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La basílica de Santa Pudenciana fue considerada durante siglos la iglesia cristiana más antigua de
Roma, construida sobre la casa de Pudente, que habían sido convertido por el apóstol Pedro y
donde éste había pasado siete años. En la década de 1940 nuevas investigaciones demostraron
que las estructuras de la iglesia pertenecían a las Termas de Novato del siglo II.
Hoy la basílica muestra la restauración del siglo XVI. Originariamente tenía tres naves, pero se
cambió a una sola, se demolió un pórtico, se removió un coro y se construyeron pilastras para
reforzar las columnas. La fachada actual es del siglo XIX y el campanario del XIII.
Pero sin duda lo que más atrae es el mosaico del ábside. En éste se puede ver una de las primeras
imágenes cristianas de Cristo como maestro, rodeado de los apóstoles. Fue realizado en el 390 es
el más antiguo mosaico absidial de Roma.
En el cielo aparece la cruz rodeada del tetramorfo, es decir, las representaciones simbólicas de los
cuatro evangelistas: Mateo, el hombre alado; Marcos, el León; Lucas, el buey, y Juan, el águila.
Esta es una de las más antiguas representaciones del tetramorfo que vale la pena admirar.
En ella se encuentra la Vera Cruz de Santa Elena, una de las primeras Etimasías que conocemos,
aun sin trono y vinculada a Cristo.
El primer edificio levantado allí para servir como templo, era de tres naves y planta basilical, en el
siglo IV. Fue restaurado y remodelado en una sola nave central y las laterales convertidas en
capillas durante el siglo XVI, por una gran intervención que definió mucho del interior del templo
que actualmente puede verse. Los trabajos quedaron en manos del arquitecto Francesco Capriani
da Volterra, en 1588, por encargo del Cardenal Enrico Caetani, Camarlengo de la Santa Iglesia de
Roma. Fue demolido en aquella ocasión el porche del acceso para dejar sólo un atrio despejado,
además de retirarse un Coro medieval que se había agregado al edificio y algunos pilares para ser
reemplazados por columnas más sólidas.
De estas obras también surgieron rasgos barrocos que acompañan su arquitectura y decoración.
Por grabados antiguos se puede ver que su fachada tenía básicamente la misma forma del actual,
con tres nichos con estatuas en su interior: dos a los costados de la entrada con pórtico y una
arriba.
Una curiosidad comentada por Esteban Tollinchi en nota a pie de página de "Las metamorfosis de
Roma: espacios, figuras y símbolos" es que, durante las mismas labores de remodelación, los
trabajadores encontraron restos de un gran grupo escultórico Laocoonte más grande incluso que
el resguardado en los Museos del Vaticano, pero al no haber dineros disponibles para su
recuperación ni para los trabajos extras que tendrían que hacer los obreros, volvió a ser sepultado
por ellos bajo el suelo del templo. Jamás se ha intentado rescatarlo.
Una popular leyenda dice que en el pasillo de este lado de la Capilla de San Pedro, en el llamado
Pozo Sagrado, están escondidas las reliquias de 3.000 de los primeros mártires del cristianismo,
varias de ellas guardadas por Pudenziana y Prassede bajo un cuadrado de pórfidos de losa
señalado en el suelo. Las hermanas incluso habrían vertido la sangre de estos mártires al interior
del pozo.
El estupendo campanario de la iglesia, de cinco órdenes y vanos de arcos con columnas, fue
levantado en el siglo XIII con estilo románico. La sacristía, en tanto, sería construida entre 1620 y
1625. Posteriormente, en 1870, el Cardenal Lucien-Louis-Joseph-Napoleón Bonaparte, sobrino de
Napoleón Bonaparte y sepultado después bajo el campanario, ordenó una nueva remodelación
que daría origen al aspecto de la fachada del templo modificando la que había hecho Volterra,
esta vez con obras encargadas a Antonio Manno. Así resultó la actual fachada con acceso frontal,
sobre cuyas puertas se lee la siguiente inscripción:
"AD REQUIEM VITAE CUPIS O TU QUO QUE VENIRE EN PETET INGRESSUS FUERIS SI RITE
REVERSUS. AD VOCAT IPSE QUIDEM VIA DUX ET IANITOR IDEM GAUDIA PROMITTENS ET CRIMINA
QUAEQUE REMITTENS"
("A quien venir a descansar la vida desea aquí está abierta la entrada si como exige el rito regresa.
Llama a Él que es el camino guía y mismo guardián, promete alegrías y remitir todo crimen")
Elemento notable de este acceso es el frontón de dos columnas en estriado espiral que eran parte
original del edificio y un artístico arquitrabe con friso que perteneció a un portal anterior del siglo
XI, donde se ven medallones escultóricos con representaciones de Pastore (San Pastor),
Pudenziana, el Cordero de Dios (Agnus Dei) al centro, Práxedes y su padre Pudente. En el frontón,
encima de la fachada, está la representación pictórica y simétrica de Cristo entre dos arcángeles y
dos querubines, uno de los cuales ya desapareció por envejecimiento de la obra y su soporte.
El edificio volvió a ser restaurado en la década del cuarenta, ocasión en la que se volvió a
establecer un vínculo entre algunas partes del mismo y las que habrían pertenecido a las
mencionadas Termas de Novato, abriendo
más discusiones sobre su verdadera
antigüedad. Vimos que se propuso que la
iglesia había surgido de la adaptación de estos
baños termales para convertirlos en el
primero de los templos a fines del siglo IV o
antes, pero otras teorías más nuevas se
oponen a esta suposición, alegando que en los
estratos inferiores no se ha encontrado nada
que haga presumir de tal uso, como piscinas,
acueductos, estanques o instrumentos
propios de una terma.
Interior, mirando hacia el altar.