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Entre más preparados, más corruptos.

Por: Eber Patiño Ruiz


Las nuevas generaciones están enfrentadas a una gran dualidad: 1) ir a la escuela sacar buenas
notas, graduarse en la universidad y salir a buscar a empleo donde no hay; 2) dedicarse al
mundo del hampa, conseguir dinero y tratar de imitar el modelo consumista americano de
derroche y lujos innecesarios.
1. La primera opción
Ir a la universidad para obtener un título profesional, sigue siendo no la mejor, pero si la más
acertada idea de crecimiento y empoderamiento social, ya que en la medida que se estudia y
se adquiere nuevos conocimientos, se está preparado para enfrentar los retos que trae cada
generación y proyectarlos al futuro y ser los nuevos líderes y gobernantes del país.
Pero causa estupor ver el mal ejemplo que están dando quienes ostenten el poder, parece
como si fuera una norma constante poder=corrupción, así nos lo muestran los hechos y los
personajes que encarnan este mal ejemplo para los que vienen detrás.
Para la muestra varios botones:
 Carlos Gustavo Palacino: presidente y dueño de la empresa de salud en liquidación
SaludCoop. Egresado de la Universidad Santo Tomás como Matemático para la
docencia; Estadística Administrativa de la Universidad de la Salle; Especialista en
Derecho de seguros de la Universidad Javeriana; maestría en Seguridad Social de la
Universidad de Alcalá España y la Organización Iberoamericana de Seguridad Social,
Igualmente participó en el Curso de Presidentes de la Universidad de los Andes.
 Andrés Felipe Arias: exministro de Agricultura y Desarrollo Rural. Egresado de
economía de la Universidad de los Andes; M.A. de economía en la misma universidad
(obtuvo una beca llamada Beca Excelencia). En 2002, gracias a una beca en economía
del Banco de la República, obtuvo el doctorado (PhD.) en economía en la Universidad
de California (UCLA).
 Samuel Moreno Rojas: Ex alcalde de Bogotá; Abogado y Economista graduado de la
Universidad del Rosario, un máster en Administración Pública en la Universidad de
Harvard.
Tomo estos tres ejemplos para explicar, el título de este artículo: Entre más preparados,
más corruptos.
Esta es la lectura que está viendo y escuchando la sociedad, como personajes de gran
trayectoria académica, de las más respetadas universidades del país y del mundo, se
convierten en viles corruptos y mal ejemplo social de lo que no se debe hacer con el
conocimiento adquirido, en suma, perdieron el tiempo y el dinero estudiando todos esos años,
y de paso son la vergüenza de sus hijos y toda la generación que de ella se desprenda, porque
la historia castiga y alguien les recordará cuál es su pasado oscuro.
Un joven universitario de segundo semestre en la universidad bien puede pensar y enfocar su
proyecto de vida a imitar a estos nefastos ejemplos de vida, porque la avaricia y la codicia
nublan la razón. Ese es el mensaje que llega a todos los rincones del país donde haya un
televisor o un radio, donde se habla de los hechos de corrupción de los de cuello blanco, y
entonces crece la indignación y el estupor por ver como unos se mueren de hambre, mientras
otros se roban los dineros públicos que él espera ver traducidos en asistencia y subsidios de
vivienda, en escuelas, en mejores vías de acceso al campo, en apoyo al campesino,
acueductos veredales etc. Ahí es donde nace la resistencia civil y el descontento social.
Entonces la ilusión de estudiar y forjar un mejor futuro, se mengua en el niño que quiere
estudiar y ser un hombre de bien y útil a la sociedad, porque todos los días recibe el mismo
mensaje poder=corrupción. Para que estudiar entonces, ¿para ser corruptos o para combatir
la corrupción? Ese es el gran dilema de las nuevas generaciones.
2. La segunda opción
Después de ver el mal ejemplo de los que gobiernan este país, un ciudadano del común, sin
trabajo ni comida para llevar a la casa, se ve obligado a salir a la calle a ganarse la vida como
sea, haciendo lo que sea, sin medir consecuencias, porque con hambre se nubla la razón, y la
calle está llena de oportunidades para delinquir y el instinto de supervivencia de la especie
humana es más fuerte que la conducta moral o social y la ley y el castigo no importan, por
eso vemos las más de cien cárceles del país con sobre cupo y con una bomba a punto de
explotar, porque el castigo no es la solución como lo ven los jueces, que tienen las manos
atadas y el sistema colapsado por la indignación social, mientras unos cuantos señores
saquean el erario público.
Sin embargo, hay que seguir apostándole a la educación, a formar hombres de bien, que den
el verdadero ejemplo y sean referentes sociales de cambio y constructores de tejido social,
porque una verdad innegable es que mientras exista la burocracia habrá corrupción, porque
así fue concebida desde la república por los Romanos

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