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ABSUELVE TRASLADO.
DOCTRINA.— Daño a la persona y daño moral. "(…) Como he expresado anteriormente, frente al daño
patrimonial surge otro, de naturaleza extrapatrimonial, el cual ha sido denominado de diversas maneras, a saber:
"daño no patrimonial", "daño extrapatrimonial", "daño extraeconómico", "daño biológico", "daño a la integridad
psicosomática", "daño a la vida de relación", "daño inmaterial", "daño a la salud". Dentro de este orden de ideas, la
doctrina no se manifiesta uniforme respecto del significado de los términos "daño a la persona" y "daño moral". Unos
opinan que se tratan de categorías sinónimas, otros las distinguen.
La doctrina francesa tiende a confundirlos. Entre nosotros, Osterling y Cárdenas expresan que el: "Daño
moral es el daño no patrimonial, es el inferido en derechos de la personalidad o en valores que pertenecen más al
campo de la afectividad que al de la realidad económica".
Fernández Sessarego los distingue, afirmando que: "En esta materia observamos que la doctrina y la
jurisprudencia general y tradicionalmente han considerado al daño moral como un dolor, un sentimiento de pena, un
sufrimiento, un turbamiento". Para este autor, si bien daño a la persona y daño moral son idénticos en cuanto su
contenido extrapatrimonial, ambos difieren, puesto que la relación entre el primero y el segundo es de género a
especie.
A propósito de la denominación "daño a la persona", Cárdenas Quirós opina que "(...) resulta más propio
referirse al 'daño subjetivo', esto es, al daño ocasionado al sujeto de derecho, en sustitución a las expresiones 'daño
a la persona' o 'daño personal', que resultan estrechas para incluir todas las situaciones que pueden configurarse. Al
daño subjetivo se le opondría el daño no subjetivo. De este modo se colocaría al sujeto de derecho como punto
medular de referencia para formular la distinción entre uno y otro daño, alejándonos de la clasificación que distingue
al daño en patrimonial y no patrimonial y que tiene como eje al patrimonio".
En efecto, el término más adecuado para referirse a este tipo de daño es el de "daño subjetivo", por
cuanto, también lo pueden sufrir el concebido y las organizaciones de personas no inscritas, los cuales,
técnicamente, no son personas. Me aúno a la posición que ubica al hombre como eje y centro del derecho, sin
embargo, la expresión más feliz para el daño patrimonial, debería ser la del "daño objetivo", por cuanto, al ocasionar
merma, justamente, a los objetos de derecho, éste se puede determinar exactamente. (...)". (ESPINOZA
ESPINOZA, Juan. Derecho de las Personas, Lima - Perú, Edit. Rhodas, Edic. 2006; pág. 485 a 486)
DOCTRINA.— La prueba del daño. "Podemos sentar el postulado de que la víctima debe demostrar la existencia
del perjuicio del cual reclama indemnización. La equidad, como instrumento para cuantificar monetariamente la
indemnización (…) es inservible en cuanto a la existencia del perjuicio, que debe ser establecida por cualquiera de
los medios probatorios legales.
(…) Lo que ocurre es que muchas veces, al demostrar el incumplimiento, necesariamente se está
probando la existencia del perjuicio. Así, por ejemplo, si el depositante establece que el depositario incumplió su
obligación de restituir la cosa depositada, automáticamente está demostrando un perjuicio equivalente al valor de la
cosa. En este caso, si el damnificado pretende perjuicios adicionales, necesariamente tendrá que demostrarlos.
En cambio, se darán casos en que el incumplimiento contractual por si solo no sirve para demostrar la
existencia de un daño. Piénsese, por ejemplo, en la acción resolutoria interpuesta por una de las partes, en cuyo
curso el actor no demostró perjuicio alguno derivado del incumplimiento. En tales circunstancias, si el demandante
no había entregado al demandado su prestación, es claro que mientras no demuestre algún daño derivado del
incumplimiento, la sentencia no podrá ser condenatoria en cuanto a indemnización. Por el contrario, si ya el
demandante había cumplido su obligación, automáticamente tiene derecho a que se le restituya su prestación; pero
si pretende indemnización por perjuicios adicionales, deberá demostrarlos.
POR TANTO:
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REYNALDO RIVERA SANTIBAÑEZ
ABOGADO
C.A.H. Nº 419