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Cinco consejos para usar tu delay
Por Raúl Barrantes
|
17.06.2013

Uno de los efectos más interesantes en el arsenal de cualquier guitarrista, y al que muchos de los que
empiezan no parecen prestarle demasiada atención, es sin duda el delay. Tal vez esta falta de cariño hacia el
delay provenga de una falta de comprensión exacta de cómo funciona y qué puede hacer por nosotros este
efecto cuyo origen se remonta a las grabaciones de cinta en el estudio. No hay problema, para eso estamos
nosotros aquí...

Desde un mero efecto cosmético, que puede embellecer nuestro timbre aportando
espacialidad, hasta usos radicalmente experimentales en busca de sonidos
atmosféricos o directamente marcianos, pasando por el pragmatismo de engordar
nuestro sonido, el delay es capaz de muchas cosas, y cada uno deberá decidir si
alguna de sus aplicaciones es adecuada para sus necesidades o no. Una cosa sí os
advertimos: estos pequeños (bueno, a veces enormes, para qué engañarnos) aparatos
que, básicamente, obtienen una copia de nuestra señal para retrasarla en el tiempo
(desde unos pocos milisegundos, hasta unos cientos) y sumarla a la original, en
ocasiones añadiendo diferentes repeticiones e incluso degradando éstas
progresivamente mientras decaen en busca de un calor analógico que recuerde a
aquellas cintas; estos dispositivos, digo, son completa e inevitablemente adictivos.
La prueba es que casi ninguna “pedalera de las estrellas” se escapa a incorporar uno,
si no varios, delays en su cadena de sonido.

¿No sabes por dónde empezar? Te dejamos unos cuantos usos tradicionales para
comiences a experimentar y descubrir por qué.

Patrones rítmicos
Vale, empecemos, como nos gusta hacer por aquí, la casa por el tejado. Pero es que,
seguramente, uno de los sonidos que más asociado tenemos todos al uso del delay es
el que despliega, canción sí, canción también, The Edge de U2. Piensa en Pride (In
The Name of Love), o Where The Streets Have No Name. Ese sonido que tanto se
ha apropiado el guitarrista, y que en realidad podríamos rastrear en sus orígenes
hasta el Run Like Hell de Pink Floyd, se basa simplemente en que las repeticiones
del delay sucedan al tempo de la canción.

Como decíamos, un delay puede generar una sola repetición retrasada en el tiempo,
o varias. Esto se hace tomando de nuevo la copia procesada y volviendo insertarla
en el input del efecto, y la cantidad de repeticiones en los pedales de delay que
permiten esto (¿todos?) se regula mediante el control habitualmente llamado
feedback o regeneration. Cuando queremos que estas repeticiones sean muy
prominentes en el tema, subiremos el nivel del efecto (mediante el control de mix,
dry/wet, level o como se denomine en el pedal de turno), lógicamente. Pero si éstas
no van al tempo de la canción, el ingenio no sonará especialmente bien. Por tanto, lo
suyo es cuadrarlas a ese tempo, y así generar esa cascada sónica marca de la casa
U2.

¿Cómo hacerlo? Lo ideal es que tu pedal de delay incluya una función de tap tempo,
para poder añadir sobre la marcha esa información sobre los bpm del tema. Pero, si
no la tiene, hay una sencilla forma de calcular los milisegundos con que habría que
configurar el control de delay de, ejem, el delay. Tan solo debes dividir 60.000 (los
milisegundos en un minuto) por el bpm del tema, y así obtener el tiempo que
transcurre entre cada nota negra o quarter note. Por ejemplo, para un bpm de 100,
obtendríamos 600 ms. Si queremos que las repeticiones ocurran siguiendo un patrón
de corcheas (8th notes) o semicorcheas (16th notes), solo hay que ir dividiendo esos
milisegundos entre dos sucesivamente. Para semicorcheas obtendríamos 150 ms, por
ejemplo, y para fusas (32th notes), 75 ms.

Es un cálculo sencillo, pero, si no tienes la cabeza para matemáticas, y tampoco un


tap tempo en tu pedal, existen aplicaciones para smartphones muy amanosas que
harán el cálculo rápidamente por ti para cualquier bpm, y podrás así lograr ese
sonido atmosférico que tanto gusta en el pop.
Engordando tu sonido con slapback
Habrás oído muchas veces este término, slapback, pero, ¿qué es? Fácil: un delay de
una sola repetición con un retraso de tipo medio. Esto se consigue fácilmente con
cualquier pedal colocando el feedback al mínimo (lo que dará una sola repetición),
el tiempo de delay entre los 80 y los 200 ms (al gusto), y el nivel del efecto no
excesivamente alto (entre un 20 ó 50% de señal procesada). De este modo logramos
una copia de nuestra señal que se puede intuir, pero no escuchar de forma
completamente independiente. ¿El resultado? Nuestro sonido se percibe
automáticamente más grueso, más grande. Gordo. Según el nivel al que usemos el
efecto, será más o menos prominente. Cuanto más lo sea, más te acercarás al sonido
rockabilly de los 50. Y si reduces el tiempo de delay (hasta los 20-50 ms) puedes
lograr efectos similares la chorus, pero sin la modulación, claro.

Engordar tu sonido II parte: guitar hero al instante


¿Qué pasa si tomamos el punto de partida del slapback y alargamos el tiempo de
delay y aumentamos las repeticiones? Te encontrarás rápidamente con un sonido
familiar, que te remontará al instante a los años 80 y aquellos solos de hair metal tan
condenadamente molones. Sí, amigo, ésta es la forma de convertirte en todo un
guitar hero (sónicamente, el tocar ya es cosa tuya) en cuestión de un pisotón.

Para lograrlo, como decimos, usa un tiempo de delay largo, a partir de 200-300 ms,
regula el feedback para obtener 3 ó 4 repeticiones, y no te pases con el nivel del
efecto. Entrarás de lleno en ese sonido parecido a la reverb que te pedirá a gritos un
ventilador a juego para menear tu melena mientras el delay convierte tu solo en algo
más grande que la vida. Para mayor dramatismo, puedes incluso usar dos delays,
uno corto y otro más largo. ¡Yeah, baby!

Delays en estéreo
Si eres de los aventureros que montan su equipo para sonar en estéreo en el
escenario, puedes adentrarte en el mundo de los delays paneados. La cosa es que por
cada lado de tu sonido estéreo aparezca una señal procesada de diferente forma. Es
decir, con diferentes tiempos de retraso. Esto podrías conseguir usando un delay
diferente en cada uno de los caminos que conducen tu señal hasta cada ampli, o
empleando alguna unidad de delay específicamente diseñada para poder funcionar
en configuraciones estéreo. Con tiempos diferentes en L y R, tu sonido ganará en
matices y atmósfera. O, incluso, puedes atreverte con el llamado “ping-pong” delay,
que va alternando repeticiones entre cada uno de los extremos del estéreo.

Resonancias y feedback
Prueba este sencillo experimento con tu pedal de delay: sitúa el control de feedback
al máximo, y el tiempo de delay al mínimo. Al tocar, obtendrás un curioso efecto de
pitch, ya que la señal retrasada se repite a tanta velocidad, que se genera una
retroalimentación al instante. Ahora piensa en las posibilidades para obtener sonidos
y ruidos ultraterrenos de formas similares... Pon las repeticiones al máximo y alarga
el tiempo de retraso: escucha cómo el delay va encaminándose progresivamente
hacia un feedback glorioso, mientras aumenta de volumen como si la ira se estuviera
apoderando de él. Ahora, con el feedback rugiendo, haz oscilar lentamente el tiempo
de delay y disfruta de tu nuevo generador de ruido con el que atosigar a tus
compañeros de banda en tus jam sessions.

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