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LA VISION NOCTURNA

Por Victor Ferrazzano

En la década de 1950 y tras un grave accidente ocurrido en el Mar del Norte,


los investigadores dictaminaron que “el radar era una amenaza para la
navegación, toda vez que el oficial de guardia deba ejercer también las
funciones de vigía durante las horas nocturnas”

Y aunque en la actualidad sabemos perfectamente que el radar constituye


una valiosa ayuda a la navegación, ya que es un elemento para evitar
colisiones, trataremos de entender el por qué de la afirmación anterior.

Todos sabemos que debemos ir al puente de mando a tomar la guardia unos


15 minutos antes de la hora que nos corresponde hacerlo. Por ejemplo, si
tenemos que hacer la guardia de 4 a 8 de la mañana, debemos presentarnos
en el puente a las 03:45 hs.

Esta conducta general, obedece a tres motivos principales:

 siguiendo con el ejemplo anterior, nos corresponde relevar al oficial que


ha estado haciendo la guardia de 00:00 a 04:00 hs. Este oficial termina
su guardia a las 4 de la mañana, por lo tanto, nosotros no podemos
presentarnos en el puente a esa hora, porque de seguro habrá novedades
de las que tenemos que tomar conocimiento: el rumbo a mantener, el
próximo cambio de rumbo, las comparaciones entre el girocompás y el
compás magnético, el error del primero y el desvío del último, la deriva y
el abatimiento, el tráfico, los pronósticos meteorológicos, el estado de la
visibilidad, etc, etc, etc, por lo cual, si nos presentamos a tomar la guardia
a las 4 de la mañana, el oficial saliente debe perder valiosos minutos de su
descanso en pasarnos todas estas novedades fuera de su horario.

 De acuerdo con el punto anterior, en esos 15 minutos, aprovechamos para


tomar conocimiento de todas las novedades, tanto de las que han
ocurrido (por ejemplo, “a las tres de la mañana se activó una alarma de
mal funcionamiento de la bomba 1 del timón”) , como las que han de
venir, (“vienen tres buques de vuelta encontrada, cuyos nombres y
calados son... y en la boya XX hay que realizar el cambio de Práctico”)

 Y fundamentalmente, para ir acostumbrando nuestros ojos a la visión


nocturna.

La visión nocturna es, por lo tanto, la habilidad para poder ver objetos en
entornos con muy bajos niveles de iluminación. En completa oscuridad
nuestros ojos tardan aproximadamente unos 20 minutos en acostumbrarse a
la poca luminosidad que caracteriza las guardias de las horas nocturnas. Por
ejemplo, cuando a las 03:45 hs ingresamos al puente, lo hacemos tanteando
con las manos a medida que avanzamos caminando por el interior del
mismo, el que está completamente a oscuras, a excepción de la tenue
iluminación que proviene de los instrumentos de navegación. A medida que
pasa el tiempo iremos viendo cada vez más cosas al principio “estaban
ocultas” en la oscuridad y de seguro a las 4 de la mañana ya podremos
caminar por el interior del puente con total solvencia y sin la ayuda de las
manos, porque nuestros ojos ya se acostumbraron casi por completo “a la
visión nocturna”.

Algunos autores consideran que nuestros ojos alcanzan ese estado cuando en
completa oscuridad se puede ver el reflejo de un pequeño led (diodo emisor
de luz) de color rojo sobre una pared a unos 6 metros de distancia.

Volviendo entonces a los años de 1950, hay que comprender que en esa
época los radares eran del tipo de tubo de rayos catódicos con pantallas
revestidas de fósforo. Se trataban entonces de pantallas muy brillantes y la
sola mirada de las mismas, aunque sea por breves instantes, anulaba
inmediatamente el acostumbramiento adquirido, por lo que debíamos
emplear los siguientes 15 minutos en volver a acostumbrar los ojos a la visión
nocturna. Si en el puente había además un marinero cumpliendo las
funciones de vigía, éste lograría ver cualquier cosa que apareciera en el
horizonte, ya que sus ojos seguían acostumbrados a la visión nocturna
porque su obligación de vigía no era observar el radar sino el horizonte. Pero
si no había ningún vigía, la situación se tornaba riesgosa, ya que el barco
debía navegar durante varios minutos con su oficial de guardia incapacitado
por tener éste un estado de visión nocturna completamente inadecuado.

Hecha esta introducción, pasemos a analizar los factores biomédicos de la


visión nocturna:
Observando la figura 1, podemos ver que la luz ingresa al ojo por la córnea y
después de pasar por el cristalino, llega a una superficie que recubre el
interior del ojo: la retina.
FIGURA 1: EL OJO HUMANO

La retina contiene células fotosensibles que convierten la energía luminosa


en impulsos eléctricos, que se envían al cerebro a través del nervio óptico.
Posteriormente el cerebro “interpreta” estos impulsos como imágenes.

La retina contiene dos tipos de células fotosensibles muy diferentes y que se


denominan “conos” y “bastones”. Los conos son la clase de células que
permiten la visión de los colores y están presentes en toda la retina, aunque
mayormente concentrados en una región denominada como la “Fóvea”, que
es la parte de la retina que está localizada sobre el eje de la visión (Figura 1 y
figura 2) y por lo tanto es el lugar donde inciden las señales de todas aquellas
cosas que miramos en forma directa. La fóvea es entonces el centro del
campo visual de una persona y por lo tanto, la zona de la retina que puede
percibir detalles y sutiles cambios de color con la máxima resolución. El
resto de la retina está conformada por conos y bastones, salvo en el lugar por
donde el nervio óptico sale del ojo, donde no hay ninguna clase de células
fotosensibles y donde hay un punto ciego para la visión. (Figura 1)
FIGURA 2: DETALLE DE LA FOVEA

Si bien es cierto que los conos están preparados para detectar colores y finos
detalles, sin embargo, tienen una gran limitación: necesitan que haya un
gran nivel de luminosidad para poder cumplir con este propósito.

Los bastones, en cambio, tienen gran capacidad para detectar el movimiento


de los objetos que están alrededor nuestro y pueden cumplir con este
propósito aún a costa de muy pobres niveles de iluminación. Son por lo tanto
la clase de células que ayudan a mantener un adecuado nivel de visión
nocturna ya que son sensibles a la luz unas 10.000 veces más que los conos.
Debido a que los bastones no están localizados en el eje de la visión, para
poder ver objetos en la oscuridad habrá que observarlos de manera indirecta,
es decir, dirigiendo la visión levemente a un costado de los mismos (entre 5 y
10°).
Este efecto se muestra en la figura 3: en pleno día, con el objeto situado en el
eje de la visión, los conos permiten verlo en colores y con la máxima
resolución. Pero de noche, este sector tan privilegiado ofrece la mayor
incapacidad para ver algo en esa dirección. Sin embargo, recordemos que
estarán actuando los bastones, por lo que será necesario desviar levemente la
mirada para poder ver esos objetos, pero recuerde que los bastones, por su
ubicación en la retina (fuera del eje óptico) no permiten la visión en máxima
resolución.

FIGURA 3: ACCION DE LOS CONOS Y BASTONES


Los bastones tampoco permiten la visión en colores y presentan un gran
inconveniente: si en plena oscuridad, con los ojos ya acostumbrados a la
visión nocturna, observamos una fuente de luz intensa, la acción de los
bastones se anula inmediatamente. Suele ocurrir cuando se conduce un
automóvil durante la noche y viene un vehículo en sentido contrario al
nuestro. La potencia de sus luces blancas puede encandilarnos y hacernos
perder por completo el acostumbramiento a la visión nocturna (Figura 4).

FIGURA 4: CERRAR UN OJO PARA PROTEGER LA VISION NOCTURNA

Para evitarlo, hay dos técnicas: la primera consiste en cerrar un ojo hasta que
otro vehículo haya pasado, y luego abrirlo. De esta manera habremos
conservado por lo menos un ojo a la visión nocturna mientras que el otro
deberá tomar unos 20 minutos en volver a hacerlo. La otra consiste en ver
con ambos ojos la línea blanca que queda por nuestro lado derecho, hasta
que el vehículo haya pasado. Si ambos vehículos hacen lo mismo, deberían
pasarse lo más separadamente posible. Para que los bastones puedan
cumplir con su propósito, deben generar un pigmento muy particular, el que
está compuesto por una parte proteínica (opsina) y por una vitamínica (la
vitamina A). El mencionado pigmento recibe el nombre de “rodopsina” y
hace que los bastones se vuelvan altamente sensibles a la luz más tenue. Pero
como ya se dijo, la rodopsina se destruye si recibe una fuente de luz de gran
intensidad, aunque hay una excepción que debemos conocer: la rodopsina
no resulta afectada por fuentes de luz roja y por este motivo, durante las
horas de guardia nocturna, en los puentes de navegación se utiliza este color
de luz para iluminar distintos sectores del puente, ya que la luz roja no causa
efectos negativos sobre el acostumbramiento de los ojos a la visión nocturna.
Según lo que hemos visto hasta ahora, los tiempos de adaptación de los
conos y de los bastones a los distintos cambios de luz son entonces muy
diferentes: así por ejemplo, si salimos del puente y pasamos a un lugar muy
iluminado, los conos se adaptan al cambio de luz casi inmediatamente,
mientras que al revés no ocurre lo mismo y se necesitan, como ya se dijo, de
unos 20 minutos para que los bastones puedan generar la rodopsina
necesaria para facilitar la visión nocturna.

La figura 5 muestra el espectro de luz visible. A la izquierda podemos ver el


color de la luz y a la derecha, su longitud de onda, en nanómetros.

FIGURA 5: ESPECTRO DE LUZ VISIBLE


El ojo humano tiene entre 6 y 7 millones de conos. Los conos no son todos
iguales: en la fóvea se concentran los conos que son fotosensibles a
longitudes de onda de aproximadamente 555 y 680 nanómetros (que
corresponden a las longitudes de onda de los colores rojo y verde). Por fuera
de la fóvea los conos son sensibles a longitudes de onda de 450 nanómetros,
que corresponden al color azul. El efecto resultante es que los objetos verdes
y rojos se pueden observar muy nítidamente, mientras que los azules, un
poco fuera de foco.

La “ceguera de visión nocturna” se produce cuando los bastones pierden la


capacidad de generar rodopsina en cantidades suficientes. Recordemos que
la misma tenía una parte vitamínica, la vitamina A. La ceguera de visión
nocturna se puede evitar entonces, consumiendo alimentos ricos en vitamina
A, tales como los arándanos, las zanahorias, coles, espinacas, calabazas,
leche, huevos, entre otros.

Para finalizar, complementaremos el tema “punto ciego del ojo”, que se ha


mencionado brevemente en esta nota. Habíamos dicho que el punto por el
cual el nervio óptico sale del ojo, carece de células fotosensibles, generando
en ese lugar un “punto ciego”.

Vamos a confirmar su presencia con el auxilio de la figura 6: Con ambos ojos


abiertos, podremos ver una aeronave a nuestra izquierda y una cruz negra en
forma de X a la derecha de la pantalla.

Hagamos ahora el siguiente experimento: ubíquese a una distancia de la


pantalla, equivalente a la de tener los brazos extendidos, cierre su ojo
izquierdo y mire sobre la figura 6 la imagen del avión que vuela delante suyo:
si lo hace no podrá ver la “X”, que representará la posición del punto ciego de
su ojo derecho. Si en cambio usted cierra su ojo derecho y se concentra en
ver la “X”, no podrá ver la aeronave que vuela delante suyo y a su izquierda,
marcando en este caso, la posición del punto ciego de su ojo izquierdo.
El haber mirado la figura con ambos ojos abiertos y el haber podido ver
ambos objetos, confirma la aseveración de que cada ojo “compensa” el punto
ciego del otro.

FIGURA 6. PUNTO CIEGO DEL OJO

Fuentes:

 Pilot´s Handbook of Aeronautical Knowledge. Capítulo 16: Aeromedical


Factors. Año 2008. Federal Aviation Administration. Department of
Transportation. U.S.A (FAA-H-8083-25A)

 Instrument Flying Handbook. Capítulo 3: Human Factors. Año 2012.


Federal Aviation Administration. Department of Transportation. U.S.A
(FAA-H-8083-15B)

 Artículo “Cómo mejorar la visión nocturna”. Clínica Baviera.


http://www.clinicabaviera.com/blog/...
“http://www.clinicabaviera.com/blog/mundo-baviera/mejorar-vision-nocturna/”

 Artículo “La visión y la adaptación a la oscuridad”. Sur Astronómico.


http://www.surastronomico.com/not-5...
“http://www.surastronomico.com/not-561-la-vision-y-la-adaptacion-a-la-oscuridad.html”

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