IRENE VALLEJO
ríamos toda la familia endeudada para
«MI PADRE ME CONTABA LOS CUENTOS
DE LA ODISEA ANTES DE DORMIR»
Su vida son las pala-
bras. Hace ensayos,
columnas, libros juve-
niles, novelas... donde
regatea con el pasado
para construir futuro
Texto: Picos Laguna
Fotos: José Miguel Marco
«La cultura no es un lujo,
un lujo es un yate; es la forma
de construir nuestra realidad»
«Adoro las palabras. Las usa-
mos como herramientas, pero
son metáforas condensadas»
06 HERALDO
DOMINGO
jo, en sus primeros años también. Fueron
La lectura, la letras, las historias, los mi-
tos, los héroes griegos, romanos... lo son
todo para esta mujer que vive inmersa en
el mundo de las palabras a las que inte-
rroga hasta alcanzar su porqué. A ellas
les debe todo, su vocación más profunda
por la escritura, su aliento vital, su refu-
gio en el largo calvario junto a su padre
hasta su último adiós y en el doloroso
arranque al mundo de su hijo. Irene Va-
llejo (Zaragoza, 1979) es pura vida mar-
cada en su inmensa mirada, en esa pupila
que nos refleja como pequeños muñecos.
Estudió Filología Clásica para poder leer
en latín y griego las historias que su pa-
dre le contaba. La Odisea, la Ilíada. Dice
que creció entre libros y que se enamoró
de la mitología de niña, de la que sigue
bebiendo cada día. Porque su mundo es
un mirar hacia el futuro ofreciendo el
ayer. «Me encanta la mitología y para
construir el porvenir necesitamos releer
el pasado porque estamos constante-
mente utilizándolo como material de
construcción. No podemos cambiar y
llegar a la sociedad que queremos si no
revisamos los mitos y encontramos lo
que realmente ocultan». Y esta es la cla-
ve para alguien que siempre quiso escri-
bir, que hace ensayo, literatura juvenil,
relatos cortos, novela, columnas en HE-
RALDO; que lleva la pasión por la lectu-
ra a los institutos, donde arranca voca-
ciones a adolescentes inquietos y sensi-
bles, como lo fue ella, pero también a
pueblos donde a veces es difícil soñar.
Escucharla es vivir muy dentro, sentir in-
cluso, todo lo que te cuenta y escucharlo
en un lenguaje pulido, exquisito, casi
perfecto. «Soy una especie de conferen-
ciante ambulante», dice. Premio ‘Sabina
de Plata’, le gusta tener un libro entre las
manos, sentir el papel, saborearlo como
un objeto de belleza, «y esto es gracias al
libro electrónico, porque ha hecho que el
papel sea cada vez más bonito». Y habla
con dedicación sobre los clubes de lectu-
ra que mantienen vivos los libros. Por-
que, «lo malo del mundo editorial es que
eres novedad, duras tres semanas en las
librerías y luego desapareces, y ¿cómo
consigues que tenga un recorrido y lle-
gue a los lectores? Es una lucha por el es-
pacio vital, porque enseguida viene otra
novela y te lo quita. Los clubes de lectu-
ra, los institutos, esos circuitos de lecto-
res resisten a la locura de la mercadotec-
nia y del marketing porque alargan la vi-
da de los libros».
Qué le da la escritura
Meterme en mi mundo, crear de la nada,
sosteniendo en pié algo que está solo en
tu concentración. Con la mente ves,
construyes los espacios, los personajes,
los rostros y es maravilloso porque es
como vivir entre dos lugares. Tiene sus
inconvenientes, porque se te olvida todo,
se te queda la cazuela en el fuego...
Empezó usted muy joven.
No sé cuando empecé, diría que hasta
antes de escribir, porque a mi lo que me
gusta es imaginar y contar, y eso incluso
hay gente analfabeta que tiene talento
para hacerlo. Ya mi padres me dicen que
de muy niña las palabras me apasiona-
pagar la asistencia sanitaria a mi hijo. Si
algo es progreso y civilización es esto.
Es también una manera de devolver algo de
lo que le han dado
Y mi convicción de que la literatura pue-
de adaptar mejor el mundo, que una pe-
queña dosis de belleza ayuda en cual-
quier sitio, incluso en un lugar de sufri-
miento. Las horas tan tensas que pasé en
el hospital, en la uci… Para mi era un ali-
vio mirar por las ventanas que dan al
parque, ver los árboles. El arte y la cultu-
ban, las expresiones, los refranes, eso de
«se te ve el plumero» y preguntar, inves-
ra, pese a lo que piensan muchos, no es
un adorno del que prescindimos cuando
tigar qué plumero, de dónde viene. Siem- estamos en crisis y en los momentos du-
pre he tenido un relación especial con ros. Es un puntal que nos ayuda a sopor-
las palabras, era lo mío; siempre he que- tar lo demás.
rido dedicarme a esto, es mi única voca- ¿La cultura ligada al ocio?
ción y ya con 8 años escribía que de ma- También tenemos la obligación de entre-
yor quería ser lo que soy hoy.
Usar el pasado para nuestro presente.
tener. Quienes estamos aquí sabemos
que debemos movilizar las emociones,
El presente está lleno de pasado, lo in-
cluye, lo engloba y yo siempre estoy en
crear suspense, es lo que mantiene a un
lector atado al libro. Esta parte existe, el
ese viaje. Me interesa el hoy, ir atrás, y problema es que sea la única y la cultura
volver; lo hago por vocación y por for- es mucho más que sólo eso. Si no lees no
mación, soy filóloga clásica, y porque ahí aprendes a pensar. La democracia nece-
está la clave. Porque muchos de nuestros sita ciudadanos formados y necesitamos
pensamientos o actitudes sin que nos de- más crítica, más reflexión, y es impor-
mos cuenta están empapados de esos re- tante que los ministerios educativos lo
latos con los que nos hemos formado, y entiendan así, que no se cuestionen las
que seguimos conociendo en versiones Letras porque a veces hasta los profeso-
contemporáneas adaptadas. res se sienten acorralados. La cultura no
Tiene como foto de perfil en su móvil una sólo es entretenimiento, es el poso que te
imagen suya firmando con una pluma ro- permite llevar el día a día, y también es
ja. Es casi una definición de sí misma. una industria no hay que olvidarlo. No es
Fue un regalo de una lectora en la feria un lujo, un lujo es un yate, es la forma de
del libro, y me pareció un detalle muy construir nuestra realidad, es educación,
bonito. Sí, es un poco un manifiesto de y no tiene por qué ser gratis porque es-
esa idea mía que de todo lo que nos pre- cribir, o hacer una película, es una profe-
cede es lo que nos define, y está ahí, es la sión y tiene que haber cauces institucio-
pluma, la tinta, todo lo que se ha escrito, nales para que la cultura pueda seguir
lo que está detrás de lo que hemos hecho trabajando.
nosotros. Y me molesta un poco ese ada- ¿Por qué se fue por la cultura clásica?, hoy
nismo de algunos que creen que nos lo no es muy común.
inventamos todo, que todo es nuevo, que Mi flechazo con los clásicos y la mitolo-
se crea de la nada. Yo soy muy conscien- gía es infantil empezó con mi padre, que
te de esa deuda con el pasado. Además, me contaba por las noches antes de dor-
escribimos porque primero hemos leído. mir los cuentos de la Odisea. Tuve la
Es ese poso cultural que parece que va en suerte de nacer en una familia que vivía
contra de la sociedad de hoy, donde todo el arte, las letras... y siempre me han en-
debe ser rápido, joven, distinto. tendido y apoyado, porque nunca han
También de esas carencias nacen otras pensado que esto es un entretenimiento
corrientes y los hay quienes reivindican de tiempo libre, no, no. Cuando yo llegué
tradiciones, con una imagen muy ideali- mi casa estaba forrada de libros y yo los
zada del pasado. Es curioso que en el si- toqué, los mordí, jugué con ellos desde
glo XXI estemos debatiendo en política pequeñísima. Había unos dibujos en te-
sobre la Reconquista, la conquista de levisión, ‘Ulises Galáctico’, que me en-
América… la construcción de nuestra cantaban y mi padre me contaba cómo
identidad a partir de esos símbolos o en ese no era el verdadero Ulises y así me
contra de ellos. Idealizar demasiado el fue relatando noche tras noche las histo-
pasado es muy peligroso y también muy rias de la Odisea. Me gustó tanto, que me
tentador, pero es que no hemos conocido regalaban libros de mitología griega para
sus inconvenientes, el hambre o las con- niños, de mitologías romana, nórdica,
diciones de vida. Yo no hubiera querido oriental, y ya no tuve Blancanieves, ni
nacer en ninguna otra época anterior, me Bella Durmiente, sino la droga dura de
hubiera gustado conocerla, zambullirme, los mitos, porque son historia difíciles.
pero no nacer en esa época Por ellos también aprendió latín y griego.
Casi al final de su currículo incluye su par- A mi me apetecía mucho estudiar Filoso-
ticipación en el proyecto Believe in Art, que fía pero aquí no había y mis padres me di-
introduce el arte y la literatura en el Hos- jeron que mejor me quedara en Zaragoza.
pital Infantil a los niños ingresados. Pensé también que si estudiaba Filología
Hicimos un trabajo precioso, escritores e Hispánica nunca aprendería latín y griego
ilustradores. Escribimos textos en las pa- para leer todos esos libros de mitología en
redes y lo pintaron para humanizar las su legua original, mientras que la literatu-
habitaciones donde los niños están hos- ra española sí podía hacerlo. Por eso me
pitalizados. Para mi fue muy importante
porque mi hijo estuvo ingresado en la uci
fui a Filología Clásica. Yo adoro las pala-
bras, son mi vida. Las utilizamos como he-
nada más nacer con un grave problema rramientas, pero tienen sus historias y mu-
respiratorio, y el primer año de su vida chas veces son metáforas condensadas.
estuvo constantemente ingresando. Ne- Usted es de Zaragoza y es una suerte que
cesitó un tratamiento muy exigente y haya podido desarrollar su carrera aquí.
tengo una deuda de gratitud con la Sani-
dad Pública, inmensa. Está mucho mejor,
Ha sido duro llegar a vivir de esto, sobre
todo porque he tenido que parar varias
necesita aún apoyo, va al colegio donde veces mi carrera para dedicarme a los
le ayudan mucho; tiene 5 años. A él le cuidados. A mi padre le diagnosticaron
han salvado la vida. Si me hubiera pasa- un cáncer y le estuve acompañando los
do en Estados Unidos, por ejemplo, esta- últimos años de su vida, y después mi hi-
Heraldo de Aragón, 3 de febrero de 2019 Heraldo de Aragón, 3 de febrero de 2019
dos momentos muy duros en los que tu-
ve que dejar casi todo.
Cómo se retoma.
Fue difícil, intenté no dejarlo totalmente.
Pero fue muy duro porque te deja mucha
fatiga, porque además los cuidados son
muy importantes para la sociedad pero
están muy poco valorados. Dan escasas
facilidades para que una persona –y no lo
digo por mi–, pueda volver a retornar su
trabajo, porque muchas veces tiene que
dejarlo, y también a su familia, por acom-
pañar a enfermo. La sociedad no da nin-
guna facilidad para volver. Una persona
que se descuelga profesionalmente a esa
edad, porque suele ser en un momento
de madurez, lo tiene muy complicado
porque además cuidan a la vez a familia-
res y a sus hijos. Con mi padre fueron al-
go más de 3 años, aunque no dejé de tra-
bajar del todo, porque hice la investiga-
ción previa de mi novela, de lecturas; y
las columnas de HERALDO. Tuve la
suerte de que la literatura, la lectura en
esos momentos fuera un refugio, era lo
que necesitaba. Yo me puedo transportar
con un buen libro, desaparezco de mi
mundo, por suerte para mi. Es el descan-
so, saber que existe mundo fuera de la
enfermedad, de los médicos, del hospital.
Tampoco lo he hecho sola, he tenido mi
apoyo familiar y mi marido, porque los
dos hemos pagado un precio profesional
alto, porque tendríamos más proyectos,
habríamos hecho más cosas.
Cuando era joven y más soñadora, ¿pensa-
ban que estaba loca por su pasión por las
libros, los mitos?
Un poco sí, era el bicho raro, aunque
siempre he reivindicado las rarezas en
un mundo que cada vez se va haciendo
más homogéneo. Es difícil cuando eres
adolescente y tienes más inseguridades,
pero cuando llegué al instituto me en-
contré gente con inquietudes como yo.
Es una suerte tener una vocación fuerte.
Sí, pero es tener una exigencia perma-
nente, un dedo que te señala si no estás
avanzando en el camino que sabes que es
el tuyo, porque siempre te estás ponien-
do a prueba, haciendo balances para ver
si estás avanzando. Ahora ya, con mis ex-
periencias vitales, me encuentro en un
buen momento en el que realmente pue-
do vivir de lo que me gusta. Estudié mu-
cho para quedarme en la Universidad y
luego no fue posible, porque yo quería
quedarme ahí por esa idea de tener un
trabajo estable, con seguridad económi-
ca para dedicarme a la escritura. Sin em-
bargo, por otros caminos he llegado don-
de yo quería, por los renglones torcidos,
y mejor, porque la Universidad es muy
absorbente y no hubiera tenido ni el re-
poso ni la capacidad para dedicarme a
otra cosa.
Quizá era así su destino.
He llegado donde quería sin llevar la
brújula, porque ha sido la vida la que me
serpenteado por caminos diferentes has-
ta el punto donde yo quería. Sé que es di-
fícil vivir de esto, lo he conseguido con
todos los malabarismos de la maternidad
y ahora esta vida me gusta. Me gustan
mis conferencias y charlas, y darlas con
cierto grado de actuación, porque en el
instituto hice teatro; y tuve unos profeso-
res que me marcaron muchísimo, la de
Literatura, Carmen Tomeo, con la que
aun mantengo relación; la de filosofía, la
de griego, por la que acabé estudiando
clásicas. Y les digo a los profesores de
instituto que su tarea es importantísima,
porque crean vocaciones. Son los arqui-
tectos de lo que va a venir. Es cuando se
abre todo el abanico y eliges qué va a ser
tu vida después.
HERALDO
DOMINGO 07