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DESARROLLO HISTÓRICO DE LOS PARADIGMAS DE LA ETIOLOGÍA DE LA ENFERMEDAD Era del

paradigma del “miasma” y de la epidemiología de las estadísticas sanitarias Desde el siglo xviii
y gran parte del siglo xix predominó la teoría del “miasma”, que era una teoría donde el
contexto medioambiental produce las enfermedades por medio de emanaciones fétidas, de
sustancias orgánicas en descomposición que contaminan el aire. No existió un nuevo
descubrimiento biológico para su adopción, pero se adecuaba a las necesidades del nuevo
tiempo social, con el surgimiento en Inglaterra de la acumulación primitiva capitalista, que
produce el cercamiento y apropiación privada de las tierras comunales de los campesinos y su
desplazamiento a las ciudades, produciendo una urbanización masiva y caótica con la
industrialización en inmensas ciudades manufactureras como Manchester. Esto produjo
importantes descubrimientos sanitarios con los estudios sobre el agua contaminada, la
polución de los alimentos, los riesgos de los distintos oficios. El personaje emblemático y un
héroe de la época fue Rudolf Virchow, (3) que a principios de 1848 lo comisionaron para
investigar la epidemia de tifo en la Alta Silesia (una provincia prusiana con mayoría polaca) y a
fines de 1848 su informe escrito lo asoció con la pobreza y la falta de educación de los
campesinos polacos, originado por la opresión política de la burocracia y la opresión
económica de la aristocracia local y, como escribió, su solución “puede ser resumida en tres
palabras, democracia completa e ilimitada”. (4) A los pocos días de regresar de Silesia participó
de la revolución de marzo en Berlín defendiendo la barricada que estaba en la intersección de
las calles Friedrich y Tauben. Los prusianos enojados con su informe lo echan del Hospital de La
Charité de Berlín en marzo de 1849, pero luego de pasar años en el exilio de la Cátedra de
Anatomía Patológica de Würzburg, donde desarrolló sus ideas acerca de la patología celular,
debido a su prestigio en toda Europa fue traído en 1856 de vuelta a un nuevo instituto, creado
a su pedido, en el Hospital de La Charité. En 1859 fue nombrado miembro del Consejo de la
Municipalidad de Berlín, donde permaneció hasta su muerte; ahí batalló y fue el partícipe
fundamental para dotar a Berlín de suministro de agua potable y cloacas públicas para
recolectar los desechos de las viviendas. En el periódico del que fue cofundador, La Reforma
Médica, escribió que “los médicos son los abogados naturales de los pobres”, y que “la
medicina es una ciencia social y la política no es más que medicina en gran escala”. También
tenía una idea clara del motivo por el que surgen las epidemias, que sigue siendo de valor en
nuestra época; decía: “Si la enfermedad es la expresión de la vida individual bajo condiciones
desfavorables, las epidemias deben ser indicativas de las perturbaciones importantes en la
vida de las masas.”... “¿No vemos que las epidemias señalan siempre las deficiencias de la
sociedad?”, preguntaba. “Uno puede señalar las condiciones atmosféricas, los cambios
cósmicos generales y similares, pero ninguno puede causar epidemias por sí mismo. Las
producen solo donde debido a la situación social la gente ha vivido por largo tiempo en
condiciones anormales.” En el año 1861, con escasos 40 años, fue electo miembro del
parlamento prusiano, donde se enfrentó al “canciller de hierro” Otto von Bismarck. No hay
dudas de que fue un médico comprometido con su tiempo, científico creador del mecanismo
de la trombosis y de la patología celular, introdujo el microscopio en las facultades de
medicina, eximio e incansable antropólogo, entusiasmado con la prehistoria fue también
arqueólogo, asistió a Schliemann en Egipto y Troya y realizó excavaciones prehistóricas en
Alemania y en el Cáucaso

Era del paradigma del germen y de la epidemiología de las enfermedades infecciosas Una
revolución científica, al estilo de cambio de paradigma del concepto causal de enfermedad,
ocurrió finalmente en la última parte del siglo xix cuando se descubre la causa específica de las
enfermedades infecciosas y surge la teoría de los gérmenes. Esta teoría se introduce luego de
los trabajos de Henle, Koch y Pasteur, que demuestran la presencia de bacterias específicas y
que por lo tanto establece que hay una sola causa para cada enfermedad distinta; la causa
bacteriana y la enfermedad se relacionan y la enfermedad se podía erradicar si se erradicaba el
germen que la producía. (5) La teoría tuvo éxito en la etiología y el control de muchas
enfermedades infecciosas, reforzándose al encontrar el agente causal de enfermedades
metabólicas (las vitaminas, el calcio para el raquitismo, etc.) y endocrinológicas (la insulina
para regular la diabetes, la hormona tiroidea, etc.) hasta mediados del siglo xx, cuando fracasa
al tratar de encontrar una etiología simple y única a la explosión de las enfermedades crónicas
no transmisibles, que desplazan a las infecciones agudas como la causa fundamental de
mortalidad de la población.

Era del paradigma de la “caja negra” y de la epidemiología de las enfermedades crónicas Se


produce una revolución en el pensamiento, con la construcción de la idea subyacente de
multiplicidad de causas para una única alteración orgánica del individuo. La teoría emergió al
reconocerse el misterio de las nuevas epidemias de enfermedades crónicas; en el curso del
tiempo, esta teoría de la multiplicidad de las causas se desarrolló como la actual epidemiología
de los “factores de riesgo”. El modelo de la “caja negra” es una metáfora para representar
fenómenos cuyos mecanismos internos están ocultos y son desconocidos para el observador.
(6) Postula la existencia de multicausalidad en forma de red para cada proceso patológico,
donde el peso causal de cada factor depende de su cercanía con el presunto efecto, y
eventualmente permite romper la cadena causal interviniendo sobre un factor de riesgo. Este
tipo de investigación epidemiológica nos ha permitido conocer una gran cantidad de factores
de riesgo de enfermedades no infecciosas asociados con la susceptibilidad de los individuos
dentro de una población, especialmente los asociados con el cáncer y la enfermedad
coronaria. Pero contesta solamente por qué un individuo tiene más riesgo o es más susceptible
a la enfermedad comparado con el menos susceptible o de menor riesgo (riesgo relativo o
proporcional de enfermarse) dentro de la población, pero no contesta por qué la incidencia de
enfermedad es distinta en el tiempo o al compararla con otras poblaciones con distintas
incidencias, que también tienen el mismo riesgo relativo dentro de sus poblaciones, pero
donde la incidencia absoluta en cada una de ellas es muy diferente.

1. Era Sanitarista. Siglo XVII hasta principios del Siglo XIX. Basada en el paradigma del
“Miasma”: la morbimortalidad de las poblaciones estaba determinada por contaminaciones
del agua, aire y tierra, que ya habían propuesto filósofos griegos como Tales de Mileto,
Anaxímenes y Aristóteles (S. VI A.C.). Esto originó el desarrollo de una epidemiología
descriptiva en cuanto espacio, tiempo y persona, que permitió avances en salud pública como
fueron la implementación de medidas de saneamiento ambiental como disposición de
excretas, drenajes y acueductos. Algunos estudios representativos de esta era son
“Observation made upon the bills of mortality” (17), donde se reporta la distribución social de
muertes ocurrida en Londres durante la época de las plagas; “On the mode of communication
of Cholera” (18), donde reporta un estudio epidemiológico sobre la contaminación de aguas en
Broad Street; “Borden theory” (19), donde incluye una variante multicausal a la teoría
miasmática (16,20,21).

2. Era de las enfermedades infecciosas. Segunda mitad S. XIX principios S. XX. Basada en el
paradigma del “germen”: agentes específicos se relacionaban con enfermedades específicas. El
descubrimiento de agentes bacterianos fue el principal aporte a la investigación
epidemiológica, lo que permitió el desarrollo de la investigación científica experimental y las
vacunas. Algunos ejemplos son los estudios sobre la tuberculosis, antrax y leptospirosis (L.
Pasteur, 1865); aislamiento del bacilo de la tuberculosis ( R. Koch, 1882); y la relación entre
una deficiencia nutricional y pelagra (J. Goldberger, 1914).

3. Era de las enfermedades crónicas. Segunda mitad S. XX. Después de la segunda guerra
mundial empezaron a tomar auge padecimientos como cáncer, enfermedades coronarias y
gástricas, donde no se conocían agentes etiológicos específicos. Esto originó estudios
epidemiológicos longitudinales. Aquí se originó la metáfora de la “caja negra” donde los
agentes de exposición se mezclaban con los eventos de interés sin explicación de la
patogénesis específica. El principal aporte de esta era es la incorporación de estudios sobre
hábitos de vida, estilos de vida y comportamiento, que permitieron la identificación de
factores de riesgo y grupos de riesgo tanto a nivel individual como poblacional. Un ejemplo es
el estudio sobre la relación entre hábito tabáquico y cáncer de pulmón en una cohorte de
médicos ingleses (22).

Últimamente, a mediados de la década de los 90 se ha propuesto un nuevo modelo “eco-


epidemiológico”, que emerge como un análisis de eventos y sus determinantes en diferentes
niveles de organización: biológico, clínico y social (metáfora de la “caja china”). Un ejemplo de
este modelo, es la aparición del SIDA a principios de los 80, que requirió una investigación
epidemiológica en todos sus niveles para su mejor comprensión, que permitiera implementar
nuevas medidas tanto terapéuticas específicas (nivel individual) como preventivas (nivel
poblacional) (23).

Derechos pacientes

 Recibir atención médica con prontitud y competencia, de acuerdo con


los recursos de la ciencia médica actual y conforme a la ética profesional
y a la filosofía institucional.
 Que se respete su intimidad personal y su privacidad.
 Recibir un trato digno y humano, sin importar su edad, sexo, religión,
valores y creencias.
 Que se guarde la más estricta confidencialidad sobre datos relativos a
su salud, que no serán revelados a terceros sin su autorización, salvo
las excepciones contempladas por la ley. En este sentido, Usted también
podrá comunicar al equipo médico qué información decide compartir con
la familia o terceros y en qué circunstancias.
 Elegir libremente el médico, según la disponibilidad de la institución. En
caso de estar afiliado a alguna obra social, empresa de medicina
prepaga o plan de salud, la atención será conforme con la cobertura.
 Recibir información verídica y comprensible acerca de su salud, los
posibles tratamientos y sus consecuencias, efectos adversos y riesgos,
para evaluarlo con su médico.
 Tomar decisiones relacionadas con la atención y los tratamientos. A
prestar su consentimiento informado para la puesta en práctica de un
procedimiento, en caso de que esto sea necesario, así como a retirar
dicho consentimiento.
 Negarse a recibir información y a abstenerse de participar en la toma de
decisiones, y a designar, entonces, a una persona para transferirle estos
derechos.
 Anticipar su decisión sobre cuidados o tratamientos mediante un
documento, en caso de que exista la posibilidad de no poder manifestar
su voluntad luego.
 Solicitar y conocer los datos de su historia clínica.
 Pedir una segunda opinión o interconsulta médica a fin de revisar el
diagnóstico y el plan de tratamiento.
 Decidir libremente si participa o no en un proyecto de investigación, sin
que su respuesta interfiera en la calidad de la atención que recibe. Usted
está siendo asistido en una institución universitaria que tiene los
beneficios de ser promotora de los nuevos conocimientos médicos. En
esta se realizan actividades de docencia y de investigación. Usted puede
ser invitado a participar en proyectos de investigación médica, los cuales
no se realizarán sin su pleno conocimiento y consentimiento. Ya sea que
acepte o no participar en los mismos, esta decisión no afectará la
calidad de atención que usted reciba.
 Decidir libremente si participa o no en actividades de enseñanza
dirigidas a alumnos de la Facultad de Ciencias Biomédicas o de la
Escuela de Enfermería.
 Recibir atención espiritual y religiosa de acuerdo con sus valores y
creencias. Puede solicitarlo a los internos 2950/2955.
 Transmitir al Servicio de Atención al Paciente, interno 2850, cualquier
reclamo o sugerencia, y a recibir una respuesta a cambio.
 Ser protegido de cualquier agresión física, violencia o abuso.
 Recibir tratamientos para controlar el dolor y a tomar decisiones acerca
de estos.
 Ser llamado por su nombre y a conocer los nombres de todas las
personas involucradas en su cuidado dentro del hospital.
 Que no le apliquen ninguna restricción física que no sea médicamente
necesaria.

DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES. PAPEL DE LA ENFERMERÍA.

SUMARIO:

1. Introducción.

2. Antecedentes históricos.

3. Recursos del usuario ante los problemas ético-legales.


4. Carta de derechos y deberes de los usuarios.

5. Derechos del moribundo.

6. Consentimiento Informado: consideraciones, definición,


requisitos de la información, excepciones, recomendaciones y
protocolo, normativa.

INTRODUCCIÓN.

Hemos escogido este tema, para su desarrollo, por su gran importancia y


trascendencia, y por considerar que los derechos de los pacientes se ponen todos los
días en juego, correspondiendo a la enfermería, como profesión más cercana al paciente
su defensa y la garantía de su cumplimiento.

Hemos estructurado el trabajo iniciando una andadura por el tiempo para


centrar el origen y la base legal sobre que se sustentan los derechos del paciente, para
terminar tratando como un derecho de los más importantes "el consentimiento
informado", que aunque obligado por ley sólo se exige para la realización de técnicas
medicas, olvidando que para los cuidados y técnicas que se realizan en enfermería es
igualmente obligado y necesario el consentimiento informado del paciente.

ANTECEDENTES HISTORICOS.

Los avances clínicos han permitido curar enfermedades que hasta hace poco
eran incurables, prolongar la vida o retrasar el momento de la muerte durante mucho
tiempo con sostificados medios técnicos.

La relación médico/paciente se ha modificado, de una relación de carácter


paternalista se ha pasado a otra de "Autonomía", dando origen a nuevos y diferentes
problemas en la práctica diaria a los que trata de dar respuesta la BIOÉTICA. Los
avances tecnológicos, los cambios en los valores sociales y la creciente preocupación
por la defensa de los Derechos Humanos, hacen que surjan y se reaviven los debates en
temas controvertidos para la sociedad: la eutanasia, la interrupción voluntaria del
embarazo, el estado vegetativo permanente, la atención a enfermos en fase irreversible,
la fecundación in Vitro, la inseminación artificial, la ingeniería genética, los transplantes
de órganos y el tratamiento de los neonatos con graves minusvalías son algunos
ejemplos que entre otros podemos citar.

Ante la creciente insatisfacción de los pacientes por la asistencia recibida de


profesionales sanitarios y la Administración, las demandas judiciales han
experimentado un crecimiento exponencial por parte de los usuarios. Las causas de
este malestar son múltiples y variadas, de las que podemos enumerar algunas.

Como resultado del devenir histórico, somos parte de los llamados países
occidentales y la LIBERTAD, LA AUTONOMÍA, EL RESPETO A LOS DERECHOS
HUMANOS CON LA ESCALA DE VALORES DE CADA INDIVÍDUO, configuran nuestro
medio cultural. La salud siempre ha sido uno de bienes más preciados, la enfermedad
por el contrario nos pone en "alerta" y, en teoría, pone en peligro nuestra vida, todo lo
relacionado con ella nos hace ser proclives a la reflexión profunda y puede provocarnos
dificultades de adaptación, sobre todo si tenemos en cuenta que nuestra sociedad,
transformada continua y aceleradamente, hace que se acentúe el “individualismo, el
consumismo, el culto al cuerpo, el rechazo al dolor, la negación de la muerte, el deterioro
del medio ambiente, el paro, la crisis de las ideologías, la demanda de la participación
en las decisiones y la exigencia de una relación menos paternalista y más participativa
en grado de igualdad en todos los ámbitos de la vida familiar, social, política y en la
relación sanitario-usuario".

Junto con las nuevas técnicas aparecidas en los últimos años (diálisis,
transplantes, mantenimiento artificial de las funciones vitales, etc.), hacen que cada vez
más se muera "deshumanizadamente" en los hospitales, aumenten las enfermedades
crónicas, se disparen los gastos sanitarios por la mayor demanda, haciendo que el
ciudadano medio asista y contemple todo con asombro y miedo. Todo ello hace que nos
replanteemos el papel desempeñado por la atención sanitaria, haciendo de ésta una
relación conflictiva. Frente a toda esta situación, la sociedad y los individuos reivindican
y exigen, a través de “la defensa de los consumidores”, y “derechos de los pacientes”,
una relación adulta, de personas que mutuamente se necesitan y respetan. De este
contexto histórico surge la 1ª Carta de Derechos del paciente (1973) que de alguna
manera viene a salvaguardar la autonomía del enfermo frente al hospital. En España,
la ley General de Sanidad (1986). recoge los derechos de los pacientes y adquieren valor
legal. A partir de este momento el CONSENTIMIENTO INFORMADO es, además de ética
una obligación legal. La propia Constitución de 1978 reconoce el carácter prevalente al
“bien fundamental de la libertad”. Sirviendo de cobertura legal al CONSENTIMIENTO
INFORMADO en cuanto “derecho de autodisposición” que ejerce el usuario ante TODOS
los profesionales sanitarios, incluidos el personal de enfermería.

RECURSOS DEL USUARIO ANTE LOS PROBLEMAS ETICO-LEGALES.

El usuario de los servicios sanitarios está amparado ante la empresa, tanto


pública como privada, que presta servicios sanitarios por una legislación. Esta
legislación establece y regula unos sistemas que por una parte garantizan la asistencia
y por otra establecen unos mecanismos, que pudiendo ser usados por el cliente,
intentan garantizan la debida prestación de los mismos, es el "Servicio de Atención al
Usuario".

En el escalafón principal tenemos la Constitución Española, que en su Articulo


43: reconoce el derecho a la Salud, la Ley. 14/6, de 25 de Abril, que en sus Artículos 9-
10-11 establece los Derechos y Obligaciones de los Usuarios de la Sanidad, el Real
Decreto 521/87, de 15 abril, que regula la estructura, organización y funcionamiento
de los hospitales del INSALUD, la Ley 8/87 de la Generalitat Valenciana, de 4 diciembre,
que en su Capitulo IV, Articulo 27, organiza las Unidades que velen por el cumplimiento
de los DERECHOS Y DEBERES de los ciudadanos, el Decreto 46/88, sobre organización
y funcionamiento del S.V.S. por los que la Secretaría General ejerce las funciones de
COORDINACIÓN DEL PROCESO DE ATENCIÓN AL USUARIO y las Unidades de
Atención de Calidad en los Hospitales, por último la Orden de 26 Diciembre de 1989 de
la Consellería Sanidad y Consumo, que establece la obligatoriedad de la existencia de
la GUIA DEL USUARIO en todos los hospitales.

EL PLAN DE HUMANIZACIÓN DE LOS HOSPITALES está basado en los


DERECHOS Y DEBERES DEL CIUDADANO EN MATERIA DE SALUD, reconocidos en
la Constitución Española y desarrollados en la ley General de Sanidad, como
anteriormente hemos descrito.

Se inicia en su primera fase en el marco del NUEVO MODELO DE GESTIÓN


HOSPITALARIA, en abril de 1.984 (dirigido fundamentalmente a los hospitales del
INSALUD). Su elaboración y la creación de los Servicios de Atención al Usuario
evidencian la voluntad de los responsables sanitarios por hacer del hospital una
institución menos autoritaria, abriendo cauces de comunicación con la sociedad e
incorporando la opinión de los usuarios a los indicadores de calidad. EL PLAN DE
HUMANIZACIÓN, es la referencia en la que debe desenvolverse una parte muy
importante de la CALIDAD ASISTENCIAL de la sanidad pública.
Como puntos conceptuales básicos podemos describir: seguimiento de la Carta
de Derechos y Deberes, Servicio de Atención al paciente, Comisión de humanización de
la asistencia, realización de encuestas post-hospitalización con el fin de detectar fallos
para su corrección, mejoras estructurales de los hospitales, tales como su señalización
interna, incorporación de enseñantes (maestros) en los hospitales infantiles, intentos
por favorecer la unión de la madre el niño durante la estancia hospitalaria, biblioteca
para los pacientes, información a los pacientes sobre autopsias, clínicas donación,
instauración progresiva de las comida a la carta para los enfermos, el Servicio de
Atención al Paciente, etc.

Como objetivos podemos describir: acercar la Sanidad al ciudadano, satisfacer


las necesidades del paciente hospitalizado, superar los aspectos puramente
asistenciales y la incorporación de la opinión del usuario a los instrumentos de medición
de la calidad asistencial.

Los objetivos sintetizan los puntos contenidos en el Plan de HUMANIZACIÓN y se


pueden resumir en las siguientes funciones:

· Propiciar la integración del usuario en el hospital, mediante el control de acogida a


pacientes y familiares.

· Realizar el seguimiento de la CARTA DE DERECHOS Y DEBERES.

· Centralizar y dar respuesta a las reclamaciones.

· Analizar la información obtenida y elaborar propuesta de medidas correctoras


tendentes a mejorar la política de HUMANIZACIÓN.

Estructural y orgánicamente en la Comunidad Valenciana, se lleva a cabo de


acuerdo con el siguiente desarrollo:

* SERVICIO DE ATENCIÓN AL USUARIO-CENTRAL: Ubicado en los Servicios Centrales


de la Consellería de Sanidad. Dependiente de la Secretaria General.

* SERVICIOS DE ATENCIÓN AL USUARIO (SAU) de Centros hospitalarios, de


Especialidades y Atención Primaria. Ubicados en los propios Centros y dependientes del
Director del Hospital ó de Área de Salud.

Por la Orden de la Consellería de Sanidad de 26 de Diciembre de 1.989, se establece


la GUIA DEL USUARIO EN LOS HOSPITALES PÚBLICOS de la Comunidad Valenciana,
que regula y pone orden en la relación Usuario-Hospital, dispone:

· Todos los Hospitales dispondrán de una GUÍA DEL USUARIO DEL HOSPITAL.

· Se editará en las dos lenguas oficiales de la Comunidad y estará compuesta por:

· CARTA DE PRESENTACIÓN. Prologo.

· DESCRIPCIÓN DEL CENTRO: Acceso, Señalización, Servicios Administración,


Servicio de Atención al Usuario (SAU), Dirección.

· CARTA DE DERECHOS Y DEBERES DE LOS USUARIOS DE LA SANIDAD.

· NORMAS DE RÉGIMEN INTERIOR: ingresos, estancias, visitas, altas, horarios, etc.


· SERVICIOS DE CARÁCTER NO ASISTENCIAL. :Cultos Religiosos, Servicio de
Atención al Usuario, Biblioteca, Trabajador Social, ...

· INFORMACIÓN sobre: donación de órganos, hemodonación, autopsias clínicas,


servicios funerarios, etc.

· En el SAU y a disposición de los usuarios que lo soliciten, se dispondrá de


información sobre: enfermedades de transmisión sexual, interrupción voluntaria del
embarazo, síndrome de immuno deficiencia adquirida.

· Será ENTREGADA A TODOS LOS USUARIOS en el momento de su ingreso.

CARTA DE DERECHOS Y DEBERES DE LOS USUARIOS.

Por su importancia reproducimos la Carta de Derechos y Deberes del usuario.

Derechos:

1. El usuario tiene derecho a recibir una atención sanitaria integral de sus problemas
de salud, dentro de un funcionamiento eficiente de los recursos sanitarios disponibles.

2. El usuario tiene derecho al respeto a su personalidad, dignidad humana e intimidad,


sin que pueda ser discriminado por razones de tipo social, económico, moral e
ideológico.

3. El usuario tiene derecho a la confidencialidad de toda información con su proceso,


incluso el secreto de su estancia en centros y establecimientos sanitarios, salvo por
exigencias legales que lo hagan imprescindible.

4. El usuario tiene derecho a recibir información completa y continuada, verbal y


escrita, de todo lo relativo a su proceso, incluyendo diagnósticos, alternativas de
tratamiento y sus riesgos y pronóstico, que será facilitada en un lenguaje comprensible.
En caso de que el paciente no quiera o no pueda manifiestamente recibir dicha
información, ésta deberá proporcionarse a los familiares o personas legalmente
responsables.

5. El usuario tiene derecho a la libre determinación entre las opciones que le presente
el responsable médico de su caso, siendo preciso su consentimiento expreso previo a
cualquier actuación, excepto en los siguientes casos: Cuando la urgencia no permita
demoras. Cuando el no seguir tratamiento suponga un riesgo para la salud pública.

Cuando no esté capacitado para tomar decisiones, en cuyo caso el derecho


corresponderá a sus familiares o personas legalmente responsables.

6. El usuario tendrá derecho a negarse al tratamiento, excepto en los casos señalados


en el punto 5, debiendo para ello solicitar el alta voluntaria, en las condiciones que
señala el punto 6 del apartado de Deberes.

7. El usuario tendrá derecho a que se le asigne un médico cuyo nombre deberá conocer
y que será su interlocutor válido con el equipo asistencial. En caso de ausencia. Otro
facultativo del equipo asumirá la responsabilidad.

8. El usuario tiene derecho a que quede constancia por escrito de todo su proceso; esta
información y las pruebas realizadas constituyen la Historia Clínica.
9. El usuario tiene derecho a que no se realicen en su persona investigaciones,
experimentos o ensayos clínicos sin una información sobre métodos, riesgos y fines.
Será imprescindible la autorización por escrito del paciente y la aceptación por parte del
médico, de los principios básicos y normas que establecen la Declaración de Helsinki.
Las actividades docentes requerirán así mismo, consentimiento expreso del paciente.

10. El usuario tiene derecho al correcto funcionamiento de los servicios asistenciales y


aceptables de habitabilidad, higiene, alimentación, seguridad y respeto a su intimidad.

11. El usuario tendrá derecho en caso de hospitalización a que ésta incida lo menos
posible en sus relaciones sociales y personales. Para ello, el Hospital facilitará un
régimen de visitas lo más amplio posible, el acceso a los medios y sistemas de
comunicación y de cultura y la posibilidad de actividades de que fomenten las relaciones
sociales y el entretenimiento del ocio.

12. El usuario tiene derecho a recibir cuanta información desee sobre los aspectos de
las actividades asistenciales, que afecten a su proceso y situación personales.

13. El usuario tiene derecho a conocer los cauces formales para presentar
reclamaciones, quejas, sugerencias y en general, para comunicarse con la
administración de las Instituciones. Tiene derecho, así mismo a recibir una respuesta
por escrito.

14. El usuario tiene derecho a causar ALTA VOLUNTARIA en todo momento tras firmar
el documento correspondiente, exceptuando los casos recogidos en el Art. 5 de los
Derechos.

15. El usuario tiene derecho a agotar las posibilidades razonables de superación de su


enfermedad. El hospital proporcionará la ayuda necesaria para su preparación ante la
muerte en los aspectos materiales y espirituales.

16. El usuario tiene derecho a que las instituciones Sanitarias le proporcione: Una
asistencia técnica correcta con personal cualificado. Un aprovechamiento máximo de
los medios disponibles. Una asistencia con los mínimos riesgos, dolor y molestias
psíquicas y físicas.

Deberes:

1. El usuario tiene el deber de colaborar en el cumplimiento de las normas e


instrucciones establecidas en las Instituciones Sanitarias.

2. El usuario tiene el deber de tratar con el máximo respeto al personal de las


Instituciones Sanitarias, los otros enfermos y acompañantes.

3. El usuario tiene el deber de solicitar información sobre las normas de


funcionamiento de la Institución y los canales de comunicación (quejas,
sugerencias, reclamaciones y preguntas). Debe conocer el nombre del médico.

4. El usuario tiene el deber de cuidar las instalaciones y de colaborar en el


mantenimiento dela habitabilidad de las Instituciones Sanitarias.

5. El usuario tiene el deber de firmar el documento de Alta Voluntaria, en los casos de


no aceptación de los métodos de tratamiento.

6. El usuario tiene el deber de responsabilizarse del uso adecuado de las prestaciones


ofrecidas por el sistema sanitario, fundamentalmente en lo que se refiere a la
utilización de servicios, procedimientos de baja laboral o incapacidad permanente y
prestaciones farmacéuticas y sociales.

7. El usuario tiene el deber de utilizar las vías de reclamación y sugerencias.

8. El usuario tiene el deber de exigir que se cumplan sus derechos.

DERECHOS DEL MORIBUNDO.

1. -El derecho a saber que va a morir.

2. -El derecho a rehusar un tratamiento.

3. -El derecho a expresar su propia fe.

4. -El derecho a mantener la conciencia lo más cerca posible de la frontera de la muerte


evitando el dolor.

5. -Morir sin el estrépito frenético de una tecnología puesta en juego para otorgar al
moribundo algunas horas suplementarias de vida biológica.

6. -Morir manteniendo con las personas cercanas contactos humanos, sencillos y


enriquecedores.

CONSENTIMIENTO INFORMADO.
CONSIDERACIONES.

El proceso de Atención de Enfermería se basa en el individuo, en el ser humano


sobre el que se centran los cuidados y exige que cada enfermera considere primero y
ante todo las necesidades del paciente/cliente de forma individual. Esta demanda
introduce el elemento existencialista. Ningún profesional del cuidado de la salud puede
cubrir las necesidades de un individuo sin consultar con él. Dicha consulta es un doble
proceso Por haber preguntado a alguien cuales son sus necesidades, uno no está
autorizado (excepto en un estado totalitario) a imponer, en la persona, sus propios
puntos de vista, e incluso menos a realizar determinadas actividades sobre dicho
individuo sin su consentimiento. Es un reto contundente para un grupo de
profesionales, que durante cientos de años ha impuesto el cuidado de enfermería sobre
los individuos que deseaban recibirlos de forma autocrática. El reto cultural del proceso
de enfermería es tal, que demanda que las enfermeras vuelvan a enfocar sus bases de
cuidado de un modo en que dé el control del proceso al usuario.

DEFINICIÓN.

Podemos definir el CONSENTIMIENTO INFORMADO como “el acto mediante el


cual, el profesional sanitario expone al paciente, en relación horizontal y no paternalista,
toda la información sobre el proceso que se va a seguir para su recuperación.

Debe contener una información básica que en lo posible, se debe ceñir a palabras
cortas y directas que sean habituales en el lenguaje diario (no técnico), teniendo
presente que quien nos oiga o lea, no tiene por que tener conocimientos técnicos ni
sanitarios.

El consentimiento informado consiste en la explicación a un paciente atento y


mentalmente competente de la naturaleza de su enfermedad, así como el balance entre
los efectos de la misma y los riesgos y beneficios de los procedimientos terapéuticos
recomendados, para a continuación solicitarle su APROBACIÓN para ser sometido a
esos procedimientos.

REQUISITOS DE LA INFORMACIÓN:

* CALIDAD ---------- Comprensión.

* COMPETENCIA ---------- Validez.

* AUTENCIDAD ---------- Relación.

EXCEPCIONES AL DEBER DE INFORMACIÓN.

· Que exista rechazo explícito de toda información por parte del paciente.

· Que exista grave riesgo para la Salud Pública.

· Que exista situación de urgencia real y grave que permita demoras.

· Imperativo legal.

· Cuando el paciente no esté capacitado, en cuyo caso, corresponderá a sus familiares


o personas allegadas.

RECOMENDACIONES Y PROTOCOLO.

Para su elaboración se deben tener en cuenta las siguientes


RECOMENDACIONES, estando generalmente aceptado que para su confección y para
llevarlo a cabo debe seguirse el siguiente PROTOCOLO.

1. - Explicación del procedimiento a seguir, incluyendo objetivos y duración del mismo.

2. - Riesgos típicos y atípicos.

3. - Alternativas diagnósticas y terapéuticas.

4. - Disponibilidad absoluta a ampliar la información.

5. - Opción al paciente/ tutor/ familiar para que puedan retirar el Consentimiento


Informado en cualquier momento.

6. - Debe constar el nombre completo y firma del profesional sanitario responsable


directo del procedimiento, haciéndose constar que ha informado al paciente/ tutor/
familiar y que puede requerir ayuda de otros profesionales.

7. - Nombre completo del paciente/tutor/familiar, declarando que ha leído / oído y


comprendido toda la información, firmando libremente.
8. - Datos administrativos: nombre, nº de historia clínica, habitación, hospital, fecha,
etc.

9. - Es conveniente, incluso antes de la redacción definitiva, darlo a leer a personas


ajenas a las profesiones sanitarias, con el fin de comprobar su total comprensión.

NORMATIVA.

El Consentimiento Informado es normativo en los siguientes casos:

· Aborto.

· Trasplantes.

· Donación de órganos.

· Ensayos clínicos.

· Realización de técnicas invasivas que supongan o puedan suponer riesgo para el


paciente.

Hoy día, el derecho de protección a la salud está considerado, en el ámbito internacional, como uno de los
derechos básicos del ser humano y está incluido en el elenco de los derechos económicos, sociales y culturales.
Sólo el goce de estos derechos mínimos permite que una persona pueda disfrutar, de forma plena y en
condiciones de igualdad, de otros derechos también fundamentales: los derechos civiles y políticos. Los
problemas de salud, o las limitaciones tanto físicas como psicológicas, pueden resultar obstáculos, a veces
insalvables, para el deseable ejercicio de los derechos civiles y políticos.

Son varias las declaraciones internacionales que reconocen el derecho de todo ser humano a la protección de su
salud. De forma concisa, resulta conveniente resaltar las siguientes:

 La Constitución de la Organización Mundial de la Salud, de 1946, que declara expresamente que


“el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de
todo ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social”.

 La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, que reconoce que “toda persona
tiene derecho a un nivel de vida adecuado que la asegure, así como a u familia, la salud y el bienestar,
y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales
necesarios...” (art. 25 de la Declaración).

 El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, que concreta:


1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute del más
alto nivel posible de salud física y mental.
2. Entre las medidas que deberán adoptar los Estados Partes en el Pacto, a fin de asegurar la plena
efectividad de este derecho figurarán las necesarias para:

1. la reducción de la mortalidad infantil y el sano desarrollo de los niños

2. el mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene del trabajo y del medio ambiente

3. la prevención y el tratamiento de las enfermedades epidémicas, endémicas, profesionales y


de otra índole y la lucha contra ellas

4. la creación de condiciones que aseguren a todos asistencia médica y servicios médicos en


caso de enfermedad.”

Derechos de los pacientes


Garay, Oscar Ernesto
Abogado, UBA. Magíster en Bioética y Derecho por la Universidad de
Barcelona.

Orígenes del concepto “derechos de los pacientes”. Los derechos


de los pacientes son derechos subjetivos de la persona humana
relacionados con su estado de salud-enfermedad. Se trata del ser
humano –en su condición de paciente– que necesita sean respetados
sus derechos humanos fundamentales: a la vida, a la salud, a la
integridad física, a la dignidad, a la libertad, a la información, a la
identidad, a la intimidad, a la confidencialidad, al consentimiento
informado, a la verdad, a una muerte digna y otros. Se originaron
gradualmente a partir de las ideas del liberalismo político (se valoró
fuertemente el principio de autonomía), el movimiento en pro de los
derechos civiles, el desarrollo de la democracia participativa, el
progreso, desde mediados del siglo XX a nuestros días, del derecho
internacional de derechos humanos, la doctrina de los derechos
personalísimos, el auge de la Bioética y otras razones (cambios
sociales, políticos, culturales y económicos); todo ello confluyó para
que se tuviera en cuenta la necesidad de formular los derechos de los
pacientes. Derechos que se fundan en los derechos humanos
fundamentales de la persona humana: dignidad y libertad, en igualdad.

Como un valioso antecedente de sistematización de los derechos en


cuestión, se puede citar la Carta de Derechos del Paciente, elaborada
por la Asociación Americana de Hospitales (1973).

Siglo XX: Pacientes sin derechos. Durante veinticinco siglos la


mirada de la Medicina, de la ética médica, estuvo centrada en el
médico; el paciente era considerado un incompetente moral para
decidir sobre su salud y enfermedad. En los albores del siglo XX,
occidente reconocía los derechos humanos y adoptaba la democracia
como sistema de gobierno. En cambio, la Medicina, la ética médica,
seguían aferradas a su concepción hipocrático-paternalista. La
sociedad argentina se expresaba culturalmente bajo los patrones
simbólicos del paternalismo, el patriarcado y el autoritarismo. El
Código Civil de Vélez Sarsfield (1870-2015) tenía como objeto de
regulación al patrimonio y el sujeto de derecho era el varón. La mujer,
en la cultura y en el derecho, no estaba a la par, sino que caminaba
siempre detrás del hombre (la cultura y el derecho fueron impuestas
por construcciones de la masculinidad). El Código de Ética de la
Confederación Médica de la República Argentina (COMRA, 1955)
contenía claramente la filosofía hipocrática-paternalista (si bien se
obraba en beneficio del enfermo, el médico decidía por sí y por el
paciente). La relación médico-paciente era paternalista y vertical. El
galeno poseía el saber médico y decidía en consecuencia, sin tener en
cuenta la opinión del enfermo. Ergo, el marco cultural y de derecho
hacia impensable que se reconociesen los derechos de los pacientes.

Los derechos de los pacientes en el siglo XXI. Los tiempos


culturales cambian. Las sociedades mutan. La sociedad de éstos,
nuestros momentos temporales, se muestra distinta, ha evolucionado.
Se transformó en un colectivo social más democrático, pluralista e
igualitario. Se define como diversa y pluricultural. En ella caben todas
las etnias, opciones de vida, religiones, ideologías, edades,
características personales (culturales, sexuales, físicas, etc.). Acepta
la diferencia y promueve la inclusión social. Muestra cabal del cambio
cultural de nuestra sociedad, es que ésta, lenta y progresivamente
(muy dificultosamente) está dejando atrás el patriarcado que sojuzgó a
la mujer a todo lo largo del siglo XX. Las mujeres (y muchos hombres
que acompañamos) le dicen no a la violencia machista. Los derechos
humanos son de la persona humana (no sólo del hombre/varón):
hombre, mujer, niño y niña, persona mayor, sufrientes mentales,
discapacitados, otros. La persona es considerada como una
substancia racional, portadora de dignidad y libertad. El Código Civil y
Comercial (CCyC, vigente desde el 01/08/2015) tiene como objeto
central de regulación la protección de la persona humana. Es en este
(distinto) contexto socio-cultural que en la Argentina fue brotando la
necesidad de legislar sobre los derechos de los pacientes.

Los derechos de los pacientes. Catalogación. Podemos clasificar


los derechos de los pacientes conforme a tres conceptos básicos, a
partir de los cuales se derivan los derechos de la persona enferma:
vida-salud, dignidad y libertad-autonomía, y agruparlos tomando como
referencia el listado de la Declaración de Lisboa-Bali (DLB).

Derechos a la dignidad, la vida y la salud. 1. La dignidad no es, en


sentido estricto, un derecho subjetivo, sino un estado o condición
inherente, calidad ontológica del ser humano.

Es decir, el ser humano no “es” dignidad sino que “posee” esta


calidad, condición o estado propio de un ser libre e idéntico a sí
mismo. El reconocimiento de la dignidad de las personas es el
fundamento moral de la idea de derecho: obliga a considerar a la
persona siempre como fin en sí misma y nunca como medio;
establece la inviolabilidad de la persona, asegurando su indemnidad
tanto en la faz externa (salud, integridad biopsicosocial) como interna
(privacidad-confidencialidad), e impone la necesidad de considerar a
las personas como sujetos y no como objetos; como portadoras de
dignidad y no de precio. El paciente tiene derecho al “trato digno y
respetuoso” (art. 2º inc. b], ley 26.529). 2. La vida (del latín vita) es un
atributo inseparable de la persona humana que condiciona su
existencia con el consecuente desenvolvimiento material y espiritual
del hombre. Cuando se habla del derecho a la vida se está haciendo
mención expresa a un derecho humano fundamental; el concepto
abarca, como correlativos, el derecho a vivir y el derecho a conservar
la vida. 3. Como directa derivación del derecho a la vida, están el
derecho a la salud y el derecho a la integridad física del hombre. Por
ello, en derecho se habla del “derecho a la protección de la salud” o
del “derecho a la preservación de la salud”. Estos son derechos
naturales que se fundamentan en las declaraciones internacionales de
derechos humanos. El derecho a la vida está formulado en
la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (art.
1º), en la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto
de San José de Costa Rica (art. 4º, inc. 1º), en la Declaración
Universal de Derechos Humanos (art. 3º), y en la Convención sobre
los Derechos del Niño (art. 6.1). El derecho a la preservación de la
salud está contemplado por la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (art. 25) y por el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (art. 12). El Pacto de San José de
Costa Rica dispone que “toda persona tiene derecho a que se respete
su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir
del momento de la concepción” (art. 4.1). Como correlativo de esos
derechos está el derecho a la asistencia sanitaria. El paciente tiene
derecho a la “asistencia” médica (art. 2º inc. a], ley 26.529); y el
derecho a la disposición del propio cuerpo, en el marco de lo
prescripto por el artículo 56 del CCyC.

Derechos a la información y a la educación. 1. El paciente tiene


derecho a recibir información sobre su persona registrada en
su historial médico y a estar totalmente informado sobre su salud,
inclusive los aspectos médicos de su condición. Sin embargo, la
información contenida en el historial del paciente sobre una tercera
persona, no debe ser entregada a éste sin el consentimiento de dicha
persona. Excepcionalmente, se puede retener información frente al
paciente cuando haya una buena razón para creer que dicha
información representaría un serio peligro para su vida o su salud. La
información se debe entregar de manera apropiada a la cultura local,
de forma que el paciente pueda entenderla. El paciente tiene derecho
a no ser informado por su solicitud expresa, a menos que lo exija la
protección de la vida de otra persona. El paciente tiene derecho a la
“información sanitaria” (art. 2º inc. f] y art. 4º, ley 26.529). 2. Derecho a
la educación en salud. Es deber del equipo de salud cooperar con las
autoridades sanitarias a proteger el derecho a la educación sobre la
salud y servicios de salud disponibles, incluyendo información sobre
estilos de vida saludables y prevención de las enfermedades con
responsabilidad personal de cada uno por su propia salud (DL, art. 9º).

Derechos a la intimidad, la confidencialidad y la verdad. 1. El


principio de intimidad ampara el derecho a ser dejado a solas, a velar
y a excluir de las miradas de terceros, la interioridad, los
pensamientos, el núcleo central de la personalidad. El derecho a la
intimidad se fundamenta en la dignidad de la persona humana.
Cuando el paciente es violado en su derecho a la intimidad por el
profesional de la Salud (en forma consciente o inconsciente), hay una
afrenta que aquel sufre en su dignidad. La Declaración Universal de
los Derechos del Hombre proclama que “nadie será objeto de
injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su
correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda
persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias
o ataques” (art. 12). El Pacto de San José de Costa Rica se pronuncia
en similares términos en el artículo 11.2. La Asociación Médica
Mundial prescribe que “la dignidad del paciente y el derecho a su vida
privada deben ser respetadas en todo momento durante la atención
médica y la enseñanza de la medicina, al igual que su cultura y sus
valores” (art. 10, inc. a). El paciente tiene derecho a la “intimidad” (art.
2º inc. c], ley 26.529). 2. Lo confidencial es, según el Diccionario de la
Real Academia Española, “lo que se hace o se dice en confianza o
seguridad recíproca entre dos o más personas”. En el campo de la
Salud se relaciona con los conceptos intimidad, privacidad, confianza
y secreto médico. La confidencialidad reside en los datos que una
persona brinda a otra en la creencia que los mismos serán
resguardados. La confidencialidad es quebrantada, en cambio, cuando
quien recepciona o es depositario de los datos que le fueron revelados
(por ejemplo, por causa de su profesión: abogados, médicos) los
revela a terceros sin justa causa. El secreto profesional, a su vez, es la
contracara del derecho a la confidencialidad. Éste se presenta como
un derecho en cabeza del paciente. Aquél, es un deber ético y una
obligación jurídica (y un derecho) que pesa sobre los profesionales del
equipo de Salud. El derecho a la confidencialidad ha sido regulado en
las declaraciones o leyes que se expidieron sobre los derechos de los
pacientes. El paciente tiene derecho a la “confidencialidad” (art. 2º inc.
d], ley 26.529). El secreto profesional fue establecido (como deber-
obligación-derecho) en los códigos deontológicos y en las leyes que
reglamentaron las actividades de médicos, odontólogos y otros
profesionales de la salud. 3. El paciente tiene derecho a que los
integrantes del equipo de Salud se relacionen con él, respetando el
principio bioético de veracidad (el paciente decide y organiza su vida
de acuerdo con la realidad de su enfermedad). La dignidad del
paciente se respeta cuando se le informa en forma completa,
adecuada y conforme a la verdad (no con mentiras, engaños o
falsedades).

Derecho a la autodeterminación. 1. El paciente tiene derecho a la


autodeterminación y a tomar decisiones libremente en relación con su
persona. El médico informará al paciente las consecuencias de su
decisión. El paciente adulto mentalmente competente tiene derecho a
dar o a negar su consentimiento para cualquier examen, diagnóstico o
terapia. El paciente tiene derecho a la información necesaria para
tomar sus decisiones. El paciente debe entender claramente cuál es el
propósito de todo examen o tratamiento y cuáles son las
consecuencias de no dar su consentimiento. El paciente tiene derecho
a negarse a participar en la investigación o enseñanza en medicina. 2.
Derechos del paciente inconsciente. Si el paciente está inconsciente o
no puede expresar su voluntad, se debe obtener el consentimiento de
un representante legal, cuando sea posible y cuando sea legalmente
pertinente. Si no se dispone de un representante legal, y se necesita
urgente una intervención médica, se debe suponer el consentimiento
del paciente, a menos que sea obvio y no quede la menor duda, sobre
la base de lo expresado previamente por el paciente o por convicción
anterior, que éste rechazaría la intervención en esa situación. Sin
embargo, el médico siempre debe tratar de salvar la vida de un
paciente inconsciente que ha intentado suicidarse. 3. Derechos del
paciente legalmente incapacitado. Incluso si el paciente es menor de
edad o está legalmente incapacitado, se necesita el consentimiento de
un representante legal, cuando sea legalmente pertinente; sin
embargo, el paciente debe participar en las decisiones al máximo que
así lo permita su capacidad. Si el paciente incapacitado legalmente
puede tomar decisiones racionales, éstas deben ser respetadas y él
tiene derecho a prohibir la entrega de información a su representante
legal. Si el representante legal del paciente o una persona autorizada
prohíbe el tratamiento que, según el médico, es el mejor para el
paciente, el médico debe apelar de esta decisión en la institución
legalmente pertinente u otra. En caso de emergencia, el médico
decidirá lo que sea mejor para el paciente. El diagnóstico o tratamiento
se puede realizar contra la voluntad del paciente en casos
excepcionales, solo y específicamente si lo autoriza la ley y conforme
a los principios de la ética médica. El paciente tiene derecho a la
“autonomía” (art. 2º inc. e], ley 26.529; a la “información sanitaria” (art.
2º inc. f] y art. 4º, ley 26.529); al “consentimiento informado” (arts. 5º a
10, ley 26.529); a dar “directivas anticipadas” (art. 11, ley 26.529).
Derecho a una atención médica apropiada y de calidad. 1. La
atención médica debe ser la adecuada a la enfermedad del paciente.
El paciente siempre tiene derecho a un servicio médico profesional e
institucional, ético e idóneo. Lo que va a variar es el tipo de prestación
médica, la cual debe estar de acuerdo con la enfermedad que
padezca el enfermo. El profesional del equipo de Salud debe
proporcionar el servicio médico-científico correcto, y utilizar el
instrumental tecnológico adecuado a la naturaleza de la enfermedad
en cuestión, para lograr efectividad y eficiencia en su trabajo. 2.
Derecho a la atención médica de buena calidad. La dignidad del
paciente exige que la atención médica no sea cualquier asistencia,
sino una atención médica de buena calidad. Una asistencia médico-
sanitaria de buena calidad debe ser aquella que “supere lo común”,
que evidencia superioridad o excelencia. Para el Código de Ética de la
Asociación Médica Argentina, “a pesar de las dificultades para hallar
una definición universalmente aceptada, el concepto de calidad de la
atención en salud está vinculado a la satisfacción de las necesidades
y exigencias del paciente individual, de su entorno familiar y de la
sociedad como una totalidad. Se basa en la organización de un
cambio cuyo objetivo es lograr niveles de excelencia en las
prestaciones, eliminando errores y mejorando el rendimiento de las
instituciones” (art. 117). 3. Derecho a ser atendido por un médico que
el paciente sepa que tiene libertad para dar una opinión clínica y ética
sin ninguna interferencia exterior. El paciente tiene derecho a que lo
atienda un médico que, además de poseer competencia científica,
tenga independencia técnica y moral. El paciente va a tener mayor
confianza en la capacidad y la lealtad del médico, si le consta que éste
tiene independencia o autonomía técnica y moral para decidir según
su propio juicio. Así lo establece la Asociación Médica Mundial en sus
doce principios sobre la Prestación de la Atención Médica en cualquier
Sistema Nacional de Atención Médica cuando dice: “La independencia
moral, profesional y económica del médico debe ser asegurada”. 4.
Derecho del paciente a ser tratado respetando sus mejores intereses.
El tratamiento aplicado debe ser conforme a los principios médicos
generalmente aprobados. El Código Internacional de Ética Médica de
la Asociación Médica Mundial estipula que “el médico debe a sus
pacientes todos los recursos de su ciencia y toda su lealtad”; y ello lo
debe poner en práctica, respetando los mejores intereses del paciente:
su vida y su salud, su dignidad y su libertad. Toda la praxis médica
debe ser acorde a la ciencia médica; esto es, a “los principios médicos
generalmente aprobados”. 5. Derecho a que la seguridad de la calidad
sea siempre parte de la atención médica. Los médicos, en especial,
deben aceptar la responsabilidad de ser los guardianes de la calidad
de los servicios médicos. La seguridad de la calidad de la atención
médica debe ser parte del compromiso ético del médico del actuar
siempre en beneficio del paciente. Las medidas de bioseguridad que
se deben instrumentar en las instituciones conllevan un doble fin: la
indemnidad del paciente y la seguridad del profesional, en cuanto a la
adquisición ocupacional de enfermedades. 6. El paciente tiene
derecho a una atención médica continua. El médico tiene la obligación
de cooperar en la coordinación de la atención médicamente indicada,
con otro personal que trata al paciente. Oportunamente, la Declaración
de los Derechos de los Pacientes de la Asociación Americana de
Hospitales (1973) prescribió: “10. El paciente tiene derecho a esperar
una continuidad razonable de atención”. El derecho a la salud del que
gozan todas las personas empezará a ser realidad si, aparte de
batallar contra otros factores básicos (jurídicos y económicos
principalmente), se instrumentan los medios necesarios para que la
accesibilidad en tiempo propio al servicio de salud sea posible –y
durante todo el tiempo que el enfermo necesite ser asistido
médicamente (desde el prisma de una continuidad razonable de la
atención médica)–, acercando la realidad al deber ser. 7. El paciente
tiene derecho a recibir de parte de un centro de Salud, de acuerdo con
su capacidad, una evaluación, un servicio o la remisión a otra
institución, según lo indique la urgencia del caso. El paciente, de
acuerdo con la patología que presente, y sobre la base de la
capacidad instalada de la institución médica (complejidad y
posibilidades tecnológicas y recursos humanos), tendrá derecho a: i)
en caso de urgencia, a que se le brinden los servicios médicos que la
urgencia o el estado de necesidad indiquen. Se trata de un deber
moral y una obligación jurídica de todo establecimiento de Salud. En
caso que la institución no cuente con la capacidad adecuada para
atender la emergencia que presenta el paciente, se deberán tomar las
medidas de cuidado médico que el caso requiera, e instrumentar el
traslado del paciente a otra institución; ii) a que se le efectúe una
evaluación de su condición de salud-enfermedad, o se le brinde un
servicio de Salud. 8. El paciente tiene derecho a elegir o cambiar
libremente su médico y hospital o institución de servicio de Salud, sin
considerar si forman parte del sector público o privado. Como
principio, los pacientes tienen libre decisión para elegir el médico que
los va a atender. Este derecho va a estar sujeto a las modalidades
operativas de los sistemas de atención de la salud: público, seguridad
social y privado. 9. Derecho a la segunda opinión. El paciente tiene
derecho a solicitar la opinión de otro médico en cualquier momento. La
libertad de elección en cabeza del paciente, incluye el derecho a una
segunda opinión. Es la consulta del paciente a un segundo médico
con el objeto de confirmar el diagnóstico o pronóstico realizado por el
primer médico. El paciente tiene derecho a la “interconsulta médica”
(art. 2º inc. g], ley 26.529).
Derecho a la asistencia espiritual y moral y a una muerte
digna. La Declaración de Lisboa(DL) estableció que “el paciente tiene
el derecho de recibir o rechazar la asistencia espiritual y moral,
inclusive la de un ministro de una religión apropiada”. Este derecho se
relaciona con la libertad de religión. Y el derecho a una muerte digna
se relaciona con la aspiración del ser humano al “buen morir”, sin
sufrimiento, sin dolor, con la adopción de la conducta médica más
correcta posible para que el paciente, próximo a su fin, tenga una
buena muerte, sin adelantar ni atrasar artificialmente ese momento. El
derecho a una muerte digna está directamente vinculado con la
atención médica al paciente terminal y con la eutanasia (el paciente
tiene derecho a una “muerte digna”: arts. 5º incs. g] y h]; 7º inc. f], 10 y
11, ley 26.529).

Bibliografía

BERTOLDI DE FOURCADE, María Virginia (2014). Los derechos del


paciente. Su recepción legislativa. En Garay, Oscar Ernesto
(Director). Responsabilidad profesional de los médicos. Ética, Bioética
y jurídica: civil y penal, T. I, pp. 245-292. Buenos Aires: La Ley.

GARAY, Oscar Ernesto (2008). Derechos de los pacientes. En


TEALDI, Juan Carlos (Director). Diccionario latinoamericano de
Bioética, pp. 249-253. Unesco – Universidad Nacional de Colombia.

GARAY, Oscar Ernesto (2003). Los Derechos Fundamentales de los


Pacientes, 1ª ed., pp. 544. Buenos Aires: Ad-Hoc.

KRAUT, Alfredo (1997). Los derechos de los pacientes, p. 490.


Buenos Aires: Abeledo-Perrot.

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