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CURSO: Dermatología
DOCENTE: Dr. Cesar Edwin Galiano Gomez
GRUPO: 9
INTEGRANTES:
Sajami Valera Jhonatan
Sánchez Castañón Kriss Karen
Sedano Pérez Elizabeth Doris
Tamayo Denegri Aura Alicia
CICLO: VIII
PUCALLPA-PERÚ 2019
PIE DIABÉTICO EN DERMATOLOGÍA
I. INTRODUCCIÓN
Las úlceras y amputaciones de las extremidades constituyen un gran
problema de salud pública que genera un alto costo para el paciente, sus
familiares y los sistemas de salud pública, por tanto, una comprensión
adecuada de la etiopatogenia de la ulceración del pie es fundamental para
lograr la reducción de la incidencia, morbilidad y mortalidad de esta
patología.
II. EPIDEMIOLOGÍA
La epidemiología del pie diabético es todavía desconocida ya que engloba
distintos procesos patológicos, y hoy día todavía no existen una clasificación o
una descripción que unen criterios y permitan la valoración de su magnitud de
forma más exacta. Se estima que aproximadamente un 15% de los pacientes
con diabetes desarrollará una úlcera en el pie o en la pierna en el transcurso
de la enfermedad. La gangrena es mucho más frecuente en estos pacientes
que en la población general (53 veces superior en los varones y 70 en las
mujeres), por lo que supone un grave problema de salud pública actual.
Se estima que el riesgo de amputación del miembro inferior es de 10 a 30
veces más alto en los diabéticos que en la población general. En un estudio de
Pecoraro y cols. menciona que las úlceras del miembro inferior fueron causa
proximal de amputación en 67 de 80 pacientes (84%). En pacientes diabéticos
con úlceras en el pie, del 14 al 24% serán sometidos finalmente a una
amputación. Un estudio de 1999 de los Estados Unidos estimó que el costo
atribuible al tratamiento de una úlcera de pie de etiología diabética, excluido el
de la amputación, es de 28.000 dólares.
III. PREVALENCIA E INCIDENCIA
La prevalencia del pie diabético está situada entre el 8% y 13% de los
pacientes con diabetes mellitus. Esta entidad clínica afecta mayormente a
la población diabética entre 45 y 65 años. El riesgo de amputaciones para
los pacientes diabéticos es hasta 15 veces mayor que en pacientes no
diabéticos. La incidencia de amputaciones en pacientes diabéticos se sitúa
entre 2,5-6/1000 pacientes/año.
IV. ETIOLOGÍA
Dentro de la posible etiología distinguimos:
A. FACTORES PREDISPONENTES
La etapa inicial del pie diabético comienza por la combinación de atrofia
progresiva en musculatura más la sequedad en la piel asociada con isquemia
en diferente grado. En esta situación cualquier tipo de traumatismo dará lugar a
una úlcera.
De forma habitual, en el desarrollo de lesiones en pie de los pacientes
diabéticos el primer síntoma objetivable es la disminución de la sensibilidad. En
las etapas iniciales la primera afectación se produce en la sensibilidad profunda
y más adelante en la sensibilidad táctil superficial, dolorosa y térmica. La
combinación de esos elementos ocasiona acortamiento en los tendones
alterando la distribución de carga que soporta el pie. A nivel osteoarticular
suelen apreciarse con cierta frecuencia la aparición de dedos en garra o en
martillo, además de engrosamiento de la piel del pie que provoca restricción en
la movilidad articular. No podemos olvidar que las arterias de mediano y gran
calibre pueden afectarse por la isquemia, de forma que se calcifican y se altera
la presión arterial a nivel de las arterias tibiales.
B. FACTORES PRECIPITANTES O DESENCADENANTES:
De forma habitual se produce un traumatismo mecánico, ocasionando
soluciones de continuidad en la piel, aparición de úlcera o necrosis del
tejido. En cualquier caso, su aparición dependerá de:
2. INTRÍNSECOS:
En este apartado incluimos cualquier deformidad del pie, como los ya
mencionados dedos en martillo y en garra, hallux valgus, artropatía de
Charcot o cualquier limitación en la movilidad articular. Estos agentes
condicionan un aumento de la presión plantar máxima en la zona,
ocasionando la formación de callosidades, que pueden devenir como
lesiones pre-ulcerosas.
C. FACTORES AGRAVANTES:
Las úlceras neuropáticas suelen sobreinfectarse por microorganismos de
diversa índole, en su mayoría de naturaleza saprófita como estafilococos,
estreptococos, entre otros. También pueden hallarse, si las úlceras son lo
suficientemente profundas, organismos aerobios y anaerobios como
Escherichia coli y Clostridium perfringens. Tales microorganismos pueden
llegar a invadir los tejidos profundos ocasionando cuadros como celulitis y
artritis séptica.
FACTORES DE RIESGO
A modo de resumen, los factores de riesgo más frecuentes encontrados en el
pie diabético son:
Las personas que presentan uno o más factores de riesgo, deben ser controladas
V. MANIFESTACIONES CLINICAS
El pie del paciente diabético no lesionado lo vamos a definir: "como el pie del
paciente diabético ya diagnosticado", el que presenta algún tipo de síntoma o
signo de enfermedad neuropática o vascular en sus pies, pero que aún no
presenta ninguna lesión, ni infección y que la cubierta cutánea esta integra.
• Grietas y fisuras
Están producidas por una atrofia de los músculos intrínsecos del pie y el
adelgazamiento de la almohadilla grasa bajo la cabeza de los metatarsianos.
Las más frecuentes son los «dedos en garra», los «dedos en martillo» y
el hallux valgus (deformidad del primer dedo con prominencia de la parte
interna de la base metatarsiana y desviación externa de la zona distal del
dedo).
• Neuroartropatía de Charcot
• Onicocriptosis y paroniquia
La onicocriptosis o uña encarnada es una afectación común de las uñas,
dolorosa, y frecuentemente sobreinfectada. Constituye probablemente el
motivo de consulta podiátrica más frecuente.
Se trata de la "encarnación" del borde anterolateral de la uña a modo de
espícula, que originará una lesión granulomatosa del repliegue lateral de la
uña.
Secundariamente a este hecho mecánico, se desarrollará una paroniquia que
consiste en la afectación del repliegue ungueal de características
inflamatorias.
- Etiología: La aparición de una onicocriptosis se ve favorecida por una
curvatura acentuada de la uña, por presiones del calzado mal adaptado,
por la presencia de exostosis o por el hecho de cortar las uñas de forma
excesivamente ranurada y en ángulo agudo.
La espícula resultante actúa a modo de lanceta, introduciéndose con su
crecimiento en el interior del repliegue lateral de la uña, hecho que genera
un exacerbado dolor, si bien puede ser indolora cuando existe una
neuropatía periférica. Con posterioridad, se desarrolla un granuloma, un
botriomicoma o una paroniquia. Esta última es con frecuencia producida
por Candida albicans a la que suele ir asociado el Staphylococcus aureus,
Streptococcus β-hemolítico o, más raramente, la Pseudomonas
aeruginosa.
- Diagnóstico: El dedo tiene una apariencia tumefacta y eritematosa,
dejando un espacio abierto entre el repliegue y la matriz ungueal, en el
que se acumula material extraño y por donde con frecuencia se evacúa
serosidad purulenta. La paroniquia candidiásica se caracteriza por
presentar un aspecto de escaldadura con pérdida de cutícula. La
paroniquia también puede ser secundaria a un traumatismo sobre el
repliegue ungueal relacionado con las manipulaciones podológicas. Puede
obtenerse una muestra del pus para estudio bacteriano y micológico con la
finalidad de prescribir antibioticoterapia de forma más precisa.
• Onicomicosis
Fig. 3. Onicomicosis.
• Pie de atleta
Grado I
- Úlcera superficial
También son causa de mal perforante plantar, con menor frecuencia, la tabes
dorsal luética, la lepra tuberculoide y ciertas formas de amiloidosis sistémicas o
generalizadas. Fig 4. Mal perforante plantar
Grado II
- Úlcera profunda
Grado III
- Absceso
- Osteomielitis
Grados IV y V
- Gangrena
Fig. 8. Infección en la zona dorsal externa del pie (zona hiperémica que
presentaba un aumento de la temperatura y la intensidad del dolor).
La radiografía del pie está indicada ante una úlcera profunda de evolución tórpida,
para la determinación de la presencia de osteomielitis.
VII. DIAGNÓSTICO
En un paciente diabético es muy importante la exploración de la piel, ya que
eso nos va indicar la presencia de úlcera y si hay signos de infección o no.
En la exploración se realiza una inspección del pie valorando su aspecto, la
temperatura, la coloración, la presencia de callos, deformidades articulares y
secuelas de úlceras o cirugías previas, palpación de los pulsos distales, pedios
y tibiales posteriores y la exploración de la sensibilidad térmica, algésica y
vibratoria, junto a la obtención del reflejo aquíleo.
En pacientes diabéticos la piel permanecerá́ atrófica y sin vello, las uñas serán
frágiles, quebradizas y propensa a hematomas subungueales.
La piel y en general los tejidos blandos de la planta del pie, poseen la
propiedad de la viscoelasticidad. A consecuencia de la hiperglicemia, estos
tejidos de la piel se endurecen y pierden estas propiedades de forma
progresiva con la consiguiente propensión a padecer hiperqueratosis en zonas
de presión, llegando a generar úlceras.
Grado 0
- Hiperqueratosis
Tras el correcto lavado y secado diario de los pies, ha de aplicarse una
crema hidratante a base de lanolina o urea, e incluso vaselina salicílica al
10%. Para la eliminación de durezas es recomendable el uso de piedra
pómez, pero si hay callos, la escisión debe ser realizada por un podólogo.
- Deformidades
Ante alteraciones en la forma del pie (hallux valgus, pie cavo, dedos en
martillo...), se ha de valorar la posibilidad de prótesis de silicona o plantillas
con el fin de redistribuir el peso y evitar zonas con aumento de presión; a
veces incluso pueden ser útiles los bastones o muletas.
- Uña encarnada
Como regla general, nunca se han de cortar las uñas, sino limarlas; si se
cortan, debe realizarse de forma totalmente recta.
- Pie de atleta
- Onicomicosis
Grado I
- Úlcera superficial
Grado II
- Úlcera profunda
Grados III, IV y V
Ante un pie diabético que presente una amplia zona de celulitis, abscesos,
osteomielitis, signos de sepsis o gangrena (localizada o extensa), la actitud
correcta es derivar al paciente a un hospital para la administración de
antibioterapia parenteral y la valoración de posibles técnicas quirúrgicas. En
principio, está indicado el desbridamiento lo suficientemente amplio para
garantizar la inexistencia de pus o tejido necrótico. Una vez controlada la
infección, es necesario evaluar el estado vascular de la extremidad afectada
con el fin de evitar, si es posible, la realización de una amputación traumática
mediante la aplicación de técnicas de reconstrucción arterial. como la
angioplastia o el bypass.
IX. PREVENCIÓN