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200 Política l.

os Estados territoriales 201

del análisis de los sistemas-mundo. Empezamos el análisis describiendo el eco no­ el problema de relacionar una «economía naciCJn~» con el Gobierno de
mismo de Lenin, problema al que los teóricos modernos se han enfrentado un Estado. Pero, ¿qué pasaría si no hubiera nada parecid Oalina {,economía nacio­
versas maneras, aunque no han abordado el problema del desarrollismo de Lenin. nal» autónoma? En ese caso lo único que ocurre es que el problema, como cues­
Pese a que hemos hecho que avance mucho el argumento desde el simple econo­ tión teórica, desaparece. En vez de una relación biunívo ca -un Estado, una eco­
mismo, todos los análisis de los que hemos hablado permanecen enraizados al nomía- hay una correspondencia sólo unívoca -muchos Estados y una
nivel del Estado. En el próximo apartado utilizaremos algunas de las ideas de economía-mundo- (Fig. 4.3). No tenemos que ~pelar al argumento de la auto­
teorías marxistas, pero las aplicaremos, según nuestro modelo topológico, mirando nomía relativa para explicar la diversidad de formas políticas que adoptan los
hacia «fuera» así como hacia «dentro». Estados en el capitalismo. En lugar de ello, hay nurrlerosos fragmentos de la
economía-mundo, cada uno de los cuales tiene relaciones (I)n su Estado soberano
Como esos <,fragmentos de capitalismo» SOI:1 distintos, no hay razón
II1.2. Mirando en tlmbos sentidos: ia teoría de los Estados suponer que las formas que adopten los Estados deberían ser iguales: los dis­
fragmentos del capitalismo se asocian con distÍnt<Is ¡ormas de Estado. Sigue
La política que abordamos en este estudio no es la de un único Estado sino pendiente la comprensión de la diversidad de políticas, I'ero no es preciso recurrir
la de todo el sistema interestatal. Por consiguiente nos hace falta una teoría de los a la autonomía relativa entre la economía y la política para explicarla.
Estados la «interestatalidad»- una de cuyas propiedades fundamentales sea
la existencia de múltiples Estados (Taylor, 1995). Está claro que ninguna de
teorías que hemos revisado se ajusta a estas características. Mirar hacia «dentro» (a) Correspondencía de una con uno: ¿autonomía relativa?
para entender las relaciones entre sociedad civil y Estado es fundamental, pero Estados
también parcial. Podemos construir una teoría sobre los temas elaborados ante­ + + + ~ + +

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riormente, pero tendremos que añadir el sistema interestatal al argumento. De
hecho, veremos que al mirar hacia «fuera)), desde el Estado, se nos aclaran algunos Economías + + + + +

de los temas contenciosos de la teoría del Estado. En este análisis empezamos, de


modo preliminar -para consultar un análisis más profundo, véase Taylor (b) Correspondencia de una con muchos: fragmentos de la ec onomía-mundo
(1993b)-, a conjugar las teorías del Estado y el análisis de los sistemas-mundo.
Estados

Una economía, muchos Estados

El problema empírico básico al enfrentarse a las teorías marxistas clásicas del Es­
Economía-mundo
¡t) ¡t)
Centro
l) ¡Ii ¡t) ¡t
Semiperiferia Periferia
tado es que el mismo sistema económico (el capitalismo) era capaz de originar Figura 4.3 Relaciones alternativaJ entre EJtado y emnomía.
formas de Estado muy distintas en un territorio. Por ejemplo, aunque Italia y Es­
tados Unidos son países capitalistas, hacían políticas muy distintas. El análisis po­
marxista moderno (Miliband, 1977; Scase, 1980) eligió como objeto de es­ El hecho de descartar la autonomía rdativa nos alinea con la posición de los
tudio esta diversidad de políticas. Había que romper con el economismo y derivacionistas. Pero pronto hallamos problemas para a pliear esta teoría a nuestro
parecía que el postulado de la autonomía de la política y la economía era la vía de marco teórico. En su forma inicial hemos visto que el Est:!do se deriva de la nece­
avance para realizar estos análisis nuevos. Como hemos visto, los derivacionistas de superar las consecuencias anárquicas del capitalhmo «libre)). Trasladada a
han puesto muy en duda la validez de esta posición, pero no han ofrecido ningún la economía-mundo, esta teoría predeciría un Gobierno mundial para compensar
medio sustitutivo para explicar la variedad de política que hay en el capitalismo. la anarquía global, que es, evidentemente, un punto de vis¡a bastante opuesto ala
análisis de los sistemas-mundo da una interpretación alternativa de esa diversi­ concepción de Wallerstein de la economía-mundo capiralista. Como hemo.s visto,
dad política, que hace innecesario el concepto de autonomía relativa. El paso cru­ hace falta que haya múltiples Estados para que los actores económicos maniobren
cial es volver a considerar a los Estados instituciones de una importancia funda­ en el escenario mundial; y, por tanto, la aparición de UIl Gobierno mundial seña-
mental en la economía-mundo. Puesto que el Estado -cualquier Estado- es el final del capitalismo como modo de producción. Es la «maniobrabilidad»
una institución, es susceptible de ser manejado para favorecer a determinados o "manipulabilidad» lo que separa nuestra posición de lade los derivacionistas y
grupos sociales (cIases, pueblos, etc.) en detrimento de otros en el sistema­ constituye la base de nuestra teoría de los Estados.
mundo. En definitiva sustituimos la noción de autonomía relativa por la de {{ma­
nipulabilidad».
El concepto de autonomía relativa se basa implícitamente en la Idea de que el La manipu1abilidad del Estado: la deduccion de un .muevo insttumentaiísmo
Estado y la economía ocupan el mismo territorio; por ejemplo, Scase (1980)
aborda la cuestión de La relación entre La economía y la política en Europa Occi­
dental Esta<fo, por Estado. Cuando se razona de ,~c Im96h2.¡~ .fácil ver cómo se 1 Nuestra teoría debería deducir la naturaleza del Estado de la naturaleza de la
economía-mundo. Por ese motivo sustituiremos la autonomía relativa del Estado,
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202 Los Estados territoriales 203


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en cuanto entidad independiente, por la manipulabilidad de los Estados, los productores directos, un «antisindicalismo» que fomente la competencia entre
cuanto instituciones en la economía-mundo. Los Estados son las instituciones la mano de obra por los puestos de trabajo. Sea cual sea la táctica que empleen,
sistema que específicamente detentan el poder formal; hacen las normas y en la lucha por apoderarse de los excedentes mundiales los Estados han sido ins­
que se cumplan. Por consiguiente, los Estados, como depositarios de ese trumentos importantes de los que controlan el capital.
son instrumentos de los grupos que pueden utilizar el poder para sus imeres~ Se puede utilizar a los Estados, ante todo, para controlar el movimiento de ca­
particulares. Si nos basamos en los conflictos intergrupales existentes e pitales a través de sus fronteras. Mediante esas restricciones sobre el comercio de
economía-mundo capitalista podemos elaborar una teoría instrumental de mercancías y los movimientos financieros se pueden crear pseudo monopolios y
Estados (Fig. 4.4). manipular los precios. Como veíamos en el capítulo 3, los casos límite son la au­
tarquía (o economía nacional cerrada) y el libre comercio puro (o economía na­
Motor principal del sistema: la acumulación incesante de capital cional abierta); pero, en realidad, los Estados siempre realizan políticas que se si­
LOS QUE CONTROLAN EL CAPITAL TIENEN LAS DOS ALTERNATIVAS túan entre ambos extremos. Cualquiera que sea la política que se adopte
favorecerá a algunos de los que controlan el capital dentro y fuera del Estado en
(a) SUBIR LOS PRECIOS BAJAR LOS SALARIOS
perjuicio de otros, por lo que no es de extrañar que a finales del siglo XIX el

~
~

comercio se impusiera sobre el proteccionismo como política estatal. Esta pugna


continúa en la actualidad en muchos sectores de la política, como en el caso de la
Requiere un casi-monopolio Requiere una organización
repatriación del capital y el «proteccionismo escondido». Un buen ejemplo de
para reducir la competición sindical débil para incrementar
este tipo de política es la ruptura de las conversaciones del GATT sobre el grado
entre mercancías la competencia entre trabajadores
de libertad de los productos agrícolas en el mercado mundial: los agricultores de

~
~

EE UU, Japón y la Comunidad Europea están utilizando diferentes estrategias


con sus gobiernos para que les ayuden a mantener o elevar sus beneficios. Por lo
general, este tipo de utilización del Estado en las relaciones exteriores forma parte
Política fiscal Política social
y aranceles y bienestar indispensable de la competencia en el seno de la propia clase social, que se da en
los estratos que controlan el capitaL

Relaciones externas:
~

Relaciones internas:
Los Estados son utilizados de otra forma decisiva para establecer las normas le­
gales que rigen las relaciones sociales de producción en sus territorios. A través de
este recurso se pueden reducir al mínimo los costes de producción. Las leyes que
asuntos exteriores asuntos interiores atañen a los convenios colectivos, a las responsabilidades que tiene la empresa en la
¡
¡
protección social de los empleados y al derecho a sindicarse son ejemplos de la in­
fluencia directa que puede ejercer el Estado en los costes de producción. Es bas­
tante usual que en los países periféricos haya leyes que limiten o prohíban las acti­

[ _:~~~ICA
POLÍTICA INTERESTATAL
INTRAESTATAL ~idades sindicales, lo que constituye una parte fundamental del mecanismo del
INTRACLASISTA (CAPITALISTA)
INTERCLASISTA (CAPITAL Imperialismo informaL Un buen ejemplo de esta política en los años noventa es la
FRENTE A TRABAJO)
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negativa del Gobierno británico a firmar el capítulo social del convenio de la Co­

Mirando hacia fuera


t
Mirando hacia dentro
t?unidad Europea de 1992 para lograr una mayor integración económica. El mo­
tlvo es que las empresas productoras en Gran Bretaña tendrán más poder sobre la
mano de obra e incurrirán, por tanto, en menos costes laborales. Por lo general,
est~ forma de utilizar al Estado es una parte indispensable del conflicto entre clases
socJ.ales, en concreto entre los que controlan el capital y los productores directos.
MODELO TOPOLÓGICO DEL ESTADO
. Así pues, de las dos estrategias de los que controlan el capital podemos dedu­
Figura 4.4 de deducción de las dos políticas.
Cir dos políticas: la subida de precios provoca una política intraclase, interestatal
de. pU~rtas para fuera, y la reducción de los costes de producción provoca una po­
Empecemos analizando la lógica primaria del sistema-mundo moderno: lítica Il1terclase, intraestatal de puertas para dentro (Fig. 4.4). No pretendemos
continua acumulación de capital. Desde el capítulo 1 sabemos que se organiza afirmar que esas dos sean las únicas políticas que hay en la economía-mundo,
través de las instituciones de clase, los que controlan el capital intentan aumentalí pero son las más importantes porque atañen al fundamento del sistema, el pro­
al máximo la parte que obtienen de los excedentes mundiales, excedentes ceso de acumulación del capital.
acaban convirtiéndose en beneficios en el mercado mundial. Los que cont ml Estas dos formas de política son endémicas en la economía-mundo capitalista,
capital utilizan dos tácticas tundamentales para aumentar sus beneticios: pero se manitiestan de una manera partIcularmente dara en los perlodos de rees­

II~U
subir los precios o hacer que los costes disminuyan. Políticamente la primera tructuración económica. En las fases B de las ondas de Kondratieff es cuando de­
dida requiere algún grado de pseudomonopolio para conseguir que haya bido a las presiones económicas la~ distintas clases hacen todo lo posible por utili­
competencia para sus productos; la segunda requiere la política opuesta r.."nt"rrn . al Estado para eme proteja su posición. Ilustraremos la maniDulabilidad del
111111

204 Geografía Política Los Estados territoriales 205

Estado con dos ejemplos de las reacciones políticas ante las reestructuraciones suprimió la política interdase y creó un Estado corporativo para efectuar la re­
producidas, primero, a raíz de la depresión económica de los años treinta y, se­ estructuración interna por medio de la planificación estatal y una política exterior
gundo, a causa de la globalización económica de los años noventa. agresiva para corregir las «injusticias» de Versalles. Al final, estas manipulaciones
La caída de la República de Weimar en la Alemania de 1933 y el surgimiento resultarían nefastas para Alemania y para el resto del mundo, pero durante una
de un Estado nuevo, el Tercer Reieh de Adolf Hitler, constituye un caso muy época en los años treinta gozaron de popularidad entre los alemanes, e indudable­
claro de la manipulabilidad del Estado. La República de Weimar se creó tras la mente eran preferibles al débil precedente de Weimar.
derrota sufrida en la Primera Guerra Mundial y sobrevivió a una guerra civil revo­ La política estadounidense de los años noventa constituye un ejemplo actual
lucionaria que se produjo inmediatamente después. Las cicatrices que dejaron de manipulabilidad del Estado en la situación de globalización (Shelley et al.,
esos acontecimientos nunca desaparecieron, puesto que la neutralidad del Estado 1996; Staeheli et al., 1997). El Contract with America (Contrato con América) era
era cuestionada continuamente. La derecha consideraba en su mayor parte que la un documento político que el Partido Republicano presentó al electorado tras un
asociación con el tratado de paz de Versalles suponía una traición a la nación período de dos décadas de cambio económico, que habían reducido los ingresos
mana, lo que originó que muchas de las fuerzas reaccionarias, especialmente del medios de familias y aumentado las desigualdades económicas (O'Loughlin,
ejército, no ocultaran el desprecio que sentían por los políticos constitucionalistas 1997). Estos reveses económicos se atribuían a una gran diversidad de factores,
y sus partidos. Una de las consecuencias fue la aparición del Partido Nazi como como el aumento de la tecnología, la competencia de los países donde los salarios
fuerza electoral a principios de los años treinta. En la izquierda, la derrota en la eran bajos y el déficit comercial, que hacían que los productos importados, más
guerra civil dio lugar a una desconfianza parecida hacia el Estado que desembocó baratos, fueran más atractivos para los consumidores estadounidenses que los pro­
en el aumento del respaldo electoral que obtuvo el Partido Comunista a princi­ ductos fabricados en su propio país (O'Loughlin, 1997). Fueran cuales fueran
pios de los años treinta. Tachado, a la vez, de traidor nacional y opresor de clases controversias académicas sobre las causas externas de los problemas, resultaba evi­
el nuevo Estado precisaba elaborar y consolidar una política de centro para triun­ dente que EE UU necesitaba emprender un nuevo rumbo en la economía­
far, pero una época de reestructuración económica no es la más adecuada para esa mundo, y tanto el Partido Demócrata como el Republicano coincidían en que se
vía de en medio. Sin la legitimación que otorga la neutralidad, sólo era cuestión requería una reforma interna previa al cambio. Esta reforma adoptó la forma de
de tiempo que la República de Weimar fuera un desastre político. un reordenamiento del Estado estadounidense, a la que se suele denominar «el fin
La agitación, en muchas ocasiones violenta, que se produjo en la Alemania de del Gobierno grande». El Contraet with America eran una serie políticas cuyo
Weimar fue un reflejo de la puesta en marcha en una situación de necesidad objetivo era reducir el tamaño del Gobierno desmantelando algunas de las
de las dos formas fundamentales de política que hemos mencionado: era funda­ ciones gubernamentales (como la reducción de algunas ventajas sociales), privati­
mental que el Estado alemán derrotado tuviera capacidad de maniobra en la zando otras y transfiriendo otras responsabilidades a los cincuenta estados (Ko­
economía-mundo capitalista. La política intraclasista de las elites económicas gi­ dras, 1997a).
en torno a las disensiones entre distintos sectores de la economía y sus rela­ El objetivo de estas políticas era {(reducir las reglamentaciones estatales [... ] au­
ciones con el mundo exterior. Las industrias orientadas al exterior eran las que se mentar la libertad económica [... ] y [romper] las barreras de acceso innecesarias
dedicaban a nuevas actividades características del centro (como las industrias creadas por reglamentos, estatutos y decisiones judiciales» (Gillespie y Schellhas,
micas y las electrónicas), que eran competitivas en el mercado mundial. Por otra 1994: 126-8, cit. en Lake, 1997: 4). Es decir, el capital iba a tener mayor libertad
parte, las industrias orientadas al interior (como los latifundios agrícolas prusia­ para trasladarse de una inversión a otra para acumular más capital. Aunque era
nos) pretendían que las protegieran para evitar la competencia del mercado mun­ probable que esas políticas perjudicasen los intereses de los sindicatos (Herod,
dial. Así pues, los enfrentamientos intraclase que se producían en Alemania eran 1997a), de las empresas pequeñas (Lake, 1997) y de los pequeños agricultores
la típica expresión de la pretensión de los países semiperiféricos de que hubiera (Page, 1997), así como de los pobres (Cope, 1997) y del medio ambiente (Wa­
más procesos de centro y de evitar que se produjera un proceso de periferializa­ terstone, 1997), los republicanos lograron movilizar a una gran coalición de vo­
ción en los límites de su jurisdicción. No obstante, en este caso la situación se tantes y obtuvieron una victoria espectacular en las elecciones al Congreso de
complicó de forma decisiva por la política interclase que se originó en la guerra 1994. El logro este respaldo político se debió a la actividad y la retórica de po­
civil. La revolución fracasada se convirtió en enconados enfrentamientos políticos líticos que formularon tanto el problema como la solución en torno al papel que
sobre la cuantía de los salarios y otras ventajas sociales, por lo que la acumulación desempeñaba el Estado. Los republicanos, aunque no pudieran derrotar al presi­
del capital seguía estando en peligro. En esta situación la política intradase se dente Clinton en las elecciones de 1996, contemplaron cómo el gobierno demó­
cruzó con la política interclase: los intereses de las elites económicas se dividieron crata ponía en marcha gran parte de las ideas centrales de su programa. Como
entre las industrias características del centro, que estaban dispuestas a hacer con­ ambos partidos monopolizaban la agenda política, no había ningún cuestÍona­
cesiones a favor de la política social y de la subida de los salarios, y las industrias miento serio, ni in terciase ni intradase, de esta manipulación del Estado. Los
nacionales tradicionales que querían mantener el antiguo orden social. Todo c,ambios internos se vieron complementados con el apoyo de los dos partidos al
resultó en la aparición y desaparición de gobiernos de coalición que acabaron por Area de Libre Comercio de Norte América (North America Free Trade Area) que
dar lugar a un Estado¡o1ftícamente impotente (Abraham, 1~1)6) . .El partido nazi conectaba la economía estadoullldense con la economía meJicana y la canadlense.
explotó la incapacida de las diversas fuerzas para manipular adecuadamente al Tanto los sindicatos (la izquierda democrática) como las empresas pequeñas (la "!i··I.1
'

Estado de Weimar en esos tiempos difíciles por lo que pudo derrocarlo. La conse­ derecha republicana), que no cuentan con fórmulas para enfrentarse al aumento 1

cuencia fue. Wl. Estado diferente, un rc:ordenamiento del aparato del Estado Que de la Dolarización económica. han sido ma.m:inados desde el DUntD de vista electo­ 1
206 vcv,,"<¡.u Pofftica Los Estados territoriales 207

ral. Aunque sea democrático, el resultado guarda algunas similitudes con la mani­
pulación del Estado alemán que expusimos anteriormente.
Podemos concluir que, en general, la verdadera naturaleza de la política de la
Ocurre lo contrario en los Estados periféricos, donde predomina la
dad. Aquí no hay excedentes para comprar a los trabajadores, que se tienen que
cuidar por sí mismos en un contexto coercitivo para que sean sumisos. La conse­
I
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manipulabilidad del Estado y sus resultados son fruto tanto de los imperativos es­ cuencia es una «superestructura excesivamente desarrollada» en relación con la
tructurales de la acumulación y la reestructuración como de la manipulación de base económica, según Alavi (1979). Pero éste no es signo de fortaleza, sino que
dichas situaciones por parte de los políticos. Al igual que el mapa político mun­ refleja la debilidad de los Estados periféricos en la economía-mundo. Como he­
dial, el mercado mundial nunca permanece igual en la economía-mundo; es ob­ mos dicho anteriormente las apariencias de los Estados manifiestamente "fuertes»
jeto de pugnas y reestructuraciones continuas que favorecen a unos grupos en engañan. Alavi (1979) arguye que en las sociedades poscoloniales surge un grupo
perjuicio de otros, y los Estados desempeñan un papel fundamental en este pro­ militar-burocrático para supervisar los intereses de las tres clases explotadoras: el
ceso. La globalización actual, pese a sus tendencias antiestatales, no es una excep­ interés del centro metropolitano, el interés urbano-industrial local y el interés de
ción. Ahora podemos volver a la cuestión de la diversidad de formas de Estado, los terratenientes. Estos tres «capitales» tienen un interés común por mantener el
considerando que son instrumentos en la lucha por los excedentes mundiales. orden, que es la condición fundamental para acumular; pero compiten entre
desde el punto de vista de las relaciones del Estado con la economía-mundo. En
términos generales los intereses del centro metropolitano y los de los terratenien­
La variedad de formas de Estado: una introducción espacio-temporal tes locales están a favor de una economía abierta, en tanto que los intereses indus­
triales locales son partidarios del proteccionismo. Esta es la dicotomía entre la es­
forma que los Estados adopten depende de la combinación particular de trategia periférica y la semiperiférica que analizábamos en el capítulo 3, y de la
fuerzas económicas, sociales y políticas que se produjera en su territorio en el que pusimos el ejemplo de los partidos «americanos» y «europeos» de Latinoamé­
pasado y que exista en la actualidad; es decir, en un sentido estricto toda forma rica en el siglo XIX. Si los grupos industriales urbanos consiguen que el régimen
de Estado es única. Pero es posible generalizar en términos de las estructuras militar-burocrático promueva sus intereses, el Estado empieza a encaminarse por
espacio-temporales que hemos analizado anteriormente. Las combinaciones la vía semiperiférica. Pero esa promoción puede fracasar, evidentemente, y el Es­
concretas pueden sumarse en una matriz 3 x 2 en la que el tiempo se representa tado se hundirá aún más en la periferia; ejemplo de ello es el caso de Ghana y el
por las fases A y B de crecimiento y estancamiento, yel espacio se divide entre fracaso del «socialismo africano» de Nkrumah (Osei-Kwame y Taylor, 1984). Es
el centro, la semiperiferia y la periferia. Podríamos analizar la forma que adop­ una cuestión relacionada con las pautas de oportunidades para progresar que
tan los Estados en cada una de estas casillas, teniendo en cuenta además otras en la economía-mundo, que sin duda son distintas en las fases A y B. Desde
variaciones debidas a diferencias históricas o a posturas pasadas. En todos perspectiva de la fase B en que nos hallamos actualmente podemos comprobar
casos los Estados, en cuanto instituciones, tendrán que llevar a cabo dos come­ que en épocas de escasas oportunidades la periferia y sus pueblos son los que más
tidos fundamentales: 1) ofrecer las condiciones para la acumulación del capital sufren. En estas circunstancias la propia palabra «globalizacióm parece un nom­
y 2) mantener la legitimación del sistema. O'Connor (1973) distingue estas dos bre inapropiado. No tiene nada de global, por eoner un ejemplo, cuando desde el
funciones fundamentales del Estado en su estudio de la crisis fiscal con referen­ punto de vista económico la mayor parte de Mrica ha sido básicamente evitada
cias especiales a EE UU. Ampliaremos sus ideas, que se basan en los derivacio­ por la globalización. La expresión que utilizan Holm y Sorensen (1995) «glo­
nistas alemanes, a los Estados que en general se hallan en nuestras categorías balización desigual» capta perfectamente esta circunstancia.
espacio-temporales de la economía-mundo. Concretamente consideraremos la Por último, llegamos a los ejemplos más interesantes: los Estados semiperiféri­
función de legitimación como un equilibrio variable entre las fuerzas de coac­ coso Como decíamos en el capítulo 1, este es el sector dinámico la economía­
ción y las de consenso. mundo, en el que las medidas políticas de los Estados pueden influir en la estruc­
Los Estados del centro son los más estables y el consenso ha sido mucho más tura futura del sistema. Según Chase-Dunn (1982), aquí es donde la lucha de
importante que la coacción para mantener el control. Esto se debe a que los que clases es más encarnizada, donde el equilibrio entre coacción y consenso es más
controlan el capital en los Estados del centro tienen una posición sólida en el crítico. Como hemos indicado anteriormente, los gobiernos de los Estados de
mercado mundial y pueden destinar parte de sus excedentes a los trabajadores del esta zona se especializan en adoptar estrategias que hagan hincapié en la acumula­
centro: se trata del proceso de social imperialismo del que hablábamos en el capí­ ción. Toda la política económica semiperiférica trata de «ponerse al día», es la
3, que no es simplemente un soborno sino que implica la integración de los zona del proteccionismo en particular y del mercantilismo en general, lo que difi­
trabajadores en el sistema. Son los Estados verdaderamente «hegemonizados», culta la legitimación, hasta tal punto que gran parte de la semiperiferia se asocia a
aunque su solidez varíe de la fase A a la fase B. En períodos de crecimiento hay regímenes dictatoriales; pero la coacción es una forma de control muy cara y apu­
más recursos disponibles para que el sistema se mantenga estable; son períodos de rará los recursos hasta el punto de poner trabas a la «puesta al día». A.,í pues, la se­
creación de hegemonía tras los triunfos de los sindicatos, los progresos de la segu­ miperiferia también se asocia con poderosas fuerzas de consenso, especialmente el
I iJ"J "uL~dl y, GlldhllL11LL, ,,1 Estado del bicneSt:lf. Cuando empieza el est:u1ca­
f1~c-i~mo y 1"1 comunismo v. en !!;eneral, el nacionalismo. Todas ellas son estrate­
miento, las tensiones existentes buscando mantener las condiciones para la acu­ gias destinadas a movilizar a los habitantes del Estado para que sigan a las clases
mulación provocan recortes en el gasto público, con el peligro consiguiente de dominantes,..sin incurrir en los grandes costes que supone el socialimperialísmo
perder la legitimidad. ___
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de centro, la hegemonía del centro. Ha habido muchos ejemplo~ de la tensión política de la semiperiferia
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208 ueo5[rapa Política Los Estados territoriales 209

nes represivos por toda la semiperiferia: dictaduras militares en Latinoamérica y reas y funciones a la UE. El principal campo de batalla entre

gobiernos comunistas en Europa Oriental. Analizaremos la posterior «aparición mentalistas (de los que es representativa la postura británica) y los supranaciona­

de la democracia» en el capítulo 6. Desde el punto de vista de la globalización, el listas (los alemanes, por ejemplo) han sido los métodos de votación que se adop­

auge del Asia del Pacífico -al margen de ]apón- en calidad de nuevo «escenario tan en las reuniones de ministros de los Estados constituyentes. Los Estados

de globalización» (Beaverstock et al., 1999) basado en el auge de las ciudades intergubernamentalistas han abogado por que los países más grandes de la UE tu­

mundiales, sobre todo Hong-Kong y Singapur, constituye tanto un ejemplo de un vieran poder de veto sobre las decisiones fundamentales, mientras que los supra­

caso de estrategia común semiperiférica que se aprovecha de la reestructuración, nacionalistas son más propicios a que las decisiones se adopten por un voto ma­

como un ejemplo concreto que nos permite vislumbrar un posible nuevo mundo yoritario.
regido por las ciudades. Sin embargo, tras la reunificación de Hong-Kong con su En la práctica estos problemas se han resuelto geográficamente permitiendo la
Estado territorial, China, sólo Singapur continua siendo una «ciudad-Estado}) en las políticas de la Así pues, mientras que el mercado
el sistema interestatal. Así pues en toda evaluación que se realice actualmente de económico único abarca todos los Estados de la UE, la moneda única sólo co­
los procesos políticos mundiales el Estado territorial debe seguir siendo el centro menzará a utilizarse en once de los quince Estados de la VE (Gran Bretaña es el
de atención. principal ausente). Asimismo, el Acuerdo de Schengen, que permite la libre circu­
lación de personas a través de las fronteras no se aplica en toda la VE (una vez
más Gran Bretaña se ha excluido). No obstante, la propia existencia de este tipo
de acuerdos transestatales en la mayoría de los Estados de la UE indica sin lugar a
IV LOS ESTADOS TERRITORIALES Y LA GLOBALIZACION dudas de que el impulso político está del lado de los supranacionalistas. Sin em­ ,1
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bargo, las políticas son el producto de encuentros y acuerdos entre los líderes de
La idea de que la autoridad del Estado se está debIlitandO es cada uno de los Estados. La soberanía se ha cedido de forma voluntaria a la UE.
debates que se mantienen actualmente sobre la globalización. En opinión de Para explicar esta aparente paradoja hay que admitir que los países europeos ya
Deutch (1981) el hecho de que el mundo hubiera entrado en la «era nuclear» en soberanía ante los procesos económicos. Como afirma Nugent
1945 implicaba que los Estados ni siquiera podían seguir llevando a cabo su fun­ (1991), la soberanía de los Estados europeos ya había sido cuestionada por la cir­
ción más básica: defender a su pueblo. Brown escribió un libro con el provocativo culación de capitales en las empresas multinacionales y en los mercados financie­
título de Mundo sin fronteras (1973) en el que presentaba un «inventario» de los ros internacionales. También la competición entre las superpotencias en Europa
problemas que se le plantean a la humanidad, que van más allá del Estado territo­ había socavado la independencia militar y política. ]acques Delors, cuando presi­
rial, como la crisis medioambiental, el problema de la población y el aumento de día la Comisión de las Comunidades Europeas, lo resumió muy bien cuando de­
las diferencias entre ricos y pobres. Ponía de relieve la creciente interdependencia claró: «Nuestra comunidad es fruto no sólo de la historia y de la necesidad sino
económica del mundo y afirmaba que «la soberanía nacional se está sacrifIcando también de la voluntad política». La UE se contemplaba como la forma en que
una forma lenta pero segura en aras de la opulencia» (1973: 187). Como la los Estados podían unir su poder para conservar la influencia sobre los procesos
globalización hoy, estos autores se preguntaban si está próximo el fin del Estado económicos globales. En concreto, el objetivo consiste en desarrollar la moneda
territorial y del sistema interestatal. ¿Falta poco para la desaparición del Estado? el euro, para competir con el dólar estadounidense como moneda interna­
En realidad, el mensaje de este capítulo es que las aseveraciones de la desapari­ cional, anulando así una cierta ventaja económica que tienen los EE VU (Martin
ción del Estado son una exageración. Si usted aún necesita que le convenzan -y y Schumann, 1997). En un proceso análogo a la viabilidad y la utilidad de los Es­
suponiendo que no sea una empresa-, ¡intente no pagar impuestos! Pero el po­ tados federales expuesta anteriormente, los Estados de la Europa Occidental
der de los Estados se está renegociado. Los Estados se han percatado de que su so­ actuado para profundizar y ampliar el alcance de la UE para facilitar su interac­
beranía está sufriendo el ataque de la circulación global del capital que se está ción con la economía-mundo.
produciendo en la economía-mundo y han optado por transferir parte de su po­ A veces la imagen que se utiliza para representar al mundo contemporáneo es
der a otras instituciones. Por consiguiente, en muchos casos el debilitamiento de la de una gran competición en la que las grandes empresas transnacionales están
la soberanía del Estado ha sido la consecuencia los procesos iniciados por minando los cimientos de los Estados territoriales tradicionales. Una forma habi­
propios Estados (Sassen, 1996). tual de expresar esa competición es hacer una clasificación conjunta de los países
La creación de la Unión Europea (UE) constituye un ejemplo de ello. Hay dos las transnacÍonales, según su producto interior bruto y el total de ventas, respec­
ópticas distintas a la hora de definir el papel de la VE. Los que desean conservar 'amente. Brown, por ejemplo, descubre que la General Motors es mayor desde
el máximo de soberanía estatal han propuesto una perspectiva intergubernamen­ un punto de vista económico que muchos Estados, situándose en el puesto vigé­
(alista. Tienen la imagen de una {{Europa de naciones». El intergubernamenta­ simo tercero en su «clasificación de liga» combinada. Concluye, con entusiasmo,
lismo considera que la UE no es más que la suma de las partes, cuyas decisiones que {(hoy el sol sí se pone en el Imperio británico, pero no en las docenas de im­
requieren el consenso de todos los Estados miembro. Por otro lado, la postura su­ pe"rim glohales de las transnacionales» (1973: 215-16). Por consiguiente, si los Es­
pranacionalista concibe un declive de la soberanía estatal, y que las decisiones se tados territoriales se enfrentaran a su desaparición, parece que todos estarían de
adoptan cada vez más en el marco institucional de UE. Tienen la imagen de los
«Estados Unidos de Europa». Al principio los Estados miembro mantenían una
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acuerdo en que las grandes empresas transnacionales serían sus sustitutas.
El argumento a favor de la victoria de las empresas transnacionales en esta
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Los EstatÚJs territoriales 211
210 Geografta Política

Desde el fin del imperialismo formal las políticas de <v"auL.Q.­ Estado: recuérdese que la economía-mundo se define en
ción económica del Estado han sido internas, ya se trate de políticas que afecta a todo el sistema. La organización
ción regional para mantener la integridad territorial del Estado por motivos en toao el sistema ha sido estructurada de distintas formas en
gitimación, o de políticas de creación de enclaves de libre comercio para fomentar épocas (compañías concesionarias en el ciclo hegemónico holandés, carteras de
la acumulación del capital en el territorio del Estado. En cualquiera de los dos ca­ inversión en el ciclo británico y empresas transnacionales en el ciclo estadouni­
sos el procedimiento se limita a la puesta en marcha de políticas económicas den­ dense), pero simplemente son modos distintos de lograr el mismo objetivo: la
tro de sus fronteras. Por el contrario, las empresas transnacionales pueden llevar a acumulación a gran escala. La economía-mundo continúa desarrollándose de la
cabo políticas económicas en muchos territorios. Con sus decisiones de inversión misma forma cíclica que antes. A pesar de todos los poderes nuevos que se atri­
pueden hacer que un país se enfrente a otro. Una vez que empieza la producción, buían a las multinacionales -véase, por ejemplo, Barnett y Muller (1974)-, en
pueden controlar la cuantía total de sus impuestos por el método de «transferir los años setenta no tuvieron poder para evitar la etapa de crisis del ciclo de Kon­
los precios», lo cual supone manipular los precios de los componentes, que son dratieff en la economía-mundo; como los demás actores del sistema, para sobrevi­
trasladados a fábricas de distintos países pero que pertenecen a la misma transna­ vir a la crisis tuvieron que reaccionar y adaptarse a las nuevas circunstancias. El
cional: el objetivo es asegurarse de que los beneficios elevados se declaran en los hecho de que muchas de ellas se adaptaran tan bien que originaron transnaciona­
países con impuestos bajos, y los beneficios reducidos o las pérdidas en los les aún mayores (Taylor y Thrift, 1982) constituye una profundización mayor de
dos con impuestos elevados. Por ejemplo, Martín y Schumann (1997: 198) des- los mismos mecanismos de concentración del capital. Pero no es en absoluto
como en 1994-5 la compañía alemana del sector electrónico tuvo cierto que el equilibrio entre el Estado y el capital se haya inclinado a favor de
unos beneficios globales de 2.100 millones de marcos sin que tuviera que pagar este último. Sirva de ejemplo que ninguna de las empresas de los años noventa
ninguna cantidad por impuestos en Alemania. Parecería como si los impuestos a la impresión tener el poder suficiente para provocar la quiebra de los dos
las grandes compañías estuvieran pasando a ser algo del pasado según se va con­ Estados más importantes, como ocurrió con España y en 1557.
virtiendo el capitalismo global en el mayor gorrón de la historia. De hecho, po­ problema con la tesis, propia de la globalización, acerca de la de1>alJal
dríamos ir todavía más allá: son las grandes compañías las que aplican impuestos del Estado es que confunde la adaptación del Estado a las nuevas
a los gobiernos -que alguna vez se denominan «subsidios»- por elegir su terri­ con el debilitamiento del mismo (Taylor, 1994; 1995) Estado moderno en sus
torio para la localización de alguna de sus actividades; por ejemplo, el gigante ale­ múltiples formas no es eterno y un día desaparecerá cuando el sistema-mundo ac­
mán del automóvil BMW declaró pérdidas en sus actividades en Alemania en tualllegue a su fin. Pero entre tanto, el sistema interestatal forma parte indispen­
1993, logrando así una devolución de impuestos por valor de 32 millones de sable del funcionamiento de la economía-mundo. Si no hubiera múltiples Esta­
marcos. He ahí una versión económica nueva del «divide y vencerás». A la vista dos, las empresas económicas no tendrían las oportunidades, que les ha brindado
de todo lo anterior, parece inevitable que la victoria acabe inclinándose del lado el control del Estado, que les han permitido extenderse y prosperar. Este es el mo­
de las empresas transnacionales. tivo por el que existe esa relación ambigua entre los Estados territoriales y el capi­
Naturalmente, las cosas no son tan simples. Hay una característica importante tal. Utilizando la frase de Deutch (1981: 331), los Estados son «a la vez indispen­
de la que las transnacionales carecen, que es el poder formal, el derecho a elaborar sables e inadecuados», hoy y a lo largo de la historia de la economía-mundo. La
leyes. Por consiguiente, cuando el ejecutivo de una gran compañía que to­ final es Que sin los Estados territoriales no habría sistema capitalista
das las compañías financieras con el tiempo tendrán «sus sedes en un barco en
mitad del océano» (Martín y Schumann, 1997: 84) está perdiendo de vista un
elemento fundamental de la cuestión: en última instancia, la riqueza es algo ma­
terial, no virtual. I,as propiedades de todas las transnacionales están garantizadas
en última instancia por las leyes de la propiedad de los Estados en cuyos territo­
rios se asientan sus propiedades: el concepto de competencia entre el Estado y la
empresa transnacional sólo atañe a una parte de la relación entre ambas. En un
sentido más general el Estado y la empresa transnacional existen en una especie
de relación simbiótica en la que se necesitan mutuamente: todos los Estados ne­
cesitan que haya acumulación de capital en su territorio que les proporcione la
base material de su poder y todas las empresas transnacionales necesitan las con­
diciones para la acumulación que proporciona el Estado.
Si la transnacional no está sustituyendo al Estado, ¿cómo se explica el auge de
las transnacionales desde 1945? En opinión de muchos marxistas constituye una
nueY:1 del C:1pit:llismo: hemos !Ieg:1do :1 nn:1 nueV:1 er:1 de
en la que la producción supera las barreras del Estado. En
sistemas-mundo la explicación es que se debe a la tendencia secular de aumentar
la concentración del capital, pero no supone ningún nuevo proceso o mecanismo
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