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MONTEVIDEO, Uruguay
1. Presentación.
El presente trabajo traza una breve genealogía sobre los orígenes del Taller en
tanto dispositivo de enseñanza del proyecto utilizado por la Facultad de Arquitectura de
la Universidad de la Republica. Esta exploración aporta un marco general para el trabajo
final de Especialización en Enseñanza del mismo autor, dirigido a indagar en los efectos
de la variante “inscripción libre” sobre las prácticas de enseñanza de los docentes de
Taller.
2. Introducción.
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institucional de más de un siglo, que ha sido objeto de estudio entre otros por Apolo et
alt. 2006. Si bien lógica de cátedra paralela con inscripción libre - que subyace a dicho
dispositivo -, encuentra un hito fundante a nivel latinoamericano en la Reforma de
Córdoba de 1918, los Talleres de arquitectura en tanto dispositivos de enseñanza, surgen
en Uruguay como una trasposición de los ateliers de la Escuela de Bellas Artes de Paris
del siglo XIX. Dicha Escuela enseñó arquitectura entre 1819 y 1968 y fue el producto
de “las transformaciones operadas entre 1793 y 1819 sobre la base de la Academia Real
de Pintura y Escultura y la Academia Real de Arquitectura, creadas en Francia en el
transcurso del siglo XVII. (Chafee R; 1977: 1)
1 Materias del Plan de Estudios 1887. Arquitecto: Primer Año: Algebra superior y trigonometría
esférica, Geometría descriptiva Primer Curso, Física Superior, Dibujo lineal hasta copiar los órdenes de
arquitectura y Dibujo topográfico lavado. Segundo año: Cálculo diferencial e integral, geometría
descriptiva, 2º curso y trabajos gráficos, Geometría analítica. Materiales de Construcción. Dibujo de
ornato y arquitectura. Tercer año: Mecánica Racional, Cinemática y resistencia de materiales, Motores y
maquinas de construcción. Construcción, Topografía y trabajos gráficos, Cuarto año: Arquitectura,
Historia de la arquitectura, Decoración, Higiene aplicada a la construcción, Proyectos. (Colección
Legislativa Tomo XI parte 1 del año 1987. P.25 26)
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“curriculum oficial” de la Academia de Arquitectura Francesa constituía “el único
programa de educación formal de arquitectura de occidente” (Kostof, S, 1988: 1006).
2 Artículo citado integro en Apolo et atl. 2006 p.35. Carta del ex Rector de la Universidad Dr. Eduardo
Acevedo al Decano Arq. Leopoldo C. Agorio.
3 Referencia al “Grand Prix” de la tradición académica francesa.
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Francia -, recibió de la Escuela de Bellas Artes de Paris tres nombres “de los mejores de
los últimos egresados” que trasladó a Acevedo y éste al presidente Batlle quien indicó
que el Rector realizara él mismo la elección. Según Acevedo, la contratación de Carré se
llevó adelante inmediatamente y este “dio principio a la organización de los talleres,
dentro de un horario de trabajo que se extendía a la totalidad del día.” (Citado en Apolo
et alt: 2006; 35)
Joseph Carré en su Taller junto a Alfredo Baldomir. Fuente Apolo et alt. 2006: 46.
El Plan de estudios de 1916, organizó la carrera en cinco años con cinco cursos
llamados: “Proyectos de Arquitectura”. A partir de 1918, los estudios se dividieron en
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diez semestres, definiendo los cursos de “Proyecto de Arquitectura” numerados de I a X
para cada uno de dichos semestres. (Libro del Centenario Tomo V. 1925 p541)
Taller Vilamajó. Circa 1935. Fuente Apolo et alt. 2006 por gentileza de Gustavo Scheps
A la fecha de inauguración del nuevo edificio en 1946 la Facultad contaba con doce
talleres. Es importante destacar que hasta ese momento los talleres estaban divididos en
dos ciclos, Proyectos de Arquitectura I a VI y Proyectos de Arquitectura VII a X a cargo
de diferentes profesores titulares. (Universidad de la República, Anales de Facultad de
Arquitectura, 1938: 154)
Posteriormente al cambio de Plan de Estudios del año 1952 la Facultad contó con
siete talleres que fueron reorganizados en una lógica “vertical” (Apolo et alt. 2006
:194). Dicho Plan generó una nueva organización de los contenidos del área: agrupó
bajo el término “Composición” la formación de Expresión Gráfica y los Talleres de
Anteproyecto y Proyecto. Creó cinco cursos de “Anteproyecto” para los cinco primeros
años de carrera y el curso de “Proyecto” o “Carpeta” como curso final del sexto año de
carrera. El Plan de 1952 indicaba que la cantidad de profesores de cada taller se
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regularía en función de la cantidad de alumnos. (Plan de Estudios 1952, CVII P.3)
A partir de 1985 la Facultad contó con ocho Talleres (Apolo et alt. 2006 :194) y a la
fecha de realización del presente trabajo funcionan nueve Talleres de Proyecto en
Montevideo y uno en la sede “Regional Norte”.
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Uno no puede recordar su taller sin la más profunda emoción e
inconscientemente mi pensamiento va hacia el mío, mi taller de
la escuela de Bellas Artes, el taller Pascal, hogar mil veces
sagrado en donde se escuchaba religiosamente las lecciones del
Profesor, lecciones bien especiales de nuestro arte, que no
pueden tener ninguna rigidez y son más bien conversaciones,
sugestiones, consejos dados por el maestro al alumno, porque
en el arte no hay, no puede haber leyes demasiado definidas, no
puede existir nada más que experiencia, sentimiento, gusto,
expresiones, razones lógicas, y para el profesor que debe guiar
al alumno, una gran parte de psicología y de tacto para hacer
comprender y aceptar sus ideas, sus correcciones. (Citado en
Apolo et alt, 2006 :45.)
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Felix Duban, gran premio 1823.
En este punto resulta importante señalar que desde la Revolución Francesa hasta
el año 1863, el aprendizaje del proyecto y/o la composición se realizó por fuera de la
Escuela de Bellas Artes en los llamados “ateliers libres”. Respecto a este punto el
historiador Richard Chafee indica:
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Así, la Escuela de Bellas Artes de Paris durante la primera mitad de siglo XIX -
a diferencia de su antecesora la Academia Real - deja la enseñanza de la composición
fuera de su curriculum y lo delega a los ateliers. El famoso arquitecto norteamericano
Henry Louis Sullivan en una nota enviada a su hogar en diciembre de 1874 recordaba su
pasaje por el atelier Emile Vaudremer:
A partir del año 1863, la reforma napoleónica de la Escuela de Bellas Artes, crea
la figura de los ateliers oficiales. Hasta ese año, el ingreso al Ecole requería una carta de
presentación del patrón del atelier a cargo del aspirante. La reforma napoleónica creó
tres ateliers oficiales y retiró la carta de presentación como requerimiento. Uno de los
primeros patrones de esos nuevos atelier oficiales Jules André, cerró para ello su atelier
libre. (Chafee R; 1977: 33)
Según Chaffe “La razón de estos nuevos (…) ateliers préparatoires era el
ascendente crecimiento en el número de estudiantes. En la Section d'Architecture
durante el año escolar 1851-52, había 281 estudiantes listados. En 1890-91, había 606.
En 1906-07, había 950.” (Chafee R; 1977: 43)
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En 1923, un grupo de los estudiantes que se sentían que l’École
y los ateliers estaban aislados de agitaciones de la modernidad
pidieron a Le Corbusier que les enseñara arquitectura. Este los
rechazó pero envió a Auguste Perret, que estaba dispuesto, y a
comienzos de 1924 se convirtió así en patroni
Así se cerraba un ciclo académico de casi cien años (1819 - 1968) de la institución
que dio lugar al nacimiento de los ateliers como dispositivos de enseñanza del proyecto
de arquitectura. Pero veamos ahora la antigua tradición de los “atelier” como espacios
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de enseñanza y aprendizaje de la arquitectura.
Siguiendo lo referido por ANECA 2005, luego de la caída del Imperio Romano y
a partir de las Invasiones Bárbaras, la enseñanza de la arquitectura va quedando
relegada al ámbito de los monasterios, “lo cual explica el notable fenómeno de los
monjes constructores, que acabó fructificando mucho más tarde, hacia los siglos X y
XII, irradiándose principalmente por todo el ámbito cristiano a partir de las abadías de
Cluny y Citeaux” (ANECA, 2005: 39)
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y a la enseñanza de la arquitectura. (…) Los masones
operativos constituían corporaciones que transmitían los
secretos del oficio en las logias, las cuales en un principio eran
simplemente cabañas que servían de almacén de utillaje,
oficina de trazado y centro de seguimiento emplazadas junto a
las grandes catedrales. Las logias eran accesibles solo a los
iniciados, que preservaban aquellos secretos hasta el punto de
usar un idioma propio indicativos del grado de nivel de avance
alcanzado en la formación, cuyo significado solo le era
accesible a quienes participaban en la propia logia.
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institución esencial para la constitución y transmisión de la
mentalidad renacentista. En la bottega, los ayudantes y
alumnos, en estrecha conviviencia y bajo la autoridad de un
maestro que era ya un artista libre e independiente y también
un hombre de letras, cultivaban la pintura, la escultura y la
arquitectura, hermanadas entre sí en el empeño de hacer revivir
la cultura antigua. (ANECA, 2005: 41)
Otros autores refieren a León Battista Alberti como la figura que acaba por
configurar la práctica del arquitecto en términos modernos como trabajador intelectual:
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“imagen ideal que los estudiosos de la academia mantendrán hasta mediados del siglo
XVII cuando se funda la academia francesa” (Rodríguez Pulido, 1999: 59) También
surge allí, la academia vitruviana, fundada en Roma por Claudio Tolomei en 1542.
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arquitectura, nos coloca en 1671, ante la creación de la Academia Real de Arquitectura
Francesa, como representante de la ambición ilustrada de crear una institución del
Estado que sustituya tanto a los gremios en tanto instancias acreditadoras de
conocimiento, como a las “logias”, “bottegas” y “ateliers” en tanto espacios de
enseñanza. Si bien el Renacimiento ya había iniciado el proceso de erosión del control
de los gremios, vía reclamo de autonomía del artista-autor, será casi doscientos años
después, durante la creación de las Academias Francesas cuando el Estado termine de
instituir una definición social y jurídica a la profesión de arquitecto. La experiencia de
la Escuela de Bellas Artes de Paris del siglo XIX osciló entre la delegación de la
enseñanza del proyecto a manos de los ateliers libres durante la primera mitad de siglo
XIX, la creación de los ateliers oficiales de mediados de siglo XIX y la oficialización de
los ateliers libres en torno a la década de 1950, ya próximo al cierre definitivo de la
Escuela.
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uruguaya, sigue intentando desarrollar los “talleres de proyecto” con la convicción de
que es posible reunir teoría y práctica dentro de una institución pública. Eso la expuso y
la expone a un gran desafío, concebir a los Talleres de Proyecto como dispositivos de
enseñanza, que encuentren su sentido colocándose a distancia tanto de la lógica gremial
como de la pura práctica profesional.
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7 - Bibliografía.
CHAFFE R . (1977) The Architecture of the Ecole des Beaux-Arts editado por Arthur
Drexler. New York, Museum of Modern Art, 1977. Traducción realizada por Eduardo
Gentile
FACULTAD DE ARQUITECTURA
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