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https://www.psicoactiva.com/blog/secretos-la-grafologia-las-cinco-leyes/
El simbolismo tiene un valor esencialmente general. Es una imagen intuitiva cuyas raíces se
remontan hasta los mismos orígenes de la vida. Encontramos simbolismo en las religiones, en
toda leyenda y mitología, y en las mismas razones inconscientes de nuestra vida.
Tercera Ley: la Ley Emocional
Su procedencia es de Alemania, aunque fue enunciada en Argentina por Curt A. Honroth
(alemán que emigró a Argentina).
La Ley Emocional se basa en la escritura como detector de mentiras. Utiliza para ello el
“lapsus calami” (similar al lapsus lingüe utilizado en el psicoanálisis): “Cuando la mente duda,
la mano tiembla” dice Honroth y la palabra que ha producido la duda se escribe de forma
diferente al resto del texto.
Todo lo que es o representa algo agradable y positivo para el individuo, se escribe más grande,
más legible, con una presión más fuerte, en dirección más ascendente, más inclinada hacia la
derecha, etc… Mientras que lo que es o representa algo negativo, avergonzante, que se
pretende ocultar, se escribe más pequeño, con retoques o tachaduras, más ilegible, con
presión más débil o temblorosa, en dirección descendente, con inclinación invertida aunque el
resto del texto sea hacia la derecha. Analizando estas diferencias se pueden sacar conclusiones
muy claras acerca del individuo.
A menudo estas diferencias no se hallan en una palabra concreta, sino en una letra que tiene
un significado concreto, como puede ser la primera letra del nombre de alguien que ha dejado
huella en su vida.
Cuarta Ley: la Ley Profunda
La procedencia de esta ley es la “Escuela Francesa”.
Enunciada por: Ludwig Klages (alemán) y Solange Pellat (francés, perito calígrafo de los
tribunales del Sena e investigador a fondo de la escritura egipcia). Ambos fueron alumnos de
Julos Crepieux-Jamin.
Esta ley estudia las diferencias existentes entre el plano consciente y el plano inconsciente: la
lucha del individuo entre el “yo ideal” (lo que quiere ser) y el “yo real” (lo que es).
La escritura es un compuesto de elementos conscientes (rasgos descendentes) e inconscientes
(rasgos ascendentes).
Por otra parte, todo principio de letra, palabra, renglón o página siempre es más consciente
que el final. Cuando empezamos a escribir, como cuando conocemos a alguien, queremos
causar buena impresión. Pero a medida que avanzamos en la escritura (o en nuestro discurso
si hablamos), nos es imposible controlar nuestros impulsos, pues se nos vería artificiales,
falsos.
De aquí deducimos que:
Los rasgos iniciales de las letras son más conscientes que los rasgos finales.
La primera parte de la palabra es más consciente que la última.
La primera mitad de la línea es más consciente que la segunda.
La primera parte de un escrito es más consciente que la última.
Según esta ley, todo rasgo positivo será más positivo si aparece al final de la letra, palabra,
línea, carta, etc… que si aparece sólo al principio y luego cambia.
Al mismo tiempo, todo rasgo negativo es menos negativo si se halla sólo en el inicio pero
desaparece al final, que al revés.
Esta ley se aplica a todo: tamaño, forma, dirección, etc…
Quinta Ley: la Ley Inductiva Alfabética
Esta es una ley con procedencia diversa y a la vez inacabada.
Los autores de esta ley son varios: el primero en trabajar en esta ley fue Jean H. Michon,
considerado “Padre de la Grafología” y han continuado sus estudios Carton, la Sociedad
Alemana de grafología y especialmente Roseline Crepy, de la Escuela Francesa.
¿Por qué decimos que es ésta una ley inacabada? En realidad la Ley Inductiva Alfabética es el
estudio todas y cada una de las letras, de las mayúsculas, minúsculas, incluso números. Los
avances que ha conseguido esta ley, cuya comprobación estadística es muy laboriosa, es la
identificación de algunas letras con figuras parentales, sociales, etapas de la vida y formas de
enfrentar determinadas situaciones de un individuo.
Roseline Crepy realiza una división primaria entre las letras más importantes o mayores y las
menos importantes o menores, tanto dentro de mayúsculas como de minúsculas.