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07/diciembre/2018

Existen dos grandes formas de extradición. La extradición es el acto a través del cual un
Estado solicita a otro, que le entregue una persona con una doble finalidad, que la entregue para
juzgarla si es que no se ha dictado una condena contra esa persona por un delito, o bien, le solicita
al estado requerido que le entregue a esa persona con la finalidad de ejecutar una condena que ya
se ha dictado.

En cuanto a los requisitos de fondo dijimos que era necesario en primer término la existencia
de una determina relación entre Estados, y esta relación se materializa por medio de un tratado
internacional, el cual a su vez puede ser bilateral o multilateral. Si no hay tratado debe concurrir la
reciprocidad. La reciprocidad supone una relación de confianza. La tendencia jurisprudencial de la
Corte Suprema de Chile es la de entregar a los nacionales cuando otro Estado requiere a esa otra
persona, y desde ese punto de vista, ante la ausencia de tratado internacional la Corte Suprema
concede la extradición confiando en que existirá reciprocidad por parte de ese otro Estado; y
entendemos por reciprocidad fundamentalmente el acto de ese otro Estado consistente en
reconocerle valor a la sentencia que se dictan en Chile. Al darse esa condición, incluso ante la falta
de un tratado, la Corte Suprema ha decidido conceder en varios casos donde no hay tratados
internacionales la extradición.

Además de esta condición política entre los Estados (Estado requerido y Estado requirente)
es necesario que concurra otros requisitos que podemos denominar sustantivos o de fondo.

Primero, la doble impugnación, es decir, para que se pueda conceder la extradición es necesario
que en nuestro país exista el delito por el cual se solicita la extradición hacia el otro país, y viceversa.
Es necesario no poder de vista que no es necesario una absoluta identificación, como por ejemplo
que el delito en cuestión se llame igual en el Estado “A” y el Estado “B”, lo importante es el
contenido, la materia del delito de que se trata.

Segundo, además de la doble impugnación es necesario que se trate de delitos graves, y el criterio
para determinar la gravedad del delito es la pena. Hay que tener presente que esta es la tendencia
moderna, porque históricamente la gravedad del delito se determinaba por medio de un “elenco”,
es decir, de un listado contenido en los tratados bilaterales o multilaterales de extradición. Eran
estos documentos en los tratados internacionales lo que señalaban de manera taxativa cuáles eran
los delitos susceptibles de extradición. La tendencia contemporánea, por el contrario, utiliza otra
técnica legislativa que consiste en determinar si el delito o noes susceptible de extradición a partir
de la gravedad, y la gravedad significa partir desde la gravedad, es decir, desde la duración de la
pena de que se trata. De acuerdo con el Código de Bustamante un delito se va a considerar grave si
en abstracto tiene prevista una pena superior a 1 año. Como en Chile no existe la pena privativa de
libertad de 1 año, se estará a la pena de 541 días o superior a ese tiempo.

Tercero, respecto de las particularidades que tiene que revestir el hecho por el cual estamos
solicitando o eventualmente “concediendo” la extradición, es decir, tiene que tratarse de un delito
común, es decir, no debe tratarse de un delito político. Algunas preguntas que esbozamos
apropósito de este tercer elemento es que existía dificultad al momento de definir cuál es el criterio
con el que vamos a determinar si estamos o no frente a un delito político. Tradicionalmente
predominó la tesis subjetiva que atendía a la motivación a los propósitos del autor. Las dificultades
que tiene este criterio saltan a la vista, es muy difícil precisar cuando estamos frente a un delito
político a partir de las motivaciones de su autor, porque es difícil identificarlas, y desde ese punto
de vista cualquier acción podría englobarse dentro de la categoría de delito político y ese sentido
negarse la extradición. Hoy en día predomina un criterio objetivo que atiende a si el acto en cuestión
vulnera los intereses fundamentales del Estado, como la seguridad del Estado. El problema que tiene
a su vez este criterio es que puede ser muy restrictivo, y ese carácter restrictivo podría
eventualmente generar problemas desde el punto de vista, por ejemplo, de los llamados hechos
“conexos” al delito político y también puede generar problema respecto de lo que denominamos
delito político complejos o compuestos, es decir, delitos que además de la afectación al bien jurídico
e intereses del Estado, afecta a bienes jurídicos como la propiedad, la vida, la libertad o a un
particular. La tendencia a nivel jurisprudencial es la de utilizar un criterio restrictivo que implica que
la extradición no se va a conceder en los delitos políticos puros, y se va a conceder tratándose de
aquellos delitos políticos complejos en donde el bien jurídico que se vulnera de manera anexa esté
íntimamente vinculado al propósito mismo. Si no se da esa íntima conexión entre el delito común y
el delito político, la extradición se va a conceder, porque se va a considerar que el delito es común.
¿Qué ocurre si el Esto requirente puede imponer la pena de muerte respecto de la persona que se
pretende extraditar? ¿Qué puede hacer el Estado requerido?, Por ejemplo, Arabia Saudita solicita
la extradición de un criminal que se encuentra en Chile. Lo que podría hacer Chile es negarse a la
extradición si cree que no hay garantías en el sentido de que la pena de muerte no se va a juzgar o
bien puede conceder la extradición bajo la condición que a esta persona no se le ejecute o aplique
la pena de muerte.

Los efectos de la extradición son la especialidad y la así llamada “cosa juzgada”. En relación
a lo primero, concedida la extradición, lo que el Estado requirente tiene vetado es juzgar por otros
hechos. ¿Qué ocurre en aquellos hechos donde una persona

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