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r i ó d i c o EDICIÓN No 1

pe

(andante) Huellas de memoria, lecciones de dignidad


Bogotá D.C., Colombia, junio de 2016 - febrero de 2017

Por nuestro por-venir

Una sonrisa en tu mirada / Una luciérnaga en tu camisa / Una cometa en tu maleta / Una estrella en tu zapato / Una campana en tu bolsillo
/ Un columpio en tu sombrero / Un ringlete en tu regazo / Un canto a coro en luna llena.

Piedad Ortega Valencia


Editorial
“Todos nos quejamos de que no se lee, y ninguno leemos”.
—¿Lee usted los periódicos? —le pregunté, sin embargo.
—No, señor; en este país no se sabe escribir periódicos […]
“All of us complain about the lack of Reading, and none of us
reads”. —¿Do you read the newspapers? – I asked him,notwi-
thstsanding. —No, Mister; in this country nobody knows how to
write newspapers […]

E I
n este país…, también como el personaje de Mariano José n this country…, as the carácter of Mariano José de Larra we
de Larra, también nos quejamos de lo mismo y argüimos complain about the same and we mention the same reasons;
Comité editorial las mismas razones, no obstante, la primera entrega de however, the first edition of our journal shows the resistance
este nuestro periódo demuestra la resistencia andante, de quienes andante of those who, despite the certainties of many experts in
Jeritza Merchán Díaz
pese a las certezas de muchos “Periquitos” de este país, hay quienes this country, know how to write, how to think, how to remember
Piedad Ortega Valencia
Clara Patricia Castro demuestran que sí saben escribir, saben pensar, saben recordar y and how to take responsibility of memories and their production.
Jhon Diego Domínguez responsabilizarse con la memoria y la producción de esas perso- Precisely because they know that to fight war with a remote but re-
Sebastián Gauta Blanco nas, precisamente porque saben que para combatir la guerra con alistic possibility of success it is necessary to begin acknowledging
Mariana Barbosa una posibilidad remota, pero real de éxito, es necesario comenzar
Karen Bravo
that conflict and hostilities are phenomena as constitutive of social
Equipo de trabajo
por reconocer que el conflicto y la hostilidad son fenómenos tan bondage as independence. They have wondered about !Colombian
constitutivos del vínculo social, como la interdependencia misma; issues!, among others, What happens to philosophy and political
Semillero Escuelas de paz y memorias del conflicto -Eje se han preguntado por las ¡Cosas de Colombia!, entre otras, ¿Qué science when they venture beyond nationalities and normativities
de paz. ocurre con la filosofía y con la ciencia política cuando se aventuran and begin to wonder about passions and feelings, memories and
Dirección general y edición
más allá de las racionalidades y las normatividades, y pasan a pre- footprints, about all that which remains despite the changes and the
Pedro Ruíz, Daniel Esquivia-Cohen, Macondiana y guntarse también por las pasiones y los sentimientos, las memorias big social transformations? They have published texts that invite
Juan Manuel Echeverría y las huellas; por todo aquello que permanece a pesar de los cam- to deeply reflect about this country and which would allow us to
Ilustraciones y fotografía bios y las grandes transformaciones sociales?; han publicado obras examine up to where this way of being is due to our still being es-
que invitan a reflexiones profundas sobre este país que nos per- sentially the same excluding, formalist and introvert society of the
Jhon D. Domínguez A.
Dirección, diseño y diagramación
mitiría[n] establecer hasta qué punto este modo de ser nos viene Colony. By their theoretical production, their political actions and
de que seguimos siendo en esencia la misma sociedad excluyente, their aesthetic stance they have reminded us of the fact that Peace
Estanislao Zuleta, María Teresa Uribe de Hincapié, Gabriel formalista y ensimismada de la Colonia; nos han recordado con su has to be constructed, principally in those regions where the war
García Márquez, Javier Giraldo (S.J), Renán Vega Cantor, producción teórica, su acción política y su posicionamiento ético has been more intense.
Christian Rodríguez y Darío Betancourt Echeverry
que la paz habrá que comenzar a construirla, principalmente en las In this country of experts who do everything possible to prevent
Están presentes en esta edición
zonas en que la guerra ha sido más intensa. people from writing there are others who challenge everything,
Gudrun Chista Kern y Lorena Garzón Godoy En este país de “Periquitos” que hacen todo para que no se pueda even threats, to teach us that Some US-financed companies
Traducción escribir, hay otros que desafían todo, hasta las amenazas para en- —like Chiquita Brands— have financed and sponsored paramili-
señarnos que algunas empresas de capital estadounidense —como tary groups, they are directly responsible for hundreds of crimes
Agradecimientos
A los profesores acompañantes del Instituto Pedagógico
la Chiquita Brands—, que han financiado y patrocinado a grupos committed in different places in Colombia, but they have never
Nacional en la electiva ¡Basta ya! ¡ Nunca Más!, a los paramilitares, son responsables directos de cientos de crímenes been put on trial in our country, where they enjoy total impunity.
estudiantes del énfasis en Ciencias Sociales de los grados cometidos en diversos lugares de Colombia, pero nunca han sido Likewise, these walkers of hanging journals have told us regional
décimo y once del IPN. A la profesora Piedad Ortega procesados en nuestro país, donde gozan de plena impunidad; histories of historical facts, and they have recovered memories con-
Valencia por su compromiso con esta apuesta.
igual estos andantes caminantes, de periódicos colgantes nos han vinced that Individual memory exists, but it has its roots in simulta-
En memoria del profesor contado historias regionales, sobre hechos históricos, recuperan- neity and contingence. Personal remembrance is located in a cross-
DARÍO BETANCOURT ECHEVERRY do memorias con el convencimiento de que la memoria individual road of relations of multiple solidarities in which we are connected.
(1952-1999) existe, pero ella se enraíza dentro de los marcos de la simultanei- Nothing escapes the synchronic plot of our present social existence,
dad y la contingencia. La rememoración personal se sitúa en un and it is from this combination of these diverse elements that what
Producción
Semillero Escuelas para la paz y memorias del conflicto,
cruce de relaciones de solidaridades múltiples en las que estamos we call memories can emerge, can be translated into language.
Laboratorio de inicitaivas y Proyecto de Investigación: DPG- conectados. Nada se escapa a la trama sincrónica de la existencia In this country of depreciated, of incomplete works, of dema-
420-15 “Narrativas testimoniales: Hacia ua didáctica crítica social actual, y es de la combinación de estos diversos elementos gogical progress, college and university students resist, make re-
para una pedagogía de la memoria” (2015-2016). que puede emerger lo que llamaremos recuerdos, que uno traduce search, write collectively, play seriously, make caricatures, colour,
en lenguaje. they do not predict futures but propose present times, announce
Visitenos en:
http://memoriapedagogiayp.wixsite.com/ En este país de vilipendios, de obras incompletas, de progresos actions and assume responsibility with their lives, their works and
Universidad Pedagógica Nacional demagógicos, hacen resistencias juventudes colegiales y univer- their existence for teachers who have known how to teach. This is
sitarias que investigan, escriben en conjunto, juegan seriamente, so true that today, 17 years after suffering forced disappearance,
caricaturizan, ponen colores, no predicen futuros sino proponen they are still present; they appear in their writings, in wall pain-
presentes, anuncian acciones y se responsabilizan con la vida, obra tings, on squares which become full of memories.
y existencia de maestros que han sabido formar, tan cierto que, hoy With this journal, which is presented by Universidad Pedagógica
luego de 17 años de haber sido sometidos a la desaparición forzada, Nacional —UPN, by students of the course of Social Sciences of
siguen presentes, apareciendo con sus escritos, en los murales, en the Instituto Pedagógico Nacional (IPN), students of the optional
plazas que se llenan de memoria. course ¡Basta ya, Nunca Más!, the research group offered by the
Este país, con el periódico que se presenta y es presentado en Work Group on Peace with Justice and Democracy and its Initia-
la UPN, por los estudiantes del énfasis en Ciencias Sociales del tive Laboratory, we are walking and inviting to walk in the field of
Instituto Pedagógico Nacional (IPN), los estudiantes de la electiva memory, of collective work, of critical writing, the field of peda-
¡Basta ya! ¡Nunca Más!, el semillero de investigación ofrecido por gogy of memory, our memory, the memory that maintains us and
el Eje de Paz con Justicia y Democracia desde el Laboratorio de questions us, the one that requires us to walk, to walk and to swim
Iniciativas, estamos andando e invitando a andar, en la memoria, reading, researching, playing, announcing and spending time on
en el trabajo conjunto, en la escritura crítica, en la pedagogía de la educating the educators of a country willing to walk, as our journal,
memoria, nuestra memoria, esa que nos sostiene y nos interpela, towards the construction of ethic codes based on the respect for the
esa que nos reclama andar, andar y nadar, leyendo, investigando, existence of Some-Others-Us.
jugando, anunciando y pasando el tiempo en la formación de los
formadores de un país que está dispuesto a transitar como el perió- We invite you to enjoy this first edition.
dico hacia la construcción de códigos éticos que se sustenten en el Welcome!
respeto a la existencia de Unos-Otros-Notros.

Les invitamos a disfrutar esta primera entrega.


¡Bienvenidos!
éditorial

Tout le monde reproche l’ abscence de lectura, et personne ne lit


Lisez-vous les journaux ?- je lui ai demandé
Non Monsieur ; dans ce pays on ne sait pas écrire des journaux
[...]

«
Dans ce pays», comme le personnage de Mariano José de
Larra, on fait les mêmes reproches en exposant les mêmes
raisons, néanmoins, la première sortie de celui-ci, notre
journal, revèle la résistance en marche des personnes que, mal-
gré les certitudes des pérroquets qui habitent dans ce pays, met-
tent en évidence qu’ils savent écrire, penser, se souvenir et prendre
une position face à la mémoire et leur production. Ils savent que
pour combattre la guerre avec une lointaine possibilité, mais réelle
de succès; il est nécessaire de commencer pour reconnaître que le
conflit et l’hostilités sont des phénomènes constitutifs de tout lien
social, de la même façon que l’interdépendance. Ils se sont ques-
tionnés sur les Affaires Colombiens!, en outre, Qu’est-ce que se pas-
se avec la philosophie et la science politique dès lorsqu’elles vont
au-delà des rationnalités et normativités afin de se demander aussi
pour les passions et les sentiments; les mémoire et les traces; pour
tout cela que demeure malgré les changements et les grandes trans-
formations sociales? Ils ont publié des ouvrages qu’invitent à ré-
fléchir sur ce pays en établissant en quoi ce mode d’agir tient au fait
qu’on demeure une société formaliste, excluant et renfermée dans
des formes coloniales. Ils onts insisté, au travers de leur production
théorique, leur action politique et leur posicionnement éthique, sur
l’idée que la construction de la paix doit s’entamer, principalement,
dans zones où la guerre a été plus intense.
Dans ce pays de pérroquets qui font tout pour qu’on ne puisse pas
écrire, il y a d’autres que défient tout —y compris des ménaces—
pour nous apprendre que certaines entreprises américaines, com-
me Chiquita Brands, ont financé et promu des groupes paramilitai-
res qui ont pérpetré centaines de crimes directs dans les différentes
régiones colombiennes; cependant, ces entreprises n’ont jamais été
jugées en Colombie où elles jouissent d’une impunité totale. Ces
promeneurs, ayant des périodiques pendants, nous ont raconté des
histoires régionales, sur des faits historiques, afin de récupérer des
mémoires ayant dans le esprit que la mémoire individuelle existe
mais elle ne s’enracine que dans les cadres de la simultanieté et la
contingence. Le souvenir personel se trouve dans le carrefour des
rapports de solidarité multiples interconnectés. Rien n’échappe aux
trammes syncroniques de l’existence sociale actuelle; c’est la combi-
CONTENIDO
naison de ces éléments divers qu’émerge les souvenirs traduits par
le langage.
Dans ce pays de diffamations, des oeuvres incomplètes, des pro- Central
grès démagogiques ; les jeunesses lycéennes et universitaires résis- Sobre la guerra [Estanislao Zuleta] ................................................................. p.4
tent au travers de la recherche, écrivent ensemble, jouent se prenant Las plabras de la guerra [María Teresa Uribe de Hincapié]........................................ p.5
au sérieux, caricaturisent, donnent de la couleur, ne prédicent pas Por un país al alcance de los niños [Gabriel García Márquez] ..................................................... p.8
des avenirs mais suggerent des présents, font des actions et pren- ¿Paz en Colombia? [Javier Giraldo Moreno] ........................................................ p.10
nent des responsabilités avec leur vie, leur oeuvre et l’existance de La paz de los empresarios [Renán Vega Cantor] ............................................................. p.12
professeurs quin ont su mettre en place de processus de formation
au point, qu’après 17 ans d’avoir subi la disparition forcée, se trouve
encore présents au travers de leurs écrits, des murs conmémoratifs
et dans les places remplies de mémoire. Homenaje
Dans ce pays, les étudiants de la dominante de sciences sociales Desarrollo capitalista y marginalidad criminal [Darío Betancourt Echeverry] ....................... p. 14
de l’Institut Pédagogique Nationale (IPN), les étudiant de l’optative Los colores de Darío [Instituto Pedagógico Nacional]..................... p.20
Basta Ya, Nunca Mas et l’initiative de recherche ofertée par le la-
boratoire d’initiaves de l’Eje de Paz con Justicia y Democracia de
l’UPN présentent ce journal afin de continuer à se promeneur et Reflexión
inviter à marcher au travers de la mémoire, le travail conjoint, l’écri- La paz como bien inmaterial [Cristhian Camilo Rodríguez] ............................................... p.12
ture critique, la pédagogie de la mémoire ; de notre mémoire, celle
que nous soutient et nous interpelle, que nous inscite à marcher,
nager, lire, enquêter, jouer et traverser le temps dans le cadre de la
Rincón de la memoria
formations de formateurs et formatrices d’un pays qui est un dispo-
El eco que enmudecio los colores [Instituto Pedagógico Nacional]....................... p.20
sition de faire la transition, comme ce journal, vers la construction
de codes éthiques érigés sur le respect à l’existence des Uns et des La placa [Ciro Garzón] .................................................... p. 14
Autres.

On les invite à profiter de ce numéro. Diversión y libros


Bienvenue.
c
[central]

[Sobre la guerra]
Estanislao Zuleta

P
ienso que lo más urgente cuando se trata de combatir
la guerra es no hacerse ilusiones sobre el carácter y las
posibilidades de este combate. Sobre todo no oponerle
a la guerra, como han hecho hasta ahora casi todas las tenden-
cias pacifistas, un reino del amor y la abundancia, de la igualdad
y la homogeneidad, una entropía social. En realidad la ideali-
zación del conjunto social a nombre de Dios, de la razón o de
cualquier cosa conduce siempre al terror, y como decía Dosto-
yevski, su fórmula completa es “Liberté, egalité, fraternité... de
la mort”. Para combatir la guerra con una posibilidad remota,
pero real de éxito, es necesario comenzar por reconocer que el
conflicto y la hostilidad son fenómenos tan constitutivos del vín-
culo social, como la interdependencia misma, y que la noción
de una sociedad armónica es una contradicción en los términos.
La erradicación de los conflictos y su disolución en una cálida
convivencia no es una meta alcanzable, ni deseable, ni en la vida
personal —en el amor y la amistad—, ni en la vida colectiva. Es
preciso, por el contrario, construir un espacio social y legal en el
cual los conflictos puedan manifestarse y desarrollarse, sin que
la oposición al otro conduzca a la supresión del otro, matándolo,
reduciéndolo a la impotencia o silenciándolo.
Es verdad que para ello, la superación de “las contradicciones el caso? Hay que decir que las grandes palabras solemnes: el honor, la patria, los principios, sir-
antinómicas” entre las clases y de las relaciones de dominación ven casi siempre para racionalizar el deseo de entregarse a esa borrachera colectiva.
entre las naciones es un paso muy importante. Pero no es sufi- Los gobiernos saben esto, y para negar la disensión y las dificultades internas, imponen a sus
ciente y es muy peligroso creer que es suficiente. Porque enton- súbditos la unidad mostrándoles, como decía Hegel, la figura del amo absoluto: la muerte. Los
ces se tratará inevitablemente de reducir todas las diferencias, ponen a elegir entre solidaridad y derrota. Es triste sin duda la muerte de los muchachos argen-
las oposiciones y las confrontaciones a una sola diferencia, a una tinos y el dolor de sus deudos y la de los muchachos ingleses y el de los suyos; pero es tal vez más
sola oposición y a una sola confrontación; es tratar de negar los triste ver la alegría momentánea del pueblo argentino unido detrás de Galtieri y la del pueblo
conflictos internos y reducirlos a un conflicto externo, con el inglés unido detrás de Margaret Thatcher.
enemigo, con el otro absoluto: la otra clase, la otra religión, la Si alguien me objetara que el reconocimiento previo de los conflictos y las diferencias, de su
otra nación; pero éste es el mecanismo más íntimo de la guerra y inevitabilidad y su conveniencia, arriesgaría paralizar en nosotros la decisión y el entusiasmo en
el más eficaz, puesto que es el que genera la felicidad de la guerra. la lucha por una sociedad más justa, organizada y racional, yo le replicaría que para mí una so-
ciedad mejor es una sociedad capaz de tener mejores conflictos. De reconocerlos y de contener-
Para combatir la guerra con una posibilidad remota, pero real los. De vivir no a pesar de ellos, sino productiva e inteligentemente en ellos. Que sólo un pueblo
escéptico sobre la fiesta de la guerra, maduro para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz.
de éxito, es necesario comenzar por reconocer que el conflicto
y la hostilidad son fenómenos tan constitutivos del vínculo
social, como la interdependencia misma, y que la noción de
una sociedad armónica es una contradicción en los términos.
Los diversos tipos de pacifismo hablan abundantemente de los
dolores, las desgracias y las tragedias de la guerra —y esto está
muy bien, aunque nadie lo ignora—; pero suelen callar sobre ese
otro aspecto tan inconfesable y tan decisivo, que es la felicidad
de la guerra. Porque si se quiere evitar al hombre el destino de
la guerra hay que empezar por confesar, serena y severamente la
verdad: la guerra es fiesta. Fiesta de la comunidad al fin unida
con el más entrañable de los vínculos, del individuo al fin disuel-
to en ella y liberado de su soledad, de su particularidad y de sus
intereses; capaz de darlo todo, hasta su vida. Fiesta de poderse
aprobar sin sombras y sin dudas frente al perverso enemigo, de
creer tontamente tener la razón, y de creer más tontamente aún
que podemos dar testimonio de la verdad con nuestra sangre. Si
esto no se tiene en cuenta, la mayor parte de las guerras parecen Fiesta de poderse aprobar sin sombras y sin dudas frente al perverso enemigo, de creer
extravagantemente irracionales, porque todo el mundo conoce tontamente tener la razón, y de creer más tontamente aún que podemos dar testimonio de
de antemano la desproporción existente entre el valor de lo que se
persigue y el valor de lo que se está dispuesto a sacrificar. Cuando la verdad con nuestraw sangre. Si esto no se tiene en cuenta, la mayor parte de las guerras
Hamlet se reprocha su indecisión en una empresa aparentemen- parecen extravagantemente irracionales, porque todo el mundo conoce de antemano la
te clara como la que tenía ante sí, comenta: “Mientras para ver-
güenza mía veo la destrucción inmediata de veinte mil hombres desproporción existente entre el valor de lo que se persigue y el valor de lo que se está
que, por un capricho, por una estéril gloria van al sepulcro como dispuesto a sacrificar.
a sus lechos, combatiendo por una causa que la multitud es inca-
paz de comprender, por un terreno que no es suficiente sepultura (andante)
para tantos cadáveres”. ¿Quién ignora que este es frecuentemente

( 4)
c
[central]

Las palabras
María
de la guerra Teresa Uribe de Hincapié

Unas palabras de advertencia para comenzar

¿ Qué le pasa a la historia cuando abandona el espacio seguro del acontecimiento, de las tramas cronológicas y de las ca-
denas causales? ¿Qué sucede cuando el pasado deja de ser algo muerto, inmóvil y distante para convertirse en presencia
viva y en configurador de repeticiones, circularidades o nuevos rumbos y orientaciones de futuro? ¿Qué ocurre con la
filosofía y con la ciencia política cuando se aventuran más allá de las racionalidades y las normatividades, y pasan a pregun-
tarse también por las pasiones y los sentimientos, las memorias y las huellas; por todo aquello que permanece a pesar de
los cambios y las grandes transformaciones sociales? Y la sociología, ocupada de las instituciones, las estructuras, los tipos
ideales y los sistemas, ¿cómo se aviene con ese móvil y cambiante universo de las culturas, los símbolos, las metáforas, los
discursos y las palabras?
Cuando estas preguntas se le plantean al investigador en el desenvolvimiento de su trabajo, puede que termine por perder
su identidad disciplinar y por sentirse de ninguna parte y de todas al mismo tiempo. Posiblemente se vea situado en una
suerte de tierra de nadie, en esa zona gris donde se desvanecen las fronteras de las ciencias sociales y concurren, no siempre
armónicamente, el pasado y el futuro, las estructuras y los sujetos, la acción y el discurso, lo cuantitativo y lo cualitativo, los
textos y los contextos, los valores y las prácticas, las normas y las transgresiones. Cuando esto sucede los campos analíticos
se vuelven más extensos y los problemas se multiplican, pero al mismo tiempo se está mejor situado para advertir los ma-
tices, los claroscuros, las modulaciones, las paradojas y las inconsistencias de una realidad como la colombiana, imposible
de atrapar en los marcos rígidos de las teorías convencionales. El presente artículo se desarrolla en esa zona gris llena de
mixturas de la que hace parte la dupla guerra y nación en el siglo XIX y explora la relación de estos dos conceptos en el con-
texto de lo narrativo a través de la magia de las palabras y de las pervivencias y continuidades que inciden en las formas de
hacer política, de imaginar el ciudadano y la nación; de configurar el Estado y de asumir la soberanía y el orden colectivo.

I. Nación, guerra y narración

L
as naciones, así como otros macrosujetos sociales, son ante todo comunidades Sin embargo, a veces esas palabras poseen la magia de pervivir a través
imaginadas1, artefactos culturales que cumplen con la tarea fundamental de del tiempo, de trascender los momentos en los cuales se narraron las di-
crear una representación convincente y verosímil de un conglomerado social versas experiencias, y pasan a darle forma a ese macrosujeto implicado: la
que siempre ha estado vinculado con un territorio particular y que permanecerá allí en nación3.
el futuro. Esa idea de continuidad, permanencia y trascendencia es la que logra estable- Ese eje de pervivencia histórica es el que le da sentido y significación
cer el difícil vínculo del pasado con el futuro a través de presente; es el hilo que anuda a la nación, lo que la hace imaginable y contribuye a moldear los senti-
momentos y contingencias, dando la impresión de permanencia a pesar de los cambios dos comunes, las prácticas sociales, los referentes culturales y las inter-
y de las profundas transformaciones ocurridas a lo largo de la historia en todos los ór- subjetividades o formas de relacionarse entre sí de los miembros que la
denes de la vida social, y es también el referente que contribuye a definir los marcos en conforman. Las guerras son eventos trascendentales en las trayectorias
los cuales las personas recuerdan, olvidan e imaginan. de las naciones, momentos de ruptura en los cuales se trastocan los ór-
Según Ricoeur, ese vínculo simbólico solo puede resolverse narrativamente2, de allí denes convencionales, situaciones de riesgo y de peligro generalizadas y
que los sentidos comunes y las identidades sean en buena parte el resultado de los rela- sucesos trágicos que significan la alteración de la vida para sectores muy
tos, las narraciones, las memorias, las historias, las metáforas o, si se quiere, las palabras amplios de la población. En Colombia, las narraciones bélicas ocupan un
emitidas por individuos o grupos de acuerdo con los recursos culturales y comunicacio- lugar significativo no solo por la cronicidad de estos acontecimientos sino
nales que tienen a su alcance, en contextos específicos y contingentes. también porque las guerras civiles estuvieron imbricadas con la política
1
Asumimos para este trabajo lo que se ha dado en llamar el “giro invencionista de la nación”, a partir de las tesis de Benedic Anderson. Véase: Bene- y con las formas de administrar y gobernar, porque se combinaron con
dic Anderson. Comunidades imaginadas. México, Fondo de Cultura Económica, 1999
2
Paul Ricoeur. Tiempo y narración: configuración del tiempo histórico. México, Siglo XXI, 1995, tomo 1, pp. 241 y ss. Véase tam- 3
Sobre estos aspectos véase: Alberto Rosa et al. “Representaciones del pasado, cultura personal e identidad
bién: Paul Ricoeur. La lectura del tiempo pasado: memoria y olvido. Madrid, Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid, nacional”. En: Alberto Rosa et al. (compiladores). Memoria colectiva e identidad nacional. Madrid, Biblioteca
1999. Nueva, 2000, pp. 41-82.
( 5)
acciones orientadas a la civilidad y a los propósitos de ciones colectivas; contribuyen a definir sus imaginarios
paz; pero, sobre todo, porque en el sentido común de y representaciones y, como bien lo dice Fernando Esca-
los colombianos de hoy predomina la imagen generali- lante Gonzalbo, “conllevan una forma de hacer política
zada de que el pasado de la nación fue una sucesión de y de entender la política que no podría prescindir del
enfrentamientos fratricidas sin sentido, de sangres de- Estado pero que nunca se agota en él”.
rramadas y de atropellos que no terminan, que nunca Si las acciones políticas no pueden escindirse de las
se resuelven y que se reproducen de manera circular y acciones bélicas cuando se trata de guerras por la na-
perpetua; es decir, predomina una visión trágica de la ción y por el Estado, esto quiere decir que no estamos
nación. frente a guerras mudas, que son guerras con palabras,
Sobre esta visión catastrofista han llamado la aten- con relatos y narraciones, con discursos y metáforas,
ción el profesor Daniel Pécaut, quien argumenta con con exposición de razones y con proyectos explícitos
la razón histórica que el pasado fue de violencia pero que deben ser conocidos y acatados por las gentes y los
también de orden, y establece los vínculos orgánicos pueblos como estrategia para articularlos de manera
entre uno y otro término, y Francisco Gutiérrez Sanín, orgánica con los grandes propósitos político-militares
quien ha mostrado de qué manera en la Colombia de que se dirimen por la vía armada. De esta manera las
hoy se imbrican la violencia y los pactos consociacio- palabras y los textos se convierten en mediadores en-
nales;5 pero lo cierto es que el imaginario de la guerra tre el acontecer humano y la recepción de la obra por
perpetua sigue presente en las mentalidades de la gente el lector. En ese tránsito el texto produce sentido, no
del país; de allí que resulte pertinente preguntarse cómo copia la realidad sino que la transforma y la interpreta,
han incidido las palabras de la guerra en esas formas de en su búsqueda de orientar el accionar de quien lo es-
imaginar la nación y de qué manera muchas narracio- cucha o lo lee. Abordar las palabras de la guerra como
nes y lenguajes configurados para otros momentos his- acción mimética implica reconocer la capacidad creati-
tóricos se mantienen en el presente para justificar el uso va del lenguaje, en tanto que produce sentidos nuevos,
de las armas o para reprimir a los rebeldes. imágenes evocadoras, formas de nombrar, de ocultar o
Es evidente que existen otras narraciones sobre el de desplazar eventos y acontecimientos a través de los
pasado nacional e incluso se han enunciado algunos cuales se transforma la realidad y se inducen acciones
“imaginarios rivales” que señalan la tradición demo- políticas y bélicas de gran complejidad. Las palabras
crática, la estabilidad económica y la continuidad ins- forman parte de la realidad, no están por fuera de ella
titucional del país en el contexto latinoamericano; sin y contribuyen a representarla, a imaginarla, a transfor-
embargo, esos relatos no parecen tener la fuerza evo- marla, y como diría Mark Johnson, las palabras tam-
cativa, la capacidad de convencer y conmover a los bién tienen el poder de matar.
auditorios, por lo cual la guerra y sus memorias ter-
minan subsumiendo y disolviendo otras visiones que, Esa idea de continuidad, permanencia y trascen-
con buen fundamento histórico, tratan de sustituir o
matizar la imagen trágica de la nación. Las relaciones dencia es la que logra establecer el difícil vínculo del
entre guerra y nación han sido abordadas de manera pasado con el futuro a través de presente; es el hilo
muy lúcida por Fernán González, quien ha mostrado
cómo las confrontaciones civiles del siglo XIX contri- que anuda momentos y contingencias, dando la im-
buyeron a construir la nación y a anudar las sociabi- presión de permanencia a pesar de los cambios y de
lidades políticas, locales y regionales en partidos con
pretensiones nacionales e idearios bien definidos. Sus las profundas transformaciones ocurridas a lo largo
estudios también permiten ver cómo se coimplicaron de la historia en todos los órdenes de la vida social.
guerra y política, y de qué manera se fueron perfilando
las redes verticales y horizontales entre agentes, locali- ii. Las retóricas, las poéticas y la mimesis
dades, pueblos y vecindarios para darle forma a lo que Las palabras de la guerra se mueven en una doble dimen-
hoy tenemos como Estado, nación y partidos4. sión: son retóricas y también poéticas. Retóricas porque se
En ese mismo sentido va este trabajo, pero desde el configuran para decirse en público y van dirigidas a con-
registro de lo narrativo5. Se trata de una aproximación vencer a las personas mediante la argumentación; exponen
a las guerras civiles narradas, contadas a otros, divulga- de manera convincente y verosímil las razones de sus pro-
das a públicos y auditorios con el propósito de conven- puestas y sus presupuestos lógicos, al tiempo que critican y
cerlos y de conmoverlos para que actúen de determina- desvirtúan los del contrario, con el ánimo de producir de-
da manera. Su fin es indagar cómo se configuraron esas terminados efectos en el lector o en el oyente e inducirlo a
formas narrativas y por qué se reprodujo y mantuvo su adhesiones y respaldos según los propósitos enunciados (o
vigencia, a pesar de los profundos cambios ocurridos como dice Ricoeur, “para que cambien su obrar”).
en los contextos sociales y políticos. Se trata, pues, de discursos y relatos dichos en público y di-
Las guerras civiles del siglo XIX colombiano fueron vulgados frente a auditorios susceptibles de ser convencidos
guerras entre ciudadanos, guerras por la nación, por de la justeza, la necesidad, la oportunidad o la inevitabilidad
el establecimiento de poderes y dominios con capaci- de la guerra, de usar las armas para conseguir objetivos po-
dad de dirección y de control político; guerras por la líticos —o que al menos puedan expresarse como tales—
conformación del Estado moderno y por la generaliza- presentados como si fueran de interés colectivo, así no lo
ción y ampliación de sus referentes de orden: sobera- sean u obedezcan a intereses más privados y menos presen-
nía, derechos y ciudadanía. En fin, fueron guerras por tables o representables. Por todo esto, las palabras en la gue-
la política, y acciones políticas vividas como si de una rra tienen que ser creíbles y verosímiles pues la intención de
guerra se tratara. No se agotan en los enfrentamientos la retórica es convencer. Las poéticas van en otra dirección:
armados y directos, en el choque de ejércitos rivales, en su propósito es conmover a los públicos apelando a lo que
la sangre derramada, en el humo de las batallas o en los se puede llamar “las razones del corazón”, convocando los
cadáveres esparcidos por campos y ciudades; no se cir- sentimientos, las pasiones, los miedos, la conmiseración o
cunscriben a la acción bélica propiamente dicha, pues la clemencia. La intención de la poética no es diferente a
se desenvuelven también en contextos socio-políticos y la de la retórica; es decir, ambas van dirigidas a un públi-
en tramas de relación de poder, dominio y control que co del que se espera reacciones pertinentes, pero difieren
coimplican al conjunto de la población o, por lo me- en las formas narrativas y en las estrategias para cautivar-
nos, a sectores amplios o representativos de ella. Estas lo. La poética no argumenta ni expone razones, sino que
guerras se anudan con acciones políticas e impregnan conmueve, busca producir terror o compasión mediante
y redefinen sus prácticas, sus discursos, sus manifesta- relatos de héroes y villanos, de sus desdichas inmerecidas,
4
Fernán González et al. Violencia política en Colombia: de la nación fragmentada
de sus destinos ineluctables; persigue generar el miedo al
a la construcción del Estado. Bogotá, Cinep, 2002. enemigo o la compasión por el dolor y el sufrimiento de las
5
María Teresa Uribe de Hincapié y Liliana López. Las palabras de la guerra. Las
guerras narradas del siglo XIX. Medellín, Universidad de Antioquia, Instituto de
víctimas.
Estudios Políticos, 2003
( 6)
III. Las retóricas o las maneras de convencer modifican, la transforman, le otorgan sentido con el propósito de conmover a
Para explicar la presencia de la retórica en las guerras civiles colombianas es conve- los auditorios. Las poéticas y las dramáticas tampoco siguen el camino marcado
niente deshacerse de una visión muy generalizada según la cual éstas fueron “guerras electo- por lo cronológico o por relaciones causales entre los acontecimientos; por el
rales”, como las llamó alguna vez Frank Safford; luchas crudas y rutinizadas, guiadas solamen- contrario, se trastocan los tiempos y los espacios, el pasado se trae al presente; lo
te por intereses caudillistas y de clientela; confrontaciones fratricidas atroces que carecían de que supuestamente estaba olvidado y perdonado se recuerda y se adapta a una
dimensiones sociales o políticas. Es claro que había mucho de eso, pero también es necesario realidad distinta; lo sucedido en otros países se trae a cuento, los contextos se
reconocer que en estas guerras se enfrentaron proyectos opuestos de Estado, nación, ciudada- desdibujan. En ese proceso narrativo, el destino trágico vuele a jugar su papel
nía y régimen político, y que los ejercicios retóricos de los protagonistas —gobernantes o re- para guiar el periplo de los personajes, quienes pasan a ocupar el centro del es-
beldes— develan la configuración de macrolenguajes políticos; lenguajes que, como lo expresa cenario, pues son sus vidas azarosas las que conducen el hilo de la historia; y las
el profesor Francisco Colom, son estructuras institucionalizadas que al escapar a la voluntad que otorgan luz a los diversos sucesos de la trama y sentido a la dramaturgia de
exclusiva del hablante incluyen las locuciones, las retóricas, los juegos lingüísticos discernibles, la guerra. En estos relatos no faltan recursos escénicos muy conocidos, como la
los vocabularios y las formas de hablar sobre política. Los macrolenguajes nombran los enfo- aparición de los fantasmas del pasado pidiendo venganza, la mimesis o compa-
ques y las tradiciones teóricas y filosóficas que le dan cuerpo a los contenidos preposicionales ración con otros héroes o villanos de la antigüedad o con acontecimientos pa-
de los argumentos políticos; es decir, describen las tradiciones y doctrinas políticas desde las recidos vividos en otros países, el uso frecuente de tropos literarios, metáforas,
cuales se construyó el Estado moderno, la soberanía, la ciudadanía y sus derechos. Al aplicarse antinomias y paradojas a través de las cuales se lograba encarnar en los grandes
a contextos históricos específicos, estos se configuran como proyectos políticos concretos; de protagonistas los miedos ancestrales de la sociedad, o las virtudes necesarias
estas configuraciones fueron surgiendo los fundamentos ideológicos y programáticos de los para salvar el país del caos y la barbarie representada en los enemigos.
partidos tradicionales. Fue la retórica político-bélica la que permitió que en la república recién Las narraciones sobre las guerras, escritas por los protagonistas o los contem-
nacida empezara a emerger el macrolenguaje de la virtud, propio del republicanismo; el de los poráneos de los acontecimientos bélicos siguen, por lo general, la estructura de
derechos, enunciado por el liberalismo; el de la tradición, correspondiente al conservadurismo, la tragedia; son textos de parte o de partido, interesados en demostrar que la
y el de la identidad, con ecos en el multiculturalismo. razón histórica estaba con determinado grupo y que las desgracias nacionales
A su vez, y acompañando a los macrolenguajes propiamente políticos, se articuló uno tenían nombre propio y era posible ponerles un rostro, una imagen, construir
nuevo: el de la guerra. Esto quiere decir que los actores públicos de las guerras civiles un referente desde el cual orientar las acciones en el sentido previsto. Así, los
no fueron ajenos a los debates en torno a la justificación, la negación o la proscripción héroes y los villanos cambiaban de acuerdo con la adscripción partidista del
de la guerra, pues estar en la guerra suponía pensarla, delimitarla, definirla, nombrarla, narrador y proyectaban un imaginario nacional dual, escindido, confrontado,
evaluar sus significados, sus verdades y mentiras; en este sentido es posible afirmar que pintado con los colores de los partidos y con dificultades reales para encontrar
el lenguaje de la guerra que apelaba a la definición del carácter del enemigo estuvo pre- algún punto de identificación a partir del cual se pudiera imaginar la nación
sente como un discurso de justificación que intentaba acotar la guerra para que encajara como conjunto.38 Buena parte de la historiografía tradicional recogió estas na-
dentro de los patrones del derecho de gentes, aunque en algunas ocasiones la aplicación rraciones y les dio el estatuto de verdad histórica, con lo que ello significa para la
de estos principios fuera totalmente descontextualizada y también arbitraria. La imbri- elaboración de una historia que recoja críticamente los acontecimientos del pa-
cación entre los macrolenguajes de la política y de la guerra sirvió de fundamento a la sado de manera que las gentes puedan pensar su realidad, la de sus familias y sus
retórica con la cual se argumentó sobre la necesidad y la inevitabilidad de tomar las ar- localidades, e inscribirlas en los grandes procesos que ha atravesado la nación.
mas; así se abrieron paso otros lenguajes más puntuales: el de la tiranía, la conspiración A su vez, la poética no se agotó en la literatura memorial posbélica, pues tam-
y la inconstitucionalidad, con la particularidad de que fueron usados indistintamente bién tuvo gran significación en varios momentos del devenir de los conflic-
por los diferentes sectores en lucha. La retórica predominó en tres momentos del deve- tos, como en las declaraciones de guerra o pronunciamientos y en el desarrollo
nir de los conflictos: en la construcción del casus belli, en el giro político y nacional en de las acciones propias de la confrontación, tanto en los escenarios militares,
los acontecimientos y en el momento de negociar la paz. [...] acompañando las batallas, como en las comunicaciones dirigidas a las pobla-
ciones para que apoyaran a los ejércitos o aceptaran una rendición sin retalia-
IV. La poética o la dramaturgia de la guerra ciones; además reaparecían con fuerza en las posguerras cuando los perdones
Las guerras, especialmente las guerras civiles, fueron verdaderas tragedias nacionales en cuyas judiciales declaraban el olvido general. Estas expresiones de tono poético to-
narraciones se produce, por tanto, una acción mimética orientada a conmover a los públicos con maron muchas formas: artículos de prensa, en prosa o en verso; hojas sueltas,
los relatos, las metáforas, las antinomias y las aproximaciones narrativas de diversa naturaleza. folletos y boletines de guerra, entre otras. [...].
Las poéticas acompañaron a las retóricas en la puesta en escena de la guerra y sus horrores, pero
apuntaron hacia una dramática o una dramaturgia que siguió con singular precisión los elemen- Una coda para terminar
tos constitutivos de las tragedias clásicas en las cuales la construcción de la trama se va configu- Las guerras del presente también se libran con palabras, pero cada vez son
rando de acuerdo con un fin preestablecido al que se subordinan tanto los personajes como los más mudas, más prosaicas, como diría el profesor Pécaut; nadie quiere hacerse
acontecimientos que se narran en las diversas escenas. La magia de la narración se encarga de responsable de los desastres humanitarios y aunque las retóricas no faltan, son
representar a los actores principales de los conflictos armados, a los protagonistas, como caracte- cada vez más anodinas y menos significativas para los grandes conglomera-
res éticos del bien o del mal; es decir, no se trata de sujetos históricos de carne y hueso en quienes dos sociales que no se sienten convocados por ellas. Los macrolenguajes han
se podía percibir matices, con virtudes y defectos, con aciertos y equivocaciones, sino que son perdido su espesor, los diferentes proyectos políticos solo parecen tener una
presentados ante todo como actores de un drama o de un poema épico en el cual ellos encarnan expresión armada y los propósitos militares parecen subsumir a los políticos.
y significan principios morales y desenvuelven su quehacer de acuerdo con el lugar de héroes o Nuestras guerras actuales son guerras sin épica, sin héroes, sin lances patéticos y
villanos que les corresponda representar en esa particular puesta en escena. con muchos villanos. La dramaturgia puesta en público por la prensa, y a veces
El propósito de esta dramaturgia es la agnición, que consiste, según Ricoeur, en conducir una también por los intelectuales y comentaristas, no parece conducir a la acción,
historia hasta el final para develar un secreto, algo que estaba oculto y que al salir a la luz le otorga sino más bien a la producción de “partes de guerra” o a registrar los eventos
sentido al conjunto de la obra. En este caso, la dramaturgia se encargaba de revelar una conspira- ocurridos; una suerte de notariado para contabilizar los muertos, los desplaza-
ción en marcha, la intención de hacerse con el poder por medios ilícitos, los propósitos secretos dos, los secuestrados, las víctimas de diferente condición, sin que se logre saber
de gobernantes o rebeldes, sus verdaderas intenciones privadas, personales y mezquinas revesti- muy bien qué está ocurriendo y cuáles responsabilidades le competen a cada
das de intereses colectivos; las historias de barbarie o de virtud, o las ejecutorias de los personajes quien. Los relatos memoriales son fragmentados, a manera de “memorias mo-
en el pasado; todo ello con la intención de conmover a los públicos, lograr la justificación moral y saico”, como las llama Gonzalo Sánchez, que solo reflejan la fragmentación de
convencerlos de la necesidad política o la obligación ciudadana de empuñar las armas. la vida social; o memorias rivales, en las cuales lo simbólico se convierte en un
Además de la identificación de los protagonistas como caracteres éticos del bien o el mal, de nuevo campo de confrontación. Sin embargo, las palabras siguen teniendo la
héroes o villanos, el relato configura escenas en las que se representan las peripecias, los lances condición de trompetas de guerra y con mucha frecuencia se usan para eso
patéticos, los errores trágicos y los hitos centrales de la historia; rescata aquellas susceptibles de por guerreros, funcionarios y dirigentes políticos; pero también pueden tener
ser incorporadas de acuerdo con el desenlace previsto y con las demandas de la trama y la intri- la virtud de transformar, de interpretar, de convocar a los públicos. Ese es quizá
ga y desecha otras, importantes también, pero inconvenientes según los propósitos buscados. el gran reto de la academia: reconstruir una historia con sentido que recoja ma-
A través de las diferentes escenas se van revelando las virtudes del héroe —trágico, la mayoría tices, expresiones diferenciales, grises y claroscuros, en la cual las gentes de hoy
de las veces— que encuentra la muerte o el destierro en la defensa de los más altos intereses y de mañana puedan inscribir su historias personales y familiares, y encontrar
nacionales; o se revelan también los vicios de los villanos, representados como seres egoístas, sentido histórico y dimensión política a lo que les sucedió. Probablemente esa
mezquinos, que actúan en defensa de intereses privados, personales o de partido, y que con sus es la razón para interrogar el presente desde el pasado, para reconstruir las hue-
errores trágicos condujeron a la patria hacia la destrucción y la barbarie. El encadenamiento llas dejadas por las guerras civiles en los imaginarios del presente y preguntarse
de las escenas sigue un hilo argumental, una trama, una intriga, una suerte de suspenso con un si entre ellas y los conflictos actuales existen hilos de continuidad y pervivencia,
desenlace previsto de antemano, y es de acuerdo con éste como se hace aparecer una verdad ecos, repercusiones, repeticiones distinguibles o, por el contrario, divergencias
no sabida ni conocida por el público que, al serle revelada, se conmueve y siente terror frente tan marcadas, tan drásticas y radicales que no ameritarían ningún ejercicio
a los victimarios o villanos, admiración y devoción por el héroe salvífico y compasión por las comparativo. Es poco posible encontrar todas las respuestas, pero quizá el re-
víctimas inocentes. De nuevo, es necesario insistir en que las guerras narradas y sus dramatur- gistro narrativo pueda arrojar muchas luces y aportar algunas claves para esta
gias no se ajustan necesariamente a lo acontecido, sino que esas narraciones la interpretan, la búsqueda perpetua.
(andante)
( 7)
c
[central]

[Por un paísdeallosalcance
niños] Gabriel García Márquez

L
os primeros españoles que vinieron al Nuevo Mundo vivían noción de Estado, ni unidad política entre ellas, pero habían descubierto el prodigio político de vivir
aturdidos por el canto de los pájaros, se marcaban con la pure- como Iguales en las diferencias. Tenían sistemas antiguos de ciencia y educación, y una rica cosmo-
za de los olores y agotaron en pocos años una especie exquisita logía vinculada a sus obras de orfebres geniales y alfareros inspirados. Su madurez creativa se había
de perros mudos que los indígenas criaban para comer. Muchos de propuesto incorporar el arte a la vida cotidiana -que tal vez sea el destino superior de las artes-, y lo
ellos, y otros que llegarían después, eran criminales rasos en libertad consiguieron con aciertos memorables, tanto en los utensilios domésticos como en el modo de ser.
condicional, que no tenían más razones para quedarse. Menos razo- El oro y las piedras preciosas no tenían para ellos un valor de cambio sino un poder cosmológico y
nes tendrían muy pronto los nativos para querer que se quedaran. artístico, pero los españoles los vieron con los ojos de Occidente: oro y piedras preciosas de sobra para
Cristóbal Colón, respaldado por una carta de los reyes de España dejar sin oficio a los alquimistas y empedrar los caminos del cielo con doblones de a cuatro. Esa fue la
para el emperador de China, había descubierto aquel paraíso por un razón y la fuerza de la Conquista y la Colonia, y el origen real de lo que somos.
error geográfico que cambió el rumbo de la historia. La víspera de su Tuvo que transcurrir un siglo para que los españoles conformaran el estado colonial, con un solo
llegada, antes de oír el vuelo de las primeras aves en la oscuridad del nombre, una sola lengua y un solo dios. Sus límites y su división política de doce provincias eran se-
océano, había percibido en el viento una fragancia de flores de la tierra mejantes a los de hoy. Esto dio por primera vez la noción de un país centralista y burocratizado, y creó
que le pareció la cosa más dulce del mundo. En su diario de a bordo la Ilusión de una unidad nacional en el sopor de la Colonia. Ilusión pura, en una sociedad que era
escribió que los nativos los recibieron en la playa como sus madres un modelo oscurantista de discriminación racial y violencia larvada, bajo el manto del Santo Oficio.
los parieron, que eran hermosos y de buena índole, y tan cándidos de Los tres o cuatro millones de indios que encontraron los españoles estaban reducidos a no más de un
natura, que cambiaban cuanto tenían por collares de colores y sonajas millón por la crueldad de los conquistadores y las enfermedades desconocidas que trajeron consigo.
de latón. Pero su corazón perdió los estribos cuando descubrió que Pero el mestizaje era ya una fuerza demográfica incontenible. Los miles de esclavos africanos, traídos
sus narigueras eran de oro, al igual que las pulseras, los collares, los por la fuerza para los trabajos bárbaros de minas y haciendas, habían aportado una tercera dignidad al
aretes y las tobilleras; que tenían campanas de oro para jugar, y que caldo criollo, con nuevos rituales de imaginación y nostalgia, y otros dioses remotos. Pero las leyes de
algunos ocultaban sus vergüenzas con una cápsula de oro. Fue aquel Indias habían impuesto patrones milimétricos de segregación según el grado de sangre blanca dentro
esplendor ornamental, y no sus valores humanos, lo que condenó a de cada raza: mestizos de distinciones varias, negros esclavos, negros libertos, mulatos de distintas
los nativos a ser protagonistas del nuevo Génesis que empezaba aquel escalas. Llegaron a distinguirse hasta dieciocho grados de mestizos, y los mismos blancos españoles
día. Muchos de ellos murieron sin saber de dónde habían venido los segregaron a sus propios hijos como blancos criollos.
invasores. Muchos de éstos murieron sin saber dónde estaban. Cin- Los mestizos estaban descalificados para ciertos cargos de mando y gobierno y otros oficios públi-
co siglos después, los descendientes de ambos no acabamos de saber cos, o para ingresar en colegios y seminarios. Los negros carecían de todo, inclusive de un alma, no
quiénes somos: tenían derecho a entrar en el cielo ni en el infierno, y su sangre se consideraba impura hasta que fuera
Era un mundo más descubierto de lo que se creyó entonces. Los in- decantada por cuatro generaciones de blancos. Semejantes leyes no pudieron aplicarse con demasia-
cas, con diez millones de habitantes, tenían un estado legendario bien do rigor por la dificultad de distinguir las intrincadas fronteras de las razas, y por la misma dinámica
constituido, con ciudades monumentales en las cumbres andinas para social del mestizaje, pero de todos modos aumentaron las tensiones y la violencia raciales. Hasta hace
tocar al dios solar. Tenían sistemas magistrales de cuenta y razón, y pocos años no se aceptaban todavía en los colegios de Colombia a los hijos de uniones libres. Los
archivos y memorias de uso popular, que sorprendieron a los matemá- negros, Iguales en la ley, padecen todavía de muchas discriminaciones, además de las propias de la
ticos de Europa, y un culto laborioso de las artes públicas, cuya obra pobreza.
magna fue el jardín del palacio imperial, con árboles y animales de oro La generación de la Independencia perdió la primera oportunidad de liquidar esa herencia abo-
y plata en tamaño natural. Los aztecas y los mayas habían plasmado su minable. Aquella pléyade de jóvenes románticos inspirados en las luces de la Revolución Francesa,
conciencia histórica en pirámides sagradas entre volcanes acezantes, instauró una república moderna de buenas Intenciones, pero no logró eliminar los residuos de la Co-
y tenían emperadores clarividentes, astrónomos insignes y artesanos lonia. Ellos mismos no estuvieron a salvo de sus hados maléficos. Simón Bolívar, a los 35 años, había
sabios que desconocían el uso industrial de la rueda, pero la utilizaban dado la orden de ejecutar ochocientos prisioneros españoles, inclusive a los enfermos de un hospital.
en los juguetes de los niños. Francisco de Paula Santander, a los 28, hizo fusilar a 38 prisioneros de la batalla de Boyacá, inclusive
En la esquina de los dos grandes océanos se extendían cuarenta mil a su comandante. Algunos de los buenos propósitos de la república propiciaron de soslayo nuevas
leguas cuadradas que Colón entrevió apenas en su cuarto viaje, y que tensiones sociales de pobres y ricos, obreros y artesanos y otros grupos de marginales. La ferocidad
hoy lleva su nombre: Colombia. Lo habitaban desde hacía unos doce de las guerras civiles del siglo XIX no fue ajena a esas desigualdades, como no lo fueron las numerosas
mil años varias comunidades dispersas de lenguas diferentes y culturas conmociones políticas que han dejado un rastro de sangre a lo largo de nuestra historia.
distintas, y con sus Identidades propias bien definidas. No tenían una Dos dones naturales nos han ayudado a sortear ese sino funesto, a suplir los vacíos de nuestra con-

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dición cultural y social, y a buscar a tientas nuestra Identidad. Uno es el don de la leyes sin violarlas, o para violarlas sin castigo. Amamos a los perros, tapizamos de
creatividad, expresión superior de la inteligencia humana. El otro es una arrasadora rosas el mundo, morimos de amor por la patria, pero ignoramos la desaparición de
determinación de ascenso personal. Ambos, ayudados por una astucia casi sobrena- seis especiales animales cada hora del día y de la noche por la devastación criminal de
tural, y tan útil para el bien como para el mal, fueron un recurso providencial de los los bosques tropicales, y nosotros mismos hemos destruido sin remedio uno de los
indígenas contra los españoles desde el día mismo del desembarco. Para quitárselo grandes ríos del planeta. Nos indigna la mala imagen del país en el exterior, pero no
de encima, mandaron a Colón de isla en isla, siempre a la isla siguiente, en busca de nos atrevemos que muchas veces la realidad es peor. Somos capaces de los actos más
un rey vestido de oro que no había existido nunca. A los conquistadores alucinados nobles y de los más abyectos, de poemas sublimes y asesinatos dementes, dé funerales
por las novelas de caballería los engatusaron con descripciones de ciudades fantásticas jubilosos y parrandas mortales. No porque unos sacamos buenos y otros malos, sino
construidas en oro puro, allí mismo, al otro lado de la loma. A todos los descaminaron porque todos participamos de ambos extremos llegado el caso -y Dios nos libre- todos
con la fábula de El Dorado mítico que una vez al año se sumergía en su laguna sagrada somos capaces de todo.
con el cuerpo empolvado de oro. Tres obras maestras de una epopeya nacional, utili- Tal vez una reflexión más profunda nos permitiría establecer hasta qué punto este
zadas por los indígenas como un instrumento para sobrevivir. Tal vez de esos talentos modo de ser nos viene de que seguimos siendo en esencia la misma sociedad exclu-
precolombinos nos viene también una plasticidad extraordinaria para asimilarnos con yente, formalista y ensimismada de la Colonia. Tal vez una más serena nos permitiría
rapidez a cualquier medio y aprender sin dolor los oficios más disímiles: fakires en la descubrir que nuestra violencia histórica es la dinámica sobrante de nuestra guerra
India, camelleros en el Sahara o maestros de inglés en Nueva York. eterna contra la adversidad. Tal vez estemos pervertidos por un sistema que nos in-
Del lado hispánico, en cambio, tal vez nos venga el ser emigrantes congénitos con cita a vivir como ricos mientras el cuarenta por ciento de la población malvive en
un espíritu de aventura que no elude los riesgos. Todo lo contrario: los buscamos. De la miseria, y nos ha fomentado una noción instantánea y resbaladiza de la felicidad:
unos cinco millones de colombianos que viven en el exterior, la inmensa mayoría se queremos siempre un poco más de lo que ya tenemos, más y más de lo que parecía
fue a buscar fortuna sin más recursos que la temeridad, y hoy están en todas partes, imposible, mucho más de lo que cabe dentro de la ley, y lo conseguimos como sea:
por las buenas o por las malas razones, haciendo lo mejor o lo peor, pero nunca in- aun contra la ley. Conscientes de que ningún gobierno será capaz de complacer esta
advertidas. La cualidad con que se les distingue en el folclor del mundo entero es que ansiedad, hemos terminado por ser incrédulos, abstencionistas e ingobernables, y de
ningún colombiano se deja morir de hambre. Sin embargo, la virtud que más se les un individualismo solitario por el que cada uno de nosotros piensa que sólo depende
nota es que nunca fueron tan colombianos como al sentirse lejos de Colombia. de sí mismo. Razones de sobra para seguir preguntándonos quiénes somos, y cuál es
Así es. Han asimilado las costumbres y las lenguas de otros como las propias, pero la cara con que queremos ser reconocidos en el tercer milenio.
nunca han podido sacudiese del corazón las cenizas de la nostalgia, y no pierden oca- La Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo no ha pretendido una respuesta, pero
sión de expresarle con toda clase de actos patrióticos para exaltar lo que añoran de la ha querido diseñar una carta de navegación que tal vez ayude a encontrarla. Creemos
tierra distante, inclusive sus defectos. En el país menos pensado puede encontrarse a que las condiciones están dadas como nunca para el cambio social, y que la educación
la vuelta de una esquina la reproducción en vivo de un rincón cualquiera de Colombia: será su órgano maestro. Una educación, desde la cuna hasta la tumba, inconforme y
la plaza de árboles polvorientos todavía con las guirnaldas de papel del último viernes reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes
fragoroso, la fonda con el nombre del pueblo inolvidado y los aromas desgarradores de somos en una sociedad que se quiera más a sí misma. Que aprovecha al máximo
la cocina de mamá, la escuela 20 de julio junto a la cantina 7 de agosto con la música nuestra creatividad inagotable y conciba una ética -y tal vez una estética- para nuestro
para llorar por la novia que nunca fue. afán desaforado y legítimo de superación personal. Que integre las ciencias y las artes
La paradoja es que estos conquistadores nostálgicos, como sus antepasados, nacie- a la canasta familiar, de acuerdo con los designios de un gran poeta de nuestro tiempo
ron en un país de puertas cerradas. Los libertadores trataron de abrirlas a los nuevos que pidió no seguir amándolas por separado como a dos hermanas enemigas. Que
vientos de Inglaterra y Francia, a las doctrinas jurídicas y éticas de Bentham, a la edu- canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante siglos hemos despilfa-
cación de Lancaster, al aprendizaje de las lenguas, a la popularización de las ciencias y rrado en la depredación y la violencia, y nos abra al fin la segunda oportunidad sobre
las artes, para borrar los vicios de una España más papista que el papa y todavía escal- la tierra que no tuvo la estirpe desgraciada del coronel Aureliano Buendía. Por el país
dada por el acoso financiero de los judíos y por ochocientos años de ocupación islá- próspero y justo que soñamos: al alcance de los niños. (andante)
mica. Los radicales del siglo XIX, y más tarde la Generación del Centenario, volvieron
a proponérselo con políticas de inmigraciones masivas para enriquecer la cultura del
mestizaje, pero unas y otras se frustraron por un temor casi teológico de los demonios
exteriores. Aun hoy estamos lejos de imaginar cuánto dependemos del vasto mundo
que ignoramos.
Somos conscientes de nuestros males, pero nos hemos desgastado luchando contra
los síntomas mientras las causas se eternizan. Nos han escrito y oficializado una ver-
sión complaciente de la historia, hecha más para esconder que para clarificar, en la cual
se perpetúan vicios originales, se ganan batallas que nunca se dieron y se sacralizan
glorias que nunca merecimos.. Pues nos complacemos en el ensueño de que la historia
no se parezca a la Colombia en que vivimos, sino que Colombia termine por perecerse
a su historia escrita.
Por lo mismo, nuestra educación conformista y represiva parece concebida para que
los niños se adapten por la fuerza a un país que no fue pensado para ellos, en lugar de
poner el país al alcance de ellos para que lo transformen y engrandezcan. Semejante
despropósito restringe la creatividad y la intuición congénitas, y contrataría la imagi-
nación, la clarividencia precoz y la sabiduría del corazón, hasta que los niños olviden lo
que sin duda saben de nacimiento: que la realidad no termina donde dicen los textos,
que su concepción del mundo es más acorde con la naturaleza que la de los adultos,
y que la vida sería más larga y feliz si cada quien pudiera trabajar en lo que le gusta, y
sólo en eso.
Esta encrucijada de destinos ha forjado una patria densa e indescifrable donde lo
inverosímil es la única medida de la realidad. Nuestra insignia es la desmesura. En
todo: en lo bueno y en lo malo, en el amor y en el odio, en el júbilo de un triunfo y
en la amargura de una derrota. Destruirnos a los ídolos con la misma pasión con
que los creamos. Somos intuitivos, autodidactas espontáneos y rápidos, y trabajadores
encarnizados, pero nos enloquece la sola idea del dinero fácil. Tenemos en el mismo
corazón la misma cantidad de rencor político y de olvido histórico. Un éxito resonante
o una derrota deportiva pueden costarnos tantos muertos como un desastre aéreo.
Por la misma causa somos una sociedad sentimental en la que prima el gesto sobre la
reflexión, el ímpetu sobre la razón, el calor humano sobre la desconfianza. Tenemos
un amor casi irracional por la vida, pero nos matamos unos a otros por las ansias de
vivir. Al autor de los crímenes más terribles lo pierde una debilidad sentimental. De
otro modo: al colombiano sin corazón lo pierde el corazón.
Pues somos dos países a la vez: uno en el papel y otro en la realidad. Aunque so-
mos precursores de las ciencias en América, seguimos viendo a los científicos en su
estado medieval de brujos herméticos, cuando ya quedan muy pocas cosas en la vida
diaria que no sean un milagro de la ciencia. En cada uno de nosotros cohabitan, de
la manera más arbitraria, la justicia y la impunidad; somos fanáticos del legalismo,
pero llevamos bien despierto en el alma un leguleyo de mano maestra para burlar las

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c
[central]

¿Paz en Colombia? Javier Giraldo Moreno (S.J).


Si bien hay una euforia de paz que se traduce en eslóganes o en frases de cli-
ché que se repiten por todas partes, cuando se profundiza un poco en lo que
hay detrás de esos eslóganes o en los aspectos que esas frases superficiales
eluden, aparecen muchas preocupaciones.

C
olombia ha vivido en los últimos 4 años una búsqueda de acuerdo de
paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, luego de 60 años de con-
flicto armado que ha dejado muchos millones de víctimas y ha llevado
a la degradación progresiva de la guerra en muchos aspectos. Este proceso ha ido
revelando progresivamente los laberintos, a veces sin salida, en que es necesario
internarse para buscar acuerdos de paz. El país ha vivido ya 33 años de procesos
de paz fracasados durante el último ciclo de violencia, sin contar las negociacio-
nes, acuerdos y eliminaciones de ex combatientes de ciclos anteriores que se iden-
tifican con las mismas causas. Una larga tradición demuestra que los acuerdos no
se cumplen y que los combatientes rebeldes son eliminados tras el desarme, pero
no sólo ellos sino las fuerzas sociales y políticas que les son cercanas.
Hace pocos días se firmó en La Habana un documento que define el penúlti-
mo de los 6 puntos de la agenda acordada al comienzo de los diálogos, incluyen-
do ya el compromiso de un cese de fuego bilateral y supuestamente definitivo.
Sin embargo el país se encuentra profundamente polarizado por el crecimiento
y poder creciente de posiciones políticas de extrema derecha. Parece que revi-
ven las posiciones de la Guerra Fría, potenciadas por el monstruoso poderío
económico de un empresariado multinacional que defiende rabiosamente sus
intereses excluyentes con medios muy poderosos.
Si bien hay una euforia de paz que se traduce en eslóganes o en frases de cli-
ché que se repiten por todas partes, cuando se profundiza un poco en lo que
hay detrás de esos eslóganes o en los aspectos que esas frases superficiales elu-
den, aparecen muchas preocupaciones. Algunos analistas más críticos llaman la
atención sobre ciertas contradicciones como las siguientes:
1) Se percibe un doble lenguaje: en uno de ellos se afirma que el proceso no
se ha enfocado como una rendición de rebeldes delincuentes sino como un re-
conocimiento de una guerra que tenía raíces sociales y en la cual los dos polos
cometieron crímenes; el otro lenguaje, usado por el gobierno fuera de la mesa
de diálogos, tiene todo el enfoque de la rendición, la derrota y el sometimiento
a una legalidad y una estructura de poder supuestamente democrática. El go-
bierno y la clase dominante repiten que el proceso es fruto de un triunfo militar
del Estado que ha doblegado a la guerrilla y la ha obligado a sentarse a la mesa
de negociación.
2) Aunque en los formalismos de la mesa de negociaciones se aceptó discutir
las raíces del conflicto, sobre todo en los temas de tierra y democracia, predo-
minó la negativa rotunda del gobierno a tocar en lo más mínimo el modelo
económico y el modelo político, quedando todas las propuestas relativas a esas
raíces del conflicto como “salvedades” o “constancias” de lo que fue imposible
discutir. El gobierno repite que no negocia el modelo vigente y que sólo invita a
la guerrilla a que, una vez dejadas las armas, se presente a los debates electorales
para solicitarle a la sociedad que apoye sus propuestas de reformas. Esto sería
normal si hubiera democracia, pero el gobierno sabe que mientras no reforme
el sistema electoral, uno de los más corruptos del mundo, y el sistema de propie-
dad de los medios masivos de información, ni la guerrilla ni ningún movimien-
to de oposición podrá conquistar triunfos democráticos.
3) Muchas polémicas interminables llevaron finalmente a los rebeldes a acep-
tar la simetría de trato a los combatientes de ambos lados, desconociendo la
gravedad enormemente mayor de los crímenes de Estado y las características
del delito político y del derecho a la rebelión. También tuvieron que aceptar la
inmunidad de los ex presidentes frente a la justicia y la ruptura de las respon-
sabilidades de mando, ambos principios consagrados en el Estatuto de Roma
cuyo desconocimiento refuerza y amplía la impunidad rutinaria.
4) El desarrollo de los diálogos ha producido perplejidad en las capas más
conscientes de la sociedad, al comprobar que el Estado ha recurrido simple-
mente a la negación de los obstáculos más grandes para la paz, considerándolos
como inexistentes o realidades del pasado ya superadas: el paramilitarismo, la
doctrina militar del enemigo interno y de la seguridad nacional y la criminaliza-
ción de la protesta social. Nadie puede entender tampoco que las negociaciones
no hayan llevado a un acuerdo sobre la reducción de la fuerza armada del Esta-
do sino más bien a anunciar que esa fuerza se va a aumentar y a reforzar. Todo el
mundo se pregunta: ¿si es verdad que se acaba la guerra, por qué el monstruoso
gasto militar no se va a acabar sino a aumentar?

( 10)
5) El recurso a la justicia transicional, que ha sido el punto de llegada en el tema de las víctimas del En el momento en que escribo aún no se ha firmado el
conflicto, uno de los aspectos más polémicos y que más tiempo han consumido en las negociaciones, Acuerdo definitivo, pero ya se piensa que el proceso es irre-
no deja tranquilos a numerosos analistas de ambos lados. Se pactó una Jurisdicción Especial para la Paz, versible y que en pocas semanas se convocará a la ceremonia
diseñada por un grupo de juristas de alto nivel, dentro de los criterios básicos de la justicia transicional. Su- solemne de la firma. Se ha concertado ya un calendario de
puestamente el derecho nacional no operará allí sino sólo los tratados internacionales; habrá magistrados entrega de las armas a las Naciones Unidas y de concentra-
también extranjeros; los que confiesen crímenes internacionales, sean guerrilleros, militares, empresarios ción provisional de los guerrilleros en 23 zonas rurales mien-
u otros, tendrán penas alternativas y no de prisión, y los que no confiesen serán condenados a prisión. La tras comienzan a implementarse los diversos puntos de los
fórmula ha sido elogiada por muchos aunque se critica la violación flagrante de algunos artículos del Estatuto acuerdos. Como lo reconoce el cerebro de las negociaciones
de Roma para favorecer a los gobernantes. Sin embargo dicha fórmula alberga dos principios que pueden dar de parte del gobierno, lo que se firmará no es propiamente
al traste con las escasas expectativas de justicia: los principios de priorización y de enfoque hacia los máximos la paz sino un cese de fuego. La paz habrá que comenzar a
responsables. Ya hay aplicaciones en curso de esos principios por parte de la justicia colombiana, frente a construirla, principalmente en las zonas en que la guerra ha
modalidades concretas de genocidio, que anuncian la utilización corrupta de esos dos principios, como me- sido más intensa. La polarización es muy grande en este mo-
canismos privilegiados de impunidad. Esto hace mirar el acuerdo de justicia con reservas. mento y muchos opinamos que, mientras no se solucionen las
6) En general, las motivaciones de disuasión que han sido utilizadas para promover los acuerdos de paz, raíces más profundas del conflicto, como son la extrema des-
descansan en gran parte en la imposibilidad práctica de lograr cambios sociales por medio de la lucha ar- igualdad, la concentración de la propiedad de la tierra, la falta
mada, dado el poder monstruoso y apabullante de las armas estatales respaldadas por el poderío imperial de democracia y la criminalidad estatal tendiente a reprimir
de mayor alcance destructivo en la historia reciente de la humanidad: los Estados Unidos. Brilla por su toda protesta social y a destruir todo movimiento de base que
ausencia, sin embargo, toda consideración ética de los clamores y sufrimientos que llevaron a levantarse busca modelos alternativos y justos de sociedad, el conflicto
en armas a los combatientes contra el Estado. El discurso político predominante es pragmático y egoísta se puede reactivar sin que sean previsibles sus consecuencias.
y muestra indiferencia arrogante por posibilidades reales de justicia. Los discursos del Presidente Santos Es necesario anotar, que el Acuerdo no se va a firmar, por el
en el exterior han insistido, ante todo, en una paz que beneficiará a los empresarios e inversionistas trans- momento sino con la guerrilla de las FARC. La otra guerrilla
nacionales, quienes podrán intensificar su extracción de recursos naturales, pero entre tanto su gobierno que tiene importancia numérica e histórica: el Ejército de Li-
reprime con una violencia cruel las protestas sociales de las comunidades afectadas por la destrucción beración Nacional, no ha logrado aún llegar a acuerdos míni-
ecológica y social que han causado y siguen causando esas empresas multinacionales. mos de agenda para iniciar el diálogo con el gobierno, aunque
Desde la extrema derecha se condena el ha dado pasos significativos.
(andante)
proceso porque favorece la impunidad de Colombia ha vivido en los últimos años una búsqueda de
los rebeldes, seguramente responsables deacuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC,
no pocos crímenes de guerra, pero desde el
movimiento popular se teme más a la impu-luego de 60 años de conflicto armado que ha dejado muchos
nidad de los poderosos y de los agentes delmillones de víctimas y ha llevado a la degradación progresiva
Estado y del paramilitarismo, cuyos críme-
nes de guerra, de lesa humanidad y genoci-
de la guerra en muchos aspectos. Este proceso ha ido revelan-
dios superan enormemente en cantidad y endo progresivamente los laberintos, a veces sin salida, en que es
crueldad los crímenes de la insurgencia y sunecesario internarse para buscar acuerdos de paz.
impunidad se traduce en la continuidad de
un poder represivo que seguirá afectando a los sectores más desprotegidos de la sociedad y bloqueará con
violencia las reformas sociales que se reclaman con urgencia.A pesar de los esfuerzos formales por cons-
truir un Estado de Derecho, sobre todo desde la Constitución de 1991, el poder real lo sigue ejerciendo una
minoría poderosa articulada a intereses transnacionales, llegando a configurar un Estado esquisofrénico
en el cual lo formal se apoya en lo legal y lo real se apoya en las mil redes clandestinas de violencia paraes-
tatal cuya relación con el Estado es negada rotundamente por los funcionarios del régimen y los medios
masivos de información.
La primera experiencia reciente de justicia transicional la realizó un gobierno de extrema derecha –el
del Presidente Álvaro Uribe- en 2005, mediante la ley 975 llamada paradójicamente “Ley de Justicia y Paz”.
Hubo entonces una negociación con los paramilitares, quienes a todas luces apoyaron su candidatura a la
presidencia. Luego de negociaciones con los líderes paramilitares más connotados, obtuvo su sometimien-
to a una justicia indulgente en que la pena máxima fluctuaba entre 5 y 8 años aunque los crímenes atroces
en cada caso sumaran muchos millares. Supuestamente se desmovilizaron 32.000 paramilitares autores de
42.000 crímenes atroces pero sólo fueron condenados a las penas mínimas 22 de ellos y casi todos están
en libertad desde 2015. A esa estrategia de negociación con grupos que no podían identificarse como de-
lincuentes políticos puesto que eran agentes clandestinos del mismo Estado, el ex Presidente Uribe añadió
otras estrategias para que el paramilitarismo continuara activo: la configuración de un paramilitarismo
legalizado, vinculando a varios millones de personas a tareas de guerra mediante redes de informantes y
cooperantes y remodelando los estatutos de las compañías privadas de seguridad para vincularlas a tareas
bélicas como auxiliares de la fuerza armada oficial. El paramilitarismo ilegal, en grandes franjas, retornó
muy pronto a sus acciones criminales con sus mismos objetivos, a saber: persecución a todo movimien-
to social o de protesta mediante escritos de clara inspiración contrainsurgente, anticomunista y fascista;
respaldo incondicional al gobierno y a sus fuerzas armadas; apoyo a las empresas transnacionales cuya
destrucción ecológica denominan “progreso”, y sustento financiero en las redes más poderosas del narco-
tráfico. El gobierno ha acuñado para ellos nuevas siglas que los inscriben en la delincuencia común ajena a
toda relación con el Estado. Hoy se articulan y coordinan con calculada astucia las franjas legales y las ilegales
del paramilitarismo, cobijadas por un lenguaje que las cubre con la negación rotunda de su existencia.
Desde el comienzo de las negociaciones actuales, las FARC habían afirmado que jamás se someterían a
la justicia colombiana, dada su extrema corrupción, su responsabilidad en la impunidad monstruosa de
los crímenes más atroces del Estado y del paramilitarismo y su desvergonzada parcialidad y dependencia
del régimen, conceptos que comparten grandes franjas de población que consideran la justicia como éti-
camente colapsada. Muchas fórmulas se propusieron para buscar imparcialidad, incluyendo la creación
de una corte penal regional apoyada por regímenes progresistas de América Latina. Y mientras la insur-
gencia buscaba estructuras judiciales más independientes, los agentes del Estado eran atormentados por
la evaluación de lo ocurrido en otros países que emitieron leyes audaces de impunidad para militares y
funcionarios, leyes que fueron posteriormente invalidadas por tribunales internacionales. El ex Presidente
César Gaviria lanzó una carta pública pidiendo que se blindaran de manera definitiva las medidas de im-
punidad, para protegerlas de un eventual desconocimiento posterior por tribunales internacionales o por
las mismas cortes nacionales, por ello el Acuerdo incluye también unos mecanismos de blindaje hacia el
futuro, no sea que tribunales internacionales o nacionales puedan desconocer lo acordado. Esos blindajes
no dejan de ser frágiles y en su análisis se descubre con mayor contundencia la dependencia del derecho
respecto a la política y a los vaivenes de los poderes de turno.

( 11)
c

La paz de los empresarios


[central]

Impunidad y olvido para los financiadores de la guerra contrainsurgente


Renán Vega Cantor

Los paramilitares operaron con el imperativo de ejercer el control territorial a Según la Revista Semana, una defensora incondicional de los empresarios, a estos les
cualquier costo, imponer violentamente un nuevo orden social y defender la pro- preocupa que se desate una “cacería de brujas”, un pánico que se funda en tres temores:
piedad privada a sangre y fuego, con el auspicio de militares y ganaderos.
Tribunal Especial de Medellín, citado en “Justicia investiga 12.000 empresarios El primero es que quienes tuvieron que pagar extorsiones para operar en ciertas regiones termi-
que financiaron a paramilitares” (El Tiempo, 15 de mayo de 2015). nen siendo juzgados como financiadores y cómplices de los paramilitares. El segundo, que se
creen unas mafias de falsos testigos que terminen por salpicar a empresarios en la búsqueda por

T
encontrar la “verdad”. Y el tercero es que el sistema está hecho solo para admitir una responsabi-
ras la firma del acuerdo entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las lidad y que la única forma de eludir la cárcel será confesar crímenes no cometidos.
FARC-EP va quedando en evidencia el verdadero sentido de lo que el bloque
de poder contrainsurgente (en el que los “empresarios”, vaporoso nombre en Estos temores simplemente demuestran que “a confesión de parte, relevo de pruebas”,
el que se encuentran, entre otros, industriales, comerciantes, ganaderos, exportadores, porque nadie les estaba preguntando sobre cómo medir su responsabilidad. Si lo con-
terratenientes y firmas transnacionales) entiende por paz y por fin del conflicto arma- fiesan por anticipado es que esos temores simplemente rebelan hasta donde ha llegado
do. Para esos “hombres de bien” que serían los empresarios, como los denomina cierta su financiación de los paramilitares. Además, lo significativo es que dichos temores se
jerga periodística, la paz quiere decir simplemente que se desmovilice la insurgencia, se hagan públicos a partir de mentiras, lo que indica ya la “seriedad” de los empresarios, de
le juzgue por haber ejercido el derecho a la rebelión y no pase nada más. Esto significa los políticos de la BACRIN de los uribeños y de sus periodistas. En efecto, la noticia que
que el país sea como siempre ha sido, antidemocrático, desigual e injusto, que no haya generó revuelo sobre el supuesto juicio a los empresarios se originó no en declaraciones
ninguna reforma y ellos, los empresarios –los verdaderos dueños de Colombia– sigan de la Fiscalía o alguna instancia del Estado sino en una investigación académica en la
tranquilamente con sus negocios, acumulando capital y obteniendo jugosas ganancias que se hablaba de 57 empresarios que han sido mencionados por los paramilitares, pero
(como lo hace a sus anchas el capital financiero y los grandes cacaos, como Luis Carlos que se le imputó en forma mentirosa y con premeditación al Tribunal de Justicia y Paz.
Sarmiento Angulo, Carlos Ardila Lulle, o Alejandro Santo Domingo), sin interesar los Y a partir de esa indagación académica se ha armado un escándalo, con la perspec-
métodos violentos que muchos de ellos han utilizado para conseguirlas. Para estar tran- tiva de reforzar la mentira de que tras ese acuerdo de justicia transicional se encuentra
quilos, esos empresarios exigen que ni siquiera se pretendan establecer los mecanismos el castro-chavismo y se pone en peligro la santa propiedad privada en este país. Como
que muchas empresas utilizaron para apoyar y financiar a grupos paramilitares, cuyas para que no queden dudas, la misma Revista Semana –¿será que teme que también
acciones causaron miles de muertos, torturados y desaparecidos en todo el país, vio- pueda ser juzgada por su responsabilidad directa en nuestro conflicto interno?– sostie-
lencia de la cual finalmente ellos se lucraron para ampliar sus propiedades y riquezas. ne sin ningún recato que “en el sector privado existe una prevención de que la justicia
La gran prensa –también de “empresarios de bien”, que auspicia en forma directa la en general, y particularmente los expertos en paz y en derechos humanos suelen tener
guerra– ha difundido la falacia de que el responsable exclusivo del conflicto interno ha una tendencia inclinada a la izquierda”. Como quien dice, el solo hecho de hablar de paz
sido la guerrilla y que tanto el Estado como las clases dominantes (ambos forman el y defensa de los derechos humanos les produce escozor a los empresarios, por aquello
bloque de poder contrainsurgente) son unas “mansas palomas”, que habrían actuado en de que la justicia es para los de ruana, pero jamás debe tocar a los poderosos, algo que
“defensa propia” en el peor de los casos o simplemente son víctimas indefensas en esta siempre ha caracterizado a la sociedad colombiana.
guerra. Esta mentira pretende lavar la imagen y absolver a los poderosos empresarios Haciendo eco de la sorpresa que produce cualquier acusación contra los empresarios,
de cualquier responsabilidad en los numerosos crímenes escenificados en la geografía el propio Juan Manuel Santos ha dicho: “Francamente yo no conozco ningún empresa-
nacional en los últimos 60 años. Ahora cuando se habla de una “justicia transicional” rio, y conozco muchos, que uno se imagine que esté abrazado de Mancuso queriendo
que incluya entre los responsables del conflicto armado a empresarios, éstos y sus voce- masacrar un pueblo, eso a nadie le cabe en la cabeza”. O Santos se hace el ingenuo o el
ros han dicho que eso es inaudito. Con desparpajo sostienen que eso forma parte de la ignorante, porque el mismo Salvatore Mancuso en reiteradas ocasiones ha manifestado
estrategia del castro-chavismo de tomarse el país, con la complicidad de Juan Manuel que empresarios, ganaderos y militares, de los cuales dio nombres, fueron financiadores
Santos, con el objetivo de ahuyentar la inversión privada del territorio colombiano. Des- y promotores de los paramilitares tanto en Córdoba como en otras regiones de Colom-
de luego, no interesa que hasta los manipulados procesos de “Justicia y Paz” con los pa- bia. Y como para que no queden dudas el tribunal de Justicia y Paz de Medellín en el
ramilitares hayan generado 12 mil procesos de investigación que comprometen a em- 2015 señaló en una sentencia contra desmovilizados del bloque de Salvatore Mancuso
presas, como financiadoras del paramilitarismo y sus múltiples crímenes y masacres. que los empresarios y comerciantes que promovieron o financiaron el paramilitarismo
( 12)
en el país debían pedir perdón y reparar a las víctimas. Incluso, para esos investiga- con los miles de asesinatos perpetrados por paramilitares que fueron financiados por
dores ciertos empresarios debieron desmovilizarse con las autodefensas paramilitares, la transnacional Chiquita Brands o por empresas petroleras. Razón tenía Bertolt Brecht
“porque hicieron parte de sus estructuras de apoyo”. Para desmentir la afirmación antes cuando decía que “con la guerra aumentan las propiedades de los hacendados, aumenta
mencionada de Juan Manuel Santos, en el expediente citado aparece un testimonio de la miseria de los miserables, aumentan los discursos del general, y crece el silencio de
Salvatore Mancuso en el que señala que “cuando nació el bloque Norte se reunió con los hombres”.
ganaderos en un club en el centro de Medellín en donde ellos se comprometieron a
financiar el grupo, que ‘sabían que era una organización ilegal’”. Epílogo: El No y los empresarios
Aparte de Juan Manuel Santos, en los últimos días han aparecido “defensores de ofi- En el Plebiscito para refrendar los acuerdos entre el gobierno de Juan Manuel Santos
cio” de los empresarios, entre los que cabe mencionar al vicepresidente de la República, y la insurgencia de las FARC-EP que se efectuó el 2 de octubre finalmente se impuso
Vargas Lleras, quien manifestó su preocupación por los probables excesos de la justicia la opción del No, que no ratifica dichos acuerdos. Con una elevada abstención del 62
transicional que llevan a que los tribunales especiales cometan arbitrariedades contra %, una mínima porción de colombianos votó por la continuación de la guerra. Ese re-
“civiles y empresarios”. Entre esos defensores de oficio, que no hablan gratis pues siem- sultado, que asombra al mundo entero, para vergüenza de los colombianos, se explica
pre cobran por sus servicios, se encuentra el nuevo Fiscal General de la Nación, Néstor por diversas razones: la incapacidad del gobierno de Santos y de diversos sectores de
Humberto Martínez, quien indicó: “La realidad es que la gran mayoría de los empre- la fragmentada izquierda por explicar y convencer a la gente común y corriente de la
sarios fueron víctimas de la extorsión de las FARC y de los paras. Quienes hayan sido importancia de poner fin al conflicto armado; la propaganda mediática, manipuladora
víctimas en medio de la guerra no tienen deudas con la justicia. Por ello, no tienen que y mentirosa, de distintas fracciones de las clases dominantes (principalmente terrate-
comparecer ante la Jurisdicción Especial para la paz, como lo dice el acuerdo y tampoco nientes, ganaderos y sectores ligados a la agro-industria), que a través de sus medios de
ante la Fiscalía General de la Nación”. Es decir, que este individuo ya sabe de antemano desinformación sostuvo que el acuerdo representaba la entrega del país al castro-cha-
qué sucedió y quiénes fueron los responsables. Bonita justicia la colombiana, y más vismo; las mentiras propaladas por la mayor parte de iglesias evangélicas y cristianas en
cuando está en manos de individuos como este fiscal de bolsillo de los intereses priva- el sentido que el acuerdo cerraba un pacto para instaurar una “dictadura homesexual”
dos, a los que les ha servido desde su bufete privado de abogados y desde los numerosos en Colombia, por cuanto la cuestión de género aparece referida en repetidas ocasiones
puestos públicos que ha ocupado en el Estado en los últimos treinta años. No por azar, en el texto del acuerdo. Este y otros disparates fueron esgrimidos por aquellos sectores
su labor se ha centrado en lavar la imagen de grandes grupos económicos, tales como que no quieren poner fin a la guerra, y que se benefician de ella, y a la larga influyeron
los cacaos Ardila Lulle, Sarmiento Angulo, y el Grupo Gilinski, entre otros. en el resultado final.
Lo que se pretende es que los crímenes de los financiadores de la guerra queden en la El voto por el No se concentró en algunas regiones (Antioquia y Santanderes) y en
completa impunidad y no se conozca ni una parte de los numerosos delitos de que son ciudades como Medellín y Bucaramanga, lo que quiere decir que quienes votaron por la
responsables. No cabe lugar para preguntarse sobre los culpables corporativos del ase- continuación de la guerra se encuentran en el mundo urbano, lejos y a espaldas de los po-
sinato de tres mil sindicalistas, entre los que se encuentran transnacionales del banano bladores del mundo rural que han soportado en carne propia setenta años de un conflicto
(La Chiquita Brands), del carbón (La Drumond), de las bebidas y alimentos (Coca-Co- irregular de tipo contra-insurgente. Resulta fácil decidir en las grandes ciudades, donde la
la y Nestle). Tampoco se debe averiguar ni dar a conocer los nombres de los “ilustres guerra se vive por televisión como si fuera un espectáculo futbolístico o algo por el estilo,
empresarios” que se han beneficiado con el despojo de millones de hectáreas de tierras cuando no se soportan los rigores y sufrimientos de los enfrentamientos armados.
–y la expulsión de millones de campesinos y la muerte de otros miles– entre los que se Y en este No también desempeñaron un papel preponderante los empresarios, lo que
encuentran las empresas del azúcar, de la palma aceitera, del banano, los ganaderos, y confirma lo que afirmamos en este artículo, escrito antes del plebiscito. Con todo lo
los bancos y grupos financieros. Mucho menos debe preguntarse sobre las empresas recortado y limitado que es el acuerdo para el bloque popular en Colombia, algunas de
mineras, y sus socios locales, que han destruido ecosistemas y han expulsado de sus las cosas pactadas han aterrado a grandes sectores de las clases dominantes, y en primer
territorios a indígenas, afrodescendientes y campesinos a lo largo y ancho del país, em- medida a grandes terratenientes y ganaderos, una gran parte de los cuales promueven
presas entre las que se encuentran la Pacific Rubiales o la Anglo Gold Ashanti. y financian la guerra, mediante la organización de grupos de asesinos privados, que en
Para que no se conozca ni siquiera una parte de la verdad sobre la participación di- Colombia se denominan en forma elegante como Paramilitares o Autodefensas. Luego
recta de los empresarios en el conflicto interno de nuestro país es que se está organi- de los resultados, el gerente de la campaña por el No en el plebiscito, señaló que, aparte
zando esa campaña de auto-victimización, en donde los que han financiado y armado de las mentiras y embustes que se difundieron para tergiversar los alcances de los acuer-
ejércitos paraestatales ahora aparecen como unos mansos e indefensos corderos, que dos, treinta grandes empresas dieron millones de pesos para financiar esas campañas.
no rompen ni un plato. Por eso, el miedo a la verdad al que le temen los empresarios, Esto no sorprende, por la sencilla razón que uno de sus objetivos es el que siga impe-
los periodistas de los grandes medios (como RCN, de propiedad de Ardila Lulle, una rando la impunidad absoluta y que jamás se sepa una pizca de la verdad sobre su papel
de cuyas empresas, Postobon, fuera denunciada en el 2007 por Salvatore Mancuso de como financiadores y auspiciadores de la guerra. Seguir cubriéndose con el manto de
darle contribuciones económicas a los paramilitares de la Costa Atlántica) y todos los la impunidad caracteriza a estos sectores capitalistas, así como a su principal vocero, un
políticos ligados a esos “prósperos y patrióticos empresarios”. ex presidente de la Republica, cuyos innumerables crímenes hace tiempo lo deberían
No sorprende, en ese sentido, el cinismo del presidente de la Anif, Bruce Mac Master, haber conducido a una prisión en Colombia o en otros países del mundo. Pero no lo
quien aseguró que “no podemos llamarnos a equívocos, no puede haber juegos polí- está precisamente por la impunidad reinante en Colombia, la que el bloque de poder
ticos que pretendan convertir las víctimas en victimarios”. Ese ha sido el clásico juego contrainsurgente quiere seguir manteniendo a toda costa, así sea con la continuación
de los empresarios en este país, de presentarse como victimas cuando están entre los de la guerra. (andante)
principales responsables de las grandes tragedias de Colombia, como se ejemplifica

( 13)
[homenaje]
h

[Desarrollo capitalista]
yEn elMarginalidad criminal
plan del valle del Cauca, entre la mediación y la violencia, 1950-1975
Darío Betancourt Echeverry
El presente documento para la primera edición de andante, es una reproducción de un capí-
tulo inédito del trabajo de doctorado del profesor Darío Betancourt.

L
a consolidación de la agroindustria, ligada esencialmente a la industria azucarera
y la ganadería, identifican la economía del Valle del Cauca en el siglo XX, pero así
mismo, en este proceso, durante las décadas de 1950 y 1960, el surgimiento de eco-
nomías ilegales marcha paralela con el desarrollo capitalista en una permanente relación con
lo legal. Esto parece explicarse en que, a lo largo del siglo, las expansiones de los cultivos des-
tinados a la producción industrial fueron menguando paulatinamente las economías cam-
pesinas, generando a su vez grandes conflictos. Así, el desarrollo de una economía capitalista
de punta, como tal la industria azucarera, no sólo permeó hasta agotar las débiles economías
campesinas del plan del Valle en una lenta e indetenible concentración de la propiedad, sino
que igualmente monopolizó los sectores básicos de producción dejando al margen amplios
sectores intermedios y medianos sólo con posibilidades de competir desde la economía ile-
gal paralela.
La formación de la sociedad azucarera estuvo enmarcada en las relaciones familiares que
con el tiempo se desarrollaron entre los diferentes grupos, constituyendo con ello un capital
e intereses comunes, aún con diferencias internas. La constitución de la industria en general,
no fue sólo obra del empuje empresarial, aun teniendo en cuenta los conflictos suscitados
durante el desarrollo capitalista y las marcadas desigualdades que éste acarrearía consigo,
pues a la disponibilidad de capital privado se sumó el apoyo de entidades oficiales que per-
mitieron la consolidación de la producción de bienes. Así mismo, la penetración de capital
extranjero en sectores claves de la economía, reforzaron la expansión de la industria a la vez
que estrechaban aún más los límites entre fracciones de clase, dejando una amplia mayoría
en las márgenes de la competencia.
Por otra parte, la orientación hacia cultivos comerciales se hizo efectiva mediante el detri-
mento de la economía campesina. Hacia 1950, los cultivos alimenticios, como arroz, fríjol,
tomate y otros, se mantenían relativamente constantes y ocupaban el 23,5% del área cultiva-
ble en el departamento, pero en 1959 existían 5.177 fincas dedicadas al cultivo de cacao, unas
30.000 al café, y a los frutales comerciales se dedicaban unas 60.000. En el norte del Valle la
diversificación de cultivos la diversificación de cultivos se sostuvo hasta 1965, cuya explota-
ción se realizaba en parcelas con promedio de tres hectáreas. Sin embargo, con el desarrollo
del sector industrial, la demanda de soya, tabaco, arroz y cacao, se hizo efectiva, generando a
su vez el surgimiento de empresas dedicadas a la comerciaización y trilla de granos en ciuda-
des como Tulúa, Buga y Palmira1.
Este proceso se había iniciado en el gobierno de Ospina Pérez, cuya política económica
fue claramente proteccionista en favor de los intereses de la agricultura comercial y de los
terratenientes: la devaluación, aumento de aranceles a la importación de materias primas
agrícolas susceptibles de producción interna, y establecimiento, en 1950, que el sector agro-
pecuario no haya sido ajeno a tal dinamismo económico ni que este período haya marcado
el despegue de la agricultura comercial en el Valle, con un claro avance del capitalismo en
el agro; en ello tuvo gran importancia la mecanización, pues durante estos cinco años la
importación de tractores fue cuatro veces mayor que a principios de la década del cuarenta2,
llegando a ser el departamento con mayor cantidad de esta maquinaria en el país sólo diez
años después3.
La expansión se veía complementada con el desarrollo de la infraestructura industrial y
el crecimiento urbanístico como causa directa del desplazamiento forzado por la violencia.
Así, el Valle se convertía paulatinamente en una región de ciudades intermedias, con alta
concentración de mano de obra no calificada disponible y un alto grado de violencia y delin-
cuencia común soterrada, ajena e invisible a los resplandores del progreso.
El objeto de este estudio, como tal las transformaciones socioeconómicas y aun espaciales
Territorio, transformaciones locales y violencia en el valle geo- en los marcos de la violencia, los centraremos en tres subregiones importantes del departa-
gráfico del río Cauca, 1950-1975 mento: el valle geográfico del río Cauca, con ciudades equidistantes como Tulúa, Buga, Pal-
Aun cuando éste no constituye un trabajo sobre la tenencia de la tierra en el Valle, remitir- mira y Cali, teniendo a este última como centro de poder económico y político que absorbe
nos a este proceso permitirá aclarar el origen de las desigualdades sobre las que establecerían a las demás; el norte del valle, y la llanura del Pacífico, a partir de las relaciones que posterior-
las tensiones sociales, que más adelante, en plena violencia política, repercutirían enorme- mente habrían de establecerse con el influjo de las dos primeras a raíz del surgimiento de las
mente en el surgimiento de la delincuencia común, desembocando finalmente en la apari- mafias. Sin embargo, nos detendremos con mayor detalle en la primera subregión, pues es
ción y consolidación de las mafias. allí donde se produce un alto desarrollo agroindustrial paralelo a la violencia.
Dentro de la jurisdicción político administrativa del departamento del Valle, de la totali-
dad de tierras planas del valle geográfico, un 76,5% le pertenece y sólo el resto le corresponde
1
Valencia Llano, Alonso y otros. Colombia país de regiones, 1,3 p. 180. Cinep. Colciencias, Bogotá, 1998 al departamento del Cauca. Con una altitud que fluctúa entre los 900 y 1000 m. de altitud y
2
Corredor Martínez, Consuelo, Los límites de la modernización, p. 124 y ss. Cinep, Universidad Nacional, Bogotá, 1997. una temperatura promedio de 23° C, con abundantes lluvias y períodos secos y alta lumi-
3
Posada, Francisco, Colombia, Violencia y subdesarrollo, p. 67 sp. Bogotá, 1968.
( 14)
nosidad, el plan del Valle está considerado como una de las regiones más privilegiadas del los 200.000 habitantes, con una predominancia altamente rural, y sin posibilidades, la gran
mundo para el desarrollo de la agricultura a gran escala4 mayoría, de hacerse a un pedazo de tierra de propiedad estable. Las pocas oportunidades de
Este proceso de expansión agrícola empezó a darse en la segunda mitad del siglo XIX, con obtención de tierras derivaban de las modificaciones físicas que se operaban en el paisaje con
la transformación de las antiguas haciendas en empresas capitalistas a partir de los ingenios los cambios climáticos de lluvia o de sequía. Cuando el curso natural de los ríos se alteraba
azucareros; la construcción de ferrocarriles y bancos entre 1863 y 1915; y de allí hasta 1960 durante la época de lluvias permitiendo la formación de ensenadas, los campesinos espera-
con la consolidación de los ingenios y la expansión de los cultivos de caña en perjuicio de ban pacientemente la sequía para apropiarse de amplios terrenos habilitados para el cultivo
pequeños parceleros y de fincas ganaderas, y desde 1960 hasta mediados de la década de y los asentamientos, de manera temporal.
1990, la desconcentración de las tierras de propiedad de los ingenios debido a la presencia de Del mismo modo, los terrenos inundables y generalmente descuidados por los terrate-
proveedores independientes. nientes, se convertían en espacios recuperables para los no propietarios. La técnica de recu-
Desde mediados del siglo pasado, en la medida que la hacienda perdía el control espacial peración de tierras consistía en adaptarse a los ciclos climáticos y posteriormente, desafiando
por la intrusión paulatina de pobladores y campesinos, los antiguos propietarios se veían toda imprevisión, procediendo a la desecación mediante la construcción de canales, valla-
obligados a la venta parcial o a veces total de las propiedades a otros más pudientes5, o en dos, muros de contención y jarrillones.
otros casos, debido a la incertidumbre que generaban las guerras y con el fin de asegurarse la Estas prácticas, aun cuando surgían de necesidades de sobrevivencia, en algunos casos no
continuidad del control sobre las tierras, se apresuraban a suscribir hipotecas con poderosos sólo dieron origen a parcelas de autosubsistencia, sino que sirvieron a las economías campe-
terratenientes o comerciantes adinerados6. Aun así, muchos de estos acuerdos basados en
la confianza permitieron que aquellos en quienes se había buscado seguridad se quedaran
con las tierras. Estas formas de apropiación favorecieron particularmente a extranjeros en
la medida en que éstos eran legalmente inmunes a cualquier tipo de expropiación. Muchos
de éstos, que durante la segunda mitad del siglo XIX se establecieron como comerciantes en
Cali, Buenaventura y Palmira, terminaron, de esta manera, siendo grandes propietarios de
tierras, como tal aconteció con el fundador James J. Eder7.
Sin embargo, el avance de comuneros pobres sobre tierras consideradas como baldíos,
acciones que dieron origen a la cuestión de indivisos en el Valle del Cauca, no se detenía, y
son factores que explican la disminución territorial de la hacienda; no quiere decir esto que
con ello se diera proceso a un cambio social, aun cuando sí se daba lugar al establecimiento
de un cierto equilibrio de fuerzas, pues la decadencia económica de muchos hacendados
no significó cambio social alguno ya que éstos, aun empobrecidos, continuaban teniendo el
primado social por el hecho de poseer la tierra aunque ésta estuviera inactiva.
Por lo demás, estos mismos propietarios, en lo fundamental, se transformarían en empre-
sarios agrícolas a principios del siglo XX8. En todo caso, las relaciones sociales se tornaron
más complejas al incidir la sociedad tradicional y la diversidad sociocultural sobre la estruc-
tura de la familia; la población en lo esencial se componía de pastores, mineros, pescadores,
siendo a su vez campesinos rurales y urbanos, pues la convivencia de enormes propiedades
con las sociedades campesinas hizo compatibles estas actividades, permitiendo cierta diver-
sidad social.
Durante el siglo XIX, la ganadería extensiva continuaba siendo la actividad más impor-
tante en el plan del Valle del Cauca, aunque la producción de caña de azúcar era ya evidente
y significativa9, y desde 1860 se introdujeron pastos artificiales, como las micay y el elefante,
para servir de pastura al ganado. Algunos cultivos, como el cacao y el plátano, fueron rein-
troducidos con mejor tecnificación de la plantación tradicional, aun cuando estas medidas
no estaban encaminadas a producir cambios cualitativos en la agricultura, sino a frenar la
presión social sobre las haciendas. Las fuertes inundaciones producidas en época de lluvias,
menguaban los terrenos aprovechables y dificultaban toda actividad agrícola o ganadera, de
modo que la búsqueda de tierras se hiciera cada vez más necesaria, e incluso se recurriera a la
recuperación de tierras anegadas y pantanos controlando las avenidas de los ríos por medio
de zanjas y canales, los cuales a su vez servían de límites de lo terrenos.
El alinderamiento, desde entonces, cobró significativa importancia con el objeto de dete-
ner la ocupación campesina, pues al fragmentarse los antiguos latifundios e incrementarse
la presión sobre la tierra, la forma tradicional de delimitar las propiedades cambió sustancial-
mente con el uso de cercas, a finales del siglo XIX, con la utilización particularmente de la
guagua. A la vez que los cerramientos buscaban la delimitación más precisa de los terrenos,
sus dueños se afanaban por expropiar a pequeños y medianos campesinos, quienes habían
ocupado la tierra considerándola baldía10. La cultura de las cercas se extendió con rapidez
ocupando pequeñas, medianas y grandes propiedades.
Por otro lado, desde su lento surgimiento, la consolidación de poblamientos nuevos se
había acentuado a finales del siglo XIX con gran dinamismo, lo cual implicaba su rápida
erección en muncipios. Las poblaciones antiguas se habían desarrollado a la sombra de la
legislación española logrando la categoría de municipio tempranamente, mientras que los
nuevos poblamientos, localizados en el valle geográfico y en territorio de las antiguas hacien-
das, se habían ido poblando lentamente como consecuencia de los cambios operados con la
fracturación de las grandes propiedades y la migración interna.

Poblaciones como Palmira, el Cerrito, Guacarí, Florida, Puerto Tejada y Pradera se consti-
tuirían posteriormente en los grandes centros del ingenio azucarero.
Al despertar el siglo XX, sólo en el valle geográfico del río Cauca, la población ascendía a
4
Rojas, José María, Sociedad y economía en el Valle del Cauca; empresarios y tecnología en la formación del sector azu-
carero en Colombia, 1860-1980, v,p. 11, Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1983.
5
Escorcia, José, Sociedad y economía en el Valle del Cauca, desarrollo político, social y económico, t. III p. 36, Banco
Popular, Bogotá, 1983. Al mismo tiempo se produjo, en 1860, la confiscación de los bienes eclesiásticos, llamados “bienes
de manos muertas”, que en el Valle eran tan importantes que la sola hacienda La Paila tenía una extensión de 1300 km
cuadrados: Raymond, Crist, The Cauca Valley: land and temure and land use, p. 12, Waverly Press, Baltimore, 1952.
6
Rojas, José María, op. cit, p. 17.
7
Ibid, p. 18. El éxito obtenido por el señor Eder pronto influyo en las grandes familias vallecaucanas, que paulatinamente
procedieron a dedicar sus haciendas a la industria del azúcar, como Riopaila, Castilla, La Providencia, entre otras; véase,
BONILLAS, Víctor Daniel Tierra N° 6, p. 15. Tercer Mundo, Bogotá, oc-dic, de 1967. En el mismo sentido, los fenómenos
que contribuyeron a configurar las condiciones para el desarrollo de las relaciones sociales capitalistas en la agricultura
vallecaucana tienen una sólida base en las expresiones ideológicas que las mismas transformaciones de mediados de siglo
suscitaron, como tal las guerras y los cambios en la vida cotidiana introducidos por los nuevos propietarios, como James
J. Eder, véase, CAMACHO, Guizado, Alvaro “Ideología y desarrollo en el Valle del Cauca en la segunda mitad del siglo
XIX”, en Cuadernos Colombianos N° 12, p. 593, Bogotá, Marzo de 1979.
8
Almario, Oscar, La configuración moderna del Valle del Cauca, Colombia 1850-1940, p. 39. Cecam Editores, Cali, 1994.
9
Saffray, Charles, Viaje a la Nueva Granada, p. 226, Biblioteca de Cultura Colombiana, Bogotá, 1948.
10
Almario, Oscar, op. cit. p. 43 y ss.

( 15)
sinas con ricos excedentes, cuyos productos se comercializaban en los mercados cercanos11. plana del departamento17, y en ello cabe anotar que el desarrollo económico del Valle estuvo,
Entre 1900 y 1940 se produjeron profundos cambios en el Valle del Cauca, que redefinie- desde entonces, ligado a las medidas propuestas por misiones científica de carácter interna-
ron la estructura de la hacienda, las relaciones laborales y la movilidad social. Como tal, la cional que dieron origen a la reorganización del territorio en cuanto a la tenencia de la tierra
aparición de una elite empresarial de tipo aristocrático, que venía configurándose desde fi- y especialización productiva18.
nales del siglo XIX, y que permaneció vinculada a la explotación agraria, y el fortalecimiento A finales de la década de 1930, la misión Chardon fue contratada con el objeto de elaborar
de un espíritu de independencia regional frente a las autoridades nacionales. un diagnóstico acerca de la economía regional y con base en ello formular recomendacio-
Al mismo tiempo, con el aumento de la población, el control de la tierra se hizo decisivo nes. Su informe final consignó observaciones acerca de los métodos rústicos y tradicionales
para los propietarios y los conflictos se hicieron constantes en cuestión de indivisos por la utilizados en la producción del tabaco y el café y el aislamiento económico entre regiones del
pretensión de los terratenientes de delimitar las propiedades por medio de títulos jurídicos. país que esto conllevaba, sobre la ganadería reseñó que ésta se desarrollaba de manera exten-
En Roldanillo, La Unión y Toro, los pleitos fueron notorios en cabeza de las familias Ro- siva y tradicional, proponiendo que aun cuando las razas autóctonas obtenidas por cruces
dríguez, García y Patiño. Durante las primeras décadas del siglo XX, pequeños grupos de sucesivos eran productivas y ya habían sido introducidas razas europeas y norteamericanas,
poderosas familias lograron acaparar la mayor parte de las tierras de indivisos, aprovechan- en el futuro este sector debía tender a mejorarse. En lo fundamental, sin embargo, el informe
do la ruina de los campesinos después de la Guerra de los Mil Días, e iniciando una legiti- apuntó que el porvenir económico de la región estaría dado por la expansión del cultivo de
mación jurídica de los derechos adquiridos. En otros casos, la compra, tanto de parcelas ya caña de azúcar, dadas las condiciones excepcionales de suelos y clima. A partir de entonces,
constituida como de los derechos por parte de los hacendados, se realizó a precios irrisorios, aunque las tierras planas se encontraban subutilizadas por la ganadería extensiva, lo cual
aprovechando la situación de los campesinos, quienes por carecer de recursos económicos facilitaba la tenencia latifundista, la roturación de la tierra tomó, aunque lentamente, otra di-
no podían cercar el pedazo de tierra ni defender sus cultivos del ganado de las haciendas cer- rección. En la parte plana, los grandes propietarios consolidaron sus pertenencias mediante
canas, a la vez que las inundaciones les arrasaban las sementeras obligándolos a endeudarse la plantación de pastos artificiales, sugerencia venida de la misión Chardon, e introdujeron
con los hacendados, quienes ante la incapacidad de pago de los solicitantes, se quedaban con algunos cultivos comerciales como el arroz y maíz y ampliaron otros, como la caña de azú-
la tierra12. car. Los campesinos abrieron nuevas parcelas y las conservaron con plátano, fríjol, cacao y
El acaparamiento de tierras nos e llevó a efecto, en las primeras décadas del siglo XX, de tabaco, en el plan del Valle, mientras en las vertientes se dio preponderancia al café, fríjol y
ningún modo legal. Muchos terratenientes llegaron a serlo no precisamente por su sagaci- maíz.
dad en los negocios o su imaginación empresarial, sino por la ocupación de hecho, la mani- El interés surgido en los propietarios con la plantación de cultivos comerciales, la cons-
pulación o la complicidad de funcionarios corruptos. Hacia 1918, en jurisdicción de Tulúa, trucción de nuevas vías de comunicación entre pueblos y ciudades, además de la apertura
se presentó un pleito que es disiente al respecto. El hacendado terrateniente Jesús Sarmiento del ferrocarril, proceso que no se había detenido desde 1914 hasta 1934, permite apreciar la
tenía una de sus haciendas dentro de un gran predio indiviso sobre el que pesaban varios de- formación de una visión regional de las elites sobre la integración, el ordenamiento interno,
rechos. Una de las personas que poseía título y reclamaba un pedazo de tierra en el indiviso, el aprovechamiento de los recursos, y a su vez, de un desarrollo hacia afuera. Esta actitud
demandó ante las autoridades de Tulúa el señalamiento de su lote. Jesús Sarmiento se enteró de los terratenientes y latifundistas caleños obtuvo respuesta y consenso de las localidades,
el día anterior a la fecha fijada para la práctica de la diligencia judicial, y en poco tiempo evidenciando así el interés de la población pudiente por el progreso, de modo que al entrar la
organizó un grupo de doscientos peones, con quienes cercó el lote sobre el que iba a recaer década del treinta los intentos por modernizar las actividades agropecuarias eran notorios.
la diligencia decretada, de modo que, al día siguiente, los funcionarios pudieron comprobar Sin embargo, la apertura de vías de comunicación, la integración regional y nacional cre-
que el lote aludido existía, pero en posesión de Sarmiento13. cientes y el ambiente mismo del progreso, reclamaba mejorar aún más las propiedades tradi-
Estas prácticas de usurpación y acaparamiento de tierras fueron comunes y de algún cionales a la vez que ampliar las posesiones. Hacia 1935, la gobernación del Valle informaba
modo vistas como normales en las primeras décadas del siglo XX, sobre todo cuando las que “el gobierno ha asumido directamente la protección y fomento de la agricultura, y se ha
efectuaban poderosos hacendados, contra quienes los reclamos bien poco o nada podía. hecho cargo de la irrigación de zonas que para recibir este beneficio han requerido la exca-
Así, a principios del siglo, en el plan del Valle la existencia de “espacios vacíos” era realmente vación de costosos canales y la construcción de valiosas obras de arte…”19. Con ello se daba
escasa dada la continua pugna entre terratenientes y campesinos por lograr establecer su por sentado la intervención desde la administración seccional en el desarrollo económico,
dominio, de manera que las posibilidades de colonización estaban ajenas para los nuevos respetando y aun subvencionando los privilegios de los terratenientes, pues con las mejoras
migrantes antioqueños, quienes, terminada la Guerra de los Mil Días, buscaron refugio puestas en marcha las desigualdades sociales se hicieron crecientes, mientras se afirmaba la
huyendo hacia el sur. Por otra parte, los linderos de las grandes haciendas del plan se pro- gran propiedad.
longaban incluso hasta las crestas de la cordillera occidental, y aun cuando culturalmente Para entonces, habían sido terminadas las obras de desecación de las ciénagas de Cartago y
los antioqueños tenían preferencia por las vertientes14, la decisión de penetrar las montañas Obando y se habían recuperado 3450 h. de nuevas tierras para la agricultura y la ganadería,
pareció obedecer más a la carencia de tierra en el plan y por ende a la búsqueda y localización mientras 14.000 h. de tierras adyacentes, junto con las nuevas, se valorizaban enormemente.
de establecimiento estable y definitivo. Al mismo tiempo, dada la presión demográfica, en la ciénaga de El Toro, aledaña a Cali,
se habitaron 3000 h para favorecer el desarrollo urbano20, como respuesta a las tensiones y
De la tenencia de la tierra al desarrollo agroindustrial desplazamientos rurales constantes desde principios de siglo. El costo de las obras estuvo a
Si bien apenas despuntado el siglo XX el desarrollo de la industria azucarera ya se perfilaba nombre de la nación, el departamento, los municipios y los terratenientes, siendo estos últi-
como altamente productivo, la configuración económica de la región se hizo promisoria en- mos quienes habrían de beneficiarse grandemente y muy a bajo costo.
tre 1920 y la década siguiente. La terminación del ferrocarril entre el puerto de Buenaventura La reafirmación de la gran propiedad con los privilegios otorgados a los terratenientes y en
y Cali había concluido hacia 1915, mientras, hacia 1929, la red de carreteras conectaba las consecuencia la valorización de la tierra y de los cultivos, acentuó de manera notoria los con-
ciudades intermedias y ya se introducía en la cordillera Occidental, al tiempo que 14 vapores flictos que hasta comienzos de la década de los veinte habían sido esporádicos y usualmente
desplazaban por el río Cauca un total de 1000 toneladas15. Por la misma época, ya existían resueltos en beneficio de los hacendados, al amparo de una legislación que los favorecía por
siete ingenios que producían azúcar por el sistema centrifugado, cuya producción tenía fun- la vía de la fuerza o simplemente ayudados por los códigos de policía. Sin embargo, es hasta
damentalmente como destino el mercado exterior, sin que se presentara una abierta compe- después de 1929 que los conflictos agrarios adquirieron características violentas, sobre todo
tencia con los ingenios tradicionales que venían produciendo “panes de azúcar” y tenían el a partir del cuestionamiento de los títulos de propiedad que esgrimían los latifundistas. Esto
mercado asegurado hacia el interior del país. obligó a revisar la legislación sobre tierras y a ampliar algunos derechos de los cultivadores,
En el plan del Valle del Cauca se articulaban gradualmente una diversidad de rasgos pro- en teoría, pues en la práctica los problemas continuaron a la deriva. Desde 1926, mediante
pios y diferenciadores, resultado de la paulatina ocupación, en la que convergían las configu- una sentencia dictada por la Corte Suprema, se estableció que toda persona que reclamara
raciones étnicas, las relaciones de trabajo, los conflictos agrarios y, por ende, la violencia. La propiedad sobre un terreno, en caso de litigio, estaba obligada a presentar título de traspaso
actividad hacendataria, basada en unidades productivas agroindustriales, convivía forzosa- de propiedad sobre un baldío nacional, pero dadas las formas de adquisición de terrenos,
mente con la presencia de pequeños y medianos campesinos relegados a una economía de para muchos propietarios fue prácticamente imposible cumplirla21.
subsistencia. Estas sentencias horadaron el orden establecido, pues muchos arrendatarios aprovecha-
Al mismo tiempo, un comercio relativamente desarrollado se establecía sobre un eje de ron la ventaja que la providencia judicial les brindaba. Así, en el norte del Valle, empezaron a
ciudades con tendencia a la especialización. Cali y Palmira se dedicaban entonces tanto a producirse invasiones a latifundios y en muchos casos los arrendatarios y colonos se negaron
la importación como exportación por el puerto de Buenaventura; Buga continuaba con el a pagar las obligaciones contraídas con la hacienda, alegando la propiedad de las parcelas22.
sistema de haciendas tradicionales; Tulúa, con el comercio del cacao, y Cartago, al norte, Al mismo tiempo, mientras la población urbana crecía, se produjo un deterioro y diferen-
distribuía los productos del Valle hacia otros mercados regionales16. ciación de los salarios entre la agricultura y las obras públicas que, sólo en el Valle, llegaba al
Sin embargo, frente a este promisorio desarrollo, en el plan del Valle del Cauca, la realidad 20%, sin contar con las diferencias en las condiciones generales de trabajo, mejoras en las
social de la gran mayoría de campesinos sin tierra desdibujaba el espejismo. Cabe señalar, obras públicas y la industria que en las haciendas. Sería este el inicio de los grandes conflictos
entonces, que el desarrollo y expansión de la agroindustria se hacía renuente a incompatible rurales por la tierra, que se acentuaría desde 1929 y los años siguientes obligando al gobier-
con la existencia del campesinado parcelario, reduciéndolo, desde las primeras décadas del no a la expedición de la Ley 200 de 1936. Esta ley daba propiedad sobre la tierra a quienes
siglo XX, en un proceso de descampesinización, a su mínima expresión en toda la zona la trabajaran y establecía la extinción de dominio sobre los predios rurales improductivos,
11
Como tal, en el sitio de Yunde, cerca a Palmira; véase Valdivia Rojas, Luis “Origen y situación de la pequeña posesión cam-
pesina en el Valle del Cauca, siglo XIX”, en revista Historia y Espacio N° 10, Universidad del Valle, Cali, enero-junio de 1984. 17
Rojas, José y Sevilla Casas, Elías, “El campesinado en la formación territorial del suroccidente colombiano”, en Silva, Renán, editor.
12
Rojas, Pedro Nel, Monografía sobre las formas que asume la penetración del capital al campo en las zonas de Roldanillo, 18
Valencia Llano, Alonso, op. cit. p. 181.
La Unión, Toro en el Valle del Cauca, p. 32, Universidad de Antioquia, Facultad de Ciencias Sociales, mimeo. Medellín, 1983. 19
Mensaje del gobernador, p. 30 y ss. Imprenta del Departamento, Cali, 1935.
13
Rojas, José María, op. cit. p. 83 y ss. 20
Ibíd, p. 24.
14
Almario, Oscar, op. cit. p. 133. 21
Bejarano, Jesús Antonio “El despegue cafetero, 1900-1928” en Ocampo, José Antonio, editor, Historia económica de
15
Chardon, Charles, Reconocimiento agropecuario del Valle del Cauca, p. 131 y ss. Puerto Rico, 1930. Colombia, p. 204. Fedesarrollo, Siglo XXI ed. Bogotá, 1987.
16
Betancourt, Darío, Mediadores, rebuscadores, traquetos y narcos, Valle del Cauca, 1890-1997, p. 42, Ediciones Antropos. Bogotá. 1998. 22
Ibid, pp. 201-205.

( 16)
obligando así a trabajar permanentemente la tierra durante diez años23, lo cual significó per- sión, se evidenciaba con mayor fuerza en las ciudades: de la totalidad de viviendas y edifica-
manentemente un alivio para los campesinos y aparceros cuyo único fin constituía el ha- ciones de Cali, el 60% era ocupado por “inquilinos”, mientras que en el resto de las ciudades
cerse a un pedazo de terreno para su subsistencia. Sin embargo, las prerrogativas de esta ley del departamento llegaba al 32%28. A mediados de la década del cuarenta, con la promul-
no duraron diez años, pues la presión de los latifundistas y grupos económicamente fuertes gación de la Ley 100, los problemas sociales se incrementaron con inusitada rapidez, en la
crearon resistencias, a la vez que la agitación política, ofrecida artificialmente y en torno a los misma medida que las haciendas derivaban hacia la producción azucarera con incipiente
debates a su favor, desviaron la atención de las finalidades de la Ley; a esto se sumaba la falta crecimiento, pues éstas seguían siendo ganaderas tradicionales y sólo habían mejorado los
de una reglamentación adecuada que facilitara su aplicación24, cuando había intereses eco- pastos como única transformación, aun cuando algunas habían diversificado los cultivos
nómicos y políticos de por medio para frenarla, esto es, con la Ley 100 de 1944, que otorgó con caña o arroz. El sector azucarero no constituía un renglón de la economía claramente
todas las garantías a los grandes terratenientes para transformar sus haciendas en empresas diferenciado del estamento tradicional, aunque esta actividad producía paulatinamente mo-
capitalistas. En consecuencia, los conflictos agrarios se suscitaron con mayor fuerza25, dando dificaciones en la estructura agraria como elemento innovador, pues su expansión exigía un
paso a movilizaciones campesinas y al recrudecimiento de la violencia como reacción ante mayor ritmo en cuanto al cambio en el uso de la tierra, como bosques, rastrojos o pastos, que
el proceso de expansión y consolidación de la economía campesina, la cual, a partir de la fueron cediendo a fines productivos agrícolas.
sanción de la Ley 200, había adquirido una connotación social y política que venía haciendo Ocurría, al mismo tiempo, una especie de hibridación entre los viejos y nuevos agriculto-
escuela desde el gobierno de López Pumarejo26. res, sin que esto conllevara el desplazamiento de los hacendados tradicionales, que hallaban
La reacción ante la Ley 200 fue el inmediato resultado de las recomendaciones dadas por acomodo en un campo económicamente aún más productivo. Así, hacia 1938, había siete
la misión Chardon. En efecto, con la modernización aun precaria introducida a partir de la ingenios azucareros; en la década del cuarenta entraron a producir siete más, y a comien-
década del treinta en materia de especialización de cultivos, mejoramiento de la ganadería y zos de los años cincuenta el total llegaba a los 2229, lo cual permite apreciar que la empresa
ampliación de la frontera agrícola con la readecuación de tierras y construcción de infraes- agroindustrial se consolida con absoluta eficacia durante esta última década, gracias a la ex-
tructura (canales, desagües y drenajes), las tierras de los grandes propietarios que introduje- pansión y control de la propiedad que lograron los ingenios sobre considerables extensiones
ron mejoras se valorizaron enormemente, y a su vez las de pequeños campesinos y colonos, de tierra, y al empeño que pusieron los propietarios en mejorar los métodos de cultivo, desde
cuyas parcelas colindaban con las grandes propiedades o se hallaban en terrenos indivisos. los sistemas de siembra, adecuación de tierras y riego, experimentación de variedades y tra-
Sin embargo, aun cuando muchas haciendas gradualmente atendieron las sugerencias de tamiento de semillas, hasta el control de plagas y malezas, y al mismo tiempo, en la confor-
la Misión, alternando la ganadería con cultivos comerciales, no se operó un proceso lineal mación de la gran empresa agroindustrial, con la modernización en la gestión empresarial.
en la modernización de la agricultura, siendo así las adaptaciones variadas, y dándose de este Esta serie de cambios prepararon el terreno para ingresar ventajosamente en la década del
modo una relación de propietarios tradicionales con los “modernos”, quienes privilegiaron sesenta, cuando las consecuencias políticas de la revolución cubana crearon la coyuntura
las actividades azucareras, cuyo éxito conmocionó la pesada estructura mental de los terra- económica favorable, al mercado internacional. Podría agregarse que, incluso, los ingenios
tenientes del valle. A principios de la década del cuarenta, a pesar las recomendaciones de que se hallaban en la etapa de transición, habían creado ya en gran parte las condiciones
Chardon, y pese a los cambios operados, el panorama social y económico del Valle no difería internas de producción, de manera que, al presentarse la coyuntura externa, pudieron apro-
grandemente del de una década atrás. vecharla plenamente.
Las migraciones se habían acentuado motivadas por los conflictos generados a partir de
la expedición de la Ley 200. El censo de 1938 arrojaba una población total en el Valle de Desarrollo capitalista, entre la violencia y la mediación criminal
613.230 habitantes, de los cuales 344.442 era rural27. Aun así, ciudades como Cali, Buena- La promulgación de la Ley 100 de 1944 otorgó todas las garantías a los grandes terrate-
ventura, Buga, Cartago, Palmira y Tulúa sobrepasaban a la población rural y varias de ellas nientes para transformar sus haciendas en empresas capitalistas. Esta ley establecía una serie
contaban con núcleos urbanos bien concentrados. de condiciones que, de hecho, beneficiaba exclusivamente a quienes disponían de la tierra
Sin embargo, dada la precariedad con que las poblaciones migrantes se organizaban en las y los medios de producción agropecuaria, aun cuando el lenguaje procuraba disfrazar la
ciudades, la urbanización se mostraba errática, sin dirección ni planeamiento. En las princi- realidad en beneficio de colonos y aparceros. El artículo 21 de ésta deducía que “las parcela-
pales ciudades del Valle, apenas el 29% de las edificaciones contaban con servicios públicos, ciones podrán realizarse mediante contratos de compraventa, pagando el precio de contado
sólo Cali rebasaba este porcentaje con agua, luz y alcantarillado, mientras el resto del depar- o a plazos, o por sistema de cuotas de amortización gradual, o cuotas del rendimiento de las
tamento afrontaba graves crisis por la carencia de éstos. cosechas, o cediendo las parcelas en arrendamiento, aparcería, compañía, etc., por períodos
El proceso migratorio que experimentaba la región gracias a la agudización de la violencia, hasta de cincuenta años”30, pero aclaraba que “el beneficiario deberá someterse a las condi-
en la que los conflictos agrarios se mostraban a todas luces como su más profunda expre- ciones que el gobierno imponga y, en particular, a la especie de cultivo que debe emprender
23
Ramírez, Constanza, “Conflicto agrario y medio ambiente”, en Revista Foro N° 35, p. 5 y ss. Bogotá. Sept. De 1998.
24
Londoño, Carlos Mario. Economía agraria colombiana, p. 18, Ediciones Rialp, Madrid, 1965.
y desarrollar, la organización, dirección y métodos de cultivo que establezcan, a los sistemas
25
En 1926, un memorial firmado por 45 colonos de Florida, Valle, fue enviado al ministro de Agricultura y Comercio, de control y vigilancia de todas las labores concernientes a la explotación” y concluía que
en él se quejaban por la presencia del norteamericano Guillermo Barney, quien venía despojándolos paulatinamente de
sus parcelas apoyado por la fuerza pública, y quien aducía pertenecerle la tierra mostrando algunos documentos que los
en todos los contratos de concesión y explotación de las parcelas se estipularía la condición
colonos consideraban viciados. Los “potentados yanquis que con su cantidad de oro, hecho con los sudores de los hijos resolutoria para el caso de que el terreno no fuera explotado económicamente por los adju-
de Colombia, conquistan un gran número de representantes de la justicia y éstos nos obligan como nos están obligando
a desocupar lo que preciosos sudores nos han costado…”, y eran por ello, “una plaga infernal”, véase, APRILE- GNISET,
dicatarios31.
Jacques Los antecedentes de la violencia, conflictos agrarios en el Quindio y el Valle, 1900-1940, p. 36. Mimeo. s.f. 28
Ibid, p. 210.
26
Molano, Alfredo “Los traspiés de la paz” en Con los pies en la tierra, campo para disoñar, memorias, p. 249, Funda- 29
Rojas, José María, op. cit. p. 65; Almario, Oscar, op. cit. p. 200.
ción Colombia Multicolor, Asociación para el Desarrollo Campesino, Pasto, mayo de 1998. 30
Londoño; Carlos Mario, op. cit., p. 21
27
Almario, Oscar, op. cit. p. 190. 31
Ibid, p. 22.

( 17)
El artículo 17 de ésta tocaba el problema de las parcelaciones, pero su alcance estaba limita- con el tipo de empresa38, pues, como hemos visto, en el proceso de configuración del sector
do por la misma ley que buscaba preferentemente el aumento de la producción. Con base en no existe una correspondencia lógica entre el empresario y las actividades en que se enmar-
ello, la defensa campesina de la tierra estuvo a cargo de Jorge Eliécer Gaitán, quien conquistó cará su acción, sino que son éstas fruto del azar o las oportunidades en las que se desenvuel-
el partido liberal y logró en 1947 una alta mayoría en el Congreso para revisar la Ley 100. Sin ve y así mismo del aprovechamiento eficaz de coyunturas internas y externas del mercado,
embargo, su asesinato, el 9 de abril de 1948, recrudeció aún más la violencia, y el problema de aun cuando también ocurre que en una misma persona se materialicen dos tipos de gestión
la tierra que alegaban los campesinos derivó hacia el desalojo y desplazamiento de población empresarial, como tal sucede con el hacendado terrateniente, cuya principal actividad es la
a las ciudades; por la fuerza se ponía en práctica lo que legalmente no había conseguido la ganadería. Este, en la organización de su hacienda, en la medida que extiende sus linderos,
Ley 100: la expulsión campesina de las tierras más fértiles. diversifica la producción agropecuaria, introduce mejoras, teniendo el cultivo de caña de
Dada la magnitud con la que aumentaba la violencia, Mariano Ospina Pérez intentó poner azúcar y la producción panelera (de azúcar) como actividad principal, llegando en algunos
en marcha, a mediados de 1948, un mecanismo jurídico que permitiera hacer efectiva la casos al montaje industrial. Otros centrarán la producción en cultivos comerciales a gran
política de parcelaciones; el decreto 1843 de este mismo año no obtuvo el suficiente respaldo escala combinándolos con la ganadería.
y fue reforzado con el 2113, el cual incipientemente apenas mostraba las buenas intenciones Sin embargo, en todos ellos un rasgo común sería predominante: el de la expansión pau-
del gobierno sobre reforma agraria. Durante este año, el gobierno legisló abundantemente latina de sus propiedades recurriendo a diversas formas de apropiación, desde la ocupación
sobre temas que concernían el orden amenazado por la fracturación social que acarreaba de hecho, la compra a bajos precios por tal quiebra económica de sus antiguos dueños, ma-
la violencia, pero la realidad imperante se desenvolvía ajena a la expedición de leyes y de- nipulación de pleitos en indivisos y usurpación, como el citado caso de Jesús Sarmiento,
cretos32, pues en la primera mitad de los años cincuenta, a nivel nacional, cerca de 400.000 hasta el desalojo de colonos de los límites de la hacienda, quizá de modalidad delictiva de
parcelas fueron abandonadas y más de dos millones de personas dejaron sus tierras por la apropiación más utilizada por los terratenientes.
presión de la violencia33. Esta expansión significó, paralela a la violencia como expresión de los conflictos agrarios,
El desplazamiento de aparceros, campesinos y colonos se había mantenido constante des- pero hábilmente encubierta y recrudecida por la amalgama de violencia política a raíz del
de principios del siglo XX, constituyéndose en un proceso que no procuraba alarma y que asesinato de Gaitán, el enfrentamiento entre colonos, arrendatarios, peones hacendados y
por el contrario se admitía como “normal” cuando los terratenientes y latifundistas, aun con empresarios agrícolas39, además del desplazamiento de comunidades campesinas. La fre-
títulos viciados o sin ellos, alegaban sus “derechos”. Al mismo tiempo, con el gradual cam- cuencia con la que estos delitos sucedían, expropiación y desplazamiento, aun cuando la
bio que se fue dando de la agricultura y ganadería tradicional a la agroindustria, muchos legislación colombiana los contemplaba y teóricamente sancionaba, manifestaba ante las
nuevos empresarios obtuvieron privilegios gracias al acceso de éstos a los centros de poder autoridades la amenaza sobre la propiedad de quienes tradicionalmente habían detentado el
político, bien desde los aparatos de Estado directamente o a través de los medios de acceso poder en la región. En muchos casos la lógica del derecho parecía hallar su dirección, pero
al poder de Estado, como los partidos políticos y los gremios. En tal sentido, el papel de los siempre las sentencias terminaban con la absolución del amenazado terrateniente, cuando
empresarios que conformaron el sector azucarero y la agroindustria en el Valle no consistió no los pleitos se hacían engorrosos o simplemente se extraviaban.
precisamente en ese “esfuerzo” del sujeto individual frente a unos obstáculos materiales por No era efecto esto solamente de la característica negligencia de la justicia en Colombia: en
vencer y transformar para lograr la consolidación económica de la empresa como producto pequeñas ciudades, como Sevilla y Tulúa, cuya población no rebosaba los 20.000 habitantes,
de la acción del individuo, sino a la “oportunidad” ofrecida a tales individuos insertos en entre 1938 y 1954 había surgido un verdadero ejército de abogados, tinterillos y leguleyos,
relaciones sociales y económicas específicas de producción, es decir, ligados indefectible- quienes desde el despacho privado o desde el gabinete oficial actuaron raras veces en favor
mente a relaciones de clase34, en lo que cabe admitir que la historia del desarrollo y expansión del colono desposeído y en cambio más en beneficio de sus expulsores40. Así, en la medida
agroindustrial corresponde a la historia de las familias que tradicionalmente han ejercido la que las tierras escapaban al control de colonos y aparceros, desaparecían paulatinamente los
tenencia y control de la propiedad en el Valle35. cultivos de pan coger; el empobrecimiento de los campesinos y colonos se transfiere en el
Como ya hemos visto, es bien conocida la injerencia impuesta en las decisiones políti- enriquecimiento paralelo de quienes interceptan la producción. Mientras al centro del Valle
cas regionales en la segunda crecían los cañaduzales, hacia el norte aumentaba la producción lechera: en la década del
mitad del siglo XIX por San- El proceso migratorio que experimentaba la región cuarenta, sólo en la región que rodea el entonces cacerío de Barragán se habían formado
tiago Eder, el fundador de la gracias a la agudización de la violencia, en la que los conflic- más de 15 haciendas que superaban las 8000 plazas, muchas de ellas tenían sus propietarios
industria azucarera colom- residenciados en las ciudades.
biana, y del provecho eco-tos agrarios se mostraban a todas luces como su más profunda Los bruscos cambios en la tenencia de la tierra producían al mismo tiempo fuertes con-
nómico obtenido por éste expresión, se evidenciaba con mayor fuerza en las ciudades trastes en el mismo desarrollo de la región. La pauperización de los colonos desplazados
de las contiendas partidistas obligaba la improvisación de ranchos miserables en los recodos menos susceptibles de ex-
de finales de siglo, además de que “no sólo ayudó a los norteamericanos a adelantar sus propiación, mientras los propietarios levantaban agradables y cómodas casonas y edificios.
reclamaciones frente al gobierno colombiano, sino que en muchos casos su influencia ante Este proceso de descampesinización se generalizaba en el Valle. En la década del cuarenta,
los sátrapas locales impidió que se efectuaran propuestas confiscacionales”36 sobre sus pro- el propietario residente en su hacienda era excepcional, pues la casi totalidad de los hacen-
piedades adquiridas mediante intrigas y negocios nada democráticos, y cuyo papel histórico dados eran rentistas urbanos, “doctores” en Tulúa, políticos en Buga, o negociantes de café
en la configuración económica de la región desplegaría estas familias por un período de más radicados en Caicedonia y Sevilla41.
de cien años. No eran estas desigualdades resultados del proceso de apropiación de la tierra paralelos a la
Una de las distinciones comunes de los empresarios agroindustriales del Valle sería su violencia, sino su origen y en muchos casos su efecto, pues el carácter político de la violencia
condición de no propietarios en el punto de partida de acumulación. Pero tal carencia com- tenía su razón de ser en que las expropiaciones y desplazamientos no sólo eran dirigentes,
pensada por una visión del conjunto de la economía, elaborada a través de un proceso de hacendados o empresarios, detentando o manipulando los aparatos de Estado, se quedaban
formación profesional o adquirida empíricamente en la práctica de los negocios. En estos con las tierras vacantes ampliando así sus propiedades. No era de este modo raro que entre
casos resalta la capacidad de concebir el desarrollo económico de la empresa en las oportu- las poderosas familias del Valle hubiese al menos un abogado por cada una, solo dispuesto a
nidades del mercado interno o externo, así como de las oportunidades políticas a través de salvaguardar los intereses de ésta, sino con la clara determinación de ascender en la carrera
las relaciones con los partidos y el manejo de los aparatos de Estado; es decir, en la sagacidad más lucrativa que ha habido en la historia colombiana: la carrera política.
del empresario para incidir en el contexto socioeconómico y político de inserción de sus Sin embargo, la filiación política al partido de turno en el gobierno, aun para aquellos que
empresas, aprovechando no ya su capacidad de acción sino el entramado de las relaciones carecían de abolengos, de títulos profesionales e incluso de propiedades, constituía de hecho
creadas por la injerencia tradicional ejercida históricamente en la región a través de la deten- la posibilidad de abrirse paso en el intrincado mundo de los negocios. El ascenso social y
ción tradicional de la propiedad. económico de aquellos que sólo contaban con el respaldo de los directorios políticos depen-
Un ejemplo distintivo es el de Hernando Caicedo, quien alardeaba su ascendencia del ca- día a su vez de la sagacidad y de la falta de escrúpulos para convertirse paulatinamente en el
pitán de las huestes de Sebastián de Belalcázar, Francisco Caicedo, cuya descendencia fami- eje que mediaba entre las aspiraciones de los desposeídos y l os caprichos y favores de los jefes
liar obtuvo por cédula real una gigantesca extensión de tierras en territorio de los actuales políticos locales. A muchos de estos anónimos hombres de empresa les bastaba instalarse en
municipios de Zarzal, Bugalagrande, Caicedonia, Andalucía y Génova37. Este empresario el lugar donde la violencia partidista, bajo la coerción y amenaza, había dejado abandonada
lograría, desde la década de 1920, introducir mejoras en sus tierras y diversificar la produc- la tierra. Estas circunstancias eran propicias para lucrarse comprando a bajísimos precios
ción inducida por las innovaciones propuestas por las misiones internacionales económi- productos agropecuarios y obtener enormes ganancias con la reventa. (andante)
cas, como la de Chardon, hasta abarcar importantes sectores de la producción, entre ellos el
azucarero, mediante la recurrencia, a la par de su visión de los negocios, de la mediación a
su favor gracias a la red de relaciones tradicionalmente conformadas por el peso político y
social establecido.
Dado lo anterior, se puede hacer una distinción entre el tipo de empresario y la relación

32
Entre los innumerables decretos emitidos durante 1948, se advierten el 2463, “por el cual se crea la policía rural”, el 2336,
que buscaba castigar “los delitos contra la propiedad”, el 1483, que creaba el Instituto de Parcelaciones, Colonización y
Defensa Forestal; el 2472, que buscaba el mejor funcionamiento de las cooperativas de producción, compra y venta de
productos agrícolas y ganaderos y de pequeños industriales; véase, Jaramillo Ocampo, Ileman, 1945-1950, de la Unidad 38
La particularidad de esta clasificación es de Rojas, José María, op. cit. p. 90 y ss.
Nacional a la hegemonía conservadora p. 151 y ss. Editorial Pluma, Bogotá, 1980. 39
Le Grand, Catherine, Colonización y protesta campesina en Colombia, 1850-1950 p. 17. Universidad Nacional de Co-
33
Oquist, Paul, Violencia, conflicto y política en Colombia, Biblioteca del Banco Popular, Bogotá, 1978. lombia, Bogotá, 1988.Como lo demuestra la autora, los conflictos agrarios y en consecuencia los desplazamientos de
34
Rojas, José María, op. cit. p. 49. población se habían acentuado notoriamente desde 1850, cuando, con la ampliación de la frontera agrícola para la pro-
35
Ibid, p. 83. ducción de cultivos tropicales, el país buscó insertarse en el mercado internacional.
36
Eder, Phanor, J. James J. Eder, el fundador, p. 171, Antares, Bogotá, 1959. 40
Campo, Urbano, Urbanización y violencia en el Valle, p. 24, Ediciones Armadillo, Bogotá, 19809
37
Rojas, José María, op. cit. p. 100. 41
Ibid, p. 21.

( 18)
r
[reflexión]

la paz como bien inmaterial Cristhian Camilo Rodríguez

D
estudiante ipn
esde los inicios conclaves de la humanidad la paz ha
sido la constante para cualquier civilización, la paz
era tratada como no interferir la tranquilidad de
otra persona o un grupo de personas, pero esta tranquilidad se
vio afectada desde que las civilizaciones nómadas decidieron
atacar a otros grupos prehistóricos para adquirir sus comida
recolectada, sus herramientas para labores rusticas y sus muje-
res. Después de que estas civilizaciones al ver que al desplazar-
se pierden potencialidad y gasto de energía establecen un lugar
central, donde aquella paz primaba sobre cualquier derecho
sin saber que era un derecho de cualquier hombre.
Para América del Sur esta paz fue interpelada en 1492 donde
el hombre blanco y armado domina a aquel hombre mapuche
y quechua con sus tropas de presos, asesinos y violadores, esta
paz constitucionada entre las tribus indígenas seriamente y
durante un tiempo prolongado ha sido vulnerada, pisoteando
sus creencias, su religión, su trato social y sobre todo su dig-
nidad humana convirtiéndolos en esclavos subyugados sin
poder de su tierra y de sus cuerpos, plagando a América del
sur enfermedades, pestes, crímenes y sobre todo algún que
otro político.
Durante este periodo poco a poco se fue moldeando a la
vida cotidiana y reescribiéndolo durante las generaciones
venideras, así como los indígenas, las personas afro descen-
dientes por su condición de piel morena, según el hombre
blanco es argumento para dominarlo, para detener su paz y
obligarlo a la humillación constante las 24 horas del día, en
condiciones deplorables y paupérrimas; este modelo antiguamente era visto como el surgimiento adecuado la constitución de setenta años de costumbre tradicionalista, es así que
de una nación ejerciendo poder sobre otra, ejerciendo poder sobre su paz social y territorial, en cualquier estos grupos son fomentados por los ideales de lucha comunista por
apartado histórico se ven estos acontecimientos hasta en la biblia, una nación ejerciendo poder sobre otra, la revolución de 1917 y anteriormente por Simón Bolívar. Es así que
vulnerando su paz. el estado colombiano se cansa de que el pueblo se eduque bajo esos
Así es la historia de cualquier nación, o fue esclavizada o fue el esclavista, cambiándolo a palabras más ac- parámetros que empieza a tener diálogos de paz, algo fortuito que ya
tuales durante el siglo XX como el empleado y el jefe. Aparecen héroes sin capa o escudos nacionalistas que no tiene cada hombre sino que ahora se negocia y se dialoga. Casi en
pelean para que esta paz no sea vulnerada de la manera mas vil, como es el caso de Mahatma Gandhi quien el siglo XXI la sociedad colombiana explota por la guerra de los carte-
logro sacar al imperio ingles de India con métodos como la resistencia pacifica, cambiando así leyes, estatutos les donde la paz personal y grupal se veía afectada por carros bomba,
y reglas sociales pensando en una paz para la nación y especialmente para cada individuo. bicicletas bomba, buses bomba hasta la muerte de próceres políticos
Otro héroe sin distinción es Martin Luther King precursor de la raza negra en América del Norte donde el juzgando y buscando la paz como Galán y Lara Bonilla, quitando
racismo, y la segregación llega a su máxima expresión, donde hasta por un puesto de autobús se lo disputan; la esperanza de sus familias violando su paz indeleble que se
King guiado también por ideas pacificas busca que la nación llegue a un equilibro de paz y equidad; es ilógico merecen pasando alguna fecha especial. Por su trayectoria y la
pensar que uno de los países con mayor favorabilidad a la Carta de DDHH tenga durante mas de la mitad del de varios estudiantes las reglas, normas y estatutos se ven obli-
siglo XX este tipo de ideología xenófoba y ex- gadas a cambiar estipulando en su constitución del 91 la paz
cluyente. Por parte de África, continente donde Así es la historia de cualquier nación, o fue esclavizada como bien inmaterial de cualquier colombiano, como derecho
la mayoría es gente de raza negra en Sudáfrica o fue el esclavista, cambiándolo a palabras más actuales fundamental e irrenunciable a el. Ahora sobre la actualidad
surge el humanista Nelson Mandela quien en desde 2012 la paz se ve como algo triunfante, y no como la gran
1994 erradica el apartheid, que fue un sistema durante el siglo XX como el empleado y el jefe. Aparecen pantalla, como algo donde ya es parte de nuestra historia, y en
de segregación racial en la nación sudafricana y héroes sin capa o escudos nacionalistas que pelean para los textos de historia podrán ver esta coyuntura de como en la
demás países de África, con esperanza de ima- constitución se ve la paz como derecho legitimo e irrenunciable
ginar la paz como principal eje de cualquier que esta paz no sea vulnerada de la manera mas vil, se ira a votar si se quiere o no, algo fuera de casillas y no hay
nación, es así que casi a inicios del siglo XXI como es el caso de Mahatma Gandhi otra palabra mas bonita para definirlo como ilógico y estúpido.
Sudáfrica tiene sus primeras elecciones demo- En la actualidad ya sabemos que es algo a lo cual ya es un hecho
cráticas a presidencia. Es así que personas con ideales serios en busca de paz logran su prospecto tanto para y la banda de criminales del centro problemático se revolcaran
la nación como para cada individuo albergando paz en su interior y en sus leyes. con su cabecilla el narcotraficante número 82 por su liderazgo a
Así es como nos proyectamos con estos ideales de campeones de la verdad a la cultura colombiana desde el no tenerla, pero acaso ellos ya no tiene una paloma que poco a
tan gran triunfante 1810 que por un florero logramos la independencia, algo poco creíble que remonta otros poco se fue convirtiendo en arpía?, bueno temas de metamor-
nueve años donde en la batalla de Boyacá se proclama oficialmente la independencia, independencia colom- fosis o involución.
biana termino refutable que abordaremos mas adelante, por ahora nos abarca la paz, Simón Bolívar pensaba Ya como conclusión de este recuento de actividades tanto glo-
en unir a los tres países en la zona sur de Suramérica refugiando a la paz como bien que cada persona tiene, bales como colombianas la paz se comporta como un eje fun-
además de su dignidad. Colombia pasa por procesos históricos los cuales son muy BOBOS para remitirlos damental de cualquier sociedad sin darse cuenta de que ya esta
como su patria, otros procesos donde por la influencia del tío Sam perdemos a Panamá e interiormente se había existido, que cuando nacemos ya tenemos nuestra pro-
proclama una guerra que dura mil días solo por el poder central, luego por esa misma disputa del poder nos pia paz, tanto personal como grupal, asi que cualquier persona
cae la hegemonía conservadora y la republica liberal; todos estos procesos vulnerando nuestra paz que cada que este en contra de ella así renuncie a obtenerla se le recuerda
persona es digna de tener, se pierde la paz de las madres campesinas donde sus hijos son llevados a la guerra que no es individuo de cualquier sociedad, ya que la carta de
y después de 80 años se sigue manteniendo esta contante pero ya con nombre mas futurístico, los falsos po- DDHH la tiene como principal eje y esta norma internacional
sitivos. Se vulnera la paz de los ciudadanos donde personas sin escrúpulos los persuaden con ideas rojas o se rige a partir de ideales sociales y autóctonos de sus luchas,
azules para matarse los unos a los otros. Y como no mencionar se vulnera la paz laboral en la masacre de las de sus protestas en busca de ella, que los otros principios son
bananeras. Años más tarde la creación de guerrillas o entes armados al ver la desigualdad social que impera ramificaciones de la paz, la amada paz.
(andante)
después de la mitad del siglo XX deciden establecer grupos que por la vía armada piensan llegar a cambiar

( 19)
h
[homenaje]

Los colores de Darío


Manuela Bello, María José Guerrero, Cindy Andrade, Dana González, Catalina Martínez, Sharon Jaramillo, María Paula García y Salomé Quintero
Estudiantes IPN.

P
areciera que la vida se hubiera pintado de dos tintes: el azul, él manda cree una nueva historia, esos que se atrevieron a seguir soñando hoy me dan vida,
“pájaros” rapaces en busca de animales con los cuales alimentarse: el rojo, me hacen renacer para poder evidenciar lo que siempre soñé y ver como aun lle-
que es el color preferido de ciertos animales que resisten frente a las ame- vamos la esperanza muy en alto.
nazas de los pájaros azules… Aquí en Restrepo el cielo se manchó color negro, Hoy la universidad está en silencio para aquellos que no escuchan los eco de tan
los dueños de los pájaros y de los animales hacen de la vida una constante incer- suave voz, ecos que con los pájaros azules siguen dándoles voz a los estudiantes a
tidumbre, en donde la guerra y las desapariciones son la noticia de todos los días. esas palabras que están encerradas en su propio cuerpo en aquella cárcel de inse-
Donde yo estoy, frente al teatro Damasco, la cotidianidad transcurre vendien- guridad, aquella inseguridad que con los pájaros rojos se desvanece, ya que estos
do dulces y algunos cigarrillos. La gente transita sin enajenación alguna por la siguen mostrando la lucha y la resistencia de aquel maestro que con sus huellas
existencia… No siente nada, pero si lo vive todo. Solo que el miedo se apodera amarillas, aquellas que aún siguen recordando en la universidad como los pasos
de ellos y como un pájaro rojo o azul arranca las palabras de la boca para con- de esa niñez y su recorrido hasta el último día de su vida, le dan paciencia y paz
vertirlas en un profundo silencio. Un silencio que día tras día vuelve a manchar a la violencia vivida, esa violencia que mancha el cielo con ese color oscuro, lleno
ese cielo de color negro. Un negro que en algunos cielos de este pueblo, ciudad de melancolía por las lágrimas derramadas provocando el silencio de los violines
o país se contrasta con la cagada blanca que deja aquella paloma liberada por la más hermosos. El aire se invade de humo naranja de un tabaco esperanzador,
memoria y la dignidad. aquel color que recupera el dulce cielo azul del cual una paloma blanca con sus
Estando ahí, paralizado frente al teatro, comienzo a pensar cómo se podría te- alas extendidas trae la memoria de un pueblo, ciudad o país, que con sus campos
ner una vida sin miedo, sin paranoia cotidiana, sin amenazas, sin conflicto, sin verdes se sumerge en las expediciones de un maestro que aun sin vida con sus
mentiras, sin corrupción, sin narcotráfico ni violencia, sin un cielo manchado colores hace escuchar su voz en los ecos de una universidad que lo recuerda con
de negro; una vida amena, una vida bella, una vida en paz. ¿Cómo manifestar la lucidez de un alma colmada de mil colores. (andante)
esto? Pasan los días, los meses y los años y me voy para Bogotá, la gran ciudad, y
emprendo mi viaje por la licenciatura para compartir mis pensamientos y luchar
contra todo aquello que hace sufrir a mis comunes, a mi familia, a mis hermanos
colombianos.
Y aunque a mis alrededores muchas personas no crean en mí y se hayan vuelto
conformistas, yo tengo que luchar por estas, por devolverles la esperanza que les
arrancaron del pecho, por su dignidad, por sus derechos.
En la ciudad encuentro un ambiente diferente, colores de diferentes matices
plasmados en una cotidianidad que va dejando huella.
Llego a la universidad pedagógica nacional, educadora de educadores, com-
prometedora frase, y comienzo a transmitirle a mis estudiantes mi conocimiento
desde el amor, desde la pasión que brota por dentro de mi cuerpo para que estos
mismos se piensen de una forma distinta y hagan, junto conmigo que la sociedad
colombiana cambie y deje atrás esas ganas de sangre por ideales distintos.
Comienzan los problemas y las oposiciones a mis pensamientos, no podía es-
perar menos, pero estas oposiciones no me impiden seguir adelante cambio me
dan el valor y la fuerza para continuar con un trabajo basado en la memoria
histórica descubriendo acontecimientos importantes y de controversia para una
sociedad encasillada en ideales fuertes y radicales, aunque no todo es tan negro
pues tengo la gran idea de que con ayuda de la nuevas generaciones se puede
lograr un gran cambio de color y que lindo que este fuese generado por la uni-
versidad educadora de educadores donde transmitir el conocimiento es un placer
que no tiene límites.
Al pasar los días recorriendo los pasillos de la universidad conversando con mis
colegas y estudiantes, mi propósito de despertar al pueblo colombiano se estaba
haciendo más difícil, mi lucha por los derechos y la verdad estaba siendo atacada,
una persecución y oposición política hacia que todo se debilitara un poco, pero
no lo suficiente para rendirme y creer en lo que la nueva generación podía lograr.
Ese día salí de la universidad pedagógica nacional después de dictar mi clase.
Para despejarme un poco conduci mi Renault 4 hacia un bar en el barrio Palermo
donde solía conversar y tomarme unos cuantos tragos para después reunirme
con mis dos hijas con las cuales no volví a verme. Me secuestraron y llevaron a las
afueras de Bogotá donde decidieron silenciarme para siempre.
Antes de morir pensé en mi esposa e hijas, no quería que se quedaran solas,
pensé en los estudiantes que también querían un cambio y pensé en mis confi-
dentes y amigos que me apoyaron hasta el final, solo esperaba que mi muerte no
fuera un motivo para que todo acabara. En mis últimos minutos aún tenía una
esperanza, una esperanza de que todo lo que había dicho y enseñado hubiese
quedado en alguien, y que comenzara el cambio, que ya no hubiese miedo ni
violencia, ni mentiras, ni corrupción, ni engaños, ni un cielo manchado de negro.
Al pasar los días la universidad entera seguí buscándome, mis estudiantes, mis
amigos, compañeros y colegios, todos unidos. Mis hijas, mis hermanos, todos a
la espera de verme llegar, pero no fue así, pues quienes me secuestraron ya se es-
taban encargando de darle fin a mi vida. Sin embargo, hoy desde un lugar lejano
he podido ver florecer las semillas que un día deje en mi hogar, en el aula, todo
esto me hizo comprender que siguen caminado y construyendo; luego de tanto
tiempo estando ausente. pero hoy quienes piensan en un país distinto y que se

( 20) ( 19)
m
[rincón de la memoria]

[La placa] Ciro


Estudiante
Garzón
UPN
Aquí estoy, frente a la placa del profesor Darío Betancourt Echeverry. La placa dice lo
siguiente:
Plaza Darío Betancourt Echeverry
“Es en la lucha que uno se descubre como clase”
Darío Betancourt Echeverry
Profesor titular y jefe del departamento de Ciencias Sociales hasta el 30 de abril de
1999 cuando fue desaparecido y posteriormente asesinado.
Educador obsesionado con el quehacer mismo del historiador como instrumento
liberador, en tres planos: la historia como acción política, la historia como empresa pe-
dagógica y la historia como tarea crítica.
Comunidad Educativa UPN abril 2005.

El eco que enmudecio los colores


Salomón David Alape Jiménez, Federico Mora y María Salomé Quintero Herrera
Estudiantes IPN.

EL color oscuro, invade el cielo


De melancolía, lleno de lágrimas
Y de un pueblo sin memoria
Que silencia el sonido de los pájaros.

Un rojo que reafirma


La lucha por las palabras vacías
E invade de seguridad
Toco la placa tallada en mármol con mi mano, es dura, fría y de color marrón. La
Aquellas almas solitarias.
placa es su retrato y, su retrato es de mármol. Entonces es como si me salpicara a la
cara, el mármol pulido del retrato del profesor. Miro la placa y pienso que es invisible
Ese verde esperanzador
a los demás. La placa pasa desapercibida. Es una placa que nadie se detiene a mirar,
De aquel bosque inspirador
que nadie mira y, sí se mira, importa poco, pues el tiempo agobia y no alcanza para
De expediciones de un maestro
preguntarse ¿Quién fue ese profesor?... En el retrato de mármol de la placa, el profe-
Colmado de letras voladoras.
sor se ve sereno, libre, descomplicado. Es una placa, es de mármol y es invisible muy
pocos miran. En la placa el profesor es esa foto joven ¿Quién le habrá tomado esa
Aquellas huellas amarillas
foto?... ¿Quién habrá pulido esa placa?...
Alegres y tranquilas,
Entonces su pelo negro, enmarañado, y su frente ilumina; tiene gafas de intelectual,
Que en el sendero de piedras
lleva puesto un saco de paño inglés y una camisa blanca. La barba es corta en “caja”.
Van dejando un pasado insurgente.
Fue una noche, una noche del viernes 30 de abril de 1999, que el profesor Darío no
volvería a caminar por los pasillos de este edifico y por los de toda la Universidad.
Un lúcido azul lleno de enseñanzas
Salió, no volvió y muchos lo esperaron. La violencia se lo había llevado.
Y de palabras encerradas
Me hubiera encantado conocerlo en persona, verlo caminar por los pasillos del
En los cuerpos tambaleantes
edificio ‘A’, ‘B’, ‘C’, ‘P’ y, por esta Plaza que ahora tiene su nombre y simboliza... ¿Qué
De estudiantes silenciados.
simboliza?... Digamos que resistencia. Me hubiera encantado conocerlo en persona.
Verlo atravesar esta plaza fría, camaleónica y de acontecimientos singulares.
Y el eco de una lúcida voz,
Hoy la Plaza Darío Betancourt Echeverry de la UPN, tiene el nombre de este queri-
Saca del encierro las palabras,
do profesor. Y sí... así es, en este país absurdo, así se silencia a quiénes quieren educar,
Trasmitiendo la memoria de un
pensar e iluminar. Al profesor Darío, lo desaparecen, lo secuestran, luego lo asesinan.
Maestro con alma de mil colores.
Yo recorro está plaza con la mirada, mis ojos se sumergen en su ambiente. Veo venir
las iracundas tanquetas embistiendo la entrada de la plaza. Ese grupito minúsculo
de habilidosos capuchos impide que la tanqueta entré. No es bienvenida. Está plaza
ha resistido. Allá el mural dedicado a la memoria de Óscar Arcos, Daniel Garzón y,
Lizaida Ruiz; estudiantes de sociales fallecidos trágicamente por una explosión en
Suba. En palabras del profesor Renán Vega: “La muerte trágica de Óscar, Daniel y
Lizaida está inscrita en la lógica de una guerra declarada, pero nunca reconocida,
que el capitalismo colombiano adelanta contra los jóvenes pobres y humildes, que
mueren todos los días de múltiples maneras, en campos y ciudades”. Y esas cabezas...
¿De quiénes son?... Bolívar, Lenin y Marx. Fueron pintadas por la escuela permanente
de formación popular Pedro Nel Jiménez ¿Quién fue ese señor?... Pedro Nel Jiménez
Obando fue un defensor de los Derechos Humanos, abogado de la Universidad Ex-
ternado, personero municipal de Villavicencio, militante de la Juventud Comunista y,
víctima del genocidio contra la UP. En la parte exterior del muro donde están pinta-
dos Óscar y Daniel y Lizaida sobresale otra pintura, la del líder social Carlos Pedraza,
estudiante de la UPN, asesinado vilmente por la ultraderecha de este país.
Contemplar la Plaza Darío, es contemplar la historia trágica, narrada en murales
del activismo político, del pensamiento crítico, de la acción política. Aquí los ojos
se aguan. La Plaza Darío Betancourt Echeverry con su plaquita de mármol a la intempe-
rie, significa múltiples recuerdos para mí: pupitrazos, tropeles, asambleas, conciertos, ollas,
discursos, reuniones, citas, enamoramientos, murales, etc. Este es mi lugar de reflexión y
silencio, aquí es donde se reconoce a la memoria simbólica. La plaza Darío Betancourt
Echeverry rememora a ese querido profesor que me hubiera encantado conocer
en vida.

( 21)
j
[ j u e g o s y l i b r o s]

( 22
( 22)
Horoscopo de la paz [AL CIERRE]
Acuario 21 de enero al 19 de febrero huellas de vida y esperanza
Pensar antes de hablar, básico para la sana convivencia. Además, procura que tus
actos concuerden con lo que piensas y dices. Esto requiere de reflexión perma-
Darío
nente. No esperas que todo te llegue de la secretaria de educación, ni memos del Hermano de sangre hermano del alma, amigo querido. Hoy nos congregamos
MEN, recuerda la acción se basa en la organización, el criterio y la decisión. Lee en torno a tu despojo mortal para darle un último adiós a la vestidura con la
la reforma a las licenciaturas y amplia tu análisis con la invitación de Estanislao que recogiste ésta tierra, tu Valle del Cauca querido, el llano embrujador y
Zuleta: El campo de la educación es un campo de combate. Los elementos del ésta gran ciudad cosmopolita como ninguna, porque tu espíritu permanecerá
agua te invitan a navegar en internet, allí lo encontrarás. con nosotros eternamente. Como el pájaro indefenso víctima del cazador
PISCIS 20 de FeBREro al 21 de MARZO furtivo, tu vida terrenal ha sido segada por la irracionalidad de ésta violencia
Nunca juzgues los actos de los demás sin garantizar el debido proceso. Haz una au- que no hace distingos ni conoce fronteras. Siempre fuiste un hombre de gran-
toevaluación constante de tus actos y pregúntate si contribuyen a la construcción
des ideales, de palabras elocuentes, convencido y frentero. Tu pensamiento,
de escenarios donde el debate y el conflicto nunca recurran al desconocimiento
del Otro y mucho menos a la violencia como medio resolutivo. Invita a tu familia a tus escritos y palabras reflejaron siempre tu verdad y quizá fue ésta la causa
ver el documental Sobre las madres de Soacha. Luego en un ambiente más íntimo de tu temprana muerte. Te recordaremos cuando nos reunamos a saborear un
lee a Gabriel García Márquez: Por un mundo al alcance de los niños. exquisito sancocho de gallina o cuando estemos degustando un añejo vino;
aries 22 de marzo al 21 de abril debilidades que jamás pudiste ocultar, porque siempre te gustaron las cosas
Hoy da un paseo por la Plaza de la Memoria, edifico P, conoce a tus compañeros buenas que la vida te ofreció. Ya no estarás entre nosotros físicamente, pero
del mural y comprométete con su memoria viva, verás cómo construyes cami- en nuestros corazones siempre tendrás el lugar que te ganaste.
nos de paz, mejoras tu entorno y alegras tu día. Es importante que te enteres Con Honorio y Hernando, iremos con la misma regularidad que solíamos ha-
que ha pasado con los acuerdos de paz. Momento especial para seguir las obras cerlo a jugar un chico de pool y a saborear unas cuantas cervezas para honrar
fotográficas de Daniel Esquivia Cohen Zapata, Juan Manuel Echavarría y Jesús
Abad Colorado.
tu memoria, porque fue idea tuya celebrar estas reuniones que nos permitie-
ron integrarnos cada vez mas. Alrededor de Carlos y Teresa, en compañía de
tauro 22 de abril al 21 de mayo
La vida te sonríe, sonríe tú también. Genera espacios para ti donde prime la lec- Mariola, Suldery, Honorio, y Hernando nos reuniremos un día cualquiera
tura obras literarias que narren el conflicto armado colombiano, esto te permi- para recordar tus anécdotas y hacer memoria a tus mejores recuerdos. ¿Acaso
tirá construir la paz conociendo el contexto que ha suscitado la guerra. Día es- crees que nosotros tus hermanos podremos olvidar aquellos paseos, juguetón
pecial para que conmemores a las víctimas de la masacre de Segovia y la Toma descalzo bajo la lluvia chapuceando entre los charcos con tu pantalón corto,
y Retoma del Palacio de Justicia. Semana oportuna para leer la ley de víctimas. en Restrepo, nuestro querido pueblo natal? Son demasiados recuerdos her-
géminis 22 de mayo al 21 de junio mosos que perdurarán para siempre en nuestra memoria colectiva. Adiós…
Reconcíliate con tu ser político. Veras como todo a tu alrededor cambia de ma- O mas bien… Hasta luego querido hermano del alma, Querido hermano de
nera favorable, este es el principio para la construcción de paz con base en el sangre.
conocimiento de tu historia reciente. Tiempo oportuno para visitar el museo
Algún día esperamos reunirnos contigo en la tierra prometida
memoria y tolerancia. Como ciudadano o ciudadana de Colombia tu responsa-
bilidad es leer los acuerdos de paz. Tiempo propicio para consolidar un grupo Rodrigo Betancourt Echeverry
de estudio.
cáncer 22 de junio al 22 de julio
Genera espacios de conversación, de diálogo y de debate a tu alrededor. Pero cui-
dado, ten en cuenta que estos deben estar sustentados por los argumentos sólidos
que le den rigor al debate. Buen día para enterarnos que es el delito de desapari-
ción forzada y por qué es de lesa humanidad. Buen momento para leer una de las
obras del profesor Darío Bentacourt.
LEO 23 de juLio al 23 de AGOSTO
Hoy regala un abrazo, una sonrisa y palabras amables. Esto aporta a la cons-
trucción de espacios solidarios y de convivencia. Invita a tu parche a la lectura
conjunta. Día especial para conocer el nuevo código de policía y alimentar el
análisis leyendo el informe del profesor y miembro de la Comisión Histórica
Renán Vega Cantor.
VIRGO 24 de AGOSTO al 23 de SEPTIEMBRE
Aprende a reconocer tus errores, tus actos de violencia y de irrespeto a Otros.
Esto sin duda, cambiará tu perspectiva de las personas y del mundo. Día especial
para que invites a tu pareja, personas amigas y conocidas a ver la película “la
profesora de historia”. Momento para leer el texto: Pedagogía de la memoria para
un país amnésico, editado por la UPN.
LIBRA 24 de SEPTIEMBRE al 23 de OCTUBRE
Busca el equilibrio, escuchando responsablemente los testimonios de las víctimas
del conflicto armado; evita instrumentalizarlas, aprende de dolor, compromete con
el ¡Nunca Más! Estudiando, investigando y accionando para la construcción de
una paz con justicia, verdad, reparación integral y garantías de no repetición. La
ética te aconseja averiguar que está pasando con los habitantes del “bronx”. Opor-
tunidad perfecta para leer El olor del Humo, Auschwitz y la pedagogía del extermi-
nio de Raffaele Mantegazza. Los astros de avisan que está en la Luis Ángel.
ESCORPION 24 deOCTUBRE al 21 de NOVIEMBRE
Desarrolla y potencializa el pensamiento crítico. Esto te permitirá expresar mejor
tus ideas y así mismo, comprender, debatir y respetar el criterio de los demás, no
sobre imaginarios sino con lógica y desde la razón. Tiempo oportuno para escu-
char la canción de la memoria de León Gieco, acompañada de las disertaciones
de María teresa Uribe de Hincapié: ética y política (te iluminan, está en virtual).
SAGITARIO 22 de NOVIEMBRE al 22 de DICIEMBRE
Hoy realiza un acto que contribuya a la paz de tu entorno. Reflexiona sobre este
acto y analiza sobre tus aportes en la cotidianidad del entorno donde vives. Este
fin de semana importante ver documental Volver a nacer. Memoria desde el exilio
del genocidio contra la Unión Patriótica. Excelente día para visitar la página del
padre Javier Giraldo Moreno.
CAPRICORNIO 23 de DICIEMBRE al 20 DE ENERO
A veces guardar silencio ayuda a organizar nuestras ideas, a profundizar en nues-
tros pensamientos y hacer reflexiones de nuestro papel en la construcción de paz.
Día propicio para pedirle a uno de tus mayores que te cante A quien engañas
abuelo, melodía perfecta para hacer diálogo con la lectura de la obra del Arturo
Alape, Soy un libro en prisión.

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l
[ j u e g o s y l i b r o s]

Un libro para la vida...


C
on el fin de consolidar un escenario propicio para abordar pedagógicamente las prácticas,
reflexiones y perspectivas en torno a la materialización del derecho consagrado que tiene
la sociedad colombiana a la paz, la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) entrega este
primer volumen de ensayos producto de la cátedra pública: Formación de maestros y educadores
para una Colombia en paz”, denominación tomada del Plan de Desarrollo Institucional (PDI)
2014-2019 de la UPN, con un particular énfasis referenciado en el lugar que tiene la educación en
la formación ético-política de maestros y educadores afectados por la violencia política. La Cáte-
dra de la Paz hace parte del eje estratégico del pdi “Construcción de paz con justicia y democra-
cia”, al cual se le suma el propósito de mate- rializar los mandatos constitucionales de prevención,
protección y garantía de derechos en torno a la Constitución Política: artículo 221, la Ley 1448 de
2011 y la Ley 1732 de 2014.

E
n este libro se presenta la propuesta de una pedagogía de la memoria como experiencia
ética de formación que nos exige trabajar con las siguientes preguntas, las cuales pueden
territorializarse en múltiples espacios de socialización en tanto atienden al reclamo ético:
Nunca Más, ¡Basta Ya¡ ¿Cómo y desde dónde tramitar las memorias traumáticas producidas en
el contexto de la violencia política colombiana? ¿Qué significado tiene una ética sobre la expe-
riencia de lo inhumano, de la destrucción de toda dignidad, de las borraduras de las biografías,
del olvido de la condición de humanidad de las víctimas? ¿Es suficiente con construir una comu-
nidad simbólica de víctimas? ¿Qué significa asumir la demanda social, política y educativa sobre
la paz, la reconciliación y el perdón desde los procesos de formación de maestros y educadores
sociales? ¿Cuáles son las políticas de la memoria que se deberían implementar en el país? ¿Qué
soportes de la memoria se reconstruyen desde las posiciones de las víctimas, de los victimarios,
de los sobrevivientes, de los testigos y de los afectados por las ecologías de la violencia política?
¿Desde qué referentes se podría deconstruir la existencia de una sociedad amnésica y afásica?
¿Cuál es el lugar de la corporeidad en las geografías del conflicto social armado?

E
stas palabras carecerían de sentido si al comenzar a leer el presente libro no aceptamos
que hacemos parte de una generación a la que el suplicio de las víctimas que ha dejado la
guerra recorre sus más remotas emociones. Quizá porque no lograremos concebirnos sin
los ausentes, los desterrados, los torturados, los separados de los otros, los arrojados a la nada. Ni
los que mueren ni los que nacen estarán liberados de lo que ha ocurrido, hasta tanto no podamos
vernos a los ojos y devolvernos algo del porvenir que hemos perdido. Una manera de hacerlo es
narrarnos, una y otra vez, como un golpe de tambora, hasta calmar parte de aquella pesadumbre
que genera el observarnos como extraños frente a un poblado de sombras. He aquí el lugar de la
memoria. He aquí el significado de la educación

Conoce y participa del

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