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Síndrome retroviral.

La infección aguda, síndrome retroviral agudo o primoinfección por el VIH se manifiesta


clínicamente en el 40 al 90 % de los sujetos que se contagian de dicho virus. Este proceso está
relacionado con un alto nivel de replicación del VIH y con la respuesta inmune que se produce en
el organismo contra el virus inmediatamente después de producirse el contagio. La mayoría de las
veces no se realiza el diagnóstico de la infección aguda por el VIH. Ello se debe fundamentalmente
a la inespecificidad del cuadro clínico y a la ausencia de anticuerpos contra el VIH durante esta
fase inicial de la infección. Generalmente este proceso se cataloga de cuadro gripal o viral
inespecífico. Su diagnóstico requiere un alto índice de sospecha, y se basa en el antecedente de
exposición al virus, en el reconocimiento del cuadro clínico, y en la realización de los análisis
adecuados (ARN del VIH o antígeno p24 que suelen ser positivos, y anticuerpo del VIH que suele
ser negativo). El correcto diagnóstico de esta entidad es importante tanto para el propio sujeto
afectado, que puede beneficiarse de un adecuado tratamiento en esta fase inicial de la infección
como para sus posibles contactos, en los que puede prevenirse el contagio.

Se define como infección aguda a la presencia de altos niveles de RNA viral en plasma en presencia
de un Test de Elisa negativo y/o Western Blot negativos o indeterminados (<3 bandas positivas)
englobando respuesta inmune humoral, mientras que la infección temprana incluye tener
documentado un plasma libre de anticuerpos al menos seis meses antes, esto último obviamente
es un concepto más amplio.1

SRA Agudo.

El inicio de la enfermedad es entre una y seis semanas tras la exposición al virus, pero tiene un
valor máximo a las tres semanas. Reiteramos los síntomas más frecuentes: fiebre, sudoración,
malestar general, mialgias, anorexia, náuseas, diarrea y faringitis no exudativa. Muchos pacientes
notifican la presencia de cefalea, fotofobia y meningismo. Dos tercios de ellos pueden tener
exantema troncular, susceptible de ser maculopapular, similar a la roséola o urticariforme. Las
biopsias cutáneas son inespecíficas, con infiltrados linfocíticos perivasculares e infiltrados de
células mononucleares en la dermis (19). Una minoría de enfermos presenta síntomas
neurológicos además de meningitis linfocitaria, entre los que se encuentran la encefalitis,
neuropatía periférica, polineuropatía ascendente (síndrome de Guillan Barré).

La exploración física revela a menudo la presencia de linfadenopatía cervical, occipital o axilar,


exantema, o con menos frecuencia hepatoesplenomegalia. En algunos casos aparecen
ulceraciones aftosas en la boca que pueden afectar al esófago. Asimismo se ha señalado la
presencia de Candidiasis esofágica durante la seroconversión. Por lo general los síntomas se
resuelven entre 10 a 15 días.

1
Rosenberg ES, Altfeld M, Poon SH et al. Immune control of HIV-1 after early treatment of acute infection.
Nature [Internet]. 2000 [citado 16 Ene. 2019] 407:523-6. Disponible en:
http://amedeo.com/lit.php?id=11029005
En los pacientes con SRA se ha mostrado la presencia de neumonías por P. Jirovecii, meningitis
criptocócocica y esofagitis candidiásica. Esto se debe posiblemente a la disminución de linfocitos T
CD4 que suele acompañar a la infección aguda por VIH. El laboratorio muestra una disminución
total de linfocitos, elevación de la velocidad de sedimentación globular, prueba negativa de
anticuerpos heterófilos, aumento de concentraciones de transaminasas y fosfatasas alcalinas.

Se observa la presencia de un patrón característico: inicialmente disminuye la cifra total de


linfocitos, incluidos los CD4 y CD8, al cabo de algunas semanas la población de CD4 y CD8 empieza
a aumentar, el crecimiento del número de células CD8 es mayor que el de los CD4 y la proporción
CD4/CD8 se invierte y permanece invertida por toda la enfermedad aguda, debido sobre todo al
exceso de células CD8.

En un 75% de los pacientes con infección primaria por el VIH se puede detectar el antígeno p24 y
en el LCR durante las dos semanas siguientes a la exposición, coincidiendo a menudo con el inicio
de los síntomas. El ARN del VIH es el marcador más sensible ya que se encuentra muy elevado en
los enfermos con la infección aguda.

El diagnóstico diferencial del SRA se debe realizar con otras enfermedades como mononucleosis
infecciosa, gripe, hepatitis viral, sarampión, rubéola, virus herpes simple (VHS) infecciones por
citomegalovirus y con la sífilis secundaria.

La evaluación de los pacientes que presentan la enfermedad compatible con SRA debe incluir una
historia detallada y cuidadosa a fin de detectar factores de riesgo y pruebas de laboratorio para
descartar la presencia de mononucleosis, sífilis.

El cuidado médico tiene tres responsabilidades con respecto a la infección aguda (3):

1. Detección: los test de IV generación tienen la capacidad de detectar fases tempranas de la


infección aguda y las estructuras establecidas de pesquisa y retención permitirían una
rápida asociación con los servicios de salud de aquellos que sean detectados. Igualmente
importante es la consejería que se debe ofrecer lo más posible en orden a reducir la gran
diseminación, debido a que estos pacientes son potencialmente muy infectantes por su
alto nivel de carga viral.
2. Prevención secundaria: es fundamental aunque es muy difícil llegar a la notificación de
compañeros sexuales como medio de prevención secundaria, para así someterlos a
profilaxis post exposición con terapia antiretroviral.
3. Inicio de la terapia antiretroviral si se considera apropiado: la terapia antiretroviral puede
ser utilizada para suprimir la replicación viral en orden a reducir la transmisión del VIH.2

2
Cortés S. Esteban. VIH: Infección aguda, pesquisa y manejo. RMCLC [Internet]. Mayo 2014[citado 16 Ene.
2019].Vol. 25(3):396-597. Disponible en: http://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-clinica-las-
condes-202-articulo-vih-infeccion-aguda-pesquisa-manejo-S0716864014700586#fig0005
SRA.

El Síndrome Retroviral Agudo (SRA) o primoinfección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana


(VIH) se define como un conjunto de fenómenos inmunológicos y virológicos que se desarrollan
desde el momento en que virus ingresa al organismo hasta que la viremia y el recuento de
linfocitos CD4 en sangre periférica se estabiliza. Su sintomatología en más del 50% de los pacientes
suele pasar inadvertida por la baja especificidad del cuadro clínico (símil cuadro mononucléosico o
gripal), su curso habitualmente benigno y su baja tasa de hospitalización. Suele suceder de dos a
cuatro semanas luego de la inoculación, y puede durar de tres días a diez semanas.

El diagnóstico precoz de SRA es de escasa frecuencia por el bajo índice de sospecha y la ausencia
de anticuerpos específicos anti – VIH 1 detectables en la fase inicial de la infección3. Su
diagnóstico se basa en la detección del ARN viral, Ag p24 positivo (LR positivo 0,71 y LR negativo -
0,7)4 presentes en los ELISA de cuarta generación y Western blot negativo.

La importancia de un diagnóstico oportuno es el inicio temprano de la terapia antirretroviral para


restaurar las respuestas inmunes celulares específicas, restricción del daño al sistema inmune,
evitar la diseminación viral, reducir la probabilidad de progresión a enfermedad, y protección de
las células presentadoras de antígenos.3

3
Roccia, María Laura., Montero, Guadalupe., Romanos, Navarro., Carlos Ramón. Síndrome retroviral agudo.
Tercera Época [Internet]. Febrero 2016 [citado 16 Ene. 2019]. vol. 6 (1). Disponible en:
http://hdl.handle.net/10915/55971

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