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Josefa López Gómez

LA CIUDAD CREATIVA

“La necesidad de adoptar la diversidad cultural como reto y oportunidad se multiplica en la


medida en que aumenta la presencia de personas con puntos de referencia e identidades
culturales diferentes a los que se consideran mayoritarios e institucionales en un territorio”.

Jordi Baltá i Portolés y Jordi Pascual i Ruiz

“Todo lo demás está cambiando, pero las identidades deben necesariamente consistir en
algunos puntos estables de referencia, puntos estables que también lo fueron en el pasado,
puntos estables que lo son ahora y lo serán por siempre; y aún así, no dejarán de ser puntos en
un mundo cambiante”.

Stuart Hall.

Desde los años ochenta la migración internacional constituye una fuente de conflictos
culturales y políticos en Europa generando sociedades urbanas cada vez más multiculturales
que colocan sobre el tapete el reto de atender a esta diversidad cultural superando las
políticas nacionales de corte “asimilacionistas” y de control, sino plenamente estériles sí
demostradamente insuficientes.

La relación global/ local conecta con la identidad desde una óptica que supera la estructura
tradicional de estado, sociedad y territorio. La primera gran novedad proviene del ámbito de
lo territorial, en el cual un elemento central es la ciudad porque es en este lugar común donde
la población construye en primera instancia los vínculos de pertenencia, participación e
identidad. El segundo cambio nace del ámbito demográfico y se refiere a la migración
internacional. La ciudad adquiere un protagonismo y responsabilidad en la implantación de
medidas correctoras que superen las desigualdades entre centros y periferias, ciudades y áreas
urbanas, y que fomenten la ciudadanía democrática y la cultura de paz, promoviendo
cotidianamente la no violencia y la resolución pacífica de los conflictos.

Veinte años más tarde de que Stuart Hall describiese las tensiones que se derivan de la
globalización y sus consecuencias en lo económico, lo político y lo social, cuando ya es
palmaria la quiebra de las identidades nacionales y de la sociedad del bienestar; cuando las
esperanzas depositadas en las nuevas formas de comunicarnos, de vivir “on line” nos
devuelven indicios de su impotencia en la creación y transmisión de nuevos vínculos y
contenidos ya que es intrínsecamente monógama y endógena (Rosalía Winocur); en el
marco de una realidad cambiante y de enorme complejidad; resulta cada vez más urgente que
desde las políticas culturales y su gestión se atienda a la gran cuestión de cómo contribuir a la
construcción de un espacio público que debe asimilar las tensiones étnicas, ambientales,
económicas y territoriales.

Inevitablemente, cualquiera de las posibles respuestas ha de pasar por repensar la ciudad y la


planificación de sus políticas en la búsqueda de procesos mentales de los que emanen un
nuevo sentido de la colectividad, donde los ciudadanos puedan permitir establecer “individual
y colectivamente sus propios límites entendiendo este proceso como algo inacabado y en
constante producción”.
Josefa López Gómez
LA CIUDAD CREATIVA

En lo social, apostamos por una visión constructivista ya que no basta pues con una política de
dotación de grandes equipamientos ni de la consolidación de redes de distribución de
productos culturales, es necesario un cambio en la percepción de las políticas culturales locales
donde se incorporen valores transversales, se habiliten canales de participación ciudadana en
la génesis de los proyectos que han de nacer desde esta visión. En lo legal y administrativo es
urgente un nuevo marco que permita a las administraciones locales la puesta en marcha de
proyectos culturales integradores y establecer alianzas sostenidas en el tiempo. Un nuevo
marco que, en la actualidad no solamente no es facilitador sino que se muestra claramente
hostil.

Apoyándonos en las relaciones entre lo social y lo cultural, entendiendo a la cultura como


elemento cohesionador será desde los procesos creativos y no desde la mera exhibición de
productos donde las políticas culturales tendrán mayor prevalencia y oportunidades para
tejer una manto de valores comunes que caminen, con ciertas garantías de éxito, hacia una
interculturalidad híbrida que, además de ser un elemento integrador, supere la visión de la
ciudad como espacio de convivencia entre “extraños” (Eric Corijn) o la ciudad como un
entramado de “no lugares” o espacios para el anonimato como describía el antropólogo
francés Marc Augé, y que ahora aparecen como ubicación innegable del hombre
contemporáneo. Frente a este nuevo espacio donde la convivencia entre ciudadanos que se
reconozcan iguales en sus diferencias parece una utopía, es la cercanía, la proximidad el
primer estadio de acción, el “laboratorio” donde desarrollar iniciativas culturales que busquen
paliar los efectos de la globalización: esa extrañeza de la que hablaba Corijn, la desconfianza
del otro, la desigualdad, el pánico ante la diversidad.

Siguiendo la descripción que de un nuevo escenario hace la Agenda 21, el siglo XXI es el siglo
de la diversidad cultural y, tal y como se manifiesta el desarrollo sostenible se experimentará
a nivel local. Los gobiernos locales son señalados como “actores esenciales” en los procesos
internacionales ya que garantizarían la voz de la ciudadanía. Pero ¿de qué ciudad hablan
estos documentos? ¿qué mecanismos se han puesto en marcha para hacer efectivas estas
recomendaciones? ¿cómo se articularán estas medidas en la realidad económica y
demográfica de España? Y, lo que no es menos importante, ¿a través de qué procesos se
pretende implicar a la población activamente en esta visión en la que la cultura debe ser un
agente civilizador, transmisor de los valores democráticos?

Sospechamos que esa ciudad de la que hablan está demasiado cerca de la idea de gran urbe,
donde las tensiones ya se han transformado en conflicto. Es ese núcleo urbano cercano a los
escenarios donde se toman las decisiones el que ocupa el centro del discurso proponiendo la
necesidad de atomizarse para hacer efectivas y reales la mayor parte de las medidas
recomendadas. Esta “mitosis” urbana hace proliferar distritos que deben inventarse, dotarse
de infraestructuras, tirar de planes e intervenciones urbanísticas que maquillen los excesos de
su proliferación.

Al margen de la toma de decisiones quedan los núcleos de población medianos o las


poblaciones de “nueva planta” que surgen dentro de las Grandes Áreas Urbanas, aquí su
propia dimensión goza todavía de la “cercanía” necesaria con el ciudadano para aplicar
políticas integradoras de la diversidad. Estas localidades gozan de estructuras de organización
Josefa López Gómez
LA CIUDAD CREATIVA

más sencillas y próximas pero necesitan también planes de integración que, además de no
suponer un desmedido esfuerzo inversor, se presentan como el laboratorio perfecto para la
puesta en marcha de las medidas propuestas por documentos como la Agenda 21. Su
idoneidad está justificada por razones de peso demográfico y cambio en la configuración
urbana española, pero también de oportunidad para implementar procesos en la sociedad
receptora que incorporen una mayor participación en ese espacio público transnacional
(Manuel Castells 1997) basados en los principios de lucha contra la discriminación y la
promoción de la equidad de oportunidades.

Pero en lo que a diversidad e integración se refiere, toda Europa y, por ende, España, vive en
una constante contradicción entre el reconocimiento de los derechos expresada en
documentos como la declaraciones como la de Friburgo (UNESCO) y las nuevas políticas
nacionales que, desde una polarización ideológica, intentan rescatar tópicos altamente
simbólicos sobre la identidad nacional, para señalar a los flujos migratorios únicamente como
amenaza. (1*)

Cultura y ciudad

Del papel estratégico de las políticas locales en cultura hablan, sin opción a ser rebatido , el
gasto efectuado por las mismas en el ejercicio 2015 fue de 3.017 millones mientras que la
administración estatal se situó en 672 millones de euros, mientras que la administración
autonómica fue de 1.081 millones; cifras que en términos del PIB supusieron el 0,28 % , el
0,06 % y el 0,10 % respectivamente. (Fuente Anuario de Estadísticas Culturales 2017.
Ministerio de Educación, Cultura y Deportes), pero sería ingenuo pensar que estas cifras
corresponden a una voluntad decidida de seguir la ruta marcada por documentos como la
Agenda 21 y Cultura 21: Acciones ya que el reparto del gasto registra enormes desigualdades
por localidades y por comunidades.

A esta complejidad se suma la evolución del sistema urbano español en los últimos cuarenta
años con un nuevo reparto jerárquico fruto del desarrollo del sistema autonómico, la
terciarización y la ampliación de las grandes redes de transporte. Las conclusiones que extrae
el Ministerio de Fomento en su documento “Áreas Urbanas en España 2017” describen un
nuevo modelo de distribución espacial de la población que ha generado una estructura
“policéntrica” protagonizada por la proliferación de las ciudades medias y las dinámicas de
urbanización difusas alrededor de las grandes áreas urbanas (GAU). (2*)

(1*) El comienzo de la crisis económica determina en España un cambio legislativo en materia de inmigración
indocumentada y de limitaciones a la hora de obtener permisos de residencia y de reunificación familiar, que se
concretó en el año 2009 con la reforma de la Ley de Extranjería con la adopción de la Ley 4/2000 que entró en vigor
en el año 2011, aumentando significativamente los controles y las estrategias de expulsión, cancelando programas y
presupuestos.

(2*) En el caso de España, entre 1978 y 2017, se ha registrado un aumento de población de más del 27 %; diez
millones de habitantes en muchos casos de procedencia extranjera y este aumento en el volumen de población se
ha ido traduciendo en el fortalecimiento del sistema de pequeños y medianos núcleos urbanos, vinculados a las
grandes áreas urbanas en un fenómeno de deslocalización e inversión residencial de las grandes áreas (Madrid y
Barcelona) o vinculados al turismo (concentraciones en el Levante y las islas).
Josefa López Gómez
LA CIUDAD CREATIVA

Este fenómeno demográfico reafirma a la ciudad como motor de crecimiento y empleo pero
también como entorno donde se concentra la pobreza y la exclusión social. Según fuentes del
Ministerio de Fomento, en las grandes áreas urbanas de más de 50.000 habitantes habita el
68 por ciento de la población española y se concentra el 75 por ciento del empleo, por lo que
su papel es esencial en la actividad de la economía española, en la sostenibilidad ambiental y
en la cohesión social. Los municipios de más de 200.000 habitantes concentran el 29 por
ciento de la población. Entre 1981 y 2017 las Grandes Áreas Urbanas incrementaron su
población en casi 7,8 millones de habitantes, concentrando casi el 80 por ciento del conjunto
del incremento nacional, con una importantísima aportación del turismo residencial y la
dinámica de deslocalización residencial cuyo máximo exponente ha sido Madrid.

Superando el análisis meramente descriptivo de esta nueva realidad demográfica, es unánime


el diagnóstico de la necesidad de implementar políticas correctoras que garanticen derechos
y libertades, que estas nuevas políticas tienen como escenario el ámbito local y que es en los
valores intrínsecos de la cultura donde debe incidirse para la reconstrucción de una nueva
identidad colectiva e individual: Pero resulta cuando menos paradógico que frente a este
diagnóstico, frente a la inserción de la Cultura, cada vez más común, dentro de los planes
estratégicos de las principales ciudades españolas, se haya construido un muro imposibilitador
como es la nueva Ley de Contratos con las Administraciones del Sector Público 9/2017 de 8 de
noviembre (3*).

Poca capacidad de maniobra les queda pues a los municipios pequeños y medianos, sufridores
de un reparto de fondos alejados de los criterios de subsidiaridad aprobados por la Unión
Europea y víctimas ahora de una ley no adecuada a sus capacidades, impotentes para
ejecutarla esquivando la paralización. Se entiende entonces que las políticas culturales más
extendidas en los ayuntamientos se basen en la simple exhibición de espectáculos, en la
organización de eventos que, aunque traten de atender a la diversidad de sus habitantes, no
son capaces de superar la frontera de la “etnicidad” o el folcklore.

Nadie parece dudar que las dinámicas culturales descritas se han demostrado incapaces a la
hora de generar nuevos contenidos integradores ni procesos participativos, como tampoco de
generar alianzas que refuercen la idea de “cultura como participación, como elección y como
expresión creativa” (Baltá i Portolés y Pascual i Ruiz pág 8). Pero este consenso aparente sólo
ha generado silencio. Con suerte, esta manera de entender y gestionar la cultura en el ámbito
de las administraciones locales, cubre el acceso a una serie de productos culturales haciendo
que éstos sean accesibles económicamente para los ciudadanos, pero están lejos de ser
agentes de cambio ni son el germen de ningún proceso del que nazcan nuevos valores
identitarios.

(3*) La aplicación de esta ley, anunciada como garante de la transparencia y azote de la corrupción, se ha
convertido a los pocos meses de su entrada en vigor en un quebradero de cabeza para interventores y gestores
culturales. Las principales críticas la describen como una Ley que quiere diseñar la contratación pública con una
mentalidad cuadriculada y de difícil aplicación a los Municipios y especialmente al pequeño y mediano municipio por
la complejidad de su articulado, la multiplicación de tareas para funcionarios e interventores y, una vez más, la
consagración de fórmulas de contratación demasiado complejas para dar respuestas en tiempo y formas a las
necesidades de las ciudades.
Josefa López Gómez
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Para que la cultura sea realmente un agente transformador no basta con la transmisión de
información y conocimiento. Una realidad compleja como la actual exige algo más que la
asimilación, debe ser construída, enriquecida y renovada a través de acciones que incentiven
la exploración y la búsqueda creadora, que reconozcan al individuo y promuevan nuevas
formas de interacción activa. Hablamos de un enfoque constructivista en lo pedagógico y en lo
social porque, a nuestro juicio, es el que mayor garantías ofrece en la génesis de estos nuevos
valores en contextos comunitarios y colaborativos.

El objetivo será superar el conflicto entre tradición/creación, individualismo/ cooperación,


enajenación/integración social responsable (D´Angelo, pág 10), mediante procesos de
participación y producción que se extiendan en el tiempo, que consigan la interactividad
emocional de los participantes. Para ello se necesita reconocer los valores intrínsecos de la
cultura, el reconocimiento efectivo de las administraciones locales como actores protagonistas
de las políticas culturales en diálogo con las instituciones autonómicas, estatales e
internacionales; nuevas políticas que requieren altos niveles de consenso para transformar
las estructuras culturales actuales en entidades dinámicas y abiertas y, un corpus legal y fiscal
facilitador.

Siguiendo criterios de realismo y adecuación los municipios pequeños y medianos serían un


excelente campo de pruebas para poner en marcha iniciativas como las descritas pero en
demasiados casos ocurre que las pequeñas y medianas localidades carecen de recursos
propios o de conocimientos suficientes para poner en marcha un plan de acción propio y
piden una mayor cooperación, entre los propios gobiernos locales y entre éstos (sobre todo los
que conviven en una realidad metropolitana) y las administraciones nacionales y estatales. Por
esta razón el futuro apunta a una manera de entender los espacios urbanos como redes y no
sólo como territorios. Sólo así la urbanidad estará a la altura “de un proyecto que no deriva de
la tradición, sino que se construye en el proceso del intercambio intercultural como una
formación híbrida en constante renovación” (Eric Corijn pág 49), escenario de una democracia
participativa que complete y alimente las formas existentes de democracia representativa.

Y si este es el reto de las ciudades, el de la cultura no es menor.


Josefa López Gómez
LA CIUDAD CREATIVA

BIBLIOGRAFÍA

Baltá i Portolés, J y Pascual i Ruiz, J: “Cultura y ciudad: la gestión de las políticas culturales
locales”. Recursos UOC. Barcelona.

Castells Oliván, M: “El poder de la identidad”. Ed: Alianza editorial 1997.

El estado de la cultura en España. Informe sobre la cultura 2016.


Ed:Santillana/fundaciónalternativas.org

Anuario de Estadísticas Culturales 2017. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes.

UNESCO, “Declaración de México sobre políticas culturales”, Conferencia mundial sobre


políticas culturales (México 1992)

Grupo de Friburgo, “Los derechos culturales. Declaración de Friburgo” (2007)

Marc, A.: “Los no lugares espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad.
Ed: Gedisa. (Barcelona 1993)

Corijn, E.: “La urbanidad como proyecto político: hacia una ciudad europea postnacional.
Documentos CIDOB. Dinámicas Interculturales 13 (Pág 45-63)

Winocur, R: Los diversos digitales y mediáticos que nos habitan cotidianamente. Ed: CLACSO
(Buenos Aires 2013)

Documento en línea www.calcso.edu.ar

Hall, Suart: “The local and the global: Globalization and Ethnicity , en King, Anthony D. (ed).
Cluture Globalization and de Eold-system. Contemporary Conditions for de Representation of
Identity. Ed Macmillan-State University of New York at Binghamton, Binghamton 1991 (pp 19-
39). Traducción de Pablo Sendón.

Recurso en línea: www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca virtual de ciencias sociales.

Ministerio de Fomento. Secretaría General Técnica . Centro de Publicaciones. Áreas urbanas


en España 2018. Constitución, cuarenta años de las ciudades españolas.
http://publicacionesoficiales.boe.es

Wagensberg, J: “A favor del conocimento científico. Los nuevos museos”. Ed: Éndoxa. Series
Filosóficas, nº 14, pp 341-356. UNED. Madrid

Hall, S. : “The local and the global: Globalization and Ethnicity”, en King, Anthony D. (ed).
Culture Globalization and the world- System. Contemporary conditions for the representation
of Identity. Mac Millan-State University of New York at Binghamton, Binghamton 1991 pp 19-
39). Traducción Pablo Sendón.
Josefa López Gómez
LA CIUDAD CREATIVA

Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (2004) Agenda 21 de la Cultura. Un compromiso de las


ciudades y los gobiernos locales para el desarrollo cultural (documento en línea). Barcelona:
Ciudades y Gobiernos Locales Unidos.
http://agenda21culture.net/sites/default/files/files/documents/multi/ag21esok.pdf

D’Angelo Hernández,O.S.: Valores, sociedad y creatividad. Centro de Investigaciones


Psicológicas y Sociológicas (CIPS) La Habana 1999.

Documento en línea http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/cuba/cips/20120827025808/ange

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