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TRASTORNO AUTISTA
2. TRASTORNO DE ASPERGER
Este trastorno fue descrito en Europa casi al mismo tiempo que el trastorno autista, se
refiere a niños con trastornos severos en la comunicación social, con un desarrollo del lenguaje
aparentemente normal y un funcionamiento intelectual normal o superior con intereses peculiares,
estereotipados y dificultades importantes en la coordinación motora. Algunos autores lo consideran
parte de un “espectro autista”, pero existe un consenso más amplio de reconocerlo como una
entidad claramente definida, es así como en las clasificaciones actuales aparece como una entidad
nosológica separada.
Este es un desorden dominante que dentro del espectro del autismo afecta el desarrollo a
un nivel alto de funcionamiento. Se caracteriza por una falla sostenida en la interacción social y por
el desarrollo de patrones repetitivos y restringidos de comportamiento, intereses y actividades. Esta
condición, en contraste con el autismo, no presenta retrasos obvios en el lenguaje o el desarrollo
cognitivo ni en las habilidades y autosuficiencia, según la edad, ni en el comportamiento adaptativo.
Prevalencia: Son escasos los estudios epidemiológicos de este trastorno, se estima que es
un trastorno mucho más frecuente que el autismo. Se observa más en niños que niñas y al parecer
no hay diferencias por grupo socioeconómico. Los criterios diagnósticos según el DSM IV para este
trastorno son:
Los síntomas de autismo usualmente aparecen durante los primeros tres años de la niñez y
continúan a través de la vida. Estas personas, a menudo responden anormalmente a sonidos, el
tacto u otros estímulos sensoriales, muchos muestran una sensibilidad reducida al dolor. También
pueden ser extraordinariamente sensitivos a otras sensaciones. Estas sensitividades no usuales
pueden contribuir a síntomas de comportamiento, como resistirse a ser abrazado. Así mismo,
ocasionalmente, pueden tener comportamientos que necesiten hacer o que repiten
constantemente, como no poder escuchar lo que se les dice hasta que no pongan los lápices en
línea, o decir la misma frase una y otra vez. Pueden batir sus brazos para demostrar que están
contentos o se pueden lastimar para expresar que no lo están.
Las personas con autismo, guardan la información en imágenes (como fotografías) y los
conceptos y definiciones los logran por generalización, es decir, por la asimilación de múltiples
imágenes de un mismo concepto se generan una serie de características similares que le permiten
establecer una definición por la relación entre ellas; de ahí la importancia de usar lenguaje
descriptivo para facilitar el entendimiento, tal cual como una pintura o retrato.
Algunas personas con autismo presentan inhabilidad para separar y bajar el volumen dentro
de su oído a aquellos sonidos que interfieren, distorsionan o vician el entorno. Por esto es
comprensible las posibles rabietas que pudieran tener al no discernir los sonidos, ya que a ellos
llegan todos al mismo nivel sensorial.
A las personas con autismo les resulta muy difícil darse cuenta de las emociones de la
persona que tiene enfrente, de ahí su inhabilidad social, ya que ellos no discriminan fácilmente si
alguien está enojado o contento. La manera de ayudar a establecer un vínculo social es no dando
nada por obvio, diciéndole nuestro estado de ánimo, siendo esto algo que tendrán que aprender
durante toda su vida.
Las personas con autismo tienen todos sus sentidos muy sensibles. Sienten la frustración
que les origina el no poder darse a entender y comunicar sus necesidades a los demás, originando
de esta manera dos reacciones: la rabieta o la autoestimulación. Cualquier movimiento repetitivo o
quedarse inmóvil viendo a un punto fijo, hace que la mente se bloquee de todos los estímulos
externos, lo cual causa un grado de placer y relajación en ellos.
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