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El profeta Habacuc
Arend Remmers
El profeta Habacuc Arend Remmers
El profeta Habacuc
3 capítulos
La explicación brindada por Martín Lutero acerca de este significado es digna de mencionar: «Habacuc
tiene un nombre apropiado para su comisión. Porque Habacuc significa «abrazo». Y es justamente lo que
él hace por medio de su profecía, abraza o contiene a su pueblo. Habacuc los consuela y los toma en sus
brazos como uno lo haría por un niño o un adulto que gime.” (Prefacio de El profeta Habacuc, de Martín
Lutero).
La oración de Habacuc en el capítulo 3, semejante a un Salmo, tiene un título y una conclusión, lo que
induce a la hipótesis de que este profeta pudo haber sido un levita asignado al servicio del templo.
El indicio más importante en cuanto a la época en la que Habacuc cumplió con su servicio y a la fecha de
escritura del libro lo hallamos en el capítulo 1:6: “Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y
presurosa”. Algunos críticos del libro de Habacuc han interpretado mal el nombre de los caldeos. Pero
no hay razones para dudar que esta mención de los caldeos se refiere a los babilonios. En 2.º Reyes 25:1,
Nabucodonosor aparece mencionado como el Rey de Babilonia, y en el versículo 4 del mismo capítulo se
menciona a los caldeos y sus soldados (compárese con Isaías 13:19 y Ezequiel 12:13).
El nuevo Imperio Babilónico se expandió ininterrumpidamente desde el 625 a.C. bajo el reinado de
Nabopolasar (625-605 a.C.). Nínive, la capital del debilitado Imperio Asirio, fue conquistada en el 612
a.C. (ver detalles en Nahum), y en el 605 a.C. tuvo lugar la batalla de Carquemis, en la que los babilonios
vencieron a los egipcios (ver Jeremías 46:2). Con todas estas conquistas, el Este quedó a disposición de
los babilonios. Su reputación de crueldad fue conocida en todo lugar. Poco después de esto,
Nabucodonosor atacó al reino de Judá (605 a.C). En la primera deportación de los judíos a Babilonia,
todos los príncipes fueron llevados cautivos (2.º Reyes 20:18; 24:14; Daniel 1:3). Estos príncipes eran
exactamente los mismos que antes habían oprimido a la clase baja de su propio pueblo (Habacuc 1: 2-4).
Después del primer ataque de los babilonios, siguieron dos más, en los años 597 a.C. y 586 a.C., que
culminaron en la destrucción de Jerusalén y la cautividad babilónica de Judá. Sin embargo, todos estos
acontecimientos todavía no habían tenido lugar cuando Habacuc escribía su libro. Aun cuando no
tenemos datos precisos acerca de la fecha de escritura de este libro, no obstante podemos situarla
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aproximadamente entre la destrucción de Nínive y el primer ataque a Judá, es decir, entre el 612 y el 605
a.C.
Deducimos entonces que Habacuc fue contemporáneo de Jeremías. Y también observamos que entre
ellos existen muchas similitudes, como por ejemplo la sensibilidad y el sufrimiento a causa de la
condición en la que se encontraba el pueblo de Dios.
El corazón de Habacuc está acongojado a causa de la injusticia que hay en medio del pueblo de Dios
(Habacuc 1: 2-4). Dios anuncia, en su respuesta dirigida al pueblo, el juicio que se manifestará mediante
el ataque de los caldeos (1: 5-11). Habacuc entonces se aterroriza aún más al considerar que Dios
utilizará una nación mucho más injusta que la de los judíos como vara para castigar a Israel (1: 12-17).
En el capítulo 2, Dios responde por segunda vez a Habacuc, a fin de mostrarle que Jehová conoce el
orgullo de esta malvada nación, Babilonia, y que la castigará, pero que el justo por su fe vivirá.
Observamos que esta revelación con sus cinco ayes, la cual se desarrolla a partir del capítulo 2:3, no sólo
se refiere a una inminente invasión de los caldeos, sino que también puede aplicarse a sucesos que
tendrán lugar un día futuro.
En el capítulo 3, la fe de Habacuc finalmente triunfa y recuerda la gloria y el poder de Dios para redimir
a Su pueblo. En esta oración de agradecimiento y alabanza, Habacuc expresa que él ha hallado su gozo y
su fuerza en Dios.
3. Peculiaridades
a) Citas del Nuevo Testamento
Parecería que el apóstol Pablo tenía una particular predisposición a citar al profeta Habacuc. Lucas nos
relata, en Hechos 13:41, que Pablo citó las serias advertencias de Habacuc 1:5 al final de su predicación
en la sinagoga de Antioquia.
Es digno de mencionar que el apóstol (quien fue inspirado por el Espíritu Santo para escribir la gloriosa
verdad de la justificación por la fe en la epístola a los romanos) cita tres veces las siguientes palabras de
Habacuc: “Pero el justo por su fe vivirá”. Cada vez que menciona estas palabras, el apóstol remarcará
especialmente una de ellas:
Romanos 1:17: “Mas el justo por la fe vivirá” (Significa que solamente el justificado vivirá una vida de
fe)
Gálatas 3:11: “El justo por la fe vivirá” (Y no por la ley, por la cual nadie puede ser justificado)
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Hebreos 10:38: “Mas el justo vivirá por fe” (Lo cual significa que el justo no irá a la perdición con el
impío)
En el año 1947 fueron hallados varios rollos antiguos en las cuevas de Qumran, cerca del Mar Muerto.
Muchos de ellos contienen textos del Antiguo Testamento y tienen 1000 o 1200 años más de antigüedad
con respecto a los hasta ahora conocidos manuscritos hebreos. Entre estos rollos se encontraba el
Comentario de Habacuc (1Qp Hab), que fue hallado en la cueva 1. Este manuscrito data aproximadamente
del año 75 a.C., y presenta los dos primeros capítulos del libro de Habacuc. Cada versículo tiene un
comentario en el que los incidentes ocurridos en la época del comentarista son presentados como el
cumplimiento de la profecía de Habacuc.
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