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INTRODUCCIÓN
Mediante la siguiente relación a realizar se contrastan y se compararon dos obras
, “Cien Años de Soledad” de Gabriel García Márquez y “Nos han dado la tierra” del
autor Juan Rulfo, en las cuales se puede apreciar una gran presencia
latinoamericana que es caracterizada mediante estos textos indirectamente y nos
muestran distintos rasgos culturales por medio de José Arcadio Buendía y su
territorio de Macondo y por medio del escuadrón de Melitón, Faustino, Esteban y
el protagonista, lo cual es importante resaltar.
"Después de tantas horas de caminar sin encontrar una sombra de árbol, ni una
semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros... Pero el
pueblo está todavía muy allá. Es el viento el que lo acerca. Hemos venido
caminando desde el amanecer..." (Rulfo, 1953)
"Durante una semana, casi sin hablar, avanzaron como sonámbulos por un
universo de pesadumbre, alumbrados apenas por una tenue reverberación de
insectos luminosos y con los pulmones agobiados por un sofocante olor de
sangre." (García, 1967, p.8)
En las dos lecturas se sigue caminando sin cesar por un objetivo, sin importar
cuanto se tenga que seguir avanzando hasta llegar a conseguirlo, en el primer
caso se quería llegar al pueblo y salir del Llano que era un lugar muerto en el que
todo estaba seco e inhabitable, por su lado en Cien años de soledad José Arcadio
y sus hombres querían encontrar la civilización ya que José Arcadio le decía a
Úrsula "En el mundo están ocurriendo cosas increíbles. Ahí mismo, al otro lado del
río, hay toda clase de aparatos mágicos, mientras nosotros seguimos viviendo
como los burros." (García, 1967, p.6) Y ese deseo lo llevó a emprender el viaje,
ciertamente los protagonistas de ambas historias tuvieron suertes diferentes ya
que Melitón y los demás muchachos de "La tierra que nos han dado" encontraron
el pueblo al final de su viaje y por otra parte José Arcadio no topó con tanta suerte
y lo que encontró fue un galeón español.
Por otra parte se puede apreciar la actitud de algunos personajes de “Nos han
dado la tierra” y “Cien años de soledad” como lo son Melitón y Úrsula ya que
demuestran una conducta de emprendedor. Melitón a pesar de que les dieron una
propiedad en la que no podían trabajar debido a la calidad de la tierra y la escasez
de agua y sombra él tuvo una actitud positiva. Y aún así fue juzgado por los otros
tres caballeros de que por causa del calor Méliton no estaba pensando con
claridad.
“Melitón dice: -Esta es la tierra que nos han dado.
Faustino dice: -¿Qué?
Yo no digo nada. Yo pienso: “Melitón no tiene la cabeza en su lugar. Ha de
ser el calor el que lo hace hablar así. El calor, que le ha traspasado el
sombrero y le ha calentado la cabeza. Y si no, ¿por qué dice lo que dice?
¿Cuál tierra nos han dado, Melitón? Aquí no hay ni la tantita que necesitaría
el viento para jugar a los remolinos.”
Melitón vuelve a decir:
-Servirá de algo. Servirá aunque sea para correr yeguas.” (Rulfo, 1953)
Y lo mismo pasa con Úrsula, ella siempre se hizo cargo de su familia con esa
actitud de emprendedora, con los negocios que tenía y se caracterizaba por ser la
cabeza de la familia por que todos le hacían caso y nadie le discutía.
También se puede relacionar el hecho de que ellos seguían caminando y no
encontraban nada y que al final del todo encontraron el pueblo. La virtud de la
paciencia de seguir caminando a pesar del cansancio, el hambre y la sed.
Asimismo, en el relato antes mencionado se hace referencia a una autoridad que
les brinda un terreno con el que no se sienten a gusto y más bien se perciben
dominados ante un poder desapercibido anteladamente.
-Pero, señor delegado, la tierra está deslavada, dura. No creemos que el
arado se entierre en esa como cantera que es la tierra del Llano. Habría
que hacer agujeros con el azadón para sembrar la semilla y ni aún así es
positivo que nazca nada; ni maíz ni nada nacerá.
-Eso manifiéstenlo por escrito. Y ahora váyanse. Es al latifundio al que
tienen que atacar, no al Gobierno que les da la tierra. (Rulfo, 1953)
En “Cien años de soledad” esta presentación de autoridad también se ve reflejada
mediante el corregidor que llega a Macondo, don Apolinar Moscote. Sin embargo
José Arcadio Buendía permanece sereno pero con ansias de defensa hacia su
querida tierra conquistada y establecida, o al menos ya un poco más desarrollada
y habitada que antes, promueve la negociación y la paz antes de enfrentarse a un
conflicto de poder imprevisto.
Don Apolinar Moscote buscó un papel en la gaveta de la mesa y se lo
mostró: “He sido nombrado corregidor de este pueblo”. José Arcadio
Buendía ni siquiera miró el nombramiento.
-En este pueblo no mandamos con papeles...Y para que lo sepa de una
vez, no necesitamos ningún corregidor porque aquí no hay nada que
corregir. (García, 1967, p.68).
Aunque en el texto “Nos han dado la tierra” en principio se muestran disgustados
por la tierra que les otorga el delegado, ya que es poco fértil y sin agua que les va
a costar cultivar, al final se presenta una resignación por parte de los hombres que
aunque se encuentran cansados llegan al gran llano que les corresponden. Esta
misma resignación se desarrolla en “Cien años de soledad” por parte del coronel
Aureliano Buendía que después de luchar contra el gobierno decide resignarse y
ponerle fin a la guerra con su rendición.
No me verás -dijo el coronel Aureliano Buendía-. Ponte los zapatos y
ayúdame a terminar con esta guerra de mierda. (García, 1967,p.71)
Cuando se firma la rendición del partido de liberales en “Cien años de soledad”
para poder firmar el tratado de rendición hacen que los rebeldes entreguen sus
armas como símbolo para que no vuelvan a entrar en conflicto con el gobierno.
La comisión rebelde que entregó las armas, fueron servidos por un
bullicioso grupo de novicias de hábitos blancos. (García, 1967, p.74)
En relación “Nos han dado la tierra” ellos cuentan que les han quitado la carabina
y los caballos que era un medio con el cual pudieron llegar más rápido hasta las
tierras que les dieron, además con ellos hubieran podido trabajar mejor las tierras
y poder tener el sustento para poder vivir. Esto se puede ver como una crítica en
que los gobiernos suelen otorgar beneficios pero a cambio de cosas que limitan el
desarrollo y seguridad de las personas.
Pero los caballos son otro asunto. De venir a caballo ya hubiéramos
probado el agua verde del río, y paseado nuestros estómagos por las calles
del pueblo para que se les bajara la comida. Ya lo hubiéramos hecho de
tener todos aquellos caballos que teníamos. Pero también nos quitaron los
caballos junto con la carabina. (Rulfo, 1953)
CONCLUSIÓN
Bibliografía:
García Márquez, G (1967). Cien años de soledad. México: Editorial Planeta.
Rulfo, J. (1953). El llano en llamas. Guadalajara: Revista Pan.