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E r i k a Pañi

E L SEGUNDO IMPERIO
PASADOS D E USOS MÚLTIPLES

CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA ECONÓMICAS

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


ÍNDICE

Primera edición, 2004

AGRADECIMIENTOS 9

Paiii, E r i k a pRÓLOflO, por Antonia Pi-Suñer Llorens 11


E l Segundo Imperio. Pasados do usos miílt.iples
/ E r i k a Pañi ; pról. de Antonia Pi-Suñer Llóreos.
INTRODUCCIÓN 19
~ México ; C I D E , F C F . 2004
177 pp. ; 21 X 12 cm —(Colee. Herramientas
1. E L I M P E R I O D E LOS QUE LO \ I V I E R O N ( 1 8 6 2 - 1 9 1 7 ) . . 29
para l a Historia)
I S B N 968-16-7259-3
Los D E ALLÁ 33
1. México — Historia — Intervención europea —
1861-1867 2. Liberalismo — México — Siglo X I X I. L O S D E AQUÍ 44
Pi-Suñer Llorens, Antonia, pról. 11. S e r I I I . t
2 . EsCBIBrENDO H I S T O R U , lUCIENDO PATRL\ E L I M P E K I O
L C F1233 P354 Dewey 972.0721 P528s

Y LA VERSIÓN "OFICIAT," ( 1 8 6 7 - 1 9 0 6 ) 55

H I S T O R I A , ¿PARA QUÉ? 58

L A " S E G U N D A G U E R R A D E INDEPENDENCIA" 63

Coordinadores de la serie: C l a r a García Ayluardo HÉROES Y VILLANOS 71


y Lilis Barrón Córdova
Coordinadores administrativos: Armando Ruiz Ap L A DISPUTA POR LA HISTORIA: E L ESCÁNOAIX) E N TORNO A
y Paola Villers Barriga
" E L VERDADERO J U Á R E Z . . . " 81

Comentarios y sugerencias: editor@fce.com.mx


3 . E L I M P E R I O VISTO POR E L SIGLO XX 89
www.fondodeculturaeconomica.com
Tel. (55) 5227-4672 Fax (55) 5227-4694
P L U S gA CHANGE 90

Diseño de portada: Francisco I b a r r a L A HISTORLV COMO ARMA; l A HISTORIA COMO A R T E . . 94


Diseño de interiores: Teresa Guzmán
4 . N U E V O S DERROTEROS: PARA NORMALIZAR LA HISTORIA

D. R. © 2004, Centro de Investigación y Docencia Económicas, A, C. D E L SEGUNDO I M P E R I O 103


Carretera México-Toluca núm. 3655, Col. Lomas de S a n t a Fe,
C P 01210 México, D. F
L O S EXTRANJEROS 106
publicaciones<s'cide.edu

D. R. © 2004, F O N D O D E CT.n,TURA E C O N Ó M I C A E L IMPERIO COMO PARTE D E I A HISTORIA NACIONAL . . 110


Carretera Picacbo-Ajusco, 227; 14200 México, D. F .
E L IMPERIO COMO MOMENTO EXCEPCIONAL 114
Se prohibe l a reprodncciíin Lotal o parcial de esta ttbra
—incluido el diseño tipográfico y de portada—, D E AQUÍ ¿PARA DÓNDE? 121
sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico,
sin el consenüniiento por escrito del editor. BIBLIOGRAFÍA 125

I S B N 968-16-7259-3
«A 3 3 6 8 ? 2
Impreso en México • Frinted In México
AGRADECIMIENTOS

S i hacer historia es siempre u n trabajo colectivo,

lo es aún más adentrarse en el género historio-

gráfico, en que se analizan, no sin cierta presun-

ción, los trabajos de los colegas de ayer y de hoy.

Como siempre, los agradecimientos se quedarán

cortos, pero quiero dar las gracias, particularmen-

te, a los coordinadores de l a colección, L u i s Barrón

y C l a r a García, por tolerar con ecuanimidad la

lata constante que les di; a Antonia Pi-Suñer, a

quien debo mucho de lo que sé de historiografía,

por escribir el prólogo; a Paola Villers y Armando

Ruiz, quienes elaboraron l a bibliografía y me tuvie-

ron u n a paciencia de santos; a Alicia Salmerón,

sin quien hubiera metido l a pata todavía más

seguido. Y sobre todo a mi familia, por cargar al

chico y entretener al grande. E s t e texto es suyo.


PRÓLOGO

ANTONIA P I - S U Ñ E R L L O R E N S

E n 1 9 7 0 Martín Q u i r a r t e decía, en l a "Explicación p r e v i a " a


la Historiografía sobre el Imperio de Maximiliano, que la razón
de ser de su libro era que no se había escrito ninguno sobre
este t e m a y que esperaba que, "a pesar de sus imperfeccio-
nes", éste pudiera m o t i v a r el deseo "de superar lo que él había
hecho" 0 de "ahondar en algunos de los temas" que había t r a -
tado, por lo que estaba consciente de que abría u n a r u t a que
tenía "sus encantos pero también sus riesgos".^ A I poner
p u n t o final a su obra, el insigne especialista señaló que no
exageraba a l sostener que el estudio del I m p e r i o de M a x i m i -
liano tardaría algunas décadas en ser "objeto de i n t e r p r e t a -
ciunes científicas" y "abordado de una manera integral", desean-
do que esta tarea, que había sido acometida por "demasiados
extranjeros", fuera emprendida ahora por mexicanos.^
E l libro que el lector tiene en sus manos parece ser l a
respuesta exacta a los deseos y esperanzas que expuso Q u i -
rarte hace más de 30 años. Su autora no podía ser más que
E r i k a Pañi, quien h a incursionado, en u n estudio "científico e
i n t e g r a l " — p a r a repetir las propias palabras del maestro—,
en l a h i s t o r i a del I m p e r i o de M a x i m i l i a n o . Es evidente que
dicha investigación, plasmada en su l i b r o Pai^a mexicanizar el
Segundo Imperio, llevó a l a joven historiadora a adentrarse en
profundidad en todas las historias escritas sobre aquel perio-
do, por lo que nadie era más indicada que ella para escribir u n
libro sobre l a historiografía de dicho periodo.
Lo que no se esperaba el maestro Q u i r a r t e a l indicar
que algún día se habría de escribir u n a "acabada síntesis"
Sobre el Imperio, "con u n criterio superior al que h a guiado a
l a mayor parte de los investigadores" — " l a b o r hercúlea"^
Sfigún sus propias p a l a b r a s — , era que esta versión diera u n
cambio t o t a l de r u m b o a las interpretaciones que se venían
haciendo desde la muerte de M a x i m i l i a n o . E n efecto, esto fue

jJf^^"^ QuJTarte, Historiografía sobre el Imperio de Maximiliano, México,


•A. RTT^** Investigaciones Históricas dt; la Universidad Nacional Autónoma
a l " í f » c o , 1970, p. 7.
^> pp. 215-216.
P- 128.
. - ^ 12

lü que hizo E r i k a Pañi al sostener que el I m p e r i o no había peos. E l segundo capítulo, "Escribiendo h i s t o r i a , haciendo
sido u n régimen '*de excepción" sino parte del desarrollo hia- p a t r i a . E l I m p e r i o y l a versión 'oficial' (1867-1906)", explica
tórico mexicano, cuyo objetivo había sido consolidar u n Esta- cómo se fue construyendo l a h i s t o r i a oficial sobre lo que fue el
do nacional moderno, y que por lo tanto tenía que ser estu- I m p e r i o desde el momento mismo en que triunfó la República.
diado y comprendido en sns continuidades y r u p t u r a s con el E l tercero revisa cómo el siglo XX, por lo general, repitió aque-
resto de nuestra h i s t o r i a . Debido a esta nueva percepción y lla m i s m a historia. Finalmente, el último capítulo se detiene a
convicción de que el Imperio no debe considerarse como u n presentar los nuevos deiToteros historiográficos y los intentos
episodio "que nos vino de fuera", es claro que la autora pre- por "normalizai^' la historia del I m p e r i o y a pregTjntarse ¿de
senta u n a h i s t o r i a de las historias de este corto pero intenso aquí p a r a dónde?
periodo desde u n a óptica d i s t i n t a a la del maestro Q u i r a r t e . Detengámonos u n momento en cada uno de estos ca-
Pues, aquélla, con todo el innegable valor que tiene de haber pítulos. Pañi asienta de.'^de u n buen principio que las p r i m e -
sido el p r i m e r i n t e n t o de presentar u n estudio, lo más com- ras historias del I m p e r i o fueron contestatarias y polémicas.
pleto posible —que incluyó el análisis de u n sinnúmero de Da cuenta, de m a n e r a fluida y simpática, del rispido diálogo
obras extranjeras y a u n la traducción de u n a de ellas—, de l a que se originó entre los europeos que condenaron l a m u e r t e de
l i t e r a t u r a histórica sobre el Segundo Imperio, no deja de per- M a x i m i l i a n o y denigraron a México y a los mexicanos —de t o -
cibir a éste t a l y como lo había venido repitiendo l a historia das las posturas políticas— que respondieron en defensa de su
oficial desde su derrota. N o en balde su edición se preparó país. Se trató, nos dice, de u n a campaña de desprestigio a l a
para la conmemoración del t r i u n f o de la Repúbhca, en 1967. que el México l i b e r a l respondió, no sólo t r a t a n d o de defender
También en su estructura los dos libros son diferen- las acciones de l a g u e r r i l l a republicana o las decisiones de
tes, aunque es cierto que en algunos momentos se acercan for- Juárez, sino "de hacer respetar el derecho ajeno", "de r e d i m i r
zosamente. Si bien el p r i m e r o pretendía ser lo más completo a l a América vilipendiada", "de enaltecer l a democracia".
posible, e l que prologamos se centra en las obras que la auto- Pero a l a vez quo la h i s t o r i a t e s t i m o n i a l hacía su
r a considera más i l u s t r a t i v a s para comprender, p r i m e r o , tarea en uno y otro lados del Atlántico, l a autora explica, paso
cómo se h a ido construyendo l a imagen del Imperio a lo largo •a paso, cómo en t i e r r a s mexicanas se llevó a cabo "la lucha p o r
de más de 130 años, y, segundo, quiénes h a n sido sus autores •escribir de forma d e f i n i t i v a el pasado". Señala que fueron las
— y las razones que h a n tenido p a r a ello—, t a n t o nacionales , Revistas históricas sobre la intervención francesa en México,
como europeos y franceses en particular. A pesar de que la "áe José María Iglesias, las que estuvieron en la base, y "senta-
revisión que se presenta no pretende ser exhaustiva, se hace r o n el tono", de cómo i b a a escribirse la historia oficial de este
referencia a cerca de 150 títulos, de los que se excluyen los ,|)eriodo. Recuerda que dichas Revistas, escritas a l calor de l a
libros de ficción. Pañi advierte, además, que a l hacer mención Jfaerra y por lo t a n t o con u n lenguaje m u y combativo, t u v i e -
de todas estas obras, le parece inadecuado clasificar a unas como objetivo d e n u n c i a r ante la nación y a n t e el m u n d o
como mexicanas y a otras como extranjeras, pues a su parecer intervención y alentar a l pueblo mexicano a la resistencia,
esto "parcela el debate" y da "como resultado u n parroquialis- eso no es de extrañar que Iglesias, siempre t a n comedido,
mo l i m i t a n t e " , p e r a q u e no h a encontrado otra manera de pro- Wtilizara términos como imbéciles para referirse a los conser-
sentar este diálogo transatlántico. Por nuestra parte, creemos pádores y hermafrociitas para hacerlo con los liberales mode-
que era la única manera viable de llevar a cabo t a l empreí*a. os que se iíicorporaron a las fda» del I m p e r i o . Estas pala-
Así, con u n estilo fluido, franco y sin ambages, la au- apunta la autora, que si bien tenían su motivo de ser
tora lleva a l lector de la mano en este recorrido por las histo- • la circunstancia en que se escribieron, fueron retomadas por
rias del Segundo Imperio, haciendo una serie de preguntas i i i s t o r i a oficial que presentó el proyecto conservador como
interesantes, reflexiones pertinentes y explicaciones i n t e l i - sólo arcaizante, sino antinacional y estúpido". Paradójica-
gentes. Se ocupa primero de *'E1 I m p e r i o de los que lo v i v i e - te, el propio José María Iglesias, u n a vez que hubo t r i u n -
ron (1862-1917)", esto es, de los testimonios mexicanos y curo- la causa republicana, en 1867, anunció que se proponía
1.'')

elaborar u n a h i s t o r i a de aquel periodo con m a y o r serenidad Francisco Bulnes, explica la polémica que suscitó este histo-
e información, ya que reconoció que sus Revistas habían riador al escribir E l verdadero Juárez y la verdad solare la
sido escritas al calor de la l u c h a y de l a desesperación; pero, intervención y el Imperio y atreverse a q u i t a r al Benemérito el
desafortunadamente, nunca lo hizo, por lo que fueron aquéllas papel mcsiánico que se le había atribuido. D i s p u t a que tuvo
precisamente las que sirvieron de fuente de p r i m e r a mano como resultado que la figura de Juárez se viese aún más exal-
para la posteridad. tada, t a n t o por la historiografía del momento, que cayó en la
A p a r t i r de aquel momento, sostiene Pañi, l a histoi'ia hagiografía, como por u n a obra de mucho mayor envergadura,
oficial v i o el t r i u n f o de la causa republicana sobre el I m p e r i o que fue Juárez, su obra y su tiempo, debida a las plumas de
como "el de David sobre Goliat". Para i l u s t r a r su afirmación Justo Sierra y Carlos Pereyra, pero que también exaltó a l
cita una frase de la Reseña histórica de la. formación y opera- héroe hasta el paroxismo.
ciones del cuerpo del Ejército del Norte, escrita en 1867 por Respecto a l siglo xx, el libro que prologamos refiere
J u a n de Dios A r i a s , que da plena cuenta de cómo se iba a cómo los revolucionarios retomaron el mismo discurso de l a
percibir aquella victoria: "ese conjunto de actos generosos y historiografía liberal de la centuria que les había antecedido,
heroicos ofrecía a la l i t e r a t u r a , a l a filosofía l...] u n tesoro con l a única proocupación de resaltar " l a gesta de Juárez", de
cuantioso para hacer de la historia de México u n a epopeya i n - q u i e n se sentían los legítimos herederos, por lo que el I m p e -
mortal"."^ L a estrategia fue t a n exitosa que, apunta l a autora, rio se siguió viendo como algo "ajeno, ridículo y absolutamen-
l a historiografía actual aún no logra "deshacerse de su i m - te inviable". Dicho periodo de nuestí'a historia quedó así a l
p r o n t a " . A p a r t i r de l a construcción de este discurso, de que margen de l a indagación histórica mexicana, pues los estu-
el i m p e r i o "fue algo que nos v i n o de fuera", " u n accidente en el diosos de Olio que sucedieron a ios revolucionarios —los m a r -
que los mexicanos tenían poco que ver", se llegó al absurdo xistas y los seguidores de la Escuela de ios Annales— t a m p o -
de que M a n u e l Dublán y José María Lozano, a l recopilar la co se ocuparon del Imperio. Los primeros, a l decir de Pañi,
legislación mexicana del siglo XIX, ¡no tomaron en cuenta l a de porque lo coiisideraion, como a todo lo político, totalmente
cretada d u r a n t e e l Imperio! Asimismo, al rescatar las escritu- superestructura! y, los segundos, porque a l haber durado t a n
ras que construyeron l a historia del Imperio, la autora m e n - sólo tres años, era ajeno a los procesos de l a r g a duración.
ciona la i m p o r t a n c i a que tuvieron las extensas recopilaciones E n cuanto a los historiadores conservadores, la auto-
de documentos, cuyo fin era establecer " l a v e r d a d " y señala r a se pregunta por qué se preocuparon más por atacar la polí-
que, con todo su rigor científico y persecución de l a verdad, lof^ tica de sus adversarios que por explicar o exaltar el proyecto
compiladores pensaron que l a h i s t o r i a debía ponerse a l servi- conservador y llega a l a conclusión de que si bien escribieron
cio de la p a t r i a . Ksta reflexión nos parece m u y acertada y algunas biografías heroicas de los considerados "traidores" y
estaría de acuerdo con l a tesis c e n t r a l que manejó don E d - deploraron " l a conspiración anticatólica, extranjerizante y se-
mundo O'Gorman en su apretado libro Crisis y porvenir de la guramente masónica que subyugaba a México", el resultado
ciencia histórica. de su defensa fue m u y pobre. Dentro de este panorama de la
Dentro de estos casi 40 años de construcción del dis- "historiogratia escrita por " l a reacción", Pañi cita una serie de
curso oficial. Para se detiene en lo que l l a m a ''la disputa por textos cuyos títulos son inverosímiles, t a l y como el del l i b r o
la h i s t o r i a " — a la que ya Q u i r a r t e había hecho referencia ^tiárez marxista, 1848-1872, de Salvador Abascal.
como a " u n debate h i s t o r i a l " — . Con u n a exposición clara y A l referirse a la prolija l i t e r a t u r a biográfica sobre la
precisa, y tomando en cuenta los más recientes estudios sobre P ^ e j a i m p e r i a l en ambos lados del Atlántico, Pañi también se
cuestiona por qué M a x i m i l i a n o , por lo general, sale t a n bien
librado de tantas m i r a d a s retrospectivas y a u n contemporá-
* J u a n He Dios A r i a s . Reseña liistónca de lu formación v operaciones del cwrpi- neas. Presenta como ejemplo extraordinario l a dimensión de
dA Ejército del Norte durante la Iriieruención francesa, sitio de Querétaro y noi--
" l ^ r t i r que le dieron José María V i g i l y J u a n B. Híjar y H a r o
cias sobre la captura de Maximiliano, sfJ procedo íntegro y su muerte, Méxtco.
Imprenta de Nabor Chávez, 1867, p. 5. ®^ el Ensayo sobre el Ejército de Occidente, escrito en 1874.
E n este sentido, Ds interesante recordar que, ya tres años nacionales en que se vio involucrado, investigaciones que
atrás, también Vicente Kiva Palacio y varios otros señalados han abierto ventanas p a r a el estudio de aspectos esenciales
liberales, a l escribir E l libro rojo, cuyo propósito fue recor- del Imperio. S i n embargo, lo que más h a p e r m i t i d o avanzar,
dar a aquellos personajes sacrificados por l a nación y cuya considera l a autora, es "el diálogo entre trabajos", ya que
sangre l a regeneraría, t e r m i n a r o n la l i s t a de estos "mártires"^ anteriormente sólo había "posturas sin interlocución alguna".
con M a x i m i l i a n o . A l examinar las obras biográficas, l a autora A l a vez, rescata la aseveración siempre repetida por E d m u n -
señala l a i m p o r t a n c i a de la difusión de l a h i s t o r i a y se pre- do O'Gorman respecto de que la tarea del historiador no con-
gunta sobre el papel que en ésta deben desempeñar los histo- siste en atacar o en defender, sino en comprender. E r i k a Pañi
riadores de l a "academia", ya que el género biográfico "saca la sigue este consejo a l pie de la letra al adentrarse en la histo-
historia a l a calle" y "se lee", mientras que los estudios acadé- ria de t a n vilipendiado y olvidado periodo de nuestra historia.
micos son sólo leídos "por seis colegas" y parecen no tener d i f u - Así lo presenta como u n a "experiencia mexicana" en la que e l
sión alguna. Imperio gobernó apoyándose en hombres públicos mexicanos,
se enfrentó a los mismos problemas que habían aquejado a
A l referirse a los nuevos derroteros y a los intentos
México desde tiempo atrás, intentó darles solución y actuó
de "nacionalizar a l I m p e r i o " , Pañi sostiene, acertadamente,
con las severas limitaciones de todos los gobiernos mexicanos
que el parteaguas para u n a nueva visión de este periodo fue
de la época. M u e s t r a , además, que las políticas a d m i n i s t r a t i -
el ensayo La supervivencia política nouo-hispana. Reflexiones
va, legislativa y gubernativa del Segundo I m p e r i o se i n s e r t a n
sobre el monarquismo mexicano en el que E d m u n d o O'Gor-
en u n esfuerzo, sostenido por l a clase política desde la Inde-
m a n hizo hincapié en el vigor que tuvo en México la idea mo-
pendencia, por consolidar u n Estado-nación moderno, y a u n
nárquica e invitó a rescatar a los consei-\'adores y sus proyec-
"liberal y reformista", por lo que sostiene que forma parte de
tos, como parte de la historia nacional, lo cual permitió que la
t m universo compartido con los gobiernos de Benito Juárez,
investigación académica se acercara a l a Intervención y al
Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, lo cual, dicho hace
I m p e r i o s i n pretender, a priori, "enaltecer e l t r i u n f o liberal o
algunos años, hubiera sonado a herejía.
llorar la derrota del proyecto catóHco y monárquico". Estamos
de acuerdo con Pañi cuando sostiene que el mérito más i m - L a autora todavía se hace u n a última pregointa: ¿y de
portante de este estudio fue " l i b e r a r a l historiador de l a h i s - aquí p a r a dónde? Responde que en l u g a r de que prolifere
t o r i a como proceso de índole mecánica, excluyente de l a l i - "una m u l t i t u d de historias del Segundo Imperio", sería mucho
bertad", aunque advierte que el propio maestro no pudo hacer más fecundo que aquellas que abordan temas de más larga
abstracción de l a h i s t o r i a oficial a l insistir en "lo titánica que duración t o m a r a n en cuenta l a vigencia de los dos regímenes,
fue l a empresa republicana", lo que resulta explicable si con- el republicano y el monárquico, con sus aciertos y desaciertos
sideramos que este ensayo le fiie encomendado como epílogo respectivos, podríamos añadii:
del Ubro A cien años del triunfo de la República, que conme- Regi-esamos ahora a una comparación con la obra del
moraría dicha victoria. niaestro Q u i r a r t e , pues así como éste perseguía "fines pedagó-
Desde aquel año de 1967 todavía pasarían práctica- gicos y propósitos de divulgación" a l i n v i t a r a l estudio de
mente 15 años p a r a que l a "academia" emprendiera realmeíi- eate periodo histórico y al esperar que quienes "no hacían de l a
te u n a revisión del Segundo Imperio. L a autora da i m a serie historia el objetivo f u n d a m e n t a l de sus actividades" encon-
de razones para ello: l a a p e r t u r a de nuevos archivos y la orga- t r a r a n en él algún motivo de ínteres,^ l a que presentamos nos
nización de otros, los avances en la investigación histórica, los ií^vita a reflexionar sobre cómo se ha escrito nuestra h i s t o r i a ,
nuevos temas y enfoques que preocupan a los historiadores ha sido el resultado y qué caminos se nos abren hacia el
(como por ejemplo el arte como fuente p a r a la historia). Pre- futuro.
senta así u n a larga serie de títulos de libros y de artículos qut'
analizan l a política indigenista y social del Imperio, l a avan-
zada legislación e m i t i d a d u r a n t e éste, las relaciones inter- Reseña histórica..-,
histórl p. 2.
18 INTRODUCCIÓN

Para t e r m i n a r sólo nos resta decir que, a nuestro


parecer, las investigaciones de E r i k a P a m constituyen u n es-
fuerzo o r i g i n a l y atrevido p a r a incorporar a nuestra h i s t o r i a E n 1970 Martín Q u i r a r t e publica su Historiografía sobre el
u n periodo difícil de a s i m i l a r y que ésta parecía rechazar co- Imperio de Maximiliano para m a r c a r el centenario del t r i u n -
mo u n cuerpo extraño. Esto representaba no sólo u n a inte- fo de l a República, sacrificando a la p r e m u r a de los tiempos el
rrupción en el flujo de l a h i s t o r i a , sino u n a f a l t a de c o n t i n u i - proyecto de elaborar u n a obra de síntesis sobre el periodo de
dad en l a concatenación de los acontecimientos. Desde este 1861 a 1867. E l libro conserva la h u e l l a de una obra de mayor
punto de v i s t a , l a labor que Pañi h a llevado a cabo constituye, envergadura. Reseña las posturas, tendencias e inflexiones de
en cierta forma, una "asignatura pendiente" de n u e s t r a histo- l a producción historiográfica sobre el Imperio, t a n t o mexicana
riografía. como extranjera, pero también analiza aquellos textos sobre la
mítica riqueza de México que a l i m e n t a r o n el i m a g i n a r i o euro-
peo y las ambiciones de los franceses. Además, hace un análi-
sis crítico del proceso j u d i c i a l de M a x i m i l i a n o , y, p a r a evitar
que el trabaio peque "de unilateral",^ i n t e n t a explicar las posi-
ciones ideológicas y las opciones políticas —más que la expre-
sión historiográfica— de "intervencionistas" y "conser\'ado-
res", incluyendo entre éstos a Lucas Alamán, m u e r t o en 1853.
Aunque el texto refleja en algo el tono t r i u n f a l i s t a de l a con-
memoración patria,^ se t r a t a de u n trabajo concienzudo que
analiza de manera cabal el panorama historiográfico sobre el
episodio i m p e r i a l .
Cabe entonces preguntarse s i , después de Q u i r a r t e ,
vale l a pena escribir u n a nueva historiografía sobre este pe-
riodo. Cierto es que l a Intervención y el Imperio h a n hecho
correr mares de t i n t a , y que, ayer y hoy, h a n provocado no sólo
a historiadores sino a novelistas, poetas y dramaturgos. E l
Imperio ha inspirado l a edificante y algo empalagosa Clemen-
em, de Ignacio M a n u e l A l t a m i r a n o ; u n p a r de irreverentes
Episodios nacionales de Victoriano Salado Álvarez; u n a serie
p i n t u r a s de E d o u a r d M a n e t ; varias obras de teatro que
en l a ventaja de poder representarse en el castillo de
apultepec; una película del Hollywood de los cuarenta en la
los soldados franceses parecen más un grupo de nazis dis-
zados; y u n a de las mejores novelas mexicanas de los últi-
años, Noticias del Imperio, de Fernando del Paso."^

•^tartín Quirarte, Historiografía fiobre. el Imperio de Maximiliano. México,


•tuto de InvestifíadoneR Históricas-Universidad Nacional Autónoma de Mé-
1970, pp. 11-24, 25-44, 75-86.
autor describe el periodo estudiailo como " u n a época que culminó con el
-fo de l a diplomacia mexicana y l a conauUdación de nutistra nacionalidad",
i/>íd.p. 2L6.
ise Vicentp Q u i m r t c , Drama.turgi(í de tas guerras civiles e interi>eneinnt'r,.
Dejando a u n lado al Imperio como fenómeno c u l t u - por las tensiones sociales y el atraso económico, y en el que la
r a l , ¿qué t a n fértil puede ser retomar su farragosa historio- fuerza m i l i t a r encarnaba a menudo el fiel de la balaiiza del
grafía? D u r a n t e loa últimos años se h a n realizado contribu- poder político. Son, sin embargo, las pecuharidades del Se-
ciones novedosas, pero éstas difícilmente j u s t i f i c a n u n nuevo gundo I m p e r i o las que n u t r e n la historiografía sobre el t e m a ,
libro. Se t r a t a por lo demás de u n periodo m u y corto: M a x i - dándole mayor densidad como objeto de estudio. E n p r i m e r
miliano gobernó — y aun esto es u n d e c i r — d e j u n i o de 1864 lugar, porque las historias del periodo rebasan el marco de l a
a j u n i o de 1867. Así, a diferencia de lo que sucede con otros historia nacional, p a r a insertarse en la de Europa en general
títulos de esta colección, la del I m p e r i o parece ser u n a histo- y en l a francesa en particular. E l trágico epílogo de la "aven-
ria puramente evenementielle, cuyo peso sobre las estructuras t u r a mexicana" instigaría, sobre todo en u n p r i m e r momento,
y procesos que d a n forma a las comunidades h u m a n a s es casi a ima lectura de los sucesos en que se enfrentaban el Nuevo a l
imperceptible. Su historiografía, además de voluminosa, t i e n - Viejo M u n d o , l a l i b e r t a d a la tiranía, la civilización a la bar-
barie. E n segundo lugar, porque casi inmediatamente l a h i s -
de por lo general a parecemos m a l a , por estar empapada de
toria transformaría al I m p e r i o en u n régimen de excepción, y
l a típica cursilería decimonónica, de l a parcialidad de los mis-
a la lucha en su contra en uno de los pilares de la memoria
mos protagonistas, que fueron los primeros en h i s t o r i a r los
nacional en ciernes, ^ n a l m e n t e , porque el régimen de M a x i -
escandalosos sucesos que v i v i e r o n ; del tono subido acorde con
miliano promovió la articulación de políticas originales, t a n t o
la melodramática m u e r t e de u n Habsburgo treintañero y la
gubernativas como sociales y culturales; su fracaso no resta
locura de su consorte; de los patrioterismos y torpezas de la ver-
interés a su estudio. Este ensayo pretende ofrecer u n a visión
sión oficial y de su no más aventajada antagonista. No obs-
panorámica y cronológica de la historiografía sobre el Segun-
tante, gonsideramos que u n a nueva historia de las historias
do Imperio mexicano, pero serán estos temas los que centren
del Imperio puede ser fecunda e i l u s t r a t i v a , menos por lo que
y estructuren nuestro anáUsisr^
aporta como información sobre el acontecer histórico en sí
que por representar u n medio de acceso privilegiado a las for-
mas en que los hombres de u n a época i m a g i n a b a n a México y ALGUNOS AUTORES E N BUSCA D E CULPABLES

a los mexicanos, en que pensaban el pasado, y las maneras en ' L a Intervención en México debía representar la "pá-
que comprendían la h i s t o r i a y su función. gina más bella" de la h i s t o r i a del reinado de L u i s Napoleón.
E n otros trabajos hemos insistido en que el Imperio, Ilerminó con el regreso de las tropas francesas, frustradas
con todos sus moños y oropeles, con su príncipe importado y su aunque no derrotadas, y con l a muerte, en el Cerro de las
proliferación de leyes y reglamentos, se distinguía poco, en el Campanas, del joven y r u b i o archiduque de A u s t r i a . E l som-
fondo, de los gobiernos que lo habían precedido.'* Se t r a t a b a brío desenlace estremeció a la opinión púbhca europea, ávida
de u n Estado que gobernaba sin t e r r i t o r i o n i hacienda, que 4 B información, de explicaciones y, sobre todo, de l a designa-
suspiraba por construir u n estado de derecho y por lo menos <!i6n de responsables. D e l lado de los que quedaron m a l — i n -
una línea de ferrocarril, en t a n t o se veía totalmente rebasado .^Wvencionistas europeos y mexicanos—, muchos fueron los
acicalados por l a conciencia o seducidos por el prospecto
^ « j u g o s a s regahas editoriales, empuñaron l a p l u m a para t r a -
:1»r de dilucidar los hilos de la t r a m a .
1810-1367. Mpxim, ConacuUa. 1994; y los artículos incluidos fin Susanne I g l c -
y Roland Spiller (eda.). Más nuevas del imperio. Estudios interdisciplinnrio.^ ^ e este modo, m u c h a de l a historia i n m e d i a t a del
acerca de Carlota de México. Francfort, Vcrvuet, 2001. -peno es u n a h i s t o r i a de denuncias, desde los Apuntes para
Se trata de un penodo de guerra constante, en que l a autoridad imperial solo
Cüntroió con cierta eficiencia, en sus mejores monieutos, (os valles del altiplano f^istoria del Segundo Imperio mexicano^ apología conservado-
central, parte del Bajío y el camino de l a capital a Veracruz. *|Ue Francisco de Paula Arrangoiz, representante del go-
5 K r i k a Pañi. P u r a mexicanizar el Segundo Imperio. El imaginario político délos
imperialistas, México, E l Colegio de México-Institutu Mora, 2001; " E l ministro i m p e r i a l en Londres y Bruselas, publicó en 1869¡ hasta
que no lo fue. José María L a c u n z a y l a Hacienda impprial". en Leonor LudlcA^ oiletos y artículos que aparecerían periódicamente hacia
{coord. I. Los secretarios de Hacienda y sus proyectos (1H21-1933J, 2 tomos, Uéfí^co-
Universidad Nacional Autónoma de México, t. ll, pp. 29-46. «ecada de los veinte del siglo XX p a r a acusar o disculpar a
los supuestos "traidores" de Querétaro. Así, mucho? de los n i r u n a "identidad nacional": el americanismo frente a quie-
hombres y mugieres que publicaron sus memorias, diarios o nes defendían la afinidad c u l t u r a l con España y Francia; el re-
parte de su correspondencia, tanto como aquellos que optaron publicanismo laico, en contra de la invocación de u n a tradición
por redactar historias "científicas" de lo acaecido en México católica arraigada en todos los niveles de l a sociedad mexica-
entre 1864 y 1867, lo hicieron con el afán de explicar u n estre- na. L a s h i s t o r i a s del I m p e r i o son. entonces, historias contes-
pitoso fracaso, delatando corrupciones ajenas o i n t e n t a n d o tatarias, de oposición y polémica, Pero ío grueso de l a batalla
restaurar reputaciones mancilladas.^ no se iba a l i b r a r en contra del insolente ataque europeo, sino
L a s visiones europeas —sobre todo de soldados, polí- hacia adentro, en la lucha por escribir de forma definitiva el
ticos y p u b l i c i s t a s franceses, pero también de los germano- pasado mexicano.
hablantes que p a r t i c i p a r o n como v o l u n t a r i o s en l a expedi-
ción^— revisan los argumentos y razones de l a inten'encíón E L IMPERIO Y L A M E M O R L V N A C I O N A L

a r m a d a en México y de l a erección del trono de M a x i m i l i a n o . Las revoluciones atlánticas significaron la creación


Oírecen además interesantes muestras de u n discurso impe- de nuevas relaciones entre gobernantes y gobernados: a dife-
r i a l i s t a en construcción, que todavía no cuajaba cot\a arro- rencia del "reino", o del "país", l a "nación", ahora soberana,
gancia, racismo "científico"y mesianismo de fin de siglo.' Los parece exigir de los hombres y mujeres que a ella pertenecen
textos europeos mezclan e l gusto por lo exótico con bríos civi- u n a adhesión consciente y activa. Así, e l h i s t o r i a d o r francés
Uzatorios y ambiciones económicas; temores y envidias a n t i - E m e s t Renán, en su famosa conferencia "Qu'cst-cequ'une
yanquis con sansimonianas visiones de u n mundo armonio- nation?" i m p a r t i d a en l a Sorbona en 1882, describía a l a nación
samente u n i d o por l a i n d u s t r i a y el comercio; así como, de como " u n plebiscito cotidiano".^ Para los artífices del nuevo
m a n e r a no poco contradictoria, u n espíritu de solidaridad con "Estado-nación", era necesario crear en los nuevos "ciudada-
las "razas l a t i n a s " con el a veces profundísimo desprecio que nos" u n sentimiento de pertenencia y lealtad lo suficiente-
Ies i n s p i r a b a n los mexicanos.'^ mente eficaz para que se sintieran obligados, con relativa fre-
Las actitudes denigrantes de los invasores provoca- cuencia, a pagar impuestos, y dispuestos a morir, de s u r g i r la
r o n l a respuesta i n d i g n a d a de los mexicanos, incluyendo a necesidad, en defensa de la p a t r i a . L a construcción de u n
aquellos que habían apoyado el proyecto i m p e r i a l : l a v i u d a heroico pasado común, que estableciera entre los miembros de
dei general Miramón y e l a n t i g u o secretario p a r t i c u l a r de la nación l a percepción de glorias y destinos compartidos, era
M a x i m i l i a n o escribirían p a r a asegurar al m u n d o que a las ncial para constituir estas nuevas "comunidades i m a g i n a -
damas mexicanas no se les ocurriría robarse los cubiertos de •" '•^ No iba a ser tarea fácil crear u n a serie de nexos cmo-
las recepciones palaciegas, y que /os oficiales nunca hubieran eficaces e n t r e vivos y muertos, por cl hecho objetíva-
bailado con las espuelas puestas. Pero, sobre todo, los defen te circunstancial de h a b i t a r u n a m i s m a región y bajo u n
sores de México, algunas veces patrocinados por el gobierno mo gobierno. Por esto las "historias p a t r i a s " u "oficiales"
de l a República Restaurada, iban a reforzar y enaltecei' cier siempre más o menos mentirosas. Forjar la m e m o r i a n a -
tas posturas dentro del conílictivo y íongevo debate por del) a l e x i g e u n a lectura selectiva — y c r e a t i v a — del pasado.**

^' E n aste ensayo retomo y desarrollo jnuchas de las conclusiuin^s de m i ¡irta-uli' e Appleby, L y n n Hunt y Margaret Jacoba, TelUng the Trulh ahoul History.
" E l i l a m a d o imperio': l a construcción de un epipodio de l a meinnna nationüi . '•York, Londres, WW. .Norton & üo., 1995. p, 92, L a mejor síntesis del de-
- del nacionaliymü "moderno" es quizás E r i c Hob-sbawm, Nations and
Secuencí-a. Revista de Histona y Ciencias Soeiate^, 49 (enero-dicipmtrn'
" - ' " / M iin^ mOrProgrumme. Mvth, fítuííí:^. Cambridge, Nueva York, Cani-
2001), pp. 88-105, UnJversity Press, 1990
Véase, para el caso ingle;;, David Oaniiadine, Orientalism:Hviv the Brili^h •'^'"^
" como IQS describe con tino, con expresión multicitada. Benedict Ander-
fheir Empire, Oxfarxi. Oxíord Univcrsity Press, 2001. Sined Communities: Reftections on the Ongin and Spread of National
^ Jacqueline Covo, "1.,'na mirada española desde París: El Eco Hifip<-i"''^' *»BVayork, Londres, Verso, 1991,
Americano (1800-1864)''. en C l a r a E . L i d a (comp.!, España y id impen" *eto E l i a s J . Palti describe a hiR nacinnes como "comunidades de olvido .
Maximiliano. Finanzas, diplomacia, cultura e inmigración. México, I'-l ('('l''-^'" ^ t i , " E l eiifoque genealógico de l a nación y s u s descontentos; e l dUema
de México, 19í)&. pp. J 79-214.
E n el México independiente, heredero de u n a con- de rispidos debates, " u n discurso integrador de la nación", per-
quista violenta y del sistema colonial, presa de los conflictos diéndose a cambio, como h a escrito A n t o n i a Pi-Suñer, "la p l u -
entre distintas facciones políticas, l a transformación de la h i s - ralidad de voces y de interpretaciones que habían becho l a
t o r i a nacional de arma de combate a " m i t o político unifícador" riqueza del periodo que se cerraba con su aparición". Las
iba a representar un proceso largo, azaroso e imprescindible.^^ visiones que l a historiografía l i b e r a l i b a a construir del Se-
A esto .se debe quizás que, con excepciones contadas, sus p r i - gundo I m p e r i o mexicano fueron sintomáticas de este endure-
meros historiadores hayan sido todos hombres públicos, direc- cimiento. E i v i h p e n d i a d o "llamado i m p e r i o " de la historiogra-
tamente involucrados en la construcción del Estado.*^ I n t e n t a - fía de l a República Restaurada y el Porfíriato sería a l a vez su
ban afianzar u n moderno aparato político y a d m i n i s t r a t i v o , así h e r r a m i e n t a y su reflejo.
como el i m a g i n a r i o que vincularía y comprometería a la pobla- [ha intervención y el imperio ofrecerán a los autores
ción con éste. Como fecha, 1867 representa u n parteaguas den- liberales elementos dramáticos para c o n s t r u i r el mito patrió-
t r o de ambos procesos; en p r i m e r lugar, porque el rotundo fra- tico perfecto. Sangre y fuego — l a heroica g u e r r i l l a republica-
caso de l a Intervención íi-ancesa, ostentosamente puesto de n a — , sacrificio, abnegación y tenacidad — l a i n a m o v i l i d a d de
manifiesto por l a muerte — " v i l l a n a m e n t e asesinado", escribi- Juárez—, y h a s t a j u s t i c i a d i v i n a — l a m u e r t e del r u b i o y b a r -
rían los austríacos sobre su t u m b a — de u n archiduque de l a bado usurpador, la locura de Carlota, y l a h u m i l l a n t e derrota
Casa de A u s t r i a , representó una eficaz advertencia a las ex- de Napoleón U I en manos de Prusia. A l haber resistido a l que
pansivas potencias europeas. Además, l a derrota estrepitosa fuera considerado el p r i m e r ejército del mundo —sólo excep-
del proyecto conservador cerró las puertas del poder político a cionalmente derrotado (Puebla, Camarón)—, México conquis-
sus adictos, afianzando al modelo republicano federal de la taba "el derecho indiscutible e indiscutido de llamarse u n a
Constitución de 1857, y a l "Partido" L i b e r a l como grupo de nación"^
poder, p o r ío menos hasta 1910. Por otra p a r t e , la afianza entre l a mayaría de los con-
Por otro lado, al consolidarse el liberalismo como servadores y los invasores, así como su monarquismo, equipa-
credo y lenguaje oficiales, la h i s t o r i a "nacional" — e n l a versión t ^ a n a l a República con l a defensa de l a p a t r i a . Los i m p e -
de ios vencedores— se convirtió en crónica y justificación del ';ííali8tas no eran más que unos vendepatrias. Sobre el papel,
t r i u n f o de u n proyecto político e ideológico, legitimando l a per- w intervención trocó u n a guerra civil en u n a lucha por salvar
manencia exclusiva en el poder de sus promotores. Así, su ver- m-ÍÁ nación, a los proyectos políticos altemos en traición, y a
sión más acabada, el México a través de los siglos que publict) •ttfl promotores en malos mexicanos. Así, la república liberal,
Vicente Riva Palacio en 1884,^*^ imponía, después de décadas Rteataurada" en 1867, se cristaliza como e l destino inevitable
HP*ovidencial de l a nación independiente, superados los vicios
Bwodados y vencido e l enemigo i n t e r n o y externo. Se convier-
hobsbawmiano'', en Aportas. Tiempo, modernidad, historia, sujeto, nadan h'V- el p u n t o de llegada de l a historia p a t r i a : la lucha i n s u r -
Madrid, Buenos Aires, Alianza Editorial, 2001, p. 222.
Antonia Pi-Suñer, "Introducción", en Hisíoriografia mexicana, vol. IV. En bie^' los esfuerzos reformistas de 1833 y la revolución de la
de un discurro ¡ntegrudor de. la nación 1848-1884, coordinado por .Antonia l'i ^ p W m a se perciben, sobre todo, como sus antecedentes. L a hís-
Sañcr, México, Universidad NacíouLiI Autónoma de México, 1996, pp. 9-34,
De los 32 iiistoriadores mexicanos reseñados en los volúmenes in y iv de l;i B * * ' d e l Imperio, coloreada con los matices exagerados pero
HiMoriografia mexicana publicada por l a Univeraidad Nacional Autónüoia
de México — s e h a excluido a los extiajijeros, incluso a atiuellos, como Vireidi
Rocaflierte o Anselmo de la Purtitla. que durante largos pt-riudus se myt.^I:lll>^
en México— sólo dos —Joaquín García Icazbalceta y Emilio del Castillo N'' • M i s publicó e n B a r c e l o n a s u l{iHori.a de. Méjico... e n Í882. No obstante,
^ e t e — se mantuvieron a l margen de l a actividad política, burocrática o milU-^^" s o d a de l a monumental obra colectiva coordinada por u n antiguo com-
Véanse vol, lll. El surgimi.ento de la historiografía nacional, coordinado P'^" » de l a G u e r r a de Intervención, ambas obras eran demasiado "conserva-
Virginia Cuedtja, México, Universidad Nacional Autónoma de México. 19^^' 7-y p e s i m i s t a s — para servir al México liberal. Véase Pi Suñer, " l a -
ibidí^m.. y J u d i t h de l a Torre, "Niceto de Zamacois", en ibid., pp. 2rt-29,
México a través de ios sigloíi es s i n duda l a más influyente de las historni"
" ^ r , "Introducción", en ibid., p. 30,
generales de nuestro paí.s. Y a el zacatecano Ignacio Alvares había pi.iblic;id<' I-'
p r i m e r a historia general de México, entre 1875 y 1877. Estudios sobrp la 3 S i e r r a , Jf/óreí, mi obra y su tiempo. México, Universidad Nacional A u -
' Moldeo, 1970, p. 428,
ria general de México, eu sei.s tomos, mientras que ei español trayterradn N''^^' '
atractivos de u n eni'rentamicnto entre e l B i e n y el M a l , coro- No obstante, p a r a recuperar las vivencias del Segun-
n a y a l a vez encapsula este glorioso proceso. do I m p e r i o es necesario devolver sustancia al gobierno de M a -
x i m i l i a n o . E l historiador tiene que tomarse en serio el régi-
LAS P O L Í T I C A S I M P E R I A L E S men del príncipe entomólogo que gustaba v e s t i r de charro y
Por diversas razones, el régimen monárquico de 1864- de la "mamá Carlota, botando cual pelota" que lo mangonea-
1867 representa u n espacio privilegiado p a r a el estudioso del ba. Se requiere, en fin, despojar al periodo de sus adornos de
pasado. L a presencia de u n ejército extranjero "aliado" —que relato patriótico, s i n buscar tampoco hacer de éste pieza cen-
además conservaba sus archivos de manera adecuada— permi- t r a l de l a a n t i h i s t o r i a oficial. Esto fue difícil — a u n q u e no
te anahzar las relaciones entre ei poder c i v i l y el m i l i t a r . Por imposible— mientras l a historia siguiera apuntalando l a legi-
o t r a p a r t e , sorprende e l número de disposiciones emitidas t i m i d a d política. A esto se debe quizás la mediocridad de la his-
toriografía mexicana sobre el tema a lo largo del siglo XX. E l
por el gobierno de Habsburgo; su régimen fue percibido como
retroceder de una historia p a t r i a fija e intocable es u n proceso
u n momento de o p o r t u n i d a d , durante eí cual podría llevarse
lento y discontinuo, en México quizás en mayor medida que en
a buen puerto u n a serie de proyectos. Algunos de éstos nacie-
otras latitudes. Ksto explica la r e l a t i v a ausencia de análisis
ron de las preocupaciones particulares de l a pareja i m p e r i a l
en que se aborde al I m p e r i o como parte de la historia del país.
— l a política ''indigenista", la ley de j o r n a l e r o s de noviembre
No obstante, aquellos que lo ban hecho, ya de.sde los años sesen-
de o de las ideas definidas — y no necesariamente roa-
ta del siglo pasado, h a n contribuido a n o r m a l i z a r este periodo
listas p a r a el contexto mexicano— sobre lo que debía ser u n
y h a n abierto nuevas perspectivas p a r a la investigación.
Estado que abrigaban el h e r m a n o de Francisco José y la hija
de Leopoldo de Bélgica: l a etiqueta cortesana, el mccenazgu Este ensayo pretende entonces esbozar l a h i s t o r i a de
artístico. Otros habían sido promovidos, con poco éxito, por dos las historias del I m p e r i o , presentando u n p a n o r a m a comple-
generaciones de estadistas mexicanos — l a consolidación de- to, aunque no exhaustivo. E n u n proceder que no deja de
u n sistema de administración pública, la promulgación de un poner nervioso a l historiador de hoy, no buscamos reconstruir
código c i v i l , la división t e r r i t o r i a l — , m i e n t r a s otros aún bus- hechos " t a l y como sucedieron" entre 1864 y 1867. m e d i a n -
caban dar solución a los apremiantes problemas que planten- la acumulación y confrontación de datos con que nos pro-
ban los procesos de reforma y modernización: i a ratiHcacion i los historiadores de ayer, sino desmenuzar sus relatos,
de las leyes de desamortización, nacionalización y toíeran por l o que nos dicen sobre la época y los hombres que ios
cía de cultos, ía ley de educación pública, las políticas agrarin. ibieron, que sobre el objeto de que t r a t a n . Nos hemos cen-
de colonización y de fomento. en las obras que consideramos más i l u s t r a t i v a s , pero al
tanto su selección como su clasificación tienen algo de
Cierto es que de estos proyectos quedaron poco má^
r a n a s ; muchas e m p a l m a n sobre más de una categoria y
que los textos de leyes y reglamentos. Representan, sin embaí
•hablan de más de u n a época.
gü, ricos testimonios de los esfuerzos de los hombres públicn^
mexicanos por consolidar al Estado-nación moderno, y son Por otro lado, hemos dejado fuera las obras de ficción,
m u e s t r a de lo que éstos percibían como obstáculos y respuf^-- de su riqueza y de estar conscientes de que se t r a t a de
tas para la construcción do u n aparato gubernativo viable, -^i^' :lu8ión que h u b i e r a n rechazado muchos de los historia-
mismo fracaso sugiere las dimensiones del campo de m a n u i • "^el xíx, quienes consideraban que la historia era creación
bra en el que se movían los artífices de la pohlica y pone de • y que escribir novelas sobre el pasado era poner la h i s -
manifiesto lo que fueron, d u r a n t e buena parte dei siglo xix. ¡-'-^ i forma amena e i n s t r u c t i v a " . ^ " De manera similar, los
fronteras de lo posible. Por esto, a u n cuando parecer/a q u f
legado del I m p e r i o es demasiado parco para merecer la att^v
ción del historiador, y aunque sus límites cronológico» i:io con ^ aitecH^^ J ^ ^ ' -^^^i^Anna a la reforma: memorias de un uete-
ciden con los ritmos de l a h i s t o r i a social y c u l t u r a l , sus ex(>^' :Í¿0 V 7 'J^'^-^iras hic.ka-'< y do. la vida nacional desde IHñl a
P i - S i i r ^ "t^" " ^ ' ' " ^ ^ instructiva por..., México, J , Ballcscá,
rimentüs representan u n terreno fértil p a r a e l análi.'^is- l e r . Introducción" en ibid., 14; Josc Ortiz Monaí^terio, - L o s
CAPÍTULO 1

corl.es cronológicos que hemos establecido son h a s t a cierto


p u n t o artificiales, pues, como escribió D a n i e l Cosío Villegas, es
E L I M P E R I O D E L O S Q U E L O V I V I E R O N
(1862-1917)
bien sabido que l a división periódica de la h i s t o r i a es con-
vencional y a r b i t r a r i a , y que no l a corta n i e l i n s t r u m e n -
E N 1867, E L i^'usiLAMiENTO dc u n príncipe de la Casa de A u s t r i a
to más afilado, pues l a realidad es íluida, continua, como
en u n cerro pelado en las afueras de Querétaro estremeció a l
la clara corriente del agua. Lo verdaderamente cierto es,
mundo. S i bien lo que se conocería como México había estado
s i n embargo, que n a d i e prescinde de d i v i d i r l a de algún
vinculado a u n a sociedad y a u n a economía-mundo desde el
modo, y que principia uno a d i s c u r r i r históricamente cuan-
siglo X V I , su h i s t o r i a no se ligó de m a n e r a t a n intensa a la h i s -
do propone u n a partición y ensaya fundarla.^**
t o r i a internacional como durante el periodo entre 1861 y 1867,
en los albores de l a construcción del segundo sistema colonial
Así, t a n t o l a periodización como los temas abordados
moderno.^ L a Intervención francesa en México y el régimen
y las lagunas referidas reflejan interrogantes e inquietudes
monárquico que ahí erigió reflejaron las ambiciones expansio-
propias. E l I m p e r i o representa casi u n a excusa bienvenida
ílistas de la Francia de l a segunda m i t a d del siglo x i x , así
para m o s t r a r a l lector lo que h a n sido los vericuetos, los ires y
como el afán del emperador de los franceses por erigirse en
venires, los retos y exigencias de h i s t o r i a r en México.
I r b i t r o de los conflictos europeos y protector de la "raza l a t i -
'jfta" fi-ente a la amenaza anglosajona. L a expedición fue fínan-
^ciada, en parte, gracias al novedoso esquema del "llamado
' a las pequeñas fortunas" que acompaño la aparatosa t r a n s -
fermación de l a economía francesa.^ L a presencia m i f i t a r
«ctraixjera fue posible sólo porque los Estados Unidos estaban
«•fraseados en u n a t e r r i b l e guerra civil. F i n a l m e n t e , no fue-
los hechos de a r m a s sobre t e r r i t o r i o mexicano, sino las
tas del s u r en l a g u e r r a n o r t e a m e r i c a n a y del i m p e r i o
00 frente a P r u s i a , las que convencieron a Napoleón
de que era necesario abandonar la m a l o g r a d a a v e n t u r a
"cana.
Así, como escribiría M i g u e l Galindo y Galindo, los
incidentes y escandalosas peripecias" de la Inter\'ención,

Tony Smith, The Pattern of Imperlalísm. The United States, Greaf


and the Late Industrializing World since 1815, Cambridge, Cambridge
ty F*res6,1981; David S. Landes, Hankers and Pashas. Imperial Finance
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1969.
el Segundo Imperio francés, la economía se moderniza de manera nota-
í^gimen fije el primero en emitir deuda directamente al pübliw: el " s u -
del capital", como lo llamaron ÍÜ« promuLores de estas políticas.
. se desarrolla el mercado bun^átil y l a banca de invensión. Alain
^ la fete imperiale au mur des federes. 1H52-1H71, París. Seuil, 1979,
10; Steven C. Topik, "Controversia crediticia: los aiiulitos del periodo de
, en Leonor Ludlow y Jorge S i l v a Riqucr (coords.). Los negocios y
de la Colonia al México moderno, México, Universidad Nacional
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18 ¿aniel Cosío Villegas, Historia moderna de ^ ¿ ^ ' ¿ J / ^ ^ " " P "
La vida política, México, Buenos Aires. Hermes. 1988, p. 3.
31

Luvieron " e l raro privilegio de atraer sobre México ía atención Por otra parte, ya a la vuelta del siglo, Carlos Perey-
del mundo". * Tanto entonces como ahora, e l episodio despertó, r a , en el capítulo "Richmond y Sadowa", subrayaba la t r a s -
p o r i'azones m u y diversas, gran interés allende de las f r o n - cendencia, para el desenlace del episodio i m p e r i a l en México,
teras mexicanas. Para K a r l M a r x la intervención representó del t r i u n f o de l a Unión sobre la Confederación sureña, así
otra oportunidad para denostar, como sólo él sabía hacerlo, a l como del avance aparentemente incontenible de la Pniaia de
héroe de l a versión cómica del 18 brumario,'* mientras que B i s m a r c k en Europa.^ A u n q u e Francisco Bulnes escribe E l
p a r a c l historiador soviético A . B. B e l e n k i , lo fue p a r a poner de verdadero Juárez y la verdad sobre la intervención y el impe-
manifiesto el egoísmo y "perversidad" de ¡as naciones impe- rio interesado sobre todo en los sucesos — y posteriores cons-
ríaíistas, con I n g l a t e r r a y los Kstados Unidos en p r i m e r lugar.^ trucciones históricas— mexicanos, a f i r m a que la suerte de la
Por o t r a parte, l a pareja i m p e r i a l h a sido objeto de u n gran .intervención y del gobierno de M a x i m i l i a n o iba a d i r i m i r s e ,
icasi en su totalidad, en torno a factores externos, de geopolíti-
número de biografías populares. Como Napoleón, Rasputín y
ca y diplomacia. E l episodio "formó parte de l a rebelión del
M a r i l y n Monroe, M a x i m i l i a n o y Carlota se h a n convertido en
Sur; fue la rebelión de Napoleón H I contra la doctrina M o n -
unos personajes románticos a nivel internacional, cuyas his-
roe".^ E l sobrino de Napoleón el Grande estaba bien cons-
torias "íntimas" el gran público aparentemente no se cansa
ciente de l a relación costo-beneficio de su proyecto; a las ven-
de Iccr.^
tajas comerciales y diplomáticas por adquirir, contraponía el
Paraieíamcnte, los trabajos mexicanos sobre l a I n -
Idesgaste que implicaba para su régimen la oposición dentro
ten'ención y e l I m p e r i o , sobre todo de l a p r i m e r a época, nos
p e la Asamblea Nacional y la opinión pública, los costos y
presentan u n a visión excepcionalmente cosmopolita dentro
líieBgos que implicaba t e n e r u n a p a r t e t a n i m p o r t a n t e del ejér-
de lo que ha tendido a ser u n a historiografía bastante p a r r o -
Ssito en México y l a hostilidad segura del vecino del norte.
q u i a l . Estos estudios reflejan u n a perspectiva atenta a l a
Según este autor, el t r i u n f o de L i n c o l n restaba toda u t i l i d a d a
influencia que sobre el acontecer mexicano tenían los sucesos
^ ^ expedición, sellando así los destinos del experimento mo-
políticos, m i h t a r e s y diplomáticos de las potencias extranje-
||lérquico mexicano.
ras, así como las consecuencias, sobre el escenario internacio-
n a l , de ía poh'tíca de n u e s t r o país. De esta m a n e r a , José María Dc esta manera, quienes se vieron involucrados en la
Iglesias comenzaba cada u n a de sus "revistas", publicadas t u r a intervensionista e i m p e r i a l fueron actores en u n
prácticamente mes con mos por el gobierno republicano entre a controversia], taquilJero y de cartelera internacional,
a b r i l de 1862 y octubre de 1866, repasando los acontecimien- debe entonces sorprender que abunden los textos en los
tos t a n t o europeos como norteamericanos, convencido de que los protagonistas, de aquí y de allá, pretenden exponer su
éstos terminarían por definir el destino de l a i n j u s t a y abusi- 1. E n 1869, el general conservador Leonardo Márquez
va política de Napoleón I I I en América. D o n José María co "ibía desde el exiUo que como los sucesos de Querétaro
mentaría además, de forma extensiva, los discursos que sobn 'horrorizado al m u n d o [...1 h a s t a e l menor de sus epi-
"los negocios de México" se pronunciaban a n t e los cuerpos ' era acogido con avidez, comentado y analizado". No f a l -
legislativos francés y español." entonces autores que con " l a mayor h a b i l i d a d p a r a
tir, y una audacia y u n cinismo que no conocen h m i t e s "

Migue] üahnáo y (ialindo, IM gran década nacional, o relación histórica -'i'


la Guerra de Reforma, Intet-vención extranjera, y gobierno del archiduque MÍ.'-*' tomos, México, Consejo Nacional p a r a l a C u l t u r a y l a s Artes, 1869, 1991:
mdiano, 1857-IHHi, 3 tomos, México, Instituto Nacional d c Estudios 1ÍÍ.'--IÓIH"-- .a Pi-Suñer en " S e m b l a n z a biográfica de don José M a . I g l e s i a s " , t. i.
dp La Revolución M c x i r a n a . 1906, 1987, t, ill. p. 627.
K a r l Marx, La intervención en México, México, Partido Revolucionario I n s t i ' " I Sierra, Juárez: su obra y un tiempo, México, Universidad Nacional Autó-
México, 1906, 1991, pp. 429-494. Por exigencias d c tiíinpo y deí editor
Clona!. 1988. ,:'Pereyra inter\'ino on l a redacción de esta obra. E s opinión de Arturo
^ A. B, B e l e n k i . La ¡ntervtncián extranjera de lS(il-lS67 i-n Méxi-co, Méxu''-' • y F r e g que él es eJ autor de este capítulo.
Fondo do C u l t u r a Popular, I9fí9. 196C; Martin Q u i r a r t e , op. cii.. pp. 178- JS1
co Bulnes, El verdadero Juárez y la verdad sobre, la intervención y el
Véa.se, en l a bibliogriifía. el apartrido de las biografías.
léxico, Librería do lo viuda dc Charle:^ Bourei, 1904, p. Slfi,
' José María Iglesias, tlevislas históricas sobre [a interuención frunc'\sa vn

.•^ ?,2

fabricaban una serie ríe libelos escandalosos "sobre todo, yesio ció del "público" más que a la permanencia de los a r g u m e n -
ea lo principal, ípara] que se vendiesen más y más caras las tos.^-^ E n contraparte, hubo quien se empeñó en coleccionar y
publicaciones que hiciese, tratándose de estos asuntos".^'^ publicar documentos de todo tipo —decretos, correspondencia,
Para quienes v i v i e r o n el I m p e r i o , l a escritura se convirtió en prensa— p a r a hacer h i s t o r i a "científica". Estos hombres — a
una f o r m a de digerir l a experiencia propia; de defender r e p u diferencia de otro tipo de escritos; entre ellos no hay m u j e -
taciones, t a n t o propias como ajenas; de terciar en uno de los res— pretendían ofrecer a l lector no visiones sino "hechos",
debates más polémicos del momento y, por qué no, dc ganar p a r a descubrir l a "^verdad" sobre "quizás e l suceso más t e r g i -
algún dinero. ; versado, más falsificado del siglo".^^ L a "historia v i v i d a " d e l
Escribieron sobre l a campaña mexicana, sobre eí pro- 'ijmperio refleja entonces, por la diversidad de sus autores y
yecto del imperio, sobre México y su gente, los soldados de ^fcrmas, así como de las posiciones asumidas, la complejidad de
Napoleón ÍII, así como otros militares extranjeros, que v o l u n - dilemas que planteó la restauración del "trono de Mocte-
t a r i a m e n t e senn'an, ya sea a i archiduque, ya sea bajo la b a n - l a " sobre las bayonetas francesas.
dera republicana. Escribieron conservadores desencantados y
m i l i t a r e s malmirados. Escribieron los defensores de l a legali- DE ALLÁ

dad republicana. Sabemos de por lo menos tres textos en don- teros somos...
de lo que se presenta es el testinionio de otro; las Memorias dc E l siglo X I X es c l siglo dc los viajeros. Para los h o m -
Concepción Lombardo de Miramón, escritas en 1917, en que los países de economía avanzada —que no t a r d a r o n en
defiende l a postura de su m a r i d o , e l j o v e n general conserva- ie a sí mismos como "hombres blancos"—, los ferroca-
dor M i g u e l Miramón, dándole voz a través de sus cartas; los los barcos de vapor, asi como la expansión colonial de
tres volúmenes de Paul Gaulot, que se apoyan sobre las ob- potencias del centro, t r a n s f o r m a r o n los viajes. L o que h a -
servaciones y los documentos cuidadosamente recogidos por sido una actividad fraguada de peligros, y que la mayon'a
Ernest L o u e t , pagador en jefe del Ejército expedicionario, y la las veces significaba cortar amarras con la vida qoe se ha-
sorprendente obra del español Pedro Pruneda, escrita como si Uevado hasta entonces, se convirtió en u n pasatiempo, en
h u b i e r a sido "testigo presencial de los hechos", lo que, como ha a v e n t u r a con boleto de regreso. A u n q u e no se hallaba a l
apuntado A n t o n i a Pi-Suñer, sólo pudo ser posible si alguien de todos, se volvió mucho más c o m ú n . E i acortar dis-
—quizás el propio gobierno j u a r i s t a — le suministró "infor- significó trocar lo extraño en exótico, en algo que antes
mación directa, constante y verídica*'.^'
Se publicaron memorias, caitas y diarios. L l a m a ade
más l a atención la cantidad de textos escritos ex profeso, qiio I éstos, s i n duda laa máa significativas son las Revistas de José María
"i pero pueden verse también E d g a r Quinet, La expedieión de México,
a menudo provenían dc l a p l u m a de periodistas profesionales^ Tipografía de Nabor Chávez, ]Kfj;í; Nuevas reflexiones sobre la cues-
*KO-niexicana por Justus-Strictu.9-Veritus (folleto publicado en París
y que fueron publicados en formatos —artículos periodísticos y
iplemento El Correo de Ultramar 30 dc septieiobrv de 1862), México,
folletos— que permitían su más rápida y a m p l i a difusión. ía de Nabor Chávez. 18G2; F, De la B a r r e y r i e , Revélations sur l'jnter-
fran^aise au Méxicjuc de IRfífi á IHfi?, par.... ex-rédacteur-en-chef
Esto sugiere l a i m p o r t a n c i a otorgada, dentro de lo que erü * d'Orizaba IMéxique), París, Weil et Bluch, Í868; Fatti Accaduli riel
percibido cómo u n a lucha moral, a la i n m e d i a t a lectura y j i ' i ' W seguito deir intervento frúncese in risposta agli Stimatis-ñmi
*ditQri deW Osscrvatore romano, Roma,Tipografía Menicanti, 1863; E .
^. Leprogrammc de l'h'w.pire, par..., redacteur-en-ch^f du Courrter des
B. México, Imprenta de J . M. de L a r a . 1864; Revelulioits sur l'uvcupu-
"'Ss au Mexiqiie au point de vue financier Documents officiels et ine-
^'^ Leonardo Márquez, Manifiestos (El Imperio y los imperiales) por... ¡uíi''"''
dans /e.e archiva df México et puhliés par ordre du gouvernemenf
nie.nte del Imperio. Rectificaciones de Angel Pola, México, F. Vázquez, editor \^*" '
pp. 84-8,'j. Liis cursiva.'' son del original, • de la Répubhque, B r u s e l a s , Tipografía de D. Brisniée, 1869.
Concepción Lombardo de Miramón. Memorias de..., México, Porral. !.'>'^'• • cit, vol. I, p. v.
Pauf Gaulot, Lü uérité sur L'expéditton du Méxiqued'aprc.<iles do<-umenls ¡iu-d''~ " i p t u r a que implicaba cruzar el Atlántico para u- a las 13 colonias
d'Errust Louet. payeur en chefdu corps expeditionaire. 3 volúmenes, Paríí^, " ^ a e Michael Zuckerman, "Identity i n B r i t i s h America, U n e a s e i n
Nicholas C a n n y y Anthony Pag^den ícds.í, Colonial Iden.íiti.t'..': in ¿he
OUendoríT(ed,), 1889; Pedro Pruneda, Historia de la guerra de México de
'^Id. 1500- / 8 0 a , P r i n c c t o n . Princetxvn IJiiiversity l'ress, 1987, pp. 115-
hasta 186?, México, Fundación Miguel Alemán 11867], 19B7, Antónia P i - " ^ ' ' ' " ' '
"Pedro P r u n e d a " . en Pi-Suñer (coord.), op. cit., pp. 173-177,
que rechazo merecía u n a crónica cietaílacía y entusiasta. Los zos", a f i r m a b a cl príncipe austríaco C a r i KevenhüUer, con-
relatos y diarios de viajeros representaron entonces u n géne- f o r m a b a n "las clases medias", y e r a n d e s a f o r t u n a d a m e n t e
r o n u t r i d o y p o p u l a r de l a l i t e r a t u r a decimonónica. L a des- herederos de "todos los defectos de las dos razas", s i n n i n g u -
cripción por escrito significó l a apropiación, l a domesticación n a "de sus buenas c u a l i d a d e s " . P o r su parte, e l e s t a d o u n i -
del "otro", pero también su reconocimiento y el establecimien- dense W i l l i a m M a r s h a l l A n d e r s o n &e m u e s t r a fascinado p o r
to de u n a posibilidad de comunicación. L a comparación i n e v i - algo que, para otros extranjeros — y p a r a muchos h i s t o r i a d o -
table, la vinculación con referentes propios, significaba "acep- res mexicanos— parece haber sido invisible: la presencia de
tar s i n remedio que [prevalecieran] los conceptos y los población de ascendencia negra. Hasta los cristos y vírgenes
criterios de u n a c u l t u r a sobre otra, pero también a d m i t i r la en las iglesias mexicanas, escribe A n d e r s o n , son " m u l a t o s " .
posibilidad de una reducción que [introdujera] a l acercamien- L a visión de este h o m b r e refleja sobre todo sus temores e
to y a ía correspondencia".^^ idiosincrasia — e n c u a n t o a l mestizaje y a l "desarrollo" eco-
De esta m a n e r a , así como el comercio metropolitano nómico—, como e.stadounidense y como sureño, f r e n t e a i a
sentaba sus reales en los confines de u n m u n d o cada vez más emancipación de ios e.sciavos, recientemente proclamada por
chico y las potencias europeas buscaban diversificar medios .Abrahain L i n c o l n . E n México, l a esclavitud negra había sido

p a r a posicionarse de forma ventajosa, los viajeros procura- abolida pocos años después de la Independencia, pero.

ban, a través de l a escritura, a u n tiempo acercarse y estable-


cer distancias y jerarquías entre ellos y los habitantes de ¿qué había ganado con ello el mundo civilizado o cristiano?
regiones menos "civilizadas". Por esto i a l i t e r a t u r a de viaje (...I los negros han muerto y desaparecido, las fincas están
nos dice t a n t o sobre las estructuras y construcciones m e n t a - abandonadas y ¿qué ha ganado el mundo con ello? ¿Un
les que acompaiiaron y a p u n t a l a r o n l a "era del i m p e r i o " . Por principio? Sí, el principio de l a libertad... el principio de la
otra parte, los cuadros que p i n t a n los extranjeros muchas^ independencia, el hambre y la muerte [...] Ruego a Dios se
veces contienen pistas e indicios sobre gestos, r i t u a l e s y coníí- restablezca la esclavitud negi'a en toda América, para la sa-
guraciones de l a sociedad local, que, de p u r o cotidiano, están l u d , felicidad y conservación de l a raza africana, y el cultivo
ausentes de las descHpciones que hacen los nativos. T a l es el de las tierras que hoy están desiertas y desperdiciadas.^^
caso, por ejemplo, de la costumbre del "abrazo" mexicano, que,
según la describe la condesa KoUonitz constituía u n a forma Por otra parte, los escritos de viajeros, que lo f u e r a n
común de saludo, pero no significaba, para su sorpresa, algún )]acer—los aventureros, ios " t u r i s t a s " — o por fuerza —los
grado especial de a m i s t a d o confianza. idos—, representan u n a fuente excepcionalmente a t r a c t i -
De m a n e r a s i m i l a r , l l a m a la atención que el factor por e l calor h u m a n o y sentido del h u m o r que a menudo
étnico —o de "raza", p a r a recuperar e l vocablo de la época— 'enen y que pueden i r desde el entusiasmo desbordado de
ocupa u n l u g a r c e n t r a l d e n t r o de las visiones de los e x t r a n - de las damas de honor de Carlota, fascinada con el colori-
jeros, siendo difícil de r a s t r e a r en eí discurso de los hombres l a música del paisaje mexicano, hasta la descripción chus-
públicos me.KÍcanos.^'' Casi 50 años antes de l a publicaciói» u n recién nombrado general francés, a quien al subir al
de Los grandes problemas nacionales, de Andrés Molin.i Uo para ponerse ai frente de t u m u l t u o s o desfile, se le ras-
Enríquez, muchos de los observadores de fuera asociaban pantalón "de a r r i b a abaja".^'^ Los extranjeros que nos
automáticamente r a z a y estatus socioeconómico: los "inesti

.-•l KevenhüUer, Con Mnxim.ilwno en México. Del diario del príncipe


Solange Albcrro. De gaehupin a criollo, o de cómo los españoles de Mf'Xic" " a m a n n led.l, México, Fondo de C u l t u r a Económica, 1989, pp, 113-114,"
jaron de. serlo, México, EiCohgio de mxicn, 1997, p. 22. p-.o"'
16 f a u l a KoüoniU, Un viaje a México en 1864, México. Fondo d« C u l t u r a b^o. n> M a r s h a l l Anderson, A i ! Amenco-íí in Maximi.iia.ns México, IHH4-1H6H
mica, Secretaría de Educación Pública, 1984, p. 64. - jcn of..., Ramón ií;duardo Ruiz (ed.). S a n Marino, T h e Huntington L i -
No obstante l a preocupación en torno a l "problema indígena y el racibin< pp. 13 y 33. Todas las traducciones son mías,
permea discursos y actitudes. Hacen falta trabajos sobre el tema. itz, op. cit.., pp, 114-116; carta de Henri Au^ustin de Brincourt a su
37 -

ocupan representan además u n grupo excepcionalmente i n t e - t u r o p i n t a b a "grande y glorioso".*'^^ ^'.Cómo j u s t i f i c a r entonces


resante, por lo cosmopolita de su perñl. Muchos de los solda- l a presencia "civilizadora" de europeos y norteamericanos?
dos franceses, sobre todo después del 5 de mayo, habían estado Kstos visitantes afirmaron que México era u n país
y a en el sureste asiático y en Argelia. También dejaron t e s t i - "privilegiado por l a n a t u r a l e z a " . N o obstante, su población se
monio de su estancia en México u n par de príncipes europeos hallaba sumida en u n a pobreza que "el idioma inglés no tiene
endeudados convertidos en mercenarios (KevenhüUer y Salm palabras para desciibir".^^ Sus fértiles tierras se desperdicia-
Salm); l a esposa norteamericana de uno de ellos, quien se r u - ban en eí cultivo del maguey, propio solamente de u n "pueblo
mora había sido cirquera y cantante en L a H a b a n a (Agncs L e - haragán".^^ Pero la i n q u i n a de estos observadores, lo más pesa-
cíerc de S a l m Salm); algunos colonizadores en potencia íWilliani (jo de sus prejuicios, no se dirige hacia los "indios" qtLe. en su
M . Anderson); unos soldados profesionales voluntarios que ^lÉ^inión. conformaban la mayoría de la población, sino hacia los
vieron en l a campaña mexicana u n a o p o r t u n i d a d de ascender :;^exicanos", los "mestizos", los "descendientes de los conquista-
el escalafón m i l i t a r con mayor rapidez ( P i t n e r ) ; y u n soldado Mores".^'^ Émile OUivier, ministro liberal de L u i s Napoleón, al
argentino que, después de combatir en l a G u e r r a de Secesión "' 'cmpo que, dc forma excepcional dentro de los textos aquí revi-
estadunidense, al mando de u n batallón de hombres de color, xdos, hablaba bien de los mexicanos, negaba aquella c o m u n i -
^ i de sangre y c u l t u r a que supuestamente había motivado l a
decidió reunirse con las fuerzas j u a r i s t a s en México (Máyer).
lerosa" intervención de Francia: "para construir u n impe-
Enfrentarse con la r e a l i d a d mexicana representó, pa-
l a t i n o , bubiera sido necesario tener latinos".
r a estos hombres y mujeres, u n a experiencia peculiar, difícil
de catalogar. Por u n a parte, los m i l i t a r e s venían, supuesta- Así, para los extranjeros que nos ocupan, los indíge-
mente, no como conquistadores y portadores de civilización, eran "más interesantes" que los hombres de raza cspaño-
sino como aliados de por lo menos parte de los mexicanos. Por •i pesar de su ''aspecto sumiso y m i r a d a melancólica, de los
o t r a , los testimonios de l a magnificencia v i r r e i n a l eran dema- los hace siglos subyugados y esclavizados por bárbaros".^^
siado recientes p a r a clasificar a l país cómodamente, como lo los m i l i t a r e s , que habían tenido ocasión de colaborar
hacían en África y Asia, de "salvaje" y "bárbaro". " N o me puedo ente con las poblaciones indígenas,"^^ los indios m e x i -
p e r m i t i r —escribía por ejemplo Anderson a l llegar a la capital eran "honrados y leales", "trabajadores valiosos y va-
mexicana— h a b l a r de esta niaraviiiosa c i u d a d líasta que ha\'a " "soldados valientes y constantes, apegados a su.s co-
d i s m i n u i d o l a p r i m e r a euforia [...] es u n prodigio de la pacien
cia, l a perseverancia y el poder del hombre."^' Muchos de e^-
tos extranjeros se i n t e g r a r o n rápidamente a l a sociedad mexi-
,op. ciL, p. 21.
cana, llegando incluso a casarse el jefe de l a expedición cnii
de Brincourt a su familia. 31 dc agosto de 1863, en Florea S a l i n a s , op.
u n a j o v e n mexicana. Así, la afirmación de Émile de Kératrv,
se Stevenson, MaximUion in México. A Womnn's Heminiscences of
oficial agregado a la secretaría del M a r i s c a l Bazaine, quien
Intervention. 1862-1867, Nueva York. The Ccntury. 1899, p. 73. U n a
alegaba que el " t r a t o con los oficiales franceses" había logrado interesante es l a bucólica visión dc l a condena Kolloíiitz, quien afir-
*en México no .se ven indigentes, y si hay alguno es mutilado o cufcr-
"modificar" las costumbres " u n poco primitiva.s" de "lo mejor ' . - n a nunca es ni pobre ni rico". Kolionitz, op. cit., p. 137,
de la sociedad mexicana" —los eructos de las señoritas bien cit^^- í S a l m S a l m . Dkz años de mi vida (1862-1872). Estados Unidos. Me-
~, Puehfa, E d i t o r i a l -José M. Cajica J r , 1972, p. 266.
pues dc c o m e r — p a r e c e poco convincente. Se t r a t a b a adt- figitte Boehm dp Ksmeiras. Indios dc México y viajeros e.Ytranjeros.
más de u n a región con enorme potencial económico, cuyo '''^ ' - . ; c o . Secretaria de Educación Pública, 1973; E r i k a Pañi, " L a vjsión
. Manuel Pcrrer Muñoz ícoord.), La imagen del México decimononi-
o.ntes extranjeros: fun Estado-nación o un mosaico plurinacional?,
ereidad Nacional Autónoma de Mé.xico, 2002, pp. 2H7.:i04,
vier, Expedición de México, traducción de Manuel Puga y A c a l ,
familia, 26 dc mayo de 1864, en B e r t a Plores S a l i n a s , ^'''''"'/^^¡^^iS-
de üiputado3. 1895-1916. 1972, p. 17.
fuentrs m¿Utares pura .1 estudio de ia Intervoneion francesa, 1862- Í8b^, op. cit., p. 298,
Miguel Ángel Porrúa, 2 0 0 1 , p. 1 4 6 .
''8, " T h e I n d i a n PoUcy of the Second E m p i r e " , en Thomas E . Cot-
•'^ Anderson, op. «:ÍÍ., p - 2 2 . , MPKÍC'^'.
22 Émile de Kératiy, La contraguerrilla francesa en México. fti- Castañeda, íed.s.í, Essuys ¿n Mexican History, A u s t i n , Universidad
cretaría de Educaoón Pública, Fondo de C u l t u r a Económica, 1 8 6 5 . 1Í>81.
manriantes".^^ Estos extranjeros buscaron de este modo rever- la l l a m a d a 'gente culta'!"^"* B r i g i t t c B o c h m dc L a m c i r a s h a
t i r las categorías de "bárbaro" y "civilizado" para dejar en claro escrito que, p a r a cl siglo x i x , ya ningún extranjero pretendía
l a distancia que los separaba de aquellos mexicanos a quienes n i conquistar, n i civilizar, n i regenerar al indio.''"' Los e x t r a n -
más se parecían y abrazar a u n "buen salvaje" m u y venido a me- jeros que nos ocupan representan entonces u n a excepción. E l
nos. Aseguraban que si los pobres indígenas no gozaban de problema de México, concluyeron, eran los mexicanos. E r a t a -
mejor suerte l a culpa era de la colonización española, p r o f u n - . rea suya redimirlos.
damente viciosa, y de sus beneficiarias, las supuestas "clases
educadas", que seguían humillándolo y explotándolo. E l primer ejército del mundo
De esta m a n e r a , l a princesa Salm S a l m repetía, ac- Sin duda a quienes más trabajo costó dar con la j u s -
tualizándola apenas, l a añeja leyenda negra antiespañola y tificación de su presencia en México fue a los franceses-^^ A I
anticatólica: , éer enviado a tierras mexicanas, el írancés era considerado el
* mejor ejército del mundo. Para los héroes de Magenta y Sot-
E l modo como los ingleses t r a t a r o n a los indios de Amé- ' "ferino, la de México era u n a misión pecuHar. No se trataba de
rica del N o r t e , por malo que fuese, puede ser disculpado ' una guerra para reestructurar el orden europeo según la v i -
en cierto modo por la tenacidad con que rechazaron todos gión napoleónica, como lo habían sido la de Crimea y la cam-
los intentos p a r a civilizarlo, pero los aztecas no eran sal- -pafia i t a l i a n a ; no era tampoco u n a guerra de conquista como
vajes, y cuando sus sacerdotes eran crueles, no lo eran ÍO habían sido las acciones en el norte de África y en Cochin-
más que los sacerdotes cristianos íánáticos que, en lugar iíiiina. E l ejército expedicionario venía a "hberar" a la pobla-
de enseñar l a religión del amor, los castigaron por l a des ^íííón mexicana del "yugo tiránico" de la demagogia, con el fin
gracia de sus errores reHgiosos, quemando a los más po- ^ ^ q u e la nación constituyera, según su "verdadera" v o l u n t a d ,
bres en masa y tratándolos peor que a los animales sal- i l ' f e gobierno que tenga probabilidades de estabilidad". De t e -
vajes. L a tiranía y l a esclavitud t i e n e n en todas partes el Ijer éxito, escribía el emperador a l jefe de l a expedición,
mismo efecto h u m i l l a n t e .

habremos puesto u n dique a l desbordamiento de los Es-


Por su parte, KevenhüUer deploraba las actitudes he-
tados U n i d o s ; habremos sostenido la independencia de
redadas de la Colonia, que mantenían a l indio sumido en la aba- nuestras colonias en las A n t i l l a s I...J habremos estableci-
timiento físico y m o r a l : do n u e s t r a influencia bienhechora en el centro de la
América, y esta influencia irradiará t a n t o al N o r t e como
E l español desprecia a l i n d i o y lo l l a m a "hombre s i n r a - -;, a l Sur, creará salidas inmensas p a r a nuestro comercio y
zón", y a sí mismo "hombre con razón", pero está muy equi- proporcionará las materias indispensables a n u e s t r a
vocado, pues el indio vale cien veces más que el mestizo, ; industria.
que se cree blanco y e x t r a o r d i n a r i a m e n t e superior.^'

Algunos fuereños sugirieron que era tarea de u n go-


^enhüller. ap. cit., p 171
bierno "fuerte e ilustrado" - - a cuya construcción contribuían— , op. cit., pp. 15,118.
rendir j u s t i c i a a estos desafortunados. "¡Qué fácil .sería —exchi en el e.-ítremo opuesto, las memorias del oficial argeníjno Edclniiro
voluntario republicano, que recogen poco más que el coiorído local que lo
maba el príncipe— gobernar a l a gente de no ser t a n canall'' ' los duelos, las borracheras, las soldaderas. Edelmiro Máyer. Campaña
"'ion. Et ambiente republicano contra el imperio de Maximiliano.
d£..., militar argentino en el ejército republicano de Benito Juárez.
a p a r t a m e n t o d e l Distrito Federah 1892, ISfi,").
•¡1 KcvenhiiUer, vp. r.it., p. 1]3; Éloi L u s s a n , Souvenirs du Méxiqm. Cos^'' de Napoleón l l l al g e n e r a l Élie Forey, F o i n t a n e h l e a u , 3 de j u l i o de
México, París, Plon, 1908, p, 275. ^ ¿Q intervención francesa en México Tfcgnn e! archivo dei wfrriscnl
32 S a l m S a l m , np. cit., p. 299. G e n a r o García (ed.), 2 volúmene.s, México, Porrúa, 1973, vol. l ,
KtvenhüUer, op. cit., p. 131.
41

N o se t r a t a b a entonces de establecer u n a colonia, No obstante, la intervención se empantanaba. T r i u n -


sino u n gobierno independiente, pero írredinnblemente ligado faba en los campos de batalla, pero no lograba afianzarse el
a Francia: acorde a l a v o l u n t a d dc los mexicanos pero con u n nuevo orden de cosas. L a política, opinaba el m i l i t a r , había
monarca escogido a mano por L u i s Napoleón Bonaparte. A sido "mucho más débil que la estrategia''.^i Muchos conside-
posíerioriy la a v e n t u r a mexicana encarnó además, y quizás r a r o n que e l error del emperador había sido identificar a l a
sobre todo, e l p r i m e r g r a n fracaso del ejército francés desde intervención con e l grupo conservador y monarquista. "Nos
Waterloo. No debe entonces sorprender que tantos oficiales asociamos a toda reacción monacal y a todo prejuicio; recoge-
franceses, asi como otros que se sentían involucrados en la mos cuantos elementos retrógrados, opresivos, oscurantistas y
expedición, buscaran d o t a r do sentido a s u perplejidad a t r a - jesiuticos podemos encontrar en los dos mundos", escribía des-
vés de l a escritura.-^^ i e Suiza c l poh'tico c historiador republicano Edgar Quinet,
Para otros observadores, el fracaso de la intervención l i e n t r a s que el oficial H e n r i L o i z i l l o n h a b l a b a de lo absurdo
en México anunciaba clara y providencialmente el fin del v e n i r a i n s t a u r a r a México "lo m i s m o que hemos abolido en
"periodo francés" y comienzo de l a "era alemana".^^ No h a y tal icia".'^-^ Políticamente neutro, Émile de Kératry veía no
transparencia en los textos franceses, que reflejan u n a bús- ante en l a intervención u n dilema irresoluble: los obliga-
queda a veces desesperada de las razones de l a intervención y a aliarse a hombres que habían tenido " l a vergüenza de
de su fracaso. A ésta v a n aparejadas imágenes complejas de lo aber entregado la p a t r i a a l extranjero".'*^ Dos clérigos f r a n -
que F r a n c i a representaba y debía representar, de l o que debía criticaron d u r a m e n t e a l clero mexicano, por reaccionario
Itramontano, desatando l a indignación de sus cofrades.^^
ser el papel deí ejército y de sus miembros, muchos de los cua-
Ife Por su parte, el periodista francés E m m a n u e l Masse-
les se pensaban a sí mismos como hombres que "no se perte-
, quien llegara a México después de d i r i g i r un periódico en
necían". L a mítica riqueza de México justificaba, para algu-
•Sstados Unidos p a r a defender "las ideas, creencias e inte-
nos, l a presencia del ejército francés. E n palabras del general
de la raza l a t i n a " , veía con buenos ojos la desaparición
de B r i n c o u r t , su conquista era u n a "inspiración de genio":
República sólo porque

E n n i n g u n a p a r t e h a y u n a colonia t a n rica, u n país tan


fácil de gobernar f...] [Por su posición geográfica, que ase- i\o no le q u i t a la México...] lo que nunca tuvo í...]
g u r a el camino directo hasta Cochiuchina] s i n i n c i t a r los fEl I m p e r i o le trae de hecho lo que es la esencia de la
celos de E u r o p a , al contrario ofreciéndoles u n servicio, bi República, en la acepción p u r a de esta palabra [...} líber-
rompen las barreras que l a naturaleza opone a l genio d e ! d, l a más verdadera, sólida y preciosa; i a que cada c i u -
f^ímo encuentra bajo l a égida t u t e l a r de u n a ley única,
comercio.
i s a y definida, i g u a l p a r a todos, y que todos están
iros será la misma a l dia siguiente que había sido el
•• anterior.'^'^

J n a n Meyer contabiliza 6f> textos publicados —meniortas, correspojKli'nr' >


diarios - escritos por oficiales franceses, a s i como G2 mnnuscTitOB inédit»'^ < •
í-en'adofi un arcliivos franceics. E l autor calcula Que entre 1 200 y 1 250 oi'''
Ies pasaron por México. JeA¡> Meyer, Yv ol franrés. La intervención en pn:'':< '•' >-de Brincourt a su familia, 3 de septiembre de 1865. en Flores Salinas,
persona. Biografían y rrónicns. Mésico. T u s q u e t s . 2002, pp. 461-4íi&. Ve;i^*'
.C(í.,p. 12.
bien E! grim juego o ¿qué. estamos haciendo aqui'^ Los oficiales franii.'^'^
México. 18G1-1S67. México, Centro de Investigación y Docencia Econnnu' tenri Loizillon a Hortense Lacroix de Cornu. 27 de j u l i o de 1863, en
e.op. cit.. p. 174,
iDocumeiito de trabajo). 2001.
í contraguerrilla, p. 10,
•^^ S a l m S a h n . op. cit, p. 7. Según l a princesa, el desaatre de Sedan r e p i ^ ' ^ ' ^
un acto de justicia: "México y su noble emperador se h a n visto ven^-';''7 j'^i. l Doniénech, Le Méxique tei qu'ií est. La verité sur son cliniat. ses
[Bazainel, este hombre malo, cruel, brutal y vulgar, y e n s u taimado am»"- » n gouvernemení, París, E . D e n l u , 1867, Abate Testory, capellán
ídicionario. L'empirc el le ch-rgé niexirnin, México, Imprenta de-
S a l m , ibid-, p. 305,
C a r t a de Brincourt a s u f a m i l i a , 31 d c agosto d e 1863, m F l o r e s
^ programnie. pp, 16-17.
op. cit., p. I;Í9.
Esla coincidencia entre hombres de actividades y l a problemática e interrogantes que los tiempos y las circuns-
posturas políticas m u y d i s t i n t a s sugiere cierto consenso, den- tancias les planteaban.
tro de las clases educadas, sobre lo que debía ser el Estado Por otra parte, los testimonios franceses no podían
francés, que por más i m p e r i a l y católico que fuera, era a ñn de sino despertar polémica. De estos trabajos, el qoe más ámpu-
cuentas heredero de 1789. Los testimonios franceses abren la levantó, dentro del público mexicano, fue el de E m i l e de
entonces u n a ventana sobre u n imaginario político ecléctico, Kératry. Colaborador cercano del mariscal Bazaine, el propó-
complejo y contradictorio, que bien vale l a pena explorar'*' sito de su libro, publicado en París en 1867, fue defender l a
actuación del jefe de la expedición, sobre todo frente a la hos-
Dejamos México —escribe el teniente coronel L o i z i l l o n — t i l i d a d del mismo cuerpo de oficiales, muchos de los cuales lo
con u n sentimiento de haber hecho más m a l que bien a ^ n s i d e r a b a n responsable del m a l éxito de l a empresa. Su B a -
este desgraciado país [...] Tengo m u c h a pena y me siento ine es u n soldado profesional, íntegro, acorralado —precisa-
m u y mal aquí, después de todo no lo l a m e n t o porque por mente por respetuoso de l a cadena de m a n d o — entre l a polí-
principio, he rendido buenos ser\'icios y además u n a bue- ^ c a tortuosa de Napoleón I I I , la vacilante de M a x i m i l i a n o y
na y noeva carrera m i l i t a r y estoy apto para otro nuevo exigencias de la guerra. Sin embargo, no queda claro por
puesto."*^ l a obra dc Kératry fue t a n polémica. E l noble bretón es. s i n
' ^ d a , profundamente despectivo de México y los mexicanos, pe-
Como Loizillon, los franceses, como tantos otros auto- esto no representa, entre los franceses, excepción alguna.^^
res involucrados en l a aventura mexicana, buscaron sobre Independientemente del arrogante desprecio del f r a n -
todo explicar su fracaso estrepitoso, sublimar culpas, lavarse hacia e) "país m a l d i t o " en c l cual "la palabra ' p a t r i a ' uo
las manos. Por razones obvias, esto no i b a a ser tarea fácil: las a eco",^- lo que despierta pasiones, entre ios lectores de
justificaciones fueron desde la insuííciencia de medios hasta try, es que negara l a i n i c i a t i v a del mariscal en la elabo-
l a torpeza dc u n régimen que no tenía )a obligación de "some- ,ón del famoso "decreto negro" de octubre de 1865. Éste
ter sus actos a l a comprobación saludable y preventiva de los n a b a el ajusticiamiento sumario, en calidad de bandidos,
gobernados","^^ pasando p o r Ja alianza con las "momias" con- aquellos que fueran sorprendidos defendiendo a l a Repú-
servadoras; l a mezcla i n m o r a l de bastardos intereses pecu- con las a r m a s en la mano. Fue bajo sus disposiciones
niarios con u n proyecto glorioso;^*' l a f a l t a de precisión en lo.s fusiló a los dos mártires de la guerra de inten^ención:
objetivos; y los errores individuales; la ceguera, parálisis, os Salazar y José María A r t e a g a . E l a u t o r insiste en que
crueldad y arrogancia o exagerada obediencia de Bazaine; la artel general francés desaprobó del decreto, considerán-
ambición desmedida del emperador de los franceses, o los "impolítico", sobre todo porque ensuciaba la imagen del
malos consejos que se le i m p a r t i e r o n , por los mexicanos, por rador, cuyo a t r i b u t o principal debía ser "la gracia".^^ Para
Eugenia, por el jefe de l a expedición. Queda por reahzar u n t i r al apologista de Bazaine, c l periodista francés pero
estudio sistemático de estas excusas y razones, p a r a descu- no Eugéne Lefévre, en obra financiada por el gobier-
brir, dentz'o de las posturas de los autores, su relación con ol xicano, opone el documento frío al testimonio del testigo
lugar que ocupaban dentro del melodrama i m p e r i a l , así como interesado: l a circular confidencial en que el mariscal

. por ejemplo, la descripción de los "feroces mestizos" que asesinaron a


•5' E l mejor estudio sobre el tema es, para los oficiales, Meyer, op. cit. liano que hace Charles d'Héricault: " L a vergüenza de aquellos que se
*8 C a r t a s de Loizillon, 14 de febrero de 1867; 2 de marzo de 1867, en Flores b r u - Jueces de Maximiliano, que no lo habían vencido .«sino comprado, que
nas, op. cit.. pp. 191-192. . , un pueblo y no eran más que unos tiranos [...] que habían huido cons-
Émile de Kératry, Elevación y caída del emperador MaximUiano Intervenc» ^ te ante veinte mil hombres l,..] se vengaron de s u s huidas, de sus te-
francesa en México, traducción de Hilarión Frías y Soto, México, Imprenta < • 8us derrotas incesantes, de nosoLro&, dc E u r o p a , sobre este hombre
Comercio, de Nabor Chávez 'París. 1867), 1870, p. 339. D'Héricault, op. cit, y. 7.
5í* E n palabras de Paul Gaulot: " E d a s i que los pequeños intereses y los peii»'* Oí». fíí,,p. 41Ü.
ños cálcuins se j u n t a n con las grandes cosas". Gaulot, op. cU., vol. j, p. 2;1. Pp- 240 S.S.
afirma que todos los guerrilleros republicanos estaban "pues- dignación de l a joven república agredida en sus Revistas h.i.slóri-
tos fuera de l a ley" por el decreto y prohibía la torna de prisio- cas, los textos mexicanos de la p r i m e r a época se avocaron esen-
neros, dado que so t r a t a b a dc " u n a guerra a m u e r t e [...) entre cialmente a la defensa: los republicanos de la nación amenaza-
barbarie y civilización" y era preciso " m a t a r o hacerse m a - da y de los "castigos nacionales"; los conservadores de la opción
tar".^"^ A u n q u e el mariscal no queda aquí m u y bien parado, la pohtica asunúda; y todos de México como país civilizado.
versión de Lefévre no necesariamente desmiente la de Kératry.
Cabe preguntarse si lo que de este autor i m t a a aquellos que ha República y sus razone.t
buscaban fijar la historia de la intervención es precisamente De este modo, memorias y crónicas escritas desde
esa complejidad, l a imposibilidad de señalar con dedo justicie- l ^ u í buscaron combatir toda u n a serie de calumnias, produc-
ro a u n culpabie: el hecho de que la verdad fuera, en realidad, |Éi del " i n a d m i s i b l e " despecho que permeaba los testimonios de
nebulosa.*^^ Así, l a Elevación y caída de Maximiliafio daría uienes difícilmente podían tolerar que " u n puñado de m e x i -
origen a u n rispido diálogo transatlántico cuyos ritmos, m o t i - inos, m a l armados y casi desnudos, [liubieraní arrancado l a
vaciones y estrategias quedan aún por d e t e r m i n a r ictoria a los héroes de Magenta y Solferino".^" Por esto, el
obiemo republicano financiaría, por lo menos en parte, l a p u -
L o s D E AQUÍ
^cación en E u r o p a de obras que justificaban su actuar y de-
L a l i t e r a t u r a t e s t i m o n i a l sobre el Imperio, ya se ha plvían su j u s t a dimensión a u n a h i s t o r i a que no había sido
dicho, dio voz a acalorados debates, a m u t u a s recriminaciones. ijás que objeto de polémica".-'*''^ A l parecer, como se h a m e n -
Como se ha visto, México y los mexicanos — y sobre todo los fcnado ya, el gobierno de Juárez también proveería al histo-
"feroces mestizos" que habían ajusticiado a l austríaco—• fue- « i d o r español Pedro Pruneda de l a información necesaria
ron objeto del desprecio racista de los europeos, y de i a conde- b r a que éste realizara u n alegato m o n u m e n t a l y oportuno a
na "unánime y u n i v e r s a l " a n t e lo .sucedido en el Cerro de las •bfavor. K l resultado de l a guerra, afirmaba el republicano
^ B a ñ o l , había sido e l demostrar
Campanas. Muchos de los protagonistas se s i n t i e r o n obligados
a desmentir lo que consideraban ataques injustiíicados y, so-
bre todo, embusteros. N o debe sorprender entonces que la B ^ í u n a vez más que las grandes familias llamadas naciones,
palabra rectificaciones aparezca t a n a menudo en los títulos H p t i e n e n derecho a gobernarse a sí propias f...| los que s i n
que publicaban. S i bien "el corazón mexicano no [dabal cabi<;ia M í conocerlos, menosprecian a los pueblos americanos, sa-
a odios eternos e irreconciliables", escribía Hilarión Frías y H|-í)rán hacer j u s t i c i a [...1 y a que no a l a bondad de sns i n s -
Soto, t r a d u c t o r de l a obra de Kératry, el "amor [...] a México^' • t e t u c i o n e s Í...1 a l menos a la sinceridad de s u p a t r i o t i s m o
no permitía que d e j a r a n s i n corregirse los i n n u m e r a b l e s erro- al vigor de sus alientos. Los pueblos que, como México,
res en los que incurrían aquellos extranjeros que, como a l c g j - ^ M e f i e n d e n su autonomía y su independencia con t a n t o
ba el general Márquez, " i g n o r a n l a realidad de lo m i s m o qu<' ^ • p r í o no merecen ser tratados t a n d u r a m e n t e como acos-
refieren".''^ Así, desde que José María Iglesias ventilara la i n - H p a m b r a n los escritores curopcos.*'"^^

^ H l ' No se trataba simplemente de defender las acciones


^Hpíuerrilla republicana, o las decisiones de Juárez; sino de
MaximÜmna Hintonu de la Intervención francesa en México, 2 tomos. B i u s r l : ' - ^Bfcrespetar el derecho ajeno, de r e d i m i r a la América v i l i -
Londres, s. p. i., 1867, t. ! i , pp. 239 y 266. ^ B i d a , de enaltecer a la democracia. Se denostaba a los me-
l^févro ntilízu como epígrafe de su obra l a frase 'AIl ís true".
Hilarión Frías y -Soto, México. Francia y Maximiliano. Juicio nobre ¡a interi 'i
ción y p.l imperio, escrito con objeto de rectificar los errores de la obra, intindfvi"
"Elevación y caída del emperador MaximUianv", escrita por el conde Etni'c ''
Kc.raUy. México, I m p r e n t a del Comercio, de Nabor Chave?., 1870. pp. 36'i 'Soto.op. cit... p. 415.
(anexo al hbro de Kératry); Leonardo Márquez, ManifÍP.^tos (El imperio .^• ^> op. cit., t. i , p. IV. E l gobierno republicano compró, por adelantado
impenatfálas) por..., lugarteniente del Inipcno. Rectificaciones de Angel /'"' «ares de la obra dc Lcfcvrc.
México, F. Vázquez (ed.). 1904, p, 1. Pruneda, op. cit., p. ix.
xican<is cuando en realidad e r a n ellos los que marchaban por Norte hasta octubre de 186íi. Tras e l regreso t r i u n f a l del go-
el camino providencial del progi-eso. Se ponía el g r i t o en el bieí'no republicano a l a capital, c l Diario Oficial reeditaría es-
cielo porque habían dado m u e r t e a u n príncipe; pero esto, Jejos tos textos como folletín, a p a r t i r de noviembre de 1867, y apa-
de .ser u n a b a r b a r i d a d , demostraba que, en la República, "las recerían, y a compilados en forma de l i b r o , en 1868.^
leyes [estaban] hechas para todos", y a todos obligaban, "ex- El discurso de Iglesias refleja l a idiosincrasia de u n a
tranjeros como nacionales". S i no se quería que la ley m a t a r a generación de liberales, así como las angustias y retos de pelear
a tos reyes, in.sistía Leíevrc, ésta tenía entonces que conside- • - u n a guerra civil a la que se superponía u n a invasión e x t r a n -
r a r " l a v i d a de u n trapero t a n inviolable como l a del más po- ,í j e r a . Para estos hombres, la agresión de Francia representó u n
deroso de los potentado.^".^^ S u correligionario P r u n e d a sería t r a u m a ; una afrenta a la alianza de "los herederos de la glo-
más expansivo aún, asegurando que riosa revoloción de 1789" con unas "chusmas de plagiarios y
.asesinos", supuestamente representantes del p a r t i d o conser-
l a h b e r t a d política, que en l a edad moderna es germen de Svfldor. E n palabras de Iglesias,
civilización y progreso, se mega o se destroza en E u r o p a ,
donde la marcha reaccionaria sigue su constante a.=;censo
i
estaraos en la actualidad a punto de e n t r a r en guerra con
deyde 1848. ¡Ay dc l a libertad, si an'ojada del Viejo Conti-
l a Francia, con esa nación respecto de la cual no hay n i n -
nente, no p u d i e r a refugiarse en las playas hospitalarias
j gún motivo serio de desavenencia, con ese pueblo al que
de l a j o v e n América!*'^
^ nos l i g a n tantas simpatías, cuya gloria admiramos tanto,
cuya l i t e r a t u r a estudiamos con t a n t o afán, cuyos hijos,
De arenga patriótica a verdad histórica: j '•'r.- residentes en México, m i r a m o s como amigos y como h e r -
las Revistas de José María Iglesias , manos.^'*
S i n embargo, la defensa dc l a República no fue t a n
sólo reacción a la campaña de desprestigio q u e ^ m p r c n d i e r o n Así, p a r a poner u n alto a la intervención, el m i n i s t r o
después de 1867 los autores extranjeros. Yafdcsde a b r i l de ^Juárez apelaba a esa m i s m a identidad c u l t u r a l , a la coniu-
1862, e l m i n i s t r o de J u s t i c i a del presidente Juárez había de ideales y principios a la que se reíéría Napoleón I I I
emprendido l a tarea de publicar mensualmente u n a serie de justifjcarJa. Después de 1867, l a respuesta a los ataques
"revistas" que demostraran a l m u n d o la "perfidia" de Francia. (Ja "culta E u r o p a " sería i n s i s t i r en u n a i d e n t i d a d america-
y m o v i l i z a r a n a l a población mexicana en contra del invasoi 4 i a t i n t a , republicana y democrática. Es el mismo Iglesias,
E l emperador de los franceses, alegaba José María Iglesinn. tiela resistencia, quien formaliza este rompimiento, trans-
atropellaba e l "sacrosanto" p r i n c i p i o de "no intervención, b a s t 0 a l adorado francés en extraño enemigo, represen-
en que descansan las sociedades modernas", .sin d a r razón, n n de l a corrupción y tiranía de sociedades agotadas:
hablando con eí agredido "sino por boca de sus cañones raya-
dos" ^^"^ E n respuesta, l a nación mexicana, afirmaba don J o s r California h a s t a Paraguay, desde el Bravo hasta el
María con l a seguridad del que quiere convencerse a .sí misum- t a y c l Amazonas, la voz robusta de veinte repúbhcas
se preparaba p a r a hacer u n a guerra "sin tregua, s i n desean^»'- ama [...| e l odio a la extraña dominación, el h o r r o r a
con patriotismo, con heroicidad".^^ Las Revistas se pubHcaii;"' monarquías, el amor a l a libertad. E l porvenir perte-
en San L u i s Potosí, Saltillo, Monterrey, C h i h u a h u a y Paso d d ' a l a América. L a civilización nacida en A.'sia, c u l t i v a -
b a Europa, tiende ya sus alas a esta parte del m u n d o ,
Que tendrá vivificador desarrollo l...] Ya Jas conquistas
^.la revolución progresista anuncian, a guisa de heraldos
6'''Lpíevrt;. OA ríí.>t. n , p p . 444-449 „ i ,-r..,^,-
l'runcda op. cit, p. XI. Para loR vínculns entrr lefévre y Pruneda,
Suñer. "Pedro P r u n e d a " , en Pi-Suñer. coord,. op. a / , , pp. 1 (o-1 M.
62 IglesiaK. op cit. vol. ¡, pp. 30, 44. *^*^-.VoI. i,pp, 48y.-ín
63 ¡hid.. p. 438,
----- A8

de p a 2 y de v e n t u r a , l a m u e r t e de la teocracia, la e x t i n - Aquí, como e u todos los países del m u n d o , l a escoria de l a


ción de los privilegios, el d e r r u m b a m i e n t o de los tronos, el sociedad favorece la invasión e x t r a n j e r a , descansando e n
advenimiento de u n a nueva sociedad.*^^ su apoyo para cometer los crímenes más repugnantes. Los
aliados de Napoleón 111 son I.,.] lo más soez, lo más i n -
A iglesias le tocó entonces c o n s t r u i r como enemiga a m u n d o del país que los ahoria. N o hay entre ellos una sola
quien había sido considerada modelo c u l t u r a l y político e i n - persona de recomendables antecedentes; todos son asesi-
v e n t a r u n pueblo "decidido a defenderse en todo trance", he nos, salteadores, modelo de cinismo y de ferocidad. N o
tocó también cantar en l a victoria las glorias m i l i t a r e s de los conocidos n i siquiera por sus nombres oscuros, sino por
"segundos padres de la independencia nacional", y hacer de apodos ridículos o espantosos. C o h m i l l a , Bueyes Pintos, e!
t r i p a s corazón en l a —algo más frecuente— derrota, b r i n d a n - asesino de Cocula, el tigre de Alica [...] Para j u z g a r de la
do "[Honor al valor desgraciado!'^^ Suya fue también ía popularidad de la invasión francesa, hasta saber que han
misión de ridiculizar y desprestigiar a quienes se a l i a r a n al salido del fango todos sus ahados.^^
I m p e r i o . N o había razón postbie para la colaboración; que lo
h i c i e r a n quienes habían siáo considerados "liberales" eran Pero las Revistas no sólo construyeron a los consei-va-
"cosas que teníaft que ser vistas para ser creídas". L a entrada como monstruos criminales, sino qoe hicieron algo peor,
de José María Lacunza, Pedro Escudero y Echánove y José conservadores habían sido vencido» por las armas durante
María Cortés Esparza a l gabinete del "Empeorador" sugería guerra de Relbrma; su actuación durante la intervención y el
que estos hombres eran "víctimas de u n a alucinación". Por ^no, reseñada por la historiografía liberal, y por Iglesias en
más que la monarquía del austríaco p u d i e r a considerarse r lugar, iba a poner de manifiesto que el suyo era u n pro-
" l i b e r a l " , su colaboración era i n a d m i s i b l e no sólo arcaizante, sino antinacional y estúpido. Tras el
pimiento de los tratados de l a Soledad y el avance de las t r o -
porque n i son compatibles con e l sistema monárquico m u - francesas hacia el centro del país, don Josc M a r i a pintó uno
chos de los principios democráticos, n i menos es compati- retratos más perdurables de los conservadores mexicanos:
ble con l a dignidad de hombres libres l a t u t e l a extranjera,
l a adopción de u n gobierno impuesto por u n i n t r u s o po- M i e n t r a s permanecieron en l a oscuridad las intenciones
tentado, l a palinodia de los actos de toda l a vida.^'^ •ide Napoleón I I I , pudo haber ilusos que las creyeran me-
nos atentatorias. Conocidas ya oficialmente, ios mexicanos
Iglesias contribuía asi a l endurecimiento de l a defini- u e se presten a ayudarlas merecerán a la vez que ía de
ción del hberalismo mexicano, que se insistía en que debía ex .-aidores, l a calificación de imbéciles.*^^
c l u i r ciertos principios poh'tícos, ciertas formas de gobierno y.
sobre todo, que se erigía como único portavoz posible de la COTÍ L a s Revistas representaron u n i n s t r u n i e n t o de pro-
ciencia patriótica. Así, m i e n t r a s l a deserción de los liberales í, t a n t o hacia o l exterior como hacia el interior, en l a
moderados provocaba a don José María u n a dolorosa perpleji- de l a República. Lo más notable es quizás la tenacidad
dad, las acciones de los "consen'adores" parecen no sorprcn Iglesias defendió la postura del gobierno j u a r i s t a en
derlo. N a d a podía esperarse ya del enemigo a m u e r t e , supues- t a n poco venturosas, así como, más allá de la retó-
tamente vencido en C a l p u l a l p a n . N o sólo había que excluirlo^ confianza en el porvenir de los mexicanos y en l a de-
de la c o m u n i d a d política, sino aislarlos de l a sociedad; a, frente a la entrega resignada de sus rivales pob'ti-
m a g n a n i m i d a d del emperador de los franceses";

''^ls\tiSÍCiSi,ihid..\o\.\\,p-\Vi. .. ,
•ü Iglesias, ibid., vol. 1, pp. 359 y 438. L a s cursivas son dei original.
Iglesias, ihid., vol iii, pp. 117-118.
50

N a d a hemos encontrado en [la h i s t o r i a de la monarquía] ñoso, se convirtiera en e l modelo para la construcción de la


—escribía— que nos decida a su favor [...1 Juego de dadots versión oficial de la historia de la intervención y el imperio.
en el nacimiento de un rey bueno o malo, minoridades,
regencias, favoritas, privados, dilapidaciones, luchas de La. defensa del Imperio que nunca existió
clases, despotismo y a r b i t r a r i e d a d [son| las grandes ven- Los vencedores escribirían entonces su h i s t o r i a con
tajas de los países con régimen monárquico (,..} siempre el acento exaltado y las imágenes dramáticas de las Revistas.
hemos sido republicanos por caráctci"; por convencimiento Como se verá, ésa fue la versión reproducida en las historias
lo hemos sido desde que nuestros estudios no» h a n hecho generales, conmemorada en las fiestas patrias, proclamada
ver las cosas tales como son en sí [...J Nuestros hábitos, desde la t r i b u n a , simplificada en los hbros de texto. A p a r e n t e -
nuestras costumbres, nuestras ideas, nuestra enseñanza, ' aente, ante la m a g n i t u d del t r i u n f o republicano, a los venci-
hasta nuestros instintos, todo, todo es enteramente repu- •"os les quedó poco que hacer Así, son pocas las historias " i m -
blicano: u n trono sería en México u n a p l a n t a exótica, dc - r i a l i s t a s " d e l Impcriíj Los liberales moderados p r e f i r i e r o n
esas que sólo se conservan artilícialmente en u n i n v e r n a - j r d a r silencio: sólo José Fernando Ramírez publica unas
dero; dc esas que m u e r e n al simple contacto del aire y de 'eshilvanadas y taciturnas Memorias para servir a la historia
l a luz [...] Y aún dando de barato que la monarquía fuese I Segundo Imperio mexicano. Cuando los conservadores
lo que más nos conviniese, todavía sería empeño temera- l a n la p l u m a , lo hacen menos p a r a explicar c l fracaso de u n
rio hacernos felices a fuerza. Salvador o no, desechemos ei ^yecto que aseguran no era el suyo que para i n s i s t i r en que
don de los extranjeros y de fos traidores. N a d i e m a n d a en culpa no había sido n i suya n i de los suyos.
nuestro l i b r e albedrío. Dios nos lo ha dado íntegro, com- De esta m a n e r a , Leonardo Márquez expuso los "actos
pleto ]...] para que nos labremos por nosotros mismos : su v i d a " que en su opinión probaban que los "instintos sau-
nuestra dicha o nuestro infortunio.^^ rios"—y la traición a M a x i m i l i a n o — que se le atribuían
falsos.'^ E n 1869, p a r a demostrar que no rehuía "de la
Pero si las Revistas son notables como documento de )nsabilidad [...] de haber asegurado a los gobiernos enro-
u n a época, como m u e s t r a del discurso del liberalismo amena- que el sentimiento monárquico existía en México", José
zado y aguerrido, lo son aún más coíno a r q u e t i p o de l a histo- uel Hidalgo escribió, con "documentos oficiales", la historia
riografía liberal que les i b a a seguir. E l trabajo de Iglesias ; diversos proyectos mexicanos de monarquía. Empezaba
sentó el tono de lo que iba a ser l a h i s t o r i a oficial del imperio, L propuesta que f o r m u l a r a en 1783 el conde de A r a n d a ,
especificó el reparto, adelantó conclusiones. S u imagen del ;ner en el trono de los virreinatos a los hijos de Su Majes-
imperio como "resultado de u n aborto f...] enclenque, raquíti- ;óhca, asegurando así la autonomía de las posesiones
co, destartalado Idej vida enfermiza y t e m p r a n a m u e r t e " se ^olas en América, a h o r r a n d o a la Corona española la per-
repetiría u n a y o t r a vez. E n noviembre de 1867, don José M a - de su imperio de u l t r a m a r , y salvando a las colonias de
ría prologaba l a reedición de sus textos diciendo que éstos lle- rigrientas guerras de Independencia que no habían sido
vaban "el sello dc l a vehemencia propia de la época de lucha jlogo de l a anarquía de l a que vivían presas.^"^ Por su
íque] no [hablaban] de hechos importantes desconocidos [• i Francisco de Paula A r r a n g o i z articuló l a más vehe-
entonces [y que callabanl intencional mente hechos cuya reve-
lación p r e m a t u r a podría haber sido provechosa a l enemigo"-'
Lo que l l a m a la atención es que u n texto que por admisio'^
ernando Ramírez, Memorias para servir a ¿a historia del Segundo
propia del autor es exagerado, a veces m a l informado y eng^' P^xicano, México, Biblioteca de Autores Mexicanos, 1904. Podría i r a -
Oien de u n problema generacional. E n t r e los más destacados colabo-
™ Maximdmno, Josc M. Cortés E s p a r z a , dn.sé M . L a c u n z a , Teodosio
"Se Fernando Ramírez y a habían muerto hacia 1871
op. eit,-p. 7.
™ IglcsiaR, ibid., vol. I, pp. ^2-53. ttuel Hidalgo, Prüyecios de inona.rquia en México, por..., prólogo de
^i/&ííy..,pp. 23-24. y Benjamín de Gy\'e.s, México, F. Vázquez «ed.í, 1S6S, 1904. pp. 2-3.
mente defensa de los consei'\'adores en contra de quienes res- los esfuerzos, respeto por las creencias, simpatía por el
ponsabilizaban de la tragedia mexicana " a l Santo Padre y a l silencio con que devoran las amarguras y se calla lo grave
de los compromisos, por las envidias que se amontonan y
clero mexicano".'^
por las i n g r a t i t u d e s que se experimentan. ^9
E l encendido relato de A r r a n g o i z exime a los conser-
vadores de toda responsabilidad en ei m e l o d r a m a i m p e i i a l ;
Así, Hidalgo rescataba la tradición monárquica mexi-
sus correligionarios no habían tenido nada que ver con c l
a para demostrar que lejos de absurda p l a n t a exótica, la
gobierno del Habsburgo, pues "el saber, las cualidades m o r a -
narquía era más acorde a las costumbres y naturaleza de
les, todo (desaparecía] ante los ojos de M a x i m i U a n o cuando se
hispanoamericanos, pues como "niños enervados por goces
[ora] conservador".^*' L a culpa era de M a x i m i l i a n o y Bazaine,
m a t u r o s " éstos no tenían de republicanos más que "las
por querer gobernar a México "desde París y a la francesa". El
:ulas pomposas y sonoras, los resabios anárquicos y la
imperio había fracasado precisamente por haber traicionado
ez ingobernable".^*^
los anhelos católicos y tradicionalistas de los mexicanos, quo
Por su parte, Márquez insistió que si no llegó a Que-
e r a n los que habían a p u n t a l a d o el proyecto de monarquía, y cl
con refuerzos, fue porque acataba las órdenes —conve-
ofrecimiento de l a Corona a l hermano menor de Francisco
.ente secretas— del emperador. Durante los últimos días
José. Si se quería encontrar a ios culpables, hacia f a l t a volver
imperio, como con los asesinatos de Tacubaya en 1858 y la
los ojos hacia " l a imprevisión del emperador de los franceses,
ación de los fondos de la legación inglesa en 1860, eJ ge-
[...) la ignorancia completa de sus ministros de las cosas de Mé-
1 conservador no había hecho sino c u m p l i r con su deber
xico I...] l a conducta de sus generales [...] y la ceguedad de M a x i -
lilitar, pues era bien "sabido [...] que en la m i l i c i a (había)
mihano, arrastrado por los consejos de aventureros e x t r a n j t -
nsabihdad n i n g u n a en c l que [obedecía] las órdenes del
ros y de mexicanos que no eran monárquicos".^'^
>ímandaba]''.^^ Si había continuado l a guerra en contra
M i e n t r a s que Arrangoiz hacía l a apología del partidu
b i e m o de Juárez, después de la derrota de Miramón y dc
conser\'ador y condenaba de m a n e r a franca a otros actores, lo-
i a de M a x i m i l i a n o , era porque los conservadores "no
escritos de Márquez e Hidalgo representan u n alegato casi
án| a una persona, sino u n a causa". Desconocían y
personal. Pasan a segundo término las promesas que el inipf
n al gobierno republicano, "así es que, al hacerle la
r i o había roto, los principios que había traicionado; los acón
francamente, no le Itraicionaban]". Don Leonardo sin
tecimientos que llevaron a l desastre son catalogados soinen
había equivocado, pero los errores eran "inherentes a
mente como "ajenos a toda previsión".''^® L o que i-ealinen!(
n i d a d " ; no hacían de él u n traidor''^^
i m p o r t a a ambos autores es deshacerse del mote de "traído
No obstante, después de 1867, la "equivocación" en po-
res", a sabiendas de que será casi imposible, por ser ésta ya í;'
ría descrita simple y terriblemente como traición a la
etiqueta con la que la versión ofzcial distingue a los pcrdcdn
"Es sintomático de lo excluyente que pudo ser l a t r a n s -
res. E n palabras de Hidalgo:
a n del liberalismo de ideología dc combate en "mito
N i los ejemplos de la h i s t o r i a , n i la elocuencia de los li'' unificador"^^ que los alegatos conservadores f u e r a n
chos, n i los gritos de l a gente de bien, n i la serenidad OB todos fuera del país,^^ y que de sus autores, el gc-
la conciencia, nada salva a los autores de u n a emp"'^^'
malograda; sólo se ve el m a l éxito, y no h a y aplauso (>'"
«Í..PP, 9-lU.

<¥>.c(í.,p. l e .
22-23 y 29.
Francisco do l>aula Arrangoiz, México de 2808 hasta 1867. México, P
t n t f ^ ^ " ' ' ^ ^ * ^ ' ' ' " " ^ ' ' ' ' ' (^/L/Vz-a/ism in Late Ninctcenth Ccntun
1968. p. rtlnceton University Press, 1989.
7 f i M . . p . 595.
'''' Z6ií/.,p. 7. »«^it^ivam"nte^'"'^' Arrangoiz c Hidalgo en M a -
Márquez, op. cii., p. 29.
CAPÍTULO 2

n e r a l Márquez fuera el único que regresara a morir, en 1895


n t r a s mexicanas, y e.to s61o después de l a
E S C R I B I E N D O HISTORIA, H A C I E N D O PATRIA.
m i m . t r o de Gobernación, que era ademas suegro del presidente
E L I M P E R I O Y L A V E R S I Ó N "OFICIAL"
Las voces que cantaban el t r i u n f o republicano q u e n a n contar
(1867-1906)
una h i : t o r L de a r t f f i c a l Usura y armonía, ^ a - o c e s drsona,>
t e . no fueron sUenciadas, pero tenían poca cabida dentro d^
MKXICO Y S UMALHADADO Imperio provocaron u n a borrasca den-
coro liberal. Queda ahora por analizar cómo, en respuesta a que
tro de l a opinión internacional. Por esto parece que tantos de
y con qué objetivos, fue construyéndose esta h i s t o n a .
Jf}5 términos del debate —desde los más nimios hasta los más
iscendcntalcs— fueron impuestos desde fuera. E l lector
ícilmente puede evitar l a sospecha de que l a h o s t i l i d a d de
anciana v i u d a de Miramón hacia Carlota —esa m u j e r cuyo
jbro se había "averiado" de t a n t o estudiar y cuya ambición
..hacía en gran parte responsable de la m u e r t e de su esposo—
debe sobre todo a que l a Corona belga se desafanara de lo
doña Concha consideraba era el compromiso que uno de
integrantes contrajera del otro lado del océano.^ Además,
ibros de ambos bandos políticos se esforzaron por com-
Sbar " a los ojos del m u n d o " l a l e g i t i m i d a d de su causa. T r a s
íilamiento de M a x i m i h a n o — p o r encima de las gestiones
Ihombres como Víctor Hugo, Giussepe G a r i b a l d i y W i l l i a m
1—, el gobierno republicano se vio obligado a j u s t i f i c a r
;;iBscrito lo que no era —escándalo aparte— más que u n acto
rano, apegado a l a ley. M u c h a dc l a historiografía p r o -
jana de l a época — y notablemente el libro de J u a n de Dios
se abocaba, en g r a n parte, a defender la decisión de l a
'marcial que juzgó a M a x i m i l i a n o y a sus generales.
S i n embargo, el episodio i m p e r i a l iba a a d q u i r i r g r a n
icia para los propios que no tenía p a r a los ajenos.
Ireneo Paz relataba sus azarosas aventuras, armado
la o espada, p a r a combatir a l invasor, lo hacía también

I de Miramón relata que cuando s u marido dijo a l emperador que de


!;ltócho caso a s u mujer no estaría a punto de ser pasado por las armas,
^ a n o contestó: "No tenga usted remordimientos, pues yo estoy aquí por
consejos de l a mía". Miramón, op. cit., pp, 483 y 591. Leopoldo I I no
;^por la viuda del general que murió al lado de s u cuñado, a diferencia
l a imperial austriaca, quien le daría, aparentemente de por vida, una

Manifiesto justificativo de los castigos nacionales en Querétaro,


Gobierno del Estado ÍÍ8671, 1903; véase B r i a n Hamnett, " L a ejecu-
i"adür Maximiliano y el republicanismo mexicano", en L u i s Jáure-
^Antonio Serrano (coords..J, Historia y nación (actas del congreso en ho-
.^osefina Vázquez) u. Política v diplomacia en el siglo xix mexicano,
' Ckilegio de México, 1998, pp. 227-244.
57

para íncouiodar a aquellos "pacíficos" y que habían esperado cambio de que se p e r m i t i e r a a M a x i m i l i a n o llegar hasta T u x -
"debajo de la cama a que (pasaral l a bola", pues ya d u r a n t e e l p a n o Veracruz, para regresar a Europa. Su ofrecimiento había
Porfiriato, estos "eonvenencleros" se atrevían a descalificar a i sido rechazado, ya que el Supremo Gobierno había ordenado
los verdaderos liberales •—a quienes debían l a patria^— como ,;*no aceptar otro arreglo que no fuera la rendición de la plaza,
"jacobinos" pasados de moda.^ Por otra parte, ciertos temas, y l|5Ín condiciones".^
p a r t i c u l a r m e n t e el de las supxiestas traiciones de Querétaro Sorprenden las pasiones que levantó u n asunto quo,
se volvieron obligados. Toda crónica del I m p e r i o , incluyendo !>jeti va mente, como dijera Martín Q u i r a r t e , "no merecía u n
aquellas que decían no querer ocuparse de l a cosa publica —las -fuerzo t a n importante".*^ Fuera de aquellos a quienes atañía
Memorias de l a señora Miramón, el Maximiliano íntimo de n a h n e n t e — M i g u e l López, Leonardo Márquez y quizás
José L u i s B l a s i o — , tenía que opinar sobre las razones dc l a autoproclamados guardianes de la m e m o r i a de M a x i m i -
caída del último reducto i m p e r i a l i s t a : l a superioridad m i h t a r -, no parece ser una cuestión trascendental, pues en nada
republicana; la traición de Leonardo Márquez, que no había ;tó el desenlace de l a h i s t o r i a . Se antoja entonces absurdo
acudido a reforzar al ejército conservador encerrado en la ciu- hubiera llevado a dos publicistas reconocidos, que habían
dad abajeña; l a de M i g u e l López, favorito del emperador, que niños en 1867 —Pola tendría seis años; Agüeros —, a
lo había vendido a M a r i a n o Escobedo; o la entrega del m i s m o tria en l u g a r pübhco. Y es que quizás lo que se enfrentaba
M a x i m i l i a n o , con el íín de negociar u n arreglo ventajoso para menos los detalles estratégicos de l a toma de Querétaro
verdades distintas, que m a l c u a d r a b a n con el m i t o patrió-
él y sus generales.
que se construía en torno a i episodio i m p e r i a l .
Cuando en 1887 el general M a r i a n o Escobedo afirmo
en e n t r e v i s t a concedida a l periodista, editor e historiador Án Escobedo argüía que su silencio en t^orno a lo sucedi-
gel Pola, que M i g u e l López, "aunque infidente con l a p a t r i a , ni l u r a n t e los últimos días del sitio no afectaba n i "a la pa-
traicionó a M a x i m i l i a n o , n i vendió por dinero su puesto", la ñi a i ejército, n i a l a causa". No obstante, los rumores en
noticia desató u n a r e b a t i n g a de artículos y folletos, provocó un a l a v e n t a de la plaza no dejaban de desdorar lo que era
duelo entre los generales Rocha y Gayón y u n a riña callojer.' b r i l l a n t e —aunque tardo en llegar— hecho de armas
entre V^ictoriano Agüeros, director del d i a r i o católico El Tieni • República. Por otra parte, la dcsiealtad, bajeza y cobar-
po, y el mismo Pola.'^ E l viejo general, deplorando tener qiu Márquez y López —los "traidores de los traidores",
"rccuiTir at pasado para d a r satisfacción a la curiosidad tic describiría Ángel P o l a — c o m p r o b a b a n que sólo hern-
muchos, y t a l vez a l a m a l a fe de algunos", a f i r m a b a que. pni' i a más baja calaña, sin p a t r i a , principios n i vergüen-
órdenes del "llamado emperador", López había intentado m ítiabían adherido a l Imperio. Finalmente, el suponer que
gociar l a entrega dc l a plaza ~ d e por sí más que perdida p^i íliano hubiera intentado negociar su salida y abdíca-
u n ejército i m p e r i a l i s t a i n f e r i o r en número y s i n recursos-- ' le q u i t a n de heroica resignación a l rubio Habsburgo.
debamos entonces leer los arrebatos que i n s p i r a b a la
de Querétaro como p a r t e de u n a lucha por d e f i n i r e l
Ireneo t'az. Aigunus mmpañaa. 2 tomos, México, E l Colegio Nauional-F.nuíu • • dentro de u n ambiente enrarecido en que l a versión
C u l t u r a Eeonómica. 1997.1.1. p. 80.
.bía estrechado las posibilidades dc esta recupera-
Mañano Escobedo, "Part,e oficial referente a ia loma de Qucrétarf), rendid» V '•'
general Escoliedo", en Miguel Galindo y Galindo. ÍÁÍ gron década nario/iai. •' ediñcación de esta versión oficial será c l t e m a de este
laciófi histórica de la guerra de reforma, intervp.nción. extranjera y gob'crvt <\
archiduque Maximiliano, 1857-1867, 13 toraofi, México, Instituto N a f W ' - ' '
Estudios Históricos dc l a Revolución Mexicana (19051, 1987. t. )!J, p- tJ^'l- "
Lui.s Blasio, Maximiliano intimo- Ei emperador Maxiniiliano y su corU-. ¡^l' " '
rías de i¿n secretario. México, Universidad Nacional Autónoma dc Méxicü 11"''
1996, pp. 280 3s. P a r a una \'i&ióri panorámica de i a polémica en ta pr^n^a. ^ ^
•^arte", en Galindo y GaJindo. op ci/.. p. 663.
E n r i q u e M . de los Ríos, Maximihano y la toma de Querétaro. Rtxoi/iJnñ"" "
articido^ que con moüvo de este histúHxo asanio han puhUcudo ian'o ' cct., p. 191. E l autor se refiere específicamente al libro de Alfonso
prensa liberal como en la conservadora, contmiendo además el mfornv ' ^ ^.
General Escobedo sobre lu toma de la plaza de Querétaro eu 1H67, Mesíí"- írez de R e l l a n o , Las últimas horas del inq^^rio, revisión y notas
.México, F Vázquez, 1903. i
prenta de l a E s c a l e n Ha, 1889,
HISTORIA, ¿ P A R A Q U É ? fiituro'".^ No obstante, l a polémica en torno al legado m a t e r i a l
e histórico de Cortés ponía de manifiesto que el m i r a r hacia el
¿Acasu l a nación a c t u a l e s ía que í'ue d e s p o j a d a p i j r lo.« e s - pasado podía enfrentar más que avenir, desgarrar antes que
pañoles? [...I N o n e c e s i t a m o s m á s q u e e c h a r u n a m i r a d a a integrar
todo c u a n t o n o s r o d e a , y n u e s t r a reíígi<íii, n u e s t r o i d i o m a ,
Como ha escrito E n r i q u e Florescano, los artílleos de
n u e s t r o t r a j e , l a v a r i e d a d d e color y a s p e c t o d e i o s h a b i -
j a "nación mexicana" buscaron crear los símbolos y referentes
t a n t e s , n u e s t r a s c o s t u m b r e s , todo, todo n o s dirá q u e n o s o -
i r a "cohesionar ana población escindida por todas las desi-
mos l a nación d e s p o j a d a por los españolea, sifío u n a n a c i i i n
n u e v a e n l a q u e todo r e c o n o c e s u p r i n c i p i o e n l a c o n q u i s t a
Mades"-^^ E n el i m a g i n a r i o de — i d e a l m e n t e — la mayoría,
m i s m a [..,1 P u e s s i p r e t e n d e m o s s e g u i r l a c a d e n a d c l o s p u e - lía que t r a n s f o r m a r esta diversidad j e r a r q u i z a d a y conflic-
blos q u e h a n o b t e n i d o s u c e s i v a m e n t e e l d o m i n i o d e e s t a s r e - ; en una unidad definida, solidaria y representabíe que, "a
g i o n e s , ¿qué n u e v a s e r i e de u s u r p a c i o n e s c o n t i n u a s no h a - vés de los siglos", m a r c h a r a serena hacia un porvenir son-
llaríamos, y quién s e r i a e l q u e p u d i e s e p r e t e n d e r e l d e r e c h o nte.*^ L a tarea del que historiaba a la nación era entonces
i n c o n t e n t a b l e a l a devolución?^ le: por u n lado, tenía que realizar una lectura selectiva del
L U C A S ALAMÁN
ido que lo constituyera en experiencia común, en compen-
ie glorias y desgracias compartidas. Por el otro, tenía que
E n 1828, Lucas Alamán defendía en el Congreso fede- l i r y sobre todo l e g i t i m a r aquel "pon.'enir" hacia el cual el
r a l l a l e g i t i m i d a d de la propiedad del duque de Terranova y sr establecido —o quienes querían hacerse de él— p r e t e n -
Monteíeone, heredero de Hernán Cortés, en contra de lo.s e m - d i r i g i r los pasos de la nación. No debe entonces soiprender
bates de los diputados Q u i n t a n a y Cañedo, que pretendían el escribir y d i f u n d i r l a " h i s t o r i a nacional" f u e r a percibido
que, dada l a injusticia de la Conquista, los bienes del capitán 'os hombres públicos mexicanos a l a vez como i m p r e s c i n -
general debían ser confiscados. Su "exposición" como apodera- y profundamente problemático.
do del duque de Terranova y Monteíeone, ponía de manifiesto,
De este modo, México a través de los siglos^- no v a a
e n t r e muchas otras cosas, los dilemas y riesgos que significa-
luz hasta 1884. E n t r e 1821 y 1867, salvo excepciones,
ba c o n s t r u i r u n a h i s t o r i a nacional. Se h a hablado y a de ht
gramas de educación p r i m a r i a no consideraban que l a
i m p o r t a n c i a , para los constructores de la nación —como so-
'a fuera una asignatura obligatoria y sólo se incluyó
porte humano y m a t e r i a l dc u n Estado—, de l a invención, ín
de los planes de los "estudios preparatorios", previos a
suficientemente verosímil, de u n pasado común que p r o m u t -
cación superior, en 1843. Incluso, como escribe Eugenia
va, entre l a población, u n sentimiento de pertenencia, la sen
" V e r a , no había entonces u n a "intención por i d e n t i f i c a r
sación dc u n a experiencia c o m p a r t i d a , cimiento de u n proyec-
" 8 los mexicanos con u n pasado común".^"^ L a h i s t o r i a
to común a f u t u r o . " L a h i s t o r i a —escribía en 1843 e l politice e
iiderada "maestra de l a v i d a " , pues, en palabras de
i n t e l e c t u a l José M a r i a L a c u n z a — es l a biografía de las na-
ciones", y como t a i contiene " l a experiencia del universo y d f
todos los siglos, y el ejemplo de lo pasado es el pronóstico do lo
Florescano, Memoria mexicana, México, Fondo de C u l t u r a Económi-

O'Gorman hace u n a crítica de esta manera de concehir " l a s eciti-


8 L u c a s Alamán, "Expofiición que hace a la Cámara d c Iliputados del Coníí''^';'' •.cas" como " u n a cosa o sustancia material hecha y cojisiituida de
G e n e r a l el apoderado del duque de Terranova y Monteíeone", 30 de euect Vez p a r a siempre y respecto a l a cual su historia yólo acría uno bcvic
1828, en Lucas Alamán, sel. y pról. de André.'í L i r a . México, Ediciones *«8 que 'le pa-san', pero sin afectarla e n s u ser'', E d m u n d o O'Gorman,
encía polílicc nuuo-hispano. Reflexiones sobre el monarquismo me-
A r e n a , 1997, p. 13:1
dito, Fundación C u l t u r a ) de Condumex, 1969, p.
^ "Discurso pronunciado por el S r Don José María L a c u n z a e r la aperUira Í''' '
a través de los si^glos. Historia general y completa del desenvolvimiento
cátedra de Humanidades del C o l e r o de S a n -Juan de Letrán", en Jone M'''^'
"CO, religioso, militar artístico, científico y literario de México desde
Lacunza, estudio y recopiíación Auge! Muñoz Fernández, México, F a f i " ' , má.1 remota hasta la época actual. Obra única en su género, 5
Edicioiios, 1997. pp. 273 y 267. L a c u n z a fue uno de los fundadores d-- ^' . Gustavo S. López, 1940.
Academi.'í de S a n J u a n de Letrán, para la promoción de u n a "literaLury
Idán Vera, " L o s libros de texto de historia de México", en H-Suñer
nal". Pue ministro de Relacionea, diputado, senador, magistrado de l a S u ¡ " ' ' " " pp. 493-495.
Corte y presidente dei (7onsejo de Estado imperial.
(José María V i g i l y J u a n B. Híjar y H a r o , "nada más eficaz buena, y no hubo, n i podía haber, otra mejor, como que era
para practicar el bien y h u i r del m a l que el ejemplo que la his- l a única.^"
toria ofrece en sus personajes".^^ Poro, en u n p r i m e r momen^
to, ésta no tenía que ser la propia h i s t o r i a nacional; práctica- L a intervención y el I m p e r i o , o, más bien, la Uicha en
mente no podía serlo. Así, Lacunza, el p r i m e r o en i m p a r t i r el contra, iban a repre.sentar de este modo u n a piedra angular
curso de historia en cl Colegio de San J u a n de l e t r á n , consi- tro de la construcción de la "historia p a t r i a " , cuyos años
deraba que convenía mantener al m a r g e n dc los estudios bis- dos, puede decirse, empiezan a despuntar poco después de
toricos los conflictos y parcialidades que venían dc lejos y agi- .agedia de Querétaro. No en balde mucho del personal
t a b a n y enfrentaban a l a pequeña sociedad letrada de ia 'co de la Kepública Restaurada y el Porfiriato se fogueó
capital: mejor estudiar otras cosas, pues "cuando hablamos o te l a guerra. Los presidentes después de 1867 encarna-
leemos de los hechos antiguos, somos imparciales, no somos n i símbolos de la lucha patriótica: Juárez y Lerdo, de l a tenaz
griegos n i romanos". "iiencia civil de Paso d e l Norte; Díaz, "héroe del 2 de abril'',
Así, los conñictos que escindían a l a clase dirigente, •redimido subalterno, M a n u e l González, del heroísmo m i -
las diferencias entre diversas visiones y proyectos de nación -18 PQYO la "historia p a t r i a " , aunque plana, nielodramática
h i c i e r o n difícil que l a historiografía nacional y nacionalisia menudo tramposa, es siempre u n ente complejo. E n pala-
se consolidara. E l Imperio i n a u g u r a entonces u n a etapa h i ^ - de M a u r i c i o Tenorio:
toriográííca crucial. E n 1867, la derrota definitiva de los "con-
servadores" permitió describir las luchas i n t e s t i n a s dc ía íuestras historias, las de todo h a b i t a n t e del siglo x x i , son
p r i m e r a m i t a d del siglo Xix como el "sangriento y duíoroí.u 'patrias porque son ciegas, son memorias sintetizadas por
trabajo social"^^ que arraigaba a l a República federal repre- 'más o menos l a m i n u c i a dc dos siglos de t r a t a r de fijar el
sentativa que México siempre había anhelado ser Es quizas "Ostro de u n héroe, los ascgunes de u n a b a t a l l a , l a i d e n t i -
Justo Sierra quien, como b u e n positivista, mejor describiría - d " r e a l " de u n pueblo. Pero s i bien ciegas, por patrias
esta "evolución" —orgánica, i n e v i t a b l e — dei pueblo mexicano, 'Uestras historias son verdaderas, mejor dicho, t a n reales
capitaneado por el p a r t i d o l i b e r a l — a h o r a t r i u n f a n t e — , has ''mo pudieron haber' sido pues no h a y mayor realidad
ta ocupar el l u g a r que merecía dentro del concierto de las na- stórica que sea a la vez tan etérea y t a n frágil pero t a n
ciones: "ble y aparentemente irrenunciable: las naciones.

Ellos vieron, ío mismo que todos los liberales, que la trim.^- Por eso, l a construcción de las "historias de bronce",
formación económica y social era el remedio único de 30 mediante cl cual "nuestros recuerdos históricos,
m a l que parecía s i n remedio y que nos entregaba, m a m a idos y m a l pegados [...] se t r a n s f o r m a n al e n t r a r en
tados (como nos entregó) a l a codicia de nuestros v e c i n n : - con el presente y con los v i s l u m b r e s del futuro",'^'^
y a las humillaciones diplomáticas que cocían n u c s t i " t a u n campo de análisis lleno de posibilidades. E n
amargo pan de cada día. Y f o r m u l a r o n su receta; e r a i - ' ar, porqvie el i n t e n t a r desmenuzarlo exige que el
única: supresión de las clases privilegiadas por I' se ponga en guardia en contra de considerar a la
(clero y ejército): desamortización de la propiedad t e r r i l " como categoría n a t u r a l , de lo "realmente existente".^^
r i a l ; educación laica del pueblo mexicano. Y la receta c i i '

«'•.pp. 30-31.

H José María Vigil y J u a n B . Híjar y Haro, Ensayo histónc.o *iabía luchado del lado conservador durante la G u e r r a de Reforma.
cidente, México, Instituto Nacional de Estudios U.stoncos de Is R e v d m
I^norio, -¿Historia... ¡y patria!?", en Nexos, 285 (septiembre de
x i c a n a U S 7 4 1 , 19H7,p.v.
"Discurso", en José Mario L a c u n z a , op. at.. p. ¿u.
Vifíil c tL'jar, op. cit, p. ^26. ^ya en 19ÍÍ.5 E d m u n d o O'Goraian, op. c-U., pp. 8-10. Para los pcli-
63

E n segundo, porque las vii^ionex y puntos ciegos que presenta verdades, esencialmente d u r a n t e el último tercio del siglo x i x ,
nos abren puertas sobre los ideales y angustias de los hom- incluyendo la última década del Porfíriato. Lógicamente, y
bres que recreaban a l rescatar el pasado nacional, como es el caso de las Revistas históricas de Iglesias, caben en
D u r a n t e el último tercio del siglo x i x , época en que se este capítulo muchas de las historias inmediatas analizadas
produce lo p r i n c i p a l de la historiografía que nos ocupa, e l pro- en el capítulo anterior. Nos detendremos además sobre los
ceso adquiere mayor densidad, por estar inscrito en u n proceso arios entre 1904 y 1906, cuando ei escándalo que desatara la
occidental más a m p l i o , en que el oficio de h i s t o r i a r se profe- ;publicación del Verdadero Juárez de Francisco Bulnes, reto
sionaliza, en que se asegura que " l a verdad" era l a m e t a exigi- ;'íemprano a la h i s t o r i a oficial, cristaliza y a r t i c u l a las visiones
ble y alcanzable del historiador, en que, de manera consecuen- p e los contemporáneos en t o m o a la h i s t o r i a , y lo que debía ser
| u papel dentro de la sociedad mexicana.
te, la historia de arte se convierte en "ciencia", supuestamente
t a n rigurosa y metódica, t a n "cierta" como las naturales.^^ E n
eJ caso de México, nos hallamos ante historiadores conscien- K A "SEGUNDA GUERRA D E l N D K i ' t : \ D E N C L \

tes, a veces de m a n e r a dolorosa, de esta transformación y de


ías exigencias que ésta impone. L a hi.storia era una "ciencia Cuando la nación mexicana dejo de ser la Nueva España no
dejó de ser colonial.
m o r a l " , a f i r m a b a José María Lacunza, pero
|. JUSTO SIERRA

entre las ciencias morales y las físicas hay u n a diferencia


notable: loa hechos del m u n d o m a t e r i a l , relativos a las se- í * Para aquellos que exaltaban el triunfo de la Eeptíblica,
gundas, están enteramente a disposición del profesor (...( Báerrota de los proyectos napoleónico y monárquico imprimía
pero e) sabio m o r a l , escéptico en circunstancias m u y par- feitido a la anarquía de las primeras décadas de vida indepen-
ticulares, no tiene a su disposición los hombres o los pue- I p i t e . E n la organización de las obras de historia general — y
blos, nada puede añadir a l experimento t a l como se pre- HÉ^blemente las influyentes México a través de los sigius, coor-
senta, n i aun repetirlo: necesita entregarse a l a narración H i d a por el general republicano Vicente K i v a Palacio, y la
que se le hace; y esta narración es i a historia.^^ Jmucíóri política del pu^eblo mexicano, de Justo Sierra—, en las
Hprafías que representaban de forma gráfica el desarrollo
L a h i s t o r i a tenía entonces que asentar "verdades" • ^ d c o de la P a t r i a , quedaban y a claras las etapas del c a m i -
comprobables, descarnadas y desapasionadas. A l mismo tiem •Irecorrído, en marcha difícil sin duda, pero siempre p a r a
po debía crear u n a i d e n t i d a d nacional, exaltar héroes y n u t r i r y adelante: Conquista, Independencia, Reforma.^"* Así,
pasiones patrióticas. N o se t r a t a b a de u n a t a r e a fácil, porc. B p n t r a de l a maledicencia de los a p a t r i d a s , de los pusiláni-

como se verá, los historiadores liberales se l a n z a r o n a ella cow de los malintencionados, José María V i g i l a f i r m a b a q\ie

la seguridad deí ganador. E l I m p e r i o no podía ser sino sujeto


favorecido de su quehacer. ^Wta experiencia que puede y a invocarse como a u t o r i d a d
• l ^ i a c u t i b l e Ihal asentando verdades que I . . . 1 r e s u l t a n
Este capítulo se centrará entonces en la producrioo
historiográfíca sobre l a Intervención y el I m p e r i o que se i n ^
cribe dentro del esfuerzo p o r forjar p a t r i a a la vez que íi.i'"
i través..., op. cit.; Justo Sierra, Evolución política ddpueblo'mcxíca-
^ Fondo d c C u l t u r a Económica, 1950; véase l a litogiafía con que
^Tus de «h-ta podtura, véase Jusé Carlos Chiaramonte. " E l problema di'i ^" fltibáñez abre so tributo a Porfirio Díi\7,; Ciiauhténioc representa l a
Hidalgo l a Independencia, Ocampo l a Reforma, Juárez l a Patria y
de iiíícionalidsdey hispanoannericanas y s u s presupuestos historioKi'tí'í^"^^
^ r t a d . Quedaría por determinar con qué criterio se tscogieron los
" K l mito de los orígenes en la historiografía argentina", en Cuadernos di'
W adornan dos columnas: Miguel Lerdo de Tejada, Arteaga y S a l a z a r
tuto Itauignom, 2 09^3), pr>-5-17, 18-39. *'I>oromguez, Santos Oeg-ollado, Gutiérrez Zamora, Manuel Doblado,
^- P a r a una síntesis del desarrollo de l a "eicncia histórica", véase Appleí'y atiháñea, Üeseña histórica del Cuerpo de EjtrcUu dc Oriente, escrita
*B datos por cl general de brigada..., 2 tomos, México, T i p o ^ a t i a de
^'^ ''Historia" (conferencia impartida ante el Ateneo mexicano, reprodui:id;'' * Imprenta del IHmhrtí, lá92, ütograña.
periódico, 1.S44I, en José María L a c u n z a , op. rit., p. 305.
1^
del estudio de nuestra h i s t o r i a , señalando como l u m i n o - garse; era preciso que la República sacudiera a l fin l a
sos faros, no sólo ei camino hasta ahora recorrido, sino los vergonzosa t u t e l a a que se ia tenía sometida, y esa oca-
senderos por los que en lo f u t u r o debe l a nación adelan- sión llegó "cuando la intervención e x t r a n j e r a sobrevino
tarse de m a n e r a reflexiva, p a r a corresponder a l destino p a r a su mayor dicha porque la sola necesidad de
que el siglo en que vive y el continente en e l que h a b i t a defenderse ha revelado a esa nación el vigor de que ara
-•lü
capaz" -^^
le t i e n e n suficientemente marcado/-^^

L a v i c t o r i a confirmaba l a mayoría de edad de l a na- A decir de S T I S historiadores, la mexicana había con-


ción mexicana. S u pueblo había demostrado au valer. Primero, ¿stado no sólo el derecho a ser respetada por otras nacione.s;
con el 5 de mayo, que, aunque, como admitía Justo Sierra, no 1867 cumplía con su destino, como anunciaba ya la retórica
había sido u n a gi-an b a t a l l a , representaba la "maratón" mexi- itada de Iglesias, como repúbfica americana y democrática:
cana, por "sus inmensos resultados morales y pob'ticos'^'^'' "ilustres patricios" que habían luchado contra el francés y
Después, "las descargas del Cerro de ías Campanas" —como :perialista se ganaban
escribía el alineadísirao M i g u e l Galindo y G a l i n d o — " d e s t i n a
das m a t e r i a l m e n t e a t e r m i n a r con la v i d a del usurpador, eran, u n l u g a r altísimo en l a h i s t o r i a de nuestro siglo, pues no
ideológicamente consideradas, las salvas de honor con qiu> sólo defendieron como buenos el honor de u n a p a t r i a que-
México anunciaba a l m u n d o ía consolidación de su indepeii- rida, sino que se alzaron como campeones de l a l i b e r t a d
dencia''.^"^ N o bastaría ya con " l a n o t a insolente de u n miiii->- de u n continente, como mantenedores del progreso y de l a
tro extranjero" p a r a desatar u n a crisis ministerial.^^ democracia en el m u n d o entero.'^^
De este modo, l a historiografía l i b e r a l pintaría a L;
Intervención como u n a prueba de fuego, t e r r i b l e pero necesrt Así, con l a guerra, el grupo l i b e r a l en general, y l a
ria, para que los mexicanos demostraran a l mundo y a sí mia- .istración j u a r i s t a en particular, dejaba de ser " l a cxprc-
mos, que tenían derecho "a llamarse u n a nación". E l misnin un partido", convirtiéndose en lo que era ''en realidad":
Francisco Bulnes, cuya obra iconoclasta t a n t o alebrestara a l;i tante de la independencia y dignidad de l a patria".^^
intdligentsia p o r f i n a n a , reconocía que l a resistencia repul)li 7, escribía Justo Sierra, el conciliador por excelencia,
cana había liberado a l país del "yugo fenicio" de los agioíií^tn •'blica fue entonces la nación; con excepciones ignora-
y diplomáticos entranjeros.'^^ Todos coincidían en que, coni' comprendieron que había u n hecho d e f i n i t i v a m e n -
proclamara solemnemente el u l t i m o tomo de México a (rarcy ado, que se habían realizado conquistas que serian
de los siglos, la historia, que l a Reforma, l a República y la p a t r i a
, desde ese mstante, l a m i s m a cosa".'^^
la independencia, l a nacionaUdad, la soberanía e n m p;*'-' Si l a reforma, e l republicanismo y el liberalismo encar-
bras s i n sentido en u n país donde el agente de un g n l u . ' esencia inamovible de la nación, ¿qué lugar podía asíg-
no cualquiera se creía autoriííado para obrar a su anl")'• quienes los habían combatido?, ¿no pertenecían estos
atrepellando todo derecho y h a s t a ías formas más t r i ^ nación? Para resolver el dilema, los historiadores l i -
le.s de la cortesía. Semejante situación no podía pi'<^''"^ •ieron a la construcción de una visión retrospec-
o a sabiendas del resultado íinal. Su estrategia
itosa que l a historiografía actual aún no logra desha-

2^"^ Vigil, op. nf-, vol. i , p . IV.


Sierra., Evolución, op. cit., p. 240.
2" Galindo v Galindo. op. cit.,t. u i , p. fi29. Í„.,.,ÍÍ>' " ' ,' •> Vol. II, p, 495,
í S L l Payno, Cuanta, gasto, acreedores -V ^ - - - ^ ^ ^ ^ ^
intervención francesa y del imperio de 1861 a f^'J-.^^^J^^'^^^^^^^^ op-cií.,p. 107.
cietida y Crédito l-úblico. Miguel Angel Perrua tl«681, 19b0. p. J l - ' P. 268.
^9 Bulnes, OA d í . , p . 819.
cerse de su i m p r o n t a . A estois hombres debemos l a demasiado L a visión l i b e r a l pasaba por encima de l a heterogeneidad de las
satisfactoria y longeva visión del siglo x i x como u n a lucha leleo- actitudes, posiciones y pz-opuestas del clero mexicano a lo largo
lógica entre dos f u e r / a s enfrentadas: pasado y presente, pueblo de las p r i m e r a s décadas del siglo xix y l a complejidad de sus
y clases privilegiadas, progreso y tradición, liberalismo y con- relaciones con c l nuevo Estado. Además, a l negarse e l catoli-
servadurismo, según e l gusto del cliente. cismo como m a t r i z c u l t u r a l , dentro de l a cual se movían h o m -
De este modo, para José M a r i a 'Vigjl, l a Reforma í^e bres de todas las comuniones políticas, se arrojaba u n velo
$ohre l o que había sido u n componente central del pensar y del
reducía prácticamente a l proceso de separación entre la Igle-
ijiacer de los políticos decimonónicos.
sia y el Estado, impreBcindible porque Ja p n m e r a era u n a "cor-
poración", cuyos intereses, inevitablemente, serían hostiles a I, Otros historiadores, menos ensañados e n contra de so-
los de l a nación.^'^ S i e n los primeí'os días de l a Conquista se ¡lajias y conventículos, v i e r o n en 1867 el t r i u n f o del "progreso"
justificaba — a pesar de los peligros que engendraba— l a com- |l»bre l a "reacción", de las promesas del f u t u r o sobre las remó-
te del pasado. Esto se traducía, a sus ojos, en l a v i c t o r i a de lo
petencia e n t r e autoridades eclesiástica y c i v i l , y a para l a épo-
•iieno sobre l o malo, de " l a razón y del derecho sobre la fuerza
ca independiente, con u n clero ambicioso y degenerado, ésta
P l i usurpación'.^'^ Es quizás M i g u e l Galindo y Galindo q u i e n
tenía efectos "deplorables", pues
¡||pe la descripción más elemental de este enfrentamiento:
el pueblo se iba acostumbrando a ver que se desobedecir- w
se a sus gobernantes, que se protestase contra sus dispo- wkfSin u n p i a n fijo, s i n p r o g r a m a a que sujetar sus procedi-
siciones, tratándolos de intrusos y tiránicos, y e.sto pin » . , n i i e n t o s , sin objeto a donde d i r i g i r s e , s i n ideales que per-
una clase respetable que hablaba en n o m b r e de l a Iglesiji •l^aeginr, la facción {cnnse,r\'adora] había edificado e n el v a -
y de Dios. L a relajación de los vínculos que en una .soci( |HBÍ>CÍO 1...1 E l gobierno constitucional lo contrario. Con u n a
dad b i e n organizada ligan a los ciudadanos con los depo- Hlííey escrita a que sujetarse; con opiniones y tendencias
sitarios del poder público tenía que ser una consecuencia mf:l>jen marcadas; con u n p r o g r a m a amplio y perfectamente
necesaria, y desde ese momento quedaban aglomei-adti> •píonocidü; e r a imposible la vacilación y la duda.'^'^
gérmenes de revolución y anarquía, que llegado el casu
producirían ios más amargos frutos.'^^ K^V Por s u parte, J u s t o S i e r r a quiso d a r cuenta de u n p r o -
•pa^ás complejo, buscando asentar los distintos significados
Así, en l a visión del historiador jaUsciense, l a íí^le^i;' •ft|i:Reforma pudo tener para sectores sociales diversos, así
era l a culpable de los desórdenes e inestabilidad que vunian •pB evolución de l a opinión e n c l contexto de u n a g u e r r a ci-
obstaculizando el progreso de México en su t i e m p o de • p f t circunstancias, intereses y percepciones particulares;
E l anticlericalismo de V i g i l , casi inimaginable Imr^'-'

la G u e r r a de Reforma, se convertiría entonces en l a norma il'-' ^ H p i r t i v a m e n t e . ese pueblo i n f o r m e y apenas consciente le-
una historiografía l i b e r a l que descalificaría a l clero —mon^'í' H n ^ b a los ojos a los ideales nuevos, y l a I g u a l d a d , la L i -
tico a través del siglo, sometido pero todavía peligroso dc^-p^»^'' ^ ^ ^ a d , l a Solidaridad, que saturaban todos los artículos
de 1867— como eí "celoso sostén de gobiernos sanguinai'i'- ^ ^^»8titucionales, encendían en muchos corazones u n nuevo
despótico.^ fanático en religión y codicioso, h a s t a no in<i'"- '''' ^ H | | p t u religioso, el culto de otros dioses. Pero a quien se
los bienes terrenales"; lleno de "pasiones inveteradas > ^HHt^.^1 t r i u n f o reformista fue a la clase media de lo.s Es-
inextinguibles hacia las nuevas ideas de progreso y roíbrii'-' • ^^^^(•••1 L a ola r e f o r m i s t a fue u n reflujo hacia e l centro.

3-1 Vigil, op. cit... vol. i, pp. 'V-l.llJ. ^jCft. ' ^«t6 to„,a, el hbro de C l a r a Gar.ía A l u . a r d o dentro de esta

Vil.
""^^'Op. cit..t. li, p. 5,
Y Tac eJ retítiltatlo t o t a l , que el rico por a m o r a l a paz, el i e l reconocimiento cuando no l a adhesión de muchos "liberales"
colono extranjero por a m o r a las riquezas def clero, las I al nuevo orden de cosas y lo que parecía ser la p o p u l a r i d a d de
clases educadas por amor a las ideas nuevas, las ciases ^ p a r e j a imperial. Sí, como escribía J u a n de Dios A r i a s , e l i m -
[Xípulares por vago anhelo dc mejorar y porque la señal ;rio no había sido p a r a e l México republicano más que " u n a
de la protección d i v i n a l a veían i n s t i n t i v a m e n t e en cl órmenta revolucionaria" que había inund a d o la t i e r r a s i n
t r i u n f o , compusieron u n a mayoría o n e u t r a l o netamente i b i a r su naturaleza, había s i n embargo que explicar los
reformista. •^^ qués de la tempestad.'*'^ Como buenos historiadores c i e n t i -
3S, nuestros autores t r a n s c r i b i e r o n "documentos i m p o r t a n -
Finalmente, " l a Intervención y e l I m p e r i o , dando al " completos, y citaron a autores "de gi-an seriedad". N o obs-
partido reactor la conciencia de su impotencia irreparable, \ jte, t u v i e r o n que hacer frente a la evidencia.
agrupando, por instinto, l a masa social en torno dc la bandera Después de 1867, fue relativamente fácil t r a n s f o r m a r
republicana, pudieron t r a n s f o r m a r e l p a r t i d o l i b e r a l e n p a r t i - conser\'adores en u n "puñado" de "hombres d e s n a t u r a l i -
do nacional".'^'^ "impotentes", "perniciosos", "traidores", ''parricidas",
L a versión liberal de l a Intervención y del Imperio 3omexicano.s", enemigos acérrimos "de cuanto implique
transformaba e l período e n e l "punto c u l m i n a n t e de nuestni "•a y adelantamiento", exigiendo a los lectores "¡ii^^tlio
historia". Se t r a t a b a , no obstante, de hombres cuya "profundn i g u i b l e a su memoria!!!" Posiblemente en aras de l a
devoción a la p a t r i a " iba aunada a su "profundo respeto a l.a iciliación nacional, y con excepción de Iglesias y Sierra,
verdad".^^ L a h i s t o r i a , cabe recordar, debía "resucitar las eda- ítío, L u i s Méndez, había sido consejero de Estado d u r a n -
des anteriores, tales como fueron".'*^ L a v e r d a d debía ser JH, ; Imperio, pocos se detuvieron sobre l a colaboración con el
sólo su gm'a, sino su objetivo. Por eso la minuciosidad y el deta- ~—o de liberales "moderados" como Lacunza, Escudero y
lle de u n a obra como la de M a n u e l R i v e r a Cambas.'^'^ Por e.^n 5ve, Silíceo y Ramírez. De todas maneras, escribía V i g i l ,
también Fernando Iglesias Calderón consideraba que su labor aa influencia r e a l [podían] tener en l a marcha de la
historiográfica podía limitarse a "rectificar", a "terciar en el de- , pues otras eran las manos encargadas de d i r i g i r l a " :
bate, como constante defensor de l a v e r d a d " , denunciando la b s franceses, y los corruptos aventureros extranjeros que
manipulación de fuentes y l a "insuperable ácstrezH e n e) ni;i ^ ^ ^ P b a n a M a x i m i l i a n o , los que, tras bambalinas, llevaban
nejo de la paradoja y el sofisma" de otros historiadores."^^ i j ^ ^ H p i p d a s de la situación."^' L a traición de los liberales mode-
De este modo, aquellos que quisieron plasmar la his- ^ ^ ^ p R e l i m i t a b a , en el fondo, a haber hecho u n papel ridícu-
toria de l a Intervención y e l Imperio tuvieron que a l r o n t a r en la feinocuo. N o valía l a pena i n s i s t i r en ello.
elaboración del sonoro h i m n o patriótico, i a aparente indiíér/ Ü Las posturas y actitudes de las clases populares, de
cia con que g r a n p a r t e de la población acogió a los francescn ' c i l acceso y complicado descifrar, causaron mayor per-
Para J u a n de Dios A r i a s , l a presencia de las tropas
• lo explicaba todo; l a "debilidad y el t e m o r " habían

S i e r r a , KÜÓIUCÍÓTI. p, 227.

S i e r r a , Juárez, p. 18.
año después. E n el sitio de Querétaru, el Ejército del Norte alcan-
••^ Genaro García, Juárez. Refutación a don Francisco Bulnes, México, i- lívos, s i n c o n U r laá trupa;- de Purüj'io Diuz, que í-iLiaban la capital.
i A r i a s , Reseña li istórica de (a formación y operaciones dxd Cuerpo
de l a Nduda de Charles B o u r e t 1904. pp. vil-viil.
Norte durante, la hüeracncióii francesa, .SÍÍÍO de Queretam, y noti-
Mauufil Rivera Cambas, Historia de la Intervención europea y nuricon •' eaptura de Maximiliano, su proceso íntegro y su muerte, a-crita
na en \féxico y del Imperio de Maximiliano. 3 tomos, México, fíditoriid ' ». Imprenta de Nabor Chávez. 1867.
mica Mexicana I1&881.19G). •1 vol, II, pp. 6.51, 684-685. P a r a Sierra, ét^to? er-in "buenos rppu-
Y particularmente de Francisco Bulnes Fernando Iglesias Calderón. " ' [ue algo espantadizos, y estaban convencido.'^ de la .superioridad
* y de s u inevitable triunfo. Buscaban entonces salvaguardar la
cactones históricas. Las supuestas traiciones de Juáres. Cesión de tvrr'<-" " ^
iií Fría.'í y Soto relata que Ramírez af:epr(j «?I carino de miniptro
neratí.<>uno americano. Anión Lizardít. El Tratado Mac-Lane, México, T i p " ' '
8^ lo pidii> Carlota, y no podía comeLer la deí^corttí^ia de decir
Económica, Í907, pp. v > 39.
Eí ejército expedicionario contó ron 30 000 hombres, que avanz-iinn >' ^
blenia.s eu un par de meses h a s t a Puebla y entraron paaíicamenie ^^r^ 1 ' ' '
70 71

producido "numerosos cómplices", pero éstos finalmente "pe- plica y determina; todo en lo f u t u r o lo demuestra; ellos
saban t a n poco en la balanza política".'**^ (Xros aseguraban, de son la resultante de una g r a n labor de la historia; la his-
manera que era imposible contradecir, que de no haberse le- toria posterior- que de ellos recibe forma es u n a g r a n labor
vantado toda l a nación en contra del invasor, eí p r i m e r ejérci- suya, no sólo suya, sino capitalmente suya.^'^
to del m u n d o no h u b i e r a sido derrotado. Otros, a l contrario, le
echaron números: ¿cómo podía decirse que los mexicanos h a - Por esto, como escribía Carlyle, l a h i s t o r i a del mundo
bían defendido tibiamente su suelo e instituciones? L a inter- la biografía de los grandes hombres.
vención había costado a Francia 11 000 muertos: ocho a l día.
Los defensores de l a p a t r i a , s i n recursos y con l i m i t a d a orga- E S Y VILLANOS

nización^ habían no obstante logrado m a l h e r i r al coloso.**®


Pero Ja mayoría de los historiadores buscaron resol- (,Qué estímulo más poderoso para la juventud que ei sacri-
ver los cuestionamientos que planteaba la aparente apatía de ficio voluntario del virtuoso patriota ííjue] irmiola su vida en
aras dc un sentimiento sublime, (que) hace el bien que pue-
una parte i m p o r t a n t e de la población frente a l a afrenta de la
de a .sus semejantes [...r:* ¿Qué lección de horror tan profundo
invasión. Según Eduardo Ruiz, los indios consideraron a " M a - al crimen y a la tiranía, como esas íígurcis repugnantes de
x i m i l i a n o y a los franceses como los restauradores de las pro- hipócritas y déspotas, que la hi.storia .se encarga de delinear
cesiones", y por eso los habían recibido con t a n t o gusto, m i e n - en sus monstruosos pormenores, descuhriendt) con mano im-
t r a s que Sierra vio en oí frenesí del "pueblo" u n a "dosis de parcial y sevora?^^
verdadero delirio" que la policía había vertido en las pulque- J O S É MAHÍA V I G I L Y J U A N B . IIÍ.VAÍÍ V I L U Í O
rías.^^ Por su parte, Hilarión Frías y Soto recurrió al ejercicin
semántico, común a muchos liberales de l a época, a veces de- Si l a h i s t o r i a debía servir de ejemplo, debía mostrar
mócratas renuentes: se refería a l a necesidad de l a "masa íluc- ndes cosas y los grandes hombres. No había lugar, en el
t u a n t e que raras, m u y raras veces, tiene e l valor de sus pro- épico, para las medias t i n t a s , que no i n s p i r a b a n pasío
pias opiniones"; o a l "pueblo, a i verdadero pueblo, mudo ;. ' galvanizaban opiniones, n i creaban cultos: las v i r t u d e s
sombrío a l ver profanado su suelo".-'*^ No obstante, se tratuí>a ser incontornabies, los vicios repulsivos. Para acentuar
a íin de cuentas dc u n asunto m e n o r L a h i s t o r i a que buscn >res dramáticos de la representación, Io.s historiadores
ban escribir no era l a del hombre común y corriente. Se tt ata- dejaron a pocos actores en escena, pero éstos prácti-
ba de escribir la h i s t o r i a de los grandes movimientos "qae se c o n v i r t i e r o n en alegorías de fortalezas y m a l d a -
conmovían a l a h u m a n i d a d " , de exponer e l "desenvolvimieitln vituperaba a los responsables del c r i m i n a l asaití) en
social" de u n pueblo. Como escribiera Justo Sierra, los graiuÍL - de la soberanía mexicana, mientras que aquellos que l a
hombres no caían "del cielo como estrellas", pero "eron subieron a l pedestal.

• Por razones que no nos quedan claras —¿el rescate


provienen de u n levantamiento gigantesco de a s ( i i ! - ' " " ' "erdaderos" héroes liberales por parte de los jacobinos
nes, de instintos oscuros, de exigencias conscientes ^^ '^
' dos del Porfiriato? ¿La exaltación del caudillo en e l
vida y l i b e r t a d , de preparaciones lentas y premiosas, <>'"^ el culto a los héroes de l a "segunda guerra de i n -
de otros hombres, de otros dolores, de otros heroít-'iíjn^- -cia" se volvería, a l avanzar el siglo, cada vez más
otras voluntades; en esos levantamientos sociales e o. De esta manera, en la crónica de las accione.s del
son los vértices, e n nuestra h i s t o r i a , en l o pasado, l i ' ^ ' "1 Norte, publicada el mismo año de l a toma de Que-
" de Dios A r i a s incluyó biografías someras de los

A r i a s , op. « í - . p . 257.
*9 Frías V Solo, op. cit., p. 498. " « ' . p . 55,3.
^ORuiz.op. f i í . . p . 7 8 .
•"^i Frías y Soto, op. cií., pp. 4 2 8 - 4 / 9 .
principales jefes — N a r a n j o , Rocha—, m i e n t r a s que M a r i a n o filosófica de Francia".^' L a Intervención enfriaba entonces u n
Kscobedo, jefe del cuerpo, aparece como u n m i l i t a r sobrio y manee.
profesional, ejemplo de mesura. Casi la m i t a d del libro está No obstante, ya desde los albores de la invasión, se
dedicada a j u s t i i i c a r el juicio y l a ejecución de M a x i m i l i a n o . jvaron voces del otro lado del Atlántico para deslindar de l a
Tanto E d u a r d o Ruiz como José María Vigil y J u a n B. Híjar y jponsabilídad de ésta a l "pueblo francés". E l republicano
H a r o escribieron sus estudios sobre los Ejércitos del Centro gene Lefévre escribía:
y de Occidente con el fin de "no dejar que se extingan en el ol-
vido los hechos gloriosos" de los caudillos liberales, en Michoa- Por u n a ficción desgraciadamente demasiado común, en
cán el p r i m e r o , los segundos en Jalisco y Nayarit.^"* F i n a l - contra de la cual nunca ce.saré de protestar, los (...] mejica-
mente, l a grandilocuencia dc M a n u e l Santibáñcz hace de éí nos confundían {...] Ia Francia con su gobierno,y no tenían
más u n oíiciante del culto a l héroe p a t r i o que u n hístoriadoi. razón de hacerlo. L a Francia no entraba para nada en sus
E l general escribía su Reseña p a r a "perpetuar l a memoria áv procedimientos; ella lo ha probado suficientemente. Como
los grandes hombres, y cooperar a que l a g r a t i t u d nacional, J.- ellos padecía; como ellos era v i u d a de toda i n i c i a t i v a , de
supliendo a l a Congregación de Ritos, los canontce".^^ \a l i b e r t a d : como ellos maldecía, impotente, a los jcníza-
-,ros del 2 de diciembre.
Los malos
De esta forma, los historiadores del último tercio de! Así, si bien se aludía a l a violencia, rapacidad e igno-
siglo XIX i n t e n t a r o n escribir historias de vidas ejemplares, et! de las tropas francesas, esa "horda de salvajes, ejército
ambos sentidos. Como se h a visto y a , para nmchos de ] ^ ^ que dejaba "inolvidables recuerdos de barbarie, ímpre-
observadores extranjeros, e r a n ios franceses quienes áchúi» l a sangre de las v í c t i m a s l o s autores de ía descoca-
cargar con lo p r i n c i p a l de l a culpa de l a tragedia mexican., esa, responsables de la destrucción, saqueo y desola-
Según l a princesa S a l m S a l m , 1 país eran exclnsivamente el "César de las Tullerías" y
Bazaine. L a derrota del i m p e r i o francés ante B i s -
de l a historia sabemos que los franceses, en todo país en •y e l papel vergonzoso que dentro de ésta desempeñaron
que llegaron como conquistadores, se hicieron odioso:^ poj Tador y su mariscal fueron interpretados como actos
su altanería, rapacidad y crueldad, pero apenas deshoin\ divina. A l concentrar el encono y resentimiento pro-
r o n a su país en alguna parte de manera t a n escandah^^ü por l a guerra extranjera en estos dos hombres, que
como lo hicieron en México.^'' después de 1871 serían defenestrados por la propia
púbhca francesa, esta visión iba a a l l a n a r el camino,
Por s u parte, los mexicanos v i e r o n l a intervención i tortuoso por cierto, para l a reconciliación entre el
partíta con u n a a l a r m a que i b a a t o m a r s e en consternacíoii iublicano y l a Tercera República francesa.'^'^
declararse las intenciones de Francia. Ahí donde InglaLerra S i n embargo, s i grande había sido l a falta de Ñapo-
fendía ''enormes créditos por nosotros reconocidos" y Esp-iü-' luso la de M a x i m i l i a n o , a l aceptar u n poder que des-
".sus discutibles derechos", los reclamos de Francia eran iti-'^^" • sobre cimientos "extraños y falsos", el c r i m e n de los
niñeantes. L a perversidad francesa era t a n t o más h í " ' que se lo habían ofrecido quedaba " s i n propia cali-
que tantos hombres públicos mexicanos eran, a decir de
Sierra, "franceses mentales", convencidos de " l a inefabil¡~'^"^
íttciíín, p, 298
?-.cií.,t. ! , P . : Í 4 I .
' P- 66; Vigil y Hijar, vp. cit, p. 442,
X o s i o Villegas, " F r a n c i a y México. A m o r y recelo, 1867-1880". en
Ruiz, np. cit: Vigil e Híjar, op. cit. rim?' íi*''' <comps,). La Ini^rvención francesa v d
-'^ M a n u e l Santibfíñez, op. cit-, ¡iedicatoria. .W.-ÍT^r^ ""^ ^^^P^^-^' México, Asociación Mexicana dc
^« S a l m S a l m , op cit, p. 305. " t u u t o 1-ranees de América L a t i n a , 1965, pp. 209-217
7.5

i'jcaóón''.^^ No obstante, aunque el consei'\'ador fuera m o r a l - de aborto, colosal si se quiere, pero que no había nacido viable,
mente aberrante, de "deformidad repulsiva, grande en su mons- porque llevaba en sí mismo los gérmenes de su propia des-
truosidad",^'^ la historiografía Uberal lo describiría también composición''.*'^ L a historiografía l i b e r a l p i n t a b a u n r e t r a t o
como políticamente nulo: el partido conservador se hundía, a n - nrofundaraente contradictorio del enemigo vencido, a la vez
tes que derrotado por los liberales, por " e l germen de m u e r t e ^ r r i b l e e insnstanciaL que refleja quizás las angustias e i n -
que llevaba en su incompatibilidad con l a atmósfera de su ^rtidumbres de los mismos vencedores.
siglo".'^•^ E r a n impotentes por su " i m p o p u l a r i d a d , es decir, In
ausencia de elementos nacionales que coadyuvasen a l a rea- : buenos
lización de sus m i r a s {...} siguiendo u n r u m b o enteramente dmiliano
opuesto a los sentimientos, tendencias y destino dei pueblo Es interesante, dentro de i a ronda de recriminaciones
mexicano".*^"* No stilo encarnaban u n anacronismo, sino que i siguió a l fin del Imperio, el l u g a r que ocupan M a x i m i h a n o
SU gobierno. A mediados dc 1863, e l general de B r i n c o u r t
padecían u n a ceguedad incurable [...] que contra toda evi- «entaba que no se estuviera haciendo una g u e r r a de franca
dencia, ignorando el espíritu de ía época, olvidando l . i s q u i s t a , sino que todo fuera "por u n M a x i m i l i a n o cualquie-
lecciones de su p r o p i a h i s t o r i a , encerrados en el oscuro > rue todavía querrá que le s u p l i q u e n " . E l " M a x i m i h a n o
estrechísimo círculo de sus propias preocupaciones, se ima- l o " que describe su secretario aparece, seguramente en
ginaron que ei monarca francés y el archiduque a u s t r i a c ; ra de las intenciones del autor, como u n mujeriego, algo
les servirían de i n s t r u m e n t o s manejables para satisfaci-r- o, que se ponía de m a l h u m o r cuando no dormía ocho
sus odios, a.segurar sus intereses y perpetuar las tradicio- ^ A diferencia de estas imágenes, la mayoría de las obras
nes coloniales, corregidas y aumentadas con l a omnipíi itas después de 1867 se m u e s t r a n reser\-adas frente a l
tencia clerical desarrollada e n el México independiente tore público que, finalmente, se puso a l írente del proyecto
i l m i e n t r a s las tropas francesas hacían —de j n a n e r a
Incluso Justo Sierra, quien al elaborar u n a tax-j vamente aceptable— e l traba,]o sucio. Masseras, el perío-
nomía de los conservadores procuró de-scubrir sus distinto-^ i-en unas "Notas y piezas j u s t i f i c a t i v a s " , fuera del corpu.s
móviles y objetivos, los descaJiíicaba por ser "el grupo pe- 4ábro, explica que el fracaso del I m p e r i o había sido c u l -
simista que de.sesperaba melancólicamente de los destino.^ dei M a x i m i l i a n o : funcionaba " s i n instituciones de ningún
país", convencido de que "no temamos remedio". " L a falta d> - ¡t? ilion e l emperador como "único legislador, único gober-
en ía p a t r i a —concluía— es propiamente l a i n f i d e l i d a d , la i n ! i - aico administrador".^^ Pero, e n general, se habla de
dencia." Por esto, al finalizar e l Imperio, no les había quedada I dulce, el más generoso de todos los hombres, el más
más que suicidarse "solemnemente, [ahorcándose] en ei ¡n''"' i e todos los príncipes".'^ E l mi.smo Étnile dc Kératry
maldito sembrado e n u n campo de sangre".^^ Así, los resnit^i' a l que podría ser v i s t o como el r i v a l n a t u r a l del m a -
dos de su "gigantesco c n m e n " i b a n a ser t a n i n s u s t a n c i a l ^ ^ izaine. Cuanto más, afirmará que M a x i m i l i a n o e r a u n
inviables como su proyecto político; eí I m p e r i o era u n " '^'""'^^^^ sabio como u n alemán", de "carácter caballeroso e
vano que no acertó a significar nada positivo".^'^ Caroei;' ^ i y por lo t a n t o orgánicamente incapaz de compren-
consistencia r e a l : e r a u n edificio sin cimientos; una e-p^' i

vol. II. p. fi07.

01 A r i a s , op. di.. P- S'^'''. t a su familia. 19 de junio de 1S63. en Flores Salinas, op. cit..
^2 F r i a s y Soto, op. cit., p- 37(i. ,p.71.
S'-í S i e r r a , üjj. cU., p. 255,
64 Vigil, op- cit. vol. 11, p- ^71. Esmi d'Empirc au Mcriqup. París. G . C h a r p t i i t i e r (ed.),
S5ftirf..p.634.
cault, Maximdien ci h Mvxique. Histoir,' den derniers mois dc
Kfi S i e r r a , Jí/áres. op. cit., pp. 340, 34,, ¿ íá-
París, ( íranier P i e r e s . libr^irep-editeurs. 1869, p- 6.
6^ ¡bid.,p. 337.
der "las pasiones que fermentaban bajo aquellas latitudes ar- batiendo con la espada en la mano a la Intervención y al
dientes". Había que reconocer que el joven austríaco había I m p e r i o , era modelo de mesura, profesionali.smo y prítbidad de
sido '*ei menos culpable [...] e l más desgraciado".'''^ Sólo Le- •^sublimidad espartana". L a historiografía liberal contrapon-
févre se extraña ante las simpatías que despertara et "desa- d r á e l sitio de Querétaro con l a t o m a de l a ciudad de México:
fortunado príncipe", que no era en realidad sino " u n fihbus- Ji^hí donde los caudillos conservadores, "en el sacudimiento de
tero de raza imporiar*.''* i b agonfa [dejaban] al mundo los mas sombríos recuerdos dc l a
Incluso los má^i patriotas y encendidos autores m e x i - L ^ g a n z a b r u t a l , dc sangrienta desesperación, y de suprema
canos parecen embelesados ante el j o v e n Habsburgo: "JDCG fenaoralidad", los proceres republicanos no cometieron " n i u n
canse en paz el rey caballero! [...] l a h i s t o r i a al j u z g a r [...! t o n l l ^ p e l l o , n i u n desorden, n i una vejación"."'^
drá siempre u n epíteto digno que aplicar a M a x i m i l i a n o " , IL Pero cl guerrero republicano no sólo era bondadoso y
aseguraba el queretano lí'úañón Frías y Soto. Cabe entonces feto; su característica d i s t i n t i v a era que, en c l fondo, no e r a
preguntarse por qué, a diferencia de los otros actores de l a t r a » m i h t a r , o por lo menos no como l o habían sido quienes
gedia imperia), el príncipe austnaco sale ileso frente a tanta.s •feta entonces habían abrazado dc m a n e r a f o r m a l " l a carre-
miradas retrospectivas. Puede deberse a l a elocuencia de aque fmúe las armas". Ksto disculpaba su "sencillez" y "falta de
líos que habían "amado a l príncipe", o a que, p a r a los europeos, H^a en el arte de l a guerra", y hacía más i m p r e s i o n a n t e
el fusiíamiento de u n Habsburgo por u n gobierno de cuan;) I p h u b i e r a n podido "contrarrestar u n a fuerza que por razón
representó en E u r o p a " u n a catástrofe 1...1 que rebasaba i o s B u r a l debiera haber triunfado".''^ E r a n entonces su valor y
límites de l o p o s i b l e " . A p a r e n t e m e n t e , al m o r i r joven y fusi- fciotismo los que vencían "todas las dificultades", por enci-
lado, ei archiduque surge como héroe, desdibujándose el usur WJMe los errores tácticos y las estrategias fallidas. Los cro-
pador y el gobernante mediocre. Incluso los radicales VÍRÍI r Wms de los c u a t r o cuerpos del ejército republicano transfor-
Híjar y H a r o describieron líricamente los últimos momenlu- Hin así u n rosario de derrotas en "crisol de dolorosas
de! archiduque, declarando que el deseo de ser su sangie "í:i • p a s " . E n palabras de José María V i g i l , se producían
última en verterse por cl desdichado país" era u n "¡magnítiru
y elocuente voto que abría a M a x i m i l i a n o e n l a historia, n c r* HpÉta clase dc prodigios sólo en las revoluciones populares,
cielo de loa mártires de México, pero sí la gloria resei^'adu ' ^ m a e sacan de las masas pobres e ignorantes, sus hombres
los héroes do l a humanidad!"'^^ ^ K s u s recursos para b a t i r a los poderes fuertes por s u or-
•Hjaüzación, pero impotentes p a r a sobreponerse a l a m a r -
Héroe en la guerra: dos reseñas, una historia y un ensayo ^K^el s e n t i m i e n t o nacional que acaba por arrollarlos y
Los historiadores liberales buscaban, a través áv ^i'-^ ^ B p t r u i r l o s l . . . ] Sacerdotes, abogados, artesanos, a g r i c u L
relatos, despertar la " g r a t i t u d " de l a población frente ;» ^ H p k s [...] improvisándose jefes de soldados t a n bisónos
héroes que le dieron p a t r i a . Las obras de A r i a s , V i g i l e H i i ' " ' ^ H l 3 ( o ellos, que formándose en el campo de batalla, derro-
y H a r o , Kuíz, y Santibáñez m u e s t r a n u n tipo m i l i t a r radii lí- m i l veces, acaban por t r i u n f a r de sus poderosos
mente distinto a lo que había sido el elemento p r e t o r i a l " ^HpDoigos, de cuyo lado estaban todas las probabilidades
d u r a n t e e l periodo de l a "anarquía", u n ejército quo '^qu'i ^ ^ p u e n éxito, menos u n a , l a popularidad.^*^
para sus labios, siempre sedientos, toda l a leche de la.s tn"^'"

fiscales",El héroe que había "avasallado a l a h i s t o r i a "

•cií.,pp. 211-212; Santibáñez. cit.. t. II, p. 7.53. Aria.^ in.'ii.stiría e n


^de Escobedo, quien tenía derecho, por l a ley de 24 de enero de 1862.
•Wttariamente a los prisioneros de Querétaru, No obstante, los rcpu
M*n querido "liacer saber al mundo [.,.] que la meditación, el repo-
•^•^ Kératry op. cil., pp. 38, 3.'H8-339.
^«i'Hiento de s u ¡usticia habían precedido al castigo de Maximiliano",
Lefévre, op. cit., t. ü, p. '¿94. t j p p . 234-233.
75 u'Héricauk, op. a i , , p. 6; Masseras. op. cH.,V- ^'^^
^ a l i n d o , op, cit., t. ll. P. 5; Santibañcz.op. cit..t. ll, p. 368.
Vigil e Híjar. op. cit., p. 586,
p y Haro.op. cir.., pp. 1 J - Í 2 .
7" Sifirra, Juárez, p. 30.
Estos hombres celebraban así a los "licenciados gene- dimensiones, subrayando que el t r i u n f o de i a n a o ó n no
rales" surgidos de l a lucha por l a Reforma y e n c o n t r a de la I n - hiera sido posible sin los sacrificios de los estados.
tervención, menos p o r su talento m i l i t a r que por s u entrega y
abnegación, siendo, a l parecer, las segundas inversamente Juárez
proporcionales a l p r i m e r o . N o obstante esta coincidencia, cada R.scobedo, N'aranjn, Rivera y Roeha; Corona y Carcía;
a u t o r perseguía fines distintos, en g r a n p a r t e determinados I j v a Palacio, Berriozábal, Regules, A r t e a g a y Sala^.ar; Díaz.
por el momento en que escribían. Así, la p r i n c i p a l preocupa- reseñas que se a n a l i z a r o n antes proclamaban los "hechos
ción de J u a n de Dios A r i a s era demostrar al m u n d o l a l e g i t i - ariosos" de u n a serie de caudillos militares. L a gloria gue-
m i d a d y circunspección del actuar de ios mexicanos frente y rra no pertenecía a uno solo; incluso, cada publicación pue-
M a x i m i h a n o . De ahí l a entereza de los i n t e g r a n t e s del y^iér- i,lnterprctarse como c l esfuerzo del a u t o r por que su gallo no
cito del N o r t e , l a descripción minuciosa del proceso j u d i c i a l dt^ "*dara fuera. A l contrario, la figura historiográfíca de B e n i t o
M a x i m i l i a n o y las detalladas rectificaciones a l a deíensa del •ez surge descomunal, como tenaz representante de la le-
archiduque. M i e n t r a s A r i a s buscaba ju.stifícar a \ país ante ad y de la resistencia republicana, frente al retrato borroso
el m u n d o , Santibañez, a u t o r de l a última de ias grandes his- ; "veintiún inmaculados" que lo siguieron a Paso del Nor-
torias m i l i t a r e s , quería halagar a u n hombre: su l i b r o es Í ! tes exiliados que combatieron al I m p e r i o con Ía p l u m a y
descarado homenaje "del p a r t i d a r i o y del amigo" a Poríhu; í diplomáticos que cabildearon en su contra.
Díaz, describiendo cómo E r a quizás de esperarse que aquellos que, como f e / -
ss admiradores, se abocaron a biografiar a l hombre de
en l a Jucha titánica de u n pueblo defendiendo su autono I poco después de su muerte h u b i e r a n elaborado prác-
mía, se elevaba en el pedestal de su p r o p i a grandeza el liijo i t e u n a hagiografía.^'^ N o obstante, las dos obras que
d e l labriego, como por sí sólo se elevó en las alas de su •ñeron p o r fijar l a h i s t o r i a de l a intervención a finales
nio, el hijo dei carpintero. Los redentores tienen su puní.) 3, escritas por V i g i l y S i e r r a , también p o s t u l a n a Juá-
de contacto: unos nacen sobre el pesebre en BeJem, (.^tins 0 l a encarnación m i s m a de l a República y sus dere-
en las cabanas de Ixtlán.^^ ao el hombre necesario, "que a l a conciencia del aitísi-
1 que representaba reuiiiese acrisolado patriotismo y
Las otras dos crónicas m i l i t a r e s pueden describo-^' ' inflexible para no desviarse u n solo p u n t o de l a senda
como historias regionales. V i g i l e Híjar buscaban rescalai" 1;* ••aba su debe?-".^'* Si el pecado capital de los conserva-
i m p o r t a n c i a de Ramón Corona, el "campeón de Occidinto . ^ " 1 sido su cobarde falta de confianza e n México y los
m i e n t r a s E d u a r d o R u i / escribía porque no "se conocen ¡"¡^ , l a fortaleza de Juáiez era su fe en la p a t r i a y en la
sacrificios de los michoacanos, n i cuánto sufrió aquo! noble • los principios que abanderaba. E n 1863, asegura-
estado, n i sus grandes méritos e n aquella guerra".^- Frcnic a ^Sierra, cuando todo parecía estar perdido,
l a "centrahzación del recuerdo" —como l a describió
S i e r r a - ^ q u e ímpficaba ia construcción dc u n a h i s t o i i ; ' nMtitJ' que infundía aliento, que daba a l m o a l a causa
n a l escrita desde y p a r a el centro, estos historiadores d f I"^^^' ana h e r i d a de m u e r t e , era l a grande a l m a dc Juá-
vincia i n t e n t a b a n hacer dos cosas: en p r i m e r lugar, resc;»'" • serenidad estoica, l a incontrastable fuerza dc su fe,
experiencia regional, recalcar l a resistencia de sus pobl;"'*"^^' o de la fe ciega de los hombres sometidos de su raza,
su rechazo a los franceses, su republicanismo acendr;"l'*'^^_^ • l a fe clarividente de los de su raza que ascienden
segundo, i n s e r t a r esta experiencia en u n a epopeya de ni''> ^lización y a la conciencia libre. A q u e l hombre

o^emto .Juárez: exposcaane.: como se gobierna: bwgrafCa,


«1 Santibañez, rtp.«í-,t.i,p. v i i .
n,P-S62.
«••i Ruiz, op. cít., p. i^-
pesaba todas las dificultades, analizaba con pasmoso buen tirse en e l defensor de su legado, en el heredero de s u obra, en
sentido político ías condiciones en lo porvenir: aquel hom- fel "pacificador" ahí donde Juárez había sido el "reformista",
bre no dudó n i se engañó. Todo estaba m u t i l a d o , d i s m i n u i - íjuárez, indígena que había dejado de serlo, liberal, civil, siem-
do en la nación, sólo él permanecía intacto; en él l a Repú- vestido de republicana levita. Su "imperturbable a c t i t u d
-al" era "tan consonante con su fisionomía" que hacía de él
blica era incóhime.^^
l e r s o n a j e ideal p a r a ser inmortalizado en mármol, piedra y
90
E l proceso de construcción de l a figura de Juárez como ice.
Benemérito de las Américas, como emblema de l a República y
deJ respeto a) derecho ajeno es sin duda u n proceso complejo.'^'' DISPUTA P O R L A HISTORIA: E L ESCÁNDALO E N TORNO A
VEJWADEÍtO JVÁREZ...
Caben en é! que, no u n a sino dos veces, don Benito hubier;;
sostenido que eí régimen amenazado subsistía en su persona. A l cambio de siglo, u n a n o t a discordante vino a i n t e -
Debe considerarse que, también no u n a sino dos veces, regre- •pir las alabanzas que e l p a r t i d o l i b e r a l , dentro y fuera
sara t r i u n f a n t e a l a c i u d a d de México, siendo l a " p r i m e r a v i - / KJder, cantaba a i procer oaxaqueño. E n 1904, Francisco
íque] se había visto en México a u n gobierno legalmente cons- ., quizás eí más alborotador de los "científicos", publicó
t i t u i d o , sobreponerse a l huracán desencadenado de l a rovolu adero Juárez y la verdad sobre la intervención y el im-
ción m i l i t a r " , ^ ^ Por otra parte, i a disputa con Jesús Gonziúvy. 'í^ara "establecer u n a m i n a en los cimientos del edificio
Ortega ai concluir el periodo presidencial de Juáre? en ] Hri^-, .ental de falsedades que el espíritu dc partido, de fac-
fue t a n t o más intensa que, en estricto derecho —inaplicaíi!*' camarilla, abusando de la ignorancia y de la v a n i d a d
quizás en tiempos de g u e r r a — , era el carismático geneiaí 1, ha levantado y pesa ya mucho sobre nuestras con-
zacatecano quien tenía l a razón. E l conflicto llevó a l a exac^r ".^^ Se t r a t a b a de u n a critica irreverente, desde den-
bación de los ánimos, en d e t r i m e n t o del perdedor, que no csni- a mitografía que justificaba y celebraba e l t r i u n f o d e l
bió l a historia: Juárez quedó como ei hombre abnegaúo iiiu' liberal y su permanencia en el poder. Bulnes, con más
consideró que " l a causa republicana era más a l t a que u n a sim- que rigor, y con afán de no dejar títere con cabeza,
ple cuestión personal, p a r a que hubiera sucumbido con eí pto- 'oon aguda ironía, todas las glorias nacionales que ha-
sidente", González Ortega como " u n crapuloso que había g u e r r a de intervención el punto c u l m i n a n t e de l a
do de la República solamente para dedicarse a los placeics de acional.

los bárdeles de Nueva York". í, el ingeniero desmentía e l patriótico levantamiento


Más de 25 años después, Justo Sierra escril)!;i ^l^^ pueblo mexicano en contra de quienes p r o f a n a -
la m u e r t e de Juárez, "que en e l conjunto de nuestra iii>^ii"^^ p l a n t a su suelo; la población mexicana era, afortu-
puede considerarse como una calamidad nacional, en io.- ' " ^ Va2onable, políticamente pálida, legítimamente
mentas que se produjo pareció u n bien, porque desnniv» identemente ambiciosa de bienestar, a n h e l a n t e de
el hecho consumado de la intervención, había
contínenti a l a guerra civil".^^ L a m u e r t e fue quizás i;iii)iíi
cuerdo: reconocer y tácitamente aprobar e l
u n bien p a r a l a i m a g e n histórica del presidente oaxüM'"
prometía ser régimen de orden y t r a e r consigo
m u e r t o su p r i n c i p a l rival político, Porfirio Díaz pndia <''"^
i . Por o t r o lado, este a u t o r aseguraba que los
generales republicanos podían ser m u y patrió-
Uentes, pero eran también unos incompetentes.
S i e r r a , Evolucióu, p, 248. •
^ Véase C h a r l e s Weeky. Kl mito de Juárez eri México, Méxii^a, 'f"^-
^' VigíI e H/jar, op. cir., p. 61. . ^j, ,.^tí
S i e r r a , Juárez: su obra..., pp. 444 y 45G, Carias VvTeyvi\, -".il
mentó de l a obra, añade que "Ja inLerpretaciún {de l a coi'?tii:ati|'^
fue l a que mejor podíu seivír fas necesidades del gohie^ní^ ''i* '

poder intruso". 458-459.


S i e r r a , Evolución, p. 280.
82

y en l a g u e r r a era esto, y no aquello, lo que contaba. Pero so- que l a m i s m a presencia del ejército francés que, por p u r a
bre todo, Bulnes cuestionó el papel niesiánico deí que. a decir jógica, no podía d u r a r mucho. Sobre todo, la ambición y gusto
de la historiografía l i b e r a l , había encarnado, con exclusividad, ' f i mando d e l Benemérito habían impedido que se u n i f i c a r a l a
a la República d u r a n t e los años aciagos, y que se proclamaba rganización del ejército bajo u n a sola cabeza: "receloso como
prácticamente el único responsable de l a v i c t o r i a . 'emprc de que se levantase u n héroe que lo arrojara de la pre-
Para Francisco Bulnes, "nadie" había salvado a México fínela, cometió el error intencional de no dar el mando a u n
. general".»'
del Imperio:
E l ataque dc Bulnes a Juárez, aunque p u n t u a l , era
E l I m p e r i o era imposible con Juárez o s i n Juárez, con lente y muchas veces injusto. No obstante, la reacción
hberaíes o sin ellos, con los Estados U n i d o s o s i n ellos. Ya i b u n d a del público letrado de la época parece fuera de pre-
no se necesitaba de l a D o c t r i n a Monroe p a r a desmoronar sión. A la publicación de El ver'dadero Juárez... siguieron
cl I m p e r i o ; bastaba con l a " d o c t r i n a de l a miseria". E i úfestaciones ante la t u m b a del presidente, u n boicot en con-
I m p e r i o no necesitaba p a r a m o r i r que lo atacasen; la del editor del libro y la posibilidad de que su a u t o r f u e r a
m u e r t e estaba en sus entrañas.^^ do a duelo, además de u n sinnúmero de artículos, folletos
'>ros en que se defendía a don B e n i t o como Salvador de l a
E n opinión de este autor, había sido l a incompetencia ria.^^ L a polémica que desató se t r a d u j o en u n a verdadera
financiera del príncipe austriaco, que había triplicado, s i n ob- lesión de estudios sobre l a vida d e l Benemérito. Los de-
tener nada a cambio, l a deuda mexicana, l a que había arroja- 'tores de B u l n e s cuestionaron sus métodos, sus fuentes y
do a l régimen i m p e r i a l a l despeñadero: éste había sido "más construcción grajuatical;^^ pero, sobre todo, condenaron
ruinoso a l a Nación en u n año que l a anarquía en cuarenta"'/" i n t e n t a r a derrocar a u n héroe, reconocido como t a l por l a
E l cursi y blandengue M a x i m i l i a n o había "vaciado en el molde nacional y l a opinión extranjera. A l h a b l a r m a l de
del interés nacional la g r a n figura de l a repúbhca reíbmiisti) z, Bulnes no sólo enlodaba su m e m o r i a ; " l a s t i m a b a " a l a
[...] l a causa de Juárez llegaba a ser l a p r i m e r a de todas, poi- •^n. Más que el p r u r i t o dc historiadores ora cl amor p a t r i o
que expresaba l a salvación e c o n ó m i c a " . N o obstante, según empujaba a los detractores de Bulnes a l a réplica i n d i g -
Bulnes, no solo no podía decirse que Juárez e r a e l iesponsabJ<' con resultados como el Juárez glorificado de Hilarión
de la derrota del I m p e r i o —habiendo éste m u e r t o de propíít y Soto. E n el fondo de la d i s p u t a estaba u n a concepción
m a n o — sino que el presidente errante había actuado "en todo de lo que debía ser la h i s t o r i a .
lo posible para que el t r i u n f o m i l i t a r correspondiese a los inv El Juárez: su obra y su tiempo de Justo Sierra es q u i -
períahstas".^*' mas reílexiva y mejor escrita de las respuestas a B u l -
Buínes alegaba que las acciones de Juárez, su tnn propósito de d o n Justo a l biografiar a Juárez es explí-
exaltada " í h i n e z a " y tenacidad, liabían agravado l a situaciói'i iscaba " l i m p i a r del negror del h u m o " —provocado por
no había negociado con las potencias acreedoras con s u f i c u - f e l i n c e n d i a r i o — al " g r a n representante de nuestro
te celeridad y comedimiento; había lanzado a l país a una g^i^ o", pues su vida era *una suprema lección dc m o r a l c i v i -
r r a f o r m a l cuando l a resistencia pasiva y l a organización ' r a interpela a l espíritu del Benemérito:
una g u e r r a de g u e r r i l l a s h u b i e r a n ahorrado tiempo, d i n c i "
esfuerzo y sangre; las negociaciones de su gobierno con el v
no d e l norte exponían la soberanía mexicana a mayores P*''' * W . . p . 284.

y C^í""''''^'"^'''";';''^^'^ ''"^^••^ <^ ™ Secuencm. Revtsta de


J Líí>m-/o5 Sociales. 11 (mayo-ajíostü de 1988), pp 9-1.3
' '^r¡^Tr polémica, véase Rogelio Jiménez Maree. La
^•^ Ruines, 'bid-, p 548. St f T ' " ' '-'^ '^''"''^ ^P^<--^ de Francisco
9^ Ibid.,-p- 385, S t ^ t o d e Investigaciones Dr. Jo^e María Lui« Mora. México. 2003 asi
«5 Zbid..p. 387. • r o a n g u e z K u r i , L o s usos de B u l n e s " . en prensa, mecanuscrito m r -
96 Ihid., p. 702.
L a nación de mañana, y la de hoy, y la de siempre oirá en laico, imponente y maravilloso, emanado de un caos i n -
cada conciencia de niño, en cada inteligencia que des- telectual, siempre tenebroso por la Husencia de criterio de
p i e r t a , las divinas palahras m a t e r n a l e s de l a escuela nuestras clases ilustradas, por la exLiberancia de la v a n i -
laica, de l a escuela n a c i o n a l , que cantará t u s alabanza^, dad de nuestras masas, por la necesidad del catolicismo
que bendecirá t u obra. Es j u s t o que ya que no acertasii' residual, que busca siempre u n a i m a g e n , u n culto, u n a pie-
a v i v i r para presenciar la resurrección de la p a t r i a en la dad para la emoción social desprendida del sentimiento re-
hgioso.'-"^
prosperidad y en l a paz, asistas a esta g r a n época, unidt»
al cerebro y al corazón de cada mexicano que ame a su
país.í^^ Pero el ingeniero remaba a contracorriente: ya se ha
o, la h i s t o r i a debía ser científica y rigurosa, l a verdad
Bulnes rechaza la historia como travesía s e n t i m e n - t r o v e r t i b l e debía ser su único objetivo. Por esto l a inser-
t a l . Ésta debía ser t r i b u n a l , l a b o r a t o r i o de reflexión, ejercicio íotegrü, en mucbos de los textos reseñados, de mapas, de
de c r i t i c a ; el h i s t o r i a d o r no necesitaba emocionar o exaltar, ientos "veridicos" e " i m p o r t a n t e s " que comprobaban, con
debía "desenterrar, escudriñar, procesar, agobiar, abi-umor. .ebas intachables", los alegatos del historiador. De estas
remoler a los hombres, t a m i z a r l o s entre las mallas de unn ,s data también la publicación de recopilaciones docu-
i a l e s —García, Pola, Romero— que debían, con " m a t c r i a -
crítica s i n piedad, s i n vacilaciones, sin más t e m o r que e l dc n u
uténticos", poner fuera de d u d a "la j u s t e z a y e l decoro de
haber descubierto lo bastante p a r a f o r m a r la lección qut^
*,itud del gobierno mexicano".
debe servir a los hombres del presente para p r e p a r a r .su
porvenir".-**^^ Pero con todo su rigor cientílico y persecución obsesi-
A l d e r r i b a r al Juárez de bronce, Bulnes desarmabn la v e r d a d , l a h i s t o r i a debía ponerse a l servicio de la
fachadas piadosas que escondían complejidades y contradit- 'a. Por esto tantos historiadores de la época advertían,
ciones. Buscaba destruir, s i n duda de m a l modo, el monopolio, :lpándose sólo a medias, que escribían como mexicanos
i n j u s t o a sus ojos, que erigía a u n h o m b r e como p r i n c i p i o y f m repubhcanos. No faltó incluso, al calor de la polémica,
de labores titánicas que habían sido obra de muchas manos, cir i n s i n u a r a que la v e r d a d que no era patriótica debía
circunstancias diversas, de confluencias y evoluciones.^^'-^ Al _r fuera de los anales de l a nación. Según Francisco
glorilícar a Juárez, se dejaba en u n a oscuridad inmerecida a "mes, había que i m p e d i r que algunos "espíritus de clara
otros reformistas, a los m i l i t a r e s , a los diplomáticos que tam '.gencia pero pocos alcances" se empecinaran e n poner " l a
bien habían participado de la gesta patriótica. Así, la de B u ! ante todo";
nes puede interpretarse como u n a crítica velada a l " h o m b i r
necesario". Pero, sobre todo, don Francisco rechazaba que i;i
historia sirviera de "caramelo literario" para promover u n agt;i
dable pero vacuo s e n t i m i e n t o nacionalista; , op Cit., p. 844,
Romero citado en Josefina Mac Gregor. "Matías Romero", en Pi-Suñer
),op, cii, pp. 465-487. L a s rpcopi¡aciones más importantes para e! perio-
E l molde en que hemos fundido la figura de Juárez es ei in noB ocupa son Angel Pola ied.t, Los traidores pintados por si mismos,
^reio de Maximiliano tn que aparece ia idea que tenía dt: sus servidores
menso vacío de nuestras ignorancias y en consecuencia i.i 'y con la certificación del C. Ofic.io.l Mayor del Ministerio de Relaciones
escultura ha resultado colosal [...1 u n Boudha zapote*-;' fi y Gobernación. ?.n Plma de Querétaro entregada p'ji Mojimdinno,
Dublán, 1900: Ángel Pola (recop.). Miscelánea: comunicados, respuestas,
, dictámenes, informes, brindis, etc. dc Benito Juárez. México, Angel
^ 0 6 ; Genaro García (comp.). Correspondencia secreta t/r los principales
Sionistas mexicanos, W6U-I862, 2 volúmenes, México, Viuda de C h .
^ I d 0 6 ; Genaro García (comp,), La Intervención francesa en México segiin
S i e r r a . Juárp.z: su obra..., pp. 11 y 565.
del mariscal Bazaine, 10 volúmenes, México, Vmdü de C h . Bouif*t,
Bulnes, op. cU., pp. 8(J9'870- .0; Matías Romf*ro (comp.), Correspondencia de lu Legación Mexicana
Bulnes cril-icaría, en s u seítundo libro, más exasperarlo y mas antijo.u ^
-^ gton durante la Intervención extranjera. 1860-186H. 10 volúmenes,
qup el primero, que se erigiera a Juárez como autor de la Reforma. Juárez} '• prenta d«I Gobierno. 1870^1892.
re.üoluviones de Ayuda y Reforma, Mé.KÍco, Antigua imprenta de Murg^ua.
N D reflexionan en que, tratándose de aquellas ideas y sen- itoria de México. A u n q u e publicada en 1882, no recibe men-
timientos referentes a l a existencia y a l progreso naciona- tón a l g u n a dentro del México a través dp /OK ntgloi^, que se
les I...] las masas n n son capaces de comprender n i perci- omueve, de forma si no mentirosa, pretenciosa, como "la p r i -
bir si no se les presentan en forma h u m a n a y tangible [.,.1 r a H i s t o r i a general de México [...] debida a plumas a u t o r i -
Si cumplen no es por reflexión, sino por sentimiento [...| La as".^'*^ De esta manera, los alegatos del enemigo vencido
m i s m a leyenda, falsa y hasta absurda, debe ser respet¿ida eran n i siquiera dignificados con u n a respuesta; una polé-
cuando ella contribuye a fortalecer en el espíritu de la^^ ica en torno a detalles aparentemente poco trascendentales
masas ei sentimiento de amor a la P a t r i a . inaba en riña callejera; la visión crítica de u n liberal
ataba u n a t r i f u l c a ; así, los debates en torno a l a historio-
ifía p o r f i r i a n a nos m u e s t r a n lo eficiente, lo esencial y lo
Fusilados M a x i m i l i a n o , Miramón y Mejía, de.senga-
•I que era la historia como i n s t r u m e n t o integrador y
ñado el i m p e r i a l i s m o europeo, vencida la reacción, restaura-
'timador
da l a república y h o n r a d a l a Constitución, l a lucha en contra
de l a intervención y el I m p e r i o adquirió todo el colorido y sciv Pero, ¿quiénes se peleaban la historia? Cabe aquí
t i m e n t a l i s m o del m i t o patriótico perfecto. Se trataba del r que al referirnos a la versión l i b e r a l como la " h i s t o r i a
t r i u n f o de D a v i d contra Goliat, de los "oscuros hijos del pue- pecamos de inexactos. Cierto, os l a versión que se
blo" sobre u n a aristocracia r i d i c u l a y un clero pervertido, (h- :braba en loy días palrins y en la mayoría de los libros de
la democracia en contra de l a tiranía, del progreso frente a la — a u n q u e cada escuela podía escoger el que mejor le
reacción. Así, como escribía J u a n de Dios A r i a s , ese "conjunhi ñera, siendo popular e l del consei-vador José María Roa
de actos generosos y heroicos lofrecía] a la l i t e r a t u r a , a la f i - m a . De sus principales autores, n i n g u n o estaba comple-
losofía y a la censura clásica de los sabios, u n tesoro cuati- ientc desligado de la vida pública, y destacan entre ellos
tioso para hacer de ia h i s t o r i a de México una epopeya i n - •ras t a n vinculadas al poder en su momento como tJosé
mortal". •ía Iglesias, Vicente R i v a Palacio y J u s t o S i e r r a . La gran
nacional, obra en la que n i por equivocación se asoma
De este modo, hasta 1904, a pesar de ciertas discví,'-
jDatiz, se editó en una i m p r e n t a del gobierno. Pero diíicil-
pancias entre autores, sólo el español trasterrado Niceto dr
.te podría sostenerse que se t r a t a dc u n a h i s t o r i a escrita
Zamacois publicó u n a historia sustancialmente diferente d i !
le el Kstado, n i siquiera que éste estableciera l i n e a m i e n -
Imperio. Según este autor, las "clases pacífica.s" mexiran;is
seguir. José Maiía V i g i l , por ejemplo, fue quizás, desde
habían sido claramente monárquicas y eí Imperio fracasó p"i
l'o liberalismo ortodoxo, e l más tenaz opositor dc l a poli-
"nulificarse moralmente" al traicionar "los compromisos quo
p o r f i r i a n a , y fue también quien redactara el q u i n t o tomo
habían llevado a l trono": las ideas conser\'adoras y catoli
exico a través dc los siglos, que en nada ofendía l a visión
cas.^^'' No obstante, ía intelligenísia hbei-aí va si ignonn- ' 1
áe la Reforma podía tener e l m i s m o don Porfirio, y que
minucioso y decepcionado relato de Zamacois, que puede c u i
hoy da forma a n u e s t r a visión del periodo. Así, co-
siderarsc, para la época — t r a s las rabietas de Arrangoiz y l i -
tates políticas enfrentadas no buscaron c o n s t r u i r y defen-
excusas dc H i d a l g o — . l a versión conservadora digerida dc ia
iVersiones alternas del pasado. Cada q u i e n pugnaba, al
ri por erigirse en el "auténtico" heredero de la m i s m a
rio,
ia.^*'^
ia "Pocos iiueblos —aseguraba V i g i l - [presentabanI
lU.*; pranciHLü G. ('osnics. Kl verdudcrn Bulnes v su falso Juárez, MftXKt). TaU' ''
de Tipugrafííi. Encuarif-rnación y Rayados. iyU4, pp. 7-8, 64-6.5.
7
'"•^ Arias, op. cil.. p. 5.
"^"^ Níreto de Zamac<iis, l/rAfona Je Méjico dcjn'c io^ tiempos más i-cmoto--, l' • '
nuestros días, escrita a la hiz de todo ¿o qw de irrecusable ho7i dado n • '' * M a . Vigil,op. tí/., vol 2.p.ñeH.
más caracterizados li i ston adores, y en lictud de documentos aulenlifs. 'f i'' ' ^Í«QÍ ^^'^'^^ ^^yr^í^ Cortes, El grupo reforndsta y constiiunonai
blicados todavía, tomados del Archivo nacional de México, d.e las bibliotcn.^ JoSg; una organización de ¡a prensa liberal-rndi,nl frente al régimen
v(n:, y dc los preciQsos manuscritos que. ¡tüsta hace poco, existían en /'.'-^ i Instituto de Investigaciones l l r José María L u i s Mora. 2002, espe-
tos de aquel país, México, .1. ParTes > Cía, 1882, t. x'/, 8'á4. t. X \ ' Ü , p¡j, 7l:^-V' ' pp. 7,5-81 '
CAPÍTULO 3

E L I M P E R I O V I S T O P O R E L S I G L O XX

b S l N a d ^ , a p a r e n t e — , quería desprenderse de ella.


MÉXICO P O S R E V O L U C I O N A R I O vivió una relación compleja con
pasado. Tanto actores como historiadores iban a transfor-
los diversos movimientos de principios de siglo en l a
solución, con mayúscula.^ Escribir la h i s t o r i a de ésta r e s u l -
ser u n a tarea c e n t r a l y a ello se abocarían l a mayoría de
energías de los e.-studiosos del pasado. L l a m a entonces l a
ición que quienes se l l a m a r o n artífices y herederos de
imera revolución social" del siglo XX no buscaran revolu-
también la historia del siglo que los había precedido. A l
rario,(lós revolucionarios retomaron la t r i u n f a l i s t a histo-
: l i b e r a l , cuya construcción reseñamos en e l capítulo ante-
expulsando simplemente a l Porfiriato, reclamándose he-
>s de la m i s m a lucha, a la cual ponía brillante colofón la
revolucionan a
De esta manera, cl periodo que nos ocupa siguió sien-
"llamado Imperio", f r u t o venenoso de l a traición y de la
ion i m p e r i a l i s t a . Ya d u r a n t e la década de los veinte, los
listas p i n t a b a n a un M a x i m i l i a n o demacrado a l lado de
iras gordos y libidinosos y degenerados burgueses.^ E l
del I m p e r i o quedaba así plasmado, del lado de los malos,
impresionante versión gráfica de la h i s t o r i a p a t r i a . L a
ía del siglo xx, hasta fechas recientes, iba a rondar
io a esta imagen del Imperio, casi siempre para perpe-
incluso cuando pretendía corregirla. Las fuentes docu-
que encerraban la h i s t o r i a del periodo permanecie-
segundo plano.

de l a Revolución francesa ae da un fenómeno parecido. Véase K e i t h


I InverUing the French Rcvolution: Essays on Fivncli Política! Culture
mth Century, Cambridge, Nueva York, Cambridge University Preas,

que la üposiciún "ortodoxa" al Porfíriato — y como mejor ejem-


ia V i g i l — erigió heredera y deff^nfíom del heroico legado reformis-
iog precursores de la Revolución surgen de entre sus filas, desde las
^Partido L i b e r a l Mexicano. Cortés, op. cit. Jesús Reyes Heroles sería
1^"-"' Vigil, op. cit., vol. 1, p - 1 " - Hp=vpntaias, v el consentí" ' l '
liria de forma mas acabada el supuesto vínculo entre los liberales
i n Sobre los "mitos P^^f ^ ^ ^ ^ ^ ^ X ? ^ la nación mes.-
¡ y el régimen posrevoíucionarin. Javier Garciadiego presenta una
crea alrededor, véase C h a r l e s I ale ^f'J^'^licana. XLVi, 4 Ubril-J^H'
. en "¿Dónde quedó el liberalismo?", en Josefina Z. Vázquez (coord.),
el liberalismo y l a revolucmn ,
transformación del liberalismo en México: homenaje al profesor
1997), pp. 821-838. E s t o P^^^J^^^^^ ^^^^^^^ con l a histona le, México, E l Colegio de México, 1999, pp, 79-90.
política mexicana, y de m a n e r a ^-^^J presentar l a reforma ^ • muralfiñ de Diego Rivera en l a escalera piincipal del Palacio Nacio-
Revolución. Véanle, por ^ J ^ ^ , ^ ^ . / o m ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ E m i l i a n o Zapata "realn^ José Clemente Orozeo en S a n Ildefonso.
ticulo 27 constitucional en 1&92 como lo qu
hubiera querido.
91

P l . U S CA CHANGE... >ciedad Mexicana dc Geografía y Estadística, sobre temas


De cierta m a n e r a entonces, la historiografía sobre el pntuales y variados — l a experiencia regional, la de la colonia
periodo r e f o r m i s t a fue víctima de su propio éxito. L a satisfac- lemana, l a h i s t o r i a m i l i t a r , de l a prensa, testimonios perso-
toria imagen del I m p e r i o como ajeno, ridículo y absolutamente áles, etc.—, casi siempre centrados en la resistencia r e p u b l i -
inviable lo m a n t u v o al m a r g e n de la indagación histórica; lo j n a , así como un par de útiles recopilaciones documentales.^
mismo sucedería con Juárez y su República, aunque por r a - , éstas se unirían la edición o reedición de una serie de textos
zones opuestas.'^ Pero s i sobre los segundos abunda m a t e r i a l , p l a época.'' Acercarse al I m p e r i o se volvía más fácil; no obs-
aunque falte visión crítica, el p r i m e r o fue u n tema poco favo- inte, sólo José C. Valadés y Gastón García Cantú dedicaron
recido por la historiografía posrevolucionaria. Cuando más, la jras extensas al tema.
de M a x i m i l i a n o servía para adornar la saga del Benemérito, Por otra p a r t e , si el entusiasmo por h i s t o r i a r la Rcvo-
Como escribiera Andrés Henestrosa, en u n texto de contenidi) fCión, así como los prejuicios heredados en torno al I m p e r i o ,
típico, aunque mejor estilo, de los muchos que se escribieron y ^cían que éste pareciera menos atractivo a los estudiosos,
pronunciaron p a r a celebrar el "Año de Juárez": jjnbién es cierto que las corrientes historiográficas de las dé-
^as de los sesenta y los setenta favorecían m u y poco que se
El 31 de mayo de 1863, Benito Juárez, otra vez, abandona ^ m a r a como objeto de nuevas investigaciones. Tanto los
la ciudad de México [...] la p a t r i a y l a Constitución r c d u ¡(irxistas como ios discípulos de la e.scuela de IOR AnnaJpx vie-
cidos a u n pequeño coche (...f Días aciagos, dolorosos, soji |L con poco interés al ineficiente gobierno que duró menos de
éstos í..,J A todos los aplaca Juárez con buenas razones, años, que los primeros consideraban, como todo lo políti-
invocando siempre el sagrado sacriñcio de defender las litqtalmente superestructural; los segundos, ajenos a los pro-
instituciones y el t e r r i t o r i o nacional [...i Juárez, en l¿i Ios de larga duración que eran los que realmente pesaban
dramática l u c h a de conciliar j u s t i c i a y clemencia, equidad
y venganza, sujetó a los reos a proceso, asistidos de nota
bles defensores l . . .1 E l gobierno aplicó inílexible l a l e y pcjr (testo Tarrago, Arturo Góaiez Camacho, íldeíbn.so WilJareio. Fortino Ibarra
toda. Marianne de Bopp, La Intervención francesa, México, Sociedad
encima de amenazas, presiones y lágrimas [...J U n mes tcaaa de Geografía y E.«íadística, 1963; Marianne de Bopp, Muxímdiano y
lUmanes, México, Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. 1965;
más t a r d e [...] B e n i t o Juárez entró t r i u n f a l m e n t e a la cin
S de León 'L>ral, Hisiorio luilliar La Intervención frai/cesa en Méxi<o, Alé-
dad de México. Ese mismo día lanzó el manifiesto en quv •^Qciedad Mexicana de Geografía y Estadií^tica, 1962; Carlos J . S i e r r a ,
dísmo mexicano ante la hitervención francesa. México, Sociedad Mexicana
está contenido el apotegma que lo inmortalizaría, que I " Ibgrafía y Estadística. L962; Jesús Rodríguez Frausto, Alfredo Padilla Pp-
convertiría de héroe nacional en béroc universal.^ ^Jesús Lazcano, La Reforma y la guerra de intervención, México, Sociedad
goaa de Geografía y Estadística, i y 6 3 ; Basilio Rojas, Un chinaco anónimo.
p n o Careta, un miahuaieco en la historia, México, Suciedad Mexicana de
De esta manera, específicamente sobre la Interven pifia y Eatudifetica, 1962; Miguel A. Sánchez Lamego, Miguel Arroyo
t p ^ Antonio Prado Vértiz, La hatada del .5 de .Mayo, Méxiuo, Sociedad
ción y el Imperio aparecen, fuera de la historia contéstalari' rana de Geografía y Estadística, 196^; Pablo Salce Arredondo et al.. Lina-
que reseñaremos en el siguiente apartado, solamente i m - PWí/oct, Durango. Tabascoy Chiapas en la guerra dc tnti'vención. México,
Plfi Mexicana de Geografía y Estadística, 19G3; Arturo Arnáiz y l'Veg y
serie de artículos periodísticos a linales de los veinte —o'-''' W Bataillon {comps,!. La ¡ntervencián francesa v el im.peno de Ma.xi-
piR Cien año.'' después, México, Asociación Me-Xicana de Historiadore.s, lu.s-
vez Querétaro—, y en los sesenta u n a serie de volúmenes C H Í -
|.Prancé3 de America L a u n a . 1962; L i l i a Diaí: (cd.X VíT.siün fraueesa dc
memorativüs, que se deben eu su mayoría a los esfuerzos ÓL' i-' h^formes diplomáticos. 18C21S67, México, E l Colegio de México, 19B2-
^ m e s t o de la Torre, Las fuentes francesas para la historia de México y la
P*fe intervención, México, Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística,

' A pesar de lu mucho que se ha escrito sobre Juárez, no se ha superado < • '^^'^ publicarían textos de José Manuel Hidalgo e Ignacio
bajo de Jutto Sierra, v l a mejor bÍogi-afía C3 quizás el pequeño ^ ' ' ' " " J J - ' j y " ' ,. Marocbo, así como ios textos fundamentales de l a Asamblea dc
sión de B r i a n Hamnett, Juárez, Londres y Nueva York, Longman 1994. ^ ^ 107 Porrua reeditaría las compilaciones de Genaro G.-írcia en
loa dos volúmenes de R a l p h Roeder, Juárez y su México, México, Fondo *^73. Sofía Vcrca dc B e m a l recopilaría y anotaría la correspondencia
Lura l'.conómica [1947], 1972, representan una impresionante cantera rl. • sostuvo a) (mal de .su vida con Lui.s García Pimentel, en Vn hom-
5 Andrés Henestrosa. Los caminos de Juárez, México. Fondo de (.-Ulioi a J . ^S'^ribe sus opresiones. Carias de.... ministro en Parts del empe^
mica Í19721, 1995. mtmiliano. México, Porrúa, 1960,
sobre el devenir histórico de los gi-upos humanos. Así. cuando itor, M a x i m i h a n o cl que gobernaba, pero Juárez mandaba.
Moisés González N a v a r r o elaboró el v o l u m e n documejital La liados se apoya sobre a m p h a documentación, pero ésta se
Reforma y el bnperio para la colección SepSetentas, no men- i t r a sobre todo en la correspondencia de los principales pro-
cionó en su introducción al Imperio más que para a p u n t a r que ñstas,^'^ Se t r a t a de su versión del Imperio: como pasa t a n
México emergió de l a lucha e n s u contra con ía "fachada" menudo con la l i t e r a t u r a del período, las figuras de M a x i m i -
u n país republicano, federal, l i b e r a l y democrático, recalcando 10 y C a r l o t a adquieren dimensiones desmedidas y el entor-
que "en lo económico" se habían consagrado aqueííos "elemen- político del imperio y de los imperialistas queda sin analizar
tos del capitalismo moderno" —derechos de propiedad, t r a b a - R.*íte contexto sirve má.s de e.'ccusa para v e n t i l a r las
jo, usura, empresa, etc.— que se desarrollarían con mayor ipaciones de don José y para contrapuntear las virtudes
a m p l i t u d d u r a n t e el Porfíriato.^ j o v e n Habsburgo con los vicios de quienes lo rodeaban. Así,
De este modo, cuando en 197H José C. Valadés decidió su relato, se adhieren a M a x i m i l i a n o sólo "la gente rica y
h i s t o r i a r el imperio de M a x i m i h a n o y Carlota, escogía, como In oficialismo"; sus ministros, "liberales vergonzantes", cleri-
había hecho ya antes con Gutiérrez E s t r a d a , Lucas Alamán y y "ultrarreaccionarios", son miembros de la "alta burgue-
el "porfirismo". u n tema que historiog7'áfícamente no estabit rural".^"^ E l Imperio se derrumbó porque el partido conser-
de moda — a u n q u e seguramente era atractivo comercialmeu- "perdió consistencia desde la llegada de M a x i m i l i a n o " y
t e — y que se hallaba lejos de las preferencias de l a "historio ¡ue vivían "alejados | . . . l de una funcionalidad de la políti-
oficial".^ Valadés alega que " n i en horas del I m p e r i o , la inde- "•nacional". M a x i m i l i a n o , concluyó don José,
pendencia del país fue sacrificada", y que, con l a ley de t r a b a -
jadores, México se convertía "en el p r i m e r país del m u n d o que era demasiado p a r a esta clase i n g r a t a y abusiva que no
dio a íuz una ley protectora dei trabajo y de los jornaleros".^'' entendía más que la vida poltrona, dc la que estaba m u y
Pero a pesar de l a simpatía que en Valadés despierta la legis adelante el j o v e n e i l u s t r a d o monarca, que dio a México la
lación social del I m p e r i o , y l a personalidad del archiduque, oportunidad de saborear los dones dc l a c u l t u r a y c l pro
"más estadista que político", víctima desafortunada de "las greso.^^
falsedades de Napoleón",^^ este autor también descalifica cl
régimen, por insustancial y divorciado del contexto local. De este modo, si bien es cierto que Valadés acometió
Así, M a x i m i h a n o , " t a n ignorante de la realidad y bi i t r a de "la manipulación ideológica y eí chovinismo" que
ecología mexicanas, [que llegaba] a creerse regenerador de mi hecho del episodio i m p e r i a l " u n drama maniqueísta",^*^
pueblo que, según los imperialismos financiero y político de )<; ;ultado no fue especialmente i n n o v a d o r A I final, su libro
época, sólo necesitaba l a rectoría dc u n i n d i v i d u o ihistraíic. t a u n a l u c h a entre buenos y malos, en que a M a x i m i l i a -
p a r t i d a r i o del orden y con todo e l empaque principesco", quizás ser algo más bueno y a los conservadores más
engolosinaba publicando más y más leyes inaplicables. F r e n b . De manera similar, cuando en 1998, E d i t o r i a l Clío p u -
a los espejismos de u n a " j u v e n t u d ilusa", el presidente Juárr/ 1» en bonita edición de difusión, u n a "trilogía del imperio",
encarnaba " l a realidad política mexicana". E r a , arguye csu' esta de las biografías de M a x i m i l i a n o y Carlota y de u n
sis de la intervención, obra de Gastón García Cantú, l a

^ Moisés González Navarro, La Reforma y el Imperto, México, Hecretan.i


Educación Pública, 1971, p. 32. No obstanU;, González N a v a r r o recog-ería y si ñ;'
laría laa innovaciones de la le^slación agraria imperial, en Alfonso Caso, -Si)^' op. cit.,pp. 213 y 32.5.
Z a v a l a , José M i r a n d a y Moisés González Navarro, La. política indigenista '' ta, en s u mayoría, de cartas provenientes del archivo de Maximiliano,
México. Métodos y resultados, 2 ionios, México, Instituto Nacional indig^eni^^'-'' cual está reRRimrdado en la Biblioteca del Museo Nacional de Antro-
Secretaría de Educación Pública, 1973. a l ^ i i a a "copiaa fotustáticab"quc suponemos en s u poder pero cuya pro-
^ José C, Valadés, Maximiliano y Carlota en México. Historia del Seg'"'''' " ignoramos y algo de prensa de la época.
Imperio. México. D i a n a (1973). 1993. • pp. 167,190.251, s.'íí-sae.
'O Valadés, op cit.. pp. 393, 269, . p. 270,
^ i M . , p . 142. c u a r t a de furrus.
94

t r a m a básica de esta ulíiaia permaneció i n a l t e r a d a , s i n reca- d histórica".^*^ E s t a e d i t o r i a l , a través de su colección M e -


barse nueva evidencia n i confrontarse con bistoriografía más o Heroico, buscaba romper con el panteón que celebraba e l
reciente, como los libros de Dabbs y Lecaillon.^^ 'men, rescatando a aquellos buenos patriotas que por no
L a intervención, escribe entonces García Cantú, pone V a r con Io.s supuestos ideales jacobinos en boga eran de-
de manifiesto que el objetivo de los consei-vadores, desde la I n - stodos como "reaccionarios", "clericales" y "traidores".
dependencia, no había sido otro que " l a conquista y i a coloni- De esta forma, verian la luz biografías de personajes
zación de México" por u n a potencia extranjera. Como Vala^ O el general indígena y conservador Tomás Mejía, quien
des, el compilador dc El pensamiento df. la reacción m-exicarur ra
da nuevo sentido a los lugares comunes del guión l i b e r a l , sin
alterarlo: si los conser\'adores se habían hecho monárquico;^ conservador, no traicionando a la p a t r i a , como dicen los
—siempre habían sido t r a i d o r e s — era porque querían "consei- vulgares, sino porque vio con claridad que los problemas
v a r l a gran propiedad de l a t i e r r a y los privilegios".^" García de México eran permanentes y profundos, y que sólo po-
Cantó no t r a t a , por q u e d a r fuera del t e m a a l que se aboca. <•! dían ser resueltos por algo permanente. Y creyó que lo
desarrollo del régimen i m p e r i a l . Quizás los editores de Clí^ Único permanente era la religión católica y se afilió al Par-
consideraban, como Carlota, que "el emperador es e l i m p e r i o ' tido que la defendía y lo hizo con honradez, sin envilecer-
y que, por lo t a n t o , con la biografía dc l a regia pareja bastaba. se, sin claudicar jamás.2^
Subsistía entonces la i m a g e n del I m p e r i o a la vez frivolo y I H - -
fasto, t r i v i a l y ajeno. E l p r i m e r biógi-ató de Mejía afirmará que de los tres
en Querétaro, era Mejía ""el de más alto valor", pues
L A HISTORIA COMO ARMA; L A HISTORIA COMO A R T E esenta a México", por ser i n d i o y cristiano "puro". S i n
A lo largo del siglo, se iban a e l e v a r l a s voces de cjuii- -go. fue el "Joven Macabeo", el "Elegido de Dios", M i g u e l
nes sentían que l a versión l i b e r a l b u r l a b a y agredía, desde ei 5n, a quien más favoreció l a historiografía de derecha,
poder, a! verdadero ser de México, profunda y unidimensio- rfinaies del siglo Xix. e l autor francés Víctor Darán había
n a l m c n t e católico para los más, más complejo de lo que coril;i io r e h a b i l i t a r l o ; en el xx, se convirtió en el héroe r o -
ba l a h i s t o r i a oficial p a r a otros. Ue esta forma, ías editor¡;dc.- 'co de los conser\'ariores — m u e r t o j o v e n , dizque guapo y
Jus y Tradición —que escribía Méjico con j o t a — procuranni. m i l i t a r — , ahí donde Lucas Alamán era la eminencia
desde la década de 1950, desmentir a la h i s t o r i a oficial, p f ' -
testando dar voz a ese México auténtico, oprimido por ias jui-H- S i n embargo, como ha escrito Martín Q u i r a r t e , los
tiras fraguadas por la antinacional conspiración masónica q^!'' querían defensores del conservadurismo de antaño se
se agazapaba en los corredores del poder Según Celeríno ."^i''" '.ron por "atacar l a política de sus adversarios, más
merón, los libros surgidos de "las nobles prensas de Jus' P - " "
tían hacia "los campos de l a m e n t i r a empuñando [...1 I H V C ^
^0 Salmerón, Las {grandes traiciones de Juárez. V7sfas a través de sus
con Inglaterra, Francia, España y Estados Unidos, México, Tradición
10^ e d , p , K .
o Díaz R,, La. ui.d.a heroica, del general Tornas Mejia, México, J u s ,
Gastón García C a n l u , La Intervoneion francasa tn Aféxícu, México, '
Clío, 1998. S i hien l a bioj^raíia de Carlota, escrita por Uartíi Roble.", Darán. Le General Miguel Miramon. Notes sur l'histutre du Mé.Kique,
contribuye al conocimiento y comprensión de fa época, José Manupl V d l : ' ' ! ' ' ' " " ' " a r d o Ferino, 1886: Carlos Sánchez Navarro, Miramón. cl caudillo
pinta un cuadro distinto de Maximiliano. Véase el capítulo iv. ~, México, J u s , 194.5; Fuentes Mares, Miramón. el hombre. México,
Buenos Aires, Gnjalbo (1974). 1985. Carlos González Montesinos,
^'5 García Cantú, np. cit., p. '¿4.
ro hacia la eierrddad. El general Miguel Miramón en eí Segundo
GarcÍD Cantú, La Intervención..., pp. 105, 119-140. Pr^ra este autor, i''''^^^
'co. Comumcííción (iráfica, 200(1. Otros personajes cuyas biografian
vencioniámo y reacción equivalen a lo mismo, por lo que pone en t>I niis'H''^-* ^ as por J u s fueron Agustín de Iturbide —tenni de Lreb libros—, el
a José M a . Gutiérrez de Estrado en 1840, a Ju,'ito S i e r r a O'Reilly en 1"-''' I" ] fray AuLüniu dc Roa, Jü8e M a n a González Valenria, Sofiura
Francisco Javier Miranda en 18fi2. El pensamiento de la reacción " ¡ í ' '^1,., " z de Legazpi, I,uis Telipe Neri de Alfaro, Mariano Matamoros,
Historia dncumerUal, 3 tomos. México, Universidad Nacional Autúnom;' C a r r a n z a , MigTiel M. de la Mora y fray J u a n Larios.
xico, 1986.
9fi

que exaltar la obra de sua propios caudillos".''^-'' L a disputa nn áco.^^ Vasconcelos afirmó incluso que "en México no habrá
era ya por la "verdad histórica": l a h i s t o r i a se convertía on ría, m i e n t r a s los niños de las escuelas no aprendan a de-
campo de trifulcas y mitotes. Servía sobre todo para bajar fl(.| una lágrima de g r a t i t u d por el hombre que dejó en E u -
pedestal al que otros babían subido. E l encono "conservador el l u j o y l a gloria, p a r a v e n i r a l a América a m o r i r e n
en contra de los "héroes que nos dieron p a t r i a " es a veces scu-. la de la c u l t u r a latina amenazada", al lado de Tomás
préndente. Se t r a t a b a , según el férvido José María Abascal. ía, indio — a diferencia de Juárez— "católico |...] repre-
de "extraer del cuerpo inmaculado del ídolo las visceras putrt:- itivo de l a obra constructora de l a Colonia, indio mexica-
factas", pues u n a vez éste "heclio polvo", los "mejicanos'' SBÍÚ);, no quería ver a su p a t r i a dominada por conquistadores
"más libres p a r a conocer a nuestros verdaderos héroes".'-^ de lengua d i s t i n t a y de civilización diferente a l a ya
E l blanco favorito de la crítica catóhca consen-ndor;, ida por la masa indígena".^"
fue, como era de esperarse, Benito Juárez, por emblematizar Si a estos historiadores no les interesa analizar a l ré-
a l a República y a l reformismo anticlerical. Para la época qi(¡ i m p e r i a l con detenimiento, es sobre todo porque, a su
nos ocupa, estos autores, se abocaron a desmentir, con Tniin h i s t o r i a vale porque destila las grandes virtudes y enor-
mcsiánico, aquellos logros y v i r t u d e s que en el Beneméiitu jlf vicios de los hombres cuyas vidas reseña pero sobre todo
exaltaba la mitografía republicana. E r a m e n t i r a , declaralia ica, como las tradicionales Vidas Ejemplares: Juárez
Salmerón, que Juárez h u b i e r a salvado a México duran le la la falsedad y cobardía del hombre sin Dios; oí conser-
Intervención. L a soberanía de México no había peligrada, smo de Tomás Mejía se reduce a su odio a unos Estados
pues "el p a r t i d o conservador jamás, n i siquiera en las c u protestantes y expansionistas.^^ Las complejidades y
cunstancias más aciagas, hipotecó, con nadie, una sola pulga licciones del régimen imperial —con su príncipe cató-
da cuadrada del t e r r i t o r i o nacional". E r a además l a " h i L ' r i p secularizador; sus liberales y su política "social"—
presión" de los Estados Unidos la que había expulsado a i b u j a n los contornos definidos de u n retrato que habían
franceses. E l " p a t r i o t i s m o " de Juárez se reducía a colocar tido en caricatura. Mejor era no acercarse a él más que
constantemente " l a soberanía de México a las plantas de icialmente. Así, Salvador Abascal, en su delirante Juá-
Estados Unidos". Así. l a imagen dc irxista, se refiere a l I m p e r i o p r i n c i p a l m e n t e como u n a
icia mística y personal para sus principales protago-
pJuárez. pues, en el desierto, m u e r t o de sed, m u e r t o (!'• Si l a Intervención y el Imperio representaban, para la
hambre, con las plantas de los pies sangrantes por l ; i - •iograíía l i b e r a l , una dolorosa prueba nacional requerida
espinas de los nopales, d u r m i e n d o boca a r r i b a sobro i i l^'alcanzar el lugar que a l país correspondía, e n l a visión de
Bolsón de Mapimí, todo por defender l a soberanía de M- eran el padecimiento que conduciría a M a x i m i l i a n o y
jico, no pasa de ser novela para mediocres y cuento C]IÍ)H> (generales a l a salvación, que era "lo único importantc".^^
para infantes anémico.s y deshidratados.^^ "providencia" había traído al austriaco a México, "prc-
ínte para que, derrotado, prisionero, h u m i l l a d o y conde-
Estos polemistas, s i n embargo, uo e n t r a n en hondu- la m u e r t e , r e c u r r i e r a a Él", a b j u r a r a de la masonería y se
ras sobre «1 I m p e r i o en sí. Las historias generales —Bni^i'
aliara con la fe católica. Por su parte, Miramón y Mejía
Ugarte, Vasconcelos—justifican las esperanza.s dc los con--'
vadores, y, como Jesús García Gutiérrez, historiador de \'>'
católicos y de la Iglesia, deploran l a conspiración anticatolif.i- tiBravo Ugarte. Historia de México, México. J u s , 1951, l , lll; José Vascon-
extranjerizante y seguramente masónica que subyugal^i historia de México, México, Botas, 191J9; Jesús Garci'a (Gutiérrez, La
_ exicana en el Segundo Imperio, México, Campeador, 1955.
('Vasconcelos, op. cit., p. 364.
Torres, El general Tomás Mejía frente a lu Doctrina Monroe: la gue-
2, la intervención y et imperio a través del archivo inédito del cau-
^•^ Quirarte, np. ctt.. p. 189.
^servador queretano, México, l'orrúa, 198y.
Salmerón, op. vil., cuarta de forros.
25/ói(í,,pp. 135, XV. •Abascal, duárez niarxista, 1848-1872. Mé>iico, Tradición, 1984, p. 474.
98 99

habían muerto defendiendo "sua amores: los Altares y los H a . ,otí: e l historiador chihuahucnse rescataría primero las h a -
gares". De este modo, aíirma Abascal, as de su paisano, L u i s Terrazas, en la lucha en contra del
flsor, p a r a abordar después a Juárez, a Miramón, a M a x i -
con la muerte, M a x i m i l i a n o alcanza l a categoría de hon\ I y a la emperatriz de los franceses, Eugenia de Montijo."^'^
bre y de cristiano; Miramón y Mejía la de mártires. IR cual ntes Mares reconoce en la historia nacional el espejo que
es superior a l a de héroes, porque se les m a t a por odio ^ itra nuestras debilidades: la intei*vención y el imperio cx-
l a excelsa causa que defendían, que e r a n los suprcmu^ ^n a una cíase política que siempre había partido '"del s u -
derechos de (Cristo m i s m o sobre la P a t r i a mexicana.'^** rto de que el pueblo mexicano [era] u n ente incapaz y le
_braban tutores que [eran| los órganos de su v o l u n t a d " . De
Sin embargo, a l lado de los ardientes discursos de quie- forma, para lo mismo sei-vían y lo mismo representaban
nes aceptaban "como u n honor que los bárbaros los cahfiqur-r; iegencía del Imperio, l a j e f a t u r a del cuerpo expediciona-
de fanáticos",'^^ hubo quienes buscaron desarmar la historia 1 Partido Científico de D o n Porfirio, y las diversas vcrsio-
"convencional" por otras razones. "Me tienen s i n cuidado M a - del Partido de la Kevolución Mexicana".
x i m i l i a n o , Escobedo y L()pez", escribía Alfonso Junco en HM Sin embargo. Fuentes Mares no quiso hacer historia
investigación sobre las t a n mentadas "traiciones de Queréta- exaltar, n i para juzgar, n i p a r a combatir. E l conflicto del
ro". S u única pasión, afirmaba, era "la verdad".^'^ D o n Alfoa.s... XIX mexicano, escribía e.ste autor, era ya t a n lejano que
rechazaba la supuesta m e n t i r a histórica, no por herética sinn taba "idiota l a pretensión de convertirlo en p a r t i d a r i s m o
sencillamente por falsa y más cuando se t r a t a b a , como había d". L a historia del México decimonónico, y en p a r t i c u l a r
hecho M i g u e l López, dc levantar falsos a los muertos, qup u o los años entre 1864 y 1867, merecía ser estudiada "por
podían deíénderse.'^^"' L a i m p o s t u r a le parece aún más repc .lleza soberana".'^^ A Fuentes Mares interesaban enton-
lente cuando se u t i l i z a p a r a incensar a los vencedores. FusLi^^a jmo lo i n d i c a n los títulos de sus hbros sobre Miramón,
entonces a quienes quisieron p i n t a r el f i n del sitio de Queréta- A n n a y Cortés, los "hombres", con sus pasiones, sus cia-
ro como " u n asalto, a viva fuerza [...] en el que los sitiadün> ros, sus mañas cotidianas y heroísmos sublimes. E n ello
se coronan de gloria": en los silencios, inexactitudes y tert'i i t r a : Juárez sentía por Miramón " u n odio racial, mucho
versaciones de M a r i a n o E.scobedo, así como en la personalidad ;;rofundo que la m e r a discrepancia política"; M a x i m i -
de López, Junco dice encontrar la verdad: u n "soriador" que cultivaba "semillas dc aventuras",
)r u n a política de coalición porque ésta "sentaba m a r a -
L a evolución de las especies [escobedistas) prueba dóndo ímente" a su carácter; los conservadores lo rechazaron
había interés en mentir, dónde se mintió opíparamente, s ;encarnaba " u n a nueva versión, en rubio, del zapoteca
cómo la m e n t i r a .se vio forzada a i r desalojando u n a U'^i^
o t r a sus posiciones sucesivas, ante lo arrollador de la cvi Por esto también construye diálogos sobre tenues ba-
dencia.'^^ hivlsticas: pone así a l lector frente a la "historia viva",
hacerlo sentir como la mosca en la pared que atestiguo
D i s t i n t o es cl caso dc José Fuentes Mares, el hi^^t'' sucesos; a n t e el efecto dramático, l a evidencia pasa a
r i a d o r que más y con mayor seriedad — a u n q u e con pccid' •
proceder—^ trabajó el Segundo Imperio para los años que ; i b " i "

í'üentes Mares. ...\ se refugio en ei desierta: JMÍS 'lerra^zas: fus-


ino, México, J u s . 1954; Juárez y fa intervención, México, J u s . 1962;
Abaácal, íftic/,,p. 477. eí Imperio. México, Ju.s, 1963; Proce.90 de Fernando Maximiliano de
o, México, Jus, 1966: La emperulriz Eugenia y su aventura mexicana.
•''^ Alfüiii^y Junco. í.a traición de Qiterctnro: ¿Mu.-dmdrano o López?. MPNÍC». • E l Colegio de México, 1976.
1.1930), 19fi0, pp. 11 V 7. Mares, Juárez y ei Imperio, p. 22.
^-Ibid . p. 124. Mares, Miramón.... p. 9.
rbid.p.li^. 2.5; Juárez.... pp. 15 y 54.
100 101 .-^

segundo plano.^^ S u I m p e r i o es entonces l a historia de ios sue- Por esto, su Juárez y el imperio es más u n a glosa de
ños quijotescos de la catóhca y española esposa de Napoleón IIJ, h i s t o r i a archisabida: el I m p e r i o no podía ser "otra cosa que
del duelo a m u e r t e entre el indio zapoteca y el "nii^o héroe q u u anees", el emperador acudía a "todas las artimañas posibles
la historia convencional mancha con el estigma de t r a i d o r ; ira proporcionar a ios mexicanos el nombramiento y las f u n -
del vía crucis de u n M a x i m i l i a n o que "bajo el sol de mediodía ines correspondientes a los extranjeros".^'^ E n su opinión,
cambiaba el ser por el modo de ser" y que volvió en sí, con "o] Jía la pena recuperar la historia de las "horas doradas d e l
dolor de ía noche [...] para calarse u n sombrero ancho mu l^jerio", nn para ahondar sobre las características del Estado
xicano [...1 pero ya no como u n actor, sino como u n hombi\.. Üfinionónico, sino porque
p a r a m o r i r así", de l a dolorosa pérdida de la j u v e n t u d de "Fer
nando [...1 M i g u e l [...] T o m á s " . ^ Para Fuentes Mares, la hi-: somos deudores de quienes la escribieron porque embe-
toria enamora por l a grandiosidad de los gestos, públicos (. ^ llecieron l a h i s t o r i a del hombre, el bípedo iraplumc que
íntimos, del pasado, y por l a sonoridad —algo barroca, algo k cuando ejerce sus divinas aptitudes vuelve espíritu su
c u r s i — de las palabras con que se expresan."*^ L carne en la hora adversa.*'*
De esta m a n e r a , cuando don José condena las medias
verdades de l a h i s t o r i a oficial lo hace porque a l plasmar una p:. Las historias que escribe Fuentes Marea buscan emo-
h i s t o r i a de buenos y malos, e l blanco y negro ahoga la belle/:.! p a r y complacer. Preguntan algunas cosas, az:ializan poco y
de las dramáticas tonalidades que, entre contradicciones y e n - I p l i c a n nada. Pero son también, al parecer, las historias
tereza, virtudes y vicios, hacen al hombre. Así, él rescata a! fie leen.-^'^
Juárez valiente y ambicioso, quien escribiera que "querer q u e \ L a historiografía sobre el I m p e r i o de las décadas i n -
u n poder e x t r a o r d i n a r i o , creado p o r l a necesidad y por la vo- lédias del siglo x x atestigua de l a fuerza del m i t o político
l u n t a d nacional, obre en estricta sujeción a l a ley, es querer un a l , que fuera consagrado por los historiadores de l a pus-
imposible". «ción. o impugnado por aquellos de l a derecha rabiosa,
ítras la hi.storia académica andaba por rumbos que la aie-
A cambio del Juárez autor de estas palabras, audaz, m»-' k de la historia política tradicional, la m e m o r i a del I m p e -
pasa por encima de los escrúpulos para lograr sus t i n * ' - . nao régimen impuesto y hueco, ajeno a l a experiencia mc-
nos h a n fabricado u n legalista "inmaculado" venerado en permaneció casi i n a l t e r a d a y esto t a n t o p a r a los que se
altares donde l a beatería oficial rebaja l a belleza d e l m herederos de la historiografía l i b e r a l como p a r a quic-
d r a m a . Es una desgracia ese j u a r i s m o , que cobra sneldnr^ IBScaban demolerla. Aquellos que veían la lucha en con-
por l a v a r manchas del diocesillo, y quema copal en totíü^ I invasor y del m o n a r q u i s t a como momento cumbre de
las ofrendas. Hojarasca cuando no hay más. H u m o y m ; ' - Oria nacional acomodaron los bien conocidos elementos
humo. H a s t a que f r a g u a el ídolo y desaparece ei 'Í-''-' feyenda del frivolo gobierno del Habsburgo para cons-
bre.-^2 i quienes en su opinión eran los nuevos enemigos de M e -
te "traidores", e l "clero corrompido" y l a "falsa aristocra-
fearon a ser " l a gente rica", " l a alta burguesía r u r a l " , las
B R f e r r a d a s a propiedades y privilegios.
'^^ L a excepción puede ser e l Miramón..., basado e n l a correspondenn:' '^^ Wj^ Otros buscaron en cambio rebatir esta h i s t o r i a here-
memorias entonces inéditas dc su esposa, material que se presta, ha-í ^ ^" H p n o s por blasfema, otros por mentirosa, uno más por
limito, a estos reconstrucciones,
i-'uentes Mares. iWiramoíJ,.., p. 11; np. ci7.,pp. 57, 257. "Perder lajuvcnii'-
duele, porque se nos v a poco a poco, peta quieney ia pierden de un solo i^' f'
encuentran tan suntuosa que s u belleza s e confunde con el marco de '
dida."^ , .4 •Mares, Juárez..., p. 64.
Don Jo,sé queda t a n satisfecho, por ejemplo, con BU conclusión de • ¡Mares, Miramón.... p. 260.
imperio, que )a reproduce, prácticamente verbatim, en Miramón .. «^íón que de las obras de Fuentes Mares hiciera en los ocbenta
Fuentes Mares, J(iárt^¿,.., pp. 105-1U6. WTjalbo iba pur l a tercera y cuarta ediciones.
102 CAinTULO 4

plana y fea. No obstante, con excepción de Fuentes Mares, n i n -


guno de estos autores se adentró en l a historia del Segunófi
I m p e r i o más que de f o r m a tangencial, quizás porque las incli^ N U E V O S D E R R O T E R O S :

naciones liberales — y supuesta masonería— de M a x i m i l i a n o PARA N O R M A L I Z A R L A H I S T O R I A D E L S E G U N D O

impedían que fuera el antijuárez, y qoe su régimen fuera per- I M P E R I O

cibido como la última oportunidad de salvación antes de sucum-


b i r l a P a t r i a en u n abismo de laicismo, persecución y tiranía; E L HISTORIADOR, Como el físico N e w t o n , logra ver más lejos,
quizás también porque la presencia del francés era demasiado porque se para sobre hombros ajenos. Para el trabajo histo-
problemática p a r a quienes alegaban ser los únicos verdadero^ igráfico, son ciertamente importantes los adelantos que po-
patriotas. los l l a m a r objetivos dentro de la investigación: la a p e r t u r a
Así, esta h i s t o r i a , estrepitosa y contestataria, difícil- organización de archivos no explorados; la utihzación nove-
mente podría llamarse revisionista. S u interés central no ern de fuentes conocidas. Pero lo que realmente hace avan-
l a h i s t o r i a en sí. No pretendía criticar p a r a m o s t r a r posíbiíidn a la dÍHcipíina son las conversaciones entre trabajos, las
des alternas, fundadas en evidencia documental, sino derrib;it ;is surgidas al enfrentar conclusiones, la contraposición
lo que veía como el tinglado de m e n t i r a s que nutría y sostenía las d i s t i n t a s caras de la moneda. Como se h a visto, e l
la ideología de quienes detentaban el poder, s i n legitimidad iente enrarecido de la historiografía nacionalista niexica-
democrática y sin a u t o r i d a d m o r a l , y que por ío t a n t o tejíai¡ prácticamente a p a r t i r de 1867, hacía que esto fuera m u y
una r e d de falsedades p a r a darse l e g i t i m i d a d histórica. Tanto 1, Después de l a Revolución, e r a prácticamente imposible
"liberales" —que ahora se llamarían "revolucionarios"— coim. blecer u n diálogo entre versiones desentonadas que más
"conservadores" o "catohcos" pretendían escribir " l a " historia h i s t o r i a r buscaban desmentir y desprestigiar a l de en-
de México, única, consistente, verdadera... y por lo tanto i n i te; fraguadas de acusaciones de traición, entreguismo y
posible. Las versiones extremas constituyeron dos universo^ iración; alegando cada cual dar voz a l México "auténtico",
cerrados, en el que uno espejeaba a l otro, s i n que hubieiM a t a r l a "verdadera h i s t o r i a nuestra". E s c r i b i r h i s t o r i a se-
posibilidad de tender puentes o establecer correspondencia.-^. siendo, desde cierta óptica, hacer p a t r i a . No debe e n -
Presenciamos entonces, para estos anos, i m diálogo de sordos, sorprender que, como subrayó Martín Q u i r a r t e , fueran,
que no por i r r i t a d o s y gritones llegaban a escucharse. Si l;i fite tantos años, los historiadores extranjeros los que i n -
historiografía sobre e l periodo reformista permaneció estan- an en los estudios del Segundo Imperio.^ N o debe quii:á
cada, se debe entonces a la poderosa seducción que ejercieren co sorprender que e l l l a m a d o a r o m p e r con l a visión
estas versiones cerradas y consumadas, que j u s t i f i c a b a n , exül ,uea y p a t r i o t e r a —de u n lado y del o t r o — del pasado
t a b a n o descalificaban, y todo lo exphcaban, menos l a conip'e no se i n c l u y e r a en las páginas de u n oficialísimo y m u y
j i d a d del pasado. "co v o l u m e n conmemorativo del Imperio.
E n 1967, la Secretaría de Hacienda y Crédito Pübhco
V A cien años del triunfo de la República, encomendando
>go a E d m u n d o O'Gorman. E l resultado fue u n ensayo,
lo casi i n m e d i a t a m e n t e por separado, que marca i m
l a h i s t o r i a de las historias sobre el Segundo Imperio:
•rvicencia política novohispana.

op. vit.,iy 155.


105 .---í.'

(U\o cíe ceío patriótico —escribía ahí O'Gorman— ha Por esto, O'Gorman exphca el fracaso del Segundo
ocultado su obvia verdad casi hasta el punto de hacérnos- pcrio en términos que podrían ser u n a combinación de los
la perder de v i s t a . Nos referimos concretamente al vigor- habían utilizado el católico y conciliador Niceto de Z a m a -
innegable que en u n t i e m p o t u v o entre nosotros l a idea lis y el puro José María Iglesias. E l gobierno de M a x i m i l i a n o
monárquica como el poderoso r i v a l del sistema republica- -ece víctima de su "contradicción i n t e r n a " ; porque e l aus-
no y sobre todo deí federalismo.^ *aco y el francés eran liberales y quienes los habían l l a m a d o
iservadores. Fracasa, en cl fondo, por " l a contrariedad entre
De esta m a n e r a , don E d m u n d o cuestionaba aquellas visión arcaica española y l a m o d e r n a " P e r o el texto de O'Gor-
construcciones, ya para entonces casi centenarias, que insistían tiene el enorme mérito dc i n v i t a r a l análisis de las e n -
en la " i m a g e n i n m a c u l a d a y oh initío del ser republicano del des históricas —las "naciones", las ideologías, los discursos,
pueblo de México", y e n c l anacronismo, m a l d a d i n n a t a y estu h i s t o r i a m i s m a — no como "cosa hecha", sino como resultado
pidez congénila de los conservadores. Por esto era la historia I u n "proceso inventivo", de los esfuerzos dc los hombres por
p a t r i a wn p u e r i l "cuento cuyos protagonistas, toda verdad por r, por construir, por resolver L a visión de O'Gorman l i b e -
u n lado y toda m e n t i r a por el otro, se t r a b a n e n una lucha en al historiador de la "bistoria como proceso de índole meca-
que l a causa de los primeros jamás se ve amenazada por la , excluyente de la libertad".''
derrota". O'Gorman l l a m a entonces a rescatar a conservado- Desaíbrtvmadamente, las respuestas a su llamado,
res y monarquistas, esencialmente para subrayar lo titánico ado hace casi medio siglo, h a n sido parcas. Si análisis
de l a empresa republicana, e n aquella "dolorosa y p a u l a t i n a ientes h a n puesto de manifiesto la complejidad y riqueza
marcha hacia l a afirmación de los principios republicanos, do periodo independentista,^ la imagen más d i f i m d i d a de és-
mocráticos y de beneficio común".'^ incluso entre u n público culto, es ei de la oposición esque-
L a propuesta de O'Gorman n o está l i b r e de probU- ca de ilustración, liberalismo e insurgencia versus tradi-
mas; sigue presentando a la lucha política decimonónica como , conservadurismo y realismo que delineara L u i s V i l l e r o
irremediablemente inscrita en u n a dualidad, con l a "monar- 1977.^ A pesar de avances recientes,^*' seguimos conociendo
quía europea" de u n lado y l a "repúbhca americana" del otru.
E l m o n a r q u i s m o rellejaba "el enorme peso dc las tradiciorK'.-;

coloniales", mientras que el republicanismo encarnaba " l a ^ -:n. op. cit.. p. 82


,pp. 7 I J .
modernas tendencias democráticas".* Presenta, con prosa i m -
' 1 0 Annino. •'Cadij: v ia revolución tcrrrtori.'íl de Jos puebJo'í mpxicano.':.
pecable, u n fascinante recorrido por los esfuerzos d e la chi.^c 1821". e n <\ntonio Anuino (ed.l, Historia de /os {'lecciones, t>n íbe.roamenea.
política por constituir u n gobierno estable, pero no explica ci XVí. Buenos Aires, Kondo de Cuítura Económica, 1995. pp. i43-i76,iVIfredo
En nombre de la nación, México, C'lDE, T a a r u s , 2002: Josc Carlos C h i a r a -
porqué, a pesar del "inmenso prestigio de la legitimidad del i ' Ciudades, provincias, estados orígenes de la nación Argentina, 1800-1846,
no" que se heredaba de i a c u l t u r a política novohispana, tras I-* • Aires, E s p a s a Calpe, Ariel. 1997: Frangois-Xavier G u e r r a , Modernidad e
i^ncící. Ensayos, sobre las, revoluciones hispánicas, Madrid, MVM'J'IEF,
caíds de I t u r b i d e y con pocas excepciones — l a carta de G n Marco Antonio Landavazo, La máscara de Fernando VIL Di.fcurso e inia-
b monárquico en una época de cnsis. l^hiei-a España. 1 SOS 1822, México, E l
tiérrez Estrada en 1840, el periódico El Tiempo en 1846, d
de México; Morelia, Universidad Michnananíi de S a n Nicolás de Hidalgo;
Segundo I m p e r i o — , la monárquica fue una opción vergonz^ni -, i'Á Colegio de Michoacán. '2001: -Inan O r t : z E s c a m i l l a , Guerra y gohier-
pueblos y la Independencia dc México. Sevilla, Universidad de .Sevilla;
te, propia t a n sólo de conspiradores.^
E l C u l e ^ u de México. Instituto Mora, 1997; .José Antonio Serrano.
tei I itoriuly transición política en Guanajuato, 17'JÜ-1SS6, Zamora, E l
de Michoacán, 2001; M a r t a Terán y José Antonio S c n a i i o . ieds.). Las
de independencia en la América española. Zamora. Eí Colegio de Mi-
- O'Gurman, op. c i i . , pp. 4-5. 1. Morelia. Universidad Michoacana de S a n Nicolás de Hidalgo. 2002.
^ Ibid.. p. 5. ViHoro. El proceso ideológico de la revolución de independencia. México,
Ubi.d..p. 12. , . . 3ad Nacional Autónoma de México, 1977.
Véase Miguel SoU\ conspiración nnmárqutca rn Mcxu o. México. K<»^.-. • ^ Hale. Mexiean Ld>eral¡sm in the Agí' of'Mora, 1821-1853. New Haven.
^Yale Universíitv P i e s s , 1P68; Manuel C e b a l l o s . S / catolicismo sceiat- un
E l i a ^ PaJti ^-Introducción", en E l j a s l'alti led.). La política del disrnso !:> ' <•
^'í discordia. Rerum Nouarum, lo "cuestión •íocio!" y la nwvihznr¿ón de
mica e.n torno al monarquismo '.México, IS4A-18S0,... y las uparias del í í ' " ' " -
mexicanos '1891-191}), México, E l Colecrio áe México, 1991: B r i a n
ino, México, Fondo de C u l t u r a Económica, 1998.
inti ¡07

m a l a los "conservadores", sus matices y proyectos. N o obs- a más completa de las visiones europeas actualizadas del I m -
tante, en el caso especíñco de los estudios sobre la intei-ven- -io mexicano. Aunque, como José Puentes Mares, C o r t i bus-
ciün y e l Scg:undo I m p e r i o , l a concepción "hberada'' de l a hi.s- revivir historias y psicologías, introduciendo diálogos y opi-
t o n a que reclamaba O'Gorman ha p e r m i t i d o acercamientos al ndo sobre estados de ánimo, el relato se basa sobre u n a
periodo sin pretender a priori. enaltecer el t r i u n f o Übcral o llo- vestigación acabada del archivo de M a x i m i l i a n o , resguarda-
rar l a derrota del proyecto católico y monárquico. H a p e r m i t i - en Viena, lo que da a l lector acceso a las percepciones y
do, de cierta forma, " n o r m a l i z a r " el estudio de este periodo. ctitudes del emperador y su esposa. C o r t i reproduce al final
Los resultados abren caminos prometedores. l a obra la correspondencia privada de M a x i m i h a n o con sus
rmanos y Napoleón IIÍ, así como las cartas entre Eugenia y
L o s EXTRANJEROS -Iota, lo que resulta especialmente valioso dado que el ar-
E n g e n e i a l , resulta estéril clasificar historiografía,^ ivo íue parcialmente destruido durante la .segimda Guerra
como mexicanas y las que no lo son. pues parcela c l debate, undial.
dando como resultado u n parroquialismo l i m i t a n t e . No obs- Más recientemente, y fuera deí tendencioso libro de
tante, como se ha apuntado ya, la historiografía extranjera, ' e n k i , que, como se h a mencionado, fue escrito para demos-
quizás por estar menos expuesta a l a politización, realizó con- ar la perversidad dei imperialismo capitalista, l a historio-
tribuciones importantes a nuestro conocer y comprender del afi'a extranjera h a puesto de manifiesto las posibilidades de
periodo entre 1861 y 1867. Además de la voluminosa l i t e r a t o carse al periodo que nos interesa sin afán justiciero. L a
r a biográfica sobre M a x i m i l i a n o y Carlota, a menudo más in a de historiadores norteamericanos y franceses refleja, las
teresada en Jos aspectos románticos y personales de la t r a m a de las veces, intereses historiográficos propios y no es-
—las desavenencias entre los esposos, sus posibles amoríos rzos por galvanizar conciencias e identidades.^-^ Por lo de-
, abocada a desentrañar el peso de las culpabilidades — l a am el peso de los elementos internacionales hace a l episo-
bición e intromisión de u n a emperatriz con vocación política más atrayente para quienes lo observan desde fuera. L a
y de íVágil estado psíquico; la debilidad / excesiva bondad l i - 'ción o reedición de diarios o memorias dc l a época h a n me-
beralismo de M a x i m i l i a n o , y en general absolutamente indilc- cido estudios puntuales por parte de los especiahstas que
rente a l contexto político y social m e x i c a n o — } ^ el Segundo prologaron.^'^ Otros investigadores h a n explorado las i m -
i m p e r i o mexicano .y/guc provocsixiáo el interés de histoi^iadi'- 'ones financieras del experimento expansionista francés. ^•^
'
res extranjeros, t a n t o latinoamericanistas como de algo nos ble entre éstos es e l artículo de Barbara Tenenbaum, que
que no lu son.
De esta forma, ya desde la década de los veinte deJ s i -
glo pasado, la obra de Egon Cesar Conté C o r t i , a quien el in-
Kaiscrin: Anekdoten uní Mario. Theresia, Berlín, Frundsberíí-Verlag, 1940;
terés por la realeza europea, y por los Habsburgos en particu-
' ' / of Be.lffium. Secrví Pages of European History, Liitidrec;. T. F. Uiiwiii,
lar, llevó a escribir sobre MaximiUano,^^ representaba quiza-
cuestione» de idioma no hemos tenido acceso a la hisloriojírafia í^ermana,
los Cuales se encuentran Konrad Ratz y Stephan Lubienski.
Brigittp H a m m a n , en KevenhüUer. op. cit.; Raiuon E . Ruiz, en Anderson.
Connaughtun. ¡dcoingía y sociedad en Guada/ajara., 1788-IH53, México, William Beezeley, en yanuicd Basch, Recollections of México the Last Ten
t a r i a de Educación Pública, ("finsejo Nacional p a r a l a C u l t u r a y las Artes, i - ' " ' - • tAs of Maximilian's Empire. Wilmingtnn, Srholarly Re.sources, 2001,
Humberto Morales y Wiíiiam Fowlcr (coords.). El conservadurUnw rm-xi<ai'>- ' ¡iirley Tllack, Napoleón íl¡ and Me.xican Sdver, Siiverton, F^rrcll Publi
el fíiglo x/x (1810-191Q}, Puebla, B L ' A K Gobierno del Estado, lílíiy; Pntti, <v' " ' . fes, 2000; Geneviéve Gille, "Lea capitaux franjáis et réxpcdition du Méxique",
Jorge Adame, El pensamiento político y social de los católicos mexicanos. 1^'" feüue d'histoire diplomatique. núm. 69 (julio-septiembre de 19fiñ), pp. 193-
1914, Mé.\ico, Universidad Nacional Autónoma de México, 1981, Bteven C. Topik, "Conti-oversia crediticia: ios azulitos del periodo dc Maxi-
^' Véase el capítulo l, nota i5. tt>o", en Leonor Ludlow y Joree S u v a (comps. i. Los negocios y las ganancias
Egon C e s a r Coate Corti, Maxim.ílian und Charlotte von Mexiko, Ziinch. ^•"'•^^^ •^hlonia al México moderno, México. Universidad Nacional Autónoma de
zig, A m a l t h e o Verlag, 1924, Maximilien et CkarUjtte du Méxique. Üapr'" ' , Instituto Mora, 1993, pp, 1'10-470; Silvestre Vülegas, " L a deuda impe-
archives secretes de l'enipereur Maximilien et d'autres svurccs inéditas. ; doctrina republicana: un momento en l a historia de l a s tplaí^ioncs
ISSr^. 2 volúmenes. P a n s , Librai'ie Plon, 1927, Corti también es autor de Doie^''-"'^ r&n Bretaña. 1663-1867", cii Secuencia. Reoista. de Historia y Ciencias-
of'l'hree Dynastie.s, Londres, Methuen, 19:16; Elisabeth d'AutricKe, París. ^^'^'' 50 ímayu-agostn de 2001), pp. 82-139.
i
108 109

explora, deede el ángulo económico loa intereses "desarrollis- u m b e r g , - ' sin meterse en disquisiciones sobre l a l e g i t i m i -
tas" de los intervensionistas mexicanos, d d e l régimen imperial, recon.struye las relaciones intemacio-
Por su parte. Jack A . Dabbs^' realiza u n análi.sis do les del Segundo Imperio, mostrando i m a política coherente
más largo aliento de la política y estrategias del ejército fran- relativamente autónoma, libre tanto de l a manipulación
cés en México, apoyándose en el archivo de Aquiles Bazaine. ancesa como del bagaje de compromisos de los Habsburgo.
que tenía a la mano en l a biblioteca de la Universidad de Te- T su parte, A l f r e d J . y K a t h r y n A. Ilanna^^ recuperan los
xas en A u s t i n . La compleja personalidad del mariscal y las brolles diplomáticos en los que la Intervención involucró a
exigencias de esa g u e r r a peculiar a r t i c u l a n u n estudio de gran ncia, frente a los dos gobiernos norteamericanos en u n p r i -
interés, en el que parece que fueron los franceses los que con- momcnto, y ante el gobierno de l a Unión tras la derrota
t r o l a r o n l a situación en México, desde su llegada hasta su eva l a Confederación. Las conclusiones de u n a investigación
cuación. L o que puede criticársele a Dabbs es quizás que el cienzuda que cubre la política exterior de entidades diver-
enfocar con t a n t a precisión su objeto de estudio le haya impe a p u n t a hacia l a i m p o r t a n c i a de l a "cuestión mexicana",
dido a b r i r el lente. Se extraña que no comparara de maner;^ -etivamcnte m a r g i n a l , para las relaciones diplomáticas de
época. Además, el l i b r o de H a n n a y H a n n a pone dc m a n i -
más sistemática las competencias y confrontaciones entre lo
to, aspavientos e ironías aparte, l a sensibilidad y acuciosa
que eran, de hecho, dos aparatos paralelos de gobierno y a d m i
'ón geopolítica de Francisco Bulnes.
nistrAción. O t r o estudio sobre l a presencia m i h t a r francesa en
México, menos centrado en l a figura señera del jefe de la expe- No obstante las aportaciones importantes de la his-
dición, es el de Jean-Frangois LecaíIIon.*^ Pretende, adema.s lografía norteamericana y francesa sobre el tema que nos
de analizar actitudes y reacciones —notablemente frente al p a , éstas se h a n centrado sobre lo que se podría calificar de
indígena—, esclarecer la génesis del " g r a n designio" napoleó- lentos extraños" a l régimen. Nos interesa en seguida
nico,-^^ así como el porque del fracaso, ahí donde los frances(_\ .ñar aquellos trabajos —obra sobre todo, pero no exclusi-
"habían peleado bien". E l trabajo r e s u l t a valioso por centrar- n t e , de mexicanos— que consideran que el I m p e r i o es
se en u n periodo y sobre todo en la perspectiva de u n persív ; del desarrollo histórico nacional y que por lo t a n t o debe
naje que la historiografía francesa h a tendido a n i n g u n e a r estudiado con ecuanimidad, como u n periodo como cual-
L a h i s t o r i a diplomática h a representado otro c a m otro, de continuidades y r u p t u r a s ; que abren perspecti-
po fértil para los historiadores extranjeros, quizás porque sobre las características y naturaleza del régimen impe-
p e r m i t e enganchar con sucesos i n t e r n a c i o n a l e s más u m que si bien h a hecho correr mares de t i n t a , desconocemos
plios, por encima del detalle localista, y no exige u n análisi> , Nos interesa rescatar aquellos textos que n u t r e n e l deba-
exhaustivo de ía política interior m e x i c a n a . A s í , Arnold ^bre lo que es y lo qtie debería ser la h i s t o r i a de México, en
uomento propicio para ello.

Barbara Tení-nbaunt, ''DeveJopiiicnt a n d Sovcrei^nty; Inlellficluals find i l '


Second E m p i r e " . en Roderic A . C a m p y Josefina Vázquez (coordsj, IA^ inh '
tuulesy I')poder m México. Memorias df la VJ Conferencia dp Historiadores -wi
xicanos y Estadounidenses, México, E l Colegio de México, Ixis Ángeles. Uni^'''
sity of California Press. 1991, pp. 7G-97,
1^ Juck A. Uabbs, Tfi£ French Army i.n ¡México. lHdl-1867. A Study i» Milil'"'
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Este tema había sido y a abordado por C h r i s t i a n Scheft'er, La grande pe-"' ' Id Blumberg, The Diplomacy ofthe Second Empire, 1863-1867. Filadelfia,
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'^^ Hasta donde sabemos, sólo el norteamericano Robert D u n c a n se ho abin-:"^'' J . y K a t h r y n A. H a n n a , Napoleón 111 y México, México, Fondo de C u L
recientemente de munem especifica al análisis de la política interna del gi,»bicni" jómica, 1973. Véaye también C a r i H . Bock. Prelude to TrageAy. The
de Maximiliano, con dos aiticulos gugcrenies, aunque repetitivos, sobre ''-^ tion and Breahdoum of the Tripartite. Convention ofLondon. October 31,
estrategia.^; de legitimatjón, sobre todo a través de las fiestas patrias. "Pold'^''' '^'ladelfía, University of Pennsylvania Press, 1966.
Legitimation and Maximiíian's Socond E m p i r e m México. tñ64-1967*', cu -'t^''' gutíz K u r i . op. cii., p. 15.
111

E L I M P K R I O C O M O P , \ R T K D E ÍJK H I S T O R J A N A C T O N A L disposiciones de l a República errante, a u n cuando fuera la


Dentro de la historiogralía t r a d i c i o n a l , tanto tirios t o r i d a d i m p e r i H l la q u e , p o r In menos ba.st.a principios de
como troyanos h a n insistido en que el I m p e r i o hie u n acci- era nominahnente reconocida en la mayor parte del
dente que nos vino de fuera; los vencedores porque el gobier- •torio.
no del "empeorador" no era más que resultado de l a aml>ición De ahí en adelante, muchos historiadores no h a n te-
del emperador de los franceses y de los delirios dc " u n puña- o empacho en saltarse cl periodo dei Imperio, n o r m a l m e n -
do" de conservadores seniles; los vencidos porque el archidu- por considerarlo, a priori, reaccionario, o por lo menos, ajeno
que había despreciado aquellos elementos autóctonos que |p pensamiento l i b e r a l y reformista. Jacqueline Covo no lo
deberían haber ser\'ido dc apoyo, gobernando con extranjeros en cuenta y Walter V. Scholes empieza su estudio sobre
y "a la francesa". Se estableció así u n a extraña couicidenciü política en e l México reformista advirtiendo que el suyo no
entre las dos versiones irreconciliables de l a h i s t o r i a del I m - ;^una h i s t o r i a acerca de Maximiliano".''^'' Y sin embargo, el
perio: el gabinete de M a x i m i l i a n o , escribía Fiancisco de Paula perio, con todas sus innegables particularidades, gobernó,
Arrangoiz, era que bien, apoyándose c u hombres públicos mexicanos, s u -
a las mismas presiones y enfrentado problemas m u y s i m i -
una oñcina políglota, u n a especie de t o r r e de Babel, en s a los de los regímenes que lo precedieron, y, en gran parte
que había alemanes, franceses, húngaros [...] hombres ^ i n bien, a los que lo siguieron. Vale la pena entonces rescatar
Imperio como experiencia mexicana. A esto se ha encami-
antecedentes conocidos, llenos de codicia, sin nada qoe le.-,
o m i propio trabajo,^^ pero existe y a u n a serie dc trabajos
l i g a r a a l país: n i tenían afecto a M a x i m i l i a n o , en quien no
veían al I m p e r i o como parte de u n a h i s t o r i a mexicana de
veían más que u n in.strumento ciego de hacer su negocio,
largo alcance.
y n i sabían el idioma, n i conocían las costumbres de Méxi-
co, cuyo pon^enir les era completamente indiferente.'^* De esta manera, algunos historiadores h a n analizado
ílemas medulares que, durante los años del Imperio, no
José M a r i a V i g i l concordaba: los consejeros de Maxi- perder s u vigencia: ios esfuerzos y pugnas por orga-
m i l i a n o "no tenían más que u n a idea fija; l a de hacer su agu,-- el t e r r i t o r i o mexicano; las estrategias y posturas d e c o -
to [...] todos traían las mismas preocupaciones, las mismas idades rurales y urbanas, durante u n periodo de "moder-
ideas superñciales, l a m i s m a frivolidad de costumbres, la mis- ñón" y guerra constante; las pautas de l a complicada
ma ignoracia de los negocios".-^'^ ccíón de relaciones entre autoridades y población, en
Todos estaban de acuerdo: con el gobierno dc M a x i m i - ntexto de ine.stabilidad política, social y económica; las
liano los mexicanos habían tenido poco o nada que v e r K l h i v iples aristas de la compleja "cuestión religiosa"; l a evolu-
perio h a representado entonces, tanto para quienes lo defen de políticas y actitudes ante l a pobreza urbana. Si deja-
dían como para quienes lo condenaban, u n a experiencia aj( P;'
u n paréntesis en el desarrollo histórico del jjaís, que no merecí <
ba mexicana, 5ti voluraene.-í. México, I m p r e n t a del Gobierno, 1876-
la atención de quienes i n t e n t a n escribir su h i s t o r i a . Ya d ü
r a n t e el P o r l i r i a t o , cuando M a n u e l Dublán —que había s i d i ' taueíine Covo, Las ideas de la Reforma en .México (IS55-LS61), México, U n i -
ted Nacional Autóiioma de Mé.'íico, 1983; Walier V. Schole:^. Mexican Poíi-
procurador i m p e r i a l — y José María Lozano decidieron hacrf ^ing the Juárez Regime, 1855-1872, Colombia, University of Missouri
una recopilación "completa" de l a legislación mexicana- 1969. Por yu pmLe. Charles Hale pasa del "liher.'iliFqmn mexicano en l a
Mora" a l "liberalismo conservador" de fin de siglo, por considerar iiac
optaron por no i n c l u i r p a r a cl periodo de 1863 a 1867 más ^V^'-' o de la Keforma representa esencialmente l a culminación de los
e idea/es del primer líberaÜsnio mexicano. No hace u n an.'ili.sia de
•rísticas particulares del liberalisnio — s i es que hubo tal cosa— de quie-
raron con el imperio. Agradezco al proíesor Hale sus conK-utaiioí; so-
punto.
Arrangoiz, op. ciL, pp, 589'.'^90.
25 V i ^ l . op. f/í-, vol. II, p. 651. op. cit., para u/ia SÍÍÍIO.SÍ.? véase E r i k a Pañi, " i V e a m i n g oC a Mexican
2« Manuel Dublán y José M a . Lozano, Legislación mexicana o colcee.o- The Political Project ofthe Imperialistas", en Híspante American His-
píela cíe las disposiciones legislativas expedidas desde la independenca . ''•eview, 62: l (febrero de 2002). pp. 1-31.
^'112 . - ^ ll.'} . - ^

mos a u n Jado Jas imágenes de frivolidad y c o í T U p c i ó n que nos t u d i o más general sobre las estrategias comunitarias frente
ha legado la historiografía t r a d i c i o n a l , que de t a n terrorífica^ la "modernidad". Estos trabajos ponen de manifiesto el i n t e -
y parecidas se antojan inverosímiles, el I m p e r i o tuvo q u e e n ~ is que encierra rescatar las formas en que el régimen impe-
frentarse a estas cuestiones, intentó darles solución y a c t u ó j l fue percibido a n i v e l local; la aceptación, negación o m a n i -
con las severas limitaciones de todos l o s gobiernos m e x i c a n o v lación de sus medidas. Se t r a t a de estudios breves en lo que
de l a época. :a específicamente los años del Imperio, pero la diversidad
De esta manera, en 1937 E d m u n d o O'Gorman, c o n las reacciones y respuestas — e l reconocimiento c incluso la
característica sensibilidad, puso sobre l a mesa u n tema qu^ lesión a l imperio en Tlaxcala; la violencia del rechazo en
incluso hoy e s t á poco trabajado: las formas en que la g e o g r a - la, los cambios de estrategia para resolver los mismos
fía política vincula espacio, poder, rivalidades y ciencia. Sub emas en los casos analizados por Falcón— m u e s t r a lo
raya l a o r i g i n a l i d a d de l a división t e r r i t o r i a l de 1865, m i s m a ;1 que puede ser este tipo de estudio, para comprender l a
que celebra por estar fincada en l a "ciencia", lo que considera ;rucción del Estado mexicano y la implementación dc i n s -
u n requisito para la construcción de u n régimen auténticanieii mentos de coacción o cooptación.^ ^
te democrático.^^ Por su parto, Andrés L i r a , e n su análisis de La problemática relación entre Iglesia y Estado, y en
l a s contlictivas relaciones entre las parcialidades de San Juan ; i a l entre el gobiemo i m p e r i a l y el Vaticano, es el tema
Tenochtitlan y Santiago Tíatelolco a lo largo de más de u n s i aborda Patricia Galeana No obstante, quedan por ana-
gío, recalca l a pervivencia de una comimidad, internamciní' las diferencias y enfrent amientes dentro de las dos e n t i -
d i v i d i d a por los embates de l a "modernidad", que ha perdidn , que de n i n g u n a manera son monolíticas.'^'* E l tortuoso
la sanción legal y los instrumentos jurídicos para actuar c o m r . ero hacia l a secularización, que en el México decimonóni-
t a l y estudia sus conflictos c o n l a a u t o r i d a d m u n i c i p a l , con. bifurcara varias veces, es también el objeto de trabajo de
quien compite por recursos. E l gobierno i m p e r i a l recupero ín la A r r o m . E n su estudio sobre el hospicio de pobres entre
objetivos —esencialmente l a desamortización - y ías d í / i c u i y 1871, muestra l a c o n t i n u i d a d de concepciones, objeti-
tades de l a administración anterior, así como a ciertos o p e r a y personal para el periodo i m p e r i a l . Lejos de h a l l a r l a
dores políticos que serían interlocutores privilegiados e n t r v Jca de una versión "conservadora" y "católica" de la c a r i -
las dos instancias, como el n a h u a t l a t o Faustino Galicia Obi- d u r a n t e estos años dentro de esta institución, muestra la
malpopoca, quien había sido a d m i n i s t r a d o r de bienes, y qw _encia de ideas sobre el papel del Estado frente a l a po-
terminaría siendo visitador de pueblos d e indios y presiden!' y de políticas "modernas" de disciplina y encierro, así
de l a J u n t a Protectora de las Clases M e nes tenis as.'^^ de los numerosos problemas causados por la p e n u r i a
Los objetos de estudio de Raymond Buve, Yvette Nelc"'- .anente. No obstante, y articulándose quizás en torno a l a
Florencia M a l l o n y Romana Falcón también son comunid.idt.- dc l a e m p e r a t r i z C a r l o t a , se institucionalizó u n a v i n c u -
indígenas, pero en este caso rurales. A n a h z a n , los primcin.-
dos en Tlaxcala y M a l l o n en la sierra de Puebla, l a dináíiiít:i
i n t e r n a de la política pueblerina, su vinculación c o n l o s r r i i •,ana Falcón, Méxiiv descalco. Estrategias de sobrevivencia frente a la
idad liberal. México, P l a z a y Janes, 2002; Florencia Mallon. Peasant and
rentes d é l a política nacional, m i e n t r a s que Falcón realiíí;' LI ' ' The Makmg of Po.'itcolonial México and Pera. Berkciey, University oí'
"la Press, 1995; Raymond Buve, " E l año má'^ difú il; ¡juehlos y haciendas
.ia ül final dc l a intervención"; Yvette Nelen, " E n pleno campo de bata-
experiencias políticas de un puebío durante los años de guerra ( T b x -
"•7-1667>", en L a definición del Estado mexicano, 18S7-1867, .México,
20 Kdmundo O'Gorman, Breve, historia de las divisiones terrt<o«aMs,^N ,. General de la Nación, 1999, pp. 4G.3-4SG, 'í87-,506.
Polis, 1937; O n m y r a Perales Martines. Ciencia, poder y territorio enf -'-^^^ Claleana, Las relacfones ¡glesm-Estüdo durante el Segundo Imperio,
Imperio. La división territorial d.e Manuel ürozco y Berra. « 6 5 - Í S 6 / , t - • ^ ¡, U n i v e r s i d a d Nacional Autónoma de México. 1991.
eenciatura en historia, Morelia, Universidad Mirhoacana de S a n Nicol... por ejemplo, «1 supuestamente "clerical" Ignacio Aguilar y Marocho quien
i la tolerancia religiosa promulgada por el Imperio, en Ignacio A g u i l a r
dalgo, 2004, , T.r.'^
, Re flexiones sobre la carta escrita por el Exemo. Sr Frnncisco de Paula
so Andrés L i r a , Comunidades indígenas frente a ia ciudad Mcx^^". _ yu
y Éerzúbal a S. M. el emperador de Méjico el l-'i de abril de 1865,
flan y Tlatehleo, sus pueblos v barrios. 1812-1913, Zamora, E l (.olegin
Francisco Roie, 1866,
choacán. 1983.
.--ib.' 114 '-^^ . - ^ llñ .-^

lación más eficiente entre actividades filantrópicas públicas y les— del régimen imperial.'*^ Éste es, en muchos aspectos,
privadas, involucrando en los organismos de beneficencia pú- n régimen excepcional. E i i p r i n i e r lugar, por el peso que a d -
blica a mujeres y a l a Iglesia. Esto.'= organismos mixtos abrie- ' r i e r o n , por razones obvias, los intereses e influencias ex-
ron además u n espacio que puede considerarse público a la njeros, con la convivencia de la población mexicana d u r a n -
participación de las mujeres de clase alta.^*^ más dc cuatro años con c l ejército francés, con v o l u n t a r i o s
E l trabajo de María José R h i 8 a u s i a i m l i z a las razo- strohúngaros y belgas, con unos príncipes Habsburgo. Los
nes por las cuales los pequeños contribuyentes de la capital bresaltos cotidianos y las complicaciones diplomáticas que
decían no poder pagar impuestos entre 1857 y 1867. Nos abre implicó representan atractivos objetos de estudio.
u n a p u e r t a sobre las formas en que éstos concebían sus obli- E n segundo lugar, porque por diversas razones, los
gaciones y derechos írente a la a u t o r i d a d pública. Su anáhsi.s penalistas quisieron — y pensaron que podían— gobernar
sobre los años del I m p e r i o es .sugerente y desarma, en pocos forma d i s t i n t a ; l a presencia de u n ejército profesional,
trazos, muchos de los supuestos sobre el régimen i m p e r i a l : no uestamcnte sometido al poder c i v i l , teóricamente liberaba
obstante convertirse de ciudadanos repubhcanos e n súbdíto.-s gobierno nacional de las constantes y desiguales negocia-
del emperador, las disculpas y explicaciones de los capitahnns es con los "hombres fuertes" que habían marcado la polí-
que no podían pagar impuestos cambiaron m u y poco; por otra a decimonónica. Muchos creyeron que l a constitución de u n
parte, parecería que bajo el I m p e r i o las autoridades —nunca ' m e n monárquico con u n príncipe extranjero a l frente i b a
excesivamente exigentes— estaban más dispuestas a perdo- congelar la desgastante lucha política que había impedido
nar deudas y tolerar retrasos.'^-'^ ; se llevara a cabo toria u n a serie de proyectos que el país
'gía si iba a ponerse "a la a l t u r a del siglo". E l I m p e r i o fue
E L I M P E R I O COMO MOMENTO EXCEPCIONAL ;ibido entonces como u [ i momento de oportunidad para
Los estudios a r r i b a reseñados, a l sacar al I m p e r i o del "er, por fin, impJementarlos. Finalmente, s i bien considero
paréntesis dentro del cual lo h a colocado la historiografía t r a - l a evidencia desmiente l a imagen de M a x i m i l i a n o y su
dicional, d e m u e s t r a n que no fue simplemente u n episodio nu d i l l a de aventureros de fuera i m p l e m e n t a n d o proyectos
velesco que no interesa más que a cursis y morbosos. Los aiios conexión alguna con la r e a l i d a d mexicana, es cierto que, y a
del I m p e r i o están íinnemente insertos on la historia dc Mé- por simpatías e intereses personales o por ideas armadas
xico. Su estudio es t a n productivo y t a n l i m i t a d o como el dc que debía hacer u n Estado, la pareja i m p e r i a l echó a
cualquier otro régimen político de n u e s t r a h i s t o r i a . Se trat.i ~T u n a serie de proyectos que distinguen a l periodo.
de u n período de continuidades y cambios: nos permite vis
No podían faltan dentro de la hí.^toriografía contem-
l u m b r a r los proyectos políticos y sociales de los grupos que
lea sobre el Imperio, las inevitables y siempre populares
p u g n a n por el poder; d i b u j a r e l horizonte de discurso y accun)
ifíaa. Los trabajos recientes de José M a n u e l V i l l a l p a n d o ,
dentro del cual podían moverse. Sin embargo, el I m p e r i o tam-
rad Ratz y Susanne I g l e r representan u n esfuerzo por
bién a m e r i t a un estudio p a r t i c u l a r Ya en 1962 se convoco -i
con l a aridez y endogamia académicas, sacando a la
historiadores franceses y mexicanos a analizar el Imperio c"
"a de u n a poco v e n t i l a d a torre de m a r f i l p a r a colocarla,
sí —que no-la lucha en su contra— produciéndose u n voluin'^n
Imente, e n l a calle — y a que los volúmenes de l a colec-
desigual como tantos trabajos colectivos, pero que se acerca '
•Planeta DeAgostoni se venden en puestos de periódi-
los distintos aspectos —políticos, económicos, sociales y cuUu'
Se t r a t a de u n a propuesta m e r i t o r i a , que i n v i t a a refle-

• ' Silvia M, Arrom, Cnntaining the P w r . Tfie ML-XÍCO City Poor House.
' ^^ 177'l-' • y Freg, Bataillon (comps,), op. c.it.
D u r h a m . N C . Duke University Proás, ^000. . Manuel Villalpando, Maximiliano, México, Clio. 1998, Konrad Rat?
35 María Jo.'ié K h i S a u s i . Respuesta social a ia obligación tributaria eu Ui ^ ^^^^ 'íüíw, México, Planeta, DeAgostoni, 2002; Susanne Iglor, Carlota, Méxi-
de México, ¡H57-IS67. Propietarios, comerciantes y prestadores de s'í'-f'J'í" ;, , ^"ta, DeAgostoni. 2002. E n la misma linea se inscribe Carlos González
xico, Int^tituto fie Investigaciones Dr. .lose Mai'ia Luía Mora, Instituto ^-^^ nos, aunque .se trata de una edición mucho más reducida. Villalpando
de Antropolofjía e Historia, 2000. es autor de El diario dc Chira Eugenia. México. Pianetji. 1999, licción
116 117 ...í^.

xionar sobre ei lugar, características y función que debe tencr exicano, celebrada en ias coplas chuscas de G u i l l e r m o Prie-
l a difusión dc l a h i s t o r i a y del papel que d e n t r o de ésta deben y en las páginas de l a prensa satírica?
desempeñar los historiadores académicos. Estas investiga Por otra parte, l a inserción de la "cuestión mexicana"
clones .sobre el r u b i o Habsburgo — C a r l o t a y s u biógrafa, ;d ,ntro del juego de relaciones entre las distintas potencias abre
parecer, se p r e s t a n menos— no carecen de sóhda y rigurosa campo de análisis que arroja l u z no sólo sobre l a h i s t o r i a
investigación. Lástima que sirva sobre todo para dilucidar l I m p e r i o , sino sobre la h i s t o r i a diplomática y los elementos
interrogantes sobre ia vida íntima de l a pareja i m p e r i a l —qup nstructivos de la política exterior de las naciones i n v o l u c r a -
si M a x i m i l i a n o quería a C a r l o t a , que si se casó con ella por s. E l dejar atrás la obsesión con "el t i r a n o de las Tullerías"
dinero, que si ambos estaban m u y enamorados. Se argíiirá p e r m i t i d o examinar las actitudes de otros gobiernos y de
que se t r a t a de obras dirigidas a u n público que exige y dis- nacionales, radicados e n México. A n a Rosa Suárez descri-
f r u t a el chisme. Si bien el trabajo de V i l l a l p a n d o gana con el is negociaciones del emigrado confederado W i l l i a m M .
i , p a r a establecer un centro de colonización p a r a los p l a n -
ojo crítico de su autor, que rompe con el embelesamiento qvie
res sureños e n Sonora. E l duque en ciernes es m u e s t r a de
empalaga l a m e m o r i a histórica de M a x i m i l i a n o , se extraña
intereses perdurables de l a éfite sureña por extenderse
que e l biografiado s i r v a menos como v e n t a / i a sobre u n a épo-
: t r o de t e r r i t o r i o mexicano, así como de las complejidades
ca que p a r a p i n t a r n n r e t r a t o ensimismado de anécdotas v
m a n t e n e r u n sistema de mano de obra cautiva dentro de
pasiones.
sistema no esclavista.'*" Pero sobre todo, pone de m a n i f i e s -
í^a presencia de t a n t o e x t r a n j e r o en México, eí hecim
i autonomía de la política exterior i m p e r i a l i s t a , en u n caso
de que muchos d e j a r a n testimonios escritos de su estantía
.cialmente conflictivo dados los intereses franceses en el
i n v i t a a explorar l a f o r m a en que construyeron u n a imagen de
ste.41
México y de los mexicanos, de la sociedad y l a política, del pnt-
yecto napoleónico. Así B e r t a Flores Salinas ha analizado la Pero las relaciones que quizás abren más posibiUda-
correspondencia de dos oficiales franceses, Angela Moyano b n son aquellas sostenidas con l a a n t i g u a metrópoli, que por
realizado u n p r i m e r acercamiento a los belgas y Jean Mey<.'i tensidad y densidad, más allá de l a s relaciones formales
p i n t a l a Intervención "en p r i m e r a persona*".^^ Si bien la los gobiernos, nos abren l a p u e r t a sobre fenómenos d i -
t r u c t u r a de esta obra es algo desconcertante, tiene el mérilo : la influencia que los sueños de a n t i g u a grandeza t u v i e -
de e q u i l i b r a r la resurrección de la h i s t o r i a v i v i d a con un ri^n bre l a política exterior española; el peso de l a " i n m i g r a -
roso estudio prosopogi'áfíco que mucho nos dice sobre l a s : p r i v i l e g i a d a " hispana sobre la política, la economía y la
características del ejército expedicionario. B r i g i t t e Boehm i¡c a mexicanas, pero también sobre el devenir político de
L a m e i r a s se h a centrado en la visión que estos extranjet " S ínsula.^^ Así, A n t o n i a Pi-Suñer, en su l i b r o sobre el
t u v i e r o n de los indígenas.-^^ Como se h a visto ya, se t r a f a d»- P r i m , m u e s t r a las andanzas del jefe del cuerpo expe-
un m a t e r i a l de g r a n riqueza. Lo que hace falta quizás, e.s vol- n español, cuya misión era defender l a presencia de
tearlo de cabeza p a r a examinar menos l a visión del otro cpir Patria en América, que va a México a recoger u n
la forma en que i n t e r a c t u a r o n ios elementos extranjero y -Í^'" de la herencia de su esposa y a negociar con el liberal
tóctono. L a evidencia anecdotaria abunda y sugiere pi'egim!'*"
i n t e r e s a n t e s : ¿cómo recibieron d i s t i n t o s sectores dc )a ^oci'"

d a d mexicana a los fuereños?, ¿qué papel desempeña 1^ r'"''' que permitía a loa colonos l a importación de mano de obra nfegra valió
sencia del francés d e n t r o de la formación de u n a imagen ''^ "'iano l a acusación de haber revivido l a esclavitud. L u i s Chávei; Orozeo,
, -noy la restitución de ía esclavitud en México, 1865-1866, México, S e -
de Relaciones Exteriores, 1961.
Suárez Arguello, Un duque norteamericano para Sonora. México,
•ííacíonal para la (lultnra y las Artes, 1990.
histórica que también pretende interesar a un público mas amplio en *' I los artículos incluidos en C l a r a E . L i d a (coord,), España y el Imperio
^liano. Finanzas, cultura e inmigración. México, E l Colegio de México,
nacional.
ina Falcón, L a s raf\gaduras de la descolonización. Españoles y mexi-
'^^ Flores Salina.'!, op. cit. iiados del xíglo x¡X, México, E l Colegio de México, 199í>-
'^'^ Boehm de L a m e i r a s , op. ctt.
iie 119

modera-do M a n u e l Doblado e l reembarco de las tropas espa- m u e s t r a las formas en que l a fotografía, medio innovador que
ñolas e inglesas. Pone de manifiesto ias contradicciones del sienta sus reales precisamente en esta época, va a servir para
legado colonial, de u n a p r o x i m i d a d c u l t u r a l que es a o ti t i e m - d i f u n d i r l a i m a g e n de la pareja i m p e r i a l , que llegaban, como
po reverenciada y rechazada y del contacto constante y emoti- rdesconocidús, a gobernar u n país que nunca habían pisado;
vamente cargado entre mexicanos y españoles."*^ —a preservar l a imagen que los hombres y las mujeres de
E l Imperio, se ha dicho ya, fiie percibido como u n mo- edios querían conservar de ellos mismos; para crear u n r e -
mento de o p o r t u n i d a d , en que ciertos proyectos que la clase 'igtro antropológico del otro; pobres, indios, extranjeros.''^
política venía a r r a s t r a n d o prácticamente desde los albores de Por su parte, Esther Acevcdo explora las formas en
ía vida independiente podrían a) fin realizarse. De esta mane- que el arte iba a servir para "domesticar" a las culturas
ra, los años del I m p e r i o vieron l a publicación del p r i m e r códi- ispánicas, a través del dibujo de sus artefactos; para d i -
go civil nacional;^"* de l a p r i m e r a ley de educación p r i m a r i a idir ía i m a g e n de M a x i m i h a n o y Carlota; para promover
obligatoria;"^^ la creación de l a I m p e r i a l Raílway Company con visión conciliadora de la historia de México, en la que son
capital inglés, que dejaría de llamarse " i m p e r i a l " antes de con- ^s tanto Hidalgo, Mócelos y Guerrero como I t u r b i d e ; p a r a
c l u i r el t a n anhelado t r a m o México-Vcracruz;'^^ y la aparición esplendor a l a capital i m p e r i a l ; para registrar los adelan-
del p r i m e r banco, .si bien i a iniciativa del Banco de Londres y científicos. Este trabajo reúne prácticamente toda l a p r o -
México dejó atrás los empantanados proyectos del gobierno d i x;ión iconogí'áfica de las años del Imperio, desperdigada por
Maximihano.'*'' Estos temas no h a n sido objeto más que de e.^- continentes, y sirvió p a r a a r m a r u n a magnífica exposición
tudiüs breves; todos d a n para más. el Museo Nacional de A r t e , pero, sobre todo, sus hallazgos
U n aspecto en el cual el periodo i m p e r i a l fiae particu- n t a n a u n a serie de caminos sugerentes p a r a l a investiga-
larmente productivo es el de l a producción artística; para M a - pues quizás l a p e c u l i a r situación del I m p e r i o cristaliza
x i m i l i a n o y Carlota, el mecenazgo representaba parte integr-al :íhas de lo que se consideraba eran las necesidades del Es-
de l a tarea de gobernar, a pesar de l a estrechez de los presa moderno: la construcción de u n a m e m o r i a coherente que
puestos mexicanos. E l d r a m a t u r g o español José Z o r r i l l a , au- xtalara a l régimen; los debates sobre la naturaleza y f u n -
de u n "arte nacional", los móviles de l a renovación urba-
tor del p o p u l a r Don Juan Tenorio, íue director deí Teatro Ini-
•"^a decimonónica.^'^ Estos dos trabajos ponen de manifies-
periai y escribió posteriormente en m e m o r i a de s u imperíaJ
densidad, pero también la complejidad, del arte como
patrono. E n cuanto a las artes visuales, l a i m a g e n iba a b(.r
te p a r a la historia.
parte i m p o r t a n t e de la política i m p e r i a l , para crear " u n csi>a-
cio para gobernar que r e s u l t a r a adecuado, suntuoso y b i i l l a n - Pero quizás la política i m p e r i a l que más ha l l a m a d o
te"'."*^ L a relativamente abundante producción pictórica, escul- tención de los historiadores contemporáneos es lo que L u i s
tórica y arquitectónica, por u n lado, y l a fotograí'ía por e! o' i " bález y González h a llamado el "cacareado uidigenismo"
h a n sido objeto de dos estudios espléndidos. A r t u r o Aguií;"' l a x i m i l i a n o . ^ ^ L a creación de l a J u n t a Protectora de las
ms Menesterosas, que terminó canalizando las quejas so-
w d o de las comunidades indígenas, y l a promulgación de
^•"^ Antonia Pi-Suiier, E¿ general Prim y la cuestión, de México, México. ( ' n ' " legislación agi-aria p a r a proteger a los trabajadores, para
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co, Secretaria de Educación Púbhca. 1975. 1^,^ ^ i t c c t o de Ja Corte del emperador Maximihano", en La defiu¡.iou
Leonor ),udlow, " L a disputa financiera por el imperio do Maxtniílii'"" ' ^ ,, »*, Krika P a m , f.-ultura mexicana, canon español", en L i d a i'coord.).
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Mexicana, XLvii (4 abril-jumo de 199Si. pp. 165-805. i n, nzález y González, '^El indigenismo de Maximiliano", en Arnáiz y F r e r
1 (comps.J,op. Cii. ^ ^
E s t h e r Acevcdo, Testimoruas artísticos de un episodio fugaz. México, bi ^"
Nacioiiai de Bellas Arteí?, 199-5, p ,Í5.
120 121

d i r i m i r de m a n e r a más eficiente los pleitos de t i e r r a s y agua^^ jena: quienes a l a J u n t a se d i r i g e n h a b l a n como indios


entre los pueblos y dotarlos de u n terreno " r i t i l y productivo^' pobres, desprotegidos, huérfanos, desdichados— y no como
igual al fundo legal, refleja tanto el interés personal de los eiiv dadanos. Si bien se trata de u n tema excepcionalmente bien
peradorcs, que compartían con otros extranjeros de l a época la bajado p a r a la época, el m a t e r i a l da para más, sobre todo si
visión romántica del "buen salvaje", como las preocupaciones retoma con visión comparativa, y si se indaga sobre los cana-
de algunos hombres públicos mexicanos, surgidas en torno a y vínculos que la población — e l ciudadano común y co-
los efectos del proceso reformista. ' t e — establecían para engancharse a l a política nacional;
De este modo, Jaime del A r e n a l y Jean Meyer anali- reclamar, para exigir, para defenderse ante l a a u t o r i d a d
zan estas políticas como u n eslabón entre la protección colo- bUca.
n i a l del indígena y las políticas agraristas de l a posrevolución,
m i e n t r a s E r i k a Pañi subraya l a inserción de las visiones y res- AQUÍ ¿PARA DÓNÜE?

puestas de la J u n t a dentro de u n proyecto l i b e r a l que busca Escribir la historia del Imperio h a servido para m u -
i n t e g r a r a l indio a la sociedad y a l mercado, como individuo, cosas: para a s i m i l a r el encuentro con el Nuevo M u n d o y
i g u a l a los demás, de preferencia sobrio y escéptico, idealmen- el otro que lo h a b i t a ; para j u s t i f i c a r actuaciones persona-
te pequeño propietario.^^ Romana Falcón, A y m e r Granados y y proyectos nacionales; para poner u n colofón glorioso a l a
Daniela M a r i n o m u e s t r a n cómo las comunidades adaptaron, íria del ascen.so del México republicano, democrático y l i -

con notable celeridad, estos nuevos elementos a sus estrate- '; para defender los principios tradicionales y católicos que
gias de negociación y resistencia frente a l Estado, aprovechan- o r m a n el socio del ser mexicano auténtico y que eran veja-
do los espacios institucionales que se les abrían. por el México oficial; para que novelistas, dramaturgos y
Como demuestran estos trabajos, y a u n tomando en nistas bordaran sobre el melodramático episodio i m p e r i a l ,
cuenta l a inevitable mediación de los escribanos y apoderados, recientemente, los investigadores se h a n acercado a l pe-
así como la manipulación en aras de l a efectividad, el material 0 i m p e r i a l con menor afán justiciero, y más ganas de cono-
—peticiones, reclamos, alegatos— que conserva el archivo de y de comprender. Se h a n abierto caminos que tienen toda-
la J u n t a abre u n a v e n t a n a sobre el i m a g i n a r i o de las conumi- muchas posibilidades.
dades indígenas en u n momento excepcional p a r a el siglo xix, Como se ha mencionado ya, y queda demostrado por
en el que el Estado liberal quiso reconocer abiertamente — y de trabajos revisados, el Segundo Imperio no se redujo a bailes,
manera algo contradictoria— i m a problemática propiamente roches, reverencias y moños: sus políticas a d m i n i s t r a t i v a s ,
"slativas y gubernativas se inscriben en u n esfuerzo, soste-
*o por l a clase política desde la Independencia, por consoh-
Jaime del Arenal, " L a protección del mdígena en el Segundo Imperio mexica- u n Estado-nación moderno y, añadiríamos, liberal y refor-
no", enArsluris, 1 9 9 L pp, J e a n Meyer, " L a J u n t a Protectora de las Clasf^ L^"* L a división t r a d i c i o n a l , parafraseando a D a n i e l Cosío
Menesterosas: indigenianio y agrarismo en el Segundo Imperio", en Aníoym
Escobar (coord.), Indio, nación y comunidad en el México del siglo x/x., Uéxicv- ?as, le resta sentido a l Imperio, vaciándolo a r t i f i c i a l m e n -
Centro de Estudios Mexicanos y ("entroamericanos. Centro de Investigaciones y
•de contenidos. E l régimen que gobernó desde l a capital
Estudios Superiores en Antropología Social, 1993, pp. 329-364; Jaime del Aren:d
demuestra, no obstante, que el primer proyecto estuvo más apegado al modelij 1864 y 1867 forma parte de u n mismo universo que los
colonial. E r i k a Pañi, "¿Verdaderas figura.=; de Cooper o pobres inditos inrelice^
L a política indigenista de Maximiliano", en Historia Mexicana, KL\li: 3 lenero-
irnos de Juárez, Lerdo y Díaz, que la desamortización y
marzo de 1998), pp. 571-604. onahzación de bienes eclesiásticos, que l a desaparición de
Romana Falcón, "Estrategias frente a ! a modernidad. 'Sublevados paciticot-
ante el imperio de Maximiliano", en Gladys L i z a r a a (tíKird.), Modernidad y
dernización en Améiica Latina. México y Chile, siglos xvm al xx, Guadalajara
Universidad de Guadalajara; Santiago, Fundación Diego Barros Arena. 2001
Aimer Granados, "Comunidad indígena, imaginario monárquico, agravio y e^"'
nomía moral durante el Segundo Imperio mexicano", en Secuencia. Revista d- mo arguyen Eüsabetta Bertola, Marcello C a r m a g n a n i y Paolo Riguzzi. " F e -
Historia y Ciencias Sociales, 41 (mayo-agosto de 1998), pp. 45-73; Dámela M^' lón y Estados: espacios políticos y relaciones de poder en Mé>dco (siglo xix)",
fino, " C u l t u r a política del campesinado en el centro sur de México ( 1 8 6 4 - 1 9 U ' ' aime E . Rodrígueí: (ed.), Tlie Evolution of the Mexican Political System,
tesis (doctor en historia), México, E l Colegio de México, en preparación, cap - ington, Scholarly Resources, 199.1, pp. 117-136.
• I2;Í --^

tribanales privativos y que el tendido ferroviario finisecular. tudios los que pueden n u t r i r u n debate más amplío y toda-
Como t a l deber ser estudiado. a inconcluso sobre l a construcción del Estado en México,
No obstante, si lo.s contornos aparecen ya bien dibu- luso, interesa poco ver proliferar u n a m u i t i t u d de historias
jados, falta colorearlos para rescatar las formas en que ol régi. 1 Segundo Imperio. Será más i l u s t r a t i v o que aquellas que
men actuó, sobre el terreno, con toda l a diversidad de experien- r d a n estos temas más amplios incluyan los años entre
cias que era inevitable en el México de la época. L a historia 164 y 1867, tomando en cuenta la vigencia de dos regímenes.
regional deí periodo, de V i g i l e Híjar en adelante, se h a aboca Si la periodización tradicional ha sido poco conducente
do a i n s i s t i r en lo heroico y republicano de los lugareños. Hacu r a los estudios de historia política, lo es a u n más p a r a otros
f a l t a anaUzar los porqués y los cómos de l a resistencia, de la s de historia —social, c u l t u r a l , económica, de las m e n t a l i -
indiferencia o de la adhesión, no sólo en las distintas regione.s. les— que tienen utrü.s ritmos. Una Historia de los precios
smo d e n t r o de las mismas comunidades. N o sabemos, en el maíz durante el Imperio de Maximiliano sería absurda. No
fondo — y es quizás u n a interrogante generalizada para las tante, las particularidades del régimen sugieren que estu-
primeras décadas de v i d a independíente, t a l ves hasta eí puntuales sobre estos temas pueden d a r resultados inte-
P o r f i r i a t o — , ('ómo gobernó el Imperio; cómo cobraba impues- tes, como lo demuestra ya el trabajo de Leonor Ludlow
tos, cómo a d m i n i s t r a b a j u s t i c i a , cómo castigaba [as infrac- a l a banca. ¿Qué sucedió con los proyectos de colonización,
las patentes otorgadas, con los — l i m i t a d o s — avances en
ciones, cómo mantenía —o n o — el orden, ¿de qué forma se en
aestructura? ¿De qué manera afectó l a presencia del ejcr-
cadenai'on los distintos niveles de autoridad, relativamente
I francés las negociaciones de los comerciantes extranjeros
verticales para el México decimonónico? ¿De qué manera se
•^México?
implemento —o manipuló, o rechazó— l a legislación imperial?
¿De qué modo afectó l a geografía del poder regional y local la Algo similar sucede con la historia de las relaciones i n -
nueva división t e r r i t o r i a l ? ¿Sirvió de algo la J u n t a Protectora / acionaies: las diplomacias paralelas del Impei-io y la Repu-
Como se ha visto, el Imperio ha sido abordado de for- se inscriben en una problemática más ampha y de largo a l -
ma peculiar: su h i s t o r i a estaba m u y armada; el desenlace era 'ce, pei-o también t u v i e r o n que enfrentar u n a serie de retos
de todos conocido. Por lo tanto, ser\'ía más de vehículo para -culares. Quedan todavía por explorar, entre otras cosas, los
expresar las manías del historiador que como campo de inda- erzos fallidos de M a r i a n o Degollado, enviado i m p e r i a l an-
gación. Por esto no surgían interrogantes; el trabajo de archivo iel gobierno de Washington, y las actitudes dc éste; así como
era considerado práctícaniente superfluo. Ksto tiene la ventaja posturas fi-ente a los Estados Confederados. Finalmente, val-
dc que ios archivos deí periodo son casi vírgenes. E i ramo Se- la pena explicar, desde una perspectiva histórica, el imagi-
gundo Imperio del Archivo General de la Nación, reciente- 0 que se ha forjado en torno a i Imperio. H a sido, se ha dicho
mente ordenado,^^ está poco trabajado aún, y atestigua lo^ m u y atractivo para los creadores artísticos. (TCiiál es la re-
debates internos a l régimen. Pero lo que realmente hace faltíi >n de éstos con la historia? ¿Qué expresan unos que no la
es e x p l o r a r los ramos de Gobernación y Justicia, así como ? Por o t r a parte, se h a creado u n a imagen popular del
archivos locales, para tener acceso a l tejemaneje de l a política -^rio —hasta las proclamas del E Z L N hacen referencia a
d i a r i a , de l a cotidiana negociación en torno a l poder, a la "cid- que al final no casa con n i n g u n a dc las dos versiones
t u r a política" de la época. Por otro lado, l a prensa permitiría mas: ¿cómo se ha difundido la memoria del Imperio? ¿Qué
acercarnos a lo que fue el fluido espectro político de l a épora- 1 h a n desempeñado las arengas patrióticas del siglo xix,
que se ha escondido detrás de la fachada maniquea de la lucha murales, la educación básica y los bbros de texto único?'^'^
teícoíógica entre liberales y conservadores. Son estos tipos di E n cl fondo, y como sucede con muchos aspectos de la
riografía del periodo, la historia de las historias del I m -

5S Inventario del Fondo Segundo Imperio, guía^ y catálogo 77. Mé.xico, . ^ i '
<;eti€ral de la Nación, 19.'18. aración de la Selva Lacandona, V de enero de 1994. www.ezln.org
124
BIBLIOGRAFÍA
perio interesa, más que por ella misma, porque muestra, en
versión exagerada y longeva, los problemas y restricciones de
s textos clave para cl estudio del Segundo Imperio
l a " H i s t o r i a Patria". Así, la versión de i n t r i g a francesa, t r a i -
t a n señalados con un balazo {*),
ción conseivadora, tenacidad republicana y arrasador heroij..
mo p a t r i o , obra de los historiadores liberales de finales dol
COMENTOS, DIARIOS, ALOCUCIONES, F O L L E T O S
siglo XIX, llegó a finales del xx prácticamente incólume, prác :>!IEM0RIAS D E L A É P O C A
ticamente inalterada por la crítica irreverente de u n liberal,
por u n a revolución social y política, cuya h i s t o r i a ha sido fuen ^STORIA E C O N Ó M I C A
te de l e g i t i m i d a d política por más de 70 años, por la educación
"socialista y laica", y por los berrinches conservadores. Los RIA POLÍTICA
trabajos revisados en este capítulo h a n empezado a desarmar
esta visión maniquea y acartonada. Se t r a t a , en su mayoría, •ORIA S O C I A L E I N D I G E N I S M O
de textos académicos, cuyo objetivo no es exaltar o defender,
sino comprender. ; R L \K
No obstante estos certeros avances, la aparente in.-s-
movilidad de la versión libera) provoca u n a serie de cuestiD- ORIA DIPLOMÁTICA
namientos sobre Jo que debe ser la fimción de la historia, ya Re/acío/ifis México-EVA
que no el i n s t r u m e n t o , más o menos eficiente, del poder: ¿cubi-
Relaciones Méxieo-Francia
les deben ser sus objetivos, si no lo son el crear identidades,
galvanizar soUdaridades y elaborar "caramelos literarios",
.IMPERIO C O M O T E M A D E C R R A C I Ó N A R T Í S T I C A
como escribía Bulnes, que nos dulcifiquen y enorgullezcan d<
"ser mexicanos"? Si b i e n se m i r a constante y obsesivamente
JCIA, C U L T U R A , A R T E , P R E N S A , E D U C A C T Ó N , CITLTIJRA
hacia u n pasado que hasta la psicología del mexicano cxplirn.
se t r a t a de u n pasado en versión l i t e r a r i a , de laberintos cerra
, VIDA COTIDIANA
dos y espejos enterrados, de esencias inamovibles y por lo
t a n t o mentirosa. Se t r a t a de desechar la idea de u n a historia
.DADES Y REGIONES
nacional, aunque sea "para todos".^"^ E l pasado no se repite, v
si la h i s t o r i a puede ser "maestra de la vida", como creían los
GRAFÍAS
historiadores del Xix, no es porque construya modelos sina
"ARO Y E L F I N D E L I M P E R I O . J U I C I O Y E J E C U C I Ó N
porque i n v i t a a u n a reflexión sobre el pasado que arruja tu:<
IMILIANO
sobre los problemas del presente. Para que en esta óptica cl
historiador sirva de algo, es necesario que interese a más
DRIOGRAFlA
los seis colegas que t r a b a j a n los mismos temas.

IA

STRACIÓN PÚBLICA Y LEGISLACIÓN

MICA BULNES

^"^ Como reza lu publicidad radiofónica del Instituto Nacional de EstO' '''^ z A N T E E L SEGUNDO LMPERIO
Históricos de lo Revolución Mexicana. Véase J a v i e r Garciadiego, " T r a n s "
y lecturas d t l a historia", en Nexos, vol. XXlii, núm, 285, septiembre d*' -
pp. 32-42.
126 127 - - ^

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5 de mayo de 1867, procedido del parte que dio al Supremo Go-
Y MEMORIAS D E L A ÉPOCA bierno el C. general Ignacio Zaragoza, participándole la derrota
que en las inmediaciones de esta ciudad sufrió el ejéi'cito francés,
Adveninüento de. SJy. MM. M<iximi¿ia/¿o y Carloíü al irono de México. cl memorable cinco de mayo de 1862, Puebla, tipografía de Tomás
Documentos relativos y narración del viaje d.e nuestros ííoberan(>.-,: F . Nevé, 1867,
de Mirarnar a Veracruz y del recibimiento qne se les hizo en e.^-t,-
rrtíyrie, F . de la, Revélations sur l'intp.rvention fra.ni^:aise au Méxique
úliimo puerto y en las ciudades de Córdoba, Drizaba y Méxic.,,
de 1866 á 1867, par ex-rédacteur-cn-chef Journal d'Orizaba (Mé-
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