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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN CIVIL

Magistrado Ponente:
WILLIAM NAMÉN VARGAS

Bogotá, D. C., veintisiete (27) agosto de dos mil ocho (2008)


(Aprobada por Acta No. 15 de 3 de marzo de dos mil ocho 2008)

Ref.: expediente No. 11001-3103-022-1997-14171-01

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por la parte


demandante contra la sentencia proferida el 5 de abril de 2006, por la
Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, en el
proceso ordinario de DISTRIBUIDORA NISSAN S.A. frente a la
ASEGURADORA GRANCOLOMBIANA S.A.

ANTECEDENTES

1. En la demanda presentada el 23 de julio de 1997 y


asignada por reparto al conocimiento del Juzgado Veintidós Civil del
Circuito de esta ciudad, radicación número 14171, se pidió declarar: el
incumplimiento por la aseguradora demandada del contrato de seguro
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plasmado en la póliza de equipos y maquinaria número 50000330, al


no indemnizar el siniestro acaecido en agosto de 1996, consistente en
el “(…) daño (hurto) que ocasionó la pérdida total del equipo
retroexcavadora marca John Deere, Tipo 690 ELC, serie 540727,
motor 408540 (…)”, amparada y asegurada bajo el ítem 14; la
obligación de indemnizar los daños, la formalización de la reclamación
antes del 27 de diciembre de 1996, la mora prestacional y la condena
a pagar la suma de $192.629.700,00 o, en su defecto, la probada en
proceso, con intereses moratorios a la tasa máxima vigente desde
entonces hasta la solución, intereses sobre intereses debidos con
más de un año de anterioridad a la fecha de presentación del libelo e
imposición de costas procesales.

2. Las pretensiones, en síntesis, se sustentaron, así:

a) La póliza expedida el 7 de septiembre de 1994,


prorrogada y vigente para la época del siniestro, entre otros bienes y
equipos, amparaba la retroexcavadora contra daños materiales
ocurridos en el sitio de los trabajos “siempre que fueran en forma
accidental”, incluyendo el básico, asonada, motín o conmoción civil o
popular y huelga, hurto y hurto calificado, actos malintencionados de
terceros - AMIT– con un valor de $214.033.000,00.

b) El bien asegurado se entregó en arriendo a los señores


Óscar Blandón y Eucaris Correa para su operación en el municipio de
Anory, siendo trasladado a la vereda de San Luis (Nariño), con pleno
conocimiento de la demandada.

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c) La ausencia de noticias del equipo y sus arrendatarios en


agosto de 1996, se informó a la Fiscalía General de la Nación,
Dirección Seccional de Medellín, Unidad Local de Reacción
Inmediata.

d) Notificado el siniestro, la aseguradora mediante


comunicación 101-6022 de 27 de diciembre de 1996, dio por
presentada la reclamación formal y la objetó atribuyendo
temerariamente sin prueba alguna su pérdida a abuso de confianza
de los arrendatarios, incumpliendo así el artículo 1077 del Código de
Comercio.

e) Conocedora la actora del hurto de la retroexcavadora por


movimientos subversivos, encomendó su ubicación a Carlos Eduardo
Bautista Rodríguez, encontrándola en el sitio denominado Punta
Barco, Valle del Patía, Nariño, en manos de grupos armados, por lo
cual, anexando su declaración juramentada y fotos del equipo “ donde
se aprecia su custodia por elementos extraños” , solicitó a la
aseguradora reconsiderar su posición, quien con oficio 101-1268 de 9
de abril de 1997, confirmó su negativa al pago de la indemnización
(fls. 73 a 78, cdno. 1).

3. La demandada se opuso a las pretensiones e interpuso


las excepciones nominadas inexistencia de la obligación por
incumplimiento de la obligación legal consagrada en el artículo 1077
del Código de Comercio, ya por inexistencia de siniestro, ora por no

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constituir riesgo el evento reclamado y límite de responsabilidad (fls.


112 a 120, cdno.1).

4. Al anterior asunto, se acumularon los siguientes


procesos:

4.1. Ordinario radicado al número 14308 ante el Juzgado


Veintidós Civil del Circuito de Bogotá (cdno. 2), pretendiéndose en la
demanda presentada el 1º de septiembre de 1997, declarar el
incumplimiento por la demandada del contrato de seguro contenido en
la póliza de equipos y maquinaria número 50000330 al no indemnizar
el siniestro ocurrido entre febrero y marzo de 1996 consistente en
“(…) daño (hurto, saqueo e incineración) que ocasionó la pérdida total
del equipo retroexcavadora marca John Deere, Tipo DW 690 ELC,
serie 535311, motor 358784 (…)” , amparada y asegurada bajo el ítem
24; la obligación de la aseguradora de indemnizar los daños, la
formalización de la reclamación con anterioridad al 10 de marzo de
1997, la mora en el cumplimiento de las obligaciones derivadas del
contrato y la condena a pagar la suma de $99.000.000,00 o la
probada en el proceso, con intereses moratorios a la tasa máxima
vigente desde el 10 de abril de 1997 hasta la solución, intereses sobre
intereses debidos con más de un año de anterioridad a la fecha de
presentación del libelo e imposición de costas procesales.

La causa petendi (fls. 79 a 83, cdno. 2), se hizo consistir, en


resumen, así:

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a) En la existencia del contrato de seguro, su prórroga y


vigencia para la época del siniestro, amparando la mencionada
retroexcavadora por los riesgos indicados y por una suma asegurada
de $110.000.000,00.

b) Su entrega en arrendamiento a Carlos Mario y Hernán


Darío Pareja Acevedo para operarla en la vereda de Ánimas,
municipio de Tadó y su traslado con conocimiento de la aseguradora
por los arrendatarios a la mina la Trinidad en jurisdicción del municipio
de Buenaventura.

c) Por la ausencia de noticias del equipo y arrendatarios en


marzo de 1996, dispuso su localización, constatando su traslado al
municipio de Andagoya y ubicándola en cercanías de Condoto,
saqueada e incinerada, gestiones en las cuales participaron Laureano
Escobar Vélez y Jorge González Hincapié.

d) La notificación por la actora del siniestro a la


aseguradora según comunicación 0557 de octubre 28 de 1996, la
designación dilatoria de ajustadores a quienes el 27 de noviembre y el
3 de diciembre de 1996, entregó la documentación solicitada y, ante
exigencia, el 7 de febrero de 1997, de otra irrelevante, formalizó el 10
de marzo de 1997 la reclamación ante la demandada anexando copia
de la denuncia penal de los hechos, siendo objetada por ésta con
comunicación 110.542 de 9 de abril de 1997.

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La demandada interpuso las excepciones de inexistencia de la


obligación por incumplimiento de la obligación legal prevista en el
artículo 1077 del Código de Comercio, límite de responsabilidad y la
innominada (fls. 109 a 115, cdno. 2).

4.2. Ordinario radicado al número 22489 ante el Juzgado


Veintiuno Civil del Circuito de Bogotá (cdno. 3), solicitando la
demanda presentada el 23 de julio de 1997, declarar: el
incumplimiento de la demandada al contrato de seguro contenido en
la póliza de equipos y maquinaria número 50000330, por no
indemnizar el siniestro ocurrido en febrero de 1996, esto es, los “(…)
daños (incineración y saqueo) que ocasionaron la pérdida total del
equipo retroexcavadora marca John Deere, Tipo JD-690 ELC, serie
540253, motor 405170 (…)” amparada y asegurada bajo el ítem 43; la
obligación de la demandada de indemnizar los daños, la formalización
de la reclamación con anterioridad al 25 de febrero de 1997, la mora
en el cumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato y la
condena a pagar la suma de $118.800.000,00 o la probada en el
proceso, con intereses moratorios a la tasa máxima vigente desde el
26 de marzo de 1997 hasta la solución, intereses sobre intereses
debidos con más de un año de anterioridad a la fecha de presentación
del libelo e imposición de costas procesales.

El petitum se sustentó en síntesis, en los siguientes hechos (fls.


82 a 86, cdno. 3):

a) La celebración, prórroga y vigencia del contrato de


seguro precitado para el día del siniestro, con la cobertura expresada

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respecto de la retroexcavadora por una suma asegurada de


$132.000.000,00.

b) Su entrega a título de arrendamiento a Francisco Javier


Posada, Sergio Morales García y Jorge Albeiro García para operarla
en el municipio de Amalfi, mina la Cuelga y su traslado con
conocimiento de la aseguradora por los arrendatarios a la mina la
Viborita, vereda la Viborita en jurisdicción del municipio de Amalfi.

c) El conocimiento por la actora a finales de febrero de


1996 de un posible atentado al equipo, desplazando a la zona al
señor Abraham Acosta Herrera, quien lo encontró en la mina del
Soga, corregimiento de Cañaveral totalmente incinerado, tomó fotos
remitidas a la aseguradora y denunció los hechos ante la Inspección
14 A Municipal de Policía de Medellín.

d) El aviso de siniestro a la demandada por conducto del


intermediario en la colocación del seguro con remisión de la denuncia
y 22 fotografías; la dilatoria designación de ajustadores a quienes el
27 de noviembre de 1996, entregó la documentación solicitada y, ante
exigencia, el 3 de febrero de 1997, de otra irrelevante, se formalizó el
25 de febrero de 1997, la reclamación ante la demandada siendo
objetada por ésta con comunicación de 17 de marzo de 1997.

Al contestar la parte demandada propuso las denominadas


excepciones perentorias de inexistencia de la obligación por
incumplimiento de la obligación legal prevista en el artículo 1077 del

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Código de Comercio, ausencia de cobertura según lo estipulado en la


condición séptima del contrato, terminación de éste por falta de
notificación oportuna de la variación local del bien asegurado, límite
de responsabilidad y la innominada (fls. 107 a 113, cdno. 3).

4.3. Ordinario asignado al conocimiento del Juzgado Octavo


Civil del Circuito de Bogotá (cdno. 4), incoándose en la demanda
presentada el 15 de diciembre de 1997 las pretensiones declarativas
del incumplimiento por la aseguradora del contrato de seguro
celebrado según la póliza de equipos y maquinaria número 50000330,
por no indemnizar el siniestro ocurrido en febrero de 1996, o sea, los
“(…) daños (hurto) que ocasionaron la pérdida total de los equipos
retroexcavadoras marca JOHN DEER JD690 series 538148 – 539163
(…)” y números de motor TO6068T-381325 y TO6068T-394521
respectivamente, amparados y asegurados bajo ítems 39 y 58; la
obligación de indemnizar los daños, la formalización de la reclamación
el 8 de agosto de 1997, la mora en el cumplimiento de las
obligaciones contractuales y la condena a pagar la suma de
$145.902.600,00 o la probada en el proceso, con intereses moratorios
a la tasa máxima vigente desde el 9 de agosto de 1997 hasta la
solución, intereses sobre intereses debidos con más de un año de
anterioridad a la fecha de presentación del libelo e imposición de
costas procesales.

Las pretensiones incoadas en el libelo se sustentaron en los


hechos siguientes compendiados (fls. 71 a 75, cdno. 4):

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a) La celebración, prórroga y vigencia del contrato de


seguro contenido en la póliza de equipo y maquinaria 50000330 para
el día del siniestro, con idéntica cobertura a la tantas veces
expresada, amparando las retroexcavadoras mencionadas por unas
sumas aseguradas de $80.000.000,00 la primera y $82.114.000,00, la
segunda;

b) Su entrega en arrendamiento a Alcides Rafael y Carlos


Manuel Alfaro Fonseca para operarlas en la zona minera de San
Martín de Loba, Bolívar y su traslado con conocimiento de la
aseguradora por los arrendatarios a jurisdicción del municipio de
Yondó.

c) La ausencia de noticias de los arrendatarios y equipos en


febrero de 1996 según información de Laureano Escobar, puesta en
conocimiento de la aseguradora y el 9 de abril de 1996 de la Fiscalía
General de la Nación, Dirección Seccional de Medellín, Unidad Local
de Reacción Inmediata.

d) El aviso de siniestro a la demandada por conducto del


intermediario en la colocación del seguro con remisión de la denuncia
e informe de los hechos por Laureano Escobar Vélez y Jaime
Rodríguez, la dilatoria designación de ajustadores, a los cuales el 18
de abril de 1997, remitió la documentación solicitada y, por exigir, el 5
de septiembre de 1997, otra irrelevante, formalizó el 8 de agosto de
1997, la reclamación ante la demandada, quien insistió en su
ausencia requiriendo otros documentos suministrados el 30 de

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septiembre de 1997 reiterando el reclamo por la suma de


$145.902.600,00 a pesar de lo cual la aseguradora con el propósito
de buscar una prescripción, persistió en su omisión.

En la réplica del libelo, se interpusieron las excepciones de


mérito denominadas inexistencia de la obligación por incumplimiento
de la obligación legal prevista en el artículo 1077 del Código de
Comercio o por violación de obligaciones contractuales, exceptio non
adimpleti contractus y ausencia de obligación de indemnizar conforme
a lo pedido (fls. 99 a 108, cdno. 4).

5. Agotado el trámite de rigor, el a quo, en su sentencia de


23 de marzo de 2004, declaró “probada la excepción de inexistencia
de la obligación de pagar el seguro en relación con las demandas
tratadas en esta providencia”, desestimó las pretensiones y condenó
en costas a la demandante, decisión confirmada por el ad quem en la
suya de 5 de abril de 2006.

LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL

1. Previa referencia a los antecedentes, trámite, petitum y


causa petendi de cada una de las demandas, su contestación,
excepciones perentorias y presupuestos procesales, sintetizó el
fundamento de la apelación, conforme al cual, para la determinación
del suceso ocurrido deben tenerse en cuenta no solo los amparos
concretos indicados en la póliza sino el literal h) de la condición

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primera del contrato interpretada como una extensión a los riesgos


expresamente trasladados a la aseguradora.

Precisó que los seguros cobrados en tres de las demandas


falladas por el a quo, remitieron al riesgo de hurto según el punto
primero de las pretensiones (fl. 71. cdno 1; fl. 76. cdno. 2 y fl. 70 cdno.
4) y sólo una a “(…) incineración y saqueo”, causantes de la pérdida
total de los bienes asegurados (fl. 80. cdno. 3), aspectos fácticos cuya
coincidencia con el amparo contratado y probanza han de
corresponder con los riesgos asumidos por la aseguradora en el
contrato.

2. Contrario sensu al reproche del recurrente respecto de la


exigencia de una prueba especial diferente del evento mismo del
siniestro sin extenderse a la causa de la pérdida, precisó que el
juzgador de primer grado con sujeción a los artículos 1072 y 1077 del
Código de Comercio, requirió únicamente “la ocurrencia del siniestro”,
o sea, la “realización del riesgo asegurado (…)” con relación al hurto
calificado o no, la incineración y saqueo.

3. En punto del hurto concluyó falta absoluta de su


establecimiento, sin exigencia por el a quo de una prueba diversa a su
“simple ocurrencia”.

Asimismo, consideró que los antecedentes fácticos de la


demanda se limitaron a enunciar el traslado de la maquinaria por sus
arrendatarios, la interrupción de las comunicaciones y contacto con

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éstos, el conocimiento de su aparición, saqueo e incineración sin


mención alguna de actos constitutivos de ese punible, por manera,
“que si esto no se mencionó allí, mal podría esperarse la prueba de
haber ello ocurrido y menos que se hubiera exigido antecedente
alguno de sus causas”, y por ello, en el proceso no “fue reportada la
prueba de la ‘ocurrencia del siniestro’ (art. 1077), o, lo que es lo
mismo, ‘la realización del riesgo asegurado’ (art. 1072)”, ni el recurso,
desvirtuó con ningún argumento la razón del juez “para negar las
pretensiones de la demanda señalando el lugar donde dentro del
expediente se encuentra la prueba del hurto alegado como la
realización del riesgo amparado en el contrato de seguro”.

4. Reiteró la improcedencia del reclamo por los daños de


saqueo e incineración al no estar contratados, máxime “ si no se probó
el hurto” o invocó alguno de los restantes eventos genéricos de
asonada, motín, conmoción civil o popular, huelga y actos
malintencionados de terceros, ni se planteó controversia sobre lo
previsto en el literal h) de la condición primera del seguro y el apelante
admitió en su recurso que las pruebas referenciadas “no establecen el
hurto de la maquinaria”, “sino que apuntan a demostrar que
efectivamente el equipo se perdió” al no encontrar otro medio
probatorio de su ocurrencia.

En suma, concluyó el ad quem, ausente la prueba del amparo


de hurto contratado constitutivo del siniestro denunciado y de la
indemnización reclamada.

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LA DEMANDA DE CASACIÓN

Por la causal primera de casación consagrada en el artículo


368 del Código de Procedimiento Civil, se formulan ocho cargos, dos
por cada proceso acumulado, de los cuales se analizarán y decidirán
conjuntamente los primeros, al compartir consideraciones comunes y
por cuya prosperidad, no se abordarán los restantes.

CARGO PRIMERO
PRIMER PROCESO ACUMULADO

A propósito del proceso iniciado con el libelo presentado el 23


de julio de 1997 asignado al Juzgado Veintidós Civil del Circuito de
Bogotá, radicación número 14171 (cdno. 1), acusa la sentencia de
violar indirectamente, por falta de aplicación, los artículos 1036, 1045,
1047, 1048, 1049, 1053, 1072, 1077 y 1080 del Código de Comercio y
304 del Código de Procedimiento Civil, como consecuencia de errores
de hecho:

1. En la interpretación de la demanda, al concluir ausencia


de mención del riesgo de hurto en sus pretensiones y hechos, por
cuanto, la pretensión indemnizatoria se origina y apoya en esta
cobertura, mencionándose expresamente en los numerales 5, 6 y 10
la desaparición de la retroexcavadora John Deere, tipo 690 ELC, serie
540727, motor 408540, la presentación de la denuncia penal ante la

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Fiscalía General de la Nación, la información recibida al respecto y la


constatación por Carlos Gustavo Bautista Rodríguez de encontrarse
en poder de movimientos subversivos, preterición denotativa del error.

2. En la interpretación del contrato de seguro por considerar


ajenos al amparo de hurto los riesgos de daños por incineración y
saqueo, a contrariedad del literal e) del pacto que consagra el hurto, el
hurto calificado y los daños causados por su virtud o tentativa.

3. Al pretermitir en forma “absoluta y total” los siguientes


medios probatorios, por no analizarlos ni considerarlos:

a) Acta de declaración extrajuicio visible a folio 3 del


cuaderno 1, en la cual, el testigo Carlos Gustavo Bautista Rodríguez,
hace constar la ubicación del equipo asegurado en manos de la
subversión, las fotografías soporte (fls. 106 a 110, cdno. 1) y su
testimonio ratificando el anterior (fls. 178 a 181, cdno. 1), ni siquiera
mencionadas en la sentencia.

b) Certificación de la Unidad de Reacción Inmediata de la


Dirección Seccional Medellín-Fiscalía General de la Nación (fl. 11.
cdno. ppal.), demostrativa de la denuncia penal formulada por el hurto
del bien asegurado, documento aportado en fotocopia con la
demanda y exhibido por la demandada en diligencia practicada el 6 de
junio de 2001 (fls. 384 a 386) y no visto por el sentenciador.

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c) Oficio número 208 de 11 de febrero de 1997 (fl. 376,


cdno. 1) aportado por la demandada en la diligencia de exhibición,
probando la investigación adelantada por la Fiscalía 46 Seccional de
Barbacoas (Nariño) por el delito de hurto, ilícito fundante del siniestro
reclamado según reconoce la sentencia impugnada, por lo cual, no es
cierta su ausencia de prueba.

d) Concepto de los ajustadores designados por la


demandada, recomendando transigir con la demandante por cuanto
las pruebas se orientan a probar la ocurrencia del hurto y siniestro
(folio 381, cdno. 1).

4. Los anteriores yerros fácticos, manifiestos y relevantes


con la preterición de las mencionadas pruebas, sin análisis y
valoración ninguna, condujeron a la inaplicación de la preceptiva
enunciada, en especial los artículos 1077 y 1080 del Código de
Comercio, así como el artículo 304 del C.P.C., por demostrativas de la
ocurrencia del siniestro y de la observancia de las cargas procesales,
a pesar de lo cual, con su omisión, el ad quem, concluyó
erróneamente la ausencia de probanza, denegando las pretensiones y
dejando de aplicar las normas citadas, cuando de no incurrir en ellos
las habría aplicado despachando favorablemente las pretensiones de
la actora.

CARGO PRIMERO
SEGUNDO PROCESO ACUMULADO

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Respecto de la cuestión litigiosa planteada en el proceso


acumulado iniciado con la demanda presentada el 1º de septiembre
de 1997 radicada al número 14308 ante el Juzgado Veintidós Civil del
Circuito de esta ciudad (cdno. 2), se acusa la sentencia de violar
indirectamente por inaplicación, los artículos 1036, 1045, 1047, 1048,
1049, 1053, 1072, 1077 y 1080 del Código de Comercio y 304 del
Código de Procedimiento Civil, en virtud de errores de hecho, así:

1. En la interpretación del libelo, al concluir identidad del


petitum y la causa petendi de las cuatro demandas, cuando las
pretensiones se incoaron no solo por hurto sino por saqueo e
incineración causante de la pérdida total de la retroexcavadora
asegurada marca John Deere, tipo DW 690 ELC, serie 535311, motor
358784 (primera pretensión, fl. 77 cdno. 2) y sostener la carencia de
sustentación del pedimento en el riesgo de hurto a contrariedad de la
mención del hecho 5º, indicando que el bien fue “hurtado y que
posteriormente fue localizado totalmente saqueado e incinerado” y del
hecho 1º señalando dentro los amparos contratados, los daños por
actos malintencionados de terceros.

2. En la interpretación del contrato de seguros con


preterición de las pretensiones y fundamentos fácticos de la cobertura
de daños por actos malintencionados de terceros (fl. 23, cdno. 2), con
idéntica argumentación a la del cargo compendiado.

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3. En la “absoluta y total” omisión, análisis y valoración de


los siguientes elementos de convicción:

a) La denuncia penal formulada por el delito de hurto de la


maquinaria en cuestión, su saqueo e incineración, documento
aportado al proceso (fl. 70, cdno. 2) y exhibido por la demandada en
la diligencia respectiva, prueba inobservada por el Tribunal (fls. 325 y
326, cdno. 1).

b) El concepto técnico emitido por los ajustadores de la


demandada, obrante a folios 365 y siguientes, exhibido en la
diligencia anotada, expresando la presentación de la reclamación
formal, el hurto del equipo por grupos al margen de la ley y
recomendando una transacción.

4. Finaliza su ataque el recurrente, en igual sentido al


reproche del cargo anterior, puntualizando el quebranto de las normas
jurídicas invocadas, la magnitud y trascendencia del yerro a punto de
ser otro el fallo de no existir.

CARGO PRIMERO
TERCER PROCESO ACUMULADO

En cuanto respecta a la litis del proceso acumulado iniciado con


la demanda presentada el 23 de julio de 1997 y radicado al número
22489 ante el Juzgado Veintiuno Civil del Circuito de Bogotá (cdno. 3),

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acusase la sentencia por violación indirecta al inaplicar los artículos


1036, 1045, 1047, 1048, 1049, 1053, 1072, 1077 y 1080 del Código
de Comercio y 304 del Código de Procedimiento Civil, en
consecuencia de errores de hecho en la interpretación de la demanda,
el contrato de seguro y en las pruebas.

1. Censurase al ad quem de incurrir en error de hecho en la


interpretación de la demanda, por cuanto a pesar de reconocer como
causa petendi, la invocación del siniestro de daños por incineración y
saqueo, manifestó que “(…) los casos genéricos ’como asonada,
motín, conmoción civil o popular, huelga, y actos malintencionados de
terceros’ no se comentaron en la demanda (…)” , cuando el hecho 5º
refiere el siniestro y el 1º a la cobertura de daños por actos
malintencionados de terceros.

2. Itera el yerro hermenéutico en el contrato de seguros por


no considerar la cláusula contenida en el anexo integrante (fl. 23
cdno. 3) comprendiendo la cobertura de daños por actos
malintencionados de terceros, cuyo recto entendimiento incluye
saqueo e incendio por tal virtud.

3. Error por omitir los siguientes medios probatorios, no


vistos ni valorados en la consideración genérica de la falta de
probanza de la ocurrencia del siniestro originado en la incineración y
saqueo de la maquinaria:

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a) Denuncia penal obrante a folio 52 del cuaderno número


3, reportando a las autoridades la incineración de la maquinaria por
desconocidos, documento también aportado por la demandada en la
diligencia de exhibición tantas veces enunciada (folios 223 y 292 del
cdno. ppal.).

b) Comunicación suscrita por el señor Abraham Acosta H.,


técnico de John Deere, quien constató e indicó la destrucción total de
la máquina (fls. 53 y 54. cdno. 3).

c) Reporte de los daños del equipo asegurado con sus


respectivas fotografías remitido por la accionante a la accionada y a
su ajustador, prueba aportada por la actora, asimismo allegada en la
exhibición de documentos por la demandada (fls 55. cdno. 3 y 271 ss.
cdno. 1).

d) Informe de los ajustadores designados por la accionada


(fls. 255 y ss. cdno. 1) concluyendo “ …lo siguiente: ‘[a]nalizadas (sic)
la causa del siniestro consideramos el reclamo tiene cobertura bajo el
amparo de actos malintencionados de terceros AMIT.’ Dicho concepto
favorable de cobertura, ya había sido emitido por el citado ajustador,
en dictamen que obra a folios 238 y 239 del Cuaderno No. 1”.

4. Termina el impugnante su argumentación denotando la


inaplicación de las normas sustanciales enunciadas, la trascendencia
de los yerros fácticos, su carácter manifiesto e incidencia en la

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 19


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sentencia, reafirmando la ausencia absoluta de apreciación de las


pruebas reseñadas.

CARGO PRIMERO
CUARTO PROCESO ACUMULADO

En punto del proceso acumulado iniciado con la demanda


presentada el 15 de diciembre de 1997 y asignado al Juzgado Octavo
Civil del Circuito de Bogotá (cdno. 4), asimismo se acusa al ad quem,
de violación indirecta por falta de aplicación de los artículos 1036,
1045, 1047, 1048, 1049, 1053, 1072, 1077 y 1080 del Código de
Comercio y 304 del Código de Procedimiento Civil, a consecuencia de
los siguientes errores de hecho:

1. En la interpretación de la demanda, al afirmar la


ausencia de mención de la ocurrencia del riesgo de hurto, cuando la
pretensión indemnizatoria está basada en dicho siniestro y los hechos
5º y 6º refieren a ese punible y a la denuncia penal para su
investigación (fl. 73 cdno. 4) y cuya preterición lo llevó a concluir
erradamente su no inclusión en el petitum y causa petendi.

2. Nuevamente y con idénticos argumentos a los


esgrimidos frente a las demandas reseñadas, imputa al Tribunal
pretermisión de las siguientes pruebas, al no verlas, analizarlas ni
considerarlas en su fallo:

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 20


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a) Certificación visible a folio 36 del cuaderno cuatro dando


cuenta de la denuncia presentada por el hurto del equipo ante la
Fiscalía respectiva y la cual de haberla visto habría concluido la
prueba por el asegurado ante la aseguradora de la ocurrencia del
punible y del acaecimiento del siniestro.

b) Los documentos del gerente administrativo informando la


pérdida de los equipos (fls. 36 y 37, cdno. 4), el hurto y descartando el
abuso de confianza (fls. 39 y 40, cdno. 4).

c) Cartas contenidas en los folios 45 y 46 del cuaderno


número 4, la primera suscrita por un funcionario de la demandada con
“referencia expresa ‘(…) a la reclamación formulada por ustedes con
ocasión del hurto (…)’”; la segunda firmada por el intermediario de
seguros del contrato expresando: “La Aseguradora ya tenía pleno
conocimiento del hurto de las retroexcavadoras desde la época
cuando se presenta la denuncia.”.

d) Comunicación del mismo intermediario poniendo de


presente a la demanda que la Fiscalía no expide documento adicional
a la certificación aludida respecto de la denuncia penal formulada por
el hurto del equipo, lo cual significa que el medio probatorio para
acreditar la comisión punible es la certificación misma (folio 47 del
mismo cdno.).

3. Cierra el reproche de igual forma a la expresada en los


cargos precedentes, resalta el error manifiesto, ostensible y

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 21


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trascendente, denota la errónea interpretación conclusiva de la


identidad del petitum y causa petendi de las cuestiones litigiosas
planteadas, lo cual, de suyo es un grave yerro, así como la
consideración genérica de la sentencia respecto de la ausencia de
prueba de ocurrencia del siniestro.

CONSIDERACIONES

1. El acceso a la administración de justicia o a la tutela


judicial efectiva consagrado en el artículo 229 de la Constitución
Política comporta acudir a la autoridad jurisdiccional competente para
la solución eficiente y pronta de los conflictos, con sujeción a los
requisitos disciplinados por el legislador.

En nuestro ordenamiento impera el principio dispositivo, según


el cual “los procesos sólo podrán iniciarse por demanda de parte”
(artículo 2º, Código de Procedimiento Civil), indicando con la claridad,
precisión y coherencia exigible lo pretendido con sus fundamentos
fácticos y jurídicos.

La demanda, ostenta una singular connotación en la concreción


de los extremos de la relación jurídica procesal, delimita las
aspiraciones del actor, sus soportes de hecho y de derecho, la
defensa o contradicción de la demandada y la actividad del juzgador.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 22


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Por esto, la aptitud e idoneidad de la demanda se erige en uno


de los presupuestos procesales.

No obstante, en veces, esta pieza de vital importancia, puede


presentar deficiencias, oscuridad, ambigüedad, vaguedad, anfibología
o imprecisión, en cuyo caso, para “no sacrificar el derecho material en
aras de un culto vano al formalismo procesal” (CCXXXIV, 234), el
juzgador está obligado a interpretarla en busca de su sentido genuino
sin alterarlo ni sustituirlo, consultando la prevalencia del derecho
sustancial, el acceso a la administración de justicia y la solución real
de los conflictos.

A este respecto, la Sala de tiempo atrás, acentúa la labor del


juez en la interpretación de la demanda “para que los derechos de las
partes que se discuten en el proceso alcancen en la práctica la
certeza que legalmente les corresponde. Más si ello es así, tampoco
hay lugar a perder de vista que dicho poder encuéntrase de todos
modos, supeditado a los términos y conceptos de los que el
demandante se hubiere valido para exponer tanto la pretensión como
la causa petendi de la misma. Por mejor decirlo, el juez, en la
búsqueda del real sentido de la demanda, tiene que averiguar es por
lo que su autor quería expresar por medio de ella y no por lo que él, el
juez, desee ver en ese escrito. Por tanto, la búsqueda de la que se
habla sólo tiene cabida cuando el lenguaje de la demanda, sin ser
indescifrable por completo, no se ajusta a la claridad y precisión
indispensables en tan delicada materia” (CLXXXVIII, 139).

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 23


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Por supuesto, el juzgador, no puede reemplazar ni cambiar la


demanda, estándole vedado “moverse ad libitum o en forma ilimitada
hasta el punto de corregir desaciertos de fondo, o de resolver sobre
pretensiones no propuestas, o decidir sobre hechos no invocados.
Porque en tal labor de hermenéutica no le es permitido descender
hasta recrear una causa petendi o un petitum, pues de lo contrario se
cercenaría el derecho de defensa de la contraparte y, por demás, el
fallo resultaría incongruente.” (CCXVI, p. 520; sentencias de 26 de
junio de 1986, 28 de febrero de 1992 y 23 de septiembre de 2004, S-
114-2004 [7279], no publicadas oficialmente).

En idéntico sentido, la labor judicial interpretativa de la


demanda, implica un análisis serio, fundado y razonable de todos sus
segmentos, “siempre en conjunto, porque la intención del actor está
muchas veces contenida no sólo en la parte petitoria, sino también en
los fundamentos de hecho y de derecho ” y “[n]o existe en nuestra
legislación procedimental un sistema rígido o sacramental que obligue
al demandante a señalar en determinada parte de la demanda o con
fórmulas especiales su intención, sino que basta que ella aparezca
claramente en el libelo, ya de una manera directa o expresa, ya por
una interpretación lógica basada en todo el conjunto de la demanda”
(XLIV, p. 527; XIV, 488 y 833; LXI, 460; CXXXII, 241; CLXXVI, 182 y
CCXXV, 2ª parte, 185).

Por lo anterior, el defecto de claridad del libelo genitor de un


proceso, puede y debe disiparse mediante su interpretación racional,
lógica, sistemática e integral y sólo “ cuando la demanda sea tan vaga

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 24


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que (…) no permita indagación de su real sentido, lo que corresponde


es que se la desestime como inepta” (CLXXXVIII, 169).

Con todo, a pesar del esmero y cuidado del juzgador en su


actividad hermenéutica de la demanda, inadvertidamente puede
incurrir en un error de hecho denunciable en casación, “’ …como
ocurre cuando tergiversa de modo evidente su texto, o lo hace decir lo
que no expresa o, también cuando cercena su real contenido. En
cualquiera de estas hipótesis el sentenciador incurre en yerro de
facto, pues no se puede olvidar que la demanda, no solo constituye
una pieza con la cual se inicia el proceso, sino que a la vez asume el
carácter de elemento o medio de convicción’ (G. J. Tomo LXVII, 434;
CXLII, pág. 200)” (Casación Civil de 22 de agosto de 1989).

En tal caso, la violación indirecta de la ley sustancial por esta


inteligencia, conforme al artículo 374 del Código de Procedimiento
Civil, se determina confrontando las consideraciones específicas de la
decisión con el libelo y de este cotejo se derivará la presencia o
ausencia del yerro, su naturaleza manifiesta u ostensible y su
incidencia en la sentencia, “posibilidad excepcional que no significa
que el recurso pase entonces a convertirse en una tercera instancia”
(CCXLIX, vol. I, p. 445).

En efecto, de acuerdo con una orientación jurisprudencial firme,


“la causal primera de casación en este aspecto particular de su
segunda fase, regulada por el inciso segundo del num. 1° del art. 368
del C. de P.C., es estrecha y no puede convertirse en un escenario en

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 25


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el que tengan cabida deducciones personales más o menos lógicas,


razonamientos interpretativos, analogías o hipótesis de las partes; en
defecto de aquellas precisas condiciones, el discreto ejercicio de los
poderes del juez en el examen de la prueba ha de prevalecer y, por
consiguiente cualquier ensayo crítico en este plano, que aun cuando
bien elaborado y persuasivo se separe en sus conclusiones de las
que, desde el punto de vista probatorio, inspiraron la propia certeza
declarada por la autoridad judicial falladora, como cosa que quizá
podría revestir importancia en las instancias, sin embargo no alcanza
a integrar censura eficaz en orden a lograr la casación y, como suele
decirse, el eventual desacierto se derrite en el fallo sin posible
corrección, conclusión esta última a la que se arriba considerando
que por esta vía, esa modalidad excepcional de anulación únicamente
puede estribar en la absoluta certeza (G.J. t. CXXXIX, pág. 240), no
en que sea más o menos factible organizar un nuevo análisis de los
medios demostrativos más profundo, más sutil, más severo o de
mayor juridicidad en opinión del recurrente, toda vez que si así fuera,
si pudiere apoyarse simplemente en que existen razonamientos mejor
acompasados con los dictados de la lógica, por el sólo hecho de
darse la posibilidad de que no haya errado el sentenciador, por lógica
la acusación cae en el vacío.” (CCXXXI, 704) y “para que se configure
el error en la interpretación de la demanda, es necesario como lo
exige la ley, que ‘sea manifiesto’, ostensible o protuberante, es decir
que salte a la vista de la simple lectura de la demanda, pues la
actividad de interpretación solamente es atacable en casación
‘cuando fuere notoria y evidentemente errónea, lo que no se daría
cuando entre varias interpretaciones razonables y lógicamente

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 26


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posibles, el Tribunal ha elegido alguna de ellas, pues es el resultado


del ejercicio adecuado de su función jurisdiccional’ (sentencias del 7
de abril de 1989 y del 28 de febrero de 1992, sin publicar) ” (CCXXV,
2ª parte, p. 185).

De este modo, el error del juez en la apreciación de la demanda


ha de ser manifiesto, prístino o evidente pues si “no es de esta
naturaleza, prima facie, si para advertirlo se requiere de previos y más
o menos esforzados razonamientos, o si se manifiesta apenas como
una posibilidad y no como una certeza, entonces, aunque se
demuestre el yerro, ese suceder no tendrá incidencia en el recurso
extraordinario.” (CXLII, 242).

Igualmente es menester la naturaleza inobjetable e indudable


del yerro, o sea, no debe prestarse a duda, de tal manera que la única
interpretación admisible sea la del censor, en tanto, “donde hay duda
no puede haber error manifiesto” (LXVIII, 561, CCXII, p. 113 y
CCXXXI, p. 704) y no basta con “ensayar simplemente (...) un análisis
diverso del que hizo el Tribunal para contraponerlo al de éste. Porque
no es suficiente hacer un examen más profundo o sutil, para que se
pueda lograr la modificación de las apreciaciones que el ad quem
haya hecho en su sentencia” (CCXVI, p. 520) y “cuando uno de los
hechos afirmados en la demanda incoativa del proceso, ya sea que
se le considere aisladamente o ya en conjunto con otro u otros para
su definición jurídica, ofrece dos o más interpretaciones lógicas,
ninguna de las cuales desborda el objetivo de dicho libelo, puede el
sentenciador elegir una u otra, sin que su conducta implique error de

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 27


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hecho manifiesto porque tal proceder no entraña arbitrariedad, ni


contradice la evidencia que ese escrito ostenta ” (CLII, 205),
prevaleciendo “el amplio poder de interpretación que en este ámbito
el ordenamiento positivo les reconoce a los juzgadores (...), no
solamente para que desentrañen la verdadera intención del
demandante en guarda del principio según el cual es la efectividad de
los derechos subjetivos el fin que a través de aquél escrito [demanda]
se busca, sino también para que libremente determinen y declaren las
normas aplicables a los hechos integrantes del objeto demandado
cuya certeza de antemano ha sido verificada en el fallo” (CCXXXI, p.
704).

En punto de los cargos formulados, la consideración del


Tribunal según la cual “en los antecedentes fácticos de los
respectivos libelos no se hizo ninguna mención en cuanto a la
comisión de acto alguno constitutivo de hurto (…)”, contrasta con el
contenido de las demandas:

a) La pretensión primera de la presentada el 23 de julio de


1997 (radicación 14171, cdno. 1), se apoya en la falta de
indemnización del siniestro sucedido en agosto de 1996 consistente
en el “(…) daño (hurto) que ocasionó la pérdida total del equipo
retroexcavadora marca John Deere, Tipo 690 ELC, serie 540727,
motor 408540 (…)” (fl. 71 ídem) y sus hechos 1, 5, 6, 8 y 10 indican
los amparos contratados, la ausencia de noticias de los arrendatarios
y del equipo en agosto de 1996, denuncia formulada ante la Fiscalía
General de la Nación y el conocimiento “de que el equipo había sido

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 28


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hurtado por movimientos subversivos”, “se encontraba y se encuentra


en poder de grupos armados” (fls. 73 a 77 cdno. 1).

b) La primera pretensión de la presentada el 1º de


septiembre de 1997 (radicación 14308, cdno. 2), sustenta el
incumplimiento por no indemnizarse el siniestro consistente en “(…)
daño (hurto, saqueo e incineración) que ocasionó la pérdida total del
equipo retroexcavadora marca John Deere, Tipo DW 690 ELC, serie
535311, motor 358784 (…)” (fl. 77, cdno. 2) y sus fundamentos
fácticos reseñan los amparos contratados (básico, asonada, motín,
conmoción civil o popular y huelga, hurto y hurto calificado, actos
malintencionados de terceros), la denuncia penal formulada “sobre los
hechos que ocasionaron el siniestro a indemnizar” (hecho 9), la
ausencia de noticias del equipo y arrendatarios en marzo de 1996 y
su localización “en cercanías de Condoto totalmente saqueada e
incinerada” (hecho 5, fls. 81 y 83, cdno. 2).

c) El numeral primero del petitum de la presentada el 15 de


diciembre de 1997, repartida al Juzgado Octavo Civil del Circuito de
Bogotá (cdno. 4), se basa en la no indemnización del siniestro
acontecido en febrero de 1996 “ al presentarse daños (hurto) que
ocasionaron la pérdida total de los equipos retroexcavadoras marca
JOHN DEER JD690 series 538148 – 539163 (…)” y sus hechos 1, 5 y
6, mencionan los amparos contratados (básico, asonada, motín,
conmoción civil o popular y huelga, hurto y hurto calificado, actos
malintencionados de terceros), la falta de noticia del equipo e
inquilinos, las gestiones adelantadas “con el propósito de ubicar los

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 29


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bienes asegurados sin que esto fuera posible pues al parecer fueron
hurtados por grupos subversivos” y la denuncia penal formulada al
respecto (fls. 70, 71 y 73 cdno. 4).

d) Por el contrario, la demanda presentada el 23 de julio de


1997, (radicación 22489, cdno. 3), sustenta el incumplimiento de la
aseguradora en no indemnizar el siniestro acaecido en febrero 1996,
esto es, los “(…) daños (incineración y saqueo) que ocasionaron la
pérdida total del equipo retroexcavadora marca John Deere, Tipo JD-
690 ELC, serie 540253, motor 405170 (…)”, expresa los amparos
contratados, el conocimiento a fines de febrero de 1996 “de un
posible atentado al equipo”, su localización “totalmente incinerada” y
la denuncia ante la Inspección 14 A Municipal de Policía de Medellín
(hechos 1, 5 y 6, fls. 80, 82, 84 y 85, cdno. 3).

Del mismo modo, la mencionada consideración del juez de


segundo grado, contradice per se su conclusión respecto a “que los
seguros cobrados en cada una de las cuatro demandas falladas en la
sentencia impugnada se remitieron concretamente al riesgo de hurto”
en tres y en una “a hechos constitutivos de daños por ‘incineración y
saqueo’”, denunciándose “como siniestro el hurto, en tres casos, y
solo en uno lo que se dio por calificar como ‘daños por incineración y
saqueo’” (fl. 47, cdno. 5).

Empero, el anotado yerro del ad quem, carece de la relevancia


suficiente para infirmar el fallo, por cuanto, diferenciando el petitum y
causa petendi remitido en tres de las demandas acumuladas

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 30


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“concretamente al riesgo de hurto” y en una a “daños por incineración


y saqueo”, desestimó las pretensiones, en el primer caso, por
ausencia de prueba y, en el segundo, porque, en su sentir, “riesgo de
tal especie no aparece contratado como integrante de la póliza” de
manera autónoma a los acordados, ni “proveniente de aquellos casos
genéricos señalados como asonada, motín, conmoción civil o popular,
huelga, y actos malintencionados de parte de terceros”, pues “si no se
probó el hurto, nada tiene que hacer el reclamo” (fl. 49, cdno. 5),
razón de más para descartar la invocada identidad de pretensiones y
fundamentos de todas las demandas y el yerro por esta inteligencia.

No obstante, en cuanto al amparo de “actos malintencionados


de terceros”, los hechos de la demanda, contienen referencia al
saqueo e incineración o al hurto y, en este aspecto específico, la
interpretación realizada por el ad quem, deviene en un yerro al
restringir la causa petendi sólo al hurto, cuya trascendencia e
incidencia en la sentencia es evidente, porque, predicó los actos de
saqueo e incineración sólo del hurto.

La problemática, también se sitúa, estricto sensu en la


interpretación del contrato de seguro y, particularmente, en la prueba
del siniestro, aspectos centrales del fallo recurrido en lo referente a las
otras demandas, lo que pasa a examinarse seguidamente.

2. La exposición del sujeto al daño, rectius, quebranto,


lesión, detrimento o menoscabo de un derecho, bien o interés
jurídicamente tutelado, es una constante de la vida de relación.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 31


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En particular, los “riesgos del desarrollo” vinculados a los


avances científicos y tecnológicos, las comunicaciones, el uso
difundido de la internet, las bases de datos y el comercio electrónico
acentúan la posible ocurrencia de un daño, sea a inferirlo o padecerlo.

En la vida de relación, en efecto, el sujeto está expuesto a


causar o recibir un daño y a sus consecuencias nocivas “por un doble
aspecto: en cuanto sea víctima, dañado en su persona o en sus
cosas; y en cuanto sea autor del hecho, o por persona que deba
responder por el hecho y resulte obligada a resarcir el daño” (V.
ANGELONI, Assicurazione della responsabilita civile, Enc. Diritto
Giuffré, Milano, 1958, p. 554).

Frente a la posibilidad teórica y práctica del advenimiento de un


daño a la persona o a sus intereses patrimoniales o
extrapatrimoniales, de vieja data, el contrato de seguro sirve a la
función práctica o económica social de brindar tranquilidad o
confianza de cara al riesgo incertus an, incertus quando de un suceso
dañino y, en caso de ocurrir, otorga seguridad o certeza in concreto
respecto de la indemnización total o parcial de sus consecuencias
adversas (Vid. Antigono, DONATI, Giovanna VOLPE PUTZOLU,
Manuale di Diritto delle Assicurazioni, 8ª ed. Giuffré, Milano 2006;
Luigi FARENGA, Diritto delle assicurazioni prívate, 2ª ed., Torino,
Giappichelli, 2006; R.J. POTHIER, Traité du contrat d’assurance,
Paris, 1931, n. 50; Antonio LA TORRE, Le assicurazioni, Giuffré,
Milano, 2007).

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A dicho propósito, la utilidad de la relación jurídica aseguraticia ,


ab initio, se proyecta abstractamente en la confianza suministrada por
el asegurador al asegurado mediante el pago de una contraprestación
respecto del acontecimiento potencial del siniestro y, ulteriormente, en
la certidumbre de la reparación de sus efectos.

En la autorizada opinión de Emilio BETTI, la utilitas de la


prestación, en efecto, puede remitirse a la asunción de determinados
riesgos, en cuyo caso, “consiste en una garantía, en una seguridad,
que desde el momento de la celebración del contrato el asegurador
da al asegurado en el sentido de que al ocurrir el evento temido por
éste, el asegurador le pagará la indemnización o, en general, una
compensación que lo mantendrá indemne, al menos parcialmente, del
daño que haya sufrido. Por ello, aún antes de que ocurra el evento
temido, existe la atribución de una utilidad por parte del asegurador al
asegurado, consistente en la asunción del riesgo temido por parte de
aquél” (Teoría generale delle obbligazioni, I Giuffré, Milano 1958, pp.
41 ss.).

En esta hipótesis, como ha destacado de antiguo la Corte, el


contenido de la relación obligatoria se vierte en un deber de
seguridad, “como en el caso del asegurador que a fuerza de una
contraprestación inicial hacía el asegurado le ofrece la posibilidad de
fiar en la garantía suministrada, ya que la prima no se cubre para
percibir la indemnización, sino a cambio de la tranquilidad actual de
no padecer el daño pese a que ocurra el siniestro o surja la

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necesidad: obligación que en este evento se concreta o cristaliza en


la indemnización” (cas. civ. 21 de mayo de 1968, CXXIV, p. 174).

A diferencia del antiguo Código de Comercio Terrestre vigente


hasta el 31 de diciembre de 1971, el Decreto 410 de 27 de marzo de
1971, no define el contrato de seguro, pero dispone su carácter
“consensual, bilateral, oneroso, aleatorio y de ejecución continuada”
(artículo 1036 Código de Comercio, modificado por el artículo 1º de la
Ley 389 de 1997) y señala dentro de sus elementos esenciales, el
interés asegurable (artículos 1137, 1138, 1083 y 1088), el riesgo
asegurable (artículo 1054), la prima o precio del seguro (artículo 1066
modificado por la Ley 45 de 1990) y la obligación condicional del
asegurador (artículos 1080 ss.), en defecto de cualquiera de ellos, “ no
producirá efecto alguno” (artículo 897, ejusdem).

De la lectura sistemática de la disciplina normativa del seguro,


la jurisprudencia de la casación civil, lo define como un contrato “ por
virtud del cual una persona -el asegurador- se obliga a cambio de una
prestación pecuniaria cierta que se denomina ‘prima’, dentro de los
límites pactados y ante la ocurrencia de un acontecimiento incierto
cuyo riesgo ha sido objeto de cobertura, a indemnizar al ‘asegurado’
los daños sufridos o, dado el caso, a satisfacer un capital o una renta,
según se trate de seguros respecto de intereses sobre cosas, sobre
derechos o sobre el patrimonio mismo, supuestos en que se les llama
de ‘daños’ o de ‘indemnización efectiva’, o bien de seguros sobre las
personas cuya función, como se sabe, es la previsión, la

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 34


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capitalización y el ahorro” (cas. civ. 24 de enero de 1994, S-002-94


[4045], CCXXVIII, 2467, p. 30; 22 de julio de 1999, S-026-99 [5065]).

En cuanto a sus características relevantes el seguro es contrato


de prestaciones correlativas al generar obligaciones para ambas
partes, el asegurador y tomador quien puede coincidir con el
asegurado (artículo 1037 Código de Comercio), oneroso (artículo
1497 Código Civil), aleatorio (artículo 1498 Código Civil), de ejecución
sucesiva, consensual o de forma libre, principal (artículo 1499 Código
Civil, aunque el seguro de fianza es accesorio), intuitus personae, con
tipicidad legal, nominado, de o por adhesión, y, en algunos casos,
forzado o impuesto, incluso con contenido mínimo legalmente
impuesto, excluido a nivel de prohibición o dictado a través de ley,
decreto o resolución (verbi gratia, el seguro ecológico, de accidentes
personales, transporte, etc.).

Constituyendo un negocio jurídico por o de adhesión, donde de


ordinario, el contenido está predispuesto por una de las partes,
usualmente en su interés o tutela sin ningún o escaso margen
relevante de negociación ni posibilidad de variación, modificación o
discusión por la otra parte, aun cuando, susceptible de aceptación, no
por ello, su contenido es ilícito, vejatorio o abusivo per se, ni el favor
pro adherente e interpretatio contra stipulatorem, contra preferentem,
actúa de suyo ante la presencia de cláusulas predispuestas, sino en
presencia de textos ambiguos y oscuros, faltos de precisión y
claridad, en cuyo caso, toda oscuridad, contradicción o ambivalencia
se interpreta en contra de quien las redactó y a favor de quien

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 35


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las aceptó (cas. civ. 12 de diciembre de 1936, XLIV, pp. 676 y


ss.; septiembre de 1947, 2053, p. 274; 15 de diciembre de 1970, 6 de
marzo de 1972, 12 de junio de 1973, 8 de mayo de 1974, 21 de marzo
de 1977, 9 de septiembre de 1977, 29 de agosto de 1980; 2 de
febrero de 2001, S-002-2001 [5670]; A. GENOVESE, Contratto di
adesione, EdD. X, Milano, 1962 pp. 1 y ss.; ID., Le condizioni generali
di contratto, Padova, 1954, BERLIOZ, Le contrat d'adhesion, Paris,
Librairie Générale de Droit et de jurisprudence, A. Pichon et R.
Durand-Auzias, 1976; Le condicioni generali di contratto , a cura di C.
MASSIMO BIANCA., Vol. primo e Vol. secondo, Milano, Giuffré, 1979
y 1981).

Del mismo modo, “como se historió en providencia del 29 de


enero de 1998 (exp. 4894), de antaño, la doctrina de esta Corte
(CLXVI, pág. 123) tiene definido que el contrato de seguros debe ser
interpretado en forma similar a las normas legales y sin perder de
vista la finalidad que está llamado a servir, esto es comprobando la
voluntad objetiva que traducen la respectiva póliza y los documentos
que de ella hacen parte con arreglo a la ley (arts. 1048 a 1050 del C.
de Co.), los intereses de la comunidad de asegurados y las
exigencias técnicas de la industria; que, ‘en otras palabras, el contrato
de seguro es de interpretación restrictiva y por eso en su ámbito
operativo, para determinar con exactitud los derechos y las
obligaciones de los contratantes, predomina el texto de la que suele
denominarse ‘escritura contentiva del contrato’ en la medida en que,
por definición, debe conceptuársela como expresión de un conjunto
sistemático de condiciones generales y particulares que los jueces

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 36


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deben examinar con cuidado, especialmente en lo que tiene que ver


con las cláusulas atinentes a la extensión de los riesgos cubiertos en
cada caso y su delimitación, evitando favorecer soluciones en mérito
de las cuales la compañía aseguradora termine eludiendo su
responsabilidad al amparo de cláusulas confusas que de estar al
criterio de buena fe podrían recibir una inteligencia que en equidad
consulte mejor los intereses del asegurado, o lo que es todavía más
grave, dejando sin función el contrato a pesar de las características
propias del tipo de seguro que constituye su objeto, fines éstos para
cuyo logro desde luego habrán de prestar su concurso las normas
legales, pero siempre partiendo del supuesto, valga insistir, de que
aquí no son de recibo interpretaciones que impliquen el rígido apego
literal a estipulaciones consideradas aisladamente y, por ende, sin
detenerse en armonizarlas con el espíritu general que le infunde su
razón de ser a todo el contexto contractual del que tales
estipulaciones son parte integrante.’ 2º) En armonía también con las
orientaciones generales ofrecidas en el numeral anterior, la Corte ha
deducido como requisito ineludible para la plena eficacia de cualquier
póliza de seguros, la individualización de los riesgos que el
asegurador toma sobre sí (CLVIII, pág. 176), y ha extraído, con
soporte en el artículo 1056 del Código de Comercio, la vigencia en
nuestro ordenamiento ‘de un principio común aplicable a toda clase
de seguros de daños y de personas, en virtud del cual se otorga al
asegurador la facultad de asumir, a su arbitrio pero teniendo en
cuenta las restricciones legales, todos o algunos de los riesgos a que
están expuestos el interés o la cosa asegurados, el patrimonio o la

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 37


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persona del asegurado’” (cas. civ. 24 de mayo de 2005, SC-089-2005


[7495]).

Por lo anterior, ha señalado la Sala, “no puede el intérprete, so


pena de sustituir indebidamente a los contratantes interpretar
aparentemente el contrato de seguro para inferir riesgos que no han
convenido, ni para excluir los realmente convenidos, ni tampoco hacer
interpretaciones de tales cláusulas que conlleven a resultados
extensivos de amparo de riesgos a otros casos que no solo se
encuentran expresamente excluidos, sino que, por su carácter
limitativo y excluyente, son de interpretación restringida” (cas. civ. 23
de mayo de 1988, exp. 4984).

Desde otro ángulo, según lo dicho, es de la esencia de este


contrato, la obligación contraída por el asegurador de pagar la
prestación asegurada sujeta a la condición de la ocurrencia del
siniestro o realización del riesgo asegurado (artículos 1045 [4], 1054 y
1072 Código de Comercio).

La mencionada obligación, ciertamente, se adquiere en virtud


de la celebración del seguro, esentialia negotia y sub conditione, esto
es, condicionada a la realización efectiva del riesgo contratado , ad
exemplum, la muerte, enfermedad, sustracción, accidente o pérdida y
“para hacerse acreedor al pago del seguro, el tomador debe
demostrar, según lo ordena el artículo 1077 ibídem, la ocurrencia del
siniestro y la cuantía de la pérdida” (CLVIII, p. 122).

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Sobre el asegurado, en consecuencia, gravita el onus probandi


de la ocurrencia del siniestro, la existencia y cuantía de la lesión,
correspondiendo al asegurador probar “ los hechos o circunstancias
excluyentes de su responsabilidad” (artículo 1757 Código Civil, 177
Código de Procedimiento Civil y 1077 Código de Comercio).

Tratándose del seguro de daños impera el principio de la


indemnización y, dentro de los límites pactados, el asegurado tiene
derecho a la reparación del quebranto efectivamente recibido
comprendiendo “el daño emergente y el lucro cesante, pero éste
deberá ser objeto de un acuerdo expreso” (artículo 1088 del Código
de Comercio), “toda vez que el daño indemnizable no se identifica -
per se - con la suma asegurada, ni ésta equivale, por regla general, a
su estimación anticipada” (cas. civ. 11 de septiembre de 2000, S-158-
2000 [6119]) y la prestación esencial resarcitoria “que emerge para el
asegurador una vez cumplida la condición, queda en vías de
transformarse, por virtud de ese suceso y con la ayuda de
procedimientos técnicos revestidos de mayor o menor complejidad
según las circunstancias, en una deuda pura y simple, líquida y
exigible de pagar la prestación asegurada al legitimado para
reclamarla y que demostró su derecho en los precisos términos
prescritos por el artículo 1077 del Código de Comercio” (cas. civ. 11
de octubre de 1995, Exp. 4470), en tanto, respecto de los seguros de
personas, se proyecta en la suma asegurada sin ser menester
probanza del quantum, remitida al valor acordado (artículos 1138 y
1042 Código de Comercio).

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 39


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Acontecido el siniestro, el asegurado a más de su noticia


oportuna al asegurador y de los deberes de mitigación exigibles, tiene
la carga de formular reclamación extrajudicial “aparejada de los
comprobantes que, según las condiciones de la correspondiente
póliza sean indispensables para acreditar los requisitos del artículo
1077”, o sea, el acaecimiento del riesgo y la cuantía de la pérdida
(artículo 1053 del Código de Comercio).

La observancia de esta carga reviste singular trascendencia, de


una parte, porque conforme al artículo 1053 del Código de Comercio
la póliza por si sola prestará mérito ejecutivo contra el asegurador
“[t]ranscurrido un mes contado a partir del día en el cual el asegurado
o el beneficiario o quien los represente, entregue la reclamación” sin
objeción de “manera seria y fundada” y, de otra parte, en tanto, según
el artículo 1080 ejusdem modificado por el artículo 111 de la Ley 510
de 1999, “el asegurador estará obligado a efectuar el pago del
siniestro dentro del mes siguiente a la fecha en que el asegurado o
beneficiario acredite, aún extrajudicialmente, su derecho ante el
asegurador de acuerdo con el artículo 1077. Vencido este plazo, el
asegurador reconocerá y pagará al asegurado o beneficiario, además
de la obligación a su cargo y sobre el importe de ella, un interés
moratorio igual al certificado como bancario corriente por la
Superintendencia Bancaria aumentado en la mitad”, conservado en
todo caso el asegurado o beneficiario el “derecho a demandar, en
lugar de los intereses a que se refiere el inciso anterior, la
indemnización de perjuicios causados por la mora del asegurador”.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 40


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En otras palabras, la presentación de la reclamación genera


consecuencias jurídicas significativas, a saber:

a) La carga del asegurador de objetarla de manera


oportuna, seria y fundada dentro del plazo perentorio de un mes
contado desde el mismo día;

b) La exigibilidad de la obligación del asegurador de pagar


el siniestro al asegurado dentro del plazo del mes siguiente a la fecha
de su presentación acreditando su derecho, aún extrajudicialmente;

c) La constitución inmediata u ope legis en mora del


asegurador en el pago de la prestación pecuniaria a partir del
vencimiento del plazo legal con la causación de intereses moratorios a
la tasa de interés bancario corriente certificado por la
Superintendencia Bancaria aumentado hasta la mitad, sin perjuicio de
optar en vez de la sanción moratoria por la indemnización ordinaria de
perjuicios sujeta a las reglas generales, a la prueba de su existencia,
valor, certeza y carácter directo, prestaciones de suyo diferentes, esto
es, la de pagar el siniestro y la moratoria o indemnizatoria, según el
caso, cuya causa es la mora o el incumplimiento (cas. civ. 11 de
octubre de 1995, exp. 4470); y

d) El mérito ejecutivo de la póliza para exigir coactivamente


la prestación dineraria con sus intereses de mora, cuando no exista
objeción oportuna, seria y fundada.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 41


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En términos de la Sala, “la formulación de la reclamación junto


con los comprobantes pertinentes destinada a demostrar la
ocurrencia del siniestro, constituye una carga que se impone al
asegurado para que obtenga la indemnización pactada en el contrato,
perspectiva desde la cual puede decirse sin vacilaciones que se trata
de un verdadero presupuesto de la mora del asegurador, pero sin que
se pueda afirmar que este sufre algún menoscabo por su inejecución,
pues el asegurado obra exclusivamente movido por la satisfacción de
su propio interés. En síntesis la conducta del asegurado no se
corresponde con un derecho del asegurador, sino que se ofrece como
una condición indispensable para que se configure su mora. (…)
Significa lo anterior, que el legislador, atendiendo el carácter
prevalentemente dinerario de la prestación del asegurador, acudió a
la fórmula de fijar normativamente la indemnización que debe pagar
por su incumplimiento en el pago de la prestación a su cargo,
imponiéndole, en consecuencia la obligación de pagar la tasa de
interés moratorio allí prevista, en cuyo caso el asegurado o el
beneficiario, quedan exonerados de probar, tanto la existencia del
perjuicio, puesto que la ley lo presume, como su monto, ya que ésta
lo señala. Sin embargo, los faculta para reclamar, en lugar de tales
intereses moratorios, los perjuicios de otro orden que les cause el
incumplimiento del asegurador, supuesto en el cual quedan
supeditados a las reglas generales que gobiernan la materia, entre
ellas, la de demostrar la existencia del perjuicio, su monto y su calidad
de cierto y directo”. (cas. civ. 30 de septiembre de 2004, S-143-2004
[7142]).

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 42


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En lo atañedero a la demostración del siniestro, el daño y la


cuantía de la pérdida, al tenor de los artículos 1077 y 1080 del Código
de Comercio, el asegurado puede acreditar en forma judicial o
extrajudicial su derecho, siendo admisible todo medio probatorio lícito
e idóneo, conducente, eficaz y con aptitud para suministrar certeza a
propósito, en cuanto, el legislador no establece restricción alguna y a
tono con los cambios sensibles del tráfico jurídico de las últimas
décadas, incluso admite la relevancia jurídica del dato electrónico no
sólo respecto del comercio y la contratación sino en materia
probatoria (Ley 527 de 1999, arts. 95 ss. de la Ley 270 de 1996).

Ha destacado justamente la Sala, la imposibilidad de establecer


ex contractu modificaciones limitativas al principio de la libertad
probatoria del siniestro, la lesión y su cuantía por contradecir el
contenido imperativo del artículo 1080 del Código de Comercio, el
cual, “sólo puede modificarse en sentido favorable al tomador,
asegurado o beneficiario”, acentuando la naturaleza vejatoria o
abusiva de las estipulaciones negociales restrictivas (cas. civ. 2 de
febrero de 2001, S-002-2001 [5670]).

Desde esta perspectiva, el asegurado puede demostrar las


exigencias establecidas en el artículo 1077 del Código de Comercio,
ya en forma judicial, ora extrajudicial, con cualquier medio de
convicción. Este criterio ostenta evidente sustento normativo,
bastando señalar la ausencia de precepto legal consagratorio de
alguna restricción de la prueba. Distinta es la idoneidad, conducencia

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 43


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y pertinencia de la prueba, sujeta al análisis axiológico de la libre


persuasión racional en términos de razonabilidad coherente.

3. Sentadas las premisas precedentes, para la decisión de


las censuras formuladas y descendiendo a éstas, precisase:

a) En la demanda iniciatoria del proceso primario


(radicación 14171, cdno. 1), pidióse declarar el incumplimiento del
contrato de seguro al no indemnizarse el siniestro sucedido en agosto
de 1996, o sea, el “(…) daño (hurto) que ocasionó la pérdida total del
equipo retroexcavadora marca John Deere, Tipo 690 ELC, serie
540727, motor 408540 (…)”, amparada y asegurada bajo el ítem 14.

Las pruebas, a juicio del impugnador, preteridas por el juzgador


y demostrativas del riesgo asegurado, son: la declaración extrajuicio
rendida por Carlos Gustavo Bautista Rodríguez ante el Notario 54 del
Círculo de Bogotá, afirmando bajo gravedad del juramento: “[la]
MÁQUINA JHON (SIC) DEERE CUYO NUMERO DE SERIE ES EL
540727, MODELO 408540, (…) REFERENCIA ELC-690 (…) SE
ENCONTRÓ EN EL VALLE DEL PATIA (SIC) EN EL SITIO LLAMADO
PUNTA BARCO, ESTA (SIC) SE ENCUENTRA EN PODER DE UN
GRUPO SUBERSIVO (SIC) (…) ANEXA 13 FOTOS
CORRESPONDIENTES A LA MÁQUINA Y SITIO DONDE SE
ENCUENTRA (…)” (fl. 3, cdno. 1); fotografías del equipo (fls. 106 a
110, cdno. 1); testimonio rendido en el proceso el 23 de febrero de
1999 por Carlos Gustavo Bautista Rodríguez, ratificando su
declaración extrajuicio, los documentos fotográficos, manifestado al
instante de ubicar la retroexcavadora, “[e]l equipo se encuentra para

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 44


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ese entonces en poder del Grupo Subversivo que opera en la zona,


no podría precisar si es de las Farc o de cualquier otro grupo
subversivo, lo cierto es que para el día en que se me permitió ver el
equipo las personas que se encontraban custodiándolo estaban
armadas y fue rápida la inspección que se me permitió y no tuve
tiempo de determinar con exactitud qué grupo es el que opera en la
zona”, constató su “pésimo estado”, recalcando la información
recibida del inquilino a propósito de su desaparición “ del lugar donde
se encontraba laborando por amenazas de los grupos subversivos
que se encuentran en la zona…” (fls. 178 a 181, cdno. 1); certificación
de la Fiscalía General de la Nación, Dirección Seccional de Medellín,
Unidad Local de Reacción Inmediata en punto de la presentación del
señor González Hincapié “con el objeto de formular denuncia penal
por el presunto ilícito de HURTO” de la máquina en cuestión, de la
cual no se expide copia por expresa prohibición del artículo 321 del
Código de Procedimiento Penal, aportada con la demanda y
compulsado en la exhibición practicada el 6 de junio de 2001 (fls. 11,
384 a 386, cdno. 1); el oficio número 208 de 11 de febrero de 1997 de
la Fiscalía General de la Nación, Seccional Pasto, Fiscalía Cuarenta y
Seis (46) Seccional de Barbacoas Nariño, aportado por la demandada
en la diligencia de exhibición solicitando informar y, en su caso,
remitir copia de lo pertinente para la investigación por hurto número
431 respecto a “si han cancelado dineros a la Empresa
DISTRIBUIDORA NISSAN LTDA, por concepto del hurto de una
retroexcavadora (SIC) marca JHON (SIC) DEERE, 690 ELC serie
540727 (…) motor 408540, en qué cantidad, y si existe en curso
alguna tramitación sobre este asunto.” (fl. 376, cdno. 1) y, el informe

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 45


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Interino No. I-705-97 de 3 de julio de 1997 de los ajustadores


reseñando la desaparición de la máquina del sitio de trabajo, la
denuncia penal formulada por hurto, la declaración extrajuicio de
Carlos Gustavo Bautista, su remisión por la demandante con
comunicación GER 017-97, la consideración en cuanto “ [s]i bien, el
abuso de confianza no está amparado por la Póliza, la misma ampara
las pérdidas derivadas de Hurto y Hurto Calificado ” y la siguiente
“RECOMENDACIÓN. Por lo expresado, sugerimos al reasegurador
autorizar a conseguir una transacción con el asegurado, por cuanto el
único argumento en nuestro favor es que los locatarios no
aparecieron.” (fls. 378 a 382, cdno. 1).

b) Con relación al proceso acumulado 14.308 (cdno. 2), el


siniestro se hace consistir en el “daño (hurto, saqueo e incineración)
que ocasionó la pérdida total del equipo retroexcavadora marca John
Deere, Tipo DW 690 ELC, serie 535311, motor 358784” y, las pruebas
omitidas, la denuncia penal formulada por Jorge González Hincapié el
24 de febrero de 1997 por el delito de hurto de la maquinaria en
cuestión, su saqueo e incineración, aportada al proceso y exhibida por
la demandada en la diligencia de exhibición documental (fls. 325 y
326, cdno. 1) y el concepto técnico emitido por los ajustadores el 4 de
julio de 1997 (fls. 365 ss. cdno. 1), exhibido en la diligencia,
reseñando la presentación de la reclamación formal, el hurto del
equipo al parecer por un grupo al margen de la ley y recomienda una
transacción .

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 46


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c) En el proceso acumulado 22489 (cdno. 3), el siniestro


se hizo consistir en los “daños (incineración y saqueo) que
ocasionaron la pérdida total del equipo retroexcavadora marca John
Deere, Tipo JD-690 ELC, serie 540253, motor 405170”, las pruebas
omitidas son la denuncia penal (fl. 52 cdno. 3) aportada también por la
demandada en la diligencia de exhibición (fls. 223 y 292 cdno. 1), la
comunicación suscrita por el señor Abraham Acosta H., técnico de
John Deere, quien constató e indicó la destrucción total de la máquina
(fls. 53 y 54, cdno. 3); el reporte de daños al equipo asegurado con
sus fotografías aportado por la actora y en la exhibición de
documentos por la demandada (fls. 55 cdno. 3 y 271 ss. cdno. 1); el
informe del 13 de diciembre de 1996 de los ajustadores (fls. 255 y ss.
cdno. 1) concluyendo “[a]nalizadas la causa (sic) del siniestro
consideramos el reclamo tiene cobertura bajo el amparo de actos
malintencionados de terceros AMIT”, reiterando el emitido con
anterioridad (fls. 238 y 239, cdno. 1).

d) En torno del proceso acumulado inicialmente conocido


por el Juzgado Octavo Civil del Circuito de Bogotá (cdno. 4), el
siniestro son los “daños (hurto) que ocasionaron la pérdida total de los
equipos retroexcavadoras marca JOHN DEER JD690 series 538148 –
539163” y números de motor TO6068T-381325 y TO6068T-394521
respectivamente, amparados y asegurados bajo ítems 39 y 58; las
pruebas preteridas, la certificación sobre la denuncia presentada por
hurto (fl. 36 cdno. 4), la documentación del gerente administrativo
informando la pérdida de los equipos (fls. 36 y 37 cdno. 4), el hurto y
descartando el abuso de confianza (fls. 39 y 40 cdno. 4); los

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 47


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documentos visibles a folios 45 y 46 del cuaderno número 4, relativos


al conocimiento de los hechos por la demandada y la comunicación
del intermediario respecto de la no expedición de copia de la denuncia
por la Fiscalía (fl. 47, cdno. 4).

El contrato de seguros cuyo incumplimiento se pretende,


enuncia en su condición primera, dentro de los riesgos cubiertos: “e)
Hurto y hurto calificado, como también los daños causados por dichos
delitos o su intento. Para los efectos de este seguro se entenderá por
hurto calificado la pérdida por sustracción de los bienes asegurados y
los daños que se causen a los mismos como consecuencia del intento
o la consumación del hurto, siempre y cuando la persona que la
cometa haya penetrado al lugar por medios violentos o de fuerza y en
forma tal que en el lugar de entrada o de salida queden huellas
visibles de tal acto de violencia. El Asegurado se obliga a presentar
denuncia de los hechos, de que trata este inciso, ante la autoridad
competente. (…)”, “h) Pérdidas o daños causados por cualquier otro
riesgo no excluido expresamente de la presente póliza.”. La cobertura
se extiende a actos malintencionados de terceros (folio 62 del cdno.
ppal.), incluyendo “actos terroristas cometidos por individuos
pertenecientes a movimientos subversivos.”.

En los cargos se denuncia un error interpretativo del contrato


de seguro con relación a la cobertura de actos malintencionados de
terceros, por cuanto, a diferencia del entendimiento del ad quem, para
el censor, incluyen los actos de saqueo e incineración.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 48


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La interpretación negocial del juzgador de segundo grado se


remite a la ausencia de estipulación de la cobertura nominada saqueo
e incineración, en cuanto riesgo autónomo y, contrario a lo sostenido
por el censor, conviene en el amparo por hurto, hurto calificado, los
eventos genéricos de asonada, motín, conmoción civil o popular,
huelga y actos malintencionados de terceros, estando cubierto si es
consecuencia de éstos y, concluyendo que no estando probado el
hurto ni “reportada la prueba de la ‘ocurrencia del siniestro’ (art.
1077), o, lo que es lo mismo, ‘la realización del riesgo asegurado’ (art.
1072)”, “señalando el lugar donde dentro del expediente se encuentra
la prueba del hurto alegado como la realización del riesgo amparado
en el contrato de seguro”, ni invocando los restantes riesgos, la
indemnización es improcedente, por lo cual, consideró incluido el
riesgo pero no de manera independiente, excluyéndose así la errónea
interpretación del contrato.

Ya se expresó en cuanto al petitum y causa petendi de la


demanda estructurada en hurto, saqueo e incineración que el
juzgador restringió incorrectamente el riesgo al hurto, cuando los
hechos enuncian circunstancias de hurto o actos malintencionados de
terceros, invocadas en su contenido.

De igual manera, es evidente la absoluta falta de mención de


las pruebas antes indicadas y el error de hecho del ad quem, siendo
necesario precisar su trascendencia e incidencia en la sentencia.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 49


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En cuanto a lo primero, iterase, la cobertura del hurto en el


seguro contratado admitida por el sentenciador y el principio de
libertad probatoria en la demostración del siniestro. Naturalmente, la
simple afirmación del asegurado sobre la ocurrencia de la realización
del riesgo asegurado, no es suficiente para acreditarla. Es menester
una prueba idónea y en este aspecto todos los elementos de
convicción son admisibles en cuanto suministren la certeza necesaria
del suceso.

El delito de hurto tipificado en el artículo 239 del Código Penal


consiste en el apoderamiento de una cosa mueble ajena con el
propósito de obtener provecho para sí o para otro y “ se consuma en
el momento en que la cosa se extrae de la esfera patrimonial o de
custodia de quien antes la tenía” (Sala Penal, providencias de 29 de
octubre de 1986, 20 de abril de 1992) o “de la asunción del poder
sobre el bien por el delincuente cuando la víctima pierde la factibilidad
de protección o de dominio sobre el mismo a causa de ese inconsulto
apoderamiento, y la pierde, cuando, imposibilitada por la acción de
aquél, o impotente para perseguir el bien porque v. gr, correr detrás
de un vehículo en marcha es tarea que sólo podrá hacerse en los
primeros instantes del hecho, se limita a mirar el alejamiento de su
bien” (Sala de Casación Penal, sentencia de 6 de mayo de 1999,
aprobada en acta número 65, proceso 10644).

En este orden de ideas, el siniestro de hurto es susceptible de


probarse por cualquier medio de prueba idóneo, conducente y eficaz

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 50


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demostrativo de la sustracción del bien de la esfera de dominio y


custodia del sujeto pasivo.

En cuanto a la denuncia formulada ante las autoridades


competentes en cumplimiento del deber legal de denunciar los delitos
de los cuales se tenga noticia (artículo 27 de la Ley 600 de 2000),
acto efectuado bajo gravedad del juramento y generatriz de
consecuencias en el ámbito jurídico penal, corresponde al juzgador
apreciar el marco de circunstancias concreto para determinar su
mérito probatorio con los restantes elementos de convicción.

Sobre este tópico la Sala, señaló la carencia de aptitud


probatoria de la “copia de la denuncia presentada ante las
autoridades competentes por la sustracción de bienes (…) que en
manera alguna puede considerarse como prueba extrajudicial e
idónea del derecho pretendido, no sólo porque no permite establecer
–con certeza y fidelidad- que el riesgo ciertamente se materializó –en
la medida en que se trata de la denuncia formulada por el propio
asegurado-“ (cas. civ. 14 de diciembre de 2001, exp. 6230).

Más, en sentencia de 29 de noviembre de 2004 (exp. 9730-


0351), puntualizó: “Las precedentes piezas procesales y probatorias
reflejan, como lo expone la censura, que el asegurado satisfizo
extrajudicialmente la carga impuesta por el artículo 1077 del Código
de Comercio, pues durante el trámite de la reclamación presentada a
la aseguradora, con el objeto de obtener el pago del siniestro que
afectó la póliza de seguro de maquinaria para contratistas y

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 51


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maquinaria en despoblado No. 0002, presentó las pruebas que


acreditan los extremos indicados en el precepto señalado, a saber:
copia auténtica de la constancia expedida por el Corregidor Municipal
de Policía de El Lembo, sobre la denuncia formulada por el hurto (…);
copia de la constancia expedida por la Secretaría de la Unidad
Seccional de Fiscalía de Santa Rosa de Cabal (Risaralda) sobre la
iniciación de diligencias preliminares con base en la referida denuncia
(…) así como la cotización de una máquina de caracteres semejantes
a la hurtada (…) documentos con los cuales quedó debidamente
comprobado, como se dijo, tanto la ocurrencia del siniestro, como el
importe del daño sufrido por el asegurado.”.

Las demandas pretenden la reparación de daños por hurto (fl.


71, cdno. 1), hurto, saqueo e incineración (fl. 77, cdno. 2), incineración
y saqueo (fl. 80, cdno. 3) y hurto (fl. 70, cdno. 4), con pérdida total de
las retroexcavadoras marca John Deere, tipo 690 ELC, serie 540727,
motor 408540, tipo DW 690 ELC, serie 535311 motor 358784, tipo JD-
690 ELC, serie 540253, motor 405170 y tipo JD-690 ELC, series
538148-539163, en su orden; todas contienen en sus fundamentos
hechos indicativos de su desaparición o sustracción de la esfera
patrimonial del titular de dominio, su ubicación ulterior destruidas,
saqueadas o incineradas; el hurto y las pérdidas por su virtud, son
riesgos contratados, incluido el saqueo o incineración consecuente
según entendió el Tribunal y, en el proceso, a contrariedad de su
conclusión, existen elementos probatorios idóneos demostrativos del
siniestro, esto es, además de las denuncias penales (fls. 11, 25, 223,
292, 326, 384 a 386, cdno. 1; fl. 52 cdno. 3), certificaciones al

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respecto (fls. 11, 376, 384 a 386, cdno. 1, fl. 36 cdno. 4), declaración
extrajuicio ratificada (fl. 3, cdno. 1), reporte de daños con sus
fotografías (fls. 106 a 110, 271 ss., 376 cdno. 1; 55. cdno. 3; 36, 37,
39, 40, 45 y 46 cdno. 4), testimonio (fls. 178 a 181, cdno. 1) e
informes del ajustador (fls. 238, 239, 255 ss. 365 ss. 378 a 382, cdno.
1), compulsados también en la diligencia de exhibición documental
(fls. 325 y 326, cdno. 1), pruebas todas preteridas, sin análisis alguno
por el juzgador de segundo grado.

Síguese, el ostensible error de hecho del ad quem al concluir la


falta de prueba “del hurto alegado como la realización del riesgo
amparado en el contrato de seguro” y de la pérdida consecuente con
éste, pues, los elementos probatorios omitidos en su apreciación,
análisis y valoración, claramente demuestran la ocurrencia del
siniestro, existiendo asimismo prueba de la cuantía de la pérdida y,
por ende, el cumplimiento por el asegurado de la carga consagrada
en el artículo 1077 del Código de Comercio, yerro que trascendió a la
parte resolutiva de la sentencia, porque por su virtud, el juzgador
confirmó la sentencia desestimatoria de las pretensiones de la actora,
quebrantando indirectamente por falta de aplicación, las normas
enunciadas en los cargos.

Por lo dicho, los cargos prosperan y sin necesidad de analizar


los restantes, conducen a la casación del fallo, correspondiendo a la
Corte proferir, en sede de instancia, el que ha de reemplazarlo.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 53


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SENTENCIA SUSTITUTIVA

1. Infirmada en su integridad la sentencia del ad quem por


la prosperidad del recurso, compete proferir la sustitutiva decisoria del
recurso de apelación interpuesto por la parte demandante contra la de
23 de marzo de 2004 dictada en primera instancia por el Juzgado
Veintidós Civil del Circuito de Bogotá (fls. 449 a 461 cdno. 1).

2. Al petitum y causa petendi de la cuestión litigiosa


involucrada en la demanda presentada el 23 de julio de 1997 por el
siniestro acaecido en agosto de 1996, es decir, el “ daño (hurto) que
ocasionó la pérdida total del equipo retroexcavadora marca John
Deere, Tipo 690 ELC, serie 540727, motor 408540 (…)” , amparada y
asegurada bajo el ítem 14 (radicación 14171, fls. 73 a 78, cdno. 1), la
aseguradora se opuso interponiendo excepciones de mérito (fls. 112 a
120, cdno. 1), a cuyo propósito, se considera:

I. Por las razones expuestas al decidir el cargo primero, la


excepción de inexistencia de la obligación por incumplimiento de la
carga establecida en el artículo 1077 del Código de Comercio, carece
de sustento fáctico y normativo, por cuanto, la parte demandante,
probó la ocurrencia del siniestro y la cuantía de la pérdida.

La de inexistencia de la obligación por ausencia del siniestro en


los términos del artículo 1072 del Código de Comercio , fundada en la
localización ulterior por la demandante de la máquina hurtada en
poder de un grupo subversivo según la ratificada declaración

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 54


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extrajuicio de Carlos Gustavo Bautista Rodríguez y las fotografías


tomadas por éste, desapareciendo los supuestos de hecho de la
ocurrencia del siniestro y desvirtuando la obligación indemnizatoria,
tampoco prospera, pues las pruebas reseñadas al decidir el cargo
primero y no controvertidas por la demandada, acreditan el hurto del
bien y su ubicación en manos de grupos al margen de la ley, o lo que
es igual, salió y aun continúa fuera de la órbita de dominio y custodia
del asegurado, quien manifestó la imposibilidad de su recuperación (fl.
7 cdno. 1), afirmación coincidente con la de los ajustadores por el
“difícil y riesgoso acceso al lugar donde se encuentra el equipo
siniestrado” (fl. 262 cdno. 1).

Memórase, la comisión del hurto por la realización de la


conducta descripta en el tipo penal, en tanto, “lo que define si se
completó la ejecución del delito es la comprobación de si el bien salió
de la esfera de custodia de su dueño, poseedor o tenedor, aunque
haya sido brevemente, y no que el autor del hecho haya asumido el
poder de control y disposición material sobre la cosa, que
perfectamente puede no haberlo obtenido y, sin embargo, encontrarse
consumada la ilicitud, como cuando huye con el bien y es perseguido
por quien lo tenía o por las autoridades” (Sala de Casación Penal,
sentencia de 20 de septiembre de 2005, radicación 21558), por lo
cual, se configura aun cuando el bien hurtado regrese a manos de su
propietario y la obligación del asegurador no desaparece en cuanto el
daño esté contemplado en el contrato de seguros.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 55


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La excepción de inexistencia de la obligación por no constituir


riesgo el evento reclamado al tenor del artículo 1054 del Código de
Comercio, por la ausencia de contacto con los arrendatarios con
anterioridad al punible, no presentándose, “como un hurto súbito,
imprevisto y accidental, sino como un hecho sobre el cual el
asegurado habría podido consentir, en la medida en que omitió tomar
las medidas pertinentes”, no deja de constituir una conjetura carente
de toda probanza, pues nada se acreditó al respecto y además, la
premisa, no supone, de suyo previsibilidad de un riesgo,
consentimiento del asegurado, ni facilitación o aceptación de un delito.

II. Probado el incumplimiento del contrato de seguros al no


indemnizarse el siniestro de hurto causante de la pérdida total de la
retroexcavadora marca John Deere, Tipo 690 ELC, serie 540727,
motor 408540, amparada y asegurada bajo el ítem 14 y estando
obligada la demandada a indemnizarlo, prosperan las pretensiones
primera y segunda de la demanda.

III. En lo atañedero a la tercera pretensión, el hecho octavo


de la demanda (fl. 76 cdno. 1), aceptado expresamente por la
demandada en su contestación (fl. 113. cdno. 1) anota que la
aseguradora mediante comunicación 101-6022 de 27 de diciembre de
1996 dio por presentada la reclamación formal y la objetó atribuyendo
el siniestro a un abuso de confianza de los inquilinos, oficio en el cual,
en efecto, expresó “OBJETAR ÍNTEGRA Y FORMALMENTE la
presente reclamación” (fls. 8 a 10 cdno. 1).

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 56


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Consta en proceso, el conocimiento del siniestro y la


comprobación de la cuantía de la pérdida con la cotización CG-232
del valor de un equipo nuevo fechada a 28 de noviembre de 1996,
tomada por los ajustadores para el cálculo de la indemnización en el
informe único No. I-1158-96 de 13 de diciembre de 1996 (fls. 104 a
110, 214, 215, 297 a 302 y 318, cdno. 1), siendo la fecha de
cumplimiento de la carga prevista en el artículo 1077 del Código de
Comercio y, por ello, procedente la declaración a propósito de la
formalización de la reclamación antes del 27 de diciembre de 1996,
según además, se infiere de la objeción realizada ese día.

Probado por el asegurado el siniestro y la cuantía de la pérdida


el 28 de noviembre de 1996, la demandada debía cumplir la
prestación asegurada, “dentro del mes siguiente a la fecha en que el
asegurado o beneficiario acredite, aún extrajudicialmente, su
derecho”, esto es, el 28 de diciembre de 1996, vencido el cual,
“reconocerá y pagará al asegurado o beneficiario, además de la
obligación a su cargo y sobre el importe de ella, un interés moratorio
igual al certificado como bancario corriente por la Superintendencia
Bancaria aumentado en la mitad” , o sea, a partir del 29 de diciembre
de 1996 (artículo 1080 Código de Comercio).

A este respecto, es pertinente reiterar la diferencia entre la


obligación aseguraticia de pagar la indemnización dimanada
esentialia negotia del contrato de seguro, exigible con la demostración
extrajudicial o judicial de la ocurrencia del siniestro, el daño y la
cuantía de la pérdida que debe cumplirse dentro del mes siguiente a

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 57


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la fecha de su comprobación y, la prestación por la mora en que


incurre el asegurador ope legis o per ministerium legis, a partir del
vencimiento del plazo para el pago (arts. 1054, 1077 y 1080 C. de
Co.).

Es decir, “[s]atisfecha por el asegurado o el beneficiario la


carga en comentario, el asegurador dispone de un plazo de un mes
para ejecutar la prestación prometida. Si dicho término transcurre sin
que se avenga al cumplimiento de ella, inmediatamente queda
constituido en mora y obligado al pago, no sólo de la prestación
asegurada, sino de los intereses punitivos, a la tasa legalmente fijada,
sobre el importe de aquella, o a la indemnización de los perjuicios
causados por la mora en el pago de la misma, a elección de quien
reclama, obligación con la cual se sanciona, siguiendo los principios
que de manera general gobiernan el retardo en el cumplimiento de las
obligaciones, su renuencia a la satisfacción del débito contractual”
(cas. civ. sentencia de 29 de noviembre de 2004, exp. 9730-0351), o
sea, “los intereses los debe, pues, el asegurador, (…), desde el
vencimiento de los sesenta días –actualmente un mes- siguientes al
en que el asegurado le pruebe su derecho al seguro ” (cas. civ.
sentencia 089 de 18 de marzo de 1988).

De esta manera, el asegurador incumple la prestación


aseguraticia indemnizatoria por falta de pago dentro del término legal
perentorio del mes siguiente a la fecha de comprobación extrajudicial
del derecho por el asegurado e incurre en mora desde su

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 58


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vencimiento, quedando obligado a pagar la prestación asegurada y


los intereses moratorios.

Por ende, suscitada controversia judicial entre las partes, en


toda hipótesis de objeción tardía, infundada o carente de seriedad, por
el simple transcurso del plazo legal sin pago, procede la condena al
cumplimiento de la obligación aseguraticia indemnizatoria con los
intereses moratorios, particularmente, cuando “los documentos e
informaciones que debe suministrar oportunamente el asegurado o el
beneficiario y que el asegurador puede aceptar o rechazar(…), son en
esencia los mismos que sirvieron al sentenciador para pronunciar la
decisión de condena a favor del asegurado y a cargo del asegurador”
(CLXVI, pp. 166 y 167).

Naturalmente, “a la luz de los principios generales relativos al


retardo en el cumplimiento de las obligaciones, principios en los que
claramente se sustenta el precepto contenido en el Art. 1080 del C. de
Co., desde el momento en que de acuerdo con este precepto ha de
entenderse que comienza la mora del asegurador, es decir, desde el
día en que la deuda a su cargo es líquida y exigible, o mejor, lo habría
sido racionalmente si no hubiere diferido sin motivo legítimo, la
liquidación de la indemnización y el consiguiente pago, está obligado
al resarcimiento de los daños que pueden tener expresión, ya sea en
los intereses moratorios en la medida prevista en aquél precepto, o
bien en la ulterior reparación de perjuicios de mayor entidad si el
acreedor reclamante demuestra haberlos experimentado” (CCLV,
págs. 354 y 355).

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 59


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En consecuencia, el monto líquido de la prestación es


presupuesto estructural de la obligación de pagar el capital asegurado
y de la mora (in illiquidis mora non fit), razón por la cual, en ausencia
de comprobación, no es exigible ni la indemnización ni la sanción
moratoria.

La actora pretende una indemnización por $192.629.700,00


resultante de aplicar un deducible del 10% al valor asegurado de la
maquina por $214.033.000,00. No obstante, el seguro de daños es
indemnizatorio y, el valor líquido resultante de la reparación, no
equivale al valor asegurado, sino a la pérdida efectiva.

De acuerdo con la condición 16ª, “ Pérdida total”, del seguro


contratado, “[e]n los casos de destrucción total del bien asegurado, la
reclamación deberá comprender el valor actual de este bien
inmediatamente antes de la ocurrencia del daño, menos el deducible
y el valor del salvamento si lo hubiere. El valor actual se obtendrá
deduciendo la depreciación correspondiente del valor de reposición
en el momento del siniestro”, “[c]uando el costo de reparación de un
bien asegurado sea igual o mayor que el valor actual, la pérdida se
considerará como total”, y conforme a la condición 8ª, “se entiende
como valor de reposición la cantidad que exigiría la adquisición de un
bien nuevo de la misma clase y capacidad, incluyendo el costo de
transporte, montaje y derechos aduaneros si los hay”.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 60


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La demandante, demostró a la aseguradora, a solicitud de ésta,


el valor de reposición del equipo según la condición 8ª del seguro, en
cuantía de $151.980.000,00 mediante certificación de 28 de
noviembre de 1996 (fls. 104 y 105, cdno. 1) el cual coincide con el
consignado por la demandada en su contestación, esto es,
$151.980.000,00. Adicionalmente, en el expediente actúan para
equipos similares, copias de las declaraciones de importación de
aduanas.

Entonces, sin duda, del valor de reposición acreditado por


$151.980.000,00 se deduce la depreciación del bien al instante del
siniestro, considerando su antigüedad y vida útil y, a la suma
resultante el deducible que para el caso de hurto se acordó en el 15%,
para cuyo efecto, acogiendo el cálculo de los ajustadores (Informe No.
I-1158-96 del 13 de diciembre de 1996, fls. 297 a 303 y 378 a 382,
cdno. 1), cuya preterición invocó la recurrente en el cargo primero, la
cuantía de la pérdida comprobada por el asegurado asciende a la
suma de $51.673.200,00 sobre el cual se aplicarán los intereses
moratorios.

En virtud de las modificaciones a las tasas de interés


aplicables en los períodos demandados (art. 83 Ley 45/90 y art. 111
Ley 510/99), serán calculados “con base en la tasa antigua los
intereses del periodo anterior al tránsito de legislación, mientras que
los devengados con posterioridad a esa misma fecha, se
determinarán por la nueva tasa” (Sentencias de 12 de agosto de
1998, exp. No. 4894; 3 de mayo de 2000, exp. 5360 y 2 de febrero de

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 61


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2001, exp. 5670) y los intereses se reconocen desde el 29 de


diciembre de 1996 hasta el pago total de la obligación principal,
liquidados a la tasa establecida en el artículo 83 de la Ley 45 de 1990
hasta el 3 de agosto de 1999, y a la prescrita en el parágrafo del
artículo 111 de la Ley 510 de 1999, a partir del 4 de agosto del mismo
año al día del pago efectivo.

Por lo anterior, prosperan las pretensiones tercera, cuarta


subsidiaria y quinta (fls. 72 y 73), así como la excepción subsidiaria
“de límite de responsabilida (sic) de la compañía”, única y
exclusivamente en lo relativo al monto líquido de la indemnización del
capital asegurado por $51.673.200,00 y la improsperidad de la
pretensión cuarta principal (fls. 118 y 119, cdno. 1).

IV. En la sexta pretensión se solicita condenar a la


demandada al pago de intereses sobre intereses debidos con más de
un año de anterioridad desde la fecha de la presentación de la
demanda conforme al artículo 886 del Código de Comercio, a la cual,
se opone la aseguradora por considerar que el artículo 1080 ejusdem,
es una norma especial que excluye la aplicación del anatocismo.

No obstante, los supuestos fácticos y normativos de los


intereses moratorios sobre la obligación principal asegurada y los
intereses sobre intereses, son diferentes, tienen finalidades diversas
y, en el estado actual de nuestra legislación comercial, no son
incompatibles:

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 62


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1) Por interés, se entiende, la contraprestación por el uso o


disfrute de cosa de género y la retribución, rédito, ganancia,
rendimiento, provecho o porción equivalente prorrata temporis en
dinero del valor del bien cuya restitución o pago se debe a futuro
(intereses remuneratorios) y la indemnización o sanción impuesta en
virtud del incumplimiento de la prestación (intereses moratorios), esto
es, la “utilidad o beneficio renovable que rinde un capital”, “provecho,
utilidad, ganancia”, “valor que en sí tiene una cosa” (Diccionario de la
Real Academia Española), “precio por el uso del dinero” (T. P, FITCH,
Dictionary Of Banking Terms, Barron’s, New York, 1990, p. 317 ), “la renta, utilidad
o beneficio que rinde algún dinero, en virtud del contrato o por
disposición legal”, “el beneficio o la cantidad que el acreedor percibe
del deudor además del importe de la deuda” (J. ESCRICHE, Diccionario

razonado de legislación y jurisprudencia , Librería de la Ciudad de Ch. Bouret, París,


1931), los frutos civiles (art. 717 Código Civil), la sanción, pena,
reparación o indemnización por la mora (art. 1608 Código Civil).

En las obligaciones dinerarias, cuyo objeto in obligatione e in


solutione, es el pago de una cantidad de dinero, interés, es el precio
por el uso del dinero durante todo el término de su disfrute o, la pena
por la mora, expresado siempre en una parte de su valor, ya por
disposición legal, ora negocial hasta el límite normativo tarifado,
suscitándose la inquietud concerniente a la generación de intereses
sobre intereses, rectius, anatocismo (anatocismus, del griego
, [anatokismós], de  (ana, de nuevo, una segunda
vez), tokos, (intereses) y (tokismòs, usura), proscrito desde
el derecho romano (Nullo modo usurae usurarum a debitoribus

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 63


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exigantur, Digesto 22, 1.29 y 42, 1.27; Codex, lib. IV. tit. XXXII, num.
28) y explicado desde la antigüedad con relación al mutuo, el interés y
la usura.

Ab initio, el mutuum era esencialmente gratuito, admitiéndose


estipular una prestación ulterior, autónoma y diferente ( stipulatio
usurarum, pecuniam sub usuris mutuam dare [D. 17, 2, 6]) de pagar
un valor usurae in obligatione (intereses convencionales).

En unos textos, el interés se remitió al valor, precio o


compensación por el uso del dinero y al riesgo o peligro (periculum)
de no devolución (D. 17.2.67.1; PAULO, Comentarios al Edicto, libro
XXXII: “Si uno de los socios, que no eran socios de todos los bienes,
hubiere prestado a interés dinero común, y hubiere recibido intereses,
debe repartir los intereses, solamente si hubiere prestado en nombre
de la sociedad; porque si en su propio nombre, puesto que a él habrá
pertenecido el riesgo del capital, debe tener él los intereses ”); en
otros, a frutos del capital (‘parient usuras’ D. 22.1.33 pr. D. 22.1.34;
ULPIANO, Comentarios al Edicto, libro XV: “Los intereses tienen la
consideración de frutos, y con razón no deben separarse de los
frutos(...)”; D. 22.1.16.1; PAULO, Decretos, libro I; D. 50.16.77,
Comentarios al Edicto, libro XLIX), y algunos lo negaron (D. 50.16.121
POMPONIO, Comentario a Quinto Mucio, libro VI: “El interés que
percibimos del dinero no entra en los frutos porque no proviene del
mismo capital, sino de otra causa, esto es, de nueva obligación”).

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 64


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Con las XII Tablas, se penó a los usureros (foenatores) con el


quadruplum (XII Tablas, 8, 18 a y b) y la tasa de interés era
ascendente a la doceava parte del capital anual (Tito Livio, Ab Urbe
Condita, 7, 27, 3), reducida por Justiniano al 6% anual (C.I. 4.32.26.1;
Tácito, Annales, 6, 16); Caracalla (211-212), sancionó con nulidad la
capitalización de intereses antes de su vencimiento, admitiéndola
respecto de los que se encontraban vencidos al instante de la
estipulación (C. 4, 32, 10); Diocleciano y Maximiano (284-305)
declararon infame a quienes cobraban interés sobre los intereses (C.
12, 2, 20); Justiniano, prohibió la convención mediante la cual se
convierten los intereses en capital para producirlos nuevamente,
considerándose ilícita en cuanto pena infamante con derecho a
obtener la restitución del cuádruplo del interés injusto y vedó la
estipulación convencional sobre los intereses debidos ( MARCIANO
D.22.1.29: “Se determinó que si alguno hubiere estipulado o intereses
sobre la tasa establecida o intereses de los intereses se tenga por no
expresado lo que ilícitamente se expresó y se puedan pedir los
lícitos”; ULPIANO D. 12.6.26.1: “Pero no pueden ni comprenderse en
estipulación, ni ser exigidos, intereses sobre el duplo, ni intereses de
intereses; y se repiten los pagados, así como los intereses de futuros
intereses”), que en la época de Cicerón se permitió distinguiendo los
intereses pendientes de los ya vencidos para convertir por novación
en capital los debidos con no menos de un año ( anatocismus
anniversarius, anatocismus coniunctus, anatocismus separatus y
versura; Ad Atticum, 5, 21, 11, F. Glück, Commentario alle Pandette,
vol. XXII, trad. italiana de F. Serafini, Milano, 1906, p. 96 y B.
Windscheid, Diritto delle Pandette, vol. II, trad. italiana de C. Fadda y

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E. Bensa, Torino, 1925, p. 53). Además, se diferenció las usurae


quae sunt in obligatione propia del mutuo con intereses (foenus/)
mediante estipulación comprensiva del capital ( sors) e intereses
(usurae) de las usurae quae officio iudicis praestantur aplicable con el
officium iudicis en los procesos iudicia bonae fidei.

Con posterioridad, la influencia del ius canónico, la ética, la


moral y el favor debitoris, extienden la prohibición del anatocismo al
mutuo remunerado, coexistiendo en la época actual, ya por protección
de la economía, ora del deudor, bien por equidad o paridad
prestacional, una tendencia prohibitiva absoluta con otra permisiva
restrictiva o limitativa (G. Alpa, Usura: problema millenario, questioni
attuali, in Nuova Giur. Civ. Comm, 1996, II, 181; C.M. Bianca, Usura,
problema millenario, questioni attuali, cit., 182; G. Bonilini, La
sanzione civile dell’usura, in Contratti, 1996, 225; A. Montel,
Anatocismo, in Nov. Dig. Ita., vol. I, 1, 613; E. Quadri, Profili civilistici
dell’usura, in Foro It., 1995, V, 337; ID., La nuova legge sull’usura ed i
suoi diversi volti, in Corriere giuridico, 1996, 363 e 365; M. Sbrocca,
M. Marianello, La legge 7 marzo 1996 n. 108 e la nuova nozione del
reato di usura: aspetti civilistici, in Il Mondo Giudiziario n. 49/1998,
541).

2) Una primera interrogación de la figura en cuestión atañe


a la delimitación del concepto y a su diferencia con la “ capitalización
de intereses”. Esta consiste en la conversión de los intereses
devengados, exigibles, vencidos y no pagados en capital para
producirlos otra vez (M. Libertini. Interessi, in Enc. del Dir., XXII,

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Milano, 1972, nota 197, p. 136 ss.; A. Montel. Anatocismo, in Noviss.


Dig. it., I, Torino, 1968, p. 613), el capital inicial se aumenta, adiciona
o incrementa con el valor del interés vencido y no pagado al final de
cada período de tiempo al cual refiere la tasa, haciéndolo
constantemente mayor, en forma que el monto del interés a pagar al
finalizar cada período sucesivo es mayor al del período anterior
(Calixte Accarias, Précis de Droit Romain, vol. II, Paris, 1886, pp.
1008-1013; Pietro Bonfante, Istituzioni di diritto romano, 8ª ed.,
Milano, 1925, pp. 421-424; F. Galgano, Saggio di astroeconomia,
ovvero l'espansione siderale degli interessi composti, in Contratto e
Impresa, 1995; M. Gebhardt, Römisches Recht, 2ª ed., Hannnover,
1912, p. 252; Paul Frédéric Girard, Manuel élémentaire de Droit
Romain, 6ª ed., Paris, 1918, pp. 524-527; Rudolph Sohm,
Institutionen Geschichte und System des römischen privatrechts,
München y Leipzig, 1920, pp. 514-51.).

Sobre el particular, una doctrina entiende por anatocismo “el


cobro de intereses sobre intereses exigibles y no pagados
oportunamente, y no los sistemas de pago libremente acordados
entre las partes en un negocio jurídico que contemplen la
capitalización de intereses, teniendo para ello en cuenta la cuantía,
plazo y periodicidad en que deban cancelarse dichos rendimientos”
(Consejo de Estado, Sección Primera, sentencia de 27 de marzo de
1992, Anales, CXXVI), opinión seguida por la Corte Constitucional,
para quien, “en virtud de esa decisión, el anatocismo implica un cobro
de intereses, sobre intereses ‘atrasados’, es decir, aquellos que no
fueron cubiertos en el tiempo u oportunidad señalados para ello, en el

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 67


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respectivo negocio jurídico. (...) Sin embargo, los intereses no


‘atrasados’ si pueden llegar a ‘producir intereses’ y es respecto de
aquellos ‘causados’ pero no exigibles, que resulta válido el negocio
jurídico de la capitalización de intereses.” (Sentencia C-364 de 29 de
marzo de 2000, exp. D-2470), salvo tratándose de créditos para la
adquisición de vivienda (Sentencias C-747 de 1999 y C-364 de 29 de
marzo de 2000, exp. D-2470).

Para la Sala, la figura, entendida rectamente en su contexto


etimológico, histórico, económico y jurídico, estricto sensu, consiste
en la producción de intereses sobre intereses, ya por acuerdo de las
partes, ora por demanda judicial, tal como preceptúa el artículo 886
del Código de Comercio.

3) Otro aspecto concierne a la prohibición o permisión del


anatocismo.

En las distintas soluciones, algunos ordenamientos vedan en


forma absoluta el anatocismo y otros lo permiten de manera
excepcional, limitada y restringida.

Ad exemplum, el §248 [1] del BGB, sanciona con nulidad “ la


convención por la cual los intereses vencidos han de producir
intereses” y el §289, ibídem, prohíbe el interés compuesto; según el
artículo 1154 del Code civil français, “[l]os intereses vencidos de un
capital pueden producir nuevos intereses, o por una demanda judicial,

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 68


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o por una convención especial, siempre que, sea en caso de


demanda, sea en el de convención, se trate de intereses debidos a lo
menos por un año entero”; conforme al artículo 1282 del Codice Civile
italiano, “[a] falta de usos en contrario, los intereses vencidos pueden
producir intereses sólo desde el día de la demanda judicial del
acreedor o por efecto de convención posterior al vencimiento, y
siempre que se trate de intereses debidos a lo menos durante seis
meses”; al tenor del artículo 1109 del Código Civil de España, “[l]os
intereses vencidos devengan el interés legal desde que son
judicialmente reclamados, aunque la obligación haya guardado
silencio sobre este punto. En los negocios comerciales se estará a lo
que dispone el Código de Comercio. Los Montes de Piedad y Cajas
de Ahorro se regirán por sus reglamentos especiales” ; con arreglo al
artículo 317 del Código de Comercio español, “[l]os intereses
vencidos y no pagados no devengan intereses. Los contratantes
podrán, sin embargo, capitalizar los intereses líquidos y no
satisfechos, que, como aumento de capital, devengarán nuevos
réditos”; el artículo 9º de la Ley 18010 de 27 de junio de 1981 de
Chile, permite estipular “el pago de intereses sobre intereses,
capitalizándolos en cada vencimiento o renovación. En ningún caso la
capitalización podrá hacerse por períodos inferiores a 30 días”; el
artículo 1249 del Código Civil del Perú, (“ Limitación al anatocismo”),
prohíbe “pactar la capitalización de intereses al momento de
contraerse la obligación, salvo que se trate de cuentas mercantiles,
bancarias o similares” y su artículo 1250 (“Validez del convenio de
capitalización de intereses”) dispone la validez del “convenio sobre
capitalización de intereses celebrado por escrito después de

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 69


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contraída la obligación, siempre que medie no menos de un año de


atraso en el pago de los intereses”; en las voces del artículo 718 del
Código de Comercio de Uruguay, “[e]n las obligaciones comerciales,
los intereses vencidos pueden producir intereses por una convención
especial. En defecto de convención, los intereses devengados, por
cada año corrido, pueden capitalizarse ; en los términos del artículo
623 del Código Civil de Argentina, “[n]o se deben intereses de los
intereses, sino por convención expresa, que autorice su acumulación
al capital, con la periodicidad que acuerden las partes, o cuando
liquidada la deuda judicialmente con los intereses, el juez mandase
pagar la suma que resultare, y el deudor fuese moroso en hacerlo.
Serán válidos los acuerdos de capitalización de intereses que se
basen en la evolución periódica de la tasa de interés de plaza”; del
artículo 569 del Código de Comercio de esa Nación, “ [l]os intereses
vencidos pueden producir intereses, por demanda judicial o por una
convención especial. En el caso de demanda, es necesario que los
intereses se adeuden a lo menos por 1 año. Producen igualmente
intereses los saldos líquidos de las negociaciones concluidas al fin de
cada año” y del artículo 570, ibídem, “[i]ntentada la demanda judicial
por el capital y réditos, no puede hacerse acumulación de los que se
vayan devengando, para formar aumento de capital que produzca
réditos”.

En nuestra legislación, la orientación prohibitiva absoluta se


adoptó en materia civil y la restrictiva en asuntos mercantiles.

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El artículo 2235 del Código Civil, “ prohíbe estipular intereses de


intereses” reiterando la directriz del artículo 1617 [3] ejusdem, según
la cual “[l]os intereses atrasados no producen intereses”.

De su parte, el artículo 121.1 del Estatuto Orgánico del Sistema


Financiero (Decreto 663 de 1993), autorizó la capitalización de
intereses en “operaciones a largo plazo” y la utilización de “sistemas
de pagos alternativos de pago anual de los intereses causados en el
período, o de amortización con capitalización de intereses en los
términos del artículo 886 del Código de Comercio”, excepción de los
créditos otorgados para adquisición de vivienda (Corte Constitucional,
sentencia C-747 de 1999, artículo 19 de la Ley 546 de 1999 vigente
desde el 23 de diciembre de 1999).

También el parágrafo primero del artículo 64 de la Ley 45 de


1990, previno la utilización por los establecimientos de crédito en
operaciones de largo plazo de “sistemas de pago que contemplen la
capitalización de intereses, de conformidad con las reglamentaciones
que para el efecto expida la Junta Monetaria” y su artículo 69,
condiciona la posibilidad de restituir el plazo cuando el acreedor exija
la devolución total de la suma debida en virtud de la cláusula de
aceleración pactada por mora en el pago de una cuota , al cobro de
intereses de mora únicamente sobre las cuotas periódicas vencidas ,
“aun cuando comprendan sólo intereses”.

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Muéstrase así la pauta abstracta prohibitiva del anatocismo y la


pertinencia excepcional, restrictiva o limitativa de la generación de
intereses sobre intereses.

En efecto, por principio general reiterado en el artículo 886 del


Código de Comercio, “[l]os intereses pendientes no producirán
intereses sino desde la fecha de la demanda judicial del acreedor, o
por acuerdo posterior al vencimiento, siempre que en uno y otro caso
se trate de intereses debidos con un año de anterioridad, por lo
menos”.

Con esta orientación y sentido, la hipótesis inversa está


condicionada a exigencias precisas, concurrentes e imprescindibles,
las cuales, naturalmente, han de aplicarse e interpretarse
estrictamente.

Prima facie, el precepto, parte de la noción de “intereses


pendientes” y, los intereses, a términos del artículo 717 del Código
Civil, son “frutos civiles”, “se llaman pendientes mientras se deben; y
percibidos desde que se cobran”, “pueden clasificarse en devengados
o causados y futuros o no devengados: son los primeros, los
remuneratorios o los moratorios que corresponden a un período de
tiempo ya transcurrido y por consiguiente exigibles por parte del
acreedor; en cambio, los segundos, aun no se deben y, por tanto, no
puede exigirse su pago” (cas. civ. 24 de febrero de 1975, CLI, p. 49).

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En particular, para efectos de “los artículos 886 del Código de


Comercio y 2235 del Código Civil, en concordancia con la regla cuarta
del artículo 1617 del mismo Código, se entenderá por intereses
pendientes o atrasados aquellos que sean exigibles, es decir, los que
no han sido pagados oportunamente” (artículo 1º, Decreto 1454 de
1989).

Por tanto, es obvio y elemental que los intereses pendientes,


son los debidos y, para los fines de la norma, los atrasados, esto es,
los exigibles y no pagados oportunamente.

Además, solo desde la “fecha de la demanda judicial del


acreedor, o por acuerdo posterior al vencimiento”, tales intereses
“producirán intereses”, es decir, sólo proceden con demanda concreta
del acreedor y a partir de su presentación o por acuerdo de las partes.

Del mismo modo, sólo los intereses pendientes, exigibles, no


pagados y vencidos con una antigüedad mínima de un año a la fecha
de presentación de la demanda son susceptibles de generar
intereses, es decir, únicamente los “debidos con un año de
anterioridad, por lo menos”, los “pendientes”, “atrasados”, “exigibles”,
“los que no han sido pagados oportunamente” (artículo 1º, Decreto
1454 de 1989) y “tratándose de obligaciones mercantiles, solamente
el retardo en el pago de las cuotas de intereses resultantes da lugar a
la aplicación del artículo 886 del Código de Comercio ” (Se subraya,
artículo 1º, Decreto 1454 de 1989), o sea, es menester, la mora
debitoris en el pago de los intereses con una antigüedad mínima de

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 73


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un año contado hacía atrás desde la presentación de la demanda o


del acuerdo, desde luego, ulterior al vencimiento, según se trate.

En torno de los intereses que vencen en el curso del proceso,


esto es, los que al instante de la presentación de la demanda no están
vencidos, sin tomar partido, advierte la Corte que en la doctrina y
jurisprudencia italiana mayoritaria, cuyo artículo 1282 del codice civile
inspiró el artículo 886 del Código de Comercio, “objeto de la demanda
pueden ser sólo los intereses anatocistas relativos a intereses ya
vencidos” (M. Bianca, L´obbligazione, n. 100, pp. 199); “[e]n todo
caso, es cierto que la demanda vale sólo para los intereses ya
vencidos, y no es idónea para hacer producir intereses compuestos a
la deuda principal durante el período posterior a la propia demanda”
(Patti e. Patti, Lessico di diritto civile, p. 42 y ss.); de acuerdo con “el
art. 1283 c.c., concurriendo los requisitos establecidos en dicha
disposición, pueden producir intereses desde el día de la demanda
judicial sólo los intereses de una deuda cierta, pero no líquida, que
maduren en el curso del proceso promovido para su liquidación,
vencen en sentido técnico, o sea se hacen exigibles, sólo con la
decisión judicial y sólo desde esa fecha producen intereses
(anatocistas)”. Cas. de 11 de enero de 1986” (citas de Fernando
Hinestrosa, Tratado de las Obligaciones, Concepto, estructura,
vicisitudes, I, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2002, p.
197; G. De Nova, Capitalizzazione trimestrale: verso un “revirement”
della Cassazione, in I Contratti , 1999, 5, p. 442; F. Fedele, Appunti in
tema di anatocismo giudiziale, in Riv. dir. comm., 1952, I, pag. 32 e
ss.; G. Gabrielli, Capitalizzazione trimestrale degli interessi attivi ed

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 74


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usi creditizi, in Riv. di Dir. Civ., 1999, II, p. 443, spec. p. 453. B. Inzitari,
La moneta, in Trattato di diritto commerciale e di diritto pubblico
dell’economia, Padova, 1989, 269 ss.; ID., Convenzione di
capitalizzazione trimestrale degli interessi e divieto di anatocismo ex
art. 1283 c.c., in Giur. It., 1995, I, 2, p. 408; ID., Profili di diritto delle
obbligazioni: interessi legali e convenzionali, Euro, divieto di
anatocismo, mutuo e tasso usuraio, Padova, 2000, spec. cap. 2.).
Igualmente, en la interpretación del artículo 1154 del Code Civil
Français, de redacción similar al artículo 886 del C. de Co. en cuanto
“se trate de intereses debidos a lo menos por un año entero”, la
doctrina mayoritaria es restrictiva, aun cuando la jurisprudencia es
“elástica y permisiva en lo que hace a las proyecciones de la
demanda y de la convención hacía el futuro” (F. Hinestrosa, ob. cit, p.
197; Cristian Larroumet, Droit Civil, Tomo 2, Les obligations, le
contrat, 4e éditión, Economica, Paris 1998, n. 681. pp. 710 a 712;
Francois Terré, Philippe Simler, Yves Lequette, Droit Civil, Les
obligationis, 7e édition, Dalloz,Paris, 1999, n. 587, pp. 553 ss.).

En la doctrina patria, un enfoque, partiendo de la condición


impuesta en el artículo 886 del Código de Comercio para el
reconocimiento de los intereses anatocistas a partir de la presentación
de la demanda judicial respecto de los “debidos con un año de
anterioridad, por lo menos” a la misma, concluye la necesidad de
presentar para cada período completo de un año, una demanda
singular y específica, sin que pueda extenderse a períodos diferentes,
en particular, a los intereses que se vencen en el curso del proceso,
en cuanto de éstos no puede predicarse exigibilidad, atraso,

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 75


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vencimiento ni mora para la fecha de presentación de la demanda y


menos que sean “debidos con un año de anterioridad, por lo menos”
(artículo 886 Código de Comercio), sostenerse “que no han sido
pagados oportunamente” ni la posibilidad de capitalizarlos por
acuerdo posterior al vencimiento del año (artículo 1º, Decreto 1454
de 1989).

A contrario sensu, otra visión prohíja la suficiencia de la


demanda para el reconocimiento de los intereses vencidos en el
trámite, o su reforma incluyendo los que en las oportunidades
procesales para su presentación se vencen.

Vinculado al aspecto anterior, una tesis excluye la procedencia


de los intereses sobre intereses en procesos ordinarios cuando la
controversia recae exactamente sobre la existencia de una obligación
incierta e inexigible, requiriéndose la decisión judicial para constituirla,
en tanto no nace a la vida jurídica ni es exigible sino en virtud de la
sentencia carente de efectos retroactivos, siendo imposible la
presencia de intereses pendientes, atrasados o exigibles, los cuales
serían procedentes tratándose de juicios ejecutivos, en los que
asimismo, la orden de pago comprendería además de las sumas
vencidas las que en lo sucesivo se causan (art. 498, inciso 2º Código
de Procedimiento Civil).

Valga anotar, no obstante, otra perspectiva distinguiendo las


sentencias declarativas o reconoscitivas, de condena, constitutivas o
modificativas, de manera que cuando el derecho preexiste limitándose

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 76


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la decisión a reconocer el estado de cosas preexistente y no a


constituirlo, procederían los intereses sobre intereses.

4) A la vera de la problemática precedente y, para efectos


de la decisión sobre la pretensión sexta de la demanda, debe
precisarse la referencia genérica del artículo 886 del Código de
Comercio a los “intereses pendientes”, la clase o tipo de intereses a
los cuáles se aplica y la tasa respectiva, por cuanto, nada dice al
respecto.

Partiendo del concepto, tipología, función y régimen normativo


de los intereses, un sector de la doctrina limita la aplicación del
artículo 886 del Código de Comercio, a los intereses remuneratorios y
no a los moratorios, es decir, solo los primeros pueden engendrar
intereses.

El fundamento de esta inteligencia se remite al carácter


punitivo e indemnizatorio de los intereses moratorios del perjuicio
causado por el incumplimiento sancionado la mora del deudor con
una tasa tarifada por el legislador, la cual, si bien no es simétrica con
la magnitud del daño se establece en consideración a su existencia, a
diferencia de los remuneratorios meramente retributivos del capital
durante el tiempo en el cual el acreedor no lo tiene a su disposición y,
en cuyas fórmula de cálculo se incluye a más del rendimiento, el
riesgo de incumplimiento o insolvencia, la pérdida del poder
adquisitivo.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 77


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Por esto, de admitirse la generación de intereses sobre los


intereses moratorios de un período determinado, se acumularía e
incrementaría de manera exagerada e injustificada el componente de
la corrección reconociéndose doblemente con los ya causados y con
los nuevos, burlarían los topes legales máximos imperativos,
vulneraría el principio conforme al cual la reparación del daño busca el
restablecimiento del derecho y el non bis idem al sancionarse dos
veces el mismo hecho, fomentándose el enriquecimiento injusto.

Asimismo, la norma contempla el retardo en el pago de los


intereses y de la mora en el pago del capital surge la obligación de
pagar los moratorios y, por ello, no es posible sostener que respecto
de éstos se puede incurrir en una nueva mora, porque en las
obligaciones dinerarias, dichos intereses equivalen a los perjuicios y
no existen perjuicios sobre perjuicios; la definición de intereses
pendientes o atrasados, exigibles y no pagados oportunamente
consagrada en el Decreto 1454 de 1989 se predica únicamente de los
intereses de plazo, por cuanto, de los moratorios no se entiende
cuándo deben pagarse o fueron pagados en oportunidad y cuándo no;
adicionalmente, el “acuerdo posterior al vencimiento”, sólo puede
referir al plazo para el pago de los intereses y, no proceden intereses
moratorios sobre intereses moratorios sino sobre el capital.

Hay, empero, otra opinión, basada en la ausencia de


singularidad del artículo 886 del Código de Comercio, el cual, refiere a
a los “intereses pendientes”, expresión comprensiva tanto de los
remuneratorios como los moratorios, pues, no distingue y no le es

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 78


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permitido al intérprete hacerlo (ubi lex non distinguit, nec non


distinguere debemus), para excluir donde el legislador no lo hace, por
lo que resulta inadmisible considerar que el precepto aplica privativa y
exclusivamente a los intereses remuneratorios o de plazo, ni aun so
pretexto de concernir a los no pagados en la oportunidad señalada en
el negocio jurídico, pues, las partes pueden disciplinar en el negocio
tanto los de plazo cuanto los moratorios y señalar un plazo cierto,
evento en el cual la mora se produce por no haberse “cumplido la
obligación dentro del término estipulado” (dies interpelat pro homine;
nral. 1 art. 1608 C.C.). Igualmente, sostienen que la prestación de
pagar intereses si bien originada en otra preexistente es distinta de
ésta convirtiéndose en un nuevo capital generatriz de intereses, a más
que la expresa autorización legislativa descarta el enriquecimiento
injusto, la doble sanción, la vulneración del non bis in idem, el
principio indemnizatorio, la buena fe o la equidad, porque, la norma
consagra el derecho a cobrar intereses sobre intereses.

Otra postura, reconociendo el anatocismo respecto de todo tipo


de intereses, en aplicación del favor debitoris y de la equidad, para
prevenir un reconocimiento doble de la corrección monetaria y un
incremento desproporcionado de la deuda, postula que los intereses
capitalizados generan intereses a la tasa corriente de interés carente
del índice de depreciación de la moneda, es decir, la tasa de interés
aplicable a los nuevos intereses, no es la nominal sino la pura o real
desprovista del índice de depreciación o inflación, particularmente,
cuando se trata de créditos en operaciones a largo plazo (art. 121[1],
Decreto 663/93).

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 79


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5) Definitivo resulta, en consecuencia, precisar la ratio legis


cierta y genuina del precepto dentro del esquema legal de la materia
considerando la relevancia causal de la prestación de intereses que
presupone otra prestación preexistente, sin la cual no se constituye ni
entiende, la diversidad funcional de los tipos de intereses y la
permisión excepcional del anatocismo:

a) Nuestro ordenamiento, regula la materia de intereses


según se trate de obligaciones civiles o mercantiles y de negocios,
contratos, actos u operaciones de una u otra naturaleza, distinguiendo
los intereses remuneratorios (art. 1617 [1], Código Civil), moratorios
(arts. 1617 Código Civil y 65 Ley 45 de 1990), convencionales
(pactados accidentalia negotia por las partes, artículos 1617, [3],
2229, 2231, 2234 Código Civil; 883, 884, 1163 Código de Comercio),
legales (tarifados y prefijados por la ley, arts. 1617, [1], 2231, 2232
Código Civil; 883, 884, 885, 942, 1163 y 1251 Código de Comercio),
usurarios (excesivos de la tarifa legal, artículos 1617, [3], 2235 Código
Civil; 884 [111, Ley 510 de 1999], 886 Código de Comercio; 64[2] Ley
45 de 1990; Dec. 1454 de 1989; 121[3]), Dec. 663 de 1993; 305
Código Penal; 34[3] Ley 1142 de 2007), corrientes (usuales entre
comerciantes de determinado lugar o plaza; arts. 513, 1367, 2171,
2182, 2184, 2318 y 2231 Código Civil; 884, 885, 1163, 1251 y 1388
Código de Comercio), bancarios (aplicados o acostumbrados por los
bancos de cierta plaza durante un lapso preciso correspondiendo al
interés promedio cobrado como práctica general, uniforme y pública
en el crédito ordinario), para microcrédito, crédito de consumo y

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ordinario (art. 2º Dec. 519 de 2007), a tasa pura, técnica o real


(contentiva del costo puro del dinero y el riesgo de la operación)
nominal (contiene el precio del dinero, el riesgo de la operación y el
índice de devaluación o inflación) y efectiva anual (Decreto 663 de
1993, num. 3, parágrafo), dentro de una terminología sutil e
inconveniente.

b) Los intereses remuneratorios retribuyen, reditúan o


compensan el costo del dinero, el capital prestado en tanto se
restituye al acreedor o el precio debido del bien o servicio mientras se
le paga durante el tiempo en el cual no lo tiene a disposición, el
beneficio, ventaja o provecho del deudor por tal virtud y el riesgo
creditoris de incumplimiento o insolvencia debitoria. Por su naturaleza
y función, requieren estipulación negocial ( accidentalia negotia) o
precepto legal (naturalia negotia), son extraños a la mora e
incompatibles con los intereses moratorios, pues se causan y deben
durante el plazo o tiempo existente entre la constitución de la
obligación y el día del pago o restitución del capital, son exigibles y
deben pagarse en las oportunidades acordadas en el título
obligacional o, en su defecto, en la ley, esto es, con anterioridad a la
misma.

c) Los intereses moratorios, tienen un carácter


eminentemente punitivo y resarcitorio, representan la indemnización
de perjuicios por la mora, la presuponen, se causan ex legge desde
ésta, sin ser menester pacto alguno -excepto en los préstamos de
vivienda a largo plazo en los cuales no se presumen y requieren pacto

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 81


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expreso, art. 19, Ley 546 de 1999- ni probanza del daño presumido
iuris et de iure (art. 1617 [2], Código Civil), son exigibles con la
obligación principal y deben mientras perdure, sancionar el
incumplimiento del deudor y cumplen función compensatoria del daño
causado al acreedor mediante la fijación de una tasa tarifada por el
legislador, la cual, si bien no es simétrica con la magnitud del daño, se
establece en consideración a éste y no impide optar por la
indemnización ordinaria de perjuicios ni reclamar el daño
suplementario o adicional, acreditando su existencia y cuantía, con
sujeción a las reglas generales. A partir de la mora respecto de
idéntico período y la misma obligación, estos intereses no son
acumulables ni pueden cobrarse de manera simultánea con los
remuneratorios, con excepción de los causados y debidos con
anterioridad. Producida la mora de la obligación principal sus efectos
se extienden a la prestación de pagar intereses mientras no se
cumpla lo debido.

d) Unos y otros se devengan pro rata temporis en


proporción al plazo o tiempo y al capital, están sujetos a topes
máximos normativos o tasas legales imperativas no susceptibles de
sobrepasar, pudiéndose, sin embargo, estipular una tasa inferior.

e) Las partes, en ejercicio de la autonomía privada


dispositiva, libertad contractual o de contratación, pueden acordar la
tasa de interés remuneratorio y moratorio. Con todo, esta facultad
está sujeta a limitaciones o restricciones normativas imperativas y no
puede ejercerse ad libitum:

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 82


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- El interés legal en materia civil se fija en un seis por ciento


anual (art. 1617 [1] y 2232 [2] Código Civil) y el convencional, no
podrá sobrepasar de “una mitad al que se probare haber sido interés
corriente al tiempo de la convención” so pena de reducción (art. 2231
Código Civil) y tampoco pueden convenirse “intereses sobre
intereses” (arts. 15, 1523, 1526, 1617 [2], 2235 Código Civil).

- En los préstamos de vivienda a largo plazo, los intereses


moratorios convenidos “no podrán exceder una y media veces el
interés remuneratorio pactado y solamente podrán cobrarse sobre las
cuotas vencidas” (art. 19, Ley 546 de 1999).

- Al tenor del artículo 884 Código de Comercio, modificado por


el artículo 111 de la Ley 510 de 1999, tratándose de negocios jurídicos
mercantiles en los cuales deban pagarse réditos de un capital, en
ausencia de estipulación, el interés remuneratorio “ será el bancario
corriente”, el moratorio de “una y media veces el bancario corriente y
en cuanto sobrepase cualquiera de estos montos el acreedor perderá
todos los intereses, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 72 de la
Ley 45 de 1990”.

La confusa redacción del precepto ha propiciado


interpretaciones disimiles cuyo análisis singular no es pertinente en el
sub examine, bastando advertir que parte de la indiscutible ausencia
de estipulación por las partes de la tasa de interés remuneratorio,
moratorio o de ambos, quienes en ningún caso podrán acordar una

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 83


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tasa cualquiera sea por encima del tope de usura, esto es, que
exceda en la mitad el interés bancario corriente (Código Penal, art.
305) como ha expresado la Sala en forma reiterada (cas. civ. de 30 de
mayo de 1996, CCXL. 709, cas. civ., 11 de mayo de 2000; exp. 5427;
cas. civ. 19 de noviembre de 2001, exp. 6094).

Las restricciones, actúan también en los sistemas de


capitalización o interés compuesto acordados por las partes, en cuyo
caso, “los intereses remuneratorios estipulados en cualquiera de
esas modalidades no pueden exceder el interés bancario corriente
más la mitad de éste, de conformidad con lo previsto en el artículo 64
de la Ley 45 de 1990” (Circular Básica Jurídica 7/1979, modificada por
Circ. Externa 46/2003), para lo cual, “la corrección monetaria o el
correspondiente reajuste computará como interés” (artículo 64, Ley 45
de 1990) y “se reputarán intereses las sumas que el acreedor reciba
del deudor sin contraprestación distinta al crédito otorgado, aun
cuando las mismas se justifiquen por concepto de honorarios,
comisiones u otros semejantes. Así mismo, se incluirán dentro de los
intereses las sumas que el deudor pague por concepto de servicios
vinculados directamente con el crédito en exceso de las sumas que
señale el reglamento” (artículos 68, Ley 45 de 1990 y 1168 del Código
de Comercio).

f) En lo relativo a los factores de cálculo de la tasa del


interés comercial, sea remuneratorio (“ bancario corriente”), sea
moratorio (“una y media veces del bancario corriente ”), en el estado
actual, las fórmulas metodológicas contienen el costo puro del dinero,

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 84


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el riesgo de la operación y la depreciación monetaria o inflación, por lo


cual, el interés remuneratorio comercial sirve al designio simultáneo
de retribuir el capital debido a título de préstamo o precio de un bien o
servicio, el riesgo de la operación y la desvalorización de la moneda y,
el interés moratorio comercial, al propósito convergente de sancionar
la mora del deudor, reparar los perjuicios derivados de ésta y
mantener el poder adquisitivo del dinero, esto es, “ incluye por
principio el resarcimiento inherente a la pérdida del poder adquisitivo
del dinero” (cas. civ. 30 de mayo de 1996, CCXL, n. 2479, primer
semestre 1996, 707; 19 de noviembre de 2001), por lo cual, no
obstante la absoluta y elemental distinción entre los intereses y la
corrección monetaria –que tampoco es del caso examinar en el sub
lite y que de ninguna manera constituye daño, perjuicio resarcible,
daño emergente, lucro cesante, ni se asimila siquiera por
aproximación a estos conceptos, a la mora o a los intereses
remuneratorios o moratorios y en rigor se sustenta en la simetría,
equilibrio, paridad y plenitud prestacional - “(...) cuando el pago, a
manera de segmento cuantitativo, involucra el reconocimiento de
intereses legales comerciales, no pueden los jueces, con
prescindencia de toda consideración especial, ordenar igualmente el
ajuste monetario de la suma adeudada, específicamente cuando los
réditos que el deudor debe reconocer son de naturaleza comercial,
puesto que, sean ellos remuneratorios o moratorios, el interés
bancario corriente que sirve de base para su cuantificación (...), ya
comprende, per se, la aludida corrección ” (cas. civ. 19 noviembre
2001, Exp. 6094), o sea, la tasa de interés nominal comprende el
costo del dinero, el riesgo de la operación y el índice de depreciación

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 85


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monetaria o inflación, esto es, no pueden acumularse en cuanto el


cálculo de la tasa la contiene y no porque de suyo sean incompatibles,
a diferencia de la tasa de interés real o interés puro, técnico o
compensatorio del costo, precio o uso del dinero como el interés legal
civil (C.C., art. 1617, num. 1º, inc. 2º, art. 2232, inc. 2º) , que al no
contener en su fórmula de cálculo la depreciación monetaria es
acumulable con ésta, o sea, “nada obsta para que se disponga que el
pago se realice incluyendo, además de dichos réditos, la corrección
monetaria, pues en este evento la tasa en cuestión únicamente refleja
el precio adeudado por el uso del dinero, sin miramiento a su poder
adquisitivo” (cas. civ. 19 noviembre 2001, exp. 6094; Consejo de
Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección 3ª, Sentencias
del 7 de marzo de 1980, exp. 5322; 6 de agosto de 1987, exp. 3886;
10 de mayo de 2001 – exp. 12719; 17 de mayo de 2001, exp. 13635;
7 de marzo de 2002, exp. 25000-23-26-000-1995-1425-01 [17785]).

6) En compendio, de todo cuanto se ha observado, y, en lo


pertinente a la decisión de la pretensión sexta de la demanda,
concluye la Corte:

a) El ordenamiento jurídico no define el anatocismo. El


aspecto que, con todo, sirve al propósito para caracterizar la figura de
manera específica está constituido por la producción de intereses
sobre intereses, sea por acuerdo de las partes, sea por demanda
judicial. En rigor, el cobro de intereses sobre intereses, se comprende
en su concepto y no cumple una función disímil o diferente. Diversa es
la cuestión de su permisión legal excepcional.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 86


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b) El anatocismo comporta un incremento progresivo del


quantum de la relación obligatoria, por cuanto el capital primario
produce intereses transformados en capital productivo y éste con
aquél los genera de nuevo aumentándolos constantemente.

c) El anatocismo, está permitido de manera excepcional,


restrictiva, limitativa y regulada por el ordenamiento jurídico en
determinadas, específicas y concretas hipótesis, por fuera de las
cuales es inadmisible e ilegal.

d) El artículo 886 del Código de Comercio es norma


especial aplicable a los negocios jurídicos mercantiles y no es
susceptible de interpretación ni aplicación extensiva, salvo norma
expresa de la ley que así lo disponga. El precepto establece un título
de imputación normativa de la prestación de pagar intereses sobre
intereses estableciendo presupuestos concurrentes ineludibles para
su procedencia excepcional y limitada.

e) La recta inteligencia del artículo 886 del Código de


Comercio conforme al cual, “[l]os intereses pendientes no producirán
intereses”, salvo en los casos expresos, taxativos, limitativos,
restrictivos y excepcionales consagrados en el precepto, se orienta a
la finalidad exclusiva de retribuir al acreedor la ociosidad del dinero
representativo de los intereses ya devengados, exigibles, atrasados y
no pagados oportunamente, es decir, compensar el costo de

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 87


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oportunidad de no tenerlos a su disposición como consecuencia de la


mora y durante ésta.

La exigencia de la mora para que los intereses puedan


engendrar nuevos intereses, según el sentido natural, lógico,
elemental y obvio de la expresión “intereses pendientes”, “atrasados”,
exigibles”, no “pagados oportunamente” y “debidos con un año de
anterioridad”, se predica de la prestación de pagar intereses y no de la
obligación principal, siendo, jurídicamente factible que el deudor se
encuentre cumplido en la obligación principal y en mora solo de la
prestación de intereses remuneratorios.

Cuando el deudor incurre en mora de la prestación principal,


por y a partir de ésta, se constituye la obligación de pagar intereses
moratorios y el acreedor podrá exigirlos con aquélla mientras persista,
siendo inadmisible reclamarlos con intereses remuneratorios, salvo
claro está los causados antes de la mora.

Tampoco puede pretender sobre los intereses moratorios


causados nuevos intereses remuneratorios, los cuales retribuyen el
capital durante el plazo y, con más veras, moratorios constitutivos de
la sanción e indemnización del perjuicio causado por la mora, por ser
incompatibles, tanto cuanto más que con esta práctica se
desconocerían incluso los límites tarifados imperativos regulados por
la ley.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 88


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Si, como está dicho, la prestación principal puede generar


intereses remuneratorios o de mora, siendo en línea de principio
inadmisible exigirlos simultáneamente por su función diversa e
incompatible y la finalidad del artículo 886 del Código de Comercio al
disciplinar la producción de intereses sobre los intereses pendientes,
dándose las restantes condiciones concurrentes normativas, consiste
en retribuir el dinero de los “intereses pendientes”, “atrasados”,
“exigibles”, “que no han sido pagados oportunamente” (artículo 1º,
Dec. 1454 de 1989) y “debidos con un año de anterioridad, por lo
menos”, se concluye que los intereses susceptibles de producir
nuevos intereses, no son otros sino los remuneratorios, o sea, los que
retribuyen el dinero de los intereses causados, devengados y respecto
de cuyo pago el deudor está en mora.

Captada en estos términos la norma, los intereses moratorios


no pueden generar nuevos intereses. Sólo los remuneratorios. No de
otra forma puede entenderse el precepto, porque con absoluta
claridad y precisión, preceptúa que los pendientes “ no producirán
intereses”, vinculando a la producción del dinero y no a la mora, la
causa primaria, genuina e indiscutible de su generación,
concibiéndolos como frutos o productos del dinero y no como sanción
de la mora.

La precedente caracterización del problema, está en


consonancia con la doctrina de esta Corporación, que de vieja data
señaló certeramente: “3.2. - Con relación a la capitalización de
intereses, es indiscutible que la ley permite, en tratándose de

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 89


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obligaciones mercantiles, el anatocismo, excepción de los créditos


otorgados para adquisición de vivienda (Corte Constitucional,
sentencia C-747 de 1999), siempre que se ‘trate de intereses debidos
con un año de anterioridad, por lo menos’, bien por ‘acuerdo posterior
al vencimiento’, ora ‘desde la fecha de la demanda judicial del
acreedor’, en consideración a que, por su naturaleza, la actividad
mercantil es lucrativa, y porque el préstamo de dinero suele obedecer
a exigencias connaturales al proceso de producción, más que a
necesidades del consumo propiamente dicho. De manera que si los
réditos de un capital pueden ser aprovechados por el acreedor,
entregándolos como capital mutuado a otro interesado en el crédito,
esto justifica que el deudor sea compelido a reconocer intereses
sobre intereses, cuando en lugar de cumplir su deber de prestación,
se abstiene (…) de hacerlo, porque en tal caso el ‘accipiens’ no sólo
estaría asumiendo la contingencia del pago, sino también el ‘costo de
oportunidad’, en cuanto de haber sido satisfechos oportunamente
constituirían para él un capital, que como tal generaría intereses,
desde luego, con estricta observancia de los requisitos mencionados,
sumado el respeto a las tasas máximas permitidas por la ley (artículos
1617 del Código Civil, 884 del Código de Comercio, 65 de la ley 45 de
1990 y 111 de la ley 510 de 1999), a fin de no estimular la usura ni
fomentar que una deuda se acreciente, con la consecuente
imposibilidad de su solución o pago” (cas. civ. 23 de abril de 2002, S-
070-2002[5998]).

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 90


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Al anterior aserto no se opone la ausencia de singularidad,


especificación o individuación normativa y su referencia abstracta a
“intereses pendientes”, de la cual, algún sector doctrinario deriva su
procedencia respecto de ambos tipos de intereses, por cuanto, el
precepto no puede interpretarse ni aplicarse de manera aislada a la
disciplina que gobierna la relación obligatoria y, en particular, la
prestación de pagar intereses.

Adicionalmente, la experiencia común revela que los riesgos


exponenciales del aumento del debito, subjecta materia, suelen
conducir a situaciones inequitativas en los órdenes social, económico
y jurídico, circunstancia que impone una simetría razonable del
derecho de crédito y el deber de prestación, en términos coherentes
con su contenido y extensión. En tal sentido, memórase, la incidencia
de los principios generales del derecho, en particular, la buena fe y la
equidad, y la evitación de todo enriquecimiento torticero.

f) En lo concerniente a la tasa de interés aplicable a los


intereses sobre intereses, para la Corte, es la del interés comercial
convencional o legal, o sea, la tasa corriente de interés bancario, por
cuanto el sentido del artículo 886 del Código de Comercio es el de
retribuir el monto de los intereses remuneratorios atrasados, exigibles,
no pagados oportunamente y debidos con un año de anterioridad por
lo menos.

Análogamente, considera la Sala que en ausencia de


estipulación de las partes, de ninguna manera pueden excederse los

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 91


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topes máximos legales y en caso de acuerdo los constitutivos de la


usura.

Estima igualmente la Corte que como el cálculo actual de la


tasa de interés bancario corriente retribuye al acreedor la privación del
dinero constitutivo de dichos intereses, el riesgo de la operación y la
depreciación monetaria o índice de inflación, necesaria e
indefectiblemente por elementales razones lógicas, deberá deducirse
esta última, esto es, el factor de depreciación o índice de inflación, por
cuanto, con la aplicación de la tasa sobre los intereses iniciales
causados, vencidos, exigibles y no pagados, ya se corrige la pérdida
del poder adquisitivo de la moneda.

O, en otros términos, la tasa aplicable es la tasa de interés


bancario corriente desprovista del factor de inflación o depreciación
monetaria, o sea, deflactada por el índice de Precios al Consumidor,
como disciplina el ordenamiento para los sistemas de capitalización
de intereses en las operaciones de largo plazo por los
establecimientos de crédito.

7) El artículo 1080 del Código de Comercio, establece la


oportunidad del pago de la indemnización al asegurado y las
consecuencias adversas para el asegurador al no cumplirlo en el
término preciso, esto es, la causación de intereses de mora o en su
defecto la indemnización de los perjuicios causados a elección del
asegurado y el artículo 886 ejusdem, regula la causación de intereses
sobre los intereses pendientes debidos por lo menos con un año de

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 92


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anterioridad contado desde la presentación de la demanda, es decir,


el primer caso atañe a la mora en el cumplimiento de la obligación
esencial aseguraticia y, el segundo, al deudor de intereses
remuneratorios exigibles, atrasados, no pagados oportunamente y
debidos durante un lapso significativo dándose las condiciones
normativas concurrentes explicadas con antelación.

Desde luego, la previsión del artículo 1080 del Código de


Comercio, comporta la mora ope legis a partir del día siguiente al
vencimiento del mes contado desde la comprobación de los requisitos
exigidos por el artículo 1077 ibídem, legitimando al asegurado para
exigir el pago de la prestación esencial de pagar la indemnización con
los intereses moratorios, los cuales se causan y son exigibles por el
retardo moratorio.

A contrariedad, la hipótesis consagrada en el artículo 886 del


Código de Comercio, implica que a la fecha de presentación de la
demanda existan intereses remuneratorios pendientes, atrasados,
exigibles y vencidos con un año de anterioridad a la misma.

La Sala, en consecuencia, no encuentra procedente esta


condena, por cuanto, sobre los intereses moratorios no se causan
nuevos intereses y adicionalmente el derecho se acreditó el 28 de
noviembre de 1996, el asegurador disponía de un mes para pagar,
esto es, hasta el 28 de diciembre de 1996 incurriendo en mora a partir
del 29 de diciembre de 1996 y a la fecha de presentación de la

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 93


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demanda, 23 de julio de 1997 (folio 86, cdno. ppal.), no existían


intereses pendientes debidos con más de un año de anterioridad.

La condena en costas es pertinente (pretensión séptima).

En conclusión, prosperan las pretensiones primera, segunda,


tercera, cuarta subsidiaria y quinta; se deniegan la cuarta principal y la
sexta, procede la condena en costas (séptima) y prospera
parcialmente la excepción subsidiaria de límite de responsabilidad y
no las restantes que se denegarán.

3. A las pretensiones incoadas en la demanda presentada


el 1º de septiembre de 1997 (cdno. 2), relativa al incumplimiento del
seguro al no resarcirse el siniestro por “daño (hurto, saqueo e
incineración) que ocasionó la pérdida total del equipo retroexcavadora
marca John Deere, Tipo DW 690 ELC, serie 535311, motor 358784”
amparada y asegurada bajo el ítem 24, se opuso la demandada
interponiendo las excepciones de inexistencia de la obligación por
incumplimiento de la carga prevista en el artículo 1077 del Código de
Comercio, límite de responsabilidad y la innominada (fls. 109 a 115,
cdno. 2).

Consta en el proceso la reclamación formal manifestada el 10


de marzo de 1997 por la actora (fl. 67 a 69, cdno. 2), su objeción el 9
de abril de 1997 por la aseguradora (fls. 71 a 73, cdno. 2), la denuncia
penal ante la Fiscalía General de la Nación (fls. 67 a 70 y 98, cdno. 2),
informe técnico y 39 fotografías (fls. 58 a 63, 103 a 108 y 330, cdno.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 94


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2), cotizaciones de la maquinaria respecto del valor de reposición (fls.


63, 101 y 102 cdno. 2), el informe preliminar No. I-1192-96 de 27 de
diciembre de 1996 rendido por los ajustadores “aportada la
documentación requerida para el análisis del reclamo ” (fls. 329 y 330,
cdno. 1), precisando por “[t]ratarse del desvalijamiento total de las
partes removibles de la Excavadora John Deere JF-690 ELC, serie
535311, la pérdida se constituye en pérdida total constructiva de la
máquina” (fl. 336, id), para infirmar la cobertura del siniestro es
necesario demostrar el abuso de confianza por parte de los
arrendatarios (fl. 338, ib), informe interno No. I-701-97 de 4 de julio de
1997, indicando según la denuncia penal que “el equipo fue hurtado al
parecer por un grupo al margen de la ley”, “ante un pleito, el Juez va a
inclinarse a favor del asegurado debido a que está comprobado el
daño” y recomendando una transacción con el asegurado (fls. 365 a
368, cdno. 1), encontrándose amparada la máquina en el ítem
asegurado, entre otros riesgos, por el hurto y las pérdidas por su
virtud (literal e), condición primera).

Las piezas y pruebas procesales precedentes son claramente


indicativas de la ocurrencia del siniestro, su comprobación con la
cuantía de la pérdida por el asegurado y la falta de pago de la
obligación dentro del plazo legal, imponiéndose la prosperidad de las
pretensiones primera, segunda y tercera de la demanda con la
desestimación de la excepción de inexistencia de la obligación por
inobservancia de la carga prevista en el artículo 1077 del Código de
Comercio.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 95


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Se pretende la suma de $99.000.000 restando el deducible a la


suma asegurada por $110.000.000; empero, para los casos de destrucción
total del bien el monto líquido indemnizable, según lo pactado en la
Condición 16ª de la póliza (fl. 30 vto. cdno. 2), es su valor actual
inmediatamente antes del siniestro, menos el deducible y el valor del
salvamento si lo hay, estableciéndose el valor actual al momento del
siniestro con deducción de la depreciación al valor de reposición.

A este propósito, si bien el seguro se contrató por $110.000.000,00


acreditándose la cuantía del valor de reposición por $151.980.000, el de
daños, es indemnizatorio hasta concurrencia de la pérdida real
experimentada, sin exceder de la suma total asegurada, no es fuente de
enriquecimiento para el asegurado, y debe tenerse en cuenta el valor real
definido “como el que registran los bienes en el estado en que se
encuentran a la ocurrencia del siniestro, tal como lo precisó la Corte en
sentencia del 21 de agosto de 1978 ‘ ...en seguros como el de incendio,
el valor real de la cosa asegurada en el momento de acaecer el
siniestro, no es su valor de costo menos el de su depreciación, si fue
usada o ha envejecido, sino el valor de reposición, es decir, su valor
actual de cosa nueva menos la depreciación normal. Animada de un
claro propósito de equidad, la doctrina ha dicho con acierto: 'el valor
real de la cosa asegurada no es el precio que, al ocurrir el siniestro,
se pudiera obtener de su venta como artículo de segunda, sino el
valor de utilización que para el asegurado representa hoy en su
patrimonio y lo que representará en el futuro. El valor real, pues, está,
de una parte, en función de lo que el objeto valdría nuevo el día del
siniestro y, de otra, de la depreciación que habría sufrido por el efecto
del uso’ (G.J. T. CLVIII).” (cas. civ. 11 de octubre de 1995, exp. 4470).

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 96


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De este modo, en virtud de la excepción del límite de


responsabilidad propuesta por la demandada, siguiendo estrictamente
las condiciones del seguro contratado y los factores contenidos en el
informe único final de 13 de diciembre de 1996 rendido por los
ajustadores, documento invocado como preterido en el cargo primero
respecto de la demanda anterior, para determinar la indemnización
correspondiente sin exceder la suma asegurada, del valor real de
reposición al instante del siniestro acreditado en $151.980.000,00, con
la certificación visible a folio 101 del cuaderno 2, acompañada por la
demandada en su contestación a la demanda, se deduce la
depreciación del equipo calculada según su antigüedad y vida útil; en
cuanto a ésta, el contrato de arrendamiento suscrito en septiembre de
1993 consigna la calidad de usado del equipo (fl. 56 cdno. 2), el
seguro se contrató el 7 de septiembre de 1994 y el siniestro según la
denuncia penal aconteció en marzo de 1996; el deducible aplicable,
asimismo, por pérdida total es del 15% resultando un valor neto de
$51.673.200,00 que no excede de la suma asegurada.

Por lo anterior, se niega la pretensión cuarta principal, prospera


la pretensión cuarta subsidiaria y parcialmente la excepción
subsidiaria de límite de la responsabilidad (fl. 113, cdno. 2); asimismo,
prospera la pretensión quinta, por idénticas razones a las expuestas al
decidir el petitum precedente y, como quiera que en aplicación de las
normas en comento los intereses de mora se empezaron a causar y a
ser exigibles desde el 11 de abril de 1997, esta será la fecha de
partida para su liquidación, esto es, se condenará a la demandada al
pago de intereses moratorios en los términos del artículo 1080 ídem,
desde el 11 de abril de 1997 hasta la fecha del pago de la obligación

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 97


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principal. Los intereses moratorios serán liquidados desde entonces y


hasta el 3 de agosto de 1999 a la tasa establecida en el artículo 83 de
la Ley 45 de 1990, y desde el 4 de agosto del mismo año hasta la
fecha efectiva del pago, a la tasa prescrita por el parágrafo del artículo
111 de la Ley 510 de 1999. Estos intereses no causarán intereses
sobre intereses porque sobre los intereses moratorios no se causan
nuevos intereses ni a la fecha de la presentación de la demanda, el 1º
de septiembre de 1997, no se verifican los supuestos del artículo 886
del Código de Comercio.

Es pertinente la condena en costas.

En síntesis, prosperan las pretensiones primera, segunda,


tercera, cuarta subsidiaria y quinta; se deniega la sexta y procede la
condena en costas (séptima); asimismo, prospera parcialmente la
excepción subsidiaria de límite de responsabilidad y no las restantes.

4. A la demanda presentada el 23 de julio de 1997


solicitando el incumplimiento por el siniestro ocurrido en febrero 1996,
esto es, los “(…) daños (incineración y saqueo) que ocasionaron la
pérdida total del equipo retroexcavadora marca John Deere, Tipo JD-
690 ELC, serie 540253, motor 405170 (…)” amparada y asegurada
bajo el ítem 43, se opuso la demandada interponiendo las
excepciones de inexistencia de la obligación por incumplimiento de la
obligación legal prevista en el artículo 1077 del Código de Comercio,
ausencia de cobertura según lo estipulado en la condición séptima del
contrato, terminación de éste por falta de notificación oportuna de la

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variación local del bien asegurado, límite de responsabilidad y la


innominada (fls. 107 a 113, cdno. 3).

De acuerdo con la comunicación 346-96 de 17 de octubre de


1996 dirigida por el asegurado a los ajustadores, dando “ claridad en
el siniestro de la máquina”, no se pudo encontrar en el sitio, por
comentarios de la comunidad “se dijo que la guerrilla se la había
llevado”, “había sido llevada por grupos armados al margen de la ley
a la zona de Urabá antioqueño”, encontrándola en el municipio de
Mutatá mina La Soga, “completamente atentada por incineración en
sus sistemas operativos”, acción perpetrada, al parecer “por grupos
subversivos”, por lo cual, formuló denuncia penal (fl. 59, cdno. 3);
consta la denuncia penal presentada el 13 de marzo de 1996, por los
hechos anteriores (fl. 52, cdno. 3); informe de 11 de marzo de 1996
del señor Abraham Acosta (fl. 53, cdno. 3) anexando fotografías
tomadas por éste según consta a folios 56 y 57 del cuaderno 3; la
información del siniestro el 17 de abril de 1996 con remisión de
denuncia, informe y fotografías (fl. 56 cdno. 3); la reclamación
presentada el 25 de febrero de 1997 (fls. 67 a 59 cdno. 3), la objeción
de 17 de marzo de 1997 (fl. 70 a 73, cdno. 3); cotización del valor de
reposición fechada a 28 de noviembre de 1996 acompañada por la
demandada en su respuesta (fls. 105 y 106, cdno. 3); a folios 217 a
221 del cuaderno principal obra informe interino rendido por los
ajustadores con fecha 3 de julio de 1997, recomendando (folio 220)
“al reasegurador dar cobertura por cuanto el equipo se encontró
incinerado y en este caso, como no se puede demostrar la
participación de los arrendatarios ni en la desaparición ni en la

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 99


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incineración de la misma, la objeción carece de fundamento, motivo


por el cual afrontar un Proceso en esas condiciones no es
recomendable.”; en igual sentido y en el mismo cuaderno, a folios 238
y 239 en comunicación dirigida al reasegurador el 29 de enero de
1997, los mismo ajustadores expresan su “(…) concepto favorable de
cobertura por cuanto el equipo, aún cuando estaba incendiado, por
los escombros, pudimos observar que se trata de un hecho ejecutado
por terceras personas por cuanto no fue desmantelado antes de ser
incendiada. Además en dicho sector (Urabá Antioqueño) han venido
ocurriendo desde hace unos años hechos similares.” y a folios 255 a
262 del cuaderno principal obra informe titulado como único, emitido
por los ajustadores el 13 de diciembre de 1996 y recibido por la
demandada el día 24 del mismo mes y año, en el que concluyen que
(folio 261) “Analizadas la causa (sic) del siniestro consideramos el
reclamo tiene cobertura bajo el amparo de actos mal intencionados de
terceros AMIT. (…) Indemnización Neta $74’246.980 (…)”.

De los hechos narrados, ciertamente puede desprenderse la


sustracción de la máquina y su incineración ulterior, aun cuando,
concretamente, estos daños, sean consecuentes a un delito de esta
naturaleza, encuentran amparo en la cobertura de “actos mal
intencionados de terceros A.M.I.T.” tal y como se desprende de los
anexos obrantes a folios 8, 9, 13, 14, 20, 21, 22, 23, 38 y 43 entre
otros, tal como conceptuaron los ajustadores.

Las piezas procesales, pruebas y documentales descritas


acreditan la demostración de la ocurrencia del siniestro y su cuantía,

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 100


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aun con anterioridad a la reclamación de 25 de febrero de 1997,


según se desprende de los informes de los ajustadores, en especial el
contenido a folios 255 a 262, liquidando la indemnización.

Por lo anterior, es evidente la prosperidad de las pretensiones


primera, segunda y tercera y la improsperidad de la excepción de
inexistencia de la obligación por inobservancia de la carga
consagrada en el artículo 1077 del Código de Comercio.

En lo relativo a la excepción de ausencia de cobertura con


arreglo a la condición séptima del seguro por encontrarse la máquina
en un lugar diferente al de su localización, además que las partes
estipularon amparo de movilización (fls. 190, cdno. 1 y 122, cdno. 3) el
traslado fue conocido por la aseguradora.

El equipo siniestrado apareció en Mutatá, Departamento de


Antioquia y, aun cuando del material probatorio aportado no se
vislumbra con claridad si el demandante conoció o no del traslado de
dicha maquinaria al municipio en cuestión, sí resulta probado que ante
la aseguradora a través de su intermediario se había asegurado la
máquina para dicho municipio, esto es, a folio 289 del cuaderno
principal aparece documento incorporado al proceso en diligencia de
exhibición, en el cual la demandada se dirige al intermediario de
seguros el día veintitrés (23) de mayo de 1996, indicando que:
“Confirmando nuestra conversación de días pasados, cordialmente le
solicitamos nos informe, mediante que documento se aseguró la
retroexcavadora siniestrada, para que tuviera como centro de

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 101


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operaciones el municipio de Mutatá (Antioquia). Agradecemos a


ustedes la colaboración para agilizar este trámite en beneficio de los
intereses de nuestro cliente”.

Por lo anterior, la excepción interpuesta por la demandada


respecto de la falta de cobertura del riesgo en lugares diferentes al
municipio de Amalfi, será desestimada.

Tampoco prospera la denominada excepción “terminación del


contrato de seguro por falta de notificación oportuna por variación en
la identidad local del bien asegurado (…)” en los términos del artículo
1060 del Código de Comercio, pues, de la última comunicación
transcrita y de los informes de los ajustadores se desprende que la
aseguradora conoció con anterioridad al acaecimiento del siniestro la
variación de su ubicación o identidad local.

En lo concerniente al monto de la indemnización reclamada en


$118.800.000 resultante de aplicar al valor asegurado de
$132.000.000,00 un deducible del 10%, iterase lo anteriormente
expresado al decidir el petitum de las demandas precedentes, pues, si
bien se probó la cuantía de la pérdida por valor de reposición, el
seguro de daños no es fuente de enriquecimiento sino meramente
indemnizatorio y la destrucción comporta pérdida total regida por la
condición 16ª del seguro.

A este propósito, se acoge la liquidación del siniestro contenida


en el informe único I-1159-96 de 13 de diciembre de 1996 de los

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 102


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ajustadores de la demandada, pues la demandante en el cargo


primero estudiado, lo denuncia como preterido, la demandada según
se puso de presente lo invoca y contiene los factores de cálculo
conforme al contrato, resultando una suma líquida de $74.246.980,00
sobre la cual proceden los intereses moratorios previstos en el artículo
1080 del Código de Comercio, más no los intereses sobre intereses,
por impertinentes y porque a la fecha de presentación de la demanda
el 23 de julio de 1997 no se estructuran los supuestos previstos en el
artículo 886 ejusdem.

La fecha de causación y exigibilidad de los intereses de mora


sobre el capital representativo de la indemnización, es el 26 de marzo
de 1997, primer día siguiente al vencimiento del mes contado desde la
formalización de la reclamación, el 25 de febrero de 1997. Los
intereses de mora serán liquidados desde entonces hasta el 3 de
agosto de 1999 a la tasa establecida en el artículo 83 de la Ley 45 de
1990, y desde el 4 de agosto del mismo año hasta la fecha efectiva
del pago, a la tasa prescrita por el parágrafo del artículo 111 de la Ley
510 de 1999.

Por lo expuesto, prosperan las pretensiones primera, segunda,


tercera, cuarta subsidiaria y quinta; se deniega la cuarta principal y la
sexta; procede la condena en costas (séptima); asimismo, prospera
parcialmente la excepción subsidiaria de límite de responsabilidad y
no las restantes.

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5. Al petitum de la demanda presentada el 15 de diciembre


de 1997 (cdno. 4), relativa a los “daños (hurto) que ocasionaron la
pérdida total de los equipos retroexcavadoras marca JOHN DEER
JD690 series 538148 – 539163” y números de motor TO6068T-
381325 y TO6068T-394521 respectivamente, amparados y
asegurados bajo ítems 39 y 58, se opuso la demandada e interpuso
las excepciones perentorias denominadas inexistencia de la
obligación por incumplimiento de la obligación legal prevista en el
artículo 1077 del Código de Comercio o por violación de obligaciones
contractuales, exceptio non adimpleti contractus y ausencia de
obligación de indemnizar conforme a lo pedido (fls. 99 a 108, cdno. 4).

La certificación de la denuncia formulada por hurto (fl. 36, cdno.


4), los documentos del gerente informando la pérdida de los equipos
(fls. 37, 38, 39 y 40, cdno. 4), los relativos al conocimiento de los
hechos por la demandada, en particular, la comunicación del 9 de
diciembre de 2006 remitida por el intermediario informando la no
expedición de copia de la denuncia por la Fiscalía, (fls. 45 y 46, cdno.
4), la reclamación formal de la asegurada de 8 de agosto de 1997 por
la ocurrencia del siniestro de hurto con pérdida total (fls. 52 a 54,
cdno. 4), su objeción el 5 de septiembre de 1997 (fls. 55 a 57 cdno. 4),
la respuesta a ésta (fl. 58 ss., cdno. 4), la cotización del valor de
reposición tantas veces enunciada y las copias de las declaraciones
de importación de aduanas (fls. 60 a 63, cdno. 4), demuestran el
cumplimiento de la asegurada a la carga procesal contemplada en el
artículo 1077 del Código de Comercio, la ocurrencia del siniestro, el

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daño y la cuantía de la pérdida, trasladándose la carga de la prueba a


la demandada, quién deberá probar in contrario.

El siniestro, hurto y las pérdidas consecuentes están


contenidos en el seguro, la aseguradora debía cumplir la prestación
esencial aseguraticia dentro del mes siguiente a la reclamación
presentada el 8 de agosto de 1997, por tarde el 8 de septiembre de
1997 y al no hacerlo a partir del 9 de septiembre incurrió en mora
debiendo pagar intereses que serán liquidados desde entonces hasta
el 3 de agosto de 1999 a la tasa establecida en el artículo 83 de la Ley
45 de 1990, y desde el 4 de agosto del mismo año hasta la fecha
efectiva del pago, a la tasa prescrita por el parágrafo del artículo 111
de la Ley 510 de 1999.

La excepción de inexistencia de la obligación indemnizatoria


fundada en la violación de las obligaciones contractuales por el
asegurado, será desestimada, por cuanto, probado está que los
bienes inicialmente entregados para su explotación en el
Departamento de Bolívar, a más del amparo de movilización (fls. 110
a 127, cdno. 4), su desplazamiento al municipio de Yondó (Antioquia)
fue informado a la aseguradora, a tal punto que los anexos de la
póliza detallando los equipos y su ubicación, hacen referencia al
municipio mencionado. Tampoco prospera la “ exceptio non adimpleti
contractus”, si bien pertinente en los contratos bilaterales, porque
debe probarse y no existe prueba de sus fundamentos.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 105


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La excepción de ausencia de la obligación de indemnizar


conforme a lo pedido prospera parcialmente, única y exclusivamente
en lo relativo a la suma líquida de la indemnización, la cual,
ciertamente en los seguros de daños no se identifica con el valor
asegurado y para el caso de pérdida total está sujeta a los factores
acordados en la condición 16ª de la póliza.

El demandante formuló reclamación por el valor total asegurado


aplicando un deducible del 10% al no admitir reparación el equipo y,
asimismo, actúan copias de la cotización sobre el valor de reposición
de los equipos y de las declaraciones de importación de aduanas
indicando el año de procedencia de 1992 para la 690-538148
T06068T-381325 y 1993 para la 690-539163 TO6068T-394521, lo
cual, significa que al instante del seguro, 7 de septiembre de 1994, la
primera tenía una antigüedad de 2 años y la segunda de uno; la vida
útil de cada máquina se determina siguiendo los parámetros de la
liquidación contenida en el informe No. I-1159-96 de 13 de diciembre
de 1996 (fls. 261, cdno. 1), esto es, 8 años. Lo anterior arroja un
demérito de 12,5% y 25% respectivamente, que aplicado al valor de
reposición determina un costo real de $132,982.500 y
$113.985.000,00 menos el deducible del 15% arrojan $113. 035.125 y
$96.687,250,00, superiores al valor asegurado de $80.000.000 la No.
538148 y $82.114.000 la No. 394521, a los cuales se limita la
responsabilidad de la aseguradora y, sobre los que se aplica el
deducible del 15% ($162.114.000 x 15% $24.317.100), arrojando un
monto líquido indemnizable de $137.796.900,00.

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Por idénticas consideraciones a las expresadas, sobre el valor


líquido proceden los intereses moratorios conforme al artículo 1080
del Código de Comercio, más no los prevenidos en el artículo 886
ejusdem, porque además de lo analizado en precedencia a la fecha
de presentación de la demanda el 15 de diciembre de 1997 no se
habían verificado los supuestos previstos en la norma.

La fecha de causación y exigibilidad de los intereses de mora


sobre el capital representativo de la indemnización, es el 9 de
septiembre de 1997, primer día siguiente al vencimiento del mes
contado desde la formalización de la reclamación, el 8 de agosto de
1997. Los intereses de mora serán liquidados desde entonces hasta
el 3 de agosto de 1999 a la tasa establecida en el artículo 83 de la Ley
45 de 1990, y desde el 4 de agosto del mismo año hasta la fecha
efectiva del pago, a la tasa prescrita por el parágrafo del artículo 111
de la Ley 510 de 1999.

En suma prosperan las pretensiones, primera, segunda,


tercera, cuarta subsidiaria y quinta, más no la cuarta principal ni la
sexta; se desestiman las excepciones perentorias, salvo la ausencia
de la obligación de indemnizar que prospera parcialmente en los
términos expresados.

DECISIÓN

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 107


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A mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, en Sala


de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y
por autoridad de la ley, CASA la sentencia proferida por la Sala Civil
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá el de cinco (5)
de abril de dos mil seis (2006), dentro del proceso ordinario instaurado
por DISTRIBUIDORA NISSAN S.A. contra ASEGURADORA
GRANCOLOMBIANA S.A. y, en su lugar, como juez de instancia,

FALLA:

PRIMERO. Revocar la sentencia apelada pronunciada por el


Juzgado Veintidós Civil del Circuito de Bogotá el veintitrés (23) de
marzo de dos mil cuatro (2004).

SEGUNDO: Declarar probadas las denominadas excepciones


de “límite de responsabilida (sic), de la compañía” y ausencia de
obligación de indemnizar conforme a lo pedido en lo relativo al monto
de la indemnización, en los términos expuestos en la parte motiva y,
declarar no probadas las restantes excepciones interpuestas.

TERCERO: Declarar el incumplimiento por la


ASEGURADORA GRANCOLOMBIANA S.A. del contrato de
seguros contenido en la póliza de “Equipos y Maquinaria No.
50000330” celebrado con DISTRIBUIDORA NISSAN S.A. al no
indemnizar los siniestros acaecidos en agosto de 1996 consistente en
“daño (hurto) que ocasionó la pérdida total del equipo

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 108


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retroexcavadora marca John Deere, Tipo 690 ELC, serie 540727,


motor 408540”; entre febrero y marzo de 1996, es decir, el “daño
(hurto, saqueo e incineración) que ocasionó la pérdida total del equipo
retroexcavadora marca John Deere, Tipo DW 690 ELC, serie 535311,
motor 358784”; en febrero de 1996, esto es, los “daños (incineración
y saqueo) que ocasionaron la pérdida total del equipo
retroexcavadora marca John Deere, Tipo JD-690 ELC, serie 540253,
motor 405170” y en febrero de 1996, o sea, los “daños (hurto) que
ocasionaron la pérdida total de los equipos retroexcavadoras marca
JOHN DEER JD690 series 538148 – 539163” y números de motor
TO6068T-381325 y TO6068T-394521 respectivamente y, por tanto,
que la demandada está obligada a indemnizar a la demandante los
daños.

CUARTO: Declarar que DISTRIBUIDORA NISSAN S.A.


formalizó la reclamación ante la ASEGURADORA
GRANCOLOMBIANA S.A. de cada siniestro enunciado en el
numeral anterior y en su orden “ con anterioridad al 27 de diciembre
de 1996”, “el 10 de marzo de 1997”, “el 25 de febrero de 1997 ” y “el
08 de agosto de 1997” y por tanto “se encuentra en mora de cumplir
las obligaciones derivadas del contrato de seguro, al haberse
realizado el riesgo asegurado”.

QUINTO: En consecuencia de las anteriores declaraciones,


condenar a la demandada ASEGURADORA GRANCOLOMBIANA
S.A. a pagar a la demandante DISTRIBUIDORA NISSAN S.A.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 109


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a) La suma de CINCUENTA Y UN MILLONES


SEISCIENTOS SETENTA Y TRES MIL DOSCIENTOS PESOS
($51.673.200,00), MONEDA LEGAL COLOMBIANA a título de
indemnización del siniestro “acaecido sobre la retroexcavadora
marca John Deere, Tipo 690 ELC, serie 540727, motor 408540” , más
intereses moratorios en los términos del artículo 1080 del Código de
Comercio, desde el veintinueve (29) de diciembre de 1996 hasta la
fecha del pago efectivo total.

b) La suma de CINCUENTA Y UN MILLONES


SEISCIENTOS SETENTA Y TRES MIL DOSCIENTOS PESOS
($51.673.200,00), a título de indemnización del siniestro ocurrido
sobre la “retroexcavadora marca John Deere, Tipo DW 690 ELC, serie
535311, motor 358784”, más intereses moratorios en los términos del
artículo 1080 del Código de Comercio, desde el once (11) de abril de
1997 hasta la fecha del pago efectivo total de la obligación principal.

c) La suma de SETENTA Y CUATRO MILLONES


DOSCIENTOS CUARENTA Y SEIS MIL NOVECIENTOS OCHENTA
PESOS ($74.246.980,00), como indemnización por la pérdida total de
la “retroexcavadora marca John Deere, Tipo JD-690 ELC, serie
540253, motor 405170”, más los intereses moratorios desde el
veintiséis (26) de marzo de 1997, en los términos del artículo 1080 del
Código de Comercio, hasta la fecha del pago efectivo total de la
obligación principal.

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d) La suma de CIENTO TREINTA Y SIETE MILLONES


SETECIENTOS NOVENTA Y SEIS MIL NOVECIENTOS PESOS
($137.796.900,00) a título de indemnización por los siniestros
acaecidos sobre las “retroexcavadoras marca JOHN DEERE JD690
series 538148 – 539163”, más los intereses moratorios desde el
nueve (9) de septiembre de 1997 en los términos del artículo 1080 del
Código de Comercio, hasta la fecha del pago efectivo total de la
obligación principal.

SEXTO: Los intereses moratorios serán liquidados desde la


fecha indicada y hasta el 3 de agosto de 1999 a la tasa establecida en
el artículo 83 de la Ley 45 de 1990, y desde el 4 de agosto del mismo
año hasta la fecha efectiva del pago, a la tasa prescrita por el
parágrafo del artículo 111 de la Ley 510 de 1999 y en ningún caso
podrán ser superiores al límite legal.

SÉPTIMO: Condenar en costas de primera y segunda


instancia a la demandada.

OCTAVO: Negar las restantes pretensiones incoadas en cada


una de las demandas genitoras de los procesos acumulados.

NOVENO: Sin costas en casación.

Cópiese, notifíquese, publíquese y devuélvase al Tribunal de


origen.

WNV. - Exp. No. 11001-3103-022-1997-14171-01 111


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Justicia
Sala de Casación Civil

ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ

JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR

RUTH MARINA DÍAZ RUEDA

PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA

WILLIAM NAMÉN VARGAS

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República de
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Corte Suprema de
Justicia
Sala de Casación Civil

CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE

EDGARDO VILLAMIL PORTILLA

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