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Suprema Corte de Justicia

DIRECCIÓN Pasaje de los Derechos Humanos 1310

KRONENBERG, BETINAC/FAROY S.A. Y OTROS

Ficha 291-160/2014

//tencia Nº 1653 MINISTRO REDACTOR: DOCTOR LUIS TOSI BOERI


Montevideo, veintiuno de diciembre de dos mil dieciocho VISTOS: Para
sentencia definitiva, estos autos caratulados: “KRONENBERG, Betina c/
FAROY S.A. y otros. Demanda laboral. Casación”, IUE 291-160/2014,
venidos a conocimiento de la Suprema Corte de Justicia en virtud del
recurso de casación interpuesto por la parte demandada contra la
sentencia dictada por el Tribunal de Apelaciones del Trabajo de 3er Turno,
identificada como SEF 0014-000354/2018. RESULTANDO: I) A fs. 320-351,
el 28 de mayo de 2014, compareció Betina Kronenberg y promovió
proceso laboral contra Faroy S.A., Aetos S.A., Donald, Eric e Ivanna Trump,
Trump Marks Punta del Este LLC y Fortune International Realty. Afirmó
que mantuvo una relación de trabajo subordinado con los demandados,
primero, entre el 1° de enero y el 27 de febrero de 2013, se desempeñó
como vendedora inmobiliaria del edificio denominado Trump Tower de
Punta del Este. Luego del 27 de febrero de 2013 y hasta el 13 de
noviembre de ese año, trabajó gerenta comercial del showroom del
referido edificio. Pretendió la condena de los codemandados al pago de
U$S 191.944 (ciento noventa y un mil novecientos cuarenta y cuatro
dólares ameri-canos) por créditos salariales impagos e indemnización por
despido, más U$S 99.616 (noventa y nueve mil seiscientos dieciséis
dólares americanos) por concepto de multa legal, más U$S 33.199 (treinta
y tres mil ciento noventa y nueve dólares americanos) por concepto de
intereses, más U$S 221.326 (doscientos veintiún mil trescientos veintiséis
dólares americanos) por concepto de daños y perjuicios preceptivos.
Respecto del total de lo reclamado por rubros solicitó que se dedujeran
los U$S 22.500 (veintidós mil quinientos dólares americanos) que percibió
durante su relación laboral. Asimismo, solicitó que se condenara a Fortune
International Realty al pago de U$S 171.820 (ciento setenta y un mil
ochocientos veinte dólares americanos) por concepto de comisiones
impagas por ventas realizadas en Venezuela y a los restantes
codemandados al pago de U$S 742.870 (setecientos cuaren-ta y dos mil
ochocientos setenta dólares americanos) por concepto de comisiones
impagas por ventas realizadas por ella misma. II) Por sentencia definitiva
de primera instancia N° 88/2017 del Juzgado Letrado de Primera Instancia
de Maldonado de 7° Turno, dictada el 8 de noviembre de 2017 por su
titular, la Dra. Ana Aberastegui, se acogió parcialmente la demanda,
condenándose a Fortune International Realty, Faroy S.A. y Aetos S.A. al
pago de U$S 165.000 (ciento sesenta y cinco mil dólares americanos) por
concepto de licencia no gozada, salario vacacional, aguinaldo, salarios
impagos, diferencias de salarios por diferencia de categoría, comisiones e
indemnización por despido común, incluido un 10% por daños y perjuicios
preceptivos e igual porcentaje por concepto de multa, más los intereses
que se calcularán al momento del pago y desde la fecha de la exigibilidad
de cada rubro (fs. 1430-1446). III) En segunda instancia en-tendió el
Tribunal de Apelaciones del Trabajo de 3er Turno, integrado por los Dres.
Juan Carlos Contarin, Lina Fernández Lembo y Gloria Seguessa Mora,
órgano que, por sentencia definitiva identificada como SEF 0014-
000354/2018, dictada el 27 de agosto de 2018, anuló la recurrida y, en su
lugar, desestimó la demanda (fs. 1500-1519). IV) La actora interpuso
recur-so de casación (fs. 1525-1535). Luego de justificar la procedencia
formal de ese medio impugnativo, sostuvo, en síntesis, que: - La Sala, al
considerar que no mantuve una relación de trabajo subordinado con los
demandados incurrió en una errónea valoración de la prueba, lo cual
implicó una errónea aplicación de lo dispuesto en los artículos 140 a 142
del C.G.P., así como de lo establecido en el artículo 198 del mismo cuerpo
normativo. - La Sala incurrió en error cuando afirmó: “incurre en postura
incompatible la actora, teoría del acto propio, cuando afirma a fs. 338 que
la base de datos era de su propiedad, y que la contraria se la apropió, y
paralelamente afirma relación de dependencia”. La Sala no advirtió que
esa base de datos era de mi propiedad desde antes de haber comenzado a
trabajar para las codemandadas, es decir, no fue producto del trabajo
realizado para las demandadas. - La Sala también incurrió en error de
valoración al haber expresado: “a fs. 334 la actora incurre en nueva
contradicción cuando afirma que debe entenderse que los U$S 3.000 que
se le abonaban mensualmente, se trató de sueldo; lo que surge de autos
es que se trató de adelanto de comisiones por futuras ventas”. El Tribunal
no advirtió que las codemandadas nunca me solicitaron que extendiera
factura y/o recibo por los supuestos adelantos de comisiones que se me
efectuaban mensualmente. - También se equivocó la Sala cuando afirmó:
“en cuanto a la categoría de gerente o encargada, la demandada ni
siquiera refiere a qué actividad correspondería o respecto de qué sujeto
con-creto habría desempeñado dicha categoría”. De la prueba
acompañada con la demanda surge que, efectivamente, desempeñé el
cargo de gerente o encargada (fs. 39). La conclusión de la Sala respecto a
que no se individualizó el sujeto concreto para el cuál me habría
desempeñado como gerente es incorrecta: a lo largo de la demanda se lo
indicó: las 3 codemandadas (Faroy y Aetos desde enero 2013 y a Fortune a
partir de junio de 2013). - La Sala incurrió en error cuando expresó que el
hecho de que en la planilla de trabajo del MTSS figuren diversos
dependientes, si bien no constituye elemento decisivo si se lo considera
en forma aislada, es un indicador de que la empresa operaba con personal
debidamente registrado. No es cierto que existían “diversos”
dependientes, ya que solo surgen “limpiadores y asistentes
administrativos” que se vincularon por períodos determinados. - La Sala
afirmó: “La actora al accionar y en las comunicaciones, expresa haberse
hecho cargo de toda la administración y ser responsable del showroom
independientemente del acuerdo por comisiones. Pero no es eso lo que
resulta de los proyectos de los contrato agregados en autos en base a los
cuales las partes negociaron sus recíprocas obligaciones. Sino que el
monto por comisiones acordado incluía ciertas actividades en el
showroom y de adminis-tración de gastos y pagos”. Tal afirmación es inco-
rrecta. El Tribunal no indicó a qué documentos se está refiriendo cuando
habla de proyectos de contratos agregados en autos. Por el contrario, lo
diferentes mails agregados a la causa, revelan que la dicente realizaba
tareas que no eran las que realizaba el resto de los brokers o agentes
inmobiliarios. - El órgano de segundo grado consideró que esta recurrente
“era empresa” antes de relacionarse con los demandados y que lo siguió
siendo posteriormente. Con tal valoración la Sala se apartó de la realidad
de este país, donde los empleadores en varios rubros a veces solicitan que
sus dependientes le facturen el trabajo como servicios, para así prescindir
de las cargas laborales, pese a ser trabajadores dependientes. La actora
nunca le facturó a las demandadas, porque no fue trabajadora
independiente y ello debió tenerse muy presente a la hora de valorar la
prueba. - La Sala consideró que la dicente manejaba la apertura del
showroom con libertad y que no tenía un horario fijo, lo cual a su juicio es
indicador de que no existía subordinación jurídica. Tal afirmación no es
cier-ta. La actora era quien siempre abría y cerraba, tal como lo demuestra
la prueba rendida en la causa. - El Tribunal refirió enfáticamente a que no
hay trabajo dependiente porque la actora señaló de que el importe que se
le debía por concepto de comisiones ascendía a el 1% más IVA del precio
de los inmuebles en venta. La Sala tomó elementos de prueba aislados, no
distinguiendo que me vinculé mediante dos contratos distintos: (a) el que
transcurrió entre el 1° de enero de 2013 al 27 de febrero de 2013
(temporada estival), en virtud del cual comercializaba las unidades Trump
Tower por el pago exclusivo de una comisión del 1% ma? IVA sobre su
precio de venta; y, (b) el que estuvo vigente luego del 27/2/2013 y hasta la
fecha de egreso, en virtud del cual me desempeñé como gerente o
encargada comercial del proyecto en Punta del Este. Todo lo cual resulta
corroborado por múltiples medios de prueba. -La Sala expresó que no se
advierte de qué otro modo la dicente podía ejecutar las actividades de
ventas de inmuebles aún no existentes, sin utilizar el showroom. El
Tribunal no advierte que podría haber vendido de la misma forma que lo
hicieron los demás intermediarios que comercializaron unidades sin
acceder al showroom. - La Sala expresó que esta recurrente no puede
pretender el pago de la indemniza-ción por despido porque se me había
anunciado que debería entregar las llaves el 8 de noviembre, para que
otra persona abriera el showroom. El órgano de segundo grado no advirtió
que había convenido con los codemandados que me pagaran todos los
trabajos que habían desempeñado hasta fines de octubre como gerente o
encargada administrativa del proyecto, y que se me haría un nuevo
planteo para el futuro, tal cual surge de los documentos 1, 2 y 3 del legajo
“A” que se adjuntó con la demanda. Nunca me abonaron el tra-bajo
realizado, ni me hicieron una propuesta para continuar. Ese
incumplimiento generó la responsabilidad de los codemandados e implica
claramente un despido abu-sivo. - La Sala expresó que no logré acreditar
dependencia económica, prueba de ello es que acordó montos variables
de adelantos por comisiones, que le eran entregados de modo no
periódico, no invocó exclusividad, ni ello surge de autos. No coincido con
lo expre-sado por el Tribunal, puesto que, más allá de que la reclamante,
en el período que trabajó para las demandadas sólo lo hizo para ellas, lo
cierto es que, a los efectos de definir si era o no empleada dependiente,
no influye si era o no su único trabajo. - La Sala debió considerar los
hechos supervinientes, conocidos luego de dictarse la sentencia objeto de
recurso: la actora tomó conoci-miento de que las codemandadas Faroy y
Fortune se encontraban en litigio. En esa causa surge que fui
“trabajadora” y no empresaria independiente. - En definitiva, solicitó que
se casara la sentencia recurrida y que, en su lugar, se acogiera la
demanda. V) La parte demandada evacuó el traslado del recurso de
casación oportunamente confe-rido (fs. 1541-1546 vto.) y abogó por su
rechazo. VI) Por providencia identifi-cada como MET 0014-000107/2018,
dictada el 2 de octubre de 2018, el Tribunal de Apelaciones del Trabajo de
3er Turno resolvió elevar el recurso de casación para ante la Suprema
Corte de Justicia (fs. 1548). VII) El expediente se recibió en la Corte el 10
de octubre de 2018 (fs. 1553). VIII) Por providencia N° 3056/2018 se
dispuso el pasaje a estudio y se llamaron los autos para sentencia (fs.
1554). IX) Una vez cumplidos los trá-mites de estilo, se acordó dictar
sentencia en el día de la fecha. CONSIDERANDO: I) La Suprema Corte de
Justi-cia desestimará el recurso de casación interpuesto. II) En cuanto a la
errónea va-loración de la prueba de la Sala. Tal como lo consignamos, la
recurrente se agravió por la errónea valoración probatoria realizada por la
Sala, valoración por la cual consideró no se acreditó que la relación que
mantuvo la actora con los demandados fuera de naturaleza laboral, esto
es, una relación de trabajo subordinado. 1) Respecto de la errónea
valoración de la prueba como causal de casación. En el punto, cabe
reiterar la jurisprudencia de la Corte en cuanto a que la revaloración del
material fáctico tenido en cuenta por los tribunales de mérito se
encuentra vedada en la etapa de casación, salvo en hipótesis de absurdo
evidente o arbitrariedad en el razonamiento probatorio. Respecto de la
casación fundada en errónea aplicación de las normas sobre valoración de
la prueba, la Corporación adhiere a la posición que entiende que dicha
causal se reduce a los casos en los cuales se violen las tasas legales en
supuestos de prueba tasada; o, en el caso de que correspondiera aplicar el
sistema de la sana crítica, cuando se incurra en absurdo evidente, por lo
grosero e infundado de la valoración realizada (criterio sostenido por la
mayoría de la Corporación en las sentencias Nos 408/2000, 52/2010,
4248/20, 594/2013 y 640/2017, entre otras). 2) Respecto de la insufi-
ciencia de los términos del agravio. En el caso, debe señalarse que, atento
a las particularidades antes reseñadas que presenta la errónea valoración
de la prueba como causal de casación, la propia articulación del agravio
impide siquiera ingresar a su análisis. En efecto, en lo medular, la
recurrente no alegó que la valoración de la Sala fuera absurda o arbitraria.
Véase que de los términos de su escrito no surge en ningún momento la
denuncia de un error en la valoración que implique alguno de los
excepcionales supuestos que habilitan a la Corte a revisar la valoración
probatoria realizada en segunda instancia: no se describió ningún
supuesto de absurdo o arbitrariedad (cf., entre otras, sentencias Nos
66/2016, 219/2017, 571/2017). La recurrente se limitó a expresar -
extensamente, como surge del resumen de sus críticas a la recurrida- su
disconformidad con la valoración probatoria de la Sala, proponiendo una
valo-ración alternativa, mas no alegó un vicio del razona-miento
probatorio de los que posibilitarían hacer caer la valoración de la Sala. Por
tal motivo, estos cuestionamientos no pueden recibirse. III) En cuanto a la
califica-ción jurídica de los hechos tenidos por probados por la Sala. 1)
Habida cuenta de lo señalado en el considerando precedente, la
plataforma fáctica tenida por probada en segunda instancia es inmutable
en casación. Ahora bien, la temática en torno a si se verifica o no un
supuesto de “subordina-ción laboral”, constituye una cuestión jurídica,
una quaestio iuiris, de modo que, su revisión en casación es posible. En
efecto, es cuestión de hecho la conclusión del decisor de mérito que
establece, como hecho probado, la producción o existencia de una cierta
situación o acontecimiento a cuyo respecto se predica que tipifica la
existencia de una relación de trabajo subordinado (cf. sentencias Nos
190/2016, 246/2015, 823/1995 y 73/1995 de la Corte). Sobre la base de
los mismos hechos tenidos por probados en segunda instancia, es posible
corregir en casación una eventual errónea subsunción de tales hechos en
la categoría jurídica de que se trate: en el caso, es posible relevar si la Sala
calificó correctamente los hechos que tuvo por probados, descartando la
configuración de un supuesto de relación de trabajo subordinado. En otras
palabras: para determinar si hubo o no “relación de trabajo subordinada
amparada por el derecho laboral”, habrá de partirse exclusivamente de los
hechos que la Sala consideró probados, de modo que, no se revalorará la
prueba rendida en el expediente, sino, simplemente, se verifi-cará si
resultó adecuada o no la tarea de subsunción o calificación efectuada por
el Tribunal (cf., por ejem-plo, sentencia N° 1.336/2018 de la Corte). 2) Tal
como surge de fs. 1505 vto. y 1513 vto. los hechos tenidos por probados
son los siguientes: (i) En cuanto a la cate-goría de gerente o encargada del
showroom del edificio Trump Tower , en la demanda ni siquiera se refiere
a qué giro de actividad correspondería o respecto de qué sujeto concreto
habría desempeñado dicha categoría. (ii) No hubo una suma homogénea
acordada entre las partes, sino diversas negociaciones que establecieron
montos de adelanto a cuenta de futuras comisiones por negocios de
venta; (iii) La actora tenía plena libertad para manejar la apertura del
showroom y alejarse del país y disponer de su tiempo, con las limitaciones
connaturales a su propio interés de lograr ventas y generar las condiciones
y los contactos susceptibles de beneficiar su actividad; (iv) La accionante
negoció las condiciones de su prestación de actividad, estando previo y
contemporáneamente al desarrollo de la vinculación, inscripta como
empresa; (v) La reclamante tenía libertad en el uso y disposición del
showroom y disponía unilateralmente de las fechas en que se retiraba del
país; (vi) El monto por comisio-nes acordado incluía cierta actividades en
el showroom y de administración de gastos y pagos; (vii) La actora
pretendía ofrecer las unidades del edificio Trump Tower en las mismas
condiciones que cualquier otra inmobiliaria externa, cobrando el 5% de
comisión; (viii) La accionante podía disponer de las oficinas a su
requerimiento, manejando su permanencia en el showroom acorde a su
voluntad, sin estar sometida a directivas, ni a control de horario o sanción
alguna por incumplimiento vinculado con dicho aspecto; (ix) Respecto al
contrato con Fortune, a la actora, en cierto momento, se le propuso
reducir sus honorarios a U$S 1.500 (la mitad de lo que venía percibiendo);
La actora aceptó dicha propuesta, aunque solicitó que se hiciera efectivo a
partir del siguiente mes (agosto 2013), bajo la condición de que, si para
diciembre no se empezaba a firmar los compromisos de compraventa (lo
que impedía comenzar a percibir comisiones), entonces tendría que
volverse a los U$S 3.000 iniciales, por enero, febrero y marzo. A la actora
se le expresó que lo único que podían hacer es pagar U$S 1.500 por mes,
más el 0,10% de las ventas generales y el 1% de las ventas efectuadas por
la reclamante. Y respecto al IVA, se le manifestó que no era
responsabilidad de la Empresa demandada. La actora contestó que lo
vería con su contadora y que aceptaba los U$S 1.500. En el ámbito de
dicha negociación, la actora manifestó: “yo ya bajé mucho de 3000 a 1500
por los próximos meses y todavía tengo que ver el tema de IVA que creo
que no voy a poder evitar pagarlo (o sea que me quedaría con el 0,80 mas
IVA en el mejor de los casos cuando yo los venda directo), más no puedo”.
(x) La actora, de modo acorde con lo que resulta del informe de la D.G.I.
agregado a fs. 981, ya tenía la calidad de empresa independiente
unipersonal, previo al comienzo de las actividades en las que asienta su
reclamo. De acuerdo a los domicilios fiscales declarados en el año 2011 a
2012 y otro constituido a fin del último año señalado, la actora era
empresa antes y continuó siéndolo durante el lapso abarcado por el
reclamo. A fs. 148, en una comuni-cación con uno de los representantes
de una de las demandadas, la actora expresó que “te puedo enviar un
modelo que tengo firmado con otras empresas para que puedas usarlo”.
La accionante trabajó del mismo modo para el Edificio Indigo, con el cual
había mantenido vínculo contractual autónomo; (xi) Las sumas acordadas
como pago de “adelanto de comisión”, no se le entregaban mes a mes;
(xii) El modelo de con-trato de prestación de servicios (fs. 167) se adecua a
las negociaciones que mantuvieron las partes y en él no se pactó
exclusividad; 3) Estando a los hechos que vienen de reseñarse, resulta
irreprochable la solución a la que arribó la Sala del Trabajo de 3er Turno,
en cuanto a que la actividad desarrollada por la actora no encarta en los
caracteres de una relación de trabajo subordinada, regida por el Derecho
Laboral. De los hechos reseñados no surge que puedan hallarse las notas
típicas de la relación de trabajo subordinado que da base al reclamo de
autos. En este ámbito, la Corte ha indicado que: “(...) a fin de caracterizar
un contrato como laboral, es preciso verificar la exis-tencia de los
elementos que la doctrina ha reputado como esenciales: actividad
personal, onerosidad, durabilidad, continuidad, exclusividad y
fundamentalmente subordina-ción sobre todo en su aspecto jurídico,
como contrapar-tida del poder de dirección que tiene el patrono para
dirigir la actividad de su empleado cuando lo crea necesario (sentencias
Nos. 284/96, 185/98, 33/99, 535/00, 1.217/10 entre otras)”, (cf. sentencia
N° 413/2012). Es valor entendido en doctrina y jurisprudencia que la
subordinación jurídica es la nota característica que permite identificar una
relación de trabajo subordinado y diferenciarla de otras formas de prestar
servicios personales. La subordinación jurídica se verifica cuando el
trabajador ejecuta sus tareas bajo la vigilancia inmediata y permanente de
su empleador; supone la dirección efectiva de las tareas por el dador de
trabajo, que es quien indica cómo deben cumplirse, controla su ejecución,
corrige a su trabajador o lo ayuda en caso de ser necesario, controla sus
resultados, etc. La subordi-nación jurídica o jerárquica supone que el
trabajador se integra en la organización de la empresa -la cual se ordena
jerárquicamente- y que el empleador está facultado para dirigir su
actividad (cf., por ejemplo, sentencia N° 560/2017 de la Corte). En esta
misma línea argumental, este Colegiado, en sentencia N° 410/2016,
reiterando jurisprudencia anterior, expresó que “Para que exista relación
de trabajo se requieren dos elementos fundamentales: la subordinación y
la remunera-ción. La primera se caracteriza en general por el acatamiento
a órdenes precisas, la vigilancia y dirección de actividades por parte del
empleador y la sujeción a horarios. Así, se ha definido a la subordinación o
dependencia como la situación en que se encuentra el trabajador que
tiene que obedecer o acatar las órdenes que le imparta su empleador o
quien lo represente, dentro de los límites del contrato de trabajo (cf.
Guillermo Cabanellas, ‘Compendio de Derecho Laboral’, T. 1, pág. 398). Y
el segundo elemento consiste en la remuneración correspondiente, la cual
habrá de efectuarse regularmente en ciclos predetermi-nados”. En
definitiva, bajo las premisas que vienen de referirse la Corte considera que
no corresponde tener por admitida la existencia de una relación de
trabajo subordinado, por no haberse acredi-tado un supuesto de
subordinación jurídica. IV) Finalmente, cabe señalar que la denuncia de
“hecho nuevo” que la recurrente introduce en el grado (fs. 1534 vto.), no
resulta admisible. En primer lugar porque no ofreció prueba de su
existencia; y, en segundo lugar, porque como solución de principio, la
Corte ha entendido que se admite su ingreso al proceso hasta la segunda
instancia inclusive, pero está vedada la posibilidad de hacerlo en la etapa
de casación (cf. sentencia N° 865/2015). V) La conducta procesal de las
partes no justifica imponer especiales condenaciones en gastos causídicos
(artículo 279 del C.G.P.). Por los fundamentos expuestos, la Suprema Corte
de Justicia, FALLA: Desestímase el recurso de casa-ción interpuesto, sin
especial condenación procesal. Honorarios fictos: 20 B.P.C. Y devuélvase.
DRA. ELENA MARTINEZ PRESIDENTE DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA
DR. JORGE O. CHEDIAK GONZÁLEZ MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE
JUSTICIA DR. EDUARDO TURELL MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE
JUSTICIA DRA. BERNADETTE MINVIELLE SÁNCHEZ MINISTRA DE LA
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DR. LUIS TOSI BOERI MINISTRO DE LA
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DR. GUSTAVO NICASTRO SEOANE
SECRETARIO LETRADO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

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