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Neurología
clínica

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y

fC

Neurología
clínica______
Volumen I Diagnóstico y tratamiento
Quinta edición

Editores
Walter G. Bradley, DM, FRCP
Professor and Chairman Emeritus, Department of Neurology, Miller School of Medicine, University of Miami,
Miami, Florida

Robert B. Daroff, MD
Professor and Former Chair, Department of Neurology, Case Western Reserve University
School of Medicine, and University Hospitals Case Medical Center,
Cleveland, Ohio

Gerald M. Fenichel, MD
Professor of Neurology and Pediatrics, Vanderbilt University School of Medicine; Director,
Division of Pediatric Neurology; Neurologist-in-Chief, Monroe Carell Jr. Children’s Hospital at Vanderbilt,
Nashville, Tennessee

Joseph Jankovic, MD
Professor of Neurology; Director, Parkinson's Disease Center and Movement Disorders Clinic,
Department of Neurology, Baylor College of Medicine,

ERRNVPHGLFRVRUJ
Houston, Texas

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E* una publicación

ELSEVIER

Edición en español de la 5.a edición de la obra original en inglés


Neurology in Clinical Practice
Copyright © MMVIII, Butterworth-Heinemann, an Elsevier Imprint
Revision científica
Francisco Rubio
Jefe de Servicio de Neurología.
Hospital Universitario de Bellvitge.
Hospitalet de Llobregat. Barcelona.
Profesor titular de Neurología.
Universidad de Barcelona.
Coordinación de la obra
Jaume Campdelacreu
Servicio de Neurología.
Hospital Universitario de Bellvitge.
Hospitalet de Llobregat. Barcelona.
© 2010 Elsevier España, S.L.
Travessera de Gracia, 17-21
08021 Barcelona (España)
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legislación vigente, sin el consentimiento del editor, es ilegal. Esto se aplica en particular a la reproducción, fotocopia, traducción, grabación o
cualquier otro sistema de recuperación de almacenaje de información.
ISBN edición original: 978-0-7506-7525-3
ISBN edición española:
Obra completa: 978-84-8086-489-3
Volumen I: 978-84-8086-485-5
Volumen II: 978-84-8086-486-2
Traducción, coordinación y producción editorial: EdiDe, s.l.

ADVERTENCIA

La medicina es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precauciones de seguridad estándar, a medida que aumenten nuestros conocimientos
gracias a la investigación básica y clínica habrá que introducir cambios en los tratamientos y en los fármacos. En consecuencia, se recomienda a los lectores
que analicen los últimos datos aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para comprobar la dosis recomendada, la vía y duración de la administración
y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del médico determinar las dosis y el tratamiento más indicado para cada paciente, en función de su
experiencia y del conocimiento de cada caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen responsabilidad alguna por los daños que pudieran generarse
a personas o propiedades como consecuencia del contenido de esta obra.

EL EDITOR
ÉO
INDICE
Colaboradores xi
Prefacio xvii

VOLUMEN I: DIAGNOSTICO Capítulo 8

Trastornos de la conducta y de la personalidad 83


Y TRATAMIENTO Carissa Nehl y Jane S. Paulsen

Capítulo 9

PARTE 1 Depresión y psicosis en la práctica neurológica 105


Evan D. Murray y Bruce H. Price
Abordaje de trastornos
neurológicos frecuentes Capítulo 10

Trastornos motores de acción-intencionales


y apráxico-cognitivos de la extremidad superior 125
Capítulo 1
Kenneth M. Heilman, Edward Valenstein,
Diagnóstico de las enfermedades neurológicas 3 Leslie J. Gonzalez Rothi y Robert T. Watson
Walter G. Bradley, Robert B. Daroff, Gerald M. Fenichel
y Joseph Jankovic Capítulo 11

Agnosias 137
Capítulo 2 Howard S. Kirshner
Alteración episódica de la consciencia 11
Capítulo 12
Joseph Bruñí
Trastornos del lenguaje y de la articulación/habla 145
Capítulo 3
12A. AFASIA Y SÍNDROMES AFÁSICOS 145
Howard S. Kirshner
Caídas y drop attacks 23
12B. TRASTORNOS MOTORES DEL HABLA:
Bernd F. Remler y Robert B. Daroff
DISARTRIA Y APRAXIA DEL HABLA 165
Howard S. Kirshner
Capítulo 4

Delirium 29 Capítulo 13
Mario F. Mendez y Aaron McMurtray Disfagia neurógena 169
Ronald F. Pfeiffer
CAPÍTULO 5

Estupor y coma 41 Capítulo 14

Joseph R. Berger Pérdida de visión 181


Robert L. Tomsak

CAPÍTULO 6
Capítulo 15
Abordaje de los trastornos intelectuales
Alteraciones del nervio óptico y de la retina 187
y de la memoria 63
Laura J. Bak er y Sashank Prasad
Howard S. Kirshner

Capítulo 16
Capítulo 7 Trastornos de los movimientos oculares: diplopia,
Retraso global y regresión del desarrollo 73 nistagmo y otras oscilaciones oculares 201
David J. Michelson y Stephen Ashwal Patrick J. M. Lavin
VI Indice

CAPÍTULO 17 CAPÍTULO 29

alteraciones pupilares y palpebrales 229 El lactante hipotónico 397


Janet C. Rucker Gerald M. Fenichel

Capitulo 18 CAPÍTULO 30
Mareo, vértigo e hipoacusia 241 Alteraciones sensitivas de las extremidades,
Kevin A. Kerbery Robert W. Baloli el tronco y la cara 405
Karl E. Misulis
Capítulo 19

Alteraciones del gusto y del olfato 259 CAPÍTULO 31


Pasquale F. Finelli y Robert G. Mcúr Causas neurológicas de disfunción vesical,
intestinal y sexual 417
Capítulo 20
Ranan DasGupta y Clare J. Fowler
Dolor craneal y facial 267
J. D. Bartleson, David F. Black y Jerry W. Swanson CAPÍTULO 32

Dolor en el brazo y en el cuello 429


CAPÍTULO 21
Michael Ronthal
Síndromes del tronco del encéfalo 275
Michael Wall
CAPÍTULO 33

Lumbalgia y dolor en las extremidades inferiores 439


Capítulo 22
Karl E. Misulis
Trastornos atáxicos 289
S. H. Subramony
PARTE 2
CAPÍTULO 23

Trastornos del movimiento: diagnóstico Investigaciones neurológicas


y valoración 297
y neurociencias clínicas
Joseph Jankovic y Anthony E. Lang
relacionadas
CAPÍTULO 24

Trastornos de la marcha 331 CAPÍTULO 34

Philip D. Thompson Pruebas de laboratorio para el diagnóstico


y tratamiento de las enfermedades neurológicas 453
CAPÍTULO 25 Walter G. Bradley, Robert B. Darojf,
Hemiplejía y monoplejía 343 Gerald M. Fenichel y Joseph Jankovic
Karl E. Misulis
CAPÍTULO 35

CAPÍTULO 26 Neurofisiología clínica 459


Paraplejía y síndromes de la médula espinal 357 35A. ELECTROENCEFALOGRAFÍA
Thomas N. Byrne y Stephen G. Waxman Y POTENCIALES EVOCADOS 459
Ronald G. Emerson y Timothy A. Pedley
Capítulo 27 35B. ELECTROMIOGRAFÍA CLÍNICA 487
Debilidad proximal, distal y generalizada 369 Bashar Katirji
Jenice A. Robinson, David C. Preston y Barbara E. Shapiro 35C. ESTIMULACIÓN MAGNÉTICA
TRANSCRANEAL 515
CAPÍTULO 28 Young H. Sohn y Mark Hallett
Dolor y calambres musculares 389 35D. MONITORIZACIÓNINTRAOPERATORIA 521
J. America Fernandes Filho y Alan Pestronk Eli M. Mizrahi e Ian L. Goldsmith
Indice VII

CAPÍTULO 36 CAPÍTULO 45

Neuroimagen 525 Neuroendocrinología 835


36A. NEUROIMAGEN ESTRUCTURAL 525 Paul E. Cooper
Rita G. Bhatia y Evelyn M. L. Sklar
36B. RADIOLOGÍA VASCULAR Capítulo 46
POR RESONANCIA MAGNÉTICA Tratamiento de la enfermedad neurológica 855
Y TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA 613
Walter G. Bradley, Robert B. Daroffi
Rita G. Bhatia, Brian C. Bowen y Gaurav Saigal Gerald M. Fenichel y Joseph Jankovic
36C. ANATOMÍA NEUROANGIOGRÁFICA
FUNCIONAL 643 Capítulo 47
Johnny S. Sandhu y Ajay K. Wakhloo
Principios farmacológicos en el tratamiento
36D. ECOGRAFÍA DE LA VASCULARIZACIÓN
de la enfermedad neurológica 863
CEREBRAL 663
Fran M. Gengo
Viken L. Babikian y Charles H. Tegeler
36E. NEUROIMAGEN FUNCIONAL 685
Capítulo 48
A. Jon Stoessl y Abdulrahim M. Alshehri
Principios del tratamiento del dolor 903
Capítulo 37 YiLi Zhou
Neuropsicología 691
Kevin Duffy Jane S. Paulsen Capítulo 49

Principios de los cuidados neurointensivos 923


CAPÍTULO 38 Alejandro A. Rabinstein
Neurooftalmología: sistema motor ocular 709
Patrick J. M. Lavin y David Morrison Capítulo 50

Principios de neurocirugía 943


CAPÍTULO 39 Roberto C. Heros, Eric M. Deshaies,
Neurooftalmología: sistema visual aferente 733 Deborah O. Heros y James M. Schumacher
Robert L. Tomsak
Capítulo 51
CAPÍTULO 40 Principios de tratamiento endovascular 969
Neurootología: estudios de laboratorio Ajay K. Wakhloo, Johnny S. Sandhu e Italo Linfante
para el diagnóstico y el tratamiento
de los trastornos neurootológicos 745
Capítulo 52
Kevin A. Kerber y Robert W. Baloh
Principios y prácticas de la rehabilitación
neurológica 999
CAPÍTULO 41
Bruce H. Dobkin
Neurourología 755
Ranan DasGupta y Clare J. Fowler

Capítulo 42 VOLUMEN II: TRASTORNOS


Neuroepidemiología 767 NEUROLÓGICOS
Mitchell T. Wallin y John F. Kurtzke

CAPÍTULO 43 PARTE 3
Neurogenética clínica 785
Thomas D. Bird y Stephen J. Tapscott Enfermedades neurológicas
CAPÍTULO 44 CAPÍTULO 53

Neuroinmunología 811 Complicaciones neurológicas de las enfermedades


Tanuja Chitnis y Samia J. Khoury sistémicas 1047
VIII Indice

53A. COMPLICACIONES NEUROLOGICAS CAPÍTULO 56

DE LAS ENFERMEDADES SISTÉMICAS Cáncer y sistema nervioso 1307


EN EL ADULTO 1047 Tracy T. Batchelor
Michael J. Aminoff 56A. EPIDEMIOLOGÍA DE LOS TUMORES
53B. COMPLICACIONES NEUROLOGICAS CEREBRALES 1309
DE LAS ENFERMEDADES SISTÉMICAS Dominique S. Michaud y Tracy T. Batchelor
EN LOS NIÑOS 1073 56B. PATOLOGÍA Y GENÉTICA
Aline I. Hamati MOLECULAR 1321
David N. Louis, Arie Perry y Reid R. Heffner, Jr.
Capítulo 54 56C. CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS
Traumatismos del sistema nervioso 1091 Y COMPLICACIONES 1343
54A. NEUROLOGÍA BÁSICA DE Pierre Giglio y Mark Gilbert
LOS TRAUMATISMOS NERVIOSOS 1091 56D. MANEJO DE LOS TUMORES
W. Dalton Dietrich y Helen M. Bramlett PRIMARIOS DEL SISTEMA NERVIOSO
CENTRAL EN ADULTOS 1349
54B. TRAUMATISMOS
Joachim M. Baehring y Fred H. Hochberg
CRANEOENCEFÁLICOS 1103
Donald W. Marion
56E. TRATAMIENTO DE LOS TUMORES
PRIMARIOS DEL SISTEMA NERVIOSO
54C. TRAUMATISMOS DE LA MÉDULA
EN LOS NIÑOS 1365
ESPINAL 1123
Samuel C. Blackman, Alfredo D. Voloschin
Vishal C. Gala, Jean-Marc Voyadzis, Dae-Hyun Kim, y Jeffrey C. Alien
Alparslan Asir y Richard G. Fessler
56F. METÁSTASIS EN EL SISTEMA
54D. TRAUMATISMOS DE LOS NERVIOS
NERVIOSO 1393
PERIFÉRICOS 1153
Aman Savani, David Scliiffy Patrick Wen
Bryan Tsao, Nicholas Boulis, Francois Bethoux
56G. TRASTORNOS PARANEOPLÁSICOS 1413
y Brian Murray
Myrna R. Rosenfeld y Josep Dalmau

Capítulo 55
CAPÍTULO 57
Enfermedades vasculares del sistema nervioso 1173
Infecciones del sistema nervioso 1425
55A. ENFERMEDAD VASCULAR
Ashok Vemia
CEREBRAL ISQUÉMICA 1173
57A INFECCIONES BACTERIANAS 1427
José Biller, Betsy B. Love y Michael J. Schneck
Ashok Verma
55B. HEMORRAGIA INTRACRANEAL 1233
57B. INFECCIONES VÍRICAS 1467
Carlos S. Kase
Marylou V. Solbrig y Kenneth L. Tyler
55C. ANEURISMAS INTRACRANEALES
57C. INFECCIONES POR HONGOS 1501
Y HEMORRAGIA SUBARACNOIDEA 1251
Uslia Kant Misra, Jayantee Kalita y Ashok Verma
Warren R. Selman, Daniel Hsu, Robert W. Tarr
y Robert A. Ratcheson 57D. INFECCIONES PARASITARIAS 1517
55D. MALFORMACIONES VASCULARES 1267 Man Mohán Mehndiratta, Ashok Panagariya
v Ashok Verma
Warren R. Selman, Kristine Blackham, Robert W. Tarr
y Robert A. Ratcheson 57E. MANIFESTACIONES NEUROLOGICAS
DE LA INFECCIÓN POR EL VIRUS DE LA
55E. ICTUS EN NIÑOS 1281
INMUNODEFICIENCIA HUMANA
Meredith R. Golomb y José Biller
EN ADULTOS 1541
55F. ENFERMEDAD VASCULAR
Ashok Verma
DE LA MÉDULA ESPINAL 1293
57F. MANIFESTACIONES NEUROLOGICAS
David S. Geldmacher y Brian C. Bowen DE LA INFECCIÓN POR EL VIRUS DE
55G. VASCULITIS DEL SISTEMA LA INMUNODEFICIENCIA HUMANA
NERVIOSO CENTRAL 1303 EN LOS NIÑOS 1567
James W. Schmidley Ashok Verma y Roberto López Alberola
Indice IX

57G. ENFERMEDADES POR PRIONES 1579 CAPÍTULO 65

Martin Sadowski, Ashok Verma Discapacidades del desarrollo 1751


y Thomas Wisniewski Ruth Nass y Gail Ross

CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 66
Esclerosis múltiple y otras enfermedades Errores congénitos del metabolismo
inflamatorias desmielinizantes del sistema del sistema nervioso 1773
nervioso central 1595 Gregoiy M. Pastores
Fred D. Lublin y Aaron E. Miller

CAPÍTULO 67
CAPÍTULO 59
Trastornos mitocondriales 1797
Encefalopatía anóxica-isquémica 1627
Ashok Verma, Michio Hirano y Carlos T. Moraes
Eelco F. M. Wijdicks

CAPÍTULO 68
CAPÍTULO 60

Encefalopatías tóxicas y metabólicas 1635 Canalopatías: trastornos episódicos y eléctricos


Alan H. Lockwood
del sistema nervioso 1811
Geoffrey A. Kerchner, Robert A. Lenzy Louis J. Ptácek
CAPÍTULO 61

Enfermedades del sistema nervioso secundarias CAPÍTULO 69

a déficits nutricionales 1655 Síndromes neurocutáneos 1833


Yuen T. So y Roger P. Simon Monica P. Islam y E. Steve Roach

CAPÍTULO 62 Capítulo 70

Efectos de las toxinas y agentes físicos Demencias 1867


sobre el sistema nervioso 1669 Steven T. DeKosky, Daniel I. Kaufer,
62A. EFECTOS DE LAS TOXINAS Ronald L. Hamilton, David A. Wolk y Oscar L. López
PROFESIONALES SOBRE EL SISTEMA
NERVIOSO 1669 Capítulo 71

Michael J. Aminoff Epilepsias 1921


62B. EFECTOS DEL ABUSO DE DROGAS William H. Trescher y Ronald P. Lesser
SOBRE EL SISTEMA NERVIOSO 1679
Yuen T. So
Capítulo 72
62C. NEUROTOXINAS DE ANIMALES, El sueño y sus trastornos 1959
INSECTOS Y PLANTAS 1687
Sudhansu Chokroverty
Yuen T. So
62D. TOXINAS MARINAS 1693
Capítulo 73
Yuen T. So
62E. EFECTO DE LOS AGENTES FÍSICOS Cefalea y dolor craneofacial 2023
SOBRE EL SISTEMA NERVIOSO 1699 Christopher J. Boes, David J. Capobianco,
F. Michael Cutrer, David W. Dodick, Ivan Garza
Michael J. Aminoff
y Jerry W. Swanson

CAPÍTULO 63
Capítulo 74
Edema cerebral y trastornos de la circulación
del líquido cefalorraquídeo 1705 Enfermedades de los pares craneales 2075
Gary A. Rosenberg Janet C. Rucker

CAPÍTULO 64 Capítulo 75

Trastornos del desarrollo del sistema nervioso 1723 Trastornos del movimiento 2095
Harvey B. Sarnat y Laura Flores-Sarnat Joseph Jankovic y Kathleen M. Shannon
X Indice

CAPÍTULO 76 CAPÍTULO 81

Trastornos del cerebelo y ataxias degenerativas 2139 Enfermedades del sistema nervioso autónomo 2375
S. H. Submmony David Robertson

CAPÍTULO 77 CAPÍTULO 82

Trastornos de los huesos, articulaciones, Trastornos de la transmisión neuromuscular 2401


ligamentos y meninges 2163 Donald B. Sanders y James F. Howard, Jr.
Richard B. Rosenbaum y David P. Ciaverella
Capítulo 83

CAPÍTULO 78 Enfermedades del músculo esquelético 2423


Enfermedades de las motoneuronas Anthony A. Amato y Michael H. Brooke
superiores e inferiores 2199
Brian Murray e Hiroshi Mitsumoto CAPÍTULO 84

Problemas neurológicos del recién nacido 2473


CAPÍTULO 79 Alan HUI
Enfermedades de las raíces y plexos nerviosos 2237
David A. Chad Capítulo 85

Problemas neurológicos del embarazo 2493


CAPÍTULO 80 D. Malcolm Shaner
Alteraciones de los nervios periféricos 2265
Yadollah Harati y E. Peter Bosch ÍNDICE ALFABÉTICO i
Colaboradores

Jeffrey C. Allen, MD J. D. Bartleson, MD E. Peter Bosch, MD


Professor, Department of Pediatrics and Neurology, Associate Professor of Neurology, Mayo Clinic Professor of Neurology, Mayo Medical School,
New York University Medical Center; Tisch College of Medicine; Consultant, Department of Rochester, Minnesota; Consultant in Neurology,
Hospital, Department of Pediatrics and Neurology, Neurology, Mayo Clinic, Rochester, Minnesota Mayo Clinic, Scottsdale, Arizona
New York University Medical Center, New York,
New York Tracy T. Batchelor, MD Nicholas Boulis, MD
Associate Professor of Neurology, Harvard Medical Assistant Professor, Department of Neurosurgery,
Abdulrahim M. Alshehri, MD School; Chief of Neuro-Oncology, Massachusetts Emory University, Atlanta, Georgia; Adjunct
Assistant Professor of Medicine, College of General Hospital, Boston, Massachusetts Assistant Professor of Neurology, University of
Medicine, King Abdulaziz University; Consultant Michigan School of Medicine, Ann Arbor, Michigan
Physician, Department of Medicine, King Joseph R. Berger, MD
Abdulaziz University, Jeddah, Saudi Arabia Professor of Neurology and Internal Medicine; Brian C. Bowen, MD, PhD
Chair, Department of Neurology, University of Professor of Radiology, Neurology, and
Anthony A. Amato, MD Kentucky School of Medicine, Louisville, Kentucky Neurological Surgery, Department of Radiology,
Associate Professor of Neurology, Harvard Medical Neuroradiology Section, University of Miami
School; Vice-Chairman, Department of Neurology; Francois Bethoux, MD Miller School of Medicine; Attending Radiologist,
Chief, Neuromuscular Division, Brigham and Director, Rehabilitation Services, The Mellen Jackson Memorial Medical Center, Miami, Florida
Women’s Hospital, Boston, Massachusetts Center for MS Treatment and Research, The
Cleveland Clinic Foundation, Cleveland, Ohio Walter G. Bradley, DM, FRCP
Michael J. Aminoff, MD, DSc, Professor and Chairman Emeritus, Department of
FRCP Rita G. Bhatia, MBBS, MD Neurology, Miller School of Medicine,
Professor of Neurology, Department of Neurology, Clinical Assistant Professor of Radiology and University of Miami, Miami, Florida
School of Medicine, University of California San Otolaryngology, Department of Radiology,
Francisco; Attending Physician, University of University of Miami Miller School of Medicine, Helen M. Bramlett, PhD
California Medical Center, San Francisco, California Jackson Medical Center, Miami, Florida Assistant Professor, University of Miami Miller
School of Medicine, Miami, Florida
Stephen Ashwal, MD José Biller, MD, FACP, FAHA,
Distinguished Professor of Pediatrics; Chief, FAAN Michael H. Brooke, MD
Division of Child Neurology, Department of Professor of Neurology and Neurological Surgery; Professor Emeritus, Departments of Medicine
Pediatrics, Loma Linda University School of Chairman, Department of Neurology, Loyola and Neurology, University of Alberta, Edmonton,
Medicine, Loma Linda Children’s Hospital, Loma University Chicago, Stritch School of Medicine; Alberta, Canada
Linda, California Director, Stroke Program, Loyola University Health
System, Maywood, Illinois Joseph Bruni, MD, FRCPC
Alparslan Asir, MD Associate Professor of Medicine, University of
Department of Neurosurgery, Haydarpasa Gulhane Thomas D. Bird, MD Toronto; Consultant Neurologist, St. Michael’s
Military Medical Academy, Istanbul, Turkey Professor of Neurology and Medicine, University Hospital, Toronto, Ontario, Canada
of Washington; Research Neurologist, Veterans
Viken L. Babikian, MD Affairs Puget Sound Health Care System, Seattle, Thomas N. Byrne, MD
Professor of Neurology, Boston University School Washington Clinical Professor of Neurology, Harvard Medical
of Medicine; Co-Director, Stroke Service, Boston School, Massachusetts General Hospital, Boston,
Medical Center, Boston, Massachusetts David F. Black, MD Massachusetts
Assistant Professor of Neurology; Consultant,
Joachim M. Baehring, MD Department of Neurology, Mayo Clinic College of David J. Capobianco, MD
Assistant Professor of Neurology and Neurosurgery, Medicine, Rochester, Minnesota Associate Professor, Department of Neurology, Mayo
Yale University School of Medicine; Attending Clinic College of Medicine, Jacksonville, Florida
Physician, Department of Neurology and Kristine Blackham, MD
Neurosurgery, Yale-New Haven Hospital, New Assistant Professor, Department of Radiology, David A. Chad, MD
Haven, Connecticut University Hospitals of Cleveland-Case Medical Professor of Neurology and Pathology, Department
Center, Cleveland, Ohio of Neurology, University of Massachusetts Medical
Laura J. Baker, MD, MSCE School; Attending Neurologist, Director, MDA
Associate Professor of Neurology and Samuel C. Blackman, MD Clinic and MDA-ALS Center, UMassMemorial
Ophthalmology, Department of Neurology, Clinical Fellow in Pediatrics, Harvard Medical Health Care, Worcester, Massachusetts
University of Pennsylvania School of Medicine, School; Fellow in Pediatric Oncology, Dana-Farber
Philadelphia, Pennsylvania Cancer Institute, Boston, Massachusetts Tanuja Chitnis, MD
Assistant Professor in Neurology, Harvard Medical
Robert W. Baloh, MD Christopher J. Boes, MD School; Director, Partners in Pediatric Multiple
Professor, Department of Neurology and Division Assistant Professor of Neurology, Mayo Clinic Sclerosis Center, Massachusetts General Hospital;
of Head and Neck Surgery, University of California College of Medicine; Consultant, Department of Associate Neurologist, Department of Neurology
at Los Angeles, Los Angeles, California Neurology, Mayo Clinic, Rochester, Minnesota and Partners Multiple Sclerosis Center, Brigham
and Women’s Hospital, Boston, Massachusetts
XII Colaboradores

Sudhansu Chokroverty, MD, FRCP David W. Dodick, MD Fran M. Gengo, PharmD, FCP
Professor, Department of Neuroscience, Seton Professor of Neurology, Mayo Clinic College of Associate Professor, Departments of Pharmacy
Hall University, South Orange, New Jersey; Medicine, Rochester, Minnesota; Consultant, and Neurology, School of Pharmacy and School
Professor and Co-Chair, Program Director, Mayo Clinic Hospital, Scottsdale, Arizona of Medicine, University at Buffalo; Department
Clinical Neurophysiology, Chairman, Sleep of Neuropharmacology and Clinical Research,
Medicine, Department of Neurology, New Jersey Kevin Duff, PhD Dent Neurologic Institute; Consultant Medical
Neuroscience Institute at JFK Medical Center, Roy J. and Lucille A. Carver College of Medicine, Staff, Department of Neurology, Millard Fillmore
Edison, New Jersey; Clinical Professor, University of Iowa, Iowa City, Iowa Hospital, Buffalo, New York
Department of Neurology, Robert Wood Johnson
Medical School, New Brunswick, Ronald G. Emerson, MD Pierre Giglio, MD
New Jersey Professor of Clinical Neurology, Columbia Assistant Professor, Department of Neurosciences,
University College of Physicians and Surgeons, Medical University of South Carolina, Charleston,
David P. Ciaverella, MD New York, New York South Carolina
Section Chief, Neuroradiology, Department of
Diagnostic Imaging, Providence Portland Medical Gerald M. Fenichel, MD Mark Gilbert, MD
Center, Portland, Oregon Professor of Neurology and Pediatrics, Professor and Deputy Chair, Department of Neuro­
Vanderbilt University School of Medicine; oncology, University of Texas, M. D. Anderson
Paul E. Cooper, MD, FRCPC Director, Division of Pediatric Neurology; Cancer Center, Houston, Texas
Associate Professor, Division of Neurology, Neurologist-in-Chief, Monroe Carell Jr.
Department of Clinical Neurological Sciences, Children’s Hospital at Vanderbilt, Nashville, Ian L. Goldsmith, MD
Division of Endocrinology and Metabolism, Tennessee Assistant Professor, Department of Neurology,
Department of Medicine, The Schulich School of Peter Kellaway Section of Neurophysiology, Baylor
Medicine and Dentistry, The University of Western J. Americo Fernandes Filho, MD College of Medicine, Houston, Texas
Ontario; Associate Chief of Neurology, London Assistant Professor, Department of Neurological
Health Sciences Centre and St. Joseph’s Health Sciences, University of Nebraska Medical Center; Meredith R. Golomb, MD, MSc
Care, London, Ontario, Canada Chief, Neurology Service, Omaha VA Medical Assistant Professor, Department of Neurology,
Center, Omaha, Nebraska Division of Pediatric Neurology, Indiana University
F. Michael Cutrer, MD School of Medicine, Riley Hospital for Children,
Associate Professor, Mayo Medical School; Richard G. Fessler, MD, PhD Indianapolis, Indiana
Consultant in Neurology, Mayo Clinic, Rochester, John Harper Seeley Professor and Chief,
Minnesota Department of Neurosurgery, University of Leslie J. Gonzalez Rothi, PhD
Chicago, Chicago, Illinois Professor, Department of Neurology, University
Josep Dalmau, MD, PhD of Florida; Research Career Scientist and
Professor, Department of Neurology, Division Pasquale F. Finelli, MD Program Director, Brain Rehabilitation
of Neuro-Oncology, University of Pennsylvania; Professor of Neurology, University of Connecticut Research Center, Malcolm Randall
Attending Neurologist, Hospital of the Health Center; Attending Neurologist, Department Veterans Affairs Medical Center,
University of Pennsylvania, Philadelphia, of Neurology, Hartford Hospital, Hartford, Gainesville, Florida
Pennsylvania Connecticut
Mark Hallet, MD
Robert B. Daroff, MD Laura Flores-Samat, MD Chief, Human Motor Control Section, National
Professor and Former Chair, Department of Paediatric Neurologist, Division of Paediatric Institute of Neurological Disorders and Stroke,
Neurology, Case Western Reserve University Neurology, Department of Paediatrics, National Institutes of Health, Bethesda, Maryland
School of Medicine, and University Hospitals Case Alberta Children’s Hospital, Calgary, Alberta,
Medical Center, Cleveland, Ohio Canada Aline I. Hamati, MD
Clinical Assistant Professor of Pediatric Neurology,
Ranan DasGupta, MA, MD, Clare J. Fowler, MSc, FRCP, Department of Pediatric Neurology, Indiana
MRCS, MBBChir MBBS University School of Medicine; Clinical Assistant
Urology Specialist Registrar, Guys Hospital, Professor of Uro-Neurology, Institute of Neurology, Professor, Department of Pediatric Neurology,
London, United Kingdom University College; Professor, National Hospital James Whitcomb Riley Hospital for Children,
for Neurology & Neurosurgery, London, United Indianapolis, Indiana
Steven T. DeKosky, MD Kingdom
Professor of Neurology, University of Pittsburgh Ronald L. Hamilton, MD
School of Medicine; Director, Alzheimer’s Vishal C. Gala, MD, MPH Associate Professor of Pathology,
Disease Research Center, University of Pittsburgh, Neurosurgeon, Atlanta Brain and Spine Care, University of Pittsburgh School of Medicine;
Pittsburgh, Pennsylvania Atlanta, Georgia Department of Pathology, UPMC-Presbyterian-
Shadyside, Pittsburgh, Pennsylvania
Eric M. Deshaies, MD Ivan Garza, MD
Fellow, Department of Neurosurgery, Instructor in Neurology, Mayo Clinic, Yadollah Harati, MD, FACP
University of Miami Miller School of Medicine, Rochester, Minnesota Professor of Neurology; Director, Neuromuscular
Miami, Florida Section; Director, Baylor Neuropathy and ALS
David S. Geldmacher, MD Center, Department of Neurology, Baylor College
W. Dalton Dietrich, PhD Harrison Distinguished Teaching Associate of Medicine, Houston, Texas
Professor, University of Miami Miller School of Professor of Neurology, University of Virginia
Medicine, Miami, Florida School of Medicine, Charlottesville, Reid R. Heffner, Jr., MD
Virginia Professor and Chair, Department of Pathology and
Bruce H. Dobkin, MD Anatomical Sciences, University at Buffalo School
Professor of Neurology, David Geffen School of of Medicine, Buffalo, New York
Medicine, University of California, Los Angeles,
Los Angeles, California
Colaboradores XIII

Kenneth M. Heilman, MD Bashar Katirji, MD Italo Linfante, MD


The James E. Rooks, Jr., Distinguished Professor; Professor of Neurology, Case Western Reserve Associate Professor of Neurology and
Program Director, Department of Neurology, University School of Medicine; Director, Radiology, Department of Radiology, Section
University of Florida College of Medicine, Neuromuscular Center and EMG Laboratory, of Neuroimaging and Intervention; Attending
Gainesville, Florida; Chief of Neurology, North Neurological Institute, University Hospitals Case Radiologist and Attending Neurologist,
Florida-South Georgia Veterans Affairs Health Medical Center, Cleveland, Ohio Departments of Radiology and Neurology,
Center University of Massachusetts, Worcester,
Daniel I. Kaufer, MD Massachusetts; Attending Radiologist,
Deborah O. Heros, MD Associate Professor, Department of Neurology; Department of Radiology, Section of
Director of Neuro-Oncology, Mercy Hospital, Director, UNC Memory Disorders Program, Interventional Neuroradiology, Boston,
Miami, Florida The University of North Carolina at Chapel Hill, Massachusetts
Chapel Hill, North Carolina
Roberto C. Heros, MD Alan H. Lockwood, MD
Professor and Co-Chairman; Program Director, Kevin A. Kerber, MD Professor of Neurology and Nuclear Medicine,
Department of Neurosurgery, University of Miami Clinical Lecturer, University of Michigan Health University at Buffalo; Staff Physician, Veterans
Miller School of Medicine, Miami, Florida Systems, Ann Arbor, Michigan Affairs Western New York Healthcare System,
Buffalo, New York
Alan Hill, MD, FRCPC Geoffrey A. Kerchner, MD, PhD
Professor, Department of Pediatrics, Division Clinical Instructor, Department of Neurology, Oscar L. Lopez, MD
of Neurology, University of British Columbia; University of California, San Francisco, Professor of Neurology and Psychiatry, University
Pediatric Neurologist, Division of Neurology, San Francisco, California of Pittsburgh School of Medicine, Pittsburgh,
British Columbia’s Children’s Hospital, Vancouver, Pennsylvania
British Columbia, Canada Sarnia J. Khoury, MD
Associate Professor, Department of Neurology, Roberto López Alberola, MD
Michio Hirano, MD Harvard Medical School; Co-Director, Partners MS Assistant Professor of Neurology and Pediatrics,
Assistant Professor, Department of Neurology, Center, Department of Neurology, Brigham and Department of Neurology, University of Miami
Columbia University Medical Center; Associate Women’s Hospital, Boston, Massachusetts School of Medicine; Attending Child Neurologist,
Attending, Department of Neurology, New York- Department of Neurology, Jackson Memorial
Presbyterian Hospital, New York, New York Dae-Hyun Kim, MD Hospital, Miami, Florida
Assistant Professor, Department of Neurosurgery,
Fred H. Hochberg, MD Catholic University of Daegu School of Medicine, David N. Louis, MD
Attending Neurologist, Department of Neurology, Daegu, South Korea Benjamin Castleman Professor of Pathology,
Massachusetts General Hospital, Boston, Department of Pathology, Harvard Medical
Massachusetts Howard S. Kirshner, MD School; Pathologist-in-Chief, Pathology Service,
Professor and Vice Chairman, Department of Massachusetts General Hospital, Boston,
James F. Howard, Jr., MD Neurology; Director, Stroke Service, Vanderbilt Massachusetts
Professor of Neurology and Medicine; Chief, University Medical Center, Nashville, Tennessee
Neuromuscular Disorders Section, The University Betsy B. Love, MD
of North Carolina at Chapel Hill, Chapel Hill, John F. Kurtzke, MD Adjunct Associate Professor, Department of
North Carolina Professor Emeritus of Neurology, Georgetown Neurology, Loyola University Chicago, Stritch
University; Consultant in Neurology and School of Medicine, Maywood, Illinois
Daniel Hsu, MD Neuroepidemiology, Veterans Affairs Medical
Assistant Professor, Department of Radiology, Center, Washington, D.C. Fred D. Lublin, MD
Case Western Reserve University School of Saunders Family Professor of Neurology,
Medicine; Interventional Neuroradiologist, Anthony E. Lang, MD Department of Neurology, Mount Sinai School of
Division of Neuroradiology, University Hospitals Professor, Departments of Medicine and Neurology, Medicine; Professor, Department of Neurology,
Case Medical Center, Cleveland, Ohio University of Toronto; Director, Movement Mount Sinai Hospital; Director, Department of
Disorders Center, Departments of Medicine and Neurology, The Corinne Goldsmith Dickinson
Monica P. Islam, MD Neurology, Toronto Western Hospital-University Center for Multiple Sclerosis, New York, New York
Child Neurologist, Nemours Children’s Clinic, Health Network, Toronto, Ontario, Canada
Jacksonville, Florida Robert G. Mair, MD
Patrick J. M. Lavin, MB, BCh, Professor, Department of Psychology, University of
Joseph Jankovic, MD BAO, MRCPI New Hampshire, Durham, New Hampshire
Professor of Neurology; Director, Parkinson’s Professor of Neurology and Ophthalmology,
Disease Center and Movement Disorders Clinic, Vanderbilt University Medical School; Professor Donald W. Marion, MD, MS
Department of Neurology, Baylor College of of Neurology and Ophthalmology, Vanderbilt Consulting Medical Director, Apothecom Medical
Medicine, Houston, Texas University Medical Center, Nashville, Tennessee Communications, Wakefield, Massachusetts

Jayantee Kalita, MD Robert A. Lenz, MD, PhD Aaron McMurtray, MD


Professor, Department of Neurology, Sanjay Medical Director, Neuroscience Department, Assistant Professor, Neurology Division,
Gandhi Postgraduate Institute of Medical Sciences, Abbott Laboratories, Abbott Park, Illinois Department of Medicine, John A. Burns School of
Lucknow, Uttar Pradesh, India Medicine, University of Hawaii, Honolulu, Hawaii
Ronald P. Lesser, MD
Carlos S. Kase, MD Professor, Departments of Neurology and Man Mohan Mehndiratta, MD,
Professor of Neurology, Boston University School Neurosurgery, Johns Hopkins University School of DM, FRCP
of Medicine; Neurologist-in-Chief, Boston Medical Medicine; Professor, Departments of Neurology and Professor of Neurology, Department of Neurology,
Center, Boston, Massachusetts Neurosurgery, Johns Hopkins Medical Institutions; G.B. Pant Hospital, Azad Medical College, Delhi
Member, Zanvyl Krieger Mind/Brain Institute, University, New Delhi, Delhi, India
Johns Hopkins University, Baltimore, Maryland
XIV Colaboradores

Mario F. Mendez, MD, PhD Brian Murray, MD Sashank Prasad, MD


Professor of Neurology and Psychiatry & Consultant Neurologist, Blackrock Clinic, Hospital of the University of Pennsylvania,
Behavioral Sciences, David Geffen School of Blackrock, County Dublin, Ireland Philadelphia, Pennsylvania
Medicine, University of California Los Angeles;
Director, Neurobehavioral Unit, Veterans Affairs Evan D. Murray, MD David C. Preston, MD
Greater Los Angeles Healthcare System, Los Instructor in Neurology, Harvard Professor of Neurology, Department of Neurology,
Angeles, California Medical School, Boston, Massachusetts; Case Western Reserve University; Director,
Sidney R. Baer Research Fellow in Behavioral Neuromuscular Service, Department of Neurology,
Dominique S. Michaud, MD Neurology and Neuropsychiatry, McLean University Hospitals-Case Medical Center,
Assistant Professor, Department of Epidemiology, Hospital, Belmont, Massachusetts; Cleveland, Ohio
Harvard School of Public Health, Boston, Assistant in Neurology, Massachusetts
Massachusetts General Hospital, Boston, Bruce H. Price, MD
Massachusetts Associate Professor, Department of Neurology,
David J. Michelson, MD Harvard Medical School, Boston, Massachusetts;
Assistant Professor, Department of Pediatrics, Ruth Nass, MD Chief, Department of Neurology, McLean Hospital,
Division of Child Neurology, Loma Linda Professor of Clinical Neurology, Attending Belmont, Massachusetts; Associate Neurologist,
University School of Medicine; Attending Pediatric Neurologist, New York University School Massachusetts General Hospital, Boston,
Physician, Department of Pediatrics, Loma Linda of Medicine, New York, New York Massachusetts
University Medical Center, Loma Linda, California
Carissa Nehl, BS Louis J. Ptácek, MD
Aaron E. Miller, MD Department of Health Psychology, University John C. Coleman Distinguished Professorship
Professor, Department of Neurology, Mount of Missouri Hospitals and Clinics, Columbia, in Neurodegenerative Disease, Department
Sinai School of Medicine, Mount Sinai Hospital, Missouri; Doctoral Candidate, Departments of of Neurology, University of California at San
New York, New York; Professor, Department of Psychology and Psychiatry, University of Iowa, Francisco; Investigator, Howard Hughes Medical
Neurology, Maimonides Hospital, Brooklyn, Iowa City, Iowa Institute, San Francisco, California
New York; Medical Director, Department of
Neurology, The Corinne Goldsmith Dickinson Ashok Panagariya, MD, DM Alejandro A. Rabinstein, MD
Center for Multiple Sclerosis, New York, New York Principal and Controller, Professor and Head, Associate Professor of Neurology, Mayo Clinic
Department of Neurology, Sawai Man Singh College of Medicine; Consultant, St. Mary’s
Usha Kant Misra, MD Medical College, University of Medical Science, Hospital-Mayo Clinic, Rochester, Minnesota
Professor and Head, Department of Neurology, Jaipur, Rajasthan, India
Sanjay Gandhi Postgraduate Institute of Medical Robert A. Ratcheson, MD
Sciences, Lucknow, Uttar Pradesh, India Gregory M. Pastores, MD The Harvey Huntington Brown, Jr. Professor
Associate Professor, Department of Neurology and Chair Emeritus, Department of Neurological
Karl E. Misulis, MD and Pediatrics; Director, Neurogenetics Laboratory, Surgery, Case Western Reserve University School
Clinical Professor, Department of Neurology, New York University School of Medicine, of Medicine, University Hospitals Case Medical
Vanderbilt University School of Medicine, New York, New York Center, Cleveland, Ohio
Nashville, Tennessee; Neurologist,
Semmes-Murphey Clinic, Jackson, Tennessee Jane S. Paulsen, PhD Bemd F. Render, MD
Professor of Psychiatry, Neurology, Psychology, Professor of Neurology and Ophthalmology,
Hiroshi Mitsumoto, MD and Neurosciences, University of Iowa, Roy J. Medical College of Wisconsin; Chief, Section
Wesley J. Howe Professor of Neurology, and Lucille A. Carver College of Medicine, of Neurology, Veterans Affairs Medical Center,
Department of Neurology, Columbia University University of Iowa Hospitals and Clinics, Milwaukee, Wisconsin
College of Physicians and Surgeons; Director, Iowa City, Iowa
The Eleanor and Lou Gehrig MDA/ALS Research E. Steve Roach, MD
Center; Head, Neuromuscular Diseases Division, Timothy A. Pedley, MD Professor of Child Neurology, Ohio State University
Columbia-Presbyterian Hospitals, New York, Henry and Lucy Moses Professor and Chairman, College of Medicine, Columbus, Ohio
New York Department of Neurology, Columbia University;
Neurologist-in-Chief, The Neurological Institute David Robertson, MD
Eli M. Mizrahi, MD of New York, New York-Presbyterian Hospital at Elton Yates Professor of Medicine, Pharmacology,
Head, Peter Kellaway Section of Neurophysiology; Columbia University Medical Center, New York, and Neurology; Director, Clinical Research Center,
Vice-Chair, Department of Neurology, New York Vanderbilt University, Nashville, Tennessee
Professor of Neurology and Pediatrics,
Baylor College of Medicine; Chief, Arie Perry, MD Jenice A. Robinson, MD
Neurophysiology Service, St. Luke’s Episcopal Associate Professor, Department of Pathology, Assistant Professor of Neurology, Department of
Hospital; Medical Director, Neurophysiology Division of Neuropathology, Washington University Neurology, Milton S. Hershey Medical Center,
Laboratories, Texas Children’s Hospital, School of Medicine; Associate Pathologist, Bames- Pennsylvania State University College of Medicine,
Houston, Texas Jewish and St. Louis Children’s Hospitals, Hershey, Pennsylvania
St. Louis, Missouri
Carlos T. Moraes, MD Michael Ronthal, MD
Professor, Department of Neurology, University Alan Pestronk, MD Associate Professor of Neurology, Harvard
of Miami Miller School of Medicine, Miami, Professor, Departments of Neurology and Medical School; Deputy Chief of Neurology,
Florida Pathology, Washington University School of Beth Israel Deaconess Medical Center, Boston,
Medicine, St. Louis, Missouri Massachusetts
David Morrison, MD
Assistant Professor of Ophthalmology and Ronald F. Pfeiffer, MD Richard B. Rosenbaum, MD
Pediatrics, Department of Ophthalmology and Professor and Vice Chair, Department of Neurology, Clinical Professor of Neurology, Oregon Health
Visual Sciences, Vanderbilt University, Nashville, University of Tennessee Health Science Center, and Science University; Neurology Division, The
Tennessee Memphis, Tennessee Oregon Clinic, Portland, Oregon
Colaboradores XV

Gary A. Rosenberg, MD Michael J. Schneck, MD Marylou V. Solbrig, MD, MS


Professor of Neurology, Cell Biology and Associate Professor of Neurology and Associate Adjunct Professor of Neurology and
Physiology, and Mathematics and Statistics, Neurosurgery, Loyola University Chicago, Medicine, University of Califomia-Irvine School
University of New Mexico; Chairman of Neurology, Stritch School of Medicine; Medical Director, of Medicine; Attending Neurologist, University of
University of New Mexico Hospital; Albuquerque, Neurointensive Care Unit; Associate Director, California-Irvine Health Sciences Center, Irvine,
New Mexico Stroke Unit, Loyola University Medical Center, California
Maywood, Illinois
Myrna R. Rosenfeld, MD, PhD A. Jon Stoessl, MD, FRCPC
Associate Professor, Department of Neurology, James M. Schumacher, MD Professor, Department of Medicine; Director, Pacific
Division of Neuro-Oncology, University of Co-Director, Center of Neuroregeneration Parkinson’s Research Centre, Canada Research
Pennsylvania; Attending Neurologist, Hospital Research, Harvard University, Harvard Medical Chair-CNS Disorders, University of British
of the University of Pennsylvania, Philadelphia, School, Boston, Massachusetts; Director of Columbia, Vancouver, British Columbia, Canada
Pennsylvania Neuroscience, Sarasota Memorial Hospital,
Sarasota, Florida S. H. Subramony, MD
Gail Ross, MD Professor of Neurology, University of Texas
Associate Professor of Psychology in Pediatrics Warren R. Selman, MD Medical Branch (UTMB); Attending Physician,
and Psychiatry, Weill Cornell Medical College, The Harvey Huntington Brown, Jr. Professor and University of Texas Medical Branch, Galveston,
New York, New York Chair, Department of Neurological Surgery, Case Texas; Clinical Professor of Neurology,
Western Reserve University School of Medicine; University of Mississippi Medical Center,
Janet C. Rucker, MD Director, The Neurological Institute, University Jackson, Mississippi
Assistant Professor of Neurology and Hospitals, Cleveland, Ohio
Ophthalmology, Rush University, Chicago, Jerry W. Swanson, MD
Illinois D. Malcolm Shaner, MD Professor of Neurology, Mayo Clinic College
Associate Clinical Professor of Neurology, of Medicine; Chair, Headache Division,
Martin Sadowski, MD David Geffen School of Medicine, University of Department of Neurology, Mayo Clinic, Rochester,
Assistant Professor, Departments of Neurology California, Los Angeles; Consultant in Neurology, Minnesota
and Psychiatry, New York University School of Kaiser Permanente West Los Angeles, Los Angeles,
Medicine, New York, New York California Stephen J. Tapscott, MD, PhD
Professor of Neurology, University of Washington;
Gaurav Saigal, MBBS Kathleen M. Shannon, MD Neurologist, Fred Hutchinson Cancer Research
Assistant Professor of Clinical Radiology, Associate Professor, Department of Neurological Center, Seattle, Washington
University of Miami Miller School of Medicine, Science, Rush Medical College; Senior Attending
Miami, Florida Physician, Rush University Medical Center, Robert W. Tarr, MD
Chicago, Illinois Professor, Departments of Radiology, Neurology,
Donald B. Sanders, MD and Neurosurgery, Case Western Reserve School of
Professor of Medicine (Neurology), Duke Barbara E. Shapiro, MD Medicine; Director, Cerebrovascular Center, The
University Medical School, Durham, Associate Professor of Neurology, Department Neurological Institute, University Hospitals Case
North Carolina of Neurology, Case Western Reserve University Medical Center, Cleveland, Ohio
School of Medicine; Director of Neuromuscular
Johnny S. Sandhu, MD Research, Department of Neurology, University Charles H. Tegeler, MD
Instructor, Harvard Medical School, Neuroradiology Hospitals of Cleveland, Cleveland, Ohio McKinney-Avant Professor of Neurology,
Clinical and Research; Fellow, Massachusetts Department of Neurology, Wake Forest University
General Hospital, Boston, Massachusetts Roger P. Simon, MD School of Medicine, Winston-Salem, North Carolina
Adjunct Professor, Departments of Neurology,
Harvey B. Sarnat, MD, FRCPC Physiology, and Pharmacology, Oregon Health & Philip D. Thompson, MB, PhD,
Professor, Departments of Paediatrics, Sciences University; Director and Chair, Robert S.
Pathology (Neuropathology), and Clinical Dow Neurobiology Laboratories, Legacy Research,
FRACP
Professor of Neurology, University of Adelaide,
Neurosciences, University of Calgary Faculty of Portland, Oregon
Department of Neurology, Royal Adelaide Hospital,
Medicine; Head, Division of Paediatric Neurology;
Adelaide, South Australia, Australia
Neuropathologist, Departments of Paediatrics Evelyn M. L. Sklar, MD
and Pathology and Laboratory Medicine, Alberta Professor of Clinical Radiology and Neurological
Children’s Hospital, Calgary, Alberta, Canada Surgery; Director, Radiology and Residency
Robert L. Tomsak, MD
Professor of Neurology and Ophthalmology, Case
Program, Department of Radiology, University of
Western Reserve University School of Medicine;
Aman A. Savani, MD Miami Miller School of Medicine; Department
Director, Neuro-ophthalmology, Department of
University of Virginia, Charlottesville, Virginia of Radiology, Jackson Memorial Medical Center,
Neurology, University Hospitals-Case Medical
Miami, Florida
Center, Cleveland, Ohio
David Schiff, MD
Associate Professor of Neurology, Neurological Yuen T. So, MD, PhD William H. Trescher, MD
Surgery, and Medicine (Hematology-Oncology); Professor of Neurology and Neurosciences,
Associate Professor, Departments of Pediatrics and
Co-Director, Neuro-Oncology Center, Stanford University, Stanford, California
Neurology, Pennsylvania State University College
University of Virginia, Charlottesville,
of Medicine; Department of Pediatric Neurology,
Virginia Young H. Sohn, MD, PhD Milton S. Hershey Medical Center, Hershey,
Associate Professor, Department of Neurology,
Pennsylvania
James W. Schmidley, MD Yonsei University College of Medicine, Seoul,
Professor of Neurology, University of Arkansas South Korea
College of Medicine, Little Rock, Arkansas
Bryan Tsao, MD
Chair, Department of Neurology, Associate
Professor of Neurology, Loma Linda University,
Loma Linda, California
XVI Colaboradores

Kenneth L. Tyler, MD Michael Wall, MD Eelco E M. Wijdicks, MD, PhD,


Reuler-Lewin Family Professor of Neurology, Professor of Neurology and Ophthalmology, FACP
Professor of Medicine and Microbiology, University of Iowa College of Medicine; Professor of Neurology, Mayo Clinic College
University of Colorado Health Sciences Center; Professor, University of Iowa Hospitals and Clinics, of Medicine; Chair, Division of Critical Care
Chief, Neurology Service, Denver Veterans Affairs Veterans Administration Medical Center, Iowa City, Neurology, Mayo Clinic, Rochester, Minnesota
Medical Center, Denver, Colorado Iowa
Thomas Wisniewski, MD
Edward Valenstein, MD Mitchell T. Wallin, MD, MPH Professor, Departments of Neurology, Pathology,
Chair, Department of Neurology, University of Associate Professor of Neurology, Georgetown and Psychiatry, New York University School of
Florida College of Medicine; Attending Physician, University School of Medicine; Associate Director, Medicine; Attending, Departments of Neurology
Department of Neurology, Shands Hospital at the Clinical Care, Veterans Affairs Multiple Sclerosis and Pathology, Bellevue Hospital; Attending,
University of Florida; McKnight Brain Institute, Center of Excellence-East, Veterans Affairs Department of Neurology, Manhattan Veterans
University of Florida, Gainesville, Florida Medical Center, Washington, D.C. Administration Hospital, New York,
New York
Ashok Verma, MD, DM Robert T. Watson, MD
Professor of Neurology; Director, Neurology Professor, Department of Neurology; Senior David A. Wolk,MD
Residency Training Program, University of Miami Associate Dean for Educational Affairs, Assistant Professor of Neurology,
Miller School of Medicine; Attending Neurologist, College of Medicine Dean’s Office, University of University of Pittsburgh, Pittsburgh,
Jackson Memorial Hospital, Miami, Florida Florida College of Medicine, Gainesville, Florida Pennsylvania

Alfredo D. Voloschin, MD Stephen G. Waxman, MD, PhD YiLi Zhou, MD, PhD
Assistant Professor, Departments of Neurosurgery, Professor and Chairman, Department of Neurology, Courtesy Clinical Assistant Professor, Department
Neurology, and Hematology/Oncology, Medical Yale School of Medicine, New Haven, Connecticut; of Anesthesiology, University of Florida; Medical
College of Georgia, Augusta, Georgia Director, Center for Neuroscience and Regeneration Director, Comprehensive Management of North
Research, Veterans Affairs Medical Center, West Florida, Gainesville, Florida
Jean-Marc Voyadzis, MD Haven, Connecticut
Fellow, Section of Neurosurgery, Department of
Surgery, University of Chicago, Chicago, Illinois Patrick Wen, MD
Associate Professor of Neurology, Harvard
Ajay K. Wakhloo, MD Medical School; Clinical Director, Center for
Professor of Radiology, Neurology, and Neuro-Oncology, Dana-Farber Cancer Institute,
Neuroradiology, Department of Radiology, Boston, Massachusetts
Division of Neuroimaging and Intervention;
Division Director, Department of Neuroimaging and
Intervention, University of Massachusetts Memorial
Hospital, Boston, Massachusetts
&

Prefacio a la quinta edición

Neurología clínica es un tratado práctico de neurología que por la complejidad del sistema nervioso y por el conocimiento
incluye todo lo relacionado con la neurociencia clínica, y ofrece que la fisiopatología de la enfermedad neurológica aporta a las
no sólo una descripción de las enfermedades neurológicas y su investigaciones sobre el cerebro y la mente. En consecuencia,
fisiopatología, sino también un método práctico para su diagnós­ ofrecemos la quinta edición de Neurología clínica como una
tico y tratamiento. En el prefacio a la primera edición de este presentación completa, actualizada y más fidedigna del arte y la
libro, publicado en 1991, pronosticamos que los principales avances ciencia de la neurología.
tecnológicos y de investigación pronto revelarían la causa subya­ Para esta edición se ha reescrito completamente el texto, y
cente y el tratamiento potencial de un número cada vez mayor de casi una quinta parte de los capítulos han sido preparados por
enfermedades neurológicas. autores nuevos en el cuadro de colaboradores. Se han vuelto a
Los diecisiete años transcurridos desde esa predicción se han diseñar las páginas para ofrecer un entorno que facilite el acceso
llenado con la emoción de nuevos descubrimientos derivados del al material. Se ha mejorado y ampliado la página web acompa­
florecimiento de la neurociencia, especialmente la disciplina de ñante, www.nicp.com, que incluye material de vídeo y audio,
neurogenética. Muchas de las enfermedades hereditarias que en ilustraciones y referencias adicionales, y capítulos sobre material
ese momento eran un interrogante se han elucidado con los des­ clave relacionado procedente de otros textos de neurología de
cubrimientos de las mutaciones génicas subyacentes. Se empie­ renombre. Se actualiza periódicamente con minirrevisiones de
zan a conocer mejor diversas degeneraciones neurológicas apa­ importantes publicaciones nuevas en la literatura neurológica.
rentemente esporádicas con la aplicación del cribado de todo el [Todos estos contenidos electrónicos acompañan la edición ori­
genoma de genes de susceptibilidad. Aunque estos descubri­ ginal, por lo que se encuentran en lengua inglesa.]
mientos aún no se han traducido en curas, la investigación en la Una obra de tal envergadura no habría sido posible sin las
regeneración del sistema nervioso y la biología de las células colaboraciones de muchos autores de todo el mundo. Les estamos
madre empieza a dar esperanzas de curación del sistema ner­ profundamente agradecidos por su dedicación desinteresada a la
vioso dañado. formación neurológica. También queremos agradecer el ánimo y
Además de la neurogenética, se ha realizado un avance extra­ la sabiduría de Susan Pioli, de Elsevier, que fue una participante
ordinario en otras áreas de la neurociencia, como la neuroinmu- activa en cada fase de desarrollo del libro. Jennifer Shreiner,
Senior Development Editor de Elsevier, fue la persona clave en
nología, la neuroimagen y la neurofisiología. La expansión del
la coordinación de este proyecto. Además, damos las gracias a
campo de la neuroterapéutica experimental ha cambiado gradual­
Joan Sinclair, Production Manager, y Linnea Hermanson, Pro­
mente la percepción de la neurología de ser principalmente una
duction Editor, sin cuya energía y eficiencia no se habría alcan­
especialidad diagnóstica a ser una disciplina muy implicada en
zado la alta calidad de la producción y la rapidez de la publica­
el tratamiento. Los avances en neurofarmacología han fomentado el
ción de esta obra. Por último, agradecemos profundamente las
desarrollo de nuevos fármacos y ensayos terapéuticos, con una
contribuciones de nuestros lectores, cuyos comentarios respecto
mayor confianza en la medicina basada en la evidencia. Actual­
a Neurología clínica y la página web han sido muy útiles para
mente también se están aplicando a la neurocirugía métodos
mejorar nuestros objetivos educativos.
rigurosos en el diseño y la realización de ensayos clínicos, incluido
el uso de controles de referencia. No obstante, aún nos queda un Walter G. Bradley, DM, FRCP
largo camino por recorrer para lograr el objetivo final de poder Robert B. Daroff, MD
comprender y tratar todas las enfermedades neurológicas. La Gerald M. Fenichel, MD
neurología sigue siendo una disciplina intelectualmente excitante, Joseph Jankovic, MD
a'VShéI
pyy fjg , C l f

P A R T E

Abordaje ____
de trastornos
neurologic os
frecuentes
C A P Í T U L O 1 Diagnóstico de las
ENFERMEDADES NEUROLÓGICAS
Walter G. Bradley, Robert B. Daroff,
Gerald M. Fenichel y Joseph Jankovic

Anamnesis en neurología 4 Evaluación de la causa de los síntomas del paciente 8


Síntoma principal 4 Localización anatómica 8
Historia de la enfermedad actual 4 Diagnóstico diferencial 9
Revisión de los datos del paciente 5 Pruebas de laboratorio 9
Revisión por sistemas 5 Manejo de los trastornos neurológicos 10
Antecedentes de enfermedades previas 6 Abordaje del neurólogo con experiencia de los trastornos neurológicos
Antecedentes familiares 6 más frecuentes 10
Exploración 6
Exploración neurológica 6
Exploración física general 8

Aunque, en ocasiones, el diagnóstico neurológico de un paciente es la médula espinal o el cerebro. Por tanto, la exploración neurológica es
sencillo, otras veces resulta muy difícil y exige un enorme grado de esencial para determinar la localización en la que se encuentra la le­
especialización. Si en la consulta del neurólogo un paciente arrastra sión. De forma similar, un neurólogo con experiencia en el reconoci­
los pies al caminar, los dedos de sus manos tiemblan como si estuvie­ miento de la fenomenología debe poder distinguir entre temblor y es­
ran contando monedas (pill-rolling) y ha perdido la expresividad fa­ tereotipia, ambos movimientos rítmicos; entre tics, mioclonías y corea,
cial, no es difícil establecer un diagnóstico de enfermedad de Parkin­ todos ellos movimientos en forma de sacudidas; y entre otros trastor­
son. Aunque formular este «diagnóstico en el acto» puede ser muy nos rítmicos y movimientos en forma de sacudidas, como se observa
gratificante, es importante tener en cuenta que esta presentación clí­ en la distonía. En general, en neurología la anamnesis es la que aporta
nica puede tener otra causa, como parkinsonismo inducido por neu- las mejores pistas sobre la etiología, y la exploración física es esencial
rolépticos, o puede ocurrir que el paciente acuda en busca de ayuda para la localización de la lesión y la clasificación adecuada de la enfer­
por un problema neurológico totalmente diferente. Por tanto, es im­ medad, todo ello básico para un diagnóstico y un tratamiento adecuados.
prescindible realizar una evaluación global del problema. Este proceso diagnóstico implica una serie de pasos, como se
En todas las ramas de la medicina, las principales herramientas para muestra en la Figura 1.1. Aunque en la docencia habitual se dice que
llegar al diagnóstico son la anamnesis y la exploración física del pa­ se debe dejar que el paciente manifieste los síntomas con sus propias
ciente. Esto es especialmente cierto en neurología. En dicha especiali­ palabras, en neurología cada paso del proceso implica también que el
dad, la práctica habitual consiste en anotar el principal síntoma del neurólogo formule unas preguntas específicas al paciente. Así, en
paciente, elaborar una historia de la aparición de los síntomas y, a con­ cada paso del proceso diagnóstico el neurólogo debe considerar las
tinuación, averiguar los antecedentes personales (enfermedades e in­ posibles localizaciones anatómicas de la lesión y, asimismo, la etio­
tervenciones quirúrgicas), los antecedentes familiares, la historia per­ logía de los síntomas (v. Fig. 1.1). A partir simplemente del síntoma
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

sonal y social del paciente y, finalmente, efectuar una revisión de los principal del paciente y de una anamnesis detallada, un neurólogo
posibles síntomas relacionados con los principales órganos y sistemas. astuto puede conseguir pistas que le lleven primero a hacer una hipó­
A continuación, el neurólogo realiza una exploración neurológica y, tesis sobre la localización de la lesión y, a continuación, otra hipóte­
según los resultados, continúa con el diagnóstico diferencial para crear sis acerca de su etiología. Partiendo de estas hipótesis, un neurólogo
una lista de las posibles causas de los signos y síntomas del paciente. con experiencia puede predecir los signos neurológicos anormales
Lo que es exclusivo de la neurología es el e'nfasis en la localización y que deberían estar presentes y cuáles deberían estar ausentes en el
la fenomenología. Cuando un paciente acude a un médico internista o paciente, confirmando así la localización de la disfunción. Por otra
a un cirujano a causa de síntomas abdominales o torácicos, su localiza­ parte, el análisis de la anamnesis puede sugerir la presencia de dos o
ción queda prácticamente establecida por los mismos síntomas, y lo más posibles localizaciones anatómicas y enfermedades, asociadas
que preocupa sobre todo al médico es averiguar su etiología. Sin em­ cada una de ellas a un amplio conjunto de signos neurológicos distin­
bargo, un paciente neurológico que presenta debilidad en la mano pue­ tos. Los hallazgos encontrados en la exploración neurológica pueden
de mostrar una lesión localizada en los músculos, la unión neuromus­ utilizarse entonces para determinar cuál de estas diversas posibilida­
cular, el nervio o nervios de la extremidad superior, el plexo braquial. des es la que con mayor probabilidad ha causado la lesión. Por tanto,

3
4 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tarea Objetivo pregunta realmente importante: «¿qué le ha llevado a venir?». En una


visita de seguimiento, con frecuencia es útil empezar con preguntas más
personalizadas: «¿cómo se ha encontrado?»; «¿se ha producido algún
cambio en su estado desde la última visita?».
Otra técnica consiste en empezar la visita preguntando directa­
mente al paciente: «¿en qué puedo ayudarle?». De este modo, queda
patente que el médico está ahí para proporcionar un servicio, y el
paciente puede expresar lo que espera de la consulta. Es importante
que el médico entienda bien las expectativas que tiene el paciente en
relación con la consulta. Por regla general, un paciente quiere que el
médico encuentre o confirme un diagnóstico y que cure su enferme­
dad. Asimismo, en ocasiones, el paciente acude a la consulta con la
esperanza de no presentar un trastorno determinado («por favor, dí­
game que los dolores de cabeza que tengo no están causados por un
tumor cerebral»). También ocurre a veces que un paciente afirma que
otros médicos «nunca me informan de nada» (lo que puede ser cierto,
si bien en muchos casos es el paciente quien no escuchó o a quién no
le gustó lo que el médico le dijo).

SÍNTOMA PRINCIPAL
El punto de partida inicial más habitual del proceso diagnóstico es
el síntoma principal (o síntomas principales). Un ejemplo de ello es el
del paciente que acude al neurólogo con la tríada: cefalea, torpeza y
visión doble. Los síntomas sirven para centrar la atención en las pre­
guntas que se deben realizar en la anamnesis, y también para aportar
una primera pista sobre la anatomía y la etiología de la enfermedad
causal subyacente. En este caso, al neurólogo le preocuparía la posi­
bilidad de que el paciente pudiera presentar un tumor en la fosa pos­
terior, con afectación del cerebelo y del tronco cerebral.
En la determinación de la etiología de un trastorno es muy impor­
tante su modo de inicio. Por ejemplo, por regla general, un inicio brus­
FIGURA 1.1 Se muestra el proceso diagnóstico como una
co apunta a un ictus vertebrobasilar. Asimismo, mientras una evolución
serie de pasos en los que el neurólogo recoge los datos (la tarea) con
clínica caracterizada por exacerbaciones y remisiones sugiere un tras­
el objeto de disponer de información acerca de la localización anatómica
torno como la esclerosis múltiple, una evolución lentamente progresiva
y de la naturaleza de la enfermedad (el objetivo).
apunta más a un diagnóstico de neoplasia. Los episodios paroxísticos
sugieren posibles crisis convulsivas, migrañas o algunos tipos de
ataxias y discinesias paroxísticas o de parálisis periódicas.
para llegar a un diagnóstico el neurólogo necesita no tan sólo conocer
muy bien la anatomía, la fisiología y la bioquímica del sistema ner­
vioso, sino también las manifestaciones clínicas y la anatomía pato­ HISTORIA DE LA ENFERMEDAD ACTUAL
lógica de las distintas enfermedades neurológicas.
Con frecuencia, el paciente explica de forma clara la historia de la
aparición de los síntomas, así como de su localización, gravedad y el
ANAMNESIS EN NEUROLOGÍA nivel de incapacidad actual. Sin embargo, en algunos casos, el pa­
ciente, sobre todo si es anciano, hará un relato tangencial e insistirá
Con frecuencia, a muchos pacientes la figura del neurólogo les intimida. en explicar qué hicieron o dijeron otros médicos, en vez de hablar de
Además, al estrés propio de la anamnesis y la exploración física neuro­ los signos y síntomas específicos. Aunque para clarificar los sínto­
lógicas puede añadirse el hecho de que el paciente tenga ya una noción mas a menudo es preciso formular preguntas directas, también es
preconcebida de que la enfermedad causante de sus síntomas es progre­ importante no «dirigir» al paciente. Ante una figura autoritaria, todos
siva y posiblemente incluso que puede terminar con su vida. A causa de los pacientes tienden a dar una respuesta positiva, aun cuando ésta
todo ello, el neurólogo debe hacer todo lo posible para mostrarse com­ sea manifiestamente incorrecta. Por tanto, es importante juzgar si uno
prensivo y conseguir que el paciente se sienta a gusto. Antes de pasar a puede o no fiarse del paciente. La fiabilidad depende de factores
la anamnesis, es importante que el neurólogo se presente al paciente y como la inteligencia, la memoria, la función del lenguaje, el nivel
mantenga con él una conversación breve y distendida. Para romper el social y educativo, y también de la existencia o no de situaciones que
hielo bastan unas pocas preguntas iniciales: «¿quién es su médico, y a representan una ganancia para el paciente, por ejemplo, una solicitud
quién desea que remita el informe?»; «¿qué tipo de trabajo ha realizado de incapacidad o un pleito pendiente.
la mayor parte de su vida?»; «¿qué edad tiene?»; «¿es usted diestro o El médico debe sospechar un trastorno somatomorfo o psicógeno
zurdo?». Tras estas breves palabras, es más sencillo formular la primera en un paciente que explica que sus síntomas empezaron súbitamente.
Capítulo 1 Diagnóstico de las enfermedades neurológicas 5

especialmente después de un traumatismo, o con afectación de múl­ que no fue visitado de urgencias en el hospital pese a presentar con­
tiples órganos. En la descripción de muchos trastornos neurológicos, vulsiones durante varias horas, hay que sospechar que es víctima de
como convulsiones y demencia, es importante asimismo obtener da­ maltratos o, por lo menos, de negligencia.
tos de otro observador distinto al mismo paciente. Asimismo, en los
niños la anamnesis es difícil a causa de factores como la timidez ante
personas extrañas, su vocabulario limitado y el hecho de tener una REVISIÓN DE LOS DATOS DEL PACIENTE
noción diferente del tiempo. En los niños, la anamnesis representa
siempre una mezcla de las opiniones de éstos y las de sus padres. La información relacionada con el contexto del paciente con frecuen­
Los neurólogos y los pacientes pueden estar utilizando una misma cia resulta de gran ayuda al neurólogo para establecer un diagnóstico
palabra para referirse a cosas diferentes. Si el neurólogo acepta literal­ sobre la causa de los signos y los síntomas. Entre estos datos, desta­
mente lo que el paciente afirma y no se asegura de que está utilizando can los siguientes: antecedentes médicos y quirúrgicos; tratamiento
el término de la misma manera que él lo entiende, las interpretaciones farmacológico actual y posibles alergias; revisión de los síntomas no
erróneas pueden ocasionar diagnósticos asimismo erróneos. Por ejem­ neurológicos; antecedentes personales relativos a su actividad labo­
plo, los pacientes refieren con frecuencia que presentan una extremi­ ral, estado civil y consumo de alcohol, tabaco y fármacos o sustancias
dad «dormida» cuando realmente está paralizada. Asimismo, a menu­ de abuso; y antecedentes médicos de los padres, hermanos e hijos del
do los pacientes emplean la palabra «mareos» para referirse al paciente, descartando posibles enfermedades familiares. Aunque no
aturdimiento, la confusión o a la debilidad, en vez del vértigo que es­ importa el orden en que se consideren estos datos, hacer las preguntas
peraría el médico. Un paciente puede describir su visión como «borro­ siguiendo un mismo orden ayuda a no olvidar alguna de ellas.
sa» y, tras preguntar más a fondo, descubrir que presenta diplopia. Antes de entrar a la consulta del neurólogo, puede pedirse al pa­
Unos «desmayos» pueden asimismo representar tanto una pérdida de ciente que rellene un formulario en el que figuren diversas preguntas
la consciencia o de la visión como un simple estado de confusión. Fi­ sobre estos temas. De este modo, se agiliza la entrevista con el neu­
nalmente, unas cefaleas que el paciente describe como «marti­ rólogo, aunque con frecuencia es preciso pedirle más detalles: ¿a qué
lleos» o «palpitaciones» pueden no representar una cefalea pulsátil. sustancias químicas está expuesto el paciente, tanto en su casa como
El neurólogo debe entender bien el carácter, el inicio, la duración en el trabajo?; ¿ha consumido alguna vez el paciente alcohol, tabaco
y la evolución de cada uno de los síntomas del paciente, así como la o fármacos o sustancias de abuso?; ¿existe una situación de estrés
relación temporal existente entre un síntoma y otro. ¿Los síntomas excesivo en la casa, la escuela o el lugar de trabajo (p. ej., divorcio,
están mejorando o empeorando?; ¿permanecen estacionarios?; ¿qué muerte de un ser querido, pérdida del trabajo)?; ¿existen indicios de
los mejora y qué los empeora? En los lactantes y niños, la secuencia maltratos o negligencia en el cónyuge y los hijos? En el momento que
temporal también incluye aspectos como la cronología de los hitos vivimos, en el que es frecuente la infección por el virus de la inmu-
del desarrollo; así, la no consecución de uno de estos hitos es tan nodeficiencia humana (VIH), es importante preguntar al paciente
importante como su pérdida. acerca de sus preferencias sexuales. Asimismo, los niños y adoles­
Con un ejemplo quizá pueda entenderse mejor el modo en el que centes deberían ser interrogados sin los padres si se cree indicado
la anamnesis clarifica el diagnóstico. Una mujer de 28 años acude a la disponer de más información acerca de la actividad sexual y el posi­
consulta por presentar desde hace 10 años cefaleas recurrentes aso­ ble consumo de fármacos o de sustancias de abuso.
ciadas con la menstruación. El carácter unilateral del dolor en algu­
nas crisis y la asociación con náuseas, vómitos y destellos de luz
apuntan al diagnóstico de migraña. Por otro lado, si la misma pacien­
Revisión por sistemas
te refiere una cefalea que empeora progresivamente tras despertarse, La revisión por sistemas debe incluir los elementos funcionales del
aparición de convulsiones y desarrollo de hemiparesia, el proceso es sistema nervioso que no surgieron al realizar la anamnesis general.
más bien sugestivo de una lesión intracraneal ocupante de espacio. Así, el neurólogo debe preguntar por los siguientes aspectos: nivel de
Para establecer el diagnóstico son útiles tanto la ausencia de manifes­ cognición, personalidad y cambios de humor; alucinaciones; convul­
taciones características como la presencia de manifestaciones que no siones y otros trastornos del estado de consciencia; lipotimias por
lo son. Aunque un paciente con adormecimiento de los dedos de los ortostatismo; cefaleas; órganos de los sentidos; lenguaje y su articu­
pies puede presentar una neuropatía periférica, la presencia de dor- lación; deglución; coordinación de las extremidades; enlentecimiento
salgia y de una pérdida de control de los esfínteres sugiere que la del movimiento; movimientos involuntarios o vocalizaciones; fuerza
causa más probable es una lesión medular o de la cola de caballo. y sensibilidad; dolor; marcha y equilibrio, y función sexual, intestinal y
Los pacientes pueden llegar a la consulta del neurólogo con una de los esfínteres. Una respuesta positiva a alguno de estos aspectos
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

carpeta llena de pruebas de laboratorio y estudios por la imagen rea­ puede resultar de gran ayuda para clarificar un diagnóstico. Por ejem­
lizados anteriormente. Estas personas insisten con frecuencia en es­ plo, si un paciente con ataxia y hemiparesia reconoce presentar una
tas pruebas y estudios, así como en las interpretaciones que les han sordera unilateral, puede pensarse en el diagnóstico de neurinoma del
dado otros médicos. Sin embargo, las opiniones de los médicos nun­ acústico. Asimismo, en un paciente con paraparesia la presencia de
ca deberían aceptarse sin más, porque podrían ser erróneas. Un neu­ cefalea es más sugestiva de un meningioma parasagital que de una
rólogo meticuloso debe realizar una nueva anamnesis y una nueva lesión medular.
evaluación completa del trastorno. En los niños, debe realizarse una adecuada evaluación del desa­
En ocasiones, es importante el modo de respuesta del paciente o rrollo; asimismo, ésta también es importante en los adultos cuyo
del cuidador ante los signos y los síntomas. Una pauta de reacciones trastorno se inició en la infancia. La revisión debe incluir todos los
excesivas puede ser útil para evaluar la importancia de los síntomas. órganos y sistemas. La función neurológica se altera en presencia
Sin embargo, tampoco debe pasarse por alto y no estudiarse debida­ de una disfunción de numerosos órganos y sistemas, incluyendo
mente al paciente que acude de noche al servicio de urgencias a cau­ hígado, riñón, tracto gastrointestinal, corazón y vasos sanguíneos.
sa de la aparición de una cefalea reciente. Por el contrario, de un niño Asimismo, diversas enfermedades neurológicas se caracterizan por
6 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

cursar con la afectación de múltiples órganos y sistemas, como la Tooth (neuropatía sensitivomotora hereditaria) puede presentar una
vasculitis, la sarcoidosis, los trastornos mitocondriales y las enfer­ neuropatía periférica grave, en otros parientes suyos puede observar­
medades por almacenamiento. se sólo un pie cavo.
Los diagnósticos informados al neurólogo pueden ser impreci­
sos. En las familias con distrofia muscular de herencia dominante,
Antecedentes de enfermedades previas a menudo se dice de los pacientes afectados en generaciones anterio­
Algunos aspectos específicos que figuran en los antecedentes médi­ res que presentaban una «artritis» que les hizo terminar en una silla
cos y quirúrgicos del paciente pueden servir para explicar el trastorno de ruedas. También hay algunos trastornos que se consideran «secre­
actual. Por ejemplo, en un paciente sometido a una intervención qui­ tos de familia», como la epilepsia o la enfermedad de Huntington.
rúrgica previa a causa de un cáncer de pulmón, la aparición de con­ Por tanto, el neurólogo ha de ser precavido al aceptar la versión dada
vulsiones y el empeoramiento de una cefalea son sugestivos de me­ por el paciente sobre el hecho de la ausencia de antecedentes familia­
tástasis cerebral. Asimismo, la existencia de una lumbalgia crónica res de un trastorno similar al que presenta. Si existe alguna posibili­
en un paciente con síntomas de adormecimiento y debilidad de las dad de que el trastorno o la enfermedad sea hereditario, es muy útil
extremidades inferiores al caminar 800 metros es sugestiva de un obtener información de los padres y abuelos y, asimismo, examinar a
diagnóstico de claudicación de origen neurógeno, secundaria a una los parientes con riesgo. Algunos pacientes atribuyen erróneamente
estenosis del canal lumbar. Al anotar los datos de las enfermedades síntomas en sus familiares a una consecuencia normal del envejeci­
previas del paciente, deben figurar datos precisos sobre las fechas y miento o a otros problemas, como el alcoholismo. Esto es especial­
detalles de todas las intervenciones quirúrgicas; traumatismos signi­ mente cierto en los pacientes con temblor esencial. Como mínimo,
ficativos, incluidos los craneales, y las fracturas; hospitalizaciones, y entre los datos de la historia en todos los parientes de primer y segun­
trastornos que exigieron una consulta médica y un tratamiento farma­ do grado han de figurar la edad (actual o de fallecimiento), la causa
cológico. Asimismo, en los pacientes en edad pediátrica también de­ de la muerte, y la posible existencia de enfermedades o trastornos
ben anotarse los datos relativos al embarazo y al estado del recién neurológicos significativos.
nacido después del parto.
Ciertos aspectos de la historia del paciente deben alertar siempre
al neurólogo acerca de la posibilidad de que sean los responsables de EXPLORACIÓN
los síntomas neurológicos que aquél manifiesta. La cirugía gástrica
puede asociarse con la aparición de una deficiencia de vitamina Bp.
Asimismo, la sarcoidosis puede causar parálisis de Bell, diabetes in­
Exploración neurológica
sípida, oftalmoplejía y neuropatía periférica. Los trastornos del híga­ La exploración neurológica empieza durante la entrevista. Así, la au­
do, riñón e intestino delgado también pueden asociarse con una am­ sencia de expresión facial (hipomimia) puede sugerir un parkinsonis­
plia variedad de trastornos neurológicos. Las neoplasias malignas mo o depresión, mientras que una expresión facial de preocupación o
sistémicas también causan, a veces, trastornos neurológicos tanto di­ estupefacción puede sugerir una parálisis supranuclear progresiva.
rectos como indirectos (paraneoplásicos). El médico no se debería La ptosis unilateral puede sugerir una miastenia gravis o una lesión
sorprender de que el paciente no sea capaz de recordar problemas del tronco encefálico. El patrón del habla puede sugerir disartria, afa­
médicos o quirúrgicos previos. Es frecuente encontrar cicatrices ab­ sia o disfonía espasmódica. La presencia de movimientos involunta­
dominales en un paciente que afirma no haber sido operado nunca, rios anormales puede indicar un trastorno del movimiento subyacen­
hasta que se le pregunta sobre ellas. te. Los neurólogos en fase de aprendizaje han de entender bien y ser
Con frecuencia, los fármacos son la causa de los trastornos neuro­ capaces de realizar una exploración neurológica completa en la que
lógicos, especialmente los quimioterápicos. La isoniazida puede pro­ se lleve a cabo una evaluación de todas las regiones del sistema ner­
vocar la aparición de una neuropatía periférica. Asimismo, a veces, el vioso central, los nervios periféricos, los músculos, los trastornos de
carbonato de litio provoca temblor y ataxia, y los neurolépticos pue­ sensibilidad y los reflejos. Sin embargo, en la práctica la realización
den asociarse con la aparición de discinesias o de un síndrome de de una exploración neurológica completa implicaría demasiado tiem­
parkinsonismo. Además, la mayoría de los pacientes no piensa que po. En lugar de ella, el neurólogo utiliza la denominada exploración
sean «fármacos» productos como las vitaminas, los anticonceptivos neurológica dirigida, mediante la cual examina con detalle las fun­
orales, los analgésicos de venta sin receta y los compuestos a base de ciones neurológicas más significativas para la anamnesis, y asimismo
hierbas, por lo que es necesario formular preguntas específicas acer­ realiza una exploración neurológica de cribado para valorar las par­
ca de su posible consumo. tes restantes del sistema nervioso. Mediante este examen han de con­
firmarse, rechazarse o modificarse las hipótesis iniciales de la anam­
nesis relacionadas con las causas y la localización de la enfermedad
Antecedentes familiares (v.Fig. 1.1).
Muchos trastornos neurológicos son hereditarios. Por tanto, en oca­ Pueden tener importancia diagnóstica tanto la presencia como la
siones, para establecer el diagnóstico tiene importancia conocer los ausencia de anomalías. Por ejemplo, si los síntomas de un paciente
posibles antecedentes familiares de consanguinidad o de presencia de sugieren una hemiparesia izquierda, el neurólogo ha de valorar los
enfermedades similares. Sin embargo, entre los diferentes miembros siguientes aspectos: la presencia de una hemianopsia homónima iz­
de una misma familia la expresión de una mutación genética puede quierda; signos que confirmen una disminución del parpadeo o de la
ser muy distinta, no sólo en relación con la gravedad de la disfunción sonrisa en la hemicara izquierda; la alteración de los movimientos
neurológica sino también en cuanto a los órganos y sistemas afecta­ repetitivos y rápidos en las extremidades izquierdas; la existencia de
dos. Por ejemplo, las mutaciones del gen de la enfermedad de unos reflejos tendinosos más intensos en el lado izquierdo que en el
Machado-Joseph (SCA 3) pueden asociarse con distintos fenotipos. derecho; la ausencia de reflejos abdominales en el lado izquierdo,
Asimismo, mientras un paciente con enfermedad de Charcot-Marie- y la respuesta de extensión tras la estimulación plantar izquierda.
Capítulo 1 Diagnóstico de las enfermedades neurológicas 7

Además de valorar las modalidades sensoriales primarias en el mostrará sin duda una fuerza normal al valorar individualmente los
lado izquierdo del paciente, el neurólogo también puede examinar los grupos musculares de las extremidades. Pidiendo al paciente que man­
aspectos integradores más altos de la sensación, como la grafestesia, tenga los brazos extendidos y en supinación frente al cuerpo y con los
la estereognosia y la extinción sensorial en los estímulos simultáneos ojos abiertos, se pueden evaluar tanto la fuerza como la postura. En
dobles. La presencia o ausencia de alguna de estas características ocasiones, de este modo se demuestra la presencia de movimientos
puede diferenciar una hemiparesia izquierda debida a una lesión de la involuntarios, como temblor, distonía, mioclonía o corea. Ante la debi­
corteza cerebral derecha de la ocasionada por una lesión localizada lidad de un brazo, cabe esperar un desplazamiento hacia abajo o de
en la médula cervical izquierda. pronación. Asimismo, al repetir la maniobra con los ojos cerrados pue­
La exploración neurológica de cribado (Tabla 1.1) se ha diseñado de valorarse la sensación de posición de las articulaciones.
para realizar una evaluación rápida del estado mental, los pares cranea­ Un punto importante: en la exploración neurológica de cribado
les, el sistema motor (fuerza, tono muscular, presencia de movimientos pueden pasarse por alto anomalías neurológicas significativas. Por
involuntarios y posturas), la coordinación, la marcha, el equilibrio, los ejemplo, si se examinan simultáneamente los campos de ambos ojos
reflejos tendinosos y la sensibilidad. En primer lugar, se examinan las puede no detectarse un defecto bitemporal del campo visual; éste se
funciones más complejas; si éstas son normales, en ocasiones no es encontrará sólo cuando se explore cada ojo por separado. Igualmente,
necesario proceder al examen de las funciones más simples que las puede no diagnosticarse un síndrome del lóbulo parietal, a menos que
componen. Un paciente que puede hacer una marcha en tándem sin se realice un examen de la función visuoespacial.
duda alguna no presenta un trastorno significativo del cerebelo o de la En ocasiones, es difícil decidir si un hallazgo de la exploración
sensación de posición de las articulaciones. De manera similar, un pa­ física es normal o anormal, y solamente la experiencia evita que un
ciente que es capaz de hacer una flexión abdominal, levantarse del sue­ neurólogo interprete equivocadamente como un signo de enfermedad
lo sin utilizar las manos y caminar de puntillas y sobre los talones, algo que sólo es una variación de la normalidad. Todas las personas

TABLA 1.1 Esquema de la exploración neurológica de cribado

COMPONENTE DE LA EXPLORACION DESCRIPCION/OBSERVACION/MANIOBRA


Estado mental Se evalúa al realizar la anamnesis
Pares craneales
I Debe estudiarse en todas las personas que tienen una pérdida espontánea del olfato, en pacientes
con sospecha de enfermedad de Parkinson y en pacientes con lesión craneal
Cada ojo:
Agudeza visual aproximada
Campos visuales por confrontación
Oftalmoscopia
III, IV, VI Movimientos horizontales y verticales de los ojos
Respuesta pupilar a la luz
Presencia de nistagmo u otras oscilaciones oculares
V Pinchazo y sensación al tacto en la cara, reflejo corneal
VII Cerrar los ojos, enseñar los dientes
VIII Percepción en cada oído de una voz susurrada o del frotamiento de los dedos; si está alterada
la audición, examinar los conductos auditivos externos y utilizar el diapasón para la lateralizacíón
y la conducción ósea o aérea del sonido
IX, X Elevación del paladar en la línea media, presencia de reflejo nauseoso
XI Encoger los hombros
XII Sacar la lengua
Extremidades Pruebas separadas para cada extremidad:
Presencia de movimientos Involuntarios
Masa muscular (atrofia, hipertrofia) y buscar fasciculaclones
Tono muscular como respuesta a la flexión y extensión pasivas
Fuerza de los principales grupos musculares
Coordinación
Maniobras dedo-nariz y talón-espinilla
Realizar movimientos rápidos alternantes
Reflejos tendinosos
Respuestas plantares
Pinchazo y sensación al tacto suave en manos y pies
Estímulos simultáneos dobles en manos y pies
Sensación de posición de las articulaciones en el dedo gordo del pie y el índice
Sensación de las vibraciones en el tobillo y el dedo índice
Marcha y equilibrio Debe observarse la marcha espontánea; postura, base, cadencia, balanceo de los brazos;
debe notarse la marcha en tándem
Debe evaluarse la estabilidad postural con la prueba de tracción
Prueba de Romberg De pie con los ojos abiertos y luego cerrados
8 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

presentan un mayor o menor grado de asimetría. Además, lo que es EVALUACIÓN DE LA CAUSA


anormal en un adulto joven puede ser del todo normal en un anciano.
Así, en los pacientes de más de 70 años es normal encontrar una
DE LOS SÍNTOMAS DEL PACIENTE
desaparición del reflejo aquíleo y de la sensación de vibración en los
dedos gordos del pie. Por otro lado, los niños de menos de 7 años de
Localización anatómica
edad pueden no detectar los estímulos distales cuando se tocan simul­ Al finalizar la anamnesis, el neurólogo debe desarrollar hipótesis so­
táneamente la mano y la cara del mismo lado de su cuerpo. bre la localización de la lesión o los sistemas neurológicos afectados,
Mientras los neurólogos con experiencia conocen bien las variacio­ y sobre la fisiopatología del trastorno (v. Fig. 1.1). A continuación,
nes normales de los signos neurológicos, los neurólogos menos expe­ antes de determinar la causa de la lesión el neurólogo debe utilizar la
rimentados encuentran con frecuencia alteraciones leves en diversas exploración para localizarla. La pregunta inicial es si la enfermedad
funciones distintas, por ejemplo una desviación aislada de la lengua o se localiza en el cerebro, la médula espinal, los nervios periféricos,
de la úvula hacia un lado, y asimetrías menores de los reflejos o de la las uniones neuromusculares o los músculos. Seguidamente, debe es­
sensibilidad. Si son compatibles con otras partes de la anamnesis y de tablecerse si el trastorno es focal, multifocal o sistémico. Un trastor­
la exploración física, en ocasiones estos signos anormales equívocos no de un único sistema es el que causa la degeneración de una parte
pueden incorporarse a la síntesis global del trastorno; de lo contrario, del sistema nervioso, pero conservando otras partes de dicho sistema.
no deberían tenerse en consideración. Si se detecta una anomalía, de­ Por ejemplo, la denominada enfermedad de la neurona motora o es­
ben buscarse todas las manifestaciones a las que habitualmente se aso­ clerosis lateral amiotrófica se caracteriza por una degeneración de
cia. Por ejemplo, la aparición de ataxia en una extremidad puede deber­ los tractos corticoespinales y de las neuronas motoras medulares,
se a una lesión del tracto corticoespinal, a un trastorno sensitivo o a una asociada con una preservación de las vías sensitivas del sistema ner­
lesión del cerebelo. Si la incoordinación de la extremidad es secundaria vioso central y del sistema nervioso periférico. Otro ejemplo de tras­
a una lesión cerebelosa, el paciente presentará también ataxia al reali­ torno degenerativo sistémico es la atrofia multisistémica, que se ma­
zar las maniobras dedo-nariz y talón-espinilla, movimientos alternan­ nifiesta por enlentecimiento del movimiento (parkinsonismo), ataxia
tes rápidos de las manos (disdiadococinesia) y, con frecuencia, nistag- y disautonomía.
rno y dismetría ocular. Si faltan algunos de estos síntomas cerebelosos, En el proceso de localización de un trastorno, el primer paso con­
la exploración de la sensación de posición de las articulaciones, de la siste en traducir los síntomas y signos del paciente en anomalías de
fuerza en la extremidad y de los reflejos pueden demostrar que la in­ un núcleo, un tracto o una parte del sistema nervioso. Por ejemplo, la
coordinación se debe a alguna otra causa distinta de una lesión del ce­ pérdida de las sensaciones de dolor y de temperatura en la mitad del
rebelo. cuerpo y sin afectación de la cara indica la presencia de una lesión
Al final de la exploración neurológica, los signos físicos anorma­ del tracto espinotalámico contralateral en la médula cervical alta. Asi­
les deben clasificarse como signos anormales verdaderos o signos mismo, una parálisis del VI par craneal izquierdo asociada con debi­
anormales equívocos. Junto con los síntomas de la anamnesis, los lidad de la hemicara izquierda y de las extremidades derechas debe
signos anormales verdaderos permiten al neurólogo elaborar una hi­ hacer pensar en una lesión protuberancia! izquierda. La hemianopsia
pótesis acerca de la localización anatómica de la lesión o, por lo me­ homónima izquierda indica una lesión del tracto óptico derecho, de
nos, sobre las vías nerviosas afectadas. Por lo que respecta a los signos las radiaciones ópticas o de la corteza occipital. La exploración neu­
anormales verdaderos, pueden revisarse de nuevo para averiguar rológica es fundamental para la localización de la lesión. Aunque en
si están de acuerdo o no con las conclusiones iniciales. Un punto un paciente con parestesias y adormecimiento de los pies en principio
importante es que el principal objetivo de la exploración neurológica puede pensarse en una neuropatía periférica, si la exploración neuro­
es revelar la existencia de unos trastornos funcionales con el objeto lógica revela hiperreflexia en brazos y piernas junto con ausencia de
de localizar las anomalías presentes. En cambio, la exploración neu­ sensación vibratoria por debajo de las clavículas es probable que la
rológica estándar es menos efectiva cuando se utiliza para monitori- lesión esté localizada en la médula espinal y, por tanto, puede descar­
zar la evolución de una enfermedad o bien su respuesta temporal al tarse el diagnóstico de neuropatía periférica. Asimismo, si en la ex­
tratamiento. Asimismo, para medir los cambios de la función neuro­ ploración neurológica de un paciente con antecedentes de debilidad
lógica respecto al tiempo es preciso contar con pruebas funcionales en el brazo y la pierna izquierdos se encuentra una hemianopsia ho­
cuantitativas y con unas escalas de puntuación especiales. mónima izquierda, el diagnóstico no será de trastorno medular sino
de lesión cerebral derecha.
Es el neurólogo quien debe decidir si los síntomas y signos del
Exploración física general paciente pueden tener su origen en una lesión focal o bien si están
El sistema nervioso se halla afectado en tantas enfermedades médi­ afectadas diversas localizaciones anatómicas. El denominado princi­
cas generales que, en la exploración de los pacientes que presentan pio de economía, o navaja de Occam, afirma que el médico debe es­
enfermedades neurológicas, siempre debe realizarse también una ex­ forzarse en establecer una hipótesis para la lesión. El diagnóstico di­
ploración física general. Por ejemplo, la fibrilación auricular, las ferencial de una lesión focal única es significativamente distinto del
valvulopatías cardíacas y la comunicación interauricular pueden diagnóstico diferencial de las lesiones múltiples. Por tanto, es proba­
provocar la aparición en el sistema nervioso central de accidentes ble que un paciente con debilidad y pérdida de la visión en el lado
vasculares cerebrales de tipo embólico. Asimismo, la hipertensión izquierdo presente una lesión en el hemisferio cerebral derecho, po­
aumenta el riesgo de todos los tipos de accidente vascular cerebral. siblemente causada por un accidente vascular cerebral o un tumor. En
Los signos de malignidad aumentan la posibilidad de descubrir cambio, si el trastorno visual es secundario a un escotoma central en
metástasis o síndromes neurológicos paraneoplásicos, como la dege­ el ojo izquierdo, y si la debilidad de la neurona motora superior afec­
neración cerebelosa subaguda o la neuropatía sensitiva subaguda. ta a las extremidades izquierdas, pero respeta los pares craneales in­
Asimismo, algunas enfermedades, como la vasculitis y la sarcoido­ feriores, el paciente debe presentar dos lesiones: una localizada en el
sis, afectan tanto al cerebro como a otros órganos. nervio óptico izquierdo y otra en el tracto corticoespinal izquierdo
Capítulo 1 Diagnóstico de las enfermedades neurológicas 9

y por debajo del bulbo raquídeo, como ocurre, por ejemplo, en la escle­ Aunque en ocasiones sólo puede incriminarse a una sola enferme­
rosis múltiple. Si en un paciente con síntomas lentamente progresi­ dad, a menudo los síntomas y signos del paciente pueden responder
vos de lenguaje titubeante y dificultades para caminar se demuestra a varias enfermedades posibles. En la lista de los posibles diagnósti­
ataxia en brazos y piernas, unas respuestas plantares de extensión cos deben tenerse en cuenta tanto las características temporales de los
bilaterales y atrofia óptica, las lesiones pueden corresponder tanto a síntomas del paciente como los procesos patológicos conocidos que
un trastorno multifocal (con afectación del tronco cerebral y de los afectan a la zona del sistema nervioso. Por ejemplo, en un paciente
nervios ópticos, probablemente a causa de una esclerosis múltiple) con signos que apuntan a una lesión de la cápsula interna, si la hemi­
como a un trastorno sistémico, por ejemplo, una degeneración espi- plejía ha tenido un inicio brusco la causa más probable es el acciden­
nocerebelosa. A veces, la compleja anatomía vascular del cerebro te vascular cerebral. Con una progresión de semanas o meses, la cau­
puede hacer que un solo trastorno vascular provoque la aparición de sa más probable es un tumor en crecimiento. Otro ejemplo: en un
déficits neurológicos multifocales. Por ejemplo, un paciente con oclu­ paciente con signos de lesiones multifocales cuyos síntomas han ex­
sión de una arteria vertebral puede presentar un accidente vascular perimentado recaídas y remisiones durante varios años, es probable
cerebral que cause la aparición de una lesión mesencefálica, hemia­ que el diagnóstico sea una esclerosis múltiple o accidentes vasculares
nopsia y un síndrome amnésico. cerebrales múltiples (según la edad del paciente, el sexo y los facto­
Para realizar una síntesis de los síntomas y signos de la lesión y res de riesgo). En cambio, si los síntomas han aparecido recientemen­
referirlos a una localización anatómica debe conocerse bien la neu- te y son progresivos, hay que pensar en metástasis múltiples.
roanatomía, la localización de las principales vías del sistema ner­ Al elaborar la lista de trastornos y enfermedades del diagnóstico
vioso y sus interrelaciones a diferentes niveles. En la elaboración diferencial también debe aplicarse el principio de economía o navaja
de esta síntesis, para el neurólogo sin demasiada experiencia será de Occam. Un ejemplo es el de un paciente con una lesión medular
útil consultar un esquema en el que se muestren los siguientes ele­ progresiva de 3 semanas de evolución y que presenta una afasia brus­
mentos: secciones transversas de la médula espinal, el bulbo raquí­ ca. Quizá este paciente tenga un tumor que comprime la médula es­
deo, la protuberancia y el mesencéfalo; los plexos braquial y lum- pinal y haya presentado un accidente vascular cerebral poco signifi­
bosacro, y los dermatomas y miotomas. Asimismo, también es cativo. Sin embargo, el principio de economía debería sugerir la
esencial un buen conocimiento de la anatomía funcional de la cor­ presencia de una sola enfermedad, probablemente un cáncer con me­
teza cerebral y de la irrigación sanguínea del cerebro y de la médu­ tástasis múltiples. Otro ejemplo puede ser el de un paciente con una
la espinal. atrofia progresiva de los pequeños músculos de las manos 6 meses
En ocasiones, los síntomas y signos se originan no sólo en las al­ antes de presentar una parálisis seudobulbar. Aunque en este paciente
teraciones causadas por una anomalía a nivel focal (signos de locali­ el diagnóstico podría ser el de lesiones bilaterales del nervio cubital
zación focal), sino que también pueden tener un origen a distancia. junto con accidentes vasculares cerebrales bilaterales recientes, el
Un ejemplo de ello es la lesión que aparece tras el desplazamiento del diagnóstico más probable es el de esclerosis lateral amiotrófica. No
contenido intracraneal causado por un tumor supratentorial en expan­ obstante, la naturaleza no siempre sigue las reglas del principio de
sión, que puede causar una parálisis del III o del VI pares craneales, economía.
incluso cuando realmente el tumor se encuentre lejos de estos ner­ Por regla general, el diagnóstico diferencial se inicia con procesos
vios. Las manifestaciones clínicas causadas por unas lesiones locali­ patológicos, por ejemplo: accidente vascular cerebral, tumor o absce­
zadas lejos del lugar primario de la anomalía se denominan falsos so. Cada uno de estos procesos patológicos puede obedecer a varias
signos de localización. El término procede de la era previa a los estu­ enfermedades distintas. Por tanto, un diagnóstico clínico de neopla­
dios por la imagen del sistema nervioso, cuando para la localización sia intracraneal genera una lista de los diferentes tipos de tumores
de la lesión el neurólogo debía confiar principalmente en la explora­ que, probablemente, son responsables de las manifestaciones clínicas
ción clínica. De hecho, en realidad no se trata de signos «falsos», sino de un paciente determinado. De modo similar, en un paciente con
de signos que informan al neurólogo acerca de la magnitud de los accidente vascular cerebral la anamnesis puede ser útil para separar
desplazamientos intracraneales y, por tanto, del gran tamaño de la causas como la hemorragia, el embolismo, la trombosis, el espasmo
lesión ocupante de espacio intracraneal. vascular y la vasculitis. Aunque el neurólogo con experiencia se sien­
ta orgulloso colocando el diagnóstico correcto al inicio de la lista, es
más importante asegurar que se han incluido todas las enfermedades
Diagnóstico diferencial posibles. Es poco probable que se diagnostique una enfermedad que
Una vez identificada la localización más probable de la lesión, el si­ no ha sido tenida en cuenta. Asimismo, siempre hay que considerar
guiente paso consiste en hacer una lista de las enfermedades que po­ los trastornos tributarios de tratamiento, incluso cuando su probabili­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

drían ser responsables de los síntomas y signos del paciente -el diag­ dad diagnóstica sea muy baja. Esto último es especialmente impor­
nóstico diferencial- (v. Fig. 1.1). El neurólogo con experiencia tante si dichos trastornos tratables pueden simular trastornos neuro­
piensa automáticamente cuál es la causa más probable de los sínto­ lógicos más frecuentes, pero incurables, como la enfermedad de
mas, pero también tiene en cuenta las causas menos frecuentes. En Alzheimer y la esclerosis lateral amiotrófica.
cambio, al neurólogo sin demasiada experiencia le gusta confeccio­
nar una lista de las principales causas de los síntomas empezando por
las primeras que recuerda. Con la experiencia se aprende a conocer la
Pruebas de laboratorio
probabilidad de las causas de los trastornos, según las manifestacio­ En ocasiones, puede establecerse un diagnóstico sin necesidad de
nes clínicas del paciente, las partes afectadas del sistema nervioso recurrir a las pruebas de laboratorio, especialmente en los casos
y la frecuencia relativa de cada enfermedad. Un punto importante clínicos evidentes de enfermedad de Parkinson, miastenia gravis y
es que es más fácil encontrarse con presentaciones clínicas raras esclerosis múltiple. Sin embargo, incluso en estas situaciones es impor­
de enfermedades frecuentes que con las presentaciones clínicas tante disponer de los resultados de las pruebas de laboratorio para
frecuentes de enfermedades raras. que puedan consultarlos otros médicos que atiendan al paciente en el
10 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

futuro. En otros casos, la causa de la enfermedad sólo se descubre ABORDAJE DEL NEURÓLOGO
tras solicitar las pruebas de laboratorio. Según el paciente, estas
pruebas pueden consistir en: hematología y perfil bioquímico; prue­
CON EXPERIENCIA DE LOS TRASTORNOS
bas neurofisiológicas (Capítulo 35); estudios por la imagen (Capí­ NEUROLÓGICOS MÁS FRECUENTES
tulo 36); biopsia de órganos, y estudios bacteriológicos y virológi-
cos. La utilización de las pruebas de laboratorio en el diagnóstico de Las habilidades de un neurólogo son aprendidas. El hecho de ver
las enfermedades neurológicas se estudia con mayor detalle en el Ca­ muchos casos de una enfermedad enseña al neurólogo cuáles son los
pítulo 34. síntomas y signos que deben estar presentes y, lo más importante,
qué síntomas y signos no deben estarlo en una enfermedad neuroló­
gica concreta. Aunque no existe un sustituto para la experiencia y la
MANEJO DE LOS TRASTORNOS identificación de unos patrones, el neurólogo en fase de formación
NEUROLÓGICOS puede aprender las pistas que emplea un colega ya experto para llegar
a un diagnóstico. La Parte 1 de este libro estudia los principales sín­
No todas las enfermedades tienen curación. Sin embargo, incluso en tomas y signos de las enfermedades neurológicas. En sus capítulos se
presencia de una enfermedad incurable el neurólogo debe ser capaz de describe el abordaje que hace un neurólogo con experiencia de los
disminuir los síntomas del paciente y ayudarle a él y a su familia a trastornos observados con mayor frecuencia, como un trastorno del
afrontar la enfermedad. El conocimiento de las enfermedades neuroló­ movimiento, un trastorno del lenguaje o una diplopia, para llegar al
gicas es una ciencia. En cambio, el diagnóstico de las enfermedades diagnóstico correcto. En la Parte 2 se analizan los principales temas
neurológicas es una combinación de ciencia y de experiencia. Asimis­ relacionados con el estudio y el abordaje de estas enfermedades. Fi­
mo, el manejo adecuado de las enfermedades neurológicas es un arte nalmente, en la Parte 3 se ofrece un compendio de las enfermedades
(en el Capítulo 46 se estudia una aproximación a dicho manejo). neurológicas.
C A P Í T U L O 2 Alteración episódica
DE LA CONSCIENCIA
Joseph Bruni

Síncope 11 Crisis tonicoclónicas 18


Anamnesis y exploración física 12 Crisis parciales complejas 18
Causas de síncope 13 Estudios de las crisis 18
Estudios en los pacientes con síncope 17 Crisis psicógenas o seudocrisis (crisis no epilépticas) 19
Crisis epilépticas 17 Miscelánea de causas de alteraciones de la consciencia 20
Anamnesis y exploración física 17
Ausencias 18

La pérdida temporal del estado de consciencia puede estar causada por Reye), estos pacientes suelen presentar también otras manifestacio­
trastornos de la perfusión cerebral (síncope, desmayo o lipotimia), is­ nes neurológicas que hacen pensar en estos diagnósticos.
quemia cerebral, migraña, crisis epilépticas, trastornos metabólicos, En los pacientes con alteración episódica de la consciencia, el
aumentos bruscos de la presión intracraneal y trastornos del sueño. En diagnóstico se basa principalmente en la anamnesis o en los datos
ocasiones, es difícil diferenciar estos trastornos de las crisis de ansiedad, proporcionados por el paciente o por otras personas que hayan obser­
las convulsiones psicógenas, los ataques de pánico y la simulación. Asi­ vado el episodio. Sin embargo, las pruebas de laboratorio también
mismo, a veces no es posible aclarar el diagnóstico sin realizar antes pueden aportar información de utilidad. En un pequeño grupo de pa­
pruebas de laboratorio o una observación prolongada del paciente. cientes no es posible encontrar una causa de la pérdida de la cons­
El síncope puede deberse a causas cardíacas, múltiples no car­ ciencia; en estos casos, a veces hay que someter a los pacientes a
díacas o indeterminadas. Las causas específicas incluyen una dismi­ prolongados períodos de observación. En la Tabla 2.1 se comparan
nución del gasto cardíaco secundaria a una arritmia cardíaca, obs­ las manifestaciones clínicas del síncope y las crisis epilépticas.
trucción del flujo de salida, hipovolemia, hipotensión ortostática y
reducción del retorno venoso. También pueden causar una disminu­
ción temporal del estado de consciencia los trastornos vasculares ce­ SÍNCOPE
rebrales debidos a ataques isquémicos transitorios en la circulación
cerebral anterior o posterior, un vasoespasmo arterial por migraña, La fisiopatología del síncope consiste en una disminución gradual
una hemorragia subaracnoidea o una encefalopatía hipertensiva. El de la perfusión cerebral, junto con una reducción de la disponibilidad de
síncope situacional puede asociarse con tos, micción, defecación, de­ oxígeno en el cerebro. El síncope se refiere a un complejo sintomático
glución, maniobra de Valsalva o submarinismo. Los trastornos meta­ caracterizado por aturdimiento, debilidad muscular generalizada, va­
bólicos causados por hipoxia, fármacos, anemia e hipoglucemia tam­ hídos, visión borrosa, acúfenos y síntomas gastrointestinales. El pa­
bién pueden provocar la aparición de un síncope o, más a menudo, la ciente puede presentar palidez, frío y sudoración. Aunque por regla
sensación de desmayo inminente (presíncope). general el inicio de la pérdida de la consciencia es gradual, si la causa
Las ausencias, las convulsiones tonicoclónicas generalizadas y las radica en ciertos trastornos, como una arritmia cardíaca, el inicio es
crisis parciales complejas se asocian con alteraciones del estado de rápido. Este inicio gradual de la sintomatología protege a los pacientes
consciencia y, en la mayoría de las ocasiones, pueden diferenciarse de la caída y las lesiones. Habitualmente, los desmayos simples están
fácilmente del síncope. En cambio, las convulsiones epilépticas son a desencadenados por estrés emocional, estímulos visuales desagrada­
veces difíciles de distinguir de las denominadas seudocrisis (convulsio­ bles, bipedestación prolongada o dolor. La duración de la pérdida de
nes psicógenas), los ataques de pánico y la simulación. En los niños, la consciencia puede ser breve (de segundos a minutos). Durante el
los accesos con pausas apneicas, una forma clínica de síncope (expli­ episodio de desmayo, el paciente puede no presentar movimientos o
cado más adelante bajo «Miscelánea de causas de alteraciones de la bien mostrar contracciones mioclónicas. En estos casos, la inconti­
consciencia»), pueden provocar una alteración transitoria del estado de nencia urinaria es infrecuente, pero no rara. Asimismo, el pulso es
consciencia que, en ocasiones, simula las convulsiones epilépticas. débil y su frecuencia suele estar disminuida. La respiración puede ser
Aunque la pérdida brusca de la consciencia también puede deber­ superficial, y es difícil determinar la presión arterial. Sin embargo, a
se a aumentos bruscos de la presión intracraneal (que, a menudo, son medida que el episodio se autocorrige (p. ej., tras poner al paciente en
secundarios a hidrocefalia intermitente, traumatismos craneales gra­ posición horizontal), reaparece la coloración normal, la respiración se
ves, tumores cerebrales, hemorragia intracerebral o síndrome de regulariza y se normalizan la frecuencia del pulso y la presión arterial.

11
12 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 2.1 Comparación de las manifestaciones clínicas del síncope y las crisis epilépticas

CARACTERÍSTICAS SÍNCOPE CONVULSIONES


Relación con la postura Frecuente No
Hora del día Durante el día Durante el día o la noche
Factores precipitantes Emoción, lesiones, dolor, multitud, calor Pérdida de sueño, abstinencia de fármacos
o sustancias de abuso/alcohol
Color de la piel Palidez Cianosis o normal
Diaforesis Común Raro
Aura o síntomas premonitorios Prolongada Breve
Convulsiones Raras Frecuentes
Lesiones Raras Frecuentes (junto con crisis epilépticas)
Incontinencia urinaria Rara Frecuente
Confusión postictal Rara Frecuente
Cefalea postictal No Frecuente
Signos neurológicos focales No Ocasionales
Signos cardiovasculares Frecuentes (síncope cardíaco) No
Electroencefalograma anormal Raro (puede observarse un enlentecimiento Frecuente
generalizado durante el episodio)

Aunque tras el desmayo el paciente puede experimentar cierto grado Anamnesis y exploración física
de debilidad general, son infrecuentes las secuelas de confusión, cefa­
lea y somnolencia, al contrario de lo que se observa en las convulsio­ Las partes más importantes de la evaluación inicial del síncope son la
nes. Cuando el paciente recupera la consciencia, en ocasiones presen­ anamnesis y la exploración física. En la frecuencia de los diversos
ta náuseas. Por regla general, las causas del síncope se clasifican según tipos de síncope influyen notablemente las diferencias de edad y
su fisiopatología (Tabla 2.2); sin embargo, el mecanismo final común sexo. Así, el síncope que aparece en los niños y los adultos jóvenes
siempre es una hipoperfusión cerebral. suele deberse con frecuencia a hiperventilación o a crisis vasovagales
(vasodepresoras), y en pocos casos responde a una cardiopatía con-
génita (Lewis y Dhala, 1999). Asimismo, en los pacientes jóvenes
también pueden observarse desmayos asociados con taquicardias be­
Tabla 2.2
nignas (es decir, sin presencia de una cardiopatía orgánica). En las
Clasificación y etiología del síncope mujeres jóvenes, son frecuentes los síncopes debidos a migraña basi­
lar. En cambio, los episodios de síncope repetidos que aparecen en
Cardíaco etapas posteriores de la vida son, con mayor frecuencia, secundarios
Arritmias a alguna enfermedad orgánica de la circulación cerebral o del sistema
Bradiarritmias
cardiovascular.
Taquiarritmias
Al establecer la causa del síncope, el aspecto más importante es
Arritmias reflejas
Descenso del gasto cardíaco
realizar una anamnesis meticulosa. Así, el diagnóstico puede estable­
Obstrucción del flujo de salida cerse con frecuencia simplemente con la descripción clínica que hace
Obstrucción del flujo de entrada el paciente. Las características generales previamente descritas del
Miocardiopatía episodio de síncope y algunas pistas proporcionadas por la anamne­
Hipovolémico sis pueden ayudar a establecer la causa. El neurólogo debe conseguir
Hipotensivo siempre una descripción completa del primer episodio de desmayo.
Crisis vasovagal Asimismo, deben establecerse las manifestaciones clínicas y hacer
Fármacos un hincapié especial en los factores precipitantes, la postura, el modo
Disautonomía
de inicio del episodio, su carácter brusco o gradual, la posición de la
Cerebrovascular
cabeza y del cuello, la presencia y duración de los síntomas asociados
Enfermedad carotídea
Enfermedad vertebrobasilar
precedentes, la duración de la pérdida de la consciencia, la velocidad
Vasoespasmo de recuperación y la presencia o ausencia de secuelas. Si es posible,
Enfermedad de Takayasu hay que preguntar a alguna persona que haya observado el episodio
Metabólico si el paciente presentó movimientos clónicos, alteraciones de la colo­
Hipoglucemia ración, sudoración, características del pulso y de la respiración, in­
Anemia continencia urinaria y el modo de recuperación.
Anoxia Las pistas de la anamnesis que deben hacer pensar en un síncope de
Hiperventilación origen cardíaco son la presencia de palpitaciones o de una sensación
Multifactorial
de agitación del tórax previa a la pérdida de la consciencia. Estos sín­
Crisis vasovagal (vasodepresora)
tomas son frecuentes en las arritmias. En el síncope vasovagal y la hi­
Síncope cardíaco
Situacional: tos, micción, defecación, deglución, submarinismo,
potensión ortostática también son frecuentes unos síntomas previos de
maniobra de Valsalva aturdimiento. Habitualmente, los episodios de síncope cardíaco son
de menor duración que los episodios de síncope vasovagal, y por regla
Capítulo 2 Alteración episódica de la consciencia 13

general su inicio es más rápido. Mientras que los episodios debidos pueden cesar bruscamente al efectuar un masaje del seno carotídeo,
a arritmias cardíacas aparecen independientemente de la posición del aunque ya no se aconseja utilizar esta maniobra por el riesgo de em­
paciente, en el síncope vasovagal y el síncope secundario a hipotensión bolia cerebral a partir de las placas de ateroma de la pared de la arte­
ortostática el paciente suele estar en bipedestación. ria carótida, mientras que una taquicardia ventricular no responde.
Los síncopes precipitados por el ejercicio físico sugieren una etio­ Las crisis de Stokes-Adams pueden durar más tiempo y asociarse con
logía cardíaca. El ejercicio físico puede inducir la aparición de un sín­ una contracción auricular audible y a la auscultación variable de un
cope secundario a una arritmia cardíaca, o bien de un síncope causado primer ruido cardíaco. La cardiopatía como causa de síncope es más
por disminución del gasto cardíaco debido a la obstrucción del flujo frecuente en los ancianos (Brady y Shen, 1999).
sanguíneo, por ejemplo, en la estenosis aórtica o subaórtica. Aunque el Debe auscultarse siempre al paciente para descartar la presencia
síncope inducido por el ejercicio físico también puede estar causado de soplos cardíacos y de otras posibles alteraciones de los ruidos. Así,
por enfermedad cerebrovascular, enfermedad del cayado aórtico, car- a veces es posible auscultar el soplo de la estenosis aórtica, la esteno­
diopatía congénita, enfermedad de Takayasu (enfermedad sin pulsos), sis subaórtica o la valvulopatía mitral. En los pacientes con un mixo-
hipertensión pulmonar, anemia, hipoxia o hiperglucemia. Los antece­ ma auricular, en ocasiones se ausculta un soplo intermitente y rela­
dentes familiares de muerte cardíaca súbita, especialmente en las mu­ cionado con la postura. En una persona joven, la auscultación de un
jeres, pueden sugerir un síndrome del QT prolongado. El síncope chasquido sistólico es sugestiva de un diagnóstico de prolapso de la
postejercicio puede ser secundario a un síncope situacional o a una válvula mitral. La auscultación de un roce pericárdico debe hacer
disfunción autonómica. Puesto que numerosos fármacos pueden pro­ pensar en pericarditis.
ducir hipotensión ortostática o arritmias cardíacas, es imprescindible También en todos los pacientes debe observarse el pulso carotídeo
realizar una anamnesis médica y farmacológica meticulosa y completa y auscultarse el cuello. En ocasiones, el grado de estenosis aórtica se
(Goldschlager et al, 2002). Debe considerarse una exploración cardía­ refleja en un retraso del latido carotídeo. La auscultación de soplos en
ca completa en los pacientes con síncope relacionado con el ejercicio, las regiones carotídeas, oftálmicas y supraclaviculares sugiere una en­
para evitar pasar por alto un trastorno cardíaco significativo. fermedad cerebrovascular subyacente. Aunque el masaje del seno ca­
El neurólogo debe preguntar acerca de la frecuencia de episodios rotídeo puede ser una maniobra útil en los pacientes ancianos con sos­
de pérdida de la consciencia y la presencia de síntomas cerebrovascu- pecha de síncope por trastorno de dicho seno, es importante recordar
lares o cardiovasculares entre los episodios. También debe preguntar­ que puede observarse cierto grado de hipersensibilidad del seno carotí­
se al paciente si todos los episodios han sido similares, puesto que deo hasta en el 25% de las personas totalmente asintomáticas. Debe
algunos pacientes pueden presentar más de un tipo de episodio. evitarse en pacientes con sospecha de enfermedad cerebrovascular y,
Mediante una descripción precisa de las crisis, y conociendo las cuando se realiza, debe hacerse en condiciones bien controladas, con
manifestaciones clínicas de los diversos tipos de síncope, el neurólogo control del electrocardiograma y de la presión arterial. La respuesta al
debe ser capaz de establecer un diagnóstico correcto en la mayoría de masaje carotídeo es vasodepresora, cardioinhibidora o mixta.
los pacientes (Brignole et al, 2006; Shen et al, 2004). Entre las crisis
epilépticas que han de diferenciarse del síncope figuran las crisis par­
ciales complejas orbitofrontales, que pueden asociarse con alteraciones Causas de síncope
del sistema nervioso autónomo, y las crisis parciales complejas, que se
Arritmias cardíacas
asocian con caídas bruscas y alteraciones del estado de consciencia,
seguidas de confusión y de una recuperación gradual (síncope del ló­ Tanto las bradiarritmias como las taquiarritmias pueden causar la
bulo temporal). Las manifestaciones clínicas que diferencian al sínco­ aparición de un síncope; asimismo, también pueden existir alteracio­
pe de otras convulsiones y de otras alteraciones del estado de conscien­ nes del ritmo cardíaco secundarias a una disfunción localizada entre
cia se expondrán más adelante en este mismo capítulo. el nodo sinoauricular (SA) y el tejido de Purkinje. Las arritmias son
Tras realizar una anamnesis completa, el siguiente paso consiste una causa frecuente de síncope que siempre debe tenerse en cuenta
en la exploración física. Aunque el examen del paciente mientras pre­ en los casos en los que no se conozca un mecanismo obvio. Por regla
senta el episodio aporta muchos datos, con frecuencia es imposible general, el síncope secundario a las arritmias cardíacas suele aparecer
efectuarlo, a menos que los síntomas del síncope puedan reproducir­ más rápidamente que el síncope debido a otras causas. El síncope de
se mediante la maniobra de Valsalva o repitiendo las circunstancias origen cardíaco puede aparecer en cualquier posición, en ocasiones
en las que se produjo el episodio, como cambiando la posición del inducido por el ejercicio físico, y puede observarse en las cardiopa-
paciente. En el paciente con una sospecha diagnóstica de síncope de tías tanto congénitas como adquiridas.
origen cardíaco debe prestarse una especial atención a los signos vi­ Mientras algunos pacientes presentan palpitaciones durante algu­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

tales y a la determinación de la presión arterial en decúbito supino y nas arritmias, otros no se dan cuenta de los síntomas. Los episodios
en bipedestación. En condiciones normales, en bipedestación la pre­ de síncope secundarios a arritmias cardíacas pueden ser más prolon­
sión arterial sistólica siempre aumenta, y la frecuencia del pulso pue­ gados que los secundarios a causas benignas. Las arritmias cardíacas
de asimismo aumentar. Una disminución ortostática de la presión que causan con mayor frecuencia síncope son el bloqueo AV, el blo­
arterial de más de 15 mmHg sugiere un diagnóstico de disfunción del queo sinoauricular y las taquiarritmias paroxísticas supraventricula­
sistema nervioso autónomo. Ante una sospecha diagnóstica de enfer­ res y ventriculares. El bloqueo auriculoventricular corresponde a los
medad cerebrovascular, síndrome de robo de la subclavia o arteritis trastornos de la conducción que se producen en el sistema auriculo­
de Takayasu, la presión arterial debe determinarse en ambos brazos. ventricular, incluyendo desde el nodo AV al haz de His y el tejido de
Durante un síncope debido a arritmia cardíaca, por regla general Purkinje. Asimismo, el bloqueo sinoauricular consiste en el fracaso
el hallazgo de una frecuencia cardíaca superior a 140 latidos/minuto de la función de marcapasos de este nodo. La taquicardia paroxística
indica la existencia de ectopias cardíacas, mientras que el hallazgo de se refiere a un ritmo cardíaco rápido y secundario a un foco ectópico
una bradicardia inferior a 40 latidos/minuto apunta a un bloqueo au- no localizado en el nodo sinoauricular; la taquicardia puede ser tanto
riculoventricular (AV). Las taquicardias supraventriculares a veces supraventricular como intraventricular.
14 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Bloqueo auriculoventricular ticos (Ackerman, 1998), así como varios fármacos (Goldschlager et
La causa más frecuente de síncope secundario a una arritmia cardíaca al, 2002). En el síndrome del QT corto, los signos y síntomas son
es, probablemente, el bloqueo auriculoventricular. El término crisis muy variables, y varían desde la ausencia completa de manifestacio­
de Stokes-Adams hace referencia a un trastorno del estado de cons­ nes clínicas hasta un síncope recurrente o hasta la muerte súbita. Sue­
ciencia que aparece en asociación con un bloqueo AV completo. El le iniciarse a una edad joven, y las personas afectadas con frecuencia
bloqueo AV completo se observa, sobre todo, en los pacientes ancia­ están, por lo demás, sanas. Puede haber antecedentes familiares de
nos. Aunque el inicio de las crisis de Stokes-Adams suele ser brusco, muerte súbita, y el síndrome del QT corto puede heredarse como una
en ocasiones los pacientes presentan diversos tipos de síntomas pre­ mutación autosómica dominante. El ECG muestra un intervalo QT
monitorios (visuales, sensoriales y de la percepción). Durante el epi­ corto y una onda T alta y picuda, y los estudios electrofisiológicos
sodio de síncope, el pulso desaparece y no se escuchan ruidos cardía­ pueden inducir una fibrilación ventricular (Gaita et al, 2003). En el
cos. El paciente está pálido y cae tras intentar incorporarse, lo que a síndrome de Brugada también puede observarse un síncope secunda­
menudo causa lesiones. Si la crisis es lo suficientemente prolongada, rio a taquicardia o fibrilación ventriculares. En el ECG se observa un
pueden aparecer disnea y convulsiones tonicoclónicas. Asimismo, el bloqueo incompleto de rama derecha en las derivaciones 'V¡ y V,,
paciente puede presentar confusión prolongada y signos neurológi­ junto con una elevación del segmento ST en las derivaciones precor­
cos de isquemia cerebral. Sin embargo, por regla general los pacien­ diales derechas (Goldschlager et al, 2000).
tes recuperan rápidamente la consciencia.
Las manifestaciones clínicas del bloqueo AV completo son un Arritmias cardíacas reflejas
pulso lento y colapsante y la elevación de la presión venosa yugular, En los ancianos, sobre todo en los hombres, la hipersensibilidad del
en ocasiones con «ondas cañón». El primer ruido cardíaco es de in­ seno carotídeo también puede ser una causa de síncope. En estos casos,
tensidad variable y, a veces, también pueden escucharse ruidos car­ el síncope puede aparecer a consecuencia de los siguientes trastornos:
díacos relacionados con las contracciones auriculares. El diagnóstico bradicardia sinusal refleja, paro sinusal o bloqueo AV; vasodilatación
se confirma mediante el ECG, que demuestra la independencia de las periférica con disminución de la presión arterial, y a causa de una com­
ondas P auriculares respecto a los complejos ventriculares QRS. binación de ambos trastornos. Aunque el 10% de la población de más
Aunque durante las crisis de Stokes-Adams por regla general el tra­ de 60 años puede presentar hipersensibilidad del seno carotídeo, no
zado del ECG es el de una parada cardíaca, a veces los pacientes todos los pacientes llegan a manifestar un síncope. Por tanto, este diag­
presentan taquicardia o fibrilación ventriculares. nóstico solamente debe tenerse en cuenta en presencia de unos antece­
dentes médicos compatibles. El síncope por hipersensibilidad del seno
Bloqueo sinoauricular carotídeo también puede originarse porque el paciente lleve puesto un
El bloqueo sinoauricular puede provocar mareos, aturdimiento y sín­ collar muy apretado, o bien al realizar un masaje del seno carotídeo
cope. Se observa, sobre todo, en los pacientes ancianos. Son frecuen­ durante la exploración física. Cuando aparece el síncope, el paciente
tes las palpitaciones y la palidez. Los pacientes con disfunción del suele estar en bipedestación; asimismo, por regla general la duración
nodo SA también presentan, a menudo, otros trastornos de la conduc­ de la pérdida de la consciencia suele ser de unos pocos minutos. Cuan­
ción; asimismo, ciertos fármacos, como el verapamilo, la digoxina y do el paciente recupera la consciencia, no demuestra confusión alguna.
los betabloqueadores, pueden empeorar todavía más la función de Por desgracia, en el síncope causado por hipersensibilidad del seno
dicho nodo. En la exploración física, entre los episodios de bloqueo carotídeo no existen unos criterios diagnósticos aceptados, por lo que
el pulso del paciente puede ser normal. En cambio, durante el episo­ suele abusarse de este diagnóstico.
dio el pulso puede ser lento o irregular, así como asociarse con otros El síncope inducido por compresión o masaje carotídeo unilateral
trastornos del ritmo. también puede estar causado por una oclusión parcial, por regla ge­
neral aterosclerótica, de una arteria vertebral o de la arteria carótida
Taquicardia paroxística contralateral; asimismo, otras veces está causado por el desprendi­
Las taquicardias supraventriculares incluyen: la fibrilación auricular miento de un émbolo ateromatoso. A causa de estos riesgos, actual­
con respuesta ventricular rápida, el flúter auricular y el síndrome de mente no se recomienda realizar el masaje de la arteria carótida.
Wolff-Parkinson-White. Estas arritmias pueden causar una disminu­ La neuralgia glosofaríngea es un síndrome infrecuente que se ca­
ción del gasto cardíaco lo bastante brusca como para causar la apa­ racteriza por la aparición de un intenso dolor paroxístico en la garganta
rición de un síncope. y el cuello, en asociación con bradicardia o asistolia, hipotensión signi­
Siempre que la frecuencia cardíaca sea lo suficientemente rápida ficativa y, si es muy prolongado, incluso convulsiones. Los episodios
y la arritmia dure más de unos segundos, la taquicardia o la fibrila- de dolor pueden ser iniciados por la deglución, aunque también por
ción ventriculares pueden producir un síncope. Por regla general, se otras acciones, como masticar, hablar, reír, toser, gritar, estornudar,
trata de pacientes ancianos que, además, habitualmente presentan bostezar o conversar. Los episodios de dolor siempre preceden a la
signos de cardiopatía subyacente. En los niños, en asociación con la pérdida de consciencia (v. Capítulo 73). En casos infrecuentes, el sín­
sordera congénita la fibrilación ventricular puede formar parte del cope cardíaco puede estar causado por bradiarritmias secundarias a una
denominado síndrome del QT prolongado. Aunque en la mayoría de irritación del nervio vago y provocado por trastornos como divertículos
los pacientes con síndrome del QT prolongado los episodios se ini­ esofágicos, tumores y aneurismas localizados en la región del seno
cian durante los 10 primeros años de la vida, el inicio clínico tam­ carotídeo, masas mediastínicas o enfermedades de la vesícula biliar.
bién puede ser mucho más tardío. En estos pacientes, el ejercicio físico
puede precipitar la aparición de un episodio de síncope cardíaco. El
Disminución del gasto cardíaco
síndrome del QT prolongado puede ser adquirido y, en los adultos, se
puede manifestar clínicamente en forma de epilepsia. Las causas ad­ El síncope también puede tener su origen en una disminución brusca y
quiridas del síndrome del QT prolongado son la isquemia cardíaca, el significativa del gasto cardíaco. Los trastornos causales pueden ser tan­
prolapso de la válvula mitral, la miocarditis y los trastornos electrolí­ to congénitos como adquiridos. En la tetralogía de Fallot, la malforma­
Capítulo 2 Alteración episódica de la consciencia 15

ción congénita que con mayor frecuencia es causante de síncope, el 20-25% de las personas jóvenes. En cambio, es menos frecuente en
mecanismo consiste en la hipoxia secundaria a la aparición de un cor­ los pacientes ancianos con enfermedad cardiovascular (Fabian y
tocircuito derecha-izquierda. También pueden causar la aparición de Benditt, 1999; Fenton et al, 2000; Kosinski y Grubb, 2000).
síncope otros trastornos congénitos asociados con cardiopatías cianóti- El desmayo común puede asociarse o no a bradicardia. Los pacien­
cas. Así, diversos trastornos pueden originar una alteración lo suficien­ tes presentan una alteración de la consciencia y pérdida del tono postu­
temente significativa del gasto cardíaco como para asociarse con la ral. También son frecuentes los signos de hiperactividad del sistema
aparición de síncope, como cardiopatía isquémica e infarto de miocar­ nervioso autónomo, incluyendo palidez, sudoración, náuseas y dilata­
dio, estenosis aórtica, estenosis subaórtica hipertrófica idiopática, hi­ ción de las pupilas. Tras la fase de recuperación, los pacientes pueden
pertensión pulmonar y otras causas de obstrucción del flujo pulmonar manifestar persistencia de la palidez, sudoración y náuseas; además, si
de salida, como el mixoma auricular y el taponamiento cardíaco. Asi­ se incorporan demasiado rápidamente pueden volver a desmayarse. En
mismo, puede aparecer un síncope inducido por el ejercicio físico o el ocasiones, el desmayo común está precedido por síntomas de letargo y
esfuerzo en pacientes con estenosis aórtica, estenosis subaórtica y en fatiga, náuseas, debilidad general, sensación de desmayo inminente,
otras situaciones en las que existe disminución del gasto cardíaco y bostezos y visión borrosa. La aparición del desmayo común es más
vasodilatación periférica secundaria al ejercicio. Además, el síncope frecuente en ciertas circunstancias, como en una habitación con mucha
inducido por el ejercicio físico también puede estar relacionado con gente, especialmente si el paciente está cansado, hambriento y en bipe-
arritmias cardíacas producidas por la misma causa. destación o sedestación. En ocasiones, el episodio de desmayo aparece
En los pacientes con valvulopatías, el síncope también puede estar tras realizar una punción venosa, al ver sangre o después de una brusca
relacionado con arritmias cardíacas. El síncope, además, puede de­ experiencia traumática o dolorosa. Aunque cuando el paciente recupe­
berse a una disminución del gasto cardíaco secundaria a insuficiencia ra la consciencia por regla general no presenta confusión ni cefalea, es
miocárdica, disfunción mecánica de válvulas protésicas o formación frecuente la debilidad general. Si el período de hipoperfusión cerebral
de trombos. Aunque el prolapso de la válvula mitral es habitualmente es lo bastante prolongado, al igual que en otras causas de síncope el
un trastorno benigno, en casos infrecuentes puede asociarse con arrit­ paciente también puede presentar incontinencia urinaria y unos pocos
mias cardíacas. Las arritmias cardíacas más significativas son las movimientos clónicos (síncope convulsivo).
ventriculares. El síncope ortostático se produce en presencia de un sistema ner­
En el mixoma auricular o embolismo pulmonar masivo puede vioso autónomo con capacidad inadecuada para compensar la postura
producirse una disminución brusca del flujo sanguíneo de salida del de bipedestación. Ello puede ocasionar la aparición de diversos trastor­
ventrículo izquierdo. En el mixoma auricular, el síncope es, con fre­ nos clínicos. La depleción del volumen sanguíneo o el encharcamiento
cuencia, de tipo posicional, y aparece cuando el tumor cae hacia el venoso pueden causar la aparición de un síncope cuando el paciente se
interior de la válvula auriculoventricular mientras ésta se abre cuando pone en bipedestación. La hipotensión ortostática causante de síncope
el paciente cambia de posición, con lo que se obstruye el flujo san­ también puede aparecer después de un tratamiento con fármacos que
guíneo de entrada al ventrículo izquierdo. alteran la función del sistema nervioso simpático. Pueden provocar hi­
La disminución del gasto cardíaco también puede ser secundaria a potensión ortostática fármacos como los diuréticos, antihipertensivos,
trastornos que provocan una obstrucción del flujo sanguíneo de entrada nitratos, vasodilatadores arteriales, sildenafilo, antagonistas del calcio,
o bien una disminución del retorno venoso al corazón. Entre estos tras­ fenotiazinas, L-dopa, antidepresivos tricíclicos y el alcohol.
tornos, destacan la obstrucción de la vena cava superior y de la vena La disfunción del sistema nervioso autónomo causante de síncope
cava inferior, el neumotorax a tensión, las miocardiopatías constricti­ y debida a hipotensión ortostática puede ser, a su vez, el resultado de
vas, la pericarditis constrictiva y el taponamiento cardíaco. Aunque el una insuficiencia autónoma primaria a consecuencia de un síndrome
síncope asociado con la disección aórtica puede ser secundario a un de Shy-Drager o de un síndrome de Riley-Day. Las neuropatías que
taponamiento cardíaco, también puede deberse a hipotensión, a una afectan al sistema nervioso autónomo incluyen las de la diabetes me-
obstrucción de la circulación cerebral o a una arritmia cardíaca. llitus, amiloidosis, síndrome de Guillain-Barré, síndrome de inmuno-
deficiencia adquirida (sida), alcoholismo crónico, porfiria hepática,
beriberi y neuropatía autonómica subaguda autoinmunitaria. Asimis­
Hipovolemia
mo, en raros casos también la degeneración combinada subaguda, la
Si un paciente presenta una pérdida aguda de sangre significativa, por siringomielia y otras lesiones de la médula espinal pueden lesionar
regla general debida a hemorragia en el tracto gastrointestinal, puede las vías simpáticas descendentes y producir la aparición de una hipo­
aparecer debilidad general, desmayo y síncope. Aunque la depleción tensión ortostática.
del volumen sanguíneo por deshidratación también puede causar de­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

bilidad general y desmayo, a menos que la deshidratación se asocie


Isquemia cerebrovascular
con el ejercicio físico es infrecuente que el paciente presente un ver­
dadero síncope. Ocasionalmente, el síndrome puede ser consecuencia de una reducción
del flujo sanguíneo cerebral en el sistema carotídeo o en el sistema
vertebrobasilar en pacientes con enfermedad oclusiva extensa. Aunque
Hipotensión
el trastorno causal subyacente que se observa con mayor frecuencia es
Diversos trastornos pueden causar un síncope mediante un mecanismo la aterosclerosis de los vasos cerebrales, otras veces los trastornos res­
de disminución de la presión arterial. Las causas cardíacas ya se han ponsables son una reducción del flujo sanguíneo cerebral secundaria a
expuesto anteriormente. El desmayo común (sinónimo de síncope va­ embolismo cerebral, la presencia de factores mecánicos a nivel cervi­
sovagal o vasodepresor) es la causa que, con mayor frecuencia, provo­ cal (p. ej., artrosis grave) y la arteritis (p. ej., arteritis craneal o de Taka-
ca una disminución transitoria de la presión arterial y la aparición de yasu). El síndrome de robo de la subclavia es un infrecuente trastorno
síncope. Este tipo de síncope es a menudo recurrente, tiende a presen­ en que el ejercicio de la extremidad superior se asocia con una altera­
tarse en relación con estímulos emocionales, y puede afectar hasta al ción de la consciencia, con la consiguiente desviación del flujo sanguí­
16 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

neo cerebral a la circulación periférica. En pacientes ancianos con de­ es tanto. Son susceptibles los pacientes que presentan una enferme­
formidades óseas cervicales, algunos movimientos de la cabeza, como dad cardíaca o pulmonar subyacente. Pueden observarse síntomas
hiperextensión o rotación lateral, pueden causar un síncope secundario similares en los pacientes con anemia crónica o ciertas hemoglobino-
a una isquemia arterial vertebrobasilar. En estos pacientes, son comu­ patías que alteran el transporte de oxígeno. Asimismo, los síntomas
nes los síntomas vestibulares asociados. En ocasiones, el mecanismo del síncope pueden ser más acusados durante la realización de ejerci­
responsable puede ser un vasoespasmo cerebral secundario a una mi­ cio o de una actividad física.
graña basilar o a una hemorragia subaracnoidea. Asimismo, la insufi­ El síncope inducido por hiperventilación suele tener un origen
ciencia de la circulación cerebral también causa a menudo la aparición psicógeno. Durante la hiperventilación, el paciente puede presentar
de otros síntomas neurológicos, cuya localización depende de los siste­ los siguientes síntomas: parestesias en la cara, las manos y los pies;
mas circulatorios afectados. sensación de zumbidos en la cabeza; aturdimiento; vahídos; visión
La disminución del flujo sanguíneo de la circulación carotídea pue­ borrosa; sequedad de boca y, ocasionalmente, tetania. Los pacientes
de causar pérdida de consciencia, aturdimiento, vahídos y sensación de presentan a menudo disnea y sensación de pánico. Los síntomas pue­
desmayo inminente. Aunque la reducción del flujo sanguíneo en el sis­ den aparecer tanto en decúbito supino como en bipedestación, y su
tema vertebrobasilar también puede provocar pérdida de consciencia, inicio es gradual. Los síntomas de hiperventilación pueden mitigarse
en estos casos son más frecuentes otros síntomas y trastornos (mareos, haciendo que el paciente respire en una bolsa de papel. Durante la
aturdimiento, drop attacks sin pérdida de consciencia y síntomas sen- hiperventilación, el paciente puede presentar taquicardia, pero en ge­
sitivomotores bilaterales). Sin embargo, la observación aislada de ma­ neral la presión arterial se mantiene normal.
reos y aturdimiento no debe considerarse sintomática de una insufi­
ciencia vertebrobasilar. El síncope secundario a la compresión de la
Miscelánea de causas de síncope
arteria vertebral durante ciertos movimientos de la cabeza y del cuello
también puede asociarse con episodios de vértigo, desequilibrio o drop En ciertos tipos de síncope puede intervenir más de un mecanismo.
attacks. En estos casos, a veces los pacientes refieren desmayos al mi­ En el desmayo común pueden existir factores tanto vasodepresores
rar bruscamente hacia arriba o al girar la cabeza de un lado a otro con como cardioinhibidores. Aunque en el síncope de origen cardíaco la
demasiada rapidez. Por regla general, una vez interrumpido el movi­ disminución del gasto cardíaco puede deberse a una sola causa, como
miento, los síntomas persisten varios segundos. la obstrucción del flujo sanguíneo de entrada o de salida o una arrit­
En la arteritis de Takayasu puede existir una oclusión significativa mia cardíaca, es frecuente observar múltiples factores.
del flujo sanguíneo en los sistemas de las arterias carótida o vertebro­ El síncope situacional, como el asociado con la tos (síncope tusíge­
basilar; en estos casos, además del desmayo los pacientes también pre­ no) y la micción, son casos especiales de síncope reflejo en los que los
sentan con frecuencia otros síntomas neurológicos. Además, habitual­ mecanismos causales son poco conocidos y probablemente multifacto-
mente no es posible detectar pulsaciones en los vasos sanguíneos del riales. En el síncope tusígeno la pérdida de consciencia se produce des­
cuello y del brazo, ni tampoco presión arterial en los brazos. De forma pués de un paroxismo de tos intensa. Este tipo de síncope se observa
característica, los episodios de síncope aparecen tras un ejercicio físico más a menudo en hombres obesos, habitualmente fumadores o pacien­
leve o moderado y al hacer algunos movimientos de cabeza. tes con bronquitis crónica. Los episodios de síncope aparecen brusca­
También un vasoespasmo cerebral puede provocar un síncope, es­ mente, generalmente después de toser repetidamente, aunque ocasio­
pecialmente si se afecta la circulación posterior. En la migraña de la nalmente pueden aparecer ya tras un solo acceso de tos. Antes de perder
arteria basilar, que por regla general se observa en niños y mujeres jó­ la consciencia, el paciente suele notar un ligero aturdimiento. A conti­
venes, también pueden aparecer diversos síntomas del tronco cerebral nuación, su cara se congestiona y luego palidece. Puede haber sudora-
asociados con una cefalea pulsátil. En éstos, habitualmente la pérdida ción y, en ocasiones, incluso pérdida del tono muscular. El síncope
de consciencia se produce de un modo gradual, aunque el estado con- suele ser de breve duración, de unos pocos segundos, y la recuperación
fusional posterior puede persistir varias horas (v. Capítulo 73). es rápida. En la aparición del síncope tusígeno probablemente partici­
pan varios factores. El más significativo es el bloqueo del retomo ve­
noso debido al aumento de la presión intratorácica. En el síncope de los
Trastornos metabólicos
levantadores de pesos se observa un mecanismo similar.
Aunque diversos trastornos pueden predisponer al síncope (p. ej., hipo- El síncope miccional suele observarse en hombres, durante o des­
glucemia, anoxia y alcalosis inducida por la hiperventilación), por regla pués de la micción, y habitualmente cuando están de pie tras levan­
general estos pacientes sólo presentan aturdimiento y mareos. La brus­ tarse de la cama para orinar en mitad de la noche. En ocasiones, existen
quedad del inicio de la pérdida de consciencia depende del carácter agu­ antecedentes de consumo de alcohol antes de acostarse. El síncope
do y reversible de los trastornos metabólicos. Habitualmente, el síncope puede deberse a una brusca vasodilatación periférica refleja causada
debido a hipoglucemia tiene un desarrollo gradual. El paciente muestra por la liberación de la presión intravesical y la bradicardia. También
sensación de hambre, y puede tener relación con el ayuno, antecedentes contribuyen a la aparición del síncope la vasodilatación periférica
de diabetes mellitus y una rápida respuesta a la ingesta de alimentos. relativa secundaria al consumo de alcohol y la posición de decúbito
Aunque los síntomas no están relacionados con la postura, pueden em­ supino de los pacientes al dormir (hacia la mitad de la noche, la pre­
peorar tras la realización de ejercicio físico. Durante el episodio de sín­ sión arterial es mínima). Asimismo, la fiebre puede aumentar la pro­
cope, no se producen variaciones significativas de la presión arterial ni pensión al síncope. En casos infrecuentes, el síncope miccional con
del pulso. El hipoadrenalismo puede causar un síncope al provocar hi­ cefalea se debe a un feocromocitoma de la pared vesical. Aunque el
potensión ortostática. Otras causas infrecuentes de síncope incluyen síncope asociado a la defecación es infrecuente, probablemente tiene
alteraciones del metabolismo del calcio, magnesio y potasio. los mismos mecanismos fisiopatológicos del síncope miccional. El
La anoxia puede producir síncope a causa de la falta de oxígeno, síncope convulsivo consiste en la aparición de un episodio de sínco­
o bien por la aparición de un síncope de tipo vasodepresor. Una sen­ pe, de cualquier etiología, lo suficientemente prolongado como para
sación de aturdimiento es frecuente, pero el síncope verdadero no lo provocar la aparición de unas pocas convulsiones clónicas; sin em­
Capítulo 2 Alteración episódica de la consciencia 17

bargo, las otras manifestaciones son las características del síncope, CRISIS EPILEPTICAS
por lo que no deben confundirse con las convulsiones epilépticas.
Otras causas de síncope situacional incluyen el submarinismo y el Tanto en los niños como en los adultos, una pérdida brusca e inexplica-
estado posprandial. El síncope durante las relaciones sexuales puede de­ da de consciencia puede estar causada por una crisis epiléptica, un tras­
berse a un síncope neurocardiógeno, arteriopatía coronaria o uso torno que debe diferenciarse del síncope. La crisis epiléptica se define
de fármacos para la disfunción eréctil. como una disfunción neurológica transitoria secundaria a una descarga
eléctrica anormal y excesiva de las neuronas cerebrales. Sus manifesta­
ciones clínicas son numerosas, incluyendo trastornos de la conscien­
Estudios en los pacientes con síncope cia, cambios en las emociones, alteraciones de las sensaciones, movi­
En el estudio del paciente con alteración episódica del estado de mientos anormales y trastornos de las funciones viscerales o de la
consciencia, las pruebas y exploraciones diagnósticas que se deben conducta. Las crisis epilépticas pueden clasificarse según las manifes­
llevar a cabo dependen del diagnóstico diferencial inicial (Kapoor, taciones clínicas y los resultados del EEG (v. Capítulo 71). Tanto en las
2000). Aunque las pruebas y exploraciones han de personalizarse, crisis generalizadas (ausencias y convulsiones tonicoclónicas) como en
algunas de ellas están indicadas en la mayoría de los pacientes, como las crisis parciales complejas, en el cuadro clínico existe una alteración
hematócrito, glucemia y ECG. El ECG en reposo puede revelar una de la consciencia. Las crisis atónicas se producen con mayor frecuen­
anomalía del ritmo cardíaco o la presencia de una cardiopatía isqué­ cia en los niños y, raramente, en adolescentes, y suelen manifestarse
mica o congénita subyacentes. En el paciente con sospecha de sínco­ como drop attacks, con una pérdida de consciencia muy breve. En la
pe de origen cardíaco, una radiografía de tórax puede mostrar signos mayoría de los pacientes, es posible establecer un diagnóstico correcto
de hipertrofia cardíaca, valvulopatía o hipertensión pulmonar. Otros sólo mediante la anamnesis, la exploración física y el EEG.
estudios por la imagen no invasivos son la gammagrafía cardíaca con
isótopos radiactivos, la ecocardiografía y la monitorización Holter
Anamnesis y exploración física
prolongada para la detección de arritmias cardíacas. La ecocardiogra­
fía es útil en el diagnóstico de diversos trastornos y situaciones (val- El mejor modo de establecer un diagnóstico definitivo de epilepsia o
vulopatías, miocardiopatías, mixoma auricular, disfunción de próte­ del tipo de crisis que presenta un paciente es la observación clínica
sis valvulares, derrame pericárdico, disección aórtica y cardiopatía directa del episodio; sin embargo, excepto en el caso de que las crisis
congénita). Mediante la monitorización Holter es posible detectar el sean muy frecuentes, esto no siempre es posible. La descripción pre­
doble de anomalías electrocardiográficas que con un ECG de rutina cisa de un episodio, obtenida a partir del mismo paciente o de un
y, en ocasiones, puede identificarse una arritmia en el momento de la observador, tiene una importancia fundamental. También son muy
aparición de un síncope. Aunque la monitorización Holter se realiza importantes otros datos sobre los que el neurólogo siempre debe te­
con frecuencia durante 24 horas, a veces son precisos unos tiempos ner información (antecedentes familiares, complicaciones durante el
de registro más prolongados. Los registradores implantables conti­ parto, infecciones del sistema nervioso central, traumatismos cranea­
nuos pueden ofrecer un control del ritmo a largo plazo en los pacien­ les y convulsiones febriles previas).
tes con sospecha de arritmia cardíaca (Krahn et al, 2004). El neurólogo debe disponer de una descripción completa del epi­
En un grupo seleccionado de pacientes, se realizan asimismo sodio, y debe preguntar acerca de la presencia o no de avisos o pre­
pruebas de esfuerzo y estudios electrofisiológicos. Las pruebas de moniciones previos al ataque, posibles factores precipitantes y otros
esfuerzo son útiles para la detección de lesiones de las arterias coro­ síntomas neurológicos que puedan sugerir la presencia de una causa
narias, y los registros de los síncopes relacionados con el ejercicio estructural subyacente. Son aspectos importantes que se deben tener
físico pueden servir para establecer la localización de los trastornos en cuenta la edad en el momento de inicio de las crisis, la frecuencia
de la conducción cardíaca. Debe considerarse la prueba con la mesa y la variación diurna de los episodios. Como ya se ha mencionado
basculante en pacientes con síncope no explicado en casos de riesgo con anterioridad, las crisis suelen tener una duración breve y presen­
alto o desmayos recurrentes en ausencia de cardiopatía. Se producen tar unos patrones estereotipados. En las crisis parciales complejas y
falsos positivos, y el 10% de las personas sanas puede desmayarse. en las convulsiones tonicoclónicas es muy característica la presencia
En las pruebas con basculación se utilizan con frecuencia fármacos, de un período de confusión postictal. Al contrario de lo que ocurre en
como la nitroglicerina o el isoproterenol. La especificidad de las algunos tipos de síncope, las crisis epilépticas no están relacionadas
pruebas con basculación es, aproximadamente, del 90%. con la postura del paciente y, además, habitualmente muestran una
En los pacientes con sospecha de síncope secundario a causas ce- mayor duración. En una convulsión tonicoclónica, el paciente pre­
rebrovasculares, pueden aportar datos muy útiles algunos estudios senta a menudo cianosis, la palidez es infrecuente y puede haber res­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

diagnósticos no invasivos, como los estudios de flujo Doppler de los piración con estertores.
vasos sanguíneos cerebrales y la resonancia magnética (RM) con o Las convulsiones tonicoclónicas y las crisis parciales complejas pue­
sin angiografía. En ocasiones, está indicada la angiografía cerebral. den presentarse a cualquier edad entre la infancia y la vida adulta, aun­
El electroencefalograma (EEG) es útil para diferenciar el síncope de que los lactantes pueden no presentar las manifestaciones clínicas habi­
las convulsiones epilépticas. Sin embargo, el EEG sólo debe realizar­ tuales a causa de un desarrollo incompleto de su sistema nervioso.
se cuando exista sospecha diagnóstica de trastorno convulsivo. En la exploración neurológica se encuentra, en ocasiones, el tras­
Una evaluación sistemática puede establecer un diagnóstico defi­ torno estructural subyacente que es responsable del trastorno convul­
nitivo en el 98% de los pacientes (Brignole et al, 2006). Se encontró sivo. Los traumatismos durante el parto pueden provocar la posterior
un síncope neural (vasovagal o vasodepresor) en el 66% de los pa­ aparición de asimetrías en el desarrollo físico; la auscultación de so­
cientes, hipotensión ortostática en el 10%, arritmias primarias en el plos craneales sugiere a veces la presencia de una malformación ar-
11% y enfermedad cardiopulmonar estructural en el 5%. La historia teriovenosa, y las lesiones ocupantes de espacio pueden causar la
inicial, la exploración física y el ECG estándar establecieron un diag­ aparición de papiledema o signos focales reflejos, sensitivos o moto­
nóstico en el 50% de los pacientes. res. En los pacientes pediátricos, en ocasiones el retraso mental se
18 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

asocia con traumatismos durante el parto o bien con trastornos meta- a causa de las caídas y la mordedura de la lengua. En el período postictal,
bólicos. En la piel debe descartarse la presencia de alteraciones anor­ el paciente recupera lentamente la consciencia; sin embargo, en ocasio­
males de la pigmentación y también de otras manifestaciones dis- nes puede permanecer letárgico y confuso durante un período de tiem­
mórficas características de algunos trastornos neurodegenerativos. po variable. A veces aparecen reflejos patológicos.
Si se examina al paciente inmediatamente después de una posible En algunas crisis motoras generalizadas y asociadas con una alte­
convulsión tonicoclónica, el neurólogo debe descartar la presencia de ración transitoria de la consciencia pueden existir sólo componentes
signos focales, como debilidad motora y asimetría de los reflejos, así tónicos o sólo componentes clónicos. Las crisis tónicas consisten en
como de reflejos patológicos, por ejemplo, signo de Babinski. Estos un aumento del tono muscular, y se asocian con una alteración de la
hallazgos pueden ayudar a confirmar que la crisis era realmente una consciencia habitualmente breve. En cambio, las crisis clónicas se
convulsión y sugerir la posible lateralización y localización del foco caracterizan por un trastorno de la consciencia de duración breve jun­
epiléptico. to con movimientos clónicos bilaterales. Asimismo, aunque la recu­
peración puede ser rápida, si las convulsiones son más prolongadas
a veces el paciente presenta un período de confusión postictal.
Ausencias
En la mayoría de los pacientes, las ausencias se presentan entre los
5 y los 15 años de edad y el 20-40% de los pacientes muestran antece­
Crisis parciales complejas
dentes familiares. La ausencia es un episodio clínico y electroencefa- Aunque en una crisis parcial compleja la primera manifestación puede
lográfíco bien definido. Su rasgo esencial consiste en la aparición de ser una alteración de la consciencia, el paciente presenta a menudo un
un brusco episodio breve de alteración de la consciencia, sin asocia­ aviso o aura. La crisis puede tener un inicio parcial simple, que en oca­
ción con premoniciones o avisos, auras ni síntomas postictales. Al siones consiste en la aparición de síntomas motores, sensitivos, viscera­
inicio de la ausencia se produce una interrupción de la actividad. Una les o psíquicos. El paciente también puede manifestar alucinaciones o
ausencia simple se caracteriza solamente por una alteración de la ilusiones, síntomas afectivos (p. ej., miedo o depresión), síntomas cogni-
consciencia. En cambio, en la ausencia compleja existen alteración tivos (p. ej., sensación de despersonalización o de irrealidad) y afasia.
de la consciencia y también otros signos, como automatismos moto­ Habitualmente, la crisis parcial compleja dura 1-3 minutos, aunque
res menores. Durante un episodio de ausencia simple, el paciente puede ser más breve o más prolongada. Asimismo, una crisis parcial
permanece inmóvil, la respiración es normal, no se aprecian cambios compleja puede generalizarse y convertirse en una crisis tonicoclónica.
de coloración y no hay pérdida del tono postural ni tampoco manifes­ En ocasiones, durante una crisis parcial compleja se observan automa­
taciones motoras. Después del episodio, el paciente reanuda de inme­ tismos, generalmente más complejos que los que se producen en los
diato las actividades que estaba realizando previamente, y en ocasio­ episodios de ausencia. Los automatismos pueden consistir en la conti­
nes no se da cuenta siquiera de que ha presentado la ausencia. Aunque nuación de la actividad del paciente previa al inicio de la crisis, o bien
por regla general una ausencia dura unos 10-15 segundos, puede ser en la aparición de actos motores nuevos. Si bien los nuevos automatis­
igualmente más breve o más prolongada (hasta 40 segundos). mos son variados, con frecuencia consisten en movimientos de masti­
En las ausencias complejas existen también otras manifestaciones cación o deglución, chasquidos con los labios, muecas o automatismos
adicionales: disminución del tono postural, que a veces hace que el de las extremidades, como revolver objetos, andar o intentar mantener­
paciente se caiga; aumento del tono postural; movimientos clónicos se de pie. En casos infrecuentes, los pacientes con crisis parciales com­
menores de la cara o de las extremidades; automatismos menores de plejas presentan también drop attacks, en cuyo caso se emplea a menu­
la cara o de las extremidades, y trastornos del sistema nervioso autó­ do el término síncope del lóbulo temporal. Tras una crisis parcial
nomo, como palidez, sofocaciones, taquicardia, piloerección, midria- compleja, la duración del período postictal es variable, con recupera­
sis e incontinencia urinaria. ción gradual de la consciencia y normalización de las respuestas a los
Si se sospechan episodios de ausencia, el diagnóstico es posible estímulos externos. En la Tabla 2.3 se muestra una comparación de las
con frecuencia haciendo que el paciente hiperventile durante 3-4 mi­ ausencias y las crisis parciales complejas.
nutos, lo que induce a menudo la aparición de las ausencias.
Estudios de las crisis
Crisis tonicoclónicas En un paciente con convulsiones tonicoclónicas o crisis parciales
La crisis tonicoclónica, la manifestación clínica más espectacular de la complejas, las pruebas que se deben solicitar inicialmente son: un
epilepsia, se caracteriza por la actividad motora y la pérdida de cons­ hemograma completo, análisis de orina, perfil bioquímico, glucemia
ciencia. Las crisis tonicoclónicas pueden ser tanto la única manifesta­ y concentración sérica de calcio. En general, las pruebas de laborato­
ción de la epilepsia como asociarse con otros tipos de crisis. En una rio no son útiles para el diagnóstico de las ausencias. En los lactantes
crisis tonicoclónica generalizada primaria, por regla general el paciente y niños debe considerarse la posibilidad de realizar un cribado bio­
no presenta premoniciones ni auras, aunque a veces algunos pacien­ químico de los trastornos de los aminoácidos.
tes muestran algunas contracciones mioclónicas. La crisis se inicia con En el estudio de los pacientes con crisis, la modalidad diagnóstica
una fase tónica caracterizada por una contracción muscular persistente de elección es la RM. Esta es superior a la tomografía computarizada
que dura unos 10-20 segundos. Esta fase tónica va seguida de una fase (TC) y, además, se asocia con un mejor diagnóstico de los trastornos
clónica que dura aproximadamente 30 segundos, y se caracteriza por la estructurales focales.
aparición de contracciones musculares recurrentes. Durante una crisis No es necesario realizar un examen del líquido cefalorraquídeo
tonicoclónica, el paciente puede presentar diversas alteraciones del sis­ (LCR) en todos los pacientes con trastornos convulsivos. Por el con­
tema nervioso autónomo, entre ellas aumento de la presión arterial y de trario, éste debe reservarse para los pacientes que han presentado cri­
la frecuencia cardíaca, apnea, midriasis, incontinencia urinaria o fecal, sis recientes y que, posiblemente, están relacionadas con una infec­
piloerección, cianosis y sudoración. Los pacientes pueden lesionarse ción aguda del sistema nervioso central.
Capítulo 2 Alteración episódica de la consciencia 19

TABLA 2.3 Comparación de las ausencias y las crisis parciales complejas

CARACTERÍSTICA AUSENCIAS CRISIS PARCIALES COMPLEJAS


Estado neurológico Normal Puede tener una anamnesis o exploración positiva
Edad al inicio Infancia o adolescencia A cualquier edad
Aura o premonición No Frecuente
Inicio Brusco Gradual
Duración Segundos Hasta unos minutos
Automatismos Simples Más complejos
Provocación por hiperventilación Frecuente Infrecuente
Finalización Brusca Gradual
Frecuencia Posiblemente, múltiples crisis diarias Ocasional
Fase postictal No Confusión, fatiga
Electroencefalograma Puntas y ondas generalizadas Descargas epilépticas focales o alteraciones inespecíficas
Estudios por la imagen Habitualmente normales En ocasiones se aprecian lesiones focales

El valor del EEG radica en apoyar la sospecha clínica y en ayudar existe incoordinación de la actividad motora, la incontinencia urina­
en la clasificación del tipo de crisis que presenta el paciente. El diag­ ria y las lesiones físicas son inhabituales. Además, las crisis no epi­
nóstico de la epilepsia es de tipo clínico; por tanto, con el EEG no lépticas tienden a durar más tiempo que las crisis tonicoclónicas. Una
puede conseguirse un diagnóstico, a menos que el paciente presente manifestación clínica frecuente de las seudocrisis es el impulso pél­
un episodio durante su realización. Un EEG normal no descarta la vico. El cierre de los ojos ictal es habitual en las crisis no epilépticas,
epilepsia, y el hallazgo de anomalías inespecíficas menores tampoco mientras que los ojos tienden a estar abiertos en la epilepsia verdade­
sirve para confirmar el diagnóstico de epilepsia. En algunos pacien­ ra (Chung et al, 2006). Durante e inmediatamente después de la cri­
tes con crisis clínicamente demostradas no es posible demostrar la sis, el paciente puede no responder a los estímulos verbales o doloro­
presencia de alteraciones ni siquiera tras realizar EEG repetidos, es­ sos. No se produce cianosis y no se encuentran signos neurológicos
tudios del sueño y técnicas de activación especiales. En cambio, el focales ni reflejos patológicos.
EEG es de gran valor en el diagnóstico de las ausencias. La evalua­ En un paciente con epilepsia demostrada debe sospecharse el
ción mediante EEG puede suplementarse mediante una monitori- diagnóstico de crisis no epilépticas en caso de que unas crisis previa­
zación por vídeo de los episodios, lo que permite establecer una corre­ mente controlables se hagan rebeldes al tratamiento médico. Deben
lación estricta entre las alteraciones del EEG y las manifestaciones realizarse evaluaciones psicológicas al paciente, porque se encuen­
clínicas observadas. La realización simultánea de un EEG y de una tran alteraciones psiquiátricas específicas en la mayoría de las perso­
monitorización por vídeo también es útil para diferenciar las crisis nas afectadas. En este grupo de pacientes se observa una elevada
epilépticas de los fenómenos no epilépticos. frecuencia de histeria, depresión y trastornos de la personalidad.
Aunque en la mayoría de los pacientes es posible establecer un A veces, se observa también que el paciente consigue una ganancia se­
diagnóstico preciso mediante la anamnesis y otros estudios posterio­ cundaria. En algunos pacientes con crisis no epilépticas los episodios
res, en algunos de ellos se presenta un dilema diagnóstico. En estos clínicos pueden precipitarse a menudo mediante sugestión, y también
casos, mediante la realización de un trazado EEG ambulatorio duran­ por medio de algunas pruebas clínicas, como la hiperventilación, la
te 24 horas puede llegarse a un diagnóstico más definitivo de crisis estimulación con luz, la perfusión intravenosa de suero fisiológico,
epiléptica frente a otros fenómenos no epilépticos, o bien ayudar la estimulación táctil (vibración) y el pinzamiento de la nariz para indu­
a clasificar el tipo de crisis presente. cir apnea. Las maniobras de hiperventilación y de estimulación con
luz también pueden inducir la aparición de crisis epilépticas verdade­
Crisis psicógenas o seudocrisis ras, si bien sus manifestaciones clínicas son características y diferen-
ciables. Algunos neurólogos evitan la utilización de técnicas placebo
(crisis no epilépticas) debido a que podría tener un efecto adverso sobre la relación médico-
Las crisis seudoepilépticas son episodios paroxísticos de alteración paciente (Parra et al, 1998).
de la conducta que, si bien de entrada se asemejan a las crisis epilép­ En los pacientes con seudocrisis el EEG interictal es normal y, ade­
ticas, no se asocian con las alteraciones del EEG propias de este tras­ más, también sigue siéndolo durante el episodio clínico, y no se asocia
torno (Ettinger et al, 1999). Sin embargo, aproximadamente el 40% con signos de disritmia cerebral. Tras la introducción de la monitoriza­
de los pacientes con crisis seudoepilépticas o no epilépticas presen­ ción EEG ambulatoria a largo plazo es posible relacionar el trazado
tan también verdaderas crisis epilépticas. con la conducta del paciente, lo que permite diferenciar las crisis psi­
En estos casos, con frecuencia es difícil establecer un diagnóstico cógenas de las crisis epilépticas verdaderas. En la Tabla 2.4 se muestra
exclusivamente con la anamnesis. El diagnóstico correcto puede rea­ una comparación de las crisis psicógenas con las crisis epilépticas.
lizarse sólo después de observar los episodios clínicos del paciente, Las concentraciones plasmáticas de prolactina constituyen un estu­
pero puede ser difícil distinguir entre crisis parciales complejas del dio auxiliar que puede aportar datos adicionales en los pacientes con
lóbulo frontal y crisis no epilépticas. Las crisis no epilépticas se ob­ sospecha clínica de crisis psicógenas. La concentración plasmática de
servan en niños y adultos, y son más frecuentes en las mujeres. Lo prolactina es a menudo alta después de las crisis tonicoclónicas y, con
más habitual es que a primera vista se parezcan a las convulsiones menor frecuencia, también tras las crisis parciales complejas. En cam­
tonicoclónicas. Por regla general, su inicio es brusco, se producen en bio, los niveles séricos de prolactina son casi invariablemente normales
presencia de otras personas y no aparecen durante el sueño. Aunque después de las crisis psicógenas; no obstante, este hallazgo no excluye
20 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 2.4 Comparación de las crisis psicógenas y las crisis epilépticas

CARACTERÍSTICA CRISIS PSICÓGENAS CRISIS EPILEPTICAS


Estereotipia de la crisis Puede ser variable Por regla general, estereotípica
Duración Puede ser prolongada Breve
Variación durante el día Durante el día Durante el día o la noche
Lesiones Raras Pueden producirse junto con crisis tonicoclónicas
Mordedura de la lengua Rara Puede producirse junto con convulsiones tonicoclónicas
Cierre de los ojos ictal Frecuente Raro (ojos generalmente abiertos)
Incontinencia urinaria Rara Frecuente
Actividad motora Prolongada, incoordinada; Automatismos o convulsiones tonicoclónicas coordinadas
impulso pélvico
Pérdida prolongada del tono muscular Frecuente Infrecuente
Confusión postictal Rara Frecuente
Llanto postictal Frecuente Raro
Relación con cambios en la medicación Sin relación Por regla general, con relación a los cambios
Desencadenantes Alteraciones emocionales No
EEG interictal Normal Con frecuencia, anormal
Reproducción de la crisis por sugestión A veces No
EEG ictal Normal Anormal
Presencia de ganancia secundaria Frecuente Infrecuente
Trastornos psiquiátricos Frecuentes Infrecuentes

EEG: electroencefalograma.

en modo alguno el diagnóstico de crisis epilépticas verdaderas (Chen Los accesos con pausas apneicas asociados a palidez están provo­
et al, 2005). Sin embargo, también puede observarse una elevación de cados habitualmente por un susto o una lesión dolorosa leve. Al prin­
los niveles de prolactina después del síncope y tras el tratamiento con cipio, el niño llora, a continuación palidece y, al final, pierde la cons­
algunos fármacos, como antidepresivos, estrógenos, bromocriptina, ciencia. Al igual que pasa en los accesos asociados con cianosis,
ergotamina, fenotiazinas y antiepilépticos. también puede observarse rigidez, movimientos clónicos e inconti­
Aunque se utilizan varios procedimientos para ayudar a distinguir nencia urinaria. En el síndrome asociado con palidez, la pérdida de
entre crisis epilépticas y no epilépticas, ninguno tiene una sensibili­ consciencia es secundaria a un aumento del tono vagal que, de modo
dad ni especificidad alta. Ningún procedimiento consigue la fiabi­ similar a lo que ocurre en una crisis vasovagal, provoca la aparición
lidad del EEG-registro de vídeo, que sigue siendo el método diagnós­ de bradicardia y una posterior isquemia cerebral.
tico estándar para diferenciarlas (Cuthill y Espié, 2005). En diversos trastornos metabólicos pediátricos pueden observarse
manifestaciones clínicas asociadas con alteraciones de la consciencia,
letargía o convulsiones (v. Capítulo 66): trastornos del metabolismo de
MISCELÁNEA DE CAUSAS los aminoácidos (p. ej., fenilcetonuria, enfermedad de Hartnup y enfer­
DE ALTERACIONES DE LA CONSCIENCIA medad de la orina de jarabe de arce), trastornos diversos del ciclo de la
urea, y miscelánea de causas de trastornos metabólicos (p. ej., hipergli-
En los niños, la alteración de la consciencia puede asociarse con los cinemia y trastornos del metabolismo del ácido pirúvico). Las altera­
accesos con pausas apneicas (breath-holding spells) y con los trastor­ ciones neurológicas observadas en estos pacientes pueden manifestarse
nos metabólicos. Los accesos con pausas apneicas deben diferenciar­ ya después del parto o bien en fases posteriores de la infancia. En un
se de la epilepsia. Aunque la mayor parte de estos accesos se inicia lactante con trastornos neurológicos aparecidos al principio de la vida
hacia los 6-8 meses de vida, también pueden aparecer ya durante el debe realizarse siempre un cribado metabólico de la sangre y de la
primer mes; por regla general, desaparecen a los 5-6 años de edad. orina, con pruebas como detección de aminoaciduria, eliminación ex­
Los accesos con pausas apneicas pueden producirse varias veces al cesiva de cetonas por la orina y excreción de la urea. También debe
día, y asociarse con cianosis o palidez. realizarse un cribado bioquímico del suero en los lactantes o niños con
En los accesos con pausas apneicas con cianosis, la pérdida de letargía transitoria, episodios de apnea, síncope o convulsiones.
la consciencia está desencadenada por una lesión brusca, el miedo, la El aumento de la presión intracraneal puede tener su origen en diver­
ira o la frustración. Tras la provocación inicial, el niño llora enérgica­ sas causas, como la obstrucción periódica de la circulación del LCR
mente durante unas pocas respiraciones, y a continuación aguanta la (p. ej., en la estenosis del acueducto o en presencia de un quiste coloide
respiración en la fase espiratoria, momento en que aparece la ciano­ del tercer ventrículo). Estos pacientes presentan unos aumentos paroxísti-
sis. La pérdida de consciencia se produce a causa de la hipoxia. Aun­ cos de la presión intracraneal que pueden durar hasta 20 minutos, y estos
que en ocasiones estos niños también pueden presentar rigidez, algu­ episodios pueden aparecer espontáneamente o bien tras cambios postu-
nos movimientos clónicos e incontinencia urinaria, estos episodios rales o al realizar una maniobra de Valsalva. Si son suficientes para cau­
pueden diferenciarse fácilmente de las crisis epilépticas (anteceden­ sar una alteración de la perfusión cerebral, las ondas meseta de Lundberg
tes de la provocación y aparición de la apnea y de la cianosis antes de pueden causar la aparición de bruscas e intensas cefaleas que, en ocasio­
la alteración de la consciencia). En estos niños, la exploración neuro­ nes, van seguidas de pérdida de consciencia y, en ocasiones, ello se aso­
lógica y el EEG son normales. cia con opistótonos y movimientos clónicos. Los cambios de posición de
Capítulo 2 Alteración episódica de la consciencia 21

la cabeza pueden relacionarse con una obstrucción intermitente de la Chen, D. K., So, Y. T., Fisher, R. S., et al. 2005, Use of serum prolactin in diagnosing
circulación del LCR, piernas ensortijadas y episodios de atonía. Otro epileptic seizures: report of the Therapeutic and Techology Assessment Subcommittee
síntoma habitual es la presencia de acúfenos. of the American Academy of Neurology, Neurology, vol. 65, pp. 668-675
Chung, S. S., Gerber, P., & Kirlin, K. A. 2006, Ictal eye closure is a reliable indicator
La siringomielia de la columna cervical, observada a menudo con
for psychogenic non-epileptic seizures, Neurology, vol. 66, pp. 1730-1731
la malformación de Chiari (v. Capítulo 77), se asocia en ocasiones
Cuthill, F. M„ & Espire, C. A. 2005, Sensitivity and specificity of procedures for the
con episodios repetidos de síncope, tanto en los niños como en los
differential diagnosis of epileptic and non-epileptic seizures: a systematic review,
adultos (Woelfle et al, 1998). Seizure, vol. 14, pp. 293-303
En el paciente con una aparente pérdida de consciencia, el neuró­ Ettinger, A. B., Devinsky, O., Weisbrot, D. M., et al. 1999, A comprehensive profile
logo también debe tener en cuenta la posibilidad de la simulación o of clinical, psychiatric and psychosocial characteristics of patients with psycho­
de la presencia de alguna otra causa psicógena subyacente, pero es genic non-epileptic seizures, Epilepsia, vol. 40, pp. 1292-1298
esencial descartar primero una causa orgánica. El neurólogo también Fabian, W. H., Benditt, D. G., & Lurie, K. G. 1999, Neurally mediated syncope,
debe diferenciar los trastornos del sueño, como la cataplejía y otras Curr Treat Options Cardiovasc Med, vol. 2, pp. 137-144
causas de drop attacks, de las alteraciones de la consciencia (v. Capí­ Fenton, M., Hammill, S. C., Rea, R. F., et al. 2000, Vasovagal syncope, Ann Intern
tulo 3). Estos accesos no sincópales incluyen los drop attacks de los Med, vol. 133, pp. 714-725
Gaita, F., Giustetto, C., Bianchi, F., et al. 2003, Short QT syndrome: a familial cause
ancianos, la narcolepsia, la mastocitosis sistémica, el síndrome carci-
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noide y el feocromocitoma; las tres últimas patologías también pue­
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den ocasionar un síncope verdadero secundario a la aparición de rá­
pp. 110-116
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C A P Í T U L O 3 Caídas y drop attacks
Bernd F. Rentier y Robert B. Daroff

Pérdida de consciencia 24 Trastornos neuromusculares (neuropatía, radiculopatía y miopatía) 25


Síncope 24 Mielopatía 25
Crisis epilépticas 24 Otros trastornos cerebrales o cerebelosos 25
Accidente isquémico transitorio 24 Cataplejía 26
Insuficiencia vertebrobasilar 24 Trastornos vestibulares (crisis otolíticas) 26
Isquemia de la arteria cerebral anterior 24 Caídas criptogénicas en mujeres de mediana edad 26
Tumores del tercer ventrículo y de la fosa posterior 25 Senectud 26
Trastornos de los ganglios basales 25 Resumen 27
Enfermedad de Parkinson 25
Parálisis supranuclear progresiva 25

Todo el mundo pierde el equilibrio alguna vez, pero es menos frecuen­ • ¿Sintió mareo o palpitaciones antes del episodio?
te que se caiga. Cuando las caídas se producen repetidamente o sin que • ¿Existen antecedentes de crisis epilépticas o de sensibilidad al so­
haya una sensación previa de desequilibrio el paciente puede tener un bresalto?
problema neurológico grave. Existen muchas enfermedades y proble­ • ¿Sugerían los síntomas previos un AIT?
mas neurológicos que provocan caídas y drop attacks. Si, además, van • ¿Tiene el paciente dolores de cabeza o jaquecas asociados con de­
unidos a una pérdida de consciencia, se trata de un síncope o de una bilidad?
crisis epiléptica (v. Capítulo 2). Los tumores de la línea media en el • ¿Hay síntomas de pérdida sensitiva distal, debilidad de extremida­
tercer ventrículo o de la fosa posterior pueden causar caídas súbitas. des o rigidez?
Los accidentes isquémicos transitorios (AIT) de las ramificaciones • ¿Ha presentado el paciente somnolencia excesiva durante el día y
posteriores o anteriores de la arteria cerebral pueden manifestarse de la las caídas han sido provocadas por emociones intensas, como eu­
misma forma monosintomática. Los pacientes con narcolepsia sufren foria o risas?
cataplejía, y los pacientes con síndrome de Méniére ocasionalmente se • ¿Existen antecedentes de pérdida visual, pérdida de audición, vér­
caen como consecuencia de una disfunción otolítica. Los pacientes con tigo o acúfenos?
debilidad de las extremidades inferiores, espasticidad, rigidez, pérdida
sensorial o ataxia se caen con frecuencia. Las mujeres de mediana edad Dada la tendencia a caerse de las mujeres de mediana edad y los
pueden caerse sin una causa evidente. Finalmente, los ancianos, con ancianos, tanto la edad como el sexo del paciente son importantes
sus inevitables vacilaciones, se caen con frecuencia y con consecuen­ para la evaluación.
cias potencialmente catastróficas. Estas asociaciones permiten clasifi­ La exploración neurológica es esencial para determinar si las caí­
car las caídas y drop attacks como se presentan en la Tabla 3.1. En este das pueden estar relacionadas con algún trastorno del sistema nervio­
capítulo, las palabras caída y drop se utilizan como sinónimos. Sin so central o periférico. Las anomalías específicas que hay que buscar
embargo, se emplea el término drop attack para describir caídas súbitas incluyen déficits motores o sensoriales de las extremidades inferiores;
que se producen sin aviso previo y que se deben esencialmente a una rigidez y temblor de la enfermedad de Parkinson (EP); oftalmopare-
causa intracraneal, como tumores de la línea media o accidentes isqué­ sia de la parálisis supranuclear progresiva (PSP), o ataxia, espastici­
micos transitorios. Las crisis epilépticas y los trastornos vestibulares dad y otros signos indicativos de un trastorno neurodegenerativo o de
son causas mucho menos frecuentes de drop attacks. esclerosis múltiple. Los pacientes con una exploración neurológica
La historia clínica es esencial para evaluar a los pacientes que normal y sin antecedentes de síntomas neurológicos o cardíacos aso­
presentan caídas y drop attacks. Se deben identificar las circunstan­ ciados son un desafío especial. En estos pacientes, puede considerar­
cias del momento y del entorno del acontecimiento. Para ayudar a se realizar una RM y una técnica de imagen vascular para descartar
establecer un diagnóstico entre el amplio rango de causas posibles una neoplasia cerebral de la línea media por lo demás silente, una
(resumidas en la Tabla 3.1), es fundamental realizar una entrevista malformación del rombencéfalo o una enfermedad vascular oclusiva.
detallada al paciente o a un testigo de la caída. Deben obtenerse res­ Los estudios del sueño y las pruebas genéticas y metabólicas comple­
puestas a las siguientes preguntas básicas: mentan el diagnóstico para síndromes más infrecuentes asociados
con caídas (v. más adelante). Los pacientes que con frecuencia están
• ¿Perdió el paciente la consciencia? Si fue así, ¿durante cuánto a punto de caerse sin ninguna lesión pueden tener un trastorno psicó-
tiempo? geno de la bipedestación y de la marcha.

23
24 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

tico que vayan asociadas con un período de alteración de la cons­


Tabla 3.1
ciencia tras la caída. La monitorización con vídeo-EEG de pacientes
Causas y tipos de caídas y pérdidas de equilibrio epilépticos con un historial de caídas permite caracterizar los dis­
tintos fenómenos motores que provocan la pérdida de la posición.
Pérdida de consciencia Sin embargo, para el clínico es menos importante la naturaleza
Síncope exacta de estos acontecimientos que el hecho de alcanzar un diag­
Crisis epilépticas
nóstico de las crisis. Esto suele ser bastante fácil en los pacientes
Accidente isquémico transitorio (drop attacks)
con un largo historial de epilepsia, pero las caídas de pacientes con
Vertebrobasilar
Cerebral anterior
hemiparesia postictus pueden atribuirse falsamente a una debilidad
Tumores del tercer ventrículo y de la fosa posterior (drop attacks) motora en lugar de a crisis de nueva aparición. También se puede
Trastornos de los ganglios basales producir mayor confusión a consecuencia de las dificultades que
Enfermedad de Parkinson implica diferenciar los espasmos desestabilizantes de los extenso­
Parálisis supranuclear progresiva res de la espasticidad debida a crisis focales.
Trastornos neuromusculares (miopatía, radiculopatía y neuropatía) Los drop attacks de origen epiléptico en pacientes jóvenes con
Mlelopatía epilepsia infantil grave pueden responder favorablemente a la callo-
Otros trastornos cerebrales o cerebelosos sotomía (Maehare y Shimizu, 2001). Las caídas a consecuencia del
Cataplejía
componente tónico axial de los espasmos inducidos por un sobresalto
Trastornos vestibulares
se pueden controlar con lamotrigina (Faught, 1999). Paradójicamen­
Caídas criptógenas en mujeres de mediana edad
Senectud
te, algunos fármacos antiepilépticos pueden provocar drop attacks,
como la carbamazepina en la epilepsia rolándica (Genton, 2000).

ACCIDENTE ISQUÉMICO TRANSITORIO


PÉRDIDA DE CONSCIENCIA
Los drop attacks secundarios a un AIT son caídas súbitas que se
producen sin aviso previo ni explicación aparente (p. ej., tropiezo).
Síncope
No hay pérdida de consciencia o es apenas momentánea; el senso­
Las manifestaciones y causas del síncope se describen en el Capítu­ rio y la fuerza de las extremidades inferiores están intactos inme­
lo 2. Las arritmias ventriculares graves y la hipotensión provocan isque­ diatamente o poco después de que el paciente toque el suelo. El
mia cerebral y caídas. Si existe un bloqueo cardíaco súbito de tercer examen neurológico no revela ninguna disfunción motora o sensiti­
grado (ataque de Stokes-Adams), el paciente pierde la consciencia y va de las extremidades inferiores entre dos episodios. Si hay alguna
se cae sin aviso previo. Otras causas menos graves de reducción del de estas anomalías, puede ser imposible distinguir las caídas súbi­
gasto cardíaco, como las bradiarritmias y las taquiarritmias, van uni­ tas de las caídas asociadas con trastornos sensitivomotores de las
das a una sensación prodrómica de desmayo antes de la pérdida de extremidades inferiores. Las distribuciones vasculares de los drop
consciencia. Sin embargo, los pacientes ancianos con un síndrome attacks debidos a los AIT son la circulación posterior y las arterias
del seno cardioinhibidor («síndrome del seno enfermo») suelen decir cerebrales anteriores.
que sufren mareos y caídas en lugar de un desmayo por la amnesia
para el episodio de síncope. Por tanto, la historia sola puede no mos­
trar la etiología cardiovascular de la caída (Kapoor, 2000). Al contra­
Insuficiencia vertebrobasilar
rio, la hipoperfusión cerebral por pérdida periférica del tono vascular Los drop attacks provocados por una insuficiencia de la circulación
suele asociarse con un síndrome presincopal de aturdimiento progre­ posterior son el resultado de una isquemia transitoria de los tractos
sivo, desmayo, pérdida de visión y sensación en las piernas como si corticoespinales o de la formación reticular paramedial. Raramente
fueran de caucho. La hipotensión ortostática conlleva un riesgo nota­ son un síntoma aislado de insuficiencia vertebrobasilar, porque la
blemente aumentado de caída en los ancianos, y es especialmente mayoría de pacientes presentan un historial de AIT, incluidos los sín­
problemática en las personas frágiles con otros factores de riesgo de tomas más frecuentes de vértigo, diplopia, ataxia, debilidad y pérdida
caerse (Heitterachi et al, 2002) (v. «Senectud» más adelante). Las hemisensitiva. En ocasiones, un drop attack puede anunciar una
caídas súbitas en personas jóvenes, especialmente cuando realizan trombosis progresiva de la arteria basilar, horas antes de que aparez­
actividades deportivas, sugieren una causa cardíaca. El síncope de can síntomas neurológicos más importantes y permanentes.
esfuerzo requiere una evaluación cardíaca detallada para descartar
trastornos como valvulopatía, displasia ventricular derecha y otras
miocardiopatías (Kapoor, 2000).
Isquemia de la arteria cerebral anterior
La isquemia de la arteria cerebral anterior provoca drop attacks
porque altera la perfusión de la corteza parasagital motora y premotora
Crisis epilépticas
que controla las extremidades inferiores. El hecho de que ambas ar­
Los drop attacks con carácter epiléptico están causados por varios terias cerebrales anteriores deriven de la misma arteria carótida inter­
mecanismos, como contracciones tónicas asimétricas de los múscu­ na -una variante vascular frecuente, con una frecuencia aproximada
los axiales y de las extremidades, pérdida de tono de los músculos del 20%- constituye una predisposición anatómica a que aparezca
posturales (Tinuper et al, 1998) y arritmias cardíacas relacionadas este síndrome. En estos pacientes se puede alojar un émbolo en la
con las crisis epilépticas. Las arritmias imitan un síncope cardiogé- raíz común de la arteria cerebral anterior y provocar una isquemia
nico, igual que los drop attacks del lóbulo temporal, y es caracterís­ bilateral parasagital, con el consiguiente drop attack.
Capitulo 3 Caídas y drop attacks 25

TUMORES DEL TERCER VENTRÍCULO TRASTORNOS NEUROMUSCULARES


Y DE LA FOSA POSTERIOR (NEUROPATÍA, RADICULOPATÍ A Y MIOPATÍA)

Los drop attacks pueden ser la manifestación de un quiste coloidal Habitualmente, las miopatías afectan a los músculos proximales e
del tercer ventrículo o de una masa dentro de la fosa posterior. En el incrementan la tendencia a las caídas. Las diversas causas de las neu­
caso de los quistes coloidales las caídas sin causa son el segundo ropatías y miopatías (ya sean genéticas o adquiridas) se revisan en los
síntoma en frecuencia, tras las cefaleas inducidas por la postura. Es­ Capítulos 80 y 83, respectivamente. La mayoría de las radioculopa-
tos datos clínicos pueden ser las únicas claves para el diagnóstico, tías lumbosacras y neuropatías son mixtas (es decir, motoras y sensi­
porque la exploración neurológica puede ser completamente normal. tivas). Independientemente de la causa, estas enfermedades neuroló­
Una flexión brusca del cuello puede desencadenar drop attacks en gicas predisponen al paciente a caerse a causa de la debilidad de las
pacientes por lo demás asintomáticos que tienen un tumor en la fosa extremidades inferiores, y la alteración de la sensibilidad aferente de
posterior. Los drop attacks se producen en el 2-3% de los pacientes los pies, las articulaciones y los músculos. Las neuropatías sensitivas
con malformaciones de Chiari (Ziegler y Mallonee, 1999). A princi­ retrasan o reducen la generación de señales sensitivas desde las ex­
pios del siglo XX las caídas provocadas por un giro brusco de la ca­ tremidades inferiores y facilitan las caídas cuando se produce un
beza se consideraban patognomónicas de la cisticercosis del cuarto desequilibrio postural. Las caídas pueden anunciar el inicio de poli-
ventrículo (signo de Brun). Otras masas intracraneales, como los me­ neuropatías agudas, como el síndrome de Guillain-Barré. Los super­
ningiomas parasagitales, tumores del agujero magno o hematomas vivientes de la polio, que actualmente alcanzan una edad mediana o
subdurales, suelen estar relacionadas con alteraciones esenciales de vejez, presentan una elevada frecuencia anual de caídas, que puede
la marcha y las funciones motoras, y a consecuencia de ellas se pro­ llegar a superar el 60% (Silver y Aiello, 2002).
ducen caídas (v. Tabla 3.1), en lugar de verdaderos drop attacks.
Mielopatía
TRASTORNOS DE LOS GANGLIOS BASALES Los pacientes con enfermedad de la médula espinal (v. Capítulo 26)
presentan un riesgo especialmente elevado de caídas, porque todas
las vías motoras descendentes y sensitivas ascendentes atraviesan la
Enfermedad de Parkinson médula. Aparte de la debilidad, espasticidad y alteración de la per­
Los pacientes con EP se caen con una frecuencia del 73% entre el inicio cepción sensitiva procedente de las extremidades inferiores, existe
de la enfermedad y la muerte (Williams et al, 2006). La postura inclinada una interrupción de las vías vestibuloespinales y cerebelosas. Esto
hacia delante, la rigidez muscular y la bradicinesia de la EP impiden la impide las adecuadas correcciones de los desplazamientos súbitos
corrección por activación muscular rápida y el desplazamiento de peso del centro de gravedad.
cuando se pierde el equilibrio. Los factores contribuyentes incluyen caí­
das previas, demencia, duración de la enfermedad, consumo de benzo-
diazepinas y alteraciones en la prueba de Romberg. A pesar de que mu­ OTROS TRASTORNOS CEREBRALES
chos pacientes con EP presentan inestabilidad postural y con frecuencia O CEREBELOSOS
se caen hacia atrás, la prueba de retropulsión no es fiable para predecir
las caídas (Bloem et al, 2001). Los pacientes con EP también pueden La disfunción motora, la sensorial, la vestibular y la cerebelosa pue­
caerse directamente al suelo sin aviso previo. Casi siempre se debe a den aparecer de forma aislada o combinadas, en pacientes con cual­
fluctuaciones motoras inducidas por la dopamina, especialmente las dis­ quier enfermedad del sistema nervioso central. Los pacientes con
cinesias de pico de dosis y los períodos off (v. Capítulo 75). lesiones agudas de los ganglios basales pueden presentar un movi­
miento lento de inclinación contralateral, que provoca caídas. Los
ictus, como cabría esperar, incrementan el riesgo de caída subsi­
Parálisis supranuclear progresiva guiente por lo menos al doble. La localización del ictus en el hemis­
Los pacientes con PSP (v. Capítulo 75) presentan síntomas parkinso- ferio derecho, la depresión y la reducción de la funcionalidad del
nianos, rigidez axial, distonía de nuca, espasticidad y oftalmoparesia. brazo constituyen un riesgo especialmente alto para estos pacientes
La frecuencia de caídas es del 100%, y se producen pronto en el cur­ (Jorgensen et al, 2002). Las encefalopatías metabólicas producen una
so de la enfermedad (Williams et al, 2006). Los pacientes con PSP pérdida transitoria característica del tono postural (asterixis). Si ésta
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

tienen más probabilidades de caerse hacia atrás que los que sufren es extensa y afecta a la musculatura axial, una pérdida episódica de la
una EP, incluso con una alteración funcional equivalente. El trastorno posición vertical puede parecer un caso de drop attacks en pacientes
de conducta del sueño REM idiopático (v. Capítulo 72) es un precur­ con uremia crónica. La enfermedad cerebelosa causa inestabilidad
sor de la PSP, además de ser una causa de caídas nocturnas en los del tronco y es una causa importante de caídas. De hecho, los pacien­
ancianos (Morfis et al, 1997). Habitualmente, el clonazepam es efi­ tes con ataxias cerebelosas degenerativas (v. Capítulo 76) tienen una
caz para tratar estas parasomnias, y constituye una profilaxis fiable frecuencia de caídas del 50% en un período de 3 meses de observa­
de las caídas que llevan asociadas. ción (Van de Warrenburg et al, 2005). La debilidad o ataxia episódi­
Otros mecanismos similares a los descritos en la EP y la PSP con­ cas son características de la migraña hemipléjica familiar y pueden
tribuyen a provocar caídas en los pacientes con otros trastornos neu­ causar caídas recurrentes (Black, 2006). Los ataques graves de hiper-
rodegenerativos que causen parkinsonismo. Las caídas recurrentes ecplexia, un trastorno familiar de sensibilidad al sobresalto, se aso­
son una característica destacada de la enfermedad con cuerpos de cian con hipertonía generalizada que puede causar una caída no con­
Lewy (Imamura et al, 1999), atrofia multisistémica, síndrome de aci­ trolada. Se dispone de prevención efectiva con clonazepam, valproato
nesia pura y degeneración ganglionar corticobasal (v. Capítulo 75). o piracetam (Lindahl, 2005). También puede ofrecerse un tratamiento
26 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

satisfactorio a pacientes diagnosticados con hidrocefalia normotensi- caída. Se calcula que este trastorno afecta al 3% de las mujeres; en el
va; la derivación ventriculoperitoneal produce una mejoría especta­ 75% de ellas esta entidad aparece después de los 40 años. El 20% tiene
cular de la marcha y disminuye el riesgo de caídas. por lo menos un familiar directo (madre, tía o hermana) que presenta
este cuadro. La frecuencia de caídas es muy variable. La mayoría de
pacientes se caen entre 2 y 12 veces al año. Sólo una cuarta parte se
CATAPLEJÍA caen más de una vez al mes o sufre episodios de caídas frecuentes con
intervalos asintomáticos prolongados. Es infrecuente que se produzcan
La cataplejía, la pérdida súbita del tono de las extremidades inferiores, traumatismos en la cabeza con lesiones intracraneales significativas.
es una parte de la tétrada de la narcolepsia en la que también se incluye Todavía no se han descubierto los factores causales. El calzado, y más
una somnolencia excesiva durante las horas del día. alucinaciones hip- concretamente los tacones altos, no es la causa. Algunas pacientes fijan
nagógicas y parálisis durante el sueño (v. Capítulo 72). Durante el ata­ el inicio de la afección al principio de un embarazo, antes de que la
que catapléjico, que puede variar desde una ligera debilidad de las ex­ distensión abdominal empiece a modificar la estabilidad de la postura.
tremidades inferiores hasta una parálisis flácida completa con caída Cuando las caídas empiezan durante el embarazo, las mujeres siempre
súbita, se mantiene la consciencia. Una vez en el suelo, el paciente es se siguen cayendo después del parto. El período perimenstrual hace
incapaz de moverse aunque continúa respirando. Los ataques suelen que algunas mujeres con este cuadro sean más vulnerables. No existe
durar menos de un minuto, y sólo en raras ocasiones se prolongan du­ ninguna relación entre las caídas y el peso. La hipótesis explicativa más
rante varios minutos. Los ataques catapléjicos pueden estar provocados razonable es una prolongación del arco reflejo (transcortical) en las
por la risa, la ira, la sorpresa o el miedo. En ocasiones, pueden inte­ mujeres, que retrasa la generación de la suficiente tensión en el cuádri-
rrumpir o aparecer después de un orgasmo. Durante el ataque, se pro­ ceps para frenar la caída del tronco.
duce un silencio electromiográfico de los músculos antigravitatorios y El diagnóstico se establece en una mujer de mediana edad con
los reflejos tendinosos profundos y el reflejo H no se pueden provocar caídas inexplicables, exploración neurológica normal y sin indicios
(v. Capítulo 35B). La cataplejía aparece en ausencia de narcolepsia de ninguna otra causa de las caídas (v. Tabla 3.1). No existe trata­
cuando está asociada con una enfermedad cerebral (cataplejía sintomá­ miento farmacológico alguno. Todo lo que se puede hacer es tranqui­
tica), como es el caso de la enfermedad de Niemann-Pick, de Norrie o lizar a la paciente y evitar lesiones usando algún tipo de acolchado
las lesiones del tronco cerebral. Raramente puede aparecer como un protector en rodillas y codos. Algunas mujeres pueden llegar a pade­
problema aislado, que puede ser de tipo familiar, en individuos sanos. cer agorafobia por el miedo a caerse, por lo que deben someterse
Existe una formulación líquida de gamma-hidroxibutirato (oxibato só­ a tratamiento cognitivo-conductual.
dico), un producto infame por su uso en date rape (literalmente «viola­
ción en una cita»), para tratar la cataplejía.
SENECTUD
TRASTORNOS VESTIBULARES La mayoría de los pacientes que visitan al neurólogo a causa de las
(CRISIS OTOLÍTICAS) caídas son ancianos con cuadros crónicos. Alrededor de un tercio de
las personas mayores de 65 años se caen por lo menos una vez al año
Durante los ataques de vértigo, los pacientes suelen perder el equilibrio (CDC NCIPC, 2007; Rubenstein y Josephson, 2002). Así como las
y caerse. Por el contrario, la enfermedad de Méniére (v. Capítulo 18) se posibilidades de caerse aumentan con la edad, también lo hacen la
puede complicar con caídas súbitas asociadas con un vértigo que las gravedad de las lesiones y el número de discapacidades crónicas que
precede o las acompaña (crisis otolítica de Tumarkin). Presumiblemen­ predisponen a las caídas. Después de las fracturas, las caídas son el
te, el estímulo de los receptores otolíticos del sáculo produce ajustes cuadro aislado más discapacitante que causa el ingreso en una resi­
reflejos inadecuados de la postura siguiendo las vías vestibuloespina- dencia. Como cabría esperar, los ancianos de las residencias son los
les, lo que provoca las caídas. Los pacientes caen como si fuesen arro­ que presentan la máxima frecuencia de caídas; esto puede llegar a
jados al suelo, sin previo aviso. Pueden simplemente caer, o bien pare­ afectar hasta al 50%. Muchos de estos pacientes se caen repetida­
cer impulsados en cualquier dirección. De hecho, uno de los autores mente, y las mujeres presentan el riesgo más elevado que los hom­
(RBD) tenía una paciente que vio y sintió súbitamente cómo sus pier­ bres. En los más ancianos, las caídas constituyen la principal fuente
nas se movían por delante de ella cuando se lanzó espontáneamente de fallecimientos de origen traumático. Esto, junto con un coste sani­
hacia atrás a causa de una crisis otolítica. Lee et al (2005) han descrito tario anual estimado de 20.000 millones de dólares, subraya su im­
este trastorno en pacientes ancianos con vestibulopatías unilaterales portancia como un problema sanitario capital (Kannus et al, 1999).
que no cumplen los criterios del síndrome de Méniére. El proceso de envejecimiento normal va acompañado de un decli­
ve de múltiples funciones fisiológicas que reducen la capacidad para
compensar los agentes externos que desafían a la postura erecta. La
CAÍDAS CRIPTOGÉNICAS EN MUJERES reducción de la propiocepción, la pérdida de masa muscular (Pavol et
DE MEDIANA EDAD al, 2002), la artritis de rodillas y tobillos, los trastornos cardiovascu­
lares (Kario et al, 2001), el deterioro de la visión y de la función
Un enigma diagnóstico es la presencia de caídas de causa desconocida motora ocular, los trastornos de la consciencia y la desaparición de
entre un grupo de mujeres mayores de 40 años de edad. La caída suele reflejos posturales (presbiastasis) se suman para incrementar el ries­
ser hacia delante, y se produce sin advertencia previa mientras van go de caídas. Incluso los ancianos sanos presentan un pronunciado
andando. Las mujeres afectadas explican que no hay pérdida de cons­ declive, propio de la edad, de su capacidad para compensar las caídas
ciencia, mareos ni siquiera sensación de desequilibrio. Las pacientes simuladas hacia delante. Las alteraciones en la sustancia blanca en la
están convencidas de que no han tropezado, simplemente les han aban­ RM en los ancianos se han relacionado con la inestabilidad postural
donado las piernas súbitamente. La marcha es normal después de la y su alteración de la movilidad (Benson et al, 2002).
Capítulo 3 Caídas y drop attacks 27

Algunos ancianos que no presentan ningún trastorno neurológico osteoporóticas, pero aumentan potencialmente el riesgo de caídas por
detectable pierden la capacidad de recuperarse cuando su centro de la miotoxicidad (Pasco et al, 2002). Existe una gran diversidad de
gravedad se desplaza hacia atrás. Retroceden cuando se les empuja programas de ejercicio, sobre todo los que están orientados a reforzar
suavemente el pecho, y a veces se caen hacia atrás simplemente cuando la musculatura y el equilibrio, que reducen el riesgo de caídas. Están
se les pide que se pongan de pie. Pueden adaptarse mediante una ten­ indicados ejercicios de rehabilitación para los pacientes en quienes
dencia compensatoria a adelantar un pie cuando se levantan, y andan aparece un síndrome poscaída tras haber sufrido algunas caídas, con­
con cautela dando pasos cortos y aumentando la base de sustentación. sistente en fobias de evitación y comportamiento restrictivo (Fried­
La mayoría de los ancianos que se caen presentan un cuadro pre­ man et al, 2002).
disponente, o incluso, con mayor frecuencia, varios, y sus posibilida­ El control de los riesgos del entorno incluye iluminar los pasillos,
des de caerse se incrementan significativamente con el número de escaleras y entradas; fijar las alfombras y utilizar alfombrillas anti­
factores de riesgo identificados (Tinetti, 2003). En los pacientes pre­ deslizantes, e instalar barandillas en baños, salones y escaleras. Ade­
dispuestos, una gran proporción de estas caídas es accidental, reflejo más, se deben evitar las escaleras de mano o incluso los taburetes. El
de una interacción entre un paciente debilitado y un posible riesgo uso común de asientos con cinturón en residencias de ancianos tam­
del entorno. Esto se halla en contraste con las caídas debidas a la bién puede asociarse con un riesgo aumentado de lesiones por las
pérdida breve de consciencia, que son menos frecuentes. Entre los caídas. Esto se debe probablemente a los cambios desfavorables en la
cuadros más importantes relacionados con las caídas se encuentran la trayectoria de la caída (Neufeld et al, 1999).
demencia, encefalopatías metabólicas y tóxicas, depresión, artritis
(Tinetti, 2003), infartos cerebrales, parkinsonismo, neuropatía y tras­
tornos de la marcha. RESUMEN
Los pacientes deben estar muy atentos a la tarea de caminar. Com­
parados con los ancianos sanos, los pacientes con enfermedad de En la mayoría de casos, una historia clínica y un examen médico
Alzheimer tienen una marcha más lenta, mayor dificultad para superar cuidadoso permiten descubrir la causa de las caídas y los drop attacks.
obstáculos y un mayor deterioro de las propiedades de la marcha Desgraciadamente, en las mujeres de mediana edad y los ancianos la
cuando se les pide que simultáneamente desarrollen alguna función causa puede ser meramente una función de su sexo o edad. A los pa­
cognitiva, como hablar. Con la aplicación de este paradigma a los cientes con trastornos fijos motores o sensitivos se les debe advertir
ancianos en general, la observación de interrupciones de la marcha al honestamente sobre su tendencia prácticamente inevitable a caerse.
hablar, el paciente «deja de andar cuando habla» (Lundin-Olsson et De todos modos, existen algunos tratamientos específicos para las
al, 1997) tiene un valor predictivo alto para las caídas. caídas y drop attacks. Una serie de ajustes de su entorno y el uso de
La evaluación clínica debe tender a identificar los cuadros clínicos dispositivos protectores pueden reducir la frecuencia de caídas y las
predisponentes y a diferenciar las caídas accidentales de las endógenas. lesiones que conllevan.
Para ello es esencial una historia clínica detallada. Los antidepresivos,
antiepilépticos, antihipertensivos, antiarrítmicos, benzodiazepinas y
otros tranquilizantes como los neurolépticos incrementan el riesgo de Bibliografía
caídas (Tinetti, 2003). Finalmente, se debe obtener una descripción
de los factores contribuyentes del entorno, ya sea del propio paciente
o de alguien que esté familiarizado con sus condiciones de vida. En American Geriatrics Society, British Geriatrics Society, and American Academy of
ausencia de una explicación clara para las caídas, es más probable un Orthopaedic Surgeons Panel on Falls Prevention. 2005, Guidelines for the pre­
episodio sincopal, del que el paciente puede estar amnésico. vention of falls in older persons, J Am Geriatr Soc, vol. 49, pp. 664-672
Benson, R. R., Guttmann, C. R. G., Wei, X., et al. 2002, Older people with impaired
La intervención terapéutica y de reducción del riesgo de caídas en
mobility have specific loci of periventricular abnormality on MRI, Neurology,
el paciente anciano requiere: 1) tratamiento de las condiciones corre­
vol. 58, pp. 48-55
gibles; 2) provisión de servicios de rehabilitación y dispositivos de
Bischoff-Ferrari, H. A., Dawson-Hughes, B., Willet, W. C., et al. 2004, Effect of
asistencia, y 3) prevención a base de controlar los peligros de su vitamin D on falls: a meta-analysis, JAMA, vol. 291, pp. 1999-2006
entorno (American Geriatric Society, British Geriatrics Society y Black, D. 2006, Sporadic and familial hemiplegic migraine: diagnosis and treatment,
American Academy of Ortophedic Surgeons Panel on Falls Preven­ Semin Neurol, vol. 26, pp. 208-216
tion, 2001). Los marcapasos, las medias de compresión y algunos Bloem, B. R., Grimbergen, Y. A. M., Cramer, M., et al. 2001, Prospective assessment
medicamentos pueden ser útiles para los pacientes con disfunciones of falls in Parkinson’s disease, J Neurol, vol. 248, pp. 950-958
autonómicas, arritmias cardíacas y trastornos del movimiento que se Centers for Disease Control and Prevention (CDC) National Center for Injury
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

pueden tratar con fármacos. Toda medicación innecesaria que pueda Prevention and Control (NCIPC). 2007, Falls Among Older Adults: an Overview,
incrementar el riesgo de caída se debe eliminar. La mejoría de la vi­ available at www.cdc.gov/ncipc/factsheets/adultfalls.htm, accessed May 25, 2007
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bien graduadas, además del uso de dispositivos ortésicos y otros dis­ 361-363
Friedman, S. M., Munoz, B., West, S. K., et al. 2002, Falls and fear of falling: which
positivos de ayuda, como andadores, bastones y muletas, pueden per­
comes first? A longitudinal prediction model suggests strategies for primary and
mitir que el paciente inmovilizado a causa de una caída recupere
secondary prevention, J Am Geriatric Soc, vol. 50, pp. 1329-1335
progresivamente un estilo de vida más seguro e independiente. Se Genton, P. 2000, When antiepileptic drugs aggravate epilepsy, Brain Dev, vol. 22,
debe indicar a las mujeres que lleven zapatos resistentes y sin taco­ pp. 75-80
nes. El riesgo de fracturas debidas a las caídas se puede reducir aún Harwood, R. H., Foss, A. J. E., Osborn, F., et al. 2005, Falls and health status in el­
más utilizando protectores articulares de diseño especial (Kannus et derly women following first eye cataract surgery: a randomized controlled trial,
al, 2000). Los suplementos de vitamina D disminuyen no sólo el ries­ Br J Ophthalmol, vol. 89, pp. 53-59
go de fracturas sino también la incidencia de caídas (Bischoff-Ferrari, Heitterachi, E., Lord, S. R., Meyerkort, P., et al. 2002, Blood pressure changes on
2004). Las estatinas también son beneficiosas para las fracturas upright tilting predict falls in older people, Age Ageing, vol. 31, pp. 181 -186
28 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

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c a p í t u l o 4 Delirium
Mario F. Mendez y Aaron McMurtray

Características clínicas 29 Exploración física 34


Curso y aparición 30 Pruebas de laboratorio 34
Trastornos cognitivos y otros trastornos relacionados 30 Diagnóstico diferencial 35
Trastornos del comportamiento y emocionales 31 Causas habituales de delirium 35
Fisiopatología 32 Problemas especiales en el diagnóstico diferencial 37
Diagnóstico 32 Prevención y tratamiento 38
Factores predisponentes y desencadenantes 32 Pronóstico 39
Exploración del estado mental 33
Escalas y criterios diagnósticos 33

El delirium es el trastorno conductual más habitual en un entorno me- identifique como cualquier otro cuadro. En particular en los ancia­
dicoquirúrgico. El delirium es un cambio agudo del estado mental ca­ nos, puede aparecer una presentación más «tranquila», más sutil, del
racterizado por una atención anómala y fluctuante. Es un trastorno delirium. Para añadir todavía más confusión sobre el delirium, al des­
frecuente entre los pacientes hospitalizados, que aparece en el 10-30% cribir este trastorno se utilizan muchos términos distintos: fallo cere­
de los pacientes con cuadros médicos y en el 14-56% de los pacien­ bral agudo, síndrome cerebral agudo, insuficiencia cerebral aguda,
tes de 65 años o más y en una clara mayoría de los ancianos hospitaliza­ estado confusional agudo, síndrome orgánico agudo, delirio, psicosis
dos (Administration on Aging, 2000; Brown y Boyle, 2002; Elie et al, exógena, encefalopatías metabólicas, psicosis orgánica, encefalopa­
2000). Además, aproximadamente en la mitad de los casos en pacien­ tía tóxica y psicosis tóxica, entre otras.
tes ancianos, el delirium realmente se desarrolla después del ingreso Los clínicos deben distinguir el trastorno agudo del delirium del
hospitalario. El delirium puede ser el único signo de un trastorno mé­ trastorno crónico de demencia. Para complicarlo más, la demencia, o
dico grave o potencialmente mortal, y es una manifestación habitual de los déficits cognitivos crónicos subyacentes, es un factor de riesgo ma­
enfermedad aguda entre las personas de mayor edad (Bucht et al, yor de delirium. La definición de delirium debe poner de relieve una
1999). Las consecuencias del delirium incluyen hospitalizaciones pro­ descompensación conductual aguda con atención fluctuante, indepen­
longadas, incremento de la mortalidad, altas tasas de derivación a otras dientemente de la etiología o la presencia de déficits cognitivos basales.
instituciones, y más de 4.000 millones de dólares anuales de costes Además, es básico realizar definiciones cuidadosas de los términos uti­
sanitarios (Medicare) en Estados Unidos (Inouye et al, 1999). lizados en estos trastornos. La atención es la capacidad de concentrarse
Los médicos conocen la existencia de esta afección desde la anti­ en un estímulo específico excluyendo los demás. La consciencia, un
güedad. Hipócrates la denominaba frenitis, que ha dado origen a requisito básico de la atención, indica la capacidad de respuesta o de
nuestra palabra frenesí. En el siglo i a.C., Celso acuñó el término excitabilidad para realizar una acción. El coma, el estupor, la vigilia y
delirium, del latín «fuera del surco del arado», para indicar el desvío el estado de alerta son estados de la consciencia. La consciencia signi­
de la mente, y Galeno observó que el delirium se debía con frecuen­ fica claridad de conocimiento de uno mismo y del entorno.
cia a enfermedades físicas que afectaban a la mente «por simpatía».
En el siglo XIX, Gowers comprobó que estos pacientes podían presen­
tar tanto letargía como hiperactividad. Bonhoeffer, en su clasifica­ CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS
ción de los trastornos orgánicos comportamentales, estableció que el
delirium está relacionado con un enturbiamiento de la consciencia. Los elementos esenciales del delirium se resumen en las Tablas 4.1
Finalmente, en la década de 1940, Engel y Romano describieron en­ y 4.2. Entre los criterios de la American Psychiatric Association (2000)
ternecimiento del ritmo alfa, e intrusiones delta y theta en los electro­ para estos trastornos se encuentran su aparición aguda con fluctua­
encefalogramas (EEG), y los relacionaron con la gravedad clínica. ciones a lo largo del día, la reducción de la capacidad de concentra­
Observaron que al tratar la causa médica se conseguía la regresión de ción y de mantener la atención, los pensamientos desorganizados y la
los trastornos clínicos y del EEG del delirium. evidencia de una causa neurológica o médica. Además, los pacientes
A pesar de esta historia tan larga, a menudo los médicos y las en­ con delirium pueden tener pensamientos desorganizados y un nivel
fermeras no consiguen diagnosticar el delirium (Cole, 2004; Inouye alterado de consciencia, trastornos de la percepción, trastornos del
et al, 2001). Hasta dos tercios de los casos de delirium no se identifi­ ciclo vigilia-sueño, aumento o reducción de la actividad psicomoto-
can (Inouye, 2004). Es frecuente que se pase por alto este síndrome, ra, desorientación y problemas de memoria, así como otros trastornos
más por falta de identificación que por un diagnóstico erróneo que lo cognitivos, del comportamiento y emocionales.

29
30 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

desde una ligera falta de atención hasta el coma (v. Capítulo 5), el
Tabla 4.1
delirium no es lo mismo que un trastorno de la consciencia.
Características clínicas del delirium

Aparición aguda del cambio del estado mental con curso Pensamientos desorganizados
fluctuante En el delirium se altera el curso del pensamiento. Esta alteración consis­
Déficit de atención
te en inclusiones múltiples de pensamientos y sensaciones competiti­
Pensamientos desorganizados
vas, por lo que los pacientes son incapaces de ordenar símbolos, realizar
Alteración del nivel de consciencia
Problemas de percepción
actividades secuenciales y organizar su comportamiento dirigido a un
Ciclo vigllla-sueño alterado objetivo. Confusión significa esta incapacidad para mantener el flujo del
Actividad pslcomotora alterada pensamiento con la claridad, coherencia y velocidad acostumbradas.
Desorientación y problemas de memoria El lenguaje del paciente refleja este revoltillo del pensamiento. El
Otros déficits cognitlvos lenguaje salta de un tema a otro, es incoherente, tangencial y está lleno
Trastornos del comportamiento y emocionales de circunloquios, con vacilaciones, repeticiones y perseverancias. La
escasez de relevancia del contenido del lenguaje y de la comprensión de
la lectura son características del delirium. El lenguaje confuso también
Tabla 4.2 se caracteriza por un ritmo anormal, disartria y asignación errónea de
nombres sin elementos afásicos, en especial de palabras relacionadas
Criterios del delirium del DSM-IV-TR con el estrés o la enfermedad y las que se refieren a la hospitalización.
A. Trastornos de la conciencia (p. ej., reducción de la claridad de
percepción del entorno) con reducción de la capacidad para Nivel de consciencia alterado
concentrarse, mantener o desviar la atención
B. Cambios cognitivos (como déficit de memoria, desorientación, La consciencia, o la claridad de la percepción, pueden estar altera­
trastornos del lenguaje) o desarrollo de un trastorno de das. La mayoría de pacientes presentan letargía y consciencia reducida.
la percepción, que no se aprecian claramente debido a la Otros, como los que padecen delirium tremens, están hiperalerta y se
existencia previa, la aparición o la evolución de una demencia despiertan con facilidad. En los pacientes hiperalerta la consciencia ex­
C. El trastorno evoluciona en un tiempo corto (habltualmente, trema no descarta un déficit de atención, porque los pacientes tienen una
horas o días) y tiende a fluctuar en el transcurso del día capacidad de alerta indiscriminada, se distraen fácilmente con estímulos
D. Existen evidencias en el historial médico, exploración médica
irrelevantes y son incapaces de mantener la atención. En un mismo pa­
o análisis de laboratorio de que el trastorno se debe a una
ciente, los dos extremos de la consciencia pueden superponerse o alter­
consecuencia fisiológica directa de un cuadro médico general
narse, o pueden ser la consecuencia del mismo factor causal.
Modificado con permiso de American Psychiatric Association, 2000, Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders, 4.a ed., texto revisado (DSM-IV-TR), American Trastornos de la percepción
Psychiatric Association, Washington, DC.
El trastorno de la percepción más frecuente es la reducción de per­
cepciones por unidad de tiempo; los pacientes no detectan cosas que
suceden a su alrededor. La alteración de la discriminación sensorial
Curso y aparición
da lugar a ilusiones o a otras percepciones erróneas. Las percepcio­
El delirium evoluciona rápidamente, en horas o días, pero raramente nes pueden ser múltiples, cambiantes o anormales en su magnitud o
durante más de una semana, y durante el día se producen fluctuaciones en su localización. También se producen alucinaciones, en especial en
en su curso. Aparecen intervalos de lucidez entre las fluctuaciones dia­ pacientes jóvenes y en los del subtipo hiperactivo. Aparecen sobre
rias. Se producen grandes oscilaciones de atención, vigilia o ambas, de todo en la esfera visual, y con frecuencia son vividas, tridimensiona­
forma impredecible e irregular y que empeoran por la noche. Los posi­ les y a todo color. Los pacientes pueden ver personas o animales
bles intervalos de lucidez en los pacientes que presentan una mejora de minúsculos que parecen moverse a su alrededor. Las alucinaciones
la atención y del conocimiento pueden inducir a error al personal mé­ suelen ser desagradables, y algunos pacientes intentan luchar contra
dico, a menos que se evalúe al paciente a lo largo del tiempo. ellas o huyen atemorizados. Algunas experiencias alucinatorias pue­
den ser fenómenos de liberación, con intrusiones del sueño o de imá­
genes visuales en el estado de vigilia. No es frecuente que haya alu­
Trastornos cognitivos y otros trastornos
cinaciones auditivas psicóticas consistentes en voces que comentan
relacionados el comportamiento del paciente.
Déficit de atención
Alteración del ciclo vigilia-sueño
El trastorno de la atención es el síntoma principal del delirium. Los
pacientes se distraen, cualquier estímulo se gana su atención indiscri­ La interrupción del ciclo día-noche produce una somnolencia excesi­
minadamente, y con frecuencia los más triviales reciben más aten­ va durante el día y una inversión del ritmo diurno normal. Es habitual
ción que los más importantes. Todos los componentes de la atención el «síndrome del atardecer» (nerviosismo y confusión durante la no­
están alterados, incluidos selectividad, mantenimiento, capacidad de che), y el delirium puede ser manifiesto solamente durante la noche.
procesamiento, facilidad de movilización, control del entorno y capa­ Las peregrinaciones nocturnas pueden provocar un problema grave
cidad de desviar la atención cuando sea necesario. A pesar de que cuando en plena noche hay que ir a buscar al paciente con delirium,
muchas enfermedades similares provocan un espectro de trastornos, vestido sólo con una bata de hospital, a la puerta principal de éste
Capítulo 4 Delirium 31

o a la calle. Éste es uno de los síntomas menos específicos que tam­


bién aparece en la demencia, depresión y otras patologías que afectan
al comportamiento. Sin embargo, en el delirium la interrupción de los
ciclos de sueño circadiano puede provocar la intrusión de fase REM
(rapid eye movements) o el estado de sueño durante la vigilia. FINISHING

Alteración de la actividadpsicomotora
Existen dos tipos de delirium, según los cambios en la actividad psico­
motora. El subtipo hipoactivo-hipoalerta se caracteriza por un retraso
psicomotor. Son los pacientes con letargía y consciencia reducida. El
subtipo hiperactivo-hiperalerta acostumbra a estar hiperalerta y agita­
do, y presenta una intensa hiperactividad del sistema nervioso autóno­ )» V
mo. Es más, el tipo hiperactivo tiene una mayor probabilidad de pre­ H
sentar delirios y trastornos de la percepción, como alucinaciones. Cerca
de la mitad de los pacientes con delirium presentan elementos de am­
bos tipos o fluctúan entre uno y otro. Solamente cerca del 15% son
estrictamente hiperacdvos. El subtipo hiperactivo se asocia con una PRESIDENT (arriba, en cursiva; abajo, en mayúsculas)
mayor frecuencia de causas relacionadas con fármacos, una estancia
hospitalaria más corta y un mejor pronóstico para el paciente, que ha­
bitualmente es más joven.

¿A
Desorientación y problemas de memoria
Los trastornos de la orientación y de la memoria están relacionados. Los
pacientes se hallan desorientados en primer lugar respecto a la hora del
día, después con respecto a otros aspectos del tiempo, y más tarde, con
respecto al lugar. Pueden percibir una yuxtaposición anómala de los
acontecimientos o lugares. Es infrecuente que haya una desorientación IF HE IS NOT CAREFUL, THE STOOL WILL FALL

respecto a la persona, en el sentido de una pérdida de identidad perso­


nal. La desorientación es uno de los síntomas más frecuentes del deli­ FIGURA 4.1 Trastornos de la escritura en el delirium. Se pidió
rium. Sin embargo, la desorientación no es específica del delirium, sino a los pacientes que escribieran al dictado las palabras Indicadas.
que también aparece en la demencia y en la amnesia. Entre los pacientes (Reproducido con permiso de Chédru, J. y Geschwind, N. 1972, «Writing
con delirium la memoria reciente está alterada, en gran medida a causa disturbances In acute confuslonal states», Neuropsychologia, vol. 10,
de que registran menos cosas por sus problemas de atención. págs. 343-353.)
En el delirium aparece una paramnesia reiterativa, un trastorno
específico de la memoria, resultado de la reducción de la integración
de las observaciones recientes con los recuerdos pasados. En este todo con errores en las consonantes, palabras cortas (preposiciones y
cuadro, las personas o lugares «se recolocan». En general, los pacien­ conjunciones) y las últimas letras de las palabras. En estos trastornos,
tes con delirium tienden a confundir lo desconocido con lo familiar. la escritura se altera fácilmente, posiblemente porque depende de múl­
Por ejemplo, tienden a situar el hospital más cerca de sus casas. Sin tiples componentes y es la función del lenguaje menos utilizada.
embargo, es una forma especial de paramnesia reiterativa conocida
como síndrome de Capgras, a una persona familiar se la confunde
erróneamente con un impostor extraño.
Trastornos del comportamiento y emocionales
Entre los cambios del comportamiento se incluyen delirios poco siste­
matizados, con frecuencia con manía persecutoria y otras ideas para­
Otros déficits cognitivos
noides, y alteración de la personalidad. Los delirios, igual que las alu­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Se producen trastornos de la capacidad visual espacial y de la escri­ cinaciones, probablemente son fenómenos de liberación y acostumbran
tura. Los déficits del procesamiento visual superior consisten en difi­ a ser fugaces, variables y fácilmente afectados por la percepción senso­
cultades para reconocer los objetos vistos, para orientarse en el entor­ rial. Algunos pacientes presentan un humor bromista y un comporta­
no y para organizar los dibujos y otras construcciones. miento juguetón, ausencia de preocupación sobre su enfermedad, esca­
En el delirium, la alteración de la escritura es la anomalía más sen­ sa percepción de enfermedad, juicio alterado y fabulación.
sible del lenguaje. Las características más destacables son anormalida­ La labilidad emocional, si existe, puede ser marcada. A veces, los
des en la mecánica de la escritura: la formación de las letras y de las pacientes se muestran agitados y temerosos o pueden estar deprimi­
palabras es difusa, y las palabras y las frases se extienden en distintas dos o apáticos. Son frecuentes los estados emocionales disfóricos
direcciones (Fig. 4.1). El paciente es reticente a escribir, presenta tras­ (desagradables), y sus emociones no son duraderas. Hasta la mitad de
tornos motores, como temblores, micrografía, y hay trastornos espacia­ los pacientes ancianos con delirium presenta síntomas de depresión,
les (p. ej., falta de alineación o espacio insuficiente para la escritura). ánimo hipotímico, falta de interés, fatiga, apetito escaso y sueño, y
A veces, la escritura presenta repeticiones de bucles u otros aspectos de otros sentimientos relacionados con la depresión. Puede haber deli­
la caligrafía. También están alterados el deletreado y la sintaxis, sobre rios y alucinaciones congruentes con el ánimo. Probablemente, los
32 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

cambios de ánimo del delirium son un efecto directo del estado de DIAGNÓSTICO
confusión en el sistema límbico y su regulación de las emociones.
Finalmente, el principal síntoma del delirium puede consistir en El diagnóstico del delirium es un proceso de dos pasos. El primer paso
cambios del comportamiento más elementales. Este es especialmente consiste en identificar el delirium, lo que requiere un historial comple­
el caso de los ancianos, en quienes la reducción de las actividades de to, un examen del estado mental del paciente centrándose en su capaci­
la vida diaria, la incontinencia urinaria y las caídas frecuentes son dad de atención, y una revisión de las escalas de diagnóstico o criterios
algunas de las manifestaciones principales del trastorno. establecidos del delirium (v. más adelante). El segundo paso es identi­
ficar la causa a partir de un gran número de diagnósticos potenciales.
Puesto que las manifestaciones clínicas ofrecen muy pocas claves
FISIOPATOLOGÍA sobre la causa, para el diagnóstico diferencial es crucial la anamnesis
general, el examen médico y los análisis de laboratorio.
La fisiopatología del delirium todavía no está completamente expli­ En la historia general se evalúan varios elementos. Un descenso
cada, pero depende de un sustrato neurológico ampliamente distri­ brusco de la capacidad mental, especialmente en el hospital, se debe
buido. El delirium representa la vía común final de muchas alteracio­ suponer que es un delirium. A pesar de que los pacientes pueden afir­
nes fisiopatológicas que reducen el metabolismo oxidativo cerebral. mar que no pueden pensar correctamente o concentrarse, se debe po­
Estos cambios metabólicos producen una alteración difusa de múlti­ der hablar con otros miembros de la familia o personas allegadas que
ples vías y sistemas neuronales. puedan describir el comportamiento del paciente y su historial médi­
En el delirium se hallan especialmente alteradas varias áreas cere­ co. Es posible que el observador haya notado síntomas iniciales de
brales que intervienen en la atención. La disfunción de la corteza del delirium, como incapacidad para rendir al nivel habitual y reducción
cíngulo anterior interviene en la alteración del control de la atención de la atención sobre los detalles complejos. Es crucial obtener infor­
(Reischies et al, 2005). Otras áreas incluyen la corteza prefrontal dere­ mación exacta sobre cualquier enfermedad sistémica, consumo de
cha o bilateral en el mantenimiento de la atención y el control ejecutivo; fármacos, traumatismo reciente, riesgos profesionales y ambientales,
la región de la confluencia temporoparietal en la desconexión y desvia­ malnutrición, alergias y cualquier síntoma anterior que pueda haber
ción de la atención; el tálamo en la fijación de la atención, y las estruc­ conducido a delirium. Además, el médico debe revisar exhaustiva­
turas del tronco encefálico superior en el movimiento del foco de aten­ mente la lista de medicaciones del paciente.
ción. Los núcleos talámicos tienen una posición única para seguir
cribando la información sensorial entrante, y pequeñas lesiones del tá­
lamo pueden causar delirium. Algunas pruebas indican que el hemisfe­
Factores predisponentes y desencadenantes
rio derecho es el dominante en la atención. Los estudios del flujo de Cuanto mayor es el número de factores predisponentes, más leves son
sangre cortical sugieren que las áreas corticales del hemisferio derecho las alteraciones necesarias para que se produzca un delirium (Ander­
y sus conexiones límbicas son la «puerta de la atención» para la entrada son, 2005) (Tabla 4.3). Existen cuatro factores que predisponen inde­
sensorial a través de la retroalimentación al núcleo reticular del tálamo. pendientemente al delirium: las alteraciones de la visión (agudeza vi­
Otra explicación para el delirium son las alteraciones de los neu- sual inferior a 20/70 binocular); la gravedad de la enfermedad, el
rotransmisores, especialmente un desequilibrio colinérgico-dopami- deterioro cognitivo y la deshidratación (índice alto urea/creatinina en
nérgico. Existen pruebas extensas de un déficit colinérgico en el de­ sangre) (Inouye, 2006). Entre ellos, hay que destacar el deterioro cog­
lirium (Inouye, 2006). Los agentes anticolinérgicos pueden inducir nitivo o la demencia. Los pacientes ancianos con demencia tienen una
los cambios clínicos y del EEG del delirium, que son reversibles con probabilidad cinco veces mayor de desarrollar delirium que los que no
la administración de fármacos colinérgicos, como la fisostigmina. presentan demencia (Elie et al, 1998). En pacientes con demencia, el
Los efectos beneficiosos del donapezilo, la rivastigmina y la galanta- delirium puede aparecer después de cambios menores en la medicación
mina, medicamentos inhibidores de la acetilcolinesterasa utilizados u otros factores desencadenantes relativamente insignificantes (Inouye,
para tratar la enfermedad de Alzheimer, pueden deberse en parte a un 2006). Además, la alteración premórbida de las funciones ejecutivas
papel activador o estimulante de la atención. Las neuronas colinérgi- puede asociarse independientemente con un riesgo mayor de desarro­
cas se proyectan desde el puente de Varolio y la zona basal anterior llar delirium (Rudolph et al, 2006). Otros factores predisponentes im­
del cerebro hacia la corteza, haciendo que las neuronas corticales portantes son la edad avanzada, especialmente mayores de 80 años, y la
respondan mejor a otras entradas. La reducción de la acetilcolina pro­ presencia de enfermedades crónicas (Johnson, 2001). Muchos de estos
voca una disminución del riego de la corteza frontal. La hipogluce- pacientes ancianos con predisposición al delirium presentan atrofia ce­
mia, la hipoxia y otros trastornos metabólicos pueden afectar de dis­ rebral o cambios isquémicos de sustancia blanca y ganglios basales en
tinta forma a las funciones mediadas por la acetilcolina. la neuroimagen. Otros factores predisponentes son: el grado de afecta­
En el delirium pueden estar involucrados otros neurotransmiso- ción física, como fracturas de cadera o de otro tipo; cambios de sodio
res, como la dopamina, la serotonina, la noradrenalina, el ácido sérico; infecciones y fiebres; y uso de múltiples fármacos, especialmen­
y-aminobutírico, la glutamina, los opiáceos y la histamina. La dopa­ te los que tienen propiedades narcóticas, anticolinérgicas o psicoacti-
mina tiene un efecto inhibidor en la liberación de la acetilcolina, lo vas. Por tanto, los factores predisponentes de delirium son aditivos:
cual explica los efectos productores de delirium de la L-dopa y otros cada factor nuevo aumenta considerablemente el riesgo.
fármacos administrados contra el Parkinson (Trzepacz y Van der En la mayoría de casos, la causa del delirium es multifactorial, por
Mast, 2002). Los opiáceos pueden inducir los efectos incrementan­ interacción entre factores predisponentes específicos del paciente y
do la actividad de la dopamina y el glutamato. Por último, las citoci- múltiples factores desencadenantes (Inouye y Charpentier, 1996;
nas inflamatorias, como interleucinas, interferón y factor de necrosis Rolfson, 2002). El delirium puede desencadenarse independiente­
tumoral a pueden contribuir al delirium al alterar la permeabilidad mente por cinco factores: limitaciones físicas, desnutrición o pérdida
de la barrera hematoencefálica y también la neurotransmisión (Cole, de peso (con niveles de albúmina inferiores a 30 g/1), uso de sondas
2004; Inouye, 2006). vesicales permanentes, adición de más de tres fármacos en un perío-
Capítulo 4 Delirium 33

sividad. Puede aparecer un cuadro de razonamiento y lenguaje lento


Tabla 4.3
y descoordinado, con afirmaciones irrelevantes, perseverantes, repeti­
Factores predisponentes y desencadenantes del delirium tivas e intrusivas. Los pacientes pueden propagar sus errores de pensa­
miento y percepción a base de elaborarlos y hacer que otras observa­
Ancianos, especialmente de más de 80 años ciones cuadren con ellos. Finalmente, el examinador debe evaluar el
Demencia, trastorno cognltivo u otro trastorno cerebral aspecto general del paciente y su higiene, actividad motora y esponta­
Desequilibrio de líquidos y electrólitos, y deshldratación
neidad, ánimo y afecto, claridad y agudeza mental, y la existencia de
Otras afecciones metabóllcas, especialmente elevación
cualquier preocupación especial o percepción inexacta.
del nitrógeno úrico en sangre o insuficiencia hepática
Número y gravedad de cuadros médicos, incluido el cáncer
Los exámenes de atención junto al paciente pueden clasificarse en
Infecciones, especialmente del aparato urinario, pulmonar ejercicios de recitación de series, ejercicios de realización continua
y síndrome de inmunodeflciencia adquirida y ejercicios de respuestas alternas. La prueba de series de números es
Malnutrición, nivel bajo de albúmina en suero un ejercicio de recitación consistente en presentar series de cifras, a
Insuficiencia cardíaca respiratoria o hipoxla razón de una por segundo, en el que se pide al paciente que repita
Ictus previo u otro trastorno cerebral distinto de la demencia toda la secuencia inmediatamente después de haber sido presentada.
Polifarmacia y consumo de analgésicos, fármacos psicoactivos Se evita la agrupación conceptual usando cifras al azar y un ritmo de
o anticollnérgicos presentación regular. Citar correctamente siete cifras (más o menos
Consumo de drogas, alcohol o dependencia de sedantes
dos) se considera normal. La prueba de series inversas es una forma
Afección sensorial, especialmente visual
de ejercicio de recitación en la que el paciente recita a la inversa una
Hlperestimulación sensorial y «psicosis de la UCI»
Privación sensorial
serie de cifras, las letras de una palabra como por ejemplo mundo, o
Trastornos del sueño el resultado de ir contando de uno en uno, de tres en tres o de siete en
Impotencia funcional siete a partir de un número determinado. Entre los ejercicios de ren­
Fiebre, hipotermia dimiento continuo puede incluirse la prueba de vigilancia de la A, en
Traumatismo físico o quemaduras graves la que el paciente debe avisar siempre que oye la letra A entre una
Fracturas serie de letras al azar presentadas a ritmo de una por segundo. Tam­
Género masculino bién se puede hacer con la vista, pidiendo al paciente que marque una
Depresión letra concreta cada vez que aparezca en el párrafo de una revista o un
Cirugía específica
periódico. El ejemplo típico de ejercicio de respuestas alternas es la
Cirugía cardíaca, especialmente a corazón abierto
repetición de una secuencia motora de tres pasos (palma-borde-pu-
Ortopedia, sobre todo fracturas del cuello de fémur y de cadera,
y prótesis de rodilla bilateral
ño), que también es una prueba de funciones frontales. Estas pruebas
Cirugía oftalmológica, sobre todo cataratas de atención no son excesivamente sensibles ni específicas, y pueden
Cirugía torácica no cardíaca y reparación de aneurisma aórtico estar afectadas por la formación del paciente, el grado de esfuerzo
Resección prostática transuretral necesario o la presencia de otras deficiencias cognitivas. En suma, la
mejor valoración de la atención puede ser la observación del compor­
UCI: unidad de cuidados intensivos. tamiento y una valoración de la facilidad de entrevistar al paciente.
Los déficits para despertar la atención pueden impedir la posibili­
dad de seguir con la exploración del estado mental mucho más allá,
pero el examinador debe intentar valorar la orientación y otras áreas
do de 24 horas y una complicación médica yatrógena (Inouye y Char- cognitivas. Los pacientes que se equivocan de fecha en más de 3 días,
pentier, 1996). Otros factores desencadenantes de delirium inminente de día de la semana en 2 días, o de hora del día en más de 4 horas,
después de una hospitalización incluyen alteraciones electrolíticas pueden estar significativamente desorientados con respecto al tiem­
(p. ej., hiponatremia, hipercalcemia), enfermedad de los sistemas or­ po. El examinador debe preguntar al paciente si sabe dónde está, qué
gánicos mayores, insuficiencia respiratoria oculta, infección oculta, tipo de lugar es éste y cuáles son las circunstancias que le han llevado
dolor, medicaciones específicas, como sedantes-hipnóticos o antihis- ahí. Un problema de memoria reciente se detecta pidiendo al pacien­
tamínicos H„ trastornos del sueño y alteraciones del entorno. Las te que retenga el nombre del médico o tres palabras durante 5 minu­
situaciones nuevas y los entornos no familiares contribuyen a una tos. Una exploración del lenguaje debe distinguir entre un lenguaje
hiperestimulación sensorial en los ancianos, y la sobrecarga sensorial de confusión y una afasia primaria (v. «Problemas especiales en el
característica de las unidades de cuidados intensivos (UCI) puede ser diagnóstico diferencial» más adelante en este capítulo). Los intentos
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

un factor en la producción de «psicosis de la UCI». A la larga, el de­ de hacer construcciones simples, como copiar un cubo, pueden fraca­
lirium se produce en los pacientes por una interacción sinérgica de sar. A veces, se pueden provocar alucinaciones sujetando una hoja de
factores predisponentes con factores desencadenantes. papel en blanco o un cordel imaginario entre los dedos y pidiendo al
paciente que describa lo que ve.
Exploración del estado mental
Las observaciones generales iniciales sobre el comportamiento son
Escalas y criterios diagnósticos
una parte muy importante de la exploración neurológica del estado En ocasiones, las escalas del estado mental y las pruebas habituales
mental. Las más importantes son las observaciones sobre la capacidad no ayudan a distinguir el delirium de la demencia y de otros trastor­
de atención y la excitabilidad. La atención del paciente puede desviar­ nos cognitivos. Existen criterios y escalas específicos para diagnosti­
se con tanta frecuencia que haya que estar continuamente centrándose car el delirium. Ante todo, hay que destacar los criterios del delirium
sobre el tema que se trate. El comportamiento general puede oscilar del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
desde quedarse dormido durante la visita hasta la agitación y la agre­ (DSM-IV-TR) (v. Tabla 4.2). Los investigadores han criticado estos
34 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

lirium Index (McCusker et al, 2004), junto con el historial de fuen­


Tabla 4.4
tes colaterales, como los familiares y las notas de enfermería, un exa­
Confusion Assessment Method (CAM) men del estado mental centrado en la atención, y pruebas específicas,
como una muestra de escritura.
1. Inicio agudo y curso fiuctuante (cambios del estado mental
de horas a días)
2. Problemas para centrarse (distracción fácil, incapaz de seguir Exploración física
una entrevista)
El examen médico debe descubrir cualquier signo de enfermedad sis-
3. Pensamiento desorganizado (divagación, conversación
irrelevante)
témica, anomalías neurológicas focales, meningismo, aumento de la
4. Nivel de consciencia alterado (de hlperalerta a activación presión intracraneal, afección cerebrovascular extracraneal o trau­
cerebral disminuida) matismo craneal. En el delirium, entre los hallazgos menos específi­
Un CAM positivo de delirium requiere los puntos 1 y 2, más cos se incluye una actividad o temblor postural de alta frecuencia
el punto 3 o 4 (8-10 Hz), asterixis o lapsos breves de postura tónica, sobre todo en la
muñeca, mioclonía multifocal o contracciones bruscas, como de shock,
De: Inouye et al, 2006 (material suplementario). en diversos puntos, movimientos coreiformes, disartria e inestabili­
dad de la marcha. Los pacientes pueden manifestar agitación o retra­
so psicomotor, apatía, cambios de humor, catatonía o carfología
criterios porque requieren un «trastorno de la consciencia» y un muy («quitar pelusa»). La hiperactividad del sistema nervioso autónomo
amplio «cambio en la capacidad cognitiva». El Confusion Assessment puede significar un riesgo de muerte a causa de la posible deshidrata­
Method (CAM), presentado en la Tabla 4.4, es un instrumento am­ ción, desequilibrios de electrólitos o taquiarritmias.
pliamente utilizado para diagnosticar el delirium (Ely et al, 2001). La
Delirium Rating Scale-Revised-98 (DRS-R-98), una revisión de la
anterior Delirium Rating Scale (DRS), es una escala con 16 puntos,
Pruebas de laboratorio
13 sobre la gravedad y 3 diagnósticos, que permite distinguir de for­ A pesar de los resultados falsos positivos y falsos negativos en los
ma fiable el delirium de la demencia, la depresión y la esquizofrenia trazados únicos (Inouye, 2006), los cambios del EEG se encuentran
(Trzepacz et al, 2001). La Memorial Delirium Assessment Scale prácticamente siempre en el delirium cuando se realizan estudios se­
(MDAS) es una escala de 10 puntos diseñada para cuantificar la gra­ riados a lo largo del tiempo (v. Capítulo 35A). La desorganización de
vedad del delirium en pacientes con cuadros médicos, que también los ritmos cerebrales habituales y el enlentecimiento general son los
puede ser útil como herramienta diagnóstica (Breitbar et al, 1997). cambios más frecuentes, como se ilustra en el artículo clásico de Ro­
La Delirium Symptom Interview también es un instrumento valio­ mano y Engel (Fig. 4.2). La frecuencia media del EEG o el grado de
so, pero no siempre puede distinguir el delirium de la demencia. El enlentecimiento guardan relación con el grado de delirium. Los sub­
diagnóstico del delirium puede establecerse aplicando el CAM, la tipos de delirium hipoactivo e hiperactivo presentan un enlenteci­
DRS-R-98, la MDAS o la Delirium Symptom Interview o el De­ miento similar del EEG. Sin embargo, también existe una actividad

50 Figura 4.2
Electroencefalograma (EEG) que
40 -
muestra los cambios provocados por
£ 30 - el delirium. LVF: filtro de bajo voltaje.
(Reproducido con permiso de:
20 - Romano, J. y Engel, G. L. 1944,
«Delirium, 1: EEG data», Arch Neurol
10 - Psychiatry, vol. 51, pág. 356.)

OmrfHjQO
LVF1211 10 9 8 7 6 5 4 3 2
a
Frecuencia por segundo
50

40

£ 30 -

20 -

10 -

Q
■rlqUUUU umii
LVF 1211 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1

Frecuencia por segundo


Capítulo 4 Delirium 35

rápida predominante de bajo voltaje cuando se dejan de administrar DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL


sedantes o en la abstinencia alcohólica. Otros patrones de EEG por
causas intracraneales de delirium son el enlentecimiento focal, la ac­ En esta sección, se presentan algunos principios básicos y un método
tividad delta asimétrica y las descargas paroxísticas (puntas, ondas útil para abordar las numerosas posibilidades diagnósticas. Casi cual­
aisladas y complejos punta-onda). Los complejos periódicos, como quier cuadro médico o quirúrgico suficientemente grave puede pro­
las ondas trifásicas y las descargas periódicas epileptiformes laterali- vocar delirium, y el mejor consejo es seguir todas las guías diagnós­
zadas, pueden ayudar al diagnóstico diferencial (v. Capítulo 35A). ticas disponibles (Tabla 4.5). (Las entidades individuales se explican
Los EEG son muy útiles para decidir si una pauta de comportamiento en los capítulos correspondientes.) Los efectos inductores de confu­
confusional puede deberse a una causa intracraneal, para establecer sión de estos trastornos son aditivos, y puede haber más de un factor
un diagnóstico de delirium en pacientes con un comportamiento poco causal cuya contribución individual no se pueda dilucidar. Cerca de
claro, para evaluar a los pacientes dementes que pueden presentar un la mitad de los pacientes ancianos con delirium padecen más de una
delirium superpuesto, para diferenciar el delirium de la esquizofrenia causa para su trastorno, y el médico no debe dejar de buscar causas
y otros estados psiquiátricos primarios, y para seguir el curso del cuando se encuentra una. De entre las causas del delirium, las más
delirium a lo largo del tiempo. frecuentes entre los ancianos son: trastornos metabólicos, infeccio­
Otras pruebas de laboratorio esenciales son un hemograma com­ nes, ictus y fármacos, especialmente medicamentos anticolinérgicos
pleto, análisis de glucemia, electrólitos, nitrógeno ureico en sangre, y narcóticos. Las causas más habituales entre los jóvenes son el con­
creatinina, transaminasas y amoniaco; pruebas de función tiroidea; sumo de drogas y el síndrome de abstinencia de alcohol.
análisis de gases en sangre arterial; radiografías de tórax; electrocar­
diograma; análisis de orina y búsqueda de fármacos en orina. A pesar
de que son inespecíficos, los estudios de potenciales evocados acos­ Causas habituales de delirium
tumbran a revelar latencias prolongadas. Debido a que la mayoría de
Trastornos metabólicos
casos de delirium se deben a patologías médicas, la punción lumbar
y la neuroimagen se necesitan sólo en una minoría de pacientes con Los trastornos metabólicos son la causa más habitual del delirium
delirium (Inouye, 2006). (v. Capítulo 60). Afortunadamente, la exploración médica y los análisis
La necesidad de una punción lumbar merece un comentario espe­ rutinarios criban la mayoría de los trastornos metabólicos adquiridos
cial. Este análisis tan valioso, que con frecuencia se ignora en la eva­ que pudieran estar presentes. Debido a su potencial riesgo de muerte o
luación de los pacientes con delirium, debe realizarse como parte del de lesión permanente, algunos de estos cuadros -en especial la hipoxia
trabajo de estudio cuando la causa es incierta. La punción lumbar y la hipoglucemia- se deben tratar inmediatamente. Otras considera­
debe ir precedida de una tomografía computarizada o de una resonan­ ciones iniciales importantes son la deshidratación y los desequilibrios
cia magnética del cerebro, especialmente en los pacientes con ano­ de líquidos, electrólitos, calcio y magnesio. Para la aparición del deli­
malías neurológicas focales o hallazgos indicativos de hipertensión rium, la rapidez de la alteración del nivel de electrólitos puede ser un
intracraneal, lesión ocupante de espacio o traumatismo craneal. factor tan importante como su valor absoluto. Por ejemplo, algunas
Los resultados de las imágenes funcionales son variables, revelan­ personas toleran concentraciones continuas de sodio de 115 mEq/1 o
do un incremento global del metabolismo en pacientes con delirium inferiores, pero un descenso brusco hasta este nivel puede provocar
tremens y una reducción global o hipoactividad frontal en muchos delirium, convulsiones o incluso mielinólisis central pontina, en parti­
otros pacientes con delirium. cular si la corrección de la hiponatremia se realiza demasiado deprisa.

TABLA 4.5 Principales causas de delirium

Trastornos Encefalopatía cardíaca, encefalopatía hepática, uremia, hipoglucemia, hipoxia, hiponatremia, hlpocaicemia/hipercalcemia,
metabólicos hipomagnesemla/hipermagnesemia, otros desequilibrios electrolíticos, acidosis, coma hiperosmolar, endocrinopatías
(tiroidea, paratlroldea, hipofisarla), porfiria, deficiencias vitamínicas (tlamina, vitamina B12, ácido nicotínico, ácido fólico),
Intoxicaciones y contaminantes Industriales (monóxido de carbono, disolventes orgánicos, plomo, manganeso, mercurio,
disulfuro de carbono, metales pesados)
Relacionados Síndromes de abstinencia (alcohol, benzodlazeplnas, barbltúrlcos, otros), anfetaminas, cocaína, café, fencíclldina,
con los alucinógenos, Inhalantes, petidlna y otros narcóticos, antlparkinsonianos, sedantes hipnóticos, corticoldes, anticolinérgicos
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

fármacos y antihlstaminicos, agentes cardiovasculares (betabloqueadores, clonidina, dlgoxina), psicotropos (fenotiazinas, clozaplna,
litio, antldepresivos trlcíclicos, trazodona), 5-fluorouracllo y antlneopláslcos cltotóxlcos, antlconvulslvos (fenobarbltal,
fenltoina, valproato), cimetldina, dlsulflram, ergotamina, salicllatos, metildopa y determinados productos antünfecciosos
(aclclovir, anfotericlna B, cefalexlna, cloroquina, isoniazlda, rifamplclna)
Infecciones Meningitis, encefalitis, absceso cerebral, neurosífílls, neuroborrellosis de Lyme, cerebritis, Infecciones slstémicas
con septicemia
Neurológicas Ictus, epilepsia, lesión en la cabeza, encefalopatía hlpertensiva, tumores cerebrales, migraña, otros trastornos
neurovasculares
Perioperatorlas Cirugía especifica (cardíaca, ortopédica, oftalmológica), efectos de anestésicos y otros fármacos, hipoxia y anemia,
hiperventilación, desequilibrios de líquidos y electrólitos, hipotensión, embolia, infección o sepsis, dolor, sueño
Interrumpido, privación o sobrecarga del sensorio
Miscelánea Vasculitis cerebrales, encefalitis paraneopláslcas y iímbicas, síndromes de hiperviscosldad, traumatismo, sistema
cardiovascular, deshidratación, privación sensorial
36 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Otra causa habitual de delirium es la hipoxia, que puede deberse a una herpes simple, la enfermedad de Lyme y el síndrome de inmunodefi-
reducción del gasto cardíaco, a una insuficiencia respiratoria o a otras ciencia adquirida (sida). Los pacientes con sida pueden padecer deli­
causas (v. Capítulo 59). Una encefalopatía cardíaca puede seguir a in­ rium a causa del propio virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)
suficiencia cardíaca, aumento de la presión venosa transmitida a los o por alguna infección oportunista. Los pacientes inmunodeprimidos
senos venosos y las venas durales o hipertensión intracraneal (Caplan, corren un gran riesgo de infección, por lo que cualquier sospecha de
2006). También se deben considerar otras insuficiencias de órganos ésta debe incitar a realizar cultivos de orina, esputo, sangre y líquido
principales, como el hígado y el riñón, incluyendo la posibilidad de cefalorraquídeo.
causas inusuales, como un shunt portocava no detectado o una pan­
creatitis aguda con secreción de lipasas. El delirium provocado por una
Ictus
disfunción endocrina cursa con frecuencia con síntomas afectivos muy
marcados, como el hipertiroidismo y el síndrome de Cushing. Ocasio­ El delirium puede ser la consecuencia específica de cualquier ictus
nalmente, el delirium es el resultado de alguna toxina (v. Capítu­ agudo, pero la confusión postinfarto suele resolverse en 24-48 horas
lo 62A), entre las que se incluyen productos industriales, contaminantes (v. Capítulo 55A). El delirium continuado puede ser el resultado de
y metales pesados como arsénico, bismuto, oro, plomo, mercurio, talio algún ictus específico, como los infartos de la arteria cerebral media
o cinc. Otra posibilidad reside en alteraciones congénitas del metabo­ derecha, que afectan a las áreas prefrontal y parietal posterior, y los
lismo, como la porfiria aguda intermitente. Finalmente, es especial­ infartos de la arteria cerebral posterior, que provocan lesiones occipi-
mente importante considerar una deficiencia de tiamina (v. Capítu­ totemporales bilaterales o del lado izquierdo (circunvolución fusifor­
lo 61). En los alcohólicos y otras personas de riesgo, se debe administrar me). Estas últimas lesiones acostumbran a afectar al hemisferio iz­
tiamina inmediatamente para evitar la aparición de una encefalopatía quierdo, y pueden provocar agitación, alteraciones del campo visual
de Wemicke cuando se administre glucosa. e incluso síndrome de Antón (v. Capítulo 14). El delirium también
puede aparecer tras la oclusión de la arteria cerebral anterior o la ro­
tura de un aneurisma de la arteria comunicante anterior que afecte a
Fármacos
la porción anterior de la circunvolución del cíngulo y a la región sep­
La intoxicación por fármacos y el síndrome de su retirada son dos de tal. Los ictus del tálamo o de la corteza parietal posterior pueden
las causas más frecuentes de delirium (v. Capítulo 62B). Aproxima­ provocar un delirium grave, incluso con lesiones pequeñas.
damente el 50% de los pacientes mayores de 65 años toman cinco o Otros cuadros cerebrovasculares que pueden provocar delirium
más fármacos al día de forma crónica, y la medicación contribuye al son las estenosis carotídeas bilaterales importantes, la encefalopatía
delirium hasta en el 39% de estos pacientes (Inouye y Charpentier, hipertensiva, la hemorragia subaracnoidea y la vasculitis del sistema
1996). Los efectos de los fármacos son aditivos, y los que tienen una nervioso central (SNC) (v. Capítulo 55G), como el lupus eritematoso
mayor probabilidad de provocar delirium son los que tienen propie­ sistémico, la arteritis de la temporal y el síndrome de Beh9et. La mi­
dades anticolinérgicas, incluyendo muchos fármacos sin receta como graña también puede provocar delirium, sobre todo en los niños. Es
anticatarrales, antihistamínicos, antidepresivos y neurolépticos. La importante destacar que la frecuencia del delirium en las crisis isqué­
presentación clínica clásica de los pacientes con una intoxicación por micas transitorias, incluso en la insuficiencia vertebrobasilar, es re­
anticoline'rgicos es «caliente como un fogón, ciego como un murcié­ ducida. Los ataques isquémicos transitorios no se deben considerar
lago, seco como un palo, rojo como un tomate y loco como una ca­ como la causa del delirium, a menos que no existan otros signos neuro­
bra», lo que significa fiebre, pupilas dilatadas, boca seca, rubor inten­ lógicos y la evolución temporal apropiada.
so y delirium. Otros grupos de fármacos que guardan una relación
importante con el delirium, sobre todo en los ancianos, son los hipnó­
Epilepsia
ticos sedantes, analgésicos narcóticos y bloqueadores de los recepto­
res Hr Los antiparkinsonianos producen confusión, con alucina­ La actividad eléctrica cerebral anómala está relacionada con el deli­
ciones muy destacadas y delirio en los pacientes con Parkinson rium en cuatro cuadros: 1) ictal, con estatus de ausencia, estatus com­
especialmente susceptibles. En los pacientes con dosis equivalentes a plejo parcial, estatus tónico sin convulsiones o descargas periódicas
40 mg diarios de prednisona puede aparecer psicosis por corticoides. epileptiformes lateralizadas; 2) postictal, tras crisis parciales comple­
Los efectos adversos de los corticoides sobre el comportamiento sue­ jas o tonicoclónicas generalizadas; 3) interictal, manifestada en for­
len empezar con euforia e hipomanía, y después siguen con delirio ma de irritabilidad creciente, agitación y síntomas afectivos asocia­
hiperactivo. Cualquier fármaco incluido por vía intratecal, como la dos con el pródromo de crisis discapacitantes, y 4) en asociación con
metrizamida, tiende a producir confusión. Los síndromes de absti­ los efectos cognitivos de los fármacos anticonvulsivos.
nencia de medicamentos pueden estar provocados por muchos pro­
ductos, incluidos barbitúricos y otros tranquilizantes menores, sedan­
Causas pos quirúrgicas
tes hipnóticos, anfetaminas, cocaína o crack y alcohol. El delirium
tremens empieza 72-96 horas después de dejar el alcohol, con agita­ Con frecuencia, la causa del delirium en los pacientes posquirúrgi-
ción intensa, temblores, diaforesis, taquicardia, fiebre y alucinacio­ cos es multifactorial (Winawer, 2001). Entre los factores predispo­
nes visuales horrorosas (v. Capítulo 61). nentes al delirium posquirúrgico se incluyen: una edad superior a
70 años, afecciones previas del SNC, como demencia y enferme­
dad de Parkinson, cuadros clínicos subyacentes graves y un historial
Infecciones de alcoholismo. Los factores precipitantes son: efectos residuales de
Las infecciones y la fiebre producen delirium con frecuencia (v. Ca­ anestésicos y fármacos (sobre todo tras una premedicación con anti-
pítulo 57). Los principales agresores son las infecciones del tracto colinérgicos), hipoxia posquirúrgica, hipotensión perioperatoria,
urinario, la neumonía y la septicemia. En la encefalitis o la meningo- desequilibrios de electrólitos, infecciones, estrés psicológico y nu­
encefalitis esporádicas una posible causa importante son los virus del merosas interrupciones de un sueño muy fragmentado. No se ha
Capítulo 4 Delirium 37

identificado ninguna relación clara entre el delirium y una vía anes­ da. Finalmente, la causa puede hallarse en algunos factores físicos,
tésica específica. El delirium posquirúrgico puede empezar en cual­ como un golpe de calor, electrocución o hipotermia.
quier momento, aunque es frecuente que aparezca al tercer día, para
ir amainando alrededor del séptimo, aunque a veces puede durar
bastante más.
Problemas especiales en el diagnóstico diferencial
Muchas intervenciones están relacionadas con una tasa elevada Se debe distinguir el delirium de la demencia, la afasia de Wernicke
de delirium posquirúrgico. Entre el 30 y el 40% de los pacientes padecen y otros cuadros psiquiátricos (v. Capítulos 6, 8,12 y 70). Las princi­
delirium tras una intervención a corazón abierto o de bypass de la arte­ pales características distintivas de la demencia son su curso más pro­
ria coronaria. Los pacientes de más de 60 años tienen un riesgo espe­ longado y la ausencia de déficit de atención y de percepción fluctuan-
cialmente elevado de delirium posquirúrgico tras una intervención car­ tes y prominentes. Los estados crónicos de confusión que duran
díaca. Otros factores son la reducción del gasto cardíaco posquirúrgico 6 meses o más son una forma de demencia. Los pacientes con delirium
y el tiempo que han permanecido conectados a la máquina de bypass que acaba volviéndose crónico tienden a desembocar en un estado
cardiopulmonar, junto con el riesgo adicional de microembolias. Ade­ letárgico sin falta de atención o fluctuaciones a lo largo del día, y
más de la tasa ya de por sí elevada de delirium tras una fractura, los presentan menos problemas de percepción y menos interrupciones
procedimientos quirúrgicos ortopédicos (especialmente, la reparación del ciclo día-noche. Además, el delirium y la demencia se superpo­
de fracturas del cuello femoral y las artroplastias de rodilla) aumentan nen con frecuencia, porque los pacientes dementes tienen una mayor
la frecuencia de delirium en alrededor del 18%. La cirugía torácica no susceptibilidad para desarrollar un delirium superpuesto. En los pa­
cardíaca programada también se relaciona con una frecuencia del cientes dementes que empeoran súbitamente siempre se debe evaluar
9-14% de delirium en los ancianos. La cirugía de cataratas se asocia un posible delirium. Además, puede ser especialmente difícil distin­
con una frecuencia de delirium del 7%, posiblemente debido a la priva­ guir el delirium de determinadas formas de demencia, como la de­
ción sensorial. Los pacientes sometidos a cirugía de próstata pueden mencia vascular y la demencia de cuerpos de Lewy. Los pacientes
padecer una hiperhidratación hipotónica como consecuencia de la ab­ con demencia vascular pueden presentar un brote agudo o una reduc­
sorción del agua de irrigación de la vejiga. ción brusca de la capacidad cognitiva, similar al delirium.
Los pacientes con demencia de cuerpos de Lewy presentan fluc­
tuaciones de atención y alerta, y alucinaciones visuales, que pueden
Otras causas neurológicas
parecer idénticas a las del delirium. Sin embargo, la mayoría de es­
Otros trastornos del SNC predisponen a la persona afectada al desa­ tos pacientes tiene signos parkinsonianos, caídas repetidas u otras
rrollo de delirium. En general, los pacientes con demencia, enferme­ características que apoyan el diagnóstico. De todos modos, a veces
dad por cuerpos de Lewy, enfermedad de Parkinson o atrofia o imá­ no se puede establecer un diagnóstico diferencial entre el delirium y
genes de isquemia subcortical detectada en la neuroimagen son la demencia con cuerpos de Lewy hasta haber realizado todas las
especialmente susceptibles. La terapia electroconvulsiva de estos pa­ pruebas diagnósticas.
cientes produce con frecuencia un delirium de una semana o más. El La exploración del lenguaje debe permitir la distinción entre una
traumatismo craneal puede provocar delirium como consecuencia de afasia de Wernicke del lenguaje y el delirium. Los pacientes con afa­
una concusión cerebral, contusión cerebral, hematoma intracraneal o sia tienen parafasias prominentes de todos los tipos, incluidos neolo­
hemorragia subaracnoidea (v. Capítulo 56B). Además, los hemato­ gismos, y conservan relativamente bien la capacidad de respuesta a
mas subdurales pueden aparecer rápidamente en los ancianos con órdenes axiales o de todo el cuerpo. Su agrafía también se halla vacía
escaso o ningún historial de lesiones de la cabeza. Los tumores de de contenido, y es paragráfica si se compara con los trastornos mecá­
crecimiento rápido de la región supratentorial tienen una probabili­ nicos o de escritura antes descritos en los pacientes con delirium.
dad especialmente elevada de provocar delirium con un incremento Los cuadros psiquiátricos que se pueden confundir con el deli­
de la presión intracraneal. Los procesos paraneoplásicos producen rium son: esquizofrenia, depresión, manía, trastornos de déficit de
encefalitis límbica y leucoencefalitis multifocal. El delirium puede atención, autismo, estados disociativos y síndrome de Ganser, que se
ser el resultado de enfermedades desmielinizantes agudas y otras le­ caracteriza por respuestas absurdas o aproximadas (v. Capítulo 8). En
siones multifocales difusas, así como de una hidrocefalia comunican­ general, los pacientes con cuadros psiquiátricos no presentan las fluc­
te o no comunicante. En la amnesia global transitoria aparece un de­ tuaciones de atención y los déficits relacionados que se asocian con el
lirium inicial, amnesia anterógrada desproporcionada, cierto grado delirium. Los pacientes esquizofrénicos pueden presentar un rendi­
de amnesia retrógrada de las últimas horas, y mejora al cabo de miento verbal muy trastornado, y con frecuencia su lenguaje tiene un
24 horas. En la encefalopatía de Wernicke, el delirium va acompañado tema subyacente muy raro. Es más frecuente que las alucinaciones
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

de paresia oculomotora, nistagmo, ataxia y, con frecuencia, amnesia esquizofrénicas consistan en voces persecutorias que en imágenes
residual (psicosis de Korsakoff). visuales fugaces, sus alucinaciones son más sistemáticas y tienen una
referencia personal. Por el contrario, las alucinaciones del delirium
suelen ser visuales, más transitorias y fragmentadas. Los trastornos
Causas diversas
del estado de ánimo también pueden confundirse con el delirium,
Existen muchos otros trastornos que pueden provocar delirium. En especialmente si consisten en un cuadro agudo de depresión agitada
las fracturas de cadera y otras lesiones ortopédicas, la posibilidad de o manía predominantemente irritativa. Una norma general es que los
una embolia grasa exige un análisis de grasa en orina, esputo o líqui­ comportamientos psiquiátricos pueden deberse al delirium, en espe­
do cefalorraquídeo. La psicosis de la UCI está relacionada con la cial si aparecen en un individuo de 40 años o más sin un historial
privación del sueño, inmovilización, entorno no familiar, miedo e hi- psiquiátrico previo, y debe considerarse como delirium hasta que se
perestimulación sensorial o privación sensorial por miedo. También demuestre lo contrario.
aparece delirium a consecuencia de discrasias sanguíneas, como la La Tabla 4.6 destaca los problemas especiales que se deben consi­
anemia, la trombocitopenia y la coagulopatía intravascular disemina­ derar en el diagnóstico diferencial del delirium.
38 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 4.6 Problemas especiales del diagnóstico diferencial del delirium’

CARACTERÍSTICA ICTUS CON AFASIA


CLÍNICA DELIRIUM DEMENCIAS DE WERNICKE ESQUIZOFRENIA DEPRESIÓN
Curso Inicio agudo; horas, Inicio insidioso"; Aparición súbita; Inicio insidioso, Inicio insidioso, por
días o más meses o años; deficiencia crónica, 6 meses o más; lo menos
progresiva estable fases psicóticas 2 semanas, con
agudas frecuencia, meses
Atención Atención y consciencia Al principio, normal; Normal Normal a Alteración moderada
marcadamente después, alterada levemente
alteradas alterada
Fluctuación Destacada en la No hay fluctuaciones Ausente Ausente Ausente
atención y el nivel destacadas; menor
de consciencia; ciclo alteración del ciclo
día-noche alterado día-noche
Percepción Percepción alterada; Anomalías de la Normal Alucinaciones Puede tener
alucinaciones, percepción mucho auditivas con alucinaciones
habitualmente menos referencia congruentes con su
visuales y fugaces; marcadas*"; personal estado de ánimo
paramnesia paramnesia
Habla y Claridad, velocidad Anomla inicial; Parafasias y Desorganizado, Lenguaje reducido
lenguaje y coherencia lenguaje sin neologismos sobre un tema
anormales; sentido; prominentes; raro
inconexión y comprensión lenguaje sin
disartria; nombres anormal sentido;
equivocados; comprensión
disgrafía anormal
característica
Otros síntomas Desorientación con Desorientación de Ninguna otra Desorientación Entontecimiento
cognitivos respecto al tiempo tiempo y lugar; deficiencia con respecto mental; indecisión;
y lugar; anomalías en otros múltiples necesariamente a la persona; dificultad de
la memoria reciente déficits cognitivos interpretaciones recuperación
y de la visión superiores concretas de la memoria
del espacio
Comportamiento Letargía o delirium; Desinteresado, Posiblemente Delirios Ánimo deprimido;
delirios no desocupado, seguido de sistematizados; anhedonía; falta de
sistematizados; desinhibido; paranoia paranoia; energía; trastornos
labilidad emocional alucinaciones y comportamiento del sueño y el
otros síntomas extraño apetito
psiquiátricos
Electroence­ Enlentecimiento Al principio, normal; Normal Normal Normal
falograma difuso; actividad después, ligero
rápida de bajo entontecimiento
voltaje; patrones
específicos

*Las características listadas son las relativas y habituales, no las exclusivas.


**Los pacientes con demencia vascular pueden presentar un declive cognítívo brusco.
***Los pacientes con demencia con enfermedad difusa por cuerpos de Lewy suelen tener un estado mental fluctuante y alucinaciones.

PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO ras. En concreto, las enfermeras pasan más tiempo con los pacientes
que los médicos, y pueden estar en una mejor posición para identifi­
Hasta el 30-40% de casos de delirium pueden prevenirse con una car el delirium.
asistencia de alta calidad (Inouye, 2006). Los programas de interven­ El tratamiento del delirium requiere varios pasos. Primero, la
ción multifactoriales pueden reducir la duración del delirium, la es­ atención se centra en encontrar la causa y eliminarla. Segundo, el
tancia hospitalaria y la tasa de mortalidad (Bergmann et al, 2005; delirium se controla con medidas sintomáticas que incluyen aten­
Inouye et al, 1999; Lundstróm et al, 2005). Estos programas se cen­ ción al equilibrio hidroelectrolítico, estado nutricional y tratamien­
tran en el control de los factores de riesgo, como deterioro cognitivo, to precoz de las infecciones. Tercero, el tratamiento se centra en
privación del sueño, inmovilidad, deterioro visual y auditivo, y deshi­ intervenciones en el entorno. La falta de familiaridad se reduce
dratación, especialmente en los pacientes con riesgo intermedio ofreciendo un calendario, un reloj, fotos de familiares y objetos
(Inouye et al, 1999). También se centran en programas de formación personales. Se debe mantener un equilibrio sensorial moderado en
en la detección y el tratamiento del delirium para médicos y enferme­ el paciente evitando la hiperestimulación o la privación sensorial.
Capítulo 4 Delirium 39

Se deben minimizar los cambios de personal, limitar el ruido am­ embargo, en general los médicos pueden mejorar enormemente el
biental y el número de visitas de extraños, y ofrecer una radio o un pronóstico de estos pacientes con un mayor conocimiento del deli­
televisor, una lamparilla y gafas y audífonos, si son necesarios. rium, un diagnóstico más precoz de los factores causales y el mejor
Otras medidas ambientales incluyen poner música suave y ofrecer tratamiento global.
baños calientes, y permitir que el paciente pasee, si es posible. De­
ben evitarse las restricciones físicas si es posible, y utilizar a un
cuidador en su lugar. Cuarto, la comunicación y el apoyo adecuados Bibliografía
son básicos en estos pacientes. Debe explicarse todo en cuanto sea
posible. Las confusiones y las alucinaciones no deben aprobarse
ni cuestionarse. Los pacientes deben recibir apoyo emocional, con Adamis, D., Treloar, A., Martin, F. C., & Macdonald, A. J. 2006, Recovery and
visitas frecuentes de los familiares. También se benefician de una outcome of delirium in elderly medical inpatients, Arch Gerontol Geriatr, vol. 43,
reorientación frecuente de lugar, tiempo y situación. pp. 289-298
En general, es preferible evitar el uso de fármacos en los pacien­ Administration on Aging. 2000, A Profile of Older Americans, Department of Health
tes confusos, porque pueden enturbiar aún más el cuadro clínico y and Human Services, Washington, DC
agravar el delirium. Todas las medicaciones del paciente se deben American Psychiatric Association. 2000, Diagnostic and Statistical Manual of
revisar, y hay que dejar de administrar cualquier fármaco que no sea Mental Disorders, 4th ed., text rev. (DSM-IV-TR), American Psychiatric
Association, Washington, DC
necesario. Cuando se necesite medicación, el objetivo es hacer ma­
Anderson, D. 2005, Preventing delirium in older people, Br Med Bull, vol. 73-74,
nejable al paciente, pero sin reducir la conducta enérgica o molesta
pp. 25-34
o conseguir la sedación (Lyons, 2006). Los pacientes deben recibir
Bergmann, M. A., Murphy, K. M., Kiely, D. K., et al. 2005, A model for management
la dosis mínima posible; deben evitarse fármacos como el fenobar- of delirious postacute care patients, J Am Geriatr Soc, vol. 53, pp. 1817-1825
bital o las benzodiazepinas de acción prolongada. La medicación Breitbart, W., Rosenfeld, B., Roth, A., et al. 1997, The Memorial Delirium
puede ser necesaria si el comportamiento del paciente es potencial­ Assessment Scale, J Pain Symptom Manage, vol. 13, pp. 128-137
mente peligroso, interfiere con la asistencia sanitaria o provoca una Brown, T. M., & Boyle, M. F. 2002, Delirium, BMJ, vol. 325, pp. 644-647
gran tensión al paciente. Los médicos utilizan con frecuencia el ha- Bucht, G., Gustafson, Y., & Sandberg, O. 1999, Epidemiology of delirium, Dement
loperidol (empezando con 0,25 mg/día) para estos síntomas; pue­ Geriatr Cogn Disord, vol. 10, pp. 315-318
de repetirse cada 30 minutos, por vía oral o intramuscular, hasta Caplan, L. R. 2006, Cardiac encephalopathy and congestive heart failure: a hypoth­
una dosis de carga máxima de 5 mg/día. Transcurridas las primeras esis about the relationship, Neurology, vol. 66, pp. 99-101
24 horas, puede darse el 50% de la dosis de carga en dosis fracciona­ Cole, M. G. 2004, Delirium in elderly patients, Am J Geriatr Psychiatry, vol. 12, pp. 7-21
Elie, M., Cole, M. G., Primeau, F. J., & Bellavance, F. 1998, Delirium risk factors in
das en las siguientes 24 horas; luego, la dosis debe reducirse en los
elderly hospitalized patients, J Gen Intern Med, vol. 13, pp. 204-212
siguientes días (Inouye, 2004). Pueden utilizarse antipsicóticos atí-
Elie, M., Rousseau, F., Cole, M., et al. 2000, Prevalence and detection of delirium in
picos en dosis bajas, como risperidona, olanzapina, quetiapina y
elderly emergency department patients, CMAJ, vol. 163, pp. 977-981
aripiprazol (Schwartz y Masand, 2002). Otros fármacos, como val- Ely, E. W., Inouye, S. K., Bernard, G. R., et al. 2001, Delirium in mechanically
proato, donepezilo u ondansetron, pueden ser eficaces y seguros en ventilated patients: validity and reliability of the confusion assessment method for
casos seleccionados. Por último, se carece de pruebas sobre el uso the intensive care unit (CAM-ICU), JAMA, vol. 286, pp. 2703-2710
preventivo de haloperidol o fármacos relacionados antes de desa­ Inouye, S. K., & Charpentier, P. A. 1996, Precipitating factors for delirium in hospi­
rrollar el delirium (Kalisvaart et al, 2005). talized elderly persons. Predictive model and interrelationship with baseline vul­
nerability, JAMA, vol. 275, pp. 852-857
Inouye, S. K., Rushing, J. T., Foreman, M. D., et al. 1998, Does delirium contribute
PRONÓSTICO to poor hospital outcomes? A three-site epidemiologic study, J Gen Intern Med,
vol. 13, pp. 234-242
Inouye, S. K., Bogardus, S. T., Charpentier, P. A., et al. 1999, A multicomponent
El pronóstico para la recuperación del delirium es variable. Si se corri­
intervention to prevent delirium in hospitalized older patients, N Engl J Med,
ge rápidamente el factor causal, la recuperación puede ser completa, con
vol. 340, pp. 669-676
una duración media del delirium de unos 8 días (de 2 días a 2 sema­ Inouye, S. K., Foreman, M. D., Mion, L. C., et al. 2001, Nurses’ recognition of de­
nas). Sin embargo, en los ancianos, el delirium puede no ser transito­ lirium and its symptoms: comparison of nurse and researcher ratings, Arch Intern
rio y durar más que el problema médico subyacente. Además, tras el Med, vol. 161, pp. 2467-2473
alta, los pacientes ancianos con delirium pueden no recuperarse hasta Inouye, S. K. 2004, A practical program for preventing delirium in hospitalized el­
el nivel basal (McKusker et al, 2001). En un estudio, el 14,8% aún derly patients, Cleve Clin J Med, vol. 71, pp. 890-896
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

cumplía criterios de delirium a los 12 meses del alta (Rockwood et al, Inouye, S. K. 2006, Delirium in older persons, N Eng J Med, vol. 354, pp. 1157-1165
1999). En muchos pacientes ancianos, puede persistir un delirium Johnson, M. H. 2001, Assessing confused patients, J Neurol Neurosurg Psychiatry,
parcial, con algunos pero no todos los criterios de delirium. vol. 71, pp. Í7-Í12
El delirium es un predictor independiente de pronóstico adverso en Kalisvaart, K. J., de Jonghe, J. F., Bogaards, M. J., et al. 2005, Haloperidol prophy­
laxis for elderly hip-surgery patients at risk for delirium: a randomized placebo-
los pacientes ancianos hospitalizados. El delirium, especialmente
controlled study, J Am Geriatr Soc, vol. 53, pp. 1658-1666
en presencia de deterioro cognitivo o demencia basal, se asocia con
Lündstrom, M., Edlund, A., Karlsson, S., et al. 2005, A multifactorial intervention
una tasa de mortalidad aumentada (Adamis et al, 2006; McCusker et
program reduces the duration of delirium, length of hospitalization, and mortality
al, 2002; O’Keefe y Lavan, 1997). El delirium en los pacientes ancia­ in delirious patients, J Am Geriatr Soc, vol. 53, pp. 622-628
nos predice un estado cognitivo y funcional pobre sostenido, con una Lyons, W. L. 2006, Delirium in postacute and long-term care, J Am Med Dir Assoc,
mayor probabilidad de ingreso en una residencia después de un in­ vol. 7, pp. 254-261
greso médico. Los pacientes con delirium hipoactivo parecen tener McCusker, J., Cole, M., Dendukuri, N., et al. 2001, Delirium in older medical inpa­
un riesgo especial por las complicaciones de aspiración y nutrición tients and subsequent cognitive and functional status: A prospective study, CMAJ,
oral inadecuada, además de las caídas y las úlceras de decúbito. Sin vol. 165, pp. 575-583
40 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

McCusker, J., Cole, M., Abrahamowicz, M., et al. 2002, Delirium predicts 12-month Rudolph, J. L., Jones, R. N., Grande, L. J., et al. 2006, Impaired executive function
mortality, Arch Intern Med, vol. 162, pp. 457-463 is associated with delirium after coronary artery bypass graft surgery, J Am
McCusker, J., Cole, M.G., Dendukuri, N., & Belzile, E. 2004, The delirium index, Geriatr Soc, vol. 54, pp. 937-941
a measure of the severity of delirium: new findings on reliability, validity, and Schwartz, T. L., & Masand, P. S. 2002, The role of atypical antipsychotics in the
responsiveness, J Am Geriatr Soc, vol. 52, pp. 1744-1749 treatment of delirium, Psychosomatics, vol. 43, pp. 171-174
O’Keeffe, S., & Lavan, J. 1997, The prognostic significance of delirium in older Trzepacz, P. T., & van der Mast, R. 2002, The neuropathophysiology of delirium, in
hospital patients, J Am Geriatr Soc, vol. 45, pp. 174-178 Delirium in Old Age, edited by D. Rolfson, Oxford University Press, Oxford,
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Rolfson, D. 2002, Delirium in Old Age, Oxford University Press, Oxford, England, pp. 1229-1239
pp. 101-122
C A P Í T U L O 5 Estupor y coma
Joseph R. Berger

Definiciones 41 Pruebas de laboratorio útiles 58


Estados que pueden confundirse con un coma 41 Otros estudios útiles 59
Abordaje del paciente en coma 43 Pronóstico 60
Exploración rápida inicial y tratamiento de urgencia 43 Coma no traumático 60
Presentaciones habituales 45 Coma traumático 60
Anamnesis 45 Estado vegetativo persistente 61
Exploración física 46 Muerte cerebral 61
Exploración neurológica 49 Abordaje clínico de la muerte cerebral 61
Coma y hemiación cerebral 56 Supervivencia en la muerte cerebral 61
Diagnóstico diferencial 56
Diagnóstico diferencial del coma tóxico-metabólico y el coma orgánico 56
Diagnóstico diferencial entre el coma psiquiátrico o el «síndrome de seudocoma»
y el coma metabólico o estructural 57

DEFINICIONES mente unos niveles aislados, sino que, por el contrario, forman un con­
tinuo de estados conductuales cambiantes que van desde la situación
E l estado de consciencia puede definirse como una situación de co­ de alerta completa hasta el coma. Dichos estados son dinámicos y, por
nocimiento de uno mismo y de lo que nos rodea. Las alteraciones del tanto, pueden cambiar con el tiempo. En la descripción del estado clí­
estado de consciencia pueden ser de dos tipos. En este capítulo se nico de un paciente se utilizan a menudo cuatro puntos: alerta, letargo,
estudia el primer tipo, aquel en el que se afecta el nivel de despertar. estupor y coma. Por alerta se entiende un nivel de despertar completa­
En cambio, el segundo tipo comprende las funciones mentales cogni- mente normal. Por letargo se entiende un estado intermedio entre la
tiva y afectiva, lo que se denomina en ocasiones el contenido de la alerta y el estupor. El estupor es un estado de ausencia de respuesta
función mental. Son ejemplos de este último tipo de alteraciones del basal que requiere aplicaciones repetidas de estímulos intensos para
estado de consciencia la demencia (v. Capítulo 6), el delirium, la con­ despertarse. El coma es un estado de ausencia de respuesta completa
fusión y la ausencia de atención (v. Capítulo 9). A excepción de la al despertar, en el que el paciente yace con los ojos cerrados. Los térmi­
demencia avanzada, en estas alteraciones del estado de consciencia nos letargo y estupor comprenden una amplia zona del continuo for­
no está afectado el nivel de despertar del paciente. La única forma mado por estos estados, por lo que cuando los emplean profesionales
clínica normal de alteración del estado de consciencia es el sueño, no debidamente cualificados a veces son objeto de interpretaciones
que se estudia en el Capítulo 72. equivocadas. En la práctica clínica habitual, unas variaciones relativa­
Se entiende por delirium un enturbiamiento del estado de cons­ mente leves del nivel de despertar ya pueden ser significativas, por lo
ciencia asociado con disminución de la capacidad para mantener la que solamente los términos alerta y coma (es decir, los extremos del
atención frente a los estímulos ambientales. En el Manual diagnósti­ continuo de estados) tienen una precisión suficiente para poder ser uti­
co y estadístico de los trastornos mentales de la American Psychia­ lizados por las personas no cualificadas.
tric Association (DSM-IV-R), los criterios diagnósticos de delirium
incluyen por lo menos dos de los siguientes trastornos: 1) trastornos
de la percepción (interpretaciones equivocadas, ilusiones o alucina­ ESTADOS QUE PUEDEN CONFUNDIRSE
ciones); 2) lenguaje incoherente ocasional; 3) trastornos del ciclo CON UN COMA
sueño-vigilia, y 4) aumento o disminución de la actividad psicomoto-
ra. El delirium constituye un buen ejemplo de estado confusional en Existen diversos estados de alteración de la cognición o consciencia
el que puede resultar clínicamente difícil separar una disminución que, a veces, son muy similares al coma o que incluso pueden confun­
leve del nivel de despertar en relación con un trastorno de la función dirse con él (Tabla 5.1). Asimismo, al cabo de un tiempo más o menos
mental de tipo cognitivo o afectivo. En la práctica clínica, a veces prolongado los pacientes que sobreviven a un coma pueden evolucionar
puede ser muy vago el límite preciso entre las distintas formas clíni­ y presentar algunos de estos síndromes. Una vez que existen ciclos de
cas de las alteraciones del estado de consciencia. sueño-vigilia, ya no puede hablarse de coma verdadero. La diferencia­
Aunque con frecuencia se identifican con niveles del estado de ción entre estos estados y el coma verdadero es importante para admi­
consciencia, las alteraciones del nivel de despertar no representan real­ nistrar un tratamiento apropiado y ayudar a determinar el pronóstico.

41
42 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 5.1 Estados que pueden confundirse con el coma

ESTADO DEFINICIÓN LESIÓN COMENTARIOS


Síndrome del cautiverio Paciente alerta y consciente, Protuberancia anterior (bilateral) Puede observarse un estado
(locked-in syndrome) con cuadriplejía y parálisis de similar en las polineuropatías
los pares craneales inferiores graves, la miastenia gravis y tras
el tratamiento con bloqueadores
neuromusculares
Estado vegetativo Ausencia de las funciones Lesiones extensas en la sustancia Son sinónimos: síndrome apálico,
persistente cognitivas y preservación de gris cortical o en la sustancia coma vigil, muerte cerebral
los componentes «vegetativos» blanca subcortical, junto con cortical
una relativa preservación del
tronco cerebral
Abulia Apatía acusada; el paciente Lesiones mediofrontales Los casos graves se asemejan
no habla ni se mueve (bilaterales) al mutismo acinético, aunque
espontáneamente el paciente se halla alerta
y consciente
Catatonía Paciente mudo y con una Por lo general, trastorno Este cuadro también pueden
significativa disminución psiquiátrico simularlo la disfunción del lóbulo
de la actividad motora frontal y los fármacos
Seudocoma Coma «fingido»

En el llamado «estado de desaferentización» (locked-in syndrome Tabla 5.2


o síndrome de cautiverio), los pacientes están alerta y son conscien­
tes del ambiente que les rodea, pero presentan tetraplejía, con paráli­ Criterios para el diagnóstico del estado vegetativo persistente
sis de los pares craneales inferiores debida a la presencia de lesiones
1. Sin pruebas de conocimiento del yo o del entorno; incapaz
bilaterales en la región ventral de la protuberancia, que afectan a los
de interaccionar con otros
tractos nerviosos corticomedulares, corticoprotuberanciales y corti- 2. Sin pruebas de respuestas conductuales sostenidas,
cobulbares. Estos pacientes están despiertos y alerta, pero voluntaria­ reproducibies, intencionadas o voluntarias, a estímulos
mente sólo son capaces de mover los ojos verticalmente o de parpa­ visuales, auditivos, táctiles o nocivos
dear. Este síndrome se observa a menudo como consecuencia de un 3. Sin pruebas de comprensión o expresión del lenguaje
infarto en la protuberancia, asociado con trombosis de la arteria basi­ 4. Estado de vigilia intermitente manifestado por la presencia
de ciclos de sueño-vigilia
lar. Otras posibles causas son la mielinólisis central pontina y las
5. Funciones autónomas del tronco encefálico e hipotalámicas
masas del tronco cerebral. Asimismo, puede observarse un cuadro suficientemente conservadas si se presta asistencia médica
similar al del «síndrome de cautiverio» en las polineuropatías graves y de enfermería
-en particular, en la polirradiculoneuropatía desmielinizante de ori­ 6. Incontinencia fecal y urinaria
gen inflamatorio, la miastenia gravis y el envenenamiento con blo­ 7. Conservación variable de los reflejos de los pares craneales
queadores neuromusculares. (pupilar, oculocefálico, corneal, oculovestibular y nauseoso)
y espinales
En el denominado estado vegetativo persistente (EVP), los pa­
cientes presentan una pérdida de las funciones neurológicas cogniti­
Datos de: The Multi-Society Task Force on PVS. 1994, «Medical aspects of the
vas, pero conservan las funciones neurológicas no cognitivas (p. ej.,
persistent vegetative state», N Engl J Med, vol. 330, págs. 1499-1508,1572-1579.
actividad cardíaca, respiración y control de la presión arterial). Este
estado aparece tras el coma, y se caracteriza por la ausencia de fun­
ciones cognitivas o de consciencia del ambiente, pese a existir preser­
vación del ciclo sueño-vigilia. Los pacientes pueden presentar movi­ Tabla 5.3
mientos espontáneos y abrir los ojos como respuesta a estímulos
externos, pero no son capaces de hablar ni de obedecer las órdenes Criterios para el estado mínimo de consciencia
verbales. En la Tabla 5.2 se muestran los criterios diagnósticos del
Para diagnosticar un estado mínimo de consciencia, deben
EVP. El diagnóstico de esta patología debe establecerse con precau­ demostrarse pruebas limitadas, pero claramente perceptibles,
ción y sólo después de períodos extensos de observación. Como sinó­ de conocimiento del yo o del entorno en una base reproducible
nimos del estado vegetativo persistente se han empleado diversos o sostenida por una o más de las siguientes conductas:
términos mal definidos, como síndrome apálico, mutismo acinético, 1. Obedece órdenes simples
coma vígil, coma alfa, muerte neocortical e inconsciencia permanen­ 2. Respuestas gestuales o verbales de sí/no (independientemente
te. A causa de su falta de precisión, probablemente es preferible evi­ de la precisión)
3. Verbalización inteligible
tar la utilización de estos términos empleados por distintos autores.
4. Conducta intencionada, incluidos movimientos o conductas
Un trastorno que se ha calculado que es 10 veces más frecuente afectivas supeditados a estímulos ambientales relevantes
que el EVP es el estado mínimo de consciencia, en el que una disca­ y que no se deben a una actividad reflexiva
pacidad grave acompaña a una consciencia mínima. Se ha propuesto
un grupo de criterios diagnósticos para el estado mínimo de cons­ Datos de: Giacino, J. T., Ashwal, S., Childs, N., et al. 2002, «The minimally conscious
ciencia (Tabla 5.3). La abulia es un estado de apatía intensa en el que state: definition and diagnostic criteria», Neurology, vol. 58, págs. 349-353.
Capítulo 5 Estupor y coma 43

los pacientes muestran embotamiento de los sentimientos, de los im­ dios del nivel de despertar presagian, en ocasiones, la aparición de
pulsos, del estado mental y de la conducta, y no son capaces de hablar unos cambios bruscos de la función del tronco cerebral, que pueden
ni de moverse espontáneamente. afectar a la regulación de las funciones vitales (p. ej„ la respiración y
La catatonía puede provocar la aparición de un estado de mudez la presión arterial). Por tanto, es fundamental tener en cuenta el ca­
y de espectacular disminución de la actividad motora. La preserva­ rácter dinámico de las alteraciones del estado de consciencia, y la
ción de la postura, y de la capacidad del paciente para sentarse y le­ necesidad de realizar determinaciones precisas en distintos momen­
vantarse diferencia este estado del estupor patológico orgánico. Aun­ tos de la evolución del paciente.
que, por regla general, la catatonía es una manifestación psiquiátrica,
también puede ser remedada por una disfunción del lóbulo frontal Exploración rápida inicial y tratamiento
o un efecto farmacológico.
El término seudoccmia se aplica a los pacientes con aparente estado
de urgencia
comatoso (ausencia de respuestas, ausencia de despertar o ambas cosas), Antes de proceder a una investigación más detallada del paciente co­
pero con ausencia de trastornos estructurales, metabólicos o tóxicos. matoso, es importante realizar una exploración inicial relativamente
rápida para asegurar que está estabilizado tanto médica como neuroló-
gicamente. Esta exploración rápida inicial es básica para descartar la
ABORDAJE DEL PACIENTE EN COMA necesidad de una intervención inmediata médica o quirúrgica. Ade­
más, pueden estar indicadas varias medidas de apoyo o preventivas.
El abordaje clínico inicial del estupor y del coma se basa en el principio Para prevenir posteriores lesiones cerebrales, se realiza un tratamien­
general de que todas las alteraciones del nivel de despertar son urgen­ to urgente y, en ocasiones, puramente empírico. Las posibles necesida­
cias agudas que amenazan la vida del paciente, hasta que se ha conse­ des metabólicas inmediatas del cerebro se tratan mediante la administra­
guido la normalización de sus funciones vitales (p. ej., presión arterial ción empírica de oxígeno, tiamina intravenosa (por lo menos 100 mg) y
y oxigenación), se han tratado las causas reversibles del coma, y se suero de dextrosa al 50% intravenoso (25 g). Antes de administrar la
conoce bien la causa subyacente de la alteración del nivel de despertar. glucosa, hay que determinar una glucemia sérica de referencia.
En estos pacientes, es preciso pautar unas medidas urgentes para evitar La administración intravenosa de glucosa en pacientes con lesión
o minimizar las lesiones cerebrales permanentes secundarias a causas cerebral isquémica o anóxica es un tema que todavía está controver­
reversibles. Teniendo en cuenta el carácter urgente de esta situación, es tido. Los suplementos extra de glucosa pueden aumentar la produc­
preciso que en un paciente con alteración del estado de consciencia el ción de ácido láctico (glucólisis anaerobia) y empeorar estas lesiones
médico utilice siempre un abordaje diagnóstico y terapéutico de rutina. cerebrales de tipo isquémico o anóxico. Sin embargo, y desde un
Para llevarlo a cabo, el clínico deberá tener unos conocimientos bási­ punto de vista clínico, cuando la causa del coma es desconocida, se
cos acerca de los mecanismos causantes de la alteración del nivel de recomienda una administración empírica de glucosa. Este plantea­
despertar. Las bases anatómicas y fisiológicas de las alteraciones del miento obedece a dos razones: la frecuente aparición de alteraciones
nivel de despertar se exponen en el Capítulo 72. del nivel de despertar secundarias a hipoglucemia, y el pronóstico
Aunque, para simplificar, en el resto de este capítulo sólo se utiliza­ relativamente bueno del coma hipoglucémico cuando se trata de for­
rá el término coma, debe recordarse que el concepto de «nivel de des­ ma rápida (y, asimismo, sus consecuencias potencialmente perma­
pertar» implica una gama de alteraciones. En la Tabla 5.4 se muestran nentes si no se trata). En comparación, el pronóstico del coma isqué­
algunas de las numerosas causas del coma. Más de la mitad de las mico o anóxico es por regla general peor; y, además, probablemente
causas responden a una disfunción cerebral metabólica difusa. En el seguirá siendo malo tanto si se administra glucosa como si no.
estudio que realizaron Plum y Posner (1980, v. revisión de 2007) en Junto a la glucosa, siempre debe administrarse tiamina para preve­
500 pacientes con diagnóstico inicial de coma de causa desconocida nir la aparición de una encefalopatía de Wernicke. Si la probable causa
(y en los que, finalmente, se llegó a un diagnóstico), 326 presentaban una del coma es una sobredosis de opiáceos, puede administrarse clorhi­
disfunción cerebral metabólica difusa. Asimismo, aproximadamente drato de naloxona por vía parenteral, preferiblemente intravenosa, en
en la mitad de estos pacientes el trastorno se debía a toxicidad farma­ dosis de 0,4-2,0 mg. En las personas con dependencia física de los
cológica. De los restantes pacientes, 101 presentaban lesiones ocupan­ opiáceos, la reversión brusca y completa del efecto opiáceo puede de­
tes de espacio supratentoriales (con 77 lesiones hemorrágicas y 9 infar­ sencadenar la aparición de un síndrome de abstinencia agudo.
tos), 65 presentaban lesiones subtentoriales, principalmente infartos En la exploración inicial, deben comprobarse los siguientes pun­
del tronco cerebral, y 8 un coma de causa psiquiátrica. tos: aspecto general del paciente, presión arterial, pulso, temperatura,
En un algoritmo utilizado con frecuencia para buscar la causa, las frecuencia respiratoria y ruidos respiratorios, respuesta óptima a la
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categorías de enfermedades causantes de coma se clasifican en tres estimulación, tamaño y reactividad de las pupilas, y posturas o movi­
grupos: lesiones estructurales (supratentoriales o infratentoriales), mientos adventicios.
causas metabólicas y tóxicas, y causas psiquiátricas. Mediante la En todos los traumatismos debe estabilizarse el cuello hasta haber
anamnesis y la exploración física, se determina la presencia o ausen­ descartado la presencia de una subluxación o fractura de la columna
cia de una lesión estructural y, por tanto, es posible diferenciar fácil­ cervical. Asimismo, en todos los pacientes en coma deben protegerse
mente las categorías generales y decidir qué pruebas o exploraciones las vías aéreas, y debe abrirse una vía intravenosa.
diagnósticas deben realizarse o, si es necesario, proceder ya a una Sin embargo, en un paciente comatoso los signos clásicos del ab­
intervención inmediata. domen agudo —es decir, rigidez abdominal— pueden ser muy dis­
Para determinar si el paciente mejora o empeora y, asimismo, de­ cretos o incluso inexistentes. Además, en los pacientes con alteracio­
cidir si debe hacerse un cambio de tratamiento o bien realizar más nes del estado mental es difícil establecer un diagnóstico de
pruebas y exploraciones diagnósticas, es necesario realizar explora­ traumatismo abdominal contuso. Por tanto, en los pacientes incons­
ciones seriadas y descripciones precisas de su estado en distintos mo­ cientes con antecedentes de traumatismo puede estar justificado que
mentos evolutivos. Las disminuciones leves de los estados interme­ un cirujano con experiencia lleve a cabo un lavado peritoneal.
44 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 5.4 Causas del coma

I. SIMÉTRICAS, NO ESTRUCTURALES METABÓUCAS INFECCIONES


Hipoxia Meningitis bacteriana
TOXINAS
Hipercapnia Encefalitis vírica
Plomo
Hipernatremia Encefalomielitis postinfecciosa
Talio
Hiponatremia3 Sífilis
Setas
Hipoglucemia3 Sepsis
Cianuro
Coma hiperglucémico no cetósico Fiebre tifoidea
Metanol
Cetoacidosis diabética Paludismo
Etilenglicol
Acidosis láctica Síndrome de Waterhouse-Friderichsen
Monóxido de carbono
Hipercalcemia
Hipocalcemia PSIQUIÁTRICAS
FÁRMACOS
Hipermagnesemia Catatonía
Sedantes
Hipertermia
Barbitúricos3
Hipotermia OTRAS
Otros hipnóticos
Encefalopatía de Reye Postictal3
Tranquilizantes
Aminoacidemia Isquemia difusa (infarto de miocardio,
Bromuros
Encefalopatía de Wernicke insuficiencia cardíaca congestiva, arritmia)
Alcohol
Porfiria Hipotensión
Opiáceos
Encefalopatía hepática3 Embolismo graso3
Paraldehído
Uremia Encefalopatía hipertensiva
Salicilato
Encefalopatía por diálisis Hipotiroidismo
Psicotropos
Crisis addisoniana
Anticolinérgicos
Anfetaminas
Litio
Fenciclidina
Inhibidores de la monoaminooxidasa

II. SIMÉTRICAS ESTRUCTURALES

SUPRATENTORIALES HEMORRAGIA SUBARACNOIDEA INFRATENTORIALES


Oclusión bilateral de la arteria carótida Hemorragia talámica3 Oclusión basilar3
Oclusión bilateral de la arteria cerebral Traumatismos (contusión, conmoción)2 Tumor de la línea media del tronco cerebral
anterior Hidrocefalia Hemorragia protuberancia!3

III. ASIMÉTRICAS ESTRUCTURALES

SUPRATENTORIALES HEMORRAGIA SUBDURAL BILATERAL EMPIEMA SUBDURAL


Púrpura trombótica trombocitopénicab Hemorragia intracerebral Tromboflebitis6
Coagulación intravascular diseminada Apoplejía hipofisariab Esclerosis múltiple
Endocarditis trombótica no bacteriana Infarto supratentorial masivo o bilateral Leucoencefalopatía asociada
(endocarditis marasmática) Leucoencefalopatía multifocal con quimioterapia
Endocarditis bacteriana subaguda Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob Encefalomielitis diseminada aguda
Embolismo graso Leucodistrofia suprarrenal Infratentorial
Masa hemisférica unilateral (tumor, Vasculitis cerebral Infarto del tronco cerebral
hemorragia) con herniación Absceso cerebral Hemorragia del tronco cerebral

aEs relativamente frecuente la presentación asimétrica.


bRelativamente simétrica.
Datos de: Plum, F., y Posner, J. B., 1980, The Diagnosis of Stupor and Coma, 3.a ed., F.A. Davis, Philadelphia; y Fisher, C. M. 1969, «The neurological evaluation of the comatose
patient», Acta Neurol Scand, vol. 45, suppl. 36.

En cambio, debe procederse a una intervención terapéutica inme­ de punción, consideraciones de tipo medicolegal obligan a realizar
diata si el paciente presenta hipotensión, hipertensión significativa, siempre una TC antes de la misma. Para evitar los retrasos del trata­
bradicardia, arritmias cardíacas causantes de disminución de la pre­ miento secundarios a la realización de la TC, en los pacientes con
sión arterial, hipertermia acusada o signos de herniación cerebral. sospecha clínica significativa de meningitis bacteriana algunos ex­
En los pacientes con hipertermia o meningismo, hay que consi­ pertos recomiendan iniciar de inmediato el tratamiento con antibió­
derar siempre la realización de una punción lumbar. En todo pacien­ ticos, aunque esto puede impedir la identificación posterior del mi­
te comatoso, antes de la punción lumbar debe realizarse un examen croorganismo responsable.
del fondo de ojo en busca de papiledema, y una tomografía compu- Es difícil determinar a través de la bibliografía el riesgo de her­
tarizada (TC) del cerebro. Aunque la única contraindicación absolu­ niación secundaria a una punción lumbar en los pacientes con sig­
ta de la punción lumbar es la presencia de una infección en el lugar nos de aumento de la presión intracraneal; según la serie estudiada,
Capítulo 5 Estupor y coma 45

el riesgo de herniaeión oscila del 1 al 12% (Posner et al, 2007). Es Anamnesis


importante admitir que la hernia central y la amigdalina pueden aumen­
tar el tono del cuello. Una vez que el paciente está relativamente estabilizado, deben buscar­
Pese a existir un aumento de la presión intracraneal, mediante la se pistas relacionadas con la posible causa del coma, entrevistando bre­
punción lumbar debe obtenerse siempre una cantidad de líquido ce­ vemente a los parientes, amigos y a las personas (profesionales sanita­
falorraquídeo (LCR) suficiente para realizar los estudios necesarios. rios o no) que puedan haber sido testigos del episodio, tanto antes
Para la realización de un cultivo bacteriano y de un recuento de célu­ como durante la disminución del estado de consciencia. En ocasiones,
las, esencial en caso de sospechar un diagnóstico de meningitis bac­ es útil llamar por teléfono a los familiares. También hay que mirar en
teriana, se requieren solamente unos pocos mililitros de LCR. Hay la cartera o el monedero del paciente por la posible existencia de una
que tener preparada una vía intravenosa para administrar manitol si lista de fármacos, tarjeta sanitaria u otra posible información.
tras la punción lumbar aparece una herniaeión inesperada. Cuando la También se debe intentar averiguar el trasfondo social, la anamnesis
presión del LCR es superior a 500 mmH,0, algunos expertos reco­ del paciente y las circunstancias en las que se le encontró. El hallazgo
miendan dejar la aguja de punción colocada para monitorizarla y pro­ de un montón de drogas o de envases vacíos de fármacos sugiere una
ceder a la administración de manitol si ello fuera necesario. Si apare­ sobredosis de sustancias de abuso. Asimismo, en el diagnóstico dife­
cen signos focales durante o después de la punción lumbar, en rencial también se debe tener en cuenta los modernos fármacos de abu­
ocasiones es preciso disminuir urgentemente la presión intracerebral so, como el y-hidroxibutirato. El hallazgo de insulina o hipoglucemian-
mediante intubación e hiperventilación inmediata, hasta disponer de tes orales en la nevera o en el botiquín sugiere una posible hipoglucemia.
un tratamiento más definitivo. Los antiarrítmicos, como la procainamida y la quinidina, deben hacer
La observación durante la exploración física de equimosis, pete- pensar en una cardiopatía isquémica con posible infarto de miocardio
quias o signos de hemorragia fácil puede indicar la presencia de o alertar al médico de que una arritmia cardíaca no presenciada por
trombocitopenia o de un trastorno de la coagulación. Ello aumenta el otras personas pueda haber causado hipoperfusión cerebral y la consi­
riesgo de hematoma epidural, que en ocasiones cursa con una com­ guiente encefalopatía anóxica. La warfarina se administra a los pacien­
presión medular de consecuencias devastadoras. En estos casos, an­ tes con trombosis venosa profunda o embolismo pulmonar, riesgo de
tes de la punción lumbar deben determinarse las plaquetas, el tiempo embolismo cerebral o bien antecedentes de isquemia en el cerebro o en
de protrombina y el tiempo de tromboplastina parcial; asimismo, es­ el tronco cerebral. La utilización de warfarina puede complicarse con
tas anomalías (trombocitopenia o trastornos de la coagulación) deben una hemorragia intracraneal masiva. En ocasiones, la ausencia de res­
corregirse antes de proceder a la punción. puesta a los estímulos de los pacientes en el lugar de un accidente,
como en el caso de un accidente de vehículo a motor, se debe al mismo
traumatismo; otras veces, el accidente ha estado causado por una pér­
Presentaciones habituales dida brusca de la consciencia.
Por regla general, el coma se manifiesta en una de tres formas clíni­ Se solicita con frecuencia la consulta del neurólogo cuando, tras
cas posibles. Lo más frecuente es que aparezca como una progresión una intervención quirúrgica, los pacientes no despiertan o presentan
inesperada o predecible de una enfermedad subyacente. Estos son un coma. Las causas postoperatorias de coma incluyen muchas de las
algunos posibles ejemplos de dicho tipo de presentación: extensión que se mencionan en la Tabla 5.4. Asimismo, el neurólogo también
de un infarto focal del tronco cerebral; paciente con enfermedad pul­ debe tener un alto grado de sospecha en relación con ciertos trastor­
monar obstructiva crónica que recibe una elevada concentración nos neurológicos que puede presentar el paciente postoperado, inclu­
de oxígeno, con disminución del impulso respiratorio y aparición de yendo embolismo graso, crisis addisoniana o coma hipotiroideo (de­
narcosis por dióxido de carbono, y paciente con un diagnóstico cono­ sencadenado por una enfermedad aguda o por el estrés quirúrgico);
cido de sobredosis por barbitúricos, cuando no es posible eliminar encefalopatía de Wernicke a causa de una sobrecarga de hidratos de
por completo el fármaco ingerido y éste comienza a causar ausencia carbono en ausencia de unos depósitos adecuados de tiamina, y so­
de respuesta a los estímulos. Una segunda forma clínica de presenta­ bredosis yatrógena de un analgésico opiáceo.
ción es como un episodio no predecible en un paciente de quien el También debe averiguarse si el paciente presentaba ya síntomas antes
neurólogo conoce las enfermedades y trastornos médicos previos. de la aparición del coma. Los síntomas más frecuentes son: cefalea pre­
Así, el coma puede ser una complicación de una enfermedad médica via a una hemorragia subaracnoidea, dolor torácico en la disección aórti­
subyacente, como en el caso de un paciente con arritmia que presente ca o el infarto de miocardio, disnea en la hipoxia, rigidez de nuca en la
anoxia después de un paro cardíaco. Asimismo, un episodio no rela­ meningoencefalitis, y vértigo en el accidente vascular cerebral del tronco
cionado, por ejemplo, sepsis a causa de una vía intravenosa en un cerebral. En los pacientes con intoxicación son frecuentes las náuseas y
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paciente cardíaco o un accidente vascular cerebral en un paciente con los vómitos. Asimismo, el coma puede ser secundario a un aumento de
hipotiroidismo. Finalmente, una tercera forma clínica de presenta­ la presión intracraneal. En algunos casos, las personas que han observa­
ción del coma es la que se produce en un paciente que el médico no do el episodio refieren traumatismos craneales, consumo de sustancias
conoce en absoluto. Aunque en algunas ocasiones este tipo de pre­ de abuso, convulsiones o hemiparesia. Para localizar las lesiones orgáni­
sentación se asocia con una probable causa conocida (p. ej„ un trau­ cas también son útiles las descripciones de la caída hacia un lado y la
matismo craneal después de un accidente de vehículo a motor), con aparición de disartria, afasia, ptosis, dilatación pupilar y desviación no
frecuencia el paciente llega al médico en estado de coma sin que conjugada de la mirada. La evolución temporal observada por los fami­
exista una causa obvia asociada. Incluso aunque pueda parecer que el liares o amigos del paciente también puede ser útil para diferenciar la
diagnóstico más difícil es el del paciente sin causa manifiesta de evolución progresiva y, a menudo, relativamente lenta de las causas tóxi­
coma, en todos los pacientes comatosos debe implementarse una eva­ cas, metabólicas e infecciosas, de la brusca evolución catastrófica obser­
luación sistemática objetiva. Hay que ser precavido y no dejarse en­ vada en la mayoría de los pacientes con episodios vasculares agudos.
gañar por la progresión aparentemente predecible de una enfermedad Finalmente, la ayuda de los familiares y amigos también es de
subyacente o de otra causa obvia de coma. gran utilidad en la detección de las causas psiquiátricas de la ausencia
46 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

de respuesta del paciente a los estímulos. Así, los familiares descri­ taquicardia es secundaria a hipovolemia, hipertiroidismo, fiebre, ane­
ben a veces antecedentes de enfermedad psiquiátrica de largo tiempo mia, y a ciertas toxinas y fármacos, incluyendo cocaína, atropina
de evolución, episodios previos similares en los que el paciente se y otros anticolinérgicos.
recuperó satisfactoriamente, presencia actual de estrés social sobre el
paciente, y respuesta inhabitual e idiosincrásica de éste frente al es­
Respiración
trés. Debe prestarse una especial atención a los pacientes psiquiátri­
cos, puesto que en ellos la evaluación a menudo se encuentra sesgada Las causas más frecuentes de disminución de la frecuencia respirato­
por la presencia de esta patología y, por tanto, puede resultar incom­ ria son las metabólicas o tóxicas, como la narcosis por dióxido de
pleta. Hay que recordar que los pacientes psiquiátricos también pue­ carbono o sobredosis por depresores del sistema nervioso central
den presentar todas las causas de coma de la Tabla 5.4. (SNC). La frecuencia respiratoria también puede aumentar a causa de
hipoxia, hipercapnia, acidosis, hipertermia, enfermedad hepática,
toxinas y fármacos (especialmente, los que causan acidosis metabó­
Exploración física lica, como el metanol, etilenglicol, paraldehído y los salicilatos), sep­
Una exploración física general, sistemática y detallada, es particular­ sis, embolismo pulmonar (incluido el embolismo graso) y, en ocasio­
mente útil en el abordaje del paciente comatoso, que es incapaz de nes, ausencia de respuesta a los estímulos de causa psicógena. Las
describir sus problemas médicos actuales o antiguos. Este examen lesiones del tronco cerebral causantes de hipopnea e hiperpnea se
debe iniciarse mediante la exploración rápida inicial descrita con an­ exponen más adelante en este capítulo. Asimismo, en un paciente
terioridad, con evaluación de la presión arterial, pulso, frecuencia comatoso un trastorno metabólico puede coexistir con una lesión del
respiratoria y temperatura. SNC, con lo que en este caso las alteraciones del ritmo o de la fre­
cuencia respiratoria pueden resultar engañosas.
Evaluación de la presión arterial
Temperatura
Hipotensión. Si la presión arterial media disminuye por debajo del
valor que permite la existencia de una autorregulación cerebral (habi­ En el paciente comatoso, los valores de la temperatura oral o axilar
tualmente, 60 mmHg), la hipoperfusión cerebral secundaria a hipoten­ son poco fiables, por lo que es preferible determinar la temperatura
sión puede causar la aparición de un coma. Este valor es significativa­ central mediante un termómetro rectal. La pirexia es, con mucha fre­
mente más alto en los pacientes con hipertensión crónica, en quienes la cuencia, un signo de infección. En consecuencia, el hallazgo de fiebre
curva de presión arterial media-flujo sanguíneo cerebral está desviada en un paciente comatoso justifica casi siempre la realización de una
hacia la derecha. Entre las causas de hipotensión destacan las siguien­ punción lumbar. Sin embargo, también se debe tener en cuenta que la
tes: hipovolemia, hemorragia masiva (interna o externa), infarto de ausencia de un aumento de la temperatura no descarta la presencia de
miocardio, taponamiento cardíaco, aneurisma disecante de la aorta, in­ infección. Así, las personas inmunodeprimidas, los ancianos y los pa­
toxicación por alcohol u otros fármacos o sustancias de abuso (espe­ cientes con trastornos metabólicos o endocrinos, como uremia o hipo-
cialmente, barbitúricos), tóxicos, encefalopatía de Wernicke, enferme­ tiroidismo, pueden no presentar un aumento de la temperatura como
dad de Addison y sepsis. Aunque en la mayoría de los pacientes con respuesta a una infección arrolladora. La hipertermia neurógena pura
hipotensión las extremidades están frías debido a la vasoconstricción es infrecuente, y suele aparecer de forma secundaria a una hemorragia
periférica, en los casos de enfermedad de Addison o sepsis las extremi­ subaracnoidea o a lesiones diencefálicas (hipotálamo). Un indicio que
dades pueden estar calientes a causa del shock secundario a vasodilata- debe hacer pensar en que la hipotermia tiene su origen en el tronco
ción periférica. Asimismo, también las lesiones bulbares pueden causar cerebral son los temblores no asociados con sudoración. Asimismo,
hipotensión debida a lesiones del centro vasopresor. en los pacientes con una hemorragia intracerebral profunda también
pueden observarse temblores sin sudoración, especialmente si son
Hipertensión. La hipertensión es la causa de las alteraciones del unilaterales. Otras causas de aumento de la temperatura en los pacien­
nivel de despertar observadas en las crisis hipertensivas; asimismo, tes comatosos son el golpe de calor, la crisis tirotóxica y la toxicidad
también se observa una hipertensión secundaria a un infarto cerebral, por fármacos. (Aunque la atropina y otros anticolinérgicos aumentan
en la hemorragia subaracnoidea, en algunos infartos del tronco cere­ la temperatura central, reducen la sudoración, por lo que en estos ca­
bral y en los pacientes con aumento de la presión intracraneal. El re­ sos el paciente presenta una piel caliente y seca, con pupilas dilatadas
flejo de Kocher-Cushing (o reflejo de Claude Bernard) consiste en y disminución de los ruidos intestinales.)
hipertensión asociada con bradicardia e irregularidad respiratoria Con la excepción del golpe de calor y la hipertermia maligna, por
causada por un aumento de la presión intracraneal. Este reflejo se sí misma la fiebre no causa nunca la aparición de estupor o coma. Por
observa con mayor frecuencia en los niños en presencia de una lesión el contrario, e independientemente de su causa, la hipotermia sí pue­
en la fosa posterior. Tiene su origen en la compresión o isquemia de de ocasionar una alteración del estado de consciencia. Asimismo, la
la zona vasopresora localizada por debajo del suelo del cuarto ven­ hipotermia provoca una reducción del metabolismo cerebral y, si es
trículo. Dado que la hipertensión es un trastorno frecuente, los pacien­ lo suficientemente baja, incluso puede asociarse con un electroence­
tes con reflejo de Kocher-Cushing también pueden presentarla sin falograma (EEG) isoeléctrico. Por regla general, la hipotermia res­
estar relacionada con la causa del coma. ponde a una causa metabólica o ambiental: sin embargo, también
puede aparecer en la hipotensión asociada con vasoconstricción y,
asimismo, en la sepsis. Otras causas de hipotermia asociadas con el
Frecuencia cardíaca coma son el coma hipotiroideo, el hipopituitarismo, la encefalopatía
Además del reflejo de Kocher-Cushing, la bradicardia también puede de Wernicke, la exposición al frío, los fármacos (barbitúricos) y otras
deberse a bloqueos de la conducción miocárdica, a algunos envene­ intoxicaciones. Las lesiones centrales causantes de hipotermia se lo­
namientos y a fármacos, como los betabloqueadores. En cambio, la calizan en el hipotálamo posterior. En presencia de sudoración, la
Capítulo 5 Estupor y coma 47

ausencia de temblores o de vasoconstricción es un indicio a favor del la rifampicina. La queratopatía en banda está causada por la hipercal-
origen central de las lesiones causales. cemia; asimismo, la hipocalcemia se asocia con catarata. En la dege­
neración lenticular progresiva (enfermedad de Wilson) se observan
los llamados anillos de Kayser-Fleischer. El arco senil se aprecia tan­
Aspecto general
to en los ancianos sanos como en los pacientes con hiperlipidemia. El
El aspecto general del paciente puede proporcionar indicios para el embolismo graso puede provocar la aparición de petequias en los
diagnóstico. Así, la observación de ropas desgarradas o en mal estado ojos y la conjuntiva.
debe hacer pensar en una agresión previa. Los vómitos pueden ser un
signo de aumento de la presión intracraneal y de sobredosis de fárma­ Examen del fondo de ojo. El examen del fondo de ojo puede mostrar
cos o sustancias de abuso, así como de otras causas metabólicas o signos de hipertensión o de diabetes. En los casos de intoxicación por
tóxicas. La incontinencia urinaria o fecal indica una crisis epiléptica plomo, se ha publicado el hallazgo de depósitos grisáceos alrededor de
o también una descarga generalizada del sistema nervioso autónomo la papila óptica. En la intoxicación por alcohol metílico se observan
secundaria a la misma causa que el coma. La exploración del hábito congestión y edema retinianos, así como un borde papilar borroso.
corporal puede revelar un paciente cushingoide con riesgo de presen­ Un rápido aumento de la presión intracraneal secundario a hemorra­
tar una crisis addisoniana aguda tras interrumpir bruscamente el tra­ gia subaracnoidea puede provocar, a veces, la aparición de una hemo­
tamiento farmacológico o bien después del estrés adicional causado rragia subhialoidea (síndrome de Terson). Asimismo, el aumento de la
por una enfermedad intercurrente. La caquexia sugiere cáncer, tras­ presión intracraneal también causa papiledema, y a veces indica la pre­
tornos crónicos inflamatorios, enfermedad de Addison, coma hipoti- sencia de una masa intracraneal o una encefalopatía hipertensiva.
roideo o crisis hipertiroidea. Asimismo, el paciente con caquexia
puede presentar también una encefalopatía de Wernicke asociada con
Exploración otoscópica
sobrecarga de hidratos de carbono. Finalmente, en los alcohólicos
con cirrosis es frecuente observar ginecomastia, «arañas vasculares», En la exploración otoscópica debe descartarse la infección del oído
atrofia testicular y disminución del vello púbico y axilar. medio y el hemotímpano o la otorrea secundarias a fractura de la base
craneal, con afectación de la cresta petrosa. En los pacientes con abs­
ceso cerebral, las infecciones causales más frecuentes son las del
Exploración de cabeza y cuello
oído medio, mastoides y senos paranasales. La aparición de rinorrea
Hay que examinar bien la cabeza y el cuello para descartar indicios o eliminación por la nariz de un líquido de aspecto claro, depende a
de traumatismos. Aunque esta forma de evaluación no es muy sensi­ veces de la posición de la cabeza del paciente. Aunque en ocasiones
ble, puede intentarse la palpación de las fracturas craneales deprimi­ son posibles resultados falsamente positivos, la presencia de glucosa
das y del edema. La presencia de laceración o edema en el cuero ca­ en esta secreción acuosa es prácticamente diagnóstica.
belludo indica traumatismo craneal. El término «ojos de mapache»
hace referencia a las equimosis orbitarias que aparecen tras una frac­
Exploración de la cavidad oral
tura anterior de la base del cráneo. El denominado signo de Battle es
un hematoma que aparece en la zona mastoidea, secundario a una El olor del aliento permite sospechar trastornos como la intoxicación
fractura de la base craneal con extensión hacia la porción mastoidea alcohólica, la cetoacidosis diabética (olor a acetona), la uremia y la
del hueso temporal. Habitualmente, las equimosis no aparecen hasta encefalopatía hepática (olor rancio de la colemia o fetidez hepática).
los 2-3 días siguientes al traumatismo. La intoxicación por arsénico cursa con olor a ajos. La mala higiene
o la presencia de un absceso en la cavidad oral pueden originar una
Meningismo. Una rigidez de nuca puede representar ya un signo de sepsis o una infección pulmonar grave asociada con hipoxemia. Las
meningitis infecciosa o carcinomatosa, hemorragia subaracnoidea o pústulas de la nariz o del labio superior pueden hacer llegar bacterias
herniación, tanto central como de las amígdalas cerebelosas. Aunque al seno cavernoso a través de la vena angular. Tanto si son recientes
en el coma de cualquier causa no existe rigidez de nuca, sí puede como antiguas, las laceraciones de la lengua deben hacer pensar en
existir en las alteraciones menos graves del nivel de despertar. Las un trastorno convulsivo. Asimismo, en algunas intoxicaciones por
cicatrices cervicales pueden deberse a endarterectomía, pueden ser metales pesados (bismuto, mercurio o plomo) puede observarse en el
secundarias a una enfermedad vascular o bien a una tiroidectomía o borde gingival una fina pigmentación azul oscura.
paratiroidectomía, lo cual sugiere un diagnóstico de hipotiroidismo,
hipoparatiroidismo o ambos. Asimismo, los pacientes con hipotiroi­
Exploración de la piel y las mucosas
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

dismo o hipertiroidismo pueden presentar bocio.


La exploración sistemática de la piel incluye la inspección de la su­
perficie cutánea, las uñas y las mucosas. Mediante un breve exa­
Exploración ocular
men de la piel es posible conseguir una importante información
La exploración ocular incluye la observación de córnea, conjuntiva, (Tabla 5.5). En el golpe de calor la piel del paciente está caliente y
esclerótica, iris, cristalino y párpados. En los pacientes con insufi­ seca. En los pacientes con hipotensión o hipoglucemia la piel está su­
ciencia cardíaca congestiva y síndrome nefrótico se aprecia a veces dorosa. Los fármacos pueden causar la aparición de exantemas macu-
edema conjuntival y palpebral. En el paciente comatoso también son lopapulosos, vesiculosos o purpuricopetequiales, así como lesiones
frecuentes la congestión y la inflamación de la conjuntiva secunda­ cutáneas ampollosas. Aunque las lesiones ampollosas están causadas
rias a su exposición. El enoftalmos indica deshidratación. En los pa­ muchas veces por los barbitúricos, también pueden deberse al mo-
cientes con enfermedad hepática puede observarse ictericia conjunti­ nóxido de carbono y a otros fármacos, como imipramina, meproba-
val; asimismo, el descoloramiento de la piel sin afectación de la mato, glutetimida o fenotiazina. Asimismo, al observar un sarcoma
esclerótica puede deberse al tratamiento con algunos fármacos, como de Kaposi, lesiones herpéticas en la región anogenital y candidiasis
48 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 5.5 Exantemas y lesiones cutáneas en el coma

exantema o lesión cutánea POSIBLE CAUSA


Marcas de aguja en la zona antecubital Consumo de opiáceos
Palidez cutánea Anemia o hemorragia
Piel de aspecto tumefacto y cetrino Hipopituitarismo
Hipermelanosis (aumento de la Porfiria, enfermedad de Addison, deficiencia nutricional crónica, melanoma maligno diseminado,
pigmentación) quimioterapia
Cianosis generalizada Hipoxemia e intoxicación por dióxido de carbono
Cianosis de tono grisáceo-azulado Intoxicación por metahemoglobina (anilina o nitrobenceno)
Cianosis localizada Vasculitis o embolismo arterial
Piel de color rojo cereza Intoxicación por monóxido de carbono
Ictericia Disfunción hepática o anemia hemolítica
Petequias Coagulación intravascular diseminada, púrpura trombótica trombocitopénica, fármacos
Equimosis Traumatismos, corticoides, trastornos de la coagulación por hepatopatía o tratamiento
anticoagulante
Telangiectasias Alcoholismo crónico, ocasionalmente malformaciones vasculares del cerebro
Exantema vesiculoso Herpes simple
Varicela
Enfermedad de Behget
Fármacos
Exantema purpuricopetequial Meningococemia
Otras sepsis bacterianas (raras veces)
Gonococemia
Estafilococemia
Infección por Pseudomonas
Endocarditis bacteriana subaguda
Vasculitis alérgica
Púrpura fulminante
Fiebre maculosa de las Montañas Rocosas
Tifus exantemático
Embolismo graso
Exantema maculopapuloso Tifus exantemático
Infección por Candida
Infección por Cryptococcus
Toxoplasmosis
Endocarditis bacteriana subaguda
Shock tóxico estafilocócico
Fiebre tifoidea
Leptospirosis
Sepsis por Pseudomonas
Trastornos inmunológicos
Lupus eritematoso sistémico
Dermatomiositis
Enfermedad del suero
Otras lesiones cutáneas
Ectima gangrenosa En la sepsis por Pseudomonas se observan con frecuencia escaras necróticas en la zona
anogenital o axilar
Hemorragias subungueales Hemorragias lineales por debajo de la uña en la endocarditis bacteriana subaguda, anemia,
leucemia y sepsis
Nodulos de Osler Nodulos eritematosos o púrpura y con dolor espontáneo o a la palpación en palmas y plantas
en la endocarditis bacteriana subaguda
Gangrena de los dedos Embolismo a arterias de mayor calibre periféricas

Datos sobre trastornos asociados a exantemas de: Corey, L. y Kirby, P. 1987, «Rash and fever», en Harrison’s Principles of Internal Medicine, 11 .a ed., eds. E. Braunwald, K. J.
Isselbacher y R. G. Petersdorf, McGraw-Hill, New York, págs. 240-244.

oral hay que pensar en el síndrome de inmunodeficiencia adquirida cas (especialmente, a la fenitoína). Sin embargo, el hallazgo de una
(sida) y en sus numerosas manifestaciones a nivel del SNC. inflamación o agrandamiento de los ganglios linfáticos puede aportar
también indicios relativos al origen de una infección o a la localiza­
ción de un tumor primario.
Exploración de los ganglios linfáticos
La linfadenopatía generalizada es un hallazgo inespecífico que puede
Exploración cardíaca
observarse en trastornos tan diversos como neoplasias, infecciones
(incluido el sida), enfermedades del colágeno vascular, sarcoidosis, La auscultación cardíaca confirma la presencia de arritmias, como la fi-
hipertiroidismo, enfermedad de Addison y reacciones farmacológi­ brilación auricular, con su correspondiente aumento del riesgo de embo­
Capítulo 5 Estupor y coma 49

lismo. En los pacientes con mixomas auriculares e isquemia de los luz; los movimientos oculares reflejos y espontáneos, y la respuesta
músculos papilares, se auscultan unos soplos nútrales cambiantes que motora de los músculos esqueléticos.
implican un infarto de miocardio actual o inminente. En cambio, los so­
plos constantes indican valvulopatía, y pueden auscultarse en los pacien­
Estado de consciencia
tes con vegetaciones valvulares propias de la endocarditis bacteriana.
Ya se ha destacado previamente la importancia que tiene la realización
de una descripción detallada del estado de consciencia del paciente. Es
Exploración abdominal
imprescindible anotar el estímulo exacto que se ha aplicado y la respues­
En la exploración abdominal, los hallazgos que pueden resultar útiles ta específica del paciente. Deben utilizarse varios modos de estimulación
son los ruidos intestinales anormales, las visceromegalias, las masas (auditivos, visuales y dolorosos). Hay que aplicar al paciente estímulos de
y la ascitis. En los procesos abdominales agudos y en la intoxicación intensidad progresiva, anotando el estado máximo observado del nivel
por anticolinérgicos desaparecen los ruidos intestinales. Asimismo, de despertar, así como el estímulo empleado, el lugar de la estimulación
en ocasiones se escuchan unos ruidos intestinales hiperactivos, se­ y la respuesta específica del paciente. El examen debe empezar con es­
cundarios a un aumento de la motilidad gastrointestinal por exposi­ tímulos verbales, con voz suave primero, y luego más alta, llamando al
ción a un inhibidor de la acetilcolinesterasa (un componente utilizado paciente por su nombre o dándole órdenes sencillas, como que abra los
a menudo en los pesticidas). La hepatomegalia puede ser secunda­ ojos. Si no se observa una respuesta significativa, se aplican estímulos
ria a insuficiencia cardíaca derecha o a una infiltración tumoral. El ha­ más intensos, como tomar la mano del paciente y hacerla avanzar hacia
llazgo en el hígado de unos nodulos de extrema dureza puede deberse su cara. Finalmente, si el paciente no responde, pueden aplicarse estímu­
a un hepatoma o a metástasis hepáticas. Asimismo, en los pacientes los dolorosos para despertarle. A todos los pacientes en estado de coma
cirróticos el hígado puede ser pequeño y duro. aparente hay que pedirles que abran los ojos y que miren hacia arriba y
La esplenomegalia está causada por hipertensión portal, neopla­ hacia abajo, estos movimientos voluntarios están conservados en el esta­
sias hematológicas malignas, infecciones y enfermedades del coláge­ do de desaferentización (locked-in syndrome), pero no pueden producir­
no vascular. Las masas intraabdominales pueden estar causadas por se en el coma, lo cual marca una diferencia importante.
un carcinoma. Asimismo, la ascitis aparece en los pacientes con en­ La presión en la zona supraorbitaria produce la aparición de una
fermedad hepática, insuficiencia cardíaca derecha, neoplasias con respuesta incluso en los pacientes con pérdida de las vías dolorosas
metástasis hepáticas y en el cáncer de ovario. aferentes, a consecuencia de una neuropatía periférica o de ciertas
lesiones medulares o del tronco cerebral. Asimismo, para localizar
una lesión a veces también es útil pinchar la piel del tórax o de las
Otras exploraciones
extremidades. En cualquier caso, hay que tener cuidado y no lesionar
Mediante la exploración del recto y de las mamas en las mujeres y de las partes blandas. La observación de movimientos intencionados in­
los testículos en los hombres es posible diagnosticar diversos tumo­ dica una alteración leve del estado de consciencia. En las primeras
res primarios frecuentes. Si hay sangre en las heces obtenidas me­ horas de evolución del coma, la emisión de sonidos o ruidos, aunque
diante un tacto rectal, un posible diagnóstico es la hemorragia gastro­ sólo sea un gruñido, por parte del paciente, apunta a una alteración
intestinal y, posiblemente, el carcinoma intestinal. En el paciente relativamente leve del estado de consciencia. En cambio, en fases
cirrótico, la presencia de gran cantidad de sangre en el tracto gastro­ más avanzadas la emisión de sonidos muy primitivos puede represen­
intestinal puede ser suficiente para desencadenar la aparición de una tar una manifestación del estado vegetativo.
encefalopatía hepática. En la evaluación de la gravedad inicial de las lesiones cerebrales
de origen traumático es muy utilizada la Escala del Coma de Glas­
gow (Tabla 5.6). En esta escala se utilizan tres aspectos de la conduc­
Exploración neurológica ta del paciente: el estímulo requerido para que abra los ojos, así como
Los signos neurológicos pueden variar según la causa de la alteración las mejores respuestas motora y verbal conseguidas. Se puntúan los
de la consciencia y su gravedad, y pueden ser parciales o incomple­ grados de aumento de la disfunción. Debido a su sencillez y reprodu-
tos. Por ejemplo, un paciente puede presentar una parálisis parcial del cibilidad, la Escala del Coma de Glasgow constituye un método de
III par craneal y, en lugar de manifestar una ausencia completa de evaluación ideal para los profesionales de la salud no neurólogos que
toda la función del nervio, puede mostrar solamente una dilatación participan en la atención de los pacientes comatosos, como las enfer­
de las pupilas, o bien una disminución del tono muscular, pero no su meras de las unidades de cuidados neurológicos intensivos. Sin em­
completa desaparición. Este concepto es especialmente importante bargo, su utilidad se encuentra limitada por el hecho de que no sirve para
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

en la exploración del paciente con estupor o coma, puesto que el nivel valorar otros parámetros neurológicos esenciales. Además, en los pa­
de despertar también puede influir sobre la expresión de los distintos cientes intubados o con traumatismos faciales, en ocasiones es difícil
signos neurológicos. Por tanto, en los pacientes con estupor o coma o imposible valorar algunos de los componentes de la escala, como la
no debe considerarse que no sean importantes ni las ligeras desvia­ abertura de los ojos y el lenguaje. Para estos pacientes, y también
ciones de la normalidad. En su lugar, estos hallazgos han de estudiar­ para los que presentan fluctuaciones del nivel de consciencia, Wij-
se meticulosamente hasta entender bien su significado. dicks et al (1998) han sugerido la utilización de dos nuevos métodos
La exploración neurológica de un paciente comatoso tiene tres —la prueba de función continua y la prueba de la posición de la
objetivos: 1) ayuda a determinar la causa del coma; 2) proporciona un mano— sustitutivos de la Escala del Coma de Glasgow. La prueba de
valor o nivel de referencia, y 3) ayuda a determinar el pronóstico del función continua monitoriza el estado de alerta, y requiere que el
coma. Se ha comprobado que en la evaluación del pronóstico y en paciente levante la mano cada vez que oiga una letra determinada en
la localización de las lesiones estructurales algunas de las partes de la una frase estándar dicha por el examinador. La prueba de la posición
exploración tienen una importancia máxima: el estado de conscien­ de la mano es una prueba de praxis en la que el paciente debe imitar
cia; el tipo de respiración; el tamaño de las pupilas y su respuesta a la tres posiciones diferentes de la mano mostradas por el examinador.
50 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

las necesidades relacionadas con la conducta, como el lenguaje. La


Tabla 5.6
organización y la función de los mecanismos del tronco cerebral y de
Escala del Coma de Glasgow los impulsos prosencefálicos responsables de la producción del ritmo
respiratorio son muy complejas y rebasan el alcance de este capítulo.
LA MEJOR RESPUESTA MOTORA CONSEGUIDA En la Figura 5.1 se muestran las relaciones neuroanatomopatológicas
EN EL PACIENTE
de la respiración.
Obedece órdenes
Los tipos de respiración que son de utilidad para localizar el nivel
Es capaz de localizar el dolor
Retirada de afectación neurológica son la respiración de Cheyne-Stokes, la hi­
Flexión anormal perventilación neurógena central, la respiración apnéustica, la respira­
Respuesta de extensión ción en accesos y la respiración atáxica. La respiración de Cheyne-
No responde Stokes se caracteriza por un patrón que oscila lentamente entre
LA MEJOR RESPUESTA VERBAL CONSEGUIDA hiperventilación e hipoventilación. En 1818, Cheyne describió a un
EN EL PACIENTE paciente del siguiente modo: «Durante varios días su respiración fue
Está orientado irregular; se interrumpía por completo durante 15 segundos, a conti­
Conversación confusa nuación era perceptible y muy lenta, luego se hacía rápida y más inten­
Palabras inapropiadas sa gradualmente, y al final nuevamente volvía a interrumpirse. Durante
Emite sonidos incomprensibles
este ciclo respiratorio, que duraba aproximadamente un minuto, el pa­
No responde
ciente hacía unas 30 acciones de respiración». Aunque la respiración
PACIENTE CON LOS OJOS ABIERTOS de Cheyne-Stokes se asocia con lesiones diencefálicas o hemisféricas
Espontáneamente
bilaterales, también puede aparecer a consecuencia de lesiones bilate­
Tras un estímulo verbal
Tras un estímulo doloroso
rales localizadas en cualquier zona comprendida entre el prosencéfalo
Nunca y la zona superior de la protuberancia. Asimismo, también se observa
en pacientes con trastornos cardíacos que prolongan el tiempo de cir­
culación. Durante la respiración de Cheyne-Stokes pueden variar el
estado de alerta del paciente, el tamaño de las pupilas y el ritmo cardía­
Respiración
co (Posner et al, 2007). Estos pacientes presentan un mayor estado de
Una respiración normal es tranquila y no requiere esfuerzo. La pre­ alerta durante la fase de «ascenso» (waxing) de la respiración.
sencia de un ruido respiratorio implica una obstrucción de las vías Una respiración de Cheyne-Stokes de patrón estable es un signo
aéreas que debe tratarse de inmediato para prevenir la aparición de pronóstico relativamente bueno, y, por regla general, implica que to­
hipoxia. La respiración normal depende de: 1) un mecanismo propio davía no se ha producido una lesión permanente en el tronco cerebral.
del tronco cerebral, localizado entre la zona media de la protuberan­ Sin embargo, la aparición de una respiración de Cheyne-Stokes en un
cia y la unión medular cervical, que se encarga de regular las necesi­ paciente que presenta una masa unilateral también puede representar
dades metabólicas, y 2) unos impulsos prosencefálicos que facilitan un signo precoz de herniación. Asimismo, el paso de una respiración

FIGURA 5.1 Tipos de respiración


anormal asociados con lesiones
---- anatomopatológicas (zonas sombreadas)
localizadas en diversos niveles del cerebro.
Los trazados corresponden a una neumografía
toracoabdominal; la parte ascendente representa
la inspiración. A, Respiración de Cheyne-Stokes
(lesión difusa del prosencéfalo).
B, Hiperventilación neurógena central (lesiones
prosencefálicas inferiores localizadas por delante
del acueducto de Silvio, y lesiones de la zona
superior de la protuberancia localizadas por
delante del cuarto ventrículo). C, Respiración
apnéustica (lesión tegmentaria dorsolateral de
las zonas media y caudal de la protuberancia).

UluJUlu—Mía»—Jd—JIIíl D, Respiración en accesos (lesión tegmentaria


de la zona inferior de la protuberancia).
E, Respiración atáxica (lesión de la formación
reticular en la región dorsomedial del bulbo).
(Reproducido de: Plum, F. y Posner, J. B. 1995,
The Diagnosis of Stupor and Coma, 3.a ed., Oxford
University Press, New York. Copyright 1966,1972,
1980,1996, Oxford University Press, Inc. Utilizado
Un minuto con permiso de Oxford University Press, Inc.)
Capítulo 5 Estupor y coma 51

de Cheyne-Stokes a los tipos de respiración descritos a continuación lesiones localizadas en la zona dorsolateral de la mitad inferior de la
debe considerarse también como un signo ominoso. protuberancia (Posner et al, 2007). En la respiración en accesos, cuyo
Existen dos tipos de respiración similares a la de Cheyne-Stokes origen se encuentra en una lesión medular alta, el paciente realiza unas
y que no deben confundirse con ella. En la respiración periódica de respiraciones periódicas, con frecuencia y amplitud irregulares, así
ciclos cortos, el ciclo respiratorio es más breve (el ritmo es más rápi­ como pausas variables entre cada grupo de respiraciones.
do) que en la respiración de Cheyne-Stokes, y los pacientes presentan La respiración atóxica tiene un ritmo y frecuencia irregulares; por
dos respiraciones en fase de «ascenso», seguidas de dos a cuatro res­ lo general, está causada por lesiones bulbares. En ocasiones, la com­
piraciones rápidas, y luego de una o dos respiraciones en fase de binación de respiración atáxica y parálisis bilateral del VI par craneal
«descenso» (waning). Este tipo de respiración se observa en los pa­ constituye un signo de aviso de compresión inminente del tronco ce­
cientes con aumento de la presión intracraneal, lesiones de la zona rebral, causada por la presencia de una lesión expansiva en la fosa
inferior de la protuberancia y lesiones expansivas de la fosa posterior posterior. Este signo es importante, puesto que la compresión del
(Posner et al, 2007). Se ha denominado erróneamente respiración de tronco cerebral secundaria a una herniaeión de las amígdalas cerebe-
Biot a un tipo similar de respiración en el que existen breves brotes losas (o a otras causas) puede causar una brusca desaparición de la
de 7-10 respiraciones rápidas, seguidas de apnea y no asociadas con una respiración o de la presión arterial. La respiración atáxica y la respi­
fase prodrómica de «ascenso y descenso». En realidad, Biot descri­ ración jadeante son signos de lesión del tronco cerebral inferior que,
bió una respiración de tipo atáxico. con frecuencia, anuncian una muerte inminente del paciente.
La respiración neurógena central es rápida (40-70 respiraciones/
minuto) y, por lo general, se debe a lesiones tegmentarias de la zona
Tamaño y reactividad de las pupilas
central de la protuberancia situadas justo por delante del acueducto o
del cuarto ventrículo (Posner et al, 2007). Este tipo de respiración es En el paciente comatoso, el tamaño normal de las pupilas depende del
infrecuente, y debe diferenciarse de la hiperventilación reactiva ocasio­ nivel de iluminación y del estado de inervación del sistema nervioso
nada por las anomalías metabólicas de la hipoxemia secundaria a una autónomo. La inervación simpática eferente está formada por un arco
afectación pulmonar. Las lesiones de gran tamaño del SNC pueden de tres neuronas. La neurona de primer orden se origina en el hipotála-
causar edema pulmonar neurógeno e hipoxemia, además de aumento mo y sigue un trayecto ipsolateral, a través del tegmento posterolateral
de la frecuencia respiratoria. El aumento de la presión intracraneal cau­ hasta el centro cilioespinal de Budge localizado al nivel medular de T1.
sa, asimismo, hiperpnea espontánea. En cambio, la hiperpnea no puede La neurona de segundo orden sale de este centro y establece sinapsis en
atribuirse a la presencia de una lesión en el SNC cuando la presión de el ganglio simpático cervical superior. A su vez, la neurona de tercer
oxígeno en sangre arterial es inferior a 70-80 mmHg, o bien si la pre­ orden discurre a lo largo de la arteria carótida interna y, a continuación,
sión del dióxido de carbono es superior a 40 mmHg. pasa a través del ganglio ciliar para terminar en los músculos dilatado-
La respiración de Kussmaul es profunda, regular, y se observa en res de la pupila. La inervación parasimpática eferente de la pupila se
los pacientes con acidosis metabólica. En la respiración apnéustica el origina en el núcleo de Edinger-Westphal, y discurre por el nervio ocu­
paciente coge aire durante bastante tiempo, y hace una pausa al llegar lomotor hasta llegar al ganglio ciliar, a partir del cual inerva el músculo
a la inspiración completa. La respiración apnéustica está causada por del esfínter pupilar (Fig. 5.2).

Figura 5.2
A, Vía parasimpática de constricción
de las pupilas. B, Vía simpática de
dilatación de las pupilas.
(Reproducido de: Plum, F. y Posner,
J. B. 1995, The Diagnosis of Stupor
Nervio and Coma, 3.a ed. Oxford University
Ganglio ciliar
Press, New York. Copyright 1966,
ciliar corto
1972,1980,1996, Oxford University
Press, Inc. Utilizado con permiso
de Oxford University Press, Inc.)

III par
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

craneal

Arteria
Nervio oftálmica carótida
c'''ar del nervio / interna
'ar9° trigémino/ Tercera
neurona
Fibras simpáticas
Fascículo posganglionares T Ganglio
longitudinal a las glándulas simpático
medial sudoríparas de la cara cervical
a lo largo de la arteria superior
pretectal y Núcleo de Edinger
carótida externa
Comisura posterior
A
52 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Los impulsos aferentes dependen de la integridad del nervio, el La fisiopatología de la respuesta de las pupilas se expone con mayor
quiasma y el tracto ópticos, así como de las proyecciones hacia el te­ detalle en los Capítulos 17 y 39.
cho del mesencéfalo y de las fibras eferentes a través del núcleo de Aunque sea de grado mínimo, la asimetría del tamaño y de la
Edinger-Westphal y el nervio oculomotor. Las anomalías relaciona­ reactividad de las pupilas tiene gran importancia. En ocasiones, la asi­
das con el tamaño y la reactividad de las pupilas ayudan a delimitar metría del tamaño pupilar se debe a la dilatación (midriasis) de
las lesiones orgánicas localizadas entre el tálamo y la protuberancia una pupila (p. ej., parálisis del III par craneal) o a la contracción
(Fig, 5,3); asimismo, actúan como signo de aviso de herniación inmi­ (miosis) de la otra (p. ej., síndrome de Horner). En estos casos, el
nente del tronco cerebral, y también ayudan en el diagnóstico dife­ diagnóstico diferencial puede hacerse comprobando la reactividad
rencial de las causas orgánicas y metabólicas del coma. pupilar a la luz y los signos neurológicos asociados. Así, la pupila
Las lesiones talámicas causan unas pupilas pequeñas y reactivas dilatada a causa de una parálisis del ITT par craneal es menos reactiva
que, con frecuencia, se denominan pupilas diencefálicas. Se obser­ y puede no asociarse con la afectación de los músculos extraoculares.
van unas pupilas de aspecto similar en numerosos trastornos toxico- La pupila del síndrome de Horner es reactiva, y cuando se debe a la
metabólicos causantes de coma. Las lesiones hipotalámicas y las le­ presencia de una lesión en el SNC en ocasiones se asocia con una
siones localizadas en cualquier lugar de la vía simpática producen la anhidrosis de todo el hemicuerpo ipsolateral. En cambio, las lesiones
aparición del llamado síndrome de Horner. Dependiendo de la loca­ nerviosas del simpático cervical producen anhidrosis solamente en la
lización de la lesión, las lesiones mesencefálicas pueden causar tres cara, el cuello y el brazo. Una parálisis del IK par craneal parcial o
tipos de anomalías pupilares: 1) Las lesiones tectodorsales interrum­ completa causante de dilatación pupilar también puede tener su ori­
pen el reflejo pupilar a la luz y causan la aparición de los denomina­ gen en una lesión intramedular, muy frecuentemente en el mesencé­
dos ojos en posición media, con unas pupilas fijas a la luz, pero que falo (p. ej., infarto o glioma intramedular), en una herniación uncal
reaccionan a la acomodación; sin embargo, es imposible valorar esta causante de compresión del III par, o en un aneurisma de la arteria
reacción en el paciente comatoso. El tamaño de las pupilas presenta comunicante posterior. Asimismo, a veces una pupila con reactividad
fluctuaciones espontáneas, y el reflejo cilioespinal no se altera. 2) Por lenta es uno de los primeros signos de herniación uncal, y se sigue al
regla general, las lesiones de los núcleos mesencefálicos afectan tan­ poco tiempo de la dilatación pupilar y, más adelante, de una parálisis
to a la vía simpática como a la parasimpática, lo que causa la apari­ completa del HI par craneal.
ción de unas pupilas en posición media, fijas e irregulares, y, en oca­ Al realizar la exploración de la pupila o de los reflejos pupilares
siones, también desiguales. 3) Las lesiones del ni par craneal, en el se deben tener en cuenta algunas advertencias. Una equivocación fre­
tronco cerebral o tras la salida del nervio del parénquima cerebral, cuente es la utilización de una iluminación insuficiente. En este con­
producen la aparición de unas pupilas amplias, dilatadas y sin res­ texto, en ocasiones resulta ventajoso utilizar el otoscopio, puesto que
puesta a la luz. Las lesiones de la protuberancia interrumpen la vía proporciona una iluminación y un aumento adecuados. En casos in­
simpática y provocan la aparición de unas pupilas pequeñas, las de­ frecuentes, una lesión ocular o neurológica preexistente puede «fijar»
nominadas pupilas puntiformes, que conservan la reactividad, aun­ las pupilas o causar la aparición de una asimetría pupilar. Asimis­
que para comprobarlo en ocasiones es preciso examinarlas con una mo, las convulsiones producen en ocasiones una anisocoria transitoria.
lupa. Las lesiones localizadas por encima del tálamo y por debajo de También los fármacos (tratamiento local o sistémico) pueden alterar
la protuberancia no modifican la función pupilar, con excepción del la función pupilar. Los preparados oftalmológicos de uso tópico que
síndrome de Horner en las lesiones bulbares o de la médula cervical. contienen un inhibidor de la acetilcolinesterasa, utilizados en el trata­
miento del glaucoma, producen miosis. El efecto de los midriáticos
que puede haberse instilado el mismo paciente o bien otro profesio­
Causas metabólicas nal en una exploración previa desaparece lentamente y causa asime­
tría pupilar. Algunas causas frecuentes que ocasionan la observación
<8t de una pupila dilatada unilateral son la administración previa de mi­
Pequeñas y reactivas driáticos, la cirugía oftalmológica o los traumatismos oculares pre­
vios y, con menor frecuencia, la insuficiencia carotídea.

<®> Motilidad ocular


Causas diencefálicas Causas tectales
La motilidad ocular normal (v. Capítulos 16 y 38) depende de la inte­
Pequeñas y reactivas Grandes, «fijas»,
atetosis pupilar gridad de gran parte del cerebro, cerebelo y tronco cerebral. Asimis­
mo, la preservación de la motilidad ocular normal implica la integri­
<gb dad de gran parte del tronco cerebral, desde los núcleos vestibulares
III par craneal (uncal) Protuberancia de la unión bulboprotuberancial hasta el núcleo oculomotor del me­
Dilatadas y fijas Puntiformes
sencéfalo. En el paciente comatoso, no es posible valorar la motilidad
ocular voluntaria, por lo que para evaluar el sistema oculomotor el
<&>
neurólogo debe confiar solamente en los movimientos oculares refle­
Mesencéfalo
Posición media, fijas
jos. En una persona consciente, normalmente los ojos se encuentran
en posición media y desviación conjugada de la mirada. En ocasio­
FIGURA 5.3 Pupilas en el paciente comatoso. (Reproducido nes, sólo el sueño o el embotamiento pueden descubrir un estrabismo
de: Plum, F. y Posner, J. B. 1995, The Diagnosis of Stupor and Coma, latente vertical u horizontal causante de una mirada no conjugada;
3.a ed. Oxford University Press, New York. Copyright 1966, 1972, 1980, por tanto, la exploración debe hacerse cuando los pacientes presenten
1996, Oxford University Press, Inc. Utilizado con permiso de Oxford un máximo nivel de alerta. Tras la muerte cerebral, los ojos regresan
University Press, Inc.) a la posición media.
Capítulo 5 Estupor y coma 53

La evaluación de la motilidad ocular está formada por tres ele­ ción de unos movimientos oculares de aspecto intencionado ha de ha­
mentos principales: 1) observación de la posición de los ojos en repo­ cer pensar en el «estado de desaferentización», catatonía, seudocoma o
so, incluida la desviación ocular; 2) observación de los movimientos estado vegetativo persistente. Los movimientos oculares errantes (ro­
oculares espontáneos, y 3) exploración de los reflejos oculares. ving) son lentos, conjugados, laterales y de vaivén. Para que aparezcan
unos movimientos oculares errantes, los núcleos oculomotores y sus
Anomalías oculares en la posición de reposo conexiones han de estar intactos. Por regla general, en un paciente que
Debe prestarse una especial atención a los ojos en posición de reposo. presenta movimientos oculares errantes el tronco cerebral está relativa­
Por pequeña que sea, una discrepancia en dicha posición puede indi­ mente intacto, y el coma es más bien secundario a una causa tóxica o
car una parálisis parcial de los nervios extraoculares. En los pacientes metabólica, o bien a lesiones bilaterales localizadas por encima del
con parálisis parciales o combinadas, los signos clínicos de la explo­ tronco cerebral. La detección del roving ocular puede ser difícil en pa­
ración serán sin duda más complejos. Ya sea debida a una lesión me- cientes con parálisis oculares o con una oftalmoplejía intemuclear.
sencefálica intramedular o bien a una compresión extramedular, una Aunque estas lesiones asociadas producen patrones de movimiento
parálisis unilateral del III par craneal produce una desviación del ojo ocular relativamente predecibles, para un neurólogo sin demasiada ex­
afectado hacia abajo y hacia fuera. En cambio, la parálisis del VI par periencia con frecuencia oscurecen el carácter «errante» del movi­
craneal se asocia con una desviación del ojo afectado hacia dentro. Sin miento ocular (que es esencial para su diagnóstico).
embargo, la parálisis aislada del VI par craneal es un signo de locali­ En los pacientes comatosos, el nistagmo sugiere un foco supraten-
zación poco útil, puesto que este nervio tiene un largo trayecto y, torial epileptógeno o irritativo. Un foco epileptógeno localizado en un
además, porque los aumentos inespecíficos de la presión intracraneal campo ocular frontal produce una desviación conjugada contralateral.
pueden causar ya su parálisis, presumiblemente secundaria a la trac­ El nistagmo secundario a un foco irritativo raramente se observa de
ción de su porción extramedular. La parálisis del IV par craneal se modo aislado, es decir, no asociado a otras manifestaciones convulsi­
asocia tan sólo a un leve déficit de la motilidad ocular, por lo que en vas motoras. Además, un estatus epiléptico demostrado por EEG pue­
el paciente comatoso también es de difícil valoración. En los pacien­ de asociarse con movimientos apenas visibles de los ojos, los párpados,
tes en coma, las parálisis de los nervios extraoculares con frecuencia la cara, la mandíbula y la lengua. Para valorar adecuadamente la pre­
se hacen más aparentes en la respuesta «en ojos de muñeca» o me­ sencia de este trastorno siempre debe realizarse un EEG.
diante las pruebas de estimulación térmica (con frío o calor). Los movimientos oculares verticales, conjugados y espontáneos de
los ojos pueden clasificarse en diferentes tipos, según las velocidades
Desviación de los ojos. La desviación espontánea de los ojos puede relativas de las fases de desplazamiento hacia arriba y hacia abajo. La
ser conjugada o no conjugada. Aunque por regla general la desviación denominada sacudida ocular (ocular bobbing) se caracteriza por unas
lateral conjugada de los ojos está causada por una lesión ipsolateral en rápidas sacudidas hacia bajo de ambos ojos, seguidas de un lento retor­
los campos oculares frontales, también puede deberse a una lesión lo­ no a la posición media (Leigh y Zee, 2006). En la fomta clínica carac­
calizada en cualquier lugar desde los campos ipsolaterales hasta la for­ terística existe también parálisis de los movimientos oculares horizon­
mación reticular paraprotuberancial del otro lado (v. Capítulo 38). El tales, tanto espontáneos como reflejos. La sacudida monocular o
movimiento lateral no conjugado puede ser secundario a una parálisis parésica (monocular or paretic bobbing) se produce cuando una pará­
del IV par craneal en el ojo abductor, a una parálisis del III par craneal lisis oculomotora coexistente modifica el aspecto característico de la
en el ojo aductor, o bien a una oftalmoplejía intemuclear. La oftalmo- sacudida ocular. La sacudida ocular atípica (atypical bobbing) hace
plejía intemuclear puede diferenciarse de la parálisis del III par craneal referencia a otras variaciones de la sacudida ocular que no pueden ex­
por la preservación de los movimientos verticales del ojo. plicarse recurriendo a una parálisis ocular sobreañadida o a una sacu­
La desviación hacia abajo de los ojos por debajo del meridiano dida ocular aislada típica. El término se utiliza con frecuencia para
horizontal está causada habitualmente por lesiones del tronco cere­ describir una sacudida ocular asociada con la preservación de los mo­
bral (muy a menudo, por una compresión tectal); sin embargo, tam­ vimientos laterales de los ojos. La sacudida ocular típica es específica,
bién puede observarse en pacientes con trastornos metabólicos, como pero no patognomónica, de las lesiones agudas de la protuberancia. La
el coma hepático. Las lesiones talámicas y subtalámicas causan una sacudida ocular atípica asociada con anoxia no puede considerarse un
desviación de los ojos hacia abajo y hacia dentro. Los pacientes que verdadero signo de localización. El denominado «desplazamiento ocu­
presentan este tipo de lesiones parecen estar mirando la punta de su lar» (ocular dipping) o sacudida ocular inversa (inverse ocular bob­
nariz. La desviación hacia arriba de los ojos es un signo de localiza­ bing) se refiere a unos movimientos oculares espontáneos en los que se
ción poco útil, puesto que puede estar causada por diversos trastornos observa una fase inicial lenta de descenso de los ojos, seguida de una
(p. ej., sueño, convulsiones, síncope, apnea de la respiración de Chey­ fase de ascenso relativamente rápida. En este trastorno no se observan
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

ne-Stokes, hemorragia en el vermis cerebeloso, isquemia del tronco alteraciones de los movimientos oculares reflejos, y por regla general
cerebral y encefalitis). La denominada skew deviation es la desvia­ se asocia con lesiones cerebrales difusas. En la sacudida ocular inversa
ción sostenida de un ojo por encima del otro (hipertropía) no causada existe una fase inicial lenta en la que los ojos se desplazan hacia abajo,
por una lesión neuromuscular periférica ni por un trastorno extracra- seguida de otra fase rápida en la que los ojos pasan por la posición
neal local de la cavidad orbitaria. Por regla general, su presencia in­ media para mirar completamente hacia arriba y, finalmente, regresar de
dica una lesión de la fosa posterior (del tronco cerebral o del cerebe­ nuevo a la posición media. Este trastorno tampoco puede considerarse
lo). En el paciente con embotamiento y en ausencia de lesiones en el un verdadero signo de localización.
tronco cerebral, en ocasiones también es posible observar unos ojos El nistagmo vertical está causado por una anomalía del sistema ves­
en posición vertical y no conjugada. tibular, y consiste en una desviación lenta de los ojos a partir de su
posición primaria, seguida de un rápido (sacádico) retomo inmediato a
Movimientos oculares espontáneos ésta. Se diferencia de la sacudida ocular por la ausencia de una fase
Los movimientos oculares espontáneos (v. Capítulo 16) son de muchos latente entre la «sacada» (saccade) correctora y la siguiente desviación
tipos. En un paciente aparentemente sin otras respuestas, la observa­ ocular lenta. Las mioclonías oculopalatinas se observan tras las lesio­
54 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

nes del tronco cerebral inferior que afectan al triángulo de Guillain- la cabeza debe inclinarse hacia delante 30 grados para que se produz­
Mollaret, que se extiende entre el núcleo dentado del cerebelo, el nú­ ca la estimulación máxima del conducto semicircular lateral, que es
cleo rojo y la oliva inferior. En este trastorno, los movimientos oculares, el máximo responsable de los movimientos oculares reflejos latera­
que pueden ser rotatorios o circulares, se desplazan con el mismo lati­ les. Tras comprobar la permeabilidad del conducto auditivo y la au­
do que los movimientos palatales. El «aleteo ocular», que consiste en sencia de lesiones timpánicas, se inyectan lentamente 10 mi de agua
la aparición de sacadas continuas en el plano horizontal, en ocasiones fría. Por lo general, para realizar la exploración neurológica suele ser
constituye una característica de la afectación cerebelosa. suficiente la irrigación de 10 mi de agua fría en cada oído.
La aplicación de agua fría en el tímpano provoca la aparición de
Movimientos oculares reflejos corrientes en la endolinfa del conducto semicircular, lo que a su vez
En el paciente en estado de coma la exploración del movimiento ocu­ causa modificaciones de la descarga basal del nervio vestibular y una
lar no puede considerarse como completa hasta haber examinado los lenta desviación conjugada (tónica) de los ojos hacia el oído estimu­
movimientos oculares reflejos, incluido el reflejo oculocefálico (fe­ lado. En una persona despierta, la desviación ocular se corrige me­
nómeno «en ojos de muñeca») y, si es necesario, pruebas de estimu­ diante una sacudida nistagmoide del ojo en dirección a la línea media
lación con calor. Aunque en la práctica los términos «fenómeno en (fase rápida). La irrigación con agua caliente produce la reversión del
ojos de muñeca» y «maniobra en ojos de muñeca» se utilizan como flujo de la endolinfa, lo que se asocia con una desviación ocular con­
sinónimos para referirse al reflejo oculocefálico, los neurólogos neó­ jugada con una fase lenta de alejamiento respecto al oído estimulado,
fitos suelen confundirlos. Lo más adecuado es utilizar el término re­ seguida de una fase correctora normal. Por tradición, el nistagmo se
flejo oculocefálico y hacer luego una descripción de la respuesta ob­ denomina según la dirección de esta última fase. Para recordar estas
servada. Este reflejo se examina observando el movimiento de los últimas fases es útil la regla mnemotécnica FOCI (/ría, lado opuesto;
ojos al realizar una brusca rotación pasiva de la cabeza en ambas di­ caliente, /psolateral; en inglés, regla COWS: Cold, Opposite, Warm
recciones, lateralmente y con flexión y extensión del cuello, realiza­ Same). Una aplicación bilateral simultánea de agua fría provoca una
do también por el examinador. Cuando desaparecen las influencias lenta desviación hacia abajo de los ojos; por el contrario, si la aplica­
supranucleares sobre el nervio oculomotor, los ojos se mueven en la ción es de agua caliente, los ojos se desvían hacia arriba.
órbita opuesta a la dirección del giro de la cabeza, y mantienen su Las pruebas oculocefálicas o de estimulación térmica pueden oca­
posición en el espacio. Esta maniobra no debe realizarse hasta haber sionar la aparición de parálisis oculares leves o no sospechadas. En los
valorado antes adecuadamente la estabilidad cervical del paciente. pacientes con parálisis de los pares craneales, oftalmoplejía internu­
Si existen dudas acerca de la estabilidad del cuello, debe aplicarse un clear o enfermedad ocular restrictiva, se observan respuestas disconju­
collarete cervical y sustituir esta maniobra por las pruebas de estimu­ gadas anormales. Los movimientos oculares pueden ser hiperactivos,
lación con calor. En el paciente con reflejo oculocefálico normal lentos o ausentes. En ocasiones, siendo negativa la aplicación de agua
(«fenómeno en ojos de muñeca» normal o positivo), los ojos se des­ fría en los dos oídos, si se refuerza la prueba de estimulación con un
plazan de forma conjugada en dirección opuesta a la del movimiento giro pasivo de la cabeza pueden aparecer movimientos oculares.
de la cabeza. Previsiblemente, las parálisis de los pares craneales al­ En la realización de las pruebas de estimulación térmica, los pa­
teran la respuesta a esta maniobra (Tabla 5.7). cientes pueden presentar respuestas equívocas o falsamente negativas
Las pruebas de estimulación térmica (distintas de las pruebas ca­ en presencia de una enfermedad preexistente del oído interno, ves-
lóricas cuantitativas que se utilizan para valorar los trastornos orgáni­ tibulopatías como las secundarias a fármacos ototóxicos, como la
cos vestibulares; v. Capítulo 40) se realizan a menudo mediante la estreptomicina, paresia vestibular debida a enfermedades (p. ej., en­
aplicación de frío en el tímpano. Con el paciente en decúbito supino. cefalopatía de Wernicke) y efectos secundarios de fármacos. Las le-

TABLA 5.7 Reflejo oculocefálico*

METODO RESPUESTA INTERPRETACION


Rotación lateral de la cabeza Mirada conjugada, los ojos se desplazan en dirección Normal
opuesta al movimiento de la cabeza y mantienen la posición
en el espacio
Ausencia de movimientos de los ojos al rotar la cabeza hacia Parálisis protuberancial bilateral de la
la izquierda o la derecha mirada, disfunción laberíntica bilateral,
intoxicación por fármacos, anestesia
Movimiento adecuado de los ojos cuando la cabeza se rota Parálisis protuberancial unilateral de la
en una dirección, pero ausencia de movimiento cuando la mirada
cabeza se rota en la dirección opuesta
Abducción de un ojo y ausencia de aducción del otro ojo Parálisis del I I I par craneal
Oftalmoplejía intranuclear
Flexión y extensión vertical Mirada conjugada, los ojos se desplazan en dirección Normal
de la cabeza opuesta al movimiento de la cabeza y mantienen la posición
en el espacio
Ausencia de movimiento de los dos ojos Lesiones del mesencéfalo bilaterales
Movimiento de un solo ojo Parálisis del I I I par craneal
Limitación simétrica bilateral de la mirada hacia arriba Envejecimiento

*Se debe realizar una vez determinada la estabilidad del cuello.


Capítulo 5 Estupor y coma 55

siones laberínticas subtotales disminuyen la respuesta; no existe res­ signo de localización mucho menos preciso que la de descerebración,
puesta cuando el laberinto está destruido. Las lesiones del nervio puesto que puede estar causada por lesiones presentes en múltiples
vestibular causan, asimismo, una disminución o desaparición de la lugares (por regla general, por encima del tronco cerebral). Asimis­
respuesta. Los fármacos causantes de supresión de la función vesti­ mo, la postura de decorticación no implica un pronóstico tan malo
bular o supresión de la función oculomotora (o de ambas) son: sedan­ como la de descerebración (se asocia con lesiones que, muchas ve­
tes, anticolinérgicos, anticonvulsivos, antidepresivos tricíclicos y ces, son reversibles).
bloqueadores neuromusculares. Si la respuesta observada en un oído Las posturas de descerebración o decorticación unilaterales son, asi­
es indeterminada, deben realizarse en el otro oído pruebas de estimu­ mismo, menos ominosas que las bilaterales. Las lesiones causantes de
lación con agua fría y con agua caliente. Si la prueba sigue siendo posturas unilaterales pueden localizarse en cualquier lugar del sistema
equívoca, se recomienda valorar también el fenómeno «en ojos de motor comprendido entre la corteza y el tronco cerebral. Tras un acci­
muñeca». En la Tabla 5.8 se muestra la interpretación de las respues­ dente vascular cerebral, es frecuente encontrar una postura de extensión
tas anormales observadas en las pruebas de estimulación térmica. unilateral que, con el tiempo, se convierte en postura de flexión.
Un infrecuente reflejo ocular observado en los pacientes en estado Estas posturas pueden aparecer espontáneamente, como respuesta
vegetativo persistente es el reflejo de abertura de ambos ojos tras a estímulos externos (p. ej., dolor), o bien desencadenarse por acon­
realizar una flexión del brazo a nivel del codo. Este reflejo es distinto tecimientos mínimos (p. ej.. la respiración del paciente). Aunque fre­
a la abertura refleja de los ojos que se observa en el paciente comato­ cuentes, a causa de otras lesiones asociadas del tronco cerebral o de
so tras levantar su cabeza o girarla de un lado a otro. localización más anterior, estas posturas pueden mostrar también una
expresión variable. Debe prestarse una especial atención a las postu­
ras de los pacientes, puesto que a menudo su presencia es indica­
Sistema motor
tiva de un síndrome de herniación del tronco cerebral. Los profesionales
La exploración del sistema motor de un paciente en estupor o en de urgencias y los médicos sin demasiada experiencia pueden con­
coma comienza por la descripción de su postura en reposo, así como fundir estas posturas anormales con convulsiones, e instaurar un tra­
de los posibles movimientos adventicios. Hay que observar los movi­ tamiento anticonvulsivo, causando así un desafortunado retraso en el
mientos, intencionados o no intencionados, y comparar los dos lados abordaje adecuado de los pacientes.
del cuerpo. La desviación de la cabeza y el ojo a un lado, junto con En el paciente comatoso, la observación de movimientos adventi­
una hemiparesia del otro lado, sugiere una lesión supratentorial; en cios puede ser útil para diferenciar las lesiones estructurales de las
cambio, una parálisis ipsolateral apunta a una probable lesión del alteraciones metabólicas. Así, los movimientos tonicoclónicos y
tronco cerebral. Asimismo, la rotación externa de la extremidad infe­ otros tipos de movimientos estereotipados apuntan a las convulsiones
rior es un signo de hemiplejía o fractura de cadera. como la causa más probable de disminución del estado de alerta. Las
La denominada postura de descerebración es extensora y bilate­ sacudidas mioclónicas son movimientos espasmódicos arrítmicos
ral, con extensión de las extremidades inferiores, aducción y rotación que se observan en grupos musculares (aislados o múltiples) de los
interna de los hombros, y extensión del codo y la muñeca. La postura pacientes con encefalopatía anóxica u otros comas de origen metabó-
de descerebración suele estar causada por lesiones de la protuberan­ lico, como la encefalopatía hepática. La mioclonía rítmica, que debe
cia o lesiones bilaterales del mesencéfalo. Aunque con menor diferenciarse de las convulsiones epilépticas, constituye habitual­
frecuencia, también se observa un cuadro clínico similar en los pa­ mente un signo de lesión del tronco cerebral. Asimismo, los pacientes
cientes con encefalopatías metabólicas profundas o lesiones supra­ con hipocalcemia presentan tetania. Los ataques cerebelosos son el
tentoriales que afectan a las vías motoras. resultado de una herniación intermitente de las amígdalas cerebelo­
En cambio, la llamada postura de decorticación consiste en una sas. Estos accesos se caracterizan por la aparición de alteraciones del
flexión bilateral en los codos y muñecas, con aducción del hombro y nivel de despertar, opistótonos, frecuencia respiratoria lenta e irregu­
extensión de las extremidades inferiores. Esta postura constituye un lar y dilatación de las pupilas.

Tabla 5.i Pruebas de estimulación térmica

METODO RESPUESTA INTERPRETACION


Instilación de agua fría Fase lenta hacía la derecha, fase Normal
en el oído derecho correctora (rápida) hacia la izquierda
Ausencia de respuesta (comprobar la Obstrucción del conducto auditivo, «laberinto
permeabilidad del conducto, aplicación muerto», disfunción nuclear o del VIII par craneal,
de agua caliente en el oído opuesto) respuesta falsamente negativa (v. texto)
Fase lenta hacia la derecha, ausencia Trastorno toxícometabóllco, fármacos, lesión
de fase rápida orgánica por encima del tronco cerebral
Nlstagmo vertical con desviación hacia Parálisis horizontal de la mirada
abajo (downbeating nystagmus)
Instilación de agua fría en el oído Las respuestas deben ser opuestas
Izquierdo a las del oído derecho
Instilación de agua caliente en el oído Fase lenta hacia la derecha, fase rápida Trastorno laberíntico o del VIII par craneal
izquierdo tras ausencia de respuesta hacia la izquierda (periférico) en el lado derecho (suponiendo
a la Instilación de agua fría en el oído que el conducto auditivo sea permeable)
derecho
56 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Aunque siempre debe examinarse la respuesta a los estímulos dolo­ tricular. Asimismo, cuando una punción lumbar reduce bruscamente
rosos, se debe saber que el tipo de respuesta puede variar según el lado la presión del LCR frente a una masa que produce un aumento de la
estimulado. Asimismo, en ocasiones es difícil diferenciar las respues­ presión intracraneal, puede presentarse una herniación brusca de las
tas intencionadas de otros reflejos más primitivos. La flexión, la exten­ amígdalas cerebelosas a través del agujero occipital {foramen mag­
sión y la aducción pueden ser tanto voluntarias como involuntarias. En num) (Posner et al, 2007). En ambas situaciones, aparece un fracaso
general, la abducción es más a menudo voluntaria; se dice que la única súbito e inesperado de las funciones bulbares que facilitan la respira­
reacción no refleja definida es la abducción del hombro, que se exami­ ción y la presión arterial. La exploración clínica de los pacientes con
na pellizcando la cara interna de la zona superior del brazo. síndromes de herniación puede resultar confusa a causa del carácter
En la extremidad superior, la respuesta flexora refleja consiste en variable de los signos o de la expresión de signos disfuncionales ais­
una aducción del hombro con flexión del codo y pronación del brazo. lados y dispersos en regiones separadas del cerebro. Además, algunos
En las extremidades inferiores, la respuesta de triple flexión se refiere signos pueden ser más prominentes que otros.
al llamado «reflejo de retirada» (flexión en la cadera y la rodilla, con La herniación del tronco cerebral se asocia siempre con un aumen­
dorsiflexión en el tobillo como respuesta a una estimulación dolorosa to de la presión intracraneal y, en ocasiones, también con un au­
del pie o de la extremidad inferior). Sin embargo, estos tipos de reflejos mento de la presión arterial sistólica, bradicardia y parálisis del VI
raramente son útiles como signos de localización de la lesión. par craneal. Sin embargo, y al igual que muchos de los signos clási­
Los reflejos medulares se producen a nivel de la médula espinal cos de herniación descritos anteriormente, en realidad estos signos
y, por tanto, no dependen de la integridad funcional del cerebro ni aparecen en fases relativamente tardías. Los signos más precoces de
del tronco cerebral. La mayoría de los pacientes con ausencia de las una posible herniación son la disminución del nivel de consciencia,
funciones cerebrales o del tronco cerebral presentan algún tipo de las leves variaciones de la frecuencia o profundidad de la respiración,
reflejo medular. y la aparición del signo de Babinski. La hernia amigdalina puede
En el paciente en coma por cualquier causa (incluida la sobredosis sugerirse por una alteración del nivel de consciencia, postura en opis-
de fármacos o de sustancias de abuso y los estados postictales), el tótonos, pupilas dilatadas y respiración irregular. Por tanto, es impor­
reflejo plantar puede ser de extensión. Si no existe una lesión estruc­ tante tener precozmente la sospecha diagnóstica de herniación, por­
tural subyacente, el reflejo pasa a ser de flexión una vez que el pa­ que una vez han aparecido los signos mesencefálicos, es probable que
ciente ha recuperado la consciencia. el paciente presente ya lesiones estructurales y, en consecuencia, una
El tono muscular y su asimetría son útiles para la localización de menor posibilidad de reversión del trastorno.
las lesiones estructurales focales y, asimismo, para el diagnóstico di­
ferencial entre el coma estructural y el coma metabólico. Por regla
general, las lesiones estructurales agudas localizadas por encima del DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
tronco cerebral causan una disminución del tono muscular o flacidez.
En las lesiones más antiguas, el tono muscular suele estar aumentado. Diagnóstico diferencial del coma
Habitualmente, las alteraciones metabólicas se asocian con una dis­
minución simétrica del tono muscular. Finalmente, debe recordarse
tóxico-metabólico y el coma orgánico
que en las últimas fases de la muerte cerebral se observa, asimismo, Muchas de las características de la anamnesis y de la exploración fí­
una flacidez generalizada. sica son útiles para diferenciar el coma orgánico del coma secundario
a causas tóxicas o metabólicas. Algunas ya se han mencionado ante­
riormente. Cuando el médico dispone de la anamnesis, las enferme­
Coma y herniación cerebral dades previas del paciente, el tratamiento farmacológico que recibía
Los síndromes de hernia se exponen en el Capítulo 54B. Para el buen o la situación en que fue hallado le sirven con frecuencia para encon­
abordaje clínico del paciente comatoso es especialmente importante trar la causa del trastorno. También resulta muy útil valorar la evolu­
tener algunos conocimientos acerca de los signos clínicos de la her­ ción temporal de la enfermedad causante del coma. Por lo general, si
niación. Por regla general, los signos clásicos de la herniación causa­ la causa del coma son lesiones estructurales, el inicio es más brusco,
da por masas supratentoriales son variaciones de un tipo uncal o bien mientras que si las causas son tóxicas o metabólicas la progresión del
de un tipo central. Clásicamente, en las herniaciones del primer tipo trastorno es más lenta. Una excepción a esta norma general son las
se observan signos precoces de compresión mesencefálica y del III enfermedades estructurales multifocales, como la vasculitis y la leu­
par craneal. Aunque al principio existe dilatación pupilar a causa de coencefalopatía, que, a veces, presentan una progresión clínica lenta
la compresión del III par craneal, con el tiempo se regresa a la posi­ y habitualmente escalonada. Los tumores supratentoriales e infraten-
ción media, y aparece una compresión del mesence'falo que afecta a toriales, que se caracterizan por un crecimiento lento y por la exis­
los tractos nerviosos simpáticos y parasimpáticos. En la herniación tencia de un edema perilesional, pueden simular en ocasiones la pre­
de tipo central, los signos más precoces son los siguientes: disminu­ sencia de trastornos metabólicos.
ción de la capacidad de concentración, somnolencia o agitación ines­ También la respuesta inicial del paciente al tratamiento urgente
perada; pupilas pequeñas, pero reactivas; desaparición de la fase rá­ resulta a veces útil para diferenciar las causas metabólicas o tóxicas
pida en las pruebas de estimulación térmica; mirada vertical refleja del coma. Asimismo, por lo general, el paciente con hipoglucemia
pobre o ausente, y signos corticoespinales bilaterales, que incluyen recupera la consciencia tras la administración de glucosa, el paciente
aumento del tono muscular en el mismo lado de la masa lesional he­ con hipoxia responde a la administración de oxígeno, y el paciente con
misférica causante de la herniación (Posner et al, 2007). sobredosis por opiáceos responde a la naloxona.
Por lo general, los signos de la herniación tienden a progresar en En general, al realizar la exploración neurológica las lesiones
dirección rostrocaudal. Constituyen una excepción aquellos casos estructurales se asocian con manifestaciones focales o con una no­
en los que la hemorragia intraventricular se extiende hacia el cuarto table asimetría de los hallazgos. En cambio, las enfermedades psi­
ventrículo y produce una onda de presión que comprime la zona periven­ quiátricas y los trastornos tóxicos o metabólicos se caracterizan por
Capítulo 5 Estupor y coma 57

la simetría de los signos encontrados. Asimismo, en los trastornos nobarbital o por fenitoína y el coma metabólico profundo secunda­
metabólicos el paciente presenta, con frecuencia, una afectación rio a otras causas.
bilateral y, a menudo, a múltiples niveles. Aunque en estos casos • Movimientos adventicios. En un paciente comatoso con períodos
también pueden observarse pacientes con asimetría de los signos, de intranquilidad motora, temblor o espasmo hay que pensar como
en general éstos son de grado menor y tienden a variar con el paso posible causa en las toxinas o los fármacos (p. ej., clorpromazina o
del tiempo. litio). La herniaeión del tronco cerebral o la isquemia intermitente
Son numerosas las características de la exploración neurológica del SNC también pueden causar posturas inhabituales. Las sacudi­
que sirven para establecer el diagnóstico diferencial entre el coma das mioclónicas responden habitualmente a una causa metabólica;
toxicometabólico y el coma estructural: asimismo, a menudo tienen un origen anóxico.
• Tono muscular. En el coma de causa metabólica el tono muscular
• Estado de consciencia. Los pacientes con trastornos metabólicos suele ser normal o está disminuido y simétrico. En cambio, las le­
muestran a menudo unas alteraciones más leves del nivel de conscien­ siones estructurales cursan con una asimetría del tono muscular.
cia y, además, tienden a presentar altibajos de la conducta. En cambio, En las lesiones estructurales el tono muscular puede ser normal,
los pacientes con lesiones estructurales tienden a permanecer en el alto o bajo.
mismo nivel de consciencia o bien a empeorar de modo progresivo.
Asimismo, también las toxinas pueden causar una disminución pro­ El neurólogo debe conocer bien las lesiones estructurales más fre­
gresiva del nivel de consciencia. cuentes que simulan la existencia de causas metabólicas y, asimismo,
• Respiración. Aunque las respiraciones profundas y frecuentes sue­ las causas tóxicas o metabólicas de coma que pueden cursar con sig­
len estar causadas por trastornos metabólicos, en casos infrecuen­ nos neurológicos focales en la exploración. Las lesiones estructurales
tes también pueden deberse a lesiones de la protuberancia o a un que en ocasiones simulan la presencia de causas toxicometabólicas
edema pulmonar neurógeno secundario a las lesiones estructurales son la hemorragia subaracnoidea, la trombosis de los senos venosos,
agudas. la hemorragia subdural crónica o bilateral, y otros trastornos difusos
• Examen del fondo de ojo. La demostración de una hemorragia o multifocales, como vasculitis, enfermedades desmielinizantes y
subhialoidea o de papiledema son signos prácticamente patognomó- meningitis. Cualquier causa toxicometabólica de coma puede aso­
nicos del diagnóstico de lesiones estructurales. El papiledema debi­ ciarse con el hallazgo de signos focales; sin embargo, estos signos se
do a un aumento de la presión intracraneal apunta a una masa lesio- observan principalmente en los pacientes con intoxicación por barbi­
nal intracraneal o a una encefalopatía hipertensiva. El papiledema no túricos o plomo, hipoglucemia, encefalopatía hepática o hiponatre­
se observa en los pacientes con enfermedades metabólicas, pero las mia. Asimismo, en un paciente con un coma por causas tóxicas o
únicas excepciones son el hipoparatiroidismo, la intoxicación por metabólicas la exploración física puede revelar la presencia de lesio­
plomo y la hipertensión maligna. nes estructurales antiguas, como un accidente vascular cerebral. Ade­
• Tamaño de las pupilas. En el coma por causas toxicometabólicas más, los trastornos metabólicos (p. ej., hipoglucemia) también pue­
las pupilas suelen ser simétricas. Los pacientes con encefalopatía den descubrir la presencia de lesiones estructurales relativamente
tóxica o metabólica presentan a menudo pupilas pequeñas y reacti­ silentes. Las encefalopatías tóxicas y metabólicas se exponen con
vas. Constituyen una excepción los pacientes con intoxicación por mayor detalle en el Capítulo 60.
alcohol metílico (pupilas dilatadas y no reactivas), y las fases tar­
días del coma tóxico o metabólico cuando existen ya hipoxia o le­
sión cerebral permanente. En la asfixia terminal, al principio las Diagnóstico diferencial entre el coma psiquiátrico
pupilas se dilatan y luego, en menos de 30 minutos, permanecen o el «síndrome de seudocoma» y el coma
fijas en posición media. La dilatación inicial se atribuye a una des­ metabólico o estructural
carga simpática masiva.
• Reactividad de las pupilas. La evaluación del reflejo pupilar es uno En ocasiones, es difícil diferenciar al paciente con un estupor o coma
de los métodos más útiles para establecer el diagnóstico diferencial verdaderos del paciente que no despierta a causa de una enfermedad
entre las causas metabólicas y las causas estructurales del coma. La psiquiátrica o que simula estar inconsciente por otros motivos. En
reactividad de las pupilas es relativamente resistente a las agresio­ estos casos, el clínico puede encontrar la anamnesis y la exploración
nes metabólicas; así, e incluso en ausencia de otros reflejos del física sospechosas, lo que le sugiere la presencia de un mecanismo
tronco cerebral, en los pacientes que presentan un coma secundario no fisiológico para explicar la situación del paciente. En la explora­
a intoxicación por fármacos o causas metabólicas por lo general la ción, se descubren numerosas inconsistencias, así como anomalías
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

reactividad de las pupilas está conservada. La hipotermia y la in­ que no se ajustan a los síndromes neurológicos habituales. Para con­
toxicación grave por barbitúricos cursan en ocasiones con pupilas firmar la sospecha de seudocoma son especialmente útiles los exáme­
fijas; asimismo, mientras los bloqueadores neuromusculares cau­ nes de los párpados, pupilas, movimientos oculares adventicios y el
san unas pupilas pequeñas o en posición media, la glutetimida y la reflejo oculovestibular, mediante pruebas de estimulación térmica.
atropina producen su dilatación. Es difícil alterar voluntariamente el tono palpebral. En el paciente
• Motilidad ocular. La asimetría de la función oculomotora es una que presenta estupor o coma verdaderos, es fácil realizar una abertura
característica típica de las lesiones estructurales. pasiva de los párpados, que es seguida por su cierre lento y gradual.
• Movimientos oculares espontáneos. Los movimientos errantes con En cambio, el paciente histérico simulador se resiste a menudo a la
excursión completa de los ojos son muy sugestivos de causas tóxi­ abertura pasiva de los párpados y, a veces, mantiene incluso los ojos
cas o metabólicas. cerrados con firmeza. Al paciente histérico o simulador le resulta
• Movimientos oculares reflejos. En los pacientes con coma de causa prácticamente imposible imitar el cierre lento y gradual posterior de
toxicometabólica los movimientos oculares reflejos suelen ser nor­ los párpados. Además, en los pacientes histéricos el parpadeo aumen­
males, con las excepciones infrecuentes de la intoxicación por fe- ta, mientras que disminuye en los casos de estupor verdadero.
58 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Durante el sueño o en el paciente en coma (con los ojos cerrados), aminotransferasa y de aspartato-aminotransferasa. Las pruebas de fun­
las pupilas se contraen normalmente, pero en el paciente consciente ción hepática pueden ser normales o estar sólo levemente alteradas,
se dilatan estando los ojos cerrados. Por tanto, en una persona dormi­ incluso en los pacientes con una función hepática significativamente
da o en un paciente con coma verdadero (y preservación de los refle­ anormal, por lo que a veces sus resultados son equívocos en los pacien­
jos pupilares), la abertura pasiva de los ojos provoca una dilatación tes con hepatopatía en estadio terminal. Incluso aunque el nivel sanguí­
de las pupilas. En cambio, al abrir los ojos de una persona despierta neo de amonio no está correlacionado con el nivel de encefalopatía
las pupilas se contraen. Este principio básico es muy útil para dife­ hepática, con frecuencia se halla muy aumentado y, por tanto, su deter­
renciar al paciente en coma del paciente con un seudocoma. minación resulta de utilidad en los pacientes con pruebas de función
Tampoco es fácil simular los movimientos oculares errantes, cuya hepática relativamente normales y sospecha diagnóstica de hepatopa­
presencia constituye, por tanto, un signo favorable al diagnóstico de tía. La encefalopatía hepática puede persistir hasta 3 semanas después
coma verdadero. Por último, si durante las pruebas de estimulación de la normalización de las pruebas de función hepática.
con frío los ojos no se desvían tónicamente al lado de la instilación y Las pruebas de función tiroidea son necesarias para confirmar el
las fases rápidas están conservadas, básicamente se descarta un estu­ diagnóstico de hipotiroidismo o hipertiroidismo. Cuando se sospecha
por o coma verdadero. Además, las pruebas de estimulación con frío una crisis addisoniana, debe solicitarse el nivel sérico de cortisol. El
con vértigo resultante suelen «despertar» a los pacientes psiquiátri­ hallazgo de un nivel normal o bajo de cortisol en pacientes en coma
cos o simuladores. o en estados de estrés sugiere un diagnóstico de insuficiencia supra­
rrenal. En estos casos, si es oportuno deben realizarse más estudios
de la función suprarrenal.
Pruebas de laboratorio útiles Cuando la causa del coma no es absolutamente segura, y en posi­
En la Tabla 5.9 se muestran las pruebas de laboratorio más útiles en la bles casos medicolegales, es imprescindible determinar el nivel de
evaluación del paciente comatoso. La gasometría arterial sirve para alcohol en sangre y realizar un cribado de fármacos y toxinas. Aun­
descartar la presencia de hipoxemia y de narcosis por dióxido de car­ que, por regla general, no es posible disponer inmediatamente de
bono; asimismo, es útil para diferenciar los trastornos primarios del ellos, los resultados de estas pruebas pueden ser muy importantes
SNC de los trastornos respiratorios secundarios. Las hepatopatías, posteriormente. En cambio, en el laboratorio se determina con rapi­
miopatías y estados de rabdomiólisis aumentan los niveles de alanina- dez la osmolalidad del suero, que puede utilizarse para estimar el ni-

TABLA 5.9 Pruebas de laboratorio útiles en el diagnóstico diferencial del coma

PRUEBAS DE LABORATORIO RESULTADO TRASTORNOS ASOCIADOS


Electrólitos (Na, K, Cl, C02) V. capítulos 53A y 60 para el estudio de los trastornos asociados con anomalías de los electrólitos, glucosa,
Glucosa BUN, calcio y magnesio
BUN
Creatlnlna
Calcio
Magnesio
Hemograma y recuento Hematocríto'.
diferencial Aumento Depleción de volumen, trastorno pulmonar subyacente, trastorno
mieloprollferativo, hemangloblastoma cerebeloso; pueden asociarse con
«enlentecimiento» vascular (hlpoperfusión)
Disminución Anemia, hemorragia
Recuento de leucocitos:
Aumento Infección, reacción aguda al estrés, tratamiento con corticoides, tras un
ataque epiléptico, trastorno mieloprollferativo
Disminución Quimioterapia, inmunoterapla, infección vírica, sepsis
Recuento de linfocitos:
Disminución Infección vírica, malnutrición, síndrome de ¡nmunodeflciencía adquirida (sida)
Recuento de plaquetas Disminución Sepsis, coagulación ¡ntravascular diseminada, púrpura trombótica
trombocitopénlca, púrpura trombocitopénica idlopática, fármacos; pueden
asociarse con hemorragia intracraneal
Tiempo de protromblna Aumento Deficiencia de factores de la coagulación, hepatopatía, anticoagulantes,
coagulación ¡ntravascular diseminada
Tiempo de tromboplastlna parcial Aumento Tratamiento con heparina, anticoagulante lúplco
Gasometría arterial V. texto
Creatinclnasa V. texto
Pruebas de función hepática V. texto
Pruebas de función tiroidea V. texto
Nivel plasmático de cortisol V. texto
Cribado de fármacos y toxinas V. texto
Osmolalidad del suero V. texto

BUN: nitrógeno ureíco en sangre.


Capítulo 5 Estupor y coma 59

vel de alcohol, puesto que el alcohol es osmóticamente activo y au­ rebral, con aumento de la amplitud del espacio subaracnoideo entre
menta el intervalo osmolar (osmolar gap) en proporción a su nivel en la masa y el borde libre ipsolateral; 2) estiramiento medial de la arte­
sangre. La osmolalidad del suero se calcula del siguiente modo: ria cerebral posterior y de la arteria comunicante posterior; 3) oblite­
ración de la cisterna interpeduncular; 4) infarto del lóbulo occipital,
Osmolalidad sérica = 2 Na+ (mEq/1) + BUN (mg/dl)/ y 5) deformación y elongación de la incisura tentorial en forma de U.
2,8 + glucosa (mg/dl)/18 Sin embargo, el neurólogo también debe saber que la TC puede pasar
por alto los signos precoces de infarto, encefalitis o hemorragia sub­
El intervalo osmolar (osmolar gap), que es la diferencia entre la os­ dural isodensa. Asimismo, hay que tener precaución al efectuar la
molalidad sérica medida y la osmolalidad sérica calculada, represen­ evaluación por TC de los pacientes comatosos, especialmente antes
ta las partículas osmóticamente activas no medidas. de la punción lumbar, con el objeto de descartar la presencia de una
Los pacientes comatosos presentan un mayor riesgo de rabdomió- hemorragia subdural bilateral o de una hemorragia subdural isoden­
lisis y de aparición de necrosis tubular aguda (un trastorno que puede sa. La interpretación de la TC se expone en el Capítulo 36A.
prevenirse), por lo que en ellos también hay que determinar siempre En los pacientes con traumatismo craneal grave, pueden tener cierto
los niveles de creatincinasa (al inicio y, luego, diariamente durante valor pronóstico los estudios del metabolismo cerebral mediante tomo-
varios días). Para descartar el infarto de miocardio es útil la determi­ grafía por emisión de fotón único (SPECT) (Delia Corte et al, 1997).
nación de la isoenzima MB de la creatincinasa cada 8 horas durante Aunque durante las primeras 48 horas posteriores a un traumatismo al
el primer día. parecer el flujo sanguíneo cerebral no está relacionado ni con la grave­
dad ni con el pronóstico del trastorno, la tasa metabólica cerebral de
oxígeno (CMRO,, cerebral metabolic rate of oxygen), así como la Es­
Otros estudios útiles cala del Coma de Glasgow, pueden ser útiles para el pronóstico.

Electrocardiografía
Electroencefalografía
El electrocardiograma (ECG) es útil para el diagnóstico de infarto de
El electroencefalograma (EEG) es útil en numerosas situaciones:
miocardio, arritmias cardíacas, bloqueos de la conducción y bradi-
confirmación de una lesión estructural de la corteza cerebral en pa­
cardia, así como para demostrar signos de hipertensión o enfermedad
cientes demasiado inestables para ser trasladados a un centro donde
coronaria aterosclerótica. La hipocalcemia causa prolongación del
pueda realizarse una TC; estados postictales en pacientes que tardan
intervalo QT. Por el contrario, la hipercalcemia se asocia con un acor­
en despertar después de una supuesta convulsión; crisis parciales
tamiento del intervalo QT. En los pacientes con hipotiroidismo, se
complejas; estatus epiléptico electroencefalográfico o no convulsivo
aprecia una disminución de la frecuencia cardíaca, complejos QRS
(p. ej., en pacientes comatosos tras una lesión isquémica anóxica); y
de bajo voltaje, ondas T planas o invertidas y aplanamiento del seg­
trastornos toxicometabólicos. En los pacientes con trastornos meta­
mento ST. En los pacientes con hipertiroidismo se observa habitual­
bólicos, por lo general las alteraciones más precoces del EEG son una
mente taquicardia.
disminución de la frecuencia de los ritmos de fondo y la aparición de
ondas theta difusas que, a medida que disminuye el estado de cons­
ciencia, progresan a un mayor enlentecimiento de la actividad cere­
Estudios por la imagen en neurología
bral. En la encefalopatía hepática pueden observarse unas amplias
Tras realizar el tratamiento, si el paciente se encuentra estabilizado, ondas trifásicas de amplitud mediana o alta, sincrónicas, simétricas y
una vez realizada la exploración inicial y después de solicitar las prue­ bilaterales, con frecuencia de predominio frontal. Asimismo, la ob­
bas de laboratorio necesarias, el siguiente estudio de elección es la TC servación de unas ondas periódicas puntiagudas unilaterales o bilate­
cerebral, sin utilización de medio de contraste, pero con secciones de rales con predominio en la región temporal sugiere una encefalitis
5 mm en la fosa posterior. Según la disponibilidad clínica y la estabilidad por el virus del herpes simple. El EEG también es útil para confirmar
del paciente, otro estudio que puede realizarse es la resonancia magné­ las sospechas clínicas de catatonía, seudocoma, estado de desaferen-
tica (RM), mediante la cual se consigue una excelente visualización de tización, estado vegetativo persistente y muerte cerebral (Brenner,
la fosa posterior y de su contenido (lo cual es de extrema utilidad ante 2005). Los EEG se exponen con mayor detalle en el Capítulo 35A.
una sospecha de lesión estructural del tronco cerebral). Sin embargo, la
RM no es específica como la TC para la visualización de una hemorra­
Potenciales evocados
gia intracraneal precoz; además, actualmente la RM todavía presenta
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

diversas limitaciones, como el tiempo necesario para realizar el estu­ Los potenciales evocados pueden ser útiles en la evaluación de la inte­
dio, la degradación de las imágenes con mínimos movimientos del pa­ gridad del tronco cerebral y del pronóstico de los pacientes comatosos.
ciente y la relativa inaccesibilidad al paciente durante su realización. En 50 pacientes hemodinámicamente estables que permanecieron en
Cuando se lleva a cabo tal como se ha descrito, la TC es actualmente el estado de coma durante 4 horas después de ser reanimados a causa de
estudio por la imagen que puede efectuarse más rápidamente; de este un paro cardiopulmonar se realizó un estudio mediante potenciales
modo, el médico dispone así de la máxima información posible sobre evocados somatosensoriales de latencia corta durante las primeras
eventuales lesiones estructurales, con un riesgo mínimo para el pacien­ 8 horas posteriores al paro. Los autores del estudio comprobaron que
te. En ocasiones, para definir mejor las imágenes de la TC inicial es ninguno de los 30 pacientes sin potenciales evocados corticales llegó a
preciso administrar un medio de contraste intravenoso. recobrar la consciencia. Sin embargo, recobraron la consciencia 5 de
Es innegable el valor de la TC para mostrar las masas lesiónales y los 20 pacientes que presentaron potenciales evocados corticales. En el
de la hemorragia. Además, también puede visualizar signos de her­ 40% de los pacientes que no recobraron la consciencia, los reflejos del
niación cerebral. En la herniación uncal, mediante la TC se aprecian tronco cerebral estaban preservados; ello implica que, en los pacientes
los siguientes signos: 1) desplazamiento contralateral del tronco ce­ difíciles de valorar por otros métodos, es posible realizar un grado de
60 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

evaluación del pronóstico. Asimismo, los potenciales pueden ser espe­ En los primeros días posteriores a la aparición de un coma no
cialmente útiles en la valoración objetiva de la función cognitiva de los traumático no es posible predecir con certeza qué pacientes presenta­
pacientes en estado de desaferentización (Onofrj et al, 1997). El com­ rán o seguirán en un estado vegetativo persistente. Aunque se han
ponente NI00 del potencial evocado auditivo y los potenciales evoca­ publicado raros casos de pacientes que han despertado tras estados
dos cognitivos (negatividad errónea obtenida después de estímulos vegetativos de largo tiempo de duración, si los pacientes con coma no
nuevos) parecen tener un valor predictivo para despertar del coma, pero traumático no han recobrado la consciencia antes de un mes, es poco
el reflejo pupilar sigue siendo la variable más pronostica (Fischer et al, probable que la recuperen más tarde. Además, aunque recobren la
2004). La ausencia de potenciales evocados como respuesta a estímu­ consciencia, estos pacientes no presentan prácticamente ninguna pro­
los somatosensoriales también es muy predictiva del no despertar del babilidad de poder llevar una vida independiente. En un estudio mul-
coma (Robinson et al, 2003). ticéntrico exhaustivo se comprobó que durante los 3 días posteriores
a un paro cardíaco la evaluación realizada en una unidad de cuidados
intensivos es lo suficientemente predictiva de los resultados neuroló­
Monitoñzación de la presión intracraneal
gicos finales como para poder tomar decisiones informadas respecto
Las determinaciones de la presión intracraneal (PIC) proporcionan un a los tratamientos de reanimación. Así, en dicho estudio se comprobó
índice del grado de tumefacción cerebral, y son particularmente útiles que los signos predictivos de unos malos resultados neurológicos
en el tratamiento de los pacientes con traumatismos craneales graves. eran la ausencia del reflejo pupilar a la luz, la ausencia de respuesta
En estudios post mórtem de traumatismos craneales que terminaron motora al dolor y unas bajas puntuaciones en la Escala del Coma de
con la vida de los pacientes se demostró la existencia de una relación Glasgow (< 5).
directa entre los aumentos significativos de la PIC y la muerte por her- Junto con los datos procedentes de estudios como los antes men­
niación tentorial. Sin embargo, en ausencia de hematomas intracranea­ cionados, la experiencia clínica permitirá a cada médico establecer
les, en los pacientes comatosos con estudios por la imagen normales se un pronóstico personalizado en los pacientes en estado de coma se­
observa una baja incidencia de aumento de la PIC y, además, casi nun­ cundario a causas no traumáticas que todavía no presentan una muer­
ca desarrollarán una hipertensión intracraneal incontrolada. te cerebral clínica. Los hallazgos de la exploración física son muy
predictivos del pronóstico, y la mayoría de signos útiles aparece en
las 24 horas siguientes al suceso (Booth et al, 2004).
PRONÓSTICO
Considerando los conocimientos actuales sobre el tema, y a menos que
Coma traumático
se cumplan los criterios de muerte cerebral, como se describe más ade­ El pronóstico del coma traumático difiere en varios aspectos del pro­
lante en este capítulo, es imposible predecir de modo fiable el pronós­ nóstico del coma no traumático. En primer lugar, muchos de los pa­
tico de los pacientes comatosos con el 100% de certeza. Así, los estu­ cientes con un traumatismo craneal son jóvenes. En segundo término,
dios disponibles no permiten afirmar de modo definitivo que un en los pacientes con un coma traumático la duración del trastorno (in­
paciente determinado que no presenta muerte cerebral saldrá del estado cluso hasta varios meses) no excluye la posibilidad de conseguir unos
de coma, ni tampoco establecer un pronóstico sobre el grado de recu­ resultados satisfactorios. En tercer lugar, y por lo que respecta al grado
peración que pueda observarse en casos concretos. A pesar de todo, a inicial de trastorno neurológico, los pacientes con coma traumático
partir de exámenes seriados en diversos estadios del coma se han reuni­ evolucionan mejor que los pacientes con un coma no traumático.
do unas cifras estadísticas globales sobre su pronóstico, que aportan al El pronóstico del coma secundario a un traumatismo craneal puede
médico una idea global de cómo pueden evolucionar los pacientes. considerarse en términos de supervivencia; sin embargo, dado que son
La evolución del coma puede considerarse en términos de tres muchos más los pacientes que sobreviven a un coma traumático que
subcategorías: coma inducido por fármacos, coma no traumático y los que sobreviven a un coma no traumático, es igualmente importante
coma traumático. Por lo general, el coma inducido por fármacos es tener también en cuenta las incapacidades que presentarán finalmente
reversible, excepto si el paciente no ha recibido un tratamiento sinto­ los pacientes que sobrevivan (en muchos de ellos, estas incapacidades
mático sistémico adecuado estando en coma o bien si presenta lesio­ serán enormes). La Escala del Coma de Glasgow es un sistema muy
nes secundarias persistentes debidas a hipoperfusión, hipoxia o falta práctico para la descripción de los resultados observados en los pacien­
de otros sustratos metabólicos necesarios. tes con un coma traumático. Como se ideó en un principio, en esta es­
cala existen cinco categorías: 1) muerte; 2) estado vegetativo persisten­
te; 3) incapacidad grave (paciente consciente, pero incapacitado y
Coma no traumático dependiente de otras personas para realizar las actividades cotidianas);
Sólo se recuperan satisfactoriamente cerca del 15% de los pacientes 4) incapacidad moderada (paciente incapacitado, pero independiente),
con un coma no traumático. Además, la recuperación funcional está y 5) buena recuperación (reanudación de una vida normal, incluso pre­
relacionada con la causa del coma. Las enfermedades con peor pronós­ sentando déficits neurológicos y psiquiátricos menores).
tico son las que causan lesiones estructurales (p. ej., enfermedades vas­ En su artículo de referencia de 1979, Jennett et al estudiaron a
culares cerebrales, como la hemorragia subaracnoidea); en cambio, el 1.000 pacientes en estado de coma durante más de 6 horas a causa de
pronóstico es de gravedad intermedia en los pacientes con coma por un traumatismo craneal grave: el 49% de los pacientes falleció; el 3%
hipoxia-isquemia secundario a causas como un paro cardíaco; final­ permaneció en estado vegetativo; el 10% sobrevivió, aunque con una
mente, el mejor pronóstico es el de los pacientes con coma debido a incapacidad grave; el 17% sobrevivió, con una incapacidad modera­
encefalopatía hepática u otras causas metabólicas. Por otra parte, al da; y en el 22% de los pacientes la recuperación fue buena. Los pre-
parecer la edad no es predictiva del grado de recuperación del paciente. dictores más fiables de los resultados observados a los 6 meses fue­
Asimismo, cuanto más tiempo persiste el estado de coma menos pro­ ron los siguientes: profundidad del coma (según la Escala del Coma
bable es que el paciente recupere una función independiente. de Glasgow), reacción de las pupilas, movimientos oculares, respues­
Capítulo 5 Estupor y coma 61

ta motora durante la primera semana posterior al coma, y edad del • Silencio electrocerebral. Hay que tener un EEG isoeléctrico que
paciente. implique la ausencia en el paciente de función cerebrocortical.
En resumen, en los pacientes que han presentado un coma traumá­ Sin embargo, algunos expertos no consideran obligatoria la reali­
tico los predictores precoces de los resultados finales son su edad, la zación de un EEG en la evaluación de la muerte cerebral; asimis­
respuesta motora, la reactividad de las pupilas, los movimientos ocu­ mo, se han publicado casos de preservación de la función cortical
lares, y la profundidad y duración del coma. Asimismo, el pronóstico pese a existir una interrupción completa e irreversible del tronco
es peor cuanto de más edad es el paciente. En cambio, al parecer in­ cerebral.
fluyen poco sobre los resultados finales factores como la causa de la • Ausencia de flujo sanguíneo cerebral. En los pacientes con muer­
lesión, la existencia de fracturas craneales, la lateralización de la le­ te cerebral cabe esperar una ausencia de flujo sanguíneo cerebral,
sión a un hemisferio y la presencia de lesiones extracraneales. que puede demostrarse mediante la angiografía con contraste o la
angiografía con isótopos radiactivos. Sin embargo, más que obli­
gatorias se considera que estas exploraciones tienen un valor de
Estado vegetativo persistente confirmación. En casos infrecuentes, en presencia de lesiones su­
Como norma, el EVP puede diagnosticarse de forma fiable 12 me­ pratentoriales y preservación del flujo sanguíneo que llega al
ses después de un traumatismo craneal y 6 meses después de otras tronco cerebral y al cerebelo, la angiografía cerebral con isótopos
afectaciones cerebrales. No se ha descrito la recuperación al cabo radiactivos puede proporcionar hallazgos equívocos.
de 3 años en pacientes en EVP (Wijdicks y Cranford, 2005). Los • Ausencia de causas potencialmente reversibles de una depresión
pacientes de los que se ha descrito que «mejoran», siguen estando significativa del SNC. Esto incluye la hipotermia (temperatura
muy discapacitados, encamados o postrados en una silla de ruedas igual o inferior a 32 °C, la intoxicación por fármacos (especial­
y son totalmente dependientes. A los 5 años, la tasa de mortalidad mente, la sobredosis por barbitúricos) y los trastornos metabóli­
por EVP supera el 80%. La supervivencia prolongada es infrecuen­ cos graves.
te y requiere una cuidadosa atención médica. La muerte suele
deberse a una infección no tratada o a una sepsis devastadora. Ra­
ramente se han observado «despertares milagrosos», como la apari­ Supervivencia en la muerte cerebral
ción súbita de habla comunicativa, en pacientes en el estado míni­
mo de consciencia, pero no en los que tienen un EVP (Wijdicks y A pesar de la realización de medidas terapéuticas enérgicas, es infre­
Cranford, 2005). cuente que los pacientes con «muerte cerebral» sobrevivan más de
una semana. Shewmon (1998) revisó una serie de 175 casos que so­
brevivieron más de una semana después del diagnóstico de «muerte
MUERTE CEREBRAL cerebral». La supervivencia potencial disminuyó exponencialmente,
con una semivida inicial de 2-3 meses, seguida de un lento descenso
al cabo de un año. Un paciente sobrevivió más de 14 años. Se observó
Abordaje clínico de la muerte cerebral que la supervivencia se relacionaba inversamente con la edad, y la
El clínico que debe realizar una evaluación de pacientes en estado de supervivencia prolongada fue más frecuente en los casos de patología
coma tiene que conocer imprescindiblemente los criterios de muerte cerebral primaria. Es posible que la tendencia al colapso cardiovas­
cerebral. Pese a las diferencias existentes en las leyes estatales, en la cular observada en la muerte cerebral sea transitoria, y que sea más
comunidad médica los criterios diagnósticos de muerte cerebral son probable atribuirla a causas sistémicas que a causas propiamente ce­
bastante uniformes, y entre ellos se incluyen los siguientes: rebrales.

• Coma. El paciente debe presentar ausencia de respuesta a los es­


tímulos, es decir, ausencia de una respuesta con sentido tras la apli­
cación de estímulos nocivos externos. Asimismo, el paciente no debe
Bibliografía
obedecer las órdenes del médico ni ha de mostrar respuestas verba­
les de ningún tipo, ya sean reflejas o espontáneas. Sin embargo, los
American Psychiatric Association. 1994, Diagnostic and Statistical Manual of
reflejos medulares pueden estar preservados. Mental Disorders, 4th ed., rev. ed. (DSM-IVI-R). American Psychiatric
• Ausencia de movimientos respiratorios. Hay que desconectar al Association, Washington, DC
paciente de la ventilación asistida y permitir que se produzca una Booth, C. M., Boone, R. H., Tomlinson, G., & Detsky, A. S. 2004, Is this patient
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

acumulación de dióxido de carbono (la hipercapnia estimula el im­ dead, vegetative or severely neurologically impaired? Assessing outcome for co­
pulso respiratorio). El diagnóstico de apnea absoluta requiere la matose survivors of cardiac arrest, JAMA, vol. 291, pp. 870-879
ausencia de una respiración espontánea a una tensión de dióxido de Brenner, R. P. 2005, The interpretation of the EEG in stupor and coma, Neurologist,
carbono de por lo menos 60 mmHg. Un método seguro para obte­ vol. 11, pp. 271-284
ner esta retención de dióxido de carbono es la técnica de oxigena­ Della Corte, F., Galli, G., Campioni, P., et al. 1997, Quantitative cerebral blood flow
and metabolism determination in the first 48 hours after severe head injury with a
ción apneica (administración durante 10 minutos de oxígeno al
new dynamic SPECT device, Acta Neurochir (Wien), vol. 139, pp. 636-641
100% a través de un delgado catéter endotraqueal estéril). Para
Fischer, C., Luauté, J., Adeleine, P., & Morlet, D. 2004, Predictive value of sensory
confirmar la presión del dióxido de carbono en sangre arterial hay and cognitive evoked potentials for awakening from coma, Neurology, vol. 63,
que realizar una gasometría arterial. pp. 669-673
• Ausencia de reflejos del tronco cerebral. El paciente no debe pre­ Leigh, R. J., & Zee, D. S. 2006, The Neurology of Eye Movements, 4th ed., Oxford
sentar los siguientes reflejos: pupilar, oculocefálico, corneal y nau­ University Press, New York
seoso, y no debería haber respuestas oculovestibulares tras la esti­ Onofrj, M., Thomas, A., & Paci, C., et al. 1997, Event-related potentials recorded in pa­
mulación con frío. tients with locked-in syndrome, J Neurol Neurosurg Psychiatry, vol. 63, pp. 759-764
62 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Posner, J. B., Saper, C. B., Schiff, N. D., & Plum, F. 2007, Plum and Posner’s Wijdicks, E. F. M., Kokmen, E., & O’Brien, P. C. 1998, Measurement of impaired
Diagnosis of Stupor, 4th ed., Oxford University Press, New York consciousness in the neurological intensive care unit: a new test, J Neurol
Robinson, L. R., Micklesen, P. J., Tirschwell, D. L., & Lew, H. L. 2003, Predictive Neurosurg Psychiatry, vol. 64, pp. 117-119
value of somatosensory evoked potentials for awakening from coma, Crit Care Wijdicks, E. F. M., & Cranford, R. E. 2005, Clinical diagnosis of prolonged states of
impaired consciousness in adults, Mayo Clin Proc, vol. 80, pp. 1037-1046
Med, vol. 31, pp. 960-967
Shewmon, D. A. 1998, Chronic «brain death»: meta-analysis and conceptual conse­ Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
quences, Neurology, vol. 51, pp. 1538-1545 www.nicp.com.
C A P Í T U L O 6 Abordaje de los trastornos
INTELECTUALES Y DE LA MEMORIA
Howard S. Kirshner

Bases nerviosas de la cognición 63 Síndromes de pe'rdida parcial de la memoria 69


Corteza cerebral 63 Amnesia transitoria 69
Consciencia 64 Otros tipos de memoria (memoria implícita o no declarativa) 69
Memoria 66 Pruebas clínicas de la memoria y la función cognitiva 70
Estadios de la memoria 66
Síndrome amnésico 67

El término intelecto designa la totalidad de las operaciones mentales y sus conexiones, es decir, el cuadro de mandos del sistema nervioso
o cognitivas que forman el pensamiento humano, es decir, las funcio­ que origina el pensamiento consciente. En comparación con el cere­
nes corticales superiores que constituyen la mente humana. El inte­ bro de otros animales, la corteza del cerebro humano es muy grande
lecto y sus facultades, el sustrato de la psicología humana, son las (contiene más de 14.000 millones de neuronas). La información al­
cualidades que más diferencian al ser humano de los otros animales. macenada en la corteza cerebral puede muy bien rivalizar con la con­
La memoria es una función cognitiva específica que permite el alma­ tenida en las grandes bibliotecas. En el seno de la corteza cerebral
cenamiento y la recuperación de la información. Como tal, constitu­ humana, las zonas que se han expandido más respecto a los animales
ye un prerrequisito para el aprendizaje, la pieza básica de todo el son las denominadas «cortezas de asociación», es decir, las zonas
conocimiento humano. Otras funciones «superiores», como el len­ corticales que no desempeñan funciones sensoriales o funciones mo­
guaje, el cálculo, la topografía espacial, el razonamiento, la música y toras primarias sino que interrelacionan las funciones de ambas. Se­
la creatividad, representan todas ellas funciones de unos sistemas ce­ gún el texto de Nauta y Feirtag de 1986, en la corteza cerebral se
rebrales específicos. La relación de la mente con el cerebro ha tenido halla el 70% de las neuronas del sistema nervioso central humano;
desde siempre un gran interés filosófico. Sin embargo, los recientes asimismo, el 75% de ellas se localiza en la corteza de asociación.
avances en la neurociencia cognitiva han hecho que las cuestiones Con muy pocas excepciones, las funciones corticales superiores tie­
relacionadas con la mente y el cerebro sean objeto de estudio clínico nen lugar en la corteza de asociación.
y científico. Así, actualmente es posible estudiar cómo la activación La neuroanatomía de la corteza cerebral se conoce con sumo de­
metabólica de las regiones cerebrales y los patrones de descarga talle ya desde el siglo xix. Las zonas sensoriales primarias de la cor­
de las neuronas originan el fenómeno de la consciencia, el sentido de teza cerebral son la corteza visual (lóbulo occipital), la corteza audi­
uno mismo, la capacidad de procesar información y la toma de deci­ tiva (lóbulo temporal), la corteza somatosensorial (lóbulo parietal)
siones y actitudes. El tipo de decisiones y actitudes habituales de un y, probablemente, las cortezas gustativa y olfatoria (lóbulos frontal y
ser humano equivalen a su personalidad. temporal). Cada una de estas cortezas primarias recibe señales de un
Francis Crick (1994), quien junto con James Watson fue premiado sólo tipo (visión, audición o sensaciones) y, asimismo, presenta co­
con un Nobel por el descubrimiento de la estructura del ADN, formuló la nexiones intracorticales sólo en relación con la corteza de asociación,
«asombrosa hipótesis» de que «uno mismo, sus alegrías, sus penas, su que también está dedicada a este tipo concreto de señal (la denomina­
sentido de identidad personal y su libertad, de hecho no son más que la da corteza de asociación unimodal). La información sensorial se pro­
conducta adoptada por un inmenso conjunto de células nerviosas y de cesa de un modo secuencial y progresivamente más complejo, lo que
sus moléculas asociadas» (pág. 3). En este capítulo se estudian los cono­ hace que unos datos sensoriales brutos se conviertan en una percep­
cimientos actuales sobre el intelecto y la memoria, la mente y el cerebro, ción unificada. En el interior de cada zona cortical se encuentran unas
desde la perspectiva del neurólogo clínico encargado de la evaluación de columnas de células de función similar, los llamados módulos.
los trastornos de las funciones superiores del ser humano. La organización de la corteza sensorial primaria con la corteza de
asociación unimodal ha sido especialmente estudiada en el sistema vi­
sual gracias a las investigaciones, entre otros, de Hubel y Wiesel, gana­
BASES NERVIOSAS DE LA COGNICIÓN dores del Premio Nobel. Las células ganglionares de la retina son acti­
vadas por la luz dentro de un centro brillante, con inhibición de las
Corteza cerebral zonas adyacentes. A través del nervio óptico, estas células se proyectan
Las operaciones cognitivas que se estudian en este capítulo tienen hacia el cuerpo geniculado lateral del tálamo y, a continuación, por las
lugar en una gran red formada por las células de la corteza cerebral radiaciones ópticas, a la corteza visual primaria de los lóbulos occipi­

63
64 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

tales. En la corteza visual primaria, en ocasiones existe una banda ver­ nismo con las sensaciones procedentes del mundo externo. La corteza
tical de neuronas dedicadas a la detección de una zona brillante especí­ orbitofrontal se denomina también corteza supramodal (Benson, 1996)
fica; sin embargo, por regla general en la corteza cerebral más que una puesto que, independientemente de la atención y secuenciación de
mancha se capta una barra o el margen de la luz. Estas células «sim­ las respuestas, relaciona las funciones de la corteza heteromodal con las
ples» de la corteza visual responden a las barras centrales brillantes con entradas interoceptivas procedentes del medio interno del organismo.
zonas adyacentes oscuras. A su vez, varias de estas células se proyectan La corteza orbitofrontal presenta estrechas conexiones con el sistema
a células más complejas, que son capaces de detectar un margen o una límbico y con los procesos autónomos, viscerales y emocionales. Al
línea dotados de una orientación específica o bien la dirección especí­ estudiar la evolución del cerebro de los reptiles primitivos al cerebro
fica de un movimiento, aunque con menos especificidad sobre su loca­ humano, Paul Mac-Lean formuló la hipótesis de que las porciones in­
lización exacta en el campo visual. Mediante el funcionamiento de es­ ternas y emocionales del cerebro, el sistema límbico, deben estar vin­
tas células se consigue la percepción de las formas visuales. A su vez, culadas con las más recientes zonas neocorticales responsables de la
las células complejas se proyectan a células localizadas en la corteza de función intelectual, y que la interrelación de estos dos sistemas es pre­
asociación unimodal visual (áreas 18 y 19 de Brodmann), donde pue­ cisamente la base de lo que llamamos «consciencia». En una reciente
den detectar el movimiento o patrones específicos. Las células comple­ revisión de los mecanismos neuronales de la consciencia realizada por
jas responden también a los movimientos de otras partes del campo Ortinski y Meador (2004) se define la percepción consciente como «el
visual, lo que constituye una importante característica, debido a la ne­ estado en el que se perciben estímulos externos e internos y sobre los
cesidad que tiene el organismo de mantener la atención visual ante que se puede actuar intencionadamente» (pág. 1118). Al revisar datos
eventuales riesgos ambientales. En la corteza de asociación visual, las clínicos procedentes de pacientes con lesiones del lóbulo frontal, Ben­
columnas de células pueden responder frente a formas, colores o cua­ son y Ardila (1996) afirmaron que la corteza supramodal es el sistema
lidades específicas (p. ej., nuevos rasgos ambientales). De este modo, cerebral que «anticipa, conjetura, reflexiona, planifica el futuro y fan­
desde la corteza primaria a la corteza de asociación se observa una tasea». En otras palabras, la corteza supramodal es la parte del cerebro
complejidad progresiva de las funciones de las columnas celulares o que traslada procesos cognitivos específicos al nivel del conocimiento
módulos. En el modelo de Fodor, los módulos de la percepción visual consciente y que, quizá, es responsable de los fenómenos propios de la
primaria se proyectan a los sistemas centrales. La ciencia cognitiva ha consciencia y de la autoconsciencia o consciencia de uno mismo.
hecho grandes esfuerzos para comprender la neurobiología de funcio­
nes específicas, como la visión, pero todavía tiene que entender las
funciones perceptuales superiores, como el concepto de «belleza» ante
Consciencia
un cielo estrellado o un cuadro, o bien los procesos de modalidad cru­ Aunque se conocen poco las bases nerviosas del conocimiento cons­
zada subyacentes, por ejemplo, a la adaptación de un ballet a un acom­ ciente y de la autoconsciencia, todos los seres humanos tienen un
pañamiento musical específico. conocimiento subjetivo de lo que significa ser consciente y tener el
Las cortezas de asociación unimodal se intercomunican mediante concepto de uno mismo. Hasta hace poco, muchos neurocientíficos
conexiones todavía más complejas, con la denominada «corteza de relegaban la «consciencia» a los ámbitos de la religión y de la filoso­
asociación heteromodal», que se localiza en dos focos principales. La fía. Sin embargo, incluso Hipócrates sabía que la consciencia ema­
corteza de asociación heteromodal posterior, que está localizada en el naba del cerebro: «el cerebro es el mensajero de la consciencia».
lóbulo parietal posteroinferior, especialmente a nivel de la circunvo­ Francis Crick dedicó la última parte de su carrera a comprender la
lución angular (gyrus angularis), posibilita la percepción de una ana­ consciencia. Según Crick, y puesto que se conocen bien la anatomía
logía entre la asociación de una modalidad (p. ej., la imagen de un y la fisiología del sistema visual, el mejor modelo de estudio de la
barco y la palabra impresa barco en la modalidad visual) con la per­ consciencia es el basado en este sistema. Crick sostiene que, proba­
cepción de una modalidad distinta (p. ej., el sonido de la palabra arti­ blemente, las neuronas de la corteza visual primaria no tienen acceso
culada barco). Estas asociaciones intermodales son difíciles para los al conocimiento consciente. Dicho de otro modo, no prestamos aten­
animales, incluso para los chimpancés, pero fáciles para el ser huma­ ción a gran parte de lo que nuestros ojos ven y nuestra corteza visual
no. Las asociaciones sensoriales cruzadas implican el funcionamien­ analiza. Sin embargo, la percepción de un objeto excita las neuronas
to de redes corticales formadas por numerosas neuronas; según los de diversas zonas de la corteza de asociación visual, cada una de ellas
neurocientíficos, esta inmensa distribución de circuitos activos fun­ con asociaciones que o bien «entran» en la consciencia o bien son
ciona de un modo análogo a las redes informáticas. El producto de almacenadas en la memoria a corto plazo.
este tipo de asociaciones es el «concepto». Crick y Koch (1995) sostienen asimismo que, aunque para que la
La segunda corteza de asociación heteromodal está localizada en percepción visual entre en la consciencia es necesaria la activación de
la región prefrontal lateral (Goldman-Rakic, 1996). Se cree que esta la corteza frontal, es posible que a nivel de la corteza occipital exista
región participa en los procesos relacionados con la atención o «me­ un «conocimiento subconsciente» en forma de «visión a ciegas». La
moria de trabajo» y con los procesos secuenciales, como el almace­ percepción visual consciente implica que para una correcta función
namiento ordenado de los estímulos y la planificación de las activida­ de la atención y la memoria activa han de existir interacciones entre
des motoras. Esta secuenciación temporal de la información y la las partes visuales del cerebro y los sistemas prefrontales (Ungerlei-
planificación motora es denominada por los neuropsicólogos/imciórc der et al, 1998). La corteza orbitofrontal contiene unas neuronas que
ejecutiva del cerebro: las decisiones que tomamos en cada momento integran los estímulos interoceptivos secundarios a las variaciones
en relación con la inmensa cantidad de estímulos sensoriales que lle­ del medio interno con las entradas sensoriales exteroceptivas, como
gan a las cortezas sensoriales, las respuestas motoras que desencade­ la visión. Ortinski y Meader (2004) también señalan las diversas la-
nan y la secuencia y cronología de aparición de las mismas. tencias de la percepción de estímulos sensoriales específicos, como
Al parecer, otra zona frontal de la corteza cerebral, la porción orbi- el color frente a la identificación de un objeto visual. Puede ser nece­
tofrontal de la corteza prefrontal, participa en las emociones, los de­ saria la sincronización de inputs del tálamo a la corteza antes de que
seos, los impulsos, y en la integración de los estados internos del orga­ la percepción sea consciente. Como se ha indicado anteriormente,
Capítulo 6 Abordaje de los trastornos intelectuales y de la memoria 65

esta interacción de la atención con los estímulos externos e internos nante. Un último ejemplo del sentido del yo es la llamada teoría de la
constituye la base del conocimiento consciente. mente, que alude al conocimiento de otra persona como un ser huma­
Entre los numerosos ejemplos clínicos de procesamiento mental «in­ no consciente. Keenan et al (2005) mencionan las pruebas de que la
consciente», muchos de ellos se hallan relacionados con la visión. Así, en corteza frontotemporal del hemisferio derecho es dominante para el
ocasiones los pacientes con ceguera cortical demuestran conocer objetos sentido del yo y el reconocimiento de otras personas.
que no pueden ver, fenómeno denominado «visión a ciegas» o blind- Como centro ejecutivo del cerebro y agente de determinación de
sight. En los pacientes con lesiones en el hemisferio cerebral derecho, al la atención y la planificación motora, los lóbulos frontales son el ori­
presentar objetos junto con estímulos bilaterales se aprecia su extinción gen de diversas redes críticas de cognición y acción. En los lóbulos
en el campo visual izquierdo; sin embargo, la activación de la corteza frontales, Cummings (1993) describió cinco redes relacionadas con
visual derecha mediante resonancia magnética funcional (RMf) indica la consciencia y la conducta. La corteza frontal se proyecta primero
que ésta percibe los objetos, aunque de un modo no consciente (Rees et hacia los ganglios basales, luego hacia los núcleos talámicos y, final­
al, 2000). Libet (1999) demostró experimentalmente que para que exista mente, regresa a la corteza.
un conocimiento consciente tanto los estímulos visuales como otros La neurología clínica aporta una importante información acerca de
tipos de estímulos sensoriales han de persistir durante por lo menos la forma en la que las lesiones cerebrales alteran la consciencia. La
500 ms; sin embargo, los estímulos de menor duración también pueden función de la mente vigil requiere la llegada de impulsos ascendentes
ocasionar la aparición de reacciones. Los estudios sobre visión de los colo­ al llamado sistema reticular ascendente, con sus correspondientes es­
res realizados por Gur y Snodderly con monos (1997) constituyen un taciones de parada en el tronco cerebral, el tálamo y, finalmente, la
ejemplo experimental del procesamiento visual inconsciente. Cuando se corteza cerebral sana. Las lesiones bilaterales del tronco cerebral o del
proyectaron dos colores a una frecuencia superior a 10 Hz, a pesar de que tálamo se asocian con el coma. En cambio, en las lesiones muy difusas
los registros celulares demostraron claramente que en la corteza visual de los hemisferios cerebrales el paciente está «despierto», pero no pre­
del mono la información de los dos colores se codificaba por separado, senta respuestas frente a los estímulos ambientales, un estado denomi­
el mono percibió los colores como fusionados. Las respuestas motoras a nado a veces coma vigil o estado vegetativo persistente, como en el
los estímulos sensoriales pueden aparecer antes de que ocurra un cono­ reciente caso de Terri Schiavo (Bernat, 2006; Perry et al, 2005). Se dice
cimiento consciente de los mismos (p. ej., la capacidad para apartar la de los pacientes con respuestas muy leves a estímulos ambientales que
mano de una estufa caliente antes de llegar a sentir el calor). Asimismo, están en un estado mínimo de consciencia (Wijdicks y Cranford, 2005).
los corredores empiezan la carrera antes de ser conscientes de haber es­ Las anomalías difusas menos graves de la corteza de asociación provo­
cuchado el tiro de salida (Crick y Koch, 1998). Un ejemplo muy conoci­ can encefalopatía, delirio o demencia; el estupor y el coma se estudian
do del procesamiento visual inconsciente es el hecho de volver a casa en en el Capítulo 5, y la encefalopatía y el delirio, en el Capítulo 4.
coche después del trabajo: incluso llegando a casa sin accidentes, muy Por regla general, las lesiones focales de la corteza cerebral pro­
pocos conductores pueden recordar lo que vieron durante el viaje de re­ vocan déficits concretos en sistemas cognitivos específicos. Confec­
greso. Crick y Koch (1998) se refieren al procesado visual inconsciente cionar una lista detallada de todos estos trastornos representaría abor­
como un «sistema visual en línea» (online). Así, estos autores sugieren dar toda la materia de la neurología conductual. Estos son algunos
que mientras que el «flujo visual dorsal», un sistema occipitoparietal de ejemplos: afasia de Broca (lesión frontal izquierda), afasia de Wer­
percepción de la localización y el movimiento de dirección de los obje­ nicke (lesión temporal izquierda) y síndrome de Gerstmann (acalcu­
tos, es principalmente consciente, el «flujo visual ventral», un sistema lia, confusión izquierda-derecha, agnosia de los dedos de la mano y
occipitotemporal de identificación de los objetos, es por el contrario agrafía) secundario a una lesión parietal izquierda, agnosia visual o
principalmente inconsciente. En este mismo capítulo se expondrán más ausencia de identificación de los objetos visuales (por regla general,
adelante, y con mayor detalle, las memorias inconscientes o «implíci­ a causa de lesiones posteriores bilaterales), apraxia (lesión parietal
tas». En los síndromes relacionados con el lenguaje, los pacientes son izquierda) y apraxia constructiva (lesión parietal derecha). Las lesio­
capaces de emparejar palabras habladas y palabras escritas incluso sin nes focales múltiples también pueden afectar a la función cognitiva
conocer su significado, lo que sugiere la existencia de unas reglas incons­ de un modo más global, por ejemplo en las demencias (Capítulo 70).
cientes del lenguaje. Brust (2000) ha denominado «inconsciente no freu- Algunos expertos distinguen las demencias «corticales», como la en­
diano» a todos estos procesos mentales inconscientes. fermedad de Alzheimer, en las que son frecuentes las combinaciones
Estudios recientes han relacionado la corteza frontal derecha con de déficits corticales, de las demencias «subcorticales», en las que la
el autoconocimiento. Keenan et al (2001) estudiaron a pacientes so­ característica más significativa es el enlentecimiento mental.
metidos a las pruebas de Wada, en las que se inyecta un barbitúrico Los lóbulos frontales participan intensamente en la integración de
en la arteria carótida para determinar la dominancia cortical del len­ las funciones proporcionadas por otras regiones de la corteza; así, hay
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

guaje. Los autores mostraron a los pacientes una fotografía suya, la lesiones que pueden alterar la personalidad y la conducta en ausencia
fotografía de un personaje famoso y, a continuación, una fotografía de unos déficits específicos fácilmente perceptibles de función cogniti­
«retocada» (o con efectos especiales) formada por la del paciente va, de memoria o de lenguaje. En las formas clínicas graves, las lesio­
más la del personaje famoso. Cuando estaba anestesiado el hemisfe­ nes extensas de la corteza orbitofrontal pueden dejar al paciente des­
rio izquierdo, los pacientes afirmaron que la fotografía retocada era la pierto, pero ausente e incapaz de responder a los estímulos ambientales,
suya; en cambio, si el hemisferio anestesiado era el derecho los pa­ un estado denominado con frecuencia mutismo acinético. Si las lesio­
cientes escogían la fotografía del personaje famoso. También en la nes son menos graves, los pacientes con lesiones en el lóbulo frontal
demencia frontotemporal se encuentran signos a favor de una rela­ pueden perder la capacidad de elaborar juicios maduros, y reaccionar
ción entre el lóbulo temporal derecho y el concepto de uno mismo de modo impulsivo frente a los estímulos ambientales de un modo que
(autoconcepto). En la serie de pacientes estudiada por Miller et al recuerda a la conducta animal. Asimismo, en ocasiones, estos pacien­
(2001), en seis de los siete pacientes que durante su enfermedad pre­ tes muestran una conducta indebidamente franca o desinhibida. Un
sentaron una alteración significativa del autoconcepto se demostró la ejemplo muy conocido es el famoso caso de Phineas Gage, un trabaja­
existencia de una atrofia predominante en el lóbulo frontal no domi­ dor que presentaba una grave lesión de los lóbulos frontales. Gage se
66 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

periencia previa (recuérdense las vivencias súbitas de Marcel Proust al


“LJViJVArLnmrLr comer una madalena). En cambio, otros tipos de memoria son más va­
gos y no aportan percepciones al recuerdo, sino una serie de hechos. La
FIGURA 6.1 Prueba de Luria de las secuencias alternantes. memoria se ha clasificado en varios tipos y estadios, lo que ha ocasiona­
(Adaptado con permiso de: Luria, A. R. 1969, «Frontal lobe syndromes», do confusiones en los términos y los conceptos. Los neurólogos clínicos
en Handbook of Clinical Neurology, vol. 2, eds. P. J. Vynken y G. W. Bruyn, dividen la memoria en tres estadios temporales. El primer estadio o
Elsevier, New York. Reimpreso con permiso de: Kirshner, H. S. 2002, memoria inmediata o «intervalo de memoria inmediata» (immediate me­
Behavioral Neurology: Practical Science of Mind and Brain, Butterworth mory span) (que es el equivalente a la memoria de trabajo o working
Heinemann, New York.) memory de Baddeley), se refiere a la cantidad de información que una
persona consciente es capaz de mantener sin necesidad de recurrir a un
proceso de memorización activa. Gracias a la memoria inmediata, el
convirtió en un hombre irritable, impulsivo, y su personalidad cambió cerebro humano puede recordar hasta siete cifras; quizá por simple
tanto que sus compañeros afirmaban que «ese hombre ya no era Gage». coincidencia, siete números es lo que suele corresponder a un número de
En los pacientes con lesiones del lóbulo frontal, las pruebas neurológi­ teléfono local. La mayoría de las personas sanas son capaces de oír un
cas (e incluso las pruebas neuropsicológicas habituales) pueden revelar número de teléfono, atravesar una habitación y marcarlo sin necesidad
una inteligencia completamente normal, con la única excepción de una de recurrir a su memorización activa. En cambio, para recordar núme­
interpretación especial o idiosincrásica de los refranes y las semejan­ ros de más de siete cifras (o números superiores al intervalo de memoria,
zas. Es posible demostrar experimentalmente que los pacientes con supraspan numbers) ya es necesario un proceso de memorización activa
lesiones del lóbulo frontal presentan dificultades para los procesos se- (lo mismo que para realizar tareas no habituales, como recitar a la inver­
cuenciales o en algunas pruebas cognitivas (p. ej., en la Wisconsin sa el conjunto de cifras recordado). Los trastornos de la atención afectan
Card Sorting Test o en la prueba de categorías de Halstead-Reitan). al conjunto de cifras recordado {digit span)', asimismo, las lesiones muy
Luria desarrolló una prueba simple de evaluación de formas secuencia- focalizadas del neocórtex frontal superior afectan a las áreas 8 y 9 de
les (Fig. 6. i). En contraste con la menor importancia que estos de'ficits Brodmann, y pueden asociarse con efectos significativos sobre la me­
implican para el médico, a veces los familiares del paciente afirman moria inmediata (Goldman-Rakic, 1996). Muchos pacientes con afasia
que su personalidad ha cambiado de un modo espectacular. secundaria a lesiones frontales izquierdas presentan una alteración de la
Otro avance clínico en el fenómeno de la consciencia procede de memoria inmediata. Los aspectos recordados por la memoria inmediata
la cirugía de separación de los hemisferios cerebrales mediante la suelen olvidarse tan pronto como la atención de la persona pasa a otro
sección del cuerpo calloso (corpus callosum). En los pacientes comi- aspecto (los números de teléfono que consultamos y marcamos una vez,
surotomizados, cada hemisferio parece tener su propia consciencia. tienden a olvidarse rápidamente por completo a menos que nos esforce­
El hemisferio izquierdo, que tiene la capacidad del habla y el lengua­ mos en «memorizarlos»).
je, puede manifestar esta consciencia en forma de palabras. Por ejem­ El segundo estadio de la memoria es la memoria reciente o memo­
plo, el paciente sometido a comisurotomía es capaz de comunicar las ria a corto plazo, relacionada con la capacidad para registrar y recor­
palabras o imágenes que aparecen en su campo visual derecho. Aun­ dar aspectos específicos (palabras o episodios) en un plazo de minu­
que el hemisferio derecho no puede producir descripciones verbales tos u horas. Los sinónimos de este tipo de memoria son memoria
de los objetos apreciados en el campo visual izquierdo, el paciente es declarativa y episódica (Squire y Zola, 1996). Algunos investigado­
capaz de escoger el objeto correcto señalándolo con la mano izquier­ res denominan memoria a corto plazo al «intervalo de memoria in­
da, aunque al mismo tiempo afirma no tener un conocimiento cons­ mediata», y memoria a largo plazo a la «memoria reciente». Esto
ciente del mismo. En términos del hemisferio izquierdo (con capaci­ difiere del uso clínico, y quizás es mejor emplear el término menos
dad para el habla), el hemisferio derecho presenta un conocimiento ambiguo memoria episódica. Este segundo estadio de la memoria
visual «inconsciente» o de visión a ciegas (blindsight). En ocasiones, requiere la normofunción de las zonas del hipocampo y el parahipo-
la mano izquierda del paciente parece funcionar siguiendo un orden campo del lóbulo temporomedial. Aunque la amígdala, una estructu­
distinto al de la mano derecha: así, un paciente sometido a comisuro­ ra adyacente localizada en la corteza temporomedial, no es necesaria
tomía es capaz de seleccionar con la mano derecha una prenda de para la memoria episódica, al parecer desempeña un papel funda­
vestir en el perchero, mientras con la mano izquierda la devuelve o mental en el recuerdo de los contextos emocionales de episodios es­
bien escoge otra prenda más atrevida. Esta rivalidad de la mano iz­ pecíficos y en las reacciones de placer o miedo asociadas con ellos.
quierda con la mano derecha se denomina síndrome de la mano aje­ La memoria a corto plazo puede valorarse mediante la conocida
na, y constituye un sorprendente ejemplo de la separación de la cons­ prueba de pedir al paciente que recuerde tres detalles distintos a inter­
ciencia de los dos hemisferios divididos (Gazzaniga, 1998). Los valos de 5 minutos, o bien preguntándole qué ha desayunado.
síndromes del cuerpo calloso, incluido el síndrome de la mano ajena, La memoria remota o memoria a largo plazo se refiere a la infor­
también se han descrito en pacientes con accidentes vasculares cere­ mación conocida durante mucho tiempo, como el lugar donde uno
brales que afectan a esta estructura (Chan y Ross, 1997). creció, el nombre de algún profesor de primaria o los nombres de los
abuelos. En términos actuales, los conocimientos objetivos que re­
cordamos conscientemente se denominan memoria semántica (Bud-
MEMORIA son y Price, 2005). Para estudiar la memoria semántica se utiliza el
recuerdo de figuras o sucesos importantes, como presidentes o gue­
rras, y el conocimiento de la información semántica, como definicio­
Estadios de la memoria nes de palabras y diferencias entre palabras. La memoria semántica
El término memoria se refiere a la capacidad del cerebro para almacenar difiere de la memoria personal a lago plazo en que el sujeto puede
y recuperar información, el prerrequisito necesario de todo aprendizaje. reponer continuamente estos conocimientos con la lectura y la con­
Algunos tipos de memoria son tan vividos que parecen revivir una ex­ versación. Se supone que la memoria semántica se encuentra en múl-
Capítulo 6 Abordaje de los trastornos intelectuales y de la memoria 67

Tabla 6.1 Estadios de la memoria

TERMINO TRADICIONAL TERMINO DE NEUROCIENCIA COGNITIVA NIVEL DE PERCEPCIÓN ANATOMÍA


Memoria inmediata Memoria de trabajo Explícito Corteza prefrontal
Memoria a corto plazo Memoria episódica Explícito Lóbulo temporal medial
Memoria a largo plazo Memoria semántica Explícito Corteza temporal lateral
y de otro tipo
Memoria motora Memoria relacionada con procedimientos Implícito Ganglios basales, cerebelo

tiples regiones corticales, como la corteza de asociación visual para


Tabla 6.2
los recuerdos visuales, la corteza temporal para los recuerdos auditi­
vos, etc. Se piensa que el conocimiento semántico específico de los Características del síndrome amnésico
significados de las palabras reside en la corteza temporal lateral iz­
quierda. Como se explicará más adelante, la memoria remota resiste Trastorno de la memoria reciente (anterógrada, retrógrada)
bien los efectos de la lesión del lóbulo temporomedial; así, una vez Amnesia global
Preservación de la memoria relacionada con procedimientos
que la información ha quedado bien almacenada en la memoria, pro­
Preservación de la memoria inmediata
bablemente en el neocórtex, puede recuperarse sin necesidad de recu­
Preservación de la memoria remota
rrir al sistema del hipocampo. Función cognitiva global intacta
Existen otros tipos de memoria que no se adaptan a esta clasifica­ Desorientación temporal o espacial
ción temporal, como la memoria motora y la relacionada con proce­ Confabulación
dimientos, de las que se tratará más adelante en este capítulo. En la
Tabla 6.1 se muestra una clasificación de los estadios de la memoria.

cognitivas específicas (p. ej„ el análisis auditivo o el análisis visual).


Síndrome amnésico Una vez que la información ha sido procesada en el neocórtex y al­
El síndrome amnésico (Tabla 6.2) se refiere a la pérdida profunda del macenada durante un tiempo prolongado, los datos pueden recordar­
segundo estadio de la memoria (memoria reciente o a corto plazo). se incluso en presencia de lesiones del hipocampo, como en el caso
Estos pacientes, que suelen presentar lesiones bilaterales en el hipo­ de las memorias remotas. Tras una lesión del hipocampo, aparece un
campo, conservan tanto la memoria inmediata como la memoria re­ período de pérdida de memoria retrógrada que puede variar entre po­
mota (p. ej., recuerdan episodios de su infancia y de su educación). cos minutos y años, y además el paciente no puede formar nuevos
Asimismo, en estos pacientes también pueden estar totalmente pre­ recuerdos de manera anterógrada. Sin embargo, a medida que el pa­
servadas otras funciones cognitivas o corticales superiores, lo que los ciente recupera la capacidad de formar nuevos recuerdos, el período
diferencia de los pacientes con demencias (p. ej., enfermedad de de amnesia retrógrada se acorta. Después de un traumatismo craneal
Alzheimer). En los pacientes con síndrome amnésico también suelen menor, el período de amnesia permanente puede estar formado
estar preservadas las memorias motoras (v. la sección «Otros tipos por unos pocos minutos correspondientes a la amnesia retrógrada y por
de memoria»); puede enseñarse a un paciente a realizar una nueva unas pocas horas o días correspondientes a la amnesia anterógrada.
habilidad motora, como escribir en espejo. Cuando se le pide que En estudios experimentales en los que se muestra a los pacientes con
vuelva a hacerlo, el paciente habitualmente no recordará cómo hacer­ amnesia imágenes de personajes famosos de las últimas décadas, se
lo, pero una vez que empieza, la acción se recupera (la memoria está ha comprobado que presentan una excelente memoria respecto a los
en sus manos). Otras características más variables del síndrome am­ famosos de hace mucho tiempo, pero que cada vez recuerdan progre­
nésico son la desorientación temporal (y a veces también espacial) y sivamente menos a los famosos de tiempos más recientes.
la «confabulación» o elaboración de una información que no ha sido La neuroanatomía de los síndromes amnésicos es uno de los as­
suministrada por la memoria. Los pacientes amnésicos viven en un pectos mejor estudiados de la neuropsicología cognitiva. En modelos
«eterno» tiempo presente, en el que pueden interaccionar, hablar de animales, las lesiones bilaterales del hipocampo, de la circunvolución
forma inteligente y razonar de modo apropiado, aunque no son capa­ del hipocampo (gyrus hippocampi) y de la corteza entorrinal se aso­
ces de recordar nada de lo que ha ocurrido al cabo de unos pocos cian con una amnesia profunda (Squire y Zola, 1996). Asimismo, se
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

minutos. Un paciente amnésico en ocasiones saca unas puntuaciones han demostrado unos síndromes muy similares en pacientes someti­
elevadas en una prueba del cociente de inteligencia (CI), pero al cabo dos a lobectomía del lóbulo temporal a causa de epilepsia. En las
de pocos minutos ya no recuerda haber hecho el examen. Estos pa­ primeras fases de realización de este tipo de intervenciones, en unos
cientes están condenados a repetir unas mismas experiencias sin sa­ pocos pacientes se realizaron ablaciones intencionadas de ambos ló­
car de ellas el provecho del aprendizaje. bulos temporales mediales, cuyas consecuencias fueron desastrosas
El registro de la memoria episódica o a corto plazo implica la para la memoria (p. ej., el caso del famoso paciente H. M.) (Corkin,
existencia de un «período de consolidación», durante el cual un golpe 2002). En otros casos, la lobectomía temporal unilateral provocó una
en la cabeza (p. ej., una lesión al jugar a fútbol) impide el almacena­ grave amnesia. En uno de ellos, una autopsia realizada años más tar­
miento o el recuerdo de la información. Al parecer, la identificación de demostró la presencia de lesiones preexistentes en el hipocampo
o el recuerdo de los datos requieren un buen funcionamiento del sis­ contralateral. Actualmente, para asegurarse de que la extirpación de
tema del hipocampo. Aunque no se conoce el lugar donde se almace­ un hipocampo no se asociará con la aparición de un síndrome amné­
nan los distintos tipos de memoria, probablemente implica la partici­ sico, en estos pacientes se realiza una evaluación más amplia, por ejem­
pación de grandes zonas del neocórtex especializadas en las funciones plo, la prueba de Wada (inyección intracarotídea de un barbitúrico);
68 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

sin embargo, todavía existen riesgos de aparición de déficit de memo­ los núcleos frontobasales y el neocórtex). Sin embargo, por regla ge­
ria parciales. Otras causas frecuentes de síndrome amnésico relaciona­ neral en estos trastornos la pérdida de la memoria no constituye un
do con las lesiones bilaterales del lóbulo temporomedial son los acci­ déficit tan aislado como en el síndrome amnésico.
dentes vasculares cerebrales bilaterales localizados en el territorio Recientemente, los estudios funcionales por la imagen en pacientes
de la arteria cerebral posterior, con afectación del hipocampo, así como despiertos han contribuido a conocer mejor la anatomía del sistema de
la encefalitis causada por el virus del herpes simple, con predilección la memoria. Según un estudio efectuado mediante tomografía por emi­
por la corteza frontoorbitaria y la corteza temporomedial. sión de positrones (PET), mientras se realizan pruebas de memoria en
Aunque la anatomía de los mecanismos de almacenamiento y re­ las personas sanas existen seis regiones cerebrales en las que se aprecia
cuperación de la memoria se conoce desde hace años, últimamente se una activación constante. Estas regiones son: 1) la corteza prefrontal;
han realizado notables progresos. En la Figura 6.2 se muestra un es­ 2) el hipocampo y las regiones temporomediales adyacentes; 3) la zona
quema simplificado del sistema de la memoria humana. A cada lado cortical anterior de la circunvolución del cíngulo; 4) las regiones pos­
del cerebro, el hipocampo se proyecta a través del fórnix o trígono teriores de la línea media de las circunvoluciones del cíngulo (gyrus
cerebral a las zonas septales y, a continuación, a los cuerpos mamila­ cingulatus), del lóbulo cuadrado (praecuneus) y de la cuña (cuneus);
res; a su vez, éstos se proyectan al núcleo talámico anterior y a la 5) la corteza parietal inferior, especialmente en el lado derecho, y
circunvolución del cíngulo (gyrus cingulatus) del lóbulo frontal, con 6) el cerebelo, sobre todo en el lado izquierdo (Cabeza et al, 1997). Estos
proyección nuevamente retrógrada hacia el hipocampo. Este circuito son algunos análisis preliminares de las funciones de estas regiones
(circuito de Papez) es fundamental para los procesos de almacena­ sobre la memoria: la corteza prefrontal parece relacionarse con la acti­
miento y recuperación de los datos de la memoria a corto plazo. Las vación de la recuperación y la atención; el hipocampo está relacionado
enfermedades que afectan a las zonas extrahipocampales del circuito con la recogida consciente de datos; la corteza de la circunvolución del
también causan amnesia. Un ejemplo muy bien estudiado es el sín­ cíngulo lo está con la activación de la memoria y la selección de una
drome de Wernicke-Korsakoff que, inducido por una deficiencia de respuesta específica; las regiones posteriores de la línea media, con las
tiamina, suele observarse en pacientes alcohólicos que presentan le­ imágenes visuales; la corteza parietal, con la orientación espacial, y el
sión de los cuerpos mamilares y de los núcleos talámicos dorsome- cerebelo, con la recuperación de datos autoiniciada y voluntaria. En las
diales. Otro ejemplo clínico es el de los pacientes con rotura de aneu­ personas a quienes se les pidió que identificasen unos pares de palabras
rismas de la arteria comunicante anterior, asociados con lesiones de asociadas previamente mencionadas, las regiones cerebrales más acti­
las zonas frontales mediales profundas (p. ej., los núcleos septales). vas fueron la corteza prefrontal derecha, la zona cortical anterior de la
Estos dos síndromes amnésicos cursan a menudo con confabulación. circunvolución del cíngulo y la región parietal inferior. Cuando se les
Las lesiones cerebrales de origen traumático producen pérdida de la pidió que recordasen las palabras, se activaron los ganglios basales y el
memoria, probablemente porque sus localizaciones más frecuentes hemicerebelo izquierdo. En estudios similares realizados mediante
son los lóbulos frontal y temporal; sin embargo, además de los tras­ RM funcional, Wagner et al (1998) comprobaron que cuando en la
tornos de la memoria estos pacientes también suelen presentar otros memoria las palabras se codificaban semánticamente se activaba prin­
déficits neurológicos. Por descontado, también puede observarse pér­ cipalmente la región prefrontal izquierda; la activación frontal derecha
dida de la memoria en otros trastornos neurológicos: tumores cere­ observada en el estudio anterior reflejó la existencia de estímulos de
brales localizados en el tálamo o en los lóbulos temporales, enferme­ memoria no verbal. En estudios efectuados acerca de la identificación
dades de la sustancia blanca (p. ej., esclerosis múltiple) y demencias de imágenes visuales, Petersson et al (1997) demostraron que en la
(p. ej., enfermedad de Alzheimer, con predilección por el hipocampo, corteza temporomedial la activación es mayor durante el aprendizaje

Núcleo talámico FIGURA 6.2 Memoria episódica.


anterior Circunvolución Los lóbulos temporales mediales, Incluyendo
del cíngulo
el hipocampo y el parahlpocampo, forman el
Tálamo núcleo del sistema de la memoria episódica.
Otras reglones cerebrales también son
necesarias para el correcto funcionamiento
de la memoria episódica. (Adaptado de:
Trígono Budson, A. E. y Price, B. H. 2005, «Memory
cerebral dysfunction», N Engl J Med, vol. 352,
págs. 692-699.)

Núcleo Fascículo
amígdálíco mamílotalámico
Circunvolución
Cuerpo parahlpocámpíca
mamilar Formacion
hipocámpica
Capítulo 6 Abordaje de los trastornos intelectuales y de la memoria 69

de tareas nuevas que durante las tareas de memoria ya previamente va un trastorno exclusivo de la memoria no verbal. También se han des­
aprendidas y practicadas. Otras zonas activadas durante el aprendizaje crito síndromes aislados de pérdida de la memoria específicos de
de tareas nuevas fueron las regiones prefrontal y anterior de la circun­ estímulos sensoriales, como pérdida pura de las memorias visual o tác­
volución del cíngulo, más en el lado derecho que en el izquierdo, y los til. Ross describió el caso de dos pacientes con lesiones occipitales bila­
lóbulos parietooccipitales, en ambos lados. Las tareas ya entrenadas terales en quienes las estructuras de la memoria estaban desconectadas
activaron mucho menos el hipocampo, pero se asociaron con una acti­ de la corteza visual. Estos pacientes podían dibujar un esquema de sus
vación de la región occipitotemporal inferior derecha. Este hallazgo se casas, pero no eran capaces de aprender nuevas composiciones espacia­
relaciona con lo que se ha observado en estudios efectuados en seres les. Ross postuló que para el diagnóstico de un reciente déficit de me­
humanos, lo que indica que las tareas progresivamente procesadas y moria visual selectivo deben comprobarse primero los siguientes pun­
aprendidas de la memoria dependen cada vez menos del hipocampo. tos: normalidad de la percepción visual; ausencia de un grado de afasia
Rugg et al (1997) también comprobaron una mayor activación de la suficiente para alterar las pruebas; preservación tanto de la memoria
corteza temporomedial izquierda en aquellas tareas en las que el pa­ visual inmediata como de la memoria visual remota, y existencia de una
ciente recordaba las palabras mediante un proceso de «codificación memoria reciente normal en otras modalidades sensoriales. También se
profunda» (en comparación con el proceso de «codificación simple» ha descrito un síndrome de pérdida exclusiva de la memoria táctil.
utilizado para una sola palabra). Asimismo, en otros estudios se ha
comprobado que cuanto más «profunda» es la codificación del signifi­
cado de una palabra, mejor la recuerda después el paciente (Schacter,
Amnesia transitoria
1996). Finalmente, al parecer la amígdala es asimismo necesaria en La amnesia transitoria es una versión temporal del síndrome amnési­
relación con los aspectos afectivos de la memoria, como el recuerdo co. El ejemplo más sorprendente de amnesia transitoria es el síndro­
del miedo asociado con un estímulo específico. me de amnesia global transitoria, que dura de unas pocas horas hasta
Budson y Price (2005) ofrecen una analogía simple para recordar la 24 horas. En este síndrome, un paciente con un estado cognitivo in­
organización anatómica de la memoria episódica. Con esta analogía, los tacto presenta pérdidas bruscas de la memoria de los sucesos recien­
lóbulos frontales son el «administrador» del sistema de memoria, que tes, hace preguntas repetitivas acerca del ambiente y, en ocasiones,
decide cuáles son los recuerdos que deben archivarse o recuperarse. Los confabula. Durante el episodio de amnesia global transitoria, y al
lóbulos temporales mediales son el «archivador de memoria reciente», igual que en el síndrome amnésico permanente, el paciente presenta
donde se consolidan los recuerdos recientes. Los recuerdos más remotos una amnesia tanto anterógrada como retrógrada. Sin embargo, a me­
se guardan en el «archivador de recuerdos remotos», que se supone dida que el paciente se recupera, la porción de memoria retrógrada
que se localiza más difusamente en otras regiones corticales. perdida «se contrae» hasta un período breve, con lo que, finalmente,
Las investigaciones básicas en animales han empezado a desvelar queda un intervalo permanente de amnesia retrógrada breve previa al
los principales procesos bioquímicos relacionados con la memoria. episodio, junto con un período de ausencia de aprendizaje durante el
Bailey et al (1996) han estudiado la formación de la memoria en el mismo. Aunque el síndrome es de causa desconocida, algunos tras­
caracol gigante Aplysia. La aparición del proceso de «facilitación a tornos bien identificados pueden simularlo, como las crisis parciales
largo plazo», una forma primitiva de memorias, requiere la activación complejas, la migraña y, posiblemente, la isquemia transitoria del hi­
en las neuronas sensoriales de un gen denominado CREB (proteína de pocampo, unilateral o bilateral. Strupp et al (1998) publicaron que en
fijación al monofosfato cíclico de adenosina o cyclic adenosine mono­ 7 de 10 pacientes en quienes se realizaron estudios por la imagen
phosphate response element binding protein). Tanto en este sistema durante un episodio de amnesia global transitoria se observó una señal
como en otros (p. ej., en la mosca de la fruta Drosophila), para la for­ de RM con signos de difusión anormal en el hipocampo izquierdo;
mación de la memoria son necesarias tanto una activación del gen además, en tres pacientes se observaron también anomalías bilatera­
como la síntesis de proteínas. Se ha comprobado que la inyección en el les del hipocampo. En cambio, no se demostraron infartos permanen­
hipocampo de inhibidores de la síntesis proteica puede impedir la con­ tes. Mediante la PET o la RM de difusión otros investigadores han
solidación de los recuerdos (McGaugh, 2000). Todavía no se han lleva­ encontrado también anomalías en el lóbulo frontal. Sin embargo, es­
do a cabo estudios similares en el ser humano; sin embargo, es proba­ tos estudios no demuestran la etiología isquémica de la amnesia glo­
ble que, para que se produzca la transición de una memoria inmediata bal transitoria, sino que más bien apuntan a una disfunción transitoria
a una memoria con una mayor capacidad de almacenamiento a largo del hipocampo o de sus conexiones. Los últimos pacientes con amne­
plazo, sea necesaria la existencia de unos procesos semejantes de acti­ sia global transitoria que se estudiaron mediante RM de difusión en
vación del gen y de síntesis de proteínas (que empiecen quizá en el el hospital de los autores presentaron unos resultados normales, ex­
hipocampo, pero que prosigan luego a través de sus conexiones neocor- cepto dos pacientes cuya recuperación fue incompleta; los dos habían
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

ticales) (Bear, 1997). Este tipo de investigaciones es muy prometedor sufrido infartos temporales mediales izquierdos. También pueden
para la futura aparición de fármacos que puedan reforzar la capacidad causar amnesia transitoria la intoxicación por fármacos, la amnesia
de almacenamiento de la memoria. alcohólica y los traumatismos craneales menores.

Síndromes de pérdida parcial de la memoria OTROS TIPOS DE MEMORIA (MEMORIA


En contraste con la amnesia global observada en los pacientes con sín­ IMPLÍCITA O NO DECLARATIVA)
drome amnésico, se han descrito también pacientes con pérdida de la
memoria sólo para una clase de datos. Por ejemplo, mientras que los En la Tabla 6.3 se muestran las confusas terminologías y clasificacio­
pacientes sometidos a una lobectomía del lóbulo temporal izquierdo a nes de la memoria utilizadas actualmente. Algunos aspectos de la
causa de una epilepsia rebelde al tratamiento presentan habitualmente memoria no consisten en el recuerdo consciente propio de los tres
un trastorno detectable de la memoria verbal a corto plazo, en los pa­ estadios antes mencionados. Un ejemplo sencillo es la memoria mo­
cientes sometidos a una resección del lóbulo temporal derecho se obser­ tora, como la habilidad para ir en bicicleta, que es notablemente re-
70 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

palabra o la idea a recordar, y que ayuda a recuperarla (p. ej„ recordar


Tabla 6.3
la palabra «doctor» cuando la «enfermera» aparece en una lista). Al
Tipos de memoria y sus localizaciones parecer, este tipo de memoria está relacionado con el neocórtex
(Thompson y Kim, 1996). Schacter y Buckner (1998) han demostra­
TIPOS DE MEMORIA RECIENTE LOCALIZACION do que la utilización deliberada de este tipo de memoria puede ayu­
DECLARATIVA (EXPLÍCITA)
dar a los pacientes amnésicos a compensar las pérdidas de memoria
Hechos, sucesos Lóbulo temporomedial
que presentan en la vida cotidiana.
NO DECLARATIVA (IMPLÍCITA)
Habilidades para la realización Ganglios basales, lóbulos
de procedimientos frontales
Condicionamiento clásico Cerebelo (más amígdala)
PRUEBAS CLÍNICAS DE LA MEMORIA
Aprendizaje de clasificación Ganglios basales Y LA FUNCIÓN COGNITIVA
probabilística
Facilitación (priming) Neocórtex En relación con las evaluaciones de la cognición y de la memoria, el
aspecto más importante que se debe destacar es que forman parte inte­
gral de la exploración neurológica y que, asimismo, constituyen una
sistente a las lesiones del hipocampo. Probablemente, este tipo de herramienta mediante la cual el neurólogo localiza las lesiones que
memoria motora se localiza en los ganglios basales y en el cerebelo. afectan a las funciones corticales superiores, del mismo modo que me­
Según la clasificación de Squire y Zola (1996), las memorias motoras diante las exploraciones motoras o cerebelosas se localizan los déficits
de este tipo denominan memorias no declarativas o memorias rela­ neurológicos. El error que cometen más a menudo los neurólogos es no
cionadas con procedimientos o implícitas; nótese que los tres esta­ realizar una evaluación sistemática de la función mental en los pacien­
dios temporales de la memoria -memoria de trabajo (inmediata), tes que parecen estar «orientados y en estado de alerta». Si se actúa así,
memoria episódica (a corto plazo) y memoria semántica (a largo pla­ pueden pasarse por alto diagnósticos de déficit de memoria, de fondos
zo)- son declarativos, explícitos. de conocimiento o déficits focales (p. ej„ apraxia, agnosia, acalculia o
Otro término utilizado para referirse a los tipos de memoria en los apraxia constructiva). Mientras que algunos pacientes presentan una for­
que las personas no presentan un conocimiento consciente es el de ma de hablar superficial, evitando así poner de manifiesto estos déficits,
memoria implícita o no declarativa (en contraste con la memoria ex­ otros se convierten en expertos en derivar las cuestiones a un cónyuge
plícita declarativa de los sucesos episódicos). Las memorias implíci­ o familiar. El neurólogo debe decidir en qué pacientes deben hacerse
tas tienen en común unos mecanismos de almacenamiento y de recu­ pruebas cognitivas formales y, asimismo, si es preciso realizar una prue­
peración de los datos que no están relacionados con el sistema del ba específica de rutina o bien confiar en las pruebas estándar habi­
hipocampo (y quizá por este motivo el paciente no tiene un conoci­ tuales. También en estos casos es más importante realizar una evalua­
miento consciente de ellos). Más que con «saber algo», estas memo­ ción concreta que seguir un formulario de estudio específico.
rias relacionadas con los procedimientos están más relacionadas con Se han publicado varias versiones de pruebas clínicas de función
el «saber cómo hacerlo». Los pacientes con amnesia pueden aprender mental. Quizá la más utilizada es el Mini-Mental State Examination
unas memorias motoras que son capaces de hacer una vez las han (MMSE) de Folstein. El MMSE consta de 30 puntos:
iniciado, aunque no sepan lo que están haciendo, como dibujar imá­
genes especulares. Probablemente, el aprendizaje motor se halla rela­ • 5 para la orientación temporal (año, estación, mes, fecha y día de
cionado con la corteza motora suplementaria, los ganglios basales y la semana).
el cerebelo. Los ictus en el territorio de la arteria recurrente de Heub- • 5 para la orientación espacial (estado, país, ciudad, hospital y planta).
ner, que afectan al núcleo caudado, pueden afectar a la memoria rela­ • 5 para la atención (contar de 7 en 7 a partir de un número y anotar
cionada con procedimientos (Mizuta y Motomura, 2006). Otro tipo un punto por cada una de las cinco primeras restas, o «deletrear la
de memoria, localizada en el cerebelo, es el condicionamiento clási­ palabra mundo en orden inverso»).
co, en el que al presentar un estímulo condicionado asociado con una • 3 por nombrar tres objetos.
recompensa o un castigo se convierte en un estímulo no condiciona­ • 3 por recordar los tres objetos al cabo de 5 minutos.
do (Thompson y Kim, 1996). Aunque el condicionamiento implica • 2 por nombrar correctamente un lápiz y un reloj.
claramente la participación del cerebelo, el aspecto emocional de la • 1 por repetir una frase (ni sí, ni no, ni pero).
recompensa o el castigo puede residir en la amígdala. El condiciona­ • 3 por seguir una orden en tres etapas.
miento clásico puede seguir funcionando tras una lesión bilateral del • 1 por cumplir una orden escrita («cierre los ojos»),
hipocampo. Squire y Zola (1996) describieron también otros tipos de • 1 por escribir una frase.
memoria no declarativa que se manifiestan con independencia del • 1 por copiar un dibujo de dos pentágonos que se cruzan en uno de
sistema del hipocampo. Así, el aprendizaje de clasificación probabi­ los ángulos.
lística (p. ej., la predicción del tiempo a partir de una combinación de
indicios que habitualmente se asocian con un tiempo soleado o con Las ventajas del MMSE son el breve tiempo empleado para su
un tiempo lluvioso), no está afectado por las lesiones del hipocampo, realización y la cuantificación, que es útil en la documentación para
pero sí se altera en las enfermedades de los ganglios basales, como la obtener beneficios de los seguros (p. ej., rehabilitación o tratamientos
enfermedad de Huntington y la enfermedad de Parkinson. El apren­ farmacológicos) y para la evaluación de la incapacidad.
dizaje de la gramática artificial también puede producirse en presen­ No obstante, el MMSE también presenta algunas desventajas. En
cia de un síndrome amnésico. En todos estos experimentos, el pa­ primer lugar, el intervalo normal de las puntuaciones depende del nivel
ciente no sabe cómo es capaz de responder a las preguntas. La última educativo del paciente. Crum et al (1993) estimaron que el límite bajo-
forma de memoria no declarativa es la denominada «facilitación» normal era de 19 para las personas sin educación, de 23 para las perso­
(priming), es decir, la presentación de un estímulo asociado con la nas con estudios primarios o secundarios, de 27 para las personas con
Capítulo 6 Abordaje de los trastornos intelectuales y de la memoria 71

estudios superiores y de 29 para los universitarios. También la edad es deben incluir aspectos como el habla espontánea, dar nombres, repe­
un factor que se debe tener en cuenta. Además, el examen hace un tición, comprensión auditiva, lectura y escritura (el examen clínico
hincapié especial en la orientación y el lenguaje, y puede ser normal en del lenguaje se estudia con más detalle en el Capítulo 12A). Para
pacientes con lesiones del lóbulo frontal o del hemisferio derecho. Fi­ valorar las praxias hay que utilizar objetos tanto imaginarios como
nalmente, una puntuación anormal no diferencia una lesión focal de un reales, como una sierra, un martillo y un lápiz. Deben evaluarse am­
trastorno más difuso (p. ej„ encefalopatía o demencia). bas manos. Por lo que respecta al cálculo, las pruebas son variadas
Por lo que respecta al dilema de la utilidad de las pruebas del es­ (restar de 7 en 7 y problemas sencillos de cambios, «change-making
tado mental, una respuesta sería utilizar el MMSE solamente como problems»). Las pruebas visuoespaciales y de construcción pueden
prueba de cribado, y realizar a continuación otras pruebas más espe­ consistir en la división de una línea, copiar un cubo o bien otras figu­
cíficas. En la Tabla 6.4 se resumen los elementos clave de un examen ras geométricas, y dibujar un reloj o una casa (Fig. 6.3). El MMSE
del estado mental, tanto si el explorador elige el MMSE como si es­ contiene solamente un ítem de construcción: dibujar dos pentágonos
coge crear una prueba específica. En diversos textos se describen los cruzándose. Muchos neurólogos lo suplementan con la prueba de di­
exámenes que pueden realizarse. Aunque el examen del estado men­ bujo de un reloj. Probablemente, el mejor modo de evaluar la cons­
tal es la parte de la exploración neurológica que se omite con mayor ciencia de enfermedad (insight) y el juicio del paciente es valorando
frecuencia, por regla general para hacerla bastan unos minutos y, ade­ la manera como entiende su trastorno o enfermedad. Otras pruebas
más, su relación coste-efectividad es comparable con la de los estu­ artificiales son la interpretación de refranes (p. ej., «Los que viven en
dios por la imagen (p. ej., RM o PET). casas de cristal no deben tirar piedras»), o hacer que el paciente ex­
Un neurólogo con experiencia puede aprender mucho acerca del plique la semejanza entre una manzana y una naranja. Asimismo, una
estado mental del paciente simplemente observándole al realizar la prueba artificial que se emplea a veces para evaluar el procesamiento
anamnesis. De este modo, es posible conseguir muchos datos acerca del lóbulo frontal es la prueba de Luria de secuencias alternantes
de aspectos de la memoria reciente del paciente, orientación, función (cuadrados y triángulos secuenciales; v. Fig. 6.1). Mediante estas
del lenguaje, afectos, humor, consciencia de enfermedad (insight) y
juicio. Lo que mejor se valora al hacer la anamnesis son los afectos
y el humor del paciente; si hay dudas, el neurólogo ha de pensar en
cómo le hace sentir el paciente: un paciente deprimido a menudo
hace que el neurólogo también se sienta deprimido y, por el contrario,
un paciente maníaco le hace sentir feliz y divertido.
Un examen formal del estado mental debe incluir siempre una
evaluación explícita del sentido de la orientación, incluyendo fecha,
lugar y situación. Asimismo, en la evaluación de la memoria siempre
se debe realizar un examen de la atención inmediata (lo más frecuen­
te es hacer que el paciente cuente hacia delante, que reste de 7 en 7 a
partir de 100 o bien, en el MMSE, que deletree la palabra mundo en
orden inverso). Al examinar la memoria a corto plazo se debe incluir
el recuerdo de tres palabras no relacionadas, al cabo de 5 minutos.
Para asegurarse de que el paciente «ha registrado» bien los tres obje­
tos, hay que pedirle que los nombre en un orden inverso al que se le
han mostrado. Asimismo, en ocasiones también es útil examinar la
memoria a corto plazo no verbal (p. ej., recordar los lugares donde se
han escondido tres monedas o reproducir unos dibujos). La memoria
remota puede evaluarse pidiendo al paciente que diga los nombres de
sus hijos o hermanos. El fondo de información puede valorarse ha­
ciendo que el paciente diga los nombres de los últimos presidentes u
otras figuras políticas. En los pacientes que no tienen interés por la
política es más apropiado utilizar nombres de estrellas del deporte o
de famosos de la televisión. Las pruebas relacionadas con el lenguaje
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Tabla 6.4
Pruebas simples del estado mental

Orientación (hora, lugar, personas, situación)


Memoria (inmediata, a corto plazo, a largo plazo) FIGURA 6.3 Dibujo espontáneo de un reloj y copia de una cruz
Fondo de Información por parte de un paciente con Infarto parietal derecho. El paciente sólo
Habla y lenguaje
presentaba una hemlparesla leve, aunque asociada con hemianopsia
Praxlas
izquierda y negligencia del hemicuerpo Izquierdo. Este último aspecto
Cálculos
resulta evidente en ambos dibujos. (Reimpreso con permiso de: Kirshner,
Habilidades visuales y de construcción
Razonamiento abstracto, procesos secuenclales H. S. 2002, Behavioral Neurology: Practical Science of Mind and Brain,
2.a ed., Butterworth Heinemann, Boston.)
72 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

pruebas, es posible disponer de una evaluación preliminar de las es­ Goldman-Rakic, P. S. 1996, The prefrontal landscape: implications of functional
tructuras profundas de la memoria a nivel de los lóbulos temporome- architecture for understanding human mentation and the central executive, Philos
diales, de los lóbulos frontales (insight y juicio, refranes, semejanzas, Trans R Soc Lond B Biol Sci, vol. 351, pp. 1445-1453
Gur, M., & Snodderly, D. M. 1997, A dissociation between brain activity and per­
prueba de Luria de secuencias alternantes), de la corteza del lenguaje
ception: chromatically opponent cortical neurons signal chromatic flicker that is
del hemisferio izquierdo en los lóbulos frontal y temporal, de la re­
not perceived, Vision Res, vol. 37, pp. 377-382
gión parietal izquierda (cálculos) y del lóbulo parietal derecho (prue­
Keenan, J. P., Nelson, A., O’Connor, M., & Pascual-Leone, A. 2001, Self-recognition
bas visuoespaciales y de construcción). and the right hemisphere, Nature, vol. 409, pp. 305-306
En conclusión, en este capítulo se estudian los temas de la neuro­ Keenan, J. P., Rubio, J., Racioppi, C., et al. 2005, The right hemisphere and the dark
logía que la mayoría de los médicos encuentran más abstrusos (las side of consciousness, Cortex, vol. 41, pp. 705-707
funciones corticales superiores, el intelecto y la memoria). Como ya Kirshner, H. S. 2002, Behavioral Neurology: Practical Science of Mind and Brain,
se ha indicado al principio, al igual que otras funciones del sistema Butterworth Heinemann, Boston.
nervioso estos temas también pueden tratarse como una serie de fun­ Libet, B. 1999, How does conscious experience arise? The neural time factor, Brain
ciones específicas que pueden analizarse y localizarse mediante Res Bull, vol. 50, pp. 339-340
pruebas clínicas. De hecho, el conocimiento cada vez mayor de las McGaugh, J. L. 2000, Memory—a century of consolidation, Science, vol. 287, pp.
ciencias neurocognitivas y la gran capacidad que existe hoy día de 248-251
Miller, B. L., Seeley, W. W., Mychack, P., et al. 2001, Neuroanatomy of the self. Evidence
conseguir imágenes del cerebro (tanto en reposo como durante la rea­
from patients with frontotemporal dementia, Neurology, vol. 57, pp. 817-821
lización de actividades funcionales) promete una nueva era de diag­
Mizuta, H., & Motomura, N. 2006, Memory dysfunction in caudate infarction caused
nóstico práctico de los trastornos cognitivos superiores.
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8, pp 97-107 Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
Gazzaniga, M. S. 1998, The split brain revisited, Sci Am, July, pp. 51-55 www.nicp.com.
C A P Í T U L O 7 Retraso global
Y REGRESIÓN DEL DESARROLLO
David J. Michelson y Stephen Ashwal

Retraso global del desarrollo 73 Regresión del desarrollo 80


Diagnóstico 73 Abordaje 81
Etiología 74 Pronóstico 81
Anamnesis 74 Tratamiento 81
Exploración física 75
Pruebas diagnósticas 75

Los pediatras generales y los especialistas comprenden por igual la tidos especiales. Debido a que el tratamiento específico puede limitar
importancia de controlar en los niños pequeños las desviaciones del la morbimortalidad en algunas causas de encefalopatía progresiva,
desarrollo normal en el reconocimiento de un amplio espectro de en­ los médicos deben estar alerta para detectar a los niños con una regre­
fermedades con un efecto primario o secundario en el sistema nervio­ sión del desarrollo que pueden beneficiarse de una evaluación más
so. Los niños cuyos hitos en la adquisición del desarrollo están por urgente y completa.
detrás de las expectativas de un cuidador o médico generan muchos Los numerosos objetivos del médico que evalúa y cuida a un niño
problemas, y constituyen un gran porcentaje de las derivaciones a los con retraso del desarrollo incluyen: 1) evaluar los niveles de función
neurólogos pediatras. Del 1 al 3% de los niños menores de 5 años que previos y actuales para confirmar la presencia y el grado de deterioro;
presentan este retraso del desarrollo se calcula que hasta uno de cada 2) realizar una búsqueda razonable y oportuna de una causa subya­
cuatro, con el tiempo y los servicios de rehabilitación, funcionará cente; 3 ) monitorizar y tratar los problemas médicos, conductuales y
dentro de un amplio rango de normalidad. Sin embargo, la mayoría psicosociales asociados, y 4) realizar las derivaciones adecuadas a los
sigue mostrando una discapacidad del desarrollo, con una alteración servicios de evaluación, rehabilitación y de apoyo.
significativa y continua de la función motora gruesa y fina, social,
cognitiva y adaptativa.
El término retraso global del desarrollo hace referencia a niños RETRASO GLOBAL DEL DESARROLLO
menores de 5 años cuyo funcionamiento en estos múltiples dominios
se halla más de dos desviaciones estándar por debajo de la media en
niños de la misma edad. Los grados de retraso pueden clasificarse me­
Diagnóstico
jor con el cociente de desarrollo (CD), que es el índice entre la edad Se ha animado a los médicos de asistencia primaria a conocer bien la
funcional y la edad cronológica del niño. Los niños con CD superiores cronología adecuada de los hitos iniciales del desarrollo y a monito­
al 70% se hallan dentro de la normalidad, los que tienen CD entre el rizar a sus pacientes pediátricos para detectar un retraso del desarro­
66 y el 69% presentan un retraso leve, aquellos con un CD entre el 33 y llo durante las visitas clínicas de rutina. En la Tabla 7.1 se muestran
0 el 66% tienen un retraso moderado, y los que tienen CD por debajo del algunos de estos hitos. Los niños con factores de riesgo biológicos o
3 33% sufren un retraso grave. El CD no es sinónimo del cociente inte- sociales de discapacidades del desarrollo con frecuencia se someten
§ lectual (CI), y retraso del desarrollo no es sinónimo de retraso mental, a un cribado periódico adicional.
Z diagnóstico este que se reserva para niños mayores de 5 años cuyas Se sigue debatiendo respecto a qué herramientas de detección son
" funciones cognitivas y adaptativas se miden de forma fácil y fiable con más sensibles y específicas en comparación con las evaluaciones for­
1 pruebas estandarizadas. males del desarrollo, al tiempo que requieren menor tiempo y coste.
¡ La discapacidad del desarrollo puede derivar de varias malforma­ Aunque el Denver Developmental Screening Test II (DDST-II) es bien
ciones congénitas y lesiones precoces del sistema nervioso, causando conocido y citado con frecuencia, los estudios han demostrado que
una encefalopatía estática o no progresiva, o de enfermedades que tiene una tasa inaceptablemente alta de falsos positivos. Entre las he­
producen una lesión continuada del sistema nervioso central (SNC) y rramientas validadas con éxito, algunas ahorran tiempo a los médicos
encefalopatía progresiva. Junto con la regresión del desarrollo, la al confiar totalmente en las preocupaciones y observaciones de los pa­
pérdida de habilidades cognitivas o motoras previamente adquiridas, dres, como el Ages and Stages Questionnaire (ASQ) y el Parent’s Eva­
los trastornos progresivos con frecuencia se manifiestan con otros luation of Developtmental Status (PEDS). Los padres son más fiables
© signos de disfunción del SNC, como convulsiones y pérdida de sen­ en el recuerdo de hitos motores gruesos, pero tienen más problemas

73
74 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 7.1 Hitos normales del desarrollo según la edad (percentil 50-75)

EDAD LENGUAJE DESARROLLO SOCIAL DESARROLLO MOTOR


2 meses El niño emite sonidos como «oh, ah» Sonríe ante el contacto social Sostiene la cabeza hasta 45 grados
4 meses Ríe y grita Contacto social sostenido Agarra los objetos, se sostiene sobre
las piernas con apoyo
6 meses Imita los ruidos del habla Prefiere a su madre, le gusta mirarse Pasa objetos de una mano a la otra,
al espejo asimiento a modo de rastrillo,
se sienta con ayuda
8 meses Farfulla sonidos («da-da-da, Juega interactivamente Se arrastra, se desliza por el suelo
ba-ba-ba») y se sienta sin ayuda
1 año Dice «papá» y «mamá» con sentido Juegos simples con balón, ajusta Se pone de pie solo, hace la pinza
el cuerpo a las prendas de vestir con el pulgar y el índice
14 meses Vocabulario de 2 o 3 palabras Indica lo que quiere señalándolo, Camina solo, se inclina y se incorpora
abraza a sus padres
18 meses Vocabulario de 6-10 palabras Se alimenta él solo Sube escaleras con las manos,
hace garabatos
2 años Combina palabras, vocabulario Ayuda a desnudarse, escucha Corre, hace garabatos circulares,
de 250 palabras cuentos con imágenes copia una línea horizontal
30 meses Se refiere a él mismo como «yo», Finge en los juegos, ayuda a alejar Sube escaleras alternando los pies,
sabe su nombre completo los objetos copia una línea vertical
3 años Cuenta 3 objetos, conoce su edad Ayuda a vestirse Va en bicicleta de tres ruedas, se
y su sexo sostiene un rato sobre un solo pie,
copia un círculo
48 meses Cuenta una historia, cuenta 4 objetos Juega con otros niños, va solo Salta sobre un solo pie, utiliza tijeras
al lavabo para recortar imágenes, copia un
cuadrado y una cruz
5 años Nombra 4 colores, cuenta 10 objetos Pregunta el significado de las Salta a la comba, copia un triángulo
palabras, imita roles domésticos

para recordar con precisión los hitos del lenguaje. Los estudios tam- FIM) puntúan la independencia en las actividades de la vida diaria. Los
bie'n han demostrado que las madres con ingresos bajos y un bajo nivel resultados anormales de las pruebas requieren confirmación por repeti­
de estudios tienen menos probabilidades de explicar su preocupación ción. Debe quedar claro si la realización de las pruebas puede estar alte­
por un retraso leve del desarrollo, dando a sus informes menor sensibi­ rada por barreras idiomáticas o culturales, déficits sensoriales o de aten­
lidad, pero un valor predictivo positivo más alto. Otras herramientas, ción, o problemas psiquiátricos o conductuales. Véase la Tabla 7.3,
como Brigance II, Batelle Developmental Inventory Screening Test disponible en www.nicp.com.
(BDIST) y Bayley Infant Neurodevelopmental Screener (BINS), com­
binan la información de los padres con las observaciones directas del
médico. Véase la Tabla 7.2, disponible en www.ncip.com.
Etiología
Sin embargo, cuando se sospecha un problema, las pruebas estanda­ El aumento en el porcentaje diagnóstico de las pruebas realizadas en
rizadas de psicólogos clínicos y psicoterapeutas pueden evaluar la fun­ los niños con retraso del desarrollo en busca de una causa subyacente
ción actual del niño. Las pruebas utilizadas con mayor frecuencia para es paralelo a los avances del conocimiento de la fisiopatología del de­
la función cognitiva global incluyen las Bayley Scales of Infant Deve­ sarrollo, de la resolución de las imágenes y la sensibilidad de las prue­
lopment, la Stanford-Binet Intelligence Scale, versión V, y las escalas bas genéticas (Shevell et al, 2000). El establecimiento de la causa ra­
de Wechsler (Wechsler Preschool y Primary Scale of Intelligence-Revi- ramente lleva a cambios específicos en el tratamiento médico, pero con
sed, Wechsler Intelligence Scale for Children in y Wechsler Adult Inte­ frecuencia alivia la incertidumbre y la autoculpabilidad de los padres,
lligence Scale). La conducta adaptativa global suele medirse con la Vine­ permite un cálculo más definido del pronóstico y del riesgo de recu­
land Adaptive Behavior Scale, y también con la Adaptive Behavior rrencia familiar y limita otras pruebas diagnósticas. Aunque el objetivo
Scale (ABS), las Scales of Independent Behavior-Revised (SIB-R), de las pruebas médicas es identificar una enfermedad biológica, mu­
el Comprehensive Test of Adaptive Behavior-Revised (CTAB-R) y el chos factores sociales y ambientales detectables sólo con la anamnesis
Adaptive Behavior Assessment System (ABAS). Las pruebas estanda­ tienen una clara influencia en la salud y el desarrollo del niño. En la
rizadas también pueden evaluarse por dominios funcionales individua­ Tabla 7.4 se enumeran algunas de las patologías biológicas asociadas
les. Varias escalas miden la función motora, como la Alberta Infant Mo­ con discapacidad del desarrollo, organizadas por el momento de inicio
tor Scale (AIMS), las Peabody Developmental Motor Scales (PDMS) y y por el grupo de enfermedad. Los capítulos correspondientes de este
el Bruininks-Oseretsky Test of Motor Proficiency (BOTMP). El lengua­ tratado proporcionan descripciones detalladas de estas patologías.
je puede evaluarse con el Peabody Picture Vocabulary Test-Revi-
sed (PPVT-R), el Expressive One Word Picture Vocabulary Test-Revised
Anamnesis
(EOWPVT-R), las Clinical Linguistic and Auditory Milestone Scales
(CLAMS), la Clinical Evaluation of Language Function (CELF) y el La información del cuidador sobre la historia del desarrollo del niño
Slosson Intelligence Test (SIT). El Pediatric Evaluation of Disability es el primer paso en el diagnóstico de un retraso del desarrollo y en
Inventory (PEDI) o la Pediatric Functional Independent Measure (Wee- el cálculo de su grado y alcance. Los examinadores también deberían
Capítulo 7 Retraso global y regresión del desarrollo 75

TABLA 7.4 Etiología del retraso del desarrollo según el momento de aparición

PRENATAL/PERINATAL EJEMPLOS
Malformaciones congénitas del SNC Lisencefalia, holoprosencefalia
Anomalías cromosómicas Síndrome de Down, síndrome de Turner
Toxinas endógenas Insuficiencia hepática o renal materna
Toxinas exógenas procedentes de la madre Alcohol, anticonvulsivos, anticoagulantes, fármacos o sustancias de abuso
Infección fetal Infecciones congénitas
Prematuridad y/o malnutrición fetal Leucomalacia periventricular
Traumatismos perinatales Hemorragia intracraneal, lesión medular
Asfixia perinatal Encefalopatía hipóxico-isquémica

POSNATAL EJEMPLOS
Trastornos metabólicos congénitos Aminoacidopatías, enfermedades mitocondriales
Depósito anormal de metabolitos Enfermedades por depósito lisosomal, enfermedades por depósito de glucógeno
Nutrición posnatal anormal Deficiencia de vitaminas o calorías
Toxinas endógenas Insuficiencia hepática, kernicterus
Toxinas exógenas Fármacos, sustancias de consumo ilícito, metales pesados
Fracaso o insuficiencia de órganos y sistemas endocrinos Hipotiroidismo, enfermedad de Addison
Infección del SNC Meningitis, encefalitis
Traumatismos del SNC Lesión axonal difusa, hemorragia intracraneal
Neoplasias Infiltración tumoral, necrosis por radiación
Síndromes neurocutáneos Neurofibromatosis, complejo esclerosis tuberosa
Trastornos neuromusculares Distrofia muscular, distrofia miotónica
Trastornos vasculares Vasculitis, infarto cerebral, trombosis de senos venosos
Otros Epilepsia, trastorno del estado de ánimo, esquizofrenia

SNC: sistema nervioso central; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.


De: Sherr, E. H. y Shevell, M. I. 2006, «Mental retardation and global development delay», en Pediatric Neurology, Principles and Practice, 5.a ed., eds. K. F Swaiman,
S. Ashwal y D. I. Ferriero, Mosby, Philadelphia.

buscar proactivamente en los pacientes problemas médicos y conduc­ Pruebas diagnósticas


íales asociados, como convulsiones, hipoacusia, pérdida visual y
problemas de alimentación, sueño y agresividad. Para confirmar los En uno de cada cinco casos se encuentra una causa subyacente de los
datos, también son útiles los informes médicos previos, la historia problemas de desarrollo de un niño por la anamnesis y la exploración
escolar y los informes de los profesores. física. En estas situaciones, las pruebas de laboratorio confirmatorias
Los antecedentes familiares de una enfermedad similar sugieren pueden ser o no necesarias. En los niños con retraso global del desarro­
un síndrome genético, y debe investigarse detalladamente, incluyen­ llo no explicado, las pruebas de laboratorio directas o de cribado tie­
do consanguinidad, etnia y parientes con deterioro neurológico o nen, a lo sumo, una de tres posibilidades de dar una respuesta. Dado el
muerte posnatal precoz. Aunque cada vez es más difícil obtener los número de pruebas disponibles y del tiempo, coste y molestias del pa­
antecedentes familiares completos debido al desplegamiento geográ­ ciente necesarios para realizar pruebas indiscriminadas, es aconsejable
fico de las familias, debe intentarse buscar información de los padres seguir un método escalonado basado en la evidencia tanto como sea
y de los abuelos. Una anamnesis detallada de los períodos prenatal, posible en el entorno actual de evidencia limitada. En la Figura 7.1 se
natal y posnatal puede revelar factores de riesgo que se han asociado muestra uno de estos métodos escalonados. En un estudio prospectivo
con lesión neurológica (Tabla 7.5). de 261 pacientes consecutivos remitidos por retraso global del desarro­
llo, Srour et al hallaron una causa subyacente en el 37,5% de casos, la
mayoría de los cuales eran trastornos cromosómicos y síndromes gené­
Exploración física ticos, asfixia intraparto, disgenesia cerebral, privación psicosocial
La observación de la interacción del niño con sus padres y con ju­ y exposición a toxinas (Srour et al, 2006). Observaron que algunos fac­
guetes apropiados a su edad permite establecer una evaluación ini­ tores aumentaban las posibilidades de resultado positivo en las prue­
cial de diversos aspectos: habilidades motoras y destreza; curiosi­ bas, como sexo femenino, ausencia de manifestaciones autistas, histo­
dad, impulsividad e intervalo de atención, y habilidades sociales, ria perinatal anormal, microcefalia, exploración neurológica anormal
contacto visual e intentos de comunicación. La exploración física y dismorfismo. Entre 118 pacientes con retraso global aparentemente
debe ser lo más completa posible que permita la edad del niño, ha­ anodino, las pruebas de cribado aplicadas incluso de forma poco con­
ciendo un hincapié especial en posibles pistas sobre la etiología del sistente revelaron el diagnóstico en el 16% de los pacientes.
trastorno: parámetros relacionados con el crecimiento; anomalías
de los ojos, la piel y el pelo; características de dismorfismo; anoma­
Pruebas metabólicas
lías del tono muscular, postura, movimientos y reflejos; signos de
disfunción cerebelosa o de los nervios periféricos y organomegalia. En Estados Unidos, mediante el cribado universal de los recién naci­
En las Tablas 7.6 y 7.7 se muestran los signos sugestivos de síndro­ dos, especialmente con el uso de espectrometría de masas en tándem,
mes específicos. es posible identificar numerosos trastornos metabólicos, como ami-
76 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 7.5 Factores de riesgo perinatal de lesión neurológica

MATERNALES/PRENATALES NATALES POSNATALES


Menos de 16 años o más de 40 años Hipoxia intrauterina; cordón umbilical Alimentación anormal: poca succión,
Anomalías cervicales o pélvicas prolapsado; desprendimiento de placenta; aumento de peso, desnutrición, vómitos
Enfermedades maternas: infección, placenta circunvalada Llanto anormal
shock, diabetes, nefritis, flebitis, Parto con fórceps o presentación de nalgas Exploración anormal: cara asimétrica,
proteinuria, hipertensión renal, Puntuaciones de Apgar bajas: cianosis, poco extremidades asimétricas, signos
enfermedad tiroidea, drogadicción, esfuerzo respiratorio, bradicardia, dismórficos, hipotonía, lesiones al nacer,
desnutrición hiporreflexia, hipotonía convulsiones
Signos maternos: soltera, sin estudios, de Necesidad de reanimación: dificultad Hallazgos anormales: hiperbilirrubinemia,
raza distinta a la blanca, ingresos bajos, respiratoria, bradicardia, hipotensión fiebre, hipotermia, hipoxia
delgada, baja Menos de 30 semanas de edad gestacional
Consanguinidad Hemorragia vaginal en el segundo o tercer
Embarazo anormal previo, abortos trimestre
espontáneos, mortinatos, abortos Encefalopatía hipóxico-isquémica
provocados, muertes neonatales, Polihidramnios u oligohidramnios
neonatos de menos de 1.500 g de peso,
placenta anormal

De: Sherr, E. H. y Shevell, M. I. 2006, «Mental retardation and global development delay», en Pediatric Neurology, Principles and Practice, 5.a ed., eds. K. F. Swaiman,
S. Ashwal y D. I. Ferriero, Mosby, Philadelphia.

TABLA 7.6 Manifestaciones oculares asociadas con algunos trastornos sindrómicos del desarrollo

SIGNO EJEMPLOS
Cataratas Xantomatosls cerebrotendinosa, galactosemia, síndrome de Lowe, enfermedades por depósito lisosomal,
enfermedad de Wilson
Coriorretinitis Infecciones congénitas
Opacidades corneales Síndrome de Cockayne, síndrome de Lowe, enfermedades por depósito lisosomal, xeroderma pigmentoso,
síndrome de Zellweger
Glaucoma Síndrome de Lowe, mucopolisacaridosis, síndrome de Stürge-Weber, síndrome de Zellweger
Luxación del cristalino Homocistinuria, deficiencia de sulflto oxidasa
Mancha macular rojo cereza Enfermedades por depósito lisosomal, deficiencia de sulfatasa múltiple
Nistagmo Aminoacidopatías, ataxia-telangiectasia, trastornos congénitos de la glucosilación, síndrome de Chédiak-
Higashi, ataxia de Friedreich, síndrome de Leígh, síndrome de Marinesco-Sjógren, ieucodistrofia
metacromática, distrofia neuroaxonal, síndrome de Pelizaeus-Merzbacher, degeneración esplnocerebelosa
Oftalmoplejía Ataxia-telanglectasia, síndrome de Bassen-Kornzweig, enfermedades por depósito lisosomal, enfermedades
mltocondriales
Atrofia óptica Síndrome de Alpers, atrofia óptica de Leber, leucodistrofías, enfermedades por depósito lisosomal, distrofia
neuroaxonal, degeneración espinocerebelosa
Fotofobia Síndrome de Cockayne, síndrome de Hartnup, homocistinuria
Retinitis pigmentaria o Ataxia-telanglectasia, síndrome de Cockayne, trastornos congénitos de la glucosilación, síndrome de
degeneración macular Hallervorden-Spatz, síndrome de Laurence-Moon-Biedl, enfermedades por depósito lisosomal,
enfermedades mltocondriales, síndrome de Refsum, síndrome de Sjógren-Larsson, degeneración
espinocerebelosa

De: Sherr, E. H. y Shevell, M. I. 2006, «Mental retardation and global development delay», en Pediatric Neurology, Principies and Practice, 5.a ed., eds. K. F. Swaiman,
S. Ashwal y D. I. Ferriero, Mosby, Philadelphia.

noacidopatias, acidurias orgánicas, defectos del ciclo de la urea, hi- ños con retraso del desarrollo y con factores de riesgo de exposición
potiroidismo congénito y deficiencia de biotinidasa. Con el cribado excesiva, según las pautas de consenso, dan un rendimiento de alre­
metabólico de los niños que presentan un retraso global del desarro­ dedor del 10% (Lewendon et al, 2001). A pesar de los estudios que
llo se consigue el diagnóstico en menos del 1%, e inferior al 5% in­ sugieren un rendimiento bajo para las pruebas en los niños sin signos
cluso cuando la anamnesis o la exploración física sugieren una etio­ clínicos específicos, la relativa facilidad de las pruebas y la respuesta
logía metabólica para el trastorno. Si en estos niños el cribado con al tratamiento recomienda realizar un cribado de rutina en busca
pruebas metabólicas básicas se realiza antes de solicitar pruebas me­ de intoxicación por plomo, hipotiroidismo, ferropenia, deficiencia de
tabólicas específicas, el porcentaje diagnóstico puede aumentar hasta biotinidasa, hiperuricemia e hipercalcemia (McDonald et al, 2006).
el 14% (Papavasiliou et al, 2000). Es improbable que la exposición al Deben considerarse las pruebas metabólicas cuando los antece­
plomo cause un grado significativo de retraso del desarrollo, pero se dentes familiares incluyen deterioro neurológico, muerte del lactante
relaciona con puntuaciones más bajas del CI. Las pruebas en los ni­ inexplicada y consanguinidad de los padres: cuando la historia pre-
Capítulo 7 Retraso global y regresión del desarrollo 77

TABLA 7.7 Otros signos asociados con algunos trastornos sindrómicos del desarrollo

SIGNO EJEMPLOS
Disfunción cerebelosa Aminoacidopatías, ataxia-telangiectasia, síndrome de Bassen-Kornzweig, trastornos congénitos de la
glucosilación, xantomatosis cerebrotendinosa, síndrome de Chédiak-Higashi, síndrome de Cockayne,
ataxia de Friedreich, enfermedad de Lafora, enfermedades por depósito lisosomal, síndrome de
Marinesco-Sjógren, enfermedad mitocondrial, distrofia neuroaxonal, síndrome de Pelizaeus-Merzbacher,
síndrome de Ramsay Hunt, degeneración espinocerebelosa, enfermedad de Wilson
Anomalías del pelo
Sinofris Síndrome de Cornelia de Lange
Pelo fino Homocistinuria, hipotiroidismo
Pelo ensortijado Aciduria argininosuccínica, enfermedad de Menkes
Hirsutismo Enfermedades por depósito lisosomal
Calvicie Síndrome de Leigh, progeria
Canas Ataxia-telangiectasia, síndrome de Chédiak-Higashi, síndrome de Cockayne, progeria
Anomalías de la audición
Hiperacusia Enfermedades por depósito lisosomal, panencefalitis esclerosante subaguda, deficiencia de sulfito oxidasa
Hipoacusia de conducción Mucopolisacaridosis
Hipoacusia sensorioneural Adrenoleucodistrofia, síndrome CHARGE, síndrome de Cockayne, enfermedades mitocondriales,
degeneración espinocerebelosa, síndrome de Refsum
Hipotonía infantil Síndrome de Canavan, miopatías, enfermedades por depósito lisosomal, síndrome de Leigh, enfermedad
de Menkes, distrofia neuroaxonal, atrofia muscular espinal, síndrome de Zellweger
Anomalías de las extremidades
Micromielia Síndrome de Cornelia de Lange
Pulgares anchos Síndrome de Rubinstein-Taybi
Macrocefalia Síndrome de Alexander, síndrome de Canavan, histiocitosis X, enfermedades por depósito lisosomal
Microcefalia Síndrome de Alpers, trastornos congénitos de la glucosilación, síndrome de Cockayne, incontinencia
pigmentaria (incontinentia pigmenti), lipofuscinosis ceroide neuronal, síndrome de Krabbe, distrofia
neuroaxonal, síndrome de Rett
Trastornos del movimiento Ataxia-telangiectasia, trastornos congénitos de la glucosilación distonía muscular deformante, síndrome
de Hallervorden-Spatz, enfermedad de Huntington juvenil, enfermedad de Parkinson juvenil, síndrome de
Lesch-Nyhan, fenilcetonuria, enfermedad de Wilson, xeroderma pigmentoso
Olores
Orina de gato Deficiencia de (3-metil-crotonil-CoA-carboxilasa
Arce Enfermedad de la orina de jarabe de arce
Rancio Fenilcetonuria
Mantequilla rancia Síndrome de malabsorción de metionina
Pies sudados Acidemia isovalérica
Organomegalia Aminoacidopatías, enfermedades por depósito lisosomal, galactosemia, enfermedades por depósito
de glucógeno, enfermedades por depósito lisosomal, síndrome de Zellweger
Neuropatía periférica Ataxia-telangiectasia, síndrome de Bassen-Kornzweig, xantomatosis cerebrotendinosa, síndrome
de Cockayne, enfermedades por depósito lisosomal, síndrome de Refsum
Talla baja Síndrome de Cockayne, síndrome de Cornelia de Lange, hipotiroidismo, leprechaunismo, enfermedades
por depósito lisosomal, síndrome de Prader-Willi, síndrome de Rubinstein-Taybi, enanismo en cabeza de
pájaro de Seckel
Convulsiones Aminoacidopatías, trastornos congénitos de la glucosilación, deficiencia de glucógeno-sintetasa,
encefalopatía hipóxico-isquémica, enfermedades por depósito lisosomal, enfermedad de Menkes,
enfermedades mitocondriales, distrofia neuroaxonal
Anomalías de la piel
Hiperpigmentación Adrenoleucodistrofia, ataxia-telangiectasia, síndrome de Farber, neurofibromatosis, enfermedad
de Niemann-Pick, esclerosis tuberosa, xeroderma pigmentoso
Hipopigmentación Síndrome de Chédiak-Higashi, incontinencia pigmentaria {incontinentia pigmenti), esclerosis tuberosa,
enfermedad de Menkes
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Nodulos Xantomatosis cerebrotendinosa, síndrome de Farber, neurofibromatosis


Piel gruesa Enfermedades por depósito lisosomal, síndrome de Refsum, síndrome de Sjógren-Larsson
Piel fina Ataxia-telangiectasia, síndrome de Cockayne, progeria, xeroderma pigmentoso

CHARGE: coloboma, cardiopatía (en inglés, Heart disease), atresia de coanas, retraso mental, anomalías genitales, anomalías del oído (en inglés, Ear anomalies).
De: Sherr, E. H. y Shevell, M. I. 2006, «Mental retardation and global development delay», en Pediatric Neurology, Principles and Practice, 5.a ed., eds. K. F. Swaiman,
S. Ashwal y D. I. Ferriero, Mosby, Philadelphia.

natal incluye esteatosis hepática aguda del embarazo (EHAE), toxe­ física incluye hipotonía, distonía, organomegalia, olor anormal, mi­
mia asociada con hemolisis, elevación de las enzimas hepáticas y crocefalia o macrocefalia, retraso del crecimiento, pelo o piel tosca
plaquetas bajas (HELPP); cuando la historia clínica incluye convul­ o signos faciales toscos.
siones neonatales graves, encefalopatía, conducta autolesiva, hipo- Las pruebas que se deben considerar en el cribado incluyen: hemo-
glucemia inexplicada, aversión a las proteínas, o si la exploración grama completo (función de médula ósea), electrólitos con pruebas de
78 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Anamnesis y exploración física FIGURA 7.1 Algoritmo de evaluación


del retraso global del desarrollo de origen
7r inexplicado. EEG: electroencefalograma; RM:
Derivar para la realización de pruebas resonancia magnética; SNC: sistema nervioso
oftalmológicas y auditivas central. (Adaptado con permiso de: Shevell, M.,
Solicitar estudios metabólicos y pruebas
tiroideas (si el cribado del recién nacido no está disponible) Ashwal, S., et al. 2003, «Practice parameter:
Hacer un EEG (si se sospechan convulsiones) Evaluation of the child with global
developmental delay», Neurology, vol. 60,
págs. 367-380.)
Antecedentes familiares

Parientes con retraso global del Parientes con un


desarrollo de origen inexplicado trastorno conocido

Solicitar un cribado citogenético Solicitar pruebas


y considerar pruebas subteloméricas específicas del trastorno

Características Signos Factores de Consanguinidad Regresión del


sugestivas de sugestivos de riesgo de los padres desarrollo
un trastorno malformación conocidos o antecedentes
genético específico o lesiones de exposición de abortos
o de hipotiroidismo del SNC al plomo espontáneos o
de muertes fetales

ii *
Solicitar pruebas | RM | Cribado de los Estudios metabólicos
específicas del niveles de plomo EEG
RM
Pruebas genéticas

Ausencia de datos sugestivos de un diagnóstico específico

Pruebas escalonadas:
1. RM
2. Pruebas citogenéticas, pruebas diagnósticas
del «síndrome del cromosoma X frágil»
3. Pruebas metabólicas
4. Pruebas subteloméricas
5. Prueba de Rett

función hepática (función renal y hepática), calcio sérico (síndrome de larga en suero (trastornos peroxisómicos), perfil de carnitina libre
Williams, síndrome de DiGeorge, seudohipoparatiroidismo), piruvato y acilcarnitina en suero (acidurias orgánicas, trastornos de la
y lactato sérico (metabolismo energético), amoníaco sérico (aminoaci- oxidación de ácidos grasos), orotato en orina (aciduria orótica),
dopatías y defectos del ciclo de la urea), aminoácidos séricos (ami- inmunoelectroforesis de transferrina en suero (trastornos congéni­
noacidopatías), ácidos orgánicos en orina (acidopatías orgánicas), tos de la glucosilación), homocisteína en suero y orina (homo­
creatincinasa sérica (miopatías), urato sérico (trastornos por depósito cistinuria), creatina:creatinina en orina de 24 horas (deficiencia de
de glucógeno, defectos de purina y pirimidina, deficiencia de sulfito creatina), colesterol y 7-deshidrocolesterol en suero (síndrome
oxidasa), glucosaminoglucanos en orina y oligosacáridos (mucopolisa- de Smith-Lemli-Opitz), actividad de biotinidasa, pterinas y meta­
caridosis) y pruebas de función tiroidea (Cleary y Green, 2005). bolites de neurotransmisores en el LCR (deficiencias de neuro-
Las pruebas que se deben tener en cuenta para realizar un es­ transmisores) y enzimas leucocitarias (trastornos por depósitos
tudio detallado y directo incluyen: ácidos grasos de cadena muy lisosómicos).
Capítulo 7 Retraso global y regresión del desarrollo 79

Pruebas genéticas et al, 2001). En cambio, no se conoce la prevalencia de la mutación en


los niños y en las niñas más levemente afectadas. La utilización de las
El estudio citogenético de los niños con retraso global del desarrollo, técnicas de hibridización in situ con fluorescencia (FISH) y de marca­
utilizando la determinación del cariotipo al nivel de resolución de 500 dores microsatélite para el cribado de los reordenamientos cromosómi-
bandas o mayor, tiene un rendimiento diagnóstico aproximado del cos subteloméricos menos evidentes en los extremos ricos en genes de
3,5%. En los niños con múltiples características dismórficas menores los cromosomas ha dado un rendimiento del 10 al 20% en los niños con
de la cara y de los miembros, el rendimiento diagnóstico alcanza hasta retraso entre moderado y grave y dismórficos, y de hasta el 1 % en pa­
al 20%. La anomalía cromosómica detectable con mayor frecuencia, cientes sin signos dismórficos (Xu y Chen, 2003). La mitad de los ni­
debido a sus característicos rasgos dismórficos y a la hipotonía, es el ños con un reordenamiento subtelomérico lo han heredado de un pro­
síndrome de Down, que explica el 25-50% de casos de retraso mental genitor asintomático con una translocación equilibrada.
grave. La causa hereditaria más frecuente de retraso mental es la muta­ En todos los niños con retraso del desarrollo deben realizarse siem­
ción del cromosoma X frágil (FMR-1). En los niños con retraso del pre pruebas citogenéticas de rutina. Aunque también ha de considerar­
desarrollo, su prevalencia es del 2,5-5,0%. En los varones pospubera- se la posible realización de las pruebas diagnósticas de la mutación del
les, el rendimiento de las pruebas de la mutación del cromosoma X cromosoma X frágil, puede utilizarse la presentación clínica para ex­
frágil aumentan al 7,6% cuando se emplean las manifestaciones clí­ cluir algunos casos observados en varones pospuberales. Las pruebas
nicas para la selección (DeVries et al, 1999) (Tabla 7.8). Después del del síndrome de Rett deben considerarse en todas las niñas con retraso
síndrome de Down, la causa más frecuente de retraso mental en las moderado o grave, especialmente en las que presentan unas caracterís­
niñas es la mutación del síndrome de Rett ligada al cromosoma X ticas clínicas típicas. Asimismo, las pruebas subteloméricas han de te­
(MeCP2). nerse en cuenta en los niños con rasgos dismórficos y con retraso mo­
En la Tabla 7.9 se muestran las características de esta mutación derado o grave no explicado. Las manifestaciones clínicas de síndromes
en el momento de su presentación clínica. En un estudio, la mutación de infrecuentes requieren pruebas de FISH para mutaciones menos fre­
Rett se encontró en el 2,5% de las niñas institucionalizadas (Vorsanova cuentes de un único gen y deleciones génicas contiguas (Tabla 7.10).

Tabla 7.8
Manifestaciones clínicas del síndrome del cromosoma X frágil Tabla 7.9

1. Antecedentes familiares de retraso mental Manifestaciones clínicas del síndrome de Rett


2. Mandíbula prominente o frente alta
3. Orejas grandes y/o protuberantes 1. Desarrollo normal hasta los 6-18 meses de vida
4. Hiperextensibiiidad de las articulaciones 2. Desaparición del uso intencionado de la mano
5. Palmas de las manos con piel suave y aterciopelada excesiva 3. Rasgos autistas y desaparición del habla
a nivel del dorso 4. Convulsiones
6. Testículos aumentados de tamaño (> percentil 95%) 5. Microcefalia adquirida
7. Timidez y ausencia de contacto visual al principio, seguidas 6. Ataxia de tronco y extremidades
de actitud amable y verbosidad 7. Desaparición final de la deambulación

Tabla 7 . 1 0 Algunos síndromes en los que es posible realizar las técnicas de hibridización in situ con fluorescencia

SINDROME GENETICA MANIFESTACIONES CLINICAS


Angelman Deleción 15q11 -q13 o disomía Microcefalia, movimientos apráxicos y atáxicos a modo de títere,
del cromosoma 15 en los padres risas inapropiadas, ausencia del habla
DiGeorge Deleción 22q11 Hipoplasia del timo, defectos cardíacos conotruncales, baja
implantación de las orejas, micrognatia, hipertelorismo,
inclinación palpebral antimongoloide, paladar hendido
Cri du chat Deleción 5p Llanto de tono agudo, hipertelorismo, pliegues epicánticos,
(síndrome del maullido de gato) braquicefalia, cara redonda o de luna, inclinación palpebral
antimongoloide, micrognatia, hipotonía, estrabismo
Langer-Giedion Deleción 8q24.1 Microcefalia, orejas de gran tamaño, nariz bulbosa, puente nasal
amplio, surco nasal alargado, cabello ralo, nevos múltiples,
anomalías óseas
Miller-Dieker Deleción 17p13.3 Lisencefalia, hipotonía, convulsiones
Prader-Willi Deleción 15q11 -q13 o disomía Ojos almendrados, labio superior delgado, boca vuelta hacia
del cromosoma 15 materno abajo, hipotonía y trastorno del desarrollo en los primeros años
de vida, seguidos de hiperfagia y obesidad en la infancia,
hipogonadismo
Smith-Magenis Deleción 17p11.2 Talla baja, braquidactilia, malformaciones de órganos, conducta
de autolesión
Williams Deleción 7q11 Estenosis de las válvulas cardíacas, hipotonía, hiperacusia,
«facies de duende», talla baja
Wolf-Hirschhorn Deleción 4p16.3 Microcefalia, «facies en casco griego», defectos de fusión
de la línea media
80 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Estudios por la imagen REGRESIÓN DEL DESARROLLO


Los estudios por la imagen mediante tomografía computarizada (TC)
En un niño con pérdida o ausencia de progreso funcional tras una fase
proporcionan la etiología en el 33% de las poblaciones no selecciona­
prolongada de desarrollo relativamente normal, debe sospecharse un
das de niños con retraso global del desarrollo. Este porcentaje diagnós­
trastorno neurológico progresivo. Las evaluaciones médicas repeti­
tico aumenta al 65% cuando se emplea también la resonancia magné­
das, las fotografías previas y las películas domésticas pueden ayudar
tica (RM), puesto que esta exploración es más sensible en los pacientes
a establecer el diagnóstico de regresión, así como el momento de su
con disgenesia cerebral y anomalías de la sustancia blanca, que son los
inicio. Los niños con encefalopatía estática pueden presentar un de­
signos radiológicos que se observan con mayor frecuencia (Gaitanis y
terioro neurológico al aparecer o empeorar un trastorno convulsivo o
Walsh, 2004). Los porcentajes diagnósticos son todavía mayores en los
del movimiento, tras el empeoramiento de un estado de espasticidad,
pacientes con parálisis cerebral, déficits neurológicos focales o micro-
cefalia. Puede usarse la espectroscopia por RM para detectar niños con la progresión de una hidrocefalia o los efectos de fármacos sedantes
o de una enfermedad intercurrente.
lactato anormal (trastornos mitocondriales), ausencia de creatina (tras­
tornos de la síntesis de creatina) y elevación de N-acetil-aspartato (leu- Por lo menos al principio, es útil clasificar el deterioro neuroló­
codistrofia de Canavan). En algunos estudios se han hallado reduccio­ gico como afectación predominante de la sustancia gris o de la sus­
nes inespecíficas de metabolitos en niños con retraso del desarrollo. tancia blanca del sistema nervioso central. Las características su­
En los niños con trastornos del desarrollo, los estudios cerebrales gestivas de afectación de la sustancia gris son convulsiones o
por RM deben realizarse de forma rutinaria. Asimismo, la TC todavía alteraciones del EEG, trastornos del movimiento, ceguera asociada
es útil en la evaluación de los niños en los que se sospecha la presen­ con trastornos retinianos, cambios de la personalidad y demencia.
cia de calcificaciones (p. ej., secundarias a infecciones congénitas o a Aunque, en ocasiones, en la RM cerebral no se observan al inicio
esclerosis tuberosa) o bien craneosinostosis. signos significativos, en fases posteriores puede apreciarse atrofia
generalizada y ventriculomegalia. Las características sugestivas de
afectación de la sustancia blanca son: espasticidad, rigidez, trastor­
Otras pruebas nos visuales con atrofia óptica, aunque sin alteraciones retinianas, y
Aunque el electroencefalograma (EEG) es útil en la clasificación de anomalías en la intensidad de señal o en el volumen de la sustancia
los síndromes epilépticos en niños afectados por crisis clínicamente blanca en la RM.
aparentes, muy pocas veces aclara la etiología del retraso del desarro­ En las Tablas 7.6 y 7.7 se exponen algunas características diag­
llo subyacente. A pesar de todo, todavía no existen suficientes evi­ nósticas relacionadas con las exploraciones física y oftalmológica
dencias a favor de la realización rutinaria de un EEG en los niños con que pueden sugerir algunos síndromes específicos. En la Tabla 7.11
retraso del desarrollo que no presentan crisis clínicamente evidentes. se muestra la edad habitual de inicio del deterioro neurológico obser­
Sin embargo, el «seudorretraso» puede tener su origen muy raras ve­ vado en algunas enfermedades frecuentes.
ces en un síndrome epiléptico no diagnosticado, pero tributario de En la Figura 7.2 se presenta un algoritmo de evaluación del niño
tratamiento (p. ej„ status epiléptico durante el sueño de ondas lentas, con regresión del desarrollo. Si pese a observar unos resultados nor­
síndrome de Landau-Kleffner o epilepsia de ausencias grave). males persiste la sospecha diagnóstica de enfermedad metabólica,
En los niños con trastorno del desarrollo está indicada la realiza­ puede ser útil repetir los estudios durante una exacerbación del tras­
ción de pruebas visuales y auditivas completas, con exploración of­ torno o bien después de una comida rica en proteínas o en hidratos de
talmológica completa, cribado de la visión y audiometría conductual carbono. A veces la realización de un diagnóstico definitivo exige
o respuestas evocadas auditivas del tronco cerebral. La prevalencia realizar estudios más invasivos (p. ej., biopsias de cerebro, piel, con­
de trastornos visuales y auditivos, incluidos los trastornos de la re­ juntiva, músculo, nervio o médula ósea).
fracción, oscila entre el 25 y el 50%. Los niños con síndrome de Rett presentan un desarrollo inicial
Tras la realización de las pruebas de cribado, en algunas situacio­ relativamente normal durante los primeros 6-18 meses de vida, antes
nes clínicas específicas también son útiles pruebas más invasivas de sufrir una regresión, que se asocia en más del 90% de casos a
(p. ej., análisis del líquido cefalorraquídeo, estudios de la velocidad mutaciones en el gen MeCP2. La percepción de la mayoría de niños
de conducción nerviosa, biopsias de músculo o de nervio, y cultivos con autismo infantil es que se desarrollan normalmente durante el
celulares para análisis enzimáticos). primer año, pero luego muestran alteraciones cualitativas del lengua-

TABLA 7 . 1 1 Edad de inicio de algunos trastornos degenerativos y metabólicos

EDAD EJEMPLOS
Neonatal Aminoacidopatías, trastornos del ciclo de la urea, galactosemia, incontinencia pigmentaria (incontinentia
pigmenti), enfermedad de Menkes, atrofia muscular espinal, esflngolipldosis, síndrome de Zellweger
Primeros años de la vida Leucodistrofias, enfermedades por depósito lisosomal, enfermedades mitocondriales, distrofia neuroaxonal
Niños Ataxia-telangiectasia, síndrome de Chédiak-Higashi, síndrome de Cockayne, mucopollsacarídosis, síndrome
de Marínesco-Sjogren, enfermedades mitocondriales, xeroderma pigmentoso
Niños mayores y adolescentes Adrenoleucodistrofia, síndrome de Bassen-Kornzweig, xantomatosis cerebrotendinosa, distonía muscular
deformante, ataxia de Friedreich, síndrome de Hallervorden-Spatz, homoclstínuria, enfermedad de
Huntington juvenil, enfermedad de Parkinson juvenil, cuerpos de Lafora, síndrome de Lesch-Nyhan,
enfermedades por depósito lisosomal, síndrome de Ramsay Hunt, degeneración espinocerebelosa,
panencefalitis esclerosante subaguda, enfermedad de Wilson
Capítulo 7 Retraso global y regresión del desarrollo 81

Figura 7.2
Algoritmo de evaluación de
la regresión del desarrollo.
AFP: a-fetoproteína; EMG:
electromiograma; PEV: potenciales
evocados visuales.

je, poca socialización y patrones de conducta restringidos y repetiti­ nes. Muchas enfermedades neurológicas progresivas no tienen un
vos. Aunque muchos niños con un retraso de etiología definible pre­ tratamiento específico, y ocasionan la muerte del paciente al cabo de
sentan también rasgos autistas, pocos casos de autismo aislado se han un tiempo relativamente breve después del diagnóstico.
asociado con una lesión neurológica o un trastorno genético defini­ Si reciben una educación apropiada, los niños con retraso men­
dos. Recientemente, se ha efectuado una revisión sobre el cribado tal leve o moderado pueden conseguir un buen nivel cognitivo y
y diagnóstico del autismo (Filipek et al, 2000). funcional; asimismo, si es posible, se les debe animar a que apren­
dan lo que deseen. Durante la transición a la vida adulta, existen
diversos aspectos que en ocasiones resultan problemáticos, como
Abordaje la sexualidad, las condiciones de vida, el trabajo y las ayudas eco­
nómicas.
Consejo
Los niños con diagnóstico de retraso del desarrollo no están nece­
Es importante realizar una descripción clara del problema al informar sariamente destinados a ser adultos con retraso mental. Si se mejoran
acerca del diagnóstico de un retraso del desarrollo. Los médicos han las circunstancias, los niños cuyo desarrollo se encuentra afectado
de estar preparados para solucionar reacciones emocionales muy di­ por deprivaciones ambientales o enfermedades médicas tienen im­
versas, que van desde sentimientos de culpa y pesar hasta la negación portantes posibilidades de recuperación. El desarrollo más precoz es
o la ira. Una vez aceptado el diagnóstico, las familias desean conocer fundamentalmente de tipo sensoriomotor, por lo que muchos niños
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

a menudo el nivel funcional y el grado de independencia final del con parálisis cerebral o trastornos neuromusculares en los que se es­
niño. Dado que estos aspectos no siempre pueden predecirse con cer­ tablece un diagnóstico de retraso global demuestran tener posterior­
teza, debe buscarse un equilibrio entre preparar a los padres para lo mente una cognición del todo normal si pueden vencerse los obstácu­
peor y permitirles, al mismo tiempo, que alberguen una esperanza los de la comunicación.
razonable.
Tratamiento
Pronóstico Los psicólogos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y terapeutas
En ausencia de enfermedad cardiorrespiratoria, los niños con retraso del lenguaje pueden ofrecer a las familias una valoración más formal
leve presentan una esperanza de vida normal. En los niños con un de las funciones del niño y, asimismo, intervenciones estructuradas y
mayor grado de afectación, la mortalidad no está directamente rela­ orientadas a la rehabilitación. Muchos de estos recursos pueden conse­
cionada con la etiología subyacente del retraso, sino que es secunda­ guirse derivando a los pacientes a escuelas y programas específicos. En
ria a problemas como la inmovilidad, la aspiración y las convulsio­ Estados Unidos, las leyes federales exigen la provisión de programas
82 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

de intervención precoz para los niños con riesgo de 3-5 años, así como En los niños en los que la causa del retraso del desarrollo es poco
una educación pública adecuada hasta los 21 años de edad. clara incluso tras realizar la evaluación inicial, debe realizarse un se­
Puesto que la mayoría de los trastornos del desarrollo no tienen un guimiento regular para descartar una posible regresión, así como la
tratamiento específico, la terapia se centra en los problemas médicos, necesidad de efectuar más pruebas y estudios. En los niños con retra­
emocionales y de conducta que afectan hasta al 40% de los niños con so grave y profundo cuyas necesidades superan las posibilidades de
retraso mental. En ocasiones, los problemas de alimentación obligan las familias, puede considerarse la posibilidad de una atención insti­
incluso a administrar suplementos nutritivos a través de un tubo de tucionalizada. Las familias que siguen cuidando de estos pacientes
gastrostomía. También los trastornos del estado de ánimo, la esquizo­ han de derivarse a servicios de la comunidad que puedan proporcio­
frenia, las conductas agresivas, la hiperactividad y los trastornos del narles ayuda social y una atención de refuerzo. Asimismo, tanto los
sueño requieren en ocasiones un tratamiento farmacológico. Asimis­ médicos como las familias pueden beneficiarse de la información
mo, las convulsiones afectan hasta al 20% de los niños con retraso y de las ayudas que se encuentran en las páginas de Internet. En la
mental, y a veces son muy difíciles de controlar. Tabla 7.12 se muestran varios ejemplos.

Tabla 7.12 Recursos seleccionados de Internet relacionados con el retraso del desarrollo

NOMBRE DEL SITIO DIRECCION DE INTERNET CARACTERISTICAS


Child Neurology Foundation www.childneurologyfoundation.org Sitio web de la fundación con vínculos a abogados y grupos de
apoyo para un amplio rango de trastornos que afectan a los niños
Exceptional Parent Magazine www.eparent.com Publicación mensual impresa y de Internet, con interés general por
familias con niños discapacitados
Family Village www.famiiyvillage.wisc.edu Ofrece listas de organizaciones de enfermedades específicas,
grupos de apoyo, páginas web, chats, además de información
general relacionada con discapacidad y equipos adaptados
Gene-Tests www.genetests.org Catálogo localizable de trastornos genéticos con descripciones
resumen, revisiones de pruebas genéticas adecuadas y directorios
de laboratorios genéticos y clínicas de pruebas prenatales
NORD www.pcnet.com/orphan Catálogo de enfermedades raras, con descripciones breves y listas
de grupos de apoyo, organizaciones, investigación publicada
y ensayos clínicos en curso
OMIM www.ncbi.nlm.nih.gov/omim Catálogo de trastornos genéticos iocaiizables por manifestaciones
clínicas, con vínculos a publicaciones académicas

NORD: National Office of Rare Disorders; OMIM: Online Mendelian Inheritance in Man.

Bibliografía Papavasiliou, A. S., Bazigou, H., Paraskevoulakos, E., & Kotsalis, C. 2000,
Neurometabolic testing in developmental delay, J Child Neurol, vol. 15, pp. 620-622
Shevell, M. I., Majnemer, A., Rosenbaum, P., & Abrahamowicz, M. 2000, Etiologic
yield of subspecialists ’ evaluation of young children with global developmental
Cleary, M. A., & Green, A. 2005, Developmental delay: when to suspect and how to
delay, J Pediatr, vol. 136, pp. 593-598
investigate for an inborn error of metabolism, Arch Dis Child, vol. 90, pp.
Srour, M., Mazer, B., & Shevell, M. I. 2006, Analysis of clinical features predicting
1128-1132
etiologic yield in the assessment of global developmental delay, Pediatrics, vol.
DeVries, B. B. A., Mohkamsing, S., van den Ouweland, A. M. W., et al. 1999,
118, pp. 139-145
Screening for the fragile X syndrome among the mentally retarded: a clinical
Vorsanova, S. G., Yurov, Y. B., Ulas, V. Y., et al. 2001, Cytogenetic and molecular-
study, J Med Genet, vol. 36, pp. 467-470
cytogenetic studies of Rett syndrome (RTT): a retrospective analysis of a Russian
Filipek, P. A., Acardo, P. J., Ashwal, S. A., et al. 2000, Practice parameter: screening
cohort of RTT patients (the investigation of 57 girls and 3 boys), Brain Dev, vol.
and diagnosis of autism, Neurology, vol. 55, no. 4, pp. 468-479
23, pp. S196-S201
Gaitanis, J. N., & Walsh, C. A. 2004, Genetics of disorders of cortical development,
Xu, J., & Chen, Z. 2003, Advances in molecular cytogenetics for the evaluation of
Neuroimaging Clin North Am, vol. 14, p. 219
mental retardation, Am J Med Genet, vol. 117C, p. 15
Lewendon, G., Kinra, S., Nelder, R., & Cronin, T. 2001, Should children with devel­
opmental and behavioral problems be routinely screened for lead? Arch Dis
Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
Child, vol. 85, pp. 286-288
www.nicp.com.
McDonald, L., Rennie, A., Tolmie, J., et al. 2006, Investigation of global develop­
mental delay, Arch Dis Child, vol. 91, pp. 701-705
C A P Í T U L O 8 Trastornos de la conducta
Y DE LA PERSONALIDAD
Carissa Nehl y Jane S. Paulsen

Circuitos frontosubcorticales 84 Demencia asociada a cuerpos de Lewy 91


Evaluación de los trastornos de la conducta y de la personalidad en pacientes con Enfermedad de Parkinson 92
disfunción cerebral 86 Parálisis supranuclear progresiva 93
Evaluación de la depresión 86 Enfermedad de Huntington 93
Evaluación de otros trastornos de la conducta y de la personalidad 86 Síndrome de Tourette 95
Trastornos de la conducta y de la personalidad asociados a disfunción Esclerosis múltiple 95
Esclerosis lateral amiotrófica 97
cerebral 87
Epilepsia 97
Enfermedad de Alzheimer 87
Accidente vascular cerebral 100
Demencia frontotemporal 89
Traumatismo craneoencefálico 102
Demencia vascular 91

Los trastornos de la conducta y de la personalidad son muy frecuen­ Desde una perspectiva histórica, ha existido siempre una clara di­
tes en los pacientes con enfermedad neurológica, traumatismo cere­ visión entre la psiquiatría y la neurología. Así, mientras la psiquiatría
bral y accidente vascular cerebral (Tabla 8.1). La identificación y el se ha centrado principalmente en los trastornos de la conducta y de la
tratamiento de los trastornos de la conducta tienen una gran impor­ personalidad debidos a causas psicológicas o «no orgánicas», la neu­
tancia, puesto que se asocian con la disminución de la capacidad fun­ rología se ha centrado en los trastornos y enfermedades secundarios
cional y de la calidad de vida, el aumento del coste económico, la a causas «orgánicas». Puesto que las investigaciones realizadas si­
sobrecarga de trabajo para los cuidadores y la morbilidad. La disfun­ guen detectando correlaciones neuroanatómicas y bioquímicas en los
ción en circuitos específicos, sobre todo en los circuitos frontosub­ trastornos de la conducta y de la personalidad, la división entre psi­
corticales, además de los factores psicológicos, contribuye a una alta quiatría y neurología es cada vez menos clara. Así, durante las dos
tasa de alteraciones. últimas décadas es cada vez mayor la asociación y la colaboración

TABLA 8.1 Prevalencia de los trastornos de la conducta y de la personalidad en neurología

DEPRESIÓN (%) APATÍA (%) ANSIEDAD (%) EUFORIA (%) PSICOSIS (%) AGRESIV
EA 0-86 Hasta 92 - - 10-73 33-67
DFT — 95 — 33 20 ideas delirantes, —
7 alucinaciones
DV 32 — 19-70 — 33 ideas delirantes, —
13-25 alucinaciones
VIH 43-55 - 17-36 - - -

PD 40-50 16,5-40,0 — — 16 ¡deas delirantes, —


30 alucinaciones
EH Hasta 63 59 - - 3-12 19-59
ST 73 - - - - -

EM 37-54 - 9,2-25,0 10-25 - -

Epilepsia 8-63 - 19-50 - 0,6-7,0 4,8-50,0


AVC 30-40 — Hasta 27 — — Hasta 32
TC 6-77 10-60 11-70 - 2-20 11-98

AVO: accidente vascular cerebral; DFTi demencia frontotemporal; DVi demencia vascular; EAi enfermedad de Alzheimer; EHi enfermedad de Huntington; EMi esclerosis multiple;
EP: enfermedad de Parkinson; ST: síndrome de Tourette; TC: traumatismo cerebral; VIH: infección por el virus de la inmunodeficiencia humana.

83
84 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

entre ambas disciplinas. Un ejemplo de esta colaboración es la crea­


ción de la American Neuropsychiatric Association (ANPA) en 1988.
Este capítulo se plantea tres objetivos. En primer lugar, se ofrece
una información teórica que relaciona los circuitos frontosubcortica-
les con los trastornos de la conducta y de la personalidad. En segundo
lugar, se detallan los métodos de evaluación de la conducta y de la
personalidad en la disfunción cerebral. Por último, se estudian lapre-
valencia, la fenomenología y el tratamiento de los trastornos de la
conducta y de la personalidad observados en pacientes con demencia,
trastornos del movimiento, epilepsia, accidente vascular cerebral
y traumatismo cerebral.

FIGURA 8.1 Modelo general de los circuitos frontosubcorticales.


Nota: La línea continua representa a las neuronas Inhibidoras, mientras
CIRCUITOS FRONTOSUBCORTICALES
que la discontinua representa a las neuronas excitadoras. GPe: segmento
externo del globo pálido (globus pallidus); GPI: segmento interno del globo
Los circuitos frontosubcorticales ofrecen una estructura unificada para
pálido (globus pallidus)', SNc: región compacta de la sustancia negra
entender mejor los trastornos de la conducta asociados con la disfun­
(substantia nigra)] SNr: región reticulada de la sustancia negra (substantia
ción cerebral cortical y subcortical. Durante las tres últimas décadas, se
nigra)\ STN: núcleo subtalámlco.
han realizado significativos avances sobre los conocimientos de la neu-
roanatomía, la neurofisiología y la quimioarquitectura de los circuitos
frontosubcorticales. Así, un número cada vez mayor de fenómenos
neuropsiquiátricos se está interpretando actualmente en el contexto de (Mega y Cummings, 2001). La interrupción de cualquier punto del
una disfunción en esta región. A continuación, se ofrece un breve resu­ circuito (p. ej., la corteza frontal, el cuerpo estriado o el globo pálido)
men de los circuitos frontosubcorticales y de sus síndromes conductua- puede causar la aparición de trastornos de la conducta.
les más significativos, en un intento de comprender mejor los cambios La interrupción del circuito dorsolateral (Fig. 8.2) se asocia con
de la conducta y de la personalidad asociados con los diversos trastor­ disfunción ejecutiva, como malas habilidades de organización, déficit
nos neurológicos. Alexander et al describieron cinco circuitos parale­ de recuperación de la memoria, alteraciones de la flexibilidad cognitiva
los aislados relacionando las regiones de la corteza frontal con el cuer­ (cambio atencional), y de la programación motora. En la Tabla 8.4 fi­
po estriado (corpus estriatum), el globo pálido (globus pallidus), la guran algunos ejemplos de trastornos neurológicos asociados con la
sustancia negra (substantia nigra) y el tálamo. Estos circuitos están interrupción del circuito dorsolateral. El circuito orbitofrontal (v. Figu­
formados por una vía «directa» y por una vía «indirecta». En general, ra 8.2) se asocia con aumento de la irritabilidad, impulsividad, labilidad
la vía directa facilita el flujo de información, mientras que la vía indi­ del humor, indiscreción y conducta socialmente inapropiada; asimis­
recta lo inhibe. En la Figura 8.1 se muestra el modelo global de estos mo, las interrupciones de la última parte del circuito orbitofrontal tam­
circuitos frontosubcorticales. bién pueden provocar trastornos del humor y/o un trastorno obsesivo-
En un principio, se describieron cinco circuitos frontosubcortica­ compulsivo. En la Tabla 8.5 se muestran algunos ejemplos de trastornos
les: motor, oculomotor, prefrontal dorsolateral, orbitofrontal lateral y asociados con la interrupción del circuito orbitofrontal. Finalmente,
del cíngulo anterior. En la Tabla 8.2 se describen las vías neuroanató- el circuito del cíngulo anterior se asocia con disminución de la moti­
micas específicas de estos circuitos. Durante las últimas décadas, se vación, apatía, disminución del habla y acinesia. En la Tabla 8.6 se
han desarrollado y revisado diversas ideas para relacionar los domi­ encuentra una lista de los trastornos asociados con la interrupción del
nios funcionales con estos circuitos cerebrales. La interrupción de los circuito del cíngulo anterior. Aunque por lo que respecta a la elabora­
circuitos prefrontal dorsolateral, orbitofrontal lateral y de la circun­ ción de hipótesis sobre estructura y función estos modelos pueden ac­
volución del cíngulo anterior se asocia con trastornos de la conducta tuar de forma heurística, es poco probable que los modelos actuales
y de la personalidad. Se han atribuido unos síndromes conductuales sean suficientes para explicar las complejas interrelaciones existentes
específicos a la disfunción de cada uno de estos circuitos (Tabla 8.3) entre la conducta y los circuitos cerebrales.

TABLA 8.2 Circuitos frontosubcorticales

CIRCUITO LOBULO FRONTAL CUERPO ESTRIADO GPi Y SNr TALAMO


Dorsolateral Corteza prefrontal dorsolateral Núcleo caudado dorsolateral Lateral Núcleo ventral anterior
GPI medlodorsal
SNr rostrolateral
Orbitofrontal Corteza prefrontal orbitofrontal Núcleo caudado ventromedial GPI medlodorsal Núcleo ventral anterior
SNr rostromedlal
Cingulado anterior Cingulado anterior supracalloso Cuerpo estriado ventral GPI rostromedlal Núcleo medlodorsal
Zona ventral del globo
pálido
SNr rostrodorsal

GPI: segmento interno del globo pálido; SNr: región reticulada de la sustancia negra.
Capítulo 8 Trastornos de la conducta y de la personalidad 85

Tabla 8.3 TABLA 8.4

Síndromes conductuales asociados con la disfunción Trastornos asociados con interrupciones del circuito
de los circuitos motores frontosubcortical dorsolateral

SINTOMAS ASOCIADOS CON LA INTERRUPCION Accidente vascular cerebral, Enfermedad de Parkinson,


DEL CIRCUITO DORSOLATERAL demencia subcorticai parálisis supranuclear
Malas estrategias de organización Atrofia multisistémica progresiva
Malas estrategias de búsqueda de memoria Corea de Sydenham Enfermedad de Huntington
Conducta ligada a estímulos Degeneración corticobasai Esquizofrenia
Dependencia del ambiente Demencia frontotemporal Estado lacunar/enfermedad
Alteración de los cambios atencionales (set-shifting) Demencia por virus de la de Binswanger
y del mantenimiento inmunodeficiencia humana Neuroacantocitosis
Deterioro cognitivo Tumor, demencia vascular
SÍNTOMAS ASOCIADOS CON LA INTERRUPCIÓN de la depresión
DEL CIRCUITO ORBITOFRONTAL
Incontinencia emocional Reproducido con permiso de: Chow, T. W. y Cummings, J. L. 1999, «Frontal-
Indiscreción subcortical circuits», en The Human Frontal Lobes: Functions and Disorders,
Irritabilidad eds. B. L. Miller y J. L. Cummings, Guilford Press, New York.
Familiaridad excesiva
Conducta antisocial
Dependencia del ambiente
Trastornos del estado de ánimo (depresión, labilidad, manía)
Trastorno obsesivo-compulsivo

SINTOMAS ASOCIADOS CON LA INTERRUPCION


Tabla 8.5
DEL CIRCUITO DEL CÍNGULO ANTERIOR
Trastornos de la motivación Trastornos asociados con interrupciones del circuito
Mutismo acinético orbitofrontal-subcortical
Apatía
Pobreza del lenguaje Accidente vascular cerebral Neuroacantocitosis
Psiquismo vacío Demencia frontotemporal Rotura de un aneurisma
Mala respuesta de inhibición Encefalitis por el virus de la arteria comunicante
del herpes simple anterior
Enfermedad de Creutzfeldt- Síndrome de Gilíes
Jakob de la Tourette
Enfermedad de Huntington Toxicidad por monóxido
Enfermedad de Parkinson de carbono
CPFDL postencefalitis Trastorno obsesivo-
Esclerosis múltiple compulsivo
Intoxicación por manganeso Tumor

Reproducido con permiso de: Chow, T. W. y Cummings, J. L. 1999, «Frontal-


subcortical circuits», en The Human Frontal Lobes: Functions and Disorders,
eds. B. L. Miller y J. L. Cummings, Guilford Press, New York.

Tabla 8.6

Trastornos asociados con interrupciones del circuito


frontosubcortical del cíngulo anterior

Accidente vascular cerebral Enfermedad de Parkinson


Demencia frontotemporal postencefalitis
FIGURA 8.2 Proyecciones frontoestriadas. AMS: área motora Enfermedad de Alzheimer Epilepsia
Enfermedad de Creutzfeldt- Esclerosis múltiple
suplementaria; CA: circunvolución del cingulo anterior; CD: núcleo
Jakob Parálisis supranuclear
caudado; COF: corteza orbitofrontal; CP: circunvolución del cingulo
Enfermedad de Huntington progresiva
posterior; CPFDL: corteza prefrontal dorsolateral; CPH: circunvolución
Enfermedad de Parkinson Traumatismos
del parahipocampo; NAC: nucleus accumbens; PUT: putamen. Tumor
(Reproducido con permiso de: Brody A. L. y Saxena, S. 1996, «Brain
imaging in obsessive-compulsive disorder: Evidence for the involvement Reproducido con permiso de: Chow, T. W. y Cummings, J. L. 1999, «Frontal-
of frontal-subcortical circuitry in the mediation of symptomatology», subcortical circuits», en The Human Frontal Lobes: Functions and Disorders,
CNS Spectrum, vol. 1, págs. 27-41.) eds. B. L. Miller y J. L. Cummings, Guilford Press, New York.
86 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

EVALUACION DE LOS TRASTORNOS TABLA 8.7


DE LA CONDUCTA Medidas comunes de la gravedad de los síntomas
Y DE LA PERSONALIDAD EN PACIENTES de depresión
CON DISFUNCIÓN CEREBRAL ESCALA METODO ITEMS DOMINIOS EVALUADOS
BDI-II Autoadministrado 21 Síntomas cognitivos
La investigación de la incidencia de síntomas psiquiátricos en pacien­ Trastornos del
tes con enfermedad y lesión neurológica está obstaculizada por las li­ rendimiento
mitaciones dentro de y entre estudios. Algunas de las limitaciones de la Síntomas somáticos
investigación disponible son: 1) el tratamiento de los síntomas, como CES-D Autoadministrado 20 Síntomas somáticos
un trastorno del movimiento, puede enmascarar síntomas psiquiátricos Efecto deprimido
y conductuales, y 2) las herramientas de evaluación neuropsiquiátrica Efecto positivo
disponibles utilizan una terminología psiquiátrica convencional basada Problemas
en una enfermedad psiquiátrica idiopática, que no consigue reflejar interpersonales
GDS Autoadministrado 30 Estado de ánimo triste
claramente los síntomas asociados con la disfunción cerebral.
Falta de energía
Además, algunos factores dificultan la identificación y el diagnós­
Estado de ánimo
tico de los trastornos de la conducta y de la personalidad en las mues­ positivo
tras neurológicas. Primero, existe una superposición significativa Agitación/ansiedad
entre los síntomas de disfunción cerebral y los síntomas de trastornos Aislamiento social
psiquiátricos. Por ejemplo, la lentitud psicomotora o un descenso de HADS Autoadministrado 14 Depresión general
energía, libido o apetito pueden reflejar la enfermedad o lesión sub­ Ansiedad
yacente (es decir, traumatismo craneal, enfermedad de Parkinson HDRS Entrevista 21 Ansiedad
[EP]) o pueden reflejar un trastorno depresivo. Además, con frecuen­ Depresión general
cia se producen déficits cognitivos y del lenguaje en los individuos Insomnio
Síntomas somáticos
con una lesión o enfermedad neurológica. En las situaciones con una
ZDS Autoadministrado 20 Efecto positivo
grave alteración del lenguaje o la cognición, debe considerarse la ob­
Síntomas negativos
servación de la conducta al evaluar las alteraciones psiquiátricas. Por Síntomas somáticos
último, la fuente de información también puede dificultar la evalua­
ción precisa de la disfunción de la conducta. Los pacientes con una BDI-II: Beck Depression Inventory, 2.a ed.; CES-D: Center for Epidemiologic Studies
disfunción cerebral pueden tener un déficit de la consciencia de en­ Depression Scale; GDS: Geriatric Depression Scale; HADS: Hospital Anxiety and
fermedad; por tanto, pueden no explicar los problemas de conducta. Depression Scale: HDRS: Hamilton Depression Rating Scale; ZDS: Zung Depression
De forma análoga, los cuidadores también pueden dar una informa­ Scale.
Datos de BDI-II: Beck Depression Inventory, 2.a ed., The Psychological Corporation,
ción sesgada, porque su estado de ánimo actual o su grado de carga
San Antonio, TX; CES-D: Radloff, L. S. 1977, «A self-report depression scale for
puede influir en su explicación de los síntomas conductuales. research in the general population», Appl Psychol Meas, vol. 1, págs. 385-401;
GDS: Brink T. L., Yesavage J. A., Lum O., et al. 1982, «Screening tests for geriatric
depression», Clin Gerontol, vol. 1, págs. 37-44; HADS: Zigmond, A. S. y Snaith, R. P
Evaluación de la depresión 1983, «The hospital anxiety and depression scale», Acta Psychiatry Scand, vol. 67,
págs. 361-370; HDRS: Hamilton, M. 1960. «A rating scale for depression», J Neurol
Los síntomas de una enfermedad o lesión neurológica pueden mani­ Neurosurg Psychiatry, vol. 23, págs. 56-61; ZDS: Zung, W. W. K. 1965, "A self-rating
festarse como una depresión. En concreto, debe prestarse atención depression scale», Arch Gen Psychiatry, vol. 12, págs. 63-70.
cuando se emplean los síntomas somáticos (es decir, lentitud psico­
motora) en el diagnóstico de la depresión en individuos con una le­
sión o enfermedad neurológica. Estos síntomas pueden reflejar la una herramienta de cribado adecuada para la EP (Miyasaki et al,
enfermedad o lesión subyacente, más que la depresión. Se han utili­ 2002). Sin embargo, estas medidas evalúan varios síntomas, como la
zado diversas medidas de la gravedad de los síntomas depresivos en lentitud psicomotora y la falta de energía, comunes en la enfermedad
individuos con una lesión o enfermedad neurológica. Aunque estas y en la lesión neurológica. Por tanto, estas escalas presentan una es­
medidas no pueden emplearse en el diagnóstico de los trastornos del casa precisión cuando concluyen que un paciente está deprimido. En
estado de ánimo, pueden usarse como herramientas de cribado. Sin este estilo, varios estudios (p. ej., Leentjens et al, 2000) han sugerido
embargo, debe prestarse atención al emplearlas como tales, ya que que el BDI puede dar frecuencias aumentadas artificialmente de de­
tienen el potencial de etiquetar erróneamente a los individuos. Ade­ presión cuando se emplea en pacientes con disfunción cerebral. La
más, ninguno de los instrumentos usados con frecuencia en la depre­ Geriatric Depression Scale (GDS) se desarrolló para utilizarla en po­
sión cubre todos los síntomas descritos en el Manual diagnóstico y blaciones de ancianos, y puede ser útil como herramienta de cribado
estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición (DSM-IV). en los pacientes con demencia precoz y EP. Es fundamental obtener
Véase la Tabla 8.7 para más información sobre estas escalas. Los una historia clínica detallada al evaluar con exactitud la depresión en
dominios evaluados por los diferentes instrumentos varían, de forma todas las poblaciones médicas.
que algunas escalas pueden no detectar algunos síntomas de depre­
sión. Dos de los instrumentos más usados son el Beck Depression Evaluación de otros trastornos de la conducta
Inventory (BDI) y la Hamilton Depression Rating Scale (HDRS). Se
ha sugerido que el BDI puede ser una útil herramienta de cribado en
y de la personalidad
la enfermedad de Parkinson (Miyasaki et al, 2006) y en el síndrome Además de la depresión, se producen otros trastornos de la conducta
de Tourette (Snijders et al, 2006) mientras que la HDRS puede ser y de la personalidad en pacientes con disfunción cerebral. Se han
Capítulo 8 Trastornos de la conducta y de la personalidad 87

TABLA 8.8 Escalas habitualmente utilizadas para evaluar la conducta y la personalidad en pacientes con disfunción cerebral

ADMINISTRACIÓN CONDUCTAS EVALUADAS

ESCALA FUENTE TIEMPO (min) DEPRESIÓN APATÍA ANSIEDAD PSICOSIS AGRESIVIDAD


ADAS Pacientes y cuidador
Examinador experto 45 Sí No No Sí No
BEHAVE-AD Entrevista al cuidador 20 Sí No Sí Sí Sí
C-BRSD Entrevista al cuidador 20-30 Sí Sí No Sí Sí
FBI Entrevista al cuidador 10-15 No Sí No No Sí
FrSBe Cuestionario al paciente
Cuestionario al cuidador 10 No Sí No No No
NPI Entrevista al cuidador 10 Sí Sí Sí Sí Sí
NPI-Q Cuidador 5 Sí Sí Sí Sí Sí
NRS-R Entrevista paciente/ 15-20 Sí No Sí No Sí
cuidador

ADAS: Alzheimer’s Disease Assessment Scale; BEHAVE-AD: Behavioral Pathology in Alzheimer’s Disease Rating Scale; C-BRSD: CERAD (Consortium to Establish a Registry
for Alzheimer’s Disease) Behavior Rating Scale for Dementia; FBI: Frontal Behavior Inventory; FrSBe: Frontal Systems Behavior Scale; NPI: Neuropsychiatric Inventory;
NPI-Q: Neuropsyquíatric Inventory-Questíonnaíre; NRS-R: Neurobehavioral Rating Scale-Revised.

propuesto varias escalas para evaluar los trastornos de la conducta en tanto en los pacientes como en sus cuidadores. A diferencia de la
individuos con disfunción cerebral. Véase en la Tabla 8.8 un resumen demencia frontotemporal (DFT), el comportamiento social está relati­
de las herramientas usadas con frecuencia. Estas escalas se diseñaron vamente conservado en la EA. Con frecuencia, los pacientes mues­
específicamente para evaluar síntomas de la conducta en la enferme­ tran una falta de energía, indiferencia, egocentrismo, impulsividad o
dad de Alzheimer: Alzheimer’s Disease Assessment Scale (ADAS), irritabilidad. En algunos pacientes con Alzheimer se observa aisla­
Behavioral Pathology in Alzheimer’s: Disease Rating Scale (BEHA­ miento social y egoísmo.
VE-AD), CERAD Behavior Rating Scale for Dementia (C-BRSD),
en la demencia general: Neuropsychiatric Inventory (NPI); en la de­
Depresión
mencia del lóbulo frontal: Frontal Behavior Inventory (FBI): en el
traumatismo craneal: Neurobehavioral Rating Scale-Revised (NRS-R), La prevalencia real de la depresión en la EA es un tema controvertido
y en la lesión en las regiones frontales: Frontal Systems Behavior (las estimaciones oscilan del 0 al 86%). Una razón para explicar los
Scale (FrSBe). Algunas medidas, como el NPI y la FrSBe, se han diferentes hallazgos observados a menudo radica en los diferentes
implementado en varias patologías, como la enfermedad de Alzhei­ métodos usados para evaluar la depresión en la EA, como entrevistas
mer, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Huntington y la a los familiares y descripción por el propio paciente. La concordancia
esclerosis múltiple. Además, el NPI, disponible en formatos de entre­ entre paciente y cuidador sobre la presencia de depresión es inferior
vista y de cuestionario, se ha empleado con frecuencia como criterio al 13%. Mientras los pacientes con EA tienden a reconocer más los
de valoración en ensayos clínicos. Estas escalas podrían ser útiles síntomas neurovegetativos, los cuidadores se fijan en mayor medida
para detectar una amplia variedad de trastornos potenciales de la con­ en los síntomas cognitivos y los trastornos del estado de ánimo. Asi­
ducta en pacientes con una lesión o enfermedad neurológica. mismo, algunos síntomas de la depresión se confunden con otros

TRASTORNOS DE LA CONDUCTA
Tabla 8.9
Y DE LA PERSONALIDAD ASOCIADOS
A DISFUNCIÓN CEREBRAL Diferencias clínicas entre la demencia y la depresión

DEPRESION MAYOR DEMENCIA


Enfermedad de Alzheimer Curso agudo, no progresivo Curso insidioso y progresivo
Trastornos afectivos antes Trastornos cognitivos antes
Los pacientes con enfermedad de Alzheimer (EA) presentan una am­ de trastornos cognitivos de trastornos afectivos
plia gama de trastornos de la conducta que incluyen síntomas afecti­ Trastorno de la atención Trastorno de la memoria
vos, agitación, agresión y psicosis. En esta enfermedad, los trastornos Orientación preservada Orientación no preservada
conductuales se asocian con diversos factores: mayor sobrecarga de Quejas de pérdida de memoria Minimiza/normaliza las quejas
trabajo para los cuidadores, abusos (del paciente y también de los de pérdida de memoria
cuidadores), mayor utilización de fármacos psicotropos, disminución El paciente se desanima El paciente se esfuerza al
al hacer las pruebas realizar las pruebas
más rápida de las funciones cognitivas e institucionalización más
Lenguaje conservado Errores afásicos
precoz. Cuando los pacientes con EA presentan síntomas psiquiá­
Mejora por la noche Empeora por la noche
tricos, éstos tienden a recurrir. En estos pacientes, la identificación y Acude al médico por sí mismo Derivado al médico por otras
la intervención precoces ayudan a mitigar la cronicidad de los tras­ personas
tornos psiquiátricos, y también a mejorar los resultados observados
88 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

componentes de la EA (p. ej., concentración, energía e interés), lo tre el 25 y el 67% (Eustace et al, 2001). Algunos estudios han desta­
que dificulta todavía más la detección de aquélla. Al parecer, la pro­ cado que la agresividad verbal es más frecuente en los hombres y en
babilidad de que los pacientes con Alzheimer presenten una depre­ los pacientes con ideas delirantes o agitación (Eustace et al, 2001).
sión es mayor si existen antecedentes personales o familiares de esta La agresividad se asocia con una mayor gravedad de la demencia.
última. En la Tabla 8.9 se apuntan las diferencias entre los signos de Aunque al parecer las palabras y los actos agresivos no se asocian
la depresión y los signos de la EA que pueden prestarse a confusión. con depresión, en un estudio sobre el tratamiento de la agresividad y
La depresión se asocia con un mayor deterioro social y funcional en la irritabilidad en la EA la administración de sertralina se asoció con
los pacientes con EA (Starkstein et al, 2005). un porcentaje de respuestas del 38% (Lanctot et al, 2002).
En los pacientes con EA, el tratamiento de elección de la depre­
sión son los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina.
Psicosis
A causa de sus efectos anticolinérgicos sobre las funciones cogniti­
vas, es preferible evitar los antidepresivos tricíclicos. Aunque se han En los pacientes con Alzheimer, las tasas de prevalencia de síntomas
realizado pocos estudios clínicos, fármacos como la sertralina y el psicóticos oscilan entre el 10 y el 73%; además, las tasas observadas en
citalopram han resultado ser efectivos (Lyketsos et al, 2000). series hospitalarias superan a las que se observan en muestras de la
comunidad. En un reciente estudio, la incidencia acumulada (a los
4 años) de aparición de una nueva psicosis fue del 51 %. En la mayoría de
Apatía
los pacientes con Alzheimer, una vez que han aparecido las ideas deli­
El trastorno de la conducta observado con mayor frecuencia en los rantes tienden a recurrir o a persistir durante varios años (Fig. 8.4). Los
pacientes con EA es la apatía, que se define como una disminución de síntomas psicóticos son crónicos, y se asocian con una mayor duración
la motivación no atribuible a reducción del nivel de conciencia, trastor­ de la enfermedad, con una progresión más rápida de la evolución clíni­
no cognitivo ni distrés emocional. La apatía puede aparecer hasta en el ca y con una institucionalización más precoz. En la EA, algunos pre-
92% de los pacientes con Alzheimer. En ocasiones, en estos pacientes dictores de psicosis son la marcha parkinsoniana, la bradifrenia, un
es difícil valorar la apatía, puesto que puede no quedar claro si la dis­ deterioro exagerado de las funciones cognitivas generales y una dismi­
minución de las actividades es secundaria a ella o bien a una incapaci­ nución asimismo exagerada de la memoria de tipo semántico. Los tras­
dad de realización de las mismas. Asimismo, aunque los estudios han tornos de la conducta y de la personalidad, incluidos aumento de las
demostrado que la apatía es independiente de la depresión, en estos tendencias agresivas, conducta antisocial y trastornos funcionales, se
pacientes no es infrecuente confundirlas (Fig. 8.3). Por regla general, la asocian con síntomas psicóticos en la EA. Los pacientes con EA y
apatía aparece en las primeras fases de la EA y se halla presente duran­ alucinaciones tienen un mayor riesgo de mortalidad; sin embargo, las
te toda su evolución clínica. No obstante, la apatía también se ha rela­ ideas delirantes solas no se asocian con una mayor mortalidad (Wilson
cionado con la gravedad de la demencia. Además, la apatía se asocia et al, 2005). Estos hallazgos han contribuido a clasificar la EA en fun­
con un mayor deterioro funcional y cognitivo. ción de la presencia o ausencia de ideas delirantes.
Los síntomas psicóticos que se observan con mayor frecuencia en
los pacientes con Alzheimer son las ideas delirantes y las alucinacio­
Agresividad
nes. Las ideas delirantes son habitualmente simples, no extravagantes
En los pacientes con Alzheimer son frecuentes las palabras y los ac­ y de tipo paranoide. Así, en los pacientes con EA faltan siempre las
tos agresivos. La prevalencia publicada de estas conductas oscila en­ ideas delirantes complejas y extravagantes que se observan en los pa-

CD Apatía* 1 -i
incidencia anual acumulada de
■i 10- !!□ Depresión*’ alucinaciones y de ideas delirantes
0,8 -

0,6 -
4- M-
<o-
2- 0,4 -

l
0,2 -
EA DFT EP PSP EH

Diagnóstico de demencia
0• ---- 1--- ---- 1--- ---- 1--- ---- 1--- ---- 1---
FIGURA 8.3 Puntuaciones de la subescala Neuropsychiatric Año 0 Año 1 Año 2 Año 3 Año 4 Año 5
Inventory (NPI) para la apatía y la depresión. EA: enfermedad de
Alzheimer; DFT: demencia frontotemporal; EP: enfermedad de Parkinson; FIGURA 8.4 Incidencia de psicosis en paciente con enfermedad
PSP: parálisis supranuclear progresiva; EH: enfermedad de Huntington. de Alzheimer. (Reproducido con permiso de: Paulsen, J. S., Salmon, D. P.,
(Reproducido con permiso de: Levy, M. L., Cummings J. L., Fairbanks, L. A., Thai, L. J., et al. 2000, «Incidence of and risk factors for hallucinations and
et al. 1998, «Apathy is not depression», J Neuropsychiatry Clin Neurosci, delusions in patients with probable AD», Neurology, vol. 54, num. 10,
vol. 10, págs. 314-319.) págs. 1965-1971.)
Capítulo 8 Trastornos de la conducta y de la personalidad 89

tientes con esquizofrenia. Sin embargo, en la EA es frecuente hacer Históricamente, en la EA, el tratamiento preferido de la psicosis
una identificación inadecuada de distintos fenómenos. Mientras en los son los antipsicóticos atípicos. Sin embargo, recientemente se ha rea­
pacientes con Alzheimer las alucinaciones son más a menudo visuales lizado un estudio multicéntrico sobre antipsicóticos atípicos (olanza-
que auditivas, en la esquizofrenia ocurre lo contrario (Tabla 8.10). Asi­ pina, quetiapina y risperidona) financiado por los National Institutes
mismo, en los estados de demencia avanzados los síntomas psicóti- of Health. Los resultados de este estudio sugieren que no existen di­
cos tienden a desaparecer; sin embargo, más que una remisión real la ferencias significativas en la Clinical Global Impression para cual­
desaparición de estos síntomas podría reflejar una remisión más bien quiera de los antipsicóticos evaluados en comparación con el grupo
aparente, puesto que el paciente con demencia grave es a veces inca­ placebo (Schneider et al, 2006). En conjunto, un número significati­
paz de manifestar claramente las ideas delirantes y las alucinaciones vamente mayor de participantes consideró que los efectos adversos
que presenta. de los antipsicóticos atípicos eran intolerables en comparación con el
Evidencias de estudios neuropsicológicos sugieren una disfun­ grupo placebo (Schneider et al, 2006). Juntos, estos resultados po­
ción ejecutiva relativamente mayor, y los hallazgos de estudios clini- nen en duda la efectividad de los antipsicóticos atípicos para la psicosis
copatológicos implican una mayor disfunción frontal en los pacientes en los individuos con EA.
con Alzheimer y síntomas psicóticos que en los pacientes con Alzhei­
mer sin estos síntomas. Mediante análisis de supervivencia, en la EA
podían considerarse como indicadores de una futura psicosis las pun­
Demencia frontotemporal
tuaciones bajas en las medidas de aspectos como la fluidez verbal, La degeneración lobular frontotemporal (DLFT) constituye un grupo
pruebas en tableros de clavijas, trail making y recuento de dígitos heterogéneo de síndromes que comprende demencia semántica, afasia
(p < 0,05). Asimismo, un mayor empeoramiento en la Dementia Ra­ no fluente progresiva y demencia frontotemporal (DFT). De entre los
ting Scale (DRS), las subescalas de atención y construcción, la DRS síndromes de DLFT mencionados, la DFT es la más frecuente, y es el
total y en las puntuaciones de fluidez verbal se asociaban también a objetivo de esta sección. Se han publicado criterios de consenso para
un aumento de dos o tres veces el riesgo de aparición de psicosis. Por el diagnóstico de la DFT, y los criterios principales se relacionan con la
ejemplo, para cualquier variación de la puntuación z de la fluidez presencia de un cambio en la conducta (Tabla 8.11). Los síntomas de
verbal, aumentaba tres veces el riesgo de aparición de psicosis. presentación de la DFT dependen en gran medida de la localización

TABLA 8.1 1
Tabla 8 . 1 0
Criterios diagnósticos de la demencia frontotemporal
Diferenciación de los síntomas psicóticos en pacientes con
enfermedad de Alzheimer y síntomas de la esquizofrenia i. Principales características diagnósticas
en ancianos A. Inicio insidioso y progresión gradual
B. Deterioro precoz de la conducta social interpersonal
PSICOSIS EN LA C. Trastorno precoz de la regulación de la conducta personal
ENFERMEDAD ESQUIZOFREN D. Embotamiento emocional precoz
DE ALZHEIMER EN ANCIANOS E. Pérdida precoz de la consciencia de enfermedad
Incidencia 30-50% 1% II. Características diagnósticas secundarlas
Ideas delirantes Raras Frecuentes A. Trastorno de la conducta
complejas o 1. Aspecto descuidado y mala higiene personal
extravagantes 2. Rigidez mental e inflexibilidad
Falsa identificación Frecuente Rara 3. Distracción y falta de perseverancia
de los cuidadores 4. Hiperoralldad y alteraciones de la dieta
Forma más frecuente Visuales Auditivas 5. Perseveración y conducta estereotipada
de alucinaciones 6. Conducta de utilización
Síntomas de primer Raros Frecuentes B. Habla y lenguaje
rango de Schneider 1. Trastornos del habla (falta de espontaneidad y economía
Ideas suicidas activas Raras Frecuentes de palabras, habla apresurada), lenguaje estereotipado,
Antecedentes Raros Muy frecuentes ecolalia, perseveración, mutismo
de psicosis C. Signos físicos
Remisión final Frecuente Infrecuente 1. Reflejos primitivos, incontinencia, acinesia, rigidez,
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

de la psicosis temblor, presión arterial baja/lábil


Necesidad de un Infrecuente Muy frecuente D. Exploraciones complementarias
tratamiento 1. Neuropsicología: resultados anormales de las pruebas
antipsicótico de del lóbulo frontal; ausencia de amnesia o de déficit de la
mantenimiento percepción
durante muchos años 2. Electroencefalografía (EEG): pese a la existencia de signos
Dosis diaria óptima El 15-25% de la El 40-60% de clínicos evidentes de demencia, la mayoría de los EEG
media de dosis diaria en un la dosis diaria son normales
antipsicótico adulto joven con en un adulto 3. Estudios de imagen: anomalías predominantemente
esquizofrenia joven con frontales y/o temporales anteriores
esquizofrenia
Modificado con permiso de: Neary, D., Snowden, J. S., Gustafson, L., et al. 1998,
Reproducido con permiso de: Jeste, D. V. y Finkel, S. 1.2000, «Psychosis of Alzheimer’s «Frontotemporal lobar degeneration: A consensus on clinical diagnostic criteria»,
disease and related dementias», Am J Geriatr Psychiatry, vol. 8, págs. 29-34. Neurology, vol. 15, págs. 1546-1554.
90 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

de la degeneración inicial. Los síntomas pueden variar por la asimetría con DFT, la depresión se asocia con irritabilidad, aumento del apetito
hemisférica y el grado de degeneración frontal frente a temporal. y del peso, anhedonía, aislamiento y alexitimia. Aunque aproximada­
mente el 20% de los pacientes con DFT presenta ideas delirantes, las
alucinaciones son menos frecuentes (7%). Asimismo, hasta en un ter­
Trastornos de la conducta
cio de los pacientes con DFT se observan síntomas de euforia (p. ej.,
La atrofia de los lóbulos frontales ocasiona una interrupción de los aumento del estado de ánimo y autoestima exagerada).
circuitos frontosubcorticales y la aparición de los síndromes conduc-
tuales descritos con anterioridad. Los individuos con una degeneración
Consciencia de enfermedad (insight)
significativa en las regiones frontales muestran trastornos de la conduc­
ta. Se produce apatía en casi todos (95%) los individuos con DFT. Pue­ Como se observa en los criterios de consenso, los individuos con
den mostrar poco interés por su higiene personal y pueden parecer DFT con frecuencia muestran una ausencia de insight. Esta pérdida
descuidados. Los individuos con una DFT muestran síntomas de sín­ puede reflejar una negación psicológica de la enfermedad, incapaci­
drome orbitofrontal, como desinhibición, poco control de los impulsos, dad de percibir síntomas o falta de interés por sus problemas actuales.
falta de tacto y poco juicio. Además, es habitual observar pérdida de Aunque la mayoría de individuos con DFT niega tener una enferme­
empatia, inflexibilidad mental y conductas estereotipadas. En las últi­ dad, muchos pacientes refieren algunos síntomas conductuales; sin
mas fases de la DFT, pueden observarse síntomas asociados con el embargo, pocos pacientes muestran preocupación por estos síntomas
síndrome de Kliiver-Bucy (p. ej.. hiperoralidad e hipersexualidad). Asi­ (Mendez y Shapira, 2005). La alteración de la percepción de la enfer­
mismo, los pacientes presentan a veces propensión a los dulces. medad se asocia con interrupciones frontales derechas (Mendez y
Además, en estos pacientes es frecuente observar incapacidad para Shapira, 2005). Hay que destacar que los individuos con DFT mues­
demostrar las emociones sociales y básicas (Bathgate et al, 2001). Con tran una mayor alteración de la percepción de la enfermedad que los
frecuencia, son los familiares y los cuidadores quienes informan sobre individuos con enfermedad de Alzheimer.
estos trastornos de la conducta, puesto que muchos pacientes con DFT
no se dan cuenta de las dificultades que presentan. Aunque no se han
Relación con la patología primaria
realizado todavía estudios clínicos a gran escala, las evidencias dispo­
nibles sugieren que los trastornos de la conducta (p. ej., desinhibición, En los pacientes con DFT, la patología subyacente es muy diversa;
hiperalimentación y compulsiones) pueden responder a un tratamiento variables importantes incluyen hemisferio y área (es decir, frontal o
con inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS). temporal) de degeneración primaria (McMurtray et al, 2006). Se han
En algunos estudios, se ha intentado diferenciar la DFT de la EA relacionado síndromes conductuales específicos con patrones de dege­
según los síntomas relacionados con la conducta. Como se muestra neración cortical en la DFT (Mychack et al, 2001). Por regla general,
en la Figura 8.5, en comparación con la EA, en la DFT son más fre­ los pacientes con afectación primaria del lóbulo frontal izquierdo pre­
cuentes la desinhibición, la apatía, la conducta motora aberrante y la sentan afasia no fluente, conservación de las habilidades sociales, de­
euforia. Asimismo, otros autores han observado que la falta de in­ presión y aislamiento social. En cambio, la afectación del lóbulo tem­
sight y de emociones, los atracones de comida, la indiferencia y la poral izquierdo se asocia más bien con un diagnóstico de demencia
impulsividad son más frecuentes en la DFT que en la demencia vas­ semántica o bien con una pérdida de los conocimientos semánticos. La
cular (p. ej., Bathgate et al, 2001). afectación inicial del lóbulo frontal derecho se asocia con frecuencia a
disfunción y presentación social. Los pacientes con disfunción prima­
ria del lóbulo temporal derecho también pueden presentar una impor­
Trastornos psiquiátricos
tante disfunción conductual. Además, también son frecuentes la irrita­
Aunque en la DFT se observan los síndromes psiquiátricos más clási­ bilidad, la impulsividad, la falta de empatia y las alteraciones del
cos (p. ej., depresión, ansiedad y psicosis), a veces no son lo bastante concepto de uno mismo (p. ej., los pacientes pueden modificar drásti­
graves como para satisfacer los criterios diagnósticos. En los pacientes camente sus creencias políticas o religiosas). La afectación del hemis-

100 FIGURA 8.5 Trastornos psiquiátricos


□ DFT (n = 22)
en la demencia frontotemporal y la enfermedad
□ EA (n = 30) de Alzheimer. Nota: porcentaje de pacientes
80 -
con demencia frontotemporal (DFT) y con
enfermedad de Alzheimer (EA) con
£ 60 - puntuaciones diferentes a cero en el
Neuropsychiatric Inventory (NPI). Apa: apatía;
AbM: conducta motora aberrante; Des:
40 -
deslnhlbíclón; Euf: euforia; Al: alucinaciones;
Del: ideas delirantes; Dep: depresión; Irr:
20 - Irritabilidad; Ans: ansiedad; Agí: agitación; *: y2;
p S 0,01. (Reproducido con permiso de: Levy,
M. L., Miller, B. L., Fairbanks, L. A. y Craig, A. H.
3-FL 1996, «Alzheimer disease and frontotemporal
Apa AbM *Des *Euf Al Del Dep Irr Ans Agí dementias. Behavior distinctions», Arch Neurol,
Conducta vol. 53, págs. 687-690.)
Capítulo 8 Trastornos de la conducta y de la personalidad 91

ferio cerebral derecho se asocia con alteraciones de la expresión de los 1,00-1


i l Enfermedad de Alzheimer (n = 195)
afectos; así, en ocasiones el cónyuge del paciente refiere que éste pare­
0,75 - i i Demencia vascular isquémica (n = 36)
ce una persona distinta y que parece expresar menos sentimientos.
0,50 -
Demencia vascular
0,25 -

En la demencia vascular resultan afectadas principalmente las estruc­ ■o
turas subcorticales; por tanto, existe una interrupción de los circuitos 0,00 -
00
frontosubcorticales, y los pacientes presentan con frecuencia trastor­ 03
nos de la conducta. En los pacientes con demencia vascular, son fre­ .§ -0,25-

cuentes la apatía, la depresión y los trastornos de la conducta; sin 8


B -0,50-
fZ
embargo, todavía no se ha establecido una relación clara entre estos
trastornos de la conducta y la gravedad de la demencia.

1,00 -
Depresión
-1,25-
Aunque la prevalencia media publicada de depresión en la demencia
Disminución Agitación, Desinhibición Velocidad
vascular es del 32%, los porcentajes varían mucho entre los diversos de los afectos/ irritabilidad psicomotora
estudios realizados (Ballard y O'Brien, 2002). Es probable que el aislamiento
tipo de población influya sobre las prevalencias publicadas (en las Afectación del componente principal
muestras de pacientes de la comunidad los porcentajes de depresión
parecen ser más bajos que en las muestras hospitalarias). En compa­ FIGURA 8.6 Síntomas depresivos en la demencia vascular y en la
ración con los pacientes con demencia vascular no asociada con de­ enfermedad de Alzheimer. Nota: Los valores se expresan en unidades de
presión, los pacientes con este tipo de demencia más depresión pre­ puntuación estándar, con una media de «0» y una desviación estándar de
sentan menos probabilidades de haber sufrido un accidente vascular «1» según la muestra global de pacientes. (Reproducido con permiso
cerebral y, asimismo, una mayor probabilidad de tener antecedentes de: Hargrave, R., Geek, L. C., Reed, B. y Mungas, D. 2000, «Affective
de depresión y de trastornos de la memoria o de la atención. En los behavioral disturbances in Alzheimer’s disease and ischaemic vascular
pacientes con demencia vascular, es poco clara la relación existente disease», J Neurol Neurosurg Psychiatry, vol. 68, págs. 41-46.)
entre la edad y la depresión, con tasas aumentadas de depresión en
muestras de individuos tanto jóvenes como viejos.
La depresión de la demencia vascular y la depresión de la EA
presentan algunas diferencias. En primer lugar, la depresión es más muy precavidos. Así, es importante diferenciar las ideas delirantes de
frecuente y también más grave en los pacientes con demencia vascu­ la confabulación o de las alteraciones del pensamiento basadas en
lar que en los pacientes con Alzheimer. Además, los pacientes con trastornos de las funciones cognitivas.
demencia vascular presentan más síntomas conductuales relaciona­
dos con la depresión, lo que explica que su gravedad sea mayor. Tam­
Ansiedad
bién los síntomas depresivos son distintos en los pacientes con de­
mencia vascular o con EA (p. ej., en la demencia vascular son más Los síntomas de ansiedad se encuentran hasta en el 19% de la pobla­
habituales la disminución de los afectos, el aislamiento y el enlente­ ción y hasta en el 70% de las muestras de pacientes hospitalizados. El
cimiento psicomotor) (Fig. 8.6). Aunque se han realizado pocas eva­ trastorno ansioso generalizado es más frecuente que el ataque o crisis
luaciones de la depresión durante la progresión clínica de la demen­ de pánico. La ansiedad no se asocia con la gravedad de los trastornos
cia vascular, los primeros estudios señalan que la remisión de la cognitivos ni con las alteraciones de las habilidades funcionales. Sin
depresión es más frecuente en la demencia vascular que en la EA. embargo, se ha observado que la ansiedad es más frecuente en los
pacientes con una puntuación inferior a 10 en el Mini-Mental State
Examination (MMSE).
Apatía
En la demencia vascular, la apatía se asocia con una mayor incapaci­
Demencia asociada a cuerpos de Lewy
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

dad en las actividades de la vida diaria tanto básicas como instrumen­


tales (Zawacki et al, 2002). Esta relación es particularmente evidente Recientemente se ha prestado gran atención a la denominada demen­
en los pacientes con demencia vascular que también han sufrido un cia asociada a cuerpos de Lewy (DCL). Existen grandes dificultades
accidente vascular cerebral. para establecer un diagnóstico preciso de este tipo de demencia antes
de llevar a cabo un examen anatomopatológico del tejido nervioso.
Además, las manifestaciones clínicas al inicio de la demencia asocia­
Psicosis
da a cuerpos de Lewy se superponen significativamente tanto con las
La demencia vascular y la EA presentan unas tasas similares de sín­ de la EA como con las de la enfermedad de Parkinson (EP).
tomas psicóticos. Los pacientes con demencia vascular frecuente­
mente tienen ideas delirantes (33%) y alucinaciones visuales
Psicosis
(13-25%) asociados con trastornos de las funciones cognitivas (Ba­
llard y O’Brien, 2002). En general, al evaluar las ideas delirantes y Los síntomas psicóticos (especialmente, las alucinaciones) consti­
las alucinaciones en los pacientes con demencia vascular hay que ser tuyen un síntoma crucial de la demencia asociada a cuerpos de
92 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Lewy; así, entre el 48 y el 100% de los pacientes con este tipo de PROGRESIÓN AL SIGUIENTE ESTADIO DE HOEHN Y YAHR
demencia presentan alucinaciones visuales, y éstas con frecuencia (EN UN PERÍODO DE UN AÑO)
persisten más de 6 meses (p. ej., Ballard et al, 2004). El insight 100 n -------------------------------
suele ser escaso. A diferencia de los pacientes con EA o EP, los □□ Progresión
pacientes con DCL manifiestan alucinaciones al inicio de la enfer- ~ I I No progresión
medad. Las ideas delirantes también son habituales en la DCL, ya ~ 80 -
que se producen en el 13-75% de casos. Las interrupciones de la -2
conexión nigroamigdaloide y la hipersensibilidad resultante de los ~
receptores dopaminérgicos en la amígdala puede ser una posible §. 60 -
explicación de las alucinaciones en la DCL. Las alucinaciones vi- -§
suales son más frecuentes entre los pacientes con cuerpos de Lewy
40 -
más extensos, especialmente cuando afectan a la corteza temporal g
(Ballard et al, 2004).
En los pacientes con DCL es fundamental el abordaje de la psico­ 20 - I ■ — ■
sis, puesto que ésta se asocia con distrés en el paciente, sobrecarga de
trabajo para el cuidador, e institucionalización y morbilidad preco­
ces. Por regla general, los pacientes con este tipo de demencia pre­ o -1———--------------——------------- —H—
sentan una mayor sensibilidad a los neurolépticos típicos (pueden Depresión mayor Depresión menor Ausencia de depresión
manifestar síntomas parkinsonianos y otros efectos secundarios), por "X2 = 11,6; gl = 2; p < 0,01
lo que habitualmente se evita su administración. En cambio, los neu­
rolépticos atípicos (p. ej., clozapina y quetiapina) y los inhibidores de FIGURA 8.7 Aumento de la velocidad de progresión de la
la colinesterasa se asocian con una mejoría de los trastornos cogniti­ enfermedad de Parkinson en los pacientes con depresión mayor.
vos y una disminución de los síntomas psicóticos (McKeith, 2002). (Reproducido con permiso de: Starkstein, S. E. y Mayberg, H. S. 1993,
«Depression in Parkinson disease», en Depression in Neurologic Disease,
eds. S. E. Starkstein y R. G. Robinson, Johns Hopkins University Press,
Enfermedad de Parkinson Baltimore.)

Depresión
El trastorno psiquiátrico que se observa con mayor frecuencia en los
Psicosis
pacientes con enfermedad de Parkinson (EP) es la depresión; depen­
diendo del umbral diagnóstico utilizado y de la muestra evaluada, la Las alucinaciones, generalmente visuales, se observan hasta en el
frecuencia global puede alcanzar hasta el 70%. Aproximadamente el 40% de los pacientes con EP, y las ideas delirantes, hasta en el 16%
20% de los pacientes con EP cumplen los criterios de trastorno de­ (Fenelon et al, 2000). Los síntomas psicóticos son muy infrecuentes
presivo mayor, y otro 20%, de depresión menor (es decir, criterios del al inicio de la EP. Deben considerarse otros diagnósticos, como
trastorno de distimia sin el requisito de los 2 meses). La depresión la DCL, en los pacientes que presentan alucinaciones al inicio de la
puede preceder al inicio de los síntomas motores en el 12-37% de enfermedad. Véanse las diferencias importantes entre los síntomas
casos. Los factores de riesgo de depresión en la EP incluyen deterio­ psicóticos de la EP y la DCL en la Tabla 8.12. Pueden producirse
ro cognitivo mayor, enfermedad de inicio más precoz y antecedentes síntomas psicóticos en el contexto de un síndrome confusional agu­
familiares de depresión. La depresión se asocia con una mayor disca­ do. Los síntomas psicóticos son más habituales en los pacientes con
pacidad, pero no con una mayor gravedad de los síntomas motores EP con mayor deterioro cognitivo, duración más prolongada de la en­
(Holroyd et al, 2005). La depresión puede ser un factor de riesgo de fermedad, mayor somnolencia diurna y edad avanzada, y en los pa­
demencia en la EP. La duración clásica de la depresión mayor en la cientes institucionalizados. Los síntomas psicóticos son predictores
EP es superior a un año, mientras que la depresión menor suele durar firmes de ingreso en residencias de ancianos y mortalidad en la EP
menos. Los pacientes con EP y depresión mayor, pero no los que (Fenelon et al, 2000).
tienen depresión menor, muestran un deterioro del funcionamiento Los relatos históricos de la EP raramente describían síntomas psi­
cognitivo y una enfermedad de progresión más rápida (Fig. 8.7). cóticos. Por tanto, se ha sugerido que la psicosis observada en la EP
Aunque no está clara la causa exacta, se cree que la depresión en la está causada por los fármacos dopaminérgicos. Sin embargo, no se
EP se debe a interrupciones en las vías de dopamina (DJ, noradrena- observa ninguna relación entre la dosis de L-dopa y la psicosis, y no
lina y serotonina (Veazey et al, 2005). Dada la asociación entre la todos los pacientes tratados con dopaminérgicos desarrollan psicosis.
gravedad y el curso de la depresión, el tratamiento efectivo de la de­ Se sugiere que los factores neuropatológicos y fisiopatológicos que
presión en la EP puede retrasar la progresión de la enfermedad. varían entre individuos explican la razón de que no todos los pacien­
La terapia antidepresiva en la EP se ha evaluado en muy pocos tes presenten psicosis después de tomar dopaminérgicos (Ismail
estudios bien controlados. La investigación disponible sugiere que y Richard, 2004).
los ISRS son bien tolerados y, probablemente, eficaces en el trata­ La psicosis es una de las complicaciones del tratamiento con
miento de la depresión en la EP. Los ISRS se indican con frecuencia L-dopa más difíciles de manejar. Las alucinaciones que no suponen una
como terapia de primera línea para la depresión en los pacientes con amenaza para la vida del paciente con frecuencia no se tratan. Sin
EP, aunque pueden empeorar los síntomas motores. En estos casos, embargo, las ideas delirantes de tipo paranoide y las alucinaciones
los ADT pueden ser una alternativa eficaz. El tratamiento satisfacto­ peligrosas requieren tratamiento. Antes de reducir la dosis de L-dopa,
rio de los síntomas depresivos con un ISRS también puede reducir la la mayoría de los médicos recomienda una simplificación de los fár­
ansiedad y la discapacidad. macos antiparkinsonianos, seguida de la interrupción de los anticoli-
Capítulo 8 Trastornos de la conducta y de la personalidad 93

TABLA 8 . 1 2 Diferencias entre la psicosis de la enfermedad de Parkinson y la de la demencia asociada a cuerpos de Lewy

PSICOSIS EN LA EP PSICOSIS EN LA DCL


La psicosis se produce en muchos, pero no en todos, los pacientes La psicosis es una manifestación clave para el diagnóstico
Las alucinaciones visuales son más frecuentes que las ideas delirantes Las alucinaciones visuales y las ideas delirantes se producen
con frecuencias similares
La psicosis generalmente está inducida por la medicación La psicosis se produce en ausencia de fármacos antiparkinsonianos
Las alucinaciones suelen ser fugaces y nocturnas Las alucinaciones generalmente son persistentes/recurrentes
El nivel fluctuante de la consciencia representa el inicio de un delirium El nivel fluctuante de la consciencia puede ser una manifestación
La demencia puede acompañar o no a la psicosis importante
El deterioro motor precede prácticamente siempre a la psicosis Se necesita la presencia de demencia para el diagnóstico de la DCL
Los neurolépticos empeoran la función motora, pero la «sensibilidad Puede producirse un deterioro motor después de la psicosis
a los neurolépticos» asociada con la DCL no es un signo de EP Se ha descrito sensibilidad a los neurolépticos caracterizada
por un empeoramiento motor y cognitivo espectacular y asociada
con un aumento de la morbimortalidad
La alteración de la transmisión dopaminérgica (y posiblemente La alteración de la transmisión colinérgica puede ser el mecanismo
serotoninérgica) son los mecanismos subyacentes hipotetizados subyacente más importante
con mayor frecuencia

DCL: demencia asociada a cuerpos de Lewy; EP: enfermedad de Parkinson.


De: Ismail, M. S. y Richard, I. H. 2004, «A reality test: How well do we understand psychosis in Parkinson’s disease?», J Neuropsychiatric Clin Neurosci, vol. 16, págs. 8-18.

nérgicos, la selergilina y la amantadina. Los antipsicóticos atípicos control de las emociones en el 30-36% de los pacientes con PSP. Las
sólo deben administrarse cuando el paciente no ha mejorado tras la alucinaciones son muy infrecuentes. Los trastornos de la conducta
reducción de los otros fármacos, ya que los antipsicóticos atípicos son más habituales entre pacientes con PSP y demencia de tipo fron­
también se han asociado con un empeoramiento de los síntomas mo­ tal (Cordato et al, 2006).
tores de la EP (Goetz et al, 2000). Se ha observado que la clozapina
es eficaz y bien tolerada en el tratamiento de la psicosis en la EP
(Parkinson Study Group, 1999).
Enfermedad de Huntington
Hasta el 79% de los individuos con enfermedad de Huntington (EH)
muestran síntomas psiquiátricos y conductuales como manifestacio­
Apatía
nes iniciales de la enfermedad. La presentación de los síntomas varía
Los pacientes con EP presentan a menudo un aumento de la frecuen­ según la fase de la EH (Tabla 8.13). Los síntomas conductuales se
cia de apatía. En la EP, las estimaciones de la presencia de apatía observan habitualmente entre pacientes institucionalizados con EH
varían entre el 16,5 y el 40,0%. La apatía puede aparecer asociada o (Tabla 8.14). Los problemas de conducta pueden comportar proble­
no con una depresión, pero sí se ha asociado con un mayor deterioro mas para la ubicación de estos pacientes.
cognitivo y una menor incapacidad.
Depresión
Parálisis supranuclear progresiva La depresión se observa hasta en el 63% de los pacientes con EH, y
Las primeras descripciones de Steele et al mostraron que los pacien­ es una de las quejas más frecuentes tanto de ellos como de sus fami­
tes con parálisis supranuclear progresiva (PSP) presentan «cambios lias. La depresión puede preceder a la aparición de los síntomas neu­
vagos de personalidad y conducta». En concreto, la mayoría (> 90%) rológicos de la EH en 2 a 20 años, aunque las investigaciones empí­
de los pacientes con PSP muestran niveles altos de apatía, que se ricas a gran escala realizadas para confirmarlo han sido mínimas. La
asocia con una mayor discapacidad. Aproximadamente la mitad de depresión es habitual inmediatamente antes del diagnóstico, cuando
los pacientes con PSP muestran un cambio de personalidad, y menos aparecen los signos neurológicos leves y otras anomalías sutiles. Sin
de la mitad sufren depresión. Se observa desinhibición o pe'rdida de embargo, después de establecer un diagnóstico definitivo de EH, la

TABLA 8 . 1 3 Porcentaje de pacientes con enfermedad de Huntington y síntomas psiquiátricos según el estadio CFT

ESTADIO 1 ESTADIO 2 ESTADIO 3 ESTADIO 4 ESTADIO 5


CM
c\i

SÍNTOMAS (n = 432) (n = 660) (n = 520) (n = 84)


II

Depresión 57,5% 62,9% 59,3% 52,1 % 42,2%


Suicidio 6,0% 9,7% 10,3% 9,9% 5,5%
Agresividad 39,5% 47,7% 51,8% 54,1 % 54,4%
Obsesiones 13,3% 16,9% 25,5% 28,9% 13,3%
ideas delirantes 2,4% 3,5% 6,1% 9,9% 2,2%
Alucinaciones 2,3% 4,2% 6,3% 11,2% 3,3%

CFT: capacidad funcional total.


Datos proporcionados por el Huntington Study Group.
94 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

que la existencia de ideas suicidas aumentaba de modo espectacular.


Tabla 8 . 1 4
En primer lugar, la frecuencia de ideas suicidas pasó del 10,4% (en
Puntuaciones del personal de enfermería sobre conductas las personas con riesgo y una exploración neurológica normal) a un
problemáticas de los pacientes con enfermedad 20,5% (en las personas con riesgo y signos neurológicos menores).
de Huntington institucionalizados En segundo lugar, entre los pacientes con diagnóstico de EH, el 16%
PROBLEMA DE CONDUCTA PORCENTAJE RANGO mostró ideas suicidas en el estadio 1, y casi el 21% en el estadio 2
Agitación 76 2,0 (Fig. 8.8). Aunque se conocen poco los mecanismos del aumento del
irritabilidad 72 2,9 riesgo de suicidio en los pacientes con EH, es útil que los profesiona­
Desinhibición 59 3,3 les de la salud que han de atenderles conozcan bien los períodos en
Depresión 51 4,2 los que se observa un incremento del riesgo (Paulsen et al, 2005a).
Ansiedad 50 4,4
Apetito 54 5,1
Ideas delirantes 43 5,5 Psicosis
Trastornos del sueño 50 5,5
En los pacientes con EH se observa un aumento de la frecuencia de
Apatía 32 6,8
Euforia 40 6,9
psicosis; las estimaciones oscilan entre el 3 y el 12%. La psicosis es
más frecuente en los casos de EH de inicio en adultos jóvenes que en
De: Paulsen y Hamilton, datos no publicados.
los pacientes en los que el trastorno comenzó hacia la mitad o el final
de la vida adulta. La psicosis asociada con la EH es más resistente al
tratamiento que la psicosis de la esquizofrenia. Datos procedentes del
Huntington Study Group sugieren que la psicosis puede aumentar
depresión se observa sobre todo en los estadios medios de la enfer­
algo a medida que progresa la enfermedad (v. Tabla 8.13), aunque en
medad (es decir, en los estadios 2 y 3 de Shoulson-Fahn), y su inci­
realidad a veces resulta difícil medirla en los estadios más avanzados
dencia puede incluso disminuir en los estadios posteriores (Paulsen
del trastorno.
et al, 2005b). Los estudios de tomografía por emisión de positrones
(PET) indican que, en comparación con los pacientes con EH sin
depresión o con los controles apareados según la edad, los pacientes Rasgos obsesivocompulsivos
con EH que además tienen depresión presentan un estado de hiper-
Aunque en la EH no es frecuente encontrar un trastorno obsesivo-
metabolismo en la corteza frontal inferior y el tálamo. Los episodios
compulsivo verdadero, de hecho el 13-30% de los casos presentan
de manía, aunque han sido menos estudiados, se observan en el
conductas de características obsesivas y compulsivas. Con frecuen­
2-12% de los pacientes con EH.
cia, los pensamientos obsesivos aumentan cuando los pacientes se
hallan próximos al inicio de la enfermedad, aunque a continuación
permanecen en una situación relativamente estable a lo largo de todo
Suicidio
el trastorno. Los pensamientos obsesivos de la EH recuerdan la per-
El suicidio es más frecuente en la EH que en otros trastornos neuro­ severación, como los pacientes que quedan «pegados» en un suceso
lógicos asociados con unos altos porcentajes de depresión (p. ej., el o necesidad previos y son incapaces de cambiar.
accidente vascular cerebral y la EP). En la mayoría de los estudios
realizados en la EH se ha encontrado un aumento del riesgo de suici­
dio de cuatro a seis veces más alto que en la población general (en
Agresividad
algunos estudios, el aumento es de hasta 8-20 veces más alto). De En el 19-59% de los pacientes con EH se observa una gama de con­
este modo, se identificaron dos principales «períodos críticos» en los ductas que oscilan desde la irritación hasta brotes agresivos intermi-

25 -i
FIGURA 8.8 Ideas suicidas
según el estadio de la enfermedad

20 - de Huntington (EH). (Modificado de:


Paulsen, J. S., Hoth, K. E, Nehl, C. y
® ce Stierman, L. 2005. «Critical periods of
o -q
ce o
15 - suicide risk in Huntington’s disease», Am
J Psychiatry, vol. 162, págs. 725-731.)

r------------*t"
0 = normal 1 = signos 2 = posible EH en EH en EH en EH en HD en
menores EH estadio 1 estadio 2 estadio 3 estadio 4 estadio 5

Evaluación neurológica
Capítulo 8 Trastornos de la conducta y de la personalidad 95

tentes. Aunque los brotes agresivos son a menudo la causa principal 12 -i


de ingreso del paciente en un centro psiquiátrico, en los pacientes con
EH son escasas las investigaciones sobre la prevalencia y la inciden­
cia tanto de éstos como de la irritabilidad. Al intentar un resumen de
los síntomas observados en la EH, la principal limitación es la varia­
da terminología utilizada para describir esta amplia gama de trastor­
nos de la conducta. Médicos y familiares de pacientes con EH lian
sugerido que su dificultad para ubicarlos (debido a la agresividad) o

constituía precisamente uno de los principales obstáculos para conse­ (1)


■O
guir una atención continuada efectiva de los pacientes con EH. o

Apatía
Los primeros signos de la EH pueden ser: abandono de las activida­
des, aislamiento de los amigos, descuido del aspecto personal, falta
de iniciativa, disminución del habla espontánea y limitaciones de la
expresión emocional. Con frecuencia, estos síntomas se consideran
simplemente un reflejo de la depresión. Aunque de difícil diferencia­
0 12 3 4
ción, la apatía se define como una disminución de la motivación no
atribuible a trastorno cognitivo, distrés emocional o reducción del Número de diagnósticos comórbidos

nivel de consciencia. La depresión implica un grado considerable de


FIGURA 8.9 Diagnósticos comórbidos en los pacientes con
distrés emocional que se manifiesta por llanto, tristeza, ansiedad, agi­
síndrome de Tourette (ST). Barras claras, ST asociado con brotes
tación, insomnio, sentimientos de inutilidad y desesperación y pensa­
explosivos; barras oscuras, ST no asociado con brotes explosivos.
mientos recurrentes sobre la muerte. En la EH son frecuentes tanto la
(Reproducido con permiso de: Budman, C. L., Bruun, R. D., Park, K. S., et
apatía (59%) como la depresión (70%). No obstante, en un estudio, el
al. 2000, «Explosive outbursts in children with Tourette’s disorder», J Am
53% de los pacientes presentaron solamente uno de estos síntomas
Acad Child Adolesc Psychiatry, vol. 39, num. 10, págs. 1270-1276.)
(y no una combinación de ambos). Además, la depresión y la apatía no
mostraron una correlación mutua. Así, la apatía se asoció más bien
con una disminución de la función cognitiva, lo que refuerza estudios
previos en los que se mencionaron las relaciones existentes entre la En el ST también se observan otros trastornos de la conducta y de
apatía y la demencia. Aunque pueda ser baja la frecuencia de quejas la personalidad. Así, los pacientes con ST presentan también más
de los pacientes y sus familiares sobre la apatía, no lo es en absoluto probabilidades de satisfacer los criterios diagnósticos de un trastorno
la prevalencia de esta conducta. Si bien las consecuencias de la apatía de la personalidad. Así, aproximadamente el 64% de estos pacientes
raramente resultan problemáticas (en contraste con los brotes tempe­ cumplen los criterios de uno o más trastornos específicos de la perso­
ramentales, que son menos habituales, pero más preocupantes), los nalidad. Entre los diagnósticos de trastornos de la personalidad ob­
pacientes y sus familiares suelen agradecer un tratamiento efectivo servados con mayor frecuencia figuran el trastorno límite o borderli­
de la misma. ne, el trastorno depresivo, el trastorno obsesivo-compulsivo, el
trastorno paranoide y el trastorno pasivo-agresivo. Aproximadamente
el 25% de los pacientes con ST presentan brotes agresivos. En el ST,
Síndrome de Tourette estos brotes son más frecuentes en los niños (35%) que en los adultos
En los pacientes con síndrome de Tourette (ST) son frecuentes los (8%) (Budman et al, 2000). Además, en los pacientes con ST estos
trastornos comórbidos psiquiátricos (Jankovic, 2001). Los porcenta­ brotes agresivos se asocian con un aumento de los trastornos comór­
jes de trastornos psiquiátricos observados en estos pacientes son muy bidos psiquiátricos (Fig. 8.9).
variables; cuando las muestras de pacientes estudiados se obtienen en Finalmente, en el ST son también frecuentes los síntomas relacio­
centros psiquiátricos (y no en centros de tratamiento de trastornos del nados con la ansiedad y el estado de ánimo. Algunos estudios sugie­
movimiento), los porcentajes de trastornos psiquiátricos son signifi­ ren que hasta el 73% de los niños con ST presentan síntomas depre­
cativamente mayores. Tradicionalmente, en los niños y adultos con sivos clínicamente significativos. La presencia de depresión se asocia
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

ST los médicos han centrado su interés en los altos porcentajes aso­ con tics más graves y con trastornos de la conducta durante la infan­
ciados del trastorno de hiperactividad con déficit de atención y del cia (Snijders et al, 2006).
trastorno de oposición y provocación.
Se estima que el trastorno de hiperactividad con déficit de aten­
Esclerosis múltiple
ción se observa en el 40-70% de los pacientes con ST. Este trastorno
puede aparecer hasta 2-3 años antes que el ST. Aproximadamente el En la esclerosis múltiple (EM) es particularmente difícil realizar una
30% de los pacientes con ST cumplen los criterios diagnósticos del evaluación de los síntomas relacionados con la conducta, puesto que
trastorno de oposición y provocación. Los porcentajes de las conduc­ uno de los síntomas principales de este trastorno es la variabilidad de
tas de oposición son en cierto grado contradictorios; aunque en publi­ los síntomas a lo largo del tiempo. Además, en la EM existe una sig­
caciones anteriores se sugirió que los niños con ST presentan unos nificativa variación entre los pacientes. Así, ya Charcot (1877) y Su-
mayores porcentajes de trastorno de oposición, algunos estudios su­ rridge (1969) observaron que muchos pacientes con EM muestran un
gieren que el porcentaje de trastornos de la conducta es más bajo que estado de disociación entre el estado de humor subjetivo y los afectos
en la población psiquiátrica infantil general. externos.
96 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Depresión babilidades de volver a presentar síntomas de depresión después de


un tratamiento con IFN.
El síntoma relacionado con la conducta que se observa con mayor fre­ Se han realizado pocos ensayos clínicos aleatorios del tratamiento
cuencia en los pacientes con EM es la depresión (con porcentajes que de la depresión en la EM. Se han llevado a cabo diversos ensayos
oscilan entre el 37 y el 54%). La depresión precede al inicio de la enfer­ abiertos de ISRS que sugieren que pueden ser eficaces en el trata­
medad hasta en la mitad de los pacientes con EM. Los pacientes con miento de la depresión en la EM. Además, la psicoterapia, especial­
EM pueden manifestar síntomas de depresión incluso en presencia de mente aquella centrada en las habilidades de afrontamiento, es eficaz
signos externos de euforia. Aunque algunos estudios han sugerido que en la reducción de los síntomas depresivos.
en los pacientes con EM y depresión son más frecuentes los anteceden­
tes familiares de depresión o de alcoholismo, estudios más recientes no
han confirmado esta relación. En la EM, la depresión no se asocia con Ansiedad
factores como el aumento de la frecuencia de episodios estresantes, la Por desgracia, con frecuencia este síntoma se pasa por alto, puesto
duración de la enfermedad, el tipo de EM, la edad, el sexo o el estado que en ocasiones los síntomas ansiosos se creen exclusivamente se­
socioeconómico. Entre los subtipos de EM, la depresión puede ser más cundarios a unas malas habilidades de adaptación del paciente. En la
frecuente en la EM recidivante-remitente (Zabad et al, 2005). La de­ Tabla 8.15 se muestran algunas estrategias para minimizar la ansie­
presión se asocia con una menor calidad de vida en la EM. dad de los pacientes con EM. Se ha informado sobre la presencia de
Se han observado tasas aumentadas de ideación suicida, intentos una ansiedad clínicamente significativa en el 25% de casos; el 9,2%
de suicidio y suicidios consumados en individuos con EM. Las tasas de de estos pacientes presentaba, asimismo, síntomas depresivos clíni­
suicidio en la EM son de dos a siete veces más altas que en la población camente significativos. Los síntomas de ansiedad son más frecuentes
general (Bronnum-Hansen et al, 2005). Los factores de riesgo de idea­ en las mujeres que en los hombres con EM. La combinación de an-
ción suicida en la EM incluyen aislamiento social, depresión actual y
diagnóstico de trastorno por abuso de alcohol. Aunque los intentos de
suicidio se producen durante la progresión de la enfermedad, algunos
han sugerido que el riesgo aumentado puede ser especialmente alto Tabla 8 . 1 5
durante el año siguiente al diagnóstico (Bronnum-Hansen et al, 2005).
Estrategias para minimizar la ansiedad en pacientes
En la EM se ha propuesto una causa psicológica de la depresión con esclerosis múltiple
en la que se sugiere que ésta es el resultado de un sentimiento de
frustración junto a la incapacidad progresiva y la incerteza respecto Respetar las respuestas de negación y considerarlas como
al futuro. Sin embargo, la relación entre depresión y discapacidad es un mecanismo útil de adaptación
dudosa. En la EM, la depresión es más frecuente en los pacientes que Derivar precozmente a los pacientes a la National Multiple Sclerosis
presentan una exacerbación de los síntomas de la esclerosis, así como Society (1 -800-Fight-MS)
Ayudar a los pacientes a «vivir día a día» y a no hacer demasiadas
un aumento de los sentimientos de incerteza relacionados con el fu­
predicciones para el futuro
turo, lo que ha llevado a apoyar los modelos psicosociales para expli­
Ayudar a los pacientes a manejar el estrés mediante técnicas
car la depresión. de relajación
En los pacientes con EM se observan unos mayores porcentajes Solicitar la ayuda de terapeutas ocupacionales (técnicas
de depresión que en los pacientes afectados por otros trastornos cró­ de conservación de la energía)
nicos incapacitantes, lo que sugiere que algunas características de la No centrarse en las incapacidades del paciente, sino en sus
EM podrían contribuir a los porcentajes aumentados de depresión en habilidades
la EM. Sin embargo, los estudios por la imagen efectuados en pacien­ Al dar explicaciones y derivar al paciente, tener en cuenta su
tes con EM no han conseguido encontrar unos claros correlatos neu- educación y sus posibilidades económicas
ropatológicos de la depresión. Se han observado interrupciones en las Entender que los pacientes tienen acceso a Internet, a grupos de
autoayuda y a publicaciones médicas (pueden hacer preguntas
áreas parietal derecha, temporal derecha y frontal derecha (Zorzon et
«difíciles»)
al, 2001), y también en la corteza límbica, lo que comporta una inte­
Prever las reacciones emocionales de pena tras las pérdidas
rrupción del circuito frontosubcortical. Por tanto, es probable que en Tratar individualmente las pérdidas
la EM la depresión aparezca a consecuencia de una combinación de Atender las necesidades de salud mental de las familias
factores biológicos y de factores psicosociales. y cuidadores de los pacientes
Aunque es un tema controvertido, la depresión puede ser un efec­ Respetar como reales los síntomas del paciente
to secundario en algunos individuos tratados con interferón-|3-lb Evitar los excesos de medicación
(IFN-(?-lb) (Feinstein, 2000). Por tanto, se propuso en una declara­ Centrar la psicoterapia de apoyo de los aspectos cognitivos
ción de consenso que los pacientes con depresión grave debían con­ y educativos de la esclerosis múltiple que sean específicos y
trolarse estrechamente durante el tratamiento con IFN-P- Ib. La rela­ estén basados en la realidad
Proporcionar un tratamiento farmacológico dirigido
ción entre depresión y IFN-P-la e interferón-a es dudosa, ya que se
Derivar a los pacientes apropiados para someterse a técnicas
han publicado resultados contradictorios; el acetato de glatirámero
de formación cognitiva
no se ha asociado con un aumento de los síntomas depresivos. Debi­ Preguntar acerca de posibles problemas sexuales y de disfunción
do a la potencial relación entre depresión y tratamiento de la EM, vesical o intestinal
además de las altas tasas de depresión en la EM, es básico que los Mantener un diálogo abierto con el paciente en relación con las
médicos evalúen cuidadosamente la historia actual y los anteceden­ ideas suicidas
tes de depresión en los pacientes. Esto puede ser especialmente im­
portante antes de empezar las intervenciones con IFN, ya que los Modificado con permiso de: Riether, A. M. 1999, «Anxiety in patients with multiple
pacientes con historia reciente de depresión pueden tener más pro­ sclerosis», Semin Clin Neuropsychiatry, vol. 4, págs. 103-113.
Capítulo 8 Trastornos de la conducta y de la personalidad 97

siedad y de síntomas depresivos también se asoció más estrechamen­


te con síntomas somáticos, dificultades sociales e ideas suicidas que
con la ansiedad o la depresión consideradas aisladamente.

Euforia
En la EM se observa un aumento de la frecuencia de buen humor,
optimismo y negación de la incapacidad. Los primeros estudios rea­
lizados sugirieron que más del 70% de los pacientes con EM presen­
taban períodos de euforia. Sin embargo, estudios más recientes sugie­
ren que la prevalencia de los síntomas de euforia es de entre el 10 y
el 25%. Con frecuencia, la euforia coexiste con desinhibición, impul­
sividad y labilidad emocional. Los pacientes con euforia tienen más
posibilidades de presentar afectación cerebral, aumento de tamaño de
los ventrículos, disfunción cognitiva y neurológica e incremento de la
incapacidad social.
Tíempo de supervivencia (días en el estudio)

Risa y llanto patológicos FIGURA 8.10 Bienestar psicológico y morbilidad en la esclerosis


En un porcentaje pequeño (9,9%) pero significativo de pacientes con lateral amiotrófica. Nota: El bienestar psicológico se asocia con una
EM se observan períodos de llanto y risa patológicos, es decir, de disminución de la morbilidad. (Reproducido con permiso de: McDonald, E. R.,
incapacidad para controlar los estallidos de llanto o de risa. Estos Wledenfeld, S., Hillel, A., et al. 1994, «Survival in amyotrophic lateral sclerosis:
episodios de llanto y risa patológicos son más frecuentes en los pa­ The role of psychological factors», Arch Neurol, vol. 51, págs. 17-23.)
cientes con EM en una fase evolutiva progresiva y crónica, así como
en los que presentan unos altos niveles de incapacidad y de disfun­
ción cognitiva. El tratamiento con dextrometorfano/quinidina puede miento de estos trastornos de la conducta sigue siendo inadecuado;
ser efectivo para estos síntomas (Panitch et al, 2006). menos de la mitad de los individuos con epilepsia y TDM se tratan
por depresión. Uno de los estudios basados en la población más ex­
haustivos sugiere que, en comparación con los controles, los adultos
Esclerosis lateral amiotrófica con epilepsia de inicio en la infancia presentan un riesgo cuatro veces
mayor de trastorno psiquiátrico.
Depresión
Se han identificado algunos factores de riesgo específicos: lesio­
Se producen síntomas depresivos en el 40-50% de individuos con nes cerebrales adicionales, tipo y gravedad del síndrome epiléptico y
esclerosis lateral amiotrófica (ELA) (Kubler et al, 2005). Sin embar­ efectos del tratamiento farmacológico. Desde una perspectiva histó­
go, menos (2-11%) individuos con ELA cumplen criterios de trastor­ rica, se pensó que los trastornos de la conducta eran más graves en los
no depresivo mayor (TDM). La depresión en la ELA se asocia con un pacientes con epilepsia del lóbulo temporal. No obstante, las investi­
mayor deterioro físico, aunque estos resultados no siempre se repro­ gaciones sugieren que los pacientes con cualquier tipo de epilepsia
ducen. Los individuos con bajo bienestar psicológico tuvieron un focal tienden todos a presentar un aumento de la frecuencia de tras­
riesgo aumentado de mortalidad (Fig. 8.10). El riesgo de mortalidad tornos psiquiátricos.
se asoció más firmemente con la ansiedad psicológica que con la En la epilepsia, los trastornos psiquiátricos se clasifican según su
edad, y fue similar al riesgo asociado con la gravedad de la enferme­ relación cronológica con las crisis. Los trastornos ictales se producen
dad. La depresión se relaciona con la duración de la enfermedad; sin durante la crisis. Aproximadamente el 25% de las crisis que se mani­
embargo, no se asocia con el uso del ventilador ni de la sonda de fiestan con un «aura» incluyen trastornos psiquiátricos. Los trastor­
alimentación (Kubler et al, 2005). nos periictales se producen inmediatamente antes (preictal) o después
(postictal) de la crisis. Por último, los trastornos interictales son los
que son independientes de las crisis epilépticas (Tabla 8.16). Para
Risa y llanto patológicos
entender mejor los síntomas del paciente y facilitar así un tratamiento
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Entre el 10 y el 20% de los individuos con ELA, sobre todo aquellos preciso de los mismos, conviene saber que los trastornos de la con­
con un síndrome seudobulbar, describen afectación seudobulbar y ducta y de la personalidad pueden presentarse durante el estado ictal.
muestran llanto y risa patológicos no controlados. Aunque se ha in­ Así, en el estado ictal los pacientes pueden presentar episodios de
vestigado poco en el tratamiento de la afectación seudobulbar, se ha ansiedad, depresión, psicosis y agresividad. Gran parte de la investi­
demostrado que el tratamiento con dextrometorfano/quinidina es gación relacionada con los trastornos psiquiátricos observados en
efectivo para el llanto y la risa patológicos (Brooks et al, 2004). La la epilepsia se han centrado en los trastornos de la conducta y de la
reducción de los síntomas de llanto y risa patológicos se asoció con personalidad durante el período interictal; por tanto, en esta sección
una mejor calidad de vida y de la calidad de las relaciones. se expondrán principalmente este tipo de trastornos.

Epilepsia Depresión
Los trastornos de la conducta y de la personalidad se observan hasta La depresión es el trastorno psiquiátrico que se observa con mayor
en el 50% de los pacientes con epilepsia. La identificación y el trata- frecuencia en la epilepsia. Las tasas publicadas de prevalencia de la
98 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

torno depresivo mayor, la depresión de la epilepsia se asocia con un


T abla 8.16
mayor número de rasgos «psicóticos» (p. ej., paranoia, ideas deli­
Trastornos psiquiátricos en los estados ictal, rantes y alucinaciones). Asimismo, habitualmente la depresión de
postictal e interictal la epilepsia sigue una evolución crónica, con períodos de depresión
mayor separados por períodos de humor distímico.
ICTAL POSTICTAL INTERICTAL
En la epilepsia son frecuentes tanto el suicidio como los intentos
Ansiedad Agitación Trastorno de
angustia
de suicidio. Así, en estos pacientes la tasa de suicidios es cuatro veces
Intensos sentimientos Trastorno de más elevada que en la población general. Las tasas de suicidio son
de horror ansiedad incluso mucho más altas en la epilepsia del lóbulo temporal (25 veces
generalizada más que en la población general). Entre los factores de riesgo desta­
Crisis de angustia Foblas can los antecedentes de autolesiones, los antecedentes familiares de
Depresión del estado Depresión Trastorno depresivo suicidio, las situaciones estresantes, el bajo nivel moral, la estigmati-
de ánimo mayor zación y los trastornos psiquiátricos.
Llanto Trastorno distímico La causa de la depresión que se observa en la epilepsia no está
Síndromes
clara. Probablemente desempeñan un papel los agentes de estrés
depresivos
psicosocial, la predisposición genética y la neuropatología. Aunque
atípicos
Cambios del estado
se ha sugerido que los factores estresantes psicosociales son muy
de ánimo importantes en la causa de la epilepsia, de hecho las tasas de depre­
inducidos por sión observadas en la epilepsia son más elevadas que las que se
la medicación observan en las poblaciones de pacientes con enfermedades cróni­
Trastorno de ajuste cas, lo que ha llevado a apoyar la importancia de una etiología bio­
Paranoia Paranoia Síndromes lógica. La percepción del control de las crisis es una importante
Alucinaciones Alucinaciones psicóticos variable psicosocial que se debe considerar, ya que una menor per­
Ilusiones cepción del control se asocia con más síntomas depresivos. Aunque
Pensamientos Trastorno obsesivo-
estos resultados son un tanto contradictorios, al parecer no existe
forzados similares compulsivo
relación entre la depresión y la edad de inicio ni con la duración de
a obsesiones
Obsesiones
la epilepsia. Asimismo, parece ser que la depresión es más frecuen­
Agresividad/violencia Agresividad/ Agresividad/ te en los pacientes con epilepsia focal que en los pacientes con epi­
violencia violencia lepsia generalizada. También es posible que la lateralización de los
Confusión Confusión Trastorno por focos epileptógenos esté relacionada con la depresión (los focos
Excitación sexual conversión localizados en el lado izquierdo se asocian con mayor frecuencia
Risas Manía a depresión).
Déjá vu y otras El tratamiento farmacológico de la epilepsia puede contribuir a
experiencias la aparición tanto de depresión como de síntomas psiquiátricos ge­
de la memoria
nerales. En la Tabla 8.17 se muestran los fármacos antiepilépticos
Trastornos
utilizados con mayor frecuencia, así como sus efectos psicotropos.
inducidos por
la medicación
Los fármacos causantes de sedación (p. ej., barbitúricos y benzo-
diazepinas) pueden provocar depresión, fatiga y enlentecimiento
Reproducido con permiso de: Marsh, L. y Rao. V. 2002, «Psychiatric complications In
mental. Después de la cirugía de la epilepsia, aproximadamente el
patients with epilepsy: A review», Epilepsy Res, vol. 49, págs. 11-33. 8-10% de los pacientes epilépticos presentan un episodio de depre­
sión. Sin embargo, estos episodios tienden a remitir durante los
18 meses posteriores a la intervención. En el primer mes del postope­
ratorio también son frecuentes la irritabilidad y el aumento de la
depresión oscilan entre el 8 y el 63%. Asimismo, las tasas de depresión labilidad emocional.
varían en función de la muestra evaluada (en las muestras clínicas se Aunque en la epilepsia la fenomenología de la depresión pueda
informan tasas de depresión más elevadas que en las muestras de pa­ parecer distinta a la depresión observada en los pacientes no epilépti­
cientes de la población) y también de las medidas utilizadas para su cos, para su abordaje son eficaces unos tratamientos similares. La
diagnóstico. La depresión interictal es la forma más frecuente de de­ psicoterapia de apoyo puede ser muy ventajosa, especialmente tras el
presión entre los individuos con epilepsia (Prueter y Norra, 2005). diagnóstico inicial, en un momento en el que los pacientes empiezan
En los pacientes con epilepsia se produce a menudo que no se a adaptarse a la enfermedad. En pocos estudios clínicos se ha evalua­
diagnostica la depresión, puesto que los síntomas depresivos son do la eficacia de los fármacos antiepilépticos en los pacientes con
considerados como una reacción normal a la enfermedad. Sin em­ epilepsia. En estos pacientes, los antidepresivos más antiguos y el
bargo, la depresión se asocia con una disminución de la calidad de bupropión se han asociado con un aumento de las crisis, por lo que
vida, trabajo y funcionamiento de la familia (Ettinger et al, 2004). deben evitarse. Aunque en las primeras publicaciones también los
En los pacientes con epilepsia, por regla general la depresión se ISRS se asociaron con un incremento de las crisis, estudios más re­
manifiesta de modo diferente que en los pacientes con un trastorno cientes sugieren que estos antidepresivos se asocian menos a la apa­
depresivo mayor aislado. Así, en la epilepsia la depresión se asocia rición de crisis de lo que antes se pensaba. Prueter y Norra (2005)
con menos rasgos «neuróticos» (p. ej., ansiedad, preocupación re­ sugieren considerar como antidepresivos de primera línea el citalo-
currente, bajo nivel de autoestima y somatización) que en el trastor­ pram y la sertralina en la epilepsia, por sus interacciones limitadas
no depresivo mayor. Por el contrario, y en comparación con el tras­ con los fármacos antiepilépticos.
Capítulo 8 Trastornos de la conducta y de la personalidad 99

Tabla 8.17 Efectos psicotrópicos de los fármacos antiepilépticos

FÁRMACOS EFECTOS POSITIVOS EFECTOS NEGATIVOS COMPLICACIONES


Barbitúricos, primidona Agresividad, depresión, síndromes Trastorno de hiperactividad con
de abstinencia déficit de atención (en los niños)
Benzodiazepinas Ansiolítico, sedante Síndromes de abstinencia, Insomnio Desinhibición
Etosuximida Psicosis alternantes
Fenitoína Psicosis tóxicas esquizofreniformes,
encefalopatía
Carbamazepina Estabilización del humor, control Raramente, manía y depresión
de los impulsos
Valproato Estabilización del humor, antimaníaco Encefalopatía aguda y crónica

Vigabatrina Agresividad, depresión, psicosis, Trastorno de hiperactividad con


síndromes de abstinencia déficit de atención, encefalopatía,
psicosis alternantes
Lamotrigina Estabilización del humor, Insomnio Raramente, psicosis
antidepresivo
Felbamato Estimulador? Agitación Posibles psicosis
Gabapentina Ansiolítico, antidepresivo Raramente, agresividad en los niños
Tiagabina Depresión Estatus epiléptico no convulsivo
Topiramato Estabilización del humor? Depresión Psicosis
Levetiracetam

?: datos mínimos; —: no aplicable.


Reproducido con permiso de: Schmitz, B. 2002, «Effects of antiepileptic drugs on behavior», en The Neuropsychiatry of Epilepsy, eds. M. Trimble y B. Schmitz, Cambridge
University Press, Cambridge, Reino Unido.

Ansiedad superior a 10 años, antecedentes de crisis parciales complejas y epi­


lepsia del lóbulo temporal. Las psicosis postictal e interictal son las
Se observan tasas aumentadas de trastornos de ansiedad en los pacien­ más descritas. La psicosis postictal suele desarrollarse tras muchos
tes con epilepsia. Entre el 19 y el 50% de individuos con epilepsia años de epilepsia (Devinsky, 2003). Los episodios de psicosis postic­
cumplen criterios de uno o más trastornos de ansiedad del DSM-IV tal son cortos: duran de unas horas a unos meses. La psicosis postictal
(Beyenburg et al, 2005). La ansiedad en la epilepsia se asocia con una es más habitual en las lesiones límbicas. En la psicosis interictal, los
menor calidad de vida, y suele ser comórbida con trastornos del estado episodios de psicosis no están unidos temporalmente al inicio de la
de ánimo. Los trastornos de ansiedad habituales incluyen agorafobia, crisis y suelen durar más de 6 meses.
trastorno de ansiedad generalizada y fobia social. Son bastante fre­ Los pacientes epilépticos con psicosis pueden presentar exacerba­
cuentes el miedo a tener una crisis y la ansiedad anticipatoria. Los in­ ciones del trastorno psiquiátrico tras la cirugía de la epilepsia; asimis­
dividuos con epilepsia presentan un mayor riesgo de crisis de angustia. mo, es poco probable que una cirugía de la epilepsia con éxito
Debe procederse con cuidado al distinguir entre la crisis de angustia y consiga una completa interrupción de la psicosis. Además, tras la
el miedo que se producen en el contexto de una crisis, el «miedo ictal». lobectomía del lóbulo temporal aparecen nuevos trastornos psicóti­
El miedo es el síntoma psiquiátrico más habitual que se manifiesta cos aproximadamente en el 3,8 al 35,7% de casos. Estos nuevos epi­
durante una crisis (Tabla 8.18). Es fundamental realizar una evaluación sodios se observan con mayor frecuencia en las resecciones del he­
y un tratamiento precisos de la ansiedad, porque se ha asociado con misferio no dominante y en pacientes con trastornos previos de la
reducciones de la calidad de vida relacionada con la salud. personalidad. La psicosis en la epilepsia puede tratarse con antipsicó­
La relación entre fármacos antiepilépticos (FAE) y ansiedad es ticos atípicos; sin embargo, debe prestarse atención al emplear fár­
compleja. Algunos FAE parecen exacerbar los síntomas de ansiedad, macos que puedan aumentar las crisis. Es necesario realizar ensayos
mientras que otros se asocian con una reducción de los mismos. Los aleatorios para evaluar la eficacia de los antipsicóticos atípicos en el
antidepresivos, especialmente los ISRS, son el tratamiento farmaco­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

tratamiento de la psicosis asociada con la epilepsia.


lógico más habitual para la ansiedad en la epilepsia. Véase la revisión
de Beyenburg et al (2005) para una discusión más detallada del trata­
miento de la ansiedad en la epilepsia. Agresividad
La relación entre epilepsia y agresividad sigue siendo tema de con­
troversia. Las primeras investigaciones sobre el tema sugirieron que
Psicosis
la prevalencia de la agresividad en la epilepsia oscilaba entre el 4,8 y
La asociación entre epilepsia y psicosis constituyó un tema de debate el 50,0%. La agresividad en el contexto de una crisis es bastante in­
durante todo el siglo pasado. Estudios más recientes han sugerido frecuente (Devinsky, 2003). Se cree que la frecuencia de agresividad
que el 0,6-7,0% de los pacientes con epilepsia también pueden pre­ es más alta en los pacientes con epilepsia del lóbulo temporal. A cau­
sentar síntomas psicóticos. El riesgo de aparición de trastornos psicó- sa de la definición utilizada de «agresividad» y del método de selec­
ticos es mayor en los siguientes casos: pacientes con inicio de la epi­ ción de los grupos de estudios, los resultados observados son varia­
lepsia antes de los 20 años de edad, duración de la enfermedad bles. Durante el período interictal la agresividad puede describirse
100 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

30 -
TABLA 8.18 I I Con agresividad
Diagnóstico diferencial entre la crisis de angustia y la crisis 25 - i i Sin agresividad
epiléptica focal
20 -

CRISIS DE CRISIS FOCAL


ANGUSTIA CON MIEDO 15 -
PRIMARIA ICTAL
Consciencia Alerta Alerta, pero puede 10 -
progresar a
alteración 5 -
Duración 5-10 min < 2 minutos
Déjá vu\ Muy raro >5% o J------ —|=-------------------- ——---------
alucinaciones
Con patología Sin patología
Automatismos Muy Infrecuente Común, con
de la amígdala de la amígdala
progresión a crisis
parciales complejas
FIGURA 8.1 1 Patología de la amígdala en pacientes con epilepsia
Agorafobia Común No, salvo ansiedad
interictal comórbida del lóbulo temporal, con y sin agresividad. (Reproducido con permiso de:
Síntomas Común, gravedad No infrecuente, Van Elst, L., Tebartz, 2002, «Aggression and epilepsy», en The
depresivos asociada gravedad no Neuropsychiatry of Epilepsy, eds. M. Trimble y B. Schmitz, Cambridge
asociada University Press, Cambridge, Reino Unido.)
Ansiedad Muy común Puede producirse,
anticipatoria pero no es habitual
EEG interlctal Normal Con frecuencia
anormal
EEG ictal Normal Habitualmente casos, la depresión aparece durante el primer mes tras el AVC) (Ba­
anormal llard y O’Brien, 2002). Aproximadamente en el 20% de los pacientes
RM de estructuras Flabitualmente normal Con frecuencia
se establece un diagnóstico de depresión mayor, y en otro 20%, un
temporales anormal
Antecedentes Común Infrecuente
diagnóstico de depresión menor. Es interesante destacar que las tasas
familiares parecen similares en individuos en las fases inicial, media y tardía
de trastorno después de un ictus. La depresión que aparece después de un AVC se
de angustia asocia con factores como la edad, el tiempo transcurrido desde el
FAE Ocasionalmente útil Muy útil con episodio, la presencia de trastornos cognitivos, el apoyo social, los
frecuencia rasgos neuróticos y los antecedentes de depresión. La depresión
Antidepresivos Útil Raramente
postictus se asocia con una mayor discapacidad física, gravedad del
empeorará
las crisis ictus y deterioro cognitivo.
Edad de inicio Con mayor frecuencia, Cualquier edad La depresión se asocia, asimismo, con un aumento del tiempo de
a los 20-30 años hospitalización, lo que sugiere que afecta a los trabajos de rehabili­
tación. La depresión se asocia también con una peor recuperación
Adaptado de: Beyenburg, S., Mitchell, A. J., Schmidt, D., et al. 2005, «Anxiety in de las actividades de la vida diaria y un aumento de la morbilidad
patients with epilepsy: systematic review for clinical management», Epilepsy Behav, (Fig. 8.12). En los pacientes con AVC, los estudios realizados para valo­
vol. 7, págs. 161-171; y Vazquez, B. y Devinsky, 0. 2003, «Epilepsy and anxiety»,
rar la relación existente entre la incapacidad y la depresión han aporta­
Epilepsy Behav, vol. 4, suppl. 4, págs. S20-S25; y Handal, N. M., Masand, P. y
Weilburg, J. B. 1995, «Panic disorder and complex partial seizures. A truly complex
do unos resultados equívocos. En los pacientes que han presentado un
relationship», Psychosomatics, vol. 36, págs. 498-502. AVC la depresión se asocia con una mala calidad de vida incluso
siendo constantes los síntomas neurológicos y la incapacidad.
La relación entre la depresión y la localización de las lesiones ha
sido también objeto de muchas investigaciones y controversias. En
como «descontrol episódico»; asimismo, en el apartado de nosología 1982, Robinson y Price realizaron durante 2 años un seguimiento de
del DSM-IV se describe como «trastorno agresivo intermitente» (in­ 103 pacientes que habían presentado un AVC, y observaron que las
termittent explosive disorder), que se caracteriza por períodos de ira lesiones localizadas en la región cerebral anterior izquierda se asocia­
no provocada, rabia, agresividad extrema y conducta violenta. En los ban con un aumento de las tasas y la gravedad de la depresión. Las le­
pacientes con epilepsia y agresividad es menos frecuente observar siones situadas cerca del polo frontal o del núcleo caudado del lado
lesiones de esclerosis en el hipocampo (Tebartz van Elst et al, 2000). izquierdo se asociaron también con una mayor frecuencia de depre­
En un subgrupo de pacientes con epilepsia y agresividad se observó sión. Aunque algunos autores han conseguido replicar estos resultados,
una atrofia significativa de la amígdala (Fig. 8.11). otros han fracasado al intentarlo. En artículos de revisión más recientes
no se apoya la existencia de ninguna relación entre la localización de la
lesión y la depresión en los pacientes postictus (Bhogal et al, 2004).
Accidente vascular cerebral Debe destacarse que existe una heterogeneidad significativa en estu­
dios previos, especialmente entre diferentes tipos de muestras.
Depresión Si se consideran grupos más homogéneos de pacientes, surgen algu­
Durante el año posterior a un accidente vascular cerebral (AVC) el nas relaciones. La depresión se asocia con lesiones del lado izquierdo en
30-40% de los pacientes presentan depresión (en la mayoría de los los estudios que utilizan muestras hospitalarias, mientras que la depre-
Capítulo 8 Trastornos de la conducta y de la personalidad 101

Dosis de nortriptilina

(n = 103) (n = 103) (n = 94) (n = 91) (n = 91) (n = 91)


FIGURA 8.1 3 Puntuación del Mini-Mental State Examination
Año (MMSE) en la respuesta a la nortriptilina de los pacientes con accidente
vascular cerebral. Nota: Los pacientes con respuesta al tratamiento
FIGURA 8.12 Probabilidad de supervivencia tras un accidente (n = 13) mostraron una mejoría de la función cognitiva significativamente
vascular cerebral en pacientes con y sin depresión. (Reproducido con mayor que los pacientes sin respuesta (n = 18) (p = 0,087). Las barras
permiso de: Morris, P. L. P., Robinson, R. G., Androzejewski, P., et al. representan los errores estándar de la media. (Reproducido con permiso
1993, «Association of depression with 10-year poststroke mortality», de: Klmura, M., Robinson, R. G. y Kosler, F. T. 2000, «Treatment of
Am J Psychiatry, vol. 150, págs. 124-129.) cognitive Impairment after poststroke depression: A double-blind treatment
trial», Stroke, vol. 31, págs. 1482-1486.)

sión se asocia con lesiones del lado derecho en las muestras de la comu­ serva entre el 11 y el 35% de los pacientes. La incontinencia emocio­
nidad (Bhogal et al, 2004). El tiempo transcurrido desde el ictus es, nal se asocia con lesiones del lóbulo frontal, la protuberancia y el
además, una variable importante que se debe considerar. La depresión bulbo, así como con una disfunción cognitiva. Un reciente estudio
postictus se asocia con lesiones del lado izquierdo en los individuos doble ciego, comparado con placebo sugiere que la fluoxetina es un
durante el primer mes después del ictus (Bhogal et al, 2004). Sin embar­ tratamiento eficaz para la incontinencia emocional. Además, se han
go, la depresión postictus se asocia con lesiones del lado derecho en los descrito casos clínicos en los que la paroxetina resultó efectiva en el
individuos con más de 6 meses después del ictus (Bhogal et al, 2004). tratamiento del llanto patológico.
Otras diferencias en la investigación previa, como el método de diag­
nóstico de la depresión, pueden contribuir a los resultados desiguales.
Agresividad
Son pocos los estudios en los que se ha evaluado en estos pacientes
la efectividad de los diversos tratamientos disponibles para la depre­ Algunas publicaciones han sugerido que, después de un AVC, los
sión. En una revisión reciente se sugiere que no existen pruebas claras pacientes presentan ciertas dificultades para controlar sus sentimien­
de que los antidepresivos estándar sean efectivos en el tratamiento de tos de ira y agresividad. Así, presenta esta alteración aproximada­
la depresión postictus (Hackett et al, 2005). Aunque estas intervencio­ mente el 32% de los pacientes con AVC. Además, en muchos de estos
nes pueden no conducir a un cese efectivo de los trastornos depresivos, pacientes (23%) los episodios de ira o agresividad no fueron precedi­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

pueden conseguir reducciones globales de la gravedad de la depresión. das de una provocación. La incapacidad de control de la ira se asoció
En un estudio se sugirió que la nortriptilina era más efectiva en el tra­ con un aumento de la disfunción motora y con disartria. La agresivi­
tamiento de la depresión que la fluoxetina y el placebo (Robinson et al. dad después de un ictus se asocia con tasas aumentadas de TDM y
2000). En este estudio, la respuesta al tratamiento de la depresión con trastorno de ansiedad generalizada. Incluso contando con el pequeño
nortriptilina se asocia con una mejoría de las habilidades tanto cogniti­ tamaño de las muestras de pacientes estudiados, los resultados sugie­
vas como funcionales (Fig. 8.13). Esta mejoría de la cognición y de las ren que las lesiones localizadas en la zona subcortical irrigada por la
habilidades funcionales después de reducir los síntomas depresivos no arteria cerebral media se asocian con incapacidad para controlar la ira
siempre se ha podido reproducir (Hackett et al, 2005). o la agresividad. La irritabilidad y la agresividad postictus se asocian
con lesiones más próximas al polo frontal. Se ha observado que la
fluoxetina reduce satisfactoriamente los niveles de enfado postictus.
Risa y llanto patológicos
De forma similar, las reducciones de irritabilidad y agresividad se
Una porción de individuos presenta llanto y risa patológicos después han asociado con una disminución de la depresión después de la in­
de un ictus. Después de un AVC, la incontinencia emocional se ob­ tervención farmacológica.
102 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Ansiedad calidad de vida, así como con un aumento de la sobrecarga de trabajo


para los cuidadores y de los problemas de manejo de los pacientes
Aunque han sido menos estudiados, después de un AVC también son por parte del médico. En conjunto, después de un TCE los trastornos
frecuentes los trastornos de ansiedad. Así, tras un AVC cumplieron psiquiátricos son más frecuentes en los pacientes con antecedentes de
los criterios diagnósticos de trastorno ansioso generalizado aproxi­ enfermedades psiquiátricas, disfunción social, alcoholismo, arterios­
madamente el 27% de los pacientes; además, la frecuencia del tras­ clerosis, puntuación baja en el MMSE y pocos años de educación
torno no disminuyó durante los 3 años posteriores al AVC. Después escolar.
de un AVC también se ha observado un aumento de dos veces la fre­
cuencia de los ataques o crisis de pánico. La ansiedad 3 años después
del ictus se asocia con sexo femenino, menos satisfacción con el tra­ Consciencia de enfermedad
tamiento, depresión y ansiedad en los 6 meses siguientes al ictus. Aunque el TCE se asocia con frecuencia con cambios de funciona­
miento motor, cognitivo y conductual, los individuos con un TCE con
Traumatismo craneoencefálico frecuencia no son conscientes de estos cambios. La alteración de la
consciencia de estos síntomas se ha asociado con resultados funcio­
Después de un traumatismo craneoencefálico (TCE) se observan im­ nales. Aunque se describe con mayor frecuencia que los individuos
portantes trastornos de la conducta y de la personalidad (Tabla 8.19). con un TCE no explican bien sus problemas, un subgrupo de indivi­
Rao y Lyketsos (2002) han proporcionado un exhaustivo resumen de duos parecen hacerlo excesivamente. Se ha descrito que los pacientes
la bibliografía reciente relacionada con los síntomas psiquiátricos ob­ con un TCE de leve a moderado explican más alteraciones que sus
servados en los pacientes que han presentado traumatismos cranea­ familiares, mientras que los que tienen un TCE más grave explican
les. Por regla general, con el paso del tiempo las incapacidades físicas menos que sus familiares (Kervick y Kaemingk, 2005). La explica­
asociadas con los TCE se estabilizan; sin embargo, durante los años ción excesiva puede asociarse con síntomas depresivos o litigios.
posteriores al traumatismo los trastornos de la conducta y del esta­ Aunque los síntomas de un TCE con frecuencia causan problemas en
do de ánimo tienden a hacerse más incapacitantes. Asimismo, después la vida independiente y en el lugar de trabajo, una evaluación precisa
de un TCE la frecuencia de los trastornos psiquiátricos sigue siendo de estos problemas ayuda a mitigar esta relación (Kervick y Kaemingk,
alta durante varias décadas (Koponen et al, 2002). Los trastornos de 2005). Por tanto, es posible que una mejoría de los niveles de percep­
la conducta y del estado de ánimo se asocian con disminución de la ción reduzca la discapacidad.

Depresión
T abla 8.19 Entre el 6 y el 77% de los pacientes con TCE cumple los criterios
Prevalencia de los trastornos psiquiátricos mayores según diagnósticos de depresivo mayor tras el traumatismo (Rao y Lyket­
los traumatismos craneales (New Haven Epidemiologic sos, 2002). Durante el primer año posterior al TCE, cumple los crite­
Catchment Area Study; n = 5.034) rios diagnósticos de trastorno depresivo mayor aproximadamente
el 26% de pacientes. En los pacientes que han presentado un TCE, el
TRAUMATISMO SIN TRAUMATISMO diagnóstico de la depresión es complicado, puesto que después de un
CRANEAL (%) CRANEAL (%)
TCE es frecuente la aparición de síntomas depresivos (p. ej„ fatiga y
Depresión mayor 11,1 5,2
trastornos del sueño). Además, en los pacientes con TCE la frecuen­
(n = 242)
Distimia (n = 172) 5,5
cia de depresión varía en función de la gravedad del traumatismo, del
2,9
Trastorno bipolar 1,6 1,1
método utilizado para diagnosticar la depresión y de la muestra de
(n =45) pacientes analizada. Mientras que, al parecer, los síntomas depresi­
Crisis de ansiedad 3,2 1,3 vos de aparición más precoz se asocian con una interrupción de los
(n = 60) circuitos cerebrales, la depresión persistente en el TCE se asocia más
Trastorno obsesivo- 4,7 2,3 bien con una reacción psicológica postraumática. La depresión de
compulsivo inicio precoz se asocia con lesiones frontales dorsolaterales o de los
(n = 102) ganglios basales del lado izquierdo (al cabo de 1-3 meses después del
Trastorno fóbico 11,2 7,4
TCE), mientras que esta asociación no se observa en la depresión de
(n = 361)
inicio tardío. El mejor factor predictivo de depresión después de un
Abuso y 24,5 10,1
dependencia del
TCE es la presencia de depresión premórbida; sin embargo, algunos
alcohol (n = 412) autores no han conseguido reproducir este hallazgo. La depresión en
Abuso y 10,9 5,2 el TCE se asocia con un aumento de suicidio, un aumento de proble­
dependencia mas cognitivos y mayor discapacidad y agresividad. Aunque no se
de sustancias han efectuado estudios clínicos a gran escala, algunos casos clínicos
(n = 175) publicados sugieren que en el tratamiento de la depresión asociada
Esquizofrenia 3,4 1,9 con TCE son útiles los ISRS, los psicoestimulantes y la terapia elec-
(n = 73) troconvulsiva.
Después de un TCE son frecuentes tanto las ideas suicidas (65%)
Nota: Ajustado según la edad, el sexo, el estado civil, el nivel socioeconómico, como los intentos de suicidio (8,1%) (Silver et al, 2001). En contras­
el abuso de alcohol y la calidad de vida. Reproducido con permiso de: Silver, J. M.,
Kramer, R., Greenwald, S. y Weissman, M. Ltd. 2001, «The association between
te con las diferencias de sexo observadas en la población general,
head injuries and psychiatric disorders. Findings from the New Haven NIMH después de un TCE el suicidio se observa con mayor frecuencia en
epidemiologic catchment area study», Brain Injury, vol. 15, págs. 935-945. las mujeres que en los hombres. Además, se ha publicado que el sui­
Capítulo 8 Trastornos de la conducta y de la personalidad 103

cidio es más frecuente en los pacientes con lesiones poco graves y en Trastornos de la personalidad
los pacientes que en el momento del traumatismo tenían menos de
21 años o más de 60. El clásico caso de Phineas Gage se cita siempre como ejemplo de la
aparición de trastornos de la conducta después de un traumatismo
craneal (especialmente, cuando las lesiones afectan a las regiones or-
Ansiedad bitofrontales de la corteza cerebral). Este trastorno ha sido denomina­
Aunque se han realizado menos investigaciones en relación con la do también síndrome seudopsicopático. El síndrome se caracteriza
prevalencia de los trastornos de ansiedad después de un TCE, los es­ por la aparición en los pacientes de facilidad para los chistes fáciles,
tudios publicados sugieren que cumplen los criterios diagnósticos de irritabilidad, distracción, impulsividad, desinhibición sexual, con­
ansiedad del 11 al 70% de los pacientes. En un metaanálisis se indicó ducta personal y social inapropiada y escasa preocupación por las
que la prevalencia media de los trastornos de ansiedad después de otras personas (Schnider y Gutbrod, 1999).
TCE era del 29%. Asimismo, las crisis de pánico se observan en el
3,2-9,0% de los pacientes que han presentado TCE (Silver et al,
2001). Algunos casos clínicos publicados sugieren que en el trata­ Bibliografía
miento de la ansiedad postraumática son útiles fármacos como los
ISRS, la naltrexona y la buspirona.
Baguley, I. J., Cooper, J., & Felmingham, K. 2006, Aggressive behavior following
traumatic brain injury: how common is common? J Head Trauma Rehabil, vol.
Psicosis 21, pp. 45-56
Ballard, C. G., Jacoby, R., Del Ser, T., et al. 2004, Neuropathological substrates of
Después de un traumatismo craneal, se ha publicado la aparición de psychiatric symptoms in prospectively studied patients with autopsy-confirmed
síntomas psicóticos entre el 2 y el 20% de los pacientes (Rao y Lyket- dementia with Lewy bodies, Am J Psychiatry, vol. 161, pp. 843-849
sos, 2002). La psicosis postraumática se ha asociado con traumatis­ Ballard, C. G., & O’Brien, J. T. 2002, Behavioural and psychological symptoms, in
mos craneales cerrados graves, epilepsia del lóbulo temporal y trau­ Vascular Cognitive Impairment, edited by T. Erkinjuntti & S. Gauthier, Taylor
matismos craneales ocurridos antes de la adolescencia. and Francis, London, pp. 237-252
Bathgate, D., Snowden, J. S., Varma, A., et al. 2001, Behavior in frontotemporal
dementia, Alzheimer’s disease and vascular dementia, Acta Neurol Scand, vol.
Trastorno de descontrol de la conducta 103, pp. 367-378
El denominado «trastorno de descontrol de la conducta» se caracteri­ Beyenburg, S., Mitchell, A. J., Schmidt, D., et al. 2005, Anxiety in patients with
epilepsy: systematic review and suggestions for clinical management. Epilepsy
za por la aparición de trastornos del estado de ánimo, de la conducta
Behav, vol. 7, pp. 161-171
y de la cognición (Rao y Lyketsos, 2002). Algunos autores han con­
Bhogal, S. K., Teasell, R., Foley, N., & Speechley, M. 2004, Lesion location and
siderado que este trastorno está formado por dos variantes: la varian­
poststroke depression: Systematic review of the methodological limitations in the
te mayor y la variante menor. La variante mayor, que se observa en el literature, Stroke, vol. 35, pp. 794-802
11-98% de los pacientes con TCE, cursa con agitación, conducta im­ Bronnum-Hansen, H., Stenager, E., Nylev Stenager, E., & Koch-Henriksen, N.
pulsiva y brotes de agresividad. Los pacientes con este síndrome pre­ 2005, Suicide among Danes with multiple sclerosis, J Neurol Neurosurg
sentan a menudo muy poca consciencia de sus propios síntomas. Este Psychiatry, vol. 76, pp. 1457-1459
síndrome se asocia con la presencia de lesiones en las regiones fron- Brooks, B. R., Thisted, R. A., Appel, S. H., et al. 2004, Treatment of pseudobulbar
totemporales. La agresividad se asocia con una edad más joven y la affect in ALS with dextromethorphan/quinidine: a randomized trial. Neurology,
presencia de depresión (Baguley et al, 2006). vol. 63, pp. 1364-1370
En relación con los trastornos de la conducta que aparecen des­ Budman, C. L., Bruun, R. D., Park, K. S., et al. 2000, Explosive outbursts in children
pués de un TCE existe un tema controvertido: la existencia de la va­ with Tourette’s disorder, J Am Acad Child Adoles Psychiatry, vol. 39, pp. 1270-1276
Cordato, N. J., Halliday, G. M., Caine, D., & Morris, J. G. 2006, Comparison of
riante menor del trastorno de descontrol de la conducta, el denomina­
motor, cognitive, and behavioral features in progressive supranuclear palsy and
do síndrome de posconmoción. Este síndrome se caracteriza por la
parkinson’s disease, Mov Disord, vol. 21, pp. 632-638
aparición, después de un TCE habitualmente leve, de trastornos del Ettinger, A., Reed, M., & Cramer, J. 2004, Depression and comorbidity in commu­
estado de ánimo, trastornos cognidvos y síntomas somáticos. Entre el nity-based patients with epilepsy or asthma, Neurology, vol. 63, pp. 1008-1014
80 y el 100% de los pacientes que han presentado un traumatismo Feinstein, A. 2000. Multiple sclerosis, disease modifying treatments and depression:
craneal cerrado leve se observan todos o casi todos los síntomas des­ a critical methodological review, Mult Scler, vol. 6, pp. 343-348
critos del síndrome de posconmoción. Aunque por regla general estos Fenelon, G., Mahieux, F., Huon, R., & Ziegler, M. 2000, Hallucinations in
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

síntomas desaparecen durante los 3-6 meses posteriores al TCE, en Parkinson’s disease: prevalence, phenomenology and risk factors, Brain, vol.
una pequeña proporción de pacientes (15%) los síntomas persisten 123, pp. 733-745
hasta incluso pasado un año después del TCE. Hackett, M. L., Anderson, C. S., & House, A. O. 2005, Management of depression
after stroke: a systematic review of pharmacological therapies. Stroke, vol. 36, pp.
1098-1103
Apatía Holroyd, S., Currie, L. J., & Wooten, G. F. 2005, Depression is associated with im­
pairment of ADL, not motor function in Parkinson disease, Neurology, vol. 64,
Los síntomas de apatía se observan en el 10-60% de los pacientes que
pp. 2134-2135
han presentado un TCE (Rao y Lyketsos, 2002). En el TCE, la apatía Ismail, M. S., & Richard, I. H. 2004, A reality test: how well do we understand pycho-
se asocia también con síntomas de depresión; sin embargo, en oca­ sis in Parkinson’s disease? J NeuroPsychiatry Clin Neurosci, vol. 16, pp. 8-18
siones un porcentaje significativo de pacientes (28%) presenta apatía, Jankovic, J. 2001, Tourette’s syndrome, N Engl J Med vol. 345, pp. 1184-1192
pero no depresión. Las lesiones localizadas en el hemisferio y en las Kervick, R. B., & Kaemingk, K. L. 2005, Cognitive appraisal accuracy moderates
regiones subcorticales derechas se asocian con mayor frecuencia con the relationship between injury severity and psychosocial outcomes in traumatic
apatía que las lesiones localizadas en el hemisferio izquierdo. brain injury, Brain Injury, vol. 19, pp. 881-889
104 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

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de risk in Huntington’s disease, Am J Psychiatry, vol. 162, pp. 725-731 www.nicp.com.
C A P Í T U L O Depresión y psicosis
EN LA PRÁCTICA NEUROLÓGICA
Evan D. Murray y Bruce H. Price

Principios del diagnóstico diferencial 105 Metabólicas 113


Principios de la evaluación neuropsiquiátrica 106 Neoplásicas 116
Neuroanatomía cognitiva-conductual 107 Degenerativas 117
Redes corticales 107 Traumatismo craneoencefálico 121
Trastornos cerebrales, anatomía y su asociación con la psicosis 110 Trastorno cognitivo relacionado con depresión 122
Delirium 122
Trastornos cerebrales, anatomía y su asociación con la depresión 110
Catatonía 123
Síntomas y signos clínicos que sugieren enfermedad neurológica 110
Principios del tratamiento 123
Manifestaciones psiquiátricas de la enfermedad neurológica 110
Accidente vascular cerebral y vasculopatía cerebral 111
Infecciosas 112

PRINCIPIOS DEL DIAGNÓSTICO tálamo mediodorsal puede dar lugar a desinhibición (Tekin y
Cummings, 2002).
DIFERENCIAL
Los trastornos del estado de ánimo, la paranoia, la desinhibición y
Los procesos emocionales y cognitivos se basan en la estructura y fi­ la apatía derivan de una disfunción en el sistema límbico y en los
siología cerebrales. Una conducta anormal puede ser atribuible a la ganglios basales, que son filogenéticamente más primitivos (Mesu-
compleja interrelación entre las influencias sociales, el ambiente físico lam, 2000). En algunos casos, los cambios conductuales representan
y la fisiología neural. La psicosis, manía, depresión, desinhibición, el una respuesta a la discapacidad de base; en otros, las alteraciones con­
trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y la ansiedad pueden producir­ ductuales forman parte de la enfermedad. Por ejemplo, en algunos
se, todas ellas, como consecuencia de una enfermedad neurológica y estudios se ha demostrado que la apatía en la enfermedad de Parkin­
ser indistinguibles de las formas idiopáticas (Robinson et al, 1996). son (EP) se relaciona probablemente con el proceso patológico de
Hay que considerar las afecciones neurológicas en el diagnóstico dife­ base, más que ser una reacción psicológica a la discapacidad o a la de­
rencial de cualquier trastorno con síntomas psiquiátricos. presión, y se asocia estrechamente con un deterioro cognitivo (Kirsch-
La disfunción neuropsiquiátrica puede estar relacionada con un Darrow et al, 2006). Los estudios con tomografía por emisión de po­
funcionamiento alterado de las regiones anatómicas. Puede esperarse sitrones (PET) y con tomografía computarizada con emisión de fotón
que cualquier enfermedad, toxina, fármaco o proceso que afecta a único (SPECT) sugieren unas regiones de alteración similares en for­
una región particular muestre cambios en la conducta mediada por mas adquiridas de depresión, manía, TOC y psicosis comparada con
los circuitos en el interior de dicha región. El sistema límbico y los sus presentaciones psiquiátricas primarias (Hirono et al, 1998; Ru­
circuitos frontosubcorticales son los que resultan estar afectados con binstein et al, 2001; Saxena et al, 1998). En la Tabla 9.1 se resumen
mayor frecuencia en la disfunción neuropsiquiátrica. Este marco los síntomas neuropsiquiátricos y sus correlatos anatómicos. Además,
neuroanatómico conceptual puede proporcionar una información útil la fase de desarrollo durante la cual se produce una enfermedad neu­
en cuanto a la localización y, por tanto, el diagnóstico diferencial. El rológica influye sobre la frecuencia con la que se manifiestan algunos
síndrome de Klüver-Bucy, que consta de placidez, apatía, agnosia síndromes neuropsiquiátricos. Los adultos con lesión cerebral pos-
visual y auditiva, hiperoralidad e hipersexualidad, se produce en pro­ traumática tienden a mostrar una mayor tasa de depresión y ansiedad.
cesos que causan lesión en las regiones temporoamigdalares media­ En contraste, la lesión craneoencefálica postraumática en los niños
les de forma bilateral. Algunas de las causas más habituales de este implica con frecuencia un déficit de atención, hiperactividad, irritabi­
síndrome incluyen la encefalitis herpética, la lesión craneoencefálica lidad, agresividad y conducta de oposición (Geraldina et al, 2003).
traumática, las demencias frontotemporales y la enfermedad de Cuando comienza en la adolescencia una epilepsia del lóbulo tempo­
Alzheimer (EA) de comienzo tardío o grave. Un traumaúsmo craneoen­ ral o la enfermedad de Huntington (EH), se observa una mayor inci­
cefálico, enfermedad isquémica, desmielinización, abscesos o tumo­ dencia de psicosis que cuando el inicio se produce en etapas más tar­
res, así como las demencias degenerativas, pueden dar lugar a desin­ días en la vida del individuo. La esclerosis múltiple y el accidente
hibición. El daño en cualquier porción del circuito entre la corteza vascular cerebral de comienzo más temprano se asocian con una ma­
orbitofrontal, el núcleo caudado ventral, el globo pálido anterior o el yor incidencia de depresión (Rickards, 2005).

105
106 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 9.1 Síntomas neuropsiquiátricos y neuroanatomía correspondiente

SÍNTOMAS REGIÓN NEUROANATÓMICA


Depresión Lóbulos frontales, corteza frontal anterior izquierda, circunvolución cingulada anterior, subgenu del cuerpo
calloso, ganglios basales, caudado izquierdo
Manía Corteza frontal inferomedial y ventrolateral, corteza frontal inferomedial derecha, cingulado anterior, núcleo
caudado, tálamo y proyecciones temporotalámicas
Apatía Circunvolución cingulada anterior, núcleo accumbens, globo pálido, tálamo
Trastorno obsesivo-compulsivo Corteza frontoorbitaria o medial, núcleo caudado, globo pálido
Desinhibición Corteza orbitofrontal, hipotálamo, septo
Parafilia Corteza mediotemporal, hipotálamo, tronco encefálico rostral
Alucinaciones Corteza de asociación unimodal, corteza orbitofrontal, corteza paralímbica, corteza límbica, estriado, tálamo,
mesencéfalo
Delirios Corteza orbitofrontal, amígdala, estriado, tálamo
Psicosis Lóbulos frontales, corteza temporal izquierda

Los pacientes con EA, EP, EH y demencia frontotemporal pue­ 1. Una exploración neurológica normal no excluye afecciones neu­
den llegar a presentar múltiples síntomas coexistentes, como irrita­ rológicas. Las lesiones en las regiones límbicas, paralímbicas y
bilidad, agitación, apatía, depresión, delirios y psicosis, que pueden prefrontales pueden manifestarse en forma de cambios cognitivo-
exacerbarse por los fármacos utilizados para tratar el trastorno de conductuales en ausencia de anomalías neurológicas elementales.
base. Por ejemplo, se ha observado que los agonistas de la dopami- 2. Unos resultados normales en las pruebas de laboratorio de rutina,
na, como el pramipexol y el ropinirol, aumentan el riesgo de juego técnicas de imagen cerebrales, electroencefalografía y análisis del
patológico, compras compulsivas, hipersexualidad y otros trastornos líquido cefalorraquídeo no necesariamente excluyen enfermeda­
del control de los impulsos, en ocasiones denominados síndrome de des de origen neurológico.
desregulación de la dopamina (Voon et al, 2006; Weintraub et al, 3. Los nuevos síntomas neurológicos o cambios conductuales no de­
2006) (Tabla 9.2). El desenlace puede verse influido por múltiples ben pasarse por alto en el sentido de que sean de origen psiquiátri­
factores. Por ejemplo, la compleja relación existente entre los cam­ co en una persona con historia psiquiátrica preexistente.
bios de conducta y la capacidad de la persona cuidadora para afron­ 4. Se debe considerar la posibilidad de afecciones inducidas de for­
tar el problema desempeñan un papel significativo en el manejo de ma iatrógena, como el letargo con benzodiazepinas, el parkinso­
la enfermedad y en la institucionalización (Smith et al, 2001; De nismo con neurolépticos, o las alucinaciones con medicamentos
Vugt et al, 2005). Los trastornos conductuales en los pacientes con dopaminérgicos. Los efectos secundarios de la medicación pue­
enfermedad neurológica se han relacionado con la intensidad del den complicar de modo significativo la historia clínica y la explo­
sufrimiento de la persona cuidadora (Kaufer et al, 1998). ración física, tanto en el marco agudo como a largo plazo. Los
efectos secundarios de la medicación también pueden ser, posible­
mente, precursores de una patología de base o de la progresión de
PRINCIPIOS DE LA EVALUACIÓN la enfermedad. Un parkinsonismo acusado que se produce des­
NEUROPSIQUIÁTRICA pués de una exposición a neurolépticos puede ser un rasgo de EP
y de demencia con cuerpos de Lewy (DLB) (Aarsland et al, 2005)
Al evaluar y tratar a un paciente en relación con trastornos conduc­ antes de que se vuelva clínicamente manifiesta la afección neuro­
tuales deben considerarse algunos principios importantes: degenerativa de base. Los pacientes con EP pueden llegar a pade-

TABLA 9.2 Trastornos neurológicos y características conductuales prominentes asociadas

TRASTORNO NEUROLOGICO TRASTORNOS CONDUCTUALES ASOCIADOS


Enfermedad de Alzheimer Depresión, irritabilidad, ansiedad, apatía, delirios, paranoia, psicosis
Demencia con cuerpos de Lewy Confusión fluctuante, alucinaciones, delirios, depresión, TCSR
Demencia vascular Depresión, apatía, psicosis
Enfermedad de Parkinson Depresión, ansiedad, alucinaciones asociadas con fármacos y psicosis, TCSR
Demencia frontotemporal Trastorno del juicio temprano, desinhibición, apatía, depresión, delirium, psicosis
Parálisis supranuclear progresiva Desinhibición, apatía
Traumatismo craneoencefálico traumático Depresión, desinhibición, apatía, irritabilidad, psicosis infrecuente
Enfermedad de Huntington Depresión, irritabilidad, delirium, manía, apatía, trastorno obsesivo-compulsivo, psicosis
Degeneración corticobasal Depresión, irritabilidad, TCSR, síndrome de la mano ajena
Epilepsia Depresión, psicosis
Infección por VIH Apatía, depresión, manía, psicosis
Esclerosis múltiple Depresión, irritabilidad, ansiedad, euforia, psicosis
Esclerosis lateral amiotrófica Depresión, desinhibición, apatía, alteración del juicio

TCSR: trastorno de la conducta del sueño REM; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
Capítulo 9 Depresión y psicosis en la práctica neurológica 107

cer alucinaciones como efecto secundario de las medicaciones NEUROANATOMÍA


dopaminérgicas (Papapetropoulos et al, 2005).
COGNITIVA-CONDUCTUAL
5. El tratamiento de los trastornos psiquiátricos primarios y neuroló­
gicos y conductuales comparten principios comunes. Una res­ Se inicia este apartado con una breve revisión de la anatomía de la
puesta al tratamiento no constituye una prueba de afección psi­ función cortical y del procesamiento perceptual, cognitivo y conduc-
quiátrica primaria. tual, a la que seguirá una visión de conjunto de la anatomía funcional
del lóbulo frontal que describe los circuitos frontosubcorticales dis­
La evaluación médica de una enfermedad afectiva y de los tras­ tintos que se hallan al servicio de importantes dominios cognitivo-
tornos psicóticos ha de ser individualizada a tenor de los hallazgos conductuales.
de la historia familiar, social, ambiental, hábitos, factores de riesgo, La corteza cerebral puede subdividirse en cinco tipos funcionales
edad, sexo, historia clínica y exploración. En la Tabla 9.3 se presen­ mayores: sensitivomotor primario, de asociación unimodal, de aso­
ta una terminología psiquiátrica esencial que puede encontrarse en ciación heteromodal, paralímbico y límbico. Las áreas sensoriales
www.nicp.com. Debe efectuarse una revisión cuidadosa de la historia primarias son el punto de entrada de la información sensorial en el
médica y de la exploración física del paciente, así como una exploración sistema de circuitos corticales. La corteza motora primaria conduce
neurológica para valorar las posibles causas neurológicas y médicas. programas motores complejos a las motoneuronas del tronco encefá­
La evaluación más básica debe incluir los signos vitales (presión san­ lico y de la médula espinal. El procesamiento de la información sen­
guínea, pulso, respiración y temperatura) y pruebas de laboratorio que sorial se produce a medida que la información se mueve de las áreas
mínimamente incluyan hemograma, electrólitos, glucosa sérica, nitró­ sensoriales primarias a las áreas adyacentes de asociación unimodal.
geno ureico en sangre, creatinina, calcio, proteínas totales y albúmina, Las cortezas unimodal y heteromodal se hallan implicadas en el pro­
función hepática, función tiroidea y otras pruebas de laboratorio, en la cesamiento perceptual y en la planificación motora. La complejidad
medida en que estén indicadas clínicamente. Se debe prestar conside­ del procesamiento aumenta a medida que la información se transmite
ración a la saturación de oxígeno del paciente con aire ambiental (es­ a continuación a las áreas de asociación heteromodal, que reciben
pecialmente, en las personas de edad avanzada). Las anomalías neuro­ estímulos de más de una modalidad sensorial. Entre los ejemplos de
lógicas sugeridas por la historia clínica o identificadas en la exploración, asociación heteromodal figuran la corteza prefrontal, la corteza pa­
especialmente las atribuibles al sistema nervioso central (SNC), deben rietal posterior, partes de la corteza temporal lateral y porciones de la
llevar a una evaluación más detallada en busca de causas neurológicas circunvolución parahipocámpica. Estas regiones corticales tienen
y médicas de enfermedad psiquiátrica. No se ha alcanzado un claro una arquitectura de seis capas. Se produce un mayor procesamiento
consenso sobre el momento en que está indicada la neuroimagen como cortical en las áreas designadas como paralímbicas. Estas regiones
parte de la evaluación de una depresión de nuevo comienzo en pacien­ muestran una transición gradual de la arquitectura cortical de seis
tes sin manifestaciones neurológicas focales y una exploración neuro­ capas a una alocorteza más primitiva y simplificada de estructuras
lógica normal. Ha de individualizarse a tenor del juicio clínico. La de­ límbicas. Las regiones paralímbicas constan de la corteza orbitofron­
presión rebelde al tratamiento debe llevar a una reconsideración del tal, ínsula, polo temporal, corteza parahipocámpica y corteza cingu-
diagnóstico y a una evaluación para descartar causas secundarias de lada. Los estímulos cognitivos, emocionales y viscerales se fusionan
enfermedad depresiva. Se debe considerar una historia detallada para en estas regiones. La subdivisión límbica está compuesta del hipo­
descartar un trastorno del sueño primario, como la apnea del sueño, en campo, amígdala, sustancia innominada, sustancia olfatoria prepiri-
la evaluación de síntomas depresivos rebeldes (Haba-Rubio, 2005) o forme y área septal (Figs. 9.1 y 9.2). Estas estructuras se hallan en
quejas cognitivas. Cuando se presenta una psicosis de comienzo re­ gran medida interconectadas de modo recíproco con el hipotálamo.
ciente en ausencia de alguna causa identificable de tipo infeccioso, in­ La región límbica se halla íntimamente implicada en la regulación de
flamatorio, metabólico, tóxico u otro, se recomienda la incorporación la emoción, memoria, motivación y función autonómica y endocrina.
de una imagen por resonancia magnética (RM) del cerebro en la eva­ El mayor nivel de procesamiento cognitivo se halla en las regiones
luación. En la experiencia de los autores, del 5 al 10% de estos pacien­ denominadas áreas transmodales. Estas áreas están compuestas de
tes presentan anomalías en las imágenes por RM que identifican con­ las regiones heteromodales, paralímbicas y límbicas, que colectiva­
tribuciones neurológicas potenciales (sobre todo en los pacientes de mente se hallan conectadas, en paralelo, con otras regiones transmo­
65 años de edad y mayores). La RM ayuda a excluir lesiones (p. ej., dales. Las interconexiones entre las áreas transmodales (p. ej., área
desmielinización, enfermedad isquémica, neoplasia, anomalías estruc­ de Wernicke, corteza parietal posterior y complejo hipocampo-corte-
turales congénitas o datos de tesaurismosis) en las regiones límbicas, za entorrinal) permiten la integración de los sistemas de procesa­
paralímbicas y frontales, que pueden no asociarse con alteraciones miento perceptual distribuidos que da lugar al reconocimiento per­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

neurológicas en la exploración elemental (Walterfanger et al, 2005). ceptual como escenas y fenómenos que se convierten en experiencias
Debe considerarse un electroencefalograma (EEG) para descartar cri­ y palabras que adquieren significado (Mesulam, 2000).
sis parciales complejas, si hay antecedentes de episodios intermitentes,
discretos o bruscos de disfunción psiquiátrica (p. ej., confusión, lapsos
de tiempo perdido o síntomas psicóticos), alucinaciones estereotipa­
Redes corticales
das, automatismos (p. ej., emisión de chasquidos con los labios o mo­ Cinco regiones de redes corticales distintas gobiernan varios aspectos del
vimientos repetitivos) asociados con episodios de disfunción psiquiá­ funcionamiento cognitivo: 1) la red del lenguaje, que incluye regiones
trica (o confusión) o una sospecha de encefalopatía (o delirium). Es transmodales o «epicentros» de las áreas de Broca y Wemicke; 2) cons­
máxima la sensibilidad del EEG para detectar actividad crítica cuando ciencia espacial, basada en las regiones transmodales de los campos ocu­
el paciente experimenta los síntomas específicos mientras se somete al lares frontales y área parietal posterior; 3) la red de la memoria y emocio­
estudio. Los casos seleccionados pueden requerir una monitorización nal localizada en la región hipocampo-entorrinal y amígdala; 4) la red de
por EEG de 24 horas o más para captar un fenómeno clínico que aclare la función ejecutiva-memoria de trabajo basada en las regiones transmo­
si hay un trastorno epiléptico. dales de la corteza prefrontal y posiblemente las cortezas parietales infe-
108 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

□ Áreas paralímbicas
C] Áreas de asociación de orden
elevado (heteromodales)
I I Áreas de asociación específicas
por modalidad (unimodales)
Áreas idiotípicas (primarias)

FIGURA 9.1 Anatomía cortical y subtipos funcionales (áreas) descritas por el mapa de Brodmann del cerebro humano. No se ha intentado que
los límites sean precisos. Gran parte de esta información se basa en datos experimentales obtenidos de animales de laboratorio y es necesario que sea
confirmada en el cerebro humano. AA: corteza de la asociación auditiva; AM: corteza de la asociación motora; AS: corteza de la asociación
somatosensorial; AV: corteza de la asociación visual; A1: corteza auditiva primaria; B: área de Broca; ca: circunvolución angular; cc: circunvolución
cingulada; COF: campos oculares frontales; es: circunvolución supramarginal; ins: ínsula; Ipi: lóbulo parietal inferior; Ips: lóbulo parietal superior;
M1: área motora primaria; pom: área parietooccipital medial; of: región orbitofrontal; pe: corteza prefrontal; ph: reglón parahipocámpica; po: área
periolfativa; ps: corteza perlestriada; re: área retroesplenial; S1: área somatosensorial primaria; ti: circunvolución temporal inferior; tm: circunvolución
temporal media; tp: corteza temporopolar; ts: circunvolución temporal superior; V1: corteza visual primarla; W: área de Wernicke. (De: Mesulam, M. M.
2000, «Behavioral neuroanatomy, Large scale networks, association cortex, frontal syndromes, the limbic system and hemisphere specializations»,
en Principles of Behavioral and Cognitive Neurology, ed. M. M. Mesulam, Oxford University Press, New York, pág. 13.)
Capítulo 9 Depresión y psicosis en la práctica neurológica 109

FIGURA 9.2 Sección coronal a través del prosencéfalo basal de


un cerebro humano de 25 años de edad teñido para miellna. La sustancia
Innominada (si) y el complejo amiloide (a) se localizan en la subsuperflcie
del cerebro. Otras abreviaturas: c: cabeza del núcleo caudado;
cc: circunvolución clngulada; g: globo pálido; i: ínsula. (De: Mesulam,
M. M. 2000, «Behavioral neuroanatomy, Large scale networks, association
cortex, frontal syndromes, the limbic system and hemisphere
specializations», en Principles of Behavioral and Cognitive Neurology,
ed. M. M. Mesulam, Oxford University Press, New York, pág. 4.)

dores, y 5) la red de reconocimiento de caras y objetos basada en las ción de memoria, cambios del estado de ánimo y de la conducta,
cortezas temporopolar y mediotemporal (Mesulam, 1998). trastorno de la marcha, disartria y otros deterioros motores. Las de­
Las lesiones de las áreas corticales transmodales dan lugar a dete­ mencias vasculares, EP y EH son tan sólo unos ejemplos de las afec­
rioros globales, como heminegligencia, anosognosia, amnesia y ano- ciones en las que se halla afectado este circuito.
mia multimodal. La desconexión de las regiones transmodales de un El circuito orbitofrontal conecta las funciones de la monitoriza-
estímulo unimodal específico da lugar a deterioros de percepción se­ ción frontal con el sistema límbico. Este circuito gobierna las res­
lectivos, como anomias específicas por categoría, prosopagnosia, puestas apropiadas a los impulsos sociales, empatia, juicio social y
sordera verbal pura o ceguera verbal pura. sensibilidad interpersonal. La disfunción en este circuito puede llevar
a desinhibición, irritabilidad, brotes de agresividad y respuestas so­
ciales inapropiadas (Voon et al, 2006; Weintraub et al, 2006). Las
Redes frontosubcorticales
afecciones que muestran deterioro en este circuito incluyen la EA,
Cinco circuitos frontosubcorticales están al servicio del conocimien­ que afecta a la porción cortical del circuito, y la EH, que implica una
to, la conducta y el movimiento. La desestructuración de estas redes patología subcortical.
a nivel cortical o subcortical puede asociarse con síntomas neuropsi- El circuito cingulado anterior se halla implicado en la conducta
quiátricos similares. Cada uno de estos circuitos comparte los mis­ motivada. Las lesiones en este circuito dan lugar a apatía, abulia y
mos componentes: 1) corteza frontal; 2) estriado (caudado, putamen, mutismo acinético. Se ha descrito también una disminución en la ca­
estriado ventral); 3) globo pálido y sustancia negra, y 4) tálamo (que pacidad para comprender nuevos pensamientos y participar en el pro­
luego se proyecta a la corteza frontal) (Tekin et al, 2002) (Fig. 9.3). ceso de pensamiento creativo (Chow y Cummings, 1999; Mesulam,
También hay conexiones integradoras con y desde las otras regiones 2000). Algunas afecciones que pueden afectar a este circuito inclu­
subcorticales y corticales distantes relacionadas con cada circuito. yen la EA, EP, EH, traumatismo craneoencefálico, tumores cerebra­
Los neurotransmisores dopamina (DA), glutamato, y-aminobutírico les, infartos cerebrales e hidrocefalia obstructiva.
(GABA), acetilcolina, noradrenalina y serotonina se hallan implica­
dos en diversos aspectos de la transmisión neural y la modulación en
estos circuitos. Las redes frontosubcorticales reciben su denomina­
ción de acuerdo con su sitio de origen o función. La función motora
somática está atendida por el circuito motor que se origina en el área
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

motora suplementaria. La función oculomotora está gobernada por el


circuito oculomotor que se origina en los campos oculares frontales.
Tres de los cinco circuitos se hallan íntimamente implicados en los
cambios cognitivos y conductuales: los circuitos dorsolateral pre-
frontal, orbitofrontal y cingulado anterior. El circuito dorsolateral
prefrontal gobierna las funciones ejecutivas, incluida la capacidad
para planificar y mantener la atención, solución de problemas, apren­
dizaje, recuperación de memorias remotas, secuencia del orden tem­
poral de los acontecimientos, cambiar conjuntos cognitivos y con­
ductuales y generar programas motores. La disfunción ejecutiva es
un componente principal de las demencias subcorticales. Los déficits
identificados en las demencias subcorticales incluyen un enterneci­ FIGURA 9.3 Estructura general de los circuitos frontales
miento en el procesamiento de la información, déficit de la recupera­ subcorticales.
110 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TRASTORNOS CEREBRALES, ANATOMÍA


Y SU ASOCIACIÓN CON LA PSICOSIS
Una amplia variedad de afecciones neurológicas, medicamentos y
toxinas se asocian con la psicosis. No se dispone en la literatura Cingulado
científica de un consenso en relación con la localización anatómica Cuerpo ca||0S0
precisa de los diversos síndromes psicóticos. Se ha asociado la es­
quizofrenia con la disfunción del lóbulo frontal y una regulación Caudado.
anormal de los sistemas de la EA subcortical (Goldman-Rakic et al, Tálamo
Corteza
2004) y del glutamato (Weinberger, 2005). Los estudios por imagen prefrontal
funcionales en los esquizofrénicos han demostrado una disminu­ inferior
Corteza I * Ljjjicus de^jr
ción de la circulación cerebral en la corteza prefrontal dorsolateral frontoorbitar ¡hipocampo
durante tareas cognitivas específicas (Andreasen, 1996; Lehrer et
Parahipocampio
al, 2005). Los pacientes esquizofrénicos con síntomas negativos
prominentes muestran una menor utilización de la glucosa en los
lóbulos frontales. Los estudios por imagen funcionales sugieren
que la desestructuración en los circuitos funcionales distribuidos es
importante para el desarrollo de la esquizofrenia. Estas localizacio­ FIGURA 9.4 Cerebro humano en un corte sagital. Lóbulo frontal,
rojo; lóbulo parietal, azul oscuro; lóbulo occipital, verde; lóbulo temporal,
nes de los circuitos funcionales incluyen la corteza prefrontal dor­
azul pálido; corteza límbica, naranja. Las lineas negras gruesas aproximan
solateral, corteza orbitofrontal, corteza mediofrontal, circunvolu­
un asa cortical-gangllos basales-tálamo-corteza (circuito) a la corteza
ción cingulada anterior, tálamo, subregiones del lóbulo temporal y
orbitofrontal.
cerebelo (Schultz y Andreasen, 1999). Varias afecciones, como la
EH, EP, degeneraciones frontotemporales y accidente vascular ce­
rebral, suelen asociarse con disfunción frontal y subcortical. La psi­
cosis puede asociarse también con estas afecciones. Se ha demos­
SÍNTOMAS Y SIGNOS CLÍNICOS QUE
trado una hipoperfusión dorsolateral y mediofrontal en los estudios
por imagen funcionales en un subgrupo de pacientes con EA y de­ SUGIEREN ENFERMEDAD NEUROLÓGICA
lirios (Hirono et al, 1998).
Muchas afecciones neurológicas tienen síntomas psiquiátricos
asociados. Es preciso que los psiquiatras y los neurólogos estén
íntimamente familiarizados con las características de la historia
TRASTORNOS CEREBRALES, ANATOMÍA clínica y de la exploración que indiquen la necesidad de nuevas
Y SU ASOCIACIÓN CON LA DEPRESIÓN investigaciones. La Tabla 9.4 delimita algunas características clave
que han sugerido históricamente una afectación neurológica de
Los estudios sugieren que las regiones paralímbicas antetempora­ base. La Tabla 9.5, que se encuentra en www.nicp.com, revisa al­
les y orbitofrontales se hallan implicadas en la mediación de la gunas áreas clave de la revisión de sistemas que pueden ser de
depresión primaria y adquirida. Los estudios por imagen funciona­ utilidad al valorar las causas neurológicas y médicas de los sínto­
les de pacientes no sometidos a medicación con depresión familiar mas psiquiátricos. La Tabla 9.6, que se encuentra en www.nicp.
ponen de manifiesto un aumento de la circulación cerebral y del com, revisa las anomalías de la exploración neurológica elemental
metabolismo de la glucosa en la amígdala, la corteza orbitaria y el asociada con enfermedades que muestran características neuropsi-
tálamo medial, y una disminución de la circulación y del metabo­ quiátricas significativas.
lismo de la glucosa en la corteza prefrontal dorsomedial/dorsal
anterolateral y en la corteza cingulada anterior (Charney et al,
2004). El daño en la corteza prefrontal por accidente vascular ce­ MANIFESTACIONES PSIQUIÁTRICAS
rebral, tumor o en el estriado por enfermedades degenerativas, como DE LA ENFERMEDAD NEUROLÓGICA
Parkinson o Huntington, se asocia con depresión (Charney et al,
2004; Drevets, 2001). Los estudios por imagen funcionales de los Prácticamente, cualquier proceso que afecte a los circuitos anató­
trastornos subcorticales como éstos ponen de manifiesto un hipo- micos anteriormente descritos puede dar lugar a cambios conduc­
metabolismo en las regiones paralímbicas, incluida la corteza an- tuales y síntomas psiquiátricos en algún punto. Los síntomas psi­
terotemporal y el cingulado anterior, que se relacionan con la de­ quiátricos pueden ser llamativos y preceder a cualquier manifestación
presión observada en estos pacientes (Ketter et al, 1996; Mayberg, neurológica en años. La Tabla 9.7, que se encuentra en www.nicp.
2003). La depresión en EP, EH y epilepsia se ha relacionado con com, contiene una lista de las afecciones que pueden asociarse con
una disminución de la actividad metabólica en la corteza orbito­ psicosis o depresión. La Tabla 9.8 resume los puntos clave de la
frontal y en el núcleo caudado. discusión precedente. A continuación, se expone una visión panorá­
Mayberg (2003) propuso que la depresión primaria se debía a dis­ mica y comentarios sobre algunas categorías principales de afec­
función en una red que incluía dos vías conocidas: el circuito orbito- ciones neurológicas y sistémicas con características neuropsiquiá-
frontal-ganglios basales-tálamo, y el circuito límbico basotemporal tricas prominentes. Queda fuera del ámbito de este capítulo una
que conecta la corteza orbitofrontal y la corteza temporal anterior por información más detallada en relación con la evaluación, historia
el fascículo uncinado. En la Figura 9.4 se ilustran porciones de estos natural, patología y recomendaciones específicas sobre el trata­
circuitos. miento de estas afecciones.
Capítulo 9 Depresión y psicosis en la práctica neurológica 111

Tabla 9.4 TABLA 9.8


Características históricas que sugieren enfermedad Puntos clave
neurológica en pacientes con síntomas psiquiátricos
1. Los trastornos afectivos y psicóticos pueden producirse como
PRESENCIA DE CARACTERÍSTICAS PSIQUIÁTRICAS ATÍPICAS consecuencia de una enfermedad neurológica, y pueden ser
Edad de comienzo tardío o muy temprano indistinguibles de las formas ídíopáticas
Comienzo agudo o subagudo 2. La disfunción neuropsiquiátrica y cognítiva puede relacionarse
Ausencia de factores estresantes psicosociales significativos con un funcionamiento alterado en regiones anatómicas
Catatonía 3. El procesamiento cortical de la información sensorial procede
Comportamiento alterado desde el punto de entrada a través de las áreas de asociación
Deterioro cognitivo con Interconexiones cada vez más complejas con otras
Intratabllídad a pesar de un tratamiento adecuado regiones que tienen información sensorial, de memoria,
Síntomas progresivos cognítiva, emocional y neurovegetativa, lo que da lugar, a la
larga, al reconocimiento perceptual y al significado emocional
LA HISTORIA DE LA ENFERMEDAD ACTUAL INCLUYE en relación con las experiencias
Cefalea nueva o que empeora 4. Los circuitos frontosubcorticales se hallan muy Implicados
Inatención en el nivel cognitivo y conductual. La desestructuracíón de
Somnolencia los circuitos frontales a nivel cortical y subcortlcal por diversos
Incontinencia procesos puede asociarse con síntomas neuropsiquiátricos
Síntomas neurológicos focales, como debilidad, cambios similares
sensoriales, incoordinación o dificultad en la marcha 5. Los rasgos de la historia clínica y de la exploración del paciente
Cambios neuroendocrlnos pueden ser sugestivos de una causa médica o neurológica
Anorexía/pérdida de peso de síntomas psiquiátricos
6. Muchas afecciones médicas y neurológicas se asocian con
HISTORIA DEL PACIENTE síntomas neuropsiquiátricos. Cada afección puede comportar
Factores de riesgo de enfermedad vascular cerebral o infecciones implicaciones singulares en relación con el pronóstico,
del sistema nervioso central tratamiento y manejo a largo plazo
Tumor maligno
Inmunodepreslón
Traumatismo craneoencefálico significativo
Crisis epilépticas
Trastornos del movimiento como respuesta a los déficits neurológicos asociados y al deterioro de la
Trastornos hepatoblllares función. Los datos apoyan una incidencia más elevada de depresión en
Crisis abdominales de causa desconocida los supervivientes de un accidente vascular cerebral que en otras perso­
Parientes biológicos con enfermedad o síntomas similares nas con enfermedades igualmente discapacitantes. La depresión menor
se relaciona más estrechamente con los déficits elementales del pacien­
ANOMALÍAS DIAGNÓSTICAS INEXPLICADAS
te. Los trastornos emocionales y cognitivos pueden darse independien­
Pruebas de laboratorio de cribado
temente o en asociación con disfunción sensitivomotora en el acciden­
Estudios de neuroimagen o posiblemente imagen de otros sistemas
Electroencefalograma
te vascular cerebral. La depresión después del accidente vascular cerebral
Líquido cefalorraquídeo es el síndrome neuropsiquiátrico más frecuente, y se observa en el 30 al
50% de los supervivientes al cabo de un año, con irritabilidad, agita­
ción y apatía. Aproximadamente la mitad de los pacientes con sínto­
mas depresivos satisfacen los criterios de un episodio depresivo mayor.
Accidente vascular cerebral El comienzo de la depresión en las primeras semanas después del acci­
dente vascular cerebral se asocia con mucha frecuencia con lesiones que
y vasculopatía cerebral afectan a los lóbulos frontales, especialmente a la corteza prefrontal y
El accidente vascular cerebral es la causa principal de discapacidad a la cabeza del caudado. La frecuencia e intensidad de la depresión
neurológica en Estados Unidos, y es una de las causas más frecuentes aumentan con una mayor proximidad a los polos frontales. Las lesio­
de cambios conductuales adquiridos en los adultos. nes prefrontales izquierdas tienen una mayor probabilidad de asociarse
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Las consecuencias neuropsiquiátricas del accidente vascular cere­ con depresión aguda y pueden ir acompañadas de afasia, lo que da lu­
bral dependen de la localización y del tamaño del accidente vascular gar a la incapacidad del paciente para expresar los síntomas. La manía
cerebral, patología cerebral preexistente, capacidad intelectual basal y es mucho menos frecuente, pero se produce generalmente en relación
funcionamiento, edad e historia psiquiátrica premórbida. Los síntomas con lesiones del hemisferio derecho. Se han descrito fenómenos ma­
neuropsiquiátricos pueden producirse en el marco de primeros acci­ níacos aislados, así como episodios maníacos y depresivos recurrentes.
dentes vasculares cerebrales y de la demencia multiinfarto. En general, Los accidentes vasculares cerebrales en el hemisferio no dominante pue­
la interrupción de la función de los lóbulos frontotemporales de ambos den dar lugar también a aprosodia sin depresión asociada. En la actua­
lados se asocia con un mayor riesgo de síntomas depresivos y psicóti­ lidad, el tratamiento estándar de la depresión postaccidente vascular
cos. Los síndromes específicos relacionados con el accidente vascular cerebral sigue siendo la psicoterapia de apoyo y la farmacoterapia.
cerebral, como la afasia y la disfunción visuoespacial, quedan fuera del Puede haber psicosis o rasgos psicóticos como complicación infre­
ámbito de este capítulo. Aquí se subrayan las anomalías en el estado de cuente de un único accidente vascular cerebral, pero no está bien esta­
ánimo y la emoción después de un accidente vascular cerebral. Un error blecida la prevalencia de estas características. Las manifestaciones
de concepto habitual es que los síntomas depresivos pueden explicarse pueden incluir paranoia, delirios, ideas de referencia, alucinaciones
112 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

o psicosis. Se ha descrito paranoia y psicosis en asociación con acciden­ Se dispone de datos limitados que sugieren que los inhibidores de
tes vasculares cerebrales del lóbulo temporal izquierdo que dan lugar a la colinesterasa son beneficiosos para el tratamiento de la demencia
afasia de Wernicke. Otras regiones que producen síntomas neuropsi- vascular, como se demuestra por mejorías cognitivas y en funciona­
quiátricos similares incluyen la región temporoparietal derecha y los miento global y ejecución de actividades cotidianas.
núcleos caudados. Las lesiones del hemisferio derecho pueden asociar­
se tambie'n con alucinaciones visuales y delirium. Tambie'n se ha des­
crito la paramnesia reduplicativa y los síndromes de identificación
Infecciosas
errónea, como el síndrome de Capgras y el síndrome de Fregoli. La Podría generarse una lista creciente de infecciones que dan lugar a
paramnesia reduplicativa es un síndrome en el que los pacientes mani­ cambios conductuales durante las fases tempranas, medias o tardías
fiestan hallarse simultáneamente en dos o más localizaciones. Se ha de la enfermedad o como consecuencia de tratamientos o posteriores
observado que ocurre en pacientes con lesiones combinadas del lóbulo infecciones oportunistas. Este apartado se centrará sólo en unos
frontal y temporal derecho, pero se ha descrito también como debido a ejemplos sobresalientes con relevancia contemporánea y compleji­
una disfunción témporo-límbico-frontal (Moser et al, 1998). El síndro­ dad ilustrativa.
me de Capgras es la falsa creencia de que alguna persona próxima, por
lo general un miembro de la familia o un amigo íntimo, ha sido susti­
Virus de la inmunodeficiencia humana
tuida por un impostor de aspecto idéntico. Se ha propuesto que es con­
secuencia de una desconexión temporal derecha-límbico-frontal que Los individuos infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana
da lugar a una alteración en el reconocimiento de personas y lugares (VIH) pueden verse afectados por una variedad de problemas neuro-
con las que el paciente estaba familiarizado (Feinberg et al, 1999). En psiquiátricos y neurológicos independientes de infecciones oportunistas
el síndrome de Fregoli, el paciente cree que un perseguidor es capaz de y neoplasias. Estos incluyen trastornos cognitivos, cambios conductua­
adoptar una variedad de caras como si fuera un actor. Los episodios les y trastornos sensitivomotores. Los médicos y neurólogos deben
psicóticos también pueden ser una manifestación de crisis parciales anticipar un espectro de fenómenos psiquiátricos que pueden incluir
complejas secundarias a un accidente vascular cerebral. Los pacientes depresión, paranoia, delirios, alucinaciones, psicosis, manía, irritabili­
con psicosis post-AVC se hallan más propensos a tener una epilepsia dad y apatía. La demencia asociada con el VIH (DAH) es el término
comórbida que los pacientes post-AVC sin psicosis asociada. Las lesio­ dado al síndrome que se manifiesta con bradifrenia, deterioro de la
nes o los infartos del mesencéfalo ventral pueden dar lugar a un síndro­ memoria, disfunción ejecutiva, trastorno de la concentración y apatía.
me caracterizado por alucinaciones visuales bien formadas y comple­ Estas características son compatibles con una demencia subcortical
jas, denominadas alucinosis peduncular. Se ha postulado que estos con disfunción prominente de los sistemas de circuitos frontobasales
síntomas se deben a disfunción del sistema de circuitos órbito-fronto- (Woods et al, 2004). El trastorno cognitivo motor menor hace refe­
subcorticales (Saxenaetal, 1998). rencia a una forma más leve de éste que se ha vuelto más frecuente
Se carece de criterios de consenso para diagnosticar de modo exac­ desde la aparición del tratamiento antirretroviral de gran actividad
to los deteriores cognitivos y la demencia de origen vascular. Los dete­ (TARGA). La DAH puede ser la enfermedad que define el síndrome de
rioros cognitivos vasculares pueden conceptualizarse como formados inmunodeficiencia adquirida humana (sida) hasta en el 10% de los pa­
por tres grupos: demencia vascular, demencia vascular mixta y patolo­ cientes. Se ha calculado que se observa en el 20 al 30% de los adultos
gía EA, y el deterioro cognitivo vascular que no satisface los criterios no tratados. El TARGA ha reducido su frecuencia aproximadamente
de demencia. Estas afecciones pueden tener unas contribuciones varia­ en el 50%, pero sigue siendo elevada la frecuencia de encefalitis por
bles de enfermedad de los pequeños vasos, enfermedad de los grandes VIH demostrada por anatomía patológica.
vasos y enfermedad cardioembólica, que dan cuenta de la heterogenei­ La prevalencia de por vida de depresión en individuos VIH-posi-
dad fenotípica clínica. La patología EA se encuentra habitualmente en tivos es del 22 al 45%, y los individuos afectados de depresión mues­
asociación con patología de enfermedad vascular cerebral, lo que con­ tran un menor cumplimiento del tratamiento antirretroviral y una
lleva una incertidumbre con respecto a las contribuciones relativas de mayor morbilidad relacionada con el VIH. Los antidepresivos se han
cada una de ellas en algunos casos. Se consideran de máxima utilidad mostrado eficaces en el tratamiento de la DAH (Himelhoch y Me-
una relación temporal entre un accidente vascular cerebral y el comien­ doff, 2005). También los psicoestimulantes pueden servir como tera­
zo de la demencia o una progresión por etapas del deterioro cognitivo pia adyuvante en el tratamiento de la DAH.
con datos de enfermedad vascular cerebral en la exploración y técnicas Los datos sugieren que los pacientes infectados por el VIH con
de neuroimagen. No existe un perfil de neuroimagen específico que sea psicosis de nuevo comienzo suelen responder bien a las medicacio­
diagnóstico de demencia relacionada con enfermedad vascular cerebral nes neurolépticas clásicas, pero son más sensibles a los efectos se­
pura. La demencia vascular puede presentarse con características pro­ cundarios de estos fármacos, sobre todo síntomas extrapiramidales y
minentes corticales, subcorticales o mixtas. La demencia vascular cor­ discinesias tardías. Se cree que esta sensibilidad se debe al efecto del
tical puede manifestarse como disfunción sensitivomotora unilateral, VIH sobre los ganglios basales, que da lugar a una pérdida de las
comienzo brusco de disfunción cognitiva y afasia y dificultades para neuronas dopaminérgicas. Hay que ser cautos a la hora de prescribir
planificar, formación de objetivos, organización y abstracción. La de­ neurolépticos típicos por esta sensibilidad y las interacciones farma­
mencia vascular subcortical afecta con frecuencia al sistema de circuitos cológicas posibles adicionales con los medicamentos antirretrovira-
frontosubcorticales, lo que da lugar a disfunción ejecutiva (formación les. Resultan favorecidos los neurolépticos atípicos.
de objetivos, planificación y organización), enlentecimiento cognitivo,
dificultades con la abstracción, apatía, dificultades de memoria (relati­
Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob
vamente intactos el reconocimiento y el reconocimiento de claves),
dificultades con la memoria de trabajo y menor capacidad para llevar a Las enfermedades por priones constituyen un grupo de trastornos de­
cabo las actividades cotidianas. Las dificultades de la memoria tienden generativos fatales del sistema nervioso, causadas por una isoforma
a ser menos intensas que en la EA. anormal de la proteína priónica, un constituyente normal de las mem­
Capítulo 9 Depresión y psicosis en la práctica neurológica 113

branas celulares. Se caracterizan por períodos de incubación prolon­ alucinaciones, expansividad, delirios y disforia. Entre los síntomas
gados, seguidos de un deterioro neurológico relativamente rápido y la descritos también en asociación con la neurosífilis figuran un tempe­
muerte (Johnson, 2005). La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) ramento explosivo, labilidad emocional, anhedonía, retirada social,
es la enfermedad priónica humana más habitual, pero es infrecuente, disminución de la atención a los asuntos personales, aturdimiento
con una incidencia de 0,5 a 1,5 casos por millón de personas por año. inhabitual, histrionismo, hipersexualidad y manía. Se ha asociado
La forma esporádica de la enfermedad representa aproximadamente una incidencia significativa de depresión con la paresia general.
el 85% de los casos, se presenta clásicamente en etapas tardías de la No hay un consenso uniforme en relación con el mejor planteamien­
vida (media de edad de 60 años) y se manifiesta por un curso rápida­ to del diagnóstico de la neurosífilis. El diagnóstico suele depender de
mente progresivo caracterizado por ataxia cerebelosa, demencia, varias combinaciones de pruebas serológicas reactivas, recuento de cé­
mioclonías, convulsiones y síntomas psiquiátricos que progresan a lulas o cantidad de proteínas en el líquido cefalorraquídeo (LCR) y ma­
un mutismo acine'tico y a una discapacidad completa meses des­ nifestaciones clínicas. Algunas autoridades sostienen que en todos los
pués del comienzo de la enfermedad. Los síntomas psiquiátricos, pacientes con sífilis se debería realizar una exploración del LCR, ya que
como cambios de la personalidad, ansiedad, depresión, paranoia, ras­ la neurosífilis asintomática sólo puede ser identificada por los cambios
gos obsesivocompulsivos y psicosis, se producen aproximadamente en el LCR. La prueba VDRL en el LCR es la prueba serológica están­
en un tercio de los pacientes durante los estadios tempranos. Aproxi­ dar, y es muy específica, pero insensible. Cuando es reactiva en ausen­
madamente, el 60% pueden manifestarse con síntomas compatibles cia de una contaminación sustancial del LCR con sangre, suele conside­
con una demencia rápidamente progresiva. La duración media de la rarse diagnóstica. Puede utilizarse el título para valorar la actividad de
enfermedad es de 6 a 7 meses. la enfermedad y la respuesta al tratamiento. Se pueden utilizar dos prue­
La forma autosómica dominante familiar de la ECJ representa del bas en el LCR para confirmar un diagnóstico de neurosífilis: ensayo de
10 al 15% de los casos, y los casos de origen iatrógeno, aproximada­ hemaglutinación de Treponema pallidum (TPHA) y ensayo de absor­
mente el 1%. La nueva variante de ECJ es una forma nueva de ence­ ción de anticuerpos treponémicos fluorescentes (FTA-ABS). Ninguna
falopatía espongiforme adquirida que apareció en 1994 en el Reino prueba serológica de cribado es perfecta para diagnosticar la neurosífi­
Unido. Esta forma se ha relacionado con el consumo de productos de lis. Otros indicadores de actividad de la enfermedad incluyen anomalías
animales infectados. Los pacientes con la nueva variante tienen un en el LCR, como un aumento en el recuento celular, aumento de proteí­
curso diferente caracterizado por una edad más joven al comienzo nas y aumento de la concentración de gammaglobulina (IgG). El trata­
(media de edad de 29 años), síntomas psiquiátricos prominentes y miento de la neurosífilis consta de un régimen de penicilina G acuosa,
síntomas sensoriales y un curso de la enfermedad más prolongado. 18 a 24 millones de unidades por día, administradas en forma de 3 a
Spencer (Spencer et al, 2002) describe que el 63% de los pacientes 4 millones de unidades por vía intravenosa cada 4 horas, o infusión con­
tenían síntomas puramente psiquiátricos al comienzo (disforia, ansie­ tinua, durante 10 a 14 días. Un tratamiento alternativo es la penicilina G
dad, anhedonía), el 15% tenían síntomas puramente neurológicos y el procaína, 2-4 millones de unidades por vía intramuscular al día, con
22% tenían características de ambas. La duración media de la enfer­ probenecid por vía oral, ambas al día, durante 10 a 14 días. Una reco­
medad fue de 13 meses, y en el momento de la muerte, las manifes­ mendación habitual para asegurar una respuesta adecuada y la curación
taciones neurológicas y psiquiátricas prominentes eran universales. es repetir los estudios del LCR 6 meses después del tratamiento.

Neurosífilis Metabólicas
Un resurgimiento de la neurosífilis ha acompañado a la epidemia de Esencialmente, cualquier trastorno metabólico, si es lo suficiente­
sida en el mundo industrializado. La neurosífilis puede darse en cual­ mente importante o si se combina con otras afecciones, puede afectar
quier estadio de la sífilis. La neurosífilis temprana, observada en las de modo adverso a la conducta y la cognición (Tabla 9.9). Los tras­
primeras semanas o a años de la infección, es principalmente un pro­ tornos metabólicos deben quedar incluidos en el diagnóstico diferen­
ceso meningítico en el que el parénquima no resulta clásicamente cial cuando se evalúa a los pacientes con síntomas psiquiátricos.
afectado. Puede coexistir con la sífilis primaria o secundaria y ser
sintomática. Un tratamiento inadecuado de la sífilis temprana y la
Enfermedad tiroidea
coinfección con el VIH predisponen a la neurosífilis temprana. Los
estudios epidemiológicos en pacientes VIH-positivos han documen­ El hipotiroidismo es consecuencia de un déficit en la tiroxina (T4)
tado una mayor eliminación de VIH asociada con las úlceras genita­ circulante. Puede ser el resultado de un trastorno de la función en el
les, lo que sugiere que la sífilis aumenta la susceptibilidad de las hipotálamo (hipotiroidismo terciario), de la hipófisis anterior (hipoti­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

personas infectadas a la adquisición y transmisión del VIH (Golden roidismo secundario) o de la glándula tiroides (hipotiroidismo prima­
et al, 2003). La neurosífilis sintomática temprana puede manifestarse rio, la causa más frecuente de hipotiroidismo). Los síntomas y signos
con meningitis, con o sin afectación de los pares craneales o cambios neurológicos pueden incluir: cefalea, fatiga, apatía, inatención, lenti­
oculares, enfermedad meningovascular o accidente vascular cerebral. tud del habla y pensamiento, hipoacusia neurosensorial, apnea del
La neurosífilis tardía afecta a las meninges, cerebro o parénquima de sueño y convulsiones. Algunos de estos síntomas pueden confundirse
la médula espinal, y suele producirse años o décadas después de la con depresión. El hipotiroidismo puede empeorar o complicar el cur­
infección primaria. Las manifestaciones de la neurosífilis tardía in­ so de la depresión, lo que da lugar a una depresión aparentemente
cluyen la tabes dorsal, una demencia rápidamente progresiva con ca­ refractaria. Los hallazgos más infrecuentes incluyen: polineuropatía,
racterísticas psicóticas, paresia general, o ambas. Es improbable que neuropatía craneal, debilidad muscular, psicosis (denominada locura
la demencia como síntoma de neurosífilis mejore significativamente del mixedema), demencia, coma y muerte. Clásicamente, la psicosis
con tratamiento y, sin embargo, puede detenerse el curso de la enfer­ se manifiesta con delirios paranoides y alucinaciones auditivas.
medad. Los síntomas psiquiátricos de presentación de la neurosífilis El hipertiroidismo puede deberse a numerosas causas que produ­
pueden incluir cambios de la personalidad, hostilidad, confusión, cen un aumento de la concentración sérica de T4. En el hipertiroidis-
114 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 9.9 Trastornos metabólicos que pueden causar síntomas psiquiátricos y neurológicos

TRASTORNO TRASTORNO TRASTORNO DE CAMBIOS DE LA


ANOMALÍA DEL HUMOR MANÍA DELIRIUM DEMENCIA PSICÓTICO ANSIEDAD PERSONALIDAD
Hipertiroidismo + + ++
Hipotiroidismo +++ ++
Hipercortisoiismo +++ ++ ++
Hipocortisoiismo ++ +
Hipercalcemia ++ ++
Hipoglucemia ++ + +++
Hiponatremia ++ ++
(SIADH)

+++: frecuente; ++: común; +: raro.


SIADH: síndrome de secreción inapropiada de hormona antidiurética.
Adaptada de: Breítbart, W. B. 1989, «Endocríne-related psychiatric disorders», en Handbook of Psycho-oncology: Psychological Care of the Patient with Cancer, eds.
J. C. Holland y J. H: Rowland, Oxford University Press, New York, págs. 356-366; y Breitbart W. y Holland, J. C. 1993, Psychiatric Aspects of Symptom Management
in Cancer Patients, APA Press, Washington, D.C., pág. 29.

mo leve, es característico que los pacientes se muestren ansiosos, lógicos y psiquiátricos responden bien al tratamiento, que generalmen­
irritables, emocionalmente lábiles, taquicárdicos y temblorosos. te implica unas dosis elevadas de esteroides. Los hallazgos anormales
Otros síntomas pueden incluir: apatía, depresión, crisis de pánico, asociados en el EEG y, con frecuencia, las anomalías en la RM se re­
sensación de agotamiento, incapacidad para concentrarse y proble­ suelven con un tratamiento efectivo.
mas de memoria. Cuando hay apatía y depresión, se utiliza con fre­
cuencia el término hipertiroidismo apatético. La crisis tirotóxica o
Deficiencia de vitamina Bpy ácido fótico
tormenta tiroidea es consecuencia de una elevación abrupta de T ,
provocada con frecuencia por un estrés significativo, como la cirugía. Se desconoce la verdadera prevalencia del déficit de vitamina Bp.
Puede asociarse con fiebre, taquicardia, convulsiones y coma y, si no El estudio de Framingham demostró una prevalencia del 12% en las
se trata, es con frecuencia fatal. Durante la tormenta tiroidea se pro­ personas de edad avanzada que vivían en la comunidad. Otros estudios
duce habitualmente psicosis y paranoia; éstas son infrecuentes en el han sugerido que la incidencia puede ser tan alta como del 30 al 40%
hipertiroidismo más leve, como la manía. Muchos pacientes suelen en las personas de edad avanzada enfermas e institucionalizadas.
experimentar una remisión completa de los síntomas 1 a 2 meses El signo más habitual de deficiencia de vitamina B|2 es una anemia
después de haberse obtenido un estado eutiroideo, con una acusada macrocítica. Sin embargo, los signos y síntomas atribuidos al sistema
reducción en la ansiedad, sensación de agotamiento, irritabilidad y nervioso son diversos y pueden producirse en ausencia de anemia o
depresión. Algunos autores, no obstante, señalan una mayor tasa de de macrocitosis. Además, una concentración sérica normal de coba-
ansiedad en los pacientes, así como una persistencia de síntomas lamina no excluye la posibilidad de una deficiencia clínica. Se pue­
afectivos y cognitivos durante varios meses, que puede llegar hasta den emplear las concentraciones séricas de homocisteína, que se ha­
los 10 años después de haberse establecido un estado eutiroideo. llan elevadas en más del 90% de los estados de deficiencia, y las
La encefalopatía de Hashimoto es un trastorno infrecuente que im­ concentraciones séricas de ácido metilmalónico, para comprobar los
plica una autoinmunidad tiroidea. Los anticuerpos asociados con esta estados de deficiencia en los marcos apropiados.
afección incluyen anticuerpos frente a la peroxidasa antitiroidea (pre­ La degeneración combinada subaguda hace referencia a la combi­
viamente conocida como anticuerpos microsómicos antitiroideos) y nación de patología de la médula espinal y de los nervios periféricos
anticuerpos antitiroglobulínicos. El síndrome clínico puede manifes­ asociada con déficit de vitamina Bp. Los pacientes manifiestan con
tarse con un curso progresivo o recidivante y remitente que consta de frecuencia una inestabilidad en la marcha y parestesias distales; la
temblor, mioclonías, afasia transitoria, episodios parecidos al accidente exploración puede demostrar datos de afectación de la columna pos­
vascular cerebral, psicosis, convulsiones, encefalopatía, hipersomnia, terior, vía piramidal y de los nervios periféricos. Puede haber mani­
estupor o coma. La encefalopatía suele desarrollarse durante 1 a 7 días. festaciones cognitivas-conductuales y psiquiátricas de modo aislado
Es importante destacar que las concentraciones de la hormona estimu­ o junto con signos y síntomas elementales. Se han descrito cambios
lante del tiroides pueden ser normales en la encefalopatía de Hashimo­ en la personalidad, disfunción cognitiva, manía, depresión y psicosis.
to. Es muy frecuente que el LCR muestre un aumento en la concentra­ Los rasgos psicóticos prominentes incluyen delirios paranoides o re­
ción de proteínas con una casi ausencia de células, mientras que con ligiosos y alucinaciones auditivas o visuales. La demencia es con fre­
frecuencia hay bandas oligoclonales. El EEG es anormal en casi todos cuencia comórbida, con déficit de cobalamina; sin embargo, no está
los casos y muestra un enlentecimiento generalizado o actividad rítmi­ clara la asociación causal. Hay pocos datos de investigación que apo­
ca delta intermitente. También se pueden observar ondas trifásicas, yen la existencia de una demencia reversible debida a déficit de vita­
enlentecimiento focal y anomalías epileptiformes. La RM cerebral es mina Bp. El trastorno cognitivo asociado con déficit de cobalamina
con frecuencia normal, pero puede poner de manifiesto hiperintensida- mejora probablemente cuando el deterioro es leve y de corta dura­
des en las imágenes potenciadas en T2 o en las secuencias de recupe­ ción. El déficit de folato puede producir un cuadro clínico similar al
ración de inversión con atenuación del líquido (FLAIR) en la sustancia déficit de cobalamina, aunque algunos investigadores señalan que
blanca subcortical o en la unión entre la sustancia blanca y la gris. La el déficit de folato tiende a producir más depresión, mientras que el
SPECT puede mostrar regiones de hipoperfusión. Los síntomas neuro­ déficit de vitamina B12 tiende a producir más psicosis. También se
Capítulo 9 Depresión y psicosis en la práctica neurológica 115

observa un aumento de la concentración sérica de homocisteína en el alteraciones en el estado de ánimo globalmente varían del 16 al 75%, y
déficit funcional de folato en el que está alterada la utilización del los trastornos de ansiedad, del 7 al 70%); la psicosis es más infrecuente
folato. La reposición de folato, si no se corrige primero el déficit de y tiende a producirse en el contexto de estados confusionales. Se ha se­
vitamina Bp comórbido, puede dar lugar a una exacerbación aguda ñalado que su prevalencia global varía entre el 5 y el 8%. La incidencia
de los síntomas neuropsiquiátricos. de síntomas psicóticos en los pacientes que reciben dosis de prednisona
entre 60 y 100 mg/día es aproximadamente del 30%. Se ha descrito que
estos síntomas responden de modo favorable a la reducción de la dosis
Porfirias
de esteroides y al tratamiento con psicotropos. Pueden producirse crisis
Las porfirias están causadas por defectos enzimáticos en la vía bio- focales o generalizadas en el contexto de LES generalizado activo o
sintética del hem. Las porfirias con síntomas neuropsiquiátricos in­ como fenómeno aislado, con prevalencias del 3 al 51%. Las manifesta­
cluyen la porfiria intermitente aguda (PAI), la porfiria variegata (PV). ciones cognitivas del LES (con características temporales, fluctuantes o
la coproporfiria hereditaria mixta (CHM) y la plumboporfiria (ex­ relativamente estables) se producen a la larga hasta en el 75% de los
traordinariamente infrecuente y autosómica recesiva), que puede dar pacientes, y oscilan desde dificultades atencionales leves hasta la de­
lugar a episodios agudos de síntomas potencialmente fatales, como mencia. En algunos pacientes mejora el rendimiento cognitivo con reso­
crisis neuroviscerales, dolor abdominal, delirium, psicosis, neuropa­ lución de los trastornos psiquiátricos concurrentes. En la disfunción
tía e inestabilidad neurovegetativa. La PAI, el tipo más frecuente des­ cognitiva irreversible puede encontrarse de base una enfermedad vascu­
crito en Estados Unidos, sigue un patrón hereditario autosómico do­ lar cerebral, y cuando es progresiva puede causar atrofia y demencia
minante, y se debe a una mutación en el gen de la porfobilinógeno multiinfarto. Muchos pacientes con deterioro cognitivo no tienen lesio­
desaminasa. La enfermedad se caracteriza por crisis que pueden du­ nes vasculares demostrables con las técnicas de neuroimagen. El dete­
rar de días a semanas, con una función relativamente normal entre rioro cognitivo puede manifestarse con características subcorticales,
ellas. De modo infrecuente, el curso clínico puede mostrar alteracio­ con deficiencias en la velocidad de procesamiento, atención, memoria,
nes clínicas persistentes, con episodios de exacerbación superpues­ razonamiento conceptual y flexibilidad cognitiva. Las descripciones de
tos. La naturaleza episódica, la variabilidad clínica y los rasgos infre­ la prevalencia del trastorno cognitivo subclínico oscilan entre el 11 y el
cuentes pueden causar síntomas que se atribuyen a somatización, 54% de los pacientes. Los pacientes con LES en los que se ha identifi­
conversión u otras afecciones psiquiátricas. Las crisis pueden ser es­ cado un anticuerpo IgG anticardiolipina persistentemente positivo du­
pontáneas, pero es característico que resulten precipitadas por una rante un período de 5 años tienen una mayor reducción en la velocidad
variedad de factores, como infección, consumo de alcohol, embara­ psicomotora que los pacientes con LES sin anticuerpos. Se ha demos­
zo, anestesia o numerosos fármacos que incluyen antidepresivos, an­ trado que los pacientes con una concentración persistentemente elevada
tiepilépticos y anticonceptivos orales. de anticuerpos IgA anticardiolipina tienen un peor rendimiento en las
Las crisis porfíricas suelen manifestarse con una tríada que consta pruebas sobre razonamiento conceptual y función ejecutiva que los pa­
de dolor abdominal, neuropatía periférica y síntomas neuropsiquiátri­ cientes con LES sin anticuerpos. Unas concentraciones elevadas de an­
cos. También pueden producirse convulsiones. El dolor abdominal es ticuerpo IgG e IgA anticardiolipina pueden ser causales o un marcador
el síntoma más frecuente, y puede dar lugar a una exploración quirúr­ del deterioro sutil a largo plazo en la función cognitiva en los pacientes
gica si se desconoce el diagnóstico. Puede producirse una variedad de con LES. Sin embargo, su papel en la evaluación y el tratamiento de
cambios cognitivos y conductuales, como ansiedad, inquietud, insom­ ratina sigue siendo controvertido. La enfermedad vascular cerebral es
nio, depresión, manía, alucinaciones, delirium, confusión, catatonía y una causa bien conocida de disfunción neuropsiquiátrica, y se ha descri­
psicosis. Puede confirmarse el diagnóstico durante una crisis aguda de to en el 5 al 18% de los pacientes con LES.
PAI, CHM o PV determinando los porfobilinógenos en orina. Las cri­ El conjunto de criterios utilizado de modo más generalizado para
sis agudas se tratan evitando los factores precipitantes (p. ej., medica­ el diagnóstico del LES es el elaborado por el American College of
mentos ), hemina intravenosa, glucosa intravenosa, y control del dolor. Rheumatology (ACR). Un título de anticuerpos antinucleares (ANA)
de 1:40 o mayor es el más sensible de los criterios de la ACR, y se
halla presente hasta en el 99% de las personas con LES en algún
Lupus eritematoso sistémico
momento de la enfermedad. Sin embargo, los ANA no son específi­
El lupus eritematoso sistémico (LES) es un trastorno inflamatorio cos. Pueden ser positivos en otras diversas afecciones reumatológi-
multisistémico que afecta a todas las edades, aunque las mujeres jó­ cas, así como en relación con algunas exposiciones medicamentosas.
venes tienen un riesgo significativamente más elevado. La afectación También hay una incidencia significativa de pruebas falsas positivas.
del SNC es frecuente, y las observaciones clínicas se encuentran en Los anticuerpos frente al ADN de doble cadena y anti-Smith, sobre
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algún momento del curso de la enfermedad hasta en el 90% de los todo con títulos elevados, tienen una elevada especificidad en rela­
pacientes. Las manifestaciones neurológicas y psiquiátricas prima­ ción con el LES, aunque su sensibilidad es baja. La prueba RPR,
rias del LES se deben probablemente a una mezcla de mecanismos prueba serológica de la sífilis, puede ser falsamente positiva.
patógenos que incluyen alteraciones vasculares, autoanticuerpos y la
producción local de mediadores inflamatorios. Las manifestaciones
Esclerosis múltiple
neurológicas y psiquiátricas secundarias se producen como conse­
cuencia de diversos tratamientos (p. ej., inmunodepresión con este- La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad desmielinizante que
roides) o complicaciones de la enfermedad. afecta a la sustancia blanca del SNC. Su causa sigue siendo desconoci­
Los síntomas neuropsiquiátricos son habituales, con frecuencia epi­ da, pero se cree que es un trastorno de mediación inmunitaria que afec­
sódicos, y pueden aparecer en asociación con tratamiento con esteroi- ta a individuos con una predisposición genética. La heterogeneidad
des, lo que crea unos dilemas significativos en el tratamiento. Puede de los hallazgos clínicos, patológicos y por RM sugiere la afectación de
producirse depresión y ansiedad, cada una de ellas aproximadamente en más de un mecanismo patológico. Es la principal causa de discapaci­
el 25% de los pacientes con LES (los trabajos sobre la prevalencia de las dad no traumática en los adultos jóvenes. Los estudios socioepidemio-
116 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

lógicos indican que la EM lleva al desempleo en un curso de la enfer­


TABLA 9.10
medad de 10 años hasta en el 50 al 80% de los pacientes. Las mujeres
se ven afectadas con mayor frecuencia que los hombres, en una propor­ Manifestaciones conductuales y cognitivas potenciales
ción de 2:1. Se caracteriza por ataques de déficit neurológico, con una del abuso de sustancias
remisión variable, o por un curso firme y progresivo de deterioro neu­
Depresión
rológico. Son habituales las manifestaciones neuropsiquiátricas en la
Crisis de pánico
EM, y se observan hasta en el 60% de los pacientes en algún momento Ansiedad
de la enfermedad. La prevalencia a lo largo de la vida de depresión Alucinaciones
mayor en la EM es aproximadamente del 50%. La prevalencia a lo Delirios
largo de la vida de un trastorno bipolar es dos veces superior a la pre­ Paranoia
valencia en la población general. Puede haber euforia en la EM más Manía
avanzada, por lo general en asociación con déficits cognitivos. El afecto Despersonallzaclón
seudobulbar (definido como estallidos de episodios involuntarios, in­ Deslnhlbiclón
controlables y estereotipados de risa o llanto), en grados de intensidad Impulsividad
Déficits cognitivos
variable, se observa aproximadamente en el 10% de los pacientes.
Atención
Otros síntomas son ansiedad, trastorno del sueño, labilidad emocional,
Cálculo
irritabilidad, apatía, manía, tendencia al suicidio y, rara vez, psicosis. Tareas ejecutivas
En ocasiones, los síntomas psiquiátricos pueden presentarse como la Memoria
principal manifestación de un episodio de desmielinización. La presen­ Fatiga
cia de sintomatología psiquiátrica no impide el empleo de esteroides Sedación
para abreviar los brotes de EM. Actualmente, existe un debate activo en
relación a si el tratamiento con interferón se asocia con una mayor in­
cidencia de depresión en los pacientes con EM. El tratamiento farma­
cológico y conductual es similar al tratamiento de la depresión y la nes conductuales y cognitivas del abuso de sustancias pueden ser tran­
psicosis en los pacientes sin EM. sitorias, pero en un grupo de individuos vulnerables pueden ser
El deterioro cognitivo se observa aproximadamente en el 40% de crónicas. Cada vez se dispone de más datos que sugieren que el con­
los pacientes. Se han descrito déficit en la memoria de trabajo, se­ sumo de drogas (p. ej„ 3,4-metilendioximetanfetamina [MDMA,
mántica y episódica, así como en la capacidad de la persona para «éxtasis»]) puede facilitar el desarrollo de estados neuropsiquiátricos
valorar de modo exacto su propia función de memoria. Igualmente, crónicos, como depresión y deterioro cognitivo debido a cambios en
los pacientes pueden sufrir un deterioro de la atención, enlenteci- la neuroanatomía estructural y funcional (Montoya et al, 2002a).
miento cognitivo, disminución de la fluencia verbal y dificultades en
el razonamiento abstracto y en la formación de conceptos. Se han
Neoplásicas
observado correlaciones entre el deterioro cognitivo y la localización
por RM de las lesiones e índices del área de lesión total. Existen po­ Diversas neoplasias causan trastornos cognitivos y conductuales.
cos datos sobre el tratamiento de la disfunción cognitiva en la EM. Se Son de particular importancia las lesiones de tipo masa y los síndro­
ha observado en un estudio longitudinal de 2 años de duración que el mes paraneoplásicos. Las lesiones de masa pueden ser únicas o
interferón beta-la, agente que modifica la enfermedad, se asocia con múltiples, y pueden ser primarias del SNC o metastásicas. Los tu­
mejorías en el procesamiento de la información y en las capacidades mores intracraneales primarios más frecuentes son los astrocitomas
de resolución de problemas. Un pequeño estudio llevado a cabo por (p. ej., glioblastoma multiforme), meningiomas, tumores hipofisa-
Barak y Achiron demostró una mejoría de la atención compleja, con­ rios, schwannomas vestibulares y oligodendrogliomas. Los tumo­
centración y memoria visual en un grupo de pacientes tratados duran­ res metastáticos habituales incluyen el cáncer primario de pulmón
te un año con interferón beta-Ib, en comparación con los controles. y los tumores de mama, melanoma y cánceres renales y de colon.
Se ha descrito que el donepezilo, 10 mg/día, mejora el aprendizaje Es probable que el número de pacientes que manifiestan un diag­
verbal y la memoria en algunos pacientes con EM. nóstico psiquiátrico primario secundario a un tumor cerebral no
identificado sea inferior al 5%. Sin embargo, del 15 al 20% de los
pacientes con tumores intracraneales pueden presentar manifesta­
Abuso de drogas ciones neuropsiquiátricas como forma de presentación, antes del
Las manifestaciones neurológicas habituales son amplias, e incluyen desarrollo de problemas neurológicos primarios, como déficits mo­
efectos directos de intoxicación, efectos adversos y síndromes de re­ tores o sensitivos. Las manifestaciones conductuales de las lesiones
tirada, así como efectos indirectos. Los efectos directos pueden osci­ de masa son diversas y guardan relación con varios factores, que
lar desde somnolencia con sedantes a psicosis por alucinógenos. Los incluyen la desestructuración directa de estructuras o circuitos lo­
efectos secundarios pueden ser tan graves como accidente vascular cales, velocidad de crecimiento, convulsiones y aumento de la pre­
cerebral o vasculitis por abuso de estimulantes. La retirada puede ser sión intracraneal. No se ha establecido una relación entre la locali­
letal, como en el caso de la retirada del alcohol y el delirium tremens. zación del tumor y los síntomas psiquiátricos específicos. Los
Puede haber efectos indirectos como consecuencia de traumatismo, meningiomas, dado su lento crecimiento durante años, son ejem­
como lesión craneoencefálica, sufrida mientras se hallaba bajo la in­ plos clásicos de tumores que pueden presentarse con manifestacio­
fluencia de la sustancia. El abuso de sustancias tiene una elevada nes conductuales solamente. Las localizaciones habituales incluyen
comorbilidad, con una variedad de afectaciones psiquiátricas. Las el surco olfatorio y las alas del esfenoides, que pueden desestructu­
manifestaciones neuropsiquiátricas se producen con abuso de todas rar estructuras límbicas adyacentes, como las circunvoluciones or-
las clases de drogas, y se resumen en la Tabla 9.10. Las manifestacio- bitofrontales y los lóbulos temporales mediales.
Capítulo 9 Depresión y psicosis en la práctica neurológica 117

Los síndromes paraneoplásicos representan manifestaciones re­ nivel de educación, historia psiquiátrica, sistema de apoyo social y
motas no metastásicas de enfermedad maligna. Los síndromes neuro­ capacidades de afrontamiento). Las enfermedades neurodegenerati­
lógicos paraneoplásicos son principalmente trastornos de mediación vas se están reconociendo cada vez más como anomalías que afectan
inmunitaria que pueden desarrollarse como resultado de antígenos al metabolismo de las proteínas. Aproximadamente el 70% de las
compartidos entre el sistema nervioso y las células tumorales. Las demencias en las personas de edad avanzada y más del 90% de las de­
enfermedades malignas primarias más frecuentes que producen sín­ mencias neurodegenerativas pueden guardar relación con anoma­
dromes paraneoplásicos neurológicos son el cáncer de ovario y el lías de tres proteínas: P-amiloide, a-sinucleína y tau. Los trastornos
carcinoma microcítico de pulmón (small-cell lung cancer, SCLC). del metabolismo de las proteínas tienen regiones neuroanatómicas
Estos síndromes se desarrollan generalmente de modo subagudo, con asociadas de poblaciones celulares vulnerables, que se relacionan
frecuencia antes de que se identifique el tumor maligno, y pueden con las manifestaciones clínicas. La EA, por ejemplo, tiene trastor­
afectar de modo preferencial a regiones seleccionadas del SNC. Las nos asociados del metabolismo de la P-amiloide, tau y a-sinucleína
localizaciones características de afectación incluyen el músculo, la que afectan a regiones anatómicas específicas. La EP, la demencia
unión neuromuscular, los nervios periféricos, el cerebelo y las estruc­ con cuerpos de Lewy (DLB) y la atrofia multisistémica son sinuclei-
turas límbicas. La encefalitis límbica, asociada con SCLC y cáncer nopatías. La a-sinucleína es el principal componente de los cuerpos
testicular, produce un síndrome amnésico significativo y síntomas de Lewy, que son el principal marcador histológico observado en la
neuropsiquiátricos que incluyen agitación, depresión, cambios de la EP y en la DLB. En estos trastornos, puede observarse la presencia de
personalidad, apatía, delirios, alucinaciones y psicosis. También pue­ cuerpos de Lewy en la sustancia negra, locus ceruleus, núcleo basal,
den producirse crisis parciales complejas y generalizadas. Los mar­ sistema límbico y transicional y neocórtex. La demencia frontotem­
cadores paraneoplásicos relevantes incluyen anticuerpos anti-Hu, poral, parálisis supranuclear progresiva y degeneración corticobasal
asociados con SCLC, y anticuerpos anti-Ta (Ma-2), asociados con gangliónica implican un metabolismo anormal de tau en su patoge­
cáncer testicular. Los trastornos paraneoplásicos son con frecuencia nia. Las taupatías se asocian con una afectación selectiva de la corte­
progresivos y rebeldes al tratamiento, aunque en algunos casos se za frontal y temporal y del sistema de circuitos frontosubcorticales.
producen mejorías significativas después de la resección del tumor y Véase la Tabla 9.11 en relación con las regiones de vulnerabilidad y
de la inmunoterapia. Pueden originarse secuelas neuropsiquiátricas de síntomas neuropsiquiátricos.
significativas después de la aplicación de las diversas modalidades de
quimioterapia y radioterapia utilizadas en el cáncer.
Enfermedad de Alzheimer y deterioro
cognitivo leve
Degenerativas Los síntomas neuropsiquiátricos de la EA pueden incluir paranoia,
Los síntomas neuropsiquiátricos son frecuentes en la mayoría de los agitación, agresividad, delirios, alucinaciones, ansiedad, apatía, ais­
trastornos degenerativos que producen una demencia significativa. lamiento social, disminución del habla, reducción o alteración de las
Las presentaciones individuales de estos síntomas se relacionan con relaciones familiares de larga duración y pérdida del sentido del hu­
varios factores específicos de la enfermedad, que incluyen la locali­ mor. Una revisión de 100 casos de EA demostrada por autopsia de­
zación de la carga lesional, velocidad de progresión de la enfermedad mostró que el 74% de los pacientes tenían síntomas conductuales que
y factores específicos del individuo (p. ej., personalidad premórbida, se detectaron en la evaluación inicial. Los síntomas incluyeron apatía

Correlaciones de los síntomas neuropsiquiátricos con las regiones de vulnerabilidad en los trastornos
Tabla 9.11
neurodegenerativos

SINTOMAS
NEUROPSIQUIÁTRICOS TIPO DE DEMENCIA PROTEINA ANOMALA VULNERABILIDAD REGIONAL
Alucinaciones Enfermedad de Parkinson con demencia a-sinucleína Tronco encefálico corteza límbica
Demencia con cuerpos de Lewy neocórtex
Delirios Enfermedad de Parkinson con demencia a-sinucleína Tronco encefálico corteza límbica
Demencia con cuerpos de Lewy neocórtex
Enfermedad de Alzheimer con
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parkinsonismo
Trastorno de conducta Enfermedad de Parkinson con demencia a-sinucleína Tronco encefálico -> corteza límbica
del sueño REM neocórtex
Demencia con cuerpos de Lewy
Desinhibición Demencia frontotemporal Tau Corteza frontal, sistemas fronto­
Parálisis supranuclear progresiva subcorticales y sistemas temporales
Enfermedad de Alzheimer (variante frontal) anteriores
Conducta obsesivo- Demencia frontotemporal Tau Corteza frontal o ganglios basales
compulsiva Parálisis supranuclear progresiva
Apatía Demencia frontotemporal Tau Corteza frontal o ganglios basales
Parálisis supranuclear progresiva
Enfermedad de Alzheimer

Adaptada de: Cummings, J. L. 2003, «Toward a molecular neuropsychiatry of neurodegenerative diseases», Ann Neurol, vol. 54, págs. 147-154.
118 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

(51%), alucinaciones (25%), delirios (20%), humor deprimido (6,6%), chiatric Inventory (NPI) desde el comienzo de los síntomas cogniti­
agresividad verbal (36,8%) y agresividad física (17%). Además, la vos (el instrumento NPI fue elaborado para evaluar los cambios con­
presencia de síntomas conductuales en la evaluación inicial se asoció ductuales en los pacientes con demencia). Los datos actuales no
con un mayor deterioro conductual no relacionado directamente con apoyan el empleo de los inhibidores de la colinesterasa en el trata­
el deterioro cognitivo. Los síntomas depresivos, la disforia o la de­ miento del MCI amnésico.
presión mayor se producen a la larga aproximadamente en el 50% de
los pacientes. Se ha descrito que la psicosis aparece en el 30 al 40%
Demencia frontotemporal
de los pacientes en el curso de la enfermedad. Se produce manía en
menos del 5%. Los cambios conductuales pueden dar lugar a una La demencia frontotemporal (DFT) es el síndrome cortical focal pro­
institucionalización más temprana del paciente. Se ha postulado que gresivo más frecuente, y se caracteriza por atrofia de los lóbulos fron­
el 15% de los pacientes con EA pueden tener una variante frontal en tales y temporales anteriores. La edad de presentación suele darse entre
la que presentan dificultades atribuibles a los circuitos frontales, más los 45 y 65 años (casi invariablemente antes de los 65 años) y los infor­
que a un síndrome amnésico. El comportamiento social ha sido visto mes de su incidencia en hombres y mujeres varían desde iguales hasta,
como relativamente preservado, pero se producen sutiles cambios en más recientemente, predominio en los hombres (14:3). La prevalencia
la personalidad en casi todas las personas afectas de EA. Se ha des­ de DFT es igual a la de la EA para la demencia de inicio temprano
crito un deterioro significativo de la capacidad para reconocer expre­ (edad < 65 años). Los rasgos conductuales incluyen apatía, aislamiento
siones faciales de emoción y de incapacidad para repetir, comprender social, desinhibición, impulsividad, una mala comprensión, anosogno-
y discriminar elementos afectivos del lenguaje. sia, tendencias obsesivas, conducta sexual inapropiada, agitación, deli­
Se elaboró el concepto de deterioro cognitivo leve (mild cognitive rios, alucinaciones y psicosis. Puede haber elementos del síndrome de
impairment, MCI) para identificar y caracterizar a una población de Klüver-Bucy. Por lo general la memoria y el lenguaje quedan preserva­
pacientes que presentan un estado intermedio entre un deterioro cogni­ dos durante el principio del curso de la enfermedad. Se observan sínto­
tivo normal que se asocia con la edad y la demencia. Por lo general, mas depresivos en el 30 al 40% de los pacientes. Aproximadamente el
estos pacientes tienen un grado muy ligero de trastorno funcional, lo 30% de los pacientes con DFT tienen una historia familiar positiva,
que no representa un cambio significativo en comparación con un nivel y los familiares de primer grado de los pacientes tienen un riesgo
de funcionamiento previo. Por consiguiente, los pacientes no satisfa­ 3,5 veces superior de llegar a padecer demencia.
cen criterios de demencia. Se definió inicialmente el concepto de MCI
como una afectación de trastorno de la memoria más allá de la espera­
Enfermedad de Parkinson idiopática
da para la edad de la persona, en ausencia de disfunción en otros domi­
nios cognitivos (MCI amnésico de dominio único). Este concepto está Son frecuentes las manifestaciones neuropsiquiátricas de la EP. La de­
cambiando y en la actualidad se ha extendido para incluir otros tipos de presión es el síntoma psiquiátrico más habitual, con una prevalencia
deterioro que van más allá de la memoria y que no son de grado sufi­ descrita del 25 al 50%. Es complicado establecer el diagnóstico de
ciente como para justificar el diagnóstico de demencia. Un segundo depresión por la presencia de síntomas comórbidos confundidores, que
tipo de MCI recibe la denominación de MCI de múltiples dominios, incluyen demencia, cara de máscara, bradicinesia, apatía e hipotonía.
que implica diversos grados de leve deterioro en múltiples dominios La psicosis también es particularmente prevalente y, generalmente, se
cognitivos (p. ej„ función ejecutiva, lenguaje y capacidades visuoespa- relaciona con fármacos dopaminérgicos. El comienzo del deterioro
ciales) con o sin trastorno de la memoria. El MCI, cuando se asocia con motor casi siempre precede al de la psicosis. La alucinaciones, por lo
deterioro de la memoria, puede representar un envejecimiento normal general efímeras y nocturnas, son clásicamente visuales, y se producen
o progresar a EA o demencia vascular. Sin un deterioro de la memoria en el 30% de los pacientes tratados; sin embargo, las alucinaciones
asociado, puede tener una mayor probabilidad de progresar a DLB o auditivas y olfatorias son infrecuentes. Las alucinaciones visuales se
demencia vascular. Un tercer tipo de MCI es el menos frecuente, y asocian con deterioro cognitivo, empleo de medicamentos anticolinér-
consta de deterioro de un único dominio cognitivo no relacionado con gicos y trastorno visual. En contraste con las alucinaciones asociadas
la memoria. Esta afección puede tener una mayor probabilidad de pro­ con la DLB, los pacientes con EP tienen generalmente por lo menos
gresar a DLB o demencia frontotemporal. consciencia parcial de la naturaleza de sus alucinaciones. Los delirios
Los cálculos de la prevalencia poblacional anual en relación con el se producen con menor frecuencia y tienen con frecuencia una natura­
MCI varían entre el 3 y el 42%, y en cuanto al MCI amnésico, entre leza persecutoria. El tratamiento es complicado por la sensibilidad
el 1 y el 26%. Es probable que la variabilidad en relación con los neuroléptica, tanto a los agentes típicos como a los atípicos. Deben
cálculos de la prevalencia se deba a diferencias en los criterios diag­ evitarse los agentes típicos. Los neurolépticos atípicos nuevos con pro­
nósticos, metodología de reclutamiento y media de edad de las pobla­ piedades farmacológicas potencialmente más favorables, como la que-
ciones de las muestras utilizadas en los estudios. Se supone que un tiapina, la clozapina y el aripiprazol, pueden tener ventajas teóricas
MCI amnésico progresa a EA a un ritmo del 10 al 15% por año. La sobre otros fármacos para el tratamiento de la EP.
tasa de conversión de MCI amnésico a demencia durante un período Muchos pacientes con EP llegan a padecer demencia 10 años o
de tiempo de 6 años puede ser tan elevada como del 80% según un más después del comienzo de los síntomas motores. Hasta el 80% de
estudio del Mayo Clinic Alzheimer Disease Center. La prevalencia de los pacientes con EP llegan a padecer una franca demencia, y una
los síntomas neuropsiquiátricos en un grupo de 138 pacientes con mayoría de ellos muestra una patología comórbida de EA. Los déficits
MCI amnésico puso de manifiesto que los más habituales eran depre­ iniciales pueden incluir enlentecimiento cognitivo, déficit de la recu­
sión (20%), apatía (15%) e irritabilidad (15%). También se observó peración de memoria, dificultades en la atención, alteraciones vi-
que la agitación y la agresividad tenían una mayor prevalencia que en suoespaciales y leve deterioro ejecutivo. En la enfermedad avanzada
otros participantes no demenciados en el Cardiovascular Health Stu­ puede verse alterada la codificación y el almacenamiento de la me­
dy Cognition Study. Casi el 50% de los pacientes del estudio con moria. No se hallan implicadas las dificultades en el lenguaje prima­
MCI amnésico demostraron por lo menos un síntoma del Neuropsy- rio hasta que la enfermedad ha progresado de modo significativo.
Capítulo 9 Depresión y psicosis en la práctica neurológica 119

Algunos datos sugieren que los pacientes con una forma acinética Enfermedad de Huntington
dominante de EP con alucinaciones tienen un mayor riesgo de pade­
cer demencia que los pacientes con una forma de temblor dominante La enfermedad de Huntington es un trastorno degenerativo de herencia
que no tienen alucinaciones. La demencia es un factor pronóstico autosómica dominante que se produce como consecuencia de una re­
importante en relación con la discapacidad progresiva y la institucio- petición trinucleotídica expandida en el cromosoma 4. Es característi­
nalización. En un estudio controlado con placebo, se ha demostrado co que los síntomas se desarrollen durante la cuarta o quinta décadas de
que la rivastigmina (inhibidor de la colinesterasa) produce unas me­ la vida, manifestándose inicialmente con rasgos neurológicos, rasgos
jorías moderadas pero significativas en las puntuaciones generales de psiquiátricos o ambos. Neurológicamente, los pacientes muestran con
demencia, cognición y síntomas conductuales en los pacientes con frecuencia corea generalizada, impersistencia motora y disfunción
EP de leve a moderada. Datos de estudios abiertos de los fármacos oculomotora. En la forma juvenil, la variante de Westphal, son promi­
sugieren que los tres inhibidores de la colinesterasa son efectivos. nentes unos rasgos parkinsonianos tempranos, así como epilepsia,
ataxia y mioclonía. Es inevitable un deterioro cognitivo significativo y,
con frecuencia, se manifiesta en una etapa temprana de la enfermedad.
Demencia con cuerpos de Lewy Hay características de demencia subcortical, con afectación de los cir­
Según algunos estudios, la demencia con cuerpos de Lewy es la segun­ cuitos frontosubcorticales. Los rasgos frecuentes incluyen enlenteci-
da causa más frecuente de demencia. Los criterios de consenso revisa­ miento cognitivo, déficit de recuperación de memoria, dificultades en
dos para el diagnóstico clínico de la DLB reiteran la demencia como la atención y disfunción ejecutiva. Son habituales los rasgos psiquiátri­
característica esencial para el diagnóstico de la DLB que se produce cos, como cambios de la personalidad, apatía, irritabilidad y depresión.
antes o concomitantemente con el parkinsonismo. Los criterios elabo­ Puede haber psicosis hasta en el 25% de los pacientes. También se
rados con fines de investigación para distinguir la DLB de la EP con produce ansiedad y tendencias obsesivas.
demencia emplean un período arbitrario de un año en el que la ocurren­
cia de demencia y de signos extrapiramidales sugiere el diagnóstico de
Enfermedad de Wilson
posible DLB. Si la historia clínica del parkinsonismo es superior al año
antes de que se produzca la demencia, entonces es más exacto un diag­ La enfermedad de Wilson (EW), conocida también como degeneración
nóstico de EP con demencia. Los déficits en la atención, función ejecu­ hepatolenticular, es un trastorno autosómico recesivo producido por
tiva y capacidad visuoespacial pueden ser prominentes. Estos déficits una mutación en el cromosoma 13. El gen codifica una proteína de
pueden ser peores en la DLB que en los pacientes con EA. El deterioro transporte, cuya mutación causa un depósito anormal de cobre en el
prominente o persistente en la memoria no necesariamente se produce hígado, el cerebro (especialmente, en los ganglios basales) y la córnea.
en los estadios iniciales, pero suele ser evidente con la progresión. El Es característico que la EW comience en la infancia, pero en algunos
deterioro de la memoria es una característica menos prominente que en casos tiene su comienzo en una etapa tan tardía como la quinta o sexta
la EA. Según los criterios de consenso revisados, dos características décadas de la vida. Aproximadamente un tercio de los pacientes mani­
principales son suficientes para el diagnóstico de DLB probable, y una fiestan síntomas psiquiátricos, un tercio, rasgos neurológicos, y otro
característica para el diagnóstico de DLB posible. Las características tercio, hepatopatía. Las manifestaciones neurológicas son en gran me­
principales incluyen una cognición fluctuante, alucinaciones visuales dida extrapiramidales e incluyen corea, temblor y distonía. Otros sínto­
recurrentes y rasgos espontáneos de parkinsonismo. Otros rasgos su­ mas incluyen disfagia, disartria, ataxia, trastornos de la marcha y una
gestivos y de apoyo asociados con la DLB incluyen delirios, alucina­ sonrisa fija (sardónica). También pueden producirse convulsiones en
ciones de otras modalidades, trastorno de la conducta del sueño REM, una minoría de pacientes. Son numerosos los síntomas neuropsiquiá­
depresión, sensibilidad neuroléptica importante, era disfunción neuro- tricos potenciales, y por lo menos la mitad de los pacientes manifiestan
vegetativa, caídas/síncopes repetidos y episodios de pérdida de cons­ síntomas en una etapa temprana del curso de la enfermedad. Los cam­
ciencia transitoria inexplicada. bios de personalidad y del estado de ánimo son los rasgos neuropsi­
Las alucinaciones se observan de forma característica al inicio de quiátricos más frecuentes, y la depresión se produce aproximadamente
la enfermedad, y son persistentes y recurrentes. Las alucinaciones en el 30%' de los pacientes. La ideación suicida se reconoce aproxima­
visuales tienden a darse a comienzos de la enfermedad, son clásica­ damente en el 5 al 15% de casos. Otros síntomas incluyen irritabilidad,
mente bien formadas y complejas, y se producen en el 50 al 80% de agresividad y psicosis. Cognitivamente, el perfil es compatible con
los pacientes. Se producen alucinaciones auditivas aproximadamente trastorno de los sistemas frontosubcorticales.
en el 30% de los pacientes. Los delirios pueden ser sistematizados y El diagnóstico viene sugerido por la identificación del anillo de
se hallan presentes en el 50% de los pacientes a lo largo del curso de Kayser-Fleischer (KF) en pacientes con un cuadro clínico apropiado.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

la enfermedad. Los síntomas psicóticos son habituales, y se dan en El anillo de KF es una discromía de color amarillo-pardo en la mem­
ausencia de medicaciones. Se calcula que la depresión es casi tan brana de Descemet, en el área límbica de la córnea, y se visualiza
común como en la EA. El tratamiento se ve complicado por hipersen- mejor en la exploración con lámpara de hendidura. El anillo de KF se
sibilidad a los efectos adversos de los agentes neurolépticos antido- halla presente en el 98% de los pacientes con enfermedad neurológi­
paminérgicos (típicos y atípicos). Se deben evitar los agentes típicos. ca y en el 80% de todos los casos de EW. Son compatibles con este
Los neurolépticos atípicos nuevos con propiedades farmacológicas trastorno una disminución de las concentraciones séricas de cerulo-
potencialmente más favorables, como la quetiapina, la clozapina y plasmina y un aumento de la excreción de cobre por la orina. En
el aripiprazol, pueden tener ventajas teóricas sobre otros agentes en el ocasiones, se requiere una biopsia hepática para establecer el diag­
tratamiento de la DLB. Los inhibidores de la colinesterasa son útiles nóstico. Los estudios por RM pueden mostrar una señal T2 anómala
para el tratamiento de los síntomas neuropsiquiátricos, y pueden ser en el putamen, mesencéfalo, protuberancia, tálamo, cerebelo y otras
beneficiosos para el tratamiento del deterioro cognitivo fluctuante, lo estructuras. Habitualmente hay atrofia. El tratamiento inicial de los
que da lugar a mejorías en el funcionamiento global y en las activida­ pacientes sintomáticos es el tratamiento quelante con penicilamina o
des de la vida cotidiana. trientina. Se calcula que del 20 al 50% de los pacientes con manifes­
120 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

taciones neurológicas tratados con penicilamina experimenta un em­ mas depresivos y trastorno depresivo. Se calcula que la prevalencia de
peoramiento agudo de sus síntomas. Una parte de estos pacientes no psicosis se halla entre el 2 y el 8%. Otros síntomas psiquiátricos promi­
recuperan el nivel neurológico basal previo al tratamiento. Las alter­ nentes asociados con la epilepsia incluyen ansiedad, agresividad, tras­
nativas que puede tener una incidencia más baja de empeoramiento tornos de la personalidad y trastornos de pánico. Se considera infre­
neurológico incluyen la trientina o el tetratiomolibdato. Ambos fár­ cuente la manía. Cuando se evalúan los síntomas de un trastorno del
macos pueden utilizarse en combinación con cinc. Puede lograrse el humor o psicosis en un paciente con epilepsia, es importante conside­
tratamiento de los pacientes presintomáticos o el tratamiento de man­ rar la relación cronológica de las crisis con los síntomas. Conceptual­
tenimiento de los pacientes sintomáticos tratados con éxito con un mente, se pueden clasificar estos síntomas en periictales o preictales,
agente quelante o cinc. El tratamiento temprano puede dar lugar a ictales, postictales e interictales. Paradójicamente, la depresión o psi­
una mejoría parcial de los cambios en la RM, así como la mayoría de cosis puede seguir a la remisión de la psicosis ya sea después de cirugía
los síntomas neurológicos y psiquiátricos. de la epilepsia o de iniciación de un tratamiento antiepiléptico efectivo,
como parte del fenómeno de normalización forzada.
Los síndromes disfóricos o depresivos periictales o preictales pre­
Epilepsia
ceden con frecuencia a una crisis. Pueden durar de horas a días y re­
En los pacientes con epilepsia se observa con frecuencia una disfunción solverse con la crisis o persistir durante horas a días posteriormente.
conductual y cognitiva, que representa un reto importante para el trata­ Los síntomas depresivos periictales son más habituales en las crisis
miento de estos pacientes. Un conjunto complejo de factores influyen focales que en las generalizadas. Los síntomas depresivos ictales se
sobre el efecto neuropsiquiátrico de la epilepsia, incluida la causa de la producen aproximadamente en el 10% de los pacientes con epilepsia
epilepsia, localización del foco epileptogénico, edad de comienzo, natu­ del lóbulo temporal. La depresión ictal se caracteriza con mayor fre­
raleza del síndrome epiléptico, tipo de crisis, frecuencia, duración de la cuencia por un comienzo súbito de síntomas independientes de es­
epilepsia, fármacos utilizados para el tratamiento y factores psicosocia­ tímulos exteriores. No se ha demostrado claramente una lateralización
les. Las epilepsias que se desarrollan con posterioridad a un traumatis­ hemisférica del foco epiléptico. La ansiedad es el síntoma psiquiátri­
mo craneoencefálico y accidente vascular cerebral pueden asociarse con co ictal más habitual. El tratamiento de los síntomas depresivos
cambios cognitivos y conductuales debidos a lesión cerebral muy dis­ preictales e ictales no suele requerir tratamiento antidepresivo. El tra­
tintos a los que se asocian con crisis secundarias. La localización de un tamiento debe dirigirse a reducir la frecuencia de las crisis.
foco epileptogénico también es un determinante importante de los défi­ No se ha establecido la prevalencia de la depresión postictal. Los
cit cognitivos. Por ejemplo, la epilepsia del lóbulo temporal puede aso­ pacientes con crisis focales simples mal controladas remitidos a un
ciarse con déficit de memoria, y la epilepsia del lóbulo frontal, con dé­ centro de epilepsia terciario tenían síntomas postictales con un pro­
ficits del rendimiento en el funcionamiento ejecutivo. Los trastornos medio aproximado de 37 horas. Después de una crisis, se sabe que
conductuales son más frecuentes en las crisis parciales complejas y las los síntomas depresivos tienen una duración de hasta 2 semanas, y
crisis que impliquen a los focos de las estructuras temporolímbicas. La algunos trabajos sugieren un mayor riesgo de suicidio. La investiga­
edad de comienzo puede afectar al funcionamiento cognitivo y conduc­ ción de los pacientes con depresión postictal ha puesto de manifiesto
tual. La epilepsia con una edad de comienzo anterior a los 5 años parece focos frontales o temporales unilaterales sin predominio hemisférico.
constituir un factor de riesgo de un menor coeficiente intelectual (CI). Se considera que la depresión interictal es el tipo de depresión más
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo inatento, se frecuente en los pacientes epilépticos. Su prevalencia estimada varía
ha observado con una frecuencia 2,5 veces superior en los menores de entre el 20 y el 70%, dependiendo de las características del grupo de
16 años de edad con crisis no provocadas recientemente diagnosticadas, pacientes. La depresión mayor episódica y la distimia son habituales,
en comparación con los controles. Los síntomas conductuales pueden mientras que los síntomas afectivos bipolares son infrecuentes. Los
ser más prominentes en las crisis de comienzo tardío. El tipo de crisis, síntomas depresivos interictales son con frecuencia crónicos y menos
la frecuencia y la duración de la epilepsia también son factores que prominentes que los de un trastorno depresivo mayor (TDM), lo que
afectan a la cognición y la conducta. Los individuos con crisis tónico- da lugar a que los pacientes no refieran los síntomas y a que el perso­
clónicas generalizadas pueden tener un trastorno cognitivo asociado, nal sanitario no los reconozca. Puede requerirse tratamiento para los
que es mayor que el que se observa en las personas con crisis parciales. síntomas depresivos postictales y, por lo general, se requiere para
Las crisis tónico-clónicas generalizadas repetidas se han asociado con los síntomas depresivos interictales. El tratamiento debe constar de una
un trastorno cognitivo mayor que el de las personas que sufren menos medicación antidepresiva y un control optimizado de las crisis. Los
crisis. Una crisis única puede asociarse con déficits atencionales postic- inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) tie­
tales que tienen una duración de 24 o más horas. Los fármacos antiepi­ nen un menor riesgo de crisis asociadas, y deben considerarse como
lépticos añaden otro nivel de complejidad al tratamiento al introducir farmacoterapia de primera línea. La terapia electroconvulsiva (TEC)
sus efectos adversos asociados, que pueden incluir trastorno de la me­ no está contraindicada para la depresión importante o la rebelde al
moria de trabajo, enlentecimiento del procesamiento cognitivo, trastor­ tratamiento. No es mayor la incidencia de crisis en los pacientes epi­
nos del lenguaje y cambios conductuales. Se ha observado que los efec­ lépticos después de la TEC que en los pacientes sin epilepsia.
tos adversos cognitivos, más prominentes en los pacientes que reciben La psicosis es una manifestación primaria infrecuente de un foco
politerapia, mejoran con un cambio a la monoterapia. epiléptico, pero la psicosis puede manifestarse habitualmente como un
Se calcula que más del 60% de los pacientes con epilepsia satisfa­ fenómeno postictal (representa aproximadamente el 25% de todas
cen los criterios de por lo menos un trastorno psiquiátrico durante su las psicosis asociadas con la epilepsia). Los criterios diagnósticos de la
vida. La depresión es el síntoma más frecuente, y se observa con una psicosis postictal (PPI) incluyen: 1) un episodio de psicosis que se pre­
prevalencia estimada del 11 al 44%. No se dispone de una información senta en la semana posterior a la vuelta de una función mental normal
precisa en relación con la prevalencia e incidencia de depresión en los después de una crisis; 2) un episodio que dure entre 24 horas y 3 meses,
pacientes con epilepsia, debido a la heterogeneidad de las poblaciones y 3) ausencia de toxicidad por antiepilépticos, historia previa de psico­
de pacientes estudiadas y a que los estudios no distinguen entre sínto­ sis interictal, datos EEG de estado epiléptico no convulsivo, traumatis­
Capítulo 9 Depresión y psicosis en la práctica neurológica 121

mo craneoencefálico reciente o intoxicación por alcohol o drogas. Se eficaces en el tratamiento que los neurolépticos. Puede requerirse una
ha estimado en el 6% la incidencia anual de la PPI en pacientes some­ combinación de un antiepiléptico y un neuroléptico.
tidos a monitorización videoelectroencefalográfica en régimen de in­
greso. Se ha informado de una prevalencia del 7% de haber experimen­
tado PPI en pacientes ambulatorios con epilepsia parcial rebelde al
Traumatismo craneoencefálico
tratamiento. La PPI se asocia con mayor frecuencia con epilepsia del Cada año, 1,5 millones de personas aproximadamente en Estados Uni­
lóbulo temporal. Los síntomas psicóticos pueden incluir alucinaciones dos sufren un traumatismo craneoencefálico (TCE). Se calcula que
auditivas, visuales u olfativas. Las anomalías de contenido o forma de cerca del 80% de estas lesiones tienen una intensidad leve, y las restan­
pensamiento pueden incluir ideas de referencia, paranoia, delirios, tes se distribuyen homogéneamente entre lesiones moderadas y graves.
grandiosidad, delirios religiosos, bloqueo del pensamiento, tangencia- Las causas principales de TCE en Estados Unidos son los accidentes
lidad y asociaciones laxas. Puede haber síntomas maníacos breves en con vehículos de motor, caídas, agresiones y accidentes recreativos.
una minoría de pacientes, pero no suelen tener una duración suficiente Las guerras en Iraq y Afganistán han aumentado las cifras de lesiones
como para satisfacer los criterios de un episodio maníaco. En los sufridas por el personal militar estadounidense. Las mejoras en el equi­
pacientes con epilepsia del lóbulo temporal y PPI, los estudios han po militar defensivo han aumentado las probabilidades de superviven­
demostrado una mayor incidencia de lesión o disfunción cerebral bila­ cia en tiempo de guerra, pero la incidencia estimada de TCE en los
teral, descargas electroencefalográficas de la región temporal indepen­ supervivientes aumentó del 12 al 14% durante la guerra de Vietnam
dientes de la región temporal y patrones de hiperperfusión bifrontal y hasta aproximadamente el 22%. Los correlatos anatomopatológicos de
bitemporales con la SPECT. Estos datos sugieren que las alteraciones los TCE de moderados a graves son numerosos y particulares según los
cerebrales bilaterales pueden ser un rasgo importante de la PPI. Los tipos y mecanismos de las lesiones sufridas. Los diversos tipos de ana­
factores de riesgo de PPI incluyen una agrupación de crisis, insomnio tomía patológica, que con frecuencia se encuentran en combinaciones,
en la semana siguiente al comienzo de la PPI (sobre todo en 1 a 3 días), incluyen heridas penetrantes, fracturas con depresión del cráneo, lesión
epilepsia de más de 10 años de duración, convulsiones tónico-clónicas axonal difusa (LAD), hemorragias petequiales, contusiones, laceracio­
generalizadas o crisis parciales complejas secundariamente generaliza­ nes, hematomas (epidural, subdural e intraparenquimatoso), hemorra­
das, episodios previos de PPI, hospitalizaciones psiquiátricas previas o gia subaracnoidea, edema, hernia y lesión isquémica hipóxica focal o
historia de psicosis, focos epilépticos independientes bilaterales (sobre difusa. Muchos de estos tipos específicos de lesiones tienen su propio
todo temporal), historia de lesión traumática craneoencefálica y una pronóstico y curso temporal de recuperación.
baja función intelectual. La PPI suele tener una corta duración, de días La conmoción o TCE ligero es la forma más habitual que se da, con
a semanas, pero puede producirse psicosis crónica después de episo­ mayor frecuencia, en los adultos jóvenes. No hay acuerdo en relación
dios recurrentes o incluso después de un único episodio. No se dispone a qué hallazgos clínicos constituyen un TCE ligero, y muchos médicos
de datos de investigación en cuanto al tratamiento de la PPI, y las reco­ creen que la pérdida de consciencia no es un requerimiento absoluto.
mendaciones se basan en la opinión de los expertos. Las recomenda­ Otros difieren sobre el período de tiempo requerido de pérdida de cons­
ciones incluyen una monitorización vigilante de los pacientes con fac­ ciencia, que oscila entre los 20 minutos y cualquier fenómeno que ten­
tores de riesgo de PPI después de una racha de crisis, asegurándose de ga una duración inferior a una hora. Cualquier proceso traumático aso­
que no haya una actividad epiléptica activa, una pronta administración ciado con una alteración generalizada de la función cerebral, incluida
de medicaciones antipsicóticas (preferiblemente, fármacos atípicos) la amnesia (retrógrada o anterógrada) o la alteración de la consciencia
después de la aparición de los síntomas, consideración de tratamien­ en el momento del accidente, puede asociarse con una lesión craneoen­
to después de una racha de crisis en pacientes con historia de PPI, y la cefálica. Las personas que sufren un TCE ligero refieren con frecuen­
consideración de tratamiento con la aparición de insomnio, que puede cia un número de síntomas emocionales/conductuales, cognitivos y fí­
ser un precursor de PPI. sicos, que pueden persistir durante meses o años después de la lesión y,
Se tiene la impresión de que la psicosis interictal, que manifiesta rara vez, pueden ser permanentes. Estos síntomas pueden incluir ansie­
los fenómenos psicopatológicos positivos de esquizofrenia, es más dad, depresión, irritabilidad, labilidad del humor, enlentecimiento cog­
frecuente en los pacientes con focos temporolímbicos. Esta idea ha nitivo, problemas de juicio, dificultad para concentrarse, problemas de
sido puesta en duda recientemente por un estudio poblacional en el memoria, fatiga, sensibilidad al ruido, mareos y cefaleas. Igualmente,
que se ha utilizado una cohorte de 2,27 millones de personas deriva­ los síntomas posconmocionales se producen después de un TCE de
das de los registros longitudinales de Dinamarca, que han dado unos moderado a grave. Se calcula que del 80 al 90% de las personas que
datos de apoyo de la premisa de que todos los tipos de epilepsia au­ sufren un TCE ligero tienen una recuperación favorable. Cuando per­
mentan el riesgo de desarrollo de esquizofrenia o de psicosis esqui- sisten los síntomas, se dice que el paciente sufre un síndrome poscon-
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

zofreniforme. Además, las personas con epilepsia tienen un riesgo mocional. La prevalencia global de los síntomas posconmocionales,
casi 2,5 veces superior de desarrollo de esquizofrenia, y de casi autolimitados y persistentes, a los 3 meses después de la lesión oscilan
3 veces de desarrollo de psicosis esquizofreniforme en comparación aproximadamente entre el 25 y el 85%. Se dispone de datos limitados
con la población general. Los datos sugieren que el riesgo aumenta de investigaciones bien controladas sobre un tratamiento farmacológi­
también con el aumento del número de ingresos en el hospital por co óptimo o estrategias de rehabilitación en relación con las dificulta­
epilepsia, y en las personas ingresadas por vez primera por epilepsia des neuropsiquiátricas y cognitivas post-TCE. Los neuroestimulantes,
en edades posteriores. Es desconocido el mecanismo causal de base en como el metilfenidato, la D-anfetamina, la amantadina, la levodopa y
relación con la asociación de epilepsia con esquizofrenia o psico­ la bromocriptina, pueden proporcionar algún beneficio para el trata­
sis esquizofreniforme, pero puede tener rasgos en común con la PPI miento de los síntomas que incluyen dificultades de la atención, enlen­
e implica probablemente una disfunción cerebral bilateral en los cir­ tecimiento cognitivo, dificultades para comenzar cosas, problemas de
cuitos frontales subcorticales, y probablemente también en los circui­ memoria, fatiga y deficiencias motoras. Un análisis del United States
tos temporales subcorticales. En los pacientes con psicosis como Defense and Veteran’s Head Injury Program publicado en 2000 estudió
consecuencia de epilepsia, las medicaciones antiepilépticas son más a una población de pacientes con lesión craneoencefálica cerrada grave
122 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

en la que comparó un programa de rehabilitación cognitivo intensivo en rable complejidad a las consideraciones implicadas en la evaluación
régimen de ingreso de 8 semanas con un programa de rehabilitación de las personas con TCRD. Está ampliamente aceptado que durante
limitado en el hogar. No se observaron diferencias significativas entre un episodio de TDM los pacientes pueden mostrar déficit en las prue­
los grupos de rehabilitación en régimen ingresado y domiciliario (Sa­ bas neuropsiquiátricas en varios dominios, incluida la atención selec­
lazar et al, 2000). tiva y sostenida, alerta valorada por las tareas de tiempo de reacción,
Se han descrito trastornos psiquiátricos con tasas elevadas en los memoria, aprendizaje verbal y no verbal, solución de problemas, pla­
pacientes que han sufrido un TCE con criterios de trastornos del Eje I nificación y monitorización. Datos recientes sugieren que algunos
(definidos en la cuarta edición de Manual diagnóstico y estadístico déficits, en especial disfunciones de la atención y ejecutivas, no remi­
de los trastornos mentales) que se observan en el 50 al 80% de los ten en un grupo de pacientes, y pueden aumentar con episodios recu­
pacientes en una muestra comunitaria de pacientes con un nivel de rrentes de depresión o a medida que avanza el TDM. Se ha postulado
gravedad mixto. Se identificaron trastornos del Eje II en el 25 al 65% que un funcionamiento alterado permanente en pacientes con TDM que
de los pacientes (Price, 2004; Warriner et al, 2006). Los trastornos del experimentan remisión podría tener un rasgo de carácter.
Eje I incluyen trastornos del estado de ánimo y ansiedad, esquizofre­ Está mal comprendida la neuropsicología de la depresión de la
nia y otras psicosis; los trastornos del Eje II incluyen trastornos de la edad avanzada, y puede tener algunas consideraciones diferentes que
personalidad mayores y otras características de personalidad desa- su homónima en etapas más tempranas de la vida. Se han descrito
daptativas. Se ha observado que se producen síntomas psiquiátricos trastornos en las medidas de generación de palabras, visuoconstruc-
inmediatamente después de la lesión hasta durante décadas después. ción, memoria a corto plazo, memoria visual, funcionamiento ejecu­
Es probable que una interrelación compleja de factores dé lugar a tivo y velocidad de procesamiento psicomotor y de procesamiento de
manifestaciones particulares de tipo cognitivo y psiquiátrico en un la información. Un tratamiento satisfactorio de la depresión da lugar
individuo dado. Estos factores incluyen la naturaleza e intensidad de a mejorías en el rendimiento cognitivo, y, sin embargo, no hasta los
la lesión neurológica, personalidad y conocimiento previos a la le­ niveles premórbidos, sobre todo en los dominios de memoria y ejecu­
sión, enfermedad psiquiátrica preexistente, nivel educativo, estado tivos. Cada vez se dispone de más datos que sugieren que la depre­
profesional, estrategias de afrontamiento, edad en el momento de la sión de las etapas avanzadas de la vida asociada con disfunción cog­
lesión, factores estresantes, sistemas de apoyo y la posibilidad de ga­ nitiva se debe a deficiencias en los circuitos frontosubcorticales. Los
nancias psicológicas o económicas. hallazgos por técnicas de neuroimagen sugieren una relación entre la
Se produce depresión post-TCE hasta en el 60% de los pacientes, depresión de comienzo tardío, la disfunción ejecutiva y las hiperin-
y es habitual una ansiedad comórbida y una conducta agresiva. Se tensidades de la sustancia blanca, sobre todo en la sustancia blanca
han implicado lesiones en ambos hemisferios, derecho e izquierdo. profunda del lóbulo frontal y núcleo caudado. Los datos convergen­
Los ISRS se prescriben con mucha frecuencia, y pueden ser de utili­ tes sugieren que los síntomas de la depresión de comienzo tardío pue­
dad para el tratamiento de la depresión, irritabilidad, agitación y den ser tanto un pródromo como un factor de riesgo independiente de
agresividad. También se ha observado hipomanía y manía asociadas un deterioro cognitivo como se observa en la EA y en la demencia
con el TCE, aunque con frecuencias mucho más bajas. La psicosis en vascular. La depresión de comienzo tardío también es un factor de
asociación con TCE tiene una incidencia descrita que oscila del 0,7 al riesgo de MCI. Los trastornos neuropsicológicos en los pacientes con
20%. Se ha observado un mayor riesgo de desarrollo de psicosis cró­ síntomas depresivos mayores predicen un desenlace menos favorable
nica en individuos que padecen una lesión cerebral difusa importante con tratamiento antidepresivo y terapia cognitiva-conductual.
que afecta a los lóbulos temporal y frontal. Un perfil característico de
los pacientes con psicosis relacionada con el TCE incluye una laten-
cia media de inicio de un año, presencia de delirios en más del 75%
Delirium
de los pacientes y alucinaciones que se producen en casi el 50% de Se considera que el delirium o estado confusional agudo es un tras­
casos. Los pacientes con TCE se diferenciaron de los esquizofrénicos torno subagudo o agudo de los mecanismos atencionales que, poste­
por la relativa ausencia de síntomas negativos. Se observó que aproxi­ riormente, afecta a todos los aspectos de la cognición. Tres caracte­
madamente el 70% de los pacientes prresentaban hallazgos anorma­ rísticas primarias incluyen: trastorno de la vigilancia, incapacidad
les en el EEG. Las pruebas neuropsicológicas mostraron alteraciones para mantener una corriente coherente de pensamiento y dificultad o
en casi el 90% de los pacientes. La psicosis en la mayoría de los pa­ incapacidad para llevar a cabo movimientos dirigidos a un fin. Los
cientes mejoró a la larga, y los neurolépticos, seguidos de los antiepi­ trastornos de la vigilancia y la conducta pueden manifestarse como
lépticos, parecieron ser los medicamentos más eficaces. un estado de hiperalerta, agitación, letargo o fluctuaciones en la acti­
vación neurológica. Con frecuencia, se observa un trastorno en el ci­
clo sueño-vigilia, y puede ser un síntoma de presentación. Otras ma­
Trastorno cognitivo relacionado con depresión nifestaciones pueden incluir anomia ligera, habla farfullada, disgrafía,
El trastorno cognitivo relacionado con depresión (TCRD) hace refe­ discalculia, déficits construccionales, distorsiones de la percepción
rencia al patrón complejo de trastorno cognitivo que se observa en que llevan a ilusiones y alucinaciones (que pueden ser floridas y con
asociación con trastornos afectivos tales como la depresión mayor. Se frecuencia visuales), temblor, mioclonías, asterixis o desequilibrio
supone que varios factores son de utilidad para distinguir el TCRD de de la marcha. El delirium representa una de las causas más frecuentes de
la demencia. Los pacientes con TCRD tienden a quejarse de proble­ trastornos neuropsiquiátricos agudos en el ámbito hospitalario, y con
mas de memoria y de concentración, mientras que los pacientes con frecuencia tienen una naturaleza multifactorial. La edad avanzada es
demencia con frecuencia niegan tener problemas a pesar de un tras­ un factor de riesgo independiente para su desarrollo, así como los
torno que es manifiesto a sus miembros familiares. La distinción en­ trastornos metabólicos, infecciones, fármacos, síndromes de retirada,
tre demencia y TCRD es con frecuencia difícil de lograr por el au­ exposición a tóxicos, cirugía importante, traumatismo craneoencefá-
mento de comorbilidad de los trastornos afectivos en el MCI y en las lico, otra enfermedad del SNC y déficits sensoriales (especialmente,
demencias. Investigaciones más recientes han añadido una conside­ trastornos visuales). El daño focal en las siguientes regiones también
Capítulo 9 Depresión y psicosis en la práctica neurológica 123

puede asociarse con un estado confesional: circunvoluciones fusifor­ PRINCIPIOS DEL TRATAMIENTO
mes y linguales unilaterales o bilaterales, regiones parietales poste­
riores no dominantes y regiones inferoprefrontales. Una comorbili- Cada una de las afecciones comentadas tiene sutilezas asociadas con su
dad habitual del delirium es una demencia subyacente que puede pronóstico, tratamiento y manejo, que deben revisarse cuidadosamente
haber sido diagnosticada previamente o no. En estos pacientes, la antes de proceder con un plan de tratamiento. En general, los pacientes
vuelta a su estado cognitivo previo al delirium puede ser prolongada con afecciones neurológicas de base tienden a ser más susceptibles a las
o incompleta, a pesar de la eliminación del factor o factores desenca­ reacciones adversas de los medicamentos psicotropos, sobre todo a los
denantes. Los hallazgos en el EEG son casi siempre anormales, con efectos extrapiramidales y cognitivos secundarios. Estas reacciones ad­
cambios que se producen en paralelo al grado de deterioro conduc- versas tienden a quedar minimizadas al comenzar con los medicamen­
tual. Los cambios tempranos en el EEG muestran enlentecimiento de tos a bajas dosis y al empleo de un ajuste delicado de la dosis. Cuando
los ritmos alfa, que pueden seguirse de un mayor enlentecimiento están clínicamente indicados, los neurolépticos atípicos se prefieren con
descrito como actividad generalizada de medio a alto voltaje en la frecuencia a los agentes típicos, por sus menores efectos adversos, pero
gama theta-delta. Pueden observarse ondas trifásicas en numerosas se necesitan estudios longitudinales para confirmar esta impresión (Lie-
afectaciones, que incluyen, con mayor frecuencia, la encefalopatía berman et al, 2005: Tarsy y Baldessarini, 2006). La TEC puede ser una
hepática y renal. Los ritmos rápidos superpuestos sobre una actividad opción útil para el tratamiento de los trastornos del humor rebeldes o
lenta son característicos de la ingestión de fármacos sedantes-hipnó- cuando no se toleren los medicamentos. Con frecuencia, es útil la psico­
ticos. El EEG es una herramienta indispensable para el diagnóstico terapia de apoyo individual y familiar. Otras opciones que se deben con­
de un estado epiléptico no convulsivo causante de estados confusio- siderar para el tratamiento de la depresión primaria rebelde (u otros
nales agudos. La resolución del delirium se refleja por la inversión de trastornos conductuales, como el TOC) incluyen la estimulación del
estos cambios, aunque la resolución puede quedar atrás con respecto nervio vago (Elger et al, 2000: Groves et al, 2005; Marangell et al, 2002;
a la recuperación, sobre todo en las personas de edad avanzada. Rush et al, 2000), la estimulación transcraneal magnética (Rosa et al,
2006), la estimulación cerebral profunda (Skidmore et al, 2006) o la
Catatonía cirugía estereotáxica ablativa (Dougherty et al, 2002, 2003; Montoya et
al, 2002b; Price et al, 2001). En la actualidad, existen escasos datos para
Se ha descrito que la catatonía, antiguamente considerada infrecuen­ guiar un tratamiento óptimo en los pacientes con enfermedad neuroló­
te, se presenta en los pacientes psiquiátricos con una gama de preva­ gica y síntomas psiquiátricos comórbidos.
lencia aproximada del 8 al 38%. En general, se caracteriza por altera­ En conclusión, con los avances en la neurociencia y nuestra nueva
ciones motoras que se presentan en asociación con cambios en el comprensión de los sustratos del conocimiento y de la conducta emo­
pensamiento, estado de ánimo y vigilancia. Las manifestaciones es­ cional, han quedado anticuados los límites tradicionales entre la neu­
pecíficas varían, e incluyen habitualmente mutismo, estupor, estereo­ rología y la psiquiatría. El futuro de la asistencia, formación e inves­
tipias, amaneramientos, disminución de la función motora (que in­ tigación psiquiátrica y neurológica requerirá inevitablemente una
cluye flexibilidad o rigidez cérea), mirada extraviada, negativismo, colaboración eficaz entre ambas disciplinas (Cunningham et al, 2006;
obediencia automática, ecopraxia y ecolalia. También se han obser­ Price et al, 2000).
vado acentos extranjeros inexplicados, habla susurrada o robótica y
andar sobre las puntas de los dedos de los pies. Las estereotipias son
repeticiones sin finalidad alguna de sonidos, palabras, frases o movi­
mientos. Hay dos formas principales de catatonía: variedad hipociné- Bibliografía
tica retrasada-estuporosa y variedad hipercinética excitada-delirante.
Los pacientes con la forma excitada pueden presentar una conducta
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impulsiva o combativa que puede ser difícil de distinguir de la manía.
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La catatonía, si no se trata, puede progresar a un estado maligno mar­
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tación, coma, parada cardíaca y muerte. Aunque la mayoría de los multiple sclerosis, Eur Neurol, vol. 47, pp. 11-14
pacientes catatónicos tienen un trastorno afectivo (con mayor fre­ Chamey, D. S., & Manji, H. K. 2004, Life stress, genes, and depression: multiple
cuencia, manía) o psicótico de base, aproximadamente del 10 al 20% pathways lead to increased risk and new opportunities for intervention, Sci STKE,
tiene afecciones médicas o neurológicas significativas que contribu­ vol. 2004, pp. re5
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

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catatonía figuran el golpe de calor, enfermedad autoinmunitaria, ure­
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mia, hipertiroidismo, cetoacidosis diabética, porfiria y enfermedad de
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Cushing. Se ha descrito la catatonía en asociación con el consumo
vol. 14, pp. 127-140
de drogas recreativas ilícitas, antipsicóticos y opiáceos, así como con Dougherty, D. D., Baer, L., Cosgrove, G. R., et al. 2002, Prospective long-term fo­
la retirada de benzodiazepinas y fármacos dopaminérgicos. En el llow-up of 44 patients who received cingulotomy for treatment-refractory obses-
diagnóstico diferencial deben considerarse el síndrome neuroléptico sive-compulsive disorder, Am J Psychiatry, vol. 159, pp. 269-275
maligno, síndrome serotoninérgico y estado epiléptico no convulsi­ Dougherty, D. D., Weiss, A. P., Cosgrove, G. R., et al. 2003, Cerebral metabolic
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124 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

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ease. From description to etiology, J Neurol, vol. 252, pp. 753-764 www.nicp.com.
c a p í t u l o ■111 Trastornos motores
DE ACCIÓN-INTENCIONALES
Y APRÁXICO-COGNITIVOS
DE LA EXTREMIDAD SUPERIOR
Kenneth M. Heilman, Edward Valenstein,
Leslie J. Gonzalez Rothi y Robert T. Watson

Trastornos intencionales («cuándo») 125 Trastornos apráxicos («cómo») 130


Entidades clínicas específicas 125 Entidades clínicas específicas 131
Acinesia 126 Apraxia cinética de los miembros 131
Hipocinesia 127 Apraxia ideomotora 131
Hipometría 127 Apraxia de disociación 133
Extinción motora 127 Apraxia ideatoria 134
Impersistencia motora 127 Apraxia conceptual 134
Inhibición defectuosa de la respuesta 127 Patología clínica 135
Perseverancia motora 128 Tratamiento y perspectivas 135
Fisiopatología 128
Asimetrías derecha-izquierda 128
Redes intrahemisféricas 129
Patología clínica 129

El sistema motor se ha diseñado para permitir que los humanos ma­ instrucciones sobre los objetivos. Existen cuatro tipos de instruccio­
nipulen plenamente e interaccionen satisfactoriamente con el entor­ nes intencionales: 1) cuándo empezar un movimiento; 2) cuándo no
no. Los movimientos intencionales son necesarios para la supervi­ empezar un movimiento; 3) cuándo continuar o mantener un movi­
vencia y otros objetivos. Los trastornos del movimiento que afectan a miento o postura, y 4) cuándo interrumpir o finalizar un movimiento
los miembros superiores pueden tener presentaciones clínicas sutiles, o una serie de movimientos.
pero los déficits resultantes pueden ser extremadamente discapacitan- La incapacidad para iniciar un movimiento en ausencia de una lesión
tes para las personas afectadas. de la unidad motora o corticoespinal se denomina acinesia. Algunos pa­
En los seres humanos, el sistema motor corticoespinal puede mediar cientes que pueden iniciar los movimientos tienen problemas para hacer­
en un número casi infinito de movimientos de los miembros superiores lo y, por tanto, son lentos para iniciarlos. El término hipocinesia indica
junto con las unidades motoras. La complejidad de estos movimientos un retraso en el inicio de una respuesta. La hipocinesia es diferente de la
y las infinitas posibilidades requieren que las motoneuronas piramidales ejecución lenta, llamada bradicinesia. Algunas tareas requieren un es­
se guíen por planes que incluyen detalles de la implementación del mo­ fuerzo sostenido y algunos pacientes no pueden mantener una acción o
vimiento (instrucciones o programas). Para que el sistema motor actúe postura. La incapacidad de mantener un movimiento o postura se deno­
eficazmente con el entorno, se necesitan por lo menos dos grandes tipos mina impersistencia motora. La incapacidad de retener una respuesta a
de programas. Los programas práxicos proporcionan al sistema corti­ un estímulo sensorial se conoce como inhibición defectuosa de la res­
coespinal el conocimiento de cómo realizar movimientos hábiles intencio­ puesta, y la incapacidad de parar un movimiento o una serie de movi­
nados aprendidos. Los programas intencionales proporcionan al sistema mientos una vez iniciados, cuando la acción ya no se necesita o cuando
corticoespinal la información sobre cuándo moverse. En este capítulo, la tarea se ha completado, se denomina perseverancia motora.
se abordarán primero los trastornos del sistema intencional («cuándo»)
y luego los trastornos del sistema práxico («cómo»),
ENTIDADES CLÍNICAS ESPECÍFICAS
TRASTORNOS INTENCIONALES («CUÁNDO») En esta sección, se presenta la definición de las manifestaciones clí­
nicas, además del método recomendado de exploración y evaluación,
A diferencia de los sistemas práxicos, que programan los aspectos para cada uno de los trastornos de acción-intencionales, incluidos los
temporoespaciales de un movimiento, los sistemas intencionales dan subtipos de cada categoría mayor.

125
126 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Acinesia a los que parecen producirse de modo espontáneo. Un paciente


puede presentar una acinesia exoevocada y endoevocada, lo cual
La acinesia se define por un fallo del inicio del movimiento, causado se denomina acinesia mixta.
por un fallo de los sistemas «premotores» que activan las motoneuro-
nas corticoespinales. Un organismo puede 110 conseguir iniciar un
movimiento por muchas razones, aunque los trastornos de compren­ Exploración
sión, atención, percepción y sensorio que no consiguen iniciar un Al explorar la acinesia, se espera evaluar las distintas partes del cuerpo
movimiento no deben denominarse acinesia. La disfunción del siste­ antes mencionadas. Para determinar si un paciente tiene una acinesia
ma motor, incluida la unidad motora (motoneurona inferior, unión endoevocada, hay que observar una conducta espontánea o su ausen­
neuromuscular y músculo) y la motoneurona superior (sistema pira­ cia. Los pacientes con acinesia endoevocada con frecuencia presentan
midal o corticoespinal) también puede asociarse a un fallo en el ini­ síntomas de abulia, una falta infrecuente de conducta espontánea fren­
cio de un movimiento. Sin embargo, los trastornos de estos sistemas te a un objetivo. Los pacientes con acinesia endoevocada, a pesar de
causan debilidad, más que acinesia. Así pues, la acinesia no puede tener una actividad espontánea reducida, pueden responder normal­
atribuirse a una disfunción del sistema corticoespinal o de las unida­ mente a los estímulos externos. Por ejemplo, la acinesia endoevocada
des motoras. suele asociarse a la enfermedad de Parkinson. El paciente con enferme­
Existen tres métodos importantes mediante los cuales un médico dad de Parkinson grave con frecuencia no logra moverse espontánea­
puede diferenciar la acinesia de la extrema debilidad causada por una mente; sin embargo, este paciente puede realizar movimientos casi
disfunción de los sistemas motores. El primero es el conductual, normales cuando se estimula (cinesia paradójica).
el segundo depende de la localización patológica de una lesión, y el Cuando un paciente tiene una fuerza adecuada y se mueve espon­
tercero utiliza la estimulación del sistema corticoespinal y el registro táneamente, pero no consigue moverse frente a un estímulo específi­
de potenciales evocados motores. En cuanto al método conductual, co, el fallo del movimiento como respuesta a un estímulo con fre­
algunos tipos de acinesia se presentan bajo determinadas circunstan­ cuencia se atribuye a un defecto elemental del sensorio o a inatención
cias (véase «Tipos de acinesia», a continuación) y están ausentes en y negligencia sensorial. Aunque los defectos y la negligencia senso­
otras. Si se puede demostrar que un paciente realiza movimientos rial pueden ser las causas del fallo de la respuesta, la acinesia exoevo­
bajo un determinado grupo de circunstancias y no en otro, entonces cada con frecuencia se confunde con los defectos sensoriales y la
este fallo del movimiento no puede atribuirse simplemente a una dis­ negligencia sensorial. La prueba básica para diferenciar los defectos
función del sistema motor. Sin embargo, si la acinesia no se limita a sensoriales y la negligencia sensorial de la acinesia exoevocada (ne­
un grupo de circunstancias sino que es global, entonces se puede de­ gligencia motora) es la tarea de respuesta cruzada. Se utilizó por
pender de los estudios de imagen del cerebro (p. ej., tomografía com- primera vez en monos, entrenando a un mono para que respondiera
putarizada [TC] o resonancia magnética [RM]), de la patología o de con el brazo derecho a un estímulo en el lado izquierdo, y con el
técnicas fisiológicas, como la estimulación magnética, para demos­ brazo izquierdo a un estímulo en el lado derecho. Si el animal no
trar que la lesión cerebral no afectaba al sistema motor. respondía al estímulo contralesional con el brazo ipsolesional, se
consideraba que tenía una negligencia sensorial. Sin embargo, si el
animal no demostraba debilidad en la extremidad contralesional,
Tipos de acinesia
pero no conseguía mover la extremidad contralesional como respues­
Las diversas formas de acinesia pueden clasificarse en tres grandes ta a estímulos ipsolesionales, se consideraba que tenía una acinesia
categorías: parte corporal, espacio de la acción y condiciones de res­ exoevocada o negligencia motora. La tarea de respuesta cruzada pue­
puesta a los estímulos. Estas tres categorías pueden ser interactivas. de utilizarse no sólo para examinar los miembros, sino también para
explorar los ojos, el cuello y la cabeza.
1. Parte corporal. La acinesia puede afectar a los ojos, la cabeza, un Al evaluar la acinesia como función del espacio de acción, el mé­
miembro o todo el cuerpo. dico debe examinar los movimientos direccionales y hemiespaciales
2. Espacio de la acción. La acinesia de los miembros, los ojos o la cabe­ de los miembros. En los pacientes con acinesia hemiespacial, con
za puede depender de dónde se mueve la parte del cuerpo en el espa­ frecuencia un brazo parece totalmente paralizado. Sin embargo,
cio o en qué dirección se mueve. La acinesia también puede tener un cuando el médico lleva este brazo al hemiespacio ipsolesional, el pa­
componente hemiespacial o direccional. En la acinesia direccional ciente puede moverlo.
existe reticencia a moverse en una dirección espacial específica, ha­ Para explorar la acinesia direccional de los miembros, se colocan
bitualmente contralateral a la lesión hemisférica. Por ejemplo, la aleatoriamente pequeños objetos, como monedas, sobre la mesa de­
parálisis horizontal de la mirada es una forma de acinesia direccio­ lante del paciente con los ojos vendados, a los dos lados del plano
nal. De forma similar, puede haber acinesias direccionales de cabe­ medio sagital del paciente, pero al alcance de sus brazos. Se pide al
za y brazos, que conducen a una reticencia a moverlos en dirección paciente que recoja tantas monedas como le sea posible. Los pacien­
contralesional. Se ha descrito acinesia espacial del brazo en la que, tes con acinesia direccional del brazo no conseguirán moverlo total­
independientemente de la dirección, un brazo no logra moverse o mente hacia el hemiespacio contralateral para buscar las monedas.
sus movimientos están disminuidos en el hemiespacio contralesio­ El médico puede observar un sesgo direccional de un brazo (simi­
nal, definido por el plano mediosagital del cuerpo, mientras que lar a la desviación del ojo) pidiendo al paciente que cierre los ojos y
puede moverse en el hemiespacio ipsolesional. se señale el esternón. Luego se pide al paciente que señale con el ín­
3. Condiciones de respuesta a los estímulos. Los movimientos pueden dice un punto en el espacio que esté directamente delante del ester­
producirse como respuesta a un estímulo externo o en su ausencia. nón. Los pacientes con un sesgo motor (intencional) señalarán hacia
Se denomina activación motora evocada exógenamente (exoevo- el hemisferio lesionado.
cada) a los movimientos que se producen como respuesta a un Para explorar la acinesia direccional y hemiespacial, el médico
estímulo, y activación evocada endógenamente (endoevocada) puede utilizar uno de los varios paradigmas de videocámaras que per­
Capítulo 10 Trastornos motores de acción-intencionales y apráxico-cognitivos de la extremidad superior 127

miten diferenciar los déficits de percepción y atención de los de in­ den no ser conscientes del estímulo contralesional. Para estudiar for­
tención y acción (Na et al, 1998). En estos paradigmas, los pacientes mas más leves de déficits intencionales, como la acinesia y la hipoci­
pueden ver sólo que su mano corta una línea en dos a través de un nesia, puede utilizarse un principio de extinción similar. Por ejemplo,
monitor de televisión. En esta técnica, la línea (donde transcurre la un paciente con extinción motora que no esté débil debería poder
acción) puede colocarse en el liemiespacio contralesional o ipsolesio- decir cuándo se le toca la mano izquierda y/o la derecha. Sin embar­
nal, y el monitor puede colocarse independientemente en cualquier go, para examinar la extinción motora, en vez de responder verbal­
liemiespacio, o la imagen puede invertirse (Na et al, 1998). Si la eje­ mente «izquierda, derecha o ambas», se indica al paciente que mueva
cución anormal de la bisección de la línea no se altera por la posición la mano o manos que le tocan. Si el paciente tiene extinción motora,
espacial del monitor o la inversión de la imagen en el monitor, es más cuando se toca la mano derecha o la izquierda, el paciente rápida­
probable que el paciente tenga una acinesia hemiespacial o direccio- mente mueve la mano que se le ha tocado; sin embargo, cuando se
nal, más que una falta de atención o de percepción. tocan las dos manos a la vez, el paciente no conseguirá mover la
mano contralesional, o la moverá con un ligero retraso.
Hipocinesia
Muchos pacientes con defectos más leves de los sistemas intenciona­
Impersistencia motora
les («cuándo») pueden no presentar una total discapacidad para iniciar La persistencia es un equivalente intencional de la vigilancia de la
una respuesta (p. ej., acinesia); más bien el trastorno intencional pue­ atención, y la impersistencia puede ser análoga a un aumento de la dis­
de ser, principalmente, un retraso en el inicio de una respuesta, llama­ tracción de la atención. Igual que la acinesia, la impersistencia puede
da hipocinesia. Igual que la acinesia, este trastorno puede clasificarse asociarse con varias partes del cuerpo, como los miembros o los ojos.
en los subtipos exoevocado y endoevocado. Sin embargo, la impersistencia también puede incluir otras partes del
La hipocinesia puede observarse en los miembros y en los ojos, y cuerpo, como los párpados, la mandíbula y la lengua. Igual que la
puede ser independiente o específica de la dirección, de forma que al acinesia, también puede ser bidireccional o hemiespacial.
realizar movimientos direccionales, existe un mayor retraso al iniciar
los movimientos en la dirección contralesional que al iniciarlos en la
Exploración
dirección ipsolateral. La hipocinesia también puede ser hemiespa­
cial, de forma que los movimientos del mismo miembro pueden ser Al explorar la impersistencia de estructuras de la línea media, se pue­
más lentos en un hemiespacio que en el otro. de pedir a los pacientes que mantengan los ojos cerrados durante
20 segundos o que dejen la boca abierta o saquen la lengua duran­
te 20 segundos. A los pacientes que mantienen estos actos satisfacto­
Exploración
riamente, se les puede pedir que hagan dos movimientos simultánea­
Para estudiar la hipocinesia pueden emplearse los mismos paradig­ mente, para seguir evaluándolos. Por ejemplo, se les puede pedir que
mas utilizados para estudiar la acinesia de los ojos y los miembros. cierren los ojos y abran la boca durante 20 segundos.
Aunque algunos pacientes con hipocinesia tienen tiempos de inicio La impersistencia de los miembros puede explorarse pidiendo al
notablemente lentos que permiten detectar fácilmente la hipocinesia, paciente que mantenga una postura, como tener un brazo extendido
otros tienen defectos más leves, y pueden necesitarse paradigmas del durante 20 segundos con los ojos cerrados. Hacer que el paciente
tiempo de reacción para observarlos. Los tiempos de reacción pueden realice otra tarea a la vez, como contar hacia atrás de tres en tres,
enlentecerse por diversas razones, como alteración de la atención, puede ayudar a producir la impersistencia.
bradifrenia o hipocinesia. Para detectar una hipocinesia pueden utili­ Los pacientes con enfermedad de Huntington, corea de Sydenham
zarse tiempos de reacción simples que no requieren cognición y, por y otras formas de corea -atetosis, balismo, mioclonías o convulsio­
tanto, puede no estar alterada por la bradifrenia. Es importante utili­ nes- pueden ser incapaces de mantener la lengua protruida o de sos­
zar parámetros de estímulos para asegurarse de que la inatención no tener una empuñadura, pero en estos pacientes, el trastorno no es de
queda enmascarada por la hipocinesia. impersistencia.

Hipometría Inhibición defectuosa de la respuesta


Los movimientos de amplitud disminuida se denominan hipometría. La inhibición defectuosa de la respuesta se define como responder
La hipometría puede ser direccional o hemiespacial. Cuando se ex­ cuando la respuesta de esa parte del cuerpo no es necesaria. La inhi­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

plora la hipometría, el médico debe determinar si el movimiento bición defectuosa de la respuesta puede observarse en los ojos y en
acortado está o no está relacionado con un trastorno perceptual. Esta los miembros.
distinción puede conseguirse haciendo que el paciente reralice movi­
mientos activos y pasivos. En este último caso, el examinador mueve
Exploración
el brazo hasta que se indica al paciente cuándo debe interrumpir el
movimiento. La hipometría puede relacionarse con la impersistencia, Antes de explorar las diferentes formas de inhibición defectuosa de la
como se explicará más adelante. respuesta, es importante establecer que el paciente no tenga un tras­
torno perceptual y que pueda detectar correctamente estímulos y re­
cordar instrucciones, y mover la parte del cuerpo que se está exami­
Extinción motora
nando. Una forma de inhibición defectuosa de la respuesta,
Los pacientes con extinción motora pueden ser capaces de detectar denominada desinhibición o aloquiria motora, puede evaluarse utili­
un único estímulo en el lado contralesional del cuerpo, pero cuando zando un tipo de tarea de respuesta cruzada. Por ejemplo, se pide al
se les presenta un estímulo simultáneo de distracción, entonces pue­ paciente que cierre los ojos y ponga los brazos sobre su regazo. Lúe-
128 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

go se le indica que mueva el brazo contrario al que toca el examina­ perseverancia persistente o «stuck in set»). Se han descrito dos tipos de
dor. Entonces, el examinador toca aleatoriamente la mano izquierda perseverancia motora. En uno de los tipos, el paciente no puede cam­
o la derecha. El movimiento del brazo que se toca, en vez del brazo biar a un programa motor diferente, y repite el programa previo aunque
contrario (no tocado), constituye un error de desinhibición de la res­ hayan cambiado los requisitos de la tarea. Este tipo de error de la res­
puesta cruzada. Al realizar esta tarea, incluso las personas sanas co­ puesta se ha denominado inercia de acción del programa y perseveran­
meterán algunos errores, pero de 10 veces habitualmente sólo come­ cia recurrente. En el segundo tipo, el paciente sigue realizando un mo­
terán dos o menos errores. Puede utilizarse un paradigma similar con vimiento, incluso una vez finalizada la tarea, pero puede cambiar a otros
estímulos visuales unilaterales, pidiendo al paciente que mueva los movimientos cuando se le indica. Diferentes investigadores lo han lla­
ojos o la cabeza en la dirección opuesta a los estímulos presentados mado perseverancia eferente y perseverancia continua.
en el hemiespacio derecho o izquierdo. La perseverancia continua y la perseverancia recurrente son formas
En algunos casos, cuando los dedos del examinador estimulan la de perseverancia motora, y pueden ser defectos del sistema intencional
palma del paciente, a pesar de pedirle que se relaje y no mueva el («cuándo»). Una forma de evaluar la perseverancia motora es hacer que
brazo, el paciente, no obstante, cogerá la mano del examinador. Es­ el paciente realice tareas de dibujar y copiar. Por ejemplo, se puede
ta respuesta de prensión es otra forma de inhibición defectuosa de la pedir a un paciente que dibuje o copie un dado. Los pacientes con per­
respuesta, y puede estar relacionada con la inhibición defectuosa de severancia motora dibujarán líneas repetidamente. Al efectuar una ta­
la respuesta observada en la tarea de respuesta cruzada descrita. Las rea de cancelación, los pacientes con perseverancia motora realizarán
respuestas de succión y búsqueda son otros ejemplos de conductas de múltiples cancelaciones del mismo objetivo. Cuando se pide al pacien­
aproximación desinhibida. te que dibuje o copie un bucle triple, algunos pacientes con perseveran­
En la clínica de los autores, éstos han observado el fenómeno mit- cia motora (eferente) dibujarán más de tres bucles. Por último, se ha
gehen («ir con») de varias formas. En un escenario de exploración, se observado que una de las tareas más sensibles es hacer que los pacien­
pide al paciente que se relaje y deje los brazos y las manos sobre el tes escriban, en caligrafía, series de M y N. Al realizar esta tarea, los
regazo mientras el examinador toca con su dedo el dedo índice. pacientes con perseverancia motora seguirán escribiendo series de una
Cuando el examinador aparta su dedo del paciente, éste intenta seguir letra en vez de cambiar de una letra a otra.
el movimiento, de forma que su índice siga en contacto con el dedo
del examinador. Esta respuesta se denomina mitgehen táctil. En la
paratonía facilitadora, cuando el examinador pide al paciente que FISIOPATOLOGÍA
relaje el brazo mientras intenta comprobar el tono del paciente, éste
«ayuda» al examinador a mover el brazo. Este tipo de mitgehen tam­
bién puede observarse con los ojos. Los pacientes con frecuencia se
Asimetrías derecha-izquierda
fijarán en la cara del examinador, y tendrán problemas para dejar de En la introducción del capítulo, se avanzó la hipótesis de que general­
hacerlo y observar y seguir otros estímulos, como el dedo del exami­ mente existen dos tipos mayores de programas que controlan el siste­
nador (Riestra y Heilman, 2004). Este hecho se denomina prensión ma motor: el sistema práxico («cómo») y el sistema intencional («cuán­
facial visual. Las manos de algunos pacientes se acercarán a objetos do»), Como se expondrá en la siguiente sección, los trastornos del
en movimiento que ven y a los que prestan atención. Esta respuesta sistema de producción práxico en los diestros, puestos en evidencia
se conoce como apraxia magnética. por la apraxia ideomotora (AIM), casi siempre se asocian con una
Otros pacientes pueden mostrar una respuesta de evitación, más disfunción del hemisferio izquierdo. Aunque los trastornos intencio­
que una respuesta de prensión o mitgehen. Por ejemplo, cuando el nales con frecuencia se asocian con lesiones hemisféricas bilaterales,
examinador roza con el dedo la palma de la mano del paciente, éste si las lesiones que inducen los trastornos intencionales son unilate­
aparta la mano del examinador. rales, se asocian con mayor frecuencia con lesiones del hemisferio
Los pacientes con una desinhibición de los miembros por inhibi­ derecho. Por ejemplo, la acinesia de los miembros se asocia habitual­
ción defectuosa de la respuesta también pueden fallar en algunas ta­ mente con lesiones del hemisferio derecho, más que con el izquierdo.
reas «go/no-go». Por ejemplo, puede indicarse al paciente que levan­ Sin embargo, los defectos intencionales asociados con una disfun­
te dos dedos cuando el examinador levanta uno, y ninguno cuando el ción del hemisferio derecho, con frecuencia no se limitan al miembro
examinador levanta dos. Si cuando el examinador levanta dos dedos, izquierdo. Utilizando un paradigma del tiempo de reacción, los infar­
el paciente levanta uno o dos, entonces el paciente tiene otra forma de tos del hemisferio derecho se asocian con un mayor enlentecimiento
inhibición defectuosa de la respuesta. En otra tarea, se indica al pa­ de los tiempos de reacción (hipocinesia) que los infartos del hemisfe­
ciente que levante dos dedos cuando el examinador levanta uno, y rio izquierdo, incluso si se utiliza el brazo ipsolesional y las lesiones
uno si el examinador levanta dos. Algunos pacientes con desinhibi­ son del mismo tamaño.
ción de los miembros levantarán un dedo cuando el examinador le­ Los especialistas en rehabilitación han observado que es más difícil
vanta uno, y dos cuando el examinador levanta dos; esta forma de rehabilitar a los pacientes con hemiplejía izquierda que a los que tienen
desinhibición de las extremidades se denomina ecopraxia. una hemiplejía derecha. Además, los pacientes con hemiplejía izquier­
da tienen más probabilidades de desarrollar úlceras de decúbito y em­
bolias pulmonares. Estas dos patologías pueden relacionarse con una
Perseverancia motora acinesia global asociada con la disfunción del hemisferio derecho.
La perseverancia se produce cuando un paciente repite incorrectamente La acinesia direccional de ojos y miembros (Na et al, 1998) tam­
una respuesta previa. Aunque existen diferentes tipos de perseverancia bién se describe con mayor frecuencia en las lesiones del hemisferio
y diferentes sistemas de clasificación, parece haber un espectro entre la derecho. Aunque la impersistencia con frecuencia se asocia con
perseverancia cognitiva y la motora. La perseverancia cognitiva se pro­ disfunción hemisférica bilateral, cuando se asocia con enfermedad
duce cuando alguien utiliza inadecuadamente una estrategia cognitiva hemisférica unilateral se produce más habitualmente en las lesiones
previamente utilizada para una tarea nueva o diferente (también llamada del hemisferio derecho. En la disfunción hemisférica bilateral, puede
Capítulo 10 Trastornos motores de acción-intencionales y apráxico-cognitivos de la extremidad superior 129

observarse una inhibición defectuosa de la respuesta de ojos o brazos, Por último, también se ha descrito acinesia en lesiones temporo-
pero cuando se observa en la enfermedad hemisférica unilateral, se parietales en monos y seres humanos. Aunque la acinesia asociada
ha asociado con disfunción hemisférica derecha. La perseverancia con las enfermedades de los ganglios basales, como la enfermedad de
motora (o continua) también se ha descrito asociada con una disfun­ Parkinson, parece evocada endógenamente, las acinesias asociadas
ción del hemisferio derecho (Na et al, 1999). Aunque los estudios con una disfunción frontal y parietal cortical parecen evocadas exó-
en sujetos con lesión cerebral (como se ha indicado previamente) y en genamente.
sujetos sanos indican que el hemisferio derecho parece más impor­ Basándose en las pruebas patológicas mencionadas, puede postu­
tante que el izquierdo en conductas intencionales, no se conoce total­ larse que los lóbulos frontales desempeñan un papel central en la red
mente la base anatómica y fisiológica del papel especial del hemisfe­ intencional humana. Los lóbulos frontales dorsolaterales reciben pro­
rio derecho en la actividad intencional. yecciones del lóbulo parietal, que es una corteza de asociación poli-
modal, y de las cortezas de asociación multimodal primaria. Los ló­
bulos frontales también tienen firmes conexiones recíprocas con el
Redes intrahemisféricas cíngulo y los núcleos talámicos medios, y conexiones no recíprocas
Tampoco se han elucidado completamente las redes intrahemisféri­ con el cuerpo estriado que se proyectan hacia el globo pálido y la
cas, que son importantes en la mediación de la intención. Sin embar­ sustancia negra, de aquí al tálamo, y de vuelta hacia la corteza, como
go, estudios en pacientes con lesiones focales y estudios en monos se ha descrito previamente.
sugieren que los lóbulos frontales pueden desempeñar un papel cru­ Las conexiones del lóbulo frontal con el lóbulo parietal inferior
cial en la actividad intencional (Heilman et al, 2003). Por ejemplo, se pueden proporcionar al lóbulo frontal el conocimiento almacenado
ha descrito negligencia motora de los miembros en monos, por lesio­ (p. ej., información semántica y espacial), y las conexiones límbicas
nes frontales dorsolaterales y, aunque los miembros ipsolesionales no pueden proporcionar información motivacional al lóbulo frontal. Las
están tan acinéticos como los miembros contralesionales, existe una áreas de asociación sensorial unimodal y polimodal pueden propor­
hipocinesia de los miembros ipsolaterales medida por los tiempos de cionar al lóbulo frontal información sobre estímulos externos que
reacción. Las lesiones frontales mediales también se asocian con aci­ pueden llamar a la acción al organismo. Los aferentes del sistema
nesia de los miembros (Chamorro et al, 1997), pero también puede reticular talámico y mesencefálico pueden ser importantes para mo­
observarse acinesia de miembros en lesiones parietales. dular el estado de vigilia y la activación.
Una hipocinesia direccional de los miembros puede observarse en Los estudios fisiológicos han respaldado el papel de los lóbulos
las lesiones frontoparietales. Además, se observa impersistencia mo­ frontales en la activación intención-motora. Se registraron las neuronas
tora con mayor frecuencia en las lesiones frontales dorsolaterales, e del lóbulo frontal dorsolateral de monos entrenados para realizar un
inhibición defectuosa de la respuesta de los miembros en las lesiones movimiento rápido a un estímulo. Cuando se preparó al animal para
frontales mediales. Por último, la perseverancia motora también pue­ hacer un movimiento, las células estaban activas. Cuando el animal no
de asociarse con lesiones frontales (Na et al, 1999). estaba preparado para iniciar una respuesta, determinada por un retraso
La corteza frontal tiene proyecciones firmes hacia el cuerpo es­ en el tiempo de respuesta, estas células estaban menos activas.
triado. El lóbulo frontal dorsolateral se proyecta hacia el núcleo cau­ No se ha establecido definitivamente cómo influyen estas neuronas
dado, el área motora suplementaria (AMS) se proyecta hacia el puta- intencionales del lóbulo frontal en las motoneuronas. Sin embargo,
men, y el cíngulo se proyecta hacia el cuerpo estriado ventral. El como se ha indicado, el lóbulo frontal dorsolateral y las áreas talámi­
cuerpo estriado se proyecta hacia la porción interna del globo pálido cas, como los núcleos ventrolaterales, dorsomediales e intralaminares,
y la parte reticular de la sustancia negra que, a su vez, se proyecta comparten conexiones anatómicas entre sí, y forman una red con los
hacia los núcleos talámicos, como el ventral anterior (VA), ventral ganglios basales y las cortezas premotora y motora. Debido a que las
lateral (VL) y dorsomedial (DM). Estos núcleos se proyectan de nue­ lesiones en estas estructuras (lóbulo frontal dorsolateral, ganglios basa­
vo hacia la misma área de la corteza frontal en la que se inició este les, tálamo ventrolateral, tálamo medio) y las áreas premotoras (es de­
bucle frontal, ganglios basales y tálamo que incluye el lóbulo frontal cir, AMS) inducen acinesia, se ha sugerido que esta red interviene en la
dorsolateral, el AMS y el cíngulo. actividad intencional.
Basándose en la discusión previa, no debería sorprender que los No se sabe si las diferentes formas de actividad intencional que se
trastornos intencionales puedan asociarse con enfermedades que han tratado están mediadas por la misma red, o si diferentes sistemas o
afectan a los ganglios basales y al tálamo. El trastorno más habitual subsistemas median diferentes formas de actividad intencional. Algu­
que induce acinesia es la enfermedad de Parkinson. La acinesia aso­ nos de los trastornos intencionales que se han expuesto pueden estar
ciada al Parkinson parece deberse a una pérdida de las neuronas do- relacionados con la «liberación» de sistemas filogenéticamente más
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

paminérgicas que se proyectan hacia el cuerpo estriado. Los antago­ primitivos.


nistas dopaminérgicos también pueden producir acinesia, y los
agonistas dopaminérgicos pueden revertiría. Las lesiones talámicas
VA/VL o de los núcleos mediales, como el parafascicular centrome- PATOLOGÍA CLÍNICA
diano, también pueden inducir acinesia.
No sólo producen trastornos intencionales las enfermedades que Los trastornos intencionales pueden estar causados por cualquier en­
afectan a la corteza del lóbulo frontal, ganglios basales y tálamo, sino fermedad neurológica que altere los sistemas de los que se ha tratado.
que estos trastornos, especialmente la acinesia, también se asocian con Las neoplasias de los lóbulos frontales, de la región del cuerpo callo­
enfermedades que afectan a la sustancia blanca que conecta los lóbulos so, del cíngulo, y los quistes coloides del tercer ventrículo pueden
frontales con estas estructuras subcorticales. Por tanto, la acinesia con asociarse con trastornos intencionales. Sin embargo, la causa más
frecuencia se asocia con enfermedades de la sustancia blanca, como la habitual de los trastornos intencionales pueden ser las enfermedades
encefalopatía arteriosclerótica (enfermedad de Binswanger o infartos vasculares, como la enfermedad de Binswanger y los infartos lacuna­
lacunares múltiples), la esclerosis múltiple avanzada y la hidrocefalia. res múltiples. Los infartos del tálamo y de las áreas tegmentarias ven­
130 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

trales también pueden causar trastornos intencionales, así como la • Cómo resolver problemas mecánicos.
hidrocefalia y los fármacos que bloquean los receptores dopaminér­ • Cómo ordenar los componentes de un acto para alcanzar un objetivo.
gicos, como los neurolépticos. Otras causas frecuentes de estos tras­
tornos son los traumatismos cefálicos y las infecciones del sistema Los trastornos de este sistema práxico («cómo») se denominan
nervioso central. Algunas infecciones y enfermedades inflamatorias apraxias (Zadikoff y Lang, 2005) (Tabla 10.1). Además de las formas
que deben considerarse incluyen: síndrome de inmunodeficiencia ad­ generales de apraxia que pueden observarse en cualquier tipo de mo­
quirida, sífilis, Lyme, enfermedades por priones, como la enferme­ vimiento transitivo (e incluso en algún movimiento intransitivo), hay
dad de Creutzfeldt-Jakob, meningitis crónica (p. ej., fúngica, sarcoi- dos formas especiales de apraxia, denominadas apraxia del vestir y
de), Whipple y leucoencefalopatía multifocal progresiva. También constructional, que se limitan a acciones motoras-cognitivas especí­
pueden existir muchas enfermedades degenerativas con trastornos ficas. Aunque estas apraxias son trastornos de habilidades aprendidas
intencionales, como la enfermedad de Pick demencia frontotempo­ que afectan al uso de los miembros, estos trastornos con frecuencia
ral, atrofia olivopontocerebelosa, parálisis supranuclear progresiva, se asocian con negación hemiespacial y trastornos perceptuales vi­
degeneración corticobasal, degeneración nigroestriada, síndrome de suales y, por tanto, no se explican en este capítulo.
Shy-Drager, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Huntington, La pérdida de la capacidad para realizar un movimiento preciso
enfermedad de Behcet y demencia del lóbulo frontal asociada con en­ e independiente (es decir, pérdida de la destreza) se denomina
fermedad de la motoneurona. Las enfermedades desmielinizantes, apraxia cinética de los miembros. El hecho de no conseguir colo­
como la esclerosis múltiple y las leucodistrotias, también pueden te­ car correctamente un miembro, moverlo correctamente en el espa­
ner componentes intencionales. Por último, diversas enfermedades cio, orientarlo correctamente y a la velocidad correcta se denomina
tóxico-metabólicas pueden asociarse con los trastornos intenciona­ apraxia ideomotora (AIM). Los pacientes con apraxia de disocia­
les, como el alcoholismo crónico con demencia por alcohol y la en­ ción pueden mostrar alteraciones cuando intentan realizar movi­
fermedad de Marchiafava-Bignami, la deficiencia de vitamina Bp, el mientos hábiles como respuesta a estímulos en una modalidad
hipotiroidismo, la anoxia, el hipoparatiroidismo con calcificación de (p. ej., orden verbal), pero pueden realizar correctamente movi­
los ganglios basales, la enfermedad de Wilson y el estado desmielini- mientos como respuesta a estímulos de una modalidad diferente
zante (depósitos de hierro en los ganglios basales, con rigidez, ateto- (p. ej., ver una herramienta). La incapacidad para resolver problemas
sis y degeneración mental). mecánicos se denomina apraxia conceptual. Por último, la incapaci­
dad para ordenar correctamente una serie de movimientos se deno­
mina apraxia ideatoria. Se tratarán estos trastornos por separado
TRASTORNOS APRÁXICOS («CÓMO») en esta sección.
La apraxia es, en parte, un diagnóstico de exclusión. Para diag­
Los programas práxicos del sistema motor proporcionan varios tipos nosticar una apraxia de los miembros en un paciente, la incapacidad
de instrucciones, incluidas las siguientes: para realizar movimientos hábiles no debe estar causada por una pér­
dida sensorial o por trastornos motores más elementales, como debi­
• Cómo colocar un miembro al realizar movimientos hábiles, inclui­ lidad, temblores, distonía, corea, balismos, atetosis, mioclonía, ataxia
do trabajar con herramientas y objetos. o crisis epilépticas. Los pacientes con trastornos graves cognitivos,
• Cómo mover el miembro en el espacio, o trayectoria espacial del de memoria, motivacionales o de la atención también pueden tener
movimiento hábil. Este programa puede incluir información alo- dificultades para realizar actos hábiles. Si bien la presencia de estos
céntrica (respecto al objeto sobre el que está actuando el organis­ trastornos no excluye que el paciente también tenga apraxia, antes de
mo) y egocéntrica (respecto al propio cuerpo). diagnosticarla el médico debe estar seguro de que estos trastornos
• Cómo orientar el miembro hacia el objetivo de su acción. de la conducta no justifican totalmente la incapacidad del paciente
• La rapidez del movimiento en el espacio o el momento de realizar para realizar actos hábiles.
un movimiento hábil. La apraxia con frecuencia no se identifica, y existen varias causas
• Cuánta fuerza aplicar y la dirección de estas fuerzas. para ello. La apraxia asociada con una lesión hemisférica, como ictus
• Cómo imitar un movimiento. y traumatismos, con frecuencia se asocia con una lesión del hemisfe-

TABLA 10.1 Tipos de errores asociados con los síndromes apráxicos

TIPO DE ORIENTACION DISCRIMINACION- CONOCIMIENTO


APRAXIA POSTURAL A UNA ORDEN MOVIMIENTO COMPRENSIÓN IMITACIÓN SERIES MECÁNICO
Ideomotora
Anterior +++ +++ +++ ++
Posterior +++ +++ +++ ++
Cinética de +++ +++
miembros
Disociación
Ideatoria
Conceptual

Nota: En esta tabla se enumeran los tipos de errores que definen cada síndrome de apraxia. Sin embargo, los pacientes con frecuencia pueden tener más de un trastorno
apráxico. +++: grave; ++: moderado.
Capítulo 10 Trastornos motores de acción-intencionales y apráxico-cognitivos de la extremidad superior 131

rio dominante (izquierdo). Por tanto, estos pacientes con frecuencia Apraxia ideomotora
tienen una hemiparesia del brazo y la mano dominantes. Cuando in­
tentan realizar actos hábiles con el brazo no dominante y encuentran La apraxia ideomotora (AIM) es, probablemente, el tipo más fre­
que están alterados, pueden atribuir su dificultad a una torpeza pre- cuente de apraxia. Como se ha mencionado anteriormente, cuando
mórbida del brazo no dominante. Sin embargo, incluso cuando estos los pacientes con AIM realizan movimientos hábiles, como la reali­
pacientes pueden utilizar el brazo dominante, los pacientes apráxicos zación de pantomimas, imitaciones y utilización de objetos reales,
pueden estar anosognósicos de sus déficits. Por desgracia, muchos pueden cometer errores espaciales y temporales.
profesionales de la salud tampoco estudian la apraxia de los miem­
bros, y no son plenamente conscientes de la naturaleza de los errores
Exploración
asociados con la apraxia.
Siempre que sea posible, se deben explorar el brazo y la mano dere­
chos e izquierdos. Cuando un brazo está débil o presenta otro trastor­
ENTIDADES CLÍNICAS ESPECÍFICAS no motor que impide la exploración, debe estudiarse el miembro no
parético. Las pruebas de la praxis incluyen variar selectivamente el
input, además de variar las peticiones de las tareas. Se deben utilizar
Apraxia cinética de los miembros los mismos ítems en todas las subpruebas, siempre que sea posible.
Los pacientes con apraxia cinética de los miembros presentan una Primero, se pedirá a los pacientes que ejecuten una orden verbal
pérdida de la destreza o de la capacidad de realizar movimientos (p. ej., «muéstreme cómo utilizaría un cuchillo para cortar una rebanada
finos, graduales, precisos, independientes de los dedos, pero coor­ de pan»). Se estudiarán los gestos transitivos (es decir, utilizar herra­
dinados. mientas e instrumentos) e intransitivos (es decir, gestos comunicati­
vos, como decir adiós con la mano), pero los gestos transitivos pare­
cen ser la prueba más sensible para la AIM. Independientemente de
Exploración los resultados gestuales a las órdenes, se pedirá a los pacientes que
La destreza puede estudiarse con varios medios. En la mayoría de los imiten al examinador realizando gestos significativos y no significa­
pacientes, deben examinarse las dos manos. Puede pedirse al pacien­ tivos. El paciente también podrá coger herramientas u objetos reales
te que recoja pequeños objetos planos, como monedas colocadas en y demostrar cómo se utilizan. Además, al hacer que un paciente re­
una mesa. Habitualmente, las personas las recogen poniendo el índi­ presente una orden verbal, el examinador puede mostrar al paciente
ce en el borde de la moneda y el pulgar en el otro borde. Cuando el dibujos de herramientas u objetos o mostrar al paciente herramientas
borde de la moneda presiona el pulgar, las personas con frecuencia u objetos reales con los que funcionan las herramientas (p. ej., un
flexionan el índice levantando este lado de la moneda de la mesa y clavo); luego el examinador pide que el paciente represente la acción
luego apretando la moneda entre estos dos dedos mientras se levanta asociada con la herramienta u objeto, sin cogerlos realmente. Puede
el brazo. Los pacientes con apraxia cinética de los miembros no po­ ser útil observar si el paciente puede nombrar o identificar pantomi­
drán utilizar esta «pinza», que requiere movimientos precisos e inde­ mas transitivas e intransitivas realizadas por el examinador, y discri­
pendientes, pero coordinados, de pulgar e índice, pero en vez de ello minar entre pantomimas bien y mal realizadas.
intentan levantar la moneda deslizándola de la mesa o usando varios Al efectuar actos hábiles, los pacientes con AIM cometen errores
dedos de la prensión palmar. La precisión espacial y la pinza pueden principalmente de producción espacial y temporal. Los errores espa­
estudiarse usando un tablero (p. ej., Purdue). Sin embargo, en nuestra ciales pueden clasificarse en varios subtipos, como postural (o confi­
experiencia clínica, una de las pruebas más sensibles a la cabecera guración interna), de movimiento espacial y de orientación espacial.
del paciente es pedir a éste que gire una moneda entre el pulgar y el En cuanto a los errores posturales, cuando se pide a un paciente
dedo índice y medio tan rápidamente como puedan. Los pacientes apráxico que ejecute una acción, con frecuencia utiliza una parte del
con apraxia cinética de los miembros tienen problemas para girar la cuerpo como herramienta (BPT). Por ejemplo, cuando se pide a los
moneda y parecen lentos y torpes, y con frecuencia la moneda tam­ pacientes con AIM que realicen una pantomima con unas tijeras, pue­
bién se cae (Hanna-Pladdy et al, 2002). den utilizar los dedos como si fueran las hojas de unas tijeras. Mu­
chos sujetos sanos cometen errores similares, y es importante indicar
al paciente que no utilice una parte del cuerpo como herramienta.
Fisiopatología A diferencia de los sujetos sanos que mejoran con estas instrucciones,
La apraxia cinética de los miembros se produce con mayor frecuen­ los pacientes con AIM pueden seguir utilizando partes de su cuerpo
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

cia en el miembro contralateral a la lesión hemisférica. Los monos como herramientas (Raymer et al, 1997). Cuando no lo hacen, los
con lesiones limitadas al sistema corticoespinal no muestran una de­ pacientes con AIM no suelen conseguir colocar correctamente las
bilidad grave, pero tienen problemas para realizar movimientos inde­ manos como si estuvieran cogiendo la herramienta o el objeto. Ohga-
pendientes de los dedos, incluida la pinza. Sin embargo, en la clínica, mi et al (2004) pidieron a sujetos sanos que imitaran gestos y a que
los pacientes con apraxia cinética de los miembros con frecuencia usaran una parte del cuerpo como herramienta. A diferencia de la pan­
tienen una lesión de la corteza premotora. Estudios recientes (Hanna- tomima, encontraron que cuando los sujetos usaban una parte del
Pladdy et al, 2002) han revelado que la apraxia cinética de los miem­ cuerpo como herramienta activaban su lóbulo parietal inferior dere­
bros se produce por una lesión en el hemisferio opuesto a la mano cho, pero al realizar la pantomima, activaban el izquierdo. Por tanto
dominante; la apraxia cinética de los miembros también puede obser­ los pacientes con AIM pueden cometer errores al usar una parte del
varse en la mano no dominante, dato que indica que el hemisferio cuerpo como herramienta porque, después de una lesión parietal iz­
dominante puede influir en el sistema motor del hemisferio no domi­ quierda, utilizan su lóbulo parietal derecho.
nante por medio de las comisuras interhemisféricas o tienen algunas Cuando se pide a sujetos sanos que utilicen una herramienta, la
proyecciones ipsilaterales, o ambas. orientarán hacia un objetivo imaginario de la acción de esa herra­
132 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

mienta. Los pacientes con AIM con frecuencia orientan correctamen­ izquierda. Sin embargo, este paciente tampoco podía imitar gestos ni
te los brazos hacia un objetivo imaginario. Por ejemplo, cuando se les utilizar correctamente herramientas ni objetos reales. Por tanto, la
pide que simulen cortar un trozo de papel por la mitad con las tijeras, desconexión lenguaje-motora no justificaba estos resultados, y se
más que orientar las tijeras en el plano sagital, las tijeras pueden estar postuló que el hemisferio izquierdo de las personas diestras contiene
orientadas lateralmente o las tijeras pueden no mantener un plano fórmulas de movimiento, y que la lesión callosa en este paciente des­
constante de movimiento. conectaba estas fórmulas de movimiento de las áreas motoras del
Cuando los pacientes con AIM intentan realizar un movimiento há­ hemisferio derecho.
bil aprendido, con frecuencia harán el movimiento central correcto En otros estudios, los pacientes con desconexión del cuerpo calloso
(p. ej., girar, golpear, cortar), pero la trayectoria del miembro en el espa­ no podían ejecutar órdenes correctamente con la mano izquierda aun­
cio con frecuencia es incorrecta. Estos errores en la trayectoria espacial que, a diferencia del paciente antes descrito, sus pacientes podían imi­
están causados por movimientos articulares incorrectos. Los pacientes tar y utilizar correctamente herramientas y objetos reales con la mano
apráxicos con frecuencia estabilizan una articulación cuando deberían izquierda. La capacidad conservada de imitar y utilizar herramientas y
estar moviéndola, y mueven articulaciones que no deberían estar mo­ objetos reales indica que la incapacidad para realizar gestos como res­
viendo. Por ejemplo, al representar la utilización de un destornillador, puesta a las órdenes en estos pacientes con lesiones del cuerpo calloso
los pacientes con AIM pueden rotar el brazo a nivel del hombro y fijar estaba inducida por una desconexión lenguaje-motora, más que por
el codo. La rotación del hombro mueve la mano en arcos cuando la una desconexión de la fórmula de movimiento-motora. Además, una
mano debería estar rotando en un eje fijo. Cuando deben coordinarse desconexión entre las fórmulas del movimiento y las áreas motoras
múltiples movimientos articulares, los pacientes con apraxia pueden produciría errores espaciales y temporales, si bien muchos de los erro­
ser incapaces de coordinar múltiples movimientos coordinados articu­ res cometidos por el paciente con hemiparesia derecha y una lesión del
lares para conseguir la trayectoria espacial deseada. Por ejemplo, cuan­ cuerpo calloso parecían ser errores de contenido. Sin embargo, en otros
do se le pide al paciente que simule que está cortando una rebanada de pacientes se ha observado que tenían un infarto limitado al cuerpo ca­
pan con un cuchillo, las articulaciones de hombro y codo deben flexio- lloso. Estos pacientes no tenían debilidad en la mano derecha, y reali­
narse y extenderse alternativamente. Si los movimientos articulares no zaba todas las tareas perfectamente con la mano derecha. Por contraste,
están bien coordinados, estos pacientes pueden realizar principalmente con la mano izquierda no podía ejecutar órdenes, ni imitar o utilizar
movimientos de picar o acuchillar. herramientas reales. Inmediatamente después del infarto cerebral, el
Los pacientes con AIM también pueden cometer errores de crono­ paciente cometió algunos errores de contenido, pero posteriormente
logía, como un largo retraso antes de iniciar un movimiento y múlti­ cometió principalmente errores espaciales y temporales. Su actuación
ples pausas breves (movimientos «de tartamudeo»). Cuando los suje­ indicaba que en el hemisferio izquierdo se almacenaban no sólo las
tos sanos realizan un movimiento curvado, reducen la velocidad del representaciones del lenguaje sino también del movimiento, y que la
movimiento y cuando se mueven en línea recta, aumentan la veloci­ lesión callosa había desconectado estas fórmulas del movimiento de
dad. Sin embargo, los pacientes con AIM no muestran una velocidad las áreas motoras del hemisferio derecho.
sinusoidal uniforme de la mano cuando realizan movimientos cícli­
cos, como cortar con un cuchillo. Lesiones del lóbulo parietal inferior. Se ha propuesto que las re­
presentaciones o las fórmulas del movimiento se almacenan en el ló­
bulo parietal izquierdo de los diestros, y que la destrucción de este
Fisiopatología
lóbulo debería inducir no sólo un déficit de producción (apraxia),
En los individuos diestros, la AIM casi siempre se asocia con lesiones sino también un trastorno de comprensión-discriminación gestual. La
del hemisferio izquierdo, pero en las personas zurdas, la AIM habi­ apraxia inducida por: 1) lesiones premotoras; 2) lesiones de las vías
tualmente se asocia con lesiones del hemisferio derecho. La AIM se que conectan las áreas premotoras con las áreas motoras, y 3) lesio­
asocia con lesiones de diversas estructuras, como el cuerpo calloso, nes de las vías que conducen a las áreas premotoras desde el lóbulo
el lóbulo parietal inferior y las áreas premotoras. La AIM también se parietal, también puede causar déficit de producción. Sin embargo,
ha descrito en las lesiones subcorticales que afectan a los ganglios a diferencia de las lesiones parietales, estas lesiones premotoras no de­
basales y al tálamo (pulvinar). Sin embargo, no está claro si las lesio­ ben producir trastornos de la comprensión y discriminación gestual.
nes en los ganglios basales causan realmente una AIM, y no se expli­ Cuando se han estudiado pacientes apráxicos con lesiones anteriores
ca aquí, pero cada una de estas áreas anatómicas se describe a conti­ y posteriores, los pacientes con una lesión del lóbulo parietal tenían
nuación, seguido de un intento de desarrollar un modelo de cómo el alteraciones de comprensión y discriminación, que no tenían los pa­
cerebro interviene en los movimientos intencionales aprendidos. cientes sin lesión del lóbulo parietal. Los estudios con técnicas de
imagen funcional han aportado pruebas convergentes de que, en per­
Lesiones del cuerpo calloso. En un estudio previo se describió el sonas diestras, el lóbulo parietal izquierdo es el que parece guardar la
caso de un paciente con una hemiparesia derecha por una lesión de la representación del movimiento necesario para los movimientos hábi­
protuberancia. El paciente también presentaba una lesión del cuerpo les aprendidos (Muhlau et al, 2005).
calloso. Se observó que el paciente no podía ejecutar correctamente Los primeros investigadores propusieron que la dominancia de la
una orden con el brazo izquierdo, y no fue posible explorar la mano mano estaba relacionada con la lateralidad hemisférica de las represen­
derecha por la hemiparesia derecha. Desde el trabajo de Paul Broca, taciones del movimiento. Sin embargo, no es habitual encontrar dies­
se sabe que en el hemisferio izquierdo de las personas diestras domi­ tros con lesiones del hemisferio izquierdo que no estén apráxicos. Aun­
na el lenguaje. La incapacidad del paciente para realizar una panto­ que es posible que las lesiones de estos pacientes no destruyan una de
mima podría asociarse con una desconexión entre las áreas del len­ las áreas del hemisferio izquierdo importantes para la praxis, muchas
guaje y motora, de forma que el hemisferio izquierdo que interviene de estas lesiones son grandes, y no afectan al lóbulo parietal ni a otras
en la comprensión de la orden verbal, podría no influir en las áreas áreas críticas del hemisferio izquierdo. Como se ha comentado ante­
motoras del hemisferio derecho responsables del control de la mano riormente, no todas las lesiones del cuerpo calloso causan AIM de la
Capítulo 10 Trastornos motores de acción-intencionales y apráxico-cognitivos de la extremidad superior 133

mano izquierda. Estos resultados indican que no todos los diestros tie­ mostrado que un movimiento único repetitivo aumenta la activación
nen las fórmulas del movimiento representadas en el hemisferio de la corteza motora primaria contralateral, pero los movimientos
izquierdo. Algunas personas pueden tener representaciones del movi­ complejos aumentan el flujo en la corteza motora contralateral, y bi­
miento bilaterales, o incluso representaciones en el hemisferio derecho. lateralmente en la AMS. Cuando los sujetos están quietos y piensan
La apraxia por una lesión del hemisferio derecho en un diestro es infre­ en hacer movimientos complejos, el flujo sanguíneo aumenta hacia la
cuente, aunque se ha descrito, e indica que la preferencia manual no AMS, pero no hacia la corteza motora primaria. Varios pacientes con
está totalmente determinada por las representaciones del movimiento y lesiones frontales medias del lado izquierdo que incluían la AMS
puede ser multifactorial. Mientras que quizás el factor más importante mostraron una AIM en la exploración de cualquiera de los dos bra­
es la lateralidad de la fórmula del movimiento, existen otros factores zos. A diferencia de los pacientes con lesiones parietales, estos pa­
que incluyen destreza (es decir, velocidad, precisión), fuerza, laterali­ cientes podían comprender preguntas o realizar pantomimas, y dis­
dad del lenguaje e incluso factores ambientales. criminar entre pantomimas realizadas correcta e incorrectamente.
También se ha descrito apraxia asociada con lesiones de la cor­
Lesiones del área motora suplementaria. Los músculos mueven teza premotora de la convexidad. Esta corteza puede ser importante
las articulaciones, y los nervios motores de la médula espinal activan en la coordinación de las acciones sincrónicas de múltiples articu­
estos músculos. Los nervios motores espinales se activan por neuro­ laciones. En la Figura 10.1 se representa un modelo del sistema de
nas corticoespinales que, a su vez, están activadas por áreas premoto- procesamiento de la acción que se ha descrito hasta aquí. En esta
ras. Las áreas premotoras deben indicar al área motora cuáles son las figura, la etiqueta «praxicón» es el depósito teórico de las represen­
neuronas que deben dispararse y en qué orden deben hacerlo. taciones temporoespaciales de los movimientos hábiles aprendidos.
Para cada movimiento hábil específico existe un grupo de posicio­ Al realizar un acto hábil, estas representaciones son transformadas
nes espaciales que están cruzadas por un patrón temporal específico. en patrones inervatorios por la AMS y la corteza premotora de la
Dos de los autores (KHM y LJGR) han propuesto que las fórmulas convexidad. Con el término patrones inervatorios se entiende el
del movimiento representadas en el lóbulo parietal inferior se alma­ programa que activa las motoneuronas de forma que la extremidad
cenan en un código supramodal tridimensional (Heilman y Rothi, se mueve en la trayectoria espacial correcta en el momento correcto
2003). Para que las neuronas corticoespinales activen adecuadamente de cada movimiento.
los nervios motores, el conocimiento temporal espacial almacenado
tiene que transformarse en un programa motor.
La corteza premotora media o AMS parece desempeñar un papel
Apraxia de disociación
importante en la mediación de los movimientos hábiles. Mientras que Al pedirles que ejecutaran una orden, algunos pacientes se miraban la
la estimulación eléctrica de la corteza motora primaria induce movi­ mano, pero no podían realizar ninguna acción reconocible. A diferen­
mientos simples, la estimulación de la AMS induce movimientos cia de los pacientes con apraxia ideomotora, la imitación y el uso de
complejos que pueden incluir todo el brazo. La AMS recibe proyec­ objetos en estos pacientes eran impecables. También puede haber de­
ciones de las neuronas parietales, y se proyecta hacia las motoneuro- fectos similares en otras modalidades. Por ejemplo, al pedirles que
nas. Las neuronas de la AMS disparan antes que las neuronas en la realizaran una pantomima en respuesta a estímulos visuales o tácti­
corteza motora primaria. Los estudios del flujo sanguíneo cerebral, les, parecía que no podían hacerlo, pero podían ejecutar correctamen­
indicador del metabolismo cerebral y de la actividad sináptica, han te una orden verbal.

FIGURA 10.1 Diagrama del sistema práxico.


A, La degradación de la semántica de acción produce apraxia
conceptual. B a D, Las lesiones que evitan que los estímulos
aferentes activen representaciones del movimiento inducen apraxia
de disociación. E, La degradación de las representaciones
del movimiento causa apraxia ideomotora con alteración de la
discriminación y comprensión gestual. F, La disfunción de la corteza
premotora en la que las representaciones de los movimientos se
convierten en programas motores o patrones inervatorios produce
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

una apraxia ideomotora con conservación de la discriminación


y comprensión gestual transitiva. G, La lesión del cuerpo calloso
produce una apraxia ideomotora del miembro no dominante.
H, La lesión de la corteza motora induce una pérdida del movimiento
independiente de los dedos y de la precisión denominada apraxia
cinética de los miembros. AMS: área motora suplementaria.
134 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Exploración Exploración
Las pruebas que se realizan para evaluar este trastorno son las mis­ Por desgracia, no hay pruebas estandarizadas para evaluar la apraxia
mas que las utilizadas en la AIM. ideatoria. Para estudiarla, se debe estudiar en los pacientes su capaci­
dad de realizar tareas secuenciales de múltiples pasos. Por ejemplo,
el examinador puede poner dos rebanadas de pan, mostaza, un cuchi­
Fisiopatología llo (no muy afilado), varios trozos de jamón y una bolsa para bocadi­
No sólo las lesiones del cuerpo calloso pueden asociarse con una AIM, llos delante del paciente, y pedirle que prepare un bocadillo para el
sino que la desconexión callosa tambie'n puede causar apraxia de diso­ trabajo. Si el sujeto no consigue realizar cada paso ordenadamente
ciación. En un estudio, los pacientes con desconexión quirúrgica del puede tener una apraxia ideatoria.
cuerpo calloso tenían apraxia de disociación en la mano izquierda. Con
la mano izquierda no podían realizar gestos normalmente en respuesta
a una orden, pero respondían correctamente a la imitación y con herra­
Fisiopatología
mientas reales. Si bien el lenguaje en estos pacientes estaba mediado La apraxia ideatoria se asocia con mayor frecuencia con una demen­
por el hemisferio izquierdo, las representaciones del movimiento po­ cia degenerativa, pero también puede asociarse con lesiones focales
dían estar representadas bilateralmente. Por tanto, la lesión del cuerpo del hemisferio izquierdo.
calloso produjo una apraxia de disociación sólo en la mano izquierda,
porque la orden verbal no podía tener acceso a las representaciones del
movimiento almacenadas en el hemisferio derecho. Aunque el pacien­ Apraxia conceptual
te con apraxia de disociación callosa no puede realizar correctamente Para realizar un acto hábil, se requieren dos tipos de conocimiento: el
movimientos hábiles intencionados con el brazo izquierdo como res­ conocimiento conceptual y el conocimiento de la producción. Mientras
puesta a una orden, estos pacientes pueden imitar habitualmente y uti­ que la disfunción del sistema de producción práxica induce una AIM,
lizar herramientas reales con la mano izquierda. Las respuestas son se denomina apraxia conceptual a los defectos del conocimiento nece­
normales, aunque estas tareas no necesitan mediación verbal, y las re­ sarios para seleccionar y utilizar satisfactoriamente las herramientas y
presentaciones del movimiento almacenadas en el hemisferio derecho los objetos. Por tanto, los pacientes con AIM cometen errores de pro­
pueden activarse por un input visual o táctil. ducción (p. ej., errores espaciales y temporales), y los pacientes con
Los pacientes diestros cuyas fórmulas de lenguaje y movimiento apraxia conceptual, errores de contenido y selección de herramientas.
están representadas en el hemisferio izquierdo pueden mostrar una Los pacientes con apraxia conceptual pueden no recordar el tipo de
combinación de disociación y AIM con lesiones callosas. Al pedirles acciones asociadas con herramientas, utensilios u objetos específicos
que realicen una pantomima con la mano izquierda, no realizan un (conocimiento de acción herramienta-objeto) y, por tanto, pueden co­
movimiento identificable (apraxia de disociación), pero al imitar meter errores de contenido. Por ejemplo, al pedirles que muestren el
o utilizar herramientas reales, pueden mostrar los errores espaciales uso de un destornillador mediante la realización de una pantomima o
y temporales observados en la AIM. utilizando la herramienta, el paciente con pérdida del conocimiento de
Los zurdos pueden tener una AIM sin afasia por una lesión del la acción herramienta-objeto puede simular un movimiento de martillo
hemisferio derecho. Estos zurdos están apráxicos, porque las repre­ o utilizar el destornillador como si fuera un martillo.
sentaciones de sus movimientos se almacenan en el hemisferio dere­ Los pacientes con apraxia conceptual pueden no ser capaces de
cho y las lesiones destruyen estas representaciones. Estos zurdos no recordar qué herramienta específica se asocia con un objeto específi­
estaban afásicos, porque el lenguaje estaba mediado por los hemisfe­ co (conocimiento de asociación objeto-herramienta). Por ejemplo,
rios izquierdos (igual que sucede en la mayoría de los zurdos). Si cuando se les muestra un clavo parcialmente introducido, pueden se­
estos zurdos tuvieran una lesión callosa, podrían tener una apraxia de leccionar un destornillador en vez de un martillo entre una serie de
disociación en el brazo izquierdo y una AIM en el brazo derecho. herramientas. Este defecto conceptual también puede encontrarse en
Los pacientes con lesiones hemisféricas que muestran apraxia de el dominio verbal, de forma que cuando se enseña una herramienta
disociación aquí descritos probablemente tienen una disociación fór­ real al paciente, éste puede nombrarla (p. ej., martillo), pero cuando
mula de movimiento-lenguaje, fórmula de movimiento-visual o fórmula a este paciente con apraxia conceptual se le pide que nombre o seña­
de movimiento-somestésica intrahemisférica. Se desconoce la locali­ le una herramienta cuando se describe su función, no puede. Además,
zación de las lesiones que causan estas apraxias de disociación intra­ puede ser incapaz de describir las funciones de las herramientas.
hemisférica. Los pacientes con apraxia conceptual también pueden tener una
alteración del conocimiento mecánico. Por ejemplo, si intentan cla­
var un clavo en un trozo de madera y no disponen de ningún martillo,
Apraxia ideatoria pueden seleccionar un destornillador en vez de una llave inglesa o
Por desgracia, el uso del término apraxia ideatoria ha sido confuso, unos alicates (que son duros, pesan y sirven para golpear). El conoci­
y el término se ha utilizado erróneamente para etiquetar diversos tras­ miento mecánico también es importante en el desarrollo de las herra­
tornos. Por ejemplo, este término se usó en los primeros artículos de mientas, de forma que los pacientes con apraxia conceptual pueden
apraxia de disociación. También se ha empleado para describir el de­ carecer de estas habilidades.
fecto en pacientes que cometen errores conceptuales (explicado a
continuación). La incapacidad para realizar una serie de actos o se­
Exploración
cuencia de acciones, un plan ideatorio que lleva a un objetivo tam­
bién se ha denominado apraxia ideatoria. En este capítulo, también En una prueba de conocimiento asociativo (herramienta u objeto-ac-
se define la apraxia ideatoria como la incapacidad para seguir co­ ción), se puede enseñar a los pacientes herramientas, como un destor­
rrectamente una serie de actos que conducen a un objetivo. nillador, u objetos que sirven para las herramientas, como clavos,
Capítulo 10 Trastornos motores de acción-intencionales y apráxico-cognitivos de la extremidad superior 135

y pedirles que demuestren la acción asociada con una herramienta o plorado estrategias de rehabilitación. En un estudio del tratamiento
con un objeto. Los pacientes con apraxia conceptual pueden cometer de la apraxia en 13 pacientes con AIM, Smania et al (2000) em­
errores de contenido, de forma que muestran las acciones de las he­ plearon un programa de entrenamiento de la conducta que constaba
rramientas distintas a las que se les pidió que representaran. En otra de ejercicios de producción de gestos o un protocolo de tratamien­
prueba de conocimiento asociativo (herramienta-objeto), puede mos­ to de control de la afasia. Con este tratamiento, los pacientes mos­
trarse a los pacientes un objeto, como un tornillo, y entonces pedirles traron una mejoría clínica, con disminución de la gravedad de la
que seleccionen una herramienta adecuada entre un grupo de cinco. apraxia.
Para estudiar el conocimiento mecánico en pacientes con un conoci­ Bickerton et al (2006) estudiaron la utilidad de una estrategia ver­
miento asociativo normal, se les puede enseñar un objeto, como un clavo bal (es decir, recitar un poema) en un paciente que tenía lo que habían
parcialmente clavado, y pedirles que seleccionen una de las cinco herra­ llamado «síndrome de desorganización de la acción», es decir, apraxia
mientas que mejor serviría para completar la tarea. Las herramientas ideatoria. Este paciente aprendió a preparar té con esta estrategia,
entre las que pueden seleccionar incluyen una llave inglesa, un cuchillo, pero no se observó generalización a otras tareas.
una sierra manual, un destornillador y unas tijeras. Por desgracia, las Geusgens et al (2006) examinaron la transferencia de los efectos
pruebas de selección de herramientas requieren equipos especiales. del entrenamiento de estrategias cognitivas en pacientes con apraxia
postictus de tareas entrenadas a no entrenadas. En el entrenamiento
de estrategias, se espera la aparición de transferencia, porque el obje­
Fisiopatología
tivo del programa de entrenamiento no es volver a aprender tareas
Varios investigadores han postulado que el conocimiento conceptual específicas, sino enseñar a los pacientes nuevas formas de controlar
se localiza en el lóbulo parietal caudal izquierdo y en la unión tempo­ los problemas secundarios a la alteración. Se asignó aleatoriamente a
roparietal. Un paciente zurdo mostró una apraxia conceptual por una más de 100 pacientes con ictus del hemisferio izquierdo a un grupo
lesión en el hemisferio derecho, lo cual sugiere que el conocimiento de entrenamiento de estrategias o a un grupo al que se aplicó terapia
de producción y conceptual tienen representaciones lateralizadas, y ocupacional habitual. El criterio de valoración primario eran las ob­
que dichas representaciones son contralaterales a la mano dominante. servaciones de las actividades de la vida diaria (AVD) estandarizadas
Se han obtenido más indicios de que estas representaciones concep­ de tareas entrenadas y no entrenadas. Este análisis mostró que, en los
tuales están lateralizadas y son contralaterales a la mano dominante a dos grupos de tratamiento, las puntuaciones en las observaciones de
partir de la observación de un paciente con una desconexión callosa, las AVD de tareas no entrenadas mejoraron significativamente des­
que mostró una apraxia conceptual de la mano no dominante (iz­ pués de 8 semanas de entrenamiento, en comparación con la puntua­
quierda). Se ha demostrado que la apraxia conceptual en personas ción basal. El cambio de puntuaciones de incluso actividades no en­
que prefieren la mano derecha con mayor frecuencia se asocia con trenadas fue mayor en el grupo de entrenamiento de estrategias que
lesiones del hemisferio izquierdo (Heilman et al, 1997). La apraxia en el grupo de «tratamiento habitual».
conceptual se observa quizás más habitualmente en la demencia de­ Aunque los trastornos cognitivomotores son secuelas habituales,
generativa de tipo Alzheimer. Aunque la AIM y la apraxia conceptual discapacitantes y duraderas de lesión cerebral, pueden ser los trastor­
coexistan, la gravedad de una y otra no siempre están correlaciona­ nos neuropsicológicos menos identificados asociados con enferme­
das. La observación de que los pacientes con AIM pueden no tener dad cerebral. La evaluación y el diagnóstico adecuados de estos tras­
una apraxia conceptual y que los pacientes con apraxia conceptual tornos cognitivomotores puede ayudar no sólo al diagnóstico del
pueden no tener una AIM respalda el postulado de que los sistemas trastorno neurológico subyacente sino a que el conocimiento de estas
de producción práxico y conceptual son independientes. Aunque discapacidades puede ayudar al médico a dar información al paciente
Heilman et al (1997) demostraron que las lesiones localizadas en el y a los cuidadores que sirva para optimizar recursos residuales y me­
hemisferio contrario a la mano dominante producen una apraxia con­ jorar así la calidad de vida del paciente. La enfermedad subyacente
ceptual, estos investigadores no hallaron un área anatómica específica deberá tratarse siempre que sea posible. Aunque no existen trata­
que pareciera crítica, indicando que las representaciones conceptua­ mientos farmacológicos específicos probados, la terapia ocupacional
les podían estar ampliamente repartidas. y la rehabilitación cognitiva pueden ser de ayuda en algunos de estos
pacientes.

PATOLOGÍA CLÍNICA
Bibliografía
Las diferentes formas de apraxia de los miembros tratadas en este
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

capítulo se asocian con mayor frecuencia a ictus y demencia degene­


rativa del tipo Alzheimer y Pick. Puede observarse apraxia en muchas Bickerton, W. L., Humphreys, G. W., & Riddoch, J. M. 2006, The use of memorised
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331-338 www.nicp.com.
C A P Í T U L O 11 Agnosias
Howard S. Kirshner

Agnosias visuales 137 Agnosia auditiva no verbal 142


Trastornos visuales corticales 137 Fonagnosia 142
Síndrome de Balint y simultanagnosia 138 Amusia 142
Agnosia visual de objetos 139 Agnosias táctiles 142
Afasia óptica 140 Afasia táctil 142
Prosopagnosia 140
Síndrome de Klüver-Bucy 140
Agnosias auditivas 141
Sordera cortical 141
Sordera verbal pura 141

Las agnosias son trastornos del reconocimiento. Al público general le neurológicos, y proporcionan unos conocimientos fascinantes de los
resulta familiar la agnosia del paciente de Oliver Sacks, que no sólo mecanismos cerebrales relacionados con la percepción y el reconoci­
no reconocía la cara de su mujer, sino que la confundía con un som­ miento. Parte de su complejidad deriva de la neuropatología de base;
brero. Sigmund Freud introdujo originalmente el te'rmino agnosia en las agnosias son, con frecuencia, el resultado de lesiones bilaterales o
1891 para denotar trastornos en la capacidad de reconocer y nombrar difusas, como encefalopatía hipóxica, múltiples accidentes vasculares
objetos, por lo general en una modalidad sensorial, en presencia de la cerebrales, lesiones craneoencefálicas graves y trastornos neurodege­
sensación primaria intacta. Otra definición, la de Milner y Teuber en nerativos y demencias.
1968, hacía referencia a la agnosia como a una «percepción normal... Las agnosias han suscitado controversias desde sus descripciones
desprovista de su contenido». El paciente agnósico puede percibir y más tempranas. Algunas autoridades han atribuido deficiencias agnósi-
describir las características sensoriales de un objeto y, sin embargo, cas a la pérdida perceptiva primaria en el marco de una disfunción
no llega a reconocerlo o a identificarlo. cognitiva general o demencia. Sin embargo, estudios con abundantes
Los criterios para el diagnóstico de agnosia incluyen: 1) no reco­ casos razonan a favor de unas auténticas deficiencias agnósicas. En
nocer un objeto; 2) percepción normal del objeto, excluyendo un cada modalidad sensorial se puede seguir la pista de un espectro de
trastorno sensorial elemental; 3) capacidad para nombrar un objeto trastornos desde una disfunción sensorial primaria a la agnosia. Se en­
una vez que ha sido reconocido, excluyendo la anomia como el prin­ focan las agnosias por la modalidad sensorial, con progresión desde las
cipal déficit, y 4) ausencia de una demencia generalizada. Además, deficiencias sensoriales primarias a los trastornos del reconocimiento.
las agnosias suelen afectar sólo a una modalidad sensorial, y el pa­
ciente puede identificar el mismo objeto cuando se le presenta en una
modalidad sensorial diferente. Por ejemplo, un paciente con agnosia AGNOSIAS VISUALES
visual puede no llegar a identificar una campana por la vista, pero la
identifica fácilmente por el tacto o por el sonido de su toque.
Las agnosias se definen en términos de la modalidad sensorial
Trastornos visuales corticales
específica afectada, por lo general visual, auditiva o táctil, o pueden Los pacientes con lesión bilateral del lóbulo occipital pueden presen­
ser selectivas en relación con una clase de elementos dentro de una tar una ceguera cortical completa. Algunos pacientes con ceguera
modalidad sensorial, como la agnosia de los colores o la prosopagno­ cortical no son conocedores de que no pueden ver, y algunos confa­
sia (agnosia de las caras). Para diagnosticar la agnosia, el explorador bulan incluso descripciones visuales o echan la culpa de su mala vis­
debe establecer que el déficit no es un trastorno sensorial primario, ta al hecho de no tener lentes o a una luz ambiental oscura (síndrome
documentado por pruebas de agudeza visual, campos visuales, fun­ de Antón, descrito originalmente en 1899). Los pacientes con síndro­
ción auditiva o funciones somatosensoriales, y que no es parte de un me de Antón pueden describir que ven la habitación a su alrededor,
trastorno cognitivo más general, como la afasia o la demencia, esta­ pero tropiezan inmediatamente contra una mesa o una pared. Los
blecido por el examen del estado mental a la cabecera del paciente. fenómenos del síndrome de Antón sugieren que las áreas de pensa­
Los déficits de nominación en la afasia o la demencia, con raras ex­ miento y del habla del cerebro no son conscientes de la ausencia de
cepciones, no quedan limitados a una única modalidad sensorial. estímulos de los centros visuales. Se puede pensar incluso que el sín­
Clínicamente, las agnosias parecen complejas y arcanas y, sin em­ drome de Antón es una deficiencia de percepción, más que una agno­
bargo, son importantes para comprender la conducta de los pacientes sia visual, pero una en la que no hay conciencia o descuido de la de­

137
138 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

ficiencia sensorial. Esta inconsciencia visual se observa también con ña, como distorsiones de la forma denominadas metamorfopsia, es-
frecuencia en los defectos de los campos visuales hemianópsicos, y cotomas centelleantes, formas irregulares (teicopsia o espectros de
tiene incluso un correlato en personas sanas; no somos conscientes de fortificación), macropsia y micropsia, cambios peculiares de forma y
un defecto de campo visual detrás de nuestra cabeza, y sin embargo, tamaño conocidos como síndrome de Alicia en el País de la Maravi­
giramos la cabeza cuando oímos un ruido a nuestra espalda. En con­ llas (descrito por Golden en 1979), acromatopsia (pérdida de la vi­
traste con el síndrome de Antón, algunos pacientes corticalmente cie­ sión cromática), acinetopsia (pérdida de la percepción del movimien­
gos tienen realmente preservada la capacidad para reaccionar a los to), palinopsia (perseveración de imágenes visuales), alestesia visual
estímulos visuales, a pesar de la ausencia de cualquier percepción (diseminación de una imagen visual desde un campo normal a otro
visual consciente, fenómeno que recibe la denominación de mirada a hemianópsico), e incluso poliopia (duplicación de objetos). Todos
ciegas (blindsight) o síndrome de Antón inverso (Ro y Rafal, 2006). estos fenómenos son trastornos de una percepción visual superior,
Puede considerarse la mirada a ciegas como una deficiencia agnósi- más que agnosias.
ca, porque el paciente no reconoce lo que ve. La visión residual suele Dos tipos de deficiencia de la visión cromática se asocian con las
estar ausente en la ceguera causada por trastornos oculares, nervios lesiones occipitales. Primero, puede producirse una pérdida completa
ópticos o tractos ópticos. Los pacientes con pérdida de la visión cor­ de la visión cromática, o acromatopsia, bilateralmente o en un hemi-
tical pueden reaccionar a los estímulos visuales más elementales, campo visual, con lesiones que afectan a porciones de la corteza de
como brillo, tamaño y movimiento, mientras que no pueden percibir asociación visual (áreas 18 y 19 de Brodmann). Segundo, los pacientes
atributos finos, como forma, color y profundidad. Los sujetos miran con alexia pura y lesiones del lóbulo occipital izquierdo no llegan a
en ocasiones a los objetos que no pueden ver conscientemente. Un nombrar los colores, aunque sean normales el emparejamiento de los
estudio describe el caso de una mujer con ceguera cortical postanóxi- colores y otros aspectos de la percepción cromática. Con frecuencia,
ca que podía coger una pelota sin ser consciente de verla. La mirada los pacientes confabulan un nombre de color incorrecto cuando se les
a ciegas puede estar mediada por conexiones subcorticales, como las pregunta qué color tiene el objeto. Esta deficiencia puede denominarse
que se originan en los tractos ópticos hasta el mesencéfalo. agnosia cromática, en el sentido de que un color percibido normal­
Las lesiones que causan ceguera cortical también pueden ir acom­ mente no puede ser reconocido de forma apropiada. Aunque esta defi­
pañadas de alucinaciones visuales. Las lesiones irritativas de la cor­ ciencia ha recibido la denominación de anemia para los colores, estos
teza visual producen alucinaciones no formadas de líneas o manchas, pacientes pueden nombrar generalmente los colores de objetos familia­
mientras que las de los lóbulos temporales producen imágenes visua­ res, como el autobús escolar o el interior de una sandía.
les formadas. Las alucinaciones visuales en la ceguera reciben la de­
nominación de síndrome de Bonnet (Teunisse et al, 1996). Aunque ori­
ginalmente Bonnet describió este fenómeno en su abuelo, que tenía
Síndrome de Balint y simultanagnosia
ceguera visual, las alucinaciones visuales complejas se producen de for­ En 1909, Balint describió un síndrome en el que los pacientes actúan
ma más característica en la ceguera cortical (Manford y Andermann, ciegos y, sin embargo, pueden describir pequeños detalles de objetos en
1998). Las alucinaciones visuales pueden producirse durante la recupe­ la visión central (Rizzo y Vecera, 2002). El trastorno suele asociarse con
ración de la ceguera cortical: se ha demostrado mediante tomografía por lesiones en ambos hemisferios, que afectan con frecuencia a los lóbulos
emisión de positrones (PET) una activación metabólica en la corteza parietales y frontales. El síndrome de Balint implica una tríada de défi­
parietooccipital asociada con alucinaciones, lo que sugiere hiperexcita- cit: 1) parálisis psíquica de la mirada, denominada también apraxia
bilidad de la corteza visual en recuperación (Wunderlich et al, 2000). ocular motora, o dificultad para apartar la mirada de la fijación central;
En la práctica, la ceguera cortical se diagnostica por la ausencia de 2) ataxia óptica, o incoordinación de los movimientos de las extremida­
patología ocular, preservación de los reflejos pupilares a la luz y pre­ des bajo control visual (con coordinación normal bajo control propio-
sencia de síntomas y signos neurológicos asociados. Además de la ceptivo), y 3) trastorno de la atención visual. Estas deficiencias dan lugar
ceguera, los pacientes con lesiones bilaterales del hemisferio poste­ a la percepción de sólo pequeños detalles de una escena visual, con
rior con frecuencia están confundidos, agitados y tienen pérdida de la pérdida de la capacidad para escudriñar y percibir el «gran cuadro».
memoria de hechos recientes. La amnesia es especialmente habitual A los pacientes con síndrome de Balint, literalmente, «los árboles no les
en los pacientes con un accidente vascular cerebral bilateral en el te­ dejan ver el bosque». Algunos, pero no todos, los pacientes presentan
rritorio de la arteria cerebral posterior, que afecta no sólo al lóbulo deficiencias en los campos visuales en ambos lados. En la exploración
occipital sino también a los hipocampos y a las estructuras relaciona­ neurológica a la cabecera del paciente, las pruebas de utilidad incluyen
das de la región temporal medial. La ceguera cortical se produce pedir al paciente que interprete un dibujo complejo o fotografía, como
como fenómeno transitorio después de una lesión cerebral traumáti­ un cuadro de «Cookie Theft» de la Boston Diagnostic Aplasia Exami­
ca, en la migraña, crisis epilépticas y como complicación de los pro­ nation and the National Institutes of Health Stroke Scale.
cedimientos de contraste yodados, como la arteriografía. La ceguera También se han descrito deficiencias parciales relacionadas con el
cortical puede desarrollarse en el marco de la encefalopatía hipóxica- síndrome de Balint que incluyen ataxia óptica aislada, o incapacidad
isquémica (Wunderlich et al, 2000), lupus eritematoso sistémico, para alcanzar un objeto bajo guía visual. Es probable que la ataxia
afecciones con demencia como la variante de Heidenhain de la enfer­ óptica sea el resultado de una interrupción de la transmisión de la
medad de Creutzfeldt-Jakob, o el síndrome de atrofia cortical pos­ información visual desde la corteza occipital a las áreas promotoras,
terior descrita en la enfermedad de Alzheimer y otras demencias para el control visual de los actos motores. Una segunda deficiencia
(Kirshner y Lavin, 2006). del síndrome de Balint parcial es la simultanagnosia, o pérdida de la
habilidad para percibir más de un elemento al mismo tiempo, descri­
ta por vez primera por Wolpert en 1924. El paciente ve detalles de
Distorsiones visuales corticales cuadros, pero no el cuadro en su totalidad. Muchos de estos pacientes
Con frecuencia se desarrollan fenómenos visuales positivos en los presentan lesiones occipitales izquierdas y alexia pura asociada sin
pacientes con defectos en los campos visuales e incluso en la migra­ agrafía; estos pacientes pueden leer con frecuencia «letra por letra»,
Capítulo 11 Agnosias 139

o una letra cada vez, pero no pueden reconocer una palabra de un solo cimiento de los objetos visuales pueden ser especialmente manifies­
vistazo. Robertson et al (1997) subrayan una organización espacial tas en el reconocimiento de imágenes degradadas, como dibujos, más
deficiente como factor contribuyente a las dificultades de percep­ que objetos reales. La agnosia visual aperceptiva también puede ser
ción de un paciente con síndrome de Balint secundario a un acci­ parte de síndromes de demencia (Kirshner y Lavin, 2006; McMona­
dente vascular cerebral parietooccipital. También se ha descrito el gle et al, 2006) (Fig. 11.1).
síndrome de Balint en pacientes con atrofia cortical posterior y en­
fermedades neurodegenerativas relacionadas que afectan a las
partes posteriores de ambos hemisferios (Kirshner y Lavin, 2006;
McMonagle et al, 2006).

Agnosia visual de objetos


La agnosia visual de objetos es la quintaesencia de la agnosia visual:
el paciente no llega a reconocer los objetos por la vista, con capaci­
dad preservada para reconocerlos por el tacto o el oído, en ausencia
de una alteración primaria de la percepción visual o demencia (Biran
y Coslett, 2003). En 1890, Lissauer distinguió dos tipos de agnosia
visual de objetos: la aperceptiva, que hace referencia a la síntesis de
elementos perceptuales elementales en una imagen unificada, y la
asociativa, en la que el significado de un estímulo percibido es apre­
ciado por el recuerdo de experiencias visuales previas.

Agnosia visual aperceptiva


El primer tipo, la agnosia visual aperceptiva, es difícil de separar de
la percepción alterada o de la ceguera cortical parcial. Los pacientes
con agnosia visual aperceptiva pueden captar correctamente rasgos
de un objeto, como líneas, ángulos, colores o movimiento, pero no
llegan a apreciar el objeto en su totalidad (Grossman et al, 1997).
Warrington y Rudge (1995) señalan la corteza parietal derecha por su
importancia en el procesamiento visual de los objetos, y consideran
que esta área es crucial para la agnosia visual aperceptiva. Un pacien­
te descrito por Luria nombró incorrectamente unas gafas por una bi­
cicleta, apuntando los dos círculos y una barra cruzada. Otro estudio
consideraba la agnosia visual aperceptiva relacionada con lesiones
occipitales bilaterales como un síndrome seudoagnósico asociado
con defectos de procesamiento visual, pero postulaban que la corteza
parietal derecha está implicada en la identificación y el reconoci­
miento de objetos visuales en las agnosias verdaderas.
Otro modo de analizar la agnosia visual aperceptiva es enfocando
la atención visual. Theiss y DeBleser, en 1992, distinguieron dos ras­
gos de la atención visual: una lente de atención de gran ángulo, que
ve la figura pero generalmente percibe sólo rasgos groseros (el bos­
que) y una luz concentrada de ángulo estrecho, que se centra en los
detalles visuales finos (los árboles). Describieron el caso de una pa­
ciente con un haz atencional de ángulo amplio defectuoso; la pacien­
te podía identificar pequeños objetos en un dibujo, pero no captaba lo
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

que representaba el dibujo. Fink et al (1996), en estudios con PET de


la percepción visual en sujetos sanos, observaron que sitios del he­
misferio derecho, sobre todo la circunvolución lingual, se activaban
durante el procesamiento global de las figuras, mientras que sitios del
hemisferio izquierdo, sobre todo la corteza occipital inferior izquier­
da, se activaban durante un procesamiento más local. La capacidad
de los pacientes con agnosia visual aperceptiva para percibir detalles
finos, pero no el cuadro en su totalidad, se relaciona estrechamente
con el síndrome de Balint y la simultanagnosia. FIGURA 11.1 Imágenes por resonancia magnética ponderadas
Al igual que con la mayoría de los síndromes visuales corticales, en T2 de un paciente con pérdida de visión progresiva, identificación
la agnosia visual aperceptiva se produce en pacientes con lesiones errónea de objetos e incapacidad para describir un cuadro en su totalidad,
occipitales bilaterales. Puede representar un estado en la recupera­ mencionando sólo pequeños detalles. El diagnóstico clínico fue de atrofia
ción de una ceguera cortical completa. Las deficiencias en el recono­ cortical posterior, una afección neurodegenerativa.
140 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Agnosia visual asociativa fiestan con frecuencia deficiencias asociadas de alexia sin agrafía y
agnosia cromática, lo que sugiere una lesión occipital izquierda. La
La agnosia visual asociativa, tipo segundo de Lissauer, tiene que ver afasia óptica comporta una gran similitud con la alexia pura sin agra­
con el reconocimiento de los objetos percibidos apropiadamente. Al­ fía; al igual que los afásicos ópticos, pueden reconocer objetos que no
gunos pacientes pueden copiar o emparejar dibujos de objetos que no pueden nombrar, y los aléxicos puros en ocasiones reconocen pala­
pueden denominar, con lo que se excluye un defecto primario de la bras que no pueden leer.
percepción visual. Se excluye la afasia porque el paciente puede
identificar el mismo objeto presentado en una modalidad táctil o au­
ditiva. Los pacientes con agnosia visual asociativa presentan con fre­ Prosopagnosia
cuencia otras deficiencias de reconocimiento relacionadas, como El término prosopagnosia hace referencia a la incapacidad para reco­
agnosia cromática, prosopagnosia y alexia. La agnosia visual asocia­ nocer caras. Los pacientes no reconocen a los amigos íntimos y fami­
tiva suele relacionarse con lesiones en ambos hemisferios posterio­ liares o cuadros de personas famosas, excepto si memorizan detalles
res, y afecta con frecuencia a la circunvolución fusiforme u occipito­ de forma o estilo de peinado, pero aprenden a compensar esta defi­
temporal, a veces a las circunvoluciones linguales y a la sustancia ciencia identificando a una persona por la voz, poses, patrones de la
blanca adyacente. Jankowiak et al describieron el caso de un paciente marcha y atuendo. La prosopagnosia queda restringida no sólo
con lesión parietooccipital bilateral por lesiones por bala. La agudeza a la modalidad visual, sino también a la clase de caras.
visual era casi normal, a excepción de defectos «altitudinales» en El reconocimiento facial es una función compleja. Primero, los
ambos campos visuales superiores. Tenía dificultad para reconocer y pacientes que no pueden emparejar los cuadros de caras han de tener
nombrar los colores, las caras, los objetos y los cuadros. Podía copiar un procesamiento facial defectuoso, o prosopagnosia aperceptiva,
dibujos que no podía reconocer, y podía dibujar imágenes de memo­ mientras que los que pueden emparejar caras, pero simplemente no
ria o después de una presentación taquistoscópica. El punto crítico de llegan a reconocer ejemplos familiares (ya sean de amigos y familia­
la deficiencia de este paciente era la incapacidad para emparejar la res o de personajes famosos) tienen prosopagnosia asociativa (Bar­
percepción visual interna con representaciones de objetos visuales; ton et al, 2004). Otro aspecto del reconocimiento facial es la percep­
en otras palabras, podía percibir normalmente estímulos visuales, pero ción de la emoción en las expresiones faciales, función que parece
no podía asignarles un significado o identificarlos. estar localizada en el hemisferio derecho.
Geschwind postuló en 1965 que la agnosia visual era consecuencia En estudios clínicos, la prosopagnosia puede ser una deficiencia
de un síndrome de desconexión, en el que las lesiones bilaterales impi­ aislada o parte de una agnosia visual más general de objetos y colo­
den que la información visual procedente de los lóbulos occipitales res. Probablemente, las caras son las muestras visuales más comple­
alcance las áreas del lenguaje del hemisferio izquierdo. La mayoría de jas e individualizadas que haya que reconocer, pero algunos pacien­
los casos de agnosia visual asociativa, pero no todos, tienen afectadas tes con agnosia visual de objetos pueden reconocer caras, lo que
las circunvoluciones fusiformes u occipitotemporales en ambos lados, sugiere que puede haber un área cerebral específica dedicada al reco­
presumiblemente interrumpiendo conexiones entre la corteza visual y nocimiento facial. Humphreys (1996) revisó los datos de que los se­
las áreas del lenguaje, para nombrar, o la región temporal medial, para res vivos pueden ser reconocidos en una parte diferente de la corteza
la identificación por la memoria. La hipótesis de desconexión de la occipital con respecto a los objetos no vivos.
agnosia visual es, probablemente, una excesiva simplificación de las La localización anatómica de la prosopagnosia va en paralelo al
complejidades de la percepción y el reconocimiento visuales, pero pro­ de otras agnosias visuales. En la mayoría de los estudios se han des­
porciona un modo sencillo para recordar el síndrome. crito lesiones temporooccipitales bilaterales, con frecuencia con
afectación de las circunvoluciones fusiformes u occipitotemporales,
pero también se han descrito casos de lesiones unilaterales en el he­
Afasia óptica misferio posterior derecho. La percepción facial parece estar locali­
El síndrome de afasia óptica o anomia óptica es intermedio entre las zada en las circunvoluciones fusiformes, pero el reconocimiento de
agnosias y las afasias. El paciente con afasia óptica no puede nom­ caras familiares puede requerir depósitos de memoria temporal ante­
brar objetos presentados visualmente, pero puede demostrar el reco­ rior (Barton, 2003). Se ha invocado la hipótesis de la desconexión en
nocimiento de los objetos por medio de una representación gestual o la prosopagnosia, lo que refleja la interrupción de fibras que pasan de
describiendo su empleo. El reconocimiento preservado de los objetos las cortezas occipitales a los centros en los que se almacenan las me­
distingue la afasia óptica de la agnosia visual asociativa. Al igual que morias de las caras. Se produce también prosopagnosia en enferme­
los agnósicos visuales, los pacientes con afasia óptica pueden nom­ dades demenciantes, como la demencia frontotemporal (Joubert et al,
brar los objetos presentados en las modalidades auditivas o táctiles, 2004) y la atrofia cortical posterior (Kirshner y Lavin, 2006).
lo que les distingue de los afásicos anómicos. En la afasia óptica, la
información sobre el objeto ha de alcanzar partes de la corteza im­
plicada en el reconocimiento, quizás en el hemisferio derecho, pero
Síndrome de Klüver-Bucy
la corteza del lenguaje carece de información para nombrarlo. Esta Otra forma de agnosia visual es el síndrome de ceguera psíquica des­
explicación se ajusta también a la hipótesis de desconexión de crito por Klüver y Buey en 1939. Describieron el síndrome original­
Geschwind. Los pacientes con afasia óptica pueden confabular nom­ mente en monos sometidos a lobectomías temporales bilaterales, pero
bres incorrectos cuando se les pide que nombren el objeto que ellos se desarrollan síntomas similares en humanos con lesiones temporales
reconocen claramente, al igual que el paciente con agnosia cromática bilaterales (Trimble et al, 1997). Un animal puede intentar inapropia­
confabula nombres de colores incorrectos. Parece que la corteza del damente comer más o emparejarse con objetos, o no llega a mostrar el
lenguaje aporta un nombre de la clase de ítems cuando la informa­ miedo acostumbrado cuando se ve confrontado con un enemigo natu­
ción específica no es próxima, sin el conocimiento consciente de que ral. Los pacientes humanos con síndrome de Klüver-Bucy manifiestan
la información no es correcta. Los pacientes con afasia óptica mani­ agnosia visual y prosopagnosia, así como pérdida de memoria, defi­
Capítulo 11 Agnosias 141

ciencias de lenguaje y cambios conductuales, como placidez, orienta­ en la agnosia visual, las deficiencias auditivas corticales se mezclan
ción sexual alterada y comer excesivamente. Se han descrito casos de imperceptiblemente con las agnosias auditivas.
síndrome de Klüver-Bucy en humanos con lesión bitemporal por abla­ Un paciente con agnosia auditiva puede oír ruidos, pero no aprecia
ción quirúrgica, encefalitis por herpes simple y demencias como la sus significados, como al identificar sonidos emitidos por animales o
enfermedad de Pick. Los pacientes con síndrome de Klüver-Bucy pa­ sonidos asociados con objetos específicos, como el sonido de una cam­
recen no tener deficiencias importantes de percepción visual primaria, panilla. La mayoría de estos pacientes tampoco pueden comprender el
pero parece que las conexiones están interrumpidas entre la vista y la lenguaje o apreciar la música. Las agnosias auditivas pueden clasi­
memoria y las estructuras límbicas, de modo que las percepciones vi­ ficarse en: 1) sordera verbal pura; 2) agnosia auditiva no verbal pura;
suales no estimulan sus asociaciones ordinarias. 3) fonagnosia, o incapacidad para identificar a las personas por sus
voces (Polster y Rose, 1998), y 4) amusia pura. Los pacientes pueden
presentar una de estas deficiencias o una mezcla de ellas.
AGNOSIAS AUDITIVAS
Al igual que los síndromes visuales corticales, los trastornos auditivos
Sordera verbal pura
corticales varían desde los síndromes auditivos primarios de sordera El síndrome de sordera pura a las palabras, o sordera verbal pura, im­
cortical hasta las deficiencias parciales de reconocimiento de tipos de plica la incapacidad para comprender las palabras habladas, con pre­
sonido específicos. Al igual que las agnosias visuales, la mayoría servación de la capacidad para oír y reconocer sonidos no verbales.
de las deficiencias auditivas corticales requieren lesiones cerebrales La sordera verbal pura evoluciona con frecuencia a partir de una deficien­
bilaterales, que afectan por lo general a los lóbulos temporales, espe­ cia inicial de sordera cortical o de un trastorno auditivo cortical impor­
cialmente a las cortezas auditivas primarias de las circunvoluciones tante. La sordera verbal pura se ha explicado tradicionalmente como
de Heschl. una desconexión de cortezas auditivas primarias del área de Wernicke
en el hemisferio izquierdo. Engelien et al (2000) mostraron activación
en la exploración por PET durante la estimulación auditiva en un pa­
Sordera cortical ciente con lesiones temporales bilaterales extensas, fenómeno que de­
Se observan profundas deficiencias auditivas en pacientes con lesio­ nominaron deaf hearing (audición con sordera) (análogo a la mirada a
nes bilaterales adquiridas de la corteza auditiva primaria (circunvolu­ ciegas). Las lesiones unilaterales del hemisferio izquierdo también se
ción de Heschl, áreas de Brodmann 41 y 42) o las radiaciones auditi­ han asociado con sordera verbal pura; según la teoría de la desconexión
vas que se proyectan en las circunvoluciones de Heschl. En general, de Geschwind, una lesión de este tipo podría estar estratégicamente
las lesiones unilaterales de la corteza auditiva tienen escaso efecto situada de tal modo que desconectaría ambas cortezas auditivas prima­
sobre la audición. Sólo de modo infrecuente los pacientes con lesio­ rias del área de Wernicke. Algunos pacientes con afasia de Wernicke
nes bilaterales de la corteza auditiva son completamente sordos, in­ tienen una afectación más importante de la comprensión auditiva que
cluso para los ruidos intensos; la mayoría retienen alguna audición la comprensión de la lectura, asemejándose también a la sordera verbal
de tonos puros, pero presenta déficit en el procesamiento acústico de pura. En efecto, la mayoría de casos de sordera verbal pura también
nivel superior, como la identificación de sonidos con significación, presentan un habla parafásica, lo que relaciona aún más el síndrome
secuenciación temporal y en la localización del sonido. Al igual que con la afasia de Wernicke (Fig. 11.2).

Figura 11.2
Exploración por tomografía computarizada de una
paciente con extensos infartos bilaterales que afectaban
a los lóbulos temporales. La paciente podía oír tonos
puros y sonidos averbales, pero era completamente
incapaz de comprender el habla. (De: Kirshner, H. S. y
Webb, W. G. 1981, «Selective involvement of the
auditory-verbal modality in an acquired communication
disorder: benefit from sign language therapy», Brain Lang,
vol. 13, págs. 161-170.)
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
142 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Agnosia auditiva no verbal meros o letras escritas en el lado opuesto del cuerpo; estas deficien­
cias, denominadas astereognosia y agrafestesia, representan defi­
La agnosia auditiva no verbal hace referencia a los pacientes que han ciencias de pérdida sensorial cortical, más que de agnosias. Otra
perdido la capacidad para identificar sonidos no verbales con signifi­ posibilidad es que podrían considerarse agnosias táctiles apercepti­
cación, pero que preservan la audición de los tonos puros y la com­ vas. Son pocos los casos de pacientes descritos que pueden describir
prensión del lenguaje. Estos casos tienden también a tener lesiones la forma y las características de un objeto palpado y, sin embargo, no
en ambos lóbulos temporales. pueden identificar el objeto. El paciente puede identificar fácilmente
el objeto por el sonido o por la vista, con lo que cumple los criterios
Fonagnosia de agnosia táctil asociativa (Bottini et al, 1995).
Caselli investigó a 84 pacientes con lesiones unilaterales en un he­
Este trastorno es análogo a la prosopagnosia en la modalidad visual; misferio en cuanto a deficiencias en la percepción táctil. Siete pacien­
consiste en no poder reconocer a las personas familiares por sus vo­ tes presentaban agnosia táctil en relación con objetos palpados por la
ces. De nuevo, las deficiencias aperceptivas pueden producirse en el mano contralateral. Estas deficiencias se produjeron en ausencia de
emparejamiento de voces no familiares, que por lo general reflejan una pérdida somatosensorial primaria. Algunos pacientes tenían hemi­
lesión temporal unilateral o bilateral, pero la falta de reconocimiento paresia o hemianopsia grave y, sin embargo, tenían un buen rendimien­
de una voz familiar puede implicar un locus parietal derecho, corres­ to en el reconocimiento táctil de objetos, pero los pacientes con negli­
pondiente al área específica del reconocimiento de caras. Una defi­ gencia secundaria a lesión en el hemisferio derecho tendían a unas
ciencia relacionada es la agnosia auditiva afectiva, o no reconocer la deficiencias más importantes. Un segundo estudio señaló que sólo los
entonación emocional del habla, asociada generalmente con lesiones pacientes con negligencia tenían deficiencias bilaterales en el recono­
en el hemisferio derecho (Polster y Rose, 1998). cimiento táctil de objetos, mientras que los pacientes con lesiones pa­
rietales izquierdas sólo presentaban agnosia táctil en relación con obje­
tos en la mano derecha. No obstante, el estudio no incluyó a pacientes
Amusia
con lesiones bilaterales, y la agnosia en las modalidades visual y audi­
Otro problema complejo es la pérdida de las capacidades musicales tiva es claramente más profunda cuando hay lesiones bilaterales.
después de lesiones cerebrales focales, lo que refleja la complejidad Los mecanismos de la agnosia táctil pueden variar. Primero, la
de la apreciación y el análisis musical. El análisis tradicional de la apreciación de la forma puede ser una propiedad de la corteza sensiti­
lesión-deficiencia ha sugerido que el reconocimiento de melodías y va. En los estudios de Bottini et al (1995), el emparejamiento de formas
de tonos musicales es función del lóbulo temporal derecho, mientras (tarea aperceptiva) fue más sensible a la lesión en el hemisferio dere­
que el análisis de la altura de la nota, ritmo y tempo implica al lóbulo cho, mientras que el emparejamiento de formas con sentido (tarea aso­
temporal izquierdo. En un estudio reciente de pacientes con lesiones ciativa) fue más sensible a las lesiones en el hemisferio izquierdo. Se­
del lóbulo temporal y epilepsia, los que presentaban lesiones en el gundo, la corteza parietal derecha se halla también implicada en las
hemisferio izquierdo tenían una mayor alteración en la secuenciación funciones espaciales y topográficas, y los trastornos espaciales pueden
temporal de la música, así como del habla (Samson et al, 2001). Es dar cuenta de algunas deficiencias de reconocimiento táctil en los pa­
probable que el hemisferio izquierdo esté más activado cuando un cientes con lesiones parietales derechas. Tercero, los déficits atencio-
músico formado escucha música, en comparación con un oyente no nales y las negligencias que se observan en las lesiones del hemisferio
formado. En un estudio de técnicas de imagen cerebrales con PET derecho pueden aumentar la ausencia de reconocimiento táctil. Cuarto,
durante la ejecución musical en 10 pianistas profesionales, la lectura los síndromes de desconexión pueden estar implicados en la agnosia
visual de la música activaba ambas cortezas de asociación visual y táctil. El famoso paciente de 1962 de Geschwind y Kaplan con una
los lóbulos parietales superiores, que son áreas distintas a las que se lesión en el cuerpo calloso no podía identificar objetos con la mano
utilizan en la lectura de palabras, y la audición de música activaba izquierda, pero podía apuntar al objeto correcto en un grupo. Los pa­
ambas cortezas auditivas secundarias. La interpretación de música cientes con sección quirúrgica del cuerpo calloso tienen deficiencias
activaba las áreas frontal y cerebelosa. Los autores comentan que, similares; estos pacientes pueden sentir el objeto con la mano izquier­
dado lo extenso de estas áreas, el estudio no examinó la experiencia da, pero no pueden nombrarlo, presumiblemente porque la lesión del
musical total, y mucho menos el placer que proporciona la música. cuerpo calloso desconecta la corteza parietal derecha de los centros
El compositor Maurice Ravel, cuyo caso fue descrito original­ del lenguaje del hemisferio izquierdo.
mente en 1948 por Alajouanine, padecía una enfermedad de afasia
fluente progresiva, y en asociación con ella perdió la capacidad para
leer o escribir música, mientras que aún podía escucharla y apreciar­
Afasia táctil
la. Otro estudio describe también una disfunción musical progresiva La afasia táctil es la incapacidad para nombrar un objeto palpado, a
en dos músicos profesionales con demencia. pesar del reconocimiento intacto del objeto y de la denominación
intacta cuando se le presenta el objeto en otra modalidad sensorial.
Este síndrome es estrechamente análogo a la afasia óptica, y sólo rara
AGNOSIAS TÁCTILES vez ha sido reconocido.
En conclusión, las agnosias son trastornos de la percepción y recono­
Como se ha descrito en los síndromes de pérdida cortical de la per­ cimiento sensoriales. Los mecanismos corticales de las agnosias abarcan
cepción visual y auditiva, se observa una gama de deficiencias sensi­ un espectro que va desde deficiencias primarias en la corteza sensorial
tivas en las lesiones corticales. Los pacientes con lesiones de la cor­ hasta trastornos de la corteza de asociación, o síndromes de desconexión
teza parietal pueden tener preservadas la capacidad de sentir un entre las áreas corticales. El reconocimiento de objetos requiere no sólo
pinchazo, temperatura, vibración y propiocepción y, sin embargo, no la sensación primaria, sino también la asociación del objeto percibido
pueden identificar objetos palpados por la otra mano o reconocer nú­ con las experiencias sensoriales previas y las memorias asociativas. Las
Capítulo 11 Agnosias 143

agnosias abren una ventana sobre la capacidad cerebral para percibir Joubert, S., Felician, O., Barbeau, E., et al. 2004, Progressive prosopagnosia: clini­
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ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
c a p í t u l o Wlfl Trastornos del lenguaje
Y DE LA ARTICULACIÓN/HABLA
A Afasia y síndromes
AFÁSICOS
Howard S. Kirshner

Trastornos del lenguaje: perspectiva general 145 Afasias subcorticales 154


Definiciones 145 Alexia pura sin agrafía 156
Neuroanatomía relevante 146 Alexia con agrafía 157
Signos diagnósticos 147 Alexia afásica 157
Exploración del lenguaje en la cabecera del paciente 148 Agrafía 158
Síndromes afásicos 148 Lenguaje en los trastornos del hemisferio derecho 158
Afasia de Broca 148 Lenguaje en las enfermedades demenciantes 159
Afemia 149 Pruebas clínicas en el paciente afásico 160
Afasia de Wernicke 149 Evaluación preliminar 160
Sordera pura para las palabras 151 Otras pruebas útiles 160
Afasia global 152 Diagnóstico diferencial 162
Afasia de conducción 152 Recuperación y rehabilitación del paciente afásico 163
Afasia anómica 153
Afasias transcorticales 153

TRASTORNOS DEL LENGUAJE: Segundo, la afasia es un trastorno del lenguaje, más que del habla.
PERSPECTIVA GENERAL El habla es la articulación y fonación de sonidos del lenguaje; el len­
guaje es un sistema complejo de símbolos y normas para la comunica­
El estudio de los trastornos del lenguaje comporta el análisis del ma­ ción. La afasia se diferencia de los trastornos motores del habla (el
yor de los atributos humanos: la capacidad para comunicarse median­ tema de la parte B de este capítulo), como disartria, disfonía (trastornos
te símbolos comunes. El lenguaje ha proporcionado las bases de la de la voz), tartamudeo y apraxia del habla. Las disartrias son trastor­
civilización y el aprendizaje humanos y su estudio ha sido tarea de nos de la articulación de sonidos únicos; entre las causas de estos tras­
filósofos y médicos. Cuando el lenguaje está alterado por trastornos tornos se pueden incluir alteraciones mecánicas de la lengua o la larin­
neurológicos, el análisis de los patrones de anormalidad tiene una ge y trastornos neurológicos, como una disfunción de los músculos,
utilidad práctica en el diagnóstico neurológico. Históricamente, el unión neuromuscular, pares craneales, células del asta anterior bulbar,
lenguaje fue la primera función cortical superior que se relacionó con vías corticobulbares, conexiones cerebelosas o ganglios basales.
° lugares específicos de lesión cerebral. Sigue siendo útil como modelo La apraxia del habla es un síndrome de mala articulación de los
■S para el uso práctico de una función cognitiva en la localización de las fonemas, especialmente de los sonidos consonánticos. A diferencia
| lesiones cerebrales y el conocimiento de los procesos corticales hu­ de la disartria, en la que algunos fonemas están constantemente dis­
manos en general. torsionados, la apraxia del habla contiene distorsiones inconstantes y
sustituciones de fonemas. El trastorno se denomina apraxia porque
no hay un déficit motor primario en la articulación de los fonemas
Definiciones
individuales. Clínicamente, los pacientes con apraxia del habla pro­
“ Se define la afasia como un trastorno del lenguaje secundario a lesión ducen errores articulatorios inconstantes, habitualmente peores en
cerebral. Esta definición, adaptada de Alexander y Benson (1997), se­ los fonemas iniciales de una palabra y en los enunciados polisilábi­
para la afasia de varios trastornos relacionados. Primero, la afasia se cos. La apraxia del habla, así definida, forma parte habitualmente de
diferencia de los trastornos del lenguaje congénitos y del desarrollo, la dificultad en la producción del habla en las afasias.
denominados disfasias. (A diferencia del término británico, en Estados Tercero, la afasia se distingue de los trastornos del pensamiento.
Unidos el término disfasia se aplica a los trastornos del desarrollo del Este comporta el procesamiento mental de imágenes, recuerdos y per­
© lenguaje, más que a la afasia parcial o incompleta.) cepciones, en el que habitualmente, pero no necesariamente, intervie­

145
146 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

nen símbolos del lenguaje. Los trastornos psiquiátricos alteran el pen­ red de asociaciones corticales para asignar significados a las palabras.
samiento y el contenido del habla sin afectar a la estructura lingüística. En la repetición y el habla espontánea, la información auditiva se trans­
Por ejemplo, los pacientes esquizofrénicos pueden escoger palabras mite al área de Broca en la circunvolución frontal inferior posterior.
anormales e individualistas, con asociaciones poco precisas y pérdida Esta área de la corteza «programa» las neuronas de la corteza motora
de organización del discurso, junto con referencias vagas o no claras y adyacente, ayudando a la boca y la laringe, desde donde axones des­
fallos en la comunicación (Docherty et al, 1996). Sin embargo, el len­ cendentes viajan hacia los núcleos de los pares craneales del tronco
guaje y la articulación elemental se hallan intactos. Por tanto, el conte­ encefálico. El lóbulo parietal inferior, especialmente la circunvolución
nido anómalo del lenguaje en los trastornos psiquiátricos no se consi­ supramarginal, también puede intervenir en el procesamiento de fone­
dera afasia. Los trastornos del lenguaje asociados con enfermedades mas en la comprensión del lenguaje, y en la producción de fonemas
cerebrales difusas, como encefalopatías y demencias, se califican como para la repetición y el habla (Hickok y Poeppel, 2000). Estas relaciones
afasias, aunque la afectación de otras funciones cognitivas las diferen­ anatómicas se presentan en las Figuras 12A.1 y 12A.2. La lectura re­
cia de la afasia secundaria a lesiones cerebrales focales. quiere la percepción de estímulos visuales del lenguaje por la corteza
El conocimiento de los trastornos del lenguaje requiere una revisión occipital, seguido de la correlación con la información del lenguaje
elemental de los componentes lingüísticos. Los fonemas son los soni­ auditivo, a través de la corteza de asociación heteromodal de la circun­
dos más cortos con significado; la morfología es el uso de terminacio­ volución angular. La escritura requiere la activación de motoneuronas
nes apropiadas de las palabras y palabras de conexión para los tiempos que se proyectan hacia el brazo y la mano. Un estudio francés de
verbales, posesivos y singulares frente a plurales; la semántica hace 107 pacientes con ictus, examinados con pruebas de afasia y resonan­
referencia al significado de las palabras; el léxico es el diccionario in­ cia magnética (RM), confirmó los trabajos generales de casi 150 años
terno, y la sintaxis es la construcción gramatical de locuciones y frases. de investigación de la afasia clínica: las lesiones frontales causaban una
El discurso hace referencia al uso de estos elementos para crear una afasia no fluente, mientras que las lesiones temporales posteriores
expresión organizada y lógica de los pensamientos. La pragmática afectaban a la comprensión (Kreisler et al, 2000).
hace referencia al uso adecuado del habla y el lenguaje en un entorno Estas e indudablemente otras vías forman el circuito cortical para
conversacional, con pausas mientras otros hablan, siguiendo los tumos la comprensión y la expresión del lenguaje. Además, otros centros
adecuadamente y respondiendo a preguntas. Los trastornos específicos corticales que participan en los procesos cognitivos se proyectan ha­
del lenguaje afectan a uno o más de estos elementos. cia la corteza del lenguaje primario e influyen en su contenido. Por
último, las estructuras subcorticales desempeñan papeles cada vez
mayores en las funciones del lenguaje. El tálamo, un relé del sistema
Neuroanatomía relevante activador reticular, parece alertar a la corteza del lenguaje y las lesio­
Los procesos del lenguaje tienen una clara base neuroanatómica. En nes del tálamo dominante producen una afasia fluente. Los núcleos
términos más simples, la recepción y el procesamiento del lenguaje de los ganglios basales que participan en las funciones motoras, espe­
hablado se producen en el sistema auditivo: empiezan en la cóclea y cialmente el núcleo caudado y el putamen, participan en el habla ex­
continúan a través de una serie de estaciones hacia la corteza auditiva, presiva. Por ello, no es sorprendente observar trastornos del lenguaje
la circunvolución de Heschl, en cada circunvolución temporal superior. en una amplia variedad de lesiones cerebrales que son importantes
En la descodificación de los sonidos en información lingüística inter­ para el diagnóstico y la localización de la lesión.
viene la parte posterior de la circunvolución temporal superior izquier­ En las personas diestras, y en la mayoría de las zurdas, los síndromes
da, el área de Wernicke o el área 22 de Brodmann, que da acceso a una clínicos de la afasia son consecuencia de lesiones del hemisferio izquier-

Circunvolución precentral Cisura de Rolando Figura 12A. 1 superficie


lateral del hemisferio Izquierdo que
Circunvolución poscentral muestra una anatomía simplificada de
las circunvoluciones y las relaciones
Lóbulo parietal entre el área de Wernicke y el área de
Broca. No se muestra el fascículo
Circunvolución Circunvolución
arqueado, que conecta los dos centros
frontal inferior supramarginal
corticales del habla a través de la
44
45
41 , 42
Circunvolución
angular
sustancia blanca subcortlcal profunda.

Lóbulo - 22 Lóbulo occipital


frontal
21
Cisura de Silvio

Circunvolución
temporal superior

Lóbulo temporal

O Área de Broca
3 Área de Wernicke
Capítulo 12A Afasia y síndromes afásicos 147

Derecha Izquierda
do, como la hemiparesia derecha. Por último, si el paciente empieza
gradualmente a emitir sonidos que contienen errores parafásicos, pue­
de identificarse una afasia con seguridad.
El habla titubeante es un síntoma no sólo de la afasia sino también
de trastornos motores del habla, como la disartria o el tartamudeo, y
puede ser la manifestación de un trastorno psicógeno. Una segunda
regla general es que, si es posible transcribir las palabras de una perso­
na que titubea al hablar en lenguaje normal, el paciente no está afásico.
Se produce titubeo en varios síndromes afásicos por diversas causas,
como dificultad para empezar a hablar, articulación imprecisa de los
fonemas, sintaxis deficiente o dificultad para encontrar las palabras.
La anomia, o incapacidad para producir un nombre específico,
generalmente es un indicador fiable de un trastorno del lenguaje, aun­
que también puede reflejar una pérdida de memoria. La anomia se
manifiesta en el habla afásica por pausas para encontrar palabras y
circunloquios, o por utilizar una locución cuando una única palabra
sería suficiente.
El habla parafásica hace referencia a la presencia de errores en la
producción del habla del paciente. Los errores parafásicos se clasifi­
can en errores literales o fonémicos, que implican la sustitución de un
sonido incorrecto (p. ej., tevesilor por televisor), y errores semánticos
FIGURA 12A.2 Diagrama del plano coronal del cerebro, que
o verbales, que comportan la sustitución de una palabra incorrecta
indica el flujo de entrada de la información auditiva desde las orejas hasta
(p. ej„ cuchara por tenedor). Un síntoma relacionado con el lenguaje
la corteza auditiva primarla en ambas regiones temporales superiores
es la perseverancia, la repetición inapropiada de una respuesta previa.
(xxx), y luego al área de Wernicke (000) en la circunvolución temporal
Ocasionalmente, las palabras afásicas incluyen formas inexistentes
superior Izquierda. El flujo de salida motor del habla desciende desde el
de palabras llamadas neologismos. El patrón de errores parafásicos y
área de Broca (B) hasta los núcleos de los pares craneales del tronco
neologismos que contaminan el habla de forma que no puede discer­
encefálico a través de la vía corticobulbar (flecha de guiones). En realidad,
nirse el significado se denomina jergafasia.
el área de Broca es anterior al área de Wernicke, y las dos áreas no
Otro síntoma fundamental de la afasia es no poder comprender la
deberían aparecer en la misma sección coronal.
conversación de los demás. Muchos pacientes afásicos también tie­
nen dificultades para comprender y producir el lenguaje escrito (lec­
tura y escritura). El habla fluente y parafásica suele evidenciar un
do. Raramente, la afasia se debe a una lesión del hemisferio derecho en trastorno afásico. El principal diagnóstico diferencial incluye afasia,
un paciente diestro, fenómeno denominado afasia cruzada (Bakar et al, psicosis, encefalopatía aguda o delirium y demencia. Los pacientes
1996). En las personas zurdas, los trastornos del lenguaje suelen ser si­ afásicos habitualmente no están confundidos ni presentan una con­
milares a los de las personas diestras con lesiones similares, pero en al­ ducta inadecuada; no parecen agitados ni utilizan mal los objetos,
gunos casos presentan síndromes atípicos que sugieren que el hemisferio con ocasionales excepciones en los síndromes agudos de la afasia de
derecho interviene en por lo menos algunas funciones del lenguaje. Por Wernicke o la afasia global. Por contraste, muchos pacientes psicóti­
ejemplo, un paciente con una amplia lesión fronto-temporo-parietal iz­ cos hablan de forma fácilmente comprensible y gramaticalmente
quierda puede tener conservada la comprensión, señal de que la com­ adecuada, aunque su conducta y el contenido del habla son anómalos.
prensión del lenguaje se puede encontrar en el hemisferio derecho. Por la Sólo raramente los esquizofrénicos hablan en «asociaciones ruido­
misma razón, la afasia puede recuperarse mejor en algunos pacientes sas» o «ensalada de palabras». El inicio súbito del habla fluente para­
zurdos que en los diestros con ictus en el hemisferio izquierdo. fásica en un paciente de mediana edad o anciano siempre debe ser
sospechosa de una lesión del hemisferio izquierdo con afasia.
Los pacientes con encefalopatía aguda o delirium pueden mani­
Signos diagnósticos festarse con habla parafásica y con trastornos del habla «superiores»,
El mutismo, una pérdida total del habla, puede representar una afasia como incapacidad para escribir, aunque la expresión gramatical del
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grave (véase «Afemia» más adelante en este capítulo). El mutismo lenguaje está menos alterada que su contenido. Además, estos sínto­
también puede ser un signo de disartria; disfunción del lóbulo frontal, mas del lenguaje son menos pronunciados que las alteraciones de la
como en el mutismo acinético; disfunción grave del sistema extrapira- conducta acompañantes, como agitación, alucinaciones, somnolen­
midal, como en la enfermedad de Parkinson; trastornos no neurológi­ cia o excitación y dificultades cognitivas, como desorientación, pér­
cos de laringe y faringe, o incluso síndromes psicógenos, como la ca­ dida de la memoria y pensamiento delirante.
tatonía. Por tanto, debe actuarse con precaución al diagnosticar a un Las encefalopatías crónicas o demencias plantean un problema
paciente mudo como afásico. Una regla general es que si el paciente diagnóstico más difícil, porque la afectación de la corteza del lenguaje
puede escribir o mecanografiar y la forma y el contenido del lenguaje produce déficit del lenguaje fácilmente detectables, que afectan espe­
son normales, el trastorno probablemente no tiene un origen afásico. Si cialmente a la nominación, la lectura y la escritura. Estos trastornos del
el paciente no puede hablar o escribir, pero realiza un aparente esfuerzo lenguaje (véase «Lenguaje en las enfermedades demenciantes» más
por vocalizar, y si también hay indicios de un déficit de comprensión, adelante en este capítulo) se distinguen de la afasia secundaria a lesio­
es probable que sea un mutismo afásico. También son útiles para el nes focales principalmente por afectación de otras funciones cogniti­
diagnóstico los signos asociados con una lesión del hemisferio izquier­ vas, como los procesos de memoria y visuoespaciales.
148 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

EXPLORACIÓN DEL LENGUAJE La comprensión auditiva se explora primero pidiendo al paciente


que siga una serie de órdenes en uno, dos y tres pasos. Un ejemplo de
EN LA CABECERA DEL PACIENTE una orden de un paso es «saque la lengua»; una orden de dos pasos es
La primera parte de toda exploración del lenguaje en la cabecera del «levante el pulgar izquierdo y cierre los ojos». El cumplimiento satis­
paciente es la observación del habla y la comprensión del paciente factorio de las órdenes asegura una comprensión adecuada, por lo
durante la anamnesis. Puede obtenerse información importante sobre menos a este nivel simple, pero su incumplimiento no establece auto­
la función del lenguaje si el examinador presta la debida atención a máticamente una pérdida de la comprensión. El paciente debe oír la
los patrones del habla y a las respuestas del paciente a las preguntas. orden, comprender el lenguaje que habla el examinador y tener la ca­
Concretamente, durante una entrevista informal pueden detectarse pacidad motora para ejecutarla, incluida la ausencia de apraxia. La
principalmente dificultades menores en la búsqueda de palabras, apraxia (véase el Capítulo 10 para una descripción completa) se de­
errores parafásicos ocasionales y déficit de nivel superior en el plan­ fine, desde el punto de vista operativo, como la incapacidad para eje­
teamiento del discurso o en la pragmática de la comunicación, como cutar una orden motora a pesar de una comprensión normal y de la
el uso del humor y la ironía. capacidad normal para realizar el acto motor en otro contexto, como
D. Frank Benson y Norman Geschwind popularizaron una explo­ la imitación o la utilización de un objeto real. Debido a que es difícil
ración del lenguaje en la cabecera del paciente de seis componentes, excluir la apraxia con seguridad, es aconsejable explorar la compren­
actualizada por Alexander y Benson (1997) (Tabla 12A.1). Esta ex­ sión con tareas que no requieran un acto motor, como preguntas de
ploración proporciona información útil sobre la localización de la sí/no, u órdenes que sólo requieran señalar una respuesta. Las res­
disfunción cerebral y es interesante dedicarle unos minutos. puestas a preguntas sin sentido (p. ej.. «¿vomita todos los días?»)
La primera parte de la exploración es una descripción del habla establecen rápidamente si el paciente comprende. Las preguntas sin
espontánea. Puede obtenerse una muestra del habla pidiendo al pa­ sentido con frecuencia producen resultados sorprendentes, dada la
ciente que hable sobre el tiempo o el motivo de su consulta al médico. tendencia de algunos afásicos a cubrir la dificultad de la comprensión
Si el habla es escasa o ausente, puede ser útil nombrar listas, como con una cháchara social.
contar o recitar los días de la semana. La variable más importante del Debe estudiarse deliberadamente la repetición de palabras y locu­
habla espontánea es la fluencia: el habla filíente surge rápidamente y ciones. Los pacientes disártricos tienen problemas con las secuencias
sin esfuerzo; el habla no fluente se pronuncia con palabras aisladas o rápidas de consonantes, como en «metodista episcopal», mientras
frases cortas, con pausas y titubeos frecuentes. Primero debe prestar­ que los afásicos tienen una especial dificultad en frases gramatical­
se atención a ciertas características elementales, como la dificultad mente complejas. La locución «ni sí, ni no, ni peros» es especialmen­
para el inicio, la articulación, la fonación o el volumen de la voz, el te desafiante para los afásicos. Con frecuencia, los afásicos pueden
ritmo del habla, la prosodia o entonación melódica del habla, y la repetir locuciones familiares o «de alta probabilidad» mucho mejor
longitud de las locuciones. En segundo lugar, debe analizarse el con­ que las que no les son familiares.
tenido de los enunciados en relación con la presencia de pausas para Debe explorarse la lectura en voz alta y la comprensión escrita. El
encontrar las palabras, circunlocuciones y errores como las parafa- examinador debería llevar algunas órdenes impresas para facilitar
sias literales y verbales o los neologismos. una rápida comparación de la comprensión auditiva con la de la lec­
La segunda parte de la exploración en la cabecera del paciente es tura. Desde luego, el examinador debe tener una idea de la capacidad
la nominación, que se estudia pidiéndole que nombre objetos, partes de la lectura premórbida del paciente.
de objetos, dibujos, colores o partes del cuerpo para confrontarlos. La escritura, un elemento de la exploración que se omite con mu­
Deben estudiarse algunos ítems de cada categoría, porque la anomia cha frecuencia, no sólo proporciona otra muestra del lenguaje expre­
puede ser específica de las clases de palabras. Con frecuencia, se sivo sino que permite un análisis de la ortografía, que no es posible
afectan gravemente los nombres propios de las personas. El examina­ con el lenguaje hablado. El indicador más sensible de una afasia leve
dor hará preguntas para asegurarse de que el paciente identifica los puede ser una muestra de escritura que proporciona un registro per­
ítems o a las personas que no puede nombrar. manente para realizar una comparación posterior. La escritura espon­
tánea, como una frase que describa el motivo por el cual ha acudido
el paciente a la consulta, es especialmente sensible para detectar una
Tabla 12A.1 dificultad del lenguaje. Si esto falla, también se debe estudiar la es­
critura con un dictado o una copia.
Exploración del lenguaje en la cabecera del paciente Por último, el neurólogo combina los resultados de la exploración
del lenguaje en la cabecera del paciente con los restantes datos de la
1. Habla espontánea
a. Entrevista informal
exploración del estado mental y de la exploración neurológica en ge­
b. Tarea estructurada neral. Estos «signos asociados» ayudan a clasificar el tipo de afasia
c. Secuencias automáticas y a localizar la lesión cerebral causante.
2. Nominación
3. Comprensión auditiva
4. Repetición SÍNDROMES AFÁSICOS
5. Lectura
a. Lectura en voz alta
b. Comprensión de la lectura Afasia de Broca
6. Escritura
En 1861, el médico francés Paul Broca describió el caso de dos pa­
a. Frases espontáneas
b. Dictado
cientes y estableció el síndrome afásico que ahora lleva su nombre. El
c. Copiado habla no es fluente; en la exploración en la cabecera del paciente,
éste habla con titubeos, produciendo con frecuencia las palabras y
Capítulo 12A Afasia y síndromes afásicos 149

verbos principales con significado pero omitiendo pequeñas palabras Una manifestación clínica importante de la afasia de Broca es su
gramaticales y morfemas. Este patrón se denomina agramatismo o asociación frecuente con la depresión (Robinson, 1997). Los pacien­
habla telegráfica. Un ejemplo es «mujer viene hospital». Los pacien­ tes con afasia de Broca clásicamente son conscientes de sus déficits
tes con afasia aguda de Broca pueden estar mudos o producir sólo y se sienten frustrados por ello. A veces, se sienten apartados, y re­
palabras aisladas, con frecuencia con disartria y apraxia del habla. chazan cualquier ayuda o tratamiento. Habitualmente, la depresión se
Cometen errores fonémicos, inconstantes de un enunciado a otro, con disipa al recuperarse el déficit, aunque puede ser un factor limitante
sustitución de fonemas que suelen diferir sólo ligeramente del objeti­ en la rehabilitación.
vo correcto (p. ej., Ipl por Ibl). La nominación es deficiente, pero el Las lesiones responsables de la afasia de Broca suelen incluir el
paciente manifiesta con frecuencia un fenómeno de «en la punta de la área tradicional de Broca en la parte posterior de la circunvolución
lengua», diciendo la primera letra o fonema de la palabra correcta. frontal inferior, junto con lesión de la corteza adyacente y de la sus­
Los errores parafásicos de la nominación son con mayor frecuencia tancia blanca subcortical. Muchos pacientes con afasia de Broca pro­
de tipo literal que verbal. La comprensión auditiva parece intacta, longada, incluidos los casos originales de Broca, presentan lesiones
pero la exploración detallada suele revelar cierta deficiencia, espe­ frontoparietales izquierdas mucho mayores, que incluyen gran parte
cialmente en la comprensión de la sintaxis compleja. Por ejemplo, las del territorio de la división superior de la arteria cerebral media iz­
frases con cláusulas insertadas que incluyen relaciones preposiciona­ quierda. Estos pacientes suelen evolucionar de afasia global a afasia
les plantean problemas de comprensión y expresión a los pacientes de Broca en semanas o meses. En cambio, los pacientes que mani­
con afasia de Broca («La alfombra que Bill dio a Betty hizo tropezar fiestan una afasia de Broca inmediatamente después de un ictus tie­
al visitante»). Un estudio reciente con tomografía por emisión de po­ nen lesiones más pequeñas de la región frontal inferior y los déficits
sitrones (PET) en sujetos sanos (Caplan et al, 1998) mostró la activa­ suelen resolverse rápidamente. En los análisis de la tomografía com-
ción del área de Broca en la corteza frontal durante las pruebas de putarizada del Boston Veterans Administration Medical Center, las
comprensión sintáctica. La repetición es titubeante en estos pacien­ lesiones limitadas a la circunvolución precentral inferior produjeron
tes, de forma parecida a su habla espontánea. La lectura con frecuen­ sólo disartria y una alteración expresiva leve. Las lesiones que afec­
cia está alterada, a pesar de una comprensión auditiva relativamente taron al área de Broca tradicional (áreas 44 y 45 de Brodmann) pro­
conservada. Benson denominó «tercera alexia» a esta dificultad en la dujeron una dificultad para iniciar el habla, y las lesiones combinadas
lectura de los pacientes con afasia de Broca, para diferenciarla de los del área de Broca, la circunvolución precentral inferior y la sustancia
dos tipos clásicos de alexia (véase «Alexia afásica» más adelante). blanca cortical ocasionaron el síndrome completo de la afasia de Bro­
Los pacientes con afasia de Broca pueden tener dificultades con la ca. En estudios del mismo grupo, para causar una ausencia perma­
sintaxis al leer, igual que en la comprensión auditiva y el habla. La nente de la fluencia fue necesario que estuvieran lesionados dos luga­
escritura está alterada prácticamente siempre en los pacientes con res de la sustancia blanca subcortical: el fascículo subcalloso rostral
afasia de Broca. Muchos pacientes tienen una hemiparesia derecha y bajo el área de Broca y la sustancia blanca periventricular adyacente
necesitan el uso de la mano izquierda no dominante para escribir, al cuerpo del ventrículo lateral izquierdo. La Figura 12A.3 muestra la
pero esta escritura zurda es bastante más anómala que los intentos resonancia magnética (RM) de un caso de afasia de Broca.
forzados de un paciente diestro sano que intenta escribir con la mano
izquierda. Muchos pacientes pueden garabatear sólo unas letras.
Los déficits neurológicos asociados con la afasia de Broca inclu­
Afemia
yen hemiparesia derecha, hemihipoestesia y apraxia del aparato oral La afemia es una variante infrecuente de la afasia de Broca, un sín­
y de los miembros izquierdos no paralizados. Es importante identifi­ drome no fluente en el que el paciente inicialmente está mudo, y
car la apraxia como respuesta a órdenes motoras, porque puede con­ luego puede hablar con sustituciones de fonemas y pausas. Las de­
fundirse con una alteración de la comprensión. La comprensión debe más funciones del lenguaje se hallan intactas, incluida la escritura.
explorarse por respuesta a preguntas sí/no u órdenes para señalar un Este síndrome raro y habitualmente transitorio es consecuencia de
objeto. En la Tabla 12A.2 se enumeran las características habituales pequeñas lesiones del área de Broca, de la sustancia blanca subcorti­
de la afasia de Broca. cal o de la circunvolución precentral inferior. Debido a que la expre­
sión escrita y la comprensión auditiva son normales, la afemia no es
un verdadero trastorno del lenguaje y puede ser equivalente a la
Tabla 12A.2 apraxia pura del habla.

Características de la afasia de Broca en la cabecera


del paciente Afasia de Wernicke
CARACTERISTICA SINDROME La afasia de Wernicke puede considerarse un síndrome opuesto a la
Habla espontánea No fluente, muda o telegráfica, afasia de Broca, en la que el habla expresiva es fluente, pero la com­
normalmente disártrlca prensión está alterada. El patrón del habla se produce sin esfuerzo y
Nominación Alterada a veces incluso es excesivamente fluente (logorrea). Un hablante de
Comprensión Intacta (dificultad leve con frases una lengua extranjera no notaría nada raro, pero un oyente de la mis­
gramaticales complejas) ma lengua que el paciente detecta un habla sin significado, con para-
Repetición Alterada fasias verbales, neologismos y jerga. Los neurolingüistas denominan
Lectura Con frecuencia alterada («tercera alexia»)
paragramatismo a este patrón. En casos más leves, puede discernirse
Escritura Alterada (dismórfica, disgramatlcal)
el supuesto significado de un enunciado, pero la frase puede torcerse
Signos asociados Hemiparesia derecha
Hemihipoestesia derecha
con sustituciones parafásicas. La nominación en la afasia de Wer­
± Apraxia de miembros Izquierdos nicke es deficitaria, a menudo con sustituciones parafásicas raras para
el nombre correcto. La comprensión auditiva está alterada, a veces
150 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

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FIGURA 1 2A.3 Resonancia magnética de un paciente con afasia de Broca. En este paciente, el área cortical de Broca, la sustancia blanca
subcortical y la ínsula estaban afectadas por el infarto. El paciente se recuperó bien.

incluso para preguntas simples sin sentido. La principal causa del Las lesiones de los pacientes con afasia de Wernicke suelen
trastorno de comprensión en la afasia de Wernicke es la semántica encontrarse en la parte posterior de la circunvolución temporal su­
deficiente, junto con el acceso alterado al le'xico interno. La repeti­ perior y a veces se extienden hacia el lóbulo parietal inferior. La
ción está alterada; susurrar una frase al oído del paciente, como en Figura 12A.4 muestra un ejemplo característico. Se han debatido am­
una prueba auditiva, puede ayudar a que el paciente intente la repeti­ pliamente los límites exactos del área de Wernicke. Se ha descrito
ción. La comprensión de la lectura suele estar afectada de forma si­ que la lesión en el área de Wernicke (área 22 de Brodmann) se rela­
milar a la comprensión auditiva, pero algunos pacientes muestran un ciona más estrechamente con la pérdida persistente de la compren­
mayor déficit en una de las modalidades. El descubrimiento de la sión de palabras aisladas, aunque sólo se hallaron lesiones tempo-
conservación de la lectura en los pacientes con afasia de Wernicke es roparietales más extensas en pacientes con afasia de Wernicke
importante para que se puedan comunicar. Además, las teorías neuro- prolongada. En la fase aguda, la capacidad de confrontar una palabra
lingüísticas de la lectura deben incluir el acceso de imágenes del len­ hablada con una imagen se relaciona cuantitativamente con una per­
guaje visual a la interpretación semántica, incluso en ausencia de fusión disminuida del área de Wernicke en imágenes de RM de
comprensión auditiva. La escritura también está alterada, pero de for­
ma bastante distinta a la de la afasia de Broca. El paciente habitual­
mente no presenta hemiparesia, y puede coger un bolígrafo y escribir Tabla 12A.3
con facilidad. No obstante, las producciones escritas incluso son más
anómalas que las leídas, en cuanto a que también se evidencian los Características de la afasia de Wernicke en la cabecera
errores ortográficos. Las muestras escritas son especialmente útiles del paciente
para detectar una afasia de Wernicke leve. CARACTERISTICA SINDROME
Los signos asociados son limitados en la afasia de Wernicke; la Habla espontánea Fluente, con errores parafásicos
mayoría de pacientes no tienen déficits elementales motores o sensi­ Normalmente no disártrica
tivos, aunque puede existir una hemianopsia homónima derecha par­ A veces logorreica
cial o completa. En la Tabla 12A.3 se resumen los hallazgos caracte­ Nominación Alterada (a menudo con nominación
rísticos de la exploración de la afasia de Wernicke. parafásica extraña)
Las manifestaciones psiquiátricas de la afasia de Wernicke son Comprensión Alterada
bastante distintas de las de la afasia de Broca. La depresión es mucho Repetición Alterada
Lectura Alterada la comprensión, lectura en voz
menos habitual; los pacientes con afasia de Wernicke no parecen
alta
conscientes o no están preocupados por sus déficits de comunicación.
Escritura Bien formada, paragráfica
Con el tiempo, algunos pacientes se enfadan o se vuelven paranoides Signos asociados ± Hemianopsia derecha
por la incapacidad de sus familiares o del personal médico de com­ Signos motores y sensitivos
prenderles. Esta conducta, igual que la depresión, puede entorpecer normalmente ausentes
los esfuerzos rehabilitadores.
Capítulo 12A Afasia y síndromes afásicos 151

Figura 12A.4 Imagen de la afasia de Wernicke en una mujer de edad avanzada. A y B, Imágenes de resonancia magnética axial y coronal.
Continúa
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

perfusión, dato indicativo de menor variabilidad durante la fase agu­ afectación de la comprensión de la lectura. En cuanto a la anatomía
da que después de la recuperación (Hillis et al, 2001). La estimula­ vascular, el área de Wernicke se sitúa dentro del territorio de la divi­
ción eléctrica del área de Wernicke produce un trastorno constante de sión inferior de la arteria cerebral media izquierda.
la comprensión auditiva, lo cual confirma la importancia de esta re­
gión en la descodificación del lenguaje auditivo. También se ha suge­
rido la existencia de un área receptora del habla en la circunvolución
Sordera pura para las palabras
temporal inferior izquierda mediante estudios de estimulación eléc­ La sordera pura para las palabras es un síndrome infrecuente, pero lla­
trica y por algunas descripciones de pacientes con crisis epilépticas mativo, que consiste en la pérdida aislada de la comprensión y de la
que afectan a esta área (Kirshner et al, 1995), aunque no se ha identi­ repetición auditiva, sin alteraciones del habla, nominación, lectura o
ficado afasia en las lesiones destructivas de esta área. La extensión de escritura. La audición de tonos puros y ruidos no verbales, como gritos
la lesión hacia la región parietal inferior puede predecir una mayor de animales, se halla intacta. La mayoría de pacientes presentan défi-
152 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

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FIGURA 1 2A.4 cont. C, Imagen de tomografía por emisión de positrones (PET) axial. Existe una gran lesión del lóbulo temporal superior Izquierdo.
No estaba claro el Inicio del déficit, y la PET fue útil para mostrar que la lesión tenía una reducción del metabolismo, a favor de ictus sobre tumor.

cits afásicos leves, especialmente habla parafásica. Clásicamente, el aunque algunos tienen poca hemiparesia o ninguna. Los síndromes
sustrato anatómico es una lesión bilateral que aísla el área de Wernicke afásicos más leves en los que se afectan todas las modalidades del len­
de la conexión o aferencia de las dos circunvoluciones de Heschl. Por guaje con frecuencia se denominan afasias mixtas. Las lesiones de los
tanto, la sordera pura para las palabras es un ejemplo de un «síndrome pacientes con afasia global suelen ser amplias y afectan a las regiones
de desconexión» en el que el de'ficit es consecuencia de la pérdida de frontal inferior, temporal superior y parte del lóbulo parietal que se
conexiones de la sustancia blanca, más que de los centros de lenguaje encuentra entre ellos. Esta lesión representa gran parte del territorio de
de la sustancia gris. Sin embargo, algunos casos de sordera pura para la arteria cerebral media izquierda. Los pacientes con conservación
las palabras tienen lesiones temporales izquierdas unilaterales. Estos de la circunvolución temporal superior tienden a recuperar la compren­
casos son muy parecidos a la afasia de Wernicke, con una mayor afec­ sión auditiva y a evolucionar hacia el síndrome de la afasia de Broca.
tación de la comprensión auditiva que de la lectora. La recuperación de la afasia global puede ser prolongada; los afásicos
globales pueden recuperarse más durante el segundo semestre que en
los primeros 6 meses después de un ictus. En la Tabla 12A.4 se presen­
Afasia global tan las características de la afasia global.
Puede pensarse que la afasia global es la suma de los déficits de la afasia
de Broca y de la afasia de Wernicke. El habla es no fluente o muda,
pero la comprensión también es escasa, al igual que la nominación,
Afasia de conducción
repetición, lectura y escritura. Muchos pacientes presentan hemipare­ La afasia de conducción es un síndrome infrecuente, aunque teórica­
sia derecha grave, hemihipoestesia y, con frecuencia, hemianopsia, mente importante, que puede recordarse por su déficit notable de la
Capítulo 12A Afasia y síndromes afásicos 153

La afasia de conducción se ha clasificado como un síndrome de


Tabla 12A.4
desconexión clásico. Originalmente, Wernicke postuló que este sín­
Características de la afasia global en la cabecera drome se producía por una lesión que desconecta las áreas de Broca
del paciente y de Wernicke; Geschwind, posteriormente, señaló la afectación del
fascículo arqueado, una vía de sustancia blanca que viaja desde el
CARACTERISTICA SINDROME
lóbulo temporal profundo, alrededor de la cisura de Silvio, hasta
Habla espontánea Muda o no fluente
Nominación Alterada
el lóbulo frontal, como el punto de desconexión. La afectación anató­
Comprensión Alterada mica del fascículo arqueado está presente en la mayoría, si no en todos,
Repetición Alterada de los casos de afasia de conducción, pero habitualmente, también
Lectura Alterada existe una afectación de la circunvolución supramarginal o del lóbulo
Escritura Alterada temporal. Parece que la circunvolución supramarginal interviene en
Signos asociados Hemiparesia derecha la memoria auditiva inmediata y en la percepción de fonemas relacio­
Hemihipoestesia derecha nada con el significado de las palabras, así como en la formación de
Hemianopsia derecha fonemas (Hickok y Poeppel, 2000). Las lesiones de esta área se aso­
cian con afasia de conducción y errores parafásicos de fonemas.
Otros investigadores han señalado que las lesiones del fascículo ar­
repetición. Muchos pacientes tienen un habla espontánea relativa­ queado no siempre producen afasia de conducción. Otra teoría de la
mente normal, aunque algunos cometen errores parafásicos literales afasia de conducción comporta un defecto de la memoria auditiva
y dudan con frecuencia al autocorregirse. La nominación puede estar verbal a corto plazo.
alterada, pero la comprensión auditiva se conserva. La repetición
puede estar alterada hasta extremos aparentemente ridículos, de for­ Afasia anémica
ma que un paciente que puede expresarse con una frase y comprender
la conversación puede ser incapaz de repetir incluso palabras sueltas. La afasia anómica hace referencia a síndromes afásicos en los que el
Dicho paciente no podría repetir la palabra «chico», pero sí decir «me principal déficit es la nominación o acceso al léxico interno. El habla
gustan más las chicas». La lectura y la escritura pueden ser algo va­ espontánea es normal, a excepción de las pautas y las circunlocucio­
riables, aunque leer en voz alta puede ser tan difícil como la repeti­ nes producidas por la incapacidad de nombrar. Comprensión, repeti­
ción. Los déficits asociados incluyen la hemianopsia en algunos pa­ ción, lectura y escritura están intactas, con excepción de la misma
cientes; puede existir una hemihipoestesia del lado derecho, aunque dificultad para encontrar palabras en las producciones escritas. La
la hemiparesia derecha suele ser leve o inexistente. Algunos pacien­ afasia anómica es habitual, pero de localización menos específica
tes presentan apraxia de las extremidades, creando una impresión que otros síndromes afásicos. Una anomia aislada grave puede indi­
errónea de que la comprensión está alterada. En la Tabla 12A.5 se car patología focal del hemisferio izquierdo. Alexander y Benson
resumen los resultados de la exploración de la afasia de conducción. (1997) hacen referencia a la circunvolución angular como el foco de
Las lesiones de la afasia de conducción habitualmente se encuen­ las lesiones que producen afasia anómica, aunque estas lesiones tam­
tran en las regiones temporal superior o parietal inferior. Benson et al bién suelen originar otros déficits, como alexia y los cuatro elementos
sugirieron que los pacientes con apraxia de los miembros tienen le­ del síndrome de Gerstmann: agrafía, desorientación derecha-izquier-
siones parietales, mientras que los que no presentan apraxia padecen da, acalculia y agnosia de los dedos o incapacidad para identificarlos.
lesiones temporales. La afasia de conducción puede representar una Las lesiones aisladas del lóbulo temporal pueden producir anomia
etapa de recuperación en los pacientes con afasia de Wernicke en pura y los estudios con PET de nominación en sujetos sanos también
quienes la lesión de la circunvolución temporal superior no es com­ han mostrado una activación constante del lóbulo temporal superior.
pleta. La incapacidad para producir nombres es característica de las lesio­
nes del lóbulo temporal, mientras que la incapacidad para producir
verbos se produce con mayor frecuencia en las lesiones frontales. En
Tabla 12A.5 algunos casos de anomia afásica, pueden afectarse selectivamente
clases específicas de nombres. También se observa anomia en las le­
Características de la afasia de conducción en la cabecera siones con efecto masa de otras regiones del cerebro y en trastornos
del paciente degenerativos difusos, como la enfermedad de Alzheimer (EA). La
afasia anómica también es una etapa habitual en la recuperación de
CARACTERISTICA SINDROME
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Habla espontánea Fluente, cierto titubeo, errores


muchos síndromes afásicos. Por tanto, la afasia anómica es un indi­
parafásicos literales cador de enfermedad cerebral difusa o del hemisferio izquierdo, pero
Nominación Puede estar moderadamente alterada su valor de localización es limitado. En la Tabla 12A.6 se presentan
Comprensión Intacta las características típicas de la afasia anómica.
Repetición Gravemente alterada
Lectura ± Incapacidad para leer en voz alta;
cierta comprensión de la lectura Afasias transcorticales
Escritura Déficits variables Las afasias transcorticales son síndromes en los que la repetición es
Signos asociados ± Apraxia de extremidades izquierdas
normal, supuestamente porque las lesiones causantes no interrumpen
± Hemiparesia derecha, normalmente
el circuito perisilviano del lenguaje desde el área de Wernicke, a tra­
leve
± Hemihipoestesia derecha
vés del fascículo arqueado, hasta el área de Broca. En su lugar, estas
± Hemianopsia derecha lesiones interrumpen conexiones de otros centros corticales en el cir­
cuito del lenguaje (de ahí el nombre de Transcorticales). Es fácil pen-
154 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

sias subcorticales se definen por la localización de las lesiones en los


Tabla 12A.6
ganglios basales o en la sustancia blanca cerebral profunda. Dada la
Características de la afasia anómica en la cabecera acumulación de conocimientos sobre la afasia subcortical, se han
del paciente descrito dos grandes grupos de síntomas afásicos: la afasia con lesio­
nes talámicas y la afasia con lesiones de la sustancia blanca subcorti­
CARACTERISTICA SINDROME
cal y los ganglios basales.
Habla espontánea Fluente, algunas pausas para encontrar
palabras, circunlocuciones
Las hemorragias talámicas izquierdas con frecuencia producen
Nominación Alterada una afasia fluente similar a la de Wernicke, con una mejor compren­
Comprensión Intacta sión que en la afasia de Wernicke cortical. Se ha descrito un estado
Repetición Intacta fluctuante o «dicotómico», que alterna entre un estado de alerta con
Lectura Intacta un lenguaje casi normal y un estado somnoliento en el que el pacien­
Escritura Intacta, excepto anomia te masculla parafásicamente y comprende poco. Luria lo ha denomi­
Signos asociados Variables o ausentes nado anomalía cuasiafásica de vigilancia, en la que el tálamo desem­
peña un papel al alertar a la corteza del lenguaje. La afasia talámica
puede producirse incluso con una lesión del tálamo derecho en un
sar en los síndromes transcorticales como en análogos de la afasia paciente zurdo, e indica que el dominio hemisférico del lenguaje se
global, de Wernicke y de Broca, con repetición intacta. extiende hasta el nivel talámico. Mientras algunos escépticos han
La afasia transcortical mixta, o el síndrome del aislamiento del atribuido la afasia talámica a la presión sobre estructuras adyacentes
área del habla, es una afasia global en la que el paciente repite, con y a efectos secundarios en la corteza, se han descrito casos de afasia
frecuencia ecolálicamente, pero sin comprensión ni habla de ningún talámica por pequeñas lesiones isquémicas, especialmente con afec­
propósito. Este síndrome es infrecuente, se produce predominante­ tación de los núcleos paramedianos o anteriores del tálamo, en el te­
mente en infartos grandes, de irrigación superpuesta del hemisferio rritorio de la arteria tuberotalámica. Debido a que estas lesiones pro­
izquierdo o de ambos hemisferios, con conservación de la corteza ducen un efecto masa pequeño o inexistente, dichos casos indican
perisilviana, o en demencias avanzadas. que el tálamo y sus conexiones desempeñan un papel definitivo en la
La afasia transcortical motora es similar a la afasia de Broca en función del lenguaje (Carrerra y Bogousslavsky, 2006).
cuanto a que el habla es titubeante o telegráfica, la comprensión está Las lesiones de los ganglios basales izquierdos y de la sustancia
relativamente conservada, pero la repetición es fluente. Este síndro­ blanca profunda también producen afasia. Igual que en la afasia talámi­
me se produce en lesiones del lóbulo frontal, anterior al área de Bro­ ca, los primeros síndromes se describieron en hemorragias de los gan­
ca, en la sustancia blanca frontal profunda o en la región frontal me­ glios basales, especialmente con afectación del putamen, el lugar más
dial, cerca del área motora suplementaria. Todos estos focos de lesión frecuente de hemorragia intracerebral hipertensiva. En estos casos, los
se encuentran en el territorio de la arteria cerebral anterior, lo cual síndromes afásicos son más variables, pero habitualmente, incluyen
distingue a este síndrome de los síndromes afásicos de la arteria ce­ una afasia global o parecida a la afasia de Broca. Como en las lesiones
rebral media (afasia de Broca, Wernicke, global y de conducción). talámicas, los ictus isquémicos proporcionan una información que me­
El tercer síndrome transcortical, la afasia transcortical sensitiva, jora la localización. La lesión más frecuente es un infarto que afecta al
es un análogo de la afasia de Wernicke en el que coexisten un habla putamen anterior, al núcleo caudado y al brazo anterior de la cápsula
parafásica fluente, nominación parafásica, alteración de la compren­ interna. Los pacientes con esta lesión presentan un «síndrome de afasia
sión auditiva y de la lectura, y escritura anómala con repetición nor­ subcortical anterior» con disartria, disminución de la fluencia, repeti­
mal. Este síndrome es relativamente infrecuente, y se produce en ic­ ción levemente alterada y alteración leve de la comprensión. Este sín­
tus del área temporooccipital izquierda y en las demencias. En la drome se parece mucho a la afasia de Broca, pero con más disartria y
Tabla 12A.7 se resumen los resultados de la exploración de las afa­ menos disfunción del lenguaje. En la Figura 12A.5 se presenta un
sias transcorticales. ejemplo de este síndrome. Las lesiones más limitadas del putamen an­
terior, cabeza del caudado y sustancia blanca periventricular producen
titubeo o inicio lento del habla, pero poca alteración real del lenguaje.
Afasias subcorticales Las lesiones más posteriores con afectación de putamen y sustancia
Un área actual de interés en la investigación de la afasia incluye las blanca temporal profunda, conocidas como istmo temporal, se asocian
afasias «subcorticales». Aunque todos los síndromes mencionados con habla parafásica fluente y alteración de la comprensión, parecidas
hasta ahora se definen por características conductuales que pueden a la afasia de Wernicke. Pequeñas lesiones del brazo posterior de la
diagnosticarse en la exploración en la cabecera del paciente, las afa­ cápsula interna y el putamen adyacente producen principalmente disar-

TABLA 12A.7 Características de las afasias transcorticales en la cabecera del paciente

CARACTERISTICA SINDROME DE AISLAMIENTO MOTORA TRANSCORTICAL SENSORIAL TRANSCORTICAL


Habla No fluente, ecolálica No fluente Fluente, ecolálica
Nominación Alterada Alterada Alterada
Comprensión Alterada Intacta Alterada
Repetición Intacta Intacta Intacta
Lectura Alterada ± Intacta Alterada
Escritura Alterada ± Intacta Alterada
Capítulo 12A Afasia y síndromes afásicos 155

FIGURA 1 2A.5 Cortes de resonancia magnética en ios planos axial, coronal y sagital de un paciente con afasia subcortical. La lesión es un infarto
que afecta al núcleo caudado anterior, al putamen y al brazo anterior de la cápsula interna izquierda. El paciente presentó disartria y afasia leve, no fluente,
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

con anomia, con buena comprensión. Se evidencia la ventaja de la RM al permitir la visualización de la lesión en los tres planos.
Continúa

tria, aunque ocasionalmente pueden provocar de'ficits afásicos leves. La «ínsula», una estructura cortical que comparte una localiza­
Por último, las lesiones subcorticales más amplias con focos de lesión ción profunda con las estructuras subcorticales, también puede ser
anteriores y posteriores producen una afasia global. Por tanto, puede importante en la función del habla y el lenguaje. Dronkers (1996)
verse una amplia variedad de síndromes afásicos por lesiones subcorti­ publicó que la afectación de esta área se asocia estrechamente con la
cales. Nadeau y Crosson (1997) trataron sobre el modelo anatómico de presencia de apraxia del habla en los pacientes afásicos. Sin embar­
la intervención de los ganglios basales en el habla y el lenguaje, basán­ go, Hillis et al (2004), en estudios con RM cerebral en pacientes con
dose en las funciones motoras conocidas y las conexiones de las fibras ictus agudo, encontraron que la corteza frontal izquierda se relaciona
de estas estructuras. Los datos de los estudios con PET indican que las más con la apraxia del habla que la ínsula.
lesiones de los ganglios basales afectan al lenguaje, directa e indirecta­ En términos clínicos, las lesiones subcorticales producen afasia,
mente, por activación disminuida de las áreas corticales del lenguaje. aunque con menor frecuencia que las lesiones corticales, y las carac­
156 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Figura 12A.5 cont.

terísticas del lenguaje de las afasias subcorticales son habitualmente


atípicas. La presentación de un síndrome afásico de difícil clasifica­
ción, en presencia de disartria y hemiparesia derecha, debe llevar a la
sospecha de una lesión subcortical.

Alexia pura sin agrafía


La «alexia», o incapacidad adquirida para leer, es una forma de afa­
sia, según la definición dada al principio de este capítulo. El síndro­
me clásico de alexia, alexia pura sin agrafía, fue descrito por el neu­
rólogo francés Déjerine en 1892. Puede pensarse en este síndrome Ojo derecho
como en una ceguera lingüística: los pacientes pueden escribir, pero
no pueden leer lo que han escrito. En la exploración en la cabecera
del paciente, el habla, la comprensión auditiva y la repetición son
Quiasma
normales. La nominación puede ser deficiente, especialmente para
óptico
los colores.
Al principio, los pacientes no pueden leer nada; a medida que se
Esplenio
recuperan, aprenden a leer letra por letra, deletreando las palabras
laboriosamente. No pueden leer palabras con sólo mirarlas, como los
lectores sanos. Por contraste, entienden rápidamente las palabras de­ Circunvolución
letreadas oralmente, y pueden pronunciar normalmente. Algunos pa­ angular
cientes pueden emparejar palabras con imágenes, dato que indica la
presencia de cierto conocimiento subconsciente de la palabra, quizás
en el hemisferio derecho. Los déficits asociados incluyen una hemia­
nopsia derecha o un defecto del cuadrante superior derecho en casi Corteza visual izquierda
todos los pacientes y, con frecuencia, un déficits de la memoria a
corto plazo. Normalmente, no hay hemiparesia ni hipoestesia. FIGURA 12A.6 Diagrama cerebral horizontal de la alexia pura
La lesión causante de la alexia pura casi siempre es un ictus en el sin agrafia, adaptado del de Déjerine de 1892. La información visual del
territorio de la arteria cerebral posterior izquierda, con infarto del campo visual izquierdo alcanza la corteza occipital derecha, pero se
lóbulo occipital medio, con frecuencia del esplenio del cuerpo callo­ «desconecta» de los centros de lenguaje del hemisferio izquierdo por
so y del lóbulo temporal medio. Déjerine postuló una desconexión la lesión en el esplenio del cuerpo calloso.
Capítulo 12A Afasia y síndromes afásicos 157

entre la corteza visual derecha intacta y los centros del lenguaje del
Tabla 12A.8
hemisferio izquierdo, especialmente la circunvolución angular. (La
Figura 12A.6 es una adaptación del diagrama original de Déjerine; Características de la alexia pura sin agrafía en la cabecera
la Figura 12A.7 muestra la RM de un paciente con alexia sin agrafía.) del paciente
Geschwind, posteriormente, redescubrió esta hipótesis de la desco­
CARACTERÍSTICA SÍNDROME
nexión. Aunque Damasio y Damasio hallaron una afectación del es-
Habla espontánea Intacta
plenio en sólo 2 de 16 casos, postularon una desconexión en la sus­ Nominación ± Alterada, especialmente colores
tancia blanca profunda del lóbulo occipital izquierdo. Igual que en la Comprensión Intacta
hipótesis de desconexión de la afasia de conducción, la teoría no lo­ Repetición Intacta
gra explicar todos los fenómenos de la conducta, como la conserva­ Lectura Alterada (cierta conservación de letras
ción de letras aisladas. Muchas características del síndrome también solas)
pueden explicarse por un déficit de la memoria a corto plazo para Escritura Intacta
elementos del lenguaje visual o una incapacidad para percibir múlti­ Signos asociados Hemianopsia derecha o cuadrantanopsia
ples letras de una vez (simultanagnosia). En la Tabla 12A.8 se pre­ superior
Pérdida de memoria a corto plazo
sentan los hallazgos característicos de la alexia pura sin agrafía.
Signos motores y sensitivos
normalmente ausentes
Alexia con agrafía
El segundo síndrome clásico de alexia, la alexia con agrafía, descrito
por Déjerine en 1891, puede definirse como un analfabetismo adquiri­ se encuentran habitualmente en el lóbulo parietal inferior, especial­
do, en el que un paciente previamente formado es incapaz de leer o mente en la circunvolución angular. Las etiologías incluyen ictus en el
escribir. Las modalidades del lenguaje oral de habla, nominación, com­ territorio de la rama angular de la arteria cerebral media izquierda o
prensión auditiva y repetición se hallan intactas, pero muchos casos lesiones de masa en la misma región. En la Tabla 12A.9 se resumen las
manifiestan un patrón de habla parafásica fluente con nominación alte­ características del síndrome de alexia con agrafía.
rada. Por tanto, este síndrome se superpone a la afasia de Wemicke,
especialmente en los casos en los que la comprensión de la lectura está
más alterada que la audiúva. Los déficits asociados incluyen hemianop­
Alexia afásica
sia derecha y elementos del síndrome de Gerstmann: agrafía, acalculia, Además de los dos síndromes clásicos de alexia, muchos pacientes
desorientación derecha-izquierda y agnosia de los dedos. Las lesiones con afasia también presentan una alteración de la lectura. Los ejem­
plos ya citados son el síndrome de «tercera alexia» de la afasia de
Broca y el déficit de lectura de la afasia de Wernicke. Los neurolin-
güistas y los psicólogos cognitivos han clasificado las alexias según
las interrupciones en etapas específicas del proceso de lectura. Los
conceptos lingüísticos de la estructura superficial frente a los signifi­
cados profundos de las palabras han sido instrumentales en estas nue­
vas clasificaciones. Se han identificado cuatro patrones de alexia
(o dislexia, en inglés): dislexia letra a letra, profunda, fonológica y

[ TJ V
superficial. En la Figura 12A.8 se representan los pasos del proceso
'K de lectura y los puntos de interrupción de los cuatro síndromes. La
dislexia letra a letra equivale a la alexia pura sin agrafía. La dislexia
profunda es un trastorno grave de la lectura en el que los pacientes
3 1 reconocen y leen en voz alta sólo palabras familiares, especialmente
■ nombres y verbos concretos. Cometen errores semánticos o visuales

Tabla 12A.9
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

m. Características de la alexia con agrafía en la cabecera


del paciente

CARACTERISTICA SINDROME
Habla espontánea Fluente, con frecuencia cierta parafasla
Nominación ± Alterada
Comprensión Intacta, o menos alterada que la lectura
Repetición Intacta
Lectura Gravemente alterada
FIGURA 12A.7 Resonancia magnética del cerebro obtenida con
Escritura Gravemente alterada
secuencia de recuperación de inversión con atenuación del líquido
Signos asociados Hemianopsia derecha
(FLAIR). Se trata de un hombre de 82 años con alexia sin agrafía. El infarto
Signos motores y sensitivos con
afecta al lóbulo occipital medial y a la cabeza del cuerpo calloso, en el frecuencia ausentes
territorio de la arteria cerebral posterior izquierda.
158 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

FIGURA 12A.8 Modelo neurollngüístico


del proceso de lectura. Los datos de los estudios de
las alexias apuntan a tres vías separadas para leer:
1, la vía fonológica (o conversión de grafemas-fonemas);
2, la vía semántica (o léxico-semántico-fonológica),
y 3, la vía fonológica no léxica. En la dlslexla profunda
sólo puede funcionar la vía 2; en la dislexia fonológica
la principal vía es la 3; en la dislexia superficial sólo es
funcional la vía 1. (Adaptado con permiso de: Margolin,
D. 1.1991, «Cognitive neuropsychology. Resolving
enigmas about Wernicke’s aphasia and other higher
cortical disorders», Arch Neurol, vol. 48, págs. 751-765.)

al leer, y no consiguen leer sílabas o palabras sin sentido. La lectura escribir normalmente palabras deletreadas y palabras sin sentido pro­
de las palabras no se afecta por su longitud o por la regularidad de la nunciables, pero no palabras deletreadas irregularmente. En estos pa­
grafía; por ejemplo, un paciente podría leer «ambulancia» pero no cientes, la conversión fonema-grafema está intacta, pero no pueden
«am». La mayoría de los pacientes tienen una afasia grave, con ex­ escribir por una estrategia de palabra entera o «léxica».
tensa lesión frontoparietal izquierda.
La dislexia fonológica es similar a la dislexia profunda, con lectu­
ra pobre de palabras sin sentido, aunque pueden leer nombres y ver­ LENGUAJE EN LOS TRASTORNOS
bos aislados casi con toda normalidad y los errores semánticos son DEL HEMISFERIO DERECHO
infrecuentes. Los pacientes parecen leer las palabras sin entenderlas.
El cuarto tipo, la dislexia superficial, incluye la capacidad conserva­ Los trastornos del lenguaje y de la comunicación son importantes
da de leer laboriosamente por conversión de grafemas-fonemas, pero incluso en pacientes con enfermedad del hemisferio derecho. En pri­
también la incapacidad de reconocer palabras al mirarlas. Estos pa­ mer lugar, los pacientes zurdos pueden tener la dominancia del len­
cientes pueden leer sílabas absurdas, pero no palabras de grafía guaje en el hemisferio derecho y desarrollar síndromes afásicos por
irregular. Sus errores tienden a ser más fonológicos que semánticos lesiones del hemisferio derecho. En segundo lugar, los pacientes
o visuales (p. ej., pronunciar igual raza que taza). diestros ocasionalmente pueden quedar afásicos después de un ictus
del hemisferio derecho, fenómeno denominado afasia cruzada (Bakar
et al, 1996). Estos pacientes tienen, supuestamente, una dominancia
Agrafía mixta o cruzada. En tercer lugar, incluso los diestros con dominancia
Igual que la lectura, la escritura puede verse afectada de forma aisla­ típica del hemisferio izquierdo para el lenguaje presentan una altera­
da (agrafía pura) o combinada con afasia (agrafía afásica). Además, ción leve de la función del lenguaje después de una lesión en el he­
la escritura puede alterarse por trastornos motores, apraxia y déficits misferio derecho. Estos pacientes no están afásicos, en cuanto a que
visuoespaciales. Se ha descrito agrafía aislada en lesiones frontales los mecanismos fundamentales de producción, repetición y compren­
o parietales izquierdas. sión del habla no están alterados. Sin embargo, los aspectos afectivos
Las agrafías pueden analizarse de la misma forma que las alexias del lenguaje sí están afectados, de forma que el habla suena monóto­
(Fig. 12A.9). Por tanto, la agrafía fonológica comporta la incapacidad na e indiferente; se pierde la prosodia normal o la entonación emo­
de convertir fonemas en grafemas o escribir sílabas sin sentido pronun­ cional del habla. Los síndromes de pérdida de aspectos emocionales
ciables, con capacidad para escribir palabras familiares. La disgrafia del habla se denominan aprosodias. Las aprosodias motoras compor­
profunda es similar a la agrafía fonológica, aunque el paciente puede tan la pérdida de la emoción expresiva, con conservación de la com­
leer nombres y verbos mejor que artículos, preposiciones, adjetivos y prensión emocional; la aprosodia sensorial comporta la pérdida de la
adverbios. En la disgrafia léxica o superficial, los pacientes pueden comprensión del lenguaje afectivo, también llamada agnosia afecti­
Capítulo 12A Afasia y síndromes afásicos 159

Figura 12A.9 Modelo


neurollngüístico de la escritura y las agrafías.
En la agrafía profunda sólo funciona la vía
semántica (fonológlco-semántlco-léxlca); en
la agrafía fonológica, la vía 2 (fonológica no
léxica) produce las palabras escritas
directamente a partir de las palabras
habladas; en la agrafía superficial, sólo
puede utilizarse la vía 3 (la vía de grafemas-
fonemas) para generar escritura.

va. Además de la emoción, también se afectan la acentuación y el guaje están más deterioradas. En cuanto a los componentes del
énfasis de una frase, por disfunción del hemisferio derecho. Aún más lenguaje mencionados anteriormente en este capítulo, los aspectos
importante, los aspectos vitales de la comunicación humana, como semánticos del lenguaje tienden a deteriorarse primero, luego la sin­
metáfora, humor, sarcasmo, ironía y constituyentes relacionados del taxis y, por último, la fonología. La lectura y la escritura -las funcio­
lenguaje que van más allá del significado literal de las palabras, son nes del lenguaje aprendidas en último lugar- se hallan entre las
especialmente sensibles en la enfermedad del hemisferio derecho. primeras que se afectan. La comprensión auditiva se altera posterior­
Estos déficits alteran significativamente la pragmática de la comuni­ mente, mientras que la repetición y la articulación no se alteran. El
cación de estos pacientes. En otras palabras, los pacientes con afecta­ perfil del lenguaje tiende a parecerse al de la afasia transcortical sen­
ción del hemisferio derecho entienden lo que se les dice, pero no sitiva o a la de Wernicke. En las fases terminales, el habla se reduce a
cómo se les dice. Pueden tener dificultad para seguir una historia la expresión de los deseos biológicos simples; finalmente, incluso
compleja. Estos déficits del lenguaje de nivel superior se relacionan puede desarrollarse mutismo. Por entonces, la mayoría de los pacien­
con trastornos del hemisferio derecho de inatención y negligencia, tes están ingresados en un centro o postrados en cama.
que se tratan en los Capítulos 4 y 39. El segundo patrón de disolución del lenguaje en la demencia, con­
siderablemente menos frecuente que el primero, implica el inicio gra­
dual de una afasia progresiva, con frecuencia sin otro deterioro cog­
LENGUAJE EN LAS ENFERMEDADES nitivo. Se produce una afectación precoz de la comprensión auditiva,
DEMENCIANTES y se evidencian síntomas afásicos específicos, como habla parafásica
o no fluente, nominación errónea y errores de repetición. Estos défi­
En los pacientes con demencia se observa habitualmente una altera­ cits empeoran gradualmente, simulando la evolución de un tumor
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ción del lenguaje. A pesar de la considerable variabilidad de un pa­ cerebral o una lesión de masa, más que una demencia típica (Grossman
ciente a otro, pueden describirse dos patrones de disolución del len­ et al, 1996; Mesulam, 2001, 2003). El síndrome suele conocerse
guaje. En el primero, la presentación común de la EA, comporta una como afasia primaria progresiva. La TC puede mostrar atrofia focal
pérdida precoz de la memoria y deterioro cognitivo general. En estos de la región perisilviana izquierda, mientras que los estudios electro-
pacientes, la exploración del estado mental muestra de forma más encefalográficos (EEG) pueden evidenciar un enlentecimiento focal.
destacada déficit en la memoria a corto plazo, perspectiva y juicio, La PET ha mostrado áreas prominentes de descenso del metabolismo
aunque pueden hallarse alteraciones del lenguaje en la nominación y en la región temporal izquierda y áreas corticales adyacentes.
el discurso, con un contenido empobrecido del lenguaje y pérdida de Actualmente, se considera que la afasia primaria progresiva
la abstracción y la metáfora. La mecánica del lenguaje -construcción (APP) es una variante de una categoría más general de enfermedades
gramatical de frases, vocabulario receptivo, comprensión auditiva, demenciantes denominada demencia frontotemporal (DFT) (Neary
repetición y lectura oral- tiende a estar conservada hasta fases avan­ y Snowden, 1996; Neray et al. 1998). Existen diversas variantes. Los
zadas. En la exploración de la afasia, los pacientes con EA precoz pacientes de Mesulam con APP tienen patrones de afasia tipo Broca,
presentan afasia anómica. En fases posteriores, las funciones del len­ en gran medida no fluentes (2001, 2003). Una afasia fluente progre­
160 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

siva con trastorno de la nominación y pérdida de la comprensión de Aphasia Battery. Ambas pruebas aportan información con subprue-
las palabras se ha llamado «demencia semántica». En general, los bas análogas a la exploración en la cabecera del paciente y, por
pacientes con afasia fluente a los que se realiza la autopsia pueden tanto, significativa para los neurólogos, además de clasificar el sín­
tener enfermedad de Alzheimer o una DFT, mientras que los que drome de afasia. El Porch Index of Communicative Ability cuanti-
tienen afasia no fluente generalmente tienen trastornos no Alzhei­ fica el comportamiento en muchas funciones específicas, lo que
mer. Los dos subtipos más frecuentes de afasia no fluente progresiva permite establecer una comparación a lo largo del tiempo. Se han
son los que tienen tinción de tau (muchos de estos pacientes tienen diseñado otras pruebas para evaluar áreas específicas del lenguaje
mutaciones en el gen tau del cromosoma 17 [Heutink et al, 1997]) y en la afasia. Por ejemplo, el Boston Naming Test evalúa una am­
los que tienen patología de ubicuitina (Hodges et al, 2004). Otras plia variedad de estímulos de nominación, mientras que el Token
variantes incluyen degeneración corticobasal y DFT mixta con en­ Test evalúa déficit de comprensión de nivel superior. En el Capítu­
fermedad de la motoneurona. En un estudio de 10 pacientes con afa­ lo 37 puede encontrarse más información sobre las pruebas neu-
sia primaria progresiva seguidos prospectivamente hasta que acaba­ ropsicológicas.
ron no fluentes o mudos, Kertesz y Muñoz (2003) hallaron que, en El diagnóstico adicional del paciente afásico se basa en la confir­
la autopsia, todos tenían signos de DFT: degeneración corticobasal mación de una lesión cerebral por neuroimagen (Fig. 12A. 10). La TC
en 4, demencia con cuerpos de Pick en 3, e inclusiones ubicuitina- cerebral (que se trata en el Capítulo 36B) revolucionó la localización
das tau y sinucleína negativas de enfermedad de motoneurona en 3. de la afasia al permitir la delineación en «tiempo real» de una lesión
Kertesz et al (2000) han propuesto que la enfermedad de Pick, la focal en un paciente vivo; previamente, el médico tenía que sobrevi­
demencia frontotemporal, la degeneración corticobasal y la afasia vir al paciente para obtener una correlación clinicopatológica en la
primaria progresiva deberían unirse bajo el término complejo de autopsia. La RM proporciona una mejor resolución de áreas difíciles
Pick. Los estudios de imagen han demostrado que la afasia primaria de detectar en la TC, como la corteza temporal adyacente a los hue­
progresiva con frecuencia se asocia con atrofia en la región fronto­ sos petrosos y la detección más sensible de patología tisular, como
temporal izquierda y otras áreas, como las circunvoluciones fusi­ los cambios iniciales de un infarto. La distinción anatómica entre
formes y precentrales y el surco intraparietal, están activadas, qui­ afasia cortical y subcortical se realiza mejor con la RM. Los infartos
zás como estrategia neuronal compensatoria (Sonty et al, 2003). agudos se visualizan antes en la RM de difusión.
Whitwell et al (2006) han utilizado la morfometría basada en vóxe- El EEG en la afasia ayuda a localizar descargas epilépticas, pun­
les por RM para definir diferentes patrones de atrofia en la DFT tas intercríticas y el enlentecimiento observado después de lesiones
asociada con enfermedad de la motoneurona frente a patología de destructivas, como contusiones traumáticas o infartos. El EEG puede
la ubicuitina. Se han descrito casos de afasia aislada secundaria a la aportar datos de que la afasia es un fenómeno ictal o postictal, y pue­
enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, pero suelen progresar a demen­ de dar claves tempranas sobre la afasia secundaria a lesiones de masa
cia en unos meses. o encefalitis por herpes simple. En aplicaciones de investigación, las
pruebas electrofisiológicas a través de tiras de electrodos y electrodos
profundos subdurales o localización de focos epilépticos por estimu­
PRUEBAS CLÍNICAS EN EL PACIENTE lación en la preparación de la cirugía de la epilepsia, han ayudado
AFÁSICO a identificar áreas corticales que intervienen en el lenguaje.
La arteriografía cerebral es útil en el diagnóstico de aneurismas,
malformaciones arteriovenosas (MAV), oclusiones arteriales, vascu­
Evaluación preliminar
litis y obstrucciones del flujo de salida venoso. En la preparación de
La exploración del lenguaje en la cabecera del paciente es útil para la cirugía para la epilepsia, es útil realizar una prueba de Wada, o in­
obtener una impresión preliminar del tipo de afasia y la localiza­ fusión de amobarbital a través de un catéter arterial, para determinar
ción de la lesión causal. Las exploraciones de seguimiento también la dominancia del lenguaje. Otros estudios relacionados que se basan
son útiles; como en todos los diagnósticos neurológicos, la clave en la activación del lenguaje con RM funcional (RMf) o PET empie­
más importante para el diagnóstico de una enfermedad es la evolu­ zan a rivalizar con la prueba de Wada en el estudio de la dominancia
ción de un déficit neurológico a lo largo del tiempo. Por ejemplo, del lenguaje (Abou-Khalil y Schlaggar, 2002).
un ictus embólico y un tumor cerebral pueden producir afasia de La TC por emisión de fotón único (SPECT), PET y RMf (v. Capí­
Wernicke, pero los ictus se producen súbitamente y mejoran poste­ tulo 36) están contribuyendo en gran medida al estudio del lenguaje.
riormente, mientras que los tumores producen una afasia que em­ Se han registrado patrones de activación cerebral como respuesta a
peora gradualmente. estímulos del lenguaje, principalmente en personas sanas, y estos
estudios han confirmado las localizaciones basadas en los hallaz­
gos clinicopatológicos en patologías como el ictus en los últimos
Otras pruebas útiles
140 años. Además, estas técnicas pueden utilizarse para localizar
Además de la exploración en la cabecera del paciente, se ha publica­ áreas del cerebro que se activan durante las funciones del lenguaje
do un gran número de baterías de pruebas estandarizadas de la afasia. después de afectaciones, como ictus, de manera que puede estudiarse
El médico debe considerar estas pruebas como prolongaciones más el patrón de recuperación. Algunos de estos estudios han señalado la
detalladas de la exploración en la cabecera del paciente. Tienen la activación del hemisferio derecho en pacientes en recuperación de una
ventaja de cuantificar y estandarizar, lo cual permite realizar una afasia (Cappa et al, 1997), pero otros han hallado que sólo la activa­
comparación a lo largo del tiempo y, en algunos casos, incluso diag­ ción del hemisferio izquierdo se asocia con una plena recuperación
nosticar el síndrome específico de la afasia. La investigación de la (Heiss et al, 1999). Un reciente estudio de RMf (Saur et al, 2006) ha
afasia depende de estas pruebas estandarizadas. sugerido hipometabolismo en la corteza del lenguaje poco después
Para los neurólogos, la batería más útil es la Boston Diagnostic de una afectación isquémica, seguida de una activación aumentada de
Aphasia Examination, o su adaptación canadiense, la Western áreas homologas en el hemisferio contralateral y luego un cambio
Capítulo 12A Afasia y síndromes afásicos 161

A
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

FIGURA 1 2A. 1 0 A, Resonancia magnética coronal potenciada en T1 de un paciente con afasia progresiva primaria. Nótese la importante atrofia
del lóbulo temporal izquierdo. B, Tomografía por emisión de positrones axial con fluoro-2-desoxiglucosa, que muestra un extenso hlpometabolismo en el
hemisferio cerebral Izquierdo, especialmente marcado en el lóbulo temporal Izquierdo.
162 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

hacia el patrón más normal de activación del hemisferio izquierdo. Se cen afasia cuando alteran o comprimen las estructuras del lenguaje
han estudiado con PET las contribuciones subcorticales a la afasia y del hemisferio izquierdo. El traumatismo tiende a estar menos loca­
el lenguaje en las patologías degenerativas. Estas técnicas proporcio­ lizado que el ictus isquémico y, por tanto, la afasia con frecuencia
nan la mejor correlación actualmente disponible entre la estructura y se mezcla con los efectos generales de la lesión craneal, como dis­
la función cerebral y deberían avanzar nuestro conocimiento de los minución de la consciencia, encefalopatía o delirium, amnesia y
trastornos del lenguaje y su recuperación. otros déficits. Las lesiones craneales en las personas jóvenes pue­
den asociarse con déficits graves, pero con una excelente recupera­
ción a largo plazo. En la mayoría de casos de lesión craneal cerrada
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL significativa pueden hallarse déficits del lenguaje, especialmente
los que afectan a la organización del discurso. Las heridas de bala
Las causas más frecuentes de afasia son las lesiones vasculares, es­ producen síndromes afásicos focales, que rivalizan con el ictus
pecialmente los ictus isquémicos. Históricamente, la mayoría de los como origen de la correlación anatomoclínica. Los hematomas sub­
estudios de investigación de la afasia han utilizado pacientes que durales son infames por simular otros síndromes neurológicos. La
habían tenido un ictus, porque el ictus es un «experimento» de la afasia se asocia ocasionalmente con hematomas subdurales que re­
naturaleza en el que un área del cerebro se lesiona, mientras que el cubren el hemisferio izquierdo, pero puede ser leve y pasarse por
resto permanece teóricamente intacto. Los ictus se caracterizan por alto por las molestias más graves del paciente, como cefalea, pérdi­
el inicio súbito de un déficit neurológico en un paciente con facto­ da de memoria y somnolencia.
res de riesgo vasculares. Es importante el perfil temporal preciso: Los tumores del hemisferio izquierdo con frecuencia presentan
muchos ictus embóbeos son súbitos y máximos al inicio, mientras afasia. El inicio de la afasia es gradual y el edema y el efecto de masa
que los ictus trombóticos suelen aumentar y disminuir, o aumentan pueden causar otros déficits cognitivos. Por tanto, puede ser difícil
gradualmente. La exploración de la afasia en la cabecera del pa­ diferenciar la afasia secundaria a un tumor grande de una encefalopa­
ciente ayuda a delimitar el territorio vascular afectado. Por ejem­ tía difusa o demencia precoz. Por tanto, debe investigarse la existen­
plo, el inicio súbito de la afasia de Wernicke casi siempre indica un cia de una lesión focal del hemisferio dominante ante cualquier sín­
émbolo en la división inferior de la arteria cerebral media izquier­ drome con función anómala del lenguaje.
da. La afasia global puede estar causada por un émbolo en el tronco Las infecciones del sistema nervioso central pueden causar afa­
de la arteria cerebral media, una trombosis de la arteria carótida sia. Los abscesos cerebrales pueden simular tumores desde todos
interna, o incluso una hemorragia en los ganglios basales profun­ los puntos de vista, y los del hemisferio izquierdo pueden iniciarse
dos. Si bien la mayoría de síndromes afásicos afectan al territorio con afasia progresiva. Las infecciones crónicas, como la tuberculo­
de la arteria cerebral media izquierda, la afasia motora transcortical sis y la sífilis, pueden producir alteraciones focales que abarcan
es específica del territorio cerebral anterior y la alexia pura sin todo el espectro de síntomas y signos del sistema nervioso central.
agrafía es específica del territorio de la arteria cerebral posterior. La encefalitis por herpes simple tiene predilección por el lóbulo
Por tanto, el cuadro clínico de la afasia tiene una importancia cru­ temporal y la corteza frontal orbital, y la afasia puede ser un sínto­
cial para el diagnóstico vascular. ma precoz, junto con cefalea, confusión, fiebre y crisis epilépticas.
Los ictus hemorrágicos también son una causa importante de afa­ La afasia con frecuencia es una secuela permanente en los supervi­
sia, más habitualmente las hemorragias de los ganglios basales aso­ vientes de una encefalitis herpética. El síndrome de inmunodefi­
ciadas con hipertensión. Los déficits tienden a empeorar gradualmen­ ciencia adquirida (sida) se está convirtiendo rápidamente en una
te en minutos u horas, a diferencia del inicio súbito o gradual de los causa habitual de trastornos del lenguaje. Las infecciones oportu­
ictus isquémicos. La cefalea, los vómitos y la obnubilación son más nistas pueden causar lesiones focales en cualquier zona del cerebro,
frecuentes en las hemorragias. Debido a que las hemorragias compri­ y el propio virus de la inmunodeficiencia humana, neurotrópico,
men el tejido cerebral sin destruirlo necesariamente, la recuperación produce demencia (complejo demencia-sida), en la que los déficits
final de la afasia es, con frecuencia, mejor en las hemorragias que en del lenguaje tienen su papel.
los ictus isquémicos, aunque las hemorragias son más a menudo mor­ La afasia está causada con frecuencia por enfermedades degene­
tales. Otras posibles causas de hemorragia intracerebral incluyen el rativas del sistema nervioso central. Ya se ha hecho referencia a la
uso de anticoagulantes, lesión craneal, discrasias sanguíneas, trom- afasia focal progresiva en pacientes con DFT, frente al deterioro cog­
bocitopenia y hemorragia en lesiones estructurales, como infartos, nitivo más difuso característico de la enfermedad de Alzheimer.
tumores, MAV y aneurismas. Las hemorragias por MAV simulan ic­ La disfunción del lenguaje de la EA puede ser más frecuente en
tus isquémicos, con un inicio súbito de un déficit neurológico focal. casos familiares y predecir un mal pronóstico. El deterioro cognitivo
Los pacientes con rotura de aneurismas, por otro lado, presentan ce­ de los pacientes con enfermedad de Parkinson también puede incluir
falea grave y rigidez de la nuca o coma; muchos pacientes no tienen un deterioro del lenguaje similar al de la EA, aunque la enfermedad
déficits focales, pero pueden desarrollar déficits retardados (p. ej., de Parkinson tiene tendencia a presentar una mayor fluctuación en la
afasia) secundarios al vasoespasmo. Pueden producirse hemorragias orientación y una mayor tendencia a activar alucinaciones y delirios.
lobulares en pacientes ancianos sin hipertensión. Estas hemorragias Se ha descrito una anomalía llamativa del habla -tartamudeo inicial
se producen cerca de la superficie cortical, extendiéndose a veces al seguido de afasia real y demencia- en el síndrome de demencia por
espacio subaracnoideo y pueden ser recurrentes. Los estudios histo- diálisis. Este trastorno puede asociarse con la degeneración espongi­
patológicos han mostrado depósitos de amiloide en arteriolas peque­ forme de la corteza frontotemporal, similar a la enfermedad de
ñas o angiopatía amiloide. Una última causa vascular de la afasia es Creutzfeldt-Jakob. Ocasionalmente, se encuentran sustituciones pa-
la vasculitis cerebral (v. Capítulo 57G). rafásicas y habla sin sentido en las encefalopatías agudas, como hipo-
El traumatismo craneal es una causa habitual de afasia. Las con­ natremia o toxicidad por litio.
tusiones cerebrales, fracturas craneales deprimidas y los hemato­ Una última causa de la afasia son las crisis epilépticas. Estas crisis
mas de los espacios intracerebrales, subdurales y epidurales produ­ pueden asociarse con afasias en los niños como parte del síndrome de
Capítulo 12A Afasia y síndromes afásicos 163

Landau-Kleffner, o en los adultos como un fenómeno ictal o postictal ron por primera vez que el fármaco dopaminérgico bromocriptina
de Todd. Es importante identificar una afasia epiléptica, ya que el promueve la producción de habla espontánea en la afasia motora
tratamiento anticonvulsivo puede prevenir los episodios, evitándose transcortical. Otros estudios han apoyado la utilización del fármaco
así la investigación o tratamiento innecesarios de una nueva lesión, en afasias no fluentes, aunque un estudio controlado no mostró bene­
como un ictus. Como se ha mencionado anteriormente, la localiza­ ficios (Ashtary et al, 2006). También se están probando fármacos es­
ción de las áreas del lenguaje en pacientes epilépticos ha contribuido timulantes en la rehabilitación de la afasia. A medida que se obtenga
enormemente al conocimiento de la organización del lenguaje en el más información sobre la neuroquímica de las funciones cognitivas,
cerebro. Más del 15% de los epilépticos jóvenes no tienen área de podrán aparecer otras terapias farmacológicas.
Broca o de Wernicke. Además, se ha descubierto una nueva área del
lenguaje, el área de lenguaje temporal basal, mediante estudios de
simulación de la epilepsia, y confirmada sólo después en pacientes Bibliografía
con crisis espontáneas (Kirshner et al, 1995).

Abou-Khalil, B., & Schlaggar, B. L. 2002, Is it time to replace the Wada test?
RECUPERACIÓN Y REHABILITACIÓN Neurology, vol. 59, pp. 160-161
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DEL PACIENTE AFÁSICO
Clinical Neurology, vol. 1, edited by R. J. Joynt, Lippincott, Philadelphia, pp.
1-58
Los pacientes con afasia por trastornos agudos, como ictus, gene­
Ashtary, F., Janghorbani, M., Chitsaz, A., et al. 2006, A randomized, double-blind
ralmente muestran una mejoría espontánea en días, semanas y me­
trial of bromocriptine efficacy in nonfluent aphasia after stroke, Neurology, vol.
ses. En general, la mayor recuperación se produce durante los pri­ 28, pp. 914-916
meros 3 meses, pero la mejoría puede continuar durante un período Bakar, M., Kirshner, H. S., & Wertz, R. T. 1996, Crossed aphasia: functional brain
prolongado, especialmente en los pacientes jóvenes y en los pacien­ imaging with PET or SPECT, Arch Neurol, vol. 53, pp. 1026-1032
tes con afasia global. El tipo de afasia con frecuencia cambia duran­ Caplan, D., Alpert, N., & Waters, G. 1998, Effects of syntactic structure and prepo­
te la recuperación: la afasia global evoluciona a afasia de Broca y la sitional number on patterns of regional cerebral blood flow, J Cogn Neurosci, vol.
afasia de Wernicke a afasia de conducción o anómica. La recupera­ 10, pp. 541-552
ción del lenguaje puede estar mediada por un cambio de funciones Cappa, S. F., Perani, D., Grassi, F., et al. 1997, A PET follow-up study of recovery
al hemisferio derecho o a regiones adyacentes del hemisferio iz­ after stroke in acute aphasics, Brain Lang, vol. 56, pp. 55-67
quierdo. Como se ha mencionado anteriormente, estudios con PET Carrerra, E., & Bogousslavsky, J. 2006, The thalamus and behavior: effects of ana­
tomically distinct strokes, Neurology, vol. 66, pp. 1817-1823
y SPECT de activación del lenguaje están mejorando nuestros co­
Docherty, N. M., DeRosa, M., & Andreasen, N. C. 1996, Communication distur­
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Dronkers, N. F. 1996, A new brain region for controlling speech articulation, Nature,
aguda de la afasia, con técnicas de RM de difusión y perfusión, in­ vol. 384, pp. 159-161
dica que la variabilidad en la correlación entre la alteración de la Grossman, M., Mickanin, J., Onishi, K., et al. 1996, Progressive nonfluent aphasia:
comprensión y la isquemia temporal izquierda era menor de lo que language, cognitive, and PET measures contrasted with probable Alzheimer’s dis­
se había sugerido por pruebas de afasia crónica, una vez empezadas ease, J Cogn Neurosci, vol. 8, pp. 135-154
la recuperación y la compensación (Hillis et al, 2001). Heiss, W.-D., Kessler, J., Thiel, A., et al. 1999, Differential capacity of left and right
La terapia del habla, ofrecida por logopedas, intenta facilitar la hemispheric areas for compensation of poststroke aphasia, Ann Neurol, vol. 45,
recuperación del lenguaje por diversas técnicas y ayudar al paciente pp. 430-438
a compensar las funciones perdidas (v. Capítulo 54). Tradicional­ Heutink, P., Stevens, M., Rizzu, P., et al. 1997, Hereditary frontotemporal dementia
mente, se ha utilizado la práctica repetida de tareas de articulación y is linked to Chromosome 17q21-q22; a genetic and clinicopathological study of
three Dutch families, Ann Neurol, vol. 41, pp. 150-159
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perception, Trends Cogn Sci, vol. 4, pp. 131-138
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sual, que utiliza expresión gestual, y tratamiento de perseveración predicts severity of semantic deficit in acute stroke, Ann Neurol, vol. 50, pp.
afásica, cuyo objetivo es reducir los enunciados repetitivos. Otras dos 561-566
técnicas terapéuticas son la terapia de comunicación funcional, que Hillis, A. E., Work, M., Barker, P. B., et al. 2004, Re-examining the brain regions
supone un avance de la comunicación extralingüística, y cVIC o Lin- crucial for ochestrating speech articulation, Brain, vol. 127, pp. 1479-1487
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

graphica, un programa informático desarrollado originalmente para Hodges, J. R., Davies, R. R., Xuereb, J. H., et al. 2004, Clinicopathological corre­
la comunicación de los primates. Los pacientes que no pueden hablar lates in frontotemporal dementia, Ann Neurol, vol. 56, pp. 399-406
pueden aprender a producir frases simples por ordenador. Los dispo­ Kertesz, A., Martinez-Lage, P., Davidson, W., & Munoz, D. G. 2000, The cortico-
sitivos aumentativos posibilitan la expresión del lenguaje a través del basal degeneration syndrome overlaps progressive aphasia and frontotemporal
uso de impresoras o simuladores de voz. dementia, Neurology, vol. 55, pp. 1368-1375
Kertesz, A., Munoz, D. G. 2003, Primary progressive aphasia and Pick complex,
La terapia del habla sigue siendo controvertida: algunos estudios
J Neurol Sci, vol. 206, pp. 97-107
han indicado que voluntarios brevemente entrenados pueden indu­
Kirshner, H. S., Hughes, T., Fakhoury, T., & Abou-Khalil, B. 1995, Aphasia second­
cir tanta mejoría como los logopedas, pero amplios ensayos aleato­
ary to partial status epilepticus of the basal temporal language area, Neurology,
rios han indicado claramente que los pacientes que se someten a vol. 45, pp. 1616-1618
una terapia del habla formal se recuperan mejor que los pacientes Kreisler, A., Godefroy, O., Delmaire, C., et al. 2000, The anatomy of aphasia revis­
no tratados (Robey, 1998). ited, Neurology, vol. 54, pp. 1117-1123
Un nuevo método en la rehabilitación del lenguaje es el uso de Mesulam, M. M. 2001, Primary progressive aphasia, Ann Neurol, vol. 49,
agentes farmacológicos para mejorar el habla. Albert et al describie­ pp. 425-432
164 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

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c a p í t u l o Wlfl Trastornos del lenguaje
Y DE LA ARTICULACIÓN/HABLA
B Trastornos motores del habla:
DISARTRIA Y APRAXIA DEL HABLA
Howard S. Kirshner

Trastornos motores del habla: perspectiva general 165 «Síndrome del acento extranjero» 167
Disartrias 165 Tartamudeo adquirido 167
Apraxia del habla 167 Síndrome opercular 168
Otros trastornos motores del habla 167
Apraxia oral o bucolingual 167
Afemia 167

TRASTORNOS MOTORES DEL HABLA: cipación de déficits sensoriales en algunos casos. La disartria puede
afectar no sólo a la articulación, sino también a la fonación, respira­
PERSPECTIVA GENERAL
ción o prosodia (tono emocional) del habla. La pérdida total de la
Los trastornos motores del habla son síndromes de alteración de la ar­ capacidad de articular se denomina anartria.
ticulación, -la producción motora del habla- sin trastornos del lengua­ Igual que las afasias, las disartrias pueden analizarse en función
je. Un paciente con un trastorno motor del habla puede producir un de los focos específicos de lesión cerebral asociados con patrones
lenguaje expresivo normal al escribir, y comprender el lenguaje escrito específicos de deterioro del habla. Es útil analizar la disartria en la
y hablado. Si un oyente transcribe por escrito la conversación de un cabecera del paciente para localizar las lesiones neurológicas y diag­
paciente con un trastorno motor del habla, el texto se leerá como len­ nosticar los trastornos neurológicos. Un examinador con experiencia
guaje normal. Los trastornos motores del habla incluyen disartrias, debe ser capaz de identificar y clasificar los principales tipos de di­
trastornos de la articulación del habla, apraxia del habla, un trastorno sartria, más que referirse a la «disartria» como un trastorno aislado.
motor de la programación para el habla, y cuatro síndromes más infre­ El examen del habla en la cabecera del paciente debe incluir la
cuentes: afemia, síndrome del acento extranjero, tartamudeo adquirido repetición de silabas, palabras y frases. La repetición (como /p/, /p/,
y síndrome opercular. En un análisis de trastornos del habla y del len­ /p/) o el cambio de sonidos consonánticos (/p/, III, Ikl) puede ayudar
guaje realizado en la Mayo Clinic, Duffy (1995) publicó que el 46,3% a identificar qué consonantes producen problemas constantemente.
de los pacientes tenía disartria; el 27,1%, afasia; el 4,6%, apraxia del La clasificación de disartria de la Mayo Clinic (Duffy, 1995),
habla; el 9%, otros trastornos del habla (como tartamudeo), y el 13%, ampliamente utilizada en Estados Unidos, incluye seis categorías:
otros trastornos cognitivos o lingüísticos. 1) flácida; 2) espástica y de «motoneurona superior (MNS) unilate­
ral»; 3) atáxica; 4) hipocinética; 5) hipercinética, y 6) disartria mixta.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Estos tipos de disartria se resumen en la Tabla 12B.1.


DISARTRIAS La disartria flácida se asocia con trastornos que incluyen debili­
dad de la motoneurona inferior de los músculos bulbares, como poli-
Las disartrias comportan la articulación anormal de sonidos o fone­ miositis, miastenia gravis y poliomielitis bulbar. El patrón del habla
mas. El mecanismo patógeno de la disartria es una activación neuro­ es entrecortado y nasal, y las consonantes se pronuncian indistinta­
muscular anormal de los músculos del habla, que afecta a la velo­ mente. En el caso de la miastenia gravis, el paciente puede empezar
cidad, la fuerza, la sincronización, el grado o precisión de los a leer un párrafo con una articulación normal, pero hacia el final del
movimientos que intervienen en el habla (Duffy, 1995). El hallazgo mismo la articulación es flácida, entrecortada y con frecuencia inte­
más constante en la disartria es la distorsión de los sonidos consonán­ rrumpida por respiraciones forzadas.
doos. Los trastornos del habla pueden ser mecánicos, como en los La disartria espástica se produce en los pacientes con lesiones
pacientes con trastornos físicos de faringe y laringe, pero las disar­ bilaterales de la corteza motora o de las vías corticobulbares, como
trias son neurógenas, relacionadas con una disfunción del sistema en los ictus bilaterales. El habla es discordante o con «un ahogo for­
nervioso central, nervios, unión neuromuscular o músculo, con parti­ zado» en la calidad vocal, con reducción de la frecuencia, tono bajo

165
166 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 12B.1 Clasificación de las disartrias

TIPO LOCALIZACIÓN SIGNOS AUDITIVOS ENFERMEDADES CARACTERÍSTICAS


Flácida Motoneurona inferior Entrecortado, voz nasal, consonantes imprecisas Ictus, miastenia gravis
Espástica Motoneurona superior Voz discordante, con ahogo forzado; frecuencia Ictus bilaterales, tumores, esclerosis
bilateral lenta; consonantes imprecisas lateral amiotrófica
Motoneurona superior Imprecisión consonántica, frecuencia lenta, voz Ictus, tumor
unilateral discordante
Atáxica Cerebelo Interrupciones irregulares de la articulación, Ictus, enfermedad degenerativa
acentuación excesiva e igual
Hipocinética Extrapiramidal Frecuencia rápida, volumen reducido, mismo Enfermedad de Parkinson
tono y volumen
Hipercinética Extrapiramidal Fonemas prolongados, frecuencia variable, Enfermedad de Huntington distónica
silencios inadecuados, obstrucciones de la voz
Espástica-flácida Motoneurona superior Hipernasalidad; voz discordante, con ahogo Esclerosis lateral amiotrófica, ictus
e inferior forzado, frecuencia lenta, consonantes múltiples
imprecisas

Adaptado de: Duffy, J. R. 1995, Motor Speech Disorders: Substrates, Differential Diagnosis, and Management, Mosby, St. Louis; y Kirshner, H. S. 2002, Behavioral Neurology:
Practical Science of Mind and Brain, Butterworth Heinemann, Boston.

y errores consonánticos. Los pacientes con frecuencia presentan sig­ sionales del habla. Este patrón del habla se observa en los trastornos
nos de «parálisis seudobulbar», que incluye disfagia, reflejo mandi­ del movimiento hipercinético, como la enfermedad de Huntington y
bular y nauseoso exagerados, y risa y llanto fáciles (incontinencia la distonía muscular deformante.
emocional o risa o llanto patológicos). Otra variante es el «síndrome La categoría final, disartria mixta, comporta la combinación de los
opercular», descrito más adelante en este capítulo. otros cinco tipos. Una disartria mixta habitual es una disartria fláci-
Una variante más leve de la disartria espástica, la disartria «de da-espástica que se observa en la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
MNS unilateral», se asocia con lesiones unilaterales de la MNS El paciente con ELA tiene una voz de calidad discordante, con el
(Duffy, 1995). Este tipo de disartria tiene manifestaciones similares a ahogo forzado de la disartria espástica, combinada con la calidad en­
la disartria espástica, pero la primera es una forma menos grave. La trecortada e hipernasal de la disartria flácida. En la esclerosis múlti­
disartria de la MNS unilateral es uno de los tipos más frecuentes ple se puede observar una disartria espástico-flácido-atáxica o espás-
de disartria que se produce en los pacientes con ictus unilaterales. En tico-atáxica mixta, en la que la frecuencia lenta o las interrupciones
un estudio de Urban et al (2006), los ictus del hemisferio izquierdo irregulares se añaden a otras características observadas en la disartria
tuvieron más probabilidades de asociarse con disartria que los del espástica y flácida. La enfermedad de Wilson puede presentar mani­
hemisferio derecho. festaciones hipocinéticas, espásticas y atáxicas.
La disartria atáxica, asociada con trastornos cerebelosos, se ca­ El tratamiento de la disartria incluye técnicas de terapia del habla
racteriza por interrupciones irregulares del habla con explosiones de para fortalecer los músculos, entrenar articulaciones más precisas,
silabas interrumpidas por pausas, o bien por una cadencia lenta del disminuir la velocidad del habla para aumentar la inteligibilidad o
habla con una acentuación extremadamente igual en cada sílaba. El enseñar al paciente que ponga la acentuación en fonemas específicos.
segundo patrón de disartria atáxica se conoce como habla escandida. Cuando el paciente no puede comunicarse con el habla, pueden utili­
Un paciente con disartria atáxica, al intentar repetir el fonema Ipl lo zarse dispositivos como paneles de ritmo para enlentecer la articula­
más rápidamente posible, produce un ritmo irregular, parecido al es­ ción, prótesis palatales para reducir la hipernasalidad, amplificadores
tallido de las palomitas, o un ritmo muy lento. Entre las causas de para aumentar el volumen de la voz, tableros de comunicación para
disartria atáxica se incluyen ictus cerebelosos, tumores, esclerosis que los sujetos señalen imágenes y dispositivos aumentativos de la
múltiple y degeneraciones cerebelosas y espinocerebelosas. comunicación y técnicas informáticas. Las señales visuales pueden
La disartria hipocinética, el patrón característico del habla de la en­ ayudar a los sujetos con disartria a ser más inteligibles (Hustad y
fermedad de Parkinson, destaca por un volumen y tono disminuidos y Garcia, 2005). Los procedimientos quirúrgicos, como el colgajo fa­
monótonos, frecuencia rápida y errores consonánticos ocasionales. En ríngeo para reducir la hipernasalidad, la inyección de teflón en los
un estudio reciente de activación cerebral por tomografía por emisión de pliegues vocales o la cirugía de transposición para aumentar el volu­
positrones (PET), Liotti et al (2003) observaron una activación del área men, pueden ayudar al paciente a hablar de forma más inteligible. El
motora suplementaria y premotora en pacientes con enfermedad de Par­ tratamiento de la enfermedad de Parkinson puede mejorar la disar­
kinson y disartria hipocinética no tratada, pero no en los sujetos sanos. tria, ya sea mediante terapia del habla o con tratamientos farmacoló­
Después de realizar un protocolo de tratamiento de la voz, estas activa­ gicos (DeLetter et al, 2005; Pinto et al, 2004; Trail et al, 2005), pero
ciones premotoras y motoras disminuyeron, mientras que aumentaron los procedimientos quirúrgicos o de estimulación cerebral profunda
las activaciones de los ganglios basales del lado derecho. ocasionalmente empeoraron la inteligibilidad (Farrell et al, 2005;
La disartria hipercinética, un patrón en cierto modo opuesto a la Guehl et al, 2006). En general, en pocos ensayos aleatorios se ha
disartria hipocinética, se caracteriza por una marcada variación de examinado la eficacia de las técnicas de terapia del habla para la di­
la frecuencia, el volumen y la sincronización, con distorsión de las sartria (Sellars et al, 2005). Puede encontrarse una explicación más
vocales, calidad de la voz discordante e interrupciones súbitas oca­ detallada de la disartria en Kirshner (2002).
Capítulo 12B Trastornos motores del habla: disartria y apraxia del habla 167

APRAXIA DEL HABLA ringe. La apraxia oral puede reproducirse pidiendo al paciente que pase
la lengua por el labio superior, sonría o saque la lengua. La apraxia oral
La apraxia del habla es un trastorno de la programación de la arti­ y la apraxia del habla pueden coexistir con la afasia de Broca.
culación de secuencias de fonemas, especialmente consonantes. El
sistema motor del habla comete errores en la selección de los fone­
Afemia
mas consonánticos, en ausencia de cualquier «debilidad, enlenteci­
miento o incoordinación» de los músculos de la articulación del Otro diagnóstico diferencial entre la apraxia y la disartria del habla es
habla. La frase «apraxia del habla» implica que es un trastorno de el síndrome de afemia. Broca utilizó por primera vez este término
una actividad motora hábil secuencial (como en otras apraxias), 0apliemie, en francés) para designar el síndrome denominado poste­
más que un trastorno motor primario. Las consonantes con frecuen­ riormente «afasia de Broca», pero recientemente el término se ha
cia se sustituyen, más que se distorsionan, como en la disartria. Los reservado para un síndrome de casi mutismo, con comprensión, lec­
pacientes tienen una dificultad especial con palabras polisilábicas y tura y escritura normales. La afemia es claramente un trastorno motor
cambios consonánticos y también al iniciar la articulación de una del habla, más que una afasia, si el lenguaje escrito y la comprensión
palabra. Los errores son incongruentes de un intento al otro, a dife­ están realmente intactos. Los pacientes con frecuencia se hallan anár-
rencia de la distorsión constante de los fonemas en la disartria (Ogar tricos, sin habla, y luego surge el habla no fluente con esfuerzo. Al­
et al, 2005). gunos pacientes presentan disartria persistente, con disfonía y, a ve­
Las cuatro manifestaciones fundamentales de la apraxia del habla ces, distorsiones de la articulación que suenan similares a acentos
son: 1) intentos vanos, a ciegas o de ensayo y error, al hablar, con extranjeros (descrito a continuación). La anartria pura puede asociar­
esfuerzos en la autocorrección; 2) disprosodia; 3) errores de la articu­ se con lesiones del área facial de la corteza motora. Los estudios de
lación incongruentes, y 4) dificultad para iniciar los enunciados. Ha­ imagen funcionales también indican que la articulación está mediada
bitualmente, el paciente tiene mayor dificultad con los primeros fo­ a nivel del área facial motora primaria (Riecker et al, 2000), y la alte­
nemas de un enunciado polisilábico. El paciente puede cometer un ración de la articulación del habla puede producirse por estimulación
error al intentar producir una palabra en un ensayo, un error diferente magnética transcraneal sobre el área facial motora (Epstein et al,
la próxima vez, y un enunciado normal la tercera vez. 1999). Sigue existiendo controversia sobre si la afemia es equivalen­
La apraxia del habla es infrecuente de forma aislada, pero con te a la apraxia del habla. En general, es probable que en la afemia se
frecuencia contribuye al déficit del habla y del lenguaje de la afasia produzcan lesiones próximas a la corteza motora primaria y, quizás,
de Broca. Un paciente con apraxia del habla, además de afasia, con en el área de Broca, mientras que la apraxia del habla puede locali­
frecuencia escribirá mejor de lo que puede hablar y la comprensión zarse en la ínsula (véase, no obstante, Hillis et al, 2004).
estará relativamente conservada. Dronkers (1996) presentó pruebas
de TC y RM que indicaban que, aunque las lesiones anatómicas va­
«Síndrome del acento extranjero»
rían, los pacientes con apraxia del habla prácticamente siempre tie­
nen una alteración en la ínsula del hemisferio izquierdo, mientras que El «síndrome del acento extranjero» es una forma adquirida de tras­
los pacientes sin apraxia no la tienen. Sin embargo, correlaciones torno motor del habla, relacionado con las disartrias, en la que el pa­
más recientes por RM de apraxia del habla en pacientes con ictus ciente adquiere una disfluencia parecida a un acento extranjero, habi­
agudo realizadas por Argye Hillis et al (2004) han señalado el área de tualmente después de un ictus unilateral (Kurowski et al, 1996). Las
Broca tradicional en la corteza frontal izquierda como el origen en la lesiones pueden afectar a la corteza motora del hemisferio izquierdo.
apraxia del habla. La disfluencia también puede mezclarse con la afasia.
La apraxia del habla también se produce en trastornos neurodege­
nerativos. En una reciente revisión de 17 casos de afasia progresiva o
apraxia del habla, Josephs et al (2006) hallaron apraxia del habla en
Tartamudeo adquirido
11 casos, todos ellos con patologías asociadas con patología de la Otro trastorno motor del habla infrecuente, debido a lesiones cerebra­
proteína tau, como parálisis supranuclear progresiva, degeneración les adquiridas, es un patrón parecido al tartamudeo del desarrollo,
corticobasal y demencia frontotemporal o enfermedad de Pick. Los conocido como tartamudeo cortical o adquirido. El tartamudeo con-
estudios morfométricos basados en vóxeles por RM de estos pacien­ génito y el adquirido se asocian a titubeo en la producción de fone­
tes mostraron atrofia predominante en las cortezas precentral y suple­ mas iniciales, pausas en el habla, contorsiones de la cara y, a veces,
mentaria con apraxia del habla, y en la corteza perisilviana en la afa­ repetición de fonemas y disritmia asociada del habla. El tartamudeo
sia progresiva primaria. adquirido se superpone claramente a la apraxia del habla, aunque
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

La exploración de los pacientes con apraxia del habla incluye la puede carecer de otras características de ésta. El tartamudeo adquiri­
repetición de secuencias de fonemas (/pa/ta/ka/), como se ha indica­ do se ha descrito con mayor frecuencia en pacientes con ictus corti­
do previamente en la exploración de la disartria. Es bastante probable cales del hemisferio izquierdo (Franco et al, 2000; Sahin et al, 2005;
que la repetición de una palabra polisilábica (p. ej., «catástrofe» Turgut et al, 2002), pero el síndrome también se ha descrito en lesio­
o «televisión») produzca errores apráxicos. nes subcorticales, como infarto de la protuberancia, ganglios basales
y sustancia blanca subcortical (Ciabarra et al, 2000). El tartamudeo
adquirido también se produce después de un traumatismo craneal
OTROS TRASTORNOS MOTORES DEL HABLA (Yeoh et al, 2006) y convulsiones, que afectan especialmente al área
motora suplementaria (Chung et al, 2004).
Se conoce poco la neurobiología del tartamudeo congénito, un
Apraxia oral o bucolingual trastorno mucho más frecuente que el tartamudeo adquirido. Un re­
La apraxia del habla no es igual a la apraxia oral-bucolingual o a la ciente estudio de RM funcional sugirió que los patrones de activación
apraxia ideomotora de movimientos aprendidos de lengua, labios o la­ cerebral durante la articulación en personas tartamudas son diferen­
168 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

tes de los de personas sanas, con mayor activación del hemisferio Franco, E., Casado, J. L., Lopez Dominguez, J. M., et al. 2000, Stuttering as the only
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El tratamiento del tartamudeo incluye técnicas conductuales y el
tion in Parkinson’s disease: clinical evolution and predictive factors, Eur J Neurol,
uso de bloqueadores de la dopamina, como la risperidona, la olanza-
vol. 13, pp. 963-971
pina (Maguire et al, 2004) y la pimozida (Stager et al, 2005). Tam­ Hillis, A. E., Work, M., Barker, P. B., et al. 2004, Re-examining the brain regions
bién se está estudiando para el tartamudeo un nuevo antagonista del crucial for orchestrating speech articulation, Brain, vol. 127, pp. 1479-1487
receptor GABA-A, la pagoclona, actualmente en pruebas para los Hustad, K. C., & Garcia, J. M. 2005, Aided and unaided speech supplementation
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Síndrome opercular ing correlates of progressive aphasia and apraxia of speech, Brain, vol. 129, pp.
1385-1398
El síndrome opercular, también denominado síndrome de Foix-Cha-
Kirshner, H. S. 2002, Behavioral Neurology: Practical Science of Mind and Brain,
vany-Marie o síndrome queirooral (Bakar et al, 1998), es una forma
Butterworth Heinemann, Boston
grave de parálisis seudobulbar en la que los pacientes con lesiones Kurowski, K. M., Blumstein, S. E., & Alexander, M. 1996, The foreign accent syn­
bilaterales de la corteza perisilviana o de las conexiones subcorticales drome: a reconsideration, Brain Lang, vol. 54, pp. 1-25
son completamente mudos. Estos pacientes pueden cumplir órdenes Liotti, M., Ramig, L. O., Vogel, D., et al. 2003, Hypophonia in Parkinson’s disease.
que afecten a las extremidades, pero no las mediadas por pares cra­ Neural correlates of voice treatment revealed by PET, Neurology, vol. 60, pp.
neales; por ejemplo, pueden ser incapaces de abrir o cerrar los ojos o 432-440
la boca o sonreír voluntariamente, aunque sonríen cuando se divier­ Maguire, G. A., Yu, B. P., Franklin, D. L., & Riley, G. D. 2004, Alleviating stuttering with
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C A P Í T U L O 13 Disfagia neurógena
Ronald F. Pfeiffer

Deglución normal 169 Enfermedad de Parkinson 175


Neurofisiología de la deglución 170 Otros trastornos de los ganglios basales 175
Disfagia mecánica 170 Esclerosis lateral amiotrófica Í75
Disfagia neuromuscular 171 Neuropatías craneales 176
Distrofia muscular oculofaríngea 171 Procesos del tronco del encéfalo 176
Distrofia miotónica 171 Lesión de la médula espinal cervical 176
Otras distrofias musculares 172 Otros procesos 176
Miopatías inflamatorias 172 Valoración de la disfagia 177
Enfermedades mitocondriales 172
Miastenia gravis 172
Disfagia neurógena 173
Ictus 173
Esclerosis múltiple 174

La deglución es como un reloj de pulsera. Parece, a primera vista, un a cabo mediante una combinación de los 55 músculos de las regiones
mecanismo simple, incluso vulgar, pero se trata de un proceso tremen­ orofaríngea, laríngea y esofágica, junto con cinco pares craneales y
damente complejo y fascinante. La deglución se produce una vez por dos raíces nerviosas cervicales que, a su vez, reciben órdenes de los
minuto de promedio; cuando funciona de forma correcta, lo hace discre­ centros del sistema nervioso central (Schaller et al, 2006). El reflejo
tamente y merece escasa atención. Su mal funcionamiento puede pasar de la deglución se coordina y se lleva a cabo a nivel del tronco del
desapercibido durante un tiempo, pero cuando finalmente se manifiesta, encéfalo, donde los centros actúan directamente sobre la información
pueden producirse consecuencias graves e incluso catastróficas. recibida de las estructuras que se encuentran en la orofaringe y en el
La alteración de la deglución o disfagia puede originarse por tras­ esófago. No es sorprendente que la deglución voluntaria vaya acom­
tornos en la boca, la faringe o el esófago, y puede afectar a mecanis­ pañada de una actividad adicional que se origina no sólo en las corte­
mos mecánicos, musculoesqueléticos o neurogénicos. Aunque la zas motora y sensitiva, sino también en otras estructuras cerebrales
disfagia mecánica es un tema importante, este capítulo se centra prin­ (Hamdy et al, 1999; Zald y Pardo, 1999).
cipalmente en las causas neuromusculares y neurógenas de la disfa­ El proceso de la deglución puede desglosarse en tres estadios o
gia, debido a que los trastornos pertenecientes a estas categorías son fases diferentes: oral, faríngea y esofágica. Estos componentes se
los que el neurólogo se encontrará con mayor frecuencia. pueden desgranar, a su vez, en lo que se llaman subsistemas horizon­
La disfagia es, en la actualidad, un problema bastante habitual en tal y vertical, lo que indica la dirección del flujo del bolo en cada
los pacientes neurológicos, y se puede observar en un amplio espec­ componente (cuando la persona está incorporada al deglutir). La fase
tro de trastornos neurológicos o neuromusculares. Se ha estimado oral de la deglución comprende el subsistema horizontal, y tiene
que la disfagia neurógena se produce en alrededor de 400.000-800.000 principalmente un carácter voluntario; las fases faríngea y esofágica
0 personas al año, y que existe disfagia en alrededor del 50% de los comprenden el subsistema vertical, y están fundamentalmente bajo
1 ingresados en unidades de larga estancia. Además, la disfagia puede control reflejo.
§ llevar a problemas sobreañadidos, como una nutrición inadecuada, En la fase oral, o preparación para la deglución, la comida se lleva
” deshidratación, infecciones recidivantes del tracto respiratorio supe­ a la boca y, si es necesario, se mastica; se segrega saliva tanto para
rior, y aspiraciones francas, con las consiguientes neumonías e inclu­ proporcionar lubricación como para proporcionar la «dosis» inicial de
so asfixia. Constituye, por tanto, un problema importante y frecuente enzimas digestivas, y con la lengua se elabora y se da forma al bolo
con el que se encuentra el neurólogo en su práctica diaria. de la comida. La lengua impulsa entonces el bolo hacia atrás, hacia la
entrada de la faringe, donde, en una acción tipo pistón, el bolo se envía
hacia la faringe. Esto inicia la fase faríngea, en la cual una cascada de
DEGLUCIÓN NORMAL movimientos complicados, muy rápidos y extremadamente coordi­
nados, cierra los conductos nasales y protege la tráquea mientras el
La deglución es un fenómeno sorprendentemente complicado y com­ músculo cricofaríngeo, que funciona como un esfínter esofágico supe­
plejo, que comprende una mezcla de acciones voluntarias y acciones rior (EES), se relaja y permite al bolo entrar en la faringe. Como ejem­
© reflejas o automáticas que se hallan relacionadas y que se llevan plo de la complejidad de los movimientos durante esta fase de la deglu­

169
170 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

ción, el EES, movido en parte por la tracción producida por la voluntaria. La presencia de esta red probablemente justifica la amplia
elevación de la laringe, finalmente se relaja justo antes de la llegada del serie de trastornos neurológicos que pueden producir disfagia como
bolo de alimento, lo que crea una succión que ayuda a conducir el bolo parte de su cuadro clínico.
hacia la faringe. El bolo entra finalmente en el esófago, donde las con­
tracciones peristálticas lo desplazan distalmente, y, después de la rela­
jación del esfínter esofágico inferior, en el estómago. DISFAGIA MECÁNICA
Las alteraciones estructurales, tanto dentro como en las proximidades
NEUROFISIOLOGÍA DE LA DEGLUCIÓN de la boca, la faringe y el esófago, pueden interferir en la deglución de
una manera estrictamente mecánica, a pesar de que se encuentren in­
El control central de la deglución se ha atribuido tradicionalmente a las tactos y totalmente funcionantes los sistemas nerviosos y musculoes-
estructuras del tronco del encéfalo, con supervisión y modulación corti­ queléticos (Tabla 13.1). Dentro de la boca, la macroglosia, las luxacio­
cal procedentes del surco precentral inferior. No obstante, estudios re­ nes de la articulación temporomandibular, determinadas alteraciones
cientes mediante tomografía por emisión de positrones (PET) y estimu­ congénitas y los tumores orales pueden impedir una deglución eficaz y
lación magnética transcraneal (TMS) de la deglución voluntaria muestran producir una disfagia mecánica. La función faríngea puede verse com-
un cuadro mucho más complicado en el que una amplia red de regiones
cerebrales son activas en el control y ejecución de la deglución.
Quizá no es sorprendente que la mayor activación en los estudios
con PET de la deglución voluntaria se produzca en la corteza motora
TABLA 13.1
lateral, en el surco precentral inferior, donde se encuentran las repre­
sentaciones corticales de la lengua y de la cara. No obstante, hay Disfagia mecánica
desacuerdo entre los investigadores: algunos han observado una acti­
vación simétrica bilateral de la corteza motora lateral (Zald y Pardo, ORAL
1999), mientras que otros han observado una activación claramen­ Amiloidosis
te asimétrica, por lo menos en una parte de las personas estudiadas Alteraciones congénitas
Tumores intraorales
(Hamdy et al, 1999).
Lesiones del labio
Otras zonas del cerebro, lo que hasta cierto punto puede ser sor­
Quemaduras
prendente, también están activadas durante la fase voluntaria de la Traumatismos
deglución (Hamdy et al, 1999; Schaller et al, 2006; Zald y Pardo, Macroglosia
1999). El área motora suplementaria puede desempeñar un papel en Esclerodermia
la preparación de la deglución voluntaria, y la corteza cingulada an­ Disfunción de la articulación temporomandibular
terior puede estar implicada en el control de las funciones autonómi­ Xerostomia
cas y vegetativas. Otra zona de activación durante la deglución volun­ Síndrome de Sjogren
taria es la ínsula anterior, especialmente del hemisferio derecho. Se
FARÍNGEA
ha sugerido que esta activación puede proporcionar el sustrato que
Osteófitos cervicales anteriores
permite a la sensibilidad gustativa y a otras sensaciones intraorales
Infección
modular la deglución. Las lesiones en la ínsula también pueden au­
Difteria
mentar el umbral de deglución y retrasar la fase faríngea (Schaller et Tiromegalia
al, 2006). Los estudios con PET han demostrado también una clara Abscesos retrofaríngeos
activación asimétrica e izquierda del cerebelo durante la deglución. Tumor retrofaríngeo
Esta activación puede reflejar la intervención del cerebelo en lo que Divertículo de Zenker
se refiere a coordinación, sincronización y secuencia de la deglución.
También se ha observado la activación del putamen durante la deglu­ ESOFÁGICA
ción voluntaria, pero no ha sido posible diferenciar esta activación de Origen aberrante de la arteria subclavia derecha
Lesión por cáusticos
la que se observa sólo con el movimiento de la lengua.
Carcinoma esofágico
Dentro del tronco del encéfalo, la deglución parece estar regulada
Divertículo esofágico
por generadores de patrones centrales que contienen programas que
Infección esofágica
dirigen los movimientos secuenciales de los distintos músculos im­ Candida albicans
plicados. El generador del patrón dorsomedial reside en la formación Virus del herpes simple
reticular media del bulbo superior y el retículo adyacente al núcleo Citomegalovirus
del tracto solitario, y participa en la iniciación y organización de la Virus de la varicela zóster
secuencia de la deglución (Schaller et al, 2006). Un segundo genera­ Seudodivertículos esofágicos intramurales
dor de patrón central, el ventrolateral, se encuentra cerca del núcleo Estenosis esofágica
ambiguo y la formación reticular circundante (Prosiegel et al, 2005; Úlcera esofágica
Schaller et al, 2006). Sirve principalmente de vía de conexión a nú­ Anillos o membranas esofágicos
Enfermedad por reflujo gastroesofágico
cleos motores, como el núcleo ambiguo y el núcleo motor dorsal del
Hernia de hiato
vago, que directamente controla el output motor a la musculatura fa­
Carcinoma metastásico
ríngea y al esófago proximal. Masa mediastínica posterior
Por tanto, se ha hecho evidente que una gran red de estructuras Aneurisma de aorta torácica
participa en el acto de la deglución, especialmente en la deglución
Capítulo 13 Disfagia neurógena 171

prometida por procesos como los tumores o los abscesos retrofarín- cia en las personas de origen francocanadiense. Es consecuencia
geos, la formación de osteófitos cervicales anteriores, el divertículo de de la expansión repetida del trinucleótido GCG en el gen de la
Zenker o el aumento del tiroides. Un grupo mayor incluso de lesiones proteína nuclear 1 ligada a poli(A) (poly[A]-fc¡Wmg protein nu­
estructurales puede interferir en la función esofágica, incluyendo los clear 1 gene, también denominado gen poly(A)-binding protein 2
tumores esofágicos malignos y benignos, el carcinoma metastásico, la o gen PABP2 ) en el cromosoma 14. La DMOF es única dentro de
estenosis esofágica de distintas etiologías, las alteraciones vasculares, las distrofias musculares, porque aparece en personas de mayor
como el aneurisma de aorta o la arteria subclavia con origen anómalo, edad, con los primeros síntomas de forma característica entre los
o incluso alteraciones gástricas primarias, como la hernia de hiato. El 40 y los 60 años. Se caracteriza por una ptosis lentamente progre­
reflujo gastroesofágico también puede producir disfagia. No obstante, siva, disfagia y debilidad de la parte proximal de las extremida­
es más probable que los pacientes con estos problemas sean tratados des. Debido a la ptosis, los pacientes con DMOF pueden adoptar
por un gastroenterólogo, más que por un neurólogo. una postura inusual que se caracteriza por levantar las cejas y ex­
tender el cuello.
La disfagia de la DMOF se debe a la alteración de la función de la
DISFAGIA NEUROMUSCULAR musculatura orofaríngea. Aunque evoluciona lentamente durante mu­
chos años, la DMOF puede producir finalmente no sólo dificultad y
Distintas enfermedades neuromusculares de diversa etiología pueden molestias al deglutir, sino también pérdida de peso, desnutrición y as­
afectar a la musculatura orofaríngea y del esófago, y producir disfa­ piración. No se dispone de un tratamiento específico para la distrofia
gia como parte de un cuadro clínico neuromuscular más amplio (Ta­ muscular en sí misma, pero la miotomía cricofaríngea permite una
bla 13.2). Distintas distrofias musculares, miopatías inflamatorias y mejoría de la disfagia en más del 80% de los pacientes tratados (Fra-
miopatías mitocondriales pueden producir disfagia, al igual que lo det et al, 1997). Más recientemente, se han utilizado con éxito las
pueden hacer los procesos que afectan a la unión neuromuscular, inyecciones de toxina botulínica para tratar la disfagia de la DMOF.
como la miastenia gravis.
Distrofia miotónica
Distrofia muscular oculofaríngea La distrofia miotónica es un trastorno autosómico dominante cuyo
La distrofia muscular oculofaríngea (DMOF) es un trastorno auto- cuadro fenotípico incluye no sólo el músculo esquelético, sino tam­
sómico dominante infrecuente que se observa con mayor frecuen- bién afectación cardíaca, oftalmológica y endocrinológica. Se han
asociado con el cuadro clínico de la distrofia miotónica mutaciones
en dos localizaciones distintas. La distrofia miotónica de tipo i se
debe a la expansión de CTG en el gen DMPK del cromosoma 19,
mientras que la de tipo 2 es la consecuencia de la expansión de la
TABLA 13.2
repetición CCTG en el gen ZNF9 del cromosoma 3.
Disfagia neuromuscular Los síntomas digestivos se producen en más del 50% de las perso­
nas con fenotipo clínico de distrofia miotónica, y pueden ser el tras­
OROFARÍNGEA
torno más invalidante de esta enfermedad en el 25% de los casos. Los
Míopatías inflamatorias
síntomas digestivos pueden preceder a la aparición de otros trastor­
Dermatomiositis
nos neuromusculares. La disfagia subjetiva es una de las característi­
Miositis con cuerpos de inclusión
Poiimíositis
cas gastrointestinales más prevalentes, y se ha descrito en el 37 al
Miopatías mitocondriales 56% de los pacientes (Ertekin et al, 2001b). El hecho de toser mien­
Síndrome de Kearns-Sayre tras se come, sugestivo de aspiración, puede producirse en el 33% de
Encefalomiopatía neurogastrointestinai mitocondriai (MNGIE) casos. Las mediciones objetivas dibujan un cuadro con una alteración
Distrofias musculares todavía más importante, y se demuestran trastornos de la deglución
Distrofia muscular de Duchenne en el 70 al 80% de las personas con distrofia miotónica (Ertekin et al,
Distrofia muscular fascioescapulohumeral 2001b). En un estudio, se observó que el 75% de los pacientes asin-
Distrofia muscular de cintura tomáticos para disfagia presentaban alteraciones en las pruebas obje­
Distrofia muscular mlotónica
tivas (Marcon et al, 1998).
Distrofia muscular oculofaríngea
En la distrofia miotónica se han visto distintas alteraciones en las
Alteraciones de la unión neuromuscular
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Botullsmo
mediciones objetivas de la deglución. Existe una actividad anormal
Síndrome de Lambert-Eaton del músculo cricofaríngeo en el 40% de los pacientes durante las
Miastenia gravis pruebas electromiográficas (EMG) (Ertekin et al, 2001b). Se ha ob­
Tétanos servado también una alteración del peristaltismo esofágico en las per­
Esclerodermia sonas afectadas estudiadas con manometría esofágica. En las pruebas
Síndrome del hombre rígido de videorradioscopia, la relajación incompleta del EES y la hipotonía
esofágica son las alteraciones más frecuentes (Marcon et al, 1998).
ESOFÁGICA
Se cree que tanto la debilidad muscular como la miotonía desempe­
Amlloidosis
ñan un papel en el desarrollo de disfagia en las personas con distrofia
Miopatías inflamatorias
miotónica (Ertekin et al, 2001b), y en por lo menos un estudio se ha
Dermatomiositis
Pollmiositis
visto una correlación entre el tamaño de la expansión de la repetición
Esclerodermia CTG y el número de alteraciones radiológicas en los pacientes con
miotonía (Marcon et al, 1998).
172 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Otras distrofias musculares Enfermedades mitocondriales


Aunque peor caracterizada, la disfagia se produce también en otros Las enfermedades mitocondriales son trastornos familiares que se de­
tipos de distrofia muscular. La dificultad para tragar y el atraganta- sarrollan como consecuencia de una disfunción en la cadena respirato­
miento mientras se come se producen con una mayor frecuencia en ria mitocondrial. La mayoría son el resultado de la mutación en los
los niños con distrofia muscular de Duchenne. También se ha docu­ genes del ácido desoxirribonucleico mitocondrial (ADN), pero en al­
mentado disfagia en los pacientes con una distrofia de la cintura y con gunos casos han sido responsables mutaciones del ADN nuclear. Los
una distrofia facioescapulohumeral. trastornos mitocondriales son, por naturaleza, multisistémicos, pero
los rasgos miopáticos y neuropáticos suelen predominar con síntomas
muy variables, incluso entre los miembros de una misma familia.
Miopatías inflamatorias Además de la clásica constelación de síntomas que incluyen oftal­
La dermatomiositis y la polimiositis son los trastornos inflamatorios moplejía externa progresiva, retinitis pigmentaria, defectos de con­
miopáticos más frecuentes. Ambos se caracterizan por una debilidad ducción cardíaca y ataxia, las personas con el síndrome de Keams-
progresiva, generalmente simétrica, que afecta a los músculos proxi- Sayre pueden desarrollar disfagia. Se han observado importantes
males, más que a los distales. También se pueden producir astenia alteraciones de la peristalsis en la faringe y en la parte superior del
y mialgias. Una neoplasia maligna se asocia con la enfermedad en el esófago en este trastorno. La disfunción cricofaríngea es frecuente,
10 al 15% de los pacientes con dermatomiositis, y entre el 5 y el 10% de pero también se puede producir una coordinación deglutiva alterada.
los que tienen polimiositis. En las personas de más de 65 años con También se ha descrito disfagia en otros trastornos mitocondria­
estas miopatías inflamatorias, más del 50% tienen cáncer. les, pero las descripciones sólo son anecdóticas y no se han llevado
Aunque la disfagia se puede producir en los dos trastornos, es más a cabo estudios sistemáticos.
frecuente, y tiene una mayor gravedad, en la dermatomiositis. La dis­
fagia aparece en el 20 al 55% de las personas con dermatomiositis,
pero sólo en el 18% de los pacientes con polimiositis (Parodi et al,
Miastenia gravis
2002). Es la consecuencia de la afectación del músculo estriado en la La miastenia gravis (MG) es una enfermedad autoinmunitaria que se
faringe y en el esófago proximal. La afectación de la musculatura farín­ caracteriza por la producción de anticuerpos dirigidos contra la subuni-
gea y esofágica en la polimiositis y en la dermatomiositis es un indica­ dad a! de los receptores musculares de acetilcolina postsinápticos
dor de mal pronóstico, y puede ser fuente de importante morbilidad. nicotínicos a en la unión neuromuscular, con destrucción de los recep­
La disfagia en las personas con miopatía inflamatoria puede de­ tores y la reducción de su número. La consecuencia clínica de este
berse a alteraciones faringoesofágicas restrictivas, como acalasia cri- proceso es el desarrollo de una debilidad muscular fatigable que au­
cofaríngea, divertículo de Zenker y estenosis. De hecho, en un estu­ menta de forma progresiva con las acciones musculares repetidas y que
dio de 13 pacientes con miopatía inflamatoria se observaron estenosis mejora con el descanso. La MG se produce con mayor frecuencia en
radiológicas en 9 (69%) individuos, en comparación con uno de las mujeres que en los hombres y, aunque los síntomas se pueden pro­
17 controles con disfagia de origen neurógeno (Williams et al, 2003). ducir a cualquier edad, la media de inicio descrita en las mujeres es
La aspiración también fue más frecuente en los pacientes con miosi- entre los 28 y los 35 años, y en los hombres, entre los 42 y los 49 años.
tis (61 frente al 41%). La disfagia resultante puede ser lo bastante Aunque los síntomas miasténicos permanecen limitados a la muscula­
grave como para requerir alimentación enteral. Se ha descrito una tura ocular en alrededor del 20% de los pacientes, en la mayoría de los
obstrucción total aguda por el músculo cricofaríngeo en la dermato­ afectados se hace evidente una debilidad muscular más generalizada.
miositis, que necesita una miotomía cricofaríngea. Otros investigado­ La afectación de la musculatura bulbar, con la disfagia resultante, es
res han descrito una mejoría en el 50% de los individuos un mes relativamente frecuente en la MG. En alrededor de entre el 6 y el 30%
después de la interrupción de la acalasia cricofaríngea; la mejoría de los pacientes, la afectación bulbar es evidente desde el principio
persistía en el 25% de casos a los 6 meses (Williams et al, 2003). No (Koopman et al, 2004); al progresar la enfermedad, la mayoría desarro­
está clara la causa de la formación de alteraciones restrictivas en la lla al final síntomas bulbares, como disfagia y disartria. La disfagia en
miopatía inflamatoria, pero puede ser que la inflamación prolongada la MG se puede deber a una disfunción oral, faríngea o incluso a nivel
del músculo cricofaríngeo impida su distensibilidad y la capacidad esofágico, y muchos pacientes la sufren a múltiples niveles. En un es­
de abrirse totalmente (Williams et al, 2003). tudio de 20 pacientes miasténicos con disfagia, se evidenciaron altera­
La disfagia en la dermatomiositis y la polimiositis puede respon­ ciones en la fase oral-preparatoria en 13 (65%) individuos, disfagia en
der a los corticoides, y las inmunoglobulinas intravenosas (IGIV) han la fase oral en 18 (90%) y afectación de la fase faríngea en los 20 (100%)
logrado una mejoría espectacular en la disfagia de las personas que (Koopman et al, 2004). La afectación de la fase oral se puede deber a
no respondían a esteroides. fatiga y debilidad de la lengua o de los músculos de la masticación. En
La disfagia también puede desarrollarse en la miositis por cuerpo los pacientes con MG que presentan síntomas bulbares, los estudios de
de inclusión; en fases avanzadas, la frecuencia de disfagia puede real­ estimulación nerviosa repetitiva del nervio hipogloso han demostrado
mente superar a la observada en la dermatomiositis y polimiositis. En alteraciones, así como los estudios con electromiografía de los múscu­
un grupo de pacientes en los que la miositis por cuerpos de inclusión los masticatorios realizados durante la masticación. La disfunción fa­
se confundió con enfermedad de la motoneurona, se observó disfagia ríngea también es frecuente en los pacientes con MG que presentan
en el 44% (Dabby et al, 2001). También se ha descrito una miopatía disfagia, como se puede demostrar con videorradioscopia. La aspira­
inflamatoria focal que afecta a los músculos faríngeos y que produce ción, muchas veces silente, puede estar presente en por lo menos el
una disfagia faríngea aislada en personas mayores de 69 años. Se ha 35% de las personas (Colton-Hudson et al, 2002); en los pacientes
sugerido que se trata de una entidad clínica distinta que se caracteriza ancianos, la frecuencia de aspiración puede ser considerablemente
por hipertrofia cricofaríngea, aunque también se ha descrito una po­ más alta. La evaluación de la patología del habla a la cabecera del pa­
limiositis localizada en los músculos faríngeos. ciente no es un predictor fiable de la aspiración (Koopman et al, 2004).
Capítulo 13 Disfagia neurógena 173

La disfunción motora que afecta a los músculos estriados del esófago


TABLA 13.3
proximal también se ha observado en la MG. En un estudio, el 96% de
los pacientes con MG mostraban alteraciones, como una disminución Disfagia neurógena
de la amplitud y una prolongación de la onda peristáltica en esta re­
gión, al realizar la manometría esofágica. También se observó una re­ OROFARÍNGEA
Malformación de Arnold-Chiari
ducción de la presión del esfínter cricofaríngeo.
Enfermedad de los ganglios basales
Es importante recordar que la disfagia también puede desencade­
Con respuesta a la biotina
nar una crisis miasténica en individuos con miastenia gravis. De he­
Degeneración corticobasal
cho, en un estudio, se consideró que la disfagia era un desencadenan­ Demencia con cuerpos de Lewy
te mayor de crisis miasténica en el 56% de los pacientes (Koopman Enfermedad de Huntington
et al, 2004). Atrofia multisistémica
Neuroacantocitosis
Enfermedad de Parkinson
DISFAGIA NEURÓGENA Parálisis supranuclear progresiva
Enfermedad de Wilson
Distintas patologías que se originan en los sistemas nerviosos central y Mielinólisis central pontina
Parálisis cerebral
periférico pueden alterar también los mecanismos de deglución y produ­
Por fármacos
cir disfagia. Los procesos que afectan a la corteza cerebral, la sustancia
Ciclosporlna
blanca subcortical, la sustancia gris subcortical, el tronco del encéfalo, la Discinesia tardía
médula espinal y los nervios periféricos pueden provocar disfagia como Vincrlstina
uno de los componentes de su cuadro clínico (Tabla 13.3). Infecciosa
Encefalitis del tronco del encéfalo
Listeria
Ictus Virus de Epstein-Barr
La enfermedad vascular cerebral es un problema neurológico muy Difteria
frecuente, y los accidentes vasculares cerebrales o ictus son la tercera Poliomielitis
Leucoencefalopatía multifocal progresiva
causa de muerte en Estados Unidos. Se ha calculado que se producen
Rabia
entre 500.000 y 750.000 ictus anuales en Estados Unidos, y que alre­
Lesiones con efecto masa
dedor de 150.000 personas fallecen después del accidente vascular Absceso
cerebral. El mecanismo del ictus es isquémico en el 80-85% de casos, Hemorragia
y en el 15-20% restante es hemorrágico. Alrededor del 25% de los Tumores metastásicos
ictus isquémicos se deben a enfermedad de pequeño vaso, el 50% a Tumor primario
la de vaso grande, y el 25% son de origen cardioembólico. Aunque el Enfermedades de la motoneurona
ictus se puede producir a cualquier edad, el 75% de los mismos se Esclerosis lateral amiotróflca
producen en personas de más de 75 años. Esclerosis múltiple
La disfagia se produce en el 45 al 57% de las personas después de Procesos neuropáticos periféricos
Enfermedad de Charcot-Marle-Tooth
un ictus, y su presencia se asocia con un aumento de la probabilidad
Síndrome de Gulllaln-Barré (variante de Miller Fisher)
de morbilidad grave o de fallecimiento (Runions et al, 2004; Schaller
Ataxias espinocerebelosas
et al, 2006). La aspiración es la complicación asociada con la disfagia Ictus
más reconocida que sigue a un ictus, pero también se puede producir Siringobulbla
desnutrición e incluso malnutrition con una frecuencia sorprendente­
mente alta (Finestone y Greene-Finestone, 2003). La frecuencia re­ ESOFÁGICA
gistrada de déficits nutricionales en los pacientes con disfagia des­ Acalasla
pués de un ictus oscila entre el 48 y el 65%. La presencia de disfagia Neuropatías autonómicas
después de un ictus produce una prolongación tres veces mayor de la Diabetes mellítus
estancia hospitalaria y aumenta la tasa de complicaciones durante el Disautonomía familiar
Síndromes paraneoplásicos
ingreso (Runions et al, 2004). También es un factor de riesgo inde­
Trastornos de los ganglios basales
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

pendiente de discapacidad grave y muerte.


Enfermedad de Parkinson
Finestone y Greene-Finestone (2003) han definido varios signos Enfermedad de Chagas
de alarma que pueden alertar a los médicos de la presencia de disfa­ Trastornos de la motilidad esofágica
gia después de un ictus. Algunos son obvios, otros, más sutiles. Inclu­ Esclerodermla
yen babeo, un movimiento excesivo de la lengua o escupir comida,
mal control de la lengua, acúmulo de comida en la boca, debilidad
facial, habla escandida, tos o asfixia al comer, regurgitación de comi­
da por la nariz, voz «burbujeante» después de comer, voz ronca o
entrecortada, problemas por la comida pegada en la garganta, ausen­ cerebral en el tronco del encéfalo, esto no es necesariamente así. Se
cia o retraso de elevación laríngea, masticación prolongada, tiempo ha documentado una alteración de la deglución en un porcentaje sig­
prolongado para comer o rechazo a hacerlo, y neumonía recurrente. nificativo de ictus que afectan a las estructuras corticales y subcorti-
Aunque generalmente se considera que la presencia de disfagia cales. La fase faríngea de la deglución resulta afectada principalmen­
después de un ictus indica una localización del accidente vascular te en el infarto del tronco, mientras que en los ictus hemisféricos la
174 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

alteración más importante es, a menudo, el retraso en el inicio de la oro para ello, pero técnicas más sencillas que se pueden aplicar a la
deglución voluntaria. Los ictus que afectan al hemisferio derecho cabecera de la cama, como la prueba de beber agua, también se han
tienden a alterar más la motilidad faríngea, mientras que las lesiones recomendado como alternativas prácticas, si bien menos sensibles.
del hemisferio izquierdo tienen un mayor efecto en la función de la La deglución mejora con frecuencia de forma espontánea en los
fase oral (Ickenstein et al, 2005). Se ha descrito disfagia como única días y semanas posteriores al ictus. Es más probable que la mejoría se
manifestación de un infarto tanto en el bulbo como en el cerebro. produzca después de ictus corticales, en comparación con los de ori­
Alrededor de entre el 50 y el 55% de los pacientes con lesiones en gen en el tronco encefálico; la mejoría es probablemente el resultado
el territorio de la arteria cerebelosa posteroinferior, con el consi­ de la reorganización compensadora de áreas cerebrales no lesionadas
guiente infarto bulbar lateral (síndrome de Wallenberg), desarrollan (Schaller et al, 2006). La alimentación con sonda nasogástrica puede
disfagia (Teasell et al, 2002). El hecho de que el infarto bulbar unila­ ofrecer temporalmente una nutrición adecuada y ahorrar tiempo has­
teral puede producir una alteración bilateral de los centros de la de­ ta que la deglución mejore para permitir la alimentación oral, pero
glución del tronco cerebral sugiere que éstos funcionan como un comporta algunos riesgos, como una mayor posibilidad de reflujo
centro integrado. Un infarto en la distribución de la arteria cerebelosa con aspiración posterior. En los individuos en los que persiste una
anteroinferior también puede producir disfagia. disfagia significativa después del ictus, puede ser necesario colocar
Después de un ictus en los hemisferios cerebrales, la disfagia se una sonda de gastrostomía endoscópica percutánea (PEG). Ickens­
puede producir por lesión de las estructuras corticales o subcorticales tein et al (2005) documentaron esta necesidad en 77 de 664 (11,6%)
implicadas en la deglución voluntaria. La lesión hemisférica bilateral pacientes con ictus ingresados en el hospital de rehabilitación. La
es más probable que produzca disfagia, pero ésta también se puede necesidad continuada de una sonda PEG después del alta de la unidad
observar en el marco de una lesión unilateral. El infarto bilateral del comportó un peor pronóstico. Para controlar la disfagia persistente
opérculo frontoparietal puede producir el síndrome del opérculo an­ postictus pueden emplearse varios métodos de terapia conductual de
terior (síndrome de Foix-Chavany-Marie), que se caracteriza por la deglución. Recientes estudios han aportado algunas indicaciones
la incapacidad de llevar a cabo movimientos voluntarios en la cara, la tentadoras de que la estimulación faríngea sensorial y la estimulación
mandíbula, la lengua y la faringe, con conservación completa de los magnética transcraneal repetitiva pueden mejorar algunos aspectos
movimientos involuntarios en estas mismas localizaciones. La afec­ de la deglución, pero en un pequeño porcentaje de individuos será
tación de la deglución voluntaria puede ser un componente de este necesario colocar una sonda PEG.
síndrome. Las personas con ictus subcorticales tienen una mayor in­ La disfagia se puede producir también en el marco de otros proce­
cidencia de disfagia y de aspiración que las que presentan lesión cor­ sos vasculares cerebrales. En la circulación anterior se ha descrito
tical. En un estudio, más del 85% de los pacientes con accidentes disfagia en los aneurismas de la carótida, y en la circulación poste­
vasculares cerebrales subcorticales unilaterales mostraron en la vi- rior, patologías como el alargamiento y la dilatación de la arteria
deorradioscopia la evidencia de un retraso en el inicio de la fase fa­ basilar, los aneurismas de la arteria cerebelosa posteroinferior, las
ríngea de la deglución, y además, en el 75% se observó algo de aspi­ disecciones de la arteria vertebral intracraneal, aneurismas gigantes
ración radiográfica. Aunque la desviación de la lengua se asocia vertebrobasilares disecantes y las malformaciones cavernosas en el
clásicamente con las lesiones bulbares que afectan al núcleo hipoglo- bulbo pueden producir disfagia, además de otros síntomas.
so, se ha visto también en casi el 30% de las personas con infartos La disfagia también es una potencial complicación de la endarterec-
hemisféricos. Cuando aparece en un infarto hemisférico, la desvia­ tomía carotídea, no por el ictus, sino por la lesión laríngea o de los pa­
ción de la lengua se asocia siempre con debilidad facial, y la disfagia res craneales. En un estudio, una cuidadosa exploración otorrinolarin-
se halla presente en el 43% de los pacientes afectados. gológica demostró estos déficits en casi el 60% de los pacientes
La aspiración es una complicación que puede tener un riesgo vital postoperatoriamente (Monini et al, 2005). Aunque en su mayoría los
en el ictus. Los estudios han observado su aparición en entre el 30 y déficits fueron leves y transitorios, se observó cierto deterioro persis­
el 55% de los pacientes con ictus. En un estudio se observó evidencia tente en el 17,5%, y el 9% requirió procedimientos de rehabilitación.
videofluoroscópica de aspiración en el 36% de los pacientes con un
ictus cerebral unilateral, el 46% de los pacientes con un ictus cerebral
Esclerosis múltiple
bilateral, el 60% de los que tenía un ictus de tronco unilateral, y el
50% con lesiones de tronco bilaterales. Otros estudios han sugerido La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad inflamatoria desmie-
que la incidencia de aspiración en los ictus de tronco puede ser con­ linizante del sistema nervioso central, que afecta principalmente, si
siderablemente superior (más del 80%), y que los accidentes vascula­ bien no de forma exclusiva, a los adultos jóvenes. La edad media de
res cerebrales subcorticales pueden producir aspiración en el 75% de inicio es alrededor de los 30 años. En su forma más frecuente, la EM
casos. El riesgo de desarrollar neumonía es siete veces superior en las se caracteriza por exacerbaciones y remisiones, aunque algunas per­
personas que sufren aspiraciones después de un ictus que en las que sonas pueden seguir un curso crónico y progresivo desde el inicio. La
no las sufren. Los pacientes que sufren aspiraciones después de un etiología de la EM no es bien conocida, pero se sospecha que se trata
ictus no siempre presentan síntomas clínicos como tos o atraganta- de un proceso autoinmunitario.
miento al comer sólidos y líquidos. Además, la ausencia del reflejo La disfagia es un problema frecuente, pero a menudo pasa de­
nauseoso no ayuda a distinguir a los que sufren aspiraciones (Fines- sapercibido. Los estudios han puesto de manifiesto la presencia de
tone y Greene-Finestone, 2003). En un reciente estudio, sólo el 44% disfagia en entre el 24 y el 34% de los pacientes con EM (Calcagno
de los pacientes con sospecha de disfagia orofaríngea después de un et al, 2002; Prosiegel et al, 2004). La prevalencia de disfagia en la
ictus tenían una alteración del reflejo nauseoso, y sólo el 47% tosie­ EM aumenta con la mayor discapacidad; el 15% de los individuos
ron durante la alimentación oral (Terre y Mearin, 2006). Por tanto, se con discapacidad leve puede desarrollar disfagia neurógena (Prosie­
ha recomendado el uso de pruebas de medición objetivas para detec­ gel et al, 2004), y el porcentaje aumenta hasta el 65% en los más
tar la presencia y predecir el riesgo de aspiración. La prueba de la afectados. Los individuos con afectación grave del tronco encefálico
papilla de bario modificada utilizando una videocámara es el patrón como parte de su EM tienen más probabilidades de sufrir disfagia.
Capítulo 13 Disfagia neurógena 175

Los estudios objetivos demuestran una frecuencia mayor de disfa­ contraron residuos en las valéculas, lo que se cree que indica un ma­
gia que los estudios de tipo encuesta. De hecho, en estos estudios al­ yor riesgo de aspiración, en el 88% de los pacientes con EP que no
rededor del 50% de los pacientes con alteraciones objetivas no eran presentaban disfagia clínica.
conscientes de sus dificultades para deglutir; en otro que utilizó aná­ La disfagia muestra una respuesta variable con la L-dopa o con el
lisis videofluoroscópico, se observó cierta alteración de la eficiencia tratamiento con agonistas de la dopamina. Se ha observado una me­
o seguridad de la deglución en más del 80% de los 23 pacientes estu­ joría objetiva en la deglución con los estudios de tránsito baritado
diados (Terre-Boliart et al, 2004). Se han observado dificultades en modificado, en entre el 33 y el 50% de los pacientes en algunos
las fases oral, faríngea e incluso esofágica de la deglución. En la EM estudios, aunque no en todos. En los pacientes con disfunción del
se han observado casos infrecuentes de síndrome del opérculo ante­ músculo cricofaríngeo se han empleado con éxito tanto la miotomía
rior, con apraxia facial bucolingual. Son habituales las alteraciones cricofaríngea como las inyecciones de toxina botulínica. La terapia
en la fase oral de la deglución en los pacientes con EM que tienen una conductual de la deglución es beneficiosa en algunas personas. En
discapacidad leve, si bien se producen alteraciones adicionales de la raras ocasiones, puede ser necesaria la colocación de una gastrosto-
fase faríngea en los pacientes con una incapacidad mayor. Las altera­ mía endoscópica percutánea.
ciones tanto en la secuencia de los acontecimientos laríngeos como
en el funcionamiento de los músculos constrictores faríngeos son ca­
racterísticas de las personas que sufren disfagia. La afectación sensi­ Otros trastornos de los ganglios basales
tiva faríngea puede desempeñar también un papel en el desarrollo de
la disfagia en algunos pacientes. En los síndromes de tipo parkinsoniano, como la parálisis supranu­
clear progresiva (PSP), la atrofia multisistémica, la degeneración cor­
ticobasal y la demencia por cuerpos de Lewy (DCL), la disfagia es un
Enfermedad de Parkinson
problema frecuente y, en contraposición a lo que ocurre en la EP, se
La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerati­ produce con frecuencia en fases relativamente precoces de la enfer­
vo en el que los síntomas aparecen clásicamente entre los 55 y los medad. Aunque la mediana de latencia para el desarrollo de la disfa­
65 años. Aunque la afectación neuropatológica más importante de la gia en la EP es de más de 130 meses, es de sólo 67 meses en la AMS,
EP afecta a las neuronas dopaminérgicas pigmentadas en la sustancia de 64 meses en la DCB, de 43 meses en la DCL, y de 42 meses en la
negra, también se ha documentado la pérdida neuronal en otras áreas PSP (Muller et al, 2001). De hecho, la aparición de disfagia en el
del sistema nervioso, incluyendo el sistema nervioso entérico. primer año del inicio de los síntomas prácticamente elimina el diag­
La disfagia fue documentada inicialmente en la EP por el propio nóstico de enfermedad de Parkinson como posibilidad diagnóstica,
James Parkinson en su descripción original de la enfermedad, en aunque no ayuda a distinguir entre los distintos síndromes de tipo
1817. Recientes estudios han puesto de manifiesto que la disfagia es, parkinsoniano (Muller et al, 2001).
de hecho, un fenómeno frecuente en la EP. Las frecuencias descri­ La disfagia puede constituir un problema importante en los pa­
tas de disfagia en estos estudios oscilan entre el 30 y el 82% (Pfeiffer, cientes con enfermedad de Wilson, y con frecuencia es un compo­
2003), y este amplio rango probablemente es el reflejo del detalle de nente del cuadro clínico de la neuroacantocitosis. Se ha descrito una
los cuestionarios. Las pruebas objetivas indican incluso una mayor patología específica de los ganglios basales que se caracteriza por la
frecuencia de disfagia en la EP, y han permitido la clasificación en presencia de una encefalopatía subaguda, disartria, disfagia, rigidez,
dos categorías: orofaríngea y esofágica. distonía y, finalmente, tetraparesia, que mejora rápidamente y de for­
Los estudios que utilizan un tránsito baritado modificado han de­ ma espectacular con la administración de biotina. La disfagia tam­
mostrado alguna alteración en la fase orofaríngea de la deglución bién puede desarrollarse en la ataxia espinocerebelosa.
en el 75 al 97% de los pacientes con EP (Pfeiffer, 2003). Incluso en La disfagia también es una complicación bien documentada de la
personas asintomáticas en las que se refiere disfagia, son frecuentes inyección de toxina botulínica para la distonía cervical, presumible­
las alteraciones en el tránsito baritado modificado. Dentro de la fase mente como consecuencia de la difusión de la toxina (Cornelia y
oral, se ha descrito dificultad en la formación del bolo, retraso en el Thompson, 2006). Se debe tener en cuenta, no obstante, que el 11%
inicio de la deglución, movimientos repetidos hacia arriba con la len­ de los pacientes con distonía cervical experimentan disfagia como
gua, y otras alteraciones; la dismotilidad faríngea y la alteración de la parte de su propia enfermedad, y que el 22% pueden presentar altera­
relajación de la musculatura cricofaríngea constituyen ejemplos de ciones en las pruebas objetivas. Se ha debatido si la disfagia en indi­
las anomalías observadas en la fase faríngea. viduos con distonía cervical es mecánica o neurógena. En un estudio
La disfunción esofágica también puede desencadenar disfagia en de 25 pacientes con distonía cervical, la evaluación clínica sugirió la
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

la EP. Los estudios con manometría esofágica han demostrado altera­ presencia de disfagia en el 36% de casos, y la evaluación electrofisio-
ciones en el 61 al 73% de los pacientes con EP, y los estudios con lógica demostró alteraciones en el 72% (Ertekin et al, 2002). Las
videorradioscopia muestran un mayor rango, con alteraciones descri­ anomalías electrofisiológicas demuestran claramente que la disfun­
tas en entre el 5 y el 86% de los pacientes (Pfeiffer, 2003). Se ha in­ ción tiene una base neurógena.
formado de una amplia variedad de alteraciones en la función esofá­
gica, incluyendo un enlentecimiento del tránsito esofágico, espasmo
Esclerosis lateral amiotrófica
esofágico segmentario y difuso, contracciones ineficaces o terciarias,
e incluso aperistalsis. También se puede observar en la EP una dis­ La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es la forma más importante de
función del esfínter esofágico inferior, y pueden producirse síntomas enfermedad de la motoneurona. Se caracteriza por una pérdida progre­
como reflujo y disfagia. siva de neuronas motoras en la corteza, el tronco del encéfalo y la mé­
Se ha visto que hay aspiración en el 15 al 56% de los pacientes dula espinal, lo que da lugar a un cuadro clínico de debilidad progresi­
con EP, y una aspiración completamente silente en el 15 al 33% va, que combina características tanto de disfunción de la motoneurona
(Pfeiffer, 2003). Incluso más llamativo es un estudio en el que se en­ superior, con espasticidad e hiperreflexia, como de disfunción de la
176 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

motoneurona inferior, con atrofia, faseiculaciones e hiporreflexia. La Neuropatías craneales


edad media de inicio de los síntomas es de 54 a 58 años.
Aunque la disfagia se produce finalmente en la mayoría de las Las patologías que afectan a los pares craneales inferiores pueden
personas con ELA, los síntomas bulbares pueden ser la característi­ producir disfagia, generalmente como parte de un cuadro clínico más
ca inicial en alrededor del 25% de los pacientes. Una sensación de amplio. La disfagia puede ser marcada en la variante de Miller Fisher
tener una bola sólida de comida en el esófago puede proporcionar de la polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda (síndrome
la pista inicial de una disfagia incipiente, aunque son más frecuen­ de Guillain-Barré). También se puede observar disfagia en la infec­
tes las alteraciones de la fase oral de la deglución en los pacientes ción por el virus del herpes zóster, donde se ha atribuido a la afecta­
con una ELA inicial. Aparece primero una alteración de la función ción gangliónica craneal. Ejemplos de otras patologías con la afec­
de los labios y de la lengua, especialmente en la porción posterior, tación de los pares craneales que puede producir disfagia son la
debido a que la debilidad muscular suele observarse primero, segui­ enfermedad de Charcot-Marie-Tooth y los tumores primarios y me-
da a continuación de la afectación de la mandíbula y de la muscula­ tastásicos que pueden afectar a la base del cráneo. Al tratamiento con
tura suprahioidea, y, finalmente, de la debilidad de los músculos vincristina se le ha atribuido una disfagia grave, pero reversible,
faríngeos y laríngeos. La debilidad de los labios puede hacer que se con un tránsito esofágico significativamente prolongado.
caiga la comida de la boca, mientras que la debilidad de la lengua
da lugar a una alteración en la formación y desplazamiento del bolo Procesos del tronco del encéfalo
alimenticio. La masticación inadecuada por la debilidad de la man­
díbula añade dificultad a la formación del bolo, y el desarrollo final Cualquier proceso que afecte a los centros de la deglución del tron­
de debilidad faríngea y laríngea abre el camino a que se produzca la co del encéfalo o a los núcleos de los pares craneales inferiores
aspiración. Las pruebas neurofisiológicas en los pacientes con una puede producir disfagia. Por tanto, además del ictus y de la EM,
ELA que tienen disfagia demuestran un retraso y, finalmente, otros procesos que puedan afectar a la función del tronco pueden
una abolición del desencadenante del reflejo de deglución para ini­ producir disfagia como parte de su cuadro clínico. Los tumores del
ciar voluntariamente la misma, con una conservación relativa de la tronco del encéfalo, tanto primarios como metastásicos, pueden
deglución espontánea refleja hasta las fases terminales de la enfer­ producir disfagia, así como la mielinólisis central pontina, la leuco-
medad (Ertekin et al, 2000). Aunque la videofluoroscopia es el me­ encefalopatía multifocal progresiva y la leucoencefalopatía debida
dio más exacto para evaluar la disfagia en individuos con ELA, es­ a toxicidad de la ciclosporina. La encefalitis del tronco producida
calas como la Norris ALS Scale aportan un escenario adecuado por microorganismos como Listeria y el virus de Epstein-Barr tam­
para decidir sobre la necesidad de tratamiento de la disfagia. bién puede producir disfagia.
En pacientes con ELA que tienen disfunción bulbar se han descri­
to espasmos del EES, con hiperreflexia e hipertonicidad del músculo
Lesión de la médula espinal cervical
cricofaríngeo, presumiblemente como consecuencia de la afectación
de la motoneurona superior, y se ha considerado como una causa Puede desarrollarse disfagia en los individuos con una lesión de la
importante de aspiración (Ertekin et al, 2000,2001a). Esto ha favore­ médula espinal cervical, especialmente si la lesión se asocia con in­
cido el uso de la miotomía cricofaríngea como una medida de trata­ suficiencia respiratoria. En un estudio de 51 personas con lesión de la
miento en dichos pacientes, pero este abordaje se debe limitar a los médula espinal cervical e insuficiencia respiratoria, 21 (41%) presen­
casos en los que se demuestra objetivamente espasmo del EES. taban disfagia grave con aspiración, y otros 20 (39%) tenían disfagia
El control de las secreciones orales puede ser un problema difícil en leve (Wolf y Meiners, 2003). Los individuos con una lesión de la
los pacientes con ELA. El tratamiento de primera línea de este proble­ médula espinal superior tuvieron estadísticamente más probabilida­
ma son los fármacos anticolinérgicos de acción periférica, como el glu- des de presentar una disfagia más importante después del tratamien­
copirrolato. Debido a que la estimulación |3-adrenérgica aumenta la to, aunque esta diferencia no se evidenció al ingreso. Con tratamiento
producción de secreciones ricas en proteínas y moco, lo que puede y tiempo, la disfagia mejora en la mayoría de pacientes.
hacer más espesa la saliva y, por tanto, más difícil de manejar por el También puede aparecer disfagia en una enfermedad no traumáti­
paciente, se ha propuesto la administración de betabloqueadores para ca de la columna cervical. Por ejemplo, la disfagia es uno de los sín­
hacer más fluidas las secreciones orales, nasales y pulmonares. Se han tomas más frecuentes en los individuos con hiperostosis esquelética
empleado también procedimientos quirúrgicos para reducir la produc­ difusa idiopática (HESI, enfermedad de Forestier).
ción de saliva, como la neurectomia timpánica y la resección de la
glándula submaxilar, aunque no se han estudiado en profundidad. Otras
Otros procesos
posibles opciones terapéuticas son la radioterapia dirigida y las inyec­
ciones botulínicas en las glándulas salivales. Aunque infrecuente en los países desarrollados, la rabia es más habi­
Los abordajes de la terapia conductual pueden ser de utilidad en el tual en los países en vías de desarrollo. En áreas endémicas, aproxima­
tratamiento de la disfagia de leve a moderada en la ELA. Los cam­ damente el 10% de los individuos afectados no explican ninguna expo­
bios en la consistencia de la comida (como hacer los líquidos más sición previa a una mordedura de animal (Kietdumrongwong y
espesos), las técnicas de compensación de la deglución y la protec­ Hemachudha, 2005). La disfagia, que suele acompañar a los espasmos
ción voluntaria de la vía aérea son maniobras beneficiosas y que pue­ fóbicos en la forma clásica «furiosa» de la rabia, es un signo caracterís­
den enseñar los terapeutas del lenguaje y de la deglución. Finalmen­ tico de la enfermedad humana. En esta situación, también existe un
te, no obstante, la alimentación enteral puede ser necesaria en muchos reflejo nauseoso hiperactivo. Sin embargo, también puede aparecer
pacientes con ELA avanzada. La colocación de una gastrostomía en- disfagia en la forma «paralítica» de la rabia, que puede ser de más difí­
doscópica percutánea puede estabilizar la pérdida de peso y mejorar cil diagnóstico por la frecuente ausencia de signos clásicos.
los déficits nutricionales y la calidad de vida de las personas con una También se ha descrito disfagia orofaríngea neurógena como con­
ELA avanzada y una disfagia importante. secuencia de un coma hipotiroideo grave (Urquhart et al, 2001).
Capítulo 13 Disfagia neurógena 177

VALORACIÓN DE LA DISFAGIA nación entre la respiración y la deglución. En circunstancias norma­


les, la deglución se produce durante la espiración, lo que reduce el
Se han desarrollado distintas pruebas diagnósticas, desde un simple riesgo de aspiración. La deglución descoordinada en medio de la ins­
análisis a pie de cama hasta estudios radiológicos y neurofisiológicos piración, por el contrario, aumenta la posibilidad de que la comida se
complejos, para la valoración de la disfagia (Tabla 13.4). Aunque la pueda desplazar al tracto respiratorio.
mayoría de las pruebas las realizan especialistas que no son neurólo­ Las pruebas de deglución con control del tiempo, que requieren
gos, es importante que los neurólogos las conozcan para poderlas una deglución repetitiva de cantidades concretas de agua, se han uti­
emplear cuando lo requieran las circunstancias clínicas (Tabla 13.5). lizado también en la valoración de la disfagia. Las personas con tras­
La exploración física es de una utilidad limitada debido a la inac­ tornos de la deglución pueden presentar distintas alteraciones, inclu­
cesibilidad de algunas estructuras implicadas en la deglución, pero yendo una velocidad más lenta de la deglución (< 10 mi por segundo),
tanto la historia clínica como la exploración física pueden ser de uti­ y tos, lo que puede indicar la presencia de disfagia o aspiración. Al­
lidad para la localización y el diagnóstico (Tabla 13.6). La dificultad gunas voces se han alzado, no obstante, para indicar que las cantida­
para iniciar la deglución o la necesidad de intentos repetidos para des de líquidos relativamente grandes que se utilizan en estas pruebas
lograrla sugieren un origen orofaríngeo de la disfagia, mientras que pueden tener un riesgo significativo de complicaciones pulmonares
la sensación de que la comida «se ha quedado» en una localización como consecuencia de la aspiración, incluso si se usa agua.
retroesternal implica una disfunción esofágica (Fig. 13.1). Es mucho La prueba de beber 85 mi de agua se ha recomendado como una
más probable que las personas que refieren disfagia para los sólidos, prueba sencilla que se puede hacer junto a la cama del paciente para
pero no para los líquidos, tengan una obstrucción mecánica, mientras valorar la disfagia orofaríngea. La presencia de tos al deglutir durante
que la disfagia tanto para sólidos como para líquidos es más caracte­ esta prueba se ha visto que tiene un valor predictivo positivo del 84%
rística de un trastorno de la motilidad esofágica. La función de los en lo que respecta a la presencia de aspiración, y un valor predictivo
labios y de la lengua se puede valorar con facilidad durante la explo­ negativo del 78%. La prueba, no obstante, no proporciona información
ración neurológica de rutina, y se pueden valorar también el reflejo sobre el mecanismo específico de disfagia en el paciente.
del paladar y el reflejo nauseoso. El tránsito baritado modificado se ha convertido en el método es­
La auscultación cervical no se emplea de forma extendida en la tándar para valorar la disfagia orofaríngea. Los pacientes se observan
valoración de la deglución, pero puede ser útil para valorar la coordi- mediante videorradioscopia mientras degluten comida impregnada
de bario, de distintas consistencias (líquido claro, pudin, galletas). Se
pueden valorar tanto la función faríngea como la oral, la presencia de
aspiración se puede documentar de forma precisa, y la respuesta con
Tabla 13.4 medidas correctoras, como las técnicas de posición, también se pue­
de valorar. Aumentar la viscosidad del bolo suele mejorar la deglu­
Pruebas diagnósticas ción en los individuos con disfagia neurógena (Clave et al, 2006).
La videoendoscopia de la faringe por vía nasal permite la visuali­
OROFARÍNGEAS
Exploración física
zación directa del componente faríngeo de la deglución antes y des­
Auscultación cervical pués del paso del bolo alimenticio. Su principal valor es demostrar la
Pruebas de deglución con medición del tiempo presencia de material residual en la faringe después de la deglución,
Prueba de beber 85 cm3 de agua lo que es indicativo de un mayor riesgo de aspiración.
Tránsito baritado modificado La manometría faríngea proporciona información fisiológica so­
Videoendoscopia faríngea bre la función tanto de la faringe como del EES. La información de­
Manometría faríngea rivada es complementaria con la obtenida mediante la videofluoros-
Videomanofluorometría copia, y el procedimiento combinado, la videomanofluorometría, en
Registros de electromlografía la que se utilizan simultáneamente la videofluoroscopia y la mano­
Límite de disfagia
metría, también se puede emplear. Aunque muy útil, no siempre se
dispone de esta técnica.
ESOFÁGICAS
Endoscopia
La valoración de la función esofágica puede evaluarse mediante
Manometría esofágica endoscopia, manometría esofágica o videofluoroscopia. Los procedi­
Videorradioscopia mientos gammagráficos también pueden utilizarse en la evaluación
de la función oral, faríngea y esofágica, pero no se suelen emplear. Se

TABLA 13.5 Exploración de la disfagia

DISFUNCIÓN SOSPECHADA PRUEBAS DE DETECCIÓN PRUEBAS PRIMARIAS PRUEBAS COMPLEMENTARIAS


Disfunción en la fase oral • Exploración clínica Tránsito de bario modificado
• Auscultación cervical
• Beber 85 mi de agua
Disfunción en la fase faríngea • Exploración física Tránsito de bario modificado • Videoendoscopia faríngea
• Beber 85 mi de agua • Manometría faríngea
• Cronometrar la deglución • Electromiografía
• Videomanofluorometría
Disfunción en la fase esofágica • Videofluoroscopia Manometría esofágica
• Endoscopia
178 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Se han desarrollado también procedimientos electromiográficos


Tabla 13.6
muy complejos para el estudio de la disfagia. El registro electromio-
Datos que orientan en una disfagia gráfico (EMG) de la función cricofaríngea y la actividad submental
integrada han sido útiles en un campo de investigación para caracteri­
DATOS CAUSA DE LA DISFAGIA zar aspectos de la deglución. Ertekin et al (2002) han usado los regis­
Dificultad para iniciar la deglución Disfunción orofaríngea tros EMG para definir un indicador de disfagia que denominan límite
Deglución repetitiva Disfunción orofaríngea
de disfagia. Los sujetos sanos pueden ingerir un bolo de 20 mi de agua
Sensación de «dolor» retroesternal Disfunción esofágica
de una vez, pero los pacientes con disfagia tienen que fraccionar el
Dificultad con los sólidos, pero no Obstrucción mecánica
con los líquidos
bolo en dos o más partes para completar la deglución. Si se administran
Dificultad tanto con sólidos como Dismotilidad esofágica a los individuos volúmenes graduales de bolo, el volumen de líquido en
con líquidos el que se produce la primera división del bolo se denomina límite de
Regurgitación de la comida no Divertículo de Zenker disfagia. Los investigadores consideran que un límite de disfagia infe­
digerida rior a 20 mi es anormal e indicativo de disfagia.
Halitosis Divertículo de Zenker En conclusión, debido a la amplia red de estructuras implicadas
en el control y la ejecución de la deglución, la disfagia puede ser un
componente importante del cuadro clínico de pacientes con una gran
ha sugerido que la gammagrafía, con documentación de la deglución variedad de patologías neurológicas. La determinación del mecanis­
sistemática y determinación del límite de disfagia, puede ser espe­ mo específico responsable de la disfagia en cada uno de los pacientes
cialmente útil en centros que no disponen de técnicas electrofisioló- puede ser de gran valor tanto para el diagnóstico como para el trata­
gicas más complejas (Argon et al, 2004). miento de esta patología.

FIGURA 13.1 Valoración de la disfagia.

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Capítulo 13 Disfagia neurógena 179

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ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
C A P Í T U L O 14 PÉRDIDA DE VISIÓN
Robert L. Tomsak

Tipo y gravedad de la pérdida de visión 181 Características de la pérdida de visión temporal 183
Pérdida de visión del campo central 181 Pérdida brusca de visión 183
Patrones de pérdida del campo visual 182 Pérdida gradual de visión 185

resultado de un escotoma central o centrocecal, se suele percibir y contar


La pérdida de visión suele acompañar a las enfermedades neurológi­ rápidamente. Los defectos de los campos visuales periféricos, como la
cas, y es uno de los síntomas más inquietantes que puede experimen­
hemianopsia homónima, pueden ser asintomáticos o se pueden describir
tar un paciente. La pérdida de visión se debe con frecuencia a un
en el ojo que tiene el defecto de hemicampo homónimo más grande (es
proceso benigno o tratable, pero también puede ser el primer signo de
decir, la mitad temporal) (Fig. 14.1). Los escotomas centrales o centro-
ceguera o de una enfermedad de riesgo vital. Son causas frecuentes
de una alteración de la visión los errores de refracción no corregidos, cecales suelen estar causados por enfermedades que afectan a la retina
los problemas corneales, las cataratas, el glaucoma, las enfermedades central o al nervio óptico. En el caso de la afectación predominante de un
de la coroides y de la retina, el estrabismo y la ambliopía. Las causas lado del quiasma óptico, un escotoma central puede asociarse con una
oculares de pérdida de visión a menudo no son aparentes para el mé­ hemianopsia temporal contralateral silente en el otro campo visual
dico no oftalmólogo. A la inversa, las causas neurológicas de deterio­ (Fig. 14.2). Este patrón se conoce como escotoma de la unión, y sirve
ro de la visión a menudo confunden a los oftalmólogos. Por tanto, el para subrayar la necesidad de evaluar por separado la función visual de
abordaje de la valoración de la pérdida de visión debe ser sistemático cada ojo durante la obtención de la historia y la exploración.
y metódico, de forma que no pasen desapercibidas las causas impor­ En general, los escotomas producidos por enfermedades macula­
tantes y que etiologías sencillas no se estudien en exceso. Este capí­ res son positivos, lo que significa que se perciben como una mancha
tulo trata principalmente de los síntomas de pérdida de visión; las
técnicas de exploración se exponen en el Capítulo 39, y el aspecto de
las alteraciones del fondo de ojo se recogen en el Capítulo 15.

TIPO Y GRAVEDAD DE LA PÉRDIDA


DE VISIÓN

Pérdida de visión del campo central


Cualquier defecto en el campo visual se denomina escotoma, de la pala­
bra griega que significa «oscuridad». La pérdida de visión central, como

75
FIGURA 14.2 Escotoma de la unión con lesión del quiasma.
Izquierda Derecha
El nervio óptico derecho es el que está principalmente afectado, lo que
FIGURA 14.1 Hemianopsia homónima derecha. La pérdida de da lugar a un escotoma centrocecal. Las fibras que se cruzan también
visión puede referirse al ojo derecho, porque el campo visual temporal están afectadas, lo que da lugar a un defecto del campo visual temporal
es más grande que el campo visual nasal. Los números se refieren a la superior que, a menudo, no es detectado por el paciente y se debe
extensión normal del campo visual en grados. documentar en una prueba de campos visuales (v. Capítulo 39).

181
182 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

negra o gris en el campo visual. Los pacientes con pérdida de visión o quiasma ópticos o por lesiones bilaterales en la parte de la corteza
macular también pueden quejarse de distorsión de las imágenes, de visual que interviene en la función macular. También debe consi­
forma que los extremos rectos de las figuras geométricas aparecen derarse la posibilidad de una pérdida psicógena de visión, pero
curvadas o distorsionadas. Este síntoma, conocido como metamor- esta entidad siempre debe ser un diagnóstico de exclusión (v. Ca­
fopsia, se debe casi siempre a problemas de retina. pítulo 39).
Las lesiones del nervio óptico producen de forma característica
escotomas negativos, o zonas de ausencia de visión que no se perci­
ben de otra forma, a menudo unidas a una disminución de la aprecia­
Patrones de pérdida del campo visual
ción del color y de la brillantez de la luz. En ocasiones, la fotofobia Para simplificar, los defectos del campo visual pueden clasificar­
paradójica, especialmente a la luz fluorescente, es un síntoma llama­ se en tres grupos: prequiasmáticos, quiasmáticos o retroquiasmá-
tivo de la lesión del nervio óptico. Las fotopsias (destellos de luz) ticos. Las lesiones prequiasmáticas unilaterales afectan al campo
pueden percibirse por tracción vitreorretiniana, enfermedad de la re­ visual en sólo un ojo; las lesiones quiasmáticas afectan a los
tina (p. ej., retinopatía asociada al cáncer), efectos de ciertos fárma­ campos de ambos ojos de forma no homónima o bitemporal, y las
cos (p. ej., digitálicos) o enfermedad del nervio óptico (p. ej., durante lesiones retroquiasmáticas producen defectos homónimos con
la fase de curación de las neuritis ópticas). Las fotopsias pueden for­ varios grados de congruencia (es decir, de similitud), dependien­
mar parte del aura visual de la migraña. do de su localización (Fig. 14.3) (Glaser, 1999a). Véase el Capí­
Además de las enfermedades oculares, la pérdida visual cen­ tulo 39 para una discusión en profundidad de las pérdidas del
tral bilateral puede producirse por afectación de los dos nervios campo visual.

Manchas ciegas normales Figura 14.3


r Diagnóstico topográfico de los
defectos del campo visual.
(Reproducido con permiso de:
Vaughn, C., Asbury, T. y Tabbara,
(1) Lesión en la retina temporal superior izquierda
que produce un defecto correspondiente K. F. 1989, General Ophthalmology,
en el campo visual nasal inferior izquierdo 12.a ed., Appleton y Lange,
Campo visual izquierdo _ Campo visual derecho Norwalk, CT, pág. 244.)

(2) Ceguera total del ojo derecho,


Lesión completa del nervio
»
i
(3) Lesión quiasmática que produce
una hemianopsia bitemporal

O0
óptico derecho
Retina temporal
Nervio óptico, derecha
izquierdo

Cuerpo
geniculado
(4) Hemianopsia (5) Cuadrantanopsia homónima
lateral
incongruente derecha superior derecha debida
debida a la lesión del a la lesión de las radiaciones
tracto óptico izquierdo ópticas inferiores
(el lugar menos frecuente en el lóbulo temporal
de hemianopsia)

genicuJocaicarlno

(6) Cuadrantanopsia homónima (7) Hemianopsia homónima


inferior derecha debida a la derecha congruente
afectación de las radiaciones incompleta
ópticas (radiación óptica superior
izquierda, en este caso)
(8) Hemianopsia homónima derecha
debida a la lesión del hemisferio izquierdo.
El reflejo pupilar no está afectado
si es más allá del tracto
Capítulo 14 Pérdida de visión 183

CARACTERÍSTICAS DE LA PÉRDIDA «síndrome isquémico ocular» (Ishikawa et al, 2002). Otras enferme­
dades retinianas, como la distrofia del cono y la degeneración macu­
DE VISIÓN TEMPORAL lar senil, producen un empeoramiento visual fugaz, que empeora con
la luz brillante, lo que se conoce también como hemeralopia o cegue­
Pérdida brusca de visión ra diurna. Los síntomas hemeralópicos en estas enfermedades suelen
La pérdida brusca de visión se clasifica en tres patrones temporales: ser bilaterales, a diferencia de la hemeralopia unilateral por enferme­
transitoria (Tabla 14.1), no progresiva y progresiva. dad carotídea.

Fenómeno de Uhthoff. La pérdida temporal de visión con la eleva­


Pérdida de visión transitoria unilateral ción de la temperatura corporal (fenómeno de Uhthoff) se produce
Amaurosis fugax. El término amaurosis fugax suele reservarse con mayor frecuencia en las neuritis ópticas asociadas con enferme­
para la ceguera monocular transitoria (CMT) producida por un émbo­ dades desmielinizantes, pero también puede producirse en otras neu­
lo en la circulación retiniana, procedente de la carótida o del corazón. ropatías ópticas.
Clásicamente, estos ataques tienen un inicio brusco, duran entre 5 y
15 minutos, y van acompañados de escotomas que se suelen describir Oscurecimientos visuales transitorios. La pérdida de visión (unila­
como una sombra o una cortina por delante del ojo (generalmente, teral o bilateral) que dura segundos en pacientes con una inflamación
descendente) (Donders, 2001). La pérdida de visión puede afectar crónica del disco óptico se conoce como oscurecimiento visual transi­
sólo a un cuadrante o puede ser total. Pueden aparecer o no síntomas torio. La alteración visual puede describirse como atenuación (gray-
hemisféricos ipsolaterales (Mead et al, 2002). out), y muchas veces se desencadena por un cambio postural o un es­
tiramiento, y probablemente represente la hipoperfusión del nervio o
Vasoespasmo de la arteria retiniana. La CMT se puede deber a un de los nervios inflamados. Los oscurecimientos visuales transitorios
vasoespasmo de la arteria retiniana, y se denomina «migraña retinia­ que se provocan con la mirada son un signo característico de los tumo­
na» sólo si va acompañada de una cefalea migrañosa. La CMT sue­ res de órbita. También pueden producirse con la hipotensión sistémi-
le ser benigna y, a menudo, responde a los antagonistas del calcio ca, la arteritis de la temporal y la estasis venosa de la retina.
(Hill et al, 2007).
Otras pérdidas de visión recidivantes. La pérdida de visión recidi­
Glaucoma de cierre del ángulo. Los ataques subagudos de glauco­ vante puede ser secundaria a lesiones quísticas, como el mucocele del
ma de ángulo cerrado deben considerarse en el diagnóstico diferen­ seno esfenoidal, el craneofaringioma o los tumores hipofisarios.
cial de la pérdida monocular intermitente de visión, especialmente si
el paciente se queja de halos alrededor de la luz. Este último síntoma
Pérdida de visión transitoria bilateral
se debe al edema corneal por las rápidas elevaciones de la presión
infraocular, que pueden no estar asociadas con dolor ocular o enroje­ Con excepción de los oscurecimientos visuales transitorios en pa­
cimiento. cientes con una inflamación bilateral del disco óptico, la pérdida si­
multánea de visión completa o incompleta en los dos ojos es casi
Pérdida de visión en la luz brillante. Algunos pacientes con una siempre evidencia de una disfunción de la corteza visual. En la ma­
alteración importante del flujo sanguíneo en el ojo pierden visión en yoría de consultas neurooftalmológicas, las migrañas con auras vi­
la luz brillante, presumiblemente debido a una alteración de la rege­ suales son la causa más frecuente de alteraciones visuales transitorias
neración de fotopigmentos secundaria a la isquemia ocular. Se cree bilaterales, especialmente cuando se producen en pacientes menores
que estos síntomas son una variante patológica del fenómeno de fo- de 40 años (v. Capítulo 73).
toestrés de la mácula (v. Capítulo 39), y que la mayor parte de las Este síntoma también se debe a un descenso de la perfusión cere­
veces indica una oclusión completa de la carótida interna o un alto bral por vasoespasmo, tromboembolia, hipotensión sistémica, hiper­
grado de estenosis (Kaiboriboon et al, 2001). En este marco, se ob­ viscosidad o compresión vascular (Tabla 14.2) (Glaser, 1999b). La
serva una gran variedad de alteraciones oculares, con mayor frecuen­ ceguera postraumática transitoria puede producirse especialmente en
cia hemorragias retinianas que se conocen de forma global como los niños, y puede representar una variante de la migraña. Las aluci­
naciones visuales epilépticas pueden ser sencillas o complejas en sus
características, lo cual depende de la localización del foco epileptó-
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Tabla 1 4 . 1
Causas de ceguera monocular transitoria
TABLA 1 4 . 2
Enfermedad vascular cerebral embólica Causas de pérdida de visión bilateral transitoria
Migraña (vasoespasmo)
Hipoperfusión (hipotensión, hiperviscosidad, hipercoagulabilidad) Migraña
Ocular (glaucoma intermitente de ángulo cerrado, hlfema, edema Hipoperfusión cerebral
del disco óptico, oclusión parcial de la vena de la retina) Tromboembollsmo
Vasculitis (p. ej., arteritis de células gigantes) Hipotensión sistémica
Otras (fenómeno de Uhthoff*, idiopáticas, psicógenas) Hiperviscosidad
Compresión vascular
‘Disminución temporal de la agudeza como consecuencia del ejercicio o de otras Epilepsia
causas de aumento de la temperatura corporal en pacientes con una neuropatía Edema de papila (oscurecimientos transitorios de la visión)
óptica desmlelinizante.
184 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

geno (Bien et al, 2000). La ceguera cortical como fenómeno epilépti­ La coriorretinopatía central idiopática se puede presentar como un
co se produce como parte del síndrome de epilepsia occipital benigna escotoma positivo de inicio súbito, a menudo con síntomas de meta-
de la infancia (v. Capítulo 71). morfopsia o de micropsia y una prueba de fotoestrés positiva (v. Capí­
La histeria o la simulación también deben considerarse como una tulo 39). Esta situación es consecuencia de la extravasación de líquido
causa de pérdida visual transitoria bilateral, pero sólo como diagnós­ al espacio subretiniano, y suele producirse en hombres de entre 20 y
tico de exclusión. 45 años. El diagnóstico puede ser difícil de establecer sin la ayuda de
un angiograma con fluoresceína. Se suele producir la recuperación
espontánea en un período de semanas a meses, pero a veces es nece­
Pérdida de visión brusca y unilateral no progresiva
saria la fotocoagulación con láser para sellar los vasos afectados.
La pérdida de visión por acontecimientos isquémicos que afectan al La neuropatía óptica traumática (NOT) suele causar disfunción
nervio óptico o a la retina de forma característica es de inicio súbito y permanente del nervio óptico. El traumatismo puede ser grave o apa­
suele ser no progresiva, aunque puede producirse un descenso entre­ rentemente menor. Los mecanismos patógenos de la NOT incluyen
cortado de la visión durante unas semanas en aproximadamente el contusión o laceración del nervio óptico en su conducto y cizalla-
10% de los pacientes con neuropatía óptica isquémica anterior. Esta miento de vasos nutricios, con isquemia posterior. Existe controver­
patología se manifiesta como un infarto de la papila óptica que se sia sobre los métodos de tratamiento de la NOT, y la mayoría son
observa fácilmente por oftalmoscopio directo. En los pacientes meno­ inefectivos (Levin et al, 1999).
res de 60 años, está causada por una combinación de factores que al­
teran la microcirculación de la cabeza del nervio óptico (Tabla 14.3).
Pérdida de visión brusca y bilateral no progresiva
En los pacientes de más de 60 años, la arteritis craneal (temporal
o de células gigantes) se debe tener en consideración. El infarto retro­ La pérdida de visión permanente y brusca que afecta a la visión bila­
bulbar del nervio óptico, conocido también como neuropatía óptica teral, si no se debe a un traumatismo, suele ser consecuencia de un
isquémica posterior, es mucho menos frecuente pero se puede produ­ infarto en las radiaciones visuales, que produce una hemianopsia ho­
cir en el marco de una hipotensión perioperatoria importante y en mónima (Tabla 14.4). (Rizzo y Barton. 2005). Si el paciente no pre­
otras causas de shock hemodinámico (Chang y Miller, 2005). El in­ senta ninguna otra sintomatología neurológica, el lugar de la lesión
farto del nervio óptico de causa embólica, o en relación con la migra­ suele ser el lóbulo occipital. Los infartos bilaterales del lóbulo occi­
ña, es excepcionalmente infrecuente. pital pueden producir campos visuales tubulares, campos visuales
Por el contrario, las oclusiones de la arteria central de la retina o «en tablero de damas» (Fig. 14.3) o pérdida simétrica de agudeza
de una rama de la misma se deben casi siempre a fenómenos trombó­ visual en los dos ojos, un trastorno denominado ceguera cortical. La
ticos o embóbeos; la opacificación de la capa de fibra del nervio reti- ceguera cortical por infartos bilaterales occipitoparietales puede ir
niano con manchas de color cereza en la mácula es la presentación acompañada de la negación del defecto visual y de confabulación, lo
oftalmológica clásica de la oclusión de la arteria central de la retina que también se conoce como síndrome de Antón.
(v. Capítulo 15). Con la oclusión de la arteria central de la retina se La pérdida de visión brusca y bilateral puede acompañar también
pueden producir pérdidas del campo visual unilateral completa, alti- al infarto hipofisario. Esta situación suele asociarse con una cefalea
tudinal o de un cuadrante. importante, diplopia y alteración del estado mental, pero la presenta­
Un síndrome fascinante que consiste en oclusiones de ramas de la ción puede ser más leve, y el diagnóstico con frecuencia se pasa por
arteria de la retina, hipoacusia y encefalopatía se denomina síndrome alto (David, 2006).
de Susac (Susac, 2004). Por resonancia magnética se observa un pa­
trón característico de lesiones de la sustancia blanca con afectación
Pérdida de visión brusca con progresión
del cuerpo calloso en esta enfermedad.
La oclusión de la vena central de la retina se presenta como una La pérdida unilateral de visión que se produce bruscamente y que
pérdida brusca de visión, con una retinopatía hemorrágica caracterís­ empeora de forma progresiva se debe con frecuencia a desmieliniza-
tica. Suele observarse en adultos con hipertensión sistémica o con ción del nervio óptico (neuritis óptica). El período de empeoramiento
diabetes, y es el resultado de una trombosis venosa a nivel de la lámi­ suele ser de horas o días, pero casi nunca dura más de 2 semanas. Una
na cribosa de la esclerótica. Es característico un escotoma central con presentación infrecuente de neuritis óptica bilateral combinada con
conservación del campo visual periférico. mielitis transversa se conoce como enfermedad de Devic (neuromie-
litis óptica) (Lennon et al, 2004).
La neuropatía óptica hereditaria de Leber (NOHL) es una enfer­
medad que se transmite por vía materna, asociada con mutaciones en
TABLA 1 4 . 3 el ácido desoxirribonucleico (ADN) mitocondrial en los genes que
Causas de pérdida brusca de visión unilateral
(no progresiva)
Tabla 1 4 . 4
Oclusión de la arteria central de la retina o de una rama de la misma
Neuropatía óptica anterior isquémica (arterítica o no arterítica) Causas de pérdida de visión brusca bilateral
Oclusión de la vena central de la retina o de una de sus ramas (no progresiva)
Neuropatía óptica traumática
Coroidopatía central serosa Infartos del lóbulo occipital
Desprendimiento de retina Infarto hipofisario
Hemorragia vitrea Pérdida de visión funcional (psicógena)
Pérdida de visión funcional (psicógena) Traumatismo craneoencefálico
Capítulo 14 Pérdida de visión 185

codifican las subunidades del complejo I de la cadena respiratoria. Las enfermedades hereditarias o degenerativas del nervio óptico o
Las principales mutaciones se han identificado en las posiciones de la retina se deben incluir también en el diagnóstico diferencial de
11,778, 3,460, 15,257 y 14,484 (Newman, 2005) (v. Capítulo 67). Se pérdida visual de inicio gradual. Las atrofias ópticas familiares son
han descrito otras mutaciones en la NOHL, pero ocurren con menor bilaterales, y suelen descubrirse en las primeras dos décadas de la vida
frecuencia (Mayorov et al, 2005). Esta patología se presenta como (Newman, 2005). La neuropatía óptica hereditaria más frecuente es la
una pe'rdida de visión central aguda o subaguda, a menudo perma­ variedad autosómica dominante, conocida como atrofia óptica domi­
nente, en ambos ojos, y afecta a los hombres de edad adulta. La pér­ nante. Se han descrito varias mutaciones del gen OPAI en este trastor­
dida visual empieza en un ojo, pero suelen afectarse los dos en cues­ no (Kim et al, 2005). Las pérdidas de visión pueden ser desde leves
tión de un año. La recuperación visual es variable, y depende en hasta importantes y asimétricas. Suelen encontrarse escotomas centra­
parte de la mutación del ADN mitocondrial, siendo la mutación les o centrocecales que respetan los campos periféricos. A veces, exis­
11,778 la de peor pronóstico, y la 14,484 la de mejor. En la fase agu­ te una palidez temporal del disco en asociación con una zona focal en
da, la tríada clásica de hallazgos es la microangiopatía con telangiec­ forma de copa. La visión del color suele estar alterada, con predomi­
tasia circumpapilar, la elevación no edematosa del disco óptico (seu- nio de los defectos del rojo-verde y el azul-amarillo. Puede haber nis­
doedema) y la ausencia de extravasación de fluoresceína durante la tagmo, así como otras alteraciones neurológicas y endocrinas.
angiografía. La estenosis arteriolar puede ser importante, y la tortuo­ Las drusas del nervio óptico son depósitos extracelulares de pro­
sidad vascular a menudo da una pista del inicio de la enfermedad. teínas plasmáticas y varios materiales inorgánicos que pueden com­
Aunque la neuropatía hereditaria de Leber puede producir pérdida de primir axones del nervio óptico cerca de la superficie de la cabeza del
visión en las mujeres, en éstas tiende a ser menos importante que en nervio cuando aumentan de tamaño. Las drusas son una forma co­
los hombres. mún de seudopapiledema, y con frecuencia se asocian con defectos
La anamnesis detallada en un paciente con una pérdida de visión del campo visual (Lee y Zimmerman, 2005). Incluyen defectos ar-
«súbita» puede mostrar un déficit prolongado que ha empeorado con cuatos, escotomas sectoriales, aumento de la mancha ciega y estre­
el tiempo. En estos casos, el examinador debe buscar una lesión com­ chamiento generalizado del campo visual. La pérdida de agudeza
presiva de crecimiento lento (Tabla 14.5). visual central no es frecuente, y suele ser el resultado de la formación
de una membrana neovascular subretiniana, con la posterior hemo­
rragia en la mácula, o de una neuropatía óptica isquémica anterior
Pérdida gradual de visión (Kamath et al, 2000). Las drusas «enterradas» (es decir, no visibles
El inicio gradual es la característica de la lesión compresiva que afec­ en el disco óptico) pueden causar de modo infrecuente una pérdida
ta a las vías quiasmática o prequiasmática. Son causas frecuentes los del campo; el diagnóstico puede confirmarse por ecografía oftálmica.
tumores hipofisarios, los aneurismas, los craneofaringiomas, los me­ A veces, pueden verse por tomografía computarizada, si son lo bas­
ningiomas y los gliomas (v. Tabla 14.5) (Gittinger, 2005; Glaser, tante grandes y aparecen como calcificaciones (Kurz-Levin y Lan­
1999c). La afectación granulomatosa del nervio óptico por sarcoido­ dau, 1999). Si la pérdida de agudeza visual central se produce con
sis o tuberculosis puede producir una pérdida de visión crónica y drusas del nervio óptico sin una patología retiniana aparente, se debe
progresiva. La compresión del nervio óptico en el vértice de la órbita descartar una lesión compresiva retrobulbar.
por un distiroidismo ocular puede producirse con unos síntomas mí­ El glaucoma con tensión normal (GTN) es a menudo un problema
nimos de afectación de la motilidad ocular. La pérdida de visión pue­ diagnóstico y terapéutico, porque puede enmascarar otras situaciones
de ser tan insidiosa como para pasar desapercibida hasta que el pa­ que producen una pérdida progresiva de visión y porque otras enfer­
ciente la descubre de forma casual, o se descubre durante una medades se pueden parecer a él (Tomsak, 1997). El verdadero GTN
exploración rutinaria. es una patología en la que el disco glaucomatoso y las alteraciones de
los campos visuales se producen en presencia de unos niveles norma­
les de tensión intraocular. Es bilateral en el 70% de los pacientes, y la
media de edad al diagnóstico es de alrededor de 66 años. Las mujeres
Tabla 1 4 . 5
resultan afectadas con una frecuencia de alrededor de dos veces la de
Causas de pérdida de visión progresiva los hombres. Aproximadamente en el 10% de los pacientes se obser­
van pequeñas hemorragias en el disco. Se reconoce el antecedente de
Inflamación de la vía visual anterior
shock cardiogénico aproximadamente en el 5% de los pacientes. La
Neuritis óptica
enfermedad puede ser progresiva o estática (Anderson et al, 2001).
Sarcoidosis
El edema crónico de papila por un seudotumor cerebral se puede
Meningitis
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Compresión del campo visual anterior convertir en una neuropatía óptica bilateral progresiva (v. Capítu­
Tumores lo 63). Se caracteriza por el desarrollo de un color grisáceo lechoso en
Aneurismas el disco. Es frecuente el desgarro de los vasos retinianos peripapilares.
Neuropatía óptica distiroidea Los campos visuales tienden a estrecharse, con defectos nasales que
Neuropatías ópticas hereditarias afectan progresivamente a la fijación. Se pueden producir cortocircui­
Neuropatía óptica hereditaria de Leber tos o shunts opticociliares, así como, en raras ocasiones, una pérdida
Presencia de cuerpos hialinos («drusas») de visión brusca por una neuropatía óptica isquémica. A veces, la atro­
Glaucoma de baja tensión fia óptica progresa a pesar de la corrección de la elevación de la pre­
Edema de papila crónico
sión intracraneal, posiblemente por un mecanismo apoptótico.
Neuropatías ópticas tóxicas y nutricionales
Las atrofias tóxicas y nutricionales también son bilaterales y, ge­
Fármacos (p. ej., etambutol)
Lesión por radiación a la vía visual anterior neralmente, progresivas (Phillips, 2005; Tomsak, 1997). Este tema
Retinopatía paraneoplásica o neuropatía óptica está controvertido, y la enfermedad es difícil de definir. La variedad
nutricional se caracteriza por el antecedente de una dieta pobre, el
186 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

inicio de una alteración visual gradual e indolora de semanas o meses Donders, R. C. J. M. 2001, Clinical features of transient monocular blindness and the
de evolución, afectación precoz del color de la visión, escotomas likelihood of atherosclerotic lesions of the internal carotid artery, J Neurol
centrocecales, y desarrollo de una atrofia óptica en las fases evolucio­ Neurosurg Psychiatry, vol. 71, pp. 247-249
Gittinger, J. W., Jr., 2005, Tumors of the pituitary gland, in Walsh and Hoyt’s Clinical
nadas de la enfermedad. La mayoría de los casos de ambliopía por el
Neuro-ophthalmology, 6th ed., edited by N. R. Miller, N. J. Newman, V. Biousse,
tabaco probablemente tienen relación con el déficit de vitamina B.
& J. B. Kerrison, Lippincott Williams «fe Wilkins, Philadelphia, pp. 1531-1546
Otras situaciones que llevan a estados de deficiencias nutricionales, Glaser, J. S. 1999a, Neuro-ophthalmology, 3rd ed., Lippincott Williams & Wilkins,
como el bypass yeyunoileal y la dieta cetógena, también pueden pro­ Philadelphia, pp. 75-292
ducir una neuropatía óptica bilateral. Glaser, J. S. 1999b, Topical diagnosis: prechiasmal visual pathways. Part I. The ret­
Los fármacos que pueden ser tóxicos para el nervio óptico en deter­ ina, in Neuro-ophthalmology, 3rd ed., Lippincott Williams & Wilkins,
minadas circunstancias son el etambutol, la amiodarona, la isoniazida, Philadelphia, pp. 95-117
el cloranfenicol y el yodoquinol (antes diyodohidroxiquina). Entre las Glaser, J. S. 1999c, Topical diagnosis: the optic chiasm, in Neuro-ophthalmology,
toxinas retinianas se incluye la vigabatrina (Nicolson et al, 2002), los 3rd ed., Lippincott Williams & Wilkins, Philadelphia, pp. 199-238
digitálicos, la cloroquina, la hidroxicloroquina y las fenotiazinas. Hayreh, S. S. 2000, Anterior ischemic optic neuropathy: trouble waiting to happen
[letter to the editor], Ophthalmology, vol. 107, pp. 407-409
La pérdida lentamente progresiva de visión por el daño de la radia­
Hill, D. L., Daroff, R. B., Ducros, A., et al. 2007, Most cases labeled as “retinal
ción a las vías visuales anteriores, especialmente a la retina, puede ser
migraine” are not migraine, J Neuro-ophthalmol, vol. 27, pp.3-8
consecuencia del tratamiento directo con radioterapia en el ojo por tu­ Ishikawa, K., Kimura, I., Shinoda, K., et al. 2002, In situ confirmation of retinal
mores oculares primarios o metástasis, o puede producirse tras la irra­ blood flow improvement after carotid endarterectomy in a patient with ocular
diación periocular por un carcinoma basocelular, un carcinoma del seno ischemic syndrome, Am J Ophthalmol, vol. 134, pp. 295-297
o neoplasias relacionadas. Se puede producir también después de Kaiboriboon, K., Piriyawat, P., & Selhort, J. B. 2001, Light-induced amaurosis fu­
una irradiación completa del cerebro por metástasis de gliomas, o tras una gax, Am J Ophthalmol, vol. 131, pp. 674-676
radiación paraselar por tumores liipofisarios u otras neoplasias (Lessell, Kamath, G. G., Prasad, S., & Phillips, R. P. 2000, Bilateral anterior ischemic optic
2004). La retinopatía por radiación se hace clínicamente aparente des­ neuropathy due to optic disc drusen, Eur J Ophthalmol, vol. 10, pp. 341-343
pués de un período de latencia variable de entre 3 meses y varios años Keltner, J. L., Thirkill, C. E., & Yip, P. T. 2001, Clinical and immunologic characteris­
tics of melanoma-associated retinopathy syndrome: eleven new cases and a review
tras la radiación, y suele ser irreversible. Tiene una relación directa con
of 51 previously published cases, J Neuro-ophthalmol, vol. 21, pp. 173-187
el fraccionamiento de la dosis, la dosis total y el uso de quimioterapia
Kim, J. Y., Hwang, J.-M., Ko, H. S., et al. 2005, Mitochondrial DNA content is de­
simultánea. La lesión celular del endotelio capilar retiniano inducido creased in autosomal dominant optic atrophy, Neurology, vol. 64, pp. 966-972
por la radiación es el acontecimiento inicial que pone en marcha una Kurz-Levin, M. M., & Landau, K. 1999, A comparison of imaging techniques for diag­
retinopatía, que suele ser indistinguible de la retinopatía diabética. nosing drusen of the optic nerve head, Arch Ophthalmol, vol. 117, pp. 1045-1049
La pérdida visual bilateral rápidamente progresiva en pacientes Lee, A. G., & Zimmerman, M. B. 2005, The rate of visual field loss in optic nerve
con cáncer puede estar causada por procesos paraneoplásicos que head drusen, Am J Ophthalmol, vol. 139, pp. 1062-1066
afectan a la retina o al nervio óptico (Damek, 2005). El carcinoma Lennon, V. A., Wingerchuk, D. M., Kryzer, T. J., et al. 2004, A serum autoantibody
pulmonar de células pequeñas es la neoplasia maligna que se asocia marker of neuromyelitis optica: distinction from multiple sclerosis, Lancet, vol.
con mayor frecuencia, pero también se han descrito tumores gineco­ 364, pp. 2106-2112
Lessell, S. 2004, Friendly fire: neurogenic visual loss from radiation therapy,
lógicos, endocrinológicos, de mama y de otras localizaciones. La
J Neuro-ophthalmol, vol. 24, pp. 243-250
pérdida de visión, generalmente asociada con fotopsias, precede con
Levin, L. A., Beck, R. W., Joseph, M. P., et al. 1999, The treatment of traumatic
frecuencia al diagnóstico de cáncer, y se asocia con anticuerpos cir­ optic neuropathy: the International Optic Nerve Trauma Study, Ophthalmology,
culantes dirigidos contra el tumor y contra antígenos de la retina y del vol. 106, pp. 1268-1277
nervio óptico (v. Capítulo 56G). Existen signos y síntomas parecidos Mayorov, V., Biousse, V., Newman, N. J., & Brown, M. D. 2005, The role of the ND5
a la retinitis pigmentaria, incluyendo ceguera nocturna, disminución gene in LHON: characterization of a new, heteroplasmic LHON mutation, Ann
del campo visual y un electrorretinograma plano o disminuido. No se Neurol, vol. 58, pp. 807-811
dispone de ningún tratamiento eficaz. También se ha descrito una Mead, G. E., Lewis, S. C., Wardlaw, J. M., & Dennis, M. S. 2002, Comparison of
retinopatía asociada con melanoma (Keltner et al, 2001). risk factors in patients with transient and prolonged eye and brain ischemic syn­
dromes, Stroke, vol. 33, pp. 2383-2390
Newman, N. J. 2005, Hereditary optic neuropathies, in Walsh and Hoyt’s Clinical
Neuro-ophthalmology, 6th ed., edited by N. R. Miller, N. J. Newman, V. Biousse,
Bibliografía & J. B. Kerrison, Lippincott Williams & Wilkins, Philadelphia, pp. 465-502
Nicolson, A., Leach, J. P., Chadwick, D. W., & Smith, D. F. 2002, The legacy of vigabatrin
in a regional epilepsy clinic, J Neurol Neurosurg Psychiatry, vol. 73, pp. 327-329
Anderson, D. R., Drance, S. M., Schulzer, M., et al. 2001, Natural history of normal- Phillips, P. H. 2005, Toxic and deficiency optic neuropathies, in Walsh and Hoyt’s
tension glaucoma, Ophthalmology, vol. 108, pp. 247-253 Neuro-ophthalmology, 6th ed., edited by N. R. Miller, N. J. Newman, V. Biousse,
Bien, C. G., Benninger, F. O., Urbach, H., et al. 2000, Localizing value of epileptic & J. B. Kerrison, Lippincott Williams & Wilkins, Philadelphia, pp. 447-464
visual auras, Brain, vol. 123, pp. 244-253 Rizzo, M., & Barton, J. J. S. 2005, Central disorders of visual function, in Walsh and Hoyt’s
Chang, S. H., & Miller, N. R. 2005, The incidence of vision loss due to perioperative Neuro-ophthalmology, 6th ed., edited by N. R. Miller, N. J. Newman, V. Biousse, & J.
ischemic optic neuropathy associated with spine surgery: the Johns Hopkins B. Kerrison, Lippincott Williams & Wilkins, Philadelphia, pp. 575-645
Hospital experience, Spine, vol. 30, p. 2706 Tomsak, R. L. 1997, Handbook of Treatment in Neuro-ophthalmology, Butterworth
Damek, D. M. 2005, Paraneoplastic retinopathy/optic neuropathy, Curr Treat Heinemann, Boston
Options Neurol, vol. 7, pp. 57-67
David, N. J. 2006. Pituitary apoplexy goes to the bar: litigation for delayed diagnosis, Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
deficient vision, and death, J Neuro-ophthalmol, vol. 26, pp. 128-133 www.nicp.com.
C A P Í T U L O Alteraciones del nervio
ÓPTICO Y DE LA RETINA
Laura J. Balcer y Sashank Prasad

Anatomía y fisiología del nervio óptico 188 Anomalías congénitas del disco óptico 196
Disco óptico inflamado 188 Disco óptico inclinado 196
Edema de papila óptica unilateral 188 Displasia del nervio óptico 196
Edema de papila óptica bilateral 192 Trastornos retinianos 197
Seudopapiledema 195 Enfermedad retiniana arterial 197
Neuropatías ópticas con discos ópticos de aspecto normal 195 Oclusión de las venas de la retina 198
Presentaciones unilaterales 196 Degeneraciones retinianas 198
Presentaciones bilaterales 196 Síndromes meningoencefálicos uveorretinianos 199
Neuropatías ópticas con atrofia del disco óptico 196 Facomatosis 199

Los trastornos del nervio óptico y de la retina son causas frecuentes de ojos, el patrón de pérdida del campo visual y el aspecto del disco ópti­
pérdida visual aferente en neurología clínica. El diagnóstico de neuro­ co. Las neuropatías ópticas adquiridas pueden clasificarse según que el
patía óptica se debe considerar cuando se presentan las siguientes ca­ disco óptico aparezca normal, inflamado o pálido. En la Tabla 15.1 se
racterísticas clínicas: 1) pérdida de visión asociada con un disco óptico agrupan las posibles causas según el aspecto del disco óptico. El Capí­
inflamado, pálido o anómalo, o 2) pérdida de visión (que afecta a la tulo 14 describe los diversos patrones de pérdida del campo visual y la
agudeza visual, visión del color o campo visual) combinada con un historia clínica característica de los pacientes con trastornos específi­
defecto pupilar aferente (DPA) (Capítulo 17), a pesar de un disco ópti­ cos del nervio óptico. En este capítulo se presenta el diagnóstico dife­
co de aspecto normal. La etiología específica de la neuropatía óptica en rencial de las neuropatías ópticas según el aspecto del disco óptico, y
un determinado paciente puede establecerse a menudo sin necesidad se describen trastornos retinianos de especial interés en neurología.
de diagnóstico por imagen, basándose en la historia clínica (p. ej., tipo Muchas de las entidades descritas en este capítulo se exponen con ma­
y/o progresión de la pérdida de visión), si están afectados o no los dos yor detalle en el Capítulo 39.

TABLA 1 5 . 1 Causas de neuropatía óptica unilateral y bilateral según el aspecto de la papila

EDEMATOSA ASPECTO NORMAL ATROFICA

EN FORMA SIN FORMA


UNILATERAL BILATERAL UNILATERAL BILATERAL DE COPA DE COPA
Neuritis óptica Edema de papila Neuritis retrobulbar Tabaco-alcohol Glaucoma Cualquier neuropatía
(aumento de la óptica
presión
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

intracraneal)
Neuropatía óptica
isquémica
Tumor orbitario Hipertensión Lesión compresiva Nutricional Arteritis de células
maligna gigantes
Otros: oclusión de Papilopatía diabética Infiltración: Fármacos
la vena central de la Otras: anemia, granulomatosa,
retina, papiloflebitis, hipoviscosidad, carcinomatosa,
trastornos infiltrativos, hipotensión grave linfomatosa
neuropatía óptica
hereditaria de Leber Toxinas
Hereditaria

Reproducido con permiso de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology: A Problem-Oriented Approach, Little, Brown, Boston.

187
188 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA malías congénitas, fibras nerviosas mielinizadas y drusas en la ca­


beza del nervio óptico.
DEL NERVIO ÓPTICO
La luz estimula los fotorreceptores retinianos, cuya señal está modu­ Edema de papila óptica unilateral
lada por células bipolares, horizontales y amacrinas antes de la esti­
mulación de una célula ganglionar. Existen dos tipos de células gan- En los casos de edema de papila verdadero, debe determinarse si la
glionares de la retina: las células M (grandes), que se proyectan a la inflamación del disco y la disfunción del nervio óptico son unilatera­
capa magnocelular y están especializadas en la percepción del movi­ les o bilaterales. Las causas más frecuentes de edema de papila óptica
miento y la estereopsis gruesa, y las células P (pequeñas), que se unilateral son la neuropatía óptica isquémica anterior no arterítica
proyectan a la capa parvocelular y están especializadas en la alta re­ (NOIA), la neuritis óptica (llamada papilitis cuando existe inflama­
solución espacial, la visión de los colores y la estereopsis fina. Las ción del disco) y las lesiones compresivas orbitarias (v. Tabla 15.1).
fibras retinianas temporales forman fascículos arcuatos alrededor de Como regla general, la función del nervio óptico es anormal en cada
la fóvea, respetando el rafe horizontal medio, y luego entran en el una de estas entidades. Aunque las características del aspecto del dis­
disco óptico por la zona superior e inferior. Las fibras del nervio óp­ co óptico pueden solaparse entre NOIA, neuritis óptica y neuropatías
tico salen del globo ocular por el conducto escleral, donde se encuen­ ópticas compresivas, algunos signos pueden indicar un diagnóstico
tran sostenidas físicamente por colágeno y elastina de la lámina cri- específico. En la NOIA, el disco presenta un aspecto edematoso blan­
bosa y metabólicamente por astrocitos intercalados. Una vez las co como la tiza, y es probable que existan hemorragias del disco
fibras nerviosas pasan la lámina cribosa, son sostenidas por oligoden- (Fig. 15.1). La NOIA se asocia con edema de papila (por definición),
drocitos y son mielinizadas. El sostén estructural es más débil en los que con frecuencia es sectorial por el aporte sanguíneo segmentario
polos superior e inferior, lo que quizás explique la afectación prefe­ de las arterias ciliares posteriores. La combinación de hallazgos indi­
rente de estas fibras en caso de hipertensión intraocular. Inmediata­ cativos de una NOIA y la oclusión de la arteria retiniana indica clara­
mente por detrás del globo, las fibras del nervio óptico están sujetas mente una afectación de la arteria oftálmica. Por otro lado, una reac­
a la presión intracraneal transmitida a través de las meninges de re­ ción celular en el vitreo que cubre el disco óptico y la presencia de
vestimiento. Después de dejar la órbita, el nervio penetra en el canal exudados retinianos sugiere la existencia de papilitis (Fig. 15.2). En
óptico, que es un espacio estrecho dentro del ala menor del esfenoi- los pacientes con neuritis óptica desmielinizante aguda (la forma más
des. En este espacio, el nervio es especialmente sensible a traumatis­ habitual de neuritis óptica, asociada con esclerosis múltiple [EM]), se
mos o lesiones compresivas (Balcer, 2001; Liu et al, 2001). encuentra inflamación de la papila óptica en el 33% de los pacientes.
El transporte axonal efectivo es fundamental para mantener la es­ Sin embargo, las hemorragias del disco son infrecuentes en estos pa­
tructura y función axonal de las células ganglionares. El transporte cientes, de forma que este hallazgo debe sugerir otro diagnóstico. Por
ortógrado (desde el cuerpo de las células ganglionares) se produce a último, el edema de papila crónico por lesiones compresivas con fre­
dos velocidades: 400 mm al día para proteínas y neurotransmisores cuencia va acompañado de shunts en los vasos opticociliares y de
almacenados en vesículas, y 1-4 mm al día para elementos estructu­ cuerpos blancos brillantes en la superficie del disco (seudodrusas por
rales del citoesqueleto. Muchos procesos patológicos interfieren en el axoplasma extruido) (Fig. 15.3). Los shunts en los vasos opticocilia­
transporte axonal, dañando al final el nervio óptico (Liu et al, 2001). res representan comunicaciones entre la circulación venosa ciliar y
La arteria oftálmica, rama de la arteria carótida interna, es la que en retiniana. Además de producirse en tumores orbitarios que compri­
última instancia aporta todo el suministro sanguíneo al ojo. Se ramifica men el nervio óptico, como el meningioma, también pueden obser­
en múltiples arterias ciliares posteriores cortas y en la arteria central de varse en oclusiones venosas retinianas, glaucoma, hipertensión ma­
la retina. Las arterias ciliares posteriores cortas irrigan la cabeza del ligna, papiledema crónico y como una variante congénita.
nervio óptico por debajo de su superficie y también la coroides subre- A pesar de los patrones indicativos en el aspecto del nervio óp­
tiniana. Cada arteria ciliar posterior irriga un segmento variable de la tico, con frecuencia no es posible distinguir entre papilitis, NOIA
cabeza del nervio óptico y, debido a la escasez de anastomosis en este
aporte sanguíneo, puede sufrir isquemia de la zona marginal durante
una hipoperfusión. Además, el aporte sanguíneo segmentario subyace
en la inflamación o atrofia sectorial del disco que se produce por el
flujo interrumpido de una arteria ciliar posterior y el posterior infarto
del nervio óptico (Balcer, 2001; Liu et al, 2001).

DISCO ÓPTICO INFLAMADO


En la valoración de un disco óptico inflamado, el examinador
debe, en primer lugar, determinar si existe un edema adquirido del
disco (verdadera inflamación del disco) o si el aspecto del disco es
el de un seudopapiledema. Esta distinción es importante. El papi­
ledema verdadero puede ir acompañado de síntomas de hiperten­
sión intracraneal, como cefalea, visión borrosa transitoria al cam­
biar de postura, náuseas y vómitos. Además, el papiledema
habitualmente es bilateral, a diferencia de las neuropatías ópticas,
que suelen ser unilaterales, como la neuritis óptica o la neuropatía FIGURA 15.1 Neuropatía óptica Isquémica anterior en una mujer
óptica isquémica. Las causas de seudopapiledema incluyen ano­ de 52 años.
Capítulo 15 Alteraciones del nervio óptico y de la retina 189

central (escotoma central), mientras que en la NOIA se produce un


defecto de campo tipo haz de fibras nerviosas (que se origina en la
mancha ciega fisiológica y afecta a la misma). El escotoma suele
respetar el meridiano horizontal, dada la disposición de las fibras re-
tinianas que viajan al disco óptico. Sin embargo, existe una super­
posición considerable en los patrones de pérdida del campo visual
en las neuropatías ópticas.
La afectación consecutiva del ojo contralateral también es un im­
portante signo clínico para identificar la causa de una neuropatía óp­
tica. Por ejemplo, la NOIA afecta a los dos ojos consecutivamente
hasta en el 25% de los casos. Cuando se afecta el segundo ojo en la
NOIA, se desarrolla una atrofia óptica del primero y edema de papila
con disminución de la agudeza en el contralateral; esta presentación
clínica se conoce como síndrome de seudo-FosterKennedy (Fig. 15.4).
(Un síndrome de Foster-Kennedy verdadero se produce por atrofia
FIGURA 15.2 Neurorretínítís en un niño de 6 años. Aunque no óptica en un ojo secundaria a compresión, normalmente por un tumor
suele haber exudados de este tipo en la neuritis óptica, cuando existen en expansión, y papiledema con agudeza relativamente conservada en
indican una causa inflamatoria del edema de papila. (Reproducido con el otro ojo por la hipertensión intracraneal.)
permiso de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology:
A Problem-Oriented Approach, Little, Brown, Boston.)

FIGURA 1 5 . 3 Inflamación del disco óptico y shunts de los vasos


optociliares en una mujer de 44 años con un meningioma esfenoideo.
(Reproducido con permiso de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-
Ophthalmology: A Problem-Oriented Approach, Little, Brown, Boston.)

y neuropatías ópticas compresivas basándose sólo en el aspecto de la


papila. El diagnóstico también se basa en la historia clínica (presen­
tación aguda o no de la pérdida de visión) y el patrón de déficit del
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

campo visual. La agudeza visual suele estar reducida en las neuro­


patías ópticas, pero no se relaciona bien con el grado de disfunción
del nervio óptico, de forma que es una medida poco sensible. Por
otro lado, una mala visión de los colores, especialmente si es des­
proporcionada con el grado de pérdida de agudeza, es un indicador
muy sensible de neuropatía óptica. Por último, el defecto pupilar
aferente relativo, diagnosticado con la prueba de destellos lumino­
sos alternantes, identifica con fiabilidad la patología del nervio óp­ FIGURA 1 5 . 4 Síndrome de seudo-Foster Kennedy por neuropatía
tico. La pérdida de visión suele ser lentamente progresiva en los óptica isquémica aguda en el ojo derecho (edema de papila) (A) y por
pacientes con lesiones compresivas, y de inicio súbito con mejoría neuropatía óptica isquémica previa del ojo izquierdo (atrofia óptica)
posterior en aquellos con neuritis óptica, pero sin mejoría o con (B) en un hombre de 53 años. (Reproducido con permiso de: Beck, R. W.
mejoría incompleta en los pacientes con NOIA. La neuritis óptica y y Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology: A Problem-Oriented
las lesiones compresivas generalmente producen pérdida de visión Approach, Little, Brown, Boston.)
190 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Neuritis óptica La pérdida de visión aguda es el síntoma de presentación en el 7-60%


de los casos, y es significativamente más grave que en la NOIA no ar­
El término neuritis óptica se utiliza para describir una neuropatía ópti­ terítica. Aproximadamente en el 25% de los casos, la visión se limita
ca inflamatoria causada específicamente por una enfermedad desmie- sólo a la percepción del movimiento de la mano, o la percepción de
linizante. La pérdida visual en el ojo afectado suele producirse rápida­ la luz está ausente (Balcer y Galetta, 2003).
mente, en varias horas o días. Son muy característicos un descenso de Se afectan las arterias de mediano a gran calibre (predominante­
la visión de los colores y de la sensibilidad al contraste (Baier et al, mente, las de localización extracraneal), que poseen lámina elástica.
2005). Además, el dolor con los movimientos oculares precede a la El trastorno se asocia con polimialgia reumática, dolor muscular
pérdida de visión aproximadamente en el 90% de casos. El dolor suele proximal, artralgia y rigidez, además de claudicación mandibular,
durar de 3 a 5 días y, si persiste más de 7 días, debe considerarse que la fiebre, malestar y dolor a la presión del cuero cabelludo. La elevación
neuritis óptica es menos probable y hay que realizar más evaluaciones. de la velocidad de sedimentación globular (VSG) y de la proteína C
Se suelen observar defectos del campo visual, pero pueden ser escoto- reactiva (PCR) sugieren el diagnóstico, que se confirma por la pre­
mas difusos o discretos, y son inespecíficos. La oftalmoscopia revela sencia de células gigantes y la inflamación en la biopsia de la arteria
una inflamación leve de la papila aproximadamente en un tercio de los temporal. El tratamiento con corticoides no debe retrasarse hasta la
ojos afectados, que es menos prominente que la inflamación del disco obtención de la muestra arterial. Algunas evidencias indican que los
asociada con el papiledema (Balcer, 2006; Beck, 1998). corticoides intravenosos pueden ayudar a retrasar la progresión de la
El pronóstico para la recuperación de la visión generalmente es pérdida visual y disminuir la probabilidad de afectación del otro ojo.
bueno, pero está relacionado con la gravedad del déficit inicial. La Sin embargo, el pronóstico de recuperación en el ojo afectado es
recuperación empieza habitualmente en un mes. La probabilidad de malo a pesar del tratamiento (Hall y Balcer, 2004).
progresión de la neuritis óptica a EM se predice mejor con una La NOIA no arterítica es la causa más frecuente de inflamación
RM cerebral en el momento del diagnóstico. En el Optic Neuritis unilateral del nervio óptico en los adultos mayores de 50 años, y sue­
Treatment Trial, el riesgo de desarrollo de EM en 10 años fue del le asociarse con factores de riesgo vascular, como diabetes o hiper­
56% en pacientes con una o más lesiones cerebrales características, tensión. Otros factores de riesgo incluyen una cabeza del nervio óp­
mientras que fue del 22% si la RM era normal (Beck et al, 2003). tico pequeña e hipotensión nocturna, desencadenada posiblemente
Estudios recientes apoyan el uso precoz de los tratamientos inmuno- por la terapia antihipertensiva (Arnold, 2003; Matthews, 2005).
moduladores disponibles para reducir la probabilidad de progresión a En cuanto al pronóstico, muchos pacientes tendrán un déficit es­
EM en 2-5 años. Sin embargo, si cursa con signos que son atípicos de table, aunque algunos pueden progresar en un mes, y la tasa esperada
la neuritis óptica, como pérdida visual indolora, edema de papila gra­ de mejoría espontánea es alta. En el 30-40% de los pacientes, poste­
ve, hemorragias de disco o peripapilares o un exudado macular, el riormente se afecta el otro ojo, y esta tasa aumenta con la presencia
riesgo de desarrollar EM es significativamente menor. de factores de riesgo vascular. Sin embargo, la recurrencia en el ojo
La neuromielitis óptica (NMO) o enfermedad de Devic se caracte­ afectado es muy infrecuente. No parece existir una tasa significativa­
riza por lesiones desmielinizantes necrotizantes de ambos nervios óp­ mente mayor de ictus en los pacientes con neuropatía óptica isquémi­
ticos y médula espinal. Se supone que es una enfermedad mediada por ca no arterítica (Arnold y Levin, 2002).
la inmunidad humoral diferente de la EM. La lesión medular caracte­ La neuropatía óptica isquémica posterior (retrobulbar) es infrecuente,
rística de la NMO con frecuencia se extiende de forma contigua a tres pero muchas veces es un signo de arteritis de células gigantes. Por tanto,
o más segmentos vertebrales. Un anticuerpo sérico, NMO-IgG, dirigi­ las pruebas deben incluir una evaluación de la arteritis, además de otras
do contra el autoantígeno acuaporina 4, puede ser un marcador útil en patologías inflamatorias e infiltrantes. A veces, puede producirse una
el diagnóstico, aunque se desconoce su especificidad exacta. El trata­ neuropatía óptica isquémica sin edema de papila significativo después de
miento con rituximab, un anticuerpo monoclonal, puede ser especial­ una pérdida importante de sangre y shock (Chang y Miller, 2005).
mente beneficioso en este grupo de pacientes (Wingerchuk, 2006).
El tratamiento de la neuritis óptica con dosis altas intravenosas de
corticoides reduce el riesgo de desarrollar EM en los 2 años siguien­ Otras causas
tes. Sin embargo, es improbable que este tratamiento afecte a la pro­ La enfermedad de los senos paranasales puede causar un trastorno que
babilidad de progresión a EM a largo plazo. Además, los corticoides parece una neuritis óptica, con neuropatía óptica aguda y dolor con los
intravenosos pueden acelerar la recuperación visual, especialmente movimientos oculares, o puede causar una neuropatía óptica progresi­
de los campos visuales y de la sensibilidad al contraste, pero no alte­ va por compresión. Debe considerarse una neuropatía óptica por si­
ran significativamente los resultados visuales a largo plazo. El trata­ nusitis y mucocele en pacientes con signos clínicos de neuritis óptica
miento con dosis bajas de corticoides orales se asocia con un mayor con manifestaciones aparentemente atípicas, especialmente en los pa­
riesgo de recurrencia de la neuritis óptica, por lo que esta terapia debe cientes ancianos con enfermedad sinusal grave, historia de fiebre, of­
evitarse (Beck et al, 2004; Trobe et al, 1996). talmoplejía o progresión de pérdida de visión de más de 2 semanas.
Las lesiones compresivas que producen edema de papila casi siem­
Neuropatía óptica isquémica pre afectan a las porciones intraorbitarias o intracanaliculares del ner­
vio óptico. Los meningiomas de la vaina del nervio óptico o del ala del
La neuropatía óptica isquémica anterior arterítica suele relacionarse esfenoides (que afectan al conducto) son causas frecuentes de edema
con la arteritis de la temporal, y siempre se asocia con inflamación de de papila unilateral compresivo (v. Fig. 15.3). Las lesiones intracra­
la papila. Raramente, esta entidad puede afectar al nervio sólo proxi- neales compresivas raramente producen edema de papila, salvo que
malmente a la lámina cribosa y manifestarse sin inflamación de la sean lo bastante grandes como para aumentar la presión intracraneal.
papila; esta situación se denomina neuropatía óptica isquémica pos­ La oftalmopatía de Graves (oftalmopatía tiroidea) también puede cau­
terior arterítica. La prevalencia de arteritis de la temporal aumen­ sar edema de papila compresivo, por medio del agrandamiento de los
ta con la edad, y la mayoría de los pacientes tiene más de 70 años. músculos extraoculares y atrapamiento del nervio óptico.
Capítulo 15 Alteraciones del nervio óptico y de la retina 191

Los exudados maculares (con frecuencia, en patrón estrellado alre­


dedor de la fóvea) junto con la inflamación del disco se conocen como
neumrretinitis, y pueden ser importantes para distinguir entre la neuro-
rretinitis y la neuritis óptica desmielinizante aguda. La presentación
clínica inicial de estas patologías es muy similar, pero la estrella macu­
lar característica aparece en 1-2 semanas y establece el diagnóstico. La
distinción es fundamental, porque la neurorretinitis no se asocia con un
riesgo aumentado de EM. Con frecuencia, la causa es infecciosa, como
la enfermedad por arañazo de gato (por Bartonella henselae), enferme­
dad de Lyme, toxoplasmosis o sífilis. La infección por Bartonella es
autolimitada, y no está indicado ningún tratamiento, aunque la doxici-
clina puede ser eficaz en los casos graves (Balcer y Beck, 2005).
Ocasionalmente, la oclusión venosa retiniana se manifiesta inicial­
mente como un edema de papila óptica, con hemorragias retinianas
mínimas o ausentes. La papiloflebitis es un síndrome de supuesta infla­
mación venosa retiniana que produce edema de papila óptica en los
adultos jóvenes (Fig. 15.5) con venas retinianas dilatadas. Excepto por FIGURA 15.6 Edema de papila e hiperemia en una oclusión
el aumento de la mancha ciega, el campo visual suele ser normal. Este de la vena central de la retina en una mujer asintomática de 55 años.
trastorno tiende a resolverse sin pérdida visual residual. En los pacien­ (Reproducido con permiso de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-
tes de mayor edad, la obstrucción venosa retiniana puede estar causada Ophthalmology: A Problem-Oriented Approach, Little, Brown, Boston.)
por compresión de la vena por una arteria aterosclerótica. El disco sue­
le aparecer extremadamente hiperémico (Fig. 15.6) y pueden existir
shunts de vasos opticociliares. Igual que en la papiloflebitis, la función ambliopía. La progresión clínica o radiológica es la base de un trata­
visual no suele estar afectada en la oclusión venosa retiniana, pero el miento más enérgico, con quimioterapia, radioterapia o, raramente,
edema de papila tiende a persistir crónicamente (Liu et al, 2001). cirugía. El glioblastoma maligno del nervio óptico es mucho más infre­
La infiltración del nervio óptico es otra causa potencial de edema de cuente, afecta a los adultos y tiene un pronóstico considerablemente
papila óptica unilateral, y puede ser secundario a procesos carcinoma- peor. La supervivencia se limita a unos meses. Los meningiomas de la
tosos, linforreticulares o granulomatosos. Pueden afectarse uno o los vaina del nervio óptico se producen principalmente en las mujeres, y
dos nervios ópticos. Los discos ópticos pueden estar inflamados o per­ pueden causar una pérdida de la agudeza con inflamación o atrofia del
manecer normales, indicando este último caso una afectación retrobul­ disco; si los síntomas empeoran, puede estar indicada la irradiación
bar. Ocasionalmente, la infiltración del nervio óptico produce edema local. La sarcoidosis con afectación del nervio óptico produce un as­
de papila óptica sin afectar la función visual, pero habitualmente existe pecto característico del disco, con edema de la papila y nodulos blan­
un descenso de agudeza visual y pérdida del campo visual. Práctica­ quecinos en su superficie (Fig. 15.7) (Liu et al. 2001).
mente todos los carcinomas pueden metastatizar en el nervio óptico, La neuropatía óptica como efecto a largo plazo de la radioterapia
pero los carcinomas de mama y los de pulmón son los más habituales. puede producirse con o sin edema de la papila. Cuando se produce
La meningitis carcinomatosa es un signo asociado bastante frecuente. esta rara complicación, suele aparecer 6-24 meses después de un ré­
Las neoplasias primarias del nervio óptico incluyen el astrocitoma pi- gimen de radioterapia. La progresión se produce en semanas a meses,
locítico benigno juvenil, que se asocia con frecuencia con neurofibro­ y la recuperación espontánea es infrecuente. Los corticoides pueden
matosis de tipo 1. Es necesario tapar el ojo no afectado para evitar la ayudar a reducir el edema en el nervio óptico afectado.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

FIGURA 15.5 Papiloflebitis en una mujer de 23 años. FIGURA 1 5.7 Inflamación de la papila, hemorragia e infiltración
(Reproducido con permiso de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, en una mujer de 30 años con sarcoidosis. (Reproducido con permiso
Neuro-Ophthalmology: A Problem-Oriented Approach, Little, de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology: A Problem-
Brown, Boston.) Oriented Approach, Little, Brown, Boston.)
192 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

desequilibrio entre un disco que aparece muy inflamado y una función


del nervio óptico relativamente conservada, especialmente la agudeza
visual central. Los defectos del campo visual más habituales en los pa­
cientes con papiledema precoz o agudo son aumento de la mancha ciega
fisiológica, constricción concéntrica y pérdida de campo nasal inferior.
En el papiledema precoz, la inflamación es más marcada en los
polos superior e inferior del disco óptico, donde la capa de fibras
nerviosas es más gruesa (Fig. 15.9). Con el progresivo desarrollo del
papiledema, la inflamación afecta de forma más uniforme a la super­
ficie del disco, y aumenta el grado de sobreelevación de éste. Las
venas retinianas pueden estar ligeramente distendidas, y el disco pue­
de estar ligeramente hiperémico. Estos cambios vasculares se deben
a una inflamación de las fibras nerviosas que comprimen capilares y
vénulas, causando estasis y dilatación venosa, formación de micro-
aneurismas y, por último, hemorragias en astilla en el disco y peripa­
pilares (Fig. 15.10). En consecuencia, en la angiografía con fluores-
FIGURA 15.8 Papila hiperémlca con vasos telangiectásicos en
ceína, la fluorescencia puede estar ausente durante la fase arterial
una capa fibrosa del nervio peripapilar en una mujer de 26 años con una
neuropatía óptica de Leber. (Reproducido con permiso de: Beck, R. W. y
Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology: A Problem-Oriented Approach,
Little, Brown, Boston.)

La neuropatía óptica hereditaria de Leber (LHON) es un trastorno


del nervio óptico heredado a través de la madre, secuencial, subagudo
e infrecuente, en el que el 80-90% de las personas afectadas son hom­
bres en la segunda o tercera décadas de la vida (v. Capítulo 14). Aun­
que no existe un edema verdadero de la papila en la LHON, el disco
óptico puede estar hiperémico y levemente inflamado en la fase aguda
(Fig. 15.8). Los vasos telangiectásicos circumpapilares, presentes con
frecuencia en la capa de fibras nerviosas peripapilares, son un signo
importante para el diagnóstico. Estos primeros cambios oftalmoscópi-
cos también pueden observarse en ojos presintomáticos. Por tanto,
aunque un paciente puede tener síntomas de afectación de sólo un ojo,
puede sospecharse una LHON por los cambios característicos del dis­
co en ambos ojos. A medida que progresa la enfermedad, se produce FIGURA 15.9 Inflamación del disco óptico en un edema de
una atrofia de los discos. Las fibras que intervienen en el reflejo pupi- papila precoz. Nótese que la inflamación es más importante en la parte
lar a la luz pueden estar selectivamente conservadas en comparación superior e inferior que en la zona temporal. (Reproducido con permiso
con las de la visión, de forma que el reflejo a la luz puede estar con­ de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology: A Problem-
servado a pesar de una pérdida visual significativa. El diagnóstico ge­ Oriented Approach, Little, Brown, Boston.)
nético de la LHON se basa en la identificación de mutaciones del
ADN mitocondrial (v. Capítulo 67). La recuperación parcial de la vi­
sión se produce en el 4-32% de los pacientes, según la mutación espe­
cífica que presenten. Por el momento, no se dispone de ningún trata­
miento efectivo para este trastorno (Chinneiy y Griffiths, 2005).
A continuación, se describen otras causas infrecuentes de edema
de la papila óptica unilateral en «Edema de papila óptica bilateral»,
que, ocasionalmente, pueden tener una presentación unilateral.

Edema de papila óptica bilateral


Papiledema
El término papiledema hace referencia específicamente a la inflama­
ción del disco óptico secundaria a un aumento de la presión intracra­
neal. La inflamación del disco en el papiledema se produce por bloqueo
del flujo axoplásmico en las fibras nerviosas, con el aumento consi­
guiente del volumen del axoplasma en el disco óptico. Según la cronici­ FIGURA 15.10 Edema de papila y hemorragias en un edema de
dad y el aspecto del fondo de ojo, el papiledema se clasifica en cuatro papila agudo (completamente desarrollado). (Reproducido con permiso
fases: precoz, plenamente desarrollada (aguda), crónica y atrófica. de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology: A Problem-
La fase aguda del papiledema se caracteriza por la existencia de un Oriented Approach, Little, Brown, Boston.)
Capítulo 15 Alteraciones del nervio óptico y de la retina 193

retiniana debido a un retraso de la circulación causada por la inflama­


ción del disco; en la fase arteriovenosa pueden observarse capilares
dilatados, microaneurismas y hemorragias en llama, y puede extrava­
sarse fluoresceína de los capilares dilatados en la fase venosa. Las ■si
manchas algodonosas retinianas son habituales y representan áreas
de isquemia en la capa de fibras nerviosas. Habitualmente, cuando la
presión intracraneal supera los 18 cmH20 no se observa pulso venoso
itii, t
r
espontáneo. Aunque el papiledema suele ser bilateral, también puede
ser asimétrico por diferencias en la presión transmitida relacionada
con la variación anatómica de la cobertura meníngea de los nervios
ópticos intracraneales e intracanaliculares. %^
Con la cronificación del papiledema, después de semanas a meses,
el aspecto del disco cambia. La capa de fibras nerviosas puede ser
pálida y adoptar un aspecto gliótico, por atrofia óptica y proliferación
astrocítica. Las hemorragias son menos prominentes (y con frecuen­
cia se han resuelto completamente). El disco adopta un aspecto «en FIGURA 15.12 Edema crónico de papila con cuerpos brillantes
tapón de champán», en el que aparecen pequeños cuerpos blancos y blancos denominados seudodrusas. (Reproducido con permiso de:
brillantes (seudodrusas) como consecuencia de axoplasma extruido Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology: A Problem-
después de una estasis prolongada (Fig. 15.11). Aparecen comunica­ Oriented Approach, Little, Brown, Boston.)
ciones de vasos de circulación retiniana a ciliar, por dilatación com­
pensatoria de comunicaciones preexistentes, al establecerse un des­
censo del flujo a través de la vena central de la retina (Fig. 15.12).
Si la hipertensión intracraneal y el papiledema persisten, pueden
lesionarse los axones del nervio óptico y desarrollarse una pérdida
del campo visual. En esta fase disminuye la inflamación del disco
óptico y se produce palidez (papiledema atrófico) (Fig. 15.13). Final­
mente, los pacientes con papiledema en fase terminal muestran atro­
fia del disco óptico (palidez del disco), sin signos de inflamación. El
papiledema crónico y atrófico, a diferencia de las fases precoz y agu­
da, se caracteriza con frecuencia por la pérdida de agudeza visual
y campos visuales.
Cuando el papiledema agudo va acompañado de disminución de
la agudeza (y posible metamorfopsia), la causa suele ser la extensión
de líquido en la capa de fibras nerviosas, alcanzando la propia mácu­
la. Después del tratamiento de la hipertensión intracraneal, una «mar-

FIGURA 15.13 Edema crónico de papila con atrofia óptica.


Nótese que la porción superior del disco óptico está pálida y no
inflamada, como consecuencia del daño axonal. (Reproducido con
permiso de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology:
A Problem-Oriented Approach, Little, Brown, Boston.)

ca de marea alta» circumpapilar puede identificar la extensión previa


de la elevación de la retina por inflamación del disco.
El papiledema por un aumento de la presión intracraneal puede ser
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

consecuencia de numerosos procesos. Es más probable que una lesión


con efecto de masa en expansión, como un tumor cerebral, cause pa­
piledema en un paciente joven, en quien la presión intracraneal au­
mentará más rápidamente en ausencia de la atrofia cerebral relaciona­
da con la edad. Es particularmente probable que la compresión del
sistema ventricular en la fosa posterior cause papiledema. Entre otras
causas posibles se incluyen el ictus isquémico con edema cerebral
subsecuente, la hemorragia intracerebral y los hematomas epidurales
FlGURA 15.1 1 Edema crónico de papila con una marcada y subdurales. La trombosis de senos venosos es frecuente, especial­
elevación del disco y un aspecto gliótico de la superficie del mismo. mente en el embarazo y en otros estados de hipercoagulabilidad, y es
Nótese que no hay hemorragias. (Reproducido con permiso de: Beck, causa de hipertensión intracraneal y papiledema. La meningitis crip-
R. W. y Smith, C. H. 1998, Neuro-Ophthalmology: A Problem-Oriented tocócica es el trastorno infeccioso asociado con mayor frecuencia a
Approach, Little, Brown, Boston.) papiledema significativo y requiere tratamiento antimicótico. El seu-
194 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

dotumor cerebral, o hipertensión intracraneal idiopática, puede causar


inflamación del disco y pérdida visual progresiva por constricción del
campo visual. Se produce sobre todo en las mujeres obesas, y también
puede asociarse con el uso de tetraciclina o vitamina A. Es fundamen­
tal perder peso y, en casos de pérdida visual, puede estar indicado el
tratamiento con acetazolamida, seguido de fenestración de la vaina del
nervio óptico en los casos refractarios.

Hipertensión maligna
Una elevación marcada de la presión arterial puede producir una in­
flamación bilateral del disco óptico que es indistinguible del edema
de papila (Fig. 15.14). Las manchas peripapilares de tipo algodonoso
también son un hallazgo fundoscópico importante en los pacientes
con hipertensión maligna. Los signos de encefalopatía son frecuen­
tes, pero no siempre se hallan presentes. El edema de papila tiende a
FIGURA 15.15 Papilopatía diabética en una mujer de 17 años.
desarrollarse a una tensión arterial menor en los pacientes con insufi­
Nótense los vasos telangiectásicos en la superficie de la papila.
ciencia renal que en los que no tienen patología renal.
(Reproducido con permiso de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-
Ophthalmology: A Problem-Oriented Approach, Little, Brown, Boston.)
Papilopatía diabética
La papilopatía diabética es una causa infrecuente de inflamación bila­
Otras causas
teral (o algunas veces, unilateral) del disco óptico en los pacientes con
diabetes de tipo 1. Esta entidad es distinta de la NOIA, en la que suele La anemia, los síndromes de hiperviscosidad, el síndrome de Pick­
existir una afectación simultánea y bilateral del nervio óptico. Con wick, la hipotensión y la pérdida importante de sangre son causas
frecuencia, no hay pérdida del campo visual, con excepción de un menos frecuentes de inflamación bilateral del disco óptico. El con­
aumento de la mancha ciega fisiológica, y sólo se nota un déficit leve texto clínico suele dar pistas para establecer el diagnóstico. Además,
de la agudeza. El edema del disco óptico va acompañado de telangiec- cualquiera de las entidades descritas bajo el epígrafe de edema de
tasias capilares marcadas que cubren la superficie del disco óptico papila unilateral, especialmente los procesos infiltrantes (v. Tabla 15.1)
(Fig. 15.15). La determinación de la presión del líquido cefalorraquí­ raramente pueden causar edema de disco bilateral. En los niños, por
deo (después de que se descarte por técnicas de neuroimagen una le­ ejemplo, la neuritis óptica suele ser bilateral, y con frecuencia se aso­
sión con efecto masa o una trombosis del seno venoso) puede ser ne­ cia con papilitis (inflamación del disco) bilateral. La NOIA bilateral
cesaria para distinguir esta patología del edema de papila. La patogenia debería hacer sospechar inmediatamente el diagnóstico de una arteri­
no está clara, pero puede estar relacionada con la alteración del flujo tis de la temporal (de células gigantes) en las personas de más de
sanguíneo que causa inflamación del disco, pero no en un grado sufi­ 55 años. Aunque la mayor parte de las neuropatías ópticas por tóxi­
ciente como para afectar significativamente la función del nervio óp­ cos presentan un disco óptico de aspecto normal, el edema del disco
tico. En muchos casos, el edema del disco óptico se resuelve sin que es característico de envenenamiento por metanol y puede observarse
queden defectos visuales residuales (Barbera et al, 1996). también en los pacientes con toxicidad por etambutol.

FIGURA 15.16 Seudopapiledemaenunch¡code14años.


Aunque los márgenes del disco están borrosos, la capa fibrosa del nervio
FIGURA 15.14 Disco óptico inflamado en un paciente con aparece clara. No se evidencian cuerpos hialinos (drusas) en la superficie.
hipertensión maligna. El ojo contralateral tiene un aspecto similar. El ojo contralateral tenía un aspecto similar. (Reproducido con permiso
(Reproducido con permiso de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro- de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology: A Problem-
Ophthalmology: A Problem-Oriented Approach, Little, Brown, Boston.) Oriented Approach, Little, Brown, Boston.)
Capítulo 15 Alteraciones del nervio óptico y de la retina 195

Seudopapiledema Drusas del disco óptico


En los pacientes con seudopapiledema pueden visualizarse drusas Las drusas del disco óptico son una causa habitual de seudopapilede­
en el disco óptico (cuerpos hialinos) (Figs. 15.16 y 15.17). Incluso ma: se cree que estos cuerpos son depósitos de calcio en la cabeza del
si no se evidencian drusas en el disco, la distinción entre edema de nervio óptico, relacionados con la degeneración axonal debida al flu­
disco verdadera y seudopapiledema casi siempre puede establecer­ jo axoplásmico alterado. En los niños las drusas del disco tienden a
se basándose en los hallazgos oftalmoscópicos (Tabla 15.2). El sig­ estar enterradas, mientras que en adultos con frecuencia se observan
no distintivo más importante es la claridad de la capa de fibras ner­ en la superficie del disco. La progresión de drusas del fondo a la su­
viosas peripapilares. En los pacientes con edema de disco verdadero perficie en pacientes individuales está bien documentada. La preva­
la capa de fibras nerviosas es opaca y oculta los vasos retinianos lencia de drusas del disco óptico es aproximadamente del 2% en la
subyacentes, mientras que en el seudopapiledema esta capa puede población general, y pueden ser bilaterales en dos tercios de los ca­
ser clara. Además, la presencia de pulso venoso espontáneo (PVE) sos. Las drusas del disco óptico son mucho más frecuentes en los
apoya el diagnóstico de seudopapiledema, aunque el PVE también pacientes blancos que en los afroamericanos y pueden heredarse en
puede estar ausente en el seudopapiledema. Pueden existir hemo­ un patrón autosómico dominante con penetrancia incompleta.
rragias en los pacientes con seudopapiledema (especialmente en Los pacientes con drusas del disco óptico generalmente no manifies­
caso de drusas del disco óptico) y, por tanto, no excluyen esta posi­ tan síntomas visuales, aunque raramente un paciente puede tener oscu­
bilidad. Sin embargo, las hemorragias en astilla son más caracterís­ recimientos visuales transitorios similares a los descritos por pacientes
ticas del papiledema verdadero, mientras que las hemorragias su- con papiledema verdadero. Aunque los pacientes pueden no ser cons­
bretinianas peripapilaresconfrecuenciaindicanun seudopapiledema. cientes de un defecto del campo visual, estos déficits son habituales y se
Por último, la angiografía con fluoresceína muestra extravasación producen aproximadamente en el 70% de los ojos con drusas visibles en
de los vasos en el papiledema, hecho que no se observa en el seudo­ el disco, y en el 35% de los pacientes con seudopapiledema, pero sin
papiledema (Davis y Jay, 2003). drusas visibles. El escotoma probablemente se debe a un adelgazamien­
to de la capa de fibras nerviosas y a disfunción axonal causada por las
drusas. Por tanto, los defectos del campo visual, generalmente siguen
una distribución en haz de las fibras nerviosas, con una pérdida del cam­
po visual nasal inferior como manifestación más frecuente. También
puede producirse un aumento de la mancha ciega y una constricción
generalizada del campo. Está bien documentada la progresión de los
defectos del campo visual en el caso de drusas. Además, la pérdida del
campo visual en el caso de drusas del disco óptico puede ser secundaria
a hemorragia, neuropatía óptica isquémica superpuesta o degeneración
retiniana asociada. Sin embargo, la pérdida de agudeza visual asociada
con drusas es infrecuente y debe llevar a la evaluación de otras causas.

NEUROPATÍAS ÓPTICAS CON DISCOS


ÓPTICOS DE ASPECTO NORMAL
Muchas neuropatías ópticas se presentan inicialmente con un disco
óptico de aspecto completamente normal; éstas se clasifican como
neuropatías ópticas retrobulbares. El disco tiene un aspecto normal
FIGURA 15.17 Cuerpos hialinos en la papila de un hombre porque el proceso patológico es posterior a la lámina cribosa. Igual
de 50 años. (Reproducido con permiso de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, que en el disco inflamado, el diagnóstico diferencial depende que la
Neuro-Ophthalmology: A Problem-Oriented Approach, Little, Brown, Boston.) afectación del nervio óptico sea unilateral o bilateral (v. Tabla 15.1).

Tabla 15.2 Distinción del edema de papila precoz del seudopapiledema


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CARACTERISTICA EDEMA DE PAPILA SEUDOPAPILEDEMA


Color de la papila Hiperémico Rosa, rosa amarillento
Márgenes de la papila Indistinguibles precozmente en los polos superior e inferior, Borrados de forma irregular, pueden estar desiguales
posteriormente en todo el margen
Elevación del disco Mínimo Desde mínima hasta marcada; el centro del disco
está más elevado
Vasos Distribución normal, escasamente rellenos; ausencia Parten desde el centro, con patrón frecuentemente
de pulsaciones venosas espontáneas anómalo, ± pulsaciones venosas espontáneas
Capa fibrosa del nervio Mate como consecuencia del edema, que puede oscurecer Sin edema; puede brillar con un halo circumpapilar
los vasos sanguíneos de reflejos de aspecto de plumas
Hemorragias En astillas Subretinianas, retinianas, vitreas

Reproducido con permiso de: Beck R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology: A Problem-Oriented Approach, Little, Brown, Boston.
196 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Presentaciones unilaterales ANOMALÍAS CONGÉNITAS


Las causas más frecuentes de neuropatía óptica retrobulbar unila­ DEL DISCO ÓPTICO
teral son las neuritis ópticas desmielinizantes agudas y las lesio­
nes compresivas. El curso evolutivo de la pérdida de visión suele Las anomalías congénitas del nervio óptico (además de las drusas
ayudar a distinguir entre estas dos entidades. No hay una forma del disco óptico, descritas anteriormente en este capítulo) incluyen el
definitiva de diferenciar estos dos trastornos con la exploración disco óptico inclinado y la displasia del nervio óptico. La pérdida
física, pero la detección de un defecto en el campo temporal supe­ visual asociada con una anomalía congénita del disco puede variar
rior en el ojo contralateral (un escotoma de la unión) es muy su­ desde ceguera total hasta disfunción mínima. Los niños pueden pre­
gestiva de lesión compresiva que afecta al quiasma óptico ante­ sentar estrabismo si existe una pérdida visual unilateral significativa,
rior, así como al nervio óptico posterior, afectando a las fibras de o nistagmo, en caso de pérdida visual bilateral.
decusación (conocidas como rodilla o gemí de WiUebrand). La
neuropatía óptica isquémica retrobulbar es una patología infre­ Disco óptico inclinado
cuente en los pacientes con una arteritis de células gigantes, otras
vasculitis y después de un shock o de una pérdida importante de El disco óptico inclinado suele ser fácilmente reconocible con el oftal-
sangre. A efectos prácticos, no hay correlación retrobulbar con la moscopio. El disco aparece escorado en un lado, y una parte puede apa­
NOIA no arterítica. recer elevada con el extremo de enfrente deprimido (Fig. 15.18). Con
frecuencia, los vasos retinianos discurren en una dirección oblicua. Los
discos ópticos inclinados son neurológicamente importantes, porque ge­
Presentaciones bilaterales neralmente son bilaterales y pueden asociarse con pérdidas de los cam­
pos visuales temporales, imitando a un síndrome del quiasma. La distin­
Entre las neuropatías ópticas bilaterales en las que el disco óptico tie­
ción de la enfermedad del quiasma es casi siempre posible por el patrón
ne un aspecto normal se encuentra la neuropatía óptica nutricional
de pérdida del campo visual. Al contrario de lo que ocurre en la pér­
(incluida la ambliopía por tabaco y alcohol), los déficits de vitami­
dida de campo quiasmático, los defectos del campo visual en los pacien­
na B|2 y folato. la neuropatía por metales pesados (tóxica), la neuropatía
tes con discos inclinados no suelen respetar el meridiano vertical.
óptica por fármacos (cloranfenicol, isoniazida, etambutol, etclorvinol,
clorpropamida y otros), y las neuropatías ópticas hereditarias. Cuando
estas situaciones son crónicas, se puede producir una atrofia óptica. Displasia del nervio óptico
Otras opciones diagnósticas en esta categoría son las lesiones compre­
De los varios tipos de displasia del nervio óptico, la hipoplasia del ner­
sivas bilaterales y la neuritis óptica retrobulbar bilateral. Por último,
vio óptico es la más frecuente. En esta situación, el disco óptico tiene un
puede aparecer una neuropatía óptica traumática indirecta posterior
aspecto pequeño, y la sustancia del nervio está rodeada por coroide y
como resultado de fuerzas de cizalladura y edema subsiguiente en el
cambios pigmentarios retinianos que tienen un aspecto de doble anillo
canal óptico.
(Fig. 15.19). La alteración puede ser unilateral o bilateral. En la mayor
parte de los casos no se identifica una causa específica. La frecuencia de
hipoplasia del nervio óptico parece estar aumentada en los hijos de ma­
NEUROPATÍAS ÓPTICAS CON ATROFIA
dres con diabetes mellitus o de madres que toman antiepilépticos, qui­
DEL DISCO ÓPTICO nina o dietilamida del ácido lisérgico (LSD) durante el embarazo. El
síndrome de De Morsier (displasia septoóptica) se caracteriza por ano­
Cualquier neuropatía óptica que produzca lesión en el nervio óp­
malías congénitas de estructuras que comparten una derivación embrio­
tico puede provocar una atrofia del disco óptico. Las lesiones com­
lógica del prosencéfalo que incluye hipoplasia bilateral del nervio ópti­
presivas, de forma característica, causarán una pérdida visual pro­
co, ausencia del septo pelúcido y disfunción de la hipófisis (déficit de la
gresiva y atrofia óptica. Sin embargo, en la mayor parte, la atrofia
óptica sola raramente ayuda a determinar la causa subyacente. La
presencia de cambios glióticos sugiere que el disco estaba previa­
mente inflamado. La formación de una copa profunda es, por su­
puesto, característica del glaucoma, pero también es frecuente en
la NOIA como consecuencia de una arteritis de células gigantes.
La atrofia óptica de herencia autosómica dominante tiene un disco
de aspecto característico, con palidez y excavación de la porción
temporal del disco. Rara vez, la forma en copa del disco se ad­
quiere en el marco de lesiones intracraneales que producen com­
presión del nervio.
La atrofia óptica se produce también como consecuencia de tras­
tornos en la retina, el quiasma óptico o el tracto óptico. En los pa­
cientes con lesiones de las vías ópticas, se observa un patrón espe­
cífico de palidez del disco, denominado «atrofia en pajarita», que se
caracteriza por palidez temporal del disco ipsolateral y palidez na­
sal y temporal del disco contralateral a la lesión. Las lesiones geni-
culocalcarinas adquiridas (posteriores al tracto óptico) no producen
palidez del disco, aunque esto sí lo pueden provocar las lesiones FIGURA 15.18 Disco óptico ladeado. El ojo contralateral tiene
congénitas de esta zona. un aspecto similar.
Capítulo 15 Alteraciones del nervio óptico y de la retina 197

FIGURA 15.20 Coloboma del disco óptico. (Reproducido con


FIGURA 15.19 Hipoplasia del nervio óptico. (Reproducido con
permiso de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology:
permiso de: Beck, R. W. y Smith, C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology:
A Problem-Oriented Approach, Little, Brown, Boston.)
A Problem-Oriented Approach, Little, Brown, Boston.)

hormona del crecimiento clásica). La aplasia del nervio óptico, o la au­


sencia completa de los discos ópticos, es muy infrecuente.
El coloboma del nervio óptico es más habitual que la hipoplasia
del nervio óptico, y es la consecuencia del cierre incompleto de la
fisura fetal (Fig. 15.20). Puede presentarse como un hallazgo aislado
o como parte de un trastorno congénito, como el síndrome de Aicar-
di, la trisomía del cromosoma 13 o el síndrome de Goldenhar. Otro
tipo de alteración conge'nita, la fóvea óptica, se manifiesta como una
pequeña zona grisácea que suele localizarse en la porción temporoin-
ferior del disco óptico.
En algunas displasias del nervio óptico, la papila está aumentada
de tamaño. Esto se conoce como «disco del dondiego», en el que
una concavidad grande y blanquecina está rodeada por una pigmen­
tación que se parece a la flor del dondiego. La anomalía también
puede estar causada por un cierre defectuoso de la fisura embriona­
ria, y el disco dilatado se llena de tejido glial y de restos vasculares. FIGURA 15.21 Oclusión de la arteria central de la retina. Nótese
Esta patología puede asociarse con otras alteraciones del desarro­ la mancha de color rojo cereza en el centro de la mácula, con la zona
llo, como el encefalocele basal. blanquecina de alrededor en la retina.

TRASTORNOS REUNIANOS y no hay células ganglionares retinianas suprayacentes, esta área


conserva su color naranja-rojizo normal, que produce la característi­
ca mancha rojo cereza. El edema de la retina se suele recuperar bas­
Enfermedad retiniana arterial tante rápido en días o semanas. Después de la resolución, el aspecto
La enfermedad retiniana arterial puede presentarse como una oclu­ de la retina vuelve a ser normal, aunque el pronóstico de recupera­
sión de la arteria central de la retina o de una rama de la arteria reti­ ción visual suele ser malo.
niana (OACR/ORAR), o como una amaurosis fugax (pérdida visual Cuando existen, los émbolos retinianos se localizan con frecuen­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

transitoria y monocular). La aterosclerosis de la arteria carótida es la cia en las bifurcaciones arteriolares (Fig. 15.22). Los émbolos reti­
causa más frecuente; también se deben considerar las valvulopatías. nianos se visualizan más en la ORAR que en la OACR. Adoptan un
La valoración y el tratamiento de la enfermedad retiniana arterial aspecto brillante o de blanquecino a amarillento, y pueden localizarse
son similares a los del ictus y la enfermedad vascular cerebral en ge­ en o cerca del disco óptico o en la periferia retiniana. Hay tres tipos
neral, porque el riesgo anual de ictus o muerte en pacientes con ém­ principales de émbolos retinianos: 1) de colesterol (placas de Hollen-
bolos retinianos visibles puede aumentar 10 veces, hasta el 8,5%, en horst; el origen más frecuente es la arteria carótida); 2) de fibrina
comparación con los controles (Petty et al, 1998). La oclusión aguda y plaquetas (las válvulas cardíacas son el origen más frecuente), y
de la arteria de la retina (OACR/ORAR) se caracteriza por un aspec­ 3) calcificados (tanto de origen cardíaco como carotídeo). Es difícil
to blanquecino de la retina (edema) secundario a infarto. En la distinguir con precisión entre ellos sólo con la oftalmoscopia. Con la
OACR estos hallazgos suelen ser más marcados en el polo posterior alteración del flujo después de una OACR, una porción de la arterio-
que en la zona periférica (Fig. 15.21). Con frecuencia, se observa la de la retina puede adquirir un aspecto blanquecino. Esto no repre­
una estenosis marcada de las arteriolas retinianas. Debido a que la senta un émbolo, sino que se trata de lípidos estancados en la sangre
fóvea (centro de la mácula) recibe el aporte sanguíneo de la coroides o de cambios en la pared de la arteriola.
198 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

pero la resonancia magnética (RM) cerebral muestra con frecuencia


múltiples áreas de hiperintensidad en las imágenes potenciadas en T2
que se parecen a placas desmielinizantes (Gross y Eliashar, 2005).

Síndrome isquémico ocular


La isquemia ocular generalizada indica una afectación tanto de la
circulación ciliar como retiniana del ojo. Puede haber signos de is­
quemia del nervio óptico y de isquemia de la retina, así como oftal-
moplejía y evidencia de isquemia del segmento anterior (atrofia del
iris, pérdida de la reactividad de la pupila, formación de cataratas,
rubeosis iridis). La oclusión y/o disección de la arteria carótida y la
arteritis de células gigantes son las principales entidades que se de­
ben considerar en los pacientes con isquemia ocular.

FIGURA 15.22 Placa de Hollenhorst en la bifurcación de una


Oclusión de las venas de la retina
arterioia retiniana. (Reproducido con permiso de: Beck, R. W. y Smith,
C. H. 1988, Neuro-Ophthalmology: A Problem-Oriented Approach, Las oclusiones de la vena central de la retina o de sus ramas raramente se
Little, Brown, Boston.) producen en pacientes de menos de 50 años. El diagnóstico se establece
clínicamente por la presencia de hemorragias retinianas características
en el contexto de pérdida visual aguda. Se producen difusamente en la
Vasculitis
oclusión de la vena central de la retina y focalmente en la oclusión de una
En las vasculitis se desarrollan zonas focales de infartos retinianos. rama de la vena central de la retina (Fig. 15.24). Con frecuencia, existe
Estas áreas, conocidas como manchas algodonosas, suelen ser bila­ edema del disco y, en algunos casos, es el signo oftalmoscópico predo­
terales y pueden ser extensas (Fig. 15.23). minante (véase anteriormente, en «Otras causas», en el apartado «Edema
de papila óptica unilateral»). En la oclusión venosa no isquémica, la mi­
tad de los pacientes se recuperan sin una pérdida visual significativa, y el
Oclusiones de las ramas de las arterias de la retina
20% sufrirán una oclusión completa. En la oclusión isquémica, el trata­
y encefalopatía (síndrome de Susac)
miento con fotocoagulación panretiniana puede mejorar el pronóstico.
Las oclusiones de las ramas de las arterias de la retina y la encefalopa­ No se ha identificado ninguna asociación directa entre la oclusión de la
tía (síndrome de Susac) constituyen un trastorno infrecuente, de etiolo­ vena retiniana y la aterosclerosis de la arteria carótida. Deben evaluarse
gía desconocida, que se caracteriza por oclusiones de múltiples ramas los factores de riesgo vascular en los pacientes, aunque generalmente no
de las arterias de la retina y una disfunción neurológica. El síndrome de está indicado realizar técnicas de imagen ni ecografía carotídea. En los
Susac afecta con mayor frecuencia a las mujeres de 20 a 40 años. Un casos de oclusión venosa retiniana bilateral, deben buscarse síndromes
síndrome vírico puede preceder al desarrollo de los signos oculares y de hiperviscosidad o estados de hipercoagulabilidad en el paciente.
neurológicos. Las manifestaciones neurológicas más marcadas son al­
teración del pensamiento y sordera neurosensorial. El líquido cefalo­
rraquídeo en los pacientes con síndrome de Susac muestra una pleoci-
Degeneraciones retinianas
tosis linfocítica y una elevación de las proteínas. Los anticuerpos Entre las múltiples enfermedades que cursan con degeneración reti­
antinucleares (ANA) y la arteriografía cerebral suelen ser normales, niana, varias se asocian con una enfermedad neurológica. La retinitis

FIGURA 15.23 Numerosas manchas de aspecto algodonoso en


un paciente con lupus eritematoso sistémico. FIGURA 15.24 Oclusión de la vena central de la retina.
Capítulo 15 Alteraciones del nervio óptico y de la retina 199

pigmentaria (RP) está producida por la degeneración de los bastones


y de los conos de la retina. Al inicio de la RP se afectan predominan­
temente los bastones, por lo que resulta afectada la visión nocturna.
La pérdida del campo visual se produce primero en la zona media y
en la periferia, y progresa hacia un estrechamiento importante del
campo visual. Los cambios pigmentarios en la retina parecen espícu-
las óseas, y son los signos característicos de la RP (Fig. 15.25). En
algunos casos, no obstante, los cambios pigmentarios no son marca­
dos y se puede pensar que el defecto del campo visual tiene una base
neurológica. Incluso sin los cambios espiculares, el diagnóstico de
RP suele ser obvio para un observador avezado, por el adelgazamien­
to de la retina, el estrechamiento de las arteriolas retinianas y una
palidez cérea del disco óptico. Independientemente del grado de
cambios pigmentarios, la electrorretinografía es la prueba de elección
para el diagnóstico de RP. La RP no suele ir acompañada de mani­
festaciones sistémicas. No obstante, se puede observar una degene­
FIGURA 15.25 Hallazgos retinianos en una retinitis pigmentosa.
ración de este tipo en el síndrome de Kearns-Sayre, el síndrome
de Laurence-Moon-Bardet-Biedl, la ataxia de Marie, el síndrome de
Cockayne, el síndrome de Refsum, la enfermedad de Batten, el défi­
cit hereditario de vitamina E y la ataxia espinocerebelosa de tipo 7.
Las degeneraciones de los fotorreceptores retinianos también pue­
Síndromes meningoencefálicos uveorretinianos
den producirse como un efecto a distancia del cáncer (retinopatías pa- Los síndromes meningoencefálicos uveorretinianos producen cambios
raneoplásicas). Se incluyen la retinopatía asociada con el cáncer inflamatorios en los dos ojos y en el sistema nervioso central. El sín­
(RAC), que afecta principalmente a los bastones y se manifiesta con drome de Vogt-Koyanagi-Harada, el más frecuente de los síndromes de
ceguera nocturna; la disfunción de conos asociada con el cáncer, que se uveomeningoencefalitis, es un trastorno relacionado con las células T,
manifiesta con discromatopsia; la retinopatía asociada con el melano­ que afecta a varios órganos, como el ojo, la piel y las meninges (An-
ma, que tiene un pronóstico relativamente mejor, y otros. La agudeza dreoli y Foster, 2006). Los síntomas oculares de uveítis y desprendi­
visual en estas patologías al inicio puede oscilar entre normal y signifi­ miento de retina exudativo suelen estar precedidos por un síndrome
cativamente alterada, habitualmente con un deterioro rápido. El estre­ gripal de varias semanas de duración. La retina, y también el pelo y la
chamiento arteriolar es un hallazgo constante, aunque los cambios piel, se despigmentan. El glaucoma es habitual. El tratamiento con cor­
pigmentarios en la retina son variables. La electrorretinografía es cla­ ticoides aporta cierto beneficio. La Tabla 15.3 recoge las causas de in­
ramente anormal (muestra desde una reducción hasta la extinción de flamación del sistema ocular y del sistema nervioso central.
los componentes de conos y bastones) y con frecuencia pueden identi­
ficarse anticuerpos antifotorreceptores en el suero. El tratamiento de la
neoplasia maligna subyacente normalmente no mejora la visión, aun­
Facomatosis
que la inmunodepresión con corticoides puede ser efectiva. Los hallazgos retinianos son frecuentes en las facomatosis que afec­
Las distrofias progresivas de los conos son degeneraciones reti­ tan al sistema nervioso, especialmente la esclerosis tuberosa y la
nianas que se producen con mayor frecuencia con un patrón de he­ enfermedad de Von Hippel-Lindau. Las características neurológicas
rencia autosómico dominante. Clásicamente, la pérdida de visión se de las facomatosis se describen en el Capítulo 69. En la esclerosis
produce en los dos ojos, comienza en la adolescencia y empeora a lo tuberosa son característicos los hamartomas astrocíticos retinianos
largo de los años. En la fase inicial de la distrofia de los conos, el (Fig. 15.26). Suelen ser múltiples, y pueden aparecer como un lleno
fondo de ojo es normal; con el tiempo, no obstante, se producen cam­ en la capa fibrosa del nervio de la retina o como una lesión nodular
bios pigmentarios en la mácula, y la electrorretinografía muestra refractaria (tipo mora). La enfermedad de Von Hippel-Lindau se ca­
unas pérdidas características de la respuesta fotópica. racteriza por uno o más angiomas retinianos que parecen masas roji-

Tabla 15.3 Causas de síndromes meningoencefálicos uveorretinianos

INFECCIOSAS INFLAMATORIAS MALIGNAS


Sífilis Síndrome de Vogt-Koyanagi-Harada Sarcoma de células reticulares
Hongos Sarcoidosis Linfoma
Tuberculosis Esclerosis múltiple Leucemia
Citomegaiovirus Enfermedad de Behget Carcinoma metastásico
Herpes simple Lupus eritematoso sistémico
Herpes zóster Enfermedad inflamatoria intestinal
Panencefalitis esclerosante subaguda Epiteliopatía aguda posterior multifocal pigmentaria en placas
Otras infecciones (miscelánea)
Toxoplasmosis
Enfermedad de Whipple
Síndrome de inmunodeficiencia adquirida
200 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

zas con una arteria que los alimenta y una vena de drenaje (Fig. 15.27).
Puede ser necesario un tratamiento con fotocoagulación o criotera-
pia. La enfermedad de Wyburn-Mason se caracteriza por malforma­
ciones arteriovenosas racemosas en la retina (Fig. 15.28).

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malformación arteriovenosa en racimo en la retina de un paciente Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
con enfermedad de Wyburn-Mason. www.nicp.com.
c a p í t u l o ■Km Trastornos de los movimientos
oculares: diplopía, nistagmo
Y OTRAS OSCILACIONES OCULARES
Patrick J. M. Lavin

Heteroforias y heterotropías 202 Opsoclonus 224


Estrabismo concomitante 204 Microflúter ocular 225
Estrabismo no concomitante 204 Dismetría ocular 225
Diplopía 204 Dismetría de flúter 225
Valoración clínica 206 Nistagmo de retracción convergente 225
Tratamiento 214 Sacudidas oculares 225
Trastornos relacionados 214 Mioclonus ocular (temblor oculopalatal) 226
Nistagmo 215 Mioquimia oblicua superior 226
Mecanismos 216 Lateropulsión sacádica 226
Valoración clínica 216 Intrusiones y oscilaciones sacádicas 226
Síndromes con nistagmo 216
Tratamiento 223
Intrusiones sacádicas y otras oscilaciones oculares distintas del nistagmo 223
Nistagmo voluntario 223
Flúter o aleteo ocular 224

Este capítulo trata sobre los trastornos de la función de los músculos


Tabla 16.1
extraoculares que producen diplopía, estrabismo, nistagmo, aleteo
ocular, opsoclonus y otras oscilaciones oculares. Antes de realizar Acciones de los músculos extraoculares
una exposición sobre los mecanismos y los tipos de nistagmo se in­
MUSCULO PRINCIPAL SECUNDARIA TERCIARIA
cluye un breve resumen de la anatomía, la fisiología y la inervación
Recto medio Aducción
de los músculos extraoculares. Se conduce al lector a través de la
Recto lateral Abducción
valoración clínica de un paciente con un trastorno de la motilidad Recto superior Elevación Intorsión Aducción
ocular, desde un análisis de los síntomas hasta las pruebas clínicas Recto inferior Depresión Extorsión Aducción
especializadas que se usan para valorar las alteraciones de los movi­ Oblicuo superior Intorsión Depresión Abducción
mientos oculares. Las estrategias terapéuticas se tratan en los puntos Oblicuo inferior Extorsión Elevación Abducción
correspondientes a lo largo del capítulo. El desarrollo y el control
supranuclear del sistema motor ocular, los trastornos supranucleares
de la mirada y las técnicas de registro oculográficas se tratan en el
Capítulo 38. Tabla 16.2
La fóvea humana es una parte muy sensible de la retina, con una
Parejas de músculos relacionados
capacidad de resolución de ángulos de menos de 20 segundos de
arco. El sistema motor ocular sitúa los objetos de la mirada en la IPSOLATERAL CONTRALATERAL
fóvea y mantiene la fijación en la fóvea si el objeto o la cabeza se Recto medio Recto lateral
mueven. Cada ojo tiene seis músculos extraoculares (Tabla 16.1), Recto superior Oblicuo inferior
dispuestos en parejas (Tabla 16.2), que mueven los ojos coordinada­ Recto inferior Oblicuo superior
mente (versiones) para mantener el alineamiento de los ejes visuales
(Fig. 16.1). Las acciones de los rectos laterales están esencialmente
limitadas al plano horizontal. Las acciones de los rectos superior e do 5 Io (Fig. 16.2). Con fines prácticos, las acciones verticales se pueden
inferior son únicamente verticales cuando el ojo está abducido 23°; estudiar a 30° de abducción y de aducción. Según la ley de Hering de
los músculos oblicuos, los principales ciclotorsores, actúan también la inervación dual, las parejas de músculos reciben una inervación
como movilizadores puramente verticales cuando el ojo está aduci- igual y simultánea mientras sus antagonistas están inhibidos (ley de

201
202 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Oblicuo Sherrington de la inhibición recíproca), de forma que permiten al ojo


snrwinr Recto superior
moverse de manera coordinada con una gran precisión. Las acciones
Recto medio de los músculos extraoculares van encaminadas a mover los ojos en
los planos de los canales semicirculares, que no son estrictamente
horizontales ni verticales. Estas acciones están influidas tanto por las
inserciones convencionales de la capa del globo de cada músculo ex-
traocular directamente en el globo ocular, como por la inserción de la
Recto inferior capa orbitaria en la capa del tejido conectivo fibromuscular que rodea
a cada músculo recto (Fig. 16.3). Esta organización constituye un
sistema de poleas que se encuentra activamente inervado (Demer,
2002), que estabiliza la rotación de los globos en un espacio tridi­
mensional durante los movimientos oculares complejos (p. ej., cuan­
do se contrae un músculo horizontal al mirar hacia arriba), y que
evita la retracción excesiva del globo dentro de la órbita durante la
Recto lateral contracción del músculo extraocular.
Las imágenes del mismo objeto deben incidir en los puntos co­
Oblicuo inferior rrespondientes de cada retina para mantener la visión binocular única
(fusión) y la estereopsis (Fig. 16.4). Si los ejes visuales no están ali­
FIGURA 1 6.1 Cada ojo tiene seis músculos extraoculares. neados el objeto se ve por puntos no correspondientes (dispares) de
cada retina, y se produce diplopía (Fig. 16.5). En los pacientes con
estrabismo paralítico, la imagen del ojo parético* que no fija es la
Plano imagen falsa y está desplazada en la dirección de la acción del
muscular músculo débil. Por tanto, un paciente con una esotropía tiene una di­
plopía no cruzada (v. Fig. 16.5A), y uno con una exotropía tiene una
diplopía cruzada (v. Fig. 16.5B). Después de un período variable, el
paciente aprende a ignorar o a suprimir la imagen falsa. Si la supre­
Eje de
sión se produce antes de la madurez visual (aproximadamente a los
rotación
6 años de edad), y continúa después, las conexiones centrales en el
sistema visual aferente no se desarrollarán completamente y darán
lugar a una alteración visual permanente en cada ojo (ambliopía de
x desarrollo). La ambliopía es más frecuente que se produzca en los
pacientes esotrópicos que en los exotrópicos porque la exotropía ge­
neralmente es intermitente. Después de la madurez visual no se pro­
duce supresión ni ambliopía; en su lugar, el paciente aprende a evitar
la diplopía ignorando la imagen falsa.

A/ 90° HETEROFORIAS Y HETEROTROPÍAS


Cuando el grado de alineación incorrecta -es decir, el ángulo de des­
viación- de los ejes visuales es constante, se dice que el paciente
padece estrabismo concomitante (heterotropía). Cuando varía con la
dirección de la mirada, el paciente tiene estrabismo no concomitante
(paralítico o restrictivo). En general, el estrabismo concomitante tie­
ne un origen oftalmológico, mientras que el estrabismo no concomi­
tante es neurológico. Algunas formas de alteraciones en la alineación
se pueden ver entre el 2 y el 3% de los niños menores de 3 años y de
ambliopía en el 3-4%.
La mayor parte de las personas tiene una tendencia latente de ali­
neación ocular incorrecta (heteroforia) que se hace evidente en con­
muscular diciones de estrés (heterotropía), como la fatiga, la luz brillante o la
ingestión de alcohol, antiepilépticos o sedantes. Los ojos divergentes
B se denominan exotrópicos y los convergentes, esotrópicos. En el in­
correcto alineamiento vertical de los ejes visuales, lo cual es infre­
FIGURA 1 6 . 2 A, Relación del plano muscular de los músculos cuente, cuando el ojo no fijador está más elevado se dice que el pa-
rectos verticales con los ejes X e Y. B, Relación del plano de los músculos
oblicuos con los ejes X e Y. (Reproducido con permiso de: Von Noorden,
G. K. 1985, Burían-Von Noorden's Binocular Vision and Ocular Motility, *En el estrabismo no paralítico (concomitante), la imagen se proyecta en la dirección
3.a ed., Mosby, St Louls.) opuesta a la desviación.
Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopia, nistagmo y otras oscilaciones oculares 203

FIGURA 16.3 Representación


esquemática de las estructuras de los
tejidos conectivos orbitarios y su relación
con las capas fibrosas de los músculos
rectos extraoculares. Las vistas
coronales están representadas a los
niveles indicados por las flechas de las
Elastina
secciones horizontales. (EPS: elevador
del párpado superior; OI: oblicuo inferior;
OS: oblicuo superior; Rl: recto inferior;
RL: recto lateral; RM: recto medio;
RS: recto superior.) (Reproducido con
permiso de: Demer J. L. 2002, «The
Músculo orbital pulley system: a revolution in
liso concepts of orbital anatomy», Ann NY
Acad Sci, vol. 956, págs. 17-32.)

Capa orbitaria

FIGURA 16.4 Cada ojo mira el objetivo AB desde un ángulo diferente. La fóvea del ojo
izquierdo (fj mira el lado «A» del objetivo; la fóvea del ojo derecho (f2) ve el lado «B» del objetivo.
La corteza occipital -el ojo de la mente- integra las imágenes dispares de forma que se perciba
una imagen en tres dimensiones (AB). Este fenómeno se llama fusión sensorial.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
204 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Imagen Imagen FIGURA 16.5 Alineamiento


Objeto falsa falsa Objeto
incorrecto de los ejes visuales.
A, Esotropía producida por una parálisis
del recto lateral derecho (RLD) que hace
que el ojo derecho se mueva hacia
adentro de forma que la imagen incida
en la retina nasal a la fóvea (f), y se
proyecte, por el ojo de la mente, en el
campo temporal. Es decir, la imagen falsa
se proyecta en la dirección de la acción
del músculo parético, produciendo
una diplopia no cruzada (homónima).
B, Exotropía producida por un músculo
recto medio derecho (RMD) parético que
hace que la imagen incida en la retina
temporal a la fóvea con proyección en el
campo nasal, en la dirección de la acción
del RMD parético, produciendo una
RLI RMD RMD RLD RLI RMD RMD RLD
diplopia cruzada (heterónima). RLI: recto
(patético) (parético)
lateral izquierdo.
A B

ciente tiene hipertropía, y cuando está situado en posición más baja, sa estructural de la esotropía son: inicio después de los 6 años de
hipotropía (Donahue, 2007), independientemente de cuál sea el ojo edad, síntomas como la diplopia o la cefalea, falta de concomitancia
parético; por ejemplo, cuando el ojo derecho está más elevado, se de la mirada horizontal, una mayor esotropía de lejos que de cerca
produce una hipertropía derecha. Cuando el estrés desenmascara una y hallazgos neurológicos como déficits de abducción, ataxia, edema
tendencia latente de los ejes visuales a desviarse, se suele producir del disco óptico, nistagmo patológico (v. la sección del nistagmo,
diplopia en casi todas las direcciones de la mirada (relativamente más adelante), y movimientos sacádicos (v. Capítulo 38). Los adultos
concomitante). La hipertropía asintomática en la mirada lateral suele que desarrollan una esotropía aislada, especialmente los que tienen
ser una hiperdesviación congénita o «fisiológica». presbiopía al inicio de la cuarentena, deberían tener una refracción
ciclopléjica para detectar una hipertropía latente. Otras causas de
esotropía de inicio en la edad adulta son las malformaciones de Chia­
Estrabismo concomitante ri y la hemorragia talámica aguda (v. Tabla 38.6).
El estrabismo de nuevo inicio en edad escolar (hacia los 6 años) es in­ La esotropía después de los 4 meses de edad es anormal y, si es
frecuente y justifica la evaluación de un trastorno neurológico. El estra­ constante, suele asociarse a retraso del desarrollo, síndromes faciales
bismo concomitante se produce al inicio de la vida; el grado de inco­ craneales o anomalías estructurales del ojo; debe corregirse salvo que
rrección en el alineamiento (desviación) es constante en todas las esté contraindicado por las patologías subrayadas anteriormente. La
direcciones de la mirada, y cada ojo tiene un rango completo de movi­ exotropía intermitente es común y puede tratarse con ejercicios, ga­
mientos (ducciones completas). Probablemente ocurre por un fallo del fas con lentes cóncavas para estimular la acomodación o cirugía.
mecanismo de sincronización central en el cerebro para mantener los
ojos alineados. La esotropía infantil (congénita) se puede asociar con
un mal desarrollo del sistema visual aferente, incluyendo la corteza
Estrabismo no concomitante
cerebral, y se presenta en los primeros 6 meses de vida; en aquellos que El estrabismo no concomitante se produce cuando el grado de alinea­
tienen una esotropía concomitante mayor de 40 dioptrías de prisma ción incorrecta de los ejes visuales varía con la dirección de la mirada
(20°), ésta no se corrige con el tiempo y requieren corrección quirúrgi­ como consecuencia de la debilidad o de la restricción de uno o de
ca (Donahue, 2007). Los casos de esotropía concomitante que se pre­ más músculos extraoculares. Cuando un paciente con un estrabismo
sentan entre el tercer año de vida y el quinto se deben a una hiperopía no concomitante se fija en un objeto con el ojo no parético, el ángulo
por una esotropía de acomodación. Debido a la hipermetropía grave, el de alineación incorrecta se conoce como desviación primaria, si el
niño afectado debe acomodar la vista para tener una visión clara; la paciente se fija con el ojo parético, el ángulo de alineación incorrecta
acomodación constante causa una convergencia excesiva y una esotro­ se conoce como desviación secundaria. La desviación secundaria es
pía persistente. La esotropía acomodativa responde bien a la corrección siempre mayor en un estrabismo no concomitante por la ley de He-
sólo con gafas; las pruebas indican que la estereopsis de alto nivel se ring de la inervación dual, y puede hacer creer a la persona que explo­
recupera en estos niños, a diferencia de los que tienen esotropía el pri­ ra que el ojo con mayor desviación es el más débil (Fig. 16.6).
mer año de vida, si el tratamiento se inicia en los 3 meses siguientes al
inicio de la esotropía constante (Fawcett et al, 2005).
A veces, los niños con malformaciones de Chiari o con tumores
Diplopia
de la fosa posterior presentan una esotropía aislada antes de desarro­ Teóricamente, el inicio de la visión doble debería ser brusco. Sin em­
llar otros signos o síntomas. Las características que sugieren una cau­ bargo, en la práctica, la historia del inicio puede ser vaga por varias
Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopia, nistagmo y otras oscilaciones oculares 205

FIGURA 16.6 Desviación


primaria y secundaria con parálisis
del músculo recto lateral derecho.
A, Se tapa el ojo derecho mientras
el ojo izquierdo enfoca el objeto. Se
demuestra una pequeña esotropía
(desviación primaria). (El objeto
que se usa para ocluir, que es
opaco, se muestra aquí como algo
transparente para que el lector
pueda observar la posición del ojo
derecho parético mientras fija el
objeto.) B, El ojo izquierdo se tapa
mientras el ojo derecho parético
enfoca el objeto. El ojo derecho
puede enfocar el objeto, a pesar
de la debilidad del músculo lateral
derecho, porque el músculo está
controlado en exceso por el sistema
nervioso central. El músculo recto
medio izquierdo normal también
está controlado en exceso (ley
de Hering de la inervación dual),
m> lo que da lugar a esotropía
(desviación secundaria), f: fóvea.

Tabla 16.3 Reglas para valorar la diplopia

Inclinación de la cabeza', cuando el músculo extraocular débil no es capaz de mover el ojo, la cabeza es quien mueve el ojo. Por tanto, la cabeza
se inclina y se mueve en la dirección de la acción del músculo débil (v. Fig. 16.9)
La imagen del ojo que no enfoca es la imagen falsa y está desplazada en la dirección contraria a la de la desviación; por tanto, cuando
el paciente enfoca con el ojo no parético, la imagen falsa se desplaza en la dirección de la acción del músculo parético (v. Fig. 16.5)
La imagen falsa es la imagen más periférica y está desplazada en la dirección de acción del músculo débil, excepto cuando el paciente fija
la mirada con el ojo parético. Cuando el recto lateral está paralizado, los ojos están esotrópicos (cruzados), pero las imágenes no están cruzadas
(v. Fig. 16.5A). La diplopia es peor de lejos que de cerca y se incrementa al mirar hacia el lado del músculo débil. Cuando está paralizado el recto
medio, los ojos son exotrópicos (ojo-pared), pero las imágenes están cruzadas (v. Fig. 16.5B). La diplopia es peor de cerca que de lejos, y al mirar
al lado contrario
Las imágenes están más separadas cuando se intenta enfocar en la dirección del músculo parético
La desviación secundaría (el ángulo de alineación ocular incorrecta cuando el ojo parético está enfocando) es siempre mayor que la desviación
primaria (cuando el ojo sano está enfocando) (v. Fig. 16.6). Los pacientes que enfocan con el ojo parético pueden tener una enfermedad
intracraneal
Concomitancia', con un estrabismo concomitante, el ángulo del alineamiento incorrecto es relativamente constante en todas las direcciones
de la mirada. Con un estrabismo no concomitante (paralítico), el ángulo de alineamiento incorrecto varía con la dirección de la mirada
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

razones. El paciente puede interpretar una diplopia leve como visión una visión borrosa o deformada. Otros pueden percibir un solapamien-
borrosa a no ser que se tape el ojo; o el inicio puede ser incierto por­ to de las imágenes. A veces se puede producir confusión visual porque
que la diplopia es inicialmente intermitente, de pequeña amplitud, o cada fóvea fija un objeto diferente, produciéndose la percepción de dos
compensada por la posición de la cabeza, como es el caso de trastor­ objetos en el mismo lugar al mismo tiempo (Fig. 16.7).
nos como la parálisis congenita del oblicuo superior, la miastenia Los pacientes ansiosos pueden malinterpretar la diplopia fisioló­
ocular y la orbitopatía tiroidea. Las recomendaciones para la valora­ gica, un fenómeno normal, como un síntoma patológico. La diplopia
ción de la diplopia se recogen en la Tabla 16.3. fisiológica se produce cuando una persona fija la mirada en un objeto
La mayor parte de los adultos con heterotropía adquirida se quejan que está en un primer plano y a la vez mira un objeto que está más
de una visión doble franca. No obstante, si las imágenes están muy lejos, en la dirección de la mirada; el objeto no enfocado es visto a
juntas, el paciente no percibe una diplopia franca, sino simplemente través de las partes no correspondientes de cada retina y se percibe
206 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

' Ojo de
/ la mente

_________ 1___________
FIGURA 16.7 Confusión visual (una incidencia infrecuente). Cada
fóvea (f) ve un objeto diferente, que se proyecta en la corteza visual por FIGURA 16.8 Diplopía fisiológica. El ojo de la mente ve el objeto
el ojo de la mente y que se percibe en el mismo lugar al mismo tiempo. (el cuadrado) como un único objeto porque cada fóvea (f) lo enfoca.
Las Imágenes del objeto no enfocado (el círculo) caen en los puntos
no correspondientes de cada retina y por eso aparecen como dobles.

por el ojo ciclópeo de la mente como doble (Fig. 16.8). En cambio,


cuando el sujeto enfoca la mirada hacia un objeto lejano, un objeto
cercano puede aparecer como doble. alineado con el eje visual y, por tanto, no se desvía. La oscilopsia se
La diplopía vertical aislada (Tabla 16.4) se debe la mayor parte de puede interpretar incorrectamente como una diplopía.
las veces a una parálisis del músculo oblicuo superior. Si la parálisis A veces, los trastornos que desplazan la fóvea, como una mem­
es adquirida, una imagen está casi siempre inclinada, un hallazgo brana neovascular subretiniana, pueden producir una diplopía bino­
infrecuente en la parálisis congénita. Si una diplopía de aparición cular al alterar el alineamiento de los fotorreceptores (síndrome de
reciente empeora al mirar hacia abajo, el músculo débil es un depre­ desplazamiento foveal). La diplopía se produce probablemente por la
sor; si empeora al mirar hacia arriba, es un elevador. Si la imagen está rivalidad entre los mecanismos de fusión central y periférico (Brazis
inclinada, es más probable que el músculo débil sea un oblicuo que y Lee, 1998).
un recto con actuación vertical. La anisoconia (aneisoconia), definida como una diferencia del
La extensión de la concomitancia -es decir, la tendencia de la 20% o más entre el tamaño de la imagen de cada ojo, y normalmente
desviación ocular a «extenderse» a todos los campos de la mirada- debida a una aberración óptica causada por anisometropia o cirugía
ocurre en los casos de larga evolución; la diplopía deja de seguir las de catarata, puede causar diplopía que puede resolverse con correc­
reglas habituales. ción óptica compleja. Pequeñas diferencias en el tamaño de la ima­
Si la visión doble persiste al tapar un ojo, el paciente padece una gen, incluso inferiores al 3%, pueden causar molestias visuales o as-
diplopía monocular; la diplopía monocular puede ser bilateral. La tenopía sin diplopía evidente.
causa más frecuente de diplopía monocular es la aberración óptica
(error de refracción) y la necesidad de unas gafas adecuadas (Ta­
bla 16.5). Con menos frecuencia, la diplopía monocular es psicogénica; Valoración clínica
en ocasiones se puede atribuir a la disfunción de la retina o de la
Historia clínica
corteza cerebral. La prueba del agujero aclara rápidamente el trastor­
no. Se le pide al paciente que mire a través del agujero de un alfiler; La Tabla 16.6 muestra el procedimiento para valorar a los pacientes
si la causa es refractiva, la diplopía cede porque se elimina la distor­ con diplopía. Si el paciente no ha aportado suficiente información se
sión óptica, ya que el rayo que entra en el ojo a través del agujero está deben aclarar los siguientes puntos: ¿se corrige la diplopía al taparse
Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopia, nistagmo y otras oscilaciones oculares 207

T abla 16.4 TABLA 1 6 . 6

Causas de diplopia vertical Valoración del paciente con diplopia

CAUSAS FRECUENTES HISTORIA


Parálisis oblicua superior • Definir los síntomas
Orbitopatía distlroidea (Infiltración muscular) • ¿Nota algún efecto al tapar uno de los dos ojos?
Miastenia • ¿Hay separación horizontal o vertical de las Imágenes?
Desviación (tronco del encéfalo, cerebelosa, hidrocefalia) • ¿Es monocular?
• ¿Cuál es el efecto de la distancia del objeto?, ¿es peor de cerca
CAUSAS MENOS FRECUENTES o de lejos?
Inflamación orbitaria (miositis, síndrome inflamatorio orbitario • ¿Cuál es el efecto de la dirección de la mirada?
idlopático [denominado previamente «seudotumor»]) • ¿Aparece inclinación de una Imagen?
Infiltración orbitaria (linfoma, metástasis, amiloide)
Tumor orbitario primarlo OBSERVACIÓN
Atrapamiento del recto Inferior (fractura conminuta) • ¿La cabeza se inclina o se vuelve? Mirar el álbum familiar
Parálisis del tercer par • ¿Hay ptosis? (fatiga)
Parálisis de la división superior del tercer par • ¿Cuál es el tamaño de la pupila?
Tercer par atípico (lesión nuclear parcial) • ¿Hay proptosls?
Reinervación aberrante del tercer par • ¿Se producen movimientos espontáneos del ojo?
Síndrome de Brown (congénito, adquirido)
Fibrosis congénita de los músculos extraoculares, o ausencia EXPLORACIÓN
muscular • Agudeza visual (de cada ojo por separado)
Parálisis doble del elevador (déficit monocular del elevador); • Versiones (búsqueda, movimientos sacádlcos, acción excesiva
tiene un origen controvertido del músculo)
• Convergencia (¿se produce miosls?)
OTRAS CAUSAS • Ducciones
Oftalmoplejía crónica progresiva externa • Alineamiento ocular (equilibrio muscular) en la «posición primaria
Síndrome de Flsher forzada»
Botulismo • Pupilas
Parálisis supranuclear monocular de la mirada • Párpados (v. si hay fisuras palpebrales, función de elevación,
Nistagmo vertical (oscilopsla) fatiga)
Síndrome de la persona rígida (asociado a sacádlcos hlpométricos • Reflejos vestlbulooculares (ojos de muñeca)
y déficits de abducción) (Economldes y Horton, 2005) • Fenómeno de Bell
Mloquimia oblicua superior • Mediciones del prisma
Desviación vertical disociada (divergencia) • Estereopsis
Encefalopatía de Wernicke • Nistagmo optocinétlco
Síndrome vertical del uno y medio
Diplopia vertical monocular (v. Tabla 16.5) EXPLORACIÓN NEUROLÓGICA GENERAL
• Soplos
• Ducciones forzadas
• Prueba del edrofonio (Tensilon)

Mirar el álbum familiar significa revisar fotografías antiguas para ver la inclinación de
la cabeza, el tamaño de las pupilas, la alineación ocular, etc.
Para verlo más grande, se usa un oftalmoscopio o una lupa.
Tabla 1 6 . 5
Causas de diplopia monocular
el ojo? (si no es así, es una diplopia monocular; v. Tabla 16.5); ¿es
Después de la cirugía por una tropía de larga duración
peor por la mañana que por la tarde?; ¿se ve afectada por la fatiga?;
(fijación excéntrica)
Enfermedad corneal, como astigmatismo, ojo seco o queratocono
¿están las imágenes separadas horizontal, vertical u oblicuamente? Si
Tropía de larga duración corregida (fijación excéntrica) es oblicuamente, ¿es más marcado el componente vertical o el hori­
Fallo del equipamiento (lentes de contacto defectuosas, bifocales zontal?; ¿es constante la distancia entre las imágenes a pesar de cam­
que no son las adecuadas en un paciente con demencia) biar la dirección de la mirada, o varía?; ¿es peor la diplopia con la
Cuerpo extraño en el humor vitreo o acuoso visión de cerca que con la de lejos?; ¿está borrosa la imagen?; ¿se ve
Alteraciones del iris (policoria, traumatismo) influida la diplopia por la postura de la cabeza?; ¿ha permanecido la
Lentes: cataratas multirrefráctiles (cortical y nuclear combinada), diplopia estable, ha mejorado o ha empeorado?; ¿padece trastornos
subluxación generales de salud?; ¿se asocian síntomas como vértigo, cefalea, ma­
Oscilopsia monocular (nistagmo, mioquimia superior oblicua,
reo o debilidad?; ¿qué medicamentos toma?; ¿hay antecedentes fami­
sacudidas del párpado)
liares de enfermedades oculares, neurológicas, autoinmunes o endo­
Corteza occipital: migraña, epilepsia, ictus, tumor, traumatismo
(palinopsia, poliopía)
crinas?; ¿tiene el paciente un ojo «vago», lleva un parche o ha sido
Psicógena sometido a cirugía por estrabismo?
Enfermedad retiniana (raras veces) Por ejemplo, la debilidad del músculo recto lateral produce una
diplopia que es peor de lejos y que empeora al mirar hacia el lado del
208 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

músculo débil. De forma aguda, la debilidad del oblicuo superior es


peor al mirar hacia abajo y hacia el lado opuesto al del músculo débil,
y se efectúan con dificultad tareas como leer, ver la televisión en la
cama, subir una escalera y caminar por un suelo desigual. La debili­ A
dad del recto medio produce una diplopia que es peor de cerca que de
lejos y que empeora hacia el lado contralateral.

Exploración general
La ptosis que se fatiga sugiere miastenia gravis. La ptosis asociada
a una pupila dilatada sugiere la parálisis de un nervio oculomotor. Diplopia No diplopia
La retracción del párpado es sugestiva de orbitopatía o de miotonía. La
retracción del párpado sugiere orbitopatía tiroidea, reinervación abe­
rrante después de una parálisis del tercer par, o una parálisis cíclica del
tercer par (v. Capítulo 38), una lesión dorsal del mesencéfalo, una pa­
rálisis periódica hipopotasémica o el uso crónico de corticoides. La
proptosis sugiere una lesión de la órbita y, si se asocia con la inyección
conjuntival y la inflamación periorbitaria, un trastorno inflamatorio,
como un seudotumor orbitario o un linfoma, una fístula con shunt de la
duramadre o una infección. La asimetría facial sugiere una parálisis del
oblicuo superior que es congénita, contralateral al lado hemiatrófico.
B
Postura de la cabeza
FIGURA 16.9 A, Parálisis del recto lateral derecho. Existe una
Debido a que el músculo extraocular débil no puede mover el ojo esotropía derecha en la mirada primaria; sin embargo, al girar la cabeza
completamente, los pacientes compensan este trastorno inclinando la hacia la derecha (en la dirección de la acción del músculo recto lateral
cabeza o torciéndola en la dirección de la acción del músculo débil derecho débil), el paciente puede mantener ambos ojos en el objeto
(Fig. 16.9). Por ejemplo, con la parálisis del recto lateral derecho, la (ortotropía), y tiene por lo tanto una visión binocular única. B, Parálisis
cabeza se vuelve ligeramente hacia la derecha; en un intento de mirar aguda del músculo oblicuo superior derecho. El ojo derecho se va hacia
hacia la derecha, el paciente vuelve más la cabeza hacia la derecha afuera (excicloducción) por la acción sin oposición del músculo oblicuo
(v. Fig. 16.9A). Con la parálisis del oblicuo superior, la cabeza se inclina inferior derecho. Al inclinar la cabeza hacia la izquierda y hacia adelante
hacia delante y hacia la izquierda (v. Fig. 16.9B). La regla es la si­ (en la dirección de la acción del músculo débil), el ojo derecho sufre una
guiente: la cabeza se vuelve o se inclina en la dirección de la acción rotación interna pasiva mientras que el ojo izquierdo rota internamente
del músculo parético. de forma activa para compensar y mantener la visión binocular única.
La cabeza se inclina también hacia adelante para compensar
por la acción depresora del oblicuo superior derecho débil.
Función sensitiva visual
La agudeza visual, la visión del color y la confrontación de los cam­
pos visuales se deben explorar cuidadosamente en cada ojo por sepa­ mirada y la convergencia. Los movimientos de búsqueda deben ser
rado. En pacientes con nistagmo también debe evaluarse la agudeza suaves y completos. La persecución o búsqueda sacádica (en rueda
visual binocular, porque con frecuencia es mejor que en cada ojo por dentada) es un hallazgo inespecífico y es normal en los lactantes; no
separado. obstante, cuando sólo existe en una dirección, es sugestiva de un de­
fecto del sistema de búsqueda ipsolateral (v. Capítulo 38).
Los movimientos sacádicos (movimientos oculares rápidos) se
Estabilidad de la fijación valoran pidiendo al paciente que dirija la mirada rápidamente de un
Se deben explorar la fijación y la estabilidad del mecanismo para objeto a otro (p. ej., de la nariz del médico a un bolígrafo) mientras se
mantener la mirada. Esto se logra haciendo que el paciente mire un observa si hay un retraso en el inicio de los movimientos (latencia),
objeto, y observando los movimientos oculares espontáneos, como así como la velocidad, la precisión y la coordinación del movimiento.
impulsos, microtemblores, nistagmo, opsoclonus, mioquimia ocular, Una oftalmoplejía internuclear se detecta mejor por este método
mioclonus ocular y movimientos sacádicos. (v. Capítulo 38) (Vídeo 16-1, disponible en www.nicp.com). Si un
músculo específico, especialmente el oblicuo, actúa menos o más de lo
que debe, se puede observar en la mirada excéntrica antes de probar
Versiones (búsqueda, movimientos sacádicos
las ducciones en cada ojo por separado, como se muestra en la Figu­
y acción excesiva de los músculos oculares) ra 16.10B. La valoración de los trastornos de la mirada combinada
Los movimientos de búsqueda se exploran pidiendo al paciente que (supranuclear) se tratan con más detalle en el Capítulo 38.
enfoque la mirada en un objeto y que siga sus movimientos en todas
las direcciones (Fig. 16.1OA). Esta prueba determina el grado de mo­
Convergencia
vimiento del ojo y proporciona la oportunidad de observar el nistag­
mo causado por la mirada. Si existe un nistagmo espontáneo en posi­ La convergencia se valora pidiendo al paciente que se fije en un ob­
ción primaria, se pueden determinar los efectos de la dirección de la jeto que se está moviendo hacia su nariz mientras se observa la ali-
Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopía, nistagmo y otras oscilaciones oculares 209

te en una «posición primaria forzada o (controlada)»; de lo contrario,


puede no detectarse una alineación incorrecta debido a una postura
compensatoria de la cabeza. Las pruebas subjetivas de alineación
ocular incluyen el test del cristal rojo, de la varilla de Maddox, el del
rojo-verde de Lancaster y la pantalla de Hess.
En la prueba del cristal rojo, el paciente mira una luz mientras se
coloca un filtro o un cristal rojo, por convención, sobre el ojo dere­
cho. Esto permite una identificación más fácil de cada imagen; el ojo
derecho ve una luz roja y el izquierdo una luz blanca. La adición de
un filtro verde sobre el ojo izquierdo, usando unas gafas rojas y ver­
des, simplifica aún más la prueba en los pacientes más jóvenes o en
los que no cooperan. La luz que se usa como objeto se le enseña al
paciente en las nueve posiciones de la mirada (v. Fig. 16.10A). Con­
forme la luz se mueve en el campo de acción de un músculo parético,
la imagen se separa. Se le pide al paciente que diga qué imágenes son
las que están más separadas y que describa sus posiciones relativas.
La interpretación de los resultados se resume en la Figura 16.11.
Ojo derecho Ojo izquierdo
La varilla de Maddox usa el mismo principio que la prueba del
cristal rojo pero disocia completamente las imágenes al cambiar el
punto de luz que se ve a través de una barra, que es un grupo de medios
cilindros, a una línea perpendicular a los cilindros (Fig. 16.12). Esta
disociación de imágenes (un punto de luz y una línea) rompe la fusión,
permitiendo la detección de heteroforias, así como de heterotropías. La
ciclotorsión se puede detectar al preguntar al paciente si la imagen de
la línea está inclinada (v. Fig. 16.15B). La barra de Maddox se puede
colocar para producir una línea horizontal, vertical u oblicua.
Una extensión más amplia de estas pruebas es la prueba del rojo-
Ri (OS) Rl (OS) verde de Lancaster y la prueba de la pantalla de Hess, que usan unos
principios similares. Cada ojo ve un objeto diferente (una luz roja a
FIGURA 1 6 . 1 0 A, Las nueve posiciones de la mirada que
través de un filtro rojo y una luz verde a través de un filtro verde). Las
se utilizan para comprobar las versiones (sacádicas y de búsqueda).
posiciones relativas de los objetos se señalan en una pantalla con en­
B, Ducciones que se usan para ver la acción aislada de cada uno de
tramado y se analizan para detectar los músculos paréticos. Estas
los seis músculos de cada ojo (asumiendo que los otros cinco músculos
pruebas haploscópicas las usan principalmente los oftalmólogos
funcionan normalmente). La elevación pura (supraduccíón) y la depresión
cuando quieren llevar un control cuantitativo de los pacientes con
(infraducción) de los ojos son predominantemente funciones de los
trastornos de la motilidad.
músculos recto superior (RS) y recto inferior (Rl), respectivamente, con
La prueba de Hirschberg, un método objetivo para determinar la
algo de ayuda de los oblicuos. Es decir, el ojo gira directamente hacia
desviación ocular en los pacientes jóvenes y en los que no cooperan,
arriba fundamentalmente por el esfuerzo del recto superior, con algo
se lleva a cabo observando el punto de refleeción de una luz que se
de ayuda del oblicuo inferior (OI). Los ojos giran directamente hacia abajo
coloca a unos 30 cm del paciente (Fig. 16.13); 1 mm de descentra-
fundamentalmente por el esfuerzo del recto Inferior, con algo de ayuda
ción es igual a 7° de desviación ocular. Un grado equivale aproxima­
del oblicuo superior (OS). RL: recto lateral; RM: recto medial.
damente a 2 dioptrías de prisma. Una dioptría de prisma, que es el
esfuerzo necesario para desviar (difracción) un rayo de luz 1 cm a
una distancia de 1 m (Fig. 16.14).
La prueba de taparse y destaparse determina la visión de lejos
neación de los ojos y la contracción de las pupilas. La miosis confir­ (6 m) y de cerca (33 cm). Se le pide al paciente que enfoque la mirada
ma un esfuerzo adecuado, mientras que su ausencia sugiere un en un objeto que se encuentra a una distancia apropiada. Se tapa
esfuerzo que no es óptimo (v. Capítulo 38). el ojo izquierdo, mientras el paciente mantiene la mirada fija en el
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

objeto. Si el ojo derecho estaba enfocando, permanece en el objeto,


pero si estaba enfocando el ojo izquierdo, el ojo derecho se mueve
Ducciones
hacia el objeto. Si el ojo derecho descubierto se mueve hacia dentro
Las ducciones se exploran monocularmente al cubrir un ojo del pacien­ (aducción), el paciente presenta una exotropía derecha; si se mueve
te y comprobar la amplitud de movimientos del otro ojo (v. Fig. 16.1OB). hacia fuera, la desviación es una esotropía; si se mueve hacia abajo,
Si las ducciones no son completas, el médico debe comprobar las limi­ es una hipertropía derecha; si se mueve hacia arriba, una hipertro-
taciones restrictivas al mover el ojo de forma forzada (v. el apartado pía izquierda. El médico debe observar siempre el ojo destapado.
«Ducciones forzadas», más adelante en este capítulo). A continuación se debe destapar el ojo y repetir la prueba tapando
el ojo contralateral. Si el paciente padece una tropía, el médico debe
determinar si es concomitante o no concomitante, comprobando el
Alineamiento ocular y equilibrio muscular
grado de desviación en las nuevas posiciones diagnósticas de la mi­
Antes de determinar el alineamiento ocular, el médico debe neutrali­ rada (v. Fig. 16.10A). Con la parálisis del recto lateral, la esotropía
zar primero la inclinación o el giro de la cabeza colocando al pacien­ aumenta al mirar hacia el lado del músculo débil, y desaparece al
210 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Línea
roja
Varilla de
o o Maddox W

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Fuente de luz

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¥9 FIGURA 1 6 . 1 2 La prueba de la varilla de Maddox. (Al contrario
o
í) • o • • que en la Fig. 16.11, las imágenes se dibujan como las percibe el
• 9 o O paciente.) A, Por convención, el ojo derecho se tapa con la varilla de
l o .

O o 5 Maddox, que se puede ajustar de forma que el paciente vea una línea roja,
• 9 en el ángulo derecho de los cilindros, en el plano horizontal y vertical,
como se quiera (la imagen roja la ve el ojo derecho; la fuente de luz la ve
el ojo izquierdo). B, La varilla de Maddox está compuesta por una serie
de cilindros que producen la difracción de un punto de luz para formar
FIGURA 1 6 . 1 1 La prueba del cristal rojo. Se muestran los
una línea. C, Parálisis del recto lateral derecho. D, Parálisis del recto
campos de diplopia para la parálisis de cada músculo. Por convención,
medio derecho.
el cristal rojo se coloca sobre el ojo derecho. Los dibujos de cada caso
se le muestran al sujeto, quien, mientras mira al examinador, indica la
posición de las imágenes roja (círculo negro) y blanca (círculo blanco)
en las nueve posiciones diagnósticas de la mirada. A, Parálisis del recto
de fusión superiores a las normales (gran reserva de fusión). Si no
lateral derecho. B, Parálisis del recto medio derecho. C, Parálisis del recto
se manifiesta ninguna desviación de los ejes visuales mediante la
inferior derecho. D, Parálisis del recto superior derecho. E, Parálisis
prueba de tapar y destapar, se considera que el paciente es ortotró-
del oblicuo superior derecho. F, Parálisis del oblicuo inferior derecho.
pico. El médico debe hacer la prueba cruzada, que es importante en
(Reproducido con permiso de: Cogan, D. G. 1956, Neurology of the ocular
el seguimiento del grado de desviación y determinar la terapia,
muscles, 2.a ed., Thomas, Springfield, IL. Cortesía de Charles C. Thomas,
como la potencia del prisma.
editor.)
Durante la prueba cruzada (tapar ambos ojos alternativamente),
se le pide al paciente que enfoque la mirada en un objeto, y entonces se
le tapa un ojo al menos durante 4 segundos. El examinador debe fijar­
mirar hacia el lado contrario (v. Fig. 16.11A). De la misma manera, se en el ojo descubierto. Si el paciente es ortotrópico, el ojo descu­
con una debilidad del recto medio, el paciente tiene una exotro- bierto no se mueve, pero el ojo cubierto pierde la fijación y asume su
pía que aumenta al mirar en la dirección de la acción del músculo posición de descanso-desviación latente (heteroforia o foria). En este
(v. Fig. 16.1 IB). Los prismas se usan principalmente por los oftalmó­ caso, cuando el ojo cubierto se descubre, vuelve a enfocar al moverse
logos para medir el grado de desviación ocular (v. Fig. 16.14). Si la de nuevo; el ojo descubierto se cubre inmediatamente y pierde la fi­
diplopia se debe a una rotura de una desviación de larga evolución jación. La prueba cruzada evita la visión binocular, y por tanto la
(congénita), las mediciones del prisma pueden detectar amplitudes fusión foveal, al mantener siempre un ojo tapado. Al contrario de lo
Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopia, nistagmo y otras oscilaciones oculares 211

La desviación vertical disociada (divergencia) es una alteración


congénita asintomática que se suele descubrir con la prueba de tapar
el ojo. Mientras el paciente mira un objeto, se tapa un ojo. El ojo ta­
A pado pierde la fijación y se eleva; el ojo destapado mantiene la fija­
ción pero se vuelve hacia dentro. Este fenómeno congénito de la mo­
vilidad ocular suele ser bilateral pero frecuentemente es asimétrico;
a menudo se asocia a ambliopía, esotropía y nistagmo latente (NL).
B Persiste la controversia sobre si existe un número excesivo de axones
que se entrecruzan en el quiasma, como sugieren los estudios con
potenciales evocados. La desviación vertical disociada no tiene nin­
guna otra significación clínica.

C
<3>
Prueba de tres pasos para la diplopia vertical
:r Hay ocho músculos implicados en los movimientos verticales del
ojo: cuatro músculos son elevadores y cuatro depresores. La prueba
de tres pasos se hace con el objetivo de averiguar si un determinado
músculo parético es el responsable de la diplopia vertical (Fig. 16.15).
Usando la prueba de tapar y destapar, que es objetiva, o una de las
pruebas subjetivas, como el test del cristal rojo, el médico puede apli­
car la prueba de tres pasos. Es importante recordar que el ojo hiper-
FIGURA 1 6 . 1 3 Método de Hirschberg para estimarla cantidad
trópico ve la imagen más baja.
de desviación ocular. El desplazamiento del reflejo de la luz corneal
del ojo que se desvía varía con el grado de alteración en la alineación.
El primer paso determina qué ojo está más elevado (hipertrópico) en
Un milímetro equivale a alrededor de 7o de desviación ocular, y 1o es Igual
posición primaria. La cabeza del paciente puede estar colocada
a alrededor de 2 dioptrías de prisma. A, Sin desviación (ortotrópico).
(en posición primaria forzada) por la inclinación compensatoria.
B, Esotropía izquierda. C, Exotropía derecha.
Si el ojo derecho está más elevado, el músculo débil es uno de los
dos depresores del ojo derecho (recto inferior u oblicuo superior)
o uno de los dos elevadores del ojo izquierdo (recto superior u
oblicuo inferior).
El segundo paso determina si la hipertropía aumenta al mirar a la
derecha o a la izquierda. Si aumenta al mirar hacia la izquierda, el
músculo débil es el depresor del ojo derecho, que actúa mejor en
aducción (el oblicuo superior), o el elevador en el ojo izquierdo,
que actúa mejor en abducción (recto superior), y viceversa.
J1 cm
El tercer paso determina si la hipertropía cambia cuando la cabeza se
inclina hacia la derecha o hacia la izquierda. Si aumenta cuando la
cabeza se inclina hacia la izquierda, el músculo débil puede ser un
rotador interno del ojo izquierdo (recto superior); si aumenta al
inclinar la cabeza hacia la derecha, el músculo débil debe ser un
rotador interno del ojo derecho (oblicuo superior).

FIGURA 1 6 . 1 4 Un prisma con un poder de 1 dioptría de prisma Se pueden introducir dos pasos más opcionales:
(D) puede producir una difracción de un rayo de luz de 1 cm a 1 m
de distancia. El cuarto paso (opcional), usando una de las varias técnicas disponible
(como la varilla doble de Maddox, las puntos ciegos del campo vi­
sual, la oftalmoscopia indirecta o la fotografía del fundus), determi­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

que ocurre con la prueba de tapar y destapar, la prueba cruzada detec­ na si existe la torsión ocular. El establecimiento del grado y de la
ta la heteroforia; la mayor parte de las personas normales son exofó- dirección de la torsión ocular, si es que existe, puede diferenciar
ricas por la alineación de las órbitas. la desviación por torsión (v. Capítulo 38) de una parálisis verdadera
La diplopia con el cambio de fijación se produce en pacientes con del oblicuo superior. Debido a que la principal acción del músculo
un estrabismo de larga evolución, que pierden parcialmente la agude­ oblicuo superior es la rotación interna (v. Tabla 16.1), una parálisis
za visual en el ojo que enfoca, generalmente como consecuencia de aguda resulta de forma característica en alrededor de 5o de extor­
una catarata o de un error de refracción. Estos pacientes suelen evitar sión del ojo afectado, debido a la acción sin oposición del músculo
la doble visión al ignorar la imagen falsa del ojo que no enfoca, pero oblicuo inferior ipsolateral. Si uno de los dos ojos está rotado hacia
un descenso significativo de la agudeza visual en el «ojo bueno» los el interior, la parálisis del oblicuo superior no es la responsable y el
fuerza a enfocar con el ojo débil, lo cual origina una alteración de la paciente tiene una desviación de torsión (Donahue et al, 1999).
alineación del «ojo bueno» y produce diplopia. La diplopia que cam­ El quinto paso (opcional) sirve de ayuda en la fase aguda. Si la des­
bia con el enfoque de la mirada se suele tratar con éxito con un trata­ viación es mayor al mirar hacia abajo, el músculo débil es un de­
miento óptico adecuado. presor; si es peor al mirar hacia arriba, es probable que el músculo
212 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

1) Derecha Izquierda FIGURA 1 6 . 1 5 Ejemplo de la prueba de tres pasos en un paciente con una parálisis
RS OI OI RS aguda del oblicuo superior derecho. A, En una paciente con hipertropía, uno de los ocho

V Y
músculos puede ser el responsable de la desviación ocular vertical. La identificación del ojo más
elevado elimina cuatro músculos. (1) Con una hipertropía izquierda, el músculo débil es uno de
los dos depresores del ojo derecho (Rl u OS) o uno de los dos elevadores del ojo izquierdo (OI

A
OD .os,
o RS) {rodeados por una línea continua). (2) Si la desviación (o el desplazamiento) es mayor con

zx la mirada hacia la izquierda, uno de los músculos que actúan con la mirada izquierda {rodeados
de una línea continua) debe ser el responsable; en este caso, o el depresor del ojo derecho (OS)
Rl OS os
o el elevador del ojo izquierdo (RS). (3) Si la desviación es mayor con la cabeza inclinada hacia
2) Derecha Izquierda la derecha, deben ser responsables los inciclotorsores del ojo derecho (RS u OS) o los
exciclotorsores del ojo izquierdo (RS u OI) (/recuadrados); en este caso, el OS derecho, es decir,
RS OI : oí RS
, f... el músculo encuadrado tres veces. Si la desviación es mayor al inclinar la cabeza hacia
t la izquierda, el RS podría ser el responsable. OI: oblicuo inferior; Rl: recto inferior; RS: recto
superior. B, La prueba de la varilla de Maddox, descrita en la Figura 16.12, pone de manifiesto
os

JA
: Ri OS os
r\
Rl
cómo la persona percibe las imágenes; en un paciente con una parálisis del oblicuo superior
derecho, muestra una separación vertical de las imágenes que es peor en la dirección de la
acción del músculo débil, y que muestra una inclinación subjetiva de la imagen del ojo derecho.
Cuando la cabeza se inclina hacia el hombro izquierdo, la separación desaparece, pero cuando
la cabeza se inclina hacia el hombro derecho, es decir, el lado del músculo débil, la separación
aumenta (tercer paso de Bielschowsky).

Varilla de
Maddox

Cabeza Cabeza
inclinada inclinada
a la izquierda a la derecha

débil sea un elevador. Este quinto paso es útil sólo en la fase agu­ TABLA 1 6 . 7
da, porque con el tiempo, la desviación se vuelve más concomi­
tante y puede confundir en un paciente con una parálisis de larga Causas de resultados positivos (restrictivos) en las pruebas
evolución, especialmente si se omite el tercer paso. de ducción forzada

Adquiridas
El examinador debe ser consciente de las limitaciones de la prue­ Tendinitis, miositis o lesiones del oblicuo superior
ba de los tres pasos, es decir, cuando se rompen las reglas. Esto inclu­ Síndrome de Brown
ye las miopatías oculares restrictivas (Tabla 16.7), el estrabismo de Fístula carotídeo-cavernosa o de shunt dural
larga evolución, la desviación de torsión (v. Capítulo 38) y los tras­ Congénitas
tornos que afectan a más de un músculo. Síndrome de la vaina del tendón del músculo oblicuo superior
Las cuatro características fundamentales del cuarto par craneal Síndrome de Duane
son: 1) tiene el trayecto intracraneal más largo, y es el más delgado Atrapamiento (fractura de estallido)
Fibrosis de los músculos extraoculares (congénita, posquirúrgica)
de los pares craneales, y por tanto, es muy propenso a las lesiones;
Debilidad muscular de larga evolución
2) es el único par craneal que sale del neuroeje en sentido dorsal;
Infiltración orbitaria: miositis, llnfoma, metástasis, amiloidosis,
3) su núcleo de origen es en el lado contralateral del neuroeje (el sub- cisticercosls, triquinosis
núcleo oculomotor para el recto superior está también en el lado opues­ Oftalmopatía tiroidea
to), y 4) la causa más frecuente de diplopía vertical aislada es una pa-
Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopia, nistagmo y otras oscilaciones oculares 213

rálisis del cuarto par (parálisis del oblicuo superior). Lee et al (1998) piramidales y espinotalámicos con una hemiparesia contralateral su­
y Jacobson (2002) han revisado de forma exhaustiva las parálisis gieren síndromes del tronco encefálico (v. Capítulo 21). El dolor fa­
oblicuas superiores. cial, la pérdida de audición y la debilidad del recto lateral ipsolateral
indican un síndrome de Gradenigo. La miotonía y la retinitis pigmen­
taria sugieren trastornos sistémicos.
Fatigabilidad
Una vez que se ha identificado el músculo débil, el médico debe de­
Prueba del edrofonio (Tensilon)
terminar la fatiga probando la acción rápida (sacádica) de forma re­
petida y su capacidad para mantener la posición excéntrica del ojo sin La prueba del edrofonio se discute de forma detallada en el Capítu­
impulso. lo 82, pero aquí se comentan varios puntos. La prueba debe tener un
criterio de valoración objetivo, como la ptosis, una tropía o unas duc­
ciones limitadas; el médico debe observar un cambio objetivo. El
Ducciones forzadas
resultado es negativo cuando la ducción forzada muestra una miopa­
Si el músculo débil no se fatiga, el médico debe determinar si está tía restrictiva, y es difícil interpretar estos hallazgos cuando el pa­
restringido para realizar ducciones forzadas (Vídeo 16-2, disponible ciente no tiene signos objetivos de debilidad de los músculos extra-
en www.nicp.com). La administración de gotas oculares de hidroclo- oculares o ptosis. Si el paciente tiene una miopatía ocular restrictiva,
ruro de fenilefrina con antelación reduce el riesgo de hemorragia sub- demostrada por ducciones positivas forzadas, la prueba del edrofonio
conjuntival. Aunque esta prueba es oftalmológica, se puede llevar a carece de valor. La ptosis miasténica puede revertirse temporalmente
cabo en la consulta usando anestesia tópica y un aplicador con una con la aplicación de una bolsa de hielo sobre el párpado afectado.
punta de algodón, pero se debe tener mucho cuidado para no producir
lesiones en la córnea. Las causas de miopatía restrictiva se recogen
Nistagmo optocinético
en la Tabla 16.7; no obstante, cualquier causa de paresia muscular
extraocularjirolongada puede dar lugar a una contractura de su anta­ El verdadero nistagmo optocinético (VNO) es una oscilación ocular
gonista. Ilf^t combinada rítmica e involuntaria, originada por un estímulo del cam­
po visual compulsivo, como el que se produce al rotar una imagen del
entorno alrededor del paciente, o al girar al paciente en una silla que
Signos asociados con diplopia
da vueltas. La oscilación es bifásica y consiste en una fase lenta ini­
La fatiga del músculo extraocular o del párpado sugiere miastenia cial provocada y en la dirección del estímulo, que va seguida de una
gravis, así como lo hace el signo del torcimiento del párpado de Co- fase rápida y correctora (v. Capítulo 38). El VNO en respuesta al
gan. La debilidad de otros músculos, como los orbiculares del ojo, movimiento de una cinta es una prueba sencilla de hacer, pero valora
otros músculos faciales, los flexores del cuello o los músculos bulba­ sólo la búsqueda foveal y los movimientos sacádicos de enfoque, lo
res, se puede ver en la distrofia oculofaríngea y en la miastenia gravis que es útil en determinadas circunstancias. Estas circunstancias son:
(v. Capítulos 27, 82 y 83). El estrechamiento de la fisura palpebral y 1) la detección de una oftalmoplejía internuclear latente; 2) originar
la retracción del globo en aducción, asociada con un déficit de abduc­ un nistagmo de retracción-convergencia, donde la cinta se mueve ha­
ción, sugiere un síndrome de retracción de Duane (Gutowski, 2000). cia abajo en un intento de inducir sacádicos hacia arriba; 3) nistagmo
La elevación paradójica del párpado superior al intentar la aduc­ congénito (NC), donde la dirección de la fase rápida puede ser para­
ción o al mirar hacia abajo se produce con la reinervación aberrante dójica -es decir, en la dirección de la cinta que se mueve lentamente
del tercer par craneal, que casi siempre es consecuencia de un trau­ o tamborilea-; 4) ceguera completa psicógena o una oftalmoplejía
matismo o de la compresión producida por un tumor o por un aneu­ completa, y 5) la hemianopsia homónima producida por una lesión de
risma (v. Capítulo 74); la pupila se puede contraer al intentar la aduc­ gran tamaño y de localización profunda en la región parietotemporo-
ción o al mirar hacia abajo. La miosis que acompaña a una parálisis occipital, donde la respuesta del VNO está disminuida o ausente cuan­
bilateral aparente del sexto par se produce con un espasmo del reflejo do la cinta se mueve hacia el lado de la lesión.
de proximidad (v. Capítulo 38). El síndrome de Homer, la oftalmo­ Se puede usar un gran espejo para inducir movimientos optociné-
plejía y la sensación alterada de distribución de la primera división ticos en los pacientes con una oftalmoplejía o una ceguera psicogéni-
del nervio trigémino se producen con una fisura orbitaria superior cas. El examinador sostiene el espejo delante del paciente, que debe
y con lesiones del seno cavernoso anterior. Una parálisis del tercer par tener los ojos abiertos. El espejo se balancea suavemente de forma
con afectación pupilar se debe, la mayor parte de las veces, a una le­ que las figuras que se reflejan en él (campo visual completo) se mue­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

sión compresiva: cuando se produce de forma aguda, suele deberse van. Este estímulo optocinético inevitable fuerza los movimientos
a un aneurisma comunicante posterior. oculares lentos y reflejos. El paciente puede cerrar los ojos, mirar
La proptosis sugiere una lesión de la órbita, como una enfermedad hacia arriba o converger en un intento de evitar la respuesta refleja.
tiroidea (bilateral), inflamatoria o infiltrativa (tumor, seudotumor o Se debe tener cuidado a la hora de diagnosticar trastornos psicogéni-
amiloidosis), o una fístula carotídea, en cuyo caso puede ser pulsátil. cos con esta prueba en pacientes con parálisis de la mirada supranu­
Los soplos oculares, que a menudo escuchan tanto el paciente como clear, apraxia motora ocular o alteraciones de la visión; los que tienen
el médico, se producen en las fístulas carotidocavernosas o en las una visión que es «capaz de contar dedos» pueden mostrar todavía una
fístulas de shunt dural. Otros hallazgos son el atrapamiento (fractura respuesta con un VNO.
por estallido), lo que es un signo de lesión ocular o periorbitaria. y el
nistagmo (v. Capítulo 38), que se observa en la oftalmoplejía internu­
Trastornos de la vergencia
clear. Puede haber déficits de otros pares craneales y otras series de
signos diversos. La oftalmoplejía, la ataxia, el nistagmo y el síndro­ Los trastornos de la vergencia pueden producir diplopia (v. Capítu­
me confusional sugieren una encefalopatía de Wernicke. Los signos lo 38).
214 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Alteración de la fusión central T abla 16.9


La alteración de la fusión central produce diplopía y se describe en el Causas de oftalmoplejía crónica
Capítulo 38.
Neoplasias del tronco encefálico
Meningitis basal crónica (infección, sarcoidosis o carcinoma)
Oftalmoplejía bilateral aguda Oftalmoplejía crónica con anticuerpo anti-GQ1 b*
Fibrosis muscular extraocular congénita
Las causas de la oftalmoplejía bilateral aguda se recogen en la Ta­
Distiroidismo
bla 16.8.
Enfermedad de Leigh
Esclerosis múltiple
Oftalmoplejía crónica bilateral Miastenla gravis
Miopatías (p. ej., mitocondrlal, desproporción de tipos de fibra)
Las causas de la oftalmoplejía crónica bilateral se recogen en la (v. Tabla 38.2)
Tabla 16.9. Parálisis de la mirada nuclear, supranuclear o paranuclear
(v. Capítulo 38)
Déficit de vitamina E
Tratamiento
El tratamiento con un parche (oclusión) se aplica fundamentalmente *Reddell, S. W., Barnett, M. H., Yan, W. X., et al. 2000, «Chronic ophthalmoplegia
with anti-GQ1b antibody», Neurology, vol. 54, págs. 1000-1002.
para eliminar una imagen durante la fase aguda de diplopía. En niños
menores de 6 años, cada ojo se debe tapar de forma alternativa para
evitar el desarrollo de una ambliopía. Estos pacientes jóvenes deben
ser tratados por un oftalmólogo experto, con evaluaciones regulares de seguimiento. Los pacientes adultos pueden llevar el parche sobre
el ojo que les sea más cómodo, aunque algunos clínicos piensan que
alternar el parche reduce la incidencia de contracturas.
Los prismas son útiles en la eliminación de la visión doble si la
Tabla 1 6 . 8 desviación no es importante. Se puede lograr una amplitud razonable
Causas de oftalmoplejía bilateral aguda' de visión binocular con prismas, siempre que las expectativas del pa­
ciente no sean excesivas y no exista una ciclodesviación significativa.
Encefalopatía del síndrome de Inmunodefícíencla adquirida La toxina botulínica se usa en pacientes con estrabismo concomi­
Meningitis basilar, paquimeníngitís craneal hipertrófica tante y no concomitante, con un éxito relativo. Puede ser de utilidad
o infiltraciones neopláslcas** en los pacientes con una parálisis aguda del abductor, especialmente
Botulismo si es bilateral y de origen traumático.
Encefalitis del tronco encefálico"
La cirugía de los músculos extraoculares puede corregir el estra­
Ictus de tronco encefálico**
bismo de larga evolución (concomitante o no concomitante). Por úl­
Fístula carotídeo-cavernosa o fístula de shunt dural**
Trombosis del seno cavernoso (febril, enfermo)**
timo, se recomiendan una serie de ejercicios en los pacientes con una
Síndrome de la herniación central convergencia insuficiente (v. Capítulo 38).
Intoxicación por ciguatera
Difteria
Síndrome de Físher
Trastornos relacionados
Inhibidores de la HMG-CoA reductasa* (puede ser transitoria, puede La astenopía (la concomitante visual de la neurastenia) se caracteriza
asociarse con anticuerpos anti-AChR) (Negvesky et al, 2000; por síntomas como visión borrosa episódica, lagrimeo, picor, diplopía,
observación personal, 2002) tensión ocular, sensación de cansancio en los párpados o en los ojos,
Intoxicación (sedantes, antidepresivos tricícllcos, organofosforados,
especialmente después de leer, somnolencia y fotofobia. Los pacientes
anticomíciales-alteración de la consciencia)
con esta patología suelen exagerar los fenómenos normales, como la
Enfermedad de Leigh (encefalitis subaguda necrosante)
Esclerosis múltiple
diplopía fisiológica, moscas volantes, persistencia de las imágenes y
Mlastenia dificultad para leer las letras finas. Sus síntomas se pueden asociar con
Síndrome neuroléptlco maligno (observación personal) insuficiencia en la acomodación, cefalea y otras quejas asténicas. Se
Seudotumor orbitario* debe tener cuidado en no descartar verdaderos errores de refracción,
Encefalomielitis paraneopláslca trastornos de la acomodación, insuficiencia de la convergencia, fárma­
Infarto hipofísario** cos, ojo seco y diabetes mellitus. Aunque la astenopía suele ser psico-
Posradiculopatía (asociada con) génica, se puede encontrar una causa de alteración aislada de la acomo­
Psicógena dación, como un ictus parietooccipital. El tratamiento incluye una
Envenenamiento por talio
exploración cuidadosa, el reconocimiento de las alteraciones reales
Parálisis por garrapatas
y una información tranquilizadora y entendida.
Síndrome de Tolosa-Hunt**
Traumatismo (alteración del nivel de consciencia, signos de lesión)**
En ocasiones, después de una estimulación visual monótona y
Encefalopatía de Wernicke muy prolongada, como conducir por una autopista, se pueden produ­
cir las alucinaciones de autopista; el entorno puede parecer que se
*Todas pueden ser bilaterales.
está inclinando hacia abajo cuando realmente está horizontal. Esta
"Puede haber dolor. La oftalmoplejía dolorosa se trata en el Capítulo 74. percepción es similar a la sensación prolongada de movimiento des­
AChR: receptor de acetilcollna. pués de un viaje largo por mar (mal del desembarco).
Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopia, nistagmo y otras oscilaciones oculares 215

La micropsia, definida como la reducción en el tamaño aparente de imágenes que se arrastran, vibran, producen ecos, son como manchas
un objeto en un determinado ángulo de la retina, es la ilusión de que los o son fantasmagóricas. La perseveración visual se produce con más
objetos tienen un aspecto más pequeño de lo normal. Se puede produ­ frecuencia en pacientes con defectos del campo visual homónimos iz­
cir con aberraciones ópticas, como el exceso de corrección de la mio­ quierdos leves, producidos por lesiones parietooccipitales derechas;
pía con lesiones menos esféricas, trastornos retinianos (p. ej., el edema pueden deberse a un ictus y responder a tratamientos anticomiciales.
de mácula) y trastornos de la región parietal, como una apoplejía, o con Se pueden producir también con migraña, trastornos metabólicos, in­
más frecuencia, migraña (el síndrome de «Alicia en el país de las ma­ toxicación por monóxido de carbono, y una variedad de fármacos
ravillas»), La convergencia y la acomodación se asocian con la microp­ como el clomifeno, la interleucina-2, la dietilamida del ácido lisérgico,
sia para evitar la sensación de aumento de tamaño cuando el objeto se la mescalina, la nefazodona, el topiramato, la trazodona y la 3,4-meti-
acerca al ojo. En ocasiones, una alteración de la convergencia o de la lenedioximetanfetamina (éxtasis). La palinopsia se puede producir en
acomodación, o de ambas, puede inducir una micropsia. pacientes con enfermedades oculares o del nervio óptico, y en personas
El déficit monocular del elevador (doble parálisis del elevador) se aparentemente sanas; en ocasiones se puede asociar con una persevera­
trata en el Capítulo 38. ción auditiva (palinacusis) (Pomeranz y Lessell, 2000).
La oscilopsia. una ilusión de movimiento u oscilación del ambien­ La mioquimia del oblicuo superior es una oscilación monocular
te, ocurre con el nistagmo adquirido, la mioquimia oblicua superior, torsional-vertical rápida y pequeña (que se discute más adelante en
otras oscilaciones oculares y trastornos del reflejo vestibuloocular. este capítulo).
La triplopía, o visión triple, es infrecuente y anatómicamente tan La tortopía, es decir, la ilusión de la inclinación o incluso la inver­
improbable que en general se supone que es psicógena. Sin embargo, en sión del entorno visual durante un período de segundos a minutos, se
una revisión de hallazgos en 13 pacientes con triplopía, 11 tenían ano­ puede producir en pacientes con una enfermedad de la fosa posterior,
malías oculomotoras, como parálisis del tercer par en 5, parálisis del la mayor parte de las veces asociada a isquemia vertebrobasilar. La
sexto par en 2 y oftalmoplejía intemuclear en 4 (Keane, 2006). General­ tortopía se puede asociar con cefalea, mareo, vértigo y visión doble,
mente los pacientes describían la triplopía cuando miraban en la direc­ y se piensa que se debe a la disfunción del sistema vestibulococlear
ción del nistagmo o de la disociación ocular máximos, probablemente o de sus conexiones centrales.
como consecuencia de una oscilopsia. La triplopía psicógena fue infre­
cuente, pero se identificó por persistencia en todas las direcciones de la
mirada e incapacidad de resolver con la prueba del agujero. NISTAGMO
La poliopía, es decir, la percepción de imágenes múltiples, fre­
cuentemente es óptica y se puede determinar mediante la prueba del El nistagmo, que interrumpe la fijación constante, es una oscilación
agujero, que se explica en el epígrafe sobre la diplopia al inicio de ocular rítmica bifásica e involuntaria en la que una o ambas fases son
este capítulo. La poliopía puede deberse también a la existencia lentas (Fig. 16.17). La fase lenta del nistagmo de sacudida es la res­
de lesiones corticales (v. Tabla 16.5). ponsable de la iniciación y de la generación del nistagmo, mientras
La palinopsia (o poliopía), la persistencia patológica o la recidiva que la fase sacádica (rápida) es un movimiento correctivo que hace que
de imágenes visuales después de que haya cesado el estímulo, pueden la fóvea vuelva al objeto.
producir diplopia cerebral o poliopía. Las imágenes se vuelven más
aparentes y numerosas cuando el objeto se mueve de acuerdo con la
retina porque se producen múltiples imágenes posteriores persistentes
(Fig. 16.16). Algunos pacientes describen la alteración visual como

'WV'
A

✓WW ;
B i

(WW\
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

I yiAVM
D

FIGURA 1 6 . 1 7 Diagramas oculográficos de las formas de


las olas del nistagmo. A, Pendular (nistagmo sinusoidal). B, Nistagmo
FIGURA 1 6 . 1 6 Palinopsia (poliopía cerebral). Las imágenes pendular que se mueve hacia la Izquierda con una fase lenta de velocidad
visuales que experimenta un paciente momentos después de pelar un constante (lineal). C, Nistagmo pendular que se mueve hacia la izquierda
plátano. (Reproducido con permiso de: Michel, E. N. y Troost, B. N. 1980, con una fase lenta de disminución de la velocidad (exponencial).
«Palinopsia: cerebral localization with computed tomography», Neurology, D, Nistagmo pendular que se mueve hacia la izquierda con una fase
vol. 30, págs. 887-889.) lenta que aumenta la velocidad (exponencial).
216 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

En la práctica clínica, el nistagmo se divide en pendular y de sa­ • ¿Se altera el nistagmo (acentuado o suprimido) por la posición de
cudida. Cualquiera de las dos formas puede ser horizontal o, con me­ la cabeza o con la postura, o por mover la cabeza (como en el spas­
nos frecuencia, vertical. El nistagmo de sacudida se etiqueta, por mus nutans)?
convención, por la dirección de la fase rápida y se divide en tres tipos, • ¿Cuál es el efecto de la estimulación optocinética? En el NC, la
según la forma de la fase lenta, detectada mediante registros oculo- respuesta es paradójica, es decir, la fase rápida se produce en la di­
gráficos (v. Fig. 16.17). rección del objetivo de movimiento lento.
• ¿Hay movimientos rítmicos asociados producidos por otros grupos
musculares, como los de la cara, la lengua, las orejas, el cuello, el
Mecanismos paladar (como en el mioclonus oculopalatal) o las extremidades?
El nistagmo puede ser consecuencia de la disfunción del órgano final
vestibular, el nervio vestibular, el tronco del encéfalo, el cerebelo o
los centros cerebrales para los rastreos oculares (v. Capítulo 38). El
Síndromes con nistagmo
nistagmo pendular (v. Fig. 16.17A) es central (tronco o cerebelo) en La Tabla 16.10 resume el valor de la localización de los síndromes
su origen, mientras que el nistagmo de sacudida puede ser central o con nistagmo y de las oscilaciones oculares sin nistagmo.
periférico. El nistagmo de sacudida con una fase lineal lenta (veloci­
dad constante) (v. Fig. 16.17B) se debe a una disfunción vestibular
Formas congénitas de nistagmo
por un desequilibrio en la entrada vestibular hacia los centros de la
mirada del tronco encefálico. Cuando la fase lenta tiene un exponen­ El grupo de trabajo de la Classification of Eye Movement Abnorma­
cial decreciente de velocidad (v. Fig. 16.17C), el integrador neural lities and Strabismus (CEMAS) (2003), financiado por el National
del tronco (v. Capítulo 38) falla y se dice que tiene un defecto. El Eye Institute, ha dado un nuevo nombre a los tres síndromes de nis­
integrador es incapaz de mantener una salida constante del centro de tagmo distintos detectados en el primer año de vida. Como se ha
la mirada para mantener los ojos en una posición excéntrica, lo que mencionado, el primero de los síndromes, conocido previamente
da lugar a un nistagmo parético de la mirada. Una fase lenta exponen­ como NC, ahora se llama síndrome de nistagmo del lactante (SNL);
cial de velocidad creciente (v. Fig. 16.17D) en el plano horizontal el segundo, síndrome de nistagmo por desarrollo defectuoso de la
tiene un origen central y es la forma más frecuente de nistagmo con- fusión (FMNS), incluye la forma latente (NL) y el nistagmo latente
génito (ahora llamado síndrome de nistagmo del lactante). manifiesto (NLM), y el tercero, síndrome spasmus nutans (SNS), por
suerte prácticamente no ha cambiado.
El SNL se presenta desde el nacimiento, pero muchas veces pasa
Valoración clínica desapercibido durante las primeras semanas, y en ocasiones durante
El médico debe determinar si el nistagmo ha estado presente desde el años. Se puede acompañar de una importante alteración de la visión,
nacimiento o si es adquirido, y si hay antecedentes familiares. Ade­ pero no es consecuencia de una anomalía de la visión. Los trastornos
más, es importante descubrir una historia de ambliopía u ojo vago e que, mediante la asociación genética, son responsables de una altera­
identificar qué medicaciones toma el paciente. El nistagmo congénito ción de la visión en los pacientes con SNL son el aquiasma (Jansio-
suele ser asintomático y rara vez le resulta al paciente molesto o pro­ nus et al, 2001), la acromatopsia, el albinismo (formas ocular y ocu-
duce oscilopsia (v. nistagmos congénitos más adelante). Se deben locutánea), la idiocia amaurótica de Leber (amaurosis congénita de
tener en cuenta signos como cefalea, diplopia, alteración de la visión, Leber), la aniridia, aplasia (habitualmente hipoplasia) de la fóvea y
oscilopsia, vértigo u otros trastornos neurológicos. La exploración aplasia (también habitualmente hipoplasia) del nervio óptico, y tam­
debe incluir la agudeza visual, la confrontación de los campos vi­ bién cataratas congénitas y la ceguera nocturna congénita y estacio­
suales, los reflejos pupilares, la observación del albinismo ocular y la naria. La constricción paradójica de la pupila en la oscuridad, espe­
oftalmoscopia. Esta última se debe emplear para detectar un nistag­ cialmente en los pacientes con una mala visión, sugiere un trastorno
mo sutil que no sea aparente a simple vista. También se debe valorar asociado de la retina o del nervio óptico. La miopía, infrecuente en
la motilidad ocular y determinar las siguientes características: las fases iniciales de la vida, en lactantes con SNL sugiere un trastor­
no de la retina, como una ceguera congénita nocturna estacionaria, y
• ¿Hay signos de albinismo ocular? una hiperopía importante sugiere una amaurosis congénita de Leber;
• ¿Existe inclinación o giro espontáneo de la cabeza? estos trastornos retinianos se pueden confirmar con una electrorre­
• ¿Existe nistagmo en la posición primaria o se produce sólo con la tinografía. El SNL se asocia a veces con un titubeo de la cabeza.
mirada excéntrica (causado por la mirada)? El SNL puede ser familiar y se hereda de forma autosómica recesiva,
• ¿El nistagmo es binocular y combinado o es disociado? o ligada al sexo de forma dominante o recesiva. Los defectos genéticos
• ¿Es pendular o de sacudida? Si es de sacudida, ¿cuál es la direc­ identificados en algunas familias incluyen una forma dominante de
ción de la fase rápida? SNL ligada al cromosoma 6pl2 (Kerrison et al, 1998) y una forma
• ¿Hay un componente latente, es decir, un aumento en la intensidad de SNL ligada al sexo, con una penetrancia incompleta entre las por­
del nistagmo cuando se tapa un ojo? tadoras femeninas, que se asocia con un defecto en el brazo largo del
• ¿Hay un componente de torsión? cromosoma X (Kerrison et al, 2001), y una deleción en el gen OA1
• ¿Hay una alteración espontánea de la dirección, como ocurre en el (albinismo ocular) en una familia con un SNL ligado al sexo asociado
nistagmo alternante periódico, que se debe distinguir de un nistag­ con una hipoplasia macular y un albinismo ocular (Preising et al,
mo de rebote (que se discute más adelante en este capítulo) y que 2001) y tres mutaciones en el gen OA1 en familias con nistagmo he­
necesita observación durante un cierto período? reditario y albinismo ocular (Faugere et al, 2003).
• ¿Hay una pequeña zona nula (una dirección de la mirada donde el El SNL suele aparecer en horizontal en la mayor parte de los pa­
nistagmo es mínimo o ausente)? cientes y puede ser pendular o de sacudida en posición primaria. El
• ¿El nistagmo disminuye la convergencia o cambia su dirección? nistagmo pendular a menudo se convierte en nistagmo de sacudida
Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopía, nistagmo y otras oscilaciones oculares 217

TABLA 1 6 . 1 0 Valor localizador de los síndromes con nistagmo y de las oscilaciones oculares sin nistagmo

SÍNDROMES CON NISTAGMO LOCALIZACIÓN


Nistagmo descendente Unión cervicobulbar bilateral (flocculus)
Suelo del cuarto ventrículo
Nistagmo alternante periódico Unión cervicobulbar (nodulus)
Nistagmo ascendente Unión pontomesencefálica bilateral
Unión pontobulbar bilateral
Vermis cerebeloso
Nistagmo pendular Protuberancia paramediana
Núcleos cerebelosos profundos (fastigiales)
Nistagmo en sierra Unión mesodiencefálica, quiasma, trastornos que alteran la visión central
Hemisacudida Lesiones mesodiencefálicas unilaterales: los polos superiores de los ojos tienen
las sacudidas hacia el lado de la lesión, y el componente vertical siempre es disyuntivo
(los ojos oscilan en direcciones opuestas, con el ojo en intorsión elevado y el ojo
en extorsión caído)
Lesiones bulbares laterales: los polos superiores de los ojos tienen las sacudidas hacia
el lado contrario de la lesión, pero el componente vertical puede ser conjugado,
habitualmente hacia arriba, o disyuntivo
Hemisacudida alternante con dirección Pedúnculo cerebeloso medio
de la búsqueda vertical
Rebote Cerebelo
Nistagmo de Brun Ángulo pontocerebeloso, territorio de ictus de la arteria cerebelosa anteroinferior (AICA)
Nistagmo de torsión, sacudida Sistema vestibular central
Nistagmo de torsión, pendular Bulbo

SÍNDROMES SIN NISTAGMO LOCALIZACIÓN


Nistagmo de retracción convergente Mesencéfalo dorsal
Opsoclonus Núcleos del techo del cerebelo o tronco del encéfalo
Flúter ocular Núcleos cerebelosos profundos o tronco del encéfalo
Dismetría ocular Cerebelo (vermis dorsal o núcleos fastigiales)
Mioclonus ocular (oculopalatal) Triángulo de Guillain-Mollaret (tracto tegmentario central en la protuberancia)
Sacudidas oculares V. Tabla 16.15
Sacudidas con ondas cuadradas (v. Capítulo 38) V. Tabla 38.4
Pulsos con ondas cuadradas (v. Capítulo 38) Tractos cerebelosos de salida (se pueden asociar a temblor rubral)

en la mirada lateral. La oscilación horizontal se puede acentuar durante Fuera de la zona nula, el nistagmo sigue la ley de Alexander
la trayectoria vertical. No obstante, la oculografía con espirales de y aumenta de intensidad (amplitud x frecuencia) en la mirada lateral.
búsqueda escleral en 3D demuestra que muchos pacientes con SNL Por tanto, los pacientes con SNL o FMNS pueden inducir una esotro­
tienen un componente de torsión, de fase cerrada con el componente pía intencionadamente para suprimir el nistagmo en el ojo en aduc­
horizontal (Averbuch-Heller et al, 2002). ción; esta estrategia se llama «síndrome de bloqueo del nistagmo».
Los pacientes con SNL tienen, con frecuencia, una buena visión, Los pacientes con SNL no experimentan oscilopsia (una oscila­
a no ser que tengan asociado un defecto aferente (superior). El SNL ción ilusoria del ambiente), a no ser que una lesión en la cabeza, un
se atenúa con la convergencia; puede haber una superimposición la­ estrabismo descompensado o una degeneración de la retina produz­
tente (un aumento en la amplitud del nistagmo cuando se tapa un can una disminución de la visión, de la función oculomotora o de
ojo), y es posible encontrar una zona nula, donde la intensidad del ambas; entonces, los prismas o la cirugía del estrabismo pueden co­
nistagmo es mínima; si esto se produce hacia un lado, el sujeto tuerce rregir la oscilopsia de inicio tardío (Hertle et al, 2001a). Aproximada­
la cabeza para mejorar la visión. La cabeza a veces tambie'n oscila. mente el 30% de los pacientes con SNL tiene estrabismo (Leigh
Ambas características -la mejora del nistagmo con la convergencia y y Zee, 2006).
una zona nula- se pueden considerar en el tratamiento, al cambiar la Raras veces el SNL puede ser pendular en el plano vertical o circun­
dirección de la mirada con primas o con cirugía de los músculos ex­ dante, en el que el ojo se mueve de forma combinada en un patrón
traoculares para mejorar la postura de la cabeza y la agudeza visual. circular. En ocasiones, el SNL puede ser unilateral, aparecer en la ado­
Los registros oculográficos (v. Capítulo 38) suelen demostrar una lescencia o en la vida adulta, o hacerse sintomático cuando hay cam­
fase sinusoidal (v. Fig. 16.17A) o una fase lenta con una onda expo­ bios en el ambiente interno o externo que alteran la estabilidad y la
nencial en aumento (v. Fig. 16.17D). No obstante, en los primeros duración de la foveación, produciendo oscilopsia. Patrones menos fre­
meses de vida, la onda del SNL puede ser variable, y evolucionar a un cuentes de SNL, como la batida hacia arriba periódica y alternante, la
patrón más clásico a medida que el niño crece. batida hacia abajo, y el nistagmo en balancín, se tratan más adelante.
218 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Síndrome de nistagmo por desarrollo bieron spasmus nutans en un paciente con apraxia oculomotora con­
defectuoso de la fusión génita (v. Capítulo 38) e hipoplasia vermiana cerebelosa.

Como se ha observado antes, el FMNS incluye el NL y el NLM.


El NL se produce en el enfoque monocular, es decir, cuando se Nistagmo pendular
tapa un ojo. La fase lenta se dirige hacia el ojo tapado. La amplitud El nistagmo pendular (v. Fig. 16.17A) tiene una onda sinusoidal
de la oscilación aumenta en la abducción del ojo que enfoca. Con el y suele ser horizontal. Puede ser congénito o adquirido. El nistagmo
NLM, la oscilación está presente con ambos ojos abiertos. No obs­ pendular de gran amplitud («de búsqueda») se suele asociar con una
tante, sólo un ojo está viendo; la visión en el otro ojo se ignora o visión defectuosa, como consecuencia de trastornos aferentes como
se suprime, como consecuencia de un estrabismo o de la ambliopía. la neuropatía óptica, que puede ser unilateral. El nistagmo pendular
La onda del nistagmo tiene una fase lenta de velocidad decreciente adquirido (NPA) normalmente tiene componentes horizontal, verti­
(v. Fig. 16.17), lo que difiere del verdadero nistagmo congénito. Algu­ cal y torsional, aunque puede dominar uno; las oscilaciones de cada
nos pacientes con una NL lo pueden suprimir a voluntad. ojo pueden ser tan diferentes que el nistagmo puede parecer clínica­
La patogénesis del NL puede estar relacionada con una alteración mente monocular (Leigh y Zee, 2006). La causa más común del NPA
del desarrollo de los mecanismos de la visión binocular. En condicio­ es la esclerosis múltiple (EM), seguido de enfermedad vascular del
nes de visión monocular, los macacos rhesus, privados de la visión tronco encefálico; los pacientes con EM con frecuencia tienen una
binocular al inicio de su vida, tienen una mala respuesta optocinética neuropatía óptica que suele ser peor en el ojo con las oscilaciones
nasal-temporal. El núcleo pretectal del tracto óptico (NTO) es nece­ mayores. El nistagmo pendular también puede estar causado por
sario para que se generen los movimientos oculares de la fase lenta en otros trastornos de la mielina, como síndrome de Cockayne, enfer­
respuesta a un movimiento visual de todo el campo. En los monos medad de Pelizaeus-Merzbacher, trastornos peroxisómicos y los aso­
normales, el NTO de cada lado se conduce de forma binocular y res­ ciados a abuso del tolueno, además de enfermedad espinocerebelosa,
ponde bien a los estímulos visuales que se presentan ante cada ojo. encefalopatía hipóxica y enfermedad de Whipple.
En los monos con NL, cada NTO se conduce fundamentalmente por El nistagmo pendular probablemente se debe a una interrupción
el ojo contralateral. Por tanto, en los monos alterados, cuando sólo un de la retroalimentación normal de los núcleos cerebelosos al integra-
ojo está viendo, está estimulado un tracto óptico, lo que produce dor neural (v. Capítulo 38) (Das et al, 2000). Esto coincide con el
un desequilibrio entre cada NTO; se cree que este desequilibrio es el predominio de lesiones pontinas paramedianas en la resonancia mag­
responsable del NL (Kaminski y Leigh, 1997). Es interesante tener nética (RM) de pacientes con nistagmo pendular horizontal (López et
en cuenta que, en condiciones de visión monoculares, los pacientes al, 1995,1996) y con el predominio de lesiones medulares en pacien­
con esotropía congénita tienen un mal rastreo temporal-nasal, y algu­ tes con nistagmo pendular torsional. Las oscilaciones pendulares rít­
nos presentan un NL o un NLM. De hecho, el NL puede ponerse de micas pueden ser consecuencia de la desaferenciación de la oliva in­
manifiesto con una luz tenue o con una luz brillante en el ojo domi­ ferior, por lesiones que afectan a las vías tegmentarias centrales, los
nante, como la que se utiliza para valorar los reflejos pupilares en los núcleos vestibulares medios o los fascículos paramedianos, que cau­
pacientes esotrópicos. san una inestabilidad del sistema. La interrupción de las vías oculo-
motoras prenucleares necesarias para la ortotropía (y la conjugación)
también puede ser un factor. Un mecanismo similar puede causar la
Síndrome spasmus nutans
mioclonía oculopalatal (explicado más adelante en esta sección).
El spasmus nutans es un nistagmo pendular, transitorio, de baja ampli­ El nistagmo de vergencia pendular, llamado previamente nistag­
tud y alta frecuencia, que se aparece entre los 6 y los 12 meses de edad, mo convergente-divergente, una rara variante del nistagmo pendular
y que persiste alrededor de 2 años, aunque en ocasiones se mantiene adquirido, es disconjugado y se produce en pacientes con EM, ictus
hasta 5 años. La dirección de la oscilación puede ser horizontal, verti­ del tronco encefálico, malformaciones de Chiari, enfermedad cere­
cal, torsional y, con frecuencia, es descoordinada, asimétrica, incluso bral de Whipple (v. «Miorritmia oculomasticatoria», más adelante)
monocular, y variable. Se puede asociar con tortícolis y con titubeos: y ataxia progresiva (Averbuch-Heller et al, 1995). Los ojos oscilan,
estos tres signos forman la tríada del spasmus nutans. El titubeo (incli­ fundamentalmente en el plano horizontal, en direcciones opuestas
naciones de la cabeza) tiene una frecuencia menor que la del nistagmo simultáneamente, aunque algunas veces lo hacen de forma circular,
y, por tanto, no es compensador. Los pacientes pueden mejorar su elíptica o con una trayectoria oblicua, dependiendo de la relación de
visión agitando vigorosamente la cabeza, probablemente para estimu­ la fase con los vectores horizontales, verticales o torsionales respon­
lar el reflejo vestibuloocular y suprimir la oscilación ocular o no hacer­ sables de las oscilaciones.
le caso. Algunos pacientes pueden tener esotropía. El nistagmo ciclovergente (nistagmo torsional descoordinado en
Clínicamente, el spasmus nutans se distingue del SNL y el FMNS el que los polos superiores de los ojos oscilan en direcciones contra­
por su intermitencia, alta frecuencia, componente vertical y disconju­ rias) se detectó, mediante una oculografía con búsqueda escleral, en
gación (Leigh y Zee, 2006). un paciente con ataxia progresiva y mioclonus palatal (Averbuch-
Aunque el spasmus nutans es un trastorno transitorio y benigno, Heller et al, 1995). En raras ocasiones el nistagmo ciclovergente se
se debe distinguir del nistagmo adquirido, producido por lesiones es­ puede observar clínicamente.
tructurales que afectan a la vía visual anterior en alrededor del 2% de El nistagmo pendular vertical se parece mucho a las oscilaciones
los pacientes. En esta última situación, una exploración oftalmológi­ oculares verticales que se asocian con el mioclonus palatal (síndrome
ca exhaustiva pone de manifiesto datos clínicos, como una alteración oculopalatal) (Dell’Osso y Daroff, 1999a) y puede ser una forma del
de la visión, un defecto pupilar aferente relativo, o una atrofia óptica. mismo trastorno, que también es consecuencia de lesiones de los nú­
Los trastornos de la retina pueden simular también un spasmus nu­ cleos cerebelosos profundos y de sus conexiones.
tans'. la miosis paradójica de la pupila en la oscuridad es sugestiva, El nistagmo pendular elíptico, con un componente vertical mayor y
pero el electrorretinograma es confirmador. Kim et al (2003) descri­ un nistagmo de batida hacia arriba sobreimpuesto o interpuesto, es carac­
Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopia, nistagmo y otras oscilaciones oculares 219

terístico de la enfermedad de Pelizaeus-Merzbacher. Este nistagmo pue­ A veces se ve un componente de torsión. El nistagmo fisiológico se
de ser difícil de ver a simple vista. Se ve con más facilidad con un oftal- distingue del nistagmo patológico por su simetría en la mirada hacia
moscopio, pero la oculografía usando espirales de búsqueda escleral la derecha y hacia la izquierda, y por la ausencia de otras caracterís­
puede ser necesaria para su detección (Dell’Osso y Daroff, 1999b). ticas neurológicas; no existe si el ángulo de la mirada es menor de 30°
en posición primaria. Los registros oculográficos muestran funda­
mentalmente una fase lenta lineal (v. Fig. 16.17B) y pueden detectar
Miorritmia oculomasticatoria
un nistagmo transitorio de rebote de pequeña amplitud.
La miorritmia oculomasticatoria, descrita en pacientes con enferme­
dad de Whipple, y hasta la fecha patognomónica de esta enfermedad,
Nistagmo disociado
consiste en la existencia de contracciones mandibulares rítmicas y
continuas, sincrónicas, con oscilaciones pendulares y disociadas. Se El nistagmo disociado se produce cuando las oscilaciones oculares
puede asociar con una parálisis de la mirada vertical supranuclear, están fuera de fase (direcciones diferentes). Se ve en la oftalmoplejía
alteraciones mentales, somnolencia, uveítis leve o retinopatía (Knox internuclear (v. Capítulo 38), otras lesiones del tronco (v. nistagmo
et al, 1995). La miorritmia de la cara y de las manos está descrita en convergente-divergente, en el apartado «Nistagmo pendular», al prin­
la encefalopatía de Hashimoto (Erickson et al, 2002). cipio de este capítulo) y en el spasmus nutans. El nistagmo monocu­
lar también es disociado y se puede relacionar con ambliopía y con
otras formas de pérdida de la visión (Tabla 16.11).
Nistagmo de mirada parético
El nistagmo de mirada parético, el tipo más frecuente de nistagmo,
Nistagmo monocular
suele ser simétrico y originado por la mirada excéntrica hacia cual­
quier lado, pero está ausente en posición primaria. Suele estar tam­ El nistagmo monocular puede ser pendular o de sacudida, y puede ser
bién presente en la mirada vertical con nistagmo de batida hacia arri­ horizontal, vertical u oblicuo. Los registros oculográficos pueden
ba con la mirada hacia arriba y nistagmo de batida hacia abajo con la mostrar unas oscilaciones de pequeña amplitud en el ojo contraíate-
mirada hacia abajo. Puede ser asimétrico en el caso de las enferme­ ral. El nistagmo monocular puede aparecer en pacientes con amblio­
dades asimétricas del sistema nervioso central o con trastornos como pía, estrabismo, ceguera monocular, spasmus nutans, oftalmoplejía
la miastenia. Tiene una onda en sacudida en la fase rápida en la direc­ internuclear, esclerosis múltiple, en raras ocasiones epilepsia (Grant
ción de la mirada. Los registros oculográficos muestran una fase len­ et al, 2002), y por supuesto, cuando el otro ojo está completamente
ta con un potencial en disminución (v. Fig. 16.17C). El nistagmo de oftalmopléjico o ausente.
mirada parético es consecuencia de una disfunción del integrador El fenómeno de Heimann-Bielschowsky es una forma infrecuen­
neural (v. Capítulo 38) y se suele producir por la intoxicación por te de oscilación pendular vertical monocular, con una frecuencia de
alcohol o fármacos (anticomiciales y tranquilizantes). Cuando se 1-5 Hz, que se produce en un ojo amblíope o después de una pérdida
debe a una enfermedad estructural, tiende a ser asimétrico. de la visión monocular, como una catarata. En esta última situación
puede ser reversible tras un tratamiento con éxito de la patología de
base o con gabapentina (Rahman et al, 2006).
Nistagmo vestibular
La mioquimia oblicua superior se puede confundir con un nistag­
El nistagmo vestibular aparece por una lesión del laberinto, el nervio mo monocular vertical o torsional (v. Tabla 16.11).
vestibular, los núcleos vestibulares, o sus conexiones con el tronco
encefálico o con el cerebelo. El nistagmo vestibular se puede dividir
Nistagmo ascendente
en formas central y periférica, según las características asociadas que
se describen en el Capítulo 18. El nistagmo vestibular periférico, pro­ El nistagmo ascendente es un nistagmo espontáneo de sacudida con
ducido por la disfunción del órgano vestibular final, tiene una fase una fase rápida hacia arriba, mientras los ojos se encuentran en posi­
lineal lenta (v. Fig. 16.17B), mientras que en las lesiones centrales, la ción primaria (Hirose et al, 1998). Se atribuye a la interrupción de las
fase lenta puede ser variable. El nistagmo vestibular periférico se proyecciones del canal semicircular anterior, que son las responsa-
suele asociar con síntomas vegetativos importantes, entre los que
se incluyen náuseas, vómitos, sudoración y diarrea; se puede asociar
con pérdida de la audición y tinnitus. En el nistagmo vestibular cen­
tral los síntomas vegetativos son menos importantes, pero puede ha­ TABLA 16.1 1
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

ber otros síntomas neurológicos, como cefalea, mirada disociada


Causas de nistagmo monocular
y signos del tracto piramidal (v. Capítulo 21).
Ceguera monocular adquirida (nistagmo en el ojo ciego)
Amblíopía
Nistagmo calórico Infarto de tronco encefálico (tálamo o mesoencéfalo superior)
El nistagmo inducido por el calor se trata en el Capítulo 40. Nistagmo ictal
Oftalmoplejía internuclear y seudointernuclear
Esclerosis múltiple
Nistagmo fisiológico Nistagmo y oftalmoplejía monocular
Nistagmo con un ojo ausente
El nistagmo fisiológico (variable) es un nistagmo de sacudida que se
Seudonistagmo (fascículaciones palpebrales)
observa en la mirada extrema lateral o hacia arriba. Si el puente de la Spasmus nutans
nariz impide la vista del ojo que aduce, el nistagmo fisiológico puede Mioquimia oblicua superior
ser disociado porque la amplitud es mayor en el ojo que abduce.
220 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

bles del reflejo vestibuloocular hacia arriba, lo que produce una mi­
T abla 16.12
rada hacia abajo de los ojos con movimientos sacádicos correctores
hacia arriba. La amplitud y la intensidad del nistagmo suelen aumen­ Causas de nistagmo descendente
tar al mirar hacia arriba. Este hallazgo es muy sugestivo de lesiones
Congénito (raro)
paramedianas bilaterales del tronco encefálico, generalmente en las
Transitoriamente es normal en neonatos
uniones pontobulbar o pontomesencefálica, las neuronas del tracto
Alteraciones de la unión craneocervical
paramediano del bulbo inferior, o la parte media del cerebelo (ver- Invaginación basilar (p. ej., enfermedad de Paget)
mis). En raras ocasiones, el nistagmo ascendente puede ser congéni- Malformaciones de Chiari
to, o es consecuencia de una encefalopatía de Wernicke o una intoxi­ Dollcoectasia del sistema arterial vertebrobasilar
cación por antiepilépticos, organofosforados, litio, nicotina o talio Tumores del foramen magnum
(observación personal). En los lactantes, el nistagmo ascendente pue­ Slringobulbia
de ser un signo de enfermedad de la vía visual anterior, como la Trastornos cerebelosos
amaurosis congénita de Leber (v. Capítulo 39), la hipoplasia del ner­ Degeneración cerebelosa alcohólica (consumo crónico)
Degeneración cerebelosa anóxica
vio óptico, la aniridia o las cataratas. El nistagmo ascendente de baja
Degeneración esplnocelular familiar, especialmente SCA-6
amplitud se puede ver en los portadores del monocromatismo del
y con atrofia multlsistémica (Leigh y Zee, 2006)
cono azul, donde los pacientes afectados tienen un nistagmo pendular
Ataxia episódica
oblicuo intermitente. Si la intensidad del nistagmo ascendente dismi­ Degeneración cerebelosa después de infección por virus HTLV
nuye al mirar hacia abajo, los primas de base superior en ambos ojos tipo I y II (Castillo et al, 2000)
pueden mejorar la oscilopsia; la gabapentina también puede ser útil Degeneración cerebelosa paraneoplásica
(v. Tabla 16.13). Para una lista extensa de las causas de nistagmo as­ Degeneración cerebelosa por un golpe de calor
cendente, véase el tratado de Leigh y Zee (2006). Trastornos metabólicos (fármacos, toxinas, deficiencias)
Intoxicación por alcohol
Amlodarona
Nistagmo descendente Anticomlciales
Litio
El nistagmo descendente hacia abajo es un nistagmo de sacudida es­
Opioides (Rottach et al, 2002)
pontáneo que bate hacia abajo y que está presente en posición prima­
Abuso de tolueno
ria; se debe a 1) la interrupción de las proyecciones del canal semicir­ Falta de magnesio
cular posterior, que son las responsables del reflejo vestibuloocular Encefalopatía de Wernicke
hacia abajo, lo que causa una desviación hacia arriba de los ojos con Déficit de vitamina B12
unos movimientos correctores sacádicos hacia abajo, o 2) inhibición Otras
cerebelosa alterada de los circuitos vestibulares para los movimientos Encefalitis
de la mirada hacia arriba, lo que produce unos movimientos hacia Los portadores de monocromatismo del cono azul pueden tener
arriba no inhibidos de los ojos, con movimientos sacácidos correcto­ nistagmo descendente de pequeña amplitud
Tétanos cefálico (Orwitz et al, 1997)
res hacia abajo. La amplitud de la oscilación aumenta cuando los ojos
Hidrocefalia
se desvían lateralmente y ligeramente hacia abajo (signo de Daroff).
Leucodistrofia
El nistagmo descendente puede ser aparente sólo con cambios en la
Esclerosis múltiple
postura (nistagmo descendente posicional), especialmente en la posi­ Síncope
ción de dejar la cabeza colgando. El nistagmo descendente es conse­ Isquemia vertebrobasilar
cuencia de una lesión en las fibras comisurales entre los núcleos ves­
tibulares en el suelo del cuarto ventrículo, o del daño bilateral del
flocculus que desinhibe el VOR (siglas en inglés del reflejo vestibu­
loocular), y que se produce con frecuencia en lesiones estructurales
en la unión craneocervical (Tabla 16.12). Se debe hacer un estudio
Nistagmo periódico alternante
exhaustivo para descartar estas enfermedades; la RM de la región del
foramen magno, en el plano sagital, es la prueba de elección. Olson y El nistagmo periódico alternante (NPA) es un nistagmo de sacudida
Jacobson sugirieron que algunos casos de nistagmo descendente no horizontal en el que la fase rápida se mueve en una dirección y mejora
explicados se debían a infartos ocultos en las pruebas radiográficas o cesa durante unos segundos antes de cambiar la dirección hacia el
(2001). Las lesiones que producen un nistagmo descendente son bi­ lado contrario. Durante el corto período de transmisión puede produ­
laterales (Brandt y Dietrich, 1995). cirse un nistagmo vertical o sacudidas con ondas cuadradas. Un ciclo
Las causas del nistagmo descendente se recogen en la Tabla 16.12. completo dura alrededor de 3 minutos. El NPA tiene el mismo signifi­
El tratamiento del nistagmo descendente implica la corrección de cado clínico que el nistagmo descendente, y ambos pueden coexistir en
la causa de base, cuando es posible. Cuando dicho nistagmo mejora ocasiones. La atención se debe centrar en la unión craneocervical.
con la convergencia, se puede tratar con éxito con prismas de base El NPA se puede producir en la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob.
hacia afuera, reduciendo la oscilopsia y mejorando la agudeza visual; Cuando el NPA es congénito, se puede asociar con albinismo. En
el baclofeno y el clonazepam o 4-aminopiridina también pueden ser un ensayo con una serie de pacientes con NPA congénito, ninguno
útiles (Tabla 16.13). tenía oscilaciones verticales puras, incluso durante el período de tran­
Tanto el nistagmo ascendente como el descendente se pueden ver sición (Gradstein et al, 1997). Aunque no todos los pacientes con un
alterados en su amplitud y dirección por distintas maniobras, como la NPA adquirido tienen nistagmo vertical durante el período de transi­
convergencia, la inclinación de la cabeza y los cambios de posición ción, su presencia puede distinguir el NPA adquirido del congénito
y por 3,4-diaminopiridina (Leigh y Zee, 2006). (observación personal); este hallazgo no impide hacer una valoración
Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopía, nistagmo y otras oscilaciones oculares 221

TABLA 1 6 . 1 3 Tratamiento del nistagmo y de las oscilaciones oculares distintas del nistagmo*

SÍNDROME CON NISTAGMO TRATAMIENTO


Nistagmo congénito Prismas
Lentes de contacto
Cirugía de los músculos extraoculares
Procedimiento de Kestenbaum-Anderson
Tenotomía (experimental)
Gabapentina (Shery et al, 2006)
Terapia génica (experimental) cuando el nistagmo se asocia a trastornos retinianos
(Leigh y Zee, 2006)
Nistagmo pendular adquirido Trihexifenidil, benzotropina, clonazepam, gabapentina, isoniazida, memantina
(Leigh y Zee, 2006), valproato, hidrocloruro de dietilpropión, tenotomía seguido
de memantina (Tomsak et al, 2006), memantina sola
Nistagmo horizontal causado por la convergencia Prismas con base hacia dentro
Nistagmo descendente Prismas con base hacia fuera (si el nistagmo mejora con la convergencia)
Prismas con base hacia abajo sobre ambos ojos si la intensidad del nistagmo disminuye
al mirar hacia arriba
Baclofeno, clonazepam, gabapentina, escopolamina, 4-aminopiridina, 3,4-diaminopiridina
NPA
Congénito Dextroanfetamina, baclofeno (ocasionalmente), 5-HT
Adquirido Baclofeno, fenitoína, memantina
Nistagmo ascendente Prismas con base hacia arriba sobre ambos ojos si la intensidad del nistagmo disminuye
al mirar hacia abajo
Gabapentina, 4-aminopiridina
Mioclonus ocular Parche mantenido en un ojo
Baclofeno, carbamazepina, ceruleína, clonazepam, memantina, gabapentina, escopolamina,
trihexifenidilo y valproato
Nistagmo en sierra Baclofeno, clonazepam y prismas con base hacia afuera
Nistagmo ictal Anticomiciales
Nistagmo episódico
Ataxia episódica-1 Acetazolamida
Ataxia episódica-2 Acetazolamida, 4-aminopiridina
Miorritmia oculomasticatoria Antibióticos en la enfermedad de Whipple

OSCILACIONES OCULARES DISTINTAS


DEL NISTAGMO TRATAMIENTO
Opsoclonus Tratar la causa subyacente cuando sea posible, ACTH, vitamina B1f clonazepam, gabapentina,
ondansetron, esferoides; si es paraneoplásica, una inmunoabsorción positiva para proteína A
Mioquimia ocular superior Gabapentina, oxcarbazepina, otros anticomiciales, betabloqueadores tópicos, memantina,
sumatriptán - efecto transitorio (Donahue, S. P., comunicación personal, 2006), prismas
de base hacia abajo sobre el ojo afectado, cirugía del músculo/tendón, descompresión
microvascular
Neuromiotonía ocular (v. Capítulo 38) Carbamazepina
Microaleteo Propranolol, verapamilo
Sacudidas de onda cuadrada (v. Capítulo 38) Valproato (Traccis et al, 1997), anfetaminas, barbitúricos, diazepam, clonazepam, memantina
(Leigh y Zee, 2006)
Oscilaciones de onda cuadrada (v. Capítulo 38) Valproato (Traccis et al, 1997)

*Tratar la causa subyacente cuando sea posible.


ACTH: hormona adrenocorticotropa; 5-HT: 5-hídroxítriptamína.

más exhaustiva, cuando es conveniente. En otro estudio, los episo­ células de Purkinje a los núcleos vestibulares, produciendo inestabi­
dios transitorios de NPA estaban causados por crisis de la enferme­ lidad en el mecanismo de velocidad de almacenamiento (v. Capítulo 38)
dad de Méniére en un paciente con un cerebelo hipoplásico y un au­ y descarga cíclica entre neuronas inhibidoras conectadas recípro­
mento de la cisterna magna (Chiu y Hain, 2002). El NPA episódico camente; debido a esto se generan las oscilaciones infrecuentes del
puede ser una manifestación de una convulsión (v. el apartado «Nis­ NPA adquirido. Los pacientes afectados tienen respuestas vestibula­
tagmo ictal»). Una forma atípica de desviación paroxística alternante res hiperactivas y mala supresión de fijación vestibular, atribuida a la
y nistagmo se ha visto después de la destrucción parcial de la úvula afectación del nodulo y la úvula (Leigh y Zee, 2006).
anterior y la pirámide adyacente durante una biopsia de una sospecha El tratamiento del NPA debe dirigirse a corregir la causa, como en
de glioma de tronco encefálico (Radtke et al, 2001). la malformación de Chiari, cuando sea posible. El baclofeno, un ago­
Las lesiones del nodulo cerebeloso causan una pérdida de la inhi­ nista del GABA-b, sustituye la inhibición perdida y normalmente es
bición mediada por el ácido gammaaminobutírico (GABA) de las efectivo en la forma adquirida de la enfermedad y ocasionalmente en
222 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

la forma congénita; la dextroanfetamina produjo una mejora clínica nodulo, y dan lugar a un nistagmo en sierra. Este mecanismo puede
en un paciente con NPA que también tenía distrofia de bastones ser también la base de las oscilaciones oculares del mioclonus oculo-
y conos y estrabismo (Hertle et al, 2001b). palatal. La observación de nistagmo en sierra y de SNL en personas
aquiasmáticas y en pastores belgas apoya esta hipótesis (Dell’Osso y
Daroff, 1998). De forma significativa, el inicio tanto del nistagmo en
Nistagmo de rebote
sierra como del mioclonus oculopalatal puede presentarse después de
El nistagmo de rebote es un nistagmo causado por la mirada horizon­ las lesiones del sistema nervioso central.
tal en el que la dirección de la fase rápida se invierte con una mirada El nistagmo en sierra se produce cuando hay lesiones de la región
lateral mantenida o se mueve de forma transitoria en la dirección de la unión mesodiencefálica, especialmente la zona incierta y el nú­
contraria cuando los ojos vuelven a la posición primaria (Vídeo 16.3, cleo intersticial de Cajal. El nistagmo en sierra congénito se puede
disponible en www.nicp.com); esto último es ocasionalmente un ha­ asociar con un nistagmo pendular horizontal sobreañadido; algunos
llazgo fisiológico. Se debe a una disfunción del cerebelo o de los pacientes con nistagmo congénito en sierra pueden tener una displa­
núcleos perihipoglosos en el bulbo. En ocasiones, el nistagmo de re­ sia aquiasmática o septoóptica. El nistagmo adquirido en balancín se
bote puede ser torsional. puede asociar con tumores supraselares, el síndrome de Joubert, y la
enfermedad de Leigh, especialmente la forma de sacudida que se
describe más adelante. Además, se puede acompañar de una hemi­
Nistagmo centrípeto
anopsia bitemporal como consecuencia de un traumatismo, una le­
La disfunción cerebelosa puede producir una forma de nistagmo cau­ sión en expansión en la región del tercer ventrículo, o una pérdida
sada por la mirada, en la que la fase rápida se mueve hacia la posición importante de la visión central por trastornos como la coroiditis, la
primaria (centrípetamente), y la fase lenta se dirige periféricamente distrofia del cono-bastón, radiación en todo el cerebro y metotrexato
hacia un objeto excéntrico. El nistagmo centrípeto es similar al nis­ intratecal, o la hemorragia vitrea (Dell'Osso y Daroff, 1998).
tagmo de rebote y puede ser consecuencia de una compensación ex­ El nistagmo en sierra transitorio (latente) se puede producir du­
cesiva por el nodulo cerebeloso y la úvula para ajustarse a una predis­ rante unos segundos tras un parpadeo, quizá debido a la pérdida de la
posición direccional mediante el movimiento temporal de la zona fijación, en pacientes con lesiones de la región del quiasma.
nula durante la mirada excéntrica. El nistagmo centrípeto, en el plano Si el nistagmo en sierra mejora con la convergencia, los prismas
horizontal y vertical, se puede asociar con la enfermedad de Creutz- con base hacia fuera pueden ser de utilidad. El baclofeno también
feldt-Jakob. mejora el nistagmo en balancín.
Un heministagmo en balancín con onda de sacudida se produce en
las lesiones mesodiencefálicas bilaterales, probablemente debido a
Nistagmo convergente
una inactivación unilateral selectiva del integrador torsional de la ve­
El nistagmo convergente es una oscilación ocular infrecuente, gene­ locidad del ojo en el núcleo intersticial de Cajal (v. Capítulo 38).
ralmente pendular, inducida por la convergencia voluntaria (v. nistag­ Durante las fases de sacudida (rápidas), los polos superiores de los
mo convergente-divergente en el epígrafe «Nistagmo pendular», en ojos rotan hacia el lado de la lesión. En el heministagmo en sierra
este capítulo). Los movimientos pueden ser conjugados o disociados. producido por lesiones bulbares laterales, las fases rápidas se mueven
Esta alteración puede ser congénita o adquirida, como en los pacien­ en dirección contraria a la lesión. En ambas situaciones, el compo­
tes con esclerosis múltiple. Una forma en sacudida se ha asociado nente torsional siempre está asociado. Con las lesiones mesodience­
con la malformación tipo I de Chiari. El nistagmo vertical origina­ fálicas, el componente vertical siempre es disociado (los ojos oscilan
do por la convergencia (se mueve hacia arriba con más frecuencia en direcciones opuestas con el ojo que gira hacia dentro elevándose y
que hacia abajo) también puede ocurrir. El nistagmo convergente se el ojo que gira hacia fuera descendiendo), pero con las lesiones del
debería diferenciar del nistagmo voluntario y del nistagmo de retrac­ bulbo puede ser conjugado (generalmente hacia arriba) o disociado.
ción de convergencia (v. oscilaciones oculares sin nistagmo, más ade­ Pueden ser necesarias otras características de la disfunción del tronco
lante en este capítulo). para localizar la lesión.

Nistagmo en sierra Nistagmo torsional (rotatorio)


El nistagmo en sierra es una oscilación ocular espectacular en la que En el nistagmo torsional (NT), el ojo oscila a lo largo del eje visual o
un ojo se eleva y gira hacia adentro y el otro desciende y gira hacia de forma rotatoria pura. El NT puede estar presente en posición pri­
afuera. La onda tiene un aspecto pendular. Las oscilaciones suelen maria o con cualquier posición de la cabeza o desviación de la mira­
ser más rápidas y pequeñas al mirar hacia arriba que hacia abajo; da. Suele ser consecuencia de lesiones en las vías vestibulares centra­
pueden cesar en la oscuridad. La alteración del reflejo ocular normal les. El NT puro se produce sólo con disfunción vestibular central,
de oposición al giro (v. Capítulo 38) puede ser la responsable. La mientras que el nistagmo mixto torsional y lineal puede ocurrir con la
hemianopsia bitemporal, como consecuencia de un defecto adquirido enfermedad vestibular periférica. Cuando la onda del nistagmo tor­
del quiasma, o la alteración de la visión central pueden tener un papel sional es pendular (es decir, nistagmo pendular torsional), la lesión
significativo en la generación del nistagmo en sierra. La alteración de suele estar en el bulbo (López et al, 1995). La desviación oblicua
las señales erróneas de la retina, necesarias para la adaptación el re­ coexiste con frecuencia con el nistagmo torsional (v. Capítulo 38).
flejo vestibuloocular, que normalmente se transportan a la oliva infe­ El nistagmo torsional con una onda de sacudida, parecido al nis­
rior por las fibras del entrecruzamiento quiasmático, produce un am­ tagmo en sierra con sacudida, se puede originar con los movimientos
biente visuovestibular inestable. La fijación y la retroalimentación de de búsqueda vertical del ojo y durante la supresión de la fijación del
búsqueda acentúan esta inestabilidad, lo que origina oscilaciones sin­ reflejo oculovestibular vertical en pacientes con lesiones del pedúncu­
crónicas de las células floculares de Purkinje, que se apoyan en el lo cerebeloso medio. La dirección de la fase rápida cambia con la
Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopia, nistagmo y otras oscilaciones oculares 223

dirección de la mirada; suele ser hacia el lado de la lesión en la bús­ Nistagmo pervertido
queda hacia abajo y hacia el lado contrario de la lesión en la búsque­
da hacia arriba (FitzGibbon et al, 1996). El nistagmo vestibular pervertido se produce en un plano diferente al
del estímulo vestibular aplicado y está causado por lesiones que afec­
tan a las conexiones vestibulares centrales. Por ejemplo, la agitación
Nistagmo ictal horizontal de la cabeza en un paciente con EM causó un nistagmo
El nistagmo ictal acompaña con frecuencia a las crisis epilépticas y descendente transitorio (Minagar et al, 2001).
se mueve hacia el lado contrario de donde está el foco. El nistagmo
ictal se puede asociar con una dilatación transitoria de la pupila del Nistagmo palpebral
ojo que abduce o que aduce (Masjuan et al, 1997). Las oscilaciones
pupilares sincrónicas con el nistagmo se pueden producir en raras El nistagmo palpebral, caracterizado por movimientos rítmicos de
ocasiones. El nistagmo como única manifestación motora de una tipo sacádico de los párpados superiores, se produce en las siguientes
crisis comicial es infrecuente; no obstante, hay casos documentados situaciones: a) sincrónico con el nistagmo ocular vertical; b) sincró­
de nistagmo ictal aislado, como el que ocurre en los pacientes con nico con la fase rápida del nistagmo horizontal, causado por la mira­
alucinaciones visuales ictales vividas. El nistagmo monocular, aso­ da en algunos pacientes con síndrome bulbar lateral; c) originado por
ciado con alucinaciones visuales hemianópsicas ipsolaterales en un la mirada horizontal en algunos pacientes con tumores mesencefáli-
paciente binocular, se puede observar como la única manifestación cos que lesionan el grupo M de neuronas adyacente al núcleo inters­
de una crisis parcial, producida por una descarga focal en el lóbulo ticial anterior del fascículo longitudinal medial (riMLF) (v. Capítu­
occipital medio contralateral (Grant et al, 2002). Es difícil llegar a lo 38), y d) durante la convergencia voluntaria en algunos pacientes con
alguna conclusión, desde el punto de vista clínico, en lo que respec­ enfermedad del tronco encefálico o del cerebelo (Dell’Osso y Daroff,
ta a la localización de la descarga de la crisis en estos pacientes, ya 1999a; Leigh y Zee, 2006).
que se han visto focos epileptógenos en zonas occipitales, parietales,
temporales y frontales. El nistagmo suele ser horizontal, pero oca­ Tratamiento
sionalmente se ha descrito nistagmo vertical, especialmente en pacien­
tes comatosos. Los movimientos oculares periódicos en los pacientes En la Tabla 16.13 se resumen los tratamientos que se han probado
en coma deberían alertar al médico sobre la posibilidad de un esta­ para diferentes tipos de nistagmo. La agudeza visual se debe corregir
do epiléptico; de hecho, el NPA, asociado con una desviación de la siempre que sea necesario (v. Tabla 16.13). Con la excepción del
mirada alternante y periódica, y la rotación alternante y periódica de SNL, en el que los prismas, la cirugía y las lentes de contacto pueden
la cabeza pueden ser la manifestación de una crisis comicial (Moster ser útiles, el tratamiento de las otras formas de nistagmo es desalen­
y Schnayder, 1998). tador. Los prismas a veces pueden ayudar en el nistagmo adquirido.
Se han probado varias sustancias farmacológicas, como benzodiaze-
pinas, baclofeno, isoniazida, trihexifenidilo, tetrabenazina, proclor-
Nistagmo de Brun perazina, carbamazepina, L-dopa, alcohol y carisoprodol. La benzo-
El nistagmo de Brun se produce en pacientes con tumores de gran tropina y la escopolamina, antagonistas muscarínicos centrales, han
tamaño en el ángulo pontocerebeloso. El nistagmo es bilateral, pero mostrado cierto efecto beneficioso en el tratamiento del nistagmo
asimétrico, con una onda en sacudida. Se caracteriza por oscilaciones descendente y pendular adquirido. La gabapentina, el levetiracetam,
de gran amplitud y baja frecuencia en la mirada hacia el lado de la la memantina y el valproato pueden ser eficaces en el nistagmo pen­
lesión, y por oscilaciones de frecuencia elevada y pequeña amplitud dular adquirido; el clonazepam, el baclofeno, la 3,4-diaminopiridina,
en la mirada hacia el lado contralateral. El nistagmo ipsolateral de 4-aminopiridina y la gabapentina pueden ser de utilidad en el nistag­
gran amplitud (grosero) tiene una fase lenta de velocidad exponen­ mo descendente (Strupp et al, 2003), así como lo es la gabapentina en
cialmente decreciente atribuida a la compresión del integrador neural el nistagmo ascendente. Por otra parte, con la excepción del clonaze­
del tronco, que incluye los núcleos vestibulares medios ipsolaterales pam y el baclofeno en el NPA adquirido, y del trihexifenidilo en el
(v. Capítulo 38). El nistagmo contralateral de frecuencia elevada y nistagmo pendular de la esclerosis múltiple, ha habido pocos éxitos.
pequeña amplitud tiene una fase lineal lenta que se atribuye a la dis­ Para una revisión en profundidad, se recomienda consultar a Leigh
función vestibular ipsolateral (v. Fig. 16.17). En ocasiones, un ictus y Zee (2006) y a Stahl et al (2002).
en el territorio de la arteria cerebelosa media anteroinferior puede
producir un nistagmo de Brun (observación personal del autor).
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

INTRUSIONES SACÁDICAS Y OTRAS


Nistagmo episódico OSCILACIONES OCULARES DISTINTAS
El nistagmo episódico se asocia con un trastorno en el que el pacien­ DEL NISTAGMO
te presenta episodios paroxísticos de vértigo, ataxia y nistagmo, que
duran hasta 24 horas. El nistagmo puede ser torsional, vertical o di­
sociado. La frecuencia de los episodios varía desde una vez al día
Nistagmo voluntario
hasta sólo unas pocas veces al año. Esta ataxia periódica se produce El nistagmo voluntario no es un verdadero nistagmo, sino más bien
en pacientes con errores congénitos del metabolismo, en personas un aleteo ocular bajo control voluntario. Consiste en una serie de
con un patrón autosómico dominante sin errores del metabolismo de- movimientos oculares rápidos (sacádicos), sin ningún intervalo o
tectables y en pacientes con migraña basilar o esclerosis múltiple. La fase lenta (Fig. 16.18A). La oscilación es generalmente horizontal,
acetazolamida puede mejorar o prevenir los episodios en la forma pero puede ser vertical, torsional o, rara vez, cicloidal, un fenómeno
familiar (v. Capítulo 76). recientemente descrito como «opsoclonus volitivo» o flúter múltipla-
224 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

las de pausa en la protuberancia (v. Capítulo 38) como consecuencia


de una enfermedad cerebelosa o del tronco encefálico. En dos pacien­
Ojo
tes con opsoclonus, la RM funcional demostró activación en los nú­
cleos cerebelosos profundos que disminuía o se detenía con los ojos
cerrados (Helmchen et al, 2003); este hallazgo confirma la hipótesis
de que la desinhibición de los núcleos del techo inhibe las neuronas
omnipausa y causa el opsoclonus y quizás otras intrusiones sacádi-

r
cas. Las causas más frecuentes se recogen en las Tablas 16.14A y B
10 - e incluyen la encefalitis vírica y posvírica y los trastornos tóxicos,
metabólicos y paraneoplásicos. El síndrome paraneoplásico de opso-
clonus-mioclonus, que es una manifestación del neuroblastoma (7%),
B 0- aparece en los niños y puede responder a la hormona adrenocortico-
trópica (ACTH). En los adultos, el opsoclonus puede acompañar a la
degeneración cerebelosa parenquimatosa paraneoplásica como con-
10 -

TABLA 1 6 . 1 4 A
C o- z. Causas de opsoclonus

Síndrome de inmunodeficiencia adquirida-encefalitis o linfoma


del tronco encefálico
10- Adultos: carcinoma (responde a tiamina)
Déficit de carboxilasas múltiple que responde a tiamina
Celiaquía
D o- Niños: neuroblastoma (responde a corticotropina)
Fármacos y drogas (amitriptilina, clordecona, cocaína,
FIGURA 16.18 Diagramas oculográficos de formas de onda diclorodifeniltricloroetano, haloperidol, fenciclidina, fenitoína,
en varias oscilaciones distintas del nistagmo. A, Aleteo ocular espontáneo en diazepam, talio, tolueno, estricnina, vidarabina)
Encefalitis (vírica, piógena)
posición primaria. B, Hipermetría. C, Hipometría. D, Dismetría de aleteo
Encefalopatía de Hashimoto
exacerbada por la refijación de 1 -10o.
Hidrocefalia
Coma hiperosmolar
Lipidosis
nar (Espinosa y Berger, 2005). La capacidad de inducir el flúter volun­ Esclerosis múltiple
Paraneoplasia
tariamente tiende a ser familiar. Habitualmente, las personas con esta
Hemorragia pontina
capacidad deben converger los ojos para iniciar la oscilación, pero no
Postencefalitis
pueden mantenerla durante más de 30 segundos. En ocasiones, los Embarazo (Koide et al, 2004)
pacientes usan esta habilidad para fingir una enfermedad, pero el fe­ Sarcoide
nómeno es fácil de reconocer. Glioma talámico
Hemorragia talámica
Trastorno transitorio en neonatos sanos
Flúter o aleteo ocular Hepatitis vírica (Wong, 2007)
El aleteo ocular (v. Fig. 16.18A) se produce cuando hay una enferme­
dad del tronco encefálico o del cerebelo y consiste en movimientos
sacádicos horizontales conjugados, que se producen de forma espon­ Tabla 16.14B
tánea en episodios intermitentes. Empeora al intentar fijar la mirada.
En ocasiones se desencadena por un cambio de postura. El aleteo Causas y características del opsoclonus según la edad
ocular es consecuencia de la pérdida de la inhibición de las células de
Neonatos Parainfeccioso
pausa de las neuronas desencadenantes en la formación reticular pon- Paraneoplásico (neuroblastoma
tina paramediana (FRPP) (v. Capítulo 38) producida por la lesión de en el tórax o en el abdomen)
la FRPP, o de las neuronas cerebelosas que influyen en las células Niños
de la pausa, o de ambos. El aleteo se asocia a menudo con dismetría De 8 meses a 3 años Tumores de la cresta neural o tumores
ocular y puede progresar a opsoclonus. que han desaparecido
Mayores de 3 años Tumores de la cresta neural que han
desaparecido
Opsoclonus Niños con opsoclonus Buen pronóstico para el tumor
Mal pronóstico para los movimientos
El opsoclonus es un movimiento ocular sacádico, multivectorial, es­
oculares (responden a la ACTH)
pontáneo y caótico, que casi siempre es conjugado. El opsoclonus se
Adultos Paraneoplásicos (mama, ovario)
agrava con los intentos de fijación y se puede asociar con sacudidas (pueden responder a la
mioclónicas de las extremidades y con ataxia cerebelosa (síndrome de inmunoabsorción de la proteína A)
los ojos bailones-pies bailones). Se debe a una disfunción de las célu­
Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopía, nistagmo y otras oscilaciones oculares 225

secuencia de un carcinoma o un linfoma en otra localización. El opso­ objeto durante unos pocos ciclos (v. Fig. 16.18D). Tanto el aleteo como
clonus se puede producir en estados hiperosmolares y con la intoxica­ el opsoclonus son consecuencia de la disfunción de las células de la pau­
ción por fármacos. La eficacia de la inmunoterapia en adultos con sa en la formación reticular pontina paramediana, lo que suprime tónica­
síndromes paraneoplásicos es difícil de valorar por las fluctuaciones mente las células desencadenantes (v. Capítulo 38). Las células de pausa
y las remisiones espontáneas. No obstante, el añadir a la terapia de la tienen una entrada desde el cerebelo; por lo tanto, la disfunción cerebe­
neoplasia de base una inmunoterapia precoz y agresiva, como el trata­ losa o del tronco encefálico puede producir aleteo u opsoclonus.
miento con inmunoadsorción con intercambio de plasma a través de
una columna de proteína A (Cher et al, 1995) puede ser eficaz en el
opsoclonus. La respuesta, probablemente, depende más del grado de
Nistagmo de retracción convergente
componente inflamatorio que de la pérdida neuronal. El opsoclonus El nistagmo de retracción convergente no es un verdadero nistagmo,
puede responder en ocasiones a la tiamina y al clonazepam. sino un movimiento ocular horizontal dismétrico, rápido, inducido
por los intentos de movimientos sacádicos hacia arriba. Se produce
como parte del síndrome del mesencéfalo medio (síndrome de Pari-
Microflúter ocular naud). Clínicamente, la rápida convergencia con la retracción sincró­
El microflúter ocular, antes llamado flúter ocular microsacádico (tér­ nica de ambos globos, producida por la contracción simultánea de los
mino redundante), es una rara oscilación ocular sintomática que re­ músculos extraoculares, va seguida de un movimiento lento diver­
quiere magnificación para su detección (Dell'Osso y Daroff, 1999b); gente. Con menos frecuencia, si la inervación del recto lateral es do­
puede ser una forma de opsoclonus, pero en algunos pacientes es una minante, se produce inicialmente un movimiento divergente.
variante del nistagmo voluntario. Los pacientes tienen episodios de
visión «trémula». Se ha asociado con una degeneración cerebelosa y
EM. Cuando es persistente, en los pacientes deben evaluarse neopla­
Sacudidas oculares
sias ocultas y someterse a un seguimiento a largo plazo (Leigh y Zee, Las sacudidas oculares son un movimiento rápido hacia abajo de am­
2006). El microflúter puede responder al propranolol o al verapamilo bos ojos, seguido de un movimiento lento de nuevo hacia la posición
(Leigh y Zee, 2006). primaria. La oscilación se repite entre dos y 15 veces por minuto, y
se ve en pacientes, generalmente comatosos, con una importante des­
trucción central pontina y con parálisis horizontales de la mirada (Ta­
Dismetría ocular bla 16.15). En las sacudidas oculares atípicas se conservan los movi­
La dismetría ocular se produce con los movimientos sacádicos de mientos oculares horizontales.
refijación que exceden o sobrepasan el objeto (v. Fig. 16.18B) y que Con las sacudidas invertidas, la fase inicial rápida es hacia arriba,
con frecuencia oscilan antes de volver al reposo (v. Fig. Í6.18C). Es seguida de un movimiento lento hacia abajo, mientras que con las
el resultado de una disfunción cerebelosa (vermis dorsal y núcleos sacudidas inversas (inclinadas hacia abajo), la desviación inicial es
fastigiales). Se ha identificado una latencia intersacádica de alrede­ un movimiento lento hacia abajo seguido de una vuelta rápida a la
dor de 200 milisegundos (Leigh y Zee, 2006). posición primaria. Estos últimos dos fenómenos se producen en pa­
cientes con un trastorno metabólico grave o con una lesión estructu­
ral que afecte a la región mesodiencefálica. La inclinación invertida,
Dismetría de flúter un movimiento lento hacia arriba, seguido de un movimiento rápido
La dismetría de flúter se produce inmediatamente después de que el pa­ hacia abajo, se describió en un paciente con un bajo nivel de cons­
ciente vuelva a fijar la mirada en un objeto; el ojo oscila entonces duran­ ciencia, crisis comiciales y meningitis crónica. Las sacudidas pueden
te un corto período sin intervalos intersacádicos a lo largo de la línea del ser también disociadas (v. Tabla 16.15).

Tabla 1 6 . 1 5 Sacudidas oculares

TIPO MOVIMIENTO CAUSA


Sacudidas oculares (sacudidas Rápido hacia abajo; vuelta lenta hacia arriba Destrucción importante central pontina, miellnóllsis central
atípicas, movimientos oculares a la posición primaria pontina, encefalitis, compresión pontina extraaxlal
horizontales conservados) (generalmente un hematoma cerebeloso), envenenamiento
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

por organofosforados
Sacudidas invertidas Rápido hacia arriba; vuelta lenta hacia abajo Generalmente, una encefalopatía no localizable, anoxia,
a la posición primaria encefalopatía metabólica, lesión en la cabeza, postestatus
epiléptico
inclinación (sacudidas inversas) Lento hacia abajo; vuelta rápida hacia abajo Encefalopatía anóxica, metabólica o tóxica, postestatus
a la posición primaria epiléptico
Sacudidas reversas Lento hacia arriba; vuelta rápida hacia abajo Meningitis criptocóclca o disminución del nivel de
a la posición primaria consciencia (en el síndrome de ínmunodeficiencia
adquirida), ictus de la protuberancia
Seudosacudidas pretectales Movimientos rápidos convergentes hacia abajo Hidrocefalia aguda obstructiva
con patrón en V a una frecuencia más rápida que las sacudidas
típicas; vuelta más lenta de lo normal
a la posición primaria
226 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Las seudosacudidas pretectales con patrón en V, una frecuencia


T abla 16.16
mayor y un movimiento convergente más rápido hacia abajo, con una
vuelta hacia la posición primaria más lenta de lo normal, se producen Oscilaciones sacádicas*
en la hidrocefalia aguda obstructiva y son indicativas de descompre­
Aleteo (voluntario, Involuntario)
sión urgente.
Dlsmetría de aleteo
Algunos pacientes pueden padecer varios tipos de sacudidas.
Aleteo mlcrosacádico (¿variante del aleteo voluntario?)
Opsoclonus
Mioclonus ocular (temblor oculopalatal) Macrosacudidas en onda cuadrada (ahora denominadas como
pulsos de onda cuadrada)
El mioclonus ocular es una oscilación pendular vertical, con una fre­ Sacudidas oculares, sacudidas reversas e Inversas, e inclinación
cuencia de alrededor de 160 Hz, generalmente asociada con oscilacio­ invertida
nes similares del paladar blando (temblor del paladar), y algunas veces, Mioquimia oblicua superior
de otros músculos de origen braquial (Leigh y Zee, 2006). El temblor Nistagmo de retracción convergente
Nistagmo de abducción con oftalmoplejía Intemuclear
palatal, conocido como síndrome oculopalatal, se produce después de
Sacudidas mioclónicas oculares de tipo tic (tics oculares)
un infarto del tronco encefálico, especialmente de la protuberancia,
que afecta al tracto tegmentario central. Tras una latencia de meses, se
*V. Capítulo 38.
produce una hipertrofia de las olivas inferiores y comienza el mioclo­
nus. La asociación de parálisis del nervio facial y el síndrome del «uno
y medio» (v. Capítulo 38) puede predecir el desarrollo de mioclonus
oculopalatal, probablemente debido a la proximidad del tracto tegmen­ sanos. Se ha descrito con la adrenoleucodistrofia, la intoxicación por
tario central al nervio facial (Wolin et al, 1996). El mioclonus oculopa­ plomo, el astrocitoma cerebeloso, la fístula arteriovenosa dural y la
latal se describe también como de aparición espontánea en asociación compresión microvascular (Hashimoto et al, 2001; Samii et al, 1998;
con ataxia progresiva, con un tumor del cuarto ventrículo, y con la hi­ Yoursy et al, 2002).
drocefalia que sigue a una hemorragia subaracnoidea (Eggenberger et La mioquimia oblicua superior puede responder espectacular­
al, 2001). La disfunción de los núcleos cerebelosos o de sus conexiones mente a la carbamazepina y a la gabapentina (Tomsak et al, 2002). El
(triángulo de Guillain-Mollaret) y la interrupción de las señales de propranolol en bajas dosis, la amitriptilina, el baclofeno, la fenitoína,
error de la retina transmitidas a la oliva inferior pueden ser las respon­ las benzodiazepinas y los betabloqueadores tópicos (que se usan en
sables del mioclonus oculopalatal, que está confinado a los músculos el glaucoma) también pueden ser útiles. Un prisma con la base hacia
de origen braquial. Los pacientes pueden mejorar un poco tomando abajo delante del ojo afectado puede aliviar los síntomas del paciente,
anticomiciales como la carbamazepina, el clonazepam y el ácido val- evitar los potenciales efectos secundarios de la medicación a largo
proico, memantina y con fármacos como el trihexifenidilo HC1 y la plazo, y evitar la cirugía del músculo o del tendón del oblicuo su­
cerulina, o de forma crónica con la colocación de un parche en el ojo. perior, que algunos defienden cuando el trastorno es prolongado.
El temblor palatal puede responder a inyecciones botulínicas. Debe La mioquimia discapacitante del oblicuo superior puede responder a la
distinguirse de las pulsaciones de la úvula, sincrónicas con el pulso descompresión microvascular del nervio troclear a la salida de su raíz
sistólico (signo de Muller) en pacientes con insuficiencia aórtica (Wi­ (Samii et al, 1998; Scharwey et al, 2000).
lliams y Steinberg, 2006).
Lateropulsión sacádica
Mioquimia oblicua superior Véase el Capítulo 38 para obtener información sobre la lateropulsión
La mioquimia oblicua superior es una oscilación vertical-torsional, sacádica.
monocular, paroxística, rápida y de pequeña amplitud, producida por
la contracción del músculo oblicuo superior predominantemente del Intrusiones y oscilaciones sacádicas
lado derecho (Yousry et al, 2002). Los pacientes pueden quejarse de
visión borrosa monocular, oscilopsia torsional o vertical o contrac­ Las intrusiones sacádicas, como las sacudidas de onda cuadrada
ción del ojo. La oculografía que usa espirales magnéticas de búsque­ (v. Capítulo 38), son interrupciones sacádicas de la fijación cortas, invo­
da (v. Capítulo 38) ha demostrado contracciones tanto tónicas como luntarias y no repetitivas (Tabla 16.16). Otras intrusiones son los pul­
fásicas de giro hacia adentro, depresión y, en menor medida, de ab­ sos sacádicos (sacádicos sin pasos), que interrumpen la fijación y van
ducción del músculo oblicuo superior (Leigh y Zee, 2006). La RM seguidos de un movimiento lento de vuelta hacia el objeto (glissade),
demostró que el músculo oblicuo superior afectado era más pequeño pulsos sacádicos dobles (fragmento de aleteo) y excesos dinámicos.
en algunos pacientes, lo que sugería una lesión previa del cuarto par; Las oscilaciones macrosacádicas y las macrosacudidas de onda cua­
esta hipótesis está apoyada por un hallazgo en la RM de la compre­ drada (Dell'Osso y Daroff, 1999b) que se tratan en el Capítulo 38.
sión neurovascular del cuarto par en la zona de salida de su raíz (Has-
himoto et al, 2001; Yousry et al, 2002).
La mioquimia del oblicuo superior puede ser difícil de detectar Bibliografía
con la observación del ojo por sí solo, y es más fácil de detectar me­
diante un oftalmoscopio directo. Se puede precipitar al activar el Averbuch-Heller, L., Zivotofsky, A. Z., Remler, B. F., et al. 1995, Convergent-
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ojo afectado. La mioquimia del músculo oblicuo superior tiene una Averbuch-Heller, L., Dell’Osso, L. F., Leigh, J. R., et al. 2002, The torsional component
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Capítulo 16 Trastornos de los movimientos oculares: diplopia, nistagmo y otras oscilaciones oculares 227

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C A P Í T U L O 17 ALTERACIONES PUPILARES
Y PALPEBRALES
Janet C. Rucker

Alteraciones pupilares 229 Alteraciones palpebrales 236


Anatomía de la pupila y control neural 229 Anatomía del párpado y control neural 236
Fenómenos de la pupila normal 229 Procesos patológicos de los párpados 236
Procesos patológicos de las pupilas: aferentes 231
Procesos patológicos de las pupilas: eferentes 231

ALTERACIONES PUPILARES y en la columna celular intermediolateral de la médula espinal hasta el


nivel dorsal (D2). Después de la sinapsis de las neuronas de primer
orden en la médula espinal, las neuronas de segundo orden salen hacia
Anatomía de la pupila y control neural la cadena simpática cervical paravertebral a través de las astas anterio­
El tamaño de la pupila se determina por el equilibrio de acción entre res y ascienden casi hasta el vértice pulmonar y luego con las arterias
dos músculos incrustados en el iris: el esfínter de la pupila, principal­ carótida común e interna para alcanzar el ganglio cervical superior en
mente bajo control parasimpático, y el dilatador de la pupila, bajo con­ el cuello en el ángulo de la mandíbula, donde establecen sinapsis con
trol simpático. El esfínter se localiza circunferencialmente alrededor de las neuronas de tercer orden. En este punto, las fibras sudomotoras re­
la pupila y la contrae por exposición a la luz. El dilatador se sitúa ra­ lacionadas con la sudoración facial se separan anatómicamente de las
dialmente y dilata la pupila en la oscuridad. El tono de reposo de la fibras que actúan en la dilatación pupilar. Desde el ganglio cervical
pupila se determina principalmente por el grado de inervación para­ superior, las neuronas de tercer orden siguen su ascenso con la arteria
simpática basal. Por exposición a la luz, la pupila se contrae por el re­ carótida a través de la base del cráneo y hacia el seno cavernoso, donde
flejo pupilar a la luz (Fig. 17.1). La rama aferente del reflejo a la luz se temporalmente viajan con el nervio motor ocular externo. Luego se
origina en las células ganglionares de la retina y viaja a través del nervio unen a las ramas del nervio trigémino, con las que entran en el vértice
óptico, quiasma y cintilla óptica hacia el pretectum mesencefálico dor­ orbitario, evitan el ganglio ciliar y llegan al músculo dilatador a través
sal justo rostral al tubérculo cuadrigémino superior, desde donde las de los nervios ciliares largos (v. Fig. 17.2).
señales neuronales se transmiten bilateralmente a los dos núcleos para-
simpáticos de Edinger-Westphal del nervio motor ocular común. En
Fenómenos de la pupila normal
estudios en primates, el núcleo olivar pretectal se identifica como el
relé primario entre las células ganglionares de la retina y los núcleos de El hipo o atetosis pupilar es una variación no rítmica, de pequeña am­
Edinger-Westphal (v. Fig. 17.1) (Gamlin y Clarke, 1995; Kourouyan y plitud (< 1 mm) del tamaño de la pupila que se produce en ojos sanos
Horton, 1997; Pong y Fuchs, 2000). La rama eferente del reflejo a la después de una estimulación lumínica y no se desencadena por la aco­
luz consiste en fibras parasimpáticas preganglionares que viajan desde modación (Hunter et al, 2000). Después de un estímulo lumínico, la
los núcleos de Edinger-Westphal en ambos nervios motores oculares pupila se contrae, se redilata y luego oscila. No está claro el papel, si lo
o comunes hacia el ganglio ciliar intraorbitario y los nervios ciliares cor- hay, de estas oscilaciones en la función pupilar o visual.
3 tos posganglionares postsinápticos que llevan la inervación parasimpá- La anisocoria fisiológica (también llamada anisocoria central,
jj tica del ganglio ciliar al músculo esfínter (v. Capítulo 74 para una ex- simple o benigna: pupilas desiguales) se produce en hasta el 20% de
" posición más extensa de la anatomía de los nervios y núcleo motores la población; la diferencia generalmente es inferior a 0,5 mm, aunque
oculares comunes). El reflejo pupilar a la visión próxima consiste en la ocasionalmente puede ser de hasta 1,0 mm. No debe acompañarse de
constricción pupilar como respuesta a la visión de un objetivo próxi­ alteraciones de las respuestas pupilares a la visión próxima y a la luz
mo. Esta miosis es un componente de la tríada de la visión próxima, ni de ptosis.
junto con la acomodación del cristalino y la convergencia ocular. El Con la edad, las pupilas se vuelven más pequeñas y menos reacti­
sustrato anatómico del reflejo pupilar a la visión próxima no está tan vas a la luz. Estas pupilas generalmente no requieren evaluación
bien definido como el del reflejo a la luz. diagnóstica. Aunque no es un estado normal, la diabetes también
Los nervios simpáticos destinados al músculo dilatador constan de afecta a las pupilas con la frecuencia suficiente para hacer que las
una cadena de tres neuronas: neuronas de primer, segundo y tercer or­ pupilas poco reactivas y pequeñas sean «normales» en este contexto
den (Fig. 17.2). Las neuronas de primer orden se originan en el hipotá- clínico en ausencia de cualquier otro estado pupilar patológico. Se ha
© lamo posterolateral y descienden por el tronco encefálico dorsolateral descrito una disfunción pupilar parasimpática y simpática en la dia-

229
230 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tubérculo FIGURA 17.1 Diagrama esquemático del reflejo pupilar a la luz


cuadrigémino en el macaco, que muestra la rama aferente a través de retina, nervio óptico
superior y quiasma; las conexiones mesencefálicas entre los núcleos olivares
Núcleo pretectales y los núcleos de Edinger-Westphal, y la rama eferente a través
olivar
del nervio motor ocular común y el ganglio ciliar. Para simplificar, se muestra
una única neurona del núcleo olivar que se proyecta a los dos núcleos
de Edinger-Westphal, e inputs de los dos núcleos olivares convergen en una
única neurona en el núcleo de Edinger-Westphal. Cortesía de: J. C. Horton;
reproducido con autorización de: Kourouyan, H. D., y Horton, J. C. 1997,
«Transneuronal retinal input to the primate Edinger-Westphal nucleus»,
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geniculado
lateral Núcleo de
Edinger-Westphal

Subdivisiones motoras Nervio motor


del complejo ocular común

Ganglio ciliar

Nervio ciliar corto FIGURA 17.2 Vías parasimpática


Fibras eferentes Ganglio al músculo ciliar
y simpática para la inervación del músculo
esfínter y dilatador de la pupila. I. C.: primer
segmento cervical de la médula espinal.
I. D.: primer segmento dorsal. II. D.: segundo
segmento dorsal. Ill: nervio motor ocular
común. V: nervio trigémino. Adaptado de:
Gray, H. 1918, Anatomy of the Human Body,
lámina 840.

(preganglionares)
Capítulo 17 Alteraciones pupilares y palpebrales 231

betes. Las alteraciones pupilares se correlacionan con otras patolo­ diferencial incluye lesión del flujo de salida parasimpático (pupila tó­
gías, como la disfunción autónoma cardiovascular, la neuropatía pe­ nica, parálisis oculomotora), lesión o isquemia del esfínter del iris y
riférica y la retinopatía (Bremner y Smith, 2006). dilatación farmacológica de la pupila. La anisocoria más pronunciada
a oscuras sugiere que la pupila pequeña es la patológica porque la pu­
pila mayor se dilatará normalmente a oscuras, lo que aumenta la dife­
Procesos patológicos de las pupilas: aferentes
rencia de tamaño entre la pupila grande y la pequeña, la pupila que no
El defecto pupilar aferente relativo (DPAR) o pupila de Marcus Gunn se dilata. Una salvedad a la sugerencia de que la pupila pequeña es la
es un rasgo distintivo de la enfermedad del nervio óptico. Se trata de la patológica en esta situación es que la anisocoria en general mejorará
manifestación de un trastorno unilateral relativo de la rama aferente del ligeramente a oscuras en la anisocoria fisiológica, una situación normal
reflejo pupilar a la luz a través del nervio óptico y se produce por la en la que ninguna pupila es patológica. El diagnóstico diferencial de
naturaleza consensual y bilateral del reflejo a la luz. Cuando se aplica una pupila pequeña patológica incluye inhibición simpática (síndrome
un estímulo lumínico a un ojo, las dos pupilas se contraen como resul­ de Homer), patología local del iris, como inflamación, y estimulación
tado de las conexiones bilaterales entre los núcleos pretectales y los parasimpática (p. ej., estimulación farmacológica).
núcleos de Edinger-Westphal. Cuando se realiza la prueba de ilumina­ El siguiente paso en la exploración es evaluar los reflejos a la luz
ción alternante para evaluar el DPAR, la luz se transmitirá normalmen­ pupilares consensual y directo, seguido de la evaluación de la res­
te a través de un nervio óptico y, en menor grado, a través del nervio puesta pupilar a la visión próxima. La respuesta a la visión próxima
óptico enfermo. Esto se traduce en la aparición de una constricción se evalúa mejor haciendo que el paciente aguante el pulgar varios
pupilar bilateral enérgica cuando se aplica el estímulo lumínico al ojo centímetros por delante de los ojos mientras mira la habitación. Des­
normal y una constricción menor que aparece como una dilatación re­ pués se hace que el paciente dirija y mantenga la mirada en el pulgar.
lativa cuando el estímulo de luz se transfiere al ojo con la neuropatía En ciertas patologías, las pupilas pueden tener una disociación luz-
óptica, por tanto, el DPAR. Cuanto mayor sea el grado de lesión de las cerca con pocos reflejos a la luz directa, pero constricción relativa­
células ganglionares de la retina y del nervio óptico, mayor será la di­ mente conservada a estímulos próximos. Una vez determinado, con
latación relativa de la pupila (Lagreze y Kardon, 1998). V. el Capítu­ las técnicas anteriores, cuál es la pupila anormal, con frecuencia se
lo 39 para una descripción más detallada y una tabla con instrucciones utilizan pruebas farmacológicas con varios colirios para confirmar y
paso a paso sobre cómo evaluar un DPAR, y el Capítulo 15 para una ayudar en la localización (Tabla 17.1). El método general es aplicar
amplia discusión de la enfermedad del nervio óptico. una gota de un fármaco en cada ojo, seguido de la reexploración de
las pupilas de 30 a 45 minutos después. La sensibilidad de la detec­
ción de respuesta exacta aumenta con la documentación fotográfica
Procesos patológicos de las pupilas: eferentes antes y después. El uso diagnóstico de fármacos tópicos y los resul­
tados adicionales de la exploración para cada uno de los trastornos
Presentación clínica y exploración
específicos se describen en detalle en los apartados correspondientes
La historia clínica del paciente no empieza con la afirmación «He no­ de este capítulo, que incluye los trastornos; éstos se perfilan en una
tado que mis pupilas no son iguales». En la mayoría de los casos, la pauta sistemática en la Figura 17.3.
anisocoria ha llamado la atención de un médico, amigo o familiar. Los La presencia de un ligero grado de ptosis en el ojo con la pupila
que la notan por sí mismos pueden confundir al médico dándoles una pequeña puede indicar una disfunción simpática; la ptosis en el ojo
explicación engañosa de la duración del trastorno. En este caso puede con la pupila mayor puede indicar una disfunción de los nervios mo­
ser útil ampliar fotografías antiguas del paciente. Ocasionalmente, un tores oculares comunes. También debe realizarse un examen cuida­
paciente tiene una disfunción visual causada únicamente por unas pu­ doso de la visión, la motilidad ocular, la fuerza y la sensibilidad facial
pilas de tamaño anormal. Cuando una pupila dilatada y fija no consi­ y el fondo de ojo.
gue proteger la retina de un aumento de iluminación se produce fotofo­
bia y una lenta adaptación a la oscuridad. Con menor frecuencia, puede
Anisocoria mayor con luz
aparecer una menor visión nocturna (o visión diurna tenue) en pacien­
tes con pupilas pequeñas, poco reactivas; este síntoma está causado por Disfunción parasimpáticaposganglionar: pupila tónica. Una pupi­
pupilas que no se dilatan normalmente, lo que disminuye el poder de la tónica es grande, reacciona mal a la luz y lentamente a estímulos
captación de luz del ojo en condiciones de poca iluminación. cercanos; después de una refijación a distancia, muestra una redilata­
La exploración de la pupila (v. Capítulo 39 para más información ción tónica y lenta (Fig. 17.4). Tras suprimir el estímulo de cerca,
sobre la exploración de la pupila) de un paciente en el que se evalúa esta redilatación tónica revierte la anisocoria transitoriamente, y hace
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

la existencia de un trastorno debería empezar con la observación de que la pupila tónica sea más pequeña que la pupila normal porque,
las posiciones en reposo de las pupilas en luz ambiental y de las po­ a diferencia de la pupila tónica, la normal se redilata rápidamente
siciones del párpado en reposo. Si existe anisocoria, debería evaluar­ (v. Fig. 17.4D). En la consulta de oftalmología, la evaluación de una pu­
se el grado de la misma a la luz frente a la oscuridad. La evaluación pila tónica con lámpara de hendidura muestra una constricción segmen­
de la pupila a oscuras se realiza haciendo que el paciente mire hacia taria vermicular de algunas partes de la pupila y la ausencia de cons­
delante en una sala a oscuras mientras el examinador ilumina con tricción de otras. Debido a la desnervación parasimpática del músculo
suficiente luz indirectamente desde abajo para poder visualizar las esfínter del iris, puede producirse una hipersensibilidad por desnerva­
pupilas. La evaluación con luz y a oscuras ayudará a determinar cuál ción, y la instilación de una solución diluida del colinérgico pilocarpina
es la pupila patológica. puede confirmar el diagnóstico (Fig. 17.5; v. también Tabla 17.1). Con
La anisocoria que es más pronunciada a la luz sugiere que la pupila frecuencia se propone una solución al 0,1%, pero pueden producirse
grande es la anormal porque la pupila pequeña se contraerá normal­ más resultados positivos falsos que con una solución al 0,0625% (Lea­
mente con la luz, lo que hará aumentar la diferencia de tamaño entre la vitt et al, 2002). La pilocarpina diluida contraerá la pupila tónica, pero
pupila pequeña y la grande, la pupila que no se contrae. El diagnóstico no una pupila normal o una pupila dilatada por otra causa, como en la
232 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

¿Es normal la respuesta FIGURA 17.3 Diagrama


pupilar a la luz? de flujo con pautas sistemáticas

Sí para evaluar la anisocoria.


\N0
Síndrome ¿Hay dilatación ¡ ! ¿Es anormal la pupila ! Enfermedad del iris,
de Horner retardada? ■ ¡ más pequeña? ¡ pupila de Adíe
antigua, sífilis

Sí ¿Hay defectos ! Parálisis de tercer


J la pupila más pequeña? ! ¡ de motilidad o ptosis? ¡ ' par, lesión
mesencefálica

|No J No
! ¿Hay redilatación '
Anisocoria simple Pupila tónica
¡ tónica?

lNo

i
• ¿Hay constricción com , Sí
! pilocarpina al 0,05%? !

!n°
Síndrome ¿Dilata la ■
• ¿Hay constricción con Sí. Parálisis
de Horner hidroxianfetamina
pilocarpina al 1 %? del tercer par
preganglionar la pupila más pequeña?

jN0 |n“
Síndrome de Horner Farmacológico,
posganglionar enfermedad del iris

TABLA 1 7 . 1 Pruebas diagnósticas de la pupila con colirios

PRUEBA MECANISMO DE ACCIÓN UTILIDAD DIAGNOSTICA Y RESPUESTA ESPERADA


ANISOCORIA MAYOR CON LUZ
(pupila anormal más grande)
Pilocarpina diluida (0,0625% Parasimpaticomimétlco; estimulación La pupila tónica se contraerá (hipersensibilldad por desnervación)
o 0,1%) directa del esfínter La pupila normal y la pupila afectada por parálisis oculomotora
o bloqueo farmacológico no responderán
Pilocarpina (1,0%) Parasimpaticomimétlco; estimulación La pupila normal y la pupila afectada por parálisis oculomotora
directa del esfínter se contraerán
La pupila afectada por bloqueo farmacológico no responderá

ANISOCORIA MAYOR EN LA OSCURIDAD


(pupila anormal más pequeña)
Cocaína (2-10%) Inhibe la recaptación de noradrenallna La pupila de Horner no se dilatará
en la terminación simpática La pupila normal se dilatará
Hidroxianfetamina (1,0%) Induce la liberación de noradrenalina La pupila de Horner preganglionar (neurona de primer o segundo
almacenada por la neurona simpática orden) se dilatará
de tercer orden La pupila de Horner posganglionar (neurona de tercer orden)
no se dilatará
Apraclonidina (0,5%) Agonista simpático débil La pupila de Horner se dilatará (sensibilidad por desnervación)
La pupila normal no cambiará o se contraerá ligeramente
Capítulo 17 Alteraciones pupiiares y palpebrales 233

FIGURA 17.5 Pupila tónica derecha. A, Anisocoria con pupila


derecha más grande antes de administrar pilocarpina diluida. B, Treinta
minutos después de la pilocarpina diluida, la pupila derecha está contraída
y la izquierda no cambia. El paciente también tiene un estrabismo
congénito no relacionado con una exotropía (desviación hacia fuera
de los ojos) y motilidad ocular plena sin diplopia.

cimiento es la pupila benigna de Holmes-Adie, que con frecuencia se


manifiesta con una dilatación aguda e indolora de la pupila y puede
acompañarse de fotofobia y visión próxima borrosa por afectación de
D las fibras que inervan el cuerpo ciliar para la acomodación del crista­
lino. El trastorno es unilateral en el 80% de los pacientes. Es más co­
FIGURA 17.4 Pupila tónica izquierda. A, A oscuras, laanísocoría mún en mujeres jóvenes sanas y se cree debida a una ganglionitis ci­
es mínima porque la pupila derecha normal está dilatada. B, Con luz liar vírica. Los resultados adicionales de la exploración pueden incluir
brillante, la anisocoria aumenta porque la pupila derecha normal se contrae la disminución de los reflejos tendinosos profundos y una menor la
y la pupila tónica, no. C, Un estímulo próximo produce constricción de sensibilidad corneal. La pupila afectada tiende a disminuir de tamaño
la pupila tónica y demuestra la disociación luz-cerca. D, Pocos segundos con el tiempo y al final incluso puede ser más pequeña que la pupila
después de devolver la mirada a una diana alejada, la pupila derecha no afectada. El síndrome de Ross es la tríada de pupilas tónicas, hipo-
normal se ha redilatado y la pupila tónica sigue siendo pequeña. rreflexia y anhidrosis segmentaria. No está claro si este síndrome es
una variante del síndrome de Holmes-Adie o un trastorno mecánica­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

mente distinto, aunque la alteración de la termorregulación es el ele­


mento característico (Nolano et al, 2006; Shin et al, 2000).
parálisis oculomotora o toxicidad farmacológica. No existen prepara­
dos comerciales de soluciones de pilocarpina inferiores al 1% y deben Disfunciónparasimpáticapreganglionar:parálisis oculomotora. La
prepararse por dilución con solución salina normal sin conservantes. dilatación pupilar por parálisis oculomotora puede acompañarse de
Las pupilas tónicas se deben al daño del ganglio ciliar intraorbita- déficits oculomotores por alteración de los músculos oblicuo menor,
rio o de los nervios ciliares cortos por cualquier causa, como inflama­ recto superior, inferior e interno inervados por el nervio motor ocular
ción infecciosa focal (herpes zóster, sífilis) o no infecciosa (arteritis de común, y por ptosis debida a afectación del músculo elevador del
células gigantes), infiltración maligna, procesos paraneoplásicos y párpado superior. Puede producirse una afectación pupilar aislada
traumatismo. Las pupilas tónicas también pueden formar parte de una como signo precoz de compresión neurovascular por un aneurisma
neuropatía autónoma sistémica (v. Capítulo 81) (Bremner y Smith, de la arteria comunicante posterior porque las fibras pupiiares son
2006), síndrome de Guillain-Barré o su variante de Miller Fisher, y el superficiales a la superficie superointerna del nervio. También puede
botulismo. Quizás la pupila tónica más común y de más fácil recono- ser un signo de hernia del uncus del lóbulo temporal por aumento de
234 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

la presión intracraneal (pupila de Hutchinson). Una pupila de Hut­ tica de tres neuronas (v. apartado «Anatomía de la pupila y control neu­
chinson fija y dilatada en la presentación inicial de un traumatismo ral»). La anhidrosis se encuentra sólo en lesiones de las neuronas de
craneal, ictus o masa intracraneal se asocia a una mortalidad del 75% primer o segundo orden (preganglionares), porque las fibras que se
(Clusmann et al, 2001). Aunque la pilocarpina diluida (0,1%) nor­ encargan de la sudoración facial siguen una vía distinta a las destinadas
malmente no produce constricción de la pupila en esta situación, de­ al músculo dilatador de la pupila después de formar sinapsis en el gan­
bería contraerse tras la administración de pilocarpina al 1 % (v. Ta­ glio cervical superior. La ptosis se produce por inervación alterada del
bla 17.1). Esto puede ayudar a diferenciar la dilatación pupilar aislada músculo de Müller, que contribuye sólo ligeramente al mantenimiento
de una parálisis oculomotora por dilatación pupilar farmacológica, por­ de la apertura palpebral. En consecuencia, la ptosis máxima posible
que la pupila farmacológica no debería contraerse. (V. Capítulo 74 por disfunción simpática es de sólo 1-2 mm. Puede producirse un enof-
para una exposición completa de la anatomía y las lesiones clínicas talmos aparente (ilusión de un ojo más pequeño, «hundido») por una
de los nervios motores oculares comunes.) En la Figura 74.2 se puede hendidura palpebral que se estrecha por afectación del músculo de Mü­
ver un ejemplo de una parálisis oculomotora. ller combinado con una ligera elevación del párpado inferior (ptosis
«reversa» o «invertida») por afectación del músculo liso del párpado
Lesión e isquemia del esfínter del iris. El traumatismo cerrado en inferior. Otro hallazgo de la exploración es la dilatación retardada de
el ojo puede dañar el esfínter del iris, causando midriasis (dilatación la pupila de Homer en la oscuridad (Fig. 17.6).
pupilar) con poca constricción pupilar a la luz y a estímulos de cerca. El diagnóstico diferencial del síndrome de Horner varía entre
Pueden evidenciarse desgarros en el borde pupilar. Inmediatamente una lesión preganglionar (neuronas de primer o segundo orden) y una
después de la lesión, la pupila puede ser más pequeña de lo normal lesión posganglionar (neurona de tercer orden) y su diferenciación
(miosis espástica), pero en unos minutos, se dilata y es poco reactiva. puede dictar el abordaje diagnóstico. La determinación entre una le­
Este curso de los acontecimientos puede parecer una hernia del un­ sión preganglionar y posganglionar puede hacerse con un colirio
cus. La isquemia del iris también puede causar midriasis y escasa diagnóstico pupilar. Con este fin se utiliza con mayor frecuencia el
reactividad pupilar. Puede producirse en el glaucoma de ángulo ce­ colirio de hidroxianfetamina (1,0%). Sin embargo, algunos médicos
rrado y el síndrome isquémico ocular. Las dos situaciones en general prefieren utilizar un colirio de cocaína (2-10%) para confirmar la pre­
se acompañan de mala visión y dolor. Otros signos de glaucoma agu­ sencia de síndrome de Horner en vez de proceder directamente con la
do incluyen edema corneal e inyección ocular. El síndrome isquémi­ hidroxianfetamina para determinar una lesión preganglionar o pos­
co ocular aparece en pacientes con estenosis marcada de una arteria ganglionar. La administración de cocaína e hidroxianfetamina no
carótida interna o estrechamiento de las arterias carótidas interna y puede hacerse el mismo día; al menos debe existir un intervalo de
externa en un lado. Otros hallazgos oculares incluyen neovasculari- 48 horas entre las dos pruebas con colirios diagnósticos. Desde un
zación de la retina o el iris (rubeosis iridis), iritis, hipotonía ocular y punto de vista práctico, estos dos fármacos son difíciles de obtener.
edema corneal. Algunas formas infrecuentes de degeneración del iris, La cocaína es una sustancia controlada, debe guardarse bajo llave
como atrofia del iris e iridociclitis heterocrómica de Fuchs, causan y produce una prueba positiva en la prueba toxicológica de orina a los
dilatación pupilar, frecuentemente con irregularidad del contorno pu­ 2 días de la administración ocular (Jacobson et al, 2001). La hi-
pilar. Los ojos con una enfermedad local del iris pueden no contraer­
se con pilocarpina al 1%, según la gravedad de la afectación del es­
fínter pupilar.

Midriasis farmacológica. La midriasis farmacológica suele produ­


cirse después de la instilación accidental o intencionada de un antico-
linérgico como la atropina. La midriasis accidental suele producirse
por contacto mano-ojo en individuos que tienen contacto con estos
fármacos; los ejemplos incluyen el uso de un parche cutáneo de esco-
polamina para la cinetosis, la administración de colirio a un familiar
con una enfermedad ocular o la exposición a plantas con actividad
bloqueadora parasimpática, como la trompeta de ángel (Havelius y
Asman, 2002). La administración inadvertida de ipratropio nebuliza-
do en el ojo por una máscara mal ajustada en un paciente muy enfer­
mo puede producir una midriasis unilateral que puede parecer una
pupila de Hutchinson por hipertensión intracraneal y hernia del un­
cus (Eustace et al, 2004). Las pupilas dilatadas farmacológicamente
tienden a ser mayores que la pupila dilatada de la parálisis del tercer
par. Los simpaticomiméticos como la fenilefrina causan midriasis
menos extensa y prolongada que la causada por los anticolinérgicos.
Las pupilas dilatadas farmacológicamente no se contraen después de C
la administración de pilocarpina al 1% (v. Tabla 17.1).
FIGURA 17.6 Síndrome de Horner izquierdo. A, Ptosis leve
del párpado superior y miosis en luz ambiental. B, La anisocoria aumenta
Anisocoria mayor en la oscuridad
a los 5 segundos de reducir las luces por dilatación retardada de la
Síndrome de Horner. La tríada clásica del síndrome de Homer de pupila izquierda. C, Quince segundos después de atenuar las luces,
disfunción simpática consiste en ptosis, miosis y anhidrosis facial ipso­ la pupila izquierda muestra un aumento de la dilatación en comparación
lateral. La lesión puede encontrarse en cualquier lugar de la vía simpá­ con la imagen de B.
Capítulo 17 Alteraciones pupilares y palpebrales 235

droxianfetamina ya no se comercializa en Estados Unidos, aunque


puede obtenerse en Leiter’s Park Avenue Pharmacy, 1756 Park Ave­
nue, San Jose, CA 95126 (www.leiterrx.com; teléfono 800-292-6773).
La cocaína inhibe la recaptación de noradrenalina en la terminación
simpática y causa una acumulación de noradrenalina que se libera
continuamente de las terminaciones nerviosas simpáticas. El resulta­
do es la dilatación de una pupila normal, pero una dilatación alterada
de la pupila desnervada simpáticamente con un aumento de la aniso­
coria. La falta de dilatación después de la administración de cocaína
se produce en el síndrome de Horner preganglionar y posganglionar.
La hidroxianfetamina induce la liberación de la noradrenalina alma­
cenada por la neurona de tercer orden. Dilatará una pupila normal y
una pupila con una neurona simpática de tercer orden intacta. Por
tanto, si se produce una dilatación en una pupila de Horner, la lesión
se localiza en las neuronas de primer o segundo orden pregangliona-
res. Si no se produce una dilatación pupilar, es probable que exista un
síndrome de Horner en la neurona de tercer orden (Fig. 17.7A y B).
La apraclonidina en solución al 0,5% es una adición reciente al
arsenal diagnóstico para el síndrome de Horner (Koc et al, 2005;
Morales et al, 2000). Es un agonista a-adrenérgico aprobado para
reducir la presión intraocular durante ciertos procedimientos quirúr­
gicos oftalmológicos. Después de la administración bilateral de
apraclonidina en un paciente con síndrome de Horner, se revierte la
anisocoria causada por dilatación de la pupila de Horner, y la cons­
tricción o ningún cambio en la pupila normal. Esto se produce por­
que la apraclonidina es un débil o^-agonista sin actividad dilatadora
directa en la pupila normal; la pupila de Horner se dilata debido a la
hipersensibilidad por desnervación. Además de la dilatación pupilar,
se resuelve la ptosis inducida por el Horner; sin embargo, esto no
puede usarse sólo para confirmar el diagnóstico porque también pue­
de verse una elevación del párpado en ojos sanos. La apraclonidi­
na como sustituto de la cocaína en el diagnóstico del síndrome de
Horner es prometedora, pero deben hacerse estudios rigurosos por­
que no está claro si todas las interrupciones del flujo simpático pro­
ducirán sensibilidad de desnervación y cuánto tiempo se necesita
para que esto ocurra (Kardon, 2005).
Como se ha mencionado anteriormente, una lesión inflamatoria,
compresiva, neoplásica, traumática o de otro tipo en la vía simpática
de las tres neuronas puede causar un síndrome de Horner. En concre­
to, dos lesiones merecen una descripción detallada por su importan­
cia clínica y el potencial mal pronóstico si no se detectan. Son la
disección de la carótida, que se presenta como un síndrome de Hor­
ner aislado, y el tumor de Pancoast. El inicio agudo de un síndrome C
de Horner doloroso lleva a sospechar una disección carotídea hasta
FIGURA 17.7 Síndrome de Horner izquierdo posganglionar
que se demuestre lo contrario. Esta presentación requiere un grado
de neurona de tercer orden, de inicio agudo y doloroso, secundario
muy alto de sospecha porque con frecuencia es la parte intracraneal,
a una disección de la carótida izquierda. A, Miosis izquierda y ptosis
la porción precavemosa de la arteria carótida la que está afectada.
ligera. B, Fallo de la pupila izquierda de dilatarse 30 minutos después
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

No es infrecuente que esta lesión se pase por alto en la angiografía


de la instilación de hidroxianfetamina al 1,0% que confirma la localización
por resonancia magnética (ARM) y se detecte sólo mediante examen
posganglionar de la lesión. C, La RM axial potenciada en T1 sin gadolinio
atento de imágenes de resonancia magnética (RM) axial potenciada
en la base del cráneo muestra una disección de la carótida izquierda
en TI y no realzada con contraste a través de la base del cráneo, en
con aumento de sangre hiperintensa en la pared de la arteria que causa
busca de una señal hiperintensa creciente que rodea la ausencia de
estenosis de la luz arterial (flecha negra larga). Se ve la ausencia de flujo
flujo de la arteria carótida (v. Fig. 17.7C). El tratamiento suele con­
normal de la arteria carótida derecha en la punta de la flecha blanca corta.
sistir en anticoagulación con heparina, seguido de warfarina durante
3-6 meses, para minimizar el riesgo de émbolos de la arteria diseca­
da. Un síndrome de Homer preganglionar, especialmente en un pa­
ciente con historia de tabaquismo, debe llevar a la búsqueda de una tadas: RM de cerebro y columna vertebral (toda la columna cervical
neoplasia pulmonar apical o tumor de Pancoast. Aparte de estos dos y las dos primeras vértebras dorsales) con gadolinio para una lesión
casos clínicos, el diagnóstico del síndrome de Horner consiste prin­ preganglionar y RM de cerebro con gadolinio y ARM para una le­
cipalmente en técnicas de neuroimagen de las vías simpáticas afec- sión posganglionar.
236 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Iritis (inflamación del iris). La inflamación aguda del iris (iritis) trucción de los núcleos olivares pretectales localizados dorsalmente
puede causar constricción pupilar. Si la inflamación persiste, las que intervienen en el reflejo pupilar a la luz (v. «Anatomía de la pupila
adherencias entre iris y cristalino (sinequias posteriores) pueden y control neural»), con conservación relativa de las fibras que intervie­
producir irregularidad e inmovilidad de la pupila. Normalmente, nen en la respuesta pupilar a la visión próxima, que parecen abordar
el ojo inflamado está rojo y el paciente tiene fotofobia. Sin embar­ el centro pupilomotor desde una vía más ventral.
go, en algunas formas crónicas de iris, como la sarcoidosis, se
pueden producir adherencias del iris sin estas manifestaciones. La
sífilis causa con mayor frecuencia pupilas de Argyll-Robertson, ALTERACIONES PALPEBRALES
pero también inflamación y degeneración focal. La infiltración
del iris por un tumor o amiloide también puede causar pupilas
irregulares.
Anatomía del párpado y control neural
La anchura de la hendidura palpebral se determina por el equilibrio
de actividad de los músculos orbiculares del ojo, los músculos eleva­
Anisocoria episódica
dores del párpado superior, el músculo liso llamado músculo de Mii-
La anisocoria puede ser intermitente. La anisocoria fisiológica puede 11er y los tejidos conjuntivo peiiorbitario y palpebral. El orbicular del
variar de una semana a otra y, ocasionalmente, de una hora a otra. Un ojo está inervado por el nervio facial, el elevador del párpado supe­
trastorno infrecuente conocido como pupila en renacuajo se debe a rior por el nervio motor ocular común, y el músculo de Müller, por el
espasmos intermitentes de segmentos del músculo dilatador de la pu­ sistema nervioso simpático. La activación del orbicular del ojo pro­
pila; con frecuencia, estos pacientes tienen un síndrome de Horner duce el cierre del ojo. El elevador palpebral y, en menor grado, el
subyacente. Un fenómeno relacionado es el espasmo oculosimpático músculo de Müller son los responsables de mantener el ojo abierto.
asociado a lesiones de la médula espinal cervical. En el Capítulo 74 se expone de forma completa la anatomía de los
La midriasis unilateral episódica benigna es un diagnóstico nervios motor ocular común y facial.
de exclusión en la que los episodios de dilatación pupilar duran de
minutos a días (Jacobson, 1995). Algunos pacientes tienen migra­
ñas características durante los episodios, pero la mayoría sólo tie­ Procesos patológicos de los párpados
nen visión borrosa monoocular o ningún síntoma. La frecuencia de
Presentación clínica y exploración
episodios varía de algunos por semana a uno cada pocos años. Al­
gunos pacientes parecen tener una insuficiencia parasimpática; Los pacientes con párpados anormales pueden sufrir un cambio en el
otros, una hiperactividad simpática de la pupila, pero no se desarro­ aspecto físico de uno o ambos párpados, o pueden tener síntomas
llan otros problemas neurológicos. La parálisis oculomotora cíclica relacionados con una función palpebral alterada como ojos secos o
es un trastorno poco frecuente en el que se producen espasmos ocu- urentes, con frecuencia por una apertura palpebral excesiva o un cie­
lomotores periódicos en un paciente con parálisis del tercer par cra­ rre palpebral incompleto. Sin embargo, los pacientes pueden no ser
neal. Durante los espasmos, el párpado se eleva, el ojo exotrópico conscientes de un problema, pero la asimetría del ojo ha llamado la
se mueve hacia la línea media y la pupila se contrae. En algunos atención de conocidos o familiares. Los pacientes con frecuencia
casos, los espasmos se limitan a la pupila. Puede producirse un es­ indican que tienen un «ojo caído», incluso si el ojo con la hendidura
pasmo intermitente de partes del esfínter pupilar en una parálisis palpebral más pequeña es el ojo normal y el ojo más abierto es el
traumática del tercer par y con regeneración oculomotora aberrante. patológico. El examinador es quien debe determinar qué ojo tiene
Durante los espasmos puede producirse una dilatación pupilar uni­ una posición palpebral anómala. La familiaridad con la posición de
lateral y otros signos pupiiares. reposo de los párpados es fundamental para determinar si existe un
estado patológico.
En la Tabla 17.2 se resumen los pasos que hay que seguir en la
Disociación pupilar luz-cerca
exploración de los párpados. La hendidura palpebral normal es de
El término disociación luz-cerca hace referencia a pupilas con una 12-15 mm. En reposo, el párpado superior normalmente cubre los
disminución acusada de la constricción a la luz y con una constric­ 1-2 mm superiores del iris, y el borde superior del párpado inferior
ción mucho mejor a los estímulos próximos. El diagnóstico diferen­ sólo toca el borde inferior del iris (Fig. 17.8). En un ojo con retrac­
cial incluye pupilas tónicas, pupilas de Argyll-Robertson y síndrome ción leve del párpado superior, el párpado sólo toca el límite supe­
mesencefálico dorsal. Las pupilas tónicas se describen en este capítu­ rior del iris o se ve una pequeña cantidad de esclerótica entre el iris
lo en el apartado sobre trastornos pupiiares que causan una anisocoria y el borde palpebral superior (exposición de esclerótica superior)
mayor con luz. Las pupilas de Argyll-Robertson son pequeñas e irre­ (Fig. 17.9). En la retracción del párpado inferior, se ve esclerótica entre
gulares. Este trastorno es históricamente el más observado en la sífi­ el iris y el borde palpebral inferior (exposición de esclerótica in­
lis, pero actualmente la etiología más común probablemente es la ferior). Los pacientes con ptosis simulada (voluntaria) muestran
diabetes, aunque las pupilas no son mióticas. No está clara la locali­ una contracción del orbicular del ojo con la piel arrugada cerca del
zación de la lesión que causa estas pupilas, pero las posibilidades borde palpebral y un descenso de la ceja. En la Figura 17.9 se mues­
incluyen el ganglio ciliar y el mesencéfalo dorsal (Thompson y Kar- tra un ejemplo de ptosis verdadera del párpado superior. En un inten­
don, 2006). El síndrome mesencefálico dorsal o síndrome de Pari- to de elevar los párpados, los pacientes con ptosis bilateral con fre­
naud (v. Capítulo 21) consiste en una alteración de la mirada hacia cuencia tienen también una contracción frontal con elevación de las
arriba, nistagmo de retracción-convergencia y retracción palpebral cejas. La proptosis (exoftalmos o protrusión ocular) puede evaluarse
(signo de Collier), además de disociación pupilar luz-cerca. General­ por inspección de la posición del globo ocular con respecto al borde
mente se debe a lesiones de la glándula pineal o hidrocefalia. La le­ orbitario mirando tangencialmente a través del borde orbitario desde
sión luz-cerca en este mecanismo central puede deberse a una des­ arriba, abajo o lateralmente.
Capítulo 17 Alteraciones pupilares y palpebrales 237

pado más ptósico. El signo de peek es positivo cuando el cierre ocular


T abla 17.2
prolongado aumenta la debilidad del orbicular del ojo y causa una
Exploración física de los párpados separación palpebral y exposición del globo, a pesar de un cierre ocu­
lar completo inicial.
Observar durante al menos 1 minuto, buscando lo siguiente:
Un cierre suave e incompleto del ojo también puede sugerir debi­
Asimetría de la hendidura palpebral
lidad facial por causas distintas de la miastenia gravis, como parálisis
La posición en reposo de cada párpado superior e inferior
respecto al borde del iris del nervio facial o un proceso miopático como la oftalmoplejía exter­
Retracción de párpado superior o inferior y exposición na progresiva crónica (OEPC). Puede detectarse una debilidad más
de esclerótica sutil de los músculos orbiculares del ojo con el cierre ocular forzado
Ptosis (Fig. 17.10). El cierre palpebral forzado con reapertura rápida es una
Proptosis (protrusión ocular) o enoftalmos (ojo hacia dentro técnica excelente para evaluar el hemiespasmo facial, la apraxia de la
o «hundido») apertura palpebral y el blefaroespasmo, patologías que con frecuen­
Edema o cicatrización palpebral cia empeoran con esta maniobra. Los pacientes con apraxia de la
Frecuencia de parpadeo (normal: unas 18 veces por minuto) apertura palpebral contraen la frente y elevan las cejas cuando se les
Evaluar la posición palpebral en diferentes direcciones de la mirada
pide que abran los ojos, pero sus ojos siguen cerrados. Los pacientes
Si existe ptosls, evaluar el empeoramiento con la mirada
con blefaroespasmo tienen una contracción persistente del orbicular
prolongada hacia arriba
Observar el cierre palpebral suave y forzado del ojo cuando se les pide que abran los ojos.
Examinar si existen alteraciones pupilares y oculomotoras El paso final en la evaluación es buscar trastornos de la pupila y la
y debilidad facial motilidad ocular y realizar una exploración neurológica completa.
La consulta oftalmológica puede ser útil desde el punto de vista diag­
nóstico si no se evidencia la etiología del trastorno palpebral; ayudará
a garantizar la salud corneal en pacientes con trastornos palpebrales.
Una vez finalizados estos pasos de la exploración (listados en la Ta­
bla 17.2), debería ser posible determinar si la hendidura palpebral
anormal es demasiado ancha o demasiado estrecha y si la dinámica
de la apertura y el cierre palpebral es normal.

Hendiduras palpebrales patológicamente anchas


FIGURA 17.8 Posición palpebral normal. El párpado superior
Cuando la hendidura palpebral anormal es demasiado ancha, el diag­
cubre los 1-2 mm superiores del iris. El párpado Inferior sólo toca el borde
nóstico diferencial incluye retracción palpebral por una enfermedad
Inferior del iris.
orbitaria, como la oftalmopatía tiroidea, o por una disfunción del ner-

i#*’*****
FIGURA 17.9 Retracción leve del párpado con exposición
de esclerótica superior en el ojo derecho y ptosis en el ojo Izquierdo.

A
La evaluación de la posición palpebral en diferentes posiciones de
la mirada puede mostrar retracción palpebral en la mirada hacia aba­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

jo, lo que sugiere retraso palpebral por una enfermedad orbitaria


como la oftalmopatía tiroidea o la regeneración aberrante del nervio
motor ocular común. Esta última patología también puede causar re­
tracción palpebral en adducción (v. Fig. 74.2A y B). Existen numero­
sas potenciales alteraciones palpebrales con enfermedad de la unión
neuromuscular como la miastenia gravis, que incluye ptosis aumen­
tada o inducción de ptosis con la mirada hacia arriba prolongada,
signo de Cogan, ptosis aumentada y signo de peek. El signo de Cogan
se induce por el rápido retorno de los ojos a la posición central des­
pués de una mirada hacia abajo sostenida; el párpado superior puede B
elevarse excesivamente, torcerse y luego volver a su posición ptósica.
La ptosis aumentada es una ptosis mayor en un párpado menos ptó- FIGURA 17.10 Cierre palpebral forzado. A, Cierre palpebral
sico o sin ptosis como consecuencia de la elevación manual del pár­ forzado normal. B, Cierre palpebral débil. Siguen viéndose las pestañas.
238 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

vio facial, con debilidad resultante del orbicular del ojo. Con menor ticos o neurógenos. La ptosis congénita puede estar causada por alte­
frecuencia, pero dignos de considerarse en el diagnóstico diferencial, raciones del músculo elevador o su inervación y puede ser unilateral
se encuentran la mirada fija y el descenso del parpadeo asociados al o bilateral. Otros trastornos congénitos que causan ptosis incluyen
parkinsonismo; el signo de Summerskill (retracción palpebral asocia­ sincinesia elevador-trigémino (fenómeno oculomandibular de Mar-
da a hepatopatía terminal. Meadows et al, 2001) y el signo de Collier cus Gunn), en la que se produce ptosis unilateral con los movimien­
o retracción palpebral inducida por el mesencéfalo que se observa tos mandibulares; síndrome de Duane con paresia de abducción y/o
como parte del síndrome mesencefálico dorsal. Estas patologías pue­ adducción, asociado con ptosis y retracción del globo ocular al inten­
den causar queratitis por exposición, haciendo que el paciente sufra tar la aducción; parálisis oculomotoras congénitas y síndrome de
dolor ocular y visión borrosa. Horner congénito.
Los pacientes con oftalmopatía tiroidea pueden ser clínica y sero- Las causas mecánicas adquiridas de ptosis incluyen la dehiscen­
lógicamente hipertiroideos, hipotiroideos o eutiroideos. Además del cia de la aponeurosis del elevador secundario al envejecimiento (ble-
retraso palpebral (superior a la posición palpebral normal en la mira­ faroptosis involutiva o ptosis senil) o el traumatismo y la inflama­
da hacia abajo), la oftalmopatía tiroidea con frecuencia se acompaña ción o la infiltración del párpado por amiloide o neoplasia maligna
de edema periorbitario, inyección y quemosis conjuntival, proptosis, (Klapper et al, 1998). La dehiscencia de la aponeurosis del elevador
retracción palpebral, lagoftalmos (incapacidad de cerrar el ojo com­ es probablemente la causa más común de ptosis en los ancianos y se
pletamente) y signo de von Graefe (enlentecimiento dinámico del acompaña de elevación del pliegue del párpado superior. Esta ptosis
descenso palpebral durante el movimiento ocular de la mirada de normalmente empeora con la mirada hacia abajo (Olson y Putter-
arriba abajo). El diagnóstico se confirma por demostración de hiper­ man, 1995). La causa miopática más común de la ptosis es la OEPC,
trofia de los músculos extraoculares en la TC o RM orbitaria y por la que con mayor frecuencia es una manifestación de una miopatía mi-
presencia de anticuerpos antitirotropina. tocondrial (v. Capítulo 67). La OEPC puede producirse aislada o
La retracción del párpado inferior merece una mención especial, como componente de un defecto mitocondrial más extenso como el
porque puede sugerir un diagnóstico diferencial distinto cuando se síndrome de Kearns-Sayre, con retinopatía pigmentaria y defectos
encuentra en ausencia de retracción del párpado superior. Puede ser de conducción cardíaca. La distrofia muscular oculofaríngea y la
congénita o mecánica por laxitud del párpado inferior, pero con fre­ distrofia miotónica son otras causas miopáticas de ptosis. La miaste­
cuencia es un signo de proptosis. Igual que en la retracción del párpa­ nia gravis es una causa frecuente de ptosis adquirida, aislada o
do superior, probablemente la oftalmopatía tiroidea es la causa más acompañada de defectos oculomotores o debilidad generalizada. El
común, pero puede aparecer falsamente retraído en tres situaciones: diagnóstico se confirma con anticuerpos antirreceptor de acetilcoli-
1) cuando el párpado inferior contralateral está elevado (como sucede na, una respuesta decreciente por estimulación repetitiva electro-
en el síndrome de Horner); 2) cuando el globo ocular está elevado en miográfica o electromiografía de fibra única. Las causas neurógenas
patologías que causan hipertropía, como la parálisis del cuarto par incluyen síndrome de Horner, paresia oculomotora y, ocasionalmen­
craneal, y 3) cuando el párpado inferior es débil por miastenia gravis te, enfermedad de los hemisferios cerebrales (ptosis cerebral), espe­
o parálisis de nervio facial. cialmente lesiones hemisféricas derechas (Averbuch-Heller et al,
2002) (Tabla 17.3). La desviación de la mirada a la derecha y la pa­
resia de la mirada hacia arriba con frecuencia acompañan a la ptosis
Hendiduras palpebrales patológicamente estrechas
cerebral. El síndrome de Horner y la paresia oculomotora se han
Cuando la hendidura palpebral anormal es demasiado estrecha, el descrito con detalle previamente en este capítulo.
diagnóstico diferencial incluye seudoptosis y ptosis verdadera. La La elevación del párpado inferior puede acompañar a la ptosis del
seudoptosis puede derivar de una dennatocalasia (redundancia de párpado superior en el síndrome de Horner y puede ser secundaria a
piel palpebral) o retracción palpebral contralateral. La ptosis verda­ enoftalmos (p. ej., por fracturas por estallido orbitario), edema palpe­
dera puede ser congénita o adquirida por factores mecánicos, miopá- bral local, cierre palpebral excesivo o ptosis simulada.

TABLA 1 7 . 3 Alteraciones palpebrales asociadas a lesiones del hemisferio cerebral

ALTERACIÓN PALPEBRAL HALLAZGOS PATOLÓGICOS


Ptosis unilateral Lesiones del hemisferio contralateral; lesiones del hemisferio contralateral
e ipsolateral
Ptosis bilateral Lesiones bilaterales del lóbulo frontal; lesiones hemisféricas unilaterales
y bilaterales
Alteración de la apertura y el cierre palpebral voluntario Lesiones del hemisferio dominante o hemisféricas bilaterales o enfermedad
de ganglios basales
Alteración de la apertura palpebral voluntaria y refleja (apraxia Enfermedad de ganglios basales; lesiones hemisféricas bilaterales; lesión
de la apertura palpebral) cerebral no dominante
Dificultad para mantener el cierre palpebral (impersistencia motora) Lesiones del hemisferio no dominante o hemisféricas bilaterales
Dificultad para mantener la apertura palpebral (blefaroespasmo Lesiones del hemisferio no dominante o hemisféricas bilaterales
reflejo)

Modificado con autorización de: Nutt, J. G. 1977, «Lid abnormalities secondary to cerebral hemisphere lesions», Ann Neurol, vol. 1, págs. 149-151; y Johnston,
J. C., Rosenbaum, D. M„ Picone, C. M., et al. 1989, «Apraxia of eyelid opening secondary to right hemisphere infarction», Ann Neurol, vol. 25, págs. 622-624.
Capítulo 17 Alteraciones pupiiares y palpebrales 239

FIGURA 17.1 1 Blefaroespasmo, cierre ocular forzado


involuntario.

Alteraciones palpebrales dinámicas


Las alteraciones palpebrales dinámicas incluyen blefaroespasmo,
apraxia de la apertura palpebral, espasmo hemifacial, mioquimia
y miotonía. El blefaroespasmo consiste en una contracción bilateral
no controlada del orbicular del ojo que causa un cierre palpebral
(Fig. 17.11). El blefaroespasmo secundario puede producirse por fotofo­
bia causada por enfermedad ocular, como ojos secos, queratopatía (abra­
sión, queratitis) e inflamación ocular. Cuando el trastorno es bilate­
ral, sin trastornos oculares ni neurológicas asociados, el diagnóstico
es de blefaroespasmo esencial benigno, que es una distonía focal.
Cuando existen movimientos distónicos en la parte inferior de la FlGURA 17.13 Espasmo hemifacial. Contracción sincrónica
cara, mandíbula, lengua o cuello, se denomina distonía oromandibu- de los músculos inervados por el nervio facial izquierdo.
lar con blefaroespasmo (síndrome de Meige), una distonía segmenta­
ria. Cuando la contracción del orbicular se produce sólo por manipu­
lación palpebral u otra estimulación, a veces se utiliza el término
blefaroespasmo reflejo. La mayoría de pacientes con parkinsonismo tan al párpado inferior. En la mioquimia facial, estas contracciones
tiene blefaroespasmo reflejo y todos los tipos de blefaroespasmo em­ musculares afectan a otros músculos faciales. Ocasionalmente, la
peoran por manipulación palpebral y fotofobia. El blefaroespasmo mioquimia facial se asocia a una contractura hemifacial parética es­
simulado (voluntario) es infrecuente. El término apraxia de la aper­ pástica, un trastorno caracterizado por la contracción tónica de los mús­
tura palpebral describe una inhibición inadecuada del músculo ele­ culos faciales en un lado, con debilidad asociada de los mismos
vador del párpado que se produce en algunos pacientes con lesiones músculos. La mioquimia facial puede ser unilateral o bilateral. Este
cerebrales bilaterales o no dominantes o asociado a blefaroespasmo signo indica enfermedad del tronco encefálico; las causas más comu­
esencial benigno (Fig. 17.12). nes son la esclerosis múltiple y la neoplasia del tronco encefálico
El espasmo hemifacial se caracteriza por la contracción paroxísti- (normalmente gliomas), pero entre otras causas también están el sín­
ca, involuntaria y sincrónica de todos los músculos inervados por el drome de Guillain-Barré y las neoplasias extraaxiales. La miotonía
nervio facial en un lado (Fig. 17.13) (v. Capítulo 74). Las torsiones del cierre palpebral puede producirse en la distrofia miotónica, el hi-
involuntarias de porciones del músculo orbicular del ojo (mioquimia potiroidismo y la parálisis periódica familiar hiperpotasémica (y con
orbicular) son comunes en individuos normales; generalmente afec- menos frecuencia, hipopotasémica).

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C A P Í T U L O 18 Mareo, vértigo
e HIPOACUSIA
Kevin A. Kerber y Robert W. Baloh

Consideraciones generales 241 Trastornos específicos que causan hipoacusia 254


Antecedentes históricos 241 Enfermedad de Méniére 254
Epidemiología del vértigo, el mareo y la hipoacusia 242 Tumores del ángulo pontocerebeloso 255
Anatomía y fisiología 242 Dehiscencia del conducto superior 255
Abordaje del paciente con mareo 244 Otosclerosis 255
Historia de la enfermedad actual 244 Hipoacusia inducida por ruido 255
Exploración física 245 Trastornos genéticos 255
Exploración física general 245 Ototoxicidad 255
Exploración neurológica general 245 Presentaciones comunes de la hipoacusia 255
Exploración neurootológica 246 Hipoacusia neurosensorial asimétrica 255
Mareo y vértigo 249 Hipoacusia neurosensorial súbita 255
Trastornos específicos que causan vértigo 249 Hipoacusia relacionada con la edad 256
Trastornos vestibulares periféricos 249 Acúfenos 256
Trastornos del sistema nervioso central 250 Pruebas clínicas 256
Vértigo en las enfermedades hereditarias 251 Mareo y vértigo 256
Causas comunes de mareo inespecífico 253 Pruebas generales 256
Presentaciones comunes del vértigo 253 Técnicas de imagen 256
Vértigo intenso agudo 253 Pruebas vestibulares 256
Crisis recurrentes de vértigo 253 Pruebas auditivas 257
Vértigo posicional recurrente 253 Hipoacusia y acúfenos 257
Hipoacusia 254
Clasificación de la hipoacusia 254
Hipoacusia de conducción 254
Hipoacusia neurosensorial 254
Hipoacusia central 254

Mareo es un término que los pacientes utilizan para describir varios sia con o sin mareo y es importante que el neurólogo conozca los
síntomas como giro o movimiento del entorno (vértigo), aturdimien­ trastornos auditivos comunes. Con la exploración neurotológica clí­
to, presíncope o desequilibrio. Los pacientes también pueden utilizar nica, con frecuencia pueden identificarse hallazgos específicos.
el término para describir sensaciones como distorsión visual, giro En este capítulo se ofrece información básica respecto al mareo,
interno, desorientación inespecífíca y ansiedad, de forma que el pri­ al vértigo y a la hipoacusia, y la información clínica necesaria para
mer paso y el más importante es aclarar el síntoma. Para el neurólogo hacer diagnósticos específicos. En el Capítulo 40 se presentan más
¿ que evalúa a los pacientes con mareo, es importante identificar los detalles sobre las pruebas y el tratamiento de estos pacientes.
1 trastornos vestibulares periféricos porque son comunes y definibles
§ clínicamente y con frecuencia son pasados por alto por los médicos
0 que derivan a estos pacientes. CONSIDERACIONES GENERALES
Los pacientes pueden experimentar sólo mareo o también otros
síntomas. Deben considerarse las causas neurológicas cuando existen
otros signos y síntomas neurológicos y cuando se han descartado los
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
trastornos vestibulares periféricos comunes. Es fundamental pregun­ Pueden encontrarse relatos de mareo y vértigo en los escritos médi­
tar al paciente si tiene otros síntomas, porque pueden ser la clave para cos del antiguo Egipto y de la antigua Grecia. Sin embargo, a finales
el diagnóstico. El vértigo, una sensación de giro del entorno, indica del siglo xix, no se sabía mucho de las causas del mareo o hipoacu­
una lesión en las vías vestibulares, bien sea la periférica o la central. sia; en consecuencia, el curanderismo era lo habitual. Los pacientes
Los síntomas auditivos asociados como hipoacusia y acúfenos pue­ con mareo o vértigo solían agruparse con los que también habían te­
den sugerir una localización periférica, en el oído interno o en el VIII nido crisis epilépticas o ictus, bajo el epígrafe de «congestión cere­
© par craneal. Pueden producirse muchos tipos diferentes de hipoacu­ bral apoplectiforme», lo que significaba «demasiada sangre hacia el

241
242 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

cerebro». En consecuencia, los tratamientos comunes incluían san­ nosos debería llevar a un mejor conocimiento de los mecanismos que
grado, sanguijuelas, ventosas y purgas. En 1861, Prosper Méniére fue lo causan y también dará la oportunidad de desarrollar tratamientos
el primero en identificar la asociación entre vértigo e hipoacusia y específicos en el futuro.
localizar, por tanto, el síntoma en el oído interno (Baloh, 2001). Aun­
que en un primer momento no fue bien recibido, su descubrimiento
aportó la base para estudios posteriores sobre la fisiología y la pato­ EPIDEMIOLOGÍA DEL VÉRTIGO,
logía del sistema vestibular. EL MAREO Y LA HIPOACUSIA
La prueba calórica, que es la prueba del reflejo oculovestibular
(ROV) más utilizada, fue introducida por Robert Barany en 1906. En una reciente encuesta telefónica de la población en Alemania se
Más tarde recibió el Premio Nobel por proponer el mecanismo de la observó que casi el 30% de la población ha experimentado un mareo
estimulación calórica. Barany también describió por primera vez el de moderado a grave (Neuhauser et al, 2005). Aunque la mayoría de
vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) en 1921. En 1938 se personas afectadas describieron formas inespecíficas de mareo, casi
identificó un edema endolinfático en muestras de cadáver de pacien­ una cuarta parte sufrió un vértigo real. El mareo es más común entre
tes con enfermedad de Méniére. En la década de 1930 se introdujo un las mujeres y las personas mayores y tiene importantes consecuen­
método para medir los movimientos oculares en respuesta a estímu­ cias en la utilización de la asistencia sanitaria, porque hasta el 80% de
los calóricos y rotacionales (electronistagmografía, ENG), pero no los pacientes con mareo busca atención médica en algún momento.
fue hasta la década de 1970 cuando se utilizaron los ordenadores para En Estados Unidos, los datos de los National Centers for Health Sta­
cuantificar las respuestas de los movimientos oculares. tistics muestran 7,5 millones de visitas ambulatorias anuales a con­
La aparición de la neuroimagen moderna a finales de la década sultas de médicos, departamentos de consultas externas y servicios
de 1970 y en la de 1980 amplió enormemente el conocimiento de las de urgencias por mareo, haciendo del mismo uno de los principales
causas del mareo y el vértigo. Antes de esto, se consideraba que el problemas más comunes (Burt y Schappert, 2004). Sin embargo, no
ictus era una causa extremadamente infrecuente de vértigo recurren­ se dispone de tasas de prevalencia para tipos específicos de mareo
te. Aunque en la actualidad se mantiene la controversia acerca del fuera de centros de referencia terciarios o estudios pequeños.
papel del ictus en la patogenia del vértigo, se han identificado infar­ La hipoacusia es una causa importante de discapacidad y afecta
tos en el cerebelo y el tronco encefálico en pruebas de imagen de aproximadamente al 16% de los adultos mayores de 18 años en Esta­
pacientes con vértigo aislado. Estos estudios siguen aportando nue­ dos Unidos (Lethbridge-Cejku et al, 2006). Afecta con mayor fre­
vos descubrimientos de las causas del vértigo, como se ha demostra­ cuencia a los hombres que a las mujeres y la prevalencia aumenta
do en el trastorno recientemente descrito de dehiscencia del conducto espectacularmente con la edad, de forma que hacia los 75 años casi el
superior. Por desgracia, las causas más comunes de vértigo, como 50% de la población tiene hipoacusia. El tipo más común de hipoacu­
enfermedad de Méniére, vértigo posicional paroxístico benigno y sia es neurosensorial y los trastornos etiológicos comunes son la
neuritis vestibular, aún no tienen manifestaciones identificables en presbiacusia idiopática y las formas inducidas por ruido. Los acúfe-
las técnicas de imagen. nos son menos frecuentes en la población de Estados Unidos, se pro­
En las dos últimas décadas ha mejorado nuestro conocimiento de ducen aproximadamente en el 3%, aunque esta tasa aumenta hasta
los mecanismos de los trastornos neurotológicos comunes. Ahora aproximadamente el 9% en personas mayores de 65 años (Adams et
puede identificarse fácilmente el VPPB y curarse a la cabecera del al, 1999). Entre las personas con hipoacusia, casi el 75% también
paciente con simples maniobras posicionales (Aw et al, 2005; von presenta acúfenos. El tipo más común de acúfenos es un zumbido de
Brevern et al, 2006). La prueba de movimientos cefálicos bruscos tono agudo en los dos oídos.
puede utilizarse a la cabecera del paciente para confirmar una lesión
del nervio vestibular (Nuti et al, 2005). Este signo es análogo al de­
fecto pupilar aferente, que es el signo diagnóstico definitivo para lo­ ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
calizar lesiones del nervio óptico. Se han aclarado las controversias
respecto a la enfermedad de Méniére y han mejorado los tratamientos El oído interno está formado por un saco lleno de líquido rodeado por
médicos y quirúrgicos (Minor et al, 2004). Ahora se sabe que los una cápsula ósea con una parte coclear anterior, una cámara central
pacientes con episodios recurrentes de vértigo sin hipoacusia, un (el vestíbulo) y una parte vestibular posterior (Fig. 18.1). El saco está
trastorno antes conocido como «enfermedad de Méniére vestibular», lleno de endolinfa, separada por una membrana de la perilinfa. Estos
no tienen una enfermedad de Méniére. Ahora se sabe que la migraña líquidos varían principalmente por su composición de potasio y so­
es una causa importante de mareo, incluso en pacientes sin cefaleas dio; la endolinfa parece líquido intracelular, con un alto contenido de
simultáneas. De hecho, el vértigo recurrente benigno (episodios recu­ potasio y bajo de sodio, y la perilinfa parece líquido extracelular, con
rrentes de vértigo sin síntomas auditivos acompañantes ni otros sig­ un contenido bajo de potasio y alto de sodio. La perilinfa se comuni­
nos neurológicos) suele ser un equivalente migrañoso (Oh et al, ca con el líquido cefalorraquídeo a través del acueducto coclear.
2001a). El trastorno de dehiscencia del conducto superior se ha des­ La cóclea capta las ondas sonoras después de viajar por el conduc­
crito recientemente y aporta un conocimiento importante de la fisio­ to auditivo externo y ser amplificadas por la membrana timpánica y
logía del sistema vestibular (Minor, 2005). La descripción más deta­ los huesecillos del oído medio (Baloh y Honrubia, 2001). El estribo,
llada del síndrome rotacional de la arteria vertebral ha llevado al el último de los huesecillos del oído medio, entra en contacto con la
conocimiento de las altas demandas metabólicas del oído interno y su ventana oval, que dirige las fuerzas asociadas a las ondas sonoras a lo
predisposición a la isquemia (Choi et al, 2005). La investigación ge­ largo de la membrana basilar de la cóclea. Estas fuerzas estimulan los
nética ha identificado una disfunción de los canales iónicos en tras­ cilios auditivos que, a su vez, generan señales neurales en el nervio
tornos como la ataxia episódica y la migraña hemipléjica familiar, auditivo. El nervio auditivo entra en el tronco encefálico lateral por la
dos trastornos comúnmente asociados con vértigo (Jen et al, 2004a). unión bulboprotuberancial y hace sinapsis en el núcleo coclear. El
La identificación de genes específicos que causan síndromes vertigi­ cuerpo trapezoide es la mayor decusación de la vía auditiva, pero al-
Capítulo 18 Mareo, vértigo e hipoacusia 243

Figura i 8. i
Anatomía del oído interno.

Líquido cefalorraquídeo LCR: liquido cefalorraquídeo.


K+ = 4 mEq/l Saco (De: Baloh, R. W. 1998,
Na+ = 152 mEq/l endolinfático Dizziness, Hearing Loss,
Proteínas = 20-50 mg/dl and Tinnitus, F. A. Davis,
Philadelphia, Fig. 6, pág. 16.)

Acueducto coclear
Duramadre

Conducto endolinfático
Conducto
anterior Escala vestibular

Perilinfa
Conducto K+ = 10 mEq/l
posterior Na+ = 140 mEq/l
Proteínas = 200-400 mg/dl
Conducto
horizontal Conducto coclear

Escala timpánica

Sáculo
Endolinfa
K+ = 144 mEq/l Ductus
Na+ = 5 mEq/l Utrículo Ventana reuniens
Proteínas = 126 mg/dl redonda

gunas fibras no cruzan al lado contralateral. Las señales luego viajan lomotores y trocleares, desencadenando movimientos oculares brus­
al complejo olivar superior. Algunas proyecciones viajan del comple­ cos en el plano de cada conducto. Un signo clave es que una vez que
jo olivar superior al tubérculo cuadrigémino inferior a través de los las señales vestibulares dejan los núcleos vestibulares, se dividen en
lemniscos externos y otros terminan en uno de los núcleos del lem­ componentes vertical, horizontal y torsional. En consecuencia, una
nisco externo. A continuación, las fibras viajan al cuerpo geniculado lesión de las vías vestibulares centrales puede causar un nistagmo
interno ipsolateral y después las radiaciones auditivas pasan a través vertical puro, torsional puro u horizontal puro.
de la rama posterior de la cápsula interna para alcanzar la corteza Las fibras nerviosas aferentes vestibulares primarias mantienen
auditiva del lóbulo temporal. una frecuencia de descarga basal constante de potenciales de acción.
El sistema vestibular periférico está formado por tres conductos Cuando la frecuencia basal de cada oído es simétrica (o una asimetría
semicirculares: el utrículo, el sáculo y el componente vestibular del se ha compensado centralmente), los ojos se mantienen estaciona­
VIII par craneal (Baloh y Honrubia, 2001). Cada conducto semicir­ rios. Una asimetría descompensada en la frecuencia de descarga, por
cular tiene un epitelio sensitivo llamado cresta; el epitelio sensorial mayor o menor actividad en un lado, causa una desviación ocular
del utrículo y del sáculo se llama mácula. Los conductos semicircu­ lenta. Al girar la cabeza a la derecha, la frecuencia de descarga basal
lares captan los movimientos angulares, mientras que el utrículo y el del conducto horizontal está fisiológicamente alterada y causa un au­
sáculo captan los movimientos lineales. Dos de los conductos semi­ mento de la frecuencia de descarga en el lado derecho y un descenso
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

circulares (conductos anterior y posterior) están orientados en el pla­ de la misma en el lado izquierdo (Fig. 18.2). El resultado es una des­
no vertical, casi ortogonales entre sí; el tercer conducto está orienta­ viación lenta de los ojos hacia la izquierda. En una persona conscien­
do en el plano horizontal (conducto horizontal). La cresta de cada te, esta desviación lenta se interrumpe periódicamente por movi­
conducto se activa principalmente por un movimiento que se produce mientos rápidos en la dirección opuesta (nistagmo) de forma que
en el plano de ese conducto. Cuando se estimulan los cilios de estos los ojos no se quedan «fijos» a un lado. En un paciente comatoso, los
órganos, la señal se transfiere a los núcleos vestibulares a través de la ojos se desvían hacia el lado del componente lento porque las fases
porción vestibular del VIII par craneal. Las señales que se originan en rápidas correctoras están truncadas o ausentes.
el conducto semicircular horizontal pasan después a través del fas­ El plano hacia el que se desvían los ojos por una estimulación
cículo longitudinal medial a lo largo del suelo del cuarto ventrículo vestibular depende de la combinación de conductos que son estimu­
hacia los núcleos del motor ocular externo en el tronco encefálico lados (Tabla 18.1). Si sólo se estimula el conducto semicircular pos­
medio y el complejo oculomotor en el tronco encefálico superior. Los terior en un lado (como sucede en el vértigo posicional paroxístico
impulsos de los conductos anterior (también conocido como supe­ benigno), puede observarse una desviación vertical-torsional de los
rior) y posterior van desde los núcleos vestibulares a los núcleos ocu- ojos, que se sigue de una rápida respuesta correctora en la dirección
244 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Nistagmo fisiologico Nistagmo espontáneo FIGURA 18.2 Actividad


nerviosa aferente primaria asociada
a nistagmo fisiológico inducido
por rotación y nistagmo espontáneo
por lesión en un laberinto.
Las flechas de trazo fino indican
la dirección de los componentes
lentos; las flechas de trazo grueso
indican la dirección de los
componentes rápidos; las flechas
curvadas muestran la dirección
Utrículo del flujo de endolinfa en
los conductos semicirculares
horizontales. CA: conducto anterior;
Ampolla CH: conducto horizontal;
CP: conducto posterior. (De: Baloh,
Frecuencia R. W. 1998, Dizziness, Hearing Loss,
de descarga and Tinnitus, F. A. Davis,
aferente primaria Philadelphia, Fig. 16, pág. 36.)
t<
100 ms

Tabla 18.1 Propiedades fisiológicas y signos clínicos de los componentes del sistema vestibular periférico

MOVIMIENTOS OCULARES PATOLOGIAS


LOCALIZACION COMPONENTE(S) DESENCADENADOS CLINICAS COMUNES SIGNOS DE LOCALIZACIÓN
CONDUCTOS SEMICIRCULARES
Conducto posterior CP Vertical, torsional VPPB-CP Nistagmo
Conducto anterior CA Vertical, torsional VPPB-CA, DCS Nistagmo, prueba de la fístula
Conducto horizontal CH Horizontal »torsional VPPB-CH, fístula Nistagmo, prueba de la fístula

NERVIO VESTIBULAR
Rama superior CA, CH, utrículo Horizontal > torsional NV, isquemia Nistagmo, prueba de
movimientos cefálicos bruscos
Rama inferior CP, sáculo Vertical, torsional NV, isquemia Nistagmo
Tronco común (VIII par craneal) CA, CH, CP, utrículo, Horizontal > torsional NV, PV, isquemia Nistagmo, prueba de
sáculo movimientos cefálicos bruscos,
hallazgos auditivos
LABERINTO CA, CH, CP, utrículo, Horizontal > torsional EE, laberintitis Nistagmo, hallazgos auditivos
sáculo

CA: conducto anterior; CH: conducto horizontal; CP: conducto posterior; DCS: dehiscencia de conducto superior; EE: edema endolinfático; NV: neuritis vestibular; PV: paroxismia
vestibular; VPPB: vértigo posicional paroxístico benigno.

opuesta. Sin embargo, si el conducto horizontal es la fuente de esti­ ABORDAJE DEL PACIENTE CON MAREO
mulación (como sucede en la variante de conducto horizontal del
VPPB), se produce una desviación horizontal con un ligero compo­
nente torsional (porque este conducto está ligeramente fuera del pla­
HISTORIA DE LA ENFERMEDAD ACTUAL
no horizontal). Si el nervio vestibular está lesionado (como en la neu­ La historia y la exploración física aportan la información más impor­
ritis vestibular) o estimulado (como en la paroxismia vestibular), se tante en la evaluación de los pacientes con mareo (Colledge et al, 1996;
produce un nistagmo más horizontal que torsional, que es la suma de Lawson et al. 1999). Con frecuencia, los pacientes tienen problemas
vectores de los tres conductos, porque los dos conductos verticales en para describir el síntoma exacto, de forma que el médico debe obtener
un lado se anulan entre sí. la información pertinente. El primer paso es definir el síntoma. Ningún
Con el tiempo, la asimetría en las frecuencias de descarga basales médico debería contentarse con anotar la molestia simplemente como
se resuelve (la estimulación se ha suprimido) o el sistema nervioso «mareo». Si el paciente no puede dar una descripción más detallada del
central la compensa. Esto explica por qué un sistema vestibular peri­ síntoma, el médico puede pedirle que incluya el síntoma en uno de los
férico unilateral completo puede destruirse quirúrgicamente y el pa­ siguientes grupos; movimiento del entorno (vértigo), aturdimiento o
ciente presenta vértigo sólo durante días a semanas. También explica desequilibrio aislado, sin una sensación cefálica anómala. El médico
por qué los pacientes con tumores de crecimiento lento que afectan al también debe hacer las siguientes preguntas: ¿Es el síntoma constante
nervio vestibular, como un neurinoma del acústico, generalmente no o episódico? ¿Hay síntomas acompañantes? ¿Cómo empezó (p. ej.,
manifiestan vértigo o nistagmo. gradual o súbito)? ¿Existen factores que lo empeoran o lo alivian?
Capítulo 18 Mareo, vértigo e hipoacusia 245

En el mareo episódico, ¿cuánto duran y qué frecuencia tienen las cri­ más común de mareo entre pacientes derivados al neurólogo. Tam­
sis? ¿Se identifica algún desencadenante? bién puede ser pertinente identificar un ritmo cardíaco irregular.
En la Tabla 18.2 se presentan las características fundamentales de Otras medidas que deben considerarse en la exploración general de
las causas comunes de mareo. Un punto muy importante es que cual­ un paciente incluyen la evaluación de la agudeza visual (la visión
quier tipo de mareo puede empeorar con los cambios de posición, adecuada es importante para el equilibrio) y una inspección muscu-
pero que algunos trastornos como el VPPB se produce sólo tras cam­ loesquelética (una artritis significativa puede alterar la marcha).
biar de posición.
Exploración neurológica general
EXPLORACIÓN FÍSICA La exploración neurológica general es una parte fundamental de la
evaluación de pacientes con mareo, porque puede ser el primer sínto­
ma de un trastorno neurodegenerativo (de Lau et al, 2006) y también
Exploración física general puede ser un síntoma importante de ictus, tumor, desmielinización u
Es importante hacer una breve exploración física general. En un con­ otros problemas del sistema nervioso. El estado mental puede dedu­
texto clínico correcto, identificar cambios en la presión arterial ortos­ cirse de la capacidad del paciente de explicar la historia.
tática puede ser diagnóstico; por tanto, debe comprobarse este patrón En pacientes con mareo deben explorarse por completo los pares
de la presión arterial en todo paciente con síntomas ortostáticos. La craneales. La parte más importante de la exploración es la evaluación
hipotensión ortostática es probablemente la causa médica general de la función oculomotora (se describe más detalladamente en la sec-

TABLA 18.2 Distinguir entre síndromes de vértigo común periférico y central

HISTORIA DURACION SINTOMAS


CAUSA DEL VÉRTIGO DEL VÉRTIGO ASOCIADOS EXPLORACION FISICA
PERIFÉRICA
Neuritis vestibular Episodio único Días a semanas Náuseas, desequilibrio Nistagmo «periférico», prueba
prolongado de movimientos cefálicos bruscos
positiva, desequilibrio
Vértigo posicional Episodios < 1 min Náuseas Onda de nistagmo característico
paroxístico benigno desencadenados desencadenado por la posición
por la posición
Enfermedad de Méniére Puede ser Horas Plenitud auditiva Hipoacusia unilateral a bajas frecuencias
desencadenado por unilateral, acúfenos,
alimentos salados hipoacusia, náuseas
Paroxismia vestibular Inicio súbito; espontáneo Segundos Acúfenos, hipoacusia Habitualmente normal
o desencadenado
por la posición
Fístula de perilinfa Desencadenado por Segundos Hipoacusia, Nistagmo desencadenado por sonidos
cambios de sonido hiperacusia fuertes o cambios de presión
o presión

CENTRAL
Ictus/AIT Inicio súbito; Ictus, > 24 h; AIT, Tronco encefálico, Nistagmo «central» espontáneo; nistagmo
espontáneo habitualmente cerebelo evocado por la mirada; signos
minutos neurológicos habitualmente focales
Esclerosis múltiple Inicio subagudo Minutos- Pérdida visual Nistagmo espontáneo o posicional de tipo
semanas unilateral, diplopia, «central» o pocas veces «periférico»;
incoordinación, ataxia habitualmente otros signos neurológicos
focales
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Trastornos Puede ser espontáneo Minutos-horas Ataxia Nistagmo espontáneo o posicional de tipo
neurodegenerativos o desencadenado «central»; nistagmo evocado
por la posición por la mirada; signos frontales,
extrapiramidales y cerebelosos
Migraña Inicio asociado Segundos-días Cefalea, aura visual Exploración interictal normal.
a desencadenantes foto/fonofobia La exploración ictal puede mostrar
de migraña típica un nistagmo espontáneo o posicional
de tipo «periférico» o «central»
Síndromes de ataxia Inicio agudo-subagudo; Horas Ataxia Nistagmo espontáneo o posicional de tipo
familiar desencadenado «central»; nistagmo evocado
normalmente por estrés, por la mirada ictal o incluso interictal;
ejercicio o excitación ataxia; trastornos de la marcha

AIT: accidente isquémico transitorio.


246 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

ción de exploración neurootológica). El médico que realiza la explo­ a la cabecera del paciente para eliminar su capacidad de fijación. Las
ración física debe determinar si el paciente puede realizar todos los gafas de Frenzel se han diseñado para suprimir la fijación visual uti­
movimientos oculares. Una masa en la fosa posterior puede alterar la lizando lentes de +30 dioptrías. Puede utilizarse un oftalmoscopio
sensibilidad facial y el reflejo corneal en un lado. Es importante eva­ para bloquear la fijación. Mientras se ve el fondo de un ojo, se pide al
luar la resistencia y la simetría facial por la estrecha relación anató­ paciente que se tape el otro. Probablemente, la técnica más simple
mica entre el VII y VIII par craneal. También deben evaluarse los consista en sostener una hoja blanca de papel cerca de la cara del
pares craneales inferiores mediante la observación de la elevación paciente (para bloquear la capacidad de fijación visual) y observar el
del paladar, la protrusión de la lengua y la resistencia del trapecio y del nistagmo espontáneo desde el lado.
esternocleidomastoideo. Las intrusiones sacádicas son movimientos sacádicos espontáneos
Un aumento del tono o una rigidez en rueda dentada pueden ser no deseados de los ojos que no tienen las fases rítmicas lenta y rápida
el principal hallazgo en un paciente con un trastorno neurodegenera­ características del nistagmo. Los sacádicos (movimientos rápidos de
tivo precoz. La exploración de la sensibilidad periférica es importan­ los ojos normalmente bajo control voluntario) desvían la mirada de un
te porque una neuropatía periférica puede causar un mareo o des­ objeto a otro. Las sacudidas de onda cuadrada y las oscilaciones sacá­
equilibrio inespecífico. Debe estudiarse la presencia y simetría de dicas son los tipos más comunes de intrusiones sacádicas. Las sacudi­
los reflejos. También deben tenerse en cuenta el descenso normal das de onda cuadrada son sacádicos involuntarios de pequeña ampli­
de la sensibilidad vibratoria y la posible ausencia de los reflejos aquí- tud que apartan al ojo de una diana, seguidos después de una latencia
leos en pacientes ancianos. La coordinación es una parte importante intersacádica normal (unos 200 ms) por un sacádico corrector para de­
de la exploración neurológica en pacientes con mareo porque los volver los ojos al objetivo. Pueden verse sacudidas de onda cuadrada
trastornos caracterizados por ataxia pueden tener el mareo como sín­ en trastornos neurológicos como ataxia cerebelosa, la enfermedad de
toma principal. La coordinación de las extremidades se evalúa con la Huntington o la parálisis supranuclear progresiva, pero también se pro­
prueba dedo-nariz-dedo, la prueba talón-rodilla y movimientos rápi­ ducen en personas normales (v. Capítulo 38).
dos alternantes. Las oscilaciones sacádicas son movimientos sacádicos consecuti­
vos y, por tanto, no tienen el intervalo intersacádico característico de
las sacudidas de onda cuadrada. Tienen el aspecto de una oscilación.
Exploración neurootológica Cuando se produce una onda sólo en el plano horizontal, se utiliza el
La exploración neurootológica es una exploración de especialista que término aleteo ocular (como se muestra en el Vídeo 18.2, disponible
amplía ciertos aspectos de la exploración neurológica general y tam­ en www.nicp.com). Cuando existe un componente vertical o torsio­
bién incluye una evaluación audiovestibular. nal, se utiliza el término opsoclono. Los ojos hacen sacádicos conju­
gados aleatorios constantes de amplitud desigual en todas direccio­
nes. El aleteo ocular y el opsoclono son hallazgos patológicos
Pruebas de la función oculomotora
encontrados normalmente en varios tipos de enfermedades del siste­
El primer paso en la evaluación de la función oculomotora es buscar ma nervioso central que afectan las vías de cerebelo y tronco encefá­
movimientos involuntarios espontáneos de los ojos. El examinador le lico. Deben considerarse los trastornos paraneoplásicos en pacientes
pide al paciente que mire hacia delante mientras observa si existen que presentan aleteo ocular u opsoclono. tÉ
nistagmo o intrusiones sacádicas. El nistagmo se caracteriza por una
fase lenta y rápida y se clasifica como espontáneo, evocado por la
Pruebas de la mirada
mirada o posicional. La dirección del nistagmo convencionalmente
se describe según la dirección de la fase rápida. Que el nistagmo sea Debe pedirse al paciente que mire a izquierda, derecha, arriba y aba­
vertical, horizontal, torsional o una mezcla de éstos aporta informa­ jo; el examinador busca el nistagmo evocado por la mirada en cada
ción importante de la localización. El nistagmo espontáneo puede posición (demostrado en el Vídeo 18.3, disponible en www.nicp.
tener un patrón central o periférico. Como regla general, con sólo una com). La aparición de algunos latidos de nistagmo no sostenido con
excepción infrecuente, las lesiones centrales pueden parecer un pa­ la mirada mayores de 30 grados se denomina nistagmo al final de la
trón «periférico» de nistagmo (Lee y Cho, 2004), pero las lesiones mirada y es un hallazgo variable en personas normales. El nistagmo
periféricas no pueden causar patrones «centrales» de nistagmo. Un hacia abajo evocado por la mirada (mostrado en el Vídeo 18.4. dispo­
patrón periférico de nistagmo espontáneo es unidireccional; es decir, nible en www.nicp.com), el nistagmo vertical que aumenta con la
los ojos se baten sólo hacia un lado (se muestra en el Vídeo 18.1, mirada lateral, se localiza en la unión craneocervical y el cerebelo en
disponible en www.nicp.com). El nistagmo espontáneo periférico la línea media. Las pruebas de la mirada también pueden desencade­
nunca cambia de dirección. Suele tener un patrón más horizontal que nar oscilaciones sacádicas. jas
torsional por la fisiología de la asimetría de las frecuencias de descar­
ga en el sistema vestibular periférico, por la que los conductos verti­
Seguimiento ocular uniforme
cales se anulan entre sí. El componente horizontal prominente deriva
del conducto horizontal sin oposición. Otras características del nis­ El seguimiento ocular uniforme se refiere al movimiento voluntario
tagmo espontáneo periférico son la supresión con fijación visual, el de los ojos utilizado para seguir un objetivo que se mueve a poca
aumento de amplitud con la mirada en la dirección de la fase rápida velocidad. Funciona para mantener el objeto en movimiento en la
y el descenso con la mirada en la dirección opuesta a la de la fase fóvea para maximizar la visión. Aunque es característicamente un
rápida. movimiento muy uniforme a pruebas de velocidad baja, la capacidad
Algunos pacientes pueden inhibir este nistagmo tan bien en la de seguimiento ocular uniforme se rompe inevitablemente cuando se
cabecera de la cama o recuperarse parcialmente del episodio desen­ prueba a velocidades altas. Aunque tradicionalmente se pensaba que
cadenante, que el nistagmo espontáneo puede aparecer sólo supri­ el seguimiento ocular uniforme era muy variable en sujetos ancianos,
miendo la fijación visual. Pueden utilizarse varias técnicas simples en un estudio reciente no se ha encontrado un descenso significativo
Capítulo 18 Mareo, vértigo e hipoacusia 247

de la capacidad de seguimiento ocular uniforme en un grupo de an­ pacientes con alteración de la supresión del ROV, que es similar a la
cianos sanos (mayores de 75 años) evaluados durante al menos 9 alteración del seguimiento ocular uniforme.
años (Kerber et al, 2006). Los pacientes con alteración del segui­
miento ocular uniforme requieren pequeños sacádicos frecuentes
Exploración del nervio vestibular
para mantener la diana; en consecuencia, se utiliza el seguimiento
sacádico para describir este hallazgo (v. Vídeo 18.3). Las alteracio­ Aunque la exploración del nervio vestibular con frecuencia se omite
nes del seguimiento ocular uniforme se producen por trastornos en el como parte de la exploración de los pares craneales en textos de neuro­
sistema nervioso central y con el uso de tranquilizantes o alcohol con logía general, puede obtenerse información importante de la localiza­
fatiga. Los pacientes con una enfermedad cortical difusa, enfermedad ción sobre el funcionamiento del nervio vestibular en la cabecera del
de ganglios basales o enfermedad cerebelosa difusa tienen constante­ paciente. Puede identificarse una vestibulopatía unilateral o bilateral
mente una alteración bilateral del seguimiento ocular uniforme. Los mediante la prueba de movimientos cefálicos bruscos (como se mues­
pacientes con trastornos degenerativos cerebelosos precoces o leves tra en el Vídeo 18.6, disponible en www.nicp. com). Para realizar esta
pueden tener una alteración importante del seguimiento ocular uni­ prueba, el médico se pone de pie directamente delante del paciente
forme, con ataxia truncal leve o mínima como únicos hallazgos. sentado en la mesa de exploración. Con la cabeza del paciente en las
manos del examinador, se indica al paciente que enfoque en la nariz del
examinador. Luego se mueve la cabeza rápidamente unos 5-10 grados
Sacádicos
a un lado. En pacientes con una función vestibular normal, el ROV
Los sacádicos son movimientos oculares rápidos (la velocidad de produce un movimiento de los ojos en dirección opuesta al movimien­
este movimiento ocular puede ser de hasta 600 grados por segundo) to de la cabeza. Por tanto, los ojos del paciente siguen fijándose en la
utilizados para traer rápidamente la imagen de un objeto a la fóvea. nariz del examinador después del movimiento cefálico brusco. Se repi­
Los sacádicos se generan por activación de neuronas de la protube­ te la prueba en dirección contraria. Si el examinador observa un sacá­
rancia (movimientos horizontales) y el mesencéfalo (movimientos dico corrector que devuelve los ojos del paciente a la nariz del exami­
verticales). Las lesiones o degeneración de estas regiones conducen a nador después del movimiento cefálico brusco, se identifica una
un retraso de los sacádicos, que tambie'n pueden producirse con lesio­ alteración del ROV en la dirección del movimiento de la cabeza. La
nes de las neuronas oculomotoras o músculos extraoculares. Puede rotación de la cabeza lentamente delante y atrás (movimiento de ojos
apreciarse fácilmente un retraso grave a la cabecera del paciente si se de muñeca) también causa movimientos oculares compensadores, pero
le indica que mire adelante y atrás de un objeto a otro. El examinador los sistemas vestibular y visual se activan con esta prueba de velocidad
observa la velocidad del sacádico y la precisión. Los sacádicos que baja, permitiendo a un paciente con una pérdida de la función vestibu­
rebasan la diana -perder la diana y luego la necesidad de corregir, lar, pero seguimiento visual normal, tener movimientos oculares com­
denominada dismetría ocular- indican una lesión del cerebelo (como pensadores de aspecto normal. Sin embargo, esta rotación lenta de la
se observa en el Vídeo 18.5, disponible en www.nicp.com). Los sa­ cabeza es útil en un paciente comatoso, que no puede generar movi­
cádicos que no llegan a la diana son menos específicos y se producen mientos oculares voluntarios de seguimiento visual. La rotación lenta
con frecuencia en personas normales. íf- de la cabeza también puede ser una prueba útil en pacientes con una
alteración del sistema de seguimiento ocular uniforme porque los mo­
vimientos uniformes de los ojos con rotación lenta de la cabeza indican
Nistagmo optocinético y supresión por fijación
un ROV intacto. JgS
del reflejo oculovestibular
El nistagmo optocinético (NOC) y la supresión por fijación del refle­
Pruebas posicionales
jo oculovestibular (supresión del ROV) también pueden estudiarse a
la cabecera del paciente. El NOC es una combinación de movimien­ Las pruebas posicionales ayudan a identificar causas centrales o peri­
tos rápidos (sacádicos) y lentos (seguimiento ocular uniforme) de los féricas de vértigo. El vértigo posicional más común (VPPB) está cau­
ojos y puede observarse en personas normales cuando miran un tren sado por residuos de carbonato de calcio que por lo general flotan de
en movimiento, por ejemplo. El NOC se estimula al máximo por es­ forma libre en el conducto semicircular posterior, ocasionalmente en el
timulación foveal y parafoveal; por tanto, la técnica de laboratorio conducto horizontal o, con menos frecuencia, en el conducto anterior.
adecuada para medir el NOC utiliza un estímulo de todo el campo La onda característica del nistagmo torsional hacia arriba se desenca­
haciendo que el paciente se siente inmóvil mientras se hace girar a su dena en pacientes con VPPB por un cambio rápido de sentarse erguido
alrededor un patrón rotatorio. Esta prueba puede aproximarse a la a decúbito supino con la cabeza colgando a izquierda o derecha, la
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

cabecera del paciente moviendo un paño a rayas delante suyo, aunque prueba de Dix-Hallpike (como se muestra en el Vídeo 18.7, disponible
esta técnica sólo estimula la fóvea. Los pacientes con trastornos en www.nicp.com). Cuando existe, el nistagmo suele desencadenarse
que causan un retraso intenso de los sacádicos no podrán generar un con sólo una de estas posiciones. Se produce una onda de nistagmo en
NOC, de forma que sus ojos se quedarán «fijos» a un lado. la dirección opuesta (torsional hacia abajo) cuando el paciente vuelve
La supresión del ROV puede estudiarse a la cabecera del paciente a sentarse. Se puede utilizar una maniobra de recolocación para liberar
con una silla giratoria. El paciente se sienta en la silla y extiende su el coágulo de residuos del conducto posterior. Utilizamos la maniobra
brazo con el «pulgar arriba» hacia delante. Se indica al paciente que modificada de Epley (Fig. 18.3) (como se muestra en el Vídeo 18.8,
se centre en el pulgar y que deje que el brazo extendido se mueva con disponible en www.nicp. com), con una efectividad superior al 80% en
el cuerpo de forma que la diana visual del pulgar permanezca direc­ el tratamiento de pacientes con VPPB del conducto posterior, en com­
tamente delante del paciente. Luego se gira la silla de lado a lado. Los paración con la efectividad del 10% de un procedimiento fingido (von
ojos del paciente deberían seguir fijos en el pulgar, demostrando la Brevem et al, 2006). La característica principal de esta maniobra es la
capacidad de suprimir el ROV estimulado por la rotación de la silla. rotación en el plano del conducto posterior de forma que el coágulo
Se observará un nistagmo durante los movimientos de rotación en gira alrededor del conducto posterior y hacia el utrículo. Una vez entra
248 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

FIGURA 18.3 Maniobra terapéutica para


el vértigo posicional paroxístico benigno que
afecta al oído derecho. El procedimiento puede
revertirse tratando el oído izquierdo. El dibujo
del laberinto en el centro muestra la posición de
los residuos a medida que se mueven alrededor
del conducto semicircular posterior (CSP) y hacia
el utrículo (UT). A, El paciente se sienta erguido,
con la cabeza de cara al examinador que está
de pie a la derecha. B, Entonces el paciente se
mueve rápidamente hacia la posición derecha con
la cabeza colgando (prueba de Dix-Hallpike). Esta
posición se mantiene hasta que cesa el nistagmo.
CSP ¡ i
/ . /.*' El médico que realiza la exploración se mueve
hacia la cabecera de la mesa, colocando las
manos de la forma que se muestra. C, Se rota
rápidamente la cabeza a la izquierda con el oído
derecho hacia arriba. Se mantiene esta posición
Utrículo .J ^ durante 30 segundos. D, El paciente gira sobre
el lado izquierdo mientras el médico que realiza
_> ilT
v la exploración gira rápidamente la cabeza
p ll a la izquierda hasta que la nariz mira al suelo.
Se mantiene esta posición durante 30 segundos.
E, Se levanta al paciente rápidamente hasta la
posición de sentado, ahora mirando a la izquierda.
Debe repetirse toda la secuencia hasta que ya
no se produzca nistagmo. Después de la maniobra,
se indica al paciente que evite posiciones con
la cabeza colgante para prevenir que los residuos
vuelvan a entrar en el conducto posterior.
(De: Rakel, E. (ed.). 1995, Conn’s Current Therapy,
WB Saunders, Philadelphia.)

el coágulo en el utrículo, puede volver a adherirse a la membrana, di­ ósea del laberinto, presionando y liberando el trago (pequeño col­
solverse o incluso seguir flotando libremente en el utrículo, pero los gajo de cartílago que puede utilizarse para ocluir el conducto au­
residuos ya no alteran la función del conducto semicircular. Sin embar­ ditivo externo) y observar desviaciones breves asociadas de los
go, las recurrencias son habituales. ojos. La neumatoscopia (introducir aire en el conducto auditivo
Si los residuos están en el conducto horizontal, se observa un nis­ externo a través de un otoscopio) o la maniobra de Valsalva reali­
tagmo horizontal que cambia de dirección con el cambio de posición. zada con los orificios nasales tapados o la glotis cerrada también
La variante del conducto horizontal del VPPB se estudia en los pa­ pueden desencadenar movimientos oculares asociados. La dirección
cientes girando la cabeza a cada lado en decúbito supino. El nistagmo del nistagmo desencadenado ayuda a identificar la localización de
puede ser geotrópico paroxístico (bate hacia el suelo) o apogeotrópi- la fístula.
co persistente (bate lejos del suelo). El lado con el nistagmo más
fuerte es el lado con los residuos en el conducto horizontal. Los resi­
Evaluación de la marcha
duos pueden eliminarse del conducto girando al paciente (como en
una barbacoa) hacia el lado normal. Se examinan el inicio de la marcha, la elevación de los talones, la
Las pruebas posicionales también pueden desencadenar tipos cen­ longitud del paso y la anchura de la base de la marcha informal. Lue­
trales de nistagmo (normalmente persistente hacia abajo), que puede go se observa a los pacientes durante una marcha en tándem y de pie
ser el hallazgo más importante de la exploración en pacientes con en la posición de Romberg (con los ojos abiertos y luego cerrados).
trastornos tipo malformación de Chiari o ataxia cerebelosa (Kattah y Tomados juntos, el descenso de la elevación de los talones o de la
Gujrati, 2005; Kerber et al, 2005). El nistagmo posicional también longitud del paso, la postura flexionada y el menor balanceo de los
puede ser importante en pacientes con mareo asociado a migraña brazos sugieren una enfermedad de Parkinson. Una marcha de base
(von Brevern et al, 2005). ancha con incapacidad para caminar en tándem es característica de la
ataxia truncal. Los pacientes con pérdida vestibular aguda se torcerán
hacia el oído afectado durante varios días después del episodio. Los
Pruebas de la fístula
pacientes con una neuropatía periférica o vestibulopatía bilateral
En pacientes que presentan mareo inducido por ruido o presión pueden ser incapaces de estar de pie en la posición de Romberg con
pueden realizarse pruebas para detectar un defecto de la cápsula los ojos cerrados.
Capítulo 18 Mareo, vértigo e hipoacusia 249

Exploración auditiva Neuritis vestibular


La exploración a la cabecera del paciente del sistema auditivo empie­ Una presentación clínica común que se ve en urgencias o en consul­
za con una otoscopía. Normalmente, la membrana timpánica es trans­ tas externas es un vértigo intenso de inicio rápido, con náuseas, vómi­
lúcida; los cambios de color indican una enfermedad del oído medio o tos y desequilibrio. Los síntomas se resuelven gradualmente en unos
timpanoesclerosis, una placa blanca semicircular en semiluna o en días, aunque algunos pueden persistir durante meses. Probablemente,
herradura dentro de la membrana timpánica. La timpanoesclerosis se la etiología de este trastorno es vírica porque el curso generalmente
asocia a hipoacusia con escasa frecuencia, pero es un signo importan­ es benigno y autolimitado y se produce en personas jóvenes sanas,
te de infecciones previas. Debe inspeccionarse cuidadosamente el ocasionalmente en epidemias. Los estudios histopatológicos aportan
área justo superior a la apófisis lateral del martillo por si hay signos de pruebas de una localización vestibular periférica y respaldan una cau­
una bolsa de retracción o colesteatoma. Los hallazgos en la otoscopía sa vírica. La etiología vírica también es probable en la mayoría de
normalmente no se asocian con causas de mareo, porque las alteracio­ casos de parálisis de Bell e hipoacusia neurosensorial súbita. La clave
nes visualizadas no suelen afectar al oído interno. para el diagnóstico de la neuritis vestibular está en identificar el pa­
La exploración auditiva a la cabecera no es muy sensible como trón vestibular periférico del nistagmo e identificar un resultado po­
herramienta de detección de hipoacusia, pero puede aportar infor­ sitivo en la prueba de movimientos cefálicos bruscos, en caso de vér­
mación importante en pacientes con síntomas auditivos. Cuando un tigo de rápido inicio sin otros síntomas neurológicos. La RM suele
paciente tiene problemas auditivos o cuando se sospecha un trastor­ ser normal en estos pacientes (Strupp et al, 1998a). La neuritis vesti­
no audiovestibular, debe realizarse un audiograma estándar porque bular tiene un curso autolimitado y la base del tratamiento es sinto­
evalúa con mayor precisión el amplio espectro del sistema auditivo. mática. En un reciente estudio se ha observado una mejoría de la
Se ha demostrado que la prueba del susurro es la más sensible para función vestibular periférica, determinada por pruebas calóricas a un
recoger la hipoacusia a la cabecera del paciente (Bagai et al, 2006). año, en pacientes con neuritis vestibular después de recibir metil-
Para esta prueba, el examinador se sitúa detrás del paciente para prednisolona a los 3 días de inicio, en comparación con placebo
evitar la lectura de los labios y ocluye y tapa la otra oreja con un (Strupp et al, 2004). Un programa formal de rehabilitación vestibular
dedo para rozar y cerrar el conducto auditivo externo. El examina­ puede ayudar a algunos pacientes a compensar la lesión vestibular
dor luego susurra un conjunto de tres a seis números y letras al azar. (Strupp et al, 1998b).
En general, se considera que el paciente ha pasado la prueba de
detección si repite correctamente al menos un 50% de las letras
y los números. Vértigo posicional paroxístico benigno
Con frecuencia se utilizan las pruebas del diapasón de Weber y El VPPB puede ser la causa más común de vértigo en la población
Rinne a la cabecera del paciente. Para realizar la prueba de Weber, se general. Los pacientes normalmente presentan episodios breves de
coloca la base de un diapasón vibrante de 256 o 512 Hz en el vértice, vértigo al meterse y salir de la cama, al girarse en la cama, al agacharse
el puente de la nariz, los incisivos superiores y la frente. Se pregunta y levantarse o al extender la cabeza atrás para mirar. La patología
al paciente si oye el sonido y si lo oye en medio de la cabeza o en los se origina cuando los residuos de carbonato de calcio, desprendidos
dos oídos por igual, hacia la izquierda o hacia la derecha. En un pa­ de la membrana otoconial, entran inadvertidamente en un conduc­
ciente con audición normal, el tono se oye en el centro. En una alte­ to semicircular. Los residuos pueden flotar libremente en el conducto
ración auditiva asimétrica o unilateral, el tono se lateraliza a un lado. afectado (canalitiasis) o pegarse contra la cúpula (cupulolitiasis). Las
La lateralización indica un elemento de alteración de conducción en maniobras de recolocación son muy efectivas para eliminar los resi­
el oído en el que se localiza el sonido y/o una alteración neurosenso­ duos del conducto, aunque la recurrencia es habitual (v. Fig. 18.3)
rial en el oído contralateral. (von Brevern et al, 2006). Una vez los residuos están fuera del con­
La prueba de Rinne compara la audición del paciente por conduc­ ducto, se indica a los pacientes que eviten posiciones extremas de la
ción aérea con la de la conducción ósea. El diapasón se coloca prime­ cabeza para evitar que los residuos vuelvan a entrar en el conducto.
ro sobre la apófisis mastoidea hasta que desaparece el sonido. Luego También puede enseñarse a los pacientes a realizar una maniobra de
se coloca a unos 2,5 cm de la oreja. Los individuos sanos pueden oír recolocación en caso de reproducirse el vértigo posicional.
el diapasón unas dos veces más por conducción aérea que ósea. Si la
conducción ósea es mayor que la conducción aérea, se sugiere una
hipoacusia de conducción. Enfermedad de Méniére
La enfermedad de Méniére se caracteriza por ataques recurrentes de
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

vértigo asociados a síntomas auditivos (hipoacusia, acúfenos y pleni­


MAREO Y VÉRTIGO tud auditiva) durante las crisis. Con el tiempo, se produce una hi­
poacusia progresiva. Los ataques tienen una duración variable, la
mayoría duran más de 20 minutos y se asocian a náuseas y vómitos
TRASTORNOS ESPECÍFICOS graves. El curso del trastorno también es muy variable. En algunos
QUE CAUSAN VÉRTIGO pacientes, los ataques son infrecuentes y disminuyen con el tiempo,
mientras que en otros pueden acabar siendo discapacitantes. Ocasio­
nalmente, el paciente no nota los síntomas auditivos o se identifican
Trastornos vestibulares periféricos en el audiograma interictal al inicio del trastorno, pero estos signos se
Es importante conocer los trastornos vestibulares periféricos porque desarrollan inevitablemente en todos los pacientes con enfermedad
son habituales y porque se identifican con facilidad en la cabecera del de Méniére, normalmente durante el primer año. Por tanto, el término
paciente. Además, con frecuencia son pasados por alto por médicos «enfermedad de Méniére vestibular», utilizado previamente para des­
que primero atienden al paciente (v. Tabla 18.2). cribir el trastorno en pacientes con episodios recurrentes de vértigo
250 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

pero sin hipoaeusia, ya no se utiliza. Aunque suele ser un trastorno das sonoras en la cóclea y a lo largo de la membrana basilar espiral.
que afecta sólo a un oído, la enfermedad de Méniére acaba siendo Una rotura de la cápsula ósea de los conductos semicirculares puede
bilateral en aproximadamente un tercio de los pacientes. redirigir parte del sonido o presión a los conductos semicirculares
Como etiología se considera el edema endolinfático o expansión que causan la activación vestibular, un hecho conocido como fenó­
de endolinfa respecto a la perilinfa, aunque la causa subyacente no meno de Tulio. Antes de identificar la dehiscencia del conducto supe­
está clara. Sin embargo, se han identificado cambios histopatológicos rior se sabía que las fístulas se producían con la rotura o erosión de la
característicos de edema endolinfático en muestras de hueso tempo­ ventana redonda u oval en el conducto semicircular horizontal por
ral de pacientes sin historia clínica de enfermedad de Méniére (Mer­ una infección crónica. Los cambios de presión generados por un au­
chant et al, 2005). Algunos pacientes con enfermedad de Méniére mento de la presión intracraneal (maniobra de Valsalva realizada con
bien documentada presentan episodios súbitos de caída al suelo, sin la glotis cerrada) o una presión creciente en el oído medio (maniobra
pérdida de consciencia ni síntomas neurológicos asociados. Con fre­ de Valsalva realizada con los orificios nasales tapados o por compre­
cuencia describen la sensación de ser empujados o tirados al suelo. sión del trago) desencadenan un nistagmo breve en el plano del con­
Las caídas son fuertes y con frecuencia causan fracturas u otras lesio­ ducto afectado. La reparación quirúrgica de la fístula puede ser un
nes. Estos episodios se han llamado «crisis otolíticas de Tumarkin» tratamiento efectivo en algunos casos. Los pacientes con este trastor­
por la sospecha de que son una estimulación aguda de los otolitos. no pueden tener hipersensibilidad al sonido transmitido por el hueso
La exploración a la cabecera entre crisis de pacientes con enfer­ y umbrales bajos de conducción ósea en el audiograma, aunque los
medad de Méniére puede identificar una audición asimétrica, pero umbrales de conducción aérea sean normales (Minor, 2005). Pueden
los resultados de la prueba de movimientos cefálicos bruscos suelen producirse otras fístulas vestibulares por traumatismo o erosión de un
ser normales. El tratamiento al inicio incluye una dieta hiposódica colesteatoma en el conducto semicircular horizontal.
intensa y diuréticos, aunque existen pocas pruebas del beneficio de
estos tratamientos. Las inyecciones intratimpánicas de gentamicina
Otros trastornos periféricos
pueden ser efectivas y son mínimamente invasivas. Otros procedi­
mientos para pacientes con una enfermedad intratable son la sección Se han identificado muchas otras causas vestibulares periféricas de
del nervio vestibular y la destrucción del laberinto (Minor et al, vértigo, pero la mayoría son infrecuentes. Se produce vértigo des­
2004). La enfermedad autoinmunitaria del oído interno se manifiesta pués de un traumatismo craneal, incluso sin una fractura correspon­
como una variante fulminante de la enfermedad de Méniére. Otra diente en el hueso temporal. La así llamada conmoción laberíntica
variante es el llamado edema endolinfático retardado, caracterizado se produce por la susceptibilidad de las delicadas estructuras del
por episodios recurrentes de vértigo grave sin síntomas auditivos, que oído interno a sufrir un traumatismo cerrado. La ototoxicidad vesti­
se desarrollan años después de una hipoaeusia unilateral grave causa­ bular, normalmente por gentamicina, puede causar una vestibulopa-
da por una infección vírica o bacteriana. tía que suele ser bilateral, aunque raramente puede ser unilateral
(Waterston y Halmagyi, 1998). Aunque los síntomas más destacados
son oscilopsia y desequilibrio, también puede producirse un mareo
Paroxismia vestibular
inespecífico. Los neurinomas del acústico (schwannomas vestibula­
La paroxismia vestibular se caracteriza por episodios breves (de se­ res) se manifiestan con hipoaeusia unilateral lentamente progresiva,
gundos de duración) de vértigo, que se producen súbitamente, sin un pero el vértigo puede producirse sólo en escasas ocasiones. Debido
desencadenante aparente. El trastorno puede ser similar al espasmo al lento crecimiento del tumor, la vestibulopatía es compensada por
hemifacial y a la neuralgia del trigémino, que se piensa que están el sistema nervioso central. Por último, cualquier trastorno que afec­
causados por descargas espontáneas de un nervio parcialmente daña­ te a la base del cráneo, como sarcoidosis, linfoma, infecciones bac­
do. En pacientes con paroxismia vestibular puede identificarse una terianas y micóticas o meningitis carcinomatosa, pueden causar sín­
disfunción normalmente unilateral en las pruebas vestibulares o audi­ tomas vestibulares periféricos.
tivas. Algunos casos pueden estar causados por compresión del VIII
par craneal por un vaso normal y la separación quirúrgica del vaso del
nervio puede curar la patología en casos infrecuentes. Sin embargo,
Trastornos del sistema nervioso central
muchas personas asintomáticas tienen un vaso normal sobre el VIII La clave para el diagnóstico de los trastornos del sistema nervioso
par (normalmente la arteria cerebelosa anteroinferior), de forma que central en pacientes que presentan mareo es la presencia de otros
la decisión de operar en esta delicada región no debe tomarse sin so­ síntomas neurológicos focales o la identificación de alteraciones ocu-
pesar firmemente el posible beneficio frente a las complicaciones lomotoras centrales o ataxia. Puesto que los trastornos centrales pue­
potenciales. Está claramente indicado probar un fármaco antiepilép­ den parecer trastornos vestibulares periféricos, el abordaje más efec­
tico como la carbamazepina antes de realizar la intervención (Moon tivo en pacientes con mareo aislado es descartar primero causas
y Hain, 2005). periféricas comunes.

Fístulas vestibulares Isquemia/infarto de tronco encefálico/cerebelo


La dehiscencia del conducto superior se describió por primera vez en La isquemia que afecta a las vías vestibulares en el tronco encefálico
1998 (Minor et al, 1998). Como el nombre indica, la dehiscencia del o el cerebelo con frecuencia causa vértigo. La isquemia del tronco
hueso sobre el conducto semicircular superior produce la formación encefálico normalmente se acompaña de otros signos y síntomas
de una fístula entre el conducto superior y la fosa craneal media. neurológicos, porque las vías motora y sensitiva están muy cerca de
Normalmente, los conductos semicirculares están rodeados por una las vías vestibulares. El vértigo es el síntoma más común del síndro­
cápsula ósea rígida y no se afectan con cambios de presión profun­ me de Wallenberg, caracterizado por un infarto en el bulbo raquídeo
dos. Las ventanas oval y redonda dirigen las fuerzas asociadas a on­ lateral en el territorio de la arteria cerebelosa posteroinferior (PICA),
Capítulo 18 Mareo, vértigo e hipoacusia 251

pero siempre existen otros síntomas y signos neurológicos (p. ej., di­ vasculares (malformaciones arteriovenosas, hemangiomas cavernosos)
plopía, hipoestesia facial, síndrome de Horner) (v. Capítulo 21). La pueden causar mareo, aunque generalmente son asintomáticas hasta
isquemia del cerebelo puede causar vértigo como síntoma más desta­ que sangran, momento en que pueden ser potencialmente mortales.
cado o único y un dilema común es si el paciente con un vértigo de
inicio agudo necesita o no un estudio de RM para descartar un infarto
Trastornos neurodegenerativos
cerebeloso. La TC de la fosa posterior no es sensible para excluir la
isquemia (Wasay y Halmagyi, 2005). Los hallazgos oculomotores Es frecuente que un paciente cuyo síntoma principal es el mareo ten­
anormales en pacientes con un ictus del tronco encefálico o cerebelo ga, o desarrolle más adelante, signos característicos de la enfermedad
incluyen: 1) nistagmo espontáneo que es vertical, horizontal o torsio­ de Parkinson, un síndrome parkinsoniano (parálisis supranuclear
nal puro; 2) nistagmo evocado por la mirada de dirección cambiante progresiva, atrofia multisistémica) o un trastorno con ataxia progresi­
(el paciente mira a la izquierda y tiene un nistagmo que bate a la iz­ va (de Lau et al, 2006). Sin embargo, normalmente el mareo en estos
quierda, luego mira a la derecha y tiene un nistagmo que bate a la pacientes se cataloga mejor como desequilibrio. En pacientes con
derecha); 3) alteración del seguimiento ocular uniforme, y 4) sacádi­ ataxia espinocerebelosa de tipo 6 (SCA6) y otros trastornos con ataxia
cos que rebasan la diana. Es poco frecuente que las causas centrales progresiva (Kattah y Gujrati, 2005; Kerber et al, 2005) se produce un
del nistagmo sean muy similares al patrón vestibular periférico del nistagmo posicional hacia abajo.
nistagmo espontáneo (Lee y Cho, 2004).
Epilepsia
Esclerosis múltiple
Los síntomas vestibulares son comunes en las crisis focales, especial­
El mareo es un síntoma común en pacientes con esclerosis múltiple mente las que se originan en los lóbulos temporal y parietal. La clave
(EM) y el vértigo es el síntoma inicial en aproximadamente el 5% de para diferenciar el vértigo con crisis del vértigo de otra causa es la
los pacientes. Un brote característico de EM tiene un inicio gradual y asociación casi invariable de las crisis con una alteración del nivel de
alcanza el máximo en unos días. En pacientes con EM también son consciencia. El vértigo episódico como manifestación aislada de una
habituales los episodios espontáneos más benignos de vértigo, no ca­ crisis focal es infrecuente, si es que se produce.
racterísticos de un nuevo ataque, y vértigo posicional de unos segun­
dos de duración. La clave para el diagnóstico es encontrar lesiones
diseminadas en el tiempo y el espacio en el sistema nervioso. En la
Vértigo en las enfermedades hereditarias
EM se producen casi todas las variedades de nistagmo central posi­ La evaluación clínica de pacientes que manifiestan vértigo tradicional­
cional y espontáneo y, ocasionalmente, los pacientes muestran un mente ha dependido de la historia de la enfermedad actual y la explo­
nistagmo vestibular periférico característico cuando la lesión afecta ración. Sin embargo, con los rápidos y recientes avances en biología
la zona de entrada de la raíz del nervio vestibular. La RM del cerebro molecular, se ha encontrado que muchas causas de vértigo tienen un
identifica lesiones de sustancia blanca en aproximadamente el 95% claro componente genético. Por tanto, es muy importante obtener una
de los pacientes con EM, aunque a veces se ven lesiones similares en historia familiar completa, especialmente en pacientes sin una causa
pacientes sin los criterios clínicos para el diagnóstico de la EM. idendficable específica para su mareo. Debido a que los síntomas de
estos trastornos familiares con frecuencia no son discapacitantes y pue­
den ser muy variables, puede ser inadecuado preguntar simplemente al
Alteraciones estructurales de la fosa posterior
paciente sobre la historia familiar durante la visita. Es mejor instruir
Cualquier lesión estructural de la fosa posterior puede causar mareo. al paciente sobre cómo entrevistar de forma específica a otros familia­
En la malformación de Chiari, el tronco encefálico y el cerebelo están res respecto a la existencia de estos síntomas.
elongados hacia abajo, hacia el conducto cervical, presionando el ce­
rebelo caudal en la línea media y la unión cervicobulbar. El síntoma
neurológico más común es una inestabilidad de la marcha lentamente
Migraña
progresiva, que los pacientes con frecuencia describen como mareo. La migraña es un trastorno genético heterogéneo caracterizado por
El vértigo y la hipoacusia son infrecuentes, sólo se producen en cefaleas, además de otros síntomas neurológicos. Se han identificado
aproximadamente el 10% de los pacientes. El nistagmo espontáneo o varios subtipos monogenéticos infrecuentes. El análisis de ligamien­
posicional hacia abajo es especialmente común en las malformacio­ to ha identificado numerosos locus cromosómicos en formas comu­
nes de Chiari, aunque también se producen otras formas de nistagmo nes de migraña, pero no se han encontrado genes específicos. El vér­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

central. La disfagia, la afonía y la disartria pueden deberse a un esti­ tigo recurrente benigno normalmente es un equivalente de la migraña
ramiento de los pares craneales inferiores y la oclusión de las cister­ porque no se desarrollan otros signos o síntomas con el tiempo, los
nas basilares puede causar una hidrocefalia obstructiva. La RM es el hallazgos de la exploración neurológica siguen siendo normales y es
procedimiento de elección para identificar malformaciones de Chia­ frecuente encontrar antecedentes familiares o personales de migraña,
ri; los cortes sagitales de la línea media muestran claramente el nivel igual que desencadenantes característicos de migraña. Algunos pa­
de las amígdalas cerebelosas. cientes con vértigo recurrente benigno (VRB) también tienen sínto­
Los tumores más comunes del sistema nervioso central en la fosa mas auditivos similares a los descritos por pacientes con enfermedad
posterior son los gliomas en adultos y el meduloblastoma en niños. En de Méniére y también puede evidenciarse una hipoacusia leve en el
estos pacientes se produce una disfunción oculomotora (alteración del audiograma (Battista, 2004). El factor clave para distinguir entre mi­
seguimiento ocular uniforme, sacádicos que rebasan la diana), altera­ graña y enfermedad de Méniére es la falta de hipoacusia unilateral
ción de la coordinación u otros trastornos del sistema nervioso central. progresiva en pacientes con migraña. El vértigo posicional también
El nistagmo posicional central puede ser un hallazgo precoz en pacien­ puede producirse en pacientes con migraña (von Brevern et al, 2005).
tes con tumores cerebelosos. De forma análoga, las malformaciones Se desconoce la causa del vértigo en pacientes con migraña. La sen­
252 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

sibilidad crónica al movimiento que incluye mareo en desplazamien­ nos pacientes y más tarde en otros. Las crisis de vértigo duran de
tos en coche, sensibilidades a otros tipos de estímulos y unos antece­ minutos a horas y pueden acompañarse de un empeoramiento de la
dentes familiares claros de migraña ayudan a confirmar el diagnóstico. sordera, plenitud auditiva o acúfenos, y se parecen mucho al síndro­
Aunque el diagnóstico de mareo asociado a la migraña sigue siendo me de Méniére. Los episodios de vértigo pueden preceder o acompa­
de exclusión, pocas cosas más pueden causar episodios recurrentes ñar el inicio de la hipoacusia. Además de la hipoacusia progresiva y
sin otros síntomas a lo largo del tiempo. grave, al final, los pacientes con DFNA9 desarrollan una pérdida pro­
En un estudio de ligamiento de genoma completo en pacientes gresiva de la función vestibular y los síntomas relacionados de des­
con VRB (20 familias), se encontró ligamiento a la región cromosó- equilibrio y osciloscopia. Debido a que algunos pacientes tienen ata­
mica 22ql2, pero se evidenció una heterogeneidad genética (Lee et ques muy parecidos a los del síndrome de Méniére, se hizo un
al, 2006). Las pruebas de ligamiento que utilizan un fenotipo más cribado del gen COCH en busca de mutaciones en pacientes con en­
amplio de VRB y migraña debilitaron la señal de ligamiento. Por fermedad de Méniére idiopática, sin encontrarse ninguna. Ningún
tanto, por el momento no existen pruebas de que la migraña sea alé- estudio describe el uso de tratamientos efectivos para los ataques de
lica con el VRB, aunque la migraña tiene una alta prevalencia entre vértigo, pero igual que en la VFB, estos ataques generalmente duran
pacientes con VRB. sólo unos años y luego van siendo menos frecuentes, supuestamente
por una pérdida de la función vestibular.
El síndrome del acueducto vestibular dilatado (AVD), denominado
Vestibulopatía familiar bilateral
DFNB4 (DFNB = ífeafness [sordera],/ámiliar, no sindrómico, de tipo B
En la vestibulopatía familiar bilateral (VFB), los pacientes suelen tener [herencia autosómica recesiva]), se caracteriza por hipoacusia de inicio
crisis breves de vértigo de segundos de duración, seguidas de pérdida precoz con dilatación del acueducto vestibular, que se ve mejor por TC
progresiva de la función vestibular periférica que causan desequilibrio del hueso. El acueducto vestibular normalmente mide menos de 1,5 mm
y oscilopsia, y suele iniciarse hacia la quinta década de la vida. Las de diámetro, pero en el AVD es mucho mayor. No está claro el me­
pruebas rotacionales cuantitativas muestran ganancias mayores de canismo que conduce a la hipoacusia y al vértigo. El acueducto ves­
2 desviaciones estándar por debajo de la media normal para los cambios tibular contiene el conducto endolinfático, que conecta la pared media
sinusoidales y graduales en velocidad angular. Las pruebas calóricas del vestíbulo con el saco endolinfático y es una estructura importante
no son sensibles para identificar la vestibulopatía bilateral por el am­ en el intercambio de endolinfa. La dilatación puede aumentar la trans­
plio margen de respuestas calóricas normales. La prueba de movimien­ misión de presiones intracraneales a las estructuras del oído medio. No
tos cefálicos bruscos a la cabecera del paciente puede mostrar sacádi­ obstante, la maniobra de Valsalva, que aumenta la presión intracraneal,
cos correctores bilaterales cuando la vestibulopatía es grave. no desencadena los síntomas en pacientes con AVD.
Cuando la vestibulopatía es más grave, los ataques de vértigo son Las crisis de vértigo duran de 15 minutos a 3 horas y no se asocian
menos frecuentes y, al final, cesan. A diferencia de las causas genéti­ a cambios de audición. Pueden empezar al inicio de la hipoacusia
cas de hipoacusia (para los que se han registrado 46 síndromes gené­ (primera infancia) o años más tarde y pueden desencadenarse por
ticos distintos de herencia dominante. Van Camp y Smith, 2006) sólo golpes en la cabeza o giros intensos (Oh et al, 2001b). Los resultados
se han descrito unas pocas familias afectadas con VFB (Brantberg, de las pruebas vestibulares cuantitativas pueden ser normales en pa­
2003; Jen et al, 2004b). Esta disparidad puede explicarse por el pro­ cientes con AVD o mostrar una pérdida de leve a moderada de la
blema de identificar a estas familias; sólo grandes centros médicos función vestibular. También se ha observado una dilatación del acue­
disponen de pruebas cuantitativas de función vestibular. Además, los ducto vestibular en el síndrome de Pendred (SP), en el síndrome
pacientes con VFB pueden no acudir a los médicos para evaluación si branquiootorrenal, con la asociación CHARGE (coloboma, he art di­
se ha compensado adecuadamente la pérdida vestibular con otros sis­ sease [cardiopatía], atresia de coanas, retraso del crecimiento y desa­
temas sensoriales. A pesar de una pérdida vestibular profunda, la au­ rrollo y/o trastornos del sistema nervioso central, hipoplasia genital,
dición sigue siendo normal. El análisis de ligamiento realizado en ear anomalies [alteraciones auriculares y/o sordera]), en el síndrome
cuatro familias con VFB se localiza en el locus cromosómico 6q (Jen de Waardenburg y en la acidosis tubular renal distal con sordera. El
et al, 2004b). Esta región no se superpone con la de cualquier sordera síndrome de AVD es alélico al SP, que se caracteriza por alteraciones
conocida autosómica dominante o síndromes de migraña. congénitas de la cóclea junto con disfunción tiroidea y bocio.

Hipoacusia y vértigo familiar Síndromes de ataxia familiar


La disfunción vestíbulo-coclear progresiva familiar se identificó por Los signos y síntomas vestibulares son habituales en varios de los sín­
primera vez en 1988. Después se encontró un ligamento con el locus dromes de ataxia hereditaria, como en la ataxia espinocerebelosa
del cromosoma 14ql2-13 y el trastorno se denominó DFNA9 (DFNA (SCA) de tipo 1,2,3,6 y 7, en la ataxia de Friedreich, en la enfermedad
= ífeafness [sordera]; /amiliar; no sindrómico; de tipo A [herencia de Refsum y en la ataxia episódica (AE) de tipo 2, 3, 4 y 5 (v. Capítu­
autosómica dominante]) (Manolis et al, 1996). Con un método orga- lo 76). En la mayoría de trastornos, los síntomas son lentamente progre­
noespecífico se encontraron mutaciones en COCH que causaban la sivos, con ataxia cerebelosa e incoordinación que eclipsan los síntomas
DFNA9 (Robertson et al, 1998). Este trastorno de hipoacusia progre­ vestibulares. La oscilopsia inducida por el movimiento de la cabeza se
siva es excepcional, porque ningún otro síndrome genético de hi­ produce generalmente porque el paciente no puede suprimir el ROV
poacusia y de herencia autosómica dominante tiene el vértigo como por fijación. Pueden producirse crisis de vértigo en hasta casi la mitad
síntoma común. La hipoacusia progresiva es el síntoma más destaca­ de los pacientes con SCA6 (Takahashi et al, 2004), muchos de ellos de
do de la DFNA9 y se produce vértigo en aproximadamente el 50% de origen posicional (Jen et al, 1998). Con frecuencia se encuentra nistag­
los pacientes. Cuando existe, el vértigo puede ser espontáneo o posi­ mo hacia abajo persistente en pacientes colocados con la cabeza col­
cional (Lemaire et al, 2003). La edad de inicio es variable; los sínto­ gando. El vértigo y el nistagmo posicional pueden ser el síntoma inicial
mas se desarrollan en la segunda a tercera décadas de la vida en algu­ en estos pacientes. La mayoría de síndromes de ataxia episódica se
Capítulo 18 Mareo, vértigo e hipoaeusia 253

inician antes de los 20 años de edad (Jen et al, 2004a). Los episodios se debe aplicarse una técnica para bloquear la fijación visual. Debe ano­
caracterizan por incoordinación extrema, que conduce a problemas tarse la dirección del nistagmo y evaluarse el efecto de la mirada. Si
graves para caminar durante las crisis. El vértigo puede producirse se identifica un patrón vestibular periférico de nistagmo, un resultado
como parte de estas crisis y la migraña es habitual. De hecho, AE2, positivo en la prueba de movimientos cefálicos bruscos localiza la
SCA6 y la migraña hemipléjica familiar de tipo 1 están causadas por lesión en el nervio vestibular. En pacientes jóvenes, el diagnóstico es
mutaciones en el mismo gen, CACNA1A. Un signo adicional de AE2 y una neuritis vestibular. También es probablemente el diagnóstico más
AE4 es el desarrollo final de nistagmo interictal y ataxia progresiva. común en pacientes ancianos, pero no puede excluirse la isquemia
Los pacientes con AE2 con frecuencia responden espectacularmente al aguda del nervio o el laberinto vestibular.
tratamiento con acetazolamida. Cuando el resultado de la prueba de movimientos cefálicos brus­
cos es negativo (es decir, no se encuentran sacádicos en el seguimien­
to), debe considerarse la posibilidad de un pequeño ictus de tronco
CAUSAS COMUNES DE MAREO encefálico o cerebelo parecido a una neuritis vestibular (Lee y Cho,
INESPECÍFICO 2004; Norrving et al, 1995; Thomke y Hopf, 1999). Si el episodio se
acompaña de hipoaeusia, el diagnóstico más probable es una laberin­
Es probable que los pacientes con mareo inespecífico sean derivados titis, pero la afectación auricular no excluye una causa vascular, por­
al neurólogo con mayor frecuencia que los que tienen un vértigo ver­ que la arteria cerebelosa anteroinferior irriga el oído interno y el ce­
dadero. Estos pacientes suelen tener aturdimiento (están «groguis»), rebro. Cuando un vértigo de inicio agudo se acompaña de hipoaeusia
presíncope, desequilibrio, sensibilidad al movimiento o ansiedad. y debilidad facial, el médico debe examinar con atención el oído ex­
Los efectos secundarios y la toxicidad medicamentosa son causas terno en busca de las vesículas características del herpes zóster (sín­
comunes de mareo inespecífico. El molesto aturdimiento puede ser drome de Ramsay Hunt). El neurinoma del acústico es un tumor de
un efecto directo de la propia medicación o ser consecuencia de un crecimiento lento y, por tanto, no suele causar un vértigo de inicio
descenso de la presión arterial del paciente. La ataxia puede ser se­ agudo. La migraña puede parecer una neuritis vestibular, aunque el
cundaria a fármacos antiepilépticos y suele revertir una vez se reduce diagnóstico de vértigo asociado a migraña depende de los episodios
o se suspende la medicación. Los pacientes con una neuropatía peri­ recurrentes y de la ausencia de síntomas auditivos progresivos.
férica que causa mareo describen un empeoramiento significativo del
equilibrio por poca iluminación y también la sensación de caminar
sobre algodones. Los pacientes con ataques de pánico pueden presen­
Crisis recurrentes de vértigo
tar un mareo inespecífico, pero sus mareos siempre van acompañados En pacientes con episodios recurrentes de vértigo, la información
de otros síntomas o signos como sentido de miedo o muerte, palpita­ diagnóstica clave se encuentra en los detalles de los episodios. La
ciones, sudoración, disnea o parestesias. El mareo inespecífico puede enfermedad de Méniére es la causa probable en pacientes con vértigo
estar causado por otras patologías médicas como arritmias cardíacas recurrente que dura más de 20 minutos y se asocia a síntomas auditi­
o alteraciones metabólicas. En los ancianos, las hiperintensidades vos unilaterales. Si los episodios de tipo Méniére son fulminantes,
confluentes de sustancia blanca tienen una clara asociación con el debe considerarse el diagnóstico de una enfermedad autoinmunitaria
mareo y los problemas de equilibrio. Como supuesto resultado de la del oído interno. Deben sospecharse crisis isquémicos transitorios
arteriosclerosis de pequeños vasos se ha identificado un descenso de (AIT) en pacientes con episodios breves (de minutos de duración) de
la perfusión cerebral (Marstrand et al, 2002) en estos pacientes, in­ vértigo, especialmente cuando existen factores de riesgo vascular y
cluso con presión arterial normal en el brazo. Los pacientes con ma­ se describen otros signos neurológicos. Series de casos de pacientes
reo asociado a hiperintensidades de sustancia blanca en la RM suelen con síndrome rotacional de la arteria vertebral demuestran que el
encontrarse mejor si están sentados o echados y suelen tener una al­ oído interno y, posiblemente, las vías vestibulares, tienen necesida­
teración de la marcha en tándem. Debido a que muchos pacientes des calóricas elevadas y que, por tanto, son susceptibles a niveles de
ancianos toman fármacos para la presión arterial, al menos está justi­ isquemia tolerados por otras partes del cerebro (Choi et al, 2005). El
ficado intentar reducir o suspender esta medicación. equivalente migrañoso, el vértigo recurrente benigno, se caracteriza
por una historia de síntomas similares, resultados normales a la ex­
ploración física, antecedentes familiares o personales de migrañas y
PRESENTACIONES COMUNES desencadenantes característicos. Los ataques son por lo demás muy
DEL VÉRTIGO variables y duran entre segundos y días. Si los ataques duran constan­
temente sólo segundos, debe considerarse el diagnóstico de paroxis­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Los pacientes manifiestan síntomas, en vez de trastornos específicos mia vestibular.


diagnosticables. A continuación se describen las presentaciones más
comunes de vértigo.
Vértigo posicional recurrente
El vértigo posicional se define porque el síntoma se desencadena (no
Vértigo intenso agudo empeora simplemente) por ciertos cambios de posición. En el pacien­
El paciente con vértigo intenso de reciente inicio probablemente tie­ te con episodios recurrentes de vértigo desencadenado por ciertos
ne una neuritis vestibular, aunque también podría ser un ictus. El ini­ movimientos de la cabeza, el diagnóstico probable es un VPPB, aun­
cio súbito con síntomas neurológicos focales acompañantes, espe­ que no es la única posibilidad. El VPPB puede identificarse y tratarse
cialmente los relacionados con la circulación posterior, sugiere un a la cabecera del paciente, de forma que deben realizarse pruebas
ictus isquémico. Si no se observan alteraciones significativas en la posicionales a todos los individuos con este problema. Las pruebas po­
exploración general neurológica, la atención debe centrarse en la eva­ sicionales también pueden descubrir las otras causas de mareo in­
luación neurotológica. Si no se observa un nistagmo espontáneo, ducido por la posición (Bertholon et al, 2002). La historia indica cía-
254 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

ramente el diagnóstico de VPPB cuando el vértigo posicional es Hipoacusia neurosensorial


breve (menos de un minuto de duración), tiene desencadenantes ca­
racterísticos y no se acompaña de otros síntomas neurológicos. Una La hipoacusia neurosensorial puede ser secundaria a lesiones de la
onda de nistagmo torsional vertical es específico del VPPB del con­ cóclea y/o la rama auditiva del nervio acústico y produce la incapaci­
ducto posterior (Aw et al, 2005). Si el resultado de la prueba de Dix- dad de percibir el sonido conducido normalmente por hueso y aire.
Hallpike es negativo, el me'dico que realiza la exploración debe con­ La cóclea espiral analiza mecánicamente el contenido de frecuencia
siderar la variante del VPPB del conducto horizontal. El nistagmo del sonido. En tonos de alta frecuencia, sólo se activan las células
posicional central se produce por trastornos que afectan a la fosa pos­ sensoriales en la vuelta basilar, pero en tonos de frecuencia baja, se
terior, como tumores, degeneración cerebelosa, malformación de activan todas las células sensoriales. Por tanto, en lesiones de la có­
Chiari y EM. El nistagmo de estos trastornos normalmente es hacia clea y su nervio aferente, los niveles de audición de diferentes fre­
abajo y persistente, aunque también puede producirse un nistagmo cuencias suelen ser desiguales y puede alterarse la relación de fases
torsional puro. Después de la pérdida de una arteria vertebral, puede entre diferentes frecuencias. Los pacientes con hipoacusia neurosen­
aparecer un vértigo o mareo significativo después de girar la cabeza sorial con frecuencia tienen problemas para oír una conversación
en sentido contrario a la arteria intacta, porque las estructuras óseas mezclada con ruido de fondo y pueden sentir molestias ante una con­
de la columna vertebral pueden pinzar la arteria vertebral restante versación con un volumen alto. La distorsión de los sonidos es co­
(Choi et al, 2005). En consecuencia se desarrolla nistagmo de tipo mún; un tono puro puede oírse como ruidoso, ronco o un zumbido, o
central, y el vértigo puede ser el síntoma más destacado. Por último, puede estar distorsionado de forma que suena como una mezcla com­
la migraña puede parecerse al VPPB (von Brevem et al, 2005). Los pleja de tonos.
pacientes con migraña como causa describen una duración más larga
de los síntomas una vez desencadenado el vértigo posicional, y el
Hipoacusia central
nistagmo puede ser de tipo central o periférico.
La hipoacusia central se debe a lesiones de las vías auditivas centra­
les. Estas lesiones afectan a los complejos nucleares olivares dorsales
HIPOACUSIA y cocleares, los tubérculos cuadrigéminos inferiores, los cuerpos ge­
niculados internos, la corteza auditiva en los lóbulos temporales y los
Los neurólogos generalmente no encuentran pacientes aquejados prin­ tractos fibrosos aferentes y eferentes interconectados. Como norma,
cipalmente por síntomas auditivos, como hipoacusia o acúfenos, a di­ los pacientes con lesiones centrales no tienen ninguna alteración au­
ferencia de pacientes con mareo, que con frecuencia son derivados para ditiva para los tonos puros y pueden entender una conversación siem­
su evaluación. No obstante, el conocimiento del sistema auditivo, de pre que sea clara y en un ambiente silencioso. Si la tarea del oyente
algunos trastornos que causan síntomas auditivos y de los audiogramas se dificulta con la introducción de mensajes de fondo u otros mensa­
pueden mejorar las capacidades diagnósticas del neurólogo. jes que también intentan hacerse audibles, el rendimiento se deteriora
de forma más acusada en pacientes con lesiones centrales que en per­
sonas sanas. Sin embargo, las lesiones que afectan a la zona de entra­
CLASIFICACIÓN DE LA HIPOACUSIA da de la raíz del VIII par o el núcleo coclear (desmielinización o in­
farto en la región bulboprotuberancial lateral) pueden causar una
La hipoacusia puede ser de conducción, neurosensorial o central se­ hipoacusia unilateral de tonos puros. Debido a que aproximadamente
gún la localización anatómica del proceso patológico. la mitad de las fibras nerviosas aferentes cruzan centrales al núcleo
coclear, ésta es la estructura más central en la que puede producirse
una lesión que ocasiona una hipoacusia unilateral.
Hipoacusia de conducción
La hipoacusia de conducción se debe a lesiones que afectan al oído
externo o medio. La membrana timpánica y los huesecillos actúan TRASTORNOS ESPECÍFICOS
como un transformador, amplificando el sonido aéreo y transfirién­ QUE CAUSAN HIPOACUSIA
dolo efectivamente al líquido del oído interno. Si esta vía normal está
obstruida, la transmisión puede producirse a través de la piel y los
Enfermedad de Méniére
huesos del cráneo (conducción ósea), pero a costa de una pérdida
importante de energía. Los pacientes con hipoacusia de conducción Los síntomas auditivos en la enfermedad de Méniére consisten en
pueden oír un discurso en un ambiente ruidoso mejor que en silencio, una sensación fluctuante de plenitud y presión, junto con acúfenos e
porque pueden entender una conversación en tono alto tan bien como hipoacusia en un oído. En las primeras fases, la hipoacusia es total­
los demás. La causa más habitual de la hipoacusia de conducción es mente reversible, pero en fases avanzadas persiste una hipoacusia
la cera impactada en el conducto externo. La causa grave más común residual. Los acúfenos pueden persistir entre los episodios, pero sue­
de hipoacusia de conducción es la otitis media, que puede deberse a len aumentar de intensidad inmediatamente antes o durante el episo­
la acumulación de líquido infectado (otitis supurativa) o no infectado dio agudo. Habitualmente se describe como un «rugido», como el
(otitis serosa) en el oído medio, donde altera la conducción del soni­ sonido del océano o una concha de mar hueca. En las primeras fases,
do aéreo. Con una otitis media crónica, un colesteatoma puede ero­ se observa una hipoacusia de frecuencias bajas en el audiograma.
sionar los huesecillos. La otosclerosis produce una hipoacusia de Con la progresión del trastorno, se produce una hipoacusia más com­
conducción por inmovilización del estribo por crecimiento de hueso pleta. El trastorno acaba siendo bilateral en aproximadamente el 30%
nuevo. Otras causas comunes de hipoacusia de conducción son un de los pacientes. Al final, se produce una hipoacusia permanente y
traumatismo, las malformaciones congénitas del oído externo y me­ grave y desaparece espontáneamente la naturaleza episódica. Cuando
dio y los tumores del cuerpo glómico. la hipoacusia, especialmente si es bilateral, es fulminante y rápida­
Capítulo 18 Mareo, vértigo e hipoacusia 255

mente progresiva, debe considerarse el diagnóstico de una enferme­ criminación del habla hasta fases avanzadas de la enfermedad. Habi­
dad autoinmunitaria del oído interno. (V. también el apartado ante­ tualmente se requieren niveles de exposición al ruido mayores de 85 dB
rior sobre enfermedad de Méniére en «Trastornos específicos que para causar cambios en el oído inducidos por un ruido fuerte. Los
causan vértigo».) ejemplos de un ruido mayor de 85 dB que son fuentes comunes de
exposición incluyen las motocicletas, los petardos, la maquinaria
de las fábricas y los conciertos musicales.
Tumores del ángulo pontocerebeloso
Los tumores del acústico (schwannoma vestibular) representan alre­
dedor del 5% de los tumores intracraneales y más del 90% de los tu­
Trastornos genéticos
mores del ángulo pontocerebeloso. Estos tumores suelen ser benig­ Los síndromes de hipoacusia con vértigo familiares se han explicado
nos y producen síntomas por compresión del nervio en las zonas antes en «Hipoacusia y vértigo familiar». Actualmente, se han identi­
estrechas del conducto auditivo interno. A medida que crece el tumor, ficado 46 trastornos autosómicos dominantes de hipoacusia, además
protruye a través del meato auditivo interno con estiramiento de ner­ de otros 54 trastornos autosómicos recesivos y 5 trastornos ligados al
vios adyacentes a la superficie de la masa y deforma el cerebelo y el cromosoma X (Van Camp y Smith, 2006). Estos trastornos comien­
tronco encefálico. Los síntomas más comunes asociados con los neu­ zan al principio de la vida y causan una hipoacusia importante. Los
rinomas del acústico son, con diferencia, una hipoacusia unilateral síntomas vestibulares son infrecuentes.
lentamente progresiva y acúfenos por compresión del nervio coclear.
Pocas veces se produce una hipoacusia aguda, aparentemente por
compresión de la vasculatura del laberinto. El vértigo es infrecuente,
Ototoxicidad
pero aproximadamente la mitad de los pacientes con un neurinoma Los fármacos más frecuentes que causan hipoacusia son los amino-
del acústico tiene un desequilibrio leve. Un tumor epidermoide, me­ glucósidos, los antibióticos, los diuréticos del asa y el cisplatino. La
ningioma, schwannoma de nervio facial o metástasis también pueden eliminación alterada de estos fármacos, como sucede en la insufi­
causar lesiones con efecto de masa en el ángulo pontocerebeloso. El ciencia renal, predispone a los pacientes afectados a la ototoxicidad.
patrón audiométrico es variable, pero los pacientes con tumores del Los pacientes tratados con dosis altas de salicilatos con frecuencia
ángulo que causan hipoacusia normalmente tienen mala discrimina­ tienen hipoacusia, acúfenos y mareo, que revierten rápidamente tras
ción de conversaciones, deterioro del reflejo acústico y deterioro de dejar de tomar los salicilatos.
tonos puros, más que una asimetría acusada de tonos puros.

PRESENTACIONES COMUNES
Dehiscencia del conducto superior
DE LA HIPOACUSIA
Los pacientes con dehiscencia del conducto superior puede tener hi-
peracusia de conducción (oyen cómo se mueve su ojo o el impacto de
sus pies mientras camina o corre) y autofonía (oyen su propia respi­
Hipoacusia neurosensorial asimétrica
ración y los sonidos de la voz) en el oído afectado. Se identifica un La evaluación de los pacientes con una hipoacusia neurosensorial
intervalo aire-hueso en los audiogramas estándar. La prueba del dia­ asimétrica está orientada principalmente a la búsqueda de un tumor
pasón de Weber normalmente permite la lateralización hacia el oído en el área del conducto auditivo interno o el ángulo pontocerebeloso
afectado y la prueba de Rinne puede mostrar una mayor conducción o, con menos frecuencia, de otras lesiones del hueso temporal o del
ósea que aérea. (V. también el apartado anterior, «Trastornos especí­ cerebro. Con una pérdida asimétrica de 15 dB o mayor en dos o más
ficos que causan vértigo».) frecuencias, o una asimetría del 15% o más en las puntuaciones de
discriminación del habla, se identifican lesiones en la RM en aproxi­
madamente el 10% de los pacientes (Cueva, 2004).
Otosclerosis Los neurinomas del acústico son, con diferencia, el trastorno más
La otosclerosis es una metabolopatía del laberinto óseo que normal­ frecuente. Otras causas incluyen los tumores del glomo yugular, la ar­
mente se manifiesta por inmovilización del estribo, lo que causa una teria basilar ectásica con compresión del tronco encefálico o el granu­
hipoacusia de conducción. Se encuentran antecedentes familiares de loma de colesterol en la punta del peñasco. Las pruebas de respuestas
otosclerosis en el 50-70% de los casos. La afectación suele ser bila­ auditivas del tronco encefálico muestran una sensibilidad y especifici­
teral, aunque en aproximadamente una cuarta parte de los casos es dad de aproximadamente el 70%, con una tasa de falsos positivos del
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

unilateral. La hipoacusia de conducción es el rasgo característico de 77%, pero una tasa de falsos negativos del 29% (Cueva, 2004).
la otosclerosis, aunque con frecuencia se encuentra una hipoacusia
combinada, de conducción y neurosensorial. Aunque la otosclerosis
es principalmente un trastorno del sistema auditivo, los síntomas y
Hipoacusia neurosensorial súbita
signos vestibulares son más frecuentes de lo generalmente esperado. La causa de la pérdida auditiva neurosensorial súbita es similar a la
de la parálisis de Bell y de la neuritis vestibular en la que se supone
una causa vírica en la mayoría de los casos, aunque es difícil obte­
Hipoacusia inducida por ruido ner una prueba de fisiopatología vírica en un caso concreto. La hipoacu­
La hipoacusia inducida por ruido es muy común en la sociedad in­ sia puede ser súbita o evolucionar en horas. Pueden encontrarse neu­
dustrializada actual. Aproximadamente un tercio de las personas con rinomas del acústico en aproximadamente el 5% de los pacientes con
hipoacusia pueden atribuir la pérdida, al menos en parte, a la exposi­ esta presentación (Aarnisalo et al, 2004), pero el médico también
ción al ruido. La pérdida casi siempre empieza a 4.000 Hz, crea el debe tener en cuenta la posibilidad de resultados falsos positivos en
aspecto característico de muesca en el audiograma y no altera la dis­ la RM, especialmente en lesiones menores de 6 mm de diámetro
256 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

(Arriaga et al, 1995). La isquemia focal que afecta a la cóclea, al Lawson et al, 1999; Yardley et al, 1998). Numerosos trastornos que
nervio coclear o la zona de entrada de la raíz también causa una hi- causan mareo pueden diagnosticarse e incluso tratarse en la visita
poacusia súbita en varios minutos. En un paciente con riesgo de ictus, inicial sin otras pruebas diagnósticas.
esta causa debe considerarse pronto porque puede presagiar una
oclusión de la arteria basilar (Toyoda et al, 2002). La hipoaeusia bi­
lateral súbita pocas veces está causada por lesiones bilaterales de la
Pruebas generales
corteza auditiva primaria en la circunvolución temporal transversa de Las pruebas generales, como pruebas bioquímicas en sangre, radio­
Heschl. Los déficits pueden oscilar entre agnosia auditiva para soni­ grafías de tórax o electrocardiogramas, están indicadas sólo cuando
dos de habla o no-habla, con umbrales auditivos relativamente nor­ el médico busca una alteración específica. Hay que descartar las cau­
males, hasta casos infrecuentes de sordera cortical, caracterizada por sas metabólicas si el paciente tiene un mareo inespecífico por lo de­
umbrales muy elevados de tonos puros. más no explicado.

Hipoaeusia relacionada con la edad Técnicas de imagen


La hipoaeusia bilateral asociada comúnmente con el envejecimiento En los pacientes con mareo normalmente se solicita una técnica de
se denomina presbiacusia. No es una entidad definida, sino que re­ imagen cerebral. Aunque una TC puede descartar una gran masa, no
presenta múltiples efectos del envejecimiento en el sistema auditivo. pueden excluirse lesiones más pequeñas, por un artefacto o poca re­
Puede incluir una disfunción de conducción y central, pero el efecto solución en la fosa posterior (Wasay et al, 2005). La RM es la técnica
más constante del envejecimiento es sobre las células sensoriales y de imagen de elección, pero es cara. Puede ser difícil determinar en
las neuronas de la cóclea. El aspecto característico del audiograma en qué pacientes debe hacerse una RM; es importante conocer los tras­
pacientes con presbiacusia es una hipoaeusia simétrica, con un traza­ tornos vestibulares periféricos comunes para tomar esta decisión. Los
do que disminuye gradualmente con el aumento de la frecuencia. La pacientes con un diagnóstico de VPPB, neuritis vestibular o enferme­
patología más constante asociada a la presbiacusia es una degenera­ dad de Méniére no necesitan un estudio de imagen. Además, es im­
ción de células sensoriales y fibras nerviosas en la base de la cóclea. probable que se encuentre una alteración significativa en la RM en
pacientes con episodios de mareo de varios meses de duración y re­
sultados normales a la exploración neurológica y neurotológica. Aun­
ACÜFENOS que los estudios muestran una conservación de la audición después
de la cirugía en pacientes con neurinomas del acústico si se diagnos­
Los acúfenos son un ruido en el oído que sólo oye el paciente, aunque tican pronto, esto no indica que tenga que hacerse una RM a todos los
ocasionalmente puede oírlos el médico que le examina. Es un sínto­ pacientes con mareo para excluir esta causa. Los neurinomas del
ma que puede asociarse a varios trastornos que pueden afectar al oído acústico son infrecuentes, mientras que el mareo y el vértigo son muy
o al cerebro. La información más importante es si el paciente los lo­ comunes. La RM puede ser útil en pacientes con mareo y una hi-
caliza en uno o los dos oídos o si no son localizables. Como norma poacusia gradualmente progresiva.
general, los acúfenos localizados en un oído tendrán una causa iden-
tificable, pero no cuando se localizan en los dos oídos o no son loca­
lizables. Las características de los acúfenos pueden aportar informa­
Pruebas vestibulares
ción útil. Por ejemplo, los acúfenos característicos asociados a la Las pruebas vestibulares consisten en una ENG (o videonistagmo-
enfermedad de Méniére se describen como un sonido estruendoso, grafía) y pruebas en la silla giratoria (Fife et al, 2000; Furman et al,
como escuchar una concha de mar. Los acúfenos asociados a un neu­ 1996). Una batería de pruebas estándar de ENG incluye pruebas de
rinoma del acústico suelen ser de tono alto o se parecen al sonido del control ocular visual (sacádicos, seguimiento ocular uniforme y nis­
vapor que sale de una tetera. Si los acúfenos son rítmicos, debe pedir­ tagmo optocinético), una búsqueda de nistagmo patológico con fija­
se al paciente si son sincrónicos con el pulso o la respiración. Los ción y con los ojos abiertos a oscuras y una prueba calórica bitérmica
chasquidos rítmicos o incluso no rítmicos en un oído pueden indicar (Baloh y Honrubia, 2001). Las pruebas rotatorias estándar aplican
una mioclonía del estribo. La forma más común de acúfenos es un múltiples estímulos vestibulares graduales en cortos períodos de
ruido bilateral de tono alto que normalmente empeora por la noche, tiempo y también pueden utilizarse para pruebas de interacción vi-
en silencio, cuando no hay ruido de fondo que lo enmascare. También sual-vestibular (supresión por fijación del ROV). Las pruebas vesti­
pueden empeorar cuando el paciente está bajo estrés o por el consu­ bulares pueden ayudar a identificar y cuantificar una pérdida vestibu­
mo de cafeína. lar unilateral o bilateral y alteraciones oculomotoras. La utilidad de
las pruebas vestibulares depende en gran medida de la administración
y de la interpretación de las pruebas. Ninguna agencia de Estados
PRUEBAS CLÍNICAS Unidos controla ni acredita a las personas que aplican o interpretan
pruebas vestibulares. Además, los artefactos son comunes y el pa­
ciente debe colaborar durante toda la prueba. En la mayoría de
MAREO Y VÉRTIGO subpruebas, los rangos de normalidad son amplios o no se han fijado
La historia y la exploración física deben determinar qué pruebas estándares. Estos problemas contribuyen al gran grado de variabili­
diagnósticas, si hay alguna, se necesitan en pacientes con mareo o dad de las pruebas vestibulares y, por tanto, a los resultados variables
vértigo. Los estudios han demostrado repetidamente que la RM, el de un laboratorio a otro. A pesar de estos problemas, pueden obtener­
audiograma y las pruebas vestibulares no son diferentes en pacien­ se resultados fiables y clínicamente útiles de numerosos centros espe­
tes no seleccionados con mareo en comparación con controles de cializados y grupos de la comunidad que tienen las aptitudes, la habi­
la misma edad (Colledge et al, 1996, 2002; Hajioff et al, 2002; lidad y los conocimientos necesarios.
Capítulo 18 Mareo, vértigo e hipoacusia 257

La prueba calórica se utiliza principalmente para identificar Bibliografía


una vestibulopatía unilateral. La prueba de la silla giratoria, utili­
zada principalmente para identificar una vestibulopatía bilateral,
no es fácil encontrarla fuera de centros docentes. Los resultados Aamisalo, A. A., Suoranta, H., & Ylikoski, J. 2004, Magnetic resonance imaging
anormales de estas pruebas deben ponerse en el contexto de la findings in the auditory pathway of patients with sudden deafness, Otol Neurotol,
presentación del paciente y los hallazgos clínicos. Por tanto, in­ vol. 25, pp. 245-249
cluso una respuesta calórica reducida en un lado no significa que Adams, P. F., Hendershot, G. E., & Maraño, M. A. 1999, Current estimates from the
los síntomas del paciente sean «periféricos» salvo que la presen­ National Health Interview Survey, 1996, Vital Health Stat, vol. 10, pp. 1-203
tación clínica se ajuste. Muchos laboratorios requieren una asime­ Arriaga, M. A., Carrier, D., & Houston, G. D. 1995, False-positive magnetic reso­
tría calórica del 25-30% para indicar una respuesta calórica redu­ nance imaging of small internal auditory canal tumors: a clinical, radiologic, and
pathologic correlation study, Otolaryngol Head Neck Surg, vol. 113, pp. 61-70
cida significativa en un lado. Incluso utilizando este criterio, no es
Aw, S. T., Todd, M. J., Aw, G. E., et al. 2005, Benign positional nystagmus: a study of its
infrecuente encontrar una asimetría calórica en sujetos de control
three-dimensional spatio-temporal characteristics, Neurology, vol. 64, pp. 1897-1905
«normales», especialmente aquellos con diabetes o migraña. Ade­
Bagai, A., Thavendiranathan, P., & Detsky, A.S. 2006, Does this patient have hearing
más, no debe utilizarse una alteración del seguimiento ocular uni­ impairment? JAMA, vol. 295, pp. 416-428
forme ni los sacádicos lentos para hacer un diagnóstico «central» Baloh, R. W. 2001, Prosper Meniere and his disease, Arch Neurol, vol. 58,
si el paciente no entendió las instrucciones o estaba demasiado pp. 1151-1156
cansado o sedado. Baloh, R.W., & Honrubia, V. 2001, Clinical Neurophysiology of the Vestibular
Las pruebas vestibulares son especialmente útiles para identificar System, Oxford University Press, New York
el lado afectado en pacientes con enfermedad de Méniére, aunque la Battista, R. A. 2004, Audiometric findings of patients with migraine-associated di­
prueba más localizadora es el audiograma. El VPPB es un diagnósti­ zziness, Otol Neurotol, vol. 25, pp. 987-992
co de cabecera y la neuritis vestibular también puede diagnosticarse Bertholon, P., Bronstein, A. M., Davies, R. A., et al. 2002, Positional down beating
a la cabecera del paciente. Las pruebas vestibulares no aportan infor­ nystagmus in 50 patients: cerebellar disorders and possible anterior semicircular
mación adicional en pacientes con VPPB, en pacientes diagnostica­ canalithiasis, J Neurol Neurosurg Psychiatry, vol. 72, pp. 366-372
dos de neuritis vestibular con un resultado positivo en la prueba de Brantberg, K. 2003, Familial early-onset progressive vestibulopathy without hearing
impairment, Acta Otolaryngol, vol. 123, pp. 713-717
movimientos cefálicos bruscos ni en pacientes con hallazgos en el
Burt, C. W., & Schappert, S. M. 2004, Ambulatory care visits to physician offices,
sistema nervioso central, salvo que cuantificar la alteración es impor­
hospital outpatient departments, and emergency departments: United States,
tante. Aunque los pacientes con una vestibulopatía bilateral general­
1999-2000, Vital Health Stat, vol. 13, pp. 1-70
mente pueden identificarse a la cabecera con sacádicos para capturar Choi, K. D., Shin, H. Y., Kim, J. S., etal. 2005, Rotational vertebral artery syndrome:
el objeto bilaterales, la prueba en la silla giratoria pueden recoger una oculographic analysis of nystagmus, Neurology, vol. 65, pp. 1287-1290
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controlled study, BMJ, vol. 313, pp. 788-792
Pruebas auditivas Colledge, N., Lewis, S., Mead, G., et al. 2002, Magnetic resonance brain imaging in
Debido a los estándares bien establecidos y a los programas de people with dizziness: a comparison with non-dizzy people, J Neurol Neurosurg
formación certificada formales, los audiogramas son una prueba Psychiatry, vol. 72, pp. 587-589
fiable y reproducible. La prueba no está sujeta a los muchos arte­ Cueva, R. A. 2004, Auditory brainstem response versus magnetic resonance imaging
factos e interpretaciones subjetivas de las pruebas vestibulares. for the evaluation of asymmetric sensorineural hearing loss, Laryngoscope, vol.
114, pp. 1686-1692
Puesto que los órganos auditivos y del equilibrio están próximos
de Lau, L. M., Koudstaal, P. J., Hofman, A., et al. 2006, Subjective complaints pre­
entre sí y conectados como parte del laberinto, comparten el apor­
cede Parkinson disease: the Rotterdam study, Arch Neurol, vol. 63, pp. 362-365
te vascular y tienen componentes clave del sistema nervioso en
Fife, T. D„ Tusa, R. J., Furman, J. M., et al. 2000, Assessment: vestibular testing
estrecha proximidad con un tronco común que entra en el tronco techniques in adults and children: report of the Therapeutics and Technology
encefálico, la lesión de un sistema generalmente afecta al otro. En Assessment Subcommittee of the American Academy of Neurology, Neurology,
pacientes con vértigo, con o sin hipoacusia, puede ser útil realizar vol. 55, pp. 1431-1441
un audiograma para hacer un diagnóstico o como mínimo para Furman, J. M., Baloh, R. W., Hain, T. C., et al. 1996, Assessment: electronystagmo­
establecer la audición basal del paciente para una comparación graphy. Report of the Therapeutics and Technology Assessment Subcommittee,
posterior. Aunque la enfermedad de Méniére se caracteriza por Neurology, vol. 46, pp. 1763-1766
hipoacusia, además de vértigo y acúfenos, los síntomas auditivos Hajioff, D., Barr-Hamilton, R. M., Colledge, N. R., et al. 2002, Is electronystagmo­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

pueden no desarrollarse en las primeras fases o los pacientes pue­ graphy of diagnostic value in the elderly? Clin Otolaryngol Allied Sci, vol. 27,
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Prácticamente todos los pacientes con hipoacusia o acúfenos deben
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unilaterales que puede ser candidato quirúrgico, también debe reali­ Kattah, J. C., & Gujrati, M. 2005, Familial positional downbeat nystagmus and cerebellar
zarse una RM con gadolinio para evaluar una masa del ángulo ponto- ataxia: clinical and pathologic findings, Ann NY Acad Sci, vol. 1039, pp. 540-543
cerebeloso. Ningún estudio aporta información predictiva respecto a Kerber, K. A., Jen, J. C., Perlman, S., et al. 2005, Late-onset pure cerebellar ataxia:
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258 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

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C A P Í T U L O 19 Alteraciones del gusto
Y DEL OLFATO
Pasquale F. Finelli y Robert G. Mair

Olfato 259 Gusto 263


Fisiopatología 259 Fisiopatología 263
Valoración clínica del olfato 260 Valoración clínica del gusto 264
Patologías 261 Patologías 264

El gusto y el olfato se apoyan en estímulos químicos para excitar La célula del receptor olfatorio es una neurona sensitiva bipolar
sus receptores, y de ahí su designación como sistema quimiosenso- que tiene una protuberancia dendrítica en el revestimiento mucoso de
rial para estos dos sentidos. Gusto y olfato se hallan íntimamente la cavidad nasal y un axón fino y no mielinizado que se extiende en
relacionados, y su combinación produce la sensación del sabor. La haces a lo largo de la placa cribiforme en el bulbo olfatorio (Fig. 19.1).
disfunción de uno de ellos suele percibirse como una alteración en La protuberancia dendrítica tiene cilios, en los que se produce la trans-
el otro. Los trastornos del sistema quimiosensorial, aunque frecuen­ ducción de los olores. Las neuronas receptoras tienen una vida limita­
tes, pueden ser ignorados por el paciente al parecerle algo insignifi­ da, de una media de 30 días, y son sustituidas por células nuevas que
cante o ser minimizados por el médico que contempla las pruebas se diferencian conforme migran desde la membrana basal hacia la
como algo impreciso, que lleva mucho tiempo y que es engorroso superficie del epitelio sensorial. La plasticidad de la neurona recepto­
de realizar. Sin embargo, un diagnóstico preciso es esencial, porque ra es clínicamente importante por dos razones: 1) los tratamientos que
estos trastornos pueden ser el inicio de una enfermedad grave o afectan a la división celular (radiación, agentes antiproliferativos)
pueden afectar a la vida del paciente en las áreas de nutrición, satis­ pueden alterar la función de los receptores olfatorios al interferir con
facción al comer, higiene personal o forma de vida (como es el caso la sustitución de las neuronas degeneradas, y 2) en algunas circunstan­
de los cocineros, los manipuladores de alimentos y los perfumis­ cias, la función de receptor puede restablecerse mediante regenera­
tas). Se acompañan también de los peligros inherentes a la incapa­ ción tisular. El recrecimiento de los cilios se produce en días, pero son
cidad para distinguir comidas especiadas o picantes o la presencia necesarios varios meses para la regeneración axonal.
de gases tóxicos o de humo. Los axones del primer par craneal (olfatorio) terminan en los glo-
mérulos del bulbo olfatorio, donde forman contactos sinápticos
con intemeuronas que tienen prolongaciones restringidas al bulbo, y con
OLFATO neuronas de salida (células mitrales y ciliadas internas) que aportan
axones al tracto olfatorio lateral. El nervio olfatorio es potencialmen­
te importante como una vía para que las toxinas ambientales o los
Fisiopatología virus penetren en el cerebro. El bulbo olfatorio proporciona una vía
En los seres humanos, hay dos sistemas quimiosensoriales nasales directa desde la periferia hasta los sistemas colinérgicos y adrenérgi-
bien caracterizados: las terminaciones nerviosas libres del nervio tri­ cos importantes implicados en la etiología de las enfermedades que
gémino y los receptores sensoriales del sistema olfatorio. Las termi­ producen demencia.
naciones nerviosas libres del sistema del trigémino inervan las pare­ Los axones de la vía olfatoria terminan en áreas corticales primi­
des de las fosas nasales y responden de forma no selectiva a una gran tivas, como corteza piriforme, núcleo olfatorio anterior, tubérculo
cantidad de sustancias químicas volátiles. La estimulación del nervio olfatorio y zonas del complejo amigdaloide y corteza entorrinal. Los
trigémino por altas concentraciones de la mayoría de sustancias olo­ receptores olfatorios están codificados por una gran familia de genes
rosas causa la sensación de irritabilidad nasal general. Los receptores que Zhang y Firestein (2002) identificaron en varias especies de in­
olfativos responden a los estímulos químicos a bajas concentraciones vertebrados y vertebrados. Los ratones tienen aproximadamente
y con mayor selectividad que las terminaciones trigeminales, y son 1.000 genes de receptores olfatorios funcionales, mientras que los
los responsables de la distinción de las distintas sustancias con olor. humanos sólo tienen 350; esta diferencia puede reflejar la importan­
En los casos de anosmia total se ha perdido la capacidad de distinguir cia relativa del olfato en dichas especies. Las células de receptores
olores, pero suele conservarse la respuesta ante la irritación nasal. individuales expresan un único tipo de molécula receptora. Los axo­
Por ello, algunos casos de simulación pueden ponerse al descubierto nes de los receptores que expresan un tipo de receptor concreto con­
al comparar las respuestas a distintas sustancias con olor que difieren vergen en algunos glomérulos específicos del receptor y, por tanto,
en su propensión a estimular las terminaciones del nervio trigémino. parecen estar segregados a nivel de las células mitrales y las células

259
260 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

FIGURA 1 9 . 1 Bulbo olfatorio y sus


conexiones. Dentro del glomérulo, las terminales
de la neurona receptora olfatoria establecen
conexiones sinápticas en las ramas dendríticas
de las células mitrales. En la zona profunda de
estas capas se hallan las células granulares, cuyas
principales dendritas hacen contacto slnáptico
con dendritas secundarias de las células mitrales.
Las ramas axonales de las células mitrales se
proyectan al núcleo olfatorio anterior, que está
formado por células en el bulbo olfatorio posterior.
Las células piramidales del núcleo olfatorio
anterior proyectan sus axones principales,
después de pasar por la comisura anterior, para
que realicen slnapsis con las células granulares
del bulbo olfatorio contralateral. La salida del bulbo
Célula granular
se hace por medio de los axones de las células
Célula mitral mitrales a través del tracto olfatorio y de las estrías
Glomérulo olfatorias hacia la corteza olfatoria primaria.

Placa cribiforme (Adaptado con autorización de: Ottoson, D. 1983,


Physiology of the Nervous System, Oxford
Célula receptora olfatoria
University Press, Oxford, Reino Unido.)

en penacho. Los axones de estas neuronas de segundo orden termi­ receptor (pérdida olfatoria de transporte); 2) afectación de la función
nan en grupos característicos en áreas corticales olfatorias en las que del receptor o del nervio olfatorio (pérdida olfatoria sensitiva), y
inputs de diferentes tipos de receptores parecen interaccionar por pri­ 3) procesos patológicos que afectan a las vías centrales que van desde
mera vez (Zou et al, 2001). Los olores individuales afectan a múlti­ el bulbo hasta la corteza olfatoria primaria, el núcleo talámico dorsal
ples tipos de receptores y pueden codificarse por combinaciones con­ y la neocorteza orbitofrontal (pérdida olfatoria neural). Los procesos
cretas de los tipos de receptores que activan (Malnic et al, 1999). No 2 y 3 se denominan neurogénicos.
está claro si la pérdida de un gen particular cegaría el sistema olfato­ Un objetivo fundamental en la valoración de la alteración del
rio a un odorante concreto. sentido del olfato es distinguir una causa intranasal de una neurogé-
Los estudios de imagen funcional sugieren una distinción entre nica. La pérdida olfatoria de transporte puede deberse a una infección
los efectos de los estímulos unimodales que activan el nervio olfato­ vírica del tracto respiratorio superior, rinitis, sinusitis, pólipos, neo­
rio y los de los estímulos bimodales que activan los nervios olfatorio plasias o alteraciones de la secreción de moco. El déficit olfatorio
y trigémino (Savic, 2002). Los estímulos unimodales activan princi­ puede comportar una pérdida general o una disminución de la capa­
palmente áreas olfatorias centrales en la amígdala y la corteza pirifor­ cidad de detectar olores (anosmia o hiposmia), distorsiones de los
me, mientras que los estímulos bimodales activan el tálamo y la cor­ olores normales (parosmia o disomia), aumento de la sensibilidad a
teza del cíngulo e insular. Más allá de estas áreas centrales, los efectos algunos olores (hiperosmia) o alteración de la capacidad para discri­
de los odorantes parecen depender de demandas cognitivas de las ta­ minar entre los diferentes olores. La pérdida olfatoria sensorial pro­
reas olfatorias y las asociaciones evocadas por los propios odorantes, duce unos síntomas parecidos, y se debe a una lesión directa del ner­
que varían según la familiaridad, el placer, el impacto emocional y la vio olfatorio (traumatismo cerrado, infección vírica, sustancias
relación con los alimentos. Los pacientes con hiposmia que se expo­ tóxicas) o a una alteración del recambio normal de las células recep­
nen a estímulos olfatorios muestran una activación cerebral significa­ toras (radiación o quimioterapia). La pérdida olfatoria central puede
tivamente menor en la resonancia magnética funcional (RMf) que las afectar a la discriminación sin producir anosmia. Las alteraciones ol­
personas con una capacidad olfatoria normal. En los pacientes con fatorias se asocian con varios trastornos neurodegenerativos (que se
hiposmia, tras el tratamiento con teofilina hay un aumento de la acti­ explican más adelante, en «Otras causas»), como la enfermedad de
vidad cerebral en la RMf como respuesta a los olores (Levy et al, Alzheimer, la corea de Huntington, la enfermedad de Parkinson, el
1998). Las lobectomías temporales que afectan a la corteza piriforme síndrome deficitario en la esquizofrenia y la esclerosis múltiple. Aun­
alteran la identificación del olor, como se mide en la prueba Univer­ que estos déficits pueden tener un valor diagnóstico predictivo, sigue
sity of Pennsylvania Smell Identification Test (UPSIT) y la memoria sin aclararse su base neural.
de identificación de los olores, mientras que se conserva la capacidad La pérdida unilateral del olfato pasa desapercibida al paciente,
para detectar olores (Jones-Gotman et al, 1997). En los seres huma­ pero cuando se observa en la exploración puede ser un signo útil de
nos, las auras olfativas pueden representar la activación del uncus o focalidad neurológica. A los pacientes con esta pérdida, o a los que
de la amígdala por un trastorno epiléptico. tienen una pérdida de olfato, el examinador les debe preguntar por
antecedentes de traumatismos craneales, infecciones respiratorias
recientes, consumo de fármacos y drogas, enfermedades sistémicas,
Valoración clínica del olfato exposición ocupacional a toxinas, procedimientos dentales y próte­
La discriminación olfativa puede estar alterada por: 1) obstrucciones sis, tabaco y consumo de alcohol, antecedentes de epilepsia, radio­
nasales que impiden que las sustancias volátiles lleguen al epitelio terapia o quimioterapia y procesos pendientes (la pérdida del olfato
Capítulo 19 Alteraciones del gusto y del olfato 261

es un trastorno compensable). La revisión sistemática debe incluir va. Aunque las causas craneales (excluyendo el traumatismo cra-
preguntar por cefaleas, cambios en la visión, epistaxis, obstrucción neoencefálico y la cirugía intracraneal) rara vez son las responsa­
nasal, historia menstrual, disminución de la capacidad intelectual y bles de una pérdida del olfato, son las que producen una mayor
trastornos psiquiátricos, incluyendo cambios de humor, como la de­ morbilidad si no se diagnostican.
presión. La exploración física, además de las pruebas del gusto y
del olfato, debe valorar los oídos, la nariz, la boca, la ororrinofa-
Meningiomas de la vaina del nervio olfatorio
ringe y los pares craneales (específicamente, la disminución de la
agudeza visual, la alteración de la visión del color, el edema de La anosmia puede ser la primera manifestación de un meningioma de
papila, la atrofia óptica y las alteraciones de la motilidad ocular). Es la vaina del nervio olfatorio. En una serie de 29 pacientes con un
importante la valoración del estado mental para comprobar si existe meningioma del nervio olfatorio en los que se pudo explorar el olfa­
demencia o depresión. to, la anosmia era bilateral en 26 y unilateral en 3. Aunque la mayoría
En la práctica clínica, la exploración de la identificación o de la de dichos pacientes indicaron este síntoma al médico, la anosmia sola
discriminación de los olores es suficiente para la detección sistemá­ no fue nunca la causa del diagnóstico en esta serie. Welge-Luessen y
tica de los déficits en las funciones olfatorias de transporte, sensiti­ colaboradores (2001) observaron hiposmia o anosmia sólo con tumo­
vas y neurales. Tradicionalmente, el sentido del olfato se estudia res mayores de 3 cm. El error más importante a la hora de valorar la
haciendo oler al paciente una sustancia olorosa familiar (café, acei­ alteración quimiosensorial es la incapacidad para considerar la anos­
te de clavo, aceite de menta), cada vez por una narina mientras se mia como el único o el principal síntoma de un meningioma del ner­
tapa la otra con un dedo. Es importante examinar cada narina por vio olfatorio. Esta neoplasia diagnosticable y tratable, si no se detec­
separado, porque un pequeño meningioma del surco olfatorio po­ ta, con frecuencia crece y puede producir crisis epilépticas, pérdida
dría anular el sentido del olfato sólo en el lado del tumor. La suges­ de visión y demencia. La cefalea se manifiesta en la mayoría de los
tión se reduce al hacer que el paciente tenga los ojos cerrados e in­ pacientes. La importancia de las pruebas de imagen en esta patología
dicándole que el bote puede tener o no algo dentro. Si el paciente no se puede sobreenfatizar. Se debe realizar una RM a todos los pa­
detecta un olor, se le pide que lo identifique. La apreciación de un cientes en los que la pérdida del olfato no pueda ser explicada por un
olor, independientemente de la capacidad de identificarlo, excluye traumatismo craneoencefálico, otras patologías o una cirugía de la
la anosmia. Los pacientes histéricos pueden mostrar una anosmia región olfatoria. La infección vírica debe ser un diagnóstico de exclu­
unilateral en el lado del déficit neurológico que refieren. A un simu­ sión en los pacientes con anosmia permanente.
lador se le puede detectar mediante pruebas con amoniaco, que es­
timula el nervio trigémino; si el paciente niega percibir el estímulo,
Traumatismo craneoencefálico
es probable que la anosmia sea falsa.
El S1T (Sensonics Inc.), que utiliza sustancias olorosas micro- La pérdida de olfato por un traumatismo craneoencefálico puede ser
encapsuladas (la denominada prueba de romper y oler), consiste en consecuencia de lesión en: 1) el nervio olfatorio, cuando entre en el
40 sustancias olorosas con la elección de una de las cuatro respuestas cráneo a nivel de la placa cribiforme del etmoides; 2) el bulbo olfato­
alternativas para cada sustancia. El SIT es práctico, fácil de adminis­ rio, y 3) la corteza cerebral. Las fuerzas que producen desgarros, la
trar y fiable, y es capaz de identificar a los pacientes con una gran fractura de la fosa anterior y la contusión directa son los mecanismos
variedad de trastornos olfatorios, incluyendo la anosmia total o par­ que con mayor frecuencia son los responsables. La mayoría de estas
cial y la simulación. Es la prueba estándar de la función olfatoria más lesiones se localizan en las zonas occipital y frontal, y se asocian con
utilizada. Una versión abreviada de 10 ítems del SIT reduce el tiempo accidentes de tráfico. La frecuencia de disfunción del olfato después
necesario y disminuye el coste (Tabert et al, 2005). Una batería de de un traumatismo craneoencefálico es del 10 al 20%, y es proporcio­
pruebas alternativa emplea el «Sniffin' Sticks» (St. Croix Sensory, nal a la gravedad de la lesión. La anosmia y la hiposmia tras un trau­
Inc.) (Kobal et al, 2000). matismo craneoencefálico pueden ser unilaterales o bilaterales, tran­
La extensión de la investigación de laboratorio depende de la his­ sitorias o permanentes, y con o sin fractura en la base del cráneo en
toria clínica y de la exploración física. Si no se identifica una causa la fosa anterior. Los cambios en la RM están presentes en el 88% de
evidente, los estudios para descartar una enfermedad sistémica de los pacientes, principalmente en los bulbos olfatorios y los tractos
base deben incluir hemograma, bioquímica de rutina, niveles de vita­ de los lóbulos frontales inferiores (Yousem et al, 1996b). La recupera­
mina B|2, glucosa, pruebas de función tiroidea, serología de sífilis, ción del olfato se produce hasta en el 30-40% de los pacientes des­
estudios de imagen de senos y del cráneo (preferentemente, con reso­ pués de un traumatismo, pero es improbable si la pérdida del mismo
nancia magnética [RM]) y electroencefalograma. Una valoración dura más de un año después de la lesión.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

otorrinolaringológica reglada es esencial para excluir trastornos na­


sales. Si la causa sigue sin ser evidente y la situación se mantiene, es
Envejecimiento
necesaria una RM de la cabeza y de los senos.
Los cambios olfatorios debidos al envejecimiento incluyen una re­
ducción de la sensibilidad, la intensidad, la identificación y la discri­
Patologías minación. Estos cambios pueden deberse a problemas a nivel del re­
Las causas de las alteraciones del olfato son diversas (Tabla 19.1), ceptor o de la neurona, asociados a otras enfermedades, relacionados
pero los trastornos nasales y de los senos paranasales que se produ­ con fármacos y con cambios en los niveles de hormonas y de neuro-
cen después de una infección respiratoria, los traumatismos cráneo- transmisores. Los déficits relacionados con la edad pueden alterar los
encefálicos y los casos idiopáticos representan más del 80% del hábitos alimentarios, exacerbando por tanto las patologías de base y
total (Tabla 19.2). La elevada frecuencia de enfermedades nasales y empeorando el estado nutricional e inmunitario. El uso de comida
paranasales que producen anosmia e hiposmia pone de manifiesto con potenciadores del sabor ayuda a mantener el apetito y el gusto
la importancia de una exploración otorrinolaringológica exhausti­ por la comida (Schiffman, 1997).
262 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 1 9 . 1 Causas de la disfunción del gusto y del olfato

TUMORES Infección del oído medio G INTERVENCIONES QUIRÚRGICAS


Intracraneales Síndrome de Guillain-Barré G O YATROGENIA
Meningioma, vaina del nervio olfatorio O Talamotomía bilateral G
Glioma ENFERMEDADES SISTÉMICAS Rinoplastia O
Lóbulo frontal O Diabetes mellitus G, O Laringectomía G
Lóbulo temporal O Enfermedad de Refsum O Cirugía intracraneal O
Cerebelo Ga Enfermedad de Paget O Radioterapia G, O
Hipófisis O Seudohipoparatiroidismo G, O Cirugía del oído medio G
Metastásico O Fibrosis quística G, O Intubación orotraqueal G
Intranasales Insuficiencia suprarrenal, G Sección de la cuerda del tímpano G
Papiloma O Cirrosis G, O Hemodiálisis, Do
Adenoma O Quemaduras térmicas G
Carcinoma de las células escamosas O Insuficiencia renal G, O DÉFICIT
Estesioneuroepitelioma O Disautonomía familiar G Niacina (vitamina B3) G
Cáncer sistémico G Hiperplasia suprarrenal congénita G Vitamina A G
Colesteatoma G Panhipopituitarismo G Vitamina B12 O
Foramen yugular G Hipertensión G Zinc G, O
Síndrome de Cushing G, O
VASCULAR Hipotiroidismo G, O DEGENERATIVAS
Aneurisma cerebral anterior O Disgenesia gonadal (síndrome de Turner) Enfermedad de los cuerpos de Lewy O
Aneurisma comunicante anterior O G, O Enfermedad de Parkinson O, Do
Hemorragia subaracnoidea O Amenorrea primaria O Enfermedad de Alzheimer O, AO, Do
Hemorragia pontina G Psicosis de Korsakoff, Do Esclerosis múltiple G, O
Disección de la carótida TG Síndrome de abstinencia del alcohol AO Corea de Huntington Do
Cretinismo G Enfermedad de la motoneurona O
INFECCIONES, INFLAMACIÓN, Arteritis de la temporal G, O Síndrome de Wolfram O
ENFERMEDADES GRANULO MATOSAS Angeítis granulomatosa O
Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob G, O, Do CONGÉNITAS O HEREDITARIAS
Encefalitis vírica G, O TRAUMÁTICAS Síndrome de Kallmann O
Granuloma idiopático de la línea media G, O Nervio olfatorio, bulbo olfatorio G, O, P Albinismo O
Sífilis O Nervio de la cuerda del tímpano G Familiar O
Meningitis O Nervio lingual G
Coriza O Nervio glosofaríngeo G DEL DESARROLLO
Rinitis alérgica/bacteriana O Corteza cerebral G, O, Do Hipoplasia facial G
Sinusitis O
Asma bronquial O EPILÉPTICAS OTRAS
Ozena O, P Crisis uncinadas AO, AG Idiopáticas O
Hepatitis viral aguda O Parálisis de Bell G
Gripe, G, O PSIQUIÁTRICAS Neuralgia paratrigeminal de Raeder G
Síndrome de Sjogren G, O Depresión P, AO, G Tabaco G, O
Lepra O Esquizofrenia AG, AO, G Dentaduras G
Sarcoidosis O Histeria O Embarazo G, O
Fiebre del Dengue O Simulación O Químicos inhalados O
Gingivitis G Hidrocefalia obstructiva O
Periodontitis G FÁRMACOS Edad G, O, Do
Sialadenitis G (v.Tabla 19.3) Mal de altura G
Glositis bacteriana/fúngica G Envenenamiento con ciguatera TG

‘También familiares asintomáticos.


AG: alucinaciones gustativas; AO: alucinaciones olfatorias; Do: disminución de la discriminación para los olores; G: gusto disminuido o ausente; GA: gusto aumentado;
O: olfato diminuido o ausente; P: parosmia; TG: trastorno del gusto.

Otras causas proyecciones del núcleo talámico dorsomedial produce un déficit


comparable. Los déficits de olfato pueden preceder al desarrollo de
La alteración de la detección y de la discriminación de los olores se déficits motores obvios en la EP. La enfermedad de Parkinson esporá­
produce en la enfermedad de Parkinson (EP) y en la de Alzheimer dica se caracteriza por patología de cuerpos de Lewy e inclusiones
(EA). Los pacientes con psicosis de Korsakoff mantienen una capaci­ inmunorreactivas a la a-sinucleína en un grupo de neuronas caracte­
dad normal para detectar los olores que se presentan a concentracio­ rístico. Las primeras lesiones en el cerebro se desarrollan en dos luga­
nes umbrales, y muestran todavía una capacidad considerable para res simultáneamente: el núcleo motor dorsal del nervio vago y las es­
discriminar olores o llevar a cabo el SIT. De la misma manera, la ex­ tructuras olfatorias anteriores (el núcleo olfatorio anterior, más que el
tirpación quirúrgica de partes de la corteza orbitofrontal que recibe bulbo olfatorio). La afectación patológica precoz del sistema olfatorio
Capítulo 19 Alteraciones del gusto y del olfato 263

El aumento del sentido del olfato, hiperosmia, es infrecuente, y pue­


Tabla 1 9 . 2
de producirse por depresión o exposición a vapores tóxicos.
Causas de trastornos del olfato La parosmia, distorsión del olor normal, puede ser reflejo de una
patología intracraneal, como crisis del lóbulo temporal o un tumor,
PACIENTES
de una lesión del bulbo olfatorio por un traumatismo, una depresión
TRASTORNO/ENFERMEDAD AFECTADOS (%)
o una patología nasofaríngea local, como una sinusitis. Alrededor del
Enfermedad nasal o del seno paranasal 15
22 75% de los pacientes con parosmia tienen asociada anosmia o hipos­
Idlopátlca
Infección del tracto respiratorio superior 26 mia. La parosmia puede hacer que los pacientes perciban errónea­
Traumatismo craneoencefálico 18 mente olores repugnantes. También puede ocurrir con una base de
Miscelánea 13 privación sensorial, similar al fenómeno de la extremidad fantasma
Postexposición (toxinas ambientales, 2 en los amputados, las alucinaciones auditivas en los sordos y las alu­
vapores nocivos, metales) cinaciones visuales en los ciegos.
Dentales 2 Las alucinaciones olfatorias se producen en asociación con la EA,
Inducido por medicación 2
depresión, esquizofrenia, síndrome de abstinencia del alcohol y crisis
uncinadas. En las crisis comiciales, las auras olfatorias se caracteri­
Adaptado con permiso de: Deems, D. A., Doty, R. L., Settle, R. G., et al. 1991. «Smell and zan por un olor desagradable o a podrido, y pocas veces (si es que
taste disorders: a study of 750 patients from the University of Pennsylvania Smell
alguna vez lo hacen) aparecen como crisis epilépticas aisladas. No
and Taste center», Arch Otolaryngol Head Neck Surg, vol. 117. págs. 519-528.
obstante, en un estudio se observó que las sensaciones olfatorias eran
desagradables sólo en 7 de 13 pacientes; el tumor era la etiología más
frecuente (10 de 13 pacientes), y afectaba con mayor frecuencia a la
primario (Braak et al, 2003) destaca el valor potencial de la hiposmia amígdala, con esclerosis temporal mesial como una causa infrecuen­
como signo preclínico de la EP (Ponsen et al, 2004). La hiposmia en te (Acharya et al, 1998). El consumo de tabaco, distintos fármacos y
familiares asintomáticos de pacientes con el trastorno sugirió una dis­ drogas, la radioterapia, la hemodiálisis y las toxinas ambientales e
función subclínica de la dopamina (Berendse et al, 2001), y posterior­ industriales producen alteraciones del olfato (v. Tabla 19.2). Las alte­
mente el 10% de este grupo mostró resultados anormales en la tomo- raciones del gusto y del olfato pueden ser una manifestación precoz
grafía computarizada por emisión de fotón único (SPECT) secuencial de arteritis de la temporal, además de la forma esporádica y la varian­
para evaluar la función dopaminérgica nigroestriada, y desarrollaron te de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJv) (Reuber y Ai-Din,
la enfermedad a los 2 años de esta evaluación (Ponsen et al, 2004). En 2001; Tabaton et al, 2004).
los pacientes con EP no existe correlación entre el grado de afectación
olfatoria y la edad, duración de la enfermedad, gravedad de la misma,
afectación cognitiva y tratamiento dopaminérgico o colinérgico. La GUSTO
función olfatoria normal de la parálisis supranuclear progresiva y del
temblor esencial benigno apoya la distinción de estos trastornos de la En los seres humanos, el sistema gustatorio es el responsable de la
EP. Otros estudios en la EP demuestran unos potenciales evocados percepción del dulce, salado, amargo y ácido. Las alteraciones del
olfatorios anormales. Al igual que en la EP idiopática, la EP familiar gusto son mucho menos frecuentes que las alteraciones del olfato.
se asocia también con un trastorno olfatorio, y este defecto heredita­ Aunque los pacientes con trastornos quimiosensoriales suelen que­
rio se produce independientemente del fenotipo de parkinsonismo jarse de que la comida ya no les sabe a nada, la mayoría de estos
(Markopoulou et al, 1997). pacientes tienen una disfunción olfatoria con gusto normal. Los
La formación de ovillos neurofibrilares significativos y la pérdida trastornos del gusto se caracterizan por ausencia de gusto (ageusia),
celular en los núcleos olfatorios anteriores se produce en la EA disminución de la sensibilidad (hipogeusia), aumento de la sensi­
(v. Capítulo 70), unido a una reducción de la actividad de colina acetil- bilidad a algunos o a todos los sabores (hipergeusia), distorsión del
transferasa en el tubérculo olfatorio. Los déficits olfatorios asociados gusto normal (disgeusia o parageusia) y alucinaciones gustativas,
con la EA se producen temprano durante el curso de la enfermedad, e incapacidad parcial o completa de reconocer estímulos sensoria­
predicen un futuro diagnóstico de este trastorno y aumentan con la les (agnosia gustatoria).
gravedad de la enfermedad (Tabert et al, 2005).
La afectación olfatoria también se observa en otras patologías
neurodegenerativas, como enfermedad de la motoneurona, enferme­
Fisiopatología
dad de los cuerpos de Lewy, corea de Huntington, angeítis granulo- Las células de los receptores gustativos se agrupan en yemas gustati­
matosa del sistema nervioso central, granuloma idiopático de la línea vas, que se localizan en las papilas de la superficie de la lengua, y en
media, síndrome de Wolfram e hipogonadismo hipogonadotropo menor medida, en la parte posterior de la boca y de la faringe. Las
(síndrome de Kallmann). En los pacientes con una reducción del ol­ yemas gustativas están inervadas por fibras sensitivas de las cuerdas
fato o con ausencia del mismo desde el nacimiento se observa en la del tímpano y de ramas mayores superficiales de los haces petro­
RM una ausencia o una hipoplasia de los bulbos olfatorios y de los sos del nervio facial, el nervio glosofaríngeo y la rama laríngea superior
tractos; por tanto, la anosmia o la hipoplasia congénita puede ser un del vago. Las células receptoras tienen una vida limitada y sufren un
fenómeno del bulbo olfatorio-tracto olfatorio, más que un proceso recambio constante. Al contrario que el sistema olfatorio, las células
cerebral (Yousem et al, 1996a). de los receptores del gusto carecen de axones; por ello, su sustitución
La disfunción olfatoria, descrita en casi el 40% de los pacientes no implica procesos regenerativos dentro del sistema nervioso.
con esclerosis múltiple, se relaciona con el número de placas desmie- Las fibras aferentes del gusto de los dos tercios anteriores de la
linizantes de la RM que afectan a las zonas del olfato en las regiones lengua discurren a través del nervio lingual, una rama del trigémino,
inferiores de los lóbulos frontales y temporales (Doty et al, 1997). que sale a través de la cuerda del tímpano para unirse al nervio facial
264 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

como nervio intermedio con cuerpos celulares en el ganglión genicu­ impresas las palabras dulce, salado, amargo y ácido. La boca se acla­
lado. El tercio posterior de la lengua, la faringe y el paladar blan­ ra con agua entre las pruebas. La electrogustometría es una valora­
do están inervados por fibras gustativas del nervio glosofaríngeo; ción del gusto mediante la aplicación de corrientes eléctricas gradua­
los cuerpos celulares se sitúan en el ganglio nodoso. Las fibras de los das a la lengua para producir una sensación descrita como amarga o
nervios gustativos del facial, glosofaríngeo y vago terminan en el metálica. En las personas sanas, los dos lados de la lengua tienen
tronco en el núcleo ipsolateral del tracto solitario. La vía central de umbrales parecidos para la estimulación eléctrica, que rara vez difie­
este núcleo se proyecta a través de la división parvocelular del núcleo ren más del 25%. La técnica tiene las ventajas de la simplicidad, la
ventral posteromedial del tálamo y a través del brazo posterior de la velocidad y la facilidad de cuantificación, y es capaz de proporcionar
cápsula interna hacia el opérculo frontal y la corteza insular anterior. un registro objetivo y fiable del umbral de detección gustativo.
Los estudios de flujo sanguíneo cerebral en los humanos (Small et al,
1997) y la actividad de unidad única en monos indican una zona gus­
tativa secundaria en la corteza orbitofrontal caudal. La lesión de estas
Patologías
vías centrales puede explicar la razón de que las lobectomías tempo­ Aunque la causa de la mayoría de los casos de hipogeusia es desco­
rales afecten a la capacidad de reconocer gustos, sin afectar a la de­ nocida, las dos más frecuentes son los trastornos nasales y una infec­
tección de los gustos, produciendo agnosia gustatoria (Small et al, ción respiratoria previa. Las alteraciones del gusto pueden ser conse­
2005). Puede haber una vía del gusto accesoria o alternativa a través cuencia de trastornos locales que afecten a la lengua, a las yemas
del nervio trigémino. Esto se basa en los umbrales de detección gus- gustativas o a ambos, o de una lesión de la vía neural en el sistema
tométrica anormal en pacientes con neuralgia del trigémino y con nervioso central o periférico.
neuropatía sensitiva del trigémino, con un aumento moderado, pero
significativo, del umbral después del tratamiento quirúrgico.
Fármacos, agentes físicos y envejecimiento
Las respuestas gustativas dependen del estado adaptativo de la
lengua. Por ejemplo, si la lengua se halla expuesta (adaptada) a dis­ Fumar mucho, especialmente tabaco de pipa, y distintos fármacos,
tintas sustancias, incluso el agua es capaz de evocar sabores (el lla­ especialmente agentes antirreumáticos, quimioterápicos y fármacos con
mado gusto del agua). Este fenómeno tiene unas implicaciones clíni­ grupos sulfidrilo, como la penicilamina o el captopril, son causas fre­
cas importantes en las situaciones asociadas con los cambios en la cuentes de la disfunción del gusto (Tabla 19.3). Los calcioantagonis-
tasa del flujo o en la composición de la saliva. Esta puede resultar tas, como el nifedipino y el diltiazem, así como los antifúngicos, el
afectada por alimentos o por fármacos, enfermedades que afecten a la tabaco sin humo, los anticomiciales y el espray de sumatriptán nasal
secreción de la saliva, como la fibrosis quística, el síndrome de Sjo­ pueden producir alteraciones del gusto. Otras causas locales, en parte
gren, la enfermedad de Cushing o la enfermedad de Addison, la des­ relacionadas con la sequedad de boca (xerostomia), incluyen medica­
trucción de las glándulas salivales por irradiación o las patologías ciones anticolinérgicas, como antidepresivos tricíclicos y algunos
periodontales que añaden estímulos gustativos al fluido que baña la antihistamínicos, síndrome de Sjogren, la radioterapia y la pandisau-
lengua. En los casos de disgeusia o de parageusia, es importante des­ tonomía; esto pone de manifiesto el importante papel de la saliva
cartar las patologías que afectan a la saliva, antes de considerar cau­ en la percepción del gusto. En los ancianos, el umbral del gusto está
sas menos frecuentes de alteración de la percepción del gusto. elevado más de dos veces con respecto a la población general y los
fármacos y otras patologías acompañantes pueden disminuir aún más
el gusto (Schiffman, 1997).
Valoración clínica del gusto
A los pacientes que presentan una alteración del gusto se les debe
Parálisis de Bell
preguntar si tienen un trastorno asociado del olfato, otras patologías
médicas y sus tratamientos, como infecciones de oído, cirugía del Aunque la parálisis de Bell (v. Capítulo 74) se asocia con frecuencia
oído, parálisis de Bell, traumatismos craneoencefálicos significati­ con una pérdida ipsolateral de gusto en los dos tercios anteriores
vos, intubación traqueal, infección respiratoria reciente, manipula­ de la lengua, el paciente no suele reconocer la pérdida. La pérdida de
ciones o prótesis dentales. También debe obtenerse una historia far­ gusto con la parálisis facial indica la afectación de la porción inter­
macológica detallada. media del facial, y localiza la lesión en una región entre la protube­
Además de la exploración física y de las pruebas de olfato y de rancia y el punto donde la cuerda del tímpano se une al nervio facial
gusto, se debe prestar una especial atención a la cavidad oral para en el canal facial, distal al ganglio geniculado. La recuperación del
observar si existen datos de infección, inflamación, degeneración o gusto en los primeros 14 días desde el inicio de la parálisis de Bell
masas, así como atrofia o sequedad de la lengua, las encías, la denta­ suele asociarse con una recuperación completa de la misma. La afec­
dura y las membranas mucosas que la rodean. Se solicitan pruebas tación del gusto durante más de 14 días es indicativa de mal pronós­
específicas según las patologías que se sospechen por los datos clíni­ tico para la recuperación rápida del movimiento facial.
cos. Si no hay datos de una causa local, los pacientes con alteraciones
del gusto, especialmente unilaterales, deben someterse a una valora­
Traumatismo
ción audiológica y a pruebas de imagen que incluyan el oído medio.
El sentido del gusto se puede comprobar con estímulos naturales, La cuerda del tímpano es especialmente sensible a la lesión en su
como soluciones acuosas de azúcar, cloruro sódico, ácido acético y trayecto a través del oído medio sobre la superficie superior de la
quinina, o con estimulación eléctrica de la lengua (electrogustome- membrana timpánica entre el martillo y el yunque. La afectación ais­
tría). Se utiliza un aplicador de algodón para extender suavemente las lada de la cuerda del tímpano es infrecuente, pero puede producirse
soluciones acuosas en un cuadrante de la lengua. El paciente no debe en lesiones del oído medio, como el colesteatoma, la otitis media, la
retirar la lengua protruida, cerrar la boca ni hablar, sino que debe cirugía del oído (incluyendo timpanoplastia, estapedectomía y mas-
identificar el gusto que percibe señalando unas cartas en las que están toidectomía) y traumatismo craneoencefálico. La lesión en las fibras
Capítulo 19 Alteraciones del gusto y del olfato 265

Tabla 19.3 Fármacos que pueden afectar al gusto y al olfato

CLASIFICACIÓN FÁRMACO
Amebicidas y antihelmínticos Metronidazol, niridazoi
Anestésicos locales Benzocaína, hidrocloruro de procaína (novocaína) y otros, hidrocloruro de cocaína,
hidrocloruro de tetracaína
Hipolipemiantes Clofibrato
Anticoagulantes Fenindiona
Anticonvulsivos Lamotrigina
Antihistamínicos Maleato de clorfeniramina
Antimicrobianos Anfotericina B, ampicilina, cefamandole, griseofuivina, etambutol, lincomicina,
inhibidores de la proteasa, sulfasalazina, sulfonas, estreptomicina, terbinafina,
tetraciciinas, tirotricina
Quimioterápicos e inmunodepresores Adriamicina y metotrexato, azatioprina, carmustina, sulfato de vincristina
Antirreumáticos, analgésicos/antipiréticos, Alopurinol, colchicina, oro, levamisol, D-penicilamina, fenilbutazona,
antiinflamatorios 5-tiopiridoxina
Antisépticos Hexetidina
Antitiroideos Carbimazol, metimazol, metiltiouraciio, propiltiouracilo, tiouracilo
Agentes para la higiene dental Laurilsulfato sódico (pasta de dientes)
Antagonistas del calcio Nifedipino, diitiazem
Diuréticos y antihipertensivos Captopril, diazóxido, ácido etacrínico, losartán
Hipoglucemiantes Giipizida, fenformina, y derivados
Relajantes musculares y fármacos para el tratamiento Baclofeno, clormezanona L-dopa
del Parkinson
Opiáceos Codeína, hidrocloruro de hidromorfona, morfina
Psicofármacos, incluyendo antiepilépticos Carbamazepina, carbonato de litio, fenitoína, psilocibina, trifluoperazina
Fármacos simpaticomiméticos Anfetaminas, fenmetrazina teocolato y fenbutrazato hidrocloruro (combinado)
Vasodilatadores Oxifedrina, bamifilina
Otros Monoacetato de germina, hidroquinona, yodouridina, hierro sorbitex, vitamina D,
sustancias químicas industriales (incluyendo insecticidas), tabaco sin humo, espray
nasal de sumatriptán

Modificado con permiso de: Schiffman, S. S. 1983, «Taste and smell diseases», N Engl J Med., vol. 308, pág. 1275.

parasimpáticas preganglionares en la cuerda del tímpano, con pérdi­ de aparecer tras una talamotomía bilateral. Las lesiones talámicas uni­
da de secreción de saliva, puede contribuir a una afectación a largo laterales o del lóbulo parietal pueden producir una afectación contrala­
plazo del gusto, incluso si se regeneran las fibras. teral de la sensación de gusto. Las alucinaciones gustativas se producen
La lesión del nervio lingual (una rama de la división mandibular con mucha menor frecuencia que las olfatorias, pero se pueden produ­
del nervio trigémino) produce una pérdida tanto de la sensación so­ cir con lesiones estructurales similares y con psicosis.
mática general, lo que resulta en acorchamiento, como de la sensa­ La disgeusia se suele padecer en asociación con problemas denta­
ción visceral especial, con una pérdida del gusto en los dos tercios les, presencia de una prótesis dental, mala higiene oral, infección re­
anteriores de la lengua. Este nervio puede rersultar afectado como ciente del tracto respiratorio, envejecimiento, depresión o psicosis. La
consecuencia de un traumatismo mandibular y de heridas, pero la disgeusia con acorchamiento facial se puede producir con aneuris­
mayor parte son yatrógenos debido a una laringoscopia, una intuba­ mas disecantes de la carótida, posiblemente relacionados con una
ción orotraqueal difícil o la extirpación de las muelas del juicio. alteración del aporte sanguíneo al séptimo par craneal o a ramas de la
cuerda del tímpano.
Traumatismo craneoencefálico
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Los trastornos del gusto por un traumatismo craneoencefálico son infre­


Otras causas
cuentes, y cuando existen, se deben casi siempre a trastornos del olfato. La afectación del gusto puede seguir a una alteración local de las es­
Pueden tener un origen central o periférico. La frecuencia de la ageusia tructuras anatómicas responsables del gusto, incluyendo tumores del
después de un traumatismo craneoencefálico es de alrededor del 0,5%, y foramen oval y procesos más difusos, como el granuloma idiopático
con ageusia alrededor del 6% de todos los pacientes con anosmia pos- de la línea media, el mal de altura, la intoxicación por ciguatera, la
traumática. La recuperación de la ageusia es mucho más probable que la diabetes mellitus y la amiloidosis primaria. La hipogeusia puede ser
de la anosmia, y suele producirse en un periodo de semanas a meses. un signo precoz importante de la ECJv, causada probablemente por el
Las zonas del tronco cuyo daño puede producir trastornos del gusto depósito de priones en la vía gustatoria central (Reuber y Al-Din,
son el tracto solitario y su núcleo, causando ageusia ipsolateral, y el 2001). Además, después de la detección post mórtem de proteínas
tegmento pontino, afectando a ambos lemniscos gustatorios, causando priónicas en el epitelio olfatorio de casos de ECJ esporádica, se de­
ageusia bilateral. La hipogeusia ipsolateral puede producirse tras una tectó inmunorreactividad a proteínas priónicas en el tejido obtenido
hemorragia pontina o infartos que afecten al tegmento. La ageusia pue­ por biopsia realizada 45 días después del inicio de la enfermedad,
266 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

sugiriendo que la afectación del epitelio olfatorio es un suceso precoz Malnic, B., Hirono, J., Sato, T., & Buck, L. B. 1999, Combinatorial receptor codes
en la ECJ esporádica (Tabaton et al, 2004). for odors, Cell, vol. 96, pp. 713-723
La hemiageusia puede acompañar a procesos vasculares y desmie- Markopoulou, K., Larsen, K. W., Wszolek, E. K., et al. 1997, Olfactory dysfunction
in familial parkinsonism, Neurology, vol. 49, pp. 1262-1267
linizantes del tronco encefálico. El infarto cerebral de la corteza insular
Ponsen, M. M., Stoffers, D., Booij, J., et al. 2004, Idiopathic hyposmia as a pre-
derecha causa déficit de reconocimiento y perceptuales ipsolaterales,
clinical sign of Parkinson’s disease, Ann Neurol, vol. 64, pp. 173-181
mientras que las lesiones insulares izquierdas causan déficits bilaterales Reuber, M., & Al-Din, A. S. N. 2001, New variant Creutzfeldt-Jakob disease pre­
en el reconocimiento del gusto (Cereda et al, 2002). La sensibilidad senting with loss of taste and smell, J Neurol Neurosurg Psychiatry, vol. 71, pp.
aumentada al gusto (hipergeusia) es infrecuente y se describe asociada 412-413
con el glioma cerebeloso, cuyo mecanismo no está claro. Savic, I. 2002, Imaging of brain activation by odorants in humans, Curr Opin
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Schiffman, S. S. 1997, Taste and smell losses in normal aging and disease, JAMA,
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Levy, L. M., Henkin, R. I., Lin, C. S., et al. 1998, Increased brain activation in re­
sponse to odors in patients with hyposmia after theophylline treatment demon­ Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
strated by fMRI, J Comput Assist Tomogr, vol. 22, pp. 760-770 www.nicp.com.
C A P Í T U L O 20 Dolor craneal y facial
J. D. Bartleson, David F. Black
y Jerry W. Swanson

Historia clínica 267 Tratamiento previo 270


Tipos de cefaleas 268 Discapacidad 270
Inicio de las cefaleas 268 Preocupaciones del paciente y motivos para buscar ayuda 270
Frecuencia y periodicidad de los episodios de cefalea 268 Otros problemas médicos y neurológicos 270
Perfil temporal 268 Exploración 270
Momento del día y factores precipitantes 268 Pruebas diagnósticas 271
Localización 269 Neuroimagen y otros estudios de imagen 271
Características y gravedad 269 Pruebas del líquido cefalorraquídeo 272
Síntomas premonitorios, aura y síntomas acompañantes 269 Pruebas electrofisiológicas 272
Factores agravantes 270 Pruebas médicas generales 272
Factores atenuantes 270 Exploraciones especiales y consultas 272
Antecedentes familiares de cefaleas 270 Observación posterior 272
Valoración previa 270

La cefalea es un síntoma frecuente, con una elevada prevalencia en la


Tabla 20.1
mayoría de los estudios epidemiológicos de las poblaciones occiden­
tales (Stovner y Scher, 2006). La cefalea es una de las diez causas Preguntas útiles para formular al paciente con cefalea
más frecuentes por la que los pacientes ambulatorios acuden al médi­
• ¿Cuántos tipos de cefalea tiene el paciente?
co en Estados Unidos. El paciente que acude por cefalea o dolor fa­
• ¿Cuándo y dónde empiezan las cefaleas?
cial clásicamente lo hace porque el dolor y las molestias son impor­ • Si las cefaleas son episódicas, ¿cuáles son su frecuencia
tantes, interfieren con su trabajo u otras actividades, o le preocupa y periodicidad?
que se deban a un problema grave. • ¿Cuánto tarda la cefalea en alcanzar su punto máximo
El diagnóstico de una cefalea o dolor facial depende de tres ele­ de intensidad, y cuánto dura?
mentos: la historia clínica, la exploración neurológica y general, y las • ¿Cuándo suelen producirse las cefaleas, y qué factores
pruebas adecuadas. las precipitan?
• ¿Dónde comienza el dolor y cómo evoluciona?
• ¿Cuáles son el tipo y la gravedad del dolor?
• ¿El dolor es constante y/o pulsátil?
HISTORIA CLÍNICA
• ¿Hay síntomas que anuncian el comienzo o que acompañan
a las cefaleas?
El patrón oro para el diagnóstico y el tratamiento de la cefalea es una • ¿Cuáles son y cuándo empezaron?
atenta entrevista y una exploración general y neurológica (Bartleson, • ¿Hay algo que agrave el dolor?
2006; Tynecka-Turowska et al, 2003). En la gran mayoría de pacien­ • ¿Evolucionan las cefaleas a mejor o a peor o son más o menos
tes con cefalea, la exploración general y neurológica es normal y, por iguales?
tanto, la historia es la parte crucial del diagnóstico. Por tanto, se • ¿Qué medidas tienden a reducir el dolor?
aconseja a los médicos dedicar la mayor parte del tiempo a entrevis­ • ¿Hay antecedentes familiares de cefaleas?
tar al paciente. • ¿Cuáles han sido los resultados de valoraciones previas?
La obtención de la historia del dolor de cabeza y cara es similar a la • ¿Qué medicaciones se han utilizado para tratar las cefaleas
de forma aguda y preventiva?
de otros problemas, pero deben estudiarse varios aspectos concretos.
• ¿Qué ideas tiene el paciente sobre la causa y la importancia
Las preguntas enumeradas en la Tabla 20.1 son útiles, y a continua­
de las cefaleas?
ción se explican algunas respuestas y sus implicaciones. • ¿En qué grado son Incapacitantes las cefaleas?
Suele ser útil comenzar pidiendo al paciente que describa el dolor • ¿Por qué busca ahora ayuda el paciente?
o, como alternativa, preguntarle qué tipo de ayuda busca. Este abor­ • ¿Existen otros problemas médicos o neurológicos?
daje permite que el paciente se relaje y diga lo que tenía previamente

267
268 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

pensado. Generalmente, el paciente sigue hablando durante menos de terísticas autonómicas o migrañosas suele ser de tipo tensional. Si
2 minutos si no se le interrumpe (Langewitz et al, 2002). Una vez que no hay una periodicidad regular, es útil preguntar por los períodos
el paciente ha tenido oportunidad de hablar, se le pueden formular más largos y más cortos sin dolor entre las cefaleas. Con frecuen­
preguntas dirigidas, pero abiertas (v. Tabla 20.1). cia, es útil pedir al paciente que controle la frecuencia de las cefa­
leas, su intensidad, duración, desencadenantes y la medicación
que toma, en un «calendario de cefaleas».
Tipos de cefaleas
Muchas personas, especialmente aquellas con un problema de larga
evolución, tienen más de un tipo de cefalea. Tiene valor conseguir
Perfil temporal
esta información al principio de la entrevista, de forma que se pue­ El dolor de la migraña no tratada suele ser máximo entre 1 y 2 horas
da distinguir cada tipo de cefalea. Un paciente con cefalea crónica después de su inicio, y generalmente dura entre 4 y 72 horas. La cefalea
puede desarrollar también una nueva cefalea que sea manifestación en racimos suele ser máxima inmediatamente si el paciente se despier­
de otra patología. ta con la cefalea, o si se hace máxima en pocos minutos si comienza
mientras está despierto. Las cefaleas en racimo pueden durar de 15 a
180 minutos (habitualmente, entre 45 y 120 minutos). Cefaleas simila­
Inicio de las cefaleas res a las cefaleas en racimos, pero de una duración de sólo 2 a 30 mi­
Una cefalea de muchos años de evolución, con escasos cambios, casi nutos y que se producen varias veces al día, son características de la
siempre es de origen benigno. Las cefaleas migrañosas suelen co­ hemicránea paroxística crónica o episódica. Las cefaleas primarias de
menzar en la infancia o al inicio de la edad adulta. Una cefalea de tipo apuñalamiento («dolores tipo piolet») son momentáneas, duran
comienzo reciente, obviamente, puede tener distintas causas, inclu­ sólo segundos. Estos dolores son más frecuentes en pacientes con mi­
yendo el inicio de un trastorno benigno o de una patología grave. Las graña y cefaleas en racimo. Las cefaleas de tipo tensional habitualmen­
guías de la American Academy of Neurology definen «reciente co­ te se producen en el transcurso de varias horas, duran de horas a días y
mienzo» como un intervalo de un mes (Frishberg et al, 2000), mien­ años, y pueden asociarse con dolor a la palpación pericraneal. La cefa­
tras que Duarte y colaboradores (1996) sugieren un intervalo de 6 a lea que es diaria y no remite desde el inicio, normalmente en pacientes
12 meses. Una cefalea «peor que nunca», una cefalea importante sin cefaleas previas, se clasifica como «cefalea nueva diaria persisten­
cuya intensidad va aumentando, o el empeoramiento de una cefalea te», y puede presentar signos indicativos de migraña o cefalea de tipo
preexistente, deben hacer pensar en la posibilidad de una lesión intra­ tensional. Una cefalea unilateral, continua y crónica, de intensidad mo­
craneal en expansión. Las cefaleas de inicio brusco sugieren una hemo­ derada, con ataques superpuestos de dolor más intenso, asociados con
rragia intracraneal, generalmente en el espacio subaracnoideo, pero signos autónomos, sugiere el diagnóstico de hemicránea continua, un
también pueden estar causadas por una hemorragia intracerebral, síndrome que responde a la indometacina. La neuralgia occipital y la
trombosis venosa cerebral, disección arterial, apoplejía hipofisaria, neuralgia del trigémino se manifiestan como dolores breves lancinan­
hipotensión intracraneal espontánea, angiopatía benigna del sistema tes, desencadenados con frecuencia por la estimulación en el territorio
nervioso central (SNC), crisis hipertensiva aguda o «cefalea en true­ inervado por el nervio afectado. Ocasionalmente, persiste un dolor más
no primaria» idiopática (Dodick, 2002; International Headache So­ sordo en la misma distribución del nervio, habitualmente después de
ciety Classification Subcommittee, 2004). El inicio de una nueva una serie de dolores agudos. La cefalea unilateral de características
cefalea en los pacientes de más de 50 años de edad levanta sospechas neurálgicas y de corta duración con inyección conjuntival y lagrimeo
de una lesión intracraneal (p. ej., un hematoma subdural) o arteritis de (.short lasting «nilateral neuralgiform headache with conjuntival injec­
células gigantes (temporal o craneal). Debe buscarse una historia tion and íearing, SUNCT) es un síndrome infrecuente que consiste en
de antecedentes de lesión de cabeza o cuello; incluso una lesión rela­ dolor paroxístico de la primera división del nervio trigémino, dura se­
tivamente menor puede asociarse con el desarrollo posterior de una gundos, pero con 3 a 200 episodios al día, y los síntomas autónomos
hemorragia epidural, subdural, subaracnoidea o intraparenquimato- asociados a los que debe el nombre (Matharu y Goadsby, 2006).
sa, y disección postraumática de las arterias carótida y vertebral
(Dziewas et al, 2003; Evans, 1999). Sin embargo, pueden producirse
cefaleas postraumádcas después de una lesión craneal en ausencia de
Momento del día y factores precipitantes
patología demostrada. Las cefaleas en racimo a menudo despiertan al paciente de un sueño
profundo, y tienen tendencia a producirse en el mismo momento del
Frecuencia y periodicidad de los episodios día en cada persona. Las cefaleas hípnicas son características de pa­
cientes ancianos, y los despiertan a una determinada hora de la no­
de cefalea che. Al contrario de lo que sucede con las cefaleas en racimo, son
La migraña puede ser episódica o crónica. La migraña crónica, que difusas y no se asocian con fenómenos autonómicos (Dodick et al,
se produce durante 15 días o más al mes, suele observarse en perso­ 1998). La migraña puede producirse en cualquier momento durante
nas con antecedentes de cefalea migrañosa episódica. La migraña el día o la noche, pero suele comenzar por la mañana. Una cefalea de
episódica puede convertirse en crónica con o sin exceso de uso de reciente comienzo que altera el sueño o que es peor al despertarse se
la medicación. puede deber a una hipertensión intracraneal. Las cefaleas tensionales
Las cefaleas episódicas en racimo se producen diariamente du­ se presentan clásicamente durante la mayor parte del día y, a menudo,
rante varias semanas o meses, seguido de un período prolongado son peores al final del mismo. La apnea obstructiva del sueño puede
sin cefaleas. Se pueden producir cefaleas en racimo crónicas to­ ir acompañada de la existencia frecuente de cefaleas al despertarse,
dos los días durante años. Una patología relacionada, la hemicrá­ igual que la cefalea por abuso de medicación («cefalea de rebote»).
nea paroxística crónica, se produce muchas veces a lo largo del Los pacientes con cefaleas crónicas y recurrentes reconocen con
día, a menudo durante años. Una cefalea crónica diaria sin carac­ frecuencia los factores que desencadenan un ataque. Las cefaleas mi-
Capítulo 20 Dolor craneal y facial 269

grañosas pueden precipitarse por una luz brillante, la menstruación, como agudo, sordo o urente. Las cefaleas pueden ser constantes o
los cambios de tiempo, dejar la cafeína, el ayuno, el alcohol (espe­ pulsátiles. Puede ser útil pedirle al paciente que clasifique la inten­
cialmente, cerveza y vino), dormir más o menos de lo habitual, y el sidad del dolor en una escala del 1 al 10. El dolor de la migraña con
estrés y la liberación del estrés, y ciertos alimentos o aditivos alimen­ frecuencia tiene una calidad pulsátil que puede superponerse a un
tarios. El alcohol puede desencadenar una cefalea en racimo unos dolor más continuo. La cefalea en racimos suele ser de gran inten­
minutos después de la ingestión. sidad, continua y fija, y a menudo se describe como algo similar a
Si doblarse, coger peso, toser o las maniobras de Valsava produ­ una «quemadura». La SUNCT causa un dolor moderadamente im­
cen cefalea, debe descartarse una lesión intracraneal, especialmente portante en la región orbitaria o temporal, que se puede describir
la que afecte a la fosa posterior. La cefalea por el ejercicio y la ce­ como «en puñalada» o pulsátil. Las cefaleas tensionales suelen
falea asociada con las relaciones sexuales son preocupantes. Aun­ describirse como una sensación de plenitud, presión u opresión,
que pueden producirse como una cefalea primaria no asociada con como la de una gorra, una cinta o un tornillo. Las cefaleas por
una enfermedad estructural o puede asociarse con migraña, los dos irritación meníngea, bien en relación con una meningitis infeccio­
tipos también pueden deberse a una hemorragia subaracnoidea y sa o bien con una hemorragia, suelen ser importantes. La neuralgia
disección arterial, que deben excluirse con la primera aparición de del trigémino es un dolor importante, breve, agudo, tipo shock
estas cefaleas. Las cefaleas intermitentes que se desencadenan al eléctrico o en puñalada; los dolores pueden producirse varias veces
adoptar una posición erecta y que mejoran rápidamente al acostarse por minuto, y puede persistir un dolor más leve entre paroxismos
son características de una extravasación de líquido cefalorraquídeo de dolor. El dolor de la neuralgia glosofaríngea es similar al de la
(LCR). Si no existen antecedentes de una punción lumbar previa, de neuralgia del trigémino.
un traumatismo craneal o de una intervención neuroquirúrgica, la
causa puede ser una extravasación espontánea (Schievink, 2006; Síntomas premonitorios, aura y síntomas
Vilming y Mokri, 2006).
El dolor facial lancinante producido por estímulos faciales o in- acompañantes
traorales se observa en la neuralgia del trigémino. La neuralgia glo- Algunas personas tienen síntomas premonitorios que preceden a la
sofaríngea se desencadena con mayor frecuencia por la masticación, cefalea en horas. Entre éstos, pueden encontrarse los cambios psi­
la deglución y el habla, aunque a veces existen zonas gatillo cutáneas cológicos, como la depresión, la euforia o la irritabilidad, o sínto­
en la oreja y sus alrededores. mas más somáticos, como el estreñimiento, la diarrea, el hambre
anormal, la retención de líquidos o un aumento de la diuresis. El
término aura se refiere a los síntomas focales cerebrales que se aso­
Localización cian con los ataques de migraña. Estos síntomas suelen durar de 20 a
A menudo, es útil pedirle al paciente que delimite la localización del 30 minutos, aunque también pueden durar hasta una hora y, habi­
dolor con un dedo. La neuralgia del trigémino está confinada a una o tualmente, preceden a la cefalea. En otras ocasiones, el aura puede
varias ramas del nervio trigémino. El paciente también puede ser ca­ continuar en la fase de cefalea o empeorar durante la misma. Los
paz de localizar uno o más puntos gatillo sobre la cara o en la boca, y síntomas visuales son los más habituales, y consisten en fenómenos
después describir la extensión del dolor. El dolor en la garganta pue­ positivos o negativos o en una mezcla de ambos. Pueden producirse
de estar relacionado con patologías locales y neuralgias del glosofa- otros síntomas hemisféricos, como alteraciones somatosensoriales
ríngeo. La disección de la carótida suele presentarse con cefalea, (entumecimiento u hormigueo) o disfunción del lenguaje, con o sin
dolor en cara y cuello ipsolateral a la disección, con frecuencia se síntomas visuales. Los síntomas del aura suelen tener un inicio gra­
asocia con un síndrome de Horner ipsolateral y habitualmente sigue dual e ir evolucionando en minutos. Si se produce más de un sínto­
a un traumatismo de cabeza o cuello. ma (p. ej., visual y somatosensorial), el inicio de los mismos suele
La migraña suele ser unilateral, pero puede ser generalizada o ser escalonado y no simultáneo. Los síntomas positivos, la lenta
evolucionar de una localización unilateral hasta llegar a generalizar­ expansión de los síntomas y los inicios escalonados ayudan a dife­
se. Las cefaleas en racimo casi siempre son unilaterales durante un renciar el aura migrañosa de los síntomas focales causados por una
ataque, y clásicamente se centran en el ojo, en sus alrededores o de­ enfermedad vascular cerebral.
trás del mismo. Las cefaleas en racimo de algunos pacientes cambian Los síntomas que se originan en el tronco encefálico o en los dos
de lado en los diferentes períodos, y un pequeño número tiene cam­ hemisferios cerebrales a la vez, como vértigo, disartria, ataxia, sínto­
bios de lado dentro de un mismo período de racimos. mas auditivos, diplopia, síntomas visuales bilaterales, parestesias bi­
La cefalea tensional clásica es generalizada, aunque puede origi­ laterales y descenso del nivel de consciencia, pueden acompañar a la
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

narse en los músculos de la nuca y extenderse, y quizá ser más mar­ migraña de tipo basilar. Los pacientes pueden tener un aura migraño­
cada en las regiones frontales u occipitales. Cuando el dolor se loca­ sa sin cefalea asociada. La migraña con aura que incluye debilidad
liza en el ojo, la región intraoral o el oído, se debe considerar un motora puede deberse a una migraña hemipléjica familiar, si hay an­
proceso local que afecte a estas estructuras. La otalgia se puede deber tecedentes familiares en por lo menos un pariente de primer o de se­
a un proceso que se origine en la fosa amigdalar y en la parte poste­ gundo grado, o a una migraña hemipléjica esporádica. A veces, es
rior de la lengua. El dolor facial unilateral crónico a veces no tiene difícil para el paciente distinguir entre una pérdida sensorial y una
una lesión subyacente. En ocasiones, el dolor facial puede ser un sín­ debilidad real. Las náuseas, los vómitos, la fotofobia, la fonofobia y
toma de cáncer de pulmón no metastásico (Eross et al, 2003). la osmofobia acompañan clásicamente a los ataques de migraña.
Además, el lagrimeo, la rinorrea y la congestión nasal acompañan a
las cefaleas migrañosas en muchos pacientes, y parecen una cefalea
Características y gravedad de origen sinusal (Cady et al, 2005).
El carácter y la calidad del dolor de un paciente puede ser impor­ La miosis y la ptosis ipsolaterales, el lagrimeo, la inyección con-
tante. En la mayoría de casos, el tipo de dolor puede definirse juntival o la congestión nasal suelen acompañar a las cefaleas en ra­
270 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

cimo. La sudoración y el enrojecimiento facial del lado del dolor Valoración previa
también se han descrito, aunque son mucho menos frecuentes. Los
ataques cortos, que duran de 2 a 30 minutos y se producen múltiples Se debe preguntar al paciente sobre valoraciones y consultas previas,
veces al día con signos autónomos similares, sugieren un diagnóstico y pruebas que se le hayan realizado para su cefalea. Si es necesario,
de hemicránea paroxística episódica o crónica, un síndrome que res­ se pueden pedir los informes y las imágenes para revisarlos.
ponde a la indometacina (Boes et al, 2006). El síndrome de Horner es
frecuente en la disección de la arteria carótida. En caso de ceguera Tratamiento previo
monocular transitoria aguda o persistente, debe considerarse la arte­
Se debe preguntar por la respuesta a los fármacos, incluyendo los que
ritis de células gigantes y la disección de la carótida.
La disfunción de la articulación temporomandibular incluye dolor se han administrado para tratar ataques individuales y como profi­
en la mandíbula que se desencadena o agrava por el movimiento de laxis. Se debe establecer la dosis, la vía de administración, la pauta de
dosificación y la duración del tratamiento. Esta información también
la misma o por apretar los dientes, y se asocia con una reducción de la
amplitud del movimiento mandibular, chasquido articular y dolor a proporciona una oportunidad para determinar si se ha abusado de
la palpación de la articulación. medicaciones agudas y si se optimizaron los fármacos profilácticos.
La cefalea acompañada de fiebre sugiere una infección. La cefa­ Se debe establecer, asimismo, el antecedente de consumo de sustan­
cias con cafeína, ya que su retirada puede causar o agravar las cefa­
lea asociada con síntomas del sistema nervioso central focales o
difusos, progresivos o persistentes, incluyendo convulsiones, sugie­ leas por un mecanismo de rebote.
re una causa estructural. La rinorrea purulenta o sanguinolenta su­
giere una sinusitis aguda como causa de la cefalea. Del mismo Discapacidad
modo, un ojo rojo aumenta la posibilidad de que se trate de un pro­
Es útil realizar una evaluación basal y durante el seguimiento de la
ceso ocular, como una infección o un glaucoma agudo. El antece­
discapacidad relacionada con la cefalea, al considerar los efectos del
dente de polimialgia reumática, claudicación mandibular o dolor en
tratamiento y dirigir el tratamiento de la cefalea. La Migraine Disabi­
el cuero cabelludo o en las arterias superficiales de una persona
lity Assessment Scale (MIDAS) es un ejemplo de una herramienta
mayor sugiere la posibilidad de una arteritis de células gigantes. El
clínica validada y útil (Andrasik et al, 2005).
oscurecimiento visual transitorio, el tinnitus, la diplopía y el hallaz­
go de un edema de papila se pueden asociar con un aumento de la
presión intracraneal de cualquier causa, incluida la hipertensión in­ Preocupaciones del paciente y motivos
tracraneal idiopática (seudotumor cerebral). para buscar ayuda
El dolor de cabeza produce un miedo y una ansiedad importantes
Factores agravantes porque pueda tratarse de una enfermedad grave. Se debe permitir que
el paciente comente sus preocupaciones de forma que cualquier as­
El empeoramiento de una cefalea como consecuencia de la tos o de
pecto pueda ser abordado de forma apropiada.
una sacudida sugiere un elemento intracraneal en el dolor. Las perso­
La pregunta de por qué el paciente busca ayuda puede ser irrele­
nas que padecen cefaleas en racimo suelen hallarse en un estado de
vante si el problema es de comienzo reciente. No obstante, si el pro­
agitación, moviéndose constantemente, mientras que las que padecen
blema es crónico puede ser útil preguntar al paciente por qué ha pe­
migrañas prefieren estar tranquilas. La precipitación o el agravamien­
dido ayuda en ese momento.
to de la cefalea al incorporarse sugiere una hipotensión intracraneal.
La actividad física de rutina, la luz, el ruido y los olores suelen em­
peorar las cefaleas migrañosas. Otros problemas médicos y neurológicos
Se deben obtener los antecedentes de patologías médicas y neuroló­
Factores atenuantes gicas actuales y pasadas, y la historia de lesiones, intervenciones qui­
rúrgicas y alergias a medicamentos. Debe realizarse una lista de toda
El reposo, especialmente el sueño, y los ambientes sin luz ni ruido la medicación y suplementos dietéticos actuales.
suelen proporcionar alivio a los migrañosos. El masaje, el frío o el
calor pueden mejorar el dolor que se asocia con las cefaleas tensiona-
les. La aplicación local de presión sobre el ojo afectado o la arteria EXPLORACIÓN
temporal ipsolateral, la aplicación local de calor o frío, o en raras
ocasiones la actividad física intensa y de breve duración, pueden me­ La exploración comienza en el momento en que el médico ve al paciente.
jorar el dolor de las cefaleas en racimo. La cefalea por hipotensión Una observación atenta ayuda a determinar si el paciente parece enfer­
intracraneal se alivia de forma característica al acostarse. mo, ansioso o deprimido y si la historia es fiable. En un paciente que no
puede explicar una historia coherente y razonable debe sospecharse una
alteración del estado mental. Aunque habitualmente la exploración física
Antecedentes familiares de cefaleas en un paciente con cefalea no muestra alteraciones, los hallazgos de la
La migraña es, con frecuencia, un trastorno heredado, y se encuen­ exploración pueden dar pistas importantes de la causa subyacente.
tran antecedentes familiares de migraña («jaquecas») en unos dos Deben evaluarse los signos vitales, especialmente la tensión arte­
tercios de los pacientes. Las cefaleas a tensión también pueden ser rial y el pulso. Si se sospecha fiebre, debe determinarse la temperatu­
familiares. Las cefaleas en racimo de modo característico no se here­ ra. Debe tomarse nota del hábito corporal; las mujeres jóvenes con
dan. La migraña hemipléjica familiar es una infrecuente variante au- cefalea por un seudotumor cerebral suelen están obesas. La explora­
tosómica dominante de la migraña con aura, en la que el aura incluye ción general puede incluir la auscultación cardiorrespiratoria, la pal­
hemiparesia que dura de minutos a 24 horas. pación del abdomen y el examen de la piel.
Capítulo 20 Dolor craneal y facial 271

Es fundamental la exploración neurológica, con examen del estado Las investigaciones para valorar a un paciente con cefaleas pue­
mental, marcha, pares craneales, reflejos y sistemas motor y sensitivo. den incluir casi todas las pruebas que se emplean en neurología y
Se deben explorar el cráneo y la columna cervical. Debe palparse neurocirugía, así como distintas pruebas médicas. La selección de los
el cráneo en busca de bultos y dolor local. El área sobre un seno infec­ estudios apropiados depende de las hipótesis que puedan formularse
tado puede doler a la palpación. Unas arterias temporales engrosadas, tras la historia clínica y la exploración física. No está justificado el
dolorosas e irregulares a la palpación, con disminución del pulso, su­ uso indiscriminado de baterías de pruebas.
gieren una arteritis de células gigantes. El cuero cabelludo puede doler
a la palpación en la migraña y las cefaleas de tipo tensional.
Un cuello corto o una implantación baja del cabello sugieren una Neuroimagen y otros estudios de imagen
invaginación basilar o una malformación de Chiari. En un lactante, el
Tomografía computarizada y resonancia magnética
abombamiento de las fontanelas sugiere hipertensión intracraneal,
causada con mayor frecuencia por hidrocefalia. Es importante medir La tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM)
el perímetro cefálico en un niño. son unas pruebas muy útiles en la valoración de los pacientes con
En la columna cervical, también debe explorarse la sensibilidad a cefalea. Los tumores, los hematomas, los infartos cerebrales, los abs­
la palpación y la movilidad. La rigidez de nuca a la flexión pasiva del cesos, la hidrocefalia y muchas patologías meníngeas pueden identi­
cuello y el signo de Kemig indican una irritación meníngea. ficarse con la TC y la RM. Las alteraciones de la base del cráneo, la
unión craneocervical, la hipófisis, las meninges y la sustancia blanca
se observan mejor en la RM. El coste de la RM es de dos a tres veces
PRUEBAS DIAGNÓSTICAS superior a una TC, pero la RM es más segura, porque no se utilizan
rayos X para generar la imagen y el agente de contraste que se em­
En la mayoría de los casos, la historia clínica, junto con la exploración plea para mejorar las imágenes (gadolinio) es más seguro que los
neurológica física y básica, es todo lo que se necesita para establecer el contrastes yodados utilizados en la TC.
diagnóstico, especialmente si el paciente tiene una cefalea crónica. La La TC puede detectar una hemorragia subaracnoidea en por lo
migraña, la cefalea tensional y las cefaleas en racimo generalmente menos el 95% de los pacientes si se ha producido suficiente sangrado
pueden diagnosticarse con un importante grado de certeza. En este y se realiza la exploración al paciente sin demora. Si la TC es normal
caso, es posible pasar directamente del diagnóstico al tratamiento. pero la historia clínica es sugestiva de una hemorragia subaracnoidea
En algunas circunstancias, no obstante, el diagnóstico es dudoso y reciente, se debe realizar una punción lumbar. La TC puede ser útil en
deben considerarse pruebas diagnósticas adicionales. En la Tabla 20.2 la valoración de alteraciones del cráneo, la órbita, los senos, los hue­
se enumeran los «síntomas y signos de alarma» de una cefalea preocu­ sos faciales y la columna cervical. Los cambios asociados con la hi­
pante que aumentan la probabilidad de un proceso intracraneal subya­ potensión intracraneal se observan mejor en la RM, e incluyen realce
cente grave y con frecuencia requieren exploraciones adicionales. de paquimeninges, descenso del cerebro, venas ingurgitadas y acú-
mulos de líquido subdural (Schievink, 2006; Vilming y Mokri, 2006).
La médula de la columna cervical y las raíces nerviosas que salen de
la misma se ven mucho mejor en la RM que en la TC simple. La
mielografía con TC puede utilizarse para obtener imágenes de la co­
Tabla 20.2 lumna vertebral, como alternativa a la RM.
Síntomas y signos de alarma de la cefalea La angiorresonancia es un método no invasivo que puede demos­
trar una enfermedad vascular oclusiva intracraneal o extracraneal
ALARMAS ROJAS EN CEFALEAS PREOCUPANTES vascular, incluyendo la disección de los grandes vasos, las malforma­
Lesión de cabeza o cuello ciones arteriovenosas intracraneales y los aneurismas. La angiografía
Cefalea de nuevo Inicio, Inicio de un nuevo tipo de cefalea o cefalea por TC también puede mostrar una enfermedad arterial. La trombosis
existente que empeora del seno venoso intracraneal se diagnostica mejor con una angiorre­
Cefalea que empeora progresivamente
sonancia venosa.
Nuevo nivel de dolor, por ejemplo, peor que nunca
La TC es la técnica de imagen óptima en la cefalea aguda o secun­
Inicio súbito o en una fracción de segundo
Cefalea iniciada por ejercicio, maniobra de Valsalva o tos
daria a un traumatismo, para examinar la presencia de hemorragia
Más de 50 años de edad subaracnoidea e intracraneal. La RM se recomienda en la evaluación
Síntomas o signos neurológicos anormales, como convulsiones, de pacientes con cefalea subaguda y crónica (Evans, 2001; Sandrini
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

confusión, alteración de la vigilia, torpeza, papiledema o debilidad et al, 2004). Es probable que la RM muestre más datos que la TC,
(excluidos los que cumplen criterios de migraña con aura típica) pero muchas de las alteraciones serán casuales, como lesiones ines­
Signos o síntomas sistémicos, como fiebre, pérdida de peso, dolor pecíficas de la sustancia blanca y anomalías venosas congénitas
a la palpación de una arteria del cuero cabelludo o rigidez de nuca (Frishberg et al, 2000).
Factores de riesgo secundarlos, como historia de cáncer o infección
por el virus de la inmunodeficlencia humana
Radiografías simples del cráneo, los senos
ALARMAS AMARILLAS EN CEFALEAS PREOCUPANTES y la columna cervical
Despierta al paciente por la noche
Las cefaleas siempre se producen en el mismo lado Las radiografías simples del cráneo no son necesarias en la valora­
Efecto destacado del cambio de la postura sobre el dolor ción rutinaria de los pacientes con cefalea, pero en ocasiones pueden
realizarse si ha habido un traumatismo craneoencefálico agudo o si
De: Bartleson, J. D. 2006, «When and how to investigate the patient with headache», hay una alteración ósea inhabitual en la exploración física. Aunque
Semin Neurol, vol. 26, pág. 164. Reproducido con permiso. las radiografías simples de los senos pueden mostrar infección, he-
272 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

raorragia o tumores, la TC y la RM proporcionan una mejor defini­ Pruebas médicas generales


ción. El papel de la columna cervical en la causa de las cefaleas sigue
siendo incierto, pero el dolor occipitonucal puede proceder de una Algunas pruebas de laboratorio son importantes para la investigación
patología degenerativa de un disco o de una articulación de la parte de una cefalea. En la arteritis de células gigantes, con frecuencia se
media o superior de la columna cervical. La artritis reumatoide puede encuentra un aumento de la velocidad de sedimentación globular
producir inestabilidad y dolor de la unión craneocervical. Las tomo- (VSG) de 100 mm por hora o superior. Una VSG normal no excluye
grafías pueden ser necesarias para mostrar los cambios óseos de la el trastorno, porque el 4% de los pacientes con resultados positivos
columna cervical superior y de la unión craneocervical. Las proyec­ en la biopsia de la arteria temporal presentan una VSG normal (Sme­
ciones en flexión y extensión, la odontoides y las vistas de los pilares tana y Shmerling, 2002). En estos pacientes, con frecuencia se elevan
de la columna cervical pueden ayudar a excluir una lesión ligamento­ la proteína C reactiva (PCR) y el recuento de plaquetas (Costello et
sa y fracturas en pacientes con antecedentes de lesiones craneales o al, 2004). Raramente, las cefaleas episódicas asociadas con un com­
cervicales. Las alteraciones congénitas de la columna cervical, como el portamiento extraño o con una alteración de la consciencia pueden
síndrome de Klippel-Feil, pueden asociarse con trastornos como una ser sugestivas de un insulinoma, que se apoya en la elevación de la
malformación de Cfiiari. insulina y del nivel de pe'ptido C junto con unos niveles bajos o rela­
tivamente bajos de glucosa en ayunas. Los niveles de carboxihemo-
globina pueden medirse en pacientes que se quejan de cefaleas al ini­
Estudios de imagen de la articulación cio de la mañana durante el invierno cuando se usa calefacción,
temporomandibular y dentales especialmente si varios miembros de la misma casa están afectados.
Las exploraciones de rayos X panorámicas y la RM o la TC de las Puede ser útil realizar un cribado de alcohol y drogas en algunos pa­
articulaciones temporomandibulares pueden ser de utilidad en pa­ cientes. Se deben medir los niveles de TSH y de tiroxina sérica en los
cientes seleccionados. La presencia de enfermedad en la articulación pacientes con cefalea crónica, ya que puede existir hipotiroidismo.
temporomandibular no se debe considerar una prueba de que las ce­ Las concentraciones en orina de metanefrinas y catecolaminas libres
faleas del paciente tengan relación con ella. Las radiografías dentales se deben medir si se sospecha un feocromocitoma.
son útiles cuando se sospecha que el dolor es de origen dental. Raramente, los fumadores pueden tener dolor facial, incluido el
oído, debido a un tumor pulmonar ipsolateral subyacente, sin afecta­
ción del sistema nervioso central. La radiografía simple o la TC de
Angiografía cerebral tórax pueden confirmar el diagnóstico (Eross et al, 2003).
La angiografía cerebral rara vez es necesaria en la investigación ini­
cial de la cefalea. Puede ser útil para confirmar una enfermedad vas­ Exploraciones especiales y consultas
cular, incluyendo las disecciones arteriales, las malformaciones arte-
riovenosas, los aneurismas intracraneales y la presencia de vasculitis En pacientes que se despiertan por cefalea, sin otro motivo para des­
del sistema nervioso central. pertarse, puede realizarse una polisomnografía en busca de un tras­
torno del sueño tratable, como la apnea del sueño.
Puede ser útil realizar pruebas formales de los campos visuales.
Mielografía con tomografía computarizada
La perimetría es útil para determinar los defectos del campo visual. La
y estudios con radioisótopos para detectar tonometría es necesaria para documentar una presión intraocular eleva­
las extravasaciones del líquido cefalorraquídeo da en el glaucoma, pero, a no ser que el ojo esté rojo o la córnea opaca,
Además de la RM de cráneo y columna, la mielografía con TC y la el glaucoma es una causa improbable de dolor en la cabeza o en el ojo.
cisternografía isotópica pueden ayudar a determinar la presencia y Estas pruebas las llevan a cabo los oftalmólogos, que tienen también el
localización de una extravasación de LCR espontánea, postraumática equipo y la experiencia necesarios para llevar a cabo exploraciones con
o postoperatoria. lámpara de hendidura y otras exploraciones especializadas.
Si se sospecha un dolor de origen dentario o temporomandibular,
se debe consultar a un dentista o a un cirujano maxilofacial experto
Pruebas del líquido cefalorraquídeo en estos trastornos.
El examen del LCR se emplea para diagnosticar o excluir una menin­ El diagnóstico de tumores de los senos, la nasofaringe y el cuello,
gitis, encefalitis, hemorragia subaracnoidea o una diseminación car- así como la inflamación de los senos, se puede establecer con la ayu­
cinomatosa leptomeníngea o linfomatosa; documentar un aumento o da de un otorrinolaringólogo.
una disminución de la presión intracraneal o confirmar el diagnósti­ La biopsia de la arteria temporal se realiza para confirmar o ex­
co de cefalea y déficits neurológicos asociados a linfocitosis del LCR cluir una arteritis de células gigantes.
(Gomez-Aranda et al, 1997). La medición de la presión de abertura En algunos casos seleccionados (p. ej., cefaleas como manifes­
del LCR se debe realizar en todos los casos. tación de un dolor crónico con o sin antecedentes de abuso de dro­
gas), puede ser útil la consulta a un psiquiatra para el diagnóstico
y el tratamiento.
Pruebas electrofisiológicas
El electroencefalograma no es útil en la investigación de la cefalea, a
Observación posterior
no ser que el paciente tenga una historia de crisis comiciales, sínco­
pes o episodios de alteración del nivel de consciencia (Quality Stan­ Algunas veces, no se puede llegar a un diagnóstico definitivo con la
dards Subcommittee of the American Academy of Neurology, 1995). historia clínica, la exploración física y las pruebas complementarias.
No existen indicaciones sobre el uso de potenciales evocados en la En estos casos, la observación posterior, unida o no a una prueba te­
evaluación del paciente con cefalea (Sandrini et al, 2004). rapéutica, suele llevar al diagnóstico.
Capítulo 20 Dolor craneal y facial 273

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ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
C A P Í T U L O 21 Síndromes del tronco
DEL ENCÉFALO
Michael Wall

Síndromes oculomotores 275 Otros síndromes del tronco y relacionados 279


Oftalmoplejía combinada de la mirada vertical 275 Síndrome diencefálico (síndrome de Russell) 279
Paresia de la mirada hacia arriba (síndrome del mesencéfalo Síndrome talámico 279
dorsal o de Parinaud) 276 Sordera tectal 279
Paresia de la mirada hacia abajo 277 Síndrome del agujero magno 279
Oftalmoplejía internuclear 277 Siringobulbia 280
Paresia de la mirada horizontal 277 Síndromes por ictus isquémicos de tronco 280
Parálisis global de la mirada 278 Síndromes por ictus talámicos 281
Síndrome del uno y medio 278 Síndromes por ictus del mesencéfalo 281
Síndromes que afectan a los núcleos oculomotores 278 Síndromes por ictus pontinos 284
Núcleo del tercer par craneal 278 Síndromes por ictus bulbares 285
Núcleo del sexto par craneal 279

En otros capítulos de este libro que tratan síntomas se destaca que la cuando existen, son relativamente inespecíficos, y suelen observarse
historia clínica es el punto de partida para realizar un diagnóstico dife­ en pacientes que tienen dificultad para mirar hacia abajo, como al
rencial. Esta lista de consideraciones diagnósticas se define posterior­ leer, al comer en la mesa y al bajar un tramo de escaleras. Además, a
mente durante la exploración. Este capítulo propone un abordaje diferen­ veces no se pueden obtener los síntomas por los cambios en el estado
te. Cuando un neurólogo valora a un paciente con un trastorno del tronco mental producidos por la disfunción de la formación reticular que se
del encéfalo, con frecuencia la forma de diagnóstico más eficaz es orga­ encuentra adyacente al generador de la mirada vertical en el mesen­
nizar el diagnóstico diferencial alrededor de unos datos físicos objetivos, céfalo rostral (v. Capítulo 38).
especialmente en los pacientes con una alteración del estado mental, La exploración neurológica descubre los signos asociados recogi­
como el coma. Los síntomas siguen estando integrados en este abordaje, dos en el diagnóstico diferencial (Tabla 21.1) (Craff-Redford et al,
pero los hallazgos físicos se convierten en el centro del mismo. 1985). El coma puede asociarse con la afectación del sistema reticu-
La organización alrededor de los hallazgos físicos es eficaz por­
que, con frecuencia, es posible la localización neurológica específica,
lo que limita las alternativas diagnósticas. Los tractos largos del sis­
Tabla 2 1 . 1
tema nervioso atraviesan todo el tronco en un plano longitudinal (ros-
trocaudal). Los núcleos de los pares craneales y los respectivos ner­ Diagnóstico diferencial de la oftalmoplejía combinada
vios se originan y salen a distintos niveles del tronco. Esto permite de la mirada vertical
una localización precisa de la función basada en los hallazgos de la
Ictus
exploración neurológica.
Isquémico
Este capítulo comienza con una discusión sobre los síndromes
Hemorrágico
oculomotores del tronco, seguida de una miscelánea de lesiones del Parálisis supranuclear progresiva
tronco, ictus del tronco y síndromes diencefálicos y talámicos. Degeneración ganglionar corticobasal
Malformación arteriovenosa
Esclerosis múltiple
SÍNDROMES OCULOMOTORES Tumores talámicos y mesencefálicos
Enfermedad de Whipple
Sífilis
Oftalmoplejía combinada de la mirada vertical Vasculitis (p. ej., lupus eritematoso sistémico)
Enfermedades metabólicas
La oftalmoplejía combinada de la mirada vertical se define como una
Enfermedades de almacenamiento de lípidos
paresia tanto de la mirada hacia arriba como hacia abajo. La oftalmo­
Enfermedad de Wilson
plejía de la mirada vertical es un ejemplo de síndrome del tronco en Querníctero
el que el hallazgo físico objetivo dicta la aproximación diagnóstica Encefalopatía de Wernicke
del problema. Los síntomas de la oftalmoplejía de la mirada vertical,

275
276 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

lar. Los signos de tractos largos y la pérdida de reflejos pupiiares mas, el paciente tiene dificultad para mirar hacia arriba, y puede pre­
también suelen asociarse. El síndrome de oftalmoplejía combinada sentar una visión borrosa de lejos, producida por un espasmo de la
de la mirada vertical se diagnostica cuando los hallazgos oculares se acomodación.
producen aisladamente de los signos de los tractos largos. La tétrada de hallazgos del síndrome del mesencéfalo dorsal consis­
En la oftalmoplejía combinada de la mirada vertical, hay una pér­ te en: 1) la pérdida de la mirada hacia arriba, que suele ser supranuclear
dida de movimiento sacádico y de búsqueda. Esta limitación de la (pérdida de movimientos sacádicos o de búsqueda con la preservación
mirada puede superarse con las maniobras oculocefálicas (cabeza u de ROV); 2) pupilas normales o agrandadas, con una disociación luz-
ojos de muñeca), que ponen a prueba los reflejos oculovestibulares proximidad (pérdida de la reacción de la luz con conservación de la
(ROV) (Capítulo 38). Se demuestra haciendo que el paciente se fíje constricción pupilar como respuesta a un objeto cercano) o arreflexia
en un objeto y rotando su cabeza; la respuesta esperada con esta ma­ pupilar; 3) nistagmo de convergencia-retracción, en el que los ojos rea­
niobra es un movimiento ocular conjugado en dirección contraria. El lizan oscilaciones convergentes o de retracción después de un movi­
fenómeno de Bell (movimiento reflejo de los ojos hacia arriba y ha­ miento sacádico hacia arriba, y 4) retracción del párpado.
cia fuera como respuesta a un cierre forzado del ojo) suele estar au­ La localización de la lesión que produce la paresia del síndrome
sente. Se puede producir una desviación oblicua (desalineación ver­ del mesencéfalo dorsal es la comisura posterior y su núcleo intersti­
tical de los ojos). La ausencia de convergencia y la pérdida de cial (Leigh y Zee, 1999). La presencia de un síndrome completo im­
reacciones pupiiares a la luz también son frecuentes. plica una lesión del mesencéfalo dorsal (incluyendo la comisura pos­
La localización de la lesión de la oftalmoplejía combinada de la terior), una lesión bilateral de la región pretectal o una gran lesión
mirada vertical es el núcleo intersticial rostral del fascículo longitudi­ unilateral tegmentaria.
nal medial (FLMir) para la pérdida de movimientos verticales sacádi­ El diagnóstico diferencial se expone en la Tabla 21.2. Aparte de la
cos y de búsqueda (Leigh y Zee, 1999). limitación leve de la mirada hacia arriba que se produce con la edad,
La Tabla 21.1 recoge los trastornos que afectan a la región meso- la causa más frecuente de pérdida de la mirada hacia arriba es un tu­
diencefálica rostral (diagnóstico diferencial) que producen una oftal­ mor de la región pineal. La siguiente causa en frecuencia son los ictus
moplejía combinada de la mirada vertical (v. Capítulo 38). Las cau­ y los traumatismos. La parte de la parálisis de la mirada hacia arriba
sas más frecuentes de oftalmoplejía combinada de la mirada vertical se puede parecer a una parálisis doble del elevador; una PSP; causas
aislada son los ictus y la parálisis supranuclear progresiva (PSP). La orbitarias, como una oftalmoplejía tiroidea y un síndrome de la vaina
degeneración ganglionar corticobasal muestra unos hallazgos de la del tendón del oblicuo superior de Brown bilateral; un síndrome del
motilidad ocular parecidos a los de la PSP, pero son menos graves. mesencéfalo seudodorsal, secundario a miastenia gravis o a un sín­
Mientras que la oftalmoplejía combinada de la mirada vertical puede drome de Guillain-Barré, y una limitación congénita de la mirada
ser marcada en el curso de la PSP, la restricción obvia de la mirada hacia arriba. Las ducciones forzadas (v. Capítulo 16) se pueden llevar
horizontal y vertical suele ser un hallazgo tardío de la degeneración a cabo cogiendo la esclerótica anestesiada con unos fórceps y mo­
ganglionar corticobasal (Rottach et al, 1996). viendo el globo a través de su amplitud de movilidad. La presencia de
La hipótesis diagnóstica varía según la edad del paciente. La oftal­ restricción de movimientos con las ducciones forzadas implica una
moplejía combinada de la mirada vertical aislada suele ser debida a un lesión en la órbita, a diferencia de una lesión del mesencéfalo.
infarto del mesencéfalo dorsal rostral. Cuando el comienzo es gradual La hipótesis diagnóstica de un síndrome del mesencéfalo dorsal
en lugar de brusco o el paciente es joven, se deben considerar otros varía según la edad. En los niños y los adolescentes la causa suelen
trastornos (v. Tabla 21.1). En los pacientes ancianos, la PSP (v. Capítu­
lo 75) es probable si el inicio es gradual. La PSP puede ser imitada por
la enfermedad tratable de Whipple (Averbuch-Heller et al, 1999). TABLA 21.2
En la enfermedad de Whipple, el trastorno de movimiento deno­ Diagnóstico diferencial del síndrome del mesencéfalo
minado miorritmia oculomasticatoria es patognomónico. Las prue­ dorsal
bas de laboratorio que se utilizan para valorar la oftalmoplejía com­
binada de la mirada vertical incluyen la tomografía computarizada Tumores pineales
(TC) o, preferiblemente, la resonancia magnética (RM). Se debe te­ Ictus
ner cuidado para no pasar por alto lesiones inferiores al suelo del Enfermedad isquémica vascular cerebral
tercer ventrículo. La punción lumbar, la serología de la sífilis, la ve­ Hemorragia talámica
Traumatismo
locidad de sedimentación globular y los anticuerpos antinucleares
Hidrocefalia
completan la valoración cuando la causa no está clara. Se debe con­
Esclerosis múltiple
siderar una biopsia de intestino delgado si la enfermedad de Whipple Herniación transtentorial
es un diagnóstico posible. La prueba de la reacción en cadena de la Estenosis congénita del acueducto
polimerasa (PCR) de la biopsia del intestino delgado, del líquido ce­ Tumores metastásicos
falorraquídeo (LCR) o de otros tejidos para determinar la presencia Infecciones
del gen del ácido ribonucleico ribosómico (RNA) 16S de Trophery- Encefalitis
ma whippelii, tiene a la vez sensibilidad y especificidad para el diag­ Cisticercosis
nóstico de la enfermedad de Whipple (Lee, 2002). Malformación arteriovenosa del mesencéfalo
Cirugía estereotáctica del mesencéfalo
Trastornos metabólicos
Paresia de la mirada hacia arriba Enfermedades por depósito de lípidos
(síndrome del mesencéfalo dorsal o de Parinaud) Enfermedad de Wilson
Quernícteros
Otro síndrome del tronco que se produce con frecuencia sin síntomas Encefalopatía de Wernicke
es el síndrome del mesencéfalo dorsal. Cuando se producen sínto­
Capítulo 21 Síndromes del tronco del encéfalo 277

ser los tumores de la glándula pineal. En los adultos jóvenes y de La miastenia gravis y el síndrome de Guillain-Barré también pueden
mediana edad el trastorno es infrecuente, y puede deberse a un trau­ simular OIN.
matismo. una esclerosis múltiple o una malformación arteriovenosa. El diagnóstico diferencial es variado. La exploración puede dis­
En los ancianos, el ictus y la PSP son las causas más frecuentes. tinguir una lesión del FLM de una parálisis parcial del tercer par,
La prueba necesaria para evaluar el síndrome del mesence'falo una miastenia gravis, un estrabismo o una oftalmopatía tiroidea.
dorsal es la RM. Si no existe tumor ni se sospecha una causa infec­ Las causas frecuentes de OIN son el ictus (incluyendo la disección
ciosa o inflamatoria, se debe realizar una punción lumbar. de la arteria vertebral), en las personas ancianas (Eggenberger et al,
2002), y la esclerosis múltiple, en las personas jóvenes. La serie de
Keane (Keane, 2005) en un gran hospital de una zona urbana de­
Paresia de la mirada hacia abajo primida muestra que aproximadamente una tercera parte de los ca­
La paresia de la mirada hacia abajo es infrecuente. Los síntomas, sos de OIN son debidos a ictus, un tercio a esclerosis múltiple y el
cuando se producen, consisten en dificultad para leer, comer o bajar resto a otras causas. Entre las causas menos habituales se incluyen:
escaleras. traumatismo, hernia, infecciones, tumor, vasculitis y procedimien­
La exploración neurológica muestra la pérdida de movimientos tos quirúrgicos.
sacádicos y de búsqueda hacia abajo, aunque en ocasiones se pueden Se llevan a cabo distintas pruebas para conocer la causa, incluyen­
conservar los movimientos de búsqueda. La maniobra vertical oculo- do la RM. Se debe realizar una prueba de edrofonio (Tensilón) para
cefálica puede ser normal o mostrar una limitación de la mirada. La valorar la miastenia gravis, a no ser que haya signos asociados de una
convergencia puede perderse, y el nistagmo hacia arriba evocado por disfunción obligatoria del tronco.
la mirada puede existir en la mirada hacia arriba. En los pacientes La hipótesis diagnóstica de la OIN necesita primero una localización
jóvenes se deben valorar las ducciones forzadas para comprobar si precisa de la lesión. La limitación de la aducción se formula inicialmen­
existe una limitación congénita de la mirada hacia abajo. te de forma tan simple como un déficit de la aducción. Se puede deber
El lugar de la lesión de una paresia aislada de la mirada hacia a: 1) una lesión del mesencéfalo o del tercer par que interrumpa la iner­
abajo es la afectación bilateral de las porciones laterales del FLMir. vación; 2) un trastorno de la unión neuromuscular (miastenia gravis),
Las principales consideraciones en el diagnóstico diferencial son el o 3) una lesión que afecte directamente al músculo recto medial.
ictus isquémico, la PSP y la enfermedad de Whipple. Las pruebas
complementarias para apoyar el diagnóstico clínico son la TC o, pre­
feriblemente, la RM. Las lesiones pueden detectarse en la unión
Paresia de la mirada horizontal
mesodiencefálica rostral inferior al suelo del tercer ventrículo. Aunque no son frecuentes los síntomas de la paresia de la mirada
La hipótesis diagnóstica de una limitación aislada de la mirada horizontal, esta situación rara vez se produce de forma aislada. Los
hacia abajo no es complicada. Cuando su inicio es agudo, suele de­ pacientes pueden quejarse de una incapacidad para ver o mirar de
berse a un ictus isquémico. En los pacientes ancianos con un curso lado. Debido a que las paresias de la mirada supranuclear son conju­
progresivo, se debe considerar una PSP. gadas por definición, no se produce diplopía.
En la exploración, con la afectación aislada unilateral de la forma­
ción reticular pontina paramediana (FRPP) hay una pérdida de los mo­
Oftalmoplejía intemuclear vimientos ipsolaterales sacádicos y de búsqueda. No obstante, los
La oftalmoplejía internuclear (OIN) se caracteriza por una paresia movimientos oculares horizontales completos se demuestran con las
de la aducción de un ojo, con un nistagmo horizontal en el ojo con­ maniobras oculocefálicas.
tralateral cuando se abduce. Se debe a una lesión del FLM ipsolateral Las lesiones del núcleo del sexto par craneal producen una paresia
al lado de la debilidad de la aducción. de la mirada horizontal, con incapacidad por parte de las maniobras
Sorprendentemente, la mayoría de los pacientes con OIN no pre­ oculocefálicas de superar la limitación de la mirada. Aunque suele
sentan síntomas. Los síntomas que pueden asociarse con una OIN haber una parálisis facial periférica ipsolateral asociada por la afecta­
son diplopía, oscilopsia de una de las dos imágenes y visión borrosa. ción del fascículo del séptimo par craneal sobre el núcleo del sexto
Cuando existe diplopía, se debe a una parálisis del recto medio (di­ par, se han descrito casos de paresia aislada de la mirada horizontal
plopía horizontal) o a una desviación oblicua (diplopía vertical). por lesiones del núcleo del sexto par (Miller et al, 2002). Con las le­
El FLM lleva información para la búsqueda vertical y para los ROV. siones bilaterales, hay una pérdida o una limitación de los movimien­
En consecuencia, otros hallazgos asociados con las lesiones del FLM tos sacádicos horizontales y, generalmente, de los movimientos de
son las búsquedas lisas verticales anormales y la alteración de los mo­ búsqueda en ambas direcciones. Puede existir un nistagmo de mirada
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vimientos oculares verticales reflejos (maniobra de ojos de muñeca, parética. En la fase aguda, puede existir una paresia transitoria de la
fenómeno de Bell). Los movimientos oculares verticales voluntarios mirada vertical y un nistagmo vertical o una paresia de la mirada hacia
(de búsqueda y sacádicos) no resultan afectados. Puede existir nistag­ arriba. En la fase crónica, los movimientos verticales del ojo son com­
mo vertical evocado por la mirada, generalmente hacia arriba, y des­ pletos, aunque puede haber un nistagmo de la mirada hacia arriba.
viación oblicua. La desviación oblicua es una desviación ocular verti­ La localización de la lesión en la paresia de la mirada horizontal
cal pura que no se debe a una parálisis de los pares craneales, a una se halla en el tracto frontopontino, la formación reticular mesencefá-
lesión orbitaria ni a estrabismo, sino a una entrada supranuclear altera­ lica, la FRPP y el núcleo del sexto par. La explicación de la parálisis
da en los núcleos del tercer y del cuarto pares. Se cree que se debe a una de la mirada con una lesión nuclear se expone en el apartado «Síndro­
lesión unilateral de la vía otolítica-ocular o de las vías que median los mes que afectan a los núcleos oculomotores», más adelante en este
ROV. Este tema se expone con mayor profundidad en el Capítulo 38. mismo capítulo.
La OIN puede aparecer como un signo de falsa localización. Los El diagnóstico diferencial es variado. Al igual que ocurre con
casos de compresión del tronco debida a un hematoma subdural con otros trastornos de la motilidad ocular, la miastenia gravis puede pro­
una herniación transtentorial y masas cerebrales pueden producir OIN. ducir una limitación de la mirada que simula una lesión del sistema
278 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

nervioso central (SNC). La hipótesis diagnóstica varía según la edad, Las pruebas en los pacientes con una parálisis global de la mirada
la rapidez de comienzo y los hallazgos clínicos asociados. En los deben incluir una RM. Se lleva a cabo una prueba de edrofonio cuan­
pacientes con un inicio brusco y mayores de 50 años, es probable que do se sospecha una miastenia gravis. Si se sospecha botulismo, se
la causa sea una enfermedad vascular cerebral isquémica o hemorrá- practica una electromiografía con una estimulación repetida y las
gica. Con un inicio subagudo y menos de 50 años, se debe considerar pruebas serológicas para la toxina botulínica.
la esclerosis múltiple. Los casos congénitos suelen deberse al síndro­
me de Móbius. El lupus eritematoso sistémico, la sífilis y la encefa­
lopatía de Wernicke se deben considerar entre las causas adquiridas.
Síndrome del uno y medio
Las pruebas de la paresia de la mirada horizontal incluyen la RM. El síndrome del uno y medio se caracteriza por una parálisis de la mirada
Si no hay signos claros de disfunción del SNC, se debe considerar la cuando se mira hacia el lado de la lesión, junto con una OIN al mirar
miastenia. hacia el lado contrario de la lesión. Los síntomas habituales son diplopia,
oscilopsia (la ilusión de que los objetos y las escenas están oscilando) y
la visión borrosa. Los hallazgos asociados son la desviación oblicua y el
Parálisis global de la mirada nistagmo de la mirada evocada en la mirada hacia arriba, y con menor
Los síntomas habituales de la parálisis global de la mirada son la in­ frecuencia en la mirada hacia abajo. De forma aguda, en posición prima­
capacidad para mirar voluntariamente en ninguna dirección (sacádi­ ria puede observarse exotropía (un ojo desviado hacia fuera). Puede ha­
cos y de búsqueda). No obstante, la parálisis global de la mirada rara ber también limitación de la mirada hacia arriba, de los movimientos de
vez se produce de forma aislada, y suele haber signos y síntomas de búsqueda verticales sacádicos y una pérdida de convergencia.
afectación de otras estructuras locales. La lesión se halla localizada en la FRPP o en el núcleo del sexto
La localización de la lesión se halla en el tracto frontoponúno para los par, con extensión que afecta a las fibras intemucleares que cruzan
sacádicos, y en el tracto parieto-occipito-pontino para los de búsqueda, hacia el núcleo del sexto par contralateral, que produce la OIN.
donde convergen en el nivel subtalámico y del mesencéfalo superior. El diagnóstico diferencial se realiza con la esclerosis múltiple, ictus
El diagnóstico diferencial de la oftalmoplejía total se expone en la (Kataoka et al, 1997), las malformaciones arteriovenosas o los tumores
Tabla 21.3. Las causas más frecuentes de esta presentación son las de la parte inferior del puente. Un seudosíndrome del uno y medio se
enfermedades que no son del SNC, como el síndrome de Guillain- puede producir en la miastenia gravis o en el síndrome de Guillain-
Barré, la miastenia gravis y la oftalmoplejía externa progresiva cróni­ Barré. La hipótesis diagnóstica en el síndrome del uno y medio es pa­
ca (OEPC); de las lesiones intraaxiales, se deben tener en cuenta el recida a la de la OIN. Antes de los 50 años, la causa suele ser la escle­
ictus, la encefalopatía de Wernicke y la PSP. rosis múltiple; después de los 50 años, suele serlo el ictus.
La hipótesis diagnóstica suele centrarse en la patología extraaxial Las pruebas adecuadas en el síndrome del uno y medio son la RM
(pares craneales, unión neuromuscular o músculos ), porque la oftalmo­ y. si está indicada, la punción lumbar.
plejía completa aislada rara vez se debe a una lesión local del tronco. La
miastenia gravis (algunas veces en combinación con la oftalmopatía ti­
roidea) y el síndrome de Guillain-Barré son posibilidades mucho más SÍNDROMES QUE AFECTAN
probables si el inicio es subagudo. Si la presentación es de larga evolu­ A LOS NÚCLEOS OCULOMOTORES
ción y lentamente progresiva, y va acompañada de ptosis palpebral, se
deben considerar los síndromes de OEPC, como el de Keams-Sayre. En Los pacientes con lesiones del núcleo del tercer o del sexto pares
estos trastornos extraaxiales, los reflejos oculocefálicos no superan las craneales no sólo se presentan con signos de afectación del tracto
limitaciones de la mirada. La PSP es una posibilidad diagnóstica en los largo, sino que también muestran distintos trastornos de la motilidad
ancianos, mientras que la encefalopatía de Wernicke se debe considerar ocular, de los que existen con lesiones del tercer y del sexto pares.
en los alcohólicos y en los pacientes con déficit nutritional. La enferme­
dad de Whipple también puede producir esta rara presentación.
Núcleo del tercer par craneal
Los síntomas más frecuentes de las parálisis nucleares del tercer par
Tabla 21.3 son la diplopia y la ptosis palpebral.
Los signos que se presentan en el lado de la lesión son debilidad
Diagnóstico diferencial de la oftalmoplejía total de los músculos rectos inferiores y mediales y del oblicuo inferior. La
limitación de la mirada hacia arriba está presente en ambos ojos, por­
Apraxia oculomotora
Síndrome de Guillain-Barré
que el subnúcleo del recto superior es contralateral, y los axones cru­
Miastenia gravis zan dentro del complejo nuclear. Además, la ptosis palpebral y las
Oftalmopatía tiroidea (especialmente en combinación pupilas dilatadas y arreactivas pueden observarse en ambos lados,
con la miastenia gravis) porque el subnúcleo del elevador y los núcleos de Edinger-Westphal
Síndromes de oftalmoplejía externa progresiva crónica están representados bilateralmente.
Enfermedad de Wilson Para localizar la lesión en el núcleo del tercer par craneal, ambos
Infarto hipofisario ojos deben tener algo de afectación, debido a la representación bila­
Botulismo teral. Sin embargo, el recto superior y el elevador del párpado están
Tétanos
bilateralmente representados, y por ello no pueden mostrar afecta­
Parálisis supranuclear progresiva
Intoxicación por anticomlciales
ción de un único músculo. Además, debido a que el subnúcleo del
Encefalopatía de Wernicke
recto medio está en la porción más ventral del núcleo, y todos los
Lesiones pontinas bilaterales agudas o mesodlencefálicas subnúcleos dorsales mandan axones a través de ella, la afectación
única del recto medial no sería posible. El subnúcleo del elevador del
Capítulo 21 Síndromes del tronco del encéfalo 279

párpado puede estar respetado, debido a que se localiza en la periferia Síndrome talámico
dorsocaudal del complejo nuclear.
Las principales consideraciones en el diagnóstico diferencial son El síndrome talámico fue descrito por primera vez por Déjerine y
un ictus (ya sea isquémico o hemorrágico), un tumor metastásico y la Roussy en 1906. Los síntomas más frecuentes de este síndrome son
esclerosis múltiple. De estos diagnósticos, sólo el ictus isquémico es dolor (dolor talámico), adormecimiento y hemihipoestesia. El dolor
frecuente. Los trastornos que simulan una parálisis nuclear del tercer puede ser espontáneo o provocado por cualquier forma de estimula­
par son la miastenia gravis, la OEPC, la oftalmopatía tiroidea y el ción. A menudo, es desagradable y duradero. Los pacientes también
síndrome de Guillain-Barré. pueden quejarse de un sentido alterado del gusto. Las lesiones talá­
Las pruebas pertinentes para diagnosticar este síndrome son la micas derechas parecen ser las predominantes.
RM, que suele mostrar una lesión vascular cerebral isquémica. Una En la exploración se observa una marcada hemianestesia, que
vez que se ha localizado la lesión, el diagnóstico es sencillo. puede estar disociada; es decir, el dolor y la temperatura o el tacto
fino y la propiocepción pueden perderse de forma separada. Suele
haber una pérdida de la propiocepción, a menudo con astereognosia.
Núcleo del sexto par craneal A veces se produce una hemiparesia transitoria.
El núcleo del sexto par craneal tiene dos poblaciones de neuronas. Una lesión de este tipo de dolor suele localizarse en el núcleo
Las neuronas motoras del abducens terminan en el músculo recto ventroposterolateral del tálamo. Además de en el tálamo, el dolor de
lateral ipsolateral. Las neuronas internucleares cruzan a nivel del nú­ tipo talámico se puede producir con lesiones del lóbulo parietal, el
cleo del sexto par, se unen al FLM y terminan en el subnúcleo del lemnisco medial o el bulbo dorsolateral (MacGowan et al, 1997).
recto medial del tercer par. Por tanto, una lesión del núcleo del sexto El diagnóstico diferencial es un ictus o un tumor. La hipótesis del
par produce una parálisis ipsolateral de la mirada. diagnóstico depende de la velocidad de comienzo de los síntomas, de
Los pacientes con una paresia horizontal aislada de la mirada sue­ los signos asociados y de los hallazgos de los estudios neurorradioló-
len permanecer asintomáticos. Si presentan síntomas, se quejan de gicos. El inicio brusco de los síntomas implica un accidente vascular
dificultad para mirar hacia un lado. En la exploración, se observa una cerebral. El inicio gradual con un empeoramiento progresivo de los
paresia de la mirada horizontal conjugada que no se corrige con las síntomas y de los signos es característico del tumor cerebral. Los es­
maniobras oculocefálicas ni con la estimulación calórica. Esto es así tudios neurorradiológicos deben confirmar la sospecha clínica. La
porque las fibras que intervienen en esta respuesta, la sinapsis del prueba de imagen de elección es la RM.
ROV, hacen sinapsis en el núcleo del sexto par. Una parálisis perifé­
rica del séptimo par acompaña invariablemente a una lesión del
Sordera tectal
núcleo del sexto par. El diagnóstico diferencial es un ictus (Miller et al,
2002), la encefalopatía de Wernicke, la esclerosis múltiple o un tu­ Los síntomas asociados con la sordera tectal son los de una sordera
mor de la unión pontobulbar. bilateral asociada con otros síntomas relacionados del SNC, como una
Las pruebas complementarias para la valoración de una lesión del mala coordinación, debilidad o vértigo. Las principales consideracio­
núcleo del sexto par son la RM, posiblemente la punción lumbar, y la nes en el diagnóstico diferencial de la sordera son una hipoaeusia de
prueba del edrofonio para valorar la miastenia gravis, si no hay ninguna conducción, trastornos cocleares, lesiones bilaterales del octavo par,
señal de signos de tractos largos obligatoria de una enfermedad intraaxial. hipoaeusia tectal e hipoaeusia total para las palabras (v. Capítulo 18).
En la exploración se observa una hipoaeusia que suele conservar
los tonos puros. Se ha descrito la sordera pura para las palabras con
OTROS SÍNDROMES DEL TRONCO lesiones de los edículos inferiores (Vitte et al, 2002). Otros signos
Y RELACIONADOS del tronco, que incluyen el síndrome del mesencéfalo dorsal, apare­
cen con frecuencia asociados. La localización de la lesión es el co-
lículo inferior, y la causa más frecuente es un tumor del tronco, el ce­
Síndrome diencefálico (síndrome de Russell) rebelo o la región pineal, un traumatismo o un ictus.
Los síntomas más frecuentes del síndrome diencefálico son la ema­ La hipótesis diagnóstica de la sordera producida por lesiones ros­
ciación, con aumento del apetito, la euforia, los vómitos y una sudo- trales a los núcleos cocleares es la presencia de una hipoaeusia que se
ración excesiva (Fleischman, 2005). Los pacientes pueden tener un caracteriza por la conservación de los tonos puros, con un marcado
aspecto de estar alerta con hiperactividad motora. La mayoría de los deterioro cuando se añade una distorsión por ruido de fondo o com­
casos se produce en niños menores de 3 años. petencia de mensajes. Además, existen signos de lesión a las estruc­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

El diagnóstico diferencial en esta fase es el hipertiroidismo, la dia­ turas nerviosas adyacentes. Las pruebas de neuroimagen pueden con­
betes, un tumor de la región del cuarto ventrículo, la malformación de firmar el diagnóstico.
la vena de Galeno o un tumor hipotalámico. La mayoría de los pacien­ Las pruebas complementarias pertinentes incluyen la RM y el au­
tes están pálidos a pesar de la ausencia de anemia. Los hallazgos oftal­ diograma. Las pruebas que muestran una pérdida auditiva del SNC
mológicos incluyen atrofia óptica y, con menor frecuencia, nistagmo. son una audiometría del habla distorsionada, una prueba auditiva di-
Las pruebas de laboratorio complementarias en el síndrome dien­ cótica y las respuestas a los potenciales evocados auditivos de tronco,
cefálico pueden mostrar una elevación del nivel de la hormona del aunque estas últimas pueden ser normales (Vitte et al, 2002).
crecimiento, que se ve incompletamente suprimida por la hipergluce-
mia. La RM suele mostrar las masas de la región hipotalámica. Las
células malignas pueden estar presentes en el LCR, que es diagnósti­
Síndrome del agujero magno
co. El LCR también puede contener gonadotropina coriónica humana El síndrome del agujero magno se caracteriza por una debilidad del
en los germinomas. No se debe realizar una punción lumbar si las tipo de la motoneurona superior y por una pérdida sensitiva de cual­
pruebas de imagen muestran un efecto masa. quier tipo por debajo de la cabeza. La detección del síndrome es im­
280 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

portante, debido a que con frecuencia se debe a tumores benignos, la región central de la médula espinal (véase «Siringomielia» en el
como meningiomas o fibromas, que se pueden extirpar completamen­ Capítulo 77).
te cuando se detectan de forma precoz. Su única manifestación puede Los síntomas habituales de la siringobulbia y de la siringomielia
ser un síndrome de la médula espinal superior (v. Capítulo 26). son: ausencia de dolor con quemaduras accidentales, acorchamiento
Los síntomas iniciales habituales son la rigidez y el dolor de cue­ de las manos, dolor en cuello y brazos, rigidez de las piernas, y cefa­
llo, que pueden irradiar a los hombros. La cefalea occipital también lea con oscilopsia. diplopía o vértigo. En la exploración se observan
puede ser un síntoma precoz. Otros síntomas frecuentes son la debi­ signos de disfunción de la parte inferior del tronco. Puede haber sig­
lidad de las extremidades superiores e inferiores, el acorchamiento nos de la motoneurona inferior del noveno al duodécimo pares. El
(más frecuente en las manos o en los brazos), la torpeza y los trastor­ nistagmo, si existe, es horizontal, vertical o rotatorio. Los signos de
nos de la marcha. lesión de la médula espinal coexisten de forma característica. En
El diagnóstico diferencial en esta fase incluye la espondilosis cer­ las extremidades superiores puede haber una anestesia disociada de una
vical, la siringomielia, la esclerosis múltiple, la mielitis transversa, la extremidad superior o de la parte anterior (p. ej., pérdida de la sensa­
subluxación atlantoaxial, la malformación de Chiari y los tumores ción de dolor y de temperatura, con conservación de las otras moda­
del agujero magno o de la médula cervical superior. lidades). La pérdida sensitiva puede tener una distribución hemi-
A la exploración, son frecuentes la hemiparesia o la tetraparesia sensorial. La ausencia o la disminución de los reflejos tendinosos
y la pérdida sensitiva. La pérdida de sensibilidad puede afectar a profundos en las extremidades superiores es la regla.
todos los tipos. Puede ser disociada y en forma de capa o producirse Puede verse una paraparesia espástica, generalmente asimétrica. La
en una distribución de C2. Algunos pacientes presentan un patrón pérdida de sensibilidad facial puede producirse con un patrón de «piel
hemisensitivo por debajo del cráneo o una afectación sólo de las de cebolla» que discurra desde la comisura bucal. Las articulaciones de
extremidades inferiores. La seudoatetosis, consecuencia de la pérdi­ Charcot (neuropáticas) y los trastornos tróficos de la piel pueden obser­
da del sentido de la posición de la articulación, puede ser un signo varse en los casos de larga evolución. El síndrome de Horner y las al­
precoz. La atrofia de los músculos de las extremidades superiores se teraciones esfinterianas son otros hallazgos ocasionales.
puede producir a niveles bastante por debajo de la lesión (p. ej., en La lesión se localiza en una cavidad rostrocaudal longitudinal,
los músculos intrínsecos de las manos). Las sensaciones eléctricas desde el bulbo hasta la médula espinal. La cavidad suele localizarse
de tipo shock irradiadas por la columna, que se pueden transmitir a cerca del cuarto ventrículo o del canal central de la médula espinal.
las extremidades, pueden producirse con la flexión del cuello (signo La prueba complementaria definitiva para la siringobulbia es la RM,
de Lhermitte). Este hallazgo se puede producir con lesiones de las que es la prueba más fiable y sensible para demostrar una siringe.
columnas posteriores, la más frecuente por esclerosis múltiple. Las El diagnóstico diferencial es una lesión intrínseca de la parte cen­
parálisis de los pares craneales inferiores son menos frecuentes. La tral de la médula y de la parte inferior del tronco (siringe, tumor o
presencia de un nistagmo que bata hacia abajo en posición primaria traumatismo), y un síndrome compresivo del agujero magno produ­
o en la mirada lateral es muy sugestiva de una lesión de la unión cido por un tumor. Son causas menos frecuentes la esclerosis múlti­
craneocervical. Este signo puede pasar desapercibido a no ser que se ple y la aracnoiditis espinal.
eleven manualmente los párpados y se busque el nistagmo cuando el La hipótesis diagnóstica para una siringobulbia incluye la valora­
paciente mire lateralmente y hacia abajo. ción de la historia clínica, la exploración física y las pruebas comple­
El diagnóstico diferencial en esta fase es un tumor del foramen mentarias. Suele ser una enfermedad de adultos jóvenes, con un pico
oval o de la médula cervical superior. El tipo de tumor suele ser un de incidencia entre la tercera y la cuarta décadas. Las quemaduras
meningioma, un neurofibroma, un glioma o metástasis. La espondi­ indoloras y la anestesia segmentaria disociada de las extremidades
losis cervical, la esclerosis múltiple, la siringobulbia y la malforma­ superiores son de una gran significación clínica. La esclerosis múlti­
ción de Chiari (acompañada con frecuencia por una siringe), son ple requiere la presencia de lesiones no contiguas, bandas oligoclona-
otras posibilidades diagnósticas. La prueba complementaria definiti­ les en el LCR, y unos hallazgos característicos en la RM. Los tumo­
va para la valoración del síndrome del agujero magno es la RM. res suelen tener una evolución más rápida.
Los pacientes con tumores del agujero magno pueden tener un
curso con recaídas y períodos de remisión como ocurre en la esclero­
sis múltiple. Debido a que muchos de estos tumores son meningio­ SÍNDROMES POR ICTUS ISQUÉMICOS
mas, se debe estar atento en pacientes de riesgo. Los meningiomas se DE TRONCO
producen con una mayor frecuencia en las mujeres en edad fértil, y
aumentan de tamaño durante el embarazo. La espondilosis cervical Las lesiones isquémicas vertebrobasilares tienen a menudo una loca­
suele asociarse con una radiculopatía, y no va acompañada de nistag­ lización rostrocaudal o parcheada (Fig. 21.1), más que la localización
mo hacia abajo ni de alteraciones de los pares craneales inferiores. El transversa simplificada que se suele esquematizar (Kubik y Adams,
diagnóstico requiere un alto índice de sospecha al inicio de la clínica 1946). Además, los signos y los síntomas de todos los pacientes no se
del paciente. Se sabe que los tumores del agujero magno presentan pueden explicar en términos anatómicos; es decir, la correlación cli-
problemas de diagnóstico, porque los signos son mínimos a pesar del nicopatológica podría no ser precisa.
gran tamaño de los tumores. Las manifestaciones principales del ictus de tronco son la afecta­
ción de los tractos largos del tronco en combinación con déficit de los
pares craneales. Son característicos los déficits cruzados de los pares
Siringobulbia craneales y de los tractos largos sensitivos o motores. La parálisis del
La siringobulbia es un trastorno de la parte inferior del tronco produ­ par craneal es ipsolateral a la lesión, y los signos de los tractos largos
cida por un aumento progresivo de una cavidad llena de líquido que son contralaterales, de ahí el término cruzado. El coma, la ataxia y el
afecta al bulbo y casi siempre a la médula espinal (siringomielia). vértigo, que son habituales en el ictus vertebrobasilar, son infrecuen­
Los síntomas y los signos son, principalmente, los de un trastorno de tes en el ictus de la circulación de la carótida interna. OIN, pupilas
Capítulo 21 Síndromes del tronco del encéfalo 281

Fascículo longitudinal
medial Núcleo
del tercer par

Núcleo rojo

Tracto
corticoespinal
Vr

Pedúnculo cerebeloso
superior

Fascículo longitudinal Tf
medial
llltJUldl

rracto
Tracto
ámico
espinotalámico r
Lemnisco medial *
FIGURA 21.2 Ramas de la arteria comunicante basilar vistas
Tracto A
en una sección sagital del tronco. (1) Polar talámica, (2) comunicante
corticoespinal
posterior, (3) paramediana talamosubtalámica posterior, (4) paramediana
superior, (5) paramediana inferior y (6) paramediana mesencefálica.

FIGURA 21.1 Exploración post mórtem de un paciente de Kubik (Reproducido con permiso de: Percheron, G. 1976, «Les artéres et

y Adams con embolismo de la arteria basilar. Obsérvese la extensión territoires du thalamus humain: II. Artéres et terrltoires thalamiques

rostrocaudal del infarto y su naturaleza parcheada. (Reproducido con paramédlans de l'artére basllare communicante», Rev Neurol, vol. 132,

permiso de: Kubik, C. S. y Adams R. D. 1946, «Occlusion of the basilar págs. 309-324.)

artery: A clinical and pathological study», Brain, vol. 59, págs. 73-121.)

arreactivas, afectación de la motoneurona inferior de los pares cra­ talámicos se exponen en la Tabla 21.4. Kumral et al los revisaron
neales y la desviación ocular oblicua, cuando se deben a un ictus, se en 2001.
producen sólo con lesiones de la circulación posterior. Lo mismo
suele ser válido para el nistagmo y para la mayor parte de las otras
oscilaciones oculares.
Síndromes por ictus del mesencéfalo
Otra característica de la isquemia vertebrobasilar es la afectación La isquemia del mesencéfalo se caracteriza por signos de los tractos
bilateral de los tractos largos. Esto puede producir un síndrome de largos combinados con afectación del tercer y del cuarto pares cranea­
cautiverio. Este síndrome, producido generalmente por una lesión en les (Bogousslavsky et al, 1994). Los síndromes por ictus supratentoria-
la base de la protuberancia, se caracteriza por tetraplejía con afecta­ les (circulación anterior) pueden presentarse con signos mesencefáli-
ción del tracto corticobulbar y pérdida de la capacidad para hablar. El cos cuando se produce un deterioro rostrocaudal, provocando una
sistema activador reticular se conserva, y por ello se preserva también herniaeión transtentorial. Hay numerosas clasificaciones del aporte de
la consciencia. Los movimientos oculares o el parpadeo pueden ser sangre al tronco, y esta variabilidad es especialmente manifiesta en el
todo lo que quede bajo control voluntario. caso del mesencéfalo.
Otra manifestación de las lesiones bilaterales de los tractos largos La sangre llega al mesencéfalo superior a través de ramas de la
es la parálisis seudobulbar. Los síntomas se parecen a los que se pro­ arteria comunicante basilar. La arteria comunicante basilar (segmen­
ducen en el bulbo. No obstante, los núcleos de los nervios craneales to P1 de la arteria cerebral posterior o arteria mesencefálica) conecta
se han desconectado de la entrada cortical. Esto produce disartria, la arteria basilar con la arteria comunicante posterior. Se utiliza un
disfagia, debilidad facial bilateral, debilidad de las extremidades y esquema simplificado para dividir los territorios vasculares en regio­
labilidad emocional. Un término más descriptivo para este síndrome nes transversa lateral y medial.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

es el de parálisis bulbar supranuclear. Los síndromes del mesencéfalo medio se caracterizan por una paráli­
La ceguera se produce con la oclusión bilateral de la arteria cere­ sis ipsolateral del tercer par, asociada con una hemiparesia contralateral.
bral posterior y el infarto simultáneo del lóbulo occipital. Se puede producir una pérdida de la sensibilidad profunda (propiocep-
Los síndromes por ictus isquémicos se exponen a continuación. ción, vibración y estereognosia) con la afectación del lemnisco medial.
Estos síndromes se producen de forma aislada, como se presentan Los síndromes laterales están compuestos de una pérdida contralateral
aquí, o en combinación. La combinación puede ser medial, con ex­ de la sensación de dolor y de temperatura y un síndrome de Horner ipso­
tensión lateral o. con frecuencia, rostrocaudal. lateral, con una pérdida de la sensibilidad facial. La ataxia se puede pro­
ducir en cualquier lado. Los síndromes por ictus isquémicos del mesen­
céfalo se exponen en la Tabla 21.5, y las designaciones eponímicas, en la
Síndromes por ictus talámicos Tabla 74.1. Mossuto-Agatiello (2006) identificó un síndrome del mesen­
La sangre que irriga el tálamo procede de la cerebral posterior, la céfalo paramediano caudal con un cuadro clínico característico: ataxia
comunicante posterior, la comunicante basilar (Fig. 21.2) y las cerebelosa bilateral (truncal y de la marcha), trastornos del movimiento
arterias coroideas anterior y posterior. Los síndromes por ictus ocular (parálisis del tercer par nuclear, OIN) y mioclonía palatal.
282 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 21.4 Síndromes por ictus isquémicos del diencéfalo

ANTEROLATERALES CÁPSULA INTERNA POSTERIOR Y LATERAL


Síntomas frecuentes Síntomas frecuentes
Debilidad contralateral, pérdida de visión Contralaterales
Confusión Hemiparesia
Desorientación Acorchamiento
Trastornos del lenguaje Confusión
Signos Signos
Contralaterales Contralaterales
Hemiparesia Hemiparesia
Hemiataxia Disminución del dolor y de la temperatura
Hemihipoestesia Disartria
Hemianopsia homónima Hemianopsia homónima; se caracteriza por la conservación de una
Lesión del lado derecho: alteraciones visuoespaciales, heminegligencia, parte del campo visual a lo largo del meridiano horizontal (Fig. 21.4)
afectación de la inteligencia no verbal Afectación de la memoria
Lesión del lado izquierdo: desorientación, afasia Con lesiones del territorio derecho: alteraciones visuoperceptivas
Territorio arterial afectado: arteria polar talámica (tuberotalámica) Territorio arterial afectado: arteria coroidea anterior (v. Fig. 21.3)
(v. Figs. 21.2 y 21.3)
POSTEROLATERALES
MEDIALES Síntomas frecuentes
Síntomas frecuentes Contralaterales
Desorientación y confusión Debilidad
Coma con oclusión de la variante principal Acorchamiento
Visión borrosa Pérdida de visión
Signos Negligencia
Oftalmoplejía de la mirada vertical Confusión
Pérdida de los reflejos pupiiares Signos
Pérdida de convergencia Contralaterales
Desorientación y confusión, estupor, coma y distintas alteraciones Pérdida del sentido del tacto, el dolor, la temperatura y la vibración
neuropsiquiátricas (frecuente)
Territorio arterial afectado: arteria paramediana talamosubtalámica Hemiparesia en algunos
posterior (arteria talámica paramediana o profunda interpeduncular Hemiataxia
[v. Figs. 21.2 y 21.3]) Hemianopsia homónima
Negligencia hemiespacial izquierda
Escasa duración de la atención
Territorio arterial afectado: arteria geniculotalámica (v. Fig. 21.3)

't A Alt'A
DM
f ~ h_/.7L k
r\^ \ T VX *V

A B C
xwj
D
y yj xMs y yj iwE
TVy \j jf J t :

F
FIGURA 21.3 Secciones esquemáticas de una tomografía computarizada en las que se observan los cinco territorios arteriales del tálamo.
A, Territorio de la arteria geniculotalámica (inferolateral). B, Territorio talamosubtalámico paramediano anterior (tuberotalámico). C, Territorio coroidal
posterior. D, Territorio talamosubtalámico paramediano posterior. E y F, Territorio coroidal anterior. (Modificado con permiso de: Bogousslavsky, J., Regli, F.,
y Uske, A. 1988, «Thalamic infarcts: Clinical syndromes, etiology and prognosis», Neurology, vol. 38, págs. 837-848.)
Capítulo 21 Síndromes del tronco del encéfalo 283

120 90 60 120 90 60 FIGURA 21.4 Hemianopsia homónima típica


• ~7 57\'Xi \ X
X ,i,---' _ 6 L—_ asociada con un infarto de la arteria coroidea anterior.
Obsérvese la lengüeta de visión que se conserva a lo
150 /S7 / X y/C ¿.J > -Cy\\X30 largo del meridiano horizontal. Este patrón tiene una
r^o/4 ^ r—* alta probabilidad de localizarse en el núcleo geniculado
D \ ÍVVuí ) lateral. (OD: ojo derecho; OI: ojo izquierdo).
), \ *■ - }\ (Reproducido con permiso de: Helgason, C., Caplan,

Vi III L., Goodwin, J., et al. 1986, «Anterior choroidal artery


| * ♦ I I , ai/i
j ' • V • > J ' \ . •>; / territory infarction: report of cases and review»,
) ' f. v "í ; ) Arch Neurol, vol. 43, págs. 681-686.)

i i r \ ' S \ / y
\i7 i /7
LE Agudeza 20/70 Nov. 28, 1983 RE Agudeza 20/25

TABLA 21.5 Síndromes por ictus isquémicos del mesencéfalo

SÍNDROME MEDIOMESENCEFÁLICO MEDIAL Ataxia (si la lesión es ventral al pedúnculo cerebeloso superior)
Síntomas frecuentes Territorio arterial afectado: arteria cerebelosa superior
Contralaterales
Debilidad SÍNDROME MESENCEFÁLICO INFERIOR MEDIAL (Fig. 21.6)
Ataxia Síntomas frecuentes
Acorchamiento Diplopía
Ipsolaterales Debilidad contralateral
Ptosis palpebral Torpeza
Ataxia Signos
Diplopía Contralaterales
Signos Parálisis del cuarto par
Contralaterales Ataxia (puede ser ipsolateral, dependiendo de si la lesión está antes
Debilidad o después de cruzar el pedúnculo cerebeloso superior)
Ataxia Hemiparesia
Paresia de la mirada horizontal supranuclear Paresia de la mirada horizontal supranuclear (ipsolateral si está
Ipsolaterales por debajo de la decusación en el mesencéfalo inferior)
Parálisis del tercer par Ipsolaterales
Nuclear Oftalmoplejía internuclear
Fascicular Territorio arterial afectado: ramas mediales de la arteria basilar
Oftalmoplejía internuclear
Territorio arterial afectado: ramas perforantes mediana y paramediana SÍNDROME MESENCEFÁLICO INFERIOR LATERAL (v. Fig. 21.6)
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

de las arterias basilar o mesencefálica Síntomas frecuentes


Acorchamiento contralateral
SÍNDROME MEDIOMESENCEFÁLICO LATERAL (Fig. 21.5) Signos
Síntomas frecuentes Contralaterales
Acorchamiento: contralateral Hemianestesia
Torpeza: ipsolateral Ipsolaterales
Signos Hemianestesia de la cara
Contralaterales Síndrome de Horner
Hemianestesia Territorio arterial afectado: arteria cerebelosa superior
Ataxia
Ipsolaterales
Hemianestesia facial (o contralateral)
Síndrome de Horner
284 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Colículo FIGURA 21.5 Mesencéfalo a nivel


Glándula pineaL superior Núcleo de del colículo superior que muestra los
\ Edinger-Westphal territorios medial y lateral afectados por un
Acueducto cerebral Núcleo del tercer par síndrome por ictus oclusivo en esta zona.
> Formación reticular (Reproducido con permiso de: DeArmond,
Sustancia gris
del mesencéfalo S. J., Fusco, M. M. y Dewey, M. M. 1976,
periacueductal
Structure of the Human Brain, 2.a ed.,
Rama del colículo
Oxford University Press, New York.)
superior

Geniculado medial

Tracto espinotalámico

Lemnisco medial

Síndrome Sustancia negra


mediomesencefálicó
lateral
Pedúnculo cerebral

Síndrome
Tercer par
mediomesencefálico
medial

Síndromes por ictus pontinos


Los síndromes mediales se caracterizan por una hemiparesia contra-
La protuberancia está irrigada por numerosas ramas penetrantes de la lateral y una ataxia ipsolateral, OIN y una paresia de la mirada hori­
arteria basilar. Estas arterias tienen escaso aporte colateral; en conse­ zontal conjugada.
cuencia, son frecuentes los síndromes lacunares (v. Capítulo 55A) Los síndromes laterales se distinguen por la hemianestesia con­
(Tabla 21.6). Estos síndromes pueden ser clínicamente indistingui­ tralateral y una pérdida de sensibilidad profunda, con un síndrome
bles de los síndromes lacunares por lesiones en la cápsula interna. de Horner ipsolateral, hemianestesia facial y ataxia. La paresia ip-

Núcleo del
FlGURA 21.6 Mesencéfalo a nivel del
colículo inferior
Núcleo del cuarto colículo inferior que muestra los territorios mediales
y laterales afectados con los síndromes por ictus
Lemnisco lateral isquémicos en esta área. (Reproducido con permiso
de: DeArmond, S. J., Fusco, M. M. y Dewey, M. M.
Fascículo longitudinal medial
1976, Structure of the Human Brain, 2.a ed., Oxford

Pedúnculo University Press, New York.)


Tracto espinotalámico
cerebeloso medio
Formación reticular
del mesencéfalo

Lemnisco medial

Sustancia negra

Tracto corticoespinal

Síndrome
mesencefálico
lateral inferior Pedúnculo cerebeloso
superior
Síndrome mesencefálico
medial Inferior
Capítulo 21 Síndromes del tronco del encéfalo 285

TABLA 21.6 Síndromes por ictus isquémicos de la protuberancia

SINDROME PONTINO MEDIAL SUPERIOR (Fig. 21.7) Signos


Síntomas frecuentes Contralaterales
Debilidad contralateral Hemihlpoestesia
Torpeza Ipsolaterales
Signos Ataxia de las extremidades
Del lado de la lesión Parálisis de los músculos de la masticación
Ataxia Sensación alterada del dolor sobre el lado de la cara
Oftalmoplejía internuclear Síndrome de Horner
Mioclonías del paladar, la faringe y las cuerdas vocales Territorio arterial afectado: ramas laterales largas de la arteria basilar
En el lado contrario a la lesión
Parálisis de la cara, el brazo y la pierna SÍNDROME PONTINO MEDIAL INFERIOR (SÍNDROME DE FOVILLE)
Territorio arterial afectado: ramas medias de la arteria basilar (Fig. 21.9)
Síntomas frecuentes
SÍNDROME PONTINO LATERAL SUPERIOR (v. Fig. 21.7) Debilidad y acorchamiento contralaterales
Síntomas frecuentes Debilidad facial: ipsolateral
Torpeza: Ipsolateral Diplopia
Acorchamiento contralateral Signos
Mareo, náuseas, vómitos Contralaterales
Signos Parálisis del brazo y de la pierna
Del lado de la lesión Alteración de la sensibilidad táctil y proploceptiva en la mitad del
Ataxia de las extremidades y de la marcha, cayendo hacia el lado cuerpo
de la lesión Oftalmoplejía Intemuclear
Síndrome de Horner Ipsolaterales
Hemianestesia facial Paresia de la mirada conjugada hacia el lado de la lesión; hacia
Paresia de los músculos masticatorios la maniobra oculocefálica si está afectado el núcleo del sexto par
En el lado contrario a la lesión Síndrome del uno y medio
Hemianestesia (tracto trigeminotalámico) Nistagmo
Afectación del sentido del tacto, la vibración y la posición Diplopia de la mirada lateral
Territorio arterial afectado: arteria cerebelosa superior Parálisis facial del tipo de la motoneurona inferior
Territorio arterial afectado: ramas medianas de la arteria basilar
SÍNDROME MEDIOPONTINO MEDIAL (Fig. 21.8)
Síntomas frecuentes SÍNDROME PONTINO LATERAL INFERIOR (SÍNDROME DE LA
Hemiparesia contralateral ARTERIA CEREBELOSA INFERIOR ANTERIOR) (v. Fig. 21.9)
Torpeza ipsolateral Síntomas frecuentes
Signos Vértigo, náuseas, vómitos
Del lado de la lesión Oscilopsia
Ataxia de las extremidades Sordera, tinnitus
Paresia de la mirada conjugada hacia el lado de la lesión Acorchamiento facial
Oftalmoplejía internuclear Descoordinación
Del lado opuesto a la lesión Signos
Paresia de la cara, el brazo y la pierna Contralaterales
Con lesiones bilaterales puede producirse el síndrome de cautiverio Afectación de la sensibilidad térmica y al dolor en la mitad del cuerpo
Territorio arterial afectado: ramas medianas de la arteria basilar (puede incluir la cara)
Ispolaterales
SÍNDROME MEDIOPONTINO LATERAL (v. Fig. 21.8) Sordera
Síntomas frecuentes Parálisis facial
Acorchamiento Ataxia
Torpeza Afectación de la sensibilidad en la cara
Dificultad para masticar Territorio arterial afectado: arteria cerebelosa inferior anterior
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

solateral de tipo de motoneurona inferior, la paresia del sexto par, la (sentido de la posición, grafestesia y estereognosia) cuando se asocia
sordera y el vértigo se pueden producir con las lesiones pontinas con una afectación del lemnisco medial. Kumral et al (2002a) han
inferiores. descrito cuatro patrones de ictus bulbar medial: 1) el síndrome de
hemiparesia hipoglosa clásica cruzada (el más frecuente); 2) el ictus
sensitivo motor sin parálisis lingual; 3) la hemiparesia pura, y 4) el
Síndromes por ictus bulbares
ictus bulbar medial bilateral. Los hallazgos oculomotores con fre­
La isquemia bulbar medial puede producir un síndrome con hemipa­ cuencia son importantes (Kim et al, 2005), con contrapulsión ocular,
resia y afectación hipoglosas cruzadas (Tabla 21.7). Además, los pa­ reacción a la inclinación ocular y nistagmo ipsolateral (evocado por
cientes pueden presentar una pérdida de la sensibilidad profunda la mirada, ascendente y hemioscilatorio).
286 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Fascículo Pedúnculo FIGURA 21.7 Nivel pontino superior


longitudinal cerebeloso
que muestra los territorios mediales y laterales
medial superior
afectados por un ictus oclusivo de esta región.

/ (Reproducido con permiso de: Adams, R. □. y


Victor, M. 1993, Principles of Neurology, 5.a ed.,
Y - Tracto espinotalámico McGraw-Hill, New York.)

Lemnisco lateral

■ Lemnisco medial

Síndrome pontino _
superior lateral

' Tracto corticoespinal

Síndrome pontino
superior medial

El síndrome bulbar lateral (síndrome de Wallenberg) es una cículos de los pares craneales V, VIII, IX y X. Con frecuencia,
de las presentaciones clínicas más espectaculares en neurología existe nistagmo. El signo crítico que lo distingue de un síndrome
(v. Tabla 21.7). Los signos de los tractos largos (es decir, la pérdida pontino lateral es la afectación del núcleo ambiguo o de su fascícu­
contralateral de la sensibilidad al dolor y a la temperatura en la lo, con la consecuente debilidad del paladar y de la cuerda vocal
mitad del cuerpo, la ataxia ipsolateral y el síndrome de Horner) ipsolateral. (Una descripción más detallada del ictus se encuentra
van acompañados de una afectación de los núcleos y de los fas­ en el Capítulo 55A.)

Fascículo
Lemnisco Figura 21.8 Nivel pontino
longitudinal
medial medio, que muestra los territorios
medial
Pedúnculo cerebeloso superior
r Tracto espinotalámico
mediales y laterales afectados en los
síndromes por ictus isquémicos de esta
localización. (Reproducido con permiso
Núcleo sensitivo del quinto par de: Adams, D. R. y Victor, M. 1993,
Principles of Neurology, 5.a ed., McGraw-
Núcleo motor del quinto par Hill, New York.)
A
Pedúnculo cerebeloso medio

Quinto par

Síndrome Lemnisco lateral


mediopontino
lateral Tracto corticoespinal

Síndrome
mediopontino medial
Capítulo 21 Síndromes del tronco del encéfalo 287

Cuarto
Fascículo FIGURA 21.9 Protuberancia
longitudinal inferior a nivel del núcleo del sexto
medial Núcleo del par que muestra los territorios
sexto par mediales y laterales afectados
por un ictus oclusivo de esta zona.
(Reproducido con permiso de:
Cerebelo í-
Formación reticular Adams, R. D. y Victor, M. 1993,
pontina paramediana Principles of Neurology, 5.a ed.,
Núcleo del séptimo par
Núcleo del octavo par McGraw-Hill, New York.)

Lemnisco
Núcleo coclear dorsal
medio

Síndrome pontino Tracto descendente


lateral inferior y núcleo del quinto par

Octavo par

Séptimo par

Tracto espinotalámico

Sexto par
Síndrome pontino
medial inferior Tractos corticoespinales
y corticobulbares

TABLA 21.7 Síndromes por ictus isquémicos del bulbo

SÍNDROME BULBAR MEDIAL (Fig. 21.10) Acorchamiento ipsolateral o contralateral a la lesión


Síntomas frecuentes Disfagia, disfonía
Debilidad contralateral Signos
Disartria Contralaterales
Signos Alteración de la sensibilidad al dolor en la mitad del cuerpo, algunas
Contralaterales veces incluye la cara
Parálisis del brazo y de la pierna, respeta la cara Ipsolaterales
Alteración de la sensibilidad táctil, vibratoria y propioceptiva Alteración de la sensibilidad en la mitad de la cara
en la mitad del cuerpo Ataxia de las extremidades, cayendo hacia el lado de la lesión
Ipsolaterales Síndrome de Horner
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Parálisis con atrofia (tardía) de la mitad de la lengua Disfagia, disfonía, parálisis de las cuerdas vocales
Nistagmo en posición primaria que bate hacia arriba Disminución del reflejo nauseoso
Territorio arterial afectado: oclusión de la arteria vertebral o Pérdida del gusto
de una rama de la arteria vertebral o basilar inferior o espinal Otros
anterior Nistagmo
Rotatorio en posición primaria
SÍNDROME BULBAR LATERAL (SÍNDROME DE WALLENBERG) Horizontal evocado por la mirada
(v. Fig. 21.10) Bate hacia abajo en la mirada lateral
Síntomas frecuentes Desviación ocular oblicua
Dolor facial ipsolateral y acorchamiento Hipo
Vértigo, náuseas y vómitos Territorio arterial afectado: oclusión de cualquiera de los cinco vasos:
Torpeza ipsolateral vertebral, cerebelosa inferior posterior, o bulbar lateral superior,
Diplopia, oscilopsia media o inferior
288 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Fascículo Núcleo del FIGURA 21.10 Sección transversal del


longitudinal duodeclm°Tracto bulbo a nivel del complejo de la oliva inferior que
medial ^ar solitario muestra los territorios mediales y, los afectados con
\ con núcleo
Lemnisco Y . mayor frecuencia, laterales, por los ictus isquémicos
medial v V j Núcleo vestibular de esta parte del tronco. (Reproducido con permiso
de: Adams, R. D. y Victor, M. 1993, Principies
Núcleo ambiguo of Neurology, 5.a ed., McGraw-Hill, New York.)

Núcleo descendente
y tracto del quinto par

Tracto simpático
Síndrome
bulbar lateral
Décimo par

Tracto espinotalámico

Oliva inferior

Duodécimo par

Síndrome
Pirámide
bulbar medial

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c a p í t u l o 22
Wgfl Trastornos atáxicos
S. H. Submmony

Síntomas y signos de los trastornos atáxicos 289 Abordaje de los pacientes con ataxia 292
Síntomas en pacientes con ataxia 289
Signos neurológicos en pacientes con ataxia cerebelosa 290
Signos neurológicos en pacientes con ataxia sensorial 292

Los médicos utilizan el término ataxia para denominar un síndrome belosas (hemisferios cerebelosos) causan una ataxia apendicular
de desequilibrio y descoordinación que afecta a la marcha y a las más importante.
extremidades, así como al habla, y suele ser resultado de un trastor­
no que afecta al cerebelo o a sus conexiones (Middleton y Strick,
1998). Parece derivado de la palabra griega taxis que significa «or­ Síntomas en pacientes con ataxia
den» (Worth, 2004). La ataxia también puede deberse a una altera­
Trastornos de la marcha
ción de la entrada propioceptiva por una patología en las vías sensi­
tivas (ataxia sensitiva). El abordaje clínico de los pacientes con Los pacientes con ataxia cerebelosa y ataxia sensitiva presentan con
trastornos atáxicos implica la distinción de la ataxia de otras formas frecuencia alteraciones de la marcha. El síntoma inicial puede ser una
de desequilibrio y descoordinación, la diferenciación de la ataxia sensación de inseguridad al caminar, especialmente mientras se lle­
cerebelosa de la sensitiva, y el diseño de una valoración basada en van a cabo tareas que requieren una mayor habilidad, como girarse o
el conocimiento de las distintas causas de ataxia y de los trastornos mantener el equilibrio sobre un borde estrecho. Incluso antes de que
cerebelosos (Massaquoi y Hallett, 2002; Worth, 2004). Este capítu­ la marcha se vuelva anormal, los pacientes notan problemas con otras
lo describe las características clínicas de la ataxia y proporciona un actividades que requieren precisión y que, previamente, han aprendi­
abordaje básico de los pacientes que presentan este trastorno. Puede do, cómo esquiar, montar en bicicleta o escalar. Los pacientes pueden
encontrarse una descripción más detallada de los trastornos especí­ describir la sensación de desequilibrio como mareo, pero la sensa­
ficos en el Capítulo 76. ción es más como de ir en un barco que de vértigo. Los pacientes y
sus familiares se dan cuenta de que el paciente se siente más seguro
separando los pies. El aumento del desequilibrio cuando faltan las
SÍNTOMAS Y SIGNOS claves visuales sugiere un componente sensitivo de la ataxia.
DE LOS TRASTORNOS ATÁXICOS
Ataxia de las extremidades
En el caso de las enfermedades cerebelosas, pueden hacerse va­
rias afirmaciones. Las lesiones lateralizadas del cerebelo causan Las enfermedades atáxicas producen una gran variedad de síntomas en
signos y síntomas ipsolaterales, y las lesiones cerebelosas gene­ las extremidades superiores, lo que ocasiona falta de coordinación y tem­
ralizadas producen una sintomatología más simétrica. Las lesio­ blor. Los pacientes refieren notarse torpes en actividades como escribir,
nes cerebelosas agudas producen, con frecuencia y de forma ini­ coger objetos pequeños y abrocharse los botones. Los pacientes realizan
cial, trastornos graves que pueden mostrar una recuperación movimientos lentos para intentar ser más precisos. Estos síntomas se
significativa a lo largo del tiempo. Las enfermedades crónicas y producen sólo en un lado con las lesiones lateralizadas del cerebelo.
progresivas del cerebelo tienden a producir una disminución pro­
gresiva del equilibrio, con efectos que duran más tiempo. De al­
Ataxia del tronco
guna forma, los signos y los síntomas tienen relación con la loca­
lización de las lesiones en el cerebelo (Fine et al, 2002). Así, las Las lesiones cerebelosas de la línea media producen ataxia del tron­
lesiones vestibulocerebelosas producen desequilibrio y una mar­ co. Los pacientes pueden sufrir temblor en la cabeza y una inestabili­
cha atáxica. Las lesiones del vermis, que es el principal «órgano dad troncal, que ocasionan movimientos oscilatorios de la cabeza y
espinocerebeloso», producen ataxia del tronco y la marcha, res­ del tronco mientras están sentados o de pie (titubeo). Pueden necesi­
petando relativamente las extremidades. Las lesiones neocere- tar un apoyo en la espalda mientras están sentados.

289
290 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Disartria y síntomas bulbares pacientes con lesiones cerebelosas pueden perder su capacidad de cami­
nar poniendo el talón y la punta en una línea recta.
Las enfermedades atáxicas de origen cerebeloso pueden producir di­
ficultad para la articulación del lenguaje y alteraciones en el control
del tono y del volumen (habla escandida). La disfagia puede ser con­ Descoordinación de las extremidades
secuencia de la descoordinación de los músculos de la deglución, y Se han diseñado distintas pruebas clínicas para probar la falta de
los pacientes manifiestan ahogo y asfixia. La inefectividad de la tos coordinación y la presencia de temblor que suelen asociarse con lesio­
también puede ser un síntoma. nes cerebelosas. La prueba dedo-nariz implica tocarse, de forma re­
petida, con la punta del dedo índice la punta de la nariz y, despúes, la
Síntomas visuales punta del dedo del examinador dentro del alcance de la extensión del
brazo del enfermo. La prueba dedo-dedo se hace pidiéndole al pa­
Los pacientes pueden tener una visión borrosa o una sensación de ciente que toque de forma repetida y rápida el dedo del médico mien­
movimiento de lo que les rodea como consecuencia de las oscilacio­ tras éste lo va moviendo. Se puede explorar el temblor de acción co­
nes oculares asociadas con la enfermedad cerebelosa. locando los brazos extendidos, o también pidiendo al paciente que
coloque los dedos índices uno frente al otro, a nivel del pecho y sepa­
Síntomas de ataxia sensitiva rados por 1 cm. Los movimientos rápidos alternantes se exploran pi­
diendo al paciente que ponga el antebrazo en pronación y en supina­
Los pacientes con una base sensitiva de su ataxia no suelen experi­ ción, sin apoyar el brazo. Esto se puede hacer mientras el paciente
mentar disartria ni síntomas visuales. Pueden quejarse de otros sínto­ apoya una mano sobre la otra (estacionario) y golpea la mano alter­
mas de enfermedad de los nervios periféricos, como parestesias nativamente con el dorso y la palma. El rebote se explora permitiendo
o hipoestesia. que el paciente flexione el codo contra la mano del médico, retirando
después de forma brusca la resistencia y valorando la capacidad del
Signos neurológicos en pacientes paciente de parar el movimiento brusco de flexión. En las extremida­
des inferiores, la maniobra talón-espinilla se realiza pidiendo al pa­
con ataxia cerebelosa
ciente que ponga el talón sobre la rodilla contraria, y luego lo deslice
Suelen atribuirse a Gordon Holmes las descripciones iniciales de los de forma recta sobre la cara anterior de la tibia hasta llegar al tobillo.
déficits cerebelosos, aunque determinados trabajos previos habían El pie debe estar casi vertical mientras se realiza este movimiento.
descrito ya los efectos de las lesiones cerebelosas. Las lesiones del Hacer que el paciente deje el talón sobre la rodilla contraria durante
cerebelo pueden producir déficits que afectan a la marcha y la postura, un tiempo puede provocar temblor en la pierna. La prueba dedo del
la descoordinación de los miembros, el tono muscular, el habla y el pie-dedo de la mano se hace pidiéndole al paciente que toque con el
sistema oculomotor. También pueden causar déficits cognitivos leves. dedo gordo del pie el dedo de la mano del médico de forma repetida
mientras éste cambia el dedo de postura. Las pruebas de las extremi­
dades inferiores se hacen mejor en posición supina. Estas pruebas
Postura y marcha
detectan las siguientes alteraciones en los pacientes con ataxia.
Los pacientes con enfermedades cerebelosas experimentan un aumento
del balanceo del cuerpo, inicialmente al colocar los pies juntos. El tronco Dismetría. Este término se refiere a un error en el camino que traza
se mueve excesivamente hacia los lados (lateropulsión). Cuando la en­ el movimiento, de forma que no se llega al objetivo deseado (hipome-
fermedad es más grave, los pacientes sufren un aumento del balanceo tría) o se sobrepasa el mismo (hipermetría). La dismetría es evidente
incluso con la postura normal, y aprenden que el balanceo es menor con en la prueba dedo-dedo (de la mano) o dedo del pie-dedo de la mano.
los pies separados. Las personas sanas presentan una separación de los Holmes pensó que la dismetría era una alteración de la velocidad, la
pies con una postura normal que suele ser inferior a los 12 cm; los pa­ amplitud y la fuerza del movimiento. La dismetría suele empeorar si
cientes con enfermedad cerebelosa tienden a tener una separación mu­ se añade una masa a la mano.
cho mayor cuando permanecen quietos (Manto, 2002). En la práctica
clínica, se pueden detectar problemas con el equilibrio incluso antes de Temblor (de intención) cinético. Las oscilaciones de las extremidades
pedirle al paciente que mantenga una postura en tándem o que se man­ que muestran un aumento característico en amplitud al final del movi­
tenga sobre un solo pie; los adultos sanos pueden realizar estas manio­ miento voluntario que se hace con la intención de llegar hasta un objeto
bras durante por lo menos 30 segundos. La prueba de Romberg suele ser son características de las lesiones cerebelosas. Las oscilaciones parecen
positiva en los pacientes con ataxia cerebelosa, aunque tiende a ser más ser el resultado de una inestabilidad de las porciones proximales de las
marcada en los pacientes con lesiones propioceptivas o vestibulares. Mu­ extremidades, más que de las distales, y de forma característica son per­
chos pacientes experimentan oscilaciones rítmicas del tronco y de la ca­ pendiculares al eje del movimiento. Por el contrario, los pacientes con
beza, conocidas como titubeos. La ataxia troncal grave también puede temblor esencial que no tienen ningún otro signo cerebeloso pueden
producir incapacidad para sentarse sin apoyar la espalda. La marcha se mostrar una exageración al final de los movimientos intencionales que es
puede explorar pidiendo al paciente que camine normalmente sobre una principalmente en la porción distal de las extremidades. Las maniobras
línea recta. La marcha atáxica se caracteriza por un aumento de la base dedo-nariz y talón-empeine detectan el temblor de intención. El temblor
de sustentación, con un tambaleo que se parece al de la intoxicación al­ cinético se valora mejor cuando se añade una masa a la mano.
cohólica. La velocidad de los movimientos no está muy afectada, aunque
los pacientes pueden hacerlos más lentos de forma deliberada para man­ Temblor de acción. Las lesiones cerebelosas pueden producir un
tener el equilibrio. Los pasos son irregulares, y el paciente da tumbos de temblor postural que se inicia al estirar los brazos o colocar los dedos
forma impredecible. Las alteraciones atáxicas de la marcha pueden de­ enfrentados. En las piernas, mantener el talón sobre la rodilla opuesta
tectarse incluso más precozmente al probar la marcha en tándem; los puede producir este temblor.
Capítulo 22 Trastornos atáxicos 291

Otros tipos de temblor. Los pacientes atáxicos pueden presentar un se sobre un objeto en movimiento. Estas intrusiones sacádicas y las
temblor axial que afecta a la cabeza y a los hombros. También se intrusiones de las sacudidas de onda cuadrada dan un aspecto de
puede observar un temblor importante en las extremidades superiores «trinquete» al movimiento de búsqueda.
con un componente postural y de intención en las enfermedades de
los tractos cerebelosos de salida. Se ha llamado también temblor «ru- Trastornos de los movimientos sacádicos. La velocidad de los mo­
bral» o temblor «en batida de alas». El temblor cerebeloso de salida vimientos sacádicos es normal en la enfermedad cerebelosa, pero su
se observa con frecuencia en la esclerosis múltiple, la enfermedad de precisión está alterada tanto en los sacádicos hipermétricos como en
Wilson y los ictus mesencefálicos. los sacádicos hipométricos. Estos sacádicos van seguidos por un sa­
cádico corrector en la dirección apropiada (Muñoz, 2002).
Disdiadococinesis. Este término se refiere a la irregularidad en el
ritmo y en la amplitud de los movimientos rápidos alternantes. Los Otras intrusiones sacádicas. El aleteo ocular se distingue de las
movimientos simples, como mover el índice sobre el pulgar o el pie sacudidas de onda cuadrada en que los sacádicos horizontales hacia
sobre el suelo pueden detectar también una alteración del ritmo (dis- delante y hacia atrás no están separados por un intervalo sacádico. El
ritmocinesis). opsoclono se caracteriza por unos sacádicos continuos en todas las
direcciones de forma caótica. Tanto el aleteo como el opsoclono ocu­
lar se asocian con enfermedad cerebelosa, especialmente con síndro­
Alteraciones del tono y de las fuerzas musculares
mes paraneoplásicos o postinfecciosos.
Aunque la hipotonía suele observarse en las lesiones cerebelosas
agudas, no es la característica más importante de la mayoría de las Nistagmo. El nistagmo evocado por la mirada se provoca cuando la
patologías cerebelosas. La incapacidad de los pacientes para contro­ mirada excéntrica se mantiene alrededor de 30° con respecto a la línea
lar los movimientos del antebrazo en la prueba de rebote suele ser media. Hay sacudidas repetidas del ojo hacia la línea media, seguidas
consecuencia de la hipotonía, pero puede tener otras explicaciones. de sacádicos hacia la posición excéntrica. La fase rápida del nistagmo
De forma similar, las lesiones cerebelosas no producen una pérdida se produce siempre hacia el lado de la mirada excéntrica. Este nistag­
de fuerza en el sentido tradicional, pero muchos pacientes pueden mo suele presentarse en la enfermedad cerebelosa. Cuando el nistagmo
tener problemas para mantener la fuerza durante el uso mantenido de típico evocado por la mirada se fatiga y cambia de dirección tras unos
la mano (isometrataxia) (Manto, 2002). segundos, se denomina nistagmo de rebote. El nistagmo de rebote pue­
de aparecer también como un nistagmo transitorio en dirección contra­
ria cuando el ojo vuelve por primera vez a la línea media. El nistagmo
Trastornos oculomotores
de rebote también se observa en la enfermedad cerebelosa. El nistagmo
(V. Martin y Corbett, 2000.) La exploración rutinaria de los movimientos hacia abajo se caracteriza por una fase rápida hacia abajo en la posición
oculares puede detectar la mayoría de los signos de la patología cerebe­ primaria del ojo. Este nistagmo hacia abajo se hace más marcado con
losa. Las alteraciones de la fijación se exploran pidiendo al paciente que la mirada hacia abajo o hacia un lado. El nistagmo que bate hacia aba­
sostenga la mirada en el dedo del médico, que se coloca unos 60 cm por jo se ve de forma característica en las alteraciones de la unión cra-
delante. Se pide entonces al paciente que siga el dedo conforme éste se neovertebral, como la malformación de Amold-Chiari, pero se puede
mueve lentamente en todas las direcciones de la mirada (búsqueda). La observar también en algunas ataxias degenerativas, como la ataxia es­
mirada excéntrica se mantiene (con una desviación de alrededor de 30°) pinocerebelosa de tipo 6. Por último, el nistagmo en posición primaria
para valorar si hay nistagmo. Los movimientos sacádicos se exploran que bate hacia arriba se puede ver en lesiones del vermis anterior.
pidiendo al paciente que cambie rápidamente la mirada de un dedo que
se coloca excéntricamente a la nariz del médico en el medio. Se puede Reflejo vestíbulo-ocular (RVO). En una silla giratoria, las perso­
conseguir una mayor complejidad en la exploración clínica con el reflejo nas sanas suprimen el RVO y mantienen los ojos en un objeto que
vestibuloocular (RVO), con el paciente en una silla giratoria y mirando se mueve lentamente con la silla. Los pacientes con enfermedad
un objeto que se mueva con la silla. Se usa un dispositivo giratorio con cerebelosa no pueden inhibir el RVO, de forma que los ojos tienden
rayas para explorar el nistagmo optocinético (NOC), mientras que la a retirarse del objeto y a hacer movimientos sacádicos para alcan­
prueba de Frenzel se emplea para quitar la fijación. zarlo conforme la silla gira.

Trastornos de búsqueda. Los movimientos de búsqueda incluyen


Habla y función bulbar
la fijación (búsqueda a 0o de velocidad). Los movimientos pequeños
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

de onda cuadrada de 0,1-0,3° de los ojos se observan con frecuencia El habla se valora escuchando cómo dice el paciente las palabras y
en personas sanas durante la fijación. Las sacudidas de onda cuadra­ pidiéndole que diga una frase estándar. El habla en la enfermedad
da superiores a 10 por minuto son indicación de una enfermedad del cerebelosa se caracteriza por cierta lentitud, dificultad para articular
sistema nervioso central (SNC), pero no son específicas de ataxia las palabras y una incapacidad general para controlar el proceso de la
cerebelosa como lo son las sacudidas de onda cuadrada de gran am­ articulación, lo que lleva a titubeos innecesarios y a paradas, a omi­
plitud. Las sacudidas de onda cuadrada de más de 10° de amplitud se sión de pausas cuando son necesarias y a la acentuación de silabas
conocen como macrosacudidas de onda cuadrada. Las sacudidas de cuando no es necesaria. También existe una variabilidad de un mo­
onda cuadrada se denominan así porque en los registros de los movi­ mento a otro en el control del volumen y del tono, y un control in­
mientos oculares aparecen como dos movimientos sacádicos en di­ apropiado de la respiración necesaria para hablar, produciendo una
recciones opuestas, separadas por un período corto sin movimiento, disartria escandida. La disfagia leve no es infrecuente en la enferme­
lo que da lugar a un aspecto «cuadrado» de la onda. La enfermedad dad cerebelosa. En los niños se ha descrito una forma de «mutismo
cerebelosa también hace más lentos los movimientos de búsqueda, cerebeloso» tras una cirugía de la fosa posterior. Es transitoria y va
necesitando un movimiento sacádico de recuperación para mantener­ seguida de una disartria cerebelosa más característica.
292 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Signos neurológicos en pacientes in Man (http://www.ncbi.nlm.gov/sites/entrez?db=OMIM) se reco­


gen más de 500 trastornos genéticos solos en los que se puede pro­
con ataxia sensorial ducir ataxia. En el contexto clínico adecuado, cuando el proceso
En esta situación, el principal motivo de la ataxia es un déficit en la diagnóstico inicial, como los estudios de imagen, ha sido infructuo­
propiocepción. Se puede comprobar que los pacientes presentan una so, puede ser importante explicar al paciente la posibilidad de no
alteración de la sensibilidad de posición y de vibración, y que con poder llegar a un diagnóstico específico antes de embarcarse en un
frecuencia se pierden los reflejos tendinosos profundos por una alte­ proceso costoso de pruebas de laboratorio. En los pacientes con ataxia,
ración de las fibras aferentes. La prueba de Romberg es positiva. Mu­ muchos otros artículos de información pueden ser de utilidad para
chos síndromes atáxicos «degenerativos» combinan características lograr el diagnóstico. Esto incluye la edad de inicio (Tabla 22.2);
de déficits cerebelosos y propioceptivos de forma variable. Esto llevó
a Greenfield a clasificar los trastornos atáxicos como espinales, cere­
belosos o espinocerebelosos.
Tabla 22.1
ABORDAJE DE LOS PACIENTES Causas genéticas y adquiridas de ataxia
CON ATAXIA CAUSAS ADQUIRIDAS QUE PRODUCEN ATAXIA
Congénitas: parálisis cerebral atáxica; otras noxas precoces
El reconocimiento de la ataxia como responsable de un trastorno de Vasculares: ictus isquémicos, ictus hemorrágicos, malformaciones AV
la marcha y de la coordinación en un paciente suele ser fácil. Otros Infecciosas/transmisibles: cerebelitis aguda; encefalomielitis
trastornos neurológicos pueden producir problemas similares, con postinfecciosa; abscesos cerebelosos; VIH; ECJ
alteración de la marcha y de la destreza, incluyendo enfermedades Tóxicas: alcohol; antlcomiciales; mercurio; 5-FU; arabinósido
musculares y nerviosas, patologías de la médula espinal y trastornos de citosina
de los ganglios basales, que suelen distinguirse por sus signos físicos Neoplásicas compresivas: gliomas, ependimomas, meningiomas;
carcinomatosis basal meníngea, anomalías de la unión
(v. también Capítulo 76).
craneovertebral
Algunos pacientes con lesiones bilaterales del lóbulo frontal Inmunitarias: esclerosis múltiple; síndromes paraneopláslcos;
pueden presentar un trastorno de la marcha que, superficialmente, anti-GAD, ataxia por gluten
se parece a la ataxia (ataxia de Bruns o ataxia frontal). No obstante, Déficit: hipotiroidismo, vitamina B12, vitamina B,, vitamina E
los signos de movimiento de los ojos y de las extremidades de la
enfermedad cerebelosa están ausentes, y las alteraciones de la mar­ CAUSAS GENÉTICAS DE ATAXIA
cha son desproporcionadas con los signos de los miembros. Es fre­ Autosómicas recesivas: AF, AT, ADVE, AOA 1, AOA 2, otros errores
congénitos del metabolismo
cuente que el paciente tenga la sensación de estar pegado al suelo
Autosómicas dominantes: SCA tipos 1 a 28, ataxias episódicas
(marcha «magnética»). Otros trastornos de la marcha, como los (tipos 1,2, otros)
asociados con distonía o corea, también pueden confundirse en oca­ Ligadas al sexo
siones con la ataxia cerebelosa. Mltocondriales: NARP, MELAS, MERRF; otras, como mutaciones
La exploración neurológica también determina si la ataxia es de POLG y síndrome de Kearns-Sayre
principalmente cerebelosa, principalmente sensitiva, o una combi­
nación de ambas. Otras consideraciones diagnósticas y vías de in­ AOA: ataxia con apraxia oculomotora; AT: ataxia-telangiectasia; AV: arteriovenosas;
vestigación están orientadas a lograr un diagnóstico específico (Ta­ ADVE: ataxia con deficiencia de vitamina E; AF: ataxia de Friedreich; 5-FU:
5-fluorouracilo; ECJ: enfermedad de Creutzfeldt-Jakob; GAD: glutamato
bla 22.1), y el manejo depende del diagnóstico. Esto puede ser una
descarboxilasa; MELAS: mitocondrial, encefalopatía, acidosis láctica y episodios de
tarea desalentadora, especialmente cuando parece tener una natura­ ictus; MERRF: epilepsia mioclónica y fibras rojas rasgadas: NARP: neuropatía, ataxia
leza «degenerativa» (p. ej., la asociada con atrofia cerebelosa). y retinitis pigmentaria; POLG: polimerasa y; SCA: ataxia espinocerebelosa; VIH: virus
Como ejemplo, en la página web de Online Mendelian Inheritance de la inmunodeficiencia humana.

TABLA 22.2 Causas de ataxia según la edad de inicio

EDAD DE INICIO ADQUIRIDAS GENETICAS


Primer año Parálisis cerebral atáxica, otras lesiones intrauterinas Ataxias hereditarias congénitas (Joubert, Gillespie)
Infancia Cerebelitis aguda; absceso cerebeloso; tumores de la fosa AF; «errores congénitos del metabolismo», como
posterior, como meduloblastoma, astrocitomas cerebelosos; aminoacidurias, acidurias orgánicas; enfermedad de
anomalías congénitas, como malformación de Arnold-Chiari; Wilson; AT; ADVE; AOA; AECDSR; síndromes de AE;
tóxicos, como los anticonvulsivos; inmunitarias relacionadas trastornos mitocondriales; algunas SCA, como SCA 7,
con neoplasias (opsoclono-mioclono) SCA 13, DRPLA
Adulto joven Abscesos; VIH; lesiones con efecto masa, como meningiomas, AF; SCA de herencia dominante, síndromes hereditarios
gliomas, MAV; hipotiroidismo; tóxicos, como el alcohol tumorales, como el síndrome de Von Hippel-Landau
y los anticonvulsivos
Adulto mayor Igual que antes, más ataxia «idiopática», inmunitaria, como SCA más benignas, como SCA 6
la ataxia relacionada con anti-GAD y con gluten

ADVE: ataxia con deficiencia de vitamina E; AE: ataxia episódica; AECDSR: ataxia espástica autosómica recesiva de Charlevoix-Saguenay; AF: ataxia de Friedreich; AOA: ataxia
con apraxia oculomotora; AT: ataxia telangiectasia; DRPLA: atrofia dentatorrubral-palidoluysiana; EM: esclerosis múltiple; GAD: glutamato descarboxilasa; MAV: malformación
arteriovenosa; SCA: ataxia espinocerebelosa; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
Capítulo 22 Trastornos atáxicos 293

el curso de la enfermedad (Tabla 22.3); si la ataxia es de predomi­ no cerebelosos (Tabla 22.5); la aparición de signos sistémicos sig­
nio espinal, espinocerebeloso, cerebeloso o con espasticidad aso­ nificativos (Tabla 22.6), y la naturaleza de las alteraciones en las
ciada (Tabla 22.4); la presencia o ausencia de signos neurológicos pruebas de imagen (Tabla 22.7).

Tabla 22.3 Causas de ataxia según la cronología de la enfermedad

INICIO ENFERMEDADES ADQUIRIDAS ANOMALIAS GENETICAS


Episódico Muchas «ataxias metabólicas» de la infancia; síndromes
de ataxias episódicas autosómicas dominantes
Agudo (horas Ictus isquémicos y hemorrágicos; EM; infecciones y síndromes
a días) paraintecciosos, como una cerebelitis aguda o abscesos;
trastornos tóxicos
Subagudo Lesiones con efecto masa, como gliomas, ependimomas, infiltrados
(semanas meníngeos; infecciones, como el VIH y la ECJ; síndromes por déficit
a meses) de vitamina B12 y B,; hipotiroidismo; causas inmunitarias, como
paraneoplásicas o anticuerpos anti-GAD y antigliadina; alcohol
Crónico Algunas lesiones con efecto masa, como menigiomas, anomalías La mayoría de las anomalías genéticas, como la AF,
de la unión craneovertebral; alcoholismo; atrofias cerebelosas la AT y otras ataxias recesivas; todas las SCA
idiopáticas y olivo-ponto-cerebelosas; AMS progresivas (herencia dominante)

AF: ataxia de Friedreich: AMS: atrofia multisistémica; AT: ataxia telangiectasia; ECJ: enfermedad de Creutzfeldt-Jacob; EM: esclerosis múltiple, GAD: glutamato descarboxilasa;
SCA: ataxia espinocerebelosa; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.

TABLA 22 4 Ataxias que son principalmente cerebelosas. propioceptivas y cerebelosas, y principalmente propioceptivas
y asociadas con espasticidad

ATAXIAS CEREBELOSAS
La mayoría de las lesiones adquiridas de la Tabla 22.1; ataxias dominantes caracterizadas por ataxias cerebelosas puras, como SCA 6, SCA 11; SCA 15

ATAXIAS SENSITIVAS-CEREBELOSAS A/\A/\A# lYipH í


AOA, AT; SCA-2, MJD, SCA-4, SCA 25

ATAXIAS SENSITIVAS
AF, déficit de vitamina E; ataxias sensitivas adquiridas, como las que se asocian con neuropatía sensitiva paraneoplásica, síndrome de Sjogren
y diabetes

ATAXIAS ESPÁSTICAS
ARSACS, SCA-1, MJD, SCA-7, SCA 8, algunos casos de AF

ADVE: ataxia con deficiencia de vitamina E; AF: ataxia de Friedreich; AOA: ataxia con apraxia oculomotora; ARSACS: ataxia espástica autosómica recesiva de Charlevoix-
Saguenay; AT: ataxía-telangíectasia; MJD: enfermedad de Machado-Joseph: SCA: ataxia espinocerebelosa.

TABLA 22.5 Signos o síntomas neurológicos no cerebelosos que pueden ayudar en el diagnóstico diferencial de ataxia

SIGNOS O SINTOMAS NEUROLOGICOS NO CEREBELOSOS POSIBLE DIAGNOSTICO


Déficits focales y lateralizados del tronco, como parálisis facial, Ictus de la circulación posterior, tumores de la fosa posterior, EM
hemiparesia
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Pérdida visual por atrofia óptica o retinopatía EM, AF, enfermedades mitocondriales, SCA-7
Edema de papila, cefalea Tumores de la fosa posterior o ataxia como signo de «falsa localización»
Oftalmoplejía internuclear Ictus de la circulación posterior, EM, algunas SCA
Parálisis de la mirada EM, ictus, SCA 1,2, 7, y MJD
Ptosis y oftalmoplejía Ictus, EM, enfermedades mitocondriales
Sacádicos lentos y apraxia ocular SCA-2, SCA-7, MJD, AT, AOA
Nistagmo que bate hacia abajo Malformación de Arnold-Chiari, invaginación basilar, SCA-6 y AE-2, toxicidad por litio
Espasticidad, signos de afectación de la MNS Ictus, EM, tumores que comprimen el tronco encefálico; SCA, como SCA 1,7,17,
MJD, AF
Déficit de los ganglios basales Muchas SCA, como la MJD; SCA-2, SCA-12 y DRPLA; FXTAS; AMS; enfermedad
de Wilson, síndrome de Fahr
Temblor SCA 12, 19,21, FXTAS

Continúa
294 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 22.5 Signos o síntomas neurológicos no cerebelosos que pueden ayudar en el diagnóstico diferencial de ataxia (cont.)

SIGNOS 0 SÍNTOMAS NEUROLÓGICOS NO CEREBELOSOS POSIBLE DIAGNÓSTICO


Fallo autonómico Forma atáxica de la AMS
Sordera Enfermedad mitocondrial, hemosiderosis superficial
Epilepsia Ataxia asociada a anticonvulsivos; DRPAL; SCA 7; SCA 10
Mioclono Enfermedad mitocondrial; enfermedad de Unverricht-Lundborg; SCA 15,19,
DRPAL; siaiidosis; lipofuscinosis ceroide; idiopático (síndrome de Ramsay-Hunt)
Deterioro cognitivo Alcohol, EM, ECJ, VIH, DRPLA y SCA terminales, siderosis superficial

AE: ataxia episódica; AF: ataxia de Friedreich; AMS: atrofia multisistémica; AOA: ataxia con apraxia oculomotora; AT: ataxia telangiectasia; DRPLA: atrofia dentatorrubral
palidoluysiana; ECJ: enfermedad de Creutzfeldt-Jakob; FXTAS: síndrome de X frágil con ataxia y temblor; MJD: enfermedad de Machado-Joseph; EM: esclerosis múltiple;
SCA: ataxia espinocerebelosa; VIH: virus de la inmunodeficiencía humana.

TABLA 22.6 Signos sistémicos que pueden ser útiles en el diagnóstico diferencial de ataxia

CARACTERÍSTICA SISTÉMICA POSIBLE DIAGNÓSTICO


Baja estatura Enfermedad mitocondrial; lesión precoz del SNC, AT
Pérdida de pelo Hipotiroidismo
Telangiectasia conjuntival AT
Cataratas Síndrome de Marinesco-Sjogren, XCT
Anillos de KF Enfermedad de Wilson
Lipoma cervical Enfermedad mitocondrial
ECG anormal, ECO anormal AF; enfermedad mitocondrial
Visceromegalia Enfermedad de Niemann-Pick, enfermedad de Gaucher, alcoholismo
Hipogonadismo Ataxia con hipogonadismo (ataxia de Flolmes)
Diabetes AF
Deformidades de pies y columna AF, AT, ADVE
Pigmentación cutánea aumentada Adrenoleucodistrofia
Neoplasias hematológlcas AT
Infecciones senopulmonares AT
Xantomas tendinosos XCT
CK elevada Enfermedad mitocondrial, AOA
a-fetoproteína alta AT, AOA 2
Ácido úrico alto Déficit parcial de FIGPRT

ADVE: ataxia con deficiencia de vitamina E; AF: ataxia de Friedreich; AOA: ataxia con apraxia oculomotora; AT: ataxia-telangiectasia; CK: creatina cinasa; ECG:
electrocardiograma; ECO: ecocardiograma; HGPRT: hipoxantina guanina fosforribosil transferasa; SNC: sistema nervioso central; XCT: xantomatosis cerebrotendinosa.

TABLA 22.7 Alteraciones en las pruebas de imagen cerebrales que pueden servir para distinguir la ataxia

ALTERACIONES EN LA RM POSIBLES CONSIDERACIONES DIAGNÓSTICAS


Masa en el cerebelo/fosa posterior Gliomas, meningiomas, absceso
Unión craneovertebral anormal Malformación de Arnold-Chiarl, invaginación basilar
Infartos, malformaciones vasculares Lesiones Isquémicas; malformaciones vasculares
Cambios en la densidad de la señal en el cerebelo EM, cerebelltis aguda
Cambio de la densidad de la señal en los PCM FXTAS
Atrofia cerebelosa pura Ataxias hereditarias, como SCA-6, SCA-5 y otras; atrofia corticocerebelosa
idlopática; otras enfermedades cerebelosas atróflcas adquiridas, como
el hipotiroidismo, las enfermedades tóxicas y las ataxias autoinmunitarias
Atrofia pontocerebelosa Ataxias hereditarias frecuentes, como SCA-1, SCA-2, MJD; atrofia olivo-ponto-
cerebelosa idiopática; formas atáxlcas de AMS
Atrofia de la médula espinal cervical AF, ADVE
Cambios en la sustancia blanca Leucodistrofias que se presentan con ataxia, EM

ADVE: ataxia con deficiencia de vitamina E; AF: ataxia de Friedreich; AMS: atrofia multisistémica; EM: esclerosis múltiple; FXTAS: síndrome de X frágil con ataxia y temblor;
MJD: enfermedad de Machado-Joseph; RM: resonancia magnética; SCA: atrofia espinocerebelosa.
Capítulo 22 Trastornos atáxicos 295

Middleton, F. A., & Strick, P. L. 1998, The cerebellum: an overview, TINS, vol. 21,
Bibliografía
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Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
Cambridge, U. K.
www.nicp.com.
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Massaquoi, S. G., & Hallett, M. 2002, in Parkinson’s Disease and Movement
Disorders, 4th ed., edited by J. Jankovic & E. Tolosa, Lippincott Williams &
Wilkins, Philadelphia
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
C A P I T U L O 23 Trastornos del movimiento:
DIAGNÓSTICO Y VALORACIÓN
Joseph Jankovic y Anthony E. Lang

Parkinsonismo 298 Discinesia tardía 320


Alteraciones motoras 298 Balismo 321
Alteraciones cognitivas, autonómicas y sensitivas 299 Tics 321
Inicio y evolución 300 Síntomas frecuentes 322
Exploración y signos clínicos 301 Exploración 323
Temblor 308 Mioclonías 323
Síntomas frecuentes 308 Síntomas frecuentes 323
Exploración 310 Exploración 325
Distonía 314 Otros trastornos del movimiento 325
Síntomas frecuentes 317 Investigación de los trastornos del movimiento 326
Exploración 317
Corea 318
Síntomas frecuentes 318
Otros datos importantes de la historia 318
Exploración 320

El término trastornos del movimiento suele utilizarse como sinóni­ compleja y ser, por tanto, difíciles de clasificar. A pesar de los in­
mo de enfermedades extrapiramidales o de los ganglios basales, tentos de lograr uniformidad en la definición, son frecuentes los
pero ninguno de estos términos abarca de forma adecuada a todos errores de clasificación. La clasificación inapropiada ha dado lugar,
los trastornos incluidos en el amplio abanico de los trastornos del en ocasiones, a informaciones incorrectas en la literatura sobre clí­
movimiento. Los trastornos del movimiento son trastornos neuroló­ nica, genética y epidemiología. La documentación mediante vídeo
gicos motores que se manifiestan como lentitud o pobreza de movi­ es muy útil para clarificar la sintomatología, disminuyendo el ries­
mientos (bradicinesia o hipocinesia, como la que se observa en los go de un diagnóstico incorrecto.
trastornos parkinsonianos) en un extremo del espectro, y movi­ En muchos trastornos del movimiento no se conoce ni se ha esta­
mientos involuntarios anormales (hipercinesias) como temblor, dis- blecido la causa. Estos trastornos, denominados a veces trastornos
tonías, atetosis, corea, balismo, tics, mioclonías, síndrome de pier­ del movimiento esenciales o idiopáticos, deben clasificarse mejor
nas inquietas, estereotipias, acatisia y otras discinesias en el otro como primarios, y se deberían distinguir de los que son secundarios
extremo. Aunque las disfunciones motoras que son consecuencia de a causas identificables. En las siguientes secciones se destacan las
enfermedades de las motoneuronas inferior y superior, la médula características históricas y clínicas que ayudan al médico a establecer
espinal, los nervios periféricos y las enfermedades musculares no la distinción. Los antecedentes familiares, incluyendo el origen étni­
suelen clasificarse como trastornos del movimiento, las alteracio­ co (p. ej„ los judíos asquenazíes) y la consanguinidad, son a veces
nes en el tono muscular (p. ej., rigidez, espasticidad y síndrome del útiles para llegar a un diagnóstico. Es fundamental reconocer que los sín­
hombre rígido), la falta de coordinación (ataxia cerebelosa; Capítu­ tomas en otros miembros de la familia pueden ser distintos de los del
los 22 y 78) y los trastornos complejos de la ejecución del movi­ paciente, por la variabilidad de la expresión y de la penetrancia del gen,
miento que se conocen como apraxia (Capítulo 10), se incluyen y porque pueden tener un trastorno totalmente diferente. Por ejem­
ahora en los trastornos del movimiento. plo, algunos miembros de la familia de pacientes con una distonía
El término trastorno del movimiento hace referencia a un signo primaria pueden presentar características distónicas, mientras que otros
clínico para el que hay muchas causas posibles. En la mayor parte pueden tener un temblor predominante. Otros problemas que pue­
de los campos de la neurología, el abordaje clínico recomendado en den impedir la obtención de una historia familiar adecuada son la
los trastornos del movimiento es determinar en qué lugar del sistema adopción, las dudas sobre la paternidad, e incluso la ocultación deli­
nervioso se localiza en proceso y cuál puede ser. No obstante, cuan­ berada de una información familiar importante. La negación de ante­
do se trata de trastornos del movimiento el primer paso es definir cedentes familiares es especialmente frecuente en los pacientes con
la clase de trastorno de movimiento en la que se engloba, basán­ la enfermedad de Huntington y en las ataxias genéticas. Una enfer­
dose en el conocimiento y el reconocimiento de los síntomas y sig­ medad de comienzo en la edad adulta puede no haber sido evidente
nos. Algunos movimientos anormales pueden tener una apariencia en un miembro de la familia que falleció más joven. Es especialmen-

297
298 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

de las seis siguientes características fundamentales: 1) temblor de


reposo; 2) rigidez; 3) bradicinesia; 4) pérdida de reflejos posturales;
5) postura flexionada, y 6) congelación (bloqueo motor). Se usa una
combinación de estos síntomas para definir clínicamente un parkin­
sonismo definitivo, probable o posible. El diagnóstico de un parkinso­
nismo definitivo requiere de por lo menos dos de estos síntomas,
siendo uno de ellos el temblor o la rigidez; el parkinsonismo probable
consiste sólo en temblor de reposo o rigidez, y el parkinsonismo po­
sible incluye por lo menos dos de las restantes cuatro características.
Las cuatro características fundamentales del parkinsonismo -tem­
blor, rigidez, acinesia y trastornos posturales (que forman en inglés el
acrónimo TRAP)- representan la mayor parte de las alteraciones clí­
nicas descritas aquí.
La causa más frecuente de parkinsonismo idiopático (síndrome
acinético-rígido) es la enfermedad de Parkinson (EP). Como conse­
cuencia de los avances en el campo de la genética, se ha observado
FIGURA 23.1 Anillo de Kayser-Fleischer. Obsérvese la
que muchas formas de parkinsonismo idiopático son consecuencia de
circunferencia completa marrón-dorada que se ve más gruesa y con más
una mutación en determinados genes, como los que codifican la
facilidad en la córnea entre las 11 y la 1 horas del reloj.
a-sinucleína (gen SNCA), proteína Parkin (gen PARK2), cinasa 2 con
secuencia rica en leucina (gen LRRK2) o cinasa putativa 1 PTEN in­
ducida (gen P1NK1) (Tabla 23.1). Si bien algunas de las mutaciones
te importante excluir la enfermedad de Wilson, porque se dispone de génicas (p. ej., gen SNCA) son causas muy infrecuentes de parkinso­
un tratamiento específico y tiene un pronóstico siempre fatal si no se nismo, las mutaciones del gen PARK2 explican hasta el 50% de todos
trata (Brewer. 2006). los casos de pacientes con parkinsonismo de inicio precoz, y las mu­
También se debe obtener una historia clínica de alteraciones en el taciones LRRK2 pueden explicar una gran proporción de casos en
nacimiento y en el desarrollo, destacando de forma especial la posi­ poblaciones seleccionadas (p. ej., norteafricanos, judíos asquena-
bilidad de anoxia o querníctero. Se debe buscar una historia de ence­ zíes). Aunque menos del 10% de todos los pacientes con EP tienen
falitis. Determinados fármacos y toxinas tienen un importante poten­ una mutación génica, los médicos deben conocer estas formas gené­
cial para producir trastornos del movimiento, especialmente los ticas de parkinsonismo no sólo para comprender mejor los mecanis­
fármacos que bloquean los receptores de la dopamina. Entre éstos se mos patogénicos, sino para aprender también cómo interpretar y uti­
encuentran antipsicóticos, determinados antieméticos y otros fárma­ lizar cada vez más las pruebas genéticas disponibles para el consejo
cos que se emplean para los trastornos digestivos, como la metoclo- genético (Tan y Jankovic, 2006). Debido a que la EP se define como
pramida, la proclorperazina y la prometazina; los antagonistas del un parkinsonismo idiopático, debe considerarse la noción de múlti­
calcio, como la cinarizina y la flunarizina; los estimuladores del sis­ ples enfermedades de Parkinson para atraer la atención en las distin­
tema nervioso central (SNC), como el metilfenidato y la cocaína, tas causas genéticas del parkinsonismo idiopático. Además de las
y los fármacos dopaminérgicos, como la levodopa. causas genéticas, hay muchas otras causas que producen parkinsonis­
Además de documentar el trastorno del movimiento, la explora­ mo y parkinsonismo combinado con otros déficits neurológicos (sín­
ción neurológica debe buscar otros hallazgos que puedan ayudar a dromes parkinsonismo-plus) (Tabla 23.2).
mostrar la naturaleza del problema. La exploración física general
debe ser exhaustiva. Una parte muy importante de la exploración debe
ser la exploración corneal, incluyendo la exploración con lámpara de
Alteraciones motoras
hendidura, para excluir la presencia de anillo de Kayser-Fleischer, En las fases iniciales de la enfermedad, muchos pacientes con parkin­
característico de la enfermedad de Wilson (Fig. 23.1). La naturaleza sonismo no son conscientes de tener ningún déficit motor. Con fre­
y la extensión de las pruebas de laboratorio y de imagen dependen cuencia, es el cónyuge del paciente el que comenta la existencia de
de las sospechas clínicas. Sin tener pistas por la exploración física una reducción de la expresión facial (que, con frecuencia, se malinter-
o por la historia clínica, no obstante, muy pocas pruebas específi­ preta como una depresión), una reducción en el balanceo de los brazos
cas o especiales ayudan en el diagnóstico de estos pacientes. al caminar y un enlentecimiento de las actividades de la vida diaria,
especialmente vestirse, comer y caminar. El paciente puede darse
cuenta de la disminución de la destreza manual, con lentitud y torpeza
PARKINSONISMO que intervienen en sus actividades. La EP a menudo es asimétrica,
principalmente al inicio de la enfermedad. La existencia de un hombro
La característica inicial de muchas enfermedades de los ganglios ba­ doloroso es uno de los síntomas precoces más frecuentes de una rigi­
sales es la lentitud de movimientos (bradicinesia) y la escasez o la dez y de una bradicinesia unilaterales incipientes. Este síntoma, pro­
ausencia de movimiento (acinesia), asociadas con frecuencia a rigi­ bablemente debido a una disminución del balanceo de los brazos y a
dez y temblor (Jankovic, 2007a). Algunos autores han utilizado el cambios articulares secundarios o a rigidez del hombro, suele diag­
término hipocinesia para describir una reducción en la amplitud de nosticarse erróneamente con frecuencia como una bursitis, una artritis
los movimientos. Muchos síntomas parkinsonianos se explican por la o un trastorno del manguito de los rotadores. Finalmente, resultan
combinación de una lentitud y una escasez de movimientos, con un afectadas todas las actividades del trabajo y del tiempo libre, las tareas
aumento del tono muscular. El término parkinsonismo se emplea de la casa y las del cuidado personal. La escritura se vuelve con fre­
para describir un síndrome que se manifiesta como la combinación cuencia más lenta y más pequeña (micrografía), disminuyendo la ve-
Capitulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 299

Tabla 23.1 Causas genéticas de parkinsonismo

GEN/PRODUCTO PROTEICO MODO DE HERENCIA SIGNOS CARACTERISTICOS


PARK1 (SNCA, a-sinucleína, 4q21) AD EP de Inicio joven con signos atípicos, demencia con cuerpos de Lewy
PARK2 (parkin; 6q25) AR, seudodomlnante EP de Inicio joven con distonía, disclnesias, beneficio del sueño,
síntomas autónomos
PARK3 (2 P13) AD, penetrancia reducida La edad de inicio varía entre juvenil y novena década; puede existir una
demencia destacada; la autopsia en algunos casos confirma los signos
patológicos típicos de la EP
PARK5 (UCHL1, ublcuitina carboxil- ¿? AD, sólo 1 familia descrita Raro, información clínica limitada
terminal esterasa L1; 4p14)
PARK6 (PINK1, cinasa putativa 1 PTEN AR EP de Inicio joven
Inducida; 1 p35-36)
PARK7 (DJ1, proteína DJ-1; 1 p36) AR EP de Inicio joven
PARK8 (LRRK2, cinasa 2 con AD EP de Inicio mediano a tardío; parece una EP típica, responde a L-dopa
secuencia rica en leucina; 12p11 -q13)
PARK10 (1 p32) ¿? Parece una EP «típica»
PARK11 (2q36-37) AD Parece una EP «típica»
PARK12 (Xq21-q25) Información limitada Información limitada
PARK13 (HTRA2, proteasa serina tipo Información limitada Información limitada
HtrA) (22p12)

locidad y el tamaño conforme se sigue escribiendo. Finalmente, la Cuando se produce esto, una pared cercana o una caída sin impedi­
escritura puede volverse ilegible. El uso de utensilios para comer se mentos puede ser la única manera de pararse. En otras ocasiones,
hace difícil, masticar es laborioso, y uno se puede atragantar mientras parece que los pies se quedan pegados al suelo, el llamado fenómeno
deglute. Si esto último es un síntoma precoz e importante, se debe de congelación o bloqueo motor. Al principio, esto se aprecia cuando
considerar la existencia de una afectación bulbar perteneciente a uno el paciente comienza a andar (titubeo de inicio), gira (especialmente,
de los síndromes parkinsonismo-plus, como la parálisis supranuclear en espacios cerrados) o intenta caminar a través de una zona cerrada,
progresiva (PSP) y la atrofia multisistémica (AMS) (Thomas y Janko- como el marco de una puerta (la puerta de un ascensor es una causa
vic, 2006) (Tabla 23.3). A menudo es difícil llevar a cabo tareas como que lo suele precipitar). Cuando se combina con una mala estabilidad
abrocharse botones de pequeño tamaño o meter los brazos por las postural, una congelación importante da lugar a una tendencia a caer­
mangas. Se deteriora la higiene. Al igual que ocurre con otras muchas se hacia delante o hacia un lado al girar. Más adelante, la afectación
actividades, la discapacidad es mayor si el brazo dominante es el más de los reflejos posturales puede provocar caídas sin un desencade­
afectado (p. ej., afeitarse, cepillarse los dientes, y otros movimientos nante de propulsión ni de congelación. Las caídas precoces sugieren
repetitivos que son los que más se suelen afectar). un diagnóstico de PSP o de un trastorno parkinsoniano distinto a la
El habla se vuelve dificultosa y pierde su volumen (hipofonía); EP. Con frecuencia, es difícil darse la vuelta en la cama y ajustarse las
consecuencia de ello es que con frecuencia se les pide a los pacientes sábanas. Los pacientes pueden necesitar sentarse antes y después gi­
que repitan la misma frase. Se pueden producir otras alteraciones del rarse, y posteriormente, el cónyuge debe ayudar a la persona a darse
habla, como el tartamudeo y la palilalia (repetición involuntaria de la vuelta o a adoptar una posición cómoda.
una frase con una rapidez cada vez mayor). Los cambios precoces en
la pronunciación indican a menudo un diagnóstico que no es el de Alteraciones cognitivas, autonómicas
una EP (p. ej., la palilalia es más frecuente en la PSP y en la AMS).
Otro problema relacionado con la afectación de la función bulbar es y sensitivas
una salivación excesiva y el babeo. Inicialmente, este fenómeno sólo Las quejas de los pacientes con parkinsonismo no se limitan sólo al
se produce por la noche, pero posteriormente puede existir durante sistema motor (v. Tabla 23.3). Puede observarse demencia en distin­
todo el día. necesitando a veces el uso constante de un pañuelo. tos síndromes parkinsonianos (v. Capítulos 70 y 76). La depresión
Sentar y levantarse de una silla o entrar y salir de un coche o de la también es un problema habitual, y los pacientes con frecuencia pier­
bañera producen problemas; los pacientes con frecuencia pasan a du­ den su energía y se vuelven introvertidos, más pasivos y menos moti­
charse en lugar de bañarse. Muchos pacientes interpretan estas difi­ vados para socializar. El término bradifrenia se ha utilizado para
cultades como consecuencia de la «debilidad». La pérdida generali­ describir la lentitud de pensamiento y la falta de atención que con
zada de energía y la fácil fatigabilidad son quejas frecuentes. Caminar frecuencia se observa.
se vuelve lento, y se arrastran los pies, con flexión de las rodillas so­ También son frecuentes las quejas que hacen referencia al sistema
bre una base más estrecha. Cuando la afectación es asimétrica, se autonómico. En todos los síndromes parkinsonianos, el estreñimien­
arrastra una pierna detrás de la otra. El paso se vuelve entonces más to es un síntoma frecuente que puede llegar a ser importante. Sin
corto, y se convierte en múltiples pasos (volverse en bloque). Más embargo, la incontinencia fecal no aparece en la EP a no ser que
adelante, los pacientes experimentan una tendencia a avanzar cada exista una discapacidad motora con la que el paciente no puede llegar
vez más rápidamente con pasos cada vez más cortos (festinación), hasta el baño o tenga una demencia añadida, o la retención haya cau­
viéndose a veces desplazados hacia delante con un intento secundario sado incontinencia por rebosamiento. Pueden producirse molestias
inadecuado de mantener el centro de gravedad sobre las piernas. urinarias, como polaquiuria, nicturia y tenesmo vesical. La inconti-
300 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

especialmente la disfunción eréetil, los problemas de esfínteres y el


Tabla 23.2
mareo por ortoestatismo se producen en las fases iniciales de la en­
Clasificación del parkinsonismo fermedad o se convierten en el rasgo dominante, hay que tener en
cuenta la posibilidad de que se trate de una AMS (v. Capítulo 77).
I. Enfermedad de Parkinson
Además, la impotencia con pérdida precoz de las erecciones noctur­
Enfermedad de Parkinson esporádica
nas o matutinas y la incapacidad para tener una erección mantenida
Enfermedad de Parkinson hereditaria (v. Tabla 23.1)
II. Degeneraciones muitisistémicas («parkinsonismo plus»)
durante las relaciones sexuales es indicativo de AMS. Otro síntoma
Parálisis supranuclear progresiva que puede preceder al inicio de los problemas motores asociados con
Atrofia multlsistémica (síndrome de Shy-Drager) varios trastornos parkinsonianos, especialmente EP, AMS o demen­
AMS-P (degeneración estriatonigral) cia con cuerpos de Lewy, es un trastorno conductual del sueño REM.
AMS-C (atrofia olivo-ponto-cerebelosa) El estridor laríngeo nocturno es un signo importante y potencialmen­
Complejo de Lytico-Bodig o parkinsonismo-demencia-ALS te mortal de AMS.
de Guam Los síntomas visuales no suelen ser un rasgo significativo, con las
Degeneración corticobasal
siguientes excepciones. En la EP (y en muchos otros trastornos par­
Atrofia palidal progresiva
kinsonianos) puede producirse diplopia al leer, debido a una altera­
Complejo parkinsonismo-demencia
Enfermedad palldopiramidai
ción de la convergencia. A veces, se observan problemas visuales en
III. Parkinsonismo heredodegenerativo otros trastornos parkinsonianos, especialmente PSP (v. Capítulo 78).
Distonía que responde a dopa Las crisis oculógiras, que son episodios bruscos e involuntarios de
Enfermedad de Huntington desviación ocular (con mayor frecuencia hacia arriba y hacia los la­
Enfermedad de Wilson dos) en ausencia de exposición a fármacos neurolépticos, son prácti­
Déficit hereditario de ceruloplasmina camente patognomónicas de un parkinsonismo tras una encefalitis
Neurodegeneraclón con acumulación de hierro en el cerebro letárgica, aunque también pueden observarse en otros trastornos neu-
(neurodegeneración asociada con pantotenato cinasa, rometabólicos infrecuentes. La pérdida sensitiva no es parte del par­
conocida también como enfermedad de Hallervorden-Spatz)
kinsonismo, aunque los pacientes con EP pueden presentar unos sín­
Atrofias olivo-ponto-cerebelosa y espinocelular, incluida
tomas sensitivos positivos difíciles de explicar, como hipoestesia y
la enfermedad de Machado-Joseph
Demencia frontotemporal con parkinsonismo (DFTP)
hormigueo, dolor y sensaciones dolorosas, que a veces son muy dis-
Enfermedad de Gerstmann-Straussler-Scheinker capacitantes. La neuropatía periférica sugiere otro trastorno o proble­
Gliosis subcortical progresiva familiar ma no relacionado (p. ej., diabetes mellitus).
Lubag (parkinsonismo-distonía ligada a X) Aunque se han propuesto distintos métodos neurofisiológicos
Calcificación de los ganglios basales familiar y radiológicos para cuantificar la gravedad de los distintos signos y
Cltopatías mitocondriales con necrosis estriada síntomas parkinsonianos, la mayoría de los estudios se apoyan en
Lipofuscinosis ceroidea escalas de puntuación clínica, especialmente en la Unified PD Rating
Parkinsonismo familiar con neuropatía periférica Scale (UPDRS), los estadios de Hoehn-Yahr, y la escala de activida­
Síndrome parkinsoniano-piramidal
des de la vida cotidiana de Schwab-England (Tabla 23.4). La sección
Neuroacantocitosis
histórica de la UPDRS puede hacerla el paciente solo, y es fácil
Hemocromatosls hereditaria
Neuroferritinopatía
de completar en los pacientes no demenciados. Se está revisando la
Aceruloplasmlnemia UPDRS original para aclarar algunas ambigüedades y evaluar de forma
IV. Parkinsonismo secundarlo (adquirido, sintomático) más adecuada los signos no motores de la EP, porque se encuentran
Infeccioso: postencefalítico, síndrome de inmunodeficiencia entre los síntomas más discapacitantes, especialmente en las fases
adquirida, panencefalitis esclerosante subaguda, enfermedad más avanzadas de la enfermedad (Chaudhuri et al, 2006). En algunos
de Creutzfeldt-Jakob, enfermedades por priones estudios de investigación, la UPDRS se completa con una prueba
Fármacos: fármacos que bloquean los receptores más objetiva, como la prueba de tablero de clavijas de Purdue o con
de la dopamina (antipsicóticos, antieméticos), reserpina, tiempos de reacción. Muchas escalas, como el cuestionario 39 de la
tetrabenazina, metlldopa, litio, flunarlzina, cinarizina
EP (PDQ-39) y el cuestionario de la calidad de vida en la EP (PDQL),
Toxinas: MPTP, monóxido de carbono, manganeso, mercurio,
intentan valorar la calidad de vida global.
disulfuro de carbono, cianuro, metanol, etanol
Vascular: multiinfarto
Traumatismo: encefalopatía pugilístlca Inicio y evolución
Otros: alteraciones paratiroideas, hipotiroidismo,
degeneración hepatocerebral, tumor cerebral, Al igual que en otros trastornos del movimiento, la edad de inicio del
paraneoplásico, hidrocefalia normotensiva, hidrocefalia síndrome parkinsoniano es muy importante para el diagnóstico dife­
no comunicante, slringomesencefalia, hemlatrofia- rencial. Aunque la mayoría de los pacientes son adultos, el parkinso­
hemiparkinsonismo, parkinsonismo y temblor Inducidos nismo también se observa en niños (v. Tabla 23.2). La EP suele tener
periféricamente, psicogénico un inicio lento y una progresión gradual (Jankovic, 2005a). General­
mente, los pacientes con una EP de comienzo precoz y los que tienen
una forma en la que predomina el temblor tienden a progresar más
lentamente, y es menos probable que lleven asociado un deterioro
nencia de orina es especialmente indicativa de AMS. Es frecuente un cognitivo, en comparación con los pacientes con EP con inestabilidad
grado leve o moderado de hipotensión ortostática en los trastornos postural y dificultad en la marcha. Otros trastornos (como los produ­
parkinsonianos, y los fármacos antiparkinsonianos empeoran con cidos por toxinas, anoxia cerebral o infarto) pueden producirse de
frecuencia el problema (v. Capítulo 77). Si los síntomas autónomos. forma brusca o progresar más rápidamente (lo que produce el llama­
Capitulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 301

TABLA 23.3 Síndromes parkinsonianos: diagnóstico diferencial

EP PSP AMS-P AMS-C DCB DCL CPDELA


Bradicinesia + + + ± + ± +
Rigidez + + + + + ± +
Trastorno de la marcha + + + + + ± +
Temblor + - ± ± ± - +
Ataxia - - - + - - ±
Disautonomía ± ± + + - ± ±
Demencia ± + ± - ± + +
Disartria o disfagia ± + + + + ± +
Distonía ± ± ± - + - -
Apraxia de los párpados ± + ± - ± - ±
Apraxia de las extremidades - ± - - + ± -
Enfermedad de la motoneurona - - ± - - - +
Mioclonías ± - ± ± + ± -
Neuropatía - - - ± - - -
Déficit oculomotor - + - + + ± ±
Trastornos del sueño ± ± ± ± - ± -
Hallazgos asimétricos + ± ± - + - -
Respuesta a la L-dopa + - ± ± - - -
Discinesia por L-dopa + - ± - - - -
Antecedentes familiares ± - - - - - -
Hipodensidad putaminal T2 - ± + + - - -
Cuerpos de Lewy + - ± ± ± + -

AMS-C: atrofia multisistémica de tipo cerebeloso; AMS-P: atrofia multisistémica de tipo parkinsoniano; CPDELA: complejo parkinsonismo-demencia esclerosis lateral amiotrófica
de Guam; DCB: degeneración corticobasal; DCL: demencia con cuerpos de Lewy; EP: enfermedad de Parkinson; PSP: parálisis supranuclear progresiva.

do parkinsonismo maligno), o incluso pueden mejorar espontánea­ La voz de un paciente con EP es, de forma característica, hipofó-
mente (como los producidos por fármacos, infartos múltiples y cier­ nica, monótona, a menudo con titubeos, tartamuda y más rápida de lo
tas formas de encefalitis). normal. El lenguaje, como la marcha, puede ser festinado, es decir,
que cada vez es más rápido. Se deben intentar distinguir característi­
cas adicionales de afectación seudobulbar o cerebelosa que sugieran
Exploración y signos clínicos diagnósticos alternativos. La palilalia y la ecolalia (repetición invo­
El diagnóstico de parkinsonismo es, a veces, aparente después del luntaria de palabras y frases dichas por otros) se pueden producir en
primer contacto con el paciente. La expresión facial, las característi­ varios trastornos parkinsonianos. La observación cuidadosa de las
cas vocales, el temblor, la escasez de movimientos y la postura flexio- características vocales y faciales puede ofrecer sus frutos. Un ejem­
nada y otras deformidades osteoarticulares (Ashour y Jankovic, plo es la combinación de un escaso contacto visual por la alteración
2006) proporcionan una primera impresión inmediata e irrevocable. de los movimientos oculares de refijación, el surco de las cejas, y la
No obstante, el médico debe recordar la necesidad de una valoración mayor profundidad de los pliegues nasolabiales por la rigidez facial
detallada para intentar distinguir entre las distintas causas de este sín­ en los pacientes con una PSP. Una voz nasal más ruda y de un tono
drome clínico. más alto, que es bastante distinta de la monótona e hipofónica de la
La pérdida de expresión facial (hipomimia) suele ser un signo pre­ EP, también sugiere el diagnóstico de PSP; una voz «quejumbrosa»,
coz. Los pacientes tienen en ocasiones una expresión ansiosa, con los temblorosa, de tono alto, puede sugerir una AMS, especialmente si se
ojos abiertos, con unos marcados pliegues faciales, y esto puede ser asocia con jadeos o estridor laríngeo.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

más pronunciado en los casos de PSP. La frecuencia del parpadeo Varios tipos de temblor, principalmente las variedades de reposo
suele estar disminuida, aunque también se puede observar blefaroclo- y posturales, acompañan con frecuencia a los trastornos parkinsonia­
nos (espasmos repetidos de los párpados al cerrar suavemente el ojo) nos. Se debe observar a los pacientes con las manos sobre el regazo o
o blefaroespasmo reflejo (p. ej., precipitado al enfocar una luz sobre los muslos, y se les debe decir que coloquen los brazos estirados o en
el ojo o al manipular los párpados). El blefaroespasmo espontáneo y posición horizontal con los hombros abducidos, los codos flexiona-
la apraxia de la abertura de los párpados se producen con menor fre­ dos y las palmas de las manos hacia abajo delante de la cara, en la
cuencia. Los pacientes con apraxia de la abertura de los párpados (no llamada maniobra de batida de alas. El temblor de reposo reaparece
una apraxia verdadera) a menudo abren los ojos ayudándose con las después de un período quiescente en una nueva posición (temblor
manos, y una vez que los ojos se fijan en un objeto, los párpados reemergente). Este temblor reemergente puede atribuirse errónea­
permanecen abiertos. Además de las características faciales, los pa­ mente al temblor postural, y puede llevar a un diagnóstico erróneo de
cientes con trastornos parkinsonianos tienen una grasa cutánea exce­ temblor esencial. Un verdadero temblor de intención (cinético), de­
siva y dermatitis seborreica, que se observa sobre todo en la frente, sencadenado por la maniobra dedo-nariz, es mucho menos frecuente
las cejas y la zona malar. en los pacientes con EP y otros trastornos parkinsonianos, y suele
302 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 23.4 Definiciones de la Unified PD Rating Scale (UPDRS) del 0 al 4

ESTADO MENTAL, COMPORTAMIENTO Y HUMOR


1. Estado mental
0 = Ninguna alteración
1 = Leve. Olvidos constantes con recuerdos parciales de acontecimientos y sin otras dificultades
2 = Pérdida moderada de memoria, con desorientación y una dificultad moderada para manejar problemas complejos. Afectación leve pero
definitiva de las funciones en casa con ayudas ocasionales
3 = Pérdida grave de memoria con desorientación temporal y con frecuencia espacial. Afectación grave del manejo de problemas
4 = Pérdida grave de memoria con conservación sólo de la orientación para personas. Incapaz de emitir juicios o de solucionar problemas.
Necesita mucha ayuda con atención personal. No se le puede dejar nunca solo
2. Trastorno del pensamiento (producido por demencia o intoxicación por fármacos)
0 = Ninguno
1 = Sueños vividos
2 = «Benigno»
3 = Alucinaciones o ilusiones que pueden ser desde ocasionales hasta frecuentes, y que pueden interferir con las actividades diarias
4 = Alucinaciones persistentes, ilusiones o psicosis floridas. No es capaz de cuidar de sí mismo
3. Depresión
0 = No existe
1 = Períodos de tristeza o culpabilidad más frecuentes de lo normal, nunca mantenidos durante días o semanas
2 = Depresión mantenida (1 semana o más)
3 = Depresión mantenida con síntomas vegetativos (insomnio, anorexia, pérdida de peso, pérdida de interés)
4 = Depresión mantenida con síntomas vegetativos y pensamientos e intentos suicidas
4. Motivación e iniciativa
0 = Normal
1 = Menos enérgica que de costumbre, más pasiva
2 = Pérdida de iniciativa o desinterés en las actividades electivas (no rutinarias)
3 = Pérdida de iniciativa o desinterés en la actividad diaria (rutinaria)
4 = Inhibición, pérdida completa de la motivación

ACTIVIDADES DE LA VIDA DIARIA


5. Habla
0 = Normal
1 = Ligeramente afectado. No hay dificultad para hacerse entender
2 = Moderadamente afectado. Algunas veces se le pide que repita frases
3 = Muy afectado. Con frecuencia se le pide que repita frases
4 = Ininteligible la mayor parte del tiempo
6. Salivación
0 = Normal
1 = Ligero, pero claro exceso de saliva en la boca; puede haber babeo nocturno
2 = Cantidad moderadamente excesiva de saliva con babeo
3 = Claro exceso de saliva con algo de babeo
4 = Marcado babeo, que necesita de forma constante el uso de un pañuelo
7. Deglución
0 = Normal
1 = Rara vez se atraganta
2 = A veces se atraganta
3 = Necesita alimentos blandos
4 = Necesita una sonda nasogástrica o una gastrostomía de alimentación
8. Escritura
0 = Normal
1 = Algo lenta y pequeña
2 = Moderadamente lenta y pequeña; todas las palabras son legibles
3 = Muy afectada; no todas las palabras son legibles
4 = La mayoría de las palabras no son legibles
9. Cortar la comida
0 = Normal
1 = Algo lento y torpe, pero no necesita ayuda
2 = Puede cortar la mayor parte de la comida, aunque con torpeza y lentitud, y algunas veces necesita ayuda
3 = Necesita que alguien le corte la comida aunque aún puede comer lentamente por sí solo
4 = Necesita que le den de comer

Continúa
Capítulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 303

TABLA 23.4 Definiciones de la Unified PD Rating Scale (UPDRS) del 0 al 4 (cont.)

10. Vestido
0 - Normal
1 = Algo lento, pero no necesita ayuda
2 = Algunas veces necesita ayuda con los botones y para meter los brazos en las mangas
3 = Necesita mucha ayuda, pero puede hacer algunas cosas solo
4 = Inútil
11. Higiene
0 - Normal
1 = Algo lenta, pero no necesita ayuda
2 = Necesita ayuda para bañarse o ducharse; higiene muy lenta
3 = Necesita ayuda para lavarse, cepillarse los dientes, peinarse o ir al baño
4 = Sonda de Foley u otros dispositivos de ayuda
12. Darse la vuelta en la cama
0 - Normal
1 = Algo torpe y lento pero no necesita ayuda
2 = Se puede dar la vuelta solo o ajustar las sábanas, pero con gran dificultad
3 = Puede empezar la acción, pero no puede darse la vuelta ni ajustarse las sábanas
4 = Inútil
13. Caídas
0 - Normal
1 - Raras
2 = Ocasionales, menos de una vez al día
3 = Caídas como media una vez al día
4 = Caídas más de una vez al día
14. Congelación
0 = Ninguna
1 = Es rara la congelación al caminar; puede tener un titubeo de iniciación
2 = Congelaciones ocasionales al caminar
3 = Congelaciones frecuentes. En ocasiones caídas por congelación
4 = Frecuentes caídas por congelación
15. Marcha
0 - Normal
1 = Dificultad leve. Puede no balancear los brazos o puede tender a arrastrar una pierna
2 = Dificultad moderada, pero no necesita ayuda o ésta es muy escasa
3 = Importante alteración de la marcha, necesita ayuda
4 = No puede caminar nada, incluso con ayuda
16. Temblor
0 - Ausente
1 = Presente sólo a veces, es leve
2 = Moderado, molesto para el paciente
3 = Grave, interfiere con muchas actividades
4 = Marcado, interfiere con la mayoría de las actividades
17. Síntomas sensitivos
0 = Ninguno
1 = En ocasiones existe hipoestesia, hormigueo, o dolor leve
2 = Son frecuentes la hipoestesia, hormigueo o dolor leve, pero no son discapacitantes
3 = Sensaciones dolorosas frecuentes
4 = Dolor atroz

EXPLORACIÓN MOTORA
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

18. Lenguaje
0 = Normal
1 = Ligera pérdida de expresión, dicción o volumen
2 = Monótono, alterado, pero inteligible; moderadamente afectado
3 = Muy afectado, dificultad de comprensión
4 = Ininteligible
19. Expresión facial
0 = Normal
1 = Hipomimia mínima, puede ser normal («cara de póquer»)
2 = Disminución leve, pero claramente anormal, de la expresión facial
3 = Hipomimia moderada, labios separados parte del tiempo
4 = Cara fija o de máscara, con afectación grave o completa de la expresión facial, labios separados por 6-7 mm

Continúa
304 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 23.4 Definiciones de la Unified PD Rating Scale (UPDRS) del 0 al 4 (cont.)

20. Temblor de reposo


0 = Ausente
1 = Leve, y presente sólo en raras ocasiones
2 = Leve en amplitud y persistencia, o moderado en amplitud, pero sólo presente de forma intermitente
3 = Moderado en amplitud y presente la mayor parte del tiempo
4 = Marcado en amplitud y presente la mayor parte del tiempo
21. Temblor de acción
0 = Ausente
1 = Leve; presente con la acción
2 = Moderado en amplitud, presente con la acción
3 = Moderado en amplitud, tanto de acción como al mantener una postura
4 = Marcado en amplitud, interfiere con la alimentación
22. Rigidez (juzgada por el movimiento pasivo de los puntos principales con el paciente relajado y sentado; se ignora la rueda dentada)
0 = Ausente
1 = Leve o detectable sólo cuando se activa por movimientos en espejo u otros movimientos
2 = Leve a moderada
3 = Marcada, pero se puede lograr un rango completo de movimientos
4 = Grave, el rango de movimientos se logra con dificultad
23. Golpeteo de los dedos (el paciente golpetea el dedo pulgar con el índice con la mayor rapidez y amplitud posibles, con cada mano de forma separada)
0 = Normal
1 = Algo más despacio o con reducción en la amplitud
2 = Moderadamente afectado; fatigabilidad definitiva y precoz. Puede haber en ocasiones paradas en el movimiento
3 = Muy afectado; frecuente titubeo a la hora de iniciar los movimientos o paradas cuando el movimiento está en marcha
4 = Apenas puede llevar a cabo la tarea
24. Movimientos de las manos (el paciente abre y cierra las manos de forma rápida con la mayor amplitud posible, cada mano por separado)
0 = Normal
1 = Algo más despacio o con reducción en la amplitud
2 = Moderadamente afectado; fatigabilidad definitiva y precoz. Puede haber en ocasiones paradas en el movimiento
3 = Muy afectada; frecuente titubeo a la hora de iniciar los movimientos o paradas cuando el movimiento está en marcha
4 = Apenas puede llevar a cabo la tarea
25. Pronación-supinación de las manos (movimientos de pronación-supinación de las manos, vertical u horizontalmente, con la mayor amplitud
posible, ambas manos simultáneamente)
0 = Normal
1 = Algo más despacio o con una reducción en la amplitud
2 = Moderadamente afectada; fatigabilidad definitiva y precoz. Puede haber en ocasiones paradas en el movimiento
3 = Muy afectada; frecuente titubeo a la hora de iniciar los movimientos o paradas cuando el movimiento está en marcha
4 = Apenas puede llevar a cabo la tarea
26. Agilidad de las piernas (el paciente toca el suelo con el talón repetidas veces de forma rápida, levantando completamente la pierna; la amplitud
debe ser de por lo menos 7-8 cm)
0 = Normal
1 = Algo más despacio o con una reducción en la amplitud
2 = Moderadamente afectado; fatigabilidad definitiva y precoz. Puede haber en ocasiones paradas en el movimiento
3 = Muy afectada; frecuente titubeo a la hora de iniciar los movimientos o paradas cuando el movimiento está en marcha
4 = Apenas puede llevar a cabo la tarea
27. Levantarse de la silla (el paciente intenta levantarse de una silla de madera o de metal con un respaldo recto y con los brazos cruzados sobre el pecho)
0 = Normal
1 = Lento, o puede necesitar más de un intento
2 = Se apoya en los brazos del asiento
3 = Tiende a caerse hacia atrás, por lo que tiene que intentarlo varias veces, pero es capaz de levantarse sin ayuda
4 = Es incapaz de levantarse sin ayuda
28. Postura
0 = Normal
1 = Postura ligeramente encorvada, no muy erecta; puede ser normal en personas ancianas
2 = Postura moderadamente encorvada, claramente anormal; se puede inclinar ligeramente hacia un lado
3 = Postura muy encorvada con cifosis; se puede inclinar moderadamente hacia un lado
4 = Flexión marcada con una alteración extrema de la postura
29. Marcha
0 = Normal
1 = Camina lentamente, puede arrastrar los pies, pero no hay festinación ni propulsión
2 = Camina con dificultad, pero no necesita ayuda o ésta es escasa; puede haber festinación, pasos cortos o propulsión
3 = Trastornos importantes de la marcha que necesitan ayuda
4 = No puede caminar nada, incluso con ayuda

Continúa
Capitulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 305

TABLA 23.4 Definiciones de la Unified PD Rating Scale (UPDRS) del 0 al 4 (cont.)

30. Estabilidad postural (respuesta a un desplazamiento súbito posterior producido al empujar los hombros mientras el paciente está de pie
con los ojos abiertos y los pies algo separados. El paciente está preparado)
0 = Normal
1 = Retropulslón, pero se recupera sin ayuda
2 = Ausencia de respuesta postural, se puede caer si no le ayuda el médico
3 = Muy Inestable, tiende a perder el equilibrio espontáneamente
4 = Incapaz de estar de pie sin ayuda
31. Bradlclnesla corporal (lentitud al peinarse, titubeos, disminución del balanceo de los brazos, pequeña amplitud y escasez de movimientos en general)
0 = Ninguna
1 = Mínima lentitud, confiriendo a los movimientos un carácter deliberado; puede ser normal en algunas personas. Amplitud probablemente disminuida
2 = Grado leve de lentitud, lo que produce una pobreza de movimientos que es claramente anormal. En otras ocasiones, amplitud algo disminuida
3 = Lentitud moderada, escasez de movimientos o movimientos de poca amplitud
4 = Lentitud marcada, escasez de movimientos o movimientos de poca amplitud

COMPLICACIONES DEL TRATAMIENTO


Se puntúan estos aspectos para representar la situación del paciente en la semana antes de la exploración

DISCINESIAS
32. Duración
¿Qué proporción del día (despierto) tiene disclnesias? (Información retrospectiva)
0 = Ninguna
1 = 1-25% del día
2 = 26-50% del día
3= 51-75% del día
4= 76-100% del día
33. Discapacidad
¿ Cuán Incapacitantes son las disclnesias? (información retrospectiva; se puede modificar con el examen en la consulta)
0 = No son dlscapacítantes
1 = Ligeramente discapacltantes
2 = Moderadamente dlscapacítantes
3 = Muy discapacltantes
4 = Totalmente discapacltantes
34. Dolor
¿Cuán dolorosas son las disclnesias?
0 = No son dolorosas
1 = Ligeramente
2 = Moderadamente
3 = Mucho
4 = Completamente
35. Presencia de distonía al Inicio de la mañana (Información retrospectiva)
0= No
1 = Sí

FLUCTUACIONES CLÍNICAS
36. Duración de los «off»
¿Qué proporción del día (despierto) está el paciente en «off»?
0 = Ninguna
1 = 1-25% del día
2 = 26-50% del día
3= 51-75% del día
4= 76-100% del día
37. «Off» predecibles
¿Hay períodos «off» predecibles en un momento determinado tras una dosis de medicación?
0= No
1 = Sí
38. «Off» Impredeclbles
¿Hay períodos «off» ¡mpredecibles en un momento determinado tras una dosis de medicación?
0= No
1 = Sí
39. «Off» bruscos
¿Se produce alguno de estos períodos «off» de forma brusca (p. ej., en unos pocos segundos)?
0= No
1 = Sí

Continúa
306 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 23.4 Definiciones de la Unified PD Rating Scale (UPDRS) del 0 al 4 (cont.)

OTRAS COMPLICACIONES
40. Anorexia, náuseas, vómitos
¿Tiene el paciente anorexia, náuseas o vómitos?
0= No
1 = Sí
41. Alteraciones del sueño
¿Tiene el paciente alteraciones del sueño (p. ej., Insomnio o hlpersomnolencía)?
0= No
1 = Sí
42. Ortostatismo sintomático
¿Tiene el paciente ortostatismo sintomático?
0= No
1 = Sí

ESTADIO MODIFICADO DE HOEHN Y YAHR


Estadio 0: No hay signos de la enfermedad
Estadio I: Enfermedad unilateral
Estadio I.5: Enfermedad unilateral y afectación axial
Estadio II: Enfermedad bilateral, sin afectación del equilibrio
Estadio II.5: Enfermedad bilateral leve, con recuperación en la prueba del tirón
Estadio III: Enfermedad bilateral de leve a moderada; algo de inestabilidad postural; físicamente independíente
Estadio IV: Importante discapacídad; todavía es capaz de caminar o levantarse sin ayuda
Estadio V: En silla de ruedas o encamado, sí no se le ayuda

ESCALA MODIFICADA DE LAS ACTIVIDADES DE LA VIDA DIARIA DE SCHWAB Y ENGLAND


100%: completamente independíente. Capaz de hacer todas las tareas sin lentitud, dificultad o afectación. Esencialmente normal. No es consciente
de ninguna dificultad
90%: completamente independíente. Capaz de hacer todas las tareas con algún grado de lentitud, dificultad y afectación. Le puede llevar el doble
de tiempo. Comienza a percibir las dificultades
80%: completamente independiente en la mayoría de las tareas. Le lleva el doble de tiempo. Consciente de la dificultad y de la lentitud
70%: no es completamente independiente. Más dificultad en algunas tareas. Algunas le pueden llevar entre tres y cuatro veces más tiempo.
Debe dedicar una gran parte del día a hacer determinadas tareas
60%: alguna dependencia. Puede realizar la mayoría de las tareas, pero de forma lenta y con mucho esfuerzo. Errores; algunas tareas son imposibles
de realizar
50%: más dependiente. Ayuda en la mitad, más lento, etc. Dificultad con todo
40%: muy dependiente. Puede hacer todas las tareas con ayuda, pero pocos períodos solo
30%: con esfuerzo, hace algunas tareas solo o las comienza solo. Necesita mucha ayuda
20%: no hace nada solo. Puede suponer una pequeña ayuda en algunas tareas. Períodos muy inválido
10%: totalmente dependiente, Inútil. Completamente inválido
0%: vegetativo. Funciones como tragar, vesical o intestinal no funcionan. Encamado

indicar una afectación de las conexiones cerebelosas. El temblor de ves de rigidez, se aprecia mejor colocando una mano sobre los
la cabeza (titubeo) sugiere un diagnóstico distinto de la EP, como un músculos que se están valorando (p. ej., el pulgar izquierdo sobre
temblor esencial, un temblor distónico del cuello o un temblor cere­ el bíceps y el resto de los dedos sobre el tríceps mientras se flexio-
beloso asociado con la forma cerebelosa de AMS (AMS-C), atrofia na y se extiende el dedo con la mano derecha). La distribución de
espinocerebelosa o esclerosis múltiple. la rigidez ayuda a veces en el diagnóstico diferencial. Por ejemplo,
La rigidez es un aumento del tono muscular, generalmente igual una marcada rigidez de nuca con mucha menos hipertonía en las
en los extensores que en los flexores, que está presente en todo el piernas sugiere el diagnóstico de una PSP, mientras que un grado
rango de movimientos pasivos. Esto contrasta con la distribución y la extremo de rigidez unilateral de un brazo puede sugerir una dege­
naturaleza dependiente de la velocidad de la espasticidad. La parato- neración corticobasal.
nía (o Gegenhalten), por otra parte, aumenta con los movimientos La acinesia y la bradicinesia pueden observarse en la exploración
repetitivos pasivos y con los intentos de que el paciente se relaje. de varias formas. Los movimientos autónomos que habitualmente se
Puede ser difícil distinguir entre las formas más leves de paratonía expresan en una conversación, como los gestos de las manos al hablar,
y la rigidez, especialmente en las piernas. De forma característica, cruzar y descruzar las piernas, y la colocación del cuerpo en la silla,
la rigidez se desencadena o se agrava al realizar movimientos vo­ están reducidos o ausentes. Los movimientos rápidos y repetitivos, y
luntarios (como abrir y cerrar el puño o la abducción-aducción de los movimientos alternantes, como el chasquido de los dedos, abrir
los hombros), fenómeno que se conoce como rigidez activada (sig­ y cerrar el puño, la pronación y supinación del antebrazo, y tocar el
no de Froment). Añadido a la rigidez, puede existir un temblor o un suelo con el pie se hacen con lentitud, con una disminución gradual de
fenómeno de rueda dentada. Esto, al igual que las formas más le­ la amplitud y un cese final del movimiento (congelación). Además
Capitulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 307

de fatiga, pueden observarse titubeos al iniciar los movimientos y para­ La base de la marcha suele ser estrecha, y la marcha en tándem
das en los movimientos que se llevan a cabo. Los pacientes muy afec­ se hace bien. Cuando la marcha tiene una amplia base de sustenta­
tados pueden ser incapaces de realizar casi ninguna tarea. Hay una ción, se debe considerar una ataxia añadida, como la que se observa
tendencia a que los movimientos rápidos y repetitivos se produzcan en en la AMS con una importante afectación cerebelosa, aunque algu­
la frecuencia del temblor acompañante. En estos casos, se debe ense­ nas atrofias espinocerebelosas pueden presentarse con parkinsonis­
ñar al paciente a hacer unos movimientos más lentos, en un intento de mo y ataxia (v. Capítulo 76). Caminar de puntillas (marcha de ga­
completarlos de forma voluntaria. Observar cómo escribe el paciente llo) se observa en algunos trastornos parkinsonianos (p. ej., los
es una parte importante de la exploración. Esta observación puede producidos por una intoxicación por manganeso), y una marcha pe­
poner de manifiesto una gran lentitud y un gran esfuerzo, incluso en culiar con pasos largos puede poner de manifiesto al infrecuente
alguien con mínimos cambios en el tamaño de la escritura. Además de paciente afectado de acinesia en ausencia de rigidez o con PSP. El
la micrografía, al escribir y dibujar muestra una tendencia a la fatiga­ llamado pie magnético o la marcha a pequeño paso de los ancianos
bilidad, con una mayor reducción en el tamaño conforme se sigue es­ (que también se observa en los infartos múltiples, la enfermedad de
cribiendo, acompañada de un temblor de acción. Binswanger y la hidrocefalia normotensiva) suele ser consecuencia
Las alteraciones posturales son frecuentes en los síndromes aciné- de un parkinsonismo de la parte inferior del cuerpo, clásicamente
tico-rígidos. La cabeza suele inclinarse hacia delante, y el cuerpo se asociado con trastornos vasculares cerebrales, como los infartos la-
encorva, a menudo con una marcada cifosis y un grado variable de cunares. Una discrepancia marcada de afectación entre la parte in­
escoliosis (Ashour y Jankovic, 2006). Los brazos se flexionan a nivel ferior del cuerpo y las extremidades superiores, con un balanceo
de los codos y de las muñecas, con distintas deformidades posturales normal o incluso excesivo de los brazos, es un dato importante del
en las manos, con mayor frecuencia la flexión de las articulaciones diagnóstico de parkinsonismo vascular.
metacarpofalángicas y la extensión de las articulaciones interfalángi-
cas, con aducción de todos los dedos y oposición del dedo pulgar con
Diagnóstico diferencial
el índice (mano estriatal). También se produce flexión en las articu­
laciones de las piernas. Se observan distintas deformidades en los pies, Aunque en algunos pacientes con EP se produce demencia, especial­
la más frecuente de ellas el dedo en martillo en la mayoría de los mente cuando se manifiesta relativamente pronto durante el curso,
dedos, a veces con extensión del primer dedo (pie estriatal), lo que se este dato debe alertar al médico de que puede tratarse de otro diagnós­
puede interpretar de forma errónea como una respuesta plantar exten- tico (v. Capítulo 70), incluyendo la asociación simultánea de causas
sora. Inicialmente, la postura anormal del pie puede estar inducida no relacionadas de deterioro cognitivo (Galvin et al, 2006). Se obser­
por una acción, produciéndose sólo al caminar o al soportar peso. La van alteraciones marcadas de los movimientos oculares en distintas
postura flexionada o simiesca a veces es muy marcada, con una im­ patologías, incluyendo PSP, AMS-C, parkinsonismo postencefálico y
portante flexión de la cintura (camptocormia) (Azher y Jankovic, en la degeneración corticobasal. Es importante valorar el nistagmo
2005). A pesar de la flexión del tronco, las manos suelen estar por optocinético para comprobar si están afectados los movimientos sacá­
encima de la línea del cinturón por la flexión de los codos. Algunos dicos verticales, como ocurre en la PSP. La maniobra oculocefálica
pacientes permanecen erguidos o incluso muestran una postura hiper- (ojos de muñeca) debe realizarse cuando los movimientos oculares
extendida. La hiperextensión del cuello es especialmente sugestiva están limitados, buscando una evidencia que apoye la existencia de
de una PSP, mientras que su flexión extrema sugiere una AMS. una parálisis supranuclear de la mirada. Aunque una afectación obvia
La inestabilidad postural es característica de los trastornos parkin­ del tracto piramidal generalmente sugiere otro diagnóstico o un tras­
sonianos, especialmente la inestabilidad postural y la dificultad de la torno sobreañadido, una rigidez leve puede acentuar los reflejos.
marcha de la EP, la PSP y la AMS. Cuando el paciente se levanta tras Cuando el parkinsonismo es asimétrico, puede producir unos cam­
estar sentado, se produce una combinación de mala estabilidad pos­ bios de los reflejos que produzcan confusión. Los reflejos primitivos,
tural, lentitud, base de sustentación estrecha y falta de nueva coloca­ incluyendo la incapacidad para inhibir el parpadeo tras golpetear el
ción de los pies, que hace que el paciente se caiga hacia atrás en la espacio interciliar (signo de Myerson) y los reflejos palmomentonia-
silla «como un fardo». Los pacientes con PSP pueden «salir dispara­ nos, son inespecíficos y suelen estar presentes en muchos trastornos
dos» de la silla de forma inadecuadamente rápida, sin darse cuenta de parkinsonianos (Brodsky et al, 2004). No obstante, un reflejo mandi­
su incapacidad para mantener la estabilidad en los pies. El paciente bular exaltado sugiere un trastorno adicional del tracto corticobulbar.
puede necesitar realizar varios intentos, apoyarse en los brazos de la Una respuesta de prensión exagerada indica una alteración del lóbulo
silla, o que tire de él otra persona. Los trastornos de la marcha carac­ frontal y la posibilidad de un proceso de demencia concomitante. En
terísticos del parkinsonismo son la falta de balanceo de los brazos, ocasiones, la presencia de una postura muy flexionada de las manos
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

pasos más cortos y, posteriormente, arrastre de los pies, congelación se puede confundir con un reflejo de prensión, y el médico puede es­
al andar (especialmente, en el marco de las puertas o cuando se acer­ tar convencido de que existe una contracción activa al golpear la pal­
can a una obstrucción potencial o a una silla) y, en los casos más ma. Las alteraciones de los movimientos rápidos, repetitivos y alter­
graves, propulsión y caídas espontáneas (Jankovic, 2007a). Además, nantes descritos anteriormente pueden confundirse con la ejecución
caminar provoca o exacerba con frecuencia el temblor de reposo. torpe y difícil de la apraxia cinética de los miembros (Zadikoff y
Para valorar la inestabilidad postural, el médico lleva a cabo la prue­ Lang, 2005). Es importante destacar que no deben confundirse con
ba del tirón. Colocándose detrás del paciente, el médico tira del mis­ la alteración de la velocidad, el ritmo y la fuerza característicos de la
mo hacia atrás por los hombros (o con una mano en el esternón), disdiadococinesia de la enfermedad cerebelosa. Una maniobra útil
quedándose detrás para evitar que se caiga. Una vez que los reflejos para comprobar si existe una disfunción cerebelosa asociada es hacer
posturales están afectados, puede existir retropulsión o múltiples pa­ que el paciente toque con el dedo índice una superficie dura. Observar
sos hacia atrás en respuesta a una perturbación de postura. Más ade­ y, en especial, escuchar el ruido que hace al tocar permite con fre­
lante. hay una tendencia a caerse en bloque sin retropulsión, o incluso cuencia la distinción entre la lentitud y la disminución de la respuesta
unos intentos normales de recuperarse o de amortiguar la caída. del parkinsonismo, y la fuerza y la velocidad irregulares de la ataxia
308 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

cerebelosa. La valoración de la apraxia como aparece en la degenera­ parecer irregular. La forma de la onda y la amplitud del temblor pue­
ción corticobasal se debe llevar a cabo pidiendo al paciente que haga den variar mucho, dependiendo tanto de factores fisiológicos como
algunos gestos con la mano (tareas intransitivas) como el «signo de la psicológicos. El temblor se subdivide, a su vez, según la posición, la
victoria» o la extensión del segundo y del quinto dedo y la flexión del postura y la actividad motora necesarias para provocarlo. La termino­
tercero y del cuarto, o que imite determinadas actividades (tareas logía del temblor es confusa y se debe redefinir. Un temblor de reposo
transitivas; es decir, utilizando una herramienta o utensilio), como se observa con el cuerpo en completo reposo, aunque cuando un pa­
cepillarse los dientes o peinarse. No obstante, en las últimas fases de ciente está completamente relajado o dormido este temblor suele de­
muchos trastornos parkinsonianos la rigidez y otros trastornos moto­ saparecer. El mantenimiento de una postura, como extender los brazos
res pueden hacer que estas pruebas sean difíciles de interpretar. En la en paralelo al suelo, pone de manifiesto un temblor postural; mover
EP o la AMS, el miembro menos afectado puede mostrar movimien­ una parte del cuerpo hacia un objeto produce un temblor de intención.
tos especulares cuando el paciente intenta realizar movimientos rápi­ El uso de otras categorías descriptivas ha causado cierta confusión en
dos repetitivos o altemos con el miembro más afectado (Espay et al, la terminología del temblor. El temblor de acción se ha usado tanto
2005). Por otro lado, en la degeneración corticobasal, el miembro para el temblor postural como para el temblor de intención. Si bien se
más afectado puede reflejar los movimientos realizados en el miem­ encuentra un temblor cinético durante un movimiento dirigido al ob­
bro menos afectado. Algunos pacientes con parkinsonismo y afecta­ jetivo, se aplica el término temblor termina! al componente del tem­
ción del lóbulo frontal muestran signos de perseverancia, como el blor cinético que se exagera cuando se acerca a la diana. El temblor
signo del aplauso. Este signo, presente de forma característica en pa­ atóxico se ha utilizado para referirse a la combinación de este tipo de
cientes con PSP (pero también presente en algunos pacientes con temblor con una ataxia de las extremidades. La Tabla 23.5 (disponible
otros trastornos parkinsonianos), se manifiesta por la persistencia de en www.nicp.com) proporciona una lista de diagnósticos diferenciales
los aplausos cuando se indica al paciente que aplauda tres veces se­ de las tres principales categorías de temblor y de otros movimientos
guidas tan rápido como sea posible. rítmicos que, en ocasiones, se confunden con temblor.
La presencia de otros movimientos anormales en un paciente no
tratado puede indicar un diagnóstico distinto de una EP. Las mioclo-
nías sensibles a estímulos deben buscarse tocando con suavidad o
Síntomas frecuentes
con una aguja los dedos y la parte proximal de la planta o de la palma. Los síntomas se describen en distintas categorías de temblor. Todas
Las sacudidas mioclónicas que se desencadenan fácilmente y que no las personas tienen un temblor normal o fisiológico que se puede
se fatigan, como respuesta a estos estímulos, se pueden producir en la demostrar con dispositivos de registro sensoriales. Dos temblores pa­
degeneración corticobasal y en la AMS, pero también en pacientes tológicos frecuentes que, a menudo, se confunden son el temblor de
con EP y demencia. reposo parkinsoniano y el temblor esencial. Aunque ambas situacio­
A pesar de la variedad de síntomas sensitivos, los pacientes con nes se exponen detalladamente en el Capítulo 77, se tratan aquí los
EP no presentan alteraciones importantes en la exploración sensorial, puntos más útiles para la distinción, en vista de la elevada frecuencia
con excepción de un aumento normal en el umbral de vibración, que de diagnósticos incorrectos.
se produce con la edad. Las alteraciones corticales sensitivas sugie­
ren un diagnóstico de degeneración corticobasal. La emaciación y la
Temblor de reposo
debilidad muscular no son características de la EP, aunque en fases
más avanzadas de la enfermedad los pacientes con una afectación El temblor de reposo se produce en una parte del cuerpo que está en
importante muestran una atrofia por falta de uso e importantes pro­ completo reposo, y a menudo disminuye o desaparece completamente
blemas para iniciar y mantener la activación muscular que, a veces, con la acción. Por este motivo, los pacientes con un temblor de reposo
son difíciles de distinguir de la verdadera debilidad. Las combinacio­ puro experimentan una mayor turbación social más que una verdadera
nes de debilidad de la motoneurona superior e inferior puede obser­ discapacidad funcional. De hecho, en algunos casos es un miembro de
varse en varios trastornos parkinsonianos (v. Tabla 23.2). la familia o un amigo el que primero se da cuenta del temblor, que el
Se debe valorar la disfunción autonómica. En la consulta, esto paciente sólo percibe más adelante. En otras ocasiones, algunos pa­
incluye una valoración de los cambios ortostáticos en la tensión arte­ cientes se quejan de una sensación de temblor interior, antes de que el
rial y del pulso y, en determinadas circunstancias, su respuesta a la temblor de reposo se haga evidente. Al principio, el temblor de reposo
maniobra de Valsalva, aritmética mental y la prueba de frío (cold puede ser intermitente, y verse precipitado con frecuencia sólo por
pressor test), entre otros. ansiedad y estrés. La mayoría de los tipos de temblor se experimentan
Por último, son necesarias exploraciones secuenciales a lo largo primero en los brazos, comenzando con frecuencia de forma asimétri­
del tiempo, buscando cuidadosamente la aparición de nuevos hallaz­ ca. En la cara, el temblor de reposo suele afectar a los labios y a la
gos que puedan proporcionar pistas diagnósticas. Varios síndromes mandíbula, y el paciente puede notar un rechinamiento rítmico de los
parkinsonianos se presentan inicialmente como un parkinsonismo dientes. En las extremidades, el temblor suele ser más marcado en la
puro, y sólo más tarde, cuando la enfermedad progresa, se producen parte distal de los dedos, o se puede manifestar por un movimiento
otros síntomas. oscilatorio de pronación-supinación de la muñeca y del antebrazo, y
por un movimiento de flexoextensión del tobillo. En las formas gra­
ves, puede estar presente más proximalmente, haciendo que todo el
TEMBLOR cuerpo tiemble. La queja de temblor marcado de la cabeza (titubeo)
manifiesta la posibilidad de un temblor esencial o un temblor distóni­
El temblor es una oscilación rítmica de una parte del cuerpo, produci­ co asociado con una distonía cervical o con un temblor de los tractos
da bien por contracciones alternantes o bien por contracciones sincró­ cerebelosos de salida, como el que se observa en los pacientes con
nicas de músculos antagonistas con inervación recíproca. Los temblo­ esclerosis múltiple o con trastornos de la fosa posterior. El temblor en
res suelen tener una periodicidad fija, aunque la velocidad puede las piernas, especialmente en los pies mientras se está sentado, suele
Capítulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 309

TABLA 23.5 Clasificación y diagnóstico diferencial del temblor

TEMBLORES DE REPOSO
Enfermedad de Parkinson
Otros síndromes parkinsonianos (menos frecuentes)
Temblor mesencefálico (rubral): reposo < postural < intención
Enfermedad de Wilson (también degeneración hepatocerebral adquirida)
Temblor esencial

TEMBLORES POSTURALES
Temblor fisiológico
Temblor fisiológico exagerado; estos factores pueden agravar también otras formas de temblor
Estrés, fatiga, ansiedad, emoción
Endocrino: hipoglucemia, tirotoxicosis, feocromocitoma
Fármacos y toxinas: corticoides suprarrenales, beta-agonistas, agonistas dopaminérgicos, anfetaminas, litio, antidepresivos tricíclicos,
neurolépticos, teofilinas, cafeína, ácido valproico, abstinencia del alcohol, mercurio («el temblor del sombrerero»), plomo, arsénico, otros
Temblor esencial (familiar o esporádico)
Temblor primario al escribir u otras clase de temblores específicos de tareas
Temblor ortostático
Con otros trastornos del SNC
Enfermedad de Parkinson (temblor postural, temblor reemergente, temblor esencial asociado)
Otros síndromes acinético-rígidos
Distonía idiopática, incluyendo distonías focales
Con neuropatía periférica
Enfermedad de Charcot-Marie-Tooth (síndrome de Roussy-Levy)
Otras neuropatías periféricas
Temblor cerebeloso
Temblores de intención
Enfermedades del tracto de salida cerebeloso (núcleo dentado, núcleos interpuestos, o ambos, y pedúnculo cerebeloso superior):
esclerosis múltiple, traumatismos, tumores, enfermedades vasculares, enfermedad de Wilson, degeneración hepatocerebral adquirida, fármacos,
toxinas (como el mercurio), otras
Otros trastornos del movimiento rítmico
Temblor psicogénico
Movimientos rítmicos en la distonía (temblor distónico, miorritmia)
Mioclonías rítmicas (mioclonía segmentaria, p. ej., mioclonía palatal o branquial, mioclonía espinal), miorritmia
Mioclonías oscilantes
Asterixis
Clonus
Epilepsia parcial continua
Temblor hereditario de la barbilla
Espasmos nutans
Sacudida de la cabeza con quistes del tercer ventrículo
Nistagmo

deberse a un temblor parkinsoniano de reposo. El antecedente de una nos (p. ej., joyeros y cirujanos) son los que primero se dan cuenta de
progresión desde un temblor unilateral en un brazo hasta la afectación esta clase de temblor. La persona media suele apreciar por primera
posterior de la pierna ipsolateral sugiere parkinsonismo, más que un vez este temblor al comer o escribir. Coger una copa llena de líquido,
temblor esencial. Una vez que el paciente ha percibido el temblor, se verter líquido o comer con una cuchara provocan con frecuencia este
emplean distintos métodos para ocultar el movimiento, como sujetar­ temblor. La escritura es temblorosa y descuidada, y se puede poner
se una mano con la otra, sentarse sobre la mano afectada, o cruzar las en duda la firma del paciente en un cheque. La voz puede verse afec­
piernas para disminuir el temblor de las extremidades inferiores. Mu­ tada en el temblor esencial. De nuevo, la ansiedad y el temor empeo­
chos pacientes de dan cuenta de que pueden hacer desaparecer el tem­ ran el temblor, y los pacientes suelen percibir que sus síntomas son
blor transitoriamente a voluntad. especialmente llamativos en público. La causa más frecuente de tem­
blor postural que se observa en las unidades de trastornos del movi­
miento es el temblor esencial (Jankovic, 2002).
Temblor postural
Los pacientes adoptan con frecuencia mecanismos de compensa­
En contraposición al temblor de reposo puro, los temblores postura- ción para disminuir la discapacidad producida por el temblor. Mu­
les, especialmente los que tienen una importante acentuación termi­ chos dejan de realizar determinadas tareas, como servir bebidas o
nal, pueden producir una discapacidad significativa. De muchos de comer determinados alimentos (p. ej., sopa), especialmente en públi­
estos pacientes se piensa equivocadamente que «tienen mal los ner­ co. Cuando el temblor es muy asimétrico, los pacientes suelen pasar
vios». Las personas que llevan a cabo trabajos delicados con sus ma­ a utilizar la mano menos afectada para muchas cosas, incluyendo
310 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

escribir. Se pueden utilizar las dos manos para coger un vaso y llevár­ Exploración
selo a la boca; más adelante, se puede necesitar una paja. Al escribir,
los pacientes pueden usar la otra mano para sujetar el papel o la pro­ Además de con la exploración física, el temblor puede valorarse con
pia mano con la que se escribe. Algunas veces, los pacientes pasan a distintas técnicas fisiológicas, acelerométrica y otras técnicas compu-
usar letra de imprenta, y el uso de instrumentos más gruesos para tarizadas, aunque una escala de puntuación clínica suele ser lo más
escribir hace que a veces la letra sea más legible. En algunos pacien­ práctico, especialmente en los ensayos clínicos. El Tremor Research
tes con trastornos parkinsonianos y un temblor de reposo importante, Group (TRG) ha desarrollado una escala de medición que se puede
el temblor puede existir también cuando el paciente mantiene una emplear para valorar cuantitativamente todos los tipos de temblor, es­
postura recta o en batida de alas. Este temblor suele producirse des­ pecialmente el temblor esencial, el tipo más frecuente de temblor que
pués de una latencia de varios segundos, de ahí el nombre de temblor se observa en la práctica clínica (Tabla 23.6). La escala del TRG tam­
reemergente; por contraste, en el temblor esencial, el temblor se evi­ bién proporciona instrucciones sobre cómo explorar el temblor. Ade­
dencia inmediatamente al adoptar una postura nueva. más del temblor de reposo, postural y cinético de los miembros, se
debe explorar a los pacientes para comprobar si existe temblor en la
cabeza. Con el paciente sentado o de pie, el temblor de la cabeza pue­
Otros tipos de temblor
de ser evidente como un movimiento afirmativo vertical («sí-sí»)
Se pueden combinar varios tipos de trastornos de la escritura con (tremblement affirmatif) o como un movimiento de lado a lado («no­
temblor. El temblor primario de la escritura es una forma de temblor no») (tremblement negatij). Puede haber combinaciones de los dos,
específico de una tarea que afecta de forma aislada al acto de escri­ con movimientos rotatorios. Los temblores ligeros de la cabeza pue­
bir, en ausencia de temblor asociado postural o de temblor terminal den apreciarse sólo cuando el examinador aguanta el cráneo del pa­
(o con la existencia de una forma leve de los mismos) que interfiera con ciente mientras explora con la otra mano los movimientos oculares
otros actos. El calambre distónico del escritor puede implicar, ade­ laterales extremos. Los temblores de la cabeza suelen ser de 1,5 a
más, un temblor en la escritura. Se debe distinguir del hecho de coger 5,0 Hz, y se asocian con mayor frecuencia con temblor esencial o con
con una fuerza excesiva el bolígrafo o de apretar el papel, que se ob­ distonía cervical, o con enfermedades del cerebelo y sus tractos de
serva con frecuencia en el temblor esencial o en el temblor primario salida. Un temblor de reposo parkinsoniano puede afectar a las man­
de la escritura, que es atribuible a los intentos para disminuir el efec­ díbulas y a los labios. Un temblor parecido de los músculos periorales
to del temblor en la escritura. Además, los pacientes con temblor pos­ y nasales, el «síndrome del conejo», se ha asociado con fármacos an­
tural pueden escribir conscientemente más despacio para hacerlo con tipsicóticos, pero también con EP. En muchos trastornos, la contrac­
más precisión, pero esto es un mecanismo voluntario de compensa­ ción voluntaria de los músculos faciales induce un temblor de acción.
ción que no se asocia con la micrografía y con la fatiga que acompa­ Además, un temblor postural de la lengua se observa con frecuencia
ñan al parkinsonismo. en la protrusión de la misma. En el caso de temblores de la cabeza y
El temblor de la cabeza y del cuello, o titubeo, puede producirse de estructuras del cuello, es importante observar el paladar en reposo
de forma aislada o puede combinarse con un temblor postural en otra para comprobar si existen movimientos rítmicos más lentos de mio-
parte, especialmente en los brazos, como ocurre en los pacientes con clonía palatal (el llamado temblor palatal). En ocasiones, el paladar se
temblor esencial. Cuando el temblor de la cabeza es irregular y se respeta, y existen movimientos similares que afectan a otras estructu­
asocia con una postura anormal de la cabeza y contracciones desigua­ ras branquiales. Un temblor de la voz se demuestra mejor pidiendo al
les o hipertrofia de los músculos cervicales, se debe considerar la paciente que mantenga una nota todo lo que pueda. Añadida al tem­
posibilidad de una distonía cervical (temblor distónico). El temblor blor vocal, puede haber una calidad tensa y dura o un cese brusco del
de la cabeza rara vez se observa como fuente de discapacidad física, flujo aéreo durante el curso de mantenimiento de la nota, lo que sugie­
pero puede crear un problema social. Los pacientes se quejan a veces re una distonía añadida de la laringe (disfama espasmódica).
de un temblor similar en la voz. Esto lo aprecian especialmente las El temblor parkinsoniano de reposo se caracteriza por tener un
personas que escuchan al paciente por teléfono, y a muchos pacientes rango de 4 a 6 Hz. La frecuencia de los temblores posturales de los
les preguntan si están tristes o si han estado llorando. brazos varía dependiendo de la causa y de la gravedad. El temblor
Con menor frecuencia, los pacientes con temblores posturales no­ esencial se halla en el rango de 5-10 Hz, con una tendencia a que los
tan un temblor similar en las piernas y en el tronco. La percepción de temblores de mayor amplitud sean más lentos. El temblor fisiológico
este tipo de temblor depende claramente de la actividad que se desa­ exagerado tiene una frecuencia de 8-12 Hz. Muchos pacientes con
rrolla. Una forma infrecuente de temblor postural se ha denominado parkinsonismo muestran una combinación de un temblor de reposo
temblor ortostático. En este caso, estos pacientes no suelen notar nin­ más lento y de uno postural más rápido. Algunos pacientes con for­
gún tipo de temblor, sino que se quejan de dificultad para levantarse mas más lentas y de mayor amplitud del temblor esencial tienen un
(asociada con un temblor de 14 a 16 Hz en las piernas y el tronco). componente definido de reposo.
De forma característica, el temblor cede si el paciente puede caminar, Un temblor de reposo en las extremidades se puede observar con
se apoya en algo o se sienta. los músculos en reposo total. Incluso una pequeña cantidad de activi­
dad muscular, como la que se observa en los pacientes con ansiedad o
en los que las piernas no están completamente en reposo, puede pro­
Otros datos de la historia clínica
vocar un temblor postural de acción de mayor frecuencia. Algunas
Aunque los pacientes con distintos tipos de temblores pueden afirmar veces es imposible acabar con este temblor postural durante una entre­
que el alcohol reduce de forma transitoria su temblor, una respuesta vista estresante. Un temblor de reposo oculto también puede ponerse
llamativa a pequeñas cantidades de alcohol es especialmente caracte­ de manifiesto por el estrés o la concentración, como la realización de
rística del temblor esencial. Se deben buscar datos que apoyen una tareas seriadas. Aunque un temblor de reposo suele ceder cuando el
posible presencia de factores que agraven el temblor fisiológico nor­ paciente mantiene la postura (p. ej., mantiene los brazos estirados pa­
mal (v. Tabla 23.5). ralelos al suelo), puede recurrir tras unos pocos segundos. Como se ha
Capítulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 311

TABLA 23.6 Escala de puntuación del Tremor Research Group

INSTRUCCIONES PARA COMPLETAR EL TIPO DE TEMBLOR OBSERVADO


1. Temblor de la cabeza: Paciente sentado y erguido. La cabeza se observa durante 10 segundos en posición media y durante 5 segundos en cada
una de las otras maniobras de provocación. En primer lugar, se pide al paciente que gire la cabeza en las posiciones laterales máximas de forma
lenta y en cada dirección. Se le pide posteriormente que desvíe los ojos hacia las posiciones laterales máximas mientras el médico le toca
la barbilla con suavidad
0 = Sin temblor
1 = Se ve temblor durante las maniobras de provocación
2= Se ve un temblor leve en la posición media, o un temblor moderado con las maniobras de provocación
3 = Temblor moderado en la posición media o importante con las maniobras de provocación
4 = Temblor importante en la posición media
2a. Temblor facial: El sujeto se sienta erguido y se le pide que sonría y frunza los labios, cada acción durante 5 segundos. Se valora el temblor
específico de los músculos faciales inferiores (excluyendo la mandíbula y la lengua y la parte superior de la cara [cierre de los ojos])
0 = Sin temblor
1 = Temblor leve que sólo se ve con la contracción muscular activa
2 = Temblor leve que se ve en reposo, o un temblor moderado que se ve con la contracción muscular activa
3 = Temblor moderado en reposo o temblor importante en la contracción muscular
4 = Temblor importante en reposo
2b. Temblor de la lengua: El sujeto se sienta erguido. Se le pide que abra la boca durante 5 segundos y después que saque la lengua durante 5 segundos
0 = Sin temblor
1 = Temblor leve que sólo se ve con la contracción muscular activa
2 = Temblor leve que se ve en reposo, o un temblor moderado que se ve con la contracción muscular activa
3 = Temblor moderado en reposo o temblor importante con la contracción muscular activa
4 = Temblor importante en reposo
2c. Temblor mandibular: El sujeto se sienta erguido. Se le pide que abra la boca hasta donde pueda y que apriete la mandíbula durante 5 segundos
0 = Sin temblor
1 = Temblor leve que sólo se ve con la contracción muscular activa
2 = Temblor leve que se ve en reposo o un temblor moderado que se ve con la contracción muscular activa
3 = Temblor moderado en reposo o temblor importante con la contracción muscular
4 = Temblor importante en reposo
3. Temblor de la voz: primero se valora la voz durante una conversación normal, y después se le pide al paciente que haga una «aa» extendida
y una «ee» extendida durante 5 segundos
0 = No hay temblor
1 = Temblor escasamente perceptible sólo durante las maniobras de provocación
2 = Temblor leve pero no claro al hablar
3 = Temblor moderado (pero no rompe la voz)
4 = Temblor importante (con quiebros de la voz o con habla ininteligible)
4. Temblor de los brazos: la persona se sienta erguida. El temblor se valora durante las cuatro maniobras de los brazos (reposo, postura de llegar
hacia delante horizontal, postura lateral «en batida de alas» y cinética). Cada brazo se valora durante 5 segundos en cada postura. Se deben valorar
los dos brazos simultáneamente. La valoración de la amplitud se debe calcular usando el punto máximo de desplazamiento de la mano
en el punto de mayor desplazamiento a lo largo de un único plano. Por ejemplo, la amplitud del temblor de supinación-pronación puro, pivotando
alrededor de la muñeca se debería valorar en el primer o el quinto dedo.
a. Temblor de reposo: el sujeto debería tener los codos apoyados en los brazos de la silla. (Si ésta es la postura natural del paciente después de una
valoración previa, no se le deben dar instrucciones específicas. Si el sujeto no asume naturalmente una posición de los brazos para la valoración
del «reposo», se le pide que apoye los codos en los brazos de la silla con las manos sin apoyar.) Se comienza con la valoración de 10 segundos
sólo después de que el sujeto esté relajado en su nueva posición
b. Temblor postural de estiramiento hacia delante: el sujeto debe colocar los brazos hacia delante, ligeramente laterales a la línea media y paralelos
al suelo. Las muñecas deben estar estiradas y los dedos ligera y cómodamente abducidos de forma que no se toquen los unos a los otros
c. Temblor postural lateral «en batido de alas»: el sujeto abduce los brazos paralelos al suelo y flexiona los codos de forma que las dos manos
no se toquen. Los dedos están ligera y cómodamente abducidos de forma que no se toquen, con el dedo índice a la altura del hombro
d. Temblor cinético: el sujeto extiende sólo el dedo índice. Toca después una serie de objetos o el dedo del médico, que se encuentran a una distancia
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

que puede alcanzar, que están a la misma altura (paralelos al suelo) y ligeramente laterales a la línea media. El sujeto se toca entonces la nariz o la
barbilla, y repite este movimiento durante cinco veces. Sólo se valora la posición a lo largo de la trayectoria de la mayor amplitud del temblor. Esto
será en la nariz o en la barbilla, o en el punto de todo el dedo.
e. Temblor mientras se camina: se hace caminar al paciente un mínimo de 6 m a paso normal y desde donde se encuentra el examinador,
y se observan sus manos. Temblor de reposo
0 = No hay temblor
1 = Temblor escasamente visible, o sólo existe cuando hay una provocación mental o un refuerzo
1.5 = El temblor es visible, pero de menos de 1 cm de amplitud
2 = Temblor de 1-3 cm de amplitud
2.5 = Temblor de 3-5 cm de amplitud
3 = Temblor de 5-10 cm de amplitud
3.5 = Temblor de 10-20 cm de amplitud
4 = Temblor > 20 cm de amplitud

Continúa
312 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 23.6 Escala de puntuación del Tremor Research Group (cont.)

Temblor postural
0 = No hay temblor
1 = Temblor escasamente visible
1.5 = El temblor es visible, pero de menos de 1 cm de amplitud
2 = Temblor de 1-3 cm de amplitud
2.5 = Temblor de 3-5 cm de amplitud
3 = Temblor de 5-10 cm de amplitud
3.5 = Temblor de 10-20 cm de amplitud
4 = Temblor > 20 cm de amplitud
Temblor cinético
0 = No hay temblor
1 = Temblor es escasamente visible
1.5 = El temblor visible, pero de menos de 1 cm de amplitud
2 = Temblor de 1-3 cm de amplitud
2.5 = Temblor de 3-5 cm de amplitud
3 = Temblor de 5-10 cm de amplitud
3.5 = Temblor de 10-20 cm de amplitud
4 = Temblor > 20 cm de amplitud
Temblor al caminar
0 = No hay temblor
1 = Temblor escasamente visible
1.5 = El temblor es visible pero de menos de 1 cm de amplitud
2 = Temblor de 1-3 cm de amplitud
2.5 = Temblor de 3-5 cm de amplitud
3 = Temblor de 5-10 cm de amplitud
3.5 = Temblor de 10-20 cm de amplitud
4 = Temblor > 20 cm de amplitud
5. Temblor del tronco: el sujeto se encuentra cómodamente sentado en una silla. Flexiona ambas piernas a nivel de la cadera 30° paralelas al suelo
durante 5 segundos. Se doblan pasivamente las rodillas de forma que la parte inferior de la pierna esté perpendicular al suelo. No se pueden tocar
las piernas. Se valora el temblor a lo largo de las articulaciones de las caderas y de los músculos abdominales
0 = No hay temblor
1 = Temblor presente sólo con la flexión de la cadera
2 = Temblor obvio, pero leve
3 = Temblor moderado
4 = Temblor importante
6. Temblor de acción en las piernas: el sujeto se sienta cómodamente. Se le pide que levante las piernas paralelas al suelo con las rodillas extendidas
durante 5 segundos. Las piernas están ligeramente abducidas de forma que no se toquen. La amplitud del temblor se valora al final de los pies
0 = Sin temblor
1 = Temblor escasamente perceptible
2 = Obvio, pero leve
3 = Temblor moderado < 5 cm de amplitud en cualquier punto
4 = Temblor importante > 5 cm de amplitud
7. Temblor de reposo en las piernas: el sujeto está cómodamente sentado con las rodillas flexionadas y los pies sobre el suelo. La amplitud
del temblor se valora en el punto de máximo desplazamiento
0 = Sin temblor
1 = Temblor escasamente perceptible
2 = Obvio, pero leve
3 = Temblor moderado < 5 cm de amplitud en cualquier punto
4 = Temblor importante > 5 cm de amplitud
8. Temblor al estar de pie: el sujeto está de pie, sin ayuda si es posible. Los maléolos internos están separados 5 cm. Los brazos se sitúan a lo largo
del cuerpo. Se valora el temblor en cualquier punto en las piernas o en el tronco
0 = Sin temblor
1 = Temblor escasamente perceptible
2 = Obvio pero leve
3 = Temblor moderado
4 = Temblor importante
9. Dibujos en espiral: se le pide al paciente que dibuje determinadas figuras. Se debe valorar cada una de las manos sin apoyar la mano o el brazo
en la mesa. Se debe usar sólo un bolígrafo
0 = Normal
1 = Algo tembloroso. En ocasiones se pueden cruzar las líneas
2 = Moderadamente tembloroso o con cruces frecuentes de líneas
3 = Lleva a cabo la tarea con gran dificultad. La figura sigue siendo reconocible
4 = Incapaz de completar el dibujo. La figura no es reconocible

Continúa
Capitulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 313

TABLA 23.6 Escala de puntuación del Tremor Research Group (cont.)

10. Escritura: El paciente debe escribir «Hoy es un buen día»


0 = Normal
1 = Ligeramente anormal. Algo sucio, tembloroso
2 = Moderadamente anormal. Legible, pero con un temblor considerable
3 = Muy anormal. Ilegible
4 = Tremendamente anormal. No es capaz de mantener el lápiz ni el bolígrafo sobre el papel sin sujetarlo con la otra mano
11. Sujetar un lápiz aproximadamente a 1 mm sobre un punto en un trozo de papel durante 10 segundos
0 = Sin temblor
1 = El temblor casi no es perceptible
1.5 = Temblor visible, pero de menos de 1 cm de amplitud
2 = Temblor de 1-3 cm de amplitud
2.5 = Temblor de 3-5 cm de amplitud
3 = Temblor de 5-10 cm de amplitud
3.5 = Temblor de 10-20 cm de amplitud
4 = Temblor > 20 cm de amplitud
12. Verter agua de un vaso a otro, usando un vaso que esté lleno hasta 1 cm del borde. Valorar separadamente la mano izquierda y la derecha
0= No hay ningún temblor visible
1 = Más cuidadoso que una persona sin temblor. No derrama el agua
2 = Derrama poca cantidad (< 10%)
3 = Derrama una gran cantidad (10-50%)
4 = Incapacidad de echar el agua sin derramar la mayor parte

observado antes, este temblor reemergente que se produce después de ción es la prueba de aproximación de puntos, en la que se indica al
unos segundos (y a veces hasta 1 minuto) sugiere un trastorno parkin­ paciente que se siente en un escritorio con el codo elevado y que aguan­
soniano subyacente. Llevar a cabo movimientos con un objetivo, te la punta de un bolígrafo o lápiz (durante por lo menos 10 segundos)
como la prueba del dedo-nariz, suele hacer que el temblor disminuya lo más cerca posible de un punto dibujado en una hoja de papel, sin
o desaparezca completamente. Por otro lado, un típico temblor postu­ tocarlo. Muchos pacientes con temblores de acción notan una exacer­
ral asociado con el temblor esencial suele ocurrir sin una latencia sig­ bación marcada del temblor durante esta tarea específica.
nificativa tras iniciar la postura, y puede empeorar al final de los mo­ En las piernas, además de la prueba estándar del talón-espinilla, que
vimientos dirigidos (temblor terminal). El temblor de intención más pone de manifiesto un temblor de intención, es posible demostrar tem­
lento de la enfermedad cerebelosa se observa a lo largo de todo el blores posturales al hacer que el paciente levante la pierna sobre la ca­
movimiento, pero también empeora al alcanzar el objeto. En ocasio­ milla e intente tocar su dedo índice con el primer dedo del pie. Con las
nes, un acceso pronunciado de actividad muscular en un paciente con piernas flexionadas por las rodillas y abducidas en las caderas, y los
un temblor terminal produce contracciones individuales separadas, lo pies apoyados en la camilla, se pueden ver abducciones rítmicas y sin­
que da la impresión de mioclonías sobreañadidas. Algunos pacientes crónicas de 3 Hz en los pacientes con una atrofia del vermis anterior,
con «mioclonía esencial», un trastorno autosómico dominante, y sus como es el caso de la degeneración cerebelosa alcohólica.
familiares tienen mioclonías en forma de contracciones y temblor pos­ Al estar de pie sin ayuda, los pacientes con temblor ortostático
tural fenomenológicamente idéntico al temblor esencial. desarrollan contracciones rápidas y rítmicas de los músculos de las
La colocación del paciente con los dedos índices enfrentados por piernas, lo que hace que las rótulas suben y bajan. Esto cede o mejo­
debajo de la nariz (sin que los dedos se toquen o toquen la cara), con ra al caminar. En contraposición, la enfermedad cerebelosa produce
los brazos abducidos a los lados y los codos flexionados, puede poner un titubeo más lento de las estructuras axiales y de la cabeza en la
de manifiesto tanto un temblor distal en las manos como un temblor posición erecta. Observar la marcha ayuda con frecuencia a distin­
proximal. Un ejemplo de temblor proximal es el temblor en batido de guir entre el temblor de reposo de los miembros superiores y el tem­
alas más lento de la enfermedad de los tractos de salida cerebelosos, blor postural que persiste en reposo como consecuencia del estrés. El
como el que se puede apreciar en la enfermedad de Wilson. El temblor primero es claramente evidente al caminar, mientras que el segundo
durante una pronación y una supinación lentas de los antebrazos, con cede. Obviamente, la observación de otras características de la mar­
los brazos estirados o con una abducción forzada de los dedos, puede cha es de utilidad para establecer bien estas distinciones.
verse en los pacientes con un temblor primario de escritura. Sujetar un Ciertos temblores persisten en todas las posiciones. La enfermedad
vaso lleno de agua con el brazo estirado a menudo amplifica un tem­ mesencefálica que afecta al pedúnculo cerebeloso superior cerca del
blor postural, y coger un vaso lleno de agua, llevándolo a la boca y núcleo rojo (posiblemente, afectando también a las fibras nigroestria-
acercándolo para beber aumenta el temblor terminal, produciendo con das), produce el llamado temblor mesencefátíco o rubral (temblor de
frecuencia el vertido del líquido. Además de escribir, se debe hacer que Holmes). De forma característica, este tipo de temblor combina carac­
el paciente dibuje con las dos manos por separado. Son dibujos útiles terísticas de las tres clases de temblores. Suele existir en reposo, au­
la espiral de Arquímedes, una línea ondulada de un lado a otro de la menta al mantener la postura, y aumenta todavía más, algunas veces a
página (Fig. 23.2), y el intento de dibujar cuidadosamente una línea o grados extremos, con el movimiento dirigido hacia un objeto. El tem­
una espiral entre dos extremos opuestos y bien definidos. Otra prueba blor también puede ser una característica de una enfermedad psiquiá­
útil diseñada para hacer que aparezca un temblor específico de posi­ trica, siendo una reacción de conversión o incluso una simulación.
314 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

FIGURA 23.2 Espiral de Arquímedes y líneas curvas (A) dibujadas por el examinador y por el paciente con temblor esencial en quien el temblor
es asimétrico y más evidente (B) en la mano derecha que en la izquierda (C).

Generalmente, hay algunas características atípicas o incongruentes. El la que estos movimientos suelen producirse aislados, sin alteracio­
temblor psicogénico difiere de la mayor parte de los temblores orgáni­ nes neurológicas adicionales (Tabla 23.7).
cos en que la frecuencia suele ser variable, y la concentración y la dis­ Los movimientos distónicos pueden ser lentos y de torsión o bas­
tracción suelen disminuir el temblor en lugar de aumentarlo (Jankovic tante rápidos, parecidos a las contracciones de tipo shock de las mio­
et al, 2006). La amplitud con frecuencia es la misma en reposo, con clonías. También pueden haber otros movimientos rítmicos, espe­
mantenimiento postural y con el movimiento dirigido al objetivo. cialmente si el paciente intenta resistirse de forma activa a los
movimientos involuntarios. En esta situación, si se pide al paciente
que se relaje y que deje que las extremidades se muevan como quie­
DISTONÍA ran, se suelen hacer patentes posturas distónicas anormales, y dismi­
nuye el temblor distónico rítmico. Esta posición en la que cesa el
La distonía se puede definir como un trastorno dominado por con­ temblor distónico se conoce como punto nulo. También se puede pro­
tracciones musculares mantenidas, lo que produce con frecuencia ducir un temblor distal postural más rápido. La variada naturaleza de
movimientos de torsión y repetitivos o posturas anormales (Janko­ los movimientos es la que produce con frecuencia un diagnóstico
vic, 2007b). El término distonía se ha utilizado en dos contextos erróneo de distonía como otro trastorno del movimiento.
principales. Se ha empleado para describir la forma específica de Otro error habitual en el diagnóstico es etiquetar incorrectamente a
los movimientos involuntarios ya descritos (p. ej., un signo físico). la distonía como histeria. De forma característica, los movimientos em­
También se ha empleado para referirse a un síndrome producido por peoran con el estrés y la ansiedad, y mejoran con el descanso e incluso
un gran número de patologías o a la forma idiopática de distonía, en con la hipnosis. Los pacientes descubren con frecuencia una gran varié-
Capítulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 315

TABLA 23.7 Clasificación etiológica de la distonía

I. Distonía primaria
A. Esporádica
B. Hereditaria (todas autosómicas dominantes)
Distonía clásica (de Oppenheim) (frecuente en los judíos asquenazíes, DYT1, 9q34)
Distonía cráneo-cervical-extremidad, de inicio en la infancia o en la edad adulta (DYT6, 8p21-22)
Distonía cervical y otras distonías focales de inicio en la edad adulta (DYT7, 18p)
II. Distonía secundaria (síndrome distonía plus)
A. Esporádica
Enfermedad de Parkinson
Parálisis supranuclear progresiva
Atrofia multisistémica
Degeneración corticobasal
B. Hereditaria
1. Autosómica dominante
Distonía que responde a dopa (DYT5, GTP ciclohidrolasa I, 14q22.1)
Mioclonía-distonía (11 q23, mutaciones de e-sarcoglucano, otras)
Hemiplejía alternante de la infancia
Enfermedad de Machado-Joseph (SCA3)
Distonía-ataxia (SCA6)
2. Autosómica recesiva
Distonía que responde a la dopa (11 p11.5)
Déficit de la tirosina hidroxilasa (cromosoma 21)
Enfermedades con déficit de biopterina
Déficit de la descarboxilasa de los aminoácidos aromáticos (distonía que responde a los agonistas de la dopamina)
III. Enfermedades heredodegenerativas (típicamente, no es una distonía pura)
A. Recesiva ligada al cromosoma X
Lubag (parkinsonismo-distonía ligada a X, DYT3, Xq12-Xq21)
Enfermedad de Pelizaeus-Merzbacher
Síndrome de Lesch-Nyhan
Distonía-sordera (Xq22)
Sordera, distonía, retraso, ceguera
B. Autosómica dominante
Parkinsonismo-distonía de comienzo rápido
Parkinsonismo-distonía juvenil
Enfermedad de Huntington (IT15, 4p16.3)
Degeneraciones espinocerebelosas (SCA1-SCA8)
Atrofia dentato-rubro-palido-luysiana
Paraplejía hereditaria espástica con distonía
Degeneración talamoolivar con encefalopatía
C. Autosómica recesiva
Enfermedad de Wilson (Cu-ATPasa, 13q14.3)
Neurodegeneración con acumulación cerebral de hierro de tipo 1 (enfermedad de Hallervorden-Spatz, 20q12.3-p13)
Neuroferritinopatía
Aceruloplasminemia
Hipoprebetalipoproteinemia, acantocitosis, retinitis pigmentaria y degeneración pálida
Ataxia telangiectasia
Ataxia con apraxia oculomotora 1 y 2
Asociada con enfermedades metabólicas
1. Asociada con trastornos de los aminoácidos
Acidemia glutárica
Acidemia metilmalónica
Homocistinuria
Enfermedad de Hartnup
Tirosinemia
2. Trastornos lipídicos
Leucodistrofia metacromática
Lipofuscinosis ceroidea
Niemann-Pick tipo C (lipidosis distónica, histiocitosis «azul marino»); defecto en la esterificación del colesterol; producido por una mutación
en el gen NPC1 (18q11)yen el gen HE1 (14q24.3)
Gangliosidosis GMV GM2
Déficit de hexosaminidasa A y B

Continúa
316 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 23.7 Clasificación etiológica de la distonía (cont.)

3. Otros trastornos metabólicos


Enfermedades por déficit de biopterina
Déficit de triosafosfato isomerasa
Déficit de la descarboxilasa de los aminoácidos aromáticos (distonía que responde a los agonistas dopaminérgicos)
Enfermedad de los ganglios basales que responde a la biotina
D. Mitocondrial
Enfermedad de Leigh
Enfermedad de Leber
E. Herencia desconocida
Neuroacantocitosis
Síndrome de Rett
Enfermedad de inclusiones intraneuronales
Necrosis estriada bilateral infantil
Calcificaciones familiares de los ganglios basales
Paraplejía espástica hereditaria con distonía
Deleción del 18q
De causa desconocida
Lesión cerebral perinatal y querníctero: parálisis cerebral atetoide, distonía de comienzo tardío
Infección: encefalitis vírica, encefalitis letárgica, síndrome de Reye, panencefalitis esclerosante subaguda, enfermedad
de Creutzfeldt-Jakob, infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
Otras: tuberculosis, sífilis, tortícolis infeccioso agudo
Fármacos; agonistas dopaminérgico y L-dopa, bloqueadores de los receptores de la dopamina, fenfluramina, anticomiciales, flecainida,
ergotamínicos, ciertos antagonistas del calcio
Toxinas: magnesio, monóxido de carbono, disulfuro de carbono, cianuro, metanol, disulfiram, ácido 3-nitropropriónico, aguijón de la avispa
Metabólica: hipoparatiroidismo
Encefalitis paraneoplásica del tronco
Déficit de vitamina E
Síndrome antifosfolípido primario
Lesión vascular cerebral o lesión isquémica, síndrome de Sjogren
Esclerosis múltiple
Mielinólisis central pontina (y extrapontina)
Lesiones del tronco
Lesiones de la médula espinal
Siringomielia
Tumor cerebral
Malformación arteriovenosa
Traumatismos y cirugía craneoencefálica (talamotomía)
Estenosis lumbar
Traumatismos periféricos (con causalgia)
Lesión eléctrica
IV. Otros síndromes hipercinéticos asociados con distonía
A. Trastornos con tics y tics distónicos
B. Discinesias paroxísticas
1. Discinesia paroxística cinesigénica (16p11.2-q12.1)
2. Discinesia paroxística no cinesigénica (2q33-35)
3. Discinesia paroxística inducida por esfuerzo (16p12-q12)
4. Discinesia paroxística hipnogénica (en gran parte, un trastorno convulsivo del lóbulo frontal con un gen localizado en 20q13.2-13.3)
V. Psicogénica
VI. Seudodistonía
Subluxación atlantoaxial
Siringomielia
Malformación de Arnold-Chiari
Parálisis del nervio troclear
Tortícolis vestibular
Masa en la fosa posterior
Masa en las partes blandas del cuello
Tortícolis postural congénito
Síndrome congénito de Klippel-Feil
Síndrome de Isaac
Síndrome de Satoyoshi
Síndrome del hombre rígido
Contracturas de Dupuytren
Dedos en gatillo
Hernia ventral
Capitulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 317

dad de maniobras sensitivas («trucos sensitivos») que pueden disminuir (hemidistonía) es una evidencia clara de la lesión de los ganglios
e incluso hacer desaparecer completamente los movimientos y las pos­ basales contralaterales, especialmente en el putamen.
turas distónicas (se exponen en este mismo capítulo y en el Capítu­ La mayoría de las distonías comienzan como una distonía de ac­
lo 77). Los movimientos y las posturas anormales se pueden producir sólo ción que se produce al realizar una actividad, como escribir, caminar
al hacer determinadas cosas y no otras, aunque se utilicen los mismos o correr, pero cuando la distonía tiene lugar en reposo y consiste en
músculos. Un ejemplo de esta acción, la distonía específica de algunas una postura fija, se debe pensar en causas secundarias, como un trau­
tareas, es la afectación de la mano sólo al escribir (el espasmo del escri­ matismo central o periférico y distonía psicogénica. Una postura fija
tor) o al tocar un instrumento, pero no al realizar otras tareas manuales, que se mantiene durante el sueño o la anestesia implica contracturas
como usar herramientas. La distonía de la región oromandibular sólo al musculares sobreañadidas o una alteración musculoesquelética que
hablar o al comer es otro ejemplo de distonía específica de una acción, recuerda a las posturas de la distonía. Aunque muchos pacientes ob­
así como lo es la distonía que se produce en las piernas o en el tronco servan que su distonía mejora con el reposo y el sueño, algunos notan
sólo al caminar hacia delante, pero no al caminar hacia atrás, al subir variaciones diurnas significativas. La variación diurna se observa sin
escaleras o al correr. Por otro lado, algunas distonías sólo se producen al distonía o con una escasa distonía al levantarse por la mañana, segui­
correr (Wu y Jankovic, 2006). Una fuente de confusión con la histeria da de un desarrollo progresivo de problemas conforme avanza el día,
puede ser la aparición de distonía tras una lesión de la extremidad afec­ algunas veces hasta el punto de ser incapaces de caminar al final del
tada o después de una inmovilización prolongada, como estar escayola­ día. Esta variabilidad diurna sugiere el diagnóstico de una distonía
do. Estas distonías periféricamente inducidas pueden asociarse con un que responde a dopa. La naturaleza del comienzo de los síntomas
síndrome de dolor regional complejo (previamente conocido como dis­ (brusco frente a lento), y su evolución, si la progresión es rápida, los
trofia simpática refleja), depresión y cambios de personalidad, y se pue­ cambios lentos o los episodios de remisión espontánea, proporcionan
den producir en un ambiente de ganancia secundaria o de litigio y otros importantes datos para el diagnóstico.
signos de distonía psicogénica (Schrag et al, 2004). La historia clínica familiar debe revisarse detalladamente, tenien­
do en cuenta que los familiares afectados pueden presentar una afec­
tación limitada o diferente a la del paciente. Se debe obtener una
Síntomas frecuentes historia desde el nacimiento, que incluya el desarrollo del niño, para
La distonía puede afectar a casi todos los grupos de músculos estria­ comprobar si se ha producido una distonía tras un traumatismo obs­
dos. Entre los síntomas frecuentes se incluye el cierre forzado de los tétrico en el parto, una anoxia en el parto o un querníctero. Al igual
párpados (blefaroespasmo), el cierre forzado de la mandíbula, la que ocurre con otras discinesias, se debe buscar el antecedente de una
abertura forzada de la mandíbula o la protrusión involuntaria de encefalitis previa, el uso de fármacos o traumatismos craneoencefáli-
la lengua (distonía oromandibular o lingual); una voz ruda, tensa o en­ cos. Hay también cada vez más datos indicativos de que un trauma­
trecortada (distonía laríngea o disfonía espasmódica), y una desvia­ tismo periférico puede desencadenar varias formas de distonía, y en
ción involuntaria del cuello en cualquier plano o combinación de ocasiones esto se puede combinar con un síndrome de dolor regional
planos (distonía cervical o tortícolis espasmódico). Otros síntomas complejo, denominado también distrofia simpática refleja.
son los espasmos del tronco en cualquier dirección, que interfieren de
forma variable con estar acostado, sentado, de pie o caminando (dis­
tonía axial); la interferencia con las tareas manuales (a menudo sólo
Exploración
con ciertas tareas: los espasmos ocupacionales), y la afectación de la La distonía de acción suele ser la primera manifestación de la disto-
pierna, lo que suele producir una inversión y la flexión plantar del pie nía primaria (idiopática). Es importante observar a los pacientes ha­
que hace que el paciente camine de puntillas. Todos estos trastornos ciendo las acciones que más les afectan. Con el tiempo, otras activi­
pueden progresar lentamente hasta el punto de llegar a una pérdida dades pueden precipitar problemas similares, el uso de otras partes
completa de la función voluntaria de la parte afectada. Por otra parte, del cuerpo puede hacer que la distonía se haga evidente en el lado
pueden estar afectadas sólo determinadas acciones, y el trastorno originalmente afectado, y la distonía puede extenderse a otras partes.
puede seguir teniendo una distribución focal. En el Capítulo 77 se En fases todavía más evolucionadas, la distonía es evidente en oca­
trata cada una de estas formas de distonía con más detalle. siones durante el reposo, e incluso en las fases finales la postura pue­
La edad de inicio y la distribución de la distonía son, con frecuen­ de ser persistente y difícil de corregir pasivamente, especialmente
cia, útiles para determinar la posible causa. Las numerosas causas de cuando se producen contracturas articulares secundarias. Una desvia­
la distonía secundaria se detallan en la Tabla 23.7. Mientras que algu­ ción significativa de este esquema, especialmente con la aparición
nos pacientes tienen una distonía pura, sin otros déficits neurológicos precoz de distonía de reposo, debe hacer pensar al médico en buscar
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

asociados (distonía primaria), otros presentan rasgos adicionales una causa secundaria (v. Tabla 23.7).
(síndrome distonía plus), como parkinsonismo, espasticidad, debili­ Es importante reconocer la variabilidad natural de la distonía, es­
dad, mioclonías, demencia, crisis comiciales y ataxia. Clásicamente, pecialmente los efectos del estrés y de la ansiedad, que a veces pue­
la distonía primaria que se inicia en la infancia (p. ej., la clásica, la den ser incluso paradójicos. Esto es especialmente evidente con el
distonía de Oppenheim DYT1) comienza en las partes distales del blefaroespasmo, en el que el aumento de la concentración o la ansie­
cuerpo (p. ej., grafoespasmo o inversión del pie), y avanza hasta con­ dad asociada con la visita al médico suelen reducir la gravedad del
vertirse en una distonía generalizada. Por otro lado, la distonía que problema. Si se valora sólo el grado de afectación que se observa en
empieza en la edad adulta suele estar limitada a una región o a varias la consulta, el clínico puede subestimar la gravedad del blefaroespas­
regiones contiguas, como la cara y el cuello, y sigue siendo focal y mo y diagnosticar el problema incorrectamente como histeria.
segmentaria, convirtiéndose rara vez en generalizada. La afectación Dependiendo de la causa de la distonía, pueden asociarse otros tras­
generalizada o el comienzo en las piernas en la edad adulta casi siem­ tornos neurológicos. Se debe pensar en la enfermedad de Wilson en un
pre implican la posibilidad de una causa secundaria, como la EP u paciente con comienzo de la distonía antes de los 60 años (Brewer,
otros trastornos parkinsonianos. La afectación de un lado del cuerpo 2006). Muchos trastornos distónicos secundarios (citados en la Ta­
318 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

bla 23.7 y tratados en el Capítulo 77) producen, además, alteraciones saltar de forma anormal e involuntaria o de tener sacudidas en los
cognitivas o psiquiátricas, convulsiones o disfunciones del tracto pirami­ miembros y en el tronco. No obstante, incluso cuando estos movi­
dal o cerebeloso. Las alteraciones oculares motoras sugieren un diag­ mientos son manifiestos, muchos pacientes niegan su presencia o
nóstico de enfermedad de Leigh, lipidosis distónica, ataxia telangiectasia, admiten sólo darse una mínima cuenta de los mismos. Esta discre­
síndrome de ataxia y apraxia oculomotora, enfermedad de Huntington, pancia es especialmente llamativa en el caso de las discinesias tar­
enfermedad de Machado-Joseph u otras atrofias espinocerebelosas. días, en las que el paciente no suele darse cuenta o se muestra total­
La enfermedad del nervio óptico o de la retina hace pensar en la posi­ mente indiferente a los movimientos coreicos constantes y graves de la
bilidad de una enfermedad de Leigh, otras citopatías mitocondriales, la boca y la lengua. En otras ocasiones, puede ser imposible mantener
gangliosidosis GM,, la lipofuscinosis ceroidea y la neurodegeneración la dentadura en su sitio, los dientes pueden chasquear, y puede haber
con acumulación cerebral de hierro o neurodegeneración asociada con una mordedura constante de la lengua y de la parte interna de las
la pantotenato cinasa, anteriormente denominada enfennedad de Ha- mejillas. Se debe tener en cuenta que, aunque los movimientos
llervorden-Spatz■ La enfermedad de la motoneurona inferior y la involuntarios asociados con la discinesia tardía pueden parecer
disfunción nerviosa periférica se pueden observar en la neuroacantoci­ superficialmente coreicos, las contracciones musculares son más
tosis, la ataxia telangiectasia, el síndrome de ataxia y apraxia oculomo­ predecibles y repetitivas, y los movimientos son más coordinados,
tora, la leucodistrofia metacromática, la enfermedad de Machado- pareciéndose en ocasiones a actos motores voluntarios, como masti­
Joseph y otras degeneraciones multisistémicas. La distonía por sí misma car. Por tanto, estos movimientos continuos y repetitivos, que repre­
puede producir problemas neurológicos añadidos, como la compresión sentan la fenomenología más común de la discinesia tardía, se deno­
de la médula espinal o la compresión de las raíces cervicales por un minan estereotipias. Otras causas de estereotipias, además de la
tortícolis de larga evolución, y el atrapamiento de un nervio periférico discinesia tardía, son los trastornos autistas y la esquizofrenia.
por la distonía de un miembro. Independientemente también de la cau­ Otras características que se asocian con frecuencia con la corea,
sa, los espasmos musculares distónicos de larga evolución producen especialmente con la enfermedad de Huntington, son la impersisten­
una hipertrofia de los músculos afectados (p. ej., el esternocleidomas- cia motora, que se manifiesta como una incapacidad de mantener la
toideo en la distonía cervical). protrusión de la lengua (lengua en trombón), y los reflejos pendula­
Aunque la exploración médica general debe ser detallada, no sue­ res, posiblemente debidos a una hipotonía motora. El habla puede
le mostrar ningún dato significativo. Como siempre, debe realizarse estar alterada, con paradas, y parcialmente interrumpida, especial­
una exploración oftalmológica buscando los signos sistémicos de una mente en la enfermedad de Huntington, en la que los trastornos del
enfermedad de Wilson. La visceromegalia abdominal puede indicar habla son graves y muchas veces no se correlacionan con la gravedad
una enfermedad de almacenamiento. La mutilación grave es caracte­ de la corea. Aquí, además de la disartria, suele haber una reducción de
rística de la enfermedad de Lesch-Nyhan. Las pequeñas mutilaciones la espontaneidad y del flujo del habla. Los problemas de alimenta­
de la lengua y de los labios se observan en la neuroacantocitosis, en ción son el resultado de la combinación de la corea de los miem­
la que la distonía orolingual de acción puede ser muy importante bros, que causa dejadez, y de las dificultades de la deglución, que
(Walker et al, 2006). La telangiectasia oculocutánea y la evidencia de pueden producir atragantamiento y aspiración. Comer es especial­
infecciones senopulmonares recidivantes sugieren una ataxia telan­ mente difícil en los pacientes con neuroacantocitosis (antes denomi­
giectasia. Las alteraciones musculoesqueléticas pueden simular una nada corea-acantocitosis), en quienes la importante distonía orolin­
distonía, y rara vez rasgos dismórficos pueden ser la clave para diag­ gual puede producir que la lengua expulse la comida fuera de la boca
nosticar una mucopolisacaridosis. en cuanto el paciente la introduce en la boca. Los pacientes con esta
distonía con frecuencia se ponen la comida en la parte posterior de la
lengua y echan la cabeza hacia atrás para iniciar la deglución. Este
COREA movimiento lingual puede parecer la estereotipia orolingual observa­
da habitualmente en pacientes con discinesia tardía. Una forma de
El término corea deriva del griego choreia, que significa «un baile». movimiento coreico en pacientes con neuroacantocitosis es la incli­
Este trastorno hipercinético del movimiento consiste en movimientos nación truncal continua y los movimientos de extensión, dando el
como sacudidas, irregulares, impredecibles y cortos, que pasan sin aspecto de «hombre de goma», más aparente cuando el paciente se
patrón determinado de una parte del cuerpo a otra. Estos movimien­ halla de pie o está andando. En los pacientes con corea, las alteracio­
tos son cortos y bruscos en algunas situaciones, como en la corea de nes de la postura y de la marcha pueden ser una queja precoz. El pa­
Sydenham, mientras que otras veces son más lentos y fluidos, como ciente puede percibir una tendencia a balancearse o a tener espasmos
en la enfermedad de Huntington. El término coreoatetosis se ha utili­ mientras está de pie, así como una marcha titubeante que, a menudo,
zado para describir una corea lenta que, clásicamente, se observa en se parece a la de los borrachos. Más tarde, la inestabilidad postural de
los pacientes con parálisis cerebral. Además de estos tres trastornos, la enfermedad de Huntington puede producir caídas. Las discinesias
hay otras numerosas causas de corea (Cardoso et al, 2006), la mayo­ respiratorias pueden hacer que el paciente tenga disnea o sea incapaz
ría de las cuales se enumeran en la Tabla 23.8. de obtener el aire necesario. Los pacientes con afectación de la región
pélvica pueden quejarse de movimientos de balanceo y de empuje en
la parte baja del tronco y en la pelvis. La afectación respiratoria y
Síntomas frecuentes pélvica son el origen de síntomas con más frecuencia en las discine­
Inicialmente, los pacientes no son conscientes de la presencia de mo­ sias tardías que en otros trastornos del movimiento coreicos.
vimientos involuntarios, y la familia puede interpretar la corea como
un nerviosismo normal. Lo que primero suele relatar el paciente es
torpeza y falta de coordinación, como caerse o chocar con las cosas.
Otros datos importantes de la historia
Los miembros golpean con frecuencia objetos colocados muy cerca. Es obvio por la revisión de la Tabla 23.8 que no es práctico discutir
En los casos moderados y graves, los pacientes pueden quejarse de sobre otros datos de la historia clínica en cada uno de los casos de
Capítulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 319

TABLA 23.8 Clasificación etiológica de la corea

Coreas del desarrollo y del envejecimiento


Corea fisiológica de la infancia
Parálisis cerebral (anóxica), querníctero
Discinesia buco-oro-lingual y orodiscinesia del desdentado
En adultos ancianos, corea senil (probablemente, por distintas causas)
Coreas hereditarias
Enfermedad de Huntington
Corea hereditaria benigna (mutaciones del gen TITF1)
Neuroacantocitosis
Otras degeneraciones del sistema nervioso central: atrofia olivo-ponto-cerebelosa, enfermedad de Machado-Joseph y otras atrofias
espinocerebelosas, ataxia telangiectasia, ataxia con apraxia oculomotora de tipo 1 y 2, esclerosis tuberosa de los ganglios basales,
neurodegeneración asociada con pantotenato cinasa o neurodegeneración con acúmulo de hierro en el cerebro (enfermedad de Hallervorden-
Spatz), neuroferritinopatía, trastornos tipo enfermedad de Huntington (p. ej., mutaciones de PRNP, juntofilina o JPH3, SCA2, SCA17)
Enfermedades neurometabólicas: enfermedad de Wilson, síndrome de Lesch-Nyhan, enfermedades liposomales de depósito, trastornos
de los aminoácidos, enfermedad de Leigh, porfiria
Fármacos: neurolépticos (discinesia tardía), fármacos antiparkinsonianos, anfetaminas, cocaína, antidepresivos tricíclicos, anticonceptivos orales
Toxinas: intoxicación y síndrome de abstinencia de alcohol, anoxia, monóxido de carbono, manganeso, mercurio, talio, tolueno
Metabólicos
Hipertiroidismo
Hipoparatiroidismo (varios tipos)
Embarazo (corea gravídica)
Hipernatremia e hiponatremia, hipomagnesemia, hipocalcemia
Hipoglucemia e hiperglucemia (esta última puede producir hemicorea, hemibalismo)
Degeneración hepatocerebral adquirida
Nutricionales (p. ej., beriberi, pelagra, déficit de vitamina B12 en lactantes)
Infecciosos y postinfecciosos
Corea de Sydenham
Encefalitis letárgica
Distintos tipos de encefalitis infecciosas y postinfecciosas, enfermedad de Creutzfeldt-Jakob
Inmunológicos
Lupus eritematoso sistémico
Púrpura de Henoch-Schónlein
Otros (rara vez): sarcoidosis, esclerosis múltiple, enfermedad de Behget, poliarteritis nodosa
Vasculares (a menudo hemicorea)
Infarto o hemorragia
Malformación arteriovenosa, enfermedad moya-moya
Policitemia rubra vera
Migraña
Después de cirugía cardíaca con hipotermia y circulación extracorpórea en niños
Tumores
Traumatismos, incluyendo hematomas subdurales y epidurales
Miscelánea, incluyendo coreoatetosis paroxística

corea. Por tanto, aquí solamente se tratará de unos pocos puntos prác­ sibilidad de fármacos, LES o fiebre reumática, mientras que las cri­
ticos e importantes, sis cortas (minutos a horas) de movimientos involuntarios indican
o La edad de comienzo y la forma de progresión varían, dependiendo una discinesia paroxística.
! de la causa. Se puede hacer aquí una distinción útil entre la corea here- Un antecedente reciente de infección faríngea estreptocócica y de
= ditaria benigna asociada a una mutación del gen TITF1 (14ql3.1-q21.1) problemas musculoesqueléticos o cardiovasculares en un niño sugiere
0 y la enfermedad de Huntington. En el primero, la corea aparece en la un diagnóstico de corea de Sydenham (Cardoso et al, 2006). Se puede
infancia, con una progresión lenta y escasos cambios cognitivos, mien­ observar el antecedente de fiebre reumática, especialmente en las mu­
tras que la enfermedad de Huntington que se presenta con mayor fre­ jeres que desarrollan corea durante el embarazo o mientras toman anti­
cuencia en la infancia es la variedad rígido-acinética, con importantes conceptivos. En las mujeres, la corea durante el embarazo o los abortos
“ cambios mentales y una progresión rápida. previos sugiere la posibilidad de LES, incluso en ausencia de otras ca­
En la mayoría de los casos, el inicio de la corea es lento e insi­ racterísticas de colagenopatía. Los síntomas aislados en un lado del
dioso. Un inicio brusco o subagudo es más característico de muchas cuerpo sugieren una lesión estructural de los ganglios basales contrala­
de las causas sintomáticas de la corea, como la retirada de neuro­ terales. No obstante, muchos pacientes que se quejan de afectación
lépticos (síndrome urgente de retirada), la corea de Sydenham, el unilateral presentan alteraciones en los dos lados a la exploración.
hipertiroidismo, el lupus eritematoso sistémico (LES) o los infartos Es fundamental una historia clínica familiar exhaustiva. La causa
© múltiples. Un patrón de remisiones y exacerbaciones sugiere la po­ más frecuente de corea hereditaria es la enfermedad de Huntington,
320 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

que tiene una transmisión autosómiea dominante con penetrancia tington, por ejemplo, son bastante frecuentes los cambios cogniti­
completa (Jankovic, 2006). Los antecedentes familiares, no obstante, vos, la impersistencia motora (p. ej., la dificultad para mantener los
pueden producir confusión, debido a que las características clínicas párpados cerrados, la protrusión de la lengua o un apretón de ma­
en otros miembros de la familia pueden haber sido principalmente de nos), apraxias (especialmente, orolinguales), y disfunción oculo­
conducta y psiquiátricas y la corea apenas advertida. motora (v. Capítulo 77). El «ordeño», que es la acción de ordeñar y
soltar cuando se le pide al paciente que mantenga agarrados de for­
ma constante los dedos del médico, probablemente sea consecuen­
Exploración cia de la combinación de corea e impersistencia motora.
El rango de movimientos coreiformes es bastante amplio, incluyendo
la elevación o la bajada de las cejas, el parpadeo, fruncir los labios
o poner morritos, soplar, movimientos mandibulares hacia delante o DISCINESIA TARDIA
hacia los lados, protruir o enrollar la lengua, sacudidas de la cabeza
en cualquier plano (un patrón frecuente es un movimiento brusco de Los movimientos que suelen observarse en la discinesia tardía deben
la cabeza hacia atrás seguido de un movimiento rotatorio de barrido distinguirse de los de la corea. En contraposición con la naturaleza
hacia delante), encogerse de hombros, sacudidas o arqueamiento del más al azar e impredecible de la corea, la discinesia tardía suele mos­
tronco, balanceo de la pelvis, movimientos rápidos con los dedos de trar unos movimientos estereotipados, que son más marcados en la
las manos y de los pies, las muñecas y los tobillos. Se puede ver que región orolingual (Jankovic, 2005b). En éstos se incluye masticar y
los pacientes incorporan sacudidas coreicas a los movimientos vo­ mover la boca y los labios, mover la lengua dentro de la boca y apre­
luntarios, quizá en parte para enmascarar la presencia de la discinesia tarla contra el carrillo (signo del bombón), y la protrusión periódica o
(las llamadas paracinesias). el movimiento de cazar moscas con la lengua. La velocidad y la am­
La realización de varias pruebas, como la prueba dedo-nariz y los plitud de estos movimientos pueden aumentar mucho si el paciente
movimientos rápidos alternantes, suele estar alterada en la corea, que está concentrado o si lleva a cabo movimientos rápidos y alternantes
puede producir unas sacudidas interrumpidas. Levantarse y caminar con las manos. Los pacientes suelen tener un importante grado
agravan con frecuencia la corea. Especialmente en la enfermedad de de control voluntario sobre los movimientos, y pueden ser capaces de
Huntington, la marcha es irregular y con tumbos, y tiene característi­ suprimirlos durante períodos prolongados cuando se les pide que lo
cas complejas que no se pueden explicar sólo por un aumento de la hagan. No obstante, al distraerse, los movimientos vuelven automáti­
corea. La marcha suele tener una amplia base de sustentación, a pesar camente. A pesar de los importantes movimientos faciales, la protru­
de la ausencia de una ataxia típica. Los pacientes se desvían de un sión voluntaria de la lengua rara vez es limitada, y este acto con fre­
lado a otro, haciendo zig-zag, con una desviación lateral y una flexión cuencia mejora o incluso hace desaparecer los movimientos faciales
espontánea. Además, los pasos suelen ser más cortos y la velocidad que se están produciendo en ese momento. Esto contrasta con la im­
más baja, con algunas características similares a las de la marcha portante impersistencia de la protrusión de la lengua que se observa
parkinsoniana, como la pérdida del balanceo de los brazos, la festina­ en la enfermedad de Huntington, que es desproporcionada con el gra­
ción, la propulsión y la retropulsión. Uno o los dos brazos también do de afectación coreica de la lengua. Además de las estereotipias,
pueden mantenerse flexionados a nivel del codo como si se aguantara muchos otros trastornos del movimiento se asocian con el uso de
un bolso con el antebrazo. bloqueadores de los receptores dopaminérgicos (Tabla 23.9).
Son frecuentes los trastornos respiratorios, especialmente en la dis­ Además de la impersistencia que aparece clásicamente en la en­
cinesia tardía. Pueden observarse gruñidos, tragar aire, tararear y aspi­ fermedad de Huntington, otros muchos factores ayudan a distinguir
rar aire en distintos trastornos coreicos, incluyendo la enfermedad de entre la enfermedad de Huntington y la discinesia tardía. Los movi­
Huntington. Hay otros trastornos del movimiento que, con frecuencia, mientos involuntarios de la discinesia tardía se localizan de forma
se asocian con la corea. Los rasgos distónicos probablemente sean los característica en la parte inferior de la cara, mientras que en la enfer­
más frecuentes, y aparecen en muchas patologías. Menos frecuentes, medad de Huntington se producen contracciones de los músculos
pero bien reconocidos, son el parkinsonismo (p. ej., en la enfermedad frontales, y la elevación de las cejas es muy frecuente. A pesar de que
de Huntington juvenil, la neuroacantocitosis y la enfermedad de Wil­
son), los tics (p. ej., en la neuroacantocitosis), las mioclonías (p. ej., en
la enfermedad de Huntington juvenil y en otros trastornos), el temblor
(p. ej., en las enfermedades de Huntington y Wilson), y la ataxia (p. ej.. Tabla 23.9
en la enfermedad de Huntington juvenil y en algunas ataxias espinoce- Movimientos inducidos por neurolépticos
rebelosas). El tono puede ser normal o bajo. La masa muscular suele
estar conservada, aunque la pérdida de peso y la emaciación generali­ AGUDOS, TRANSITORIOS CRONICOS, PERSISTENTES
zada son frecuentes en la enfermedad de Huntington. Cuando existen Reacción distónica Estereotipia tardía
amiotrofia y debilidad distal, se debe pensar en una enfermedad de la Parkinsonismo Corea tardía
motoneurona del asta anterior o del nervio periférico acompañante, Acatisia Distonía tardía
Síndrome neuroiéptico maligno Acatisia tardía
como en la neuroacantocitosis, la ataxia-telangiectasia, la enfermedad
Ties tardíos
de Machado-Joseph y las ataxias espinocerebelosas (v. Capítulo 76).
Mioclonía tardía
Aquí los reflejos pueden estar disminuidos. Por otra parte, la corea Temblor tardío
produce con frecuencia el llamado reflejo hung-up y el reflejo pendu­ Parkinsonismo persistente
lar, causado probablemente por la aparición de un espasmo coreico Síndrome sensitivo tardío
después de la contracción muscular habitual.
Dependiendo de la causa (v. Tabla 23.8), se pueden asociar otras Modificado de: Jankovic, J. 1995, «Tardive syndromes and other drug-induced
alteraciones neurológicas con la corea. En la enfermedad de Hun­ movement disorders», Clin Neuropharmacol, vol. 18, págs. 197-214.
Capitulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 321

tratamiento apoyan esta teoría. El balismo está limitado con mayor


TABLA 23.10
frecuencia a un solo lado del cuerpo, denominándose entonces hemi-
Causas de balismo balismo. En ocasiones, sólo se afecta una extremidad (monobalismo),
y rara vez ambos lados (bibalismo) o ambas piernas (parabalismo).
Infarto o isquemia, Incluyendo los ataques isquémicos transitorios;
La Tabla 23.10 recoge las distintas causas de hemibalismo. Estos
generalmente, enfermedad lacunar, hipertensión, diabetes,
movimientos arrojadizos suelen ser muy discapacitantes para los pa­
aterosclerosis, vasculitis, policitemia, trombocitosis, otras causas
Hemorragia
cientes, que dejan caer cosas de las manos o que rompen objetos que
Tumor están cerca. Es frecuente que se hagan daño a ellos mismos, y la ex­
Metastásico ploración suele poner de manifiesto numerosos hematomas y lacera­
Primario ciones. La existencia de otros signos y síntomas depende de la causa,
Otras lesiones focales (p. ej., abscesos, malformaciones la localización y la extensión de la lesión, que suele ser en el núcleo
arteriovenosas, tuberculoma, toxoplasmosis, placas de esclerosis subtalámico o estriado contralateral (v. Capítulo 77).
múltiple, encefalitis, hematoma subdural)
Hiperglucemia (estado hiperosmolar no cetósico)
Fármacos (fenitoína, agonistas de la dopamina en la enfermedad
de Parkinson)
TICS
Los tics son los más variados de los trastornos del movimiento. Los
pacientes con el síndrome de Tourette, la causa más frecuente de tics,
manifiestan tanto tics motores como vocales y fónicos, y una gran va­
son frecuentes los movimientos de balanceo de la pelvis, dar golpes riedad de síntomas asociados (Jankovic, 2001). Los tics son movimien­
con los pies y pasar el peso de un lado a otro mientras se está de pie tos breves e intermitentes (tics motores) o sonidos breves e intermiten­
(algo de lo cual puede deberse a la acatisia), la marcha suele ser nor­ tes (tics fónicos). Los tics motores suelen consistir en movimientos
mal en los pacientes con discinesia tardía, aunque a veces puede ocu­ bruscos, transitorios, a menudo repetitivos y coordinados (estereotipa­
rrir una compleja marcha de pato. Esto contrasta con la marcha muy dos) que pueden parecer gestos y ser similares a fragmentos de un
anormal de muchos de los trastornos coreicos, especialmente de la comportamiento normal, que varían en intensidad y se repiten a inter­
enfermedad de Huntington. valos irregulares. Los movimientos suelen ser breves y espasmódicos
La discinesia tardía producida por el consumo crónico de neuro­ (clónicos); no obstante, también se producen movimientos más lentos
lépticos no es la única causa de los movimientos estereotipados oro- y prolongados (tics tónicos o distónicos). Otra serie de características
buco-linguo-masticatorios. Otros fármacos, especialmente los agonis­ puede ser de utilidad para la distinción de estos trastornos del movi­
tas dopaminérgicos de la EP, los anticolinérgicos y los antihistamínicos miento de otras discinesias. Los pacientes suelen experimentar un im­
producen una forma de discinesia similar. Los infartos múltiples de pulso interior de hacer el movimiento o una sensación premonitoria
los ganglios basales y las posibles lesiones en el vermis cerebeloso local, que se alivia temporalmente al realizarlo. Los tics pueden supri­
producen unos movimientos similares. Los adultos mayores, especial­ mirse voluntariamente durante algunos períodos, pero esto se produce
mente las personas sin dientes, suelen tener una forma más leve de a expensas de una sensación interior de malestar y de la necesidad de
movimiento orofacial, generalmente con una mínima afectación dejar que se produzca el tic. De hecho, una gran proporción de estos
de la lengua. En la discinesia tardía, la colocación de la dentadura en pacientes, cuando se les pregunta cuidadosamente, admiten que los
la boca puede mejorar los movimientos, y colocar un dedo sobre los movimientos o los sonidos que constituyen sus tics los hacen de forma
labios también los puede hacer desaparecer. Otra consideración diag­ intencionada (en contraposición con la mayoría de las discinesias)
nóstica importante, fuente a su vez de confusión clínica, es la distonía como respuesta a un impulso incontrolable o a una sensación premoni­
oromandibular idiopática. toria. La Tabla 23.11 proporciona ejemplos de varios tipos de tics.
Los tics motores y fónicos pueden subdividirse, a su vez, en simples
y complejos. Los tics motores simples son contracciones musculares
BALISMO irregulares y breves que se producen al azar en segmentos aislados del
cuerpo, especialmente en los párpados y en otros músculos faciales, el
El balismo es la menos frecuente de las discinesias bien definidas. El cuello y los hombros. Por el contrario, los tics motores complejos son
nombre deriva de la palabra griega que significa «arrojar», y los mo­ movimientos coordinados y con un patrón que afecta a distintos
vimientos del balismo son de gran amplitud, violentos, del tipo de músculos en sus relaciones normales sinérgicas. Se pueden asociar
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

arrojar y golpear. Al igual que en la corea, son rápidos y no siguen otros muchos trastornos motores con los tics, y algunas veces es difícil
ningún patrón. La marcada afectación de los músculos más proxima- separar los tics complejos de algunos de ellos. Estos trastornos motores
les de las articulaciones suele ser la responsable de la naturaleza de incluyen un comportamiento obsesivo-compulsivo, copropraxia (ges­
golpear y de arrojar del movimiento. También se observan movi­ tos obscenos), ecopraxia (imitación de gestos), hiperactividad con dé­
mientos distales de menor amplitud, y en ocasiones también existe ficit de atención y conducta impulsiva, y un comportamiento autodes-
una postura distónica prolongada e intermitente. Algunos autores ha­ tructivo y dirigido al exterior, incluyendo automutilaciones. Algunos
cen hincapié en la mayor afectación motora proximal y en la persis­ pacientes con síndrome de Tourette experimentan un cese brusco y
tente e incesante naturaleza del balismo, en contraposición con la transitorio de toda su actividad motora (tics de bloqueo), incluyendo el
corea. No obstante, es más probable que el balismo y la corea repre­ habla, sin alteración de la consciencia. Estos tics «de bloqueo» se de­
senten un espectro continuo, más que dos entidades diferentes. La ben a tics tónicos o distónicos prolongados que interrumpen la activi­
coexistencia de movimientos coreicos distales, la naturaleza intermi­ dad motora que se está produciendo, como es el caso del habla (intru­
tente de los casos menos graves y la evolución frecuente del balismo siones), o que causan una inhibición brusca de la actividad motora de
a una corea típica durante la evolución natural del trastorno o con ese momento (tics negativos).
322 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 23.11 TABLA 23.12


Clasificación fenomenológica de los tics Clasificación etiológica de los tics

TICS MOTORES SIMPLES I. Tics fisiológicos


Parpadeo, elevar las cejas, enrojecimiento de la nariz, muecas, A. Manierismo
abrir la boca, sacar la lengua, contracciones del platisma, girar II. Tics patológicos
la cabeza, encogerse de hombros, abducción o rotación de los A. Primarlos
hombros, estirar el cuello, sacudidas de los brazos, apretar el Esporádicos
puño, tensar el abdomen, empujar con la pelvis, apretar las nalgas 1. Ties motores o fónicos transitorios (< 1 año)
o el esfínter, flexión o abducción de las caderas, dar patadas, 2. Ties motores o fónicos crónicos (> 1 año)
extensión del pie o de la rodilla, encoger los dedos 3. Ties con inicio en la edad adulta (recurrentes)
4. Síndrome de Tourette
TICS FÓNICOS SIMPLES Hereditarios
Aspirar, gruñir, aclararse la garganta, gritar, graznar, ladrar, gruñir, 1. Síndrome de Tourette
chillar, soplar, toser, hace chasquidos, sisear, tararear, quejarse 2. Enfermedad de Huntington
3. Distonía primaria
TICS MOTORES COMPLEJOS 4. Neuroacantocitosis
Agitar la cabeza, rechinar los dientes, apretar las manos, crujirse B. Secundarios («tourettismo»)
los dedos, tocar, golpear, saltar, dar patadas, ponerse en cuclillas, 1. infecciones: encefalitis, enfermedad de Creutzfeldt-Jakob,
olerse las manos y oler cosas, frotarse, retorcerse los dedos, corea de Sydenham
ecopraxia, copropraxia, escupir, asustarse exageradamente 2. Fármacos: estimulantes, L-dopa, carbamazepina, fenitoína,
fenobarbital, antipsicóticos
TICS FÓNICOS COMPLEJOS 3. Toxinas: monóxido de carbono
Coprolalia (gran variedad, incluyendo palabras acortadas), palabras 4. Del desarrollo: encefalopatía estática, retraso mental,
ininteligibles, silbar, resoplar, eructar, hipar, tartamudear, ecolalia, alteraciones cromosómlcas
palilalia (también coprolalia y palilalia mentales) 5. Otras: traumatismo craneoencefálico, ictus, síndromes
neurocutáneos, alteraciones cromosómicas, esquizofrenia,
trastornos degenerativos, neuroacantocitosis
III. Trastornos relacionados
1. Estereotipias
Los tics fónicos simples y complejos engloban una gran variedad 2. Comportamientos con autolesiones
de sonidos, ruidos y palabras formadas (v. Tabla 23.11). El término 3. Síndrome de hiperactividad
tic vocal suele aplicarse a estos ruidos, pero debido a que muchos de 4. Compulsiones
los sonidos no usan las cuerdas vocales, es preferible el término tic 5. Excesivamente asustadizos
fónico. Aunque se requiere la presencia de tics fónicos para el diag­ 6. Enfermedad del salto, iatah, myriachit
nóstico del síndrome de Tourette, es un criterio artificial, porque los
ties fónicos son básicamente tics motores que producen sonidos Modificado de: Jankovic, J. 2001, «Tourette’s syndrome», N Engl J Med, vol. 345,
págs. 1184-1192.
anormales. Posiblemente la forma mejor conocida (aunque no la más
frecuente) de los tics vocales complejos sea la coprolalia, es decir, el
uso de palabras obscenas o profanas. Con frecuencia se dicen de for­ inicio suele producirse en la infancia o en la adolescencia (síndrome de
ma ininteligible o acortadas, y pueden introducirse en los pensamien­ Tourette). Los hombres se ven afectados más que las mujeres aproxi­
tos del paciente y no llegar a verbalizarse (coprolalia mental). madamente en una relación 3:1. Los tics idiopáticos se producen en un
Al igual que la mayoría de las discinesias, los tics suelen empeorar espectro que va desde un tic simple motor transitorio y leve hasta tics
con el estrés. En contraposición con otras discinesias, no obstante, la motores o fónicos, simples, complejos, múltiples y crónicos.
relajación (p. ej., mirar la televisión en casa) puede producir un aumen­ Los pacientes y sus familias se quejan de una gran variedad de
to de los tics, probablemente porque el paciente no siente la necesidad síntomas (v. Tabla 23.11). Pueden haber visitado a otros muchos es­
de suprimirlos voluntariamente. La distracción o la concentración sue­ pecialistas (p. ej., alergólogos por problemas de respiración, otorri-
le disminuir los tics, lo que se diferencia también de la mayoría de los nolaringólogos por carraspeo, oftalmólogos por parpadeo excesivo o
otros tipos de discinesia. Muchos de los pacientes con tics idiopáticos por girar el ojo, y psicólogos y psiquiatras por distintos trastornos del
notan que éstos mejoran y empeoran a lo largo de semanas o meses, y comportamiento). El verdadero diagnóstico de un síndrome de
que es posible que existan períodos de remisión completa. Muchas per­ Tourette suele ser sugerido por primera vez por alguna persona cer­
sonas con ties sólo tienen una afectación moderada, y muchos incluso cana al paciente que lo ha oído en los medios. Los niños pueden
no son conscientes de presentar estos signos que se demuestran en la verbalizar pocas quejas o no querer hablar del problema, especial­
exploración física. Esto se debe tener en cuenta al revisar la historia mente si se les ha ridiculizado previamente. Incluso los niños pe­
familiar y al planear el tratamiento. Por último, los tics son uno de esos queños, cuando se les pregunta detenidamente, pueden contar una
escasos movimientos que pueden persistir durante todas las fases del historia de necesidad perentoria de hacer un movimiento que, gra­
sueño, aunque suelen calmarse durante el mismo. dualmente, culmina en la liberación de un tic o en la capacidad de
controlar voluntariamente el tic a expensas de una gran tensión inte­
rior. Los niños pueden ser capaces de controlar los tics durante perío­
Síntomas frecuentes
dos prolongados, pero se quejan de dificultad de concentración en
Los trastornos que producen tics se enumeran en la Tabla 23.12. La otras cosas mientras los están haciendo. Algunos cuentan que les ha­
mayoría de ellos son primarios o idiopáticos, y dentro de este grupo el cen dejar la clase en el colegio y hacen los tics en privado (p. ej., en
Capitulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 323

el cuarto de baño). Los amigos y los familiares suelen castigar o ridi­ Existe una gran variedad de mioclonías. La frecuencia varía desde
culizar al paciente, y los padres y los profesores, incapaces de reco­ sacudidas únicas infrecuentes hasta contracciones repetitivas conti­
nocer la naturaleza del trastorno, pueden castigar o regañar al niño nuas. La amplitud del rango puede ir desde una contracción peque­
por lo que ellos creen que son malas costumbres voluntarias (de he­ ña que no puede mover una articulación hasta un espasmo muy grande
cho, el término antiguo para los tics era el de espasmos habituales). que mueve todo el cuerpo. La distribución oscila desde la afectación
La historia clínica puede incluir una exposición a estimulantes por focal de una parte del cuerpo hasta ser segmentaria (afectando a dos o
hiperactividad. La historia familiar se debe revisar para comprobar si más regiones contiguas), multifocal o generalizada. Cuando los espas­
existen algunas de las manifestaciones asociadas (especialmente, un mos se producen de forma bilateral pueden ser simétricos o asimétri­
comportamiento obsesivo-compulsivo). La existencia de otros sínto­ cos. Cuando se producen en más de una región, pueden ser sincrónicos
mas neurológicos, incluyendo otras discinesias, sugiere la posibili­ en dos partes del cuerpo (en milisegundos) o asincrónicos. La mioclo­
dad de una causa secundaria de tics. nía suele ser arrítmica e irregular, pero en algunos pacientes es muy
regular (rítmica), y en otros se producen oscilaciones espasmódicas
que duran unos pocos segundos y que pueden desaparecer (oscilato­
Exploración rias). Los espasmos mioclónicos pueden aparecer espontáneamente,
En la mayoría de los pacientes con tics, la exploración neurológica es sin un claro desencadenante, o responder a una gran variedad de es­
completamente normal. En los pacientes con tics primarios, la pre­ tímulos, como un ruido brusco, la luz, una amenaza visual, un pinchazo,
sencia de otras alteraciones neurológicas, cognitivas o del comporta­ el tacto o un estiramiento muscular. El hecho de intentar un movimien­
miento, y las alteraciones neuropsicológicas pueden deberse simple­ to (o incluso la intención de moverse) puede iniciar el espasmo muscu­
mente a la extensión de la disfunción cerebral subyacente bajo el lar (mioclonía de acción o de intención). La mioclonía palatal es una
fenómeno de los tics puros. Los pacientes con tics secundarios (p. ej., forma de mioclonía segmentaria que se manifiesta por las contraccio­
neuroacantocitosis, tics tardíos) pueden mostrar otros movimientos nes del paladar blando. La mioclonía palatal sintomática, habitualmen­
involuntarios, como corea, distonía y otros déficits neurológicos te manifestada por contracciones de los elevadores del paladar, puede
(v. Tabla 23.11). Una entrevista cuidadosa haciendo hincapié en las persistir durante el sueño; esta forma de mioclonía palatal suele aso­
características subjetivas que preceden o que acompañan general­ ciarse con algunos trastornos del tronco. Por el contrario, la mioclonía
mente a los tics suele permitir la distinción entre una distonía verda­ patatal esencial consiste en contracciones rítmicas de los tensores del
dera o mioclonías, y los tics distónicos o clónicos. paladar, que suelen asociarse con un clic en los oídos, y que desapare­
A pesar de las amargas quejas de la familia, es frecuente que los cen durante el sueño. Cuando se contraen los músculos tensores, como
pacientes no muestren evidencia de trastornos del movimiento cuando ocurre en la mioclonía palatal esencial, se mueve todo el paladar blan­
acuden a la consulta. Consciente de ello, el médico debe intentar obser­ do, mientras que sólo se mueven los bordes del mismo cuando se con­
var al paciente cuando éste se halla ejerciendo un menor control volun­ traen los músculos elevadores. Una mioclonía palatal sintomática, pero
tario, como cuando está en la sala de espera. Si no se han visto los no esencial, se asocia con frecuencia con la hipertrofia de la oliva infe­
movimientos durante la consulta, el médico debe dirigir la atención a rior. Se han definido formas diferentes de mioclonía palatal, también
otra parte (p. ej., los padres) mientras observa al paciente con el rabillo denominada temblor palatal aislado (Zadikoff et al, 2006).
del ojo. El paciente a menudo tiene tics mientras deja la consulta, espe­
cialmente si los ha estado controlando durante la misma. El médico
Síntomas frecuentes
debe intentar ver al paciente en este momento, o por lo menos escuchar
si se producen tics fónicos. A pesar de estas maniobras, puede ser ne­ Como se deduce por la descripción previa y por la larga lista de posibles
cesario que se le tenga que pedir al paciente que imite voluntariamente causas de mioclonías, los síntomas en estos pacientes pueden ser muy
los movimientos. Esto, en combinación con los síntomas asociados, variados. Para simplificar, se revisan brevemente los posibles síntomas
como la urgencia, la liberación y el control voluntario, y la naturaleza de las cuatro grandes subcategorías etiológicas en la Tabla 23.13.
compleja y variada de los movimientos, suelen ser suficientes para pro­ Las formas fisiológicas de mioclonías que se producen en las per­
porcionar el diagnóstico, incluso si los tics espontáneos no se pueden sonas sanas varían dependiendo del desencadenante. Probablemente,
observar en la consulta. Por último, se puede pedir a los padres que la forma más frecuente es el espasmo que la mayoría de las personas
proporcionen vídeos caseros del paciente. ha experimentado al dormirse (mioclonía hipnagógica). Este fenóme­
no frecuente rara vez es causa de preocupación. En ocasiones, el pa­
ciente se preocupa por la mioclonía producida por ansiedad o por
MIOCLONÍAS ejercicio. La historia suele ser clara, y hay poco que encontrar (inclu­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

yendo movimientos anormales) cuando se ve al paciente.


La mioclonía se puede definir como un movimiento involuntario breve, En el grupo de mioclonía esencial, los pacientes suelen quejarse
brusco y de tipo shock, que se puede deber a una contracción activa de espasmos musculares aislados en ausencia de otros déficits neuro­
Cmioclonía positiva) o a la inhibición de la actividad muscular que se lógicos (con la posible excepción del temblor y la distonía). Los mo­
está produciendo (mioclonía negativa). El diagnóstico diferencial de vimientos pueden comenzar en cualquier momento de la infancia o
las mioclonías es más amplio que el de cualquier otro trastorno del de la edad adulta, y pueden permanecer sin cambios o progresar len­
movimiento (Tabla 23.13). Para excluir fasciculaciones, como las pro­ tamente a lo largo de los años. La historia familiar puede ser positiva,
ducidas por lesiones de la motoneurona inferior, algunos autores han y algunos pacientes pueden notar un importante beneficio con el al­
insistido en que un origen en el SNC sea parte de la definición. Aunque cohol. La distonía asociada, presente en algunos pacientes, también
la mayoría de los casos de mioclonías se originan en el SNC, a veces responde al etanol. La mioclonía esencial y la distonía-mioclonía
se producen movimientos cortos de tipo shock (mioclonías segmenta­ probablemente constituyen el mismo trastorno.
rias), clínicamente indistinguibles de la mioclonía del SNC, con una La mioclonía que se produce como un componente de una amplia
enfermedad del nervio periférico o trastornos de la raíz. variedad de trastornos epilépticos se denomina mioclonía epiléptica.
324 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 23.13 Clasificación etiológica de las mioclonías

Mioclonías fisiológicas (personas normales) Enfermedad de Huntington


Espasmos del sueño (espasmos hípnicos) Enfermedad de Parkinson
Inducidas por ansiedad Degeneración cortical basal
Inducidas por ejercicio Degeneraciones palidales
Hipo (singulto) Atrofia multisistémica
Mioclonía benigna de la infancia con la alimentación Encefalopatías mitocondriales, incluyendo la epilepsia mioclónica
Mioclonías esenciales (no se conoce la causa ni hay otros déficits y fibras rojas rasgadas
neurológicos importantes) Demencias
Hereditaria (el fenotipo puede ser mioclonías puras o distonía- Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob
mioclonía) Enfermedad de Alzheimer
Esporádica Encefalopatías víricas
Mioclonía epiléptica (las convulsiones dominan el cuadro, y no hay Panencefalitis esclerosante subaguda
encefalopatía, por lo menos inicialmente) Encefalitis letárgica
Tipos de epilepsia Encefalitis por arbovirus
Espasmos mioclónicos epilépticos aislados Encefalitis por herpes simple
Epilepsia parcial continua Encefalitis postinfecciosa
Mioclonía idiopática por estímulos sensitivos
Mioclonía fotosensible Metabólica
Ausencias mioclónicas en el petit mal Insuficiencia hepática
Epilepsias mioclónicas de la infancia Insuficiencia renal
Espasmos infantiles Síndrome por diálisis
Epilepsia mioclónica astática (síndrome de Lennox-Gastaut) Hiponatremia
Epilepsia mioclónica criptogenética Hipoglucemia
Epilepsia mioclónica de Janz Encefalopatía mioclónica infantil (polimioclonía,
Epilepsia mioclónica benigna familiar (síndrome de Rabot) con o sin neuroblastoma)
Epilepsia mioclónica progresiva: mioclonía báltica (síndrome Hiperglucemia no cetósica
de Unverricht-Lundborg) Déficit múltiple de carboxilasa
Mioclonía sintomática (domina la encefalopatía progresiva o estática) Encefalopatías tóxicas
Enfermedad de depósito Bismuto
Enfermedad de los cuerpos de Lafora Metales pesados
Lipidosis, como la gangliosidosis GM2, la enfermedad Metil bromuro, diclorodifeniltricloroetano
de Tay-Sachs, enfermedad de Krabbe Fármacos, incluyendo L-dopa, tricíclicos
Lipofuscinosis ceroidea (enfermedad de Batten, enfermedad Encefalopatías físicas
de Kufs) Posthipoxia (síndrome de Lance-Adams)
Sialidosis (mancha rojo-cereza) Postraumática
Degeneración espinocerebelosa Golpe de calor
Síndrome de Ramsay Hunt (muchas causas) Electroshock
Ataxia de Friedreich Lesión por descompresión
Ataxia telangiectasia Lesión focal del sistema nervioso central
Degeneración de los ganglios basales Postictus
Enfermedad de Wilson Postalamotomía
Distonía de torsión Tumor
Enfermedad de Hallervorden-Spatz Traumatismo
Parálisis supranuclear progresiva Lesiones olivodentadas (mioclonía palatal)
Lesiones de la médula espinal (mioclonía segmentaria o espinal)

Muchos de estos pacientes tienen una clara historia de crisis comicia- patrón de 3 Hz de punta-onda). En otros, la mioclonía y las convul­
les como rasgo dominante. Los espasmos mioclónicos pueden ser siones son igualmente importantes (las epilepsias mioclónicas). Esto
infrecuentes y escasamente perceptibles para el paciente, o pueden se puede asociar o no con una encefalopatía progresiva (la mayoría
aparecer con mayor frecuencia y producir una marcada discapacidad. de las veces con una disfunción cognitiva y ataxia) en ausencia de
La mioclonía al despertar por la mañana o el aumento de la frecuen­ una causa sintomática subyacente y definible.
cia de mioclonía anuncian la aparición de la crisis. El patrón clínico En los trastornos clasificados que producen mioclonía sintomáti­
de la mioclonía en este caso también varía mucho. La sensibilidad a ca, pueden producirse crisis, pero la encefalopatía (ya sea estática
los estímulos luminosos o a otros estímulos sensoriales puede ser o progresiva) es la característica que predomina. En esta categoría, se
importante. Algunos pacientes muestran espasmos mioclónicos ais­ observan todo tipo de patrones mioclónicos. Como se puede apreciar
lados en ausencia de actividad epiléptica. En estos casos, los antece­ en la revisión de la Tabla 23.12, una gran cantidad de otros signos sis-
dentes familiares pueden ser positivos para crisis comiciales, y el témicos y neurológicos puede acompañar a la encefalopatía. Dos sub-
electroencefalograma muestra con frecuencia un patrón típico de epi­ categorías de este gran grupo se han diferenciado para ayudar en el
lepsia centroencefálica que, por lo demás, es asintomática (como un diagnóstico diferencial. En la epilepsia mioclónica progresiva predo­
Capitulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 325

minan la mioclonía, las crisis y la encefalopatía, mientras que en la escribir, llevarse un vaso a la boca, levantar las piernas contra grave­
ataxia mioclónica progresiva (a menudo denominada síndrome de dad, la prueba del talón-espinilla y caminar. Además de la mioclonía
Ramsay Hunt), la mioclonía y la ataxia son las que dominan el cuadro positiva que se produce por una breve contracción muscular, puede
clínico, con crisis o trastornos mentales menos graves o menos fre­ producirse una mioclonía negativa. Aunque clínicamente ello también
cuentes. La mioclonía también puede originarse en el tronco del encé­ tiene el aspecto de contracciones espasmódicas, se deben a una inhibi­
falo o en la médula espinal. La mioclonía espinal segmentaria suele ser ción periódica de la actividad muscular en curso y a una pérdida brus­
rítmica y limitarse a los músculos inervados por uno o varios segmen­ ca del tono muscular. El ejemplo más frecuente de mioclonía negativa
tos medulares contiguos. La mioclonía propioespinal es otro tipo de es la asterixis, que se observa en la encefalopatía hepática y, en menor
mioclonía espinal que ocasiona espasmos de flexión del tronco. medida, en otras encefalopatías metabólicas, y en algunas ocasiones
con lesiones cerebrales focales. La localización mejor reconocida de la
asterixis son los músculos del antebrazo, donde causa flapping, un
Exploración movimiento irregular de tipo temblor, cuando se dejan las muñecas
Considerando la variedad de causas, es posible encontrar un amplio extendidas. Cuando es leve y la amplitud es baja, puede confundirse
abanico de hallazgos neurológicos. Por otro lado, a pesar de la queja con un temblor postural de 5 a 6 Hz. Una forma similar de mioclonías
de la presencia de movimientos anormales, algunos pacientes con negativas es responsable de la pérdida periódica de tono muscular en
mioclonía (al igual que ocurre con los tics y determinadas discinesias los músculos axiales y de las piernas, que se observa en algunos pa­
paroxísticas) presentan una exploración bastante normal. Este es el cientes con síndromes mioclónicos de acción, como las mioclonías de
caso especialmente de las formas fisiológicas de mioclonía y de las acción postanóxicas. Esto produce unos movimientos de sacudida del
que se asocian con epilepsia y de algunas causas sintomáticas. Cuan­ tronco mientras se está de pie, que pueden acabar en caídas.
do la mioclonía está claramente presente en la exploración, el médico
debe tratar de caracterizar el movimiento como se ha descrito previa­
mente en este capítulo. Cuando los espasmos son sencillos o repetiti­ OTROS TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO
vos, pero arrítmicos, se deben distinguir estos movimientos de los tics.
La mioclonía suele ser más corta y menos coordinada o con menos El espasmo hemifacial es un trastorno frecuente en el que se produ­
patrón. Además, la mioclonía no se asocia con una sensación o un cen movimientos irregulares y tónico-clónicos que afectan a los múscu­
impulso premonitorio. Las formas rítmicas de la mioclonía pueden los de un lado de la cara inervado por el séptimo par ipsolateral. El
confundirse con temblores. Aquí, el patrón de movimiento es más uno espasmo unilateral del párpado suele ser el primer síntoma, seguido a
de movimientos de onda cuadrada repetitivos y de inicio brusco pro­ intervalos variables de la afectación de los músculos faciales inferio­
ducidos por la contracción de los agonistas, en contraposición con la res. En raras ocasiones, se afectan ambos lados de la cara, en cuyo
actividad sinusoidal, más suave, del temblor, producida por las con­ caso los espasmos son asincrónicos en ambos lados, en contraposi­
tracciones alternantes o sincrónicas de los músculos antagonistas. La ción con las discinesias faciales puras, como una distonía craneal.
mioclonía rítmica suele tener una frecuencia de 1 a 4 Hz, en contraste El término acatisia se refiere a la sensación de intranquilidad y de
con las frecuencias más rápidas que se observan en la mayoría de los necesidad de moverse. Este término se utilizó inicialmente para des­
temblores. Las oscilaciones de las llamadas mioclonías oscilantes cribir lo que se pensaba que era una patología histérica, y más tarde
pueden ser más rápidas. Estas se distinguen por su naturaleza en sal­ se aplicó a la intranquilidad, con incapacidad de sentarse o de estar de
vas, generalmente precipitadas por un estímulo o movimiento brusco, pie quieto (impaciencia motora) que se observa en pacientes con par­
que duran segundos y desaparecen gradualmente. kinsonismo idiopático o postencefalítico. Este síndrome se considera
La distribución de la mioclonía es de ayuda. Las mioclonías focales actualmente con frecuencia como el efecto secundario de tranquili­
pueden ser más frecuentes en las alteraciones de una región aislada de zantes o antieméticos (neurolépticos) que actúan bloqueando los re­
la corteza cerebral. La afectación segmentaria, especialmente cuando ceptores de la dopamina. Los movimientos acatísicos se producen
es rítmica, puede producirse en lesiones del tronco (como la mioclonía como respuesta a una sensación interior subjetiva de intranquilidad y
branquial o palatal) o en lesiones medulares (mioclonía espinal). La de necesidad de moverse, aunque algunos autores creen que no es
mioclonía multifocal o generalizada sugiere un trastorno más difuso, necesario un componente subjetivo. Los movimientos de la acatisia
que afecta especialmente a la sustancia reticular del tronco. Cuando son variados y complejos. Incluyen frotamientos repetitivos, cruzar y
resultan afectadas múltiples regiones del cuerpo, es de ayuda intentar descruzar los brazos, golpearse la cabeza y la cara, tocar repetida­
establecer si los movimientos se producen de forma sincrónica. Algu­ mente la ropa, cruzar y descruzar, balancear o subir y bajar las pier­
nas veces ello es clínicamente difícil, y es necesario una monitoriza­ nas, y cambiar el peso, balancearse o moverse del sitio, o dar pasos
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

ción electromiográfica (EMG) multicanal (Brown, 2006). mientras se está sentado o de pie. En ocasiones, los pacientes mues­
Mediante la exploración es importante definir si los movimientos tran diversas vocalizaciones, como quejidos, gruñidos y gritos. La
se producen espontáneamente o si lo hacen con distintos desencade­ acatisia puede ser una complicación aguda o tardía de los fármacos
nantes, como un ruido brusco y fuerte, amenaza visual, perturbación o antipsicóticos (acatisia aguda y acatisia tardía, respectivamente). Se
un pinchazo. Se deben valorar varios estímulos sensoriales y somesté- produce también en la EP, como efecto secundario de los inhibidores
sicos. Además, es importante evaluar los efectos de los movimientos específicos de la recaptación de serotonina, y en algunos trastornos
activos y pasivos. En el caso de las mioclonías de acción o de inten­ confusionales o demencia.
ción, los espasmos se producen durante la actividad motora voluntaria, Otro trastorno en el que el movimiento se produce como conse­
especialmente cuando el paciente intenta llevar a cabo una tarea deli­ cuencia de una necesidad subjetiva de moverse es el síndrome de las
cada, como alcanzar un objeto. Esta alteración se confunde con fre­ piernas inquietas, quizás el más habitual de todos los trastornos del
cuencia con una ataxia grave. Las mioclonías de acción pueden ser movimiento, que se produce aproximadamente en el 14% de las muje­
evidentes en actividades como el cierre voluntario de los párpados, res y en el 7% de los hombres mayores de 50 años (Rungger et al,
poner morritos o hablar, estirar los brazos, la prueba del dedo-nariz, 2005). Aquí, al contrario de lo que ocurre en la acatisia, el paciente se
326 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

queja de una serie de alteraciones sensoriales en las piernas, incluyen­ desencadenantes, la duración, la frecuencia, la edad de comienzo y los
do sensación de pinchos y agujas, sensación de arrastrarse, dolor, picor, antecedentes familiares) (v. Capítulo 77). Así, las discinesias paroxísti­
sensación de clavar cuchillos, pesadez, tensión, quemazón o frialdad. cas pueden clasificarse como cinesigénicas (precipitadas por un movi­
En ocasiones, se aprecian síntomas similares en las extremidades supe­ miento voluntario, como levantarse de la silla o comenzar a correr), y
riores. Estos síntomas suelen experimentarse al estar acostado y mu­ no cinesigénicas, con el ejercicio o nocturnas. En muchos casos, los
chas veces se asocian con el insomnio. Este trastorno se asocia con movimientos son tan infrecuentes que el médico nunca los llega a ob­
frecuencia con otro trastorno del movimiento, los movimientos perió­ servar, y es necesaria una historia detallada para establecer la naturale­
dicos de las piernas durante el sueño, a veces llamados de forma inco­ za del trastorno (Jankovic y Demirkiran, 2002), y conseguir que el pa­
rrecta mioclonías nocturnas. Estos movimientos periódicos, lentos y ciente traiga un vídeo de los acontecimientos con frecuencia puede ser
sostenidos (durante 1 a 2 segundos) van desde una dorsiflexión sincró­ muy valioso. Puede haber una historia familiar de epilepsia o migrañas.
nica o asincrónica del primer dedo del pie y del propio pie hasta una Las ataxias periódicas se incluyen con frecuencia en el grupo de tras­
triple flexión de una o de las dos piernas. En estos pacientes, puede tornos del movimiento paroxísticos.
haber también movimientos mioclónicos más rápidos o más lentos, y También hay trastornos en los que se produce una respuesta anor­
movimientos prolongados distónicos de los pies y de las piernas mien­ mal o excesiva de sobresalto. En algunos pacientes sólo se observa una
tras están despiertos, y también pueden tener una periodicidad natural. respuesta excesiva de sobresalto, que no mejora tras estímulos repeti­
Una mioclonía de la pierna o una distonía del pie puede ser el síntoma dos. En otros, hay una respuesta anormal a estímulos que habitualmen­
inicial del síndrome del hombre rígido. te provocan sobresalto. La hiperecplexia, conocida también como sín­
Otro trastorno del movimiento de los miembros inferiores infre­ drome del sobresalto, puede ser más parecida a determinadas mioclonías
cuente pero bien definido, se denomina piernas dolorosas y dedos en que a una respuesta normal de sobresalto. Una gran variedad de otros
movimiento. El paciente se queja de un dolor tirante y punzante en los trastornos infrecuentes, descritos en el siglo xix junto con el síndrome
de Tourette, manifiestan un sobresalto excesivo. La enfermedad del
miembros inferiores y en los pies, asociado con meneo y un retorci­
salto, latah y myriachit incluyen también el fenómeno de golpear, el
miento continuo de los dedos, a veces del tobillo y con menor fre­
fenómeno del eco, la obediencia automática y otros rasgos menos fre­
cuencia de los músculos proximales de las piernas. En raras ocasio­
cuentes. Se cree que estos trastornos son diferentes del síndrome de
nes, también se observa un problema similar en las extremidades
Tourette, tratándose probablemente de un comportamiento con un con­
superiores. En algunos casos hay un antecedente de lesión de una raíz
dicionamiento cultural, más que una verdadera enfermedad neurológi­
o de un nervio, y la exploración puede mostrar evidencias de una ca, aunque este punto sigue estando controvertido.
disfunción nerviosa periférica. Por último, los trastornos psicogénicos del movimiento, caracteri­
Algunas discinesias se producen de forma intermitente, más que de zados por una lentitud anormal o por movimientos o posturas exagera­
forma continua. Esto es característico de los tics y de ciertas formas de das que no se pueden atribuir claramente a una lesión o a una disfun­
mioclonías. La distonía a menudo se produce sólo con acciones espe­ ción orgánica del sistema nervioso, están emergiendo como uno de los
cíficas, pero suele haber una respuesta constante a la acción, en lugar grupos más frecuentes en la práctica clínica de los trastornos del movi­
de un patrón periódico o impredecible. Algunos pacientes con distonía miento (Thomas et al, 2006). Derivados principalmente de trastornos
tienen una variación diurna (distonía que responde a dopa) que se ca­ psiquiátricos y psicológicos, debido a la riqueza del abanico de su sin-
racteriza por una función motora esencialmente normal por la mañana, tomatología y a la variabilidad de su gravedad, los trastornos psicogé­
con un empeoramiento de la distonía conforme transcurre el día, de nicos del movimiento presentan un importante desafío diagnóstico y
forma que al final del mismo los pacientes son incapaces de caminar terapéutico. El diagnóstico de un trastorno psicogénico del movimien­
debido a la distonía grave y generalizada. Un pequeño grupo de pacien­ to está facilitado por distintos datos, entre los que se incluyen síntomas
tes con corea o distonía tienen ataques de movimientos involuntarios somáticos o psiquiátricos y trastornos del movimiento cuya sintomato-
de comienzo brusco y de corta duración que se conocen como coreo- logía es incongruente con un trastorno típico del movimiento. Esto in­
atetosis paroxística o, más apropiadamente, como discinesia paroxísti- cluye un inicio brusco relacionado con un trauma emocional, ganancia
ca (Tabla 23.14). Determinadas características de estos trastornos ayu­ secundaria, frecuencia variable del temblor, la distractibilidad, y la
dan a veces a clasificarlos en categorías diagnósticas (como los exageración de los síntomas (Tabla 23.15).

Tabla 23.14 INVESTIGACIÓN DE LOS TRASTORNOS


Clasificación de las discinesias paroxísticas
DEL MOVIMIENTO
Discinesia paroxística cinesigénica La naturaleza y la extensión de la investigación en un paciente que
Discinesia paroxística no cinesigénica presenta un trastorno del movimiento varían según las circunstancias
Discinesia paroxística inducida por el ejercicio clínicas. Cuando la historia clínica y la sintomatología son caracterís­
Discinesia paroxística nocturna ticas de un determinado trastorno primario (idiopático), no son nece­
Discinesia paroxística psicogénica sarias más investigaciones. Ejemplos de ello son el temblor y las
Cada categoría incluye lo siguiente: mioclonías fisiológicas, el temblor esencial (especialmente, si es fa­
De corta duración (< 5 minutos)
miliar), las distonías focales que comienzan en la edad adulta, los tics
Idiopática (familiar o esporádica)
de la infancia, e incluso la EP. No obstante, siempre se debe tener en
Secundaria
cuenta la posibilidad de otros factores ocultos que lo agraven o que se
De larga duración (> 5 minutos)
Idiopática (familiar o esporádica) añadan a un trastorno del movimiento ya conocido. También es posi­
Secundaria ble lo contrario, donde una causa probable sea simplemente un factor
que lo agrave o una simple asociación coincidente, especialmente en
Capitulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 327

La enfermedad de Huntington y la enfermedad de Wilson son dos


Tabla 23.15
trastornos en los que puede ocurrir esto.
Datos clave de la presencia de un trastorno motor La importancia de la exclusión de la enfermedad de Wilson no se
psicogénico puede exagerar. Esto incluye la exploración con lámpara de hendidu­
ra, la medición de los niveles plasmáticos de ceruloplasmina y de
FACTORES FÍSICOS
cobre, las pruebas de función hepática y, si es necesario, la determi­
Trastorno del movimiento
Inicio brusco
nación de la excreción de cobre urinario en orina de 24 horas y la
Movimientos Incongruentes biopsia hepática. Los niños, adolescentes y adultos jóvenes que pre­
Movimientos Inconsistentes sentan parkinsonismo, corea o un síndrome distónico o mioclónico
Respuesta al placebo o a la sugestión necesitan una valoración adicional bioquímica y hematológica, como
Discapacldad selectiva se indica en la Tabla 23.16.
Resolución espectacular Aunque en la mayoría de los trastornos del movimiento el diagnós­
Discapacldad inicial máxima tico depende del reconocimiento de una sintomatología clínica espe­
Enlentecimiento deliberado cífica, al diagnóstico de determinados trastornos del movimiento pue­
Movimientos rítmicos
den ayudar ciertas pruebas de laboratorio. La neuroacantocitosis, que
Marcha compleja
se suele presentar con corea, distonía, tics y una debilidad progresiva
Otros hallazgos neurológicos
Debilidad transitoria
durante la adolescencia o el inicio de la vida adulta, se puede diagnos­
Síntomas sensitivos ticar con la demostración en el frotis de acantocitos, la elevación de
Mareo y desmayo creatina cinasa y estudios de conducción nerviosa alterados (Walker et
Convulsiones al, 2006). Los estudios bioquímicos también pueden poner de mani­
Espasmo de convergencia fiesto un hipoparatiroidismo, que produce calcificación de los gan­
Ataques de galimatías verbales glios basales, lo cual provoca trastornos del movimiento. El hipertiroi­
Alteraciones visuales dismo, la policitemia vera y el LES son causas suficientemente
Cefalea frecuentes de corea no diagnosticada en un adulto, que necesitan ser
Dolor
excluidas en todos los casos. Son señales tempranas una historia de
Amnesia
abortos de repetición, un tiempo de tromboplastina parcial elevado, un
Insomnio
Agotamiento
resultado falso positivo en la prueba VDRL (Venereal Disease Re­
Múltiples somatlzaciones search Laboratories) y trombocitopenia, que indican la presencia de
Lesiones autoinfllgidas anticuerpos antifosfolípido, como anticoagulante lúpico y anticuerpos
Trastornos paroxísticos sin testigos anticardiolipina. En un niño que presenta una corea de origen desco­
nocido debe considerarse la corea de Sydenham; debe obtenerse el
PROBLEMAS PSIQUIÁTRICOS título de antiestreptolisina O y antihialuronidasa, y realizar un electro­
Depresión cardiograma. En un paciente con hemibalismo deben buscarse facto­
Trastorno de ansiedad res de riesgo potenciales de enfermedad vascular con la determinación
Trastorno de somatlzación
de los niveles sanguíneos de glucosa, hemoglobina, plaquetas, veloci­
Simulación
dad de sedimentación globular, colesterol y triglicéridos.
Trastorno facticio
Las pruebas genéticas (ADN) se utilizan cada vez más en la eva­
ACONTECIMIENTO PREDISPONENTE luación de pacientes con EP familiar e incluso esporádica y otros
Traumatismo trastornos del movimiento, pero estas pruebas sólo deberían realizar­
Cirugía se con un asesoramiento adecuado, dadas las incertezas existentes,
Acontecimiento vital importante como la penetrancia incompleta y otros problemas para interpretarlas
(Tan y Jankovic, 2006). En los adultos con distonía generalizada o
FACTORES SOCIALES distonía que se inicia en las piernas debe sospecharse una causa sin­
Lesiones por el trabajo tomática y estudiarse en consecuencia. Existe una prueba comercial­
Pleitos
mente disponible para la distonía DYTI, y algunos laboratorios de
Problemas de relación (cónyuge o hijos)
investigación realizan pruebas para el gen s-sarcoglicano (SGCE)
Abusos físicos
Abusos sexuales
responsable del síndrome mioclonía-distonía. Existen otras pruebas
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Abusos de drogas de ADN que pueden ser útiles para diagnosticar los trastornos del
Ganancias secundarlas movimiento, como pruebas para la enfermedad de Huntington, atro­
fias espinocerebelosas, ataxia de Friedreich, atrofia dentato-rubro-
pálido-luysiana, neurodegeneración asociada con pantotenato cinasa
(PKAN), antes conocida como enfermedad de Hallervorden-Spatz,
el caso de los pacientes de los que se piensa que tienen alteraciones enfermedad de Unvenicht-Lundboig (EPMI), enfermedad celíaca
por fármacos. Por ejemplo, la corea aparentemente debida al uso de (anticuerpos antigliadina), anticuerpos anti-GAD (síndrome del
anticonceptivos orales (o corea gravídico) puede ser una manifesta­ hombre rígido) y anticuerpos en varios síndromes paraneoplásicos.
ción de un LES de base. Cuando se trata con trastornos del movi­ Los estudios de imagen, como la tomografía computarizada (TC) y,
miento presuntamente producidos por neurolépticos, es importante especialmente, la resonancia magnética (RM), son útiles en algunos
considerar la posibilidad de que un fármaco antipsicótico que se lia trastornos. La mayoría de pacientes con hemidistonía tienen una lesión
dado para unas manifestaciones psiquiátricas iniciales de una enfer­ definible en los ganglios basales contralaterales (con mayor frecuencia,
medad sea ahora la causa del trastorno del movimiento en cuestión. putamen). El hemibalismo o la hemicorea están causados habitualmen­
328 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 23.16 Estudio de los trastornos del movimiento

ESTUDIO DE LOS TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO A C B D T M


Hematología de rutina (velocidad de sedimentación incluida) + + + + - +
Bioquímica de rutina (incluidos Ca2+, ácido úrico, pruebas de función hepática) + + + + + +
Cobre y ceruloplasmina en suero (con o sin Cu en orina de 24 horas, biopsia ++ ++ - ++ + +
hepática, estudios con Cu radiomarcado)
Examen con la lámpara de hendidura ++ ++ - ++ + +
Función tiroidea + ++ - + - +
Prueba de antiestreptolisina 0, anti-ADNasa B, antihialuronidasa - + - + + -
Factor antinuclear, células LE, otros estudios inmunológicos, anticuerpos + ++ + + - +
anticardiolipina, prueba VDRL (Venereal Disease Research Laboratories)
Acantocitos en sangre + + - + + +
Enzimas lisosomales + + - + + +
Ácidos orgánicos y aminoácidos en orina + + - + - +
Oligosacáridos y mucopolisacáridos en orina + + - + - +
Lactato y piruvato en suero + + - + - +
Pruebas de ADN para mutaciones génicas + + - + - +
Médula ósea para células de depósito (microscopía electrónica incluida) + + - + - +
Microscopía electrónica de leucocitos: biopsia de hígado, piel y conjuntiva + + - + - +
Biopsia de nervio o músculo + + - + - +
Bandas oligoclonales + + + + - +
Tomografía computarizada o resonancia magnética ++ ++ ++ ++ + ++
Electroencefalograma + + - + + ++
Electromiografía y estudios de conducción nerviosa + + - + + +
Potenciales evocados + + - + - ++
Electrorretinograma + + - + - +
Pruebas neuropsicológicas + + - - + -

Nota: el nivel de estudio depende de factores como la edad de inicio, el tipo de progresión y la presencia de antecedentes o manifestaciones clínicas atípicas indicativas de una
causa secundaria del trastorno del movimiento en cuestión.
A: síndrome rígido acinético; B: hemibalismo; C: corea; D: distonía; M: mioclonía; T: tics.
++: muy importante o con frecuencia útil; +: útil a veces o dudosamente útil; nunca o raramente útil.

te por una lesión estructural del núcleo subtalámico o estriado contra- panda gigante», el aspecto de la RM característico de la enfermedad de
lateral. La causa es a menudo un pequeño infarto lacunar, de forma que Wilson; la hipointensidad T2 del estriado se observa clásicamente en
la RM suele ser más satisfactoria que la TC para localizar la lesión. En AMS, PSP y neurodegeneración asociada con la pantotenato cinasa.
los pacientes con parkinsonismo, las técnicas de imagen deben evaluar En este último trastorno, la RM cerebral potenciada en T2 muestra tí­
la posibilidad de hidrocefalia (obstructiva o comunicante), atrofia del picamente una hipointensidad en el globo pálido alrededor de un área
mesencéfalo (como en la PSP), y atrofia cerebelosa y del tronco ence­ de hiperintensidad, el signo del «ojo del tigre». El signo en forma de
fálico (como en la atrofia olivopontocerebelosa). La RM es claramente cruz (hot cross bun) en la protuberancia también es indicativo de AMS,
mucho más eficaz que la TC para mostrar estas anomalías de la fosa como la RM potenciada en T2 con gradiente de eco, que con frecuen­
posterior. En la enfermedad de Huntington, se encuentra una atrofia de cia muestra cambios putaminales hipointensos. La RM sagital en los
la cabeza del núcleo caudado, aunque no es específica de este trastorno pacientes con PSP suele mostrar atrofia del tegmento mesencefálico
y no se correlaciona con la presencia o gravedad de la corea. En los superior, el mesencéfalo más superior, el tegmento mesencefálico,
pacientes con varios trastornos del movimiento, como parkinsonismo, la base pontina, y el cerebelo que parecen corresponderse con el pico, la
corea y distonía, pueden encontrarse infartos múltiples, calcificación cabeza, el cuerpo y el ala, respectivamente, para formar un signo de
intracerebral (que se observa mejor en la TC), masas (como minoracio­ «colibrí» o «pingüino». Los nuevos avances en la RM prometen mejo­
nes y malformaciones arteriovenosas) y claridades de los ganglios ba­ rar la capacidad de diferenciar entre varios trastornos degenerativos,
sales (como se ve en diversos trastornos). En los pacientes con degene­ especialmente si se asocian con manifestaciones patológicas caracte­
ración nigroestriada (una subcategoría de la AMS con parkinsonismo rísticas, como depósitos de pigmentos o metales pesados.
predominante), la RM potenciada en T2 y densidad protónica con fre­ La espectroscopia por resonancia magnética también puede servir
cuencia muestra una combinación de atrofia del estriado e hipointensi- para diferenciar trastornos con diversos patrones neurodegenerativos
dad, con hiperintensidad lineal en el putamen posterolateral. La hiper- o alteraciones neurometabólicas. La tomografía por emisión de posi­
intensidad del estriado en TI se observa en hiperglucemia, toxicidad trones (PET) con empleo de fluorodesoxiglucosa, fluorodopa y otros
por manganeso, enfermedad hepatocerebral, enfermedad de Wilson, compuestos radiomarcados (p. ej., demostrando el mareaje de recep­
metabolismo anormal del calcio, neurofibromatosis, hipoxia y hemo­ tores dopaminérgicos) ha mostrado cambios reproducibles en patolo­
rragia; la hipointensidad TI y la hiperintensidad T2 del estriado indi­ gías como la enfermedad de Huntington y los trastornos parkinsonia­
can trastornos mitocondriales; la hipointensidad T2 del estriado con nos. Por ejemplo, la PETcon F-dopa muestra una captación reducida
hiperintensidad del mesencéfalo y conservación del núcleo rojo y de la en los núcleos putamen y caudado en los pacientes con parkinsonis­
cara lateral de la sustancia negra dan el aspecto de «signo de la cara del mo atípico, como PSP y AMS, mientras que el caudado suele estar
Capitulo 23 Trastornos del movimiento: diagnóstico y valoración 329

conservado en los pacientes con EP. Los patrones de anomalías ob­ rio contralateral al miembro en el que se producen las sacudidas. Ello
servados pueden predecir los cambios patológicos subyacentes y, por es especialmente cierto en los pacientes con mioclonía focal sensi­
tanto, pueden ser útiles en el diagnóstico diferencial. Los avances en bles a varios estímulos sensitivos aplicados en la parte afectada (mio­
la TC por emisión de fotón único (SPECT) indican que probablemen­ clonía refleja cortical). Los componentes corticales de los potenciales
te llegará a ser una útil herramienta diagnóstica para evaluar y diag­ evocados sensitivos no suelen estar aumentados en la mioclonía sub­
nosticar ciertos trastornos del movimiento. Por ejemplo, la SPECT cortical o espinal, aunque las latencias pueden estar prolongadas, en
del transportador de dopamina se emplea actualmente para estudiar función de la localización del proceso de enfermedad. Los estudios
trastornos parkinsonianos y ayudar a diferenciarlos de otros trastor­ electrofisiológicos también son útiles para diferenciar entre trastor­
nos con temblor, como el temblor esencial. Por último, estudios re­ nos del movimiento psicogénicos y orgánicos, especialmente en el
cientes sugieren que la ecografía transcraneal, que muestra hipereco- caso de mioclonía y distonía (Brown, 2006).
genicidad en la región de la sustancia negra compacta en la EP, puede Al asistir a un paciente con un trastorno del movimiento, el mé­
ser una herramienta diagnóstica útil. dico siempre debe tener en cuenta la posibilidad de encontrar una
Las pruebas electrofisiológicas de rutina, como la electroencefalo- causa secundaria. Este debería ser el caso incluso cuando el inicio,
grafía, los potenciales evocados somatosensidvos, el EMG y los estu­ la progresión y el cuadro clínico del trastorno del movimiento en
dios de conducción nerviosa, pueden aportar datos adicionales de en­ cuestión son característicos de una patología idiopática y las prue­
fermedades que afectan a estructuras externas a los ganglios basales. bas de laboratorio preliminares no han revelado otra causa. La ex­
Se ha utilizado ampliamente el análisis EMG de la actividad en varios ploración neurológica completa debe repetirse periódicamente en
grupos musculares para estudiar la mayoría de trastornos del movi­ busca de claves que permitan indicar la necesidad de proseguir con
miento, y el temblor puede estudiarse, además, con los registros acele- investigaciones futuras.
rométricos. Aunque estos y otros procedimientos electrofisiológicos
han ayudado a comprender la fisiopatología de los trastornos del movi­
miento, han sido básicamente cruciales en el estudio de la mioclonía. Bibliografía
En este caso, pueden hallarse varias alteraciones en la electroencefalo-
grafía de rutina, como puntas, puntas y ondas y descargas periódicas.
Ocasionalmente, se observa que las puntas preceden a las descargas Ashour, R., & Jankovic, J. 2006, Joint and skeletal deformities in Parkinson’s disea­
mioclónicas EMG, especialmente cuando la mioclonía se asocia con se, multiple system atrophy, and progressive supranuclear palsy, Mov Disord, vol.
epilepsia. Sin embargo, en la mayoría de casos es imposible determinar 21, pp. 1856-1863
Azher, S. N., & Jankovic, J. 2005, Camptocormia: pathogenesis, classification, and
una correlación entre las descargas de puntas y las sacudidas mioclóni­
response to therapy, Neurology, vol. 65, pp. 355-359
cas por examen visual simple. Las técnicas electrofisiológicas especia­
Brewer, G. J. 2006, Novel therapeutic approaches to the treatment of Wilson’s disea­
les con promedio de la actividad cortical que se produce antes de una
se, Expert Opin Pharmacother, vol. 7, pp. 317-324
sacudida mioclónica (promedio antes de la provocación) pueden mos­ Brodsky, H., Vuong, K. D., Thomas, M., & Jankovic, J. 2004, Glabellar and palmo­
trar una negatividad central contralateral focal de 15-40 milisegundos mental reflexes in parkinsonian disorders, Neurology, vol. 63, pp. 1096-1098
de duración, que precede a la sacudida muscular en 10-25 milisegun­ Brown, P. 2006, Clinical neurophysiology of myoclonus, in Psychogenic Movement
dos en los miembros superiores, o en 30-35 milisegundos en las pier­ Disorders: Neurology and Neuropsychiatry, edited by M. Hallett, S. Fahn,
nas. Ello es un signo de la denominada mioclonía cortical, que indica J. Jankovic, et al., Lippincott Williams & Wilkins, Philadelphia, pp. 262-264
que la actividad cortical produce las sacudidas musculares. En otras Cardoso, F., Seppi, K., Mair, K. J., et al. 2006, Seminar on choreas, Lancet Neurol,
formas de mioclonía originada en áreas subcorticales pueden observar­ vol. 5, pp. 589-602
se descargas corticales, pero no son sincrónicas ni transitorias (time- Chaudhuri, K. R., Healy, D. G., & Schapira, A. H.,for the National Institute for
locked) como las sacudidas. En estos casos, puede haber una negativi­ Clinical Excellence, 2006, Non-motor symptoms of Parkinson’s disease: diagno­
dad generalizada de 25 a 40 milisegundos antes, durante o después de sis and management, Lancet Neurol, vol. 5, pp. 235-245
Espay, A. J., Li, J. Y., Johnston, L., & Lang, A. E. 2005, Mirror movements in par­
la sacudida muscular. En el EMG se observan salvas musculares clási­
kinsonism: evaluation of a new clinical sign, J Neurol Neurosurg Psychiatry, vol.
camente sincrónicas en los músculos antagonistas y de menos de
76, pp. 1355-1358
50 milisegundos de duración. En una forma de mioclonía esencial, la Galvin, J. E., Pollack, J., & Morris, J. C. 2006, Clinical phenotype of Parkinson di­
mioclonía refleja balística, las salvas EMG muestran una actividad al­ sease dementia, Neurology, vol. 67, pp. 1605-1611
ternante entre los antagonistas, que dura 50-150 milisegundos. Con el Jankovic, J. 2001, Tourette’s syndrome, N Engl J Med, vol. 345, pp. 1184-1192
registro EMG multicanal es posible demostrar el orden de activación Jankovic, J. 2002, Essential tremor: a heterogenous disorder, Mov Disord, vol. 17,
de los músculos. En la mioclonía cortical, los músculos se activan en pp. 638-644
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

dirección rostrocaudal, y los músculos de los pares craneales se excitan Jankovic, J. 2005a, Progression of Parkinson’s disease: are we making progress in
en orden descendente, antes que las extremidades. En la mioclonía de charting the course? Arch Neurol, vol. 62, pp. 351-352
origen subcortical o reticular es posible demostrar que la mioclonía se Jankovic, J. 2005b, Tics and stereotypies, in Higher-Order Motor Disorders, edited
propaga en las dos direcciones a partir de un punto de origen, hacia el by H. J. Freund, M. Jeannerod, M. Hallett, & R. Leiguarda, Oxford University
Press, Oxford, UK, pp. 383-396
tronco encefálico, empezando habitualmente en los músculos inerva­
Jankovic, J. 2006, Huntington’s disease, in Neurological Therapeutics: Principles
dos por el par craneal XI, y hacia la médula espinal. En la mioclonía
and Practice, 2nd ed., edited by J. Noseworthy, Informa Healthcare, Abingdon,
propioespinal se produce la propagación ascendente y descendente por
UK, pp. 2869-2881
la médula espinal a una velocidad que sugiere la afectación de una vía Jankovic, J. 2007a, Pathophysiology and assessment of parkinsonian symptoms and
polisináptica de conducción lenta. signs, in Handbook of Parkinson’s Disease, 4th ed., edited by R. Pahwa, K.
En los pacientes con mioclonía con frecuencia se observa un au­ Lyons, & W. C. Koller, Taylor & Francis, New York, pp. 49-75
mento de los potenciales evocados somatosensitivos y de las respues­ Jankovic, J. 2007b, Dystonic disorders, in Parkinson’s Disease and Movement
tas EMG tardías (reflejos C). En los pacientes con mioclonía cortical Disorders, 5th ed., edited by J. Jankovic & E. Tolosa, Lippincott Williams &
pueden verse potenciales evocados sensitivos gigantes en el hemisfe­ Wilkins, Philadelphia, pp. 321-347
330 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

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Therapeutics: Principles and Practice, 2nd ed., edited by J. Noseworthy, Informa • Worldwide Education and Awareness for Movement Disorders (WEMOVE):
Healthcare, Abingdon, UK, pp. 2803-2826 www. wemove. org
c a p í t u l o 24 Hfil Trastornos de la marcha
Philip D. Thompson

Aspectos fisiológicos y biomecánicos de la marcha 331 Ataxia espástica 336


Aspectos anatómicos de la marcha 331 Ataxia sensitiva 336
Historia y síntomas comunes de los trastornos de la marcha 332 Marcha acinética y rígida (parkinsoniana) 337
Debilidad 332 Marcha coreica 338
Lentitud 332 Marcha distónica 338
Pérdida del equilibrio 333 Trastornos del movimiento y de la marcha mixtos 338
Caídas 333 Temblor del tronco y de las piernas 339
Síntomas sensitivos y dolor 333 Mioclono de acción 339
Incontinencia 333 Caídas epilépticas en la infancia 339
Exploración de la postura y de la deambulación 333 Marcha en la edad avanzada 339
Postura 334 Debilidad miopática y marcha 341
Sustentación 334 Debilidad neurogénica y marcha 341
Deambulación 334 Trastornos de la marcha histéricos y psicogénicos 341
Exploración motora y sensitiva 335 Inestabilidad, ilusiones de movimiento, miedo a caerse y marcha 342
Trastornos musculoesqueléticos y marcha antiálgica 342
Signos físicos y patrones específicos de los trastornos de la marcha 335
Marcha espástica 335 Discrepancias en la exploración de la marcha 342
Ataxia cerebelosa 336

El mantenimiento de una postura vertical y el acto de deambular o cias, como las reacciones de rescate para preservar la postura erecta
caminar se encuentran entre las capacidades motoras primeras y más (un paso o movimientos del brazo en aspa de molino) y reacciones
complejas que adquieren los seres humanos. Desde una temprana protectoras para prevenir lesiones (un brazo extendido para proteger­
edad, estas capacidades se modifican y retinan. En años posteriores, se de una caída). Los reflejos y respuestas posturales se generan por
la interacción entre el control voluntario y automático de la postura la integración de los estímulos visuales, vestibulares y propioceptivos
y la deambulación proporciona un repertorio de movimientos rico y en el contexto del intento voluntario y los cambios continuos del en­
complejo. El patrón de la deambulación puede ser tan distintivo que torno en el que se mueve el sujeto. Una vez que el tronco se halla
un individuo puede ser reconocido por las características de su mar­ erecto y estable puede comenzar la locomoción. El comienzo de la
cha. Muchas enfermedades del sistema nervioso se identifican por las marcha está anunciado por una desviación compleja en el centro de
alteraciones de la marcha y la postura que producen. la presión debajo de cada uno de los pies, primero hacia atrás y luego
en sentido lateral hacia el pie de avance, y por último hacia el pie de
sustentación para permitir que el pie de avance se balancee hacia
ASPECTOS FISIOLÓGICOS adelante. Esta secuencia se sigue de las fases estereotipadas de sus­
Y BIOMECÁNICOS DE LA MARCHA tentación, balanceo y paso del ciclo de la marcha.

¿ Los humanos adoptan una postura erguida estable antes de empezar


1 a andar. La estabilidad mecánica cuando se está en posición vertical ASPECTOS ANATÓMICOS DE LA MARCHA
= se basa en las conexiones musculoesqueléticas entre el tronco y las
” piernas. El equilibrio dinámico en la postura erecta se mantiene por Las estructuras neuroanatómicas responsables del equilibrio y la loco­
sinergias coordinadas de contracciones axiales y de los miembros moción están mal comprendidas en los humanos. Los estudios en espe­
proximales y una jerarquía de reflejos y respuestas posturales. Estas cies inferiores sugieren dos sistemas anatómicos básicos. Los centros
contracciones varían desde unos reflejos de enderezamiento automá­ locomotores del tronco cerebral (revisados por Mori et al, 2001) indu­
ticos que mantienen la cabeza erecta sobre el tronco, sosteniendo reac­ cen la marcha por proyecciones reticuloespinales y vestibuloespinales
ciones que controlan el tono muscular antigravitatorio, los reflejos en vías descendentes ventromediales del tronco cerebral. Transmiten
posturales anticipatorios que se producen anticipándose al movi­ señales a montajes de intemeuronas conocidos como generadores de
miento de una extremidad (feedforward) o en respuesta a una pertur­ patrones centrales o centros locomotores medulares, que activan los
bación durante el movimiento (feedback) y en respuestas posturales músculos de los miembros en una sinergia locomotora y elaboran
que contrarrestan las perturbaciones corporales, a acciones que se patrones de deambulación de actividad muscular. Las redes propioes-
o modifican por el control voluntario de acuerdo con las circunstan­ pinales relacionan las redes de la pata trasera, la pata delantera y el

331
332 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

tronco para facilitar la coordinación entre las extremidades. En los versas medidas voluntarias protectoras para reducir al mínimo el ries­
cuadrúpedos, los centros locomotores medulares pueden mantener y go de lesión. En algunos pacientes, en especial en las personas de
coordinar la marcha en movimientos rítmicos después de una sección edad avanzada, el temor a una caída y una marcha «cautelosa» o
medular completa. En los monos, la marcha medular requiere la con­ «precavida» pueden dominar el cuadro clínico.
servación de los tractos motores ventromediales descendentes del tron­
co cerebral, que contienen las vías reticuloespinales y vestibuloespina-
les descendentes, y los tractos ventrolaterales de la médula espinal. La
Debilidad
marcha inducida experimentalmente se halla estrechamente relaciona­ La debilidad de las piernas puede describirse de diversos modos. Los
da con el desarrollo de un aumento del tono muscular. síntomas de rigidez, pesadez o «piernas que no hacen lo que se les
La corteza cerebral y la vía corticoespinal no son necesarias para la dice» pueden ser los síntomas de presentación de una paraparesia o
locomoción inducida experimentalmente en los cuadrúpedos, pero se hemiparesia espástica. Los pacientes con paraparesia espástica des­
necesitan para la marcha de precisión. La médula espinal aislada en los criben con frecuencia que arrastran las piernas para caminar o que las
humanos puede producir movimientos espontáneos, pero no puede ge­ piernas pueden ceder súbitamente, lo que les causa un traspié y hace
nerar una marcha rítmica ni mantener el equilibrio del tronco, lo cual que se caigan.
indica que se necesitan conexiones superiores en el tronco cerebral y La debilidad de ciertos grupos musculares puede describirse tam­
corticales para la deambulación bípeda en los humanos. Los centros bién en términos de dificultades para llevar a cabo unos movimientos
supraespinales señalan cuándo empezar a caminar, cuándo parar, la particulares. Una tendencia a tropezar debido a engancharse o restre­
velocidad de la locomoción y la longitud y la dirección de la marcha. gar el dedo del pie en el suelo puede ser el síntoma inicial de una
La activación corticoespinal modifica la actividad locomotora medular hemiplejía (que causa una postura del pie en equinovaro espástico) o
para empezar y parar de caminar, transmitiendo órdenes voluntarias. de caída del pie causada por debilidad de la dorsiflexión del tobillo.
Las conexiones de los ganglios basales con los circuitos motores de los La debilidad de la extensión de la rodilla se manifiesta con una sen­
ganglios basales y corticales frontales influyen en el inicio de la deam­ sación de que las piernas se romperán mientras se está de pie o al
bulación y en el mantenimiento de la secuencia de la marcha rítmica. bajar escaleras. La debilidad de la flexión plantar del tobillo interfie­
El cerebelo es importante en la modulación de la frecuencia, ritmo, re en la capacidad de dar un paso adelante, produciendo la marcha en
amplitud y fuerza del movimiento voluntario y, en consecuencia, regu­ steppage. La debilidad de algunos movimientos puede manifestarse
la estos aspectos de la marcha. La retroalimentación sensitiva sobre el por primera vez en situaciones concretas; por ejemplo, la dificultad
entorno y el terreno durante el ciclo de la deambulación también modi­ para subir escaleras o levantarse desde la posición sentada son indi­
fica la actividad cortical motora y la deambulación. cativos de una debilidad de los músculos proximales, causada con
Las estructuras del tronco cerebral son importantes para el mante­ mayor frecuencia por una miopatía.
nimiento de los reflejos de enderezamiento posturales que controlan
el tono extensor axial y el equilibrio. Las lesiones del tronco cerebral
medial interrumpen los sistemas descendentes reticuloespinal, vesti-
Lentitud
buloespinal y tectoespinal que inervan los músculos proximales y La lentitud en la deambulación se observa en muchas enfermedades.
axiales, dando lugar a un desequilibrio. Estos eferentes del tronco En la enfermedad de Parkinson y las enfermedades de otros ganglios
cerebral transmiten el output de redes que afectan al cerebelo (lóbu­ basales, la lentitud al caminar se debe al arrastre de los pies, con pa­
los floculonodular y anterior), vías vestibulares centrales y reticula­ sos pequeños superficiales. La dificultad al iniciar los primeros pasos
res del tronco cerebral, e inputs descendentes de los ganglios basales, cuando se comienza a caminar (duda o titubeo de comienzo), arrastre
tálamo y lóbulos frontal y parietal. El control de la postura del tronco pronunciado en los primeros pasos o congelación al distraerse o en­
en los humanos puede estar mediada por redes similares. contrar un obstáculo son habituales. Algunos pacientes con enferme­
dad de Parkinson facilitan los pasos con pistas externas, como pisar
sobre líneas en el suelo o el mango vuelto hacia arriba de un bastón.
HISTORIA Y SÍNTOMAS COMUNES Es útil investigar la movilidad axial. La dificultad para incorporarse
DE LOS TRASTORNOS DE LA MARCHA de una silla o para levantarse de la cama puede deberse a una pérdi­
da de la movilidad troncal y rigidez axial en la enfermedad vascular
Una explicación detallada de la dificultad de la deambulación y de su cerebral difusa, hidrocefalia y enfermedades extrapiramidales. La de­
evolución proporciona las primeras pistas sobre el diagnóstico de bilidad de los músculos axiales consecuencia de enfermedades neuro­
base. Al evaluar la historia resulta útil observar las circunstancias es­ musculares periféricas puede interferir también en la movilidad tron­
peciales en las que se producen las dificultades en la deambulación, cal. La fatiga durante la deambulación se produce en la debilidad
los movimientos de las piernas más afectados y cualquier síntoma muscular de cualquier causa, y con frecuencia es el síntoma de un
asociado. Como los trastornos en muchos niveles de los sistemas ner­ esfuerzo extra requerido para caminar en los síndromes de la moto-
viosos central y periférico dan lugar a dificultad en la deambulación, neurona superior y en la enfermedad extrapiramidal.
es necesario considerar si el problema es principalmente de naturale­ Las circunstancias por las que se produce la rigidez en las piernas al
za motora, causado por debilidad muscular, un defecto del control caminar pueden ser reveladoras. Una distonía de acción del pie es un
motor superior, o desequilibrio, debido a enfermedad cerebelosa síntoma inicial habitual de la distonía de torsión primaria en la infan­
o pérdida sensitiva propioceptiva. Caminar sobre una superficie cia. La rigidez, la inversión y la flexión plantar del pie y una tendencia
desigual exacerba la mayoría de las dificultades de la deambulación y a andar sobre los dedos de los pies pueden manifestarse sólo al caminar
lleva a tropezar, dar traspiés y caídas. Una distensión ligamentosa en o correr cierta distancia. Los pacientes con distonía que responde a la
el tobillo o incluso una fractura ósea puede ser consecuencia de los dopa y fluctuación diurna importante suelen desarrollar síntomas por
tropiezos y de caerse en esta situación, y puede ser el primer síntoma la tarde. La distonía inducida por el ejercicio del pie al correr puede ser
de un trastorno de la marcha. El temor a las caídas puede llevar a di­ el síntoma de presentación de la enfermedad de Parkinson.
Capítulo 24 Trastornos de la marcha 333

Pérdida del equilibrio do o limitando su amplitud de movimiento son una causa habitual de
patrones antiálgicos de la marcha.
Los síntomas de un mal equilibrio e inestabilidad son signos caracte­
rísticos de la ataxia cerebelosa y ataxia sensitiva (por la pérdida sen­
sitiva propioceptiva). El paciente con una ataxia de la marcha cerebe­ Incontinencia
losa manifiesta inestabilidad, tambaleo e incapacidad de andar en Una paraparesia espástica con pérdida del control voluntario de la
línea recta. Darse la vuelta y cambiar rápidamente de dirección pro­ función de los esfínteres sugiere una lesión de la médula espinal.
ducen la desviación a un lado o un tambaleo como si estuviera ebrio. También se han de considerar las lesiones cerebrales parasagitales,
Una ataxia sensitiva se manifiesta con síntomas de inestabilidad al como los tumores del lóbulo frontal (meningioma parasagital), infar­
caminar a oscuras, porque no puede hacerse la compensación visual to del lóbulo frontal causado por arteriopatía de la arteria cerebral
de la pérdida propioceptiva. Los pacientes con trastornos en la pro- anterior e hidrocefalia. El trastorno de la función mental superior
piocepción y ataxia sensitiva manifiestan sentirse inciertos en rela­ puede constituir una pista importante en la investigación de una causa
ción con la posición exacta de los pies al caminar. Pueden ser incapa­ cerebral de paraparesia.
ces de apreciar la textura del terreno debajo de los pies y describen
sensaciones anormales en los pies que dan la impresión de caminar
sobre una superficie esponjosa o algodonosa. EXPLORACIÓN DE LA POSTURA
Las alteraciones agudas en el balance y en el equilibrio sugieren Y DE LA DEAMBULACIÓN
una lesión vascular en el cerebelo, tálamo o ganglios basales. El vér­
tigo intenso agudo causado por una vestibulopatía periférica puede En la Tabla 24.1 se expone un esquema para explorar la postura y la
llevar también a la sensación de desequilibrio y a una tendencia deambulación. Un punto de partida conveniente es observar el patrón
a desviarse hacia un lado. global del movimiento del cuerpo y las extremidades durante la deam­
bulación. La deambulación normal progresa de forma uniforme y sin
Caídas esfuerzo. El tronco está erguido y las piernas oscilan en un movimiento

Es importante establecer las circunstancias en las que se producen las


caídas y si existen factores precipitantes claros. Los tropiezos pueden
deberse a una caída del pie o a unos pasos superficiales, cuyo efecto Tabla 24. l
puede verse exagerado al caminar sobre una superficie desigual. La
Lista de comprobación en la exploración física
debilidad de los músculos proximales puede dar lugar a que las pier­
de la postura y de la marcha
nas cedan. La inestabilidad y un mal equilibrio en un síndrome atáxi-
co pueden llevar a caídas. Las caídas espontáneas o las caídas que se POSTURA
producen después de ajustes posturales o las que se producen al rea­ Postura del tronco (erguida o encorvada)
lizar múltiples tareas sugieren una alteración de los reflejos postura­ Reflejos posturales («prueba del tirón»)
les. En el marco de los primeros estadios de un síndrome de acinesia Base de sustentación (estrecha o ancha)
y rigidez, las caídas espontáneas constituyen una pista importante
para diagnósticos como la atrofia multisistémica o la parálisis su­ DEAMBULACIÓN
Comienzo (duda de comienzo, arrastre de los pies, pies magnéticos)
pranuclear progresiva (síndrome de Steele-Richardson-Olszewski),
Pasos
más que de enfermedad de Parkinson.
Ritmo (regular, irregular)
Longitud (normal, corta)
Trayectoria (superficial, paso alto)
Síntomas sensitivos y dolor
Velocidad
La distribución de los problemas sensitivos acompañantes es una pista Movimiento del tronco asociado y balanceo de los brazos
del lugar de la lesión que produce problemas para andar. Un ejemplo
habitual es la mielopatía espondilótica cervical con dolor radicular MANIOBRAS ESPECIALES
cervical o parestesias, sensación de bandas apretadas alrededor del Marcha en tándem (contar pies)
Prueba de Romberg
tronco (por compresión de las vías sensitivas espinales) y paraparesia
Deambular hacia atrás o correr
espástica. Las parestesias simétricas distales de los miembros sugie­
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ren una neuropatía periférica. Es importante determinar si el dolor y la EXPLORACIÓN MOTORA Y SENSITIVA FORMAL (EN DECÚBITO
debilidad de las piernas al caminar están causados por la misma pato­ SUPINO)
logía focal (una radiculopatía o claudicación neurogénica de la cola de Masa, tono, fuerza muscular
caballo) o si el dolor es de origen musculoesquelético y se exacerba al Movimiento voluntario
caminar. La claudicación intermitente neurogénica de la cola de caba­ Movimiento del tronco (rodar sobre sí mismo, de pie o sentado)
llo también debe distinguirse de la claudicación intermitente vascular Movimiento de las piernas sin estar erguido
en la que el dolor muscular isquémico, que suele afectar a las panto­ Reflejos tendinosos
rrillas, interrumpe la deambulación. El dolor esquelético causado por Sensibilidad: propiocepción
Prueba talón-rodilla
artropatía degenerativa empeora con el movimiento de las piernas y,
con frecuencia, persiste en reposo (a diferencia de la claudicación). El
EXPLORACIÓN MUSCULOESQUELÉTICA
patrón normal de deambulación con frecuencia se modifica en la ar­ Tamaño y longitud de las piernas
tropatía (especialmente, de la cadera). Las estrategias voluntarias para Amplitud del movimiento articular (especialmente cadera)
minimizar el dolor evitando cargar todo el peso en el miembro afecta­
334 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

fluido con zancadas regulares. Cada paso va acompañado de un movi­ especial en la región lumbar, pueden producirse para compensar el acor­
miento sinérgico de cabeza, tronco y brazos. La observación del patrón tamiento de una extremidad inferior o una enfermedad de la cadera, ro­
del movimiento del cuerpo y de las extremidades durante la deambula­ dilla o tobillo, o como respuesta a un dolor en la pierna.
ción también ayuda al examinador a decidir si el problema de la mar­
cha se debe a una alteración focal en una pierna, como acortamiento o
Respuestas posturales
enfermedad de la cadera, debilidad muscular o un trastorno generaliza­
do del movimiento, y si el problema es unilateral o bilateral. Después Las respuestas posturales se exploran tirando suavemente el tronco
de observar el patrón global de la deambulación, deben explorarse as­ superior hacia delante y atrás con el paciente de pie. Esta maniobra se
pectos específicos de la postura y la marcha (v. Tabla 24.1). conoce como prueba del tirón (Hunt et al, 2006). El examinador debe
estar delante o detrás del paciente para evitar que se caiga. Unos pa­
sos cortos con arrastre hacia atrás (retropulsión) o hacia delante (pro­
Postura pulsión) después de cada desplazamiento sugieren una alteración de
las reacciones de enderezamiento postural. Las caídas después de al­
Postura del tronco
teraciones menores o cambios posturales sin reflejos de corrección
El tronco habitualmente está erguido de pie y al caminar. La flexión del automáticos, rescate con los brazos o movimientos automáticos para
tronco y una postura encorvada son signos característicos de la enfer­ evitar la caída indican una pérdida grave de las respuestas posturales.
medad de Parkinson. La flexión ligera en las caderas para bajar el tron­ Las lesiones sostenidas durante las caídas son un signo de la pérdida
co y cambiar el centro de gravedad hacia delante para minimizar el de estas respuestas posturales. Una tendencia a caer espontáneamen­
balanceo del cuerpo posterior y reducir el riesgo de caída hacia atrás es te hacia atrás es un signo de alteración de los reflejos posturales en la
frecuente en muchos síndromes de marcha inestable cautelosa. La ex­ parálisis supranuclear progresiva y los trastornos de la marcha aso­
tensión del cuello y del tronco es característica de la parálisis supranu­ ciados con enfermedades de los lóbulos frontales.
clear progresiva. Una lordosis lumbar exagerada, causada por debili­
dad de la cintura pelviana, es clásica de las miopatías proximales. El
espasmo y la rigidez de los músculos paravertebrales también produ­
Sustentación
cen una lordosis lumbar exagerada en el síndrome de la persona rígida. La anchura de la base de sustentación (distancia entre los pies) estando
La inclinación del tronco a un lado en la distonía va acompañada de de pie y en reposo y al caminar da cierta indicación del equilibrio. Las
espasmos de los músculos axiales, siendo el más habitual un movi­ marchas con amplia base de sustentación son características de la ataxia
miento de flexión exagerado del tronco y de la cadera en cada paso. cerebelosa o sensitiva, pero pueden observarse en la enfermedad vascu­
La inclinación del tronco hacia el lado contrario al lado afectado lar cerebral difusa y en las lesiones del lóbulo frontal (Tabla 24.2). Las
se observa en algunas lesiones vasculares agudas del tálamo y de los personas cuyo equilibrio es inseguro por cualquier motivo üenden a
ganglios basales. La percepción errónea de la postura y posición del adoptar una sustentación más amplia, una postura de ligera flexión gene­
tronco produce movimientos inadecuados para corregir la inclinación ralizada y dan unos pasos más cortos. La ampliación de la base de sus­
percibida en el llamado síndrome del empujador, asociado con hemo­ tentación constituye un método eficaz para reducir el balanceo corporal
rragias talámicas posterolaterales (Karnath et al, 2005). El desequili­ en los planos lateral y anteroposterior. Los que han intentado caminar
brio vestibular agudo en el síndrome bulbar lateral lleva a balancearse sobre hielo u otras superficies resbaladizas reconocerán este fenómeno.
o a inclinarse hacia el lado de la lesión (lateropulsión).
Las posturas toracolumbares alteradas también pueden ser el resulta­
do de anquilosis y espondilitis vertebrales. Las miopatías paravertebrales Deambulación
pueden conducir a una gran debilidad troncal y a una postura de flexión
Comienzo de la marcha
acusada del tronco (columna torcida o camptocormia). Una restricción
de la amplitud de movimientos vertebrales y la persistencia de una pos­ La dificultad para comenzar el primer paso (duda de comienzo) varía
tura vertebral anormal en posición de decúbito supino o durante el sueño en intensidad desde unos pocos pasos con arrastre a unos pequeños
son indicadores útiles de una deformidad ósea vertebral como causa de pasos superficiales sobre el lugar sin progreso hacia delante (fenómeno
una postura anormal del tronco. Unas posturas del tronco alteradas, en slipping clutch), hasta inmovilidad completa con los pies aparentemen-

TABLA 24.2 Resumen de las principales características clínicas que distinguen los diferentes tipos de ataxia de la marcha

CARACTERÍSTICA CEREBELOSA SENSITIVA LÓBULO FRONTAL


Postura del tronco Inclinada hacia delante Encorvada Erguida
Base de sustentación Base amplia Base amplia Base amplia
Reflejos posturales Variable Intactos Alterados
Comienzo de la marcha Normal Normal Duda de comienzo
Pasos Tambaleante, con sacudidas Pasos elevados Cortos, arrastre
Velocidad Normal, lenta Normal, lenta Muy lenta
Marcha en tándem Incapaz Variable Incapaz
Girar las esquinas Se desvía Efecto mínimo Congelación, arrastre
Prueba de Romberg Variable Positiva: aumento de la inestabilidad Variable
Prueba talón-rodilla Por lo general anormal Variable Normal
Caídas Infrecuentes Sí Muy comunes
Capitulo 24 Trastornos de la marcha 335

te pegados al suelo (fenómeno de pies magnéticos). Los pacientes rea­


Tabla 24.3
lizan movimientos exagerados con la parte superior del cuerpo en un
intento por poner en marcha sus piernas. La duda de comienzo es una Causas de caída del pie y de postura del pie en equinovaro
manifestación de la enfermedad de Parkinson y, ocasionalmente, se al deambular
observa de forma aislada en el síndrome de fracaso de arranque de la
Nervios periféricos
marcha. Los pies magnéticos sugieren una enfermedad del lóbulo fron­
Radiculopatía en L5
tal, una enfermedad vascular cerebral difusa o hidrocefalia. Plexopatía lumbar
Parálisis del nervio ciático
Pasos Neuropatía del peroneo (compresión)
Neuropatía periférica (bilateral)
Una vez comenzada la deambulación, se debe observar el ritmo de los Enfermedad de la neurona del asta anterior (enfermedad
pasos, así como la longitud y la trayectoria de cada uno de ellos. Unos de la motoneurona)
pasos cortos, regulares y superficiales o el arrastre de los pies son carac­ Miopatía
terísticos de los síndromes de acinesia y rigidez. El arrastre de los pies Síndromes escapulohumerales
suele ser más manifiesto cuando se comienza la deambulación, al dete­ Espasticidad
Distonía
nerse o al girar en las esquinas. Explorar específicamente estas manio­
Ataxia sensitiva
bras puede mostrar una ligera tendencia al arrastre. Una vez la persona
está en marcha, la congelación puede interrumpir la deambulación, con
un mayor arrastre y duda de comienzo. La festinación (pasos cada vez
más rápidos y más cortos) es habitual en la enfermedad de Parkinson, Los cambios en el tono muscular, como espasticidad, rigidez en
pero es infrecuente en otros síndromes de acinesia y rigidez, que gene­ caño de plomo o rueda dentada, o rigidez paratónica (gegenhalten)
ralmente se asocian con un mal equilibrio y caídas, más que con festina­ apuntan a enfermedades de la MNS, ganglios basales y lóbulos fronta­
ción. La pérdida de balanceo sinérgico de los brazos al caminar en un les, respectivamente. En el paciente que manifiesta síntomas sólo en
signo muy útil en enfermedad de Parkinson precoz, cuando la mayoría una pierna es importante realizar una exploración detallada de la otra
de síntomas son unilaterales. La pérdida del movimiento sinérgico de pierna. Si se observan signos de un síndrome de la MNS en ambas
los brazos en la deambulación puede ser evidente en la motoneurona piernas, es probable que exista un trastorno de la médula espinal o de
superior unilateral y en los síndromes cerebelosos agudos. la región parasagital. Se explora la masa y la fuerza musculares para
En los síndromes atáxicos y espásticos también se observa una mar­ detectar si hay pérdida muscular, y la presencia y distribución de la
cha lenta. Los pasos a saltos, de ritmo irregular y longitud y dirección debilidad muscular. La exploración pone de manifiesto si la postura
variables sugieren un síndrome atáxico. Las posturas y trayectorias ca­ anormal de la pierna en un paciente con un pie caído (Tabla 24.3) está
racterísticas de las piernas y de los pies se producen durante la marcha causada por espasticidad o debilidad de los dorsiflexores del tobillo,
en la ataxia sensitiva, el pie caído, la espasticidad y la distonía. que a su vez puede deberse a enfermedad de las neuronas del asta an­
Unos grados sutiles de ataxia cerebelosa pueden quedar desenmas­ terior, neuropatía periférica, neuropatía por compresión del nervio pe­
carados solicitando al paciente que deambule en línea recta en una roneo o una lesión en la raíz de L5. Puede detectarse una leve debilidad
marcha en tándem (contando pies), que se mantenga en posición verti­ de la dorsiflexión del tobillo por problemas al caminar sobre los talo­
cal sobre una pierna, o que deambule y dé la vuelta rápidamente. Si nes, y debilidad de la flexión plantar por problemas al caminar sobre
la visión es importante para ayudar a mantener el equilibrio, como en la los dedos. Se debe explorar la sensibilidad de la posición de la articu­
ataxia sensitiva causada por una pérdida propioceptiva, la eliminación lación en busca de defectos de propiocepción en el paciente atáxico.
de la visión exagera en gran medida la ataxia. Esta es la base de la
prueba de Romberg en la que el cierre de los ojos lleva a un aumento
espectacular de la inseguridad e incluso a caídas en el paciente con SIGNOS FÍSICOS Y PATRONES
ataxia sensitiva. Cuando se efectúa la prueba de Romberg, el paciente ESPECÍFICOS DE LOS TRASTORNOS
debe estar en posición vertical, cómodamente, antes del cierre de los DE LA MARCHA
ojos, y el observador debe recordar que los sujetos sanos y los pacien­
tes con ataxia cerebelosa muestran también un ligero aumento del ba­
lanceo corporal al cerrar los ojos. Puede requerirse la exploración del
Marcha espástica
paciente corriendo para identificar una distonía de acción de las piernas La espasticidad del brazo y de la pierna en un lado produce el cuadro
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en las primeras fases de la distonía de torsión primaria. clínico característico de una hemiparesia espástica. El brazo se mantie­
ne en aducción, rotado internamente en el hombro y flexionado en el
codo, con pronación del antebrazo y flexión de la muñeca y dedos. La
Exploración motora y sensitiva pierna se halla ligeramente flexionada en la cadera y extendida en la
Después de observar la deambulación del paciente, el clínico explora la rodilla, con flexión plantar e inversión del pie. La fase de balanceo de
función motora y la sensitiva en las extremidades con el paciente en cada paso se lleva a cabo por una ligera flexión lateral del tronco hacia
supino en la posición de exploración convencional. Hay que determi­ el lado no afectado e hiperextensión de la cadera en dicho lado para
nar el tamaño y la longitud de las extremidades en cualquier niño con permitir una lenta circunducción de la pierna parética extendida con
cojera. Una asimetría en el tamaño de las piernas sugiere una malfor­ rigidez, cuando se balancea hacia delante desde la cadera, arrastrando
mación congénita de la médula espinal, cerebro o (rara vez) una hiper­ el dedo o enganchándose sobre el terreno. En el lado afectado se pro­
trofia tisular local. Se debe inspeccionar la columna vertebral en busca duce un mínimo balanceo del brazo asociado. La base de sustentación
de escoliosis, y la región lumbar en busca de defectos cutáneos o de puede hallarse ligeramente ensanchada, y la velocidad de deambula­
placas cubiertas de vello, que son indicativos de disrafismo medular. ción es lenta. El equilibrio puede ser malo, porque la hemiparesia inter-
336 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

fiere con los ajustes posturales correctores en el lado afectado. El tono una lesión del vermis en decúbito supino. Los pacientes con atrofia del
muscular en las extremidades afectadas se halla aumentado, puede ha­ lóbulo anterior desarrollan un balanceo anteroposterior del tronco con
ber clonus y los reflejos tendinosos son anormalmente enérgicos con una frecuencia de 3 Hz, y un temblor rítmico de tronco y cabeza (titu­
respuesta plantar en extensión. La exploración de la planta del zapato beo) que se superpone con la ataxia de la marcha. Esta combinación de
puede poner de manifiesto el desgaste del dedo y de los bordes exter­ ataxia de la marcha y de temblor del tronco es característica de algunas
nos del zapato, lo que sugiere que la marcha espástica es de larga dura­ degeneraciones cerebelosas de inicio tardío que afectan al lóbulo ante­
ción. Después de identificar una hemiparesia espástica, el siguiente rior. Las patologías cerebelosas de la línea media también incluyen
paso es determinar el lugar de afectación del tracto corticoespinal, de­ masas, síndromes paraneoplásicos y desnutrición en el alcoholismo.
terminando el nivel motor y obteniendo imágenes confirmatorias por Las lesiones del lóbulo floculonodular cerebeloso (vestibulocerebe-
RM del cerebro y, cuando esté indicado, de la médula espinal. lo) muestran un balanceo multidireccional del cuerpo, desequilibrio y
La espasticidad de ambas piernas da lugar a una paraparesia espás­ alteración grave del movimiento de cuerpo y tronco. Al paciente le pue­
tica. Las piernas se hallan rígidas, con extensión de las rodillas, flexión de resultar imposible permanecer de pie o incluso sentado, aunque al
plantar de los tobillos y ligera flexión de las caderas. Las dos piernas echarse, los resultados de la prueba talón-espinilla pueden parecer nor­
realizan una circunducción, y las puntas de los dedos de los pies en males y la función de los brazos puede estar relativamente conservada.
flexión plantar van segando el suelo en cada paso. La marcha es lenta La ataxia de los miembros por afectación de los hemisferios cere­
y laboriosa a medida que las piernas se arrastran delante en cada paso. belosos se caracteriza por una descomposición del movimiento nor­
Existe una tendencia a la aducción de las piernas, especialmente cuan­ mal de las piernas. Los pasos son irregulares y variables en el tiempo
do el trastorno empieza en la infancia. Este aspecto dio lugar al térmi­ (disinergia), longitud y dirección (dismetría). Los pasos se realizan
no de marcha en Tijera. Las causas de una paraparesia espástica com­ lenta y cuidadosamente para reducir la tendencia a tambalearse y
prenden la paraplejía espástica hereditaria, en la que los brazos y los bambolearse. Estos defectos se acentúan al intentar caminar en talón-
esfínteres no se hallan afectados y puede haber una escasa o nula de­ punta en línea recta. Con las lesiones confinadas a un hemisferio ce­
bilidad de la pierna, y otras mielopatías. Se puede obtener una indica­ rebeloso, la ataxia se limita a los miembros ipsolaterales, y existe
ción de la extensión y el nivel de la lesión de la médula espinal por la poca inestabilidad postural o desequilibrio del tronco si el vermis no
presencia o ausencia de debilidad o de pérdida sensitiva en el brazo, está afectado. Las lesiones hemisféricas generalmente están causadas
un nivel sensitivo espinotalámico o pérdida sensitiva de la columna por una enfermedad vascular y lesiones de masa.
posterior y alteraciones en la función de los esfínteres. Se debe inves­ La ataxia de la marcha cerebelosa se exacerba por los rápidos
tigar a los pacientes con paraparesia de comienzo reciente con RM de ajustes posturales necesarios para cambiar de dirección, dar la vuelta
la médula espinal o mielografía para excluir causas potencialmente a una esquina o evitar obstáculos, y al parar o empezar a caminar. Un
tratables, como la compresión de la médula espinal. mínimo apoyo, como es aguantar el brazo del paciente mientras ca­
En ocasiones, una distonía en ambas piernas (paraparesia distónica) mina, y la compensación visual ayudan al paciente con una ataxia
puede remedar una paraparesia espástica. Es característico que ésta se cerebelosa a reducir el balanceo corporal. Cerrar los ojos puede au­
produzca en la distonía que responde a la dopa en la infancia, que pue­ mentar el temor a caerse y aumentar el balanceo corporal, pero no
de ser diagnosticada de modo erróneo como paraplejía espástica here­ hasta el grado observado en una ataxia sensitiva.
ditaria o como displejía cerebral. Puede ser difícil la diferenciación
entre estas afecciones. En ambas puede haber unos reflejos tendinosos
enérgicos, y una extensión espontánea del dedo gordo en los pacientes
Ataxia espástica
con trastornos estriatales puede interpretarse como una respuesta de Una combinación de espasticidad y ataxia produce una marcha a saltos
Babinski. La disposición en abanico de los dedos y la flexión de la ro­ o brincos característica. Pueden observarse estos tipos de marcha en la
dilla sugieren esta última. Otras características diferenciadoras com­ esclerosis múltiple, la malformación de Arnold-Chiari y la hidrocefalia
prenden los cambios en el tono muscular, como espasticidad en la pa­ en la gente joven. La marcha tiene una base de sustentación amplia, y la
raparesia espástica hereditaria y rigidez en la paraparesia distónica. En inestabilidad puede empeorar por el clonus desencadenado al ponerse en
los niños de poca edad la distinción es importante, porque una gran pie o realizar movimientos de deambulación voluntarios. Los movimien­
proporción de estos pacientes puede tratarse de modo satisfactorio con tos compensadores, realizados en un intento por recuperar el equilibrio,
L-dopa (se comenta en las secciones siguientes). crean un círculo vicioso de movimientos atáxicos, clonus y aumento de
la inestabilidad, haciendo que el paciente no pueda ponerse en pie o ca­
minar. Las marchas a brincos deben distinguirse del mioclono de acción
Ataxia cerebelosa de las piernas y de los temblores del tronco cerebelosos.
La enfermedad de estructuras cerebelosas de la línea media, el vermis
y el lóbulo anterior produce una pérdida del equilibrio del tronco, un
aumento del balanceo corporal y desequilibrio. De pie, el paciente
Ataxia sensitiva
adopta una base de sustentación amplia; las piernas se hallan rígidas y La pérdida del estímulo propioceptivo procedente de las piernas priva
extendidas y las caderas ligeramente flexionadas para inclinarse hacia al paciente del conocimiento de su posición en el espacio, del progreso
delante y minimizar el balanceo del tronco. La ataxia de la marcha del del movimiento que está efectuando, del estado de la contracción mus­
tronco de la patología cerebelosa de la línea media se manifiesta con un cular y de los detalles más finos de la textura de la superficie del terre­
bamboleo y tambaleo, que son más pronunciados al caminar sobre una no sobre el que deambula. Es especialmente difícil caminar sobre su­
base estrecha o al caminar en talón-punta. Una ataxia del tronco pura perficies irregulares. Los pacientes con ataxia sensitiva adoptan una
puede ser la única manifestación de un síndrome cerebeloso de la línea base de sustentación amplia y avanzan con cautela, dando pasos len­
media. Puede pasar inadvertida si el paciente no se explora de pie, tos con una ayuda visual. Al caminar, los pies se empujan hacia delan­
porque la coordinación de las piernas durante la prueba talón-espinilla te, con dirección y altura variable. La planta del pie golpea el suelo con
puede ser relativamente normal cuando se explora a un paciente con fuerza con un ruido de palmada (marcha con palmadas). La ausencia
Capitulo 24 Trastornos de la marcha 337

de información visual al caminar de noche o durante la prueba de Rom­ para salvar los obstáculos, y los pasos correctores son demasiado pe­
berg produce desequilibrio y caídas. Las lesiones en algún punto de las queños. Otras causas de caídas incluyen un balanceo excesivo duran­
vías sensitivas que interrumpen las fibras aferentes propioceptivas de te la duda de comienzo y la congelación. En cada uno de estos ejem­
gran diámetro son la causa de este cuadro clínico. Las neuropatías pe­ plos, la caída se origina por hipocinesia locomotora y una ausencia de
riféricas, las ganglionopatías de la raíz dorsal o raíz posterior y las le­ movimientos voluntarios compensadores rápidos, de longitud nor­
siones de la columna dorsal son causas características. mal. Más adelante, las caídas se producen espontáneamente o des­
pués de alteraciones menores por pérdida de respuestas posturales y
de enderezamiento. Estas deficiencias no responden a la medicación
Marcha acinética y rígida (parkinsoniana) con levodopa, a diferencia de los pasos hipocinéticos y de la postura
La alteración de la marcha acinética y rígida más frecuente es la que se de flexión del tronco en las fases tempranas de la enfermedad.
observa en la enfermedad de Parkinson. La postura es encorvada, con Puede producirse una lentitud similar del movimiento de las piernas
flexión de hombros, cuello y tronco. Al caminar, existe poco movi­ y arrastre al deambular en otros diversos síndromes de acinesia y rigidez
miento corporal asociado o sinérgico. El balanceo de los brazos está (Tabla 24.4); los más habituales son la atrofia multisistémica, la enfer­
reducido o ausente, y los brazos se mantienen inmóviles a los lados o medad vascular cerebral y la parálisis supranuclear progresiva. Numero­
ligeramente por delante del tronco. El temblor de los brazos con fre­ sos signos clínicos ayudan a distinguir estas afecciones (Tabla 24.5). En
cuencia aumenta al caminar (pero el temblor parkinsoniano de las pier­ la parálisis supranuclear progresiva la postura característica del cuello
nas raramente afecta a la deambulación). La marcha es lenta y con es de extensión, con rigidez axial y nucal, más que flexión de cuello y
arrastre de los pies, con pasos cortos y superficiales con una base de tronco, como en la enfermedad de Parkinson. Una postura encorvada
sustentación estrecha. Estos signos pueden revertirse espectacularmen­
te con el tratamiento con levodopa. Un signo característico de una mar­
cha parkinsoniana es la tendencia a empezar a caminar con pasos rápi­ Tabla 24.4
dos, cortos y con arrastre de los pies (duda de comienzo) antes de pasar Diagnóstico diferencial del síndrome de acinesia y rigidez
a un patrón de marcha más normal. Una vez conseguida, la deambula­ y el trastorno de la marcha
ción, puede interrumpirse por arrastre o incluso el cese del movimiento
(congelación) si se encuentra con un obstáculo, o al pasar por una puer­ Enfermedad de Parkinson
ta o al intentar múltiples tareas a la vez. La congelación es cada vez Parkinsonismo Inducido por fármacos
más molesta en las fases más avanzadas de la enfermedad de Parkin­ Atrofia multisistémica
Degeneración estrlatonígrlca
son, momento en el cual las indicaciones sensitivas pueden ser más
Síndrome de Shy-Drager (hipotensión ortostática idlopátlca)
útiles para provocar un paso que la medicación.
Atrofia olivopontocerebelosa
La postura de flexión generaliza del paciente con enfermedad de Par­ Parálisis supranuclear progresiva (síndrome de Steele-Richardson-
kinson exagera la tendencia normal a inclinarse hacia delante al deambu­ Olszewskl)
lar. Para mantener el equilibrio al deambular y evitar caerse hacia delan­ Enfermedad de Pick (demencia frontotemporal)
te, el paciente puede avanzar con una serie de pasos cortos y rápidos Degeneración corticobasal
(festinación). La retropulsión y la propulsión son manifestaciones simi­ Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob
lares de una racha de pasos pequeños, con arrastre de los pies, realizados Enfermedad vascular cerebral (enfermedad de Blnswanger)
en un intento por conservar el equilibrio. En lugar de un único paso largo, Hidrocefalia
se da una serie de pequeños pasos para restablecer el equilibrio. Tumor del lóbulo frontal
Enfermedad de Huntington juvenil
En la enfermedad de Parkinson, las caídas se producen cuando los
Enfermedad de Wilson
pasos festinantes son demasiado pequeños para llegar a restablecer el Anoxia cerebral
equilibrio. Otras causas de caídas son tropezar o dar traspiés sobre Neurosífills
superficies rugosas, porque los pasos son demasiado superficiales

TABLA 24.5 Resumen de las características clínicas que diferencian la enfermedad de Parkinson del parkinsonismo
sintomático en pacientes con síndrome de marcha acinética y rígida

CARACTERISTICA ENFERMEDAD DE PARKINSON PARKINSONISMO SINTOMATICO


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Postura Encorvada (flexión troncal) Encorvada o erguida (flexión o extensión del tronco)
Base de sustentación Estrecha A menudo de base amplia
Comienzo de la marcha Duda de comienzo Duda de comienzo, pies magnéticos
Pasos Pequeños, arrastre Pequeños, con arrastre
Longitud de la zancada Corta Corta
Congelación Común Común
Movimiento de las piernas Rígido, agarrotado Rígidos, agarrotados
Velocidad Lenta Lenta
Festinación Común Infrecuente
Balanceo de los brazos Mínimo o ausente Reducido o excesivo
Deambulación en tándem Normal Mala (ataxia troncal)
Reflejos posturales Preservados en las fases de comienzo Ausentes en una fase temprana
Caídas Tardíamente (hacia delante, tropezarse) Tempranas y graves (hacia atrás, tropezarse o sin razón aparente)
338 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

con flexión cervical exagerada es, en ocasiones, una característica de la pueden ser por completo normales en una fase temprana. Un signo que
parálisis supranuclear progresiva. Una característica distintiva de la pa­ con facilidad pasa desapercibido en las fases tempranas es la extensión
rálisis supranuclear progresiva y de la atrofia multisistémica es la pérdi­ tónica del dedo gordo (el dedo estriatal) al caminar. Puede ser un hallaz­
da temprana de los reflejos posturales y de enderezamiento, en com­ go sutil, pero en ocasiones es tan pronunciado que en el zapato se ha
paración con la preservación de estos reflejos en la enfermedad de producido un desgaste tal que hay un agujero en la parte correspondiente
Parkinson hasta los últimos estadios de la enfermedad. Puede haber al dedo. Con el tiempo, la distonía puede progresar hasta afectar a la to­
también un elemento de ataxia en estos síndromes de acinesia y rigidez, talidad de la pierna y, a continuación, volverse generalizada.
que no se manifiesta en la enfermedad de Parkinson. Se producen caídas Más difíciles de identificar son los síndromes distónicos que se
en el 80% de los pacientes con parálisis supranuclear progresiva, y pue­ manifiestan con unas posturas extrañas, aparentemente inexplicables,
den ser especialmente espectaculares y causar lesiones. La alteración de las piernas y del tronco al deambular. Una característica común a
del control postural en la parálisis supranuclear progresiva se une a la todas estas posturas distónicas es una flexión excesiva de la cadera al
impulsividad por disfunción ejecutiva frontal que causa movimientos deambular. Estos pacientes pueden andar a la pata coja o caminar
imprudentes tambaleantes durante el cambio postural, como al sentarse hacia un lado asemejando el modo de un cangrejo, con hiperflexión
o levantarse, y caídas por pérdida del equilibrio. En consecuencia, el de las caderas, produciendo una actitud de flexión generalizada del
paciente que manifiesta caídas y un síndrome de acinesia y rigidez tiene cuerpo en una postura simiesca, o con una marcha parecida a la de
una mayor probabilidad de presentar parkinsonismo sintomático que un pájaro (pavo) con excesiva flexión de la cadera y de la rodilla y
enfermedad de Parkinson. Por último, la espectacular respuesta a la do­ flexión plantar del pie durante la fase de balanceo de cada paso. Se ha
pamina, que es característica de la enfermedad de Parkinson, no se pro­ pensado que muchos de estos pacientes son histéricos debido a la
duce en el parkinsonismo sintomático, aunque algunos casos de atrofia extraña naturaleza de su trastorno de la marcha, y porque la explora­
multisistémica responden parcialmente durante un corto período. ción neurológica formal no muestra anormalidades si se explora al
La marcha de los pacientes con hidrocefalia y enfermedad de Bins- paciente en decúbito supino. Cada uno de estos patrones de la marcha
wanger causada por isquemia de la sustancia blanca periventricular se ha descrito en asociación con síndromes distónicos primarios y
se caracteriza por pasos cortos y arrastre. Existe también un elemento secundarios. La distonía tardía después de la exposición a neurolép­
de ataxia con pasos de longitud variable, una base de sustentación ticos también puede producir alteraciones extrañas de la marcha.
amplia (y anchura del paso) y un grado de desequilibrio. La conser­ Siempre es importante buscar una asimetría en la evaluación de la
vación del movimiento del cuerpo superior también distingue el cua­ distonía de inicio en la infancia. Deben excluirse las causas sintomá­
dro clínico del de la enfermedad de Parkinson. ticas en las presentaciones hemidistónicas. Una distonía de piernas
aislada sugiere una causa sintomática en un adulto, aunque no en un
niño. En el caso de que exista una temprana pérdida de las respuestas
Marcha coreica posturales y de los reflejos de enderezamiento en asociación con un
Los movimientos al azar de la corea se acentúan y se detectan mejor trastorno distónico de la marcha, se debe dirigir la atención a la ex­
durante la deambulación. La superposición de la corea sobre los movi­ clusión de causas de base secundarias.
mientos del tronco y de las piernas en el ciclo de deambulación propor­ La distonía con fluctuación diurna (distonía que responde a la le-
ciona a la marcha una calidad de danzante, y existe un movimiento exa­ vodopa) se manifiesta de modo característico con dificultades en la
gerado de las piernas y del balanceo de los brazos. La corea también deambulación en la infancia. Es característico que el niño deambule
puede interrumpir el patrón de deambulación, dando lugar a una marcha normalmente en las primeras horas de la mañana, pero, a medida que
titubeante. Los movimientos voluntarios compensadores adicionales el día progresa, el niño presenta un aumento de la rigidez y de la pos­
aparecen como respuesta a las alteraciones de la corea. La corea en la tura distónica de las piernas, con dificultad en la deambulación. Estas
corea de Sydenham o en la corea del embarazo pueden ser lo suficiente­ posturas distónicas de las piernas suelen volverse manifiestas o empeo­
mente violentas como para arrojar a los pacientes más allá de los pies; rar después de realizar esfuerzos. La exploración pone de manifiesto
la corea grave del tronco puede impedir la deambulación. La corea de la una postura distónica del pie, con flexión e inversión plantares, con la
enfermedad de Huntington suele causar una marcha con bandazos o tro­ característica añadida de unos reflejos tendinosos enérgicos. Algunos
piezos o trompicones, con pasos frecuentes hacia delante, atrás o al lado. de estos pacientes responden de modo espectacular a las preparaciones
La deambulación es lenta, la base de sustentación es ancha, el tronco con levodopa, y es importante un reconocimiento temprano. En efecto,
oscila excesivamente, y los pasos son variables en longitud y en el tiem­ todos los niños que manifiestan distonía en un pie o una pierna deben
po. También son frecuentes la flexión espontánea de la rodilla y la eleva­ someterse a un estudio terapéutico con levodopa antes de comenzar
ción de las piernas. El haloperidol reduce la corea, pero no mejora la otros tratamientos, como fármacos anticolinérgicos.
marcha en la enfermedad de Huntington. El balance y el equilibrio sue­ Las discinesias paroxísticas también pueden manifestarse con di­
len mantenerse hasta las fases terminales de la enfermedad de Hunting­ ficultad en la deambulación. La coreoatetosis cinesigénica paroxísti­
ton, cuando puede sobrevenir un síndrome de acinesia y rigidez. ca puede manifestarse con el comienzo súbito de dificultad en la
deambulación como consecuencia de posturas distónicas y de movi­
mientos involuntarios de las piernas que, con frecuencia, aparecen
Marcha distónica después de estar erguido a partir de una posición de sedestación.
De todos los trastornos de la marcha, los síndromes distónicos pueden
producir los problemas diagnósticos más extraños y, con frecuencia, más Trastornos del movimiento
difíciles. La presentación clásica de la distonía de torsión primaria de
comienzo en la infancia (distonía muscular deformante) es una distonía y de la marcha mixtos
de acción de una pierna con una postura anormal mantenida del pie (clá­ Muchas afecciones, especialmente la parálisis cerebral atetoide, produ­
sicamente, en flexión e inversión plantares) al intentar correr. En contras­ cen una gama de signos motores que reflejan alteraciones en muchos
te, deambular hacia delante o hacia atrás o incluso corriendo hacia atrás niveles del sistema nervioso; todas interfieren e interrumpen los patro­
Capitulo 24 Trastornos de la marcha 339

nes normales de la deambulación. Comprenden espasticidad de las repetitiva produce unos movimientos de sacudidas de las piernas que
piernas, ataxia troncal y de la marcha y espasmos distónicos y posturas desequilibran al paciente, y los lapsos de actividad muscular entre las
que afectan al tronco y a las extremidades. Pueden surgir dificultades sacudidas (mioclono negativo) hacen que el paciente se combe hacia el
en la distinción entre estos pacientes y los que tienen distonía de tor­ suelo. Esta secuencia de acontecimientos da lugar a un aspecto exage­
sión primaria, que puede comenzar en una edad similar en la infancia. rado de dar brincos, que el paciente es capaz de mantener solamente
El paciente con parálisis cerebral suele tener una historia de hipotonía durante unos pocos segundos antes de caerse o de buscar alivio sentán­
y retraso en el logro de las marcas del desarrollo motor, especialmente dose. La dificultad en la deambulación es una de las principales disca­
en el control del tronco (sentado) y la deambulación. Con frecuencia, pacidades residuales del mioclono postanóxico. Muchos pacientes se
existe una historia de lesión perinatal o asfixia al nacimiento, pero en quedan postrados en una silla de ruedas. La base de sustentación es
una proporción importante de pacientes no puede identificarse dicho ancha y, con frecuencia, hay un elemento de ataxia cerebelosa, aunque
acontecimiento. Una característica distintiva importante es un mal ésta pueda ser difícil de distinguir del mioclono de acción intensa. El
equilibrio en una edad temprana, que puede ser un factor contribuyente mioclono reflejo cortical sensible a los estímulos puede producir tam­
al retraso en la sedestación y posterior deambulación. A medida que el bién un trastorno similar en la base de sustentación y la marcha, con
niño comienza a deambular, aparecen los primeros signos de distonía y sacudidas mioclónicas reflejas de los músculos de las piernas, en espe­
atetosis. La presencia de espasticidad y ataxia también ayuda a distin­ cial del cuádriceps, originando una postura de dar brincos.
guir esta afectación de la distonía primaria. Las enfermedades neurode­
generativas de la infancia pueden manifestarse también en primer lugar
como un trastorno de la deambulación con una combinación de síndro­
Caídas epilépticas en la infancia
mes motores. Un curso progresivo debe suscitar la posibilidad de un Las crisis mioclónicas o acinéticas y atónicas suelen producir caídas,
trastorno sintomático o secundario del movimiento. pero pueden manifestarse como una marcha inestable o descoordina­
da en la infancia. Las crisis tónicas o los espasmos flexores también
pueden producir este cuadro clínico. Los registros simultáneos de ví­
Temblor del tronco y de las piernas deo, electroencefalografía y electromiografía son útiles para diagnos­
El temblor de las piernas en el temblor esencial benigno es ocasional­ ticar e identificar estos patrones epilépticos.
mente sintomático, pero el temblor de las piernas generalmente queda
eclipsado por el temblor de los brazos. El temblor del tronco y de las
Marcha en la edad avanzada
piernas puede contribuir a la inestabilidad en la enfermedad cerebelo­
sa. El temblor ortostático tiene una frecuencia de 16 Hz y distribución Las personas de edad avanzada sanas y neurológicamente normales tien­
únicas, y afecta al tronco y a los músculos de las piernas mientras el den a deambular con una menor velocidad que las más jóvenes. La me­
paciente se halla en posición erguida. Produce una intensa sensación de nor velocidad de la deambulación se relaciona con unos pasos más cortos
inestabilidad, más que de sacudida, que se alivia al deambular o al y más superficiales, con una menor excursión de las articulaciones de los
sentarse. Los pacientes evitan permanecer de pie, por ejemplo en una miembros inferiores. Además, la base de sustentación puede ser ligera­
cola, y pueden arrastrar los pies en el sitio o dar unos pocos pasos con mente más ancha que habitualmente, y los movimientos sinérgicos de
el fin de evitar la inestabilidad experimentada cuando se hallan ergui­ los brazos y del tronco son menos vigorosos. La ritmicidad de los pasos
dos sin moverse. Las caídas son infrecuentes. La exploración puede se mantiene. Estos cambios dan a la marcha normal de la persona de
poner de manifiesto sólo una tensión de los músculos cuádriceps du­ edad avanzada un aspecto de cautela o protección. Los factores que con­
rante la postura erguida, y el temblor rápido se aprecia con frecuencia tribuyen a este declinar en la movilidad de la persona de edad avanzada
solamente por la palpación de los músculos de las piernas. El registro comprenden la artropatía degenerativa, una menor amplitud de los movi­
de los patrones de actividad electromiográfica en los músculos de las mientos articulares y una disminución de la adaptación cardiovascular, lo
piernas ayuda en el diagnóstico diferencial de los movimientos invo­ que limita la capacidad para el ejercicio físico. Los cambios en el patrón
luntarios de las piernas en posición erguida (Tabla 24.6). de la marcha de los ancianos también proporcionan una base más segura
para compensar un ligero deterioro del equilibrio relacionado con la
edad. En poblaciones no seleccionadas de personas de edad avanzada es
Mioclono de acción evidente un deterioro más pronunciado en la marcha. Los pasos son más
El mioclono de acción postanóxico de las piernas suele ir acompañado cortos, la longitud de la zanca es reducida y hay un aumento de la fase de
de mioclono negativo (o asterixis) y desestructura profundamente el apoyo de la deambulación, lo que lleva a una reducción de la velocidad
control postural normal y cualquier intento de utilizar las piernas para de la marcha. Estos cambios son más marcados en quienes se caen. Las
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

permanecer en posición erguida o para caminar. El mioclono de acción causas neurológicas de los problemas en la deambulación en la edad
avanzada incluyen mielopatía, parkinsonismo, enfermedad cerebelosa y
desequilibrio causado por pérdida sensitiva, trastornos de la marcha fron­
TABLA 24.6 tal y «apraxias de la marcha». La etiología del desequilibrio y una mar­
Diagnóstico diferencial de los movimientos involuntarios cha insegura en los ancianos con frecuencia es multifactorial.
de las piernas en posición erecta

Mioclono de acción de las piernas y asterixis Déficits sensitivos múltiples


Temblor esencial benigno
Los efectos acumulativos de las lesiones en muchos lugares pueden
Temblor ortostático
Temblor troncal cerebeloso interferir en la deambulación sin que una lesión sea lo bastante grave
Clono en espasticidad como para explicar la dificultad. Los pacientes ancianos con una mar­
Ataxia espástica cha insegura y caídas con frecuencia tienen signos de múltiples déficits
neurológicos leves. Los más habituales son la mielopatía espondilótica
340 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

cervical con una paraparesia espástica leve y un grado de pérdida pro- tronco y de las extremidades. La exploración suele poner de manifiesto
pioceptiva, y una neuropatía periférica con ausencia de reflejos en los unos movimientos voluntarios de la extremidad superior y de la mano
tobillos y pérdida propioceptiva leve. Otros déficits sensitivos, como normales y una expresión facial viva. Este parkinsonismo de la mitad
deterioro visual, auditivo y vestibular contribuyen a los problemas de inferior se observa habitualmente en la enfermedad vascular cerebral
la deambulación. Los trastornos musculoesqueléticos y la hipotensión difusa. La marcha á petits pas de Déjerine y el parkinsonismo ateroscle-
postural interfieren más en la movilidad de este grupo de edad. La rótico de Critchley se refieren a un cuadro clínico similar. Los pacientes
pérdida de confianza, especialmente después de las caídas, se añade a con este síndrome clínico suelen diagnosticarse habitualmente de modo
la alteración multifactorial de la marcha relacionada con la edad. erróneo como afectados de enfermedad de Parkinson. La función moto­
ra normal de los miembros superiores, la postura troncal erguida, la base
de sustentación amplia, los signos de MNS, incluida una parálisis seu­
Marcha con cautela
dobulbar, y la ausencia de un temblor de reposo diferencian este síndro­
Debe tenerse en cuenta el miedo a caerse que, con frecuencia, acompa­ me de la enfermedad de Parkinson. Además, el parkinsonismo de la
ña a las alteraciones de la marcha. Esto puede conducir a una pérdida mitad inferior de la enfermedad vascular cerebral difusa no responde al
importante de confianza al caminar y a una marcha con cautela o pro­ tratamiento con levodopa (v. Tabla 24.5). La velocidad de la deambula­
tegida. Estos pacientes no pueden caminar sin ayuda. Deben apoyarse ción en la encefalopatía arteriosclerótica cortical es más lenta que en la
en los muebles, en las paredes, y evitan espacios atestados o abiertos ataxia de la marcha cerebelosa o en la enfermedad de Parkinson (Ebers-
por el miedo a caerse. La marcha puede mejorar espectacularmente al bach et al, 1999). La lentitud del movimiento y la ausencia de una ataxia
ofrecer apoyo. Un programa formal para reeducar la marcha puede talón-rodilla distinguen la base de sustentación ancha de este síndrome
ayudar a recuperar la confianza y mejorar la capacidad de caminar. de la ataxia de la marcha cerebelosa (v. Tabla 24.2).
A medida que progresa la afectación de base, los elementos de la
ataxia y del parkinsonismo se vuelven más pronunciados. Puede haber
Desequilibrio en la edad avanzada
una gran dificultad para comenzar un paso, como si los pies estuviesen
El desequilibrio por alteración de los reflejos posturales y mal control del pegados al suelo (la respuesta del pie magnético). Los esfuerzos para
tronco interfiere al ponerse en pie y caminar. Las lesiones vasculares dar un paso requieren asistencia, con el paciente intentando lograr un
agudas del tálamo (astasia talámica) o de los ganglios basales producen apoyo de los objetos o personas cercanas. Puede haber un excesivo
un desequilibrio con inestabilidad del tronco, inclinación del tronco (de movimiento de la parte superior del cuerpo cuando el paciente intenta
lo que el paciente puede no ser consciente) y caídas hacia el otro lado de liberar los pies y dar comienzo a caminar; una vez el paciente consigue
la lesión sin ajustes posturales correctores. El desequilibrio con caídas caminar, el arrastre de los pies es aún más pronunciado. Estos pacientes
también es un signo de la parálisis supranuclear progresiva y de la atrofia raramente muestran la festinación de la enfermedad de Parkinson, pero
multisistémica. En los ancianos ambulatorios, las lesiones isquémicas pueden dar algunos pasos de propulsión o retropulsión. Las reacciones
difusas de la sustancia blanca hemisférica se relacionan con desequili­ posturales y de enderezamiento están alteradas y, al final, se pierden.
brio, aumento del balanceo corporal, caídas y deterioro cognitivo (Tell et Las caídas son habituales y se producen con una mínima alteración.
al, 1998). El mecanismo del desequilibrio en esta situación puede ser la Por contraste, estos pacientes con frecuencia pueden mover las piernas
interrupción del procesamiento de información visuoespacial, motora y con mayor facilidad cuando están sentados o en decúbito supino que
sensitiva en la generación de respuestas posturales. El desequilibrio y la cuando están de pie. Esta aparente discrepancia puede reflejar la inca­
enfermedad isquémica difusa asociada de la sustancia blanca hemisféri­ pacidad de ponerse en pie por el desequilibrio que, a su vez, refleja un
ca pueden explicar algunas caídas «inexplicadas» en los ancianos. mal control del tronco. La alteración de la movilidad con desequilibrio
del tronco aparece habitualmente en las fases avanzadas de un trastor­
no de la marcha frontal, de forma que los pacientes no pueden estar de
Trastornos de la marcha del lóbulo frontal
pie ni cambiar de lado cuando se hallan echados en la cama. Entonces,
Están mal comprendidos los mecanismos responsables de las alteracio­ la deambulación se vuelve imposible, e incluso los movimientos sim­
nes de la marcha que acompañan a las lesiones de los lóbulos frontales. ples de las piernas son lentos y torpes cuando están en decúbito. Es
Los tumores del lóbulo frontal (glioma o meningioma), el infarto de la frecuente la rigidez paratónica (gegenhallen) de brazos y piernas. Los
arteria cerebral anterior, la hidrocefalia obstructiva o comunicante (es­ reflejos tendinosos pueden ser enérgicos, con respuestas plantares en
pecialmente, la hidrocefalia con presión normal) y la enfermedad vas­ extensión. Pueden producirse reflejos de presión en las manos y pies.
cular cerebral difusa (infartos lacunares múltiples y enfermedad de Bins- Suele producirse habitualmente incontinencia urinaria y demencia. La
wanger) producen un trastorno de la marcha similar. Estas patologías investigación con RM del cerebro pone de manifiesto la mayoría de las
interrumpen las conexiones entre los lóbulos frontales y otras estructu­ afecciones que causan este síndrome.
ras corticales y subcorticales. El aspecto clínico de la marcha de los Algunos pacientes muestran fragmentos de este cuadro clínico. Los
pacientes con dichas lesiones varía desde una marcha atáxica con am­ que tienen un síndrome de fracaso en el arranque de la marcha mues­
plia base de sustentación hasta una marcha con acinesia y rigidez con tran una duda profunda y congelación, aunque la longitud y el ritmo de
pasos cortos y lentos y tendencia a arrastrar los pies. Es frecuente que los pasos son normales una vez empiezan a andar. Las indicaciones
un paciente manifieste una combinación de estas características. En las sensitivas pueden facilitar la marcha. El equilibrio de pie o al caminar
fases iniciales, la base de sustentación es ancha, con una postura erecta es normal. Estos hallazgos son similares a los que se observan en la
del tronco y unos pasos cortos arrastrando los pies al comenzar a deam­ deambulación en la enfermedad de Parkinson, pero el habla y la fun­
bular o al dar la vuelta a las esquinas. Puede haber episodios de conge­ ción de los brazos son normales y no existe respuesta a la levodopa.
lación. El balanceo de los brazos suele ser normal o incluso exagerado Los resultados de las pruebas de imagen del cerebro son normales. La
al deambular, pero se ha perdido la fluidez normal del movimiento del causa de este síndrome es desconocida, pero la evolución lentamente
tronco y de las extremidades, lo que confiere el aspecto de una marcha progresiva de los síntomas sugiere una enfermedad degenerativa. En
«militar de dos pasos». Se pierde la fluidez normal del movimiento del ocasiones, se encuentra una festinación episódica aislada con flexión
Capitulo 24 Trastornos de la marcha 341

del tronco. En otros casos, se manifiestan síntomas de pérdida de la debilidad muscular proximal, pero la debilidad neurogénica de los
fluidez normal de los pasos al caminar; se requiere un esfuerzo cons­ músculos proximales también puede producir este cuadro clínico.
ciente para mantener un ritmo de pasos normal y la longitud de los
pasos. Estos síntomas pueden asociarse con un sutil desequilibrio que
Debilidad neurogénica y marcha
se manifiesta como unos pasos breves tambaleantes hacia un lado o
unos pasos de retropulsión después de estar de pie, girando rápidamen­ La debilidad muscular de origen nervioso periférico, como en la neu­
te. u otros cambios rápidos en la posición del cuerpo. Por último, algu­ ropatía periférica, afecta clásicamente a los músculos distales de las
nos pacientes de edad avanzada tienen grandes dificultades para la piernas y da lugar a una marcha de steppage. El paciente eleva la pierna
deambulación que se asemejan a las descritas en la enfermedad del y el pie por encima del suelo en cada paso debido a la debilidad o pa­
lóbulo frontal. La historia en estos síndromes es la de un comienzo rálisis de la dorsiflexión del tobillo y a la caída del pie. Cuando este
gradual, sin episodios de tipo ictus o de lesiones estructurales o vascu­ cuadro clínico se limita sólo a una pierna (caída del pie unilateral), la
lares identificables de los lóbulos frontal o de la sustancia blanca cere­ causa usual es una parálisis del nervio peroneo o del nervio ciático o
bral en las técnicas de imagen. No se conoce la causa de estos síndro­ una radiculopatía en L5. Menos habitual es la caída del pie causada por
mes. No se cumplen los criterios de una hidrocefalia con presión debilidad miopática, por ejemplo en los síndromes escapuloperonea-
normal, no hay signos de parkinsonismo, la levodopa es ineficaz y no les. La debilidad de la flexión plantar del tobillo produce una marcha
hay datos de una disfunción cerebral más generalizada, como sucede en steppage. La neuropatía femoral, como en la diabetes mellitus, pro­
en la enfermedad de Alzheimer. En efecto, es infrecuente que los pa­ duce debilidad de la extensión de las rodillas, que se doblan al caminar
cientes afectados de enfermedad de Alzheimer presenten trastornos de o al estar de pie. Esto puede evidenciarse por primera vez al bajar esca­
la marcha hasta los últimos estadios de la enfermedad. leras. La atrofia muscular progresiva en la enfermedad de la motoneu­
rona o una miopatía del cuádriceps causada por miositis con cuerpos
de inclusión pueden causar una debilidad focal similar.
Nomenclatura de la marcha en las personas
de edad avanzada
Trastornos de la marcha histéricos
Las descripciones tempranas de los síndromes de marcha frontal
subrayaban los componentes de desequilibrio y atáxicos. Se em­
y psicogénicos
pleaba el término ataxia frontal para reflejar la afectación percibida La amplia gama de alteraciones de la marcha observadas en lesiones de
de la vía frontopontocerebelosa como el mecanismo más probable. diferentes partes del sistema nervioso hace que las marchas histérica y
Otras descripciones se veían impresionadas por la lentitud del mo­ psicogénica se encuentren entre las más difíciles de diagnosticar. El ras­
vimiento y la discrepancia entre la pronunciada discapacidad al in­ go característico de la parálisis histérica de la marcha es la incapacidad
tentar caminar y la preservación de los movimientos de las piernas de utilizar una o las dos piernas para caminar, pero con movimientos
al estar echado o sentado. Se consideró que esta combinación de sinérgicos normales de la(s) piema(s) afectada(s) cuando se explora al
signos era una forma de apraxia de la extremidad cinética, y se la paciente echado o cuando cambia de posición. Esta discrepancia se ilus­
denominó apraxia frontal y, posteriormente, ataxia de la marcha. tra mejor con el signo de Hoover en el paciente con una pierna aparen­
En 1960, Meyer y Barron definieron la apraxia de la marcha como temente paralizada cuando se explora en decúbito supino. A medida que
la incapacidad de usar las piernas en el acto de caminar y que no eleva la pierna normal, el explorador coloca la mano por debajo de la
puede explicarse por un trastorno sensitivo o debilidad motora de­ pierna «paralizada» y siente la presencia (y fuerza) de la extensión si-
mostrables. Estos autores subrayaron que la apraxia de la marcha nérgica de la cadera. La gran debilidad aparente de la paresia histérica a
constaba de ataxia e hipocinesia, rigidez (gegenhalten) y reflejos menudo se manifiesta con una pequeña discapacidad o incomodidad.
enérgicos. Estos últimos signos diferencian la apraxia de la marcha En contraste, otros pacientes con paraplejía histérica pueden estar total­
de la ataxia cerebelosa. La combinación de bradicinesia y ataxia en mente obligados a permanecer en cama, e incluso pueden tener contrac-
el lóbulo frontal o enfermedad de la sustancia blanca cerebral difu­ turas debido a la ausencia de movimientos de las piernas.
sa se explica por la interrupción de las conexiones entre las áreas Un trastorno de la marcha es una de las manifestaciones mecáni­
motoras frontales (corteza motora, premotora y motora suplemen­ cas más habituales de un trastorno de movimientos psicogénico o
taria) y áreas motoras subcorticales, como cerebelo y ganglios ba­ histérico, y se encuentran varios patrones de la marcha. Estos com­
sales. El uso del término apraxia en el contexto de estos trastornos prenden fluctuaciones pasajeras en la postura al caminar, doblarse las
de la marcha sigue siendo controvertido. rodillas sin caídas, lentitud excesiva y vacilación, una postura en cu­
clillas, encorvada o anormal del tronco, ajustes posturales complejos
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en cada paso, oscilación exagerada del cuetpo o un movimiento ex­


Debilidad miopática y marcha cesivo del cuerpo, y unas piernas débiles temblorosas (Hayes et al,
La debilidad de los músculos proximales de las piernas y de la cintura 1999). Los trastornos histéricos más acrobáticos de la marcha indican
pelviana interfiere con la estabilización de la pelvis y de las piernas hasta qué punto el sistema nervioso funciona normalmente y con las
sobre el tronco durante todas las fases del ciclo de la marcha. No poder habilidades motoras superiores coordinadas para realizar varias ma­
estabilizar la pelvis produce su rotación exagerada en cada paso (andar niobras complejas. Otros signos de la marcha psicogénica (y trastor­
de pato), las caderas se hallan ligeramente flexionadas como resulta­ nos del movimiento) son la sugestibilidad, la variabilidad, la mejoría
do de la debilidad de la extensión de la cadera, y se produce una lordosis con la distracción y la historia de una recuperación de inicio súbito o
lumbar exagerada. La debilidad de la extensión de la cadera interfiere rápido, espectacular y completa. No obstante, se debe ser cauteloso al
en la capacidad para incorporarse a partir de una posición agachada o aceptar un diagnóstico de histeria, porque una marcha extraña puede
en cuclillas o echada, y puede ser que los pacientes tengan que emplear ser una característica inicial de una distonía de torsión primaria, y se
los brazos para empujarse hacia arriba a partir de una posición de cu­ pueden encontrar unas posturas del tronco y de las piernas inhabitua­
clillas (signo de Gowers). Una miopatía es la causa más frecuente de les en los temblores del tronco y de las piernas.
342 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Inestabilidad, ilusiones de movimiento, medad de la cadera causa diversos ajustes de la marcha; es importan­
te examinar la amplitud de los movimientos de la cadera (en decúbito
miedo a caerse y marcha supino) y cualquier dolor asociado durante movimientos pasivos de
Se han descrito varios síndromes en personas de mediana edad que la cadera en un paciente con un trastorno de la marcha. El dolor en la
presentan inestabilidad y desequilibrio asociado a «mareo», sensa­ pierna por claudicación intermitente de la cola de caballo está causa­
ciones e ilusiones de movimiento corporal semicontinuo, desplaza­ do con mayor frecuencia por estenosis vertebral con espondilosis
mientos corporales súbitos y breves o inclinación del cuerpo. En lumbar y, raramente, por un tumor vertebral. El diagnóstico se confir­
algunos, los síntomas se manifiestan en espacios abiertos cuando ma por imágenes de la columna vertebral. Puede ser difícil distinguir
no hay apoyos visibles (agorafobia). Otros desarrollan sensaciones este síndrome de la claudicación de los músculos de la pantorrilla
en situaciones concretas como puentes, escaleras, ascensores o sa­ causada por vasculopatía periférica. La exploración del paciente des­
las atestadas, llevando al desarrollo de una conducta de evitación pués de inducir los síntomas por el esfuerzo puede resolver la duda al
fóbica conocida como vértigo postural fóbico (Brandt, 1996). La revelar una menor sacudida del tobillo o una pérdida sensitiva radicu­
oscilación ilusoria prolongada y la inestabilidad después de un via­ lar, con preservación de los pulsos arteriales en la pierna.
je por mar o aire se conoce como síndrome del mal del desembarco.
Los episodios previos de vestibulopatía pueden sugerir la posibili­
dad de una alteración leve del conducto semicircular u otolito, pero DISCREPANCIAS EN LA EXPLORACIÓN
raramente se confirma un trastorno de la función vestibular en estos DE LA MARCHA
síndromes. El miedo a caerse, la ansiedad y las molestias relaciona­
das son asociaciones frecuentes. Estos síntomas deben distinguirse Varios trastornos se caracterizan por producir signos anormales míni­
del «vértigo» fisiológico y de la inestabilidad que acompaña a un mos en la exploración física del paciente recostado, en claro contras­
conflicto o error vestibular visual al observar objetos en movimien­ te con la dificultad observada al caminar. Un paciente con ataxia de
to, enfocar objetos alejados en grandes panoramas o mirar hacia la marcha cerebelosa causada por una lesión del vermis puede reali­
arriba objetos en movimiento. zar normalmente la prueba talón-espinilla en decúbito supino, pero
no puede caminar en talón-punta. El hallazgo de fuerza muscular,
tono muscular y reflejos tendinosos normales es habitual en los sín­
Trastornos musculoesqueléticos dromes distónicos en los que la distonía de acción causa una posición
y marcha antiálgica anormal de los pies sólo al caminar. Puede evidenciarse una marcha
distónica sólo al correr o caminar hacia delante, pero no al caminar
Deformidad esquelética y artropatía hacia atrás. La paratonía (gegenhalten), con o sin reflejos tendinosos
enérgicos, puede ser el único signo anormal en las piernas del pacien­
La osteopatía degenerativa o artrosis de la cadera puede producir un
te recostado con una lesión del lóbulo frontal, hidrocefalia o enferme­
acortamiento de la pierna, además de una limitación mecánica de los
dad vascular cerebral difusa que es totalmente incapaz de caminar al
movimientos de la pierna en la cadera, lo que da lugar a una marcha
ponerse en pie. Estos pacientes pueden realizar la prueba talón-espi-
de pato o cojera. El acortamiento de una pierna con cojera en la in­
nilla y hacer movimientos de bicicleta con las piernas estando estira­
fancia puede ser el síntoma inicial de hemiatrofia causada por una
dos en una cama. Puede verse una discrepancia similar en la paraple­
lesión cerebral o medular. Estas dificultades en la deambulación en
jía espástica de causa hereditaria, parálisis cerebral (enfermedad de
las edades comprendidas entre 1 y 5 años son el modo más habitual
Little) o mielopatía espondilótica cervical, en la que se evidencian
de manifestación del disrafismo medular. En la exploración pueden
sólo cambios menores de tono, fuerza muscular y reflejos tendinosos
detectarse otras alteraciones, entre las que figuran signos de la moto-
durante la exploración en decúbito supino, a diferencia de la espasti­
neurona inferior en las piernas y pérdida sensitiva con úlceras tróficas
cidad profunda de las piernas al estar de pie y al intentar caminar.
en los pies. En ocasiones, se observan en la misma extremidad signos
de MNS, como un reflejo rotuliano enérgico. Son pistas para estable­
cer el diagnóstico las anomalías en las vértebras lumbosacras (espina Bibliografía
bífida), las deformidades óseas de los pies y una placa velluda cutá­
nea sobre la región lumbosacra. En la vida adulta, el disrafismo me­
dular (diastematomielia con una médula anclada) puede hacerse sin­ Brandt, T., 1996, Phobic postural vertigo, Neurology, vol. 46, pp. 1515-1519
tomático primeramente después de una lesión en la espalda, con el Ebersbach, G., Sojer, M., Valldeoriola, F., et al., 1999, Comparative analysis of gait
desarrollo de dificultad para caminar, dolor en las piernas y en la re­ in Parkinson’s disease, cerebellar ataxia and subcortical arteriosclerotic encephal­
gión inferior de la espalda, trastornos neurogénicos de la vejiga y opathy, Brain, vol. 122, pp. 1349-1355
Hayes, M. W., Graham, S., Heldorf, P., et al., 1999, A video review of the diagnosis
pérdida sensitiva en una pierna. Las técnicas de imagen del conducto
of psychogenic gait: appendix and commentary, Mov Disord, vol 14, pp. 914-921
vertebral ponen de manifiesto la alteración.
Hunt, A. L., & Sethi, K. D., 2006, The pull test: a history, Mov Disord, vol. 21, pp.
894-899
Marchas dolorosas (antiálgicas) Kamath, H. O., Johannsen, L., Broets, D., et al., 2005, Posterior thalamic haemor­
rhage induces “pusher syndrome,” Neurology, vol. 64, pp. 1014-1019
La mayoría de las personas experimentan una cojera causada por una Mori, S., Matsuyama, K., Mori, F., et al., 2001, Supraspinal sites that induce loco­
pierna dolorosa o lesionada. Las cojeras y las dificultades en la mar­ motion in the vertebral central nervous system, Adv Neurol, vol. 87, pp. 25-40
cha causadas por artropatía o lesión local ósea o de los tejidos blan­ Tell, G. S., Lefkowitz, D. S., Diehr, P., et al., 1998, Relationship between balance
dos no suelen ir acompañadas de debilidad muscular, alteración de and abnormalities in cerebral magnetic resonance imaging in older adults, Arch
reflejos o déficit sensitivo. La limitación de la amplitud de movi­ Neurol, vol. 55, pp. 73-79
mientos de las articulaciones de la cadera, rodilla o tobillo puede Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
llevar a unos pasos cortos, con una postura de la pierna fija. La enfer­ www.nicp.com.
C A P Í T U L O 25 Hemiplejía y monoplejía
Karl E. Misulis

Anatomía y fisiopatología 343 Lesiones medulares 350


Hemiplejía 343 Lesiones periféricas 350
Lesiones cerebrales 343 Escollos en el diagnóstico diferencial de la hemiplejía y la monoplejía 354
Lesiones del tronco encefálico 346 Debilidad focal de origen aparentemente central 354
Lesiones medulares 347 Debilidad de la mano y de la muñeca 355
Lesiones periféricas 348 Debilidad de las piernas 355
Hemiplejía funcional 348
Monoplejía 349
Lesiones cerebrales 349
Lesiones del tronco encefálico 350

ANATOMÍA Y FISIOPATOLOGÍA Se comentan en este capítulo solamente la hemiplejía y la mono­


plejía.
Un diagnóstico neurológico preciso comienza con la localización
anatómica. Muchos trastornos presentan localizaciones difusas, pero
lo más probable es que la hemiplejía y la monoplejía se deban a lesio­ HEMIPLEJÍA
nes estructurales focales y son, por tanto, más fáciles de localizar.
Con frecuencia, los estudios por la imagen son confirmatorios de la
lesión estructural, pero la localización clínica debe precederles.
Lesiones cerebrales
La hemiplejía y la monoplejía son síntomas y signos motores, Las lesiones cerebrales son la causa más frecuente de hemiplejía.
pero se comentan las anomalías sensitivas asociadas junto con los Tanto las lesiones en estructuras corticales como subcorticales pue­
hallazgos motores porque suelen darse habitualmente y son de utili­ den ser la causa de la debilidad (Tabla 25.1).
dad para la localización precisa. En el Capítulo 30 se comentan con
mayor detalle los síndromes de déficit sensitivo.
Lesiones corticales
El acto motor empieza con la volición, el esfuerzo consciente para
iniciar el movimiento. La falta de volición no produce debilidad, sino Las lesiones corticales producen debilidad, que es más focal que la
acinesia. debilidad observada en las lesiones subcorticales. La Figura 25.1
Las proyecciones de las regiones premotoras de los lóbulos fronta­ muestra una representación de la superficie del cerebro. Se mues­
les a la cinta motora dan lugar a la activación de las neuronas del tracto tra en ella cómo el cuerpo está cartografiado en la superficie de la
corticoespinal (TCE). Las fibras descendentes pasan a través de la cáp­ corteza motora y sensitiva; es el homunculus. La cara y el brazo se
sula interna y los pedúnculos cerebrales, y luego permanecen en el hallan representados lateralmente en el hemisferio, mientras que
tronco encefálico ventral antes de cruzarse en el bulbo raquídeo en la la pierna cubre la parte superior del hemisferio y la fisura interhe­
decusación piramidal. La mayor parte del TCE se cruza en este punto, misférica.
aunque un pequeño subgrupo de axones del TCE no se cruzan hasta Las lesiones pequeñas de la corteza pueden producir una debili­
que alcanzan los niveles segmentarios espinales. Los axones descen­ dad focal prominente en un área, como la pierna o la cara y la mano,
dentes del TCE se proyectan en los segmentos de la médula espinal, pero no se espera una hemiplejía -parálisis de la pierna y del brazo-
donde las fibras salen del tracto corticoespinal y penetran en la sustancia por una lesión cortical, salvo que el daño sea extenso. La causa más
gris medular. Aquí las motoneuronas son activadas y, a continuación, probable de una hemiplejía cortical es un ictus que afecta a todo el
conducen los potenciales de acción a través de los axones motores al territorio de la arteria carótida interna.
músculo para producir la contracción muscular.
La localización comienza con la identificación de la debilidad. La Infarto
diferenciación se efectúa entre las siguientes distribuciones: Los infartos corticales y subcorticales suelen producir debilidad, pe­
ro los infartos corticales se asocian con mayor probabilidad que los in­
• Debilidad generalizada. fartos subcorticales a alteraciones sensitivas. Igualmente, muchos
• Monoplejía. infartos corticales se asocian con los denominados signos corticales
• Hemiplejía. -negligencia en las lesiones del hemisferio no dominante y afasia en
• Paraplejía. las lesiones del hemisferio dominante-. Lamentablemente, esta dis-

343
344 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 25.1 Lesiones cerebrales

LOCALIZACION DE LA LESION SÍNTOMAS SIGNOS


Corteza motora Debilidad y un mal control de la extremidad Incoordinación y debilidad que depende de la localización de
afectada, que puede afectar a la cara, la lesión en el homúnculo cortical; con frecuencia, asociadas
el brazo y la pierna en grados diferentes con negligencia, apraxia, afasia u otros signos de disfunción
cortical
Cápsula Interna Debilidad que, generalmente, afecta a la Con frecuencia asociada con deterioro sensitivo de la misma
cara, el brazo y la pierna casi por Igual distribución
Ganglios basales Debilidad e Incoordinación en el lado Debilidad, a menudo sin pérdida sensitiva; ausencia
contralateral de negligencia o de afasia
Tálamo Pérdida sensitiva Pérdida sensitiva con escasa debilidad o sin ella

tinción no es absoluta, porque rara vez las lesiones subcorticales pue­ Arteria cerebral media. La arteria cerebral media (ACM) irriga la
den producir estos signos. cara lateral de la corteza sensitivomotora, que controla la cara y el
El diagnóstico inicial del infarto suele realizarse atendiendo a la brazo. En el lado dominante, también se hallan irrigados los centros
clínica. El comienzo brusco del déficit es característico. Es improba­ del lenguaje -el área de Broca (expresión) en la región frontal poste­
ble que la debilidad que progresa durante varios días esté causada por rior, y el área de Wernicke (comprensión) en la cara superior del ló­
un infarto, aunque algunos infartos pueden mostrar un empeoramien­ bulo temporal-.
to durante unos días después del comienzo. La progresión durante El infarto cortical en el territorio de la ACM produce hemiparesia
unos días sugiere una enfermedad desmielinizante o una infección. faciobraquial contralateral, por lo general asociada con otros signos
La progresión durante semanas sugiere una lesión de masa, como un de disfunción cortical, como afasia en las lesiones del hemisferio iz­
tumor o un absceso. La progresión en segundos a minutos a modo de quierdo o negligencia en las lesiones del hemisferio derecho. La de­
marcha sugiere epilepsia o migraña; no todos los déficits asociados bilidad es mucho más pronunciada en el brazo, la mano y la cara que
a migraña se asocian con cefalea simultánea o posterior. en la pierna. A veces, se observa hemianopsia, especialmente en
La tomografía computarizada (TC) con frecuencia no muestra el grandes infartos de la ACM, como resultado del infarto de las radia­
infarto hasta 3 días después del episodio, pero se realiza de urgencia ciones ópticas.
para descartar una lesión de masa o una hemorragia. Los infartos Se sospecha un infarto de la ACM con hemiparesia y signos corti­
pequeños pueden no verse nunca en la TC. La resonancia magnética cales de afasia o negligencia. Se confirma con técnicas de imagen.
(RM) es superior para mostrar infartos antiguos y nuevos; la RM po­
tenciada por difusión (DWI) distingue un infarto reciente de lesiones Arteria cerebral anterior. La arteria cerebral anterior (ACA) irriga
antiguas. las regiones frontal inferior y parasagital de los lóbulos frontal y pa­

FlGURA 25.1 Representación


Superficie del cuerpo en la corteza motora. La cara
medial y los brazos se hallan representados
lateralmente y las piernas medlalmente,
con la representación cortical de la parte
distal de las piernas lindando con el surco
central.

Superficie
lateral
Capítulo 25 Hemiplejía y monoplejía 345

rietal anterior. Esta región es responsable del movimiento de la pier­ una hemiparesia contralateral con poca o ninguna afectación sensiti­
na, y es importante para el control vesical e intestinal. va. Esta es una causa del síndrome motor puro, que también puede
El infarto en la distribución de la ACA produce una debilidad deberse a un infarto lacunar del tronco encefálico.
en la pierna contralateral. El brazo puede estar ligeramente afectado, en
especial la parte proximal del brazo, con preservación de la mano y Arterías talamoperforantes. Las arterias talamoperforantes son
la cara. En algunos pacientes, las dos ACA nacen del mismo tronco, pequeños vasos que se originan de las ACP e irrigan principal­
de forma que el infarto produce debilidad bilateral de las piernas; este mente el tálamo. El infarto de esta distribución produce trastornos
déficit puede confundirse clínicamente con una mielopatía, y forma sensitivos contralaterales, pero también puede causar trastornos del
parte del diagnóstico diferencial de sospecha de infarto de la médula movimiento, como coreoatetosis o hemibalismo; no cabe esperar he­
u otra mielopatía aguda. miparesia.
El infarto de la ACA se sugiere por una presentación clínica de
debilidad de las piernas unilateral o bilateral y signos de TCE. Se Enfermedad desmielinizante
confirma por RM; debe considerarse la obtención de imágenes de la La enfermedad desmielinizante constituye un grupo de afectaciones
médula espinal en todos los pacientes con debilidad bilateral de las en cuya fisiopatología se halla implicado el sistema inmunitario.
piernas sin que pueda demostrarse ninguna otra causa.
Esclerosis múltiple. La esclerosis múltiple (EM) se manifiesta
Artería cerebral posterior. Las arterias cerebrales posteriores con cualquier combinación de disfunción de la sustancia blanca.
(ACP) son las ramas terminales de la arteria basilar. Irrigan la mayo­ Puede producirse hemiparesia, especialmente si hay grandes pla­
ría de las regiones occipitales y las regiones temporales mediales. No cas que afecten a las fibras del tracto corticoespinal en los hemis­
se espera que un infarto de la ACP produzca debilidad, pero produce ferios. La hemiparesia es incluso más probable en las lesiones des-
hemianopsia contralateral, a menudo con deficiencias de memoria mielinizantes del tronco encefálico o medulares, porque las
por infarto hipocampal bilateral. lesiones más pequeñas pueden producir déficits más graves en es­
El diagnóstico clínico de infarto de la ACP puede pasar desaperci­ tas áreas. El diagnóstico se sospecha por la progresión durante días
bido porque el explorador puede no buscar la hemianopsia en un pa­ de una historia de episodios de deficiencias neurológicas recidi­
ciente que, por lo demás, puede manifestar solamente confusión. Los vantes y remitentes. Los episodios de debilidad que duran sólo
síntomas visuales pueden ser vagos o inexistentes. minutos no se deben probablemente a una enfermedad desmielini­
El infarto de la ACP se sospecha por la presentación clínica de zante, sino a un ataque isquémico transitorio (AIT) o son un equiva­
confusión aguda y/o alteración visual. La presencia de hemianopsia lente de la migraña.
es una prueba de apoyo. Por técnicas de imagen puede observarse no El diagnóstico se basa en la clínica en la mayoría de pacientes,
sólo el área del infarto, sino también la localización del defecto vas­ pero el hallazgo de áreas de intensidad de señal aumentada en las
cular, ACP o arteria basilar unilateral o bilateral. imágenes de RM potenciadas en T2 es indicativo de EM. Las lesiones
desmielinizantes activas con frecuencia muestran realce en imágenes
con gadolinio potenciadas en TI. Suele realizarse el examen del lí­
Lesiones subcorticales
quido cefalorraquídeo (LCR), que puede dar resultados normales o
Es más probable que las lesiones subcorticales produzcan debilidad mostrar proteínas elevadas, una ligera pleocitosis linfocítica o bandas
igual de la cara, brazo y pierna contralateral (hemiplejía) que las oligoclonales de inmunoglobulina G (IgG).
lesiones corticales, por la convergencia de los axones descendentes
en la cápsula interna. La naturaleza compacta de la cápsula interna Encefalomielitis diseminada aguda. La encefalomielitis dise­
hace que sea la localización más probable de una hemiplejía. La minada aguda (ADEM)) es una enfermedad desmielinizante mo­
cápsula interna es una localización especialmente frecuente de los nofásica, pero en otros aspectos se manifiesta como un primer
infartos lacunares, y también puede afectarse por una hemorragia episodio de EM. Esta entidad se denomina a veces encefalomieli­
en los ganglios basales adyacentes o en el tálamo. La debilidad de tis parainfecciosa, aunque la asociación con la infección no siem­
inicio súbito es, con toda probabilidad, consecuencia de un infarto, pre es segura. Los síntomas y signos en todos los niveles del
con hemorragia en una minoría de casos. La enfermedad desmieli- sistema nervioso central (SNC) son habituales y comprenden he­
nizante tiene un inicio subagudo. Los tumores se asocian con un miparesia, paraplejía, ataxia y signos del tronco encefálico. El
inicio más lento del déficit, y pueden llegar a ser bastante grandes diagnóstico se basa en la clínica, porque la exploración con RM
en las regiones subcorticales antes de que el paciente solicite aten­ no puede distinguir entre la EM y la ADEM. El LCR puede mos­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

ción médica. trar pleocitosis mononuclear y elevación de las proteínas, pero


estos datos no siempre se hallan presentes ni son específicos. In­
Infarto cluso la presencia o ausencia de IgG oligoclonal en el LCR no
El infarto suele ser un diagnóstico clínico, pero puede confirmar­ puede diferenciar entre la ADEM y la EM. Cuando un paciente
se mediante exploraciones con TC o RM, como se ha comentado manifiesta clínicamente esta afección, se le debe advertir de la
(v. anteriormente «Lesiones corticales»). El infarto se manifiesta con posibilidad de fenómenos recurrentes.
un déficit de inicio agudo, aunque puede progresar de forma constante
o intermitente. Los infartos lacunares tienen más probabilidades que Leucoencefalopatía multifocal progresiva. La leucoencefalopatía
los infartos corticales de seguir un curso intermitente. multifocal progresiva (LMP) es una enfermedad desmielinizante
causada por la reactivación del virus JC, especialmente observable en
Arterías lenticuloestriadas. Las arterias lenticuloestriadas son pe­ los estados de inmunodeficiencia. Los pacientes con el síndrome de
queños vasos que se originan de la ACM proximal e irrigan los gan­ inmunodeficiencia adquirida (sida), leucemia, linfoma, tuberculosis
glios basales y la cápsula interna. El infarto normalmente produce y sarcoidosis se hallan predispuestos a la LMP. La pérdida visual es el
346 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

síntoma más frecuente, y la debilidad, el segundo más habitual. La Hemiplejía alternante de la infancia
exploración con RM muestra múltiples lesiones en la sustancia blan­ La hemiplejía alternante de la infancia es un trastorno infrecuente que
ca. El LCR aparece normal o muestra una pleocitosis linfocítica, ele­ se caracteriza por episodios de debilidad unilateral, con frecuencia con
vación de las proteínas o ambas. Se requiere la biopsia cerebral para signos de otros déficits motores (p. ej., discinesias o rigidez) y alteracio­
un diagnóstico específico, aunque puede detectarse ADN del virus JC nes oculomotoras (p. ej., nistagmo). Los ataques comienzan en una
en el LCR por reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en la ma­ temprana edad en la infancia, por lo general antes de los 18 meses;
yoría de pacientes. tienen una duración de horas, y los déficits se acumulan. Inicialmente,
Se sospecha una LMP cuando un paciente con una inmunodefi- los pacientes permanecen normales, pero con el tiempo los déficits neu­
ciencia presenta déficits neurológicos de inicio subagudo a crónico rológicos, incluidos los déficits motores y el declinar cognitivo, se vuel­
y lesiones multifocales de la sustancia blanca en la RM. ven manifiestos. Puede producirse una forma benigna del despertar en
pacientes por lo demás sanos y que no desarrollan déficits progresivos;
Migraña esta entidad se halla relacionada con la migraña.
La migraña puede subdividirse en los siguientes grupos: Con frecuencia, se realizan estudios diagnósticos, como RM, electro-
encefalografía y angiografía, aunque no suelen mostrar alteraciones.
• Migraña común. Se sospecha una hemiplejía alternante cuando un niño pequeño
• Migraña clásica. tiene episodios de hemiparesia, especialmente al despertarse, sin ce­
• Migraña basilar. falea asociada.
• Migraña complicada.
• Migraña hemipléjica. Síndrome de hemiconvulsión-hemiplejía-epilepsia
• Equivalente migrañoso. En los niños pequeños con este infrecuente trastorno denominado
síndrome de hemiconvulsión-hemiplejía-epilepsia se desarrolla debi­
A excepción de la migraña común, todas pueden causar hemi­ lidad unilateral después de un comienzo súbito de crisis focales. Con
plejía. La migraña común es una cefalea episódica sin aura; por frecuencia, las crisis no se controlan completamente. Los déficits neu­
definición, no debería haber ningún déficit. La migraña clásica es rológicos no se limitan al sistema motor y pueden incluir déficits cog­
una cefalea episódica con aura, con mayor frecuencia visual. La nitivos, del lenguaje y visuales. A diferencia de la hemiplejía alter­
migraña basilar es una cefalea episódica con signos del tronco nante, las crisis y los déficits motores siempre son unilaterales, aunque
encefálico, como vértigo y ataxia; esta variante se observa princi­ en último término las crisis unilaterales pueden llegar a ser generali­
palmente en la infancia. La migraña complicada es aquella en la zadas. Las técnicas de imagen pueden mostrar normalidad inicial­
que el aura dura de horas a días, más allá de la duración de la cefa­ mente, pero a la larga muestran atrofia del hemisferio afectado. El
lea. La migraña hemipléjica, como su nombre indica, se caracteriza análisis del LCR es inespecífico, pero puede desarrollarse una lige­
por parálisis de un lado del cuerpo, que habitualmente se inicia an­ ra pleocitosis mononuclear debido al daño del SNC y a las crisis.
tes que la cefalea; esta variante con frecuencia es familiar. El equi­ La encefalitis de Rasmussen es una causa de este síndrome.
valente migrañoso se caracteriza por la presencia de síntomas neu­
rológicos episódicos sin cefalea.
El infarto migrañoso muestra un déficit sostenido más signos de
Lesiones del tronco encefálico
infarto en la RM como consecuencia de la migraña. El diagnóstico Las lesiones del tronco encefálico que producen hemiplejía se hallan
definitivo es problemático, porque los pacientes con migraña tienen entre las más fáciles de localizar, porque casi siempre se encuentran
una incidencia más alta de ictus no asociado a una crisis de migra­ signos asociados de nervio craneal y disfunción del tronco encefálico.
ña, de forma que el inicio del déficit en esta variante debería pare­
cer una migraña clásica o complicada, más que el déficit agudo de
Organización motora del tronco encefálico
la mayoría de ictus.
Se sospecha el diagnóstico cuando el paciente es joven, tiene La Figura 25.2 muestra la organización anatómica de los sistemas
pocos factores de riesgo y el déficit avanza de un modo que puede motores del tronco encefálico. Puede simplificarse la exposición de
visualizarse como una depresión eléctrica que se extiende por la la compleja organización anatómica concentrándose en algunas im­
corteza cerebral. Con frecuencia, son necesarias las técnicas de portantes funciones:
imagen para descartar una hemorragia, infarto o enfermedad des-
mielinizante. • Función motora y sensitiva apendicular.
• Coordinación apendicular.
Tumores • Función motora y sensitiva facial.
Los tumores que afectan a los hemisferios cerebrales suelen manifes­ • Función oculomotora.
tarse como déficits progresivos que incluyen la hemiparesia. El déficit • Tractos simpáticos descendentes.
de coordinación suele desarrollarse antes que la debilidad. La disfun­
ción cortical también suele estar presente, como afasia en las lesiones La mayoría de las vías motoras descienden hasta la decusación
del hemisferio dominante e inatención. Otros signos de tumores en piramidal en el bulbo raquídeo, donde se cruzan para inervar el cuer­
expansión pueden incluir cefalea, crisis epilépticas, confusión y de­ po contralateral. Las lesiones de la protuberancia y del mesencéfalo
fectos en los campos visuales. por encima de este nivel producen hemiparesia contralateral, que
Debe sospecharse un tumor en un paciente con déficits motores puede afectar a la cara contralateral. Las lesiones rostrales del bulbo
progresivos durante semanas, en especial si coexisten crisis, cefalea raquídeo producen debilidad contralateral, mientras que las lesiones
o ambas. La RM con realce de contraste es más sensible que la TC más caudales del bulbo raquídeo originan signos de pares craneales
para la identificación de los tumores. ipsolaterales con hemiparesia y déficit sensitivo contralaterales.
Capítulo 25 Hemiplejía y monoplejía 347

• Síndrome de Horner ipsolateral derivado de la lesión de los tractos


Cápsula interna simpáticos descendentes.
(izquierda)

Lesiones comunes
La Tabla 25.2 muestra algunas de las lesiones importantes del tronco
encefálico y de sus déficits motores asociados. Las lesiones del tron­
Mesencéfalo co encefálico suelen deberse a la lesión de las ramas penetrantes de la
arteria basilar. Los pacientes manifiestan una debilidad contralateral,
junto con otros datos que ayudan a localizar la lesión. Con frecuen­
cia, se produce hemiataxia, que puede confundirse con hemiparesia,
de modo que es esencial realizar una exploración cuidadosa. La en­
Tracto corticoespinal fermedad desmielinizante y los tumores son las otras causas más fre­
cuentes de disfunción del tronco encefálico.

Protuberancia
Lesiones medulares
Las lesiones medulares pueden producir hemiplejía con preservación
Axones cruzándose
de la cara, aunque en la mayoría de casos originan hallazgos bilatera­
a los núcleos motores
del tronco encefálico les característicos de mielopatía. Se sospecha el diagnóstico de una
lesión de la médula espinal en un paciente si hay debilidad bilateral,
Bulbo raquídeo deficiencias en el control intestinal, vesical ydolor de espalda.
Núcleos motores
del tronco encefálico Síndrome de hemisección medular
(Brown-Séquard)
iji Decusación del La hemisección medular se observa rara vez en la práctica clínica.
jf I tracto corticoespinal Sin embargo, en ocasiones se identifican componentes del síndrome.
Médula espinal 1t
Suele observarse en los tumores intradurales, traumatismos y afec­
Tracto corticoespinal
ciones inflamatorias. La mielopatía espondilítica, la discopatía y la
lateral mayoría de los tumores extradurales suelen producir déficits simétri­
cos. Los pacientes con síndrome de hemisección medular manifies­
FIGURA 25.2 Organización motora del tronco encefálico tan debilidad ipsolateral en y por debajo del nivel de la lesión. Ade­
comenzando en la cápsula Interna. El tracto corticoespinal permanece más, puede observarse pérdida motora segmentaria con afectación de
topográficamente organizado a través del tronco encefálico y la médula las motoneuronas en el nivel de la lesión. Los hallazgos sensitivos
espinal, aunque es improbable que las lesiones aisladas por debajo comprenden pérdida de dolor y de la temperatura en el lado contrala­
de la corteza cerebral produzcan un daño topográficamente específico. teral y por debajo de la lesión. El sentido de la posición puede verse
afectado ipsolateralmente a la lesión.

Las vías sensitivas procedentes del núcleo gracilis y del núcleo


Mielitis transversa
cuneiforme se cruzan aproximadamente al mismo nivel que las fibras
motoras del tracto corticoespinal, de modo que las deficiencias en el La mielitis transversa es un proceso mielopático agudo presuntamen­
tacto fino y en el sentido de la posición tienden a ir en paralelo con la te de origen autoinmunitario. Los pacientes manifiestan deficiencias
distribución del déficit motor. En contraste, los tractos espinotalámi- motoras y sensitivas por debajo de la lesión, habitualmente en forma
cos ya se han cruzado en la médula espinal, y ascienden lateralmente de paraplejía. Las alteraciones suelen ser bilaterales, pero también
en el tronco encefálico. Por consiguiente, las lesiones inferiores del pueden ser asimétricas. La RM puede mostrar realce en la médula
bulbo raquídeo pueden producir una pérdida contralateral de la sensi­ espinal, con un aspecto que difiere ligeramente del de la afectación
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

bilidad del dolor y de la temperatura, y una pérdida ipsolateral del en la EM. El análisis del LCR no es diagnóstico.
sentido del tacto y de la posición. Las lesiones por encima de la re­ La mielitis transversa es un diagnóstico clínico. El diagnóstico
gión media del bulbo raquídeo producen un defecto sensitivo contra- diferencial primario es entre la EM y la neuromielitis óptica (NMO);
lateral de todas las modalidades, indistinguible del de las lesiones la evaluación para identificar esta última incluye determinar los títu­
cerebrales; sin embargo, entre las pistas que indican una localización los de anticuerpos NMO plasmáticos, estudio que probablemente
en el tronco encefálico figuran las siguientes: debería realizarse en todos los pacientes con mielitis transversa.

• Déficit sensitivo facial ipsolateral derivado de una lesión del trigé­


mino.
Compresión de la médula espinal
• Hemiataxia ipsolateral derivada de lesión en los hemisferios o nú­ La compresión de la médula espinal suele deberse a hernia discal,
cleos cerebelosos. espondilosis o traumatismo agudo, pero siempre se deben considerar
• Debilidad oculomotora de cualquiera de las múltiples localizacio­ las causas neoplásicas e infecciosas. La enfermedad discal y la es­
nes de la lesión. pondilosis se observan clásicamente en la línea media, de modo que
348 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 25.2 Lesiones del tronco encefálico

DENOMINACION DE LA ALTERACION LOCALIZACION DE LA LESION SIGNOS


MESENCÉFALO
Síndrome de Weber III par craneal, mesencéfalo ventral, tracto Hemiparesia contralateral, parálisis del ill par craneal
corticoespinal
Síndrome de Benedikt III par craneal, mesencéfalo ventral, tracto Hemiparesia contralateral, parálisis del ill par craneal,
corticoespinal, núcleo rojo temblor intencional, ataxia cerebelosa
Síndrome del top de la basilar Lóbulos occipitales, núcleos Hemiparesia contralateral, ceguera cortical, déficits
oculomotores del mesencéfalo, oculomotores, dificultad de la memoria, déficit sensitivo
pedúnculo cerebral, lóbulo temporal contralateral
medial, tálamo
PROTUBERANCIA
Síndrome de Millard-Gübler VI par craneal, VII par craneal, Hemiparesia contralateral, parálisis de los VI y VII pares
protuberancia ventral craneales
Síndrome de la mano torpe Tracto corticoespinal, Vil par craneal Hemiparesia contralateral; disartria, con frecuencia
con debilidad facial
Hemiparesia motora pura (causada Protuberancia ventral Hemiparesia contralateral con signos del tracto
por lesión de la protuberancia) corticoespinal
Hemiparesia-ataxia (causada por Tractos corticoespinal y cerebeloso Hemiparesia contralateral con trastorno de la coordinación
lesión de la protuberancia)
Síndrome de Foville VII par craneal, protuberancia ventral, Parálisis ipsolateral del VII par craneal, hemiparesia
formación reticular protuberancia! contralateral, parálisis de la mirada hacia el lado
paramediana de la lesión
BULBO RAQUIDEO
Síndrome bulbar medial Tracto corticoespinal, lemnisco medial, Hemiparesia contralateral, pérdida de la sensibilidad
nervio hipogioso postural y vibratoria, paresia ipso lateral de la lengua
Síndrome bulbar lateral Tracto espinotalámico, núcleo del Habitualmente no se produce hemiparesia, pero la
trigémino, cerebelo y pedúnculo hemiataxia puede confundirse con hemiparesia; son
cerebeloso inferior, núcleos vestibulares, habituales la disfagia, la pérdida hemisensitiva, la debilidad
núcleo ambiguo facial y el síndrome de Horner

no se esperan hallazgos unilaterales. Los tumores extradurales tam­ te, con hemiplejía. La diferenciación depende de la identificación de
bién suelen producir hallazgos bilaterales. Los tumores intradurales las lesiones individuales en la distribución de un nervio, raíz nerviosa
pueden producir déficits unilaterales y, ocasionalmente, pueden mani­ o plexo. Los reflejos tendinosos suelen estar disminuidos en los pa­
festarse como un síndrome de Brown-Séquard. cientes con lesiones periféricas, a diferencia de las lesiones del TCE,
Las lesiones por debajo de la médula espinal cervical no producen en las que suelen estar aumentados.
hemiplejía sino monoplejía de una pierna o paraplejía. La espondilo­ La esclerosis lateral amiotrófica puede producir debilidad de una
sis con compresión produce debilidad de la motoneurona inferior extremidad, seguida de debilidad en la otra extremidad del mismo
(MNI) en el nivel lesional y signos de afectación del tracto corticoes­ lado, con progresión durante meses o incluso años. Por lo general,
pinal por debajo del nivel lesional. la presencia combinada de afectación de la motoneurona superior
Debe evaluarse con RM, tan pronto como sea posible, la compre­ (MNS) y de la MNI, sin cambios sensitivos, ayuda a establecer el
sión de la médula espinal que da lugar a parálisis. Se debe considerar diagnóstico. Si la afectación predominante es del tipo de la MNI,
la mielografía si no se dispone de modo inmediato de la RM. el cuadro puede parecerse a la hemiparesia progresiva.
La mononeuropatía múltiple se manifiesta como lesiones separa­
das que afectan a extremidades individuales; la afectación de un bra­
Infarto de la médula espinal
zo y pierna en el mismo lado puede dar la impresión de hemiparesia.
El infarto de la arteria vertebral anterior suele causar paraparesia y La diabetes es la causa más frecuente, pero otras causas comprenden
pérdida sensitiva espinotalámica por debajo del nivel lesional; la fun­ la lepra, la vasculitis y la predisposición a las parálisis por presión. El
ción de la columna dorsal está conservada. Rara vez puede estar afec­ diagnóstico se establece por electromiografía (EMG), que puede di­
tada una rama segmentaria de la arteria vertebral anterior, con daño ferenciar la mononeuropatía de la polineuropatía. La radiculopatía no
medular unilateral y monoparesia o hemiparesia. daría hemiparesia, pero forma parte del diagnóstico diferencial de la
El infarto de la médula espinal se sospecha cuando un paciente monoplejía (v. «Radiculopatías» más adelante).
presenta paraparesia o paraplejía de inicio agudo y la RM no muestra
compresión medular ni infarto de la ACA bilateral.
Hemiplejía funcional
La debilidad funcional o psicógena comprende tanto la reacción con­
Lesiones periféricas versiva como una enfermedad fingida. En la reacción de conversión
No se espera que las lesiones periféricas produzcan hemiplejía. Sin el paciente no es consciente de la naturaleza no orgánica del déficit,
embargo, un par de lesiones periféricas que afectan tanto al brazo mientras que en la enfermedad fingida el paciente hace un esfuerzo
como a la pierna del mismo lado pueden confundirse, ocasionalmen­ consciente para engañar al explorador. En ambas circunstancias, hay
Capítulo 25 Hemiplejía y monoplejía 349

cierta ganancia secundaria para el paciente, ya sea psicológica o eco­ lesiones más extensas, los campos visuales pueden aparecer anorma­
nómica. En la enfermedad fingida la ganancia secundaria suele ser les debido al infarto de las radiaciones ópticas. También puede haber
más clara, y comprende pagos por discapacidad, litigios, atención una ligera debilidad de la pierna si existe afectación cortical medial
familiar y evitación de estresores o tareas. por el infarto. El segmento de la pierna se halla situado en la región
Las pistas para la debilidad funcional comprenden las siguientes: parasagital, y es irrigado por la ACA. El infarto de la ACA produce
debilidad de la pierna contralateral.
• Mejoría de la fuerza con el entrenamiento.
• Debilidad de comienzo brusco en la que ceden los grupos muscu­
lares. Episodio isquémico transitorio
• Incoherencias en la exploración, por ejemplo, incapacidad para ex­
La parálisis episódica de un miembro a veces se debe a un AIT. Ha­
tender el pie, pero capacidad para andar sobre los dedos.
bitualmente, está indicado realizar una evaluación de enfermedad
• Signo de Hoover (cuando el paciente está en decúbito supino en la
vascular. Las principales consideraciones en el diagnóstico diferen­
cama y levanta una pierna cada vez, el examinador debería notar el
cial son migraña y convulsiones. El inicio súbito y la ausencia de
esfuerzo para presionar abajo con el talón opuesto si la pierna está
síntomas motores positivos van a favor de un AIT.
realmente paralizada; de no hacerlo, constituye el signo de Hoover).
• Parálisis en ausencia de otros signos de disfunción del sistema mo­
tor, incluidas alteraciones del tono y de los reflejos. Migraña
El diagnóstico de la debilidad funcional se basa en las coherencias La migraña puede producir una sensación que avanza a lo largo de
en la exploración y en la eliminación de la posibilidad de enfermedad una extremidad, por lo general el brazo. Este patrón de progresión
orgánica. Se debe diagnosticar debilidad funcional con cautela. Es fácil difiere del inicio súbito del ictus. La afectación solamente de la pier­
desechar los síntomas del paciente después de observar una caracterís­ na es infrecuente. La fase de cefalea comienza clásicamente cuando
tica incoherente, en especial si es manifiesta una ganancia secundaria. el déficit neurológico se está resolviendo. Puede producirse debilidad
Lamentablemente, el diagnóstico de debilidad funcional es difícil, por­ como parte del aura de la migraña, pero es mucho menos probable
que un paciente con problemas orgánicos puede tener un revestimiento que la alteración sensitiva. Hay que destacar que la debilidad migra-
funcional, que puede exagerar un dato clínico por lo demás sutil. ñosa no siempre va seguida de cefalea.
Si se sospecha una debilidad funcional, con frecuencia se requie­
ren algunas pruebas diagnósticas para descartar una enfermedad neu­
Epilepsia
rológica, aunque estas pruebas deben ser mínimas. La prescripción
de múltiples pruebas y tratamientos puede servir para reforzar la su­ La epilepsia clásicamente produce síntomas motores positivos, con sa­
puesta presencia de enfermedad, aumentando la conducta de la enfer­ cudidas o rigidez. Las crisis focales raramente pueden producir sínto­
medad. La evaluación psicológica y el tratamiento pueden ser claves mas motores negativos, como parálisis. En estos casos, puede ser impo­
en el éxito del abordaje de este trastorno. No obstante, el déficit fun­ sible diagnosticar una epilepsia sin EEG, de forma que el EEG puede
cional probablemente se diagnostica excesivamente, de forma que el estar indicado en los pacientes seleccionados con debilidad focal.
examinador debe estar atento a una enfermedad orgánica. La actividad de la epilepsia focal puede sugerirse por una ligera
desconexión o alteración de la consciencia, asociada con los episo­
dios. En comparación con los AIT, las crisis suelen ser más frecuen­
MONOPLEJÍA tes y de menor duración.

Lesiones cerebrales Esclerosis múltiple


Las lesiones cerebrales producen hemiplejía con mayor frecuencia que La EM puede producir monoplejía a través de una placa de sustancia
monoplejía, pero en ocasiones puede desarrollarse una afectación de blanca discreta en el hemisferio cerebral, pero debido a que es una en­
una extremidad aislada, en especial en la afectación cortical. El seg­ fermedad subcortical, la hemiparesia es más frecuente. Los tractos cor­
mento del brazo en la corteza motora y sensitiva se halla situado en la ticoespinales están organizados somatotópicamente, de forma que la
parte lateral del hemisferio, adyacente a la fisura de Silvio. El infarto monoparesia es teóricamente posible. Los síntomas tienen un inicio
subcortical tiene una menor probabilidad de producir monoplejía que subagudo.
las lesiones corticales, debido al denso empaquetamiento de las fibras Se considera una EM cuando un paciente con un déficit neurológi­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

del tracto corticoespinal en la cápsula interna. Esta cápsula se halla co tiene lesiones multifocales en la exploración clínica o en la RM.
organizada generalmente estando los segmentos del brazo representa­
dos en un plano más anterior en la cápsula, en comparación con las
Tumores
secciones de la pierna. No obstante, el infarto en la distribución de
las arterias lenticuloestriadas suele afectar a ambas divisiones. Los tumores en la profundidad de la corteza cerebral rara vez producen
monoplejía, porque la afectación no es lo suficientemente discreta
como para afectar sólo a una extremidad. La afectación cortical hace
Infarto
más probable la afectación de una única extremidad. Las lesiones para-
La región del brazo en la corteza cerebral motora está irrigada por la sagitales producen habitualmente la afectación de las piernas, que pue­
ACM. Un infarto de una rama de la ACM puede producir una debili­ de ser inicialmente unilateral. Con frecuencia, los meningiomas sur­
dad aislada en el brazo, aunque cabe esperar afectación facial y sig­ gen de un lado de la hoz, de modo que afectan predominantemente a la
nos corticales -déficit del lenguaje en las lesiones del hemisferio iz­ pierna contralateral, inicialmente con debilidad, descoordinación y sig­
quierdo, y negligencia en las lesiones del hemisferio derecho-. En las nos del TCE. Al progresar, se desarrollan síntomas bilaterales.
350 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

La debilidad bilateral de las piernas con signos del TCE puede lesión tiene una distribución radicular, y puede asociarse con atrofia
deberse a lesiones cerebrales o medulares, aunque el déficit unilateral muscular y pérdida de reflejos segmentarios. La debilidad por de­
raramente se debe a una causa medular. Los tumores metastásicos se bajo de la lesión puede ser unilateral o bilateral, y se asocia con
encuentran con frecuencia en la unión entre la sustancia gris y la signos de TCE.
sustancia blanca, y como tales se hallan en posición para producir
daño cortical local. Al principio, la lesión puede ser demasiado pe­
Lesiones periféricas
queña como para producir síntomas neurológicos definitivos, pero al
aumentar de tamaño es más probable que produzca crisis focales. Las lesiones periféricas suelen producir debilidad monoparética en la
Se sospecha un tumor ante un déficit focal de progresión insidio­ distribución de un único nervio, raíz nerviosa o plexo. Un escaso
sa, especialmente si se combina con cefalea o epilepsia. número de afecciones, como la esclerosis lateral amiotrófica y la
atrofia muscular espinal focal, pueden producir debilidad con una
distribución monomélica (monopléjica).
Lesiones del tronco encefálico
Las lesiones del tronco encefálico rara vez producen monoplejía, de­
Parálisis de presión
bido al denso empaquetamiento de las fibras de los tractos corticoes-
pinales en el tronco encefálico. Las lesiones unilaterales en un hemis­ La compresión intermitente de un nervio periférico puede producir
ferio cerebeloso pueden producir ataxia apendicular, más manifiesta una paresia pasajera de una parte de una extremidad. El paciente pue­
en el brazo, aunque ésta debe distinguirse de la monoparesia por la de creer que la extremidad se halla paralizada en su totalidad, pero
ausencia de debilidad o signos de TCE. una exploración detallada muestra que la paresia es limitada a una
distribución nerviosa. La recuperación de la debilidad suele producir­
se tan rápidamente que, con frecuencia, no es posible realizar la ex­
Lesiones medulares
ploración antes de la mejoría. Puede observarse la predisposición a
Las lesiones medulares pueden causar debilidad por daño segmen­ las parálisis de presión en dos circunstancias principales: una base
tario en las raíces nerviosas o los TCE. La debilidad a nivel de la hereditaria y la presencia de polineuropatía periférica.

TABLA 25.3 Lesiones de los nervios periféricos del brazo

LESION HALLAZGOS CLÍNICOS HALLAZGOS ELECTROMIOGRAFICOS


NEUROPATÍA DEL MEDIANO
Síndrome del túnel carpiano Atrofia del abductor corto del pulgar y debilidad Velocidad de conducción nerviosa motora y sensitiva
en los casos importantes. Pérdida sensitiva en lentas a través del túnel carpiano; en los casos
la cara palmar del primer al cuarto dedos importantes hay desnervaclón del abductor corto
del pulgar
Síndrome de los Interóseos Debilidad del flexor profundo de los dedos, pronador Desnervaclón del flexor profundo de los dedos, flexor
anteriores cuadrado, flexor largo del pulgar largo del pulgar, pronador cuadrado
Síndrome del pronador Debilidad de los músculos dlstales ¡nervados por Velocidad de conducción nerviosa motora lenta del
redondo el mediano; dolorimlento en el pronador redondo mediano a través del antebrazo proximal; desnervación
de los músculos distales inervados por el mediano
Compresión en el ligamento Debilidad de los músculos dlstales ¡nervados Al igual que en el síndrome del pronador redondo,
de Struthers por el mediano con desnervación del pronador redondo

NEUROPATÍA DEL CUBITAL


Daño de la rama palmar Debilidad de los interóseos dorsales; sin pérdida Velocidad de conducción nerviosa del cubital normal;
sensitiva desnervación del primer Interóseo dorsal,
pero no del abductor del dedo meñique
Compresión en el conducto Debilidad de los músculos cubitales intrínsecos; Velocidad de conducción nerviosa cubital motora
de Guyon entumecimiento en los dedos cuarto y quinto y sensitiva lentas a través de la muñeca
Compresión en el codo Debilidad de los músculos cubitales intrínsecos; Velocidad de conducción nerviosa cubital motora lenta
o cerca de él entumecimiento en los dedos cuarto y quinto en el codo, desnervaclón en el abductor del dedo
meñique y de la mitad cubital del flexor profundo
de los dedos
NEUROPATIA DEL RADIAL
Síndrome de los Interóseos Debilidad de los extensores de los dedos Desnervaclón de los extensores de la muñeca y de los
posteriores y de la muñeca; sin pérdida sensitiva dedos; preservación del supinador y extensor radial
del carpo
Compresión en el surco Debilidad de los extensores de los dedos Velocidad de conducción nerviosa radial motora lenta en
del nervio radial (espiral) y de la muñeca; preservación del tríceps; pérdida el surco espiral; desnervaclón de los músculos distales
sensitiva en la cara dorsal del primer dedo inervados por el radial; el tríceps puede estar afectado
en las lesiones proximales
Capítulo 25 Hemiplejía y monoplejía 351

Tabla 25.4 Lesiones de los nervios periféricos de la pierna

LESIÓN HALLAZGOS CLÍNICOS HALLAZGOS ELECTROMIOGRÁFICOS


Neuropatía del ciático Debilidad de los músculos inervados por el tibial Desnervación distalmente en los músculos inervados
y peroneo, con pérdida sensitiva en la parte por el tibial y por el peroneo
posterior de la pierna y del pie
Neuropatía del peroneo Debilidad de la extensión y eversión del pie Desnervación en tibial anterior; velocidad de conducción
y extensión de los dedos del pie nerviosa a través del cuello peroneo puede ser lenta
Neuropatía del tibial Debilidad de la flexión plantar de los dedos Desnervación en el gastrocnemio
Neuropatía del femoral Debilidad de la extensión de la rodilla; debilidad Desnervación en el cuádriceps y, en ocasiones,
de la flexión de la cadera si está afectado el psoas en el psoas

Neuropatía hereditaria con predisposición a las parálisis por pre­ puramente motor. La debilidad de la lesión de los dedos es prominen­
sión. La neuropatía hereditaria con predisposición a las parálisis te. Los músculos afectados comprenden el flexor profundo de los
por presión se asocia con debilidad episódica y pérdida sensitiva aso­ dedos hasta el segundo y tercer dedos (la porción de los dedos cuarto
ciada con la compresión de nervios aislados. Este trastorno se hereda y quinto es inervada por el nervio cubital). El nervio mediano distal
de forma autosómica dominante. Los estudios de conducción nervio­ que entra en la mano no resulta afectado, porque el nervio interóseo
sa pueden mostrar una menor velocidad de conducción distal en anterior se origina en el tronco principal del nervio mediano.
los nervios afectados. Las VCN también pueden estar reducidas en los El diagnóstico se sospecha por la debilidad de los flexores de los
portadores asintomáticos del gen. dedos inervados por el mediano, con preservación del abductor corto
del pulgar y de los flexores inervados por el cubital. El EMG puede
Parálisis por presión en la polineuropatía. Los pacientes con poli- confirmar el diagnóstico, pero, debido a que muchos electromiógra-
neuropatía pueden tener una mayor susceptibilidad a las parálisis por fos no investigan esta compresión, se debe requerir de modo especí­
presión. Las áreas de desmielinización tienen una mayor probabili­ fico el estudio de los músculos apropiados.
dad de presentar un bloqueo despolarizante producido incluso por
una ligera presión. Síndrome del pronador redondo. El nervio mediano distal al codo
puede resultar lesionado al pasar a través del músculo pronador re­
dondo. Todos los músculos del brazo inervados por el mediano se
Mononeuropatías
hallan afectados, a excepción del propio pronador redondo. El cuadro
La Tabla 25.3 muestra algunas lesiones importantes de los nervios clínico remeda el síndrome del interóseo anterior, más la neuropatía
periféricos del brazo. La Tabla 25.4 presenta algunas lesiones impor­ mediana distal. El pronador redondo puede mostrar dolorimiento,
tantes de los nervios periféricos de la pierna. y la palpación puede exacerbar algo el dolor distal.

Nervio mediano. La neuropatía del nervio mediano más frecuente Nervio cubital. La compresión del nervio cubital suele producirse
es el síndrome del túnel carpiano, aunque se han descrito otras lesio­ con mayor frecuencia cerca del codo o en la muñeca. La compresión
nes anatómicas importantes, como el síndrome interóseo anterior y el en el codo produce debilidad de los músculos intrínsecos inervados
síndrome del pronador redondo. por el cubital. También puede producirse debilidad de los flexores
largos de los dedos cuarto y quinto. Cuando la compresión se produ­
Síndrome del túnel carpiano. El síndrome del túnel carpiano es la ce en la muñeca, la debilidad es aislada en los músculos intrínsecos
mononeuropatía más frecuente. El nervio mediano se halla compri­ de la mano, y los músculos más proximales no resultan afectados.
mido al pasar por debajo del retináculo flexor en la muñeca. Los pa­ Aunque la mayoría de los músculos intrínsecos de la mano están
cientes manifiestan entumecimiento en las caras palmares del primer inervados por el nervio cubital, algunos están inervados por el nervio
al tercer dedo. La flexión o extensión forzadas de la muñeca habitual­ mediano y no se afectan en la neuropatía del cubital.
mente exacerba los síntomas sensitivos. En los casos avanzados, pue­ El diagnóstico de la neuropatía cubital se sospecha cuando un pa­
de desarrollarse debilidad del abductor corto del pulgar. ciente manifiesta dolor o entumecimiento en la cara cubital de la
Esta afectación no se consideraría normalmente en el diagnóstico di­ mano. Otros hallazgos que apoyan el diagnóstico incluyen debilidad
ferencial de la monoparesia pero, dado que el paciente puede manifestar y atrofia de los músculos intrínsecos de la mano, lo que es especial­
una debilidad más extensa que el déficit real, se trata aquí. Los estudios mente fácil de observar en el primer interóseo dorsal.
de conducción nerviosa muestran unas velocidades motoras y sensitivas
lentas a través del túnel carpiano. El EMG refleja desnervación en el Parálisis del nervio radial. La neuropatía del radial se observa con
músculo abductor corto del pulgar en el caso de afectación intensa. mayor frecuencia por encima del codo, de modo que los músculos
principalmente afectados son los extensores de la muñeca y de los
Síndrome del interóseo anterior. El nervio interóseo anterior es una dedos. También puede estar afectado el tríceps. Esta parálisis suele
rama del nervio mediano en el antebrazo, que inerva algunos de los ser una parálisis de presión vista en la intoxicación alcohólica aguda.
músculos del antebrazo. El daño puede producirse en una localiza­ La neuropatía periférica hace más probable el desarrollo de la neuro­
ción distal al codo, lo que origina un síndrome que, en esencia, es patía de presión del nervio radial.
352 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Neuropatía femoral. La neuropatía femoral puede producirse en el TABLA 25.5


origen del nervio en el plexo lumbar secundariamente a compresión
por el contenido intraabdominal (feto o neoplasia), pero también se ha Radiculopatías
observado por daño en el momento de una angiografía o cirugía. Los
NIVEL HALLAZGOS MOTORES HALLAZGOS SENSITIVOS
pacientes manifiestan dolor en el muslo y debilidad de la extensión de
la rodilla. El síntoma no suele ser tan específico, sino que la pierna RADICULOPATÍA CERVICAL

«cede» al caminar o el paciente es incapaz de incorporarse de una silla C5 Deltoides, bíceps Brazo superoexterno
sin utilizar los brazos. La exploración puede mostrar debilidad del cuá- C6 Bíceps, supinador largo Antebrazo radial y primer
driceps, pero este grupo muscular es tan fuerte que el explorador puede y segundo dedos
no detectar la debilidad. Se deben explorar los músculos inferiores de C7 Extensores de la muñeca, Tercer y cuarto dedos
tríceps
la pierna para asegurarse de que los músculos de distribución ciática
C8 Músculos intrínsecos Quinto dedo y antebrazo
son normales. El diagnóstico se confirma por EMG, que muestra una
de la mano cubital
desnervación limitada a la distribución del nervio femoral. Lamenta­
T1 Músculos intrínsecos de la Axila
blemente, los signos eléctricos de la desnervación pueden no ser mani­ mano, especialmente APB
fiestos hasta 4 semanas después de la lesión.
RADICULOPATÍA LUMBAR

Neuropatía ciática. La neuropatía ciática puede tener múltiples L2 Psoas, cuádriceps Muslo lateral y
causas, entre las cuales figuran el traumatismo agudo y las lesiones anterosuperior
por compresión crónicas. El término ciática describe dolor en la dis­ L3 Psoas, cuádriceps Muslo inferior medial
L4 Tibial anterior, cuádriceps Pierna inferior medial
tribución del nervio ciático en la parte posterior de la pierna. Suele
L5 Peroneo largo, glúteo Pierna inferoexterna
deberse a radiculopatía (v. «Radiculopatías» más adelante). Una in­
mediano, tibial anterior,
yección intramuscular en el nervio ciático en vez de en el glúteo es extensor largo del pulgar
una causa ocasional de neuropatía ciática, y se caracteriza por un in­ S1 Gastrocnemio, glúteo mayor Pie lateral y cuarto
tenso dolor inicial, seguido de un menor grado de dolor y debilidad. y quinto dedos
El síndrome piriforme es una afección infrecuente en la que el
nervio ciático está comprimido por el músculo piramidal de la pelvis. APB: abductor corto del pulgar.
Es un diagnóstico difícil de establecer, y requiere la demostración de
un aumento del dolor al tensar el músculo piramidal de la pelvis al
flexionar y separar la cadera. Debe considerarse un síndrome pirifor­
me en los pacientes con síntomas y signos referidos al nervio ciático,
pero sin evidenciarse una causa en las técnicas de imagen de columna las raíces nerviosas, que puede producirse en las extremidades superio­
y plexo lumbar. res en las lesiones de distracción del brazo desde el cuello. Las raíces
Se considera el diagnóstico de neuropatía ciática cuando un pa­ que llevan la fuerza al brazo comprenden principalmente de C5 a TI.
ciente manifiesta dolor o debilidad en los músculos de la parte infe­ Las raíces que llevan la fuerza a la pierna son principalmente L2 a SI.
rior de la pierna. El EMG puede confirmar la distribución de la des­ Una lesión a nivel de L5 produce con frecuencia un síntoma de debili­
nervación. Los estudios de conducción nerviosa suelen ser normales. dad de una extremidad completa, debido a la caída del pie, que interfie­
Ocasionalmente, se requiere la RM del plexo lumbosacro para inves­ re en la marcha. Con frecuencia se observan alteraciones de los reflejos
tigar si hay tumores u otras causas de compresión del nervio ciático en la fase temprana de la radiculopatía, y son una manifestación del
o del plexo. componente sensitivo. Al aumentar la intensidad de la radiculopatía, se
desarrollan deficiencias motoras.
Neuropatía del peroneo. Puede desarrollarse neuropatía del peroneo El diagnóstico de radiculopatía se ve facilitado por el EMG, que
a partir de una lesión en el cuello peroneal, fosa poplítea o incluso del es un auxiliar para la localización y ayuda a determinar si se están
nervio ciático en el muslo. La división peroneal del nervio ciático es produciendo cambios agudos. La RM muestra la causa estructural de
más susceptible de lesión que la división tibial, de modo que la lesión una radiculopatía definitiva en la mayoría de los pacientes, aunque el
ciática incompleta afecta de modo predominante a los músculos iner­ rendimiento diagnóstico en los pacientes con dolor de espalda sin
vados por el peroneo. El nervio peroneo inerva los músculos tibial an­ síntomas radiculares claros es muy inferior (v. Capítulo 33). Muchos
terior, extensor corto de los dedos y peroneos. Además, la división pe­ cirujanos aún consideran que la mielografía seguida de TC es más
roneal inerva la cabeza corta del músculo bíceps femoral en la parte sensible que la RM en la detección de defectos estructurales, aunque
distal posterior del muslo. Es importante recordar este músculo, porque no se realiza como prueba de primera línea por la naturaleza invasiva
la neuropatía distal del peroneo lo preserva, mientras que en una neu­ del procedimiento.
ropatía ciática proximal se espera que una lesión de la división pero­ Debe sospecharse una radiculopatía cuando un paciente presenta
neal o una radiculopatía cause desnervación no sólo del tibial anterior dolor que irradia hacia abajo en un brazo o pierna, especialmente si
sino también de la cabeza corta del bíceps femoral. también presenta dolor cervical o lumbar bajo que se corresponde
con el nivel del déficit. Los signos y síntomas motores y sensitivos
deben coincidir con la distribución de una raíz nerviosa.
Radiculopatías
La radiculopatía produce debilidad de una porción de una extremidad.
Plexopatías
En la Tabla 25.5 se resumen las radiculopatías más habituales. Una
parálisis completa de todos los músculos de un brazo o de una pierna Plexitis (o plexopatía) braquialy lumbar. La plexitis braquial
no está causada por radiculopatía, aparte de una avulsión traumática de es un síndrome neuropático agudo de presunta etiología autoin-
Capítulo 25 Hemiplejía y monoplejía 353

munitaria. Los pacientes manifiestan dolor de hombro y brazo, El diagnóstico se sospecha en el marco clínico de una debilidad
seguido de debilidad a medida que cede el dolor. Como regla, indolora progresiva en un paciente con cáncer que ha sido sometido
suele producirse una mejoría funcional, aunque para ello se re­ a radiación en la región. La RM es esencial para descartar la infiltra­
quieren meses y, ocasionalmente, la mejoría es incompleta. La ción tumoral. El EMG muestra desnervación, que no es una caracte­
plexitis braquial es algo más frecuente que la plexitis lumbar. El rística distintiva, pero se observa con mayor frecuencia mioquimia en
plexo superior, C5-C6, es el que resulta afectado con mayor los pacientes con plexopatía por radiación que en los que tienen infil­
frecuencia, aunque también puede estar afectado el plexo infe­ tración neoplásica.
rior. La plexitis lumbosacra tiene un curso clínico similar al de la
plexitis braquial. Hematomas en el plexo. Pueden producirse hematomas en una lo­
Se debe considerar el diagnóstico de plexitis cuando un pa­ calización adyacente y comprimir los plexos braquial y lumbosacro,
ciente manifiesta dolor y debilidad en una única extremidad, que produciendo hallazgos motores y sensitivos. Los hematomas en el
no sigue la distribución de una sola raíz o nervio. La RM de la plexo braquial suelen producirse por trastornos de la coagulación o
región es normal, a menos que haya infiltración neoplásica. Los instrumentación, como en la colocación de una vía central. Los he­
estudios de conducción nerviosa pueden ser normales distalmente matomas en el plexo lumbosacro también pueden producirse por coa-
en las extremidades, pero las ondas F pueden ser lentas o estar gulopatías, incluido el tratamiento anticoagulante, y después de pro­
ausentes. El EMG puede ser inicialmente normal, pero en último cedimientos como intervenciones quirúrgicas abdominales o tras la
término muestra desnervación en la distribución de la porción cateterización de la arteria femoral. En este caso, la sangre que se
afectada del plexo. escapa del sitio de punción puede fluir en sentido proximal, y puede
La diferenciación de la plexitis de la radiculopatía se lleva a cabo perderse una cantidad de sangre sustancial sin un hematoma clínica­
atendiendo no sólo a las deficiencias más extensas en los pacientes mente manifiesto.
con plexitis, sino también al curso temporal del dolor, seguido de Los hematomas interfieren en la función de los nervios periféricos
debilidad a medida que cede el dolor; este patrón no es el que se y de los plexos al bloquear la conducción. Generalmente, el pronós­
espera en los pacientes con radiculopatía. El EMG de los músculos tico es bueno si el plexo o el nervio no han sido lesionados directa­
paraespinales a nivel de la afectación muestra cambios de desnerva­ mente, porque la afectación suele ser neuroapraxia, más que neurot-
ción en una radiculopatía, pero no en una plexopatía. Los potencia­ mesis, y la conducción suele restablecerse cuando se reabsorbe la
les de acción de los nervios sensitivos pueden perderse distalmente sangre. Los grandes hematomas deben ser evacuados en caso de que
en una plexopatía, pero no en una radiculopatía, por su localización haya un intenso daño plexopático.
pregangliónica, con conservación de las ramas distales de las neuro­
nas sensitivas. Traumatismo sobre un plexo. Unos antecedentes de traumatismo
ponen claramente de manifiesto la etiología de la plexopatía. La prin­
Infiltración neoplásica del plexo. Los plexos braquial y lumbar se cipal dificultad está en diferenciar la plexopatía de la radiculopatía
hallan en la proximidad de áreas que pueden resultar infiltradas por (avulsión de la raíz nerviosa) o del daño sobre el nervio periférico.
tumores, entre las que figuran las que afectan a los ganglios linfáti­ Igualmente, se debe considerar una lesión de la médula espinal, por­
cos, pulmones, riñones y otros órganos abdominales. El primer sínto­ que puede haber contusión medular y hematomielia con debilidad que
ma de infiltración por un tumor suele ser el dolor. La debilidad y la es más prominente en una extremidad. Los accidentes de vehícu­
pérdida sensitiva son síntomas menos habituales. La compresión o los a motor, partos y lesiones profesionales son las causas más fre­
infiltración neoplásica de un plexo se manifiesta como una monopa- cuentes de plexopatía traumática. En muchos casos de estiramiento
resia dolorosa progresiva. Los movimientos de la extremidad que del plexo, el mecanismo es una extensión forzada del brazo sobre la
estiran el plexo producen dolor, y el paciente tiende a mantener inmó­ cabeza o un movimiento forzado hacia abajo del hombro. La exten­
vil la extremidad para evitar exacerbar el dolor. sión forzada del brazo sobre la cabeza daña el plexo inferior, quedan­
La infiltración neoplásica del plexo braquial suele afectar al plexo do especialmente afectados los músculos intrínsecos de la mano (pa­
inferior, C8-T1. El cáncer pulmonar y el linfoma son los tumores más rálisis de Klumpke). La depresión forzada del hombro produce daño
frecuentes causantes de esta infiltración. Puede producirse el síndro­ sobre el plexo superior, originando una prominente debilidad del del­
me de Florner en la afectación del plexo braquial inferior. El principal toides, bíceps y otros músculos proximales (parálisis de Erb).
diagnóstico diferencial es con la plexopatía por radiación. El traumatismo incluye no sólo una lesión por estiramiento sino
El diagnóstico se sospecha como consecuencia del dolor intenso y también una lesión penetrante, como heridas por arma blanca o de
de la debilidad. El EMG muestra con frecuencia desnervación que bala. Las heridas por arma blanca tienen una menor probabilidad
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

adopta una distribución de un único nervio y una única raíz. El cono­ de afectar al plexo lumbar, pero al asestar una puñalada hacia abajo se
cimiento detallado de la anatomía de los plexos es esencial durante la puede afectar fácilmente el plexo braquial y los vasos vecinos. Las
exploración y el EMG. La RM suele mostrar la infiltración o compre­ heridas por arma blanca pueden dañar fácilmente el plexo braquial,
sión del plexo. pero es mucho menos probable que afecten al plexo lumbosacro. Las
heridas por arma de fuego pueden afectar directamente al plexo bra­
Plexopatía por radiación. La radioterapia en la región del plexo quial o lumbosacro, y las ondas de choque de balas de alta velocidad
puede producir una disfunción progresiva. El plexo braquial superior pueden dañar al plexo sin contacto directo. Por desgracia, la veloci­
es especialmente susceptible debido a la menor cantidad de tejidos dad y el grado de recuperación de estos tipos de lesiones son bajos.
circundantes para atenuar la radiación. Los síntomas que se presentan Los estudios diagnósticos deben incluir imágenes no sólo del plexo
son disestesias y debilidad. Las disestesias pueden ser incómodas, sino también de la médula espinal proximal, investigando si hay hernia
pero rara vez se describen como dolorosas. Esta es una característica discal, espondilosis, subluxación u otra deformidad anatómica. Siem­
clave para la diferenciación con la infiltración neoplásica del plexo, pre se debe obtener una radiografía simple. La investigación de la re­
que es clásicamente muy dolorosa. gión con RM o TC permite visualizar las partes blandas.
354 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Síndromes de Ia salida torácica. El síndrome de la salida del tórax síndrome parecido a la poliomielitis por infección por virus distintos
(o del orificio torácico superior) es una afectación diagnosticada en al propio poliovirus, incluido el virus del Nilo Occidental. La enfer­
exceso que se caracteriza por la debilidad de los músculos inervados medad suele manifestarse con debilidad asimétrica aguda después de
por el tronco inferior del plexo braquial. Los axones motores del una fase inicial de síntomas encefalíticos, entre los que figuran cefa­
tronco inferior inervan los músculos intrínsecos de la mano por el lea, signos meníngeos y, posiblemente, confusión o convulsiones. La
nervio mediano y por el nervio cubital. En ocasiones, pueden verse parálisis puede afectar a una sola extremidad, pero con frecuencia es
afectados los flexores de los dedos y la muñeca, lo que causa un de­ más generalizada. Después de la recuperación puede permanecer con
terioro acusado en el empleo de la mano, que no se restringe a una debilidad sólo una extremidad (monoparesia).
única distribución nerviosa. Esta afectación debe diferenciarse de
una lesión cortical. La pérdida sensitiva tiene una distribución princi­
palmente cubital porque las fibras sensitivas del nervio mediano as­ ESCOLLOS EN EL DIAGNÓSTICO
cienden por el tronco medio, más que por el tronco inferior.
El diagnóstico del síndrome de la salida torácica depende de la
DIFERENCIAL DE LA HEMIPLEJÍA
demostración de potenciales de acción motores mezclados de baja Y LA MONOPLEJÍA
amplitud de los nervios mediano y cubital y de potenciales de acción
sensitivos del nervio cubital. Los potenciales de acción sensitivos del El diagnóstico de la hemiplejía y la monoplejía siempre puede ser un
nervio mediano son normales. desafío, pero identificar o localizar la lesión subyacente puede ser
Puede requerirse RM o TC del plexo para descartar una infiltra­ especialmente difícil en ciertas presentaciones clínicas. A continua­
ción por un tumor cercano. ción, se consideran algunos puntos importantes en el diagnóstico di­
La obtención de imágenes de cuello y columna cervical ocasio­ ferencial de estas presentaciones.
nalmente muestra costillas cervicales. Suelen ser asintomáticas, de
forma que su presencia no confirma el diagnóstico de síndrome de la
salida torácica.
Debilidad focal de origen aparentemente central
Debilidad focal que parece central: ¿corteza
Amiotrofia diabética. La amiotrofia diabética es el término que se
cerebral, cápsula interna, tronco encefálico
da al síndrome de daño del plexo lumbar proximal, que lleva las fi­
bras al nervio femoral, observado en los diabéticos. Los pacientes
o médula espinal?
manifiestan debilidad y dolor en la distribución del nervio femoral. Las lesiones de la corteza cerebral, la cápsula interna, el tronco ence­
Aunque puede haber una neuropatía periférica diabética adicional fálico y la médula espinal producen debilidad, por disfunción del
dependiente de la longitud, los síntomas y los signos de distribución TCE, con hallazgos clínicos característicos. Nótese que las lesiones
femoral ensombrecen los otros hallazgos. Los pacientes al final me­ agudas pueden no asociarse a hiperreflexia y respuesta plantar exten-
joran, aunque la recuperación con frecuencia es incompleta y prolon­ sora, ya que estas alteraciones de los reflejos tardan tiempo en desa­
gada. Es difícil estudiar la conducción nerviosa del nervio femoral, rrollarse.
de forma que esta prueba es útil para el diagnóstico sólo si los resul­ Las lesiones de la corteza cerebral suelen producir debilidad, que
tados son normales. El EMG suele mostrar desnervación en las lesio­ es más destacada en una región como el brazo, la cara o la pierna,
nes crónicas, aunque pueden pasar hasta 4 semanas antes de que se mientras que las lesiones de la cápsula interna y las del tronco ence­
observen signos eléctricos de desnervación. fálico producen más probablemente una disfunción proporcionada de
brazo y pierna. Las lesiones corticales se asocian con frecuencia con
déficits corticales de afasia o negligencia, no así las lesiones inferio­
Neuronopatías res. Las lesiones del tronco encefálico suelen asociarse con déficit de
Las degeneraciones neuronales suelen afectar a múltiples distribucio­ pares craneales, especialmente diplopía por alteración de los centros
nes de los nervios individuales y a más de una extremidad. Sin em­ oculomotores. El vértigo y la ataxia sin debilidad también sugieren
bargo. algunas neuropatías motoras focales pueden producir defectos una lesión del tronco encefálico. Las lesiones de la médula espinal
en una extremidad. suelen producir déficits bilaterales por debajo del nivel de la lesión,
con afectación motora y sensitiva. Las lesiones estructurales de la
Amiotrofia monomélica. La amiotrofia monomélica es un trastor­ columna casi siempre son dolorosas, aunque la EM y la mielitis
no degenerativo de las motoneuronas de una extremidad; con fre­ transversa no suelen serlo.
cuencia, la distribución sugiere una afectación de columnas de moto-
neuronas específicas en la médula espinal. Afecta sólo a una
Debilidad focal que parece central:
extremidad, habitualmente a un brazo. El miembro contrario puede
afectarse en un grado mucho menor. No hay dolor ni pérdida sensiti­
¿migraña, AIT o epilepsia?
va. Se produce una debilidad progresiva en meses a años y, al final, Los hallazgos de la exploración pueden ser idénticos en la migraña, el
puede estabilizarse. Suele comenzar al principio de la vida adulta, AIT y la epilepsia, de forma que la distinción clínica entre estas tres
aproximadamente a los 20 años de edad, y los hombres son predomi­ afectaciones se basa en la historia. El AIT se caracteriza por ser de inicio
nantemente los que se afectan. El diagnóstico se confirma por la for­ súbito, con recuperación gradual en 5 minutos a una hora; los déficits
ma de presentación clínica y los datos del EMG de desnervación ac­ fuera de este marco de tiempo apuntan a un diagnóstico alternativo; es
tiva y crónica sin alteraciones sensitivas. más probable que un AIT de horas de duración represente un pequeño
infarto, con resolución clínica, pero un defecto de perfusión persistente.
Poliomielitis. La poliomielitis es en la actualidad infrecuente, pero El déficit de migraña evoluciona en relación con la progresión de la
aún se observa en algunas partes del mundo. Puede producirse un depresión a través de la corteza cerebral, por tanto, en minutos, el déficit
Capítulo 25 Hemiplejía y monoplejía 355

pasa de la mano al brazo y a la cara, por ejemplo. La debilidad con mi­ Debilidad de las piernas
graña suele preceder a la cefalea, pero puede acompañarla o incluso no
asociarse con cefalea en algunos casos. ¿Parálisis del nervio peroneo o lesión cortical
cerebral paramediana?
Debilidad de la mano y de la muñeca El trastorno subyacente en la debilidad de las piernas puede ser una
parálisis del nervio peroneo o una lesión de la corteza cerebral para-
Debilidad de los músculos intrínsecos de la mano: mediana. La parálisis del nervio peroneo da lugar a debilidad de la
¿lesión del nervio mediano, del cubital, del plexo dorsiflexión del pie y eversión, con una relativa preservación de otras
braquial o pequeña lesión de la corteza cerebral? funciones motoras. Las pequeñas lesiones de la región de la pierna
En la debilidad de los músculos intrínsecos de la mano, la causa del homúnculo en la cara medial de los hemisferios cerebrales causan
puede ser una lesión del nervio mediano, del cubital, del plexo bra­ debilidad, que es más prominente en la misma distribución que en la
quial o de la corteza cerebral. La mayoría de los músculos intrínse­ parálisis del nervio peroneo. La debilidad de la inversión del pie su­
cos de la mano están inervados por el nervio cubital, de forma que giere una lesión cerebral, porque es una función del nervio tibial y no
una lesión cubital distal aislada produce una pérdida profunda del se espera en la parálisis peroneal. Los signos electromiográficos de
uso de la mano. Esta lesión debe diferenciarse de una lesión cere­ desnervación en el tibial anterior y otros músculos inervados por el
bral frontocentral lateral, que si se localiza en la región de la mano peroneo indican una lesión periférica, más que una lesión cerebral.
produce una pérdida prominente del uso independiente de los de­ Las lesiones cerebrales que producen debilidad de la parte inferior de
dos. Una lesión del nervio mediano altera la función de la mano por las piernas suelen causar una respuesta plantar extensora e hiperacti­
la pérdida de función de los flexores de los dedos y de la muñeca, vidad del reflejo en el tendón de Aquiles, a pesar de la escasa eviden­
más que de los músculos intrínsecos de la mano. Con la estabiliza­ cia clínica de afectación del músculo gastrocnemio.
ción de la mano puede demostrarse la función intacta de los múscu­
los inervados por el cubital y el radial para excluir lesiones en o por
¿Lesión de la cola de caballo, mielopatía
encima del plexo.
Las lesiones inferiores del plexo braquial producen disfunción de o lesión cortical cerebral paramediana?
los músculos intrínsecos inervados por el mediano y el cubital de la En este capítulo se comenta la monoplejía, más que la paraplejía
mano, y también pueden afectarse los flexores largos de los dedos. (v. Capítulo 26), pero en la debilidad de las piernas es importante
Esta espectacular pérdida de función puede confundirse con debili­ diferenciar entre la disfunción de la médula espinal inferior y la com­
dad central, porque el déficit abarca las distribuciones de los nervios presión de la cola de caballo; entre la afectación de la médula espinal
periféricos. El EMG suele mostrar la lesión axonal. superior y la mielopatía espondilótica cervical, y entre estos proble­
Una pequeña lesión de la corteza cerebral puede producir incapa­ mas y las lesiones cerebrales de la línea media que producen debili­
cidad de usar la mano, sin otros déficits. Los reflejos deberían estar dad de las piernas.
exagerados, aunque quizás no suceda así en la fase aguda. La combi­ Las lesiones de la cola de caballo suelen deberse a hernias agudas
nación de ahuecar la mano estirada y una desviación en los pronado- del disco, espondilosis o tumores en el conducto vertebral lumbosacro.
res sugiere fuertemente una lesión central. El EMG no puede descar­ Las raíces nerviosas lumbares y sacras se hallan comprimidas, lo que
tar una lesión de un nervio periférico, porque deben transcurrir varias da lugar inicialmente a un bloqueo de la despolarización, pero poste­
semanas antes de que se evidencien signos de daño axonal en el estu­ riormente a degeneración axonal, que produce pérdida motora y sensi­
dio con agujas. La RM del cerebro es el estudio de imagen más sen­ tiva. En los síndromes de claudicación intermitente de la cola de caba­
sible para evaluar una pequeña lesión cerebral. llo, los potenciales de acción nerviosos repetitivos dan lugar a un dolor
intenso que se alivia por reposo sólo después de unos minutos y que
Debilidad de la muñeca: ¿neuropatía del radial puede ir acompañado de disfunción neurológica. El dolor, la pérdida
sensitiva y la debilidad se observan clásicamente empeorados por la
o pequeños infartos de la corteza cerebral? postura erguida y aliviados al flexionar la columna lumbar.
La neuropatía del radial se manifiesta con debilidad de los extensores La mielopatía espondilótica es la compresión de la médula espinal
de la muñeca que, en caso de ser intensa, puede dar lugar a desesta­ por espondilosis degenerativa, habitualmente en la región cervical.
bilización de los músculos intrínsecos de la mano y de los flexores La compresión de los tractos corticoespinales produce debilidad de
largos de los dedos; estos músculos inervados por el mediano y el las piernas. El dolor suele localizarse cerca del nivel de la lesión,
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

cubital requieren la oposición de los extensores inervados por el ra­ aunque el valor de la localización no es exacto. Las lesiones cerebra­
dial para una función adecuada. Por consiguiente, el déficit parece les de la línea media producen debilidad en una o ambas piernas,
más extenso de lo que sería de esperar atendiendo a una lesión radial dependiendo de la causa y de la localización exacta, con signos de los
sola. Se sugiere una lesión cerebral; aunque las lesiones cerebrales se TCE. No es de esperar que haya dolor de la columna vertebral.
extienden por las distribuciones neurales, la extensión de la muñe­ La diferenciación entre cola de caballo, médula espinal y cortical
ca puede estar afectada de modo más manifiesto que la sujeción puede ser difícil, pero en general se puede decir lo siguiente:
o flexión de los dedos.
La diferenciación de la neuropatía radial de la lesión cerebral de­ • Puede producirse incontinencia intestinal y vesical en las tres locali­
pende de que el explorador estabilice los flexores de los dedos y de la zaciones, pero es más habitual en las lesiones de la cola de caballo.
muñeca para demostrar una función intacta de los nervios mediano y • Las lesiones de la cola de caballo se asocian con disminución de
cubital. Igualmente, deben investigarse los signos del tracto cortico­ los reflejos, mientras que las lesiones de la médula espinal y
espinal y otros signos de daño cortical (afasia o negligencia) en un cerebrales tienen reflejos hiperactivos y respuestas plantares ex-
paciente con un posible infarto cerebral. tensoras.
356 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

• La pérdida sensitiva es más prominente en las lesiones de la cola de Lastilla, M. 2006, Lacunar Infarct, Clin Exp Hypertens, vol. 28, pp. 205-215
caballo que en las lesiones más altas. Marciniak, C., Armón, C., Wilson, J., & Miller, R. 2005, Practice parameter: utility
• El dolor en la columna vertebral se halla aproximadamente al nivel of electrodiagnostic techniques in evaluating patients with suspected peroneal
neuropathy: an evidence-based review, Muscle Nerve, vol. 31, pp. 520-527
de la lesión, aunque la localización no sea exacta.
Misulis, K. E. 2003, Essentials of Clinical Neurophysiology, 3rd ed., Elsevier,
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C A P Í T U L O 26 Paraplejía y síndromes
DE LA MÉDULA ESPINAL
Thomas N. Byrne y Stephen G. Waxman

Inervación segmentaria 357 Síndromes comunes de la médula espinal 364


Disfunción de la raíz ventral 357 Shock medular 364
Disfunción de la raíz dorsal 358 Lesiones incompletas de la médula espinal 364
Trastornos sensitivos 360 Rasgos clínicos característicos de las lesiones en diferentes niveles 366
Dermatomas 360 Agujero occipital y columna cervical superior 366
Reflejos tendinosos profundos 360 Columna cervical inferior y torácica superior 366
Lesión de la raíz nerviosa o del nervio periférico 361 Niveles torácicos 367
Localización de las lesiones en el plano transversal 362 Cono medular y cola de caballo 367
Trastornos motores 362 Distinción entre las lesiones intramedulares y extramedulares 367
Trastornos sensitivos 362 Clasificación de las enfermedades que afectan a la médula espinal 367
Alteraciones neurovegetativas y respiratorias 364 Compresión metastásica epidural de la médula espinal 367

Las formas de presentación clínica de la enfermedad de la médula la enfermedad del tracto corticoespinal o de la enfermedad del plexo
espinal son diversas. La variedad de manifestaciones de la enferme­ o del nervio periférico. Los aspectos importantes de la exploración
dad de la médula espinal puede llevar por camino erróneo incluso al física son la valoración de la distribución de las alteraciones de la
clínico más avezado. Los pacientes pueden manifestar un vago entu­ fuerza, de la masa y del tono musculares. El patrón de debilidad es,
mecimiento o debilidad, o bien su primer síntoma puede ser dolor sin con frecuencia, el hallazgo periférico más importante que distingue
signos neurológicos, que puede atribuirse de modo incorrecto a en­ la enfermedad de la raíz nerviosa de la del nervio periférico.
fermedad musculoesquelética o a patología visceral. Por ser esencial Dado que cada músculo es inervado generalmente por varias raí­
evaluar y tratar a estos pacientes con compresión de la médula espi­ ces nerviosas, una parálisis completa de la motoneurona inferior
nal de modo rápido, es necesaria una comprensión cabal de las mani­ (MNI) de un músculo o de un grupo muscular significa clásicamente
festaciones clínicas de las enfermedades de la médula espinal y de las enfermedad del plexo o del nervio periférico, más que una monorra-
enfermedades no neurológicas que pueden remedar enfermedades diculopatía. Esta última suele producir debilidad parcial de un múscu­
medulares. Este capítulo revisa la fisiopatología clínica de la médula lo. A pesar de ello, en una monorradiculopatía, un único músculo sufre
espinal y presenta los métodos de obtención de la historia y de la con frecuencia una mayor disfunción que los otros. Estos músculos se
exploración física que son de utilidad en la evaluación del paciente han denominado músculos indicadores de segmentos o músculos
con sospecha de padecer una enfermedad de la médula espinal. centinela. En la Tabla 26.1 figura una lista de un grupo de múscu­
La naturaleza del proceso patológico específico que afecta a la los que pueden dirigir al explorador hacia una raíz nerviosa específi­
médula espinal se define por tres coordenadas. Las dos primeras son ca. Esta lista, no obstante, no debe considerarse infalible, porque al­
anatómicas: 1) el nivel en el eje rostrocaudal, y 2) la extensión en el gunos individuos tienen plexos prefijados o posfijados (es decir, se
plano transversal de la afectación de la médula espinal. Estas coorde­ hallan una raíz nerviosa por encima o por debajo de la localización
nadas se determinan por la evaluación clínica de las funciones neuro­ anatómica descrita habitualmente).
lógicas atendidas por las raíces nerviosas y los tractos de la médula La denervación de un músculo causa atrofia muscular (atrofia
espinal. La última coordenada es: 3) el curso temporal de la evolu­ neurogénica). Sin embargo, en una monorradiculopatía la atrofia no
ción de la disfunción de la médula espinal que, con frecuencia, es es tan prominente como la que se produce en la lesión de un nervio
importante para predecir la etiología, la respuesta fisiológica de la periférico, porque la mayoría de los músculos reciben inervación a
médula a la enfermedad y el pronóstico (Byrne et al, 2000). partir de varias raíces nerviosas. En los casos de radiculopatía cróni­
ca, como la causada por espondilosis cervical, la atrofia puede prece­
der a la debilidad. En cambio, en casos de radiculopatía aguda, por
INERVACIÓN SEGMENTARIA ejemplo, causada por una hernia discal aguda, la debilidad clásica­
mente precede a la atrofia.
La atrofia neurogénica puede estar asociada con fasciculaciones,
Disfunción de la raíz ventral
que representan una contracción espontánea de un grupo de fibras
La disfunción de la raíz ventral se manifiesta por alteraciones moto­ musculares inervadas por una única motoneurona (una unidad moto­
ras características que suelen ser muy distintas de las que derivan de ra). Generalmente, se observan como un movimiento espasmódico

357
358 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 26.1 Dolor local


Músculos indicadores de segmentos El dolor de espalda o de cuello, local o regional, suele ser secundario a
irritación o lesión de las estructuras inervadas de la columna vertebral.
RAIZ El periostio, los ligamentos, la duramadre y las articulaciones apofisa-
NERVIOSA MÚSCULO FUNCIÓN PRIMARIA rias son estructuras inervadas. Las características clínicas del dolor lo­
C5 Deltoides Abducción del brazo cal son que se aprecia en la región local de la columna vertebral y que
C5 Bíceps Flexión del antebrazo
es profundo, fijo y continuo, y exacerbado por la actividad que pone
C6 Suplnador largo Flexión del antebrazo
una mayor carga sobre las estructuras enfermas. Los pacientes que su­
C7 Tríceps Extensión del antebrazo
fren dolor causado por un tumor epidural señalan con frecuencia que el
L4 Cuádriceps femoral Extensión de la rodilla
L4 Tibial anterior Dorslflexlón del pie dolor empeora en la posición de supino, mientras que los que padecen
L5 Extensor largo del Dorslflexlón del dedo espondilosis y tensión musculoligamentosa generalmente obtienen be­
dedo gordo gordo neficio con el reposo en cama. La palpación o la percusión de la colum­
S1 Gastrocnemio Flexión plantar na vertebral pueden exacerbar el dolor local con independencia de la
causa, pero es importante tener en cuenta que esta respuesta puede es­
Modificado con permiso de: Schiiack. H. 1969, «Segmental innervation and the tar ausente. La irritación de las estructuras locales inervadas también
clinical aspects of spinal nerve root syndromes», en Handbook of Clinical Neurology, causa espasmo muscular secundario o un dolor algo difuso.
vol. 2. eds. P. J. Vinken y G. W. Bruyn, North-Holland Publishing, Amsterdam, pág. 172.

Dolor irradiado
o de tensión muscular inmediatamente por debajo de la piel. Con
frecuencia, aparecen fasciculaciones en la enfermedad de motoneu­ El dolor irradiado es un dolor que se origina en un sitio anatómico, pero
rona, y también pueden ser benignas: en estos casos, son extensas. que se proyecta en un sitio a cierta distancia de la localización de la le­
Por contraste, en las lesiones compresivas de la raíz, las fasciculacio­ sión. Cuando el origen es la columna vertebral, el dolor irradiado puede
nes se limitan a la distribución miotómica de la raíz comprimida. ser radicular o no radicular. El dolor irradiado que surge de la irritación
El tono muscular es, con frecuencia, un signo valioso para distin­ de las raíces nerviosas posteriores es de tipo radicular, mientras que el
guir el sitio de una lesión que causa debilidad. Al determinar el tono dolor causado por irritación de otras estructuras vertebrales suele ser de
muscular, el clínico debe asegurarse de que los músculos del paciente tipo no radicular, de aquí el término de dolor referido. Aunque estas
se encuentren relajados, y con frecuencia es útil distraer la atención del formas de dolor no siempre son fáciles de diferenciar, es importante
paciente. En los casos de radiculopatía, o bien el tono muscular no se distinguir entre ellas, porque el dolor radicular tiene un gran valor de
halla afectado o está disminuido, a menos que haya espasmo muscular, localización, mientras que el dolor no radicular no lo tiene.
como suele ocurrir si hay dolor intenso. La espasticidad y la rigidez se
refieren a formas habituales de aumento del tono muscular causado por Dolor referido
enfermedad del sistema nervioso central. En la espasticidad, al aumen­ En voluntarios sanos se ha demostrado el hecho de que el dolor irra­
to del tono está causado por una exageración del reflejo de estiramien­ diado puede ser de origen no radicular después de la inyección de
to y, en consecuencia, depende de la velocidad del estiramiento (Adams solución salina al 6% en las carillas articulares de L1-L2 y L4-L5. El
y Hicks, 2005). Así, si el músculo se estira lentamente, el tono puede dolor tiene una calidad espasmódica y fija. Hay que destacar que,
ser normal; sin embargo, si el músculo se estira más rápidamente se como se muestra en la Figura 26.1, existe una superposición en las
produce una mayor resistencia. Por esta razón, a la espasticidad se la ha regiones del dolor referido de las inyecciones lumbares superior e
referido como sensible a la velocidad. La debilidad por lesión de la inferior, y la mayor parte del dolor se refiere en los flancos, nalgas,
motoneurona superior (MNS) afecta preferentemente a los músculos ingles y muslos. Es de interés clínico saber que el dolor referido en
deltoides, tríceps y extensores de la muñeca en las extremidades supe­ voluntarios sanos no se proyecta por debajo de la rodilla a pesar de
riores, y al iliopsoas, posteriores del muslo y tibial anterior en las extre­ que esté estimulado el nivel L4-L5, mientras que puede irradiarse por
midades inferiores, ya sea causada por enfermedad cortical o del tracto debajo de la rodilla en los individuos sintomáticos. Parece que, a di­
corticoespinal. El nivel de disfunción corticoespinal determina el pa­ ferencia del dolor radicular, el dolor referido no sigue los dermato-
trón de debilidad y espasticidad. Por tanto, las lesiones por debajo de la mas segmentarios ni suele ser de utilidad para la localización.
columna cervical causan debilidad y espasticidad limitadas a la extre­ Aunque puede haber parestesias en la región cutánea del dolor
midad inferior (o a las extremidades). referido, así como dolor a la palpación profunda de los músculos, no
La rigidez hace referencia a un aumento del tono muscular, que no se observan alteraciones neurológicas en los casos de dolor referido de
depende de la velocidad del movimiento. A diferencia de la espasti­ origen no radicular. Esta situación se halla en contraste con los casos
cidad, se encuentra igualmente en los extensores y en los flexores. La de dolor radicular, en los que puede haber alteración de la raíz nerviosa en
rigidez está causada habitualmente por una enfermedad extrapirami- forma de pérdida sensitiva, hiporreflexia, disfunción de la raíz ventral
dal o es un efecto secundario de fármacos antidopaminérgicos (p. ej., o una combinación de éstas. Por lo general, el dolor referido se agrava
haloperidol). y se alivia por las mismas maniobras que alteran el dolor local.

Dolor radicular
Disfunción de la raíz dorsal El dolor radicular, que tiene un gran poder localizador, se origina por la
La alteración o irritación de la función de la raíz dorsal produce con irritación de las raíces dorsales, y el dolor se proyecta al dermatoma de
mucha frecuencia dolor y, en menor medida, deterioro sensitivo en un la raíz nerviosa. En las Tablas 26.2 y 26.3 figuran los diagnósticos dife­
dermatoma determinado. El dolor puede ser local o proyectado en renciales de las lesiones de las raíces nerviosas cervicales y lumbosacras
algún lugar de distribución radicular o no radicular (dolor referido). y los sitios habituales en los que se proyecta el dolor de origen radicular.
Capítulo 26 Paraplejía y síndromes de la médula espinal 359

FIGURA 26.1 Patrones de dolor


referido. Las distribuciones del dolor
referido desde L1-L2 (líneas diagonales)
y L4-L5 {áreas sombreadas) se superponen
después de (A) inyecciones intracapsulares
y (B) inyecciones pericapsulares de
solución salina al 6% en las articulaciones
apofisarias. Se muestra la superposición
de los patrones en la región de la cresta
ilíaca y de la ingle. (Reproducido con
permiso de: McCall, J. W., Park, W. M., y
O’Brien, J. P. 1979, «Induced pain referral
from posterior lumbar elements in normal
subjects», Spine, vol. 4, Fig. 2,
págs. 441 -446.)
B

Con frecuencia, el dolor radicular tiene una calidad de agudo, ner la pierna en una postura flexionada en la cadera y la rodilla y
punzante. Las maniobras que estiran o comprimen la raíz nervio­ flexión plantar del pie. Esta postura puede dar lugar a una marcha
sa, como la maniobra de Valsalva, la tos, elevar las piernas estira­ característica. Al igual que en el dolor referido, son habituales las
das y la flexión del cuello suelen agravar el dolor. El paciente parestesias cutáneas y el dolorimiento de los tejidos en la región
puede evitar ciertas actividades y posturas que suponen más esti­ de la proyección del dolor. Sin embargo, en el dolor radicular, a
ramiento sobre el nervio. Por ejemplo, en el caso de la ciática diferencia del dolor referido, puede haber alteraciones sensitivas
(dolor en la distribución del nervio ciático) causada por una radi­ y, en ocasiones, anomalías reflejas y motoras que corresponden a
culopatía compresiva en SI (Fig. 26.2), el paciente puede mante­ la raíz del nervio lesionado.

TABLA 26.2 Diagnóstico diferencial de las lesiones de las raíces nerviosas cervicales

RAÍCES NERVIOSAS

CARACTERISTICAS C5 C6 C7 C8 T1
Inervación sensitiva Borde externo de la Antebrazo lateral incluido Sobre el tríceps, parte Antebrazo medial hasta Axila hasta el olécranon
parte superior del brazo el pulgar media del antebrazo incluir el dedo meñique
y dedo medio
Pérdida sensitiva Como el anterior Como el anterior Dedos medios Como el anterior Como el anterior
Área de dolor Como el anterior, y Como el anterior, Como el anterior, y borde Como el anterior Dolor profundo en
dedos pulgar e índice especialmente los medial de la escápula hombro y axila hasta
dedos pulgar e índice el olécranon
Arco reflejo Reflejo del bíceps Reflejo supinador Reflejo del tríceps Reflejo del dedo Ninguno
Déficit motor Deltoides Bíceps Dorsal ancho Flexores de los dedos Todos los músculos
pequeños de la mano,
en algunos a través
de C8
Supraespinoso Supinador largo Pectoral mayor Extensores de los dedos
Infraespinoso Braquiales (pronadores Tríceps Flexor cubital de la
y supinadores del muñeca (músculos
antebrazo) tenares en algunos
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

pacientes)
Romboides Extensores de la muñeca
Flexores de la muñeca
Algunas lesiones Neuritis braquial Lesiones discales Lesiones dlscales agudas Raras en las Costilla cervical
causales agudas lesiones discales
o espondilosis
Espondilosis cervical Espondilosis cervical Espondilosis cervical Síndromes de la salida
Avulsión del plexo torácica
superior Tumor de Pancoast
Carcinoma metastásico
en los ganglios
cervicales profundos

Adaptado de: Patten, J. 1977, Neurological Differential Diagnosis, Sprínger-Verlag, New York, pág. 195.
360 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 26.3 Diagnóstico diferencial de las lesiones en las raíces de los nervios lumbosacros

RAÍCES NERVIOSAS

CARACTERISTICAS L2 L3 L4 L5 S1
Inervación sensitiva Por la parte superior Por la parte inferior Por la rodilla hasta el Lado de la pierna Por detrás del maléolo
del muslo del muslo maléolo interno hasta el dorso y externo hasta la parte
planta del pie externa del pie
Pérdida sensitiva Con frecuencia, Con frecuencia, Parte interna de la Dorso del pie Por detrás del maléolo
ninguna ninguna pierna externo
Área de dolor Por el muslo Por el muslo Hacia abajo hasta el Parte posterior del Parte posterior del
maléolo interno muslo, parte externa muslo, parte posterior
de la pantorrilla, de la pantorrilla,
dorso del pie parte externa del pie
Arco reflejo Ninguno Aductor y reflejo Reflejo de la rodilla Ninguno Reflejo del tobillo
de la rodilla
Déficit motor Flexión de la cadera Extensión de la rodilla Inversión del pie Dorsiflexión de los Flexión plantar y
dedos y pie (lo último eversión del pie
también L4)
Algunas lesiones Neurofibroma Prolapso discal Prolapso discal
causales
Meningioma Metástasis Metástasis
Metástasis Neurofibroma Neurofibroma
Prolapso del disco Meningioma Meningioma
intervertebral
(infrecuente)

Adaptado de: Patten, J. 1977, Neurological Differential Diagnosis, Springer-Verlag, New York, pág. 211.

TRASTORNOS SENSITIVOS

Dermatomas
Es valioso conocer el mapa de los dermatomas para reconocer y loca­
lizar los síndromes radiculares. En el Capítulo 30 se muestra un mapa
dermatómico reconocido actualmente (v. Fig. 30.3). Merece la pena
subrayar lo siguiente:
• En el tronco, los dermatomas C4 y T2 son contiguos.
• El pulgar, el dedo medio y el quinto dedo se hallan inervados por
C6, C7 y C8, respectivamente.
• El pezón está a nivel de T4.
• El ombligo se halla a nivel de TIO.
Por último, debe reconocerse que hay variaciones en la inervación
dermatómica entre los individuos, lo que puede hacer difícil basar las
conclusiones clínicas sólo en las pruebas sensitivas.

REFLEJOS TENDINOSOS PROFUNDOS


Además de las alteraciones motoras y sensitivas, las alteraciones de los
reflejos tendinosos profundos también pueden tener un valor de localiza­
ción preciso. Cuando los reflejos tendinosos profundos se encuentran seg­
mentariamente hipoactivos, pueden ser indicadores sensibles de una alte­
ración radicular específica. Cuando se hallan hiperactivos por debajo del
nivel medular específico, pueden indicar una mielopatía en el nivel lesional
FIGURA 26.2 Resonancia magnética (imagen axial) de la columna o por encima de dicho nivel. La combinación de reflejos tendinosos hipo-
vertebral lumbar que muestra una hernia discal L5-S1 en el lado derecho. activos en un nivel segmentario con reflejos hiperactivos por debajo de
(Nota: la hernia discal se halla en la parte izquierda de la figura.) El paciente dicho nivel se encuentra habitualmente en la enfermedad de la columna
presentaba una ciática del lado derecho y pérdida sensitiva en la parte vertebral cervical. Por ejemplo, la espondilosis cervical puede causar hipo-
lateral del pie; además, el reflejo aquíleo derecho se hallaba ausente. rreflexia del bíceps, supinador largo o tríceps, debido a un pinzamiento de
Capítulo 26 Paraplejía y síndromes de la médula espinal 361

las raíces de C5, C6 o C7, respectivamente, e hiperreflexia por debajo de Las alteraciones neurovegetativas también pueden ser valiosas
este nivel secundaria a una mielopatía asociada. En ocasiones, los intentos para la distinción entre las lesiones de los nervios periféricos y las
para provocar el reflejo del supinador largo no producen una respuesta di­ alteraciones de la raíz. Por lo común, las monorradiculopatías no se
recta sino que, paradójicamente, causan la contracción de los flexores de asocian con alteraciones neurovegetativas, como la hiposudoración,
los dedos, más que flexión y supinación de la mano. Dicha respuesta recibe mientras que las lesiones de los nervios periféricos se asocian con
la denominación de inversión del reflejo radial. frecuencia con síntomas neurovegetativos. En las Tablas 26.2 a 26.5
se revisan las localizaciones de la pérdida sensitiva, del dolor proyec­
tado, de la pérdida de reflejos, del déficit motor y de algunas de las
LESIÓN DE LA RAÍZ NERVIOSA lesiones causales de las radiculopatías y de las neuropatías periféri­
O DEL NERVIO PERIFÉRICO cas más frecuentes.
Los estudios electrodiagnósticos son, con frecuencia, útiles para
Las monorradiculopatías rara vez causan una parálisis completa de la diferenciación de las radiculopatías de las neuropatías periféricas.
un único músculo o de un grupo muscular. En contraste, en la enfer­ En las radiculopatías no están afectados los potenciales de acción
medad del nervio periférico es frecuente que se produzca una paráli­ sensitivos, dado que el pinzamiento es proximal al ganglio de la raíz
sis de estos grupos musculares. Es importante un conocimiento de la dorsal, mientras que, clásicamente, se hallan disminuidos en ampli­
inervación de los grupos musculares para realizar la distinción entre tud o están ausentes en la enfermedad de los nervios periféricos. En
las lesiones del nervio periférico, del plexo o de la raíz nerviosa. La las ganglionopatías de la raíz dorsal los axones sensitivos degeneran,
exploración sensitiva puede ser útil para distinguir entre las lesiones causando con frecuencia una pérdida de los potenciales de acción
de los nervios periféricos y las radiculopatías. sensitivos en el segmento afectado.

TABLA 26.4 Diagnóstico diferencial de las lesiones de los nervios periféricos del miembro superior

NERVIOS

CARACTERÍSTICAS CIRCUNFLEJO MUSCULOCUTÁNEO RADIAL MEDIANO CUBITAL


Inervación sensitiva Sobre el Parte externa Parte posterolateral Parte lateral de la Parte medial de la palma de
deltoides del antebrazo del antebrazo y parte palma, pulgar y lateral la mano, quinto dedo y mitad
posterior de los dedos dos dedos medial del dedo anular
pulgar e índice
Pérdida sensitiva Sobre el Parte externa Dorso de los dedos Como el anterior Como el anterior
deltoides del antebrazo pulgar e índice
Área de dolor Por el vértice Parte externa Dorso de los dedos Pulgar, índice, dedo(s) Dedos inervados por el cubital
del hombro del antebrazo pulgar e índice y medio y palma de la mano
distalmente a la muñeca
Con frecuencia se Dolor ocasionalmente
extiende hasta el a lo largo del nervio
antebrazo
Arco reflejo Ninguno Reflejo del bíceps Reflejos del tríceps Reflejo de los dedos Ninguno
y los supinadores (flexor común
superficial de
los dedos)
Déficit motor Deltoides Bíceps Tríceps Flexores de la muñeca Todos los pequeños músculos
de la mano, excluido el
abductor corto del pulgar
Braquial Extensores Flexores largos de los Flexor cubital de la muñeca
de la muñeca dedos (dedos pulgar,
índice y medio)
Extensores Pronadores Flexores largos de los dedos
de los dedos del antebrazo anular y meñique
Supinador largo Separador corto
Supinador del antebrazo del pulgar
Algunas lesiones Fractura del cuello Rara vez dañado Parálisis por muletas Síndrome del túnel Codo: traumatismo, reposo en
causales del húmero carpiano cama, fractura del olécranon
Luxación del Parálisis del sábado Traumatismo directo Muñeca: traumatismo local,
hombro noche sobre la muñeca ganglión de la articulación
de la muñeca
Inyecciones Fractura del húmero
intramusculares
profundas
Compresión en el
músculo supinador

Adaptado de: Patten, J. 1977, Neurological Differential Diagnosis, Springer-Verlag, New York, pág. 195.
362 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 26.5 Diagnóstico diferencial de las lesiones de los nervios periféricos de la extremidad inferior

NERVIOS

CIATICO

CARACTERISTICAS OBTURADOR FEMORAL DIVISION PERONEA DIVISION TIBIAL


Inervación sensitiva Superficie medial Superficie anteromedial Parte anterior de la pierna, dorso Parte posterior de la pierna, planta
del muslo del muslo y de la pierna del tobillo y pie del pie y borde externo del pie
hasta el maléolo interno
Pérdida sensitiva Con frecuencia, Como arriba Con frecuencia, sólo el dorso del pie Como el anterior
ninguna
Área de dolor Parte medial Parte anterior del muslo Con frecuencia, indolora Con frecuencia, indolora
del muslo y medial de la pierna
Arco reflejo Reflejo aductor Reflejo de la rodilla Ninguno Reflejo del tobillo
Déficit motor Aducción Extensión de la rodilla Dorsiflexión y eversión del pie (más Flexión plantar e inversión del pie
del muslo parte lateral de los músculos de la (más parte medial de los músculos
región posterior del muslo) de la parte posterior del muslo)
Algunas lesiones Neoplasia pélvica Diabetes Parálisis de presión en el cuello Rara vez lesionada, incluso
causales peroneal en la nalga
Embarazo Hernia femoral Fractura o luxación de cadera La división peronea es más sensible
a la lesión
Embarazo Traumatismo penetrante en la nalga
Hematoma pélvico
Neoplasia en la parte Inyección mal puesta
posterior del abdomen
Absceso del psoas

Adaptado de: Patten, J. 1977, Neurological Differential Diagnosis, Springer-Verlag, New York, pág. 211.

LOCALIZACIÓN DE LAS LESIONES lateral en una pierna, y la exploración puede no poner de manifiesto
hallazgos en la pierna contralateral o en los brazos.
EN EL PLANO TRANSVERSAL Las lesiones de la unión craneocervical y de la columna cervical se
manifiestan a menudo con un patrón de debilidad unilateral en un brazo,
Trastornos motores antes de progresar a una debilidad en la pierna ipsolateral, y después a la
El patrón de hallazgos es clave en la localización. Como se ha men­ afectación contralateral. La respuesta de Babinski es un signo de enfer­
cionado previamente, las anomalías en la exploración neurológica de medad del tracto corticoespinal. La estimulación plantar ayuda, por con­
la disfunción de la MNI son: debilidad asociada con atrofia, hipoto­ siguiente, a diferenciar las causas de MNS de otras etiologías en los pa­
nía, fasciculaciones e hiporreflexia. En contraste, la enfermedad del cientes con debilidad de las piernas. No obstante, el signo de Babinski
tracto corticoespinal se manifiesta con frecuencia con espasticidad, puede estar ausente en los casos de compresión de la médula espinal con
hiperreflexia y signo de Babinski (excepto durante la fase temprana debilidad en las piernas, lo que puede llevar a confusión, ya que no se
de shock medular), así como debilidad que, generalmente, afecta a considera el estudio de imagen de la médula espinal apropiado.
más de una extremidad. En la enfermedad de la columna vertebral
cervical puede encontrarse una combinación de alteración de la MNI
que afecta a la extremidad superior, y datos de MNS en una o ambas
Trastornos sensitivos
extremidades inferiores. La enfermedad de la MNS suele afectar a la Los síntomas sensitivos subjetivos preceden generalmente a los sig­
extremidad distal de modo más prominente que a la proximal. Por nos sensitivos objetivos y, por consiguiente, los síntomas sensitivos
ejemplo, la destreza de la mano y el pie suelen estar más alteradas en sin signos sensitivos anormales pueden ser el primer signo de enfer­
las lesiones de la MNS que la fuerza del hombro y de la cadera. medad neurológica importante. En ausencia de síntomas sensitivos,
La hemiparesia que afecta a la cara, el brazo y la pierna suele lo­ la exploración sensitiva suele ser normal.
calizar el problema en el cerebro. La debilidad de los músculos proxi- La disfunción de las columnas dorsales (o posteriores) y de las
males de los brazos y de las piernas con una sensibilidad intacta y vías espinotalámicas laterales suele causar de modo característico
unos reflejos tendinosos profundos normales dirigen al explorador a síntomas diferentes. En ocasiones, se describen parestesias de tipo
trastornos miopáticos. Cuando el patrón es distal y se asocia con pér­ hormigueo, que pueden tener una naturaleza vibratoria, por debajo
dida sensitiva a modo de guante-calcetín, y disminución de los refle­ del nivel de la lesión en la columna dorsal. Unas declaraciones subje­
jos tendinosos profundos, hay que considerar las polineuropatías pe­ tivas de que la piel está «demasiado tirante» o de que una extremidad
riféricas. En los pacientes con paraparesia o cuadriparesia, la lesión o el tronco están «envueltos en vendajes» también pueden estar cau­
se halla en la médula espinal. La monoparesia crea la mayor confu­ sadas por alteraciones de las columnas dorsales. La alteración del
sión diagnóstica. En una fase temprana del desarrollo de la enferme­ tracto espinotalámico se manifiesta con frecuencia por vez primera
dad de la médula espinal, el paciente puede manifestar debilidad uni­ por dolor mal caracterizado y localizado. Debe reconocerse que mu­
Capítulo 26 Paraplejía y síndromes de la médula espinal 363

chos de estos síntomas de pacientes con lesiones intramedulares no por lesiones medulares no se reconoce tan fácilmente. Las alteraciones
se asocian con signos anormales en la fase inicial, de modo que los de las columnas posteriores o, posiblemente, de los tractos espinocere-
síntomas pueden ser descartados de modo inapropiado después de belosos pueden dar lugar a una marcha atáxica, que puede ser particu­
una exploración sensitiva negativa. larmente evidente en la deficiencia de vitamina B|2. El tacto fino es
La sensación de dolor, generalmente medida por la prueba del al­ conducido por las columnas laterales y posteriores, y por lo general no
filer, y la sensación de temperatura son transmitidas por el tracto es- se ve alterado tan tempranamente en la enfermedad de la médula espi­
pinotalámico lateral. Estas vías se hallan organizadas somatotópica- nal como en las modalidades más específicas descritas anteriormente.
mente, de modo que las fibras sacras son más periféricas y las fibras Varias lesiones incompletas de la médula espinal pueden dar lugar
cervicales más centrales. Dado que una lesión extramedular situada a signos sensitivos característicos. Como se explica a continuación,
lateralmente comprime las fibras periféricas antes que las fibras loca­ una hemisección de la médula espinal da lugar a un síndrome de
lizadas más centralmente, una lesión compresiva en la columna ver­ Brown-Séquard, en el que hay una pérdida de la apreciación del dolor
tebral rostral puede dar lugar a una pérdida aparentemente ascenden­ y de la temperatura en el lado contrario a la lesión, pérdida del senti­
te de la sensación del dolor y de la temperatura (Adams et al. 1996). do de la posición y de la vibración, y parálisis de la MNS ipsolateral
Estos hallazgos subrayan la importancia de reconocer que una lesión a la lesión (Fig. 26.3). Una lesión intramedular temprana, como un
rostral puede dar lugar a un nivel sensitivo muy por debajo del sitio syrinx, un tumor intrabulbar o una contusión, puede dar lugar a una
de compresión. En términos prácticos, por tanto, cuando se sospeche pérdida sensitiva disociada en la que el daño en las fibras que se de-
una compresión de la médula espinal tal vez se deban obtener imáge­ cusan en el nivel da lugar a una pérdida o disminución de la sensación
nes de la columna rostralmente en su totalidad hasta el nivel sensiti­ de dolor y de la temperatura, mientras que las sensibilidades en rela­
vo, para excluir una lesión por encima del nivel sensitivo. ción con la posición y la vibración permanecen sin deterioro. Las le­
Se piensa clásicamente que el sentido de la posición y el de la vibra­ siones centrales de la médula espinal, como en la siringomielia, pue­
ción se transmiten a través de las columnas posteriores. Sin embargo, den dar lugar también a un nivel sensitivo suspendido (v. Fig. 26.3). En
ambas modalidades de sentido viajan también probablemente por otras estos casos, se preserva la sensación sacra hasta las fases finales, por­
vías. El deterioro del sentido de la posición y de la vibración en la que estas fibras son las más periféricas en los tractos espinotalámicos
médula espinal se evalúa, por lo general, fácilmente. La ataxia causada laterales y pueden tender a quedar afectadas en una fase posterior.

i- i Analgesia
i i Pérdida de la sensibilidad
vibratoria y de la posición

n
[=□ Pérdida combinada

-•
JL
Lesión intraaxial temprana Lesión intraaxial
Sección transversal Hemisección derecha de la médula espinal avanzada de la médula
completa de la médula de la médula torácica en T3-T6 (patrón espinal torácica en T3-T6
espinal torácica (lesión en T10) espinal torácica siringomiélico (preservación de
A B (lesión en T3) C suspendido) ) la región sacra)
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Síndrome de la arteria
espinal anterior
(lesión en T4)
Lesión de la
cola de caballo
I

Radiculopatía
derecha en S1
U
Neuropatía periférica
(pérdida sensitiva
en guante y calcetín)
E F G H

FIGURA 26.3 Alteraciones sensitivas características observadas en lesiones de la médula espinal frente a la neuropatía periférica.
364 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

ALTERACIONES NEUROVEGETATIVAS estos casos el reflejo anal permanece intacto a menos que se produz­
ca una sección transversal de la médula, en cuyo caso puede estar
Y RESPIRATORIAS ausente. En las alteraciones del cono medular y de la cola de caballo
(raíces nerviosas S3-S5), una manifestación de presentación de en­
Las lesiones de la médula espinal y de la cola de caballo se manifiestan,
fermedad neurológica pueden ser la incontinencia fecal y un esfínter
con frecuencia, con síntomas y signos de disfunción de la vejiga urina­
anal flácido, con pérdida del reflejo anal. Con frecuencia se observa
ria, del intestino y de la función sexual (v. Capítulo 41). Una lesión de
en estos casos una anestesia «en silla de montar» (es decir, pérdida de
la médula cervical alta puede causar afectación respiratorio. Aunque el
la sensibilidad en la región perianal). Puede haber una alteración par­
diafragma, los músculos intercostales y los músculos abdominales se
cial en cualquiera de estos síndromes antes de que se produzca una
emplean para la respiración normal, los individuos pueden ventilar de
franca parálisis y un esfínter flácido.
modo adecuado con sólo el diafragma intacto. En los casos de sección
Son habituales las alteraciones de la función sexual en la enferme­
medular completa por encima del nivel C3 no puede mantenerse la res­
piración. Los traumatismos, los tumores del agujero occipital, la luxa­ dad de la médula espinal, especialmente en los hombres. Las vías des­
cendentes procedentes del neocórtex, el sistema límbico y el hipotála­
ción atlantoaxoidea y las alteraciones congénitas de la unión craneocer­
vical son causas habituales de lesión de la columna cervical superior. mo avanzan adyacentes a los tractos corticoespinales en los funículos
La vejiga urinaria y sus esfínteres se hallan inervados por: 1) nervios laterales. La erección del pene se produce a través de los parasimpáti­
simpáticos que comienzan en la columna de células intermediolaterales cos sacros (S3 y S4), los nervios pudendos y los nervios erectores, y
a nivel lumbar (principalmente, Ll y L2); 2) nervios parasimpáticos que por medio de la inhibición del centro vasoconstrictor simpático locali­
salen de S2-S4, y 3) nervios somáticos eferentes a los músculos esque­ zado en la columna celular intermediolateral en Ll -L2, y luego a través
léticos del esfínter uretral externo que salen por S2-S4 para formar los del plexo hipogástrico superior. La eyaculación se lleva a cabo por el
nervios pudendos. En las lesiones transversas completas de la médula, arco reflejo que comienza en la rama aferente que nace en el epitelio
la vejiga se vuelve inmediatamente flácida. En las lesiones unilaterales genital y que pasa centralmente a través del nervio dorsal del pene y del
no se pierde el control voluntario de la micción. Esto se corresponde con nervio pudendo hasta las raíces dorsales de S3 y S4. La rama perineal
la observación clínica en la compresión de la médula espinal en la que del nervio pudendo es una vía eferente periférica importante.
es inhabitual que exista una alteración de la función esfinteriana en una
fase temprana, cuando hay solamente debilidad de las extremidades in­
feriores unilateral o equívocamente bilateral, o alteraciones sensitivas. SÍNDROMES COMUNES
La excepción más frecuente es cuando hay compresión del cono medu­ DE LA MÉDULA ESPINAL
lar o de las raíces de los nervios sacros.
Inmediatamente después de la lesión aguda de la médula espinal, Shock medular
con frecuencia hay un período inicial de shock medular, que suele ir
acompañado de retención urinaria e incontinencia por rebosamiento Una lesión transversal completa de la médula espinal da lugar a una
(así como arreflexia flácida); posteriormente, es característico que se pérdida total de las funciones motora y sensitiva por debajo del nivel de
desarrolle una vejiga refleja (neurogénica o espástica). Si la altera­ la lesión. Si la lesión tiene un desarrollo lento, como sucede en el caso
ción de la función de la MNS evoluciona lentamente, puede desarro­ de un tumor benigno o una espondilosis cervical o, si es incompleta,
llarse la vejiga refleja sin un período precedente de shock medular y generalmente están presentes la hiperreflexia y el signo de Babinski.
vejiga flácida. La vejiga refleja se caracteriza por hiperactividad del Alternativamente, si la lesión es aguda, se produce una afección que se
músculo detrusor y del esfínter externo, produciendo incontinencia conoce como shock medular, en la que hay una pérdida pasajera de
de orina. Además, la capacidad de la vejiga está disminuida debido a toda la actividad medular refleja por debajo del nivel de la lesión, junto
la contracción del músculo detrusor. Puede perderse la sensación de con una parálisis motora y pérdida sensitiva. El shock medular se ca­
distensión vesical si se hallan afectados los tractos ascendentes. El racteriza por parálisis flácida arrefléxica de los músculos esqueléticos
reflejo anal se halla con frecuencia intacto en los casos de vejiga re­ y lisos. Por debajo del nivel lesional se produce una pérdida completa
fleja. En la cistometría, el músculo detrusor demuestra una excesiva de las funciones neurovegetativas, lo que da lugar a una pérdida del
contracción a pequeños incrementos de volumen de líquido. tono vesical urinario e fleo paralítico. También hay una disminución o
En contraste con la vejiga refleja, cuando la lesión se produce en la ausencia de la sudoración y de la piloerección por debajo del nivel le­
región del cono medular o de la cola de caballo, se desarrolla una veji­ sional. Hay una pérdida de los reflejos genitales, como la erección del
ga descentralizada o autónoma flácida (Capítulo 41). Se produce una pene, el reflejo cremastérico y los reflejos bulbocavemosos. La sensi­
alteración o abolición total del control voluntario sobre la función vesi­ bilidad por debajo del nivel lesional está completamente ausente.
cal. En estos casos, se pierde el tono del detrusor, y la vejiga se distien­
de hasta el punto de que se produce una incontinencia por rebosamien­
to. La sensación vesical se halla alterada. Por lo general, se pierde el Lesiones incompletas de la médula espinal
control sobre el esfínter anal y el reflejo anal. Puede haber una región
de anestesia «en silla de montar» (v. Fig. 26.3). A diferencia de la situa­
Lesión unilateral transversa
ción en la vejiga refleja, la cistometrografía suele demostrar unas con­ Una lesión unilateral o hemisección de la médula espinal produce un
tracciones disminuidas o ausentes del músculo detrusor. síndrome de Brown-Séquard. En realidad, las lesiones puramente
Las vías anatómicas al servicio de la función intestinal son simi­ unilaterales son infrecuentes y, por consiguiente, la mayoría de los
lares a las que controlan la vejiga urinaria. El shock medular se asocia casos se describen como un síndrome de Brown-Séquard modificado
generalmente con íleo, y puede producirse un megacolon neurogéni- o parcial. La forma de presentación clínica del síndrome de Brown-
co. El reflejo anal suele perderse en los casos de shock medular. En Séquard puro es la de debilidad ipsolateral y pérdida de la posición
las lesiones por encima del nivel sacro que evolucionan lentamente, y de la vibración por debajo del nivel lesional, así como una pérdi­
puede perderse el control voluntario sobre el esfínter anal, pero en da contralateral del dolor y de la temperatura por debajo de la lesión.
Capítulo 26 Paraplejía y síndromes de la médula espinal 365

La pérdida del dolor y de la temperatura suele manifestarse en unos


pocos segmentos por debajo del nivel de la lesión, debido a que las
fibras que se decusan se introducen en el tracto espinotalámico unos
pocos segmentos rostralmente al nivel de entrada de la raíz nerviosa.
En el nivel de la lesión puede haber una pequeña zona ipsolateral de
anestesia, analgesia y debilidad de la MNI debido a la interrupción
de las vías segmentarias aferentes y eferentes (v. Fig. 26.3).
Un traumatismo, como una herida por bala o arma blanca, es pro­
bablemente la causa más frecuente del síndrome de Brown-Séquard.
Las metástasis medulares rara vez se manifiestan como síndrome de
Brown-Séquard. En las grandes series de metástasis medulares, me­
nos del 2% de los pacientes con signos de mielopatía presentan un
síndrome de Brown-Séquard puro. Aproximadamente el 8% tienen
una mayor debilidad en el lado lesional y una pérdida más acusada
del dolor y de la temperatura en el lado opuesto a la lesión, sin signos
de las columnas dorsales (síndrome de Brown-Séquard modificado).
También se ha descrito un síndrome de Brown-Séquard como mani­
festación inicial en la necrosis por radiación.

Síndrome medular central


El síndrome medular central está causado por una lesión intraaxial que
altera las estructuras normales de la región central o paracentral de la
médula espinal. Estas alteraciones pueden ser agudas, en cuyo caso
suelen estar causadas por hemorragia o contusión después de un trau­
matismo (v. Capítulo 54C), o son crónicas, en cuyo caso pueden estar
causadas por un tumor o por siringomielia. Un proceso desmielinizan-
te puede causar ocasionalmente un síndrome similar, pero en general
no se confunde con las otras causas más características. Aunque clíni­
camente diferentes, las formas de presentación de estas alteraciones
comparten unas características comunes. La siringomielia y las contu­
siones después de un traumatismo se producen con frecuencia en la
médula espinal cervical y en la unión cervicotorácica. La hematomielia
espontánea se manifiesta generalmente con un comienzo agudo de in­
tenso dolor de espalda o en la región cervical, seguido de parálisis.
Cuando la médula espinal cervical o la unión cervicotorácica es el
sitio de un síndrome medular central, las extremidades superiores
muestran debilidad del tipo de MNI. De modo característico, hay una
pérdida de tipo disociado de la sensibilidad en las extremidades supe­
riores, con pérdida de la sensibilidad al dolor y a la temperatura, y
preservación de la sensación de la posición y de la vibración. Está cau­
sada por las fibras decusadas destinadas a los tractos espinotalámicos FIGURA 26.4 Exploración por resonancia magnética de
que se hallan interrumpidas, mientras que están preservadas las que se la columna vertebral cervical que muestra una masa con realce por
proyectan en las columnas dorsales (v. Fig. 26.3). Como consecuencia de contraste. El paciente manifestó inicialmente una pérdida sensitiva
la estructura laminada del tracto espinotalámico, la sensibilidad de las en casquete al dolor y a la temperatura. La resección de la masa puso
regiones más caudales está preservada, con una distribución en casque­ de manifiesto que se trataba de un glioma.
te de la pérdida sensitiva en algunos pacientes y, como regla, preserva­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

ción sacra de la sensibilidad al dolor y a la temperatura (Fig. 26.4).


causa una pérdida de las funciones intestinal, vesical y sexual, y se
produce una alteración sensitiva en la que la función de la columna
Síndrome de la arteria espinal anterior
posterior permanece intacta y los tractos espinotalámicos se hallan
Se ha observado el infarto de la médula espinal con mayor frecuencia interrumpidos. Inicialmente, se espera un shock medular con arre-
en los últimos años, en parte debido a un mayor número de procedi­ flexia, seguido posteriormente de espasticidad.
mientos invasivos, como la cirugía vascular y toracoabdominal, y a la El síndrome de la arteria espinal anterior se diferencia del síndro­
mayor supervivencia después de una parada cardíaca e hipotensión. me medular central agudo, como sucede en las contusiones traumáti­
Las astas anteriores y los tractos anterolaterales se hallan afectados cas y en la hematomielia, por la preservación sensitiva sacra que tien­
en este síndrome (v. Capítulo 55F). La zona vascular fronteriza torá­ de a producirse en el último. Además, el síndrome de la arteria espinal
cica aproximadamente a nivel de T6 es especialmente susceptible. Se anterior puede diferenciarse del síndrome de mielopatía transversal
producen deficiencias corticoespinales por debajo del nivel del infar­ completa aguda causada por la pérdida de la función de la columna
to; se observa una disfunción de las vías neurovegetativas, lo que posterior en la última.
366 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Síndromes del asta anterior y del tracto piramidal Alternativamente, los tumores en el agujero occipital y de la co­
lumna cervical superior pueden causar signos de debilidad de la MNI,
Las alteraciones únicas de las astas anteriores y de los tractos pirami­ y atrofia y depresión de los reflejos en los brazos y manos. Es incier­
dales con preservación de las funciones sensitivas y del sistema ner­ to el mecanismo de esta alteración de la MNI bien por debajo del
vioso autónomo se observan en la enfermedad de la motoneurona. nivel del tumor, pero posiblemente es secundario a alteraciones cir­
Los hallazgos clínicos característicos incluyen una combinación de culatorias que afectan a la distribución (descendente) de la arteria
debilidad de la MNI con su atrofia y fasciculaciones correspondien­ espinal anterior.
tes y debilidad motora superior con espasticidad, hiperreflexia y sig­ Las alteraciones sensitivas que constan de dolor y adormecimien­
no de Babinski. Es prácticamente diagnóstica la presencia de signos to son manifestaciones tempranas de los tumores del agujero occipi­
de la MNI y de la MNS en el mismo grupo muscular. Alternativa­ tal. El dolor y las parestesias que afectan a la misma extremidad su­
mente, puede haber un predominio de la alteración de la MNI o de perior primeramente afectada por debilidad espástica son un hallazgo
la MNS durante meses o años. A largo plazo, a medida que progresa la temprano. Las alteraciones sensitivas en estos pacientes son, con fre­
afección de la MNI se produce una atrofia cada vez más acusada cuencia, de tipo disociado, de modo que los pacientes tienen pérdida
y evolución de la hiperreflexia a hiporreflexia. de la sensación de dolor y de la temperatura, pero preservan la sensi­
bilidad táctil. Además, también se ha descrito una pérdida sensitiva
Enfermedad combinada de las columnas suspendida en algunos casos, y pérdida de la sensibilidad vibratoria
posteriores y laterales en las clavículas en otros. Este patrón de pérdida sensitiva puede estar
causado por una syrinx secundaria, que puede desviar la atención le­
La forma de presentación clínica de una pérdida de la función de la jos de la lesión causal en la unión cervicobulbar. La resonancia mag­
columna posterior y de la columna lateral (piramidal) es la de una nética (RM) se ha convertido en la técnica de elección para la obten­
marcha atáxica espástica. La ataxia es de tipo sensitivo, y puede ser ción de imágenes de la unión craneocervical.
extraña en su manifestación. Aunque la ataxia de Friedreich puede
causar este síndrome, la causa clásica de ésta es la degeneración
subaguda combinada, asociada con deficiencia de vitamina B12. Columna cervical inferior y torácica superior
Las compresiones en la médula espinal y en la raíz en los niveles de
C5-T1 con mucha frecuencia delatan su presencia por síntomas radi­
RASGOS CLÍNICOS CARACTERÍSTICOS culares en el nivel afectado en el hombro o en la extremidad superior
DE LAS LESIONES EN DIFERENTES NIVELES en forma de dolor y, posteriormente, trastornos reflejos, motores y
sensitivos. En las lesiones a nivel de C4-C6 se notifican con frecuen­
Las lesiones medulares en diferentes niveles se manifiestan con fre­ cia dolor y trastornos sensitivos a lo largo de la cara radial del brazo,
cuencia con síntomas y signos característicos referibles a los niveles antebrazo y pulgar (v. Tabla 26.2). En las neoplasias intramedulares,
segmentarios afectados. En los casos de compresión extramedular, el dolor también es habitual en estos niveles, pero la localización
las alteraciones en el nivel segmentario (p. ej., signos de la raíz ner­ suele ser más difusa y menos clásicamente radicular.
viosa) suelen ser la manifestación inicial. Al contrario, las enferme­ En el nivel C7-T1, el dolor y las alteraciones sensitivas suelen
dades intramedulares con frecuencia no se manifiestan con alteracio­ localizarse en la cara cubital del brazo, antebrazo y mano. Los tumo­
nes segmentarias, sino más bien con disfunciones de los tractos. res en los niveles TI y T2 causan con frecuencia un dolor que se
irradia al codo y a la mano, junto con síntomas sensitivos a lo largo
del borde cubital de la mano. Al igual que en otras localizaciones, las
Agujero occipital y columna cervical superior
neoplasias intramedulares suelen dar lugar a síntomas más difusos,
Las lesiones en el agujero occipital, que incluyen traumatismos, tu­ con frecuencia bilaterales. A la inversa, la compresión extramedular
mores, siringomielia, esclerosis múltiple, malformación de Arnold- suele manifestarse inicialmente con unos síntomas de localización
Chiari, luxación atlantoaxoidea y otras alteraciones óseas de la unión exquisitos.
craneocervical, plantean un gran problema diagnóstico al clínico, La debilidad suele seguir al dolor, en especial en el nivel segmen­
porque con frecuencia los síntomas son vagos o pueden ser distantes tario afectado. Como podría esperarse a tenor del mapa miotómico de
al agujero occipital. El dolor occipital o cervical, a menudo aumenta­ la extremidad superior, las lesiones intramedulares y extramedulares
do por el movimiento del cuello, es una manifestación inicial habi­ a nivel C4-C6 muestran predilección por afectar a los músculos del
tual. La segunda raíz cervical inerva la parte posterior del cuero cabe­ hombro y de la parte superior del brazo (v. Tabla 26.2).
lludo, lo que explica el patrón de dolor radicular. Si la compresión se Los reflejos tendinosos profundos son útiles para la localización
halla en el tercer o cuarto nivel cervical, el dolor radicular puede del nivel de afectación segmentaria en la columna cervical. La en­
proyectarse al cuello o a la parte superior del hombro. fermedad a nivel de C5-C6 se asocia con frecuencia con una dismi­
Los signos neurológicos asociados con los tumores en el agujero oc­ nución del reflejo bicipital (C5), estilorradial (C6) o ambos (v. Ta­
cipital también pueden ser desconcertantes. Los síntomas y signos de los bla 26.2). Alternativamente, es posible encontrar disminución de
nervios craneales son inconstantes; hay nistagmo, con frecuencia verti­ los reflejos bicipital y estilorradial asociada con un reflejo hiperac-
cal, alteración de la sensibilidad en la región facial superior (causada por tivo del tríceps, si hay una mielopatía compresiva en el nivel C5-C6.
afectación del tracto descendente del V par craneal) y disartria, disfonía Es sugestivo de espondilosis cervical un reflejo estilorradial dismi­
y disfagia. La afectación del sistema motor se manifiesta de modo carac­ nuido (C6) con un reflejo hiperactivo de los flexores de los dedos
terístico en forma de debilidad espástica. La compresión del tracto corti­ (C8-T1), lo que indica una radiculoneuropatía de C6 con mielopa­
coespinal causa debilidad, que comienza de modo característico en el tía; las neoplasias u otras afecciones a nivel de C6 pueden causar
brazo ipsolateral y se sigue de debilidad de la pierna ipsolateral, que se una forma de presentación clínica similar. Cuando la lesión se sitúa
extiende a la pierna contralateral y, posteriormente, al brazo. a nivel de C7, puede haber disminución del reflejo tricipital. En las
Capítulo 26 Paraplejía y síndromes de la médula espinal 367

lesiones en C8 y TI puede haber un trastorno de la respuesta flexo­ DISTINCIÓN ENTRE LAS LESIONES
ra de los dedos. Se lleva a cabo el signo de Hoffmann flexionando
dorsalmente la muñeca del paciente y después se golpea suavemen­
INTRAMEDULARES Y EXTRAMEDULARES
te la falange distal del dedo medio con el pulgar del explorador. El En las primeras secciones de este capítulo se han descrito varios rasgos
dedo medio del paciente resulta así flexionado y súbitamente exten­ que ayudan a distinguir entre las lesiones intramedulares y las lesiones
dido. Cuando está presente el signo de Hoffmann, esta maniobra va extramedulares compresivas de la médula espinal. Sin embargo, como
seguida de reflejo de la flexión del pulgar del paciente y de los otros se ha indicado anteriormente, éste puede ser un problema clínico irri­
dedos. Cuando está presente bilateralmente, el signo de Hoffmann tante que, en último término, requiere la elucidación por técnicas de
suele ser una indicación de unos reflejos tendinosos profundos hi- imagen. Se ha mostrado la explicación de esta experiencia clínica por
peractivos. Aunque puede ser responsable la enfermedad de las vías estudios clinicopatológicos de neoplasias vertebrales extramedulares.
piramidales, los individuos sanos con reflejos hiperaetivos pueden Se ha demostrado que la compresión extramedular puede causar isque­
tener signos de Hoffmann bilaterales, como en casos de ansiedad, mia y desmielinización en la columna posterior y lateral, llevando a
hipertiroidismo o consumo de drogas estimulantes. Cuando el signo lesiones por golpe y contragolpe en la médula espinal. Las áreas de
de Hoffmann se halla presente unilateralmente, suele significar infarto y desmielinización son, con frecuencia, profundas y no siguen
afectación del sistema nervioso. un patrón específico. En algunos casos, los hallazgos patológicos son
En una serie de pacientes con compresión de la médula espinal más acusados en el mismo lado del tumor, y en otros, son principal­
por estenosis cervical, Seichi et al (2006) describieron que el nivel mente contralaterales a la masa. Por consiguiente, no se puede esperar
sensitivo clínico era más preciso que la debilidad muscular superior una evolución estereotipada de los patrones de evolución clínica.
o el reflejo tendinoso profundo aumentado superior en la predicción
del nivel medular, cuando los hallazgos clínicos se compararon con
las alteraciones intramedulares en la RM potenciada en T2. Sin em­ CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES
bargo, muchos pacientes manifestaron dolor y síntomas y signos ra­
QUE AFECTAN A LA MÉDULA ESPINAL
diculares antes de que se observasen los niveles sensitivos de la mie­
lopatía en la exploración. Este capítulo subraya la fisiopatología clínica de los trastornos de la
médula espinal. La Tabla 26.6 presenta una clasificación de los tras­
Niveles torácicos tornos que pueden causar un síndrome de la médula espinal; en otras
partes de este libro se puede encontrar la discusión sobre las afecta­
Las marcas dermatómicas torácicas que guían al explorador en re­ ciones específicas. Las enfermedades se clasifican de acuerdo con su
lación con el nivel de la afectación son: el pezón (T4), el ombligo etiología y localización. Con la disponibilidad de la RM, esta clasifi­
(TIO) y el ligamento inguinal (Ll). El dolor o las alteraciones sen­ cación permite considerar las diversas posibilidades diagnósticas an­
sitivas de distribución radicular se localizan en un dermatoma es­ tes y después de realizar el estudio de imagen. Más aún, dado que las
pecífico, empleando estos niveles como puntos de referencia. El lesiones compresivas pueden constituir verdaderas urgencias médi­
conducto vertebral relativamente pequeño y la zona vascular limí­ cas, esta clasificación considera la naturaleza terapéutica de muchas
trofe de la médula espinal en aproximadamente T4 en la región to­ de las enfermedades que deben considerarse.
rácica hacen que la médula espinal torácica sea extraordinariamen­
te vulnerable a la lesión por compresión. En consecuencia, el curso
temporal de los síntomas de la compresión medular suele ser más COMPRESIÓN METASTÁSICA EPIDURAL
corto en esta región que en cualquier otro lugar de la columna ver­ DE LA MÉDULA ESPINAL
tebral (excepto en el caso de un disco dorsal crónico). Así, el dolor
evoluciona con frecuencia a debilidad, pérdida sensitiva y alteracio­ La compresión metastásica epidural de la médula espinal (CMEME)
nes en los reflejos caudalmente a la lesión. En último término, se merece un comentario especial, puesto que afecta a 20.000 pacientes con
producen alteraciones de los esfínteres. cáncer en Estados Unidos anualmente. La Figura 26.5 muestra la locali­
zación de los tumores de la columna vertebral, y distingue entre tumores
intramedulares, extramedulares, intradurales y extradurales. Al igual que
Cono medular y cola de caballo en otras causas de compresión de la médula espinal, los principales sig­
Las lesiones de la cola de caballo y del cono medular causan sínto­ nos y síntomas clínicos de presentación de la CMEME son dolor, debili­
mas y signos similares, que incluyen: dolor local, referido y radicu­ dad, pérdida sensitiva y alteraciones del sistema nervioso neurovegetati-
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

lar, alteraciones esfinterianas, pérdida de la sensibilidad en la nalga y vo. Aproximadamente en el 95% de los adultos y el 80% de los niños, los
pierna, y debilidad de la pierna. Aunque puede ser relativamente fácil síntomas de presentación más habituales, tanto de las metástasis verte­
establecer el nivel de una única radiculopatía atendiendo a los cam­ brales como de la CMEME, son dolor axial progresivo, referido o radi­
bios sensitivos, motores y reflejos, es mucho más difícil asignar la cular, o las tres clases de dolor. Dado que el pronóstico neurológico de­
causa y la localización cuando se hallan afectados varios niveles lum- pende directamente del nivel de la función neurológica en el momento
bosacros. En estas situaciones, hay que considerar la posibilidad del comienzo del tratamiento, es de suma importancia realizar un diag­
de una lesión de la médula espinal inferior o un síndrome de la cola de nóstico temprano mientras el paciente todavía puede deambular.
caballo. Aunque se ha realizado un gran esfuerzo para diferenciar las La prueba de imagen de elección para la evaluación de los pacien­
lesiones del cono medular de las de la cola de caballo, no siempre es tes en busca de CMEME es la RM, cuando se dispone de ella a su
posible discriminar de modo preciso entre ellas. Aunque infrecuente debido tiempo. Otra posibilidad consiste en realizar una mielografía
en su forma pura, el síndrome del cono medular se manifiesta con cuando se retrasa el tratamiento por imposibilidad de obtener una
alteraciones esfinterianas, anestesia en silla de montar (S3-S5), im­ RM, en los pacientes incapaces de someterse a RM (p. ej., los que
potencia y ausencia de alteraciones en las extremidades inferiores. llevan un marcapasos y aquellos en los que el dolor les impide la
368 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 26.6

Diagnóstico diferencial de las enfermedades que afectan


a la médula espinal

LESIONES COMPRESIVAS
No neoplásicas
Traumatismo
Espondilosis
Hernia del disco intervertebral
Estenosis vertebral
Trastornos infecciosos (p. ej., absceso,
tuberculosis)
Inflamatorias (p. ej., artritis reumatoide,
espondilitis anquilosante, sarcoidosis)
Hemorragia espinal
Siringomielia
Trastornos congénltos
Quistes de la aracnoides
Enfermedad de Paget
Osteoporosis
Neoplásicas
Epidurales
Intradurales extramedulares (p. ej., meningioma,
neurofibroma o metástasis leptomeníngeas)
Intramedular

MIELOPATÍAS NO COMPRESIVAS Agujero


Desmiellnizantes (p. ej., esclerosis múltiple, intervertebral
encefalomielitis aguda diseminada)
Mielitis vírica (p. ej., zóster, mielopatía relacionada con el síndrome FIGURA 26.5 Localizaciones anatómicas de las metástasis
de inmunodeficiencia adquirida, virus vertebrales. A, La metástasis intramedular se localiza en el interior de la
T-IInfotrópico humano de tipo 1)
médula espinal. B, La metástasis leptomeníngea se localiza en el espacio
Deficiencia de vitamina B12 y otras deficiencias nutricionales
subaracnoideo, y es extramedular e intradural. Las metástasis epidurales
Infarto
Isquemia y hemorragia a consecuencia de malformaciones vasculares surgen de la extensión de metástasis localizadas en una de las estructuras
Enfermedades por espiroquetas (sífilis y enfermedad de Lyme) adyacentes; C, Columna vertebral; D, Espacios paravertebrales a través
Mielopatías tóxicas (p. ej., inducida por radiación) de los agujeros intervertebrales o E, rara vez del propio espacio epidural.
Enfermedades autolnmunltarias (p. ej., lupus, síndrome de Sjogren) A medida que van creciendo, estas metástasis epidurales comprimen los
Paraneoplásicas vasos adyacentes, las raíces nerviosas y la médula espinal, dando lugar
Degeneraciones neuronales
a dolor local y referido, radiculopatía y mielopatía. (Reproducido con
Mielitis transversa aguda y subaguda de causa desconocida
permiso de: Byrne, T. N. 1992, «Spinal cord compression from epidural
metastases», N Engl J Med, vol. 327, Fig. 1, pág. 615.)

posición en decúbito), o cuando no pueda obtenerse una RM técnica­


mente adecuada. Los principales apoyos del tratamiento comprenden Adams, M. M., & Hicks, L. L. 2005, Spasticity after spinal cord injury [review],
corticoides, radioterapia y, en pacientes seleccionados, la descompre­ Spinal Cord, vol. 43, pp. 577-586
sión quirúrgica de la médula (Byrne et al, 2006; Loblaw et al, 2005; Byrne, T. N., Benzel, E. C., & Waxman, S. G. 2000, Diseases of the Spine and Spinal
Cord, Oxford University Press, Oxford
Patchell et al, 2005). El pronóstico para la ambulación depende de
Byrne, T. N., Borges, L. F., & Loeffler, J. S. 2006, Metastatic epidural spinal cord
varios factores, entre ellos el tiempo transcurrido hasta el desarrollo
compression: update on management, Semin Oncol, vol. 33, pp. 307-311
de la debilidad motora. Los pacientes con signos motores de lenta
Loblaw, D. A., Perry, J., Chambers A., et al. 2005, Systematic review of the diagno­
evolución presentan un mejor pronóstico que aquellos cuyos signos sis and management of malignant extradural spinal cord compression: the Cancer
motores son rápidos (Rades et al, 2002). Este hallazgo es similar al Care Ontario Practice Guidelines Initiative’s Neuro-Oncology Disease Site
de la mielopatía transversa aguda no compresiva, y puede reflejar un Group, J Clin Oncol, vol. 23, pp. 2028-2037
mecanismo fisiopatológico diferente de lesión medular. En los casos Patchell, R., Tibbs, P. A., Regine, W. F., et al. 2005, Direct decompressive surgical
más agudos de mielopatía, el infarto puede ser el mecanismo de le­ resection in the treatment of MESCC; a randomized trial, Lancet, vol. 20, pp.
sión, mientras que las formas menos activas de mielopatía pueden 643-648
reflejar edema o desmielinización (Byrne et al, 2006). Rades, D., Heidenreich, F., & Karstens, J. H. 2002, Final results of a prospective
study of the prognostic value of the time to develop motor deficits before irradia­
tion in metastatic spinal cord compression, Int J Rad Oncol Biol Phys, vol. 53, pp.
975-979
Bibliografía Seichi, A., Takeshita, K., Kawaguchi, H., et al. 2006, Neurologic level diagnosis of
cervical stenotic myelopathy, Spine, vol. 31, pp. 1338-1343

Adams, K. K., Jackson, C. E., Rauch, R. A., et al. 1996, Cervical myelopathy with Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
false localizing sensory levels, Arch Neurol, vol. 53, pp. 1155-1158 www.nicp.com.
C A P Í T U L O 27 Debilidad proximal, distal
Y GENERALIZADA
Jenice A. Robinson, David C. Preston
y Barbara E. Shapiro

Presentación clínica por la región afectada 370 Encaramarse a un taburete 376


Consideraciones generales 370 Debilidad psicógena 377
Músculos oculares 370 Pruebas clínicas en la debilidad muscular 377
Músculos faciales y bulbares 370 Creatincinasa sérica 377
Músculos del cuello, diafragma y axiales 370 Electromiografía 378
Extremidad superior proximal 371 Biopsia muscular 378
Extremidad superior distal 371 Pruebas genéticas 379
Extremidad inferior proximal 371 Pruebas de esfuerzo 379
Extremidad inferior distal 371 Diagnóstico diferencial por región afectada y otras manifestaciones
Exploración a la cabecera del paciente con debilidad 371 de debilidad 380
Observación 371 Trastornos con debilidad ocular prominente 380
Masa muscular y deformidades 372 Trastornos con debilidad facial o bulbar distintiva 381
Palpación, percusión y amplitud de movimientos musculares 374 Trastornos con debilidad respiratoria prominente 382
Tono muscular 374 Trastornos con debilidad prominente de la cintura escapular o del brazo 382
Fuerza 374 Trastornos con debilidad prominente de la cintura pelviana
Fatiga 375 o de la pierna 383
Reflejos 375 Trastornos con debilidad fluctuante 384
Alteraciones sensitivas 375 Trastornos exacerbados por el esfuerzo 384
Engrosamiento de los nervios periféricos 375 Trastornos con debilidad constante 385
Fasciculaciones, calambres y otros movimientos musculares anormales 376 Trastornos adquiridos que causan debilidad 385
Evaluación funcional del paciente con debilidad 376 Trastornos permanentes 386
Deambulación 376 Otras afecciones 387
Levantarse del suelo 376

La debilidad muscular puede deberse a trastornos del sistema nervio­ motora, y comenta los trastornos de la unión neuromuscular y el SNP
so central (SNC) o del sistema nervioso periférico (SNP), de la unión cuando forman parte del diagnóstico diferencial.
neuromuscular o del músculo. La exploración neurológica permite la El patrón de debilidad localiza el proceso patológico en la uni­
diferenciación de la debilidad que surge de estas distintas localizacio­ dad motora. La debilidad muscular cambia las capacidades funcio­
nes. Si el patrón de debilidad es característico de debilidad de la mo­ nales que son más o menos específicas de los grupos musculares
toneurona superior (MNS) (p. ej., debilidad de los extensores de las afectados. Los patrones reconocibles de síntomas y signos permiten
extremidades superiores y de los flexores de las extremidades infe­ con frecuencia una estimación razonable de la afectación anatómi­
riores), junto con hiperreflexia y respuesta plantar extensora, la debi­ ca. El reconocimiento de estos patrones es el primer paso en el
lidad tiene claramente su origen en el SNC. Si se observa un claro diagnóstico diferencial de la debilidad, ya que ciertos trastornos tie­
deterioro sensitivo es probable que la debilidad tenga su origen en nen predilección por determinados grupos musculares. Este capítu­
una disfunción de los nervios periféricos, de las raíces nerviosas o del lo se inicia con un comentario sobre los síntomas de debilidad mus­
SNC. Si hay una acusada fatiga y la debilidad afecta a los músculos cular, dependiendo de los grupos musculares afectados. Sigue con
extraoculares, bulbares y proximales de las extremidades superiores, un comentario sobre la exploración a la cabecera del paciente y la
es probable que el diagnóstico sea miastenia gravis. exploración física funcional, y unos comentarios sobre las pruebas
Si la debilidad no va acompañada de pérdida sensitiva, fatiga acu­ de laboratorio que se emplean con frecuencia en los pacientes con
sada o signos de afectación del SNC, es probable que se deba a un debilidad muscular. El capítulo concluye con un enfoque del diag­
trastorno de la unidad motora. La unidad motora comprende la neu­ nóstico de la debilidad muscular, basado en los músculos débiles, si
rona del asta anterior, el nervio motor, la unión neuromuscular y el la debilidad muscular es constante o fluctuante y si el trastorno es
propio músculo. Este capítulo se centra en los trastornos de la unidad adquirido o hereditario.

369
370 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

PRESENTACIÓN CLÍNICA (p. ej., implante de lentes por cataratas). Para diferenciar entre la ptosis
aguda y crónica, con frecuencia es útil mirar fotografías anteriores.
POR LA REGIÓN AFECTADA Dado que las miopatías oculares suelen ser familiares, la exploración
de los familiares es útil. La ptosis bilateral puede dar como resultado
Consideraciones generales una inclinación compensadora hacia atrás del cuello para mirar hacia
delante o hacia arriba. Este hecho rara vez lleva a dolor cervical y fati­
A medida que los músculos comienzan a debilitarse, los síntomas de­
ga como síntomas prominentes. Además, la ptosis verdadera con fre­
penden más de los músculos afectados que de la causa de la afectación.
cuencia da lugar a una contracción compensadora de los músculos
Un factor que complica la evaluación de la debilidad es la diferencia en
frontales para disminuir la ptosis, lo que da lugar a un patrón caracte­
la interpretación que tiene el paciente para la palabra debilidad. Aun­
rístico de párpados caídos con contracción prominente y fruncimiento
que los médicos emplean esta palabra para denotar una pérdida del
del músculo frontal por arriba. La debilidad de los músculos extraocu­
poder muscular, el paciente puede utilizarla más laxamente. Todavía se
lares puede dar lugar a diplopía. Sin embargo, una ligera diplopía pue­
añade más confusión, ya que mucha gente emplea las palabras ador­
de causar sólo vista borrosa, lo que remite al paciente al oftalmólogo
mecimiento y debilidad de modo intercambiable. Por tanto, el médico
para unas nuevas lentes. También es conveniente preguntar al paciente
no debería tomar la debilidad en su valor nominal sino que más bien
si al cerrar un ojo se corrige la diplopía, porque la debilidad neuromus­
tiene que interrogar más al paciente hasta que esté claro que «debili­
cular no se halla entre las causas de diplopía monocular.
dad» significa pérdida de la fuerza muscular.
Si el paciente no presenta debilidad objetiva al ser explorado, el
clínico ha de basarse en la historia. Los pacientes con músculos débi­ Músculos faciales y bulbares
les tienen un conjunto estereotipado de síntomas que dependen de los
El paciente suele experimentar debilidad facial como una sensación de
grupos musculares débiles (como se explica más adelante en esta sec­
rigidez o, en ocasiones, como una percepción alterada en la cara (nóte­
ción). El paciente cuya debilidad está causada por depresión o fingi­
se que con frecuencia los pacientes emplean la palabra adonnecimien-
miento tiene síntomas vagos y evita responder a preguntas dirigidas, to al describir la debilidad facial). Son tareas particularmente difíciles
y los síntomas estereotipados de debilidad raramente son voluntarios. beber con una pajita, silbar o inflar globos, y pueden ser pruebas sensi­
En su lugar, los pacientes hacen afirmaciones del tipo de «no tengo bles para la investigación de la debilidad facial, en especial cuando esta
fuerza para hacer el trabajo doméstico», «simplemente, no puedo debilidad data desde la infancia. Los allegados al paciente pueden ob­
hacer la tarea» y «no puedo subir las escaleras porque me canso servar que su expresión está algo cambiada. Una sonrisa agradable
mucho y tengo que parar». Cuando se les insiste en relación con estos puede volverse en una mueca de refunfuño debido a la debilidad de los
síntomas, pronto se manifiesta que faltan detalles específicos. Los músculos elevadores de la comisura bucal en la miastenia gravis. En la
pacientes que no pueden incorporarse de una silla baja por debilidad debilidad facial inferior, los pacientes pueden tener dificultad porque
real explican de modo preciso cómo deben maniobrar para ponerse se les cae la baba y no retienen la saliva, y a menudo les obliga a llevar
en una postura erguida (p. ej., empujando sobre los brazos de la silla, una servilleta o un pañuelo en la mano (conocido como «signo de
inclinándose hacia delante en el asiento y apuntalando las manos la servilleta», que con frecuencia acompaña a la afectación bulbar en la
contra los muebles). El explorador debe evitar facilitar a los pacientes esclerosis lateral amiotrófica ([ELA]). Una observación frecuente en
los detalles que está buscando. Preguntar a los pacientes si tienen que la debilidad facial leve de larga duración, por ejemplo, en la distrofia
impulsarse sobre los brazos de la silla para incorporarse proporciona facioescapulohumeral (FSH), es una tendencia que tiene el paciente a
a los pacientes la información que pueden emplear más adelante dormir con los ojos abiertos a causa de la debilidad del orbicular de los
como respuesta a las preguntas de los sucesivos exploradores descon­ párpados. La debilidad de los músculos masticadores puede dar lugar a
certados. Además, con frecuencia es difícil diferenciar la verdadera dificultad para masticar, en ocasiones con una sensación de fatiga y
debilidad muscular de la debilidad aparente que acompaña a las con­ molestia, como puede suceder en la miastenia gravis. La debilidad fa­
tracturas tendinosas o articulares o que se produce de modo secunda­ ríngea, palatina y de la lengua altera el habla y la deglución. Un paladar
rio al dolor. Por ejemplo, los pacientes con afecciones ortopédicas flácido se asocia con regurgitación nasal, períodos de ahogo y aspira­
primarias manifiestan con frecuencia debilidad. Sin embargo, en es­ ción de líquidos. El habla puede volverse arrastrada, nasal o ronca. En
tos pacientes el dolor con el movimiento pasivo o activo suele ser una contraste con las lesiones centrales, no hay problema con la fluidez o la
parte prominente de los síntomas. función del lenguaje.
Al evaluar la debilidad, el primer deber clave es discernir cuáles
son los grupos musculares afectados. A este respecto, es útil conside­
rar la presentación clínica con afectación de regiones corporales es­
Músculos del cuello, diafragma y axiales
pecíficas: ocular; facial y bulbar; cuello, diafragma y axial; extremi­ La debilidad de los músculos del cuello se observa por vez primera en
dad superior proximal; extremidad superior distal; extremidad situaciones en las que el paciente debe estabilizar la cabeza. Ir de pasa­
inferior proximal y extremidad inferior distal. jero en un automóvil cuando se emplea el freno o el acelerador, en es­
pecial en una situación de emergencia, puede ser desconcertante para
el paciente con debilidad cervical, porque la cabeza se balancea hacia
Músculos oculares delante o hacia atrás. De modo similar, cuando el paciente está encor­
La debilidad de los músculos extraoculares da lugar a ptosis o diplopía. vado o inclinado hacia adelante, la debilidad de los músculos posterio­
El paciente puede observar que tiene los párpados caídos al mirarse en res puede ocasionar que el mentón caiga sobre el tórax. Un paciente
el espejo, o la familia o los amigos se lo hacen notar. Es importante con debilidad en flexión del cuello con frecuencia tiene dificultades
tener en cuenta que, en los pacientes de mayor edad, se produce ocasio­ para levantar la cabeza por encima de la almohada por la mañana.
nalmente ptosis como consecuencia del proceso de envejecimiento A medida que progresa la debilidad del cuello, los pacientes pueden lle­
(p. ej., dehiscencia parcial de los músculos elevadores) o de cirugía ocular gar a tener el síndrome de «cabeza caída», en el que ya no pueden ex-
Capítulo 27 Debilidad proximal, distal y generalizada 371

especialmente abrir un frasco o un grifo o arrancar el coche, emplear


una llave, sostener la vajilla, escribir o abrir la puerta del automóvil.

Extremidad inferior proximal


La debilidad de la parte proximal de la extremidad inferior es respon­
sable, con frecuencia, de los síntomas más tempranos experimentados
por los pacientes con debilidad. Los pacientes notan que tienen dificul­
tad para levantarse del suelo o de una silla baja, por lo que deben apo­
yarse en las manos o en las rodillas. Salir del baño o del servicio sin un
pasamanos es particularmente difícil. Los pacientes de mayor edad
pueden interpretar este hecho como artritis o algún problema similar
menor. El andar se vuelve torpe, y el paciente puede tropezar. Al bajar
escaleras, las personas con debilidad del cuádriceps tienden a mantener
la rodilla bloqueada y rígida. Si la rodilla se flexiona ligeramente cuan­
do el peso del cuerpo se transfiere al peldaño inferior, la rodilla puede
FIGURA 27.1 Síndrome de la cabeza caída. En la debilidad colapsarse. Presentar mayores problemas al bajar escaleras que al su­
intensa de los músculos extensores del cuello, los pacientes ya no pueden birlas sugiere debilidad del cuádriceps, mientras que a la inversa sugie­
extender el cuello, y el mentón descansa sobre el tórax.
re debilidad de los extensores de la cadera. Una vez que los pacientes
con debilidad de la cintura pelviana se hallan erguidos y en un terreno
nivelado, se sienten más seguros. Sin embargo, la familia y los amigos
tender el cuello, y el mentón descansa sobre el tórax (Fig. 27.1). Esta observan con frecuencia un cambio manifiesto en la marcha. Los pa­
postura conlleva varias dificultades secundarias, especialmente en la cientes con debilidad de la cintura pelviana suelen mostrar una marcha
visión y la deglución. de pato, porque la debilidad de los abductores de la cadera de la pierna
Cuando se debilitan los músculos del diafragma, los pacientes tie­ que carga el peso da lugar a que la cadera se caiga cuando el paciente
nen con frecuencia dificultad respiratoria, especialmente al estar anda (marcha de Trendelenburg).
echados o con el esfuerzo, y estos síntomas pueden interpretarse de
modo erróneo como neumopatía o cardiopatía. Una debilidad dia-
Extremidad inferior distal
fragmática intensa lleva a hipoventilación y retención de dióxido de
carbono, que puede manifestarse inicialmente con cefaleas matuti­ Los síntomas localizados en déficit en el compartimento anterior (es
nas, pesadillas vividas o ambas cosas. Posteriormente, la hipercapnia decir, debilidad muscular peroneal) con frecuencia son el primer signo
da lugar a sedación y depresión del estado mental. de debilidad de la extremidad inferior distal. La debilidad de los múscu­
Rara vez puede haber afectación de los músculos axiales y tronca­ los tibial anterior y eversor del tobillo da lugar con frecuencia a tro­
les al principio del curso de la alteración neuromuscular. La debilidad pezones, incluso con pequeños obstáculos, y a un aumento de la ten­
de los músculos abdominales puede hacer imposible que el paciente dencia a esguinces repetidos del tobillo. Si la debilidad se vuelve
se incorpore. La debilidad focal de los músculos abdominales infe­ intensa, se observa un pie caído, y la marcha adopta una calidad de
riores da lugar a una manifiesta protuberancia que, superficialmente, golpe con la planta del pie. Para compensar un pie caído, los pacientes
remeda una hernia abdominal. Los pacientes con debilidad de los deben elevar más la rodilla al caminar, de modo que el tobillo y los
músculos paravertebrales son incapaces de mantener una postura er­ dedos caídos se elevan mucho del suelo (es decir, marcha en steppage).
guida cuando se hallan sentados o de pie, en comparación con la La debilidad de los músculos anteriores y posteriores de la parte infe­
postura que adoptan cuando se hallan sobre la cama (el denominado rior de la pierna hace que con frecuencia la sustentación sea inestable,
síndrome de la «columna inclinada»). lo que da origen a que el paciente manifieste inestabilidad del equili­
brio. La debilidad aislada de la parte posterior de la pantorrilla hace
imposible la postura erguida sobre las puntas de los dedos.
Extremidad superior proximal
Con frecuencia una sensación de cansancio es la primera expresión
de debilidad del hombro. El peso de los brazos es suficiente para EXPLORACIÓN A LA CABECERA
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

causar fatiga. Al principio, el paciente experimenta fatiga al realizar DEL PACIENTE CON DEBILIDAD
tareas en las que se mantienen las manos levantadas, especialmente
por encima de la cabeza. Las actividades más problemáticas com­ La exploración neurológica de los pacientes con debilidad muscular
prenden pintar el techo, frotarse el champú o peinarse el pelo, afeitar­ es la misma que la que se emplea en los pacientes con otros proble­
se o, simplemente, intentar colocar un objeto en una estantería alta. mas neurológicos. Sin embargo, una especial atención hacia la obser­
vación y la evaluación funcional del paciente son particularmente
beneficiosas en el paciente con debilidad.
Extremidad superior distal
La debilidad de la mano y del antebrazo interfiere en muchas de las
Observación
actividades habituales de la vida cotidiana. Con frecuencia, lo primero
que se observa es dificultad en las actividades que requieren habilidad, Es útil permanecer unos momentos observando al paciente y notando
como abrocharse los botones o subir o bajar una cremallera. Cuando su postura natural y movimiento. Cuando los pacientes, en especial los
progresa la debilidad de la mano, se ven afectadas otras actividades, niños, son conscientes de que se les está observando, con frecuencia se
372 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

concentran en hacer los movimientos del modo más normal posible. La atrofia de los músculos pectorales hace que el pliegue axilar
Cuando no son conscientes de dicha observación, su postura y movi­ anterior se ponga horizontal o ligeramente inclinado hacia arriba, y
mientos pueden ser más naturales. En algún momento, hemos oído la este hecho se observa particularmente en la distrofia muscular FSH.
exclamación exasperada de los padres: «Nunca lo hace así en casa». El explorador puede observar que la escápula adopta una forma
Por ejemplo, la ptosis puede ser manifiesta en la inspección de la cabe­ alada, un hallazgo característico de la debilidad de los músculos que
za y el cuello. Cuanto más intensa sea la ptosis, mayor es la tendencia normalmente fijan la escápula al tórax (p. ej., el serrato anterior, el
del paciente a llevar la cabeza hacia atrás. Las cejas se hallan elevadas romboides o el trapecio). A medida que estos músculos se debilitan,
y la frente está arrugada con el fin de subir los párpados superiores. En cualquier intento de mover el brazo hace que la escápula se separe de
ocasiones, este hecho tiene tanto éxito que la ptosis sólo es aparente la parte posterior de la caja torácica y sobresalga como una pequeña
cuando el explorador alisa la frente arrugada y permite que los párpa­ ala. Puede pensarse que el brazo y el hombro son como una grúa: el
dos adquieran una posición más normal. La ptosis psicogénica es fácil pescante de la grúa es el brazo y la base es la escápula. Obviamente,
de detectar, porque la elevación del párpado inferior (debido a la con­ si la base no está fija, cualquier intento de emplear la grúa da lugar a
tracción de ambas partes del músculo orbicular de los párpados, es que se caiga la estructura en su totalidad. Esto es lo que sucede en los
decir, un blefarospasmo) acompaña al descenso del párpado superior. intentos de elevar el brazo; la escápula estira simplemente la parte
La debilidad de la cara que ha estado presente desde la infancia posterior de la pared torácica de un modo característico. En el tipo
puede proporcionar a la cara adulta un aspecto liso y sin arrugas. Ade­ más habitual de escápula alada, la totalidad del borde interno de la
más, la expresión facial está disminuida o alterada. Una sonrisa puede escápula sobresale hacia atrás. En algunas enfermedades, especial­
convertirse en una mueca o refunfuño, con eversión del labio superior. mente en la distrofia muscular FSH, el ángulo inferointerno se pro­
El parpadeo normal puede ser más lento o el cierre de los párpados pue­ yecta hacia fuera primero, y la totalidad de la escápula rota y forma
de ser incompleto, de modo que la esclerótica siempre es visible. un resalte sobre la espalda. Con frecuencia, se asocia con una joro­
Puede perderse la preservación normal del arco del labio superior, y la ba del trapecio, en la que la parte media del músculo trapecio, en el
boca adopta una configuración ya sea en tienda de campaña o de línea tejido del cuello, se monta sobre el borde superior de la escápula
recta. Es difícil observar la atrofia real de los músculos de la cara, pero (Fig. 27.2). Es apropiada aquí adoptar cierta cautela en relación con
la atrofia de los músculos temporales y maseteros produce un aspecto la exploración de la persona delgada o de un niño, en la que con fre­
característico de valva de concha por encima y por debajo del hueso cuencia se observa una paletilla del hombro prominente. Sin embar­
malar. Dado que puede arreglarse el peinado para cubrir la pérdida go, la configuración del hombro vuelve a la normalidad cuando el
muscular, el explorador debe realizar un esfuerzo consciente para com­ individuo intenta emplear el brazo con fuerza, como en un empujón.
probar la porción superior de la cara. Se debe inspeccionar la lengua en
busca de atrofia y fasciculaciones. Lo más adecuado es inspeccionar la
lengua en reposo, con la boca abierta, buscando movimientos de sacu­
Masa muscular y deformidades
didas al azar e irregulares, propios de las fasciculaciones. Cuando la La exploración de la masa muscular, investigando si hay atrofia o hi­
lengua está totalmente fuera de la boca, muchos pacientes tienen movi­ pertrofia, constituye una parte importante de la exploración neuromus­
mientos temblorosos normales. Es prudente diagnosticar fasciculacio­ cular. Una pérdida muscular prominente suele acompañar a los trastor­
nes de la lengua sólo cuando se asocian con atrofia. nos neurogénicos asociados con pérdida axonal. Sin embargo, también
La debilidad facial causa un ablandamiento de los sonidos labiales puede observarse una intensa pérdida muscular en las afecciones mio-
normales (p y b). El explorador con un oído experimentado puede de­ páticas crónicas. La pérdida muscular se aprecia mejor en la parte dis­
tectar otras alteraciones del habla. La afectación de la motoneurona tal de los músculos de las manos y de los pies, alrededor de las promi­
inferior (MNI) del paladar y de la lengua da al habla un timbre hueco, nencias óseas. En el brazo, la pérdida de masa de los músculos
nasal, productor de eco, mientras que la disfunción de la MNS origina intrínsecos de la mano produce una característica postura de la mano,
un habla monótona, forzada y tensa. También puede apreciarse debili­ en la que el pulgar rota hacia fuera de modo que se sitúa en el mismo
dad laríngea en el habla cuando la voz se vuelve bronca o metálica, con plano que los dedos (la mano de simio), las articulaciones interfalángi-
frecuencia asociada con la pérdida del cierre glótico (el pequeño soni­ cas se hallan ligeramente flexionadas y las articulaciones metacarpofa-
do emitido por la laringe al cerrarse, como al comienzo de una tos). lángicas ligeramente extendidas (la mano en garra). La pérdida de
La debilidad de los músculos del hombro causa un cambio carac­ masa en los músculos pequeños deja los huesos fácilmente visibles a
terístico en la postura. Habitualmente, los hombros se hallan sosteni­ través de la piel, lo cual da lugar a un aspecto característico estriado del
dos hacia atrás por el tono de los músculos, de modo que los pulgares dorso de la mano. En el pie, uno de los músculos más fáciles de inspec­
tienden a estar por delante cuando cuelgan los brazos. A medida que cionar es el extensor corto de los dedos, un pequeño músculo en la
los músculos del hombro pierden su tono, la punta del hombro rota parte lateral del dorso del pie que ayuda a la flexión dorsal de los dedos
hacia delante. Esta rotación del hombro hacia delante se asocia con (Fig. 27.3). Con frecuencia, pierde masa en una fase temprana de
una rotación del brazo, de modo que las regiones dorsales de las ma­ las neuropatías y en los trastornos de la neurona del asta anterior. En las
nos miran ahora hacia delante. Además, la pérdida del tono causa un afecciones miopáticas en las que los músculos proximales se hallan
movimiento de balanceo laxo de los brazos al caminar normalmente. más afectados que los distales, el extensor corto de los dedos puede
Cuando la debilidad del hombro es intensa, el paciente puede arrojar hipertrofiarse realmente en un intento de compensar la debilidad de los
los brazos empleando un movimiento del tronco más que elevar los dorsiflexores largos de los dedos del pie que se hallan encima.
brazos del modo normal. En el ejemplo más extremo, el único modo La masa muscular de la pierna es tan variable entre las personas
por el cual el paciente puede levantar la mano por encima de la cabe­ que, en ocasiones, es difícil decidir si hay pérdida de masa muscular.
za es empleando un movimiento troncal para llevar la totalidad del Cualquier asimetría acusada indica una anomalía, pero con frecuen­
brazo hacia arriba y adelante, de modo que la mano descansa sobre la cia es difícil distinguir si un muslo delgado es consecuencia de atrofia
pared, y luego va trepando con la mano hacia arriba de la pared em­ del músculo cuádriceps. Un modo para intentar diferenciar estas
pleando movimientos de los dedos. afecciones es pedir al paciente que junte las rodillas lo más firme-
Capítulo 27 Debilidad proximal, distal y generalizada 373

FIGURA 27.2 La escápula alada de


la distrofia muscular facioescapulohumeral
se distingue por la protrusión prominente
del borde inferointerno de la escápula.
Cuando se observa desde delante,
la elevación de la escápula por debajo
del músculo trapecio produce
la joroba del trapecio.

mente que pueda. Los firmes vientres interno y externo del cuádri­ el músculo atrofiado no llega a desarrollar el vientre prominente ob­
ceps normal que se reúnen en la parte distal del muslo inmediatamen­ servado en un músculo normal.
te por encima de la rodilla no llegan a manifestarse en el caso de Es infrecuente la hipertrofia muscular anormal, pero puede ser un
haber pérdida de masa muscular. Puede emplearse la misma técnica dato clave si está presente. Más allá del aumento esperado en la masa
para evaluar si hay pérdida en el tibial anterior. En un músculo con muscular que acompaña al ejercicio físico, una hipertrofia muscular ge­
intensa pérdida se manifiesta un surco en la cara externa de la tibia neralizada es una característica de miotonía congénita y paramiotonía
(que debe estar relleno por los músculos tibiales anteriores). Es difí­ congénita, que les otorga el aspecto de levantadores de pesos. La hiper­
cil distinguir un grado moderado de pérdida muscular de una pierna trofia es un hallazgo frecuente en el raro síndrome de neuromiotonía
delgada, pero, si se pide al paciente que flexione dorsalmente el pie. adquirida, en el que la descarga discontinua de los axones motores da
lugar a que el músculo se ejercite a sí mismo de modo efectivo. Excep­
cionalmente, puede observarse hipertrofia en trastornos de denervación
crónicos, en especial en el músculo de la parte posterior de la pantorrilla
en las radiculopatías de S1. La electromiografía (EMG) en estos pacien­
tes pone de manifiesto con frecuencia descargas espontáneas en estos
músculos (por lo general, descargas repetitivas complejas) como conse­
cuencia de la denervación crónica. En contraste, hay afecciones en las
que la hipertrofia muscular no se debe a una auténtica hipertrofia muscu­
lar sino a infiltración de grasa, tejido conjuntivo u otro material (p. ej..
seudohipertrofia). La seudohipertrofia se produce en los músculos de la
pantorrilla de pacientes con atrofia muscular de Duchenne y Becker, así
como en pacientes con distrofias musculares de las cinturas, atrofia mus­
cular espinal (AME) y en algunos trastornos de almacenamiento del glu­
cógeno. De modo similar, también puede observarse hipertrofia rara vez
en la sarcoidosis, cisticercosis, amiloidosis, miopatía hipotiroidea y mio­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

sitis focal. Pueden palparse masas en los músculos en los tumores mus­
culares, tendones rotos o hernias musculares.
Con frecuencia, varias deformidades óseas son pistas importantes
en las afecciones neuromusculares. La debilidad de los músculos
proximales y axiales conduce con frecuencia a escoliosis. La debili­
dad de los músculos intrínsecos del pie, presente desde la infancia,
suele conducir a una deformidad característica del pie denominada
pie cavo (pes cavus), en la que el arco está alto, el pie está reducido,
FIGURA 27.3 El músculo extensor corto de los dedos (EDB) y los dedos, en martillo (Fig. 27.4). El pie cavo es un signo de que la
(flecha) es un pequeño músculo situado en la parte externa del dorso del debilidad ha estado presente por lo menos desde la temprana infan­
pie, que ayuda a la flexión dorsal de los dedos. Con frecuencia, se atrofia cia, e implica un trastorno genético en la mayoría de los pacientes.
al principio de las afecciones neuropáticas, pero puede volverse Igualmente, se desarrolla con frecuencia un paladar ojival por debili­
hipertrofiado en las afecciones mlopáticas proximales. dad neuromuscular presente desde la infancia.
374 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tono muscular
El origen fisiológico del tono muscular es complejo y está fuera del
alcance de este capítulo. Sin embargo, en la exploración del paciente
con debilidad, el tono muscular proporciona una información valiosa
respecto a los orígenes de la debilidad. Las variaciones del tono mus­
cular normal aumentan el tono (hipertonía) o lo disminuyen (hipoto­
nía). El tono aumentado deriva de la pérdida de influencia del SNC
en la contracción tónica del músculo. El tono disminuido suele impli­
car un problema en la inervación motora propioceptiva o periférica
de un músculo, pero también puede derivar de lesiones agudas de la
médula espinal o del cerebro. Los pacientes no se quejan directamen­
te de un aumento o disminución del tono; por ejemplo, el paciente
espástico puede aquejar pesadez, rigidez o lentitud de movimientos.
Se emplean varios métodos para examinar el tono. En primer lu­
gar, en la postura espontánea de las extremidades. En la espasticidad,
las extremidades con frecuencia se hallan en una postura fija, flexio-
nada. Los músculos afectados se muestran firmes a la palpación.
El examinador debe intentar relajar al paciente para permitir el movi­
miento pasivo libre. Las instrucciones al paciente pueden incluir frases
como «No intente ayudarme, déjeme hacer el trabajo». Habitual­
mente, existe una resistencia uniforme durante la amplitud de mo­
vimiento que no se modifica con los cambios de velocidad del movi­
FIGURA 27.4 El pie cavo está causado por una debilidad de los
miento. En un paciente con espasticidad, el desplazamiento rápido
músculos intrínsecos del pie, que se manifiesta durante el desarrollo y el
pasivo de la extremidad aumenta la resistencia, seguido de relajación
crecimiento. Se reconoce como un arco elevado, un pie reducido y dedos
(fenómeno «en navaja de muelle»). La resistencia varía con la velo­
en martillo. Con frecuencia es un signo de que la debilidad ha estado
cidad y la dirección del movimiento pasivo. El examen del tono en
presente desde la infancia temprana, e implica un trastorno hereditario
las piernas debe incluir la exploración en decúbito supino, porque
en la mayoría de los pacientes.
con el paciente en esta posición, el examinador consigue fácilmente
la flexión de la cadera y de la rodilla. En la espasticidad, el talón se
Palpación, percusión y amplitud eleva de la mesa de exploración, mientras que normalmente seguiría
en contacto con la mesa. La hipotonía es la pérdida de tono normal, y
de movimientos musculares se nota como una mayor facilidad de movimientos pasivos durante
La palpación y la percusión del músculo proporcionan una informa­ estas maniobras o «flacidez». En la hipotonía grave, las articulacio­
ción adicional. El músculo fibrótico puede sentirse duro y como si nes pueden hiperextenderse pasivamente.
fuera de caucho, mientras que el músculo denervado puede separarse
en hebras distintas que pueden rodarse con las yemas de los dedos. En
las miopatías inflamatorias o en las afecciones reumatológicas el
Fuerza
músculo puede ser doloroso a la palpación, pero es infrecuente un La evaluación de la fuerza de un músculo individual es una parte im­
dolor muscular intenso a la palpación. Constituyen una excepción el portante de la exploración clínica. Se dispone de muchos métodos. La
paciente en fase aguda de una miositis vírica o rabdomiólisis, cuyos miometría fija ha llegado a popularizarse en la comunidad investiga­
músculos pueden ser muy sensibles al movimiento o al tacto. La per­ dora. Esta técnica emplea un calibrador de tensión conectado a una
cusión del músculo puede producir un fenómeno de miotonía, en la estructura de soporte rígida, a menudo integrada en la cama de ex­
que persiste una contracción localizada del músculo durante algunos ploración en la que se halla acostado el paciente. A continuación, el
segundos después de la percusión. El mejor modo para observarlo es paciente ejerce la máxima contracción voluntaria, que puede cuantifi-
percutir la eminencia tenar y observar si hay un retraso en la relaja­ carse en newtons. Las ventajas de este método están controvertidas,
ción de los abductores del pulgar. Este fenómeno, característico de la y para el clínico promedio la carestía de su maquinaria es prohibitiva.
distrofia miotónica y de la miotonía congénita, debe distinguirse del En el marco de una clínica, y en muchos estudios clínicos farma­
mioedema, que se observa ocasionalmente en los pacientes con tras­ cológicos, la prueba manual de los músculos proporciona unos resul­
tornos tiroideos y otros problemas metabólicos. En el mioedema, la tados perfectamente adecuados, y es preferible a una miometría fija
percusión se sigue del desarrollo de un hoyuelo en el músculo, que en los niños de corta edad. Se basa en el sistema de graduación del
luego forma una pequeña elevación. Medical Research Council, con alguna modificación (Tabla 27.1). Es
Además de su valor diagnóstico, la presencia de contractura mus­ adecuada para su empleo en una clínica, en especial si se suplementa
cular sobre una articulación puede causar discapacidad, incluso en con la evaluación funcional. Se emplea una escala del 0 al 5, donde el
ausencia de debilidad. Así, una evaluación de la amplitud de movi­ grado 5 es la fuerza normal. Se emplea un grado 5 sólo si el explora­
mientos en las articulaciones mayores es una parte importante de la dor está seguro de que el músculo es normal, y no debe emplearse en
exploración clínica. En una exploración estándar se evalúan las con- los músculos ligeramente débiles. Los músculos que pueden mover
tracturas en dedos, codos, muñecas, caderas, rodillas y tobillos. En la articulación frente a una resistencia pueden variar ampliamente en
las caderas, se debe valorar la flexión, así como las contracturas de la fuerza; con frecuencia, se emplean los grados 4+, 4 y 4- para indicar
banda iliotibial. diferencias, en especial entre ambos lados del cuerpo. El grado 4 re-
Capítulo 27 Debilidad proximal, distal y generalizada 375

neuromuscular debe investigarse formalmente la fatiga. La ptosis


Tabla 27.1
puede estar causada por dirigir la mirada hacia arriba de modo soste­
Escala del Medical Research Council para la gradación nido durante 2-3 minutos. Contar de 1 a 100 en voz alta puede dar
de la fuerza muscular lugar a una voz arrastrada, con tonalidad nasal o ronca. Al realizar
unas pruebas de modo repetitivo investigando la fuerza de la abduc­
GRADO DESCRIPCIÓN
ción del hombro o de la flexión de la cadera se puede dar lugar a una
0 Sin contracción
1 Señal o rastro mínimo de contracción
debilidad progresiva en los pacientes con miastenia gravis.
2 Movimiento activo, no contra la gravedad
3 Movimiento activo contra la gravedad
Reflejos
4 Movimiento activo contra la gravedad
y resistencia En los trastornos de la unidad motora los reflejos son normales, están
5 Fuerza normal reducidos o están ausentes. La ELA es la excepción, porque en ella
coexiste la disfunción de la MNS como de la MNI, y la hiperreflexia y
la espasticidad con frecuencia se acompañan de signos de pérdida de la
MNI. En los trastornos neurogénicos con desmielinización, se tiende a
presenta una amplia gama de fuerza, desde una ligera debilidad a una perder los reflejos tempranamente, como sucede en el síndrome de
moderada debilidad, lo cual es una desventaja. Por esta razón, la es­ Guillain-Barré por el bloqueo y la desincronización de las aferentes del
cala ha sido más útil en el seguimiento de una fuerza promedio de huso muscular y de las eferentes motoras. Los trastornos que dan lugar
muchos músculos durante el curso de una enfermedad, más que para a pérdida axonal disminuyen los reflejos en proporción a la cantidad de
el curso de un único músculo. Al promediar las puntuaciones de mu­ pérdida axonal. Dado que la mayoría de las neuropatías axonales afec­
chos músculos, se alisa la progresión por escalones observada en un tan de modo predominante a los axones distales, los reflejos distales
único músculo, y se puede demostrar un declinar constantemente (reflejos del tobillo) se hallan disminuidos o perdidos en una fase tem­
progresivo en una enfermedad. Se emplea el grado 3+ cuando el múscu­ prana, mientras que los más proximales permanecen normales. En las
lo puede mover una articulación frente a la gravedad y ejercer una miopatías, los reflejos tienden a estar disminuidos en proporción a la
muy pequeña cantidad de resistencia, pero luego se colapsa bajo la cantidad de debilidad muscular. Lo mismo se aplica a los trastornos
presión de la mano del explorador. No se emplea para denotar el fe­ postsinápticos de transmisión neuromuscular. Los trastornos de trans­
nómeno de un cese brusco, que se produce en los trastornos de con­ misión neuromuscular presináptica (p. ej„ el síndrome miasteniforme
versión y en los pacientes limitados por el dolor. El grado 3 indica de Lambert-Eaton) tienden a presentar unos reflejos débiles o ausentes
que el músculo puede mover la articulación en toda su gama de mo­ en reposo, que pueden ser provocados después de unos breves períodos
vimientos frente a la gravedad, pero no frente a una resistencia aña­ de ejercicio (10 segundos).
dida. En ocasiones, especialmente en los músculos que actúan sobre
grandes articulaciones, como la rodilla, el músculo es capaz de mo­
ver la extremidad parcialmente contra la gravedad, pero no puede
Alteraciones sensitivas
realizar toda la amplitud de movimientos. Un músculo que no pue­ Los trastornos de la unidad motora no suelen asociarse con trastornos
de extender la rodilla horizontalmente estando en una posición senta­ de la sensibilidad, a menos que haya una segunda afección super­
da, pero que puede extender la rodilla unos 30 a 40° de la horizontal puesta. Las alteraciones de la motoneurona, los trastornos de trans­
se gradúa como 3-, Los grados 2, 1 y 0 se definen en la Tabla 27.1. misión neuromuscular y las miopatías siguen generalmente esta re­
Aunque es recomendable, y en ocasiones esencial, explorar cada gla. Entre las pocas excepciones figuran la pérdida sensitiva menor
músculo por separado, la mayoría de clínicos exploran los grupos en los pacientes con atrofia muscular espinobulbar ligada al cromo­
musculares, más que los músculos individualmente. En la clínica soma X (enfermedad de Kennedy) y la miositis con cuerpos de inclu­
de los autores se evalúa la flexión del cuello, la extensión del cuello, sión, en las que puede darse alguna degeneración coexistente de los
la abducción del hombro, la rotación interna, la rotación externa, la nervios periféricos y de las células de los ganglios de las raíces dor­
flexión y extensión del codo, la flexión y extensión de la muñeca, sales. En el síndrome paraneoplásico miasteniforme de Lambert-Ea-
la abducción y la aducción de los dedos, la abducción del pulgar, la ton, los pacientes tienen con frecuencia signos sensitivos menores
flexión y la extensión de la cadera, la flexión y la extensión de la ro­ que reflejan un proceso paraneoplásico más generalizado.
dilla, la dorsiflexión del tobillo y la flexión plantar, y la dorsiflexión Los hallazgos sensitivos acompañan con frecuencia a las neuropa­
del dedo gordo del pie. tías periféricas predominantemente motoras y de las que generalmen­
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te se piensa que son neuropatías motoras. Comprenden el síndrome


de Guillain-Barré, la neuropatía motora multifocal con bloqueo de la
Fatiga
conducción, la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth y algunas neuro­
La fatiga es un síntoma común en muchos trastornos neuromuscula­ patías tóxicas (p. ej., saturnismo). En estas afecciones, las anomalías
res y en muchas afecciones médicas. Afecciones como la anemia, la sensoriales en la exploración, pruebas electrofisiológicas o ambas
cardiopatía, la neumopatía, el cáncer, la malnutrición y la depresión ayudan a identificar el trastorno como una neuropatía, y de este modo
se hallan entre las muchas alteraciones que pueden dar lugar a fatiga. limitan el diagnóstico diferencial.
Sin embargo, en ciertas afecciones neuromusculares la fuerza es nor­
mal en reposo, pero con el uso empeora progresivamente. Se produce
con mayor frecuencia en los trastornos postsinápticos de transmisión
Engrasamiento de los nervios periféricos
neuromuscular, especialmente en la miastenia gravis. Unas pruebas La palpación de los nervios periféricos puede aportar una importante
musculares repetitivas o mantenidas producen una verdadera fatiga información en varias afecciones neuromusculares. Unos nervios di­
muscular. En los pacientes con sospecha de trastornos de conducción fusamente engrosados pueden observarse en algunos pacientes con
376 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

neuropatías periféricas desmielinizantes crónicas, especialmente en otro lado; cuando la debilidad es bilateral, da lugar a una marcha de pato.
la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth de tipo 1, enfermedad de Además, la debilidad de los extensores de la cadera y de los extensores
Déjerine-Sottas y enfermedad de Refsum. Además, los nervios pue­ de la espalda hace difícil que los pacientes mantengan una postura nor­
den hallarse focalmente engrosados en presencia de un tumor de la mal. De modo ordinario, el cuerpo es llevado de modo que el centro de
vaina nerviosa (neurofibromatosis) o en lesiones infiltrativas (p. ej., gravedad va ligeramente por delante de la articulación de la cadera. Para
amiloidosis, lepra). Los nervios que pueden palparse fácilmente mantener una postura erecta los extensores de la cadera y de la espalda
comprenden el nervio auricular mayor en el cuello, el nervio cubital se hallan en continua actividad. Si estos músculos se vuelven débiles,
en el codo, el nervio radial sensitivo superficial cuando cruza los ex­ el paciente lleva con frecuencia los hombros hacia atrás, de modo que el
tensores del pulgar distalmente a la muñeca, y el nervio peroneo en la peso del cuerpo cae por detrás de las articulaciones de la cadera. Se acen­
cabeza femoral y en la rodilla. túa así la lordosis lumbar. De otro modo, si hay mucha debilidad de los
músculos cuádriceps, el paciente estabiliza la rodilla llevándola hacia
atrás. Cuando la rodilla se halla hiperextendida, se bloquea; esto deriva
Fasciculaciones, calambres y otros movimientos
su estabilidad de la anatomía de la articulación, no del soporte de los
musculares anormales músculos. Por último, la debilidad de los músculos de la parte inferior de
Deben explorarse todas las extremidades para determinar la presen­ la pierna puede dar lugar a una marcha en steppage, en la que la dorsi-
cia o ausencia de fasciculaciones. La fasciculación es un breve espas­ flexión del pie resulta afectada por una carrera corta en el balanceo me­
mo causado por una descarga espontánea de una unidad motora. Pue­ dio del tobillo. A continuación, se lleva rápidamente el pie al suelo antes
den ser difíciles o imposibles de observar en los lactantes y en los de que los dedos caigan hacia atrás en flexión plantar. Puede observarse
individuos obesos. Pueden afectar a personas sanas, de modo que su debilidad de los hombros cuando el paciente deambula; los brazos cuel­
presencia en ausencia de pérdida de masa muscular o debilidad no gan laxamente a los lados, y tienden a balancearse como un péndulo, más
tiene, probablemente, significación {fasciculaciones benignas). Las que con un balanceo controlado normal.
fasciculaciones generalizadas y vistas en todas las exploraciones
pueden indicar una enfermedad denervante, en especial una enferme­
dad de las células del asta anterior. La fatiga mental o física, la cafeí­
Levantarse del suelo
na, el tabaquismo y drogas como las anfetaminas exacerban las fasci­ El método normal de levantarse del suelo depende, hasta cierto pun­
culaciones. En algunos pacientes que han evitado cuidadosamente la to, de la edad del paciente. El niño de corta edad puede dar un salto
exposición a factores exacerbantes, las fasciculaciones relacionadas rápidamente sobre los pies sin que el observador promedio pueda
con la enfermedad pueden estar ausentes o parecer benignas; debe establecer una disección de los movimientos. El paciente de edad
tenerse en cuenta esta posibilidad durante la evaluación. Las fascicu­ avanzada puede volverse a un lado, colocar una mano en el suelo y
laciones abundantes pueden ser difíciles de diferenciar de la mioqui- elevarse hasta una postura erecta con una lentitud deliberada. A pesar
mia, que es un movimiento muscular de retorcimiento, como si fuera de su variabilidad, se detectan con facilidad las anomalías causadas
una bolsa de gusanos. La mioquimia está causada por salvas repetiti­ por la debilidad muscular. El paciente con debilidad de los músculos
vas de la unidad motora (p. ej., fasciculaciones agrupadas), y se aso­ de la cadera se vuelve hacia un lado o hacia el otro para poner la
cia de modo característico con ciertas afecciones neuromusculares mano en el suelo con el fin de lograr un apoyo. El grado de giro es
(p. ej., lesión por radiación y síndrome de Guillain-Barré). proporcional a la intensidad de la debilidad. Algunos pacientes tienen
Parecidos a las fasciculaciones, los calambres pueden ser un fenó­ que darse la vuelta por completo hasta que se hallan en prono antes
meno benigno o acompañar a una variedad de afecciones neuropáti- de sacar los pies por debajo de ellos para comenzar el proceso de le­
cas. Un calambre es una contracción muscular dolorosa. Los calam­ vantarse. La mayoría de las personas se levantan hasta una postura
bres se producen cuando un músculo se contrae en una posición erecta a partir de una posición en cuclillas, pero el paciente con debi­
acortada. Durante un calambre, el músculo se vuelve duro y bien lidad de los músculos extensores de la cadera y del cuádriceps en­
definido. El estiramiento del músculo alivia el calambre. Superficial­ cuentra más fácil mantener las manos en el suelo y elevar las caderas
mente, una contractura muscular que se produce en una miopatía me­ en el aire. Esto se ha denominado maniobra de primero el trasero: el
tabólica puede parecer un calambre, aunque es completamente dife­ paciente forma un triángulo, con las caderas en la punta o parte alta,
rente en la exploración electrofisiológica. Se produce un silencio y la base de apoyo está proporcionada por las manos y los pies sobre
eléctrico durante una contractura, y numerosas unidades motoras dis­ el suelo, y luego, laboriosamente, se eleva desde esta posición, en
paran a altas frecuencias durante un calambre. general empujando sobre los muslos con ambas manos para ir levan­
tando el cuerpo hacia arriba. Puede documentarse el progreso de re­
cuperación o progresión de la debilidad observando si el giro inicial
EVALUACIÓN FUNCIONAL DEL PACIENTE es mayor de 90°, si se emplea el apoyo en la mano unilateral o bilate­
CON DEBILIDAD ral en el suelo y muslos, si este apoyo es mantenido o transitorio, y si
hay una maniobra del trasero en primer lugar. El proceso en su tota­
lidad es conocido como maniobra de Gowers, pero es útil desdoblar­
Deambulación lo en sus componentes (Fig. 27.5).
La marcha se ve alterada por la debilidad de los músculos de la cadera y
de la espalda, de las piernas y del hombro. En la deambulación normal,
cuando el talón golpea el suelo, la acción de los abductores de la cadera
Encaramarse a un taburete
que estabilizan la pelvis sirve para contrarrestar el choque. En cierto sen­ En un paciente con debilidad de la cadera y de las piernas, encara­
tido, los abductores de la cadera actúan como absorbentes del choque; su marse a un taburete de 25 cm de altura es equivalente en dificultad a
debilidad altera el movimiento fluido normal de la pelvis al caminar, de que una persona normal se encarame a una mesa. Esta analogía es
modo que cuando el talón golpea el suelo, la pelvis se inclina hacia el apropiada, porque en ambos casos se llevan a cabo unas maniobras
Capítulo 27 Debilidad proximal, distal y generalizada 377

halla aún flexionada, rápidamente transfieren el otro pie desde el sue­


lo al taburete y luego estiran las rodillas. Con ello se da la impresión
de una transferencia apresurada del pie trasero desde el suelo al tabu­
rete, y de aquí la denominación de pie rápido. Conforme aumenta
la debilidad, la pelvis puede inclinarse hacia el suelo a medida que la
pierna directriz toma la tensión y el peso del paciente se transfiere
desde el pie de apoyo en el suelo hasta el pie en el taburete, la así
denominada inclinación de la cadera. Por último, si la debilidad es
muy acusada, los pacientes pueden emplear el apoyo en sus manos
sobre los muslos, y se preparan y levantan el cuerpo sobre el taburete.
El análisis de los diversos componentes, la vacilación, el pie rápido,
la inclinación de la cadera y levantar el cuerpo, junto con la presencia
o ausencia del apoyo en las manos, pueden proporcionar una deter­
minación sensible de los cambios en una enfermedad.

Debilidad psicógena
Un explorador experimentado debe ser capaz de diferenciar una debili­
dad auténtica de una debilidad psicógena. La principal característica de
la debilidad psicógena es que es impredecible y fluctuante. La fuerza
muscular puede ceder súbitamente cuando se está evaluando. Para el
paciente es difícil saber exactamente cuánta fuerza se espera de él y, por
consiguiente, no puede contrarrestar adecuadamente la resistencia del
explorador. Con ello, se da lugar a un titubeo, una fuerza que se colapsa.
Pueden emplearse trucos para producir la discrepancia en la función
muscular. Por ejemplo, si el muslo no puede ser elevado de la silla en
posición de sedestación por debilidad, las piernas no deberían ser capa­
ces de girar sobre el colchón cuando se pide al paciente que se siente
sobre la mesa de exploración. Cuando un explorador sospecha que la
debilidad de la abducción del hombro es fingida, el brazo del paciente
puede ponerse en abducción, con la mano del explorador en el codo, y el
explorador puede instruir al paciente para que empuje hacia el techo. Al
principio la presión hacia abajo se mantiene muy ligera y el paciente es
incapaz de mover la mano exploradora hacia el techo. Sin embargo, el
brazo tampoco cae, y a medida que se va aumentando gradualmente la
presión hacia abajo, la continua exhortación para empujar la mano del
explorador hacia arriba da lugar a una mayor resistencia frente a la pre­
sión hacia abajo. El explorador termina colocando un peso máximo so­
bre el brazo extendido, que permanece en abducción. La conclusión ló­
gica es que los pacientes no se dan cuenta de ello porque creen que, al no
haber movido la mano del explorador hacia arriba, deben estar débiles.

B
PRUEBAS CLÍNICAS EN LA DEBILIDAD
FIGURA 27.5 Maniobra de Gowers. A, Maniobra de las nalgas MUSCULAR
en primer lugar al elevar las caderas al aire. B, Apoyo de las manos sobre
los muslos. En la investigación de las enfermedades de la unidad motora las prue­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

bas más útiles son la determinación de la concentración sérica de crea­


tincinasa (CK), el electrodiagnóstico y la biopsia muscular, que se ha­
similares. Mientras que el paciente con una fuerza normal se acerca lla a disposición de la práctica totalidad de los médicos. El análisis
fácilmente a un taburete y rápidamente se encarama sobre él, el pa­ genético se está empleando con una frecuencia cada vez mayor para
ciente con debilidad duda con frecuencia frente al taburete, mientras realizar un diagnóstico definitivo. Además, si se dispone de ellas, las
contempla lo que tiene que hacer. Se produce a continuación una pruebas de esfuerzo pueden proporcionar una valiosa información.
pequeña maniobra curiosa que se conoce coloquialmente con la de­
nominación de maniobra de pie rápido. Los individuos sanos fácil­
mente pueden cargar el peso del cuerpo sobre una pierna, estirando la
Creatincinasa sérica
rodilla cuando suben al taburete. Los pacientes con debilidad se sien­ La utilidad de la determinación de la concentración sérica de la CK en el
ten inseguros. Les gusta tener los pies debajo antes de estirar las ro­ diagnóstico de las enfermedades neuromusculares está en que permite
dillas y elevarse hasta su altura total. Para llevar a cabo esta tarea diferenciar entre la enfermedad neurogénica, en la que puede haber unas
colocan un pie sobre el taburete. Mientras la rodilla de esta pierna se concentraciones normales o unas ligeras elevaciones de la CK, y las mió-
378 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

patías, en las que la concentración de la CK se halla con frecuencia au­ Electromiografía


mentada de modo acusado. Pueden emplearse las determinaciones se­
riadas de la CK para seguir el progreso de la enfermedad. Se han El EMG es un estudio sensible según el observador, y para interpre­
encontrado problemas con ambos empleos. Lo más importante es la de­ tarlo correctamente es esencial un electromiografista experimentado.
terminación del nivel normal. Un estudio de 250 hospitales de Ontario, Los principios de la EMG se comentan en el Capítulo 35B. El EMG
Canadá, mostró una ignorancia sorprendente de los mecanismos básicos puede proporcionar mucha información útil. Un paso inicial en la va­
implicados en la prueba y el modo por el que se obtenían los valores loración del paciente con debilidad es localizar la anomalía en la
normales. Algunos laboratorios de los hospitales desconocían que se de­ unidad motora: neuropática, miopática o en la unión neuromuscular.
ben considerar los factores de raza, sexo, edad y nivel de actividad para Los estudios de conducción nerviosa y la exploración con electrodo
determinar los valores normales. Cuando se obtienen muestras de sangre de aguja son particularmente útiles para la identificación de los tras­
de controles verdaderamente normales y no de pacientes hospitalarios tornos neuropáticos y la localización de la anomalía en las neuronas
inactivos que da la casualidad de que no tienen una miopatía manifiesta, del asta anterior, raíces, plexo o en los territorios de los nervios peri­
la concentración sérica normal de CK es mayor que la anticipada. Más féricos (v. Capítulos 80-82). La estimulación nerviosa repetitiva y el
aún, todos los estudios sobre la concentración de CK muestran que los EMG de fibra única pueden ayudar a aclarar los trastornos de la unión
valores se ven afectados por el sexo y la raza. Una transformación loga­ neuromuscular. La exploración con electrodo de aguja puede ayudar
rítmica es muy útil para convertir esto en una curva de distribución a establecer la presencia de una actividad muscular anormal, incluida
normal, pero incluso así los resultados no son perfectos. una denervación aguda o crónica, miotonía, neuromiotonía, fascicu­
En un estudio de 1.500 empleados de hospitales utilizando métodos laciones, calambres y mioquimia.
cuidadosamente estandarizados, fue posible detectar tres poblacio­
nes, cada una con valores de CK característicos. Los límites supe­
Biopsia muscular
riores de la normalidad (percentil 97,5) son como sigue:
El empleo de la biopsia muscular es importante para establecer el
Hombres de raza negra sólo: 520 U/l diagnóstico en la mayoría de los trastornos de la unidad motora. Se
Mujeres de raza negra, hombres de raza distinta a la negra: 345 U/l dispone de la evaluación histoquímica en la mayoría de los hospita­
Mujeres de raza distinta a la negra: 145 U/l les, y es particularmente útil, y la microscopía electrónica puede pro­
porcionar un diagnóstico específico. Un aspecto importante más
Entre la población de raza distinta a la negra figuraban personas moderno de la biopsia muscular es el análisis de las proteínas muscu­
hispanas, asiáticas y de raza blanca. Dado que el límite superior se lares. En enfermedades específicas, pueden faltar proteínas muscula­
expresa como un percentil de la media, debe entenderse que, por de­ res individuales, como la distrofina, los sarcoglucanos y otras proteí­
finición, el 2,5% de la población sana tendrá un valor por encima nas estructurales, y el diagnóstico es definitivo con estos análisis.
de él. Aunque no parece que ésta sea una gran cifra, en una ciudad de En el Capítulo 85 se revisan los detalles de la biopsia muscular,
100.000 habitantes significa que 2.500 serían considerados afecta­ pero resulta apropiado mencionar aquí unas palabras sobre la selección
dos. Lo importante es que el límite superior de la concentración de del músculo que debe biopsiarse. En todas las biopsias, hay riesgo de
CK no es rígido, y debe interpretarse de modo inteligente. La concen­ error de muestra. No todos los músculos se hallan afectados por igual
tración sérica de CK puede ser útil para determinar el curso de una en una enfermedad dada, y es importante seleccionar un músculo con
enfermedad, aunque, de nuevo, se debe emplear el buen juicio, por­ probabilidad de aportar la información más útil. El músculo gastrocne-
que los cambios en los valores de la CK no siempre reflejan una mio, que con frecuencia se elige para la biopsia muscular, no es ideal,
afección clínica. En el tratamiento de las miopatías inflamatorias con porque tiene la desventaja de demostrar una predominancia de fibras
fármacos inmunodepresores o corticoides, una disminución firme en de tipo 1 en el individuo sano, y con frecuencia muestra cambios de
la concentración de CK infunde tranquilidad, mientras que las con­ denervación causados por radiculopatía lumbosacra menor. Igualmen­
centraciones que vuelven a ascender cuando el paciente se halla en te, tiene una mayor probabilidad de cambios anatomopatológicos alea­
remisión son preocupantes. torios, como necrosis de las fibras y pequeños infiltrados inflamatorios,
También pueden emplearse las concentraciones séricas de CK para incluso cuando no hay sospecha clínica de miopatía. Por esta razón, es
determinar si una enfermedad es monofásica. Una racha de mioglobi- preferible seleccionar el cuádriceps femoral o el bíceps braquial si al­
nuria puede asociarse con concentraciones muy elevadas de CK. La guno de estos músculos tiene debilidad. No se debe realizar nunca
concentración a continuación desciende de modo constantemente en una biopsia en un músculo que haya sido asiento de una EMG o de una
cerca del 50% cada 2 días. Ello indica que se ha producido un único inyección intramuscular reciente, porque éstas producen una lesión
episodio de lesión muscular. Los pacientes con concentraciones de CK muscular focal. En el caso de que haya que biopsiar tal músculo, se
que no declinan de este modo o que varían de unos valores altos a bajos debe dejar que transcurran por lo menos 2 o 3 meses después del pro­
en días aleatorios tienen una enfermedad en progreso que debe tratarse cedimiento, antes de efectuar la biopsia.
como tal. Es interesante destacar que las concentraciones de CK pue­ En el paciente con una enfermedad relativamente aguda (duración
den hallarse elevadas hasta 10 veces más del valor normal en pacientes de semanas) es prudente seleccionar un músculo que esté manifiesta­
con atrofia muscular espinal y, ocasionalmente, en los que tienen ELA mente débil desde el punto de vista clínico. En los pacientes con enfer­
(v. Capítulo 80). Por último, el esfuerzo físico puede originar una ele­ medad de larga duración puede ser preferible seleccionar un músculo
vación acusada en la CK, que generalmente alcanza un valor máximo que, desde el punto de vista clínico, sea aceptablemente normal, para
12 a 18 horas después de la actividad, pero que puede producirse en evitar un músculo en estadio terminal. En ocasiones, se selecciona para
días posteriores. Las concentraciones de CK tienen una mayor proba­ la biopsia un músculo aparentemente sano. Por ejemplo, en un pacien­
bilidad de aumentar en las personas con actividad sedentaria y que, te con sospecha de tener una afección de la motoneurona y que presen­
posteriormente, emprenden una actividad desacostumbrada, más que ta pérdida de masa muscular y debilidad de los brazos con alteraciones
en un individuo regularmente entrenado. EMG de denervación en los brazos, pero sin aparente denervación en
Capítulo 27 Debilidad proximal, distal y generalizada 379

las piernas, la biopsia del músculo bíceps mostraría la denervación es­ cremental proporciona una información adicional en relación con el
perada en los brazos, y no añadiría información útil. Si una biopsia del empleo relativo de los hidratos de carbono, grasas y oxígeno.
músculo cuádriceps mostrase denervación, este hallazgo apoyaría una El test de ejercicio del antebrazo se efectúa de acuerdo con varios
denervación generalizada, lo cual apoyaría el diagnóstico de enferme­ programas. En el método tradicional se pide al paciente que agarre un
dad de la motoneurona. Una biopsia del músculo cuádriceps sano hace dinamómetro de modo repetido, con un manguito de tensión arterial
menos probable el diagnóstico de ELA, porque incluso los músculos en la parte superior del brazo elevado por encima de la presión sistó-
fuertes en los pacientes con ELA suelen mostrar cierto grado de dener­ lica. La necesidad del manguito de tensión arterial actualmente está
vación. Por lo general, no están indicadas las biopsias en pacientes con controvertida. Si el trabajo efectuado por el paciente es suficiente­
ELA, a menos que el diagnóstico se halle en duda. mente agotador, el manguito es innecesario, porque el músculo se
halla trabajando a un nivel que sobrepasa la capacidad de las sustan­
cias vehiculadas por la sangre para mantenerlo. Además, el esfuerzo
Pruebas genéticas isquémico puede causar una rabdomiólisis en los pacientes con de­
En el Capítulo 44 se tratan los detalles de las pruebas genéticas y del fectos en la vía enzimática glucolítica.
consejo genético. El análisis genético se ha convertido en una parte ha­ Después, se conserva un nivel adecuado de ejercicio de fuerza du­
bitual de la investigación clínica de la enfermedad neuromuscular, y en rante un minuto y, a continuación, se extrae sangre venosa a intervalos
muchas situaciones ha suplantado a la biopsia muscular y a otras prue­ después del esfuerzo, para monitorizar los cambios en los metabolitos.
bas diagnósticas. Es una clara ventaja para el paciente que una prueba En el individuo sano, la energía para un trabajo así de corta duración
de sangre pueda sustituir a una biopsia muscular. El empleo de las prue­ deriva del glucógeno intramuscular. Se forma lactato cuando el esfuer­
bas genéticas en un individuo dado implica que el gen está bien carac­ zo es relativamente anaeróbico, como cuando el esfuerzo es agotador.
terizado, y que se dispone de sondas intragénicas para permitir la deter­ Además, se produce una elevación de las concentraciones séricas de
minación de si el gen en cuestión es anormal. Los ejemplos de dichas hipoxantina y amonio. Los pacientes con defectos en las vías glucolíti­
anomalías son las supresiones en el gen de la distrofina que se observan cas producen cantidades entre normales y excesivas de amonio e hi­
en muchos casos de distrofia muscular de Duchenne, y la expansión de poxantina, pero no de lactato. Los pacientes con deficiencia en adeni-
la repetición de tripletes en el gen de la distrofia miotónica. lato desaminasa muestran la situación inversa: no aparece ni amonio ni
Pueden emplearse estudios de ligamiento (linkage) cuando se co­ hipoxantina, pero la producción de lactato es normal. En los pacientes
noce la localización del gen, pero no se dispone de pruebas en busca que no pueden colaborar en la prueba y cuyo esfuerzo es escaso, ni las
de mutaciones del propio gen. El éxito de estos estudios depende de concentraciones de lactato ni las de amonio son muy elevadas.
disponer de sondas que sean próximas al gen. Empleando estas son­ En los trastornos mitocondriales y en otros ejemplos de estrés meta-
das próximas, con frecuencia puede demostrar si el individuo es por­ bólico, la producción de lactato e hipoxantina es excesiva. Más recien­
tador o no de la parte del cromosoma en la que se encuentra un gen temente, se ha descrito una modificación de la prueba isquémica en el
implicado en otro miembro familiar afectado. Para que tengan éxito antebrazo como cribado sensible y específico para los trastornos mito­
los estudios de ligamiento se debe disponer de un número suficiente condriales. Durante el esfuerzo, en los individuos normales la fosforila­
de miembros familiares para su análisis, con y sin la enfermedad, ción oxidativa mitocondrial aumenta 100 veces en relación con el medi­
para permitir una identificación del segmento cromosómico defec­ do durante el reposo. En los trastornos mitocondriales, la fosforilación
tuoso. Este tipo de estudio se ve obstaculizado por la tendencia de oxidativa alterada da lugar a una defectuosa extracción de oxígeno sisté­
partes del cromosoma de separarse durante la meiosis, y de intercam­ mico. En un estudio que comparó a 12 pacientes con miopatía mitocon­
biarse con partes de otro cromosoma, fenómeno conocido con el drial, 10 pacientes con distrofia muscular y 12 sujetos sanos se determinó
nombre de recombinación. Cuanto más próxima esté la sonda al gen la saturación de oxígeno venoso cubital después de 3 minutos a una con­
auténtico, menos probabilidad hay de que la recombinación los sepa­ tracción voluntaria máxima del 40% del brazo en esfuerzo. La desatura­
re. El consejo genético basado en estudios de enlace tiene una menor ción de oxígeno en la sangre venosa del músculo en esfuerzo fue
probabilidad de resultar satisfactorio cuando sólo se dispone de 1 o acusadamente inferior en los pacientes con miopatía mitocondrial en
2 pacientes con la enfermedad y pocos miembros familiares. Es difícil comparación con los pacientes con otras enfermedades musculares y
mantenerse al día con la lista de genes, que crece como los hongos, en los sujetos sanos. La medición del lactato sérico no sirvió para diferen­
que se sabe que están asociados con enfermedades neuromusculares, ciar entre pacientes con una miopatía mitocondrial y los sujetos sanos.
aunque es fundamental mantener el conocimiento actual si debe ofre­ La ergometría en bicicleta incremental permite la determinación
cerse un consejo adecuado a los pacientes. Se pueden encontrar refe­ del consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono aso­
rencias útiles en la revista Neuromuscular Disorders, que publica una ciadas con diferentes cargas de trabajo. El paciente pedalea en una
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lista de todas las anomalías genéticas neuromusculares cada mes, y bicicleta a un ritmo regular. Se aumenta la carga de trabajo cada 1 o
en los sitios Web Online Mendelian Inheritance in Man (www.ncbi. 2 minutos. El consumo de oxígeno excesivo para un nivel de trabajo
nlm.nih.gov/omim/) y GeneTests-GeneClinics (www.genetests.org). dado sugiere una anomalía en la vía de energía en el músculo. Ade­
más, la razón de intercambio respiratorio (RER), la razón de dióxido
de carbono producido frente al oxígeno consumido, es característica
Pruebas de esfuerzo para varias fuentes de combustible. El metabolismo de los hidratos de
Las pruebas de esfuerzo pueden ser una parte importante de la inves­ carbono da lugar a una RER de 1,0. La grasa, por otra parte, tiene una
tigación de la enfermedad muscular, particularmente en los trastor­ RER de 0,7. La RER en reposo en individuos sanos es, aproximada­
nos metabólicos. Los dos tipos principales de pruebas de esfuerzo mente, de 0,8. Por razones complejas, al final de una prueba de es­
que se emplean son el test de ejercicio del antebrazo y el ejercicio en fuerzo incremental la RER es con frecuencia tan alta como de 1,2 en
bicicleta. El esfuerzo con el antebrazo (agarre) se ha diseñado para el individuo sano. Los pacientes con trastornos del metabolismo lipí-
proporcionar una prueba de las vías glucolíticas, en especial las im­ dico tienen con frecuencia una RER inhabitualmente elevada, porque
plicadas en los ejercicios de potencia. La ergometría en bicicleta in­ metabolizan de modo preferente hidratos de carbono, mientras que
380 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

puede ocurrir que los pacientes con trastornos del metabolismo de los externa se asocia con dificultad en la deglución. Este trastorno se
hidratos de carbono nunca aumenten la RER hasta más de 1,0, por­ hereda de forma autosómica dominante, y los síntomas suelen ini­
que metabolizan preferentemente lípidos. ciarse después de los 50 años. Muchos pacientes también presentan
debilidad facial y debilidad de la cadera y el hombro. Los problemas
para deglutir pueden ser lo bastante graves como para necesitar una
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL miotomía cricofaríngea o una sonda de gastrostomía; sin embargo, la
esperanza de vida en este trastorno parece ser normal.
POR REGIÓN AFECTADA Y OTRAS El síndrome de Keams-Sayre es una colección distintiva de ha­
MANIFESTACIONES DE DEBILIDAD llazgos físicos, como ptosis, oftalmoplejía externa, defectos de la
conducción cardíaca, degeneración pigmentaria de la retina, ataxia
Una vez establecida la presencia de debilidad, por la historia o la cerebelosa, signos del tracto piramidal, estatura corta y retraso men­
exploración física, los signos clínicos pueden ser tan característicos tal, con inicio de los síntomas antes de los 20 años. Estos hallazgos
que el diagnóstico sea obvio. A veces, la causa de la debilidad puede acompañan a una anormalidad de las mitocondrias en el músculo y
no ser tan segura. En la Figura 27.6 se muestra un esquema de las otros tejidos. El síndrome de Kearns-Sayre habitualmente es esporá­
consideraciones diagnósticas, basado en las características de la de­ dico. Puede tener una progresión lenta o no progresar. Otros trastor­
bilidad, como si es fluctuante o constante. Este abordaje puede nos mitocondriales también pueden incluir la oftalmoplejía externa
emplearse en el diagnóstico diferencial de la debilidad que afecta a como manifestación.
regiones corporales específicas y con otras manifestaciones de debi­ Además, otras enfermedades pueden mostrar una afectación pro­
lidad, que se describen a continuación. minente de los músculos extraoculares. Entre éstas figura la miopatía
centronuclear, una de las miopatías congénitas. Esta entidad no se
restringe a los músculos oculares sino que también tiene una afec­
Trastornos con debilidad ocular prominente tación prominente de las extremidades. La oftalmoplejía externa
En la distrofia muscular oculofaríngea, una debilidad lentamente pro­ de inicio subagudo y progresivo, con o sin otra afectación bulbar o de
gresiva de los músculos oculares que causa ptosis y oftalmoplejía los músculos de las extremidades, puede producirse en formas va-

Debilidad

/>S.C \

*
Miopatía congénita
Distrofia congénita

Ocular Facial Extremidades superiores Extremidades inferiores


Síndrome de Kearns- Distrofia Distrofia de Emery-Dreifuss Distrofia muscular
Sayre facioescapulohumeral Miopatía distal hereditaria de Duchenne
Distrofia oculofaríngea Distrofia miotónica Distrofia muscular
Distrofia ocular de Becker
Sarcoglucanopatías
Atrofia muscular espinal
Distrofia de cinturas

FIGURA 27.6 Algoritmo para el enfoque del paciente con debilidad.


Capítulo 27 Debilidad proximal, distal y generalizada 381

fiantes del síndrome de Guillain-Barré (es decir, síndrome de Miller Además, se observa con frecuencia una discrepancia en la fuerza en­
Fisher) y en el botulismo. Por último, la ptosis aislada o la debilidad tre los flexores de la muñeca, que son fuertes, y los extensores de la
de los músculos extraoculares con frecuencia es un signo de presen­ muñeca, que son débiles. De modo similar, los flexores plantares
tación de la miastenia gravis y, ocasionalmente, del síndrome miaste- pueden ser fuertes, mientras que los dorsiflexores del tobillo son dé­
niforme de Lambert-Eaton. biles. Con frecuencia, esta debilidad es asimétrica, con un lado mu­
cho menos afectado que el otro (Fig. 27.8). El trastorno tiene un ras­
Trastornos con debilidad facial go autosómico dominante, aunque las formas leves de la enfermedad
suelen ser asintomáticas.
o bulbar distintiva La distrofia miotónica de tipo I es una enfermedad habitual con
La distrofia muscular FSH puede no observarse hasta la edad adulta características distintivas, incluida la predominancia distal de la debi­
temprana. La debilidad de la cara puede llevar a dificultad al silbar o lidad. Se hereda con un rasgo autosómico dominante, pero con fre­
inflar globos, y puede ser lo suficientemente intensa como para dar a cuencia no se describe una historia familiar, porque los pacientes
la cara una expresión lisa y sin arrugas, con un mohín anormal de los pueden desconocer que otros miembros familiares padecen la enfer­
labios (Fig. 21 .IX). Siempre se observa debilidad de los músculos medad. Ello se debe al fenómeno de anticipación, por el que las ge­
que rodean el hombro, aunque el músculo deltoides está sorprenden­ neraciones sucesivas se ven afectadas de modo más intenso, debido a
temente bien preservado e incluso seudohipertrófico en su porción la expansión de la repetición de trinucleótidos. Puede sospecharse el
inferior. Cuando el paciente intenta mantener los brazos extendidos diagnóstico en cualquier paciente con distrofia muscular y debilidad
hacia el frente, se produce una escápula alada que es muy caracterís­ predominantemente distal. Los flexores del cuello y los músculos
tica. La totalidad de la escápula puede deslizarse hacia arriba en la temporales y maseteros se hallan con frecuencia atrofíeos. Más ca­
parte posterior del tórax. El borde inferointemo siempre sobresale racterística que la distribución de la debilidad es la cara larga y del­
hacia atrás, produciendo el aspecto de un triángulo con un ángulo gada, con unas sienes huecas, ptosis y alopecia frontal (Fig. 27.7B).
recto en la espalda, con la base del triángulo aún pegada al tórax. La miotonía de percusión y la miotonía de prensión se observan en la
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A B

FIGURA 27.7 La debilidad facial es un rasgo prominente tanto de la distrofia facioescapulohumeral (FSH) como de la distrofia miotónica. Sin
embargo, los rasgos característicos son tan distintivos que son rápidamente reconocibles y no se confunden fácilmente. A, El paciente con distrofia FSH
es incapaz de fruncir los labios al Intentar silbar. B, El aspecto clásico del paciente con distrofia miotónica incluye alopecia frontal, atrofia del músculo
temporal, ptosis y debilidad facial. Relacionada con la distrofia FSH se halla la distrofia escapulohumeral, que tiene unos rasgos similares, pero carece
de la debilidad facial.
382 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

atrofia muscular espinobulbar asociada al cromosoma X (enfermedad


de Kennedy) los músculos bulbofaciales se hallan también afectados
prominentemente. Los pacientes presentan con frecuencia el hallazgo
característico de fasciculaciones de la región mentoniana.

Trastornos con debilidad respiratoria


prominente
Los trastornos con debilidad muscular respiratoria prominente inclu­
yen miopatías hereditarias y adquiridas, trastornos de la unión neuro­
muscular o nervios periféricos, neuronopatías motoras y procesos del
SNC que afectan al tronco encefálico o a la médula espinal cervical
alta. La deficiencia de maltasa ácida de inicio adulto (es decir, enfer­
medad de Pompe de inicio adulto), una glucogenosis, con frecuencia se
manifiesta con síntomas respiratorios de disnea y somnolencia diurna
excesiva, aunque la mayoría de pacientes muestran una debilidad mus­
cular proximal. En fases avanzadas de la distrofia muscular de Duchen-
FIGURA 27.8 Escápulas aladas asimétricas en la distrofia ne se produce una debilidad respiratoria progresiva crónica. En la uni­
muscular facloescapulohumeral. dad de cuidados intensivos, la miopatía crítica puede comportar
problemas para retirar el ventilador, aunque los músculos de las extre­
midades también están débiles en este trastorno. La miastenia gravis en
mayoría de los pacientes después de los 13 años de edad. Un EMG ocasiones se manifiesta con insuficiencia respiratoria, aunque habitual­
puede ser diagnóstico. La biopsia muscular no suele ser necesaria, mente las crisis miasténicas se producen en pacientes ya diagnostica­
pero puede mostrar cambios característicos. Actualmente se prefie­ dos de miastenia. El botulismo afecta a la respiración cuando es grave,
ren las pruebas genéticas en vez de la biopsia muscular para el diag­ pero el inicio suele ser estereotipado, con debilidad oculobulbar, segui­
nóstico del trastorno, ya que tiene una precisión de casi el 100%. El do de debilidad descendente, que ayuda al diagnóstico. El síndrome de
defecto genético es una repetición de trinucleótidos amplificada en la Guillain-Barré es una causa frecuente de insuficiencia respiratoria neu­
región no traducida 3' del gen de la proteína cinasa de la miotonina romuscular, con inicio subagudo de debilidad y parestesias ascenden­
en el cromosoma 19. tes como presentación más habitual. La ELA produce debilidad de los
Un grupo de pacientes con ELA manifiestan una debilidad bulbar músculos respiratorios en etapas avanzadas de la enfermedad. Sin em­
aislada del tipo de LMN (es decir, parálisis bulbar progresiva) o del bargo, el paciente ocasional con debilidad en la UCI se diagnostica de
tipo de la MNS (es decir, parálisis seudobulbar progresiva). Con fre­ ELA tras realizar estudios por fracaso en la retirada del ventilador. En
cuencia, la afectación muestra una combinación de afectación de la un paciente con debilidad muscular respiratoria y de las extremidades,
MNS y de la MNI. En estos pacientes, los síntomas prominentes son pero con una fuerza muscular bulbar normal, debe considerarse la po­
disartria, disfagia y dificultad con las secreciones. En la exploración, la sibilidad de una lesión de la médula cervical alta.
lengua suele mostrarse atrófica y con fasciculaciones (Fig. 27.9), y los
reflejos de la mandíbula y faciales se hallan exagerados. La voz es con Trastornos con debilidad prominente
frecuencia ronca y forzada, así como arrastrada, lo que refleja la coe­
xistencia de disfunción de la MNS y de la MNI. En los pacientes con
de la cintura escapular o del brazo
En la distrofia muscular de Emery-Dreifuss, el cuadro clínico incluye
contracturas tempranas prominentes de codos, cuello posterior y ten­
dones aquíleos, con atrofia y debilidad de los músculos alrededor de
hombros, parte superior de los brazos y parte inferior de las piernas.
Las anomalías de la conducción cardíaca son frecuentes, y el bloqueo
cardíaco agudo es una causa habitual de muerte.
La debilidad muscular y la atrofia distales se observan con mayor
frecuencia en los trastornos neurogénicos. Entre éstos se encuentra la
enfermedad de Charcot-Marie-Tooth, que casi siempre se caracteriza
por debilidad distal y atrofia, que comienza en la parte inferior de las
extremidades inferiores antes de afectar a las manos. La ELA comien­
za con frecuencia como debilidad y atrofia en la parte distal de una
extremidad. Más importante, porque es tratable, es la neuropatía moto­
ra multifocal con bloqueo de la conducción, una rara polineuropatía
desmielinizante que puede confundirse clínicamente con la ELA con
disfunción de MNI. Los rasgos iniciales suelen ser debilidad, hiporre-
flexia y fasciculaciones, especialmente de las manos. Las pistas para el
FIGURA 27.9 Atrofia lingual en un paciente con esclerosis lateral diagnóstico son un curso lento e indolente, debilidad desproporcionada
amiotrófica. (Reproducido con permiso de: Katirji, B., Kaminski, H. J., al grado de atrofia, y afectación asimétrica de los músculos del mis­
Preston, D. C., et al., eds. 2002, Neuromuscular Disorders in Clinical mo miotomo, pero con una inervación periférica diferente (p. ej., debi­
Practice, Butterworth Heinemann, Boston.) lidad de los músculos C8 inervados por el cubital desproporcionada
Capítulo 27 Debilidad proximal, distal y generalizada 383

a la debilidad de los músculos C8 inervados por el mediano). La amio- acusadamente elevada, y la biopsia muscular es diagnóstica, aunque
trofia focal benigna, también conocida como enfermedad de Sobue o actualmente se prefiere el test genético para confirmarlo (Capítulo 85).
amiotrofia monomélica, se manifiesta con un comienzo insidioso de Los rasgos clínicos de la distrofia muscular de Becker son idénticos, a
debilidad y atrofia de los músculos de la mano y del antebrazo, predo­ excepción de un comienzo más tardío y una progresión más lenta. La
minantemente en hombres entre las edades de 18 y 22 años. miocardiopatía también es una característica. Las portadoras del gen
Las distrofias musculares distales que pueden manifestarse con suelen estar asintomáticas, pero pueden presentar debilidad distribuida
problemas en las extremidades superiores incluyen la distrofia mio­ en la cintura pélvica o miocardiopatía.
tónica, antes descrita, y la miopatía de Welander, una miopatía distal Las distrofias de cinturas constituyen una clasificación diagnósti­
hereditaria. La miopatía de Welander, transmitida como un rasgo au- ca bien aceptada, a pesar de su heterogeneidad. La debilidad comien­
tosómico dominante, tiene predilección por los dedos y los músculos za en las caderas, en los hombros o en ambos, y se extiende gradual­
extensores de la muñeca. Otras miopatías distales hereditarias suelen mente hasta afectar al resto de las extremidades y al tronco. Se ha
presentarse primero en las extremidades inferiores. realizado una extensa investigación relacionada con la genética de
El inicio insidioso de la debilidad de los flexores de los dedos con estos trastornos (Capítulo 85) y actualmente existen pruebas genéti­
conservación relativa de la fuerza de los extensores de los dedos es cas para algunas de ellas.
habitual en la miositis con cuerpos de inclusión, trastorno que gene­ En las sarcoglucanopatías se produce una distrofia grave de cin­
ralmente se manifiesta después de los 50 años. Sin embargo, en los turas, de inicio precoz y de fenotipo similar a la distrofia muscular de
pacientes con este trastorno, la debilidad también es muy prominente Duchenne, con hipertrofia de la pantorrilla. La causa es una deficien­
en las extremidades inferiores, especialmente en el cuádriceps. cia de una de las glucoproteínas asociadas con la distrofina (sarcoglu-
canos a, p, y y 5). Sin embargo, estos trastornos se heredan de forma
Trastornos con debilidad prominente autosómica recesiva, no ligados al cromosoma X, y por tanto, las
sarcoglucanopatías afectan a los dos sexos. La afectación cardíaca es
de la cintura pelviana o de la pierna infrecuente, y el retraso mental no es parte del fenotipo. Otra causa
Aunque los pacientes con estos trastornos tienen con frecuencia una de fenotipo grave de tipo Duchenne es la mutación del gen FKRP,
debilidad más difusa, incluida la debilidad del brazo y de la cintura también heredado de forma autosómica recesiva.
escapular, y es la debilidad de la cadera y de las piernas la que les Con fenotipos de cinturas menos graves se han identificado ac­
lleva a la atención médica. tualmente varias causas genéticas, y la herencia es autosómica rece­
Las atrofias musculares espinales (SMA) son neuronopatías here­ siva y dominante. En general, el fenotipo en el grupo autosómico re­
ditarias que se manifiestan con debilidad proximal prominente. La cesivo es clínicamente más grave, con un inicio más precoz de la
atrofia se debe a la muerte de células del asta anterior en la médula debilidad y progresión más rápida.
espinal. En este trastorno, los músculos extraoculares están conserva­ La evaluación diagnóstica de las distrofias musculares de cinturas
dos, y los reflejos, ausentes. Las SMA se clasifican por la edad de escapular está evolucionando rápidamente, y se describe con mayor
inicio y la gravedad; la mayoría de las formas comparten un defecto profundidad en el Capítulo 85. Las pruebas genéticas para distrofina,
en el gen de la supervivencia de la motoneurona en el cromosoma 5q, sarcoglucanos y otros genes pueden ser adecuadas antes de realizar
y son de herencia autosómica recesiva. una biopsia muscular. Si las pruebas genéticas correspondientes no
La SMA infantil aguda (enfermedad de Werdnig-Hoffmann) es son informativas, entonces está indicada la biopsia muscular. La
una enfermedad grave y habitualmente mortal, caracterizada por de­ muestra mostrará cambios distróficos, separando la distrofia de cin­
bilidad marcada de los músculos de las extremidades y respiratorios. turas de otras miopatías (inflamatorias) y de enfermedades denervan-
Los niños con la forma intermedia de SMA (enfermedad de Werdnig- tes, como las SMA. El análisis inmunohistoquímico del músculo
Hoffmann crónica o atrofia muscular espinal de tipo 2) también tie­ distrófico puede ofrecer un diagnóstico específico, pero no en todos
nen debilidad grave, y raramente mantienen la capacidad de caminar los casos. Por desgracia, muchos pacientes con distrofias musculares
durante algo más de unos pocos años. La progresión de la enferme­ de cinturas no reciben un diagnóstico específico.
dad no es constante. Puede permanecer estable durante unos años, Como se ha mencionado anteriormente, la debilidad predominan­
con períodos de deterioro más rápido. La escoliosis es habitual. Es te en las extremidades inferiores es la presentación habitual de las
característico un temblor fino de las manos extendidas. La forma ju­ miopatías distales hereditarias, con excepción de la miopatía de We­
venil crónica de SMA (enfermedad de Kugelberg-Welander) empie­ lander. Entre estos trastornos figuran las miopatías de Markesbery-
za durante la primera década de la vida, y los pacientes caminan bien Griggs-Udd, Nonaka y Laing, que afectan a los músculos del com­
hasta la segunda década o incluso hasta el principio de la vida adulta. partimento anterior, y la miopatía de Miyoshi, que afecta de modo
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La escoliosis es menos frecuente que en la forma infantil. Este tras­ predominantemente a los músculos posteriores de la pantorrilla.
torno es compatible con una esperanza de vida normal. Por último, la En pacientes con miositis con cuerpos de inclusión, el cuádriceps y
SMA de inicio adulto lleva a una debilidad muscular proximal lenta­ los músculos flexores de los dedos y del antebrazo se afectan con prefe­
mente progresiva después de los 20 años de edad. rencia. En algunos pacientes, esta afectación puede ser asimétrica al ini­
Las distrofias musculares hereditarias causan debilidad progresiva cio. Las restantes miopatías inflamatorias, polimiositis y dermatomiosi­
no fluctuante. Además de las distrofias musculares distales hereditarias tis, afectan predominantemente a los músculos proximales de la cintura
explicadas antes en este capítulo, otras distrofias musculares se mani­ pelviana de forma simétrica. Aunque infrecuente, el síndrome miasteni-
fiestan con una debilidad muscular proximal. La distrofia muscular de forme de Eaton-Lambert se manifiesta con debilidad proximal de las
Duchenne es un trastorno recesivo ligado al cromosoma X, asociado extremidades inferiores en más de la mitad de los pacientes, similar a una
con ausencia de distrofina. Desde el punto de vista clínico, la combina­ miopatía. La hiporreflexia y los síntomas autonómicos y sensitivos pue­
ción de debilidad proximal en el niño varón con músculos hipertróficos den sugerir el diagnóstico. El EMG con frecuencia es diagnóstico.
de la pantorrilla y contracturas de los tendones de Aquiles proporciona La debilidad ascendente de inicio subagudo con hiporreflexia, nor­
la pista para el diagnóstico. La concentración sérica de CK se halla malmente con parestesias, es la característica del síndrome de Guillain-
384 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Barré. El examinador debe estar atento, y buscar un nivel sensitivo gravis. Predomina la debilidad del hombro y, especialmente, de la cin­
medular y signos de MNS, porque una lesión de la médula espinal tura pelviana, con una preservación relativa de los músculos bulbares,
puede imitar esta presentación. Cuando existe, la debilidad bulbar es oculares y respiratorios. Hay excepciones a esta última regla, con unos
útil en el diagnóstico. Puede producirse debilidad respiratoria. Como pocos pacientes afectados del síndrome miasteniforme de Lambert-
se ha explicado antes, se identifican múltiples causas neuromusculares Eaton, que remeda una miastenia gravis. Es característico que los refle­
de debilidad de inicio subagudo con insuficiencia respiratoria. jos estén reducidos o ausentes en reposo. Después de un breve esfuer­
La debilidad muscular distal y la atrofia son las características de los zo, la debilidad y los reflejos con frecuencia mejoran (facilitación), que
trastornos neurogénicos. En la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth de es lo opuesto a la situación en la miastenia gravis. El correlato electro-
forma desmielinizante (tipo 1) y de forma axonal (tipo 2), el problema fisiológico de este fenómeno es la demostración de un aumento acusa­
en las piernas precede al de las manos. En la ELA, la debilidad con do en la respuesta a una estimulación nerviosa rápida y repetitiva. La
frecuencia es asimétrica y puede combinarse con signos de MNS. fisiopatología de base del síndrome miasteniforme de Lambert-Eaton
es un proceso paraneoplásico autoinmunitario mediado por anticuer­
pos frente a los canales del calcio dependientes del voltaje; se dispone
Trastornos con debilidad fluctuante de pruebas comerciales para la investigación de estos anticuerpos.
Una consideración importante en el diagnóstico diferencial es si la Los pacientes con parálisis periódica notan crisis de debilidad,
debilidad es constante o fluctuante. Incluso una debilidad constante provocadas clásicamente por el reposo después del esfuerzo (v. Capí­
puede variar de grado, según cómo se siente el paciente. Está acepta­ tulo 85). En las parálisis periódicas primarias, el trastorno se hereda
do que el rendimiento físico de las personas es mejor los días en que con carácter autosómico dominante, secundariamente a un defecto en
se sienten con energía y animadas, y no tanto los días en que se sien­ el canal del sodio o del calcio (v. Capítulo 68). En la forma hiperpo-
ten deprimidas o enfermas. También puede esperarse que estos facto­ tasémica (canal del sodio), los pacientes experimentan una debilidad
res afecten al paciente con debilidad neuromuscular. El examinador que puede durar de minutos a días, comenzando en la lactancia hasta
debe formular preguntas específicas para determinar el grado de va­ el comienzo de la edad infantil, que está provocada por reposo des­
riabilidad. ¿Se relaciona la fluctuación de la fuerza con el esfuerzo o pués de un esfuerzo o ingestión de potasio. Las concentraciones de
con el momento del día? Los síntomas y signos que son provocados potasio suelen estar elevadas durante una crisis. En la forma hipopo­
por el esfuerzo implican un trastorno en los mecanismos fisiológicos tasémica (canal del calcio), la debilidad puede durar de horas a días,
o bioquímicos que controlan la contracción muscular. El dolor, las es bastante grave, de inicio en la adolescencia temprana, y se provoca
contracturas y la debilidad después de un esfuerzo son, con frecuen­ por el reposo tras el esfuerzo o la ingesta de hidratos de carbono. Los
cia, anomalías características en la bioquímica de la contracción niveles de potasio generalmente están bajos durante una crisis.
muscular. La fatiga patológica es el sello distintivo de las anomalías La parálisis periódica hipopotasémica secundaria se produce en
en la unión neuromuscular. un subgrupo de pacientes con tirotoxicosis. El síndrome es clínica­
Hay factores distintos al esfuerzo que pueden dar lugar a un empeo­ mente idéntico a la parálisis periódica hipopotasémica primaria, sal­
ramiento o a una mejoría de la enfermedad. Algunos pacientes obser­ vo por la edad de presentación, que suele ser en la vida adulta.
van que el ayuno, una sobrecarga de hidratos de carbono u otras mani­ En los dos tipos de parálisis periódica primaria, la parálisis puede
pulaciones en la alimentación marcan diferencias en sus síntomas. Estos ser total, pero con conservación de los músculos bulbofaciales. La
detalles pueden proporcionar una pista en relación con los problemas parálisis de los músculos respiratorios es infrecuente en la parálisis
metabólicos de base. Los pacientes con un defecto en el metabolismo periódica hipopotasémica. Los pacientes con paramiotonía congénita
de la energía basado en los lípidos son más débiles en ayunas, y pueden también pueden experimentar ataques de debilidad, especialmente
llevar consigo unos caramelos o azúcar. El paciente con parálisis perió­ con el frío. El EMG con protocolos especiales para esfuerzo y enfria­
dica hipopotasémica puede observar que el reposo después de una miento puede ser diagnóstico; también existen pruebas genéticas
comida rica en hidratos de carbono precipita un ataque. para estos trastornos.
La debilidad que fluctúa de modo acusado de día a día o en
un período de varias horas está causada con mayor frecuencia por un
defecto en la unión neuromuscular o por una anomalía metabólica
Trastornos exacerbados por el esfuerzo
(p. ej., parálisis periódica) que por una de las distrofias musculares. La fatiga y el dolor muscular provocados por el esfuerzo, los sínto­
La mayoría de los neurólogos reconocen que los rasgos principales mas más habituales en la clínica muscular, quedan con frecuencia sin
de la miastenia gravis son ptosis, oftalmoparesia, disartria, disfagia y explicación, y se emplean diagnósticos como la fibromialgia para
debilidad proximal (v. Capítulo 82). En la exploración clínica, el sello disfrazar la ignorancia actual de los médicos (v. Capítulo 28). Cada
distintivo de la miastenia gravis es la fatiga patológica. Los músculos vez es mayor la cifra de defectos bioquímicos que se encuentran en
sanos se fatigan si son sometidos suficientemente a un esfuerzo, pero pacientes con fatiga y mialgia inducidas por el esfuerzo. Las anoma­
en la miastenia gravis la fatiga se produce con poco esfuerzo. El fra­ lías metabólicas que obstaculizan el esfuerzo son trastornos del me­
caso en la transmisión neuromuscular puede prevenir el manteni­ tabolismo de los hidratos de carbono, de los lípidos y de la función
miento de los brazos en una posición extendida durante más de unos mitocondrial (v. Capítulo 83). La historia del paciente puede aportar
pocos segundos o el mantenimiento de la mirada hacia arriba. Con alguna pista en relación con el tipo de defecto.
frecuencia, el paciente se halla relativamente normal en la consulta, Los ácidos grasos proporcionan la principal fuente del metabolismo
y ello dificulta el diagnóstico de miastenia; hay que basarse en la de energía al músculo en reposo. El comienzo de un esfuerzo violento
historia y en los estudios auxiliares (anticuerpos frente a los recepto­ requiere el empleo de depósitos intracelulares de energía, porque los
res de acetilcolina y EMG con estimulación repetitiva o EMG de fi­ metabolitos transportados por la sangre son inicialmente insuficientes.
bra única) para establecer el diagnóstico. Llevan tiempo el aumento del gasto cardíaco, la dilatación capilar y el
En el síndrome miasteniforme de Lambert-Eaton también puede aumento del aporte de sangre a los músculos, e incluso se requiere más
haber debilidad fluctuante, pero es menos acusada que en la miastenia tiempo para movilizar los depósitos de grasa en el organismo para que
Capítulo 27 Debilidad proximal, distal y generalizada 385

aumente la concentración de ácidos grasos en la sangre. El músculo ha súbito, una historia obtenida cuidadosamente desvela que los síntomas
de emplear sus reservas de glucógeno en esta fase inicial de esfuerzo datan de bastantes años atrás. Esta división no es absoluta. Los pacien­
intenso. Así, los defectos del metabolismo del glucógeno causan fatiga tes con polimiositis, por lo general una enfermedad subaguda, pueden
y dolor muscular en los primeros minutos del esfuerzo. A medida que presentar una evolución lenta, remedando una distrofia muscular. Los
éste continúa en el individuo sano, aumenta el aporte sanguíneo, lo pacientes con distrofia muscular pueden tener una lenta disminución
que da lugar a un mayor aporte de oxígeno, glucosa y ácidos grasos. en la fuerza, pero súbitamente pierden una función específica, como
Después de 10 a 15 minutos, el músculo comienza a emplear una mez­ puede ser incorporarse de una silla o subir escaleras, y creen que su
cla de grasas e hidratos de carbono. El empleo de hidratos de carbono deterioro es de inicio agudo.
no se puede mantener durante períodos prolongados, porque agota­
ría los depósitos de glucógeno del organismo y podría dar lugar a hipo-
glucemia. Después de 30 a 40 minutos de esfuerzo de resistencia conti­
Trastornos adquiridos que causan debilidad
nuado, el músculo utiliza principalmente ácidos grasos como fuente de Los trastornos adquiridos que producen debilidad suelen ser enfer­
energía. Los pacientes con un defecto en el metabolismo de los ácidos medades de la motoneurona, trastornos musculares de origen infla­
grasos pueden realizar esfuerzo en la fase inicial fácilmente, pero pue­ matorio, tóxico o endocrinológico, trastornos de la transmisión
den llegar a quedar incapacitados con un esfuerzo de resistencia de 30 a neuromuscular o neuropatías periféricas con afectación motora pre­
60 minutos de duración. De modo similar, en ayunas el cuerpo depende dominante. La primera tarea es determinar si la debilidad es neuropá-
más de los ácidos grasos, y los emplea para conservar la glucosa. Así, el tica, miopática o secundaria a un defecto de transmisión neuromus­
paciente con un trastorno en el metabolismo de los ácidos grasos puede cular. En algunos casos, esto es clínicamente sencillo, pero en otros
manifestar síntomas más acusados cuando realiza un esfuerzo en ayu­ puede ser muy difícil. Por ejemplo, algunos casos de ELA con dis­
nas. La ingestión de unos caramelos puede proporcionar cierto alivio, función de MNI predominante pueden asemejarse a la miositis con
porque aumenta la glucemia. Los pacientes con defectos en el metabo­ cuerpos de inclusión; el síndrome miasteniforme de Lambert-Eaton
lismo de los ácidos grasos tienen con frecuencia unos músculos bien puede remedar polimiositis. Si hay fasciculaciones, el trastorno es
desarrollados, porque su esfuerzo favorito es un ejercicio de potencia probablemente neuropático. Si se observa ausencia de reflejos y la
relativamente intenso y de corta duración, como levantar pesas. masa muscular está conservada, se debe sospechar una neuropatía
Los trastornos del metabolismo mitocondrial son variados en su desmielinizante, aunque los trastornos presinápticos de la unión neu­
forma de presentación. En algunos tipos, se producen episodios ence- romuscular (es decir, síndrome miasteniforme de Lambert-Eaton)
falopáticos recurrentes, a menudo observados en los primeros años también muestran hiporreflexia con masa muscular normal. La pre­
de la vida, que se asemejan a la enfermedad de Reye (v. Capítulo 67). sencia de signos o síntomas sensitivos, incluso ligeros, puede indicar
En otros, hay una debilidad particular de los músculos extraoculares una neuropatía periférica o afectación del SNC. Con frecuencia, es
y de otros músculos esqueléticos como forma de presentación. En necesario disponer de la concentración sérica de CK, EMG y, en oca­
algunos tipos, que por lo general afectan a adultos jóvenes, los sínto­ siones, la biopsia muscular, para diferenciar estas afecciones.
mas son predominantemente de intolerancia al esfuerzo. Se producen La ELA es la forma de presentación más frecuente de una enferme­
defectos en el sistema de transporte de electrones o cadena de cito- dad adquirida de la motoneurona. Aunque la edad más habitual de inicio
cromos que desacoplan el consumo de oxígeno de la producción útil es de los 65 a los 70 años, puede aparecer en cualquier edad de la vida
de trifosfato de adenosina (ATP). El límite resultante en el ATP dis­ adulta. Con frecuencia, sigue un curso relativamente rápido, a menudo
ponible produce que las vías metabólicas funcionen al límite, incluso precedido de calambres y fasciculaciones. La exploración muestra atro­
para las demandas de una ligera carga de esfuerzo. Se observa taqui­ fia muscular y habitualmente fasciculaciones de distribución generaliza­
cardia en reposo, concentraciones elevadas de ácido láctico en la san­ da. Si hay afectación de los músculos bulbares, también hay dificultad en
gre, sudoración excesiva y otros síntomas de hipermetabolismo. Ello la deglución y el habla. El diagnóstico es relativamente sencillo si hay
puede llevar a un diagnóstico erróneo de hipertiroidismo. Es esencial datos inequívocos de disfunción de la MNS que acompañan a la atrofia
determinar la concentración de ácido láctico en suero si se sospecha muscular y a las fasciculaciones. Estos signos comprenden lentitud
una miopatía mitocondrial, aunque el nivel es normal en algunos pa­ de movimientos, hiperreflexia, signo de Babinski y espasticidad. Un
cientes. Además del lactato, también pueden hallarse elevadas las músculo atrofiado y débil, asociado con un reflejo anormalmente enér­
concentraciones de amonio e hipoxantina. gico, es casi patognomónico de ELA. El hallazgo de una denervación
Los pacientes en quienes se sospechan defectos metabólicos re­ extensa en la exploración con el electrodo de aguja en ausencia de ano­
quieren ser sometidos al test de esfuerzo del antebrazo. No debe usar­ malías sensitivas o signos desmielinizantes en las pruebas de conducción
se un manguito de tensión arterial en la parte isquémica de la prueba, nerviosa apoyan el diagnóstico. En todos los pacientes sin afectación bul-
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porque puede ser peligroso en los pacientes con defectos en la vía bar es importante descartar patología medular, porque ocasionalmente
glucolítica. la combinación de estenosis cervical y lumbar puede remedar los hallaz­
gos clínicos y electrofisiológicos de ELA.
En los pacientes con sólo disfunción de la MNI es esencial excluir
Trastornos con debilidad constante el infrecuente diagnóstico de neuropatía motora multifocal con blo­
En la debilidad constante, el curso es de estabilidad o de deterioro con­ queo de la conducción, afección que suele ser tratable con gammaglo-
tinuo. Sin tratamiento, no hay períodos de mejoría sostenida y objetiva bulina intravenosa. Los pacientes con neuropatía motora multifocal
ni diferencias importantes en la fuerza de un día a otro. La clasificación con bloqueo de la conducción no suelen presentar características bul-
de este grupo en subagudo y crónico necesita también aclaración. De­ bares o signos de MNS y presentan datos característicos de desmieli-
bilidad subaguda significa que la debilidad apareció durante semanas nización (p. ej„ bloqueo de conducción) en las conducciones de ner­
a meses en una persona previamente sana. En contraste, debilidad cró­ vios motores. Teniendo en cuenta que el proceso fisiopatológico
nica implica un comienzo mucho peor definido y un curso prolongado. subyacente es la desmielinización del nervio periférico, la debilidad
Aunque el paciente puede decir que la debilidad le sobrevino de modo es habitualmente más acusada de la esperable por el grado de atrofia
386 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

observado. A pesar de ello, hay atrofia, especialmente cuando esta síndrome miasteniforme de Lambert-Eaton puede ser una excepción.
patología es de larga evolución. Aunque la mayoría de los adultos con Con frecuencia, se manifiesta de modo similar a una miopatía, con
enfermedad de la motoneurona tienen ELA o una de sus variantes, debilidad progresiva de la parte proximal de las extremidades inferio­
pueden darse también formas esporádicas de atrofia muscular espinal res sin fluctuaciones. Las pistas para el diagnóstico comprenden una
de inicio adulto y, especialmente, atrofia muscular espinobulbar liga­ historia de cáncer, especialmente cáncer microcítico pulmonar (aunque
da al cromosoma X (enfermedad de Kennedy). En estos casos, la en muchos pacientes el síndrome miasteniforme puede anteceder al
progresión de la debilidad es mucho más lenta y está ausente la afec­ descubrimiento del cáncer), hiporreflexia, facilitación de fuerza y re­
tación de la MNS. Es importante señalar que en estos últimos casos, flejos después de un breve esfuerzo y síntomas neurovegetativos coe-
especialmente en la enfermedad de Kennedy, hay una elevación de xistentes, especialmente disfunción urinaria y sexual en los hombres.
las concentraciones de CK en el rango de 500 a 1.500 U/l. Los signos sensitivos distinguen las neuropatías periféricas de los
Si el paciente tiene una miopatía, deben considerarse las causas trastornos de la unidad motora. La excepción notable es la neuropatía
adquiridas y las hereditarias. Anteriormente en este capítulo se ha ex­ motora multifocal con bloqueo de la conducción, comentada anterior­
plicado la presentación de los trastornos miopáticos hereditarios. Entre mente. Otras neuropatías pueden manifestarse también con síntomas
las causas de las miopatías adquiridas se incluyen trastornos inflamato­ predominantemente motores, entre las que figuran las neuropatías tóxi­
rios y varios trastornos inducidos por tóxicos o medicamentos y endo­ cas (dapsona, vincristina, plomo, neuropatía aguda relacionada con el
crinos. Las miopatías inflamatorias incluyen polimiositis, dermato­ alcohol) y algunas variantes del síndrome de Guillain-Barré (especial­
miositis y miositis con cuerpos de inclusión y, con frecuencia, siguen mente, el síndrome de neuropatía axonal motora aguda).
un curso progresivo y constante, aunque se producen algunas fluctua­
ciones, especialmente en los niños. La debilidad es de inicio subagudo
en la polimiositis y dermatomiositis, es proximal, y las concentracio­
Trastornos permanentes
nes séricas de CK suelen estar aumentadas. Si hay una erupción cutá­ La mayoría de los pacientes de clínica neuromuscular presentan tras­
nea asociada, no hay duda del diagnóstico de dermatomiositis. En su tornos permanentes, o por lo menos muy crónicos, presumiblemente
ausencia, la polimiositis puede ser difícil de diferenciar de cualquiera hereditarios. Estos comprenden los trastornos hereditarios de los
de las otras causas de debilidad proximal. En ocasiones, la enfermedad músculos (p. ej., distrofias, miopatías congénitas), de las neuronas
se da como parte de un síndrome de solapamiento, en el que se hallan del asta anterior (p. ej., atrofias musculares espinales), de los nervios
implicados fragmentos de otras enfermedades autoinmunitarias, como periféricos (p. ej., polineuropatía de Charcot-Marie-Tooth) o, muy
esclerodermia, lupus o artritis reumatoide. A veces es difícil diferenciar rara vez, de la transmisión neuromuscular (p. ej., síndromes miasté-
la polimiositis de una distrofia muscular, incluso después de una biop­ nicos congénitos). En algunos, se ha identificado la anomalía genéti­
sia muscular; se producen algunos cambios inflamatorios en las distro­ ca responsable. Un aspecto importante en el diagnóstico diferencial
fias musculares, sobre todo en la distrofia muscular fascioescapulohu- es determinar si la debilidad es verdaderamente progresiva. El explo­
meral. Otros signos de afectación sistémica, como malestar, dolores no rador debe plantear preguntas hasta que quede asegurada la naturale­
muy intensos transitorios, cambios de humor y pérdida de apetito, son za progresiva o no progresiva de la enfermedad. La severidad de la
más frecuentes en la polimiositis que en las distrofias de cintura. enfermedad no es una prueba de progresión. Es difícil imaginar que
La miopatía con cuerpos de inclusión suele ser de inicio crónico e una chica de 16 años de edad, confinada a una silla de ruedas con
insidioso. Ocasionalmente, parece una polimiositis, pero con frecuen­ atrofia muscular espinal y escoliosis, y que tenga dificultad para res­
cia se parece a una ELA con disfunción de la MNI. Las pistas para el pirar, presente un trastorno relativamente no progresivo, pero un inte­
diagnóstico son: sexo masculino, inicio después de los 50 años en la rrogatorio cuidadoso puede mostrar que no ha habido pérdida de fun­
mayoría de pacientes, progresión más lenta y afectación característica ción durante los últimos años. Más aún, no es suficiente preguntar al
de cuádriceps y flexores largos de los dedos. Algunos pacientes pueden paciente en términos vagos y generales si la enfermedad es progresi­
presentar debilidad de los músculos proximales, de modo similar a la va. El interrogatorio debe ser específico, como por ejemplo «¿Hay
polimiositis, mientras que otros pueden mostrar una debilidad predo­ tareas que no pueda realizar ahora que sí podía llevar a cabo la sema­
minantemente distal que remeda la ELA y otras afecciones neuropáti- na pasada, el mes pasado o el año último?». El examinador también
cas. Generalmente, la CK sérica está elevada, pero en ocasiones puede debe estar atento en cuanto a la negación, que es habitual en pacien­
ser normal. Al igual que en otras miopatías inflamatorias crónicas, la tes jóvenes con debilidad progresiva. El chico de 18 años de edad con
interpretación del estudio del EMG puede ser difícil, y requiere un ex­ distrofia de cinturas puede manifestar ser el mismo ahora que unos
plorador experimentado, porque la miopatía con cuerpos de inclusión años atrás, pero el interrogatorio puede poner de manifiesto que era
muestra con frecuencia una combinación de características miopáticas capaz de subir escaleras bien cuando iba al instituto, mientras que
y neuropáticas. La miopatía de cuerpos de inclusión, a diferencia de la ahora necesita asistencia en la universidad.
polimiositis, no suele responder al tratamiento inmunodepresor. Los
signos patológicos incluyen vacuolas con reborde e inclusiones fila­
Trastornos no progresivos permanentes
mentosas intracitoplásmicas e intranucleares.
En las miopatías adquiridas, siempre se deben considerar los tras­ Algunos pacientes manifiestan síntomas de debilidad permanentes
tornos inducidos por tóxicos, fármacos y los de naturaleza endocrino- que se han mantenido sin cambios durante muchos años. Casi por
lógica. Entre las toxinas, el alcohol sigue siendo la más frecuente, y definición, estos trastornos han de comenzar al principio de la infan­
puede producir tanto un síndrome agudo como crónico. Un gran nú­ cia. La falta de progresión de la debilidad no impide una debilidad
mero de medicamentos se asocian con miopatías. Los más destaca­ intensa. Puede producirse una progresión más adelante en la medida
dos son los corticoides, los agentes hipocolesterolemiantes (p. ej., en que el proceso normal de envejecimiento debilita todavía más los
estatinas) y la colchicina. músculos que tienen escasa reserva funcional. Un grupo importante
Aunque los trastornos de la transmisión neuromuscular se conside­ de estas enfermedades es el de las miopatías congénitas no progresi­
ran siempre en el diágnostico de pacientes con síntomas fluctuantes, el vas, entre ellas la miopatía congénita de núcleos centrales (central
Capítulo 27 Debilidad proximal, distal y generalizada 387

core), la miopatía nemalínica y la miopatía con desproporción congé­ con anomalías estructurales del SNC son muy graves; por ejemplo, las
nita de tipos de fibras. El cuadro clínico clásico de estas enfermeda­ características de la DMC de Fukuyama incluyen microcefalia, retraso
des es el de un individuo dismórfico y delgado, con debilidad difusa mental y epilepsia, con discapacidad grave. Las concentraciones séri­
(Fig. 27.10). Otros signos pueden incluir anomalías esqueléticas, cas de CK pueden estar claramente elevadas en la DMC. La biopsia
como paladar ojival, pie cavo y escoliosis, que apoyan la presencia de muscular muestra cambios distróficos, y la inmunohistoquímica con
debilidad a una edad joven. Los reflejos tendinosos profundos se ha­ frecuencia ofrece un diagnóstico específico.
llan disminuidos o están ausentes. Aunque infrecuente, se puede pro­
ducir una afectación respiratoria importante en todas estas enferme­
Trastornos permanentes caracterizados
dades. Puede sospecharse la forma menos intensa (no ligada a X) de
miopatía miotubular (centronuclear) debido a la presencia de ptosis,
por debilidad progresiva
debilidad de los músculos extraoculares y diplejía facial. Con fre­ La mayoría de las enfermedades de esta categoría son trastornos he­
cuencia, el médico puede fiarse de la biopsia muscular para propor­ reditarios progresivos de las células del asta anterior, nervio motor
cionar el diagnóstico en las miopatías congénitas; actualmente exis­ periférico o músculo. Entre éstas figuran las atrofias musculares es­
ten pruebas genéticas específicas para algunas miopatías congénitas. pinales, las polineuropatías de Charcot-Marie-Tooth y las distrofias
Se reconocen diversas variedades de distrofia muscular congénita musculares. Puede haber fluctuaciones ligeras en la fuerza de un día
(DMC). La debilidad en pacientes con DMC se manifiesta en el perío­ a otro, pero la progresión global es constante (es decir, el trastorno es
do neonatal como un «bebé hipotónico». Puede haber artrogriposis. La lentamente progresivo desde el comienzo y permanece así); no cam­
clasificación actual se basa en la presencia o ausencia de anomalías del bia súbitamente de curso para volverse rápidamente progresiva.
SNC estructurales asociadas. Los trastornos sin defectos del SNC for­ Como se ha mencionado anteriormente, los pacientes pueden experi­
man la DMC clásica. Estos trastornos se subdividen en trastornos me- mentar largos períodos de estabilidad cuando su enfermedad no es,
rosina-positivos y merosina-negativos. Los pacientes con DMC clásica aparentemente, progresiva.
que son merosina-positivos tienen el fenotipo más leve. Los trastornos Los intentos tradicionales de clasificación de los trastornos se han
basado en si el trastorno fue causado por enfermedad de la neurona
del asta anterior, del nervio motor periférico o del músculo, junto con
un patrón específico de debilidad muscular. Ciertos patrones de debi­
lidad característicos sugieren con frecuencia diagnósticos específi­
cos. Por ejemplo, la FSH y las distrofias musculares oculofaríngeas
se denominan así debido a la afectación selectiva de los músculos. En
la actualidad, todos los trastornos se redefinen y agrupan según su
anomalía genética específica.

Otras afecciones
No hay un esquema de análisis que sea perfecto en la medicina clíni­
ca, y hay muchas excepciones en relación con las directrices aporta­
das anteriormente. Los trastornos más llamativos son los que se res­
tringen a diversas partes del cuerpo. La etiología y las razones para
una enfermedad así localizada no están claras, pero entre los ejem­
plos figuran la miopatía branquial y la miopatía del cuádriceps, así
como la forma focal de la enfermedad de la motoneurona (amiotrofia
monomélica benigna). Estas enfermedades suelen ser «benignas» en
el sentido de que no acortan la vida. La debilidad puede causar disca­
pacidad, aunque por lo general es leve.

Bibliografía
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FIGURA 27.10 El paciente con miopatía congénita es delgado, Nutrition, and Human Performance, Lippincott Williams & Wilkins, Philadelphia

sin atrofia focal. La debilidad de la cintura escapular es manifiesta, Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
observando la disposición horizontal de las clavículas. www.nicp.com.
C A P Í T U L O 28 Dolor y calambres
MUSCULARES
J. Americo Fernandes Filho
y Alan Pestronk

Características generales del dolor 389 Molestias musculares: causas específicas 391
Dolor muscular: conceptos básicos 389 Miopatías con dolor muscular 391
Estimulación y sensibilización de los nociceptores 389 Calambres y otros síndromes de contracción muscular involuntaria 394
Axones nociceptivos 390 Síndromes miálgicos sin miopatía crónica 395
Afecciones patológicas que producen dolor muscular 390
Características clínicas del dolor muscular 391
Características generales del dolor muscular 391
Evaluación de las molestias musculares 391

CARACTERÍSTICAS GENERALES músculo o en otros tejidos, se asocia con un aumento de la actividad


en axones aferentes anormales, y se produce espontáneamente o des­
DEL DOLOR
pués de estímulos periféricos.
El dolor es una sensación desagradable con componentes sensitivos
y emocionales. Los episodios breves de dolor o molestia muscular
constituyen una experiencia universal. Las causas habituales de las DOLOR MUSCULAR:
molestias musculares de corta duración son: un esfuerzo desacostum­ CONCEPTOS BÁSICOS
brado. traumatismo, calambres e infecciones sistémicas. Las moles­
tias musculares crónicas también son relativamente frecuentes. En Estimulación y sensibilización
la población estadounidense de edades comprendidas entre los 25 y
74 años, del 10 al 14% manifiestan dolor crónico relacionado con las
de los nociceptores
articulaciones y con el sistema musculoesquelético. El dolor locali­ El dolor muscular se induce por estímulos químicos o mecánicos. Los
zado en el músculo puede estar causado por estímulos nocivos, pero factores químicos específicos implicados en la generación periférica
también puede ser referido a partir de otras estructuras, como el teji­ del dolor están mejor definidos en tejidos distintos al músculo. Se em­
do conjuntivo, las articulaciones y el hueso. Los síndromes habitua­ plean experimentalmente las inyecciones intramusculares de solución
les con dolor localizado en el músculo, pero sin patología muscular salina hipertónica para inducir un dolor que es similar al dolor muscu­
histológica, incluyen la fibromialgia y las polineuropatías de fibra lar agudo clínico, sin que se produzcan alteraciones morfológicas aso­
pequeña. La referencia del dolor de otras estructuras al músculo pue­ ciadas en el músculo. Una mayor concentración de glutamato en el
de comportar la estimulación de vías neurales centrales o una con­ músculo se relacionan temporalmente con la aparición del dolor debi­
tracción nociva secundaria del músculo. do a la solución salina hipertónica y después del esfuerzo. Otros posi­
El mejor método para clasificar el dolor en el músculo y en otros bles estímulos algésicos químicos en el músculo comprenden iones
tejidos es por las características temporales y cualitativas. El dolor (pH ácido y potasio [alto]) y neurotransmisores (trifosfato de adenosi-
desencadenado por la estimulación nociva de tejido normal tiene una na, bradicinina, 5-hidroxitriptamina [5-HT] y adrenalina).
«primera» fase temprana que se percibe como aguda, está bien loca­ La sensibilización de las terminales axónicas nociceptivas se define
lizada y dura mientras dura el estímulo. Sigue una «segunda» fase como la reducción del umbral de estimulación, por lo que son más fá­
retardada de dolor, que es vago, continuo o urente, y más difuso. El cilmente estimulables. Los receptores vanilloides y los canales del so­
dolor de la segunda fase tiene componentes sensitivos y afectivos, y dio resistentes a la tetrodotoxina pueden desempeñar unas funciones en
puede predominar en el dolor visceral y crónico. El dolor por estimu­ la sensibilización de las terminales nerviosas. Los factores liberados
lación de un tejido enfermo se asocia con frecuencia con hiperalge- durante el daño o la estimulación repetitiva inducen una reducción de
sia, en la que un estímulo nocivo produce una sensación de dolor los umbrales de las terminales axonales en el músculo. Los estímulos
exagerado, o con alodinia, en la que el dolor es inducido por un es­ implicados en la sensibilización de las terminales comprenden sustan­
tímulo habitualmente inocuo. El dolor neuropático, localizado en el cias algésicas (5-HT, prostaglandina E, y bradicinina), factor del creci­

389
390 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

miento nervioso y estimulación repetida (calor, protones o capsaicina de fibras C que median la hiperalgesia como respuesta a la inflama­
por medio de los receptores vanilloides). Los efectos intracelulares de ción. Los axones de la clase Afi son grandes, mielinizados, y condu­
los estímulos pueden estar mediados por calcio y cinasas. La sensibili­ cen los impulsos a velocidades rápidas. Suelen mediar estímulos ino­
zación de las terminales nociceptoras puede aumentar la frecuencia de cuos, y la estimulación puede reducir la percepción del dolor. La
los potenciales de acción en nociceptores habitualmente activos, o in­ inflamación o la estimulación repetitiva puede sensibilizar los axones
ducir nuevos potenciales de acción en una población de axones peque­ A(5, que luego median en la alodinia mecánica en algunos tejidos.
ños normalmente silentes, lo que es especialmente prominente en las Este «cambio fenotípico» en los axones Ap puede estar mediado por
visceras. La sustancia P induce una descarga de baja frecuencia en los la regulación al alza del neuropéptido Y y la formación de brotes
axones aferentes que podría contribuir al dolor espontáneo. El leuco- (sprouting) de terminales en la médula espinal desde las láminas III y
trieno D4 puede tener un efecto desensibilizante sobre los nociceptores IV a la lámina II, con la posterior estimulación de las vías dolorosas
del músculo. La depresión de la actividad nociceptora muscular por el centrales ascendentes.
ácido acetilsalicflico puede reflejar la inhibición de los efectos de la Las terminaciones centrales de los axones nociceptivos proceden­
prostaglandina E . tes del músculo se hallan situadas en la lámina I en el asta posterior
de la médula espinal. Las neuronas centrales ascendentes, con los
cuerpos celulares en las láminas I o II, son estimuladas por el gluta­
Axones nociceptivos mato a partir de terminales de axones aferentes primarios, y transpor­
Muchas de las fibras nerviosas aferentes que transmiten los estímulos tan la modalidad sensitiva para el dolor mediante el sistema nocicep-
dolorosos desde el músculo (nociceptores) tienen pequeñas termina­ tivo lateral, que incluye el tracto espinotalámico contralateral, los
les axonales amielínicas (Graven-Nielsen y Mense, 2001; Julius y núcleos talámicos (Ren y Dubner, 2002) y la corteza somatosensitiva.
Basbaum, 2001). Estos axones terminales (terminaciones nerviosas) Algunos modelos sugieren que el dolor muscular tónico puede in­
se localizan principalmente cerca de los vasos sanguíneos y en el te­ cluir un grupo medial de vías centrales, como la ínsula ipsolateral y
jido conjuntivo, pero no contactan con las fibras musculares. Las ter­ las regiones prefrontales mediales (Bolay y Moskowitz, 2002; Thun-
minaciones nerviosas libres son de pequeño diámetro (0,5 Jim) con berg et al, 2005). La transmisión de los rasgos afectivos del dolor
varicosidades (expansiones). Contienen glutamato y neurope'ptidos. puede implicar otras vías hasta el núcleo parabraquial, amígdala, nú­
Los estímulos nocivos producen potenciales receptores graduados en cleo intralaminar talámico y circunvolución del cuerpo calloso. Las
las terminaciones nerviosas, y la amplitud depende de la fuerza del vías interneuronales y descendentes del SNC modulan el aporte afe­
estímulo. Se genera un potencial de acción si la amplitud del poten­ rente, especialmente en el dolor crónico. La sensibilización central al
cial del receptor es lo bastante grande como para alcanzar el umbral. dolor se asocia con neuronas que contienen receptores para la sustan­
Los potenciales de acción que se originan en las terminales noci­ cia P. El glutamato que actúa en los receptores de ZV-metil-D-asparta-
ceptoras inducen o potencian el dolor mediante dos mecanismos. La to (NMDA) es esencial para la iniciación de la sensibilización central
conducción centrípeta a lo largo de las ramas centrales de los axones y para la hiperexcitabilidad de las neuronas de la médula espinal y el
aferentes conduce las señales nociceptivas directamente al sistema dolor persistente. La facilitación por medio de las vías descendentes
nervioso central (SNC). La conducción centrífuga de los potenciales del SNC puede llevar a alodinia y al mantenimiento de hiperalgesia.
de acción a lo largo de las ramas axonales periféricas produce efectos Las vías descendentes inhibidoras se asocian con un aumento de la
indirectos por invasión de otras terminales nerviosas y causando la sensibilidad a los opioides, y pueden proporcionar un sistema de
liberación de glutamato y neuropéptidos al medio extracelular. Estas analgesia endógena. Hay una mayor inhibición descendente neta en
sustancias algésicas pueden estimular o sensibilizar las terminales en sitios de hiperalgesia primaria asociados con la inflamación. La te-
otros axones nociceptores. trahidrobiopterina desempeña un papel en el aumento de la sensibili­
Los axones A5 (grupo II) y C (grupo IV) desempeñan un impor­ dad al dolor inflamatorio y neuropático. Un haplotipo específico del
tante papel en la conducción de los estímulos inducidos por el dolor trifosfato de guanosina ciclohidrolasa, una enzima limitante de la ve­
procedentes del músculo en el SNC. El bloqueo de los axones de las locidad en la vía sintética de la tetrahidrobiopterina, puede reducir la
clases A§ y C elimina la capacidad de detectar estímulos nocivos sensibilidad al dolor, y se encuentra en el 15% de la población.
agudos. Los axones nociceptivos de la clase A5 se hallan finamente
mielinizados, conducen impulsos a velocidades moderadamente len­ Afecciones patológicas que producen
tas (3-13 m/s) y tienen canales del sodio en la membrana que son
sensibles a la tetrodotoxina. Los axones AS son mecanoceptores de
dolor muscular
alto umbral, que son estimulados por una presión local fuerte y me­ Los episodios de dolor que se originan en el músculo suelen estar
dian el dolor muscular rápido, agudo, afilado («primero»). El dolor asociados con esfuerzo, inflamación o traumatismo. El esfuerzo pue­
espontáneo y las disestesias probablemente se hallan mediados por de producir dolor muscular por varias vías, entre las cuales figuran el
axones de la clase A5. Los axones nociceptivos de la clase C no tie­ agotamiento de combustible (con falta de entrenamiento, insuficien­
nen mielina, conducen impulsos a velocidades muy lentas (0,6 a cia vascular o defectos metabólicos), calambres o lesión de las fibras
1,2 m/s) y tienen canales del sodio en la membrana que son resistentes musculares o tendones. Cuando el músculo se contrae mientras está
a la tetrodotoxina. Los axones de la clase C en el músculo con fre­ siendo estirado (contracción excéntrica), son muy probables el daño
cuencia son polimodales, responden a una gama de estímulos, pero y el dolor. Durante el esfuerzo con contracción excéntrica las fuerzas
también hay terminales axónicas específicas de estímulos. Las fibras de cizalladura sobre el tejido conjuntivo pueden activar directamente
C median un dolor algo retrasado, difuso, vago o urente («segundo») los nociceptores musculares. Puede haber unas fuerzas de cizalladura
provocado por estímulos nocivo. Los constituyentes de los axones dolorosas similares durante los calambres, cuando el segmento que
nociceptores C musculares comprenden la sustancia P, el péptido re­ se contrae estira el resto del músculo. La mialgia diferida o «aguje­
lacionado con el gen de la calcitonina y la somatostatina. Estos cons­ tas» puede deberse a varios factores, entre los que figuran la lesión de
tituyentes pueden colocar a los axones nociceptivos en un subgrupo las fibras musculares y del tejido conjuntivo, la inflamación y el ede­
Capítulo 28 Dolor y calambres musculares 391

ma. El dolor con agujetas se asocia con unos mayores niveles de glu- queña suelen causar molestias con una localización aparente en el
tamato en el músculo. músculo. Es importante una exploración general para evaluar la posibi­
En los músculos dañados el dolorimiento, la disminución en el lidad de que el dolor pueda originarse en otros tejidos, como las articu­
umbral del dolor a la presión y el dolor con el movimiento se deben a laciones. Los estudios hemáticos pueden comprender hemograma
la sensibilización de los nociceptores musculares. Los nociceptores completo, velocidad de sedimentación, concentraciones de creatinci-
sensibilizados tienen un menor umbral de excitación y una mayor nasa (CK), potasio, calcio, fosfato y lactato, función tiroidea y evalua­
respuesta a los estímulos nocivos. En la inflamación muscular, el do­ ción en busca de trastornos inmunológicos sistémicos. Debe evaluarse
lor en reposo puede deberse a los axones nocicepdvos que desarrollan la concentración urinaria de mioglobina en los pacientes con una ele­
un mayor nivel de descarga de fondo. Los mediadores de este fenó­ vada concentración de CK y mialgias intensas, en especial cuando se
meno podrían incluir sustancias algésicas, entre las que figuran la relacionan con el esfuerzo. La electromiografía (EMG) es una prueba
sustancia P, la bradicinina y la serotonina. El dolor durante la isquemia sensible para la miopatía. Un resultado EMG normal sugiere que el
muscular puede relacionarse también con la acumulación de sustancias dolor muscular tiene su origen en localizaciones anatómicas diferentes
algésicas, pero probablemente no con la acumulación de lactato. del músculo. La evaluación de la conducción nerviosa puede detectar
La fibromialgia es un síndrome con dolor muscular crónico, difuso una neuropatía de base, pero la documentación objetiva de las axono-
y dolor a la palpación sobre puntos gatillo. En la fibromialgia y los patías de pequeñas fibras puede requerir pruebas sensitivas cuantitati­
síndromes relacionados, el dolor miofascial y los síndromes inducidos vas o biopsia cutánea con tinción de las fibras nerviosas distales. Las
por estrés, con dolor localizado en el músculo, pero sin signos fisioló­ exploraciones con resonancia magnética o radionúclidos pueden poner
gicos o morfológicos prominentes de daño muscular, la sensibilización de manifiesto alteraciones focales o difusas en el músculo, en las arti­
central puede estar bajo algunos de los síntomas (Bennett, 2005). culaciones o en la fascia, y pueden emplearse para guiar los procedi­
mientos de biopsia. La espectroscopia con resonancia magnética con
fósforo puede llegar a ser de utilidad en la evaluación y monitorización
CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS de algunas miopatías metabólicas, pero todavía no se ha determinado
DEL DOLOR MUSCULAR su utilidad específica. La ecografía muscular puede ser un método útil
y no invasivo de localizar y definir tipos de patología muscular. La
biopsia muscular suele tener su mayor utilidad en presencia de un re­
Características generales del dolor muscular sultado anormal en otra prueba, como una elevada concentración sérica
En el ámbito clínico, los pacientes describen las molestias musculares de lactato o CK, o un EMG anormal. Sin embargo, unas pistas impor­
empleando varios términos diferentes, como dolor, resentimiento, do­ tantes hacia trastornos tratables, como fascitis o trastornos inmunita-
lor persistente y fijo, fatiga, calambres o espasmos. El dolor que se rios sistémicos (patología del tejido conjuntivo, inflamación perivascu­
origina en el músculo se percibe a partir de los tejidos profundos. El lar o granulomas) pueden estar presentes en el músculo en ausencia de
dolor muscular crónico puede estar mal localizado, referido a otra lo­ otras pruebas positivas. La exploración del músculo y del tejido con­
calización (por lo general, profunda), y asociado con síntomas autonó­ juntivo aumenta el rendimiento de la biopsia muscular en los síndro­
micos y afectivos. La propiedad del dolor muscular puede reflejar axo­ mes con molestias musculares. Se consigue aumentar el rendimiento
nes aferentes convergentes a partir de varios tejidos que enmascaran la diagnóstico de las biopsias musculares si en la histoquímica se inclu­
identificación de un origen específico por los centros superiores. El yen tinciones en busca de fosfatasa ácida, fosfatasa alcalina, esterasa,
dolor con calambres musculares tiene un comienzo agudo y una corta enzimas mitocondriales, enzimas de la glucólisis y mioadenilato desa-
duración. El dolor del calambre se asocia con una contracción muscu­ minasa. El examen ultraestructural del músculo rara vez aporta infor­
lar palpable, y se alivia inmediatamente estirando el músculo. El dolor mación adicional en los síndromes con dolor muscular.
que se origina en las fascias y el periostio se localiza de un modo rela­
tivamente preciso. El dolor cutáneo difiere del dolor muscular o fascial
por su distinta localización y naturaleza aguda, punzante, en puñalada MOLESTIAS MUSCULARES:
o quemazón. En los síndromes de fibromialgia, los pacientes manifies­ CAUSAS ESPECÍFICAS
tan habitualmente que la fatiga acompaña a las molestias musculares.
La depresión es aproximadamente dos veces más frecuente en los pa­ El dolor muscular puede clasificarse, en general, en grupos depen­
cientes con dolor musculoesquelético crónico (18%) que en los pacien­ diendo de su origen o de su relación con la contracción muscular. Las
tes sin dolor crónico (8%). miopatías pueden asociarse con dolor muscular sin contracción mus­
cular (mialgias) (Tablas 28.1 y 28.2). El dolor muscular durante la
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

actividad muscular (Tabla 28.3; v. también la Tabla 28.2) puede pro­


Evaluación de las molestias musculares ducirse en la lesión muscular, miopatía, calambres o contracción tó­
Los trastornos con dolor muscular subyacente pueden clasificarse en nica (relativamente a largo plazo). Algunos síndromes dolorosos que
función de la anatomía, la relación temporal con el esfuerzo, la patolo­ se perciben como originados en el músculo se presentan en otros te­
gía muscular o la presencia o ausencia de contracción muscular activa jidos, como el tejido conjuntivo, el nervio o el hueso, o no tienen una
durante las molestias (Kincaid, 1997; Pestronk, 2006). La evaluación explicación morfológica clara del dolor (Tabla 28.4).
de las molestias musculares comienza clásicamente con la obtención de
la historia, en la que se incluyen el tipo, la localización, los factores
inductores y la evolución del dolor, el consumo de fármacos y los tras­
Miopatías con dolor muscular
tornos en el estado de ánimo. Se efectúa la exploración física con una Las miopatías que producen dolor muscular (v. Tabla 28.1) suelen estar
especial atención a la localización de la debilidad. La valoración exac­ asociadas con debilidad y un EMG anormal (Griggs et al, 1995; Pes­
ta de la fuerza puede ser difícil en presencia de dolor. La exploración tronk, 2006). Las miopatías inmunomediadas o inflamatorias pueden
sensitiva es importante, porque las neuropatías sensitivas de fibra pe­ causar dolor o dolorimiento muscular, especialmente si se asocian a
392 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 28.1 Síndromes del dolor miopático*

Inflamatorios ? Deficiencia de mioadenilato desaminasa


Miopatías inflamatorias Neuromiopatía con capilares internalizados
Enfermedad sistémica del tejido conjuntivo Míotonías: miopatía proximal miotónica; miotonía congénita dominante
Anticuerpos transferidos frente a la sintetasa del ácido ribonucleico (ocasional)
Dermatomiositis de la infancia Distrofias musculares (ocasional)
Infecciones musculares Distrofia muscular de Becker, distrofia muscular de la cintura pélvica
Miositis vírica tipos IA, 1C, 2D, 2H
Piomiositis Deficiencia de selenio
Toxoplasmosis Deficiencia de vitamina D
Triquinosis Miopatía tóxica: mialgia con eosinofilia; rabdomiólisis
Rabdomiólisis ± trastorno metabólico Miopatía hipotiroidea
Deficiencia de miofosforilasa (enfermedad de McArdle) Trastornos mitocondriales (fatiga o mialgias por esfuerzo)
Deficiencia de fosfofructocinasa Síndrome de Camurati-Engelmann (dolor óseo)
Carnitina palmitoiltransferasa II Fármacos y toxinas
Miopatías mitocondriales
Síndromes de hipertermia maligna
Otras miopatías con dolor o malestar
Miopatía con agregados tubulares ± espirales cilindricas
Miopatía con inclusiones cristalinas reactivas a la tubulina

‘Características habituales: debilidad y electromiograma anormal.

TABLA 28.2 Molestias musculares asociadas con fármacos y toxinas

Miopatía inflamatoria Simvastatina


Definitiva Pravastatina
Hidralazina Fluvastatina
Penicliamina Atorvastatina
Procal namida Cervistatina
1,1 ’-etiiidlnebls [trlptófano] Ácido nicotínico
Síndrome del aceite tóxico Levadura roja fermentada en arroz
Posible Labetalol
Cimetldina Litio
Imatinlb mesiiato Organofosfatos
Interferón-a Propofol
Ipecacuana Veneno de serpiente
Lansoprazol Tacrolimus
Leuproiida Zidovudina
L-Dopa Miopatía dolorosa ± rabdomiólisis
Penicilina Colchlcina
Fenitoína Emetina
Proplltlouracilo Fenoverlna
Sulfonamlda Germanio
Rabdomiólisis ± miopatía crónica Hlpervltaminosis E
Alcohol Taxenos
Ácido aminocaproico Zidovudina
Anfetaminas Mialgia ± miopatía
Cocaína Ácido retinoico todo trans
Ciclosporina Azatioprina
Daptomlclna Briostatina 1
Hipopotasemla Captopril
Isonlazlda Hlpocolesferolemiantes
Agentes hipolipemlantes* Clguatoxina
Bezaflbrato Retirada de corticoides
Clofibrato Agentes clfotóxlcos
Fenoflbrato Danazol
Gemfibrozilo Enalaprll
Lovastatlna Gemcltabina

Continúa
Capítulo 28 Dolor y calambres musculares 393

TABLA 28.2 Molestias musculares asociadas con fármacos y toxinas (cont.)

Oro Calambres
Interferón-a 2a y 2b Salbutamol
Isotretinoína Anticolinesterasa
Ketorolaco Bergamota (bergapteno)
Labetalol Cafeína
Metotrexato** Clofibrato
Metolazona Ciclosporina
Micofenolato de mofetilo Diuréticos
Paclitaxel Labetalol
Retinoides Litio
Rifampicina Nifedipino
Aceite tóxico de España Terbutalina
Suxametonio (succinilcolina) Tétanos
Alcaloides de la Vinca Teofilina
Zimeldina Vitamina A

‘Especialmente con la administración simultánea de: ciclosporina, danazol, eritromicina, gemfibrozilo, niacina o colchicina.
**Con la administración simultánea de pantoprazol.

enfermedad sistémica del tejido conjuntivo o con afectación patológica y fatiga después de un esfuerzo intenso corto, mientras que los trastornos
del mismo. El dolor es habitual en la dermatomiositis infantil, las mio­ de los lípidos causan molestias musculares con el esfuerzo prolongado.
patías inmunitarias asociadas con trastornos sistémicos, los síndromes La rabdomiólisis suele asociarse con dolor y dolorimiento muscular que
de mialgia con eosinofilia, la miositis focal y las infecciones. Las mio­ pueden persistir durante días después del fenómeno inicial. Puede pro­
patías causadas por infecciones, incluidas las bacterianas o víricas, por ducirse con una miopatía metabólica o tóxica definida, o esporádica­
Toxoplasma y la triquinosis, suelen ser dolorosas. Las miopatías meta­ mente, en el marco de un esfuerzo desacostumbrado, especialmente en
bólicas, entre ellas las deficiencias en fosforilasa y camitina palmitoil- tiempo caluroso. Dado que la rabdomiólisis puede producir insuficien­
transferasa II, producen de modo característico molestias o fatiga mus­ cia renal -una complicación que pone en peligro la vida del paciente- se
culares que surgen hacia el final o después de haber completado el debe buscar denodadamente el diagnóstico, el tratamiento y la evitación
esfuerzo, y son menos prominentes en reposo. Como regla general, los de otros factores precipitantes. Los fármacos, incluidos el ácido amino-
trastornos del metabolismo de los hidratos de carbono producen dolor caproico y los agentes hipocolesterolemiantes, pueden producir una

TABLA 28.3 Calambres* y otros síndromes de contracción muscular involuntaria

Síndromes con calambres Contractu ras


Ordinarios Síndrome de Brody
Habitual en sujetos sanos, especialmente en el gastrocnemio Trastornos del glucógeno: deficiencia de fosforilasa, etc.
Embarazo Síndrome del músculo ondulante
Trastornos sistémicos Neuropáticos
Deshidratación: hidrosis; diuréticos; hemodiálisis Calambres: autosómico dominante
Metabólicos: concentraciones bajas de Na+, Mg+, Ca2+, glucosa Enanismo y espasmos musculares
Endocrinos: hipertiroidismo o hipotiroidismo, hiposuprarrenal; Neuromiotonía
hiperparatiroidismo Tratamientos para los calambres y otros espasmos musculares
Inducidos por fármacos Normalizar las anomalías metabólicas
Síndrome de fasciculación con calambres Sulfato de quinina, 260 mg al acostarse o dos veces al día
Denervación, parcial Carbamazepina, 200 mg dos o tres veces al día
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Otros síndromes de contracción Fenitoína, 300 mg por día


Trastornos centrales: síndrome de la persona rígida, espasticidad, Gabapentina, 300 mg al acostarse
tétano, distonía Tocainida, 200-400 mg dos veces al día
Trastornos de nervio periférico: neuromiotonía, tetania, mioquimia, Verapamilo, 120 mg al día
denervación parcial Amitriptilina, 25-100 mg al acostarse
Musculares: contractura, miotonía Vitamina E, 400 Ul al día
Síndromes de contracción muscular familiar Riboflavina, 100 mg al día
Miopáticos: distrofia muscular de Becker, distrofia muscular de cinturas Difenhidramina, 50 mg al día
de tipo 1C Calcio, 0,5-1,0 g de Ca2+ elemental al día
Miotonía: congénita, distrofia Quimiodenervación local con toxina botulínica

‘Características habituales: contracciones musculares dolorosas involuntarias súbitas; afectación por lo general de músculos aislados, en especial del gastrocnemio; calambres
locales en otros músculos asociados con frecuencia a enfermedad neuromuscular. Precipitantes: contracción muscular; ocasionalmente durante el sueño. Alivio: estiramiento
muscular pasivo; masaje local.
394 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

espasmo muscular habitualmente incómodo y localizado (Miller y


Tabla 28.4
Layzer, 2005). Las características incluyen un inicio súbito e invo­
Síndromes dolorosos sin miopatía crónica* luntario en un músculo, que dura de segundos a minutos, y una re­
gión de contracción palpable. Ocasionalmente, existe una distorsión
Dolor de origen incierto
de la postura. Con frecuencia, las fasciculaciones se producen antes
Polimialgia reumática
y después del calambre. Los calambres suelen aparecer durante
Fibromialgia
Síndrome de fatiga crónica el sueño o el ejercicio, y es más probable que se produzcan cuando el
Infecciones músculo se contrae mientras está en una posición acortada. Los sín­
Síndromes víricos y posvíricos dromes de dolor asociados con los calambres incluyen molestias
Brucelosis durante una contracción muscular y resentimiento después de la
Endocrino contracción por lesión muscular. El estiramiento del músculo afecta­
Tiroides: aumento o disminución de la función tiroidea do con frecuencia alivia el calambre. El estiramiento activo, por con­
Paratiroides: aumento o disminución de la función paratiroidea tracción del antagonista, puede ser un tratamiento especialmente
Fiebre mediterránea familiar efectivo, porque evoca la inhibición recíproca. El tratamiento de los
Dolor de origen definido
calambres incluye remediar el trastorno subyacente o realizar prue­
Trastornos del tejido conjuntivo
bas sintomáticas con varios fármacos. La quinina fue efectiva para el
Sistémicos
Fascitis tratamiento de los calambres musculares nocturnos en un estudio
Artropatía doble ciego comparado con placebo (Diener, 2002).
Flueso: osteomalacia; fractura; neoplasia Los calambres, especialmente los de los músculos de la pantorri­
Vascular: Isquemia; tromboflebitis lla o el pie, son habituales en personas sanas de cualquier edad. Pue­
Polineuropatía den ser más frecuentes en los ancianos y en los pacientes con fasci­
Polineuropatías de fibra pequeña culaciones. Los calambres que se producen con frecuencia en
Síndrome de Guillain-Barré músculos diferentes al gastrocnemio suelen indicar un trastorno
Fladiculoneuropatía neuromuscular subyacente. Varios fármacos pueden desencadenar
Sistema nervioso central: síndrome de la pierna inquieta; distonías
calambres (v. Tabla 28.2). Los trastornos neurogénicos que se aso­
(focales)
Dolor de origen muscular sin miopatía crónica cian con calambres, espasmos musculares dolorosos o molestias
Isquemia muscular: aterosclerosis; calcifilaxia musculares incluyen esclerosis lateral amiotrófica, neuromiotonía,
Síndromes por sobreuso muscular estenosis espinal, síndrome de persona rígida, espasticidad, síndro­
Fármacos y toxinas me de piernas inquietas y distonías focales (v. Capítulo 77). La pre­
Mialgia diferida (agujetas) sencia de fasciculaciones con calambres leves, pero sin debilidad,
Calambres suele representar un trastorno benigno (síndrome de fasciculaciones
Lesión muscular (distensión) benignas). Cuando los calambres musculares son más discapacitan-
tes, el trastorno es el síndrome de fasciculaciones y calambres. El
‘Características habituales: dolor muscular; puede interferir en el esfuerzo, pero no EMG es normal, salvo por la presencia de fasciculaciones. La esti­
en una verdadera debilidad; presente en reposo, puede aumentar con el movimiento;
mulación nerviosa repetitiva lenta provoca posdescargas de po­
son normales la morfología muscular y la concentración sérica de creatincinasa.
tenciales de acción de la unidad motora. El diagnóstico diferencial
de los síndromes tipo fasciculación-calambre incluye el síndrome de
Isaac, con anticuerpos séricos contra canales del potasio dependien­
miopatía necrótica dolorosa e incluso rabdomiólisis. Los hipocolestero- tes del voltaje, y la enfermedad de Fabry. Los síndromes de la moto-
lemiantes causan con frecuencia un síndrome miálgico sin patología neurona raramente pueden manifestar fasciculaciones o calambres,
muscular definida. La distrofia muscular y los trastornos mitocondriales pero suelen presentar debilidad en la exploración. Otras causas de
suelen ser indoloros. Algunos pacientes con distrofia muscular de Bec­ calambres (v. Tabla 28.3) incluyen trastornos metabólicos, neuropá-
ker leve o síndromes mitocondriales con debilidad mínima o ausente ticos y autosómicos dominantes. El tratamiento de los calambres
pueden presentar molestias, como mialgias, fatiga o calambres, espe­ comporta tratar el trastorno subyacente o realizar pruebas sintomáti­
cialmente después de un esfuerzo. Las miopatías hereditarias, en las que cas con medicación.
los pacientes (o portadores) con frecuencia presentan molestias o espas­ Los calambres musculares suelen deberse a descargas que se
mos musculares, incluyen distrofia de cintura de tipo IA, IC, 2D y 2H originan en los axones o terminaciones nerviosas motoras. El EMG
(miopatía sarcotubular), miopatía miotónica proximal (DM2) y algunas durante los calambres muestra potenciales de acción de la unidad
miopatías congénitas leves. Varias miopatías, definidas por cambios motora repetitivos y rápidos (descargas por calambres) con fre­
morfológicos específicos en el músculo, pero cuya causa es desconoci­ cuencias de 40 a 150 Hz, que aumentan y disminuyen durante el
da, suelen asociarse con mialgia o molestias relacionadas con el esfuer­ calambre. La influencia del SNC en los calambres probablemente
zo. Estos síndromes incluyen agregados tubulares con o sin espirales se relaciona con la modulación de los umbrales del calambre. El
cilindricas, depleción focal de mitocondrias, capilares internalizados EMG puede distinguir entre calambres y otros tipos de contracción
y miopatías nemalínicas de inicio adulto. muscular.
Los síndromes de contracción muscular difusa, que se originan
Calambres y otros síndromes de contracción en el sistema nervioso central o en el periférico, con frecuencia
muestran descargas extensas y continuas o espontáneas de fibras de
muscular involuntaria la unidad motora. Pueden producir molestias considerables. Las
Los espasmos musculares son contracciones musculares involunta­ causas son síndromes hereditarios, trastornos del SNC y fármacos o
rias anormales. Los calambres (v. Tabla 28.3) son una contracción o toxinas (v. Tablas 28.2 y 28.3). Los síndromes específicos incluyen
Capítulo 28 Dolor y calambres musculares 395

síndrome de la persona rígida (con potenciales de unidad motora sente en reposo y resulta afectado de modo variable por el movimien­
espontáneos sostenidos en músculos agonistas y antagonistas), sín­ to. Las concentraciones séricas de CK y el EMG son normales. No
drome de Isaac (neuromiotonía con contracciones por descarga re­ hay grandes alteraciones anatomopatológicas en el músculo a menos
petitiva de unidades motoras a altas frecuencias), síndrome de que las molestias produzcan desuso y atrofia de las fibras musculares
Schwartz-Jampel y trastornos tóxicos relacionados con fenciclidina, de tipo II. Las biopsias musculares pueden mostrar alteraciones aso­
anfetamina, tétanos o estricnina. La tetania, con frecuencia asociada ciadas con trastornos inmunitarios sistémicos, entre los que figura la
con hipocalcemia o alcalosis, se manifiesta con descargas de tipo inflamación alrededor de los vasos sanguíneos o en el tejido con­
neuromiotónico. La mioquimia con contracciones musculares on­ juntivo. Muchos síndromes polimiálgicos tienen claros trastornos
dulantes muestra salvas recurrentes de unidades motoras de 30 a de base, entre los que figuran la enfermedad inmunitaria sistémica,
80 Hz. En el período postoperatorio, con frecuencia se produce un la toxicidad por fármacos y las polineuropatías de fibra pequeña.
síndrome de contracciones musculares con fasciculaciones y mial­ Una serie de criterios clínicos define algunos síndromes de fi­
gia después del uso de succinilcolina (suxametonio). Dos trastornos siopatología desconocida asociados con molestias musculares (po­
de contracción difusa, la hipertermia maligna y el síndrome neuro- limialgia reumática, fibromialgia y síndrome de fatiga crónica). La
léptico maligno, no se han evaluado sistemáticamente con pruebas polimialgia reumática suele producirse después de los 50 años de
electrodiagnósticas durante los episodios. edad, y se manifiesta con dolor y rigidez en las articulaciones y
Las contracciones musculares que se originan en el músculo in­ músculos, pérdida de peso y febrícula. El dolor es simétrico, afec­
cluyen formas eléctricamente activas por miopatía o miotonía, y ta al hombro, cuello y cintura pelviana, y es máximo después de la
contracturas eléctricamente silentes. La miotonía es una descarga inactividad y del sueño. La polimialgia reumática puede asociarse
repetitiva de fibras musculares con frecuencias de 20-80 Hz, con con arteritis de la temporal. Los pacientes tienen con frecuencia
aumentos y descensos de amplitud y frecuencia. La estimulación una velocidad de sedimentación elevada (> 40 mm/h). El dolor me­
mecánica o eléctrica puede desencadenar potenciales de acción. Las jora en unos días después del tratamiento con corticoides (predni-
contracciones miotónicas no suelen ser dolorosas. Los pacientes con sona, 20 mg/día). El diagnóstico de fibromialgia depende de una
miotonía congénita recesiva con frecuencia notan fatiga. Las con­ historia de dolor musculoesquelético generalizado, más habitual­
tracturas musculares son contracciones musculares, activas y dolo- mente alrededor del cuello y de los hombros, durante 3 o más me­
rosas, en ausencia de actividad eléctrica. (El término también se ses, y datos en la exploración de puntos dolorosos en las extremi­
utiliza para describir la resistencia fija al estiramiento de un músculo dades y el tronco. Los pacientes también pueden notar fatiga y
acortado por cambios del tejido conjuntivo fibroso o pérdida de sar- trastorno del sueño, cefalea, síndrome del intestino irritable y agra­
cómeros en el músculo.) Las contracturas difieren clínicamente de vación de los síntomas por el esfuerzo, ansiedad o estrés. El diag­
los calambres, su duración es más prolongada, no se resuelven con nóstico de síndrome de fatiga crónica requiere la presencia de sín­
el estiramiento muscular y se producen sólo en el músculo después tomas de fatiga muscular durante por lo menos 6 meses. El reposo
del esfuerzo. Las contracciones musculares eléctricamente silentes no alivia la fatiga. Los criterios formales sugieren que el síndrome
se producen en las miopatías, como la deficiencia de miofosforilasa debe incluir cuatro o más de los siguientes: alteración de la memo­
y otros trastornos glucolíticos, el síndrome de Brody, la enfermedad ria o de la concentración, dolor de garganta, ganglios axilares o
con contracciones musculares ondulantes y el hipotiroidismo (mio- cervicales dolorosos a la palpación, dolor muscular, dolor en múl­
edema). El esfuerzo suele provocar contracturas en la deficiencia de tiples articulaciones, nuevas cefaleas, sueño no reparador o males­
miofosforilasa, y pueden ser prolongadas y dolorosas. tar después del esfuerzo. El tratamiento, tanto de la fibromialgia
como del síndrome de fatiga crónica, incluye el empleo de antide­
presivos tricíclicos. Entre los síndromes controvertidos que inclu­
Síndromes miálgicos sin miopatía crónica yen mialgias figuran la deficiencia de mioadenilato desaminasa,
El dolor que se origina en el músculo, con frecuencia agudo, puede trastornos de la mama, síndrome de la guerra del Golfo y sensibi­
producirse en ausencia de una miopatía crónica. La isquemia mus­ lidad a múltiples agentes químicos.
cular causa un dolor opresivo en los músculos afectados durante el El dolor o las molestias localizadas en el músculo pueden tener
esfuerzo. La isquemia produce un dolor que se manifiesta rápida­ su origen en otras estructuras. Por ejemplo, la enfermedad de la
mente (en minutos) si se fuerza el músculo a contraerse al mismo cadera puede diagnosticarse de modo erróneo como miopatía
tiempo, y remite rápidamente con el reposo. Los calambres y los proximal dolorosa con debilidad manifiesta de la pierna. En esta
síndromes de sobreuso se asocian con dolor durante o inmediata­ situación, la rotación externa o interna del muslo suele provocar
mente después del uso muscular. Se produce una mialgia diferida dolor proximal. Los estudios radiológicos confirman el diagnósti­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

12-48 horas después del esfuerzo, y dura de horas a días. Las moles­ co. Los trastornos del hueso y de las articulaciones, tejido conjun­
tias son más prominentes con la contracción o palpación muscular. tivo, sistema endocrino, aporte vascular, nervios periféricos y raí­
La CK sérica se halla aumentada con frecuencia. La mialgia diferida ces y del SNC también pueden estar presentes en las molestias
se desencadena con mayor frecuencia por contracción excéntrica o localizadas en el músculo.
por un esfuerzo no habitual. El entrenamiento con ejercicios suele
proteger frente a la mialgia diferida.
Los síndromes de polimialgia (Tabla 28.4) se caracterizan por do­ Bibliografía
lor localizado en el músculo y otras estructuras sin debilidad muscu­
lar. El dolor puede dar la sensación de debilidad al impedir un pleno
esfuerzo. Este tipo de «debilidad» se caracteriza en la exploración Bennett, R. 2005, Fibromyalgia: present to future, Curr Rheumatol Rep, vol. 7, pp.
por reducciones súbitas del nivel de esfuerzo, más que por un movi­ 371-376
miento uniforme en toda la gama de movimiento que se detecta en la Bolay, H., & Moskowitz, M. A. 2002, Mechanisms of pain modulation in chronic
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396 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

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C A P Í T U L O 29 EL LACTANTE
HIPOTÓNICO
Gerald M. Fenichel

El aspecto de la hipotonía 398 Trastornos de la médula espinal 401


Respuesta a la tracción 398 Mielopatía hipóxico-isquémica 401
Suspensión vertical 399 Lesión de la médula espinal 401
Suspensión horizontal 400 Trastornos de la unidad motora 402
Abordaje diagnóstico 400 Evaluación de los trastornos de la unidad motora 402
Claves para diagnosticar la hipotonía cerebral 400 Atrofias musculares espinales 403
Claves para los trastornos de la unidad motora 400 Polineuropatías 404
Hipotonía cerebral 401 Trastornos de la transmisión neuromuscular 404
Hipotonía congénita benigna 401 Miopatías congénitas 404
Trastornos cromosómicos 401
Encefalopatía no progresiva crónica 401
Trastornos genéticos 401

El tono es la resistencia del músculo al estiramiento. Los médicos músculos antigravitatorios, en respuesta a un estiramiento de baja
examinan dos tipos de tono: fásico y postural. El tono fásico es una intensidad causado por la fuerza de la gravedad. Cuando el tono pos­
contracción rápida en respuesta a un estiramiento de alta intensidad. tural es débil, el tronco y las extremidades no pueden sostenerse con­
El tono fásico se examina mediante la respuesta al reflejo tendino­ tra la gravedad y el lactante aparece hipotónico.
so. El golpeteo breve del tendón rotuliano estira el cuádriceps. El apa­ El mantenimiento del tono normal requiere que los sistemas ner­
rato fusiforme, que nota el estiramiento, envía un impulso a través del viosos central y periférico estén intactos (Fig. 29.1). No sorprende
nervio sensorial hasta la médula espinal. Esta información se trans­ que la hipotonía sea un síntoma común de disfunción neurológica
mite a la motoneurona alfa y el cuádriceps se contrae (el reflejo mo­ y que se encuentre en enfermedades del cerebro, la médula espinal,
no sináptico). El tono postural es la contracción prolongada de los los nervios y los músculos (Tabla 29.1). Una célula del asta anterior

FIGURA 29.1 Respuesta anormal


a la tracción con una mezcla de tono postural
aumentado y disminuido. La cabeza se cae,
aunque las piernas se extienden, manifestando
una tendencia a «empujar para levantarse».
398 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

TABLA 29.1 Diagnóstico diferencial de la hipotonía del lactante

Hipotonía cerebral Polineuropatías


Hipotonía congénita benigna Neuropatía hipomielinizante congénita
Trastornos cromosómicos Neuropatía axonal gigante
Síndrome de Prader-Willi Neuropatías sensitivomotoras hereditarias
Trisomía Trastornos de la transmisión neuromuscular
Encefalopatía no progresiva crónica Miastenia familiar infantil
Malformación cerebral Botulismo infantil
Sufrimiento perinatal Miastenia gravis transitoria
Trastornos postnatales Miopatías con desproporción de los tipos de fibras
Trastornos peroxisómicos Enfermedad del núcleo central
Síndrome cerebrohepatorrenal (síndrome de Zellweger) Miopatía congénita con desproporción de los tipos de fibras
Adrenoleucodistrofia neonatal Miopatía miotubular (centranuclear)
Otros defectos genéticos Aguda
Disautonomía familiar Crónica
Síndrome oculocerebrorrenal (síndrome de Lowe) Miopatía nemalínica (bastones)
Otros defectos metabólicos Autosómica dominante
Deficiencia de maltasa ácida Autosómica recesiva
Gangliosidosis GM1 infantil Miopatías metabólicas
Trastornos de la médula espinal Deficiencia de maltasa ácida
Atrofias musculares espinales Deficiencia de citocromo-c-oxidasa
AME aguda infantil Distrofias musculares
Autosómica dominante Miopatía de Bethlem
Autosómica recesiva Distrofinopatía congénita
Deficiencia de citocromo-c-oxidasa Distrofia muscular congénita
Ligada al cromosoma X Deficiencia primaria de merosina
AME crónica infantil Deficiencia secundaria de merosina
Autosómica dominante Distrofia merosina-positiva
Autosómica recesiva Distrofia miotónica congénita
Atrofia muscular espinal cervical congénita
Degeneración neuronal infantil
Artrogriposis neurógena

y todas las fibras musculares que inerva componen una unidad motora. Los recién nacidos que son hipotónicos intraútero pueden nacer
La unidad motora es la unidad de fuerza. Por tanto, la debilidad es un con luxación de cadera y/o múltiples contracturas articulares (artro­
síntoma de todos los trastornos de la unidad motora. Un trastorno griposis). La luxación de cadera es un signo común de la hipotonía
primario del cuerpo celular del asta anterior es una neuronopatía, un intrauterina. La contracción forzada de los músculos que tiran de la
trastorno primario del axón o de su cobertura de mielina es una neu­ cabeza femoral contra el acetábulo es necesaria para la formación de
ropatía y un trastorno primario de la fibra musculasr es una miopatía. la articulación coxofemoral normal. La intensidad de la artrogriposis
En la lactancia y en la infancia, los trastornos cerebrales superan en oscila entre un pie zambo, la manifestación más común, y deformida­
número a los trastornos de la unidad motora. El término hipotonía des en flexión simétricas de todas las articulaciones de las extremi­
cerebral engloba todas las causas de hipotonía postural causadas por dades. Las contracturas articulares son una consecuencia inespecífica
una enfermedad o defecto cerebral. de la inmovilidad intrauterina. Sin embargo, entre los distintos tras­
tornos que también disminuyen el movimiento fetal, algunos suelen
producir artrogriposis y otros nunca lo hacen. En la Tabla 29.2 se
EL ASPECTO DE LA HIPOTONÍA resume el diagnóstico diferencial de la artrogriposis. Como regla, los
recién nacidos con artrogriposis que requieren ventilación asistida no
En decúbito supino, todos los lactantes hipotónicos presentan el mismo sobreviven a la extubación, salvo que el trastorno subyacente sea una
aspecto, independientemente de la causa subyacente o de la localiza­ miastenia. La respuesta a la tracción, la suspensión vertical y la sus­
ción de la alteración en el sistema nervioso. No hay movimiento espon­ pensión horizontal permiten evaluar el tono de los lactantes con as­
táneo, la abducción completa de las piernas coloca la superficie externa pecto hipotónico en reposo.
de los muslos contra la mesa de exploración y los brazos están extendi­
dos a los dos lados del cueipo o flexionados a nivel del codo, con las
manos a los lados de la cabeza. Se encuentra pectum excavatum cuan­
Respuesta a la tracción
do el lactante tiene una debilidad crónica de los músculos de la pared La respuesta a la tracción es la medida más sensible del tono postural
torácica. Los lactantes que permanecen tendidos inmóviles acaban de­ y se determina en prematuros dentro de una incubadora. La respuesta
sarrollando un aplanamiento del occipucio y pérdida de pelo en la par­ se provoca cogiendo las manos y estirando al lactante hasta la posi­
te del cuero cabelludo que está en contacto constante con la sábana de ción sentada. Un lactante a término normal levanta la cabeza desde la
la cuna. En posición sentada, la cabeza cae hacia delante, los hombros superficie inmediatamente con el cuerpo. Al llegar a la posición sen­
bajan y las extremidades cuelgan inertes. tada, la cabeza se mantiene erguida en la línea media durante unos
Capítulo 29 El lactante hipotónico 399

de menos de 33 semanas de edad gestacional. Después de las 33 se­


Tabla 29.2
manas, los flexores del cuello consiguen levantar la cabeza cada vez
Diagnóstico diferencial de la artrogriposis más. A término, sólo se observa un retraso mínimo de la cabeza; una
vez alcanzada la posición sentada, la cabeza puede seguir retrasada o
Malformaciones cerebrales
levantarse brevemente y luego caer hacia delante. La presencia de un
Síndrome cerebrohepatorrenal
retraso de la cabeza algo mayor que mínimo y la ausencia de contra­
Trastornos cromosómicos
Causas fetales no relacionadas con el sistema nervioso tracción por flexión de las extremidades en el recién nacido a término
Trastornos de la unidad motora son anormales e indican hipotonía. Hacia el mes de edad, los lactan­
Atrofia muscular espinal benigna congénita tes normales levantan la cabeza inmediatamente y la mantienen ali­
Atrofia muscular espinal cervical congénita neada con el tronco.
Miopatía congénita con desproporción de los tipos de fibras
Neuropatía hipomlellnlzante congénita
Distrofia muscular congénita Suspensión vertical
Síndromes miasténicos genéticos Para realizar la suspensión vertical, se colocan las dos manos en las
Degeneración neuronal del lactante
axilas del lactante y, sin sujetar el tórax, se le levanta recto. Los
Distrofia miotónica
músculos de los hombros deben tener fuerza suficiente para presio­
Artrogriposis neurógena
Deficiencia de fosfofructocinasa nar hacia abajo contra las manos del explorador y permitir al lactan­
Miastenia neonatal transitoria te suspenderse verticalmente, sin caer. Durante la suspensión verti­
Causas no fetales cal, la cabeza se mantiene erguida en la línea media, con flexión de
las articulaciones de la rodilla, la cadera y el tobillo. Cuando se
suspende verticalmente a un lactante hipotónico, la cabeza cae ha­
segundos. Durante la tracción, el explorador debe sentir que el lac­ cia delante, las piernas cuelgan y el lactante puede resbalarse de las
tante tira hacia atrás contra la tracción y observar la flexión en codos, manos del explorador por la debilidad de los músculos del hombro
rodillas y tobillos. La respuesta a la tracción no existe en prematuros (Fig. 29.2).
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FIGURA 29.2 Suspensión vertical. A, Respuesta normal. La cabeza está erguida, los hombros resisten la elevación y los brazos se mantienen
adducldos para contrarrestar el deslizamiento, mientras que las piernas están flexionadas. B, Respuesta anormal con una mezcla de tono postural
aumentado y disminuido. Los hombros y los brazos se elevan, haciendo que se deba sujetar el tórax para evitar que resbale. Las piernas están extendidas,
con tendencia a la postura en tijeras.
400 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 29.3 TABLA 29.5


Hipotonía combinada cerebral y de la unidad motora Indicios de la hipotonía cerebral

Deficiencia de maltasa ácida Alteraciones de otras funciones cerebrales


Disautonomía familiar Manifestaciones dismórflcas
Neuropatía axonal gigante Puños cerrados
Encefalomiopatía hipóxico-isquémica Malformaciones de otros órganos
Degeneración neuronal infantil Movimiento a través de reflejos posturales
Enfermedades por depósito lipídico Reflejos tendinosos normales o exaltados
Trastornos mitocondriales (cadena respiratoria) Postura en tijeras con la suspensión vertical
Distrofia miotónica neonatal
Asfixia perinatal secundaria a enfermedad de la unidad motora

exploración física. Existen muchas claves para diagnosticar la hipo­


tonía cerebral (Tabla 29.5). La más importante es la presencia de
Suspensión horizontal otras funciones cerebrales anormales: disminución de la consciencia
Con la suspensión horizontal, un lactante normal mantiene la cabeza y crisis epilépticas. La malformación cerebral es la explicación pro­
erguida y la espalda recta y flexiona las articulaciones del codo, la bable de la hipotonía en un lactante con signos dismórficos o malfor­
cadera, la rodilla y el tobillo. Un recién nacido a término sano hace maciones en otros órganos.
esfuerzos intermitentes para mantener la cabeza erguida, la espalda Un puño cerrado con fuerza, con el pulgar constantemente ence­
recta y las extremidades flexionadas contra la gravedad. Los recién rrado por los otros dedos y que no se abre espontáneamente {puño
nacidos y los lactantes hipotónicos se doblan sobre las manos del cerrado) y la aducción del muslo de forma que las piernas se cruzan
explorador, con la cabeza y las piernas colgando inertes. cuando el lactante está en suspensión vertical (postura en tijera) son
precursores de la espasticidad e indican disfunción cerebral. La pro­
vocación de reflejos posturales en recién nacidos y lactantes cuando
ABORDAJE DIAGNÓSTICO no hay movimientos espontáneos indica hipotonía cerebral. En algu­
nas encefalopatías agudas y especialmente en las metabolopatías el
El primer paso para el diagnóstico es determinar si la enfermedad se reflejo de Moro puede estar exagerado. El reflejo cervical tónico es
localiza en el cerebro, la médula espinal o la unidad motora. Puede un indicador importante de trastorno cerebral, si las respuestas son
estar afectado más de un lugar (Tabla 29.3). En algunos trastornos liso- excesivas, obligatorias o persisten más allá de los 6 meses de vida.
sómicos y mitocondriales pueden estar afectados el cerebro y los ner­ Cuando el daño hemisférico es grave, pero el tronco encefálico está
vios periféricos simultáneamente. El cerebro y los músculos esqueléti­ intacto, el giro de la cabeza produce una extensión completa de las
cos son anormales en lactantes con deficiencia de maltasa ácida y en extremidades ipsolaterales y la flexión del muslo en el lado contrala­
los que sufren una distrofia miotónica neonatal. Los recién nacidos con teral. Un reflejo obligatorio es aquel en el que se mantienen estas
encefalopatía hipóxico-isquémica grave pueden tener una lesión hi- posturas siempre que la cabeza se mantiene girada. Los reflejos ten­
póxica de la médula espinal y el cerebro. Diversos trastornos de la uni­ dinosos generalmente son normales o vivos y puede existir clono.
dad motora producen suficiente hipotonía al nacer para alterar la res­
piración y causar asfixia perinatal (Tabla 29.4). Estos lactantes también
pueden tener hipotonía cerebral. Los recién nacidos con lesiones de la
Claves para los trastornos de la unidad motora
médula espinal con frecuencia son consecuencia de partos largos y di­ Los trastornos de la unidad motora no se asocian con malformaciones
fíciles, en los que las lesiones del plexo braquial y la encefalopatía hi­ de otros órganos, excepto deformidades articulares y mal desarrollo
póxico-isquémica son problemas concomitantes. de estructuras óseas. A veces la cara parece dismórfica si los múscu­
los faciales son débiles o si la mandíbula está subdesarrollada.
No hay reflejos tendinosos o están deprimidos. La pérdida de re­
Claves para diagnosticar la hipotonía cerebral flejos tendinosos que es desproporcionada con la debilidad se debe
La hipotonía cerebral en los recién nacidos no plantea ningún proble­ más probablemente a una neuropatía que a una miopatía, mientras
ma diagnóstico. El problema se identifica por la historia clínica y la que unos reflejos disminuidos proporcionales al grado de debilidad
están causados con mayor frecuencia por una miopatía que por una
neuropatía (Tabla 29.6). La atrofia muscular sugiere una enfermedad

TABLA 29.4
Trastornos de la unidad motora con distrés respiratorio
TABLA 29.6
perinatal
Indicios de los trastornos de la unidad motora
Atrofia muscular espinal aguda infantil
Neuropatía hipomielinizante congénita Reflejos tendinosos débiles o Inexistentes
Distrofia miotónica congénita Movimiento inexistente en los reflejos posturales
Miastenia familiar infantil Fasciculaciones
Artrogriposis neurógena Atrofia muscular
Miopatía miotubular ligada al cromosoma X Sin alteraciones en otros órganos
Capítulo 29 El lactante hipotónico 401

de la unidad motora, pero no excluye la posibilidad de una hipotonía en un recién nacido o lactante previamente sano, con o sin signos de
cerebral. El retraso del crecimiento e incluso la atrofia se pueden con­ encefalopatía, siempre sugiere una causa cerebral. En el prematuro,
siderar en lactantes con daño cerebral. La combinación de atrofia y la reducción del movimiento espontáneo y del tono pueden indicar la
fasciculaciones es una prueba clara de desnervación. Sin embargo, la existencia de una hemorragia intraventricular. La hipotonía es un sig­
observación de fasciculaciones en recién nacidos y lactantes con fre­ no precoz de meningitis en recién nacidos a término y prematuros.
cuencia se limita a la lengua y es difícil distinguir las fasciculaciones Los reflejos tendinosos pueden estar reducidos o ser inexistentes du­
de los movimientos aleatorios normales de la lengua de un lactante, rante la fase aguda.
salvo que exista atrofia.
Los reflejos posturales, como el reflejo cervical tónico y de Moro,
no se pueden producir en músculos débiles. La unidad motora es la
Trastornos genéticos
vía común final del tono; las extremidades que no se mueven volun­ Varios trastornos genéticos causan hipotonía en el lactante. Muchos
tariamente no pueden moverse de forma refleja. son sindrómicos y pueden diagnosticarse por los signos asociados.
La hipotonía del lactante casi nunca es la única manifestación de
errores congénitos del metabolismo. La deficiencia de maltasa ácida
HIPOTONÍA CEREBRAL causa una miopatía grave y se explica con otras miopatías metabóli­
cas. Los signos iniciales de una deficiencia de la piruvato descarboxi­
La hipotonía es una manifestación de casi todos los trastornos cere­ lasa son hipotonía, taquipnea y trastornos del movimiento neonatales.
brales en recién nacidos y lactantes. En esta sección no se habla de La hipotonía puede ser el único signo inicial de una gangliosidosis
trastornos en los que los síntomas principales son disminución de la GM! generalizada.
consciencia, crisis epilépticas y retraso psicomotor progresivo. Más
bien, la discusión se centra en patologías en las que la hipotonía es lo
bastante importante para que el médico pueda considerar la posibili­ TRASTORNOS DE LA MÉDULA ESPINAL
dad de una enfermedad de la unidad motora.
Mielopatía hipóxico-isquémica
Hipotonía congénita benigna La encefalopatía hipóxico-isquémica es un resultado previsible de la
El término hipotonía congénita benigna es retrospectivo, hace referen­ asfixia perinatal grave. Los recién nacidos afectados son hipotónicos
cia a lactantes que son hipotónicos al nacer o poco después y que luego y arrefléxicos. La principal causa de la hipotonía es la lesión cerebral,
tienen un tono normal. Se utilizaba cuando había pocos estudios diag­ aunque también contribuye la disfunción de la médula espinal. Se
nósticos y principalmente incluían varias patologías diferentes que produce una necrosis isquémica simultánea de materia gris en la mé­
afectan al cerebro. La mayoría de niños afectados presentaban hipoto­ dula espinal y también en el cerebro. El componente de la médula
nía cerebral. Más adelante se encontró una mayor incidencia de retraso espinal se evidencia en la autopsia y en el electromiograma (EMG)
mental, problemas de aprendizaje y otras secuelas del trastorno cere­ de los supervivientes.
bral, a pesar de la recuperación del tono muscular normal.
Lesión de la médula espinal
Trastornos cromosómicos La lesión de la médula espinal se incluye en el diagnóstico diferen­
A pesar de la considerable diversidad del síndrome, las característi­ cial de la hipotonía sólo en el recién nacido. Las lesiones de la médu­
cas comunes de las anomalías cromosómicas autosómicas en el re­ la espinal cervical se producen casi exclusivamente durante el parto
cién nacido incluyen signos dismórficos de manos y cara y una hipo­ vaginal; aproximadamente el 75% de los casos se asocian a la presen­
tonía profunda. Por esta razón, un recién nacido hipotónico con tación de nalgas y un 25%, a la presentación cefálica. Debido a que
signos dismórficos de manos y cara, con o sin malformación de otros las lesiones siempre se asocian a un parto prolongado y difícil, la
órganos, requiere estudios cromosómicos. disminución de la consciencia es común y la hipotonía se atribuye
erróneamente a asfixia o traumatismo cerebral. Sin embargo, la pre­
sencia de una alteración de la función esfinteriana y la pérdida de
Encefalopatía no progresiva crónica sensibilidad por debajo de la región media del tórax debería sugerir
La disgenesia cerebral puede deberse a agentes ambientales nocivos, una mielopatía.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

conocidos o no, trastornos cromosómicos o defectos genéticos. En au­


sencia de una encefalopatía aguda, la hipotonía puede ser el único sín­
Lesiones en la presentación de nalgas
toma al nacer o durante la lactancia. La hipotonía suele ser peor al nacer
y mejora con el tiempo. Debe sospecharse una disgenesia cerebral ante Las lesiones por tracción de las regiones cervical inferior y dorsal
una hipotonía con malformaciones en otros órganos o alteraciones del superior de la médula tienen lugar casi exclusivamente cuando el án­
tamaño y la forma de la cabeza. Es aconsejable realizar una resonancia gulo de extensión de la cabeza fetal supera el 90%. En efecto, el
magnética (RM) craneal cuando se sospecha una malformación cere­ riesgo de lesión de la médula espinal de un feto en posición de nalgas
bral. La identificación de una malformación cerebral proporciona infor­ con hiperextensión de la cabeza es mayor del 70%. En estos casos, el
mación útil no sólo para el pronóstico, sino también sobre la viabilidad parto siempre debe ser por cesárea. Las fuerzas de tracción aplicadas
de una terapia agresiva para corregir malformaciones en otros órganos. a la cabeza extendida son suficientes no sólo para estirar la médula,
Las lesiones cerebrales se producen en el período perinatal y, con sino que también causan una hernia del tronco encefálico a través del
menor frecuencia, durante la lactancia, y son secundarias a anoxia, agujero magno. Además, la posición hiperextendida afecta las arte­
hemorragia, infección y traumatismo. La hipotonía de inicio súbito rias vertebrales en su entrada en el cráneo.
402 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

El espectro de hallazgos patológicos oscila entre el edema de la miento y puede existir priapismo. La presencia del reflejo de retirada
médula sin pérdida de continuidad anatómica y la hemorragia masiva dificulta la evaluación de la sensibilidad.
(epidural, subdural e intramedular). La hemorragia es máxima en los La muerte suele ocurrir en la primera semana y está causada por
segmentos cervical inferior y dorsal superior, pero puede extenderse sepsis o por complicaciones respiratorias. Ocasionalmente, algunos
a toda la médula. También puede existir una hemorragia simultánea niños han sobrevivido varios años.
en la fosa posterior y el desgarro del cerebelo.
Diagnóstico. El aspecto de los niños con lesiones de la médula cer­
Cuadro clínico. Las lesiones por tracción leves, que causan edema de vical alta sugiere un trastorno neuromuscular, especialmente atrofia
la médula, pero no hemorragia intraparenquimatosa ni pérdida de con­ muscular espinal del lactante, porque las extremidades son flácidas,
tinuidad anatómica, originan pocos signos clínicos. El principal signo pero los movimientos oculares son normales. El EMG de las extremi­
es la hipotonía, atribuida erróneamente y con frecuencia a la asfixia. dades debe excluir esta posibilidad. Las radiografías de las vértebras
La hemorragia en la fosa posterior acompaña a lesiones por trac­ cervicales normalmente no muestran alteraciones, pero la RM mues­
ción graves. Los recién nacidos afectados están inconscientes y ató­ tra un adelgazamiento o disrupción acusada de la médula en el lugar
nicos al nacer, con tetraplejía flácida y respiración diafragmática. de la lesión.
Pocos sobreviven al período neonatal. Las lesiones limitadas a los
segmentos cervical bajo y dorsal alto producen una fuerza casi nor­ Tratamiento. La intubación y la asistencia respiratoria empiezan
mal en los bíceps y debilidad de los tríceps. El resultado es una antes del diagnóstico. En el Capítulo 54C se describe el tratamiento
flexión de los brazos en los codos y paraplejía flácida. No hay movi­ de la sección transversal de la médula espinal.
miento espontáneo ni reflejos tendinosos de las piernas, pero puede
retirarse el pie por pinchazo con aguja como un reflejo espinal. El
lactante tiene distensión de la vejiga y goteo de orina. La ausencia de TRASTORNOS DE LA UNIDAD MOTORA
sudoración por debajo de la lesión marca el nivel de sensibilidad, que
es difícil de medir directamente.
Evaluación de los trastornos de la unidad motora
Diagnóstico. Las radiografías de las vértebras no muestran altera­ En el diagnóstico de la hipotonía cerebral en lactantes, la elección de
ciones porque no se produce desplazamiento óseo. La RM de la co­ las pruebas analíticas varía considerablemente, según la entidad pato­
lumna muestra edema y hemorragia intraespinal. En recién nacidos lógica (Tabla 29.7). Esto no sucede en la hipotonía de la unidad moto­
inconscientes en los que se sospeche una hemorragia intracerebral o ra. La batería de pruebas disponible define fácilmente la anatomía y la
asfixia, puede que no se considere el diagnóstico de lesión de la mé­ causa de los procesos patológicos que afectan a la unidad motora. Exis­
dula espinal hasta que el recién nacido recupera la consciencia y se ten pruebas basadas en el ADN disponibles comercialmente para mu­
observan déficits motores característicos. Incluso entonces, puede chos trastornos que son preferibles a la biopsia muscular o nerviosa.
sospecharse un trastorno neuromuscular hasta que una alteración de
la función vesical y el desarrollo de una paraplejía espástica progre­
Creatincinasa sérica
siva sugieren al médico el diagnóstico correcto.
Unas concentraciones séricas de creatincinasa (CK) mayores de lo
Tratamiento. El tratamiento de las lesiones por tracción de la médu­ habitual son una prueba de necrosis muscular esquelética o cardíaca.
la espinal del recién nacido es similar al de las lesiones de la médula Debe extraerse sangre para determinar la CK antes de realizar un
espinal en niños mayores. EMG o una biopsia muscular. Ambas pruebas elevan transitoriamente
la concentración sérica de CK. La base de los valores analíticos de
referencia para la concentración sérica normal son adultos no ambula­
Lesiones en la presentación cefálica torios. Los valores normales tienden a ser superiores en una población
ambulatoria, especialmente después del ejercicio. La concentración
El giro del cuello durante la rotación en el parto con fórceps causa sérica de CK en recién nacidos con una asfixia importante es de hasta
lesiones cervicales altas de la médula espinal en la presentación cefá­ 1.000 UI/1 debido a la acidosis. Incluso los recién nacidos normales
lica. El tronco no gira con la cabeza. El riesgo es mayor ante la ausen­ tienen una concentración superior a la normal durante las 24 horas
cia de líquido amniótico por el retraso entre el momento de romper después del parto. Una concentración normal de CK en un lactante
las membranas y la aplicación del fórceps. El espectro de lesiones
oscila entre la hemorragia intraparenquimatosa y la sección transver­
sal completa. La sección transversal suele producirse a nivel de una TABLA 29.7
apófisis odontoide fracturada, con luxación atloaxoidea. Evaluación de los trastornos de la unidad motora

Manifestaciones clínicas. Los recién nacidos están flácidos y no Pruebas basadas en el ADN
respiran espontáneamente. Los que tienen lesiones más leves pueden Cloruro de edrofonlo (prueba del Tensilon)
presentar respiraciones superficiales, fatigosas, pero todos requieren Electrodiagnóstlco
ventilación asistida al nacer. La mayoría están inconscientes al nacer Electromlograma
Estudios de conducción nerviosa
debido al edema en el tronco encefálico. Cuando están conscientes,
Estimulación repetida
los movimientos oculares, la succión y el reflejo de retirada son los
Biopsia muscular
únicos movimientos que se observan. Los reflejos tendinosos están Biopsia nerviosa
ausentes al principio, pero más tarde se vuelven exagerados si el lac­ Creatincinasa sérica
tante sobrevive. Hay distensión vesical e incontinencia por rebosa­
Capítulo 29 El lactante hipotónico 403

hipotónico es una prueba clara en contra de una miopatía rápidamente Atrofias musculares espinales
progresiva, pero no excluye las miopatías con desproporción de los
tipos de fibras ni algunas miopatías metabólicas. Por el contrario, pue­ Las atrofias musculares espinales (AME) son trastornos genéticos en
den esperarse elevaciones leves de la concentración de CK en las atro­ los que se pierden progresivamente células del asta anterior de la mé­
fias musculares espinales rápidamente progresivas. dula espinal y núcleos motores del tronco encefálico. El mecanismo
más probable es un defecto de la muerte celular programada, en el
que la eliminación de células, un proceso normal durante la gesta­
Electrodiagnóstico ción, sigue después de nacer. La debilidad puede aparecer a cualquier
El electromiograma es muy útil en el diagnóstico de la hipotonía del edad entre el nacimiento y la vida adulta. Algunos muestran una dis­
lactante si es un médico experto quien realiza el estudio. Permite pre­ tribución generalizada de la debilidad y otros afectan a grupos mus­
decir el diagnóstico final en la mayoría de lactantes menores de 3 me­ culares específicos. Los que se inician durante la lactancia, normal­
ses con hipotonía originada en la unidad motora. Los lactantes hipotó- mente causan debilidad e hipotonía generalizada. La atrofia muscular
nicos con resultados normales en el EMG pocas veces muestran espinal del lactante es uno de los trastornos de la unidad motora más
alteraciones en la biopsia muscular. La parte del estudio con aguja ayu­ comunes, que causa hipotonía del lactante.
da a distinguir entre procesos miopáticos y neuropáticos. La aparición
de potenciales polifásicos, breves y de pequeña amplitud caracteriza a Atrofia muscular espinal del lactante con distrés
las miopatías; la presencia de potenciales de desnervación en reposo respiratorio de tipo 1 (AMEDR1)
(fibrilaciones, fasciculaciones, ondas positivas) y potenciales de uni­
dad motora grandes, prolongados y polifásicos es característica de la Clasificada originalmente como una variante de la AME1, la AME-
desnervación. Las pruebas de la velocidad de conducción nerviosa son DR1 es una anomalía genética distinta por mutaciones en el gen que
útiles para distinguir entre neuropatías axonales y desmielinizantes; las codifica la proteína 2 de unión a la inmunoglobulina p en el cromo­
neuropatías desmielinizantes causan un mayor retraso de la velocidad soma 1 lq 13.
de conducción. Los estudios de estimulación nerviosa repetidos de­
muestran alteraciones de la transmisión neuromuscular. Manifestaciones clínicas. El retraso de crecimiento intrauterino, el
llanto débil y las deformidades de los pies son los signos iniciales. La
mayoría de lactantes son atendidos entre los 1 y 6 meses de edad por
Biopsia muscular distrés respiratorio secundario a debilidad diafragmática, llanto débil
El músculo seleccionado para la biopsia debe ser débil, pero todavía y debilidad distal progresiva de las piernas. La debilidad motora se
capaz de contraerse. El análisis histoquímico es esencial para evaluar presenta junto con disfunción nerviosa sensorial y autónoma. Sin so­
completamente la histología muscular. Se requiere la demostración de porte respiratorio, se produce la muerte súbita del lactante.
los tipos de fibras, las proteínas musculares y los materiales almacena­
dos. La intensidad de la reacción a la miosina adenosina trifosfatasa Diagnóstico. Debe considerarse el diagnóstico en lactantes con un
(ATPasa) a pH 9,4 divide arbitrariamente el músculo esquelético en dos fenotipo de AME1 que carecen de la anomalía del gen 5q y en los que
tipos de fibras. Las fibras de tipo I reaccionan débilmente con la ATPa­ presentan debilidad distal e insuficiencia respiratoria.
sa, se caracterizan por metabolismo oxidativo y tienen una función tóni­
ca. Las fibras de tipo II reaccionan intensamente con la ATPasa, utilizan Tratamiento. El tratamiento es de sostén.
el metabolismo glucolítico y tienen una función fásica. Las fibras de
tipo I y II generalmente se encuentran en igual número y se distribuyen Atrofia muscular espinal cervical congénita
aleatoriamente en cada fascículo. Algunos trastornos se caracterizan por
alteraciones en el número y/o el tamaño del tipo de fibras. Es un trastorno esporádico infrecuente que se caracteriza por debili­
dad grave y atrofia limitada a los brazos. Se encuentran contracturas
de las articulaciones del hombro, el codo y la muñeca al nacer. Las
Biopsia nerviosa piernas son normales. La debilidad no progresa después del naci­
La biopsia del nervio sural es inútil en el diagnóstico de la hipotonía miento. La función del SNC es normal. Esta distribución cervical de
del lactante y no se realiza a ninguna edad, salvo que el electrodiag­ la debilidad suele producirse como un trastorno progresivo que se
nóstico revele una neuropatía sural. inicia en la adolescencia.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Prueba del Tensilon Artrogriposis neurógena


El cloruro de edrofonio (Tensilon) es una anticolinesterasa de acción El término artrogriposis neurógena se utilizaba en un principio para
rápida que revierte temporalmente la debilidad en pacientes con indicar la asociación de artrogriposis con atrofia muscular espinal del
miastenia. La ptosis y la paresia oculomotora son las únicas funcio­ lactante. Se transmite por herencia autosómica recesiva en algunas
nes que se estudian de forma fiable. Excepcionalmente, algunos pa­ familias y ligada al cromosoma X, en otras. Algunos individuos con
cientes son hipersensibles al cloruro de edrofonio y pueden dejar de herencia autosómica recesiva tienen deleciones en el gen SMN. El
respirar por la despolarización de las placas terminales o de una res­ autor conoce el caso de dos parejas de gemelos idénticos en los que
puesta vagal anormal. Siempre debe haber un equipo de ventilación uno nació con artrogriposis neurógena y el otro no. Esto sugiere que al­
mecánica mientras se realiza la prueba. En recién nacidos, una inyec­ gunos casos esporádicos pueden tener causas no genéticas.
ción subcutánea de 0,15 mg/kg induce una respuesta en 10 minutos. Las familias con artrogriposis neurógena ligada al cromosoma X
En lactantes, el fármaco debe administrarse por vía intravenosa a una tienden a presentar signos clínicos o patológicos que los distinguen
dosis de 0,2 mg/kg; revierte la debilidad en 1 minuto. de otros. La artrogriposis puede no producirse en todos los familiares
404 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

afectados; la debilidad o la deformidad articular puede limitarse a las


TABLA 29.8
piernas o los brazos, y la progresión es mínima.
Polineuropatías con posible inicio en el primer año de vida

Deficiencia de citocromo-c-oxidasa Axonales


Disautonomía familiar
La deficiencia de citocromo-c-oxidasa es clínicamente heterogénea. Neuropatías sensitivomotoras hereditarias de tipo II
Los fenotipos varían entre una miopatía aislada y una enfermedad mul­ Idiopática con encefalopatía
tisistémica grave, que se inicia entre el primer año de vida y la edad Degeneración neuronal infantil
adulta. Un niño con una AME acusada manifestó hipotonía, debilidad Encefalopatía necrosante subaguda
grave de tronco y extremidades y fuerza muscular bulbar normal. Mu­ Desmielinizantes
rió a los 5 meses de edad por insuficiencia respiratoria. El electrodiag- Polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda
(síndrome de Guillain-Barré)
nóstico mostró ondas positivas y potenciales de fibrilación, con veloci­ Polineuropatía desmielinizante inflamatoria crónica
dades de conducción nerviosa motora normales. La biopsia muscular Neuropatía hipomielinizante congénita
mostró un predominio de las fibras de tipo I, con atrofia de los dos tipos Leucodlstrofia de células globoldes
de fibras. No había actividad citocromo-c-oxidasa en todas las fibras, Neuropatía sensitivomotora hereditaria de tipo I
excepto las intrafusales, y la actividad se redujo en cultivos de fibro­ Neuropatía sensitivomotora hereditaria de tipo III
blastos cutáneos. La inmunotransferencia mostró niveles reducidos de Leucodlstrofia metacromátlca
todas las subunidades de citocromo-c-oxidasa. El análisis del ADN mi­
tocondrial y el gen SMN fue irrelevante.
Tabla 29.9

Polineuropatías Síndromes miasténicos genéticos

Las polineuropatías son infrecuentes en la infancia y son incluso me­ Defectos presinápticos
nos comunes durante el primer año de vida. En la Tabla 29.8 se enu­ Defecto en la resíntesis o movilización de acetilcolina
meran las polineuropatías que se inician en el primer año de vida. Se Escasez de vesículas sinápticas y reducción de la liberación
cuántica
dividen entre las que afectan principalmente la mielina (desmielini- Defectos postsinápticos
zantes) o el axón (axonales). En recién nacidos y lactantes, el término Deficiencia de acetllcollnesterasa en la placa terminal
desmielinizante también se refiere a trastornos en los que no se ha Alteraciones cinéticas del receptor sin deficiencia primaria
formado mielina (hipomielinizantes). En la neuropatía hipomielini- del receptor de acetilcolina
zante congénita la única manifestación inicial es la hipotonía del lac­ Interacción anormal de acetilcolina y receptor
tante. Es más probable que las demás empiecen con una alteración Alta conductancia y cierre rápido del canal del receptor
de acetilcolina
progresiva de la marcha o retraso psicomotor.
Síndrome del canal lento
Deficiencia primaria del receptor de acetilcolina
Trastornos de la transmisión neuromuscular
En el Capítulo 82 se hace una descripción completa de estos trastornos.
Miastenia neonatal transitoria
Un síndrome miasténico transitorio puede observarse en aproxima­
Botulismo del lactante
damente el 15% de recién nacidos de madres miasténicas. La supues­
El botulismo humano normalmente es consecuencia de la ingesta de ta causa es la transferencia pasiva de anticuerpos contra el AChR fetal
alimentos contaminados por la exotoxina preformada del microorga­ de la madre miasténica al feto normal. El AChR fetal es estructural­
nismo Clostridium botulinum. La exotoxina interfiere con la liberación mente diferente del AChR del adulto. La gravedad de los síntomas en
de acetilcolina, causando un bloqueo colinérgico del músculo esquelé­ el recién nacido se relaciona con el índice de anticuerpos AChR fetal/
tico y órganos finales inervados por nervios autónomos. El botulismo adulto en la madre, pero no con la gravedad ni la duración de la debi­
del lactante es un trastorno limitado a la edad, en la que el C. botulinum lidad en la madre.
ingerido coloniza el tubo digestivo y produce la toxina in situ. La con­
taminación dietética con miel o sirope de maíz explica casi el 20% de
los casos, pero en la mayoría no se identifica ninguna fuente.
Miopatías congénitas
Las miopatías congénitas son trastornos congénitos del desarrollo
del músculo esquelético. El principal signo clínico es la hipotonía del
Miastenia familiar del lactante
lactante. La biopsia muscular es habitual para el diagnóstico. El signo
Se han identificado varias anomalías genéticas que causan síndromes histológico común es que las fibras de tipo I son más numerosas, pero
miasténicos (Tabla 29.9). Todos son autosómicos recesivos, excepto el más pequeñas que las fibras de tipo II. Muchos lactantes con hipoto­
síndrome del canal lento, que es autosómico dominante. Entre las for­ nía y predominio de fibras de tipo I mostrarán más adelante una alte­
mas autosómicas recesivas, en algunos pacientes la mutación causal se ración cerebral; la aplasia cerebelosa es especialmente común. En el
encuentra en el gen de la colina acetiltransferasa en el cromosoma lOq; Capítulo 83 se hace una descripción completa de estos trastornos.
en otros, se encuentra en el cromosoma 17. Todos los síndromes mias­
ténicos genéticos son negativos a los anticuerpos que se unen al recep­ Algunas partes de este capítulo se encuentran en el texto de Feni­
tor de la acetilcolina (AChR). Los signos genéticos y clínicos son la chel GM: Clinical Pediatric Neurology: A Signs and Symptoms
base para clasificar los síndromes miasténicos congénitos. Approach, 5.a ed., publicado por Elsevier en 2005.
C A P Í T U L O 30 Alteraciones sensitivas
DE LAS EXTREMIDADES,
EL TRONCO Y LA CARA
Karl E. Misulis

Anatomía y fisiología 405 Lesiones sensitivas troncoencefálicas 411


Transduction sensitiva 405 Lesiones sensitivas cerebrales 411
Aferencias sensitivas 406 Síndromes sensitivos frecuentes 411
Vías de la médula espinal 406 Síndromes periféricos 411
Vías cerebrales 406 Síndromes medulares 413
Alteraciones sensitivas 407 Síndromes cerebrales 414
Localización de las alteraciones sensitivas Déficit sensitivo funcional (o psicogénico) 415
Lesiones sensitivas periféricas 408
Lesiones sensitivas medulares 409

La evaluación clínica de los déficits sensitivos es inherentemente más ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA


difícil que la evaluación de los déficit motores, debido a la naturaleza
subjetiva de la exploración. A pesar de todos los intentos del médico
por realizar la exploración sensitiva lo más exacta posible, con fre­ Transducción sensitiva
cuencia las respuestas del paciente son incoherentes. Además, los ti­ La activación de los órganos de actuación sensitivos produce un po­
pos de alteración sensitiva pueden diferir mucho entre los pacientes. tencial generador en las neuronas aferentes. Si el potencial generador
No obstante, la identificación de los déficits sensitivos es importante alcanza un umbral determinado, se produce un potencial de acción
en la localización topográfica de la lesión. que es conducido a la médula espinal por los axones sensitivos.
Una localización precisa comienza con la base de una anatomía Los transductores sensitivos rara vez resultan afectados primaria­
detallada. Desde luego, la presencia o ausencia de déficits motores mente por afecciones neuropáticas, aunque la vasculopatía periférica
también ayuda a la localización anatómica. Por consiguiente, los da­ puede producir disfunción de los axones sensitivos de la piel, y la es­
tos sensitivos deben ser siempre considerados en relación con otras clerosis sistémica puede dañar la piel lo suficiente como para producir
disfunciones neurológicas. una deficiencia primaria de la transducción sensitiva (Tabla 30.1).

Tabla 30.1 Receptores sensitivos

RECEPTOR TIPO AXON AFERENTE MODALIDAD


Corpúsculo de Paclni Cápsula de múltiples capas alrededor Axones mlelínlcos de gran Tacto y vibración
de una terminal nerviosa, que produce diámetro
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

un mecanorreceptor de rápida adaptación


Órgano tendinoso de Golgi Órganos especializados de los tendones Axones mlelínlcos de gran Posición de la articulación
próximos a las articulaciones diámetro y velocidad de movimiento
Terminación nerviosa libre Terminaciones ramificadas de los axones Axones pequeños mlelínicos Estímulos táctiles y térmicos
y amielínlcos fuertes, especialmente
estímulos dolorosos
Discos de Merkel Mecanorreceptor de lenta adaptación Axones mlelínlcos Tacto
Corpúsculo de Meissner Mecanorreceptor especializado de rápida Axones mlelínlcos Tacto
adaptación
Bulbos terminales de Krause Terminación axonal especializada Axones mlelínlcos pequeños Sensación térmica
Husos musculares Órgano especializado que Implica a las fibras Axones mlelínlcos de gran Longitud y contracción
musculares del huso y a los nervios diámetro musculares
asociados

405
406 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 30.2 Aferentes sensitivos

CLASE (TERMINOLOGÍA VELOCIDAD DE


ANTIGUA) DIÁMETRO CONDUCCIÓN MODALIDADES
la (Aa) 12-20 [im 70-100 m/s Propiocepción (husos musculares)
Ib (Aa) 12-20 [im 70-100 m/s Propiocepción (órganos tendinosos de Golgi)
II (Ap) 5-12 fjm 30-70 m/s Tacto y temperatura de la piel; propiocepción de los husos
musculares
III (A8) 2-5 pm 10-30 m/s Dolor y temperatura; sensación aguda; sensación de dolor articular y muscular
IV (C, amielínico) 0,5-2,0 jjm 0,5-2,0 m/s Dolor, temperatura

Nota: la terminología de las aferentes sensitivas ha cambiado con el paso del tiempo. La antigua terminología (indicada entre paréntesis) comprende
modalidades motoras y sensitivas, de modo que debe emplearse la clasificación más moderna aquí presentada para las fibras sensitivas.
La terminología correspondiente se presenta sólo como referencia informativa.

Aferencias sensitivas Los tractos de la columna dorsal ascienden hasta la unión cervico-
medular, donde los axones de la pierna sinaptan en el núcleo grácil y
La velocidad de propagación del potencial de acción difiere según el los axones de los brazos sinaptan en el núcleo cuneiforme. La Figura
diámetro de los axones y de si las fibras son mielínicas o amielínicas. 30.1 muestra las vías ascendentes a través de la médula espinal hasta
Por lo general, las aferencias nociceptivas son axones pequeños mie- el cerebro.
línicos y amielínicos. Las aferencias no nociceptivas son axones mielí-
nicos de gran diámetro. En la Tabla 30.2 se muestran las caracterís­
ticas de las fibras aferentes. Vías cerebrales
Tronco encefálico
Vías de la médula espinal
Los axones procedentes del núcleo grácil y del núcleo cuneiforme se
La información sensitiva aferente pasa a través de los ganglios de la cruzan en el bulbo raquídeo y ascienden por el lemnisco medial. Los
raíz dorsal hasta el asta posterior de la médula espinal. Algunos axo­ tractos espinotalámicos del tronco encefálico son continuaciones de
nes cruzan la médula a través del asta posterior sin establecer sinap­ los mismos tractos de la médula espinal, y ascienden lateralmente por
sis, y ascienden por los cordones dorsales ipsolaterales; éstos conducen el lemnisco medial en el tronco encefálico.
principalmente la sensibilidad de la posición articular y del tacto.
Otros axones sinaptan en las astas posteriores, y sus neuronas sensi­
tivas de segundo orden cruzan la médula a través de la comisura blanca
Tálamo
anterior para ascender por el tracto espinotalámico contralateral. Las lesiones del tálamo rara vez afectan aisladamente a una región,
Aunque este tracto es mejor conocido por conducir la información pero en él existe una organización funcional que puede afectar a los
del dolor y de la temperatura, también transmite parte de la sensibili­ hallazgos clínicos. El complejo ventroposterior (VP) es la principal
dad táctil no nociceptiva. área que recibe información somestésica, y comprende el núcleo ven-

Sistema anterolateral
FIGURA 30.1 Sección axial de la médula
a la formación
Cordones posteriores reticular, sustancia espinal que muestra cómo las raices dorsal y
Bulbo a ios núcleos grácil gris periacueductal, ventral forman un nervio espinal. Las aferentes
rostroventral y cuneiforme tálamo sensitivas dan lugar a dos vías ascendentes
principales: el sistema anterolateral (sensación
nociceptiva, térmica principalmente) y cordones
posteriores (modalidades sensitivas de fibras de
gran diámetro principalmente, con inclusión del
tacto, vibración y propiocepción). La estimulación
inhibitoria deriva de las fibras descendentes, así
como de las colaterales, mediante interneuronas,
de las fibras mecanorreceptoras. El circulo
con rayas Indica la comisura blanca anterior.
GRD = ganglio de la raíz dorsal. (Modificado con
permiso de: Rizzo, M. A., Kocsls, J. D y Waxman,
S. G. 1996, «Mechanisms of paresthesiae,
dysestheslae and hyperesthesiae: Role of Na*
channel heterogeneity», Eur Neurol, vol. 36,
págs. 3-12.)

anterior
Capítulo 30 Alteraciones sensitivas de las extremidades, el tronco y la cara 407

troposterior lateral, que recibe información del cuerpo, y el núcleo sensitiva y un aumento del umbral sensitivo; son síntomas negati­
ventroposterior medial, que recibe información sensitiva procedente vos. Algunos pacientes emplean el término adormecimiento para
de la cabeza y de la cara. Las proyecciones se dirigen desde aquí a la explicar la debilidad; otros hacen referencia a síntomas positivos,
corteza somatosensorial primaria en la circunvolución poscentral. El como disestesia o parestesia.
grupo nuclear posterior recibe información nociceptiva del tracto es­ La disestesia es una percepción anormal de un estímulo sensitivo,
pinotalámico y se proyecta principalmente hacia la región somestési- como cuando una presión produce una sensación de hormigueo o
ca secundaria de la cara interna de la circunvolución poscentral, ad­ dolor. Si los axones de gran diámetro son los principalmente afecta­
yacente a la ínsula. dos, la percepción es clásicamente de hormigueo; si los afectados son
los axones de pequeño diámetro, la percepción es habitualmente de
dolor. La parestesia es una sensación espontánea anormal de calidad
Corteza cerebral
similar a la disestesia. Las disestesias y las parestesias suelen produ­
La enseñanza clásica de la neuroanatomía mostraba un esquema de la cirse en regiones localizadas de la piel afectada por procesos neuro-
cisura central limitada por la franja motora en la parte anterior y por páticos periféricos, como la poli neuropatía o la mononeuropatía. Es­
la franja sensitiva en la parte posterior. Esta división derivaba, en tas alteraciones perceptivas también pueden observarse en pacientes
gran parte, del estudio de los animales inferiores en los que la sepa­ con afecciones centrales, como la mielopatía o la disfunción cerebral
ración entre estas funciones es marcada. A medida que se asciende en del tracto sensitivo.
la escala de la evolución, esta división se hace menos prominente, y El dolor neuropático puede ser consecuencia de daño en los ner­
muchos neurólogos consideran esta región en su totalidad como la vios sensitivos por cualquier causa. Las afecciones neuropáticas pe­
franja sensitivomotora. En general, la función sensitiva se halla re­ riféricas dan lugar a un fallo en la conducción de la sensibilidad que
presentada prominentemente en la circunvolución poscentral. La to­ provoca tanto una disminución de la función sensitiva como dolor
pografía de la corteza sigue el mismo homúnculo presentado en el por descargas anómalas de axones nociceptivos dañados. La fisiopa-
Capítulo 25, con la cabeza y el brazo representados en la región late­ tología del dolor neuropático es interesante. Parte de su base es la
ral del hemisferio y la pierna en la parte superior, cerca de la línea disminución del potencial de membrana de los axones, de modo que
media, cubriendo la corteza parasagital. una deformación menor del nervio puede producir descargas repetiti­
vas de potenciales de acción. Otro signo de los trastornos neuropáti-
cos parece ser la inestabilidad de los potenciales de membrana, de
ALTERACIONES SENSITIVAS forma que las crestas de las fluctuaciones de la despolarización pue­
den producir potenciales de acción. Por último, una transmisión cru­
Las alteraciones de la percepción sensitiva son diversas, y el patrón zada (transmisión efáptica) entre los axones dañados permite que un
de síntomas con frecuencia constituye una pista para el diagnóstico: potencial de acción en una fibra nerviosa se transmita de forma anor­
mal hasta una fibra nerviosa adyacente. Estos cambios fisiopatológi-
• Pérdida de la sensibilidad (adormecimiento). cos producen unos síntomas sensitivos exagerados entre los que figu­
• Dolor neuropático. ran la hiperestesia y la hiperpatía. La hiperestesia es una experiencia
• Disestesia y parestesia. sensitiva aumentada con un estímulo. La hiperpatía es un aumento de
• Ataxia sensitiva. la sensación dolorosa.
La ataxia sensitiva es la dificultad en la coordinación de una ex­
Los pacientes emplean con frecuencia el término adormecimien­ tremidad como consecuencia de la pérdida del estímulo sensitivo,
to para describir una variedad de síntomas. Hablando en sentido especialmente del estímulo propioceptivo. El déficit resultante puede
estricto, el adormecimiento es una pérdida de sensibilidad, por lo simular una ataxia cerebelosa hasta que se aclare la fisiopatología
general manifestada como una disminución de la discriminación con una exploración neurológica completa.

Tabla 30.3 Localización sensitiva

NIVEL DE LA LESION CARACTERISTICAS Y LOCALIZACION DEL DEFICIT SENSITIVO


Cortical Déficit sensitivo en la parte contralateral del cuerpo, restringido a la porción del homúnculo afectada por la lesión. Si está
afectado el lado en su totalidad (con grandes lesiones), ya sea la cara y el brazo o la pierna, tienden a estar afectados
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

en mayor extensión
Cápsula interna Síntomas sensitivos en la parte contralateral del cuerpo, que suelen afectar a la cabeza, brazo y pierna por igual.
Suele haber hallazgos motores, aunque no siempre
Tálamo Síntomas sensitivos en la parte contralateral del cuerpo, incluida la cabeza, y puede separarse en la línea media.
El déficit sensitivo sin debilidad es muy sugestivo de lesión aquí
Transección medular Déficit sensitivo en el nivel segmentarlo o por debajo de él, que puede ser ligeramente diferente en cada lado.
La exploración motora también es esencial para la localización
Hemisección medular Déficit sensitivo ipsolateral de la vibración y de la propiocepción (cordones posteriores), contralateral para el dolor
y la temperatura (tracto espinotalámico)
Raíz nerviosa Los síntomas sensitivos siguen una distribución dermatómica
Plexo Los síntomas sensitivos se extienden por dos o más distribuciones radiculares adyacentes, que se corresponden
con la anatomía del plexo
Nervio periférico La distribución sigue la anatomía del nervio periférico o afecta a los nervios de modo simétrico
408 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 30.4 Diagnóstico de las alteraciones sensitivas

ALTERACION CARACTERÍSTICAS LESIÓN CAUSA


Déficit sensitivo distal Déficit sensitivo con o sin dolor distal en Nervio periférico Neuropatía periférica
las piernas; también pueden estar
afectados los brazos
Déficit sensitivo proximal Déficit sensitivo en el tronco sin síntomas Neuropatía con afectación Porfiria, diabetes, otras
en las extremidades proximal predominante plexopatías
Distribución dermatómica Dolor o déficit sensitivo en la distribución Raíz nerviosa Radiculopatía debida a
del dolor, del déficit de una sola raíz nerviosa discopatía, osteófito, tumor,
sensitivo o de ambos herpes zóster
Déficit sensitivo en una única Pérdida de la sensibilidad en una Plexo o múltiples nervios Plexitis autoinmunitaria,
extremidad extremidad en su totalidad, que se hematoma, compresión
extiende por la distribución neural o infiltración tumoral
y dermatómica
Déficit hemisensitivo Pérdida de la sensibilidad en un lado del Tálamo, corteza cerebral, o Infarto, hemorragia,
cuerpo, que puede asociarse con dolor; proyecciones; tronco encefálico; enfermedad desmielinizante,
la cara está afectada en las lesiones médula espinal; las lesiones tumor, infección
cerebrales, pero no en las lesiones inferiores no afectan a la cara
medulares
Déficit sensitivo cruzado
Facial unilateral y cuerpo Pérdida unilateral de la sensibilidad Lesión de las fibras no cruzadas Síndrome bulbar lateral
contralateral dolorosa y térmica en el hemicuerpo del trigémino y de las fibras
contralateral espinotalámicas cruzadas
Dolor/temperatura y Pérdida unilateral de la sensibilidad en la Lesión de la médula espinal Hernia discal, estenosis
vibración/propiocepción cara, y de la vibración y propiocepción ipsolateral al déficit de vibración vertebral, tumor intramedular,
en lados opuestos en el otro lado y propiocepción y contralateral al mielitis transversa; las
dolor y déficit de la temperatura lesiones intraparenquimatosas
tienen una mayor probabilidad
de producir un déficit sensitivo
disociado
Déficit sensitivo suspendido Pérdida de la sensación del dolor y de la Siringomielia en la médula espinal Malformación de Chiari,
disociado temperatura en uno o en ambos lados, cervical o torácica hidromielia, tumor de la
con una sensibilidad normal por encima médula espinal central o
y por debajo hemorragia
Preservación sacra Preservación de la sensibilidad perineal Lesión de la médula espinal con Traumatismo medular, tumores
con trastorno de la sensibilidad en las afectación central principalmente, intrínsecos de la médula
piernas y el tronco con preservación de las fibras espinal
sacras ascendentes localizadas
periféricamente

LOCALIZACIÓN DE LAS ALTERACIONES • Un déficit sensitivo en una porción restringida de una extremidad
sugiere una lesión en un nervio periférico o en un plexo, y la topo­
SENSITIVAS
grafía del déficit debería establecer el diagnóstico.
En la Tabla 30.3 se presenta una guía general de la localización sen­ • Un déficit sensitivo que afecta a una extremidad en su totalidad
sitiva. En la Tabla 30.4 se resumen las directrices para el diagnóstico rara vez se debe a una lesión periférica, porque incluso las lesiones
de estas alteraciones sensitivas. A continuación, se exponen los deta­ del plexo proximal sólo en contadas ocasiones afectan a la extremi­
lles de los niveles sensitivos específicos de disfunción. dad en su totalidad. Debe investigarse una lesión central.

Lamentablemente, con frecuencia hay discrepancia entre el sínto­


Lesiones sensitivas periféricas ma y la exploración, en especial en las lesiones periféricas. El pacien­
Las lesiones de los nervios periféricos y de los plexos producen déficit te puede manifestar un déficit sensitivo que afecta a una extremidad
sensitivo, que sigue a la distribución anatómica periférica. Por lo gene­ completa, cuando la exploración muestra que el déficit sensitivo se
ral, es difícil una localización topográfica exacta del déficit sensitivo, halla en el territorio de los nervios mediano o cubital. Otra posibili­
porque las pruebas sensitivas son subjetivas. También se han identifica­ dad es que el paciente pueda manifestar un déficit sensitivo cuando la
do diferencias entre individuos en la anatomía periférica sensitiva, in­ exploración no pone de manifiesto un déficit sensitivo. Esta discre­
cluidas la distribución y la superposición de los campos sensitivos. El pancia suele deberse a las limitaciones en la exploración, más que a
déficit sensitivo periférico produce una gran variedad de síntomas po­ simulación. Igualmente, los pacientes pueden tener manifestaciones
tenciales. Las pistas para la localización son las siguientes: sensitivas significativas como consecuencia de la disfunción fisiopa-
tológica de los axones aferentes cuando la integridad y la función
• Un déficit sensitivo distal, dolor o ambos fenómenos en más de una conductora se hallan aún intactas, de modo que la exploración no
extremidad sugiere neuropatía periférica. muestra pérdida de la función sensitiva. En la Figura 30.2 se resume
Capítulo 30 Alteraciones sensitivas de las extremidades, el tronco y la cara 409

n. occipital mayor

n. occipital menor or ~
Ramas cut. post,
Ramas cut. ant.
n. auricular magno
Ni ¡ de los n. torácicos
de los n. torácicos
Ramas cut. lat.
Ramas cut. lat. n. auricular magno n. cut. ant. del cuello

n. cut. ant. del cuello


n. axilar (circunflejo) C6 n. supraclaviculares

n. supraclavicular n. cut. med. del brazo


intercostobraquial
n. cut. lat. inferior
del brazo
• n. cut. med. cut. med. del antebrazo
(del n. radial)
del brazo y n. lat. cut.
n. intercostobraquial inferior del brazo
n. cut. lat.
- - n. cut. post, del antebrazo
del antebrazo (del
y 'j/' (del n. radial)
musculocutáneo) • A-*r— n. cut. med. Ramas post,
del antebrazo de los n. lumbares, __ n. cut. lat.
sacros y coccígeos del antebrazo (del
n. radial
n. ilioinguinal n. musculocutáneo)
. n‘ med¡ano n. iliohipogástrico^ •
JA fu* n. cubital
Rama femoral del n. iliohipogástrico n. mediano
n. genitofemoral n. cut. inf. med. (de la nalga)
n. radial
(n. lumboinguinal) Rama genital
del n. genitofemoral n. cut. lat. del muslo' cut. inf. lat. (de la nalga)
n. obturador
n. dorsal del pene 1K" /' 1 1 ,-c1 n uui
obturador
n. cut. lat. del muslo n. cut. post, del muslo'
H, \llyV VV- n. cut.
cut med. del muslo
n. cut. intermed. (del n. femoral)
y med. del muslo
/, 1 (del n.
n. cut. lat. de la pantorrilla ,
(del n. femoral) n. cut. lat. de la pantorrilla ' n. safeno (del n. femoral)
(del n. peroneo común) K
(del n. peroneo común)
n. safeno
(del n. femoral) n. peroneo superficial i * n. sural (del n. tibial)
n. peroneo superficial (del n. peroneo común) i i ¡
n. peroneo (del n. peroneo común)
profundo (del
n. peroneo común) ’

Ramas calcáneas
n. plantar med. y lat.
de los n. sural y tibial
(del n. tibial posterior)

n. plantar n. plantar lat.


i mea. •vmed.^

n. plantar lat. (
xT X n. peroneo
superficial

\V
Ramas calcáneas
de los n. sural - i v
y tibial

FIGURA 30.2 Campos cutáneos (cut.) de los nervios periféricos (n.). Obsérvese que los dermatomas torácicos se hallan inervados por las ramas
primaria anterior y posterior de los nervios espinales del nivel respectivo. Se indican las apófisis espinosas de T1, L1 y S1. inf. = inferior; lat. = lateral; med. =
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

medial. (Reproducido con permiso de: Haymaker, W. y Woodall, B. 1953, Peripheral Nerve Injuries: Principles of Diagnosis, W. B. Saunders, Philadelphia.)

la anatomía de los nervios periféricos del cuerpo. La Figura 30.3 • Déficit sensitivo suspendido.
muestra la distribución dermatómica. • Preservación sacra.

El nivel sensitivo es un déficit por debajo de cierto nivel de seg­


Lesiones sensitivas medulares
mentos de la médula espinal. El déficit sensitivo disociado es la alte­
Algunos síndromes sensitivos sugieren una lesión medular: ración del dolor y la temperatura en un lado del cuerpo, y de la vibra­
ción y la propiocepción en el otro. El término también puede
• Nivel sensitivo en el tronco. utilizarse para describir la pérdida de una modalidad sensitiva, por
• Déficit sensitivo disociado en el tronco o en las extremidades, con ejemplo, dolor y temperatura, con normalidad en otra modalidad sen­
preservación de la cara. sitiva, en este caso vibración y propiocepción.
410 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

FIGURA 30.3 Dermatomas:


C2
C, cervicales, T, torácicos, L, lumbares,
y C3 V
S, sacros. Los límites no se hallan tan

C8 delimitados debido a la superposición


C6 C7
de la inervación y a la variación entre
/
los individuos. (Reproducido con
i
/ permiso de: Martin, J. H. y Jessell,
C8
Rr--------- ipt T10
C8 T. M. 1991, «Anatomy of the somatic
sensory system», en Principles of
Kr--- ////m Neural Science, eds. E. R. Kandel et
TIO ' S2
SsZsy¡ \l 7¿¿2--s3
al, Appleton y Lange, Norwalk, Conn.)

T------------ S4
S2-S4-
k \Y/ A IL
| \ L3\jl/ L3/
1 \ II / \
II

lT JIT I
-S1

S1-
• L5

El déficit sensitivo suspendido describe la situación clínica en la Déficit sensitivo disociado


que el déficit sensitivo incluye varios dermatomas, mientras que los
situados por encima y por debajo se hallan conservados. Las fibras que conducen la sensación del dolor y de la temperatura se
La preservación sacra es una alteración de la función sensitiva en cruzan poco después de entrar en la médula espinal y ascienden contra-
las piernas, con conservación de la sensibilidad perianal. lateralmente en el tracto espinotalámico, mientras que la sensación de la
vibración y la sensación de la propiocepción asciende sin haberse cruza­
do por los cordones dorsales. Así, las lesiones unilaterales de la médula
Nivel sensitivo espinal pueden producir una pérdida de la sensibilidad vibratoria y de la
Se sugiere una localización medular por la pérdida de la sensibilidad propiocepción ipsolateral a la lesión, y pérdida de la sensación del dolor
por debajo de cierto nivel medular (nivel sensitivo). La pérdida de y de la temperatura contralateral a la lesión. Esta disociación del déficit
sensibilidad con distribución mielopática sin debilidad motora ni al­ sensitivo es más prominente en los pacientes con lesiones intrínsecas de
teraciones en los reflejos es muy poco frecuente. Los síntomas sensi­ la médula espinal, como los tumores, pero también puede observarse
tivos en una mielopatía incipiente son, con mayor frecuencia, positi­ en la compresión extrínseca focal. La RM suele mostrar la lesión medular.
vos que negativos, y el signo de Lhermitte (parestesias en forma de Una segunda forma de déficit sensitivo disociado puede surgir a
corriente eléctrica que se irradian hacia abajo por la columna, y con partir de una lesión selectiva de las partes dorsal o ventral de la mé­
frecuencia a brazos y piernas, producidas por flexión de la columna dula. El síndrome de la arteria espinal anterior produce un infarto del
cervical) es una forma de presentación habitual de la mielopatía cer­ territorio anterior, con preservación de las columnas dorsales, de
vical. Aunque con frecuencia se piensa que el signo de Lhermitte se modo que se observa déficit del dolor y de la temperatura por debajo
halla asociado principalmente con afecciones inflamatorias, como la del nivel de la lesión, pero la vibración y la propiocepción se hallan
esclerosis múltiple, la causa más frecuente es la mielopatía espondi­ respetadas. La lesión selectiva de las columnas dorsales es menos
lótica cervical. frecuente, pero pueden producirse déficits prominentes de la colum­
Aunque cuando existe un nivel sensitivo se sospecha una loca­ na dorsal en pacientes con tabes dorsal, esclerosis múltiple, degene­
lización en la médula espinal, el nivel de déficit sensitivo puede ración combinada subaguda, ataxia de Friedreich y, en ocasiones, en
ser ligeramente diferente entre los dos lados; este hallazgo no in­ lesiones de masa focales de la médula espinal.
dica una segunda lesión. Además, un principio básico de la neuro­
logía para evaluar los niveles sensitivos medulares es buscar una
Déficit sensitivo suspendido
lesión no sólo inmediatamente por encima del déficit sino también
más alta. Una tercera forma de déficit sensitivo disociado, con pérdida de la
La resonancia magnética (RM) es la mejor prueba no invasiva sensación del dolor y de la temperatura, con preservación de la sen­
para diagnosticar el déficit sensitivo de origen medular. Se debe sación del tacto y de la posición articular, que por lo general afecta a
tener en cuenta que la enfermedad desmielinizante y otras afec­ las extremidades superiores con sensibilidad normal por encima y
ciones inflamatorias de la médula espinal pueden no visualizarse por debajo de la lesión es la que se observa en la siringomielia (véase
en la RM. «Siringomielia» más adelante en este capítulo).
Capítulo 30 Alteraciones sensitivas de las extremidades, el tronco y la cara 411

Preservación sacra afecta a una rama de la arteria cerebral media puede producir défi­
cit sensitivo con escasa o nula pérdida motora. Las lesiones más
Las aferencias espinales ascendentes se hallan organizadas topográ­ posteriores pueden preservar las modalidades primarias de la sen­
ficamente, de modo que las fibras caudales se hallan situadas perifé­ sibilidad (dolor, temperatura, tacto y posición articular), pero, en
ricamente en relación con las fibras más rostrales. Por consiguiente, cambio, producen una alteración sensitiva superior, como la gra-
las lesiones centrales de la médula central pueden afectar a las fibras festesia, la discriminación entre dos puntos y la percepción de es­
más altas antes que a las fibras más bajas, de modo que puede haber tímulos simultáneos.
un déficit sensitivo en las piernas y, sin embargo, preservación de la
sensibilidad perineal. En algunos pacientes con lesiones medulares
graves, este hecho puede ser la única disfunción neurológica por de­ SÍNDROMES SENSITIVOS FRECUENTES
bajo del nivel de la lesión. La causa suele ser un traumatismo, pero
las lesiones de masa intrínsecas también lo producen. En la Tabla 30.5 se citan algunos de los síndromes sensitivos frecuen­
tes. Muchos de ellos presentan también deficiencias motoras.
Lesiones sensitivas troncoencefálicas
Las lesiones troncoencefálicas raramente producen una alteración Síndromes periféricos
sensitiva aislada sin afectar a la función motora. La excepción más
notable es la neuralgia de! trigémino, en la que se produce un dolor Polineuropatía sensitiva
lancinante característico, sin déficit sensitivo en la distribución de El síntoma de presentación más habitual de un paciente con polineu­
una porción del nervio trigémino. El diagnóstico es clínico, y los es­ ropatía periférica simétrica distal es una alteración de la sensibilidad.
tudios complementarios son útiles para excluir otras posibilidades. El El trastorno puede ser negativo (disminución de la discriminación y
síndrome bulbar lateral es clásicamente el resultado de la oclusión de aumento del umbral), positivo (dolor neuropático, parestesias, dises­
la arteria cerebelosa posteroinferior, que produce déficit sensitivo tesias) o de ambos tipos. La mayoría de las neuropatías afectan a las
de la cara ipsolateral por la afectación del trigémino, y pérdida de la fibras motoras y sensitivas, aunque los síntomas iniciales suelen ser
sensación del dolor y de la temperatura del cuerpo contralateral por sensitivos.
daño del tracto espinotalámico ascendente. Sin embargo, los datos Los estudios de conducción del nervio pueden evaluar el estado
motores eclipsan los hallazgos sensitivos; éstos comprenden ataxia de la vaina de mielina, identificando de este modo a los pacientes con
cerebelosa ipsolateral, debilidad bulbar que produce disartria y disfa­ polineuropatías predominantemente desmielinizantes, como la poli-
gia, y síndrome de Homer. neuropatía desmielinizante inflamatoria aguda (en inglés, AIDP) y
El síndrome bulbar medial es clásicamente el resultado de la oclu­ la polineuropatía desmielinizante inflamatoria crónica (en inglés,
sión de una rama de la arteria vertebral, y es menos frecuente que el CIDP). El estudio electromiográfico (EMG) puede demostrar la de­
síndrome bulbar lateral. Los pacientes presentan pérdida de la sensa­ nervación y, por tanto, el daño axonal, identificando de este modo la
ción de la posición y de la vibración contralaterales, pero, de nuevo, afectación motora de muchas neuropatías con características predo­
los hallazgos motores son predominantes, como la hemiparesia con­ minantemente axonales. El estudio del líquido cefalorraquídeo (LCR)
tralateral y la paresia ipsolateral de la lengua. rara vez se efectúa en el caso de una neuropatía aislada, pero cuando
El daño ascendente en el tronco encefálico por causas vasculares se examina en pacientes con neuropatías desmielinizantes autoinmu-
y no vasculares también puede producir déficit sensitivo contraíate- nitarias muestra hiperproteinorraquia. Un aumento de la celularidad
ral, pero, de nuevo, los hallazgos sensitivos son triviales en compara­ sugiere una causa inflamatoria. Aunque suele efectuarse la biopsia
ción con los hallazgos motores. muscular para la evaluación de una miopatía, en la neuropatía puede
mostrar denervación y reinervación. La biopsia del nervio puede ex­
plicar varias de las causas importantes de la neuropatía, como infil­
Lesiones sensitivas cerebrales trados inflamatorios, desmielinización segmentaria, depósito de ami-
loide y alteración axonal. La biopsia del nervio y del músculo debe
Lesiones talámicas
reservarse para personas con experiencia en la realización e interpre­
Un déficit sensitivo puro de origen cerebral suele producirse por una tación de los datos.
lesión en el tálamo. El tálamo recibe irrigación de las arterias talamo-
perforantes, que son ramas de las arterias cerebrales posteriores, con
Neuropatías diabéticas
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

frecuencia con alguna contribución por parte de las arterias comuni­


cantes posteriores. En algunos pacientes, ambos tálamos están irriga­ La neuropatía sensitiva diabética afecta principalmente a los axo­
dos por la misma arteria cerebral posterior, de modo que el infarto nes pequeños mielínicos y a los amielínicos, produciendo, por tan­
talámico bilateral puede desarrollarse a partir de una oclusión arterial to, una alteración en la sensación del dolor y de la temperatura.
unilateral. El síndrome de dolor talámico es una secuela ocasional del Con frecuencia, los hallazgos generan en los pacientes una situa­
accidente vascular talámico sensitivo, y se caracteriza por dolor es­ ción paradójica: pérdida de la sensibilidad y, sin embargo, presencia
pontáneo localizado en las porciones distales del brazo y de la pierna, de dolor urente. Desde el punto de vista fisiopatológico, tiene per­
exacerbado por contacto y estrés. fecto sentido. Los axones dañados no pueden conducir los patrones
de los potenciales de acción, que mantendrían la sensibilidad intac­
ta, y, sin embargo, unos potenciales de acción espontáneos de las
Lesiones corticales terminaciones nerviosas dañadas, junto con una mayor susceptibi­
Las lesiones de la circunvolución poscentral producen más sínto­ lidad a la descarga de estímulos mecánicos, causan el dolor neuro­
mas sensitivos que síntomas motores. El infarto de esta región que pático percibido.
412 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 30.5 Síndromes sensitivos comunes

SÍNDROME LOCALIZACIÓN CARACTERÍSTICAS SENSITIVAS DATOS ASOCIADOS


Polineuropatía Lesión desmielinizante de los nervios Disestesias y parestesias, que pueden La arreflexia es común al principio
desmielinizante periféricos y raíces ser dolorosas, junto con déficit de la afectación; predominio de
inflamatoria aguda sensitivo los datos motores
Polineuropatía sensitiva Daño axónico o neuronal que afecta Dolor urente, con frecuencia Los reflejos se hallan con frecuencia
predominantemente a los axones con disestesias y parestesias suprimidos distalmente al comienzo
sensitivos superpuestas de la enfermedad
Síndrome del túnel Compresión del nervio mediano Adormecimiento de los dedos pulgar, Puede producirse debilidad y atrofia
carpiano en la muñeca índice y medio del separador corto del pulgar
en los casos graves
Neuropatía cubital Compresión del nervio cubital, Pérdida de sensibilidad de los dedos Debilidad de los interóseos, con
generalmente a nivel del codo cuarto y quinto frecuencia evidente en los casos
o en la muñeca avanzados
Siringomielia Cavidad rellena de líquido, que Pérdida del dolor y de la temperatura Puede producirse debilidad en los
expande la médula espinal y daña en los niveles de la lesión niveles de la lesión con daño de la
las neuronas segmentarias y, en (distribución en casquete; déficit motoneurona; en los casos intensos
último término, también los tractos sensitivo suspendido); déficit puede producirse espasticidad por
de sustancia blanca sensitivo disociado (es decir, debajo de la lesión
afectando a la sensación
espinotalámica y preservando
la sensación de los cordones
posteriores)
Infarto talámico Infarto del territorio de las arterias Déficit sensitivo y ataxia sensitiva Puede producirse debilidad; la afasia
talamoperforantes que afectan a la parte contralateral o negligencia que sugiere daño
del cuerpo cortical puede producirse raramente
por afectación de las conexiones
talamocorticales
Síndrome de dolor Un accidente vascular cerebral Ardor disestésico en la parte Otros signos de daño talámico son
talámico sensitivo previo en el tálamo contralateral del cuerpo, característicos, como el déficit
produce dolor neuropático de origen especialmente en la porción distal sensitivo
central de las extremidades
Neuralgia del trigémino Disfunción de la raíz del nervio Paroxismos de dolor neuropático No se observa déficit sensitivo o
trigémino lancinante similar a una corriente motor; no se observa otra alteración
eléctrica de los pares craneales

Neuropatías asociadas con el síndrome administración de la quimioterapia («coasting»), y después de este


de inmunodeficiencia adquirida tiempo puede esperarse cierta recuperación.
Se puede pensar que los pacientes con neuropatía que se desarro­
La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana de tipo 1 lla durante la quimioterapia tienen una neuropatía tóxica. No obstan­
(VIH-1) puede producir una variedad de manifestaciones neuropáti- te, si la asociación no está clara, deben considerar otras posibilidades,
cas. Una de las más habituales es la polineuropatía dolorosa predomi­ entre ellas causas paraneoplásicas y nutricionales. Son características
nantemente sensitiva. El diagnóstico puede confirmarse por los estu­ atípicas de la neuropatía inducida por la quimioterapia el desarrollo
dios de conducción del nervio, el electromiograma (EMG) y el de la misma claramente después del cese de su administración, o el
contexto clínico apropiado. No suelen ser necesarios el análisis del desarrollo de una neuropatía prominente con la administración de
LCR ni la biopsia, a menos que haya vasculitis o infección asociadas fármacos que rara vez son neurotóxicos.
con el VIH-1 (como el citomegalovirus).
Neuropatía amiloide
Neuropatías tóxicas
La amiloidosis primaria puede producir una neuropatía predomi­
Algunas neuropatías tóxicas pueden ser predominantemente sensiti­ nantemente sensitiva en cerca de un tercio de los pacientes. La po­
vas. Este cuadro se observa con mayor frecuencia en pacientes con lineuropatía amiloide familiar es una afección que se hereda de
neuropatía periférica inducida por quimioterapia. Aunque sí se pro­ forma dominante. Los pacientes manifiestan disestesias dolorosas,
ducen anomalías motoras, los síntomas sensitivos eclipsan a los sín­ más pérdida de la sensación del dolor y de la temperatura. Poste­
tomas motores en la mayoría de los pacientes. El desarrollo de dises­ riormente, se desarrolla debilidad motora. Es característica la dis­
tesias, quemazón y pérdida de la sensibilidad es la presentación función autonómica. En último término, el déficit sensitivo puede
característica. La neuropatía puede ser tan intensa como para tener ser lo suficientemente importante como para producir anestesia de
que limitar la dosis en algunos pacientes. La neuropatía puede conti­ las extremidades afectadas. Puede sospecharse el diagnóstico por
nuar progresando durante un par de meses después de suspender la razones clínicas, y la confirmación requiere la biopsia del nervio
Capítulo 30 Alteraciones sensitivas de las extremidades, el tronco y la cara 413

o el estudio genético. Los hallazgos en los estudios de conducción signos y síntomas motores, pero suelen predominar los síntomas sensi­
nerviosa y el EMG no son específicos. tivos, especialmente en la fase inicial del proceso. Puede producirse
debilidad y atrofia del músculo separador corto del pulgar.
Los estudios de conducción del nervio suelen mostrar un enlente­
Déficit sensitivo proximal
cimiento de la conducción sensitiva y motora del nervio mediano a
El déficit sensitivo proximal que afecta al tronco y a las regiones proxi­ través del túnel carpiano en la muñeca. El enlentecimiento está pre­
males de brazos y piernas es infrecuente, pero puede observarse en los sente cuando la conducción en otras partes es normal, o por lo menos
pacientes con porfiria y diabetes, y distribuciones restringidas en algu­ cuando el enlentecimiento distal es desproporcionado al producido
nos pacientes con plexopatías proximales. Otras causas infrecuentes de por la neuropatía en otra parte. El EMG suele ser normal, pero puede
déficit sensitivo proximal comprenden la enfermedad de Tangier, el sín­ producirse denervación del músculo separador corto del pulgar cuan­
drome de Sjógren y el síndrome paraneoplásico. Estos procesos neuro- do la enfermedad es grave. En ocasiones, se realiza un examen del
páticos pueden estar asociados con dolor, además del déficit sensitivo. nervio distal medio mediante RM o ecografía, aunque ninguno de
También es habitual un déficit motor con debilidad de distribución proxi­ estos estudios forma parte de una evaluación habitual.
mal. Los pacientes con déficit sensitivo torácico también deben evaluarse
en busca de una lesión de la médula espinal torácica, que no siempre se Neuropatía del cubital. La neuropatía del cubital se debe general­
halla asociada con signos de lesión del tracto corticoespinal. mente a una compresión en la región del surco del cubital. Los pacien­
tes manifiestan adormecimiento en los dos dedos cubitales (cuarto y
quinto dedos). Cuando la neuropatía cubital progresa, se produce debi­
Déficit sensitivo dependiente de la temperatura
lidad de los músculos interóseos, pero predominan los síntomas sensi­
La lepra puede producir deficiencias sensitivas que afectan de modo tivos, especialmente al principio. Los estudios de conducción del ner­
predominante a las regiones más frías del organismo, como dedos de vio muestran un enlentecimiento de la conducción motora en el codo o
las manos, dedos de los pies, nariz y orejas. La sensación de tempe­ en la muñeca -las dos regiones habituales de compresión cubital-. Los
ratura resulta alterada inicialmente, y posteriormente se alteran la estudios de conducción sensitiva del nervio también son anormales si
sensación del dolor y del tacto en las regiones cutáneas más frías. El la lesión se localiza en la muñeca. El EMG puede mostrar denervación
déficit asciende gradualmente hasta áreas más calientes. La distribu­ de los músculos intrínsecos de la mano inervados por el cubital; el
ción es clásicamente «en guante y calcetín», y con afectación fre­ músculo más fácil de explorar y estudiar es el primer interóseo dorsal.
cuente del nervio trigémino y del nervio cubital. Estos hallazgos su­
gieren el diagnóstico, que puede confirmarse con pruebas adicionales
Radiculopatía
entre las que figuran la determinación de anticuerpos frente al gluco-
lípido-I fenólico (PGL-I) y la biopsia de nervio. La radiculopatía suele producir dolor, déficit sensitivo o ambos fenó­
menos, en el territorio de distribución de una o más raíces nerviosas.
Se desarrollan síntomas y signos motores con el aumento de la seve­
Polirradiculoneuropatía desmielinizante
ridad, pero los síntomas sensitivos (por lo general, dolor) pueden es­
inflamatoria aguda tar presentes durante años sin que se observen síntomas motores. Son
La AIDP o síndrome de Guillain-Barré es un proceso autoinmunita- habituales las alteraciones de los reflejos en la radiculopatía, pero
rio caracterizado por una rápida progresión de desmielinización in­ deben ser consideradas como un hallazgo sensitivo, más que como un
flamatoria de las raíces nerviosas y de los nervios periféricos. Los signo motor. Sería preciso que hubiese una debilidad motora intensa
pacientes manifiestan inicialmente una debilidad generalizada, que para suprimir un reflejo, mientras que una débil disfunción sensitiva
puede extenderse desde las piernas hacia arriba o, en ocasiones, des­ basta para suprimir o abolir el reflejo.
de los nervios craneales hacia abajo. Generalmente, los síntomas sen­ La Tabla 30.6 presenta las características clínicas de las radiculo­
sitivos se ven ensombrecidos por la pérdida motora. Los reflejos ten­ patías más habituales. Aunque aquí se comentan las radiculopatías
dinosos se pierden a medida que progresa la debilidad. cervical y lumbar, cualquier nivel puede estar afectado. La radiculo­
El diagnóstico se sospecha en un paciente que manifiesta debili­ patía diabética y el herpes zóster suelen afectar a los dermatomas
dad progresiva con arreflexia. Los estudios de conducción del nervio torácicos, así como a los dermatomas cervicales y torácicos no afec­
pueden confirmar el enlentecimiento, en especial proximalmente (las tados por espondilosis o discopatía.
ondas F resultan particularmente afectadas). El análisis del LCR La RM es la técnica de elección para el estudio de la radiculopatía. En
muestra un aumento de la concentración de proteínas sin una res­ los pacientes menores de 45 años, la causa más habitual es la discopatía.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

puesta celular prominente (disociación albuminocitológica). En los pacientes de mayor edad predominan la espondilosis y la forma­
ción de osteófitos. Los osteófitos tienen una progresión más lenta y una
menor probabilidad de presentar remisiones y exacerbaciones espontá­
Mononeuropatía
neas. El EMG puede ser útil para determinar si ha habido daño axonal
De las múltiples mononeuropatías conocidas, la más frecuente es el por la radiculopatía, hecho que ayuda a determinar la necesidad, locali­
síndrome del túnel carpiano, y en un próximo segundo lugar figura la zación y momento de la intervención quirúrgica descompresiva.
neuropatía cubital. Aunque clásicamente no se la considera como
mononeuropatía, la radiculopatía entra en esta categoría porque se
halla afectado un único nervio periférico. Síndromes medulares
Mielopatía
Síndrome del túnel carpiano. La compresión del nervio mediano en
la muñeca produce déficit sensitivo en las caras palmares del primer al La mielopatía produce clásicamente déficit sensitivo, aunque los ha­
tercer dedo. A medida que progresa la neuropatía, pueden desarrollarse llazgos motores y reflejos eclipsan los hallazgos sensitivos en la ma­
414 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 30.6 Radiculopatías

RAÍZ NERVIOSA DÉFICIT SENSITIVO PÉRDIDA MOTORA ANOMALÍA REFLEJA


C5 Poción radial del antebrazo Deltoides, bíceps Ninguna
C6 Dedos 1 y 2 Bíceps, supinador largo Bíceps
C7 Dedos 3 y 4 Extensores de la muñeca, tríceps Tríceps
C8 Dedo 5 Músculos intrínsecos de la mano Ninguna
L2 Porción externa y anterior de la parte superior Psoas, cuádriceps Ninguna
del muslo
L3 Porción medial de la parte inferior del muslo Psoas, cuádriceps Rotuliana (rodilla)
L4 Porción interna de la parte inferior de la pierna Tibial anterior, cuádriceps Rotuliana (rodilla)
L5 Porción externa de la parte inferior de la pierna Peroneos, glúteo medio, tibial Ninguna
anterior, extensión de los dedos
S1 Porción externa del pie, dedos 4 y 5, fuera Gastrocnemios, glúteo mayor Tendón de Aquiles (tobillo)
de la planta del pie

yoría de los pacientes. No obstante, cuando un paciente manifiesta rúrgica o traumática de la médula, pero esta forma de presentación
dolor de espalda con o sin debilidad en las piernas se debe investigar rara vez se encuentra en la práctica clínica. Por debajo del nivel de la
un nivel sensitivo. lesión, los hallazgos característicos son los déficits ipsolaterales en
Existen algunos principios básicos en relación con la exploración la sensación de la vibración y en la propiocepción por disfunción de las
sensitiva en los pacientes con sospecha de mielopatía: columnas dorsales, así como déficits contralaterales en el dolor y la
temperatura por daño en los tractos espinotalámicos. También se ob­
• No es de esperar un nivel en forma de línea. La topografía sensiti­ serva debilidad ipsolateral por daño en los tractos corticoespinales.
va no es tan precisa como la que se muestra en los mapas de der­ Se sospecha el diagnóstico por la forma de presentación clínica.
matomas. Es una afectación que puede pasarse por alto fácilmente si no se ex­
• El de'ficit sensitivo rara vez es absoluto, lo que hace aún más difícil ploran las modalidades sensitivas individuales. La exploración sólo
la localización precisa. con alfiler no llega a identificar este síndrome. Suele realizarse una
• El nivel sensitivo puede no estar al mismo nivel en los dos lados RM en busca de causas inflamatorias o estructurales del proceso.
del organismo, y puede observarse una discrepancia de hasta varios
niveles.
Tabes dorsal y trastornos relacionados
• El nivel sensitivo puede ser mucho más alto de lo que sería de es­
perar por la exploración motora o del dolor. Ello se debe a que la La tabes dorsal se debe a la afectación de las raíces dorsales por la
lesión puede estar localizada en un nivel mucho más alto que el in­ neurosífilis tardía. Los pacientes presentan ataxia sensitiva, dolores
dicado por los niveles de los hallazgos clínicos, reforzando el pre­ fulgurantes y, con frecuencia, una marcha golpeando con los pies.
cepto básico de que el examinador debe empezar desde el nivel de Los reflejos tendinosos están disminuidos. El diagnóstico se confir­
los síntomas e ir ascendiendo en la exploración. ma con las pruebas serológicas.
La mielitis sifilítica es una infrecuente complicación de la neuro­
sífilis, caracterizada por debilidad progresiva y espasticidad. Los sín­
Siringomielia
tomas motores dominan en esta afección, con menos síntomas sensi­
La siringomielia consiste en una cavidad rellena de líquido, en la tivos que en la tabes dorsal. Debe efectuarse una RM de la columna
médula espinal, que se extiende de pocos a muchos segmentos. Lo vertebral en busca de otras causas estructurales de mielopatía.
más habitual es que se asocie con una malformación de Chiari. La
teoría patogénica es que la obstrucción parcial al flujo del LCR, más
las ondas de presión, producen la rotura del conducto central hacia el Síndromes cerebrales
parénquima de la médula espinal, que posteriormente produce sínto­
Infarto y hemorragia talámicos
mas por efectos mecánicos. El efecto masa de la siringe produce daño
en las fibras que se cruzan en la comisura blanca anterior, y que van El infarto talámico produce clásicamente un déficit sensitivo contra-
destinadas al tracto espinotalámico, que conducen la sensación de lateral, y es la principal causa de accidente vascular sensitivo puro.
dolor y temperatura. A medida que crece la cavidad siringomiélica, Todas las modalidades se hallan afectadas en grados variables. El
puede producirse la lesión en los tractos ascendentes circundantes, tálamo y su irrigación vascular no se hallan organizados de forma que
afectando a la sensibilidad por debajo del nivel de la lesión. En este modalidades específicas de la sensibilidad estén afectadas de manera
momento ya hay casi siempre daño segmentario de la motoneurona y aislada.
del tracto corticoespinal descendente y pueden observarse los signos Debe practicarse una exploración urgente con tomografía compu-
clínicos correspondientes. tarizada (TC) en los pacientes con comienzo súbito de síntomas sen­
sitivos. Este estudio permite diferenciar el infarto de la hemorragia,
lo que tiene implicaciones en cuanto a un tratamiento médico urgen­
Hemisección medular
te. Puede ocurrir que la TC no muestre el infarto al inicio del acciden­
El síndrome de hemisección medular (síndrome de Brown-Séquard) te vascular cerebral, de modo que se deberá repetir la exploración
se describe clásicamente como consecuencia de la hemisección qui­ o realizar una RM al cabo de 2 o 3 días.
Capítulo 30 Alteraciones sensitivas de las extremidades, el tronco y la cara 415

Síndrome de dolor talámico neurológico real. El paciente puede estar ayudando de modo no in­
tencionado al explorador cuando, en realidad, está arruinando la cre­
El síndrome de dolor talámico es una secuela ocasional del infarto dibilidad del informe.
talámico que, por lo general, afecta al hemicuerpo contralateral en su Deben tenerse en cuenta estas observaciones de precaución. En
totalidad, incluyendo cara, brazo, tronco y piernas. El dolor se halla general, las formas de presentación clínica que sugieren un déficit
presente principalmente en la porción distal de las extremidades en sensitivo de origen funcional comprenden las siguientes:
reposo, pero se exacerba por la estimulación sensitiva. La distribu­
ción del dolor puede cambiar, de forma que esté poco localizado (Ni­ • Déficit sensitivo con separación exacta en la línea media, con una
cholson, 2004). Los umbrales de detección sensitiva se hallan au­ zona de transición mínima.
mentados. Se cree que es necesaria la afectación de la región • Déficit sensitivo circunferencial alrededor del cuerpo o de una ex­
ventrobasal posterior para la producción del dolor talámico. tremidad.
En un paciente con un infarto talámico, no suelen requerirse nue­ • No se llega a percibir la vibración con una demarcación precisa.
vos estudios cuando el paciente presenta este síndrome. Si el dolor se • Pérdida de visión o de audición en el mismo lado del cuerpo que el
manifiesta bastante tiempo después del infarto, las exploraciones re­ déficit sensitivo cutáneo.
petidas se hallan justificadas para investigar nuevos procesos, como • Anestesia total.
infarto recurrente, hemorragia o, con menor probabilidad, un tumor.
Las discrepancias en la anestesia total pueden ser una incapacidad
Neuralgia del trigémino para percibir cualquier estímulo sensitivo en una extremidad que tie­
ne una movilidad perfecta. Cabría esperar que este grado de déficit
La neuralgia del trigémino es una afectación dolorosa que produce un sensitivo produjera ataxia sensitiva. Otra trampa para el paciente con
dolor lancinante en el territorio de distribución de parte del nervio una extremidad anestésica es el movimiento de la extremidad cuando
trigémino. Es el dolor neuropático prototípico. Los pacientes sufren se la toca mientras mantiene los ojos cerrados; el movimiento consi­
dolores paroxísticos, generalmente con una duración de segundos. guiente de la extremidad confirma la naturaleza funcional del déficit.
No suele producirse déficit sensitivo, pero cuando está presente esti­ Si la extremidad anestésica es un brazo, pedir al paciente que cruce el
mula a realizar investigaciones complementarias en busca de otros brazo sobre el tórax y luego explorar la alteración sensitiva puede
diagnósticos. Suelen efectuarse estudios de imagen en la neuralgia llevar a confusión, en especial si se realiza rápidamente.
del trigémino, pero rara vez son reveladores.

Infarto cortical Bibliografía


El infarto de la corteza sensitiva de la cara y del brazo se debe a trom-
boembolismo de las ramas de la arteria cerebral media. El infarto de Bland, J. D. 2005, Carpal tunnel syndrome, Curr Opin Neurol, vol. 18, pp. 581-585
la arteria cerebral anterior produce déficit sensitivo que afecta a la Cut, S. 2007, Cubital tunnel syndrome, Postgrad Med J, vol. 83, pp. 28-31
pierna. Suelen encontrarse síntomas y signos motores asociados, ade­ Marciniak, C., Armón, C., Wilson, J., & Miller, R. 2005, Practice parameter: utility
más de las alteraciones sensitivas; sin embargo, si la región del infar­ of electrodiagnostic techniques in evaluating patients with suspected peroneal
to es limitada, los hallazgos sensitivos pueden ser mucho más promi­ neuropathy: an evidence-based review, Muscle Nerve, vol. 31, pp. 520-527
nentes que los hallazgos motores. Misulis, K. E., & Head, T. C. 2002, Essentials of Clinical Neurophysiology, 3rd ed.,
Elsevier, Philadelphia
Nicholson, B. D. 2004, Evaluation and treatment of central pain syndromes,
Déficit sensitivo funcional (o psicogénico) Neurology, vol. 62, suppl. 2, pp. 30-36
Rudnicki, S. A., Dalmau, J. 2005, Paraneoplastic syndromes of the peripheral nerves,
El déficit sensitivo funcional es menos habitual que otros síntomas Curr Opin Neurol, vol. 18, pp. 598-603
neurológicos funcionales positivos, como las convulsiones o la pará­ Tavee, J., Mays, M., & Wilboum, A. J. 2007, Pitfalls in the electrodiagnostic studies
lisis. En efecto, es fácil atribuir equivocadamente un patrón de déficit of sacral plexopathies, Muscle Nerve, vol. 35, pp. 725-729
sensitivo como no anatómico, cuando en realidad hay un auténtico Wasner, G., Schattschneider, J., Binder, A., & Baron, R. 2003, Complex regional
daño. Este diagnóstico erróneo es particularmente frecuente en el in­ pain syndrome-diagnostic, mechanisms, CNS involvement and therapy. Spinal
farto talámico y en la disfunción plexular. Como última precaución, Cord, vol. 41, pp. 61-75
un déficit sensitivo, motor o combinado adornado puede ser muy ob­ Zimmermann, M. 2001, Pathobiology of neuropathic pain, Eur J Pharmacol,
vio para el explorador, pero puede hallarse superpuesto a un déficit vol. 429, pp. 23-37
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
c a p í t u l o HI Causas neurológicas
DE DISFUNCIÓN VESICAL,
INTESTINAL Y SEXUAL
Ranan DasGupta y Clare J. Fowler

Función de los órganos pélvicos y su control neurológico 417 Disfunción vesical 423
Vejiga urinaria 417 Disfunción intestinal 424
Intestino 418 Disfunción sexual 424
Función sexual 419 Alteración de las eferencias toracolumbares simpáticas
Lesiones corticales y función de los órganos pélvicos 420 y función de los órganos pélvicos 425
Disfunción vesical 420 Lesiones del cono y de la cola de caballo y función de los órganos pélvicos 425
Disfunción intestinal 421 Alteraciones de la inervación periférica y función de los órganos pélvicos 425
Disfunción sexual 421 Neuropatía diabética 425
Lesión de los ganglios basales y función de los órganos pélvicos 421 Neuropatía amiloide 426
Síntomas vesicales en pacientes con síndrome parkinsoniano 421 Neuropatías mediadas por procesos inmunológicos 426
Disfunción intestinal 422 Lesión de los nervios pélvicos y función de los órganos pélvicos 426
Disfunción sexual 422
Distrofia miotónica y función de los órganos pélvicos 426
Lesiones del tronco encefálico y función de los órganos pélvicos 423
Retención urinaria en mujeres jóvenes 426
Lesiones de la médula espinal y función de los órganos pélvicos 423

Debido a su proximidad anatómica y a la inervación perife'rica com­ del 98% de la vida. La decisión de cuándo cambiar a la función de
partida, podría pensarse razonablemente que la vejiga urinaria, intes­ evacuación está determinada por el estado percibido de distensión
tino y los órganos de la función sexual son neurológicamente simila­ vesical y de la valoración de lo socialmente apropiado para realizarla.
res. Aunque los órganos comparten las mismas raíces nerviosas y Para efectuar tanto el almacenamiento como la evacuación, las co­
tienen nervios periféricos comunes en el interior de la pelvis, cada nexiones entre la protuberancia y la médula espinal sacra han de ha­
uno de ellos está controlado por un conjunto único de reflejos del llarse intactas, al igual que la inervación periférica que se origina en
sistema nervioso central. En este capítulo se aporta una breve expli­ los segmentos más caudales de la médula espinal.
cación del control neurofisiológico de la vejiga urinaria, intestino y Durante la fase de almacenamiento, se mantiene una presión ele­
respuestas sexuales, seguida de una descripción de las consecuencias vada en la salida vesical por influencias simpáticas sobre el músculo
funcionales en cada órgano del daño neurológico en diferentes partes liso del detrusor en la región del cuello vesical y por la activación de
del sistema nervioso. los nervios pudendos del músculo estriado del esfínter uretral y del
suelo pélvico. La inhibición del flujo parasimpático impide la con­
tracción del detrusor. Al comienzo de la evacuación, se invierte la
d FUNCIÓN DE LOS ÓRGANOS PÉLVICOS activación-inhibición recíproca del esfínter-detrusor. La relajación
1 Y SU CONTROL NEUROLÓGICO del músculo estriado del esfínter se sigue segundos después de la
§ contracción del músculo liso del detrusor, efectuando la evacuación
8
de la vejiga urinaria.
Vejiga urinaria Los estudios de imagen funcional del cerebro han demostrado
La vejiga urinaria realiza dos funciones: almacenamiento y evacua­ que el control neurológico de la vejiga en los humanos es básica­
ción. El control del músculo detrusor y la uretra en estos estados mente similar al demostrado en modelos experimentales. En varios
mutuamente exclusivos depende de reflejos medulares locales y del estudios mediante tomografía por emisión de positrones (PET) y,
control cerebral central, y se cree que el tronco encefálico es la clave más recientemente, con resonancia magnética funcional (RMf), se
para cambiar de un estado a otro. ha investigado el control humano del almacenamiento y la evacua­
La frecuencia de la micción de una persona con una capacidad ción de orina. Los experimentos iniciales con PET de Blok et al
vesical de 400 a 600 mi es de una vez cada 3-4 horas, dependiendo de identificaron los centros del cerebro activados durante los intentos
la ingesta de líquidos. Dado que la evacuación lleva de 2 a 3 minutos, de micción (Blok et al, 1997, 1998). Se instruyó a voluntarios dies­
© significa que la vejiga se halla en función de almacenamiento en más tros para que evacuaran mientras yacían sobre la camilla del PET,

417
418 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

si bien algunos sujetos, tanto hombres como mujeres, no pudieron Más recientemente, otros investigadores han empleado la RMf con
realizarlo. En las personas que consiguieron la evacuación, se de­ su mayor resolución temporoespacial. En concreto, Zhang et al propu­
mostró una activación en una región de la protuberancia mediopos- sieron que la inhibición de la micción estaba relacionada con la activa­
terior denominada región M. En los sujetos incapaces de miccionar, se ción de la corteza parietal, el cerebelo, el putamen y el área motora
activó una región distinta en el tegmento protuberancial ventrolate­ suplementaria (Zhang et al, 2005) y Kuhtz-Buschbeck et al identifica­
ral, la región L (Fig. 31.1). Aunque se había demostrado en gatos ron una activación insular, parietal posterior y prefrontal (Kuhtz-Bus­
que existen núcleos protuberanciales distintos para las fases de al­ chbeck et al, 2005) durante el almacenamiento de la orina. La cuestión
macenamiento y evacuación de la actividad vesical, experimentos de la representación cerebral de la hiperactividad del detrusor, incluida
posteriores no han conseguido demostrar de forma constante la ac­ la secundaria a una enfermedad neurológica, también se ha estudiado
tividad de la región L. En la corteza, las exploraciones con PET mediante RMf, por comparación de sujetos de control sanos con perso­
mostraron una actividad significativa en la circunvolución frontal nas con una hiperactividad confirmada del detrusor (Griffiths et al,
inferior derecha y en la circunvolución cingulada anterior derecha 2005). El conocimiento actual del control cortical de la función mic­
durante la evacuación, que no estaba presente durante la fase de con­ cional se halla en las fases iniciales, pero las investigaciones en curso
tención. Nour et al corroboraron posteriormente estos hallazgos son prometedoras.
con su propio estudio de PET en 12 hombres voluntarios sanos,
mostrando actividad en varias áreas cerebrales, incluido el cerebelo
(Nour et al, 2000).
Intestino
Entre otros estudios con PET centrados en la fase de almacena­ De modo similar, la función de la porción intestinal inferior existe
miento se incluyó el de Athwal et al (2001). En este estudio de la acti­ principalmente en la función de almacenamiento. La continencia se
vación cortical con llenado vesical se mostró un aumento de la ac­ mantiene por medio de una combinación del ángulo anorrectal agu­
tividad cerebral con el aumento del volumen vesical en la sustancia do, causado por contracción puborrectal, y el tono del esfínter anal
gris periacueductal de la línea media protuberancial, en la corteza interno, determinado por la actividad simpática. En la salud neuroló­
cingulada media y bilateralmente en el área del lóbulo frontal. Se gica puede retrasarse la defecación en caso necesario por contracción
observó un aumento de la actividad cerebral relacionado con una me­ del esfínter anal externo y del suelo pélvico, lo que requiere una re-
nor necesidad imperiosa de miccionar en una porción diferente de la troalimentación sensitiva de la región anorrectal. El proceso de la
corteza cingulada, en la corteza premotora y en el hipotálamo. Poco defecación implica una serie de acciones controladas neurológica-
después, Matsuura et al confirmaron estas regiones de activación, mente que empieza como respuesta a la sensación consciente de un
además de sugerir vías neurales distintas para un estímulo distinto a recto lleno. Cuando se percibe esta sensación, y si se considera apro­
la distensión vesical (es decir, llenado con agua de hielo) (Matsuura piado, se inicia la defecación con maniobras que aumentan la presión
et al, 2002). Estos datos apoyaban la hipótesis de que la sustancia gris intraabdominal y haciendo fuerza hacia abajo, lo que causa un des­
periacueductal recibe información sobre la repleción vesical y reen­ censo del suelo pélvico. La presión del esfínter anal interno disminu­
vía esta información a las áreas implicadas en el control del almace­ ye por el reflejo inhibidor rectoanal, y se relajan los músculos pubo-
namiento vesical, y de que se halla implicada una red de regiones coccígeos y del esfínter externo estriado (Craggs y Vaizey, 1999).
cerebrales en la modulación de la percepción de la necesidad impe­ Se han aplicado técnicas de imagen funcional para evaluar el pro­
riosa de evacuar. Los resultados de estos estudios de PET se muestran cesamiento central de diferentes tipos de estimulación gastrointesti­
en la Figura 31.2, que ilustra las áreas cerebrales que se activan mien­ nal. Hobday et al utilizaron la RMf para identificar los centros cere­
tras se llena la vejiga en los estudios. brales que intervienen en el procesamiento de la sensibilidad anal

FIGURA 31.1 Imágenes


de exploración con PET de la región
protuberancial en sujetos que pudieron
miccionar mientras se hallaban en el
escáner (izquierda) y los que no lo lograron
(derecha), en comparación con vejigas
vacías. En los que pudieron evacuar, se
observa activación en el centro miccional
protuberancial (cmp), mientras que
en los que no pudieron evacuar y todavía
almacenaban orina se observa activación
en una parte lateral de la protuberancia
(región L). (Reproducido con permiso
de: Blok, B. F., Sturms, L. M., y Holstege,

I
G. 1998, «Brain activation during micturition
in women», Brain, vol. 121,

I
págs. 2033-2042.)
Capítulo 31 Causas neurológicas de disfunción vesical, intestinal y sexual 419

Regiones de interés con la vejiga «llena frente a vacía»


Figura 31.2
Resumen de las regiones
de interés que comparan
condiciones de vejiga «llena
frente a vacía». Basado
en los cinco estudios de PET
revisados en el texto (Athwal
et al, 2001; Bloketal, 1997,
1998; Matsuura et al, 2002;
Nour et al, 2000). Las
imágenes se crearon con el
software MRIcro (disponible
en www.MRIcro.com; Rorden
y Brett, 2000). SGPA =
sustancia gris perlacueductal.
(Reproducido con permiso
\, de: Kavia, R. B., DasGupta,
. ínsula
R. y Fowler, C. J. 2005,
«Functional Imaging and
the central control of the
bladder», J Comp Neurol,
vol. 493, págs. 27-32.)

Wj

Corteza prefrontal

(somática) y rectal (visceral) en adultos sanos (Hobday et al, 2001). a centros de control afectivos y autónomos, como el tronco encefá­
La estimulación rectal produjo una activación de la corteza somato- lico y el núcleo amigdalino.
sensitiva, ínsula, cíngulo anterior y corteza prefrontal; la estimula­
ción del conducto anal produjo regiones similares de actividad, aun­
que con ausencia de actividad en el cíngulo anterior, y la activación
Función sexual
somatosensitiva primaria fue de localización algo más superior. La La respuesta fisiológica de la función sexual en los hombres y en las
activación de la corteza del cíngulo con estimulación rectal puede mujeres se ha dividido en cuatro fases: excitación, estabilización, or­
indicar la función del sistema límbico en el procesamiento de estímu­ gasmo y resolución. La excitación se produce como respuesta a una
los viscerales. estimulación física o psicológica, y da lugar a una tumescencia y erec­
El procesamiento de la sensación rectal es importante en la fun­ ción clitorídea o peneana y a lubricación vaginal. La fase de estabili­
ción vesical porque, a diferencia de otros órganos, desempeña un pa­ zación va acompañada de varios cambios físicos de excitación sexual
pel sensitivo importante, y el recto es un órgano visceral que contiene alta como anticipación del orgasmo. El orgasmo, un fenómeno intensa­
fibras C amielínicas y aferentes A5 finamente mielinizadas. En cam­ mente sensitivo, suele asociarse con contracción rítmica del suelo pél­
bio, el conducto anal tiene una inervación somática del nervio puden­ vico y con eyaculación en los hombres. Durante la resolución, el au­
do. El estudio de Hobday et al ha destacado las diferencias en su re­ mento del riego sanguíneo genital desaparece. Una modificación de
presentación cortical de la del recto. este modelo de respuesta sexual fue el modelo de tres fases, propuesto
Se han revisado los diversos estudios de imagen cerebral de es­ por Kaplan, que consiste en deseo, excitación y orgasmo.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

timulación visceral, como el informe anterior (Derbyshire, 2003). Aún queda mucho por descubrir sobre el control cortical de la fun­
Al analizar diferentes estímulos viscerales -distensión esofágica, ción sexual. Aunque se cree que el procesamiento cerebral determina
dolor esofágico, distensión rectal o el mecanismo operativo en el la libido y el deseo, la capacidad para efectuar una respuesta sexual
síndrome de intestino irritable-, se observó que la estimulación está determinada por reflejos medulares autónomos. La libido depende
esofágica activaba la ínsula de forma más constante, con otras áreas de hormonas, con un importante componente hipotalámico, y la pérdi­
habitualmente afectadas, incluidas las cortezas somatosensitiva y da de la libido puede ser el primer síntoma de un tumor hipofisario.
motora. Se observó una variación considerable según que se activa­ En animales de experimentación, se ha demostrado que las estruc­
ra o no la sustancia gris periacueductal. Los estímulos gastrointes­ turas profundas anteriores de la línea media que forman el sistema
tinales bajos activaron predominantemente las cortezas prefrontal y límbico son importantes para las respuestas sexuales, y el área hipo-
orbitofrontal, además de la ínsula, con variabilidad en la activación talámica preóptica-anterior medial tiene una función integradora
del cíngulo. Globalmente, la estimulación esofágica comportó un (Andersson, 2001). Los experimentos de imagen cerebral funcional,
circuito neural motor y sensitivo más central, mientras que la esti­ incluidos cinco estudios de PET y siete estudios de RM funcional
mulación gastrointestinal inferior activó áreas con proyecciones (RMf), han destacado las áreas clave de actividad cerebral asociadas
420 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

con la función sexual, por ejemplo, el papel del hipotálamo en la sanguíneos de la vagina sugiere que hay un control parasimpático de
función reproductora, la regulación de la sexualidad humana y la re­ la función secretomotora y de vasodilatación vaginal. Parece proba­
gulación de la erección a través del área preóptica medial, o los pape­ ble que un aumento del flujo sanguíneo vaginal, la erección del tejido
les de la ínsula y el claustro en la regulación autónoma y el procesa­ cavernoso del clitoris y alrededor de la parte externa de la vagina, y
miento visceral sensitivo. Los aspectos de la función sexual incluidos la lubricación se originen por medio de mecanismos neurales simila­
son la estimulación sexual del pene (Arnow et al, 2002, Georgiadis y res a los que controlan la erección en los hombres.
Holstege, 2005), la eyaculación masculina (Holstege et al, 2003) La lubricación que se produce como parte de la excitación sexual
y los estímulos sexuales visuales (Karama et al, 2002). es el resultado de trasudación a través de las paredes vaginales y del
líquido de las glándulas de Bartholin. No hay células glandulares que
segreguen de modo activo en las paredes vaginales, y se cree que la
Respuesta sexual en el hombre
formación del lubricante vaginal es el resultado de un proceso no
La erección es el resultado de un aumento del flujo de sangre en el secretor dependiente por completo de un aumento del flujo sanguí­
cuerpo cavernoso, causado por una relajación del músculo liso de las neo vaginal, y que la calidad escurridiza del líquido vaginal es el re­
arterias cavernosas y una reducción del retomo venoso. La principal sultado de su contenido sialoproteico. La excitación sexual, ya sea
inervación periférica que determina este fenómeno es el parasimpáti- por estimulación directa de la región genital o por medio de mecanis­
co, que se origina en los segmentos S2-S4 y viaja hasta la región ge­ mos cerebrales, puede dar lugar a una lubricación vaginal muy rápida
nital en los nervios pélvicos. La estimulación simpática también es (en 30 segundos). La lubricación normal depende de una inervación
importante: la inervación simpática de la región genital se origina en normal y de unas concentraciones estrogénicas normales.
la cadena toracolumbar (TI 1-L2) y viaja a través de los nervios hipo- Durante el orgasmo, pueden producirse una serie de contraccio­
gástricos hasta la confluencia de los nervios que se halla situada en nes síncronas del esfínter y de los músculos vaginales. Se han regis­
ambos lados del recto y del tracto urinario inferior: el plexo pélvico. trado hasta 20 contracciones consecutivas, con una duración de 10 a
El plexo pélvico recibe también estímulos de los nervios pélvicos. 50 segundos. Las experiencias sensitivas acompañantes se describen
A través del plexo pélvico, los nervios cavernosos pasan a inervar los generalmente como un fenómeno pélvico muy placentero. Continúa
cuerpos cavernosos. Aunque la erección se induce por actividad para­ la discusión sobre si hay alguna diferencia fisiológica entre el orgasmo
simpática, el neurotransmisor efectivo no es la acetilcolina (la erec­ clitorídeo y el vaginal. A diferencia de los hombres, algunas mujeres
ción en los humanos no se inhibe por la atropina). Se ha identificado son capaces de tener múltiples orgasmos sin una fase de resolución.
el óxido nítrico como factor importante en la relajación de los vasos
sanguíneos de los cuerpos y el aumento del flujo de sangre en el pene
que causa la erección. LESIONES CORTICALES Y FUNCIÓN
La erección psicógena requiere una activación cortical de las vías DE LOS ÓRGANOS PÉLVICOS
erectógenas a través de la médula espinal, y la preservación de este
tipo de respuesta en los hombres con lesiones de la médula espinal
baja sugiere que las vías simpáticas pueden mediar en ella. Se produ­
Disfunción vesical
cen erecciones reflejas como consecuencia de la estimulación genital Desde la década de 1960 se sabe que las regiones anteriores de los
cutánea. La preservación de las erecciones reflejas en los hombres lóbulos frontales son cruciales para el control vesical. Se han descrito
con lesiones por encima de TI 1 indica que la respuesta es el resultado series de pacientes con trastorno del control vesical con varias altera­
de reflejos medulares con impulsos aferentes conducidos en el nervio ciones de los lóbulos frontales, que incluían a sujetos con tumores
pudendo, raíces S2-S4 y tráfico eferente a través de las mismas raíces intracraneales, lesión después de la rotura de un aneurisma, heridas
sacras. En las personas sanas, las respuestas reflejas y psicógenas se cerebrales penetrantes y lobotomía prefrontal (leucotomía). El cua­
refuerzan entre ellas. En los hombres, el orgasmo y la eyaculación no dro clínico característico de la incontinencia del lóbulo frontal es el
son el mismo proceso: la eyaculación es la liberación de semen, y el de un paciente con necesidad imperiosa de orinar y polaquiuria e in­
orgasmo consiste en los cambios sensitivos que se acompañan de las continencia por imperiosidad sin demencia; el paciente es socialmen­
contracciones del suelo pélvico. La eyaculación implica la emisión te consciente y se halla avergonzado por la incontinencia. La micción
de semen a partir del conducto deferente y de las vesículas seminales se halla coordinada habitualmente, lo que indica que la alteración
a la uretra posterior y el cierre del cuello vesical. Estos últimos pro­ está en el control superior de estos procesos. También se ha descrito
cesos se hallan bajo control simpático, mientras que la contracción de retención urinaria en pacientes con lesiones cerebrales. Hay un esca­
los músculos del suelo de la pelvis se halla bajo el control nervioso so número de historias de pacientes con trastornos del lóbulo frontal
somático, y la inervación procede de la rama perineal del nervio pu­ derecho que presentaban retención urinaria y en los que se produjo
dendo. Después de la eyaculación es necesario un período de resolu­ una recuperación de la evacuación cuando se consiguió tratar satis­
ción antes de que se pueda recomenzar la actividad sexual. factoriamente el trastorno del lóbulo frontal (Fowler, 1999).
Después de un accidente vascular cerebral, en algunos pacientes se
desarrolla incontinencia urinaria. Esta forma de disfunción vesical
Respuesta sexual en la mujer
se ha estudiado de dos modos: con estudios urodinámicos y epide­
Lundberg explicó la neurología de la respuesta sexual femenina miológicamente. Se han efectuado estudios urodinámicos de muchos
(Lundberg, 1999). El control neurológico de la función sexual en las pacientes con incontinencia, y la conclusión general extraída del es­
mujeres está peor comprendido que la respuesta en los hombres, pero tudio de los pacientes con lesiones corticales distintas es que la eva­
hay similitudes: la principal inervación parasimpática es la de los cuación, en su mayor parte, está coordinada de forma normal. El ha­
nervios pélvicos, la inervación simpática de los nervios hipogástricos llazgo cistométrico más habitual es la hiperactividad del detrusor. No
y la inervación somática bilateral de los nervios pudendos. El hallaz­ ha sido posible demostrar una correlación entre una lesión dada y los
go de nervios positivos a la acetilcolinesterasa alrededor de los vasos datos urodinámicos.
Capítulo 31 Causas neurológicas de disfunción vesical, intestinal y sexual 421

En términos del planteamiento epidemiológico del accidente vas­ disfunción hormonal. Atendiendo a determinaciones de hormonas
cular cerebral y de la incontinencia urinaria, la presencia de inconti­ sexuales y de la función hipofisaria, se ha sugerido que la hiposexua-
nencia urinaria en los 7 días siguientes al accidente vascular cerebral lidad en la epilepsia del lóbulo frontal es el resultado de un hipogo-
parece ser un indicador pronóstico más poderoso de una escasa su­ nadismo hipogonadotrópico subclínico, y que la disfunción de las
pervivencia y de la dependencia funcional a la larga, más que un bajo estructuras mediales del lóbulo temporal puede dismodular la secre­
nivel de consciencia en este período. Se sugirió que la incontinencia ción hipotalámico-hipofisaria (Murialdo et al, 1995).
era el resultado de una importante pérdida de función general, o que La disfunción eréctil (DE) con preservación de la libido, que algu­
los pacientes con incontinencia se hallaban menos motivados para nos pacientes manifiestan, puede producirse también en hombres con
recuperar la continencia y la función general. lesión del lóbulo temporal con o sin epilepsia, y puede caracterizarse
La causa de la incontinencia en la demencia probablemente es por una pérdida de la tumescencia peneana nocturna. La cirugía de la
multifactorial. No todos los adultos de mayor edad incontinentes tie­ epilepsia rara vez restaura la función eréctil, aunque una revisión de
nen trastornos cognitivos, ni todos los adultos con trastornos cogniti­ los pacientes intervenidos mostró un mayor nivel de satisfacción en
vos son incontinentes. En un estudio de pacientes con deterioro cog­ la función sexual en los que se hallaban libres de crisis. No es infre­
nitivo progresivo, la incontinencia se asoció con una grave afectación cuente la disfunción sexual después de un traumatismo craneal, en
mental en la enfermedad de Alzheimer pura, pero fue precedida de un especial si se ha producido daño cognitivo. Un estudio de personas
trastorno cognitivo importante en la enfermedad difusa de los cuer­ que fueron ingresadas en el hospital durante un mínimo de 24 horas
pos de Lewy (Del Ser et al, 1996). después de una lesión craneal cerrada observó una disfunción signi­
Una causa mucho menos frecuente de demencia es la hidrocefalia ficativa en el 50% durante un período de seguimiento de 15 años.
de presión normal o de presión baja, en la que la incontinencia es una Puede haber una conducta hipersexual después de haberse producido
característica crucial. Se ha demostrado mejoría de la función urodi- una lesión del lóbulo frontal. Las lesiones de los lóbulos frontales, de
námica en las horas siguientes a la punción lumbar en pacientes con la parte basal-medial en particular, pueden llevar a pérdida del con­
esta afección. trol social, que también puede afectar a la conducta sexual.

Disfunción intestinal
LESIÓN DE LOS GANGLIOS BASALES
Los artículos que describen los efectos de los trastornos del lóbulo
Y FUNCIÓN DE LOS ÓRGANOS PÉLVICOS
frontal sobre la micción indican que la defecación quedó afectada con
una frecuencia muy inferior. Los casos de trastornos de la defecación
se acompañaron siempre de disfunción urinaria. En un único estudio Síntomas vesicales en pacientes
centrado principalmente en las alteraciones anorrectales asociadas con
con síndrome parkinsoniano
una lesión del lóbulo frontal de varios tipos se halló que el lóbulo fron­
tal interviene en el control neurológico de la motilidad anorrectal igual Los síntomas urinarios en un paciente con síndrome parkinsoniano
que en la función vesical. La ausencia de correlación entre la anomalía comprenden diversas causas neurogénicas, así como problemas uro­
urinaria y la anorrectal en casos individuales sugiere que estas funcio­ lógicos locales. En la enfermedad de Parkinson (EP), los síntomas
nes dependen de áreas distintas de los lóbulos frontales. vesicales se han relacionado con la discapacidad neurológica (Araki
Como se ha mencionado anteriormente, las técnicas de imagen y Kuno, 2000) y con el estadio de la enfermedad; ambos hallazgos
funcional cerebral pueden ayudar a identificar áreas como la corteza parecen confirmar la relación entre la degeneración dopaminérgica y
del cíngulo anterior, parte del sistema límbico, que se activan por los síntomas de disfunción urinaria. En un paciente con síntomas uri­
estimulación visceral (rectal) (Hobday et al, 2001). narios intensos, pero con síndrome parkinsoniano leve, se debe con­
siderar el diagnóstico de atrofia multisistémica (AMS). El comienzo
de síntomas urogenitales en la AMS puede preceder a la afectación
Disfunción sexual neurológica manifiesta; la DE y los síntomas vesicales empiezan de
Antes de los experimentos con imágenes funcionales, todo lo que se promedio de 4 a 5 años antes del diagnóstico, y 2 años antes de la
conocía sobre el control cerebral humano y la sexualidad procedía de aparición de síntomas neurológicos más específicos. La prostatecto-
observaciones de pacientes con lesiones cerebrales, particularmente mía transuretral es beneficiosa en algunos pacientes con AMS.
las que afectaban a las regiones temporales o frontales. Estas áreas La degeneración neuronal de la AMS afecta probablemente al sis­
pueden resultar afectadas por trastornos que causan epilepsia o por tema nervioso central en varias localizaciones que son importantes
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

traumatismos, tumores, enfermedad vascular cerebral o encefalitis. para el control vesical, lo que explica que los síntomas urinarios se
Se ha observado desde hace tiempo que la disfunción sexual es produzcan tempranamente y sean tan intensos. Se cree que la hiperre­
más frecuente en hombres y mujeres con epilepsia. Aunque se han flexia del detrusor está causada por una pérdida neuronal en la región
descrito varias perversiones sexuales y, ocasionalmente, hipersexua- protuberancial, mientras que una evacuación vesical incompleta está
lidad en pacientes con epilepsia del lóbulo temporal, el cuadro obser­ provocada por la pérdida de la inervación parasimpática del detrusor
vado con mayor frecuencia es el de apatía sexual. De los estudios que después de la degeneración neuronal en las columnas celulares inter-
han comparado la disfunción sexual en la epilepsia generalizada con mediolaterales de la médula espinal. Además, la pérdida celular en el
la observada en la epilepsia del lóbulo temporal, hay datos suficientes asta anterior en el núcleo de Onuf da lugar a desnervación del esfínter
que sugieren que el déficit es el resultado de la afectación específica uretral, de modo que el paciente tiene una combinación de sobreacti-
del lóbulo temporal, más que una consecuencia de epilepsia, factores vidad vesical, evacuación incompleta y un esfínter débil. La disfun­
psicosociales o medicación antiepiléptica. El problema suele ser el de ción vesical puede cambiar durante la progresión de la MSA, y estu­
una libido baja o ausente, que los pacientes pueden no manifestar. dios seriados han demostrado que el volumen residual medio
Todavía no se ha determinado plenamente el papel que desempeña la posmiccional aumenta a medida que progresa la enfermedad (Ito et
422 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

al, 2006). Los síntomas vesicales en otros síndromes parkinsonianos se consideraba el síntoma no motor más molesto en los pacientes con
son menos prominentes que en la AMS y, aunque puedan producirse EP (Sakakibara et al, 2001b). Se identifican varias causas posibles
como parte de la discapacidad general del paciente, rara vez son tan para el estreñimiento: se ha demostrado un tiempo de tránsito colóni-
intensos o se producen en un estadio de la enfermedad en el que la co lento en varios estudios; este hallazgo puede ser secundario a una
causa neurológica no es manifiesta. reducción de las neuronas mientéricas dopaminérgicas, al estar el
En pacientes con EP y síntomas urinarios puede ser difícil estable­ plexo mientérico colónico afectado por el proceso de la EP. También
cer la causa exacta de la disfunción vesical, y su tratamiento con se ha demostrado una anomalía en el proceso de defecación en algu­
frecuencia es problemático. En línea con el pensamiento actual sobre nos pacientes con EP. con contracción paradójica del esfínter anal
la estadificación de la EP en cuanto a la neuropatología subyacente externo y del pubococcígeo, lo que causa una obstrucción de la sali­
(Braak et al, 2004), parece que la disfunción vesical no se produce da. Este fenómeno ha recibido la denominación de anismo, y se cree
hasta años después del inicio de los síntomas motores, y que la dis­ que es una forma de distonía focal.
función se relaciona con el grado de deleción de dopamina (Sakaki- La disfunción intestinal aparece más tempranamente y progresa
bara et al, 2001a). Esto significa que es probable que el proceso pato­ más rápido en los pacientes con AMS que en los que tienen EP (Stoc-
lógico subyacente se haya extendido a la neocorteza, y explica que el chi et al, 2000).
contexto clínico en el que se observa la disfunción vesical en la EP
sea habitual en los pacientes con síntomas cerebrales, además de los
efectos adversos del tratamiento prolongado con dopaminérgicos.
Disfunción sexual
Los problemas más habituales son frecuencia nocturna, necesidad Las evidencias experimentales de estudios con animales y con huma­
imperiosa y problemas para orinar (Sakakibara et al, 2001b), y los nos muestran que los mecanismos dopaminérgicos se hallan implica­
estudios urodinámicos han demostrado que la alteeración urodinámi- dos en la determinación de la libido y en la inducción de la erección
ca más frecuente es la hiperactividad del detrusor (Araki et al, 2000). peneana. En estudios con animales, se ha demostrado que el área
De las posibles explicaciones para este hallazgo, la hipótesis más am­ preóptica medial del hipotálamo regula el impulso sexual, y que la
pliamente aceptada es que, en las personas sanas, los ganglios basales estimulación selectiva de los receptores dopaminérgicos D, de esta
tienen un efecto inhibidor sobre el reflejo miccional, y si existe una región aumenta la actividad sexual en ratas (Andersson, 2001). Es un
pérdida neuronal en la sustancia negra se desarrolla hiperactividad fenómeno bien conocido el aumento de la libido en algunos pacientes
del detrusor. Los datos experimentales apoyan esta teoría, porque se con EP tratados con L-dopa como parte del síndrome de «disregula­
observó que monos tití con parkinsonismo inducido por toxinas te­ ción homeostática hedonística» (Giovannoni et al, 2000), aunque no
nían hiperactividad, y la estimulación de la sustancia negra en gatos está clara su incidencia.
inhibió las contracciones rítmicas inducidas por la distensión de la No se conoce bien la causa de la DE en la EP, pero es un problema
vejiga. Otros estudios en gatos anestesiados demostraron que las con­ significativo, que afectó al 60% de un grupo de hombres, en compa­
tracciones rítmicas se inhibían por la administración intraventricular ración con el 37,5% de un grupo de individuos no parkinsonianos
de un agonista del receptor D( de la dopamina, pero no se afectaban sanos emparejados por edad en un estudio. La DE suele afectar a
por un agonista del receptor D . A partir de estos datos, se concluyó hombres con EP años después de haberse establecido la enfermedad
que el receptor Ü! es la principal influencia inhibidora sobre el refle­ neurológica. Una investigación de pacientes jóvenes con EP (media
jo miccional (Yoshimura et al, 2003). de edad de 49,6 años) y de sus parejas puso de manifiesto un elevado
Los estudios clínicos que han estudiado el efecto de la L-dopa o la nivel de disfunción sexual, y las parejas afectadas con mayor intensi­
apomorfina sobre la conducta vesical en pacientes con EP han dado dad fueron aquellas en las que el paciente era el hombre. La DE y la
resultados contradictorios. En pacientes que mostraban el fenómeno eyaculación precoz fueron síntomas en una proporción significativa,
de «on-ojf>>, la cistometría realizada en los dos estados mostró un des­ aunque en términos generales la disfunción sexual pareció ser multi-
censo de la hiperactividad con L-dopa en algunos pacientes, y un factorial, sin que se hubiese identificado una causa única.
empeoramiento en otros. El efecto imprevisible de los antiparkinso- Los agonistas dopaminérgicos inducen la erección en ratas y
nianos sobre los síntomas urinarios no ha demostrado definitivamen­ monos, y se han descrito erecciones espontáneas en pacientes trata­
te que se relacione con la edad o con el estadio de la enfermedad dos con L-dopa. Se ha observado que las inyecciones subcutáneas
(Winge y Fowler, 2006). Se halló un efecto imprevisible similar so­ de apomorfina empleada para tratar las fluctuaciones motoras com­
bre la hiperactividad del detrusor cuando se administró apomorfina plicadas en pacientes con EP beneficiaron la función sexual en una
subcutánea en un estudio, aunque en otra serie mejoraron todos los serie pequeña (O’Sullivan y Hughes, 1998), pero aunque se autori­
pacientes con hiperactividad del detrusor. zó la apomorfina sublingual para el tratamiento de la DE en la po­
La reputación de un mal desenlace después de la cirugía prostá- blación general, no se ha demostrado que sea tan efectiva como los
tica en pacientes con EP bien puede haber sido consecuencia de la fármacos inhibidores de la fosfodiesterasa (Eardley et al, 2004) y
inclusión de pacientes con AMS en algunos de los estudios publica­ nunca se ha demostrado que sea especialmente efectiva en los hom­
dos de EP y la vejiga. No obstante, en el caso de que haya datos bres con EP y DE.
convincentes de una obstrucción a la secreción prostática irreversi­ La DE puede ser el primer síntoma en hombres con AMS, prece­
ble presuntamente causada por hipertrofia prostática (más que un diendo en varios años al comienzo de cualquier otro síntoma neuro­
trastorno fluctuante, posiblemente neurogénico), se deberá consi­ lógico. El trastorno parece ser cronológicamente distinto del desarro­
derar la prostatectomía. llo de hipotensión postural (Kirchhof et al. 2003). No se conoce la
razón de la afectación selectiva aparentemente temprana de los meca­
nismos neurales de la erección. Una función eréctil preservada con­
Disfunción intestinal tradice claramente el diagnóstico de AMS. La literatura disponible
Actualmente, se piensa que el estreñimiento es una manifestación sobre problemas sexuales femeninos en los trastornos del movimien­
preclínica de la EP. y en un cuestionario de síntomas se demostró que to es muy limitada (Jacobs et al, 2000; Oertel et al, 2003).
Capítulo 31 Causas neurológicas de disfunción vesical, intestinal y sexual 423

LESIONES DEL TRONCO ENCEFALICO tica, es muy probable una incontinencia por necesidad imperiosa. Un
mal impulso neural sobre el músculo detrusor durante los intentos
Y FUNCIÓN DE LOS ÓRGANOS PÉLVICOS evacuatorios, junto con disinergia entre el detrusor y el esfínter, con­
tribuye a una evacuación vesical incompleta. Esta puede exacerbar
La dificultad en la evacuación es un síntoma infrecuente, pero reco­
los síntomas causados por la vejiga hiperactiva. Aunque el proceso
nocido, de un tumor de la fosa posterior, y se ha descrito en series de
neurológico de la evacuación puede haber sido dañado de modo tan
pacientes con trastornos del tronco encefálico (Fowler, 1999). Un
intenso como el proceso de almacenamiento, los síntomas de dificul­
análisis de los síntomas urinarios de 39 pacientes que habían tenido
tad evacuatoria pueden ser menores en comparación con la inconti­
accidentes vasculares cerebrales en el tronco encefálico demostró
nencia por necesidad imperiosa. Sólo por medio de un interrogatorio
que, con frecuencia, las lesiones que dieron lugar a trastornos miccio-
directo podría admitir el paciente tener dificultad al comenzar la mic­
nales se hallaban situadas dorsalmente (Sakakibara et al, 1996), lo
ción, interrupción del chorro de orina, o posiblemente una sensación
que es indicativo de la localización conocida de los centros del tronco
de evacuación incompleta.
encefálico implicados en el control de la vejiga. La proximidad del
Dado que la inervación vesical se origina más caudalmente que la
centro miccional protuberancial en la protuberancia dorsal al fascícu­
inervación de las extremidades inferiores, cualquier forma de enferme­
lo longitudinal medial significa que un trastorno de los movimientos
dad de la médula espinal que cause disfunción vesical produce proba­
oculares, como una oftalmoplejía intemuclear, es muy probable en
blemente signos clínicos en las extremidades inferiores, a menos que la
pacientes con un trastorno protuberancial que cause una dificultad
lesión esté limitada al cono. Esta regla es lo suficientemente fiable
miccional evacuatoria.
como para ser de un gran valor al considerar si un paciente tiene una
Existe un solo trabajo que sugiere que el control neurológico de
vejiga neurógena causada por enfermedad de la médula espinal.
los reflejos anorrectales puede verse afectado por enfermedad pro­
tuberancial, atendiendo a la observación de un intenso estreñimien­
to en pacientes después de accidentes vasculares cerebrales del Lesión de la médula espinal
tronco encefálico.
Después de la lesión medular, la hiperactividad del detrusor, la ausen­
No se ha descrito una disfunción aislada de la respuesta sexual
cia de distensibilidad y la disinergia entre el detrusor y el esfínter
específicamente asociada con la enfermedad del tronco encefálico.
pueden ser de tal intensidad que causen reflujo ureteral, hidronefrosis
y, en último término, lesión del tracto renal superior. Antes de la in­
troducción de los tratamientos modernos, la insuficiencia renal era
LESIONES DE LA MÉDULA ESPINAL una causa frecuente de fallecimiento después de una lesión medular.
Y FUNCIÓN DE LOS ÓRGANOS PÉLVICOS Los problemas vesicales de las personas con lesión medular, por tan­
to, han de tratarse de modo enérgico para disminuir la posibilidad de
enfermedad del tracto superior y para proporcionar al paciente un
Disfunción vesical
control vesical adecuado para llevar una vida completamente rehabi­
Las lesiones de la médula espinal son la causa más frecuente de dis­ litada. Los que tienen lesión medular son con frecuencia jóvenes y,
función vesical neurogénica. Las vías transmedulares conectan los por lo demás, sanos, y lo mejor para ellos puede ser someterse a ciru­
centros miccionales protuberanciales a la médula sacra. Es necesario gía de las vías urinarias inferiores con el fin de cumplir estos dos
que las conexiones se mantengan intactas para efectuar la actividad objetivos, más que ser tratados médicamente.
recíproca del detrusor y del esfínter necesaria para cambiar entre las
funciones de almacenamiento y las de evacuación. Después de la des­
Esclerosis múltiple
conexión de la protuberancia se pierde esta actividad sinérgica. El
resultado es que el esfínter tiende a contraerse cuando el detrusor se Las consecuencias fisiopatológicas para la vejiga de la EM progresiva
está contrayendo, estado que se conoce como disinergia entre el de­ que afecta a la médula espinal son similares a las de la lesión medular,
trusor y el esfínter. Además, surgen nuevos reflejos para impulsar la pero el contexto médico de una creciente discapacidad es tal que el
evacuación vesical y causar hiperreflexia del detrusor. Inmediata­ tratamiento ha de ser por completo diferente. Se calcula que la inci­
mente después de una sección medular completa y durante la fase de dencia de síndrome de disfunción vesical en la EM es, aproximada­
choque medular, la vejiga no es contráctil, pero de modo gradual du­ mente, del 75%, similar a la incidencia de afectación de la médula
rante el curso de semanas se desarrollan contracciones reflejas del espinal. Hay una estrecha asociación entre los síntomas vesicales y la
detrusor como respuesta a unas bajas presiones de llenado. Se ha es­ presencia de afectación clínica de la médula espinal, como parapare­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

tudiado en gatos la neurofisiología de esta recuperación. Se ha pro­ sia y signos de la motoneurona superior en la exploración de las extre­
puesto que después de la lesión medular surgen fibras C como las midades inferiores en pacientes con EM. El síntoma urinario más fre­
principales aferentes, formando un reflejo medular segmentario que cuente es la necesidad imperiosa. Todas las series de estudios
da lugar a una evacuación automática. Se supone que sucede la mis­ urodinámicos de pacientes con EM han demostrado que ésta está cau­
ma fisiopatología en los humanos. En apoyo de esta suposición se sada por hiperactividad del detrusor de base. Los pacientes pueden
halla la respuesta observada a la capsaicina intravesical (neurotoxina informar voluntariamente o admitir en un interrogatorio directo la va­
de las fibras C) de pacientes con lesión traumática aguda de la médu­ cilación al miccionar, pero los más discapacitados pueden encontrarse
la espinal o enfermedad medular espinal crónica progresiva secunda­ a sí mismos incapaces de comenzar la micción de modo voluntario,
ria a esclerosis múltiple (EM). evacuando la vejiga solamente con una contracción involuntaria hipe-
La vejiga de pequeña capacidad anormalmente hiperactiva que rrefléxica y con un flujo de orina interrumpido. La demostración de
caracteriza a la enfermedad de la médula espinal hace que los pacien­ una evacuación incompleta es posible que no proceda de una sensa­
tes experimenten una necesidad imperiosa y polaquiuria. Si es inten­ ción de plenitud continuada después de evacuar, sino más bien de la
sa la hiperreflexia del detrusor y hay también una paraparesia espás­ necesidad de expulsar orina de nuevo en 5 a 10 minutos.
424 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

A medida que progresa la afectación neurológica, la disfunción anclada es una afectación que debe considerarse en los adultos con
vesical puede llegar a ser más difícil de tratar. Los factores etiológi- las características clínicas apropiadas. Los estudios urodinámicos
cos incluyen un empeoramiento de la hiperreflexia del detrusor, como muestran un cuadro mixto de hiperreflexia del detrusor y de evacua­
una evacuación cada vez menos eficiente, en el contexto del empeo­ ción vesical incompleta. Aunque se ha asegurado una mejoría en la
ramiento de la paraparesia, espasticidad e inmovilidad general, y po­ función vesical después de un procedimiento para desanclar la médu­
siblemente también del deterioro cognitivo. No obstante, a diferencia la, la intervención suele efectuarse para tratar el dolor o prevenir la
de la disfunción vesical que sigue a la lesión medular, las enfermeda­ progresión del déficit neurológico.
des neurológicas progresivas muy rara vez causan la afectación del
tracto urinario superior. Sucede así incluso aunque la EM de larga
duración haya dado lugar a una intensa discapacidad y espasticidad.
Disfunción intestinal
No se conoce la razón de este hecho, pero significa que en estos pa­ Sólo un tercio aproximadamente de los pacientes logra la autonomía
cientes el tratamiento ha de subrayar el alivio sintomático. fecal después de una lesión medular, y la mitad de los pacientes ne­
cesitan ayuda en el manejo intestinal. Un estudio por encuesta de pa­
cientes con lesión medular observó que la disfunción intestinal era un
Otras causas no traumáticas de enfermedad
problema importante, categorizado como sólo ligeramente menos im­
de la médula espinal portante que la pérdida de la movilidad (Glickman y Kamm, 1996). El
Otras diversas formas de afectación no traumática de la médula espi­ manejo intestinal puede resultar igualmente problemático en los pa­
nal pueden causar disfunción vesical, y se dispone de una descripción cientes con enfermedad medular espinal progresiva, como la EM, con
más detallada de éstas (Fowler, 1999). Las primeras revisiones afir­ tasas de prevalencia de disfunción intestinal en el 30-50% (DasGupta y
maban que el trastorno vesical era infrecuente en los pacientes con Fowler, 2003). La pérdida de la sensación rectal y el deseo normal de
espondilosis cervical, pero estudios más recientes lo han refutado. La defecar significan que la evacuación intestinal debe ser inducida en un
alteración urodinámica más frecuente es una combinación variable momento oportuno por estimulación digital del ano, empleo de suposi­
de hiperreflexia del detrusor y disinergia entre el detrusor y el esfín­ torios o enemas, o evacuación manual (Norton y Henry, 1999). La pér­
ter, y la mayoría de los pacientes con disfunción vesical presentan dida de la capacidad para posponer la evacuación intestinal, debido
también síntomas y signos de tractos largos. tanto a la alteración de la sensación de la defecación inminente como
Una característica constante de la mielitis transversa es que, aun­ de la incapacidad para contraer de modo voluntario el esfínter anal,
que pueda haber una excelente recuperación clínica, incluso en los significa que la incontinencia fecal es frecuente.
casos de tetraparesia graves con necesidad de respiración artificial, la
disfunción vesical puede ser la única secuela neurológica residual
(Sakakibara et al, 1996). No se conoce la explicación etiológica de Disfunción sexual
este hecho, pero puede guardar relación con la aparición de reflejos
Disfunción sexual en el hombre
medulares segmentarios durante el período de choque medular, que
luego persisten como mecanismo funcional dominante. El nivel e integridad de una lesión determinan la capacidad eréctil y
La hiperreflexia del detrusor se produce como rasgo temprano, y eyaculatoria después de una lesión medular. En una lesión cervical
puede ser incluso un síntoma inicial en los pacientes con paraparesia completa se pierde la erección psicógena, pero la capacidad para erec­
espástica tropical, la mielopatía progresiva causada por la infección ciones espontáneas o reflejas pueda permanecer intacta. En las lesiones
por el virus linfotrópico humano I de las células T. bajas de la médula espinal, en especial si se halla afectada la cola de
Antiguamente una causa común de disfunción vesical, en la ac­ caballo, puede haber una escasa o nula capacidad eréctil. Teóricamen­
tualidad la neurosífilis es infrecuente. Se decía clásicamente que la te, una lesión por debajo del nivel vertebral L2 deja intactas las ereccio­
tabes dorsal daba lugar a una vejiga arrefléxica hiposensible por nes psicógenas, pero en la práctica no es habitual que los hombres con
la afectación de las columnas y raíces dorsales. Estudios con pequeños una lesión de este tipo tengan erecciones adecuadas para una relación
grupos de pacientes tabéticos han demostrado una variedad de hallaz­ sexual. Es más probable que las erecciones psicógenas queden preser­
gos urodinámicos anormales. vadas en las lesiones incompletas. No es habitual la preservación de la
Las malformaciones arteriovenosas de la médula espinal pueden función eyaculatoria después de una lesión de la médula espinal.
ser difíciles de reconocer clínicamente, pero habitualmente causan un Algunos estudios de hombres que fueron sometidos a cordoto-
trastorno vesical como rasgo prominente y temprano. Aunque la ma­ mías anterolaterales bilaterales para alivio de dolor han señalado
yoría de las malformaciones arteriovenosas se observan en la región una pérdida de la sensación orgásmica, lo que sugiere que la sensa­
toracolumbar, las alteraciones en el flujo de sangre de la médula y la ción eróticamente codificada viaja en una íntima proximidad a los
posterior isquemia del cono significan que el paciente puede mani­ tractos espinotalámicos. Otro estudio de pacientes con anorgasmia
festar lo que parece ser una lesión del cono o de la cola de caballo. después de un síndrome del cordón anterior demostró una pérdida
Son frecuentes en un estadio temprano los síntomas de dificultad en de la función mediada por fibras nerviosas pequeñas, mientras que
la evacuación vesical, que se sigue de retención urinaria. se hallaban preservadas las funciones de las columnas dorsales de
Es característica de la médula espinal anclada una mezcla de sig­ fibras grandes.
nos de la motoneurona superior e inferior en las piernas, junto con Aunque estudios anteriores indicaban una cifra mucho más baja,
síntomas urinarios. Es característico que se produzca una atrofia asi­ del 60 al 65% de los hombres con EM presentan DE, que coexiste
métrica de los músculos de las pantorrillas e intrínsecos de los pies, con frecuencia con síntomas urinarios, con hiperactividad urodiná-
pero los síntomas vesicales prominentes y posiblemente respuestas micamente demostrable en la mayoría de los afectados. Clásica­
plantares extensoras sugieren un diagnóstico de lesión del cono, más mente, en los primeros estadios de la EM, el principal síntoma es la
que una neuropatía periférica o poliomielitis previa. Aunque la ma­ dificultad para mantener una erección durante la relación sexual. Se
yoría de los casos se manifiestan en la infancia, la médula espinal ha demostrado en hombres con EM que manifestaban dificultades
Capítulo 31 Causas neurológicas de disfunción vesical, intestinal y sexual 425

en la erección unas erecciones peneanas nocturnas y matinales y LESIONES DEL CONO Y DE LA COLA
unas pruebas de tumescencia peneana nocturna normales. Estas ca­
racterísticas pueden haber contribuido en el pasado al concepto
DE CABALLO Y FUNCIÓN
erróneo de que el problema no era orgánico. Al ir avanzando la DE LOS ÓRGANOS PÉLVICOS
discapacidad neurológica puede cesar la función eréctil y puede ha­
ber dificultad en la eyaculación. Un estudio de potenciales evoca­ La cola de caballo contiene las eferencias parasimpáticas sacras junto
dos en los nervios pudendos en hombres con EM observó que los con las fibras somáticas eferentes y aferentes. Por consiguiente, una
que tenían un considerable retraso (es decir, los que presentaban lesión en la cola de caballo da lugar a una pérdida sensitiva, así como
una afectación más intensa de la médula espinal) tenían una mayor a un defecto parasimpático. Después de una lesión de este tipo, tanto
probabilidad de no poder eyacular. Se ha indicado que se debe con­ los hombres como las mujeres manifiestan una pérdida perineal sen­
siderar un diagnóstico de EM en los hombres jóvenes con impoten­ sitiva y pérdida de la sensación genital erótica, para lo cual no se
cia, pero en ausencia de enfermedad clínica de la médula espinal dispone de tratamiento efectivo. En los hombres, la DE también es un
parece improbable. Solamente en una serie un solo paciente tuvo síntoma (Podnar et al, 2006).
dificultades en la erección en asociación con los primeros síntomas La lesión en la cola de caballo deja al detrusor descentralizado,
de EM, y no se desarrolló una enfermedad neurológica posterior­ más que desnervado, porque no resulta afectada la inervación para-
mente en ninguno de los hombres que tenía DE. simpática posganglionar. Esto puede explicar que sea impredecible la
disfunción de la vejiga después de una lesión de la cola de caballo, y
que se ha descrito incluso la hiperreflexia del detrusor. La incapaci­
Disfunción sexual en la mujer dad para evacuar el intestino puede ser un problema importante, y a
Los estudios de mujeres con lesión medular a diferentes niveles, largo plazo puede ser necesaria la evacuación manual. Una mayor
completa e incompleta, han avanzado el conocimiento actual de las desnervación del esfínter anal puede dar lugar a incontinencia de gases
vías neurales que intervienen en la respuesta sexual femenina. Se o de deposiciones líquidas.
ha hipotetizado que la experiencia sensorial del orgasmo puede te­ Las alteraciones de la vejiga y del intestino y la pérdida de la fun­
ner una base autónoma, porque la capacidad orgásmica está conser­ ción sexual son particularmente difíciles de soportar psicológicamen­
vada en una proporción de mujeres afectadas, especialmente con te por los pacientes cuando, por lo demás, pueden deambular y tienen
lesiones de la médula más altas (Sipski et al, 2001); los estudios de movilidad. Aunque hay algunas series que han descrito cambios uro-
RMf en pacientes con una lesión medular sugieren la preservación dinámicos que pueden producirse después de una lesión de la cola de
de las vías vagales. caballo, no ha habido un análisis del efecto que puede tener la lesión
La disfunción sexual en las mujeres con EM es habitual (afectan­ de la cola de caballo sobre la calidad de vida. Los niveles de compen­
do al 50-60%), aunque probablemente está infradiagnosticada, y la sación concedidos en los casos medicolegales reflejan el hecho de
incidencia se incrementa a medida que aumenta la discapacidad. En­ que la pérdida del control de los órganos pélvicos es una catástrofe.
tre los presuntos problemas neurogénicos en la relación sexual figu­ En la mayoría de pacientes, el contacto con otras personas con
ran una disminución de la lubricación y una menor capacidad orgás­ una afectación similar puede servir de apoyo. El médico puede remi­
mica. En las mujeres con la enfermedad avanzada puede haber otros tir a los pacientes a las siguientes páginas web; www.caudaequina.
problemas de espasticidad en las extremidades inferiores, pérdida de com o www.cauda-equina.org.
la sensación pélvica, disestesia genital y temor a la incontinencia
(Hulter y Lundberg, 1995). Se ha realizado un número limitado de
ensayos con fármacos (aunque en pocos pacientes) en la disfunción
ALTERACIONES DE LA INERVACIÓN
sexual de origen neurogénico (v. Capítulo 41); otra área de interés en PERIFÉRICA Y FUNCIÓN
la disfunción sexual femenina por EM incluye establecer el papel de DE LOS ÓRGANOS PÉLVICOS
las herramientas neurofisiológicas diagnósticas en este trastorno,
aunque sigue sin verse la significación clínica.
Neuropatía diabética
Antiguamente, se consideraba que la afectación vesical era una com­
ALTERACIÓN DE LAS EFERENCIAS plicación infrecuente de la diabetes, pero el mayor empleo de técnicas
para estudiar la función vesical ha demostrado que la afectación es
TORACOLUMBARES SIMPÁTICAS habitual, aunque con frecuencia asintomática. La disfunción vesical no
Y FUNCIÓN DE LOS ÓRGANOS PÉLVICOS
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

se produce de modo aislado, y otros síntomas y signos de neuropatía


generalizada han de estar presentes en los pacientes afectados. El co­
Las fibras que viajan desde la cadena simpática toracolumbar se ori­ mienzo de la afectación es insidioso, con una pérdida progresiva de la
ginan de los niveles vertebrales D10-L2 y cursan a través del espacio sensación vesical y de alteración de la evacuación vesical en años, cul­
retroperitoneal hasta la bifurcación de la aorta, desde la que penetran minando en último término en una retención urinaria crónica de baja
en el plexo pélvico. La pérdida de la inervación simpática de los ge­ presión. Los estudios urodinámicos demuestran un trastorno en la con­
nitales causa trastornos de la eyaculación, bien con fracaso en la emi­ tractilidad del detrusor, un menor flujo de orina, aumento del volumen
sión o con eyaculación retrógrada; la capacidad para experimentar la residual posmiccional y reducción de la sensación vesical (Kaplan et
sensación del orgasmo puede estar preservada. Las fibras simpáticas al, 1995). Parece probable que estén implicadas las fibras aferentes y
toracolumbares tienen una gran probabilidad de ser lesionadas por el eferentes vesicales, lo que causa una disminución de la consciencia de
procedimiento de disección de los ganglios linfáticos retroperitonea- la repleción vesical y una disminución de la contractilidad vesical.
les, y son frecuentes los síntomas de pérdida de la eyaculación des­ La diabetes es la causa más frecuente de DE. Los estudios en clí­
pués de este tipo de cirugía. nicas andrológicas han observado que del 20 al 31% de los hombres
426 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

atendidos son diabéticos. La prevalencia de DE aumenta con la edad o pueden resultar dañados por tracción cuando se moviliza el recto
y la duración de la diabetes, y se sabe que el problema se asocia con antes de la escisión.
retinopatía grave, una historia de neuropatía periférica, amputación, La incontinencia urinaria después de una prostatectomía radical o
enfermedad cardiovascular, aumento de la hemoglobina glucosilada de una histerectomía radical que incluye la parte superior de la vagina
y empleo de antihipertensivos. Un gran estudio poblacional de hom­ probablemente también está causada por lesión de la inervación para­
bres con diabetes de comienzo temprano observó que el 20% presen­ simpática del detrusor y, en el caso de la prostatectomía radical, por
taba DE. No está aún resuelto si en los pacientes diabéticos su pato­ daño directo sobre la inervación del esfínter uretral estriado. Se ha es­
genia es el resultado principalmente de la neuropatía, o si comporta crito mucho sobre la importancia de la preservación de los nervios du­
una contribución microvascular significativa, o si los dos procesos rante una prostatectomía radical para preservar la función eréctil; no
son codependientes. No obstante, a nivel celular, los datos sugieren obstante, la DE se produce en un número significativo de pacientes
una reducción de los neurotransmisores. postoperatoriamente. En una revisión reciente se resumen los resulta­
Estudios de mujeres con y sin diabetes con emparejamiento por dos de la cirugía de la continencia, cistectomía radical, cirugía por cán­
edad sugieren que las mujeres diabéticas pueden resultar también cer rectal e histerectomía con respecto a la disfunción sexual femenina
afectadas por trastornos específicos de la función sexual, como una (Salonia et al, 2006); es evidente la escasez de datos recopilados pros­
menor lubricación vaginal y menor capacidad para el orgasmo. pectivamente y, por tanto, se esperan ensayos bien diseñados.

Neuropatía amiloide DISTROFIA MIOTÓNICA Y FUNCIÓN


La afectación neurovegetativa se produce tempranamente tanto en la DE LOS ÓRGANOS PÉLVICOS
polineuropatía amiloide familiar hereditaria (PAF) como en la ami-
loidosis secundaria a mieloma o discrasia benigna de células plasmá­ Aunque no se ha observado actividad miotónica en el esfínter o en el
ticas. Son clásicas las características de afectación somática sensiti­ suelo pélvico de pacientes con distrofia miotónica, los síntomas vesi­
va, como pérdida de la sensación del dolor y de la temperatura en los cales pueden ser prominentes y difíciles de tratar, presumiblemente
pies, cuando la enfermedad ha avanzado para producir déficits neu- porque se halla afectado el músculo liso vesical. En la enfermedad
rovegetativos pélvicos. Un estudio de los síntomas urogenitales de avanzada, el megacolon y la incontinencia fecal pueden convertirse
12 pacientes con PAF de tipo 1 mostró una reducción de la contracti­ también en un problema intratable.
lidad vesical y del flujo en la mayoría de ellos. Dos de los pacientes
tenían un volumen residual posmiccional significativo, cinco presen­
taban DE y uno tenía también eyaculación retrógrada (Villaplana et RETENCIÓN URINARIA EN MUJERES
al, 1997). Aunque los pacientes de esta serie se hallaban generalmen­ JÓVENES
te en un estadio avanzado (sometidos a trasplante hepático), con fre­
cuencia se describe la DE en una fase temprana del curso de la PAF La retención urinaria o los síntomas de obstrucción en la evacuación en
cuando hay menos síntomas sistémicos. mujeres jóvenes en ausencia de una enfermedad neurológica manifiesta
han desconcertado durante mucho tiempo a urólogos y neurólogos por
Neuropatías mediadas por procesos igual, y en ausencia de cualquier causa orgánica convincente se decía
con frecuencia que la afectación tenía una naturaleza histérica. Clásica­
inmunológicos mente, la historia clínica es la de una mujer de unos 20 a 30 años, que
Aproximadamente una cuarta parte de los pacientes con síndrome de manifiesta retención urinaria y una capacidad vesical superior a 1 litro.
Guillain-Barré presentan síntomas vesicales. Estos síntomas suelen Con frecuencia, la historia es la de una paciente que en las 12 horas
producirse en pacientes con neuropatía más acusada, y aparecen des­ previas no ha podido evacuar la vejiga y, aunque en el momento de
pués de que se haya establecido la debilidad. Se ha descrito arreflexia presentarse puede sentirse muy incómoda, no tiene la sensación de ne­
del detrusor e hiperactividad vesical. cesidad imperiosa que podría esperarse. Muchas de las mujeres afecta­
Es probable que la neuropatía neurovegetativa distal aguda sea una das han mostrado previamente un chorro urinario interrumpido, pero no
forma del síndrome de Guillain-Barré, y en algunos estudios se ha ob­ saben que esto es anormal; por consiguiente, la anamnesis de la evacua­
servado neuropatía neurovegetativa distal que afectaba tanto al sistema ción puede llevar a una conclusión errónea a menos que se considere
simpático como al sistema parasimpático. Suele producirse una reten­ cuidadosamente. No hay otras características neurológicas clínicas ni
ción urinaria dolorosa en la colinérgica y en la pandisautonomía. investigaciones de laboratorio para apoyar un diagnóstico de EM, y las
imágenes de resonancia magnética del cerebro, médula espinal y cola
de caballo son normales. La ausencia de anestesia en la región sacra
LESIÓN DE LOS NERVIOS PÉLVICOS hace improbable la lesión de la cola de caballo. En algunas mujeres jó­
Y FUNCIÓN DE LOS ÓRGANOS PÉLVICOS venes con retención urinaria la exploración con electrodos de agujas
concéntricas del músculo estriado del esfínter uretral pone de manifies­
La cirugía de exéresis pélvica, como la resección de carcinoma rec­ to una alteración electromiográfica sorprendente (v. Capítulo 41).
tal, prostatectomía radical o histerectomía radical, puede dañar la Hasta hace poco tiempo, el tratamiento era sólo sintomático, y las
inervación periférica de los órganos pélvicos. Es probable que la di­ pacientes tenían que realizar un autosondaje intermitente de modo in­
sección necesaria para la cirugía del cáncer rectal lesione la inerva­ definido. Sin embargo, estas pacientes responden especialmente bien a
ción parasimpática de la vejiga y de los genitales, porque los nervios la estimulación nerviosa sacra. Se han realizado estudios de imagen
pélvicos toman un curso mediolateral a través de la pelvis en ambos funcional y urodinámicos para ayudar a establecer los posibles meca­
lados del recto y en el vértice de la próstata. Los nervios pueden ex­ nismos de acción de la estimulación nerviosa sacra en este trastorno
tirparse junto con la fascia que cubre la parte inferior del recto. (v. Capítulo 41) (DasGupta y Fowler, 2004; DasGupta et al, 2005).
Capítulo 31 Causas neurológicas de disfunción vesical, intestinal y sexual 427

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C A P Í T U L O 32 Dolor en el brazo
Y EN EL CUELLO
Michael Ronthal

Valoración clínica 429 Síndrome del túnel carpiano 434


Historia 429 Compresión del cubital en el codo 435
Exploración 430 Síndrome del nervio radial y del nervio interóseo posterior 435
Síndromes clínicos y diagnóstico diferencial: ¿Cuál es la patología? 432 Síndromes dolorosos regionales complejos 435
Síndromes medulares 432 Síndrome «intermedio» de dolor neurogénico y no neurogénico:
Radiculitis 433 lesión por «latigazo» 436
Plexopatía braquial 433 Artritis reumatoide de la columna vertebral 436
Síndrome del desfiladero torácico 434 Síndromes dolorosos no neurológicos del cuello y el brazo 436
Compresión del nervio supraescapular 434

La evaluación del paciente con dolor del brazo o del cuello depende pable y dolor con la exploración de los músculos del cuello y del
de la obtención de una historia cuidadosa y de la exploración clínica. hombro. El dolor puede irradiarse hacia arriba, hacia la región occi­
Casi siempre se puede establecer el diagnóstico de las causas comu­ pital y sobre la parte superior de la cabeza hasta el área bifrontal.
nes mediante la clínica antes de solicitar pruebas de laboratorio, pero Suele describirse como constante, sordo como a punto de estallar o
éstas pueden ser necesarias si el paciente no mejora con el tratamien­ como una banda ajustada o presión sobre la cabeza. El dolor con unas
to o si existen otras indicaciones específicas para solicitar técnicas de características similares puede ser desencadenado por alteraciones de
imagen o estudios electrofisiológicos. las carillas articulares de la columna vertebral cervical, de las vérte­
Un planteamiento útil consiste en considerar el problema en tér­ bras o incluso de los discos intervertebrales.
minos de estructuras sensibles al dolor en el cuello y en la extremi­ La movilidad cervical se halla restringida como resultado del
dad superior. Estas estructuras pueden ser parte del sistema nervioso espasmo muscular. Debe valorarse explorando el movimiento en
(neurológicas) o parte de las articulaciones, ligamentos, músculos y cada uno de los principales planos, en flexión y extensión, flexión
demás (no neurológicas). Las causas neurológicas afectan a la iner­ lateral a derecha e izquierda y en rotación a derecha e izquierda.
vación de las estructuras del cuello y brazo, mientras que las causas Habitualmente, en la flexión el mentón puede llegar a tocar el ester­
no neurológicas se basan en la disfunción de otras estructuras anató­ nón y en rotación el mentón debe ser capaz de aproximarse a la
micas del brazo o del cuello. La irritación de la raíz nerviosa genera, punta del hombro.
con frecuencia, espasmo muscular en el cuello, por lo que queda cla­
sificado dentro de la categoría de «neurológica». Algunas afecciones Dolor central. La disfunción central que afecta a los tractos sensi­
esencialmente no neurológicas tienen complicaciones neurológicas, tivos de la médula espinal puede generar dolor o parestesias en el
y se agrupan en este capítulo como trastornos «intermedios». brazo o en la parte inferior del tronco y en las extremidades inferio­
res. Se cree que una sensación de tipo eléctrico que se extiende a los
brazos, por la columna vertebral hacia abajo e incluso hasta las
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VALORACIÓN CLÍNICA piernas, y que es provocada por la flexión del cuello (signo de Lher-
mitte), tiene su origen en las columnas posteriores de la médula
espinal cervical. Aunque es frecuente en los pacientes con esclero­
Historia sis múltiple, es inespecífico y denota sencillamente un proceso pa­
tológico en la médula espinal cervical. Un dolor urente superficial
Causas neurológicas del dolor o picazón aguda sugiere disfunción en el sistema espinotalámico,
Espasmo muscular. El espasmo de los músculos cervicales poste­ mientras que un dolor permanente terebrante profundo, con pares­
riores causa dolor local que se agrava con el movimiento del cuello. tesias y sensaciones de opresión, constricción o hinchazón, sugiere
En los niños y adultos jóvenes, es probable que los espasmos sean disfunción en las columnas posteriores.
secundarios a distensiones agudas, estrés o ansiedad; en los pacientes
de mayor edad suele reflejar una espondilosis que causa osteofitosis Dolor de la raíz nerviosa. Si el daño afecta a las raíces nerviosas,
con irritación de las raíces nerviosas cervicales. El diagnóstico del es referido en sentido caudal por la extremidad, con una distribución
espasmo muscular se ve apoyado por el hallazgo de un espasmo pal­ más o menos dermatómica. Una braquialgia (dolor del brazo) agrava­

429
430 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

da por el movimiento del cuello, tos o estornudo indica una radicu- Signos motores
lopatía cervical, pero este síntoma patognomónico puede no estar
presente. El dolor de la raíz nerviosa es clásicamente de tipo lanci­ La exploración comienza con la inspección. Una evaluación cui­
nante, pero puede haber un dolor sordo en el brazo, a veces con ador­ dadosa de la musculatura puede mostrar atrofia de los músculos
mecimiento u hormigueo. de los hombros y de los brazos, así como de los pequeños múscu­
los de las manos. Las fasciculaciones se deben con frecuencia a
Dolor de origen en el plexo. El dolor en el brazo puede ser conse­ enfermedad de las células del asta anterior de la médula, pero no
cuencia de lesión en el plexo braquial o en los nervios individua­ son infrecuentes en pacientes con espondilosis y radiculopatía
les más distales del brazo. Las lesiones infiltrativas o inflamatorias cervicales. Un buen signo confirmatorio de la radiculopatía cer­
del plexo braquial producen una intensa braquialgia que se irradia vical es el signo de Spurling. Se inclina la cabeza del paciente
hacia el brazo y se extiende también a la región del hombro. La hacia el lado del dolor y se aplica presión hacia abajo desde la
irradiación a los dos dedos cubitales sugiere un origen en el plexo corona. Esta maniobra puede producir un dolor agudo que se irra­
braquial inferior, mientras que la irradiación hacia la parte supe­ dia hacia el brazo y el antebrazo. Aunque la especificidad en la
rior del brazo, antebrazo y pulgar sugiere una plexopatía braquial radiculopatía se halla en el 93%, la sensibilidad es sólo del 30%,
superior. Los pacientes con síndrome del desfiladero torácico ma­ aproximadamente (Tong et al, 2002). Puede buscarse el efecto
nifiestan braquialgia y adormecimiento u hormigueo en la extre­ contrario: la reducción o eliminación del dolor cuando el pacien­
midad superior o en la mano cuando se trabaja con objetos por te coloca la mano del lado sintomático en la cabeza sugiere una
encima de la cabeza. causa radicular. Otra prueba consiste en que el examinador apli­
que una fuerza de estiramiento gradual en la cabeza, sosteniendo
Dolor del nervio cubital. La compresión del nervio cubital produce el mentón y el occipucio, con el paciente en decúbito supino. La
adormecimiento o dolor que se irradia hacia abajo por la cara medial reducción o eliminación del dolor confirma una causa radicular
del brazo hasta los dedos meñique y anular. Con frecuencia, los sínto­ (Wainner et al, 2003).
mas empeoran por la noche, cuando el paciente se duerme con el
codo flexionado, y puede ser causa de interrupción del sueño. Los Debilidad
síntomas también empeoran cuando el paciente descansa el codo so­
bre el brazo de una silla o sobre una mesa. Los músculos en miotomas individuales cervicales y torácicos su­
periores deben explorarse individualmente. En la debilidad unilate­
Dolor del nervio mediano. La compresión del nervio mediano en ral, el lado contralateral puede servir de control, pero si la debilidad
el túnel carpiano despierta con frecuencia al paciente del sueño, con es bilateral, se requiere una medida estándar de la fuerza. Si el ex­
adormecimiento y hormigueo de los dedos pulgar, índice y medio, plorador puede vencer la acción del músculo del paciente ofrecien­
que se alivia al sacudir la mano. El dolor generado en el nervio me­ do resistencia u oponiéndose a su acción con el empleo de un múscu­
diano puede ser agudo y lancinante, o sordo y terebrante, pero se lo equipotente equivalente (los dedos prueban los dedos, el brazo
irradia a los dedos pulgar, índice y medio. entero prueba el bíceps), el músculo del paciente es, por definición,
débil. Puede graduarse la debilidad presente y con frecuencia se
emplea la escala de 5 puntos del Medical Research Council (MRC).
Causas no neurológicas de dolor de cuello
El grado 5 representa una fuerza normal. El grado 4 representa «de­
y braquialgia bilidad» entre una fuerza normal y la capacidad para mover la ex­
El dolor que tiene su origen en los músculos se describe como dolor tremidad sólo frente a la gravedad; esta última representa un grado 3.
profundo y terebrante. En la región cervical se localiza en los hom­ El grado 4 cubre una gama tan amplia que debe ampliarse. Una
bros y en ocasiones se irradia por el brazo. Los pacientes con fibro­ simple ampliación puede ser de leve, moderada e intensa. Cuando
mialgia pueden tener dolor en cuello, hombros y brazos, con puntos el músculo puede mover la articulación habiendo eliminado el efec­
gatillo exquisitamente dolorosos incluso a una presión ligera. to de la gravedad, se gradúa como 2 y el grado 1 significa una mí­
El dolor articular y tendinoso tiene la característica de iniciarse y nima actividad de contracción.
agravarse por el movimiento de la articulación afectada o por tensión La distribución de la debilidad ayuda a localizar el problema en la
de un tendón específico. Debe prestarse una atención particular a es­ raíz nerviosa, nervio periférico, músculo o incluso en la motoneurona
tos factores precipitantes. Es improbable que el dolor al mover la ar­ superior. El esquema simplificado de la localización anatómica es
ticulación del hombro sea neuropático. Aunque el dolor de la epicon- más útil en la evaluación de la debilidad debida a lesiones de la raíz
dilitis puede irradiarse por el antebrazo distalmente de modo nerviosa, porque la superposición de los miotomas puede complicar
seudoneurálgico, la precipitación del dolor por el movimiento de los el análisis (Tabla 32.1).
dedos o de la muñeca indica generalmente una causa artropática. Es preciso explorar las extremidades inferiores aunque el pa­
ciente manifieste síntomas sólo en las extremidades superiores,
porque la presencia de datos de mielopatía y el hallazgo de disfun­
Exploración ción sensitiva o motora en las extremidades inferiores, cuando se
La exploración física está diseñada para localizar un déficit neuroló­ combinan con la presencia de signos radiculares en las extremida­
gico relacionado con la médula espinal, raíces nerviosas o nervios des superiores, indican una lesión de la médula espinal cervical. La
periféricos. Al mismo tiempo, es importante la evaluación de patolo­ debilidad de la motoneurona superior en las extremidades inferio­
gía no neurológica, porque los problemas ortopédicos y reumatológi- res afecta con preferencia a la flexión de la cadera, la dorsiflexión
cos simulan o complican con frecuencia las formas de presentación del pie y de los dedos de los pies, la flexión de la rodilla y la abduc­
neurológica. Se requiere un conocimiento detallado de la neuroana- ción del muslo. Esto puede ir acompañado o no de hipertonía, hipe­
tomía motora y sensitiva para una localización precisa. rreflexia o de un reflejo plantar extensor.
Capítulo 32 Dolor en el brazo y en el cuello 431

Tabla 32.1
Esquema de inervación segmentaria para la localización
anatómica de lesiones de las raíces nerviosas Línea axial C2i C3'u“’5

NIVEL
SEGMENTARIO MÚSCULO(S) ACCIÓN
C4 Supraesplnoso Primeros 10o de
la abducción
del hombro
C5 Deltoides Abducción
del hombro
Bíceps/braquial anterior/ Flexión del codo
braqulorradial/
C6 Extensor radial largo Extensión radial ft
Límite lateral de las ramas '¡
del carpo de la muñeca posteriores primarias 2
3
C7 Tríceps Extensión del codo
C7 Extensor de los dedos Extensión
de los dedos
C8 Flexor de los dedos Flexión de los dedos
T1 Interóseos Abducción y aducción
de los dedos
Abductor del meñique Abducción del meñique

Nota: Esta representación de la inervación segmentaria principal de los músculos


de las extremidades superiores es bastante esquemática. Es clínicamente útil para
la localización de un nivel radicular dado y, aunque no completamente correcta,
suele «funcionar». SI tuviéramos que ser absolutamente correctos desde el punto de FIGURA 32.1 Representación esquemática de los dermatomas
vista anatómico, porque la práctica totalidad de los músculos tienen una inervación en las extremidades superiores. A, Cara anterior. Aunque hay variabilidad
multisegmentaria, la localización clínica sería más complicada e imprecisa.
y superposición a través de las líneas Interrumpidas, se observa una
escasa o nula superposición a través de las líneas continuas (es decir,
las líneas axiales dorsal y ventral). El explorador debe buscar de modo
Maniobras del desfiladero torácico habitual un punto en la «mitad» de un dermatoma y explorar en dicho
punto a todos los pacientes. C4 suele terminar casi siempre en el vértice
La compresión del desfiladero torácico, que produce el síndrome del
del hombro, T3 casi siempre se halla en la axila, y T4 se extiende
desfiladero torácico, es un trastorno diagnosticado en exceso. Las
a través del tórax de modo que C4 colinda con T4 aproximadamente
maniobras diseñadas para comprobar si hay una afectación de las
en la línea del pezón. B, Cara posterior.
estructuras neurovasculares que pasan a través del desfiladero toráci­
co son, con frecuencia, difíciles de interpretar. Se extiende el brazo
en el codo, se separa en el hombro y luego se rota en sentido poste­
rior. El explorador palpa el pulso radial y ausculta la arteria braquial (C2), seguida de la exploración en los dermatomas cervicales, proce­
proximal y distal con un estetoscopio. El paciente realiza una respi­ diendo paso a paso, bajando hasta el hombro, sobre el deltoides, des­
ración profunda y gira la cabeza a uno y otro lado. En muchos indivi­ cendiendo por la cara externa del brazo hasta los dedos externos y
duos sanos se pierde el pulso radial con estas maniobras, pero el luego procediendo con los dedos internos y hacia arriba por la cara
desarrollo de un soplo sugiere la presencia de por lo menos una com­ interna del brazo (Fig. 32.1). Se repite el procedimiento con una to­
presión vascular (prueba de Adson). A continuación, el paciente ejer­ runda de algodón y con tubos de ensayo que contengan agua caliente
cita las manos por encima de la cabeza con los codos extendidos; el y fría, para comprobar la sensibilidad a la temperatura. El sentido de
desarrollo de entumecimiento, dolor o parestesias, con frecuencia la vibración se explora en los dedos. El sentido de la posición en la
con palidez de la mano, apoya el diagnóstico de síndrome del desfi­ falange distal del dedo se explora inmovilizando la articulación
ladero torácico (prueba de Roos). proximal y apoyando la falange distal sobre sus lados interno y exter­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

no. A continuación, se mueve la tercera falange hacia arriba y hacia


abajo y el paciente comunica el movimiento y su dirección. La pérdi­
Signo de Tinel
da del sentido de la posición en los dedos suele indicar una lesión
Un ligero contacto sobre un plexo accesible o sobre un nervio perifé­ cervical alta de la médula espinal.
rico puede desencadenar un hormigueo distal en el territorio de dis­
tribución del plexo o del nervio (signo de Tinel). Esta maniobra pue­
Reflejos tendinosos
de ser positiva sobre el plexo braquial en la fosa supraclavicular, el
nervio cubital en el codo o el nervio mediano en la muñeca. La exploración de los reflejos tendinosos ayuda a localizar los niveles
de las raíces nerviosas segmentarias afectadas. Un reflejo bicipital
ausente o disminuido localiza el nivel radicular en C5, y la ausencia
Signos sensitivos
del reflejo tricipital localiza el nivel en C6 o C7. En pacientes con
Se explora la sensibilidad de modo estandarizado comenzando con la espondilosis cervical que tienen tanto radiculopatía como mielopatía
apreciación de la prueba del alfiler en la parte posterior de la cabeza asociada los reflejos pueden estar preservados o incluso aumentados
432 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

a pesar de la radiculopatía. El prolapso discal más frecuente en C5- La mielitis cervical en ocasiones puede manifestarse en forma de
C6 puede dar lugar a radiculopatía y mielopatía en dicho nivel, que se un comienzo rápido de síntomas y signos radiculares y de vías largas,
manifiesta con ausencia o disminución de los reflejos del bíceps y del aunque habitualmente los signos radiculares se hallan ausentes. Este
supinador largo, aumento del reflejo del tríceps y extensión del refle­ proceso patológico puede deberse a esclerosis múltiple o a encefalo-
jo del supinador largo a los flexores de los dedos para producir una mielitis aguda diseminada postinfecciosa, o puede no tener una causa
sacudida en el dedo. El reflejo de Hoffmann (respuesta de flexión en clara (idiopática).
todos los dedos evocada al agitar la punta de un dedo relajado con los La siringomielia, lesión intramedular quística de progresión va­
dedos en semiflexión) simplemente indica un aumento del tono mus­ riable e impredecible, puede manifestarse con dolor terebrante, con­
cular, y el signo no es homólogo del reflejo plantar extensor, que es tinuo y profundo, en la extremidad superior que se indica de forma
un signo inequívoco de disfunción del tracto piramidal. característica como referido al oído. Es muy sugestiva de esta lesión
la presencia de signos de motoneurona inferior asimétricos en las
extremidades superiores, con pérdida sensitiva disociada suspendida.
Signos no neurológicos
No obstante, la causa más habitual de disfunción intramedular de la
El examinador separa el brazo de modo pasivo y lo rota en sentido médula espinal y su signo de pérdida sensitiva disociada es la com­
interno y externo en el hombro. El dolor con el movimiento o en un presión extrínseca de la médula espinal.
punto en el arco abductor indica patología local de la articulación del
hombro. Ésta suele deberse a tendinitis u «hombro congelado». Los
Lesiones extramedulares
tendones en la parte anterior y en el punto lateral del hombro pueden
resultar dolorosos a la presión. Un dolorimiento más difuso en la Las lesiones extramedulares pueden dar lugar a cualquier combinación
parte anterior de la articulación del hombro indica bursitis. Un dolo­ de signos y síntomas de la raíz nerviosa, médula espinal central y de
rimiento en la epitróclea o en el epicóndilo indica inflamación local, vías largas. La causa más frecuente de compresión extrínseca de la raíz
y un dolor con el movimiento activo o pasivo en la muñeca o en las nerviosa y de la médula espinal es la espondilosis cervical (Ronthal,
articulaciones de los dedos sugiere tendinitis o artritis. 2000). Se trata de un trastorno degenerativo de la columna vertebral
cervical, caracterizado por degeneración discal con estrechamiento del
espacio intervertebral, sobrecrecimiento óseo que produce espolones y
SÍNDROMES CLÍNICOS Y DIAGNÓSTICO bordes, e hipertrofia de las carillas articulares, y todos ellos pueden
DIFERENCIAL: ¿CUÁL ES LA PATOLOGÍA? comprimir la médula espinal o las raíces nerviosas. La hipertrofia de
los ligamentos vertebrales con o sin calcificación puede contribuir a la
En la Figura 32.2, disponible en www.nicp.com, se representan las compresión (Carette y Fehlings, 2005). Se encuentran osteófitos hiper­
características fisiopatológicas de algunas causas clínicamente im­ tróficos que se proyectan hacia atrás, hacia el conducto espinal cervical
portantes de dolor cervical y del brazo. desde los cuerpos de las vértebras adyacentes a los discos interverte­
brales aproximadamente en el 30% de la población, y la incidencia
aumenta con la edad. Por ello, la presencia de estas alteraciones dege­
Síndromes medulares nerativas no indica que el paciente tenga síntomas causados por estas
La disfunción de la médula espinal puede estar causada por patología alteraciones, y se requiere agudeza en el diagnóstico para asegurarse de
principalmente intramedular o por patología extramedular con com­ que las anomalías observadas en las imágenes sean responsables de los
presión medular. signos y síntomas del paciente. En ocasiones, el osteófito recibe la de­
nominación de «disco duro», en oposición a la hernia discal aguda o
«disco blando», que tiene un comienzo agudo caracterizado por inten­
Lesiones intramedulares
so dolor cervical y braquialgia.
Las lesiones intramedulares primarias de la médula espinal pueden ser Los pacientes con espondilosis cervical se despiertan con frecuencia
neoplásicas, inflamatorias o del desarrollo. El síntoma inicial más fre­ por la mañana con rigidez cervical dolorosa y cefalea difusa no pulsátil
cuente del tumor de la médula espinal es el dolor, que está presente que se establece en pocas horas. Siempre se observa una restricción del
aproximadamente en dos tercios de los pacientes, por lo general con movimiento del cuello, con una espondilosis cervical significativa.
distribución radicular, con frecuencia agravado por la tos o los esfuer­ La espondilosis cervical se encuentra con mayor frecuencia en
zos defecatorios y que empeora por la noche. Una minoría de pacientes C5-C6 y C6-C7, y es probable que existan signos focales en estos
muestra signos sensitivos disociados en las extremidades superiores niveles. En ocasiones, hay atrofia y debilidad de los pequeños múscu­
que sugieren una lesión medular central. De forma característica, estos los de las manos en la radiculomielopatía espondilótica cervical, sin
signos sensitivos consisten en una pérdida sensitiva suspendida seg­ cambio anatómico observable en el nivel de C8-T1, y se hace referen­
mentaria (es decir, con un límite superior e inferior que separa la región cia a él como falso signo de localización. La atrofia de los músculos
hipoestésica de áreas de sensibilidad normal), que afecta a la sensación intrínsecos de la mano se debe casi siempre a otra enfermedad, como
de pinchazo y temperatura dependiente de los tractos espinotalámicos, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
con conservación del tacto ligero, la vibración y el sentido de posición, Una disfunción vesical con polaquiuria, necesidad imperiosa e incon­
dependientes de las columnas posteriores. Se denomina pérdida sensi­ tinencia, o el hallazgo de signos o síntomas de vías largas indican la ne­
tiva disociada. (Las definiciones de los términos sensitivos se encuen­ cesidad de realizar técnicas de imagen de la columna vertebral cervical,
tran en «Lesiones sensitivas medulares», en el Capítulo 30). Tarde o tanto para excluir una enfermedad distinta a la espondilosis cervical
temprano se producen signos de vías largas en las extremidades infe­ como para definir el nivel de la compresión de la médula espinal.
riores. Los estudios de imagen con resonancia magnética (RM) ponen La inmovilización con un collarín cervical ayuda con frecuencia a
de manifiesto tumefacción de la médula espinal. Los tumores más fre­ mejorar los síntomas y signos de la espondilosis cervical. En el Capí­
cuentes son el glioma, el linfoma y el ependimoma. tulo 79 se comenta el papel de la cirugía en el tratamiento.
Capítulo 32 Dolor en el brazo y en el cuello 433

La compresión extramedular, por lo general en el espacio extradu­ Radiculitis


ral, suele deberse a tumores primarios o metastásicos. De los tumores
primarios encontrados habitualmente, el schwannoma produce sig­ El virus del herpes zóster puede infectar los ganglios de la raíz
nos y síntomas relacionados con la raíz nerviosa de la que se origina, sensitiva cervical produciendo un trastorno denominado culebrilla
y a medida que va creciendo se produce una mielopatía progresiva. (Kleinschmidt-DeMasters y Gilden, 2001). El dolor es clásicamente
La radiología de la columna vertebral cervical puede mostrar un agu­ radicular, y el diagnóstico es claro cuando después de 2 a 10 días
jero intervertebral agrandado en el nivel del schwannoma de la raíz aparece la clásica erupción vesicular. En ocasiones, se produce una
nerviosa, pero la RM suele ser diagnóstica. Un meningioma puede afectación motora. En menos del 1% de los pacientes se observa mie­
manifestarse de modo similar, pero sin agrandamiento foraminal; es litis con signos de vías largas. Si el dolor tiene una duración de más
más frecuente en la región torácica. de 3 meses después de la formación de costras en las lesiones cutá­
La compresión epidural de la médula espinal debida a un proceso neas, se ha desarrollado una neuralgia postherpética. Se describe
maligno metastásico se manifiesta inicialmente con dolor vertebral en el dolor como persistente, constante, continuo, con ardor, desgarro
más del 90% de los pacientes. El dolor óseo maligno suele localizarse y picazón, sobre el que figuran superpuestos descargas eléctricas y
en las vértebras afectadas y el dolor a la percusión es un buen signo de punzadas. En los Capítulos 49 y 79 se comenta el tratamiento del
localización, incluso en el cuello. A medida que la metástasis se extien­ dolor de la neuralgia postherpética (Bajwa y Ho, 2001).
de al espacio epidural aparece dolor radicular. La radiología de la co­
lumna vertebral cervical puede mostrar erosión ósea con preservación
Plexopatía braquial
de los espacios intervertebrales, pero la modalidad de imagen de elec­
ción es la RM. Se debe explorar la columna vertebral en su totalidad, La braquialgia y los signos que no respetan una única raíz nerviosa
porque las metástasis suelen encontrarse en múltiples localizaciones, y con dolor a la palpación en la fosa supraclavicular deben despertar la
algunas de ellas pueden ser subclínicas (Chamberlain y Kormanik, sospecha de plexopatía braquial.
1999). La compresión de la médula espinal como consecuencia de en­
fermedad metastásica es una urgencia neurológica que requiere trata­
Neuritis braquial
miento inmediato con corticoides en dosis altas e irradiación local.
Pocos pacientes son remitidos para cirugía. La neuritis braquial (amiotrofia neurálgica, síndrome de Parsonage-
La infección epidural (absceso) puede ser aguda y piogénica, o Turner) se caracteriza por un comienzo brusco de dolor intenso en un
más crónica cuando el organismo sea probablemente una micobac- hombro y brazo, que es constante y tenaz, empeora por la noche y rara
teria o un hongo (v. Capítulos 57A y 57C) (Mackenzie et al, 1998; vez es bilateral. El síndrome afecta principalmente a hombres adultos
Sampath y Rigamonti, 1999). El absceso epidural piogénico suele jóvenes (Kim, 1996). En una semana más o menos se ponen de mani­
manifestarse de modo agudo, con fiebre, dolor intenso localizado fiesto atrofia, debilidad muscular y fasciculaciones, principalmente en
en un cuello rígido, dolor radicular y signos rápidamente progresi­ la cintura escapular, pero en ocasiones distalmente y no en un mioto-
vos de la raíz nerviosa y mielopáticos. En ocasiones, la forma de ma particular. Por lo general, hay una escasa o nula pérdida sensitiva
presentación es más subaguda, con menos datos sistémicos de in­ a pesar del dolor. Se cree que la patogenia es de naturaleza autoinmu-
fección. Las imágenes suelen mostrar una destrucción temprana del nitaria, inflamatoria o de ambas, y se han descrito numerosos fenóme­
disco intervertebral, con extensión al espacio epidural. Más tarde nos precedentes, como inmunización, infecciones previas y traumatis­
hay diseminación al hueso, con colapso vertebral. El tratamiento mo. El síndrome se asocia con enfermedades autoinmunitarias y
óptimo es la descompresión quirúrgica y el desbridamiento, combi­ enfermedad de Hodgkin. No hay tratamiento específico demostrado,
nado con un tratamiento de 6-12 semanas de antimicrobianos apro­ pero por lo general suele administrarse una corta tanda de corticoides.
piados para las infecciones piogénicas y un tratamiento más prolon­ El tratamiento debe dirigirse al alivio del dolor, que con frecuencia
gado para la tuberculosis. remite en 6-8 semanas después de que la neuritis haya seguido su
El diagnóstico diferencial de una lesión epidural de progreso muy curso. En algunos pacientes, la parálisis puede tardar unos 2 años en
rápido comprende el absceso vertebral epidural y la hemorragia sub­ recuperarse y en ocasiones hay cierta debilidad permanente.
aracnoidea, subdural o epidural (Henderson et al, 2001). Esta última Un grupo de pacientes presenta una historia familiar de crisis
suele asociarse con alguna forma de coagulopatía, incluido el trata­ intercurrentes. La amiotrofia neurálgica hereditaria es un rasgo au-
miento anticoagulante yatrógeno y, en ocasiones, con alteraciones tosómico dominante y muchos pacientes tienen deleciones en el
vasculares o traumatismo. El comienzo súbito de dolor intenso en el gen PMP-22 en el brazo largo distal del cromosoma 17 (Chance
cuello con o sin dolor radicular sugiere la presencia de hemorragia en y Windebank, 1996).
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

el diagnóstico diferencial. La corrección del déficit de coagulación


en caso de estar presente debe seguirse de descompresión.
Plexopatía braquial en pacientes con cáncer
El comienzo repentino de dolor en la parte posterior del cuello
con signos asociados de la fosa posterior sugiere disección de la arte­ La plexopatía en pacientes con cáncer, en especial los que tienen
ria vertebral. El diagnóstico se establece en la actualidad fácilmente cáncer de mama o cáncer de pulmón apical o linfoma que han sido
con RM con secuencias de supresión grasa. irradiados, plantea un problema diagnóstico: ¿se trata de una plexo­
Unos dolores punzantes repentinos de repetición que irradian des­ patía por irradiación, o por infiltración maligna del plexo braquial?
de la región occipital a las áreas temporales o al vértice sugieren el Es más probable que la infiltración maligna desencadene una intensa
diagnóstico de neuralgia occipital. Puede haber dolor local en el ner­ braquialgia y un síndrome de Horner, y que afecte al plexo inferior.
vio occipital mayor o menor, y una inyección local de corticoides y El daño por irradiación tiene menos probabilidades de causar inten­
un anestésico local es diagnóstica y terapéutica. La falta de respuesta so dolor y, con frecuencia, afecta al plexo superior. Ambas entidades
a dicha inyección sugiere que se debe explorar mediante neuroima- tienen una progresión lenta, pero es más probable que la plexitis por
gen el área de la unión craneovertebral. irradiación tenga mayor duración. Los estudios electrofisiológicos
434 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

(v. Capítulos 35B y 79) son útiles, porque las mioquimias y las fas- nado en el proceso de biopsiar un ganglio linfático. La rama que iner­
ciculaciones apoyan el diagnóstico de plexitis por irradiación. La va el músculo infraespinoso puede quedar comprimida en la
RM para la infiltración por un tumor tiene una sensibilidad del 96%, escotadura espinoglenoidea por un ligamento escapular inferior
una especificidad del 95% y un valor predictivo positivo del 95% transversal hipertrofiado. El paciente refiere dolor profundo en el
(Qayyum et al, 2000). En ocasiones, puede aparecer un schwanno­ borde escapular superior, que se agrava con el movimiento del hom­
ma maligno recurrente a nivel local en un plexo braquial que ha sido bro; puede observarse atrofia y debilidad del músculo infraespinoso,
irradiado muchos años antes. que rota externamente el brazo a nivel del hombro. Con menor fre­
cuencia, se afecta el supraespinoso, con debilidad de los primeros
10 grados de abducción del hombro.
Síndrome del desfiladero torácico
La afectación del plexo braquial como síndrome de compresión en el
desfiladero torácico es infrecuente. La propia existencia de esta com­
Síndrome del túnel carpiano
presión sigue abierta al debate, en parte porque es difícil de diagnos­ El síndrome del túnel carpiano es la neuropatía por compresión más
ticar, y en parte porque se emplea con frecuencia en demandas por frecuente, y es más habitual en las mujeres (Atroshi et al, 1999). Se
discapacidad, habitualmente en ausencia de pruebas objetivas. En acepta en la actualidad que es un riesgo profesional secundario a estrés
consecuencia, permanecen cuestiones no resueltas en relación con el repetitivo, y ocasionalmente es el síntoma inicial de una enfermedad
diagnóstico y la eficacia del tratamiento quirúrgico (Landry et al, sistémica de base. El nervio está comprimido a su paso por el túnel
2001). La compresión puede afectar al plexo braquial, a la arteria carpiano, cuyo techo es el ligamento transversal del carpo. El embarazo,
subclavia o a ambos. Una cintura escapular baja junto con una mala la diabetes, la artritis reumatoide, el hipotiroidismo, la sarcoidosis, la
postura y un cuello largo contribuyen a la predisposición para desa­ acromegalia y la infiltración amiloide del ligamento son posibles facto­
rrollar el síndrome del desfiladero torácico. res predisponentes, por lo que debe efectuarse un estudio de cribado
En la radiología puede observarse una costilla cervical supernu­ apropiado en todos los pacientes con síndrome del túnel carpiano.
meraria o, simplemente, una apófisis transversa elongada de la se'pti- Se presenta como adormecimiento o dolor irradiado a los dedos pul­
ma vértebra cervical. La costilla puede articularse con la superficie gar, índice y medio que despierta con frecuencia al paciente por la no­
superior de la primera costilla verdadera o puede extenderse una ban­ che. En ocasiones, hay una braquialgia difusa. La atrofia del músculo
da fibrosa desde su punta o desde la punta de la apófisis transversa separador corto del pulgar puede ser acusada, pero rara vez es el déficit
anormal, que se conecta con la primera costilla verdadera. La estruc­ motor la causa de la discapacidad. Puede resultar invalidante la pérdida
tura anormal comprime el plexo braquial, en especial cuando se eleva sensitiva en el territorio de distribución del nervio mediano, debido a la
la extremidad superior por encima del nivel de la cabeza. El dolor y mala retroalimentación cuando se emplea la mano sin mirarla.
las parestesias se irradian hasta el costado cubital de la mano y los La exploración pone de manifiesto, en los casos avanzados, atro­
dedos, y puede desarrollarse debilidad y atrofia de los músculos in­ fia del músculo separador corto del pulgar, que produce un pliegue
trínsecos de la mano, secundariamente a la compresión del plexo longitudinal en la eminencia tenar. Hay debilidad en la abducción
inferior. Por lo general, se considera que no son fiables las maniobras del pulgar. En teoría, también hay debilidad del músculo oponente del
del desfiladero torácico descritas anteriormente, pero apoyan el diag­ pulgar, pero los pacientes reclutan los tendones del flexor largo cuan­
nóstico del síndrome. La exploración puede ser normal o puede ob­ do se explora la oposición, de modo que es difícil definir la debilidad.
servarse debilidad del separador del dedo meñique y pérdida sensiti­ La rama cutánea palmar deja el nervio mediano proximalmente al
va en la eminencia hipotenar. En ocasiones, el músculo separador retináculo flexor, e inerva la piel que recubre la eminencia tenar y la
corto del pulgar se halla particularmente atrófico y débil. parte proximal de la palma de la mano sobre la cara radial de la mano.
Con frecuencia, el diagnóstico es de exclusión; las imágenes de la Por ello, la pérdida sensitiva secundaria a disfunción del nervio me­
columna cervical son normales y los estudios de conducción del ner­ diano en el túnel carpiano, en caso de estar presente, es probable que
vio por debajo de la clavícula también son normales. Puede estudiar­ afecte a la parte distal de los dedos pulgar, índice y medio, pero no a
se la anatomía venosa y arterial por arteriografía, ecografía o angio- la eminencia tenar, un aspecto diagnóstico de utilidad para la locali­
rresonancia (Dymarkowski et al, 1999). Estudios electrofisiológicos zación de la lesión. La prueba de Phalen se efectúa sosteniendo la
que muestren una denervación parcial de los músculos pequeños de muñeca en flexión completa. En el síndrome del túnel carpiano se
la mano y una menor amplitud de los potenciales de acción de los puede observar adormecimiento u hormigueo en el territorio de dis­
nervios sensitivos desde el quinto dedo son compatibles con el diag­ tribución del nervio mediano en 20 segundos, aunque puede haber
nóstico del síndrome del canal torácico. una latencia hasta que se produzcan los síntomas sensitivos, que pue­
En todos los casos, se debe intentar inicialmente un tratamiento de llegar al minuto. La sensibilidad es aproximadamente del 74% y la
conservador. Ejercicios posturales y ejercicios de refuerzo de los tasa de falsos positivos, cercana al 25% (Salerno et al, 2000). El signo
músculos del desfiladero torácico, instrucciones para sentarse apro­ de Tinel puede ser provocado produciendo un hormigueo distal al
piadamente en el trabajo y la corrección de posiciones inhabituales tocar el nervio mediano en la muñeca (Kuhlman y Hennessy, 1997).
para dormir deben proporcionar alivio en el 50 al 90% de los pacien­ La confirmación del diagnósüco viene dada por los estudios de con­
tes, por lo general en el transcurso de 6 semanas. Si el tratamiento ducción del nervio y la electromiografía. Las latencias motoras y sensiti­
conservador fracasa, está justificado realizar una consulta quirúrgica vas distales se hallan alargadas y se observan potenciales de reinervación
(Leffert, Perlmutter, 1999; Sheth y Belzberg, 2001). polifásicos en el músculo separador corto del pulgar. No están justifica­
das pruebas más complejas y costosas, pero se han empleado la ecografía
y la exploración con RM (Horch et al, 1997; Swen et al, 2001).
Compresión del nervio supraescapular Puede obtenerse un alivio inicial de los síntomas sensitivos con el
El nervio puede quedar comprimido o lesionado al pasar por la esco­ empleo de férulas de muñeca, pero a los pacientes con dolor que no
tadura supraescapular (v. Capítulo 80). En ocasiones, resulta seccio­ remite o con signos motores y sensitivos significativos, con estudios
Capítulo 32 Dolor en el brazo y en el cuello 435

de conducción nerviosa confirmativos, se les debe ofrecer una cirugía corto del carpo, que es de menor importancia para la extensión radial
descompresora, que en la actualidad puede llevarse a cabo con técni­ de la muñeca (es dominante el extensor radial largo del carpo, cuya
cas de fibra óptica. El cirujano debe remitir siempre el retináculo inervación procede ligeramente más proximal, de modo que la exten­
flexor para exploración histopatológica para descartar la existencia sión radial de la muñeca queda preservada en las lesiones del nervio
de depósito de amiloide. interóseo posterior). La rama profunda pasa a través del borde fibroso
En ocasiones, puede simularse un síndrome del túnel carpiano por del músculo palmar mayor a través de una hendidura en el músculo
compresión del nervio mediano a nivel más proximal en el codo. supinador (arcada de Frohse). La compresión del nervio interóseo pos­
Aquí pasa por debajo de la gruesa banda fascial entre el tendón del terior produce síntomas similares a los de la epicondilitis, como dolor
bíceps y la fascia del antebrazo y luego entre las dos cabezas del en la parte externa del brazo o un dolor profundo en la parte del mús­
músculo pronador redondo. Cuando el nervio pasa entre las cabezas culo extensor profundo, que se irradia proximal y distalmente y au­
del pronador redondo, inerva dicho músculo, así como los músculos menta con la supinación activa contra resistencia del antebrazo. La
palmar mayor del carpo (que flexiona y separa la mano en la muñeca) extensión del codo, muñeca y dedos medios frente a resistencia aumen­
y el flexor superficial de los dedos (que flexiona los dedos en las ar­ ta el dolor en la región externa del codo. Puede provocarse dolor en el
ticulaciones interfalángicas con la falange proximal fija). Después de nervio interóseo posterior inmediatamente distal y medial a la cabeza
pasar entre las dos cabezas del músculo pronador redondo, inerva el radial. El dolor secundario a la compresión del interóseo posterior se
músculo flexor largo del pulgar (que flexiona la falange distal del observa clásicamente en los trabajadores manuales y, en ocasiones, en
pulgar con la falange proximal fija) y el músculo flexor profundo de los mecanógrafos. El sitio de afectación se localiza fácilmente por
los dedos al primero y segundo dedos (que flexiona la falange distal EMG y estudios de conducción nerviosa y, por lo general, la descom­
con la falange media fija) y el músculo pronador cuadrado (que prona presión quirúrgica es satisfactoria (Lawrence et al, 1995). En ocasio­
el antebrazo con el codo completamente flexionado). Los estudios de nes, una neoplasia del nervio causa los mismos síntomas, por lo que
conducción nerviosa pueden localizar el sitio de la afección, y el algunos cirujanos prefieren realizar una RM antes de llevar a cabo la
EMG define de modo preciso los músculos afectados. intervención quirúrgica (Rosenberg et al, 1997).

Compresión del cubital en el codo Síndromes dolorosos regionales complejos


El nervio cubital puede quedar comprimido proximalmente a la esco­ Los síndromes de dolor regional complejos comprenden síndromes
tadura epicondílea o cuando pasa a través del túnel cubital en el codo, antiguamente denominados distrofia simpática refleja (DSR), cau-
un conducto osteofibroso formado por la epitróclea, el ligamento cu­ salgia, síndrome hombro-mano, atrofia de Sudeck, osteoporosis tran­
bital colateral y el músculo flexor cubital del carpo. Contribuyen a la sitoria y atrofia aguda del hueso (v. Capítulos 48, 80 y 81). Por con­
compresión un estrechamiento estructural del conducto agravado por senso, un síndrome de dolor regional complejo requiere la presencia
estrés profesional y una postura en flexión mantenida, especialmente de cambios sensitivos y dolor regional después de un evento nocivo
al dormir, así como movimientos repetitivos de flexión y extensión. (Stanton-Hicks et al, 1995). El dolor es de una intensidad superior a
Aunque el adormecimiento y hormigueo son más frecuentes que el la que sería de esperar por la lesión desencadenante y se asocia con
dolor, ambos se refieren a la eminencia hipotenar y a los dedos meñi­ un color anormal de la piel o un cambio de temperatura, actividad
que y anular. El signo de Tinel producido a nivel del codo sobre el sudomotora anormal o edema. El tipo I se refiere a los pacientes con
nervio cubital ayuda a localizar el sitio de compresión. Los casos DSR sin una lesión objetivable de un nervio, y el tipo II, denominado
graves se caracterizan por atrofia y debilidad de los músculos peque­ antiguamente causalgia, se refiere a los pacientes en quienes hay una
ños de la mano (excluidos los músculos abductor corto del pulgar y lesión objetivable de un nervio.
el oponente, inervados por el nervio mediano). Hay una hipoestesia Una lesión en las partes blandas es el fenómeno desencadenante
sobre la cara palmar del dedo anular y meñique, y puede haber una en, aproximadamente, el 40% de los pacientes, una fractura, en el
disminución de la sensibilidad en la parte medial de la cara dorsal de 25%, y un infarto de miocardio, en el 12%.
la mano y de los dos dedos cubitales debida a la afectación en el te­ La fisiopatología no está clara, pero debido a que algunos pacien­
rritorio de distribución de la rama dorsal del nervio cubital. En los tes responden al bloqueo simpático y a que los signos autónomos son
casos graves crónicos, se adopta una postura de dedos en garra de los importantes, se ha propuesto que la alteración subyacente es la pre­
dedos cuarto y quintopor la debilidad del tercer y cuarto músculos sencia de un arco reflejo anormal que sigue las vías del sistema ner­
lumbricales. Los estudios de conducción nerviosa localizan la zona vioso autónomo y está modulado por centros corticales. El concepto
de compresión y, si los síntomas no se resuelven evitando la flexión previo era de un eflujo simpático aumentado en la extremidad afecta­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

prolongada del codo y los signos físicos son significativos, puede da, pero las pruebas indican que éste realmente está disminuido, y
considerarse la descompresión quirúrgica (v. Capítulo 80). que las manifestaciones autónomas atribuidas previamente a la hipe­
ractividad simpática pueden ser debidas a una hipersensibilidad a las
Síndrome del nervio radial y del nervio catecolaminas (Wasner et al, 2001). En muchos pacientes se produ­
cen trastornos emocionales significativos en el inicio del cuadro, y el
interóseo posterior estrés puede ser un factor precipitante.
Después de pasar por el surco del nervio radial del húmero, el nervio El dolor puede ser progresivo, y se han descrito tres estadios de
radial atraviesa el septo intermuscular lateral para situarse enfrente del progresión:
epicóndilo humeral entre los músculos braquial y supinador largo. En
este lugar, se bifurca para formar la rama superficial, que es sensitiva y Estadio I: hay sensaciones de ardor, dolor pulsátil, dolor sordo, sen­
se dirige a la parte dorsolateral de la mano y la rama profunda, que re­ sibilidad al tacto o al frío y edema localizado. Las alteraciones
cibe la denominación de neivio interóseo posterior. Esta rama inerva vasomotoras producen una alteración en el color y la temperatura
los extensores de los dedos y del pulgar y el músculo extensor radial de la piel.
436 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Estadio II: hay una progresión del edema de partes blandas con en­ El pronóstico se relaciona con la gravedad de la lesión: el dolor
grasamiento de la piel y partes blandas articulares, y atrofia mus­ cervical durante más de 6 meses después de la lesión es una secuela
cular. Puede durar de 3 a 6 meses. en el 44% de las personas con una lesión de grado I, en el 81% de los
Estadio III: hay limitación del movimiento, con frecuencia con hom­ casos con una lesión de grado II y hasta en el 90% de los casos con
bro congelado, contracturas de los dedos, cambios cutáneos trófi­ una lesión de grado III. La cefalea durante más de 6 meses después
cos céreos y uñas frágiles con muescas. La radiología muestra una de la lesión es una secuela en el 37% de los pacientes con una lesión de
intensa desmineralización de los huesos adyacentes. grado I, en el 37% de los casos con una lesión de grado II y en el 70%
de los casos con una lesión de grado III.
Para llegar al diagnóstico no hace falta el trastorno motor, pero en En general, aproximadamente el 40% de los pacientes indican una
ocasiones hay debilidad, temblor o distonía. recuperación completa a los 2 años y cerca del 45% continúa tenien­
El diagnóstico es esencialmente clínico. Son característicos un do­ do síntomas mayores más de 2 años después de la colisión.
lor difuso intenso no segmentario con cianosis o piel moteada, hipersu- La causa de los síntomas persistentes en los pacientes con lesio­
doración y piel brillante, tumefacción y frialdad del tejido no articular. nes menores es desconocida y hay pocos datos de que exista una base
La hipersensibilidad a la prueba del pinchazo con alfiler puede imposi­ estructural para el dolor crónico por latigazo en este grupo. La dife­
bilitar unas pruebas sensitivas precisas. Puede haber puntos desencade­ rencia entre una lesión trivial y una de mayor importancia debería
nantes miofasciales asociados y tendinitis alrededor del hombro. basarse en la presencia o ausencia de signos neurológicos.
Las pruebas del sistema neurovegetativo pueden ayudar al diag­ Aproximadamente el 20% de los pacientes manifiestan síntomas
nóstico; la cantidad de sudor en reposo y la prueba cuantitativa del cognitivos después del latigazo. Es probable que estos síntomas sean
reflejo axónico sudomotor (QSART) empleadas conjuntamente tie­ funcionales o una simulación (Alexander, 1998).
nen una sensibilidad del 94% y una especificidad del 98%, y son ex­ La influencia de compensación y de acciones legales en los tras­
celentes predictores de una respuesta al bloqueo simpático (Chelims- tornos asociados con el latigazo sigue estando controvertida. Dos
ky et al, 1995). Pueden observarse cambios óseos que comprenden estudios de Lituania, donde sólo una pequeña minoría de conducto­
osteoporosis y destrucción articular. La gammagrafía ósea es más res se hallan asegurados frente a una lesión personal, demostraron
sensible en el estadio I, aunque menos útil en los estadios posteriores retrospectiva y prospectivamente una sintomatología significativa­
(Lee y Weeks, 1995). Un bloqueo del ganglio estrellado puede ser de mente menor que en otros accidentes similares en Estados Unidos;
utilidad tanto terapéutica como diagnóstica (v. Capítulo 80). un año después no había diferencia significativa entre los grupos de
Los pacientes con estos síndromes requieren un buen apoyo psi­ la colisión y el control (Obelieniene et al, 1999). La Quebec Task
cosocial, además de pruebas farmacológicas para aliviar los sínto­ Force subrayó que el latigazo es esencialmente una afección benig­
mas. Los fármacos que en ocasiones funcionan son: prazosina, pro­ na y que la mayoría de los pacientes se recuperan, pero es la mino­
pranolol, nifedipino o verapamilo, guanetidina o fenoxibenzamina y ría refractaria la que explica una proporción excesiva de los costes
antidepresivos. Los bisfosfonatos pueden prevenir la resorción ósea (Spitzer et al, 1995).
y son útiles para calmar el dolor. Merece la pena intentar el bloqueo del Las principales opciones terapéuticas son apoyo, fisioterapia, rela­
ganglio estrellado, que puede repetirse en caso de éxito. Se ha em­ jantes musculares y antidepresivos, pero si hay signos neurológicos
pleado la simpatectomía en la enfermedad progresiva en pacientes está indicado efectuar técnicas de imagen (RM) de la columna verte­
que previamente habían respondido al bloqueo simpático. bral cervical. La persistencia de dolor durante más de 6 semanas debe
indicar la remisión a un centro más especializado, y con frecuencia lo
Síndrome «intermedio» de dolor neurogénico más adecuado es un planteamiento con un equipo multidisciplinario.

y no neurogénico: lesión por «latigazo»


El «latigazo» es un mecanismo de aceleración-desaceleración de
Artritis reumatoide de la columna vertebral
transferencia de energía al cuello. Puede ser consecuencia de colisio­ La artritis reumatoide de la columna vertebral cervical afecta a todas
nes de automóvil por impacto trasero o lateral, pero también puede las articulaciones sinoviales, pero es particularmente peligrosa cuan­
producirse durante el buceo u otros accidentes. El impacto puede dar do afecta a la articulación atloaxoidea. La inflamación local y la for­
lugar a lesiones óseas o de partes blandas (lesión por latigazo), que, a mación de pannus causan dolor en el movimiento del cuello, y rotura
su vez, pueden llevar a varias manifestaciones clínicas (trastornos del ligamento transversal, que mantiene en situación la apófisis odon-
asociados con el latigazo) (Spitzer et al, 1995). Las colisiones de au­ toides, puede romperse causando una subluxación atloaxoidea con
tomóvil por detrás son responsables del 85% de las lesiones por lati­ mielopatía. El dolor es referido al cuello por debajo del lóbulo de la
gazo y se producen aproximadamente un millón de dichas lesiones oreja, y puede haber una mielopatía alta e incluso producirse una
cada año en Estados Unidos. Las lesiones graves pueden causar rotu­ muerte súbita. La radiología de la columna vertebral muestra un es­
ra de ligamentos, arrancamiento de placas vertebrales, fracturas ver­ pacio excesivo entre el arco anterior del atlas y la apófisis odontoides
tebrales y hernias de discos intervertebrales, en ocasiones asociadas en flexión (Dreyer y Boden, 1999).
con lesión de la raíz del nervio cervical o de la médula espinal.
La gravedad de la lesión puede graduarse del siguiente modo: Síndromes dolorosos no neurológicos
Lesiones de grado I: dolor, rigidez y dolorimiento en el cuello, sin
del cuello y el brazo
signos físicos. Los pacientes con causas no neurológicas de dolor agudo, subagudo
Lesiones de grado II: como en el grado I, junto con signos físicos de o crónico en el cuello o en el brazo con frecuencia se remiten para
disminución del rango de movimientos y puntos de dolor. una opinión neurológica. Pueden no tener déficits neurológicos foca­
Lesiones de grado III: signos neurológicos que comprenden debilidad, les o pueden presentar signos menores de la raíz nerviosa o de los
pérdida sensitiva, ausencia de reflejos o signos de vías largas. nervios periféricos, que son acompañantes de su síntoma principal.
Capítulo 32 Dolor en el brazo y en el cuello 437

Por lo general, la pista para el diagnóstico se basa en el hecho de que cintura escapular, asociados con una velocidad de sedimentación
el movimiento agrava o desencadena el dolor. bastante elevada que responde de modo espectacular a pequeñas do­
sis de un corticoide oral (Cohén y Abril, 2001). En ocasiones, se aso­
cia con arteritis de la temporal. Si se observa debilidad, es más pro­
Fibromialgia y síndrome miofascial
bable que el diagnóstico corresponda a polimiositis, y se debe medir
En este grupo de afecciones reumatológicas se considera que la fibro­ la concentración sérica de creatincinasa.
mialgia es la causa más frecuente de dolor musculoesquelético gene­
ralizado en mujeres de edades comprendidas entre 20 y 55 años; su
prevalencia es aproximadamente del 2% (Goldenberg, 1999). El do­ Tendinitis, bursitis y artritis
lor puede localizarse inicialmente en el cuello y en los hombros, pero
Hombro
puede extenderse de modo difuso por el cuerpo (v. Capítulo 77). Puede
Un dolor desencadenado por un movimiento de la articulación del
producirse después de un episodio de trauma físico o emocional o
hombro sugiere tendinitis, pericapsulitis o un trastorno interno de la
de una enfermedad de tipo gripal. Se asocia con depresión, que está
articulación. La flexión adelante o la abducción pasiva del brazo con
presente en más del 90% de casos, pero no se puede considerar el
presión sobre el acromion causa dolor; esto recibe a menudo la deno­
dolor crónico como manifestación de la depresión. Muchos pacientes
minación de signo de choque. Los pacientes con un síndrome de arco
presentan trastorno del sueño, la corrección del cual puede curar este
doloroso (dolor experimentado sobre un arco circunscrito de la ab­
cuadro. Un gran número de síntomas somáticos puede acompañar al
ducción del hombro), activo o pasivo, responden con frecuencia a las
dolor: fatiga, sensación de debilidad, parestesias, trastornos de la me­
inyecciones locales de corticoides en los tendones dolorosos. Un do­
moria, «alergias», palpitaciones y síndrome del colon irritable.
lor en la parte anterior del hombro sugiere bursitis, que también suele
El único signo físico es el dolorimiento muscular y el hallazgo de
responder a las inyecciones locales de corticoides. Se dice que la
«puntos gatillo» (nodulos dolorosos palpables en los músculos). Los cri­
debilidad indica un desgarro del manguito de los rotadores, pero el
terios diagnósticos son un dolor musculoesquelético generalizado y un
dolor con el movimiento hace difícil la evaluación, y puede precisar­
dolorimiento en por lo menos 11 de 18 sitios anatómicos predefinidos.
se la RM del hombro para establecer el diagnóstico. La artritis de la
Se considera que el dolor miofascial es una forma localizada de
articulación acromioclavicular causa un dolor de hombro más difuso
fibromialgia. Es característica la presencia de dolor en una región
que se agrava por la elevación del hombro; el diagnóstico requiere la
anatómica específica, como el lado derecho o izquierdo de cuello
radiología de la articulación del hombro. Son de ayuda los antiinfla­
y hombro, con dolor local a la palpación.
matorios no esteroideos. En pacientes con una limitación de los mo­
Aunque su relación con litigios puede llevar al concepto de causa­
vimientos de la articulación del hombro tan importante que la es­
lidad y de daño tisular permanente, no hay ningún dato que apoye la
cápula se mueve en bloque con el húmero, junto con un dolor
noción de que un traumatismo menor induzca una fuente persistente
evocado por el movimiento, se debe establecer el diagnóstico de
de estímulos nocivos, y la Fibromyalgia Consensus Conference de
«hombro congelado» o capsulitis adhesiva. Con frecuencia, el trata­
1994 recomendó la eliminación de los términos de fibromialgia reac­
miento de la capsulitis adhesiva es insatisfactorio. Los analgésicos y
tiva y postraumática.
la fisioterapia ayudan de modo limitado, pero el curso probablemente
Son desconocidas la causa y la anatomía patológica de esta enti­
se alargue muchos meses.
dad. Cada vez se dispone de más datos que implican al estrés como
mediador de la alteración de la función del eje hipotálamo-hipófi-
sis-corteza suprarrenal en la fibromialgia y el dolor crónico. En al­ Codo
gunos pacientes, hay hipotensión postural mediada neuralmente. Se Epicondilitis. El dolor en la región del codo desencadenado al
ha postulado un «reajuste» de las vías dolorosas centrales como apretar el puño, que tensa los músculos extensores e irrita sus pun­
factor del aumento de la sensibilidad al dolor y de su prolongación. tos de origen, o el dolor que aumenta con la flexión y extensión del
Unos mecanismos de superación mal adaptados desempeñan asi­ dedo o la muñeca contrarresistencia sugiere epicondilitis. Aparece
mismo cierto papel. dolor local medial o lateralmente en la parte distal del húmero. La
La asistencia adecuada del paciente con fibromialgia lleva mucho epicondilitis externa recibe la denominación de codo del tenista, y
tiempo y no es rentable en el tratamiento de los pacientes individua­ la epicondilitis medial (epitrocleitis) la de codo del golfista. En mu­
les, de modo que con frecuencia se emplean clínicas de grupo. La chos pacientes son de ayuda los ejercicios diseñados para reforzar
educación del paciente se sigue de recomendaciones para el trata­ los músculos que se insertan en estos tendones. Puede suplementar-
miento. Se realiza un intento en la mayoría de los pacientes con anal­ se el tratamiento con un apoyo firme del codo y con inyecciones
locales de corticoides. En ocasiones, estos pacientes acaban some­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

gésicos, relajantes musculares y antidepresivos, junto con un régimen


de fisioterapia y ejercicio, si está indicado. Unas dosis bajas de tiéndose a cirugía.
fluoxetina y amitriptilina son más eficaces que cualquier medicación
sola (Goldenberg et al, 1996). Si se diagnostica un trastorno de la Bursitis olecraniana. Un dolor e hinchazón local, que puede ser
higiene del sueño, su tratamiento puede aliviar los síntomas del dolor extrema (articulación de Popeye), en la punta del codo, indica el
muscular. La falta de respuesta sugiere la necesidad de un intento de diagnóstico. La afectación puede deberse a una irritación local, pero
tratamiento mediante inyecciones en los puntos desencadenantes también puede ser una manifestación de gota y, en ocasiones, repre­
de un anestésico local con o sin corticoides. senta una infección piógena. A veces es preciso aspirar la bolsa para
conseguir el diagnóstico.

Polimialgia reumática
Muñeca
Suele observarse en pacientes de más de 50 años. Se caracteriza por Tendinitis. La tendinitis de la muñeca se diagnostica por el hallaz­
dolor intenso e hipersensibilidad en los músculos del cuello y de la go de dolor tendinoso local y por producir dolor al estirar el tendón
438 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

en cuestión. Así, la tenosinovitis de De Quervain se diagnostica al Horch, R. E., Allman, K. H., Laubengerger, J., et al. 1997, Median nerve compres­
observar dolor en la cara radial de la muñeca y al producir dolor en la sion can be detected by magnetic resonance imaging of the carpal tunnel,
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La artritis de los dedos y de las manos se asocia con dolor con el Kuhlman, K. A., & Hennessy, W. J. 1997, Sensitivity and specificity of carpal tunnel
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da de hinchazón de las articulaciones e inflamación que se manifiesta Landry, G. J., Moneta, G. L., Taylor, L. M., et al. 2001, Long-term functional out­
con rubor. El dolor y la rigidez de los dedos, peores por la mañana y come of neurogenic thoracic outlet syndrome in surgically and conservatively
no asociados con adormecimiento como en el síndrome del túnel car­ treated patients, J Vase Surg, vol. 33, pp. 312-317
piano, sugiere artritis reumatoide. Con frecuencia, se observa un en- Lawrence, T., Mobbs, P., & Fortems, Y. 1995, Radial tunnel syndrome. A retrospec­
tive review of 30 decompressions of the radial nerve, J Hand Surg [Br], vol. 20,
grosamiento de las articulaciones (denominado a veces spindling) u
pp. 454-459
otra deformidad articular. Una artritis en las articulaciones interfalán-
Lee, G. W., & Weeks, P. M. 1995, The role of bone scintigraphy in diagnosing reflex
gicas distales sugiere artrosis o artropatía psoriásica. Es probable que
sympathetic dystrophy, J Hand Surg Am, vol. 20, p. 458
una tumefacción ósea de las falanges terminales (nodulos de Heber- Leffert, R. D., & Perlmutter, G. S. 1999, Thoracic outlet syndrome. Results of 282
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de representar una sensibilización anormal de los receptores térmicos Michiels, J. J., Berneman, Z., Schroyens, W., et al. 2006, Platelet-mediated eryth-
o una función plaquetaria anormal y, en ocasiones, se asocia con dis- romelalgic, cerebral, ocular and coronary microvascular ischemic and thrombotic
crasias sanguíneas. La eritromelalgia suele responder al ácido acetil- manifestations in patients with essential thrombocythemia and polycythemia
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spontaneous spinal hematoma, Arch Neurol, vol. 58, pp. 1145-1146 www.nicp.com.
C A P Í T U L O 33 Lumbalgia y dolor en
LAS EXTREMIDADES INFERIORES
Karl E. Misulis

Anatomía y fisiología relacionadas 439 Síndromes clínicos 445


Diagnóstico 441 Lumbalgia y dolor en las extremidades inferiores 445
Historia y exploración 441 Dolor de la pierna sin lumbalgia 446
Diagnóstico diferencial de la lumbalgia y el dolor Lumbalgia sin dolor en la pierna 448
en las extremidades inferiores 442
Evaluación 442

La lumbalgia es una de las causas más frecuentes de consulta neuroló­


gica y neuroquirúrgica. El coste para la sociedad es enorme: de unos
80.000 millones de dólares anuales en costes sanitarios directos e indi­
Jl
rectos y en pérdida de productividad. En muchos de los pacientes que
acuden a la consulta médica con lumbalgia, dicho dolor se ha desarro­
llado o exacerbado como consecuencia de sus actividades profesiona­
les. El dolor en la extremidad inferior acompaña con frecuencia a la
y
lumbalgia, pero puede manifestarse de modo independiente. -r
La lista de entidades en el diagnóstico diferencial de la lumbalgia
y el dolor en la extremidad inferior es extensa e incluye trastornos
So ,'"i

neurales, óseos y no neurológicos. Aunque se considera que la lum­ V


balgia es de origen neuropático (en concreto, asociado con la radicu­
lopatía) o mecánico, deben tenerse en cuenta otras posibles causas de
dolor, como urolitiasis, tumores y otros procesos intraabdominales.

ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA II i' !)


RELACIONADAS
La médula espinal lumbosacra termina en el cono medular a nivel del
cuerpo de la vértebra L1 (Fig. 33.1). Las raíces nerviosas motoras y
sensitivas de la médula espinal lumbosacra forman la cola de caballo.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Desde aquí, las raíces de los nervios lumbosacros motores y sensiti­ U


vos individuales se unen en el ganglio de la raíz dorsal para formar
los nervios raquídeos individuales, que juntos forman la cola de ca­

i
ballo. Estos se anastomosan en el plexo lumbosacro (Fig. 33.2), a
partir del cual discurren los principales nervios que inervan la pierna
(Tabla 33.1).
La lumbalgia puede tener muchos orígenes. Un buen comienzo
para el diagnóstico diferencial es determinar si también hay dolor K
en la pierna. Un factor que complica este simple diagnóstico dife­ B
rencial es que el dolor vertebral local puede causar dolor referido,
es decir, dolor que se siente a distancia, debido a la inervación de FIGURA 33.1 Proyección oblicua (A) y proyección axial (B)
la raíz nerviosa común de la localización vertebral del dolor y de la de la columna vertebral que muestran las relaciones anatómicas
parte distal de la pierna. entre los elementos neurales y óseos.

439
440 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

FIGURA 33.2 Anatomía


del plexo lumbosacro. (Reproducido
con permiso de: Bradley, W. G. 1974,
12° nervio torácico
Disorders of the Peripheral Nerves,
Blackwell, Oxford, pág. 29.)
• Abdominogenital mayor
Rama cutánea lateral -
(iliohipogástrico)
Rama anterior ■

Rama cutánea lateral -

Abdominogenital menor
(ilioinguinal)"
—/f - ' " '
Nervio cutáneo _
lateral del muslo ■ Genitofemoral

• Glúteo superior
Femoral
Glúteo inferior

Obturador

Poplíteo lateral Perineal

Poplíteo medial Plexo coccígeo

Pudendo

Rama perforante
------ Nervio a los isquiotibiales

Nervio cutáneo posterior del muslo


11

Ciático

Tabla 33.1 Función motora y sensitiva de los nervios lumbosacros

NERVIO ORIGEN FUNCION MOTORA FUNCION SENSITIVA


Femoral Plexo lumbar, L2-L4 Extensión de la rodilla, flexión Parte anterior del muslo
del muslo
Safeno Rama sensitiva distal del nervio Ninguna Cara interna de la parte inferior
femoral de la pierna
Femorocutáneo externo Rama del plexo lumbar, L2-L3 Ninguna Parte externa del muslo
Obturador Plexo lumbar, L2-L4 Aducción del muslo Cara interna de la parte superior
del muslo
Ciático Raíces combinadas del plexo Flexión plantar y dorsal del pie, Caras externa, anterior y posterior
lumbosacro, parcialmente inversión y eversión del pie de la parte inferior de la pierna y del pie
separadas en las divisiones tibial
y peronea
Tibial Plexo lumbosacro, L4-S3 Flexión plantar e inversión del pie Cara posterior de la parte inferior
de la pierna y planta del pie
Peroneo Plexo lumbosacro, L5-S2 Dorsiflexión y eversión del pie Dorso del pie y cara externa de la parte
inferior de la pierna
Peroneo superficial Rama sensitiva distal del nervio Ninguna Dorso del pie
peroneo
Sural Ramas cutáneas de los nervios Ninguna Parte externa del pie a la planta del pie
peroneo y tibial
Capítulo 33 Lumbalgia y dolor en las extremidades inferiores 441

Las causas de lumbalgia sin afectación de la pierna comprenden: causado por un esfuerzo físico sugiere una hernia discal como causa
de la radiculopatía. El comienzo motivado por un accidente de tráfico
• Distensión ligamentosa. también puede estar causado por hernia discal, aunque la contusión
• Distensión muscular. de una raíz nerviosa sin compresión es más frecuente después de este
• Dolor de las carillas articulares. tipo de traumatismo. El desarrollo progresivo de síntomas puede de­
• Destrucción ósea. berse a la expansión de la lesión, como un tumor o a una hernia discal
• Inflamación. que se va expandiendo.
Los pacientes con lumbalgia y dolor en la pierna suelen presentar
Las causas de lumbalgia más dolor en la extremidad inferior más síntomas que signos de disfunción neurológica. Por consiguien­
comprenden: te, si la exploración muestra signos sensitivos y motores en una dis­
tribución radicular o neural específica, es más probable que se detec­
• Radiculopatía. te una lesión estructural.
• Plexopatía.

Entre las causas importantes de dolor en la pierna sin lumbalgia


Exploración
figuran: La exploración neurológica se dirige a determinar si los síntomas van
acompañados de signos neurológicos anormales. Es importante la
• Neuropatía ciática. exploración general de la extremidad inferior. Los grupos musculares
• Neuropatía femoral. que se deben explorar comprenden los siguientes:
• Neuropatía peronea.
• Meralgia parestésica. Miísculos de la cintura pélvica
• Neuropatías periféricas.
• Flexores de la cadera (psoas, sartorio).
Es infrecuente la neuropatía tibial aislada. Las lesiones de los nervios • Extensores de la cadera (glúteo mayor, semitendinoso, semimem-
periféricos individuales suelen estar causadas por traumatismos locales, branoso, bíceps femoral).
compresión por tejido conjuntivo o afectación por lesiones de masa. • Aductores de la cadera (grupo aductor: largo, breve, magnus).
La lumbalgia está causada en ocasiones por lesiones no neurológi­ • Abductores de la cadera (glúteo medio, glúteo menor, piramidal de
cas y no esqueléticas. Algunas de las más importantes son: la pelvis).

• Urolitiasis. Músculos de la rodilla


• Quistes y carcinoma ováricos.
• Endometriosis. • Extensión de la rodilla (cuádriceps).
• Infección vesical o renal. • Flexión de la rodilla (semitendinoso, semimembranoso, bíceps
• Aneurisma de aorta abdominal. femoral).

Músculos del tobillo y del pie


DIAGNÓSTICO
• Flexión plantar del pie (gastrocnemio).
El primer paso para llegar al diagnóstico es establecer la localización. • Dorsiflexión del pie (tibial anterior).
La historia y la exploración suelen permitir la diferenciación entre el • Eversores del pie (peroneos).
dolor de causa mecánica, neuropática y no neurológica. • Inversores del pie (tibial posterior).
• Extensión de los dedos del pie (extensor de los dedos).
• Extensión del dedo gordo del pie (extensor largo del dedo gordo).
Historia y exploración • Flexión plantar de los dedos (flexor largo de los dedos del pie).
• Flexión del dedo gordo (flexor del dedo gordo del pie).
Historia
La historia debe centrarse primero en las características de la lumbal­ La exploración sensitiva debe examinar las distribuciones de las
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

gia y del dolor en la pierna: raíces nerviosas y de los nervios periféricos importantes: el femoral,
peroneo, tibial y femorocutáneo externo, raíces lumbares L2-L5 y la
• Modo de comienzo. raíz sacra SI. Los reflejos que se deben estudiar incluyen el reflejo
• Carácter. aquíleo, el rotuliano y los reflejos plantares.
• Distribución. La exacerbación del dolor con algunas maniobras también puede
• Síntomas motores y sensitivos asociados. mostrarse reveladora. El estiramiento de los nervios dañados da lugar
• Control vesical e intestinal. a un mayor dolor al deformar la membrana axonal, aumentando de
• Factores exacerbantes y remitentes. este modo la conductancia de membrana, despolarizando el nervio y
• Historia de factores predisponentes (p. ej., traumatismo, cáncer, produciendo potenciales de acción repetitivos. Elevar la pierna estira­
osteoporosis). da aumenta el dolor en una radiculopatía lumbosacra. La extensión
de la cadera exacerba el dolor de la radiculopatía lumbar alta o del
Por ejemplo, el comienzo agudo de la lumbalgia que se irradia daño de las partes superiores del plexo lumbar, como por infiltración
hacia las piernas sugiere una radiculopatía lumbosacra. El comienzo carcinomatosa o inflamación.
442 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Armado con las anomalías reconocidas a partir de esta historia y • El dolor confinado a la pierna suele estar causado por un trastorno
exploración, el neurólogo puede llegar a una conclusión sobre la lo­ en la pierna, aunque el dolor neuropático desde la columna verte­
calización de la lesión. Este conocimiento estrecha el diagnóstico bral lumbar puede irradiarse en sentido descendente a la pierna sin
diferencial sustancialmente. lumbalgia en una minoría de pacientes.
• El dolor simultáneo en la región lumbar y en la pierna suele estar
Diagnóstico diferencial de la lumbalgia causado por radiculopatía lumbar o, con menor frecuencia, por
plexopatía lumbosacra.
y el dolor en las extremidades inferiores • Las anomalías confinadas a una región radicular suelen estar cau­
El diagnóstico diferencial de la lumbalgia y de dolor en la pierna sadas por una afectación del disco intervertebral o por espondilosis
puede enfocarse como se muestra en las Tablas 33.2 hasta 33.5. La lumbosacra que produce radiculopatía.
clasificación en dolor mecánico y dolor neuropático es útil para limi­ • Las anomalías que afectan a varias regiones radiculares suelen es­
tar el abanico de posibilidades. Siempre se debe recordar la posibili­ tar causadas por lesiones del plexo, y el diagnóstico alternativo es
dad de que se trate de una causa no neurológica. Las siguientes son el de lesiones de la cola de caballo.
algunas directrices básicas para el diagnóstico diferencial de la lum­ • Las lesiones bilaterales sugieren un daño proximal en el conducto
balgia y el dolor en la pierna: vertebral, afectando a las raíces de la cola de caballo.
• El trastorno del control vesical indica una lesión de la cola de ca­
• El dolor confinado a la región lumbar está causado generalmente ballo o, con menor frecuencia, una plexopatía sacra bilateral.
por un trastorno lumbar. • La existencia de más de una lesión puede complicar la localización
neurológica.
• Son posibles las causas no neurológicas de lumbalgia, especial­
TABLA 33.2 mente urolitiasis, aneurisma de aorta abdominal y otras patologías
Clasificación de la lumbalgia y del dolor de la extremidad intraabdominales.
inferior • Las lesiones múltiples hacen más difícil el diagnóstico diferencial.
Por ejemplo, las radiculopatías en dos o más niveles pueden pare­
TIPO EJEMPLOS cer una plexopatía o un proceso neuropático perife'rico.
Dolor mecánico Dolor de las carillas articulares
Destrucción ósea Las causas no neurológicas de lumbalgia comprenden urolitiasis,
Inflamación de la articulación sacroillaca
quistes ováricos, carcinoma pe'lvico, infección vesical y otras lesio­
Osteomielitis
nes retroperitoneales, entre las que figuran tumores, abscesos, aneu­
Dlscitls
Espondilosis lumbar
risma de aorta abdominal y hematomas. Estas afecciones producen
Dolor neuropático Polineuropatía dolor que no se irradia a menos que afecten a estructuras neurales. La
Radiculopatía por discopatía, zóster afectación neural en el abdomen y la pelvis puede producir dolor
o diabetes irradiado, que puede diferenciarse clínicamente de la radiculopatía
Mononeuropatía, que Incluye las sólo si se afectan múltiples raíces nerviosas. Una afectación tempra­
neuropatías del ciático, femoral, na de la función intestinal o vesical y el dolor abdominal sugieren una
femorocutáneo externo y del peroneo de estas afecciones no neurológicas.
Plexopatía por cáncer, absceso,
hematoma o procesos
autoínmunltarlos Evaluación
Dolor no neurológico Urolltiasls
Masa retroperitoneal
La evaluación diagnóstica de la lumbalgia y del dolor en la parte inferior
Quiste o carcinoma ovárlco de la pierna comienza con una apropiada localización clínica y la clasi­
ficación del síntoma. En la Tabla 33.6 se resumen las pruebas diagnós-

TABLA 33.3 Diagnóstico diferencial de la lumbalgia y del dolor de la pierna

TRASTORNO CARACTERISTICAS CLINICAS DIAGNOSTICO


Radiculopatía Lumbalgia con dolor que se Irradia a la pierna con Se sospecha cuando el dolor neuropático se irradia desde
distribución dermatómica. La pérdida sensitiva y la pérdida la espalda hacia la pierna en el territorio de distribución
motora tienen una distribución radicular. Aumento de un único nervio. Puede observarse un disco o masa
del dolor con la tos y los esfuerzos defecatorios en la RM o la TC. El zóster y la diabetes pueden causar
radiculopatía sin estudios anormales
Plexopatía Lumbalgia y dolor en la pierna con carácter neuropático, Se sospecha cuando el paciente presenta dolor en la pierna
disestesias, quemazón o sensación eléctrica. Puede en más de una distribución de un nervio periférico. La RM
producirse lumbalgia cuando la causa es una lesión del plexo o la TC del abdomen y de la pelvis pueden
de masa en la reglón del plexo mostrar una masa o un hematoma
Estenosis vertebral Dolor en la reglón lumbar, nalgas y piernas, especialmente La RM o la TC muestra obliteración del espacio
en la bipedestación, deambulación y extensión subaracnoldeo
de la columna vertebral lumbar

RM: resonancia magnética; TC: tomografía computarizada.


Capítulo 33 Lumbalgia y dolor en las extremidades inferiores 443

Tabla 33.4 Diagnóstico diferencial de la lumbalgia aislada

TRASTORNO CARACTERÍSTICAS CLINICAS DIAGNÓSTICO


Inflamación de la Dolor lateral a la columna vertebral, ya que el sacro Diagnóstico clínico. Las radiografías pueden mostrar
articulación sacroilíaca se inserta en la parte superior del hueso ilíaco. El dolor se cambios degenerativos en la articulación.
exacerba por el movimiento y la presión, pero no se irradia La gammagrafía ósea muestra un aumento
en sentido descendente hacia la pierna de la captación en la región
Dolor de las carillas Dolor paravertebral unilateral o bilateral sin irradiación, Diagnóstico clínico. Las radiografías pueden
articulares que aumenta por el movimiento de la columna vertebral, manifestar degeneración de las carillas articulares
especialmente en la extensión
Quiste o cáncer de ovario Dolor en la cadera y en la región lumbar, que a menudo, pero La TC abdominal y pélvica muestra una lesión
no siempre, se extiende al cuadrante inferior. Pueden de masa en el ovario
producirse trastornos intestinales en la enfermedad avanzada
Masa, absceso o Dolor de espalda, puede ser lateral a la columna vertebral. La TC o la RM muestran un hematoma, aneurisma
hematoma retroperitoneal, Puede asociarse con dolor neuropático superpuesto si hay que erosiona los cuerpos vertebrales anteriores
aneurisma de aorta afectación del plexo o del nervio proximal o masa en el abdomen
abdominal
Urolitiasis Dolor en la zona superior a media de la espalda en la parte Las radiografías pueden mostrar cálculos. Es
externa, que puede irradiarse a la región inguinal. No se característico que la pielografía intravenosa muestre
irradia en sentido descendente hacia la pierna obstrucción al flujo. La TC abdominal con contraste
suele mostrar el cálculo y cualquier obstrucción
Discitis Lumbalgia, exacerbada por el movimiento. En algunos La RM muestra cambios característicos en el disco
pacientes el dolor puede irradiar a abdomen, cadera y en los tejidos circundantes
o pierna

RM: imágenes por resonancia magnética; TC: tomografía computarizada.

Tabla 33.5 Diagnóstico diferencial del dolor de pierna aislado

TRASTORNO CARACTERISTICAS CLINICAS DIAGNOSTICO


Neuropatía peroneal Pérdida de la sensibilidad en el dorso del píe. Debilidad Retraso de la velocidad de conducción del nervio en
en la dorsíflexíón del pie y de los dedos la región de la compresión, por lo general en el cuello
del peroné. El EMG puede mostrar denervación de
los músculos inervados por el peroneo, especialmente
del tibial anterior, sin afectación de la cabeza corta del
bíceps femoral
Neuropatía femoral Dolor y pérdida sensitiva en la parte anterior del muslo, Puede efectuarse en ocasiones el ECN, pero puede ser
con frecuencia con debilidad del cuádriceps y abolición técnicamente difícil. El EMG puede mostrar denervación
del reflejo rotuliano en una distribución limitada al nervio femoral
Síndrome del músculo Dolor desde la espalda o nalga en sentido descendente Diagnóstico clínico. El dolor se irradia hacia la pierna
piramidal de la pelvis hasta la parte posterior del muslo. Exacerbación al por el territorio de distribución por el nervio ciático;
sentarse o subir escaleras. El estiramiento del piramidal de exacerbación del dolor por la flexión y aducción
la pelvis (flexión y aducción de la cadera) empeora el dolor de la cadera. El EMG y el ECN pueden mostrar daño
en la parte proximal del nervio ciático
Meralgia parestésica Dolor y pérdida de la sensibilidad en el territorio de Diagnóstico clínico. Son técnicamente dífícíles de efectuar
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(disfunción del nervio distribución del nervio femorocutáneo externo en la cara los estudios de conducción nerviosa en este nervio
femorocutáneo externo) externa del muslo
Claudicación Dolor en el muslo y en la parte inferior de la pierna con el Se sospecha cuando hay dolor en la pierna con
ejercicio, que no aparece con la extensión de la columna el ejercicio sin dolor de espalda. La ecografía
lumbar o la angiografía confirman la insuficiencia arterial
Plexopatía Dolor de espalda y en la pierna que tiene carácter Se sospecha cuando el paciente tiene dolor en la pierna
neuropático, disestesias, quemazón o sensación eléctrica. en más de un territorio de distribución de un nervio
La plexitis no va acompañada de dolor de espalda periférico. La RM del plexo o la TC del abdomen pueden
mostrar lesión estructural en algunos pacientes
Radiculopatía Dolor en gran parte en una distribución de dermatoma. Se sospecha con dolor que irradia a una pierna,
Puede haber déficit motor y pérdida de reflejos. La con o sin lumbalgia. Se observa mejor por RM
mayoría de pacientes, pero no todos, tiene lumbalgia o TC posmielográfíca

ECN: estudio de conducción del nervio; EMG: electromlografía; RM: resonancia magnética; TC: tomografía computarizada.
444 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Tabla 33.6 Estudios diagnósticos en la lumbalgia y el dolor de la parte inferior de la extremidad inferior

PRUEBA DIAGNÓSTICA VENTAJAS DESVENTAJAS


Resonancia magnética Sensible para la identificación de hernia discal, estenosis Puede destacar en exceso las lesiones estructurales.
vertebral, masa paravertebral en la región del plexo Puede pasar por alto lesiones vasculares de la médula
y tumores perineurales espinal. El radiólogo puede no observar trastornos
paravertebrales porque no son el centro de interés. No
puede efectuarse en pacientes que tengan implantados
dispositivos metálicos o eléctricos
TC sin contraste Es la técnica que mejor muestra los osteófitos y las No puede identificar elementos neurales sin contraste
hernias discales laterales. Puede detectar fracturas ¡ntratecal. Pueden pasarse por alto hernias discales
óseas y extensión de los fragmentos a reglones sin afectación ósea
que pueden contener elementos neurales
Mielografía con TC Muchos neurocirujanos consideran que ésta es la prueba Pueden pasarse por alto las hernias discales muy
posmielográfica definitiva para identificar una hernia de disco lumbar, externas. Es una técnica invasiva, con pequeño riesgo
osteófitos y estenosis de los agujeros intervertebrales. de efectos adversos importantes
Debería realizarse una TC posmielográfica de rutina
Estudios de conducción Sensible para la identificación específica de afectación Los pacientes pueden tener radiculopatía clínicamente
nerviosa y de un nervio, raíz o neuropatía periférica neuropática significativa sin datos electromlográficos de denervación
electromiografía (o viceversa si la radiculopatía es antigua)
Discograma Puede identificar la anatomía discal en comparación con Prueba invasiva, pero el riesgo de complicaciones
la anatomía ósea y neural. Puede confirmar el nivel discal importantes es bajo. Rara vez efectuada en la práctica
si produce dolor que reproduce los síntomas del paciente habitual

TC: tomografía computarizada.

ticas. Las pruebas utilizadas dependen de la presentación clínica, como Estudios de conducción nerviosa y electromiografía
se explica más adelante en el apartado «Síndromes clínicos».
Los estudios de conducción nerviosa (ECN) y la electromiografía
(EMG) se llevan a cabo con dos finalidades principales. Primera, es­
Imágenes por resonancia magnética tos estudios son una importante ayuda para la exploración neurológi­
Habitualmente, se efectúan pruebas de resonancia magnética (RM) ca del sistema nervioso periférico, y pueden ayudar a la localización
para valorar la columna vertebral lumbosacra y el plexo lumbosacro. neurológica. Segunda, la electromiografía puede determinar si una
También pueden emplearse para evaluar los nervios periféricos en la lesión neuropática periférica se asocia con daño neuronal o axonal.
pelvis y en las extremidades inferiores. El daño axonal asociado con radiculopatía o neuropatía por compre­
La RM de la columna vertebral lumbosacra ofrece el máximo ren­ sión sugiere considerar la descompresión quirúrgica. Hay que señalar
dimiento cuando el paciente tiene dolor de espalda asociado con una que los signos de denervación pueden no aparecer en el electromio-
distribución radicular del dolor. El dolor de espalda aislado sin sínto­ grama (EMG) hasta 4 semanas después del inicio del daño axonal.
mas ni signos clínicos en la pierna rara vez se asocia con hallazgos Una neuropatía por compresión de la raíz del nervio, que puede
significativos en la RM. Existen trastornos intramedulares que pue­ ser responsable de dolor en la parte inferior de la pierna, es probable
den no ser manifestados por la RM sin realce por contraste, entre los que enlentezca la velocidad de conducción en la región de la compre­
cuales figuran la meningitis neoplásica y algunas meningitis infec­ sión. Por lo general, las velocidades de conducción proximal y distal
ciosas crónicas. a la compresión son normales, de modo que se ha de estudiar la con­
Aunque las técnicas de RM del plexo lumbosacro y de los ner­ ducción a través del segmento del nervio afectado.
vios periféricos han mejorado enormemente, de forma que esta mo­ Es característico que la radiculopatía se asocie con un ECN nor­
dalidad puede revelar masas, infiltración y algunas lesiones infla­ mal de las ramas periféricas de los nervios, pero que la onda F sea
matorias, la RM puede pasar por alto trastornos que no tienen un lenta. Unos ECN y EMG normales no descartan la presencia de una
defecto estructural. radiculopatía.
Una lumbalgia mecánica no se asocia con alteraciones en el EMG
o ECN. Por tanto, estos estudios no suelen estar indicados, a menos
Mielografía y tomografía computarizada que haya síntomas o signos de afectación neural.
posmielográfica
Con la llegada de la RM, la mielografía se realiza cada vez con menor
Radiografía
frecuencia, pero puede estar indicada si no se obtiene una informa­
ción adecuada con los estudios no invasivos. Se realizan radiografías simples en los pacientes con traumatismo
Se efectúa la punción lumbar y se administra un colorante radio- óseo y en la mayoría de los pacientes con lumbalgia aislada. Entre
opaco en el líquido cefalorraquídeo (LCR). Se efectúan radiografías los posibles hallazgos figuran: artropatía degenerativa, colapso de los
convencionales a medida que se va manipulando el colorante a través cuerpos vertebrales, erosión ósea, subluxación y fractura. También se
de las vías del LCR. En la mayoría de casos, se efectúa una tomogra­ efectúan radiografías de la pelvis y de los huesos largos, y muchas
fía computarizada (TC) posmielográfica. muestran fracturas y lesiones destructivas.
Capítulo 33 Lumbalgia y dolor en las extremidades inferiores 445

Gammagrafía ósea TABLA 33.7


La gammagrafía ósea es importante, en especial cuando existe sospe­ Radiculopatía lumbosacra
cha de afectación ósea por una neoplasia, para explorar múltiples re­
giones óseas. La afectación multifocal hace más probable las causas DEFICITS DEFICITS DEFICITS
neoplásicas que las causas infecciosas de la destrucción. RAÍZ MOTORES SENSITIVOS REFLEJOS
L2 Psoas, Reglón lateral y anterior Ninguno
cuádriceps de la parte superior
del muslo
SÍNDROMES CLÍNICOS L3 Psoas, Parte Inferolnterna Rotuliano
cuádriceps del muslo
L4 Tibial anterior, Parte Interna de la parte Rotuliano
Lumbalgia y dolor en las extremidades inferiores cuádriceps Inferior de la pierna
L5 Tibial anterior, Parte externa de la parte Ninguno
Estenosis de la columna vertebral lumbar peroneo largo, Inferior de la pierna
glúteo mayor
La estenosis de la columna vertebral lumbar es un trastorno que afecta
S1 Gastrocnemlo, Parte lateral del pie, Aquíleo
principalmente a los adultos de mediana edad y mayores. La causa es
glúteo mayor dedos 4 y 5, parte
multifactorial, y las más importantes son la discopatía, la hipertrofia
externa de la reglón
ósea y el engrosamiento del ligamento amarillo. Algunos de los sínto­ plantar
mas están causados, sin lugar a dudas, por la presión directa de estos
tejidos sobre la cola de caballo y las raíces nerviosas que salen de la
médula, pero un factor contribuyente mayor parece ser la compresión
de los vasos que van a las raíces nerviosas. La bipedestación se asocia La presencia de lumbalgia con dolor irradiado en una distribución
con la extensión de la columna lumbar, lo que da lugar a abombamien­ de raíces nerviosas apunta a un diagnóstico de radiculopatía. No siem­
to anterior del ligamento amarillo, que es posterior. La compresión de pre hay déficits motores, sensitivos o de reflejos, de modo que el diag­
los vasos sanguíneos origina isquemia de la raíz nerviosa, que puede nóstico se sospecha atendiendo a los síntomas sin signos objetivos.
producir un intenso dolor y debilidad con el esfuerzo. El diagnóstico se confirma por RM, que puede mostrar hernia dis­
Debe sospecharse el diagnóstico de estenosis de la columna verte­ cal o invasión osteofitaria con compresión de la raíz del nervio. La
bral lumbar en los pacientes con dolor en las piernas que se exacerba RM es el procedimiento diagnóstico de elección para la mayoría de
en la bipedestación y al deambular, y que se alivia rápidamente al los cirujanos, aunque ocasionalmente se emplea la TC posmielográ­
sentarse. La posición en decúbito, especialmente la de prono, puede fica. También puede utilizarse la mielografía con TC, especialmente
exacerbar el dolor, de nuevo por extensión lumbar, característica que en los pacientes con dispositivos electrónicos implantados y válvulas
ayuda a diferenciar la estenosis de la columna vertebral lumbar de la cardíacas metálicas, que no pueden someterse a una RM.
radiculopatía lumbar. Los hallazgos en el SNC suelen ser normales en los pacientes
El diagnóstico se confirma por RM o TC de la columna vertebral con una radiculopatía lumbosacra, aunque las ondas F pueden estar
lumbar, que muestra obliteración del espacio subaracnoideo en el nivel retardadas en la raíz afectada. El EMG puede mostrar signos de
de la lesión. La hipertrofia del ligamento amarillo y la formación de denervación en una distribución de raíz nerviosa, y normalmente
osteófitos suelen ser evidentes en estos estudios. Si existe duda sobre el puede distinguir entre procesos neuropáticos periféricos y una radi­
diagnóstico, puede efectuarse una mielografía con exploración con TC culopatía. Este estudio también puede determinar si existe denerva­
posmielográfica, pero rara vez se requiere esta prueba invasiva. ción con radiculopatía.
El tratamiento puede ser conservador en ausencia de déficit neuro­ El tratamiento de la radiculopatía lumbosacra depende de la inten­
lógicos. La fisioterapia y la medicación pueden ayudar, pero con fre­ sidad de los síntomas, incluidos el dolor y la debilidad. Si los sínto­
cuencia se necesita una descompresión quirúrgica. La debilidad de las mas son leves, puede bastar la administración de fármacos antiinfla­
piernas o una alteración de los esfínteres son indicativos de la necesi­ matorios. Los relajantes musculares pueden producir alivio a corto
dad de descompresión. Aunque las pruebas confirman el beneficio de plazo del espasmo y del dolor musculares.
la descompresión quirúrgica, por lo menos a corto plazo, no está claro Se consideran las opciones quirúrgicas para la radiculopatía
que la cirugía compleja de la columna con instrumentación produzca lumbosacra cuando el paciente presenta un dolor intratable, rebelde
una mejoría sustancial del pronóstico (Gibson y Waddell, 2005). al tratamiento conservador; cuando la debilidad es prominente, es­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

pecialmente si no responde al tratamiento conservador, y cuando


hay trastornos esfmterianos. Cuando éstos están causados por un
Radiculopatía lumbosacra
proceso discal lumbar o espondilosis suele requerirse la cirugía
La radiculopatía lumbosacra suele estar causada por un disco hernia­ de urgencia. Estos pacientes no deben someterse a un tratamiento de
do o por osteófitos que invaden el agujero neural. El disco herniado prueba conservador.
es más frecuente en los pacientes jóvenes; la formación de osteófitos es Una consideración terapéutica importante es la determinación
más habitual en los pacientes de mayor edad. de hasta cuándo debe continuarse el tratamiento conservador en los
Los pacientes refieren dolor de espalda que se irradia hacia la pierna, pacientes con debilidad, antes de considerar las opciones quirúr­
con una distribución congruente con la raíz nerviosa afectada. La radicu­ gicas. En general, la debilidad debe generar por lo menos la con­
lopatía lumbosacra más habitual es la de la raíz nerviosa de SI, produci­ sideración de la intervención quirúrgica. Los pacientes pueden
da por una lesión en el espacio intervertebral L5-S1. En la Tabla 33.7 se presentar debilidad leve y transitoria que responde al tratamiento
presentan los déficits característicos de tipo motor, sensitivo y reflejo que conservador, pero si la debilidad es prolongada o intensa, la recupe­
se asocian con la radiculopatía lumbosacra en los distintos niveles. ración puede quedar comprometida.
446 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

El dolor intratable sin pérdida motora, con o sin pérdida sensitiva, habituales las disestesias y las parestesias en la distribución afectada.
puede tratarse quirúrgicamente, pero la efectividad del tratamiento Las anomalías reflejas dependen del nervio individual afectado.
es limitada. El tratamiento definitivo de la compresión de un nervio periférico
es la liberación quirúrgica. No siempre es necesaria la cirugía, y el
tratamiento conservador puede mostrarse satisfactorio. La infiltra­
Plexopatía ción tumoral del nervio periférico puede tratarse quirúrgicamente,
Plexopatía lumbosacro neoplásica pero la radioterapia puede reducir el tamaño del tumor y aliviar el
Las neoplasias que afectan al plexo lumbosacro pueden ser sólidas o dolor. El tratamiento conservador comprende fisioterapia para mejo­
infiltrantes. Los tumores infiltrantes, como los linfomas, suelen tra­ rar el dolor y la función, antiinflamatorios para mejorar el dolor, an­
tarse con radioterapia, que se sigue habitualmente de quimioterapia tiepilépticos para mejorar el dolor y consejos sobre métodos para
para el cáncer sistémico. Los tumores sólidos que afectan al plexo evitar un daño mayor. Los consejos comprenden la prevención de la
lumbosacro rara vez pueden extirparse quirúrgicamente en su totali­ compresión del nervio y del estiramiento del nervio. Por ejemplo,
dad sin producir un daño importante en el plexo. Inicialmente, se puede mejorarse la compresión del nervio peroneo en el cuello del
aplica radioterapia. El dolor se alivia con frecuencia poco después de peroné evitando presión en la parte posterior de la rodilla con ésta
haber comenzado la radioterapia. Durante el tratamiento inicial, se extendida y evitando agacharse con la rodilla muy flexionada.
emplean con frecuencia los antiepilépticos para aliviar el dolor neu­ A continuación, se explican algunas parálisis de nervios periféri­
ropático. También se utilizan con frecuencia analgésicos puros, y las cos individuales.
formulaciones de opiáceos de liberación sostenida son efectivas en el
tratamiento de esta afección. Neuropatía femoral
El nervio femoral suele lesionarse en la pelvis, cuando pasa por de­
Lesión del plexo por absceso retroperitoneal bajo del ligamento inguinal, o en la pierna. Suelen estar implicados
El absceso retroperitoneal suele estar causado por peritonitis debida trastornos intraabdominales, como lesiones de masa y hematomas.
a neoplasias gastrointestinales o después de cirugía. El absceso retro­ La punción de la arteria femoral para realizar una angiografía tam­
peritoneal puede afectar al plexo lumbosacro. Los pacientes presen­ bién puede ser una causa, ya sea directamente o por medio del hema­
tan dolor abdominal y en el flanco, a menudo con signos manifiestos toma resultante. Los pacientes refieren debilidad, que se detecta más
de infección sistémica, con fiebre, malestar, aumento del recuento fácilmente en el psoas debido a la fuerza del cuádriceps. La pérdida
leucocitario y aumento de la concentración de la proteína C reactiva sensitiva se manifiesta en la parte anterior del muslo y en la cara in­
(PCR). El diagnóstico se confirma por TC del abdomen. El trata­ terna de la pantorrilla; esta pérdida se distribuye por el territorio del
miento suele iniciarse con drenaje quirúrgico, seguido de tratamiento nervio safeno (la rama sensitiva terminal del nervio femoral). Esta
con antibióticos a largo plazo. Con frecuencia, se precisan narcóticos distribución de pérdida sensitiva es útil para diferenciar la neuropatía
para combatir el dolor producido por el absceso retroperitoneal. femoral de la radiculopatía lumbar. Por lo general, el reflejo rotuliano
suele estar disminuido.
Lesión del plexo por hematoma retroperitoneal El diagnóstico se ve apoyado por pruebas electromiográficas de
El hematoma retroperitoneal suele estar causado por un trastorno de denervación en el cuádriceps, pero no en la parte inferior de la pierna
la coagulación, una fractura pélvica o cirugía abdominal. En ocasio­ ni en los músculos de la parte posterior del muslo; es especialmente
nes, un sangrado alrededor del sitio de la arteriografía puede dar lu­ importante explorar los aductores, porque están inervados por las
gar a un rastro de sangre en el interior de la región del plexo lumbo­ mismas raíces nerviosas que el nervio femoral, pero a través del ner­
sacro. El diagnóstico se sospecha en los pacientes con síntomas vio obturador. Un electromiograma normal no puede descartar este
motores y sensitivos en la pierna, que se hallan en riesgo de hemorra­ diagnóstico, porque muchos pacientes no tienen una denervación ac­
gia intraabdominal; el dolor abdominal y en las piernas es frecuente. tiva o crónica. El ECN del nervio femoral es difícil, especialmente en
El diagnóstico se confirma por TC del abdomen, que puede mostrar los pacientes de gran tamaño, que se hallan predispuestos al desarro­
sangre en la región del plexo. llo de neuropatía femoral.
El tratamiento del hematoma del plexo es de soporte. Rara vez se El tratamiento rara vez es quirúrgico, a excepción de la extirpa­
requiere la evacuación del hematoma, y la cirugía se reserva única­ ción de un hematoma masivo en el psoas o ilíaco. La pérdida de peso
mente para los pacientes con una pérdida hemática continuada, que y evitar una flexión acusada de la cadera pueden reducir la probabili­
debe corregirse. dad de daño persistente. La fisioterapia ayuda a la recuperación de la
fuerza. La neuropatía femoral suele mejorar.

Dolor de la pierna sin lumbalgia Meralgia parestésica


La disfunción del nervio femorocutáneo externo está causada habi­
Síndromes de nervios periféricos tualmente por compresión al pasar por debajo del ligamento inguinal.
La parálisis de los nervios periféricos suele estar causada por una La obesidad y el embarazo predisponen a este trastorno.
compresión sostenida. La parálisis peronea es el síndrome más fre­ La meralgia parestésica es el síndrome sensitivo de dolor y pérdi­
cuente en las extremidades inferiores causada por presión en el cuello da sensitiva en la parte externa del muslo. Los pacientes refieren en­
peroneal. La neuropatía femoral suele ser el resultado de causas in- tumecimiento y, con frecuencia, dolor en la parte externa del muslo.
traabdominales, y puede ser difícil de diferenciar de la plexopatía No hay déficits motores. La meralgia parestésica se diferencia de la
lumbar superior. neuropatía femoral por la distribución lateral de los hallazgos sensiti­
El diagnóstico de parálisis de un nervio periférico es clínico, y los vos y por la ausencia de alteraciones motoras y reflejas.
síntomas y signos quedan confinados a una distribución neural. Los El ECN del nervio femorocutáneo externo, aunque viable, es
pacientes suelen manifestar dolor neuropático y pérdida sensitiva. Son técnicamente difícil incluso en las mejores circunstancias. Es más
Capítulo 33 Lumbalgia y dolor en las extremidades inferiores 447

difícil aún en los pacientes obesos, que presentan mayor riesgo de modo que habitualmente está justificado realizar técnicas de imagen
compresión del nervio. de la columna vertebral. La neurografía con RM puede mostrar la
El tratamiento es conservador. La pérdida de peso suele ser efec­ lesión en muchos pacientes.
tiva en la prevención de la recurrencia. Los antiepilépticos y los El síndrome del piramidal suele tratarse con agentes antiinflama­
antidepresivos tricíclicos son efectivos para el dolor neuropático. torios para las exacerbaciones agudas y con fisioterapia, que puede
Un bloqueo nervioso puede apoyar el diagnóstico en los pacientes ajustarse para tratar los problemas específicos y cualquier limitación
que no responden a las medidas conservadoras. Rara vez se efectúa asociada. En ocasiones se administran inyecciones locales de corti­
la cirugía, y existe controversia en relación con sus indicaciones coides. Rara vez se efectúa un tratamiento quirúrgico, y existe contro­
y efectividad. versia sobre las indicaciones y la efectividad esperada del tratamiento
quirúrgico.
Neuropatía del nervio ciático
El lugar donde se lesiona con mayor frecuencia el nervio ciático es a Neuropatía del peroneo
su paso por la incisura ciática y mientras desciende a la parte superior La neuropatía del peroneo suele estar causada por compresión del
de la pierna. La compresión puede producirse en pacientes que sufren nervio al pasar desde la fosa poplítea a través del cuello del peroné al
un coma prolongado, especialmente en los que son muy delgados. El compartimento anterior de la parte inferior de la pierna. Los pacien­
nervio ciático también es susceptible de lesionarse por fracturas pél­ tes presentan con frecuencia un pie caído por debilidad del tibial an­
vicas y sacras, cirugía o luxación de la cadera, lesión por pinchazos terior. El diagnóstico se confirma por ECN y EMG, con retraso de la
con jeringas o por cualquier lesión penetrante. conducción del nervio peroneo a su paso por la región de la compre­
Los pacientes presentan dolor que suele localizarse en la proxi­ sión, por lo general al atravesar el cuello del peroné. El EMG muestra
midad de la lesión del nervio ciático, aunque la irradiación del do­ denervación activa y crónica en muchos pacientes en consonancia
lor es habitual. La pérdida de sensibilidad es prominente por debajo con el daño axonal indicado por el pie caído.
de la rodilla, preservando la parte interna de la parte inferior de la La neuropatía peroneal puede producirse por reposo en cama pro­
pierna (territorio de la rama safena del nervio femoral). La debili­ longado o por hiperflexión de la rodilla, normalmente por una activi­
dad puede afectar a todos los músculos de la parte inferior de la dad profesional. El trastorno también puede ir acompañado de una
pierna, pero los músculos inervados por el peroneo tienen una ma­ neuropatía periférica, predisponiendo a parálisis por presión, o puede
yor probabilidad de mostrar debilidad por dos razones: primera, los ser el resultado de una banda fibrosa insertada en el peroneo largo,
extensores del pie inervados por el tibial son tan fuertes que debería facilitando la compresión nerviosa. Se ha observado también por la
haber una debilidad sustancial para que en la exploración fuera ma­ presión en los estribos obstétricos, por estar sentado mucho tiempo
nifiesta la debilidad; segunda, la división peronea del nervio ciático con las piernas cruzadas y en el estiramiento y compresión por con­
es más susceptible a la lesión por compresión que la división tibial, tracción continua del músculo tibial anterior en los bailarines. Una
incluso en la parte alta del muslo. banda fibrosa por debajo de la cabeza superficial del peroneo largo se
El diagnóstico es clínico, aunque el EMG puede mostrar dener­ encuentra en una proporción muy superior de pacientes con compre­
vación en los músculos inervados por el ciático; pueden no obser­ sión del peroneo que en los pacientes sanos.
varse signos de denervación hasta 4 semanas después de la lesión.
El ECN suele ser normal, pero el estudio de las ondas F puede mos­ Polineuropatía
trar un retraso. La neuropatía periférica es una causa frecuente de dolor en las extre­
El tratamiento de la compresión del ciático es de soporte, evitando midades inferiores. El diagnóstico diferencial de este trastorno es
la compresión recurrente. Los antidepresivos tricíclicos y los antiepi­ extenso, como cabe esperar. Entre las causas más habituales figuran
lépticos se emplean habitualmente para el dolor neuropático y en al­ la diabetes mellitus, la neuropatía familiar, las neuropatías metabóli­
gunos pacientes con lesión aguda del ciático se requieren opiáceos cas y la vasculitis. Los pacientes presentan dolor, que tiene un carác­
para tratar el dolor a corto plazo. La exploración quirúrgica y la des­ ter diferente dependiendo del tipo de neuropatía. La neuropatía de
compresión sólo se realizan cuando hay una clara lesión estructural fibra pequeña se manifiesta con quemazón, que con frecuencia es
como un tumor neural o perineural. peor por la noche. La neuropatía de fibra gruesa se manifiesta con
disestesias y parestesias, con frecuencia con dolor que se parece a las
Síndrome del músculo piramidal de la pelvis descargas eléctricas.
El síndrome del piramidal de la pelvis es una afección infrecuente El diagnóstico suele quedar confirmado por ECN y EMG. La neu­
en la que el nervio ciático está comprimido por el músculo piramidal en ropatía axonal es más frecuente que la neuropatía desmielinizante.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

la región glútea posterior. La hipertrofia del músculo piramidal y En ocasiones, los pacientes con una neuropatía sensitiva predomi­
otras variantes anatómicas predisponen al síndrome del piramidal. nantemente de fibra pequeña tienen un ECN normal. Los estudios
Esta dolencia puede afectar no solamente al tronco ciático principal utilizados para el diagnóstico de la neuropatía periférica se explican
sino también al nervio glúteo superior. en el Capítulo 80.
Los pacientes presentan dolor en la nalga, que se irradia en senti­ El tratamiento se realiza con antidepresivos tricíclicos o antiepi­
do descendente hacia la pierna y se exacerba por la aducción y flexión lépticos. Se emplea habitualmente amitriptilina en los pacientes con
de la cadera. El dolor tiende a agravarse por una sedestación prolon­ dolor neuropático de fibra pequeña, y antiepilépticos en los pacientes
gada, subir escaleras u otras maniobras que irritan el músculo pirami­ con dolor neuropático de fibra gruesa. Cuando los pacientes tienen
dal de la pelvis. síntomas de ambos tipos de fibras, el tratamiento con gabapentina,
El diagnóstico es clínico. Un paciente con síntomas de neuropatía pregabalina u oxcarbazepina puede ser de utilidad. El tratamiento
del ciático tiene rasgos clínicos característicos en la exploración, y no combinado con un antidepresivo tricíclico y un antiepiléptico es be­
presenta signos de radiculopatía ni de estenosis vertebral. La claudi­ neficioso en ocasiones. A veces se emplean analgésicos puros por la
cación vertebral puede confundirse con el síndrome del piramidal, de noche para ayudar al sueño del paciente (Singleton, 2005).
448 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

Plexopatía El tratamiento con agentes antivíricos, como aciclovir o famciclo­


vir, debe comenzarse en las primeras 72 horas después del inicio de
Plexitis lumbosacra los síntomas. De este modo se puede ayudar a acelerar la recupera­
La plexitis lumbosacra es similar a la plexitis braquial, un proceso ción y reducir la incidencia de la neuralgia postherpética. Con fre­
presuntamente autoinmunitario, pero es menos frecuente. Esta enti­ cuencia, se emplean corticoides, dado que la probabilidad del zóster
dad se diferencia de la radiculitis, que puede ser un trastorno inflama­ diseminado no es apreciablemente mayor en los pacientes inmuno-
torio de origen autoinmunitario o infeccioso. competentes. Los corticoides reducen el dolor neuropático agudo y
El tratamiento de la plexitis lumbosacra idiopática es de soporte y pueden disminuir la incidencia de la neuralgia postherpética. Los
no se conoce que haya una intervención médica que altere el curso de corticoides son más importantes para el zóster oftálmico que para el
la enfermedad. zóster de las extremidades inferiores.
Habitualmente, se emplean antiepilépticos. También se adminis­
tran en ocasiones corticoides e inmunoglobulinas por vía intravenosa
a dosis elevadas, aunque no está claro que sus beneficios superen los Claudicación de las arterias de las piernas
riesgos. La plexitis lumbosacra es una indicación para utilizar opiá­ Se comenta aquí la claudicación arterial porque es un elemento im­
ceos puros, porque la duración del dolor suele ser de semanas, más portante en el diagnóstico diferencial de la estenosis vertebral. La
que de meses. A medida que va remitiendo el dolor y la debilidad es vasculopatía de las arterias ilíacas y de las ramas terminales produce
más prominente, se suele disminuir gradualmente las dosis de anal­ una perfusión marginal de los músculos de las extremidades inferio­
gésicos y hasta suspenderlos. Son especialmente útiles los opiáceos res. La deambulación y otras actividades moderadas exacerban la is­
de liberación sostenida en los pacientes con plexitis. quemia, produciendo dolor y debilidad con el ejercicio. En este rasgo
puede asemejarse a la estenosis vertebral, pero se la distingue de la
Amiotrofia diabética isquemia vascular por la ausencia de lumbalgia asociada a la claudi­
La amiotrofia diabética es una plexopatía lumbosacra que se produce cación, la falta de exacerbación del dolor en la pierna con la exten­
en pacientes diabéticos. Se cree que el trastorno es una vasculopatía sión lumbar en decúbito y la presencia de cambios vasculares en la
inflamatoria, con un daño que probablemente está mediado por un pierna, que deben estar ausentes en la estenosis vertebral.
proceso de tipo inmunitario. Los pacientes presentan dolor en la ca­ La claudicación se diagnostica por las imágenes vasculares. La
dera y el muslo asociado con debilidad del cuádriceps, psoas y aduc­ ecografía puede ser una buena prueba de cribado, pero la angiogra-
tores. La plexopatía es más frecuente unilateral que bilateral. fía puede proporcionar el diagnóstico definitivo y, en algunas per­
La presencia de dolor y debilidad proximales en un paciente con sonas, puede ser la forma de establecer el tratamiento definitivo por
diabetes conocida sugiere el diagnóstico de amiotrofia diabética. angioplastia.
Debe diferenciarse de la radiculopatía lumbar y de otras lesiones es­
tructurales en la región del plexo. El ECN y el EMG muestran poli-
neuropatía periférica y denervación en los músculos proximales, que Lumbalgia sin dolor en la pierna
comprenden cuádriceps, psoas y aductores. La RM y la TC no mues­
tran una lesión estructural. Lumbalgia mecánica
El tratamiento es sintomático. El tratamiento inmunomodulador La lumbalgia mecánica suele estar causada por la distensión de los
con inmunoglobulinas puede reducir la duración del déficit, pero no músculos y ligamentos paraespinales, con inflamación local. Los
se administra de manera habitual. La mayoría de los pacientes mejo­ desgarros musculares también pueden causar una lumbalgia aguda.
ran, aunque la recuperación es incompleta en muchos de ellos. El Por consiguiente, la lumbalgia mecánica suele ser una combinación
dolor remite antes que la recuperación de la fuerza muscular. de dolor óseo, muscular y del tejido conjuntivo. Los pacientes pre­
sentan dolor en la región lumbar, sin síntomas radiculares, y no
muestran alteraciones motoras, sensitivas o de los reflejos en la ex­
Herpes zóster
ploración. Cualquier debilidad o alteración de la marcha puede de­
Al reactivarse el virus de la varicela-zóster, el síntoma de presenta­ berse al dolor y no a un déficit neurológico.
ción es el dolor en la distribución de una raíz nerviosa. Los pacientes El diagnóstico es clínico y por exclusión de otras causas. En au­
presentan dolor neuropático intenso confinado a la distribución de sencia de déficits neurológicos objetivos, no se suele requerir inicial-
una raíz. En la mayoría de los pacientes se produce una erupción mente la RM vertebral, pero puede efectuarse una radiografía para
vesicular en la misma distribución cutánea, pero el dolor comienza descartar fracturas o erosión ósea. No suelen estar indicados el ECN
con frecuencia antes de los cambios cutáneos, y éstos son variables. ni el EMG. En ausencia de signos de destrucción ósea o neural, pue­
En último término, la erupción evoluciona a la formación de costras de optarse por el tratamiento conservador. Si el paciente no responde
y deja algunos cambios pigmentarios. El dolor remite en la medida al tratamiento inicial, puede efectuarse un nuevo estudio con RM.
en que lo hace la inflamación, aunque el paciente puede quedar con La lumbalgia mecánica suele tratarse con un período inicial de re­
déficit sensitivo o motor. La debilidad puede ser manifiesta en un poso de aproximadamente 2 días, seguido de un aumento de la activi­
músculo inervado predominantemente por una única raíz nerviosa. dad. La fisioterapia puede ser de utilidad durante este período inicial
El diagnóstico es clínico, y cuando la erupción está presente al del tratamiento. Después del tratamiento inicial, se siguen unas pautas
comienzo no suele ser necesario efectuar técnicas de imágenes es­ de autoayuda con el fin de reducir la probabilidad de lumbalgia recu­
tructurales. Con frecuencia no se requieren ECN ni EMG, aunque rrente. Los relajantes musculares pueden ayudar a reducir la tensión de
éstos pueden mostrar denervación en los músculos afectados si hay los músculos, que impide el movimiento y la fisioterapia satisfactoria.
daño persistente de la raíz nerviosa. El diagnóstico diferencial es más Los pacientes que no responden al tratamiento conservador pue­
amplio antes del desarrollo de la erupción, e incluye la radiculopatía den obtener beneficio por medio de bloqueos epidurales. En ocasio­
por otras causas, como discopatía y osteófitos. nes, se realiza una intervención por los «discos que sobresalen» en
Capítulo 33 Lumbalgia y dolor en las extremidades inferiores 449

pacientes que tienen clínicamente una lumbalgia aparentemente me­ La presencia de un tumor puede predisponer a las vértebras lumbares
cánica, aunque la probabilidad de respuesta no es alta. al colapso con un traumatismo o estrés mínimos. Los pacientes ma­
nifiestan intensa lumbalgia, por lo general sin síntomas radiculares.
Si el colapso da lugar a compresión ósea de las raíces nerviosas, pue­
Síndrome doloroso de las carillas articulares de producirse dolor radicular, además de la lumbalgia. Si hay com­
El dolor procedente de las carillas articulares de la columna vertebral presión de la cola de caballo, puede producirse una debilidad difusa
lumbosacra no suele ser una entidad aislada sino más bien un compo­ de las piernas con trastornos esfinterianos.
nente de lumbalgia mecánica. El dolor es el resultado de cambios dege­ Se sospecha el diagnóstico cuando un paciente manifiesta lumbalgia
nerativos a largo plazo en las carillas articulares, por lo general causados que se exacerba con el movimiento, sacudidas o ciertas posturas, como
por distensión. Una actividad enérgica repetitiva, el peso excesivo y una flexionarse o girarse. Las radiografías y la exploración con TC pueden
postura anormal pueden predisponer al dolor de las carillas articulares. mostrar fácilmente la destrucción ósea. La gammagrafía ósea confirma
Un traumatismo agudo en la espalda puede producir una inflamación el daño y puede cribar otras regiones en busca de lesión. Sin embargo,
articular activa que puede curarse de modo espontáneo. estos estudios no pueden diferenciar por lo general la causa de la com­
El dolor de las carillas articulares suele ser lateral a la columna presión. La RM realiza mejor esta diferenciación, pero no es precisa.
vertebral, y se exacerba al extender la columna o flexionarla hacia el El tratamiento consiste en la inmovilización del sitio de la fractu­
lado afectado. Con frecuencia, el dolor de las carillas articulares es ra, que puede incluir una abrazadera. Con frecuencia se precisan
bilateral. Una sedestación prolongada o subir escaleras, así como analgésicos puros, en especial durante la noche. Se deben evitar los
mantener una misma postura durante un período de tiempo prolonga­ corticoides si la causa es la osteoporosis, pero pueden ser de gran
do, tienden a exacerbar el dolor. Los pacientes manifiestan dolor sin utilidad en el caso de colapso vertebral maligno. Este suele tratarse
déficit motor, sensitivo o reflejo, a menos que haya una radiculopatía con radioterapia; se efectúa cirugía si la columna vertebral es inesta­
coexistente o estenosis vertebral. ble debido a la destrucción, o si no hay un tumor primario conocido
Los resultados de los estudios diagnósticos suelen ser normales. en un paciente con presunta afectación medular neoplásica. Son con­
En las radiografías pueden observarse cambios degenerativos cróni­ trovertidos los beneficios de la descompresión quirúrgica aguda en el
cos, pero ante un dolor agudo de las carillas articulares los hallazgos caso de compresión neoplásica de la cola de caballo.
radiológicos pueden ser irrelevantes.
El dolor de las carillas articulares suele tratarse con antiinflamato­
rios y fisioterapia. Suele ser de utilidad evitar los movimientos que
Discitis lumbar
exacerban el dolor. Pueden efectuarse bloqueos de las carillas, pero La discitis es un proceso inflamatorio que afecta a los discos interver­
con frecuencia no son necesarios. Como parte de la fisioterapia, la tebrales en cualquier nivel y con frecuencia se produce en la columna
tracción puede cambiar la distribución de la carga de peso sobre las lumbar. En los adultos, Staphylococcus aureus y las micobacterias
articulaciones. La fisioterapia puede reforzar los músculos paraespi- son las causas más importantes, aunque la lista de patógenos posibles
nales y mejorar la postura. es extensa. El microorganismo causal suele reflejar el foco de disemi­
nación de las bacterias; por ejemplo, infección cutánea, de vías urina­
rias o intestinal. Es probable que la discitis asociada con cirugía lum­
Osteomielitis de la columna lumbar bar reciente esté causada por bacterias resistentes. En los niños, la
La osteomielitis vertebral es más frecuente en la región lumbar y discitis también suele deberse a S. aureus, pero las manifestaciones
puede desarrollarse como secuela de un traumatismo, infección uri­ extraespinales de la infección son menos probables.
naria, infecciones respiratorias u otras causas de sepsis. Los pacien­ Los pacientes manifiestan lumbalgia con una restricción acusada
tes presentan lumbalgia, que puede desarrollarse semanas después de de la flexión de la columna vertebral, porque la flexión aumenta la
que haya cesado la infección desencadenante. La limitación de los presión sobre el disco y el espacio intervertebral. Pueden estar ausen­
movimientos de la columna vertebral y la rigidez de los músculos tes signos manifiestos de infección con fiebre y escalofríos, aunque
paraespinales son signos adicionales. Hay dolor local en la columna los pacientes con discitis postoperatoria normalmente sí presentan
vertebral lumbar, con dolor a la percusión. síntomas sistémicos.
Se sospecha el diagnóstico en los pacientes con lumbalgia sin El diagnóstico viene sugerido por la presencia de lumbalgia inten­
irradiación asociada con signos sistémicos de infección (fiebre, au­ sa sin un componente radicular, con dolorimiento y espasmo de los
mento de la proteína C reactiva y leucocitosis). La RM muestra cam­ músculos paravertebrales, asociados con un deseo por parte del pa­
bios en el cuerpo vertebral y, con frecuencia, en el músculo psoas ciente de flexional' las caderas, pero no la columna vertebral. La ve­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

adyacente. Las radiografías manifiestan degeneración del borde dis­ locidad de sedimentación globular (VSG) y la PCR suelen estar au­
cal del cuerpo vertebral y estenosis del espacio intervertebral. La mentadas. El diagnóstico puede confirmarse por RM, que muestra
biopsia con aguja suele poner de manifiesto el microorganismo cau­ una disminución de la intensidad de la señal del disco en las imáge­
sal en la mayoría de los pacientes. Por lo general, no se requiere la nes potenciadas en TI y un aumento de la señal en las imágenes po­
biopsia abierta. tenciadas en T2, con frecuencia con cambios en los platillos de las
El tratamiento consiste en antibióticos y reposo en cama. En los vértebras adyacentes. La gammagrafía ósea muestra un aumento de
pacientes que no responden a los antibióticos es necesario el desbri- la captación en la región del disco infectado. Las radiografías mues­
damiento quirúrgico. tran estrechamiento del espacio intervertebral.
La RM es la prueba más sensible para la discitis. Con frecuencia
debe realizarse una biopsia para identificar el microorganismo. El
Compresión de la columna vertebral lumbar tratamiento empieza con reposo en cama y antibióticos. No suele ser
La compresión de los cuerpos vertebrales lumbares se produce en el necesaria una cirugía extensa; incluso la discitis tuberculosa se trata
contexto de un traumatismo agudo, osteoporosis, infección o tumor. satisfactoriamente con antibióticos en más del 80% de casos.
450 Parte 1 Abordaje de trastornos neurológicos frecuentes

En algunos pacientes, puede necesitarse una discectomia con fu­ Filler, A. G., Haynes, J., Jordan, S. E., et al. 2005, Sciatica of nondisc origin and
sión de los cuerpos vertebrales adyacentes para aliviar los síntomas. piriformis syndrome: diagnosis by magnetic resonance neurography and inter­
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'%*•

Pifl
P A R T E

Investigaciones ___
neurológicas
y neurociencias
clínicas
relacionadas
c a p í t u l o Pruebas de laboratorio
PARA EL DIAGNÓSTICO
Y TRATAMIENTO DE LA
ENFERMEDADES NEUROLÓGICAS
Walter G. Bradley, Robert B. Darojf,
Gerald M. Fenichel y Joseph Jankovic

Rendimiento diagnóstico de las pruebas de laboratorio 454 Fiabilidad de las pruebas de laboratorio 456
Interpretación de los resultados de las pruebas de laboratorio 454 Análisis de la decisión 456
Riesgo y coste de las pruebas 455 Estudios de investigación y hospitales docentes 457
Análisis de la relación riesgo/beneficio 455 Confidencialidad del paciente 458
Análisis de la relación coste/beneficio 456 Papel de las investigaciones de laboratorio en el tratamiento de las enfermedades
Orden de prioridad de las pruebas 456 neurológicas 458

La historia y la exploración son la clave para establecer el diagnós­ nos de edad avanzada y en los hipertensos y diabéticos), el neuro-
tico en un paciente con enfermedad neurológica (v. Capítulo 1). Sin rradiólogo informará que el diagnóstico diferencial incluye la
embargo, las investigaciones de laboratorio están adquiriendo una esclerosis múltiple, a pesar de que el paciente no presente síntomas
importancia creciente en el diagnóstico y tratamiento, y se explican de dicha enfermedad.
con detalle en los capítulos posteriores sobre los trastornos especí­ Además, las modalidades de neuroimagen se han ampliado de
ficos. Una prueba puede ser diagnóstica (p. ej., el hallazgo de crip- forma notable en la última década, y el neurólogo que pide estas
tococos en el líquido cefalorraquídeo [LCR] de un paciente con pruebas debe estar familiarizado con cada una para que se utilicen
meningitis subaguda, una baja concentración de vitamina E en un las secuencias y métodos específicos para estudiar la cuestión con­
paciente con ataxia y temblor, o una baja concentración de vitami­ creta presentada por el caso del paciente. Además, debido al empleo
na B p en un paciente con mielopatía y neuropatía combinadas). Una cada vez más frecuente de marcapasos, estimuladores cerebrales
prueba puede ser útil para valorar hasta qué punto el sistema ner­ profundos y otros dispositivos, el neurólogo debe saber que hay que
vioso está funcionando correctamente. Por ejemplo, el hallazgo de tomar ciertas precauciones antes de pedir una RM; en muchos ca­
una respuesta visual evocada anormalmente retrasada en un ojo en sos, debe utilizarse la TC 11 otras pruebas para evitar un posible
un paciente con posible esclerosis múltiple muestra que se ha pro­ daño al paciente.
ducido un proceso de desmielinización en el nervio óptico, y puede Pueden emplearse los resultados de las pruebas de laboratorio
ayudar a confirmar el diagnóstico. para determinar la respuesta al tratamiento. Por ejemplo, una veloci­
Las pruebas de laboratorio deben dirigirse a probar o desaprobar dad de sedimentación elevada en un paciente con arteritis craneal
o la hipótesis de que cierta enfermedad es responsable de la afecta- disminuye con el tratamiento con corticoides y control de la enferme­
3 ción del paciente. No deben emplearse como una «expedición de dad. Un aumento de la velocidad de sedimentación a medida que se
= pesca». En ocasiones, un médico que no pueda formular un diag- va reduciendo la dosis de corticoides indica que la enfermedad ya no
" nóstico diferencial a partir de la historia clínica y de la exploración se encuentra adecuadamente controlada y que pronto volverán las
se siente tentado a solicitar una amplia gama de pruebas para saber cefaleas y el riesgo de pérdida visual.
qué hay de anormal. Es probable que este planteamiento añada con- Es importante emplear juiciosamente las pruebas de laboratorio y
c fusión, porque pueden encontrarse «anormalidades» que no tengan comprender su sensibilidad, especificidad y costes. El médico debe
í relevancia en relación con los síntomas del paciente. Por ejemplo, saber cómo interpretar los estudios hematológicos, bioquímicos y
o muchos pacientes se remiten al neurólogo para determinar si tienen bacteriológicos, y las investigaciones neurodiagnósticas específicas.
% esclerosis múltiple porque sus médicos solicitaron una técnica de Estos últimos estudios comprenden la neurofisiología clínica, técni­
imagen por resonancia magnética (RM) del cerebro por cualquier cas de neuroimagen, pruebas de ADN neurogenético y el estudio
otra finalidad, como para la investigación de cefaleas. Si la RM neurohistológico del tejido biopsiado. Es fundamental conocer las
muestra pequeñas alteraciones potenciadas en T2 en el centro se- diversas pruebas de ADN y cómo interpretarlas, antes de solicitarlas,
© mioval (cambios que se observan en una proporción de adultos sa­ porque sus resultados pueden tener consecuencias trascendentales no

453
454 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

sólo para el paciente sino para otros familiares afectados o no. El neu­ tando la capacidad de los médicos para confirmar el diagnóstico de
rólogo también debe tener un conocimiento suficiente de numerosas un número creciente de trastornos neurológicos, con lo que se sos­
disciplinas relacionadas que hacen que las investigaciones específi­ laya la necesidad de estudios más invasivos.
cas sean útiles en el diagnóstico neurológico. Estas comprenden la La RM está sustituyendo a la TC en la mayoría de las enferme­
neuroendocrinología, neuroepidemiología, neuroinmunología y neu- dades, y la angiografía por resonancia magnética y la venografía
rovirología, neuropsicología, neurooftalmología, neurootología y han sustituido en gran medida a la arteriografía convencional. Mu­
neurourología. Los Capítulos 37 a 43 describen estas disciplinas y las chas investigaciones antiguas se han abandonado a favor de las
investigaciones que ofrecen. pruebas más modernas y menos invasivas, como en el caso de la
Puede requerirse la biopsia del músculo esquelético o del nervio neumoencefalografía y la angiografía de la carótida con punción
periférico para diagnosticar enfermedades neuromusculares. Puede directa. El neurólogo debe tener un conocimiento adecuado sobre
requerirse una biopsia cerebral para diagnosticar un tumor, una in­ cada prueba de laboratorio para solicitarla e interpretar los resulta­
fección, vasculitis o, rara vez, una enfermedad degenerativa del sis­ dos de modo inteligente. Como regla general, no es razonable soli­
tema nervioso. citar una prueba de laboratorio si el resultado no va a influir en el
Las investigaciones realizadas para diagnosticar las enferme­ diagnóstico o tratamiento. Las pruebas han de utilizarse para diag­
dades neurológicas cambian rápidamente. Los estudios genéticos nosticar y tratar a los pacientes, no para protegerse frente a litigios.
de mutaciones de ADN en la sangre permiten en la actualidad el Cuando se emplean de modo juicioso, las pruebas de laboratorio
diagnóstico de la enfermedad de Huntington, un número creciente sirven para los dos propósitos; cuando se solicitan de modo indis­
de ataxias espinocerebelosas, una forma de distonía autosómica criminado no sirven para ninguno de ellos.
dominante (DYT1), la distrofia de Duchenne y otras distrofias
musculares, muchas formas de la enfermedad de Charcot-Marie-
Tooth, el síndrome de Rett, la permutación de X frágil, y una RENDIMIENTO DIAGNÓSTICO
variedad de otros trastornos neurogenéticos (v. http://www.gene- DE LAS PRUEBAS DE LABORATORIO
tests.org: http://www.geneclinics.org; http://www.ncbi.nlm.nih.
gov/entrez/query.fcgi?db=OMIM). También pueden ser diagnós­ Al elegir las pruebas, hay que decidir qué información servirá de
ticas las pruebas hematológicas para la investigación del virus de ayuda para distinguir entre las enfermedades que figuran en la lista
la inmunodeficiencia humana (VIH), la enfermedad de Lyme, del diagnóstico diferencial. Está justificada una prueba si el resultado
otras infecciones y diversos síndromes paraneoplásicos que afec­ confirma o descarta una enfermedad dada o si altera el tratamiento
tan al sistema nervioso. Por ejemplo, hay tres tipos de anticuerpos del paciente, con tal de que no entrañe demasiados riesgos o sea do­
frente a las células de Purkinje: anti-Yo (PCA-1), que se observan lorosa. Está justificada una punción lumbar (PL) si el paciente pre­
en tumores de mama, ovarios y anexos; anticuerpo anticitoplásmi- senta un cuadro clínico de meningitis, cuando puede confirmar el
co atípico (anti-Tr o PCA-Tr), observado en la enfermedad de diagnóstico y poner de manifiesto el microorganismo responsable.
Hodgkin y en los tumores de pulmón y colon, y PCA-2, identifi­ Sin embargo, no debe solicitarse un cultivo ni el antibiograma en
cado principalmente en los tumores pulmonares. Además, hay tres cada muestra de LCR enviada al laboratorio si la meningitis no forma
anticuerpos antineuronales: anti-Hu (ANNA-1), observados en parte del diagnóstico diferencial. Debido a que la PL es invasiva, con
posible conjunción con encefalomielitis, tumor pulmonar micro- posibles complicaciones, no está justificada salvo que un hallazgo
cítico y tumores de mama, próstata y neuroblastoma; anti-Ri anormal ayude al diagnóstico.
(ANNA-2), observados en tumores de mama y ovario, y anti-Hu El médico debe aportar una información clínica completa y sub­
atípicos, observados en tumores de pulmón, colon, adenocarcino­ rayar las cuestiones para las que se buscan respuestas en las in­
ma y linfoma. El anticuerpo anti-CV2 (CRMP), expresado por los vestigaciones. El electrofisiólogo observará más cuidadosamente
oligodendrocitos, se asocia con un síndrome de ataxia y neuritis en busca de denervación en cierto miotoma si el paciente tiene un
óptica, y se ha observado en el carcinoma pulmonar microcítico. síndrome que sugiera la hernia de dicho disco. El neurorradiólogo
No está bien definido el papel que desempeñan los anticuerpos tendrá su propia opinión para buscar pruebas de un aneurisma de
antineuronales, como los supuestamente dirigidos hacia compo­ la arteria comunicante posterior si el neurólogo ha indicado que
nentes de los ganglios basales, y pueden tener una importancia hay una parálisis del tercer par en el paciente con una hemorragia
patogénica dudosa. subaracnoidea.
Se han observado anticuerpos dirigidos frente a una proteína sé­
rica, Ma (anti-Mal y anti-Ma2), en pacientes con encefalitis límbi­
ca asociada con tumores testiculares y otros tumores. Se han detec­ INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS
tado anticuerpos frente a la anfifisina en pacientes con síndrome DE LAS PRUEBAS DE LABORATORIO
cerebeloso y carcinoma pulmonar microcítico. Los anticuerpos
frente a un receptor de glutamato se observan ocasionalmente en Cada determinación biológica en una población varía sobre una
pacientes con un síndrome cerebeloso puro asociado con cáncer y gama normal, que se define generalmente como más o menos dos o
una variedad de enfermedades autoinmunitarias. Se han observado tres desviaciones estándar (DE) a partir del valor medio. Dos DE
anticuerpos frente a la descarboxilasa del ácido glutámico (anti- comprenden el 96%, y tres DE el 99%, de las determinaciones a
GAD) en pacientes con síndrome del hombre rígido y en pacientes partir de una población normal. Incluso con tres DE, una persona
con ataxia en el marco de una enfermedad autoinmunitaria, como sana de cada 100 tiene un valor que se escapa de la gama normal.
diabetes, enfermedad tiroidea y vitÍligo. Los anticuerpos antigliadi- Por consiguiente, un resultado anómalo puede no indicar la presen­
na son útiles para evaluar a los pacientes con ataxia inexplicada. cia de una enfermedad. También es importante conocer las caracte­
Como consecuencia de los avances en la tecnología de laboratorio rísticas de una población normal empleada, para estandarizar una
y pruebas genéticas, inmunológicas y de otro tipo, se está aumen­ prueba de laboratorio. Los intervalos que fueron normalizados em­
Capítulo 34 Pruebas de laboratorio para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades neurológicas 455

pleando una población hospitalaria pueden no resultar precisos para La PL comporta riesgos significativos, y el más desastroso es
las personas en régimen ambulatorio. la hernia cerebral o cerebelosa. La PL puede liberar repentina­
Un resultado anormal en una prueba puede no haber sido causado mente el aumento de presión del LCR producido por una lesión
por la enfermedad que se está investigando. Por ejemplo, un aumento supratentorial expansiva, y puede forzar el lóbulo temporal medial
en la concentración sérica de creatincinasa puede ser el resultado de a través del tentorio del cerebelo para comprimir el mesencéfalo.
una electromiografía o una inyección intramuscular recientes, he- En el caso de una lesión infratentorial expansiva, puede causar
patopatía o infarto de miocardio, además de una miopatía primaria. una hernia de los núcleos amigdalinos del cerebelo a través del
Un problema habitual para los neuropediatras son las puntas centro- agujero magno y comprimir la unión cervicomedular (v. Capítu­
temporales en el electroencefalograma (EEG) en un niño con cefalea lo 54B). Estas hernias pueden resultar fatales, y nunca se debe efec­
o con una discapacidad del aprendizaje, que nunca ha tenido crisis tuar una PL en un paciente en quien exista la posibilidad de una
epilépticas. Probablemente, no debería haberse solicitado el EEG en lesión ocupante de espacio sin una exploración del fondo de ojo
primer lugar, y administrar a este paciente fármacos antiepilépticos en busca de edema de papila, o una TC o RM recientes, por lo
añadiría más confusión a un mal juicio diagnóstico, con un peor jui­ menos en los pacientes adultos.
cio en el tratamiento. La PL está justificada en algunas situaciones a pesar de un aumen­
El neurólogo debe revisar personalmente los resultados de las to de la presión intracraneal. El mejor ejemplo es la meningitis agu­
pruebas solicitadas. En la mayoría de los casos, se deben revisar los da, en la que es esencial la exploración del LCR para establecer el
estudios de imágenes, además del informe, y cuando sea apropiado el diagnóstico e identificar el microorganismo. Otros riesgos de la PL
neurorradiólogo debe participar en dicha revisión. De modo similar, comprenden la producción de meningitis como consecuencia de con­
para los neurólogos experimentados en anatomía patológica, las taminación de la aguja, cefalea después de la punción (baja presión),
biopsias pueden revisarse con el neuropatólogo. El neurólogo que hematoma epidural espinal en un paciente con una coagulopatía, o el
conozca al paciente puede resultar de gran ayuda para la interpreta­ posterior desarrollo de un dermoides de implantación (si se inserta la
ción de las imágenes o del estudio anatomopatológico. aguja sin el teocar).

Arteriografía cerebral
RIESGO Y COSTE DE LAS PRUEBAS
La cuestión de si se debe solicitar una arteriografía cerebral per-
Si dos pruebas diferentes proporcionan una información equivalente, cutánea (v. Capítulo 36C) implica el análisis de los riesgos y be­
el médico debe elegir la que cause el menor dolor y menor riesgo. neficios en cada paciente. En un paciente con accidente vascular
También se deben considerar los costes de las dos pruebas. La capa­ cerebral, el estudio puede mostrar una oclusión trombótica o em-
cidad diagnóstica de las dos pruebas puede no ser idéntica, y es posi­ bólica de las arterias y anormalidades de la pared arterial, como
ble que la prueba más cara no sea la mejor. Se debe considerar el placas de arteriosclerosis, hiperplasia fibromuscular, disección
coste de una prueba en el contexto del coste total de la enfermedad. de la media o arteritis. También puede poner de manifiesto un
Una prueba cara que acorte la estancia hospitalaria puede ser rentable aneurisma intracraneal o una malformación arteriovenosa. Cual­
económicamente. La selección de las pruebas de laboratorio y la se­ quiera de estos hallazgos puede aclarar el diagnóstico, el trata­
cuencia con la que se llevan a cabo constituyen un componente im­ miento y el pronóstico.
portante de una buena práctica médica. Sin embargo, la arteriografía tiene riesgos. Estos comprenden la
trombosis de la arteria en el sitio de la punción, disección de un vaso
pequeño e infarto cerebral por trombosis, embolia o disección. La
Análisis de la relación riesgo/beneficio probabilidad de que un paciente que esté siendo considerado para la
El neurólogo hace sus juicios sobre el cociente riesgo/beneficio de arteriografía cerebral experimente una complicación particular está
las pruebas todos los días. Los siguientes ejemplos pueden ayudar influida por los factores específicos del paciente, como la edad y la
a aclarar los principios empleados en la toma de estas decisiones. presencia de arteriosclerosis o de otras enfermedades. Estas proba­
bilidades del riesgo específicas de cada paciente deben ser sopesadas
frente a los beneficios potenciales que pueda proporcionar la infor­
Punción lumbar mación angiográfica, de modo específico la probabilidad de demos­
En cada paciente se han de sopesar los riesgos y los beneficios de la trar una enfermedad tratable.
PL. La PL puede proporcionar un diagnóstico específico, como he­ La arteriografía se halla definitivamente indicada en una mujer
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

morragia subaracnoidea o meningitis bacteriana. Puede ayudar a de 55 años previamente sana, con hemiplejía y afasia transitoria
confirmar el diagnóstico, como sucede al mostrar un aumento de la aguda derecha y un ruido en la arteria carótida izquierda, en espe­
presión intracraneal en la hipertensión intracraneal benigna. La PL cial cuando los estudios ecográficos de la carótida sugieren una
puede proporcionar información que no es específica, pero ayuda a estenosis del 75% de la arteria carótida interna. Claramente, no
confirmar un diagnóstico. Un aumento cuádruple en la concentración está indicada la angiografía invasiva en una mujer de 75 años con
de proteínas en el LCR (sin aumento en el recuento celular) sugiere insuficiencia cardíaca congestiva inestable y carcinoma de mama
uno de los siguientes diagnósticos: polirradiculoneuropatía inflama­ avanzado que padece un ataque isquémico transitorio similar. Las
toria desmielinizante aguda o crónica, schwannoma o meningioma técnicas no invasivas pueden ser adecuadas para revelar la causa de
en las vías del LCR, o compresión vertebral que obstruye el flujo del los síntomas del paciente y, de este modo, evitar los riesgos de la
LCR (síndrome de Froin). Un aumento moderado en el número de angiografía cerebral con catéter. Los estudios Doppler pueden ser
linfocitos, un aumento de la concentración de y-globulina y bandas tan fiables como la angiografía para la demostración de una enfer­
oligoclonales en el LCR apuntan a un proceso inmunológico en el medad extracraneal oclusiva (v. Capítulo 36D). La angiografía por
sistema nervioso central, como la esclerosis múltiple. resonancia magnética, una técnica que proporciona imágenes de
456 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

modo no invasivo de los principales vasos extraeraneales e intra­ ORDEN DE PRIORIDAD DE LAS PRUEBAS
craneales, puede evitar la angiografía invasiva en pacientes con
vasculopatía extracraneal oclusiva, malformaciones arteriovenosas El orden en que se deben efectuar las pruebas depende de su especifi­
o una historia familiar de aneurismas intracraneales. cidad diagnóstica, invasividad y benignidad. Por consiguiente, la ma­
yoría de los estudios hematológicos se efectúan antes que las técnicas
de neuroimagen y la PL. En ocasiones, se emplea un tratamiento de
Biopsia cerebral
prueba como investigación. Por ejemplo, en un paciente con posible
La biopsia cerebral comporta riesgos significativos que siempre han encefalitis por herpes simple, el análisis riesgo/beneficio indica que un
de comentarse con el paciente y la familia sobre la relación riesgo/ EEG, una exploración por RM del cerebro y una PL con estudio de la
beneficio. Hay cuatro situaciones principales en las que puede consi­ reacción en cadena de la polimerasa del LCR en busca de Herpes sim­
derarse la biopsia cerebral: tumor cerebral intraparenquimatoso, le­ plex son mejores que una biopsia cerebral. Con los cambios caracterís­
sión infecciosa intraparenquimatosa, vasculitis intracraneal y enfer­ ticos de la encefalitis por herpes simple y una respuesta a un tratamien­
medad cerebral degenerativa. El análisis del cociente riesgo/beneficio to de prueba con aciclovir puede evitarse la biopsia cerebral.
está influido por la disponibilidad de tecnología estereotáctica asisti­ Puede emplearse el tiempo como prueba. Por ejemplo, en ocasio­
da por ordenador con el fin de obtener una biopsia a través del aguje­ nes puede ser difícil diferenciar un accidente vascular cerebral de un
ro de una fresa. Con ello se obtiene con escaso riesgo tejido para el tumor atendiendo a la historia clínica, exploración y estudios de neu­
estudio anatomopatológico y bacteriológico. roimagen. Un plan razonable es realizar un seguimiento al paciente y
La craneotomía abierta para obtener una biopsia cerebral tiene un repetir la exploración en 2-4 semanas, en vez de efectuar inmediata­
riesgo significativamente mayor. Cuando se considere una biopsia mente una biopsia cerebral.
cerebral abierta se debe tener en cuenta la edad del paciente, la pre­
sencia de otras enfermedades, la localización de la lesión y los deseos
del paciente. Los principales riesgos del procedimiento son hemorra­ FIABILIDAD DE LAS PRUEBAS
gia, infección, crisis epilépticas después de la biopsia y la producción DE LABORATORIO
de un déficit neurológico. El riesgo de déficit neurológico permanen­
te es pequeño si la biopsia se realiza en una zona cerebral «silente», Cuando se desarrolla una nueva prueba de laboratorio debe determi­
como el lóbulo frontal no dominante. Tiene un alto riesgo de empeo­ narse su sensibilidad (la frecuencia con la que la prueba es anormal
ramiento del déficit neurológico (a menos que el déficit ya sea total) en los pacientes con una enfermedad particular) y su especificidad (la
si la lesión se localiza en la corteza sensitivomotora, en el área del frecuencia con la que la prueba es anormal en las personas sin la en­
lenguaje de Broca o en la cápsula interna. fermedad particular). Si una prueba es muy sensible, pero tiene una
El principal beneficio para la inclusión en el análisis del riesgo/ baja especificidad, puede no resultar útil para establecer el diagnósti­
beneficio es si la posible causa de la enfermedad es tratable. Si los co. Por ejemplo, la velocidad de sedimentación globular es muy sen­
estudios de neuroimagen sugieren un glioma maligno, para el que sible en la arteritis craneal, pero se halla elevada en otras muchas
es inefectivo el tratamiento, no puede considerarse justificada la enfermedades, por lo que no puede utilizarse para diagnosticar la en­
biopsia. Si sugieren un linfoma primario del cerebro, que proba­ fermedad. Es de mayor utilidad una prueba muy específica aunque
blemente responde a la radioterapia, entonces puede recomendarse tenga una menor sensibilidad. Por ejemplo, el título de anticuerpos
la biopsia de confirmación. Si en el diagnóstico diferencial de un frente al receptor de acetilcolina se halla elevado en sólo aproxima­
paciente con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) figu­ damente el 60% de los pacientes con miastenia gravis, pero en casi
ra la toxoplasmosis o el linfoma, puede ser razonable administrar ninguna otra enfermedad. Se pueden emplear la especificidad y la
tratamiento antitoxoplásmico, en vez de realizar una biopsia cere­ sensibilidad para cuantificar hasta qué punto el resultado de una
bral. La biopsia sería necesaria solamente si las lesiones no res­ prueba establece el diagnóstico de cierta enfermedad con mayor
ponden después de un período de tratamiento de 2 a 3 semanas. La o menor probabilidad.
Figura 34.1 presenta un análisis del riesgo/beneficio y el orden de
prioridad de las investigaciones en un hombre de 80 años de edad
con posible degeneración cerebral. ANÁLISIS DE LA DECISIÓN
La agudeza diagnóstica y el éxito terapéutico son las marcas distinti­
Análisis de la relación coste/beneficio vas de un neurólogo experimentado. Esta agudeza puede ser enseña­
El análisis de la relación coste/beneficio suele plantear al médico un da, y se puede aprender con años de práctica. El análisis de la decisión
dilema ético. El paciente y la familia quieren que se haga todo lo es un método desarrollado para proporcionar un discernimiento de los
posible, sin importar el coste. La sociedad se queja de que los costes procesos de diagnóstico y tratamiento de una enfermedad compleja,
en salud están por las nubes. Cualquier esfuerzo dirigido a la conten­ en la que con frecuencia se dispone de datos insuficientes. Este méto­
ción de costes puede poner en conflicto los intereses de la sociedad do puede ayudar a identificar áreas de incertidumbre en los métodos
con los del paciente. La RM y la angiografía por resonancia magné­ diagnósticos y terapéuticos actualmente aceptados. El análisis de la
tica son procedimientos más seguros que la arteriografía para el diag­ decisión fuerza al clínico a realizar estimaciones cuantitativas de cada
nóstico de una malformación arteriovenosa, pero pueden ser más uno de los muchos factores que influyen en una decisión clínica, y a
costosos. Cuando sólo se dispone de unos fondos limitados para la calcular el cociente riesgo/beneficio de cada decisión terapéutica. El
atención sanitaria, se debe emplear el dinero para comprar la aten­ análisis de la decisión es una excelente herramienta didáctica. Dado
ción más rentable para el mayor número posible de personas. Está que, con frecuencia, no se dispone de datos cuantitativos cruciales, se
claro que los médicos deben estar al corriente de los costes de las requiere una investigación en busca de dichos datos, ya sea a partir de
pruebas que solicitan y practicar una medicina coste-efectiva. la literatura o por medio de nuevas investigaciones.
Capítulo 34 Pruebas de laboratorio para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades neurológicas 457

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
(por orden de probabilidades)

1. Enfermedad de Alzheimer 2. Enfermedad de 3. Vasculitis cerebral 4. Meningitis criptocócica


Creutzfeldt-Jakob crónica

l
Biopsia cerebral EEG Arteriografía Punción
cerebral lumbar

i
El riesgo supera
I
El riesgo supera El riesgo supera El riesgo supera
el beneficio el beneficio el beneficio el beneficio

/\
RB

Prueba no El coste supera Prueba no


realizada el beneficio realizada

/\
HH
A
Prueba realizada

1
Negativa

FIGURA 34.1 Organigrama del proceso de toma de decisiones implicado en la elección de Investigaciones para aclarar el diagnóstico en un
hombre de 80 años, con una historia de 3 meses de demencia progresiva. Las consideraciones en el diagnóstico diferencial Incluyen la enfermedad de
Alzheimer, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la vasculitis cerebral y la meningitis criptocócica. No se efectuó biopsia cerebral, y el electroencefalograma
(EEG) no mostró los típicos cambios de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. El análisis sugiere que está justificada la arteriografía para investigar
si hay vasculitis, pero la punción lumbar puso de manifiesto una meningitis criptocócica antes de que se efectuase la angiografía.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

ESTUDIOS DE INVESTIGACIÓN cios de la investigación. La junta de revisión del centro asegura que
el paciente recibe toda la información contenida en un impreso de
Y HOSPITALES DOCENTES
consentimiento informado, que comprende los riesgos del estudio y
Dado que muchos lectores son neurólogos en formación, se men­ cuán probable es que se aprenda de la investigación. No se debe
cionará brevemente el empleo de las investigaciones en los centros forzar a ningún paciente, con o sin conocimiento, para que participe
de enseñanza e investigación. La investigación clínica se halla es­ en un procedimiento de investigación. Una vez que la junta de revi­
trechamente regulada en la mayor parte del mundo, y no se pueden sión del centro otorga el permiso para el proyecto de investigación,
realizar estudios de investigación hasta que se aprueba el protocolo continúa monitorizando el estudio para asegurarse de que la inves­
por una junta de revisión del centro o un comité de ética en investi­ tigación se ajusta al protocolo.
gación. Se diseña el proceso de revisión por pares para asegurar que En un hospital docente, el médico adjunto o consultor es legal y
los riesgos del estudio de investigación están justificados, conside­ éticamente responsable de la atención prestada al paciente por los
rando la enfermedad particular del paciente y los probables benefi­ médicos en formación. El neurólogo adjunto debe asegurarse de que
458 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

cada investigación está justificada para los fines de diagnóstico y tra­ cuantitativas, y pueden ser útiles para el tratamiento de la enferme­
tamiento. Todos los médicos están legal y éticamente vinculados a dad. Por lo general, unos valores de laboratorio anormales vuelven a
asegurar que el paciente comprende la razón de cada investigación y la normalidad a medida que la enfermedad mejora, o se vuelven cada
da su consentimiento informado. El neurólogo en período de forma­ vez más anormales cuando ésta empeora. La capacidad vital en un
ción debe aprender a emplear pruebas juiciosamente y a no efectuar­ paciente con síndrome de Guillain-Barré es un ejemplo de una medi­
las simplemente por curiosidad o formación. Unos comentarios bidi- ción que mejora a medida que lo hace la enfermedad. Sin embargo,
reccionales con neurólogos de más edad y experiencia sobre el no siempre es así. En la distrofia muscular de Duchenne, la concen­
fundamento y los análisis riesgo/beneficio y coste/beneficio de cada tración sérica de creatincinasa disminuye a medida que la enferme­
investigación son una parte importante del proceso de aprendizaje. dad empeora, porque queda un menor número de fibras musculares
que liberen la enzima al suero. En la miastenia gravis la afectación
del paciente puede ir desde una mínima debilidad hasta una parálisis
CONFIDENCIALIDAD DEL PACIENTE total no relacionada con los títulos de anticuerpos frente al receptor
de acetilcolina en la sangre. Por consiguiente, no siempre puede em­
Algunas pruebas diagnósticas, como la prueba genética del ADN plearse la monitorización de los valores de laboratorio como índice
para la enfermedad de Huntington, y la prueba sobre el estado sero- de la gravedad de la enfermedad o de la respuesta al tratamiento.
lógico frente al VTH-1, necesitan un consejo previo sobre las impli­ Otras limitaciones sobre el empleo de las pruebas de laboratorio para
caciones de estas pruebas para los individuos y sus familias. Los monitorizar la progresión de la enfermedad comprenden los errores
resultados de dichas pruebas se deben mantener aparte del resto de de muestreo, y la sensibilidad y especificidad de la prueba.
la historia para salvaguardar una estricta confidencialidad para el Las herramientas cuantitativas proporcionan una información im­
paciente. Los médicos y su personal en Estados Unidos deben cum­ portante para la determinación del estado del paciente de modo obje­
plir la ley Health Insurance Portability and Accountability de 1996 tivo durante el curso de una enfermedad. Pueden ser tan sencillas
(http://www.hhs.gov/ocr/hipaa). como la determinación de la agudeza visual, cuántos números seria­
dos del 1 al 100 puede contar un paciente en una sola respiración, o
la frecuencia e intensidad de las cefaleas cada mes. Otra posibilidad
es que sean determinaciones complejas, como la fuerza de la máxima
PAPEL DE LAS INVESTIGACIONES contracción de un músculo voluntario o el umbral de percepción de
DE LABORATORIO EN EL TRATAMIENTO la temperatura en una región de la piel. Pueden ser los sumatorios de
DE LAS ENFERMEDADES NEUROLÓGICAS las puntuaciones de valoraciones semicuantitativas, como la escala
de Kurtzke diseñada para el seguimiento de los pacientes con escle­
La exploración neurológica estándar está más diseñada para detectar rosis múltiple, la puntuación de Norris para la esclerosis lateral amio-
una función anormal con fines diagnósticos que para cuantificar las trófica o las puntuaciones Z de la fuerza muscular. Las determinacio­
alteraciones neurológicas. Por tanto, cuando es posible, las pruebas nes cuantitativas de la función neurológica permiten una valoración
de laboratorio se utilizan para determinar la respuesta de la enferme­ mucho mejor de la respuesta de una enfermedad al tratamiento que la
dad al tratamiento. Las investigaciones de laboratorio suelen ser exploración neurológica habitual.
c a p í t u l o Ba Neurofisiología
CLÍNICA
A Electroencefalografía
Y POTENCIALES EVOCADOS
Ronald G. Emerson y Timothy A. Pedley

Electroencefalografía 459 Potenciales evocados 475


Principios fisiológicos del EEG 459 Potenciales evocados visuales 476
Actividades electroencefalográficas normales 460 Potenciales evocados auditivos del tronco encefálico 478
Tipos habituales de alteraciones electroencefalográficas 460 Potenciales evocados somatosensoriales 479
Técnicas de registro 460 Potenciales evocados motores y estimulación magnética transcraneal 483
Utilidades clínicas de la electroencefalografía 462 Monitorización intraoperatoria 484
Electroencefalografía computarizada 472
Magnetoencefalografía 475

Las técnicas de la electrofisiología aplicada tienen una importancia se producen en miles e incluso millones de neuronas corticales. Los
práctica en el diagnóstico y tratamiento de ciertas categorías de en­ potenciales de acción individuales no contribuyen directamente a la
fermedades neurológicas. La instrumentación moderna permite la actividad electroencefalográfica. El EEG convencional es una grá­
investigación selectiva de varios aspectos funcionales de los sistemas fica en curso de la distribución espacial de campos de voltaje cam­
nerviosos central y periférico. El electroencefalograma (EEG) y los biantes en la superficie del cuero cabelludo registrados en el tiem­
potenciales evocados son medidas de la actividad eléctrica generada po, que son el resultado de la actividad sináptica en curso en la
por el sistema nervioso central. A pesar de la introducción de la to­ corteza subyacente.
mografía por emisión de positrones (PET), la resonancia magnética Los ritmos del EEG parecen formar parte de una jerarquía com­
funcional (RMf) y la magnetoencefalografía (MEG), el EEG y los pleja de oscilaciones corticales que son básicas en los mecanismos
potenciales evocados son las únicas pruebas de laboratorio fácilmen­ de procesamiento de la información del cerebro, incluida la selec­
te disponibles de la fisiología cerebral. Como tales, suelen ser com­ ción de estímulos y la «vinculación» (binding) transitoria de asam­
plementarias de las técnicas de imagen anatómicas, como la tomo- bleas neuronales distribuidas (Buzsaki y Draguhn, 2004). Además
grafía computarizada (TC) o la técnica de imagen por resonancia de reflejar las actividades intrínsecas espontáneas de las neuronas
magnética, en especial cuando es deseable documentar trastornos corticales, el EEG depende de importantes estímulos aferentes a
que no se asocian con alteraciones estructurales detectables en el te­ partir de las estructuras subcorticales, como el tálamo y la forma­
jido cerebral. Además, el EEG proporciona la única medida continua ción reticular del tronco del encéfalo. Por ejemplo, los aferentes
de la función cerebral en el tiempo. talámicos son probablemente responsables de reclutar las neuronas
Este capítulo no está pensado como descripción completa de to­ corticales para que produzcan oscilaciones rítmicas que caracteri­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

dos los aspectos del EEG y de los potenciales evocados. Más bien zan patrones normales tales como el ritmo alfa y los husos del sue­
describe el ámbito y las limitaciones de las pruebas electrofisiológi- ño. Una anomalía electroencefalográfica puede ser consecuencia
cas tal como se emplean en la actualidad. directa de la desestructuración de las redes neurales corticales o, de
modo indirecto, de la modificación de los impulsos subcorticales
a las neuronas corticales.
ELECTROENCEFALOGRAFÍA Un EEG registrado en el cuero cabelludo representa sólo una vi­
sión limitada, de baja resolución de la actividad eléctrica del cerebro.
Esto se debe, en parte, a la atenuación pronunciada del voltaje y el
Principios fisiológicos del EEG «desdibujo» que se produce por el líquido cefalorraquídeo y por las
Las señales electroencefalográficas están generadas por la corteza capas de tejido suprayacente. Deben estar afectadas áreas relativa­
cerebral. La actividad electroencefalográfica espontánea es un re­ mente grandes de la corteza con una actividad similar y sincronizada
flejo de corrientes que fluyen en el espacio extracelular, generadas para que aparezca una descarga en el electroencefalograma. Más aún.
por la suma de potenciales sinápticos excitatorios e inhibitorios que los potenciales que afectan a las superficies de las circunvoluciones

459
460 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

se registran más fácilmente que los potenciales que se originan en las Tipos habituales de alteraciones
paredes y en las profundidades de los surcos. La actividad generada
sobre las convexidades laterales de los hemisferios se registra de
electroencefalográficas
modo más preciso que la actividad que procede de las áreas interhe­ Actividad lenta focal arrítmica (polimórfica)
misféricas, mesiales o basales. En el caso de la actividad epileptifor-
me, se ha calculado que del 20 al 70% de las puntas corticales no La actividad lenta polimórfica es una actividad irregular en la banda
aparecen en el EEG, dependiendo de la región de corteza afectada. delta (1-4 Hz) o theta (4-7 Hz), que, cuando es continua, tiene una
Además, aunque el EEG registrado en el cuero cabelludo consta casi fuerte correlación con una lesión cerebral localizada, como un infar­
completamente de señales por debajo de aproximadamente 40 Hz, to, una hemorragia, o un tumor o absceso. La actividad lenta focal
pueden registrarse oscilaciones intracraneales de varios centenares intermitente también puede indicar disfunción parenquimatosa loca­
de hercios y, lo que es clínicamente importante, se han asociado con lizada, pero es menos predictiva que la actividad lenta polimórfica.
procesos fisiológicos normales («ondas») e inicio de epilepsia («on­
das rápidas») (Jirsch et al, 2006; Staba et al, 2002). Ondas lentas intermitentes rítmicas
Estas consideraciones limitan la utilidad del EEG. En primer lu­
gar, no pueden emplearse los registros de superficie para determinar Los brotes paroxísticos de ondas theta o delta rítmicas bisincrónicas
sin ambigüedad la naturaleza de los fenómenos sinápticos que contri­ generalizadas suelen indicar disfunción talamocortical, y se observan
buyen a una onda electroencefalográfica particular. En segundo en trastornos metabólicos o tóxicos, hidrocefalia obstructiva, lesio­
lugar, el EEG rara vez es específico en cuanto a la causa, porque di­ nes profundas de la línea media o de la fosa posterior, y también
ferentes enfermedades y afecciones producen cambios electroencefa- como una alteración funcional inespecífica en pacientes con epilep­
lográficos similares. A este respecto, el EEG es análogo a los hallaz­ sia generalizada. Unos brotes focales de ondas rítmicas lateralizadas
gos en la exploración neurológica; la hemiplejía causada por un a un hemisferio suelen indicar alteraciones profundas (clásicamente,
accidente vascular cerebral no puede distinguirse de la hemiplejía talámicas o periventriculares), con frecuencia estructurales.
causada por un tumor cerebral. Además, muchos potenciales que se
producen en la superficie cerebral afectan a un área tan pequeña o Actividad lenta arrítmica generalizada (polimórfica)
tienen un voltaje tan bajo que no pueden detectarse en el cuero cabe­
lludo. Los resultados del EEG pueden ser normales a pesar de unas Se observan trastornos difusos en los ritmos de fondo marcados por
claras indicaciones, procedentes de otros datos, de disfunción cere­ una actividad lenta excesiva y desorganización de los patrones EEG de
bral focal. Por último, anomalías en áreas cerebrales inaccesibles a vigilia en encefalopatías de origen metabólico, tóxico o infeccioso, y
los electrodos del EEG (algunas áreas corticales y casi todas las re­ en personas con daño cerebral causado por una encefalopatía estática.
giones subcorticales y del tronco del encéfalo) no afectan al EEG
directamente, sino que pueden ejercer efectos remotos sobre los pa­
Atenuación del voltaje
trones de actividad cortical.
La atenuación del voltaje está causada por enfermedad cortical. Una
atenuación generalizada del voltaje suele estar asociada con depre­
Actividades electroencefalográficas normales sión difusa de la función, como sucede después de sufrir anoxia o en
Las fluctuaciones espontáneas del potencial de voltaje en la superfi­ ciertas enfermedades degenerativas (p. ej., enfermedad de Hunting­
cie cortical se hallan en la gama de 100 a 1.000 mV, pero en el cuero ton). La forma más intensa de atenuación generalizada de voltaje es
cabelludo son sólo de 10-100 (jV. Diferentes partes de la corteza ge­ la inactividad electrocerebral, que es una prueba corroborativa de
neran distintas fluctuaciones de potencial, que difieren también en muerte cerebral en el contexto clínico apropiado. La atenuación focal
los estados de vigilia y sueño. del voltaje indica con fiabilidad una afectación cortical localizada,
En la mayoría de los adultos sanos el patrón de vigilia de la ac­ como porencefalia, atrofia o contusión o lesión extraaxial, como un
tividad electroencefalográfica consta principalmente de oscilacio­ meningioma o un hematoma subdural.
nes sinusoidales que se producen a 8-12 Hz, que son más prominen­
tes sobre el área occipital (ritmo alfa) (Fig. 35A.1A). La apertura
Descargas epileptiformes
ocular, la actividad mental y el adormecimiento atenúan (bloquean)
el ritmo alfa. Una actividad más rápida de 12 Hz (actividad beta) Las descargas epileptiformes son puntas u ondas agudas que se pro­
está presente habitualmente sobre las áreas frontales, y puede ser ducen interictalmente en los pacientes con epilepsia y, en ocasiones,
especialmente prominente en los pacientes que reciben barbitúricos en personas que no tienen crisis pero que presentan una predisposi­
o benzodiazepinas. Una actividad más lenta de 8 Hz se subdivide en ción genética a la epilepsia. Las descargas epileptiformes pueden ser
actividad delta (1-3 Hz) y actividad theta (4-7 Hz). Los adultos pue­ focales o generalizadas, dependiendo del tipo de crisis.
den mostrar normalmente una pequeña cantidad de actividad theta
sobre las regiones temporales; el porcentaje de frecuencias theta en­
Técnicas de registro
tremezcladas aumenta después de los 60 años de edad. La actividad
delta no se halla presente habitualmente en los adultos cuando se A continuación, se describen los métodos de registro del EEG de uso
hallan despiertos, pero aparece al dormirse (Fig. 35A.1B). La can­ habitual. Los detalles pueden encontrarse en las Guidelines de la
tidad y la amplitud de la actividad lenta (theta y delta) se correlacionan American Clinical Neurophysiology Society (2006).
estrechamente con la profundidad del sueño. Las frecuencias lentas Se coloca una serie de pequeños discos de oro, plata o cloruro de
son abundantes en los electroencefalogramas de recién nacidos y plata-plata de modo simétrico sobre el cuero cabelludo en ambos lados
niños de corta edad, pero desaparecen progresivamente con el pro­ de la cabeza en localizaciones estándar (sistema international 10/20).
ceso de maduración. Estos electrodos de registro se interconectan en cadenas y se registra la
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados 461

FIGURA 35A. 1 Ejemplos de electroencefalograma normal en 2 pacientes. A, La actividad en vigilia se caracteriza por un ritmo alfa de 9 Hz que
se atenúa cuando se abren los ojos (EO) y regresa cuando se cierran los ojos (EC). B, El estadio 2 del sueño se caracteriza por una actividad de fondo
de 2 a 5 Hz, en la que se superponen ondas del vértex (V) y husos del sueño.
462 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

diferencia de potencial entre las parejas de electrodos. En la práctica, La interpretación del EEG debe ser racional y basarse en un aná­
se graban simultáneamente de 16 a 20 canales o más (un par de electro­ lisis sistemático que emplee unos parámetros sólidos que permitan
dos igual a un canal amplificador) de actividad electroencefalográfica. las comparaciones que se deben realizar con los hallazgos esperados
Los pares de electrodos se interconectan en diferentes disposiciones de acuerdo con la edad del paciente y con las circunstancias del regis­
denominadas montajes para permitir un estudio integral de la actividad tro. Una interpretación precisa requiere un registro de alta calidad.
eléctrica cerebral. Clásicamente, el diseño de los montajes compara Este registro depende de técnicos expertos que comprendan la impor­
áreas simétricas de los dos hemisferios o de las regiones anterior y pos­ tancia de una aplicación meticulosa de los electrodos, del empleo
terior, o de las áreas parasagital y temporal en el mismo hemisferio. apropiado de los controles de instrumentos, del reconocimiento y eli­
Se registran las ondas de actividad cerebral espontánea durante minación de artefactos cuando sea posible, y de una selección apro­
30-45 minutos. Además, la rutina habitual incluye dos tipos de proce­ piada de los montajes de registro para permitir una exposición óptima
dimientos de activación: hiperventilación y estimulación lumínica. de la actividad eléctrica cerebral.
En algunos pacientes, estas técnicas producen alteraciones focales o
generalizadas en la actividad que son de importancia diagnóstica y
Epilepsia
que, de otro modo, pasarían inadvertidas (Fig. 35A.2). El registro du­
rante el sueño y después de la privación de sueño y la colocación de El EEG suele ser la prueba de laboratorio de mayor utilidad cuando se
electrodos adicionales en otras localizaciones de registro son de utili­ considera el diagnóstico de epilepsia. Dado lo impredecible del co­
dad para detectar tipos específicos de potenciales epileptiformes. mienzo de las crisis y su infrecuencia en la mayoría de los pacientes, el
El uso de otras maniobras depende de la cuestión clínica planteada. EEG suele obtenerse cuando el paciente no está sufriendo una crisis.
Por ejemplo, en ocasiones puede activarse la actividad epileptiforme Afortunadamente, se producen alteraciones eléctricas en el EEG en la
sólo por el movimiento o estímulos sensitivos específicos. La estimu­ mayoría de los pacientes con epilepsia, incluso entre crisis.
lación vasovagal puede ser importante en algunos tipos de síncope. La interpretación de los hallazgos interictales siempre debe hacer­
se con precaución. Aunque ciertos patrones de anomalía pueden apo­
yar un diagnóstico de epilepsia, la mayoría de las descargas epilepti­
Utilidades clínicas de la electroencefalografía
formes se correlacionan mal con la frecuencia y probabilidad de
El EEG valora las alteraciones fisiológicas de la actividad cerebral. recurrencia de las crisis epilépticas. En ciertos casos, incluso pueden
Muchos cambios son inespecíficos, pero algunos son muy sugestivos no ayudar a distinguir la epilepsia de otros trastornos paroxísticos no
de entidades específicas (epilepsia, encefalitis por herpes o encefalo­ epilépticos. Más aun, numerosos pacientes con epilepsia incuestiona­
patía metabólica). El EEG también es de utilidad para seguir el curso ble tienen de modo constante electroencefalogramas interictales nor­
de los pacientes con estados alterados de la consciencia, y en ciertas males. La prueba más convincente de que los síntomas episódicos de
circunstancias puede proporcionar información pronostica. Puede ser un paciente son epilépticos se obtiene al grabar una descarga de crisis
importante para determinar la muerte cerebral. electrográficas durante un típico ataque conductual. Aunque los tra­
El EEG no es una prueba de cribado, sino que se solicita para zados ictales aumentan en gran medida la sensibilidad del EEG en la
responder a un problema particular planteado por la sintomatología valoración de la fisiopatología de los episodios conductuales especí­
del paciente. Se debe aportar información clínica suficiente de modo ficos, el clínico debe seguir siendo consciente de las limitaciones in­
que se pueda diseñar la prueba apropiada que permita una correlación herentes de dichos registros. (Los Vídeos 35A.1 a 35A.3, que mues­
electrográfica clínica significativa. En la solicitud de este estudio tran registros de EEG reales obtenidos durante crisis epilépticas, están
debe indicarse específicamente la cuestión analizada por el EEG. disponibles en www.ncip.com.) ■

87-0070 31 F FIGURA 35A.2 Estimulación intermitente


con luz estroboscópica a 13 por segundo que produjo
Fp,-F3 brotes generalizados de una actividad de punta-onda
de 4 a 5 Hz, denominada respuesta fotoparoxística
(fotoconvulslva). El paroxismo de punta-onda se asoció
con una breve ausencia, como se documenta por la
C3-P3 ----------------
incapacidad del paciente (P) para responder a un tono

P3-01 dado por el técnico (T). Inmediatamente volvió una


reactividad normal al cesar la actividad de punta-onda.
Fp2-F4 El resto del electroencefalograma fue normal.

Destello 13/s
—nmu TTTinnm tuuhth mi- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Estímulo r-i F
--------------------- tLJ----------- tLJ------------------ tlJ l
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados 463

ll IIIIIIII U III IIII lull " II it II III IIIUIII III II U IIII III iLll II III II ü FIGURA 35A.3 Ejemplos de
fpi-f3 patrones generalizados de punta-onda
en diferentes pacientes con epilepsia
F3-C3 —
generalizada (idiopática) primaria.
C3-P3 El paciente en Atuvo principalmente
P3-01 crisis tonicoclónicas, con crisis de

Fp2-F4 —---------------^W^VVV----------------------- ausencia ocasionales. El paciente


en B tenía epilepsia mioclónica juvenil.
F4-C4 ——

C4-P4 ----- -'—'•-viWyV-'/------------------------------ ~

P4-02 —— --v~AVV«yr^i'-vv*^y-~"'
75 nV|________
1s

El único hallazgo electroencefalográfico que tiene una elevada nes, para identificar un síndrome epiléptico específico (v. Capítu­
correlación con la epilepsia es la actividad epileptiforme. término uti­ lo 71). Desde el punto de vista clínico, las crisis tonicoclónicas gene­
lizado para describir puntas y ondas agudas que son claramente dis­ ralizadas pueden ser generalizadas desde el comienzo o ser secundarias
tintas de la actividad de fondo continua. Tanto las pruebas clínicas a la diseminación desde un foco. Los lapsos de consciencia con auto­
como las experimentales apoyan una asociación específica entre las matismos pueden ser una manifestación de una forma de epilepsia no
descargas epileptiformes y la susceptibilidad a las convulsiones. Sólo convulsiva generalizada (crisis de ausencia) o de una disfunción epi-
el 2% de los pacientes no epilépticos presentan electroencefalogra­ leptogénica focal (epilepsia del lóbulo temporal). Las características
mas epileptiformes, mientras que hasta el 90% de los pacientes con clínicas iniciales de una crisis pueden ser inciertas debido a amnesia
epilepsia muestran actividad epileptiforme, dependiendo de las cir­ postictal o a ocurrencia nocturna. En éstas y en situaciones similares,
cunstancias del registro y del número de estudios obtenidos. el EEG puede proporcionar una información crucial sobre el diag­
Además de los patrones epileptiformes, los electroencefalogra­ nóstico correcto y un tratamiento apropiado.
mas en pacientes con epilepsia muestran con frecuencia una excesiva En las crisis generalizadas de origen no focal, el EEG muestra
actividad focal o generalizada de ondas lentas. Con menor frecuencia clásicamente brotes de puntas difusas bilaterales síncronas y descar­
hay asimetrías de frecuencia o de voltaje. Estos hallazgos no son úni­ gas de punta-onda (Fig. 35A.3). Todos los patrones epileptiformes
cos de la epilepsia, y pueden observarse en otras afecciones, como generalizados comparten ciertas características comunes, aunque la
encefalopatías estáticas, tumores cerebrales, migraña y traumatismo. expresión exacta de la actividad punta y onda varía dependiendo de
En los pacientes con episodios clínicos inusuales, los cambios ines- que el paciente tenga crisis de ausencias puras, tonicoclónicas, mio­
pecíficos en el EEG deben ser sopesados con cautela y no hay que clónicas o atonicoastáticas. El EEG también puede distinguir entre la
considerarlos como prueba directa de un diagnóstico de epilepsia. epilepsia generalizada primaria y la secundaria. En el primer caso, no
Por otra parte, cuando los datos clínicos son inequívocos o se produ­ se demuestra ninguna enfermedad cerebral, mientras que en el segun­
cen también descargas epileptiformes, el grado y la extensión de los do pueden hallarse signos de daño cerebral difuso. Clásicamente, la
cambios electroencefalográficos de fondo pueden proporcionar una epilepsia generalizada primaria (idiopática) se asocia con ritmos
información importante para juzgar la probabilidad de una lesión ce­ electroencefalográficos de fondo normales, mientras que la epilepsia
rebral focal de base, una encefalopatía más difusa o un síndrome neu­ secundaria (sintomática) se asocia con cierto grado de actividad ge­
rológico progresivo. Además, los hallazgos electroencefalográficos neralizada de ondas lentas.
pueden ayudar a determinar el pronóstico y a la toma de decisión de Una actividad epileptiforme constantemente focal es indicativa de
comenzar o suspender la medicación antiepiléptica. epilepsia parcial (focal) (Fig. 35A.4). Con la excepción de epilepsias
El tipo de actividad epileptiforme en el EEG es de ayuda para focales benignas de la infancia, la actividad epileptiforme focal es el
clasificar correctamente el tipo de crisis de un paciente y, en ocasio­ resultado de disfunción neuronal causada por una enfermedad cere-
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

FlGURA 35A.4 Puntas focales


en el lóbulo temporal anterior derecho
producidas en una mujer de 69 años
de edad con crisis parciales complejas
después de un accidente vascular cerebral
que afectó a las ramas de la arteria
cerebral media derecha.
464 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

JV 399-30-53 8 moM Figura 35A.5


Fp1-F3 —V,, V—’V'-x —^|,N- Patrón electroencefalográfico,
denominado hipsarrítmia en un registro
■._Vty/V'^vw~--vA_________— ' — - / v * ^ -
obtenido en un niño de 8 meses
de edad con espasmos infantiles.
J 'V’fl/V\-'^y‘‘ "-y--------- - —VW~A, - — ' ^ —
r La actividad de fondo es de alto voltaje
Fp2-F4 ^ _ * A
—\a\V ^ — \ / ~V/—/~^---—
^ — i 1 , */ ' % )“' W ~ 'vN • —J“ w V V -
V'^-> y desorganizada, con abundantes
F4-C4 ~-\ -'>-~ puntas multifocales.

C4-P4 —1^4{/VA^Vy'*“'*V,rV'jV-vl/lj1'^. -'-j'wv/yV^vrJ^/v^v^^VsR’WMi^A


I
*'¿VVV\'' “'VVv’-ljy'V'-V,yv^lVy/i/^i V«^/
P4-02 A^^ÍJl'.y''A/‘\/'V\l<L '^Y/v V-, /YyvV

F7-T3 - - ^ — ' - " ‘ V --y^v^-y-V' A,V

T3-T5 — ~,V
T5-01 -VyVv —w^-''^^'v'r -Arvr\'"^''jlV^'^'
Fp2-F8 -»/vv-/S/>,^^xA/W'\j"^A''V/''.'vVV>
F8-T4 ^^/'v>'v^V'-/',S^'/.lV,"/'*Al,-»Vvv‘^' /—

T4-T6 WKV.vV1v^^ V,VNVl ^^A^v;V>'i/\.N.^’V /Va Mv\h


T6-02 AA— “‘/IA^'Viyr[/Y\/V>/^^-Ar''A^—
150 nV |_______
1S

bral demostrable. La forma de la onda de las descargas epileptifor- benigna (Fig. 35A.8), y descargas epileptiformes lateralizadas pe­
mes focales es, en gran medida, independiente de la localización, riódicas asociadas con lesiones cerebrales agudas destructivas, in­
pero existe una correlación razonable entre la localización de la pun­ cluidos el infarto cerebral hemorrágico, una afección maligna de
ta y el tipo de conducta ictal. Las puntas del lóbulo temporal anterior crecimiento rápido o encefalitis por herpes simple (Fig. 35A.9)
se hallan asociadas casi siempre con convulsiones parciales comple­ (Pohlmann-Eden et al, 1996).
jas, puntas rolándicas con crisis motoras o sensitivas simples, y las La disponibilidad cada vez más habitual de instalaciones y equi­
puntas occipitales, con alucinaciones visuales primitivas, o una dis­ pos de monitorización especiales para el registro simultáneo de vídeo
minución de la función visual como característica inicial. y EEG, y los registrados ambulatorios del EEG han mejorado la pre­
Además de distinguir las alteraciones epileptiformes de las no cisión diagnóstica y la fiabilidad de la clasificación de las crisis. Los
epileptiformes, el análisis electroencefalográfico identifica en oca­ registros prolongados y continuos a través de uno o más ciclos com­
siones síndromes electroclínicos específicos. Estos síndromes pletos de sueño-vigilia son el mejor modo de documentar los episo­
incluyen hipsarritmia asociada con espasmos infantiles (síndrome dios ictales, y deben considerarse en los pacientes cuyos electroence­
de West) (Fig. 35A.5); una actividad de punta-onda a 3 Hz asociada falogramas interictales son normales o no diagnósticos y en los dilemas
con ataques de ausencia característicos (epilepsia de petit mal) clínicos que pueden resolverse sólo con el registro de los fenómenos
(Fig. 35A.6); puntas múltiples y ondas generalizadas (patrón poli- conductuales reales. Aunque la documentación electroencefalográfi-
punta-onda) asociadas con epilepsia mioclónica, incluida la así de­ ca de una descarga ictal establece la naturaleza epiléptica del cambio
nominada epilepsia mioclónica juvenil de Janz (v. Fig. 35A.3B); conductual correspondiente, lo inverso no necesariamente es verdad.
ondas agudas y lentas generalizadas (patrón de ondas agudas y onda En ocasiones, el registro se halla tan oscurecido por artefactos mus­
lentas) asociadas con el síndrome de Lennox-Gastaut (Fig. 35A.7); culares o de movimiento que es imposible saber si se ha producido
puntas centro-mediotemporales asociadas con epilepsia rolándica algún cambio electroencefalográfico. En estas circunstancias, la

Figura 35A.6
Paroxismos de punta-onda de 3 Hz en el
Fp1-F3 —AvHMi
electroencefalograma de un niño de 9 años
F3-C3 -'"•-'A con crisis de ausencia (epilepsia de petit
C3-P3 mal). Durante esta descarga de 12 segundos,
P3-01 ^vvAr^-AV el niño no respondió y tuvo parpadeo ocular
Fp2-F4 rítmico.
F4-C4 ~--'vV'-n~'<vV'Ii
C4-P4
P4-Q2
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados 465

Figura 35A.7
Fp2-F4 Descargas generalizadas
de ondas agudas y ondas lentas
en el electroencefalograma de un
F4c4 niño de 9 años, con retraso mental
y características crisis
incontroladas de ausencia, tónicas
C4-P4 y atónicas. Esta constelación
de características clínicas y
electroencefalográficas constituye
P4-02
el síndrome de Lennox-Gastaut.

Fp1 -F3 W\/^

F3-C3

FIGURA 35A.8
Electroencefalograma
obtenido durante un período
de somnolencia en un niño de
10 años, con epilepsia rolándica
benigna. Se producen ondas
agudas difásicas o trifásicas
estereotipadas en las regiones
centroparietal y mediotemporal
derechas.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
466 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

84-256 Figura 35A.9


Dos ejemplos de descargas
epileptlformes lateralizadas
periódicas (PLED) en el
electroencefalograma. A, PLED
parasagital derecha en un hombre
de 69 años con daño cerebral
Fp2-F4 __ importante causado por meningitis
con múltiples infartos cerebrales.
B, Mujer de 65 años, con encefalitis
F4-C4 S—AJ\-------- por herpes simple.
Las PLED son bilaterales,
pero tienen una predominancia
en el lado derecho.
C4-P4

P4-02

lentificación postictal suele indicar un fenómeno epiléptico si no hay No obstante, el EEG desempeña un papel en la documentación de la
ondas lentas similares en alguna otra localización del registro, y si el disfunción fisiológica focal en ausencia de trastornos estructurales dis-
electroencefalograma vuelve posteriormente a la condición de base. cernibles y en la evaluación del trastorno funcional producido por
Además, hay crisis focales que no van acompañadas de alteración de lesiones conocidas.
la consciencia y que, ocasionalmente, no tienen un correlato detectable La actividad delta focal es el signo electroencefalográfico habitual
en el cuero cabelludo. Por otra parte, la persistencia de la actividad de un trastorno cerebral focal. Es probable una lesión estructural si
alfa y la ausencia de lentificación durante y después de un presunto hay actividad delta continua; si muestra variabilidad en la forma de la
episodio crítico no están en concordancia con una crisis epiléptica onda, amplitud, duración y morfología (conocido como actividad
tonicoclónica generalizada. arrítmica o polimórfica), y si persiste durante los estados de sueño-
vigilia (Fig. 35A.10). El valor localizador de la actividad delta focal
aumenta cuando es topográficamente discreta o está asociada con de­
Lesiones cerebrales focales presión o con pérdida de frecuencias de fondo más rápidas super­
El empleo del EEG para detectar trastornos cerebrales focales es cada puestas. Las lesiones superficiales tienden a producir cambios elec-
vez menos frecuente debido al desarrollo y disponibilidad gene­ troencefalográficos limitados, mientras que las lesiones cerebrales
ralizada de las técnicas de imagen anatómica computarizadas. profundas producen actividad delta hemisférica o incluso bilateral.
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados 467

FIGURA 35A. 10 El paciente


era un hombre de 46 años con un
glioblastoma que afectaba a los
lóbulos temporal y parietal derechos.
A, La lesión se observa bien en esta TC
del cerebro. B, El electroencefalograma
demuestra una lenificación arrítmica
continua sobre las áreas temporal
y parietooccipital derechas. Además,
se observa pérdida de ritmo alfa
y frecuencias solapadas más rápidas
en áreas correspondientes del
hemisferio cerebral izquierdo.

A
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
468 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

36 y/o H963916 Figura 35A.11


Brotes de ondas delta rítmicas
Fp1 -F3 ^ Intermitentes en un hombre de
36 años, con epilepsia
generalizada primarla y crisis
F3-C3 ^VVAA tonicoclónicas. En otra parte
del electroencefalograma
también se produjo una actividad
C3-P3
de punta-onda generalizadas.
Las ondas delta rítmicas
P3-01 Intermitentes son una
manifestación Inespecifica
de este trastorno epiléptico
Fp2-F4 generalizado. (Cortesía del
Dr. Bruce J. Flsch.)

F4-C4

C4-P4

P4-02

75 nV
1s

Los brotes paroxísticos bilaterales de ondas delta rítmicas (Figu­ silente. Los cambios electroencefalográficos focales están causados
ra 35A. 11) con predominancia frontal se atribuyeron antiguamente a por interferencia con los patrones de actividad neuronal sináptica
lesiones subfrontales profundas en la línea media o de la fosa poste­ normal, por la destrucción o alteración de las neuronas corticales, y
rior. Se sabe en la actualidad que son inespecíficas, y se observan con por los efectos metabólicos causados por cambios en el flujo de san­
mayor frecuencia en las encefalopatías difusas. Unos brotes intermi­ gre, el metabolismo celular o el ambiente neuronal. Los cambios
tentes focales o lateralizados de ondas delta rítmicas como anomalía electroencefalográficos difusos son consecuencia de un aumento de
electroencefalográfica prominente sugieren una lesión supratentorial la presión intracraneal, desviación de las estructuras de la línea media
profunda (periventricular o diencefálica). o hidrocefalia. El EEG es especialmente útil en el seguimiento de la
El carácter y la distribución de los cambios electroencefalográfi­ extensión de la disfunción cerebral en el tiempo, distinguiendo entre
cos causados por una lesión focal dependen de su tamaño, de su los efectos directos de la neoplasia y de las encefalopatías metabóli­
distancia a la superficie cortical, de las estructuras específicas im­ cas o tóxicas superpuestas, y para diferenciar entre las causas epilép­
plicadas y de su agudeza. Un pequeño accidente vascular cerebral ticas, isquémicas y no cerebrales de los síntomas episódicos.
localizado en el tálamo puede producir una lentificación hemisfe'rica El papel del EEG en el tratamiento de los pacientes con lesiones
generalizada y alteración en los husos del sueño y regulación del rit­ craneales es limitado. Es habitual una lentificación transitoria gene­
mo alfa. Una lesión de igual tamaño localizada en la superficie corti­ ralizada después de una concusión. Un área persistente de actividad
cal produce pocos o ningún hallazgo electroencefalográfico. continua y persistente de ondas lentas sugiere contusión cerebral in­
Los lacunares aislados suelen producir pocos o ningún cambio en cluso en ausencia de una alteración clínica focal o de la TC, y una
el electroencefalograma. De modo similar, los ictus isquémicos tran­ depresión de voltaje unilateral sugiere un hematoma subdural. El
sitorios no asociados con hipoperfusión cerebral crónica u oclusión EEG en los primeros 3 meses después de la lesión no predice una
inminente de un gran vaso no afectan significativamente al electroen­ epilepsia postraumática.
cefalograma fuera del período sintomático. Los infartos corticales
superficiales o los situados en la profundidad hemisférica suelen aso­
ciarse con alteraciones electroencefalográficas localizadas.
Estados de consciencia alterados
Los cambios electroencefalográficos focales (y otras anomalías El EEG desempeña un papel importante en la evaluación de pacientes
no epileptiformes) son habituales en la migraña. La probabilidad de con niveles de consciencia alterados. El EEG complementa la explo­
un electroencefalograma anormal y la intensidad de la anormalidad ración clínica de una disminución significativa de consciencia, por­
se relacionan con el momento y el carácter de la crisis de migraña. que permite una valoración razonablemente crítica de la función ce­
Las alteraciones electroencefalográficas focales son más probables rebral supratentorial. Clásicamente, las alteraciones no son específicas
en la migraña complicada que en la migraña común, y más durante en lo que se refiere a su etiología. Sin embargo, generalmente existe
que entre las cefaleas. Los cambios electroencefalográficos observa­ una buena correlación con el estado clínico. Algunos hallazgos son
dos en los tumores cerebrales están causados por trastornos en el pa- más sugestivos de unas causas particulares que de otras, y en ocasio­
rénquima cerebral circundante; el tejido tumoral es eléctricamente nes tienen una utilidad pronostica. Las cuestiones específicas que
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados 469

Figura 35A. 12
Ondas trifásicas en un hombre

F3-C3 de 61 años, con insuficiencia


hepática. (Cortesía del Dr. Bruce
J. Fisch.)
F4-C4

C3-P3

C4-P4

P3-01

P4-02

____________J 50 nV

1s

puede ayudar a responder el EEG. dependiendo de la forma de pre­ gía, y sugiere hipotiroidismo si se pueden excluir la anoxia y la hipo­
sentación clínica, comprenden las siguientes: termia. Una respuesta fotoconvulsiva se observa con mayor frecuen­
cia en la uremia que en otras causas de encefalopatía metabólica.
• ¿Desempeñan los factores psicogénicos un papel importante? Es habitual una actividad convulsiva focal en pacientes con coma
• ¿El proceso es difuso, focal o multifocal? hiperosmolar.
• ¿Está deprimiendo la consciencia una actividad epiléptica no reco­
nocida (estado epiléptico no convulsivo)?
• ¿Qué pruebas, si hay alguna, apuntan a una mejoría a pesar de un
Hipoxia
cambio relativamente pequeño del cuadro clínico? La hipoxia, con o sin parada circulatoria, produce una amplia gama
• ¿Qué hallazgos, si hay alguno, ayudan a evaluar el pronóstico? de alteraciones electroencefalográficas que dependen de la gravedad
y reversibilidad de la lesión cerebral. Un electroencefalograma obte­
nido 6 horas o más después de una lesión hipóxica muestra patrones
Encefalopatías metabólicas que tienen valor pronóstico. Los EEG secuenciales refuerzan la vali­
Los trastornos metabólicos que afectan de modo difuso al cerebro dez de estos hallazgos. Las alteraciones electroencefalográficas aso­
son una de las causas más frecuentes de alteración de la función men­ ciadas con un mal desenlace neurológico son un coma alfa, y los pa­
tal en un hospital general. La actividad generalizada de ondas lentas trones de salva supresión y los patrones periódicos.
es el principal signo electroencefalográfíco asociado con la disminu­ El término coma alfa hace referencia al aspecto aparentemente
ción de la consciencia. El grado de lentificación electroencefalográ­ paradójico de actividad de frecuencia alfa monorrítmica en el electro­
fica marcha estrechamente en paralelo con el estado mental del pa­ encefalograma de un paciente comatoso; el electroencefalograma
ciente, y varía desde sólo una lentificación menor de la frecuencia del puede parecer normal al observador no experimentado (Fig. 35A.13).
ritmo alfa (ligera distracción y disminución del estado de alerta) a En contraste con la actividad alfa normal, el patrón alfa del coma alfa
una actividad delta continua (coma). La actividad de ondas lentas en es generalizado, con frecuencia máximo frontalmente, y no reacciona
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

ocasiones se vuelve bisincrónica y adopta un alto voltaje y morfolo­ a los estímulos externos.
gía trifásica de contorno agudo, especialmente sobre las regiones El patrón de salva-supresión consta de brotes generalizados oca­
frontales (Fig. 35A.12). Estas ondas trifásicas, originalmente consi­ sionales de actividad de ondas lentas de frecuencia mezclada y de
deradas diagnósticas de insuficiencia hepática, se producen con igual voltaje medio a alto, en ocasiones con puntas entremezcladas, con
frecuencia en otros trastornos metabólicos, como uremia, hiponatre­ períodos interpuestos de intensa depresión de voltaje o de inactividad
mia, hipertiroidismo, anoxia e hiperosmolaridad. El valor de las on­ cerebral (Fig. 35A.14). Los brotes pueden ir acompañados de sacudi­
das trifásicas está en que sugieren una causa metabólica en un pa­ das mioclónicas masivas del cuerpo.
ciente que no responde. El patrón periódico consta de puntas generalizadas o de ondas
Algunas características electroencefalográficas aumentan la pro­ agudas que recurren a un intervalo relativamente fijo, clásicamente
babilidad de un trastorno metabólico específico. Una actividad rítmi­ 1 -2 por segundo (Fig. 35A. 15). En ocasiones, las ondas agudas perió­
ca beta generalizada y prominente suscita la sospecha de intoxicación dicas se dan de modo independiente en cada hemisferio. Un patrón
medicamentosa en un paciente comatoso. Una intensa depresión de periódico postanóxico suele ir acompañado de sacudidas mioclóni­
voltaje generalizada indica un trastorno del metabolismo de la ener­ cas de las extremidades o de la totalidad del cuerpo.
470 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 35A. 13 Comaalfaen


un hombre de 34 años, con lesión cerebral
hipóxico-isquémica grave después de una
hemorragia subaracnoidea con vasoespasmo
cerebral prolongado difuso. A diferencia del
ritmo alfa normal, la actividad de gama alfa
en este paciente comatoso es generalizada,
pero máxima en las áreas frontales,
arreactiva y superpuesta en las frecuencias
delta arrítmicas de bajo voltaje.

53 F Figura 35A.14
068-22-91
Patrón de supresión de brotes en el
electroencefalograma de una mujer
de 53 años, con encefalopatía anóxica
después de una parada cardlorresplratorla.
La paciente falleció varios días después.
(Cortesía de la Dra. Barbara S. Koppel.)

El valor pronóstico de estos patrones se relaciona exclusivamente con regiones frontotemporales (en ocasiones, en otras localizaciones y a ve­
la causa. Se observan unos hallazgos similares con causas potencialmen­ ces generalizados) añaden una mayor especificidad a los hallazgos elec­
te reversibles de coma que comprenden la anestesia profunda, sobredosis troencefalográficos (v. Fig. 35A.9B). Estas características diagnósticas
de fármacos o drogas, e insuficiencia hepática o renal grave. suelen aparecer entre el segundo y el decimoquinto día de la enferme­
dad, y en ocasiones sólo se detectan por medio de registros seriados.
La meningitis bacteriana causa alteraciones electroencefalográficas
Enfermedades infecciosas intensas y generalizadas, clásicamente un enlentecimiento profundo y
De todas las enfermedades infecciosas que afectan al cerebro, la en­ depresión del voltaje, pero la meningitis vírica produce pocos cambios
cefalitis por herpes simple es una enfermedad infecciosa en la que el significativos. Aunque la TC ha sustituido al EEG en la evaluación de
EEG resulta de utilidad en la valoración inicial. Es importante un los pacientes con sospecha de absceso cerebral, pueden observarse
diagnóstico temprano y preciso, porque la respuesta al aciclovir es cambios electroencefalográficos focales en el estadio temprano de ce-
mejor cuando se da comienzo al tratamiento con prontitud. Aunque rebritis, antes de que se demuestre una lesión encapsulada en la TC.
un diagnóstico definitivo sólo puede realizarse por la biopsia cere­ Las alteraciones electroencefalográficas suelen disminuir a medi­
bral, los cambios electroencefalográficos característicos en el marco da que el paciente se va recuperando, pero la velocidad de resolución
clínico de la encefalitis ayudan a seleccionar a los pacientes para un de las deficiencias clínicas y los hallazgos electrográficos pueden ser
tratamiento y biopsia tempranos. El resultado electroencefalográfico diferentes. No es posible predecir una morbilidad neurológica resi­
suele ser anormal, y sugiere el diagnóstico de infección por herpes dual o crisis postencefalíticas por los criterios electroencefalográfi­
antes de que se reconozcan las lesiones porTC. cos. Una vuelta temprana de la actividad electroencefalográfica nor­
Se espera que la encefalitis vírica cause una actividad polimórfica mal no excluye un trastorno neurológico persistente.
difusa de ondas lentas, y un resultado electroencefalográfico normal
suscita la duda sobre el diagnóstico. En la encefalitis por herpes simple
la mayoría de los pacientes muestran una lentificación temporal o fron­
Muerte cerebral
totemporal que puede ser unilateral o, en el caso de ser bilateral, asimé­ El diagnóstico de muerte cerebral se basa en criterios estrictos que,
trica. Unos complejos periódicos de ondas agudas sobre una o ambas cuando se cumplen sin ambigüedad, permiten una determinación
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados 471

FIGURA 35A. 1 5 Patrón periódico en el electroencefalograma de un paciente con encefalopatía anóxica después de una parada
cardiorrespiratoria. El paciente fue paralizado con pancuronio debido a mioclonías bilaterales.

concluyente de la pérdida irreversible de la función cerebral. En Es­ acompañadas de demencia conocidas o sospechadas con frecuencia
tados Unidos, suele definirse la muerte cerebral como el cese irrever­ es desalentadora. Dos razones importantes para esta limitación son:
sible de todas las funciones de la totalidad del cerebro, incluido el 1) los problemas en la distinción de los efectos sobre la actividad
tronco del encéfalo. Dado que el EEG es una medida de la función eléctrica cerebral del envejecimiento normal de los causados por pro­
cerebral (especialmente de la función cortical), se ha utilizado am­ cesos patológicos, y 2) la ausencia de métodos cuantificables gene­
pliamente, en asociación con la evaluación clínica, para proporcionar ralmente aceptados de análisis y de medidas de comparación estadís­
una prueba objetiva de que se ha perdido la función cerebral. Varios ticamente válidas.
estudios han demostrado que una pérdida perdurable de la actividad Cuando se sobrepasa la edad de 65 años, es normal una ligera re­
eléctrica cerebral (denominada inactividad electrocerebral o silencio ducción de la cantidad total de actividad alfa y de la frecuencia del
electrocerebral) acompaña a la muerte cerebral clínica, y nunca se ritmo alfa. Los adultos de mayor edad sanos muestran también unas
asocia con la recuperación de la función neurológica. La determina­ cantidades ligeramente mayores de actividad theta y delta, en espe­
ción de la inactividad cerebral es técnicamente exigente y requiere un cial sobre las regiones temporal y frontotemporal, y cambios en los
protocolo de registro especial. La American Clinical Neurophysiolo- patrones del sueño. En una fase temprana de algunas enfermedades
gy Society ha establecido criterios específicos. que cursan con demencia, puede no haber una alteración electroence­
Se observa una pérdida temporal y reversible de la actividad eléc­ falográfica manifiesta (es la regla en la enfermedad de Alzheimer), o
trica cerebral inmediatamente después de la reanimación cardiorres­ pueden volverse exagerados los cambios normales que se relacionan
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

piratoria, de sobredosis de fármacos que deprimen el sistema nervio­ con la edad, difiriendo más en grado que en tipo.
so central y de una intensa hipotermia. Por consiguiente, una En la práctica, el EEG puede ayudar a la evaluación de la demen­
interpretación exacta de un electroencefalograma que demuestra cia sospechada al confirmar una función cerebral anormal cuando
inactividad electrocerebral debe tener en cuenta estas circunstancias existe la posibilidad de un trastorno psicogénico, y a delimitar si el
excepcionales. En el Capítulo 52 se resumen los criterios clínicos proceso es focal o difuso. Los electroencefalogramas secuenciales
para establecer el diagnóstico de muerte cerebral. suelen ser de mayor utilidad que un trazado único, y una prueba al
comienzo de la enfermedad puede aportar una información más espe­
cífica que una prueba realizada más tarde. Globalmente, el grado de
Proceso de envejecimiento y demencia alteración electroencefalográfica muestra una buena correlación con
Dado que el EEG es una medida de la función cortical, en teoría el grado de demencia.
debería ser de utilidad para el diagnóstico y la clasificación de la de­ Los hallazgos electroencefalográficos de la enfermedad de Al­
mencia. Sin embargo, la utilidad de las exploraciones electroencefa­ zheimer dependen mucho del momento. El electroencefalograma es
lográficas únicas en la evaluación de pacientes con enfermedades inicialmente normal o muestra un ritmo alfa en los límites inferió-
472 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

verlo en papel. Fundamentalmente, la interpretación de rutina del


EEG, así como de su significación clínica y sus aplicaciones, no se ha
visto alterada por este cambio en la tecnología de registro. Sin embar­
go, los sistemas de registro digital han facilitado la interpretación
electroencefalográfica y han hecho posible que el electroencefalogra­
fista emplee una variedad de técnicas de procesamiento de señales y
de exposición que suplementan en gran medida los métodos de aná­
lisis estándar.
En un sistema de EEG convencional en papel, todas las variables
del registro, que comprenden la amplificación, el ajuste de filtros y el
modo en que se combinan y se muestran las señales registradas en
el cuero cabelludo (montajes), quedan fijadas por el técnico cuando
se registra el EEG. En los sistemas digitales de EEG, el electroence-
falografista puede ajustar todos estos parámetros cuando se interpreta
el electroencefalograma. Así, puede explorarse una forma de onda
dada o patrón de onda empleando diversos ajustes de instrumentos
FIGURA 35A. 1 6 Patrón de ondas agudas periódicas diferentes. Además, los sistemas digitales de EEG permiten el em­
en el electroencefalograma de una mujer de 67 años, con enfermedad pleo de ciertos montajes complejos (p. ej., montaje laplaciano) que
de Creutzfeldt-Jakob. Se producen ondas agudas bifásicas bisincrónlcas no se hallan disponibles si se emplean los sistemas de registro analó­
generalizadas aproximadamente 1,5-2,0 por segundo. gicos. Aunque esta flexibilidad no cambia las estrategias interpretati­
vas empleadas para leer un electroencefalograma, sí permite que se
puedan emplear de modo mucho más efectivo de lo que era posible
res de la normalidad o inmediatamente por debajo de ellos. A medi­ utilizando los sistemas de grabación en papel.
da que la enfermedad progresa, se muestra un retraso generalizado. Aunque las técnicas convencionales de grabación en papel suelen
En los pacientes con déficits cognitivos focales la acentuación de la ser adecuadas para un EEG estándar de 20 a 30 minutos, no son sufi­
actividad de baja frecuencia sobre el área cerebral correspondiente cientemente idóneas para el EEG de larga duración o continuo; un
puede ser un signo. Un retraso focal continuo es suficientemente registro electroencefalográfico de 24 horas podría producir una pila
infrecuente para sugerir la posibilidad de otro diagnóstico. Una acti­ de papel de más de 30 cm de altura. En contraste, los sistemas de
vidad prominente de ondas lentas independientes focales o bilatera­ grabación digital del EEG son idóneos para el almacenamiento y re­
les, especialmente acompañada de un ritmo alfa normal, va a favor de visión relativamente rápida de registros largos. En los pacientes so­
una enfermedad multifocal, como los infartos cerebrales múltiples. metidos a registros electroencefalográficos de larga duración como
En ocasiones, se sugiere una causa específica. Por ejemplo, un elec­ parte del diagnóstico o del tratamiento de la epilepsia, se graba gene­
troencefalograma que muestra unos complejos periódicos generali­ ralmente una imagen en vídeo digital con sincronización junto con el
zados característicos de ondas agudas en un paciente con demencia electroencefalograma, y se pueden procesar los datos automática­
es, prácticamente, diagnóstico de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob mente para detectar la mayoría de la actividad epileptiforme interictal
(Fig. 35A.16). e ictal. En la actualidad, el programa informático para detección de
Se han aplicado potenciales evocados relacionados con eventos puntas y crisis es un componente estándar de los sistemas de monito­
para el estudio de la demencia. Son eventos de latencia prolongada rización comerciales de la epilepsia.
(p. ej., potenciales que se producen más de 150 ms después del es­ Las técnicas de registro por ordenador también tienen un potencial
tímulo) que son muy dependientes de factores psíquicos y cognitivos. práctico de la monitorización electroencefalográfica continua en las
De modo ideal, miden los mecanismos intrínsecos del cerebro para el unidades de cuidados intensivos. Cada vez es mayor la literatura que
procesamiento de ciertos tipos de información, y son potencialmente apoya la utilidad de la monitorización electroencefalográfica continua
valiosos en la valoración electrofisiológica de la demencia. El mejor en los pacientes con crisis no convulsivas, amenaza de isquemia cere­
conocido de los potenciales evocados relacionados con eventos es la bral o en progreso, traumatismo cerebral grave y coma metabólico.
onda P300, o P3. El lugar que ocupan estos potenciales evocados de Más aun, cada vez es mayor el conocimiento en relación con la signi­
latencia prolongada en la evaluación de la demencia todavía se halla ficación clínica de ciertos patrones electroencefalográficos periódicos
en investigación, pero el patrón de alteración electrofisiológica puede a medida que se convierte en práctica habitual la monitorización de
ayudar a distinguir entre tipos de demencia (Goodin, 1999). larga duración en la unidad de cuidados intensivos. Todavía no se dis­
pone de sistemas consistentes plenamente automatizados análogos a
los que se emplean en la monitorización cardíaca. Sin embargo, pue­
Electroencefalografía computarizada den emplearse los espectrogramas comprimidos, que resumen gráfi­
Tradicionalmente, los instrumentos de registro electroencefalográfi­ camente las frecuencias presentes en varias horas de EEG en una
co eran simples dispositivos analógicos que constaban de bancos de pantalla, para facilitar la interpretación de los registros electroencefa­
amplificadores conectados a un equipo trazador con múltiples cana­ lográficos continuos al permitir que el electroencefalografista delimite
les. En los últimos años, se ha producido un cambio en la tecnología rápidamente cambios importantes en el electroencefalograma y que,
de registro electroencefalográfico a sistemas digitales sin papel en los en ocasiones, pueda puntear patrones o tendencias que, de otro modo,
que las señales electroencefalográficas amplificadas se convierten a podrían pasar desapercibidos (Fig. 35A.17) (Scheuer, 2002). Hay que
formato digital y se almacenan en un disco de ordenador, en vez de destacar que, aunque el análisis de la frecuencia espectral y métodos
ser impresas en papel. El electroencefalografista interpreta el electro­ matemáticos similares puedan ser técnicas auxiliares muy útiles, se
encefalograma al observarlo en una pantalla de ordenador en vez de emplean apropiadamente en la práctica clínica solamente en conjunto
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados 473

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Cz-Pz

B
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

FIGURA 35A. 1 7 Espectrografía de frecuencias que muestra 2 horas de registros eiectroencefalográficos (EEG) en un paciente con
estado epiléptico focal. A, Los dos trazados superiores muestran actividad en las derivaciones de los electrodos parasagltales derecho e Izquierdo,
respectivamente; los dos trazados inferiores muestran actividad en las derivaciones temporales. El tiempo se representa en el eje horizontal. El eje vertical
de cada trazado corresponde a la frecuencia, desde 1 Hz en la parte Inferior hasta 20 Hz en la parte superior. Los colores Indican el voltaje del EEG a una
frecuencia dada: desde el negro a 0 pV/Hz hasta el púrpura a 10 pV/Hz. Esta espectrografía muestra brotes de actividad de alto voltaje y alta frecuencia
(verde) que recurre aproximadamente cada 5 a 7 minutos, más prominente en el trazado parasagltal Izquierdo. Este EEG demuestra un patrón de crisis
electrográflcas recurrentes, como se ilustra por los trazados EEG representativos B y C, correspondientes a los puntos A y B del espectrógrafo. Además,
hay dos períodos qulescentes sin actividad (negro) en la mayoría de las frecuencias, que corresponden a períodos de depresión de voltaje postictal,
también ilustrado en el trazado D.
Continúa
474 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Fp1-F3
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C4-P4
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T6-02 --------------------------

Fz-Cz --------------------------
Cz-Pz----------------------------- -

Figura 35A. 17 cont.

con el EEG estándar. La propia reducción de datos que las hace útiles recientemente, se han empleado técnicas de localización de dipolos
también las hace inadecuadas para su empleo como única técnica. para caracterizar puntas interictales y descargas ictales en pacientes
Las presentaciones de la cartografía topográfica pueden ser de uti­ con epilepsia. Aunque estos métodos pueden contribuir a la localiza­
lidad para representar las relaciones espaciales y las características ción de los focos convulsivos (Ebersole, 2000), se basan en varias
electroencefalográficas de modo gráfico similar al de las exploracio­ suposiciones críticas que, cuando se aplican sin reconocimiento de
nes cerebrales. Por ejemplo, los mapas topográficos pueden mostrar sus limitaciones, pueden dar lugar a conclusiones anatómica y fisio­
distribuciones electroencefalográficas de voltaje sobre el cuero cabe­ lógicamente erróneas (Emerson et al, 1995). Por último, se ha descri­
lludo en un momento dado en el tiempo (Fig. 35A.18). También se to cierto éxito en la aplicación de una variedad de técnicas matemáti­
emplean para ilustrar las distribuciones de frecuencias particulares en cas lineales y no lineales para la predicción de las crisis, o por
la actividad de fondo electroencefalográfico. lo menos para la detección de los minutos con cambios preictales, o
Además de facilitar la interpretación del EEG, pueden aplicarse incluso más, antes de que sea observable cambio alguno, ya sea clíni­
técnicas matemáticas para extraer atributos que no son manifiestos en camente o en la presentación electroencefalográfica de rutina (Jerger
la inspección visual de las formas de onda electroencefalográficas et al, 2001; Litt y Lehnertz, 2002). Aunque es demasiado pronto para
en bruto. Las técnicas de promediación, útiles para mejorar el cociente valorar su utilidad última, estas técnicas probablemente aportarán co­
señal/ruido de los transitorios electroencefalográficos, como puntas y nocimientos importantes al campo de la fisiología y de los estados
ondas agudas, ponen de manifiesto distribuciones de campos y rela­ interictales y preictales, y también podrían llevar a importantes avan­
ciones temporales que, de otro modo, no se podrían apreciar. Más ces terapéuticos.
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados 475

FIGURA 35A. 1 8 Mapa topográfico cerebral


de dominios de frecuencias obtenido con un registro
electroencefalográfico (EEG) bipolar de 32 canales.
El paciente era un hombre de 53 años de edad, con
estenosis hemodinámicamente significativa de la arteria
carótida izquierda. Este mapa muestra una asimetría
sobre las regiones occipitales al abrir los ojos, lo que
refleja una insuficiencia relativa de la actividad alfa
del hemisferio izquierdo para atenuarse normalmente.
La escala de colores a la derecha refleja el cambio
en el porcentaje en la actividad del EEG, que va desde
el estado con los ojos cerrados al estado con los ojos
abiertos. (Cortesía del Dr. Bruce J. Fisch.)

Magnetoencefalografía mento y localización de estas señales están determinados por el


sistema sensorial implicado y la secuencia en la que se activan las
La magnetoencefalografía permite una medida de la función cerebral diferentes estructuras neurales. En la práctica clínica, los paradig­
equivalente a la electroencefalográfica, en la que las mismas fuentes mas de estímulos empleados se eligen de modo que las respuestas
neuronales que generan actividad eléctrica también dan lugar a cam­ que producen sean lo suficientemente estereotipadas como para
pos magnéticos. Sin embargo, la magnetoencefalografía difiere de la permitir que queden claramente definidos los límites de la norma­
EEG en varios aspectos que son teóricamente útiles. Los potenciales lidad. La violación de estos límites indica disfunción de las vías
electroencefalográficos son atenuados sustancialmente por el líquido sensoriales estudiadas. Las directrices 9A a 9D de la American
cefalorraquídeo, la duramadre y el cráneo, mientras que los campos Clinical Neurophysiology Society proporcionan una visión pano­
magnéticos resultan menos afectados por estas estructuras. Además, rámica de los métodos de registro, criterios de anormalidad y limi­
la EEG mide las fuentes de corrientes corticales orientadas en todas taciones de empleo.
las direcciones, pero subraya los dipolos orientados radialmente. La Debido a su bajo voltaje, no es posible discernir los potenciales
MEG mide de modo más preciso los dipolos tangenciales que son evocados de la actividad electroencefalográfica continua y otras
paralelos a la superficie cortical. fuentes de ruido eléctrico sin el uso de un ordenador. Las excepcio­
La principal indicación de la magnetoencefalografía ha sido loca­ nes son las respuestas visuales evocadas por estímulos con destellos
lizar fuentes de potenciales evocados y de actividad epileptiforme transitorios, que se observan en el EEG de rutina como respuesta de
focal. De forma más limitada, también se ha aplicado a la investiga­ adaptación a la frecuencia (arrastre). Clásicamente, no obstante, es
ción de pacientes con trastornos psiquiátricos, ictus y migraña. Sin necesario presentar el estímulo de forma repetida, promediando las
embargo, las limitaciones que se aplican a la localización de dipolos respuestas cerebrales o medulares sincronizadas con una serie de
de origen de las señales del EEG se aplican de forma similar a las estímulos idénticos mientras se permite que el ruido no relacionado
señales magnetoencefalográficas. Por esta razón, la interpretación de se promedie y se extraiga.
los hallazgos magnetoencefalográficos debe hacerse con precaución, En el contexto clínico, los estudios de potenciales evocados se
y se considera que la técnica es un complemento de los métodos es­ consideran apropiadamente como una extensión de la exploración
tablecidos de localización, como la electroencefalografía intracraneal neurológica. Al igual que cualquier signo neurológico, ayudan a re­
(Cappell et al, 2006). velar la existencia y con frecuencia sugieren la localización de lesio­
nes neurológicas. Por consiguiente, los potenciales evocados tienen
la máxima utilidad cuando detectan clínicamente anormalidades si­
POTENCIALES EVOCADOS lentes que de otro modo podrían pasar desapercibidas, o cuando ayu­
dan a resolver síntomas y hallazgos vagos o equívocos. Al igual que
Los potenciales evocados son señales eléctricas generadas por el el EEG, los potenciales evocados son pruebas de función; no suelen
sistema nervioso como respuesta a estímulos sensoriales. El mo­ mostrar causas específicas.
476 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Potenciales evocados visuales destello pueden proporcionar una información limitada sobre la inte­
gridad de las vías visuales cuando no puede emplearse el estímulo
Los potenciales evocados visuales (PEV) cerebrales son respuestas preferido de inversión del patrón o damero reversible, como en los
de la corteza visual a estímulos apropiados. La respuesta retiniana lactantes y en otros pacientes incapaces de colaborar en los métodos
compuesta a los estímulos visuales, electrorretinografía, puede regis­ de exploración más sensibles.
trarse de modo separado. El procedimiento está indicado en ciertas
situaciones clínicas. Se obtiene el PEV cerebral promediando las res­
puestas procedentes de los electrodos del cuero cabelludo occipital Potencial evocado visual normal
generadas por 100 o más estímulos secuenciales. Las características Se obtienen unas respuestas más sensibles y fiables empleando un
del estímulo tienen una importancia crucial para determinar qué por­ estímulo de inversión de patrón. El sujeto se centra en un tablero de
ción del sistema visual debe ser explorada por los PEV y cuál será la ajedrez de alto contraste de cuadrados blancos y negros que se mues­
sensibilidad de la prueba. Las aplicaciones clínicas iniciales de los tran en una pantalla de vídeo o de proyección óptica. El estímulo es
PEV empleaban un estímulo de destello estroboscópico, pero la utili­ el cambio de los cuadrados negros a blanco y de cuadrados blancos a
dad del PEV evocado por un destello queda muy limitada por la gran negros (inversión de patrón). Cuando se emplean cuadros de tamaños
variabilidad de las respuestas entre individuos sanos y su insensibili­ apropiados (15-40 minutos de arco en el ojo del sujeto), el PEV está
dad a las lesiones clínicas (Fig. 35A.19). En ocasiones, los PEV por generado principalmente por elementos foveales y parafoveales. Casi
siempre se emplea la estimulación monocular de campo total, de
modo que la prueba es más sensible a las lesiones del nervio óptico
por delante del quiasma. Sin embargo, es posible modificar la presen­
tación del estímulo de modo que sólo se estimulen porciones selec­
Ojo no afectado cionadas del campo visual, lo cual permite también la detección de
PE por destello
alteraciones posquiasmáticas. Los PEV desencadenados por estímu­
los de damero reversible muestran una menor variabilidad entre los
sujetos que los PEV por destello, y son mucho más sensibles a las
lesiones que afectan a las vías visuales.
Unos pocos investigadores han perfeccionado aún más el estímulo
de cambio de patrón empleando una rejilla sinusoidal en blanco y
negro en vez de un patrón en tablero de ajedrez. Parece que así se
realza la sensibilidad de la prueba al permitir una estimulación selec­
tiva de los elementos retinianos que responden a frecuencias espacia­
les específicas y de elementos corticales sensibles tanto a la frecuen­
cia como a la orientación espaciales.
En la Figura 35A.20 se ilustra un PEV normal con damero rever­
ms sible a la estimulación monocular de campo pleno. La forma de onda
del PEV es aparentemente simple. Es la suma de muchas formas de
Patrón de PE Ojo no afectado
onda generadas simultáneamente por diversas áreas de la corteza oc­
| cipital organizada retinotópicamente. Estimulando de modo selectivo
porciones del campo visual, es posible efectuar una disección del
PEV de campo pleno en sus formas de onda componentes. Por ejem­
plo, la Figura 35A.21, registrada a partir de la misma persona que la
de la Figura 35A.20, ilustra los PEV a la estimulación del hemicam-
po derecho e izquierdo. Resulta manifiesto que el PEV del campo
pleno es la suma de las dos respuestas de los hemicampos. En princi­
pio, es posible dividir los campos visuales en componentes progresi­
vamente más pequeños y registrar el PEV de cada uno de ellos inde­
pendientemente.
La base de la interpretación del PEV es la determinación de la
latencia del componente P100 (la mayor onda positiva con una laten-
cia nominal de aproximadamente 100 ms en las personas sanas) des­
pués de la estimulación de cada ojo por separado. Después de medir
la latencia absoluta P100 en cada ojo, se determina la diferencia en la
FIGURA 35A. 1 9 Distribuciones de las iatencias de la positividad latencia P100 entre los ojos. La comparación de estos valores con los
occipital mayor al destello (A) y estimulación del damero reversible datos de referencia del laboratorio indicará la normalidad o anorma­
(B) en controles sanos y en ojos afectados y no afectados de pacientes lidad de la respuesta. Por último, se debe interpretar la significación
con neuritis óptica. Se demuestra claramente la mayor sensibilidad clínica de los hallazgos, cuando sea posible, en el contexto de otros
de los potenciales evocados (PE) visuales con damero reversible datos clínicos relevantes.
a las lesiones desmielinizantes. (Reproducido con permiso de: Halllday, Al decusarse las fibras del nervio óptico procedentes de la retina
A. M. 1982, «The visual evoked potential In the Investigation of diseases temporal en el quiasma, la prolongación unilateral de la latencia de
of the optic nerve», en Evoked Potentials in Clinical Testing, P100 después de una estimulación monocular de campo total implica
ed. A. M. Halliday, Churchill Livingstone, New York.) una anormalidad anterior al quiasma óptico en dicho lado. Las lesio-
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados All

Potenciales evocados visuales


en las enfermedades neurológicas
La neuritis óptica aguda va acompañada de una acusada atenuación o
pérdida de la amplitud de P100 después de la estimulación con damero
reversible del ojo afectado. Después del ataque agudo, el PEV muestra
cierta recuperación, pero la latencia P100 casi siempre permanece pro­
longada, incluso si se recupera la visión funcionalmente normal. En los
pacientes con historia de neuritis óptica, la latencia de P100 está clási­
camente prolongada, pero la amplitud y la morfología de la onda se
hallan con frecuencia bien preservadas (Fig. 35A.22). Los factores que
contribuyen a los cambios en P100 comprenden probablemente los
efectos combinados de bloqueo de conducción irregular, áreas de con­
ducción variablemente retrasada, dispersión temporal de la descarga
aferente en el nervio óptico, pérdida de algunos componentes del PEV
normal, y la aparición de componentes previamente enmascarados.
___ Son anormales los PEV con cambio de patrón en casi el 100% de
los pacientes con una historia definitiva de neuritis óptica. Más im­
20 ms portante es aún que el PEV con cambio de patrón es un indicador lo
suficientemente sensible de desmielinización del nervio óptico que
FIGURA 35A.20 Potenciales evocados visuales normales con puede poner de manifiesto lesiones asintomáticas y clínicamente in-
Inversión de patrón a la estimulación monocular en la totalidad del campo. detectables. Por consiguiente, del 70 al 80% de los pacientes con es­
El electrodo MO se halla en la línea media posterior, sobre el occipucio. clerosis múltiple definitiva, pero sin historia de neuritis óptica ni de
RO y RT están 5 y 10 cm, respectivamente, a la derecha de MO, y LO y LT síntomas visuales presentan PEV anormales. En muchos pacientes
están 5 y 10 cm, respectivamente, a la Izquierda de MO. Todos los con PEV anormales se observan unos resultados normales en la ex­
electrodos son referidos como Fpz (un electrodo frontopolar en la línea ploración neurooftalmológica.
media). La respuesta es máxima en MO y se halla distribuida Los PEV con inversión de patrón son muy sensibles a las lesiones
simétricamente a la Izquierda y a la derecha de la línea media. desmielinizantes, pero no son específicos de esclerosis múltiple. En
la Tabla 35A. 1 se expone una lista parcial de otras causas de PEV
anormales.
Los PEV pueden ser de utilidad para distinguir entre la histeria y
nes bilaterales anteriores o posteriores al quiasma óptico o una lesión la simulación de ceguera. Un PEV con inversión de patrón normal es
quiasmática causarán un retraso bilateral de P100, después de la esti­ una prueba sólida de enfermedad psicogénica. Sin embargo, se han
mulación separada de cada ojo. Las lesiones hemisféricas unilatera­ descrito casos infrecuentes en los que se observaban PEV esencial­
les no alteran la latencia de P100 de campo total (debido a la contri­ mente normales en la ceguera cortical, debido a la destrucción bilate­
bución del hemicampo intacto), pero sí alteran la topografía del cuero ral del área 17, con preservación de las áreas 18 y 19, o infartos occi­
cabelludo de la respuesta. pitales bilaterales con preservación del área 17 (Epstein, 2000).

FIGURA 35A.21 Potenciales


evocados visuales normales con damero
reversible a la estimulación de los
hemicampos derecho e Izquierdo en un
ojo. Se trata del mismo sujeto de la
Figura 35A.20. Las respuestas de campo
parcial son asimétricas aproximadamente
en la línea media, y las mayores
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

positividades son ipsolaterales al campo


estimulado.
478 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Ojo izquierdo Ojo derecho Potenciales evocados auditivos normales


del tronco encefálico
A diferencia de los PEV, que son respuestas corticales, los PEATE
están generados en el mesencéfalo o en una localización caudal a él.
Es característico que los PEATE resistan los efectos de los trastornos
metabólicos y de los agentes farmacológicos. En efecto, en ausencia
de lesiones anatómicas, los PEATE persisten esencialmente inaltera­
dos en el coma profundo o en presencia de anestesia general.
En la Figura 35A.23 se ilustra un PEATE normal. Se producen los
componentes designados por números romanos por la actividad neu­
ronal sumada en estructuras anatómicas que son activadas secuen-
cialmente por la descarga sensitiva aferente. Existe incertidumbre en
50 100 150 200 50 100 150 200 relación con las contribuciones relativas del PEATE registrado en el
ms ms cuero cabelludo de los potenciales sinápticos que se producen en es­
tructuras nucleares y de los potenciales de acción compuestos en los
FIGURA 35A.22 Potenciales evocados visuales con damero tractos de fibras. Aunque las siguientes relaciones electroanatómicas
reversible en un paciente con neuritis óptica derecha, que ilustra un pueden estar simplificadas en exceso, son de utilidad para los fines de
retraso acusado del componente P100 del ojo derecho. Como es localización clínica. La onda I, que corresponde a NI del electroco-
característico en las neuropatías ópticas desmielinizantes, la forma cleograma, representa el potencial de acción compuesto del nervio
de onda se halla en gran medida preservada. auditivo, y se origina en la parte más distal del nervio. La onda II se
genera principalmente en la parte proximal del octavo par craneal,

Tabla 35A. 1
Algunas causas de potenciales evocados visuales anormales

Enfermedades oculares
Error de refracción mayor
Opacidades de las lentes y de los medios
Glaucoma
Retlnopatías
Lesiones compresivas
Tumores extrínsecos
Tumores del nervio óptico
Lesiones no compresivas
Enfermedad desmielinizante
Neuritis óptica Isquémica
Ambllopias nutricionales y tóxicas (incluidas las causadas
por anemia perniciosa)
Atrofia óptica hereditaria de Leber
Enfermedad difusa del sistema nervioso central
Adrenoleucodistrofia
Degeneraciones esplnocerebelosas
Enfermedad de Parkinson

Potenciales evocados auditivos


del tronco encefálico
Los potenciales evocados auditivos del tronco del encéfalo (PEATE)
son señales generadas en el nervio auditivo y en el tronco del encéfalo
por un estímulo acústico. Se aplica un breve estímulo, por lo general
un chasquido agudo, a un oído a través de un auricular, mientras que
el oído opuesto queda enmascarado con ruido blanco para prevenir su FIGURA 35A.23 Potenciales evocados auditivos normales del
estimulación por el sonido conducido transcranealmente. El PEATE tronco del encéfalo. Los componentes principales se hallan etiquetados
normal consta de una serie de ondas que se producen en los primeros con números romanos, y se comentan más extensamente en el texto.
10 ms después del estímulo. El PEATE es de voltaje extremadamente M2 es un electrodo sobre la apófisis mastoides Ipsolateral al oído estimulado,
bajo (sólo de unos 0,5 pV), y es característico promediar de 1.000 en este caso el derecho. Los electrodos sobre las mastoides Izquierda
a 2.000 registros para resolver la forma de onda. y derecha están conectados a un electrodo en el vértex (Cz).
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados 479

pero probablemente incluye también una contribución de la porción sensibilidad de la prueba empleando una gama de intensidades del
intraaxial del nervio y quizá también del núcleo coclear. La onda III estímulo, y por la evaluación del efecto sobre los componentes
se genera en la parte inferior de la protuberancia, en la región de la del PEATE (intensidad-latencia) (Fig. 35A.25).
oliva superior y del cuerpo trapezoide. Los generadores de ondas IV En los pacientes con lesiones focales del tronco encefálico que
y V se hallan situados en la parte superior de la protuberancia y en el chocan contra las vías auditivas, el PEATE es anormal, y el tipo de
mesencéfalo, tan alto como el tubérculo cuadrigémino inferior. Las anormalidad refleja la localización y la extensión de la lesión. Por
ondas II y IV se identifican de forma inconstante en algunos indivi­ ejemplo, la Figura 35A.26 ilustra un PEATE obtenido de un paciente
duos sanos, de modo que la interpretación clínica de los PEATE se con hemorragia del tronco del encéfalo que afectó a los dos tercios
basa principalmente en las determinaciones de la latencia de las on­ rostrales de la protuberancia, pero que respetó el tercio caudal. Las
das I, III y V. A pesar de la decusación de las vías auditivas del tronco ondas IV y V están ausentes, pero las ondas I, II y III son normales.
encefálico en múltiples niveles, la experiencia clínica indica que las Los PEATE son normales cuando las lesiones del tronco encefálico no
alteraciones unilaterales en los PEATE suelen reflejar lesiones ipso­ afectan a las vías auditivas, como suele suceder en el síndrome de
laterales al oído estimulado. enclaustramiento («locked-in») producido por infarto protuberancial
ventral, o en el síndrome bulbar lateral de Wallenberg. En contraste, los
gliomas protuberanciales casi siempre producen PEATE anormales.
Potenciales evocados auditivos del tronco encefálico Casi el 50% de los pacientes con esclerosis múltiple definitiva
en las enfermedades neurológicas presentan resultados anormales en el PEATE. De mayor importancia
Los trastornos del nervio auditivo tienen varios efectos sobre los clínica es que aproximadamente el 20% de los pacientes con posible
PEATE, en parte relacionados con la naturaleza y tamaño de la le­ o probable esclerosis múltiple presenta resultados anormales en el
sión. Los hallazgos van desde la prolongación del intervalo de los PEATE, incluso en ausencia de signos y síntomas clínicos referibles
picos I-m, a la preservación de la onda I con distorsión o pérdida de al tronco del encéfalo. En estos casos, las anormalidades suelen con­
componentes posteriores, a pérdida de todos los componentes del sistir en la ausencia o disminución de la amplitud de las ondas com­
PEATE. Puede observarse cualquiera de estas alteraciones en los ponentes del PEATE, con mayor frecuencia de las ondas IV y V, o en
neurinomas del acústico y en otros tumores del ángulo pontocerebe­ el aumento de la latencia en los picos III-V. En ocasiones, se produce
loso (Fig. 35A.24). En efecto, el PEATE puede ser la prueba de cri­ una prolongación del intervalo en los picos I-III, lo que probablemen­
bado más sensible en el neurinoma del acústico, y detecta alteracio­ te refleja una afectación de la mielina central, que cubre la porción
nes en más del 90% de los pacientes. Puede ampliarse más la proximal e inmediatamente intraaxial del nervio auditivo.
Los PEATE pueden documentar la afectación del tronco del encé­
falo en pacientes con enfermedades neurológicas no focales, espe­
cialmente las que afectan a la mielina, como la leucodistrofia me-
tacromática y la adrenoleucodistrofia. En estas enfermedades, el
PEATE puede mostrar también anormalidades electrofisiológicas en
heterocigotos clínicamente asintomáticos.
Los PEATE son útiles para valorar la audición en los niños de
corta edad y en los pacientes que, por lo demás, no pueden colaborar
en las pruebas audiológicas estándar. Un estudio de intensidad-laten­
cia, comentado previamente, permite la caracterización del umbral
de respuesta en la onda V y la relación entre la latencia de la onda V
y la intensidad del estímulo. Esta prueba permite la estimación del
umbral auditivo, y puede distinguir entre los tipos de hipoacusia de
conducción y neurosensorial. Sin embargo, una audiometría del tron­
co del encéfalo no es realmente una prueba auditiva per se, sino una
medida de la sensibilidad del tronco encefálico al estímulo auditivo.
El PEATE aparece normal en el infrecuente paciente con sordera re­
sultante de lesiones corticales bilaterales. Por otra parte, los pacientes
con esclerosis múltiple o un glioma protuberancial presentan con fre­
cuencia resultados anormales en el PEATE, pero una audición nor­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

mal (aunque su capacidad para localizar el sonido de modo preciso


en el espacio puede estar disminuida). Una limitación al empleo de
los PEATE para explorar la audición es que el tronco del encéfalo ha
de estar intacto, de modo que las alteraciones de los PEATE reflejan
disfunción en el aparato auditivo periférico (Lueders y Terada, 2000).

Potenciales evocados somatosensoriales


Después de la estimulación eléctrica de un nervio periférico, los re­
FIGURA 35A.24 Potenciales evocados auditivos del tronco del gistros a partir de los electrodos colocados sobre la columna vertebral
encéfalo en un paciente con neurinoma del acústico Izquierdo. Hay una y el cuero cabelludo ponen de manifiesto una serie de ondas que re­
prolongación del Intervalo l-lll en dicho lado, y la respuesta global no está flejan la activación secuencial de estructuras neurales a lo largo de las
tan bien definida como la del oído normal. vías somatosensoriales aferentes. El sistema columna dorsal-lemnisco
480 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Mujer # 2519, 52 años Estudio preoperatorio Figura 35A.25


Neurinoma del acústico izquierdo, intracanalicular Umbrales: AS 14 dBnHL, AD 1 dBnHL Representaciones de la latencia de la
onda V de potenciales evocados auditivos
Cz-M1
AD del tronco encefálico como función
AS Cz + up
de un aumento de la intensidad del
I 0,2 |iV estímulo desde 20 a 70 dBSL (nivel
de sonido en declbellos) en una mujer
con un neurinoma del acústico
70 dBSL 70 dBSL
Intracanalicular izquierdo. Los potenciales
\\M\sx evocados auditivos del tronco encefálico
a 70 dBSL son normales bilateralmente,
pero las respuestas a menores
60 N/A/~L^ 60 Intensidades son asimétricas, y el umbral
de respuesta se halla elevado en la
Izquierda. AD, aurís dextra (oído derecho).
AS, aurís sinistra (oído Izquierdo); los
/A 50 50
umbrales auditivos se expresan en dBnHL
o umbral auditivo dB.
40 40

30 30

20

i—i—i—i—i—i—i—i—i—i—i
0 2 4 6 8 10 ms

Figura 35A.26
A, Potenciales evocados auditivos del
tronco del encéfalo registrados en un

0,25 nV paciente con hemorragia del tronco


encefálico que respetaba el tercio inferior
de la protuberancia. Las ondas I, II y III se
hallan preservadas, pero se han perdido
los componentes posteriores. B, Sección
coronal a través de la protuberancia.
A, borde pontomesencefállco. S, borde
pontobulbar. (Reproducido con permiso
de: Chlappa, K. H. 1985, «Evoked
Potentials In clinical medicine», en Clinical
Neurology, eds. A. B. Baker y L. H. Baker,
I I I I I I I I 10 r Harper y Row, New York.)

es el principal sustrato del potencial evocado somatosensorial (PES), tas fuentes generadoras de los diversos componentes del PES. Un elec­
aunque se ha demostrado que otros sistemas no lemniscales, como el trodo en el punto de Erb ipsolateral al brazo estimulado registra la
tracto espinocerebeloso dorsal, contribuyen a la generación del PES. descarga aferente al pasar a través del plexo braquial. El potencial del
En la práctica clínica, los PES suelen estar producidos por la estimu­ punto de Erb sirve como punto de referencia frente al cual se determi­
lación del nervio mediano en la muñeca, del nervio peroneo común nan las latencias de los componentes posteriores. Los electrodos sobre
en la rodilla, o del nervio tibial posterior en el tobillo. la columna vertebral mediocervical dorsal registran dos formas de
onda independientes, pero parcialmente supeipuestas, que reflejan ac­
Potenciales evocados somatosensoriales normales tividad local en la médula espinal. La primera de éstas, denominada
DCV (dorsal column volley, descarga de la columna dorsal), es la des­
del nervio mediano carga aferente en el tracto cuneiforme. La segunda, NI3, representa
La Figura 35A.27 muestra un PES normal producido por la estimula­ actividad postsináptica en la sustancia gris central de la médula cervi­
ción del nervio mediano. El diagrama acompañante indica las presun­ cal generada por la entrada procedente de colaterales axónicas de las
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados 481

cuero cabelludo, lejos del área sensitiva primaria. Este electrodo «ve» la
actividad subcortical que se conduce por volumen a la superficie del
Cc-Ci cuero cabelludo. La onda P14 se genera en la región cervicobulbar, pro­
bablemente por el lemnisco medial caudal. Se sigue de una onda nega­
tiva de gran duración, NI 8, cuyo origen es incierto, pero probablemente
incluye actividad postsináptica de múltiples generadores en el tronco
encefálico. La Figura 35A.28 ilustra la preservación de P14, pero la
pérdida de N18 y de todas las ondas posteriores, en un paciente con una
malformación arteriovenosa de la parte derecha de la protuberancia.
Este es probablemente el equivalente electrofisiológico de una sección
transversal funcional del lemnisco medial a nivel protuberancial.
La respuesta cortical inicial a la descarga sensitiva aferente recibe
la denominación de N20, y el mejor modo de registrarla es mediante
un electrodo en el cuero cabelludo colocado directamente sobre la
corteza sensitiva primaria en el lado opuesto al estimulado. La N20
también es un tipo de onda compuesta formada por señales proceden­
tes de múltiples generadores en o en la proximidad del área receptora
cortical primaria. Puede demostrarse por la estimulación selectiva de
fibras aferentes cutáneas y de los husos musculares en el nervio me­
diano, que se sabe se proyectan a regiones corticales adyacentes, pero
distintas, o por la observación de cambios dependientes de estado en
la N20 (Fig. 35A.29). El sueño, por ejemplo, atenúa las pequeñas
FIGURA 35A.27 Presuntas fuentes generadoras de potencial inflexiones que, con frecuencia, se hallan presentes en N20 al desper­
evocado somatosensorial del nervio mediano. Ce y Ci son localizaciones tarse, fenómeno probablemente causado por la modulación reductora
centroparletales en el cuero cabelludo contralateral (Ce) e ipsolateral (Ci) de algunos generadores que contribuyen a N20 y a alteraciones en el
al nervio estimulado. Se hallan 2 cm detrás de las colocaciones aporte talámico a la corteza durante el sueño.
C3 y C4 del Sistema International 10/20 S. PE y SC5 son electrodos
colocados sobre el punto de Erb y la apófisis espinosa de la quinta
vértebra cervical, respectivamente. NC es una referencia no cefálica
Potenciales evocados somatosensoriales normales
(como el codo). del nervio tibial posterior
En muchos aspectos, los PES para la estimulación del nervio tibial
posterior son análogos a los PES del nervio mediano. Cuando se es­
fibras gruesas aferentes primarias. N13 se acompaña de un potencial timula el nervio tibial posterior, los registros procedentes de los elec­
simultáneo de polaridad opuesta (P13) sobre la parte anterior del cue­ trodos sobre la columna vertebral lumbar muestran dos potenciales
llo. Lesiones como la siringomielia, que desestructura la sustancia gris distintos (Fig. 35A.30). Uno (PV) está producido por la descarga afe­
central, pueden afectar de modo selectivo a N13/P13. rente de las raíces de los nervios lumbares y del tracto grácil, y el otro
El mejor modo de registro de los componentes de los PES generados (N22) es un potencial sináptico sumado generado en la sustancia gris
en el tronco del encéfalo es por medio de un electrodo colocado en el de la médula espinal lumbar. Debido a su estabilidad, latencia fija

FIGURA 35A.28 Potenciales evocados


somatosensoriales del nervio mediano izquierdo
en un paciente con malformación arteriovenosa
protuberancial derecha. Todos los componentes
después de P14 (potencial cervicobulbar) están
ausentes. A menos que se especifique otra cosa,
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

se empleó como referencia el codo derecho.


482 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

N20 Cz-Fpz 1

C3-C4 ^

T12
C'A L_- DESPIERTO
L1
/
L2

L3

L4

L5
C3-C4 /DORMIDO

______ 10,5 nV
0,3 nV
5 ms
5 ms
FIGURA 35A.3 1 Potenciales evocados somatosensoriales
FIGURA 35A.29 Potenciales evocados somatosensoriales del nervio tibial posterior en un paciente con médula espinal anclada.
del nervio mediano derecho registrados en un sujeto normal despierto La máxima amplitud del potencial lumbar, normalmente entre T10 y T12,
y dormido después de la sedación con diazepam. Obsérvese el cambio se halla desplazada caudalmente. La respuesta cortical también está
en la morfología de N20 dependiente del estado. Múltiples inflexiones ausente. A menos que se especifique otra cosa, se empleó como
pequeñas presentes en la vertiente ascendente de la N20 en plena vigilia referencia una cresta ilíaca.
desaparecen durante el sueño.

N22

FIGURA 35A.32 Potenciales evocados somatosensoriales


FIGURA 35A.30 Registros sobre la columna vertebral lumbar y
del nervio tibial posterior normales. El canal Inferior es un registro bipolar
torácica inferior después de la estimulación del nervio tibial posterior. Los
entre dos electrodos sobre la fosa poplítea.
electrodos del registro están referenciados a la cresta ilíaca. Obsérvese el
aumento de la latencia de la descarga propagada (PV) y la aparición en T12
de un segundo potencial estacionario (N22). V. el texto para detalles.

y alto voltaje, se emplea clínicamente el potencial lumbar N22 como son análogos a P14 y N18 después de la estimulación del nervio me­
punto de referencia frente al que se determinan las latericias de los diano, y probablemente están generados por la descarga aferente en
componentes posteriores. Además, la determinación del nivel verte­ el lemnisco medial caudal y por la actividad postsináptica en el tron­
bral en el que sea máximo el voltaje de N22 proporciona una indica­ co del encéfalo rostral, respectivamente.
ción aproximada de la posición de la dilatación de la médula lumbar. La respuesta cortical inicial a la estimulación del nervio tibial
En ocasiones es clínicamente útil si existe la duda de una médula posterior es una positividad prominente (P38) que se registra a partir
espinal anclada (Fig. 35A.31). de los electrodos del cuero cabelludo colocados en el vértex y en las
La actividad subcortical procedente de la estimulación del nervio regiones centrales parasagitales, próximas a las áreas corticales que
tibial posterior consta de una onda positiva, P31, seguida de una onda representan la pierna (v. Fig. 35A.32) Este potencial positivo suele ser
negativa de gran duración, N34 (Fig. 35A.32). Estos componentes máximo inmediatamente por fuera del vértex, ipsolateral al nervio
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados 483

estimulado. Esta localización aparentemente paradójica de P38 refle­ con PEM entrañan generalmente la estimulación de la corteza motora
ja la localización mesial del área sensitiva primaria de la pierna y del y el registro del potencial de acción motor evocado compuesto sobre
pie en la fisura interhemisférica. los músculos efectores apropiados. Puede estimularse la corteza moto­
ra ya sea directamente, pasando un pulso eléctrico breve de alto voltaje
a través del cuero cabelludo, o empleando un campo magnético que
Potenciales evocados somatosensoriales varia en el tiempo para inducir una corriente eléctrica en el cerebro.
en las enfermedades neurológicas Mientras que la estimulación eléctrica transcraneal es dolorosa, la
estimulación magnética transversal es esencialmente indolora. Por
Se producen alteraciones en los PES por una amplia variedad de afec­ consiguiente, mientras que la estimulación eléctrica transcraneal se
ciones que trastornan la conducción en el sistema somatosensorial. emplea para la monitorización del sistema motor intraoperatoriamen-
Comprenden lesiones focales (tumores, accidentes vasculares cere­ te en pacientes anestesiados, generalmente la estimulación magnética
brales, espondilosis cervical) y enfermedades que afectan al sistema es útil en los estudios de sujetos y pacientes despiertos.
nervioso de modo más difuso (ataxias hereditarias, degeneración La estimulación eléctrica directa de la corteza motora produce una
combinada subaguda, deficiencia de vitamina E). Más del 90% de los serie de señales que pueden registrarse a partir del tracto piramidal. La
pacientes con esclerosis múltiple definitiva presentan alteraciones en onda más temprana, la onda D (directa), es el resultado de la activación
los PES de las extremidades superiores o inferiores. Además, se directa de los axones piramidales. Se cree que las señales posteriores,
encuentra un PES alterado en el 50 al 60% de los pacientes con escle­ las ondas I (indirectas), reflejan una activación transináptica indirecta
rosis múltiple, incluso en ausencia de síntomas o signos referibles al de las células piramidales. La estimulación eléctrica transcraneal es
sistema sensitivo de fibras gruesas. Otras enfermedades que afectan a capaz de producir ambos tipos de onda, D e l , pero la estimulación
la mielina, como la enfermedad de Pelizaeus-Merzbacher, leucodis- magnética transcraneal generalmente produce sólo ondas I. Por esta
trofia metacromática, adrenoleucodistrofia y adrenomieloneuropatía, razón, los PEM evocados por la estimulación magnética transcraneal
producen también anormalidades en los PES. En los casos de adre­ se producen con una latencia ligeramente superior y son menos esta­
noleucodistrofia y adrenomieloneuropatía, puede demostrarse la bles que los evocados por la estimulación eléctrica transcraneal.
presencia de alteraciones en heterocigotos. Es posible determinar el tiempo de conducción motora central
Muchas lesiones alteran los PES al producir un retraso o bloqueo restando la latencia del PEM producido por la estimulación cervical
en la conducción, lo que da lugar a unas latencias prolongadas entre o lumbar de la obtenida por la estimulación transcraneal. En los PEM
los picos o una atenuación, o incluso la pérdida, de uno o más com­ producidos por la estimulación magnética transcraneal, este intervalo
ponentes de los PES. Unos PES anormalmente amplios, que implican abarca el tiempo necesario para la activación de las interneuronas
una exageración de componentes corticales producidos después de corticales, activación transináptica de las neuronas piramidales, con­
N20 (nervio mediano), son característicos de pacientes con epilepsia ducción de la descarga eferente a través del tracto piramidal, y despo­
mioclónica progresiva, algunos pacientes con epilepsia por fotosensi­ larización de la motoneurona medular.
bilidad, y niños con lipofuscinosis ceroide infantil (Fig. 35A.33) Aunque no está totalmente definida la utilidad clínica de los PEM,
(Emerson y Pedley, 2003). proporcionan información sobre las vías motoras que complementa
los datos sobre las vías sensitivas obtenidas a partir de los PES. Los
Potenciales evocados motores y estimulación PEM son con frecuencia anormales en los pacientes con mielopatías
causadas por espondilosis cervical (Fig. 35A.34), donde parecen ser
magnética transcraneal sensibles a la compresión medular temprana preclínica. Con frecuen­
Es posible valorar la integridad funcional de las vías motoras descen­ cia, presentan un retraso en los pacientes con esclerosis múltiple, y
dentes empleando potenciales evocados motores (PEM). Los estudios pueden ser más sensibles a las lesiones desmielinizantes que los PEV

FIGURA 35A.33 Registro a partir de


electrodos en el cuero cabelludo de la reglón
centroparletal después de la estimulación del
nervio mediano en un paciente con mioclonías
corticales. Hay una acusada exageración de los
componentes corticales posteriores. Se empleó
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

una referencia no encefálica en los dos trazados


superiores.
484 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

muchos centros. Dicha monitorización reduce la morbilidad neuroló­


gica al detectar efectos adversos en un momento en el que la pronta
corrección de la causa puede prevenir una lesión neurológica perma­
nente. Además, la monitorización puede proporcionar información
sobre los mecanismos de las alteraciones neurológicas postoperato­
rias y, en ocasiones, puede llevar a cambios en el abordaje o en la
técnica quirúrgica.
Puede efectuarse la monitorización por medio de la EEG, poten­
ciales evocados sensitivos (por lo general, PEATE o PES) y PEM.
El tipo de modalidad de monitorización o la combinación de modalida­
des empleadas depende del tipo de cirugía, de las estructuras neurales
consideradas en mayor riesgo y de la experiencia previa con compli­
caciones del procedimiento quirúrgico concreto. Dado que puede
producirse una lesión neurológica de modo súbito y puede ser irre­
versible, el método de monitorización ideal es el que detecta el daño
inminente, no permanente. Por consiguiente, es muy deseable cierto
FIGURA 35A.34 Potenciales evocados motores (PEM) porcentaje de resultados falsos positivos. Los equipos de monitoriza­
registrados procedentes de los músculos bíceps y del primer interóseo ción experimentados aprenden que pequeños cambios en las señales
dorsal (FDI) en un paciente con espondilosis cervical que producía registradas son habituales durante la cirugía debido a factores clíni­
compresión de la médula espinal en C5-C7. Los PEM registrados cos y técnicos que tienen unos efectos despreciables sobre el desen­
del bíceps son normales después de la estimulación magnética sobre lace. Otras variables que afectan a las señales eléctricas son el tipo de
la corteza motora y la columna vertebral cervical. Los PEM registrados anestesia, la temperatura, la tensión arterial y el bloqueo neuromus­
a partir del FDI son normales después de la estimulación sobre la columna cular. Un aspecto crítico de la monitorización es la determinación de
vertebral cervical, pero tienen un voltaje anormalmente bajo y son qué constituye un cambio significativo y reproducible que justifica
polifásicos después de la estimulación cortical. (Reproducido con permiso alertar al cirujano o al anestesiólogo.
de: Maertens de Noordhout, A., Remade, J. M., Pepin, J. L., et al. 1991, En ocasiones, los pacientes experimentan una nueva alteración
«Magnetic stimulation of the motor cortex in cervical spondylosis», neurológica postoperatoria a pesar de una monitorización sin inci­
Neurology, vol. 41, págs. 75-80.) dentes notables. Es infrecuente que se produzca una complicación
neurológica importante en una parte del sistema nervioso que fue
monitorizada directamente y que fue juzgada de modo preciso como
o los PES. En la enfermedad de la motoneurona pueden mostrar re­ normal durante el transcurso de la operación. Con mayor frecuencia,
trasos en la conducción del tracto piramidal en los pacientes sin sig­ las complicaciones surgen cuando se hallan afectadas estructuras no
nos de la motoneurona superior. monitorizadas directamente (p. ej., infarto de la médula espinal ven­
Los PEM ofrecen también conocimientos sobre la fisiopatología tral cuando sólo se monitorizó la función de la columna dorsal em­
y evolución de los trastornos que afectan al sistema motor. Los pa­ pleando PES), o cuando una alteración significativa preexistente en­
cientes con parálisis cerebral pueden mostrar unos PEM realzados en mascara incluso cambios moderados desde la línea de base. En
algunos grupos musculares debido a proyecciones corticoespinales ocasiones, se producen síntomas y signos neurológicos menores y,
aberrantes. En la enfermedad de Parkinson, las latencias de los PEM por lo general, transitorios (p. ej., disestesias sensitivas, ligera debili­
son normales, pero sus amplitudes pueden hallarse elevadas, posible­ dad, vejiga neurogénica temporal) con medidas electrofisiológicas
mente debido a desinhibición medular o hiperexcitabilidad cortico- intraoperatorias estables.
motoneuronal. Se han empleado los PEM para estudiar la plasticidad Se ha empleado ampliamente la monitorización electroencefalográ­
cerebral y documentar la reorganización cortical después de lesión de fica en los pacientes sometidos a endarterectomía carotídea, durante la
la médula espinal y amputación. embolización de malformaciones arteriovenosas y para clipar o extir­
La estimulación magnética transcraneal proporciona un medio par algunos aneurismas. Se emplean habitualmente métodos asistidos
para estudiar la fisiología cortical normal al interrumpir de modo por ordenador para procesar datos electroencefalográficos primarios
transitorio la función regional. Se ha empleado la desestructuración para comprimir lo que, de otro modo, es una cantidad no manejable de
del procesamiento cortical producida por un estímulo magnético úni­ información, y para presentar los datos de un modo más fácilmente
co o por estímulos magnéticos repetidos para estudiar no sólo la fun­ interpretable. La monitorización es especialmente útil en la selección
ción del sistema motor, sino también la función somatosensorial, vi­ de pacientes para derivación durante la oclusión de la arteria carótida.
sual y del procesamiento del lenguaje. Por último, se ha propuesto la Con la monitorización, la morbilidad mayor intraoperatoria global en
aplicación terapéutica potencial de la estimulación magnética trans­ la endarterectomía puede ser tan baja como del 1 %.
craneal en el parkinsonismo, la distonía y la depresión (Cracco La monitorización de la función del nervio auditivo por medio de
y Cracco, 1999; Hallett, 2000; Mills, 1999). los PEATE, con o sin electrococleografía, es útil en cualquier proce­
dimiento neuroquirúrgico o neurootológico en el que haya riesgo de
lesión del octavo par craneal. Se reduce al mínimo el riesgo de hi­
MONITORIZACIÓN INTRAOPERATORIA poacusia en los pacientes con neurinomas pequeños del acústico, es­
pecialmente intracanaliculares y otros tumores del ángulo pontocere-
La monitorización electrofisiológica para valorar la integridad fun­ beloso, y en pacientes sometidos a descompresión microvascular por
cional del cerebro y de la médula espinal durante los procedimientos espasmo hemifacial o neuralgia del trigémino. La monitorización de
neuroquirúrgicos y ortopédicos se ha convertido en algo habitual en la función del nervio facial al registrar potenciales de acción com-
Capítulo 35A Electroencefalografía y potenciales evocados 485

puestos del nervio o del músculo después de la estimulación directa Ebersole, J. S. 2000, Sublobar localization of temporal neocortical epileptogenic
de la porción intracraneal del séptimo par ha reducido en gran medi­ foci by source modeling, Adv Neurol, vol. 84, pp. 353-363
da la incidencia de parálisis facial permanente después de la cirugía Emerson, R. G., Turner, C. A., Pedley, T. A., et al. 1995, Propagation patterns of
temporal spikes, Electroencephalog Clin Neurophysiol, vol. 94, pp. 338-348
en el ángulo pontocerebeloso.
Emerson, R. G., & Adams, D. C. 1999, Intraoperative monitoring by evoked poten­
Se emplean de modo rutinario los PES para monitorizar la función
tials techniques, in Electrodiagnosis in Clinical Neurophysiology, 4th ed., edited
basal y de la médula espinal durante los procedimientos neuroquirúrgi- by M. J. Aminoff, Churchill Livingstone, New York, pp. 587-604
cos y ortopédicos. Proporcionan una información de retroalimentación Emerson, R. G., & Pedley, T. A. 2003, Somatosensory evoked potentials, in Current
útil y sensible sobre la integridad del sistema somatosensorial de la Practice of Clinical Electroencephalography, 3rd ed., edited by J. S. Ebersole &
columna dorsal. Los PEM son particularmente sensibles a los efectos T. A. Pedley, Lippincott Williams & Williams, New York, pp. 892-922
que sobre la médula espinal tienen la isquemia, la compresión, la dis­ Epstein, C. E. 2000, Visual evoked potentials, in Comprehensive Clinical
tracción y los traumatismos contusos, y se emplean también para mo­ Neurophysiology, edited by K. H. Levin & H. O. Lueders, W. B. Saunders,
nitorizar la función de la médula espinal durante los procedimientos Philadelphia, pp. 507-524
quirúrgicos. Complementan los PES porque éstos pueden no detectar Goodin, D. S. 1999, Event related potentials, in Electrodiagnosis in Clinical
Neurophysiology, 4th ed., edited by M. J. Aminoff, Churchill Livingstone, New
lesiones quirúrgicas que se limiten a la médula espinal lateral y anterior
York, pp. 569-585
(Emerson y Adams, 1999).
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C A P Í T U L O 35 Neurofisiología
CLÍNICA
Electromiografía clínica
Bashar Katirji

Estudios de conducción nerviosa 487 Actividad de inserción y espontánea 498


Principios 487 Potenciales de acción de la unidad motora voluntarios 502
Estudios de conducción nerviosa motores 488 Electrodiagnóstico por electromiografía con aguja 504
Estudios de conducción nerviosa sensitivos 489 Estudios electrodiagnósticos especializados 506
Estudios de conducción nerviosa mixtos 489 Onda F 506
Estimulación segmentaria con incrementos cortos 490 Onda A 508
Variabilidad fisiológica y fuentes de error comunes 490 Reflejo H 508
Electrodiagnóstico por estudios de conducción nerviosa 494 Reflejo de parpadeo 508
Exploración electromiográfica con aguja 498 Estimulación nerviosa repetitiva 509
Principios y técnicas 498 Electromiografía de fibra única 512

La electromiografía clínica es una disciplina médica diferente que ESTUDIOS DE CONDUCCION NERVIOSA
desempeña un papel fundamental en el diagnóstico de los trastornos
neuromusculares (Katirji et al, 2002). Las denominaciones electro­
miografía clínica, exploración electrodiagnóstico y electroneuromio-
Principios
grafía se usan indistintamente para reflejar el estudio electrofisioló- La estimulación eléctrica de las fibras nerviosas origina impulsos que
gico de nervio y músculo, mientras que el término electromiografía viajan a lo largo de los nervios motores, sensitivos o mixtos, y causan
con aguja o exploración con electrodo de aguja debe reservarse un potencial de acción compuesto. Hay tres tipos de ENC: motor,
a pruebas específicas con evaluación con electrodo de aguja del sensitivo y mixto. Las características de conducción de las fibras mo­
músculo. El médico debe realizar una exploración neurológica detalla­ toras se evalúan indirectamente con el análisis del potencial de acción
da o centrada antes de remitir al paciente para una electromiografía compuesto del músculo (PACM), evocado por estimulación de un
(EMG) que, a su vez, es un procedimiento independiente para pro­ nervio y el registro en un músculo. Con el análisis del potencial de
porcionar una evaluación objetiva del sistema nervioso periférico acción del nervio sensitivo (PANS) se evalúan las fibras sensitivas
(Katirji, 2002). por estimulación de un nervio y el registro directo de un nervio cutá­
La exploración EMG está compuesta por dos pruebas principales: neo. Los ENC mixtos valoran directamente las fibras sensitivas y mo­
los estudios de conducción nerviosa (ENC) y la electromiografía con toras simultáneamente al registrar el potencial de acción del nervio
o aguja. Estas pruebas se complementan entre sí y con frecuencia son mixto (PANM). El empleo de ENC estándar permite una localización
3 necesarias para obtener un diagnóstico final. Otros procedimientos precisa de la lesión y una caracterización de la misma.
§ electrodiagnósticos incluyen evaluación de ondas F, reflejos H y re-
” flejos de parpadeo; la estimulación nerviosa repetitiva y la electro­
miografía de fibra única. Una historia y exploración centradas ayuda­
Estimuladores
rán al electromiografista a diseñar el estudio electrodiagnóstico más En los ENC se emplean dos tipos diferentes de estimuladores eléctri­
adecuado (Preston y Shapiro, 2005). El electromiografista debe do­ cos de superficie (percutáneos). Los estimuladores de voltaje cons­
minar el equipo electrodiagnóstico moderno y la aplicación de las tante regulan la salida del voltaje, de modo que la corriente varía in­
técnicas electrodiagnósticas. Además, debe conocer los valores nor­ versamente a la impedancia del sistema que incluye la piel y los
males de las velocidades de conducción nerviosa estudiadas común y tejidos subcutáneos. Los estimuladores de corriente constante cam­
no comúnmente, los valores normales de los potenciales de acción de bian el voltaje de acuerdo con la impedancia, de modo que la canti­
la unidad motora (PAUM) en diferentes músculos y los hallazgos dad de corriente que alcanza el nervio está especificada dentro de los
electrodiagnósticos específicos e inespecíficos de diferentes trastor- límites de la resistencia de la piel. A medida que la corriente fluye
o nos neuromusculares. entre el cátodo (polo negativo) y el ánodo (polo positivo), las cargas

487
488 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

negativas se acumulan debajo del cátodo y las cargas positivas debajo jo de G1 localizada cerca del punto motor, da lugar a una forma de
del ánodo despolarizando e hiperpolarizando el nervio, respectiva­ onda bifásica simple con negatividad inicial. Una positividad inicial
mente. En la estimulación bipolar, ambos electrodos se colocan sobre sugiere una colocación incorrecta del electrodo activo lejos del punto
el tronco del nervio, con el cátodo más próximo al sitio de registro. Si motor o un potencial conducido por volumen a partir de músculos
inadvertidamente se invierten el cátodo y el ánodo del estimulador, distantes activados por una inervación anómala o por una disemina­
puede producirse un bloqueo de la conducción anódica del impulso ción accidental de la estimulación a otros nervios.
propagado. Está causado por hiperpolarización en el ánodo. Esto Normalmente se estimula el nervio, siempre que sea técnicamente
puede prevenir que el impulso nervioso causado por la despolariza­ viable, en dos o más puntos de su trayectoria. Los nervios más cortos,
ción que se produce debajo del cátodo pase por el ánodo. como los nervios axilar, femoral y facial, se estimulan sólo en un
La estimulación supramáxima de un nervio que da lugar a la des­ punto, porque las porciones más proximales de los nervios no son
polarización de todos los axones disponibles es un requisito principal accesibles. Por lo demás, el nervio generalmente se estimula a nivel
en todas las determinaciones del ENC. Para lograr la estimulación distal cerca del electrodo de registro y más proximalmente para eva­
supramáxima, se aumenta lentamente la intensidad de la corriente luar uno o más segmentos proximales. Los ENC motores evalúan
(o voltaje) hasta que alcanza un nivel en que el potencial registrado varias mediciones (Fig. 35B.1):
no aumenta. Luego, se debe aumentar la corriente un 20-30% más
para asegurarse de que el potencial no cambia más. Amplitud del PACM. Se suele determinar a partir de la línea basal
hasta el pico negativo y se expresa en milivoltios. Cuando se re­
gistra con electrodos de superficie, la amplitud del PACM es una
Electrodos de registro medida semicuantitativa del número de axones que conducen en­
Se emplean electrodos de superficie para el registro de los PACM, tre los puntos de la estimulación y de registro. La amplitud del
PANS y PANM. Las ventajas del registro de superficie son que estas PACM depende también de la velocidad de conducción relativa
respuestas provocadas son reproducibles y cambian sólo ligeramente
con la posición de los electrodos en relación con el músculo o nervio
que se está registrando. En cambio, el registro con electrodos de agu­ Amplitud
ja sólo registra una pequeña porción de los potenciales de acción del distal
músculo o del nervio; en consecuencia, las respuestas evocadas son
variables y no reproducibles, pero con menos interferencia de las des­
cargas vecinas. Los registros con aguja mejoran el registro de los Area distal 5 iiV
músculos pequeños atrofíeos o de un músculo proximal no excitable
aisladamente. La mayoría de electrodos de registro utilizados en la 2 ms
práctica clínica son los electrodos de cucharilla; los electrodos anula­
res resultan cómodos para registrar los potenciales sensitivos antidró-
micos a partir de los nervios digitales sobre las articulaciones interfa- Latencia distal
lángicas proximales y distales. distal
Amplitud
Área proximal
Procedimiento de grabación proximal

Un prepulso precedente al estímulo desencadena el barrido en un os-


ciloscopio de almacenamiento. La sensibilidad del amplificador
determina el tamaño (amplitud) del potencial. La amplificación ex­
I Duración proximal

cesiva trunca la respuesta y la infraamplificación previene unas de­ Latencia proximal


terminaciones precisas del arranque desde la basal. La promediación
digital es una mejora importante en el registro de respuestas de baja
amplitud. Las señales sincronizadas con el estímulo se suman a una
latencia constante y aparecen como un potencial evocado, distinto del
ruido de fondo. El cociente señal/ruido aumenta en proporción a la FIGURA 35B. 1 Estudio de la conducción nerviosa motora del
raíz cuadrada del número de estudios. Por ejemplo, cuatro estudios nervio mediano que muestra un potencial de acción muscular compuesto
dan una respuesta que es el doble de un estímulo único, y nueve es­ (PACM) con estimulaciones distal (muñeca) y proximal (codo), que
tudios dan tres veces la amplitud. Los instrumentos modernos indi­ muestran las latencias distal y proximal y las amplitudes, duración
can digitalmente la latencia y la amplitud cuando se marca en la for­ y áreas del PACM. El PACM proximal tiene una amplitud (12,6 mV frente
ma de onda el punto deseado. a 11,3 mV) y área más bajas (37,3 mV/ms frente a 34,50 mV/ms) que el
PACM distal debido a la dispersión temporal y a la cancelación de fase.
La velocidad de conducción proximal se calcula midiendo la distancia
Estudios de conducción nerviosa motores del segmento del codo a la muñeca y mediante la siguiente fórmula:
Se efectúan los ENC motores estimulando un nervio periférico motor
o mixto mientras se registra el PACM a partir de un músculo inerva­ Velocidad de conducción motora = ----------------:-------Distancia--------— —
do por dicho nervio. Un par de electrodos de registro consta de una Latencia proximal - latencia distal
derivación activa (G1) colocada sobre el vientre del músculo y una de­
rivación indiferente (G2) sobre el tendón (registro vientre-tendón). De forma que la velocidad de conducción en este ejemplo
El potencial de acción muscular que se propaga, que se origina deba­ es 210 mm/6,9 ms - 3,5 ms = 62 m/s.
Capítulo 35B Electromiografía clínica 489

de los axones, de la integridad de las uniones neuromusculares tras que los estudios ortodrómicos se obtienen registrando potencia­
y del número de fibras musculares capaces de generar potencia­ les dirigidos lejos de estos receptores. Las latencias sensitivas y las
les de acción. velocidades de conducción son idénticas con cualquiera de los méto­
Duración del PACM. Se suele determinar como la duración de la fase dos, pero las amplitudes del PANS son generalmente mayores en los
negativa del potencial evocado y se expresa en milisegundos. Es estudios antidrómicos. A veces las respuestas ortodrómicas son de
una función de las velocidades de conducción de los diversos axo­ amplitud baja y necesitan el uso de técnicas de promediación. Las
nes que forman el nervio explorado y de la distancia entre los respuestas antidrómicas pueden confundirse con potenciales de ac­
electrodos de estimulación y de registro. El PACM generado a ción de músculos distales porque los umbrales de algunos axones
partir de la estimulación proximal tiene una mayor duración y una motores son similares a los de grandes axones sensitivos mielínicos.
menor amplitud que el obtenido con la estimulación distal, como Afortunadamente, aún se pueden determinar las latencias de modo
resultado de la dispersión temporal y la cancelación de fase (v. la exacto porque las fibras sensitivas de gran diámetro conducen un 5 a
siguiente sección). 10% más rápidamente que las fibras motoras. Esta relación puede
Area de! PACM. Se suele limitar al área de la fase negativa por deba­ cambiar en enfermedades en que de modo selectivo se hallan afecta­
jo de la forma de onda y muestra una correlación lineal con el das fibras diferentes.
producto de la amplitud y la duración. Se determina en milivoltios Pueden obtenerse los PANS por varios métodos: 1) al estimular y
por milisegundos y requiere la integración electrónica empleando registrar un nervio sensitivo puro (como los nervios sural y radial
un ordenador. La capacidad para determinar el área del PACM ha sensitivo); 2) estimulando un nervio mixto mientras se registra distal-
sustituido a la necesidad de determinar su duración. mente sobre una rama cutánea (como las respuestas sensitivas anti­
Latencias. Es el intervalo de tiempo entre la estimulación del nervio drómicas del mediano y del cubital), o 3) estimulando una rama cu­
(artefacto de choque) y el comienzo del PACM. Se expresa en tánea distal mientras se registra sobre un nervio mixto proximal
milisegundos y refleja la velocidad de conducción del axón con la (como los estudios sensitivos ortodrómicos del mediano y del cubi­
mayor velocidad de conducción. Cuando sea técnicamente posi­ tal). De modo similar a sus equivalentes, se registran varias determi­
ble, se estimula el nervio en dos puntos: un punto distal cercano al naciones con ENC sensitivos (Fig. 35B.2):
sitio de registro y un punto más proximal; las medidas obtenidas
son la latencia distal y la latencia proximal, respectivamente. Am­ Amplitud del PANS. Es una determinación semicuantitativa del nú­
bas latencias dependen principalmente de la longitud del segmen­ mero de axones sensitivos que conducen entre los sitios de esti­
to del nervio y, en mucha menor medida, del tiempo de transmi­ mulación y registro. Se calcula a partir de la línea basal hasta el
sión neuromuscular y del tiempo de propagación a lo largo de la pico negativo o desde el pico negativo al pico positivo, y se expre­
membrana muscular. sa en microvoltios. Se pueden determinar la duración y la superfi­
Velocidad de conducción. Es una determinación por ordenador de cie del PANS pero no son de utilidad debido a la dispersión tem­
la velocidad de conducción y se expresa en metros por segundo. La poral y fase de cancelación significativas (v. más adelante).
determinación de la velocidad de conducción permite la compara­ Latencias. Se pueden determinar las latencias distales sensitivas (en
ción de la velocidad de conducción de las fibras más rápidas entre milisegundos) a partir del artefacto de estímulo hasta el pico de la
los diferentes nervios y sujetos, con independencia de la longitud fase negativa (latencia del pico) o desde el artefacto de estímulo
del nervio. El cálculo requiere medir la longitud del segmento hasta el comienzo del PANS (latencia de comienzo). Un gran ar­
nervioso entre los sitios de estimulación distal y proximal. Se cal­ tefacto de choque, un fondo ruidoso o una línea basal ondulada
cula la longitud del nervio por medio de la determinación de la pueden ocultar la latencia de inicio. Aunque la latencia de pico no
distancia en la superficie a lo largo del curso del nervio; debe ser refleja las fibras sensitivas de conducción más rápida, se define
superior a 10 cm para mejorar la exactitud de la determinación de fácilmente y es más precisa que la latencia de comienzo.
superficie. Velocidad de conducción. Requiere estimulación en un único sitio
solamente porque la latencia consta de sólo el tiempo de conduc­
-
Velocidad de conducción motora = — ------- :------Distancia----- -———
ción del nervio desde el punto del estímulo hasta el electrodo de
Latencia proximal - latencia distal
registro. También puede calcularse, igual que la velocidad moto­
Al igual que con las latencias, la velocidad de conducción mo­ ra, después de estimulaciones proximales y distales; sólo se em­
tora mide la velocidad de conducción del axón más rápido. Sin
plean las latencias de comienzo (no latencias de pico) para calcu­
embargo, a diferencia de las latencias motoras, la velocidad de
lar la velocidad de las fibras de conducción más rápida.
conducción del nervio motor es un tiempo de conducción del ner­
vio puro porque el tiempo de transmisión neuromuscular y el
Velocidad Dislancia_______________________
tiempo de propagación de la fibra muscular son comunes a ambos = ______________________
conducción sensitiva Latencia de comienzo proximal - latencia de comienzo
sitios de estimulación, y la diferencia de latencias entre los dos
puntos es el tiempo que tarda el impulso nervioso en viajar desde __________ Distancia_______

un punto de estimulación al otro. Latencia de comienzo

Estudios de conducción nerviosa sensitivos Estudios de conducción nerviosa mixtos


Se evalúan los axones sensitivos estimulando un nervio mientras se Los ENC mixtos se medirán estimulando y registrando a partir de los
registra el potencial transmitido desde el mismo nervio a un sitio di­ troncos nerviosos con axones sensitivos y motores. Con frecuencia,
ferente. Por consiguiente, los PANS son verdaderos potenciales de se llevan a cabo estas pruebas estimulando un tronco nervioso distal-
acción del nervio. Se llevan a cabo ENC sensitivos antidrómicos re­ mente y registrando más proximalmente porque la inversa está con
gistrando potenciales dirigidos hacia los receptores sensitivos, mien­ frecuencia contaminada por PACM grandes que oscurecen los PANM
490 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Estimulación segmentaria
con incrementos cortos
Los ENC ordinarios son suficientes para localizar el sitio de afec­
tación en las neuropatías compresivas. Sin embargo, durante la evalua­
ción de una lesión desmielinizante focal, la inclusión de los segmen­
tos no afectados en el cálculo de la velocidad de conducción diluye
el efecto de lentificación en el sitio lesionado y disminuye la sensibi­
lidad de la prueba. Por tanto, la estimulación con incrementos a
través de segmentos más cortos ayuda a localizar una anormalidad
que de otro modo podría pasar desapercibida. Una localización más
precisa entraña ir avanzando el estímulo en incrementos cortos a lo
largo del curso del nervio. El estudio de segmentos cortos proporcio­
na una mejor resolución de lesiones restringidas. Por ejemplo, un
impulso nervioso a una velocidad de 1,0 cm/0,2 milisegundos (50 m
por segundo). En un segmento de 1 cm hay desmielinización que du­
plica el tiempo de conducción hasta 0,4 milisegundos/centímetro. En
un segmento de 10 cm, normalmente cubierto en 2,0 milisegun­
dos, un aumento de 0,2 milisegundos constituiría un cambio del 10%,
o aproximadamente una desviación estándar, dentro de los límites de
variabilidad normal. No obstante, el mismo incremento de 0,2 milise­
gundos representaría un cambio del 100% en la latencia si se deter­
minase en un segmento de 1 cm. El mayor aumento por etapa en la­
tencia compensa con creces el error de determinación inherente que
se asocia con múltiples estimulaciones en incrementos cortos.
La técnica de inching (o realmente «de avance por centímetros») es
particularmente útil para valorar la conducción sensitiva en pacientes
con síndrome del túnel carpiano o una neuropatía cubital en el codo o
la muñeca (McIntosh et al, 1998). Por ejemplo, con la estimulación de
un nervio mediano normal en incrementos de 1 cm a través de la mu­
ñeca, la latencia cambia aproximadamente 0,16-0,21 milisegundos por
centímetro desde la región palmar media hasta la región distal del an­
tebrazo (Fig. 35B.3). Un aumento agudo de la latencia localizada a
través de un segmento de 1 cm indica una anormalidad focal del nervio
mediano (Fig. 35B.4). Un cambio abrupto en la forma de la onda suele
acompañar al aumento de la latencia en el sitio de la compresión.

Variabilidad fisiológica y fuentes


de error comunes
Los principales escollos de los ENC suelen ser consecuencia de erro­
res técnicos en los sistemas de estimulación o registro (Kimura,
1997). Los errores habituales incluyen un gran artefacto de estímulo,
FIGURA 35B.2 Estudio de conducción nerviosa sensitiva el aumento del ruido de los electrodos, la estimulación submáxima, la
antldrómica en el mediano después de la estimulación en la muñeca coestimulación de un nervio adyacente que no se está estudiando,
que pone de manifiesto latenclas de pico y de comienzo y la amplitud, causar un potencial no deseado de músculos distales, la mala coloca­
duración y área del potencial de acción del nervio sensitivo. El artefacto ción del electrodo de registro o de referencia y los errores en la me­
de choque interfiere en la determinación exacta de la latencia de dición de la longitud y tiempo de conducción nerviosa. Otros errores
comienzo, mientras que la latencia del pico se determina fácilmente. son atribuibles a la variabilidad entre ensayos y fisiológica, que in­
cluyen los efectos de temperatura, edad, longitud del nervio estudia­
do, inervación anómala y dispersión temporal.

de menor amplitud. Cuando el nervio es profundo (como en el codo


o en la rodilla), el PANM puede tener una amplitud muy baja, o no se
Temperatura
puede obtener porque el tejido se interpone entre el nervio y el elec­ La propagación del impulso nervioso se retrasa en 2,4 m por segundo,
trodo de registro. Por consiguiente, estos estudios se limitan a la eva­ o aproximadamente el 5% por grado centígrado desde 38 a 29 °C de
luación de nervios mixtos en segmentos nerviosos distales, como en temperatura corporal. Igualmente, el enfriamiento da lugar a una ma­
la mano o pie, como los estudios mixtos de la palma y mixtos de la yor amplitud del PACM y del PANS y a una mayor duración, proba­
planta usados durante la evaluación del síndrome del túnel carpiano blemente debido a una aceleración y lentificación de la inactivación de
y del síndrome del túnel tarsiano, respectivamente. los canales de sodio (Rutkove et al, 1997). Por consiguiente, un PACM
Capítulo 35B Electromiografía clínica 491

Sitio de
estimulación

--4

150 uV
1 1 ms

B
FIGURA 35B.3 A, Doce sitios de estimulación con incrementos de 1 cm a lo largo del nervio mediano. El nivel 0 está en el pliegue distal de la
muñeca y corresponde al origen del ligamento transverso del carpo. Se registran los potenciales de acción del nervio sensitivo (PANS) y los potenciales
de acción musculares compuestos a partir del segundo dedo y del separador corto del pulgar, respectivamente. B, PANS en un sujeto normal registrado
después de la estimulación del nervio mediano en múltiples puntos a través de la muñeca. El sitio de cada estímulo está Indicado a la Izquierda. La latencia
aumentó de forma lineal (aproximadamente de 0,16 a 0,21 ms) a medida que se iba moviendo el sitio del estímulo proximalmente en incrementos de 1 cm.
(Reproducido con permiso del autor y de la editorial de Klmura, J. 1979, «The carpal tunnel syndrome: Localization of conduction abnormalities within
the distal segment of the median nerve», Brain, vol. 102, págs. 619-635. Con permiso de: Oxford University Press, Inc.)

o PANS con una alta amplitud y una lenta latencia distal o velocidad de recién nacidos prematuros nacidos después de 23 o 24 semanas de
conducción debe suscitar la sospecha de un miembro frío. gestación. Alcanzan los valores de los adultos a los 3-5 años de edad.
Para reducir este tipo de variabilidad, se determina la temperatura Las velocidades de conducción de los nervios motores y sensitivos
cutánea con un termómetro (termistor) de placa. Esta determinación se tienden a aumentar ligeramente en los brazos y a disminuir en las
correlaciona linealmente con las temperaturas subcutánea e intramus­ piernas durante la infancia hasta los 19 años de edad. Con el paso del
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

cular. Si la temperatura de la piel desciende por debajo de 33 °C las tiempo, las velocidades de conducción declinan lentamente después
extremidades se calientan por inmersión en agua caliente, o por aplica­ de los 50 años de edad, de modo que la velocidad de conducción
ción de compresas calientes o un calentador de compresas. Añadir un media se reduce en aproximadamente el 10% a los 60 años de edad.
5% de la velocidad de conducción calculada por cada grado por debajo El paso del tiempo causa también una disminución de las amplitu­
de 33 °C teóricamente normaliza el resultado. No obstante, estos facto­ des de los PANS y de los PACM, que declinan lentamente después de
res de conversión se basan en la experiencia con sujetos sanos y tal vez los 60 años de edad. Este fenómeno afecta sobre todo a las amplitudes
no sean aplicables a pacientes con nervios anormales. del PANS, tanto que la amplitud normal de PANS de la extremidad
superior cae hasta el 50% a los 70 años de edad, y los PANS en la ex­
tremidad inferior en muchos sujetos sanos mayores de 60 años de edad
Edad tienen una baja amplitud o no se pueden provocar. Por consiguiente, la
Dado que la mielinización es incompleta al nacimiento, las velocida­ ausencia de PANS en la extremidad inferior en los adultos de mayor
des de conducción nerviosa son aproximadamente la mitad del valor edad debe interpretarse siempre con cautela y no considerarse necesa­
de los adultos en los recién nacidos a término y un tercio del de los riamente anormal sin otros datos de confirmación.
492 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

en los pacientes con una altura extrema; no suele ser más de 2 m/se­
N.V. 2-9-78
gundo por debajo del limite inferior de la normalidad.

Si Alteraciones
Varias inervaciones perife'ricas alteradas pueden influir en la inter­
pretación del estudio electrodiagnóstico. Dos de estas variantes, la
I- anastomosis de Martin-Gruber y el nervio peroneo profundo acceso­
2+ rio, tienen un efecto significativo en los ENC.
3
4 Anastomosis de Martin-Gruber
5 -- 1-- —I— En la anastomosis de Martin-Gruber hay un cruzamiento de fibras
0,5 1,0 1,5
anómalas del nervio mediano al nervio cubital en el antebrazo. Las
MS ramas comunicantes suelen constar de axones motores que van a los
músculos intrínsecos de la mano inervados por el cubital, en especial
el músculo primer interóseo dorsal, los músculos hipotenares (separa­
dor del meñique), los músculos tenares (aductor del pulgar, cabeza
profunda del músculo flexor corto del pulgar) o una combinación de
estos músculos. La anastomosis de Martin-Gruber se da en aproxima­
damente el 15 al 20% de la población y en ocasiones es bilateral. Esta
alteración se manifiesta como una caída de la amplitud del PACM
cubital entre los sitios de estimulación distal y proximal (simulan el
aspecto de un bloqueo de la conducción en el registro del ENC cubital
del abductor del meñique o del primer interóseo distal). En la estimu­
lación distal (en la muñeca), el PACM refleja todas las fibras motoras
del cubital, mientras que la estimulación proximal activa solamente
las fibras no cruzadas, que están en un menor número. Esta alteración
puede ser confirmada por la estimulación del nervio mediano en el
codo que provoca un pequeño PACM del separador del meñique o
del primer interóseo dorsal, que no está presente en la estimulación del
nervio mediano en la muñeca. Cuando unas fibras alteradas inervan
FIGURA 35B.4 Potenciales de acción de un nervio sensitivo en los músculos tenares, la estimulación del nervio mediano en el codo
un paciente con síndrome del túnel carpiano (v. también los parámetros activa el nervio y las fibras cubitales que se cruzan, lo que da lugar a
en la Fig. 35B.3). Se observa una lentificación agudamente localizada a un gran PACM, a menudo con una positividad inicial causada por la
partir de -2 a -1 en ambas manos, con un cambio de latencia de 0,7 ms conducción de volumen del potencial de acción desde los músculos
a la izquierda (A) y 1,1 ms a la derecha (B), comparado con los otros tenares del cubital a los músculos tenares del mediano. En cambio, la
segmentos con cambios de latencia normales de aproximadamente estimulación de la parte distal del nervio mediano provoca un PACM
0,16 a 0,21 ms. Obsérvese un cambio distinto en la forma de onda tenar más pequeño sin depresión positiva porque las fibras cruzadas
del potencial sensitivo en el punto del retraso de velocidad localizada. no se hallan presentes en la muñeca. Igualmente, la velocidad de con­
(Reproducido con permiso del autor y de la editorial de Kimura, J. 1979, ducción del nervio mediano en el antebrazo es espuriamente rápida,
«The carpal tunnel syndrome: Localization of conduction abnormalities sobre todo en presencia del síndrome del túnel carpiano, porque el
within the distal segment of the median nerve», Brain, vol. 102, comienzo del PACM representa una diferente población de fibras en
págs. 619-635. Con permiso de: Oxford University Press, Inc.) la muñeca que en el codo. Puede obtenerse una velocidad de conduc­
ción exacta por medio de estudios de colisión que abolen los potencia­
les de acción de las fibras cruzadas (Sander et al, 1997).
Altura y longitudes de los segmentos nerviosos Nervio peroneo profundo accesorio
Una relación inversa entre la altura y la velocidad de conducción ner­ Del 20 al 30% de las personas tienen un nervio peroneo profundo con
viosa sugiere que los nervios más largos conducen generalmente de una alteración. Es una rama del nervio peroneo superficial que nor­
modo más lento que los nervios más cortos. Por ejemplo, las veloci­ malmente se origina como continuación de la rama muscular que
dades de conducción nerviosa de los nervios peroneo y tibial son de inerva los músculos peroneo largo y corto. Pasa por detrás del maléo­
7 a 10 m/segundo más lentas que las de los nervios mediano y cubital. lo externo y termina en el extensor corto de los dedos en el dorso
No puede explicarse este hecho en su totalidad por la temperatura del pie. Durante el registro de los ENC motores del peroneo a partir del
ligeramente menor de las piernas en comparación con la de los bra­ extensor corto de los dedos, la amplitud del PACM peroneo es mayor
zos. Entre los posibles factores que explican la lentificación relacio­ con el estímulo proximal que con el estímulo distal, porque las fibras
nada con la longitud figuran un estrechamiento axonal distal abrupto, anómalas no se hallan presentes en el tobillo. Puede confirmarse esta
una reducción progresiva del diámetro axonal o unas distancias inter­ alteración por la estimulación detrás del maléolo externo, que produ­
nodales más cortas. Por razones similares, los impulsos nerviosos se ce un PACM pequeño que aproximadamente iguala la diferencia en­
propagan más rápidamente en los segmentos nerviosos proximales tre las amplitudes de PACM provocadas con las estimulaciones distal
que en los distales. Se deben efectuar ajustes de los valores normales y proximal del nervio peroneo.
Capítulo 35B Electromiografía clínica 493

Plexo braquial prefijado y posfijado Dispersión temporal j cancelación de fase


En la mayoría de personas, el plexo braquial se origina en las raíces
cervicales de C5 a DI. En algunas, el origen del plexo se desplaza un El PACM, provocado por estimulación supramáxima, representa la
nivel arriba (prefijado), de C4 a C8, y en otros, un nivel abajo (posfi- suma de todos los MUAP individuales dirigidos al músculo a través del
jado), de C6 a D2. Estas alteraciones causan un error en la localiza­ nervio estimulado. Es característico que, a medida que se va moviendo
ción exacta de las lesiones de las raíces cervicales basadas en la re­ proximalmente el sitio del estímulo, el PACM disminuye ligeramente
presentación de miotomos y dermatomos. En el plexo prefijado, la en amplitud y área y aumenta en duración. Este fenómeno está causado
lesión cervical se localiza a un nivel más alto del concluido por los por dispersión temporal, en la que la velocidad de impulsos en las fi­
hallazgos de la exploración física y los estudios electrodiagnósticos. bras de conducción lenta se retrasa cada vez más por detrás de las ve­
En cambio, en el plexo posfijado la lesión de la raíz cervical es un locidades de las fibras de conducción rápida a medida que aumenta la
nivel más baja. distancia de conducción. Con la dispersión hay también una ligera su­
perposición de fase positiva y negativa y cancelación de las formas de
Anastomosis de Riche-Cannieu onda de los MUAP (Fig. 35B.5). El resultado de la dispersión temporal
La anastomosis de Riche-Cannieu es una comunicación en la palma, y de la cancelación de fase es una reducción de la amplitud y área de
entre la rama motora recurrente del nervio mediano y la rama profun­ los PACM y una prolongación de su duración.
da del nervio cubital. El resultado es la inervación dual de algunos La dispersión temporal fisiológica afecta al PANS más que al
músculos intrínsecos de la mano, como el primer interóseo dorsal, el PACM (Fig. 35B.6). Esta diferencia se relaciona con dos factores. El
aductor del pulgar y el abductor corto del pulgar. La anastomosis de primero es la disparidad entre las velocidades de conducción de las
Riche-Cannieu es bastante común, aunque con frecuencia no se evi­ fibras sensitivas y de las fibras motoras. La gama de las velocidades
dencia clínica ni electrofisiológicamente. Cuando la alteración es de conducción entre los axones sensitivos mielínicos humanos indi­
importante, la desnervación de los músculos cubitales se puede se­ viduales más rápidos y más lentos es casi dos veces la de los axones
guir de una lesión del nervio mediano y viceversa. Además, una le­ motores (25 m/s y 12 m/s, respectivamente). El segundo factor es la
sión completa del nervio mediano o cubital puede asociarse a la con­ diferencia en la duración de las descargas de unidades individuales
servación relativa de algunos músculos inervados por el mediano entre el nervio y el músculo. En las puntas sensitivas bifásicas de
o cubital en la mano, respectivamente. corta duración, una ligera diferencia en la latencia podría alinear los
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

FIGURA 35B.5 Potencíales de acción musculares compuestos que muestran la relación entre las fibras motoras de conducción rápida (R)
y de conducción lenta (L). En la estimulación distal (arriba) se suman dos descargas de unidades que representan potenciales de la unidad motora para
producir un potencial de acción muscular de doble tamaño. En la estimulación proximal (abajo), los potenciales de la unidad motora de larga duración se
siguen superponiendo casi en fase a pesar del mismo cambio de latencia de la fibra motora lenta. Así, una dispersión temporal fisiológica altera el tamaño
del potencial de acción muscular sólo mínimamente, si acaso. La cancelación de fase aumenta de modo sustancial cuando la diferencia de latencias
entre las fibras de conducción rápida y lenta aumenta por una neuropatía desmlellnlzante. Ello da la falsa Impresión de bloqueo de conducción motora.
(Reproducido con permiso de: Klmura, J., Machida, M., Ishlda, T., et al. 1986, «Relation between size of compound sensory or muscle action potentials
and length of nerve segment», Neurology, vol. 36, págs. 647-652.)
494 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

ESTIMULACIÓN DEL NERVIO MEDIANO picos positivos de las fibras rápidas con los picos negativos de las fi­
bras lentas y cancelar ambas (Fig. 35B.7). En los MUAP de mayor
duración, el mismo cambio en la latencia podría superponer picos de
polaridad opuesta sólo parcialmente, y la cancelación no sería un fac­
tor importante.

Variabilidad entre los estudios


Los principales factores que contribuyen a una variabilidad entre los
estudios comprenden errores en la determinación de la distancia de la
superficie y en la medición de las latencias y amplitudes de la res­
puesta registrada. Las amplitudes son las que más varían, probable­
mente como reflejo de un cambio en el sitio de registro. Los ENC son
más reproducibles cuando la exploración la realiza la misma persona,
porque se ha identificado un grado significativo de diferencia entre
exploradores.

Electrodiagnóstico por estudios


de conducción nerviosa
Aunque con frecuencia es necesario obtener tanto estudios de con­
FIGURA 35B.6 Registros simultáneos de potenciales de acción ducción como la EMG con aguja en la mayoría de los pacientes para
musculares compuestos (PACM) a partir de la eminencia tenar y de los realizar una impresión electrodiagnóstica final, ciertas patologías
potenciales de acción nerviosos sensitivos (PANS) a partir del dedo índice neuromusculares pueden diagnosticarse sólo en los ENC.
después de la estimulación del nervio mediano en la palma (P), muñeca
(M), codo (C) y axila (A). En la estimulación progresivamente más proximal,
los PACM permanecieron casi idénticos; sin embargo, en cuanto a los
Lesiones nerviosas focales
PANS, tanto la amplitud como el área bajo la forma de onda se volvieron El nervio periférico está compuesto de axones amielínicos y mielíni-
mucho menores. cos rodeados por células de Schwann y tejido de sostén. Rodeando
los axones amielínicos se encuentran sólo las membranas plasmáti­
cas de las células de Schwann. En cambio, los axones mielínicos son
múltiples capas de mielina, con poca capacitancia y gran resistencia.
El axón mielínico está rodeado de mielina, junto con células de
Schwann, excepto en ciertos huecos llamados nodulos de Ranvier,
donde los canales de sodio están muy concentrados y se produce una
conducción saltatoria. Estas capas de sostén -endoneuro, perineuro
y epineuro- son muy elásticas y protegen la mielina y el axón de la
presión y de la tensión externa alrededor de los nervios. Las fibras
nerviosas pueden dañarse por varios mecanismos, como la compre­
sión, la isquemia, la tracción y la laceración.
A continuación se presenta la clasificación de las lesiones del
nervio periférico. En la neurapraxia (lesión de primer grado), se pro­
duce distorsión de la mielina cerca de los nodulos de Ranvier,
produciendo un bloqueo de conducción segmentaria sin degenera­
ción walleriana. En la axonotmesis (lesión de segundo grado), el
axón se ve interrumpido, pero todas las estructuras de soporte del
nervio permanecen intactas. En la neurotmesis, la lesión del nervio
es grave y da lugar a una desestructuración completa del nervio con
todas las estructuras de soporte (v. Capítulo 56D). La neurotmesis
FIGURA 35B.7 Potenciales de acción nerviosa sensitiva. Modelo se subdivide con frecuencia en: una lesión de tercer grado, en la
para la cancelación de fase entre las fibras sensitivas de conducción rápida que el endoneuro se ve desestructurado y están intactos el perineuro
(R) y de conducción lenta (L). En la estimulación distal (arriba), las descargas y el epineuro; una lesión de cuarto grado, en la que todos los ele­
de dos unidades se suman en fase para producir un potencial de acción mentos neurales se hallan desestructurados a excepción del epineu­
sensitivo de un tamaño dos veces superior. En la estimulación proximal ro, y una lesión de quinto grado del nervio, en la que el nervio está
(abajo), un retraso de la fibra lenta causa una cancelación de fase entre seccionado, lo que da lugar a una discontinuidad completa del ner­
el pico positivo de la fibra lenta y el pico negativo de la fibra rápida, vio. No obstante, los estudios electrodiagnósticos solos no pueden
lo que da lugar a una reducción del 50% del tamaño de la respuesta distinguir de modo exacto entre los cinco grados de lesiones nervio­
sumada. (Reproducido con permiso de: Kimura, J., Machida, M., Ishida, T., sas que afectan a la degeneración axonal pero pueden separar el
et al. 1986, «Relation between size of compound sensory or muscle action primer nivel, desmielinización (neurapraxia), de los otros tipos
potentials and length of nerve segment», Neurology, vol. 36, págs. 647-652.) (Wilbourn, 2002).
Capítulo 35B Electromiografía clínica 495

Mononeuropatía desmielinizante tre picos de polaridad opuesta pueden reducir el tamaño del PACM
Cuando se produce una lesión focal en la mielina, la conducción a lo por dispersión temporal anormalmente aumentada. Esta desincroni­
largo de las fibras del nervio afectado puede resultar alterada. Puede zación excesiva se desarrolla con frecuencia en neuropatías desmieli­
dar lugar a una lentificación o bloqueo de la conducción a lo largo de nizantes adquiridas. Si las respuestas distal y proximal tienen formas
las fibras del nervio. Un bloqueo de conducción está causado por la de onda distintas, la discrepancia en amplitud o área entre las dos
interrupción de la transmisión de los potenciales de acción a través de puede representar en parte una cancelación de fase más que un verda­
la lesión nerviosa, y es el correlato electrofisiológico de la neura- dero bloqueo de conducción. Por consiguiente, para realizar un diag­
praxia. Suele ser el resultado de pérdida de varios segmentos de mie­ nóstico de bloqueo de conducción parcial, debe haber una amplitud
lina (desmielinización segmentaria o intemodal). Cuando se escalo­ del PACM significativamente menor y un área más pequeña en la
nan dos puntos de estimulación, uno distal al lugar de la lesión y otro estimulación proximal al sitio de la lesión, en comparación con el
proximal, se localiza mejor una lesión nerviosa con un bloqueo de PACM distal a él, sin datos de una prolongación significativa de la
conducción. En estas lesiones, la estimulación distal a la lesión pro­ duración del PACM. Un decremento de más del 50% en la amplitud
duce un PACM normal, mientras que la estimulación proximal del PACM y del área a través de la lesión suele ser el criterio de blo­
produce una respuesta con reducción de la amplitud o una ausencia queo de conducción definitivo. Segunda, las lesiones desmielinizan­
de respuesta, definida como un bloqueo de la conducción parcial o com­ tes distales, que causan bloqueo de conducción del segmento nervio­
pleto, respectivamente (Fig. 35B.8A). so entre el punto estimulante más distal y el sitio de registro, se
Hay varias limitaciones para el diagnóstico del bloqueo de con­ manifiestan PACM con amplitudes bajas o ausentes en ambos sitios
ducción con desmielinización. Primera, la cancelación de la fase en­ de estimulación, distal y proximal. Este hallazgo imita los ENC Ob-

Figura 35B.8
Estudios de conducción nerviosa.
A, Bloqueo de conducción
por desmielinización. Obsérvese
que el PACM proximal es de
Normal amplitud baja (bloqueo parcial)
o ausente (bloqueo completo).
3,0 mS 55 m/S B, Lentificación focal sincronizada
Bloqueo de Latencia del segmento nervioso distal (a)
conducción distal
disi
o del segmento nervioso proximal
parcial (± 60%) prolongada
Tv (b). C, Lentificación focal
desincronizada del segmento
3,0 mS 53 m/S 6,0 mS 55 m/S
Velocidad nervioso del antebrazo que
Bloqueo de
dede conducción
co produce dispersión significativa del

A
conducción
lentlficada
lentifi' PACM proximal. D, Pérdida axonal
total (± 100%)
(parcial), estudiada poco después
3,0 mS 3,0 mS 45 m/S de un traumatismo nervioso y más
adelante. R: registro; E: estimulación.
(Reproducido con permiso
de: Wilbourn, A. J. 2002, «Nerve
conduction studies. Types,
components, abnormalities and
Nervio Nervio
value in localization», Neurol Clin,
cubital cubital
vol. 20, págs. 305-338.)
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

3,0 mS 55 m/S Bloqueo de


conducción por
discontinuidad
axónlca (días 1-3)

3,0 mS 53 m/S
Fallo en la
conducción
(a partir del día 7)

3,0 mS 53 m/S
D
496 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

servados en la degeneración axonal. Tercera, la dispersión temporal estimulación proximal produce una respuesta con una menor amplitud,
prominente normalmente observada en la evaluación de los PANS produciendo un patrón de bloqueo de conducción (Fig. 35B.8D, pa­
impide el empleo de estos potenciales para diagnosticar el bloqueo de nel central). Ha recibido la denominación de discontinuidad axonal,
conducción. Cuarta, el bloqueo de conducción puede seguir también pérdida axonal temprana o bloqueo de conducción por discontinuidad
a la pérdida axonal antes de completar la degeneración walleriana. axonal. Sin embargo, pronto los axones distales sufren una degenera­
Una lentificación focal de la conducción suele ser el resultado de ción walleriana y el PACM distal disminuye para igualar el PACM
un ensanchamiento de los nodulos (desmielinización paranodular). proximal (v. Fig. 35B.8D,panel inferior). En la degeneración walleria­
La lentificación es con frecuencia sincronizada y afecta a todas las na, el PACM distal disminuye de amplitud, empezando de 1 a 2 días
fibras mielínicas grandes por igual. El resultado es la prolongación de después de la lesión nerviosa y alcanza su nadir en 5-6 días. En cambio,
la latencia distal (Fig. 35B.8Ba) o una lentificación de la velocidad el PANS distal se retrasa ligeramente y alcanza el nadir en 10-11 días
de conducción si la lesión focal es proximal (Fig. 35B.8Bb). No obs­ (Fig. 35B.9). La diferencia entre el declinar de las amplitudes del
tante, la amplitud, duración y área del PACM son normales y no PANS y del PACM después de las lesiones nerviosas con pérdida axo­
cambian cuando se estimula el nervio proximalmente a la lesión. Se nal se relaciona probablemente con el fracaso en la transmisión neuro­
produce una lentificación desincronizada (lentificación diferencial) muscular, que afecta solamente a la amplitud del PACM. Esto se ve
cuando la velocidad de conducción se reduce en el sitio de la lesión a apoyado por el hecho de que los potenciales de acción de los nervios
lo largo de un número variable de fibras nerviosas de tamaño medio mixtos, registrados directamente a partir de los troncos del nervio, si­
o pequeño (axones de velocidad de conducción promedia o lenta). guen el mismo curso que los PANS.
Aquí, el PACM se dispersa con la mayor duración en las estimulacio­ El estudio se repite al cabo de 10-11 días, cuando los axones de­
nes proximales a la lesión. La velocidad de conducción a lo largo del generados han perdido excitabilidad, para distinguir entre un bloqueo
sitio lesional (latencia o velocidad de conducción) es normal porque de conducción causado por desmielinización y el causado por pérdi­
al menos alguno de los axones de conducción más rápida está preser­ da axonal. Una menor amplitud del potencial evocado por la estimu­
vado (Fig. 35B.8C). Cuando coexisten ambas lentificaciones, la sin­ lación por encima y por debajo de la lesión indica pérdida axonal
cronizada y la desincronizada, el PACM dispersado con duración (v. Fig. 35B.8D). En cambio, si el PACM provocado distalmente tiene
prolongada se acompaña también de lentificación de la latencia distal aún una mayor amplitud que la respuesta producida proximalmente,
o de la velocidad de conducción. indica una desmielinización segmentaria parcial.
La identificación del bloqueo de conducción en los primeros días
Mononeuropatía con pérdida axonal de pérdida axónica es extraordinariamente úti 1 para localizar una lesión
Después de un daño axonal focal agudo, el segmento distal del nervio nerviosa periférica, en especial de tipo cerrado, en la que no es mani­
sufre una degeneración walleriana. Es característico que sean signos fiesto el sitio exacto de la lesión. Esperar a que se complete la degene­
de lesiones con pérdida axonal motora completa o parcial unas am­ ración walleriana da lugar a unos PACM ausentes o difusamente bajos
plitudes de PACM bajas o la ausencia de respuesta. Las amplitudes (con independencia del sitio de estimulación), lo que no permite la lo­
del PACM son un cálculo fiable de la cantidad de pérdida axonal calización exacta del sitio lesional. La EMG con aguja es útil, pero la
excepto en la fase crónica, en la que la reinervación colateral aumen­ localización por este método es subóptima (v. más adelante).
ta la amplitud del PACM y da una indicación erróneamente baja del
grado de pérdida axonal original. Lesiones preganglionares (conducto intravertebral)
En las lesiones axonales, las latencias distales y las velocidades de El daño producido en los axones sensitivos en las raíces nerviosas
conducción son normales o se hallan en el límite. La pérdida selectiva proximales al ganglio de la raíz dorsal no afecta a la amplitud del
de fibras de conducción rápida asociada con una reducción de más del PANS, porque los axones sensitivos periféricos que se originan de las
50% en la amplitud media del PACM puede lentificar la velocidad de neuronas unipolares del ganglio de la raíz dorsal permanecen intactos.
conducción hasta el 80% del valor normal debido a que la velocidad Al estar localizados normalmente los ganglios de las raíces dorsales
representa al resto de las fibras de conducción lenta. La velocidad de por fuera del conducto vertebral y en el interior de los agujeros inter­
conducción motora puede lentificarse hasta el 70% del valor normal, vertebrales, las lesiones con pérdida axonal intravertebral (como radi­
con reducción de la amplitud del PACM a menos del 10% del normal. culopatías o avulsiones radiculares) no tienen efecto sobre las amplitu­
Poco después de la transacción axonal (p. ej., durante las primeras des de los PANS. Sin embargo, estas lesiones de la raíz nerviosa dan
48 horas), el axón distal permanece excitable. Por consiguiente, la es­ lugar con frecuencia a degeneración axonal motora como se refleja por
timulación distal a la lesión produce un PACM normal, mientras que la un EMG con aguja anormal y, cuando son graves, por un PACM de

100 -
I I Amplitud del CMAP
FIGURA 35B.9 Potencial de acción compuesto
del músculo (PACM) distal y potencial de acción nervioso
80 - □ Amplitud del SNAP
sensitivo (PANS) durante la degeneración walleriana después
60 - de una lesión nerviosa axonal aguda. (Reproducido con
permiso de: Katirji, B. 1998, Electromyography in Clinical
40 *
Practice: A Case Study Approach, Mosby, St. Louis.)
20 -

0
10 11 12
Dias desde la lesión axonal aguda
Capítulo 35B Electromiografía clínica 497

amplitud baja. A diferencia de las lesiones del conducto intravertebral, Polineuropatías desmielinizantes. La marca distintiva de las poli-
las lesiones extravertebrales con pérdida axonal (como las plexopatías) neuropatías desmielinizantes es un aumento generalizado del tiempo
afectan a las amplitudes de los PACM así como de los PANS cuando de conducción causado por un trastorno en la conducción saltatoria.
los nervios mixtos sufren degeneración walleriana. Por consiguiente, los ENC se caracterizan por una lentificación signi­
ficativa de las velocidades de conducción (< 75% del límite inferior
de la normalidad) y de las latencias distales (> 130% del límite supe­
Neuropatías generalizadas rior de la normalidad).
Los ENC son esenciales en el diagnóstico de las polineuropatías pe­ En la estimulación distal. la amplitud del PACM se halla ligera
riféricas. Son muy útiles para confirmar el diagnóstico y establecer o moderadamente reducida debido a la dispersión temporal anormal y a la
los tipos de fibras afectadas (fibras gruesas sensitivas, motoras o de cancelación de fase. La latencia distal se retrasa por la desmielinización.
ambos tipos). Lo más importante es que los ENC identifican con fre­ En el caso de una estimulación más proximal, la amplitud del PACM es
cuencia el proceso patológico primario de las diversas polineuropa­ menor y la velocidad de conducción proximal se enlentece notablemente
tías: axonopatía (pérdida axonal) o mielinopatía (desmielinización porque el potencial de acción viaja a una distancia más larga con una
segmentaria). mayor probabilidad de que los potenciales de acción nerviosa pasen a
través de segmentos desmielinizados (Fig. 35B.10C). El retraso de la
Polineuropatías axonales. Las polineuropatías axonales producen amplitud del PACM proximal es una consecuencia de la dispersión tem­
degeneración axonal «dieback» (muerte distal) en función de la lon­ poral más importante y de la cancelación de la fase, además de un posi­
gitud. El principal cambio en el ENC es una disminución de las am­ ble bloqueo de conducción a lo largo de algunas fibras.
plitudes del PACM y del PANS, más acusada en las extremidades El ENC también divide las polineuropatías desmielinizantes en
inferiores. En cambio, las velocidades de conducción y las latencias polineuropatías hereditarias y adquiridas. En las polineuropatías he­
distales son normales (Fig. 35B. 10B). Al igual que sucede en las mo- reditarias desmielinizantes, como la enfermedad de Charcot-Marie-
noneuropatías, una pérdida selectiva de muchas fibras de conducción Tooth de tipo 1,1a lentificación uniforme sin bloqueos de conducción
rápida asociada con una reducción de más del 50% de la amplitud es característica. Las alteraciones suelen ser simétricas. En cambio,
media del PACM puede lentificar la velocidad de conducción hasta las polineuropatías desmielinizantes adquiridas, como la polineuro­
el 70-80% del valor normal. patía desmielinizante inflamatoria crónica, tienen con frecuencia

FIGURA 35B. 1 0 Modelo computarlzado del nervio motor periférico. A, Normal. B, Degeneración axonal. C, Desmielinización segmentarla.
(Reproducido con permiso de: Brown, W. F. y Bolton. C. F., eds. 1989, Clinical Electromyography, Butterworth Heinemann, Boston.)
498 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

unas conducciones nerviosas asimétricas, aun cuando no haya una 2. Se valora la actividad espontánea en el músculo relajado moviendo la
asimetría clínica manifiesta. Además, son característicos de las poli- aguja una pequeña distancia y haciendo una pausa durante unos se­
neuropatías desmielinizantes adquiridas los bloqueos de conducción gundos. Se vuelve a situar la aguja en cuatro cuadrantes del músculo
multifocales y dispersiones temporales excesivas. a partir de una única inserción para realizar estas evaluaciones.
En la forma más común del síndrome de Guillain-Barré (polineuro- 3. Se obtiene una contracción mínima para valorar la morfología de
patía desmielinizante inflamatoria) se evidencia una desmielinización varios MUAP que se determinan en el osciloscopio o en copia dura.
multiforme que cumple los criterios de desmielinización en el 35-50% La aguja debe moverse ligeramente (retirarse o insertarse más pro­
de los pacientes durante las 2 primeras semanas de enfermedad, en com­ fundamente) si no se ven MUAP agudos por contracción mínima.
paración con el 85% en la tercera semana (Al-Shekhlee et al, 2005). 4. Se aumenta la intensidad de la contracción muscular para valorar el
Otros dos hallazgos de conducción nerviosa indicativos en este trastorno patrón de reclutamiento de los MUAP. La contracción máxima llena
son PANS anormales de la extremidad superior con PANS surales nor­ normalmente la pantalla y produce el patrón de interferencia.
males, un patrón infrecuente en la polineuropatía dependiente de la lon­
gitud axonal, y la ausencia difusa de ondas F con resultados normales en Una amplificación de 50 pV por división define mejor la actividad
los estudios de conducción nerviosa, hallazgos compatibles con una de inserción y espontánea, mientras que la de 200 |iV por división es
afectación del nervio periférico proximal o de la raíz medular. adecuada para la actividad voluntaria. La mayoría de laboratorios
usan velocidades de barrido osciloscópicas de 10 a 20 ms por divi­
sión para la actividad de inserción, espontánea y voluntaria.
EXPLORACIÓN ELECTROMIOGRÁFICA
CON AGUJA
Actividad de inserción y espontánea
Principios y técnicas Actividad de inserción y espontánea normales
La unidad motora consta de una única motoneurona y todas las fibras Unos brotes breves de descargas eléctricas acompañan a la inserción y
musculares inervadas por ella. Una motoneurona consta de fibras mus­ recolocación de un electrodo de aguja en un músculo, con una duración
culares de tipo I o de tipo II, pero nunca de las dos. Todas las fibras ligeramente mayor que el movimiento de la aguja. Como promedio, la
musculares de una unidad motora descargan simultáneamente cuando actividad de inserción dura unos cientos de milisegundos. Parece como
reciben un estímulo sináptico en la motoneurona inferior o por estimu­ un agregado de puntas repetitivas de alta frecuencia positivas o negati­
lación eléctrica del axón. El cociente de fibras musculares por moto- vas que hace un sonido estático brillante en el altavoz.
neurona (unidad motora o cociente de inervación) es variable, y va En reposo el músculo es silente, sin actividad espontánea, a ex­
de 3 a 1 en los músculos extrínsecos del ojo a varios miles a 1 en los cepción de la región de la placa terminal motora, el sitio de la unión
músculos de las grandes extremidades. El cociente más pequeño se da neuromuscular, que suele estar localizado cerca del centro del vientre
generalmente en músculos que efectúan gradaciones de movimiento muscular. En la Tabla 35B.1 figura una lista con las actividades de
finas. La distribución de las fibras musculares en un músculo es amplia, inserción y espontánea normales y anormales (Katirji et al, 2002).
con solapamiento entre las diferentes unidades motoras. Dos tipos de actividad espontánea normal de la placa terminal se pro­
La fibra muscular tiene un potencial de reposo de 90 mV, con negati- ducen juntas o de modo independiente: el ruido de la placa terminal
vidad en el interior de la célula. La generación de un potencial de acción y las puntas de la placa terminal (Fig. 35B. 11).
invierte el potencial transmembrana, que entonces se vuelve positivo en
el interior de la célula. Un electrodo extracelular, como el que se emplea Ruido de la placa terminal. (V. Vídeo 35B.1, disponible en www.
en la EMG con aguja, registra la actividad resultante de este cambio de nicp.com.) La punta de la aguja que se acerca a la región de la placa
polaridad como un potencial predominantemente negativo (por lo gene­ terminal registra con frecuencia potenciales negativos irregulares, de
ral, formas de onda trifásicas, positiva-negativa-positiva). Sin embargo, 10 a 50 pV de amplitud y de 1 a 2 milisegundos de duración. Estos
cuando se registra cerca de una región dañada, los potenciales de acción potenciales son los potenciales en miniatura de la placa terminal re­
constan de una gran positividad seguida de una pequeña negatividad. gistrados extracelularmente, despolarizaciones que no se propagan
También son satisfactorios los electrodos de aguja monopolares causadas por liberación espontánea de quanta de acetilcolina. Produ­
concéntricos y recubiertos de teflón para el registro de los potenciales cen un sonido característico en el altavoz muy parecido a una concha
musculares, con una escasa diferencia apreciable. Aunque las agujas marina mantenida junto al oído, itfi
monopolares son menos dolorosas, se debe colocar en la cercanía un
electrodo de referencia adicional, lo que con frecuencia da lugar a Puntas de la placa terminal. (V. Vídeo 35B.2, disponible en www.
un mayor ruido eléctrico causado por un desajuste de la impedancia nicp.com.) Son puntas intermitentes, de 100 a 200 pV de amplitud y
de los electrodos entre el electrodo intramuscular activo y el disco de de 3 a 4 milisegundos de duración, que disparan irregularmente a
referencia de la superficie. 5-50 impulsos por segundo. Su forma de onda (deflexión inicial ne­
El electromiografista identifica en primer lugar el punto de inser­ gativa) y su patrón de disparo irregular característicos las distingue
ción de las agujas al reconocer la marca anatómica apropiada y la de los potenciales de fibrilación de disparo regular. Además, con fre­
maniobra de activación en relación con el músculo muestreado. La eva­ cuencia se asocian a ruido de placa terminal y un sonido en el altavoz
luación por EMG con aguja requiere tener en cuenta las siguientes parecido al chisporroteo de grasa en una sartén. Las puntas de la pla­
consideraciones técnicas: ca terminal son descargas de fibras musculares únicas generadas por
activación de terminales nerviosas intramusculares irritadas por la
1. La inserción de la aguja o moverla ligeramente causa una activi­ aguja. La similitud del patrón de disparo de las puntas de la placa
dad de inserción como consecuencia de lesión por la aguja de las terminal a las descargas de aferentes de los husos musculares sugiere
fibras musculares. que pueden originarse en las fibras musculares intrafusales.
Capítulo 35B Electromiografía clínica 499

TABLA 35B. 1 Actividad de inserción y actividad espontánea en el electromiograma

GENERADOR SONIDO FRECUENCIA PATRON


POTENCIAL Y MORFOLOGÍA EN EL ALTAVOZ ESTABILIDAD DE DISPARO DE DISPARO
Ruido de la placa Potenciales de la placa Concha marina 20-40 Hz irregular (sibilante)
terminal terminal en miniatura
(negativos monofásicos)
Punta de la placa Fibra muscular iniciada por la Grasa 5-50 Hz Irregular
terminal rama axonal terminal (punta chisporroteando (chisporroteante)
breve, difásica, negativa en una sartén
inicial)
Fibrilación (punta Fibra muscular (punta breve, Lluvia en un techo de Estable 0,5-10 Hz Regular
breve) difásica o trifásica, positiva estaño o tic-tac (ocasionalmente
inicial) de un reloj hasta 30 Hz)
Onda aguda Fibra muscular (difásica, Estallido sordo, lluvia Estable 0,5-10 Hz Regular
positiva positiva inicial, negativa en un techo de (ocasionalmente
lenta) estaño o tic-tac hasta 30 Hz)
de un reloj
Miotonía Fibra muscular (punta breve, Motor en aceleración Amplitud con 20-150 Hz Con altibajos
positiva inicial u onda positiva) altibajos
Descarga Múltiples fibras musculares Máquina Por lo general 5-100 Hz Perfectamente
repetitiva unidas en el tiempo estable, puede regular (a menos
compleja cambiar en saltos que a toda
discretos marcha)
Fasciculación Unidad motora (motoneurona Maíz saltando Baja (0,1-10 Hz) Irregular
o axón) Brotes
Mioquimia Unidad motora (motoneurona Soldados desfilando 1 -5 Hz (entre
o axón) brotes); 5-60 Hz
(dentro de un
brote)
Calambre Unidad motora (motoneurona Alta (20-150 Hz) Patrón de
o axón) interferencia o
varias unidades
individuales
Neuromiotonía Unidad motora (motoneurona Metálico Amplitud en Muy alta Con bajos
o axón) disminución (150-250 Hz)

Reproducido con permiso de: Katirji, B., Kaminski, H. J., Preston, D. C., et al (eds). 2002, Neuromuscular Disorders in Clinical Practice, Butterworth Heinemann, Boston.

20 ms/D
Actividad de inserción espontánea y anormal
Actividad de inserción prolongada frente a disminuida. Una activi­
dad de inserción anormalmente prolongada (aumentada) indica inesta­
bilidad de la membrana muscular, con frecuencia observada junto con
desnervación, trastornos miotónicos o miopatías necrosantes tales como
las miopatías inflamatorias. Las ondas de inserción positivas, iniciadas
por los movimientos de la aguja solamente e idénticas a las descargas
! espontáneas, pueden seguir a la actividad de inserción aumentada, con
i• una duración de segundos. Esta actividad aislada suele señalar una des­
nervación temprana de las fibras musculares, como 1 o 2 semanas
:l después de la lesión nerviosa. Una acusada reducción o ausencia de ac­
tividad de la inserción sugiere unos músculos fibróticos o intensamente
i atrofiados o unos músculos funcionalmente inexcitables, como sucede
i ; en los episodios de parálisis periódica.

Potenciales de fibrilación. (V. Vídeos 35B.3 y 35B.4, disponibles


en www.nicp.com.) Los potenciales de fibrilación son potenciales de
acción espontáneos de fibras musculares aisladas desnervadas y son
FIGURA 35B. 1 1 Ruido de placa terminal (flechas continuas) consecuencia del potencial de membrana en reposo de la fibra desner-
y puntas (flecha discontinua) que representa actividades de inserción y vada que se está reduciendo hasta el nivel en que puede disparar es­
espontáneas normales. pontáneamente. Los potenciales de fibrilación, desencadenados por
500 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

oscilaciones espontáneas en el potencial de membrana de fibras mus­ de formas de onda: puntas breves y ondas positivas. Las puntas bre­
culares, normalmente se disparan en un patrón regular a una veloci­ ves suelen ser trifásicas, con positividad inicial (Fig. 35B.12A). Tie­
dad de 10-30 Hz. El sonido que producen en el altavoz es crujiente y nen una duración comprendida entre 1 y 5 milisegundos y una ampli­
como un chasquido, que recuerda la lluvia sobre un techo de hojalata tud entre 20 y 200 pV cuando se registran con un electrodo de aguja
o el tic-tac de un reloj. Los potenciales de fibrilación tienen dos tipos concéntrico. Los potenciales de fibrilación de puntas breves pueden

Figura 35B.12
50 |LiV
L
10 ms
Actividades de inserción
anormales. A, Potenciales
de fibrilación de puntas breves.
B, Ondas positivas. C, Descarga
miotónica. D, Descarga
mioquímica. E, Descarga repetitiva
compleja. (Reproducido con
permiso de: Preston, D. C.

50 |iV
L
10 ms
y Shapiro, B. E. 2000,
EMG Waveforms, Butterworth
Heinemann, Boston.)

50 nV

200 ms

200 pV L
100 ms

ffrfl
D

50 nV
L
30 ms

II
y vjfi
Capítulo 35B Electromiografía clínica 501

confundirse con puntas fisiológicas de placa terminal, pero se distin­ para distinguir los potenciales de fasciculación «benignos» de los
guen por su patrón de disparo regular y la configuración trifásica con «malignos», excepto que las descargas benignas tienden a disparar
una positividad inicial. Ocasionalmente, la colocación del electrodo más rápidamente, mientras que los potenciales de fasciculación agru­
de aguja cerca de la zona de la placa terminal produce puntas breves, pados de múltiples unidades son más comunes en la enfermedad de
parecidas morfológicamente a puntas de placa terminal con una ne- la motoneurona. Lo más importante es que la asociación de potencia­
gatividad inicial. Las ondas positivas tienen una positividad inicial y les de fasciculación con potenciales de fibrilación u otros cambios de
una negatividad lenta posterior, con un aspecto en dientes de sierra MUAP neurogénicos constituye una sólida prueba de un trastorno
característico (Fig. 35B.12B). La toma de registros cerca de la par­ de la motoneurona inferior.
te dañada de la fibra muscular, incapaz de generar un potencial de
acción, explica la ausencia de la punta negativa. Aunque se suelen Descargas miotánicas. (V. Vídeo 35B.6, disponible en www.ncip.
observar juntas, las ondas agudas positivas tienden a preceder a las com.) Las descargas miotónicas, un tipo especial de actividad de inser­
puntas breves después de la sección del nervio, posiblemente porque ción anormal, aparecen ya sea como una serie sostenida de ondas posi­
pueden ser desencadenadas por la inserción de una aguja en una tivas agudas, cada una de ellas seguida de un componente negativo
membrana muscular ya irritable. lento de mayor duración, o como una serie sostenida de puntas negati­
Los potenciales de fibrilación son los marcadores electrofisiológi- vas con una pequeña positividad inicial (Fig. 35B. 12C). Las descargas
cos de la desnervación muscular. Atendiendo a su distribución, son úti­ miotónicas son potenciales recurrentes de fibra única, que muestran, al
les para localizar lesiones en las neuronas del asta anterior de la médu­ igual que en los potenciales de fibrilación, dos tipos de forma de onda
la, raíz, plexo o nervio periférico. Las ondas de inserción positivas en función de la relación espacial entre la superficie de registro del
pueden aparecer en las 2 semanas siguientes a la desnervación aguda, electrodo de aguja y las fibras musculares que descargan. La inserción
pero los potenciales de fibrilación no se vuelven plenos hasta aproxi­ de la aguja que lesiona las membranas musculares suele iniciar ondas
madamente 3 semanas después de la pérdida axonal. Debido a este positivas, mientras que las puntas negativas, que asemejan la forma de
período de latencia, su ausencia no excluye una desnervación reciente. una punta breve de los potenciales de fibrilación, tienden a producirse
Igualmente, en una fase tardía de la desnervación, las fibras musculares al comienzo de una ligera contracción voluntaria. Tanto las ondas agu­
que están reinervadas, fibróticas o intensamente atrofiadas no muestran das positivas como las puntas negativas generalmente crecen y decre­
potenciales de acción. Se emplea una gradación (de 0 a 4) para se- cen en amplitud sobre la gama de 10 (jV a 1 mV, y varían inversamente
micuantificar los potenciales de fibrilación porque su densidad es un a la frecuencia de disparo. Sus frecuencias van de 20 a 150 Hz y dan
cálculo aproximado de la extensión de las fibras musculares desnerva- lugar a un raido característico en el altavoz, que simula una motocicle­
das: 0, sin fibrilaciones: +1, trenes de potenciales únicos persistentes ta acelerando o desacelerando o un diente de sierra, rií
(> 2 segundos) en al menos dos áreas; +2, número moderado de poten­ Las descargas miotónicas pueden producirse con o sin miotonía
ciales en tres o más áreas; +3, muchos potenciales en todas las áreas; clínica en las distrofias miotónicas (tipos I y II), miotonía congénita,
+4, abundantes potenciales espontáneos que casi llenan el osciloscopio. miotonía fluctuante y paramiotonía congénita. Pueden acompañar
Los potenciales de fibrilación se ven también en miopatías necro- también a otras miopatías, como la deficiencia en maltasa ácida, la
santes como las miopatías inflamatorias y las distrofias musculares. polimiositis, la miopatía por colchicina y la miopatía miotubular, así
Las causas probables son; 1) necrosis segmentaria de fibras musculares como a la parálisis periódica hiperpotasémica.
que produce la desnervación de sus segmentos distales a medida que se
separan físicamente de la unión neuromuscular; 2) la reducción del Descargas mioquímicas. (V. Vídeo 35B.7, disponible en www.
potencial de membrana en reposo de fibras parcialmente dañadas al nicp.com.) La mioquimia es el resultado de brotes complejos de des­
nivel que permite que se produzcan descargas espontáneas, y 3) daño cargas repetitivas agrupadas en las que las unidades motoras disparan
de los axones motores intramusculares terminales, supuestamente por repetitivamente, por lo general con 2 a 10 puntas descargando a una
el proceso inflamatorio, que produce la desnervación de las fibras mus­ media de 30-40 Hz (Fig. 35B.12D). Cada brote recurre a intervalos
culares. En los trastornos de la unión neuromuscular, como miastenia regulares de 1-5 segundos, produciendo un sonido de soldados desfi­
gravis y botulismo, los potenciales de fibrilación son infrecuentes, pero lando en el altavoz. Clínicamente, las descargas mioquímicas dan
cuando se producen, la explicación es un bloqueo de la transmisión lugar con frecuencia a contracciones musculares sostenidas, que tie­
neuromuscular, que causa la desnervación de las fibras musculares. nen un aspecto ondulante por debajo de la piel («bolsa de gusanos»).
Las descargas mioquímicas se originan probablemente de modo ec-
Potenciales de fasciculación. (V. Vídeo 35B.5, disponible en www. tópico en las fibras nerviosas motoras y, de acuerdo con ello, son
ncip.com.) Los potenciales de fasciculación son descargas espontá­ amplificadas por el aumento de la excitabilidad axonal, como sucede
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

neas de la unidad motora. Se originan en la motoneurona o en cual­ después de la hipocapnia inducida por la hiperventilación.
quier parte a lo largo del axón. Los potenciales de fasciculación dispa­ Las descargas mioquímicas en los músculos faciales sugieren un
ran aleatoria e irregularmente, y sufren ligeros cambios en amplitud y glioma del tronco encefálico, esclerosis múltiple o síndrome de Gui-
en la forma de onda de vez en cuando, lo que les da un sonido de ce­ Uain-Barré. En los músculos de las extremidades, la mioquimia pue­
reales crujientes en el altavoz. Tienen un índice de disparo muy infe­ de ser focal, como en las plexopatías por radiación y el síndrome del
rior a los MUAP voluntarios y no se ven afectados por una ligera túnel carpiano, o difusa, como en el síndrome de Guillain Barré, la
contracción voluntaria de los músculos agonistas o antagonistas. ■ polineuropatía desmielinizante inflamatoria crónica, la intoxicación
Los potenciales de fasciculación son más comunes en las enfer­ por oro o el síndrome de Isaac.
medades del asta anterior, pero también se producen en radiculopa­
tías, neuropatías por compresión, polineuropatías periféricas y en el Descargas repetitivas complejas. (V. Vídeo 35B.8, disponible en
síndrome de calambres-fasciculaciones. Otras causas son la tetania, www.nicp.com.) Una descarga repetitiva compleja es consecuencia de
la tirotoxicosis y la sobredosis de medicación anticolinesterásica. un disparo casi sincrónico de un grupo de fibras musculares. Una fibra
Además, pueden darse en individuos sanos. No hay un método fiable del complejo sirve como marcapasos, impulsando una o varias fibras
502 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

distintas efápsicamente, de modo que las puntas individuales del com­ la aguja y las fibras musculares individuales. Una ligera recolocación
plejo disparan en el mismo orden a medida que recurre la descarga. Una del electrodo origina cambios importantes en el perfil eléctrico de la
de las fibras activadas tardíamente reexcita el marcapasos principal para misma unidad motora. Por consiguiente, una unidad motora puede dar
repetir el ciclo. La secuencia completa recurre a velocidades lentas o lugar a MUAP de morfología diferente en distintos sitios de registro.
rápidas, por lo general en la gama de 5 a 100 Hz. La descarga tiene una La amplitud, duración y número de fases caracterizan al MUAP.
amplitud comprendida entre 50 |áV y 1 mV y una duración comprendi­
da entre 50 y 1.000 milisegundos. La forma de onda compleja contiene Amplitud. La amplitud del MUAP es la máxima amplitud entre dos
varias puntas distintas y permanece uniforme de una a otra descarga picos. Varía entre varios cientos de microvoltios y unos pocos mili-
(Fig. 35B.12E). Es habitual que estas descargas comiencen abrupta­ voltios con una aguja concéntrica y es sustancialmente mayor con
mente, que mantengan una velocidad de disparo constante durante un una aguja monopolar. La amplitud de un MUAP disminuye a menos
corto período de tiempo, y que cesen de modo tan abrupto como comen­ del 50% a una distancia de 200-300 pm desde el origen y a menos del
zaron cuando, en último término, se bloquea la reacción en cadena. Pro­ 1% unos milímetros más lejos. Por tanto, la amplitud depende de
ducen un ruido que imita el sonido de una máquina. 0^4 la proximidad de la punta del electrodo de aguja a las fibras muscu­
Las descargas repetitivas complejas son descargas anormales, lares. Sólo un pequeño número de fibras musculares individuales lo­
pero menos específicas que otras descargas espontáneas. Se ven con calizadas cerca de la punta del electrodo registrador determina la
mayor frecuencia en miopatías, pero también se producen en algunos amplitud de un MUAP (probablemente menos de 20 fibras muscula­
trastornos neuropáticos como las radiculopatías. Acompañan con fre­ res situadas en un radio de 1 mm de la punta del electrodo). En gene­
cuencia a trastornos crónicos, aunque ocasionalmente pueden obser­ ral, la amplitud indica la densidad de fibras musculares y no el terri­
varse en trastornos subagudos. También se las puede encontrar en el torio de la unidad motora.
músculo psoas ilíaco o en los paraespinales de la región cervical de
personas aparentemente sanas, lo que probablemente implica un pro­ Duración. (V. Vídeos 35B.11 a 35B.13, disponibles en www.nicp.
ceso neuropático clínicamente silente. com.) La duración del MUAP refleja la actividad procedente de la
mayoría de las fibras musculares que pertenecen a una unidad moto­
Descargas neuromiotónicas. (V. Vídeo 35B.9, disponible en www. ra, porque los potenciales generados más allá de 1 mm del electrodo
nicp.com.) Las descargas neuromiotónicas son descargas infrecuen­ contribuyen a las porciones inicial y terminal de baja amplitud del
tes en las que las fibras musculares disparan repetitivamente a una potencial. La duración indica el grado de sincronía entre muchas fi­
alta frecuencia (40-350 Hz), ya sea de modo continuo o en brotes con bras musculares individuales de longitud, velocidad de conducción y
decrementos recurrentes, produciendo un sonido metálico en el alta­ excitabilidad variables. Un ligero cambio en la posición de la aguja o
voz. La descarga continúa durante el sueño y disminuye en intensi­ una ligera rotación influye sobre la duración mucho menos que sobre
dad en los bloqueos nerviosos cada vez más distales, implicando al la amplitud. La duración del MUAP es un buen índice del territorio
axón en su totalidad como el sitio de generación (Maddison et al, de la unidad motora y es el parámetro que mejor refleja el número de
2006). Muchos casos de neuromiotonía se asocian con el síndrome fibras musculares en una unidad motora. La duración se determina
de actividad continua de la unidad motora o neuromiotonía adquiri­ a partir de la deflexión inicial lejos de la basal hasta la vuelta final a
da, una canalopatía del potasio autoinmunitaria del nervio periférico la basal y varía normalmente entre 5 y 15 milisegundos, según el
mediada por anticuerpos (Hart et al, 1997). Otras afecciones asocia­ músculo muestreado y la edad del sujeto.
das con neuromiotonía comprenden la intoxicación anticolinesterási- Los MUAP de larga duración muestran con frecuencia una alta
ca, la tetania y las atrofias crónicas de los músculos espinales, amplitud y son los mejores indicadores de reinervación, como se ve
en trastornos de la motoneurona inferior, neuropatías periféricas y
Descargas de calambres. (V. Vídeo 35B.10, disponible en www. radiculopatías. Se producen con un aumento del número o de la den­
nicp.com.) Un calambre muscular es una contracción muscular invo­ sidad de las fibras musculares o una pérdida de sincronía de fibras
luntaria sostenida. En la EMG con aguja, la descarga del calambre que disparan en una unidad motora. Los MUAP de corta duración
consta de MUAP que por lo general disparan a una frecuencia de tienen con frecuencia una baja amplitud. Se producen en trastornos
40-60 Hz, con comienzo y cese abruptos. Lo más común es que los asociados con pérdida de fibras musculares, como se observa en mio­
calambres se produzcan en personas normales pero se ven exagera­ patías (Fig. 35B.13).
dos en la hiponatremia, hipocalcemia, mixedema, embarazo, estado
posterior a la diálisis y las fases tempranas de la enfermedad de la Fases. (V. Vídeos 35B.14 y 35B.15, disponibles en www.nicp.com.)
motoneurona. Clínicamente, los calambres pueden parecerse a con­ Una fase constituye la porción de una forma de onda que se aparta de
tracturas musculares que acompañan a varias de las miopatías meta­ la línea basal y vuelve a ella. El número de fases es igual al número
bólicas y se caracterizan por un silencio eléctrico completo en la de picos negativos y positivos que se extienden hasta y desde la línea
EMG con aguja. |f^ basal, o el número de cruzamientos en la basal más uno. Los MUAP
normales tienen cuatro fases o menos, pero aproximadamente del 5 al
15% de los MUAP tienen cinco o más fases, y puede llegar al 25% en
Potenciales de acción de la unidad motora los músculos proximales, en especial en el deltoides e ilíaco. Un au­
voluntarios mento de polifasia es una anormalidad inespecífica de los MUAP que
se observa en miopatías y neuropatías. Un aumento en el número de
Morfología de los potenciales de acción
MUAP polifásicos sugiere una descarga desincronizada, pérdida
de la unidad motora de fibras individuales en una unidad motora, o dispersión temporal de
El MUAP es el registro por un electrodo extracelular de una pequeña potenciales de fibras musculares en una unidad motora. Una excesiva
porción de una unidad motora. La forma de onda viene dictada por las dispersión temporal, a su vez, es consecuencia de diferencias en el
propiedades inherentes del MUAP y por las relaciones espaciales entre tiempo de conducción a lo largo de la rama terminal del nervio o so-
Capítulo 35B Electromiografía clínica 503

-5.000 La morfología de una unidad que dispara repetitivamente puede fluctuar


si las fibras musculares individuales se bloquean de modo intermiten­
te dentro de la unidad. La variabilidad de los MUAP de momento a
momento indica una deficiencia en la transmisión neuromuscular ya
-4.000
que las descargas recurrentes vacían el depósito de acetilcolina de
disposición inmediata (Fig. 35B.14). Esta inestabilidad es compati­
ble no sólo con un trastorno de la unión neuromuscular, como la
-3.000 miastenia gravis, el síndrome miasténico de Lambert-Eaton y el bo-
tulismo, sino también en trastornos neurógenos asociados a una rei­
nervación reciente, como enfermedad de la motoneurona, la radicu­
> -2.000
lopatía subaguda y la polineuropatía, y durante las primeras fases
de reinervación en lesiones agudas del nervio periférico.

-1.000
Patrones de disparo de los potenciales
de acción de la unidad motora
-500 -
(V. Vídeos 35B.Í7 y 35B.Í8, disponibles en www.nicp.com.) Durante
0 una contracción constante una persona sana excita inicialmente sólo
1 o 2 unidades motoras semirrítmicamente. Las unidades motoras acti­
+500 - vadas tempranamente son sobre todo las que tienen fibras musculares
..|..|..v.v..r..r..,..v.v..F..r..|..v.v..r..r.. pequeñas de tipo I. Las unidades grandes de tipo II participan después
Mílisegundos durante la contracción voluntaria enérgica. Una mayor fuerza muscular
produce no sólo un reclutamiento de unidades previamente inactivas,
Potencial Potencial Potencial Potencial
de la unidad de la unidad muy polifásico de fibrilación
sino también un disparo más rápido de unidades ya activa^ y ambos
motora normal motora en de la unidad mecanismos operan simultáneamente (Erim et al, 1996). tfp
Potencial de la en contracción trastornos motora La frecuencia de reclutamiento es una medida de la descarga de la
unidad motora ligera musculares unidad motora, definida como la frecuencia de disparo (rate) en el mo­
en lesiones primarios mento en que queda reclutada una unidad adicional. En los músculos
de las células
normales, una contracción ligera induce descargas aisladas a una fre­
del asta anterior
cuencia de 5 a 10 Hz. Esto depende del músculo muestreado y de los
FIGURA 35B. 13 Potenciales de acción de la unidad motora tipos de unidades motoras estudiadas. Los intervalos descritos en rela­
(MUAP) en un estado normal y patológico. (Reproducido con permiso ción con personas sanas y las que tienen trastornos neuromusculares se
de: Daube, J. 1991, «Needle electromyography in clinical superponen. El cociente de reclutamiento es la tasa de disparo prome­
electromyography», Muscle Nerve, vol. 14, págs. 685-700.) dio dividida entre el número de unidades activas. Este cociente normal­
mente no debe superar 5:1, por ejemplo, con tres unidades que dispare
cada una de ellas a menos de 15 Hz. Normalmente, cuando la frecuen­
bre la membrana de la fibra muscular. En la reinervación inicial des­ cia de disparo del primer MUAP alcanza 10 Hz, debe empezar a dispa­
pués de una intensa desnervación en la que los colaterales axonales rar un segundo MUAP; a los 15 Hz, debe disparar una tercera uni­
sólo comienzan a reinervar unas pocas fibras musculares. Por consi­ dad, etc. Un cociente de 10, con dos unidades que disparen a 20 Hz cada
guiente, los MUAP pueden ser también polifásicos, con una corta una de ellas, indica una pérdida de unidades motoras. Cuando la pérdida
duración y una baja amplitud (MUAP «naciente»), 0)
Algunos MUAP tienen un patrón en sierra, con varias vueltas o
cambios direccionales sin cruzar la línea basal; este hecho indica tam­
bién desincronización entre las fibras musculares que están descargan­
do. Un potencial satélite (potencial vinculado o potencial parásito) es
una punta tardía de MUAP, que es distinta pero sincronizada con el
potencial principal. Implica reinervación precoz de fibras musculares
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por nuevos colaterales que son largos, pequeños, poco mielinizados y


de conducción lenta. Al madurar los brotes, aumenta el grosor de su
mielina y la velocidad de conducción. Por tanto, el potencial satélite
dispara más cerca del potencial principal y, al final, puede ser una fase
adicional o borde dentado dentro del complejo principal.
FIGURA 35B. 14 Inestabilidad del potencial de acción de
la unidad motora (variación de momento a momento) en un paciente
Estabilidad de los potenciales de acción
con miastenia gravls (registrado con una velocidad de barrido
de la unidad motora de 100 ms/división y una sensibilidad de 0,2 mV/división). Obsérvese
(V. Vídeo 35B.16. disponible en www.nicp.com.) Las unidades moto­ la amplia variabilidad de la amplitud del potencial de acción de la única
ras suelen descargar semirrítmicamente, y los potenciales sucesivos unidad motora activada. (Reproducido con permiso de: Katirji, B., 1998,
muestran una configuración casi idéntica porque todas las fibras Electromyography in Clinical Practice: A Case Study Approach, Mosby,
musculares de la unidad motora disparan durante cada descarga. St. Louis.)
504 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

de unidades motoras es grave, las unidades motoras residuales intactas males después de sólo 3 semanas. Los potenciales de fasciculación
pueden aumentar su frecuencia de disparo hasta un máximo de 30 a acompañan a los cambios de desnervación eléctrica en enfermedades
50 Hz en la mayoría de músculos esquele'ticos humanos. de las células del asta anterior, raíces y nervios periféricos, pero no
La activación es el control central de las unidades motoras que tienen significación patológica cuando se dan solos. Pueden observarse
permite un aumento en la frecuencia y fuerza del disparo. El fallo de descargas mioquímicas en las extremidades, por lo general en las com­
los impulsos descendentes también limita el reclutamiento, aunque presiones, plexopatía por radiación o síndrome de Guillain-Barré. Las
aquí las unidades motoras excitadas descargan más lentamente de lo descargas repetitivas complejas denotan una miopatía crónica o radicu­
esperado para una contracción máxima normal. Así, una frecuencia lopatía, aunque pueden producirse con otros trastornos de la motoneu­
de descarga lenta (mala activación) en un trastorno de la unidad mo­ rona inferior y también en trastornos subagudos.
tora superior (como un accidente vascular cerebral o mielopatía) o en Los MUAP tienen una morfología normal en la fase aguda de la
una ausencia de esfuerzo volitivo (como la causada por dolor, paráli­ desnervación, pero ya tan pronto como 1 mes después aparecen sig­
sis histérica o simulación) está en claro contraste con una tasa de nos de reinervación. La reinervación causa en primer lugar un mayor
descarga rápida de debilidad de la motoneurona inferior (disminu­ número de vueltas y fases MUAP y luego una mayor amplitud y du­
ción del reclutamiento). ración. La amplitud refleja generalmente la densidad de fibras y la
En una gran contracción muchas unidades motoras comienzan a duración, el territorio de la unidad motora. El MUAP esperado a par­
disparar rápidamente, lo que hace difícil el reconocimiento de los tir de las lesiones de la motoneurona inferior es una unidad polifásica
MUAP individuales, y de aquí el nombre de patrón inteiferencial. Nu­ de larga duración y elevada amplitud (v. Fig. 35B. 13, v. también 35B. 15).
merosos factores influyen sobre la densidad de puntas y la amplitud Las excepciones son los MUAP que se observan en la reinervación en
promedio de la respuesta sumada. Comprenden una disminución de los la que las unidades motoras adquieren pocas fibras musculares, que
estímulos de la corteza, número de neuronas motoras capaces de des­ dan lugar a MUAP polifásicos breves y pequeños (MUAP «nacien­
cargar, frecuencia de disparo de cada unidad motora, forma de onda de tes»), que simulan procesos miopáticos.
los potenciales individuales y la cancelación de fase. Un patrón interfe-
rencial incompleto puede estar causado por una mala activación o por Radiculopatías. La EMG con aguja es la prueba electrodiagnóstica
un menor reclutamiento. Los métodos para evaluar el reclutamiento más sensible y específica para identificar las radiculopatías cervicales
durante la contracción máxima incluyen el examen del patrón de inter­ y lumbosacras, en especial las que se asocian con pérdida axonal. La
ferencia, o durante niveles moderados de contracción, calculando el EMG con aguja es útil para la localización exacta del nivel de la lesión
número de MUAP que disparan para el nivel de activación. La evalua­ radicular. El hallazgo de signos de desnervación (potenciales de fibri-
ción de la contracción máxima es más valiosa para la exclusión de los lación, disminución del reclutamiento, y MUAP polifásicos de larga
grados ligeros de disminución de reclutamiento. En el caso extremo, duración y de amplitud elevada) en una distribución miotómica seg­
cuando sólo una o dos unidades motoras intactas disparan rápidamen­ mentaria (es decir, en músculos inervados por las mismas raíces por
te, se produce un patrón de interferencia en forma de valla. medio de más de un nervio periférico), con o sin desnervación de los
En la miopatía los MUAP de baja amplitud y corta duración pro­ músculos paraespinales, localiza la lesión de la motoneurona inferior
ducen una fuerza más pequeña por unidad motora que los MUAP en el nivel radicular (Wilboum y Aminoff, 1998). En radiculopatías
normales. Para sostener un ligero esfuerzo voluntario han de ser re­ asociadas a pérdida axonal de fibras sensitivas proximales, los axones
clutadas instantáneamente muchas unidades en pacientes con debili­ sensitivos distales no degeneran, porque el ganglio de la raíz posterior
dad de moderada a intensa (reclutamiento temprano). En el recluta­ y sus neuronas unipolares suelen escapar a la lesión. Por tanto, un
miento temprano se alcanza un pleno patrón de interferencia a menos PANS normal del dermatoma correspondiente asegura que la lesión se
de la contracción máxima, pero su amplitud es baja porque la densi­ halla en el interior del conducto vertebral (p. ej., proximal a los gan­
dad de fibras es baja en las unidades motoras individuales. En las glios de la raíz dorsal). Por ejemplo, en una radiculopatía de L5, el ti­
miopatías avanzadas con intensa debilidad muscular, la pérdida de bial anterior (nervio peroneo) y el tibial posterior (nervio tibial) pueden
fibras musculares es tan grande que las unidades motoras en su tota­ ser anormales en la EMG con aguja, como los músculos paraespinales
lidad desaparecen de modo efectivo, lo que da lugar a una disminu­ lumbares, pero el PANS peroneo superficial es normal.
ción del reclutamiento y a un patrón de interferencia incompleto, si­
mulando el patrón de reclutamiento de un cambio neuropático. Plexopatías. Las plexopatías son lesiones que afectan a los nervios
periféricos extraespinales. El diagnóstico de plexopatía braquial o
lumbosacra requiere un sólido conocimiento de la anatomía de los
Electrodiagnóstico por electromiografía nervios periféricos. La anatomía del plexo braquial es particularmen­
con aguja te compleja, de modo que se requieren múltiples ENC o EMG para
evaluarla. Una tarea importante de la evaluación electrodiagnóstica
Trastornos de la motoneurona inferior es diferenciar entre las lesiones que afectan al plexo braquial (lesio­
El primer cambio que se produce en la EMG con aguja después de una nes posganglionares) y las que afectan a las raíces (lesiones pregan-
lesión aguda en la motoneurona inferior es un patrón de reclutamiento glionares). Esta diferenciación es particularmente importante en las
anormal. La frecuencia de reclutamiento y el cociente aumentan en las lesiones por tracción del plexo braquial, que pueden simular las avul­
lesiones de la motoneurona inferior debido a que un menor número de siones de la raíz (Ferrante y Wilboum, 2002). En las avulsiones, los
unidades motoras dispara en una fuerza de contracción dada. Igualmen­ ganglios de la raíz dorsal permanecen intactos y los axones periféri­
te, el patrón de interferencia con la contracción máxima disminuye. cos no sufren degeneración walleriana. Por consiguiente, los PANS
La actividad de inserción aumenta después de la primera semana y en las avulsiones de la raíz se hallan preservados, mientras que tienen
las ondas de inserción positivas pueden aparecen en las 2 semanas una baja amplitud o se hallan ausentes en las plexopatías braquiales
siguientes a la desnervación aguda. Sin embargo, los potenciales de fi­ cuando se estudian después de haberse completado la degeneración
brilación espontánea se vuelven presentes en todos los músculos anor­ walleriana (más de 10 días después de la lesión).
Capítulo 35B Electromiografía clínica 505

Lesión
Normal Lesión neurógena Lesión miógena
Etapas*
de la EMG Motora inferior Motora superior Miopatía Miotonía Polimiositis

Normal Aumentada Normal Normal Descarga Aumentada


Actividad miotónica
1
de inserción W “mi™
Xry~r^~

Fibrilación Fibrilación
Actividad i +4-
2 Onda positiva Onda positiva
espontánea
nrrrrr
Unídad a Unidad Descarga
Potencial 0,5-1*0A grandeN ^ Normal
pequeña ^ miotónica
Unidad
pequeñalll
3 de la unidad mvt~y y~ —. í i
motora 5-10 ms
Reclutamiento
limitado
-X- Reclutamiento
temprano
Reclutamiento
temprano
Reducida j Reducida Plena Plena
Patrón
4
interferencia!
m TiiWIr
Tasa de Tasa de' Baja Baja Baja
Plena disparo rápida disparo lenta amplitud amplitud amplitud

FIGURA 35B. 15 Resumen de los hallazgos electromíográficos (EMG) característicos en sujetos normales, pacientes con lesiones neurógenas
y pacientes con lesiones miógenas. La actividad de Inserción es mayor en las lesiones de la motoneurona inferior y en la polimiositis y consta de descargas
miotónlcas en la miotonía. Se suele producir una actividad espontánea en los trastornos de la motoneurona inferior y en la miopatía inflamatoria.
Los potenciales de acción de la unidad motora suelen ser grandes y polifásicos, con un menor reclutamiento en las afecciones de la motoneurona Inferior;
en las miopatías y las polimiositis, las unidades motoras son pequeñas, con un reclutamiento temprano. El patrón interferenclal está reducido, tanto en
las lesiones de la motoneurona superior como en las de la inferior, así como en la debilidad histérica; sin embargo, la tasa de disparo es rápida en las
lesiones de la motoneurona inferior y normal en las lesiones de la motoneurona superior y en la histeria (en la que la tasa puede ser Irregular también).
El patrón interferenclal es pleno pero de baja amplitud en las lesiones mlopátlcas. (Reproducido de: Kimura, J. 1989, Electrodiagnosis in Diseases of Nerve
and Muscle: Principles and Practices, 2.a ed., F, A. Davis, Philadelphia. Copyright 1989 de Oxford University Press, Inc. Utilizada con permiso de: Oxford
University Press, Inc.)

Mononeuropatías. La EMG con aguja es muy útil cuando se estu­ La EMG con aguja es particularmente útil en la valoración del pro­
dian las mononeuropatías con pérdida axonal después de haberse greso de reinervación que se produce espontáneamente o después de la
completado la degeneración walleriana. Estas lesiones no pueden ser reparación nerviosa. El reclutamiento de MUAP y su morfología ayu­
localizadas por ENC porque no se asocian con lentificación de con­ dan a la valoración del proceso de la reinervación de las fibras muscu­
ducción focal o bloqueo de conducción, como se ve en las mononeu­ lares que se produce después de la regeneración proximodistal de las
ropatías desmielinizantes. Los ENC en las lesiones con pérdida axo­ fibras nerviosas a partir del sitio de la lesión o brotes colaterales. Una
nal muestran con frecuencia PACM de baja amplitud o su ausencia, regeneración proximodistal temprana de las fibras nerviosas en las le­
y PANS con latencias distales o velocidades de conducción normales siones graves con pérdida axonal se suele manifestar como MUAP po­
o ligeramente lentificadas. lifásicos breves y pequeños (nacientes). Los brotes colaterales causan
El principio de la localización de una mononeuropatía con pérdi­ un aumento del número de vueltas y de fases de MUAP seguido por
da axonal por EMG con aguja es similar a la exploración manual de una mayor duración y amplitud de los MUAP (Katirji, 2006).
la fuerza muscular en la exploración clínica. Generalmente, la EMG
con aguja revela cambios neurógenos (potenciales de fibrilación, dis­ Polineuropatías periféricas. Las alteraciones extensas en los ENC
minución del reclutamiento de MUAP o cambios morfológicos de son características de las polineuropatías. La EMG con aguja muestra
MUAP neurógenos crónicos) que se limitan a músculos inervados el perfil temporal de la enfermedad. En las polineuropatías desmieli­
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por el nervio afectado y localizados distalmente al sitio de la lesión. nizantes agudas, como el síndrome de Guillain-Barré, la electromio­
No obstante, la localización de las lesiones nerviosas periféricas con grafía con aguja durante la fase aguda de la enfermedad puede mos­
pérdida axonal por EMG con aguja es subóptima porque algunos ner­ trar sólo un reclutamiento reducido de MUAP, de morfología normal, en
vios tienen segmentos muy largos de los que no se originan ramas músculos débiles y ausencia de actividad espontánea. En polineuro­
motoras, como los nervios mediano y cubital en el brazo o el nervio patías desmielinizantes crónicas, como la polineuropatía desmielini­
peroneo común en el muslo. Igualmente, la EMG con aguja puede zante inflamatoria crónica, la EMG con aguja puede mostrar signos
localizar falsamente una lesión nerviosa parcial más distalmente a lo de pérdida axonal leve, no siempre sospechada en los ENC, con po­
largo del nervio afectado debido a afectación fascicular de las fibras tenciales de fibrilación y MUAP reinervados. En la polineuropatía
nerviosas o reinervación efectiva de músculos situados proximal- con pérdida axonal aguda como las formas axonales del síndrome
mente (Wilboum, 2002). Un ejemplo es la conservación de los múscu­ de Guillain-Barré, suelen desarrollarse potenciales de fibrilación en
los cubitales del antebrazo (flexor cubital del carpo y parte cubital del 2-3 semanas y se evidencian MUAP reinervados al cabo de 1-2 meses.
flexor profundo de los dedos) después de una lesión del nervio cubi­ En las polineuropatías progresivas con pérdida axonal, los potencia­
tal con pérdida axonal en el codo. les de fibrilación indican una desnervación aguda mientras que los
506 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

MUAP de larga duración, polifásicos de alta amplitud confirman la mal de los MUAP. La única anormalidad es un patrón de interferencia
reinervación. Ambos cambios suelen ser simétricos, siguen un gra­ reducido y una mala activación con frecuencia de descarga lenta de la
diente distal-proximal y son peores en las piernas que en los brazos. En unidad motora (Fig. 35B. 15). El reclutamiento, determinado ya sea por
las polineuropatías crónicas y de muy lenta progresión, la reinerva­ frecuencia o por cociente de reclutamiento, es normal. La debilidad no
ción puede seguir completamente el ritmo de la desnervación acti­ fisiológica o un pobre esfuerzo producen un patrón similar, excepto
va, produciendo pocos o ningún potencial de fibrilación, pero un re­ que el disparo de la unidad motora puede ser irregular.
clutamiento reducido de MUAP reinervados.

Trastornos de las células del asta anterior. La EMG con aguja es


Trastornos miopáticos
el estudio electrodiagnóstico más importante para aportar datos de La actividad de inserción suele ser normal excepto en el último estadio
degeneración generalizada de la motoneurona inferior, en pacientes de la enfermedad, cuando se reduce por atrofia y fibrosis. Los poten­
con enfermedad de motoneurona. La EMG con aguja ofrece con fre­ ciales de fibrilación suelen ser inexistentes, excepto en las miopatías
cuencia signos de desnervación activa (potenciales de fibrilación), necrosantes como miopatías inflamatorias y distrofias musculares
reinervación activa (MUAP de larga duración, polifásicos de alta (v. «Potenciales de fibrilación», antes). La pérdida aleatoria de fibras de
amplitud y MUAP inestables), y pérdida de unidades motoras (reclu­ la unidad motora produce una reducción de la amplitud y duración de los
tamiento reducido de MUAP). MUAP (v. Fig. 35B. 13). La regeneración de fibras musculares da lugar
Una desventaja de la electromiografía con aguja es que sólo evalúa en ocasiones a puntas de larga duración y potenciales satélite. Un re­
la degeneración de la motoneurona inferior; la degeneración de la clutamiento temprano es la regla porque se necesitan más unidades
motoneurona superior requiere la evaluación clínica. Por tanto, la evalua­ motoras para mantener una fuerza dada para compensar el pequeño
ción clínica es la base para diagnosticar una esclerosis lateral amiotró- tamaño de las unidades individuales (v. Fig. 35B.15).
fica (ELA) y los estudios electrodiagnósticos tienen un papel de apoyo. Una desventaja del electrodiagnóstico de las miopatías es que los
Las razones para realizar estos estudios en pacientes con sospecha de hallazgos del EMG en la miopatía no siempre son lo suficientemente
ELA son: 1) confirmar la disfunción de la motoneurona inferior en re­ específicos como para hacer un diagnóstico final (Tabla 35B.2). Las
giones clínicamente afectadas; 2) detectar datos electrofisiológicos de excepciones comprenden trastornos asociados con: 1) miotonía, como
disfunción de la motoneurona inferior en regiones clínicamente no la distrofia miotónica, miotonía congénita, paramiotonía congénita,
afectadas, y 3) excluir otros procesos fisiopatológicos como una neuro­ parálisis periódica hiperpotasémica, deficiencia en maltasa ácida y al­
patía motora multifocal o una miopatía crónica (Chad, 2002). gunas miopatías tóxicas (como las debidas a colchicina), y 2) los po­
Aunque la degeneración de la motoneurona inferior puede afectar tenciales de fibrilación, que se dan en miopatías inflamatorias y en
en último término a la casi totalidad del neuroeje (tronco encefálico distrofias musculares progresivas (como la distrofia muscular de
y segmentos cervicales, torácicos o lumbosacros de la médula espi­ Becker y Duchenne). Otra desventaja de la EMG con aguja es que
nal) en la ELA, la participación en ensayos clínicos requiere un diag­ o bien es normal o tiene unas alteraciones sutiles en algunas miopatías,
nóstico precoz. Los criterios iniciales de Lambert de detectar los po­ como en las miopatías metabólicas y endocrinas (Lacomis, 2002). Por
tenciales de fibrilación y de fasciculación en músculos de las tanto, una EMG con aguja normal no excluye una miopatía.
extremidades inferiores y superiores o en las extremidades así como En la polimiositis y dermatomiositis es esencial reconocer el patrón
en la cabeza son estrictos. Estos criterios han evolucionado a la des­ cambiante del EMG con aguja en el diagnóstico, después del trata­
nervación en al menos tres extremidades o en dos extremidades y en miento y durante la recidiva. Los potenciales de fibrilación aparecen
músculos craneales (considerando como una extremidad la cabeza y primero en el diagnóstico o recidiva y desaparecen pronto durante la
el cuello). Recientemente, en los criterios revisados de El Escorial se remisión. Una morfología anormal de los MUAP se vuelve manifiesta
recomienda que debe haber signos de EMG con aguja de degenera­ después y tarda tiempo en resolverse. La presencia de potenciales de
ción de la motoneurona inferior en al menos dos de las cuatro regio­ fibrilación también es de utilidad para la diferenciación de la exacerba­
nes del sistema nervioso central (es decir, tronco encefálico, regiones ción de la miositis de la miopatía inducida por corticoesteroides.
cervical, torácica o lumbosacra) (Brooks et al, 2000).
En pacientes con sospecha de enfermedad de la motoneurona, los
ENC son útiles principalmente para excluir otros diagnósticos neuro- ESTUDIOS ELECTRODIAGNÓSTICOS
musculares, como polineuropatías. Los ENC sensitivos suelen ser ESPECIALIZADOS
normales en los trastornos de las células del asta anterior, mientras
que los ENC motores son normales o producen bajas amplitudes de
PACM compatibles con pérdida neuronal motora. Las velocidades
Onda F
de conducción motora son normales o están ligeramente lentificadas Un estímulo supramáximo aplicado en cualquier punto a lo largo del
pero nunca por debajo del 70% de los límites inferiores de la norma­ curso de un nervio motor produce una pequeña respuesta motora tar­
lidad. Igualmente, los ENC no muestran otras características desmie­ día (onda F) después del PACM (respuesta M). El nombre de la onda F
linizantes, como bloqueos de conducción que son característicos de deriva de foot (el primer registro se hizo en músculos intrínsecos
neuropatía motora multifocal, un trastorno que puede ser tratado del pie). El potencial de acción nerviosa iniciado durante un estudio
y que puede remedar una afección de la motoneurona inferior. de conducción nerviosa motora viaja en dos direcciones, a nivel dis­
tal (ortodrómicamente), para despolarizar el músculo y generar un
PACM, y a nivel proximal (antidrómicamente) hacia la médula espi­
Lesiones de la motoneurona superior nal, para descargar una onda F. Esta onda F de latencia larga es un
En pacientes con lesiones de la motoneurona superior, los estudios PACM muy pequeño resultado de disparar retrógradamente por célu­
electrodiagnósticos muestran una actividad de inserción normal, no las del asta anterior activadas antidrómicamente, con un promedio
presentan actividad espontánea en reposo, y tienen una morfología nor­ del 5 al 10% del conjunto de las neuronas motoras. Las asas aferente
Capítulo 35B Electromiografía clínica 507

Tabla 35B.2 Patrones de los hallazgos en la electromiografía con aguja en las miopatías

PATRÓN EMG MIOPATÍAS PATRÓN EMG MIOPATÍAS


Normal Miopatías metabólicas Cintura de las extremidades
Enfermedad de McArdle Oculofaríngeas
Enfermedad de Tarui Congénitas
Deficiencia de Brancher Miopatías congénitas
Deficiencia de Debrancher Centronuclear
Deficiencia de CPT Nemalina
Deficiencia de carnitina Miopatías endocrinas
Deficiencia de adenilato Corticoesteroides (grave)
desaminasa
Miopatías mitocondriales Hipotiroidismo
Síndrome de Kearns-Sayre Hipertiroidismo
MELAS Hiperparatiroidismo
MERRF Miopatías tóxicas
Miopatías endocrinas Alcohol
Corticoesteroides (leve) Emetina
Hipotiroidismo Rabdomiólisis aguda
Hipertiroidismo Sólo potenciales de fibrilación Miopatías inflamatorias**
Hiperparatiroidismo Polimiositis
Cushing Dermatomiositis
Otras Miopatía sarcoide
Desproporción del tipo de fibras Miopatía asociada a VIH
Rabdomiólisis aguda Otras
Parálisis periódica* Cloroquina
MUAP miopátícos con potenciales Miopatías inflamatorias MUAP miopáticos y miotonía Distrofias miotónicas (DM)
de fibrilación Polimiositis DM1
Dermatomiositis DM2
Miositis con cuerpos Canalopatías musculares
de inclusión
Miopatía sarcoide Paramiotonía congénita
Miopatía asociada a VIH Parálisis periódica
hiperpotasémica*
Distrofias musculares Otras
Duchenne Deficiencia de maltasa ácida
Becker Miopatía miotubular
Distal Colchicina
Otras Sólo miotonía Miotonía congénita
Miopatía por enfermedad crítica Enfermedad de Thomsen
Miopatía miotubular Enfermedad de Becker
Infecciones parasitarias Otros trastornos miotónicos
(triquinosis)
Sólo MUAP miopáticos Distrofias musculares Miotonía dolorosa atípica
FEH Miotonía fluctuante

‘Entre crisis.
**Precoz o leve.
CPT: deficiencia de carnitina palmitoiltransferasa; enfermedad de McArdle: deficiencia de miofosforilasa; enfermedad de Tarui: deficiencia de fosfofructocinasa;
FEH: fascioescapulohumeral; MELAS: encefalomiopatía mitocondrial, acidosis láctica y episodios tipo ictus; MERRF: epilepsia mioclónica y fibras rojas rasgadas;
VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
Reproducido con permiso de: Katirji, B., Kaminski, H. J., Preston, D.C. et al (eds.). 2002, Neuromuscular Disorders in Clinical Practice, Butterworth Heinemann, Boston.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

y eferente de las ondas F son la motoneurona. sin que haya sinapsis malidad en un trastorno unilateral que afecta a un único nervio es
interpuestas (Fisher, 2002). La onda F varía de latencia, morfología y una diferencia de latencias mínima entre los dos lados o entre dos
amplitud con cada estímulo porque se retrodispara una población di­ nervios de una misma extremidad. Las latencias absolutas son útiles
ferente de células del asta anterior. Por lo tanto, un estudio apropiado sólo para una revalorización secuencial del mismo nervio. La persis­
requiere una clara identificación de aproximadamente 10 ondas F tencia de la onda F es una medida del número de ondas F obtenidas
(Fig. 35B.16A). Si el estimulador se mueve proximalmente, la laten­ en relación con el número de estimulaciones y, por lo general, es
cia de la onda F disminuye porque el potencial de acción viaja una mayor del 50% excepto cuando se estimula el nervio peroneo mien­
corta distancia. tras se registra el extensor corto de los dedos. La velocidad de con­
La latencia mínima de la onda F es la determinación más fiable ducción de la onda F proporciona una mejor comparación entre un
y útil y representa la conducción de las fibras motoras más gruesas y segmento proximal y otro distal (antebrazo o pierna). La cronodis-
más rápidas. La latencia mínima de la onda F depende de la longitud persión de la onda F refleja el grado de dispersión entre ondas F
del nervio estudiado (Fig. 35B. 16B). El criterio más sensible de anor­ consecutivas, está determinada por las diferencias entre las latencias
508 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

5 mV/D 10 ms/D
i
0,5 mV/D
1
.'f
•'1
• i-
• (,
I i.
*
:
i
i p.
k

M F

FIGURA 35B. 1 6 A, Ondas F normales registradas de los músculos hipotenares después de estimulaciones supramáxlmas del nervio cubital
en la muñeca. Se muestran 10 trazados consecutivos en un modo rasterizado. Obsérvese la gran respuesta M y la variabilidad significativa de las latenclas
y morfología de la onda F (cursores verticales). La latencia mínima de la onda F (flecha) es de 28,5 ms. B, Ondas F normales registradas en el abductor
del dedo gordo después de estimulaciones supramáxlmas del nervio tibial en el tobillo. Se muestran 10 trazados consecutivos en un modo rasterizado
que muestran también la respuesta M mayor y la variabilidad de las latencias y morfología de la onda F (cursores verticales). Obsérvese que la latencia
mínima de la onda F (flecha) es de 48,5 ms por la mayor longitud del nervio tibial, comparado con el nervio cubital en A. Obsérvese también la presencia
de una onda A que precede a la onda F, con una morfología y latencia constantes (línea vertical punteada).

mínima y máxima de la onda F, e indica la gama de las velocidades Reflejo H


de conducción motora en el nervio.
Las latencias de la onda F se encuentran prolongadas en la mayo­ El reflejo H, denominado así en honor a Hoffmann por su descripción
ría de las polineuropatías, en especial las de tipo desmielinizante. En original, es un equivalente eléctrico del reflejo de estiramiento produ­
las primeras fases del síndrome de Guillain-Barré, los estudios de cido por un toque mecánico suave en el tendón. Las fibras sensitivas
rutina de los nervios motores pueden ser completamente normales, del grupo IA y las neuronas motoras alfa forman los arcos aferente y
con respuestas F prolongadas o ausentes, lo que implica una desmie­ eferente respectivos de este reflejo predominantemente monosináptico.
linización proximal (Al-Shekhlee et al, 2005; Gordon y Wilboum, El reflejo H y la onda F pueden ser distinguidos por el aumento de la
2001). Las latencias de la onda F en las radiculopatías tienen un uso intensidad del estímulo. El mejor modo de producir el reflejo H es por
limitado; pueden ser normales a pesar de una pérdida axonal motora un estímulo de gran duración, submáximo para producir una respues­
parcial, y la mayoría de los músculos tienen una múltiple inervación ta M (Fig. 35B.17), mientras que la onda F requiere una intensidad su­
radicular (Wilbourn y Aminoff, 1998). pramáxima del estímulo. A diferencia de la onda F, que puede ser pro­
ducida a partir de cualquier músculo de una extremidad, el reflejo H
estimulando el nervio tibial mientras se registra el músculo soleo (arco
Onda A reflejo SI) es el más reproducible y empleado habitualmente en la
La onda A (onda axonal) es un potencial que se ve ocasionalmente práctica clínica. La ausencia de reflejos H es muy habitual, aunque
durante el registro de ondas F a estimulación supramáxima. La onda A inespecífica, en las primeras fases del síndrome de Guillain-Barré
sigue al PACM y con frecuencia precede (ocasionalmente la sigue) (Al-Shekhlee et al, 2005; Gordon y Wilboum, 2001) y en lapolineuro-
a la onda F. La onda A puede verse en personas asintomáticas duran­ patía periférica. Una ausencia asimétrica o una diferencia de latencia de
te estudios del nervio tibial. Puede confundirse con una onda F, pero un lado a otro mayor de 1,5 ms o una diferencia de amplitud de más
su latencia y morfología constantes la distinguen de la morfología y del 50% es común en la radiculopatía SI (Nishida et al, 1996).
latencia muy variables de la onda F (v. Fig. 35B.16B). Las ondas A
se ven a veces en polineuropatías con pérdida axonal, enfermedad de
Reflejo de parpadeo
la motoneurona y radiculopatías, mientras que las ondas A complejas
y múltiples con frecuencia se asocian a polineuropatías desmielini- El reflejo de parpadeo evalúa generalmente los nervios trigémino y
zantes hereditarias. Se desconoce el recorrido exacto de la onda A; la facial y sus conexiones en la protuberancia y en el bulbo raquídeo.
latencia y la morfología constantes de la onda A se explican mejor Tiene una rama aferente, mediada por fibras sensitivas de la rama
por el punto fijo de un brote de reinervación colateral o una efapsis supraorbitaria de la división oftálmica del nervio trigémino, y una
entre axones. rama eferente, mediada por las fibras motoras del nervio facial.
Capítulo 35B Electromiografía clínica 509

------ Estimulación nerviosa repetitiva


Reflejo H Derecho tibial

5 mV/D 10 ms/D Principios


1 ms mA
0,0 Se lleva a cabo la estimulación repetitiva de los nervios motores o
A 7,0 mixtos para evaluar a los pacientes con sospecha de trastornos de la
• *. 14,7
- H 20,0
unión neuromuscular, como miastenia gravis, síndrome miasténico
t

£*A
••
' 1 i' f
1 18,1
26,3
32,8
40.7
de Lambert-Eaton, botulismo y síndromes miasténicos congénitos.
El diseño y planes para la estimulación nerviosa repetitiva dependen
de hechos fisiológicos inherentes a la unión neuromuscular que dic­
47,2 tan el tipo y la frecuencia de las estimulaciones empleadas para el

■i i- 57.8
66,5
diagnóstico de los trastornos de la unión neuromuscular. El PACM
obtenido durante los ENC de rutina representa la suma de todos los
potenciales de acción de las fibras musculares generados en un múscu­
lo después de una estimulación supramáxima de todos los axones
M H
motores mientras se registra en la superficie con un electrodo coloca­
do sobre el vientre de un músculo.
FIGURA 35B. 1 7 Reflejo H registrado en el soleo después de la
estimulación del nervio tibial en la rodilla. La intensidad del shock (en mA) • Un quantum es la cantidad de acetilcolina en una única vesícula,
se aumentó gradualmente hasta la estimulación supramáxlma (panel que contiene aproximadamente 5.000-10.000 moléculas de acetil­
derecho). Obsérvese que el reflejo H apareció con el nivel subumbral del colina. Cada quantum (vesícula) liberado da lugar a un cambio de
estímulo (14,7 mA), seguido de un aumento inicial y un descenso posterior 1 mV en el potencial de membrana postsináptica. Se produce es­
de la amplitud con sucesivos estímulos de Intensidad progresivamente pontáneamente durante el reposo y forma la base del potencial de
más alta. El reflejo H desapareció con shocks de Intensidad supramáxima la placa terminal en miniatura.
(66,5 mA), que produjo una respuesta M máxima. • El número de quanta liberados después de un potencial de acción
de un nervio depende del número de quanta en el depósito inme­
diatamente disponible (primario) y de la probabilidad de libera­
Con un registro de dos canales, el reflejo de parpadeo tiene dos ción: rn = p x n, donde m = número de quanta liberados durante
componentes: una respuesta temprana Rl y una respuesta tardía R2. La cada estimulación, p = probabilidad de liberación (proporcional de
respuesta Rl está presente sólo en el mismo lado que la estimulación y modo efectivo a la concentración de calcio, y lo habitual es que sea
suele ser una forma de onda trifásica simple con una vía disináptica de aproximadamente el 0,2 o 20%), y n = número de quanta en el
entre el núcleo sensitivo principal del trige'mino en la protuberancia depósito inmediatamente disponible. En condiciones normales, un
media y el núcleo facial ipsolateral en el tegmento pontino inferior. La potencial de acción nervioso único desencadena la liberación de
respuesta R2 es una forma de onda compleja y es el equivalente eléc­ 50-300 vesículas (quanta) con un promedio equivalente a aproxi­
trico del reflejo corneal. Generalmente está presente en ambos lados, madamente 60 quanta (60 vesículas). Además del depósito inme­
con una vía oligosináptica entre el núcleo del tracto espinal trigeminal diatamente disponible de acetilcolina localizada por debajo de la
en la protuberancia y bulbo ipsolaterales y las intemeuronas que for­ membrana terminal nerviosa presináptica, un depósito secundario
man conexiones con los núcleos faciales ipsolateral y contralateral. (o de movilización) comienza a rellenar el depósito inmediatamen­
La mayor utilidad del reflejo de parpadeo se refleja en las lesiones te disponible después de 1-2 segundos de los potenciales de acción
unilaterales tales como la parálisis facial, neuropatía del trigémino o repetitivos del nervio. También se dispone de un gran depósito ter­
lesión protuberancial o bulbar. En las lesiones del nervio facial, los ciario (o resen’a) en el axón y cuerpo celular.
potenciales Rl y R2 se hallan ausentes o retrasados en la estimula­ • El potencial de la placa terminal es el potencial generado en la mem­
ción supraorbitaria ipsolateral a la lesión, mientras que la respuesta brana postsináptica después de un potencial de acción del nervio.
R2 en el lado contralateral es normal. En las lesiones del nervio trigé­ Dado que cada vesícula liberada causa un cambio de 1 mV en el po­
mino, los potenciales ipsolaterales Rl y R2 y el contralateral R2 se tencial de acción postsináptica, ello da lugar a aproximadamente un
hallan ausentes o retrasados, mientras que todas las respuestas son cambio de 60 mV en la amplitud del potencial de membrana.
normales a la estimulación contralateral. En una lesión medioprotu- • En condiciones normales, el número de quanta (vesículas) libera­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

berancial que afecte al núcleo trigeminal sensitivo principal o a las das en la unión neuromuscular por la terminal presináptica excede
intemeuronas protuberanciales al núcleo del nervio facial ipsolateral, con diferencia el cambio en el potencial de membrana postsinápti­
la estimulación supraorbitaria en el lado de la lesión da lugar a una ca necesario para alcanzar el umbral requerido para generar un po­
ausencia o retraso de Rl pero a un R2 intacto ipsolateral y contrala- tencial de acción muscular postsináptico. Ésta es la base del factor
teralmente. Por último, en una lesión bulbar que afecte al tracto espi­ de seguridad, que produce un potencial en la placa terminal que
nal y al núcleo trigeminal o a las intemeuronas bulbares al nervio siempre está por encima del umbral y puede generar un potencial
facial ipsolateral, la estimulación supraorbitaria en el lado afectado de acción en la fibra muscular. Además de la liberación de quanta,
da lugar a Rl normal y R2 contralateral pero a una ausencia o retraso otros diversos factores contribuyen al factor de seguridad y al po­
de R2 ipsolateral. En las polineuropatías desmielinizantes tales como tencial de la placa terminal, como las propiedades de conducción
el síndrome de Guillain-Barré o la enfermedad de Charcot-Marie- del receptor de acetilcolina, la densidad de receptores de acetilco­
Tooth de tipo 1, todas las respuestas de parpadeo pueden hallarse lina, y la actividad acetilcolinesterásica (Boonyapisit et al, 1999).
acusadamente retrasadas, lo que refleja una lentificación de las fibras • Después de la despolarización de la terminal presináptica, los ca­
motoras o de las fibras sensitivas. nales del calcio sensibles al voltaje se abren, lo que lleva a la entrada
510 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

de calcio. A través de una cascada intracelular dependiente del decremento del PACM (Fig. 35B.18). En los trastornos presinápti-
calcio, las vesículas quedan atracadas en zonas de liberación ac­ cos (como en el síndrome miasténico de Lambert-Eaton) el poten­
tivas y se liberan moléculas de acetilcolina. A continuación el cal­ cial basal de la placa terminal es bajo, y muchas placas terminales
cio difunde lentamente fuera de la terminal presináptica en 100 a no alcanzan el umbral. Por consiguiente, muchas fibras muscula­
200 milisegundos. La frecuencia con la que los nervios motores res no disparan, lo que da lugar a una amplitud basal baja del
son estimulados repetitivamente dicta si la acumulación de calcio de­ PACM (Tabla 35B.3). Con la estimulación nerviosa repetitiva len­
sempeña un papel en el realce de la liberación de acetilcolina. A una ta se produce una nueva disminución del PACM, causada por un
frecuencia lenta de estimulación nerviosa repetitiva (es decir, un nuevo descenso de la liberación de acetilcolina con los posteriores
estímulo cada 200 milisegundos o más, o una frecuencia de esti­ estímulos, lo que da lugar a una mayor pérdida de muchos poten­
mulación < 5 Hz), el papel del calcio en la liberación de acetilcoli­ ciales de placas terminales y de potenciales de acción de fibras
na no aumenta, y los posteriores potenciales de acción del nervio musculares (Katirji y Kaminski, 2002).
alcanzan la terminal del nervio bastante tiempo después de que se En la miastenia gravis el rendimiento diagnóstico de la estimula­
haya dispersado el calcio. En cambio, con una estimulación ner­ ción nerviosa repetitiva lenta aumenta si se aplican las siguientes re­
viosa repetitiva rápida (p. ej., un estímulo cada 100 milisegundos o comendaciones:
menos, o una frecuencia de estimulación > 10 Hz), la entrada de
calcio aumenta y también lo hace la probabilidad de liberación 1. Obtener una estimulación nerviosa repetitiva lenta en reposo
de quanta de acetilcolina. y después del esfuerzo. Si hay un decremento reproducible en el
PACM (< 10%) en reposo, se debe repetir la estimulación nervio-
Estimulación nerviosa repetitiva
a bajas frecuencias
La estimulación nerviosa repetitiva a bajas frecuencias suele efec­
tuarse por la aplicación de tres a cinco estímulos supramáximos a un
nervio mixto o motor a una frecuencia de 2-3 Hz. Esta frecuencia es
lo suficientemente baja como para impedir la acumulación de calcio,
pero lo suficientemente elevada como para vaciar los quanta del de­
pósito inmediatamente disponible antes de que el depósito de movi­
lización comience a rellenarlo. De tres a cinco estímulos son adecua­
dos para la liberación máxima de acetilcolina.
El cálculo del decremento con la estimulación nerviosa repetitiva
lenta supone la comparación de la amplitud basal de los PACM con
la amplitud más baja de los PACM (por lo general el tercero o el
cuarto). El decremento en el PACM se expresa como un porcentaje 5,0 nV
y se calcula del siguiente modo:
2 ms
Amplitud (1 ,a respuesta) - A
Amplitud (3.a o 4.a respuesta)
% Decremento =-----------------------------------------X 100
Amplitud (1 .* respuesta)

En condiciones normales, la estimulación nerviosa repetitiva


lenta no causa un decremento en el PACM. Aunque los potenciales
de la placa terminal del segundo al quinto disminuyen en amplitud,
siguen estando por encima del umbral (debido al factor de seguri­
dad normal), y aseguran la generación del potencial de acción de la
fibra muscular con cada estimulación. Además, el depósito secun­
dario comienza a sustituir los quanta vaciados después de los pri­
meros segundos, con una posterior elevación en el potencial de la
placa terminal. Por consiguiente, todas las fibras musculares gene­
ran potenciales de acción de fibras musculares y el PACM no cam­
bia. En los trastornos postsinápticos de la unión neuromuscular
(como la miastenia gravis), el factor de seguridad se reduce porque
hay un menor número de receptores de acetilcolina disponibles.
Por tanto, el potencial basal de la placa terminal se reduce pero por
lo general aún está por encima del umbral. Una estimulación ner­ FIGURA 35B. 1 8 Estimulación nerviosa repetitiva a bajas
viosa repetitiva lenta da lugar a una disminución de las amplitudes frecuencias (2 Hz) en un sujeto control sano y (A) en un paciente con
del potencial de la placa terminal en muchas uniones neuromuscu­ miastenia gravis generalizada (B) que muestra un decremento en los
lares. A medida que los potenciales de la placa terminal dismi­ potenciales de acción musculares compuestos. (Reproducido con permiso
nuyen por debajo del umbral, se produce una reducción del núme­ de: Katirji, B. 1998, Electromyography in Clinical Practice: A Case Study
ro de potenciales de acción de fibras musculares, lo que lleva a un Approach, Mosby, St. Louis.)
Capítulo 35B Electromiografía clínica 511

Potencial de acción muscular compuesto (PACM) y estimulación nerviosa repetitiva (RNS) en los trastornos
Tabla 35B.3
de la unión neuromuscular

DEFECTO DE LA UNION
NEUROMUSCULAR TRASTORNO PACM RNS LENTA RNS RAPIDA*
Postsínáptlco Miastenia gravis Normal Decremento Normal o decremento
Presínáptíco Síndrome miasténico Bajo Decremento Incremento
de Lambert-Eaton

*0 PACM después de un breve esfuerzo.

sa repetitiva a bajas frecuencias después de que el paciente realice Un breve período (10 s) de esfuerzo isométrico voluntario máxi­
un esfuerzo durante 10 segundos para demostrar reparación del mo es mucho menos doloroso y tiene el mismo efecto que la estimu­
decremento (facilitación postetánica). Si no hay un decremento o lación nerviosa repetitiva a altas frecuencias a 20-50 Hz. Se aplica un
equívoco (< 10%) en reposo, el paciente debe realizar un esfuerzo único estímulo supramáximo para generar un PACM basal. A conti­
voluntario máximo durante 1 minuto. A continuación se debe re­ nuación el paciente efectúa una contracción voluntaria isométrica
petir la estimulación nerviosa repetitiva lenta cada 30 segundos y máxima durante 10 segundos, que se sigue de otro estímulo que pro­
durante 3 a 5 minutos después del esfuerzo. Dado que la cantidad duce el PACM postesfuerzo.
de acetilcolina liberada con cada estímulo se encuentra en el míni­ Con la estimulación nerviosa repetitiva rápida o con la evaluación
mo 2-5 minutos después del esfuerzo, la estimulación nerviosa del PACM después del esfuerzo, dos fuerzas en competición actúan
repetitiva a bajas frecuencias después del esfuerzo aumenta la pro­ sobre la terminal del nervio. En la primera, la estimulación tiende a
babilidad de detección de un defecto de la transmisión neuromus­ agotar el depósito de vesículas sinápticas fácilmente disponibles.
cular en la unión neuromuscular al demostrar un empeoramiento Este agotamiento reduce la liberación del transmisor al disminuir el
del decremento en el PACM (agotamiento postesfuerzo). número de vesículas que se liberan en respuesta a un potencial de
2. Registrara partir de músculos clínicamente debilitados. Los nervios acción terminal del nervio. En la segunda, el calcio se acumula en la
técnicamente más factibles para la estimulación nerviosa repetitiva terminal nerviosa, aumentando de ese modo la probabilidad de libe­
a bajas frecuencias son el mediano, el cubital y el espinal accesorio. ración de la vesícula sináptica. En una terminal nerviosa normal pre­
La sensibilidad diagnóstica es claramente mayor en el registro de la domina el efecto del agotamiento de las vesículas sinápticas fácil­
estimulación nerviosa repetitiva lenta en los músculos proximales mente disponibles, de modo que con una estimulación nerviosa
que en los músculos distales. Está indicada la estimulación nerviosa repetitiva rápida el número de vesículas liberadas disminuye. Sin em­
repetitiva del facial en pacientes con debilidad oculobulbar (Zinman bargo, el potencial de la placa terminal no cae por debajo del umbral
et al, 2006), pero este estudio es difícil y con frecuencia está asocia­ debido al factor de seguridad. Por tanto, el estímulo supramáximo
do con un gran artefacto de estimulación, que hace que la interpre­ genera potenciales de acción de la fibra muscular en todas las placas
tación de las formas de onda esté sujeta a error. terminales, y no se producen decrementos de los PACM. En efecto,
3. Calentar la extremidad estudiada (la temperatura de la piel debe la estimulación nerviosa repetitiva a altas frecuencias o un esfuerzo
ser superior a 32 °C). Se reducen así los resultados negativos fal­ breve (10 s) en sujetos normales lleva con frecuencia a un ligero in­
sos porque el enfriamiento mejora la transmisión neuromuscular cremento fisiológico del PACM que no supera el 40% del PACM
y puede enmascarar el decremento. basal. Este hecho está causado probablemente por la mayor sincronía
4. Suspender todos los inhibidores de la colinesterasa durante 12 a de los potenciales de acción de las fibras musculares después de la
24 horas (si es clínicamente posible). Se disminuye así también la estimulación tetánica (seudofacilitación postetánica).
tasa de resultados negativos falsos de la estimulación nerviosa re­ En un trastorno presináptico como en el síndrome miasténico de
petitiva a bajas frecuencias. Lambert-Eaton, muy pocas vesículas son liberadas y muchas fibras
musculares no alcanzan el umbral, lo que da lugar a una amplitud basal
baja del PACM. Con la estimulación nerviosa repetitiva a altas frecuen­
Estimulación nerviosa repetitiva
cias las concentraciones de calcio en la terminal del nervio pueden
a altas frecuencias aumentar lo suficiente como para estimular la fusión de las vesículas
La estimulación nerviosa repetitiva a altas frecuencias tiene su máxima sinápticas para que un número suficiente de vesículas sinápticas den
utilidad en los pacientes con sospecha de trastornos presinápticos de la lugar a un potencial de la placa terminal capaz de generación de un
unión neuromuscular, como el síndrome miasténico de Lambert-Eaton potencial de acción. Esto lleva a que muchas fibras musculares alcan­
o el botulismo. La frecuencia óptima es de 20 a 50 Hz durante 2 a cen el umbral y disparen, y da lugar a un incremento en el PACM
10 segundos. Una estimulación nerviosa repetitiva rápida característica (v. Tabla 35B.3). El incremento es con frecuencia superior al 200% en
aplica 200 estímulos a una frecuencia de 50 Hz (es decir, 50 Hz duran­ el síndrome miasténico de Lambert-Eaton, y es del 30-100% en pa­
te 4 segundos). El cálculo del incremento del PACM después de una cientes con botulismo (Fig. 35B.19). En un trastorno postsináptico
estimulación nerviosa repetitiva a altas frecuencias es como sigue: como la miastenia gravis, la estimulación nerviosa repetitiva a altas
frecuencias no causa cambio en el PACM porque los depósitos agota­
dos se ven compensados por la entrada de calcio. En el bloqueo postsi­
% Incremento
náptico intenso (como durante una crisis miasténica), la mayor libera­
Amplitud (respuesta más alta) - amplitud (primera respuesta) ^ ^ ción quantal no puede compensar el acusado bloqueo neuromuscular,
Amplitud (primera respuesta) lo que da lugar a una caída de la amplitud del potencial de la placa
512 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Figura 35B.19
A, Potencial de acción muscular
basal y compuesto (PACM) después
de un breve esfuerzo (postesfuerzo)
en un paciente con síndrome
mlasténlco de Lambert-Eaton.
Obsérvese el aumento significativo
del PACM (294%) después del
de un esfuerzo breve (10 s).
B, Estimulación nerviosa repetitiva
a altas frecuencias (50 Hz) en un
sujeto control (arriba) y en un
paciente con síndrome mlasténlco
de Lambert-Eaton (abajo). No hay
aumento en el PACM en el control,
mientras que se observa un
aumento significativo (250%)
en el paciente. (Reproducido
con permiso de: Katirji, B. 1998,
Electromyography in Clinical
Practice: A Case Study Approach,
Mosby, St. Louis.)

terminal. Por consiguiente, menos placas terminales alcanzan el um­ Tercero, un disparador de umbral de amplitud permite el registro a partir
bral y se genera un menor número de potenciales de acción de la fibra de una única fibra muscular y una línea de retraso permite que se pueda
muscular con un decremento asociado en el PACM. ver la totalidad de la forma de onda aunque el potencial de fibra única
dispara el barrido. Cuarto, un equipo de ordenador asiste en la adqui­
sición, análisis y cálculo de los datos.
Electromiografía de fibra única
La EMG de fibra única voluntaria (reclutamiento) es un método
Hay varios requerimientos técnicos para llevar a cabo una EMG de común para activar fibras musculares. Una contracción voluntaria li­
fibra única. Primero, un electrodo de aguja concéntrico de fibra única gera produce un potencial bifásico con una duración de aproximada­
permite el registro de potenciales de acción de una única fibra mus­ mente 1 milisegundo y una amplitud que varía según el sitio de regis­
cular. El pequeño puerto lateral en la cánula de la aguja sirve como tro. Los potenciales de fibra única adecuados para el estudio han
área de recogida. Un electrodo de aguja de fibra única registra a partir de tener una amplitud entre los picos mayor de 200 pV, un tiempo de
de un círculo de 300 pm, en comparación con un radio de 1 mm de un elevación inferior a 300 ps y una forma de onda constante. Se rota la
EMG de aguja convencional, aunque estudios recientes no han mos­ aguja, se avanza y se retira hasta que un potencial satisface estos
trado diferencias en la sensibilidad y especificidad entre electrodos criterios. La EMG de fibra única por estimulación es una técnica más
de aguja concéntrica y de fibra (Sarrigiannis et al, 2006). Segundo, el nueva efectuada al insertar otro electrodo de aguja monopolar cerca
amplificador ha de tener una impedancia de 100 megaohmios o ma­ de las ramas nerviosas intramusculares y estimular a una corriente
yor para contrarrestar la elevada impedancia eléctrica de la pequeña baja y a una frecuencia constante. Este método no requiere la partici­
superficie de relevo, el aumento se ajusta más alto para los registros pación del paciente y, por tanto, puede efectuarse en niños o pacien­
EMG de fibra única que para el EMG convencional, la velocidad de tes no colaboradores o comatosos. La EMG de fibra única es útil
barrido es más rápida y el filtro debe tener una frecuencia baja para valorar la densidad de fibras o en el análisis del jitter (v. más
de 500 Hz para atenuar las señales procedentes de fibras distantes. adelante).
Capítulo 35B Electromiografía clínica 513

Densidad de fibras
Se calcula la densidad de fibras como el número de potenciales de
fibra única que disparan casi sincrónicamente con el potencial de fi­
bra única identificado inicialmente. Un aumento de la agregación de
fibras musculares indica formación de brotes colaterales. Se hace un
recuento en 20 a 30 sitios de los potenciales de fibra única que dispa­
ran simultáneamente en los 5 milisegundos después de la unidad de
fibra única que dispara. Por ejemplo, en el músculo extensor común
de los dedos normal, las fibras únicas disparan sin descargas cercanas
en el 65-70% de las inserciones aleatorias, con sólo dos fibras que
descargan en el 30-35% y cinco fibras que descargan en el 5% o me­
nos. Se puede calcular un número promedio de potenciales de fibra
muscular única por sitio de registro. En condiciones que producen
pérdida de la distribución en mosaico normal de las fibras musculares
a partir de una unidad motora, como en la reinervación, aumenta la
densidad de fibras.

Jitter
El jitter es la variabilidad del intervalo de tiempo entre dos potencia­ B 1 ms
les de acción de la fibra muscular (par muscular) inervados por la
misma unidad motora, es decir, es la variabilidad de los intervalos
interpotenciales entre potenciales de fibra unida pareados que dispa­
ran repetitivamente (Stálberg y Trontelj, 1997; Fig. 35B.20). Puede C Jitter: Normal Aumentado Aumentado con bloqueo

determinarse el jitter neuromuscular empleando un programa de or­


denador disponible en el mercado. Se calcula como el valor medio de FIGURA 35B.20 Estudio del/rtíerelectromlográfico voluntario
las diferencias de intervalos consecutivos sobre un número de 50 a de fibra única. A, Se determina el jitter entre dos potenciales de acción
100 descargas, como sigue: de fibras musculares únicas inervadas por la misma unidad motora. Jitter
normal, moderadamente aumentado en un paciente con miastenia gravis,
y jitter muy aumentado en el bloqueo Intermitente (flechas) en un paciente
[IPI 1 -IPI2] + [IPI2-IPI 3] + ... + [IPI (N- 1) - IPT AH
MCD - con miastenia gravis. Se muestran los trazados superiores (B) en modo
N- 1 raster y los trazados inferiores (C) se hallan superpuestos. (Reproducido
donde MCD es la diferencia consecutiva media, IPI 1 es el intervalo de: Stálberg, E. y Trontelj, J. V. 1997, «The study of normal and abnormal
interpotencial de la primera descarga, IPI 2 el de la segunda descar­ neuromuscular transmission with single fibre electromyography»,
ga, etc., y Ai es el número de descargas registradas. J Neurosci Methods, vol. 74, págs. 145-154. Con permiso
El bloqueo neuromuscular es el fracaso intermitente de la trans­ de: Elsevier Science.)
misión de uno de los dos potenciales de fibras musculares. Refleja el
fallo de una de las fibras musculares para transmitir un potencial de
acción causado por el fracaso del potencial de la placa terminal para
alcanzar el umbral. El bloqueo es la anormalidad más extrema del de la motoneurona, neuropatías y miopatías. Por consiguiente, el va­
jitter, y se determina como el porcentaje de descargas de una unidad lor diagnóstico del jitter ha de considerarse a la luz de las manifesta­
motora en la que un potencial de fibra única no dispara. Por ejemplo, ciones clínicas del paciente y otros hallazgos electrodiagnósticos.
en 100 descargas del par, si falta un potencial único 30 veces, el blo­
queo es del 30%. En general, el bloqueo se produce cuando los valo­
res del jitter son significativamente anormales. Bibliografía
Los resultados del estudio del jitter de EMG de fibra única se ex­
presan como el jitter medio de todos los pares de potenciales, el por­
centaje de pares con bloqueo, y el porcentaje de pares con jitter nor­ Al-Shekhlee, A., Hachwi, R. N., Preston, D. C., & Katirji, B. 2005, New criteria for
mal. Dado que el jitter puede ser anormal en 1 de 20 potenciales early electrodiagnosis of acute inflammatory demyelinating polyneuropathy,
registrados en sujetos sanos, se considera que el estudio indica una Muscle Nerve, vol. 32, pp. 66-73
transmisión neuromuscular defectuosa si el valor medio del jitter su­ Boonyapisit, K., Kaminski, H. J., & Ruff, R. L. 1999, The molecular basis of neuro­
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pera el límite superior del valor del jitter normal para dicho músculo,
Brooks, B. R., Miller, R. G., Swash, M., & Munsat, T. L., for the World Federation
más del 10% de pares de potenciales (p. ej., más de 2 de 20 pares)
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exhibe valores de jitter por encima del límite superior del jitter nor­ vised criteria for the diagnosis of amyotrophic lateral sclerosis, Amyotroph
mal, o si hay cualquier bloqueo neuromuscular. Lateral Scler Other Motor Neuron Disord, vol. 1, pp. 293-299
El análisis del jitter es muy sensible pero inespecífico. Aunque Chad, D. A. 2002, Electrodiagnostic approach to the patient with suspected motor
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de la unión neuromuscular, también puede ser anormal en una varie­ Erim, Z., de Luca, C. J., Mineo, K., & Aoki, T. 1996, Rank-ordered regulation of
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Nishida, T., Kompoliti, A., Janssen, I., & Levin, K. F. 1996, H reflex in S-l radicul­ www.nicp.com.
opathy: latency versus amplitude controversy revisited, Muscle Nerve, vol. 19,
pp.915-917
C A P Í T U L O 35 Neurofisiología
CLÍNICA
Estimulación magnética
TRANSCRANEAL
Young H. Solví y Mark Hallett

Métodos y sus antecedentes neurofisiológicos 515 Epilepsia y fármacos antiepilépticos 519


Parámetros de estimulación 515 Ictus 520
Medidas de excitabilidad motora 516 Esclerosis múltiple 520
Aplicaciones clínicas 518 Mielopatía cervical y otras lesiones de la médula espinal 520
Trastornos del movimiento 519
Otros trastornos neurodegenerativos 519

A principios de la década de 1980, Merton y Morton desarrollaron el tura conductiva próxima, con una dirección del flujo paralela a la
primer método de estimulación cerebral no invasiva, la estimulación bobina magnética, pero en sentido contrario. El campo magnético se
eléctrica transcraneal (EET), con una clara aplicación clínica. Los atenúa rápidamente con la distancia desde la bobina; con una bobina
investigadores utilizaron un shock eléctrico breve, de alto voltaje, redonda de 12 cm de diámetro, la intensidad disminuye a la mitad a
para producir una respuesta muscular relativamente sincrónica, el po­ una distancia de 4-5 cm desde la superficie de la misma. Por esta ra­
tencial evocado motor (PEM). La latencia de los PEM era compatible zón, se produce una atenuación importante de la estimulación en es­
con la activación de la vía corticoespinal de propagación rápida. Que­ tructuras profundas. El campo eléctrico inducido por la EMT es pa­
dó inmediatamente claro que este método tenía muchas indicaciones ralelo a la superficie del cuero cabelludo, excitando preferentemente
útiles, pero un problema de la EET es que también provoca la estimu­ elementos orientados horizontalmente a éste, como los colaterales
lación simultánea de las fibras del dolor en el cuero cabelludo, lo cual axonales de neuronas piramidales y varias intemeuronas.
limita su aceptación clínica. Unos años más tarde, Barker et al de­ En animales de experimentación, un único estímulo eléctrico aplica­
mostraron que era posible estimular el cerebro (y también el nervio) do a una intensidad umbral en la corteza motora produce ondas de des­
con estimulación magnética externa y con poco o ningún dolor; esta polarización descendentes en la vía piramidal a velocidad constante y a
modalidad se denominó estimulación magnética transcraneal (EMT). intervalos de aproximadamente 1,5 ms. La primera descarga se denomi­
La EMT en neurología clínica se utiliza para estudiar el tiempo na onda D (de directa), que se origina por la activación directa de la vía
de conducción motora central. Según las técnicas y los parámetros de piramidal. Las descargas subsiguientes se denominan ondas I (de indi­
estimulación, la EMT puede excitar o inhibir la actividad cerebral, lo recta), y son producidas supuestamente por la activación transináptica
cual permite la localización funcional de regiones corticales y la de la vía piramidal a través de circuitos corticocorticales intrínsecos. La
creación de lesiones funcionales transitorias. En la actualidad, se uti- EMT también produce ondas D y ondas I en las neuronas piramidales
o liza ampliamente como herramienta de investigación para estudiar descendentes. A diferencia de la estimulación eléctrica, que con prefe­
3 varios aspectos de la fisiología del cerebro humano, incluida la fun- rencia evoca primero la onda D, la EMT a intensidad umbral con fre­
= ción motora y la fisiopatología de varios trastornos cerebrales. cuencia sólo produce una descarga corticoespinal con ondas I, pero no
una onda D, que sería más precoz (Ziemann y Rothwell, 2000). Este
hallazgo indica que la EMT activa neuronas piramidales indirectamente
| MÉTODOS Y SUS ANTECEDENTES a través de inputs sinápticos, pero no las activa directamente, debido
j NEUROFISIOLÓGICOS supuestamente a la dirección de su flujo de corriente.

Para la estimulación magnética, se utiliza un pulso eléctrico breve


con alta intensidad de corriente (varios miles de amperios en 200 (js) Parámetros de estimulación
a través de una bobina, denominada bobina magnética, que se coloca
sobre el cuero cabelludo. Así, se induce un campo magnético perpen­
Medición de la conducción motora central
dicular al plano de la bobina. Este cambio en el campo magnético, Con la EMT es posible medir la conducción en las vías motoras cen­
© creado súbitamente, induce corrientes eléctricas en cualquier estruc­ trales: el tiempo de conducción central (TCC). El TCC puede calcu­

515
516 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

larse restando el tiempo de conducción en los nervios periféricos y la corticoespinales que se pueden activar indirectamente con un estímu­
unión neuromuscular de la latencia total de los PEM medida al empe­ lo a una intensidad dada, principalmente a través de conexiones cor-
zar la deflexión inicial. ticocorticales. Así, las neuronas que se activan a un umbral más bajo
Actualmente, el tiempo de conducción motora periférica se puede serán neuronas muy excitables localizadas en la región central de la
medir con dos métodos: 1) los registros de ondas F para medir el corteza motora correspondiente, mientras que las neuronas recluta-
tiempo de conducción de la médula al músculo, y 2) la estimulación das a una intensidad más alta tendrán un umbral más alto de activa­
directa de las raíces y nervios eferentes sobre la columna. La estimu­ ción debido a que intrínsecamente son menos excitables o porque
lación magnética en la nuca, o sobre la columna dorsal, activa las raí­ están espacialmente más alejadas del centro de activación del estímu­
ces espinales a nivel del orificio intervertebral. Debido a que las lo magnético. Estas neuronas formarían parte del «borde subliminal».
raíces cervicales se excitan aproximadamente a 3 cm de la célula del Los cambios en la curva de reclutamiento suelen ser más destacados
asta anterior, la estimulación magnética de las raíces no proporciona con estimulaciones más intensas. Estos hallazgos indican que la cur­
una medición exacta del TCC, y puede pasarse por alto un bloqueo va de reclutamiento puede representar la excitabilidad de neuronas
proximal parcial o completo de la propagación de los impulsos. Las menos excitables o localizadas periféricamente, más que neuronas cen­
ondas F pueden producirse en el estado relajado utilizando una esti­ trales muy excitables o las conexiones entre ellas.
mulación supramáxima al nervio motor periférico, en un lugar próxi­
mo al músculo que se desea examinar. El estímulo evoca una descar­
Período silente e inhibición intracortical
ga ortodrómica en los nervios motores, que produce una respuesta de
latencia corta en el músculo (onda M). Además, una descarga anti-
de intervalo largo
drómica regresa a la médula espinal excitando las motoneuronas es­ El período silente (PS) es una pausa en la actividad muscular volun­
pinales, y una descarga eferente desciende hacia el nervio motor, taria en curso, registrada por electromiografía (EMG) producido por
causando una excitación tardía del músculo, conocida como onda F. la EMT (Fig. 35C.1A). Es habitual medir el PS con un estímulo su-
El tiempo de conducción motora periférica puede calcularse de la praumbral en un músculo moderadamente activo (habitualmente, el
siguiente forma: (F + M - 1 )/2 (1 es una corrección del tiempo debida 5-10% de la contracción voluntaria máxima). La definición habitual
al retraso central a nivel de la motoneurona alfa). En consecuencia, el de PS es el intervalo entre el estímulo magnético y la primera apari­
TCC puede obtenerse de la siguiente forma: latencia de PEM - (F + ción de actividad EMG voluntaria rectificada (Chen et al, 1999; Cu­
M - l)/2. Con este método, se ha observado que el TCC medio es rra et al, 2002). Aunque la primera parte del PS se debe en parte a la
aproximadamente de 6,4 ms para los músculos tenares y de 13,2 ms refractariedad de la médula espinal, la segunda parte se debe total­
para el tibial anterior. mente a la inhibición cortical, período silente cortical (PSC). Si se
produce una segunda estimulación de prueba supraumbral durante el
PS después de un estímulo condicionante supraumbral (habitualmen­
Medidas de excitabilidad motora te, de 50 a 200 ms después del primer estímulo), su PEM está signi­
ficativamente suprimido: es el fenómeno de inhibición intracortical
Umbrales motores larga (IICL) (v. Fig. 35C-1B). El PS y la IICL parecen evaluar la
El umbral motor (UM) representa la intensidad mínima de estimu­ función del receptor del ácido y-aminobutírico de tipo B (GABAb),
lación que produce PEM en el músculo diana. Puede medirse en aunque el PS también está influido por otros fármacos que afectan
músculos en reposo o en contracción como umbral motor en reposo a la excitabilidad de la membrana o la transmisión dopaminérgica.
(UMR) o umbral motor activo (UMA), respectivamente. El UMR se
determina por el porcentaje mínimo aproximado del output máximo
Inhibición intracortical de intervalo corto
del estimulador necesario para producir PEM mayores de 50 pV en
por lo menos 5 de 10 pruebas consecutivas; las amplitudes de los
y facilitación intracortical
PEM se miden pico a pico. El UMA se determina con el músculo Por EMT pueden evaluarse varias conexiones inhibidoras y excitado­
moderadamente activado (habitualmente, entre el 5 y el 10% de la ras en la corteza motora, con una técnica de pulsos apareados. Un
contracción voluntaria máxima), y se define como la intensidad mí­ estímulo condicionante subumbral excita preferentemente las inter-
nima que produce indistintamente PEM mayores de 100 pV o un neuronas, por las que los PEM después de un pulso de prueba se su­
período silente (PS), o PEM mayores de 200 pV en por lo menos 5 de primirán utilizando intervalos interestímulo (HE) de 1 a 5 ms -fe­
10 pruebas consecutivas. El UM en el músculo en reposo refleja nómeno de inhibición intracortical de intervalo corto (IICC)- o se
la excitabilidad de un núcleo central de neuronas, que varía según la facilitarán utilizando HE de 8 a 20 ms, es decir, facilitación intracor­
excitabilidad de neuronas individuales y su densidad local. Debido tical (FIC) (Fig. 35C.2) (Ilic et al, 2002; Ziemann, 1999). La IICC y
a que los fármacos que afectan a los canales del calcio y a los del la FIC se obtienen en el músculo en reposo con un estímulo condicio­
sodio dependientes del voltaje influyen en el UM, puede representar nante subumbral (habitualmente, UMR del 70 al 80% o UMA al
la excitabilidad de la membrana. 90%), seguido de un estímulo de prueba supraumbral (produce PEM
con amplitudes pico a pico de, aproximadamente, 1 mV). La IICC y
la FIC reflejan una actividad interneuronal en la corteza. La IICC
Curva de reclutamiento de PEM
probablemente es, en gran medida, debida a un efecto gabaérgico,
(curva de respuesta al estímulo) relacionado especialmente con los receptores del GABAa, mientras
La curva de reclutamiento es el crecimiento del tamaño de los PEM que la FIC es, en gran medida, debida a un efecto glutamatérgico. La
en función de la intensidad del estímulo. Es un fenómeno con un IICC puede dividirse en dos fases, con inhibición máxima utilizando
mecanismo poco conocido, donde parecen intervenir otras neuronas, un I1E de 1 y 2,5 ms. La IICC a un IIE de 1 ms está supuestamente
además de la región central activada al umbral motor. La pendiente causada por refractoriedad neuronal, por desincronización de la des­
de la curva de reclutamiento se relaciona con el número de neuronas carga corticoespinal o por diferentes circuitos inhibidores.
Capítulo 35C Estimulación magnética transcraneal 517

Sólo prueba

Condicionado a un IIE de 2 ms

I 0,2 nV

1-------- 1— —I--- —I----------------1------------1— Condlcionado a un IIE de 10 ms


-100 -50 50 100 150 200
(ms)

FIGURA 35C.2 EMT con pulsos apareados con estimulación


condicionante subumbral. A un intervalo ¡nterestímulos de 2 ms (B), la
amplitud del PEM está significativamente suprimida, en comparación con
la de la estimulación de prueba sola (A); es una Inhibición intracortical corta
(IICC). A un intervalo ¡nterestímulos de 10 ms, la amplitud del PEM está
significativamente aumentada (C); es una facilitación intracortical corta (FIC).
B EMT: estimulación magnética transcraneal; PEM: potencial evocado motor.

FIGURA 35C. 1 A, Registro EMG rectificado del primer Interóseo


dorsal después de una única estimulación magnética intracraneal en
contracción isométrica al 10% de la contracción voluntaria máxima. ciales de interneuronas excitadoras, despolarizadas por potenciales
El período silente (PS) puede medirse por provocación con EMT excitadores postsinápticos desde el primer pulso, sin descargar un
(a) a aparición de actividad del EMG (b). B, EMT con pulsos apareados potencial de acción. Los agonistas del GABA reducen la FICC.
con estimulación condicionante supraumbral. Se aplica la estimulación
de prueba (b) con la misma intensidad de estimulación, 80 ms después de Inhibición aferente de latencia corta y larga
la estimulación condicionante (a). El PEM de la estimulación de prueba
está significativamente suprimido en comparación con el de la La inhibición aferente puede medirse por aplicación de un estímulo
estimulación condicionante; es una inhibición intracortical larga (IICL). condicionante sensorial, como una estimulación del nervio mediano,
EMG: electromiograma; EMT: estimulación magnética transcraneal; seguido de un estímulo de prueba sobre la corteza motora contraíate-
PEM: potencial evocado motor. ral. La inhibición de PEM suele producirse a IIE de aproximadamen­
te 20 ms -denominado inhibición aferente de latencia corta (IAC)-
y 200 ms -inhibición aferente de latencia larga (IAL) (Chen, 2004).
La escopolamina, un antagonista de la acetilcolina, reduce la IAC, lo
cual sugiere que la IAC es útil para estudiar la integridad de los cir­
Facilitación intracortical de intervalo corto
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

cuitos neurales colinérgicos. Por consiguiente, los pacientes con en­


La facilitación intracortical de intervalo corto (FICC) también se co­ fermedad de Alzheimer tienen una reducción de la IAC, que mejora
noce como interacciones facilitadoras de la onda I, y pueden medirse con una dosis única de rivastigmina, un inhibidor de la acetilcolines-
en un protocolo de EMT de pulsos apareados. Sin embargo, a dife­ terasa. Todavía no está claro el mecanismo que media en la IAL, pero
rencia de la IICC y la FIC, la FICC se produce por un primer estímu­ se supone que es diferente del de la IAC.
lo supraumbral y un segundo estímulo subumbral o dos estímulos
próximos al umbral motor. La FICC suele observarse con IIE discre­
tos de 1,1 a 1,5 ms; de 2,3 a 2,9 ms y de 4,1 a 4,4 ms. Los IIE que
Inhibición circundante
producen una respuesta facilitadora en la FICC están aproximada­ Se ha propuesto que la inhibición circundante (TC), supresión de la
mente a 1,5 ms, similares a los intervalos de las diferentes ondas I, excitabilidad en un área que rodea una red neuronal activada, es un
dato que sugiere que la FICC se origina en las estructuras neurales mecanismo fundamental en el sistema motor, donde podría ayudar a la
responsables de la formación de ondas I (Ziemann y Rothwell, 2000). ejecución selectiva de movimientos deseados. Con la técnica EMT
El segundo pulso probablemente excita los segmentos axonales ini- autoprovocada, en la que la EMT se configura para ser producida por la
518 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

actividad electromiográfica del músculo activado (agonista), los PEM mulación de la corteza motora contralateral 5-7 ms después; este
de los músculos circundantes -los músculos localizados cerca del ago­ fenómeno se conoce como inhibición cerebelosa (ICB) (Iwata y
nista, pero no relacionados con su movimiento- se suprimen durante Ugawa, 2005). Se supone que la estimulación cerebelosa activa las
el movimiento (hasta 80 ms después del inicio de la actividad electro­ células de Purkinje en la corteza cerebelosa, llevando a la inhibición
miográfica), a pesar de una mayor excitabilidad espinal (Sohn y Hallett, de núcleos cerebelosos profundos como los núcleos dentados, que
2004a). La IC se reduce en los pacientes con distonía focal de la mano, tienen una vía excitadora disináptica a la corteza motora a través del
y puede estar alterada en otros trastornos humanos de control motor. tálamo ventral. Los pacientes con una degeneración o lesiones en el
cerebelo en la vía cerebelotalamocortical tienen una ausencia o una
reducción de la ICB.
Otros fenómenos inhibidores de la corteza motora
En la Tabla 35C.1 se resumen las características de las diferentes
La inhibición interhemisférica (IIH) también puede evaluarse por medidas de la excitabilidad motora con EMT.
EMT, por aplicación de un estímulo condicionante a la corteza moto­
ra, que suprime los PEM producidos por un estímulo de prueba sobre
la corteza motora contralateral a un IIE de entre 6 y 50 ms (Di Lazza- APLICACIONES CLÍNICAS
rro et al, 1999). Probablemente, la IIH se produce a nivel cortical,
aunque también pueden intervenir las estructuras subcorticales. Desde su introducción, la EMT se ha utilizado cada vez más para
La estimulación magnética del cerebelo, que puede realizarse evaluar los mecanismos neurofisiológicos subyacentes en varios tras­
con una bobina de doble cono, inhibe los PEM producidos por esti­ tornos neurológicos (Tabla 35C.2) (Chen, 2004; Curra et al, 2002;

TABLA 35C. 1 Resumen de las mediciones de excitabilidad motora con estimulación magnética transcraneal

MÉTODO

MECANISMO(S) PROPUESTO(S)
MEDICIÓN CONDICIONAMIENTO PRUEBA IIE (ms) (FARMACOLOGÍA)
UM Próximo al umbral Excitabilidad de membrana
CR Supraumbral Reclutamiento neuronas menos excitables
PS Supraumbral GABAb, ¿GABAa?, ¿dopamina?
IICL Supraumbral Supraumbral 50-200 GABAa
IICC Subumbral Supraumbral 1-6 GABAa
FIC Subumbral Supraumbral 8-20 Glutamato
FICC Supraumbral/próximo al umbral Subumbral/próximo al umbral 1,1-1,5; 2,3-2,9; GABAa
4,1-4,4
IAC Nervio periférico Supraumbral 20 Acetilcolina
IAL Nervio periférico Supraumbral 200
IC Movimiento de músculo Supraumbral -80 ¿GABAa?
no relacionado
IIH Corteza motora opuesta Supraumbral 8-50 ¿GABAb?
ICB Cerebelo Supraumbral 5-7

CR: curva de reclutamiento; FIC: facilitación intracortical; FICC: facilitación intracortical de intervalo corto; GABA: ácido y-aminobutírico; IAC: inhibición aferente de latencia
corta; IAL: inhibición aferente de latencia larga; IC: inhibición circundante; ICB: inhibición cerebelosa; IICC: inhibición intracortical de intervalo corto; IICL: inhibición intracortical
de intervalo largo; IIE: intervalo interestímulos; IIH: inhibición interhemisférica; PS: período silente; UM: umbral motor.

TABLA 35C.2 Cambios en las mediciones de la estimulación magnética transcraneal en varios trastornos neurológicos

TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO UM PEM/CR PS IICL IICC FIC IAC IC ICB


Enfermedad de Parkinson - 1 t 1 - - 4 -

Distonía - t 1 in 1 - - 4
Enfermedad de Huntington t 1 t
□PC - - - i -/i -

Otros trastornos degenerativos


Enfermedad de Alzheimer 1/- t l - 4-
Degeneración cerebelosa T t/- T - 4-
Esclerosis lateral amiotróflca t/- 4- 1 1 1 - -

CR: curva de reclutamiento; DPC: discinesia paroxística cinesigénica; FIC: facilitación intracortical; IAC: inhibición aferente de latencia corta; IC: inhibición circundante;
ICB: inhibición cerebelosa; IICC: inhibición intracortical de intervalo corto; IICL: inhibición intracortical de intervalo largo; PEM: potencial evocado motor; PS: período silente;
UM: umbral motor; T: aumentado; 4-: reducido; -: sin cambios.
Capítulo 35C Estimulación magnética transcraneal 519

TABLA 35C.3 Efectos agudos de los fármacos neurológicos en las mediciones de la estimulación magnética transcraneal

FÁRMACO/CLASE DE FÁRMACO UM PEM/CR PSC IICL IICC FIC FICC


Antagonistas de los canales del Na+ tt =4 = = =/l =
Agonistas del GABAa = -/t tt/- U- i
Agonistas del GABAb - 1 t l -
Antagonistas (NMDA) del glutamato = = = t l -
Agonistas de la levodopa/dopamina = =4 tt/- ?t/_ = i
Antagonistas de la dopamina = t = =!i -/t
Agonistas de la noradrenalina = t - =!i tt
Inhibidores de la recaptación de serotonina = t - i -
Anticolinérgicos -/i -/t = t -/i -/t
Otros fármacos
Etanol - - t t
Gabapentina = tt tt
Levetiracetam - 1 - - -

Topiramato - - t
Piracetam 4-

CR: curva de reclutamiento; FIC: facilitación intracortical; FICC: facilitación intracortical de intervalo corto; IAC: Inhibición aferente de latencia corta; IICC: Inhibición Intracortical
de intervalo corto; IICL: inhibición Intracortical de Intervalo largo; NMDA: W-metii-d-aspartato; PEM: potencial evocado motor; PS: período silente; PSC: período silente cortical;
UM: umbral motor; T: aumentado; 4-: reducido; sin cambios; tt, 1^, =: indica observaciones compatibles en dos o más estudios.

Sohn y Hallett, 2004b). Además, se han realizado numerosos estu­ Alzheimer. La reducción revierte después de la administración oral
dios para investigar el efecto de varios fármacos que actúan a nivel de un inhibidor de la colinesterasa. En los pacientes con varios tipos de
neurológico en las mediciones de la EMT (Tabla 35C.3) (Ziemann, degeneración cerebelosa, el UM, el PSC y la IICL con frecuencia se
2004). Estos estudios aportan información útil sobre los mecanismos hallan aumentados. La FIC está reducida, no hay cambios en la
que intervienen en varias técnicas de EMT, además de un mejor co­ IICC, y la ICB suele estar reducida o ausente. Sin embargo, estos
nocimiento del mecanismo de dichos fármacos. cambios varían entre los diversos tipos de degeneración cerebelosa
(Schwenkreis et al, 2002). Las alteraciones en la medición de las
respuestas por EMT en los pacientes con esclerosis lateral amiotró­
Trastornos del movimiento
fica varían según las lesiones principales de la enfermedad, pero ha­
Se ha observado una reducción de la IICC en varios trastornos del bitualmente se observa un aumento del UM y un descenso de PEM,
movimiento, independientemente de la naturaleza del trastorno PSC, IICL y IICC. En algunos pacientes con manifestaciones clíni­
(Berardelli, 1999). El PS se acorta en los pacientes con enferme­ cas atípicas, estos hallazgos de la EMT pueden ayudar a diagnosti­
dad de Parkinson, mientras que se prolonga en los pacientes con car la enfermedad.
enfermedad de Huntington, en quienes se correlaciona con la gra­
vedad de la corea. En pacientes con distonía, el acortamiento del
PS se produce sólo en los músculos distónicos. A diferencia de
Epilepsia y fármacos antiepilépticos
estos resultados que sugieren una hiperexcitabilidad cortical, se Se han identificado varios mecanismos diferentes para la génesis de
produce un aumento de la IICL en los pacientes con enfermedad de las crisis epilépticas y los mecanismos de acción de los fármacos
Parkinson y distonía. Sin embargo, en el calambre del escribiente, antiepilépticos (FAE). La EMT aporta información sobre estos
la IICL disminuye en la mano sintomática durante la activación mecanismos mediante la medición de la excitabilidad cortical.
muscular. Los fármacos dopaminérgicos aumentan la IICC y pro­ Por ejemplo, el umbral motor disminuye en los pacientes con epilep­
longan el PS, mientras que los antidopaminérgicos reducen la IICC sia generalizada idiopática no tratada. Por otro lado, en la epilepsia
y aumentan la FIC. Estas observaciones sugieren que la excitabili­ mioclónica progresiva, el umbral es normal, pero puede demostrarse
dad de la corteza motora depende del equilibrio entre diferentes una pérdida de inhibición cortical con pulsos apareados a 100-150 ms,
mecanismos inhibidores, algunos de los cuales están bajo el con­ y se produce un aumento de la facilitación a 50 ms.
trol de los ganglios basales. Pueden verse efectos específicos con varios FAE en las personas
sanas. Los FAE que aumentan la acción del GABA, como la vigaba-
trina, la gabapentina y el lorazepam, aumentan la IICC, pero no tie­
Otros trastornos neurodegenerativos
nen efecto en el UM. En cambio, los FAE que bloquean los canales
La EMT muestra una hiperexcitabilidad cortical motora en la enfer­ del sodio o los del calcio dependientes del voltaje -fenitoína, carba-
medad de Alzheimer, que incluye reducción del UM, aumento de mazepina y lamotrigina- aumentan el UM, sin efectos significativos
PEM y reducción de la IICC. Sin embargo, la facilitación intracorti­ en la IICC (Ziemann et al, 1996). Además de elucidar estos mecanis­
cal determinada por la FIC y la FICC parece normal. La reducción mos, la EMT puede cuantificar potencialmente los efectos fisiológi­
del UM se relaciona significativamente con la gravedad de las alte­ cos en pacientes individuales, y esta aplicación puede ser más valiosa
raciones cognitivas. La IAC, que representa la función del sistema en algunas circunstancias que monitorizar las concentraciones san­
colinérgico, está reducida en los pacientes con la enfermedad de guíneas de los FAE.
520 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Ictus Bibliografía
Varios estudios han intentado relacionar la recuperación clínica del ictus
con las características de los PEM. Los PEM con frecuencia se hallan
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ausentes en los pacientes con déficits graves postictus. En los pacientes Electroencephalogr Clin Neurophysiol Suppl, vol. 51, pp. 276-280
ligeramente afectados, los PEM suelen tener una latencia más larga y Chen, R. 2004, Interactions between inhibitory and excitatory circuits in the human
una amplitud menor, con un UM más alto. La presencia de PEM en la motor cortex, Exp Brain Res, vol. 154, pp. 1-10
fase inicial del ictus se asocia con una buena recuperación funcional Chen, R., Lozano, A. M., & Ashby, P. 1999, Mechanism of the silent period fo­
(Hendricks et al, 2002). La recuperación de la latencia de los PEM se llowing transcranial magnetic stimulation, Exp Brain Res, vol. 128, pp. 539-542
relaciona con la recuperación de la función de la mano. Un UM mayor Curra, A., Modugno, N., Inghilleri, M., et al. 2002, Transcranial magnetic stimula­
de lo normal se asocia con frecuencia con signos de espasticidad. La tion techniques in clinical investigation, Neurology, vol. 59, pp. 1851-1859
EMT permite cartografiar de forma no invasiva la corteza motora con el Di Lazzarro, V., Oliviero, A., Profice, P., et al. 1999, Direct demonstration of inter-
uso de una bobina en forma de ocho. Esta técnica evalúa la reorganiza­ hemispheric inhibition of the human motor cortex produced by transcranial mag­
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ción cortical en varias patologías. En los pacientes con ictus, muestra
Hendricks, H. T., van Limbeek, J., Geurts, A. C., & Zwarts, M. J. 2002, Motor recov­
que aún se produce una reorganización cortical del output motor meses
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después de la agresión. Puede verse una dilatación progresiva de los
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mapas motores de la parte afectada por el ictus en recuperación. Ilic, T. V., Meinteschel, F., Cleff, U., et al. 2002, Short-interval paired-pulse inhibi­
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J Physiol, vol. 595, pp. 153-167
Esclerosis múltiple
Iwata, N. K., & Ugawa, Y. 2005, The effects of cerebellar stimulation on the motor
La medición del TCC se ha aplicado a la evaluación de pacientes con cortical excitability in neurological disorders: a review, Cerebellum, vol. 4, pp.
esclerosis múltiple, en quienes es frecuente la afectación de la vía 218-223
corticoespinal. Los hallazgos característicos incluyen una prolonga­ Schmierer, K., Irlbacher, K., Grosse, P., et al. 2002, Correlates of disability in mul­
ción unilateral o bilateral del TCC, compatible con lesiones desmie­ tiple sclerosis detected by transcranial magnetic stimulation, Neurology, vol. 59,
linizantes en la vía corticoespinal (Schmierer et al, 2002). Igual que pp. 1218-1224
Schwenkreis, P., Tegenthoff, M., Witscher, K., et al. 2002, Motor cortex activation
en otros estudios de potenciales evocados, los PEM medidos de for­
by transcranial magnetic stimulation in ataxia patients depends on the genetic
ma consecutiva varían considerablemente de latencia, amplitud y for­
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ma en los pacientes con esclerosis múltiple. Con frecuencia, también
Sohn, Y. H., & Hallett, M. 2004a, Motor evoked potentials, Phys Med Rehabil Clin
se observa un aumento del UM en estos pacientes. WAm, vol. 15, pp. 117-131
Sohn, Y. H., & Hallett, M. 2004b, Surround inhibition in human motor system, Exp
Mielopatía cervical y otras lesiones Brain Res, vol. 158, pp. 397-404
Ziemann, U. 1999, Intracortical inhibition and facilitation in the conventional paired
de la médula espinal TMS paradigm, Electroencephalogr Clin Neurophysiol Suppl, vol. 51, pp.
La EMT es una herramienta útil para detectar una mielopatía cervi­ 127-136
cal, junto con los potenciales evocados somatosensoriales. Los pa­ Ziemann, U. 2004, TMS and drugs, Clin Neurophysiol, 115, pp. 1717-1729
cientes con una mielopatía cervical muestran PEM más pequeños Ziemann, U., Lonnecker, S., Steinhoff, B. J., & Paulus, W. 1996, Effects of antiepi­
(o reducidos), además de índices reducidos entre PEM y potenciales de leptic drugs on motor cortex excitability in humans: a transcranial magnetic
stimulation study, Ann Neurol, vol. 40, pp. 367-378
acción muscular compuestos (PAMC). El TCC está prolongado y la
Ziemann, U., & Rothwell, J. C. 2000,1-waves in motor cortex, J Clin Neurophysiol,
diferencia entre lados del TCC está aumentada. Los registros simul­
vol. 17, pp. 397-405
táneos de músculos inervados por diferentes miotomas pueden ayu­
dar a definir el nivel medular de la lesión. Los TCC prolongados se Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
relacionan con frecuencia con la gravedad clínica. www.nicp.com.
c a p í t u l o Ba Neurofisiología
CLÍNICA
D Monitorización intraoperatoria
Eli M. Mizrahi e Ian L. Goldsmith

Principios de la monitorización intraoperatoria 521 Potenciales evocados motores 523


Modalidades específicas de monitorización intraoperatoria 522 Electromiografía 524
Electroencefalografía 522 Estudios de velocidad de conducción nerviosa 524
Potenciales evocados auditivos del tronco encefálico 522 Estudios de multimodalidad 524
Potenciales evocados somatosensitivos 523

Con la monitorización intraoperatoria (MIO) neurofísiológica se eva­ Es fundamental consultar con el anestesista. Algunos anestésicos
lúa el impacto potencial de la cirugía en las vías y regiones de los alteran la latencia y las amplitudes de los PES registrados en el cuero
sistemas nerviosos central y periférico que no pueden evaluarse clíni­ cabelludo y limitan la generación de PEM en el lugar de estimulación
camente ni mediante inspección visual. El objetivo global de la MIO del cuero cabelludo. Además, minimizar la administración de blo-
es predecir el resultado de los procedimientos quirúrgicos. Con ma­ queadores neuromusculares permite registrar los potenciales de ac­
yor frecuencia, la MIO caracteriza la función normal, que no varía ción motora compuestos (PAMC) generados por los PEM.
durante un procedimiento quirúrgico. Sin embargo, cuando aparecen En el quirófano, se realizan estudios basales, en algunos casos
alteraciones funcionales, las maniobras intraoperatorias pueden re­ antes y luego después de colocar al paciente para la intervención.
vertir estos hallazgos y aumentar la probabilidad de mejorar los re­ Es fundamental disponer de un técnico electrodiagnóstico (TEND)
sultados neurológicos. bien formado y experto para aplicar adecuadamente los electrodos
En general, se puede pensar en la MIO como en una exploración de estimulación y realizar el registro, y para garantizar que los estu­
ampliada de la porción del sistema nervioso afectada por la cirugía. dios carecen de artefactos y son técnicamente precisos. Es funda­
El conocimiento de las técnicas de MIO, las vías y las regiones servi­ mental la interacción del TEND con el personal técnico y de enfer­
das por cada modalidad, los factores no quirúrgicos que pueden afec­ mería. El TEND y el neurólogo o neurofisiólogo se comunican
tar a cada técnica y las ventajas relativas y las limitaciones de moda­ durante todo el procedimiento. Esto se consigue con la asistencia
lidades de prueba específicas permitirán la aplicación racional de la del médico intérprete en el quirófano o con el análisis de datos en
MIO a cada procedimiento quirúrgico, con potencial para reducir el tiempo real en línea a distancia y la transmisión visual-voz. En la
deterioro quirúrgico postoperatorio. mayoría de los casos, la MIO se realiza de forma rutinaria, aunque
si se producen cambios, se informa al cirujano para que lleve a cabo
la acción correctora.
PRINCIPIOS DE LA MONITORIZACIÓN En su mayor parte, las técnicas de MIO se aplican a pacientes de
INTRAOPERATORIA cualquier edad. En la práctica clínica habitual, la aplicación de poten­
ciales evocados (PE) en niños está en función de la disponibilidad de
La MIO eficaz es el resultado de la colaboración entre cirujano, anes­ datos normativos dependientes de la edad. Sin embargo, en la MIO,
tesista y neurólogo o neurofisiólogo, que normalmente se comunican los datos basales para cualquier edad pueden servir de referencia para
durante un procedimiento específico. Sin embargo, la planificación de un estudio de PE concreto. Por tanto, los principios básicos de la
la MIO se realiza antes de llevar al paciente al quirófano. Primero se MIO y las diversas modalidades de monitorización son aplicables a
consideran el objetivo de la cirugía, las áreas del sistema nervioso que niños y adultos y las limitaciones están dictadas por los propios pro­
pueden estar afectadas y los mecanismos de lesión potencial. Por ejem­ cedimientos quirúrgicos.
plo, en una intervención dirigida a corregir y estabilizar la escoliosis La selección de las modalidades de MIO y la interpretación exac­
con colocación de instrumental, una complicación posible es una para­ ta de los resultados se basan en varios factores, entre ellos: 1) el po­
plejía postoperatoria por tracción intraoperatoria de la médula espinal sible impacto que la cirugía puede tener en el sistema nervioso; 2) los
durante la corrección de la curvatura. La aplicación de potenciales evo­ mecanismos posibles de disfunción neurológica intraoperatoria;
cados somatosensitivos (PES) intraoperatorios y, más recientemente, 3) las vías y los generadores de pruebas neurofisiológicas específi­
de potenciales evocados motores (PEM) durante este procedimiento ha cas; 4) el valor potencial relativo de modalidades específicas de MIO
reducido la incidencia de esta y otras complicaciones postoperatorias. en la predicción del resultado neurológico postoperatorio; 5) el efecto

521
522 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

de la anestesia en las modalidades de pruebas correspondientes, y operatoria. Se han ideado varias estrategias quirúrgicas para salvar
6) los diversos tipos de dispositivos eléctricos y mecánicos que pueden este obstáculo. Una consiste en un pinzamiento de la carótida con
encontrarse en el quirófano. derivación del flujo sanguíneo específicamente alrededor de la oclu­
sión cuando se observa un cambio en el EEG inducido por el pinza-
miento (Plestis et al, 1997). El EEG se registra antes, durante y des­
MODALIDADES ESPECÍFICAS pués del pinzamiento de la arteria carótida. Con la detección de
DE MONITORIZACIÓNINTRAOPERATORIA cambios en el EEG, el cirujano habitualmente crea una derivación
para restablecer el flujo sanguíneo cerebral. Una vez mantenida la
Las siguientes técnicas de MIO evalúan la función continuamente derivación, puede colocarse el injerto. Si se producen cambios en el
durante un procedimiento específico o en momentos críticos durante EEG, con mayor frecuencia son unilaterales en gran parte del hemis­
la cirugía: electroencefalografía; potenciales evocados repetidos o ferio ipsolateral al pinzamiento carotídeo. Sin embargo, los cambios
intermitentes que incluyen potenciales evocados auditivos del tronco pueden ser bilaterales según el estado de la vasculatura cerebral res­
encefálico (PEAT), potenciales evocados somatosensitivos (PES) y tante. En contadas ocasiones, algunos cambios pueden ser focales y
potenciales evocados motores (PEM); electromiografía continua o muy circunscritos. Estos cambios pueden producirse en cualquier
estimulada y pruebas de velocidad de conducción nerviosa (VCN) momento antes, durante o después del pinzamiento y con mayor fre­
intermitente. Pueden aplicarse como pruebas únicas o combinadas cuencia se relacionan con fenómenos embólicos. También debe te­
como monitorización de multimodalidad, individualizadas a estrate­ nerse en cuenta que un EEG intraoperatorio estable no siempre ga­
gias quirúrgicas específicas. rantiza un buen resultado. La sugerencia es que pueden producirse
algunos ictus postoperatorios en el período postoperatorio inmediato
una vez interrumpida la monitorización.
Electroencefalografía Los regímenes de neuroprotección también utilizan el EEG. La
La corteza cerebral genera la señal en el electroencefalograma (EEG), reparación o sustitución de porciones del cayado aórtico ascendente,
que puede modularse por estructuras subcorticales. El uso intraope- incluida la válvula aórtica, requieren un paro circulatorio. Normal­
ratorio de esta modalidad está indicado cuando las estructuras corti­ mente, este procedimiento se consigue junto con una hipotermia pro­
cales pueden estar en riesgo. La MIO que utiliza el EEG tiene varias funda (una estrategia neuroprotectora). Las temperaturas corporales
ventajas. La señal del EEG se genera continua y espontáneamente, y en varios lugares (nasofaringe, recto y vejiga) no se han mostrado
permite el análisis visual de registros del EEG de curso libre. La co­ muy fiables para identificar el nivel de seguridad adecuado para el
locación de electrodos sobre una o todas las regiones del cuero cabe­ paro circulatorio. La propuesta es que el cerebro es menos sensible a
lludo abarca un amplio margen anatómico y funcional. El EEG es la lesión isquémica cuando la señal del EEG es isoeléctrica. Por tan­
sensible a la isquemia general, regional y focal. to, para estos procedimientos, se induce la hipotermia del paciente
Las limitaciones se han caracterizado bien. El EEG es sensible a los hasta que se obtiene una señal EEG isoeléctrica, con lo cual se pone
anestésicos, que pueden producir cambios importantes en el registro en práctica el paro circulatorio.
que pueden eliminar signos del EEG básicos para la interpretación. Los Algunos neurocirujanos utilizan el EEG como parte de un régi­
campos quirúrgicos o la posición de la cabeza del paciente pueden in­ men de neuroprotección durante la reparación de aneurismas cere­
terferir en la colocación de los electrodos. Los artefactos fisiológicos, brales. Durante estos procedimientos de craneotomía, pueden identi­
eléctricos, ambientales o mecánicos pueden ser inevitables. ficarse regiones de rotura vascular cerebral que requieren la colocación
La técnica básica de registro del EEG durante la cirugía es básica­ de un clip, que pueden producir una isquemia regional asociada. La
mente la misma que la del registro de EEG portátiles habituales en administración intraoperatoria de neuroprotectores como el pento­
cuanto a la colocación de los electrodos y la configuración del instru­ barbital, el tiopental y el propofol limita la lesión isquémica. Con
mental. Un período más comprimido de registro mejora la identifica­ frecuencia la dosis se ajusta para conseguir un patrón de brote-supre-
ción de la forma de las ondas. sión en el EEG.
La indicación más frecuente de la monitorización intraoperatoria
del EEG es la evaluación de la presencia y extensión de la isquemia Potenciales evocados auditivos
cerebral. La respuesta de la señal del EEG a la isquemia es caracte­
rística. Se produce una reducción inicial de la amplitud de frecuen­
del tronco encefálico
cias más rápidas, seguida de la aparición de una actividad más lenta. Los potenciales evocados auditivos del tronco encefálico son PE de
Al final, la actividad lenta se vuelve más rítmica y persistente. Con latencia corta, muy estables y resistentes a los efectos de la medica­
una isquemia sostenida, se produce una reducción de la amplitud de ción. Con algunas modificaciones menores, las técnicas de registro
la actividad lenta y, al final, la señal del EEG se deprime en esa re­ para generar PEAT intraoperatorios son similares a las realizadas con
gión. Estos hallazgos pueden ser reversibles con la recuperación del otros fines clínicos. Dado que los estímulos auditivos normalmente
flujo sanguíneo en la región isquémica, según la duración y grado se liberan cerca o en el campo quirúrgico, los auriculares se sustitu­
del episodio isquémico inicial. yen por insertos para el oído, que liberan sonidos clic a través de tu­
Existen varias aplicaciones electroencefalográficas de la MIO, so­ bos elongados conectados a la fuente de estímulos. Los registros se
bre todo para detectar una isquemia regional y junto con regímenes obtienen en la región central de la línea media referida a cada oído
de neuroprotección. Los procedimientos que ponen en riesgo de is­ independientemente, produciendo un registro en dos canales, uno ip­
quemia a la corteza cerebral incluyen la endarterectomía carotídea, la solateral y otro contralateral al oído estimulado.
resección de un tumor del cuerpo carotídeo o la cirugía de cabeza o Igual que en los PEAT clínicos, el PEAT de la MIO consta de
cuello, y la revascularización del cayado aórtico en casos de afecta­ ondas I, III y V, aunque, según la intervención, es la onda V la onda
ción de las arterias carótidas comunes. Durante la endarterectomía identificada, medida y controlada con mayor frecuencia. Los genera­
carotídea, los registros del EEG detectarán una isquemia focal intra­ dores de PEAT consisten en nervio auditivo (onda I), núcleo olivar
Capítulo 35D Monitorización intraoperatoria 523

superior (onda III) y tubérculo cuadrigémino inferior (onda V). Por brazo, el punto de Erb, la región mediocervical y el cuero cabelludo).
tanto, el área de prueba se limita al sistema auditivo periférico y al Los impulsos pasan del nervio periférico al plexo braquial (respuesta
tronco encefálico, generalmente entre la protuberancia inferior y el me­ en el punto de Erb o N9), columnas dorsales, núcleo cuneiforme, nú­
sencéfalo inferior. Los componentes importantes de la vía auditiva cleos múltiples del tronco encefálico (NI8), radiaciones talamocortica-
que no están representados en el PEAT se monitorizan por potencia­ les y luego la corteza (respuesta en el cuero cabelludo o N20).
les directos de nervio auditivo o electrococleografía (Moller, 1996). Los PES de la extremidad inferior se generan normalmente por
La monitorización de los PEAT intraoperatorios se utiliza con ma­ estimulación del nervio safeno interno o tibial posterior. Los registros
yor frecuencia durante la cirugía de la fosa posterior y puede realizarse se realizan desde un lugar periférico en la pierna, la región lumbar, la
de forma aislada o como parte de un estudio de multimodalidad (Mo­ región mediocervical y el cuero cabelludo. La respuesta lumbar se
ller, 1996). El objetivo de la MIO de los PEAT es conservar la audición genera en la región de la cola de caballo. El impulso atraviesa luego
durante procedimientos quirúrgicos con potencial lesión de estructuras la columna dorsal hasta el núcleo gracilis y múltiples núcleos del
relacionadas con la audición, de forma directa o indirecta. Los meca­ tronco encefálico y luego a las radiaciones talamocorticales y la cor­
nismos de lesión son la sección directa del VIII par craneal o sus es­ teza cerebral, que genera la respuesta en el cuero cabelludo (P38).
tructuras inmediatas, el estiramiento o tracción del nervio y la disrup- Los PES se monitorizan durante procedimientos quirúrgicos con
ción de su aporte sanguíneo o del aporte de la región inmediata. Los potencial de lesión en la médula espinal, incluidas resecciones de
procedimientos quirúrgicos pueden ser dirigidos al nervio u otras es­ tumores de la médula espinal, estabilización de la columna vertebral,
tructuras en la fosa posterior. Esta MIO se usa durante la resección de reparación de hernia discal y corrección de escoliosis y estabilización
neurinomas del acústico, la descompresión microvascular del espasmo con instrumental (Nuwer et al, 1995). El lugar de estimulación y las
hemifacial o la neuralgia del trigémino y la resección de otros tumores vías monitorizadas dependen de los niveles de médula espinal afecta­
del ángulo pontocerebeloso. Este tipo de MIO suele realizarse junto dos. Para algunos de estos procedimientos, la monitorización de los
con la monitorización de la función motora de otros pares craneales, PES se realiza junto con la monitorización de los PEM o los llamados
sobre todo facial (VII) y trigémino (V). La monitorización de los PEAT PE neurógenos (descritos a continuación como PEM).
también se utiliza con la monitorización de otros pares craneales y, a La monitorización de los PES también se utiliza durante procedi­
veces, con PES, durante la resección de tumores de fosa posterior, que mientos quirúrgicos que pueden afectar a los hemisferios cerebrales.
pueden ser extensos y complejos (el resultado con frecuencia se rela­ Este tipo de monitorización se aplica en circunstancias similares en
ciona con el tamaño y la localización del tumor). las que está justificado utilizar la monitorización EEG continua,
En la práctica, se miden las latencias absolutas de las ondas I y V como en la cirugía carotídea (Schwartz et al, 1996).
y se establecen los valores basales inicialmente y, de nuevo, una vez Los PES intraoperatorios también son útiles para controlar la fun­
abierta la duramadre y cambiada la posición del tronco encefálico. La ción de la médula espinal durante la reparación quirúrgica de aneuris­
monitorización de las respuestas continúa durante la resección y se mas de la aorta descendente. Se ha descrito una incidencia pequeña,
informa al neurocirujano de los aumentos de latencia, especialmente aunque significativa, de paraplejía después de estos procedimientos.
de la onda V. Las prolongaciones de un milisegundo se han asociado Con la extirpación y luego la colocación de un injerto en la aorta
a una probable hipoaeusia si se dejan sin cambios, de forma que nor­ descendente, es posible alterar las arterias intercostales que irrigan la
malmente se avisa al cirujano cuando las prolongaciones de la laten­ médula espinal anterior. Algunas maniobras intraoperatorias más
cia se aproximan a 0,5 segundos (Loiselle y Nuwer, 2005). nuevas se han asociado a una reducción de la incidencia de paraplejía
postoperatoria. Los PES se han utilizado para evaluar la función de la
médula espinal intraoperatoriamente, aunque se han obtenido resul­
Potenciales evocados somatosensitivos tados positivos y negativos falsos por la afectación de las columnas
La MIO con PES ha sido la base de la cirugía de columna vertebral dorsales y no de las vías motoras. Esta monitorización ahora tiene un
y de médula espinal durante años. Aunque la técnica se utiliza de forma papel limitado en estos procedimientos, dando lugar a la MIO de
generalizada y se aplica fácilmente, tiene sus limitaciones. Cuando se PEM de reciente aparición, que se describe a continuación.
registra en el cuero cabelludo, los PES son sensibles a los anestési­
cos. La anestesia puede reducir la amplitud o retrasar la latencia de
las respuestas generadas a nivel cortical registradas en el cuero cabe­
Potenciales evocados motores
lludo. Es importante destacar que las vías de los PES que se estudian La MIO con PEM ha ganado recientemente aceptación clínica, aun­
son sensitivas, a pesar de la monitorización para evitar déficits moto­ que los PEM se han estudiado durante años (Legatt y Emerson,
res. La aparición de la MIO que utiliza PEM (v. más adelante) ha 2002). Las confusas estrategias iniciales para estimular la médula es­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

superado algunas de estas limitaciones. A pesar de estos problemas, pinal a nivel superior y registrarla a nivel distal eran la activación de
la monitorización de los PES ha resultado ser una herramienta valio­ las vías motoras y los potenciales sensitivos antidrómicos con excita­
sa para reducir el deterioro neurológico postoperatorio. ción de las motoneuronas inferiores. Por tanto, en estas condiciones
La base para utilizar la monitorización del sistema sensitivo de la no está claro si las respuestas representan sólo las vías motoras. Otra
función motora es el concepto de que las vías sensitiva y motora pue­ modalidad, la estimulación eléctrica transcraneal para producir po­
den compartir mecanismos de lesión comunes, especialmente trac­ tenciales evocados motores (EET-PEM), activa las vías motoras sin
ción y compresión. Sin embargo, no siempre es así en el caso de la contaminación sensitiva antidrómica. Los electrodos de estimulación
lesión isquémica, porque las vías de los PES son las columnas dorsa­ colocados en el cuero cabelludo sobre la franja motora permiten que
les, que normalmente están conservadas durante una oclusión de la la estimulación eléctrica repetida envíe impulsos desde la corteza
arteria espinal anterior. motora, para incluir secuencialmente las vías corticoespinales latera­
Los PES de la extremidad superior se generan por estimulación del les, el asta anterior de la médula espinal, las motoneuronas alfa, las
nervio mediano o cubital, según el nivel de la médula espinal de interés raíces ventrales a los nervios espinales, los nervios periféricos a la
quirúrgico. Las respuestas se registran en un lugar periférico (en el unión neuromuscular, y el músculo. El registro de la respuesta mió-
524 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

gena normalmente se hace con agujas subdérmicas colocadas en va­ ración quirúrgica de neuropatías por atrapamiento y de nervios peri­
rias regiones de interés clínico. féricos después de una lesión. Además, la monitorización intraopera­
Estas respuestas son sensibles a los regímenes de anestesia (Sloan toria de la VCN ayuda a la exploración y reparación más compleja
y Heyer, 2002). Es importante controlar el bloqueo neuromuscular del plexo braquial. Esta técnica, sola o con EMG y PES, es dirigida
farmacológico en el registro de EET-PEM; se necesita cierta relaja­ por el cirujano, quien coloca series de electrodos de registro y esti­
ción muscular durante la cirugía, aunque un bloqueo excesivo elimi­ mulación manual en varias regiones de interés.
nará las respuestas. Además, los anestésicos inhalados pueden limitar
la efectividad de la estimulación a nivel cortical y suelen evitarse.
Los analgésicos y sedantes intravenosos combinados proporcionan
Estudios de multimodalidad
una anestesia intravenosa total (AIVT). En la práctica actual, la MIO ha evolucionado cada vez más como
La monitorización intraoperatoria de la EET-PEM se aplica a la prueba de multimodalidad que como prueba única. La base para la
mayoría de procedimientos quirúrgicos monitorizados tradicional­ selección de las modalidades adecuadas es la naturaleza del procedi­
mente con PES. Muchas estrategias incluyen la monitorización de miento quirúrgico programado y la determinación por parte del ciru­
PEM y PES para tener una mayor cobertura de las vías de la médula jano de los riesgos potenciales en la evaluación preoperatoria. Algu­
espinal. Estos procedimientos incluyen resecciones de tumores de nos buenos ejemplos de procedimientos en los que están indicados
médula espinal, estabilización de la columna vertebral con instru­ los estudios de multimodalidad incluyen la exploración y la resec­
mental, cirugía de escoliosis y, más recientemente, reparación de ción de fosa posterior, la cirugía de médula espinal e instrumental en
aneurismas de la aorta descendente (Jacobs et al, 2006). la columna vertebral. Durante la cirugía de la fosa posterior, las moda­
lidades de MIO utilizadas habitual mente incluyen PEAT para mo­
Electromiografía nitorizar el VIII par craneal y EMG (espontáneo y estimulado) para
monitorizar el V y VII par craneal y, según las áreas, el IX, X, XI y
A veces, el campo quirúrgico puede incluir raíces nerviosas o nervios XII par craneal. Además, algunos médicos utilizan los PEAT y los
periféricos motores. El registro del electromiograma (EMG) de gru­ PES para monitorizar vías más centrales del tronco encefálico. En
pos musculares específicos inervados por estas raíces y nervios pro­ cirugía de la columna vertebral con instrumental, la MIO puede in­
porciona una guía anatómica y funcional al cirujano (Yingling et al, cluir PES, EET-PEM, EMG espontáneo y EMG con estimulación
1999). Los nervios individuales pueden estimularse con el registro con tornillos pediculares.
posterior de PAMC. Además, es útil monitorizar los registros del
EMG de curso libre, porque la manipulación de los nervios periféri­
cos puede provocar respuestas, alertando al cirujano de la invasión de Bibliografía
estos nervios. La monitorización intraoperatoria del EMG es útil du­
rante la cirugía con potencial de lesión de los pares craneales. La
monitorización de múltiples nervios comporta colocar electrodos Jacobs, M. J., Mess, W., Mochtar, B„ et al. 2006, The value of motor evoked poten­
subdérmicos en músculos seleccionados. Además, existen sondas en- tials in reducing paraplegia during thoracoabdominal aneurysm repair, J Vase
dotraqueales con electrodos de registro incrustados circunferencial­ Surg, vol. 43, pp. 239-246
mente, para registrar el EMG de los músculos faríngeos. Legatt, A. D., & Emerson, R.G. 2002, Motor evoked potential monitoring—it’s
El registro intraoperatorio del EMG también puede utilizarse du­ about time, J Clin Neurophysiol, vol. 19, pp. 383-386
rante la cirugía de la médula espinal; pueden registrarse las respues­ Loiselle, D. L., & Nuwer, M. 2005, When should we warn the surgeon? Diagnosis-
tas espontáneas y estimuladas. Algunos cirujanos optan por estimular based warning criteria for BAEP monitoring, Neurology, vol. 65, pp. 1522-1523
Moller, A. R. 1996, Monitoring auditory function during operations to remove
los tornillos pediculares que fijan el instrumental. La ausencia de
acoustic tumors, Am J Otol, vol. 17, pp. 452-460
PAMC de los músculos correspondientes a niveles específicos de es­
Nuwer, M. R., Dawson, E. G., Carlson, L. G., et al. 1995, Somatosensory evoked
timulación puede sugerir la colocación de tornillos que no invaden el
potential spinal cord monitoring reduces neurologic deficits after scoliosis sur­
conducto espinal (Shi et al, 2003). gery: results of a large multicenter survey, Electroencephalogr Clin Neurophysiol,
Además de monitorizar el EMG facial durante la descompresión vol. 96, pp. 6-11
microvascular, también puede monitorizarse un reflejo de «extensión Plestis, K. A., Loubser, P., Mizrahi, E. M., et al. 1997, Continuous electroencephalo-
lateral». Si existe esta respuesta, se registra en músculos inervados graphic monitoring and selective shunting reduces neurologic morbidity rates in
por una rama del nervio facial cuando se estimula otra y representa la carotid endarterectomy, J Vase Surg, vol. 25, pp. 620-628
transmisión efáptica de impulsos a nivel de la compresión vascular Schwartz, M. L., Panetta, T. F., Kaplan, B. J., et al. 1996, Somatosensory evoked
entre músculos. Esta respuesta desaparece con la descompresión sa­ potential monitoring during carotid surgery, Cardiovasc Surg, vol. 4, pp. 77-80
tisfactoria del nervio facial. Shi, Y. B., Binette, M., Martin, W. H., et al. 2003, Electrical stimulation for intraopera­
tive evaluation of thoracic pedicle screw placement, Spine, vol. 28, pp. 595-601
Sloan, T. B., & Heyer, E. J. 2002, Anesthesia for intraoperative neurophysiologic
Estudios de velocidad de conducción nerviosa monitoring of the spinal cord, J Clin Neurophysiol, vol. 19, pp. 430-443
Yingling, C. D., Ojemann, S., Dodson, B., et al. 1999, Identification of motor path­
Los estudios intraoperatorios de velocidad de conducción nerviosa ways during tumor surgery facilitated by multichannel electromyographic record­
(VCN) se utilizan para realizar la MIO durante procedimientos que ing, J Neurosurg, vol. 91, pp. 922-927
afectan principalmente al sistema nervioso periférico. Se utilizan téc­
nicas estándar de VCN. La principal aplicación de esta modalidad es Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
la exploración de nervios periféricos y la monitorización en la repa­ www.nicp.com.
C A P Í T U L O 36 Neuroimagen

Neuroimagen estructural
Rita G. Bhatia y Evelyn M. L. Sklar

Principios básicos de los procedimientos neurorradiológicos 525 Encefalopatías mitocondriales 557


Tomografía computarizada 525 Enfermedad de la sustancia blanca 559
Resonancia magnética 526 Traumatismo craneoencefálico 561
Técnicas para supresión de la grasa 527 Infecciones cerebrales 564
Secuencias de eco de espín rápido 527 Síndrome de inmunodeficiencia adquirida 567
Secuencias de eco de gradiente recuperado 527 Lesiones congénitas 571
Imagen por contraste de transferencia de magnetización 527 Trastornos vasculares 578
Imagen de resonancia magnética potenciada en difusión 528 Hidrocefalia 584
Imagen por tensor de difusión 530 Lesiones de la base del cráneo 586
Imagen de resonancia magnética potenciada en perfusión 534 Carcinoma nasofaríngeo 586
Espectroscopia por resonancia magnética 534 Lesiones de la punta del peñasco 586
Imagen por recuperación de inversión con atenuación del líquido 535 Tumor del glomo yugular 586
Imagen ecoplanar 535 Cordoma 587
Angiografía 535 Condrosarcoma 589
Mielografía 536 Lesiones orbitarias 589
Neuroecografía intraoperatoria 536 Tumores orbitarios 589
Angiografía por resonancia magnética 536 Lesiones oculares 590
Lesiones intracraneales 536 Lesiones espinales 591
Tumores cerebrales intraaxiales 536 Tumores espinales 591
Tumores cerebrales extraaxiales 546 Enfermedad degenerativa de la columna vertebral 592
Trastornos neurodegenerativos 554 Traumatismo espinal 596

Los grandes avances tecnológicos conseguidos en el campo de la los rayos X por los tejidos. Un haz de rayos X es transmitido a través
neuroimagen han permitido la detección y caracterización de enfer­ del cuerpo, y se registra la atenuación experimentada por estos rayos
medades neurológicas que no eran reveladas por los métodos radio­ en cada unidad de volumen de tejido (vóxel). Después, se asignan to­
lógicos más antiguos. La imagen por resonancia magnética (RM), en nos de gris a los vóxeles, dependiendo de la cantidad de absorción
particular, ha tenido el mayor impacto sobre la práctica de la neuro­ de rayos X. De ese modo, se obtiene un barrido con diferentes tonos de
logía desde que se introdujo la tomografía computarizada (TC) en la gris que reflejan directamente las diferencias en la atenuación de los
década de 1970. rayos X en los diferentes tejidos. Los tejidos tienen distintas propieda­
El presente capítulo revisa los principios básicos de la TC y la des de atenuación, dependiendo del número atómico de sus átomos
RM, expone otras técnicas de diagnóstico por imagen e ilustra y des­ y de su densidad física. La atenuación en un material puede describirse
cribe los signos de las enfermedades neurológicas. como coeficiente de atenuación, que después se traduce en un número
TC según una escala arbitraria (unidades Hounsfield). Las imágenes
se adquieren en un plano axial o coronal, y después es posible refor-
PRINCIPIOS BÁSICOS matearlas en cualquier plano deseado.
Las sustancias de contraste han aumentado la sensibilidad y la
DE LOS PROCEDIMIENTOS especificidad de la TC. El mecanismo de la intensificación tiene
NEURORRADIOLÓGICOS como base la alteración de la barrera hematoencefálica por los pro­
cesos patológicos. Esta barrera restringe habitualmente el movi­
miento de muchas sustancias desde el torrente sanguíneo hasta el
Tomografía computarizada cerebro. En la TC y la RM sólo se intensifican las áreas en las que
La TC proporciona una imagen de secciones transversales del cuerpo. La se ha dañado la barrera hematoencefálica, como los tumores y los
obtención de las imágenes se basa en el principio de la absorción de procesos inflamatorios.

525
526 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

En 1989, la TC espiral o helicoidal (adquisición helicoidal o de Si las capacidades de exploración volumétrica de la TC helicoidal se
volumen) comenzó a emplearse en clínica. Con la TC helicoidal, en combinan con una intensificación óptima por el contraste, se puede rea­
lugar de mover al paciente a través de la grúa de la TC, realizando lizar una angiografía TC helicoidal. La TC helicoidal también permite la
cortes a intervalos discretos, los datos se adquieren de forma continua adquisición de imágenes multiplanares bidimensionales (2D) o tridi­
mediante la rotación constante del tubo de rayos X-sistema detector, mensionales (3D), en particular para la evaluación de los vasos carotí-
y el movimiento constante del paciente a través de la grúa. La TC deos, tanto intracraneales como a nivel del cuello. La TC helicoidal tam­
helicoidal permite explorar un segmento largo del cuerpo (p. ej., tó­ bién permite obtener refórmateos 3D de las estructuras esqueléticas de la
rax y abdomen) durante una sola interrupción de la respiración du­ bóveda craneal, los huesos faciales y la columna vertebral (Fig. 36A. 1).
rante 20 a 30 segundos, lo que elimina los problemas de registro erró­
neo. Una ventaja importante de la TC helicoidal sobre la convencional
es la optimización de la administración de contraste. Gracias a los
Resonancia magnética
tiempos de barrido más cortos, es posible emplear menos material En la RM las imágenes proceden de las intensidades variables de las
de contraste. La TC helicoidal también permite la administración de señales de ondas de radio que emanan de los tejidos, cuyos núcleos
contraste de una sola vez, con lo que se optimiza la intensificación. de hidrógeno se han excitado previamente mediante un pulso de ra­

FIGURA 36A.1 Tomografía


computarizada reformateada
tridimensional de un paciente con
síndrome de Eagle. Estas imágenes
son útiles para mostrar la anatomía
esquelética de la base del cráneo.
Nótense las apófisis estiloides largas
(flechas).
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 527

diofrecuencia (RF). El contraste es el resultado de las diferencias en siones intensificadas localizadas en áreas grasas, como el cuello, las
la intensidad de las señales. El nivel inicial de intensidad y su tasa de órbitas y la base del cráneo, y las situadas en el canal espinal (p. ej.,
reducción dependen de las propiedades físicas de los diferentes teji­ para diferenciar entre grasa epidural normal y cicatriz intensificada
dos, que muestran señales de distintas intensidades dependiendo del en pacientes sometidos previamente a cirugía espinal). Esta técnica
tiempo transcurrido entre la excitación de RF y el momento elegido aprovecha el hecho de que los protones del agua y los de la grasa
para el muestreo. El núcleo de hidrógeno es el que se utiliza con entran en resonancia con frecuencias diferentes. La aplicación de una
mayor frecuencia para la RM, debido a su abundancia en los tejidos secuencia adicional de pulsos a 90° permite una saturación química
biológicos y a las propiedades físicas de las intensidades del campo de los protones de grasa, con lo que se anula su señal.
magnético de los imanes disponibles para uso clínico.
Cuando se hallan en un campo magnético, la mayoría de los áto­
mos de hidrógeno se alinean en la dirección del campo. Un pulso de
Secuencias de eco de espín rápido
90° producido mediante un transmisor de RF hace que el vector de Las secuencias de eco de espín rápido están diseñadas para adquirir
magnetización neta rote y se aleje de su alineación primaria para pro­ imágenes (de densidad de protones, potenciadas en T2) en una fracción
ducir una magnetización neta en un plano diferente. El componente del tiempo requerido por las secuencias de eco de espín convenciona­
transversal del campo resultante es el que produce la señal de RM. les. La secuencia se adquiere mediante la codificación de la fase de
La pérdida de magnetización en el plano transversal se produce varios ecos durante un tren de ecos TR) particular, en lugar del eco
mediante dos procesos de relajación distintos: espín-rejilla y espín- único tradicional durante la secuencia de eco de espín convencional. La
espín. La relajación espín-rejilla es el retorno de la magnetización al reducción del tiempo de exploración mejora la calidad de la imagen, al
equilibrio con el campo magnético aplicado (dirección z). Este proce­ aumentar la relación señal/ruido o resolución espacial de la explora­
so es representado por la constante de tiempo T1. Un período T1 es ción. Existen dos inconvenientes principales de las técnicas de eco de
la cantidad de tiempo que tarda en recuperarse el 63% de la magneti­ espín rápido. En primer lugar, no se puede obtener una «verdadera»
zación longitudinal. La relajación espín-espín es la pérdida de cohe­ imagen potenciadas en densidad de protones. La señal del LCR es más
rencia de fase de los espines nucleares. Los protones se desfasan, lo brillante que en la secuencia de densidad de protones eco de espín
que produce una disminución de la magnetización transversal y una convencional; por tanto, resulta difícil detectar las lesiones adyacentes
caída de la señal. El desfase causado por la interacción molecular a la superficie cerebral y los bordes ventriculares. Además, con las
sola se conoce como T2. El desfase causado por interacciones mole­ imágenes potenciadas en T2 de eco de espín rápido existe menos pér­
culares y por la variación espacial del campo magnético externo se dida de la intensidad de la señal de la grasa, hecho que limita la evalua­
denomina 72*. La señal se mide tras un intervalo, el tiempo de eco ción de las lesiones brillantes sobre un fondo de grasa.
(TE), después de las excitaciones con RF. El intervalo entre las exci­ Las ventajas adicionales de las secuencias de eco de espín rápido
taciones sucesivas se conoce como tiempo de repetición (TR). comprenden menos pérdida de la intensidad de la señal y menor efec­
Los pasos previos proporcionan la base para la adquisición de se­ to de susceptibilidad que se observa en presencia de sustancias o ma­
cuencias de eco de espín. En las imágenes potenciadas en Tí, los te­ teriales ferromagnéticos (p. ej., evaluación de las lesiones espinales
jidos con tiempos de relajación cortos aparecen brillantes, mientras en pacientes con dispositivos ortopédicos metálicos).
que los tejidos con tiempos de relajación TI largos (p. ej., líquido
cefalorraquídeo [LCR], quiste, edema) aparecen oscuros. En las imá­
genes potenciadas en T2, los tejidos con tiempos de relajación T2
Secuencias de eco de gradiente recuperado
largos (p. ej., líquidos) aparecen brillantes. En general, las imágenes Las secuencias de eco de gradiente recuperado son más rápidas que las
potenciadas en TI proporcionan un detalle anatómico excelente, de eco de espín. La señal de RM se produce mediante el uso de un
mientras que las imágenes potenciadas en T2 proporcionan informa­ desfase y un gradiente de lectura sin un pulso de RF de 180°. Las imá­
ción sobre los procesos patológicos existentes. genes adquiridas tienen más raido que las de eco de espín, e incluyen
Existen cuatro tipos principales de imanes: permanentes, híbri­ más artefactos debido a los cambios en la susceptibilidad magnética de
dos, resistivos y superconductores. La intensidad del campo magné­ los tejidos. Las imágenes de eco de gradiente recuperado «similares a
tico que se obtiene con un imán resistivo es limitada, mientras que los T2» son útiles para detectar lesiones que contienen sangre o coleccio­
imanes superconductores permiten obtener campos magnéticos mu­ nes de sangre en fases precoz y crónica (desoxihemoglobina y hemosi-
cho más intensos. Se utiliza un conjunto de bobinas, denominadas derina, respectivamente). Las secuencias de eco de gradiente recupera­
bobinas de ajuste (shim coils), para ajustar el campo estático y esta­ do potenciadas en TI con cortes finos se utilizan para generar la
blecer un alto grado de homogeneidad en el campo magnético. adquisición de datos de volumen 3D potenciados en TI. Estos datos
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Las sustancias de contraste se han empleado ampliamente en RM. pueden ser reformateados para generar imágenes en cualquier plano.
Como en la TC, la intensificación de las lesiones del sistema nervioso
central (SNC) se basa en la alteración de la barrera hematoencefálica. Imagen por contraste de transferencia
A diferencia de los contrastes convencionales utilizados en la TC, que se
observan directamente, los empleados en RM (denominados contrastes
de magnetización
paramagnéticos) producen alteraciones en el medio magnético que influ­ En la imagen por contraste de transferencia de magnetización, el pul­
yen en la intensidad de la señal de RM. En la RM se aprecia el efecto so­ so de transferencia de magnetización satura selectivamente los proto­
bre la relajación de los protones, no el material de contraste en sí mismo. nes unidos a macromoléculas tisulares, que en los casos característi­
cos tienen una movilidad restringida. Más tarde, la magnetización se
transfiere desde los protones unidos hasta los protones de agua no
Técnicas para supresión de la grasa unidos que rodean a las macromoléculas. Los pulsos de transferencia
Estas técnicas suprimen la señal brillante normal de la grasa en las de magnetización se pueden obtener con imágenes potenciadas en
imágenes potenciadas en T1 para mejorar la visualización de las le­ TI, con lo que disminuye la señal de la sustancia blanca y se permite
528 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

que las lesiones intensificadas destaquen más en las imágenes poten­ calculado. Un protocolo característico genera imágenes potenciadas
ciadas en TI después de la administración de contraste (p. ej., metás­ en difusión con múltiples valores de b.
tasis cerebrales, placas de esclerosis múltiple [EM]). Los pulsos de Las imágenes de difusión se obtienen mejor mediante la aplica­
contraste por transferencia de magnetización también se utilizan para ción del gradiente de difusión en tres ejes ortogonales (x, y, z), debido
suprimir la señal de fondo en los estudios de angiografía por resonan­ a que el movimiento del agua en el parénquima cerebral es anisótro­
cia magnética (ARM) de tiempo de vuelo. po. Las imágenes individuales generadas mediante aplicación de gra­
dientes de difusión en los tres ejes ortogonales se suman y se mues­
Imagen de resonancia magnética potenciada tran como una imagen de trazado para las imágenes de CDA
calculado y las imágenes potenciadas en difusión. Esto permite la
en difusión cancelación de las regiones de señal alta en las imágenes potenciadas
La imagen de resonancia magnética potenciada en difusión (IPD) del en difusión, y las regiones de señal baja en las imágenes de CDA, que
cerebro es un método nuevo basado en la imagen de eco planar. Hasta podrían corresponder a tractos normales de la sustancia blanca cuan­
la fecha, esta secuencia se ha utilizado principalmente para detectar la do la difusión se aplica perpendicular a estos tractos.
isquemia cerebral. Su uso no se ha generalizado, debido a la necesidad
de emplear instrumentos y programas especializados. Dada la capaci­
Aplicación clínica
dad de la IPD para mejorar el cuidado de los pacientes con ictus y el
aumento del número de sistemas de RM capaces de utilizar esta secuen­ ¿Cómo afecta el tejido isquémico al contraste de una imagen potenciada
cia, la imagen potenciada en difusión se convertirá ciertamente en un en difusión? Se cree que la isquemia aguda induce una desviación de
instrumento básico en la investigación de la isquemia cerebral aguda. agua desde el espacio extracelular no constreñido hasta el espacio intra-
celular más limitado (edema citotóxico). Esta desviación origina una
disminución del 33-60% en el CDA, apreciable ya a los 4 minutos de
Física
provocar isquemia en modelos globales, con aparición de una región hi-
La difusión es el proceso de movimiento molecular aleatorio (movi­ pointensa en el mapa de CDA calculado, y una región hiperintensa en la
miento browniano). La difusión libre dentro de los sistemas biológi­ imagen potenciada en difusión (Figs. 36A.2 y 36A.3). No está claro si
cos suele existir en el LCR. El movimiento restringido isotrópico los cambios de difusión constituyen una indicación temprana de infarto
tiene lugar en un medio homogéneo e invariante desde el punto de o isquemia irreversible, puesto que la reversibilidad se ha demostrado en
vista direccional, como la sustancia gris. La sustancia blanca es hete­ animales pero no en los humanos. Al interpretar estas imágenes, se debe
rogénea; contiene membranas celulares, mielina y fibras nerviosas. recordar que siempre existe un componente T2 en el contraste de la ima­
Por tanto, la difusión del agua en la sustancia blanca es un fenómeno gen potenciada en difusión, incluso con un valor b grande. Este hecho
dependiente de la orientación (anisótropo). El valor medido de la mo­ puede conducir a un fenómeno conocido como 72 shine-through (brillo
vilidad del agua se conoce como coeficiente de difusión aparente T2 persistente). La imagen de difusión debe evaluarse junto con los ma­
(CDA). Las alteraciones en la restricción del movimiento del agua, pas de CDA calculado, para evitar la interpretación errónea de un área
que son fundamentales en las alteraciones fisiopatológicas caracterís­ con brillo T2 persistente como una región de difusión restringida. Una
ticas de la isquemia, conducen a cambios en el CDA del agua. verdadera región de difusión restringida aparecerá hiperintensa en la
La IPD está diseñada para detectar el movimiento aleatorio de los IPD, pero hipointensa en el mapa de CDA (v. Figs. 36A.2 y 36A.3).
protones del agua. Se aplican gradientes magnéticos espacialmente Una vez producido el infarto, existe un aumento eventual del CDA,
variables, no invasivos, que marcan los protones del agua. La técnica que vuelve a la normalidad y después aumenta en comparación con el
genera una serie de imágenes con grados variables de codificación de del tejido no afectado. Este aumento del CDA se halla relacionado
la difusión, desde muy pequeña hasta intensa. El grado de codifica­ presumiblemente con un incremento del agua extracelular en el área de
ción de la difusión se indica mediante el valor b. Un valor b de cero infarto crónico. No está claro el curso cronológico de la elevación del
significa ausencia de codificación de difusión, y esencialmente co­ CDA deprimido en cuanto a su relación con la evolución del ictus. Se
rresponde a una imagen potenciada en T2 convencional en la que el considera probable que el CDA deprimido persista hasta el final de la
LCR tiene una señal alta, la sustancia blanca aparece oscura y la gris segunda semana, después del acontecimiento isquémico agudo.
más brillante que la blanca. En las imágenes con valores b más altos Todavía no está claro el papel que interpretará la imagen de difu­
(grados mayores de codificación de la difusión), tanto el LCR como sión en la atención del paciente con ictus agudo. Hasta la fecha, la
el parénquima cerebral se convierten en más oscuros, el primero con imagen de difusión ha tenido valor para mejorar la detección de las
mayor rapidez debido a la difusión libre de los protones del agua en regiones cerebrales con isquemia aguda, la identificación de regiones
el LCR. Cuando se aplican valores b grandes en una dirección parti­ isquémicas en pacientes con múltiples alteraciones de la sustancia
cular, la difusión se puede convertir en el mecanismo dominante de blanca y la identificación de regiones con isquemia aguda junto con
contraste de la imagen, lo que permite visualizar las variaciones de la infartos crónicos, con lo que aumenta la certeza del diagnóstico clíni­
difusión, incluyendo su dependencia direccional. co. Es probable que las imágenes potenciadas en difusión y las imá­
Las diferencias en la tasa de cambio de la intensidad de la señal genes de perfusión por resonancia magnética lleguen a interpretar un
con diferentes valores de b permiten calcular el CDA, que es una papel vital en el diagnóstico y el seguimiento del ictus agudo.
medida cuantitativa de la difusión del agua. Las regiones del cerebro También es importante recordar que la difusión restringida puede
con sustancia blanca normal, que tienen un movimiento del agua no observarse en procesos distintos del ictus. Se puede encontrar en los
restringido (tasas de difusión altas) a lo largo de la orientación de sus abscesos (Fig. 36A.4), en ciertas infecciones, como la enfermedad de
fibras, presentan valores de CDA altos y aparecen brillantes en la Creutzfeldt-Jakob (Fig. 36A.5), y en otras entidades, como el quiste
imagen de CDA calculado. En contraste, las regiones de sustancia epidermoide (Fig. 36A.6). En este último caso, tiene utilidad para la
gris, con movimiento del agua restringido (tasas de difusión bajas), distinción con un quiste aracnoideo, puesto que los quistes de aracnoi-
tienen valores CDA bajos y aparecen oscuras en la imagen de CDA des no presentan difusión restringida y tienen características de LCR.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 529

FIGURA 36A.2 Ictus. A, La imagen axial potenciadas en T1


muestra borradura sutil de los surcos en el lóbulo occipital izquierdo.
Las imágenes axiales de recuperación de la inversión con atenuación
de líquido (B) y potenciadas en T2 (C) muestran hiperintensidad sutil
en el lóbulo occipital izquierdo. La imagen potenciada en difusión
(IPD) (D) y el mapa de coeficientes de difusión aparente (CDA)
(E) muestran un defecto emparejado (señal alta en IPD y señal baja
en CDA), sugestivo de difusión restringida.
530 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FlGURA 36A.3 Ictus. A, La imagen axial de recuperación de


Inversión con atenuación de líquido muestra hiperintensidad muy sutil
en la región frontotemporal derecha. B, La imagen potenciada en
difusión (IPD) muestra un área de señal aumentada, que tenía un
coeficiente de difusión aparente correspondiente bajo (no mostrado).
C, El mapa de perfusión de tiempo hasta el pico (THP) muestra un
aumento del THP consistente con un déficit de perfusión, ligeramente
mayor que el déficit en la IPD. La desigualdad es sugestiva de tejido
en riesgo o penumbra Isquémica.

Imagen por tensor de difusión medición al elipsoide que describe la citoarquitectura local media. En los
tractos de sustancia blanca, los haces organizados de membranas axona­
La imagen por tensor de difusión (ITD) ha permitido recientemente la les y vainas de mielina presentan importantes barreras a la difusión de las
visualización in vivo de tractos de sustancia blanca individuales. En esta moléculas de agua, especialmente en las direcciones perpendiculares a
técnica, la difusión se mide en una serie de diferentes direcciones espa­ las fibras. Estos obstáculos hacen que la difusión sea muy anisótropa
ciales, a partir de las cuales se determina la forma y orientación del elip­ (dependiente de la dirección) en los tractos de sustancia blanca, y la di­
soide de difusión en cada pixel de imagen ajustando los resultados de la rección de máxima difusividad ha demostrado coincidir con la orienta-
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 531

FIGURA 36A.4 Absceso. Imágenes axiales


potenciadas en T1 (A) antes y (B) después de la administración
de contraste, que muestran una lesión con intensificación
anular en el lóbulo occipital izquierdo. C, Esta lesión es
hiperintensa en la imagen potenciada en T2, y muestra cierto
grado de edema adyacente y efecto masa. D, La imagen
potenciada en difusión y (E) el mapa de coeficientes de difusión
aparente muestran difusión restringida en esta lesión.
532 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.5 Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. A, Las imágenes axiales potenciadas en T2 y (B) de recuperación de la Inversión con atenuación
de líquido muestran hlperintensidad muy sutil, con afectación de los ganglios basales en ambos lados. C, La Imagen potenciada en difusión y (D) el mapa de
coeficientes de difusión aparente muestran difusión restringida en ambos lóbulos temporales (flechas) y en los ganglios basales de los dos lados (flechas).

ción de los tractos. Esta información se halla contenida en el tensor de elipsoide son tres valores propios (Xv X2, X}) que definen la forma del elip­
difusión, un modelo matemático de difusión tridimensional. El tensor soide y tres vectores propios (y , v2, v ) que definen su orientación.
de difusión puede representarse como un elipsoide cuyo diámetro en una
dirección estima la difusividad en esa dirección, y cuyo eje mayor está
Visualización posprocesamiento de los datos
orientado en la dirección de máxima difusividad (es decir, paralelo a la
dirección de los tractos de fibras locales). Se necesitan seis parámetros del tensor de difusión
para describir completamente la magnitud y orientación del elipsoide La ITD puede distinguir diferentes tractos de sustancia blanca median­
3D; la determinación de estos seis parámetros es el objetivo de la ITD. te dos mecanismos de contraste distintos; 1) la magnitud de la anisotro-
De ese modo, la determinación de los elementos del tensor requiere la pía dentro del tracto de sustancia blanca, y 2) la orientación de las fi­
medición de las constantes de difusión a lo largo de por lo menos seis bras dentro del tracto. Éstas se visualizan mediante el mapa de
direcciones del espacio. Los seis parámetros que se requieren para un anisotropía y los mapas de orientación o de colores, respectivamente.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 533

FIGURA 36A.6 Tumor epídermoide. Las imágenes axiales potenciadas en T1 (A) y en T2 (B) muestran una lesión quístlca Intraventrlcular, con
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Intensidad de señal similar a la del líquido cefalorraquídeo (LCR). La imagen potenciada en difusión (C) y un mapa de coeficientes de difusión (D) aparente
demuestran que la lesión no tiene las características del LCR y que está restringida.

El mapa de anisotropía proporciona información sobre la exten­ con diferentes colores. En el esquema de codificación direccional más
sión de la elongación (anisotropía) del elipsoide de difusión. En este ampliamente aceptado, a la dirección izquierda-derecha se le asigna el
mapa, la sustancia blanca aparece más brillante (más anisotrópica) rojo, a la anteroposterior el verde y a la craneocaudal el azul.
que la sustancia gris. Factores como la densidad axonal, mieliniza-
ción y homogeneidad en la dirección de los axones afectan al grado
de anisotropía de difusión.
Tractografía 3D de sustancia blanca
En el mapa de colores, la proyección del vector propio primario en Dado que los tractos de sustancia blanca en el cerebro están en tres
cada uno de los ejes ortogonales (izquierda-derecha, anteroposterior y dimensiones, estos mapas de anisotropía de colores en 2D no pueden
craneocaudal), ponderada por anisotropía fraccional, puede codificarse diferenciar tractos de sustancia blanca adyacentes que tengan la mis­
534 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

ma orientación de las fibras. Esto puede salvarse mediante la tracto- Se puede prever un problema en regiones altamente permeables
grafía de fibras 3D que, básicamente, implica un rastreo bidireccional con alteración intensa de la barrera hematoencefálica. En esta situa­
a lo largo de la orientación del vector propio primario del tensor de ción, los efectos de acortamiento del TI del gadolinio predominan
difusión de vóxel a vóxel en tres dimensiones. El método de ROI sobre el descenso de la señal T2*, lo que conduce a valores de VSCr
(región múltiple de interés) se utiliza para separar funcionalmente falsamente bajos. Esto puede producirse con la intensificación de los
distintas vías de sustancia blanca basándose en su origen y termina­ tumores y los infartos subagudos. Para limitar los efectos de acorta­
ción. El rastreo de fibras se inicia en una ROI definida en un extremo miento del TI del gadolinio, los mapas de VSCr deben corregirse ma­
de la vía, y sólo se retienen aquellos tractos de fibras que pasan a temáticamente para tener en cuenta la intensificación T1. Las técnicas
través de la ROI definida en el otro extremo de la vía. Los tractos que de marcado de espines no son susceptibles a este problema, pero con­
no conectan con ambas ROI son filtrados. llevan otras limitaciones, como los tiempos de exploración largos.

Imagen de resonancia magnética potenciada Aplicaciones clínicas


en perfusión Como las técnicas de perfusión no basadas en la resonancia magnéti­
La imagen de resonancia magnética ponderada en perfusión (IPP) del ca, la IPP puede identificar una zona de penumbra isquémica en el
cerebro es un método de imagen funcional que proporciona informa­ ictus agudo. Las ventajas de las técnicas de resonancia magnética son
ción fisiológica. Aunque la información anatómica suministrada por la mejoría de la resolución espacial y la posibilidad de registrar al
las secuencias de RM convencionales es sensible para detectar cam­ mismo tiempo IPP e IPD. Esta capacidad es importante para distin­
bios patológicos, carece de especificidad. Además, ciertas enfermeda­ guir entre infarto irreversible y tejido isquémico pero potencialmente
des neurológicas, entre ellas la demencia y otros procesos psiquiátri­ salvable. Sin embargo, la distinción asume que las alteraciones de la
cos, pueden cursar con un aspecto normal en el estudio convencional. IPD definen el volumen de infarto mínimo.
La IPP puede proporcionar información clínicamente útil para diferen­ En los humanos, se han descrito tres patrones generales de altera­
ciar entre tumor y necrosis por radiación, graduar los gliomas, detectar ciones de la IPD y el VSCr en el ictus agudo: anomalías equivalentes,
cambios en la perfusión en regiones anatómicamente sanas de pacien­ alteración más grande en el VSCr con tamaño del infarto mayor o
tes con demencia y enfermedades psiquiátricas, y detectar la penumbra igual a la alteración del VSCr, y alteración del VSCr mayor con tama­
isquémica alrededor de un área de infarto cerebral agudo. ño final del infarto entre las alteraciones de la IPD y del VSCr. Al
comparar la IPD, el VSCr, el flujo sanguíneo cerebral relativo (FSCr),
el tiempo de tránsito medio y el tiempo hasta el pico, el VSCr proba­
Física blemente sea el mejor predictor del volumen final del infarto. La
La IPP es sensible al flujo sanguíneo tisular microvascular. La mayor identificación de alteraciones del VSCr mayores que las de la IPD
parte de la experiencia se ha recogido en estudios del volumen sanguí­ probablemente será uno de los factores clave para decidir cuáles son
neo cerebral relativo (VSCr) con administración de gadolinio, pero se los pacientes que tienen más probabilidades de obtener beneficios
dispone de técnicas para obtener información sobre la perfusión sin con la trombólisis.
necesidad de emplear un contraste (perfusión de espines marcados). Hasta ahora, la aplicación clínica más extensa de la imagen de
A continuación, se ofrece un resumen de los fundamentos físicos de la perfusión por resonancia magnética ha consistido en la evaluación
imagen de perfusión basada en la administración de gadolinio. de tumores. Los posibles usos incluyen graduación de los tumores,
El gadolinio es una sustancia adecuada para utilizar en estudios elección de los sitios para posibles biopsias, diferenciación entre tu­
de perfusión debido a sus efectos sobre el T2*, y no a causa de los mor recurrente y necrosis posradiación, y seguimiento de la respues­
efectos de acortamiento del TI que se observan habitualmente en ta al tratamiento. En los gliomas no tratados, la imagen de VSCr
la intensificación con contraste. En el estudio de perfusión VSCr, la tiene un valor predictivo negativo elevado, puesto que la ausencia de
caída de la señal de RM T2* en una región perfundida del cerebro, aumento del VSCr excluye un tumor de alto grado, con independen­
causada por el paso rápido del gadolinio a través del lecho capilar, se cia de las características de intensificación de la lesión. Sin embar­
utiliza para calcular la perfusión relativa de esa región. La caída de go, la imagen de perfusión basada en la administración de gadolinio
la señal depende de la concentración del contraste dentro de los va­ es problemática debido a la alteración de la barrera hematoencefáli­
sos y de la densidad de vasos pequeños (3 a 10 pm) por vóxel de ca existente en muchos tumores. Es posible que los métodos no ba­
tejido. Esta técnica de mapeo VSCr basada en el gadolinio requiere sados en el gadolinio acaben convirtiéndose en alternativas valiosas
también capacidad de exploración rápida sensible a la susceptibili­ y eventualmente más exactas.
dad (T2*). La técnica se optimiza a través de métodos de explora­ La IPP se ha mostrado prometedora para la evaluación de la de­
ción rápida, como la RM ecoplanar de eco de gradiente. Con el fin mencia y las enfermedades psiquiátricas, la jaqueca y el traumatis­
de producir una concentración intravascular rápida y limitar la recir­ mo, pero todavía no se sabe si alguna de esas aplicaciones alcanzará
culación, el contraste debe administrarse en forma de bolo concen­ la fase de empleo clínico habitual.
trado. Los autores de este capítulo inyectan clásicamente 5 mi por
segundo con un inyector mecánico. Una dosis doble de contraste
puede mejorar los cambios de señal, y producir una caída de señal
Espectroscopia por resonancia magnética
máxima del 20-30% en la sustancia gris, con un TE de 100 milise­ Durante la pasada década, la espectroscopia por resonancia magnética
gundos. Los mapas de VSCr se construyen empleando principios de de protón CH-ERM) se ha empleado para proporcionar índices
cinética del trazador mediante la integración de la curva señal-tiem- diagnósticos metabólicos para caracterizar tumores cerebrales, así
po para cada vóxel. Los mapas son relativos, ya que clásicamente no como una amplia variedad de lesiones focales y difusas del SNC.
se mide la función de entrada arterial, y en general no es posible La 'H-ERM debería utilizarse como una herramienta suplementaria
medir volúmenes cuantitativos verdaderos. a la exploración por RM convencional, junto con la historia clínica del
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 535

paciente, a la hora de establecer el diagnóstico, pues los hallazgos


espectroscópicos en diversas patologías intracraneales pueden solapar­
se y ser inespecíficos. La 'H-ERM puede realizarse mediante una téc­
nica de vóxel único o de multivóxel. La espectroscopia de vóxel único
muestrea un volumen menor de tejido. La espectroscopia multivóxel o
imagen de desplazamiento químico obtiene información espectroscó-
pica de múltiples voxels sobre una gran ROI en una sola medición. Esta
técnica consigue una mejor resolución, muestrea metabolitos sobre una
ROI mayor y es útil para los procesos focales y difusos.
Las señales metabólicas básicas que pueden medirse por 'H-ERM
son: iV-acetilaspartato (NAA), creatina, colina y lactato. También
pueden evaluarse otros metabolitos. como el glutamato, la glutamina
mioinositol y los ácidos grasos. El NAA es un marcador de densidad
y viabilidad neuronal. La colina se asocia con membranas celulares;
una colina incrementada se atribuye a recambio y proliferación de
membranas celulares. La creatina es un indicador de la energía celu­
lar y está reducida cuando hay un aumento de actividad metabólica
que consume energía. El lactato es un marcador del metabolismo
anaeróbico en regiones hipóxicas.

Imagen por recuperación de inversión


con atenuación del líquido
En la imagen por recuperación de inversión con atenuación del líquido
(fluid-attenuated inversion recovery, FLAIR), se aplica un pulso de
radiofrecuencia durante un tiempo de inversión elegido antes de la se­
cuencia de eco de espín convencional. Con la FLAIR, la señal del LCR
resulta fuertemente atenuada, sin que se afecte la señal del cerebro. En
otras palabras, se obtiene una imagen similar a la T2 en la que el LCR
aparece negro. Con esta técnica, destacan más ciertas lesiones patoló­
gicas, en particular las de localización periventricular, las colecciones
extraaxiales y las próximas a las superficies cerebrales (Fig. 36A.7).

Imagen ecoplanar
La imagen ecoplanar es una técnica de exploración rápida que permi­
te la recogida de todos los datos necesarios para reconstruir una ima­
gen en un intervalo breve (30-100 milisegundos). La adquisición rá­
pida de múltiples hileras de espacios K constituye el principio
fundamental de esta técnica. La imagen ecoplanar resulta ideal para
la evaluación de pacientes no colaboradores, para el mapa de VSCr y
para la realización de estudios de activación con tareas funcionales.

Angiografía
Existen muchas indicaciones para la angiografía cerebral, entre ellas
la investigación de pacientes con hemorragia subaracnoidea y hemo­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

rragia intracerebral, cuando no ha sido posible determinar la causa


por la clínica, TC o RM. La angiografía se emplea también en pacien­
tes con ictus tromboembólico, sobre todo para evaluar los vasos caro-
tídeos en el cuello y la vascularización intracraneal. En los pacientes
con disecciones arteriales, vasculitis o tumores de la base del cráneo,
también puede estar indicada la angiografía.
En la actualidad, la angiografía se realiza mediante la punción de la
arteria femoral y el paso de un catéter hacia la arteria ilíaca y el cayado FlGURA 36A.7 Imágenes axiales potenciada en T2 (arriba)
aórtico, con cateterismo selectivo subsiguiente de las arterias carótidas y de recuperación de inversión con atenuación de líquido (FLAIR) (abajo)
o vertebrales (v. Capítulo 36C). Una vez que se ha penetrado en el vaso en un adulto mayor con lesiones Isquémicas de la sustancia blanca
deseado, se inyecta un contraste yodado y se obtienen radiografías se­ periventricular. Los cambios de la sustancia blanca destacan más en
riadas de la vascularización durante, aproximadamente, 10 segundos, la imagen FLAIR, así como la pequeña colección subdural incidental
para demostrar las fases arterial, capilar y venosa de la circulación ce- en el lóbulo temporal izquierdo (flecha).
536 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

rebral. Más recientemente, la angiografía por sustracción digital ha La angiografía por tiempo de vuelo tiene como base la entrada de
sustituido a la angiografía en placa convencional: el ordenador sustrae protones insaturados en un plano de visualización. Un volumen es
la imagen del fondo y la transmite a un monitor de televisión. sometido a pulsos repetidos, y puesto que los núcleos estacionarios
Además, los avances más nuevos en las técnicas angiográficas son incapaces de remagnetizarse totalmente cuando el período de re­
han permitido la expansión en el campo de la neurorradiología in­ petición es más pequeño que el tiempo de relajación TI, su señal será
tervencionista. Estos procedimientos comprenden la embolización menor que la producida por los núcleos totalmente magnetizados que
de tumores y malformaciones, la oclusión de fístulas carotídeas ca­ fluyen por el volumen excitado. Así pues, la sangre entrante tiene una
vernosas mediante balones separables y la angioplastia. La intro­ señal más alta que el tejido estacionario, y la diferencia entre las se­
ducción del sistema de catéter rastreador (tracker catheter) y sus ñales de los protones estacionarios y los que se hallan en movimiento
variantes ha promocionado mucho este campo. La ARM y la veno- produce una ARM por tiempo de vuelo.
grafía por resonancia magnética ofrecen la ventaja de no ser invasi­ La ARM por contraste de fase se basa en las desviaciones de fase
vas, aunque tienen una resolución algo menor que la angiografía de los protones en movimiento inducidas por la velocidad. Se aplica
con catéter (v. Capítulo 36B). un gradiente bipolar, y si el protón es estacionario no experimenta
cambio de fase. Sin embargo, si el protón se está moviendo se produ­
Mielografía ce un cambio de fase. Cuanto más rápido es el movimiento del pro­
tón, mayor es la desviación de fase. Los cambios en la magnetización
La mielografía todavía se utiliza en algunos casos cuando no se pue­ transversal inducidos por la velocidad permite distinguir entre proto­
de realizar una RM, por ejemplo en pacientes con múltiples clips u nes en movimiento y estacionarios.
otros dispositivos metálicos que producirían demasiados artefactos. La ARM se puede realizar con una técnica de eco de gradiente y
La mielografía TC también puede definir los arrancamientos de raí­ transformación de Fourier 2D o 3D (2DTF o 3DTF). En las técnicas
ces nerviosas y los desgarros durales mejor que la RM. Se inyecta un 2DTF, cada sección se adquiere individualmente y se identifica incluso
contraste yodado hidrosoluble en el espacio subaracnoideo, y se ob­ el flujo lento. En la adquisición de volumen o 3DTF, los datos se adquie­
tienen imágenes radiográficas de la columna vertebral. La inclina­ ren desde un volumen entero simultáneamente . Se pueden obtener cortes
ción de la mesa de mielograma mueve el contraste a lo largo del canal muy finos mediante 3DTF, lo que proporciona una alta resolución.
espinal. Las sustancias de contraste pueden introducirse mediante La proyección de intensidad máxima es una técnica de trazado
punción lumbar, en C1-C2 o cisternal. de rayo realizada en un ángulo específico. Se procesa una serie de
cortes adquiridos mediante proyección de una línea recta a través
Neuroecografía intraoperatoria de estos cortes. Sólo se seleccionan los píxeles a lo largo del rayo
El campo de la neuroecografía para la evaluación de la vasculariza­ con la intensidad de señal más alta, de modo que en la imagen final
ción cerebral se revisa en el Capítulo 36D. Un escáner en tiempo real, sólo están representadas las estructuras vasculares. El procedimien­
portátil y de alta resolución que se pueda utilizar en el quirófano per­ to se repite utilizando rayos paralelos, hasta generar una proyección
mite la visualization de alteraciones intraespinales e intracraneales, y 2D completa. El uso de la ARM para las malformaciones arteriove­
la evaluación por el cirujano y el radiólogo del progreso y el resulta­ nosas (MAV) se ilustra en la sección siguiente, dedicada a las mal­
do final antes de completar la intervención. formaciones vasculares.
Las imágenes se obtienen con un transductor en línea de 7,5 o Las imágenes originales son las particiones 2DTF o 3DTF recons­
5,0 MHz, y foco óptimo variable dependiendo de la RF del transduc­ truidas individualmente, mientras que el término «vista colapsada»
tor. El transductor se coloca la mayoría de las veces en un baño de se refiere a la proyección de intensidad máxima que «empareda» to­
agua, en el sitio de la laminectomía si se va a utilizar la ecografía es­ das las imágenes en una.
pinal intraoperatoria, o en la zona de la craneotomía o en el orificio de
trépano si se pretende emplear la ecografía craneal intraoperatoria.
La ecografía intraoperatoria se realiza en múltiples planos. Se LESIONES INTRACRANEALES
obtienen imágenes en cada plano moviendo gradualmente el trans­
ductor a través del campo quirúrgico. Durante el estudio se obtie­ Tumores cerebrales intraaxiales
nen imágenes filmadas.
Tumores supratentoriales
Angiografía por resonancia magnética Los gliomas cerebrales primarios representan el 40-45% de todos los
La angiografía por resonancia magnética (ARM) es un método muy tumores intracraneales; su incidencia es máxima durante la segunda
sensible para la detección y caracterización del flujo sanguíneo. Produ­ década de la vida. En los adultos, la mayoría de estos tumores son
ce un mapa de flujo sanguíneo en el que la visualización de los vasos supratentoriales, mientras que en los niños se localizan principal­
tiene como base las diferencias físicas entre los protones en movimien­ mente en la fosa posterior. Los gliomas intracraneales se observan
to y los estacionarios (v. Capítulo 36B). La intensidad de la imagen más a menudo en los hombres, con una preponderancia de 3:2. El
refleja la velocidad y los patrones de flujo. grado de malignidad es variable, desde los astrocitomas pilocíticos
Existen dos técnicas principales de ARM: la angiografía por tiem­ de bajo grado hasta los glioblastomas.
po de vuelo y la angiografía por contraste de fase. La diferenciación La RM es más sensible que la TC para detectar y delinear los tu­
entre los protones en movimiento y los estacionarios depende del mores, incluso después de la administración de contraste.
grado de magnetización longitudinal o transversal. La angiografía
por tiempo de vuelo emplea la magnetización longitudinal, y es sen­ Oligodendrogliomas. Los oligodendrogliomas constituyen aproxi­
sible a la amplitud, mientras que la angiografía por contraste de fase madamente el 5% de los gliomas intracraneales, y son tumores de cre­
utiliza la magnetización transversal y es sensible a la fase. cimiento lento con predilección por el lóbulo frontal. Se ha descrito
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 537

FIGURA 36A.8 Oligodendroglioma. A, La imagen de


resonancia magnética potenciada en T1 axial muestra una masa
parietal temporal izquierda predominantemente hipointensa, que
no muestra efecto masa, aparte de la compresión y el estrechamiento
de los surcos adyacentes y el espacio subaracnoideo. La reglón
hipointensa central bien definida (flecha) representa un componente
quístlco del tumor, mientras que las áreas puntíformes menores
de hipointensidad corresponden a calcificaciones pequeñas.
B, La Imagen de resonancia magnética potenciada en T2 axial
muestra la masa hiperintensa bien definida, sin edema adyacente
ni efecto masa. C, La Imagen potenciada en T1 coronal después
de la administración de contraste no muestra intensificación de
la masa. Esta combinación de signos es característica
de un astrocitoma de bajo grado u oligodendroglioma.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

calcificación en la TC en el 50-90% de estos tumores. Los oligoden­ Astrocitoma de grado bajo. El astrocitoma de grado bajo (grados I
drogliomas suelen mostrar una señal heterogénea en la RM, con pe­ y II) es una lesión heterogénea irregular, y presenta calcificaciones en
queñas regiones quísticas y áreas de hemorragia. El edema no suele ser alrededor del 15% de casos. Habitualmente, existe poco edema alre­
significativo. La mitad de ellos muestra intensificación con el contraste dedor de la lesión, que no tiene cápsula y aparece mal demarcada
(Fig. 36A.8). Aunque la mayoría de los oligodendrogliomas son relati­ respecto al parénquima adyacente. Después de la administración de
vamente benignos, pueden coexistir como tumores mixtos de oligo- contraste, los astrocitomas de grado I pueden mostrar intensificación
astrocitoma y oligoastrocitoma anaplásico. También existe una forma mínima o nula, y los astrocitomas de grado II se intensifican en alre­
más agresiva que se disemina por el LCR y tiende a recurrir. dedor del 90% de casos.
538 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Xantoastrocitoma pleomorfo. El xantoastrocitoma pleomorfo es neal es habitual (Ostertun et al, 1996). El ganglioma y el astroeitoma
un subtipo de astroeitoma distinto, más frecuente en los niños y los de bajo grado están en el diagnóstico diferencial.
adultos jóvenes. La presentación se produce de modo característico
durante las décadas segunda o tercera de la vida. El paciente se puede Ganglioglioma y gangliocitoma. Tanto el ganglioglioma como el
presentar con convulsiones. Desde el punto de vista histológico, el gangliocitoma contienen elementos neuronales junto con cantidades
tumor consiste en un quiste con vacuolas lipídicas, astrocitos fibrila- variables de tejido glial. Los elementos gliales predominan en los gan-
res y células gigantes multinucleadas. Una localización clásica de gliogliomas; los gangliocitomas contienen células ganglionares madu­
este tumor es la región temporal, y se suele ver un nodulo mural in­ ras, pero neoplásicas, con una pequeña cantidad de elementos gliales.
tensificado. Ocasionalmente, los astrocitomas pleomórficos pueden Afectan principalmente a los niños y a los adultos jóvenes, y son de
aparecer en los lóbulos frontales y parietales. La calcificación es in­ crecimiento lento. La mayoría de estos tumores son supratentoriales; el
frecuente. La apariencia del tumor en la RM es inespecífica y simula lóbulo temporal es el sitio predominante. En los estudios de imagen
neoplasias de células ganglionares, astrocitomas pilocíticos, menin­ son circunscritos y clásicamente quísticos, y la calcificación se halla
giomas, oligodendrogliomas y masas inflamatorias. presente a menudo (Fig. 36A.9). El edema es mínimo o está ausente.
La erosión del hueso craneal puede estar presente (Shin et al, 2002).
Tumor neuroepitelial disembrioplásico. Una neoplasia benigna,
el tumor neuroepitelial disembrioplásico (TNED), puede representar el Glioblastoma multiforme. Los glioblastomas constituyen el extremo
tumor subyacente en hasta el 23% de los pacientes con epilepsia del más maligno dentro del espectro de tumores gliales. Representan el
lóbulo temporal. La neoplasia contiene elementos ganglioneurona- 15-20% de todos los tumores intracraneales, son las neoplasias supra­
les, y puede asociarse con displasia cortical. Aproximadamente el tentoriales más frecuentes en los adultos y predominan en los hombres.
80% de los TNED se hallan en los lóbulos temporales, habitualmente La incidencia máxima se encuentra entre los 45 y los 55 años de edad. La
en la porción medial. En la TC o la RM puede observarse una lesión localización más frecuente corresponde al lóbulo frontal, seguido
quística bien delimitada, con o sin intensificación. El edema peritu- por el temporal. La distribución «en alas de mariposa» es característica
moral está ausente. La calcificación es infrecuente. La erosión cra­ de estos glioblastomas, con afectación bihemisférica e infiltración del

FIGURA 36A.9 Ganglioglioma del lóbulo temporal izquierdo en un paciente con historia de convulsiones del lóbulo temporal. A, La Imagen
potenciada en T1 axial muestra una masa con señal baja en la porción medial del lóbulo temporal Izquierdo. B, La lesión se intensifica de modo casi
homogéneo con el gadolinio.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 539

FIGURA 36A. 1 0 Glioblastoma multiforme. A, La imagen


axial potenciada en T1 y (B) la imagen potenciada en T2 revelan una
lesión de masa que comprime el asta frontal y produce desviación de
la línea media. La lesión es de isointensa a hipointensa en la imagen
potenciada en T1, y se hace hiperintensa en la potenciada en T2.
C, La Imagen potenciada en T1 coronal después de la administración
de contraste muestra intensificación irregular de esta lesión, con un
área central de hlpolntensidad que corresponde a un quiste tumoral
o a tejido necrótico (flechas).

C
540 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

cuerpo calloso intermedio. Los glioblastomas tienden a invadir las lep- trar más necrosis que el que no está relacionado con el sida y, por
tomeninges y la duramadre. El pronóstico continúa siendo sombrío, tanto, sus lesiones presentan una intensificación anular y un edema
con una mortalidad de casi el 90% a los 2 años. más prominentes.
La RM suele mostrar una marcada heterogeneidad del tumor Los linfomas pueden diferenciarse de los glioblastomas o de las
(Fig. 36A.Í0), con necrosis y cambios quísticos. Estos tumores tienden metástasis por la falta de edema significativo y efecto masa, un bajo
a sangrar, pero la calcificación es infrecuente. La mayoría de estas lesio­ componente T2 y restricción de la difusión. Los linfomas son gene­
nes se intensifican con el contraste, y el patrón de intensificación es ralmente hiperintensos con respecto a la sustancia gris en IPD, y de
heterogéneo. Se puede observar intensificación anular, con áreas nodu­ isointensos a hipointensos en los mapas de CDA, mientras que los
lares irregulares gruesas alrededor de las regiones necróticas que guar­ gliomas son hiperintensos en ambos (Guo et al, 2002). La apariencia
dan relación con áreas de tejido tumoral viable en el examen histológi­ hiperdensa de los linfomas en la TC es otra característica que los di­
co, por lo que la intensificación tiene utilidad para guiar la biopsia ferencia de los gliomas.
quirúrgica. Conviene destacar que no es posible distinguir exactamente
entre el tumor y el edema. Como en todos los gliomas infiltrantes, no Metástasis cerebrales. Las metástasis cerebrales representan
existe un margen microscópico claro que diferencie las células tumora- el 26% de todos los tumores cerebrales detectados clínicamente, y el
les de la gliosis reactiva, el edema o el cerebro normal. 80-85% de ellas tienen una localización supratentorial. El examen de
Recientes desarrollos en métodos de RM como IPD, IPP y espec­ cribado óptimo para la detección de metástasis intracerebrales es la
troscopia han permitido la cuantificación de variables de imagen que RM con contraste. Las metástasis intraparenquimatosas son más fre­
pueden correlacionarse con el grado y las características biológicas del cuentes, y los tumores de pulmón y mama representan las neoplasias
tumor. Varios estudios han mostrado una correlación entre VSCr y pro­ primarias más habituales. La mayoría de las metástasis intracerebra­
liferación vascular en tumores de alto grado (Cha et al, 2002; Wong et les son múltiples, pero también son comunes las metástasis solitarias
al, 2000). La imagen de perfusión puede ayudar a seleccionar sitios para (30-50% de casos). Se localizan en la unión entre las sustancias gris
biopsia en tumores que se intensifiquen o no, y también puede ayudar y blanca, suelen aparecer bien circunscritas y redondeadas, y muchas
a documentar transformación maligna de tumores de bajo grado. veces están rodeadas por edema (Fig. 36A. 12). La extensión del ede­
ma no guarda relación con el tamaño de las metástasis ni con el esta­
Gliomatosis cerebri. La gliomatosis cerebri es una patología infil- do clínico del paciente.
trativa difusa que afecta a más de un lóbulo. Suele presentarse entre En la RM, las metástasis suelen ser de hipointensas a isointensas
la tercera y quinta décadas de la vida, con alteraciones mentales y en las imágenes potenciadas en TI, e hiperintensas en las imágenes
de personalidad inespecíficas. El pronóstico es malo, con un 50% de potenciadas en T2. El edema peritumoral suele ser prominente, y se
mortalidad en el primer año. La neuroimagen ayuda a localizar sitios identifica como proyecciones digitiformes que siguen los límites de la
activos de tumor para biopsia. En la RM se observan áreas difusas y sustancia blanca. Se aprecia hemorragia intratumoral en el 20% de
mal definidas de hiperintensidad en T2 en grado variable, con o sin las metástasis. Los adenocarcinomas metastásicos, especialmente
intensificación. con lesiones primarias gastrointestinales, pueden ser isointensas en
las imágenes potenciadas en T2. El melanoma metastásico también
Linfoma y enfermedad metastásica. El linfoma primario del SNC es poco común en el sentido que puede mostrar aumento de la inten­
representa aproximadamente el 1% de todos los tumores cerebrales sidad de señal en TI o imágenes no intensificadas debido a hemorra­
primarios, aunque esta incidencia ha ido aumentando progresivamente gia o al efecto paramagnético de la melanina.
durante la última década a causa de su ocurrencia frecuente en pacien­ La administración de contraste aumenta la capacidad para detec­
tes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) o en receptores tar las metástasis. La TC es altamente sensible a la enfermedad me­
de trasplante de órganos que toman fármacos inmunodepresores. tastásica intraparenquimatosa, pero la RM con contraste detecta mu­
Las masas intracerebrales focales constituyen la presentación ini­ chas lesiones no visibles en la TC. En un ensayo, los estudios de RM
cial más habitual del linfoma primario del SNC, y la multiplicidad es con dosis altas de gadolinio (dosis triple) fueron más eficaces que las
frecuente. Las metástasis intracraneales procedentes de un linfoma imágenes intensificadas con dosis estándar de gadolinio (0,1 mmol/kg)
sistémico (no primario del SNC) suelen afectar a las leptomeninges para detectar las metástasis pequeñas. Además, la transferencia de
(con o sin afectación parenquimatosa). magnetización (una técnica que utiliza pulsos de saturación espe­
Los aspectos del linfoma parenquimatoso en los estudios de ciales para inducir una intensificación mayor de la normal de las ve­
neurorradiología comprenden masas que afectan a las estructuras nas corticales y subependimarias y de otras estructuras que conten­
profundas de la sustancia gris, las regiones periventriculares y el gan gadolinio) con RM intensificada mediante dosis normal de
cuerpo calloso. La localización periférica no es infrecuente. La can­ gadolinio, mejora la sensibilidad para las metástasis y aumenta al
tidad de edema observado en la RM es variable. También varía la doble el contraste relativo de las lesiones cerebrales intensificadas.
intensidad de la señal, pero cuando las lesiones son profundas mu­ En general, las metástasis tienen más edema y provocan más efecto
chas veces aparecen isointensas respecto a la sustancia gris en las de masa que los procesos inflamatorios y los gliomas primarios, un
imágenes potenciadas en T2. En la mayoría de los linfomas, la in­ signo que puede ser útil para el diagnóstico diferencial.
tensificación es densa y homogénea (Fig. 36A.11). Es frecuente la La meningitis carcinomatosa se visualiza bien en imágenes poten­
extensión perivascular a lo largo de los espacios de Virchow-Robin ciadas en TI como áreas nodulares o lineales múltiples de intensifi­
(Erdag et al, 2001). cación que afectan a las meninges y a los márgenes subependimarios.
La afectación cerebral secundaria resulta indistinguible del lin­ Las imágenes en FLAIR son especialmente sensibles para detectar
foma primario del SNC, pero la afectación parenquimatosa es más enfermedad subaracnoidea, y pueden mostrar áreas de aumento de
frecuente que la meníngea en el linfoma primario. La RM con con­ intensidad de señal dentro del LCR en el que la señal está suprimida.
traste se muestra más sensible que la TC para detectar la siembra El examen del LCR sigue siendo, sin embargo, la herramienta diag­
leptomeníngea. El linfoma de los pacientes con sida tiende a mos­ nóstica más sensible para la meningitis carcinomatosa.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 36A Neuroimagen estructural 541

FIGURA 36A. 11 Linfoma. A, La imagen potenciada en T1 después de la administración de gadolinio en un paciente con linfoma muestra
múltiples lesiones con intensificación anular en una localización periventricular en el lóbulo frontal, lóbulo parietooccipital derecho y esplenio del cuerpo
calloso con intensificación subependimaria. B, La imagen axial potenciada en T2 muestra lesiones isointensas con respecto a la sustancia gris, que
corresponden a las lesiones con intensificación anular y edema adyacente asociado. C, Las imágenes potenciadas en difusión muestran restricción
dentro de las lesiones y valores bajos en el mapa de coeficiente de difusión aparente (D).
542 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A. 1 2 Metástasis hemorrágicas. A, La imagen


potenciada en T1 previa a la administración de contraste muestra
una masa parietal izquierda bien definida, con un centro hipointenso
(punta de flecha grande) y periferia hiperintensa gruesa irregular
{flecha), consistente con una hemorragia subaguda y un reborde
hipointenso fino {puntas de flecha pequeñas), probablemente
secundario a depósitos de hemosiderina. Es evidente un efecto
masa hemisférica, con compresión del vestíbulo del ventrículo lateral
izquierdo. B, La imagen potenciada en T2 axial muestra proyecciones
digitiformes de edema en la sustancia blanca, asociadas con las
señales mixtas, hipointensas e hiperintensas de la lesión metastásica
misma y la sangre. C, En la imagen potenciada en T1 después de la
administración de contraste se aprecia intensificación. El hallazgo
de edema abundante en presencia de una masa parenquimatosa
pequeña, la localización de la masa en la unión corticomedular y la
hemorragia son datos a favor del diagnóstico de metástasis, a pesar
de la presencia de sólo una lesión.

C
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 543

Tumores infratentoriales
La fosa posterior representa la localización más habitual de los tumo­
res intracraneales primarios en los niños. Los tumores más frecuentes
de la fosa posterior en los niños son, por orden descendente de fre­
cuencia, los astrocitomas cerebelosos, los tumores neuroectodérmi-
cos primitivos (TNEP), los ependimomas y los gliomas troncoence-
fálicos. En el adulto, los tumores infratentoriales constituyen sólo el
15-20% de todos los tumores cerebrales intraaxiales, y los más fre­
cuentes son el hemangioblastoma benigno y las metástasis.

Astrocitoma cerebeloso. El astrocitoma cerebeloso es la neoplasia


de la fosa posterior más común en los niños, y también se encuentra en
los adultos. La mayoría son tumores benignos, con dos histologías co­
munes: astrocitoma pilocítico juvenil (APJ; 80%) y astrocitoma difu-
so/fibrilar (20%). Los signos característicos de un astrocitoma cerebe­
loso en la RM son la presencia de una masa constituida por un quiste
grande único con una porción nodular sólida en la pared del quiste. La
porción sólida del tumor se intensifica con el contraste, mientras que
la pared quística se puede intensificar o no. La porción sólida aparece
hiperintensa respecto al cerebro normal en las secuencias potenciadas
en T2, una característica que diferencia este tumor de los meduloblas-
tomas. La porción quística es isointensa respecto al LCR, mientras que
la porción quística es isointensa respecto al LCR. Las paredes quísticas
que no se intensifican constan de tejido cerebeloso comprimido. Las
paredes que se intensifican son neoplásicas y deben extirparse para
conseguir una resección quirúrgica completa. Los astrocitomas cerebe­
losos pueden no ser quísticos, y cuando son sólidos suelen tener una
señal de intensidad homogénea. La TC puede mostrar calcificación en
el 10-20% de casos. Los astrocitomas cerebelosos difusos de bajo gra­
do muestran bordes mal definidos y ausencia de intensificación.

Tumores neuroectodérmicos primitivos. Los TNEP forman un


grupo de tumores del SNC que, al parecer, proceden de células
neuroepiteliales indiferenciadas o primitivas. El prototipo de estos
tumores es el meduloblastoma. La categoría incluye también al epen-
dimoblastoma, el neuroblastoma cerebral, el pinealoblastoma, el me-
duloepitelioma y el meduloblastoma pigmentado.
El TNEP cerebeloso, el meduloblastoma, representa hasta el 25%
de todos los tumores intracerebrales en los niños, superado sólo por
el astrocitoma cerebeloso. Los tumores se originan la mayoría de las
veces en la línea media, en el velo medular inferior/techo del cuarto
ventrículo, y crecen en sentido anterior hacia dentro del cuarto ven­
trículo. En los adolescentes, los meduloblastomas pueden originarse
en el hemisferio cerebeloso lateral o cerca de la cisterna del ángulo
cerebelopontino. Estos tumores malignos tienden a invadir las lepto-
meninges y producir siembra (metastatizar) en el LCR.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

En la TC aparecen como lesiones de densidad alta que se intensi­


fican con el contraste y producen hidrocefalia. La calcificación está
presente en el 10-20% de casos. En la RM tienen una intensidad de
señal de homogénea a mixta (Fig. 36A.13). En las imágenes poten­
ciadas en T2 y FLAIR las lesiones son casi isointensas con respecto
B
al parénquima cerebral; son hiperintensas en IPD. Las características
de difusión restringida reflejan la alta celularidad y la elevada rela­ FIGURA 36A. 1 3 Meduloblastoma. A, Imagen de RM axial
ción núcleo-citoplasma. Estas neoplasias se intensifican después de potenciada en T1 que muestra una masa en la línea media de la fosa
la administración de contraste. posterior hipointensa con respecto a la sustancia gris, y una lesión más
pequeña en el cerebelo izquierdo. B, Imagen sagital potenciada en T1
Ependimoma. Los ependimomas son tumores habituales en los ni­ después de la administración de contraste, que muestra Intensificación
ños (10% de las neoplasias del SNC pediátricas), y las dos terceras parcheada de la masa. Existe compresión del cuarto ventrículo
partes se localizan en la fosa posterior. Suelen guardar una íntima e hidrocefalia incipiente.
544 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

relación con el cuarto ventrículo o con sus agujeros de salida, y tien­ estos tumores se intensifican con el contraste. La siembra en el LCR
den a nacer desde el suelo y progresar a lo largo de sus recesos late­ es menos frecuente que con los TNER El 50% muestran calcificacio­
rales en el ángulo cerebelopontino. La siguiente localización más nes en la TC.
frecuente corresponde al cuerpo del ventrículo lateral. Los ependi-
momas supratentoriales tienden a ser de localización parenquimatosa Astroeitoma troncoencefálico. Los astrocitomas troncoencefálicos
y pueden tener componentes quísticos. representan el 15% de todos los tumores cerebrales en los niños. Se
La mayoría de las veces, los ependimomas se presentan como ma­ localizan de modo característico en la protuberancia. Otras localiza­
sas parcialmente quísticas, calcificadas y, en ocasiones, hemorrági- ciones son tectales y pontobulbares. La mayoría son del tipo fibrilar
cas. Se pueden extender a través del agujero magno y comprimir la difuso (infiltrante), y una pequeña minoría son astrocitomas pilocíti-
cara dorsal de la médula espinal (ependimoma aplásico). Casi todos cos juveniles benignos. El aspecto del astroeitoma troncoencefálico

FIGURA 36A. 14 Astroeitoma troncoencefálico. A, La


imagen potenciada en T2 axial muestra una lesión hiperintensa
(iflechas) localizada en el mesencéfalo. Esta lesión está obliterando
la porción ventral de las cisternas. B, La imagen potenciada en T1
coronal muestra una lesión mesencefálica hlpointensa (flecha).
C, La Imagen potenciada en T1 sagital después de la administración
de gadolinio muestra una lesión intensificada en el mesencéfalo,
con poca afectación de la placa cuadrigémina.

C
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 545

en la RM es variable por lo que respecta a la intensidad de la señal y encapsulación de la arteria basilar. La mayoría de tumores no se in­
la intensificación. La RM muestra estas lesiones como áreas mal de­ tensifican, y algunos pueden intensificarse ligeramente.
finidas, con intensidad alta en las imágenes con TE y TR largos (Fi­ Los gliomas tectales se presentan con un agrandamiento bien de­
guras 36A.14 y 36A.15). La RM es muy superior a la TC para mos­ limitado del tectum, y casi siempre causan estenosis del acueducto e
trar estas neoplasias. En los casos con agrandamiento grosero del hidrocefalia. Los tumores suelen ser pequeños y pueden no intensifi­
tronco del encéfalo disminuye el tamaño de los espacios cisternales, carse. Como estos tumores raramente progresan clínicamente, pue­
y cuando el crecimiento se convierte en exofítico puede existir una den manejarse de forma conservadora con derivación del LCR y RM
de seguimiento anual.

Hemangioblastoma. El hemangioblastoma es la neoplasia intraaxial


primaria de la fosa posterior más frecuente (70%) en los adultos. Guar­
da una alta relación con la enfermedad de Von Hippel-Lindau, en la que
se encuentran angiomas retinianos, quistes y angiomas del hígado y los
riñones, carcinoma de células renales y feocromocitoma. Aunque el
cerebelo constituye el lugar de afectación más habitual, en ocasiones se
encuentran hemangioblastomas supratentoriales.
En el estudio anatomopatológico y en los exámenes radiológicos,
los hemangioblastomas suelen aparecer como masas quísticas bien
demarcadas, con nodulos altamente vascularizados en la pared del
quiste. Tiene importancia el hecho de que la pared del quiste no sea
tumoral. El nido vascular siempre contacta con la piamadre, por lo
que una teoría alternativa sobre el origen del tumor afirma que la
neoplasia es primariamente meníngea (Fig. 36A.16). Los hemangio-

FIGURA 36A. 1 5 Astrocitoma de la protuberancia. A, La imagen


de resonancia magnética axial después de la administración de gadolinio
muestra una lesión en el lado derecho de la protuberancia, con bordes FlGURA 36A. 1 6 Hemangioblastoma. La tomografía
irregulares e intensificación heterogénea, que está produciendo computarizada después de la administración de contraste muestra una
agrandamiento protuberancial. B, La Imagen potenciada en T2 lesión quística con un nodulo mural Intensificado (flecha), de localización
muestra una lesión con intensidad alta y señal heterogénea. periférica y con base en la pía.
546 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

blastemas son por completo sólidos en el 30-40% de casos, sobre cítica que se proyecta en el ventrículo desde una localización sub-
todo en el compartimento supratentorial. ependimaria. Se encuentra hasta en el 10% de los pacientes con es­
En la RM la mayoría de estas lesiones son quísticas y tienen un clerosis tuberosa, y es infrecuente fuera del contexto clínico de esta
nodulo mural con base en la pía periférica de tejido sólido que se inten­ enfermedad. Los signos del astroeitoma de células gigantes subepen­
sifica mucho, y pueden existir vasos grandes en la masa o en su perife­ dimario en la RM y la TC comprenden la localización típica, una
ria. Los quistes pueden ser isointensos respecto al LCR en todas las masa hiperintensa heterogénea con evidencia de intensificación por
secuencias, o aparecer ligeramente hiperintensos en las imágenes po­ el contraste e hidrocefalia (Fig. 36A.17). Las regiones centrales de
tenciadas en T1, hecho que guarda relación con su alto contenido en hipointensidad en la RM pueden estar causadas por calcificaciones.
proteínas. El nodulo mural es ligeramente hiperintenso respecto a la
sustancia gris en las imágenes con TR largo. A diferencia de los astro­
citomas cerebelosos quísticos o de las metástasis necróticas, la pared
Neurocitoma central
del quiste no está afectada por el tumor y raramente se intensifica. El neurocitoma central es una neoplasia intraventricular benigna de
origen neuronal conocida antes como oligodendroglioma intraventri­
cular. La lesión suele estar localizada en la pared ventricular lateral,
Tumores cerebrales extraaxiales cerca de los fórnices anteriores del agujero de Monro o el septo pelú­
Varios criterios ayudan a establecer la localización extraaxial de una cido. En la TC o la RM la lesión aparece como una masa bien cir­
lesión. Un margen con base amplia en la duramadre es muy sugestivo cunscrita, con intensificación homogénea, que contiene espacios
de lesión extraaxial. Entre las demás características de los tumores quísticos. La TC puede mostrar calcificaciones. En la RM simple la
extraaxiales se incluyen: hiperostosis ósea, invasión del hueso, des­ lesión muestra una señal intermedia en TI y T2 (Fig. 36A.18).
plazamiento de la sustancia gris, deformidad de la sustancia blanca,
desplazamiento hacia dentro de las estructuras vasculares piales
y hendiduras de LCR.
Tumores pineales
Los tumores pineales son infrecuentes, y sólo representan el 1% de
todas las neoformaciones intracraneales. La RM es excelente para dis­
Astroeitoma de células gigantes subependimario tinguir entre masas pineales verdaderas y masas parapineales, una di­
El aspecto clásico de un astroeitoma de células gigantes subependi­ ferencia que tiene una clara relevancia quirúrgica. Se conocen dos gru­
mario es el de una masa en la región del agujero de Monro en un pos mayores de neoplasias pineales: los tumores de células germinales
adulto joven con esclerosis tuberosa. La masa es una neoplasia astro- y los tumores procedentes de las células parenquimatosas pineales.

B
FIGURA 36A. 1 7 Esclerosis tuberosa. A, En esta imagen de tomografía computarizada axial se observan múltiples lesiones perlventriculares
calcificadas (flechas). B, En otro paciente se aprecia una lesión de masa intensificada en la reglón del agujero de Monro. Se estableció el diagnóstico
de astroeitoma de células gigantes subependimario.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 547

más frecuente en los hombres que en las mujeres, clásicamente en la se­


gunda década de la vida. Los germinomas pineales no están encapsula-
dos; por este motivo, diseminan pronto al tercer ventrículo, siembran el
espacio subaracnoideo e invaden el parénquima cerebral adyacente.
El segundo tumor de células germinales pineales más frecuente es el te­
ratoma, que aparece en un grupo de edad más joven que los germinomas.
Puede contener pelos, dientes, huesos y grasa. Los germinomas pineales
son lesiones homogéneas bien circunscritas. Los no hemorrágicos pue­
den mostrar intensidad de señal baja en la imagen potenciada en T2 y se
intensifican mucho tras la administración de contraste intravenoso. Los
focos hipointensos en T2 a menudo reflejan la presencia de calcificación.
En la TC, los tumores son de isodensos a hiperdensos y, en la glándula
pineal, casi siempre absorben la calcificación pineal normal.
Los teratomas, por otra parte, son heterogéneos, con elementos
quísticos y sólidos multiloculares combinados y la intensificación es
variable. La calcificación es frecuente.

Tumores parenquimatosos pineales. El pinealoblastoma (un TNEP)


es un tumor altamente celular que tiende a diseminarse pronto a través
de las vías subaracnoideas, con siembra leptomeníngea y subependi-
maria. El pinealoblastoma tiende a ser isointenso respecto a la sustan­
cia gris en las imágenes potenciadas en TI (similar a otros TNEP) y se
intensifica densamente con el contraste (Fig. 36A.19).
El pinealocitoma es un tumor de adultos más benigno que el pi­
nealoblastoma. Está compuesto por células maduras indistinguibles
del parénquima pineal normal. Se caracteriza por una masa bien dife­
renciada, densamente intensificada, con una señal alta en las secuen­
cias potenciadas en T2. Las calcificaciones son más frecuentes en los
pinealocitomas.
Los tumores malignos de la glándula pineal pueden encontrarse
en pacientes con retinoblastoma bilateral, una patología conocida
como retinoblastoma trilateral.

Quistes coloides
Los quistes coloides son lesiones benignas derivadas del repliegue
del neuroepitelio, probablemente en el plexo coroideo. La mayoría de
esas lesiones se localizan en la cara anterosuperior del tercer ventrículo.
Son la forma más habitual de quistes neuroepiteliales y contienen
material mucoide denso con cantidades variables de restos proteiná-
ceos, productos sanguíneos, células descamadas y varios iones, algu­
nos de ellos paramagnéticos. La mayoría de las lesiones se presentan
entre la tercera y quinta décadas de la vida. Pueden obstruir el aguje­
ro de Monro y dar lugar a hidrocefalia.
En la RM los quistes coloides tienen una señal variada, desde hipo-
intensa hasta muy hiperdensa en las imágenes potenciadas tanto en TI
como en T2. Es posible la intensificación periférica por el contraste
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

(Fig. 36A.20).
FIGURA 36A. 1 8 Neurocitoma. Paciente con signos clínicos
de hipertensión intracraneal A, La Imagen potenciada en T2 axial muestra
una masa en el ventrículo lateral en relación con el septum pellucidum. La Meningiomas
lesión es casi isointensa respecto a la sustancia gris. B, La imagen sagital
Los meningiomas, los tumores intracraneales no gliales primarios
potenciada en T1 con contraste muestra la masa Intensificada que ocupa
más frecuentes, tienen una incidencia máxima durante las épocas me­
una gran porción de los ventrículos laterales.
dia y tardía de la vida. Los meningiomas tienen predilección por cier­
tas localizaciones: región parasagital, convexidad cortical, alas del
esfenoides, tubérculo selar, región paraselar, surco olfatorio, ángulo
Tumores de células germinales. La mayoría de los tumores pineales cerebelopontino, canal basilar y tienda del cerebelo. Suelen ser de
tienen su origen en células germinales. Entre ellos se incluyen germino- base ancha y están conectados a la duramadre adyacente.
mas, teratomas, carcinomas embrionarios, coriocarcinomas y tipos mix­ Si se utilizan imanes con una elevada intensidad magnética, la RM
tos. Entre ellos, los germinomas son los más habituales. La afectación es sin contraste proporciona una tasa de detección de los meningiomas
548 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

B
FIGURA 36A. 1 9 Pinealoblastoma. A, La imagen potenciada
en T2 axial muestra una masa hipointensa que produce efecto masa FIGURA 36A.20 Quiste coloideo. A, Existe una lesión redondeada
sobre la porción posterior del tercer ventrículo. B, La imagen de en la reglón del agujero de Monro, hlperlntensa en la imagen potenciada en
resonancia magnética sagital después de la administración de contraste T2 (flechas). Se aprecia hidrocefalia asociada. B, La Imagen potenciada
muestra la masa y su efecto sobre los colículos y el acueducto de Silvio, en T1 después de la administración de contraste muestra una lesión
con hidrocefalia resultante. hipointensa con ligera intensificación periférica (flechas).
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 549

comparable a la de la TC con contraste. La RM es superior a la TC tumor y su intensidad en las imágenes potenciadas en T2, aunque no
para determinar la invasión del seno dural con oclusión del flujo veno­ es posible una tipificación histológica exacta por la RM. Casi todos
so, así como para definir la vascularización y el envainamiento arterial los meningiomas hiperintensos respecto a la sustancia gris en las imá­
del tumor. En las imágenes potenciadas en TI los meningiomas son genes potenciadas en T2 son de tipo sincitial o angioblástico, mientras
isointensos o hipointensos respecto a la sustancia gris, y en las imáge­ que los tipos celulares fibroblástico y transicional son hipointensos
nes potenciadas en T2 aproximadamente la mitad se muestran isoin­ respecto a la sustancia gris en las imágenes potenciadas en T2. La
tensos y la otra mitad son hiperintensos respecto a la sustancia gris calcificación también se observa con mayor frecuencia en los tipos
(Fig. 36A.21). Existe una buena correlación entre la histología del fibroblástico y transicional. La mayoría de los meningiomas muestran

FIGURA 36A.21 Meningioma. A, La imagen de resonancia


magnética potenciada en T1 axial muestra una masa bien definida,
predominantemente isointensa (respecto a la sustancia gris), en la
región parasagital Izquierda. Las áreas diseminadas de señal baja
en la masa eran zonas de calcificación. B, La imagen potenciada en
T2 coronal muestra una masa parasagital isointensa con base dural,
engrasamiento de la tabla Interna adyacente (flecha pequeña),
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

desviación de la hoz hacia la derecha (flecha grande), edema


peritumoral (puntas de flecha) y compresión ventricular. C, La imagen
potenciada en T1 axial después de la administración de contraste
muestra intensificación densa de la masa. Las pocas zonas
de la masa que no se intensifican (puntas de flecha pequeñas)
corresponden a calcificaciones.

C
550 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

un patrón de intensidad heterogénea. La vascularización tumoral se ha vasculares y responsables de la contractibilidad del vaso). La edad de
identificado aproximadamente en la tercera parte de los casos como presentación corresponde a la quinta década de la vida. El tumor es
hipointensidades puntiformes y curvilíneas. Puede observarse una más frecuente en los hombres que en las mujeres. La presentación
cola dural intensificada hasta en el 60% de los meningiomas. No se clínica guarda relación con la localización extraaxial de la masa.
sabe con certeza si representa cambios benignos reactivos al tumor En el estudio radiológico la lesión, cuando es pequeña, aparece
adyacente o infiltración microscópica tumoral. La cola dural también bien circunscrita. Cuando es grande, tiende a tener un aspecto lobula­
puede observarse con las metástasis durales y las lesiones malignas no do, con espacios quísticos que aparecen hiperintensos en las imáge­
meningiomatosas. La calcificación, observada en el 20% de los me­ nes potenciadas en T2. La lesión se intensifica mucho con contraste
ningiomas, aparece como regiones groseras e irregulares de hipoin- intravenoso de gadolinio en la RM o con contraste yodado en la TC.
tensidad en las secuencias potenciadas en TI y T2. Los meningiomas Suele haber múltiples vacíos de flujo dentro de la masa. La calcifica­
pueden asociarse con hiperostosis del hueso craneal adyacente, que se ción es infrecuente. En la angiografía puede observarse vascularización
observa como intensidad de señal baja en el espacio diploico. La RM pial con marcada intensificación, aunque en ocasiones se observa
puede no distinguir entre la obstrucción completa y la casi total del irrigación pial, dural o de ambos tipos. Si la resección del tumor es
seno venoso, y en esos casos pueden ser necesarias la ARM o la an­ incompleta, es habitual la recidiva. Las metástasis extracraneales del
giografía convencional para planificar la intervención quirúrgica. hemangiopericitoma no son infrecuentes (Fig. 36A.22).
Se observa edema cerebral aproximadamente en el 50% de los
meningiomas; el edema más significativo se encuentra en los menin­
giomas de los tipos celulares sincitial o angioblástico. Los meningio­
Sarcoma meníngeo
mas angioblásticos se consideran histológicamente idénticos a los Esta infrecuente neoplasia maligna procede de las meninges. Es más
hemangioblastomas, y muestran neovascularización tumoral. Una habitual en los niños (media de edad, 2 años). Puede haber una aso­
variedad menos frecuente del meningioma es clínicamente más agre­ ciación con radioterapia previa. No está encapsulada y suele infiltrar
siva e histológicamente similar al hemangiopericitoma extracraneal. el cerebro. El estudio radiológico muestra una masa grande, con fuer­
te intensificación y localización extraaxial. En la TC sin contraste la
lesión aparece isodensa respecto al cerebro. En la RM es isointensa
Hemangiopericitoma en las imágenes potenciadas en TI y ligeramente hiperintensa en las
El hemangiopericitoma es un tumor de origen incierto. Se cree que potenciadas en T2. Un signo característico es la tasa de crecimiento
procede de los hemangiopericitos (células localizadas en las paredes rápido del tumor en un intervalo de tiempo corto.

FIGURA 36A.22 Hemangiopericitoma. A, La imagen potenciada en T2 axial muestra una masa hiperintensa extraaxial temporal derecha
que contiene quistes periféricos. La masa comprime el parénquima cerebral edematoso adyacente. B, El tumor está intensificado por el gadolinio.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 551

Tumores selares y paraselares


Adenoma hipofisario. Los adenomas hipofisarios menores de
10 mm se denominan microadenomas, y los mayores de 10 mm se co­
nocen como macroadenomas. El más frecuente de los adenomas
con secreción activa es el prolactinoma. Los niveles séricos de pro­
lactina en pacientes con tumores secretores de prolactina suelen ser
mayores de 100 ng/ml (normal, < 20 ng/ml). Los niveles de prolac­
tina de 20 a 100 ng/ml pueden reflejar una alteración pituitaria u
otras causas de hiperprolactinemia de leve a moderada, como em­
barazo, estado posparto, hipotiroidismo, insuficiencia renal, patolo­
gía mamaria, terapia estrogénica, convulsiones o efectos secunda­
rios de varios fármacos. Los adenomas hipofisarios no funcionantes
se manifiestan con síntomas y signos causados por compresión o
invasión de estructuras adyacentes al adenoma, como el quiasma
óptico y el seno cavernoso.
La mayoría de las veces, la RM del adenoma hipofisario muestra
una intensidad de señal baja en las imágenes potenciadas en TI y de
intensidad alta en las potenciadas en T2, en comparación con el te­
jido hipofisario normal. La hiperintensidad en las imágenes poten­
ciadas en TI suele representar colecciones de sangre subagudas
(Fig. 36A.23). Esta hemorragia suele ser subclínica, pero puede in­
dicar que se ha producido extravasación de sangre significativa en
el tumor hipofisario. La intensificación con gadolinio puede detec­
tar adenomas en otro caso no visibles, gracias a la diferencia de
intensificación entre el tejido glandular normal y el microadenoma
no intensificado (Fig. 36A.24). La RM intensificada proporciona el
mejor método para detectar los pequeños adenomas existentes en la
enfermedad de Cushing. A veces, las imágenes tardías (de 30 a 60 mi­
nutos tras la inyección de contraste) pueden mostear una inversión
del contraste de la imagen a causa de la acumulación de gadolinio
en el adenoma y el lavado en el resto de la glándula normal.
El macroadenoma aparece de forma característica como una masa
hipointensa en las imágenes potenciadas en TI. La visualización de
las carótidas cavernosas y las arterias cerebrales media y anterior evi­
ta la necesidad de angiografía preoperatoria. Es frecuente la exten­
sión lateral del tumor en el seno cavernoso, que puede asociarse con
concentraciones extremadamente altas de prolactina. Muchas veces
es imposible determinar si el seno cavernoso está invadido o compri­
mido por el adenoma, debido a que la pared medial del seno cavernoso
es muy fina (Cottier et al, 2000; Nakasu et al, 2001). Sin embargo, la
presencia de tejido anormal entre la pared lateral del seno cavernoso
y la carótida cavernosa proporciona un indicador fiable de invasión del
seno cavernoso. La extensión del tumor envolviendo más del 50%
de la arteria carótida interna se considera generalmente evidencia de
invasión del seno cavernoso. Es infrecuente la constricción marcada
o la oclusión de la carótida cavernosa por un adenoma hipofisario. Un
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

adenoma pituitario puede ocasionalmente extenderse hacia abajo y


presentarse como una masa del seno esfenoideo.

Craneofaringioma. Los craneofaringiomas son, histológicamente,


tumores benignos de crecimiento lento de origen epitelial con una FIGURA 36A.23 Macroadenoma hipofisario hemorrágico.
composición mixta quística y sólida. Histológicamente, hay dos pa­ Las imágenes potenciadas en T1 sin contraste, sagital (A) y coronal (B),
trones distintos, el adamantinomatoso y el papilar, pero puede haber muestran una señal hlperintensa (sangre subaguda) en una masa selar y
patrones transicionales (Eldevik et al, 1996). Suelen presentarse en la supraselar (flechas). Este paciente se presentó con apoplejía hipofisarla
cisterna supraselar. Raramente, el tumor puede presentarse dentro de y pérdida de visión súbita, explicada por la compresión del quiasma
la silla, en el quiasma óptico o en el tercer ventrículo. Es frecuente la óptico y la hemorragia quiasmática (puntas de flecha). Incidentalmente,
calcificación, especialmente en los niños. Los quistes de línea epite­ en A se aprecia una glándula pineal multlquística (quiste pineal).
lial tienen contenidos variables, como queratina, colesterol, material
proteináceo, células descamadas y sangre.
552 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

contraste, las porciones sólidas suelen intensificarse moderadamen­


te (Fig. 36A.25). La extensión de estas masas puede ser notable, con
crecimiento debajo de los lóbulos frontal y temporal y extensión in­
ferior a lo largo del canal basilar.

Meningioma. El 10% de los meningiomas se producen en la región


paraselar. Se originan a partir del ala esfenoidal, el diafragma de la
silla, el canal basilar o el seno cavernoso. En la RM, estos tumores
aparecen isointensos respecto a la sustancia gris en las imágenes po­
tenciadas en TI; el 50% aparecen isointensos respecto a la sustancia
gris en las imágenes potenciadas en T2, y el 40% son hiperintensos.
El envainamiento vascular es un hallazgo habitual en los meningio­
mas del seno cavernoso. Los meningiomas se intensifican mucho con
el gadolinio, y los procedentes de las paredes del seno cavernoso pue­
den ser difíciles de separar de la sangre venosa intensificada en el
seno cavernoso.

Gliomas quiasmáticos e hipotalámicos. La distinción entre glio­


mas originados en el quiasma óptico y en el hipotálamo es arbitraria,
puesto que la lesión afecta con frecuencia a las dos áreas. Estos glio­
mas se observan con mayor frecuencia en los niños, sobre todo en
aquellos con neurofibromatosis de tipo 1 (NF1) (Fig. 36A.26). Los tu­
mores del quiasma son más agresivos que los que se originan en los
nervios ópticos. Los gliomas hipotalámicos son más malignos y pue­
den invadir el tálamo adyacente y el tronco del encéfalo. Pueden obs­
truir el tercer ventrículo y producir hidrocefalia.
En las imágenes potenciadas en T1 los gliomas suelen ser isoin­
tensos, mientras que aparecen moderadamente hiperintensos en las
imágenes potenciadas en T2. Dado que pueden extenderse posterior­
mente a lo largo de las vías ópticas hasta los cuerpos geniculados la­
terales, radiaciones ópticas y córtex visual, se necesitan imágenes
potenciadas en T2 de todo el cerebro. La RM con supresión de grasa
es útil cuando hay extensión intraorbitaria.

Schwannoma vestibular
Los schwannomas vestibulares se originan en las células de Schwann
que cubren la porción vestibular del VIII par craneal, y son frecuentes
en la neurofibromatosis de tipo 2 (NF2) (Fig. 36A.27).
En la RM, la mayoría de los tumores se visualizan en las imágenes
potenciadas en TI en cortes finos, donde están bien delimitados del
LCR. En las imágenes potenciadas en T2 son hiperintensos. El patrón
de señal suele ser heterogéneo debido a su composición interna, que
es variada e incluye diferentes células, alteraciones microquísticas y
mucinosas, y regiones de calcificación focal. Una heterogeneidad
significativa en la RM es más característica de los neurinomas acús­
ticos que de los meningiomas, que son las otras lesiones frecuentes
FIGURA 36A.24 Microadenoma hipofisario. Las imágenes en el ángulo cerebelopontino (Fig. 36A.28). Los schwannomas vesti­
potenciadas en T1 después de la administración de contraste, en los bulares pueden mostrarse en la RM sin contraste cuando tienen 5 mm
planos sagital (A) y coronal (B), muestran una lesión no intensificada o más. Habitualmente, una porción intracanalicular del tumor se aso­
en la cara anteroinferior de la glándula (flechas). Nótese la pendiente cia con una masa cisternal. Aproximadamente el 20% de los neurino­
del suelo de la silla (punta de flecha). mas acústicos no tienen componente intracanalicular, y en estos ca­
sos el diagnóstico diferencial con los meningiomas es difícil. Los
tumores intracanaliculares pequeños pueden mostrarse mediante in­
En la RM los craneofaringiomas aparecen como masas hetero­ tensificación con contraste.
géneas supraselares, con componentes que pueden ser hiperinten- Los meningiomas suelen tener una amplia fijación dural, son a me­
sos en las imágenes potenciadas tanto en TI como en T2. La inten­ nudo de aspecto hemisférico y forman un ángulo obtuso con el hueso
sidad de señal aumentada en las imágenes potenciadas en TI puede petroso temporal, a diferencia de los schwannomas vestibulares, que
ser causada por concentraciones de proteínas mayores de 90 g/dl, forman un ángulo agudo. Aunque los meningiomas pueden invadir el
por la presencia de metahemoglobina o por ambas. Si se administra canal auditivo interno, el canal raramente está ensanchado.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 553

FIGURA 36A.25 Craneofaringioma. En la imagen potenciada en T1 sagital (A) y coronal (B) tras la administración de contraste se observa
una gran masa supraselar heterogénea con intensificación no uniforme del componente sólido. Se observa una tenue intensificación en los bordes del
componente quístico mayor. El principal diagnóstico diferencial se encuentra entre un adenoma pituitario con extensión supraselar y el craneofaringioma.
Nótese que en ambas imágenes la silla turca no está agrandada; una indicación clara de que no se trata de un adenoma pituitario.

FIGURA 36A.26 Neurofibromatosis.


Agrandamiento bilateral de los nervios
ópticos en un paciente con neurofibromatosis
de tipo 1. El paciente tenía también un glioma
del quiasma óptico.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
554 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Las lesiones hiperintensas de la sustancia blanca periventricular


oscilan desde el aspecto de caperuza normal de las astas frontales
hasta regiones confluentes con señal de alta intensidad anormal, que
se extienden en la profundidad de la sustancia blanca. La cantidad de
hiperintensidad periventricular aumenta con la edad y es más eleva­
da en los pacientes con enfermedad vascular. Las lesiones subcortica-
les, de naturaleza isquémica, se hallan localizadas fuera de la región
periventricular, en la sustancia blanca cerebral, la sustancia gris pro­
funda (ganglios basales) o la protuberancia. La extensión de estas
lesiones también aumenta con la edad y en los pacientes con trastor­
nos como la demencia multiinfarto.
Habitualmente, se observa hipointensidad respecto a la sustancia
gris en las imágenes potenciadas en T2, en el globo pálido, el núcleo
rojo, la sustancia negra y los núcleos dentados, a causa del depósito
de hierro. Con el envejecimiento, se produce una disminución pro­
gresiva de la señal en el putamen y el caudado. Muchos procesos
neurodegenerativos se asocian con una pérdida de señal excesiva en
los núcleos extrapiramidales y los tálamos.

Demencia
Enfermedad de Alzheimer. En esta enfermedad la RM muestra
atrofia generalizada y agrandamiento simétrico o asimétrico de las
astas temporales, las fisuras de Silvio y la cisterna supraselar. En ge­
FIGURA 36A.27 Schwannomas vestibulares. Schwannomas
neral, el grado de atrofia es mayor que el atribuible al envejecimiento
vestibulares bilaterales en un paciente con neurofibromatosis de tipo 2.
normal. La atrofia en la región medial de los lóbulos temporales y el
La imagen axial potenciada en T1 tras la administración de contraste
número y tamaño de los focos hiperintensos en la sustancia blanca
muestra masas bilaterales lobuladas en el ángulo cerebelopontino,
son, generalmente, mayores que en los ancianos sanos.
con extensión a los canales auditivos internos.
Demencia multiinfarto. La DMI se puede deber a infartos cortica­
les y/o a múltiples infartos subcorticales, y guarda relación con la
hipertensión arterial. La hiperintensidad periventricular extensa, los
Quistes epidermoides infartos corticales y los infartos lacunares en los ganglios basales de
Los quistes epidermoides son lesiones congénitas de origen ectodér- un paciente con demencia apoyan el diagnóstico clínico de DMI, o de
mico, y no suelen presentarse hasta la tercera o la cuarta décadas de una mezcla de DMI y enfermedad de Alzheimer. Los cambios promi­
la vida. Las localizaciones más frecuentes corresponden al ángulo nentes de la señal de la sustancia blanca en la RM, y sobre todo las
cerebelopontino, las áreas supraselares y paraselares, y la fosa cra­ lesiones subcorticales, apoyan el diagnóstico de DMI frente al de en­
neal media. Tienden a diseminarse por los espacios del LCR e insi­ fermedad de Alzheimer (Fig. 36A.30). Se pueden encontrar infartos
nuarse en el parénquima cerebral adyacente, y pueden envolver ner­ lacunares en todas las formas de DMI.
vios craneales y vasos.
En la TC aparecen hipodensos, no se intensifican con el contraste Enfermedad de Pick. En el examen macroscópico, la enfermedad
y puede ser difícil diferenciarlos de los quistes aracnoideos. Sin em­ de Pick se caracteriza por atrofia lobular, que puede ser asimétrica, y
bargo, su superficie externa es lobulada, a diferencia de la superficie la afectación es más habitual en los lóbulos frontales y temporales.
lisa de los quistes de la aracnoides. En la RM, la mayoría de epider­ Los lóbulos parietales y occipitales suelen estar conservados. El he­
moides son casi isointensos respecto al LCR en todas las secuencias misferio dominante (habitualmente, el izquierdo) puede estar más
de pulso, excepto en FLAIR. El 10-20% son brillantes en las imáge­ gravemente afectado por la atrofia. Se demuestra una marcada atrofia
nes potenciadas en TI debido a productos sanguíneos, contenido pro­ de los lóbulos frontal y temporal anterior en TC y RM, con conserva­
teico, grasa o calcio (Fig. 36A.29). La IPD es la secuencia más apro­ ción de la parte posterior de la circunvolución frontal superior y el
piada para diferenciar entre quistes aracnoideos y epidermoides. Los cerebro posterior a ella. Se observa un patrón similar de atrofia en las
epidermoides suelen mostrar restricción de la difusión o difusión si­ otras formas de demencia frontotemporal.
milar a la del cerebro. Los epidermoides raramente se intensifican.
Arteriopatía cerebral autosómica dominante con infartos subcorti­
cales y leucoencefalopatía (CADASIL). La CADASIL es una en­
Trastornos neurodegenerativos fermedad hereditaria autosómica dominante ligada a mutaciones del
gen NOTCH3 en el cromosoma 19. La RM cerebral muestra regiones
Atrofia confluentes de hiperintensidad en T2 en la sustancia blanca y en los
Con el envejecimiento normal se produce un agrandamiento progre­ ganglios basales. La afectación del lóbulo temporal anterior y la cáp­
sivo, entre leve y moderado, de los ventrículos, los surcos y los espa­ sula externa puede ayudar a diferenciar la CADASIL de la enferme­
cios cisternales. En los trastornos neurodegenerativos, la atrofia es dad de pequeño vaso o de un proceso desmielinizante (Chabriat et al,
excesiva y prematura. 1998; O'Riordan et al, 2002).
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 555

FIGURA 36A.28 Meningioma. A, La imagen potenciada en


T2 axial muestra una masa hiperintensa con base amplia localizada
en el ángulo cerebelopontlno izquierdo. El conducto auditivo interno
(flecha) no está afectado por la lesión. Las imágenes potenciadas
en T1 coronales, antes (B) y después (C) de la administración de
gadolinio, muestran la lesión, que desplaza el tronco del encéfalo
hacia la derecha. Nótese la falta de extensión en el conducto auditivo
Interno izquierdo.

C
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. La TC y la RM pueden ser nor­ Nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (encefalitis
males en los estadios tempranos de la enfermedad. Un aumento de la espongiforme bovina o enfermedad de las vacas locas). El hallaz­
intensidad de señal simétrica en los ganglios basales y, ocasional­ go más precoz en la RM en la nueva variante de la enfermedad de
mente, en la sustancia blanca son cambios precoces y pueden prece­ Creutzfeldt-Jakob es la alteración de la intensidad de señal en el pul-
der a los signos clínicos y neurofisiológicos característicos de la en­ vinar (Will et al, 2000; Zeidler et al, 2000).
fermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ). También puede detectarse alta
intensidad de señal en T2 asimétrica cortical, talámica y simétrica
occipital (Tschampa et al, 2002). La IPD es sensible para detectar
Trastornos del movimiento
alteraciones en los estadios precoces, incluso antes del desarrollo Parkinsonismo. El parkinsonismo comprende varias condiciones,
de alteraciones de señal en FLAIR (Parazzini et al, 2003). Las medi­ como la enfermedad de Parkinson, la atrofia multisistémica que in­
ciones del CDA también pueden ser anormales antes de los cambios cluye el síndrome de Shy-Drager, la atrofia olivopontocerebelosa,
de señal en IPD (Tschampa et al, 2003 ). En los estadios tardíos de la la parálisis supranuclear progresiva, la degeneración estriatonigral y la
enfermedad existe una atrofia significativa. degeneración ganglionar corticobasal (v. Capítulo 75).
556 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.29 Quiste epidermoide. Una lesión está localizada en el ángulo cerebelopontino derecho, que es hipointensa (ligeramente más
intensa que el LCR) en la imagen potenciada en T1 (A), isointensa con respecto al LCR en la imagen potenciada en T2 (B) e hiperintensa con respecto
al LCR en la imagen FLAIR (C). La lesión muestra intensidad de señal aumentada en la IPD (D) y es isointensa en el mapa de CDA (E).
Continúa
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 557

Figura 36A.29 cont.

Enfermedad de Parkinson. Las manifestaciones radiológicas de la


enfermedad de Parkinson son, con frecuencia, indistinguibles de las
descritas en el envejecimiento normal. Puede estar disminuido el an­
cho de la parte compacta de la sustancia negra o la señal en el puta­
men. Este último dato es más frecuente en los pacientes con síndro­
mes de Parkinson plus. Los pacientes con síndrome de Shy-Drager
asociado con degeneración estriatonigral presentan este dato en la
RM (Fig. 36A.31), mientras que la RM es normal en los casos de
fracaso autonómico puro. En la degeneración estriatonigral, el exa­
men anatomopatológico y el estudio neurorradiológico muestran
atrofia del estriado, con cambios de señal en el putamen. Específica­
mente, con 1,5 T, la señal del putamen es tan hipointensa como la del
globo pálido, y está disminuido el ancho de la parte compacta. En la
FIGURA 36A.30 Demencia multünfarto. Las imágenes
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

atrofia olivopontocerebelosa, la RM muestra atrofia y señal anormal


potenciadas en T2, axial (A) y coronal (B), muestran hiperintensidad
de la protuberancia y el cerebelo (Fig. 36A.32). Existe atrofia de la
periventricular (flechas) y múltiples lesiones subcorticales (puntas de
protuberancia, los pedúnculos cerebelosos medios, el cerebelo y las
flecha). Se observan espacios perivasculares prominentes en la región
olivas inferiores. En las imágenes con TR largo se observa una ligera
de los ganglios basales.
hiperintensidad que afecta a las vías pontocerebelosas y las olivas.

Encefalopatías mitocondriales
subaguda o enfermedad de Leigh, que es una enfermedad mitocon­
Se han descrito varios síndromes de disfunción mitocondrial con drial grave y con frecuencia fatal (v. Capítulo 67). En la enfermedad
afectación neurológica, entre ellos: la epilepsia mioclónica con fi­ de Leigh existe necrosis y proliferación capilar en los ganglios ba­
bras rojas deshilachadas (MERRF); la encefalopatía mitocon­ sales, la médula espinal y el tronco del encéfalo. La TC suele mos­
drial con acidosis láctica y episodios similares a ictus (MELAS); trar áreas de baja densidad en el putamen y los núcleos caudados,
el síndrome de Kearns-Sayre, y la encefalomielopatía necrotizante que no se intensifican después de la administración de contraste.
558 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.31 Síndrome de Shy-Drager. La Imagen potenciada


en T2 axial muestra hipointensidad en la región del putamen (flechas).
Existen atrofia del lóbulo temporal derecho (fisura de Silvio ensanchada)
y ventriculomegalia.

A B
FIGURA 36A.32 Atrofia olivopontocerebelosa. A, La imagen potenciada en T2 axial a través de la protuberancia muestra una señal hiperintensa
anormal de las fibras pontinas transversales (entre el techo y la base de la protuberancia) (flechas). Existe atrofia cerebelosa. B, Una sección más inferior
muestra una señal hiperintensa anormal del pedúnculo cerebeloso medio derecho (flecha). También se aprecia atrofia troncoencefálica, con agrandamiento
de las cisternas y el cuarto ventrículo.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 559

Las imágenes de RM potenciadas en T2 muestran focos hiperinten­ menos sensibles. A veces, las placas agudas pueden tener un borde
sos simétricos notables en el globo pálido, el putamen y el caudado. delgado de hiperintensidad en TI, que se ha atribuido a radicales li­
Las anomalías radiológicas cerebrales más habituales en la MELAS bres, macrófagos cargados de grasa y proteínas. Se aprecia intensifi­
son las correspondientes a los infartos cerebrales. Se producen in­ cación por gadolinio en muchas placas agudas, y es probable que este
fartos tanto grandes como multifocales, y los lóbulos occipitales signo desaparezca al cabo de pocos días. Un pequeño número de pla­
representan el lugar de afectación más frecuente. En la MERRF el cas producen un efecto masa durante la fase aguda. Con el paso del
estudio radiológico puede mostrar alteraciones similares a las des­ tiempo, disminuye el tamaño de las áreas de inflamación, que dejan
critas para la MELAS, o revelar cambios atrofíeos en la corteza una placa con intensidad alta en las imágenes potenciadas en T2.
cerebral, el tronco del encéfalo o el cerebelo. Las placas suelen ser discretas, con bordes bien definidos. Las
lesiones más grandes pueden confluir. Las placas periventriculares
son de localización perivenular y tienen forma ovoide, con el eje ma­
Enfermedad de la sustancia blanca yor orientado transversalmente en las imágenes axiales.
Las placas son frecuentes en las regiones periventriculares, espe­
Enfermedades desmielinizantes cialmente a lo largo de las caras laterales de los vestíbulos y las astas
Las enfermedades desmielinizantes se caracterizan por destrucción occipitales, cápsula interna, cuerpo calloso, corona radiante, centro
de la mielina normal. También pueden existir pérdida de axones y semioval, protuberancia, pedúnculo cerebeloso medio y vías visua­
gliosis secundaria. La esclerosis múltiple (EM) es la enfermedad des­ les. También puede afectarse la sustancia gris cortical y los ganglios
mielinizante más frecuente. basales. Las placas localizadas en la región periventricular quizá no
se vean bien en las imágenes con TR y TE largos, en las que el LCR
Esclerosis múltiple. En la RM, las placas de la EM aparecen como de los ventrículos aparece brillante y puede oscurecer las placas. Las
áreas redondeadas con señal aumentada en las imágenes potenciadas imágenes de densidad de protones (TR largo-TE corto) definen mejor
en T2 y FLAIR, y son hipointensas en las imágenes potenciadas en las lesiones de la EM.
TI (Fig. 36A.33) (v. Capítulo 58). Las imágenes potenciadas en T2 La atrofia cerebral puede ser marcada en la EM crónica de lar­
son superiores en la fosa posterior; FLAIR es más sensible en el ce­ ga evolución. También existe atrofia del cuerpo calloso en el 40%
rebro supratentorial. En general, las imágenes potenciadas en TI son de casos.

FIGURA 36A.33 Esclerosis múltiple. Las imágenes axiales potenciadas en densidad de protones muestran lesiones hiperintensas en la reglón
periventricular (A) y el centro semioval (B) en un paciente con esclerosis múltiple.
560 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Técnicas de RM avanzadas. La técnica de imagen por transferen­ Síndrome de encefalopatía posterior reversible. El síndrome de en­
cia de magnetización (TM) utiliza la sustracción para generar imáge­ cefalopatía posterior reversible (SEPR) es un trastorno neurológico
nes que reflejan el intercambio de magnetización entre los protones cada vez más reconocido, con hallazgos característicos en la RM. La
que están unidos a macromoléculas y los que se hallan libres. La tasa causa subyacente es la elevación de la presión sanguínea, que puede
de este intercambio puede estar reducida o aumentada en varios esta­ producirse de forma aguda o subaguda. Varios trastornos se asocian
dios de inflamación, destrucción de la mielina o remielinización. El con el SEPR, como la hipertensión arterial maligna, la insuficiencia
efecto de transferencia de magnetización es más prominente en la renal crónica (uremia), la preeclampsia, la eclampsia, los pacientes
sustancia blanca normalmente mielinizada, y su efecto es menor en trasplantados en tratamiento inmunodepresor, como ciclosporina o
las áreas de desmielinización. En la EM, las tasas de transferencia de tacrolimus (FK506), los pacientes en tratamiento con cisplatino, el
magnetización descienden progresivamente a medida que aumenta la síndrome hemolítico-urémico, la púrpura trombótica trombocitopéni-
hipointensidad en las lesiones potenciadas en TI como resultado de ca y el lupus eritematoso sistémico. Su patogenia se basa en la teoría
la desmielinización. También se ha encontrado un descenso de las de que la presión elevada, muy por encima de la basal del paciente,
tasas de transferencia de magnetización en regiones de la sustancia excede la capacidad autorreguladora vascular cerebral, resultando en
blanca en que las placas focales han aparecido más tarde en las imá­ una vasodilatación radical de las arteriolas cerebrales. Esto da lugar a
genes potenciadas en T2 (Pike et al, 2000). edema vasogénico en el parénquima cerebral. Las arterias cerebrales
Como la TM, la IPD se ha empleado ampliamente para caracteri­ posteriores, escasamente inervadas por fibras simpáticas, son más sus­
zar las placas de EM y para evaluar la carga lesional global en los ceptibles a la elevación de la presión sanguínea, y la sustancia blanca
pacientes con EM. Las placas agudas pueden mostrar restricción de subcortical occipital se afecta con frecuencia (Port y Beauchamp,
la difusión con bajo CDA; las lesiones de subagudas a crónicas sue­ 1998; Provenzale et al, 2001). La sustancia gris adyacente también
len mostrar una elevación del CDA intermedio. Además, los cambios puede afectarse, y la extensión a los lóbulos frontales tampoco es in­
en la IPD pueden preceder a la formación de lesiones focales por lo frecuente. La afectación aislada del lóbulo frontal es infrecuente.
menos en 6 meses. En la RM, las lesiones son hiperintensas en FLAIR y en T2
Por desgracia, la espectroscopia de protón no ha demostrado ser (Fig. 36A.35). Puede haber intensificación parcheada. En general, las
muy útil, porque los resultados son inespecíficos y no pueden distin­ lesiones de sustancia blanca del SEPR no muestran restricción de la
guir entre tumores y otros trastornos inflamatorios. Las placas agudas difusión y son en, gran parte, reversibles. La presencia de cualquier
muestran reducción del NAA y elevación de colina, así como aumen­ restricción de la difusión puede indicar enfermedad más grave, con is­
to de lípidos móviles procedentes de la destrucción de mielina. Las quemia secundaria y la posibilidad de lesión cerebral irreversible.
lesiones crónicas tienen NAA reducido y colina y creatina normales.

Encefalomielitis diseminada aguda. En la encefalomielitis disemi­


Leucodistrofias
nada aguda las lesiones se encuentran en la sustancia blanca del tronco El patrón en la RM se caracteriza por lesiones progresivas de la sus­
del encéfalo, cerebro, cerebelo y médula espinal. En la RM, las lesiones tancia blanca y atrofia cerebral difusa (v. Capítulo 65). Existen algu­
son hipointensas en las imágenes potenciadas en T1 e hiperintensas en las nos datos distintivos entre las diferentes leucodistrofias en las fases
imágenes potenciadas en T2, sin hemorragia ni calcificación. Las lesio­ precoces del curso de la enfermedad.
nes clásicamente se producen en la sustancia blanca subcortical, y no
tienen predilección por la sustancia blanca periventricular. Puede existir Enfermedad de Krabbe. La TC muestra una densidad aumentada
afectación de la sustancia gris (Fig. 36A.34) (v. Capítulo 58). En la en­ en los tálamos, el caudado y la corona radiante. En la RM las lesio­
cefalomielitis diseminada aguda puede observarse intensificación, y las nes afectan a los ganglios basales y a la sustancia blanca de una
lesiones suelen resolverse como respuesta al tratamiento corticoideo. El forma simétrica.
curso clínico es brusco, con un curso monofásico, a diferencia de la EM
y de la mayoría de las otras enfermedades de la sustancia blanca. Leucodistrofia metacromática. La TC y la RM revelan lesiones
La encefalopatía necrotizante aguda es una reacción posviral, difusas de la sustancia blanca en esta enfermedad (Fig. 36A.36).
como la encefalomielitis aguda diseminada, que habitualmente afec­
ta al tálamo bilateralmente, tronco del encéfalo, tegmento pontino y Adrenoleucodistrofia. La TC y la RM muestran áreas simétricas
cerebelo. Es más grave que la encefalomielitis diseminada aguda con con alteraciones de la sustancia blanca alrededor de los vestíbulos de
necrosis y afecta tanto a la sustancia gris como a la blanca. los ventrículos laterales que abarcan el esplenio del cuerpo calloso.
En el margen lateral de las zonas de desmielinización puede obser­
Mielinólisis central pontina. La imagen puede ser normal en la varse intensificación por el contraste. En ocasiones, se identifica des­
primera semana tras la lesión. En la RM, el hallazgo característico es mielinización a lo largo de ciertos tractos, como el lemnisco lateral.
una lesión hiperintensa en las imágenes potenciadas en T2 en la parte
central de la protuberancia, con preservación del tracto corticoespinal
y la periferia de la protuberancia, que resulta en una configuración
Lesiones misceláneas de la sustancia blanca
característica «en alas de murciélago» o apariencia de tridente. La La arteritis y las lesiones isquémicas secundarias del cerebro pueden
mielinólisis extrapontina también puede producirse, con lesiones si­ estar causadas por quimioterapia o radioterapia. Puede ser difícil
métricas en los ganglios basales, tálamo, mesencéfalo, núcleo cauda­ aclarar si los síntomas de un paciente están causados por exacerba­
do, cápsulas internas, sustancia blanca subcortical, córtex cerebral, ción de la neoplasia o se deben a los efectos del tratamiento (es decir,
cuerpo calloso y formaciones hipocampales. En la RM, las lesiones necrosis por radiación). La mayoría de los tumores recurrentes o re­
en la mielinólisis extrapontina tienen similares características de se­ siduales aparecen como áreas focales de intensificación con edema
ñal, y muestran señal baja en las imágenes potenciadas en TI y señal adyacente. Las lesiones de la sustancia blanca causadas por endarte­
alta en T2, respectivamente. ritis debida a radiación pueden ser transitorias o permanentes.
Capitulo 36A Neuroimagen estructural 561

A
FIGURA 36A.34 Encefalomielitis diseminada aguda. A, La imagen potenciada en T2 axial muestra múltiples lesiones hlperintensas en la sustancia
blanca subcortical (flechas). B, La imagen potenciada en T2 sagital de la columna dorsal muestra una señal alta anormal dentro de la médula (flechas).

Las áreas de necrosis por radiación pueden ser focales o estar di­ Lesión axonal difusa
seminadas dentro de la sustancia blanca. La necrosis por radiación
aparece en las imágenes potenciadas en T2 como un área con señal de La lesión axonal difusa se produce cuando el cerebro se ha someti­
intensidad alta, con intensificación variable por gadolinio en las imá­ do a una fuerza de aceleración angular que obliga a los hemisferios
genes potenciadas en T1. El efecto masa y el edema son habituales al a moverse en relación con estructuras más fijas, como el tronco del
principio de la evolución, pero más tarde predomina la atrofia. encéfalo, con el desgarro consiguiente de fibras de la sustancia
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blanca (axones). La lesión axonal difusa, o lesión por cizalladura,


es una alteración postraumática frecuente que se observa bien en la
Traumatismo craneoencefálico RM. En general, las lesiones tienen un diámetro inferior a 1 cm, y
La TC se utiliza en la evaluación inicial del paciente en situación se asientan en la sustancia blanca lobular, el cuerpo calloso y la cara
inestable aguda que ha sufrido un traumatismo craneoencefálico, dorsolateral del tronco del encéfalo rostral, y en la unión corticome-
para decidir si es necesaria la intervención quirúrgica, por ejemplo, si dular (Fig. 36A.37). Los pacientes con dichas lesiones suelen sufrir
se demuestra un hematoma subdural o epidural. Sin embargo, la RM pérdida de consciencia y alteración neurológica significativa, que
permite identificar muchas lesiones, como contusiones corticales, he­ es habitualmente mayor que con otros tipos de lesión primaria (es
matomas subdurales pequeños y lesión axonal difusa, que quizá no se decir, contusiones corticales, hematomas intracerebrales, hemato­
vean en la TC. Además, la ARM puede interpretar un papel importan­ mas extraaxiales).
te en la evaluación del traumatismo, la identificación de alteraciones La mayoría de las lesiones por cizalladura no son hemorrágicas y
vasculares, como la oclusión y la disección de arterias, la fístula arte­ la RM, sobre todo la secuencia potenciada en T2, se muestra más
riovenosa (FAV) y la oclusión de senos venosos. sensible que la TC para detectarlas.
562 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.35 Síndrome de encefalopatía posterior reversible en la eclampsia. A, Imagen en FLAIR axial que muestra lesiones hiperintensas
simétricas en los lóbulos occipitales. B, En un nivel más alto, se observan lesiones en el centro semioval. La imagen potenciada en difusión (C) y el mapa
de coeficiente de difusión aparente (D) no muestran evidencia de restricción.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 563

y menos de dos semanas, subagudo tardío significa más de dos sema­


nas y menos de un mes, y crónico indica una duración superior a un mes.
Los hematomas subdurales agudos se caracterizan por hipointensidad
en las imágenes potenciadas en T2, lo cual refleja la presencia de de-
soxihemoglobina. Un hematoma subdural subagudo tardío muestra
una intensidad de señal alta en todas las secuencias de pulsos, debido
a la presencia de metahemoglobina extracelular (Fig. 36A.39). Los
hematomas subdurales en una fase crónica son hipointensos en las
imágenes con TR y TE cortos; esta pérdida de acortamiento del TI se
debe a la disminución en la concentración de metahemoglobina cau­
sada por dilución, absorción o degradación. La intensificación de la
periferia de los hematomas subdurales es habitual en la fase crónica
debido a la presencia de una cápsula vascular.

Hematoma epidural
Los hematomas epidurales (o extradurales) pueden proceder de he­
morragia arterial o venosa. La hemorragia arterial suele estar causada
por desgarro de una arteria meníngea, y guarda relación con fracturas
de cráneo (Fig. 36A.40). En la RM muchas veces se observa la dura­
madre separada de la tabla interna del cráneo como una línea de señal
baja entre el cerebro y el hematoma.

Hemorragia subaracnoidea
En la TC la hemorragia subaracnoidea aparece como densidad alta en
las cisternas basales, las fisuras silvianas, la fisura interhemisférica,
los surcos o como alguna combinación de estas localizaciones. El
FIGURA 36A.36 Leucodistrofia metacromática. Paciente de
aumento de densidad rara vez dura más de unos pocos días debido a
que la sangre experimenta dilución en el espacio subaracnoideo y se
26 años con deterioro neurológico progresivo. Se aprecia una señal
reabsorbe sobre las convexidades cerebrales. La RM tiene menos éxi­
de intensidad alta difusa bilateral en la sustancia blanca periventricular
y la cápsula interna en esta imagen potenciada en T2 axial. La simetría
to para visualizar la hemorragia subaracnoidea, por lo que la TC si­
gue siendo el estudio preferido cuando se sospecha este tipo de he­
absoluta de las señales altas anormales es un indicio de la presencia
de una enfermedad de la sustancia blanca, distinta de la esclerosis
morragia.
Esta insensibilidad de la RM a la sangre en el espacio subaracnoi­
múltiple o la mielopatía vascular.
deo guarda relación con la PO, alta del LCR. La conversión de la
oxihemoglobina en desoxihemoglobina y después en metahemoglo­
bina requiere un rango estrecho de tensión de oxígeno. En el LCR no
se forman cantidades significativas de metahemoglobina hasta varios
Contusión cortical días después de la hemorragia, y si la hemorragia subaracnoidea es
Las contusiones corticales, otro tipo frecuente de lesión traumática, ligera cabe la posibilidad de que los hematíes se reabsorban antes de
afectan a la corteza superficial, tienden a ser múltiples, usualmente que se forme una cantidad significativa de metahemoglobina. Por es­
mayores (2-4 cm) que las lesiones axonales difusas, se asocian con tas razones, se propone la TC para el diagnóstico precoz de la hemo­
menor frecuencia con un trastorno intenso de la consciencia, y su rragia subaracnoidea aguda. Sin embargo, la RM puede ser superior
localización más habitual corresponde a los lóbulos temporales y a la TC para la hemorragia subaracnoidea subaguda y crónica.
frontales. Un porcentaje más alto de contusiones corticales que de
lesiones axonales difusas son hemorrágicas. Esto se debe principal­
Hematoma intracerebral
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mente a que la sustancia gris es mucho más vascular que la sustancia


blanca subyacente. La RM y la TC poseen sensibilidad adecuada Los hematomas intracerebrales traumáticos pueden oscilar desde
para detectar las contusiones corticales hemorrágicas, pero la RM, en unos pocos milímetros hasta varios centímetros de diámetro. La dis­
particular la secuencia potenciada en T2, es más sensible para detec­ tinción entre hematomas y contusiones hemorrágicas y lesiones por
tar las contusiones no hemorrágicas (Fig. 36A.38). cizalladura es difícil, pero importante. A diferencia de los hematomas
intracerebrales, la hemorragia de los dos últimos tipos de lesiones
está entremezclada con áreas de cerebro edematoso. Aunque la ma­
Hematoma subdural yoría de estas lesiones se forman inmediatamente después del trau­
Los hematomas subdurales evolucionan de modo similar a los hema­ matismo, algunas de ellas se desarrollan durante las 48 primeras ho­
tomas parenquimatosos durante las fases aguda y subaguda, pero di­ ras. El retraso puede guardar relación con la disminución de la
fieren de ellos en la fase crónica. Las categorías cronológicas utiliza­ tumefacción cerebral, que permite mayor hemorragia capilar, o debi­
das en esta exposición son las siguientes: agudo significa antigüedad do a que el cambio de la tensión de oxígeno altera la perfusión del
inferior a una semana, subagudo precoz indica más de una semana cerebro, y aumenta así la probabilidad de la hemorragia tardía.
564 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.37 Lesión axonal difusa. A, Imagen en eco de gradiente axial de un paciente con lesión axonal difusa hemorrágica y no
hemorrágica. Se observan pequeñas áreas oscuras («blooming») en el tálamo y el esplenio del cuerpo calloso. B, Imagen en FLAIR axial que muestra
las lesiones hemorrágicas como señal hiperintensa y la lesión no hemorrágica en los ganglios basales derechos.

Lesiones vasculares: papel de la angiografía intravenoso, las áreas de intensificación en la RM indican sitios de al­
de resonancia magnética teración de la barrera hematoencefálica e inflamación meníngea.

Las lesiones vasculares pueden ser arteriales o venosas. La anomalía


más frecuente de las grandes arterias después de un traumatismo es la Infecciones víricas
oclusión, atribuida a espasmo intenso y émbolos desde trombos mu­ Las imágenes de RM potenciadas en T2 en la encefalitis por herpes
rales en zonas con alteración de la íntima. Las disecciones arteriales simple muestran hiperintensidad que afecta al córtex y a la sustancia
se producen con frecuencia cerca de la unión de los segmentos cervi­ blanca en los lóbulos temporal y frontal inferior. Las áreas afectadas
cal y petroso de la arteria carótida interna, donde entra en el canal están agrandadas y, a menudo, muestran afectación bitemporal y he­
carotídeo. La disección arterial con frecuencia es idiopática, pero morragia (Fig. 36A.42). En las etapas avanzadas de la enfermedad se
también se puede deber a un traumatismo. observa atrofia.
La RM de eco de espín convencional es útil para visualizar las
fístulas carótido-cavemosas. Los hallazgos en la ARM son caracte­
rísticos, a pesar de que la localización exacta y el carácter dinámico Infección bacteriana (v. Capítulo 57A)
de la fístula no se observan tan bien como en la angiografía conven­ Enfermedad de Lyme. La enfermedad de Lyme o borreliosis nor­
cional (Fig. 36A.41). Un signo de fístula carótida-cavernosa en la teamericana se debe a infección por la espiroqueta Borrelia burg­
RM convencional es el significativo agrandamiento de una vena de dorferi transmitida por garrapatas. La borreliosis origina mani­
drenaje, como la vena oftálmica superior. festaciones clínicas muy variables, con afectación de la piel, el
corazón y los sistemas musculoesquelético y nervioso. Alrededor
Infecciones cerebrales del 11% de los pacientes con lesiones cutáneas desarrollan altera­
ciones neurológicas, que también pueden aparecer sin historia de
La RM es el procedimiento radiológico de elección para evaluar la in­ alteraciones de la piel, y que, en los casos característicos, se pro­
fección y la inflamación del SNC. Tras la administración de contraste ducen meses o años después de la picadura de garrapata inicial.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 565

FIGURA 36A.38 Contusión. Contusiones corticales no hemorrágicas en los lóbulos temporales (flechas). Las áreas se observan con mucha
más claridad en la Imagen potenciada en T2 (B) que en la potenciada en T1 (A). (Reproducido con permiso de: Sklar, E. M. L., Quencer, R. M., Bowen,
B. C., et al. 1992, «Magnetic resonance application in cerebral injury», Radiol Clin North Am, vol. 30, págs. 353-366.)

Los síntomas neurológicos pueden incluir meningitis aséptica, ciadas en TI e hipointenso en las potenciadas en T2, no es idéntico al
neuritis craneal, ataxia y encefalitis. anillo de intensificación que se observa después de la administración
La RM puede ser normal o demostrar (en fases avanzadas) múlti­ de gadolinio. El anillo de intensificación suele ser liso y fino, a dife­
ples lesiones hiperintensas periventriculares o subcorticales, bilatera­ rencia de la intensificación periférica apreciada en los tumores malig­
les, en las imágenes potenciadas en T2 sin efecto masa, que recuer­ nos; sin embargo, en ocasiones la pared puede ser gruesa y simular
dan a las placas de la EM. Es posible la afectación del tronco del una neoplasia necrótica (Fig. 36A.43). El edema de la sustancia blan­
encéfalo y los ganglios basales. Con gadolinio pueden intensificarse ca alrededor de un absceso suele ser de mayor volumen que el absce­
las lesiones parenquimatosas y las meninges. so mismo. El absceso tiende a aflorar (es decir, tiene una pared más
fina) hacia el ventrículo, y se puede abrir en él. La IPD, junto con los
Cerebrítis y absceso. La cerebritis es un área mal delimitada de mapas de CDA y la 'H-ERM, son de ayuda para establecer el diag­
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ablandamiento parenquimatoso con necrosis, edema, congestión vas­ nóstico. La presencia de pus dentro de la cavidad del absceso explica
cular e inflamación perivascular. El foco de cerebritis puede progre­ la restricción de la difusión y la intensidad de señal alta en la IPD y
sar hasta la formación de un absceso, con licuación de la zona central los bajos valores de CDA. Los tumores quísticos o necróticos, por
de necrosis; la lesión se hace más definida y acaba por formarse una otro lado, son menos celulares; el fluido menos viscoso en su interior
cápsula fibrosa vascularizada intensificada rodeada de una zona de explica la densidad de señal baja en la IPD y los mayores valores de
gliosis. La mayoría de los abscesos se deben a la diseminación hema- CDA. En la espectroscopia, un absceso bacteriano cerebral muestra
tógena de microorganismos en la unión entre las sustancias gris elevación de acetato, lactato, succinato y los aminoácidos alanina,
y blanca, la mayor parte de las veces en los lóbulos frontales y pa­ valina y leucina.
rietales.
En la RM, el absceso muestra una cavidad central en las imágenes Meningitis. En la meningitis, la RM sin contraste no suele mostrar
potenciadas en TI, hipointensa respecto al parénquima cerebral; el alteraciones. Las imágenes intensificadas con gadolinio pueden reve­
absceso es hiperintenso en las imágenes potenciadas en T2. El rebor­ lar una intensificación leptomeníngea prominente, con un patrón
de, que aparece entre isointenso e hipointenso en las imágenes poten­ contorneado en los casos graves. Las posibles complicaciones de la
566 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.39 Hematoma subdural. Hombre de


76 años que sufrió una caída 10 días antes del estudio de resonancia
magnética. A, El hematoma subdural subagudo de la derecha
(flechas) muestra una señal alta en esta imagen potenciada en
T1 coronal. En el lado izquierdo se muestra un hematoma subdural
crónico (puntas de flecha). B, La Imagen potenciada en T2 axial
muestra una señal alta a lo largo de toda la colección del hematoma
subdural derecho (flechas). También se aprecia el hematoma subdural
crónico en el lado Izquierdo, que es Isointenso en la Imagen
potenciada en T1 e hiperintenso en la potenciada en T2 (puntas
C
de flecha). C, La imagen de resonancia magnética coronal
después de la administración de contraste muestra una membrana
Intensificada (flechas) en el hematoma subdural crónico.

meningitis comprenden trombosis vascular, infarto cerebral, cerebri- Los tuberculomas pueden localizarse en cualquier lugar del cere­
tis y absceso, empiema subdural, efusiones subdurales, hidrocefalia y bro o del cerebelo, y en los espacios subaracnoideos, subdurales y
ventriculitis. Estas complicaciones se detectan mejor mediante RM. epidurales. Los granulomas intraparenquimatosos se encuentran en
la unión corticomedular y en las regiones periventriculares. En gene­
Tuberculosis. La infección por Mycobacterium tuberculosis o cier­ ral, existe menos edema en el cerebro alrededor de un tuberculoma
tos hongos causa una reacción inflamatoria granulomatosa que puede que junto a un absceso piogénico. Tras la administración de contraste
afectar a las meninges o al parénquima cerebral. De modo caracterís­ intravenoso, los tuberculomas se intensifican fuertemente, con un pa­
tico, se encuentra un exudado gelatinoso espeso en las cisternas basa­ trón nodular o en anillo.
les. La cápsula del granuloma es, con frecuencia, más gruesa que la
del absceso piogénico. La tuberculosis puede producir una vasculitis
Cisticercosis
debida a endarteritis obliterante de las arterias que pasan a través de
la infección, y puede conducir a infarto. La intensificación meníngea La cisticercosis representa la infección parasitaria más frecuente
difusa y de las cisternas basales es una característica predominante de del SNC humano en todo el mundo. El organismo causal es la tenia del
la meningitis tuberculosa (Fig. 36A.44). cerdo, Taenia solium. Existen cuatro tipos de neurocisticercosis:
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 567

FIGURA 36A.40 Hematoma epidural. A, La tomografía axial computarizada muestra una lesión periférica biconvexa izquierda con densidad alta
sugestiva de hematoma epidural. B, Se observa una fractura (flecha) en la ventana ósea del mismo corte.

parenquimatosa, subaracnoidea, intraventricular y mixta. Después de la entre encefalitis por toxoplasma y linfoma del SNC, las dos lesiones
infección inicial, el cisticerco se transforma en un quiste que contiene patológicas primarias en esta población.
el escólex (Fig. 36A.45). Cuando el organismo muere, los productos La RM es más sensible que la TC para detectar la enfermedad
metabólicos se fugan a través de la pared del quiste y provocan una difusa de la sustancia blanca, observada con frecuencia en el sida.
reacción inflamatoria. Es posible la formación de edema, y el quiste Las imágenes potenciadas en T2 son necesarias para la evaluación de
se convierte en turbio. Después, el quiste se colapsa y se calcifica. Si los pacientes con sida y sintomatología neurológica.
el quiste se convierte en multiloculado, recuerda a un racimo de uvas
y se conoce como forma racemosa, que clásicamente se localiza en
las cisternas basales.
Encefalitis por toxoplasmas
Los quistes intraventriculares y subaracnoideos pueden ser difí­ La encefalitis toxoplásmica, causada por el protozoo intracelular
ciles de observar en la TC, y se ven mejor en la RM. El cuarto ven­ Toxoplasma gondii, es la infección cerebral más frecuente en los pa­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

trículo representa la localización más frecuente de la cisticercosis cientes con sida. En la TC sin contraste la encefalitis toxoplásmica
intraventricular (v. Fig. 36A.45B). aparece como múltiples áreas de isodensidad o hipodensidad, con
predilección por la unión corticomedular y los ganglios basales. El
tamaño de las lesiones puede variar entre menos de 1 cm y más de
Síndrome de inmunodeficiencia adquirida 3 cm, y aunque es infrecuente, se ha descrito hemorragia tanto en los
La neurorradiología desempeña un papel crucial en la evaluación de pacientes tratados como en los no tratados. Se producen efecto masa
los pacientes con sida y enfermedad del SNC (v. Capítulos 57E y y edema adyacente. Después de la administración de contraste, la TC
57F). La TC y la RM son las modalidades que se utilizan con mayor muestra intensificación anular, sólida o nodular (Fig. 36A.46), aun­
frecuencia para la evaluación de los pacientes con sida y afectación que es más frecuente el patrón anular. La TC tardía después de una
del SNC; sin embargo, la medicina nuclear se ha convertido en una dosis doble de contraste es más efectiva para mostrar estas lesiones.
técnica importante para diferenciar entre las masas inflamatorias y Una vez que el paciente ha iniciado el tratamiento, el estudio debe
las neoplásicas. De modo específico, la TC por emisión de fotón úni­ demostrar disminución del número y el tamaño de las lesiones y re­
co (SPECT) cerebral con talio-201 puede utilizarse para diferenciar ducción del edema y del efecto masa, entre 2 y 4 semanas. Las lesio-
568 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.41 Fístulas


carótido-cavernosas bilaterales. Mujer de
34 años con lesiones faciales extensas y
proptosis del ojo derecho después de un
accidente de tráfico, que comunicó visión
doble y un ruido pulsátil en el lado derecho
de la cabeza. A, Angiografía de resonancia
magnética de tiempo de vuelo
tridimensional, adquirida como una losa
con orientación transaxial y mostrada
como una proyección de intensidad
máxima semiaxial, orientada a 20° del
plano horizontal. Existe intensificación
del tiempo de vuelo anormal y
agrandamiento del seno cavernoso
derecho, la vena oftálmica superior
(puntas de flecha grandes) y la vena
oftálmica inferior (puntas de flecha
pequeñas). Una gran bolsa venosa se
proyecta en sentido posterior desde el
seno cavernoso derecho (flecha gruesa).
También existe intensificación del tiempo
de vuelo anormal en el seno cavernoso
izquierdo y la vena oftálmica superior.
B, Angiograma convencional de la carótida
interna derecha, fase arterial media,
proyección lateral. Se identifican las
venas oftálmicas superior (puntas de
flecha grandes) e inferior (puntas de flecha
pequeñas), así como la bolsa venosa.
(Reproducido con permiso de: Sklar,
E. M. L., Quencer, R. M., Bowen,
B. C., et al. 1992, «Magnetic resonance
application in cerebral injury», Radiol Clin
North Am, vol. 30, págs. 353-366.)

B
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 569

FIGURA 36A.43 Absceso ¡ntracerebral. La imagen de


FIGURA 36A.42 Encefalitis herpética. La tomografía resonancia magnética potenciada en T1 axial intensificada con contraste
computarizada axial sin contraste muestra lesiones hemorrágicas muestra un anillo de Intensificación rodeado por edema y efecto de
bilaterales (flechas). Estas lesiones del lóbulo temporal, de localización masa hemisférica, que produce obliteración de los surcos y apiñamiento
medial e Inferior, consistentes en sangre, edema y tejido inflamatorio, de las circunvoluciones (puntas de flecha). Debido al reborde grueso de
son características de la encefalitis por el virus del herpes simple. Intensificación y al centro necrótico, el diagnóstico primarlo que se debe
considerar es el de un tumor maligno, pero durante la intervención
quirúrgica se demostró un absceso por Streptococcus viridans.

nes tratadas tienen un aspecto variable en la TC. Las áreas con afec­ El linfoma primario del SNC y la encefalitis toxoplásmica pueden
tación previa pueden mostrar encefalomalacia, calcificación o, rara ser difíciles de distinguir, y dado que el tratamiento es diferente, tiene
vez, zonas de hemorragia petequial. La reducción o resolución de las importancia diferenciar entre ambos procesos. La SPECT cerebral
lesiones en estudios seriados aporta una prueba presuntiva de que con talio-201 se ha convertido en una prueba valiosa para establecer
las lesiones estaban causadas por toxoplasmas. La encefalitis toxoplás- esta distinción, puesto que los tumores muestran captación aumenta­
mica recidiva si se interrumpe el tratamiento, por lo que es necesario da (Figs. 36A.47 y 36A.48), y esta característica no se observa en las
continuar con la terapia durante toda la vida, a menos que la terapia lesiones infecciosas.
anti-VIH reconstituya la inmunocompetencia del paciente. Si las le­
siones no mejoran con tratamiento específico contra los toxoplasmas,
Encefalitis por el virus de la inmunodeficiencia
se deben considerar diagnósticos alternativos, como el linfoma.
humana
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

La RM con o sin gadolinio es más sensible a las lesiones de la


encefalitis toxoplásmica que la TC poscontraste. En las imágenes po­ La RM es más sensible que la TC para mostrar los efectos de la infec­
tenciadas en T1 las lesiones aparecen entre isointensas e hipointensas ción del cerebro por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
respecto al parénquima cerebral. En las imágenes potenciadas en T2, Las imágenes potenciadas en T2 muestran lesiones hiperintensas en
las lesiones activas muestran una intensidad variable. Pueden ser hi- la sustancia blanca periventricular y el centro semioval que corres­
perintensas en relación con el parénquima cerebral, o entre isointen­ ponden a focos de desmielinización y vacuolización. La RM puede
sas e hipointensas respecto al cerebro en la porción central, y pueden mostrar atrofia y cambios de señal en la sustancia blanca, pero no
aparecer rodeadas por edema con intensidad alta, lo que se conoce revela los nodulos microgliales ni las células gigantes multinucleadas
como signo de la diana. El patrón de intensificación tras la adminis­ que se observan en los cortes histológicos. Los datos de la RM son
tración de contraste es similar al que se observa en la TC. Sólo el anormales aproximadamente en el 70% de los pacientes con sida,
14% de los pacientes con toxoplasmosis muestran una lesión solita­ independientemente de la presencia de síntomas neurológicos.
ria; por tanto, la ausencia de multiplicidad debe plantear la posibili­ La espectroscopia por RM de protón también se ha utilizado para
dad de un diagnóstico diferente. detectar alteraciones en el cerebro de los pacientes con infección por
570 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

B
FIGURA 36A.44 Meningitis tuberculosa. Imágenes axial (A) y coronal (B) potenciadas en T1 tras la administración de contraste que muestran
Intensificación difusa de las cisternas basales, compatible con meningitis difusa.

el VIH. En un estudio se hallaron anomalías del espectro en 10 pa­ focal y asimétrica, y muestra predilección por la sustancia blanca
cientes con sida, mientras que la RM convencional de los mismos subcortical. La LMP puede ser más agresiva en la población con sida,
pacientes no mostró alteraciones significativas. Por tanto, la espec­ en la que puede extenderse por el cuerpo calloso remedando un glio­
troscopia protónica parece prometedora para el diagnóstico precoz de blastoma multiforme o un linfoma.
las alteraciones bioquímicas en los pacientes infectados por el VIH.
Citómegalovirus
Leucoencefalopatía multifocal progresiva El citomegalovirus es un patógeno habitual en los pacientes con sida.
En la TC la leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP) aparece El signo más frecuente en la TC es la atrofia, y se puede apreciar hi­
como un área focal de hipodensidad en la sustancia blanca sin efecto podensidad de la sustancia blanca. Sin embargo, es posible la inten­
masa y, habitualmente, sin intensificación. La RM tiene mayor sensi­ sificación periventricular y subependimaria. LaTC puede subestimar
bilidad que la TC para mostrar la LMP. En las imágenes potenciadas mucho el grado de afectación. La RM tiene mayor sensibilidad que la
en T2, la LMP produce aumento de la señal en la sustancia blanca TC para detectar la infección por citomegalovirus del SNC y su ex­
periventricular o subcortical, y es hipointensa en las imágenes poten­ tensión. La RM puede mostrar una señal aumentada en la sustancia
ciadas en TI (Fig. 36A.49). Se puede afectar cualquier lóbulo, pero blanca periventricular en las imágenes potenciadas en T2, e intensifi­
las localizaciones frontal y parietooccipital son las más frecuentes. cación subependimaria después de la administración de contraste.
El proceso es claramente asimétrico, aunque puede presentar una distri­
bución bilateral o multifocal. La afectación troncoencefálica y cere­
belosa puede hallarse en un tercio de los pacientes, y puede ser el
Criptococosis
único sitio afectado. Son características atípicas una hemorragia mí­ La criptococosis del SNC está causada por el hongo levaduriforme
nima y la intensificación periférica. saprofítico Cryptococcus neoformans. La criptococosis es la tercera
Puede ser difícil distinguir entre LMP y desmielinización relacio­ infección más frecuente del SNC (después de la encefalopatía por
nada con el VIH, pero esta última suele mostrar localización difusa, VIH y la encefalitis toxoplásmica) en los pacientes con sida, y repre­
simétrica y periventricular, mientras que la LMP aparece más multi­ senta la micosis más habitual del SNC en los pacientes con sida.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 571

A B
FIGURA 36A.45 Cístícercosís. A, La tomografía computarizada axial sin contraste muestra múltiples lesiones de cistlcercosis en varias fases
de evolución. Nótense los múltiples quistes con escólices (flecha) y la lesión calcificada (punta de flecha). Además, la lesión hipodensa en el lóbulo frontal
derecho representa un clsticerco degenerado con edema (flecha hueca). Nótese la lesión en el cuero cabelludo (flecha fina). B, La imagen de resonancia
magnética potenciada en T1 sagital de otro paciente muestra un quiste de clsticerco en el cuarto ventrículo (flecha).

La meningitis criptocócica es la manifestación sine qua non de la cripto- tentorial. Los linfomas no relacionados con el sida aparecen como
cocosis del SNC. Además, los espacios perivasculares (de Virchow- masas hiperdensas en la TC sin contraste, mientras que las lesiones
Robin) suelen ser dilatados por la diseminación criptocócica. Una del linfoma del SNC relacionado con el sida pueden ser hipodensas,
vez que se infectan los espacios perivasculares, tienden a convertirse probablemente a causa de un mayor grado de necrosis. En la RM la
en confluentes. Al llegar a esa fase de la enfermedad, pueden obser­ celularidad densa del linfoma hace que las lesiones aparezcan entre
varse lesiones quistiformes hipodensas en la TC (Fig. 36A.50), con isointensas e hipointensas en todas las secuencias. La intensificación
intensidad baja en las imágenes potenciadas en TI, y brillantes en las del linfoma no relacionado con el sida puede ser homogénea, mien­
potenciadas en T2, en los ganglios basales, el mesencéfalo y los nú­ tras que en el linfoma relacionado con el sida la intensificación puede
cleos dentados. Es posible la afectación criptocócica del plexo coroi- ser heterogénea o anular, lo que también se debe probablemente al
deo y la glándula hipófisis. En los pacientes con sida, la meningitis mayor grado de necrosis (Fig. 36A.51). La tomografía cerebral por
criptocócica y las otras lesiones descritas rara vez se intensifican de­ emisión de positrones y los estudios de TC por emisión de fotón úni­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

bido a la incapacidad de los pacientes con sida para establecer una co son útiles para diferenciar entre un linfoma relacionado con el sida
respuesta inflamatoria y a la presencia de la cápsula mucoide del mi­ y masas cerebrales no neoplásicas.
croorganismo, que lo aísla respecto a las células inflamatorias del
paciente. Los criptococomas del SNC, lesiones que invaden el parén-
quima cerebral, son infrecuentes en los pacientes con sida.
Lesiones congénitas
Se pueden describir dos tipos principales de trastornos congénitos del
SNC (v. Capítulo 64). Los trastornos de la organogénesis se caracte­
Linfoma
rizan por una alteración en el desarrollo del SNC. En los trastornos de
El linfoma primario es la neoplasia más frecuente del SNC entre los la histogenesis es normal el desarrollo, pero se producen anomalías
pacientes infectados por el VIH. Los linfomas del SNC relacionados en la diferenciación celular. Los trastornos de la organogénesis com­
con el sida suelen ser de localización periférica, y tienden a mostrar prenden alteraciones en la diverticulación, la migración del cierre y el
necrosis con mayor frecuencia que los linfomas en los pacientes sin flujo del LCR (v. Capítulo 64). Los trastornos de la histogénesis in­
sida. Hasta el 25% de los linfomas del SNC son de localización infra- cluyen las facomatosis (v. Capítulo 69).
572 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.46 Encefalitis toxoplásmica. A, La tomografía computarizada sin contraste de un paciente seropositivo para el virus de la
inmunodeficiencia humana muestra lesiones (flechas) de isodensas a hipodensas con efecto masa y edema extensos. B, La tomografía computarizada
después de la administración de contraste (técnica tardía con dosis doble) revela múltiples lesiones intensificadas (flechas).

FIGURA 36A.47 Linfoma. La tomografía computarizada después


de la administración de contraste muestra una lesión con intensificación anular
y centro necrótico en el hemisferio cerebeloso derecho. V. la Fig. 36A.48 para
imágenes de tomografía computarizada por emisión de fotón único cerebral.
(Reproducido con permiso de: Ruiz, A., Ganz, W. L., Post, M. J. D., et al. 1994,
«Use of thallium-201 brain SPECT to differentiate cerebral lymphoma from
toxoplasma encephalitis in AIDS patients», AJNRAm J Neuroradiol, vol. 15,
págs. 1885-1894. Copyright 1994, American Society of Neuroradiology.)
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 573

FIGURA 36A.48 Imágenes tomográficas


computarlzadas encefálicas por emisión de fotón único
con talio-201 que muestran una región focal de
captación aumentada correspondiente a la misma
localización que la lesión observada en la tomografía
computarizada (v. Fig. 36A.47). La lesión era un linfoma
demostrado mediante biopsia. (Reproducido con
permiso de: Ruiz, A., Ganz, W. L., Post, M. J. D., et al.
1994, «Use of thallium-201 brain SPECT to differentiate
cerebral lymphoma from toxoplasma encephalitis in AIDS
patients», AJNR Am J Neuroradiol, vol. 15,
págs. 1885-1894.)

Trastornos de la diverticulación plia separación de los ventrículos laterales, las astas occipitales pue­
den mostrar dilatación relativa, y es posible la interposición del tercer
Los trastornos de la diverticulación están causados por falta del desa­ ventrículo entre los cuerpos de los ventrículos laterales (Fig. 36A.53).
rrollo del prosencéfalo primitivo para formar los hemisferios cerebra­ En la RM sagital se aprecia ausencia del cuerpo calloso. Además, las
les y pueden producir diversos grados de fracaso de la separación del marcas de los surcos y las circunvoluciones tienen un curso más ver­
cerebro y los ventrículos. tical en el área parasagital.

Holoprosencefalia. La holoprosencefalia se caracteriza por la au­


sencia de segmentación del cerebro anterior (prosencéfalo). Se ob­ Trastornos del flujo de líquido cefalorraquídeo
servan tres tipos, dependiendo de la intensidad de la lesión (por Malformaciones de Chiari. En la malformación de Chiari de tipo I,
orden descendente de gravedad): alobular, semilobular y lobular. La las amígdalas cerebelosas están colocadas debajo del agujero mag­
alobular es la forma extrema de holoprosencefalia, que conduce a no, pero el cerebelo es, por lo demás, normal, y el cuarto ventrículo
formación de una sola cavidad ventricular con tejido cortical fino tiene una posición normal. La hidrosiringomielia es una anomalía
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(Fig. 36A.52). concurrente habitual, con una incidencia del 20-25% entre los pa­
cientes con malformación de Chiari I (Fig. 36A.54).
Displasia septoóptica. La displasia septoóptica afecta a las estruc­ La malformación de Chiari II es una disgenesia del cerebro poste­
turas de la línea media anterior. Se caracteriza por ausencia del septo rior (rombencéfalo) con desplazamiento caudal del cuarto ventrículo
pelúcido e hipoplasia de los nervios ópticos, el quiasma y el infun- y el bulbo raquídeo. La característica esencial es el desplazamiento
díbulo. La TC y la RM revelan la ausencia de septo pelúcido, nervios patológico hacia abajo del cuarto ventrículo, que se extiende en el
ópticos atrofíeos y ventrículos grandes. canal cervical, de modo que es frecuente la falta de visualización del
cuarto ventrículo. Las anomalías asociadas con la malformación de
Trastornos del cierre Chiari de tipo II comprenden cráneo lacunar, festoneado del canal
basilar y el peñasco, agrandamiento del agujero magno, mielomenin-
En la agenesia del cuerpo calloso persiste un haz grande de fibras gocele, anomalías durales (incisura tentorial ampliada), alteraciones
(fascículos de Probst), que cursan en dirección anteroposterior sobre del rombencéfalo y el mesencéfalo (forma picuda del techo del me­
la cara medial de los ventrículos. La TC y la RM muestran una am­ sencéfalo; Fig. 36A.55), y anomalías del prosencéfalo.
574 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

A B

FIGURA 36A.49 Leucoencefalopatía multifocal progresiva.


A, Imagen en FLAIR axial que muestra hiperintensidad de señal en la
sustancia blanca subcortical. Imagen potenciada en T1 axial antes
(B) y después (C) de la administración de contraste que muestra
hipointensidad de señal sin intensificación.

c
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 575

FIGURA 36A.50 Seudoquistes gelatinosos criptocócicos.


A, Tomografía computarizada que muestra seudoquistes gelatinosos
en los ganglios basales en un paciente con sida. B, En otro paciente
no inmunodeprimido se observan espacios de Virchow-Robin dilatados
en la imagen potenciada en T2 axial. C, Tenue intensificación nodular en
la imagen potenciada en T1 poscontraste.
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576 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.51 Linfoma en un paciente con sida con características agresivas. A, Imagen en FLAIR axial que muestra edema en el lóbulo
temporal Izquierdo. B, Imagen potenciada en T1 axial tras la administración de contraste que muestra una lesión con Intensificación anular que remeda
la apariencia «en diana excéntrica» de una lesión de toxoplasmosis. La biopsia confirmó que la lesión era un linfoma.

Síndrome de Dandy-Walker. En el síndrome de Dandy-Walker Esquizencefalia. La esquizencefalia se caracteriza por la presencia


existe agrandamiento quístico del cuarto ventrículo e hipoplasia del de hendiduras que se extienden a través de los hemisferios cerebrales.
vermis (Fig. 36A.56). El tentorio, las prensas de Herófilo, el seno Desde un punto de vista anatomopatológico, las hendiduras están for­
recto y la vena de Galeno están desplazados hacia arriba. madas por un repliegue de la sustancia gris desde la corteza hasta
los ventrículos. Se distinguen dos grupos, según que las paredes de
Estenosis del acueducto. Las posibles causas de la estenosis del la hendidura estén fundidas (esquizencefalia con labios fundidos;
acueducto comprenden infección, malformación de Chiari de tipo II Fig. 36A.59) o separadas (esquizencefalia con labios abiertos).
y neoplasia, aunque muchos casos son idiopáticos. La malforma­
ción de Chiari II es la causa más frecuente de hidrocefalia y esteno­
sis del acueducto en la niñez precoz. Los ventrículos laterales y el
Lesión destructiva
tercer ventrículo muestran agrandamiento entre moderado e intenso Hidranencefalia. En la hidranencefalia los hemisferios cerebrales,
(Fig. 36A.57). Si no existe malformación de Chiari II, el cuarto excepto los ganglios basales, están prácticamente ausentes. Las estruc­
ventrículo suele ser de tamaño normal (Fig. 36A.57B). turas infratentoriales permanecen intactas (Fig. 36A.60). El trastorno
se atribuye a un accidente vascular intrauterino grave y precoz.
Trastornos de la surcación y la migración
Heterotopias
Trastornos de la histogénesis
Las heterotopias se han agrupado clásicamente en tres formas: Esclerosis tuberosa. Los hamartomas, las lesiones que se observan
con mayor frecuencia en la RM de pacientes con esclerosis tuberosa,
• La forma nodular consiste en nodulos subependimarios de sustan­ son isointensos en las imágenes potenciadas en TI e hiperintensos
cia gris, usualmente bilaterales. en las potenciadas en T2 (v. Capítulo 69). Los nodulos subependima­
• La forma voluminosa consiste en islotes de sustancia gris habitual­ rios suelen ser múltiples y bilaterales; muchas veces se calcifican y,
mente aislados en la sustancia blanca hemisférica (Fig. 36A.58). de modo habitual, aparecen entre isointensos e hiperintensos en las
• En la heterotopia en bandas, las capas alternantes de sustancias gris imágenes potenciadas en TI, e hiperintensos en las potenciadas en
y blanca son asimétricas en ambos hemisferios. T2. Estos hamartomas subependimarios pueden degenerar y transfor-
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 36A Neuroimagen estructural 577

FIGURA 36A.53 Agenesia del cuerpo calloso. A, La imagen


potenciada en T1 axial muestra ventrículos laterales separados y
B paralelos. B, La imagen potenciada en T1 sagital muestra ausencia
del cuerpo calloso en la línea media.
FIGURA 36A.52 Holoprosencefalia alobar. A, La tomografía
axial computarizada muestra una cavidad monoventricular central grande,
con un reborde periférico de tejido cortical. B, Los tálamos están fundidos
y no se puede identificar el tercer ventrículo.
578 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

marse en astrocitomas de células gigantes (v. Fig. 36A.17B), que la


mayoría de las veces se localizan cerca del agujero de Monro.

Neurofibromatosis. La neurofibromatosis es el más habitual de los


síndromes neurocutáneos. Existen dos tipos genéticamente distintos:
la neurofibromatosis de tipo 1 y la de tipo 2.

Neurofibromatosis de tipo 1. La neurofibromatosis de tipo 1 se he­


reda con carácter autosómico dominante, y se conoce también como
neurofibromatosis periférica o enfermedad de Von Recklinghausen.
Las manifestaciones del SNC y la bóveda craneal son diversas y com­
prenden: gliomas de los nervios ópticos y del quiasma (v. Fig. 36A.26);
gliomas en otras áreas del cerebro; neurinomas y neurofibromas de los
nervios craneales, espinales y periféricos; displasia del esfenoides y la
órbita; neurofibromas plexiformes del cuero cabelludo y de otros lu­
gares, y lesiones cerebrales hiperintensas demostradas en la RM en
las imágenes potenciadas en T2.

Neurofibromatosis de tipo 2. Esta forma, conocida también como


neurofibromatosis centra/, se hereda con carácter autosómico domi­
nante. Los criterios diagnósticos para la neurofibromatosis de tipo 2
comprenden schwannomas bilaterales del VIII par (v. Fig. 36A.27) o
schwannoma unilateral en un VIII par, y dos de las anomalías si­
guientes: neurofibroma o schwannoma en una localización distinta,
meningioma, glioma o un familiar con neurofibromatosis de tipo 2.
Esta entidad es genéticamente distinta de la neurofibromatosis de
tipo 1 y, por consiguiente, en ella son infrecuentes los gliomas, las
displasias esqueléticas y los neurofibromas cutáneos.

Trastornos vasculares
Malformaciones vasculares
Las malformaciones vasculares se han clasificado en cuatro tipos
principales: MAV, angioma cavernoso, telangiectasia capilar y angio­
ma venoso (v. Capítulo 55D).

Malformación arteriovenosa. La angiografía cerebral es la prueba


definitiva para delinear con exactitud el suministro vascular y el dre­
naje venoso de las MAV intracraneales. Desde un punto de vista mor­
fológico, las MAV aparecen como grupos de vasos en forma de cuña,
con el vértice dirigido hacia la superficie ventricular. La MAV carac­
terística aparece en la RM de eco de espín como un grupo de lesiones
redondas focales, o como áreas serpentinas de vacío de señal (Figu­
ra 36A.61). En este momento, la angiografía convencional es superior
a la ARM para la visualization del suministro arterial y el drenaje
venoso de las MAV.

Angioma cavernoso. Los angiomas cavernosos son lesiones bien


delimitadas, multilobuladas, similares a bayas, en las que se obser­
FIGURA 36A.54 Malformación de Chiari de tipo I con
va hemorragia en varias fases de evolución. Se pueden encontrar en
hidrosiringomielia. A, La imagen potenciada en T1 sagital muestra
cualquier parte del cerebro; la mayoría son supratentoriales, y gene­
extensión de las amígdalas por debajo del agujero magno (flecha).
ralmente se asientan en los lóbulos frontales y temporales. Las lo­
Se observa la porción más superior de un quiste intramedular
calizaciones más habituales corresponden a la fosa posterior, la
(flecha negra larga). B, La imagen potenciada en T1 sagital de la columna
protuberancia y los hemisferios cerebelosos. La mayoría de estas
cervical en el mismo paciente muestra una hidrosiringomielia de la
lesiones no se detectan mediante angiografía, pero a veces se obser­
columna cervical (flechas). Existen múltiples tabiques dentro de la siringe
va un «enrojecimiento» débil en la fase capilar tardía o venosa. En
(puntas de flecha), y la médula está ensanchada.
la TC, estas lesiones pueden aparecer de isodensas a hiperdensas en
las imágenes sin contraste, y es frecuente la calcificación. La RM es
la mejor modalidad para observar los angiomas cavernosos, y suele
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 579

FIGURA 36A.55 Malformación


de Chiari II. A, La tomografía axial
computarizada demuestra deformidad
en pico del techo (flechas) en un paciente
con malformación de Chiari de tipo II.
B, En otro paciente, la Imagen potenciada
en T1 sagital muestra una marcada
hidrocefalia, agrandamiento de la masa
Intermedia (flecha) y deformidad en pico
del techo (punta de flecha blanca).
El cuarto ventrículo (flecha hueca)
no muestra desplazamiento caudal
en este caso.
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mostrar una lesión en forma de palomita de maíz con señal mixta dial (v. Fig. 36A.62C). Las venas mayores drenan en una vena cortical
sugestiva de hemorragia en diferentes fases (Fig. 36A.62). Los ca- grande, un seno dural o una vena ventricular subependimaria.
vernomas pueden coexistir con anomalías venosas del desarrollo
o angiomas venosos. Telangiectasia capilar. Las telangiectasias capilares son malfor­
maciones pequeñas, angiográficamente silentes u ocultas, que suelen
Angioma venoso. Los angiomas venosos son malformaciones clíni­ revelarse en las secuencias de eco de gradiente de resonancia magné­
camente silentes del drenaje venoso, sin componente arterial. Los es­ tica por la presencia de pequeñas áreas puntiformes o nodulares de
tudios radiológicos delinean canales vasculares curvilíneos caracterís­ señal oscura («blooming», florecimiento) debidas al efecto de sus­
ticos que reciben el drenaje desde una colección de pequeñas venas ceptibilidad causado por la presencia de hemosiderina en la lesión.
acintadas con aspecto de radios de rueda dispuestas en un patrón ra­ Pueden ser únicas o múltiples, y a veces producen convulsiones.
580 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

A
FIGURA 36A.56 Síndrome de Dandy-Walker. El cuarto ventrículo
aparece sustituido por un quiste grande de la línea media en la tomografía
axial computarizada. Nótese la hipoplasia del vermis.

Las telangiectasias capilares pueden asociarse con síndromes neuro-


cutáneos, como el de Rendu-Osler-Weber y el de Wyburn-Mason.

Malformaciones arteriovenosas espinales


La mayoría de las malformaciones vasculares espinales son MAV o
fístulas arteriovenosas (FAV). Las MAV tienen un nido de vasos que
reciben sangre desde arterias aumentadas y drenan a través de venas
grandes. Las FAV drenan directamente en tractos de desagüe agran­
dados. Las malformaciones vasculares espinales se han subdividido
en cuatro grupos. Las de tipo I son FAV durales, la mayoría de las
veces localizadas en la cara dorsal de la columna dorsal inferior.
Las de tipo II son MAV intramedulares que drenan en un plexo ve­
noso alrededor de la médula, y suelen estar localizadas en la unión
cervicomedular. Las malformaciones de tipo III son masas vascula­
res mayores que afectan a la médula, y muchas veces tienen exten­
FlGURA 36A.57 Estenosis del acueducto. A, La imagen de
sión extramedular. Las de tipo IV son FAV extramedulares intradu-
resonancia magnética potenciada en T2 muestra una marcada dilatación
rales. La mayoría de ellas ocupan una posición anterior a la médula
de los ventrículos laterales y el tercer ventrículo. B, La Imagen potenciada
espinal y se localizan cerca del cono medular.
en T1 sagital después de la administración de contraste muestra una
La RM puede mostrar focos de vacío de flujo en vasos agrandados.
marcada dilatación de los ventrículos laterales y el tercer ventrículo,
La médula puede ser atrófica, y muchas veces presenta una señal de
mientras que el cuarto ventrículo es pequeño (flecha). La fosa posterior
intensidad alta en las imágenes potenciadas en T2. La ARM es una
también es pequeña, y no se ve bien el acueducto.
buena técnica para la evaluación de estas lesiones, aunque la angiogra­
fía espinal se ha considerado la prueba diagnóstica definitiva para el
estudio de las MAV espinales. La mielografía puede mostrar defectos
de llenado causados por los vasos agrandados, pero desde la introduc-
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 581

FIGURA 36A.59 Esqulzencefalia. La esqulzencefalla de labios


FIGURA 36A.58 Heterotopia. La heterotopia voluminosa cerrados aparece como una hendidura tapizada por sustancia gris que
aparece como un islote de sustancia gris aislada en la sustancia blanca se extiende por todo el grosor de la capa cerebral. El Islote de tejido
hemisférica. Este Islote de tejido (flechas) tiene las características de señal tiene las características de señal de la sustancia gris en esta imagen
de la sustancia gris en esta imagen potenciada en T2. potenciada en T2 (flechas).

ción de la RM los vacíos por flujo, la intensificación del flujo en las La RM de un infarto de 3-6 semanas de antigüedad se caracteriza
venas y la intensificación relacionada con el flujo en la ARM hacen que por una zona más pequeña y mejor definida, con cambios de la señal.
la mielografía resulte innecesaria en la mayoría de los casos. La intensidad de la señal en las imágenes potenciadas en T2 es mayor
debido a la cavitación quística. También existe atrofia focal por pér­
dida de volumen tisular.
Infarto cerebral
Un factor crucial para planificar el tratamiento del ictus es la pre­
Durante las primeras 24 horas después de una oclusión arterial con sencia de un componente hemorrágico en el infarto (Fig. 36A.63). La
infarto, el 80% de los estudios de RM son positivos, en comparación hemorragia aguda puede no ser tan obvia en la RM como en la TC,
con el 50% de las TC. Estos infartos aparecen como regiones con especialmente si no se obtienen imágenes de eco de gradiente. Las
señal ligeramente aumentada en las imágenes potenciadas en T2. En lesiones hemorrágicas hiperagudas quizá no tengan todavía desoxi-
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

esta fase, las anomalías afectan sobre todo a la sustancia gris. En los hemoglobina acumulada, por lo que la TC puede ser más reveladora
infartos de 2 a 3 días de antigüedad, los cambios sutiles de intensi­ en el período precoz del ictus.
dad de la señal observados al principio se convierten en más obvios El patrón de infarto cerebral causado por la oclusión de un vaso
con el aumento de la intensidad de la señal en las imágenes con TR sanguíneo depende de la anatomía vascular, y los cambios de señal
largo. En este momento, se observan anomalías en las sustancias siguen íntimamente a la distribución anatómica de las arterias (Figu­
blanca y gris. En el 20% de los casos existe un componente hemo- ra 36A.64). En caso de enfermedad proximal y en los infartos causados
rrágico con señal aumentada en las imágenes potenciadas en TI si la por hipotensión sistémica, las zonas fronterizas anastomóticas (zonas
antigüedad del ictus es superior a unas 48 horas. Los ictus hemorrá- de vertiente) entre los territorios vasculares mayores sufren una afec­
gicos más agudos revelan áreas entre hipointensas e isointensas en la tación más grave.
RM, y factores como la intensidad del campo y la secuencia de pul­ La RM es superior a la TC para la evaluación de los infartos en
sos desempeñan un papel importante en el aspecto de las alteracio­ las estructuras de la fosa posterior, debido a que la resolución de la
nes. La RM es la prueba más sensible, exacta y práctica para la eva­ TC está limitada por los artefactos de la base del cráneo. Los infar­
luación de los ictus agudos. tos del tronco del encéfalo son pequeños en relación con la exten-
582 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.60 Hidranencefalia. Ausencia de hemisferios


cerebrales, con ganglios basales y estructuras infratentorlales Intactos.

sión del daño clínico. El tamaño pequeño de estas lesiones, junto


con el intenso trastorno neurológico que suele convertir al paciente
en mal candidato para la RM, hacen que estas lesiones resulten
a veces difíciles de evaluar.
El vaso afectado con mayor frecuencia en la enfermedad embó-
lica es la arteria cerebral media. En caso de enfermedad embólica
son habituales los infartos menores y más periféricos. Si los émbo­
los son múltiples, se puede afectar más de un territorio vascular. No
está claro el origen de los pequeños infartos profundos en las regio­
nes capsular y ganglionar. Durante la fase crónica esos infartos pe­
queños se resuelven y convierten en lesiones quísticas pequeñas, las
clásicas lagunas.

Hemorragia e imagen de resonancia magnética FIGURA 36A.6 1 Malformación arteriovenosa (MAV). A, La Imagen
El material de la hemorragia aguda está formado por hematíes in­ de resonancia magnética de eco de espín con tiempo de repetición-tiempo de
tactos y plasma. La oxihemoglobina intracelular se convierte en des- eco largo muestra un grupo de vasos con forma de cuña en el lóbulo
oxihemoglobina (Fig. 36A.65), que después se oxida a metahemo- temporal Izquierdo que aparecen como áreas de vacío de flujo lineales y
globina (desde la periferia hacia el centro). Más adelante, como redondas. Nótese la vena de drenaje agrandada (flecha). B, El anglograma
consecuencia de la lisis de los hematíes sanguíneos, la metahemoglo- de resonancia magnética formado mediante una losa de volumen de
bina intracelular se convierte en metahemoglobina libre, y al mismo tiempo de vuelo tridimensional, a través de la base del cráneo y el polígono
tiempo, aparece hemosiderina en la periferia. Finalmente, la metahe­ de Willis, muestra una MAV (flechas negras pequeñas) en el lóbulo
moglobina es reabsorbida y sólo queda una hendidura de hemoside­ temporal izquierdo. Los vasos aferentes proceden de la arteria cerebral
rina. Conforme evoluciona la hemorragia, cada una de las fases tiene media Izquierda (puntas de flecha). Se observa una vena de drenaje
tiempos de relajación TI y T2 únicos en la RM. Esto permite deter­ grande en posición medial (probablemente, una vena perimesencefálica
minar la edad de los hematomas (Tabla 36A.1). (flecha grande).
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 583

FIGURA 36A.62 Cavernoma y angioma venoso profundo.


A, Imagen en eco de gradiente axial que muestra un artefacto de
susceptibilidad magnética («blooming») en el lóbulo frontal izquierdo.
B, Imagen de eco de espín rápido potenciada en T2 que muestra sangre
en varios estadios de degradación, con edema circundante consistente
con un cavernoma que ha sangrado. C, Imagen potenciada en T1 axial
que muestra un angioma venoso profundo asociado.
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584 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.64 Infarto del hemisferio derecho. La tomografía


computarizada sin contraste muestra una lesión con densidad baja
(;flechas) que afecta a los lóbulos frontal, temporal y parietal derechos
en un paciente con herida de bala craneal y lesión de la arteria carótida
interna derecha.

Hidrocefalia
Se considera que existe hidrocefalia cuando los ventrículos están au­
mentados de tamaño en ausencia de atrofia o cerebro disgénico
(v. Capítulo 63). Por tanto, existe una clara diferencia entre hidrocefa­
lia y ventriculomegalia, puesto que este último término indica la pre­
sencia de ventrículos grandes con independencia de la causa. La TC
y la RM pueden caracterizar los diferentes patrones de agrandamien-
to ventricular para determinar la causa.

Hidrocefalia obstructiva o no comunicante


El dato característico de la hidrocefalia no comunicante obstructiva
es la ventriculomegalia proximal al sitio de la obstrucción, con el
hallazgo asociado común de edema periventricular secundario a flujo
transependimario del LCR. El sitio de la obstrucción está determina­
do por la dilatación ventricular característica. La obstrucción del
acueducto produce dilatación de los ventrículos tercero y laterales,
FIGURA 36A.63 Infarto cerebral. A, La tomografía mientras que el cuarto ventrículo permanece normal (v. Fig. 36A.57).
computarizada sin contraste muestra el Infarto que afecta a los ganglios
Un quiste coloide del tercer ventrículo sólo produce dilatación de
basales izquierdos. Incldentalmente, se observan calcificaciones ambos ventrículos laterales. Los tumores cerebelosos pueden com­
ganglionares basales. B, Tres días más tarde, la tomografía computarizada
primir el cuarto ventrículo y causar hidrocefalia obstructiva con dila­
muestra hemorragia (flechas) en el área de Infarto. tación de todos los ventrículos.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 585

FIGURA 36A.65 Hematoma agudo. Existe un área central isointensa respecto al cerebro (flechas) en la imagen potenciada en T1
(A) e hipointensa (flechas) en la potenciada en T2 (B) sugestiva de desoxihemoglobina intracelular, y un área periférica que es hiperintensa
en las imágenes potenciada tanto en T1 como en T2, sugestiva de metahemoglobina extracelular.

Hidrocefalia comunicante crónicas, como la sarcoidosis, también pueden conducir a hidrocefa­


lia. En el estudio radiológico todos los ventrículos están dilatados,
En la hidrocefalia comunicante, todos los ventrículos están dilatados y los surcos se hallan borrados.
y se halla alterado el flujo normal del LCR sobre las convexidades
cerebrales y su reabsorción. Las causas más frecuentes son la hemo­
Hidrocefalia a presión normal
rragia subaracnoidea y la meningitis, que producen obstrucción del
flujo de LCR en las cisternas basales. Sin embargo, la siembra de las La tríada clínica clásica de la hidrocefalia a presión normal (HPN)
meninges por metástasis y las enfermedades meningoencefalíticas está constituida por demencia, apraxia de la marcha e incontinencia
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TABLA 36A. 1 Productos de la descomposición de la sangre en las hemorragias intracerebrales

INTENSIDAD DE LA SEÑAL

TIEMPO TIPO DE PRODUCTO SANGUINEO POTENCIADA EN T1 POTENCIADA EN T2


0-24 h Oxihemoglobina
Primeras 24 h a 3-5 días Desoxihemoglobina
3-7 días Metahemoglobina intracelular +
1 semana a meses Metahemoglobina extracelular +
1 -2 semanas a años Hemosiderina

disminuida; =: sin cambios; +: aumentada.


586 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

urinaria (v. Capítulo 63). La cistemografía isotópica positiva mues­ Carcinoma nasofaríngeo
tra reflujo del isótopo hacia los ventrículos después de inyectarlo en
el saco tecal lumbar, pero sin paso sobre las convexidades cerebra­ El carcinoma de células escamosas de la nasofaringe es el carcinoma
les. Sin embargo, los trastornos degenerativos también pueden cur­ más frecuente de la base del cráneo. Tiende a ser localmente invasivo,
sar con flujo anormal del LCR, por lo que esta prueba no es por y entra erosionando la base del cráneo directamente en la cavidad
completo concluyente. Resulta difícil diferenciar entre atrofia y intracraneal, en dirección superior en el seno esfenoidal, posterior en
HPN en la RM o la TC. La HPN suele causar adelgazamiento uni­ el canal basilar o posterolateral en el agujero oval, canal carotídeo o
forme y elevación del cuerpo calloso y distensión del tercer ven­ fosa yugular. La extensión perineural es frecuente a lo largo de las
trículo, con dilatación de los recesos ópticos e infundibulares. El ramas V2 y V3 del trigémino. La afectación de los nervios craneales
vacío por flujo de LCR normal en el acueducto puede estar acentua­ III, IV o VI implica la afectación del seno cavernoso (Fig. 36A.66).
do en la HPN. En la HPN puede existir o no trasudación periventri­
cular de líquido hacia el parénquima. Lesiones de la punta del peñasco
Las dos lesiones principales que se producen en la punta del peñasco
LESIONES DE LA BASE DEL CRÁNEO son el colesteatoma primario o tumor epidermoide y el quiste de co-
lesterol granulomatoso. Este último se debe a la obstrucción parcial
La RM se ha convertido en una parte esencial de la evaluación de las de las celdas aéreas por otitis media crónica, con lo que las celdas se
lesiones de la base del cráneo; puede mostrar el margen del tumor en llenan de detritos celulares y líquido hemorrágico. El tumor epider­
relación con estructuras vitales, como el seno cavernoso, y la relación moide (perlado) suele presentar una señal baja en las imágenes po­
con la arteria carótida. Muchas veces permite diferenciar entre tumor tenciadas en TI y brillante en las potenciadas en T2. El quiste de
y un seno paranasal obstruido. Se aprecia grasa entre los varios gru­ colesterol granulomatoso aparece brillante en ambas secuencias, de­
pos musculares debajo de la base del cráneo. Conforme el tumor in­ bido a la hemorragia recurrente.
vade esa grasa, la señal alta normal en las imágenes potenciadas en
TI es obliterada por la señal intermedia. Esto tiene especial impor­ Tumor del glomo yugular
tancia para detectar la extensión del tumor a través de los varios agu­
jeros neurales. La TC es necesaria para definir la erosión del hueso El tumor del glomo yugular (paraganglioma) nace en la porción late­
cortical fino en la base del cráneo. ral del agujero yugular. Puede existir una extensión inferior conside-

A B

FIGURA 36A.66 Carcinoma nasofaríngeo. A, La tomografía axial computarizada después de la administración de contraste muestra una masa
en la nasofaringe, que se extiende en sentido anterior para afectar a la cavidad nasal y al seno maxilar izquierdo. La lesión está Invadiendo la fosa
pterigopalatina izquierda {flechas). Existe destrucción ósea de las paredes posteriores del seno maxilar izquierdo y la pared lateral de la cavidad nasal.
La masa se extiende en dirección posterior hasta el espacio prevertebral, y en sentido lateral para afectar al espacio carotídeo Izquierdo. B, La masa
se extiende hacia arriba para afectar al etmoides y a la órbita Izquierda (flechas).
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 587

rabie, debajo del hueso temporal y dentro del cráneo. En las imáge­ clivus suelen crecer y extenderse a través de la duramadre, en la fosa
nes potenciadas en T1 estas lesiones suelen mostrar una intensidad de craneal media o en la posterior, y comprimir el tronco del encéfalo.
señal intermedia, y en las imágenes potenciadas en T2 son hiperin- Se pueden extender en dirección anterior hacia la nasofaringe, y con
tensas (Fig. 36A.67). Son características las ausencias de señal, que frecuencia desarrollan calcificación. En la RM potenciada en TI el
representan la dispersión del flujo sanguíneo en toda la lesión. cordoma aparece como una lesión moderadamente hipointensa que
sustituye a la grasa hiperintensa del conducto basilar (Fig. 36A.68).
En las imágenes potenciadas en T2 los cordomas suelen ser hiperin­
Cordoma tensos, y las posibles calcificaciones aparecen como hipointensida-
El cordoma es un tumor de origen notocordal que se observa sobre des en la masa (Fig. 36A.69). La TC muestra mejor la erosión ósea
todo en el sacro y el canal basilar. Los que se originan a nivel del y la calcificación.
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FIGURA 36A.67 Tumor del glomo yugular. Imágenes potenciadas en T1 axiales antes (A) y después (B) de la administración intravenosa de
gadolinio. Se aprecia una lesión en la región del agujero yugular, que se intensifica densamente (flechas). C, La imagen potenciada en T2 axial muestra
una lesión de isointensa a hipointensa, con unos pocos vacíos de señal. D, La tomografía computarizada con ventana para hueso a través de la base
del cráneo muestra la erosión del agujero yugular (flechas).
588 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.68 Cordomadel


canal basilar. La imagen potenciada en T1
sagital muestra una lesión que afecta al canal
basilar, con destrucción del canal y extensión
a la cisterna prepontina, y aparente
encapsulación de la arteria carótida {flechas).

A B

FIGURA 36A.69 Cordoma. Las imágenes coronal potenciada en T1 (A) y axial potenciada en T2 (B) muestran una masa bien definida en la cisterna
prepontina (puntas de flecha). Se puede sugerir una localización extraaxial debido a la presencia de erosión del canal basilar y la punta del peñasco (flechas
grandes en B). Las áreas puntiformes pequeñas que no se intensifican son motas de calcificación en el tumor. La arteria basilar desplazada está indicada
con flechas negras en (A) y con una flecha blanca en (B). Estos signos son característicos de un cordoma primario del canal basilar. El meningioma representa
la principal posibilidad diagnóstica para una masa extraaxial en esta localización, pero la presencia de erosión ósea (B) sería atípica.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 589

Condrosarcoma ción con el nervio óptico y el cono muscular, lo que tiene importancia
para planificar la intervención quirúrgica.
El condrosarcoma puede nacer en la base del cráneo, habitualmente
en la región de la sutura petroclival. Puede tener un origen endocon-
dral, cartilaginoso u óseo. La TC y la RM pueden revelar una lesión Linfangioma
erosiva de la base del cráneo o una masa que comprime el tronco del El linfangioma es una lesión vascular menos habitual que el heman­
encéfalo. A veces se observa calcificación debida a lisis ósea o depó­ gioma. La mayoría de estas lesiones se presenta en la edad joven. El
sito de calcio en el tumor. La neoplasia se extiende por invasión local crecimiento es lento, pero progresivo, sin remisión, y dada la probabi­
y tiende a recidivar después de la eliminación quirúrgica. Este tumor lidad de hemorragia, son posibles los síntomas súbitos, como la prop­
también puede originarse en la nasofaringe, el vómer y la región es- tosis. En la RM estas lesiones son heterogéneas, con áreas de hemo­
fenoetmoidal, e invadir la base del cráneo. rragia de antigüedad variable y zonas de degeneración quística.

LESIONES ORBITARIAS Lesiones dermoides


Las lesiones dermoides proceden de restos congénitos de células epi­
teliales. Contienen glándulas sebáceas y otros apéndices cutáneos.
Tumores orbitarios
Durante su crecimiento, pueden expandir las tablas interna y externa
Hemangiomas del cráneo y producir defectos óseos netamente demarcados, con bor­
des bien definidos y márgenes ligeramente escleróticos. La localiza­
Los hemangiomas son los tumores primarios más frecuentes de la
ción usual corresponde al techo de la órbita, cerca de la sutura cigo-
órbita. Los hemangiomas capilares se observan en los niños, y los
mática orbitaria, y la extensión puede afectar al hueso frontal. Con
cavernosos, en los adultos. Los hemangiomas capilares aparecen du­
menor frecuencia, estas lesiones se originan en la pared lateral de la
rante el período neonatal y no se observan después de los 2,5 años de
órbita y, rara vez, en la pared inferior. Las áreas focales de grasa se
edad. Muestran crecimiento infiltrante (Fig. 36A.70), pero pueden
identifican con facilidad en la RM. No suele apreciarse intensifica­
regresar de modo espontáneo. Los hemangiomas cavernosos tienen
ción tras la administración de contraste.
un comienzo insidioso y nunca desaparecen espontáneamente. Están
bien circunscritos y tienen una cápsula. En el estudio radiológico el
hemangioma cavernoso se presenta como una lesión orbitaria intra- Seudotumor orbitario
conal bien circunscrita (Fig. 36A.71). En la RM estas lesiones tienen
El seudotumor orbitario es una lesión inflamatoria de comienzo agu­
una intensidad baja en las imágenes potenciadas en TI, son muy hi­
do, generalmente en sujetos de mediana edad, y difícil de distinguir
perintensas en las potenciadas en T2 y se intensifican con el contras­
por la clínica de un verdadero tumor de la órbita. Algunas de estas
te. La RM proporciona una delineación precisa de la masa y su rela-
lesiones se resuelven espontáneamente, mientras que otras requieren
terapia enérgica, que puede incluir corticoides sistémicos o locales
y descompresión orbitaria.
El seudotumor causa inflamación difusa y el edema consiguien­
te. Se puede observar engrosamiento de la esclerótica (seudotumor
uveal-escleral), mientras que en otros casos se observa una masa,
engrosamiento de los músculos extraoculares o infiltración difusa
de la órbita. La presencia de líquido alrededor del nervio óptico
puede verse como un engrosamiento del nervio. Son posibles la
obliteración de los planos grasos retrobulbares. la afectación de
una glándula lagrimal aislada o la presencia de una masa retrobul­
bar. Cuando se afecta la inserción de un músculo extraocular en el
ojo, el diagnóstico de seudotumor es más probable que el de oftal­
mopatía tiroidea.
En la RM estas lesiones aparecen isointensas respecto al músculo
en las imágenes potenciadas en T1, pero en las potenciadas en T2 son
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

hiperintensas, lo que permite distinguir entre seudotumor y linfoma,


puesto que el linfoma de la órbita suele aparecer hipointenso en las
imágenes potenciadas en T2.

Glioma del nervio óptico


FlGURA 36A.70 Hemangioma capilar. Tomografía computarizada Los gliomas ópticos son astrocitomas pilocíticos de bajo grado que
orbitaria de un hemangioma capilar tras la administración de contraste. Se pueden presentarse como alteraciones aisladas o asociadas con neu­
aprecia una masa grande, sobre todo en la órbita Izquierda. (Reproducido rofibromatosis, en especial las formas bilaterales. Las tres cuartas
con permiso de: Sklar, E. M. L., Quencer, R. M., Byrne, S. E, et al. 1986, partes aparecen antes de los 10 años de edad. Algunos gliomas pro­
«Correlative study of the computed tomographic, ultrasonographic and ducen engrosamiento extenso de las meninges periópticas (hiperpla-
pathologic characteristics of cavernous versus capillary hemangiomas sia aracnoidea peritumoral), que pueden ser características de los
of the orbit», J Clin Neuro-ophthalmol, vol. 6, págs. 14-21.) pacientes con neurofibromatosis.
590 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.7 1 Hemangioma cavernoso. A, Imagen potenciada enT2 axial que muestra una lesión ¡ntraconal bien circunscrita, con Intensidad de
señal alta. B, Tras la administración de contraste, se observa marcada intensificación en la imagen potenciada en T1 axial con técnica de saturación de grasa.

Los gliomas del nervio óptico son isointensos con respecto a la la evaluación de las lesiones del nervio óptico; proporciona visualiza­
sustancia blanca normal en las imágenes potenciadas en TI, y es ción directa del nervio óptico y lo separa del espacio subaracnoideo
frecuente la intensificación por el contraste. En el paciente con un glio­ adyacente, lo que permite distinguir entre las lesiones del nervio óp­
ma óptico debe evaluarse la vía visual completa, puesto que un gran tico y las de la vaina. La RM también puede evaluar la porción intra­
número de estos tumores afectan al quiasma (v. Fig. 36A.26) y a las canalicular del nervio óptico. Los patrones de intensidad de la señal
vías retroquiasmáticas, con extensión hasta el nivel de los cuerpos en la RM son variables, y dependen de la localización de las lesiones
geniculados laterales. Una proporción significativa de los gliomas (perióptica o intraorbitaria extraconal). La mayoría de los meningio­
de las vías visuales se limitan al quiasma y los tractos retroquiasmá- mas periópticos se intensifican con el contraste, y las técnicas de su­
ticos, sin afectación del nervio óptico intraorbitario. La intensidad presión de la grasa y administración de contraste son útiles para deli­
de la señal varía según el sitio de afectación de la vía visual. Espe­ near las regiones de intensificación por gadolinio.
cíficamente, las masas del nervio óptico intraorbitario muestran una
intensidad baja en las imágenes potenciadas en T2, lo que puede
guardar relación con hiperplasia aracnoidea. Las lesiones quiasmá- Lesiones oculares
ticas y retroquiasmáticas tienden a ser hiperintensas en las imáge­
Melanoma
nes potenciadas en T2.
El melanoma maligno es la neoplasia maligna intraocular más fre­
cuente en los adultos, y suele ser unilateral. La RM contribuye al
Meningioma del nervio óptico
diagnóstico diferencial de estas lesiones debido a que existen otras
Los meningiomas periópticos representan la tercera parte de los tu­ entidades (metástasis coroideas, nevos coroideos, hemangiomas co-
mores primarios del nervio óptico o de su vaina. Los meningiomas roideos, sarcoidosis, granulomas y desprendimiento de coroides) que
periópticos bilaterales pueden asociarse con neurofibromatosis. En pueden simular un melanoma. Además, la RM ayuda a delinear la
general, los meningiomas periópticos son más frecuentes en los extensión extraocular, que se produce en el 13% de los casos.
adultos, mientras que los gliomas del nervio óptico se observan en En la RM los melanomas aparecen como masas focales que se
los niños. extienden en el vitreo y se intensifican con el contraste, una caracte­
Estas lesiones se calcifican con frecuencia, y muestran una marca­ rística común a la mayoría de las neoplasias oculares (Fig. 36A.73).
da intensificación en la TC (Fig. 36A.72). La RM es preferible para En una serie, la mayoría de los melanomas eran hiperintensos en las
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 591

FIGURA 36A.72 Meningioma del


nervio óptico. La tomografía computarizada
intensificada con contraste muestra el
engrasamiento típico y la intensificación del
nervio óptico derecho característicos de un
meningioma periópfico. Se aprecia extensión
desde la porción intraescleral del nervio
óptico hacia atrás, al ápex de la órbita.

imágenes potenciadas en TI e hipointensos en las potenciadas en T2, ma en la TC es la calcificación retiniana. Debido a la insensibilidad
debido al contenido de melanina, que tiene la característica paramag- de la RM para la calcificación, la TC sigue siendo el estudio diagnós­
nética de acortar los tiempos de relajación TI y T2. Sin embargo, los tico inicial de elección cuando se sospecha un retinoblastoma.
melanomas pueden variar en el grado de pigmentación, y las lesiones
pueden ser amelanóticas, en cuyo caso resultan indistinguibles de
otras lesiones oculares. LESIONES ESPINALES
Estas lesiones pueden originar confusiones, puesto que a veces
muestran un comportamiento paramagnético variable cuando son
melanóticas o hemorrágicas, y en muchas ocasiones se asocian con Tumores espinales
desprendimiento de retina hemorrágico. En general, la RM permite
Tumores intradurales extramedulares
distinguir entre el melanoma melanótico y una colección asociada de
líquido subretiniano (hemorrágico o no hemorrágico) y una neoplasia Los dos tumores intradurales extramedulares más frecuentes son el
amelanótica, sobre la base de la intensidad de las señales. neurinoma (o neurilemoma) y el meningioma. Como cualquier otra
masa intradural extramedular, estos tumores desplazan la médula es­
pinal y ensanchan el espacio subaracnoideo ipsolateral.
Retinoblastoma
El retinoblastoma es la neoplasia maligna intraocular más habitual en Tumores de las vainas nerviosas. Los tumores de las vainas ner­
la niñez. La mediana de edad al establecer el diagnóstico es de viosas son las neoplasias intraespinales más habituales. Los neurino­
18 meses. Las funciones del estudio radiológico incluyen: la limita­ mas pueden aparecer en cualquier nivel espinal, se distribuyen por
ción de las posibilidades diagnósticas, puesto que el diagnóstico dife­ igual entre ambos sexos y muchas veces se presentan hacia la cuarta
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rencial de la leucocoria (una masa blanca dentro del ojo, que produce década de la vida. Aunque su localización más frecuente es la intra­
el aspecto de pupila blanca) es extenso; la definición de la extensión dural extramedular, también pueden ser extradurales o adoptar forma
de la lesión, dado que el retinoblastoma puede extenderse en varias de diábolo, con un componente intradural y otro extradural, y es po­
direcciones, entre ellas la órbita retrobulbar y los espacios del LCR, sible que el componente extradural se extienda a través del agujero
para producir siembra en ellos; y aclarar si está afectada la otra órbi­ intervertebral.
ta, puesto que las lesiones bilaterales son frecuentes (hasta en un ter­ En la RM estos tumores tienden a presentar una intensidad ligera­
cio de los pacientes). Además, la RM permite detectar el llamado mente mayor que el músculo en las imágenes potenciadas tanto en TI
retinoblastoma trilateral (en las dos órbitas y en la glándula pineal). como en T2. Estas lesiones se intensifican de modo fuerte y homogé­
El retinoblastoma presenta una señal de intensidad variable en la neo (Fig. 36A.74), excepto cuando existe un quiste intratumoral.
RM. Desde un punto de vista histopatológico, el retinoblastoma es
similar a otros TNEP del SNC, y por tanto tiene patrones de intensi­ Meningiomas. Los meningiomas se encuentran clásicamente en su­
dad de la señal similares a los de esos tumores, y también puede ex­ jetos adultos. Suelen aparecer en la columna dorsal o en el agujero
perimentar hemorragia y necrosis. El signo clásico del retinoblasto­ magno, y son más frecuentes en las mujeres que en los hombres.
592 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Tumores intramedulares
La RM se ha mostrado tan efectiva como la mielografía TC para eva­
luar los espacios extradural e intradural extramedular, y no es invasi­
va. Para las lesiones de la médula, la RM es superior a la mielografía
TC. Aunque la RM sin contraste detecta generalmente las lesiones, la
administración de gadolinio puede contribuir a delinearlas mejor.

Astrocitomas. La incidencia máxima de los astrocitomas espinales


corresponde a las décadas tercera y cuarta de la vida, aunque estos
tumores no son infrecuentes en los niños. La mayoría de las veces se
localizan en la médula dorsal, pero en los niños puede encontrarse
afectación de toda la médula.
En la RM con imágenes potenciadas en TI, los astrocitomas son
hipointensos respecto a la médula normal, mientras que aparecen como
hiperintensos en las imágenes potenciadas en T2. Las lesiones presen­
tan márgenes mal definidos. Después de la administración de contraste
intravenoso, estas lesiones se intensifican casi siempre, con un patrón
homogéneo o heterogéneo. La RM también es útil para distinguir entre
quistes tumorales y quistes benignos asociados con el tumor; los quis­
tes tumorales aparecen rodeados por intensificación, mientras que las
paredes de los quistes benignos carecen de intensificación.

Ependimomas. Los ependimomas suelen presentarse durante las dé­


cadas cuarta o quinta de la vida, y son más frecuentes en los hombres
que en las mujeres. El ependimoma es el tumor primario más habitual
de la médula espinal inferior, el cono medular y el hilo terminal.
La RM sin contraste muestra ensanchamiento de la médula (Figu­
ras 36A.75 y 36A.76). La lesión es hipointensa o hiperintensa en las
imágenes potenciadas en T2. Pueden observarse áreas de hemorragia,
y son habituales los quistes intratumorales. Es frecuente el depósito
de hemosiderina en los bordes superior e inferior (v. Figs. 36A.75 y
36A.76). Tras la administración de contraste intravenoso, los ependi­
momas tienden a intensificarse de modo fuerte y homogéneo.

Hemangioblastoma. El hemangioblastoma es una lesión intrame-


dular infrecuente que representa entre el 1 y el 5% de todos los tumo­
res de la médula espinal. Suele manifestar durante las décadas cuarta
o quinta de la vida, y en general afecta a la médula cervical y a la
dorsal. En la RM se puede observar un quiste medular con un nodulo
intensificado y, en ocasiones, indicios de un vaso arterial aferente
intensificado. El 20% de los hemangioblastomas se asocian con la
enfermedad de Von Hippel-Lindau. El tumor puede presentarse con
una hemorragia.

FIGURA 36A.73 Melanoma coroldeo. A, La Imagen potenciada


en T1 axial muestra una lesión en la cara posterior del globo, parcialmente Tumores extradurales
hiperintensa (flecha). La imagen es sugestiva de melanoma melanótlco.
Las metástasis son los tumores extradurales más frecuentes. Pueden
B, La imagen sagital con supresión de grasa muestra que la lesión
destruir los cuerpos vertebrales y extenderse en el canal espinal,
hiperintensa está situada en la cara Inferior del globo (flecha).
con desplazamiento consiguiente del espacio subaracnoideo y la
No se observa extensión retrobulbar.
médula espinal. La RM muestra bien el tumor, las alteraciones
óseas adyacentes y la extensión de la afectación epidural y paraes-
pinal (Fig. 36A.77).
Su localización es primariamente extramedular e intradural, pero pueden
ser puramente extradurales o mixtos, intradurales y extradurales.
En las imágenes de RM con TR corto, la intensidad es similar o Enfermedad degenerativa de la columna vertebral
inferior a la de la médula espinal, y las imágenes potenciadas en T2
Enfermedad discal degenerativa
muestran una hiperintensidad ligera del tumor en comparación con la
médula. Las lesiones se intensifican de modo homogéneo y fuerte Al degenerar, el disco intervertebral pierde agua, y el material nu­
después de la administración de gadolinio. clear es sustituido por tejido fibroso cuando el disco se colapsa
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 593

Figura 36A.74
Neurofibroma. Las imágenes
potenciadas en T1 axial (A)
y sagital (B) después de la
administración de gadolinio
muestran una masa intradural
extramedular intensificada
{flechas) en la izquierda, que
desplaza la médula (puntas de
flecha) hacia la derecha. C, En la
ecografía espinal ¡ntraoperatoria,
en un plano sagital, se aprecia
que la masa desplaza la médula
hacia delante (flechas).
594 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.75 Ependimoma. Las imágenes sagitales potenciadas en T1 (A) y en T2 (B) muestran ensanchamiento de la médula espinal
en el cono. La lesión aparece hipolntensa en las imágenes con tiempo de repetición (TR) corto, e hiperintensa en las imágenes con TR largo.
Se aprecia depósito de hemoslderina en los bordes inferiores del tumor (flechas).

(y. Capítulo 75). Las fibras anulares se debilitan, lo que permite el generativa que afecta a las articulaciones sinoviales, como las de las
abombamiento del disco, y los desgarros anulares predisponen a la carillas articulares. Estos términos se utilizan con frecuencia como
hernia discal. sinónimos debido a que muchas veces coexisten. Los dos trastornos
El disco abombado se extiende en forma difusa más allá de los conducen al estrechamiento del canal espinal o de los agujeros neu­
márgenes de los cuerpos vertebrales adyacentes, aunque permanez­ rales, y en consecuencia pueden causar compresión de la médula
can intactas las fibras anulares conce'ntricas. El disco expulsado se o de las raíces.
extiende a través de todas las capas del anillo, y aparece con una
masa de tejido blando focal (Fig. 36A.78). Estas hernias discales Estenosis espinal lumbar. El término estenosis espinal lumbar in­
pueden ser subligamentosas (anteriores al ligamento longitudinal cluye la estenosis del canal espinal, el receso lateral y los agujeros.
posterior) o se pueden romper a través del ligamento longitudi­ La estenosis del canal es más frecuente en los niveles L2 a L5, y
nal posterior. El fragmento de disco libre es material herniado que se causa radiculopatía. La estenosis puede deberse a una combinación
ha separado del disco parental, y puede emigrar hasta una posición de abombamiento discal difuso, hipertrofia de las carillas articulares
fuera del espacio discal original. Aproximadamente el 90% de las o engrosamiento ligamentoso.
hernias discales lumbares se producen en L4-L5 o en L5-S1, el 7% se
localizan en L3-L4, y el 3% se asientan en L1-L2 o L2-L3. Estenosis espinal cervical. La estenosis del canal cervical se debe
En la RM la mayoría de los discos protuberantes se extienden más la mayoría de las veces a espondilosis deformante y engrosamiento
allá del margen del cuerpo vertebral de un modo difuso, y presentan ligamentoso. La estenosis foraminal está causada por hipertrofia de
disminución de la intensidad de la señal en las imágenes potenciadas la apófisis ganchosa y la carilla articular superior. Los pacientes ex­
en T2 debido a la degeneración y pérdida de agua, mientras que un perimentan un riesgo particular de mielopatía o radiculopatía si el
disco herniado aparece como una masa de tejido blando focal que diámetro anteroposterior del canal cervical es inferior a 11 mm.
desplaza la grasa epidural o el saco tecal (v. Fig. 36A.78) y puede Las imágenes de eco de gradiente potenciadas en T2* son más
mostrar intensificación a lo largo de la periferia del disco debido a la efectivas para la evaluación de la espondilosis cervical, debido a
presencia de tejido conjuntivo vascular reactivo. que permiten distinguir entre espolones y discos, y medir el diáme­
tro anteroposterior del canal. La TC se ha considerado la prueba de
elección para el diagnóstico de la estenosis de los agujeros neura­
Estenosis y espondilosis espinales les. Sin embargo, con las técnicas de eco de gradiente 3D pueden
El proceso degenerativo más frecuente de la columna es la espondi­ obtenerse cortes finos para evaluar los agujeros neurales, y la exac­
losis deformante (osteofitosis). Los osteófitos se forman a causa de titud de estas secciones se aproxima a la de la mielografía TC de
la enfermedad discal subyacente. La osteoartritis es una artritis de­ alta resolución.
36A Neuroimagen estructural 595

Figura 36A.76
Ependimoma. A, La imagen
potenciada en T2 sagital muestra
una lesión hiperintensa, que
festonea los márgenes óseos
posteriores de los cuerpos
vertebrales lumbares y sacros
(flechas). B, La tomografía axial
computarizada a través del sacro
muestra las lesiones erosivas del
hueso secundarlas al ependimoma
demostrado en el estudio
anatomopatológlco.
596 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

A
FIGURA 36A.77 Metástasis espinales. A, La imagen potenciada en T1 sagital muestra una lesión metastáslca que afecta al cuerpo D9,
con extensión epidural del tumor de tejido blando en la parte ventral del canal. B, En la imagen potenciada en T2 (con un campo de visión más grande)
se aprecian múltiples niveles de afectación con lesiones de señal alta. También existe compresión de D5, D9 y L2. Se aprecia extensión epidural del tumor
en D9 con compresión de la médula (flecha).

Traumatismo espinal Traumatismo agudo de la columna cervical


El traumatismo espinal es una de las causas principales de invali­ Fracturas
dez. Desde la década de 1970, los avances importantes en la evalua­ Luxación interfacetal bilateral. Esta lesión se caracteriza por luxa­
ción radiológica han mejorado el diagnóstico, y se han acompañado ción de ambas articulaciones interfacetales al mismo nivel. El traba­
de una atención clínica mejor y más intensiva de las lesiones espi­ do de las carillas articulares comienza con el movimiento de las cari­
nales. Para elegir un protocolo radiológico particular, se deben te­ llas inferiores de una vértebra hacia delante sobre las carillas
ner en cuenta varios factores, entre ellos la situación neurológica articulares de la vértebra subyacente. Eso hace que las láminas y las
del paciente, la antigüedad de la lesión y el posible beneficio de apófisis espinosas se separen y los cuerpos vertebrales experimenten
cada prueba específica. subluxación. Desde un punto de vista radiográfico, se aprecia despla­
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 597

FIGURA 36A.78 Hernia dlscal L4-L5. A, En la Imagen de eco


de gradiente sagital el disco herniado (flecha) aparece dibujado por la
Intensidad de señal alta del saco tecal. B, En esta imagen axial de ec
de gradiente la hernia dlscal excéntrica (flechas) deforma la cara
ventrolateral del saco tecal.
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zamiento anterior del segmento luxado. Las carillas inferiores de la carilla luxada queda trabada y fija. Las carillas contiguas dejan de
vértebra luxada se hallan situadas por delante de las carillas superio­ estar en aposición y quedan descubiertas, expuestas o «desnudas».
res del segmento adyacente. Esta lesión se conoce a veces como tra­ Pueden existir fracturas de las carillas articulares; los fragmentos di­
tamiento doble, y produce inestabilidad aguda a causa de la altera­ minutos carecen de significado clínico, pero los mayores convierten
ción de los tejidos esqueléticos y blandos locales al nivel de la lesión. las luxaciones en inestables.
En la radiografía anteroposterior, la luxación interfacetal unilate­
Luxación inteifacetal unilateral. La luxación interfacetal unilateral ral se manifiesta por rotación de las apófisis espinosas desde el nivel
de las carillas articulares se debe a flexión y rotación simultáneas. Se de la luxación hacia arriba, fuera de la línea media, en la dirección del
alteran el complejo ligamentoso posterior y la cápsula de la articula­ lado de la articulación interfacetal luxada. En la proyección lateral se
ción luxada. La articulación interfacetal en el lado hacia el que se observa desplazamiento hacia delante de la vértebra luxada. Mientras
dirige la rotación actúa como punto de apoyo, mientras que el otro que las vértebras inferiores aparecen en proyección lateral verdadera,
lado, incluyendo su carilla inferior, se desplaza hacia arriba y hacia las superiores se muestran oblicuas debido al componente rotacional
delante sobre la punta de la carilla superior de la vértebra inferior. La del mecanismo de la lesión. Esto origina un aspecto «en corbata de
598 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

pajarita» de los pilares articulares de la vértebra luxada (Fig. 36A.79). fracturas pueden afectar a la carilla articular superior o pueden estar
En la proyección anteroposterior, las apófisis espinosas aparecen des­ localizadas en posición más anterior, en la unión del arco posterior
plazadas respecto a la línea media, hacia el lado de la articulación y la cara posterior del cuerpo de C2 (Fig. 36A.80).
luxada, en el nivel de la luxación y por encima.
Fractura por estallido de Jefferson. La descripción original de la
Fractura de paleador de arcilla. Esta fractura se caracteriza por el fractura por estallido de Jefferson correspondía a fracturas bilaterales
arrancamiento de las apófisis espinosas de C6, C7 o TI. de los arcos anterior y posterior de C1. Sin embargo, la fractura de
Jefferson se puede deber a una sola rotura en cada anillo. En la pro­
Fractura de ahorcado. De modo habitual, la fractura de ahorcado yección frontal de las radiografías simples existe desplazamiento bi­
consiste en fracturas bilaterales de las porciones interarticulares del lateral de las masas articulares de Cl. En la proyección lateral, la
axis (segunda vértebra cervical). Con menor frecuencia, una o ambas fractura del arco anterior se ve rara vez, pero con frecuencia se nota

Rotación
Alineación

FIGURA 36A.79 Luxación interfacetal unilateral. A, Las imágenes reformateadas sagitales de la tomografía computarizada muestran luxación
de la carilla articular inferior de C6 (punta de flecha) anterior a la carilla superior contigua de C7 (flechas). B, La tomografía axial computarizada muestra
la masa articular luxada de C6 (punta de flecha) anterior a su homologa subyacente, la carilla superior de C7 (flecha), que aparece «desnuda».
C, La tomografía axial computarizada por encima del nivel de la luxación muestra rotación de la vértebra y la apófisis espinosa. D, La tomografía axial
computarizada por debajo del nivel de la luxación no muestra rotación.
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 599

■ FIGURA 36A.80 Fractura de


ahorcado. Fractura a través de la parte
¡nterartlcular (flechas).

la fractura del arco posterior. En la proyección lateral, la fractura de dera mecánicamente inestable. La fractura de la porción inferior de
Jefferson no se puede diferenciar de una hiperextensión aislada del la odontoides altera el anillo del axis. Este anillo se compone de la
arco posterior del atlas. Estas fracturas se pueden mostrar en la TC y, corteza de la unión del pedículo, el cuerpo vertebral, la corteza en
con menor claridad, en la RM (Fig. 36A.81). la unión del axis y la parte superior del cuerpo, y la corteza poste­
rior del cuerpo del axis.
Fractura por estallido. La fractura por estallido de la columna cer­
vical inferior es una fractura conminuta del cuerpo vertebral con re- Médula espinal. La información que puede proporcionar la RM
tropulsión de hueso en el canal espinal, bien demostrada en la radio­ sobre la me'dula espinal con lesión aguda no tiene rival. La RM se ha
grafía lateral. La TC demuestra que suele existir una fractura del arco mostrado superior para detectar las alteraciones parenquimatosas de
posterior. La alineación de los elementos posteriores es normal. Se la médula espinal, en comparación con la mielografía convencional
observa una fractura vertical del cuerpo vertebral en la proyección y la mielografía TC. La RM es la única prueba de diagnóstico por ima­
frontal, pero la fractura posterior sólo se observa en la TC. gen que proporciona una visualización directa del parénquima de la
médula espinal con resolución suficiente, y muestra las anomalías de
Fractura de la odontoides. La fractura de la apófisis odontoides la señal intrínseca incluso en ausencia de agrandamiento medular. La
puede deberse a hiperflexión o hiperextensión forzadas de la cabeza mielografía y la mielografía TC sólo pueden proporcionar informa­
o el cuello. Las lesiones por hiperflexión causan desplazamiento an­ ción sobre el tamaño de la médula espinal o sobre la presencia de
terior de la odontoides, y existe subluxación anterior de C1 sobre C2. compresión medular. La RM puede aclarar de modo fiable si el
Las lesiones por hiperextensión causan desplazamiento posterior de agrandamiento agudo postraumático de la médula guarda relación
la odontoides, con subluxación posterior de CI sobre C2. La apófisis con edema o hemorragia, e identifica la hemorragia o la contusión en
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se mueve con Cl, a menos que se rompa el ligamento transverso. Las una médula no agrandada.
fracturas de la odontoides sin desplazamiento de Cl sobre C2 pue­ En un estudio se describieron tres tipos de patrones de señal de
den ser más difíciles de reconocer. La politomografía de la apófisis RM en los pacientes estudiados entre un día y 6 semanas después de
puede ser de utilidad para detectar estas fracturas. la lesión. Entre 19 pacientes con signos de lesión medular en la RM,
Las fracturas de la apófisis odontoides se han clasificado en tres 5 mostraron datos de hemorragia medular con disminución de la se­
tipos. El tipo I es una fractura por arrancamiento de la parte supe­ ñal T2 dentro de las 72 horas siguientes a la lesión. Se observó un
rior de la odontoides. El tipo II es una fractura transversal de la reborde hiperintenso periférico con persistencia de hipointensidad
odontoides por encima del cuerpo del axis. El tipo III es una fractu­ central T2 hasta 7 días después de la lesión. En un segundo grupo de
ra de la porción superior del cuerpo del axis, con afectación de una 12 pacientes sólo se apreció edema medular (Fig. 36A.83). El edema
o ambas carillas articulares (Fig. 36A.82). Este tipo de fractura no medular mostró signos de alguna resolución entre 7 días y 3 semanas
es realmente una fractura de la odontoides, sino de la porción supe­ después de la lesión. Se identificó una mezcla de hemorragia y edema
rior del cuerpo del axis. Puesto que afecta a una zona de hueso tra­ con hipointensidad central, rodeada por un reborde de hiperintensi­
becular, casi siempre se consolida. La fractura de tipo III se consi­ dad en las imágenes potenciadas en T2, como un tercer patrón de le­
600 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.81 Fractura


de Jefferson. A, La tomografía axial
computarizada muestra múltiples
fracturas a través de C1. B, La imagen
de resonancia magnética al mismo nivel
muestra la dificultad que se encuentra
con frecuencia para diagnosticar las
fracturas con esta técnica. La médula
espinal y el espacio subaracnoideo
adyacente son normales en este nivel.

sión medular en 2 pacientes. La resolución de las lesiones medulares Traumatismo de la columna cervical:
con productos sanguíneos fue más lenta que la de las lesiones medu­ mielopatía postraumática progresiva
lares no hemorrágicas. En el período precoz después de la lesión, las
imágenes potenciadas en TI sólo fueron útiles para demostrar la tu­ Quistes de la médula espinal. La mielopatía postraumática puede
mefacción medular, y no revelaron ningún cambio de señal significa­ producirse hasta en el 32% de los pacientes con lesiones crónicas
tivo en el parénquima medular. de la médula espinal, y se puede presentar ya a los 2 meses después de
La hemorragia intramedular y el edema medular extenso son in­ la lesión, o hasta 36 años tras el traumatismo original. La mielopatía
dicadores pronósticos desfavorables respecto a la recuperación neu­ postraumática progresiva puede guardar relación con varios proce­
rológica. Las imágenes T2* son las más sensibles para detectar la sos. Una de las alteraciones parenquimatosas tratables más habitua­
hemorragia durante la fase aguda. La desoxihemoglobina conduce a les es el quiste de la médula espinal (Fig. 36A.85). La mielopatía
pérdida de señal en las imágenes T2* (Fig. 36A.84). progresiva también puede observarse en presencia de mielomalacia
Capitulo 36A Neuroimagen estructural 601

D
FIGURA 36A.82 Fractura de odontoides de tipo III. A, La tomografía axial computarizada a través del cuerpo del axis muestra líneas
de fractura que recorren ambos agujeros transversos (flechas). B, La Imagen coronal reconstruida muestra la fractura a través del cuerpo del axis.
C, La reconstrucción sagital a través de la línea media muestra el desplazamiento anterior de la odontoides. D, La imagen reconstruida parasagital
derecha muestra fracturas que se extienden al agujero transverso y que, por tanto, no permiten la fijación con tornillo transartlcular posterior (flecha).

y fijación de la médula. La fijación de la médula desempeña proba­ una región con intensa lesión del tejido de la médula espinal. Los
blemente un papel significativo en el desarrollo de la mielomalacia y quistes postraumáticos de la médula espinal pueden tener una sola
los quistes de la médula espinal. También existen indicios de que la cavidad o bien pueden contener tabiques; se pueden formar por enci­
mielomalacia y los quistes de la médula espinal forman parte de un ma, por debajo o al nivel de la lesión inicial. Las imágenes continuas
continuo. El estudio radiológico interpreta un papel clave para dife­ pueden ser útiles para determinar la pulsatilidad del quiste. La eva­
renciar entre quistes de la médula espinal y mielomalacia, puesto que luación postoperatoria con imágenes continuas puede contribuir
ambos procesos son difíciles de distinguir por la clínica. La RM es la a determinar si la derivación del quiste tuvo éxito.
prueba de elección para la evaluación de los pacientes con mielopatía
postraumática progresiva. Ciertas causas menos frecuentes de mielo­ Mielomalacia. El traumatismo cerrado de la médula espinal repre­
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patía progresiva también pueden detectarse en la RM, como la com­ senta una causa habitual de mielomalacia o ablandamiento medular.
presión medular por mala alineación vertebral, el disco herniado, los Desde un punto de vista histológico, la mielomalacia se caracteriza
osteófitos, los quistes aracnoideos y la atrofia medular. por microquistes, astrocitosis reactiva y engrosamiento de la pía y la
Los quistes de la médula espinal casi siempre tienen la misma aracnoides. Las observaciones intraoperatorias en la institución de
intensidad de señal que el LCR en la RM (v. Fig. 36A.85). La pérdida los autores siempre han mostrado fijación medular. La liberación
de señal inducida por pulsación del LCR o la intensificación relacio­ de la médula puede conducir a una mejoría clínica.
nada con el flujo puede observarse en los quistes pulsátiles grandes y En la RM una médula mielomalácica se manifiesta en los casos
puede alterar el aspecto de la RM. Aunque el quiste puede contener característicos con señal hipointensa anormal, de intensidad mayor
una cantidad elevada de proteínas en comparación con el LCR, y en que la del LCR en las imágenes potenciadas en TI (Fig. 36A.86). Las
teoría este contenido puede acortar los tiempos de relajación TI y T2, imágenes potenciadas en T2 revelan hiperintensidad correspondiente
este acortamiento rara vez plantea algún problema. En general, se dentro de la médula espinal. La secuencia de densidad de protones
puede seguir un borde bien definido alrededor del quiste, aunque el puede ser útil cuando existe dificultad para diferenciar entre mielo­
borde quizá no se pueda delimitar bien si se desarrolla un quiste en malacia y quiste medular. La mielomalacia no es paralela al LCR,
602 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.83 Edema de la médula. Lesión focal de la médula, hipolntensa en la imagen potenciada en T1 (A) e hiperintensa en la potenciada
en T2 (B), que sugiere un área de edema (flechas) en un paciente con lesión espinal aguda. En la Imagen potenciada en T2 las áreas marcadamente
hipointensas en los espacios discales C5-C6 y C6-C7 representan osteófitos calcificados.

y muestra una señal isointensa o hiperintensa respecto a la médula Fracturas de la columna dorsal superior ( D í a DIO). Las fracturas
espinal normal en las imágenes de densidad de protones. Los márge­ de la columna dorsal superior son diferentes a las de otros niveles
nes de la médula mielomalácica también suelen ser irregulares y mal espinales debido a su carácter estable: la jaula costal y los fuertes li­
definidos. La médula mielomalácica puede tener un tamaño normal, gamentos costovertebrales limitan el grado de movimiento de este
puede ser atrófica o aparecer ampliada. segmento de la columna. El tipo más frecuente de fractura en la co­
lumna dorsal alta es la fractura por compresión o carga axial, que
Traumatismo dorsolumbar. Las fracturas de la columna dorso- conduce a grados diferentes de aplastamiento en cuña anterior del
lumbar ocupan el segundo lugar por orden de frecuencia después de cuerpo vertebral afectado. Cuando se produce déficit neurológico,
las fracturas de la columna cervical, y son unas tres veces menos habitualmente está causado por compresión medular secundaria a la
habituales que éstas. presencia de hueso desplazado hacia atrás en el canal espinal. Como
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 603

FIGURA 36A.85 Quiste intramedular postraumático. Existe


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un quiste intramedular multlsegmentado grande, desde C1 hasta D1.


FIGURA 36A.84 Hematoma medular. La imagen sagital de eco El paciente estaba empeorando neurológlcamente después de una
de gradiente T2* muestra hipointensidad en la médula desde C4 hasta fractura-subluxaclón en un pasado lejano, y había sido sometido a
C7 (flechas), sugestiva de hemorragia aguda (desoxihemoglobina) en la una amplia laminectomía posterior. Nótense las bandas lineales en el quiste,
médula. que representan tabiques fibrogliales a través de la cavidad quística.

alternativa, la médula puede estar comprimida por un núcleo pulposo bra. Las fracturas por estallido de la columna dorsal superior pue­
herniado o por hematomas epidurales. den asociarse con fracturas del arco neural posterior (Fig. 36A.87).
Además de las fracturas por aplastamiento anterior en cuña, la Cualquier fragmento óseo impulsado hacia atrás puede causar com­
columna dorsal alta puede sufrir fracturas por estallido, usualmente presión o maceración de la médula, una alteración que se observa
secundarias a una fuerza de carga axial intensa aplicada a la vérte­ bien en la RM.
604 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Fracturas de la unión dorsolumbar (DI 1 a L2). La unión dorsolum-


bar es una de las áreas afectadas con mayor frecuencia en un trauma­
tismo espinal. La mayoría de las lesiones dorsolumbares se producen
entre D12 y L2, el área de transición entre un segmento rígido y otro
más móvil de la columna. Varios autores han creado una clasificación
mecanicista de las fracturas dorsolumbares. Esta clasificación divide
la vértebra en tres regiones principales: columna anterior, columna
media y columna posterior (concepto «tricolumnar»). La columna an­
terior se compone del ligamento longitudinal anterior, el anillo fibroso
anterior y el cuerpo vertebral anterior. La columna media consiste en
el ligamento longitudinal posterior y el anillo fibroso posterior. La
columna posterior consiste en todas las estructuras situadas detrás del
ligamento longitudinal posterior (arco neural). El principal objetivo de
esta clasificación es predecir la estabilidad y las secuelas neurológicas
de las fracturas de la región dorsolumbar. Una columna media intacta
implica estabilidad, y viceversa. Las fracturas de la columna anterior
rara vez se asocian con un defecto neurológico.
Tres fuerzas básicas actúan para lesionar la columna media: com­
presión axial, tracción axial y traslación lateral. Estos vectores de
fuerza son aplicados en los ejes x-, y- o z- de la columna, para produ­
cir los siguientes tipos de lesiones.

Lesiones por hiperflexión. Éste es el tipo de lesión más frecuente


que afecta a la columna dorsolumbar. La columna anterior es compri­
mida, mientras que los elementos posteriores son traccionados. Exis­
ten varios subtipos de lesiones por hiperflexión. Las fracturas por
compresión debida a hiperflexión (Fig. 36A.88) afectan habitual­
mente a D12, Ll y L2. La fuerza de compresión puede actuar en la
región anterior o en la lateral, lo que se manifiesta en la radiografía o
la RM por pérdida de altura de la porción anterior o lateral del cuerpo
vertebral. Existe un foco de cifosis, escoliosis, fractura o de las tres
alteraciones, habitualmente en la placa terminal anterosuperior, y
muchas veces se forma un hematoma paraespinal.
La lesión por tracción debida a flexión se produce con mayor fre­
cuencia en Ll a L3. Esta lesión puede adoptar dos formas diferentes.
FIGURA 36A.86 Mielomalacia postraumática. La imagen de En un caso, las columnas media y posterior pueden resultar alteradas
resonancia magnética sagital potenciada en T1 muestra descompresión por las fuerzas de tensión aplicadas, con rotura secundaria del anillo
cervical anterior y fusión desde C4 hasta C6. En el nivel C5 la médula fibroso y subluxación. Un segundo mecanismo productor de este tipo
aparece ampliada con una hipointensidad mal definida. El diagnóstico de lesión espinal es la hiperflexión alrededor de un eje anterior al liga­
diferencial se planteó entre una siringe postraumática y una mielomalacia mento longitudinal anterior. En este caso, la vértebra completa es sepa­
mlcroquística, con trabadura de la médula por delante y por detrás rada o traccionada por la fuerza de tensión. Este tipo de lesión espinal
de la duramadre adyacente. conduce a la llamada fractura de Chance o lesión por cinturón de se­
guridad (Fig. 36A.89). Desde el punto de vista radiográfico, se de­
muestra una fractura con separación a través de las apófisis espinosas,
los pedículos y las láminas. La línea de fractura se extiende hacia arriba
Un tercer tipo de fractura postraumática de la columna dorsal alta para afectar a la placa terminal vertebral anterior al agujero neural.
es la fractura sagital «en rebanada»: la vértebra superior se pliega También existe alteración intensa de los ligamentos espinales y trac­
como un telescopio contra la vértebra inferior y, al rotar, provoca una ción del disco intervertebral y de las carillas articulares. La fractura es
fractura sagital de la «rebanada» superior de la vértebra inferior. inestable y suele asociarse con lesiones abdominales graves.
Aunque la mayoría de las fracturas de la columna dorsal alta son
estables, se observa inestabilidad con necesidad de corrección quirúr­ Fractura por compresión axial. La fractura característica de este
gica en casos de luxación completa, cifosis mayor de 40°, cifosis pro­ grupo es la fractura por estallido (Fig. 36A.90). Una fuerza de carga
gresiva, dolor persistente y defectos neurológicos progresivos. Otra axial empuja al disco intervertebral a través de la placa terminal
indicación para la intervención quirúrgica en pacientes con fracturas inferior (hernia discal vertical) con fractura conminuta secundaria
dorsales altas es la demostración en la RM de la alteración de los li­ del cuerpo vertebral. Aproximadamente el 90% de las fracturas por
gamentos de soporte espinales. En el contexto de un traumatismo estallido se producen entre D9 y L5. En menos del 10% de los casos
agudo, los signos radiográficos sugestivos de inestabilidad espinal existe una segunda fractura por estallido. Los signos radiográficos
incluyen subluxación vertebral, ensanchamiento de la distancia inter­ característicos de esta fractura son: deformidad en cuña anterior del
espinosa o interlaminar, alteración de la línea corporal posterior y de­ cuerpo vertebral, retropulsión ósea con diferentes grados de estre­
formidad en cuña vertebral superior al 40%. chamiento del canal neural, compresión de elementos neurales,
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 605

FIGURA 36A.87 Hombre que ha sufrido un accidente de tráfico. Dos cortes axiales contiguos (ventanas para hueso) a través de D7 muestran
la naturaleza grave de la fractura. La fractura por estallido se asocia con fractura del arco posterior y de la apófisis costotransversa. Existe una leve
afectación del canal. (Reproducido con permiso de: Ruiz, A., Post, J. D., y Sklar, E. M. L. 1996, «Traumatic thoracic and lumbar fractures», Appl Radiol,
Oct, págs. 49-57.)

B
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

FIGURA 36A.88 Fractura por hiperflexión-compreslón crónica de D12. Imágenes sagitales potenciadas en T1 (A) y T2 (B). Existe una marcada
pérdida de altura en la parte anterior del cuerpo D12, con alteración asociada de la placa terminal. Nótense la cifosis focal y el grado de retropulsión ósea
que comprime el saco y marca la médula. (Reproducido con permiso de: Ruiz, A., Post, J. D., y Sklar, E. M. L. 1996, «Traumatic thoracic and lumbar
fractures», Appl Radiol, Oct, págs. 49-57.)

distancia interpedicular aumentada y fractura vertical a través del cuer­ dalidades para evaluar esta lesión. La primera muestra el grado de
po, el pedículo o las láminas de la vértebra. Dependiendo del grado estrechamiento del canal óseo, mientras que la segunda proporcio­
de retropulsión ósea y del nivel de la lesión, pueden existir grados na la mejor información sobre la relación entre el hueso desplazado
diferentes de lesión de la médula, el cono y la cola de caballo. Esta hacia atrás y los elementos neurales, incluyendo el nivel y la inten­
lesión es de carácter inestable. La TC y la RM son las mejores mo­ sidad de la lesión neural.
606 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.89 Fracturas de Chance. Chica adolescente que sufrió un accidente de tráfico con el cinturón de seguridad colocado. Experimentó
una lesión por flexión y tracción. Las imágenes potenciadas en T2 sagitales contiguas demuestran una fractura con separación a través de los elementos
posteriores y la parte posterior del cuerpo de la vértebra L2. También existe una lesión del ligamento espinal posterior. (Reproducido con permiso de: Ruiz, A.,
Post, J. D. y Sklar, E. M. L. 1996, «Traumatic thoracic and lumbar fractures», Appl Radiol, Oct, págs. 49-57.)

La lesión por flexión-rotación es inusual, pero muy inestable, y se Lesiones extradurales


asocia con frecuencia con daño neurológico grave y secuelas como la
paraplejía. La columna anterior resulta comprimida durante la rota­ Las hernias discales traumáticas pueden producirse en los niveles
ción, mientras que las columnas media y posterior son alteradas por cervical, dorsal y lumbosacro. La columna dorsal no se afecta con
fuerzas de tensión. La subluxación y la luxación son hallazgos radio­ frecuencia debido a que la jaula costal y los músculos torácicos pro­
lógicos habituales, así como el ensanchamiento de la distancia in­ tegen esta parte de la columna. Un disco herniado puede no detectar­
terespinosa y las fracturas de las láminas, las apófisis transversas, las se si no se utiliza la TC o la RM. En los pacientes con fracturas o
carillas articulares y las costillas adyacentes. luxaciones en quienes se va a emplear la estabilización, el descubrí-
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 36A Neuroimagen estructural 607

FIGURA 36A.90 Fractura de D12 por compresión axial. Las Imágenes potenciadas en T1 sagitales muestran fractura de la placa terminal superior,
deformidad en cuña y retropulsión de D12, con compresión intensa de la médula. La señal disminuida de la vértebra D12 está causada por edema medular.
(Reproducido con permiso de: Ruiz, A., Post, J. D. y Sklar, E. M. L. 1996, «Traumatic thoracic and lumbar fractures», Appl Radiol, Oct, págs. 49-57.)

miento de una hernia discal asociada puede indicar la necesidad de tetraplejía. Aunque la hemorragia epidural en el canal espinal se ha
intervención quirúrgica pronta, específicamente una discectomía de des­ descrito como infrecuente en la literatura, este diagnóstico se está
compresión y fusión. haciendo con más frecuencia desde la introducción de la RM. Los
Los hematomas epidurales espinales pueden producir compresión hematomas pueden inducir alguna compresión del saco tecal y de la
de la médula espinal y la cola de caballo. La presentación clínica médula espinal (Fig. 36A.91). Muestran señal de intensidad variable.
corresponde a un dolor súbito en la espalda o el cuello, seguido de La RM es una prueba excelente para establecer el diagnóstico de los
defectos sensoriales y motores que progresan hacia la paraplejía o la hematomas epidurales espinales.
608 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.91 Hematoma


epidural. A, La imagen sagital
potenciada en T1 muestra un hematoma
epidural agudo {flechas), isointenso
en relación con la médula, que causa
desplazamiento anterior del saco.
B, En una imagen de eco de gradiente
la lesión se convierte en hiperintensa.

A
w
Secuelas crónicas del traumatismo. Los quistes postraumáticos de sida. Aunque la TC es útil para detectar la destrucción ósea asociada
la médula espinal y la mielomalacia pueden producirse en las regio­ con la osteomielitis vertebral, proporciona una visualización limitada
nes dorsal y cervical. Los quistes subaracnoideos pueden seguir a un de las estructuras de tejidos blandos intraespinales. Puesto que la RM
traumatismo, y su diagnóstico definitivo es difícil. Según la experien­ detecta los cambios óseos antes y revela las alteraciones asociadas de
cia de los autores, la RM parece ser la prueba más eficiente para el los tejidos blandos, es la prueba de elección para evaluar la enferme­
diagnóstico y la caracterización de los quistes subaracnoideos y las dad inflamatoria de la columna.
alteraciones asociadas.

Infección de la columna. Las infecciones de la columna afectan


Discitis y osteomielitis vertebral
con frecuencia al cuerpo vertebral o al espacio discal. El microorga­ Infecciones piogénicas. La incidencia máxima de infecciones pio-
nismo implicado con mayor frecuencia es Staphylococcus aureus, génicas se encuentra durante las décadas sexta y séptima de la vida. La
que causa el 60% de dichas infecciones, incluso en los pacientes con espondilitis infecciosa afecta al cuerpo vertebral y al espacio discal
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 609

adyacente. La localización más habitual de la infección pioge'nica es el


hueso trabecular adyacente a la placa terminal, debido a su rica vascu­
larización. La infección se extiende después al espacio discal. Las dos
terceras partes de los pacientes sufren una infección limitada al espacio
discal y a los cuerpos vertebrales adyacentes, y en la otra cuarta parte
se afecta más de un nivel. La RM detecta la infección antes que otras
modalidades de diagnóstico por imagen. La sustitución de la médula
ósea por tejido inflamatorio se manifiesta como una señal de intensidad
anormalmente baja en el cuerpo vertebral en las imágenes potenciadas
en T1. La afectación del espacio discal suele aparecer como un estre­
chamiento de este espacio y una ligera pérdida de señal del núcleo
pulposo en las imágenes potenciadas en TI, con señal de intensidad
alta en las imágenes potenciadas en T2. En muchos pacientes estas al­
teraciones del hueso y el disco se asocian con tejido inflamatorio adya­
cente, anterior o posterior, en el espacio epidural del canal espinal. Tras
la administración de contraste, se observa intensificación en el espacio
discal y los cuerpos vertebrales infectados (Fig. 36A.92).

Infecciones tuberculosas. La localización más frecuente de la espon­


dilitis tuberculosa corresponde a Ll; esta infección es mucho menos ha­
bitual en las regiones cervical y sacra. Según el concepto clásico, la tu­
berculosis espinal comienza en la porción anteroinferior del cuetpo
vertebral. La infección puede extenderse debajo del ligamento longitudi­
nal anterior para afectar a los cuerpos vertebrales adyacentes. La destruc­
ción ósea es clásicamente más extensa que en las infecciones piogénicas.
En la mitad de los casos se produce afectación del cuerpo vertebral con­
tiguo con destrucción del disco, y la extensión de la infección debajo del
ligamento longitudinal anterior puede provocar la afectación de cuerpos
vertebrales no contiguos. Esta afectación de múltiples cuerpos vertebra­
les dificulta en ocasiones la diferenciación respecto a la enfermedad me­
tastásica. La infección paraespinal y la deformidad con formación de
joroba son frecuentes en la espondilitis tuberculosa. Se ha dicho que el
tamaño de la lesión paraespinal es generalmente mayor en la tuberculo­
sis que en las infecciones piogénicas. Estos abscesos paravertebrales
pueden calcificarse, lo que facilita su identificación en la TC.

Absceso epidural. El absceso epidural, aunque infrecuente si no se


asocia con osteomielitis o discitis, es importante debido a que su diag­
nóstico precoz mejora mucho el pronóstico del paciente. En general, la
RM facilita el diagnóstico y puede ser positiva antes que la gammagra-
fía isotópica. El diagnóstico precoz tiene importancia, puesto que la
descompresión a tiempo puede salvar la función neurológica.
Aunque la RM y la mielografía TC son igualmente sensibles (91 y
92%, respectivamente) para la detección de los abscesos epidurales, la
RM ofrece la ventaja de diferenciar entre los abscesos epidurales y otras
entidades nosológicas, como la hernia discal, el tumor espinal o el hema­
toma espinal. Otra ventaja de la RM sobre la mielografía TC es su carác­
ter no invasivo, lo que evita la posibilidad de diseminación de la infec­
ción y la producción de meningitis a través de la punción espinal FIGURA 36A.92 Infección del espacio discal. Infección del
necesaria para la mielografía (Fig. 36A.93). En la RM simple el absceso espacio discal L4-L5 en un adicto a las drogas intravenosas de 65 años
epidural aparece como una masa isointensa respecto a la médula espinal de edad, con hemocultivos positivos para Staphylococcus aureus.
en las imágenes potenciadas en TI, y con frecuencia con señal de inten­ El estudio de resonancia magnética revela alteraciones sugestivas
sidad alta en las imágenes potenciadas en T2. Los abscesos epidurales de infección del espacio discal y osteomielitis en L4-L5. A, La imagen
pueden pasar desapercibidos si tienen una señal similar a la del LCR potenciada en T1 muestra una señal baja anormal en los cuerpos L4 y L5.
adyacente. Tras la administración de contraste, sin embargo, el absceso Continúa
epidural se puede delinear con claridad en la RM. La mayoría de estos
abscesos se intensifican de modo homogéneo, están localizados junto a
un espacio discal infectado y afectan a entre dos y cuatro segmentos es­
pinales. Al igual que en la osteomielitis vertebral, el microorganismo
responsable de los abscesos epidurales más frecuente es S. aureus.
610 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36A.92 cont. B, La imagen potenciada en T1 después de la administración de contraste muestra intensificación lineal del disco
L4-L5 (flecha) y cierta intensificación epidural. C, La imagen potenciada en T2 muestra una señal hiperintensa uniforme en el disco (flecha) con ausencia
de la hendidura intranuclear de señal baja normal (comparar con otros espacios discales).
Capítulo 36A Neuroimagen estructural 611

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A, imagen sagital en eco de espín rápido ponderada en T2 que muestra 5th ed., Williams & Wilkins, Baltimore
una espondilodiscitis infecciosa multifocal. B, imagen sagital ponderada Shin, J. H., Lee, H. K., Khang, S. K., et al. 2002, Neuronal tumors of the central
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ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
C A P Í T U L O 36 N euroimagen

Radiología vascular por resonancia


MAGNÉTICA Y TOMOGRAFÍA
COMPUTARIZADA
Rita G. Bhatia, Brian C. Bowen y Gaurav Saiga1

Angiografía por resonancia magnética 613 Angiografía por tomografía computarizada 633
Métodos 613 Métodos 633
Aplicaciones 618 Aplicaciones 634

Durante la década pasada un objetivo importante de la neurorradiolo- Métodos tradicionales


gía ha sido el desarrollo de métodos no invasivos para detectar la
enfermedad vascular. Tres técnicas, angiografía por resonancia mag­ En general, se han empleado dos métodos sin utilizar la inyección de
nética (ARM), angiografía por tomografía computarizada (ATC) y una sustancia de contraste (es decir, ARM TDV y ARM con contras­
ecografía Doppler (ED), se utilizan actualmente de forma habitual en te de fase [ARM CF]) para generar contraste entre la sangre que fluye
clínica, y han progresado hasta un punto en el que, individualmente o dentro de un vaso y los tejidos estacionarios adyacentes. El primer
combinadas, rivalizan o superan a la angiografía mediante catéter método, y el usado con mayor frecuencia, es la ARM por tiempo de
(angiografía por sustracción digital intraarterial [ASD]) en cuanto a vuelo (TDV), y el segundo es la ARM por contraste de fase (CF). En
exactitud para detectar ciertas lesiones vasculares, como la estenosis ambos casos, los núcleos de hidrógeno (protones) presentes en un
carotídea extracraneal, los aneurismas cerebrales o la trombosis de volumen de interés seleccionado son excitados mediante un pulso de
los senos venosos durales. Aunque la ARM se ha aplicado más exten­ radiofrecuencia (RF) que, en los casos típicos, forma parte de una
samente que la ATC, el empleo de esta última está creciendo con secuencia de impulsos de gradiente eco recuperado. Antes de la exci­
rapidez debido a la disponibilidad de escáneres de tomografía com­ tación, los núcleos tienen una magnetización longitudinal neta, para­
putarizada (TC) helicoidal. Aunque la ATC se ha aplicado más am­ lela al campo magnético principal. Después de la excitación, la mag­
pliamente que la ARM, la experiencia con la ATC ya se aproxima a la netización ha sido inclinada en un ángulo pequeño (clásicamente, de
de de la ARM debido al amplio uso de los escáneres de TC de detec­ 10-40°), de forma que ahora tiene dos componentes: una magnetiza­
tores múltiples. ción transversal que produce la señal de resonancia magnética (RM)
detectable, y cierta magnetización longitudinal residual. La magneti­
zación transversal está definida por dos propiedades: su magnitud y
ANGIOGRAFÍA POR RESONANCIA su orientación (o ángulo de fase). La magnitud producida por los
MAGNÉTICA núcleos en la sangre corriente (núcleos en movimiento o corrientes)
puede convertirse en distinta a la producida por los núcleos en el teji­
do estacionario adyacente (núcleos estacionarios). La diferencia pro­
Métodos porciona la base para el contraste vascular en la ARM TDV. Como
La angiografía por resonancia magnética no es una sola técnica, sino alternativa, la orientación producida por los núcleos en movimiento
una variedad de técnicas que se complementan. Para la mayoría de puede convertirse en distinta a la de los núcleos estacionarios utili­
aplicaciones clínicas se utilizan dos grandes tipos de técnicas: la zando un gradiente de campo magnético codificador de flujo direc­
ARM de tiempo de vuelo (TDV), que se implementa como una ad­ cional. Este método proporciona la base del contraste vascular en la
quisición bidimensional o tridimensional (2D o 3D), y la ARM diná­ ARM CF.
mica 3D intensificada con contraste (ARM-IC). La tercera técnica de La diferencia de la magnitud, y por tanto de la señal, entre los
ARM disponible, menos usada, es la angiografía por contraste de fase, núcleos en movimiento y los estacionarios en la ARM TDV se debe
particularmente valiosa para la evaluación del flujo en los senos ve­ a los efectos siguientes. Los núcleos estacionarios permanecen en el
nosos durales y para valorar la dirección y velocidad del flujo en volumen de interés mientras dura el barrido de RM, y son expuestos
aplicaciones específicas. repetidamente a un pulso de excitación de RF a intervalos cortos

613
614 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36B. 1 Método de tiempo de vuelo. A, La sección (o «losa») a visualizar tiene un grosor D. La sangre corriente en un vaso que atraviesa la
sección puede tener una velocidad medida tan baja como V0 (ausencia de flujo sanguíneo) o tan alta como V3. A una velocidad más elevada, existe mayor
entrada de sangre insaturada (naranja) y salida de sangre parcialmente saturada (marrón). El tejido estacionario (región rayada) permanece en la sección
y se convierte en saturado después de varias excitaciones con radiofrecuencia. B, Al aumentar la velocidad media del flujo sanguíneo aumenta también
la intensidad de la señal del vaso. La señal máxima se obtiene en V2, que corresponde a la repleción completa de sangre en la sección durante el intervalo
(TR) entre las excitaciones con radiofrecuencia.

(tiempo de recuperación [TR] inferior a 50 milisegundos). Después CF están diseñadas para inducir una desviación de fase proporcional
de unas pocas excitaciones, la magnetización longitudinal de los nú­ a la velocidad de los núcleos en movimiento. Esa desviación de fase
cleos estacionarios disminuye significativamente hasta un valor esta­ debe ser de -180 a +180°, y cuanto mayor es la desviación de fase
bilizado, bastante inferior al valor inicial. En consecuencia, la magni­ dentro de esos límites más intensa es la señal vascular. Así pues, antes
tud de la magnetización transversal en excitaciones sucesivas es de adquirir los datos de la angiografía CF se debe introducir la máxi­
pequeña, por lo que la señal de RM procedente del tejido estacionario ma velocidad anticipada del flujo sanguíneo. Si el flujo sanguíneo
está marcadamente reducida o saturada. Los núcleos corrientes, por
otra parte, no permanecen en el volumen de interés. Debido a la en­
trada y salida continuas, los núcleos corrientes sólo experimentan
una o pocas excitaciones (Fig. 36B. 1). La señal de RM procedente de
la sangre corriente, por tanto, está insaturada (aparece brillante en la
imagen de ARM) y es mayor que la del tejido estacionario (que apa­
rece oscuro). Los parámetros de la secuencia de pulso de gradiente
eco recuperado que afectan primariamente a la señal vascular son el
TR y el ángulo de inclinación. Como ya se ha indicado, la señal de
RM también depende de la fase de la magnetización transversal. El
método TDV minimiza esta dependencia mediante el uso de secuen­
cias de pulso que compensan la variación de fase causada por la po­
sición o la velocidad, o mediante muestreo de la señal de RM lo antes
posible después de la excitación (tiempo de retraso del eco [TE] infe­
rior a 7 milisegundos).
En la ARM CF se utiliza un gradiente de campo magnético para
sensibilizar la fase de la magnetización transversal al movimiento
(velocidad) de los núcleos corrientes. Se adquieren dos conjuntos de
datos con sensibilización opuesta, y después se restan uno del otro
para producir una imagen. En el caso de los núcleos estacionarios, la
fase neta es cero, y su señal resulta eliminada en la imagen final. Sin
embargo, los núcleos corrientes se mueven desde una posición en el
gradiente del campo a otra entre el momento de la primera sensibili­
zación y el de la segunda. Puesto que la fase varía con la posición en FIGURA 36B.2 Método de contraste de fase. El flujo en el seno
el campo, la fase neta después de la sustracción de los dos conjuntos sagital superior produce una señal brillante contra un fondo oscuro
de datos es distinta de cero, y existe una señal residual de la sangre de tejido estacionario. Se aplicaron gradientes codificadores de flujo
corriente (Fig. 36B.2). Para caracterizar totalmente los núcleos co­ a lo largo de los tres ejes, con una velocidad de flujo sanguíneo máxima
rrientes en tres dimensiones, los gradientes codificadores del flujo estimada de 10 cm/s. El seno, que tiene flujo predominantemente
(sensibilizantes) se deben aplicar a lo largo de cada uno de los tres anteroposterior y superoinferior, y las venas cerebrales, que drenan
ejes ortogonales (es decir, superior-inferior, derecha-izquierda y an- en él y tienen un flujo predominantemente derecha-izquierda,
terior-posterior). Las secuencias de pulsos empleadas en los estudios aparecen brillantes.
Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 615

FIGURA 36B.3 Angiografía por


resonancia magnética por tiempo de vuelo
bidimensional. Se adquieren cortes axiales
(transversales) de uno en uno desde la
reglón de la bifurcación carotídea hasta
la base del cráneo. Se aplica una banda
de presaturaclón (PRESAT) a una distancia
predefinida por encima de cada corte
conforme se adquiere, y que por tanto
«viaja» con la sección. La señal procedente
de las venas yugulares internas está
suprimida, mientras que la señal en las
arterias carótidas y vertebrales es brillante.

alcanza velocidades iguales o ligeramente inferiores a la máxima ve­ más tiempo en la sección que en una sección individual TDV 2D. En
locidad anticipada del flujo sanguíneo seleccionada, se origina una consecuencia, un vaso que pasa a través de la sección puede tener
señal vascular óptima. Las velocidades del flujo sanguíneo superio­ buen contraste vascular al entrar en la sección, y convertirse en ape­
res a la máxima velocidad anticipada del flujo sanguíneo pueden pro­ nas visible cerca de su salida de la sección. Para disminuir ese efecto
ducir artefactos de aliasing (pérdida de datos por uso de una frecuen­ de saturación se emplean múltiples secciones finas para cubrir una
cia de muestreo demasiado baja), mientras que las velocidades mucho región de interés grande. Las modificaciones adicionales del método
menores que la máxima velocidad anticipada del flujo sanguíneo TDV 3D básico, aplicadas en los diversos escáneres de RM para me­
conducen a una señal débil. Los efectos de saturación son menores en jorar la detección vascular o reducir los artefactos, incluyen supre­
la ARM CF que en la ARM TDV debido a que los núcleos uniforme sión de la transferencia de magnetización del tejido estacionario, un
e intensamente saturados en la sangre corriente generan un ángulo de pulso de RF para inducir excitación no saturante optimizada inclina­
fase mayor que el de los núcleos estacionarios. da (tilted optimized nonsaturating excitation) o en rampa, y una ad­
Tanto en los métodos TDV como en los CF existen dos estrategias quisición ky intercalada deslizante (sliding interleaved kyacquisition,
para la adquisición de datos y la reconstrucción de la imagen: las téc­ SLINKY; Liu et al, 1999).
nicas de transformación de Fourier bidimensional (2D) y tridimensio­ Los métodos TDV 2D y 3D tienen la desventaja de que el material
nal (3D). En la ARM TDV 2D se excita una sección de tejido (aproxi­ estacionario con intensidad de señal alta, como un trombo subagudo,
madamente, 1,5 mm de grosor), se adquieren los datos de la señal y se puede imitar el flujo de sangre. Los métodos CF son útiles en esta
reconstruye la imagen. El proceso se repite múltiples veces conforme situación, puesto que la señal alta del tejido estacionario es eliminada
se adquieren secciones consecutivas (en los casos típicos, más de 50 cuando se sustraen los dos conjuntos de datos para producir las imá­
secciones), hasta cubrir el volumen de interés (Fig. 36B.3). Desde un genes finales sensibles al flujo.
punto de vista ideal, el plano de cada sección es aproximadamente per­ El método CF incorpora también técnicas de transformación de
pendicular a los vasos de interés, de modo que existe entrada de nú­ Fourier 2D y 3D para generar imágenes con contraste vascular. En la
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cleos insaturados nuevos en cada sección. Esto conduce a una señal técnica CF 2D se aplican gradientes codificadores del flujo a lo largo
intravascular alta y a una buena sensibilidad al flujo lento. El método de dos o tres ejes (v. Fig. 36B.2). Se produce una imagen de proyección
es útil para diferenciar entre flujo lento y oclusión. Sin embargo, si un que muestra el vaso contra un fondo amorfo. Los estudios CF son me­
segmento largo del vaso de interés radica en la sección, puede existir nos sensibles a los efectos de saturación que los TDV. Por tanto, el
saturación de la sangre corriente y falta la visualización del vaso. flujo sanguíneo lento se detecta con más facilidad, siempre que se haya
En la ARM TDV 3D se excita una sección o «losa» con unos po­ seleccionado una máxima velocidad anticipada del flujo sanguíneo
cos centímetros de grosor, y se parte en secciones finas de menos de (MVAFS) apropiadamente baja para la adquisición de datos. Las apli­
1 mm de grosor. En la reconstrucción del conjunto de datos 3D se caciones más habituales del método CF 2D incluyen la adquisición
genera una pila de imágenes (particiones o imágenes fuente) (Figu­ rápida de una imagen localizadora de la bifurcación carotídea en el
ra 36B.4). Puesto que estas secciones son más finas que las 2D, el cuello, y la detección del flujo en el seno sagital superior (o en otro
método TDV 3D tiene mejor resolución espacial y es más útil para seno venoso dural), o en el polígono de Willis, en pacientes con sospe­
visualizar los vasos tortuosos y pequeños (p. ej., arterias intracranea­ cha de oclusión vascular. Se puede obtener información de la dinámica
les). Una desventaja del método 3D es que la sangre corriente pasa de flujo mediante la adquisición de imágenes 2D con puerta cardíaca,
616 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36B.4 Angiografía por resonancia magnética por


tiempo de vuelo tridimensional. A, Una sola sección de orientación
axial cubre la región del polígono de Willis y las ramas arteriales
cerebrales proximales. Existen 51 particiones axiales o imágenes
originales. La línea de puntos localizada encima de la sección en
la figura representa el borde inferior de la banda de presaturación
fija. Está suprimida la señal del flujo en sentido distal dentro del
seno sagital superior. B, Una sola imagen de la porción inferior
de la sección. C, Angiograma de resonancia magnética axial
obtenido a partir de las 51 imágenes originales utilizando la técnica
de proyección de intensidad máxima. El círculo abarca la arteria
cerebral media izquierda proximal, en la que existen dos sitios
de estenosis focal (v. Fig. 36B.13).

Imagen MIP Imágenes


seleccionada originales
conocidas como cine ARM CF. En comparación con las técnicas 2D, la
ARM CF 3D proporciona una resolución espacial más alta, e informa­
ción sobre la dirección del flujo a lo largo de cada uno de los tres ejes
codificadores del flujo (superior-inferior, derecha-izquierda y anterior-
posterior). La información sumada sobre las tres direcciones del flujo
-fe
se muestra como una imagen de velocidad, en la que la intensidad de la
señal es proporcional a la magnitud de la velocidad de flujo. En gene­
ral, el método CF 3D se ha empleado con menor frecuencia en los es­
tudios clínicos que el método TDV 3D, debido sobre todo al mayor
tiempo necesario para la adquisición de datos y a las incertidumbres
relacionadas con la elección de la MVAFS.
El conjunto de datos adquirido en un estudio TDV 3D, CF 3D o T-
TDV 2D secuencial se pueden considerar como una matriz tridimen­
sional de píxeles correspondientes a la pila de particiones o secciones.
Para mostrar el curso de un vaso, la señal hiperintensa de los píxeles
que contienen el vaso se representa en el plano de visión deseado utili­
zando un algoritmo de proyección de intensidad máxima (maximum
intensity projection, MIP), que produce una imagen de proyección.
Para obtener un resumen de la arquitectura vascular se generan imáge­ FIGURA 36B.5 Imagen de proyección de intensidad máxima
nes MIP en varios planos de visión, y después se evalúan juntas. Se (MIP) seleccionada de la bifurcación carotídea. Sólo los vasos presentes
generan imágenes MIP seleccionadas de una región de interés dentro en la región de interés destacada son representados en el plano de visión
del volumen 3D completo (Fig. 36B.5). En las imágenes MIP, llamadas de las imágenes originales.
Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 617

angiogramas debido a que muestran el curso de los vasos, la señal hi­ espacio k) (Fain et al, 2001; Golay et al, 2001; Levy y Maki, 1998;
perintensa del flujo sanguíneo, tanto en las arterias como en las venas, Melhem et al, 1999; Turski et al, 2001). Los datos son adquiridos
puede causar confusión. Para simplificar la interpretación de los estu­ conforme el bolo de contraste de gadolinio (tasa de infusión 0,2 a
dios TDV suelen aplicarse bandas de presaturación durante la adquisi­ 0,3 mmol/kg y 2-3 mi por segundo) pasa a través de los vasos de in­
ción de datos. Normalmente localizada en un lado del volumen visua­ terés, para aprovechar el aumento marcado de la señal ¡ntravascular
lizado, la banda de presaturación es una zona en la que los núcleos en (método de primer paso). La señal de los vasos está determinada
movimiento y los estacionarios son saturados mediante un pulso de RF, principalmente por la concentración de gadolinio, de modo análogo a
añadido a la secuencia de pulsos de gradiente eco recuperado. La señal la angiografía convencional, en la que la detección de los vasos de­
de un vaso que pasa a través de la zona de presaturación es suprimida pende de la concentración del contraste inyectado. La pérdida de se­
debido a la saturación de los núcleos corrientes. En los estudios TDV ñal ¡ntravascular causada por dispersión de fase es despreciable debi­
la localización de la banda de presaturación puede permanecer fija do a que se emplea un TE muy corto. Puesto que el método ARM IC
(v. Fig. 36B.4) o se puede mover, manteniéndola a la misma distancia 3D conlleva una adquisición más rápida de los datos, y por tanto
de cada sección de visualización (v. Fig. 36B.3) cuando es adquirida. mayor resolución temporal, que el método TDV tradicional, la reso­
En general, la colocación de las bandas de presaturación se puede ele­ lución puede ser menor; sin embargo, se emplean llenado cero de la
gir para identificar la dirección del flujo (esto es importante en proce­ matriz de datos y estrategias de muestreo del espacio k, como la co­
sos como el robo subclavio). dificación céntrica elíptica con muestreo de frecuencias espaciales
Con el uso clínico generalizado de la ARM TDV para evaluar la más altas, para mejorar el detalle de los vasos.
enfermedad neurovascular, se ha comprobado que la exactitud del mé­ El método ARM IC 3D se ha aplicado principalmente para eva­
todo puede estar limitada por dos efectos (Saloner et al, 1996). El pri­ luar las arterias carótidas y vertebrales en el cuello. Estos vasos se
mero es la dispersión de fase intravóxel: la presencia de núcleos co­ visualizan durante el primer paso del bolo de gadolinio, antes de
rrientes con fases diferentes en un solo vóxel. Este efecto es el que se intensifiquen las yugulares y otras venas del cuello. La ad­
resultado de un patrón de flujo complejo o desordenado (aceleración, quisición de datos en la que se muestrean las líneas centrales del
pulsatilidad o turbulencia). La señal RM neta de los núcleos presentes espacio k durante la intensificación arterial máxima es clave para el
en el vóxel resulta atenuada por cancelación entre las diferentes fases. éxito de la ARM IC. Las técnicas más habituales para sincronizar la
Este fenómeno es responsable con frecuencia de la pérdida de señal en adquisición de datos 3D con la llegada del bolo de gadolinio a las
una arteria, en un sitio de estenosis o curvatura marcada, o en una bi­ arterias son la medición del tiempo de llegada del bolo en cada pa­
furcación. Este efecto se reduce al acortarse el TE. El segundo efecto ciente individual, utilizando una pequeña dosis de prueba de con­
que puede limitar la exactitud del método TDV es la saturación de los traste (2 mi), seguida de la adquisición 3D separada que incorpora
núcleos corrientes, más acentuada en los estudios 3D de vasos peque­ el retraso cronológico apropiado, la detección automática de la lle­
ños. La saturación es disminuida con el uso de un TR más largo, un gada del bolo a la porción proximal del segmento arterial de interés,
ángulo de inclinación menor, una sección más fina o la presencia de seguida por la activación de la adquisición de datos 3D (Foo et al,
una sustancia de contraste paramagnética exógena (quelato de gadoli­ 1997), y la monitorización en tiempo real de la localización del
nio). El gadolinio disminuye el tiempo de relajación TI de los proto­ bolo por el operador del escáner, que activa manualmente la adqui­
nes, y aumenta preferentemente la intensidad de la señal ¡ntravascular sición 3D (Fain et al, 2001). Una técnica distinta evita los pasos de
durante aproximadamente 30 minutos después de la infusión. sincronización mediante la adquisición rápida y repetida de volú­
menes 3D (menos de 10 segundos por volumen) en el cuello co­
menzando en el momento de la inyección del bolo de contraste. El
ARM 3D intensificada con contraste tiempo de exploración muy rápido asegura la adquisición de por lo
El tipo más simple de ARM intensificada con contraste (ARM IC) menos un volumen 3D que sólo muestre arterias (Turski et al, 2001).
3D utiliza valores de TR, TE y ángulo de inclinación (p. ej., 30 a Estas técnicas son capaces de adquirir imágenes tanto arteriales
50 milisegundos, 5-7 milisegundos, 20°, respectivamente) y otros pa­ como venosas. La sustracción de las imágenes originales desde las
rámetros de exploración característicos del método TDV 3D tradicio­ imágenes arteriales, denominada ARM de sustracción digital, au­
nal, y a veces se designa ARM TDV 3D intensificada con contraste. menta el contraste entre el vaso y el fondo.
El tiempo de exploración por volumen 3D es del orden de 5-10 minu­
tos, y los datos son adquiridos durante los 10-15 primeros minutos
después de la infusión de un bolo de contraste de gadolinio (0,1 a
Técnicas de RM avanzadas
0,2 mmol/kg). Bajo esas condiciones estabilizadas se observan algo La llegada y la amplia disponibilidad de sistemas de imagen por RM
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

mejor las arterias intracraneales pequeñas, y existe una marcada me­ de 3,0 teslas (T) con mayores ratios señal-ruido disponibles y la in­
joría en la visibilidad de las venas grandes y pequeñas. El uso del troducción de imagen paralela dio lugar a una mejoría significativa
gadolinio supera el problema de saturación de la sangre con flujo en la calidad de la imagen de la vasculatura cerebral intracraneal y
lento en las estructuras venosas intracraneales y espinales situadas extracraneal en comparación con la RM de 1,5 T (Nael et al, 2006b;
dentro de la sección 3D. Las bandas de presaturación suelen ser inefi­ Pruessmann et al, 1999). La imagen paralela a 3,0 T o más puede
caces para suprimir la señal de los vasos en presencia de gadolinio. utilizarse para mejorar la resolución espacial, acortar el tiempo de
En el tipo técnicamente más complicado de ARM IC 3D (denomi­ exploración, reducir artefactos y aumentar la cobertura anatómica en
nado ARM IC rápida, dinámica o resuelta en el tiempo), el TR y el la ARM-CE de primer paso. El desarrollo de bobinas carotídeas de
TE son mucho más cortos (TR inferior a 10 milisegundos y TE me­ elementos en fase (phase array) de 16 a 32 canales permitirá poten­
nor de 3 milisegundos), y el tiempo de barrido total por volumen 3D cialmente una evaluación exhaustiva de la anatomía carotídea, así
(usualmente, alrededor de 30-50 particiones) se reduce a 5-50 segun­ como una morfología detallada de la placa de la bifurcación carotí­
dos, dependiendo de las capacidades de la máquina (fuerza de gra­ dea, superando la capacidad de las actuales bobinas neurovasculares
diente y tiempo de subida) y del programa (método para muestreo del de 4 a 8 canales (Delano y DeMarco, 2006).
618 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Aplicaciones En tercer lugar, en la detección de la estenosis apropiada para en­


darterectomía carotídea la ARM TDV es menos sensible que la ED
Circulación extracraneal: arterias carótidas (75% ARM, 87% ED), pero más específica (88% ARM, 46% ED):
y vertebrales sin embargo, cuando las estenosis estimadas por ARM TDV y ED
son concordantes, el examen combinado con ARM y ED es más sen­
Una de las principales aplicaciones clínicas de la ARM es la estima­ sible (96%) y específico (85%) que cualquiera de los dos estudios por
ción de la estenosis en la región de la bifurcación carotídea. Ello se
sí solo. Además, cuando los pacientes son clasificados respecto a la
debe a las siguientes razones: indicación de la endarterectomía carotídea por el examen no invasi­
vo, y después juzgados por la angiografía con catéter, la tasa de cla­
• El porcentaje de estenosis, determinada mediante angiografía con sificación errónea de los resultados concordantes de ARM y ED es
catéter y usando criterios bien definidos, se ha mostrado efectivo mucho más baja que con cualquiera de las pruebas sola (ARM y ED
para la estratificación de los pacientes con riesgo de ictus en varios 7,9%, ARM 18%, ED 28%) (Johnston y Goldstein, 2001). Por tanto,
ensayos multicéntricos. El North American Symptomatic Carotid la probabilidad de tomar decisiones quirúrgicas correctas es mayor
Endarterectomy Trial (NASCET) comunicó que los pacientes con cuando estas decisiones se basan en resultados concordantes de la
síntomas recientes y estenosis carotídea del 70-99% tratados qui­ ARM TDV y la ED.
rúrgicamente, en comparación con los tratados médicamente, ex­
perimentaron una reducción del riesgo absoluto del 17% para la ARM 1C tridimensional. En comparación con la ARM TDV 2D y
ocurrencia de ictus ipsolateral dentro de los 2 años siguientes al 3D. la ARM IC 3D delinea mejor la estenosis arterial carotídea (Wi-
tratamiento (Barnett et al, 1998). El European Carotid Surgery llig et al, 1998) (v. Fig. 36B.6). La morfología de la superficie (p. ej.,
Trial (ECST) demostró un beneficio similar (ECST Collaborative placa ulcerada) y los vasos casi ocluidos (p. ej., «signo de la cuerda»)
Group, 1998). El Asymptomatic Carotid Atherosclerosis Study se identifican con más facilidad, y las oclusiones arteriales carotídeas se
(ACAS) halló que en pacientes asintomáticos con más del 60% de identifican con más confianza. En estudios recientes, la estenosis gra­
estenosis de la carótida interna, la endarterectomía carotídea redu­ ve de la bifurcación carotídea fue detectada por la ARM IC 3D con
jo el riesgo de ictus en el 53% al cabo de 5 años (Executive Com­ sensibilidad (93-100%) y especificidad (88-96%) altas (Remonda et
mittee for the ACAS, 1995). al, 2002; Johnson et al, 2000; Huston et al, 2001; Lenhart et al, 2002;
• Los riesgos de muerte y de ictus incapacitante debidos a la angio­ Wutke et al, 2002), utilizando la angiografía con catéter convencional
grafía con catéter (1,2% en el ACAS) pueden superar a los de la como método estándar de diagnóstico.
propia cirugía (1,1%). Las técnicas de tiempo-de-vuelo proporcionan resultados simila­
• La exactitud de las técnicas radiológicas neurovasculares no inva­ res a la ARM IC 3D para la estenosis de leve a moderada (Fig. 36B.8),
sivas (ARM, ATC y ED) ha aumentado continuamente durante la evitando el tiempo empleado para el montaje y el procesamiento de
última década y, si los resultados de la ARM y la ED son concor­ la ARM IC. Las ventajas de la ARM IC 3D incluyen mayor cobertura
dantes, la exactitud se aproxima a la de la angiografía con catéter. anatómica (Fig. 36B.9). Para las estenosis de alto grado, que pueden
causar «hendiduras de flujo» intravascular en las imágenes TDV
ARM por tiempo de vuelo. Sobre la base de los resultados de series MIP, la adición de ARM IC al protocolo de imagen proporciona una
clínicas tempranas se pueden extraer varias conclusiones respecto a sensibilidad y especificidad equivalentes a la ATC en la determina­
la estenosis de la bifurcación carotídea estimada en imágenes de ción de la gravedad de la estenosis (relativa a la angiografía por sus­
ARM TDV (Norris y Rothwell, 2001). En primer lugar, el grado de es­ tracción digital [ASD] como estándar de referencia).
tenosis tiende a sobrestimarse con el método ARM TDV 2D tradicio­ Dos grupos de investigadores han publicado sus resultados con la
nal (Fig. 36B.6). Un corolario de esta observación es que los resulta­ ARM IC 3D y la ARM TDV (Houston et al, 1998; Johnson et al,
dos normales o casi normales de un estudio TDV 2D excluyen con 2000; Houston et al, 2001). Ambos grupos hallaron que la ARM IC
efectividad la posibilidad de estenosis grave (70-99%). Los resulta­ tenía una sensibilidad más alta que la ARM TDV para detectar la es­
dos más exactos se obtienen con TE corto y tamaño de vóxel peque­ tenosis grave: 93 frente al 88% (Huston et al, 2001) y 94 frente al
ño. En segundo lugar, una estimación consensuada de la estenosis, 82% (Johnson et al, 2000), respectivamente. La especificidad de la
obtenida mediante una combinación de métodos TDV 2D y 3D, pro­ ARM IC fue ligeramente inferior a la de la ARM TDV: 88 frente al
porciona mayor especificidad que la TDV 2D sola. Esta mejoría procede 89% y 95 frente al 100%, respectivamente. Aunque no se conocen
primariamente de la inclusión del método TDV 3D, con el que es trabajos publicados sobre sensibilidad, especificidad o tasa de clasi­
menos probable la sobrestimación de la estenosis, en particular si se ficación errónea (para la endarterectomía carotídea) basadas en resul­
evalúan imágenes originales (Fig. 36B.7) o imágenes originales re- tados concordantes de la ARM IC 3D y la ED, parece probable que
formateadas, en vez de imágenes MIR Con el método TDV combina­ esta combinación proporcionaría resultados más eficaces que la com­
do, la técnica TDV 2D se utiliza sobre todo para distinguir entre flujo binación de ARM TDV y de ED.
lento y oclusión, y el método TDV combinado se considera en gene­ La estenosis aterosclerótica del sistema carotídeo afecta con me­
ral superior a la ED para diferenciar entre estenosis intensa y oclu­ nor frecuencia al sifón carotídeo intracraneal y al origen de la arteria
sión. Una «hendidura de flujo», es decir, una caída segmentaria de la carotídea común que a la bifurcación carotídea. La estenosis en tán­
señal de la carótida (o de otros vasos) causada por dispersión de fase dem se produce aproximadamente en el 5% de los pacientes con en­
o saturación dentro del vóxel, se acepta frecuentemente como un sig­ fermedad de la bifurcación significativa, y el segundo sitio suele ser
no de estenosis del 70% o superior. Sin embargo, esta asociación se el sifón. Aunque no se han publicado trabajos que documenten la
debe considerar con precaución, puesto que en una serie de pacientes exactitud de la ARM para detectar las estenosis en tándem de bifur­
se observó hendidura de flujo con la técnica TDV 2D en sitios con cación-sifón, la técnica es sensible para evaluar el sifón, además de la
estenosis del 50-60%, determinada mediante angiografía con catéter bifurcación y la arteria carótida interna (ACI) cervical durante la eva­
(v. Fig. 36B.6). luación preoperatoria. En lo que respecta a la ARM TDV 3D con se-
Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada

FIGURA 36B.6 Estenosis carotídea. Comparación


de la angiografía de resonancia magnética intensificada con
contraste (ARM 1C) y la ARM tradicional con la angiografía
convencional mediante catéter. A, El angiograma con catéter
del sistema carotídeo izquierdo muestra una estenosis del 50%
(iflecha) de la arteria carótida interna proximal. B, La ARM por
tiempo de vuelo (TDV) bidimensional secuencial dirigida al sistema
carotídeo izquierdo muestra una hendidura por flujo (flecha) en la
estenosis. Este hallazgo se interpreta con frecuencia como prueba
de estenosis grave (70-99%). C, La ARM TDV tridimensional de
sección única no presenta hendidura por flujo; sin embargo,
la determinación de la estenosis es difícil debido a la falta
de homogeneidad de la señal en la región estenótica (flecha).
Continúa
620 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

conlleva estudio TDV 3D, utilizando SLINKY, desde la bifurcación


de la carótida común hasta el polígono de Willis, y un estudio TDV
2D secuencial desde la bifurcación carotídea hasta la base del cráneo
(v. Fig. 36B.3). Si existe una hendidura de flujo, se ve mal la morfo­
logía de la superficie o se duda entre casi oclusión y oclusión con
afectación de la bifurcación y la carótida interna cervical, se realiza
una ARM IC 3D resuelta en el tiempo. Un beneficio añadido de esta
secuencia es que la ARM IC ha demostrado mostrar mejor las ulcera­
ciones que la ARM TDV sin contraste (Huston et al, 2001). La pre­
sencia de ulceraciones en la angiografía por sustracción digital (Lo­
vett et al, 2004) y en las muestras de endarterectomía (Fisher et al,
2005) se asocia con signos de inestabilidad de la placa, como rotura
de la placa, hemorragia intraplaca y núcleo lipídico grande.
Aunque el principal objetivo del examen carotídeo es determinar
la estenosis luminal, una aplicación interesante de la RM es el exa­
men detallado de la morfología de la placa. Los estudios histológicos
han revelado que las lesiones que se asocian con el desarrollo de
síntomas isquémicos contienen un núcleo lipídico grande y una cu­
bierta fibrosa delgada. La ecografía (debido a la alta variabilidad in­
terobservador) y la ATC de cortes simples no son herramientas fia­
bles para caracterizar la placa. La RM de alta resolución puede
caracterizar con precisión una cubierta fibrosa inestable. Ouhlous et
al (2005) identificaron el núcleo lipídico en 25 de 41 pacientes con
estenosis carotídea sintomática grave que estaban programados para
endarterectomía carotídea. Hallaron que los pacientes con un núcleo
lipídico tenían un infarto cerebral ipsolateral observado en la RM
cerebral más a menudo que los pacientes sin núcleo lipídico (68 fren­
te al 31%). Los autores concluyen que el valor predictivo de la com­
posición de la placa era principalmente debido a los hallazgos de
imagen a 3,0 T, más que a las características en la ARM IC. Sin em­
bargo, el estudio combinado del análisis de la placa y la ARM IC se
muestra prometedor como enfoque para identificar a los pacientes de
riesgo aumentado para enfermedad tromboembólica.
La estenosis aterosclerótica de la arteria vertebral afecta habitual­
mente al origen o a la porción intracraneal distal. Para la evaluación
con ARM TDV de la enfermedad de la circulación vascular cerebral
posterior no suelen examinarse los orígenes de las vertebrales, por las
mismas razones que no se evalúan los orígenes de las carótidas comu­
nes. En los casos característicos se realiza un estudio TDV 3D, que
cubre el sistema vertebral-basilar desde el nivel de C2 hasta la punta de
la arteria basilar. Sin embargo, la ARM TDV 2D secuencial del cuello
es útil para determinar si existe oclusión proximal, y para demostrar la
« dirección del flujo en las arterias vertebrales en los pacientes con sos­
pecha de robo subclavio. Un estudio TDV 2D obtenido sin banda de
FIGURA 36B.6 cont. D, La ARM 1C dinámica proporciona mayor presaturación muestra intensificación del flujo en ambas arterias verte­
contraste vascular que las técnicas TDV bidimensional y tridimensional, brales, mientras que un estudio obtenido con banda de presaturación
y demuestra una estenosis de aproximadamente el 50% (flecha). ambulante, de localización superior, sólo muestra flujo en la arteria
vertebral, con flujo anterógrado normal. Las técnicas de ARM IC 3D
pueden mostrar los orígenes y las porciones intracraneales distales de
las arterias vertebrales en una sola adquisición, y son particularmente
cuencias de pulsos diseñadas para limitar los efectos de saturación, útiles para evaluar los segmentos de las arterias vertebrales con pérdida
las arterias carotídeas pueden visualizarse satisfactoriamente desde el de señal parcial o completa causada por flujo lento y efectos de satura­
nivel de la porción media de la carótida común hasta el polígono de ción en el plano (Fig. 36B.8). Todavía no se ha comunicado la exacti­
Willis. El origen de la carótida común se omite en los casos típicos tud de las mediciones con ARM IC 3D de las estenosis en el origen de
por varias razones, incluyendo cobertura inadecuada de la bobina de la arteria vertebral, aunque se considera improbable que la exactitud
RF y artefactos por movimiento respiratorio. Con la ARM IC se pue­ sea igual a la de las mediciones de la bifurcación carotídea, debido al
de visualizar toda la longitud de cada carótida; sin embargo, la reso­ menor tamaño de los orígenes vertebrales (Kollias et al, 1999). A pesar
lución espacial puede ser inadecuada para permitir la evaluación con­ de todo, un análisis de la técnica de codificación céntrica elíptica pre­
fiada de incluso la estenosis moderada de los sifones. En la institución dice la posibilidad de conseguir una resolución espacial isotrópica de
de los autores la evaluación del sistema carotídeo mediante ARM 1 mm (antes del llenado cero) en un campo de visión utilizado clásica­
Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 621

FIGURA 36B.7 Estenosis carotídea. Comparación entre


un angiograma de resonancia magnética e imagen original y un
angiograma con catéter. A, El angiograma con catéter del sistema
carotídeo derecho muestra una estenosis (flecha) en el origen
de la arteria carótida interna. Los signos sugieren un trombo
intraluminal. B, Un angiograma por tiempo de vuelo tridimensional
muestra una estenosis similar (flecha). C, La imagen original
de tiempo de vuelo tridimensional axial en el sitio de la estenosis
muestra con claridad que la luz se encuentra estrechada (flecha)
aproximadamente en un 50%. En este caso, existe acuerdo
entre la estenosis mostrada en la imagen original y la detectada
por la imagen de proyección máxima (B).

mente para la imagen bilateral carotídea y vertebral (Fain et al, 1999). o TDV que muestren la ausencia de flujo en la luz falsa. La mejoría
La estenosis u oclusión de la arteria subclavia se evalúa actualmente de en el reconocimiento de estos rasgos conseguido con la ARM tiene
forma sistemática con ARM IC 3D. impacto en las decisiones de tratamiento, como la implantación de
En los pacientes con disección de la arteria carótida o vertebral, la stents u otros dispositivos endovasculares. Son necesarios exámenes
ARM se complementa con la RM con secuencias de saturación de de ARM seriados para evaluar la recanalización del vaso tras la disec­
grasa que ayudan a la detección y caracterización del hematoma di­ ción (Fig. 36B.11) y también para evaluar seudoaneurismas que pue­
secante, del seudoaneurisma asociado y de la longitud y calibre de la den desarrollarse ocasionalmente cuando se resuelve el hematoma.
luz permeable residual, especialmente en la base del cráneo (Fi­ La evaluación de la estenosis vascular por ARM tras la colocación
gura 36B.10). El trombo subagudo hiperintenso se observa mejor si de un stent metálico se halla limitada por la turbulencia y los efectos de
se aplica supresión de la grasa en las adquisiciones potenciadas en T1 susceptibilidad. La geometría del stent, la orientación relativa del cam­
para eliminar la intensidad de señal alta del tejido adiposo perivascu­ po magnético y la composición de la aleación contribuyen a alterar la
lar. Cuando la evaluación incluye un estudio combinado TDV 2D o intensidad de señal dentro de la luz del stent (Lenhart et al, 2000) (Fig.
3D o ARM IC 3D (Kollias et al, 1999), mejora la detección de las 36B. 12). La ACT también está limitada para determinar la estenosis de
estenosis, seudoaneurismas u oclusiones. Además, la presencia de la luz de un vaso con prótesis. La limitación se debe primordialmente
una luz falsa trombosada se demuestra más convincentemente cuan­ a artefactos de rayas del stent, que oscurecen la luz residual. Además,
do las imágenes de eco de espín se suplementan con imágenes CF los ajustes de ventana ensanchados y la promediación de volumen
Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36B.8 Pérdida de señal artefactada de la


arteria vertebral. Comparación entre la angiografía por resonancia
magnética tradicional (ARM) y la ARM intensificada con contraste
(ARM IC), y la angiografía con catéter convencional. A y B,
Angiogramas con catéter normales de las arterias vertebrales
derecha (A) e izquierda (B). La arteria vertebral izquierda es
dominante en este paciente, que tenía el antecedente de
resección de un meningioma del agujero magno. C, La ARM
por tiempo de vuelo (TDV) bidimensional muestra pérdida de
señal extensa con afectación de las porciones horizontales
de las arterias vertebrales derecha (punta de flecha) e izquierda
(flecha) a nivel del agujero magno. La hiperintensidad de fondo
mal definida, medial a la punta de flecha, se debe a flujo de líquido
cefalorraquídeo en el espacio subaracnoideo.
Continúa
Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 623

FIGURA 36B.8 cont. D, La ARM TDV tridimensional con resolución espacial más alta proporciona una mejor visualización de las arterias pequeñas
y la continuidad de la arteria vertebral derecha (punta de flecha), pero persiste la pérdida de señal marcada (flecha) en la arteria vertebral izquierda. E, La ARM
IC muestra el sistema arterial vertebrobasilar completo. La resolución espacial es inferior que en D. F, La vista ampliada de las arterias vertebrales distales
desde E revela restauración completa de la señal en la arteria vertebral derecha (punta de flecha) y restauración casi completa de la señal en la arteria
vertebral izquierda (flecha). La pérdida de señal focal persistente se debe a un pequeño clip quirúrgico metálico adyacente a la arteria vertebral izquierda;
el clip queda oscurecido por el contraste en B. Todos los angiogramas RM se obtuvieron con la técnica de proyección de intensidad máxima (pixel) dirigida.
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

a menudo resultan en una sobrestimación de la estenosis en la ACT mente, la exactitud estuvo limitada por dificultades técnicas, como
(v. Fig. 36B.12). La ED es la técnica no invasiva de elección, porque TE largo, resolución espacial inferior y adquisición de sección única.
puede determinar con mayor precisión el diámetro de la luz residual Esto daba lugar a una reducción de la señal vascular debido a la dis­
y caracterizar tanto la pared del vaso como del stent. persión de la fase intravóxel, efectos de susceptibilidad y efectos de
saturación. En los casos clásicos, la pérdida de señal se manifestaba
en los segmentos petroso, cavernoso y supraclinoideo de la ACI, y en
Circulación intracraneal el segmento Ml proximal de la arteria cerebral media (ACM). Las
Arterias. La exactitud de la ARM TDV para detectar estenosis u ramas de segundo y tercer órdenes de las arterias cerebrales se veían
oclusión de los vasos intracraneales mayores, en comparación con la deficientemente. Más adelante, los investigadores comunicaron que
angiografía convencional mediante catéter, ha sido determinada por los vasos normales y los ocluidos completamente podían graduarse
varios investigadores (Furst et al, 1996; Stock et al, 1995). Inicial­ de forma correcta, según la comparación con los resultados de la an-
624 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36B.9 Aspecto similar


de una estenosis leve (flecha) de la arteria
carótida interna en Imágenes de proyección
de intensidad máxima (MIP) oblicuas. A, ARM
IC tridimensional, y B, ARM TDV 3D. Nótese la
mayor cobertura de las carótidas conseguida
con la ARM IC en comparación con la ARM
TDV. (De: Bowen, B. C. 2007, «MR angiography
versus CT angiography In the evaluation
of neurovascular disease», Radiology,
vol. 245, págs. 357-361.)

giografía mediante catéter; sin embargo, los segmentos estenóticos clínicos en los que se ha dicho que la ARM complementa la imagen
fueron correctamente graduados (como estenosis inferior o superior RM habitual, se incluyen enfermedad drepanocítica, enfermedad mo-
al 50%) sólo en alrededor del 60% de las estenosis. Más adelante, los yamoya, espasmo hemifacial y neuralgia del trigémino. La dinámica
avances técnicos en el método TDV 3D (ángulo de inclinación varia­ del flujo (magnitud y dirección) en el polígono de Willis se determina
ble, supresión de la transferencia de magnetización, adquisiciones de más fácilmente con el método CF, en especial cuando los diámetros
múltiples secciones finas y resolución espacial mayor [matriz de 512 de los vasos son de 1 mm o más.
o superior]), mejoraron la exactitud de la graduación de la estenosis, En el tipo más simple de técnica ARM IC 3D se utilizan parámetros
y los investigadores comunicaron una cuantificación correcta con la de barrido del orden de 5-10 minutos por volumen 3D. Bajo estas con­
ARM del 80% de las estenosis superiores al 70%, y del 88% de las diciones estabilizadas, la visibilidad de las arterias intracraneales pe­
estenosis inferiores al 70%. queñas es mayor después de la administración intravenosa de gadoli­
La estrategia actual para la evaluación de arterias intracraneales nio; sin embargo, las venas intracraneales también muestran un
comprende una adquisición TDV 3D multisección, que cubre la ca­ aumento mucho mayor de visibilidad. En consecuencia, las imágenes
beza desde el agujero magno hasta el techo del tercer ventrículo. MIP aparecen abarrotadas de venas, con mayor dificultad para la iden­
Cada sección tiene una orientación transaxial, y puede incluir o no tificación y delineación de las arterias específicas. Con la ARM IC 3D
una banda de presaturación localizada en la parte superior. Las imá­ dinámica, como la que se utiliza para la imagen carotídea extracraneal,
genes originales axiales y las imágenes MIP reproyectadas (Fi­ mejora la resolución temporal, y la visibilidad de las arterias es mayor
gura 36B.13) se revisan en conjunción con otras imágenes RM que la de las venas. Sin embargo, el detalle de la imagen vascular dis­
(p. ej., imágenes potenciadas enT1, potenciadas enT2, de recupera­ minuye de forma variable, dependiendo de la técnica ARM IC, y la
ción de inversión con atenuación de líquido, potenciadas en difusión resolución temporal suele ser incompleta, puesto que sólo alrededor de
y potenciadas en susceptibilidad [perfusión]), según una metodología 5 segundos separan el comienzo de la intensificación arterial intracra­
integrada para caracterizar el infarto cerebral (Wittsack et al, 2002). neal de la intensificación venosa. Algunos investigadores han sugerido
En el contexto del infarto agudo con posibilidad de tratamiento trom- el uso de posprocesamiento MIP cuidadoso de la región de interés para
bolítico, los protocolos incluyen con frecuencia un estudio RM CF excluir más las venas en la visualización de las arterias intracraneales.
2D adquirido rápidamente del polígono de Willis, en lugar del estu­ A pesar de los límites impuestos a la resolución espacial por la técnica
dio TDV 3D que requiere más tiempo. Entre los demás contextos ARM IC 3D dinámica, Parker et al (1998) han demostrado que, en
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 625

FIGURA 36B. 1 0 Disección de la arteria carótida interna derecha con hematoma intramural causando un grave estrechamiento de la luz
permeable residual, así como seudoaneurisma en la base del cráneo. A, Imagen original TDV tridimensional axial, y B, imagen potenciada en T1 axial
con supresión de grasa en C1, que muestran la luz estrechada de la carótida cervical con flujo y la pared engrosada con hiperintensidad no suprimida,
consistente con hematoma subagudo (flechas). C, Imagen original TDV 3D axial a nivel de la entrada del canal carotídeo que muestra la formación
de un seudoaneurisma (flecha). D, Imagen MIP oblicua que muestra la longitud de la luz estrechada (entre flechas), terminando en el canal carotídeo
y el seudoaneurisma (flecha grande). (De: Bowen, B. C. 2007, «MR angiography versus CT angiography in the evaluation of neurovascular disease»,
Radiology, vol. 245, págs. 357-361.)
626 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36B. 11 Resolución de la


disección carotídea vigilada mediante angiografía
por resonancia magnética. A, El angiograma
de RM obtenido con la técnica de tiempo de vuelo
tridimensional muestra una estenosis segmentaria
(;flechas) con afectación de la porción cervical distal
de la arteria carótida interna izquierda. B, El estudio
repetido después del tratamiento anticoagulante
muestra la recuperación del calibre normal del
segmento de la arteria carótida interna (flechas).

FIGURA 36B. 12 Dispositivo stent en la arteria vertebral izquierda distal. A, Imagen coronal en TDV que muestra la pérdida de intensificación en la
porción distal a la posición del stent, lo cual sugiere una estenosis grave. B, Las imágenes axiales del cuello tras la administración de contraste no pueden
determinar con precisión el grado de estrechamiento residual de la luz. El ensanchamiento de los ajustes de ventana da lugar a una sobrestimación
de la estenosis, y una angiografía de sustracción digital posterior muestra sólo una leve estenosis.
Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 627

FlGURA 36B.13
Estenosis de la arteria
cerebral media (ACM)
proximal (el mismo paciente
de la Fig. 36B.4). A, El
angiograma de resonancia
magnética en proyección
coronal se obtuvo a partir
de las imágenes originales
axiales mostradas en la
Figura 36B.4. La proyección
coronal muestra mejor
que la axial (Fig. 36B.4C)
la estenosis (flechas), que
afecta a ambas ramas M2
de la ACM. B, La angiografía
con catéter confirma la
presencia de las dos

B estenosis (flechas).

teoría, la imagen con un TR de 7-10 milisegundos (p. ej., tiempo de o menores (38%). La exactitud diagnóstica fue similar para los aneu­
barrido de aproximadamente 1 minuto por volumen 3D) y un tiempo rismas de las circulaciones anterior y posterior (Fig. 36B.14). En gene­
de relajación TI de 25-50 milisegundos para la sangre comente que ral, la evaluación radiológica no invasiva comprende una revisión de
contiene gadolinio (concentración arterial en el primer paso de aproxi­ las imágenes de eco de espín potenciadas en T1 y en T2 (rápidas) y las
madamente 5-10 mM), puede producir imágenes de las arterias intra­ imágenes de gradiente de eco potenciadas en T2*, además de las imá­
craneales (aproximadamente 0,5 mm de diámetro) con contraste vas­ genes originales y las imágenes MIP de la adquisición ARM.
cular comparable al proporcionado por la técnica ARM IC 3D en El papel de la ARM TDV 3D en la evaluación de los aneurismas
situación estabilizada. Los estudios de investigación indican que la intracraneales antes del tratamiento endovascular es complementario al
ARM IC 3D dinámica desempeñará un papel significativo en la evalua­ del estudio ASD IA definitivo (Adams et al, 2000). Sobre la base de
ción de la enfermedad estenótico-oclusiva arterial intracraneal, pero una evaluación compuesta que incluyó una tasa de detección de aneu­
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

todavía no se han publicado la exactitud, la reproducibilidad ni la fiabi­ rismas, morfología del aneurisma, interpretación del cuello y relación
lidad de las mediciones ARM IC en comparación con las de la angio­ entre rama vascular y aneurisma, Adams et al hallaron que la ARM era
grafía con catéter, y la ARM TDV aún no están establecidas en ensayos inferior a la ASD IA en conjunto y para detectar aneurismas menores
clínicos controlados. de 3 mm. A pesar de todo, la ARM proporcionó información comple­
La ARM TDV 3D se utiliza actualmente como un instrumento de mentaria de la ASD IA en áreas anatómicamente complejas o en pre­
cribado no invasivo para la enfermedad aneurismática familiar. Tam­ sencia de un trombo intramural. Los autores aplicaron la evaluación a
bién se ha utilizado como una alternativa a la angiografía con catéter cuatro tipos diferentes de visualización de datos de imagen: imágenes
(angiografía por sustracción digital intraarterial [ASDIA]) para el tra­ originales axiales, reconstrucción multiplanar (RMP) de los datos de
tamiento quirúrgico de aneurismas rotos. Una revisión de la literatura imagen originales, imágenes MIP e imágenes reconstruidas isosuperfi-
relevante de 1988-1998 halló que la ARM TDV (y la ATC) mostraron ciales 3D. Entre esos tipos de imágenes, las isosuperficiales 3D y RMP
los aneurismas con una exactitud de alrededor del 90% (White et al, fueron comparables a las imágenes ASD IA en todas las categorías de
2000). La sensibilidad fue mucho mayor para la detección de aneuris­ la evaluación compuesta, mientras que las imágenes MIP obtuvieron
mas superiores a 3 mm (94%) que para detectar aneurismas de 3 mm puntuaciones deficientes en todas las categorías, excepto en la detec­
628 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36B. 14 Aneurisma de la


punta basilar. Ei anglograma de resonancia
magnética (proyección frontal), obtenido a
partir de una adquisición de secciones
axiales por tiempo de vuelo tridimensional,
muestra un aneurisma (flecha maciza)
originado en ia terminación de la arteria
basilar que mide unos 9 mm de diámetro
longitudinal. Aunque dirigida primariamente
a la circulación posterior, la Imagen de la
proyección de intensidad máxima incluye
porciones de las arterias carótidas internas
precavernosas (flechas huecas).

ción de aneurismas. Estos hallazgos indican que se puede conseguir Venas y senos venosos. La metodología para la evaluación de las
una mejor caracterización no invasiva de los aneurismas con ARM venas intracraneales y los senos venosos durales difiere de la em­
TDV mediante la adición de imágenes RMP o reconstruidas isosuper- pleada para las arterias, debido a la menor velocidad del flujo veno­
ficiales 3D a las imágenes originales y MIP, que ahora se revisan habi­ so y a la morfología de los senos venosos. Cuando se sospecha
tualmente en la práctica clínica. oclusión de senos durales por trombosis o invasión tumoral, la téc­
Aunque no existe una prueba concluyente de que la ARM IC sea nica primaria es la ARM TDV 2D, en conjunción con la imagen de
superior a la ARM TDV para mostrar los aneurismas intracraneales eco de espín. Para establecer el diagnóstico de trombosis venosa, la
en general, Jager et al (2000) han demostrado que la ARM IC 3D falta de visualización de una vena o un seno en las imágenes origi­
representa el método de elección para detectar la luz y los vasos nales y en el angiograma debe acompañarse de la identificación del
conectares de los aneurismas cerebrales gigantes (aneurismas ma­ coágulo en las imágenes de eco de espín en la localización de la
yores de 25 mm). Aunque las técnicas ARM IC simples en situación oclusión sospechada (Fig. 36B.16). Con la técnica TDV 2D, la in­
estabilizada y dinámicas demostraron con fiabilidad la luz y los va­ tensificación óptima del flujo se consigue cuando una sección es
sos existentes, la técnica ARM dinámica proporcionó un contraste perpendicular a la dirección del flujo. Esta condición se aproxima
superior entre flujo y fondo, y eliminó el artefacto de contamina­ mejor utilizando cortes coronales para visualizar los senos sagital,
ción por TI corto causado por un coágulo sanguíneo subagudo in­ recto y transverso (así como las venas cerebrales internas, las venas
traluminal o extraluminal. Otra aplicación de la ARM es la valora­ basales de Rosenthal y, en menor grado, la vena de Galeno). La
ción de los aneurismas cerebrales tratados endovascularmente. La adquisición de secciones coronales puede potenciarse mediante
ARM TDV puede detectar la luz residual y el cuello de los aneuris­ la adquisición de secciones sagitales oblicuas para permitir una mejor
mas embolizados con una sensibilidad del 71 al 91% y una especi­ intensificación del flujo en las porciones posteriores de los senos
ficidad del 89 al 100% (Cottier et al, 2003). La ARM IC 3D diná­ transversales y el drenaje de las venas corticales en el seno sagital
mica puede ser incluso más sensible, y ha demostrado una superior. Con la técnica de venografía RM TDV 2D, la señal arterial
sensibilidad del 100% y una especificidad del 93% en la detección se reduce o se elimina mediante una banda de presaturación axial
de la luz residual de aneurismas embolizados de la comunicante colocada a través del cuello superior debajo de la base del cráneo.
anterior (Fig. 36B.15). En otro estudio prospectivo de 68 pacientes, Un error diagnóstico habitual de la técnica es la presencia de hendi­
Boulin y Pierot (2001) encontraron que la técnica ARM IC 3D en duras de flujo en el seno transversal. Ayanzen et al (2000) observa­
situación estabilizada guardó relación con la ASD respecto a la pre­ ron estas hendiduras en el 31% de los pacientes con hallazgos nor­
sencia o ausencia de aneurisma residual en el 90% de casos. En los males en la RM. No se observaron hendiduras de flujo en los senos
casos restantes, la diferencia primaria fue que la ARM no detectó sagital superior, recto ni transversal dominante, por lo que las hen­
una luz restante menor de 3 mm. Puesto que se pensó que los pe­ diduras en esos lugares deben plantear la sospecha de obstrucción
queños restos o recidivas de aneurismas no eran clínicamente signi­ venosa. Los autores hallaron que los senos transversales no domi­
ficativos, los autores concluyeron que la ARM IC representaba una nantes (90% de las hendiduras) o codominantes (10%) que mostra­
opción para el seguimiento después del tratamiento, y que podría ron hendiduras de flujo eran hipoplásicos, pero permeables según la
sustituir en parte a la ASD IA. angiografía con catéter convencional.
Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 629

FIGURA 36B. 1 5 Aneurisma de la arteria oftálmica derecha después de una embolización con coils. A, Imagen original de ATC no diagnóstica
para la luz residual debido a artefactos de rayas. B, Imagen original ARM TDV 3D axial a nivel de la cúpula del aneurisma que revela hipointensidad central
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

y excéntrica (flecha) debido a coils empaquetados e hiperintensidad periférica debida a intensificación relacionada con el flujo en la luz residual. C, Imagen
original ARM TDV 3D axial a nivel del cuello del aneurisma que también muestra evidencia de flujo a través del remanente del cuello permeable (flecha).
D, Imagen MIP coronal que muestra la continuidad del flujo hacia dentro del remanente del cuello (flecha pequeña) y cúpula (flecha grande) del aneurisma
embolizado. (De: Bowen, B. C. 2007, «MR angiography versus CT angiography in the evaluation of neurovascular disease», Radiology, vol. 245,
págs. 357-361.)
630 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36B.16 Trombosis aguda del seno sagital


superior (SSS). A, El angiograma de resonancia magnética
(proyección lateral) producido a partir de 80 secciones secuenciaies
coronales por tiempo de vuelo bidimenslonal cubre la mitad
posterior de la cabeza. Se observa una señal relacionada
con el flujo en los senos transversal (flechas huecas) y sigmoideos,
pero no en el SSS (flechas macizas) ni en el seno recto. Los
segmentos cortos de los vasos que se proyectan sobre el curso
posterior del SSS representan venas cerebrales superficiales
permeables laterales al seno. B, Después de la administración de
gadolinio, la imagen potenciada en T1 medlosagital muestra señal
hipointensa en el SSS (flechas) e intensificación de los márgenes.
En combinación con los resultados presentados en A, estos datos
sugieren la presencia de un trombo intraluminal.
A

Las técnicas alternativas para la demostración de venas intracra­ tos, y 2) el trombo crónico es intensificado por el gadolinio y puede
neales y senos venosos durales carecen de la fiabilidad del método imitar una luz permeable. En consecuencia, estas dos técnicas IC de­
TDV 2D. La técnica TDV 3D adolece de efectos de saturación y, por ben considerarse como complementos para la técnica TDV 2D.
tanto, de pérdida frecuente de señal en las venas y los senos durales.
La técnica CF 2D está limitada por imperfecciones del gradiente,
corrientes parásitas, artefactos de aliasing y menor resolución espa­
Malformaciones y tumores vasculares
cial. Aunque la técnica de CF puede ser útil para diferenciar entre Los métodos de ARM tradicionales (TDV 2D y 3D y CF) han de­
flujo muy lento en los senos durales y trombosis, recientemente se sempeñado un papel secundario respecto a la ASDIA en la evalua­
encontró que era inferior a la técnica TDV 2D y a una técnica de ción de las malformaciones arteriovenosas (MAV) intracraneales,
ARM FLASH {fast low-angle shot; una técnica de saturación parcial debido a falta de demostración consistente y completa de todos los
rápida, que utiliza un ángulo de inclinación bajo para mejorar la rela­ componentes de una MAV: arterias aferentes, nido y venas de dre­
ción señal/ruido) 3D potenciada con contraste, para visualizar las naje. Por esa razón, y debido a la impresión general de que la ARM
venas septales normales, las venas cerebrales internas y las venas TDV añade poco a la RM de eco de espín para la estadificación
basales (Kirchhof et al, 2002). Tanto la técnica FLASH 3D como la preliminar de una MAV (tamaño y localización del nido y patrón
RM de eco de gradiente de adquisición rápida y magnetización pre­ periférico venoso central del drenaje venoso, según la escala de
parada 3D (Liang et al, 2001) son métodos que utilizan la intensifica­ Spetzler y Martin) antes de la ASD IA definitiva, muchos investiga­
ción con contraste (IC), y supuestamente son superiores a la técnica dores han considerado superflua la ARM TDV de las MAV. Se han
TDV 2D para mostrar las estructuras venosas normales, en especial empleado técnicas de CF para estimar la velocidad del flujo sanguí­
para superar el artefacto de hendidura de flujo. Sin embargo, estas neo y la tasa de flujo de volumen en las arterias mayores que ali­
técnicas IC tienen dos limitaciones fundamentales: 1) conllevan una mentan la MAV. Se ha utilizado una técnica de eco de gradiente 3D
adquisición rápida (1-2 minutos por volumen 3D), de modo que de alta resolución basada en la propiedad paramagnética de la de-
la intensidad de la señal ¡ntravascular depende de la cronología soxihemoglobina para detectar las venas cerebrales con resolución
de la infusión del contraste en relación con la adquisición de los da­ inferior a 1 mm, lo que proporciona mayor sensibilidad para la
Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 631

identificación de la presencia de MAV pequeñas, en comparación sión»), En general, la neovascularización relacionada con el tumor se
con la ARM TDV; sin embargo, la técnica proporciona una detec­ compone de numerosos vasos pequeños, que se delinean mal en la
ción más deficiente de las arterias aferentes, y está muy limitada en ARM tradicional, en comparación con la angiografía mediante caté­
cuanto a la evaluación del tamaño y la forma del nido cuando exis­ ter. La técnica TDV 2D se ha utilizado para documentar la invasión o
ten artefactos de susceptibilidad por la presencia próxima de hueso, el desplazamiento del seno dural por una neoplasia, y la técnica TDV
aire o productos sanguíneos (hemosiderina) (Essig et al, 1999). 3D es útil para distinguir entre un tumor paraselar y un aneurisma
Más recientemente se han aplicado la ARM IC 3D ordenada permeable. La ARM IC en situación mantenida delinea las venas ce­
céntrica elíptica autoactivada en tiempo real de alta resolución rebrales profundas y superficiales pequeñas, y se ha empleado para la
(Farb et al, 2001) y la ARM IC 2D resuelta en el tiempo con reso­ planificación preoperatoria en pacientes con una masa intracerebral
lución más baja (Klisch et al, 2000) para la evaluación de MAV, y demostrada.
los resultados se compararon con los proporcionados con la ARM
TDV y la ASD IA. En una investigación inicial, Farb et al hallaron
que su técnica ARM IC 3D era superior a la ARM TDV 3D, en
Circulación extracraneal: columna vertebral
particular para mostrar el nido y las venas de drenaje. La técnica La ARM espinal se utiliza como un complemento del estudio de RM
ARM IC 3D demostró consistentemente los componentes de la para mejorar la visibilidad de los vasos intradurales de tamaño mili­
MAV y sus relaciones espaciales en las imágenes MIP, y fue equi­ métrico y contribuir a diferenciar entre los normales y los anormales.
valente a la ASD IA para mostrar los componentes de la MAV en El examen de RM combinado proporciona una mejor caracterización
el 70-90% de casos (pacientes totales = 10), de acuerdo con las de los vasos espinales y, por tanto, una detección no invasiva más
evaluaciones independientes y a ciegas de dos neurorradiólogos eficaz de las lesiones vasculares, como las FAV durales, que el estu­
experimentados. dio de RM solo (Saraf-Lavi et al, 2002). La detección selectiva mejo­
Las fístulas arteriovenosas (FAV) durales afectan la mayoría de rada facilita las decisiones sobre el uso de la angiografía con catéter
las veces a los senos cavernoso, transversal y sigmoide a lo largo de invasiva para el diagnóstico definitivo y el tratamiento endovascular.
la base del cráneo. Los aferentes arteriales no observados en la RM El examen de RM combinado también proporciona localización no
de eco de espín se observan a veces en la ARM TDV 3D, pero con invasiva de los vasos normales más grandes antes de procedimientos
mucha menor frecuencia que en la angiografía con catéter. La oclu­ quirúrgicos o endovasculares que conllevan un riesgo de lesión me­
sión de los senos transversal y sigmoide y las venas corticales dila­ dular (Yamada et al, 2000).
tadas se detectan mejor en la ARM que en la imagen de eco de es­ La intensificación de los vasos intradurales con un contraste con
pín, aunque ninguna de las dos técnicas proporciona la exactitud de gadolinio ha resultado necesaria para la detección óptima en la
la angiografía con catéter. La ARM TDV 3D es útil para la detec­ ARM. Se ha demostrado que la técnica ARM IC 3D en condiciones
ción de fístulas del seno cavernoso debido a que la intensificación estabilizadas (es decir, parámetros de la secuencia de pulsos TDV)
del flujo en este seno y en las venas contiguas puede mostrar la detecta las venas intradurales más grandes en voluntarios sanos: las
presencia de la fístula (Fig. 36B.17). La interpretación de este ha­ venas medias posteriores y anteriores, y las venas medulares gran­
llazgo requiere precaución, puesto que se ha observado señal de des que drenan desde la superficie de la médula hasta el espacio
flujo venoso en el seno cavernoso y en el seno petroso inferior epidural. Esta técnica y, en menor grado, la técnica CF 3D, también
de un porcentaje variable (entre el 4 y el 36%, dependiendo de di­ detecta las venas anormalmente agrandadas y tortuosas que drenan
ferencias técnicas no especificadas entre los aparatos de RM) de las FAV durales (Fig. 36B.18) y las MAV intramedulares. Para la
pacientes sin indicios clínicos de fístula cavernosa carotídea (Oua- detección de la presencia de FAV durales, la técnica ARM IC 3D en
nounou et al, 1999). situación estabilizada combinada con la RM de eco de espín tiene
Las características radiológicas diagnósticas de las malformacio­ una sensibilidad variable entre el 80 y el 100%, una especificidad
nes venosas (angiomas, anomalías venosas congénitas) se aprecian del 82% y una exactitud del 81-94%, según la revisión aleatoria a
bien en las imágenes de eco de espín potenciadas en TI después de la ciegas por tres neurorradiólogos de 11 controles y 20 pacientes con
administración de gadolinio. Estas características comprenden una FAV durales demostradas (Saraf-Lavi et al, 2002). Y, lo que es más
colección de vasos pequeños con orientación radial (venas medula­ importante, al determinar el nivel vertebral de la fístula, en el 73%
res), que producen un aspecto de cabeza de medusa o rueda de radios. de casos se predijo el nivel correcto ± 1 nivel mediante la combina­
Dicha imagen se aprecia junto con un gran tronco venoso que drena ción de ARM y RM, lo que representa una mejoría significativa en
en las venas cerebrales subependimarias o superficiales o en un seno comparación con la RM sola. La mejoría de la localización no inva­
dural. La técnica TDV 2D y el método CF con MVAFS baja muestran siva del nivel de la fístula puede acelerar el estudio subsiguiente de
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

con frecuencia esas malformaciones con flujo lento sin necesidad de angiografía invasiva con catéter. Los estudios preliminares de mal­
administrar gadolinio, y permiten determinar la dirección del flujo; formaciones vasculares espinales, utilizando ARM IC 3D rápida o
sin embargo, la técnica TDV 3D, que proporciona mayor resolución de resolución en el tiempo, indican que estos estudios de primer
espacial, requiere gadolinio para evitar los efectos de saturación. Las paso pueden proporcionar una mejor visualización de las FAV dura­
malformaciones cavernosas y las telangiectasias capilares no mues­ les en los agujeros neurales gracias a la disminución de la intensifi­
tran intensificación de flujo en los estudios ARM, y las primeras sue­ cación venosa extradural y la visibilidad mejorada de las arterias
len identificarse en las imágenes de eco de espín y de eco de gradien­ aferentes de las MAV (Binkert et al, 1999). Los estudios también
te por la intensidad de señal heterogénea causada por los productos demuestran que los pacientes sometidos a angiografía por catéter
sanguíneos restantes de una hemorragia previa. después de una ARM requieren la mitad de tiempo de fluoroscopia
Todavía no se ha definido el papel de la ARM en el diagnóstico de y la mitad de volumen de contraste yodado si el nivel y el lado de la
los tumores intracraneales, y para la evaluación se emplea la mayoría fístula han sido identificados en la ARM de cribado. La ARM y
de las veces un estudio de RM, diseñado para aumentar la susceptibi­ la ATC han demostrado una sensibilidad similar en la detección del
lidad después de la administración de un bolo de contraste («perfu­ nivel de la arteria de Adamkiewicz (Yoshioka et al, 2003).
632 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Figura 36B.17
Resolución espontánea de una fístula
arteriovenosa dural carotídeo-cavernosa
(AVF). Los angiogramas de resonancia
magnética (imágenes de proyección de
máxima intensidad axiales) de la región
selar y del polígono de Willis fueron
adquiridos con la técnica de tiempo de
vuelo tridimensional (sin intensificación
por gadolinio). Los estudios, uno (A) en
el momento de la presentación, otro
(B) 3 meses más tarde, y el tercero
(C) 3 años después, muestran una
resolución progresiva del drenaje venoso
desde la fístula. La señal relacionada con
el flujo en el seno cavernoso izquierdo
(flecha maciza), el seno esfenoparietai
(flecha hueca) y las venas cerebrales,
proceden del cortocircuito de sangre
arterial con velocidad alta a través
de la fístula. Obsérvese la disminución
progresiva de la señal en el seno
A esfenoparietai. La señal relacionada
con el flujo en la órbita izquierda está
causada por la arteria oftálmica
(puntas de flecha), y no procede de
la vena oftálmica superior, que estaba
trombosada en ei momento de la
presentación, según demostró
la angiografía con catéter.
Continúa

B
Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 633

Figura 36B. 17 cont.

Aunque los tumores vasculares intraespinales, como el hemangio­ de las arterias carótidas y vertebrales en el cuello, el volumen helicoi­
blastoma, paraganglioma y hemangiopericitoma, son infrecuentes, dal se extiende desde el cayado aórtico hasta la base del cráneo. Los
los datos radiológicos preoperatorios que sugieren el diagnóstico di­ parámetros de la adquisición característica son 7,5 imágenes por ro­
ferencial tienen importancia para la planificación y la evaluación qui­ tación del tubo de rayos X, grosor del corte de 2,5 mm, y un interva­
rúrgicas. En los pocos casos publicados, la técnica ARM IC 3D en lo de reconstrucción (distancia entre los centros de dos imágenes re­
situación estabilizada detectó vasos intradurales anormales (sobre construidas consecutivamente) de 1,25 mm. Para el polígono de Wi­
todo, venas perimedulares) asociados con estos tumores, mejor que llis y las arterias cerebrales proximales, el volumen helicoidal se ex­
la imagen de eco de espín habitual (Bowen y Pattany, 2000). En los tiende desde la base del cráneo hasta los techos de los ventrículos
casos de paraganglioma o hemangiopericitoma de la región lumbar, laterales, y tiene un campo de visión más pequeño que el estudio del
en los que la masa puede imitar un ependimoma o un schwannoma en cuello. Los parámetros de la adquisición clásica para esta explora­
la RM habitual, los datos de la ARM sugestivos de tumor vascular ción con mayor resolución espacial son: 3,75 imágenes por rotación,
pueden conducir a la realización de una angiografía con catéter y, si 1,25 mm de grosor del corte y un intervalo de 0,5 mm.
está indicada, una embolización preoperatoria. Para producir la intensificación intravascular se inyecta un volu­
men de contraste variable entre 100 y 150 mi en una vena periférica
a una tasa de 2-3 mi por segundo, seguido por un enjuague con solu­
ANGIOGRAFÍA POR TOMOGRAFÍA ción salina (chase) (20-50 ml). Se obtiene una intensificación ade­
COMPUTARIZADA cuada de las arterias del cuello o la cabeza aproximadamente 15 a
20 segundos después de la inyección del contraste. La mayoría de los
La angiografía por tomografía computarizada (ATC) es una técnica escáneres helicoidales tienen una función especial que permite la
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

rápida de TC helicoidal volumétrica de sección fina que se realiza monitorización visual y analítica del contraste en un vaso elegido
con un bolo de contraste optimizado por tiempo para intensificar las proximal al volumen 3D que se desea explorar. Como en la ARM IC,
arterias cerebrales. El desarrollo de escáneres TC de detectores múl­ los métodos más habituales para sincronizar la adquisición de datos
tiples ha revolucionado la ATC, que actualmente se realiza con escá­ de la TC helicoidal 3D con la llegada del bolo de contraste son la
neres de TC helicoidal de 4 a 64 coronas. determinación del tiempo de llegada del bolo usando una dosis de
prueba preliminar, la detección automática de la llegada del bolo y la
activación subsiguiente de la adquisición de datos, y la monitoriza­
Métodos
ción en tiempo real de la llegada del bolo y la activación por el ope­
Con la introducción de la TC helicoidal es posible la adquisición rador de la adquisición de datos. En los casos clásicos, los datos de
ininteiTumpida de datos desde la región de la cabeza y el cuello en las imágenes originales axiales se procesan posteriormente para la
menos de 1 minuto. En general, los datos se adquieren utilizando un visualización en 2D y 3D utilizando una o más de las técnicas si­
grosor de corte (colimado) de 1-3 mm y un paso de 1-2 conforme un guientes: reformateo multiplanar, MIP de sección fina o reconstruc­
bolo de contraste yodado recorre las arterias de interés. Para la ATC ción (rendering) de volumen 3D.
634 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

ABC

FIGURA 36B. 18 Fístula arterlovenosa dural espinal (FAV). A, Imagen de eco de espín rápido potenciada en T2 sagital de la médula dorsal
que muestra hiperintensidad de la médula y de la vértebra por encima de T8, así como «vacíos de flujo intradurales» serpiginosos en un paciente con
antecedente de radioterapia para carcinoma de pulmón y mielopatía progresiva. B, Imagen MIP coronal de una ARM IC 3D en situación mantenida de la
misma región dorsal, que muestra un vaso tortuoso agrandado (flecha) que se extiende desde aproximadamente el agujero T11 derecho hasta los vasos
anormales en la superficie medular. Los hallazgos son característicos de una FAV dural, y se confirman posteriormente por angiografía por catéter (C).
La proyección anteroposterior (A) muestra que el vaso agrandado (flecha) es la vena medular que drena desde la fístula en el agujero T11 hasta el plexo
venoso coronal en la superficie medular. (De: Bowen, B. C. 2007, «MR angiography versus CT angiography in the evaluation of neurovascular disease»,
Radiology, vol. 245, págs. 357-361.)

Aplicaciones y una especificidad similar (98-100%). Binaghi et al tambie'n compa­


raron la ATC con la ED, y demostraron que la sensibilidad era la
Circulación extracraneal misma (89%), con una mayor especificidad de la ATC (100%) que de
Estenosis arterial carotídea. En la evaluación de la enfermedad la ED (81%).
oclusiva de la bifurcación carotídea, la ATC complementa la angio­ En la actualidad, se utilizan la ATC o la ARM para evaluar la en­
grafía convencional y es una alternativa a la ED y la ARM (Figu­ fermedad oclusiva carotídea sospechada, y la elección del método
ra 36B.19). Al graduar la estenosis carotídea utilizando los criterios depende de factores clínicos (p. ej., presencia de marcapaso), la dis­
del NASCET, Randoux et al (2001) hallaron que la tasa de acuerdo ponibilidad de escáneres de TC o de RM, y las capacidades de estu­
entre ATC 3D y ASD IA era del 95%. En relación con la ASD IA (el dio adicionales (imagen de perfusión cerebral con TC o RM). Las
«patrón oro»), la estenosis grave (70-99%) se detectó con sensibili­ ventajas de la ARM comprenden la disponibilidad de técnicas TDV y
dad y especificidad del 100 y el 100% con la ATC, y del 93 y 100% ARM IC, y la historia más extensa de pruebas clínicas, con valida­
con la ARM IC, respectivamente. Además, la ATC y la ARM IC mos­ ción de exámenes combinados ED y ARM TDV, en la que los resul­
traron una correlación significativa con la ASD IA para determinar la tados concordantes guardaron una estrecha relación con los resulta­
longitud del segmento estenótico. dos de la ASD IA.
Otros investigadores han comunicado una sensibilidad inferior
(límites 80-89%), pero una especificidad comparable (límites Disección carotídea. Las disecciones de la ACI extracraneal son
96-100%) de la ATC para detectar la estenosis grave (Binaghi et al, responsables de hasta el 20% de los ictus isquémicos en adultos jóve­
2001; Magarelli et al, 1998). Esos investigadores hallaron que la nes (Leys et al, 1995). Aunque la angiografía con catéter se ha consi­
ARM TDV tenía una sensibilidad más alta (92-93%) que la ATC, derado el patrón oro para el diagnóstico de las disecciones de la ACI,
Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 635

ps
A1
jo
y _________
0 A-7L * || \

FIGURA 36B. 1 9 ATC de la arteria carótida interna cervical (ACI) en un paciente con
antecedentes de accidentes Isquémicos transitorios. Estenosis moderada con calcificación circular
de la ACI derecha. A, La proyección axial de la ATC muestra una luz residual moderadamente
estrechada, rodeada de calcificación densa de la ACI derecha. B, La imagen MIP de sección fina
muestra, además, la anatomía del hueso adyacente y la localización de la bifurcación carotídea.
C, La Imagen de reconstrucción volumétrica muestra el vaso intensificado con contraste y las placas
calcificadas en el origen de la ACI. Las placas grandes pueden oscurecer la luz arterial.
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la RM, la ARM y la ATC (Leclerc et al, 1996, 1998), han emergido distal de la ACI cervical, que participan habitualmente en las disec­
como método alternativo no invasivo para el diagnóstico y la monito­ ciones. La ATC probablemente sea superior a la RM sola para la eva­
rización de la disección aguda de la ACI. luación de los seudoaneurismas, debido a que los hallazgos de la RM
Los hallazgos de la ATC incluyen demostración de una luz arterial se ven complicados con frecuencia por la presencia de artefactos re­
excéntrica estrechada en presencia de una pared vascular engrosada y, lacionados con el flujo. La ATC suele ser inferior a la RM y la ARM
ocasionalmente, de un seudoaneurisma. En la disección subaguda para mostrar las disecciones al nivel de la base del cráneo, puesto que
y crónica, se ha demostrado que la ATC permite detectar la reducción los hallazgos de la TC pueden estar enmascarados por el endureci­
del grosor de la pared arterial, la recanalización de la luz arterial y la miento del haz y otros artefactos, y por semejanzas en las densidades
reducción del tamaño o la resolución del seudoaneurisma. La ATC de los huesos temporal y esfenoides, y la ACI disecada en las imáge­
(o la ARM) es superior a la ED para mostrar las porciones media y nes originales y en las reformateadas.
636 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Circulación intracraneal relevantes de las arterias cerebrales mayores y la intensificación cau­


sada por flujo colateral distal al sitio de la oclusión. En el diagnóstico
Ictus isquémico agudo. Los trabajos de varios investigadores (Knauth de la oclusión de la ACM, la ATC ha demostrado una buena correla­
et al, 1997; Shrier et al, 1997) lian demostrado que la ATC es una al­ ción con la ecografía Doppler transcraneal (DTC), pero es inferior
ternativa fiable a la ARM para la evaluación de la enfermedad oclusi­ a la ARM. Más recientemente, se encontró que la ATC era superior a
va arterial cerca del polígono de Willis en pacientes con síntomas de la DTC para el diagnóstico de la enfermedad aterotrombótica de la
ictus agudo (Fig. 36B.20). La ATC muestra oclusiones clínicamente ACM en pacientes asiáticos que se presentaron con un cuadro de ic-

FlGURA 36B.20 Estenosis M1 derecha. A, Imagen


formateada multiplanar coronal de ATC que muestra una estenosis
del segmento M1 distai. B y C, ARM TDV 3D e Imágenes MIP que
muestran una hendidura de flujo focal de la M1 derecha. La ARM
sobrestlma el grado de estenosis en comparación con la ATC.
Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 637

tus de la ACM (Suwanwela et al, 2002). La ATC detectó estenosis Aneurismas cerebrales. La angiografía con catéter ha sido el pa­
de la ACM superiores al 50% en dos veces más pacientes que la trón oro para el diagnóstico radiológico y la evaluación preoperatoria
DTC. La diferencia se debió de modo primario a la detección mejo­ de los aneurismas cerebrales, tanto rotos como no rotos; sin embargo,
rada por la ATC de las estenosis distales Ml y M2. Puesto que la la ASD IA es invasiva, y puede originar complicaciones relacionadas
mitad de los pacientes estudiados por Suwanwela et al tenían enfer­ con la manipulación del catéter. Así, en los pacientes asintomáticos con
medad Ml y M2 distal, los autores concluyeron que la ecografía mayor riesgo de aneurismas cerebrales resulta particularmente atrac­
DTC no se debe emplear para la detección selectiva de la estenosis tivo el uso de técnicas no invasivas, como la ARM y la ATC, para la
de la ACM. detección selectiva de posibles aneurismas. Estas técnicas tienen ven­
En la detección de la enfermedad estenótica-oclusiva intracraneal, tajas e inconvenientes. La técnica de ARM investigada más a fondo
Hirai et al (2002) han demostrado que la combinación de ATC y es la ARM TDV 3D, y sus principales inconvenientes consisten en
ARM proporciona sensibilidad, especificidad y exactitud sustancial­ tiempos de barrido largos, dificultad para la detección de aneurismas
mente más altas que la ARM sola. La revisión de las imágenes de los muy pequeños, dificultad para establecer la relación del aneurisma
vasos en la ATC junto con las imágenes de ARM TDV 3D reduce la fre­ con la anatomía ósea adyacente (y quirúrgicamente importante), y
cuencia de sobrestimación de la estenosis en comparación con la dificultad ocasional para diferenciar entre luz permeable y estenosis
ARM sola (v. Fig. 36B.19). En lo que respecta a la identificación de de alto grado y oclusión.
la estenosis del 50% o mayor, la sensibilidad, la especificidad y la Las principales desventajas de la ATC comprenden exposición a
exactitud de la evaluación combinada con ATC y ARM fueron del la radiación, uso de material de contraste yodado, y dificultad para la
100, 99 y 99%, respectivamente, y las cifras con ARM TDV 3D sola detección de aneurismas muy pequeños y artefactos de imagen de
fueron del 92, 91 y 91%, respectivamente. La graduación de la este­ coils endovasculares en aneurismas tratados. La ATC no es diagnós­
nosis con el me'todo combinado estuvo de acuerdo con la graduación tica para determinar la presencia de luz residual y la localización del
según la ASD IA en el 98% de casos. En una revisión retrospectiva de cuello remanente de un aneurisma tratado, debido a los artefactos de
sus casos, los autores hallaron que la ATC no siempre delineaba co­ rayas causados por el nido de coils (v. Fig. 36B.15).
rrectamente las luces arteriales con calcificación circunferencial ni la En general, la ARM TDV 3D y la ARM IC 3D dinámica tienen
porción cavernosa de la ACI. una sensibilidad y especificidad similar a la ATC para la detección de

FIGURA 36B.21 Aneurisma de la arteria cerebral media Izquierda proximal. Comparación entre la angiografía por tomografía computarizada
(ATC) y la angiografía con catéter convencional. A, La imagen de proyección de Intensidad máxima de la ATC del polígono de Wlllis muestra un aneurisma
en baya del segmento M1. B, La proyección submentovértex de la angiografía con catéter, después de la Inyección de la arteria carótida interna izquierda,
muestra una correlación excelente.
638 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36B.22 Aneurisma de la arteria carótida interna izquierda. Comparación entre imágenes posteriormente procesadas de una angiografía
por tomografía computarizada (ATC) y una angiografía con catéter. A, La proyección lateral de la angiografía con catéter, después de la inyección en la
arteria carótida interna (ACI) izquierda, muestra un aneurisma que se origina en la parte supraclinoidea de la ACI. B, La imagen original axial de la ATC
revela un aneurisma lobulado (flecha). C, D y E, Imágenes sometidas a reconstrucción de volumen 3D de la ATC con característica de transparencia para
regiones tisulares seleccionadas por el usuario (lo que se conoce como «angiografía 4D»). C, La proyección lateral del lado izquierdo del paciente muestra
la relación del aneurisma, que mide 14 mm desde el cuello hasta la cúpula, con la apófisis clinoide anterior.
Continúa
Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 639

FIGURA 36B.22 cont. D, Vista del aneurisma (flecha), ia base del cráneo y el polígono de Willis desde arriba. E, La misma vista que en D,
pero editada para eliminar la mayor parte de las densidades de la base del cráneo y mejorar la visibilidad de los vasos.

aneurismas intracerebrales de por lo menos 5 mm de diámetro, y tie­ interna para estimar las dimensiones del saco y el cuello del aneuris­
nen menor sensibilidad para aneurismas menores de 5 mm (Villa- ma. Villablanca et al (2002a) mostraron que la ATC puede proporcio­
blanca et al, 2002a; White et al, 2001) (Figs. 36B.21 y 36B.22). Sin nar información cuantitativa, como los ratios cúpula-cuello, y la ca­
embargo, la cuestión que aún no ha sido resuelta es si la menor sen­ racterización del aneurisma, como la presencia de trombos murales o
sibilidad de la ARM para aneurismas menores de 5 mm resulta en calcio, patrón de ramificación en el cuello y la incorporación de seg­
una mayor morbilidad y mortalidad para los pacientes que se some­ mentos arteriales en el aneurisma. Las imágenes en 3D en particular
ten a ARM en lugar de ATC para la detección de aneurismas no rotos. mostraron una presentación quirúrgicamente útil del saco aneurismá-
Los resultados del estudio ISUIA (International Study of Unruptured tico en relación con las estructuras de la base del cráneo (v. Fig.
Intracranial Aneurysms) (Wiebers et al, 2003) sugieren que la ARM 36B.22). Los autores concluyeron que los aneurismas clínicamente
daría lugar a un manejo similar, pues el estudio concluyó que los relevantes pueden ser detectados mediante ATC utilizando protoco­
aneurismas incidentales menores 10 mm no deberían ser tratados (ex­ los publicados, escáneres habituales y estaciones de trabajo para pro­
ceptuando sujetos con formación de aneurismas hijos, historia fami­ cesamiento de imágenes disponibles comercialmente. Además, la
liar de hemorragia subaracnoidea y pacientes jóvenes). ATC puede ser una fuente fiable de información para la planificación
Empleando la adquisición por ATC helicoidal optimizada y proto­ del tratamiento.
colos de posterior procesamiento, que incluyen imágenes de recons­ Las venas cerebrales muestran mucha más variación anatómica
trucción volumétrica 3D, cortes gruesos 3D e imágenes de sección que las arterias. La presencia de una vena inesperada o la falta de
única 2D en escala de grises, e imágenes 2D reformateadas multipla- drenaje colateral desde una región drenada por una vena que puede
nares de corte grueso, Villablanca et al (2002a) informaron de una ser necesario sacrificar durante la cirugía pueden alterar el enfoque
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

sensibilidad para la detección de aneurismas pequeños (< 5 mm de de la resección de un aneurisma. Kaminogo et al (2002) utilizaron la
diámetro) del 98 al 100%, en comparación con el 95% para la ASD. ATC 3D para demostrar la anatomía venosa con precisión. Mostraron
La especificidad de la ATC y la ASD fue del 100%. El tiempo de la utilidad de esta información para seleccionar un procedimiento te­
análisis de las imágenes de ATC osciló entre 6 y 36 minutos (media, rapéutico (cirugía frente a embolización endovascular) y para plani­
16 minutos). El aneurisma más pequeño detectado fue de 1,9 x 1,6 x ficar el enfoque del tratamiento quirúrgico.
1,3 mm, y el 48% de los aneurismas fueron detectados en presencia En conclusión, en general (Tabla 36B. 1), las técnicas de ARM son
de hemorragia subaracnoidea. La sensibilidad de la ATC superó a la preferibles en situaciones de emergencia, cuando se necesita una rá­
de la ASD principalmente porque la proyección óptima necesaria pida caracterización de una enfermedad vascular cerebral debilitante,
para visualizar algunos aneurismas pudo ser mostrada en las imáge­ como un ictus agudo, y debe implementarse en escáneres disponibles
nes de ATC después del procesado, pero no fue o no pudo ser mostra­ día y noche en el servicio de urgencias del hospital.
da por la ASD 2D. Otras desventajas de la ASD que han observado El número de indicaciones para la detección no invasiva es proba­
los investigadores comprenden la superimposición de vasos normales ble que aumente a medida que las mejoras en la ARM (mayor dispo­
que ocultan un aneurisma pequeño, y la falta de una escala de imagen nibilidad de sistemas de imagen de alta intensidad de campo, tiempos
640 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

TABLA 36B. 1 Resumen de ARM y ATC: ventajas y desventajas

TECNICA DE IMAGEN VENTAJAS DESVENTAJAS


Angiografía por resonancia Sin radiación ionizante, ni dosis altas de contraste yodado; Pérdida de señal ¡ntravascular relacionada
magnética no es necesario el acceso venoso para ARM TDV (o VRM) con el flujo o señal heterogénea en la
ARM complementada por RM convencional para caracterización imagen TDV de estenosis vasculares
tisular o aneurismas
Mínima degradación de imagen con nuevos dispositivos Incertidumbre en la relación de los vasos
de tratamiento vascular: coils, clips y stents con la anatomía ósea y/o estructuras
Algoritmos posprocesamiento rápidos y estandarizados con «curva neumatizadas
de aprendizaje» corta para implementar proyecciones, contraste Tiempos de adquisición más largos que
tisular y reconocimiento de la anatomía vascular la ATC para una cobertura anatómica y
Evaluación de enfermedad aterosclerótica en la bifurcación carotídea resolución espacial similar (parámetros
y en el sifón carotídeo (lesión en tándem) en un solo estudio ARM optimizados usando 3T e imagen
Caracterización del robo subclavio paralela)
Lesiones de la arteria carótida interna extendidas hasta, u originadas Escasa disponibilidad de escáneres de RM
en, la base del cráneo, como disección y/o aneurisma en los escenarios de urgencias y necesidad
Mejor definición de la anatomía del hueso adyacente y localización de precaución en la vecindad de campos
del nivel de la bifurcación carotídea mediante la inclusión de puntos magnéticos intensos
de referencia, como la columna cervical y la mandíbula, Múltiples contraindicaciones en dispositivos
en el volumen de la imagen implantados eléctricos y electromagnéticos
(marcapasos) y materiales ferromagnéticos
Angiografía por tomografía Definición más clara del cuello del aneurisma, un factor importante Radiación ionizante; la ARM es apropiada
computarizada en el árbol de decisión de clipado frente a embolización (Jayaraman para exámenes de cribado de carótidas,
et al, 2004; Kouskouras et al, 2004; Villablanca et al, 2000, 2002b, polígono de Willis y médula
2005) Uso de agentes de contraste yodado con
Evidencia directa de calcificación mural en o cerca del cuello del sus riesgos asociados, incluida nefropatía
aneurisma que impediría el clipado por contraste
Cobertura intracraneal más completa en menos tiempo que la ARM Sufre artefactos óseos en la base del cráneo,
Mejor representación de la incorporación de la rama vascular al dificultando la búsqueda de aneurismas
aneurisma y mejor visualización del vaso padre para la posible de la carótida paraoftálmica, e incapacidad
implantación de un stent antes de la terapia oclusiva endovascular para mostrar el sifón carotídeo
Demostración más consistente de aneurismas de la comunicante adecuadamente como para descartar
anterior estenosis en tándem, que pueden impedir
Mejor definición de la localización intradural frente a extradural la cirugía
del aneurisma Artefactos de endurecimiento del haz
Mejor definición con contraste: vence las heterogeneidades producidos por clips aneurismáticos
relacionadas con el flujo que se ven en la ARM en aneurismas ARM puede obtenerse con RM ponderada
gigantes y fusiformes y lesiones falsamente estenóticas en difusión en el momento del ictus agudo
o hendiduras de flujo en estos sitios Los errores técnicos requieren
La ATC resuelta en tiempo sincronizada con ECG también puede reprogramación; la ARM no intensificada
revelar ampollas presumiblemente secundarias a adelgazamiento simplemente puede repetirse
de la pared en el sitio de rotura del aneurisma (Hayakawa et al,
2005; Ishida et al, 2005; Link et al, 1995)
Mejor delineación de calcificaciones carotídeas e irregularidades
de la placa (Randoux et al, 2001)
Fácil realización con TC no intensificada y perfusión TC dinámica
intensificada con contraste en el momento del ictus agudo
Arteria temporal superficial claramente representada en la mayoría
de exámenes ATC
La TC de 64 cortes ofrece ATC de alta resolución, resuelta
en tiempo, del nido de la MAV

Adaptada de: Bowen, B. C. 2007, «MR angiography versus CT angiography in the evaluation of neurovascular disease», Radiology, vol. 245, págs. 357-361.

más rápidos de aumento de gradiente y tecnologías mejoradas de tegorizar las lesiones de la forma más rápida y coste-efectiva para
phased-array y técnicas de muestreo de espacios k) y en la ATC (ma­ una determinada presentación clínica. Cuando se desarrollen estos
yor capacidad de almacenamiento de calor y barrido helicoidal con algoritmos, parece seguro que la ARM y la ATC desempeñarán pape­
matrices de detectores múltiples) permitan una mayor precisión y fia­ les importantes y complementarios, quedando reservados los estu­
bilidad de estos métodos. Lo que permanece sin elucidar son los al­ dios con catéter para la intervención y evaluación endovascular o in­
goritmos que se seguirán para diagnosticar una lesión vascular o ca- traoperatoria.
Capítulo 36B Radiología vascular por resonancia magnética y tomografía computarizada 641

rysms: identification of aneurysmal protuberance presumably associated with


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642 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

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C A P Í T U L O 36 N euroimagen

m Anatomía neuroangiográfica
FUNCIONAL
Johnny S. Sandhu y Ajay K. Wakhloo

Anatomía neurovascular funcional 643 Vías de drenaje venoso intracraneal 658


Ramas del cayado aórtico 643 Venas corticales cerebrales 658
Arterias carótidas comunes 644 Venas cerebrales profundas 659
Arteria carótida externa 644 Venas de la fosa posterior 660
Arteria carótida interna 645 Red de senos durales 660
Sistema vertebrobasilar 654 Granulaciones aracnoideas 661
Restos fetales característicos 658
Polígono de Willis 658

La neuroangiografía sigue siendo el patrón oro para el diagnóstico ra­ traindicaciones relativas la alergia a los medios de contraste yodados,
diológico de la mayoría de los trastornos vasculares cerebrales, incluso la hipotensión, la hipertensión grave, las coagulopatías, la insuficiencia
con la introducción de la imagen de resonancia magnética (RM), la renal y la insuficiencia cardíaca congestiva. Una anamnesis y una ex­
angiografía por resonancia magnética (ARM) y la angiografía por to­ ploración física concienzudas deben preceder a la angiografía, para
mografía computarizada (TC) tridimensional (3D). A pesar de los identificar contraindicaciones y administrar las medicaciones apropia­
grandes avances en la TC y la ARM, su sensibilidad es limitada para la das previamente a la angiografía, según la comorbilidad. Por ejemplo,
detección de las alteraciones vasculares. Aunque esas técnicas mejora­ los pacientes con diabetes mellitus deben suspender la metformina
rán indudablemente pronto, las indicaciones para la angiografía diag­ 24 horas antes de la angiografía para evitar el riesgo de acidosis láctica.
nóstica siguen siendo extensas en la actualidad (Citron et al, 2003). El fármaco no se debe administrar durante 48 horas después del proce­
Además, conforme otras modalidades radiológicas quizás sustituyan al dimiento, hasta que las pruebas de función renal vuelvan al nivel de la
papel diagnóstico de la neuroangiografía, están aumentando las aplica­ línea basal. Todas estas situaciones pueden corregirse con el uso de
ciones de las intervenciones neuroendovasculares. El llamado «mapa tratamiento médico apropiado. Se debe obtener el consentimiento in­
de carreteras», la angiografía por sustracción digital, los sistemas de formado, y los resultados de las pruebas de laboratorio se documenta­
panel plano de alta resolución, la adquisición y el análisis de los datos rán antes de realizar la angiografía (Wallace, 2000).
y la reconstrucción 3D (Culham, 1996) han sustituido a métodos pre­
vios para la adquisición de imágenes intensificadas con contraste. El
conocimiento de la anatomía neurovascular normal desde un punto de ANATOMÍA NEUROVASCULAR
vista angiográfico sigue siendo esencial para el diagnóstico de las alte­ FUNCIONAL
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

raciones neurovasculares, la clasificación de la patología vascular cere­


bral y el tratamiento de la enfermedad. El profundo conocimiento de la vascularización humana normal y de
La tasa de éxito comunicada de la neuroangiografía es del 98% las alteraciones habituales tiene una importancia fundamental para la
(Citron et al, 2003). Los riesgos potenciales de la angiografía y de práctica segura y efectiva de la angiografía y de los procedimientos
los procedimientos intervencionistas comprenden ictus menor y mayor neurointervencionistas.
(< 0,05%, dependiendo de la institución) por oclusión vascular y acon­
tecimientos embólicos, reacción al contraste, otras lesiones vasculares
(disección arterial, seudoaneurisma, perforación), insuficiencia renal y RAMAS DEL CAYADO AÓRTICO
hematoma inguinal. Los riesgos aumentan en los pacientes con ateros-
clerosis intensa, edad avanzada, enfermedad vascular previa, enferme­ En general, del cayado aórtico nacen tres vasos principales. La pri­
dades del colágeno, displasias y hemorragia subaracnoidea, y también mera rama es la arteria innominada o tronco braquiocefálico, que
guardan relación con la duración del procedimiento, la calidad y la después se divide en la arteria subclavia (ASC) derecha y la arteria
cantidad de los catéteres y la cantidad de contraste empleado. Son con­ carótida común (ACC) derecha. Entre las ramas principales de la

643
644 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

ASC derecha se incluyen la arteria vertebral (AV) derecha (vertebral cuerpo cervical (C4). La porción proximal de la arteria carótida inter­
dominante en el 25% de las personas), la mamaria interna derecha, el na (ACI) discurre posterior y lateral a la porción proximal de la arte­
tronco tirocervical y el tronco costocervical. Una ASC derecha abe­ ria carótida externa (ACE). El bulbo carotídeo es la porción proximal
rrante nace directamente del cayado aórtico en el 0,5-1,0% de todos relativamente dilatada de la ACI, y tiene importancia para la anoma­
los casos. Suele existir una ASC derecha irregular como último vaso lía del flujo, que probablemente contribuye al daño de las células
originado desde el cayado; se asocia habitualmente con una ACC de­ endoteliales y la subsiguiente formación de placas en las arterias ca­
recha, que nace directamente del cayado aórtico. rótidas. No existen ramas cervicales significativas de la ACI.
La segunda rama del cayado aórtico es la ACC izquierda. La va­
riante anatómica más frecuente es un origen común desde el cayado
aórtico con la AI (25%), lo que se denomina «origen bovino» de la
Arteria carótida externa
ACC izquierda, por su similitud con la anatomía bovina. La ACC iz­ La ACE, más pequeña en los humanos, origina, sin embargo, mu­
quierda se ramifica a partir de arteria innominada proximal. También chas ramas de la región craneofacial (Tabla 36C.1). Existe gran va­
puede faltar la ACC izquierda, en cuyo caso las arterias externa e in­ riabilidad en cuanto a las ramas de la ACE, los territorios vasculares
terna izquierdas nacen directamente del cayado. irrigados y el significado funcional de estas diferencias. La mayoría
La tercera rama, y habitualmente la última, es la ASC izquierda. de las veces, las ramas de la carótida externa son las siguientes, por
Las ramas principales de la ASC izquierda comprenden la AV iz­ orden de proximal a distal: tiroidea superior, faríngea ascendente,
quierda (dominante en el 50-60% de casos), el tronco tirocervical y lingual, facial, occipital, auricular posterior, temporal superficial y
el tronco costocervical. La AV izquierda se puede originar directa­ maxilar interna. En el caso de una ACC variante sin bifurcación,
mente desde el cayado (5%) (Fig. 36C.1). todas las ramas pueden proceder de la ACI. Se enumeran las anasto­
mosis clave de las carótidas externa e interna debido a su significa­
do para la embolización en los territorios de la ACE y el riesgo de
Arterias carótidas comunes ictus encefálico inadvertido relacionado con estas anastomosis «pe­
En los casos clásicos, la ACC derecha nace desde la AI; la ACC iz­ ligrosas» (v. Tabla 36C.1). La arteria maxilar interna tiene varias
quierda suele originarse desde el cayado aórtico. La ACC se divide en anastomosis con la ACI: rama infraorbitaria, arteria esfenopalatina,
las carótidas externa e interna, aproximadamente a nivel del cuarto arteria meníngea media (meningooftálmica, meníngea recurrente,

FIGURA 36C. 1 A, Angiograma


por sustracción digital del cayado
aórtico en proyección anteroposterior.
Nota: la arteria vertebral izquierda es
una variante que se origina directamente
desde el cayado aórtico. ACC: arteria
carótida común; AMI: arteria mamaria
interna; ASC: arteria subclavia;
AV: arteria vertebral.
Continúa

A
Capítulo 36C Anatomía neuroangiográfica funcional 645

Figura 36C.1 cont.


B, Proyección oblicua anterior izquierda
(OAI, 30°) del cayado aórtico. Nótese
el origen «bovino» de la arteria carótida
común.

rama cavernosa), arteria meníngea accesoria (rama cavernosa), ar­ lesiones vasculares más significativas irrigadas por la ACE compren­
teria del agujero redondo, temporal profunda anterior (rama orbita­ den malformaciones arteriovenosas (MAV) piales, MAV durales, te-
ria), arteria timpánica anterior y arteria vidiana. La arteria faríngea langiectasias capilares, angiomas venosos, hemangiomas, fístulas ca-
ascendente se anastomosa con la ACI petrosa a través de las arterias rótido-cavemosas, aneurismas raros y enfermedad aterosclerótica. De
faríngea superior (anastomosis mandibular) y timpánica inferior. La modo habitual, el área de Kiesselbach que suministra a la mucosa na­
arteria faríngea ascendente se anastomosa con el sifón carotídeo a sal es el origen de la epistaxis. El desgarro traumático de la ACE o
través de las arterias faríngea superior (rama carotídea), yugular de sus ramas también puede provocar una hemorragia incontrolable.
(rama clival lateral) e hipoglosa (rama clival medial). La faríngea
ascendente se anastomosa con la AV a través de la arteria hipoglosa
(arco arterial odontoideo), la espinal muscular y la espinal lateral.
Arteria carótida interna
La arteria occipital se une con la AV a través de las ramas anasto- La ACI nace desde la bifurcación de la ACC. Se distinguen cuatro
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móticas Cl y C2. La arteria cervical posterior se une con la AV a segmentos en su curso: las porciones cervical (extracraneal), poroso
través de las ramas anastomóticas C2, C3 y C4. La cervical ascen­ (extracraneal), cavernosa (intracraneal) y cerebral o supraclinoidea
dente se une con la AV a través de las ramas anastomóticas C3 y C4. (intracraneal) (de Oliveira et al, 1995). La ACI tiene un aspecto an-
Las anastomosis de la carótida externa a la AV también pueden pro­ giográfico característico, con las siguientes ramas visibles (de proxi­
ducirse a través de la arteria occipital, la arteria faríngea ascendente mal a distal): tronco meningohipofisario, tronco inferolateral (tronco
o la arteria auricular posterior (Grossman y Yousem, 2003). Las principal lateral), arteria oftálmica (AO), arteria hipofisaria supe­
arterias carótida externa y vertebral se pueden comunicar a través rior, arteria comunicante posterior (AComP), arteria coloidea anterior
de colaterales C4 y un tipo de arteria proatlas tipo II (v. «Restos (ACoA), arteria cerebral anterior (ACA) y arteria cerebral media (ACM),
fetales característicos»). que es la continuación de la ACI (Fig. 36C.2).
Los trastornos relacionados habitualmente con la ACE incluyen tu­ La porción cervical de la ACI incluye el bulbo carotídeo y se ex­
mores vasculares. Los meningiomas, los tumores glómicos y los angio­ tiende hasta la entrada en el agujero carotídeo del peñasco. Con ma­
fibromas nasofaríngeos juveniles son los tumores vasculares descu­ yor frecuencia, la ACI es inicialmente posterolateral a la ACE en la
biertos con mayor frecuencia entre los irrigados por la ACE. Las bifurcación; sin embargo, el segmento cervical ocupa después una
646 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

TABLA 36C. 1 Ramas de la arteria carótida externa, estructuras de la cabeza y el cuello irrigadas y anastomosis
(peligrosas)

RAMA (DE
PROXIMAL A DISTAL) TERRITORIO IRRIGADO VARIANTES ANATOMICAS NOTAS ANASTOMOSIS
1. Arteria tiroidea Tiroides superior/laringe Ramas separadas para Con la arteria tiroidea Inferior
superior laringe y tiroides,
directamente desde ACE
2. Arteria faríngea División anterior: pared Tronco común con la Puede Irrigar glomus Con las ramas de AV a través
ascendente faríngea posterolateral, arteria occipital, también yugular, glomus de la arcada odontoldea y
amígdala palatina la rama variante de la ACI timpánico, tumores las ramas neuromeníngeas
División media o del cuerpo carotídeo
neuromeníngea y división y angiofibromas
posterior: agujero yugular juveniles
y vasa nervorum de los NC
IX, X y XI
3. Arteria lingual Lengua, faringe, suelo de la Tronco común lingual-facial Gancho característico
boca, glándula submandibular,
parte de la mandíbula
4. Arteria facial Cara, paladar, faringe, mejilla, Rama angular con las ramas
labio orbitarias de la arteria
oftálmica (ACI-ACE)
5. Arteria occipital Cuero cabelludo posterior, Rama variante de la ACI La parálisis del nervio Numerosas con ramas AV
musculatura cervical superior, facial no es a través de ramas
meninges de la fosa posterior Infrecuente con el musculares distales
embolismo de ramas
del agujero
estllomastoideo
6. Arteria auricular Cuero cabelludo, oreja, Con ACI a través de la arteria
posterior conducto auditivo externo estilomastoidea,
anastomosis meníngeas
a la fosa posterior
7. Arteria temporal Cuero cabelludo lateral La facial transversa (rama Una de dos ramas Ramas anteriores con
superficial y anterior, oreja, mejilla, que Irriga las reglones terminales dlstales, las ramas de la arteria
músculos buccinadores, profundas de la cara que se diferencia de oftálmica; ramas posteriores
glándula parótida, masetero y la mejilla) puede nacer la arteria meníngea con Irrigación auricular
directamente desde la ACE media por el giro posterior y occipital
en horquilla a través
del arco cigomático
8. Arteria maxilar Las principales ramas Da lugar a las ramas Con ACI a través de las
interna maxilares Internas dlstales meníngea media ramas etmoldales con la
incluyen: arterias y meníngea arteria oftálmica, arteria
esfenopalatlna, palatina accesoria vidiana (con ACI petrosa),
descendente e Infraorbitaria. arteria del agujero redondo
Estos vasos irrigan (con tronco ¡nferolateral
estructuras faciales profundas y tronco principal lateral
(músculos de la masticación, en ACI cavernosa)
paladar, maxilar, senos,
dientes, parte de la nariz
y la órbita, Incluyendo las
membranas mucosas),
meninges

ACE: arteria carótida externa: ACI: arteria carótida interna; NC: nervios craneales.

posición medial a la ACE. Como ya se ha indicado, las ramas de una to horizontal. La porción distal del segmento horizontal discurre ha­
ACE anómala pueden nacer de la ACI. Además, los vasos embrio­ cia arriba y en dirección medial, y llena el agujero rasgado para con­
narios persistentes pueden originar anastomosis vertebrobasilares vertirse en intracraneal. Durante su recorrido a través del peñasco, la
(v. «Restos fetales característicos»). ACI da varias ramas timpánicas hacia el oído medio. En este punto es
La porción petrosa discurre dentro del canal carotídeo del peñasco donde la arteria vidiana, conocida también como arteria del canal
y termina donde la arteria entra en el seno cavernoso. La porción pterigoideo, se anastomosa con ramas de la ACE. Otra rama, la arte­
petrosa se angula hacia arriba, hacia su curva posterior, o rodilla, y ria caroticotimpánica, irriga tanto el oído medio como el interno. Se
forma el segmento ascendente o vertical. El segmento vertical discu­ debe destacar que una ACI petrosa aberrante puede discurrir en direc­
rre a lo largo del hueso timpánico. En la rodilla, la arteria se curva en ción posterolateral en vez de anteromedial. En algunos pacientes, se
dirección anteromedial hasta la punta del peñasco y forma el segmen­ puede presentar como una masa retrotimpánica pulsátil.
Capítulo 36C Anatomía neuroangiográfica funcional 647

FIGURA 36C.2 Angiografía


de rotación 3D de la arteria carótida
interna derecha. Los diferentes
segmentos están delimitados en
los planos frontal (A) y lateral (B).

Continúa

Lenticulo-
estriadas

ACM

ACM

Cerebral

Cavernoso >ACI

Petroso
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

La porción cavernosa o segmento cavernoso carotídeo comienza surco a lo largo de la superficie lateral del cuerpo del esfenoides,
en la salida de la ACI desde la punta del peñasco, discurre a través del cerca del polo frontal del ganglio trigémino, en un recorrido que pue­
seno cavernoso, que termina en el punto de salida de la base del crá­ de designarse como segmento ganglionar (es decir, el segmento C5
neo, y penetra en el espacio subaracnoideo cerca de la clinoides ante­ de la clasificación de Fischer) (Tabla 36C.2).
rior. Después de salir del canal carotídeo, la ACI se curva en sentidos La arteria avanza después en sentido anterior conforme asciende
anterior y medial para seguir la superficie lateral del esfenoides. Está hasta la base de la apófisis clinoides anterior, que desplaza a la ACI
separada del ganglio trigémino por el lado y por encima. La arteria un poco en sentido lateral. Este segmento se conoce como segmento
discurre verticalmente por encima del agujero rasgado, dentro de un C4 de la clasificación de Fischer, lateral a la fosa hipofisaria.
648 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36C.2 cont. Angiografía de rotación


3D de la arteria carótida interna derecha. Los diferentes
segmentos están delimitados en los planos
craneocaudal (C) y oblicuo anterior izquierdo (D).
ACA: arteria cerebral anterior; ACM: arteria cerebral
media; AO: arteria oftálmica.

ACM

Por debajo de la base de la apófisis clinoides anterior, la carótida mera rama de la porción intradural de la ACI, y sirve como demarca­
describe una curva aguda en sentido anterior. Este segmento se cono­ ción entre los segmentos cavernoso y cerebral de la ACI. La AO es
ce como rodilla de la carótida o segmento C3, que todavía forma intradural en el 90% de los pacientes, y nace del segmento cavernoso
parte de la porción intracavernosa de la arteria. de la ACI en el 10% restante. La AO irriga el globo ocular y la retina
La forma sinusoidal de la ACI y el comienzo del segmento intra­ a través de la arteria central de la retina. También irriga la órbita y su
craneal o supraclinoideo final constituyen el sifón carotídeo. La por­ contenido en conjunción con ramas de la ACE. Puede recibir colate­
ción C2-C4 fue denominada «sifón carotídeo» por Moniz, un término rales importantes desde las ramas orbitarias de las arterias facial y
generalmente aceptado. En el 90% de los pacientes, la AO es la pri­ maxilar interna. La oclusión proximal de la AO conlleva poco riesgo
Capítulo 36C Anatomía neuroangiográfica funcional 649

TABLA36C.2 Segmentos de la arteria carótida interna y ramas asociadas

SEGMENTO
DE FISCHER
(PROXIMAL
ASCENDENTE A SIGNOS
DISTAL DESDE PATOLÓGICOS RAMAS Y TERRITORIO
LA AORTA) NOMBRE LÍMITES HABITUALES VASCULAR ANASTOMOSIS
C5 Cavernosa entre el Abertura endocraneal Arteria
Segmento ápex del peñasco y del canal carotídeo meningohipofisaria
de Gasser la cara posteroinferior al comienzo de la (tronco posterior)
de la región selar primera (posterior) (cerca de C4 y C5)
rodilla de la ACI Hipofisaria inferior
(hipófisis)
Tentorial marginal o de
Bernasconi y Cassinari
(tentorio)
Rama dural clival
(seno cavernoso, pares
craneales III a VI)
C4 Intracavernosa Final de la porción Ingurgitación de Tronco inferolateral TIL con arteria maxilar
Segmento Segmento yuxtaselar ascendente y TIL en casos (el TIL [arteria principal interna
cavernoso comienzo del de neoplasia lateral] irriga los pares
segmento horizontal vascular o MAV craneales III, IV y VI, el
ganglio de Gasser
[V par] y la duramadre
del seno cavernoso
y el agujero redondo)
C3 Intracavernosa Curva de 90° Ramas capsulares
Rodilla carotídea posterior a curva (C3 distal) irrigan
de 90° anterior la hipófisis
C2 Porción cerebral Final de segmento Ramas capsulares
Segmento horizontal al final del (C2 proximal) irrigan
cisternal segmento cavernoso C1 la hipófisis

C1 Porción cerebral Hipofisaria superior,


Segmento perforante, oftálmica,
terminal: AComP, AcoA
supraclinoideo

ACI: arteria carótida interna; MAV: malformación arteriovenosa; TIL: tronco inferolateral.

para la visión gracias a estas colaterales de la ACE. La agudeza visual serva en un tercio de las disecciones anatómicas. Otra variante anató­
puede verse afectada en caso de embolización de la arteria central de mica es el origen fetal de la ACP, que se observa en el 20-25% de
la retina, a través de la AO o de las colaterales de la ACE con la AO. todos los casos.
La porción cerebral o supraclinoidea de la ACI comienza por en­ La ACoA se origina desde la ACI distal a la AComP. Hay dos
cima de la apófisis clinoides anterior, y termina en la bifurcación para segmentos. El segmento proximal o cisterna tiene un curso posterior
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

dar lugar a la ACA y la ACM. Incluye Cl y C2. La arteria penetra en en la cisterna crural subyacente al tracto óptico, y medial hasta el
la duramadre y la aracnoides a nivel de la AO, que suele ser de loca­ gancho del lóbulo temporal. Después, penetra en la fisura coroidea
lización intradural. La arteria carótida sigue después un curso poste­ del asta temporal del ventrículo lateral, donde existe una ligera angu-
rior, a lo largo del margen medial de la apófisis clinoides anterior y lación en su contorno, lo que se conoce como punto plexal. Distal a
debajo del nervio óptico, lo que se conoce como segmento cisternal la angulación, el segundo segmento se conoce como segmento distal
o C2. El segmento carotídeo terminal, o Cl, asciende y después se o plexal (intraventricular). Este segmento discurre por el plexo co-
divide en el polígono de Willis. roideo del asta temporal, y se curva en sentido posterolateral alrede­
La AComP es una vía colateral del polígono de Willis que conecta dor del tálamo. Irriga el plexo coroideo del ventrículo lateral y se
las circulaciones carótida interna y vertebrobasilar. Se origina entre anastomosa con la arteria coroidea posterolateral. Existen varias ra­
la porción supraclinoidea de la ACI y el segmento P1 de la arteria mas que también se anastomosan con ramas de la AComP, la ACP y
cerebral posterior (ACP) ipsolateral. La AComP suministra ramas la ACM. Las ramas perforantes irrigan las fibras retrolenticulares de la
perforantes para el tálamo, el hipotálamo y el quiasma óptico. Las cápsula interna, el tracto óptico, el globo pálido, el tálamo, el hipo-
posibles anomalías de la AComP comprenden hipoplasia, que se ob­ tálamo, el núcleo caudado, el núcleo rojo, ciertas partes del lóbulo
650 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

temporal, los ganglios basales, una porción del pedúnculo cerebeloso Arteria cerebral anterior
y la sustancia negra. La oclusión proximal de la parte cisternal de la
ACoA puede causar hemiplejía, hemiparesia, hemianopsia o cua- La ACA irriga los dos tercios anteriores de las porciones mediales de
drantanopsia homónima por trombosis de las perforantes diminutas los hemisferios cerebrales, y aproximadamente 1 cm de la superficie
con origen proximal al punto plexal. Además, los pacientes pueden superolateral de la convexidad encefálica. Su calibre es menor que
presentar hemianestesia, afasia, defectos de memoria o agrafía. Las el de la ACM, y proporciona varias ramas vitales, incluyendo las
embolizaciones realizadas en una región distal al punto plexal se con­ siguientes: orbitofrontal, frontopolar, callosomarginal, pericallosa,
sideran seguras, a menos que las anastomosis descritas anteriormente frontal anterior (interna), frontal media (interna), frontal posterior
estén inadvertidamente ocluidas. Puede producirse una trombosis re­ (interna), paracentral, superior parietal (interna), inferior parietal (in­
trógrada de la arteria coroidea anterior entera debido a una reducción terna) y esplenia (Fig. 36C.4).
del flujo después de una embolización distal. El segmento Al u horizontal es la primera rama de la ACA, tiene
Los segmentos cavernoso y cerebral (supraclinoideo) de la ACI un curso medial desde su origen y da lugar a las arterias lenticuloes-
pueden experimentar estenosis distal secundaria a la enfermedad ate- triadas mediales, que son ramas perforantes profundas encargadas de
rosclerótica. Otros trastornos no degenerativos que pueden causar irrigar la cabeza del núcleo caudado y el brazo anterior de la cápsula
estenosis arterial incluyen: espasmo, encapsulación tumoral, disec­ interna. La ACA se une después a la arteria comunicante anterior que
ción y vasculitis inducida por radiación. Las lesiones vasculares más es en realidad una parte del polígono de Willis, pero usualmente for­
importantes en esta zona son: aneurismas (Fig. 36C.3), fístulas caró- ma parte de un complejo con la ACA. Las ramas perforantes peque­
tido-cavemosas directas, fístulas durales, enfermedad moyamoya, ñas de la AComA pueden irrigar las estructuras siguientes: lámina
displasia fibromuscular (DFM) y MAV. Los tumores altamente vas- terminal e hipotálamo, comisura anterior, fórnix, membrana pelúci­
cularizados que se pueden presentar en este territorio comprenden da, circunvolución paraolfatoria, región subcallosa y parte anterior de
meningiomas, angiofibromas nasofaríngeos juveniles y adenomas la circunvolución cingulada.
hipofisarios. El segmento A2 es la ACA desde su conexión con la AComA
La ACI terminal se bifurca en ACM y ACA. De modo caracterís­ hasta la bifurcación en las arterias pericallosa y callosomarginal. Dis­
tico, laACP se origina desde la arteria basilar, pero en raras ocasiones curre en dirección cefálica por la cisterna de la lámina terminal, y
se bifurca desde la ACI; esta ramificación se sabe que es de origen cursa alrededor de la rodilla del cuerpo calloso. Una de las ramas
fetal (v. «Restos fetales característicos»). lenticuloestriadas que nacen habitualmente desde el segmento A2
proximal es la arteria recurrente de Heubner (50%), que también
se puede originar desde el segmento Al (44%) y rara vez desde la
AComA. Irriga el núcleo caudado, la porción rostral del putamen y el
brazo anterior de la cápsula interna. Los infartos en el territorio vas­
cular de la arteria recurrente de Heubner originan síndromes clínicos
caracterizados por hemiplejía contralateral de la cara y el brazo, afa­
sia motora transcortical o monoplejía crural.
Las arterias lenticuloestriadas mediales procedentes del seg­
mento Al irrigan los ganglios basales, el brazo anterior de la cápsula
interna, el hipotálamo, el quiasma óptico y el infundíbulo. Las ramas
perforantes de la AComA irrigan la rodilla del cuerpo calloso, la ca­
beza del núcleo caudado y los ganglios basales. Estas ramas perfo­
rantes pueden resultar lesionadas durante el abordaje frontal para
pinzamiento quirúrgico de aneurismas de la AComA. Los pacientes
con dicha lesión pueden experimentar defectos de la memoria a corto
plazo y alteraciones neuropsicológicas complejas.
Las dos ramas siguientes del segmento A2 son las arterias orbito­
frontal y frontopolar. El segmento A2 tiene un curso superior dentro
de la fisura interhemisférica, y termina con las arterias pericallosa y
callosomarginal. Las ramas A3 irrigan los dos tercios anteriores de
las superficies hemisféricas mediales, además de una pequeña área
que se extiende sobre las convexidades. Sin embargo, la variabilidad
es habitual y normal.
Las variantes anatómicas habituales comprenden Al hipoplásica o
ausente (5-18%). Según Yasargil y Smith, hasta el 50% de estos pa­
cientes desarrollan un aneurisma intracraneal Al contralateral. Tam­
bién se observa una Al duplicada en alrededor del 10% de los pacien­
FIGURA 36C.3 Angiografía de rotación 3D de la arteria carótida
tes. El término ACA ácigos se refiere a un vaso solitario, sin pareja, que
interna con diferentes ajustes de ventana que muestra el árboi vascular
nace desde la confluencia de los segmentos Al de las ACA izquierda y
superpuesto en el cráneo. Obsérvese la relación entre la apófisis clinoídea
derecha. Sin embargo, las ACA ácigos verdaderas son infrecuentes,
anterior (flecha recta) y el aneurisma supraclinoideo (flecha curva)]
y se asocian con holoprosencefalia lobular y aneurismas saculares. La
la muesca debajo del aneurisma corresponde al pliegue dural,
ACA bihemisférica envía un número variable de ramas hacia el lado
que cubre la apófisis clinoídea, la arteria carótida interna
contralateral (existen un vaso izquierdo y otro derecho separados, pero
y el nervio óptico (flecha curva).
uno de ellos es dominante y emite ramas para ambos lados). Entre las
Capítulo 36C Anatomía neuroangiográfica funcional 651

FIGURA 36C.4 A, Vista anterior


de la circulación anterior después de
la inyección de contraste en la arteria
carótida interna izquierda.

Continúa
Ramas corticales

Ápex de la fisura de Silvio

Callosomarginal

ACA (segmento A2) Lenticuloestriadas

Orbitofrontal ACM (segmento M2)

ACA (segmento A1)

ACM (segmento M1)

demás variantes de la ACA, se incluyen el origen infraóptico, la ACA Existe una gran variabilidad dentro de la ramificación de la ACM,
duplicada y la fusión de aneurismas asociados. que irriga estructuras en los lóbulos frontal, parietal, temporal y occi­
Los síntomas neurológicos relacionados con el territorio de la pital lateral. La ACM representa la localización más frecuente del
ACA comprenden una afectación ligera de la sensibilidad superficial ictus embólico, puesto que transporta casi los dos tercios del flujo
y un trastorno intenso de la sensibilidad profunda en el miembro in­ sanguíneo desde la ACI, y desde el punto de vista morfológico repre­
ferior contralateral. Si se afecta el hemisferio dominante, se produce senta una continuación de la ACT. Sus ramas irrigan la mayor parte de
afasia por infarto de las áreas del habla suplementarias, aunque suele la superficie lateral del hemisferio, la ínsula y las caras anterior y la­
ser transitoria. Puede existir pérdida de control de los esfínteres vesi­ teral del lóbulo temporal. La variabilidad de la ACM, la bifurcación
cal y rectal. Los fenómenos psicomotores comprenden postura cata- y sus ramas son menos frecuentes en comparación con las de otras
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

tónica, hipocinesia y pérdida de memoria. arterias cerebrales.


Por último, los temas que se deben considerar para el abordaje La ACM se ha descrito clásicamente de dos maneras principales:
endovascular de la ACA comprenden el reconocimiento de una Al el método de la ramificación funcional y el método segmentario. El
hipoplásica, el origen en horquilla de la Al, el acceso a través de la método segmentario divide la ACM en cuatro segmentos mayores de
circulación posterior, y las variaciones de la A2 distal a través de va­ acuerdo con marcas encefálicas (Chyatte y Porterfield, 2001). Los
riaciones de la AComA. segmentos principales de la ACM empiezan con el segmento MI (ho­
rizontal), que recorre desde su origen en la bifurcación de la ACI
hasta el principal punto de bifurcación de la ACM (del origen al li­
Arteria cerebral media
men de la ínsula). El segmento M2, o insular, se extiende desde la
La ACM es la otra rama de la ACI. Tiene un diámetro más grande y terminación de MI y discurre profundamente por la fisura silviana y
se divide en varios segmentos importantes. La Tabla 36C.3 detalla su a lo largo de la ínsula. M2 termina cuando los vasos salen de la fisura
curso complejo y los grandes territorios profundos y corticales a los silviana. El segmento M3 u opercular empieza cuando los vasos
que suministra sangre. emergen de la fisura silviana y termina en el origen de las ramas
652 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

Figura 36C.4 cont. vistas


laterales (B y C) de la circulación anterior
tras la inyección de contraste en
la arteria carótida interna izquierda.
Para mayor claridad, las ramas de
la arteria cerebral media (ACM)
Pariefal anterior y de la arteria cerebral anterior (ACA)
se indican por separado en B y C.

Parietal posterior

Prerrolándica
' Angular

Frontal orbitaria

ACP fetal

Temporooccipital

Paracentral

Frontal . Frontal interna


interna Parietal interna superior
posterior
media

J Parietal interna inferior


Pericallosa

Frontal
interna
anterior

Frontopolar

Orbitofrontal

Oftálmica
Capítulo 36C Anatomía neuroangiográfica funcional 653

TABLA 36C.3 Ramas de la arteria cerebral media y su curso anatómico

SEGMENTO CURSO RAMAS TERRITORIO VASCULAR


M1 Se extiende lateral y horizontalmente desde Lenticuloestriadas laterales Núcleo Ientiforme, cápsula
Segmento horizontal su origen en la ACI hasta el punto Arteria temporopolar Interna y núcleo caudado
o esfenoideo de ramificación principal de la ACM Arteria frontobasal
Arteria temporal anterior
M2 En su rodilla, M2 gira sobre la ínsula y pasa
Segmento lateralmente para salir de la fisura silvlana
silvianoinsular
M3 La ACM se ramifica cuando emerge de la Ramas del segmento opercular,
Segmento opercular fisura silviana a la superficie hemisférica arteria operculofrontal
M4 Ramas corticales terminales Arterias del surco central Superior; porciones de los
Segmento terminal Arteria parietal anterior lóbulos frontal y parietal
con divisiones superior Arteria parietal posterior Inferior; porciones del lóbulo
e Inferior Arteria angular temporal
Arteria temporal media
Arteria temporal posterior

ACI: arteria carótida interna; ACM: arteria cerebral media.

terminales de la ACM. El segmento M4 o terminal incluye dos gru­ región parietal. Las distorsiones o desplazamientos del triángulo de
pos de arterias: las ramas superiores, que irrigan porciones de los ló­ Silvio se pueden deber al efecto masa de las lesiones intracraneales.
bulos frontal y parietal, y el grupo inferior, que irriga porciones del Las ramas corticales anteriores de la porción M2 siguen un orden
lóbulo temporal. El enfoque de bifurcación funcional para describir común: arterias orbitofrontal lateral, operculofrontal (rama frontal
la anatomía de la ACM sólo se refiere a la ACM en relación con sus ascendente o «en candelabro») y del surco central. Las arterias del
ramas principales. El tronco principal da lugar a las arterias lenticu­ surco central suelen denominarse ramas precentrales o prerrolándi-
loestriadas laterales. La ACM se bifurca después clásicamente en una cas y centrales o rolándicas. Irrigan las bandas corticales motoras y
división superior y una inferior. La división superior irriga el córtex sensoriales. Las ramas corticales M2 posteriores comprenden las ar­
frontal y orbitofrontal; la división inferior irriga las regiones anterior, terias parietales anterior y posterior, angular y temporal posterior.
media y polar del lóbulo temporal (Jinkins, 2000). Las ramas corticales M2 irrigan los centros cerebrales del habla, la
El segmento MI es el de mayor diámetro, y da lugar a las arterias comprensión y la capacidad de cálculo (en el hemisferio dominante).
lenticuloestriadas laterales que irrigan los ganglios basales y el brazo También irrigan las áreas encargadas de la función motora y sensorial
anterior de la cápsula interna. El segmento M1 se extiende lateral y del otro lado de la cara, el cuello, las extremidades superiores, el tó­
horizontalmente de 1 a 2 cm desde su origen en la ACI terminal hasta rax y el abdomen. Muchos ictus y crisis isquémicas transitorias se
la fisura silviana o cerebral lateral. Las arterias lenticuloestriadas la­ presentan con un síndrome de la ACM, cuyos síntomas reflejan dis­
terales penetran la superficie inferior del lóbulo frontal para irrigar función en este territorio vascular.
los ganglios basales, el núcleo caudado y la cápsula interna. El seg­ El segmento M3 se conoce también como el segmento opercular.
mento M1 también puede proporcionar ramas temporales anteriores Incluye la porción del vaso que emerge de la fisura silviana a la su­
que, a veces, se originan del segmento M2 proximal. Las ramas tem­ perficie hemisférica. Las ramas operculofrontales de la ACM se ori­
porales anteriores irrigan el córtex de la punta temporal. La ACM se ginan del segmento M3 y forman un asa alrededor de la ínsula dentro
divide en dos o tres ramas al final del segmento MI. En su porción de la fisura silviana.
distal, el segmento MI se curva posterosuperiormente al córtex insu­ El segmento M4 o terminal tiene una división superior e inferior.
lar (isla de Reil), donde se bifurca en la rama anterior mayor y la Irriga los lóbulos frontal y parietal. La división superior incluye las
cortical posterior. arterias orbitofrontal, prefrontal, precentral, poscentral, parietal ante­
El segmento M2 tiene ramas que cursan sobre la corteza insular y rior y posterior y angular. La división inferior irriga el lóbulo tempo­
el opérculo frontoparietal. Sigue un curso sinusoidal complejo y pro­ ral y parte del lóbulo occipital. Sus ramas incluyen las arterias tem­
gresa en sentido posterosuperior hasta los márgenes superiores de la poropolar, temporal anterior, temporal media, temporal posterior
corteza insular. Después, avanza en sentido inferolateral sobre las su­ y temporooccipital.
perficies interna e inferior del opérculo frontoparietal. Estas múlti­ Los aneurismas de la ACM representan alrededor del 20-25% de
ples ramas emergen desde la fisura de Silvio y cursan sobre la corteza todos los aneurismas, y en los casos clásicos se localizan en la bifur­
frontoparietal. cación M1-M2. En general, los aneurismas micóticos se hallan situa­
El punto de Silvio está formado por una rama de la arteria angular, dos en el territorio distal de la ACM, o en la rama M4. Con frecuencia
y es el asa arterial M2 más superior en las imágenes angiográficas se encuentran otras alteraciones dentro del territorio de la ACM, entre
anterosuperiores. Se encuentra en el margen superior de la ínsula. El ellas MAV, aterosclerosis, vasculitis, arteritis y efecto masa sobre la
triángulo de Silvio se puede apreciar en las imágenes angiográficas ACM con desplazamiento del triángulo y el punto de Silvio.
laterales, y se distingue por la gama compleja de ramas corticales de Los aspectos endovasculares específicos para la ACM incluyen
la ACM, que se extienden sobre las cortezas insular y opercular. Su introducción del catéter y los dispositivos más allá del triángulo de
base se halla en la región frontoselar, y su ápex se encuentra en la Silvio, donde la ACM describe un asa sobre la superficie de la ínsula,
654 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

la entrada en vasos de MAV, y la posible afectación de áreas encefá­ imágenes angiográficas como una disminución del calibre del vaso
licas elocuentes en el hemisferio dominante. en el punto donde penetra la membrana del agujero magno y la dura­
madre, al nivel donde suele estar localizado el origen de la arteria
meníngea posterior. La AV intradural cursa en dirección superior
Sistema vertebrobasilar y alrededor de la cara lateral del bulbo raquídeo.
Las arterias vertebrales se originan desde las arterias subclavias junto La arteria vertebral da lugar a las arterias meníngea posterior (hoz
a los orígenes de las mamarias internas proximales a los troncos tiro- del cerebelo), espinal anterior (médula espinal anterior cervical), es­
cervical y costocervical. En el 5% de los pacientes, la AV nace direc­ pinal posterior (infrecuente, y puede nacer de la arteria cerebelosa
tamente del cayado aórtico, usualmente en el lado izquierdo. Ade­ inferior posterior [ACIP]) y ACIP, que discurre alrededor del bulbo
más, los troncos tirocervical y costocervical pueden anastomosarse raquídeo y sobre la amígdala e irriga la porción inferior del vermis, el
con la porción extracraneal de la AV, que puede suministrar ramas plexo coroideo del cuarto ventrículo y la superficie inferior del cere­
para las arterias espinales anteriores y posterolaterales. Una de las belo (Figs. 36C.5 y 36C.6).
dos arterias vertebrales, también usualmente la izquierda, puede ser En el 1% de los angiogramas la AV, generalmente hipoplásica,
dominante en cuanto a tamaño. La AV asciende a través del agujero termina en la ACIP. La porción proximal de la ACIP cursa en direc­
transversal del cuerpo vertebral de C6, y cursa en dirección superior ción inferior, y después describe un asa para dirigirse hacia arriba. La
a través de los agujeros transversos de C5-C1. Después avanza en parte inferior se conoce también como asa caudal, y la porción supe­
sentido posterior alrededor de la articulación atlantooccipital, y as­ rior se denomina asa craneal. Las asas contienen los segmentos bul-
ciende a través del agujero magno. Esta zona se puede apreciar en las bares anterior, lateral y posterior de la ACIP proximal.

Figura 36C.5
A, Vista anteroposterior de la circulación
posterior; se ha inyectado contraste
en la arteria vertebral izquierda.
ACIA: arteria cerebelosa inferior anterior;
ACIP: arteria cerebelosa inferior posterior;
ACM: arteria cerebral media; AComP:
arteria comunicante posterior; ACP:
arteria cerebral posterior; ASC: arteria
cerebelosa superior; AV: arteria vertebral.

ACP Continúa

Ramas
temporales
Capítulo 36C Anatomía neuroangiográfica funcional 655

Figura 36C.5 cont.


B, Proyección lateral de la circulación
posterior.

Arteria coroidea Arteria occipital medial


lateral posterior

Arteria coroidea
Talamoperforantes medial posterior
posteriores
Arteria esplenia

Arteria
parietooccipital

Arteria
occipitotemporal Arter¡a ca|.

carina

Basilar

Arteria meníngea
ACIP posterior

El ápex del asa craneal de la ACIP se conoce como punto coroi- condiciones normales, puede existir un grado variable de hipoplasia
deo\ define el suelo del cuarto ventrículo en las imágenes angiográfi- distal al origen de la ACIP Cerca de la unión pontobulbar las dos ar­
cas laterales. Proporciona las ramas coroideas del cuarto ventrículo. terias vertebrales se unen para formar la arteria basilar. Este vaso
Después del punto coroideo, el segmento supraamigdalar de la ACIP tiene un curso anterosuperior sobre la protuberancia ventral. Las ar­
da lugar a las ramas amigdalohemisférica y vermiana inferior. La ar­ terias vertebrales y la basilar pueden estar fenestradas debido a la
teria vermiana inferior se anastomosa en la porción distal con la rama falta de fusión completa durante la embriogénesis, en cuyo caso an-
vermiana superior de la arteria cerebelosa superior, y proporciona giográficamente hay dos canales paralelos a lo largo de distancias
una vía colateral importante para la fosa posterior. cortas. Muchas arterias perforantes pontinas pequeñas nacen desde la
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

La oclusión de la ACIP conduce a una gama de consecuencias, arteria basilar e irrigan las estructuras siguientes: tractos piramidales,
desde la ausencia de síntomas hasta el infarto cerebeloso o troncoen- lemniscos mediales, núcleos rojos, centros respiratorios y todos los
cefálico con defectos neurológicos graves, o incluso mortales. El in­ núcleos de los pares craneales VI, VII y XII.
farto del segmento bulbar lateral posterior al núcleo olivar inferior o Las primeras ramas importantes de la arteria basilar, distales a la
la oclusión de las perforantes bulbares laterales en la unión arteria unión de las vertebrales, son la pareja de arterias cerebelosas inferio­
vertebral/ACIP conduce al clásico síndrome bulbar lateral (de Wallen­ res anteriores (ACIA), que cursan alrededor de la protuberancia, ha­
berg), con nistagmo, ataxia ipsolateral, asinergia, vómitos, disartria, cia el ángulo cerebelopontino y el conducto auditivo interno, para
disfonía, hipo, afectación contralateral de la sensibilidad dolorosa y irrigar los hemisferios cerebelosos anteriores, y los pares craneales
térmica, parestesias ipsolaterales de la cara, pérdida del gusto, sín­ VII y VIII. La ACIA irriga estructuras pontinas laterales y da lugar a
drome de Horner ipsolateral, ronquera y disfagia. la arteria laberíntica, que nace directamente de la arteria basilar en el
Las arterias espinales anteriores se originan desde la AV distal al 15% de casos. En ocasiones, la ACIP y la ACIA se originan desde la
origen de la ACIP, y tienen un curso inferomedial en el 50% de casos, basilar sin un tronco común. La arteria laberíntica avanza a lo largo
para unirse a las del otro lado a lo largo de la médula anterior. En del VIII par craneal a través del conducto auditivo interno e irriga el
656 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

FIGURA 36C.6 Angiografía de rotación 3D de la arteria vertebral izquierda. Los diferentes segmentos están delimitados en los planos frontal (A),
lateral (B), craneocaudal (C) y oblicuo anterior izquierdo (D).

oído interno. También son ramas arteriales basilares importantes las la cisterna perimesencefálica debajo de los nervios motor ocular co­
pequeñas perforantes protuberanciales que irrigan el tronco del encé­ mún y patético, y por encima del nervio trigémino, para irrigar la
falo. Las últimas ramas infratentoriales de la basilar son la pareja de superficie superolateral del hemisferio cerebeloso. En la porción
arterias cerebelosas superiores. La arteria cerebelosa superior cursa proximal irriga las estructuras pontinas laterales y los tractos simpá­
alrededor del tronco del encéfalo en el surco pontomesencefálico, por ticos y espinotalámicos. En la porción distal se ramifica en la arteria
Capítulo 36C Anatomía neuroangiográfica funcional 657

TABLA 36C.4 Ramas de la arteria cerebral posterior

VASO TERRITORIO IRRIGADO ANASTOMOSIS


P1 Las ramas arteriales mesencefálicas irrigan los núcleos
Segmento peduncular del III y IV pares craneales
Las perforantes talámicas posteriores irrigan el tálamo
y los cuerpos geniculados
P2
Segmento ambiens
Arterias perforantes Tálamo, cuerpos geniculados laterales
talamogeniculadas
Arterias coroideas posteriores Lámina cuadrigémina, plexo coroideo del tercer ventrículo Colateraliza con la arteria coroldea anterior
mediales
Arterias coroideas posteriores Plexo coroideo del asta temporal, trígono y cuerpo Colateraliza con la arteria coroldea anterior
laterales de los ventrículos laterales Termina en ramas corticales

P3
Segmento cuadrigémino
Arteria hipocámpica Uncus, giro hipocámpico y giro dentado
Arterias temporales anterior, media Debajo de la superficie del lóbulo temporal La arteria temporal posterior suministra
y posterior colaterales a la fisura calcarina
Arteria parietooccipital Uncus, precuneus, circunvolución occipital lateral
Arteria calcarina Córtex visual
Arteria periesplénica o pericallosa Parte posterior del cuerpo calloso Colateral con arteria pericallosa ipsolateral
posterior distal

vermiana superior y las ramas hemisféricas cerebelosas, que irrigan silar hasta la AComP, y cursa por encima del III par craneal. Las ar­
partes de los pedúnculos cerebelosos, el núcleo dentado y las porcio­ terias perforantes talámicas nacen de la AComP y el segmento Pl, e
nes superolaterales de los hemisferios cerebelosos. Puede haber du­ irrigan el diencéfalo y el mesencéfalo. El segmento P2 o ambiens
plicación de una o ambas arterias cerebelosas superiores. discurre por la cisterna ambiens, desde la AComP hasta la cara poste­
En general, el tronco basilar distal se bifurca para formar las ACP rior del mesencéfalo. Sus ramas son las ACoP mediales (P2 proxima­
izquierda y derecha al nivel de la unión pontomesencefálica, superior les) e irrigan los colículos, el tálamo posterior, la glándula pineal y
al nervio motor ocular común y el tentorio. El tentorio separa la ACP parte del mesencéfalo. La rama lateral de la arteria coroidea posterior
proximal de la arteria cerebelosa superior en las imágenes angiográ- avanza por el plexo coroideo del ventrículo lateral y se anastomosa
ficas anteroposteriores y laterales. La ACP proximal se divide en los con la ACoA. Existe algún grado de variabilidad en la irrigación.
segmentos PI y P2. Estos segmentos pueden distinguirse con fre­ El segmento P3 (cuadrigémino) discurre dentro de la cisterna cua­
cuencia durante la angiografía cuando el flujo no opacificado llena la drigémina detrás del tronco del encéfalo. Sus ramas son las arterias
zona de transición desde la AComP ipsolateral. La ACP nace directa­ temporales inferiores, que irrigan la superficie inferior del lóbulo
mente de la ACI ipsolateral aproximadamente en el 20% de los pa­ temporal. La arteria parietooccipital cursa por la fisura parietooccipi­
cientes, lo que se conoce también como origen fetal de la ACP. En tal e irriga la mayor parte del tercio posterior de la superficie medial
estos casos, suele existir una marcada hipoplasia o ausencia completa del encéfalo, así como una pequeña zona de la superficie lateral. La
del segmento P1. La ausencia unilateral o bilateral de la ACP en la arteria calcarina discurre por la fisura calcarina e irriga la corteza vi­
angiografía se puede deber a oclusión de la ACP o a un origen fetal sual y el polo occipital. La arteria esplenia es la comunicación
de esta arteria. El segmento P2 proporciona muchas ramas que irri­ (anastomosis) de la pericallosa posterior con la pericallosa proceden­
gan diversas estructuras (Tabla 36C.4). te de la ACA, cursa junto al cuerpo calloso en el esplenio, e irriga la
porción posterior de este cuerpo.
Las lesiones vasculares más importantes incluyen alteraciones
Arteria cerebral posterior ateroscleróticas, casos infrecuentes de displasia fibromuscular, aneu­
La ACP avanza en sentido posterior alrededor del tronco del encéfa­ rismas traumáticos o disecantes, enfermedad moyamoya, MAV y
lo, en la cisterna ambiens (cisterna de la vena cerebral magna), y malformaciones de la vena de Galeno en la población pediátrica.
después cursa en dirección medial por la cisterna de la lámina cuadri­ Los efectos masa importantes y la encapsulación de ramas de la
gémina. Las ramas corticales calcarinas distales de las ACP conver­ ACP se pueden deber a desplazamientos por masas troncoencefáli­
gen hacia la línea media en la proyección de Towne (angulación cau­ cas, masas temporales posteriores, hernia transtentorial caudal, me­
dal del angiograma vertebral), y están separadas por la hoz del ningiomas tentoriales, masas talámicas, masas supraselares y masas
cerebro. de la fosa posterior.
La ACP emite ramas que nutren el diencéfalo, el mesencéfalo, el La oclusión de las perforantes talámicas (P2) causa hemiplejía con­
tercio posterior de la superficie hemisférica medial y el lóbulo occi­ tralateral, ataxia cerebelosa y temblor rubral, junto con paresia del ner­
pital. El segmento PI o peduncular es la primera parte de la ACP. Se vio motor ocular común ipsolateral (síndrome de Nothnagel). La afec­
caracteriza como un segmento corto desde la parte superior de la ba­ tación del subtálamo puede producir hemibalismo contralateral.
658 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

La oclusión de las arterias talamogeniculadas (P2) conduce al síndro­ El polígono de Willis está compuesto por los vasos siguientes
me talámico (Déjerine-Roussy: pérdida de sensibilidad superficial y, (desde la parte posterior a la anterior): bifurcación o porción poste­
sobre todo, de sensibilidad profunda, con dolor hiperpático refracta­ rior de la arteria basilar, pareja de segmentos P1 proximales de las
rio en el lado afectado e hipersensibilidad extrema al tacto suave y a ACP proximales a la unión con la AComP, pareja de AComP, pareja
la temperatura). Puede existir hemiparesia contralateral transitoria o de porciones distales o terminales de la ACI, pareja de segmentos
movimiento distónico, con posible hemianopsia homónima. También proximales Al de las ACA, y AComA. Sólo en el 25% de los pacien­
es posible la distorsión del gusto. tes se encuentra un polígono de Willis completo, y el 75% de las
El sistema vertebrobasilar se caracteriza por un curso altamente personas presentan segmentos hipoplásicos o ausentes. Las variantes
variable de la arteria basilar. Aproximadamente el 10% de los aneu­ comprenden origen fetal de la ACP, segmentos Al hipoplásicos
rismas se producen en esta región. Entre las restantes alteraciones o ausentes de la ACA y AComP hipoplásicas.
posibles se incluyen dilatación fusiforme (también conocida como Las ramas de los segmentos P1 y las AComP irrigan estructuras
dolicoectasia vertebrobasilar: arteria distorsionada, alargada y dila­ vitales, entre las que se incluyen el tálamo, el sistema límbico, el
tada que comprime estructuras neurales), enfermedad ateroscleróti- sistema activador reticular, los pedúnculos cerebrales, el brazo poste­
ca, trombosis con infarto troncoencefálico subsiguiente, disecciones rior de la cápsula interna y el núcleo del nervio motor ocular común.
de origen traumático, displasia fibromuscular, MAV y lesiones me- Entre las restantes anomalías vasculares que se observan en el
tastásicas. Los problemas endovasculares incluyen tortuosidad del polígono de Willis se incluyen aterosclerosis, enfermedad moyamoya
sistema vertebrobasilar, ramas perforantes, irrigación de áreas ence­ y MAV. También se observan con frecuencia envainamiento tumoral y
fálicas elocuentes, riesgo de perforación con hemorragia consiguien­ desplazamiento del polígono de Willis. Se deben tener en cuenta mu­
te, acontecimientos embóbeos, vasos interpuestos y flexibilidad de chos aspectos para el tratamiento endovascular de las lesiones del
los materiales usados. polígono de Willis, entre ellos los siguientes: obtención del acceso a
la lesión, evitar las perforantes, reconocimiento del suministro san­
guíneo colateral, uso de compresión transversal o de la oclusión de
RESTOS FETALES CARACTERÍSTICOS prueba con balón, protección de las áreas encefálicas sensibles y elo­
cuentes, y reconocimiento de variantes anatómicas.
Los restos fetales característicos incluyen los vasos siguientes: ACP
fetal y arterias trigémina, hipoglosa, ótica, proatlantal I y proantlan-
tal II. Además, puede existir una arteria estapedial persistente, como VÍAS DE DRENAJE VENOSO
una anomalía vascular intratimpánica, que habitualmente termina INTRACRANEAL
como una conexión con la arteria meníngea media. Se encuentra una
ACP fetal en casi el 15% de los pacientes. Se origina desde la ACI, El sistema venoso cerebral es altamente variable, con frecuentes ano­
pero disminuye de tamaño durante el desarrollo para convertirse en malías. Se compone de senos durales, venas corticales superficiales y
AComP, que conecta la ACI con la arteria basilar. Se observa una ar­ venas cerebrales profundas. Es importante reconocer las posibles
teria trigémina persistente en menos del 1% de los angiogramas, y vías de drenaje colateral. La trombosis de las venas y los senos cere­
este vaso conecta la ACI petrosa con el tercio distal de la arteria basi­ brales se puede deber, entre otras causas, a deshidratación, enferme­
lar. Dicho vaso embrionario representa la anastomosis más habitual dad infecciosa, estados de hipercoagulabilidad y traumatismo. El
de la carótida con el sistema vertebral, caudal al polígono de Willis. sistema venoso del encéfalo puede separarse en un sistema supraten­
La arteria hipoglosa primitiva persistente conecta la ACI cervical con torial y otro infratentorial. Después, se puede distinguir entre el dre­
la arteria basilar, después de atravesar el canal hipogloso. La AV ip­ naje profundo y el superficial: drenaje supratentorial, infratentorial y
solateral suele ser hipoplásica. La presencia de una arteria ótica per­ profundo (que incluye las venas transbulbares), drenaje cortical y dre­
sistente es infrecuente. Conecta la ACIA con la ACI intrapetrosa. naje dural (Fig. 36C.7).
Pueden existir arterias proatlantales intersegmentarias, que conectan
la ACI cervical (proatlantal I) o la ACE (proatlantal II) con la AV
distal antes de su paso a través del agujero magno. La AV ipsolateral
Venas corticales cerebrales
suele ser hipoplásica en estos casos. Las venas corticales cerebrales son muy variables y cursan por sendas
superficiales, a lo largo de los surcos corticales, para drenar la corteza
cerebral y la sustancia blanca por medio de las venas transbulbares. Las
POLÍGONO DE WILLIS múltiples venas corticales drenan hacia arriba en el seno sagital superior.
La vena cerebral media superficial se encuentra dentro de la fisura de
El polígono de Willis conecta las circulaciones anterior y posterior. Silvio, y recibe sangre desde las regiones corticales operculares adyacen­
Tiene una función fisiológica significativa al suministrar flujo san­ tes. En general, tiene un curso anteromedial, alrededor de la punta tem­
guíneo colateral para las estructuras encefálicas vitales. Está situado poral, para vaciar en el seno esfenoparietal o en el cavernoso. Puede tener
en la base del encéfalo, rodeado por el quiasma óptico y el tallo hipo- comunicaciones anastomóticas con el sistema venoso cerebral profundo,
fisario. Sin embargo, existen un gran número de bifurcaciones, múl­ el plexo venoso pterigoideo extracraneal y las venas faciales.
tiples puntos de choque del flujo, patrones de flujo complejos y fuer­ La porción posterior de la vena cerebral media superficial comu­
zas de arrastre parietales aumentadas dentro de esta región pequeña. nica con las venas de Trolard (en dirección superior, que drena hacia
La alta incidencia de aneurismas cerebrales dentro del polígono de el seno sagital superior) y las de Labbé (en dirección inferoposterior,
Willis sugiere una fuerte relación con estos factores hemodinámicos que drenan hacia el seno transverso ipsolateral). Ambas venas cruzan
(Wakhloo et al, 2003). La mayoría de los aneurismas intracraneales el espacio subdural y entran en los senos durales. La oclusión de ve­
se producen dentro del polígono de Willis, el 30% en la AComA y el nas corticales durante procedimientos quirúrgicos o endovasculares
20-30% en la AComP. puede conducir a infarto venoso cerebral.
Capítulo 36C Anatomía neuroangiográfica funcional 659

Figura 36C.7
Angiograma en fase venosa tardía
Venas corticales de la arteria carótida interna en
superiores los planos frontal (A) y lateral (B).
Seno sagital
superior

Vena de Labbé
Tórcula

Seno transverso

Seno sigmoide

Bulbo yugular

Seno sagital
superior

Seno sagital
inferior
Vena anterior Venas corticales
del caudado superiores

Vena
Vena septal talamoestriada

Vena cerebral
interna Vena de Galeno

Vena de Rosenthal Seno recto

Vena de Labbé

Vena oftálmica
superior Tórcula

Seno cavernoso Vena petrosa


superior
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Seno sigmoide
Bulbo yugular

discurre en sentido posterior, cerca de la línea media, a lo largo del


Venas cerebrales profundas
septo pelúcido. Están encargadas del drenaje de la sustancia blanca
Por encima del tentorio, las venas cerebrales profundas reciben el profunda de las porciones anteriores de los lóbulos frontales. La pa­
suministro de sangre desde la sustancia blanca, los ganglios basales y reja de venas talamoestriadas siguen un curso subependimario, ante­
el tálamo a través de venas transbulbares. La pareja de venas septales rior y medial, a lo largo del suelo de los ventrículos laterales. Estas
660 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

venas pasan entre el cuerpo del núcleo caudado y el tálamo. Drenan la hoz y el tentorio, que contiene la confluencia de senos (conocida
el núcleo caudado, la sustancia blanca profunda de los lóbulos parie­ también como prensa de Herófilo o tórcula), cerca de la protuberan­
tal y frontal posterior, y la cápsula interna. Después, siguen un curso cia occipital (Tabla 36C.5).
anterior a través de los agujeros de Monro, donde se unen con las El seno sagital inferior está contenido dentro del borde curvilíneo
venas septales para formar la pareja de venas cerebrales internas pa- inferior de la hoz, donde recibe drenaje venoso desde la hoz y los
ramedianas. Las venas cerebrales internas siguen un curso posterior hemisferios cerebrales. Este canal dural drena hacia atrás, en la línea
dentro del velo interpósito (tela coroidea del tercer ventrículo), y de­ media, para unirse con la vena de Galeno y formar el seno recto,
finen el techo del tercer ventrículo. dentro de la intersección entre la hoz del cerebro y el tentorio. El seno
La pareja de venas basales (venas de Rosenthal) están formadas recto drena hacia atrás, hacia la prensa de Herófilo. Los senos occipi­
por la confluencia de las venas cerebrales anteriores y medias profun­ tales, de calibre variable, se pueden visualizar con frecuencia durante
das sobre la superficie ventral del encéfalo, y continúan en sentido la angiografía cerebral; cursan en dirección supramedial dentro de la
posterior alrededor de los pedúnculos cerebrales. La venas basales duramadre de la fosa posterior, justo laterales al agujero magno,
también reciben drenaje venoso desde la ínsula y los pedúnculos ce­ y drenan hacia la prensa.
rebrales. Las venas basales siguen un curso posteromedial y superior, La pareja de senos transversos sigue un curso semilunar, dentro de
y confluyen con las venas cerebrales internas (subyacentes al esple- la periferia del tentorio, en posición lateral y anterior respecto a la
nio del cuerpo calloso) para formar la vena de Galeno (gran vena prensa. De modo habitual, el seno transverso derecho es dominante
cerebral). La vena media de Galeno discurre en dirección posterior,
aproximadamente a 2 cm por debajo del esplenio del cuerpo calloso,
dentro de la cisterna de la lámina cuadrigémina. Recibe las venas
pericallosas posteriores, mesencefálicas posteriores, mesencefálicas Tabla 36C.5
laterales, occipitales internas y varias venas de la fosa posterior, antes Principales vasos de drenaje craneal
de unirse con el seno sagital inferior para formar el seno recto, en la
unión de la hoz y la incisura tentorial. SENOS DURALES
Seno sagital superior
Seno sagital inferior
Venas de la fosa posterior Seno recto
Prensa de Herófilo (seno confluente)
Las venas de la fosa posterior se han dividido en cuatro grupos: venas
Seno transverso
superficiales, profundas, troncoencefálicas y de puente (Rhoton, Seno sigmoide
2000). La protuberancia es drenada por la vena pontomesencefálica Seno occipital
anterior y una red de venas pequeñas a lo largo de su superficie ven­ Seno petroso Inferior
tral. En la parte superior, la protuberancia drena hacia la vena basal Seno petroso superior
de Rosenthal o la vena mesencefálica posterior. La vena precentral Seno cavernoso
drena una porción de los hemisferios cerebelosos, y continúa en sen­
tido posterior hasta el techo del cuarto ventrículo, y después en senti­ VENAS CORTICALES SUPERFICIALES
do superior detrás de los colículos inferiores, para drenar la vena de Venas de Silvio
Venas de Trolard y Labbé
Galeno. Las venas vermianas superior e inferior discurren a lo largo
Venas frontales ascendentes/corticales descendentes
de las superficies superior e inferior del vermis, respectivamente. Es­
Venas corticales occipitales
tas venas drenan el vermis cerebeloso y los hemisferios. La vena ver­ Vena esfenoparletal
miana superior drena en sentido anterosuperior, hacia la vena de Ga­
leno. Las venas inferiores paramedianas suelen drenar en dirección VENAS CEREBRALES PROFUNDAS
posterior, en el seno recto. Venas subependimarias
Venas talamoestriadas
Venas septales
Red de senos durales Venas cerebrales internas
La duramadre cubre el sistema nervioso central y tiene dos capas. Las Vena basal de Rosenthal
Vena de Galeno
capas perióstica y meníngea de la duramadre se separan para formar
Venas pontomesencefálicas anteriores
canales de drenaje venoso o senos durales del encéfalo. La capa me­
Vena cerebelosa precentral
níngea interna se refleja sobre ella misma para formar la hoz del ce­ Venas vermianas superiores e inferiores
rebro (que separa los hemisferios cerebrales), el tentorio (que separa
el cerebro del cerebelo) y la hoz del cerebelo (que separa los hemis­ VENAS DURALES
ferios cerebelosos). Los senos durales pueden comunicar con las ve­ Vena meníngea
nas del cuero cabelludo y el espacio diploico de la bóveda craneal Venas emisarias (conexión entre el seno y el cuero cabelludo)
a través de las venas emisarias.
El seno sagital superior discurre a lo largo del margen superior de VENAS DEL CUERO CABELLUDO
la hoz del cerebro, y recibe drenaje desde múltiples venas corticales Vena occipital
Vena temporal
cerebrales, la vena de Trolard y las venas emisarias. El tercio anterior
del seno sagital superior puede no opacificarse durante la angiografía
VENAS CERVICALES
cerebral de fase tardía, o puede faltar congénitamente. Este seno de la Bulbo yugular
línea media transporta el flujo sanguíneo en sentidos posterior e infe­ Venas yugulares interna/externa
rior, con un curso en semiluna, hasta el punto de unión posterior entre
Capítulo 36C Anatomía neuroangiográfica funcional 661

o mayor que el izquierdo. En ocasiones, uno de ellos puede ser muy de la prensa y transverso, malformaciones de Dandy-Walker, con la
hipoplásico. Los senos transversos reciben drenaje desde las venas prensa desplazada por encima de la lambda, y síndrome de Sturge-
cerebrales inferiores y la vena de Labbé, y comunican con los senos Weber, con ausencia de venas corticales superficiales, dilatación de
cavernosos a través de los senos petrosos superiores, que discurren las venas bulbares y subependimarias y bulbo yugular de posición
a lo largo de los rebordes petrosos. alta. Las variantes comprenden angiomas venosos (anomalías del de­
El seno transverso, conforme cursa debajo del tentorio, se con­ sarrollo venoso), MAV y senos pericraneales (una comunicación
vierte en seno sigmoide. Este seno, contenido dentro de la duramadre anormal entre las circulaciones venosas intracraneal y extracraneal).
de la fosa posterior, sigue un curso curvo hacia el agujero yugular, El tumor y la trombosis pueden causar oclusiones y desplazamientos.
donde vacía en la vena yugular interna. Una curva del contorno en
este punto de unión se conoce como bulbo yugular. Entre las restan­
tes estructuras que atraviesan el agujero yugular se incluyen los pares Bibliografía
craneales IX a XI, así como ramas pequeñas de las arterias ascenden­
tes faríngeas y occipitales. Los bulbos yugulares comunican con los
senos cavernosos por medio de la pareja de senos petrosos inferiores, Chyatte, D., & Porterfield, R. 2001, Nuances of middle cerebral artery aneurysm
y con los senos cavernosos por medio de la pareja de senos petrosos microsurgery, Neurosurgery, vol. 48, pp. 339-346
inferiores, que ascienden en sentido superomedial desde el agujero Citron, S. J., Wallace, R. C., Lewis, C. A., et al. 2003, Quality improvement guide­
lines for adult diagnostic neuroangiography, J Vase Interv Radiol, vol. 14, pp.
yugular dentro de la cobertura dural del clivus o canal basilar. Los
S257-S261
senos petrosos inferiores se interconectan a través del plexo venoso
Culham, J. 1996, Pediatric interventional angiography, in Abrams’ Angiography:
clival. Interventional Radiology, edited by S. Baum & M. Pentecost, Little, Brown,
Los senos cavernosos reciben drenaje venoso desde las órbitas y Boston, pp. 903-921
su contenido a través de las venas oftálmicas superior e inferior (que de Oliveira, E., Tedeschi, H., Rhoton, A. L., et al. 1995, Microsurgical anatomy of
se comunican, a su vez, con las venas angular, del cuero cabelludo the internal carotid artery: intrapetrous, intracavemous, and clinoidal segments,
frontal y facial anterior). Este patrón de drenaje venoso puede permi­ in Neurovascular Surgery, edited by L. P. Carter & R. F. Spetzler, McGraw-Hill,
tir la diseminación intracraneal de los procesos infecciosos centrales New York, pp. 3-10
y profundos. Grossman, R. I., & Yousem, D. M. 2003, Cranial anatomy, in Neuroradiology: The
Requisites, 2nd ed., edited by R. I. Grossman, Elsevier, Philadelphia, pp. 82-83
Jinkins, J. R. 2000, Cranium—internal carotid artery, in Atlas of Neuroradiologic
Granulaciones aracnoideas Embryology, Anatomy, and Variants, edited by J. Jinkins, Lippincott Williams &
Wilkins, Philadelphia, pp. 309-314
Las múltiples invaginaciones aracnoideas presentes a lo largo de los Rhoton, A. L. 2000, The posterior fossa veins, Neurosurgery, vol. 47, suppl, pp.
senos sagital superior y transverso se conocen como granulaciones S69-S92
aracnoideas. Actúan como lugares de reabsorción del líquido cefalo­ Wakhloo, A. K., Lieber, B. B., Gounis, M., «fe Sandhu, J. 2003, Flow dynamics in
rraquídeo desde el espacio subaracnoideo. Estas estructuras pueden cerebral aneurysms, in Management of Cerebral Aneurysms, edited by P. D. Le
aparecer como defectos de llenado durante la fase venosa de los an- Roux, H. R. Winn, & D.W. Newell, W.B. Saunders, Philadelphia, pp. 99-120
giogramas cerebrales, y no se deben confundir con trombos intralu- Wallace, R. C., Citron, S. J., Lewis, C. A., et al. 2000, Quality improvement guide­
minales. Las granulaciones aracnoideas pueden apreciarse en las lines for adult diagnostic neuroangiography, AJNR Am J Neuroradiol, vol. 21, pp.
imágenes de RM. 146-150
Las anomalías congénitas habituales del sistema venoso compren­ Se puede encontrar una lista de lecturas recomendadas para este capítulo en
den malformaciones de Chiari de tipo II, con asiento bajo de los senos www.nicp.com.
C A P Í T U L O 36 Neuroimagen

Ecografía de la vascularización
CEREBRAL
Viken L. Babikian y Charles H. Tegeler

Principios físicos de la ecografía 663 Aplicaciones clínicas 671


Transductores, frecuencias y unidades de medida ecográficos 663 Ictus agudo 671
Ecografía Doppler 664 Ictus o accidente isquémico transitorio reciente 673
Visualización y análisis espectral Doppler 665 Enfermedad vascular cerebral isquémica crónica 676
Imagen en modo brillo 666 Hemorragia subaracnoidea aneurismática 680
Imagen dúplex 666 Unidad de cuidados intensivos y monitorización perioperatoria 681
Imagen de flujo en color 666
Imagen Doppler de potencia 666
Consideraciones técnicas 667
Ecografía vascular cerebral extracraneal 667
Ecografía vascular cerebral intracraneal 670
Certificación y acreditación 671

Introducida en las neurociencias clínicas hace más de 30 años, la los ultrasonidos, que proporcionan una base para comprender sus
ecografía es ampliamente utilizada hoy día como una modalidad muchas aplicaciones (Kremkau, 2006; Tegeler y Ratanakorn, 1999).
diagnóstica. Sus aplicaciones clínicas comprenden la evaluación del
parénquima encefálico y el flujo sanguíneo de la vascularización ce­ Transductores, frecuencias y unidades
rebral en niños y adultos. Los avances tecnológicos, así como su pa­
pel como modalidad que evita la exposición a la radiación, han faci­
de medida ecográficos
litado esta evolución y han hecho posible que la ecografía se utilice Todos los dispositivos ecográficos constan de un transductor con un
no sólo en la sala de exploraciones sino también en la cabecera de la cristal con propiedades piezoeléctricas; este cristal se contrae y ex­
cama y en el quirófano. Se espera que la introducción de nuevos pande rápidamente cuando se le aplica una corriente eléctrica alter­
avances amplíe todavía más estas aplicaciones. na. El ciclo rápido de expansión y contracción convierte la energía
Una revisión exhaustiva de los principios de física y las aplicaciones eléctrica en energía acústica, u ondas sonoras. A la inversa, cuando la
clínicas y de investigación de la tecnología de la ecografía en neurolo­ energía acústica choca con el elemento transductor, es decir, cuando
gía y neurocirugía puede hallarse en libros de texto (Alexandrov, 2004; las ondas sonoras se reflejan en los tejidos, retornan al transductor, el
Kremkau, 2006; Tegeler et al, 1997). Este capítulo presenta un resu­ cambio de conformación hace que el cristal produzca una pequeña
ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.

men de la imagen por ecografía de la vascularización cerebral. corriente eléctrica, que puede ser analizada por el instrumento. Las
ondas sonoras pueden describirse por su frecuencia (es decir, el nú­
mero de ciclos por segundo). La unidad empleada es el hercio (Hz),
PRINCIPIOS FÍSICOS DE LA ECOGRAFÍA que equivale a un ciclo por segundo. El oído humano está capacitado
para oír sonidos con frecuencias de entre 20 y 20.000 Hz. Por tanto,
Aunque el producto final de la prueba ecográfíca se condensa con el término ultrasonido implica frecuencias superiores a las del rango
frecuencia en un informe breve que indica si la medición de la velo­ audible humano (> 20.000 Hz; 20 kHz). La mayoría de los dispositi­
cidad del flujo sugiere la presencia de estenosis vascular significati­ vos ultrasónicos diagnósticos funcionan con frecuencias de 2-10 mi­
va, el clínico debe conocer algunos principios físicos básicos para llones de Hz (2-10 MHz). Los transductores ecográficos pueden te­
comprender lo que significan las mediciones de velocidad en un pa­ ner un solo cristal o elemento, o muchos elementos individuales
ciente específico. Incluso un conocimiento mínimo de estos concep­ (hasta 256), organizados en una variedad de matrices. Los transduc­
tos proporciona luz valiosa sobre las ventajas y limitaciones de la tores de Doppler transcraneal (DTC) utilizan un solo elemento, mien­
técnica. En esta sección se describen los principios físicos básicos de tras que la mayoría de los transductores dúplex o de flujo en color son

663
664 Parte 2 Investigaciones neurológicas y neurociencias clínicas relacionadas

matrices lineales cuyos elementos se activan en secuencias específi­ Tal como se aplica sistemáticamente en los nuevos instrumentos
cas para dirigir o enfocar el haz ultrasónico de la forma deseada. ultrasónicos, cuando se conocen la frecuencia del transductor y el
ángulo de insonación se puede calcular la velocidad del diseminador
(sangre en movimiento). En el caso de la ecografía vascular, este va­
Ecografía Doppler lor corresponde a la velocidad del flujo sanguíneo.
La ecografía diagnóstica proporciona una evaluación de la hemodi- El sonido viaja por los tejidos blandos del cuerpo a una velocidad
námica, la estructura y la anatomía vascular cerebrales. La informa­ de 1.540 m/s. Así pues, la ecuación se expresa como:
ción hemodinámica suele obtenerse usando la ecografía Doppler o
sus derivados, como el flujo en color o la imagen Doppler de potencia Fs (kHz) x 77
(IDP). La información estructural y anatómica es proporcionada por v (cm/s) = -------------------------
f(t) (MHz) x eos 0
la imagen en modo B de escala de grises. La ecografía Doppler se
combina frecuentemente con la imagen en modo B, como en la eco-
grafía dúplex o la imagen de flujo en color (IFC) dúplex. Puesto que el coseno del ángulo de insonación forma parte de la
El principio clave que sirve de base a la ecografía vascular fue ecuación, Fs es mayor cuando el ángulo Doppler se aproxima a 0o
descrito inicialmente por Christian Andreas Doppler en 1842. El (haz de ultrasonidos paralelo a la dirección del flujo sanguíneo), y
efecto Doppler consiste en el cambio o variación de la frecuencia menor cuando el ángulo se aproxima a 90° (haz de ultrasonidos en
(y, por tanto, de la longitud de onda) de una onda causado por el movi­ ángulo recto con la dirección del flujo sanguíneo), y al llegar a 90° no
miento relativo entre la fuente de sonido, o diseminador, y el receptor existe movimiento relativo hacia el transductor ni desde éste y, por
(Fig. 36D. 1). Por lo que respecta a la ecografía vascular, en la que los tanto, no se produce desviación Doppler. Aunque el ángulo Doppler
componentes sanguíneos en movimiento actúan como diseminado- ideal es de 0o, dentro del cuetpo el ángulo de insonación cambia de
res, ese principio afirma que la variación de frecuencia (frequency modo espectacular, dependiendo de la anatomía local.
shift, Fs) depende de la velocidad del flujo sanguíneo (v en m/s), el El uso de un rango estándar de ángulos aceptables de insonación
ángulo entre el haz ultrasónico y la dirección del flujo sanguíneo (án­ aumenta la fiabilidad y reproducibilidad de los resultados. Como se
gulo de insonación, 0), la frecuencia transmitida ( f [ t ] ) y la velocidad expondrá más adelante en este capítulo, la ecografía carotídea suele
del sonido en el tejido blando (C en m/s). realizarse con un ángulo de insonación de 60°, mientras que los ins­
trumentos DTC convencionales asumen un ángulo de insonación
de 0o. Los dispositivos dúplex de flujo en color transcraneal permiten
2 x v (m/s) - f(t) (MHz) x eos 9
Fs (MHz) = ------------------------------------------- la corrección del ángulo.
C (m/s) La instrumentación actual emplea casi exclusivamente la veloci­
dad del flujo sanguíneo (v en cm/s) en vez de la variación de frecuen­
De acuerdo con el principio Doppler, el cambio o la variación de cia Doppler (Fs en kilohercios, kHz) para mostrar los resultados.
la frecuencia es igual a la diferencia entre la frecuencia transmitida y la Esto evita la posible confusión relacionada con la variación de/(í)
recibida por el transductor, que ha sido modificada de acuerdo con entre los instrumentos y laboratorios, o eos 6, mediante corrección de
los factores participantes en la ecuación. Por convención, el flujo de la frecuencia del transductor y el ángulo de insonación. Este método
sangre que se acerca al transductor produce una desviación de fre­ proporciona un lenguaje común y una medida con la que comparar
cuencia Doppler positiva, mientras que el flujo que se aleja del trans­ los resultados obtenidos en diferentes estudios. La velocidad del flujo
ductor origina una desviación negativa. sanguíneo es actualmente el parámetro ecográfico utilizado con ma­
yor frecuencia para el diagnóstico de la estenosis vascular y para eva­
Fs (MHz) x C (m/s) luar la hemodinámica vascular.
v (m/s) = ------------------------------- Los transductores para la ecografía Doppler pueden clasificarse
2 x f(t) (MHz) x eos 9
en dos categorías amplias: los que transmiten y reciben continuamen­
te (Doppler de onda continua), y los que emiten y reciben intermiten­
temente una serie de pulsos cortos de ultrasonido (Doppler de onda
pulsátil). El transductor Doppler de onda continua es sensible a cual­
quier diana en movimiento a lo largo del camino del haz ultrasónico.
Permite identificar con exactitud velocidades de flujo extremada­
mente altas. Sin embargo, el Doppler de onda continua no puede lo­
calizar la profundidad específica del reflector (diseminador) desde el
que procede una señal. Los transductores Doppler pulsátiles emiten
B pulsos breves de sonido, y esperan a que vuelva cualquier señal dise­
minada antes de enviar el pulso siguiente. El método Doppler de
onda pulsátil permite manipular el tiempo de muestreo para elegir
una profundidad o una ventana de tiempo específicas para el registro.
Esta característica hace posible el muestreo de una región o volumen
de tejido específicos (volumen de muestreo). Además, puesto que el
sonido viaja en el tejido blando a una velocidad constante, se puede
FIGURA 36D. 1 Principio Doppler. En A chocan más ondas determinar la profundidad de un reflector, o se puede elegir una pro­
sonoras por segundo (mayor frecuencia, tono más alto) con el receptor que fundidad de muestreo deseada.
en B, debido al movimiento relativo del avión (fuente de sonido), que se El Doppler de onda pulsátil emple

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