
ȋƤ͟͢͠͞ȌǤ tral
quizás
sea
el
mejor
ejemplo
de
las
contraproducentes
respuestas
Algunos
sitios
de
menor
tamaño,
construidos
en
lugares
relativa-‐ que,
ante
las
condiciones
negativas,
adoptaron
los
gobernantes
del
ǡǡ
periodo
Clásico.
Al
igual
que
muchos
centros
de
las
Tierras
Bajas
ÀƤ
Ǥǡ ǡ
-‐
obstante,
la
mayoría
de
los
demás
centros
de
la
cuenca
del
Río
de
la
ciar
a
dioses
y
ancestros
mediante
la
construcción
de
templos,
palacios
Pasión
ape
nas
pudieron
atraer
poblaciones
muy
pequeñas
e
incluso
y
monumentos
más
grandiosos,
todo
ello
en
el
curso
del
último
siglo
Figura
336.
Templo
inconcluso,
Aguateca,
Guatemala. ǡÀ
±Ǥ ǡ
Ǥ±
Ǧ
Como
en
el
caso
del
apogeo
tardío
de
Cancuén
y
luego
de
Cei-‐ Ƥ
×
×
ïǤ
bal,
algunos
sitios
hacia
el
oriente
y
hacia
el
norte,
como
Machaqui-‐ El
desplazamiento
de
la
población
del
Petén
occidental
que
se
Óͣ͟͜ǡ
Ǥ× de
cerámica,
jadeíta
y
características
arquitectónicas
provenientes
de
la,
experimentaron
un
auge,
quizás
basado
en
la
absorción
de
la
mano
ÀǡÀ
Ƥ
±ǡƤ
× muchas
zonas
de
Mesoamérica. de
obra
que
brindaba
la
población
desplazada
y
en
la
eliminación
de
occidentales
de
intercambio
comercial,
es
probable
que
sólo
con-‐
entre
50
y
100
años
antes
de
que
hubiera
evidencia
inicial
alguna
de
ƪ
ȋƤͤ͝͠͞͡ȌǤ tribuyeran
a
agravar
sus
problemas.
Estas
poblaciones
migrantes,
sequía
o
de
cambio
climático,
lo
que
eliminaría
esa
popular
teoría
pueden
ayudar
a
explicar
los
cambios
ocurridos
en
Cancuén
en
el
ǡ
ǡÀ
como
causa
general
de
los
colapsos
de
las
Tierras
Bajas,
aunque
la
postrero
medio
siglo
de
su
historia.
En
ese
periodo,
su
economía
se
tiempo.
Machaquila
se
colapsó
30
años
después,
en
tanto
que
otros
Ǥ
-‐
À
Ǥ volvió
hacia
el
intercambio
de
larga
distancia
de
materiales
como
sitios,
como
Ceibal
y
Punta
de
Chimino,
lograron
resistir
un
poco
tral
y
en
el
Medio
Oriente,
el
impacto
mayor
de
la
guerra
puede
Más
al
sur,
en
el
Río
de
la
Pasión,
el
rico
puerto
comercial
de
Can-‐ la
jadeíta,
la
obsidiana
y
otros
más,
incluyendo
la
importación
de
más,
pero
entraron
en
un
lento
declive. no
ser
el
número
de
muertes
y
la
destrucción
de
ciudades,
sino
la
±×ƪ
ÀǡÓͣͤ͜͜͜͡ǡ ce
rámica
procedente
de
Veracruz
y
Tabasco.
Además,
hubo
un
rea-‐
×
Ǥ
con
la
construcción
de
palacios,
espléndidas
canchas
para
el
juego
co
modo
que
llevó
a
una
división
del
poder
entre
el
k’uhul
ajaw
y
la
×
ǡ
ǡ
-‐ hegemonía
de
una
gran
élite,
representada
por
su
enorme
palacio
exacerbadas
de
manera
importante
por
la
sequía
que
se
presentó
en
males
y
palacios
para
los
nobles
emplazados
para
la
supervisión
de
real,
pensado
más
como
un
sitio
político-‐ritual
administrativo
que
SIGLO
IX
EN
LAS
TIERRAS
BAJAS
DEL
SUR algunas
zonas,
como
en
el
caso
del
extremo
sur
de
Quintana
Roo
y
talleres
y
puertos.
Este
extraordinario
periodo
de
grandeza
y
contac-‐ como
uno
residencial,
y
una
docena
de
palacios
menores
para
uso
de
Campeche,
así
como
en
el
noroeste
de
Belice.
La
evidencia
paleo-‐
tos
internacionales
pudo
basarse
en
parte
en
la
migración
hacia
el
los
in
tegrantes
de
la
élite
no
pertenecientes
al
linaje
real.
Los
palacios
Resulta
obvio
que
en
el
valle
del
Río
de
la
Pasión
la
causa
regional
ecológica
apunta
a
la
presencia
de
sequía
en
esas
áreas,
si
bien
ésta
norte
de
los
reinos
del
Petexbatún
que
estaban
colapsándose.
Lo
que
de
esos
nobles
se
construyeron
de
manera
que
podían
usarse
para
Ƥ
ÀƤ
ǡ
×
Ǧ se
dio
demasiado
tarde
como
para
explicar
la
espiral
mucho
más
ïǡ
±
ǡÀǡÀ
merciales
y
la
emigración
de
la
población.
Sin
embargo,
está
claro
que
ƤěĎĎ
hasta
grande
del
periodo
Clásico,
ubicado
en
el
principio
mismo
de
la
ruta
uno
de
producción
altamente
segmentada
y
coordinada
de
herra-‐
À
el
siglo
ěĎĎĎ,
como
tampoco
explica
los
colapsos
más
tempranos
en
ƪ×Ǧ
× mientas
de
piedra.
Los
monumentos
y
sus
textos
también
presentan
Ƥ
Ǥ
±× la
región
occidental
y
en
otras
áreas,
ni
la
ausencia
de
cambios
en
la
los
valles
de
las
Tierras
Altas
hacia
el
sur
y
de
la
ruta
terrestre
orien-‐ esta
división
parcial
de
poderes,
en
los
que
el
k’uhul
ajaw
continuó
un
poco
después
más
hacia
el
norte,
a
lo
largo
del
trayecto
comer-‐
ǤÀǡǡ
Ǧǡǡ
ȋƤ͟͟͡ȌǤ siendo
el
centro
de
la
autoridad
ritual
y
política,
pero
en
los
que
las
cial
del
Usumacinta,
en
centros
como
Yaxchilán
y
Piedras
Negras.
±
ǡ-‐
×±
actividades
internas
y
los
contactos
con
el
extranjero
eran
maneja-‐ En
esa
región,
a
lo
largo
de
todo
el
siglo
ěĎĎĎ,
estos
grandes
centros
y
sentó
un
golpe
mucho
más
crítico
en
algunos
estados
de
las
áreas
la
arquitectura
y
los
monumentos
del
sitio,
así
como
de
la
presencia
ǡÀȋƤͣ͟͟ȌǤ otros
sostuvieron
constantemente
guerras
unos
contra
otros,
lo
que
más
secas
del
sur
de
Quintana
Roo,
el
noreste
del
Petén
y
el
nor-‐
482 483
ǡ×
× de
México.
Asimismo,
las
Tierras
Bajas
del
norte,
como
anteriormen
te
Ƥ
Ǥ lo
hizo
Cancuén,
exhibían
nuevas
características
en
su
tejido
político
ǡÀ
Ǧ
×
ƪ
×
-‐
ïƤ
×
Ǥ
gran
parte
del
oriente
de
Mesoamérica,
a
lo
largo
de
casi
tres
siglos. de
mayor
distribución
del
poder
político
e
institucional
bien
pudie-‐
ǡ
Ǥǡ
ǡ
ǡ arquitectura
y
todos
los
aspectos
de
la
cultura
indican
una
variante
aspectos
de
la
rivalidad
por
estatus
llevaron
a
una
secuencia
similar
muy
distinta
de
la
civilización
maya
en
el
norte
de
Yucatán,
en
las
Dz
dz
×ǡ
×± ciudades-‐Estado
de
la
zona
Puuc
y
aún
más
en
Chichén
Itzá.
Antes,
Àǡ
Ƥ
ǡ
-‐ a
esos
centros
se
les
había
considerado
como
sociedades
del
periodo
ción
ambiental
antropogénica
(es
decir,
causada
por
el
ser
humano)
Posclásico,
pero
ahora
se
sabe
que
se
trató
de
entidades
políticas
y
y
declive
de
los
grandes
centros
de
la
zona
sureste
del
Petén,
donde
es-‐ económicas
de
transición,
complejas,
que
se
traslapaban
y
cuya
evo-‐
tán
sitios
como
Copán
y
Quiriguá.
Especialmente
en
el
valle
de
Copán,
lución
se
dio
entre
los
siglos
ěĎĎĎ
y
ĝĎ.
Honduras,
el
impacto
de
la
erosión
de
suelos
bien
pudo
te
ner
impor-‐ Pero,
al
igual
que
Cancuén
dos
siglos
antes,
su
transición
hacia
ƤǤ Dzdz
×Ǥ±
Ƥǡ
todo
claras,
pero
los
grandes
centros
habían
sido
abandonados
o
es-‐
V taban
casi
despoblados
para
el
año
1050.
Los
centros
principa
les
de
TIERRAS
BAJAS
DEL
NORTE población
pasaron
de
la
zona
Puuc
y
Chichén
Itzá
a
los
sitios
mucho
ǡÀ-‐
Aunque
las
cronologías
del
norte
de
la
Península
de
Yucatán
son
ǤÀǡ
ob
jeto
de
acaloradas
discusiones,
en
las
Tierras
Bajas
del
norte,
la
Ƥ
ǡ
×
À ×
×ï
×
muy
compleja
y
el
proceso
se
dio
por
lo
menos
de
100
a
200
años
sistema
político
del
periodo
Clásico,
en
mitad
de
una
secuencia
sor-‐
±Ǥ
ÀƤ
ǡ
-‐ prendente
de
crescendos
postreros.
cesos
de
cambio
del
periodo
Clásico
Terminal
ya
operaban
desde
el
Óͣ͜͜
͟͜͜Ó
×ǡ ***
la
alianza
y
a
menudo
la
pugna
entre
diversas
modalidades
de
la
civi-‐
lización
maya
en
el
norte
de
la
Península
de
Yucatán.
Ƥ
×
Ǧ
En
la
zona
Puuc
del
norte
de
Campeche
y
de
Yucatán,
el
perio
do
carse
en
términos
de
un
evento
o
proceso
sencillo.
En
lugar
de
ello,
Óͣ͜͜͜͡͝͡×
ƤÀ
-‐
en
lo
tocante
a
riqueza,
construcción
y
esplendor,
quizás
debido
en
jas,
debe
hacerse
en
términos
de
una
acumulación
gradual
de
pro-‐
parte
a
una
mayor
interacción
y
al
intercambio
de
larga
distancia
À
-‐
con
estados
no
mayas
del
centro
y
el
poniente
de
Mesoamérica.
Las
tales
responsables
de
su
éxito
original.
Ese
éxito,
con
el
correr
del
±
ǡ
±ȋƤ tiempo,
acabó
por
provocar
tensiones
en
todos
los
aspectos
de
esas
9,
94,
99
y
304)
que
se
traslapan
con
dicho
periodo
podrían
haberse
ǡ
-‐
re
lacionado
en
parte
con
el
cambio
al
comercio
marítimo
y
con
la
eli-‐ ǡǡ
ƤǤ
minación
de
la
competencia
que
presentaban
las
rutas
comerciales
mayoría
de
los
centros
de
las
Tierras
Bajas,
la
rivalidad
por
al
canzar
ͣ͟͟Ǥ͟ǡ
±ǡ
Ǥ
de
los
ríos
Usumacinta
y
de
la
Pasión,
controladas
por
las
ciudades
del
el
poder
y
el
prestigio
llevó
a
una
competencia
entre
las
ciudades-‐
sur,
que
ya
estaban
en
declive
o
se
habían
abandonado.
Ƥ ǡ
sólo
a
través
de
la
guerra,
sino
de
manera
más
importante
con
la
×
×Ƥ
ǡ-‐
construcción
de
templos,
palacios,
monumentos,
plazas
y
otros
es-‐
×
×
ǡ
similar,
provocada
por
problemas
de
rivalidad
e
intensa
inversión
de
cenarios
para
llevar
a
cabo
las
gigantescas
y
costosas
ceremonias
de
claramente
les
habían
vuelto
la
espalda.
energía
en
el
esplendor
ritual,
en
guerras
y
por
el
crecimiento
de
la
masas.
Esta
situación
dejó
un
legado
de
arquitectura,
monumentos
Ƥǡ
po
blación.
En
el
norte,
estos
procesos
bien
pudieron
haber
creado
y
arte
sublimes.
Como
en
los
estados-‐teatro
del
sureste
asiático,
este
×
À
ǡǮÓǯ
×Àĝ.
Otro
Dz
dzǤ
ǡ
ïǡ
Ƥ
ǡ
À cada
vez
mayor
para
los
antiguos
estados
mayas
y
sus
poblaciones.
bélica,
con
el
concurso
de
nuevas
entidades
políticas,
tales
como
el
À
×
Sin
embargo,
la
gran
tradición
maya
no
desapareció
con
la
caída
de
las
ciudades-‐Estado
del
perio-‐
Estado
militarista
de
Chichén
Itzá.
Muchas
de
las
características
de
ǡÀÀ
Ǥ do
Clásico
en
las
Tierras
Bajas;
sólo
dio
paso
a
un
ciclo
nuevo
—el
Posclásico—,
una
de
las
múltiples
y
este
reino
eran
más
similares
a
las
de
las
civilizaciones
del
Centro
Luego,
cuando
las
cosas
comenzaron
a
desintegrarse,
los
gobernan-‐
×
Ǥ
484 485
EPÍLOGO
En
la
primera
mitad
del
siglo
ĝĝse
escribieron
amplias
obras
generales
sobre
la
civilización
maya
prehispánica,
como
The
ancient
Maya
de
Sylvanus
Morley,
The
rise
and
fall
of
Maya
civilization
de
Eric
Thompson,
y
La
civilisation
des
an-‐
ciens
Mayas
de
Alberto
Ruz
Lhuillier.
En
1980,
Jacques
Soustelle,
otro
destacado
estudioso
de
las
culturas
mesoamericanas,
escribió
otro
volumen
de
este
tipo,
Les
Mayas,
que
recoge
algunos
conocimientos
existentes
hasta
ese
momento
(1980),
pero
basado
en
aquellas
extensas
obras.
Después,
la
investigación
ma-‐
×ǡ
ǡǤ
realizado
no
han
sido
escritas
por
una
sola
persona,
sino
por
especialistas
en
cada
uno
de
los
temas,
como
Los
mayas.
Su
tiempo
antiguo.
En
Los
mayas:
voces
de
piedra
se
presenta
de
nuevo
una
visión
general
de
la
extraordinaria
civilización
maya
prehispánica,
con
un
amplio
conjunto
de
ǡ
Àǡ
Ƥ
×Ǥï-‐
tas
de
esa
estrella
de
la
historia
humana,
aristas
que
han
contribui
do
a
la
recu-‐
peración
de
su
luminosidad.
De
este
modo,
tenemos
aquí
un
libro
que
extrae
de
À
-‐
prender
para
todo
público,
y
a
la
vez
actualizada,
que
muestra
la
vida
social,
las
creencias
y
las
obras
de
los
antiguos
mayas.
Con
la
imagen
idealizada
de
los
mayas,
que
los
estudiosos
de
la
prime-‐
ra
mitad
del
siglo
ĝĝhabían
consagrado,
contrasta
esta
nueva
imagen
de
un
pueblo
vivo
y
vibrante,
con
las
grandezas
y
las
miserias
de
toda
gran
civili-‐
zación:
un
arte
escultórico
y
arquitectónico
incomparables,
unas
creaciones
ÀƤ
ǡƤ
×ǡǦ
ǡ
ǡ
ƪ
ǡǡ
ǡ
×Ǥ
×ǡ±ǡ
poco
más
allá:
a
la
gran
caída,
la
conquista
española
y
la
colonización,
y
a
la
situación
actual
de
los
grupos
mayas.
ͤͣ͠
A
la
llegada
de
los
españoles
a
tierras
mayas,
en
los
Altos
de
Guatemala
los
quichés
habían
dominado
denominamos
historia,
porque
siempre
están
entrelazados
en
los
textos
mayas,
se
puede
hablar
más
bien
de
a
los
otros
pueblos
y
creado
un
poderoso
Estado.
Por
eso,
la
conquista
de
Gumarcah
o
Utatlán,
su
capital,
ǦÀ
×ǡ
Ƥ
Ǥ
ǡ͝͡͞͠ǡ
ǡ
ǡ× En
el
estilo
de
la
mayoría
de
los
libros
coloniales,
en
su
ritmo
poético,
puede
advertirse
el
carácter
años
antes. ǡ
Óï
ǡ
ǡ
Ƥǡ
La
caída
del
norte
de
la
Península
de
Yucatán
no
tuvo
el
tinte
de
gran
epopeya
que
tuvieron
la
de
±
ǡ-‐
Tenochtitlan
en
México,
y
la
de
Gumarcah
en
Guatemala.
Las
grandes
ciudades
de
la
península
habían
moria
colectiva.
sido
abandonadas,
sustituidas
por
provincias,
llamadas
cuchcabalǡ
ͣ͢͝͡͞͝͡͠
Àǡ
×
ǡ
ǡ
poco
a
poco
en
manos
de
Francisco
de
Montejo,
su
hijo
y
su
sobrino,
del
mismo
nombre
los
tres.
Mucho
××
ǡ
×
ǡÀ
ǡ
±ǡͥͣ͢͝ǡ
ï
±
ǡ expresar
asimismo
su
propia
situación
de
pueblos
sometidos.
ǡÓǡ Hoy
en
día,
se
conserva
un
gran
número
de
estos
libros
y
documentos
indígenas
que
constituyen
los
Itzaes,
quienes
habían
huido
a
esas
regiones
desde
Chichén
Itzá.
Ta
Itzá
se
ubicaba
en
las
márgenes
un
corpus,
al
cual
podemos
llamar
propiamente
literatura
maya,
pues
son
los
únicos
que
en
realidad
±ǡ
ǡ
À
Ǥ ǡ
ï
La
conquista
española
no
alteró
el
rumbo
del
proceso
cultural
mesoamericano,
sino
que
lo
aniquiló,
ÀƤ
Ǥ
ǡ
al
imponer
un
nuevo
cauce
histórico,
en
el
cual
los
indígenas
quedarían
marginados
y
sometidos
en
sus
símbolos
esenciales
de
la
religión
maya,
así
como
múltiples
rituales;
además,
se
registran
los
principales
propios
territorios.
acontecimientos
de
los
linajes
y
las
etnias
protagonistas
de
la
historia
del
periodo
Posclásico,
como
los
de
ÓǡDzÀdzǡ
×
los
Itzaes,
los
Xiúes,
los
quichés
y
los
cakchiqueles;
hablan
de
los
orígenes
de
la
comunidad,
peregrina-‐
los
mayas
objetos
sagrados
que
contenían
su
tradición
religiosa
e
histórica,
la
cual
era,
además,
la
clave
ǡ
×
Ǥǡ
Ƥò
ǡ legítima
posesión
de
las
tierras.
ǡ
ǡǤ ±
Àǡ±
ǡ no
escribieron.
La
reorganización
territorial
y
el
sistema
de
encomiendas
que
implantaron
los
españoles,
cultura
maya
yucateca,
la
Relación
de
las
cosas
de
Yucatán,
también
hay
que
atribuirle
algunas
de
las
más
la
carga
de
los
tributos
y
la
esclavitud,
causaron
un
gran
aislamiento
de
las
comunidades
indígenas,
el
cual
ǡ
Àǡ À±
Ǥ
ǡ
×
×
Ǥ
ǡ×ǡ
los
grupos
mayas,
que
siguieron
hablando
sus
lenguas,
pero
adquirieron
nuevas
identidades;
continua
ron
ǡDzòdzǤ
ǡƤ
Ǥǡ
Por
su
parte,
los
mayas
vieron
esta
destrucción
como
una
gran
tragedia,
pues
con
la
pérdida
de
los
área
ma
ya
una
gran
variedad
de
modelos
sociales,
económicos
y
culturales
en
general.
×
ǡ×
-‐ ǡ
Ǧ
-‐
turo.
Dice
un
autor
del
Libro
de
Chilam
Balam
de
Chumayel:
“No
teníamos
ya
buenos
sacerdotes
que
nos
× ±
Ǥ Dz
dzǡ ×
ǡ
ÓȑǥȒÀÀǡƤ×òǤȑǥȒdzǤ elementos
prehispánicos
aunados
al
culto
a
los
santos
católicos,
predomina
en
muchas
comunidades,
y
À×ǡǡ
ÀƤ
Ǥ generalmente
sin
sacerdotes
católicos.
Pero
en
la
actualidad,
sobre
todo
en
los
grupos
de
Chiapas,
hay
serios
ǡǡ
×
ǡƤ
ƪ
ǡ
ǡDz
×
dz
-‐
ǡ
ǡ
ǡ
×
× listas
y
protestantes.
Desde
los
años
sesenta,
alrededor
de
30
000
indígenas
mayas,
la
mayoría
de
ellos
de
San
de
un
nuevo
orden
político-‐social
y
una
nueva
religión,
por
la
implantación
de
una
nueva
cultura.
Algunos
Juan
Chamula,
han
sido
expulsados
violentamente
de
su
comunidad
porque
se
han
convertido
a
diversas
re-‐
hombres
mayas,
lejos
de
abandonar
su
herencia
cultural,
con
una
notable
conciencia
histórica,
realizaron
ligiones
evangélicas
(como
las
protestantes),
los
testigos
de
Jehová,
los
pentecostales,
los
mormones
y
otras,
À
ǣ
Ǥ
Ǥ
À
±
ÀƤ
ǡ
×
Ǧ que,
al
amenazar
la
costumbre,
amenazan
la
solidaridad
comunitaria
y
la
identidad.
trui
dos
se
conservó,
en
parte,
en
múltiples
textos
que
los
propios
mayas
escribieron
en
sus
propias
lenguas,
Ello
muestra
que,
a
pesar
de
la
reprobable
intolerancia
religiosa,
los
grupos
mayas
han
continuado
±ǡǦ luchando
por
conservar
sus
tierras
y
mantener
su
identidad;
la
rebeldía
constante
ante
la
opresión,
que
guas
ma
yas.
Estos
libros
revelan
un
intento
de
mantener
vivas
las
creencias
religiosas,
así
como
la
memoria
ïÀǡ
ͣͤͣ͢͝͝͞͝ǡ
de
los
grandes
linajes
mayas,
nutriéndose
de
los
antiguos
relatos
sobre
el
pasado,
y
son
herederos
de
la
de
Castas
en
la
Península
de
Yucatán,
no
se
ha
perdido
nunca.
Su
identidad
sigue
siendo
grupal,
y
saben
ǡïƤǤÀ que
tienen
derecho
a
regirse
por
sus
propias
costumbres
y
tradiciones,
y
por
una
legislación
especial;
que
coloniales
tienen
el
mérito
de
ser
la
visión
que
los
mismos
mayas
tuvieron
de
su
historia
y
sus
creencias
en
tienen
derecho
a
ejercer
la
autodeterminación
y
a
conservar
todas
sus
instituciones
sociales,
económicas,
À
Ǥ
À
ǤÀǡ͜͜͡Ó
ÓǡÀ
Un
largo
camino
de
investigación
rigurosa,
de
recuperación,
se
ha
recorrido
para
lograr,
en
nuestros
las
etnias
habita
aún
en
sus
territorios,
habla
sus
lenguas
y
conserva,
de
algún
modo,
la
herencia
espiritual
Àǡ
ÀƤ
ǤÀǡ que
les
legaron
sus
antepasados.
×
Ƥ
À
Ǧ
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gobernantes,
los
libros
coloniales
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que
por
lo
menos
en
los
antiguos
códices,
de
los
que
Mercedes
de
la
Garza
ǡÀ
Àǡ
otra
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À,
la
cual
recoge
las
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Godoy:͠ǡ͡ǡ͢ǡͣǡ͝͠ǡ͟͡ǡ
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Jesús
Galindo:
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Andrew
Demarest:
328.
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336.
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241.
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498 499
los mayas
voces de piedra
Se
terminó
de
imprimir
en
octubre
de
2011,
en
los
talleres
de
Foli,
S.A.
de
C.V.,
en
la
Ciudad
de
México.
La
edición
consta
de
4
000
ejemplares
impresos
en
papel
Magno
Mat
de
150
g.
Para
su
composición
Ǥ
ambardiseño