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Donde pintura y fotografía se encuentran.

Saul Leiter: ¿El fotógrafo pintor, o el pintor fotógrafo?

Paula Puigmartí Esteva


Teoría de las artes, Jordi Ibañez
MECLAP, 2016.
‘My work might be described as a search for certain notions of beauty. It’s an

old-fashioned idea. The word ‘beauty’ is not particularly liked these days. People

like Renoir are not taken as seriously because, maybe, the paintings are beautiful

– which isn’t thought enough.’

Saul Leiter, 2013

«El cuadro siempre pretendió ser contemplado por uno o pocos espectadores. El

que. A partir del siglo XIX, lo empezara a contemplar simultáneamente un

público extendido es un primer síntoma de la crisis de la pintura; crisis que no

provocó sólo la fotografía sino, también, la pretensión de la obra de arte de llegar

a las masas.»

Walter. Benajmin.
Valery escribió: «siempre debe uno disculparse por hablar de pintura. Pero hay buenas

razones para no callar. Todas las artes viven de palabras. Toda obra exige respuesta, y

escrita o no, inmediata o meditada, alguna «literatura» es siempre inseparable de lo que

empuja al hombre a producir y de las producciones que son efectos de ese curioso

instinto»1, así pues, hablemos de pintura.

Hablar de pintura en el siglo XXI no es tarea fácil, como bien apunta Mariano

Navarro en su articulo ¿Qué es la pintura hoy?,2 «si intentamos saber qué es la pintura

hoy debemos considerarla como referente imprescindible y, a la vez, como profeta de su

propia muerte». La muerte de la pintura, es una vieja cuestión que continua

replanteándose. Que la pintura “ha muerto” viene afirmándose en el tiempo, sin embargo,

como se ha demostrado una y otra vez, no es del todo cierto. Lo pictórico sobrevive pese

que no sea en su forma tradicional. Ya no existe una única forma de entender la pintura,

ésta lucha por sobrevivir y para ello busca sus límites y se esfuerza en superarlos. Existe

una persistencia de lo pictórico.

La comunicación pictórica – signos, símbolos, imágenes, colores sobre una

superficie plana – es uno de los más antiguos y ricos inventos del ser humano. Se inició

en las rocas y las superficies de las vasijas de barro, luego se trasladó a las paredes,

paneles de madera, el cobre y el lienzo. Ahora el mundo de la imagen ha ampliado

enormemente sus horizontes, e incluye pantallas plasma, novelas gráficas, carteles, o el

mundo virtual, entre otros. Aun así, la pintura sobre una superficie portátil sigue siendo

uno de los medios más eficientes e íntimos de expresión.


1
VALERY, P. «En torno a Corot» en Piezas sobre arte. Madrid: Machado libros, 2005. Pág.
2
-NAVARRO, M. (2009). ¿Qué es la pintura hoy?. [online] Elcultural.com. Disponible en:
http://www.elcultural.com/revista/arte/Que-es-la-pintura-hoy/25279 [21 Mayo 2016].
«La pintura supera a la música porque no se ve obligada a morir en cuanto

nace, como ocurre con la desventurada música… La música, que se

desvanece en cuanto ha surgido, va por detrás de la pintura, que ha alcanzado

la eternidad con el uso del barniz.»

Leonardo da Vinci3

«El parangone –«comparación» en italiano– se utilizó en el Renacimiento y en el

Barroco para proclamar la superioridad de una de las artes sobre las demás, se trataba

pues de una competición entre éstas. Leonardo, entre otros, elaboró un parangone para

mostrar la supremacía de la pintura y así legitimar la posición social de los pintores. En

la actualidad no existe una jerarquía en torno a las artes, pero en los siglos XIX y XX

como apunta Arthur C. Danto:

«Se dio un parangone bastante largo entre fotografía y pintura. Nadie podría

aservar que haya sido el último parangone de la historia del arte, […] difería del

típico parangone en que los términos de la comparación eran dos formas de arte,

pero sin embargo había una cierta resistencia algo persistente a clasificar la

fotografía como arte. […] Al tener noticia de la invención de Louis Daguerre, el

pintor Paul Delaroche supuestamente certificó: “A partir de hoy, la pintura ha

muerto”. Nadie hasta donde he podido saber, ha podido asegurar que Delaroche

afirmara esto en realidad, y se desconoce cuales fueron sus palabras exactas. […]

seguramente que Delaroche pensaba en lo irracional que puede resultar para un

ser humano aprender a utilizar instrumentos como lápices y pinceles con los que

crear imágenes del mundo cuando con un mero clic del obturador – algo para lo

que no se requiere ninguna habilidad – podía hacerse un retrato o un paisaje que

excediera en fidelidad realista lo que la mayoría de los artistas podían conseguir.»


3
DA VINCI, Leonardo. Frammenti litterarii e filosofíci, citado en Walter Benjamín “La obra de arte en la época de
la reproducción mecánica”. Madrid: Casimiro 2010. Pág. 44 [nota 23]
Saul Leiter pese a ser reconocido por sus magnificas fotografías, que tiñeron de

color la ciudad de Nueva York, pintaba sin cesar. Leiter es por tanto, un ejemplo de la

fuerza que ejerce la pintura en los artistas, una práctica que no parece ser fácil de

abandonar pese a disponer de nuevas técnicas o de la propia fotografía. Luis Gordillo en

una entrevista en 2015 manifestaba lo siguiente:

«Los pintores se perciben ahora como esos chicos soñadores,

reaccionarios, conservadores. La pintura ya está considerada casi fuera

de la historia. Los que pintamos tenemos que hacer ejercicios mentales

para concienciarnos de que podemos hacerlo, de que tiene sentido y no

es fácil. Porque yo creo que tiene sentido. Y eso que yo no soy un caso

típico de pintor. En parte los pintores, precisamente por ese complejo,

tendemos a innovar, a pintar sobre la pared, a meter collage, fotografía,

relieve. Se han hecho todo tipo de variaciones sobre la pintura.»4

Estas palabras nos muestran a donde nos ha conducido el transcurso de la historia

de la pintura. La pintura agoniza, pero eso no significa que sea un cadáver, sino que lucha

por sobrevivir. Las palabras de Gordillo, muestran también la persistencia de lo pictórico,

conservando o no el objeto canónico que es el cuadro de caballete. Leiter pintaba, pero

no sobre el soporte tradicional, más bien al contrario, pero lo importante es que siguió

pintando. Lo que está muriendo, es el cuadro como espacio único para la pintura. El

cuadro habrá muerto, pero la pintura o lo pictórico en sentido amplio sobrevive, el

concepto de lo pictórico se ha dilatado. La pintura es un terreno perfectamente capaz de

plasmar cualquier inquietud artística.


4
Luis Gordillo, entrevista de ACHIAGA, P. (2015). Luis Gordillo: "La pintura ya está situada casi fuera de la
historia". [online] Elcultural.com. Disponible en: http://www.elcultural.com/noticias/arte/Luis-Gordillo-La-pintura-
ya-esta-situada-casi-fuera-de-la-historia/8300 [16 Mayo 2016].
Cuando Danto habla del fin del arte no se refiere al hecho de que no se vayan a

crear más obras de arte, sino que quiere señalar el fin de la historia del arte, lo que implica

que los artistas se liberan de ella y son capaces de hacer cualquier cosa que deseen. El fin

del arte, es en definitiva, el fin del los relatos legitimadores, el fin de Vasari y el fin de

Greenberg. A partir de este momento la pintura deja de ser el medio privilegiado del arte

y pasa a ser un medio de expresión más. No existe una forma de arte más verdadera o

legitima porque todo está permitido. «Para Danto el fin del arte significa pluralismo

estructural, […]. Un mundo pluralista del arte, requiere una critica pluralista del arte, lo

que significa que una critica no dependa de una narrativa histórica excluyente. Más aun,

es propio de la época posthistórica del arte que el artista no se adhiera a un solo canal

creativo, que se sirva de su multiplicidad de medios de expresión, que reinterprete y haga

uso libre de estilos y obras artísticas tradicionales»5.

Saul Leiter, nació en Pennsylvania en 1923. Su primer contacto con la fotografía

fue muy temprano, con tan sólo 12 años le pidió, sin saber muy bien porque, una cámara

a su madre. Mientras estudiaba teología se interesó por la pintura, y desafiando los planes

de su padre de formarlo como rabino, se mudó a Nueva York en 1946 decidido a

convertirse en pintor. Lo que Leiter desconocía es que una vez allí, acabaría dejando los

pinceles a un lado a favor de los haluros de plata. Fue su amistad con el pintor Richard

Pousette -Dart y el fotógrafo Eugene Smith lo que propició que profundizase en su interés

por la fotografía. Pero no por ello, le sería infiel a la pintura, se sirvió indistintamente de

ambas para expresarse, pintura y fotografía acompañaron a este magnifico artista a lo

largo de su vida, tanto artística como personal. Además, en la obra de Leiter pintura y


5
ERN, Alexandra Julia. La modernidad, posmodernidad y el fin del arte. [online] Disponible en:
http://es.slideshare.net/alessa8/la-modernidad-posmodernidad-y-el-fin-del-arte [22 Mayo]
fotografía se entrelazan constantemente, alimentándose la una a la otra, mostrándose

incluso casi inseparables. Su mayor logro consistió en incorporar el poder de

representación de la pintura en sus fotografía. Para Leiter no existía un abismo entre

fotografía y pintura que las separase, era consciente de que eran medios distintos, pero

que podían complementarse el uno al otro. Jamás abandonó la pintura para profundizar

exclusivamente en el medio fotográfico y las técnicas que éste le proporcionaba, sino que

llevó consigo todo su bagaje pictórico al campo de la fotografía, y el resultado es

asombroso: sus fotografías no rechazan la pintura sino que la avivan.

Se mantuvo indiferente a su reconocimiento artístico y a las tendencias en boga,

convencido de que el mundo real tiene mucho más que ver con lo que está oculto que con

lo que se ve. Alejado del mundo institucional, deambulaba por las calles de Nueva York

sin ningún fin, más allá de hallar belleza y capturarla con su cámara. Ya lo dijo Van Gogh

«encuentra bello todo lo que puedas; la mayoría no encuentra nada lo suficientemente

bello». Y así actuó Leiter, se lanzó a las calles de una de las ciudades más famosas del

mundo, en busca de belleza, y la encontró.

“I may be old-fashioned, but I believe there is such a thing as a search for beauty

– a delight in the nice things in the world. And I don’t think one should have to apologise

for it”6, decía Leiter. Era consciente de que el arte que dominaba el panorama artístico en

su época, poco tenía que ver con la idea tradicional de belleza, pero esto no le impidió

construir su propia personalidad artística. En los estudios de los pintores la pintura

empezaba a chorrear por la superficie de grandes lienzos, exaltando el poder del gesto y

del color propio del expresionismo abstracto. Se identificó con aquel universo de color,

pero rechazó el uso de grandes formatos. Su obra pictórica se basa en pequeñas pinturas


6
Leiter, Saul. In no great hurry. (2014). [film] Tomas Leach.
de sutil belleza, en trozos de papel, cartón, cubiertas de libros, sobres, fotografías de su

padre, de su amada, incluso los puños de las camisas viejas.

La auto-consciente anti-estética de los ready made de Duchamp, provocó más

de un siglo de experimentos conceptuales, experimentación que en última instancia,

corría el riesgo de metamorfosearse en un juego académico del arte sobre el arte en la que

el más trivial de los objetos se transforma en un icono simplemente por estar colocado en

un pedestal o en una galería. El mundo del arte se vio atrapado en un bucle de repetición,

caracterizado por la desconfianza de la belleza en sí misma. En ese contexto la belleza

sin ironías de por medio, parecía ingenua y sentimental, o incluso kitsch.7 Pese a ello Saul

Leiter fue fiel a sus ideales, escogió a Pierre Bonnard como su maestro, en lugar de

Duchamp o Pollock, consciente de que esto pondría devaluar su obra. Para Leiter, el acto

de pintar con un pincel tenía una importancia casi religiosa que no tenía intención de

abandonar por el bien de la moda artística. Fue un artista con integridad y autodirección.

A diferencia de muchos de sus contemporáneos, fue impulsado por el placer de la belleza,

no por la angustia o la depresión. Franz Kline intentó una vez persuadirlo para que pintara

en grandes lienzos y así poder exponer junto a los pintores de la Escuela de Nueva York,

pero Leiter estaba comprometido con la belleza, había logrado encontrar su técnica, y no

era la de los grandes gestos sino que era íntima y sutil. Supo mantenerse ajeno a los

vendavales de vanguardia sospechosos de la búsqueda de la belleza.

En un primer momento, su carrera se centró en la fotografía de moda y editorial,

formando parte de publicaciones como Show, Elle, British Vogue, Queen y Nova y

posteriormente su trabajo llamaría la atención de Esquire y Harper’s Bazaar. Se le


7
Warburton, N. (2015). HackelBury Fine Art - Saul Leiter: Finding Beauty. [online] Hackelbury.co.uk. Disponible en:
http://www.hackelbury.co.uk/artists/leiter/a_life_in_colour.html [1 Mayo 2016].
enmarca en La Escuela de Nueva York junto a Robert Frank, Diane Arbus y Livingstone,

caracterizados por ser fotógrafos profesionales que trabajaban para revistas, pero que

dejaron huella con su trabajo personal. Con la moda encontró la forma de pagar las

facturas y así poder seguir viviendo alejado de su autoritario padre. Pero su interés siguió

centrado en deambular por Nueva York junto a su cámara. Distinto siempre, también

rechazó el blanco y negro que se imponía en el medio artístico fotográfico mucho antes

de que Egglestone o Shore lo hicieran. En Nueva York no falta el color y Leiter hizo de

esta característica el protagonista en sus fotografías. Buscaba composiciones cromáticas

sutiles que, como apunta Gloria Cresco Maclennan8, «con frecuencia, se revelaban tras

ventanas empañadas o espejos borrosos, donde el ser humano y los objetos quedan

reducidos a una mancha y aun así consiguen transmitir la fragilidad y la intensidad de un

momento en apariencia intrascendente». Nueva York, fue una ciudad en blanco y negro

hasta que Saul Leiter la retrató, descubriéndonos así un Nueva York diferente, inundado

de color.

Contrariado por las exigencias que imponían a su trabajo los cada vez más

numerosos ejecutivos del mundo editorial de la moda, el artista decidió regresar a la

soledad de su estudio. Fue entonces, cuando comenzó a dedicarle más tiempo a la pintura,

muchas de las veces empleaba sus propias fotografías como soporte, sin jamás dejar de

lado su pasión por observar y eternizar las calles neoyorquinas. “When I did phtography

I wasn’t thinkng of painting. I have been told that some of my photograpfs maybe indicate,

maybe, that I am a painter. [..] Phtogray is abaut finding things. And Painting is diferen,

is about making something», le decía el artista al crítico Vince Aletti, en una entrevista


8
CRESPO MACLENNAN, G. (2016). Saul Leiter, el hombre tranquilo de la fotografía. [online] EL PAÍS. Disponible
en: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/02/22/babelia/1456142327_852142.html. [3 Mayo 2016]:
en mayo del 2013.9 Puede ser que no pensara en pintura de forma consciente cuando

disparaba su cámara, pero es notable la deuda con la pintura que presentan sus fotografías,

que con frecuencia rozan la abstracción, donde el color se vuelve protagonista y cobra la

importancia que solo el pintor domina. «Sus fotos muestran a un artista capaz de extraer

de la fotografía de calle una exquisita paleta de colores y de revelar las composiciones,

formas y texturas que ofrece la realidad cotidiana para quien sepa descubrirlas.»10

Algunas de sus fotografías tienen un aire a collage (véanse imágenes 3 y 4 del anexo):

amalgamas de carteles, colores y reflejos que engañan a la vista en un primer momento y

nos impiden apreciar con claridad la construcción de la escena. La foto no puede

reproducir más que la realidad, las fotos calificadas de abstractas no son más que

imágenes de una realidad que se ha vuelto irreconocible. Toda esa abstracción la consigue

mediante efectos que tienen lugar en la realidad, logrando que sus fotografías rocen la

textura pictórica.

Leiter era un gran conocedor de la Historia del Arte, sus conocimientos en pintura

y la influencia de su amigo Poussette-Dart marcarían su estilo: composiciones inusuales,

geométricas, desbordantes de color. Como se ha mencionado, fue uno de los primeros

fotógrafos que utilizaron el color como elemento clave en sus trabajos. Para él, el color

no era una herramienta sino un fin. Pintura y fotografía logran encontrarse en Leiter, a

favor de hacer surgir estas asombrosas imágenes. En su obra se produce una profunda

conexión entre ambas técnicas artísticas. Es un fotógrafo con ojo de pintor en cuanto a

composición y abstracción se refiere. Sus imágenes poéticas y elípticas son difíciles de


9
Leiter, Saul. [School of visual arts]. (2014, Febrero, 18) Saul leier in conversation with Vince Aletti. [archivo de
video]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=GLUwFf4iv9E
10
PECES, J. (2013). Saul Leiter, el artista humilde que revolucionó la fotografía en color. [online] EL PAÍS.
Disponible en: http://cultura.elpais.com/cultura/2013/11/30/actualidad/1385849695_019331.html [12 Mayo. 2016].
definir. Comenzó a hacer algo que más adelante sería habitual – disparar con película de

color – , algo que en su momento era excesivamente caro y además era considerado por

los fotógrafos profesionales como una novedad vulgar, propio de vallas publicitarias y

revistas. Fotografiar en color, parecía ser entonces la antítesis de la forma de arte, algo

que la fotografía se esforzaba tanto por conseguir. Aun así, Leiter siguió sus instintos y

fue fiel a la película de color. En muchas ocasiones empleaba películas caducadas o en

mal estado de conservación, que acentuaban el color pastel de las emulsiones de su época

otorgándole así una estética irrepetible.

Leiter forjó un lenguaje propio, difícil de igualar, debido a la riqueza de matices,

pero sobretodo debido a la sensibilidad que lo movía. Empleaba la fotografía no como un

medio narrativo, sino como una forma de ver e inmortalizar momentos. Supo hacer

siempre lo que quiso sin importarle ni lo que hacían, ni lo que imponían los demás. Y

pese a ello, es considerado uno de los pioneros del color, algo con la que el propio Leiter

no estaba de acuerdo: «I have been described as a pioneer. Am I a pioneer ? I do not

know if I am. Maybe it is . Maybe not. No matter whether I am or not », además, defendía

la idea de que si alguien sabía suficiente de fotografía se percataba de que nada es nunca

nuevo.

En el texto introductorio a su único libro, Max Kozloff. recuerda una frase del

pintor Pierre Bonnard «Entras en una habitación y ves todo a la vez, y nada» para asegurar

que «a Leiter le interesaba esa nada, un descubrimiento visual insuficientemente

significante para ser retenido». Escenas que pasan desapercibidas para la mayoría son el

alimento de este artista. Leiter muestra en todo momento su deuda con la pintura. Se suele

conectar su trabajo con el expresionismo abstracto. De joven asistió a muchas

inauguraciones de las exposiciones de Jackson Pollock, Mark Rothko, Barnett Newman,


Willem de Kooning y cree que quizá por eso, una ventana cubierta de gotas de lluvia le

interesaba más que fotografiar a una persona famosa.

Una de sus obras más notables “Through Boards” de 1957 (imagen 1) a cierta

distancia puede leerse como un Rothko. Cuando uno se aproxima, se aprecia una escena

de calle que ha sido tomada desde algún interior. Las sombras de lo que podría ser un

toldo, esconden la escena, la enmarcan, la aprisionan y obligan a mirar la imagen

detenidamente para descubrir lo que ésta esconde. Su dominio del color era impecable,

sus fotos muestran escenas en medio de una total abstracción, sus composiciones suelen

tener una enorme parte oscura como en “Through boards”, dirigiéndote inexorablemente

la mirada hacia ese tercio de luz donde está ocurriendo algo que te llena de preguntas, la

imagen no es completa, sus fotografías son fragmentos de la espontaneidad de la vida

neoyorkina. El lirismo y la intensidad de su visión entran en juego en su elocuente manejo

del color. Él no habla solo de la vida en la calle, sino también del color, convirtió la vida

de Manhattam en metáforas, a menudo difuminadas, de sensaciones y notas cromáticas.

Para él la cámara proporciona una forma alternativa de ver, de enmarcar los

acontecimientos e interpretar la realidad. Una figura humana se vislumbra en una silueta

borrosa, pero son sobretodo las formas y los colores los que nos intrigan.

Su magistral uso del color también se puede apreciar en su otro amor: la pintura

(imágenes 9–12). Se trata de pinturas abstractas en su mayoría. Saúl era un pintor

talentoso y entusiasta, la pintura influyó profundamente en su vida y como hemos visto,

afectó sobre todo a su sensibilidad fotográfica. Jamás se cansó de la pintura, lo acompaño

hasta el fin de sus días. La fotografía jamás logró apartarlo de los pinceles, es más, lo unió

todavía más a la pintura. Sus pinturas, al igual que sus fotografías, están inundadas de

colores vivos, comparten también la abstracción, capas superpuestas y confusión. Estas


obras pictóricas muestran un uso muy confiado de la línea, el color y la composición. La

energía de su pincelada es notable.

Es importante remarcar que Leiter pintaba por placer. Si sus fotografías revelan

una visión de un mundo cercano a su experiencia privada, como si uno estuviera viendo

a través de algún misterioso tamiz una instantánea sensual, las pinturas tienen un efecto

similar. Se sitúan en una relación asombrosamente lúcida con la cotidianidad y el

sentimiento interno. Muchos parecen haber sido pintados in medias res, con frecuencia

realizados sobre fragmentos de cartón, en las páginas de libros, etc, como si la inspiración

apareciese en un momento cotidiano y no premeditadamente. Pintar una obra tan

elaborada en una postal o en un trozo de cartón, le da una naturalidad y sentido de

desprendimiento; no de falta de cuidado, pero si de falta de preocupaciones. Leiter, de

ninguna manera va a perder el placer que un momento particular ofrece en favor de hacer

"arte sublime". La angustia y la ansiedad oscurecen la lucidez con la que tiene la intención

de crear una pintura.

Sobre la obra pictórica de Leiter, hay que destacar también, los cientos de

desnudos (imágenes 13, 14) que disparó, fotografías profundamente intimas, incluyendo

muchas de su amante, compañera y amiga Soames Banty. Pero estas fotografías no las

tomaba en color, sino en blanco y negro. Después, con ayuda de sus pinceles, les devolvía

el color, aquel color que la película de blanco y negro les había arrebatado. En este trabajo

las dos pasiones de Leiter se unen. Se trata de fotografías tomadas en momentos de

intimidad extrema. El aplicar capas de pintura sobre estos desnudos, puede entenderse

como acto de censura, pero no es el caso, el pincel de Leiter los ilumina, realza la belleza

de estos momentos íntimos. La transformación es dramática y habla del dominio sólido

del color que tenía el artista. La pintura abraza estas fotografías, pero no sólo estas, sino
todas las fotografías que Leiter tomó. La pintura actúa como manto, los colores cubren

los torsos desnudos, les devuelven la vida. Los mechones de de las mujeres, antes de color

gris, ahora resplandecen, sus cuerpos parece estar esculpidos por líneas y manchas de

color, suaves y vaporosas, o profundas y turbias. Remolinos de color, creados mediante

pinceladas impulsivas parecen bailar sobre los cuerpos desnudos. El color parece haber

tomado vida propia y haber tomado el control de la imagen. Desde finales de los sesenta

hasta principios de los noventa, Leiter adoptó esta práctica de pintar sobre sus propias

fotografías de desnudos, creó cientos de estas obras, en ellas combina esos dos medios

que tradicionalmente se mantenían cuidadosamente separados.

Durante los últimos años de su vida, siendo ya una leyenda de la fotografía, siguió

fiel a sí mismo: reacio a cualquier tipo de interpretación de su obra y ajeno a todo alarde

de grandiosidad. Rechazó lo sublime a favor de lo sutil, de aquello que siempre deja una

parte oculta, y por encima de todo es bello. La pintura sobrevive en manos de Leiter, no

solamente en sus pinturas, sino también en sus fotografías. En soledad, en su estudio,

rodeado de cajas repletas de fotografías, negativos, recuerdos y pinturas nos dejó en

noviembre de 2013. En palabras del artista: «Pasé gran parte de mi vida ignorado, pero

fui feliz así. Ser ignorado es un gran privilegio. Así aprendí a ver que los otros no ven y

a reaccionar de manera diferente. Simplemente contemplando el mundo sin esperar nada

en concreto». Leiter miraba la vida con ojos de pintor.


ANEXO:
Recopilación de imágenes
1. Saul Leiter, Trough Boards, 1957. Howard
Greenberg Gallery, New York

2. Saul Leiter, Reflection, 1958. Howard


Greenberg Gallery, New York

3. Saul Leiter, Harlem, 1960. Howard


Greenberg Gallery, New York

4. Saul Leiter ,Taxi, 1956. Howard


Greenberg Gallery, New York
5. Saul Leiter, L & L Diary, 1949. Howard
Greenberg Gallery, New York

6. Saul Leiter, Tanager Steps, 1952.


Howard Greenberg Gallery, New York
7. Saul Leiter. Howard Greenberg
Gallery, New York

8. Saul Leiter. Howard Greenberg


Gallery, New York
9. Saul Leiter. To Remember
Richard, 1970. Knoedler & Company in
association with Howard Greenberg
Gallery.

10. Saul Leiter. Untitled, 1970. Knoedler


& Company in association with Howard
Greenberg Gallery.
11. Saul Leiter: Paintings, "Book"
(1980s). Knoedler & Company in
association with Howard Greenberg
Gallery

12. Saul Leiter. Souvenir, Paris, c.1965,


Knoedler & Company in association with
Howard Greenberg Gallery
13. Saul Leiter, Painted Nude. Saul Leiter Foundation and Sylph Editions

14. Saul Leiter, Painted Nude. Saul Leiter Foundation and Sylph Editions
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