Sunteți pe pagina 1din 10

13 de julio, 1999 (1999. 07.

13)
Título del sermón: Gigante y Langosta
Versículo de la Biblia: Número 13:30-33

Hoy quiero compartir la palabra de Dios con ustedes con el


título: "Gigantes y langostas".

Moisés llegó al borde de Canaán, habiendo atravesado el


desierto donde fluye leche y miel, con los israelitas.
Desde Cades-barnea, Moisés envió 12 espías para observar
la tierra de Canaán durante 40 días. Cuando ellos
regresaron de reconocer la tierra, los diez espías
hablaron mal, excepto Caleb y Josué. En Números 13:30-33
dice : "Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de
Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de
ella ; porque más podremos nosotros que ella. Mas los
varones que subieron con él, dijeron : No podremos subir
contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y
hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que
habían reconocido diciendo: es tierra que traga a sus
moradores: y todo el pueblo que vimos en medio de ella son
hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes,
hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a
nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a
ellos". La cosa más impactante de sus comentarios fue que a
ellos mismos les parecía que eran como langostas ante el
pueblo de Canaán. Asimismo, enfatizó que les parecerían
como langostas al pueblo de Canaán. Es natural que el autor
y el pueblo que ven a sí mismos como langostas no puedan
conquistar la tierra de Canaán en la que habitan gigantes.
Dios no podía usar estas personas para conquistar la
tierra que ellos habían reconocido, como tampoco
bendecirles.
Hoy en día contamos muchas personas que ven a sí mismos
como langostas. Para esas personas es imposible tener éxito
y bendición. No es importante cómo mis enemigos me vean.
Pero es muy importante cómo yo me veo. ¿Cómo puede uno que
ve a sí mismo como una langosta conquistar enemigos que son
como gigantes, y avanzar?
En primer lugar, nosotros que tenemos a Jesús no debemos
ver a nosotros mismos como un hombre sujeto a la carne
del pasado. El hombre de la carne del pasado es como una
langosta si se compara con el gigante que es nuestro
enemigo, el diablo del mundo. Originalmente el hombre no
fue creado como una langosta sino como gigante, un ser
espiritual.
Génesis 2:7 dice "Entonces Jehová Dios formó al hombre
del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de
vida, y fue el hombre un ser viviente." El hombre no fue
creado sólo de material sino también con un espíritu que es
gigante. La langosta no es el espíritu sino la carne. El
hombre era el señor del mundo mientras el espíritu se
comunicaba con Dios.
Génesis 1:26-28 dice "Entonces dijo Dios : Hagamos al
hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza : y
señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en
las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se
arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su
imagen, a imagen de Dios lo creó ; varón y hembra los
creó . Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y
multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread
en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas
las bestias que se mueven sobre la tierra." El homre era
gigante que fue creado a la imagen y la semejanza de Dios,
y como un dominador que enseñoreara la tierra, el mar y
todas las cosas.
¿Cómo dicho hombre puede ser langosta? Pero el espíritu
murió cuando el hombre traicionó a Dios y se degeneró.
Luego, perdió la soberanía dominativa y al instante se
convirtió en langosta. Como la comunicación con Dios se
cortó, la ansiedad y el terror ocuparon su corazón y se
convirtió en esclavo de todas esas cosas. La tierra fue
maldecida y comieron con dolor, y el sudor no se apartó
de su vida. El hombre se conviertió en esclavo de la
muerte, de la enfermedad, y se debilitó; en fin, no podía
menos que morirse. La ansiedad y el terror de la vida, el
dolor y la fatiga de la vida, todas estas cosas se
lanzaron sobre la vida del hombre como un gigante. Si se
compara con un gigante, el hombre mismo es simplemente una
langosta, un ser miserable. El hombre que era gigante se
había convertido en langosta. Cuando ve a sí mismo como
persona sin poder y sin fuerza, no podía tener éxito en su
vida.
Todas las personas de hoy en día se adimiten a sí mismos,
en su corazón como langostas, llenos de la fatiga de la
vida, de dolor, de maldición, de enfermedad y del diablo,
así como los israelitas pensaban que eran como langostas
ante los gigantes de Canaán. Pero lo que debemos saber es
que originalmente Dios no creó al hombre como la langosta.
El espíritu obedeció a la carne y el hombre se convirtió
en langosta, a consecuencia de la traición a Dios, el
hombre se degeneró.

En segundo lugar, nosotros que tenemos la salvación en


Cristo, de nuevo nos hemos convertido en gigantes por hacer
revivir el espíritu.
II Corintios 5:16-17 dice " De manera que nosotros de aquí
en adelante a nadie conocemos según la carne; y aún si a
Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es;
las cosas viejas pasaron: he aquí todas son hechas
nuevas". Así que pasó el hombre que era como langosta
degenerada de las cosas viejas. El hombre del pasado está
muerto, y crucificados juntamente con Cristo.
En Gálatas 2:20 dice " Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo
que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. El
hombre sin poder como langosta degenerada fue muerto
crucificado juntamente con Cristo. Y ahora Jesucristo vive
en nosotros. Según la Biblia, los hemos vencido; porque
mayor es el que está en nosotros, que el que está en el
mundo. El diablo y el pecado, el sentimiento de rechazado,
enfermedad y tristeza, dolor, maldición y pobreza y la
muerte que llega a nuestra vida para robar, matar y
destruir, como gigante, mas ahora todas estas cosas ya no
pueden dominarnos. ¿Por qué? Antes habíamos estados en la
carne, la cual nos dominaba pero ahora la carne ha sido
muerta y sepultada juntamente con Cristo, y contamos una
nueva vida, un nuevo espíritu en Cristo como gigantes.
Cristo está dentro de nosotros. El que tiene a Jesús y vive
con Jesús, tiene todo el poder sobre el cielo y la tierra
y se enseñorea sobre todas las cosas, ya no es langosta
sino gigante.
Por eso en Romanos 5:17 dice “Pues si por la trangresión
de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por
uno sólo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la
gracia y del don de la justicia”. No es esclavo, mas volvió
a nacer como rey. No es langosta sino gigante. No es
esclavo del destino sino dominador. Usted y yo tenemos que
saber que hemos sido creados nuevamente en Cristo como
rey que domina la circunstancia y no como siervo de ella.
Así nos hemos hecho gigantes que tomamos el papel de rey
en el perdón y la justicia. Nos hemos hecho gigantes
llenos del Espíritu Santo por la reconciliación y gracia.
Hemos sido gigantes, llenos de vitalidad por la alegría y
la sanidad. Hemos sido librados de la maldición y somos
gigantes que tenemos la bendición de Abraham. Nos hemos
hecho gigantes que hemos conseguido el cielo y la vida
eterna. Por eso el que ve a sí mismo como langosta es un
ser miserable.
Los israelitas llegaron a Cades-barnea, la entrada para la
tierra de Canaán, donde podían ocupar la tierra que fluye
leche y miel, si solo hubieran dependido de Dios, pero se
vieron pronto a sí mismos como langostas. No podían menos
que sentirse frustrados, desesperados y deseosos de volver
atrás, ya que se han visto a sí mismos como langostas.
¿Cómo pueden las langostas conquistar gigantes? Así que se
habían vuelto atrás todos ellos.
También nosotros somos así. ¿Cómo nos vemos a nosotros
mismos? La respuesta conduce nuestro destino y futuro.
Puesto que nos vemos a nosotros mismos como langostas, no
podemos menos que volver atrás. Decimos “No lo hago bien,
No me sale bien, No puedo”. Pero si sabemos que nos hemos
hecho gigantes con Cristo, por ser muerto el hombre viejo
en Cristo, nació nuevamente como un hombre espiritual y
dominador, lograremos no temer el destino y la
circunstancia. Por lo tanto tenemos que reconocer
verdaderamente que lo que tiene no es una religión, sino
un verdadero cambio por la gracia del Señor mediante su
cruz. Si no sabe que ocurrió un gran cambio en su vida,
él seguirá como una langosta que alcanzó una religión y
no podrá ocupa la tierra de Canaán.

En tecer lugar, tenemos que grabar profundamente lo que


dice la Biblia de manera que nosotros de aquí en adelante a
nadie conocemos según la carne. Antes de creer en Jesús,
toda la gente era una carne perversa. Pero después de creer
en él, no debemos ver a nadie sugún la carne. Ustedes y yo
no somos la carne. Aquellos que están en el mundo son la
carne porque sus espíritus están muertos. Viven conforme a
los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la
vanagloria de la vida, y siguen los deseos de la carne.
Pero ya no estamos sujetos a la carne. Hemos vueltos a
nacer de nuevo, por lo tanto somos seres espirituales que
estamos llenos del Espíritu Santo. Los seres espirituales
siempre son los dominadores. Cuando Adán y Eva eran seres
espirituales, se enseñorearon bien sobre todas las cosas.
Pero desde que fueron obedientes a la carne, se le quitaron
todas las autoridades que tenían antes. Por lo tanto no
debemos conocernos a nosotros según la carne en lo absoluto.
Pues, ¿Qué determinación debemos tomar en nuestro corazón?
Que soy esclavo del pecado que no puedo vencer al pecado.
¡Qué se puede hacer con el pecado! Por eso peco y aunque
quiere mi corazón, la carne es débil. Son pensamientos de
langosta. Mas ahora nosotoros tenemos pensamientos de
gigante, porque estamos libre de la ley del pecado y la
muerte en Jesucristo. Por lo tanto, si confrontamos con el
pecado en el nombre de Jesús, él huirá por siete caminos
después de haber venido en un camino. No somos langostas
que hemos sido conquistados por el pecado sino gigantes que
lo hemos vencido. Así que tenemos que estar llenos de
pensamientos de gigante en nuestro corazón.
No debemos pensar que estamos abandonados. Aunque en el
mundo hay demasiadas frsutraciones, hay mucho sufrimiento y
la situación económica está cada día peor; por los cuales
llegan sentimientos de abandono, aún así no debemos
pensar así. Debemos saber que no somos langostas
abandonadas porque Jesús está con nosotros, El Espíritu
Santo mora en nosotros, y el Dios que creó el cielo y la
tierra es nuestro Padre. Al pensar que están abandonados
los conducirá a pensamientos de langosta. No estamos
abandonados. Aunque no pueda ver testimonio con sus ojos,
ni escuche nada con sus oídos, ni halle algo en sus manos
y ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno,
porque el Señor estará con usted; su vara y su cayado le
infundirán aliento. Por eso no estamos abandonados. En lo
absoluto. No somos un ser triste, ni enfermo. No diga “No
tengo alegría en mí y no estoy feliz. Siempre estoy triste,
enfermo y estoy en una situación horrible”. No piense de
esta manera, porque estos son pensamientos de langosta.
Las langostas piensan así, mas no así los gigantes. Estamos
libres de la tristeza y de la enfermedad por medio de
Jesucristo, porque Jesús tomó nuestras flaquezas y llevó
nuestras enfermedades. Cristo es mi alegría, mi plenitud, y
mi salud. Tenemos avanzar creyéndolo.
No debemos pensar que somos maldecidos, ni fracasados.
Mientras estamos en este mundo para vivir, puede que
caigamos en la tentación o en la dificultad. Tal vez su
negocio que no le vaya muy bien, o pierda crédito. Pero no
es el fin de nuestra vida. Si lo ve y vuelve atrás teniendo
miedo, esa es la persona que tiene pensamientos de langosta.
A pesar de que estos enemigos nos rodee, Dios es mayor que
todos ellos y él está con nosotros. Jesús es el hijo de
Dios que mora en nosotros, el Espíritu Santo nos ayuda y
nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros,
para que en él la bendición de Abraham nos alcanzase. Si
avanzamos por fe, el destino y la circunstancia puede ser
conquistada y cambiada. Por lo tanto no debemos volver
atrás aprobando, aceptando y desilusionándose por haber
ocurrido tal cosa negativa ante nuestros ojos en el
presente. Tenemos que tener fe de que podemos vencer a
todos los enemigos y avanzar no como langostas sino como
gigantes, alzando nuestros ojos y mirando la cruz.
No debemos temblar ante la muerte aunque estemos
desesperados hasta morir. Debemos mirar al nuevo cielo, la
nueva tierra y la nueva Jerusalem que ha preparado el Señor
para nosotros más allá de la muerte. Así que sabiendo que
Dios nos da la bienvenida y se alegra por nosotros, no
debemos mirar y aceptar la muerte angustiándonos en la
desesperación de la muerte. Si pensamos, hablamos y
escuchamos estas cosas negativas, seguramente fracasaremos.
Esta es la razón por la que debemos hacernos gigantes. Los
pensamientos de langosta tienen que convertirse en los de
gigantes. La razón por la que los israelitas no pudieron
entrar a Canaán donde fluye leche y miel fue por los
pensamientos de langosta. Estos pensamientos de langostas
lo tuvieron no sólo 10 de 12 espías sino también todo el
pueblo que escucharon sus palabras y se convertieron en
langostas ante gigantes y se volvieron atrás. Por eso, los
que se dirigen por los pensamientos de langosta son
abandonados y maldecidos por Dios.
Debemos saber que nosotros somos una nueva criatura. El
hombre viejo murió, fue sepultado y resucitó un ser nuevo
en Cristo. Debemos vernos siempre a nosotros mismos, hechos
nuevos, ya en mi vida pasó el período de langosta. Las
cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas. Por
tanto, debe vivir con pensamientos nuevos, con los de
gigante. En Cristo tenga pensamientos de gigantes; porque
somos una nueva criatura según la Biblia. Como son hechas
nuevas, debemos pensar, hablar y actuar según como una
nueva criatura. ¿Por qué pensamos, hablamos y actuamos
según las cosas viejas? Tenemos que pensar, hablar de cosas
nuevas, cantar canciones nuevas, y vivir la nueva vida.
Por lo tanto, para adorar a Dios, debemos aceptar que él
está con nosoros. “Bendice, alma mía a Jehová, Y bendiga
todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y
no olvides ninguno de sus beneficios. El que perdona todas
tus iniquidades. El que sana todas tus dolencias; El que
rescata del hoyo de tu vida, y el que te corona de favores
y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que
te rejuvenezcas como el águila”. Por eso soy una persona
como el águila que disfruta de triple bendición porque Dios
Padre está conmigo. Soy gigante. La gracia de Dios, el
perdón del pecado, la sanidad y la bendición están siempre
conmigo, de modo que no soy langosta sino áquila.
Nosotros debemos reconocer constantemente en nuestro
corazón esta verdad.
Y cada día tenemos que reconocer y aceptar que hemos sido
cambiados perfectamente en Jesucristo. No puede ser que no
seamos transformados nuevamente, porque hemos sido muertos,
sepultados y resucitados juntamente con Cristo. Es verdad
que nuestro viejo hombre ha sido crucificado con Cristo.
Por eso se ha crucificado el hombre del pecado, sentimiento
de abandono, esclavo de la tristeza y la enfermedad, de la
maldición y la pobreza, y de la muerte y el infierno eteno.
Y al resucirar después de haber muerto y sepultado, hemos
vuelto a nacer como una nueva criatura en Criso. Oro por
ustedes para que tengan acciones nuevas, palabras nuevas y
pensamientos nuevos.
Así que ustedes mismos tienen que admitir que son justo
perdonado ante Dios. Tienen que admitir que está recibiendo
el amor de Dios y que el Espíritu Santo mora en usted, y
dar gracias. Declare “No tengo nada que ver con la
tristeza. Cristo es mi alegría. Soy librado de las
enfermedades, la debilidad y el dolor. Soy librado de la
maldición y la pobreza y tengo libertad. No tengo nada que
ver con la muerte y es mío el cielo eterno”. El Evagelio de
salvación, la plenitud del Espíritu Santo, la sanidad, la
bendición y el advenimiento que llamamos "Los Cinco
Evangelio", en el cual tengo que pensar, hablar y confesar
con la boca. ¡Cuántos enemigos quieren arrebatarnos! El
enemigo diablo viene, quiere quitar nuestro pensamiento de
"Los Cinco Evangelio" y "La Triple Bendición"(3 Juan 1:2) y
mete en nosotros pensamientos de langosta, y se esfuerza en
que perdamos la tierra prometida, Canaán que Dios nos ha
dado.
Todas las cosas tienen origen en nuestro corazón. Por
tanto tenemos lo siguiente : Sobre toda cosa guardada,
guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. Si entran
pensamientos de langosta en el corazón, uno fracasa en todo.
De lo contrario si hay en nuestro corazón pensamiento de
gigiante espiritual como una nueva criatura; tales como
pensamiento positivo, creativo y eficaz, podrá avanzar
creyendo aunque no vea ningún testimonio a los ojos, no
escuche nada a los oídos y no tenga nada en las manos;
porque el gigante pisa toda la circunstancia y el destino,
y podemos avanzar venciendo.
Por eso ustedes son gigantes nacidos de nuevo en Jesús;
como si eso fuera poco, el Espíritu de Dios está con
nosotros y brindando su ayuda. Ha venido el Espíritu Santo
sin dejarnos como huérfanos, siempre está con nosotros y es
enviado por Dios para ayudarnos. Por lo tanto si lo
aceptamos, le damos la bienvenida, le recibimos, y
avanzamos dependiendo de él, nos ayudará con la unción del
poder del Espíritu Santo.
Y si tenemos sueños por el Espíritu Santo, podemos pensar
que el día de mañana será mejor que hoy, el próximo mes
mejor que este mes y el año entrante mejor que este año. El
individuo y el pueblo que no tiene este sueño fracasa. Si
nosotros los coreanos abrazamos Corea del Norte por la
gracia y la bendición de Dios, salvamos a los hermanos
norcoreanos y tenemos sueño de reunificación entre el Sur y
el Norte, y nos unimos, Kim Jeong-il no podrá invadirnos de
ninguna manera. Si perdemos este sueño, seguiremos
divididos. Seguiremos desilusionados y estaremos llenos de
pensamientos de langosta y de la conciencia del fracaso, y
él abrirá miles de puertas de cañones y nos hará polvo.
Pero mientras tenemos pensamientos de gigante en nuestro
corazón, sueños y fe de que nadie nos podrá tocar,
estaremos confiados.
También tenemos la oración, la fe y la alabanza. Tenemos
que orar siempre a Dios, si está en dificultad, siempre dé
gracias a él y viva alabándolo. Según la Biblia dice:
“Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus
atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre”. Cuanto
más damos gracias, la puerta de Jesucristo se extiende más
y cuánto más podemos alabarle, entraremos por sus atrios y
le veremos. Por eso no debe salir de nuestra boca palabras
de resentimiento, queja, lamentación, palabras dolorosas
sino debemos rebosarnos de gracias y alabanza en nuestro
corazón. Cuando rebosamos de gracias y alabanza, la puerta
del cielo se abrirá, y entraremos en su palacio y podremos
vivir con él.
En Hebreos 10:38 dice “Mas el justo vivirá por fe; Y si
retrocediere, no agradará a mi alma”. Aunque los que tenían
pensamientos de langosta querían regresar a Egipto, Josué
y Caleb tenían pensamientos de gigante y declararon
“Entremos porque Dios está con nosotros. La tierra es
nuestra. El dueño de la cual se ha marchado. Es la que
fluye leche y miel. ¡Vamos!” Son personas que tienen
pensamientos de gigante, quienes entraron a la tierra
prometida; sin embargo, los que tenían pensamientos de
langosta retrocedieron y murieron en el desierto.
La razón por la que Jesús fue crucificado es para darnos,
a usted y a mí, al pueblo elegido espiritualmente, la
tierra de Canaán que fluye leche y miel. Nuestro Canaán
está bajo la cruz. Jesús tomó la maldición del desierto en
la cruz y logró la tierra Canaán para la humanidad que
sufría en el desierto desde Adán.
En Números 13:30 dice “Entonces Caleb hizo callar al pueblo
delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos
posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos”.
Así nosotros también si tenemos pensamientos de gigante y
nos presentamos a la cruz por medio de la oración, podemos
ocupar la tierra que nos ha dado.
En Números 14:8 dice “Si Jehová se agradare de nosotros, él
nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que
fluye leche y miel”. En verdad hay tierra que fluye leche y
miel bajo la cruz. En la cual fluye leche y miel, del
perdón, del amor y del Espíritu Santo, del gozo y la
sanidad, la prosperidad de la bendición de Abraham, la
vida eterna y la bendición.
Hoy en día la gente del mundo no ve la tierra de Canaán.
Pero si ellos alzaran sus ojos y mirare a la cruz, ahí
está la tierra Canaán que fluye leche y mie, que logró
Jesús al destruir su cuerpo y derramar toda su sangre.
Pero el que tiene pensamientos de langosta no podrá entrar
ahí. El que piensa que “no lo hago bien, no me sale bien,
no puedo y soy incapaz” y si retrocede, no podrá entrar a
esta tierra prometida. Pero el que conoce a Dios y sabe que
es un ser justificado en Cristo lo arrebatará por fe. Desde
los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los
cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.(Mateo
11:12) Si lo arrebatamos por fe todos nosotros podemos
tener a Canaán. Cuando nos vemos a nosotros mismos como
langosta, los enemigos nos menosprecian más. Pero cuando
nos vemos a nosotros mismos que nos hemos hecho gigantes en
el Señor, nuestro destino y circunstancia se arrodillan
ante nosotros.
Acuérdense de la palabra en Números 14:9. “Por tanto, no
seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta
tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo
se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no
los temáis”. Sólo podrán ocupar la tierra de Canaán en la
que fluye leche y miel, si ustedes avanzan creyendo en
Jesús porque Jehová está con ustedes. El Señor les permite
la bendición de que sean prosperados en todas las cosas,
tengan salud, prospere su alma y reciban el Espíritu Santo
abundantemente.

Oración:
¡Dios Padre Todopoderoso y Santo! Muchas personas son
langostas en su corazón. Están diciendo que no pueden
entrar a la tierra que fluye leche y miel porque no tienen
fuerza y sólo están mirando. ¡Dios Padre Nuestro! Aunque
Adán fue creado como gigante y se hizo langosta, cuando
nacimos de nuevo en Jesucristo nos hemos vuelto gigantes.
Padre, ayúdanos a tener sueños de gigante, fe de gigante,
pensamientos de gigante, palabras de gigante. Ayúdanos a
actuar como gigantes. Ayúdanos a que no haya ni una persona
que tenga pensamientos de langosta entre nosotros, al
contrario, ocupar la tierra de Canaán como Josué y Caleb,
y a ocupar la tierra de “Los Cinco Evangelio y Triple
Bendición” donde fluye leche y miel orando bajo la cruz y
avanzando por fe. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.

Oración para sanidad:


¡Dios Padre Todopoderoso! Oro ante ti. ¡Padre Nuestro!
Todo tu pueblo se ha hecho gigiante en Cristo. Ahora el
diablo es langosta y la enfermedad también. La maldición
igualmente es langosta. Lo confrontamos en el nombre de
Jesús. Te ordeno en el nombre de Jesús de Nazaret, toda
enfermedad y dolor, ¡fuera!. Fuera, la pobreza, la
maldición y la tristeza! Dios Padre, gracias por habernos
hecho gigantes en Cristo. Oramos en el nombre de Jesús como
gigantes en la fe, bendícenos con el Espíritu Santo y
ayúdanos a estar librados de toda la enfermedad y toda la
maldición. Llénanos de la bendición de Abraham. Dios Padre
Nuestro, ayúdanos para que hoy se manifiesten milagros y
prodigios del Padre para que prospere nuestra alma, seamos
prosperado en todas las cosas y tengamos salud y vida en
abundancia. Oh, el Consolador Espíritu Santo, que te
muevas ahora entre nosotros como viento, fuego y agua viva,
y haznos un gran milagro! Oramos en el nombre de Jesús.
Amén.

S-ar putea să vă placă și