Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
México. Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federa-
ción, Instituto Electoral del Distrito Federal.
Teoría crítica del Derecho y cuestiones de género / Alicia E. C. Ruiz / Colección Equidad de géne-
ro y democracia, vol. 6; – México: Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación, Instituto Electoral del Distrito Federal, 2013.
40 p.
isbn de colección: 978-607-7989-15-8
isbn: XXXXXXXXXX
1. Derecho. 2. Discurso. 3. Mujer. 4. Sujeto.
D.R. © 2013
Suprema Corte de Justicia de la Nación
Pino Suárez 2, colonia Centro,
delegación Cuauhtémoc, 06065, México, D. F.
www.equidad.scjn.gob.mx
D.R. © 2013
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
Carlota Armero 5000, colonia CTM Culhuacán,
delegación Coyoacán, 04480, México, D. F.
www.genero.te.gob.mx
D.R. © 2013
Instituto Electoral del Distrito Federal
Dirección Ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica
Huizaches 25, colonia Rancho Los Colorines,
delegación Tlalpan, 14386, México, D. F.
www.iedf.org.mx
Alicia E. C. Ruiz
6
Índice
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
La autora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Introducción
7
El Derecho como discurso
Al mismo tiempo, opera como el gran los actos reales de las personas. De un
legitimador del poder, que habla, con- discurso que remite para su comprensión
vence, seduce y se impone a través de las al poder y en última instancia, a la vio-
palabras de la ley. Ese discurso jurídico lencia. De un discurso que incluye a la
instituye, dota de autoridad, faculta a ciencia que pretende explicarlo. De un
decir o a hacer. Su sentido remite al juego discurso que es en sí mismo dispositivo
de las relaciones de dominación y a la si- de poder. Que reserva su saber a unos
tuación de las fuerzas en pugna, en un pocos y hace del secreto y la censura sus
cierto momento y lugar. El Derecho legiti- mecanismos privilegiados. La estructura
ma al poder en el Estado, en todos los in- del discurso jurídico, que articula diver-
tersticios de la vida social, a través de la sos niveles, encubre, desplaza y distorsio-
consagración explícita de quienes son sus na el lugar del conflicto social y permite
detentadores reconocidos. También lo ha- al Derecho instalarse como legitimador
ce de manera más sutil, cada vez que dice del poder, al que disfraza y torna neutral.
con qué mecanismos es posible producir Como advierte Foucault, “el poder es
efectos jurídicos. Sólo algunos y bajo cier- tolerable sólo con la condición de en-
tas condiciones podrán contratar, recono- mascarar una parte importante de sí mis-
cer hijos, contraer matrimonio, acceder al mo. Su éxito está en proporción directa
desempeño de ciertos cargos y aún matar y con lo que logra esconder de sus mecanis-
morir legalmente. Cada vez que el Dere- mos... Para el poder el secreto no pertene-
cho consagra alguna acción u omisión co- ce al orden del abuso, es indispensable
mo permitida o como prohibida, está reve- para su funcionamiento” (Foucault: 1977).
lando dónde reside el poder y cómo está Los críticos cuestionan a la tradición teó-
distribuido en la sociedad. rico-jurídica que enfatizó los aspectos for-
Se trata de un discurso que, paradóji- males del Derecho, olvidando sus aspectos
camente, al tiempo que legitima las rela- finalistas; que desconoció el fenómeno
ciones de poder existentes, sirve para su de su historicidad, de su articulación con
transformación; de un discurso cargado los niveles de la ideología y del poder, y
de historicidad y de ideología, pero que que negó toda cientificidad a un análisis
no reproduce en forma mecánica la es- de la relación entre Derecho y política.
tructura de la sociedad; de un discurso Sin embargo, no dejan de advertir que
que deposita en el imaginario colectivo es la propia estructura del discurso jurídico
las ficciones y los mitos que dan sentido a la que enmascara y disimula al poder, y
10
Teoría crítica del Derecho y cuestiones de género
habilita las interpretaciones que garanti- miento del modo de operar del Derecho
zan ese ocultamiento y que contribuye a se ejerce, parcialmente, a través del des-
la preservación de la relación entre De- conocimiento generalizado de esos modos
recho y poder. de operar y la preservación de ese poder
El Derecho significa más que las pala- está emparentada con la reproducción del
bras de ley. Organiza un conjunto comple- efecto de desconocimiento... la opacidad
jo de mitos, ficciones, rituales y ceremo- del Derecho es, pues, una demanda obje-
nias, que tienden a fortalecer las creencias tiva de la estructura del sistema y tiende
que él mismo inculca y a escamotear el sentido de
fundamenta racionalmen- las relaciones estructurales
te, y que se vuelven condi- establecidas entre los suje-
El Derecho legitima al
ción necesaria de su efecti- tos, con la finalidad de re-
vidad. También la teoría poder en el Estado, en producir los mecanismos de
deberá hacerse cargo de todos los intersticios la dominación social (Cár-
explicar esta curiosa com- cova: 1998).
de la vida social, a
binación de la razón y del
No hay pureza posible
mito que es propia del De- través de la consagración
en la teoría acerca de es-
recho moderno. explícita de quienes
te discurso, que oculta el
El Derecho es un saber son sus detentadores sentido de las relaciones
social diferenciado que atri-
buye a los juristas, los abo- reconocidos. establecidas entre los hom-
bres, y reproduce los me-
gados, los jueces, los legis-
canismos de la hegemonía
ladores
social. En el mismo senti-
...la tarea de pensar y actuar las formas do, la pregonada neutralidad del jurista
de administración institucionalizadas, los es sólo una fantasía. Desde esta visión del
procedimientos de control y regulación Derecho, los juristas críticos restauran
de las conductas. Ellos son los deposita- el vínculo entre el Derecho y la política,
rios de un conocimiento técnico que es sin renunciar a producir teóricamente en
correlativo al desconocimiento de los el campo del conocimiento.
legos sobre quienes recaen las conse- Las circunstancias socio-políticas, las
cuencias jurídicas del uso de tales instru- ideologías predominantes y el desarrollo
mentos. El poder asentado en el conoci- que la ciencia del Derecho había alcanzado
11
Alicia E. C. Ruiz
a principios del siglo xx, permiten com- Este discurso peculiar se organiza de
prender por qué Kelsen defendió tan ar- modo tal que aparece como “autosuficien-
dientemente la preservación de esa pure- te” y “autorregulado” en su producción.
za que ha devenido insostenible. Pero los Un sistema cuya estructura proviene de, y
tiempos ahora son otros y los sistemas de puede ser entendida desde la razón; cuyos
pensamiento con que se contaba ya no modos de creación, aplicación y funcio-
sirven para explicarlos. La complejidad namiento dependen exclusivamente de su
creciente, la inestabilidad y la turbulen- propia forma. Un discurso que pretende
cia de los procesos históricos introducen exhibirse íntegramente mediante uno so-
en el campo de la ciencia las cuestiones lo de sus aspectos: como una formidable
del caos, la catástrofe y la imprevisibili- construcción metonímica.
dad. Entonces, toda forma de reduccio- Ocurre que no todas las regiones del
nismo teórico pierde fuerza explicativa. discurso son igualmente abiertas y penetra-
En el discurso jurídico, el desplazamien- bles: algunas están casi prohibidas (dife-
to, el silencio, la censura, la exclusión, son renciadas y diferenciantes), mientras que
figuras que construyen una red “racional” otras parecen casi accesibles a todos y
de ficciones, mitos y creencias, a partir de puestas, sin restricción previa, a la dispo-
las cuales el “orden” oculta al poder. sición de cualquier sujeto (Foucault: 1977).
En efecto, “existe una opacidad de lo jurí-
Muy regularmente hay en las sociedades dico. El Derecho, que actúa como (...) un
una suerte de desnivelación entre los dis- libreto, como una partitura, paradójica-
cursos: los discursos que se dicen en el hilo mente no es conocido o no es comprendi-
de los días y de los cambios y que se pasan do por los actores en escena” (Cárcova:
con el acto mismo que los ha pronuncia- 1985).
do, y los discursos que están en el origen de La regla básica de formación del discur-
cierto número de actos nuevos de palabras so del Derecho es aquella que determina
que los retoman, los transforman o hablan quiénes “están autorizados” para imprimir
de ellos, en una palabra, los discursos que sentido jurídico a sus actos o palabras. Esa
indefinidamente, más allá de su formula- “autorización” se plantea en términos de
ción son dichos, quedan dichos, y están por doble ficción: como si la autorización
decirse. Nosotros los conocemos en nuestro siempre fuera explícita y proviniera del
sistema de cultura: son los textos religiosos propio discurso, y como si su efecto signi-
o jurídicos (Foucault: 1977). ficante fuera únicamente producir normas
12
Teoría crítica del Derecho y cuestiones de género
(Vahinger: 1920). Doble ficción que ocupa Habrá que incluir, además, a la doctri-
el lugar de la verdad y genera su despla- na: práctica teórica de los juristas, que no
zamiento. Desaparece, entonces, la rela- precisa de que la “ley” la tenga por fuente
ción poder-derecho que explica, a partir del Derecho para integrar su discurso. Esa
del modo en que el primero se encuentra práctica teórica de los juristas y la práctica
distribuido, las inclusiones y exclusiones profesional de los abogados (también la de
en el segundo. Únicamente se recono- todos aquellos que “usan” las normas).
cen como “Derecho” las prácticas nor- Aquí también hay “inversión” de senti-
mativas de creación y/o do, para utilizar la termi-
de aplicación de nor- nología de Verón (Verón:
mas. Se borran las mar- 1980). Aquí también hay
cas de la ideología en la En el discurso jurídico, determinadas autoriza-
producción del discur- ciones –casi siempre im-
el desplazamiento, el
so jurídico y con ello plícitas, a diferencia de
termina por desapare- silencio, la censura, la las operaciones discursi-
cer toda posibilidad de exclusión, son figuras vas de efecto normati-
vínculo con la social. vo– de no poca impor-
que construyen una red
Por fin, el jurista puede tancia. Sólo algunos
vérselas tranquilo con “racional” de ficciones, pueden decir lo que “es”
su objeto –las normas– mitos y creencias, a partir el Derecho y “ser creí-
y manipular con éste, dos”: son los juristas,
de las cuales el “orden”
sin sentirse a su vez, par- cuya práctica produce
tícipe y determinado por oculta al poder. “efecto de cientificidad”,
el poder. “efecto de conocimien-
Para dar cuenta del to”, son los que dicen
discurso jurídico, no bas- “la verdad”. Es el discur-
ta, como queda claro, ceñirse a sus aspec- so típicamente social, en el cual aparecen
tos normativos, ya que éste comprende las marcas de la ideología y el cual se en-
más que las leyes, los contratos, las senten- cuentra cruzado por el poder. La relación
cias, las constituciones, los testamentos, poder/saber está paradigmáticamente pre-
ejemplos de autorizaciones explícitas a los sente en la ciencia del Derecho, en tanto
productores reconocidos y reconocibles de es ese saber el que proporciona una expli-
sentido jurídico. cación racional. Racional porque tiene
13
Alicia E. C. Ruiz
El mundo que nos circunda no es nos pero, cada vez, menos palabras en
homogéneo ni admite una única lectura. común. ¿Qué hechos y qué normas com-
Surcado por el conflicto, la inestabilidad, pondrán la “intriga jurídica” que hable
las grandes crisis, las innumerables gue- acerca del choque de culturas? Es prudente
rras, los desastres ecológicos, nada de lo recordar que, por ejemplo, tanto una ley
que en él sucede “nos es ajeno”. Es un como un caso judicial son todo menos
mundo multicultural, de migrantes, ex- una descripción neutral de problemas
tranjeros, excluidos, desempleados, refu- acaecidos en la realidad. Es siempre una
giados, pobres, abandonados. El desarrollo “reconstrucción” de informes, testimonios,
tecnológico y la circulación de la infor- confesiones, dictámenes aportados a un
mación, nos asoman sin sosiego, a cuanto proceso, en la que intervienen otros dis-
ocurre en esta “realidad social multifacéti- cursos sociales bajo la forma específica
ca”, tan colorida como injusta. Somos a que viene dada por “el colador conceptual
un tiempo, “unos” y “otros”, buscándonos de la dogmática jurídica” y, sin duda, por la
o esquivándonos en algún sitio real o vir- teoría del Derecho desde la que también se
tual. Tenemos más formas de comunicar- piensan y se imaginan soluciones.
15
La construcción del sentido:
discurso jurídico y relato
ni se alcanza a partir de una mera deduc- que puede darse de muy diversas maneras,
ción. De ahí la importancia del modo en en ese cruce, está la verdad que el Derecho
que organicemos esos relatos, esto es, de produce. Una verdad con efectos simbóli-
los criterios de interpretación que elijamos cos y dramáticamente reales. Cuando se
para conocer la realidad, los hechos acon- afirma en una decisión judicial que al-
tecidos. Porque lo que sucede en un expe- guien ha cometido un acto ilícito, que
diente judicial se asemeja a la labor de un alguien ha matado a otro esto implica una
historiador. Se trata de indagar acerca de condena y, por ejemplo, la privación de
lo que ya ocurrió, de lo la libertad para la perso-
que ya pasó y hay que na acusada, esto siempre
hacerlo mediante el des- y cuando se mire el caso
cubrimiento de ciertas hue- judicial como un hecho
llas. Y claro que uno elige El poder simbólico del individual y aislado. Sin
las huellas que le parecen embargo, hay más: sucede
discurso jurídico va
relevantes, y claro que, que el poder simbólico
según la perspectiva en más allá de las personas del discurso jurídico va
la que se ubique, encon- que son afectadas más allá de las personas
trará algunas huellas y de que son afectadas o be-
o beneficiadas
ninguna manera, adver- neficiadas directamente
tirá otras. directamente por la por la decisión de un
El Derecho presenta los decisión de un juez. juez. Los derechos hu-
acontecimientos como re- manos son, paradigmáti-
latos, pero el Derecho no camente, un campo en
es solo ese relato. El otro el que es visible este po-
elemento complicante que der del discurso jurídico
aparece es que junto a los hechos están las (Von Roermud: 1997).
normas y a ellas también es posible asig- He centrado mi análisis en el nivel del
narles sentidos diversos. Además, las nor- juez y no en el del legislador, para enfatizar
mas se presentan estructuradas como un la vinculación entre la construcción de la
sistema y, así como los hechos no están verdad y la construcción de la realidad.
aislados, tampoco las normas se encuen- Pero también podría extender algunas
tran desperdigadas. En esta articulación de estas consideraciones a la aprobación de
entre hechos y normas, que no es única, unas normas generales en lugar de otras.
18
Teoría crítica del Derecho y cuestiones de género
Sin embargo, quiero subrayar que las de- der este camino hay que renunciar a la
cisiones judiciales que involucran dere- convicción de que existen verdades abso-
chos fundamentales tienen implicaciones lutas y desde luego, renunciar a toda forma
que trascienden a los directamente invo- de dogmatismo y tener siempre presente el
lucrados, porque a través de esa decisión carácter performativo del discurso jurídi-
judicial se está construyendo una cierta co. Por nosotros y por los que nos sucedan,
visión del pasado y con ella se abren algu- me parece que la apuesta debería ser esa:
nas posibilidades para el futuro y se exclu- ser capaces de renunciar a toda forma de
yen otras. dogmatismo. Esa renuncia nos es exigible
Como el futuro es contingente y azaro- muy especialmente a los operadores jurídi-
so y no tenemos ninguna certeza de lo que cos que tenemos una fuertísima tendencia
nos esperará, estoy convencida de que al a dogmatizar los conocimientos que po-
menos, lo que podemos plantearnos como seemos (sin duda por esto de manejarnos
un problema del presente, que nos com- siempre con normas) lo que nos lleva a
promete a todos, es cuál es la manera en la pensar que hay criterios precisos, induda-
que elegimos participar en esta forma de bles, para definir lo que debe ser y lo que
construir la verdad. Insisto, para empren- no debe ser, lo permitido y lo prohibido.
19
El papel de quien juzga
en un Estado de Derecho
21
Alicia E. C. Ruiz
sociales, concreción del sueño de miles constitución una parte sustancial de nues-
de hombres y mujeres de carne y hueso, tra "cultura", cuando asumamos por fin,
que no merecen ser traicionados y, es- que "decir el Derecho" y "resolver las cau-
peranza –aunque incompleta– para las sas" es tanto como aplicar, día tras día, las
generaciones por venir. Productos hu- cláusulas constitucionales. Cuando apren-
manos como la democracia y la constitu- damos que el orden jurídico se lee desde la
ción necesitan del esfuerzo, el compro- "constitución", que cada ley, cada decreto,
miso y la atención constantes. No pueden cada resolución sólo podrán utilizarse co-
ser descuidados ni postergados. Sabemos mo marco para la decisión concreta, luego
que no basta declararlos y que tornarlos de haberlas sometido al test de constitu-
efectivos no es tarea sencilla. Pero si la cionalidad.
magistratura asume la parte que le corres- La supremacía de la constitución no es
ponde en esta empresa, estaremos más el resultado de ninguna operación lógica al
cerca de lograrlo. Los jueces deberemos interior de un sistema de normas, sino de
comprender que seremos más indepen- su afirmación incansable como criterio úl-
dientes cuanto más directa y manifiesta- timo de interpretación y como principio
mente nos involucremos en hacer de la legitimador de prácticas sociales.
23
El sujeto:
categoría histórica
existe al mismo tiempo que queda defini- cazmente el carácter constituyente que
tivamente marcado por su ingreso al cada una conlleva. No hay momento de
mundo de lo jurídico y, a su vez, las per- la constitución del sujeto, y después,
sonas no inventan el Derecho después una serie de incontables apelaciones a
de estar constituidos como sujetos, como ese sujeto.
no hacen historia sin ser parte de esa La serie de interpelaciones constitu-
historia. Los individuos no son “sujetos yentes no ocurre sólo desde el nivel nor-
de Derecho” sino que son “sujetos barra- mativo del discurso. En el campo del
dos” en el sentido lacaniano. El Derecho imaginario social su importancia es aún
los interpela y los constituye. Interpela- mayor. En todo ese espacio en el que el
ción y constitución remiten a la dimensión discurso jurídico produce significaciones
ideológica del discurso jurídico. La inter- es donde la ficción del sujeto de Derecho
pelación no es única, el Derecho interpela cumple más adecuadamente su papel.
de modos diversos y múltiples, no hay Las personas que viven y sufren día a día,
todo; el juego interpelatorio es hetero- muchas veces sin conciencia, las marcas
géneo. que el Derecho les imprime se miran,
Lo propio de las interpelaciones de los se reconocen, se atribuyen conductas, se
discursos sociales concretos es que ellas sienten ubicadas o creen que otras perso-
son también concretas. Cada interpelación nas están puestas en los espacios que “la
está dirigida a ciertos individuos que su- ley” determina. Es la ilusión de autono-
puestamente ya están constituidos como mía, la ilusión de una subjetividad no
sujetos de Derecho. Aquí aparece la es- condicionada por las relaciones sociales
tructura ficcional que mantiene la inte- y de poder, que ocultan el orden de lo
gridad del discurso. Es como si hubiese simbólico que preexiste al sujeto. Es ese
en el origen algún sujeto de Derecho al orden de lo simbólico el que le fija posi-
cual dirigirse, al cual calificar, permitir o ciones, deseos, proyectos que él cree obra
prohibir y porque él está primero es que, y producto de sí mismo, o que lo hace
en un segundo momento, “la ley” lo alu- sentirse privado de todo, silenciado, obli-
de, le habla, lo autoriza, lo interdicta, le gado a callar o simplemente no escucha-
establece algún lugar en el campo de la do. Así, el discurso jurídico elabora for-
legitimidad o lo excluye de él, le otorga mas de marginalidad, las dota de sentido,
la palabra o lo priva de ella. Esta sucesión racionaliza los criterios mediante los
de interpelaciones particulares oculta efi- cuales se marcan sus límites, así legítima
25
Alicia E. C. Ruiz
neras de entrar al debate acerca de la ticulares, sino como parte de una lucha
igualdad y la diferencia, o tal vez es mejor omniabarcante y epocal entre universali-
decir, de las igualdades y las diferencias. dad y particularismos, la noción de pue-
Abandonar la “singularidad” no es un blos sin historia expresa precisamente la
simple juego de palabras. Es hacerse car- incapacidad de estos para representar lo
go de que la emancipación significaba en universal” (Laclau: ob. cit.). Puede pare-
el proyecto de la modernidad la elimina- cer que no hay forma de salvar el abismo
ción de las diferencias, la concreción de entre lo universal y lo particular, “lo que
una sociedad reconciliada a través de la equivale a decir que lo universal no es más
realización de una pura esencia humana, que un particular que en algún momento
mientras que hoy “...consiste, por el con- ha pasado a ser dominante, y que no hay
trario, en la afirmación del carácter manera de alcanzar una sociedad reconci-
constitutivo e inerradicable de la dife- liada” (Laclau: ob. cit.). La apelación al
rencia” (Laclau:1995). puro particularismo, especialmente en
La lucha por la extensión de las garan- sociedades complejas, no es una solución,
tías y por los “derechos humanos” como porque ningún particularismo “puede afir-
derechos de todos y todas coincide con marse independientemente de cualquier
este reconocimiento del “carácter consti- contenido y de la apelación a una univer-
tutivo e inerradicable de la diferencia”. En salidad que lo trascienda” (Laclau: ob.
tanto que garantías y derechos humanos cit.). Si lo único válido es la afirmación de
se asocian a una concepción universalista, un particularismo determinado (las muje-
la postulación de las diferencias remite, al res, los negros, los homosexuales) y no
menos en un principio, a formas propias pretendo sostener simultáneamente la
del particularismo. ¿Es posible abordar idea de una armonía preestablecida, debo
ambas cuestiones en un mismo discurso asumir que existirán choques con otros
jurídico? grupos también particulares (los racistas,
En la modernidad, Europa universalizó los sexistas, los homofóbicos). Y el proble-
su propio particularismo y “la expansión ma es complejo. Primero, porque no hay
europea tuvo que ser presentada en térmi- modo de enfrentar tales conflictos sin la
nos de una función universal civilizato- suposición previa de que ellos se desen-
ria... en consecuencia las resistencias de vuelven en un espacio más grande que el
otras culturas fueron presentadas, no co- del grupo, sector o comunidad que lucha
mo lucha de identidades y culturas par- por su reconocimiento. Segundo, porque
27
Alicia E. C. Ruiz
28
Teoría crítica del Derecho y cuestiones de género
29
Alicia E. C. Ruiz
hablar acerca del impacto del discurso jurí- análisis de la identidad. Laclau se pregunta
dico en la definición de la identidad feme- por el lugar del sujeto, del lenguaje y de la
nina, evitando una recaída esencialista, y ideología en la producción del orden so-
sin perder la mirada crítica, esto es, procu- cial. Experimenta con los conceptos, inda-
rando ir más allá de las normas (lo que no ga acerca de cómo se constituye un orden
significa desconocer su importancia) para social, siempre contingente e incompleto,
revelar cuánto de lo que el Derecho impo- y presenta una teoría de la subjetividad en
ne (y cuanto de lo que es posible transfor- relación con una teoría del orden político
mar) está ligado a la producción, circula- (Schuster, F.L.: 1997).
ción y consumo de sentidos establecidos Un primer dato es el carácter histórico
por las tradiciones judiciales, las postula- y social de las identidades. Al construir
ciones de la dogmática y el imaginario una identidad, se actualizan algunas de las
social. Y hay más, se trata de sostener que posibilidades estructurales de la sociedad y
la negación de cualquier forma esencial de lo se dejan de lado las restantes, a través de
femenino no conlleva la imposibilidad de estrategias de afirmación y de reconoci-
actuar para cambiar lo dado. miento. Laclau subraya que “... no hay
La observación de Chantal Mouffe se ningún cambio histórico importante, en
orienta en la misma dirección, cuando di- el que la identidad de todas las fuerzas in-
ce que tervinientes no sea transformada...” (La-
clau, E.:1996).
… la ausencia de una identidad esencial
La constitución de una identidad supo-
femenina y de una unidad previa… no
ne un juego con otras identidades. En ese
impide la construcción de múltiples for-
juego todas ellas se resignifican. Ninguna
mas de unidad y de acción común. Como
está garantizada en lo que “es”, no es per-
resultado de la creación de puntos noda-
manente ni invariable. Si aparecen nuevas
les, pueden tener lugar fijaciones parciales
identidades, las que ya están dadas se
y pueden establecerse formas precarias de
transforman, aún cuando resistan para
identificación alrededor de la categoría
preservarse “sin mácula”. Si algunas des-
‘mujeres’, que provean la base para una
aparecen o son destruidas, la superviven-
identidad feminista y una lucha feminista
cia de las demás se ve, cuanto menos,
(Mouffe.: 1998).
amenazada.
Ernesto Laclau (1987, 1990, 1996, 1997) Ahora bien, en ese proceso, algo se deja
y Chantal Mouffe proponen un sugerente fuera, algo no se incorpora, algo se excluye,
30
Teoría crítica del Derecho y cuestiones de género
de donde la afirmación de una diferencia por ejemplo entre forma y materia, entre
es condición de existencia de toda identi- esencia y accidente, entre negro y blanco,
dad. Lo excluido, el “exterior constituti- entre hombre y mujer. La idea de “exte-
vo” de cualquier identidad individual o rior constitutivo” ocupa un lugar decisivo
colectiva, son los otros, ya se trate de en mi argumento, pues, al indicar que la
grupos, comunidades, actores sociales, condición de existencia de toda identidad
clases. Es fundamental, en este análisis, es la afirmación de una diferencia, la de-
advertir que no hay identidades auto- terminación de un “otro” que le servirá de
poiéticas; que el otro, algún otro u otros “exterior”, permite comprender la perma-
(reales o imaginarios) están siempre pre- nencia del antagonismo y sus condiciones
sentes, como antagonistas, y que lo están de emergencia. En efecto, en el dominio de
en su exclusión. En el mismo sentido, las identificaciones colectivas –en que se
Derrida apunta que, construir una identi- trata de la constitución de un “nosotros”
dad implica la exclusión de algo y el esta- por la delimitación de un “ellos”– siempre
blecimiento de una cierta jerarquía entre existe la posibilidad de que esta relación
los polos resultantes. nosotros/ellos se transforme en una rela-
En otros términos, en el proceso de ción amigo/enemigo, es decir que se con-
construcción de una identidad, siempre al- vierta en sede de un antagonismo. Esto se
go se deja fuera, algo no se incorpora, con produce cuando se comienza a percibir al
lo que lo excluido pasa a ser el exterior de otro, al que aquí se consideraba según el
aquella. La presencia de este exterior hace simple modo de la diferencia, como nega-
que Laclau sostenga que la identidad está ción de nuestra identidad. A partir de ese
siempre dislocada. A partir de esta concep- momento, sean cuales fueren las relacio-
tualización resulta más clara la primacía de nes nosotros/ellos, ya se trate del orden
lo político en la forma según la cual las religioso, étnico, económico o de cual-
identidades se organizan. quier otro (esas relaciones), se convierten
en políticas, en el sentido schimittiano
Esta noción –que alimenta una plura-
del término (Mouffe: 1998).
lidad de movimientos estratégicos que,
como la concibe Derrida, son posibles También el poder, entonces, está presen-
gracias a indecidibles tales como “suple- te en la constitución de toda identidad, la
mento”, “trazo”, “diferencia”, etc.– indica cual es, en sí misma, un acto de poder, de
que toda identidad se construye a través modo que sin poder no habría identidad
de parejas de diferencias jerarquizadas: (ni identidades). La afirmación parcial de
31
Alicia E. C. Ruiz
32
Teoría crítica del Derecho y cuestiones de género
imaginario social, teorías sustentadas por discursos que tratan de proveer una articu-
los juristas, interpretaciones enunciadas lación entre ellas desde diferentes puntos
por los jueces, concepciones ideológi- de partida. Por eso, cada posición de suje-
cas, conocimientos científicos propios to se constituye dentro de una estructura
de una época y de una sociedad. La ins- discursiva esencialmente inestable, puesto
talación de la mujer como sujeto de que se somete a una variedad de prácti-
Derecho supone este proceso complejo cas articulatorias que constantemente la
de asignación de sentidos a la “ley”. Las subvierten y transforman. Por eso, no hay
mujeres son interpeladas por el discurso ninguna posición de sujeto cuyos vínculos
jurídico, adquieren (una) identidad y con otras estén asegurados de manera defi-
son sujetos según cómo y con los alcan- nitiva y, por tanto, no hay identidad social
ces que resulten de las múltiples formas que pueda ser completa y permanentemen-
en que el Derecho se dirige a ellas. Se te adquirida. Esto no significa, sin embargo,
trata de una cuestión decisiva, porque que no podamos retener nociones como
del orden en que se articulen las diver- ‘clase trabajadora’, ‘varones’, ‘mujeres’, ‘ne-
sas interpelaciones dependerá, en buena gros’ u otros significantes que se refieren
medida, lo que “la mujer sea” para sí a sujetos colectivos. No obstante, una vez
misma y para los demás. La importancia que se ha descartado la existencia de una
del concepto de “articulación” en el dis- esencia común, su estatus debe ser conce-
curso del Derecho es similar a la que le bido en términos de lo que Wittgenstein
otorga Chantal Mouffe al reflexionar en designa como ‘semejanza de familia’, y su
torno al discurso político. unidad debe considerarse el resultado de
una fijación parcial de identidades median-
Negar la existencia de un vínculo a priori,
te la creación de puntos nodales (Mouffe,
necesario, entre las posiciones de sujeto,
Ch.: 1998).
no quiere decir que no haya constantes es-
fuerzos para establecer entre ellas vínculos De ahí que valga la pena enfatizar que
históricos, contingentes y variables. Este la cuestión del sujeto, de la ciudadanía y
tipo de vínculo que establece una relación de la identidad son claves para apuntar a
contingente, no predeterminada, entre va- una sociedad radicalmente democrática y
rias posiciones es lo que designamos como plural.
‘articulación’. Aunque no existe un vínculo En la línea de Butler, los sujetos son
necesario entre diferentes posiciones de su- producidos mediante prácticas excluyentes
jeto, en el campo de la política, siempre hay y legitimadoras que se invisibilizan como
33
Alicia E. C. Ruiz
tales, entre las cuales las jurídicas son alta- del sujeto, un exterior abyecto que después
mente eficaces en el proceso de naturaliza- de todo es interior al sujeto como su propio
ción de algunos individuos, de algunos repudio fundamental (Butler: 1993).
cuerpos, de algunas identidades.
Ninguna vida, ningún cuerpo, nada de
“Asumir” un sexo en el marco de los
lo que selectivamente es denominado hu-
medios discursivos que corresponden al
mano recibe esa calificación porque perte-
imperativo heterosexual permite ciertas
nezca a un orden natural o universal, or-
identificaciones sexuales e impide otras.
den que está discursivamente construido y
Esta matriz excluyente mediante la cual se atravesado por el poder.
forman sujetos requiere pues la producción La “condición humana” de la que solo
simultánea de una esfera de seres abyectos, algunos disfrutan está sostenida en las múl-
de aquellos que no son ‘sujetos’ pero que tiples exclusiones que constituyen el lado
forman el exterior constitutivo del campo oscuro de la categoría de “humanidad”.
de los sujetos. Lo abyecto designa aquí pre- Comparto la tesis de Ernesto Laclau de que
cisamente aquellas zonas ‘invisibles’ o ‘in- nuestra humanidad es, como el sujeto, una
habitables’ de la vida social, que sin embar- entidad a construir desde una perspectiva
go, está densamente poblada por quienes que renuncie a fundamentos ontológicos
no gozan de la categoría de sujetos, pero (Laclau: 1993). Es pues un desafío al que los
cuya condición de vivir bajo el signo de lo operadores jurídicos, y en particular los jue-
invisible es necesaria para circunscribir la ces, no podemos dejar de lado. Y para satis-
esfera de los sujetos. Esta zona de inhabi- facerlo no basta la buena voluntad. Estamos
tabilidad constituirá el límite que defina exigidos a apropiarnos de nuevas miradas
el terreno del sujeto; constituirá ese sitio teóricas y a transformar la forma en que
de las identificaciones temidas contra las ejercemos el poder del que disponemos. Só-
cuales –y en virtud de las cuales– el terre- lo así tiene sentido hablar de la vulnerabili-
no del sujeto circunscribirá su propia pre- dad de tantos y tantos habitantes de este
tensión a la autonomía y a la vida. En este planeta y de pregonar el valor de hacer de la
sentido, el sujeto se constituye a través de justicia un lugar al que todos puedan llegar.
la fuerza de la exclusión y la abyección, una Nadie debería morir “ante las puertas de la
fuerza que produce un exterior constitutivo ley”… ni de los tribunales.
34
Bibliografía
Butler, J., Cuerpos que importan. Sobre los lí- , “Sujeto de la política y política del
mites materiales y discursivos del ‘sexo’, Bue- sujeto”, en Emancipación y diferencia, Bue-
nos Aires, Editorial Paidós, 1993. nos Aires, Ariel, 1996.
Cárcova, C. M., “Sobre la comprensión del , “Deconstrucción, pragmatismo y
Derecho”, ponencia presentada en el semi- hegemonía”, Ágora, número 6, Buenos Ai-
nario del grupo “Derecho y sociedad” del res, 1997.
clacso, Buenos Aires, 1985. Laclau, E. y Mouffe, Ch., Hegemonía y estra-
, Derecho, política y magistratura, Bue- tegia socialista, Madrid, Siglo xxi, 1987.
nos Aires, Biblos, 1996. Marí, E., “El discurso en el plano del discurso
, La opacidad del Derecho, Madrid, teórico”, en El discurso jurídico, Buenos Ai-
Editorial Trotta, 1998. res, Hachette, 1982.
, Las teorías jurídicas postpositivistas, Mouffe, Ch., “Deconstrucción, pragmatismo
Buenos Aires, Editorial Lexis Nexis, y la política de la democracia”, en Decons-
2007 trucción y pragmatismo, Buenos Aires, Edi-
Cossio, C., Ideología y Derecho, Inédito, 1963. torial Paidós, 1998.
De Lucas, J., El desafío de las fronteras, Ma- , “Feminismo, ciudadanía y política
drid, Temas de hoy, 1994. democrática radical”, en El retorno de lo
Ferrajoli, L., Derecho y razón, Madrid, Edito- político, Buenos Aires, Editorial Paidós,
rial Trotta, 1995. 1998.
Foucault, M., La historia de la sexualidad, to- Rorty, R., “Notas sobre deconstrucción y
mo I, México, Siglo xxi, 1977. pragmatismo”, en Deconstrucción y pragma-
Kristeva, J., “Sujeto en el lenguaje y en la tismo, Buenos Aires, Editorial Paidós, 1998.
práctica política”, en Locura y sociedad se- Ruiz, A. E. C., “Aspectos ideológicos del
gregativa, Barcelona, Anagrama, 1976. discurso jurídico”, en Materiales para una
Laclau, E., “Poder y representación”, Revista teoría crítica del Derecho, Buenos Aires,
Internacional de Filosofía Política, número 5, Abeledo Perrot, 1991.
Madrid, 1995. , “Derecho, democracia y teorías crí-
, Nuevas reflexiones sobre la revolución ticas de fin de siglo”, en Idas y vueltas. Por
de nuestro tiempo, Buenos Aires, Nueva una teoría crítica del Derecho, Buenos Aires,
Visión, 1990. Editores del Puerto, 2001.
, “Poder y representación”, Sociedad, ,“Del imposible acto de juzgar”, en
número 4, Buenos Aires, 1994. Idas y vueltas. Por una teoría crítica del De-
35
recho, Buenos Aires, Editores del Puerto, dencias jurisprudenciales en el Derecho
2001. público y privado”, organizado por el cuer-
,“La criminalidad como forma de ex- po de graduados de la Facultad de Ciencias
clusión y censura”, en Idas y vueltas. Por Jurídicas y Sociales de la Universidad Na-
una teoría crítica del Derecho, Buenos Aires, cional del Litoral, que se llevó a cabo en la
Editores del Puerto, 2001. ciudad de Santa Fe, los días 27 y 28 de
,“Derecho y derechos: una sociedad septiembre de 2012.
multicultural” en Idas y vueltas. Por una ,“Jueces y Memoria”, ponencia presen-
teoría crítica del Derecho, Buenos Aires, Edi- tada en la VI Jornada Brasileña de Filosofía
tores del Puerto, 2001. del Derecho y IV Jornada Argentino-Brasi-
,“La constitución y los jueces” en Idas leña de Filosofía del Derecho, celebradas los
y vueltas. Por una teoría crítica del Derecho, días 16 y 18 de agosto de 2012 en la Facultad
Buenos Aires, Editores del Puerto, 2001. Mineira de Derecho de la Pontificia Univer-
,“De las mujeres y el Derecho” en Idas sidad Católica de Minas en la ciudad de Belo
y vueltas. Por una teoría crítica del Derecho, Horizonte, Brasil.
Buenos Aires, Editores del Puerto, 2001. Schuster, F. L., “Ernesto Laclau, teórico de
,“¿Quiénes son sujetos de Derecho? la contingencia y la política”, El ojo mocho,
¿Quién dice qué es el bien común?”, en número 9/10, Buenos Aires, 1997.
Políticas de Reconocimiento, tomo II, Buenos Valhinger, H., Ficción en el sentido de la “Fi-
Aires, Ediciones Ají de pollo, 2009. losofía del como si” (Die Philosophie des “Ats.
,“Democracia y orden constitucional: Ob.”), Leipzig, 1920.
el lugar de los jueces”, ponencia presentada Verón, E., “La semiosis social”, en El discurso
en la conferencia inaugural del I Congreso de político, México, Nueva Imagen, 1980.
Graduados en Derecho y VII Congreso Von Roermund, B., Derecho, relato y realidad,
de Estudiantes de Derecho “Nuevas ten- Madrid, Tecnos, 1997.
36
La autora
37
Teoría crítica del Derecho y cuestiones
de género se terminó de imprimir en Talleres
Gráficos de México, Av. Canal del Norte 80,
colonia Felipe Pescador, 06280, México, D. F., en
el mes de diciembre de 2013. El cuidado de la
edición estuvo a cargo de María Teresa Sánchez
Hermosillo, analista correctora de estilo. El
tiraje fue de 10 000 ejemplares impresos en
papel bond de 75 gramos y forros en
cartulina cuché mate de 210
gramos. Se utilizaron las
fuentes tipográficas
Goudy y Candara.