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Teoría de conjuntos[editar]
Los conjuntos finitos tienen una propiedad "intuitiva" que los caracteriza: "dada una parte
propia de los mismos, ésta contiene un número de elementos menor que todo el conjunto".
Es decir, no puede establecerse una biyección entre una parte propia del conjunto finito y
todo el conjunto. Sin embargo, esa propiedad "intuitiva" de los conjuntos finitos no la
tienen los conjuntos infinitos, y formalmente se dice que:
biyección entre y .
Dicho de otra forma, es posible hacer parejas (0, manzana), (1, pera), (2, durazno) de modo
que cada elemento de los dos conjuntos se utilice exactamente una vez. Cuando es posible
establecer tal relación "uno a uno" entre dos conjuntos se dice que ambos conjuntos tienen
la misma cardinalidad, lo cual, para conjuntos finitos, equivale a que tengan el mismo
número de elementos. Otra forma de entender esta extraña medida sería repartir 2
caramelos a 0 amigos: y tendrías infinitos caramelos para dar entre tus 0 amigos, ya que al
no tener un numero de amigos por el cual los puedas dividir, podrías darle todos los que
quieras, que no existen.
La primera definición positiva de conjunto infinito fue dada por Georg Cantor y se basa en
la siguiente observación: Si un conjunto S es finito y T es un subconjunto propio, no es
posible construir una biyección entre S y T. Por ejemplo, si S = {1,2,3,4,5,6,7,8} y T =
{2,4,6,8} no es posible construir una biyección entre S y T, porque de ser así tendrían la
misma cardinalidad (el mismo número de elementos).
Un conjunto es infinito si es posible encontrar un subconjunto propio del mismo que tenga
la misma cardinalidad que el conjunto original. Consideremos el conjunto de los números
naturales N={1,2,3,4,5,...}, el cual es un conjunto infinito. Para verificar tal afirmación es
necesario encontrar un subconjunto propio y construir una biyección entre ambos. Para este
caso, consideremos el conjunto de enteros positivos pares P={2,4,6,8,10,...}. El conjunto P
Los números ordinales sirven para notar una posición en un conjunto ordenado (primer,
segundo, tercer elemento...). El ejemplo más elemental es el de los números naturales, que
Y así sucesivamente:
Por construcción, 0 está incluido en 1, quién a su vez está incluido en 2, ya que obviamente:
La inclusión permite convertir a los ordinales en un conjunto bien ordenado (dos elementos
distintos siempre se pueden comparar, y añadiendo la igualdad daría un orden total) entre
estos conjuntos que se prefiere, por costumbre, escribir "<", lo que da las relaciones 0 < 1 <
2 < 3. Decir que un ordinal es menor (estrictamente) que otro significa, cuando se les
considera a ambos como conjuntos, que está incluido en el otro.
Para introducir los ordinales infinitos, es preciso dar ahora la definición exacta de un
ordinal:
Ya vimos que es el caso para los naturales: Por ejemplo, el conjunto 2 = {0, 1} admite 1=
{0}, como elemento y por lo tanto también como subconjunto.
Ya hemos visto que una unión cualquiera de ordinales es un ordinal. Si tomamos una unión
finita de ordinales finitos, fabricamos un ordinal finito. Para obtener el primer ordinal
infinito tenemos que reunir un número no finito de ordinales finitos. Haciéndolo, siempre
caemos en el mismo conjunto, construido al reunir todos los ordinales finitos, es decir los
naturales. El conjunto de todos los naturales, ℕ, es pues el primer ordinal infinito, lo que no
debería sorprender, y lo notamos en este contexto ω (omega).
Para visualizar los ordinales, resulta muy práctico representar cada uno por un punto de una
sucesión creciente convergente, como por ejemplo un = 1 - 1/(n+1). Esto da algo semejante
a:
X__________X_________X_______X______X______X_____X____X___X__X_
X_XXX........
X__________X_________X_______X______X______X_____X____X___X__X_
X_XXX...O
X________X________X_______X______X______X_____X____X___X__X_X_
XXX...O_______X_____X
Más generalmente, para sumar dos ordinales A y B se cambian los nombres de los
elementos para que sean todos distintos, luego se juntan los conjuntos A y B, poniendo B a
la derecha de A es decir imponiendo que cada elemento de B sea mayor que todos los de A.
Así hemos construido w+1, ... y así podemos construir 1+w: Notemos Y el elemento de 1, y
X los de w:
X__________X__________X_________X_______X______X______X_____X___
_X___X__X_X_XXX...
Salta a la vista que w y 1+w son muy parecidos. De hecho la función x →x - 1 realiza un
isomorfismo entre ellos (1+w tiene dos elementos llamados 0: 0A y 0B. El primero hace el
papel de -1 en la función). Por lo tanto corresponden al mismo ordinal: 1+w = w. Mas no es
el caso de w+1, que es distinto de w porque su el conjunto w+1 tiene un elemento máximo
(el O del dibujo) mientras que el conjunto w no lo tiene (el límite de los naturales no es un
natural).
El punto w (el O del dibujo) no tiene antecesor, es decir que no existe un n tal que n+1=w:
se dice que w es un ordinal límite. Cero tiene también esta propiedad pero no merece esta
apelación. Como w+1 ≠ 1+w, la adición no es conmutativa en los ordinales.
Una vez que se ha representado nw, con n natural, no resulta demasiado difícil imaginar lo
que será w.w, escrito w2. Luego se puede definir wn, con n natural, y, tomando el límite,
ww, tiene tantos elementos como la recta real.
Como ya tenemos un surtido de conjuntos —los ordinales— veamos sus tamaños (o sea sus
cardinales) respectivos. No es ninguna sorpresa que los ordinales finitos también son
cardinales: entre dos conjuntos con n y m elementos, m y n distintos, no puede haber
biyección, por lo tanto tienen cardinales distintos. Pero no es el caso con los ordinales
El cardinal de R, conjunto de los reales, es por lo tanto 2alef0, porque R está en biyección
con las partes de N, por medio de la escritura decimal de los reales.
No se puede decidir, con los axiomas clásicos (los de la teoría de los conjuntos,
fundamentos de la matemática), si existe un cardinal mayor que alef0 y menor que 2alef0, es
decir si existe un conjunto con más elementos que N pero con menos elementos que R. La
hipótesis del continuo, que es un axioma adicional, afirma que no.
Análisis matemático[editar]
Análisis estándar u ordinario[editar]
tal que c es mayor que todo elemento de S (Por ejemplo, si S={π ; 7 ; } entonces S es
un conjunto acotado, ya que el número c=10 cumple que π<10, 7<10, <10). Cuando un
conjunto no es acotado, para cualquier número c es posible encontrar de modo que c <
x. El concepto de infinito se introduce como una cota especial para este tipo de conjuntos.
También es utilizado en el Análisis matemático cuando se quiere expresar que los términos
de una sucesión ordenada, o los valores que toma una función al tomar la variable
dependiente valores cercanos a uno fijado previamente "diverge" ("tiende a infinito", o su
límite es infinito). En este contexto, se considera para representar al límite que tiende a
Para recordar las reglas de límite se suele entonces acudir a las siguientes reglas
nemotecnias: (aquí "x" representa un n° real cualquiera)
,
Si y
Si y
Límites indeterminados (no es posible determinar a priori su valor como en el resto de los
ejemplos, no hay un valor asignado):
Análisis no estándar[editar]
Artículo principal: Análisis no estándar
El análisis no estándar amplia la teoría de los números reales. Desde el punto de vista
lógico los números reales pueden ser entendidos como un lenguaje formal en el que se da
por supuesto la existencia de ciertos objetos y en el cual se puede deducir la existencia de
otros objetos. En términos de lenguajes formales el análisis no estándar es una extensión
lógica de la teoría ordinaria de los números reales que además es conservadora (en el
sentido que sus teoremas deducibles coinciden con los deducibles en la teoría ordinaria de
los números reales). Si bien esta extensión parece antieconómica desde el punto de vista de
la navaja de Ockham, ya que la complicación introducida no altera la clase de teoremas
básicos sobre los números reales ordinarios, realmente permite hacer demostraciones más
breves, derivar resultados más fácilmente que en la teoría ordinaria y frecuentemente más
intuitiva en términos lógicos.
En el seno del análisis no estándar se introduce un predicado nuevo st(·) y tres nuevos
axiomas que describen el uso de dicho predicado. Gracias a ese predicado el conjunto de
números descritos por el lenguaje forman se puede dividir en "elementos estándar" para los
cuales (r es estándar si st(r) es cierto) y "elementos no estándar" (r es no estándar si ¬st(r)
es cierto). Los elementos estándar tienen esencialmente las mismas propiedades que los
números reales ordinarios, mientras que los elementos no estándar incluyen números
especiales algunos de los cuales como infinitesimales o como números ilimitados
(infinitos). La ventaja de la estructura lógica del análisis no estándar es que se pueden usar
dichos números y ser empleados en deducciones sin inconsistencia alguna (a diferencia de
las reglas heurísticas del cálculo infinitesimal tradicional antes de la formalización del siglo
XIX).
Obviamente el número r no puede ser estándar, ya que para números estándar se tiene que
"para cualquier número e y cualquier r existe un natural tal que ne > r, formalmente:
Nótese que en esta expresión no aparece el predicado "estándar" st(·), y por tanto es
formalizable en la teoría ordinaria, mientras que la noción de número ilimitado no es
formalizable en la teoría ordinaria por carecer esta teoría del predicado st(·).
Infinito en informática[editar]
De manera relacionada con el infinito para números reales, algunos lenguajes de
programación admiten un valor especial que recibe el nombre de infinito: valor que se
puede obtener como resultado de ciertas operaciones matemáticas no realizables, tales
como las descritas en el punto anterior u operaciones teóricamente posibles, pero
demasiado complejas para su trabajo en el ordenador/lenguaje en cuestión. En otros
lenguajes simplemente se produciría un error.
Infinito en metafísica[editar]
Lo infinito no puede admitir ninguna restricción, lo que supone que es absolutamente
incondicionado e indeterminado, ya que toda determinación, cualquiera que sea, es
forzosamente una limitación, porque deja algo fuera de ella. Por otra parte, la limitación
presenta el carácter de una verdadera negación: poner un límite, es negar, para lo que está
encerrado en él, todo lo que este límite excluye; por consiguiente, la negación de un límite
es propiamente la negación de una negación, es decir, lógica e incluso matemáticamente
una afirmación, de tal suerte que la negación de todo límite equivale en realidad a la
afirmación total y absoluta. Lo que no tiene límites, es aquello de lo cual no se puede negar
nada, y por consiguiente, aquello que contiene todo, aquello fuera de lo cual no hay nada; y
esta idea del Infinito, que es así la más afirmativa de todas, puesto que comprende o
envuelve todas las afirmaciones particulares, cualesquiera que puedan ser, no se expresa
por un término de forma negativa (in-finito) sino en razón misma de su indeterminación
absoluta.3
El concepto finito según la física aristotélica niega que existe el infinito en acto.4 Cuando
habla de infinito se refiere sobre todo a un cuerpo infinito y los argumentos que aduce
contra la existencia de un cuerpo finito.5 Lo infinito existe sólo como potencia o en
potencia.5 Infinito en potencia es, por ejemplo, el número, porque siempre es posible añadir
a cualquier número otro, sin llegar jamás a un límite extremo tras el cual no se pueda
avanzar más; o infinito en potencia es también el espacio, porque es divisible hasta el
infinito, en cuanto el resultado de la división es siempre una magnitud que, como tal, es
divisible ulteriormente; finalmente, infinito potencial es también el tiempo, que no puede
existir en su totalidad a la vez, sino que se desarrolla y crece sin fin.5
Aristóteles no llegó a entrever la idea de que lo inmaterial pudiera ser infinito, debido a que
asoció el concepto de infinito a la categoría de cantidad, que sólo puede aplicarse a lo
sensible.5 Y se explica también que el filósofo concluyera por sellar definitivamente la idea
pitagórica, y, en general, propia de casi toda la cultura griega, según la cual lo finito es
perfecto y lo infinito es imperfecto.6
Esta es la razón por la que Aristóteles tenía que negar necesariamente de Dios el atributo de
la infinitud.5 Después de esta concepción del infinito como potencialidad e imperfección,
había que eliminar la antigua intuición de los milesios, de Meliso y de Anaxágoras, que
consideraban al Absoluto como infinito: tal intuición resultaba excéntrica respecto al
pensamiento de toda la cultura griega y, para poder renacer, tendría que esperar al
descubrimiento de ulteriores horizontes metafísicos