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La fiebre tifoidea es una enfermedad que de no ser controlada podría causar la muerte a

quien la padece. Por eso es importante que sepas en qué consiste, cuáles son sus síntomas
y la manera de combatirla.

Descubre qué es la fiebre tifoidea y cómo se transmite


En los países en vías de desarrollo, hay una serie de enfermedades que suelen
presentarse.
No que no puedan darse en otras latitudes, pero con mucha frecuencia ocurren en estos
países.
Una de estas, es la fiebre tifoidea. En los Estados Unidos suelen presentarse unos 500
casos al año. Este número es mayor en países subdesarrollados.
La fiebre tifoidea es una infección sistémica que se caracteriza por la manifestación de
fiebre y dolor abdominal.
Esta fiebre tiende a superar los 40° C, pudiendo ser la causante de problemas graves en
nuestro cuerpo.
De hecho, esta enfermedad puede llegar al extremo de ocasionar la muerte en caso de no
ser abordada a tiempo y de forma correcta.
En los pacientes no tratados, la fiebre puede prolongarse por periodos de 1 a 2 meses, lo
cual da pie a trastornos más graves, especialmente en el caso de los niños.
Los infantes suelen estar en mayor peligro que los adultos, sobre todo si se encuentran en
entornos insalubres y con escasez de los recursos sanitarios necesarios para ser atendidos.
Aparte de los síntomas febriles intensos, también se manifiestan dolores bastante fuertes
en el área abdominal.
Este padecimiento no es nuevo. Se cree que desde la Grecia precristiana existen casos de
fiebre tifoidea y que, en el siglo XVI, esta enfermedad fue la responsable de la muerte de
muchos indígenas en América.
En tiempos más modernos, se destacan fuertes epidemias de la fiebre entérica en lugares
como el Congo y Uganda, en donde hubo brotes en el 2000 y el 2015.
También se le conoce como fiebre entérica ´enfermedad tifoide.
Es denominada de esta manera, ya que la palabra griega “tifus” tiene un significado que es
coherente con su manifestación: “fiebre”, “estupor”.
La enfermedad tifoide no debe confundirse con otras enfermedades infecciosas que se
denominan “tifus”. Estas últimas son producidas por bacterias que forman parte del grupo
“Rickettesia”.
La fiebre tifoidea es causada por una bacteria distinta, la “Salmonella”. Este tipo de batería
puede hallarse solamente en los seres humanos.
La forma de transmisión de este tipo de bacterias se da mediante el contacto con alimentos
contaminados, que han estado en contacto con las heces o la orina de una persona
infectada.
Otras vías de transmisión son las relaciones sexuales, sobre todo entre hombres.
Es importante considerar todas las alternativas disponibles para combatir la fiebre entérica.
[p61a] es una buena opción para combatir sus síntomas como un complemento al
tratamiento médico.

Estas son las formas de tratamiento de la fiebre tifoidea


Una de los puntos que debe ser abordado a la hora de tratar los casos de fiebre tifoidea es
la deshidratación que se produce como consecuencia de la fiebre y diarrea prolongadas.
Para combatir dicha deshidratación, el consumo de agua y de líquidos debe aumentar, por
lo que se sugiere consumir al menos 2 litros de agua y consumir jugos y sopa.
Aparte de eso, en caso de que la deshidratación sea muy fuerte, existe la alternativa de
hidratación vía intravenosa.
En caso de que haya perforación en los intestinos, debe realizarse la cirugía respectiva para
poder reparar el orificio.
La parte más importante del tratamiento de la fiebre tifoidea tiene que ver con el uso de
antibióticos. Se dice que estos son la forma de abordaje más efectiva ante esta enfermedad.
Los antibióticos que suelen utilizarse son la azitromicina, la ciprofloxacina y la ceftriaxona.
El primero de los 3 se utiliza en los casos en los cuales las personas son resistentes a la
acción de ciprofloxacina como medio para destruir la bacteria que causa la fiebre entérica.
Otra razón por la cual la ciprofloxacina no es una opción para algunos, es que el paciente
no pueda consumirla.
Sin embargo, este antibiótico es muy utilizado por los médicos, ya que resulta muy efectivo
en el tratamiento de la Salmonella Typhi. Está contraindicado para mujeres embarazadas y
niños.
Por su parte, la ceftriaxona se inyecta cuando se presentan infecciones graves.
Lo negativo de su uso, es que, en caso de emplearse por mucho tiempo, puede provocar
el crecimiento de bacterias que resistan los antibióticos.
Este último antibiótico puede tener efectos secundarios adversos. Otros antibióticos como
el cloranfenicol han quedado descartados por esta misma razón.
Los especialistas se percataron de que su uso producía fuertes deterioros de la salud luego
de una aparente mejora. Además, ocurría una resistencia bacteriana generalizada.
La resistencia de las bacterias a los antibióticos es un problema a la hora de destruir estos
microorganismos que causan la fiebre tifoidea.
Por esta razón hay una continua investigación al respecto, ya que la Salmonella typhi se ha
mostrado resistente a toda una variedad de antibióticos.

Formas alternativas de prevención y tratamiento de la fiebre tifoidea


Ante la presencia de diferentes factores que puedan ocasionar desequilibrios y
enfermedades en nuestro organismo, los especialistas están en una búsqueda constante
de opciones efectivas.
Efectivas en cuanto a la eliminación de dichos factores para garantizar un estado de salud
adecuado para nuestro cuerpo.
Tener las herramientas al alcance y conocer la forma adecuada de utilizarlas, resulta
invaluable cuando se presentan las molestias propias de una enfermedad inesperada.
Debido a esto, queremos informarte con respecto a lo que los probióticos podrían hacer por
ti en caso de padecimiento o riesgo de fiebre entérica.
El uso de productos probióticos con la finalidad de combatir y destruir diferentes bacterias
que pueden ser dañinas para nuestro cuerpo, es una forma eficaz de prevenir y tratar
enfermedades como la fiebre tifoidea.
Este tipo de productos pueden presentarse como complementos a nuestra dieta regular.
Estos contribuyen de forma sustancial a la salud gastrointestinal, gracias a la gran cantidad
de microorganismos y bacterias saludables que poseen.
El beneficio se hace notar no solo en la salud intestinal, sino que también beneficia a la
salud general, objetivo que se persigue con el fin de tener una mejor calidad de vida y
bienestar percibido.
Los probióticos contribuyen a eliminar los patógenos que originan la diarrea y restaura la
microflora intestinal.
Productos como [p61a] poseen estas propiedades. Los componentes de su fórmula nos
dan una alternativa de alto impacto en contra de enfermedades causadas por la Salmonella.
Por esta razón, sugerimos ampliamente [p61t], ya que refuerza el sistema inmunológico y
nos ayuda a evitar y a abordar las distintas manifestaciones que caracterizan distintos
trastornos gastrointestinales.
La acción de este producto favorece el trabajo de la Lactobacillus acidophilus, la
Lactobacillus rhamnosus y la Lactobacillus plantarum.
Estas y otras bacterias presentes en la fórmula, favorecen la resistencia de nuestro tracto
intestinal, ante los distintos ataques de elementos externos a nuestro cuerpo.
Considera esta fórmula de altísima calidad en caso de que padezcas los síntomas de la
fiebre tifoidea o de cualquier otra enfermedad gastrointestinal.
Podrás disfrutar de las maravillosas ventajas que te ofrece a nivel de tratamiento o a nivel
preventivo.
Estos son los síntomas de la fiebre tifoidea
La fiebre tifoidea puede ser confundida con otras enfermedades como la brucelosis,
abscesos hepáticos amebianos, la tuberculosis y el paludismo.
Sin embargo, hay síntomas y signos bien característicos que al presentarse en conjunto
dan señales claras de que lo que padece la persona es enfermedad tifoidea.
En la fase temprana de la fiebre entérica suele presentarse como signo distintivo, una fiebre
que tiende a ir aumentando día a día, hasta llegar al punto de los 40.5 °C.
Aparte de esto, se manifiestan fuertes cefaleas acompañadas de dolor muscular y
sensación de fatiga, debilidad y cansancio.
Aparte de esto se suele presentar faringitis, tos seca, fuertes dolores abdominales y
lesiones rosadas, tipo sarpullidos que pueden verse a nivel del torso y el abdomen.
En algunos casos puede observarse una inflamación evidente del abdomen, acompañado
de episodios de diarrea o estreñimiento.
Todo este malestar produce por lo general, pérdida del apetito y por ende, pérdida de peso.
Si el paciente contagiado no recibe tratamiento, la fiebre podría prolongarse de 1 a 2 meses.
Esto ocasiona que la persona experimente periodos de pensamiento delirante.
El cansancio llega a ser tan extremo, que el afectado por la enfermedad entérica
permanezca exhausto e inmóvil, con los ojos entreabiertos.
En ciertas ocasiones se han presentado casos de alteraciones mentales moderadas y
shock, aunque son complicaciones raras.
Otras complicaciones raras pueden ser la inflamación de os tejidos del corazón, pudiendo
darse miocarditis y endocarditis.
También pueden ocurrir infecciones en los riñones, pancreatitis, meningitis y neumonía.
Además, han ocurrido otras complicaciones asociadas a la fiebre tifoidea como el sangrado
intestinal y la presencia de orificios en los intestinos.
Cuando existen perforaciones en los intestinos, puede ocurrir una pérdida del contenido
intestinal que puede estar asociado a los fuertes dolores abdominales descritos
anteriormente.
Aparte de lo descrito, también pueden producirse náuseas, vómitos e y sepsis (infección en
el sistema sanguíneo).
Todos estos síntomas juntos pueden provocar inclusive la muerte en caso de que no sean
tratados a tiempo.
Ante la presencia de estos signos, es de vital importancia la visita al médico para poder
recibir la atención necesaria para contrarrestar la enfermedad y evitar consecuencias
peores.
Sumado al tratamiento sugerido por tu médico, [p61t] es tu aliado en contra de la fiebre
tifoidea.

Entérate de los lugares en los que es más común la fiebre tifoidea


Como mencionamos en el apartado anterior, los países en vías de desarrollo, son los
principales focos de la fiebre entérica.
De hecho, se estima que la mayoría de las personas infectadas por Salmonella en países
desarrollados, han sido contagiadas en viajes a países subdesarrollados.
Otra forma de contagio es el contacto con alimentos que han sido manipulados por
portadores crónicos que han adquirido la bacteria en países de alto riesgo de contagio.
Los países industrializados, por lo general, tienen buenos controles sanitarios, lo cual hace
que haya un número bastante controlado de casos.
La incidencia en estos territorios es bastante baja. Podemos citar como ejemplos de esta
afirmación a Estados Unidos y a España.
En Estados Unidos se habla de 500 casos al año y en España se cuentan unos 100 casos
al mes. Se dice que en este último país hay una incidencia de 0.15 casos por cada cien mil
habitantes.
En ocasiones suele establecerse una diferencia entre fiebre tifoidea y fiebre paratifoidea,
aunque mayormente se habla de fiebre tifoidea que es la más prevalente.
En países de África, Asia y América del Sur, llegan a registrarse las escandalosas cifras de
20 a 30 millones de casos de fiebre tifoidea.
Una de las principales causas de la presencia de brotes de esta enfermedad en estos
países es la falta de controles y condiciones sanitarias que permitan aplacar la acción de la
Salmonella Typhi.
Aparte de esto, existe poca cultura sanitaria en las poblaciones de riesgo, lo que hace que
la proliferación del microorganismo tenga mayor acción.
En algunos países, la fiebre tifoidea es endémica, lo que hace que haya brotes específicos
más que todo entre los meses de junio y septiembre, con menor incidencia entre diciembre
y marzo.
Se estima que, de ese número, se producen unos 200.000 decesos anuales.
El control de estos números puede lograrse mediante medidas sanitarias que prevengan y
controlen la multiplicación de los mismos.

¿Cómo se puede prevenir la fiebre tifoidea?


El control y la prevención de enfermedades causadas por microorganismos bacterianos,
como es el caso de la fiebre tifoidea, debe hacerse no solo a nivel individual.
El abordaje en estos casos, debe ser a nivel poblacional, ya que este tipo de enfermedades
tienden a propagarse con mucha rapidez.
Una de las medidas que debe tomarse es el control de aguas residuales, y así mismo debe
existir educación general a la población con respecto a las formas de contacto y las formas
de prevención.
De manera especial, los manipuladores de alimentos deben estar atentos a este tipo de
información y deben establecerse medidas que permitan identificar a los portadores
crónicos de la bacteria que ocasiona la enfermedad.
Una recomendación general es evitar el consumo de agua no potable y alimentos que se
presuman contaminados.
Beber agua potable es una alternativa práctica, al igual que el consumo de alimentos que
estén bien cocidos.
El calor suele matar el microorganismo causante de la fiebre entérica y además puede
destruir otras bacterias que pueden ocasionar otras infecciones gastrointestinales.
Se aconseja consumir verduras y hortalizas cocidas y calientes y en caso de que se
prefieran crudas, lo mejor es lavarlas bien o sumergirlas al menos 5 minutos en agua con
unos 50 gramos de cloro por litro.
Las frutas deben lavarse muy bien y de ser posible, deben pelarse antes de comerlas.
Los pescados y mariscos deben estar cocidos, al menos por diez minutos, antes de su
consumo.
En caso de visitar lugares que son considerados zonas de riesgos, los viajeros deben
aplicarse vacunas que prevengan los contagios.
Existen 2 tipos de vacunas que pueden aplicarse. Una de ellas es intramuscular y puede
ser suministrada tanto a adultos como a niños.
La otra versión de vacuna, es de tipo oral y se suministra adultos y jóvenes. Esta última
presentación no debe darse a niños pequeños ni a personas inmunodeprimidas.
En estos casos, hay más riesgo que beneficio, por lo que no se emplean.
Se dice que estas vacunas pueden tener un nivel de eficacia que va del 50 al 80%, lo cual
implica que aparte de las mismas, deben tomarse otras medidas que hagan frente a los
riesgos de contagio.
Estas precauciones tienen que ver más que todo con el consumo y manipulación de agua,
bebidas y alimentos.

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