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El presente curso quiere ser una introducción para aproximarse a algunos de los
aspectos más relevantes del Misterio de la Iglesia. Porque la Iglesia no se reduce a una
realidad puramente histórica y sociológica, ni a una pura comunidad espiritual e invisible.
Por eso, debemos afrontar la eclesiología situados “in medio ecclesiae”.
1
Cf L.G. 8
2
Cf L.G.1
3
Cf D.V 7-10
4
Henri de Lubac, Paradoja y misterio de la Iglesia, Ediciones Sígueme, Salamanca, cuarta edición, 2014.
5
DS 150.
Eclesiología 2
El artículo sobre la Iglesia depende enteramente también del que le precede, sobre el
Espíritu Santo. En efecto, después de haber mostrado que el espíritu Santo es la fuente y el
dador de toda santidad, confesamos ahora que él ha dotado de toda santidad a la Iglesia
(Catecismo Romano 1,10,1) La Iglesia, según la expresión de los padres, es el lugar donde
florece el Espíritu Santo.7
En los primeros siglos la eclesiología era más conciencia y vida que una teología
6
Adv. Haer. III, 24; PG 7, 966.
7
Catecismo de la Iglesia Católica nº 748-749.
8
En este apartado se explican las líneas generales. Citaremos testimonios concretos en el bloque siguiente.
Eclesiología 3
La ciencia canónica aparece como disciplina propia en el siglo XII con Graciano. 9
Muchas cuestiones referentes a los sacramentos, matrimonios, y orden, pertenecen a partir
de entonces a la canonística. A partir de la reforma gregoriana10 y las disputas entre el
papado y los reyes-emperadores, se comenzó a elaborar una “eclesiología de los poderes”
de las prerrogativas y los derechos de la Iglesia. Por esto durante muchos siglos, los
teólogos, se documentaron en los canonistas, especialmente en los Decretales de Graciano,
quienes le suministraban los argumentos.
quien hace presente la revelación de Dios por Jesucristo en el mundo y la historia. Si se usa
“in” que el sentido sea ‘Creo en el Espíritu Santo que santifica la Iglesia’; pero es mejor que
no se ponga “in” sino que simplemente se diga ‘creer la Iglesia católica’.12
En esta línea el mismo Catecismo del Concilio de Trento afirma: Profesamos creer la
santa Iglesia y no En la santa Iglesia. Mediante esta manera de hablar distinguimos a Dios,
autor de todas las cosas, de las creaturas y de todos los bienes inestimables que ha dado a
la Iglesia; al recibirlos los relacionamos con su divina bondad.13 De hecho, el “credere in
Deum” no puede referirse a la Iglesia. Por mucho que pueda y deba ser “personificada”,
por mucho que pueda ser más que la suma meramente numérica de todos los cristianos,
por mucho que sea una realidad, que no es sólo jurídica, ni tampoco ficción ni hechura
ideológica, sino “unidad moral”, no es, sin embargo persona, y en cuanto tal no es eterna.
Ahora bien, una vez que se precisa que la Iglesia no merece la preposición que parecería
asimilarla a Dios, conviene a su vez reconocer el puesto privilegiado que la Iglesia ocupa,
en la economía de la fe cristiana.
El tratado sobre la Iglesia después de sus primeros intentos en el siglo XIV 15, en el
siglo XV con Juan de Ragusa y Juan de Torquemada, aparece ya de forma común en el
siglo XVI en el ámbito de la apologética, que asume así dos grados: después del tratado De
vera religione se constituye el De ecclesia. Este último asume una clara perspectiva
introductoria y apologética, ya que aparece en el momento en que se libran las primeras
luchas contra el luteranismo y el calvinismo, de tal forma que se puede afirmar hacia el año
1550 ya circula por toda Europa tal tratado aunque con matices bien diferenciados.
El aporte más significativo de este Concilio es, sin duda alguna, lo referente a la
infalibilidad pontificia en la Constitución dogmática Pastor Aeternus.16 En ella el primado
papal se vincula a la Iglesia y tiene como finalidad la custodia de la unidad de esta Iglesia
por medio de la unidad del episcopado. El primado es primacía de jurisdicción 17 entregado
a Pedro, como potestad episcopal ordinaria e inmediata, que se ejerce sobre pastores y
fieles en materia de fe y costumbres.18 Tal infalibilidad es presentada como fruto del
carisma dado a Pedro y a sus sucesores19 y está asegurada al Papa en cuanto sucesor de
Pedro en condiciones precisadas y delimitadas en la definición.20
Así pues a la pregunta: ¿Por qué creer? El Concilio Vaticano responde mostrando la
importancia de la Iglesia que es “como una concreta revelación” de tal modo que está en el
origen de la Fe como motivo de credibilidad. No es extraño que el Vaticano I comportara
un gran auge de la eclesiología apologética, y que esta perspectiva se convirtiera en
decisiva, en la mayoría de los tratados sobre la Iglesia.
2.6. Consolidación del Tratado ´De Ecclesia´ del Vaticano al Vaticano II.
Entre los concilios Vaticano y Vaticano II se dará una consolidación del tratado ´De
Ecclesia´ con diversos acentos, aunque el apologético sea permanente. De este modo
aparecen 4 formas principales:
- En la apologética teológico fundamental: El De vera ecclesia situado en la
autoridad divina del magisterio. De esta forma la reflexión sobre la religión natural
sirve de puente hacia la fe precisada por el magisterio en el segundo tratado.
- En la criteriología teológica: En esta forma de tratado, la Iglesia, a partir de su
16
DS 3050-3075.
17
Cf. DS 3053-3055
18
Ibid 3061-3062.
19
Ibid DS 3071.
20
Ibid 3074.
21
DS 3000-3045.
22
Cf Isaías 11,12.
Eclesiología 6
23
Teólogo alemán 1835-1888. Estudió en la Gregoriana de Roma y enseñó en el Seminario de Colonia.
24
Francés 1820-1917.
25
Alemán 1897-1994. Perito Concilio. Comisión redactora de la LG.
26
León XIII. 1896 DS 3300-3310
27
Pío XII. 1943 DS 3800-3822.
28
1899-1972. Teólogo belga.
29
Dominico 1904-1995
30
Romano Guardini, 1922.
31
CVII: LG 1; 9; 48; 59; SC 5; 26; GS 42; 45; AG1; 5.
32
Ibid LG 4; 8; 13-15; 18; 21; 24; DV 10; GS 32; UR 2-4; 14; 17-19; 22.
Eclesiología 7
Sacramentos, que lleva a la unidad de los cristianos entre sí, y que se realiza
concretamente en la comunión de las iglesias locales, en comunión jerárquica, con el que
como Obispo de Roma, preside en la caridad la Iglesia católica.33 Con razón el Sínodo
Extraordinario de 1985 afirmó: La eclesiología de comunión es una idea central y
fundamental en los documentos del Concilio.34
CONCLUSIÓN.
33
Cf LG 13.
34
Relatio finalis n°1.
Eclesiología 8
1. La Iglesia y la Trinidad.36
Ef 1,3-14: En este texto san Pablo nos describe todo el plan de salvación, y el
sublime misterio de la Iglesia. La Lumen Gentium se apoya en este himno en sus primeros
números (2-4) cuando desea revelarnos la “Luz de Cristo” reflejada en el rostro de la
Iglesia. Texto básico para entender el Misterio de la Iglesia, como Iglesia de la Trinidad. Se
describe aquí el designio salvífico del Padre (3-6); la obra redentora del Hijo (7-12) y la
acción santificadora del Espíritu (13-14) Cada una de las tres partes termina con una
invitación a la alabanza Trinitaria: in laudem gloriae gratiae suae. La Iglesia es definida en
el Concilio con las palabras de san Cipriano: El pueblo congregado en la unidad del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo.37 La Iglesia es en definitiva “sacramento universal de
salvación” porque es la Iglesia de la Trinidad.
Oh maravilla mística! Uno es el Padre del universo, uno también es el Logos del
universo, y uno es también en todas partes, el mismo Pneuma santo, una sóla también es
la madre Virgen; mi gozo es llamarla Ecclesia39
35
El presente capítulo es una reflexión teológica de la síntesis dogmática contenida en el Catecismo de la Iglesia Católica
n° 758-769.
36
L.G. 1-4.
37
Ibid 4.
38
A.G 2
39
Clemente de Alejandría, Paedagogus 1, 6, 42.
Eclesiología 9
la realización de la oración sacerdotal de Jesús: “que también ellos sean uno en nosotros”
“para que sean uno, como nosotros somos uno” (Jn 17,21-22) No se da la comunión en la
Iglesia, entre los muchos y diferentes miembros del Pueblo de Dios, si no es desde una
profunda inserción en Cristo que es la cabeza, por la animación del mismo Espíritu. La
comunión fraterna entre los hombres, y su presencia salvadora en el mundo supone y
exige una comunión profunda de gracia y de Fe, de oración y de cruz, con Cristo. Por Cristo
con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo. La Trinidad santísima no sólo es figura de
nuestra comunión, sino su fuente primera e insustituible.
Hay algo más todavía, en esta semejanza de la Iglesia con la Trinidad. Hay un
momento en que la Trinidad se abre al mundo (creación y redención) en actitud generosa
de donación, de misión, de salvación. Lo mismo hace la Iglesia: profundamente inhabitada
y animada por el Santo espíritu, consciente en ella de la presencia de Cristo, se inserta
generosamente en el mundo, como sacramento universal de salvación, y se convierte como
en el “alma de la sociedad” que ha de ser reconciliada en Cristo, por el Padre.
40
GS 22.
41
Apocalipsis 21 y 22.
42
Ef 2,14-18.
Eclesiología 10
Pero Dios en su fidelidad, no dejò caer al hombre. No lo dejò sòlo en esa situaciòn
difícil y sin salida; no lo entregò a la confusiòn babilònica. Dispuso con Abrahàm un nuevo
comienzo.
“La reunión del Pueblo de Dios comienza en el instante en que el pecado destruye la
comunión de los hombres con Dios y de los hombres entre sí. La reunión de la Iglesia es
por así decirlo la reacción de Dios al caos provocado por el pecado. Esta reunificación se
realiza secretamente en el seno de todos los pueblos: En cualquier nación el que le teme (a
Dios) y practica la justicia le es grato (Hch 10, 35; LG 9; 13; 16)”
43
H.Fries, Teología fundamental, Barcelona, 1987,301.
44
Gen 15,6; Ex 14,31; Num 14,11; 20,12; Dt 1,32; 9,32; 2 Re 17,14; Is 43,10; Jon 3,5; Sal 78,22; 106,12.24; 2
Cron 20,20
45
Gen 17, 2-8.
46
Gen 22,1-14; Hebr 11,17-19.
Eclesiología 11
naciones (cf Is 2, 2-5 ; Mi 4, 1-4) Los descendientes de Abrahán por diversas vicisitudes
habían tenido que emigrar a Egipto. El sello de su vocación les impedía asimilar las
costumbres de los egipcios. Eran sometidos s trabajos forzados y comenzó por primera vez
el dolor en la historia del pueblo. Eran empleados esclavos en la construcción de
ciudades.47 Nos encontramos en el reinado de Ramsés II.48 Y el clamor de los israelitas
llegaba hasta Dios.
Dios interviene otra vez llamando a Moisés para salvar a su pueblo. Se le presenta como
“el Dios de sus padres” (Ex 2,4-6) y le revela su nombre49 y lo envía al faraón como
libertador.50 Moises se resiste, pero Dios le promete “Yo estaré contigo” (Ex 3-12) Esta es
la fórmula con la que Dios le promete ayuda, con la que garantiza la superación de las
dificultades. Y comienza el gran éxodo del Pueblo de Israel. Moisés enfrenta al faraón y
ayudado por la Providencia de Dios libera a su pueblo de la esclavitud. “El pueblo temió al
Señor, y creyó en él y en Moisés, su servidor” (Ex 14,31). El paso del Mar Rojo es el
acontecimiento decisivo del Antiguo Testamento. “Por este motivo, dichos acontecimientos
se prolongan y recuerdan siempre en el culto. Yahvé sacó milagrosamente a Israel de
Egipto. Este singular hecho histórico es a la vez fundamento y soporte de la fe israelita, y la
garantía siempre renovada de la ayuda salvífica y del poder salvador de Yahvé en el
presente y en el futuro.51 La fe de Israel nace con la intervención poderosa de Dios en su
historia.
47
Cf Ex 1,11
48
1290-1223 a.C.
49
Ex 3,14.
50
Ex 3,9-10.
51
H.Fries, o.c., 303.
52
Ex 19,5-6.
53
Cf Ex 20.
54
Ex 24,4-8.
55
R. Latourelle, Revelación, en DTF,1237.
56
O “las 10 palabras” Ex 20,1-17
Eclesiología 12
Anuncian pues, una alianza nueva y eterna.60 Jeremías tuvo que hablar en medio del
asedio de Israel desplegando su vocación profética en torno al 627 a.C Y el apela a una
alianza nueva que Dios establecerá con su pueblo. En la religión de Israel el cumplimiento
del decálogo no es lo primero; éste no se entiende sino como respuesta a un Dios que por
iniciativa propia lo ha salvado, dándole una vocación que llena de sentido su existencia. La
ley sólo se entiende en el contexto de la alianza. La alianza es el estímulo que ha de llevar
al cumplimiento de la ley, y ésta ha de ser vivida en agradecimiento a un Dios que es fiel a
su pueblo. Es el amor que nace de la alianza el que ha de inspirar la observancia de la ley.
Por otra parte, la alianza sin ley resulta imperfecta. Un pueblo que ha sido llamado a la
santidad ha de aceptar un estilo de vida conforme al estilo de Dios. La ley explica como
debe vivir el pueblo consagrado a Dios.
Finalmente, la ley tiene un aspecto comunitario. Es una ley para la comunidad, ya que el
pueblo como tal ha sido llamado y la alianza se concluye con todos. Es también todo el
pueblo el que la acepta como configuración de su vida. La fidelidad a Yavhé está destinada
a asegurar la unidad y cohesión del pueblo de Dios. El pecado se considera comunitario
pues la ley es comunitaria. Por medio de la ley, Dios va preparando a su pueblo para la
plena revelación. Por todo ello, Israel queda consagrado a Yahvé como una comunidad
santa.61
Si el Pueblo de Dios nace de la alianza hecha con Dios en el desierto, de modo que en
ella radica su origen como pueblo, el mesianismo será la espina dorsal de este mismo
pueblo. El mesianismo nace del ambiente de la alianza y como consecuencia de la misma.
57
cf Os 1 ; Is 1, 2-4 ; Jer 2
58
Os 8,7; Miq 6-7; Is 1,10-20.
59
Os 2,16.
60
cf Jer 31, 31-34 ; Is 55, 3
61
Cf Num 16,3; Lv 11,45; Dt 32,21.
Eclesiología 13
Dios cumplirá sus promesas de salvación hacia su pueblo por medio del Mesías. Jesús
instituyó esta nueva alianza (LG 9)62
El Vaticano II habla de la Iglesia que ha sido constituida en los últimos tiempos (LG 2)
Ahora bien, no lo hemos de entender en el sentido que la Iglesia fuera constituida por
Cristo en un acto formal y público, sino en el sentido que Cristo fue poniendo las bases de
la Iglesia en una serie de actos, que vistos en su conjunto, permiten vislumbrar una clara
intencionalidad de su voluntad fundacional. Ciertamente Jesús, en todo un proceso
continuo a lo largo de su vida, va colocando las bases y el fundamento de su Iglesia. Así
podemos hablar de un “proceso fundacional de la Iglesia” por parte de Cristo, que incluye
actos como la institución de los doce, el primado de Pedro, la institución de la Eucaristía, la
Cruz, etc. No podemos olvidar, por otro lado, algo fundamental: la Iglesia no comienza a
existir propiamente hasta el acontecimiento de Pentecostés. Mientras no llega Pentecostés,
no hay sacramentos, es decir, no hay presencia de Cristo en los signos mediante la fuerza
del Espíritu Santo. Y si no hay sacramentos no hay Iglesia.
Todo esto nos hace caer en la cuenta de que el grupo de “los 12” es un grupo
estable, una institución. Es un grupo que se encuentra en todo el entramado del Evangelio,
un grupo con el cual Jesús convive con él (“los eligió para que estuvieran con él Mc 3,14”)
Es un grupo al que Jesús elige, y no ellos a Cristo; los identifica con su persona; a
diferencia de los grupos de discipulado judío en los que los alumnos se independizan, en la
escuela de Jesús siempre quedan con el maestro.
A este grupo, Jesús les comunica sus poderes y los envía. Por eso, para garantizar su
misión, les promete su presencia eficaz hasta el fin de los tiempos (Mt 28,16-20; Mt 10,40;
Lc 10,16; Jn 13,20) Por eso, cuando Jesús resucitado entrega su misión definitiva a los
apóstoles, les transmite el Espíritu santo que los consagra (Jn 20,21-23)
62
Catecismo de la Iglesia Católica nº 761-762
Eclesiología 14
No se trata simplemente de transmitir una doctrina como los rabinos, se trata de una
vida, una vida que se configura por la adhesión a la persona de Jesucristo, una vida que se
transmite por los sacramentos. Todo esto implica discernimiento y autoridad (Mt 28,19)
➢ El Ministerio de Pedro.
Cristo eligió a los apóstoles para que lo representen. Pero da un paso más adelante:
entre ellos elige a Pedro, para que ejerza la función de cabeza del cuerpo apostólico.
Mt 16, 17-19: “la promesa del primado”: Pedro será la roca que sustente a la Iglesia
(kefas es masculino) las puertas es una expresión que significa el poder, ya que las puertas
de la ciudad eran la parte más fortificada de la misma. El Hades, era la sede de los
muertos, sobre todo ede los malvados, y viene a significar el imperio de satanás.
Recordemos además, que para poder entender el texto, que ya Isaías había anunciado la
fundación de la comunidad mesiánica, sobre una piedra escogida, fundamental (Is 28,16-
18)
San Pablo llamará a los apóstoles “Cimientos de la Iglesia” en cuanto que ellos
mismos están sustentados sobre la roca que es Pedro.
Con respecto al tema de “las llaves del Reino de los cielos”. Es una expresión semítica
que hace referencia a la investidura del jefe del palacio, el que administraba la corte en
nombre del rey. Ahora Cristo lo confiere aquí a Pedro.
Cristo, después de su resurrección, le confiere el primado: (Jn 21, 15-17) Yavé era el
Pastor en el AT (sal 23). Jesús es el Pastor que ha dado su vida por las ovejas (Jn 10,11)
Ahora requiere de Pedro una triple confesión de amor para entregarle la totalidad del
rebaño. Apacentar es sinónimo de regir y alimentar. Esta función de Pedro es también algo
esencial de la estructura de la Iglesia que Cristo establece. La Iglesia del futuro se basa
en este fundamento puesto de una vez para siempre. La función apostólica dada por Cristo
a los 12 (Mt 18,18) ha de durar hasta el fin de los siglos (Mt 18,18-20)
➢ La Institución de la Eucaristía.
Cada vez más se reconoce en la Eucaristía un momento clave en la serie de actos con
los que Cristo fue colocando las bases de su Iglesia. Si Cristo ha venido a constituir el
nuevo Pueblo de Dios que prolongue en la historia al pueblo de Israel, lo hace sobre todo,
en el momento en que instituye la Eucaristía, como sacramento de la alianza nueva y
eterna. Jesús, con este gesto, cancela la antigua alianza del Sinaí e inaugura la Nueva y
Eterna.
La última cena de Jesús con sus discípulos reúne en sí los dos elementos
fundamentales que estaban en el origen del Pueblo de Dios, el de la Pascua y el de la
Alianza, es decir, la liberación mediante la sangre del Cordero. La nueva comunidad no se
funda sobre un acto jurídico o simbólico, sino por la participación interior de la misma vida
de Jesús (Jn 6,53) También es la institución del sacerdocio, la participación en el mismo y
único sacerdocio de Cristo (Hbr 9,10)
➢ Pentecostés.
Dice san Juan, que durante la vida pública de Jesús, todavía no había Espíritu, pues
todavía no había sido glorificado (Jn 7,39) El Espíritu Santo es por antonomasia, en la
Iglesia, el fruto del Misterio Pascual de Cristo.
Este tiempo es fuertemente apostólico, ya que los Evangelios, el libro de los Hechos y
las cartas Paulinas, indican la importancia de los apóstoles (como grupo o como individuos)
en este período formativo, “los que presiden en el Señor” (1 Te 5,12; Flp 1,2)
1.- La gran transición A partir del año 66, las tres figuras de la Iglesia primitiva han
muerto como mártires. Otra de las transiciones internas fue el progresivo dominio de
los gentiles. La Iglesia de Roma es calificada como “aquella que preside en la caridad”
(Ignacio de Antioquia) Esta transición también va ligada a la del judaísmo: la
destrucción de Jerusalén y la creciente separación del judaísmo produjo varias
reacciones de los cristianos de este período que configuraron los elementos base de la
eclesiología naciente en una institución eclesial ya regularizada.
encontrar sucesores de este ministerio que ejercían los apóstoles. Las comunidades locales
post-apostólicas experimentaron la necesidad primera de consolidarse en un lugar, así
como mantenerse en la catolicidad de la Iglesia una. Este ministerio fue asumido por los
sucesores de los apóstoles que se llamarán obispos, y sus colaboradores los presbíteros (Tit
1,7-11 ; 1 Tim3,1-7 ; 1 Co de Clemente romano, a finales del siglo 1º)
➢ El período patrístico
En este período, sin embargo, a partir de los problemas concretos que la primera
generación de cristianos vivió, surgieron las grandes líneas de la teología de la Iglesia.
Entre los primeros testigos encontramos:
- San Clemente que nos habla de la Iglesia como misterio de paz y unidad, y
recuerda el papel que desempeña la jerarquía en la comunidad eclesial. Resalta
también el primado romano.
- San Ignacio que nos habla del misterio de la unidad visible de la Iglesia, que es
el Obispo. Junto con san Ireneo, presenta a la Iglesia como “recapitulación en
Cristo” de todos los hombres.
De la gran época patrística de tradición latina, tiene una influencia decisiva san
Agustín, que nos enseña que “ la Iglesia está presente en todas partes, constituyendo el
horizonte de la redención en Cristo… así como Cristo es para nosotros el horizonte de Dios.
Se trata por primera vez de una exposición global. Ahora bie, será tal su fuerza y amplitud,
que perdurará como base de toda la reflexión eclesiológica. Se trata esencialmente de una
eclesiología “lo interior” animada por la realidad de la gracia. Cinco son los puntos
principales de la reflexión de san Agustín:
Eclesiología 19
San León Magno se constituye, a mediados del siglo V, como el testigo de la unidad
visible de la Iglesia, en torno a la sede romana; al mismo tiempo que es teólogo y cabeza
de la Iglesia. “la Iglesia es una porque es la esposa virgen de un solo hombre que es
Jesucristo”.
Hasta aquí ha quedado claro que la Iglesia no es el fruto de una iniciativa humana de
los que decidieron seguir la causa de Jesús. El origen último es la Trinidad. El designio
salvífico del Padre, que se realiza en Cristo, el cual dio comienzo a la Iglesia con su
predicación, y sobre todo con su muerte y resurrección. En torno a él se funda una nueva
comunidad, el nuevo Israel, al que confiere la jerarquía que obre en su nombre, y que
continúe su obra salvífica al servicio del Pueblo de Dios. Cuando uno contempla de cerca la
profundidad de este designio divino, se comprende que todo intento de definir y explicar la
Iglesia desde motivaciones de tipo sociológico están fuera de lugar.
Nada de lo que esta definición dice es falso o inadecuado. El mismo Concilio Vaticano
II ha recogido la idea de sociedad en L.G. n°8, pero deja en segundo plano su misterio, la
presencia en ella de Cristo y del Espíritu Santo. Se trata entonces de dar imágenes que nos
ayuden a comprenderla, y sobre todo, perspectivas que nos ayuden a penetrar en su
misterio.
Eclesiología 20
El lenguaje figurado que encierran las imágenes es sugestivo, como también las
parábolas del Evangelio para hablarnos del Reino. Entramos así a presentar aquellas
imágenes, que por el peso de la Escritura, la tradición, y la penetración teológica, pueden
describir mejor el Misterio de la Iglesia.
¿Por qué se eligió este término? ¿Qué se afirma de esta comunidad con semejante
expresión? El vocablo griego que pervive en el latino ecclesia descansa en la raíz
veterotestamentaria “qahal” traducida habitualmente por “asamblea del pueblo.” Tales
asambleas en las cuales el pueblo se constituía como entidad cultual, y a partir del culto
como entidad jurídica y política, existían tanto en el mundo griego como en el semita. Sin
embargo, la qahal veterotestamentaria se diferencia de la asamblea plenaria griega,
constituída por ciudadadanos con derecho de voto, en un doble sentido: a) participaban las
mujeres y los niños. En Israel se reúnen a escuchar el anuncio de Dios y darle se
asentimiento. Esta concepción típicamente bíblica de considerar la asamblea del pueblo se
deriva del hecho de que la reunión del Sinaí era vista como modelo y norma de todas las
sucesivas reuniones; después del destierro fue repetida solemnemente por Esdras como
acto de refundación del pueblo. A la vista, sin embargo de que la dispersión se prolongaba
y que la esclavitud se mantenía, la qahal proveniente del mismo Dios, la nueva reunión y
fundación del pueblo, se convirtió en el núcleo fundamental de su esperanza. La oración
por esta convocación por el nacimiento de la Ecclesia, pertenece al patrimonio fijo de la
oración del judaísmo tardío.
Está claro entonces que lo que significa la Iglesia naciente se llame ecclesia. Con ello
quiere decir: esta oración se ha cumplido en nosotros. Cristo, muerto y resucitado es el
Sinaí vivo; quienes se acercan a él forman la asamblea elegida y definitiva del pueblo de
Dios.65 Esta nueva comunidad se forma sólo en la dinámica de la reunión originada por
Cristo y sostenida por el Espíritu Santo, y el centro de esa dinámica es el Señor mismo que
se comunica en su Cuerpo y en su Sangre. La autodesignación como ecclesia define al
nuevo pueblo en la continuidad histórico salvífica de la alianza, pero también a partir
momento, en la clara novedad del misterio de Cristo. Si hay que decir que alianza en su
63
Lumen Gentium n°6
64
Adv Haer 3,38,1
65
Cf Hebr 12,18-24.
Eclesiología 21
origen comprende esencialmente el concepto de ley, esto significa que la “nueva ley, el
amor” se convierte en el centro decisivo, cuya medida suprema fue establecida por Cristo
con su entrega hasta la muerte en la cruz.
Las raíces verdaderas de la idea paulina de “cuerpo de Cristo” son sin duda
intrabíblicas. Tres son los orígenes que se pueden comprobar de ésta idea en la tradición
bíblica.
Por tanto, la fórmula “La Iglesia es el Cuerpo de Cristo” afirma que la Eucaristía, en la
que el Señor nos da su Cuerpo y hace de nosotros un solo cuerpo, el el lugar del
nacimiento ininterrumpido de la Iglesia, el lugar donde él la funda constantemente de
nuevo; en la Eucaristía la Iglesia es ella misma del modo más intenso: en todas partes pero
una sola, lo mismo que él es uno solo.
La Iglesia es su cuerpo no según una identidad indiferenciada, sino en virtud del acto
pneumático- real del amor esponsal. Dicho en otros términos: Cristo y su Iglesia son un
cuerpo en el sentido en que marido y mujer son una sóla carne, de modo que dentro de su
inseparable unión corporal – espiritual, permanecen sin mezclarse ni confundirse. La Iglesia
69
Gen 2,24.
70
1 Co 6,17.
Eclesiología 23
Lucas ilustra la naturaleza de la Iglesia en tres grandes cuadros que dicen màs que
cuanto se pudiera encerrar en conceptos. El primer cuadro es la permanencia de los
discìpulos en la sala de la cena, la reuniòn de los apòstoles y la pequeña compañìa de los
fieles de Jesùs junto con Marìa, asì como su perseverancia unànime en la oraciòn. Aquì
todos los detalles son importantes: la sala de la cena, el piso superior, como lugar de la
futura Iglesia, los once, que son designados por su nombre; Marìa, las mujeres y los
hermanos, todo lo que constituye una verdadera qàhàl, asamblea constitutiva de la alianza
con sus distintos òrdenes, , pero al mismo tiempo un espejo del nuevo pueblo en su
totalidad. Esta asamblea persevera unànime en la oraciòn, recibiendo asì su unidad del
Señor. Su actividad esencial es dirigirse al Dios vivo, permanecer abiertos a su voluntad. El
nùmero 120 permite reconocer el nùmero de 12, su carácter sagrado y de promesa, a la
vez que la ordenaciòn a crecer y desarrollarse. Finalmente aparece Pedro, que en su
funciòn de portavoz y de guìa, pone en pràctica la responsabilidad que el Señor le ha
confiado de confirmar a los hermanos (La 22,32)
En el centro de estos dos cuadros està Pentecostès; viento y fuego del Espìritu Santo
que fundan la Iglesia. Esta no nace de una decisiòn autònoma, sino creaciòn del espìritu
Santo. Este Espìritu es la superaciòn del espìritu de Babel del mundo. Presenta el
entramado de unidad y multiplicidad de culturas que en la fe se comprenden y fecundan
mutuamente. Al mismo tiempo Lucas quiere afirmar que en el momento de su nacimiento,
la Iglesia ya era catòlica. Primero existiò la Iglesia única que habla en todas las lenguas,
que luego genera Iglesia en los lugares màs diversos.
Eclesiología 24
Los Santos Padres abundan en la idea de la Iglesia como Cuerpo de Cristo, siguiendo
los pasos de san Pablo. Pero fue en la Edad Media cuando apareció la expresión “Cuerpo
místico.” Hasta el siglo XIII no se aplicó a la idea del cuerpo el calificativo místico. Fue
Henri de Lubac el que estudió a fondo la cuestión.71
‘Cuerpo místico’ no hace referencia a una unidad moral, sino a una unidad mística
(sostenido por un principio sobrenatural e increado que es el Espíritu Santo), de modo que
resulta fuera de lugar toda oposición entre la Iglesia del amor y la Iglesia del derecho.
Según la encíclica, sólo los católicos son miembros de la Iglesia y por ello del cuerpo
místico. Los demás (sin distinguir bautizados y no bautizados) están ordenados al cuerpo
místico de Cristo por algún voto inconsciente.76
71
Corpus mysticum, Paris, 1949.Henri de Lubac (1896-1991) Jesuita francés. Uno de los teólogos más influyentes del
siglo XX.
72
De corpore et sanguine Christi 95, PL 121, 168-169.
73
Berengario de Tours, SXI, negó la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
74
El nuevo Pueblo de Dios, 113 ss.
75
AAS (1943)199.
76
D 3821.
Eclesiología 25
Con todo, este texto pontificio, dejó en algunos una cierta insatisfacción,
principalmente porque pensaban que fuera de la Iglesia se extiende de algún modo el
Cuerpo de Cristo, así como por que se habla de los hermanos separados como ordenados a
la Iglesia o al cuerpo místico. Otros aceptaban firmemente la identidad entre Cuerpo
místico e Iglesia Católica.
Convocado con una clara intención ecuménica, evitó identificar el Cuerpo místico de
Cristo con la Iglesia católica romana (como lo hizo M.C) Esto no significa que el Concilio
rehace la imagen para designar a la Iglesia de Cristo. Quedó reducida al número 7 de
Lumen Gentium, a favor de Pueblo de Dios, paradigma preferido para designar a la Iglesia.
Lo que el Concilio quiso dar a entender que los hermanos separados pertenecen de algún
modo al Cuerpo místico.
Prefirió la imagen de “Pueblo de Dios” pues la consideraba mas apta para situar a la
Iglesia en la historia, para describir su condición peregrina hacia la patria escatológica, así
como la naturaleza misionera de la Iglesia.
El Concilio opta por afirmar que la Iglesia que Cristo fundó, una, santa, católica y
apostólica, perdura, sigue existiendo (subsistit) en la Iglesia católica, afirmando que fuera
de ella existen elementos de verdad y santificación.77
La Lumen Gentium describe a la Iglesia con variadas imágenes bíblicas (LG 6),
manteniendo una jerarquía de significación al asociar Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y
Templo del Espíritu. La Iglesia es un pueblo reunido por la unidad de la Trinidad. 78 El título
comprehensivo del capítulo II de la Constitución dogmática muestra la opción decisiva del
Concilio: La LG colocaba en mayor relieve la idea de Pueblo de Dios… Con razón están de
acuerdo muchos teólogos en reconocer en esta orientación tan nueva una de las mayores
originalidades no sólo de la Constitución sino del Concilio.79 El título resume la enseñanza
de la Iglesia del Vaticano II y la eclesiología contemporánea. La noción, presente 184 veces
en el Concilio, tiene un lugar preponderante en el capítulo II de L.G. El Pueblo de Dios es la
realización socio – histórica del Misterio de la Iglesia, con orígenes trinitarios y destino
escatológico. El capítulo De populo Dei tiene una sistematización orgánica: La Iglesia es el
pueblo de la Nueva Alianza, mesiánico y peregrino (LG 9), santo y sacerdotal (10-12),
77
L.G. 8.
78
Sic apparet universa Ecclesia sicuti de unitatis Patris et Filii et Spiritus Sanct plebs adunata (LG 4b)
79
H de Lubac, Paradoja y misterio de la Iglesia, Salamanca, Sígueme, 1967.
Eclesiología 26
Este paradigma sirviò al Concilio para decir que todos los bautizados participan de la
dignidad sacerdotal, profética y real del Pueblo de Dios. Mediante este concepto describe
el carácter històrico del pueblo, que se encuentra en camino por las vìas polvorientas de la
historia hacia su patria eterna. Es básico para insertar a la Iglesia en la totalidad de la
historia humana. Sobre todo sirve para determinar correctamente la relaciòn entre judìos y
cristianos. Pese a sus profundas diferencias, forman el ùnico Pueblo “En Cristo” (1 Co
12,13; Gal 3,26-29; Col 3,11) Los paganos que han creìdo han sido injertados en la raìz de
Israel (Rom 11,16-20) El concepto Nuevo Pueblo de Dios aparece por primera vez en la
“Carta a Bernabè” en la que lleva a la llamada teorìa de la sustituciòn, segùn la cual la
Iglesia ha ocupado el lugar de Israel. El propio Nuevo Testamento habla de un pueblo
compuesto de judìos y paganos que han creìdo (Ef2,14) Este pueblo està fundado sobre
Jesucristo (2 Co 1,20).
El Concilio llega aùn màs lejos. Empieza constatando que en todo tiempo y pueblo
Dios se complace en los que le temen (cf Hch 10,35). Hay pues , junto a la historia de
Salvaciòn que empieza con Abrahàn una historia universal. Dentro de esta historia, el
Concilio describe a la Iglesia como Pueblo de Dios mesiànico. (LG 9) Los Padres de la
Iglesia expresaron el carácter històrico de esta como Pueblo de Dios comparàndola con
una barca en el mar tormentoso del mundo. La Iglesia pone rumbo a su meta escatològica
80
Y. Congar, La Iglesia como Pueblo de Dios, Concilium 1 (1965) 10.
81
G. Philips, La Iglesia y su Misterio en el Concilio Vaticano II, tomo 1, Barcelona, Herder, 1968, p. 161-163.
82
LG 13b. Esta fórmula es recuperada por el Papa Francisco: Este Pueblo de Dios se encarna en los pueblos de la tierra
(EG 115)
Eclesiología 27
en medio de estas tempestades. Es Iglesia peregrina. Por una parte santa que como
Jerusalèn Celeste viene de lo alto (Gal 4,26; Ap 21-2) pero sigue aùn viviendo abajo, y lleva
sus tesoros en vasijas de barro (2 Co,2-7) Por ello es Iglesia bajo la Cruz, pendiente del
perdòn. De este modo es de Jesucristo.
Los fieles son sacerdotes en cuanto que los miembros del Pueblo de Dios, sellados por
el carácter bautismal, son nación santa y consagrada que ha de ofrecerse a Dios como
hostia viva y aceptable.83 Es sobre todo en la Eucaristía donde ejercitan este sacerdocio
“bautismal”, al ofrecerse como víctimas junto con Cristo al Padre. Toda su vida es
sacerdotal y de santidad y tiene que culminar en la Eucaristía.84
Pontífice86 se afirma con cautela que los fieles poseen un cierto venerable sacerdocio,
según 1 Pe 2,5-9.87
Toda la comunidad cristiana (fieles y pastores) està bajo la influencia del Espìritu
Santo, de modo que la comunidad que ha recibido la Unciòn del que es Santo ( 1Jn, 20.27)
no puede equivocarse en el acto de fe y manifiesta esta particular caracterìstica suya por el
Sentido de la Fe y de todo el pueblo, cuando da su consentimiento universal en cosas de fe
y de costumbres desde los obispos hasta el ùltimo de los fieles laicos (LG 12)
Hay una infalibilidad de la Iglesia entera a la hora de creer. Es imposible que esta
Iglesia entera que Cristo fundò y que garantizò el Espìritu Santo yerre en materia de fe y
costumbres. Esto NO significa negar la infalibilidad del Magisterio a la hora de enseñar. Los
laicos tienen obligaciòn de seguir la palabra de su Magisterio (1 Jn 4,6). El sensus fidei
NO es una consesiòn al estilo democràtico de nuestro tiempo, sino que es un testimonio de
la fe dado por todo el Pueblo de Dios, que resulta infalible, porque el Don del Espìritu Santo
ha sido dado a toda la Iglesia. Se trata de que la Iglesia en su conjunto, movida por el
Espìritu Santo hacia la verdad, no puede desviarse del verdadero camino. En cuanto
totalidad es infalible, en cuestiones de fe.
Queda por decir que el sensus fidei NO es puro sentimiento, sino, como decìa Santo
Tomàs, un conocimiento por con naturalidad. NO es una voz pasiva del Magisterio, pero
sintoniza naturalmente con èl, penetra en lo profundo de los creyentes y les hace vivir de la
misma luz que vivifica al Magisterio
86
Magnificate Dominum 2/11/1954
87
Pars 2, cap7, num 284.
Eclesiología 29
[La Relatio finalis del Sínodo extraordinario de 1985, Ecclesia sub Verbo Dei mysteria
Christi celebrans pro salute mundi, interpretó el Concilio tomando como claves las cuatro
constituciones. Articuló las nociones misterio, comunión, misión, y presentó la eclesiología
de comunión como una idea central y fundamental en los documentos del Concilio88
afirmando que “la Iglesia como comunión es sacramento para la salvación del mundo.” 89
Resaltó la naturaleza trinitaria, cristocéntrica y sacramental de la Iglesia expresada con
varios nombres. Toda la importancia de la Iglesia deriva de su conexión con Cristo. El
Concilio describió de diversos modos a la Iglesia, como Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo,
Templo del Espíritu, Familia de Dios.90
88
Relatio finalis (RF) II,C1.
89
Ibid II, D1.
90
Ibid II,A,3.
91
CSE 2,1.
92
Ibid 3,1.
Eclesiología 30
mutua ordenación del uno al otro.93 Indudablemente los laicos ofrecen la hostia en virtud
de su sacerdocio bautismal, si bien sólo el sacerdote confecciona el sacrificio. Para que en
cuestión tan grave no haya ningún error, hay que limitar con términos precisos el sentido
de la palabra “ofrecer.” Aquella inmolación incruenta por la cual, por medio de las palabras
de la consagración, el mismo Cristo se hace presente en estado de víctima sobre el altar, la
realiza sólo el sacerdote, en cuanto obra en la persona de Cristo, no en cuanto tiene la
representación de todos los fieles. Pues al poner el sacerdote sobre el altar la divina
víctima, la ofrece a Dios Padre como una oblación a la Gloria de la Trinidad, y para el bien
de toda la Iglesia. En esta oblación, en sentido estricto, participan los fieles a su manera y
bajo un doble aspecto, pues no sólo por las manos del sacerdote, sino también en cierto
modo, juntamente con él, ofrecen el sacrificio; con la cual participación también la oblación
del pueblo pertenece al culto litúrgico.94
93
L.G. 10
94
AAS 39 (1947) 555.