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LÍMITES DEL
MÉTODO DEL CASO
ENSEÑAR DERECHO CON CASOS'
SIMEON E. BALDWIN
1 Título original en inglés: Teaching Law with Cases, publicado en la revista HARVARD LAW
REVIEW, Vol. 14, N.° 4, 1900. Traducción hecha por Manuel Chuquillanqui Gonzales, abogado por la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y corregida por Carmen Luisa Franco Hip, Licenciada en
Traducción e Interpretación por la Universidad Ricardo Palma, CTP 0579.
SELECCIÓN JURÍDICA DE TEXTOS SOBRE EL MÉTODO DEL CASO
Por ese motivo, ningún caso importante que genere buenas discusiones
y que determine nuevos rumbos para el Derecho puede serle útil a alguien
que no conoce qué ocurrió antes de dicho caso y qué ocurrió después.
El Derecho es una ciencia de relaciones. Un estudiante de Derecho debe
esforzarse, en primer lugar, por tener un sentido de proporcionalidad:
¿Qué es importante y qué no lo es? ¿Qué es lo que ya se ha determinado
y qué es lo que aún está en disputa? ¿En qué principio se basó el juez
que dictó la sentencia? ¿Cuál fue el punto decisivo del caso? ¿La lógica
empleada fue correcta? ¿Las conclusiones fueron certeras? ¿Fue valioso
el resultado?
Un alumno de Derecho común y corriente quiere estar apto para
entrar al Colegio de Abogados. No espera ser un jurista distinguido a
los veinticinco años. Lo que quiere es litigar en un proceso delante de un
juez de paz con un buen conocimiento de los temas en disputa. Poco le
importa si Sir Edward Coke2 o Lord Mansfield3 fueron los primeros en
establecer una regla determinada reconocida en el Derecho moderno.
Lo que le importa es saber de qué trata esa regla para poder plantearla •
con los términos adecuados y en la ocasión apropiada.
Seguirle el rastro a la lenta evolución de los principios jurídicos en 273
el laberinto de los informes ingleses puede ser muy engorroso. Todo
empieza con una sugerencia —tal vez en una conversación entre jueces
y abogados— que uno de los presentes anota. Uno o dos años después,
algún juez —medio recordando y medio olvidando lo que pasó—
adopta una línea de pensamiento similar en la orden que le entrega al
jurado y luego esa misma idea aparece en una moción de otro juicio
en Westminster. Ese caso toma otra dirección, pero, en la sentencia, se
considera correcta a la misma doctrina sin hacer más indagaciones y,
después, esa sentencia la cita Blackstone4 y la repite Kent5, y cientos de
cortes la han aplicado desde entonces.
Estudiar todo eso sí tiene sentido y tiene sus ventajas, pero existen otras
cosas con más sentido y que generan más ventajas. Para el estudiante
promedio, el verdadero punto de partida para aprender esa regla es un
libro de texto, pues la describe mejor.
¿Qué son los libros de texto? Deberían ser —y los pocos buenos libros
de texto que hay lo son— una presentación ordenada y sucinta de las
leyes existentes sobre algún tema en particular, ilustrada con ejemplos
adecuados y reforzada con referencias a casos. Ningún método para
estudiar Derecho es mejor que el hecho de exigir que el investigador
lea todos los días y con sumo cuidado uno o dos capítulos de un libro
de texto y que luego esté listo para explicar los principios que se usarían
en una sentencia que sean aplicables a los hechos del caso estudiado
en clase, los cuales son ligeramente distintos a los ejemplos del libro.
Estudiar casos tiene un gran valor si se hace de manera complementaria.
De no ser así, creo que su valor no es tan grande.
Una vez que se domina un libro de texto sobre cualquier tema o
se cubre el mismo tema con las clases adecuadas, se tiene el camino
abierto para estudiar el mismo tema con mayor profundidad usando
solamente casos. Durante los cuatro años que toman los estudios de
Derecho en los Estados Unidos, una forma natural y lógica de proceder
sería dedicar el primer año de estudios principalmente a la instrucción
básica en Derecho, con un rápido vistazo general a los antecedentes;
el segundo año, para estudiar principalmente de libros de texto sobre
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temas específicos, complementados con referencias a casos que son
importantes en el presente; el tercer año, para estudiar temas más
difíciles, usando sobre todo libros de casos; y, el cuarto año, para
estudiar las ramas más difíciles del Derecho, como el conflicto de leyes
y la jurisprudencia comparada, y para la investigación histórica de los
precedentes judiciales ingleses más antiguos. Obviamente, este último
año no sería un requisito para obtener el diploma de Bachiller, sino que
estaría reservado para los investigadores más serios.
A veces se ha sugerido que hay cierta similitud entre el llamado método
del caso de la enseñanza jurídica y la forma moderna en que las escuelas
de medicina se apoyan más en el trabajo clínico y de laboratorio, y la
forma en que las escuelas teológicas envían a sus alumnos a predicar
en parroquias de zonas rurales los días domingo o la forma en que,
durante la semana, los ponen de asistentes de un ministro para visitar
las parroquias o reclutar gente para la escuela dominical. Sin embargo,
el equivalente de eso para los estudiantes de Derecho es el trabajo en
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la oficina de un abogado, que era todo a lo que tenían acceso hace cien
años. Estudiar casos es toto caelo6 diferente a escribir el borrador de una
nueva demanda o prepararse para un juicio. Para eso hay un cuarto y
quinto año de instrucción que están a la espera de todos los estudiantes
de Derecho que están en sus propias oficinas o en otras donde trabajan
como secretarios. Salvo en situaciones extremadamente excepcionales,
si empiezan a trabajar por su cuenta, los estudiantes no tendrán
suficientes cosas que hacer para mantenerse ocupados, por lo que, para
los casos que lleguen a sus manos, pueden —y deberían— usar el doble
del tiempo que normalmente necesitarían.
La facultad de Derecho puede ayudar mucho a que esa inserción a la
vida profesional sea más fácil, pero no solamente porque se usen libros
de casos. Eso debe lograrse a partir de un sistema bien ordenado de
tribunales simulados —públicos o voluntarios— y de una instrucción
adecuada sobre las convenciones, reglas y usos de la práctica local.
Los libros de casos son, al mismo tiempo, la gloria y el reproche del
Derecho angloamericano. Por un lado, son su gloria porque atesoran los
mejores pensamientos de grandes jueces expresados en ocasiones que rd
requerían todo su poder de razonamiento y firmeza. Por otro lado, son 275
su reproche porque por cada sentencia de ese tipo se publican cientas de
importancia pasajera y, a veces, sin ninguna importancia, salvo para las
partes y los abogados involucrados.
Blackstone era juez, taquígrafo de las sentencias de otros jueces y
escritor de libros de texto. ¿En qué trabajo se desempeñó mejor? El
mundo preferiría perder la mitad de los volúmenes de los informes
ingleses que perder dos libros de los Comentarios de Blackstone.
En los Estados Unidos, la rápida proliferación de los informes está
destruyendo su utilidad también de manera rápida. La tendencia de
los magistrados en todos los tribunales de apelación es recurrir cada
vez más a los principios fundamentales sin referirse mucho a lo que
otros tribunales hayan decidido en cuanto a su aplicación en casos
particulares.
411,
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EDWARD RUBIN
1 Extracto del artículo original en inglés: What's wrong with Langdell's Method, and What to Do About
it, de Edward Rubin, publicado en la revista VANDELBILT LAW REVIEW, Vol 60. Capítulos III, IV
y conclusiones. Traducción hecha por Manuel Chuquillanqui Gonzales, abogado por la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, y corregida por Carmen Luisa Franco Hip, Licenciada en Traducción
e Interpretación por la Universidad Ricardo Palma, CTP 0579.
2 Decano y profesor John Wade-Kent Syverud de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Vanderbilt. Quiero agradecer mis asistentes de investigación, Meredith Capps y Maria Glover, por
su invaluable apoyo, y también al Canciller Gordon Gee y Provost Nicholas Zeppos por su apoyo
continuo y entusiasta.
3 Ver de Theodore Brameld, Philosophies of Education in Cultural perspective 321-36 (1955).
4 ídem.
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de pensamiento racional'. Resulta que esos temas eran los mismos que
siempre se enseñaban (como el latín, el griego y las matemáticas) y la
técnica empleada para enseñarlos eran los conocidos métodos de la
repetición y la lectura en voz alta.
Es fácil rechazar esa noción de la mente como un músculo que
planteaban algunas pseudociencias del siglo XIX, como la frenología',
y ver la doctrina de la disciplina mental como una racionalización post
hoc para que los educadores hagan lo mismo que siempre habían hecho.
De hecho, la idea de que la mente humana opera como un músculo
probablemente haya sido reconocida como una metáfora en ese entonces
y, de cualquier forma, tenía tanto sentido como cualquier otra teoría
anterior al desarrollo de la neurología y de la ingeniería eléctrica, que se
dio en el siglo XX. Aunque los que defendían el modelo de la disciplina
mental a inicios del siglo XIX ya afirmaban, sin sustento, que solo los
temas más tradicionales permitían el nivel de entrenamiento requerido',
los defensores de esa idea a fines del siglo XIX eran más cuidadosos al
diseñar una malla curricular que permitiera lograr sus objetivos. Entre
ellos destacaba Charles Eliot, quien fue designado Director del Comité
de la Asociación Nacional de Educación en 1892 para que evalúe el
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desarrollo de las clases en las escuelas primarias y secundarias de los
Estados Unidos'. Eliot, quien, además de iniciar estudios de posgrado
en Derecho en Harvard, había introducido el sistema electivo para los
alumnos de pregrado, creía que la disciplina mental podía obtenerse a
través de una variedad de estudios sustantivos y que no era necesario
restringirse a los clásicos.
Si bien el movimiento de la disciplina mental quizás haya usado
la noción de la mente como un músculo como una metáfora que no
era definitiva y estaba dispuesto a contemplar una modernización
curricular, tomó una postura definitiva al afirmar que la educación era
5 Herbert Kliebard, The Struggle for the American Curriculim, 1893-1958 4-5 (2.° Ed., 1995)
6 Ver de Pierre Schlag, Law and Phrenology, 110 HARV. L. REV. 877 (1997) (argumenta que la idea de
Langdell de considerar al "Derecho como una ciencia" ha logrado prosperar académicamente, a pesar
de que se desarrolló e implementó casi de la misma manera que el campo de la frenología, el cual sí es
rechazado actualmente).
7 Para ver un intento por establecer una relación filosófica entre la disciplina mental y los temas
tradicionales, ver a Brameld, supra 3, en 287-314 (sugiere que "la filosofía perenne reacciona ante los
fracasos y tragedias de nuestra era al regresar o retornar las creencias axiomáticas sobre la realidad, el
conocimiento y el valor que él considera que fueron esenciales en épocas anteriores").
8 Kliebard, supra 5, en 8-11.
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9 Charles Eliot, Wherein popular Education has Failed, 14 FORUM 411, 425-26 (1892), citado en
Kliebard, supra 5, en 9.
10 Por lo general, se describe al enfoque de manejo del aula que Langdell inició como el método
socrático. Es un hecho que solo tiene un ligero parecido con el método que aparece en los diálogos
socráticos de Platón, pero el uso de ese término refleja claramente que ese enfoque se parece más a
formas de pensamiento que fueron dominantes hace dos mil quinientos años que a las que emplean
los educadores contemporáneos. Ver de Aristóteles, Politics, en 2 1 he Works of Aristotle 445, 536-44
(Traducción de Benjaniin Jowett, 1952). Sin embargo, Aristóteles sí incluía la educación física y la
apreciación musical en su programa educativo.
11 Ernest Keen, A History of Ideas in American Psychology 67-68 (2001).
12 Por ejemplo, de G. Stanley Hall, Aspects of Child Life and Education (1921); ver también de Kliebard,
supra 5, en 11-1421.
13 El trabajo más importante de Rousseau sobre la educación fue Emilie, or On Education (Allan Bloom,
Trad. Basic Books, 1979) (1762). Para un análisis de Emilie, ver de Alexander Meiklejohn, Education
Between Two Worlds (1942). Si bien Rousseau no era psicólogo en el sentido moderno del término
y probablemente ni siquiera haya sido el fundador de ese campo de estudio, definitivamente fue uno
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de los primeros pensadores en darse cuenta de que los niños son diferentes a los adultos y de que
se desarrollan gradualmente y no que, de pronto, se convierten en seres racionales que deben ser
280 educados e informados. Ver de Philip Aries, Centuries of Childhood (1962) (indica que las personas
premodernas no tenían una concepción diferenciada de la niñez). Esta noción no había penetrado
mucho en la educación estadounidense cuando Langdell desarrolló la malla curricular de Harvard
14 Ver de John Dewey, Democracy and Education: An Introduction to the Philosophy of Education
(1916); John Dewey, Experience and Education (1938); John Dewey, Lectures in the Philosophy of
Education (Reginald Archambault Ed., 1996); John Dewey, Moral Principies in Education (1909); John
Dewey, Philosophy & Education in Their Historic Relations (Elsie Clapp, transciptora, 1993); John
Dewey, The Child and the Curriculum and The School and Society (4.° Ed., 1959); John Dewey, The
Way Out of Educational Confusion (1931).
15 Además de los trabajos citados en la nota 11, ver de John Dewey, Arts as Experience (1934); John
Dewey, How We Think: A Restatement of the Relation of Reflective Thinking to the Educative Process
(1933).
16 Ver de Victor Kestenbaum, The Phenomenological Sense of John Dewey: Habit and Meaning (1977).
Para un concepto general de la fenomenologia, ver de EdmundHusserl, Idea: General Introduction
to Pure Phenomenology (W.R. Boyce Gibson, Traductor. Collier Macmilla 1962) (1931). Incluso
más cercano al pensamiento de Dewey se encuentra el volumen publicado post mortem de Edmund
Husserl, Experience and Judgement: Investigations in a Genealogy of Logic (James S. Churchill & Karl
Ameriks, traducción. Northwestern Univ. Press 3.° Ed., 1992) (1973). Cf. John Dewey, Experience and
Nature (1929). Husserl y Dewey fueron coetáneos; ambos nacieron en 1859 y produjeron sus trabajos
más importantes en la misma época, pero Dewey vivió un poco más (no es sorprendente, pues vivió
hasta los 93 años). Alguna vez existió cierto contacto entre estas dos escuelas de pensamiento —Husserl
conocía el trabajo de William James, The Principies of Psychology (1918), por ejemplo, ver de Hilary
Putman, Pragmatism and Realism, in The Revival of Pragamatism: New Essays on Social Tought, Law,
and Culture 27,39 (Morris Dickstein, 1938), pero incluso ahora se mantienen relativamente separadas.
17 Los análisis sistemáticos de la mente de los niños y sus habilidades conceptuales se realizaron recién
con el trabajo de Piaget, cuyo trabajo más antiguo es de la década de 1920. Ver, por ejemplo, Jean
Piaget, The Child's Conception of the World (Joan & Andrew Tomlinson Trad., 1920); Jean Piaget, The
Construction of Reality in the Child (Margaret Cook, Traductora. Basic Books, 1954); Jean Piaget, The
Language and Thought of The Child (Routledge & Kegan Paul 3.° Ed., 1971) (1932).
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28 Russel Weaver, Langdell's Legacy: Living with the Case Method, 36 VILL. L. REV. 561-62 (1991)
(donde hay varias críticas a las justificaciones para el uso del método del caso, que, en su gran mayoría,
fueron escritas antes de la Segunda Guerra Mundial). El mismo Weaver también criticaba el método
del caso.
29 La idea de que el objeto de estudio de la educación jurídica se interpreta socialmente puede parecer
un rechazo al Derecho natural. Eso no sería un grave problema para el enfoque que se plantea aquí,
pues el Derecho natural no tiene muchos simpatizantes hoy en día, pero ni siquiera es necesario ir
tan lejos. El tema de discusión es la educación jurídica, no el Derecho en sí, por lo que afirmar que
el objeto de estudio de las facultades de Derecho se construye socialmente es una idea con la que
cualquier defensor de la ley de la naturaleza fácilmente podría estar de acuerdo. El Derecho natural,
como señalaba Aquino, está conformado por los principios morales que cualquier persona racional
puede entender y que Dios promulga (ya que toda ley debe ser promulgada para ser válida) a través
de la razón humana. 2 Santo Tomás de Aquino, Summa "lheologica Parte I, 997-98 (1-II, Q. 91,
A2). Obviamente no es necesario enseñar algo así en las facultades de Derecho. Lo que se tiene que
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enseñar en un programa profesional de posgrado es la ley humana, las complejas reglas de manejo e
implementación que muy pocos considerarían como algo que dicta el Derecho natural.
Para una versión moderna de esta relación, ver de Paul Robinson, Robert Kurzban & Owen D. Jones,
Origins of Shared Intuitions of Justice (Univ. Of Pa. Law School, Public Law Working Paper N.° 06-47,
2006), disponible en http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract-id=952726, que habla sobre las
razones por las que las personas —al menos en el mundo moderno— califican la seriedad relativa de
los delitos de manera similar. Una vez más, este tipo de instintos que compartimos, que pueden ser
inherentes a nuestra estructura mental, no son algo que las facultades de Derecho tengan que enseñar.
Lo que sí tienen que enseñar son las complejas doctrinas que implementan estos instintos.
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más deseadas y que les haga sentirse seguros de que pueden trabajar
de manera eficiente como abogados; no obstante, una vez que esos
deseos se cumplen —o se frustran—, su motivación disminuye. Muchas
veces los profesores se quejan de que los estudiantes solo quieren el
diploma y que, apenas reciben una oferta de trabajo, pierden el interés
en sus clases, pero esto no causa sorpresa porque la malla curricular
de la facultades de Derecho no tiene lógica —sobre todo después del
primer año—, no muestra ningún intento por diseñar un programa que
encaje con los intereses particulares de los estudiantes, ofrece muy poca
asesoría académica y, como se indicó anteriormente, no se distingue
ningún progreso significativo de un año a otro. Solo el grado académico
se conecta de alguna manera con alguno de sus propósitos en la vida o
con sus posibilidades inherentes". El resultado es que los alumnos están
motivados por conseguir el grado académico, pero no para estudiar
Derecho.
30 Melvin A. Eisenberg, The Nature of The Common Law 50-96 (1988); Martin Saphiro, Courts: A Political
and Comparative Analysis 1-64 (1981); Cass R. Sustein, Legal Reasoning and Political Conflict 62-100
(1996). Ver en general a Karl N. Llewellyn, The Common Law Tradition: Deciding Appeals (1960); Lon
L. Fuller, The Forms and Limits of Adjudication, 92 HARVARD. LAW REV. 353 (1978).
31 John Friedmann, Planning in The Public Domain: From Knowledge to Action 144-57 (1987)
(rastreando la historia del análisis de politicas); Carl V. Patton & David S. Sawicki, Basic Methods of
Policy Analysis and Planning 52-65 (2.° Ed. 1993)( identificando los pasos del proceso de análisis de
politicas); Edith Stokey & Richard Zeckhauser, A Primer for Policy Analysis 5-7 (1978) (estableciendo
una estructura para el análisis de politicas); ver generalmente a Stuart S. Nagel, Policy Evaluation:
Making Optimum Decisions (1982).
32 Ver de Ian Ayres & John Braithwaite, Responsive Regulatíons: Trascending The Deregulation Debate
(1992); Ronald J. Gilson, Value Creation by Business Lawyers: Legal Skills and Asset Pricing, 94 YALE
L. J. 239 (1984).
33 Gilson, supra 141.
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34 Ver de Ronald Coase, The Problem of Social Cost, 3 J.L. &Econ. 1 (1960); Gilian K. Hadfield,
Problematic Relations: Franchising and the Law of Incomplete Contracts, 42 STAN. L. REV. 927
(1990); Michael Klausner, Corporations, Corporate Law and Networks of Contracts, 81 VA. I.. REV.
757 (1995); Oliver E. Williamson, Credible Commitments: Using Hostages to Support Exchange, 73
AM. ECON. REV, 519 (1983).
Otra serie de temas que pueden tratar con mayor eficacia una perspectiva transaccional es qué tan
justos son los contratos con los consumidores. Ver de Michael I. Meyerson, The Reunification of
Contract law: The ObjectiveTheory of Consumer Forma Contracts, 47 U. MIAMI 1.. REV. 1263 (1993);
Todd D. Rakoff, Contracts of Adhesion: An Essay in Reconstruction, 96 HARV. L. REV. 1173 (1983);
W. David Slawson, Standard from Contracts and Democratic Control of Lawmaking Power, 84 HARV.
L. REV. 529 (1971).
35 Ver de fan R. Macneil, The New Social Contract: And Inquiry Intel Modero Contractual Relations
(1980); Marc Galanter, Justice in Many Rooms: Courts, private Ordering and Indigenous Law, 19
J. LEGAL PI.URALISM 1 (1981); Benjamin Klein & Keith B. Leffier, The Role of Market Forces in
Assuring Contractual Performance, 89 J. POL. ECON. 615 (1981); L.G. Tesler, A Theory of Self-
Enforcing Agreements, 53 J. BUS. 27 (1980); Williamson, supra 34.
36 Susan I'. Sturm, From Gladiators to Problem Solvers: Connecting Conversations about Women, the
Academy and the Legal profesión, 49 DUKE J. GENDER L. & POL'Y 119 (1997). Ver tambien de
Mary Ann Gledon, A Nation Under Lawyers: How The Crisis in the Legal Profession is Transforming
American Society (1994).
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37 A pesar del carácter litigante de la sociedad estadounidense, la mayoría de abogados, incluso los se
encuentran en estudios jurídicos famosos dedicados a litigios, no son litigantes. Un estudio de 1993
reveló que en los grandes estudios de abogados, la proporción de trabajo que involucraban litigios
variaba entre 22% (para la Shearman & Sterling LLP) y 44% (para Gibson, Dunn & Crutcher LLP).
Glendon, supra 36, en 40-41.
38 Robert A. Kagan, Adversarial Legalism: The American Way of Law (2001). Ver de David G. Litt,
Jonathan R. Macey, Geoffrey P. Miller & Edward L. Rubin, Politics, Bureaucracies, and Financial
Markets: Bank Entry into Commercial paper Underwriting in the United States and Japan, 139 U. PA.
L. FtEV. 369 (1990).
39 Frederick J. Truner, The Frontier in American History (1921) (la existencia de la frontera tuvo un
impacto decisivo en el desarrollo de la civilización estadounidense). La adversariedad puede verse
como parte del espíritu combativo e individualista que se desarrolló al establecerse la frontera.
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40 Sobre el papel del método socrático en la malla curricular langdeliano, ver las fuentes citadas: Robert
Stevens, Law School: Legal Education in America from the 1850s to the 1980s 35-50 (1983), Russel
Weaver, Langdell's Legacy: Living with the Case Method 36 VILL. L. REV. 517, 547-61 (1991), ver
también de William La Piana, Logic and Experience: The Origin of Modern Legal Education 55-78
(1994); Bruce Kimball, Warn Students that I Entertain Heretical Opinions, Which they are not to take
as Law: The Inception of the Case Method Teaching in the Classroom of the Early C.C. Langdell, 1870-
1883, 17 LAW & HIST. REV. 57, 66-77 (1999).
41 Tomando como referencia lo que mis colegas más antiguos recuerdan sobre su educación jurídica, me
parece que los famosos profesores socráticos del pasado eran particularmente duros con las mujeres
cuando empezaron a asistir a clases de las facultades de Derecho.
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42 Como señala Kristen Dauphinais, esta noción de promover el desarrollo de diferentes habilidades
analíticas se relaciona con otro terna importante dentro de la teoría moderna del aprendizaje: el
concepto de Howard Gardner de inteligencias múltiples. Kristen Dauphinais, Valuing and Nurturing
Multiple Inteligencies in Legal Education: A Paradigm Shift, 11 WASH. & LEE RACE & ETHNIC
ANCESTRY L. J. 1 (2005). Para una descripción de la teoría de Gardner, ver de Howard Gardner,
Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligencies (1983); Howard Gardner, Intelligence Reframed:
Ivlultiple Intelligences for the Twenty-First Century (1999).
43 Kimball, supra 40.
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44 ABA Standar 301(a)(5): "Una facultad de Derecho deberá exigir que todos los estudiantes reciban
una amplia instrucción sobre[...] la historia, objetivos, estructura, deberes, valores, reglas y
responsabilidades de la profesión jurídica y sus miembros». ABA, Section of Legal Education and
Admissions to the Bar, ABA Standards for Approval of Law Schools, Edición 2055-06, 18-19 (2005),
disponible en http://www.abanet.org/legaled/standards/2005-2006standardsbook.pdf.
45 ABA, Section of Legal Education and Admissions to the Bar, A Survey of Law School Curricula 15-
17 (2004). La encuesta dio como resultado que, además de responsabilidad profesional, los cursos
obligatorios más comunes en las facultades de Derecho de los Estados Unidos en la malla curricular de
los últimos años de estudios eran Derecho constitucional (52,8 % de las facultades), evidencia (46,4%),
asociaciones (21,5%), tributación federal (16,9%), Derecho procesal penal (14,3%), fideicomisos y
propiedad (13,8%), Derecho comercial (11,1%) y práctica procesal (7,8%). El hecho de que todos los
cursos sean de diferentes áreas del Derecho y de que solo en el 7,8% de las facultades sea obligatorio
el último curso de la lista sugiere que muy pocas facultades de Derecho -en realidad menos del 7,8%-
tienen dos cursos obligatorios de la misma área.
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detallados como fusiones y adquisiciones, transacciones comerciales
internacionales, negociaciones y redacción avanzada de contratos.
Un curso de Derecho procesal civil orientado al litigio no solo daría
una base sólida para litigios complejos y los tribunales federales, sino
que introduciría características institucionales del proceso que son
relevantes para un gran número de cursos de Derecho público y privado
incluidos en la malla curricular de los últimos semestres.
Esos mismos cursos pueden brindar una cobertura completa de un
campo de estudio para alumnos que no tienen interés en ese campo y
no eligen tomar cursos avanzados sobre aquellos temas. Por ejemplo,
los cursos de Derecho constitucional en el primer año se centran en el
Derecho constitucional estructural (federalismo, separación de poderes,
cláusula de comercio, entre otros temas) y dejan la 14.° Enmienda y el
Bill of Rights (Carta de Derechos) para el segundo y tercer año. Una vez
más, esto refleja un enfoque desintegrado en el que los cursos de cada
año cubren un terna único con el mismo nivel de detalle. Por el contrario,
un curso de Derecho constitucional de primer año debería brindar una
introducción general al área constitucional entera que no solo brinde
una estructura general para los estudiantes que tomen cursos avanzados
sobre el tema, sino que, además, deje a los alumnos que no tomarán
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más cursos avanzados en ese tema con una visión general de todo el
documento. Para tomar otro ejemplo, un curso de primer año sobre
regulación de negocios —que les presenta a los alumnos los conceptos
básicos de propiedad, dinero, capital, corporaciones, seguros, bancarrota,
antimonopolio y política tributaria— serviría como base para cursos de
negocios de los últimos semestres. Por lo general, los alumnos toman
clases de negocios en su tercer semestre y aprenden muchas reglas sobre
la constitución de una empresa, el derecho al voto y la perforación del
velo corporativo, pero, ¿qué tan importante es todo eso si el alumno no
tiene conocimientos preliminares sobre bancarrota y valores? ¿Por qué
razón alguien querría crear una empresa si no fuese para generar dinero
y evitar responsabilidades? Por otro lado, los alumnos que no tienen
interés en el Derecho comercial y que no toman otros cursos en esa área
de estudios al menos se graduarían con una comprensión elemental de
los conceptos básicos y cuerpos de la doctrina de esta área.
En los últimos semestres, el enfoque del desarrollo enfatiza la
importancia de programas organizados y coherentes que les permitan
a los estudiantes seguir a profundidad un tema de un área particular.
Es más, sugiere que estos programas de concentración deben mostrar
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una progresión del segundo al tercer año. El segundo año de un
programa de concentración podría consistir en un grupo de cursos del
campo de estudio con los que los alumnos están algo familiarizados,
que normalmente son uno o dos cursos obligatorios (Derecho
administrativo en programas de Derecho regulatorio, corporaciones y
valores en programas de Derecho comercial, Derecho procesal penal
en programas de Derecho penal, y así sucesivamente) y cursos electivos
que deben escogerse a partir de una lista de cursos relevantes. Para el
tercer año, el programa debería continuar la progresión al ofrecer a los
alumnos algún tipo de experiencia más intensa. Una secuencia de este
tipo podría incluir un seminario de investigación de un año, un curso
en el que los estudiantes son capacitados y ejecutan una actividad en el
mundo real y debaten lo que han aprendido en un salón de clases, o un
curso en el que son observadores y participantes de un problema de la
vida real y, de manera simultánea, analizan lo que observan. Los cursos
de este tipo a veces son llamados "cursos del toque final", pues vienen
después de que los estudiantes han llevado un grupo específico de cursos
de segundo año. En ese caso, los alumnos pueden trabajar sobre una
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46 Esta posición no está limitada a descripciones fenomenológicas, ver, por ejemplo, Antonio Damasio,
The Feeling of What Happens (1999), sino que también incluye descripciones mecánicas y cognitivas,
ver de Patricia Churchland & Terrence Sejnowski, The Computational Brain (1992); Daniel Dennett,
Consciousness Explained (1991); Stephen Kosslyn, Image and Mind (1980). Incluso las teorías
psicológicas que enfatizaban la base biológica del pensamiento no afirman que heredamos o que
podemos percibir instintivamente las ideas, como pensaba Platón, sino que la biología nos predispone
a aprender de las experiencias y reaccionar ante ellas de una manera específica. Ver, por ejemplo,
Steven Pinker, The Blnak Slate: The Modern Denial of Human Nature (2002); Matt Ridley, The Origins
of Virtue: Human Instincts and The Evolution of Cooperation (1996)
47 Para ver la descripción fenomenológica de Husserl, ver de Edmund Husserl, The Crisis of European
Sciences and Transcendental Phenomenology 21-68 (Traducción de David Carr, NORTHWESTERN
UNIV. PRESS 1970) (1954).
48 De hecho, estudios recientes que se han realizado al cerebro han revelado la sorprendente existencia
de "neuronas espejo". Estas neuronas son las que se activan cuando "un individuo realiza una acción
motora simple para conseguir un objetivo, como alcanzar un pedazo de fruta. La parte sorprendente
es que estas mismas neuronas también se activan cuando el individuo ve a alguien más haciendo
el mismo acto". Giacomo Rizzolatti, Leonardo Fogassi & Vittorio Gallese, Mirros in the Mind,
SCIENTIFIC AMERICAN, Noviembre, 2006, en 54, 56. Los autores sugieren que esta correspondencia
es laque permite que un individuo entienda las acciones de otro individuo, facilitando así el proceso de
aprendizaje, y que ellos indican específicamente que esto tiende a confirmar la fenomenología. ídem.
SELECCIÓN JURÍDICA DE TEXTOS SOBRE EL MÉTODO DEL CASO
49 Ver, por ejemplo, de Stevens, supra 40, 213-15; Marshall W. Houts, A Course in Proff, 7 J. LEGAL.
EDUC. 418 (1955); Howard L. Oleck, The "Adversary Method" of Law Teaching, 5 J. LEGAL. EDUC.
104 (1952). Este enfoque parece haber nacido en la década de 1950, al menos como una estrategia
educativa explícita.
50 Ver, por ejemplo, Clinical Education and The Law School of the Future (Edmund Kitch Ed. 1969);
Philip G. Schrag & Michael Meltsner, Reflections on Clinical Legal Education (1998); Stevens, supra
40, en 214-16; Robert J. Condlin, Clinical Education in the Seventies: An Appraisal of the Decade, 33
J. LEGAL EDUC. 604 (1983); George S. Grossman, Clinical Legal Education: History and Diagnosis,
26 J. LEGAL EDUC. 162 (1974); Philip C. Kissam, Lurching Toward the Millennium: The Law School,
the Research University and the Professional Reforms of Legal Education, 60 Ohio ST. L. J., 1965,
1993-2000 (1999); Charles H. Miller, Clinical Training of Law Students, 2 J. LEGAL EDUC. 298 (1950);
Mark Spiegel, Theory and Practice in Legal Education: An Essay on Clinical Education, 34 UCLA L.
REV. 577, 582-83 (1987).
El concepto de educación clínica ganó fuerza en la década de 1930. Ver de John S. Bradway, Some
Distinctive Features of a Legal Aid Clinic Course, 1 U. CHI. L. REV. 469 (1933); Jerome Frank, Why
Not a Clinical Lawyer School?, 81 U. PA. L. REV. (1944). La implementación recién empezó a darse
a escala importante en las décadas de 1940 y 1950. Ver de Schrag & Meltsner, supra, en 3-7; Stevens,
supra 40, en 215-16.
51 En 1992, el ABA publicó los resultados de un extenso estudio sobre la educación jurídica. ABA,
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Section of Legal Education and Admissions to the Bar, Task Force on Law Schools and the Profession:
Narrowing the Gap, Legal Education and Professional Development - An Educational Continuum
(1992). El "Informe MacCrate", llamado así por el presidente del equipo de trabajo del ABA, Robert
MacCrate, recomendaba con ahínco que las facultades de Derecho se dedicaran más a desarrollar
habilidades en los estudiantes. Increíblemente, no trató nada sobre la relación entre la capacitación en
las habilidades recomendadas y el resto de la malla curricular. En realidad, ese informe parece libre de
cualquier contacto con la teoría educativa y hasta casi místico en su forma de enfocarse en un conjunto
definido de habilidades prácticas de bajo nivel.
SELECCIÓN JURÍDICA DE TEXTOS SOBRE EL MÉTODO DEL CASO
CONCLUSIÓN
1 Título original en inglés: A Case for Another Case Method, publicado en la revista VANDERBILT
LAW REVIEW, Vol 60. Traducción hecha por Manuel Chuquillanqui Gonzales, abogado por la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y corregida por Carmen Luisa Franco Hip, Licenciada en
Traducción e Interpretación por la Universidad Ricardo Palma, CTP 0579.
2 Profesor Byrne de Derecho administrativo y profesor Jeremiah Smith Jr. de Derecho de la Facultad
de Derecho de la Universidad de Harvard, respectivamente. Apreciamos —y hemos utilizado— los
comentarios de nuestro colega Scott Brewer.
3 Ese mismo método hizo eco en la casuística medieval. Ver de Albert R. Jonsen & Stephen Toulmin, The
Abuse of Casuistry: A History of Moral Reasoning 8-11, 16-332 (1988).
ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA
Freud; no solo antes del caso Brown vs. Board of Education (Consejo de
Educación), sino antes del caso Plessy vs. Ferguson. Obviamente se han
hecho modificaciones, pero la educación jurídica estadounidense se ha
mantenido como una práctica cultural sorprendentemente invariable.
Les dejamos a otros en este simposio la tarea de dar una descripción
histórica y sociológica adecuada respecto a la permanencia del método
del caso langdeliano. Corno profesores interesados en cómo se estructura
la malla curricular y cómo podría modificarse, nos planteamos una
pregunta estructural: ¿Qué tiene el diseño del método del caso de
Langdell que le da ese poder de permanencia? Nosotros creemos que la
respuesta —o, por lo menos, buena parte de ella— yace en el hecho de
que este método fue construido para tratar varios temas diferentes de
manera simultánea, y la malla curricular de una escuela profesional debe
tratar todos esos temas para tener éxito en todas sus circunscripciones y
en todos sus dominios. El método del caso langedeliano logró una forma
de comunicar información para cultivar un estilo de razonamiento y
de cuestionamiento intelectualmente respetable y, al mismo tiempo,
apropiado para la práctica jurídica paradigmática de emitir sentencias,
y para atraer la atención y el interés de un gran número de estudiantes
305
con una enseñanza y materiales a un costo relativamente bajo.
El hecho de que alcanzar estos objetivos múltiples era su objetivo y
no solo su efecto, queda claro desde las mismas palabras de Langdell al
describir su objetivo en el prólogo de su primer libro de casos, A Selection of
Cases on the Law of Contracts4. Como explicó Langdell, el método del caso
de la facultad de Derecho surgió a partir de dos circunstancias. Primero,
el método del caso surgió de su propia experiencia como estudiante de
que el Derecho se aprendía "por medio de casos"5. Segundo, el método
del caso surgió de su labor como profesor: "Esperaban que tuviera una
clase de muchos alumnos, que me reuniera con ellos de manera regular
todos los días y que les diera una instrucción sistemática en las ramas
del Derecho que me habían asignado"6. Para hacer lo segundo teniendo
en cuenta lo primero, tenía que seleccionar casos para que sus alumnos
los leyeran, pero ¿en qué podía basarse para escoger entre "el número
tan grande de casos en cada área del Derecho que, además, aumentaban
con gran rapidez?"7. La respuesta estaba en el hecho de que "el Derecho,
considerado como una ciencia, está conformado por ciertos principios
o doctrinas", de que "la cantidad de doctrinas jurídicas fundamentales
es mucho menor de lo que normalmente se cree" y de que, por lo tanto,
era posible tomar un tema como el Derecho contractual y, "sin exceder
los límites comparativamente moderados, seleccionar, clasificar y
ordenar todos los casos que han contribuido de manera importante al
crecimiento, desarrollo o establecimiento de cualquiera de sus doctrinas
fundamentales". (Según Langdell, "la gran mayoría" de casos eran
"inútiles o peor que inútiles para realizar un estudio sistemático"). Una
vez que se seleccionaban los casos, los alumnos podrían aprender una
doctrina "al estudiar los casos en los que se aplica". No obstante, con
esto no solo se espera que los alumnos trabajen de lo particular a lo
general, sino también de lo general a lo particular, pues:
"[...] dominar por completo estos [principios o doctrinas]
al punto de ser capaz de aplicarlos con facilidad y certeza
constantes en la confusa telaraña de conflictos humanos
es lo que hace a alguien un verdadero abogado y, por lo
306
tanto, adquirir ese nivel de dominio debería ser la tarea
de cualquier estudiante de Derecho responsable"".
Sin duda se percibe tensión en ese argumento. Por ejemplo, no queda
claro cómo, "al tratarse de una ciencia", uno puede calificar la mayor parte
de los casos existentes como "peor que inútiles para realizar un estudio
sistemático"12. Bien podría haberse pensado que cualquier espécimen de
una especie merece tanta atención científica como cualquier otro, pero
esa tensión refuerza el hecho de que Langdell presentara un sistema
construido conscientemente para funcionar como un método práctico
de educación jurídica. La fortaleza de su método del caso no yace en
la irrefutabilidad de cualquiera de sus elementos, sino en la forma
plausible en la que su método ofrece respuestas a las tantas preguntas
que surgen. ¿Qué tenemos que aprender? El Derecho está conformado
7 Ídem en vi.
8 Ídem en vi-vii.
9 ídem en vi.
10 Ídem.
11 ídem.
12 Ídem.
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13 Ver de Kenneth Culp Davis, An Approach to Problerns of Evidence in the Administrative Process, 55
HARVARD L. REV. 364, 404-07 (1942).
ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA
14 Nota del traductor: Película japonesa (1950) del director Akira Kurosawa en la que los tres testigos que
declaran en un juicio cuentan versiones totalmente diferentes de los hechos.
15 Langdell, supra 4, en vi.
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16 El hecho de que muchos exámenes de las facultades de Derecho presenten problemas que van
surgiendo, aunque de forma reducida, efectivamente refleja el vacío entre el fallo y las tareas de los
abogados, que es lo que intentamos describir:
Se ha vuelto evidente —en diversos niveles— que los profesores no evalúan lo que enseñan, pues,
muy a menudo, durante el primer año "enseñan usando el método del caso y luego evalúan al alumno
usando el método del problema (ABP)". Por lo general, los alumnos de Derecho de primer año son
recibidos en las primeras semanas de clases con inmensas lecturas sobre fallos de las cortes (el método
del caso estándar) seguidas por periodos de clases que de alguna forma involucran un diálogo socrático
sobre esos casos. Al final del semestre, a pesar de que a los alumnos les han enseñado con el sistema
del método del caso, es normal que tengan que rendir un examen de tres horas lleno de patrones de
hechos que generan problemas jurídicos complicados para los que han recibido muy poco o ningún
entrenamiento.
Cathaleen A. Roach, A River Runs Through It: Tapping into the lnformational Stream to Move
Students from Isolation to Autonomy, 26 ARIZ. L. REV. 667, 673 (1994) (citando a Myron Moskovitz,
Beyond the Case Method: It's Time to Teach with Problems, 42 J. LEGAL EDUC. 241, 260 (1992)).
SELECCIÓN JURÍDICA DE TEXTOS SOBRE EL MÉTODO DEL CASO
a "play". (De hecho, ya que queremos empezar con datos sin procesar,
podríamos decir incluso que estamos abogando por el uso del modo
"adelantar hechos".)
Algunas de esas cosas ya se están dando en las facultades de
Derecho. Los alumnos que han tenido experiencia clínica de primer
nivel probablemente aprenden mucho de lo que estamos hablando,
pero pueden tener más limitaciones en cuanto a los mecanismos
institucionales que son capaces de considerar. Más importante aún,
dado que representan a sus clientes, ellos (y sus profesores) deben
preocuparse por toda una serie de habilidades de desempeño, las cuales
no necesariamente están relacionadas con las habilidades intelectuales a
las que nos hemos referido antes, pero quizás es justamente por eso que
la educación clínica que se da de forma correcta (y no es solo un nombre
para subcontratar estudiantes bajo la modalidad de prácticas externas
con poca supervisión) es demasiado costosa. Corno mencionarnos
anteriormente, para Langdell, parte esencial del problema era que
esperaran que "que tuviera una clase de muchos alumnos [y] que [se]
reuniera con ellos de manera regular todos los días"'7. Parece que la
cuestión práctica de usar los recursos de manera eficiente sigue siendo
312
una de las ecuaciones que cualquier alternativa propuesta debe resolver.
En otras facultades ya se aplica parte de lo que hablamos, sobre todo
en las de negocios, pero también en algunas de políticas públicas y
algunas de medicina. El caso tipo en una facultad de negocios contiene
mucha más información y situaciones mucho más abiertas que los casos
de apelaciones que se usan en las facultades de Derecho. Los profesores
enseñan los casos haciendo diversas preguntas y muy a menudo son
clases con tantos alumnos como en las facultades de Derecho. Un estudio
muy detallado realizado por un profesor de la Facultad de Negocios de
la Universidad de Harvard que compara los métodos usados en varias
de las facultades de Harvard llegó a la conclusión de que los "métodos
del caso" alternativos efectivamente permiten desarrollar habilidades
diferentes'. Así, por ejemplo, los alumnos de las facultades de negocios
formulan soluciones alternativas y pueden elegir entre ellas con mayor
habilidad que un estudiante de Derecho promedio. Por otro lado, los
17 Langdell, supra 4 en v.
18 David A. Garvin, Nilaking the Case, 106 Harvard Mag., setiembre-octubre, 2003, en 56.
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19 ídem.
20 Si bien admiramos muchos esfuerzos educativos que usan un "método del problema", nosotros
distinguimos el estudio de casos que incluyen muchos detalles y hechos que estamos proponiendo de
los problemas cortos de unos cuantos párrafos que normalmente se usan en los libros de casos que se
publican. Los esfuerzos más cercanos a nuestra propuesta son aquellos que se centran en darles a los
estudiantes documentos reales y hacer que desempeñen roles prediseñados, dándoles como tarea hacer
análisis, dar recomendaciones y tomar decisiones. Ver, por ejemplo, de Davir R. Herwitz, Business
Planning: Materials on the Planning of Corporate Transactions aap. A en Al-A37 (2.° Ed. 1984); ver
tambien de Frank E. A. Sander, Learning by Doing, 25 HARVARD L. SCH. BULL. Abril, 1974, en 16
(taller tributario). La Facultad de Derecho de Standford ha desarrollado una serie de casos de estudio
de Derecho ambiental que siguen esa línea. Ver de Standford Law School, Case Studies Abstracts,
disponible en http://www.law.stanford.edu/publications/casestudies/case-abstracts. El Georgetown
Law Center (Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown) ha desarrollado recientemente tres
problemas de Derecho internacional y de Derecho comparado, y les pidió a todos los estudiantes de
Derecho de primer año que trabajaran en ellos durante una semana. Ver de Georgetown University
Law Center, Week One: Law in a Global Context, disponible en http://law.georgetown.edu/documents/
weekone2006.pdf.
SELECCIÓN JURÍDICA DE TEXTOS SOBRE EL MÉTODO DEL CASO
que generar todos los materiales para la clase. Los casos de estudio que
ya existen en las facultades de negocios y de políticas públicas son un
comienzo, pero, hasta donde sabemos, tratan al Derecho como una "caja
negra". (Justamente la "estrechez" de la estructura jurídica de los casos
que hemos visto es una de las cosas que más nos convence de que es
necesario que exista una experiencia jurídica diferente.)
Otra táctica prudente es basarnos en la historia. Por ejemplo, ¿qué
entendimiento del mundo estaba detrás de la decisión de los abogados
ambientalistas de proponer el uso de cuotas de contaminación como una
herramienta regulatoria y qué otras opciones podrían haber tenido? La
creación de las compensaciones para los trabajadores como un sustituto
de la responsabilidad civil, la combinación del trabajo de defensa penal
con la estrategia mediática en el caso de Martha Stewart, la resistencia
de la Iglesia católica a exigir que los empleadores ofrezcan beneficios a
las parejas de hecho que llevó a un ingenioso acuerdo en San Francisco,
las posibles innovaciones en las normas sobre patentes en los Estados
Unidos y Sudáfrica para incrementar la distribución de fármacos de
primera necesidad... En esos y muchos otros ejemplos, las experiencias
históricas ofrecen el detalle, el matiz y la percepción que estimularía la
imaginación jurídica.
A pesar de todo —siguiendo el modelo de las facultades de
administración— creemos, en gran medida, que será necesario que
quienes redacten casos obtengan sus materiales de abogados en ejercicio.
A partir de nuestra experiencia, podemos afirmar que a los abogados
les gusta hablar de lo que han hecho. Si bien puede ser necesario
cambiar algunos hechos para mantener la confidencialidad, no nos
cabe la menor duda de que los casos para las facultades de Derecho
podrían redactarse gracias a consultas con abogados en ejercicio. No
estaría mal hablar también con algún cliente. Efectivamente, los casos
pueden escribirse por partes, con cinco a quince páginas que describen
la situación inicial hasta el punto decisivo para un actor clave como el
abogado, quien es consultado por un cliente. La segunda parte puede
detallar las decisiones que se tomaron, sus repercusiones y los nuevos
problemas identificados. A veces puede haber tres partes o incluso
cuatro. Uno de los beneficios bastante tangibles de este tipo de formato
es que sitúa a los estudiantes en el tiempo de tal forma que puedan
ver las consecuencias de las elecciones jurídicas y las obligaciones que
sigue teniendo el abogado incluso después de que se haya dictado una
SELECCIÓN JURÍDICA DE TEXTOS SOBRE EL MÉTODO DEL CASO
sentencia inicial. Todo esto costará dinero —sin duda más dinero del
que se requiere para reproducir los fallos escritos para nuestro beneficio
pedagógico pero pagados con fondos públicos. No obstante, si este
sistema funciona en las facultades de negocios y de políticas públicas,
no vemos ninguna razón para que esos materiales no puedan ser usados
por suficientes alumnos por suficientes años como para ir pagando —en
un plazo razonable— el costo de haberlos producido.
Ahora trataremos el tácito temor de los profesores: ¿Soy lo
suficientemente competente como para usar ese tipo de materiales?
Esa preocupación puede ser por razones pedagógicas o por cuestiones
del conocimiento que se debe tener. Mientras se trate de una ansiedad
pedagógica, creemos que es una preocupación muy errónea. Es cierto
que lo que estamos sugiriendo hará que muchos profesores planteen
nuevos tipos de preguntas sobre nuevos tipos de materiales. La atención
se centrará más en las alternativas, en las elecciones y en vivir con las
consecuencias deesas elecciones. Tanto los profesores como los estudiantes
podrán usar las descripciones detalladas de transacciones y conflictos
específicos que puntualizan las dimensiones psicológicas, económicas
y políticas en los materiales de estudio. Además de documentos reales
316 (contratos enteros, tratados, normas y notificaciones), la amplia gama
de agentes y las opciones institucionales estarán disponibles para los
estudiantes. Sin embargo, en términos de estilos pedagógicos, creemos
que estos materiales deben permitir aproximadamente el mismo grado
de flexibilidad para aquellos profesores que quieren ser tradicionales
y para aquellos que quieren ser más experimentales. Los más osados
podrían dividir la clase en grupos pequeños para hacer simulaciones
profundas, proyectar el uso extensivo de la búsqueda y redacción en
línea en tiempo real dentro y fuera de la clase, generar situaciones en las
que los estudiantes trabajen con abogados en ejercicio o experimentar
con muchos otros enfoques. Por otro lado, los que no quieren hacer
eso pueden apoyarse en la mecánica tradicional de las preguntas y
respuestas, de los debates abiertos y otros similares, y, si ese es su fuerte,
creemos que también en ese caso tendrán éxito.
Desde nuestro punto de vista, la ansiedad sustantiva es más relevante.
Los profesores de Derecho fueron buenos estudiantes de Derecho y,
dada la historia de la educación jurídica, eso significa que ellos —casi
como norma universal— se sienten cómodos al enseñar sobre fallos en
el salón de clases, incluso si no tienen ninguna experiencia práctica.
ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA
ERIC J. SEGALL2
INTRODUCCIÓN
1 Título original en inglés: Why 1 still teach Marbury (and so should you): A response to Professor
Levinson, 6 U. PA. J. CONST. L. 573 2003-2004. Traducción hecha por Manuel Chuquillanqui
Gonzales, abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y corregida por Carmen Luisa
Franco Hip, Licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad Ricardo Palma, CTP 0579.
2 Profesor de Derecho de la escuela de Derecho Georgia State University College of Law. Quisiera
agradecer a Neil Kinkopf, Sandy Levinson, Suzanna Sherry, Louise Weinberg y Patrick Weisman por
sus útiles comentarios sobre este ensayo.
3 Sandford, Levinson, Why I Do Not Teach Marbury (Except to Eastern Europeans) and Why You
Shouldn't Either, 38 WAKE FOREST L. REV 553 (2003).
4 5 U.S. (1 Cranch) 137 (1803).
5 Levinson, supra 3, en 554.
6 ídem; ver, por ejemplo, de Kathleen M. Sullivan & Gerald Gunther, Constitutional Law 3-13 (14.° Ed.
2001) (cuando hablan del caso Marbury al comienzo de un libro de casos); casos citados infra notas
68-69 y texto acompañante (citando y discutiendo casos que se apoyan en el caso Marbury).
7 Paul Brest, Sanford Levinson, J.M. Balkin & Akhil Reed Amar, Processes of Constitutional
Decisionmaking (4.° Ed. 2000); ver también Legal Scholarship Symposium: The Scholarship of Sanford
Levinson, 38 TULSA L. REV. 553 (2003)
ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA
1. MARBURY
319
Los antecedentes, los hechos, los razonamientos y las posiciones
en el caso Marbury han sido ampliamente tratados y criticados en la
literatura jurídica, así que no los vamos a resumir aquí`'. El propósito de
esta sección es establecer, en primer lugar, un argumento a favor de la
enseñanza del caso Marbury y establecer las bases para responder a los
argumentos específicos del profesor Levinson.
En el caso Marbury, el juez supremo Marshall preguntó y se propuso
responder algunas de las cuestiones más fundamentales sobre nuestra
forma de gobierno y nuestra Constitución. Trató, entre otros temas, si
la Corte Suprema de los Estados Unidos tenía la autoridad de ordenarle
al Poder Ejecutivo que se ciñera a las normas, si la Corte podía
8 El profesor Levinson admite en su artículo que quería "convencer" a otros profesores de dejar de
enseñar el caso Marbury. Levinson, supra 3, en 554. Espero poder demostrar que ahora, más que
nunca, es importante enseñar el caso Marbury.
9 Para una colección de artículos buenos y recientes, ver Judicial Review: Blessing or Curse? Or both? A
Symposium in Commemoration of the Bicentennial of Marbury v. Madison, 38 Wake FOREST L. REV.
313 (2003).
SELECCIÓN JURÍDICA DE TEXTOS SOBRE EL MÉTODO DEL CASO
que argumentaba que el Senado violaba la Constitución al conducir una audiencia de impugnación
ante un comité del Senado en lugar de que sea ante todo el Senado); Watrh vs. Seldin, 442 U.S. 490
(1975) (concluyó que los demandantes de bajos recursos no estaban legitimados para impugnar una
ordenanza de zonificación local).
15 Marbury, 5 U.S. (1 Granch), en 176-77.
16 ídem en 177.
17 Ver de Daniel A. Farber, Judicial Review and Its Alternatives: An American "Tale, 38 WAKE FOREST
L. REV. 415-21 (2003).
SELECCIÓN JURÍDICA DE TEXTOS SOBRE EL MÉTODO DEL CASO
que controlan las acciones del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo
o respecto a la falta de responsabilidad de los jueces. A veces termina
promoviendo un debate sobre cómo es que los jueces deberían realizar
sus tareas interpretativas. Estas cuestiones son una buena manera de
comenzar la discusión sobre las relaciones apropiadas entre los tres
poderes del gobierno federal y el poder de la corte para hacer que el
gobierno actúe responsablemente dentro de lo establecido por la ley'8.
18 Debo indicar que soy hostil al control judicial en general y al caso Marbury en particular. Ver, de Eric
J. Segall, 5 U.S. (1 Cranch) 137, 175, 16 CONST. COMMENT. 569(1999). Sin embargo, creo que la
importancia del caso Marbury requiere que sea enseñado.
19 Levinson, supra 3, en 554.
20 ídem.
21 Ver ídem en 544-55.
22 5 U.S. (1 Cranch) 299 (1803).
ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA
El profesor Levinson tiene razón cuando dice que se tiene que exponer
a los alumnos a los tantos casos constitucionales que promueven el mal,
pero si eso significa hablar sobre casos que ratifican el internamiento de
ciudadanos japoneses42, sobre los alojamientos públicos "iguales pero
separados"43 o sobre invalidar los esfuerzo del Congreso por terminar
con el trabajo infantil", en un curso de Derecho constitucional hay
tiempo suficiente para exponer a los alumnos a la maldad constitucional.
No obstante, eso no quiere decir que el curso debe empezar con eso.
De hecho, es pedagógicamente correcto empezar con un caso en el
que se discute la relación de la Corte Suprema con los otros poderes
del Estado pero en el que el asunto en cuestión del caso específico no
es tan importante. El caso Marbury es un buen vehículo para discutir
sobre la interpretación de la Constitución "[precisamente porque] los
alumnos muy pocas veces van a tener algo que perder con las opciones
doctrinales/interpretativas del caso Marbury45". El caso Marbury les
da a los estudiantes la oportunidad de expresar sus propios puntos de
vista respecto al control judicial antes de ver adónde condujo eso, y esos
• puntos de vista pueden cambiar —y usualmente lo hacen— a lo largo
A del semestre, lo cual crea las condiciones para una discusión interesante
328 y fructífera en clases.
c) "¿Por qué enseñar un caso de tan poca calidad en su razonamiento
como el caso Marbury a menos que queramos desacreditar el análisis
jurídico aplicado? Incluso si quisiéramos desacreditar el análisis jurí-
dico aplicado, ¿acaso no hay mejores casos que el caso Marbury para
hacer eso?"46.
El profesor Levinson señala que una de las razones por las que dejó de
enseñar el caso Marbury fue que, "todos los años, se molestaba cuando
leía cómo Marshall destrozaba la sección 13 de la Ley del Poder Judicial
y luego el Artículo III de la Constitución"". Esas críticas al caso Marbury
han sido ampliamente discutidas en la literatura sobre ese caso y la
48 La pieza trascendental es, por supuesto, de William W. Van Alstyne, A Critical Guide to Marbury v.
Madison, 1969 DUKE L. J. 1.
49 Pero ver Weinberg, supra 33, para un ataque a esa crítica tradicional.
50 Ver de Levinson, supra 3, en 564.
51 Ídem.
52 ídem en 566.
53 ídem
54 531 U.S. 98 (2000); ver también Levinson, supra 3, en 566 (citando a Bush vs. Gore y el "fanatismo de
la actual mayoría en la Corte Suprema con respecto a proteger a los Estados de la posibilidad de ser
SELECCIÓN JURÍDICA DE TEXTOS SOBRE EL MÉTODO DEL CASO
61 ídem 568. Él no mantiene este punto de vista y cree que hay sentencias de la corte que son "genuinamente
inspiradoras". ídem. Yo creo que un realista jurídico verdadero o incluso "vulgar" (como yo) puede
creer de manera consistente que las leyes son política y que hay casos verdaderamente inspiradores.
62 Ver infra 79-82 y el texto acompañante para un debate más extenso. .
63 Levinson, supra 3, en 569.
64 ídem en 569-70 (citando al OXFORD DICTIONARY OF AMERICAN LEGAL QUOTATIONS 216
(Fred R. Saphiro Ed., 1993) (Citando a Charles Evans Hughes, Speech Before the Elmira Chamber of
Commerce (3 de mayo de 1903) en Addresses and Papers of Charles Evnas Hughes: Governor of New
York 1906-1908, en 133, 139 (1908))).
65 Ídem en 570.
66 Ídem.
SELECCIÓN JURÍDICA DE TEXTOS SOBRE EL MÉTODO DEL CASO
78 Mensaje de correo electrónico de Jack Balkin, profesor de Derecho de la Facultad de Derecho de Yale,
a Sanford Levinson, profesor de la cátedra centenaria W. St. John Garwood & St. John Garwood jr.
y profesor de gestión pública de la Facultad de Derecho de la Universidad de Texas (24 de agosto de
2002), impreso en Levinson supra 3, en 575-76.
ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA
79 No obstante, si los cargos deberían ser vitalicios en lugar de ser por un periodo limitado es un terna
aparte.
80 Farber, supra 17, en 415.
81 Ver ídem.
82 ídem en 415-16.
SELECCIÓN JURÍDICA DE TEXTOS SOBRE EL MÉTODO DEL CASO
CONCLUSIÓN