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En este capitulo se realizan algunas puntuaciones histéri- cas en relaci6n con el surgimiento de /a nifia en Occidente: épor qué remitirnos a datos histéricos de Europa y tan lejanos en el tiempo? En primer lugar, la observancia de las variaciones hist6- ricas impide esencializar los procesos a estudiar. Muchas veces, los especialistas on ciencias sociales —y, mas marca. damente, los tratados de Psicologia de la Nifiez— institu yen patrones de infancia que, en funcién de establecer las pautas generales de] «desarrollo infantil» (Io sano, lo enfer- mo, la normalidad y el retraso), parecieran guiarse por un mo- delo de nitiez que sélo puede focalizar la mirada en los nifios que nos rodean, pero que quedan universalizados en leyes generales En segundo lugar, ha sido en Europa —y, posterior- mente, en Estados Unidos— donde se produjeron los valores, creencias, actitudes y practicas sociales de la mo- dernidad con respecto @ la familia, la sexualidad, la moral, la educacién, organizando verdaderos universos de significacién, Al instituirse como ideologias hegemé- nicas han ejercido verdaderos patrones de ideal de vida y de normalidad, aun para paises o sectores sociales donde los nifios/as no alcanzan los niveles elementales de alimentacién EI rastreo histérico del concepto de nifiez, las practicas sociales que le son inherentes, las instituciones involucra- das y los sujetos concretos que produce permiten observar que se constituyen procesos complejos que no involueran ni al mismo tiempo ni de igual modo al conjunto de los nifios y nifias de una sociedad. En tercer lugar, no puede pensarse la nifiez como un proceso aislado, sino que cobra sentido en funcién de la significacion social que las estrategias de familiarizacién- escolarizacién adquieren para el grupo social en que se inscriben. Los modos de socializarse, los amparos y desam- paros, las formas de autonomizacién o tutelajes dependeran de los lugares y funciones a los que esos nifios y nifias estén destinados en’ su adultez. Es decir que dichas estrategias de familiarizacién-esco- larizacién son un aspecto clave de la reproducci6n social, en tanto la socializacién de sus nifios y nifias crea condiciones ara su ubicacién adulta en la sociedad En este marco se desplegardn las estrategias de clase, de etnia, de edad, de género, ete. con respecto a su educacién, a su sexualidad, a su capacitacién laboral, que en un sutil entramado dardn el marco tanto de sus posibilidades como de sus limitaciones para sus posicionamientos colectivos y singulares. T. La INVENCION DE LA INFANCIA Sibien, obviamente, desde que el mundo es mundo siempre ha habido nifios y nifias, la nifiez pensada como campo social de significaciones es un fenémeno tardio en la historia occidental. La nocién de infancia o niftez, as{ como también las institucio- nes, dreas de conocimiento y profesiones que se ocupan de los, nifios/as, se instituyen en un lento proceso histérico que presenta, a su vez, grandes cambios en el tiltimo siglo. Seguin Philippe Aris,? en el Antiguo Régimen «se repre- et la vie "Ancien Regime, Paris, sentaba mal al nitio» y peor aun al adolescente; la duracién de la infancia se reduefa a su periodo de mayor fragilidad © indefensién. Apenas los chicos podian bastarse por sf mismos se encontraban mezclados entre los adultos, com- Bartiendo sus trabajos y sus juegos. Un pequefio nifio/a jevenia répidamente en un hombre o mujer joven. En la Edad Media, los nifios vivian mezclados con los adultos hasta los 6 6 7 afios, momento en que eran asimila- dos, en el caso de los varones, como aprendices al mundo productivo, generalmente en casas de otras familias. Los varones nobles también solfan abandonar la casa paterna muy tempranamente para adentrarse en las artes de la caballeria en casa de otro noble. En el caso de las nifias, éstas crecian mezcladas entre las mujeres de la casa, ayu- dando en los quehaceres domésticos. Se ha denominado «mignotage»® a esta forma de vincula- cién con los nifios pequefios, propia de esa época. Pareciera ser que primaba la idea de mascotas graciosas con las que jugar mas que la nocién de cuidado y educacién que carac- terizarfa, con mayor propiedad, a la sensibilidad moderna frente a la infancia. El mignotage es, en un principio, un sentimiento de mujeres —de mujeres encargadas del cuidado de los ni- fos— surgido en la cotidianeidad de la compafiia de los pequefios que rodeaban a madres y nodrizas En las significaciones colectivas de la Edad Media parecie- ra encontrarse un vacio de representacién para los nifios, pequerios que atin no se pudieran mezclar en el mundo de los, adultos. La afirmacién de Philippe Ariés de que el sentimiento de infancia no existia en la sociedad medieval ha desatado grandes polémicas entre los historiadores.‘ Para este autor, la ausencia del «sentimiento de infancia» no significa que los nifios estuvieran abandonados o no fueran queridos. Es ® Mignoter: en francés, ‘mimar’. “ Giberti, E., «Parto sin temor: el poder que perdemos», en A, M. Fernandez (comp.), Las mujeres en la imaginacién colectiva, Buenos Aires, Paidés, 1993, Flandrin considera que la disminucion de la mortalidad infantil que se observa a partir del siglo xv! 00 puede ex- plicarse por razones médicas ¢ higiénieas, S10 solamente Pique -se ha cesado de ayudar a moira los nifios Ne nose deseaba cuidar seh oma como referencia la pintura, la belleza y perfec- cide de las madonas del arte religioso, hasta él siglo xvi, cietbrasta eon las imagenes de esos nifios Jests q3e- més que cote arecen enanitos. No habia representacion del nifo, nifoe Bifan pintarse adultos reducidos de tamefo, Habia aoe petnias pero no existia concepto de iter. Es hacia el siglo xvt cuando se hacen més frecuentos los retratos de siios vivientes y muertos, y el alma es representada por imégenes de nifios vigenes enzo del gusto por el retrato indica que }0s nifios comicnzan a salir del anonimato donde los mantenfa su ova chanee de sobrevivir.’ Paco @ poco se. manifiesta el Misto por los nifios pequefios, por sus manera t nabitos; al gusto Pojeanpo, se incrementa el mimerode palabras con day Tipe fonomina (en Tengua francesa, bambins, far fans...)- Hlasia el siglo xv ya pueden observarse escent de la Hecie sqen la literatura y la pintura que dan cucntt “oo gin Arigs-— de ciertas transformaciones °” la vida cotidia- an on os sentimientos en relacién con la vide privada yl familia. ‘Laparticularizacién de la infancia europea $f produce en or aetde un proceso de transformaciones de 185 funciones 2 sen ora, que habita ahora espacios privadas, ha redu- de la {uymero de sus integrantes y ha devenido lugar delos cide AT mismo tiempo, la escuela sustituye al aprendi- zaje como medio de educacién. je como Prvwo de familia, sentimiento de infancia.¢ inst tuciin escolar establecen las condiciones del advenimiento tae eren el marco de las transformaciones de Ta vida Sstidiana que acompafaron el surgimiento y consolidacién seri Moeiedad capitalista. Sin embargo, puede afirmarse ecesario diferenciar el afecto por los nitios de una concien- ee ie le particularidad infantil’ Lo que no existia era, Pi sGmente, esa conciencia de particularidad por la que hoy Hstinguimos a un nifo de un joven. Desde que el nifola suaia vivir sin la solicitud constante dela madre o nodriza, pottenecia ala sociedad de los adultos y no se lo distinguia; ee decir, que no existian vestimentas, juegos, ceremonias mt fnstituciones propias de la infancia. || El proceso de particularizacién de la infancia ovciden- || tal constituye un lento entramado histérico-social que | ta la modernidad de la mano de la familia burgue~ | Gayla sociedad industrial y a escuela, Hasta so parton: | Jarizaci6n, los nifios/as vivian en una suerte de anonima- | to; cuando una criatura moria, como era frecuente, al- | guien podia apenarse pero la regla general era que no se || Tatomara demasiado encuenta;Tosninos ne salfan de una suerte de anonimato. | Ariés cita un trabajo de Jean-Louis Flandrin® que pone de relieve una préctica que empieza recién hoy @ ser un poco mas conocida: la persistencia, hasta fines del siglo (poe? Fal infanticidio tolerado. No se trataba de una préc- tica admitida y sin embargo, aunque era un crimen tastigado, se practicaba en secreto, corrientemente ca- cee e bajo la forma de accidentes: los bebes mortan ah gados-sofocados en la cama de los padres, quienes los. aeostaban a dormir con ellos. Simplemente, no se haefa sada por protegerlos ni para salvarlos Se ot ede -ayudar a la naturaleza» a hacer desaparecer individuos con tan poco peso como existentes no estaba se ohado ni confesado; tampoco se lo consideraba con ver- arena; formaa parte de las cosas moralmente newtrasy Bondenadas por la ética (tanto por la Iglesia como por el Sutado) pero practicadas en secreto, en una media concien- sign el Iimite de la voluntad, el olvido, la torpeza. »Arit, Ph. abt pra, nota 2 «anni 'SsLsEnfance et soeGté,en Annales ES 1964. . Bs 1 n 19, Paris, + Arias, Ph.,ob. cit. supra, nota 2 ”

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