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TIPOLOGIA TEXTUAL
Ejercicios de asimilación
Al contrario en la prosa el autor se centra más en que el mensaje sea fácil de entender
sin importar el que no se cree un ritmo. Este tipo de expresión literaria es denotativo,
es decir, literal, sus palabras expresan lo que dicen; no existe más de un significado en
ellas. De las dos maneras de expresión literaria la más común es la prosa, pues es más
sencilla de crear y de comprender y no es importante la extensión del texto.
Etapa expositiva: Es la fase en que se presentan los personajes, así como también la
época y el ambiente en que se desarrolla la acción. En la etapa expositiva el autor tiene
la obligación de capturar el interés del lector, por lo que una buena arrancada, es
imprescindible. Un inicio atractivo y estimulante ayuda a captar el interés de tu posible
lector.
Nudo o trama: En esta etapa se ponen en acción los hilos de las circunstancias que,
en consonancia unas veces y en disonancia otras, envuelven a los personajes. El nudo
es la etapa donde se desarrolla la mayor actividad del relato. También donde se
produce el climax. Naturalmente, el dialogo es más profuso, o sea más abundante en el
nudo.
Desenlace: Es la etapa donde se resuelven todos los conflictos. Las circunstancias
tormentosas llegan a su fin después de haber afligido a los personajes… y ¡al lector! No
debería ser demasiado previsible ni demasiado inesperado el desenlace.
3.- Explica cuál es la función del narrador y define los tipos más
usuales.
La función del narrador es seleccionar un punto de vista para contar su historia, y sobre
esta configura un nuevo personaje que puede o no participar en los hechos. Por lo
general no participa. Debe de mantener el interés del lector.
El narrador en primera persona: Por lo general actúa como protagonista del relato,
primera persona central; aunque puede ser un personaje secundario, primera persona
periférica.
Aprender a pensar
‘El señor Whitson nos enseñaba ciencias naturales en sexto año de primaria. El primer
día de clases, su exposición trató de una criatura llamada gatiguampo, animal
nocturno y mal adaptado al medio biológico, que se extinguió durante la Era de las
Glaciaciones. El maestro hizo pasar un cráneo de mano en mano, mientras explicaba el
tema. Todos tomamos notas y, más tarde, contestamos un cuestionario sobre esa
lección.
Cuando me devolvió mi prueba me quedé boquiabierto: una enorme equis roja tachaba
cada una de mis respuestas. ¡Estaba reprobado! ¡Debía de haber algún error! Había
repetido al pie de la letra las palabras del maestro. Inmediatamente supe que toda la
clase había salido reprobada. ¿Qué había ocurrido?
Muy sencillo, nos explicó el señor Whitson. Él había inventado ese cuento del
gatiguampo. Jamás había existido tal especie. Por lo tanto, cada uno de los datos de
nuestras notas era incorrecto. ¿Acaso queríamos que nos aprobara por contestar
falsedades?
Huelga decir que nos pusimos furiosos. ¿Qué clase de prueba era esa? ¿Y que clase de
maestro era éste?
El señor Whitson agregó que esperaba que hubiéramos aprendido algo de esa
experiencia: los maestros y los libros de texto no son infalibles. Y nadie lo es. Nos
recomendó no permitir que nuestras mentes se adormecieran y tener siempre la
disposición de hacer una investigación por nuestra propia cuenta. Y cuando estemos
seguros, después de habernos documentado, tener el valor expresar nuestra
inconformidad si el maestro o el libro de texto nos parecen errados.
Cada lección del señor Whitson constituía una aventura. Todavía hoy recuerdo, casi de
principio a fin, algunas de sus disertaciones. Un día nos dijo que su Volkswagen era un
organismo viviente. Tardamos dos días en armar una refutación que le pareciera
aceptable. No se dio por satisfecho hasta que le demostramos no sólo que sabíamos lo
que era un organismo viviente, sino también que teníamos la entereza de defender la
verdad.
No he realizado ningún gran descubrimiento científico, pero las lecciones del señor
Whitson nos infundieron a mí y a mis compañeros algo igualmente importante: el valor
civil de mirar a las personas en la cara y decirles que están en un error cuando nos
hemos informado convenientemente acerca del asunto. También nos enseñó que esta
actitud puede ser divertida, pero sobretodo, resulta provechosa.
Ejercicios
3, 6 y 7
A continuación, vamos a transcribir el párrafo número tres, el cual dice: Muy sencillo,
nos explicó el señor Whitson. Él había inventado ese cuento del gatiguampo.
Jamás había existido tal especie. Por lo tanto, cada uno de los datos de
nuestras notas era incorrecto. ¿Acaso queríamos que nos aprobara por
contestar falsedades?
Para comprobar dicha capacidad les impartió un examen, en el cual resultaron todos
reprobados. A mi de manera personal me gustó mucho la forma en que el maestro
buscaba que sus alumnos aprendan a pensar, que era el objetivo de su clase,
enseñarles que deben analizar.
MORALEJA
Nunca debemos afirmar como cierto nada que usted no haya investigado, primero
tenemos que aprender a pensar con un razonamiento lógico y no creer con tanta
facilidad todo lo que nos dicen. Por eso la importancia de la investigación.
1.- Prosopografía Mariana se presentó. Es una joven diminuta con una mata de pelo
negro que parece envolverla toda. Delgada y de buena figura, exhibe sin rubor ese
bronceado que toma horas y horas tendida en una playa.
4.-Cronografía. Para esa época del año el tiempo trastorna todos los planes, si no es
el excesivo calor, es la lluvia imprevista.
6.-Etopeya. “Facundo y Paz, dignas personificaciones de las dos tendencias que van a
disputarse el dominio de la República. Facundo, ignorante, bárbaro; valiente hasta la
temeridad, dotado de fuerzas hercúleas, gaucho de a caballo como el primero. Paz es,
por el contrario, el hijo legítimo de la ciudad, el representante más cumplido del poder
de los pueblos civilizados… apenas sabe andar a caballo. La ostentación de fuerzas
numerosas le incomoda…” (Facundo, del escritor argentino Domingo Faustino
Sarmiento.)
7.-Topografía. El paisaje lucía adormecido bajo el cielo gris con tonos anaranjados del
crepúsculo. Hojas muertas rodaban por el jardín silencioso, y en el aire revoloteaba aún
su perfume de jazmines.
8.-Etopeya. Era el referente de la elegancia, siempre tan juicioso que incluso aquellos
que llevaban más años en el mundo financiero sentían por él un gran respeto. Sí, era
un hombre afortunado.
9.-Prosopografía. Y todo por esa mocosa de enfermera… No hay más que mirarla
para darse cuenta de quién es, con esos aires de vampiresa y ese delantal ajustado,
una chiquilina de porquería que se cree la directora de la clínica.