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Relación entre “Cien Años de Soledad” Y “Nos han dado la tierra”

INTRODUCCIÓN
Mediante la siguiente relación a realizar se contrastan y se compararon dos obras
, “Cien Años de Soledad” de Gabriel García Márquez y “Nos han dado la tierra” del
autor Juan Rulfo, en las cuales se puede apreciar una gran presencia
latinoamericana que es caracterizada mediante estos textos indirectamente y nos
muestran distintos rasgos culturales por medio de José Arcadio Buendía y su
territorio de Macondo y por medio del escuadrón de Melitón, Faustino, Esteban y
el protagonista, lo cual es importante resaltar.

RELACIÓN ENTRE “CIEN AÑOS DE SOLEDAD” Y “NOS HAN DADO LA


TIERRA”

La cultura latinoamericana tiene diversas características, las cuales pueden variar


dependiendo del país del cual provienen, sin embargo, van a presentar grandes
similitudes entre cada una de ellas, ya que al fin de cuentas latinoamérica se
encuentra más unida de lo que creemos; vivimos en un entorno en el cual se han
presentado sucesos que envuelven a toda esta sociedad y gracias a ello hemos
ido forjando nuestras culturas, con tradiciones y costumbres, las cuales se
comparten entre todos los latinoamericanos.
En las lecturas: “Nos han dado la Tierra” y “Cien Años de Soledad”, se pueden
extraer distintas relaciones entre ellas, destacando así un poco de la cultura que
abraza a Latinoamérica.
Una de estas relaciones se puede encontrar en los siguientes fragmentos de “Nos
han dado la Tierra” y “Cien Años de soledad” respectivamente :
Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra de árbol,
ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros.
Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada
habría después; que no se podría encontrar nada al otro lado, al final de
esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero sí, hay algo. Hay un
pueblo. Se oye que ladran los perros y se siente en el aire el olor del humo,
y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza. (Rulfo,
1953)
José Arcadio Buendía ignoraba por completo la geografía de la región.
Sabía que hacia el Oriente estaba la sierra impenetrable, y al otro lado de la
sierra la antigua ciudad de Riohacha, donde en épocas pasadas según le
había contado el primer Aureliano Buendía, su abuelo sir Francis Drake se
daba al deporte de cazar caimanes a cañonazos, que luego hacía remendar
y rellenar de paja para llevarlos a la reina Isabel. En su juventud, él y sus
hombres, con mujeres y niños y animales y toda clase de enseres
domésticos, atravesaron la sierra buscando una salida al mar, y al cabo de
veintiséis meses desistieron de la empresa y fundaron a Macondo para no
tener que emprender el camino de regreso. (García, 1967, p.6)
En estas citas, se logra apreciar la identidad latinoamericana, ya que los países de
latinoamérica a mediados del siglo XIX se sentían perdidos de donde estaban
ubicados y es ahí donde estas lecturas lo evidencian, porque Melitón, Faustino,
Esteban y el protagonista de la lectura “Nos han dado la tierra”, se notan cansados
de tanta búsqueda en el lugar donde están realmente ubicados, a pesar de que
tenían una noción un poco vaga de dónde tenían que estar. Igualmente pasa con
José Arcadio Buendía en “Cien años de soledad”, él tenía una idea de dónde
estaban, pero a pesar de las anécdotas contadas por su abuelo, realmente estaba
perdido en el espacio, no sabía con certeza eso.
Lo anterior se liga con latinoamérica de la manera en que se ve reflejado que el
personaje claramente tenía el conocimiento de dónde estaba ubicado , pero al
mismo tiempo estaba perdido porque las grandes potencias ni siquiera los
tomaban en cuenta y más bien los utilizaban para producir y generar mercancía.
Latinoamérica ha pasado por las manos de muchas compañías y países que lo
que buscan en nuestras tierras es algún recurso del cual sacar ganancias.
Además de que las personas se veían encerrados en un entorno, en el cual
estaban limitados a lo que tenían por su propia cuenta, no estábamos tan
desarrollados como los países grandes, por lo cual no teníamos los mismos
privilegios que ellos.
Siguiendo con lo citado de las lecturas también tienen una clara relación entre
ellas, el cual es que en ambas está la esperanza, porque en “Nos han dado la
tierra” menciona que escuchan a los perros y que se saborean el olor de la gente
como si fuera esperanza, la esperanza a la compañía, al apoyo, a un comienzo
para un futuro placentero. Y en “Cien años de soledad” menciona que en medio de
lo desconocido, decidieron encajar donde estaban, con la esperanza de no
regresar a donde estaban, en busca igualmente de un comienzo para un futuro
placentero. En ambos relatos, existe un deseo de establecerse, tanto de una
manera física (espacial), como de una manera por así decirlo mental, están en
busca de respuestas a sus dudas del mundo y el lugar de donde provienen y de
dónde se encuentran en ese momento. En el caso de latinoamérica esta situación
era la misma para ellos, porque al ver a sus vecinos quieren apoyo, compañía y no
explotación, además tuvieron que tomar la decisión de encajar a pesar de la
situación difícil y luchar por darse a conocer para destacar que eran iguales,
además de reclamar sus derechos y seguir con la esperanza que desde un
comienzo tienen para alcanzar un futuro placentero.
De igual manera la relación que tienen estos textos con respecto a lo
latinoamericano va mucho más allá en medio de sus desarrollo tales como:
“Vuelvo hacia todos lados y miro el llano. Tanta y tamaña tierra para nada.
Se le resbalan a uno los ojos al no encontrar cosa que los detenga. Sólo
unas cuantas lagartijas salen a asomar la cabeza por encima de sus
agujeros, y luego que sienten la tatema del sol corren a esconderse en la
sombrita de una piedra. Pero nosotros, cuando tengamos que trabajar aquí,
¿qué haremos para enfriarnos del sol, eh? Porque a nosotros nos dieron
esta costra de tapetate para que la sembráramos.” (Rulfo, 1953)
“ Pero, señor delegado, la tierra está deslavada, dura. No creemos que el
arado se entierre en esa como cantera que es la tierra del Llano. Habría
que hacer agujeros con el azadón para sembrar la semilla y ni aun así es
positivo que nazca nada; ni maíz ni nada nacerá.”(Rulfo, 1953)
“—¡Carajo! —gritó—. Macondo está rodeado de agua por todas partes. -
Nunca llegaremos a ninguna parte, se lamentaba ante Úrsula. «Aquí nos
hemos de pudrir en vida sin recibir los beneficios de la ciencia.” (García,
1967, p.6)
Cómo se llega a describir el Llano en el texto “Nos han dado tierra” se concibe
como un terreno desolado y aislado donde no hay ni habrá contacto alguno con el
exterior. Estos eran difíciles de prosperar en cuanto a condiciones de vida.
Macondo poco a poco fue prosperando con la ayuda de los habitantes, más el
Llano no se sabe.
Con respecto a latinoamérica, este territorio se concebía como aislado y que no
podría desarrollarse, donde era desconocida, nadie tenía conciencia de quienes
eran o tan siquiera si existía, como Macondo que igual fue desarrollándose y todos
fueron conociéndolos, y actualizándose en cosas, como decía José Arcadio, al
final la ciencia si llegó.
Un valor que podemos encontrar presente en las dos lecturas es la perseverancia
que se tiene tanto en "Cien años de soledad" como en "Nos han dado la tierra"
esto lo podemos ver analizando las siguientes citas

"Después de tantas horas de caminar sin encontrar una sombra de árbol, ni una
semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros... Pero el
pueblo está todavía muy allá. Es el viento el que lo acerca. Hemos venido
caminando desde el amanecer..." (Rulfo, 1953)
"Durante una semana, casi sin hablar, avanzaron como sonámbulos por un
universo de pesadumbre, alumbrados apenas por una tenue reverberación de
insectos luminosos y con los pulmones agobiados por un sofocante olor de
sangre." (García, 1967, p.8)

En las dos lecturas se sigue caminando sin cesar por un objetivo, sin importar
cuanto se tenga que seguir avanzando hasta llegar a conseguirlo, en el primer
caso se quería llegar al pueblo y salir del Llano que era un lugar muerto en el que
todo estaba seco e inhabitable, por su lado en Cien años de soledad José Arcadio
y sus hombres querían encontrar la civilización ya que José Arcadio le decía a
Úrsula "En el mundo están ocurriendo cosas increíbles. Ahí mismo, al otro lado del
río, hay toda clase de aparatos mágicos, mientras nosotros seguimos viviendo
como los burros." (García, 1967, p.6) Y ese deseo lo llevó a emprender el viaje,
ciertamente los protagonistas de ambas historias tuvieron suertes diferentes ya
que Melitón y los demás muchachos de "La tierra que nos han dado" encontraron
el pueblo al final de su viaje y por otra parte José Arcadio no topó con tanta suerte
y lo que encontró fue un galeón español.
Por otra parte se puede apreciar la actitud de algunos personajes de “Nos han
dado la tierra” y “Cien años de soledad” como lo son Melitón y Úrsula ya que
demuestran una conducta de emprendedor. Melitón a pesar de que les dieron una
propiedad en la que no podían trabajar debido a la calidad de la tierra y la escasez
de agua y sombra él tuvo una actitud positiva. Y aún así fue juzgado por los otros
tres caballeros de que por causa del calor Méliton no estaba pensando con
claridad.
“Melitón dice: -Esta es la tierra que nos han dado.
Faustino dice: -¿Qué?
Yo no digo nada. Yo pienso: “Melitón no tiene la cabeza en su lugar. Ha de
ser el calor el que lo hace hablar así. El calor, que le ha traspasado el
sombrero y le ha calentado la cabeza. Y si no, ¿por qué dice lo que dice?
¿Cuál tierra nos han dado, Melitón? Aquí no hay ni la tantita que necesitaría
el viento para jugar a los remolinos.”
Melitón vuelve a decir:
-Servirá de algo. Servirá aunque sea para correr yeguas.” (Rulfo, 1953)
Y lo mismo pasa con Úrsula, ella siempre se hizo cargo de su familia con esa
actitud de emprendedora, con los negocios que tenía y se caracterizaba por ser la
cabeza de la familia por que todos le hacían caso y nadie le discutía.
También se puede relacionar el hecho de que ellos seguían caminando y no
encontraban nada y que al final del todo encontraron el pueblo. La virtud de la
paciencia de seguir caminando a pesar del cansancio, el hambre y la sed.
Asimismo, en el relato antes mencionado se hace referencia a una autoridad que
les brinda un terreno con el que no se sienten a gusto y más bien se perciben
dominados ante un poder desapercibido anteladamente.
-Pero, señor delegado, la tierra está deslavada, dura. No creemos que el
arado se entierre en esa como cantera que es la tierra del Llano. Habría
que hacer agujeros con el azadón para sembrar la semilla y ni aún así es
positivo que nazca nada; ni maíz ni nada nacerá.
-Eso manifiéstenlo por escrito. Y ahora váyanse. Es al latifundio al que
tienen que atacar, no al Gobierno que les da la tierra. (Rulfo, 1953)
En “Cien años de soledad” esta presentación de autoridad también se ve reflejada
mediante el corregidor que llega a Macondo, don Apolinar Moscote. Sin embargo
José Arcadio Buendía permanece sereno pero con ansias de defensa hacia su
querida tierra conquistada y establecida, o al menos ya un poco más desarrollada
y habitada que antes, promueve la negociación y la paz antes de enfrentarse a un
conflicto de poder imprevisto.
Don Apolinar Moscote buscó un papel en la gaveta de la mesa y se lo
mostró: “He sido nombrado corregidor de este pueblo”. José Arcadio
Buendía ni siquiera miró el nombramiento.
-En este pueblo no mandamos con papeles...Y para que lo sepa de una
vez, no necesitamos ningún corregidor porque aquí no hay nada que
corregir. (García, 1967, p.68).
Aunque en el texto “Nos han dado la tierra” en principio se muestran disgustados
por la tierra que les otorga el delegado, ya que es poco fértil y sin agua que les va
a costar cultivar, al final se presenta una resignación por parte de los hombres que
aunque se encuentran cansados llegan al gran llano que les corresponden. Esta
misma resignación se desarrolla en “Cien años de soledad” por parte del coronel
Aureliano Buendía que después de luchar contra el gobierno decide resignarse y
ponerle fin a la guerra con su rendición.
No me verás -dijo el coronel Aureliano Buendía-. Ponte los zapatos y
ayúdame a terminar con esta guerra de mierda. (García, 1967,p.71)
Cuando se firma la rendición del partido de liberales en “Cien años de soledad”
para poder firmar el tratado de rendición hacen que los rebeldes entreguen sus
armas como símbolo para que no vuelvan a entrar en conflicto con el gobierno.
La comisión rebelde que entregó las armas, fueron servidos por un
bullicioso grupo de novicias de hábitos blancos. (García, 1967, p.74)
En relación “Nos han dado la tierra” ellos cuentan que les han quitado la carabina
y los caballos que era un medio con el cual pudieron llegar más rápido hasta las
tierras que les dieron, además con ellos hubieran podido trabajar mejor las tierras
y poder tener el sustento para poder vivir. Esto se puede ver como una crítica en
que los gobiernos suelen otorgar beneficios pero a cambio de cosas que limitan el
desarrollo y seguridad de las personas.
Pero los caballos son otro asunto. De venir a caballo ya hubiéramos
probado el agua verde del río, y paseado nuestros estómagos por las calles
del pueblo para que se les bajara la comida. Ya lo hubiéramos hecho de
tener todos aquellos caballos que teníamos. Pero también nos quitaron los
caballos junto con la carabina. (Rulfo, 1953)

CONCLUSIÓN

Gracias al análisis comparativo de las lecturas se puede distinguir la esencia


latinoamericana que destaca, imponiendo rasgos característicos y situaciones en
común que representan de algún modo esta región multicultural.
Además, esta esencia latina se muestra específicamente en la nacionalidad de
ambos autores, pues no está de más decir que resultan totales representantes de
esta región. Mediante el colombiano Gabriel García Márquez de “Cien Años de
Soledad” y Juan Rulfo, autor mexicano creador de “Nos han dado tierra”,
distinguen el realismo mágico que envuelven situaciones extraordinarias a lo largo
de la lecturas, así como también destacan el gran labor a realizar para garantizar
un desarrollo de las tierras de las que son parte fomentando así el crecimiento civil
y económico.
Esto entonces forma parte de una manera de exponer al mundo lo que la América
Latina real estaba enfrentando en ese momento, mostrando los diferentes
problemas que se desarrollaban en la zona y lo pequeño y minimalista que las
grandes potencias mundiales hacían ver a latinoamérica.

Bibliografía:
García Márquez, G (1967). Cien años de soledad. México: Editorial Planeta.
Rulfo, J. (1953). El llano en llamas. Guadalajara: Revista Pan.

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