Sunteți pe pagina 1din 1

ALMUERZO DIVINO

Almorzaba en el Café Metropolitano

Y de pronto

Dios mismo vino a abrazarme

Yo no lo esperaba

De hecho

El café estaba lleno de gente

Bullicio agudo

Sonidos de tazas y platos

Pero sin importar nada

Dios

Dios mismo

Desde su oculta y luminosa dimensión

Vino a abrazarme

Yo quedé en silencio

Teñido de asombro y gratitud

Y se abrió este poema.

23.8.18

S-ar putea să vă placă și