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Cine ecuatoriano: breve historia, cine contemporáneo y cine

reciente. Algunas precisiones para posibles estudios y análisis


fílmicos.*

Por Geovanny Narváez

Resumen: Este documento, en un primer momento, revisa brevemente la historia


del cine ecuatoriano. Luego trata sobre el cine de finales del siglo XX que
denominamos cine contemporáneo. Más adelante, se presenta la noción de cine
reciente que comprende desde el 1999 hasta el 2013. Se utiliza cine reciente y se
diferencia con los términos contemporáneo y nuevo, para evitar confusión e
intentar precisión terminológica. Finalmente, desde nuestra perspectiva, se
distingue y precisa etapas y otras cuestiones para posibles análisis del cine
ecuatoriano reciente.

Memoria cinematográfica ausente

En el Ecuador, desde la invención del cine y durante el siglo XX, no ha existido una
verdadera industria cinematográfica. Si bien existen algunas producciones desde
1920, tales como las películas de ficción y los documentales de Augusto San
Miguel, y algunas coproducciones: “Romance en Ecuador” (1966) y “Santo vs. los
Secuestradores” (1976). Existen también algunas películas realizadas por cineastas
extranjeros realizadas en el territorio ecuatoriano y las que paradójicamente son la
únicas que se encuentran registradas en libros especializados de cine como “El
carrete mágico” (1994) de John King, entre ellas tenemos: “Se conocieron en
Guayaquil” (1950) del chileno Alberto Santana y “Fuera de aquí” (1977) del
boliviano Jorge Sanjinés (ver el artículo “Susurros de la imagen” (2007) de Galo
Torres)[1].

Por razones de orden político, económico, cultural, etc., el cine ecuatoriano no se


ha destacado dentro de la Historia del Cine; por lo tanto, se puede hablar de una
ausencia de la memoria cinematográfica del Ecuador. En consecuencia, la
producción cinematográfica nacional, hasta antes del 2000, ha sido escasa y poco
conocida más allá de sus fronteras e inclusive dentro de ellas. Galo Torres en su
artículo “Susurros de la imagen” (2007) sobre cine ecuatoriano afirma lo siguiente:

Nuestro pasado cinematográfico hay que mirarlo con rigor y honestidad, y


reconocer que con esos pocos fotogramas, que nos llegan de Augusto San Miguel,
Carlos Crespi y de cada una de los breves intentos hechos hasta los ochenta, la
única relación posible es afectiva antes que propiamente cinematográfica (Torres,
2007).
Cine ecuatoriano contemporáneo

El despertar del cine ecuatoriano se produce a finales del siglo XX. A partir de los
años ochenta algunos cortometrajes y documentales comienzan a realizarse. “Los
Hieleros del Chimborazo” (1980) de Gustavo Gauyasamín abre este nuevo
despertar fílmico.

Fecha clave (...) es la década de los ochenta, y sería el corto “Los hieleros del
Chimborazo” (1980) de Gustavo Guayasamín el que abre una edad bisagra —de
casi veinte años— de preparación y calentamiento, pues hay que señalar a 1999,
año en que Sebastián Cordero filma “Ratas, ratones y rateros”, como la fecha
definitiva de un despegue que se avista vigoroso y continuo, sin los cortes y saltos
bruscos que fueron la característica de los ochenta y noventa, época de la que no
obstante aún destella nítidamente “Entre Marx y una mujer desnuda” (1996) de
Camilo Luzuriaga (...).” (Torres, 2007).

En este periodo, Camilo Luzuriaga, el director ecuatoriano más prolífico, hace su


aparición con “La Tigra”(1989) y más tarde con “Entre Marx y una Mujer
Desnuda” (1996).[2] “Sensaciones” (1991) de Viviana Cordero forma también
parte de esta primera etapa.

Algunos críticos (Galo Torres, Gabriela Alemán, Rocío Carpio) han coincidido en
señalar que la película de Sebastián Cordero, “Ratas, Ratones y Rateros” (1999), es
la obra cinematográfica que inaugura el nuevo cine ecuatoriano o cine reciente
-como nosotros marcamos por cuestiones de precisión terminológica.

Los ochenta y noventa fueron décadas de incubación, cuya eclosión la inicia la


película de Sebastián Cordero. En adelante y comenzado el nuevo siglo
encontramos títulos anuales de variable intensidad: “Sueños en la mitad del
mundo” (2000) de Carlos Naranjo, “Alegría de una vez” (2001) de Mateo Herrera,
“Fuera de juego” (2002) de Víctor Arregui, “Un titán en el ring” (2002) de Viviana
Cordero, “Crónicas” (2004) de Sebastián Cordero, “1809-1810, mientras llega el
día” (2005) de Camilo Luzuriaga, “George Febres” (2005) de Ivo Huahua, Velasco,
“Retrato de un monarca andino” (2006) de Andrés Barriga, “El Comité” (2006) de
Mateo Herrera y “Qué tan lejos” (2006) de Tania Hermida. En un lustro hemos
pasado de cinco a diez largometrajes en ciento diez años de cine (Torres, 2007).

“Ratas...” se convierte en el primer intento de contemporización del discurso


audiovisual (...) Sin paradigmas. Así empieza esta etapa. El cineasta lleva por un
lado el peso de contar una realidad y por otro, el de no deberse a nadie (Carpio,
32-34).

La película que marcó un antes y un después en el cine ecuatoriano se estrenó a


finales del siglo veinte y la dirigió Sebastián Cordero; Ratas, ratones y
rateros demostró que una película ecuatoriana podía ser reconocida por la crítica
internacional (…) y, también, ser un éxito de taquilla. A partir de ese momento el
cine hecho en Ecuador adquirió otro ímpetu (…); un cine que busca
profesionalizarse: salir a festivales, competir por mercados, manejar presupuestos
internacionales, ajustarse a los estándares de calidad mundiales, volverse
industria” (Alemán, 2009).[3]

Se considera entonces que a partir de 1999, con el filme de


Sebastián Cordero “Ratas, ratones y rateros”, el cine ecuatoriano busca
profesionalizarse tanto en producción como distribución, entrando de
esta manera, a formar parte del circuito internacional y de la crítica
especializada.

Cine ecuatoriano reciente (1999 - 2013): etapas, cortes y


precisiones para posibles estudios y análisis

Para estudiar el cine ecuatoriano reciente es posible realizar un


corte y distinguir dos etapas que nos parecen importantes: la primera,
de 1999 al 2006; y la segunda, del 2007 hasta el 2013. La primera etapa
se caracteriza por una cierta voluntad de realizar películas en un
contexto inestable y cambiante tanto político-social como económico,
pero otros elementos claves como la globalización cultural, la tecnología
digital, etc., abrieron posibilidades para adquirir conocimientos y sobre
todo abaratar costos de producción.

En la segunda etapa entra en consideración los cambios políticos y


sociales importantes que ha atravesado el país: de la inestabilidad
política a una cierta estabilidad, de los derrocamientos presidenciales a
la reelección. Un hecho relevante de la segunda etapa, es la creación del
CNCINE, a partir de 2007, institución clave en la nueva producción
cinematográfica del Ecuador.

Por otro lado, la distribución de películas ecuatorianas en dvd


originales representa en este periodo una política cultural de visibilidad
de la producción cinematográfica, anterior y reciente, siendo un acceso
a una industria cultural naciente.
Parece que se avizora una tercera etapa a partir del 2013,
reelección del presidente de la República, cambio de director ejecutivo
de CNCINE y la aprobación de la Ley de Comunicación. Posiblemente se
creen más espacios de producción y difusión, se aborden otras
temáticas, discursos y prácticas cinematográficas, como es ya el caso de
algunos filmes.

Finalmente, vale anotar que el cine ecuatoriano de ficción -nos


referimos solamente a largometrajes- parece que no es del todo
ecuatoriano, en el sentido de todo el territorio o estado-nación. Más bien
se prefigura como un cine de por el momento cuatro provincias
(Pichincha en primer lugar, luego Guayas, Manabí, Azuay) y de sus
ciudades principales como la capital: Quito. Entonces, si se quiere, es un
cine realizado por algunas burbujas “económica-artística-intelectuales”
que desde sus puntos de vista nos presentan universos cinematográficos
con envoltura de un denominado cine ecuatoriano. Si bien la mayoría de
historias que abordan las películas recientes se insertan en los
problemas que atañen a la “realidad” de la sociedad e individuo
ecuatoriano, habría sin embargo también que preguntarse si algunas de
esas producciones han innovado en técnica y estética cinematográfica a
nivel local, nacional e internacional.

Hasta aquí bosquejamos algunas cuestiones, temáticas y vías para


posibles análisis y estudios del cine ecuatoriano reciente.

*Este texto contiene fragmentos de un trabajo de investigación,


realizado en el 2010; y acotaciones presentadas en el panel de cine de
LASA, en la Universidad de Cuenca, en junio de 2013. Al final, se inserta
breves apuntes de un esquema de investigación para el 2014.

Referencias bibliográficas:
Alemán, Gabriela. La tercera vía del cine ecuatoriano. Disponible en:
http://elpais.com/diario/2009/03/21/babelia/1237595961_850215.html
- Escupir al cielo: Ratas, Ratones y Rateros. (Fuente:
http://www.edufuturo.com/)

Carpio, Rocío. El cine hecho en Ecuador en Nuestros rollos N°11, Quito,


julio 2009, páginas 32-34.

García Canclini, Néstor. La globalización: ¿productora de culturas


híbridas?http://www.hist.puc.cl/historia/iaspm/pdf/Garciacanclini.pdf

- Noticias recientes sobre la hibridación. Universidad Autónoma,


Metropolitana, Iztapalapa, México D.F. (Texto presentado como
conferencia del profesor invitado en el VI Congreso de la SibE, celebrado
en Faro en julio de 2000.
http://www.sibetrans.com/trans/trans7/canclini.htm).

Narváez, Geovanny. “Representaciones identitarias del Ecuador de


finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI a través de su
cinematografía contemporánea. Análisis de tres películas: “Ratas,
Ratones y Rateros” (1999), “Fuera de Juego” (2002) y “Qué Tan Lejos”
(2006)”. Tesina de máster. Université d’Orléans, 2010.

Torres, Galo. Cine ecuatoriano: los susurros de la imagen. 2007.


Disponible en: http://www.ochoymedio.net/

[1] Este artículo se encuentra disponible en formato digital, en internet:


Torres. Galo. Cine ecuatoriano: los susurros de la imagen. Disponble en:
http://www.ochoymedio.net/opinion/ediciones-anteriores/archivo/07-02/07-02-
Torres.html. Por esa razón se colocará el año de publicación del artículo cuando no
se encuentre el número de página. De aquí en adelante se citará de esa forma con
los textos digitales.

[2] Luzuriaga desde fines de los 80 hasta la actualidad ha realizado cuatro


largometrajes, la mayor parte de sus obras son adaptaciones literarias de
escritores ecuatorianos. “La Tigra” (1989), adaptación de la obra de José de la
Cuadra. “Entre Marx y una mujer desnuda” (1996), adaptación de la obra Jorge
Enrique Adoum. “Cara o cruz” (2003) y “1809-1810 mientras llega el día” (2004),
adaptación de la obra de Juan Valdano.
[3] Alemán Gabriela. La tercera vía del cine ecuatoriano. Disponible en:
http://elpais.com/diario/2009/03/21/babelia/1237595961_850215.html

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