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Pinturas
Luego de la llegada del hombre europeo, la cultura primitiva (llamada así por la forma de
vida apegada a la naturaleza y no por un nivel de avance artístico muy cercano al del siglo
XX) en América del norte empezó a declinar, excepto en ciertas regiones particularmente
inhóspitas, que continuó porque nada vino a interrumpirla o trastornarla. Los indios Nootka
de la isla de Vancouver construyeron casas de madera bastante grandes, con paredes de
tablas alisadas que, hasta el siglo XIX, se ornamentaban con escenas realistas sacadas de
la mitología tribal: aves-truenos, ballenas asesinas, serpientes-relámpago y lobos.
Animales que fueron reproducidos desde un pasado milenario infinitas veces; se asocian a
fórmulas de construcción pictórica tradicionales perfectamente establecidas. Como si de
fichas de un rompecabezas se tratasen, el trabajo del pintor consistía en hacer coincidir los
contornos de una figura, por ejemplo, el ave-trueno, con los contornos del resto de figuras.
Cuando esta fórmula fallaba, se trataban a las figuras de los animales como planos
transparentes que se superponían, de manera que detrás del cuerpo de un ave podía
verse o hacerse coincidir con la parte faltante del cuerpo de una ballena. Esta fórmula de
transparencia recuerda algunas faces del Cubismo en donde las leyes espaciales del
mundo real se encuentran fragmentadas y redefinidas en espacios pictóricos cuya
coherencia no se encuentra en la perspectiva cónica o las leyes de la gravedad, sino en
las leyes de la forma.
Máscaras
La máscara constituye otro ejemplo del arte primitivo de América del norte que ha
superado el paso del tiempo sin mayor modificación. La variedad de formas, materiales y
funciones es casi ilimitada en ella. Hay máscaras realistas, abstractas, fantasiosas incluso;
algunas representan animales, o combinaciones de estos y seres humanos en todas las
formas posibles. Su significación, por lo general y al igual que los mitos de Nootka es casi
imposible de definir, aunque siempre de ceremonias con misterios celosamente guardados
por una tribu o sociedad. Un ejemplo de realismo y que incluso cae en el naturalismo es un
casco de la cultura Tinglit (1888) que impresiona por su expresión de fiereza con la
finalidad de desconcertar al enemigo. O, una máscara esquimal de Alaska (inicios siglo
XIX) construida con bastones y ramas atadas que indican una transferencia de rasgos
faciales dispares (un ojo humano o la boca de un animal) y describen el mito tribal de un
cisne que empuja las ballenas blancas hacia los cazadores. Y, un último ejemplar que
procede de un túmulo (año 1000), construido con una concha de mar convexa de gran
tamaño, en la que se han realizado pocas operaciones: pulir los bordes y perforar tres
orificios sencillos pero de gran evocación: al parecer este tipo de máscaras servían para
retener el espíritu del difunto bajo la tierra.
2.01 b Mesoamérica
Profesores: Iván Sinchi, Iván Quizhpe
Asignaturas: Historia del Arte 1
Facultad: Diseño, Arquitectura y Arte
Escuela: Arquitectura
FORMAS DE COMPRENDER EL ARTE EN MESOAMÉRICA:
LA CALIDAD COMO FORMA DE RESPETO A LOS DIOSES:
Mesoamérica es una región del continente americano ubicada en la mitad sur de México,
la totalidad de Guatemala, El Salvador, Belice; así como el oeste de Honduras, Nicaragua
y Costa Rica. Aquí se dio el desarrollo de variadas civilizaciones que se reflejan en la
cantidad de culturas, idiomas y etnias, entre ellas los Mayas, Mexicas y Olmecas. La
presente descripción no pretende ser más que una leve aproximación a la complejidad de
Mesoamérica, cuya particularidad como región cultural, quizá radica en la unidad dios-
hombre como base de su cosmovisión. Si se entiende por cosmovisión, a los mitos y
creencias que dominan los pensamientos y acciones del hombre frente al mundo; es aquí
donde el arte adquiere sentido, al observarse no como un producto aislado, sino un signo
que revela “las claves”(1) de relación entre la vida del hombre, los dioses y los diversos
sistemas político, económico, social y cultural de una realidad.
La documentación de los hechos en las civilizaciones Mesoamericanas fue una constante.
Los Mayas, por ejemplo, registraron su vida a través de sistemas logográficos, llamados
así, por componerse de elementos visuales o glifos que servían para designar los
números, días, años o conceptos variados como el día, noche, alegría, muerte, fertilidad o
la designación de elementos y fenómenos de la naturaleza. Los glifos mayas se
encuentran en diversos soportes, ya sea en libros o códices como el Tro-Cortesiano,
el Dresde y el París; manuscritos como el Chilam Balam y el Popol Vuh o como petroglifos
tallados en construcciones religiosas y monumentos conmemorativos de piedra. Este
conjunto de glifos y sus variantes, de hecho, son las fuentes del amplio conocimiento que
actualmente se tiene de la religión, historia, folklore, medicina, agricultura y astronomía
mayas. En efecto, la cosmovisión de este pueblo no se basa en conjeturas de teóricos del
arte (como el ritual del mago-artista en el arte rupestre de América del Norte de H.W.
Janson), sino en realidades fundadas en documentos concretos.
Estructura de la clase
En nuestras dos clases anteriores, iniciamos desde el norte nuestro recorrido por la
historia de los pobladores de América antes de la llegada de los españoles, sabemos que
este encuentro marcó un antes y un después tanto para América como para Europa, el
hallazgo implicó grandes movimientos de personas entre ambos continentes y una violenta
colonización de la mano de la cruz y la corona, por la tierra y el oro. Esta historia nos
construye y constituye, es por esto que insistimos en la importancia de reconocer y
conocer la historia de los pueblos que poblaron y pueblan lo que hoy conocemos como el
continente americano.
Civilizaciones de muy larga data, nos interpelan hoy en la cultura viva de nuestros pueblos
y la diversidad étnica de América, su historia ha sido reconstruida por las voces
transmitidas de generación en generación y por los estudios que de estos pueblos se han
realizado desde disciplinas como la arqueología, la antropología y la historia.
Este tema nos tomará dos encuentros, en el primero haremos un recorrido rápido por la
larga historia de América del Sur y sus manifestaciones artísticas y culturales
precolombinas, a fin de que las y los estudiantes cuenten con una imagen global de la
diversidad de estas civilizaciones y pueblos, en nuestro segundo encuentro, nos vamos a
concentrar en el estudio de cuatro grupos culturales, estos serán los Taínos en las Antillas
mayores, los Incas en los Andes, los Tupí – Guaraní en el Chaco y los Zenú, en el caribe
Colombiano, con el propósito de hacer un recorrido comparativo y situado.
Antes de comenzar, recordemos,
¿Qué entendemos como prehistoria de América?
Se denomina “prehistoria americana”, al tiempo transcurrido desde que el ser humano
pasó a América desde Asia, hace más de 10.000 años, hasta la llegada de Cristóbal Colón
a una isla en el archipiélago de las Antillas cuya localización exacta aún es motivo de
debate, los registros de los cronistas la identifican con el nombre de “Guanahani”.
La mayoría de arqueólogos, historiadores y antropólogos contemporáneos están en su
mayor parte de acuerdo con las mismas líneas generales de la historia americana antigua,
incluyendo su cronología, el momento en que surge o decae tal o cual cultura o estado y el
tipo de influencia que éstas ejercieron, por lo que se puede sintetizar su desarrollo cultural
en cinco períodos.
En el periodo formativo pueden apreciarse ya algunos de los rasgos del desarrollo pleno
de la civilización precolombina. En ese periodo temprano América estaba conformada por
jefaturas tribales aisladas y reinos pequeños cuyas respectivas culturas se desarrollaron,
en su mayor parte, independientes unas de otras. Sin embargo, existen pruebas de la
amplia difusión de algunas ideas religiosas y motivos visuales. Tanto la civilización Olmeca
de México, como la cultura de San Agustín en Colombia y la cultura Chavín en Perú
adoraban a una deidad felina y todas compartían una iconografía artística muy similar.
Durante el periodo clásico se desarrollaron imperios muy complejos. Sus dirigentes eran
generalmente sacerdotes, en lugar de los sacerdotes-guerreros que gobernaron más tarde
las civilizaciones posclásicas, y las culturas se difundían o asimilaban más rápidamente.
Aunque suele considerarse un periodo pacífico, los estudios arqueológicos más recientes
han demostrado que la mayoría de las civilizaciones del periodo clásico eran guerreras.
Las conquistas y el comercio produjeron una acumulación de riqueza que se utilizó para la
construcción de centros ceremoniales y grandes ciudades, así como para la creación de
objetos de uso personal cada vez más lujosos y objetos funerarios o rituales de gran
calidad.
El periodo postclásico se caracteriza por las frecuentes guerras provocadas por las
presiones socioeconómicas derivadas del aumento de la población, el desarrollo técnico y
el agotamiento de recursos naturales (como lo muestra el caso Maya). Las culturas y
civilizaciones de este periodo son las mejor documentadas, debido a que los cronistas
españoles recogieron sus impresiones personales o recopilaron historias de los
conquistados.
¿Cómo estaban distribuidos en el territorio?
Las características naturales de América del sur permitieron que el desarrollo de las
culturas asentadas en este territorio sea variado y prolífero. Así como las categorizaciones
temporales, las categorías espaciales también han sido propuestas desde las disciplinas
de antropología, arqueología e historia, estudiando los asentamientos humanos
prehispánicos en diferentes áreas culturales cuyos límites siempre pueden ser difusos.
El estudio del Área Andina se ha dividido en las áreas septentrional, central, centro-sur,
meridional y extremo sur, región cultural de gran importancia que la constituyen los
actuales territorios nacionales del sur de Ecuador, Perú, Bolivia y Chile, forman el área
central andina, famosa sobre todo por la arquitectura y los trabajos textiles de los incas y
otros pueblos anteriores, como los chimúes.
Entre Mesoamérica y el Área Andina queda el área intermedia, el tercer gran centro de
civilización de la América precolombina. Las Antillas y el norte de Venezuela forman el
área Caribe, región que la integran la parte sur de América Central con Nicaragua, Costa
Rica y Panamá, el norte de Venezuela, Colombia y el norte de Ecuador. La región de las
islas del Caribe, es el enclave de los pueblos Taíno y Caribe, estos territorios tuvieron una
cultura material poco desarrollada, aunque son apreciables su cerámica y trabajos en oro,
especialmente los del pueblo chibcha.
Sudamérica se completa con las áreas amazónica, Brasileña oriental, Chaco, Pampeana y
Fueguina, que comprenden la Amazonía, la costa de Brasil, Chile y el conjunto de
Paraguay, Uruguay y Argentina, región en la que habitaban los pueblos araucanos, los
mapuches, los patagónicos (Chile - Argentina), los guaraníes (Argentina Paraguay) y los
tupis (Brasil).
Durante el siglo XIX y gran parte del XX se consideraba que estas regiones eran entidades
culturales separadas, pero las investigaciones arqueológicas más recientes han
demostrado que existió una fluida interrelación cultural entre ellas, que provocó
significativas semejanzas culturales.
El arte precolombino
El arte precolombino es la manera como se designa al conjunto de realizaciones artísticas
e intelectuales como escultura, arquitectura, arte rupestre, cerámica, textil, metalista y
pintura realizadas en el continente americano durante el período de América precolombina.
Este es el elemento principal que permite el conocimiento y reconocimiento de las
civilizaciones precolombinas, la prueba de su nivel de desarrollo y la capacidad de
transformación de su medio ambiente.
Las sociedades precolombinas eran principalmente agrícolas, el cultivo del maíz se
convirtió en el alimento principal de Mesoamérica mientras en la región andina lo fue la
papa. La religión fue primordial en el desarrollo de la cultura precolombina y las creencias
y ritos en gran medida estaban condicionados por preocupaciones relacionadas a la
productividad y la fertilidad de la tierra, que relacionado con sus conocimientos de
astronomía les permitía a estos pueblos establecer las épocas más apropiadas para
siembras y las cosechas. Gran parte del arte y arquitectura de la época están relacionadas
con la vida cotidiana, la fertilidad, los astros, y su relación con la naturaleza a través de la
representación de animales míticos en muchos casos antropomórficos.
Manifestaciones artísticas por áreas culturales
En la zona intermedia, destaca el trabajo en oro y cobre, de las culturas Quimbaya, San
Agustín, Chibcha, Calima y Tairona, elementos que se elaboraban mediante el
procedimiento artesanal de la cera perdida, la fabricación de finas láminas decoradas con
motivos de alambre o cintas de figuras antropomorfas muy estilizadas. También tejían en
algodón y trabajaban en cerámica.
Los indígenas kunas de Panamá son famosos desde antes de la conquista hasta hoy por
su excelente técnica textil. La expresión más importante de lo anterior son las molas,
tradición que tiene sus inicios en la pintura del cuerpo (tatuajes), que luego fue transferida
a la tela. Las molas representan el pensamiento cosmogónico, una visión gráfica del
mundo lleno de colorido y pleno del significado antropomorfo y zoomorfo. Las llamativas y
coloridas figuras geométricas pintan escenas mitológicas, la creación del mundo, flora y
fauna de la región que habitan los "indios" Kuna, también en Panamá se aprecia una
cultura emparentada con la chibcha: la Coclé elaboradora de excelente metalurgia.
En Ecuador, la cultura Tolita, ubicada en el Océano Pacífico y datada entre el 600 y el 100
a. C., produjo piezas de oro, cobre y platino únicas en sus dimensiones, ya que son
notablemente pequeñas. Narigueras en forma de aro, orejeras en forma de carrete, clavos
nasales, figuras antropomorfas y bezotes formados con numerosas bolitas que dan la idea
de una flor, pendientes de filigrana y anillos con piedras. También eran famosos
comerciantes de su arte, y sus obras fueron apreciadas en todo el continente americano.
Se han encontrado piezas de esta cultura en regiones muy distantes a Ecuador.
Área Caribe
La mayor parte de los objetos precolombinos de la zona caribeña proceden de las islas
antillanas de Puerto Rico, Jamaica, Haití y República Dominicana. Estas islas estaban
habitadas principalmente por los arawak, procedentes de la desembocadura del río
Orinoco en Venezuela. Por esa razón su arte está íntimamente relacionado con el del
norte de Sudamérica. Los arawak se establecieron en Puerto Rico alrededor del 200 d.C. y
su cultura perduró hasta la conquista española. Los objetos característicos de este pueblo
están hechos de hueso, madera y piedra. Incluyen espátulas para provocar el vómito como
purificación por motivos religiosos, dijos o bancos ceremoniales de madera tallada para los
sacerdotes o jefes, y los cemíes o trigonolitos, piedras triangulares labradas con figuras de
animales o seres humanos que representan a los dioses más importantes y espíritus de la
naturaleza.
Área Andina
En el Perú civilizaciones como las de Caral (una de las primeras civilizaciones del planeta),
Casma, Chavín, Moche/Mochica, Paracas, Nazca, Chan Chan, Etén, por su parte,
tardíamente los quechua siendo sus soberanos la "casta" de los inca lograron una
civilización sintética de las culturas de la Costa y de las montañas así como del Norte
(zona ecuatorial) y del Sur (por ejemplo del horizonte Tiwanaku) entre las expresiones
artísticas más impresionantes de la civilización quechua se hallan los templos, los
palacios, las obras públicas ("tambos", "collcas", pucaras, caminos, puentes, acueductos) y
las ciudades-fortalezas estratégicamente emplazadas, como Machu Picchu. También
destacan su técnica textil que todavía en la actualidad es posible ver en el Perú, Bolivia y
el Norte de Argentina actual. En toda América también destaca el Arte plumario como
importante forma de expresión de todos los pueblos indígenas.
En el caso de Argentina, la zona con más fuerte influencia andina será el Noroeste
Argentino o NOA, por otra parte, el noreste argentino estará más influido por las culturas
amazónicas
Área Amazónica
La mayor parte del arte amazónico se realizaba con materiales perecederos como la
madera, las plumas y las fibras vegetales. La cerámica precolombina más importante de
esta región se ha encontrado en Brasil, en el delta del río Amazonas. En Santarém se han
descubierto vasijas que datan de 1250 a 1500 d.C. aproximadamente, con elaboradas
formas figurativas. De los túmulos fechados entre el año 1000 y el 1250 de la isla de
Marajó se han extraído objetos de cerámica pintada, decorados con incisiones y
complicados dibujos, así como enormes urnas funerarias. En la isla de Maraca se han
encontrado jarrones retrato de hombres sentados.
...continúa en clase 2
Referencias:
Museo Chileno de Arte Precolombino: http://www.chileantesdechile.cl/
Revista Credencial, Colombia:
http://www.revistacredencial.com/credencial/historia/temas/las-manifestaciones-
artisticas-en-la-epoca-precolombina
Alcina Franch, Juan (2009) Las Culturas Precolombinas de América, Alianza Editorial.
Castedo Leopoldo (1972) Arte precolombino y colonial de la América Latina, Navarra,
Salvat.
WIKIPEDIA. Arte precolombino:
https://es.wikipedia.org/wiki/Arte_precolombino#CITAREFArellano2002
Uno de los intereses principales del Estado Inca fue el de convertir en productivos el mayor
número posible de tierras. Por ello se realizaron grandes obras de ingeniería, en forma de
redes hidráulicas de canalizaciones, acueductos, obras de drenaje y los característicos
andenes, a modo de escalinatas gigantescas. Los sistemas de andenerías, entre los 3.000
y 4.300 metros de altitud, permitieron cultivar pendientes que incluso sobrepasan los 60° y
ayudaron a evitar la erosión natural. Además de transformar el paisaje para un mejor
aprovechamiento del mismo, parecería que los Incas buscaron ordenarlo, estructurarlo, y
al mismo tiempo embellecerlo, a base de esas perfectas masas escalonadas, de
proporciones ajustadas, que pueden considerarse como obras de arte a escala
monumental.
Grandes y precisos constructores, edificaron paredes perfectamente ajustadas en las que
es imposible introducir una lámina de cuchillo. Desarrollaron un sistema altamente
funcional de arquitectura pública, sus ciudades estaban diseñadas con un sistema de
avenidas principales atravesadas por calles más pequeñas convergentes en una plaza
abierta rodeada de edificios para la administración y templos. En las zonas altas, las
construcciones eran de un solo piso, con un perfecto ensamblado de piedras talladas,en
las zonas bajas, costeras u orientales se pudo encontrar el uso de ladrillos de adobe.
Otra de las grandes obras de los Incas es el camino del Inca Qhapaq Ñan, el Sistema Vial
Andino. Como lo indica el Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO, se trata de una
vasta red viaria de unos 30.000 km construido por los incas a lo largo de varios siglos, con
el fin de facilitar las comunicaciones, el transporte, el comercio y la defensa. “Este
extraordinario sistema de caminos se extiende por una de las zonas geográficas del
mundo de mayores contrastes, desde las cumbres nevadas de los Andes que se yerguen
a más de 6.000 metros de altitud hasta la costa del Pacífico, pasando por bosques
tropicales húmedos, valles fértiles y desiertos de aridez absoluta”. Se extiende a los largo y
ancho de la Cordillera de los Andes, uniendo obras maestras de arquitectura e ingeniería
dedicadas a actividades de comercio, alojamiento, almacenamiento de mercancías e
importantes sitios religiosos. Fue inscrito en la lista de patrimonio Mundial de la UNESCO
en el año 2014.
Los incas fueron dotados de una gran capacidad de sincretismo, perfeccionaron la artes ya
existentes en los territorios en los que se asentaron, creando un estilo propio. Conocieron
un desarrollo espectacular en el manejo de las fibras, como la lana y el algodón, y el tinte
como colorantes naturales, para ser hiladas con la ayuda de ruecas y tejidas en
rudimentarios telares, aún son conocidos los telares de cintura. Se producían textiles con
fines ceremoniales, se utilizaba el brocado, el bordado y la tapicería. Los motivos
producidos eran zoomorfos policromos, con diseños geométricos de gran colorido.
Los objetos de metal ocuparon un lugar muy importante en el ajuar de la realeza Inca, se
encontraron trabajos en cobre, bronce, plata y oro, siendo el repujado y calado de láminas
el procedimiento más utilizado. Los alfileres y prendedores para sujetar prendas de vestir,
el tupu en lengua quechua, fueron elementos de uso común. Colgantes, collares, aretes,
anillos y brazaletes y pulseras fueron realizadas. Se encuentran también objetos rituales,
utilizados como amuletos y ofrendas, que representan animales y figuras humanas.
En cuanto a la cerámica, ésta fue modelada a mano, en el caso de las vasijas, ya que los
Incas no conocieron el torno, usaban la técnica del cordón. También se usaban moldes, lo
que permitió la fabricación de cerámica en serie. Los alfareros incas no inventaron ninguna
técnica distinta a las conocidas en épocas anteriores, sin embargo su cerámica se
caracterizó por sus formas equilibradas, un pulimento notable y la preponderancia de
motivos geométricos. Los tipos más característicos y propios fueron el aríbalo, una vasija
globular de base cónica, cuello cilíndrico de borde evertido con un apéndice zoomorfo en
la base del cuello y dos asas en forma de lazo; el kero, un vaso de uso ceremonial
utilizado por el Inca y la nobleza; y una gran variedad de cuencos y platos de muy diversas
formas y decoraciones.
Otro trabajo muy importante de los Incas constituye el trabajo en piedra, representaciones
zoomorfas de auquénidos (llamas, vicuñas y alpacas) y fitomorfas (mazorcas de maíz),
que son conocidas como conopas, y a numerosos cuencos y recipientes llamados
popularmente morteros.
Cierre:
A manera de cierre este rápido recorrido por cuatro importantes y diversas culturas de
América del Sur, nos muestra que la historia del territorio Americano tiene muy larga data,
una historia interrumpida por la avanzada del imperio Español que dejó trunco un
desarrollo tecnológico y cultural que ha dejado testimonio tanto en los vestigios materiales,
como estructuras, esculturas, piezas en metal, madera y cerámica, pero sobre todo y
mucho más importante en la cultura viva que ha sido transmitida de generación en
generación a los pueblos, comunidades y etnias que han pervivido hasta nuestros días.
Referencias:
Referencias Guaraníes:
http://indigenas.bioetica.org/mono/inves63.htm
http://hablemosdeculturas.com/guaranies/
http://www.portalguarani.com/965_branislava_susnik/12958_cesteria_indigena_ensayo
_de_branislava_susnik_.html
Referencias Zenú:
https://www.historiacultural.com/2011/12/cultura-zenu-sinu.html
http://expertconsulting.com.co/Colombia/Sinu/Sinu.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Zen%C3%BA
https://fundaciondavinci.org/wp/cultura-finzenu-katia-y-zenues-colombia/
Referencias Taínos:
http://www.proyectosalonhogar.com/Enciclopedia_Ilustrada/Indios_Tainos.htm
http://www.precolombino.cl/culturas-americanas/culturas-precolombinas/caribe/taino/
Referencias Incas:
https://www.artehistoria.com/es/contexto/el-arte-inca
https://www.portaleducativo.net/cuarto-basico/780/Incas-Organizacion-social
https://whc.unesco.org/es/list/1459
http://www.tareasfacil.info/Arte-y-Musica/Arte-Latinoamericano/Arte-inca.php
https://www.tierra-inca.com/peru/incas.php
http://museoroperu.com.pe/
Soledad Hoces de la Guardia Ch. et Ana María Rojas Z., « Vestimenta de mujeres en
la nobleza Inca. Ajuar textil en el enterratorio del Cerro Esmeralda y sus relaciones con
los textiles en miniatura de estatuillas. », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En ligne],
Colloques, mis en ligne le 16 décembre 2016, consulté le 04 novembre 2018. URL :
http://journals.openedition.org/nuevomundo/69833 ; DOI : 10.4000/nuevomundo.69833
El arte de la cerámica.
La Cultura Valdivia: la aparición de la cerámica en el Ecuador
(4000 y 1500 a.C. Se extendió a lo largo de los valles fértiles de la costa, la cuenca del Río
Guayas y el sur de Esmeraldas)
La cerámica apareció en América y en Ecuador en la cultura Valdivia, hace unos cinco mil
quinientos años. Su origen es uno de los grandes enigmas de la arqueología ecuatoriana.
Desde sus comienzos, la cerámica valdiviana comprende tres tipos de vasijas claramente
discernibles: una olla grande de cuello alto, otra globular con cuello corto pero bien
marcado y un cuenco hemisférico. Estas vasijas a menudo tienen engobe rojo e incisiones
en el cuello.
Un importante desarrollo artìstico del Formativo es la tradición de las figurinas, que surgió
en la cultura Valdivia y se difundió hasta Mesoamérica y los Andes centrales. Como su
nombre lo indica, las figurinas son pequeñas figurinas humanas modeladas en arcilla. En
el caso de Valdivia, esta tradición pone énfasis, sobre todo, en la representación de la
mujer.
http://boletinmuseoprecolombino.cl/wp/wp-content/uploads/2015/12/bol2-02.pdf (Vínculo de
interés, relación entre cerámica Valdivia y cultura Jomon de Japón)
Cultura Machalilla: la continuidad
(1600 y el 950 a.C. vivieron en la Costa ecuatoriana en algunos de los lugares
anteriormente ocupados por los Valdivia, desde la provincia del Oro, en el sur, hasta la
provincia de Esmeraldas, en el norte)
La cerámica de la cultura Machalilla, que siguió a la de Valdivia, continuó con las formas
básicas valdivianas, añadiendo como decoración un ahumado o bruñido negro con líneas
grabadas después de la cocción de vasijas. Las figurillas machalilla, como las valdivianas,
son sólidas, aunque de mayor tamaño y, curiosamente, de sexo masculino. Su aspecto
general es más bien tosco y estilizado, con narices prominentes y ojos en grano de café.
Muy frecuentes son también las filas de perforaciones a lo largo de la cabeza o de las
orejas, que acaso alojaban plumas de adorno.
Cultura Chorrera: la innovación
(950 y 350 a.C., ocuparon la Costa del Ecuador y se extendieron dentro del territorio, a lo
largo de las costas del río Guayas y sus ríos tributarios)
La cerámica de la cultura Chorrera, de finales del Formativo, trajo consigo innovaciones
formales y decorativas como el uso del engobe blanco leonado o rojo, la pintura negativa a
base de ahumado negro, y la pintura iridiscente. La cerámica doméstica continuó con las
formas de la cerámica machalilla; en cambio, la de uso social, religioso y funerario alcanzó
grandes niveles de variación y sofisticación plástica y decorativa.
Una importante innovación es la botella silbato con pico y asa, que deriva de la botella en
asa de estribo machalilla. Se trata de vasijas finamente acabadas con tricromía, ahumado,
bruñido rojo e incisiones, con representaciones fitomorfas y zoomorfas, y con un largo pico
acompañado de dos silbatos. El efecto acústico es impresionante: mientras se vierte el
líquido en la botella suenan los silbatos con tonos debidamente controlados. No falta el
apoyo gráfico del sonido con la representación en la vasija de un tocador de rondador. Si a
ello se añade la pintura iridiscente con que están decoradas algunas de las botellas, cabe
imaginar la sofisticación estética de una ceremonia social o religiosa de la cultura
Chorrera.
La diversificación del arte
El período de Desarrollo Regional se caracteriza por el surgimiento de numerosas culturas
locales que se desarrollan en relativo aislamiento, como Jama Coaque, Guangala, Chone,
Bahía, La Tolita, etcétera. Cabe señalar la aparición de la metalurgia y del trabajo de
piedras semipreciosas y la generalización del comercio a larga distancia, demostrado por
el intercambio de obsidiana y de la concha Spondylus.
Jama-Coaque: nuevas tradiciones
(350 a.C. y el 1530 d.C. habitaron en la costa ecuatoriana desde el cabo de San Francisco
hasta Bahía de Caráquez, principalmente en los valles de Jama y Coaque)
La cultura Jama-Coaque inicia una tradición de vasos compuestos y recipientes polìpodos
de tres, cuatro y hasta cinco pies, a veces con piedrecillas en su interior, que producen un
sonido similar al de un sonajero. Las figurinas están elaboradas en molde, sobretodo su
cara anterior, y llevan narigueras, orejeras y bezotes, lujosos vestidos ceremoniales y en
algunos casos hasta armaduras. Característica de esta cultura es la representación de los
ojos en forma de “D”.
De manera particular construyeron casas-templo de forma rectangular en las que el
chamán realizaba ceremonias, ofrendas y atendía a su comunidad.
https://www.pinterest.es/karycedjai/sellos-jama-coaque/?lp=true Vínculo de interés. Sellos
Jama Coaque.
La Tolita: el florecimiento de la cerámica y la metalurgia
(350 a.C. y el 350 d.C. en la Costa norte del Ecuador a lo largo de la provincia de
Esmeraldas y se extendieron hacia la región de Tumaco en el departamento de Nariño, en
Colombia)
La cerámica consta de botellas de dos picos, cántaros y vasos con trípodes bulbosos,
compoteras pintadas de blanco y rojo sobre leonado, a veces combinadas con pintura
negativa.
Las figurinas son de tamaño variable, constituyen verdaderas esculturas de cerámica. Hay
representaciones de animales mitológicos, felinos con lengua larga colgante, y animales
comunes, sacerdotes, hombres y mujeres en actividades cotidianas, figuras con máscaras,
enfermos y ancianos.
La cultura Tolita es también conocida por la impresionante cantidad de objetos de metal
que ha producido, particularmente de oro y platino: anillos, narigueras, máscaras, agujas,
tachuelas, cuentas y anzuelos.
A juzgar por las representaciones en cerámica y orfebrería, la gente adoraba seres
míticos, mitad humano y mitad caimán, jaguar o serpiente, considerados como deidades y
espíritus protectores.
http://www.enciclopediadelecuador.com/historia-del-ecuador/cultura-tolita/ Vínculo de
interés, Cultura Tolita
La masificación del arte.
El desarrollo cultural alcanzó en el período de Integración su máxima expresión con el
surgimiento de extensos cacicazgos, como los de Manta, Milagro-Quevedo y Caranqui. Se
levantaron por doquier montículos con fines religiosos o habitacionales y se construyeron
obras de infraestructura agrícola, tales como camellones, pozos y terrazas.
Este período marca un importante momento de expansión demográfica del Ecuador
aborígen. En consecuencia, la tecnología se diversificó más y se especializó para
responder a un cúmulo de necesidades, inexistentes en épocas anteriores.
La cultura Manteña: prosperidad material y desarrollo artìstico
La cultura Manteña es una de las más conocidas de este período, no sólo por sus vestigios
arqueológicos, sino también por la información escrita dejada por los cronistas.
La producción de objetos ceremoniales de piedra, que comenzó ya en el período anterior,
se generalizó a gran escala. Columnas, estelas y sillas de piedra en forma de “U”, todas
ellas con relieves de figuras humanas, pájaros y animales, muestran el gran aparato que
rodeaba las ceremonias civiles y religiosas de los manteños. Las representaciones de la
“mujer heráldica” en las estelas sugieren la importancia del culto a la fertilidad en esta
cultura.
Las figurinas, tanto masculinas como femeninas, están hechas a mano y en molde, con
superficies ligeramente pulidas y generalmente de color negro. Las figuras están de pie,
aunque son muy conocidas las figurinas de los individuos sentados en sillas similares a las
de piedra recuperadas en los sitios arqueológicos.
Milagro - Quevedo: metalurgia y “cocinas de brujo”
(700 y el 1530 d.C., se asentaron a lo largo del sistema fluvial del río Guayas, incluyendo
sus principales ríos afluentes: Daule y Babahoyo, desde el golfo de Guayaquil hasta Santo
Domingo de los Tsáchilas)
La excelencia metalúrgica caracteriza a esta cultura. Vasos de oro de una sola pieza,
collares, narigueras y aretes, a veces montados de turquesas y mullos, son algunos
objetos que fabricó este pueblo recurriendo a las más variadas técnicas. El cobre se usaba
para objetos de uso diario, como cinceles, agujas, hachas y anzuelos, así como las
famosas hachas-moneda que, a menudo, constituyen ofrendas funerarias.
La cerámica, en cambio, es modesta, sin mayor alarde estético y atenta a su funcionalidad
cotidiana. Lo mismo puede decirse de las figurinas toscas de arcilla; las mejor talladas
están hechas en piedra con figuras humanas y animales. En la zona de Quevedo se ha
hallado una vajilla muy característica de esa cultura, se trata de un conjunto de ollas,
platos o vasijas trìpodes cuyas paredes ostentan como decoración plástica pájaros, sapos,
culebras, seres humanos, etcétera. Tal profusión de elementos decorativos han inducido a
los arqueólogos a bautizar expresivamente estas vasijas como “cocinas de brujo”.
La Sierra norte: cerámicas de Capulí, Tuza y Panzaleo
En la Sierra norte se encuentran dos conjuntos cerámicos contemporáneos entre sí, Capulí
(también conocido como Negativo del Carchi) y Tuza. El primero está conformado por
platos hemisféricos, ollas globulares, compuestas y trípodes, compoteras y las conocidas
ollas zapatiformes (en forma más bien de babucha o mocasín), generalmente decoradas
con pintura negativa. Las figurinas tienen el torso largo y desnudo y muestran al individuo
sentado en un banco. Es típica la representación de un abultamiento en la mejilla que
sugiere el consumo de la coca, razón por la que a estas figuras se las denomina
“coqueros”.
En el conjunto de Tuza las formas cerámicas son similares a las de Capulí, pero la pintura
de las vasijas es positiva, con fondo claro y los bordes de color rojo oscuro. Los motivos
predominantes son los guerreros y gran variedad de animales, principalmente aves,
cérvidos, murciélagos y monos.
La Sierra central y sur: estilos de Puruhá, Cashaloma y Tacalshapa
En la sierra central las secuencias cerámicas de Guano, Elén Pata y Huavalac han sido
agrupadas bajo el nombre de Puruhá. Piezas características de esta cultura son las ollas
globulares de boca ancha, las ollas trìpodes con pies de forma de hoja de penco, los platos
con mango y los cántaros antropomorfos con la representación plástica de una cabeza
humana, y una pintura negativa o de bandas rojas en el cuerpo del recipiente.
En la Sierra sur hay una serie de estilos cerámicos que tal vez surgieron a raíz de
episodios migratorios relativamente recientes. Los estilos más consistentes son los de
Cashaloma y Tacalshapa, aparentemente contemporáneos.
El estilo Cashaloma agrupa vasijas pintadas generalmente de un engobe marrón, a veces
combinado con pintura crema goteada libremente o siguiendo algún patrón lineal o zonal.
Son características las copas en forma de campana invertida que a veces se alarga hasta
constituir una especie de “florero”con base anular.
La cerámica Tacalshapa, en sus comienzos, empleó pintura blanca sobre rojo con diseños
geométricos escalonados, pero luego perdió calidad y la decoración se restringió al
engobe tojo simple o a líneas rojas sobre el color natural. Las formas más comunes son
cántaros lenticulares (cantimploras) de cuello alto ornado con una o dos maras modeladas,
con ojos circulares hechos con canuto.
La región cañari, particularmente la zona de Chordeleg-Sigsig, es también conocida por su
extraordinaria metalurgia, lamentablemente perdida en gran parte, ya que en el siglo XIX
los huaqueros saquearon numerosas tumbas y fundieron innumerables piezas de oro.