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La creatividad artística como factor en la formación del profesor de arte para

la Educación Básica
El sistema educativo colombiano define la Educación como “un proceso de
formación permanente personal, cultural y social que se fundamenta en una
concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de
sus deberes. (Art. 1°, ley general de educación, 1994).
Para su cumplimiento fue reglamentada la Educación Básica, expresando como
propósito: “propiciar una formación mediante el acceso de manera crítica y
creativa al conocimiento científico, técnico, artístico y humanístico, y de sus
relaciones con la vida social y con la naturaleza, de manera tal que prepare al
educando para los niveles superiores de la educación y para su vinculación con la
sociedad y el trabajo”, de manera que desde la norma queda establecida la
intención de desarrollar en el país la Educación Básica en un nivel que busca la
participación activa del estudiante en su proceso docente educativo para
propiciarle el desarrollo pleno de sus capacidades y la articulación de estas con
las necesidades de la sociedad Colombiana.
Esto implica atender a la necesidad de permitirle al niño desplegar todas sus
capacidades de acción, por lo cual los estudiantes que se forman como maestros
de artes deben prepararse para cumplir una importante función social brindándole
al niño la capacidad profunda de sentir, de conmoverse, de expresar y de realizar
la transformación de sus percepciones (Vallejo A, 1998).
El desarrollo de la dimensión afectiva en el estudiante le permite a este formarse
de manera integral, convirtiéndose en un ciudadano sensible frente a la condición
humana, pues como afirma Taba “Mediante la mera enseñanza no es posible
desarrollar ni los valores democráticos ni los sentimientos de tolerancia. Esto
significa que los medios para alcanzar estos objetivos deben prever oportunidades
para algún tipo de experiencia directa y materiales que afecten los sentimientos.
Resulta indispensable un empleo más conciente de la experiencia de los
estudiantes, de la literatura y de otros materiales que reproducen la vida en todo
su significado emocional y que expresan y afectan los sentimientos y los valores”
(103 /295).
De manera que como lo expresa el propósito fijado en la Ley General de
Educación, los Licenciados en Educación Básica con Énfasis en Educación
Artística deben propiciar el acceso crítico y creativo al conocimiento artístico en los
estudiantes de la Educación Básica. Para lograrlo es necesario que ellos mismos
alcancen esta condición en su formación profesional.
En este sentido cobra gran importancia el desarrollo de la creatividad artística,
pues al ser un componente esencial de la Educación Artística, su conocimiento y
desarrollo se constituye en un requerimiento fundamental para adelantar de
manera adecuada la formación de Licenciados de artes para la Educación Básica,
para lo cual es necesario aproximarse en primer lugar al concepto de creatividad.
De acuerdo a la obra “Consideraciones históricas y algunas teorías acerca de la
naturaleza de la creatividad” (Ayala O. /124. 2005), esta surge como una
respuesta a las necesidades del ser humano, primero en la invención de armas y
utensilios para la sobrevivencia y luego en el desarrollo de un lenguaje como
medio para comunicarse. Esta última invención lleva a la creación de nuevas
formas de manifestación de la realidad, lo cual contribuye a su transformación.
El ser humano al darse cuenta de la facultad creativa tiende a estudiarla y
desarrollarla, proceso ligado al desarrollo histórico social. Juan Manuel de
Berriozabal (1852), concebía la creatividad como una forma de manifestación del
talento, al cual consideraba como una capacidad superior del ser humano. De esta
manera buscaba demostrar que el talento proviene de una conciencia superior,
pues aunque ubicado en una posición racionalista cartesiana, su planteamiento
era de carácter subjetivo.
La primera visión de la creatividad presentada con carácter científico se dio en el
discurso pronunciado por J. Guilford en la Asociación Americana de Psicología en
la década de los cincuenta, donde destacó la importancia de considerar la
creatividad como una categoría dentro de los estudios e investigaciones de la
ciencia psicológica (Fernandez J. 1982).
De otra parte la teoría factorial considera el proceso creativo a partir de factores
intelectuales, considerando diferentes características del individuo. Se destacan
aquí planteamientos como el de J. Guilford sobre el pensamiento divergente, que
al complementarse con el pensamiento convergente produce operaciones
relacionadas. Finalmente la teoría neuropsicofisiológica enfoca la creatividad
desde el campo biológico, atribuyendo su existencia y desarrollo a diferentes
procesos que se dan a nivel cerebral.

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