Nota biográfica

Pedro Mouro, poeta y ensayista gallego, comenzó a escribir poesía con once años y a
interesarse por la espiritualidad a los doce. Ambas búsquedas fueron desde entonces de la
mano, y Blas de Otero y Dámaso Alonso se encontraron así con la magia práctica; el
erotismo de Giocconda Belli, la experiencia de Gil de Biedma o lo etéreo de Hugo Mújica
con las órdenes esotéricas, los viajes por Europa y los amores apasionados de la juventud.

Ha formado parte de órdenes neotemplarias y rosacruces, pero que ha abandonado en la

búsqueda de un camino hermético original, más en sintonía con el placer, la belleza y la
inconfesable pureza de la voz del erotismo poético.

Ha vivido en el desierto, en un monasterio budista y en el sur de Francia, entre otros

lugares.

Ciudadano del mundo, considera que su poesía es el pago de una deuda espiritual,
contraída por haber recibido el don de la introspección y una mirada hacia la esencia de las
cosas.

Actualmente vive en el sur de España con su perra, una galga española de color ceniza que
ladra enfadada si no comparte el jamón del desayuno y su mayor deseo es vivir tranquilo,
muchos años, para ver las cosas que nadie ha visto y conocer lo que sólo puede ser
conocido por uno mismo.