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PARTE FISICA DEL OIDO

El sonido entra al oído por el canal auditivo externo y hace que la


membrana del tímpano vibre; Las vibraciones transmiten el sonido en
forma de energía mecánica, mediante la acción de palanca de los
huesecillos hacia la ventana oval, permitiendo que la energía mecánica
sea trasmitida por los líquidos del oído interno a la cóclea, donde se
convertirá en energía eléctrica que viaja por el nervio vestíbulo-
coclear hacia el sistema nervioso central, donde es analizado e
interpretado como sonido en su forma final.

Durante este proceso de transmisión, las ondas sonoras encuentran


protuberancias cada vez más pequeñas, desde el pabellón auricular
hasta la pequeña ventana oval, que resultan en incremento de la
amplitud o volumen del sonido.

Las ondas sonoras transmitidas por la membrana del tímpano a los


huesecillos del oído medio llegan al caracol, que es el órgano encargado
de la audición situado en el laberinto u oído interno.
Esquema de la transmisión del sonido en el órgano auditivo

PARTES DEL OÍDO:

A-Martillo. B-Yunque. C-Estribo. D-Membrana del tímpano. E-Conducto


auditivo externo. Las flechas indican el sentido en que se desplazan los
huesecillos

Un huesecillo importante es el estribo, que balancea y establece las


vibraciones (ondas) en los líquidos contenidos en el laberinto. Estas
ondas líquidas, a su vez, causan el movimiento de la membrana basilar
que estimula a las células del órgano de Corti para moverse en forma de
onda. Los movimientos de la membrana estabilizan las corrientes
eléctricas que estimulan las diversas áreas de la cóclea, las células
ciliadas inician un impulso nervioso que se codifica y transfiere a
la corteza auditiva del cerebro, donde se descodifica en la forma de
un mensaje sonoro.

La audición ocurre por dos mecanismos:


 La transmisión de sonidos por el aire en el conducto auditivo
externo y el medio comprende la conducción aérea.
 Ocurre por los huesecillos del oído medio, por medio de la
conducción ósea.

En personas con audición normal, la conducción aérea es más eficaz sin


embargo, los defectos de la membrana timpánica o la interrupción de la
cadena osicular alteran la conducción normal del aire y causan pérdida
de la proporción sonido-presión y, por tanto, pérdida de la audición.

El oído humano tiene dos funciones netamente diferenciadas cumplidas


por cada uno de los sectores del oído interno. Mientras en el laberinto
anterior se encuentran los receptores auditivos, al laberinto posterior le
corresponde una misión tónica, vinculada al mantenimiento del
equilibrio y a la orientación en el espacio.

En sentido estricto sólo el laberinto anterior puede considerarse


como órgano de la audición, si bien para el mejor cumplimiento de la
función que le está encomendada dispone de dos anejos (oído
externo y oído medio), a los que corresponde la captación y
acondicionamiento del impulso sonoro.

Para que la audición sea perfecta se precisa la integridad anatómica de


todos y cada uno de los elementos integrantes del sistema; cualquier
alteración que afecte a uno de ellos se traduce por una pérdida de la
agudeza auditiva que puede quedar próxima a los niveles normales y
pasar desapercibida, con un déficit conocido más o menos importante, o
perderse totalmente.

En la siguiente tabla se relacionan la clasificación de hipoacusias según


el grado de pérdida con el umbral auditivo audio métrico en frecuencias
conversacionales o próximas (ya que éstas arrastran al déficit de las
conversacionales), y la repercusión en el ámbito de comunicación que
supone cada pérdida, según el "Protocolo de vigilancia sanitaria
específica para los/as trabajadores/as expuestos a Ruido":
Umbral
Si Grado de
de Déficit auditivo
hipoacusia
audición
Audición
0-25 dB
normal
Dificultad en conversación en
Pérdida leve 25-40 dB
voz baja o a distancia
Pérdida Conversación posible a 1 ó 1,5
40-55 dB
moderada metros
Pérdida Requiere conversación con voz
55-70 dB
marcada fuerte
Pérdida severa 70-90 dB Voz fuerte y a 30 cm
Oye sonidos muy fuertes, pero
Pérdida
>90 dB no puede utilizar los sonidos
profunda
como medio de comunicación
revisamos las circunstancias en las que el órgano de la audición puede
ser perjudicado por su estímulo específico (el sonido), nos encontramos
con tres posibilidades:

1. El trauma acústico provocado por la acción instantánea de un


ruido de gran intensidad.
2. La pérdida irreparable de la audición en personas que por
motivaciones profesionales han de permanecer soportando ruido
agresivo durante mucho tiempo.
3. Las alteraciones episódicas, y en general reversibles,
determinadas por el ruido ambiente.

PERCEPCIÓN DEL SONIDO

La gráfica siguiente fue realizada por el investigador Dr. Harvey Fletcher,


de los Laboratorios de la compañía norteamericana Bell Telephone y
muestra el intervalo de frecuencias e intensidades a que es sensible un
oído promedio. A la izquierda, se indica la intensidad en W/cm2 (escala
logarítmica) y la sonoridad en decibeles (escala lineal); a la derecha el
cambio de presión (en unidades no internacionales). En el eje horizontal
se grafica la frecuencia, en escala logarítmica.
EFECTOS
DEL RUIDO
AMBIENTE

La expo sición
prolongada
al ruido ambiente,
puede llegar a
producir una
hipostesia
auditiva en el caso
de que el individuo
que la soporta,
genere un sistema de selección que le permite "renunciar" a la audición
consciente de aquello que no quiere oír, por descontado que esta
conducta no suprime el poder agresivo del ruido, ni impide la acción
física sobre los receptores cocleares de un estímulo voluntariamente
eliminado del espectro sensorial.

Aunque el ruido ambiente ordinario no llega a producir sordera, lo que sí


provoca es un molesto "embotamiento" auditivo, con o sin zumbidos,
más una sensación de agotamiento desproporcionada a la actividad
desarrollada.

Otro problema es el planteado por los ruidos nocturnos, que al perturbar


el descanso impiden la recuperación normal del oído durante el sueño,
condicionando así un bajo rendimiento en la actividad diurna
especialmente acusado en quienes se dedican a trabajos intelectuales o
creativos.

Cuando el estudio sobre la capacidad regresiva del ruido ambiente se


realiza sobre núcleos de población importantes, de vez en cuando se
descubre algún caso con audición deficiente, discretamente deficiente,
en la zona de agudos próxima a la frecuencia de 4.000 Hz, cuando no
sobre ella misma.

El ruido de cierta intensidad produce múltiples efectos en las


personas expuestas al mismo, tales como: disminución de la eficacia en
el trabajo, cambios psicológicos, malestar, alteraciones del ritmo
cardíaco y la presión sanguínea, alteraciones digestivas, etc.
Un efecto auditivo más directo es la interferencia en la comunicación,
debido al efecto enmascarante del ruido de fondo; pero el efecto
primario del ruido sobre la audición viene dado por la capacidad que
éste tiene para originar sordera; esta peculiaridad es conocida desde
hace muchos años, así ya habían sido descritas sorderas en caldereros,
trabajadores del textil, etc. Actualmente el problema se ha magnificado
porque la industrialización ha traído consigo maquinaria mucho más
ruidosa y además el número de trabajadores expuestos es mayor que
hace 100 ó 200 años.

La exploración de la función auditiva realizada por medios no


radioeléctricos es lo que llamamos acumetría. Es una primera
aproximación a la valoración de la audición en el sujeto explorado. En
realidad es una técnica que está prácticamente en desuso, siendo su
principal utilidad la de averiguar de una manera sencilla y rápida si la
hipoacusia es de oído medio (de transmisión) o de oído
interno (neurosensorial), otra utilidad sería el control de posibles errores
que pudiera aparecer en la audiometría tonal. Para esta evaluación se
utilizan los diapasones, que producen tonos puros. Generalmente se
usan de frecuencia baja.

Dentro de las pruebas con diapasones tenemos como más importantes


la de Rinne, que compara la vía ósea con la vía aérea, y la de Weber,
que compara ambos oídos.

PRUEBA DE RINNE:

Permite comparar la sensación auditiva percibida por vía ósea con la


percibida por vía aérea en cada oído. Se realiza de la siguiente forma:

 Hacemos vibrar el diapasón.


 Lo colocamos, apoyado por su mango, sobre la mastoides
del oído explorado y le decimos que nos avise cuando deje de
oírlo.
 Cuando deja de oírlo, colocamos el diapasón delante del conducto
auditivo externo y le preguntamos si lo oye mejor, igual o peor.

Así consideramos:
» Rinne (+) cuando continúe oyendo el sonido por vía aérea después de
dejar de percibirlo por vía ósea;

» Rinne (-) cuando el tiempo de audición por vía aérea es menor que
por vía ósea.

En un sujeto NORMAL tendremos un Rinne (+).

En una hipoacusia de PERCEPCIÓN tendremos un Rinne (+) patológico,


estando disminuida la audición tanto por vía aérea como por ósea,
conservando una cierta mejor audición aérea.

En una hipoacusia de TRANSMISIÓN obtendremos un Rinne (-), ya que el


sujeto tiene lesionado el aparato de transmisión, manteniendo o incluso
potenciando la vía ósea.

PRUEBA DE WEBER:

Explora la vía ósea, comparando la audición ósea de ambos oídos de


forma simultánea. Se realiza de la siguiente forma:

 Hacemos vibrar el diapasón.


 Colocamos el mango del diapasón en cualquier punto de la línea
media del cráneo.
 Le preguntamos a la persona por qué oído percibe el sonido de un
modo más intenso.

El sujeto NORMAL lo percibe por ambos oídos (en una hipoacusia


simétrica también oirá el sonido igual de fuerte en ambos oídos).

En la hipoacusia de TRANSMISIÓN el sonido se lateraliza hacia el lado


afectado.

En hipoacusia de PERCEPCIÓN lo hará hacia el lado sano.


Esquema de las pruebas de
Rinne y Weber

PRUEBAS AUDIOMÉTRICAS

Sin duda alguna la audiometría, es decir, la detección del umbral


auditivo para tonos puros por vía aérea, es el método idóneo para la
evaluación de la audición en grandes colectivo. Este método de
evaluación se lleva a cabo con un audiómetro, que es un instrumento
electroacústica que tiene la posibilidad de emitir un sonido de
frecuencia e intensidad conocidas y que cubre todo el campo auditivo
humano.

Se pueden diferenciar varios tipos de audiómetros:

 Audiómetros de tono puro: miden la sensibilidad auditiva


mediante la emisión de tonos puros a determinadas frecuencias y
para niveles de presión sonora calibrados.
 Audiómetros de filtrado: se usan para identificar a personas
con un problema auditivo en una población específica.
 Audiómetros de diagnóstico: se usan para determinar el tipo
de pérdida de audición presente, y para evaluar la capacidad
auditiva.
 Para la realización de estas pruebas necesitamos que el test
audiométrico sea realizado con un aparato que cumpla, como
mínimo, las especificaciones de los Audiómetros tipo 1, tal como
se especifica en la Norma UNE-EN 60645-1 "Audiómetros. Parte 1:
Audiómetros de tonos puros", que se corresponde a la CEI 654-79
actualizada.

El audiómetro deberá estar en perfectas condiciones y siempre se


tendrán en cuenta las siguientes especificaciones:

 El aparato deberá estar calibrado conforme al cero


normal especificado en la Norma UNE-EN ISO 389 y respetando
sus especificaciones.
 La calibración básica deberá hacerse al menos cada 2 años.
 Se deberán realizar controles periódicos cada 50 audiometrías o
cada vez que se cambie de emplazamiento.
 Se realizarán calibraciones biológicas semanales, testando a una o
varias personas cuyos umbrales de audición son bien conocidos
por haberse hallado anteriormente por el mismo audiometrista y el
mismo aparato.
 Los locales destinados a la práctica de audiometrías periódicas no
deberán exceder de los niveles de presión sonora que refiere
la Norma EN 26 189, aunque es preferible el uso de cabina
audiométrica insonorizada, donde se consiguen niveles inferiores.

CLASIFICACIÓN DE LAS PÉRDIDAS DE LA AUDICIÓN

Se pueden distinguir, como hemos apuntado anteriormente, y según el


umbral auditivo en vía aérea y en vía ósea, tres tipos de hipoacusias:

 De transmisión, en que la vía aérea era peor que la vía ósea.


 De percepción, en que la vía ósea baja arrastrando a la vía aérea.
 Mixta, en que la vía ósea está descendida, pero más aún la vía
aérea.
Otra forma de clasificar la pérdida auditiva es según su grado o
cantidad, valorando la misma con el umbral auditivo en la vía aérea.
Esta

valoración puede hacerse en decibelios o en tantos por ciento de


pérdida auditiva.

La exposición al ruido provocará diversos síntomas:

1. Pérdida auditiva: Al principio, después de la exposición al ruido,


aparece una hipoacusia o defecto auditivo como una variación del
umbral que desaparece con el reposo o separación de la fuente
sonora; es la llamada variación temporal del umbral, pero si
continúa la exposición al ruido esa variación del umbral no
desaparece y hablamos entonces de variación permanente del
umbral o sordera inducida por el ruido. Esa hipoacusia producida
por el ruido es en general bilateral y simétrica, con superposición
de las curvas de transmisión aérea y de conducción ósea por ser
una afectación del oído interno; es, pues, una hipoacusia de
percepción.
2. Recruitment y diploacusia: Al estar afectado el órgano existirá
en la gran mayoría de los casos reclutamiento positivo (mejoría de
la audición en relación a un oído sano cuando sobrepasamos el
umbral). Pueden no estar los dos oídos afectados por igual y
entonces se percibe como más estridente el sonido en el oído más
lesionado.
3. Zumbidos de oídos: Es un síntoma precoz y frecuente del
trauma acústico, siendo al principio tan mínimo que a veces sólo
llega a saberse con un interrogatorio minucioso, apareciendo sólo
inmediatamente después del trabajo y desapareciendo al
anochecer o durante la noche. Más tarde existe constantemente o
desaparece en los días de descanso. También puede existir de
modo duradero y sin interrupción.
4. Dolores de oídos: Se presentan cuando la intensidad del ruido es
superior a los 120 dB o cuando hay alteraciones timpánicas, como
en el caso de ultrasonidos de gran intensidad o explosiones.
Excepto en estos casos, el dolor no es característico de la sordera
profesional debida al ruido. Los oídos no acostumbrados, después
de la exposición pueden sentir una opresión sorda.
5. Vértigo: El sonido es un estímulo inadecuado para el sistema
vestibular; por eso rara vez se encuentran trastornos vestibulares
espontáneos, que sí se presentan en trabajadores que están
expuestos a sacudidas o conmociones. En el análisis microscópico
del aparato vestibular de hombres y animales expuestos al ruido
no se hallaron nunca alteraciones.
6. Otras alteraciones: Se han descrito taquicardia, extrasistolia,
vasoconstricción periférica, reducción al rendimiento físico,
trastornos psíquicos (insomnio, cefalea, y nerviosismo)
generalmente en personas sensibles y además en circunstancias
que son difíciles de separar de alteraciones ajenas al ruido.

El umbral de audibilidad depende de numerosos factores, no solo varia


de persona a persona, sino que para una misma persona puede variar
de un dia a otro o de una hora a otra. Después de la exposición a niveles
sonoros aun relativamente moderados es frecuente que se produzca una
ligera sordera. Uno de los principales factores que afectan al umbral de
audibilidad es la edad, el umbral tiende a aumentar con la edad y la
pérdida de audición con este factor es menor en las mujeres que en los
hombres.
Podemos concluir diciendo que el ruido produce lesiones (trauma
sonoro) en principio sólo detectables en registro audio métrico, y si la
intensidad y/o tiempo son suficientes, provocará hipoacusia. Esta
disminución de la agudeza auditiva comienza de forma silente y no es
percibida por la persona hasta que no se alcanzan las frecuencias
conversacionales.

El campo auditivo del hombre está entre los 16 y los 20.000 Hz; Por
debajo de este rango no se percibe sonido pero si una sensación de
empuje, por encima se puede percibir la vibración entra en el límite de
los ultrasonidos, no captables por el hombre pero sí por la mayoría de
los animales.

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