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ANEXO

EL TEXTO DE ALLOUCH SOBRE SsS en “Marguerite o la


Aimee de Lacan”

Se decía que un alienado se tomaba por un grano de trigo.


Puesto que parece haber criticado perfectamente su delirio, el psiquiatra
le devuelve su libertad. Pero resulta que inmediatamente
después de haber franqueado la puerta del hospital regresa corriendo
al consultorio de su médico.
“¿Qué le sucede, ahora?”.
Él, aún sofocado: “¡Encontré una gallina!”
–“¿Usted no sabe que noes un grano de trigo”?,
–“Sí doctor, lo sé ¿pero ella lo sabrá?”

(pag 493 del libro)

El significante de la transferencia (apartado a partir de pag 499)


Veamos, pues, el matema de la transferencia:

Resumen de los primeros párrafos:


- textos que le abren camino y lo que estos implican de problemático.
- si nos orientamos por los textos más cercanos a la propuesta de este matema,
Lacan toma como punto de partida la cuestión de la discordancia (cuestión
presente ya en el incidente que pondría a Freud sobre la pista de la
transferencia: una paciente le salta al cuello, su sirvienta los sorprende;
modesto, él no atribuye este gesto a su encanto personal). Es por relación a lo
que se manifiesta de actual en el tratamiento, que el analista va a
puntuar para el paciente, lo que se produce allí de efectos de discordancia
respecto a lo que se llamará “la realidad de la situación analítica”, es decir, los
dos sujetos reales que están ahí presentes1.

Retomar el problema de la transferencia a partir de esta discordancia es


repetir, a propósito de la transferencia, una discusión que surgió primero
respecto de las psicosis: así como se invita al delirante a que se rinda a la
evidencia de que no es un grano de trigo, en la llamada “interpretación
de la transferencia” se inducirá a la bella analizante a que tome en cuenta
que su psicoanalista no tiene esa formidable cabellera rubia que su
sueño le atribuye y que, por lo tanto, hay error sobre la persona.

Si en la psicosis no se trata de error, tampoco en la


transferencia=>¿cuál es el resorte de la discordancia entonces?: algo
con el saber

1
7 J. Lacan, Les fondements de la psychanalyse, sesión del 22 de abril de 1964, inédito

(no es posible fiarse de la transcripción de ese seminario publicada en Seuil en 1973)


Gracias a que Lacan parte de cuestionar qué entendemos por psicosis es que
puede llevar a cabo una ruptura con esta manera de problematizar la
transferencia. Primer paso de esta ruptura: Lacan señala que olvidamos a
menudo que, en el análisis, alguien le habla a alguien, se dirige a
otro “supuesto saber”.(Así es como se presenta la primera aparición del supuesto saber,
ese 22 deabril de 1964). Lacan habla entonces “casi fenomenológicamente”, como él
mismo observa.

Ok, se trata de algo con el saber, ¿pero cómo se presenta esto, qué
estatuto le da este saber al otro?
Pero si aquel que se dirige supone al otro un saber, ¿no debe concluirse que la
figura ordenadora de la transferencia debe nombrarse precisamente(cf. las
descripciones definidas por Russell2) otro supuesto saber?

Pero Lacan descarta la figura del “otro supuesto saber”, y eso no sin
su revisión de la psicosis
Es justamente esto lo que Lacan va a excluir, a pesar del hecho de que muchos
cabos de su doctrina solicitarían que promoviera tal figura
(en primer lugar la definición del inconsciente como “discurso del Otro”3)
Ahora bien, en la operación de esta exclusión encontramos todavía la
incidencia de una consideración, no pregonada, es verdad, de la psicosis.
Sigámosla paso a paso.

Es efectiva desde ese 22 de abril de 1964, antes de que se efectúe


simbólicamente un mes más tarde.
Se trata, pues, del saber supuesto,
pero también de aquél que será supuesto saber. Veamos el pasaje que, de
hecho, inicia la operación de exclusión del otro supuesto saber:

El modo sinuoso en el que Lacan introduce el sujeto supuesto saber.


En la relación de uno a otro se pone en juego la verdad… y uno es supuesto
saber más que el otro
“En efecto, allí no debemos sorprendernos que –es lo que Szasz constata,
Y equivocadamente lamenta– [que] en esa relación de uno a otro se
instituye la dimensión, en efecto, de una búsqueda de la verdad en la
que uno es supuesto, es supuesto saber –al menos saber más que el otro–…”
(en versión Paidos, pag 143:“…búsqueda de la verdad en la que se supone que
uno de los dos sabe o, al menos, que sabe más que el otro”)

2
La teoría de las descripciones (definidas: “la niña es…” e indefinidas: “una niña es…”) de Russell
procede al análisis de toda la oración (por ej: “el actual rey de Francia es calvo”) que incluyese una
descripción definida, y no del término aislado. Luego sugería reescribir ""El actual rey de Francia es
calvo" como "Hay un X tal que X es un actual rey de Francia, ninguna otra cosa excepto X es un actual
rey de Francia, y X es calvo". Russell señalaba que cada descripción definida contiene de hecho una
afirmación de existencia y una afirmación de unicidad, pero que podrían ser tratadas en forma separada
del predicado que es el contenido obvio de la oración en la que aparecen.
La oración como un todo dice, entonces, tres cosas acerca de un objeto: la descripción definida contiene a
dos de ellas y el resto de la oración contiene la tercera. Si el objeto no existe, o si no es único, entonces la
oración entera no es ni carente de sentido ni verdadera, sino falsa.
En el caso de la frase “otro supuesto saber”, ¿el otro es la X de la que se afirma existencia y unicidad y
“supuesto saber” es el predicado?
3
9 Cuando aparece por primera vez en el Informe de Roma, esta fórmula se escribe“discurso del otro”, con una o

minúscula(y es lógico porque “Función y campo…” es de 1953 y la noción de Otro Lacan la formaliza en 1955)
se lo ve, el saber se atribuye aquí a “uno”, no a “otro”. Pero continuemos
con la cita:
.
500

Abre una relativa respecto de uno que es supuesto saber: se trata de avanzar
hacia la dimensión del engañarse
“y que, de ése(uno)que es supuesto saber, surge inmediatamente la dimensión
<de un pensamiento><que piensa>
que consiste en que no sólo no debe engañarse(en la sede del saber no debe
haber engaño, pero no se puede zafar del engaño…),
sino que también puede engañársele,
que también él se engañaalmismo tiempo (que)es rechazado sobre el sujeto,
que no es simplemente que [elsujeto es, si puede decirse] el sujeto sea, si
puede decirse de manera estáticaen la falta, en el error(en la discordancia)
<sino><es> que, de una manera movible, [en el] en eso hacia lo que avanza, en
lo que articula por su discurso,
puede, debe, está esencialmente situado<en>la dimensión de
engañarse, que incluso [...]4.”

Comentario sobre el modo sinuoso en el se introduce el SsS, donde aún no ha


excluido al otro supuesto saber
Lacan no termina la frase que introduce, en la vía que está desbrozando,
nada menos que el saber supuesto.
Lo introduce en una oración subordinadarelativa; luego un “y que” viene a abrir
una nueva relativa que introduce lo que puede parecer que es otra cosa, a saber:
el engaño.
Pero admitamos que en su cabeza todavía no esté clara la exclusión
del otro supuesto saber.

Pregunta clave:¿Qué sería entonces ese saber supuesto al otro si, en el


movimiento mismo de esta suposición, admito que el otro puede
engañarse?
Plantear que no tiene que engañarse implica, sin duda alguna, que no
supongo que sepa tanto.

¿O bien hay que evitar a toda costa que se engañe precisamente para
mantenerlo como el soporte posible del supuesto saber?

En el primer caso, la suposición no es consecuente consigo misma;


en el segundo, el engaño no es verdaderamente un engaño(un engaño evitable
no es un auténtico engaño: el engaño es inevitable o no lo es).

Así, nos damos cuenta de que, fenomenológicamente, la cuestión queda


mal planteada, que no podría desplegarse entre esos dos polos determinados
por la relación “de uno a otro”.
4
La versión Paidos, pag 143, está pavimentada: “…en la que se supone que uno de los dos sabe o, al
menos, que sabe más que el otro. Respecto a él surge de inmediato el pensamiento no sólo de que no debe
engañarse sino también de que lo pueden engañar. El engañarse, entonces, se le endilga al sujeto. No es
simplemente que el sujeto, en forma estática, esté en el error, en falta. Es que, en una forma móvil, en su
discurso, está situado esencialmente en la dimensión del engañarse”.
Sigue siendo, entonces, igualmente insatisfactoria la solución con la que se
pretende resolver el problema de la discordancia con la realidad, es decir, la
introducción, por parte de Lacan,ese mismo día, de su definición de la
transferencia como “puesta en acto de la realidad del inconsciente”(O sea:
“Puesta en acto de la realidad del inconciente” => discordancia con la realidad…
enseguida veremos que esta correspondencia implica que estamos
hablando de la realidad sexual)

Crítica a la fórmula “puesta en acto de la realidad sexualdel


inconciente”:
implícitamente ella sostiene que la discordancia propia de la
transferencia trae aparejada la suposición de un lugar Otro, garante
del saber. Pero…

Por bien acuñada que esté, esta fórmula5presenta el grave problema de no


tomar en cuenta la exclusión del Otro(lugar)supuesto saber.
En efecto, si el inconciente es discurso del Otro, y la transferencia puesta en acto
de la realidad del inconsciente, ¿no es, esta realidad, ipso facto, la del
discurso?
Argumento de la crítica:
La transferencia => discordancia + búsqueda de la verdad + la suposición de
que hay uno que sabe al respecto, pero… ese campo del saber nos expone al
engaño

1- la fórmula está sosteniendo que la discordancia pone en acto la realidad


(sexual) del inconciente
2- o sea que sostiene que esta discordancia <=>irrupción del discurso del lugar
Otro

Y si ese discurso es portador de un saber,como Lacan lo recalca, ¿no habrá que


concluir que la puesta en acto de su realidad es la del saber del Otro?

3- pero a su vez, por definición, esa discordancia nos lleva a un campo del
saber donde todo es pasible de engaño
4- ¿cómo podríamos sostener en este territorio de engaños la posibilidad de un
lugar Otro, garante del saber?
La escritura del matema de la transferencia excluye esta conclusión
silogísticamente imparable.
Que haya hablado del engaño, ¿no es síntoma de que en la transferencia no se
trata de la realidad del discurso del Otro sino de algo que esté ligado al engaño?
(en otros términos: si hay engaño no puede tratarse del discurso del lugar Otro)
No es por azar que la cuestión del engaño haya venido a interrumpir
la frase que introducía el saber supuesto.

501
5
Esta fórmula tuvo un éxito indudable, al menos porque se la citaría mucho. Que en tal “éxito” se percibe el extravío,
se prueba por el hecho de que en la cita a menudo se olvida... ¡a la realidad! En oposición con este olvido, la
presentamos aquí íntegramente: la transferencia es la puesta en acto de la realidad sexualdel
inconsciente (cf. el inicio de la sesión siguiente de este seminario
Certeza del pienso (ahí no hay engaño),
¿pero cómo saber sobre la certeza? (allí si hay engaño)

Hay un lazo esencial saber/engaño


Luego: ¿cómo concebir a ése que sabe?

El carácter esencial del lazo saber/engaño se verá, en efecto, confirmado


un mes y medio más tarde(sesión del 3 de junio de 1964), cuando Lacan
introduce, ya no solo el saber supuesto, sino el sujeto supuesto saber (escribirá
por primera vez SsS en la siguiente sesión de su seminario, el 10 de junio).

En la cuestión del saber/engaño lo que está en juego es el ¿cómo sé que existo?


cartesiano y su error: “porque tengo certeza del pienso, puedo saber
sobre esa certeza”
Los términos “saber” y “engaño”, a los que conviene relacionar con el de
“certeza”(tengo certeza de que pienso, no sobre el valor de verdad de lo que
pienso… más: no puedo decir nada sobre esa certeza ),bastan ya para indicar
que se va a tratar de su lectura de Descartes.

La certeza en el piensovssaber algo sobre esa certeza (la garantía del lugar Otro)
Estalectura, que en nuestra opinión se confirma de manera sorprendente enlos
trabajos posteriores de J. L. Marion6, toma nota de la experiencia delcogito, de
la certeza adquirida en el “yo pienso”, gracias a la aniquilación de los
saberes, pero también del error cometido por Descartes y que situamos como
punto de origen del carácter “novelesco” de la física cartesiana7.

Este error, según Lacan, consistió en la pretensión de que


“de esta certeza[adquirida en el acto del cogito, más tarde Lacan la
identificará como pasaje al acto… ¿una caída de escena analogada a la
disolución de la unidad del Je que causa el “pienso”?...],Descartes pueda
decir que sabe algo”8;
dicho de otra manera, el error de que el “yo pienso” del cogito no sea tomado
porDescartes por lo que él es para Descartes (tal como lo lee Lacan, peroLacan
se considera aquí más como un lector que como un comentador,un lector que
decide sobre el texto… o sea: la operación de lectura no es opinable, el
comentario sí), esto es, un “simple punto de desvanecimiento”.

Aquí se aplica la fórmula de Marguerite satánicamente invertida:


son los que hacen los libros quienes “les agregan cosas”(así como el paciente
una vez dicho un grano de verdad comienza a agregar argumentos), y el lectores
el que tiene el bisturí.

6
Jean-Luc Marion: Sur l’ontologiegrise de Descartes, 2a. ed., Vrin, París, 1981.
También: Sur la théologieblanche de Descartes, Paris, PUF, 1981.

7
Cf. Jean-ClandeMilner, Introduction à une science du langage, Seuil, París, 1989,
pp. 138-139, 158-160, 217 (nota 28).

8
J. Lacan, Les fondements..., op. cit., sesión del 3 de junio de 1964.
14 Ibid.
Al querer considerar este error, Lacan introduce por primera vez el
sujeto supuesto saber excluyendo que pueda tratarse, en Descartes mismo,
de un Otro supuesto saber(es que se trata de un Dios con voluntad, por lo tanto
un sujeto y no un lugar garante).
La experiencia del cogito se sostiene, en efecto, con la afirmación de que Dios no
engaña(en tanto lugar garante del saber y las verdades eternas).

Aquí Lacan desdobla dos funciones que en Descartes están


confundidas al estar ambas atribuidas a Dios (el lugar Otro y el
sujeto)

1) Dios como Lugar (ahí está con las verdades eternas) pero …
Pero lo decisivo para lo que nos interesa, es que no lo sea (un Dios engañador)
por la razón que tiene a cargo las llamadas verdades eternas (Descartes se las
deja: lo vuelve un Lugar garante). Las verdades eternas son el nombre del sesgo
por el que Descartes –en eso radicalmente diferente de un Kepler– se niega a
comprometer a Dios en nuestros cálculos humanos; deja la voluntad divina a su
entera libertad. Dios hubiera podido querer un mundo diferente de lo que
decimos que es en nuestros cálculos.Es, en su querer, absolutamente
trascendente(Descartes no sabe qué sabe el Otro, pero que sabe, sabe).

2) Dios como sujeto (tiene voluntad insondable, no es complementario al


pienso con su completud… Esto es clave para ubicar la s pequeña: no es
el lugar Otro lo que se sub-pone en la inminencia de una revelación
que no se produce, sino el sujeto insondable)
Pero precisamente porquehay en Dios esa voluntad, porque solamente ella
permite afirmar que“las verdades eternas únicamente lo son porque Dios así las
quiere”9sólo puede tratarse de un sujeto: Dios es, en Descartes(pero no lo
concluye así Descartes), sujeto supuesto saber.

La posición del psicoanalista, diferente de Descartes, le permite ubicar el error


cartesiano: se es tomado como SsS sin que esté en juego la perfección del Otro
El psicoanalista puede localizar el error cartesiano de tener por
502

saber la certeza del cogito(que es el hecho del cogito como acto, ¿se puede
saber del acto?), porquesu experiencia le muestra que él es tomado como sujeto
supuesto sabersin que por ello el analizante le otorgue las cualidades
del ser perfecto,infinito, como el Dios de Descartes(es decir que hay dos
funciones diferentes que no están distinguidas en Descartes porque él no puede
asomarse a la diferencia entre certeza del acto y saber sobre la certeza. Y en la
transferencia no se trata del Otro sino del sujeto supuesto saber. Si
en la transferencia está en juego eltomar al otro por otrono es sin el lugar
del Otro, sólo que no se sostiene de ese lugar).

La inminencia de una revelación que no se produce: lo que sub-pone


es lo insondable y no el Lugar garante del saber

9
J. Lacan, Les fondements..., op. cit., sesión del 3 de junio de 1964.
La alteridad divina es la de una voluntad insondable; es, pues,
necesariamentela de una subjetividad. El supuesto saber no es entonces
atribuiblea Otro, sino a un sujeto. Es interesante distinguir “atribuir” de
“suponer” aunque pudiera parecer que van de la mano (“por el hecho de
suponerle, se le atribuye”). Atribuir implica que el saber está articulado al
sujeto, que si se da con uno se da con el otro, que son “adyacentes”
(Ponte dixit). Eso, y no que haya un sujeto,ipso factoconvertido en un alguien,
que sepa. Evoco este pasaje de Rodríguez Ponte:

“En relación al saber textual: no se trata de alguien (quien supondría al saber). ¿Qué lo
supone entonces? No el sujeto, les dije, pues él también está supuesto, al igual que el
saber, en la fórmula sujeto supuesto saber. Subrayo: este sujeto no está supuesto al
saber(a lo sumo el sujeto está atribuido, y no supuesto, al saber, si se da con uno se da
con el otro), como traducen los libritos de Manantial y de la E.O.L., no sé por qué: en la
fórmula que Lacan escribe del sujeto supuesto saber, el sujeto es tan supuesto como el
saber que le es adyacente:

S >Sq

s (S1, S2,... Sn)

El sujeto, que en esta fórmula se escribe con la s minúscula y no con la S mayúscula


barrada,  ―tendremos que decir por qué, en su momento―, el sujeto está supuesto,
puesto debajo de la barra, igual que el saber textual, que en la fórmula está designado
por el paréntesis en el que se concatenan los significantes del discurso. Veremos que lo
que inaugura esta suposición, tanto del sujeto como del saber textual que le es ad-
yacente, es un significante, que Lacan denominó en cierta ocasión significante de la
transferencia. No es un “alguien” ni un sujeto, lo que supone al sujeto y al saber, es un
significante el que supone un sujeto y un saber, que los supone para... otro significante,
por venir.”
(16/5/98, seminario “La transferencia. Clínica y fundamentos”)

***Continúa el texto de Allouch***

Pero como Descartes, en tanto que fundador deuna nueva episteme científica,
sería el que hubiera podido en cierta medidadesembarazarse y, al mismo
tiempo, descargar al científico de tal sujeto10,vemos que la denominación del
10
INTERESANTE: LA DECISÓN DE DESCARTES DE PASAR DE MAYÚSCULAS A
MINÚSCULAS PROVOCA QUE SE IMPONGA LA COMBINATORIA ANTE UN DIOS
INSONDABLE:
Obsérvese el carácter eminentemente concreto de este desvío, cuya operación –una transliteración– precisa Lacan:
“Descartes sustituye las letras mayúsculas de su álgebra por las minúsculas. Las mayúsculas son, si se quiere, las
letras del alfabeto con las que Dios creó al mundo y de las que ustedes saben que tienen un reverso que consiste en
que a cada una corresponde un número. La diferencia de las minúsculas de Descartes con las mayúsculas, es que las
minúsculas de Descartes no tienennúmero, son intercambiables y sólo el orden de las permutaciones definirá
su proceso” (sesión del 3 de junio de 1964).
Después de Descartes, el sujeto de la ciencia ya puede encontrar un problema como con el que los judíos tropezaban
en la escritura del número 15 (su escritura numérica los llevaba a escribir 5-10, pero como ésta usa letras de su
sujeto supuesto saber ocurre en el lugarcartesiano del que se le expulsa(por
sostener allí la posición de un Lugar Otro adyacente al saber).Se encontrará
exactamente la misma “paradoja”en la problematización lacaniana del final del
análisis, en el textode 1967 en el que escribió el matema de la transferencia.

¿Pero cómo no observar de nuevo que esta lectura lacaniana de Descartes


se produce con el telón de fondo de un cuestionamiento de las psicosis?

El delirio de suposición: el psicótico es como Descartes: cree saber


que el Lugar Otro sabe (por cierto, lo insondable requeriría que en el
lugar Otro haya un operador que permita que una respuesta a lo
insondable se localice, se ancle, al mismo tiempo que se produce11)

En efecto, en las psicosis se encuentra, más ostensiblemente que en


otroslados, la posición de Otro supuesto saber,
y, quizá, de manera más pura enel delirio de suposición en que el sujeto
cree saber que el Otro sabe, incluso cuando no necesita saber ni inventar lo
que el Otro sabe(es lo que le pasa al señor del epígrafe: él no sabe qué sabe el
psiquiatra, pero sí que allí está el saber, sin posibilidad de que allí haya lugar
para la equivocidad de lo insondable… Todo el asunto será precisar
quécondición de objeto le tocará en suerte al psicótico en ese saber – el delirio
de ser un grano de maíz para el Otro ya es un intento de arreglárselas con la
equivocidad. Eso es lo persecutorio, a diferencia del neurótico que, aunque
pueda “perseguirse” con un ¿qué soy para el Otro?, puede anclar una respuesta,
en el lugar del Otro, a lo insondable)

La regla, en el campo paranoico de las psicosis, no es que el sujeto


“se toma por...”12(recordar el epígrafe: el psicótico no se toma por un grano
de maíz….), sino que “sea tomado por”, y especialmente en el lugar del
Otro.(… pero le preocupa que el otro lo tome por un grano, especialmente si el
otro está en el lugar del Otro13)

El saber es,en primer lugar, el saber del Otro. Excluir esta figura de Otro
supuestosaber equivale, pues, a liberar el saber que desvaría(“liberar”=>queda
sin la garantía del Lugar del Otro, precisamente porque no se puede inscribir un
Otro que incluya lo insondable para él mismo, que es lo que permite inscribir el
Nombre-del-Padre).

alfabeto, escribían así las dos primeras letras del nombre de Jehová; problema; ¡Jehová no podía valer 15!). Es decir
que “15” escribe involuntariamente el nombre de Dios… y eso para los judíos es una falacia

11
Al modo que en la metáfora paterna el Nombre-del-Padre responde y ancla su respuesta respecto del
enigma de lo que desea mamá. Ese anclaje es el que permite que no pululen diferentes respuestas,
produciendo un molinete paranoico
12
Ya he desarrollado antes este aspecto, sobre todo a partir de un caso de Sérieux y Capgras. Cf. “Vousetêsaucourant,
il y a un transfertpsychotique”, Littoral núm.21, Toulouse, octubre 1986, pp. 89-110. (Litoral nº 15, Edelp, Córdoba,
1993).

13
Recordemos el ejemplo del Heptamerón de Margarita de Navarra: si quien es tomado
por marido no siéndolo tuviese una posición psicótica, su problema no habría de estar
en ese “error” como tal, sino en que la mujer no supiera que él no es su marido ¡y
justamente no lo supiera justo allí, en la cama!.Donde “la cama” sería un
entrecruzamiento simbólico en el que se sabe sobre el ser y la realidad
sexual.
Como toda denominación pertinente, la del SsS abre una pregunta.
Veamos cómo aparece ésta una semana después de la introducción del
SsS, acompañando la escritura del acrofónicoSsS, esta cuestión:

“[Algunos] [] pueden sentirse plenamente investidos de ese sujeto


supuestosaber ya sea Freud o, reducido a ese término, a esta función. Pero
503

la cuestión no está ahí, y en primer lugar la pregunta de cada sujeto


[es]dónde debe ubicarse para dirigirse al sujeto supuesto saber”

En la enseñanza de Lacan, la determinación de ese punto en el que un


sujeto se ubica para dirigirse al SsS quedará sin precisar durante no menos
de cuatro años.

Y la respuesta vendrá, en la Proposición de 1967, node una comprensión


adquirida durante el hecho transferencial, sino deuna aplicación, casi “a ciegas”,
de la definición lacaniana del sujeto.

Veamos lo que precede inmediatamente a la escritura de ese matema:

“Un sujeto no supone nada, él está supuesto.


Supuesto, enseñamos, por el significante que lo representa para otro
significante”14.

Esta definición del sujeto impide hacerlo agente de una suposición(no hay
un alguien suponiendo).
Así, el sujeto supuesto saber, si se trata realmente de un sujeto, sólo puede
ser supuesto, y, es más, ser supuesto sólo por un significante, ése
que,desde ese momento, deberá llamarse “el significante S de la transferencia”.

El carácter simplón de la respuesta consiste, pues, como puede verse,


en la aplicación de la fórmula de definición del sujeto, que se escribe:

La escritura del matema de la transferencia se presentará como una


variación de este algoritmo: el sujeto se encuentra sub-puesto por el
significante de la transferencia, y el saber (los significantes inconscientes)
situado en colindancia(adyacente)con ese sujeto supuesto. En cuanto a la
determinacióndel otro significante, ése para el cual el significante de la
transferenciarepresentaría al sujeto, también es casi trivial. Este significante

14
17 J. Lacan, Proposition..., op.cit., p. 19
serállamado... cualquiera(quelconque), lo que transcribe que será particular en
cada caso.

Este matema requiere algunos señalamientos.

El matema anticipa las condiciones necesarias para la transferencia


(no da cuenta del acontecimiento del significante que desenlaza la
traansferencia):

- El significante de la transferencia, S, significante con el que un sujeto se


dirige al SsS, sólo se llama significante por anticipación(esta anticipación
anuncia que será necesario que haya un significante que se dirija a un
significante cualquiera para que se produzca la suposición) Esto es resultado

504

de que, en la doctrina lacaniana, sólo hay significante gracias al


acontecimiento(fading)que lo lleva a representar al sujeto ante otro
significante. Esteacontecimiento es puntual: desde que tiene lugar el
representar, el sujeto seeclipsa en el otro significante.

El significante de la transferencia no es entonces uno, salvo para representar,


como un acontecimiento, al sujeto ante el significante cualquiera.
Pero el matema de la transferencia no da cuenta de ese
acontecimiento;
por el contrario, vale como lo que destruye al campo de pertinencia
de ese matema(en tanto anticipar un acontecer no es acontecimiento, y sin
esto último no se precipita el sujeto supuesto saber y por tanto no es posible ni
analizar la transferencia ni efectuarla/liquidarla).

Matema de la transferencia no es lo mismo que el análisis y


efectuación de la transferencia
En otras palabras: se trata realmente del matema de la transferencia, no del
análisis de la transferencia,de su efectuación (preferimos este término al de
“liquidación”)(todo esto requiere del acontecimiento). Esto escoherente con la
proposición sobre el pase, que construye un dispositivo(siguiendo el modelo del
chiste, “che, ayer me contaron este chiste”) susceptible de recoger algo de
estaefectuación fuera del campo del matema de la transferencia(el campo
esdonde se produce el acontecimiento del significante, y el matema
alude a ese campo).

Los significantes articulados –lo que llamamos saber textual- no están en el


mismo nivel que el significante de la transferencia

- Los significantes en el inconsciente(el saber textual), ellos también son


llamados así por anticipación; y por la misma razón es lo que escribe el
paréntesis(el paréntesis escribe la anticipación de un potencial acontecimiento).
Sinembargo, no están en el mismo nivel que el significante de la
transferencia(que también es una anticipación de un potencial acontecimiento).
Se señala así que el significante de la transferencia (“ah, aquí hay algo por
saber…”)no se encuentra en laposición de un significante en el
inconsciente(saber textual).
Si estos significantes noadvienen como tales más que por el acontecimiento de
una y después una y después una (...) interpretación, y si, como se ha dicho en
numerosasocasiones, la interpretación supone la transferencia(si algo opera
como interpretación es porque primero entró en función ese “aquí hay algo por
saber”) podemos llegar adecir que el significante de la transferencia abre
la posibilidad de la interpretación,y así de la producción de los S1, S2, etc.
También se ha mencionadocon frecuencia la paradoja propia de la llamada
“interpretación dela transferencia”: nacida del hecho que ella se funda ahí,
¿cómo podríareabsorberla?(el planteo se basaría en una relación evolutiva entre
transferencia e interpretación: “la transferencia es el fundamento de la
interpretación, luego: ¿cómo ésta va a fundamentar lo que a ella misma
fundamenta?, ¿como ‘el mono sería el padre del hombre’?”).La disparidad de
posición escrita en el matema de la transferencia entre los significantes en el
inconsciente y el significante de la transferencia deja entrever que esa paradoja
no es tal(entiendo que se refiere a que esa disparidad posicional no permite
establecer ninguna continuidad evolutiva: ésa que puede haber biológicamente
entre una madre y su hija y que permite afirmar que la madre no puede surgir
del vientre de la hija, o que no hay carta si primero alguien no la abre. Me parece
que esa disparidad posicional implica una doble temporalidad: la
transferencia subpondrá el saber, pero ese saber interpreta retroactivamente lo
que lo subpuso).

Cómo leer al sujeto que la sescribe


- Señalemos finalmente el equívoco de la s,
equívoco que es lo que queda de la exclusión del Otro supuesto saber(recordar
que esa s no es sin la inminencia de una revelación que no se produce:ese
acontecimiento que sub-pondrála insondable voluntad… y no el Lugar garante
del saber).
La s minúscula transcribe al sujetoen la fórmula sujeto supuesto saber.
En tanto que sub-puesto por unsignificante S, este sujeto sería un sujeto
barrado desde el momento en queesa S vendría a representarlo para otro
significante, al lado del significantecualquiera.
Pero ese no es el caso y Lacan toma nota escribiendo ese sujeto
conuna s minúscula y no, como en otros matemas (por ejemplo en el de
los cuatro discursos), con una S barrada.
La s minúscula es un sujeto cargado con un saber no sabido (entre
paréntesis).
Pero también es elsujeto que espera ser representado por un significante
ante otro significante.
Así, debería poder escribirse, en un espacio de tres dimensiones, S barrada
en un segundo plano de la s minúscula.
Sin embargo, el problema no es espacial, sino temporal, y esta
temporalidad se presenta como si fuera larazón por la que no se trata aquí de
contar, a pesar del equívoco que
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señalamos, dos sujetos(el sujeto que espera ser representado en tanto opera el
significante de la transferencia y el sujeto que estaría detrásde esa espera y al
que finalmente habría que llegar: el sujeto dividido en la representación) (en su
Proposición, Lacan no sólo rechaza laintersubjetividad sino, lo que es más,
considera que “la transferencia hacepor sí sola objeción” a la intersubjetividad.
Este planteo surgió en el marco del seminario “La transferencia…” de 1960/1,
cuando plantea la disparidad subjetiva,consecuencia de la dimensión de objeto
que interviene en la transferencia, ese resto que hace que el análisis de la
transferencia no se subsuma en la episteme;por ello es que no hay un
segundo sujeto que resuelva el análisis del primero, ningún puerto
subjetivo de arribo: ni el Otro sujeto del seminario 2 ni el sujeto barrado detrás
del s que podría pensarse que escribe el algoritmo de 1967).
Se trata de dos tiempos del sujeto diferenciados, de un modo de
subjetivación que reconoce la índole posiblemente transitoria del
acontecimiento llamado transferencia.

Ya dijimos antes que el matema de la transferencia permite aprehender


al mismo tiempo la unidad del concepto(transferencia hay una sola, no
transferencia neurótica y transferencia psicótica) y la diversidad clínicamente
sensible de sus realizaciones, sobre todo en las neurosis y en las
psicosis.Estamos ahora en la medida de afianzar esta tesis.

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