“Es un medio de prueba consistente en el dictamen de personas con conocimientos especiales (científicos, artísticos, técnicos o prácticos), designadas por las partes o por el juez, con el fin de cooperar en la apreciación técnica de cuestiones de hecho sobre las cuales debe decidir el juez según su propia convicción” En esa definición se destaca: a) Nuestra Ley, siguiendo la concepción tradicional, contempla la experticia en el Código Civil, entre los medios de prueba de las obligaciones y en el Código de Procedimiento Civil, al tratar de la instrucción de la causa, en el Capítulo VI de los medios de prueba, de su promoción y evacuación. b) Por su estructura, lo mismo que el testimonio, el dictamen de los expertos es una declaración representativa, emitida por escrito; pero mientras el testigo aporta al proceso la representación de su percepción individual, el perito aporta la representación de su saber no individual y fungible. De donde se sigue que la experticia es una prueba directa, porque la percepción no la tiene el Juez por si mismo, directamente, sino mediante el dictamen escrito de los peritos. c) La experticia es una prueba personal, puesto que solo las personas son capaces de conocer, tener percepciones y transmitirlas a los demás, ya oralmente o por escrito. d) Las personas designadas como peritos deben tener conocimiento especiales (científicos, técnicos o prácticos), puesto que por su esencia misma la experticia trata de suplir las deficiencias del Juez en cuanto a dichos conocimientos. e) La experticia solo puede ser promovida a petición de las partes, las cuales tienen legalmente la carga de esta prueba y solo excepcionalmente de oficio por el Tribunal, en los casos permitidos por la ley (1426 C.C., 401 Ord. 5, 514 Ord 4, 249 C.P.C.. Antes se citaron algunos ejemplos). f) Por su función la experticia tiende a la formación de la convicción del juez sobre hechos de la causa y se resuelve en la enunciación de proposiciones que sirven para la verificación de las afirmaciones de las partes en torno a los hechos de la causa. g) Los jueces no están obligados a seguir el dictamen de los expertos si su convicción se opone a ello (1427 C.C.). Esta es una de las características de la experticia como medio de prueba y una manifestación del principio racional de la valoración de las pruebas por el Juez conforme a las reglas de la sana crítica (507 C.P.C.). h) En la práctica del foro se discute si el dictamen de los peritos es nulo si no se llena todos los requisitos indicados en el artículo 1425 del C.C., que señala que el dictamen de la mayoría de los expertos se extenderá en un solo acto que suscribirán todos y debe ser motivado, circunstancia sin la cual no tendrá ningún valor. Si no hubiere unanimidad, podrán indicarse las diferentes opiniones y sus fundamentos. Respecto de la motivación de la experticia, la Casación ha entendido siempre, que debe estar constituida, sin duda, por el conjunto de razones que han motivado a los peritos a inclinarse en determinado sentido. Para que pueda considerarse una experticia carente de motivos –ha precisado la Casación- es necesario que esté desprovista en absoluto de razonamientos previos a la conclusión o que ellos sean tan vacuos o inconsistentes que rechacen por si mismos el carácter de tales. Clasificación de la prueba de experticia: Rengel Romberg, no clasifica la prueba de experticia. Devis Echandía lo hace de así: La clasificación de las peritaciones y de los peritos depende del punto de vista que se adopte para considerarlos. En una primera clasificación, Devis Echandía distingue entre el perito percipiendi y el perito deducendi, y señala: a) Hay peritaciones para verificar la existencia o las características de los hechos técnicos, científicos o artísticos, de que hablan Lessona, Carnelutti, Florian, Mittermaier, Franchi, Mallard, Alsina, Scardaccione, Denti, Andrioli, Silva Melero, Guasp, Sicard. A estas peritaciones corresponde el llamado perito percipiendi. Considera Devis Echandía que esta clase de dictamen es, indudablemente, un medio para la comprobación de hechos. Los autores que le niegan a la peritación el carácter de medio de prueba, olvidan que esta clase de dictamen es quizás el más frecuente, lo mismo en los procesos civiles que en los penales y laborales. b) Otras peritaciones tienen por finalidad aplicar las reglas técnicas, artísticas o científicas de la experiencia especializada de los expertos, a los hechos verificados en el proceso, por cualquier medio de prueba, para deducir de ellos las consecuencias, las causas o las calidades o valores que se investigan. Los peritos hacen las dos operaciones, de enunciar las reglas de la experiencia técnica pertinente y de aplicarlas a los hechos probados en el proceso, para formular las deducciones concretas que corresponden. A esta clase de peritación corresponde el llamado perito deducendi. También en esta clase de peritación se verifican o prueban hechos: los que constituyen la causa o el efecto (el perjuicio, por ejemplo) de los otros hechos probados por medios distintos, o aspectos concretos de tales hechos, que equivalen a una prueba pericial de los mismos (como el valor económico de un objeto o un daño, la calidad artística de una obra de arte, la buena o mala calidad de una mercancía). Aceptan expresamente esta clase de peritaciones, entre otros, Carnelutti, Mittermaier, Mallard, Guasp, Aguirre, Alsina. Quienes admiten este medio para establecer la existencia o el valor de los perjuicios ya causados o que puedan ocasionarse en el futuro, en virtud de hechos debidamente probados, en ese proceso, o la causa de un hecho también probado allí, implícitamente aceptan esta segunda clase de peritaciones. c) Teóricamente puede suceder que los peritos reciban el encargo de enunciar simplemente las reglas de la experiencia técnica que los califica, para que el juez proceda a aplicarla a los hechos comprobados en el proceso y a obtener las conclusiones. En ese caso el dictamen sería un simple instrumento para la integración del juicio lógico del juez, una simple regla de experiencia para la apreciación de las pruebas. En la práctica es muy raro que se presente esta tercera clase de peritación, pues por lo general contiene la verificación total o parcial de hechos, que existe en las dos primeras clases que hemos explicado. 2) Citando a Lessona, Devis Echandía también distingue entre peritaciones forzosas y potestativas o discrecionales, según que la Ley exija o no su práctica para el caso. 3) También distingue las peritaciones judiciales de las peritaciones prejudiciales, según que ocurran en el curso de un proceso o en diligencia procesal previa. Las últimas están autorizadas en muchas legislaciones como la colombiana, la salvadoreña, la argentina, etc. 4) Con un sentido similar al de la anterior clasificación, se habla de peritaciones de presente y peritaciones de futuro, entendiendo por aquellas las que se practican en el curso de los procesos, para que surtan de inmediato sus efectos probatorios, y por las últimas las que se producen anticipadamente, para futura memoria, en vista de un litigio eventual, en diligencia judicial previa al proceso en donde se aducirán como prueba. 5) Puede hablarse también de peritaciones oficiosas o por iniciativa de las partes, según que medie o no este impulso del interesado. 6) Por último, señala Devis Echandía, si se admite la peritación para establecer la ley extranjera y la costumbre nacional o extranjera, lo mismo que para interpretar la ley que utiliza expresiones técnicas o científicas, pueden distinguirse las peritaciones sobre hechos y sobre el derecho, o en lenguaje carneluttiano, las técnicas y las jurídicas. En cuanto a las distintas clases de peritos, además de los mencionados percipiendi y deducendi, puede hablarse de esporádicos o accidentales (cuando adquieren esa condición para el caso concreto y en virtud del nombramiento especial del juez) y de continuos o permanentes (si desempeñan un cargo cuya función consiste en emitir dictámenes, para cierta clase de procesos, como por ejemplo los médicos legistas o forenses que deben dictaminar sobre las causas y el momento de la muerte o sobre las consecuencias de las heridas, en los procesos penales). Se acepta que los últimos no estén sujetos al requisito del juramento previo a cada dictamen, en razón de haberlo prestado, para todas sus actuaciones futuras, al tomar posesión del cargo. Promoción y evacuación de la prueba de experticia. Santana Mujica, señala –antes de la entrada en vigencia del actual código- que su promoción abarca todo el lapso de prueba (289 CPC derogado) y su evacuación va desde que se admita la prueba hasta los últimos informes, por aplicación extensiva del lapso establecido para las posiciones juradas. Tanto en primera como en segunda instancia, el juez en los autos para mejor proveer, puede disponer que se practique alguna experticia sobre los puntos que establezca, o se amplíe o aclare la que existiere en autos . Inclusive en razón del artículo 1426 del CC, el juez frente al dictamen no claro, puede de oficio ordenar nueva experticia por uno o más expertos, siempre en número impar y designado por el Tribunal. Formas de Promoción En el escrito de pruebas o por diligencias, se debe indicar la voluntad de que se sometan a experticias hechos determinados. Por tanto se debe señalar el tipo de estudio técnico que se quiere se realice, los hechos o cosas que quieren hacer examinar, indicar los procedimientos científicos que se desea se usen y las conclusiones que se aspiran obtener. En la de oficio, el juez debe señalar el fundamento legal de promoverla y los puntos de hecho sobre los cuales quiere el dictamen. Rengel Romberg, señala que la prueba de experticia luego que ha sido oportunamente promovida y admitida según las reglas generales del procedimiento ordinario, tiene lugar el primer acto de procedimiento contemplado en el artículo 452 del C.P.C., que es la fijación por el Juez de una hora del segundo día siguiente para proceder al nombramiento de los expertos. a) Las partes concurrirán a la hora señalada para hacer el nombramiento, debiendo en este caso presentar la constancia de que el experto designado por ellas aceptará el cargo. En dicho acto las partes manifestarán si están de acuerdo en que se practique por un solo experto y tratarán de acordarse en su nombramiento. En caso de que las partes hayan convenido en un solo experto pero no se acordaren en su nombramiento, el experto será designado por el Juez. Si no convinieren en que se practique por un solo experto, cada una de las partes nombrará un experto y el Juez nombrará un tercero, siempre que con respecto a este último no se acordaren en su nombramiento. En caso de litisconsorcio, si los interesados no se acordaren en el nombramiento del experto que les corresponde, el Juez procederá a insacular los nombres de las personas que ellos propongan y se nombrará el que resulte elegido por la suerte. Si al acto concurre uno solo de los litisconsortes, éste hará el nombramiento del experto. Cuando alguna de las partes dejare de concurrir al acto del nombramiento de los expertos, el Juez hará la designación por la parte que faltare y la del tercer experto y si ninguna de las partes concurriere al acto, éste se considerará desierto. Por otras parte, cuando la experticia se haya acordado de oficio el Juez nombrará uno o tres expertos tomando en cuenta para ello la importancia de causa y la complejidad de los puntos sobre los cuales deben dictaminar los expertos. b) Una vez nombrados los expertos, se procederá a su juramentación, la cual tendrá lugar al tercer día siguiente a su nombramiento por las partes, a la hora que fije el Juez. Los nombrados deberán concurrir al Tribunal sin necesidad de notificación a prestar el juramento de desempeñar fielmente el cargo. A tal efecto, cada parte, por el solo hecho de hacer el nombramiento de su experto, tiene la carga de presentarlo al Tribunal en la oportunidad aquí señalada. Si el experto nombrado no compareciere oportunamente, el Juez procederá inmediatamente a nombrar otro en su lugar. En la experticia acordada de oficio o a pedimento de parte, el experto o los expertos que nombre el Juez prestarán su aceptación y juramento dentro de los tres días siguientes a su notificación. No indica el Código Civil, ni el de Procedimiento Civil que la falta de juramentación sea causa de nulidad de la experticia o de remoción del experto. La jurisprudencia de la Casación, a la cual hechos hecho referencia con anterioridad, interpretando lo dispuesto en el artículo 1425 del Código Civil, concluyó que la nulidad contemplada en la citada norma se refiere sólo a la experticia que no esté motivada; decisión esta reiterada en posterior sentencia del 19- 10-72. Sin embargo, Borjas opina que los expertos, como funcionarios que son, han de prestar juramento de desempeñar fielmente su encargo y sus funciones adolecerían de nulidad se entrara a desempeñarla con omisión de dicho requisito. Rengel Romberg no comparte esa opinión, pues considera que la Ley no establece esa nulidad, ni tampoco califica de funcionarios públicos a los peritos. c) Prestado el juramento, el Juez fija el plazo para desempeñar el encargo. A este fin, en el mismo acto de juramentarse los expertos, el Juez consultará a cada uno de ellos sobre el tiempo que necesiten para desempeñar el cargo y luego lo fijará sin exceder de treinta días y fijará también el término de la distancia de ida y vuelta respecto del lugar donde haya de practicarse la diligencia, si fuere el caso. En relación al plazo, la ley prevé por una parte, la posibilidad de su ampliación o prórroga cuando los expertos lo soliciten antes de su vencimiento y el juez lo estime procedente en fuerza de las razones aducidas; y por otras la reducción o supresión del plazo, cuando el objeto de la experticia fuere de tal naturaleza que a juicio de los expertos las diligencias puedan practicarse inmediatamente después del juramento, rindiendo el dictamen acto continuo, previa autorización del Juez. La fijación del plazo para practicar la experticia y su eventual prórroga conforme a los citados artículos 460 y 461 del C.P.C., considera Rengel Romberg que no afectan el lapso general de la evacuación de las pruebas a que se refiere el artículo 400 del C.P.C., en el sentido que la eventual prórroga de aquel por un tiempo que supere y exceda el lapso general de evacuación, no implica que este lapso ha quedado extendido o prorrogado por el mismo tiempo de aquel y por ello la preclusión del lapso general de evacuación de las pruebas, estando todavía pendiente el vencimiento del lapso especial de la experticia, impide que el procedimiento pueda seguir la secuencia ordinaria, que es el acto de informes previsto en el artículo 511 del CPC, mientras no concluya el lapso de la experticia y el resultado de esta prueba conste en autos. En cuanto a la naturaleza del plazo fijado a los expertos para rendir su dictamen, la ley no ha previsto que la prueba de experticia sea nula en ausencia de fijación del término para practicarla, por lo que la Casación ha decidido reiteradamente que no es un trámite esencial del procedimiento; que los expertos puedan rendir su dictamen aunque no se les hubiere fijado plazo para ello y aun después de vencido el plazo fijado, con la única consecuencia de la multa prevista para los expertos; pero que lógicamente debe entenderse en ambas situaciones que el dictamen ha sido presentado antes de que la causa entre en estado de sentencia. d) Señala el artículo 463 y siguientes del CPC: Que los expertos practicarán conjuntamente las diligencias. Las partes podrán concurrir al acto personalmente o por delegados que designarán por escrito dirigido a los expertos y hacerles las observaciones que crean convenientes, pero deberán retirarse para que los expertos deliberen solos. Que los expertos están obligados a considerar en el dictamen las observaciones escritas que las partes o sus delegados les formulen, las cuales acompañarán originales al dictamen. Que los expertos procederán libremente en el desempeño de sus funciones, pero no podrán destruir o inutilizar las cosas sometidas a su examen sin autorización del Juez. Que los expertos juntos o por intermedio de uno cualquiera de ellos deberán hacer constar en los autos, con veinticuatro horas de anticipación, por lo menos, el día, hora y lugar en que se dará comienzo a las diligencias, sin perjuicio de que la asistencia de las partes a las mismas convalide lo actuado sin tal constancia. Que el dictamen de los expertos deberá rendirse por escrito ante el Juez de la causa o su comisionado, en la forma indicada por el Código Civil. Se agregará inmediatamente a los autos y deberá contener por lo menos: descripción detallada de lo que fue objeto de la experticia, métodos o sistemas utilizados en el examen y las conclusiones a que han llegado los expertos. Que en el mismo día de su presentación o dentro de los tres días siguientes, cualquiera de las partes puede solicitar del Juez que ordene a los expertos aclarar o ampliar el dictamen en los puntos que señalará con brevedad y precisión. El Juez, si estimare fundada la solicitud, así lo acordará sin recurso alguno y señalará a tal fin un término prudencial que no excederá de cinco días. Que el experto que dejare de cumplir su encargo sin causa legítima, incurrirá en una multa de quinientos a dos mil bolívares, que le impondrá el Juez según la gravedad de la falta, sin perjuicio de la responsabilidad en que pueda incurrir. e) La ley prevé los casos de falta absoluta de alguno de los expertos, en los cuales se nombrará otro conforme a las disposiciones anteriores; y en los demás casos de falta, se hará únicamente nuevo señalamiento de plazo para realizar la experticia. En todo caso, si el impedimento del experto durase más de quince días se nombrará nuevo experto conforme a las disposiciones anteriores. f) Por lo demás los peritos son recusables, pero una parte no podrá recusar al experto que haya nombrado, o aquel que nombre el Juez en su lugar, sino por causa superviniente. No contempla nuestro Código reglas especiales a cumplirse en el caso de recusación de los peritos, como ocurre en otros derechos, entre ellos el colombiano, en el cual el artículo 235 del Código de Procedimiento Civil Colombiano establece algunas reglas para el caso de que el perito conozca el impedimento en que se encuentra y no se excusa o se abstiene de tomar posesión del cargo. En nuestro sistema se aplican las reglas generales relativas a la recusación e inhibición de los funcionarios judiciales, en cuyo artículo 90, tercer aparte, se establece: “Los asociados, alguaciles, jueces comisionados, asesores, peritos, prácticos, intérpretes y demás funcionarios ocasionales podrán ser recusados dentro de los tres días siguientes a su nombramiento, si se trata de jueces comisionados, o de la aceptación en el caso de los demás funcionarios indicados, salvo disposición especial”. Valoración g) En cuanto a la valoración de la experticia, Rengel Romberg considera que los jueces no están obligados a seguir el dictamen de los expertos si su convicción se opone a ello. Esto es una manifestación del principio racional de la valoración de las pruebas según las reglas de la sana crítica, acogido como regla general en nuestro derecho. Los jueces no pueden rechazar el dictamen pericial sin haberlo considerado debidamente para no incurrir en la falta de apreciación de una prueba que existe en autos. Así como los jueces en ejercicio de la libertad que tienen para separarse del dictamen de los expertos si su convicción se opone a ello, deben considerarlo debidamente, lo cual supone la expresión de las razones que los inducen a separarse de él, así también, con mayor razón, cuando el juez acoge el dictamen de los expertos, ha de valorar esta prueba como a todas las demás y en conjunto con ellas, según las reglas de la sana crítica, que es la regla general de apreciación de las pruebas en nuestro sistema legal, toda vez que no existe en nuestro derecho una regla especial de valoración de la prueba de experticia, como existe v.gr. en Argentina. Ricardo Henríquez La Roche, considera que la Ley no establece tarifa legal para la apreciación de la prueba de experticia. Contrariamente el Juez puede separarse del dictamen de los expertos si su convicción se opone a ello, salvo que se trate de la experticia-avalúo de los bienes sujetos a remate judicial, en cuyo caso el dictamen tiene carácter vinculante, irrevisable por el juez, a tenor de los dispuesto en el artículo 560. Devis Echandía, citado por Henríquez La Roche, señala: “En muchos casos el Juez carecerá de conocimientos sobre la materia, por lo cual no estará en situación de saber si las explicaciones técnicas, artísticas o científicas del perito adolecen o no de error y entonces deberá aceptarlas, amenos que sea evidente su falta de lógica, su oscuridad o su deficiencia (...) Si unos buenos fundamentos van acompañados de unas malas conclusiones o si no existe armonía entre aquellos y estas o si el perito no aparece seguro de sus conceptos, el dictamen no puede tener eficacia probatoria (...) Igualmente cuando las conclusiones de los peritos contrarían normas generales de la experticia o hechos notorios o una presunción de derecho o una cosa juzgada o reglas elementales de lógica o que son contradictorias o evidentemente exageradas o inverosímiles, o que no encuentran respaldo suficiente en los fundamentos del dictamen o que están desvirtuadas por otras pruebas de mayor credibilidad”. La prueba de inspección judicial: clasificación y sus efectos; promoción, evacuación, impugnación y valoración. La doctrina se encuentra dividida acerca de la naturaleza de esta prueba, a tal punto que se controvierte si constituye o no una verdadera prueba. La problemática se suscitó hace más de 100 años entre dos procesalistas alemanes: Heusler y Wach. Heusler considera que la “Prueba en el proceso civil es prueba histórica, prueba de hechos. Es prueba de parte; las partes suministran la prueba al Juez. La finalidad de la prueba consiste en proporcionar al Juez los fundamentos de la verdad de un hecho. La percepción sensitiva del juez no es prueba pues ella procura certeza inmediatamente; lo que veo es cierto para mí, no pude serme probado. Por consiguiente deduce Heusler, la función de la prueba en el proceso civil consiste en “sustituir la propia percepción sensitiva de un hecho la cual ya no es posible al Juez”. Las percepciones sensitivas prevalecen sobre toda prueba en tanto tales percepciones sean posibles, de modo que procuren una certeza completa”. Para Wach, “son medios de prueba todas las fuentes de conocimiento que nos transmiten los presupuestos de hecho; y esta transmisión se efectúa mediante materialización, la cual nos posibilita la percepción sensitiva, objeto de inspección ocular, o mediante testimonio sobre la percepción realizada. De allí que en general, en el derecho alemán, la inspección ocular es toda percepción sensorial directa del juez sobre cualidades o circunstancias corporales de personas, lugares o cosas”. Sentís Melendo, en Argentina, considera que el reconocimiento judicial es la prueba por excelencia y se incurre en grave error al decir que nada nueva aporta como hecho. Para Sentís, como para Carnelutti, la fuente de prueba es el hecho del cual se sirva el Juez para deducir la propia verdad; el medio de prueba lo constituye la actividad del Juez desarrollada en el proceso; y comparendo la situación en los casos de testimonio, de pericia y de reconocimiento judicial, expresa: “el testigo, y lo que sabe, constituyen la fuente; su declaración será el medio de traer al proceso ese conocimiento. En la prueba de peritos la situación cambia: el perito nada sabe antes del proceso; si sabe algo será como testigo; entonces en el peritaje la fuente está en la cosa peritada; el medio en el examen de ella y en la emisión del dictamen. Y lo mismo en el reconocimiento judicial: el Juez nada sabe y su conocimiento se adquiere en el proceso; la fuente es, pues, la cosa reconocida; el medio es la diligencia de reconocimiento por la cual se incorpora al proceso ese conocimiento, esa ciencia, que el Juez adquiere con el examen de la cosa”. Considera Rengel Romberg, que la inspección ocular o inspección judicial entra en aquella clasificación de las pruebas llamada prueba directa, generalmente admitida por la doctrina, en contraposición con la prueba indirecta, porque en palabras de Carnelitti, “la prueba directa presenta el contacto inmediato entre el juez y el hecho a probar; en ella el medio de conocimiento se limita a una actividad del Juez, o sea, la dirigida a la percepción del hecho a probar; mientras que el tipo complejo de la prueba indirecta muestra, en cambio, la separación entre el Juez y el hecho a probar, puesto que el contacto lo establece un hecho intermedio, que forma el anillo de conjunción entre aquellos dos términos: aquí el conocimiento no se obtiene únicamente mediante la actividad del Juez, sino también por medio de un hecho exterior, sobre el cual se ejercita la actividad perceptiva y deductiva”. De todo lo expuesto, concluye Rengel Romberg, que la naturaleza de la inspección judicial o inspección ocular, es la de un medio de prueba directa o inmediata porque la percepción del Juez recae sobre el hecho que se quiere probar. Devis Echandía, señala lo siguiente: “El problema de si la inspección es o no una prueba, se identifica con el de saber si existe o no la prueba directa, entendida como la actividad preceptora del juez aplicada al hecho que se investiga o a otro que sirve de indicio de aquél, que estudiamos al tratar de la clasificación de las pruebas en directas e indirectas. Vimos allí que Carnelutti defendió inicialmente la tesis que limita el concepto de prueba a la indirecta, pero que posteriormente modificó su opinión y refutó con sólidos argumentos aquella tesis. En efecto, observa Carnelutti que negarle a la inspección el carácter de prueba conduce a identificar erróneamente la prueba con el acto de la parte que la suministra al juez, lo cual conduce a decir que como en la inspección sólo aparece la actividad del juez, ya que las partes no le suministran ninguna prueba, no puede tener este carácter; pero que si por prueba se entiende, como él lo sostiene (y la mayoría de los autores, incluyéndonos a nosotros; todo medio útil para la comprobación de hechos por el juez, esto es, para suministrarle razones o motivos de convencimiento sobre su existencia o inexistencia, resulta indiscutible que en la inspección judicial y, por lo tanto, en la percepción directa del hecho por el Juez, existe una prueba; “basta pensar que la existencia de un objeto jamás es el fruto de una simple sensación, sino, en todo caso, el contenido de un juicio”, que es tan fácil y rápido, cuando el objeto se ve o se toca, que no se tiene en consideración, pero que en realidad siempre existe, pues siempre es posible el engaño de los sentidos y se necesita que, por lo menos, quien percibe juzgue que tal engaño no existe en esa percepción. “Por lo tanto, la existencia de cualquier cosa que vemos o tocamos, también debe ser comprobada, y el fundamento de la comprobación es la prueba”, es decir “una cosa es el hecho como objeto de experiencia y otra cosa como objeto de existencia, y precisamente de la experiencia del hecho a través del juicio se deduce y arguye su existencia”. Lo anterior lo expuso Carnelutti en su obra “La prueba civil” y luego en su “Teoría general del derecho”, lo corroboró con lo siguiente: “Excluir de la noción de prueba la inspección judicial, con el pretexto e que la certeza que produce no requiere prueba ni permite la actividad de apreciación de la prueba, conduce al absurdo, observado por Wach, de que “sería tan solo prueba lo que no produce prueba alguna, porque no aporta certeza alguna”, siendo así que, mediante la percepción, el Juez comprueba la afirmación de las partes; es decir, la percepción es el proceso de fijación del hecho controvertido, del mismo modo que la deducción lo es en la prueba indirecta; además en esta existe siempre la percepción por el Juez del hecho intermedio (declaración del testigo o de la parte, documento, dictamen del perito). Antes había expuesto que el tipo simple de la prueba directa presenta el contacto inmediato entre el Juez y el hecho a probar; en él el medio de conocimiento se limita a una actividad del juez, o sea la dirigida a la percepción del hecho a probar y que medio de prueba es, pues, ante todo, la percepción del juez”. Concluye Devis Echandía señalando que cree que las razones expuestas por Carnelutti son suficientes para reconocerle a la Inspección Judicial el carácter de medio de prueba. Además, si la inspección no fuera una prueba autónoma de los hechos observados por el Juez, el acta de ella sería un testimonio suyo sobre lo que percibió durante la diligencia y, por lo tanto, tendría de todas maneras el carácter de prueba, puesto que con fundamento en ella el Juez puede declarar probado o cierto el hecho inspeccionado, sin embargo, este concepto de testimonio del Juez no es aceptable y lo correcto es considerar la inspección como una prueba especial. Concepto de Inspección Judicial o Ocular: Devis Echandía: “Se entiende por inspección o reconocimiento judicial, una diligencia procesal, practicada por un funcionario judicial, con el objeto de obtener argumentos de prueba para la formación de su convicción, mediante el examen y la observación con sus propios sentidos, de hechos ocurridos durante la diligencia o antes pero que subsisten o de rastros o huellas de hechos pasados, y en ocasiones de su reconstrucción. Ese examen y la percepción de los hechos y de sus huellas o rastros los realiza el juez principalmente con su vista, pero en ocasiones también con su oído, su olfato, su tacto e incluso su gusto. Por esta razón es incorrecto denominar estas diligencias inspecciones oculares, en vez de inspecciones o reconocimientos judiciales”. El mismo Devis Echandía, después de aportar la anterior definición, cita las siguientes: Lessona: Es el acto por el cual el juez se traslada al lugar al que se refiere la controversia, o en que se encuentra la cosa que la motiva, para obtener, mediante el examen personal, elementos de convicción”. Bonnier: Dice que se trata de una diligencia para apreciar un estado de cosas actualmente existente o hechos que aparecen y que no exigen conocimientos especiales. Florian: Considera que la inspección es la institución procesal tradicional, encaminada a aplicar la percepción directa del Juez, como medio de prueba, respecto de cosas, lugares o personas, y la define como “el acto procesal mediante el cual el Juez observa, aprehende y percibe en cualquier forma y por sí mismo determinado objeto sensible (persona u objeto material) o determinada característica de ese objeto”. Valentín Silva Melero: La define como la percepción misma del hecho a probar por el Juez. Rengel Romberg, define la inspección judicial u ocular de la siguiente manera: “La inspección o reconocimiento judicial es el medio de prueba que puede promoverse a petición de parte o cuando el juez lo juzgue oportuno, consistente en la percepción personal y directa por el Juez, de personas, cosas, documentos o situaciones de hecho que no se pueda o no sea fácil acreditar de otra manera y constituyan objeto de prueba en el proceso”(subrayado mío) En esa definición se destaca: a) La inspección judicial es un medio de prueba, porque la diligencia que realiza el juez está dirigida a la percepción de un hecho a probar y a su incorporación al proceso. b) La inspección judicial puede promoverse por cualquiera de las partes, o por el juez cuando este lo juzgue oportuno (472 CPC). Excepcionalmente el Juez tiene la iniciativa probatoria, como ocurren en este caso; en la prueba de experticia (451 CPC); en la prueba testimonial, en el sentido que el Juez puede hacer las preguntas que considere convenientes (487 CPC) y una vez concluido el lapso probatorio (401 Ord. 4 CPC) o mediante auto para mejor proveer (514, Ord. 3 CPC). c) La inspección judicial es una prueba directa y personal, porque se practica mediante la actividad de percepción por el Juez del hecho a probar; razón por la cual, como hemos visto antes, se le considera “la prueba por excelencia”. d) La percepción directa y personal del Juez, ha de versar sobre personas, cosas, lugares, documentos, o circunstancias de hecho objeto de prueba en el proceso, esto, que interesen para la decisión de la causa. e) La inspección judicial se acuerda cuando no se pueda o no sea fácil acreditar de otra manera la situación de hecho objeto de la inspección. Este requisito está expresamente previsto en el artículo 1428 del C.C., más no en el artículo 472 CPC. Sin embargo aquella norma civil no ha sido derogada y el CPC en la citada norma del 472 establece en el único aparte: “...La inspección ocular prevista en el Código Civil se promoverá y evacuará conforme a las disposiciones de este Capítulo.”. De donde se deduce que la nueva Ley Procesal rige la promoción y la evacuación de la prueba, y deja a salvo el requisito de admisibilidad de la misma mencionado en la norma sustantiva, del cual trataremos ahora. Sobre esta materia se ha planteado en la práctica dos cuestiones: 1) La del fundamento de la limitación y 2) la de la naturaleza del poder del Juez respecto de ella. Respecto del fundamento de la limitación, Borjas hace una distinción entre la inspección ocular decretada a instancia de cualquiera de las partes y la decretada de oficio por el juez cuando este lo juzgue oportuno. En el primer caso, sostiene Borjas, salvo que se trate de una prueba manifiestamente impertinente, ineficaz o sin relación alguna con la materia de litigio, el Juez se abstendrá de negarse a admitirla; pero en el segundo, aunque la ley deja a su arbitrio decidir acerca de la oportunidad de la inspección, no deberá ordenarla en ningún caso en que sea posible y fácil acreditar de otra manera los hechos y circunstancias que han de ser objeto de ella. 2) Respecto de la naturaleza del poder concedido al Juez para aplicar la limitación de la prueba, la Casación ha reiterado en varias ocasiones que la ley no establece una prohibición absoluta, sino una prerrogativa a favor del Juez que bien puede este renunciar cuando lo considere oportuno. Por lo cual puede considerarse principio jurisprudencial pacífico, que si no obstante poderse acreditar de otra manera ciertos hechos, el juez admite la inspección ocular y ésta es evacuada, esa prueba es válida y debe ser apreciada por el Juez junto con las demás pruebas recogidas en la etapa probatoria. f) Las personas, cosas, lugares, documentos y situaciones objeto de la inspección judicial, han de ser aquellos que interesan para la decisión de la causa, precisa el artículo 472 del CPC. En otras palabras, aquellos hechos que directa o indirectamente, forma principal o accesoria, puedan tener alguna relación con la materia debatida en el proceso. Si el hecho que se pretende demostrar con la inspección judicial, no interesa para la decisión de la causa, tal hecho es impertinente y el Juez debe negar la prueba del mismo, sea cual fuera el medio escogido por el promovente de su prueba, pues de otro modo no solo estaría el Juez infringiendo el Art. 472 CPC, sino además, el Art. 398 CPC que le ordena desechar aquellas pruebas que aparezcan manifiestamente impertinentes. Clasificación de la prueba de inspección judicial. Devis Echandía clasifica la inspección o reconocimiento judicial, de la siguiente manera: a) En consideración al objeto de la diligencia, pueden existir ocho clases: 1) Reconocimiento e identificación de inmuebles, muy frecuentes en materias civiles (procesos reivindicatorios, posesorios, etc), también puede ocurrir en procesos penales (violación de domicilio y ocupación violenta de casas o terrenos) y contencioso- administrativo e incluso laborales. 2) Reconocimiento e identificación de cosas u objetos muebles, incluyendo los documentos, de constante práctica en toda clase de procesos, como en los civiles de reivindicación, de restitución de tenencia, de indemnización por daños, etc; en los penales de robo o hurto, falsedad de documento, etc; en los laborales por accidentes de trabajo ocasionados en el manejo de una máquina o para establecer el contrato o las condiciones en que se prestaba el servicio, etc. 3) Reconocimiento e identificación de animales, que es una especie del anterior y se presenta en los mismos procesos. 4) Reconocimiento e identificación de personas, necesario en muchos procesos penales, para establecer la identidad del autor del delito y sus características físicas (estatura, color, peso, defectos, etc) o las lesiones y huellas que en el cuerpo de este o de la víctima existan y en algunos civiles, laborales o contencioso-administrativo, como en los de interdicción por incapacidad física o mental, lesiones físicas al cónyuge para efectos del divorcio, etc. 5) Reconocimiento e identificación de cadáveres de personas, como en los procesos penales por homicidio. 6) Inspección de lugares en que ocurrieron los hechos investigados, en busca de las huellas o de los rastros que hubieran podido dejar allí, que es una modalidad de la diligencia mencionada en primer lugar y se diferencia de esta en que su objeto no es identificar el inmueble, la calle o el lugar público en donde se practica, sino verificar esos hechos indiciarios, diligencias muy frecuentes en materias penales, pero que puede ser conveniente en algunos procesos civiles.. 7) Reconocimiento de sucesos que ocurran por primera vez durante la diligencia (como el derrumbe o la inundación de un terreno, etc). 8) Reconstrucción de hechos o acontecimientos pasados y transitorios, mediante el experimento, ante el Juez, de repetirlos en las mismas circunstancias de tiempo, modo y lugar, incluyendo la actuación de las personas y animales que hubieran intervenido originalmente y el empleo de las mismas cosas (armas, medios de transporte, vestidos, etc) con el fin de verificar las versiones de las partes o los testigos y las suposiciones del funcionario. b) Según las personas que intervienen en la diligencia: Algunas de estas inspecciones deben practicarse con la colaboración de peritos, porque la verificación de los hechos exige conocimientos técnicos, científicos o artísticos; otras pueden ser practicadas solo por el funcionario en compañía de su secretario o de quien haga sus veces, con o sin la colaboración de testigos actuarios, que algunas legislaciones exigen, pero que son en realidad innecesario, teórica y prácticamente. c) De acuerdo con la oportunidad en que se practica: Ordinariamente las inspecciones se practica en los cursos de los procesos o durante la etapa de sumario penal, sin embargo, es posible su práctica por un Juez pero antes y fuera del proceso, para futura memoria, como lo veremos más adelante y tal como ocurre con el interrogatorio de las partes, la recepción de testimonios y las peritaciones; desde este punto de vista puede hablarse de inspecciones procesales y extraprocesales (pero ambas son judiciales en cuanto que se practican por un funcionario judicial, en ejercicio del cargo) y de inspecciones procesales trasladadas de otro proceso. d) En consideración al impulso procesal que conduce a su ordenación: Las inspecciones o reconocimientos judiciales pueden ser ordenados o practicados por solicitud de parte u oficiosamente, lo último en los procesos penales de todos los países, en los civiles, laborales y contenciosos administrativos modernos e inclusive en algunos regidos por Códigos antiguos. e) Desde el punto de vista del tema de prueba: La diligencia puede tener por finalidad la verificación del hecho que constituye el tema principal de prueba en el respectivo proceso o de otros hechos que sirven de indicios de aquel, como vimos al explicar las que recaen sobre cosas muebles y sobre huellas o rastros que existan en lugares, personas, animales o cosas. f) Por sus relaciones con otra diligencia judicial: La inspección o reconocimiento judicial puede ir aparejada a una exhibición de cosas o documentos, a una peritación, a un allanamiento de lugares o a un desahucio de personas o desalojo de cosas que allí existan, en cuyo caso cada diligencia conserva su individualidad; lo normal es que primero se adelante el trámite para decretar la exhibición y luego se practique la inspección sobre la cosa o el documento; en el segundo caso, la peritación se produce en el curso de la inspección o posteriormente; en los últimos casos las dos diligencias son simultáneas. g) Según la naturaleza del funcionario que la práctica: Las inspecciones o los reconocimientos pueden ser judiciales (si se practican por un funcionario del órgano judicial en ejercicio del cargo), administrativas (si son practicadas por un funcionario administrativo, en procesos administrativos, como los de adjudicación del uso de aguas públicas, de explotación de bosques, de adjudicación en propiedad de tierras baldías, etc), policiales (si tienen lugar en un proceso civil o penal de policía, por infracciones de poca monta o por ocupación de hecho de inmuebles, etc., y cuando la policía judicial u ordinaria las practica en la etapa investigativa previa al sumario penal). El programa habla de “clasificación y sus efectos;”. No sé cuales son esos efectos. Promoción y evacuación. Señala Rengel Romberg, que para la práctica de la inspección judicial se siguen las reglas generales relativas a la admisión de las pruebas, salvo las pocas reglas particulares aplicables al caso. Así, una vez promovida por alguna de las partes la prueba, dentro del lapso previsto en el artículo 397 del CPC, el Juez debe admitirla o negarla dentro de los tres días de despacho siguientes “a su promoción” (error), según sea legal y conducente o ilegal e impertinente (398 CPC). También dice Rengel Romberg, lo cual me parece que es otro error, que si el Juez no providenciare los escritos de prueba en el término expresado, incurrirá en una multa disciplinaria de Quinientos a Mil Quinientos Bolívares, que le impondrá el Juez Superior, de acuerdo con el artículo 27 CPC. Si no hubiere oposición de las partes a la admisión, estas tendrán derecho a que se proceda a la evacuación de las pruebas, aun sin providencia de admisión. Si hubiere oposición a la admisión de la prueba, no se procederá a evacuarla sin la correspondiente providencia (399 CPC). De la negativa y de la admisión de la prueba hay apelación en el solo efecto devolutivo (402 CPC). Respecto de la prueba de inspección judicial en particular, de la cual estamos tratando, que puede ser promovida de oficio por el Juez, cuando lo juzgue oportuno, se plantea la cuestión de que si las partes pueden oponerse a la inspección promovida por el Juez, o más radicalmente, renunciar a ella de común acuerdo; cuestión esta que plantea el problema de la disponibilidad de las pruebas por la partes. Con respecto a esa cuestión, Rengel Romberg, luego de expresar una serie de razonamientos extraños a este asunto y confusos y que me parece que no justifican su posición, considera que las partes no tienen la facultad de objetar la inspección judicial promovida de oficio por el Juez en ejercicio de la facultad que le otorga la Ley, sino de colaborar con él en la búsqueda de la verdad; ni mucho menos renunciar a dicha prueba, la cual ha quedado sustraída en este caso a la disponibilidad de las partes. Al practicar la prueba de inspección, el Juez debe extender en acta la relación de lo practicado, sin avanzar opinión ni formular apreciaciones, y para la elaboración del acta, debe seguir lo dispuesto en el artículo 189 del CPC. El juez podrá así mismo ordenar la reproducción del acto por cualquiera de los medios, instrumentos o procedimientos contemplados en el artículo 502, si ello fuere posible. Valoración. Respecto de esta acta de la inspección, es pacífica la jurisprudencia que la considera formalmente un documento público o auténtico, que hace fe de los hechos que el funcionario declara haber efectuado y de aquellos que declara haber visto u oído, por devenir de un funcionario autorizado por la ley para ello (Art. 1357, 1359 y 1360 CC y 475 CPC). Sin embargo la jurisprudencia aclara que si bien el acta es un documento público o auténtico, intrínsecamente la prueba es una inspección ocular, cuyo mérito se regula no por las normas atinentes a los documentos públicos, sino por otras diferentes que especialmente determinan el valor y eficacia de la inspección como medio probatorio. De modo que el valor probatorio de la inspección, deviene de la fe que merece el funcionario judicial al dejar constancia de los hechos que estén a la vista, siempre que haya sido promovida y evacuada oportunamente. De allí que por la naturaleza propia de la inspección judicial, su valoración corresponde a la soberanía de apreciación del Juez, pero no requiere que el sentenciador tenga que hacer un minucioso trabajo de valoración, pues así como el Juez que la practica aprehende directamente por sus propios sentidos el conocimiento de los hechos y circunstancias de los cuales deja constancia en el acta, de la misma manera, el Juez que la aprecia (si no es el mismo que la ha practicado) le basta un simple examen de su contenido para percatarse de su alcance probatorio. Por ello en ningún caso el Juez puede dejar de apreciar la prueba de inspección invocando una supuesta “situación de difícil entendimiento”, porque esto equivaldría a la falta de análisis de la prueba, asimilable a una negativa de decisión expresa, no permitida al sentenciador. Por ello en tales casos la jurisprudencia ha decidido que el sentenciador tiene forzosa y necesariamente que desentrañar y profundizar en el análisis a fin de esclarecer el supuesto difícil entendimiento. Inspección Judicial Extra Litem: En cuanto a la inspección judicial extra litem, Rengel Romberg señala que en nuestro derecho procesal está inscrita entre los procedimientos especiales de jurisdicción voluntaria: Libro Cuarto. Parte Segunda. Título VI. Capítulo II del Código de Procedimiento Civil, que trata “De las justificaciones para perpetua memoria” El artículo 936 de dicho capítulo atribuye competencia para instruir las justificaciones y diligencias dirigidas a la comprobación de algún hecho o algún derecho propio del interesado en ellas a cualquier Juez civil. Y establece que el procedimiento se reducirá a acordar, el mismo día en que se promuevan, lo necesario para practicarlas; concluidas, se entregarán al solicitante sin decreto alguno. A su vez el artículo 938 del mismo Capítulo señala: Si la diligencia que hubiere de practicarse tuviere por objeto poner constancia del estado de las cosas antes de que desaparezcan señales o marcas que pudieran interesar a las partes, la inspección ocular que se acuerde se efectuará con asistencia de prácticos pero no se extenderá a opiniones sobre las causas del estrago o sobre puntos que requieran conocimientos periciales. Respecto del valor probatorio de la inspección judicial extra litem, practicada dentro de los supuestos del artículo 1429 de CC, ya hemos dicho, dice Rengel Romberg, es una prueba perfectamente legal, cuyo mérito debe valorar el Juez conforme a la soberanía de apreciación que le otorga el artículo 1430 y en concordancia con las disposiciones de los artículos 507 y 509 del CPC. Por tanto, si bien el acta de la inspección judicial es un documento público y hace fe, así entre las partes como respecto de terceros, del hecho jurídico que el Juez declara haber efectuado y de los hechos que el Juez declara haber visto u oído, mientras no sea tachado de falsedad; esto no significa que la inspección judicial extra litem tenga el valor de plena prueba, como lo tienen los documentos públicos, porque dicha acta tiene esa naturaleza solamente desde el punto de vista formal, pero intrínsecamente es una prueba de inspección judicial, cuya regla de valoración está prevista en el artículo 1430 del CC, según el cual “Los jueces estimarán en su oportunidad el mérito de la prueba dicha”. Y esta estimación del mérito de la prueba han de hacerlo los jueces conforme a la regla general de valoración de la sana crítica, prevista en el artículo 507 CPC en concordancia con el 509 CPC. La guía de la UCAB dice: RECONOCIMIENTO JUDICIAL. 1.- INTRODUCCION. El reconocimiento judicial es un examen directo con fines probatorios que son realizados por los auxiliares de justicia o los propios funcionarios judiciales, bien sean permanentes u ocasionales, sobre cosas, lugares o personas con el fin de constatar o aclarar algo. Tiene como característica fundamental el ser un examen directo ya que no hay intermedio entre el que realiza el examen y lo que se percibe, por lo que no es un ningún modo una prueba indirecta. El reconocimiento judicial puede ser realizado por diversos personajes: a.- Por testigos (Auxiliares de Justicia), es un sector de la prueba testimonial (reconocimiento de personas por ejemplo). b.- Por peritos, el artículo 181 del Código de Comercio establece: "Si el porteador no encontrare a la persona a quien van destinados los objetos, ni a su representante o dependiente, o si en el acto de recibirlo se suscitaren cuestiones por diferencia o avería, el porteador solicitará del Juez de comercio y, a su falta, de cualquier Juez civil, que acuerde el reconocimiento por uno o tres expertos elegidos o juramentados por el mismo Juez; y en su caso, que acuerde el depósito y la venta de la parte de ellos que baste para cubrir el precio del porte." Su trata pues de un examen director que realiza un funcionario judicial ocasional que está englobado en la prueba de experticia. c.- Reconocimiento judicial que es el practicado por el Juez con fines probatorios. 2.- TIPOS DE RECONOCIMIENTO JUDICIAL. En la doctrina se especifican cuatro tipos de reconocimiento judicial. LA INSPECCION OCULAR. LA INSPECCION JUDICIAL. CONFRONTACION. LA RECONSTRUCCION. 3.- CLASIFICACION DEL RECONOCIMIENTO JUDICIAL 3.1.- Reconocimiento Judicial simple: Que es aquel cuando el examen directo con fines probatorios es realizado por el Juez en un acto dedicado exclusivamente a este caso. 3.2.- Reconocimiento Judicial Complejo: Es aquel establecido en el Código de Enjuiciamiento Criminal. El juez va a hacer un reconocimiento judicial y al mismo tiempo, se realiza otra prueba. Hay un conjunto de pruebas en un solo acto y una de ellas es el reconocimiento judicial. Son una excepción consagrada en el CEC, ya que el procedimiento civil no lo contempla. 4.- LA INSPECCION OCULAR. Está consagrada en el artículo 1.428 del Código Civil: El reconocimiento o inspección ocular puede promoverse como prueba en juicio, para hacer constar las circunstancias o el estado de los lugares o de las cosas que no se pueda o no sea fácil acreditar de otra manera, sin extenderse a apreciaciones que necesiten conocimientos periciales. 5.- INSPECCION JUDICIAL. Consagrada en el artículo 472 del Código de Procedimiento Civil, "El Juez a pedimento de cualquier de las partes o cuando lo juzgue oportuno, acordará la inspección judicial de personas, cosas, lugares o documentos, a objeto de verificar o esclarecer aquellos hechos que interesen para la decisión de la causa o el contenido de documentos. La inspección ocular prevista en el Código Civil se promoverá y evacuará conforme a las disposiciones de este Capítulo." Se diferencia la inspección judicial de la inspección ocular, en que esta última sólo se refiere a aquello que el Juez percibe por medio de la vista. La inspección judicial en contraposición, se refiere a lo que el Juez percibo por medio de sus sentidos y debe incluir a la inspección ocular. Opinamos que esta división es a todas luces absurda, pero la hace la Ley y es tajante en ella, por cuanto el legislador al prever en el CPC a la inspección judicial, precavió que la ocular se tramitará bajo el mismo procedimiento del 472 y siguientes del CPC. Además, el artículo 938 del CPC prevé la posibilidad del reconocimiento extralitem, hablando de inspección ocular y no será nunca lo mismo que la inspección judicial. La inspección ocular extraproceso sólo puede ser una inspección ocular. 6.- LA CONFRONTACION. No conlleva descripción alguno, sino que es un simple cotejo entre dos cosas para ver si son iguales o no. No se describen las cosas sino el resultado mental de la coincidencia de dos cuerpos físicos. Ejemplo de ello pueden ser las tarjas. Otro ejemplo puede ser el Reglamento de hierros y señales. 7.- LA RECONSTRUCCION DE HECHOS. Está establecida en el artículo 503 del CPC, "Para comprobar que un hecho se ha producido o pudo haberse producido en una forma determinada, podrá también ordenarse la reconstrucción de ese hecho, haciendo eventualmente ejecutar su reproducción fotográfica o cinematográfica. El Juez debe asistir al experimento y si lo considera necesario, podrá encomendar la ejecución a uno o más expertos que designará al efecto." La reconstrucción de hechos se realiza para comprobar que un hecho que se ha producido o pudo haberse producido en una forma determinada. CABRERA explica que se trata de una especie de comedio en la cual se vuelve a realizar un hecho que ya desapareció, para que vuelva a surtir efectos. Pueden actuar tanto las partes como terceros, los testigos y el Juez no deja constancia de lo que sucede sino solo y exclusivamente del resultado o experimento. Esto es un reconocimiento porque es un examen directo y es simple, porque aunque intervienen otros funcionarios, tienen aquí un rol distinto. 8.- NATURALEZA DEL RECONOCIMIENTO JUDICIAL. Algunos consideran que no es un medio de prueba sino un procedimiento probatorio, siendo esta la tesis de los autores que sostienen que la prueba es un hecho que permite conocer otro, y por lo tanto, no existiría prueba directa. Como el reconocimiento permite al juez conocer directamente los hechos que áun existen, no es un medio de prueba, como sí serían medios probatorios el testigo o la experticia. Si ello fuera así, la cosa, que sería la prueba directa no sería prueba. la verdadera prueba sería ligar esa cosa con el expediente y lo que en realidad ingresa al juicio no es la cosa en sí, sino lo que el juez vio de la cosa. Para nosotros el reconocimiento judicial sí es un medio de prueba por cuanto es el vehículo idóneo para traer hechos al expediente. 9.- OBJETO DEL RECONOCIMIENTO JUDICIAL. El objeto del reconocimiento son los lugares, las cosas, las personas y los documentos. No son lugares en particular, sino el lugar o cosa que tenga obviamente relación con los hechos controvertidos. La inspección judicial no se utiliza para copiar el documento, sino para aclarar cuestiones relativas a la constitución física del documento, como podrían ser sus características. Con la inspección el Juez podrá dejar constancia de LAS CIRCUNSTANCIAS, como los accidentes de tiempo, lugar y otros que sufre el cuerpo, la forma y el sitio en que se encuentra. EL ESTADO como aquellas huellas y rastros que contiene la cosa. Se ha aceptado que la inspección ocular se realice sobre las medidas de un cuerpo, así como sobre las personas dejando constancia de su estado y características físicas. Para ciertos autores (RESENBERG y DOHRING), el examen de las reacciones y gestos de los testigos son reconocimientos judiciales. Otros van inclusive más allá y dicen que cuando el juez lee un documento hace un reconocimiento judicial, aunque nosotros pensamos que eso no es así, porque en realidad son parte de la prueba de testigos y de la documental. 10.- EL RECONOCIMIENTO DE PERSONAS. En el mundo se regula estrictamente el reconocimiento de las personas, porque puede atentar en contra de su vida privada e intimidad. La persona tiene derecho a la intimidad y a la personalidad, derechos estos consagrados tanto en la Constitución de la República como en el Pacto de Derecho Civiles y Políticos. En Venezuela se prevén estos reconocimientos y se impone una sanción a la parte que se niegue someterse a ellos. Sin embargo, cuando el examen tenga por objet a terceros, no se prevé sanción alguna cuando se niegan a prestarse a ellos. No existiría violación a la intimidad y a la vida privada cuando el examen es hecho en secreto y se prohíbe la expedición de copias certificadas acerca de los resulados de los reconocimientos que obviamente se hacen vertir en actas. El Artículo 505 del CPC habla de una causa justificada de la negativa de la parte a querer practicarse los exámenes. Si la parte se negare a dejarse practicar un reconocimiento sobre su persona injustificadamente, de acuerdo al CPC, el Juez puede sacar de la negativa presunciones al respecto de las afirmaciones de la otra parte. No se trata de una presunción que opera de pleno derecho, sino que es el juez quien deberá analizar el caso concreto. 11.- OBJETO DE LA INSPECCION. La inspección tiene por objeto aclarar o verificar. Es necesario indicar en la promoción cuál es el objeto determinado, ya que si es indeterminado no se podría calificar la pertinencia o impertinencia de la prueba. Esto tiene relevancia en la frase típica que es colocada por la mayoría de los litigantes en sus escritos de promoción de inspecciones que expresa "SOBRE CUALQUIER OTRO PARTICULAR QUE SEÑALARE EN EL MOMENTO DE LA INSPECCION o ME RESERVO EL DERECHO DE HACER CONSTAR OTROS HECHOS EN EL MOMENTO DE LA INSPECCION". A nosotros nos luce que esa expresión atenta contra el derecho a la defensa y más específicamente por la ausencia de posibilidad de controlar a través de la oposición ese particular. Cuando la prueba es propuesta por el promovente, la contraparte debe saber con claridad cuál será el objeto específico o determinado de la inspección. Si ello ocurriera, quedará a la parte el derecho a la oposición de ese específico particular por motivos de impertinencia (no se sabe el objeto de la prueba). 12.- REQUISITOS DE EXISTENCIA DE LA INSPECCION. 12.1.- QUE SEA PRACTICADA POR EL JUEZ. Un requisito de existencia de la inspección, es aquel referido a la presona que debe practicarla. En otras palabras, para que la inspección exista como tal, debe ser practicada por un Juez. Ahora bien, en la práctica se realizan inspecciones que practica la PTJ como delegado del juez ¿Cómo quedan?. Existirán o no. En el Código Civil, se establecen excepciones al principio del carácter judicial de las inspecciones, cuando por ejemplo se habla de DELEGACION que se hace a la Primera Autoridad Civil del lugar, para que practique una inspección ocular y que luego se pasen al Juez Civil para que expida las partidas de nacimiento defunción (accidentes catastróficos). 12.2.- QUE CONSTE EN UN ACTA. Si no hay acta no hay reconocimiento. Tiene que constar en un cuerpo tangible lo que el juez percibió con sus sentidos. De acuerdo al Código Civil (Artículo 1.428) y según el artículo 90 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, la inspección ocular no debe ser aceptada si existen otros medios u otras pruebas que permitan traer a los autos tales hechos. Sin embargo, dicha disposición no puede ni debe ser interpretada de un modo literal, porque hay medios que pueden traer los hechos del mismo modo que lo haría el Juez. El reconocimiento judicial es en realidad sustitutivo del hecho que pretende ser probado. Si existe la posibilidad de pegar el bien al expediente, no es menos cierto que puede ser sustituido, porque el hecho de pegarlo implica una desposesión del bien. 13.- REQUISITOS DE VALIDEZ. También puede ser considerado como requisitos de eficacia probatoria, lo constituye la característica de quien la practique describa objetivamente los hechos que capte con los sentido, sin extenderse en opiniones, o en apreciaciones que necesiten conocimientos periciales, tal cual lo establece el artículo 475 del CPC. La inspección ocular o judicial, ideales, sólo contiene la narración objetiva que hace el juez de lo que percibe, sin que en su exposición adelante idea de las causas de lo que ve, oye o siente o de hechos que presume en base a lo que percibe con los sentidos. El Juez no tiene por qué interrogar a nadie en el acto, ni consignar opiniones de nadie, ni hacer suyas opiniones o apreciaciones oídas sobre los hechos que está narrando. Ahora bien, existen una serie de opiniones y apreciaciones que si deben considerarse tolerables, siendo no vulnerativas de las disposiciones del CPC. Pongamos el ejemplo de un avión. ....., porque son o forman parte de la cultura media. Distinto sería si el juez emite conceptos de tipo técnico que requieren de conocimiento periciales. La inspección es un acto del Juez, las partes apenas si intervienen para hacer observaciones que se insertan en el acta si así ellas lo piden Art. 474 CPC. 14.- PERSONAS QUE INTERVIENEN EN EL RECONOCIMIENTO JUDICIAL. El Juez y el Secretario, las partes y sus apoderados y unos funcionarios denominados PRACTICOS. Los prácticos son funcionarios judiciales que nombre el Juez, siendo por tanto recusables y su función es acompañar al Juez para que realice mejor la inspección. 15.- DIFERENCIAS DEL PRACTICO CON EL TESTIGO Y EL PERITO. 15.1.- CON EL PERITO. - Al práctico no lo nombran las partes sino el Juez, si él cree necesario, mientras que dos de los peritos son nombrados por las partes. - En la inspección ocular extralitem, es obligatorio el nombramiento del práctico debido a que no hay control de la prueba. - Los prácticos no realizan un dictamen sino que coadyuvan con el juez en la realización de la inspección, mientras que en la experticia los peritos se encargan de elaborar un dictamen, por ser ese precisamente el objeto de esa prueba. 15.2.- CON LOS TESTIGOS. - El práctico es un funcionario judicial, no así los testigos. - Los testigos no se recusan sino que se tachan. - Los prácticos reciben emolumentos de acuerdo con la Ley de Arancel Judicial y los testigos, si lo solicitan, la indemnización. - Los prácticos dan informaciones que pueden no versar sobre los hechos de la causa, los testigos se refieren a los hechos de la causa. - A los testigos se le leen las generales de ley, - Los prácticos no son repreguntados y sus informes pueden no asentarse en el acta. Todo lo que dicen los testigos se asientan en el acta. - Los prácticos son discrecionales del Juez y los testigos son promovidos por las partes. - El auto para mejor proveer puede nombrar prácticos, mientras que los testigos no están previstos en el auto.